Aparentemente Imposible Inés Emilse Ramos
Aparentemente Imposible Inés Emilse Ramos
Aparentemente Imposible Inés Emilse Ramos
Cuando a primera vista, en el instante de ver, solamente se hace visible sin soporte alguno una rauda mirada que muestra ms ac, sin envoltura,4 aquello ms all de la apariencia.
Una mirada fugaz. Una mirada no sostiene. Una mirada insostenible. Una mirada insoportablemente visible. Un cuerpo sin soporte falaz.
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Birger Sellin, Quiero dejar de ser un dentrodemi, Editorial Galaxia Gutemberg, Barcelona, 1994, p. 114. Nadie sabe ver su signo sera otra traduccin. Jacques Lacan, El objeto del psicoanlisis, Seminario indito, 5 de enero de 1966. Sigmund Freud empleaba la palabra einschliessen en relacin a lo que rodea, envuelve o entalla, como se dice de un vestido cuando su corte y confeccin ajusta, incluso favoreciendo la forma del cuerpo.
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Esa mirada impide la apariencia de semejanza, convoca el estupor, acarrea el aislamiento. Fracasa en engaar al ojo. Determina en el campo de lo visible. Sin brillo de erotismo. En un inconmensurable silencio. Silencio de mirada Presencia de la voz Impone obediencia Otras veces inquieta Oda en reserva En un caos voraz Y gritera desesperada Voz cercana al inconsciente, viene del Otro; no demanda, slo desea. La pulsin invocante cuenta con la exclusividad de no cerrarse. Imposible protegerse de un inesperado estruendo, cuando irrumpe se oye. Aunque la voz no se reduce estrictamente a un sonido, salvo cuando se transforma en persecutoria. La voz del Otro, es el objeto primordial localizable en diversas presentaciones, desde el campo de las psicosis a la formacin del supery. Si para usted lector, este texto parece al borde de la fragmentacin, comparto ese parecer. La fragmentacin no es ajena al borde en el que el objeto de este estudio incursiona, entre la fenomenologa y lo pattico. Acude a mi auxilio un texto de un experimentado en consecuencias de la fragmentacin:
fragmentadores son quienes solo ven fragmentos en el ser humano.5
En estos tiempos de frenes de lo visible, en estos tiempos de enorme produccin de residuos,6 la atraccin del instante de ver descarta una apariencia imposible al arrojar un desecho annimo en lugar de un semejante. En Aparentemente Imposible II, se contina el estudio de la apariencia en relacin al objeto a, iniciado en un texto anterior7 a partir de la solucin fabricada por Temple Grandin, quien presentaba los efectos de una apariencia insostenible en la semejanza. Temple era vista como si fuera un animal, acorralada en expresiones arraigadas predominantemente en el cuerpo: gritaba, padeca ataques de nervios y dolores causados por ruidos fuertes, soportaba slo miradas furtivas, le era impo5
Birger Sellin, La solitude du dserteur, Robert Laffont editor, Pars, 1998, p. 82. Todas las traducciones del francs corren a mi cargo. Plsticos, automviles, industriales, los nucleares radiactivos, etc., incluso el ser parlante en algunas guerras, matanzas y otras persecuciones cotidianas de los ltimos aos. Vase Ins Emilse Ramos, Aparentemente imposible, me cay el veinte, revista de psicoanlisis, N 11: Dnde estn los nios?, Editorial me cay el veinte, Mxico, primavera de 2005, pp. 59-78.
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sible sentir cualquier contacto ni siquiera un saludo al dar la mano as como sentimientos hacia ella y hacia los otros. El amor, sealado por Lacan como dar lo que no se tiene y como dependencia vital del recin nacido, no hizo signo en Temple. Ese agujero lo tapon la ciencia de ese entonces con sus explicaciones, su diagnstico de autismo, y sus pronsticos sin matiz alguno: el que es autista siempre lo ser. Temple deca que este aforismo es responsable de que muchos nios [] hayan llevado una vida triste y lastimosa.8 En su recorrido, Temple recurre a su imaginacin, a imaginarizar, a realizar un sueo gestado desde su niez. A lo largo de los aos prueba los siguientes recursos: llevarse a ella misma disfrazada de perro en un desfile de mascotas domsticas; relatarse, en voz alta para que le parecieran reales, historias imaginarias de un personaje de la televisin a quien haca controlar objetos. Despus, en su insistencia de lograr la sensacin de ser sostenida, acariciada y acunada, se envolva con una cobija, cubra su cuerpo con almohadones, caminaba cubierta con cartn a modo de sndwich; en otra ocasin dise un traje inflable capaz de aplicar presin a su cuerpo, etc. Sus diversos intentos, primeramente imaginados, soados y luego probados, tocan su fin cuando encuentra un aparato para vacunar, marcar o castrar animales. Se fascin al ver una y otra vez cmo se calmaban los animales cuando eran apretados en esa especie de mquina. Ella tambin, en su afn de ensearse cmo sentir, se introdujo varias veces en ese aparato. Relata que esa experiencia alivi sus ataques de nervios, sinti, pudo percibir el amor, y pudo expresar sentimientos. Es decir, esa experiencia de erotizacin le imprime una marca y, con ello, le permite una salida quiz rudimentaria del atrincheramiento en el cuerpo: del goce del cuerpo a un incipiente goce flico que la relaciona a otros y la perfila como un sujeto. Adapt, despus de numerosas pruebas, un aparato para ella y, tiempo ms tarde, se dedic a disearlos y comercializarlos. Desde entonces se presentar diciendo: Soy una exitosa diseadora de aparatos para el manejo del ganado, una de las pocas que hay en el mundo. De esta singular forma efecta el pasaje de la identificacin con un animal a la cristalizacin de una nueva identidad. El objeto que la impulsa en el recorrido de realizacin de su sueo, el objeto a de la fantasa ($ a) que en ella operaba, se distingue del aparato-mquina que adapt, aunque se desprenda de esa experiencia. Pero al presentarse como una de las raras diseadoras de esos aparatos, as como con la publicacin de su testimonio y con las actividades de intercambio de objetos visibles, compartibles, se localiza en el campo ms o menos compartido de la semejanza, haciendo lazos
Birger Sellin, La solitude du dserteur, op. cit., p. 76. Puede verse tambin, ah mismo, una de las crticas que Sellin hace a los especialistas (p. 42, n. 61) en la cual coincide con Temple Grandin; as como el testimonio a do de Judy y Sean Barrn, madre e hijo (pp. 138, 143 y siguientes); y el de Katia Rohde (pp. 15-16, 28, 32, 139-151).
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con otros. La solucin de Temple Grandin testimonia una forma de arreglrselas con un Real apoyado en el discurso de la ciencia. Identidad que se deja ver en una apariencia con rasgos atenuados a la anterior presentacin corporal. La apariencia, como una capa de proteccin y envoltura del cuerpo en tanto participa de un juego ms o menos ilusorio e incluso a veces ertico, impide ver aquello insoportable. El relato testimonial de Temple Grandin pone sobre el tapete esta dimensin de la apariencia; interroga si se presenta siempre como semblante.9 Es siempre pertinente para la prctica del psicoanlisis que el a sea colocado por el analista en el lugar de la apariencia? Incluso por otro costado, aunque en la misma veta del interrogante: a partir de qu el psicoanalista combina la apariencia y el objeto a?
Voz y palabra
La voz, en tanto objeto cado del organismo de la palabra, se distingue del sonido; y una vez cado, se presta para dar soporte a la articulacin significante. Pero en estos tiempos qu condiciones parlantes atraviesan a la lengua? Simplemente un esbozo de respuesta a esta cuestin rebasara todo un ensayo. Aqu y ahora, la formulacin de este interrogante crucial para la constitucin del sujeto y de las subjetividades en la actualidad slo se ampla con algunas notas. Hoy, hasta las conversaciones cotidianas o ms banales se impregnan del impactante lenguaje de especialistas, a tal punto que desvanece, cuando no anula, la raigambre sensible y los diversos enlaces de las palabras. En la ltima dcada, en particular, los llamados lenguajes de la programacin informtica sustituyeron palabras de empleo claro y compartido por culturas distintas durante siglos, vase la propagacin de las palabras: reconfigurar, acceder y otras. Segn Antoine Berman, el poeta Hlderlin en su actividad de traduccin se planteaba el reencuentro de la fuerza parlante de la lengua desde sus races pluridialectales en un movimiento simultneo que liga la prueba de lo extranjero en este caso el griego y el aprendizaje de la lengua natal, el alemn y las races de los dialectos.
Lo propio no accede a s mismo ms que por la experiencia, es decir, por la prueba de lo extranjero [] Forzando un poco las cosas, se pudiera decir que la lengua
En la obra de Jacques Lacan, la palabra semblant [apariencia] se ha traducido errneamente la mayora de las veces, por semblante. El testimonio de Temple Grandin revela una dimensin de la apariencia no superponible al semblante.
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alemana deba simultneamente suaboizarse y helenizarse para volverse ms propiamente ella misma. Por el dilogo con el griego y el retorno al elemento dialectal alemn, la poesa permite el acceso de la lengua comn a su dimensin propia, a esta dimensin de equilibrio entre la lengua extranjera y el dialecto que est en su origen.10
La enseanza propuesta por Hlderlin para acceder a lo propio a partir de la fuerza parlante sustentada en hacer la experiencia del dilogo con la lengua extranjera y el retorno a los dialectos de la lengua materna, se extiende a otras lenguas. En una lengua, cualquiera que sea, luchan permanentemente expresiones y palabras de distintos tiempos y sectores sociales para permanecer o hacerse de un lugar nuevo. Cuanto ms diversa sea la gama de palabras que abarque, ms vivamente rica en potencial parlante ser esa lengua. Desafortunadamente, desde los aos cuarenta del siglo pasado, la lengua ha ido perdiendo su potencial parlante. La lengua alemana, como nos lo transmite A. Berman, acentu su capacidad de lengua de trabajo y no de juego.11 Las delicadas consecuencias de esta prdida en el campo de la subjetividad no se confinan en un decaimiento del Simblico, se expanden en el empobrecimiento del Imaginario y en la ex-sistencia con primaca del Real.
El silencio
Especficamente una forma de silencio como la que invade a Birger Sellin corresponde al decaimiento del potencial parlante de la lengua, en este caso, la alemana.12
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Antoine Berman, Lpreuve de ltranger, Ed. Tel Gallimard, Pars, 2002, pp. 264-266. Se tradujo suaboizarse como derivado de la palabra suabo, dialecto alemn. Cfr. Ibid., pp. 21-23. Un episodio puntual de silencio en lengua alemana en los aos de posguerra, pero no por ello menor en consecuencias, lo estudia Peter Sichrovsky en Nacidos culpables. Hijos de familias nazis, en donde hijos de jerarcas nazis de la SS, testimonian el efecto presente en ellos y en la sociedad alemana en general (en la Bildung) del absoluto silencio de sus padres, de la negacin de cualquier responsabilidad acerca de cmo participaron en el nazismo, en las funciones desempeadas y en las decisiones tomadas durante la guerra. La constante de los relatos es: silencio, mutismo, frialdad maquinal para conservar la apariencia de normalidad ideal en la vida cotidiana por parte de sus padres; la familia tomada en las redes de una eficiente comunidad de trabajo y de diversiones programadas, cumplidas con el saludable objetivo de la necesaria higiene mental. Estilo de vida al parecer exitoso en transmitirse a otras culturas con otras lenguas si, por ejemplo, se toman en cuenta las similitudes con lo narrado en los testimonios de Birger Sellin y Katia Rohde en lengua alemana, y de Temple Grandin, Sean Barron y Donna Williams
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Parece una versin actualizada a cargo de Birger, de la publicacin en 1771 de Lart de se taire, del Abate de Dinouart.14 Ah se seala que el arte de callarse es un arte del hablar, pertenece a la retrica, pertenece a las palabras y al lenguaje. El silencio, en algn caso, manifiesta la presencia indistinguible de la pulsin15 en el juego de la palabra en psicoanlisis, lo genera una veta cercana a los agujeros corporales; otras veces muestra un acto, un punto de subjetivacin como en Dick16 y no necesariamente una resistencia. Un tal silencio cuestiona que siempre sea el reverso de la palabra. Que un sujeto hable, no es obvio ni natural. As como no es natural la relacin con el cuerpo, ni es obvio no vernos directamente la cara, o la relacin con el tiempo. Birger Sellin hablando de lo no natural dice:
[] autismo [] especie extraa como es extraa a ustedes mismos vuestra natura intima17
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en lengua inglesa. Recurdese que la lengua materna de los inventores del autismo era la alemana, aunque Leo Kanner emigr a Estados Unidos y public en ingls. Cfr. Peter Sichrovsky, Nacidos culpables. Hijos de familias nazis, Ed Smara, Mxico, 1991 [Edicin alemana: Peter Sichrovsky, Schuldig geboren. Kinder aus Nazifamilien, Verlag Kiepenheuer & Witsch, Berln, 1987]. Birger Sellin, La solitude du dserteur, op. cit., pp. 49 y 124, respectivamente. Debido a que su madre habla constantemente, Birger le hace notar la importancia para l de: tener una persona fija encadenada como tu a mi modesta persona. Birger Sellin, Quiero dejar de ser un dentrodemi, op. cit., p. 104. Abate de Dinouart, Lart de se taire (1771), Ed. Jrome Millon, Grenoble, Pars, 1996. Robert Fliess estudia diversas fuentes pulsionales. Cfr. Citado por Jacques Lacan, Problemas cruciales del psicoanlisis, Seminario indito, 17 de marzo de 1965. Relatado por Melanie Klein en La importancia de la formacin del smbolo en el desarrollo del yo (1930), y retomado por Jacques Lacan el 17 y 24 de febrero de 1954, 5 de febrero de 1958, y 17 de junio de 1959. Vase: Ins Emilse Ramos, Un cuerpo a la espera del regalo de una imagen, Artefacto, N 9: Frenesi de lo visible, Mxico, 2001, p. 191. Birger Sellin, La solitude du dserteur, op. cit., p. 145.
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Como si el habla perteneciera sin esfuerzo alguno a la esencia del hombre. Incluso el esfuerzo no alcanza para conseguir hablar. Cuando se le pregunta a Birger Sellin, qu le impide la palabra activa?, dice:
[] incluso un esfuerzo desmesurado no basta para hablar pero las emociones al disolver el tiempo logran arrancar algo fuertemente expresivo y posibilidades de expresion como el lenguaje existe de modo todo poderoso en un birger mudo pero interiormente yo hablo con abundancia como todos los pequeo terrestres18
Al contrario, el habla como tal debiera suscitar sorpresa. Algunos casos lo ponen en evidencia durante toda su vida o despus de momentos crudamente sin sentido para un sujeto. Al final de este acercamiento al testimonio de Birger, se tomarn otros elementos de correspondencia singular a la imposicin del eterno silencio.
Cuando el soporte de la voz se amarra a una escritura silenciosa, sin sujeto precisamente determinado, es el caso que provoca este estudio. No pretende convocar la lectura de especialistas en casos de psicosis o de autismo, o de cualquier otra clasificacin diagnstica. La lectura y desciframiento de este relato testimonial implica sealar un terreno compartido de cuestiones encontradas en la prctica, pero tambin en la doctrina del psicoanlisis. Este estudio no entra al debate acerca de quin es el autor de los textos o hasta dnde pertenecen a Birger Sellin o a quien lo acompae en ese singular dispositivo de escritura.20
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Ibid., p. 180. Que las emociones al disolver el tiempo logran arrancar algo fuertemente expresivo, puede ser una experiencia compartible para cada quien, en Birger es la oportunidad para que le salga(n) sonoramente una(s) palabra(s). Birger Sellin, Quiero dejar de ser un dentrodemi, op. cit., pp. 113-114. Alusin a la comunicacin facilitada, tcnica de origen australiano. Consiste en que un acompaante o instructor sostenga con su presencia y compaa a quien quiere escribir. Al inicio sostiene, en los casos necesarios, la mano o el brazo, luego si es posible sola-
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El inters de transmisin est en que los textos coinciden, revelan, hablan de aquello que la prctica del psicoanlisis se encuentra cada da, aquello con lo que se topa. Si se corre la voz de que este texto trata acerca del autismo, usted le har caso?! Tal vez no, pero si le provoca un silencio por qu no hospedarlo un tiempo antes de precipitarse a desecharlo? Luego, usted dir. Birger Sellin, naci en febrero de 1973, en Berln, en ese entonces occidental. No llora ni re. Nos hace saber que fue cortado de estas esenciales y capitales experiencias. Ni se trata de represin, ni se trata de regresin. No habla desde los dos aos, aun ahora no habla; sin embargo, ocasionalmente, pronuncia correctamente alguna palabra suelta o frase aplicada a ese momento preciso, aunque pueden pasar aos para que esto ocurra. Lo cual vuelve enigmtico ese silencio. Ahora escribe. Esos singulares textos dan de qu hablar a otros. Public dos libros en los cuales prescinde de puntuacin y de todo tipo de signos fuera de las letras del alfabeto alemn, su lengua materna. Es decir, no emplea los elementos exclusivamente visuales, tampoco las maysculas, aunque en esa lengua cumplen la funcin importante de identificacin del sustantivo y de toda palabra sustantivada. La carencia de maysculas, segn la traductora al castellano, convierte a muchos de los textos en un caos. En sus escritos, Birger confirma la insistencia del caos en su cotidianidad. En las notas introductorias de su primer libro, se describe esta escritura:
[] extraas y originales combinaciones de palabras, de elipsis, de curiosas construcciones sintacticas, de expresiones acumulativas que no solo no aparecen en ningun diccionario sino que unidas a una sintaxis a veces arbitraria pueden convertir el texto en un verdadero jeroglifico21
Escritura en la que salta a la vista la ausencia de signos visuales y de elementos de forma en los que, aparte de los sonoros o fonemticos, se sostiene una lengua. Una escritura, si as se conviene en llamarla, es una escritura del habla sustrada de sonoridad, ligada a la expresin oral. Si bien el lenguaje no se reduce a la oralidad y admite soportes como el visual, que implica lectura, en este caso, clama el sostn a veces jugado en aquello que de mirada convoca una lectura; pero una mirada desde el punto donde el sujeto se ver amable. Jacques Lacan repite esta formula-
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mente el hombro, para que con el ndice marque las letras, forme palabras, escriba. Por otra parte, tanto en el relato testimonial de Temple Grandin, como, aunque parcialmente, en los relatos de Sean Barrn, Katia Rohde y Birger Sellin, no es fcil deslindar quin habla o a cuntas voces se escribi el relato. Carmen Gauger, Nota de la traductora y Notas introductorias a: Birger Sellin, Quiero dejar de ser un dentrodemi, pp. 75-76.
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cin varias veces a lo largo de su enseanza para plantear la cuestin del Ideal del yo y del Yo Ideal y tambin la cuestin de ese otro punto no amable, en el que el sujeto se ve causado como carencia por el objeto a. Entonces, singularmente, esta escritura se toma en tanto llamado a una lectura de desciframiento22 antes que una pronunciacin en voz alta.23 Este sealamiento dista de un anlisis lingstico o literario, en cambio pretende situar los puntos de presentacin de una constante, en este caso: el agujero que hace lo visible articulado con la primaca impuesta del campo invocante24 (voz, gritos, voracidad, etc.). A lo largo del texto se desplegar esta constante. A diferencia del relato de Temple Grandin, escrito despus de encontrar una salida al pronstico de los especialistas de permanecer toda su vida en una institucin, Birger Sellin escribe en los aos actuales, tambin es contemporneo en participarnos de sus intentos de fabricar una solucin, en el momento mismo en que hace su experiencia. El espacio pblico al que se dirige, y que participa de sus publicaciones, est tomado por una necesidad de estructura en la realizacin de su recorrido. La conocida revista de opinin pblica y el canal de televisin Spiegel se ocuparon de sus libros.25 Tambin algunos peridicos de Europa, especialmente alemanes. Hans Georg Pflger compuso en Italia, en 1997, la obra musical: helado es el exterior del mundo, para tenor, corno, percusin y secuencias, inspirado en textos de Birger.26 Felix Kubala filma un documental de un da en la vida de Birger Sellin en el que se lo ve en la ruda tarea de escritura en el teclado de la computadora. Birger recibi cientos de cartas de los lectores de esos escritos. Inmediatamente despus de la primera publicacin se gener polmica entre el pblico en general y tambin entre algunos especialistas.27 Para mostrar el alcance de las consecuencias del tema abordado, sera conveniente abrir algunos de los prrafos tanto de este ensayo como del anterior con el que hace serie, torcerlos en otra direccin, someterlos a otras discusiones. La apuesta inicial de ambos Aparentemente imposible, se conforma en seguir las pistas
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Descifrar: operacin diferente a la traduccin. En los ltimos aos algunos autores y psicoanalistas proponen la traduccin como operacin en relacin al autismo. La traduccin en psicoanlisis se inserta, sin privilegio, en un tro de operaciones de desciframiento junto a la transliteracin y la transcripcin. Cfr. Jacques Lacan, De un Otro al otro, Seminario indito, 14 de mayo de 1969. Freud lo estudi en tanto pulsin [Trieb]. Cfr. Mitteilungen aus der Oberwelt, resea del primer libro de Birger Sellin, Revista Der Spiegel on line, N 35, agosto 30 de 1993. Se estren el 17 de marzo de 1998 en Neuss, Alemania, con la Deutsche Kammerakademie, bajo la direccin de Johannes Goritzki. Para otros datos y para leer la crtica de la premier: Grevenbroicher Zeitung, 19 de marzo de 1998, vase la pgina www.forchestreBirgerSellin Cfr. Ins Emilse Ramos, Aparentemente imposible, op. cit., pp. 61-62.
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que vertebran, visten o exponen el caso, aunque no encaje completamente en el conjunto de la doctrina del psicoanlisis. Se sigue, en lo posible, la indicacin de la estructura del caso; debido a ello varios prrafos mereceran un mayor despliegue, en otra ocasin.
Llamado a un sabelotodo
El siguiente pasaje puntual y detenido por el relato de la primera vez que se vieron Birger Sellin y Michael Klonovsky, periodista, se articula a partir de lo visual y de la letra del texto, pues es revelador de la relacin de Birger con otro(s), y con el objeto. La publicacin de sus escritos tiene lugar porque ese periodista con residencia en Espaa recibe, a inicios de febrero 1992, una llamada telefnica de un amigo, juez en el juzgado Cameral de Berln, quien le dice:
[] Un colega mo tiene un hijo de 19 aos, se llama Birger Sellin, salvo en los dos primeros aos de vida [] jams pronunci palabra [] Ahora el chico pasa las tardes delante de la computadora y escribe las cosas ms increbles [] tienes que leer esos textos28
Un primer efecto en Klonovsky de la lectura de los textos de Birger: quedarse mudo! Efecto, adems, en consonancia con el caso. Tambin lo sombro, lo ensombrecido, lo oscuro, se relaciona con el caso.
Le las 200 hojas una y otra vez. Nunca haba ledo una cosa as. Aquello no era el balbuceo de un demente que no quiere saber nada de sus semejantes, sino un grito de socorro desde un mundo recndito y sombro. Eran textos que una gran angustia haca brotar tumultuosamente; textos ensombrecidos, llenos de soledad, enigmticos, en un lenguaje extraordinariamente compacto [] Me hacan acordar a Nietzsche, Hlderlin, Artaud o a antiguos poemas picos nrdicos.30
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Michel Klonovsky, Introduccin, en Birger Sellin, Quiero dejar de ser un dentrodemi, op. cit., p. 25. Ibid., p. 26. Ibid., p. 27.
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En cuanto a esa sombra de qu est hecha? La figura de la sombra no es ajena a los avatares de la instancia del yo, y del registro Imaginario. La pregunta se justifica por el anhelo de los Sellin de sacar a la luz pblica los textos escritos por Birger. El contraste luz-sombra, por ahora, abre el interrogante anterior en otro: la luz pblica disipara esa sombra? En el pblico, la palabra autismo est difundida hasta en expresiones coloquiales para hablar de una apariencia o un conjunto de sntomas, as es como el periodista se acerca a Birger; por suerte que su inters por los escritos cont para interrogarse, sorprenderse y no quedarse frenado en el autismo. Klonovsky, periodista al fin, consider que deba informarse antes de visitar a Birger. Entrevist a los especialistas, recurri a la divulgacin de la ciencia, se document, ley, pregunt a mdicos, psiquiatras y neurlogos:
Poco a poco me di cuenta que me estaba metiendo en un tema que nada tena que ver con el terreno en que hasta entonces me haba movido.31
Una casa parecida a la de otros, incluso tal vez a la del periodista. Percatarse de esa cercana con quien se cree que no hay ninguna semejanza para compartir, frecuentemente no se tolera y aborta una probable relacin. De este modo aparece otra sorpresa, adems de la comprobacin de que los textos de Birger no eran el balbuceo de un demente que no quiere saber nada de sus semejantes; esta vez no checa el aspecto de la casa. No concuerda con la informacin anticipada por los especialistas! En sus indagaciones con los especialistas se inform de que:
Los autistas viven como prisioneros en la crcel de su propio yo. Se aslan hermticamente del mundo en la primera infancia, cuando as es, se lo denomina autismo precoz. No pueden relacionarse con nadie, ni siquiera con sus padres. Se comportan como si fueran sordos y huyen de todo contacto con el cuerpo y la mirada. No hablan y si lo hacen slo repiten lo que se les dice. No juegan como los otros nios,
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slo repiten estereotipadamente los mismos movimientos y caen en paroxismo de furia cuando en su alrededor suceden imprevistos [] En tales ocasiones llegan a infligirse heridas.33
Tambin se enter que los diagnsticos mdicos divergen mucho entre s, pues el cuadro clnico se presenta difuso. Se inform del saber mdico estereotipado que en lugar de orientar a quien busca informacin, asla de los probables efectos espontneos a quien se acerque por primera vez al encuentro con alguien considerado autista. Saber que, a veces calma, como las estereotipias calman a los autistas, y funciona como coraza de proteccin contra la angustia.34 Ms adelante, hacia el final de este ensayo, contrastaremos estas informaciones con el relato de la experiencia de Birger Sellin, se ver entonces lo problemtico de atribuir de este modo la propiedad al yo, como el subrayado de la cita anterior lo menciona. Pero como Klonovsky se dedica al periodismo, se informa y verifica la informacin. Al leer el escrito de Birger y luego, al ver la casa de los Sellin, la informacin obtenida no concuerda. Las descripciones de una patologa provocan, entre otras consecuencias de inters para este caso, la conformacin de una imagen de anormalidad.35 No se deja pasar la oportunidad de destacar que, si a pesar de los imprevistos, sustos y estupor, el periodista contina, se debe a un logro de transmisin del relato testimonial de Birger Sellin en tanto su escrito, y no su aspecto exterior, ocupa el lugar de un grito de socorro a sus semejantes, y no el balbuceo de un demente que quiere desentenderse de los otros, como la informacin obtenida le haba anticipado al periodista. Un grito pasa con xito al papel Cmo se escribe un grito, cmo se imprime en una superficie (con anverso y reverso) para transmitirlo? As relata Klonovsky la primera vez que ve a Birger:
[] entra como una avalancha a la habitacin. Cuando me ve, se asusta y se queda parado un momento [] Alto y fuerte, pero al mismo tiempo curiosamente encogido, con el sweater lleno de manchas y salido del pantaln, se halla delante de m a pocos pasos. [] Su mirada errtica y extraviada me deja al cabo de un instante y resbala por la habitacin. Luego resoplando da una vuelta alrededor de la mesa en la que estoy sentado y se echa de golpe en el sof. Sin tomar ya nota de mi persona, somete la parte superior de su cuerpo a un montono balanceo y fija la vista en algn punto del vaco. 36
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Ibid., pp. 40-76. Para eso un psicoanlisis, para que la angustia encuentre su lugar. Cfr. Ins Emilse Ramos, Un cuerpo a la espera del regalo de una imagen, op. cit., pp. 201-202. Michael Klonovsky, Introduccin, op. cit., pp. 28-29.
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Destaca aquello a la vista: el susto que provoca ver-ser-visto, luego la altura, la fortaleza, el encogimiento, las manchas y el desalineo; es decir, la mirada se trab en detalles visuales y fracasa en engaar al ojo.
La estructura de la visin es opuesta a la de la mirada.37
Mirada resbaladiza que se sostiene por instantes, va de aqu para all en su errancia y slo la fija un vaco. La privacin de la dimensin de mscara o de envoltura de la apariencia, se ve. Esta articulacin del caso, incluida la privacin (agujero), permite localizar elementos de la estructura para partir de ellos. As, si se admite que hay una mirada errtica, conviene admitir que lo errtico de la mirada no quita un instante de detencin ante su visitante, y, si luego resbala hacia otro espacio, muestra una mirada sostenible por un instante: el instante de ver, lo cual no necesariamente implica el abandono del interlocutor, pues habra interlocuciones no sostenidas en una mirada. Atencin! la trampa de esta estructura convoca a trabarse, a quedarse estancado en la privacin. Hay quien necesita de la especularidad de una posicin en un tiempo de encuentro con otro que lo ubique ante un semejante (incluso en un tiempo de un psicoanlisis), es decir, un tiempo sostenido de mirada diferente a la del instante. De lo contrario puede resultar insoportable que la persona no quede tomada y se convierta en visin del vaco. Contina la visita. Mientras Birger Sellin fija la vista en el vaco, Klonovsky observa:
Observo a Birger un rato y recapitulo lo que s de l: que no tiene dominio de s mismo, que no sabe hablar; pero s leer y escribir, que entiende todo lo que digo y toma nota de todo lo que hago [] miro perplejo las hojas escritas en la computadora por Birger; ahora veo por primera vez al autor, est sentado delante de mi; un ser inquietante y amenazador.38
Con el recurso de la observacin y el saber acerca de Birger, Klonovsky pretende reacomodarse al impregnante mundo de la visin. En su primera publicacin, Birger testimonia de las dificultades en que lo mete el mundo de la visin:
[] una vez me quede paralizado de horror por equivocacion porque tome por seres vivos las gotas de agua que chorreaban39
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Jacques Lacan, El objeto del psicoanlisis, Seminario indito, mayo 4 de 1966. Michael Klonovsky, Introduccin, op. cit., p. 29. Birger Sellin, Quiero dejar de ser un dentrodemi, op. cit, p. 119.
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Una vista que no distingue formas y devela lo que los otros no ven:
[] el milagro que espera quiere [se nombra a s mismo en tercera persona] desprenderse de esta vista deforme una vista turbadora de las cosas que son esenciales y devela lo que resta oculto a los otros40
En efecto, el apoyo del saber es distinto de aquel proveniente de la visin. Sin embargo, por ms increble que le parezca, Klonovsky est sentado ante el autor de los textos que atrajeron su inters, ese ser que le resulta inquietante y amenazador.
Reprimo mi estupor y le hablo, le cuento que estoy fascinado con sus textos y que quisiera escribir sobre l. Yo sigo hablando forzadamente: al fin y al cabo, ese encuentro no tiene por qu hacerme perder el equilibrio interior [] Mientras estoy contando cualquier banalidad, Birger se va poniendo cada vez ms inquieto [] se golpea el rostro con la palma de la mano derecha y grita. Sin saber qu hacer miro cmo grita cada vez ms fuerte al tiempo que se muerde la mano [] Birger sale corriendo de la habitacin. La puerta se cierra de golpe tras l y sus gritos fuertes y agudos resuenan en toda la casa.41
El estupor del periodista llega al punto de hacerlo reflexionar en que ese encuentro no lo har perder el equilibrio interior. En tales apuros se mete la inestable y frgil estabilidad conseguida con la unidad especular,42 lo cual no le quita un pice a las virtudes de la unidad que en determinadas condiciones predomina ante el acecho de la fragmentacin. Ya quisieran tal unidad Birger Sellin, Temple Grandin, Sean Barrn, Kathia Rohde, y Donna Williams!, conjeturamos as atrevidamente, una vez estudiados sus testimonios. El relato de Klonovsky nos transmite, una vez ms, la inquietud generada en el encuentro con Birger. Si el periodista alcanza a medio creerse que reprime su estupor, Birger no cuenta con la posibilidad de hacerse el distrado, lo siente en el borde de la oreja, en la piel que es el borde del cuerpo; es decir, el estupor, la inquietud presente en ese espacio de relacin con otro, lo desborda. Resulta insoportable para Birger el lugar de objeto de observacin. Observar es de otra ndole que mirar. Cuando el periodista contina hablando forzadamente (como un sabelotodo, dir Birger) de la fascinacin que los textos le provocaron, l sale a la carrera del campo visual de la observacin y se hace or con sus gritos.
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Birger Sellin, La solitude du dserteur, op. cit, p. 221. Vase adems la pgina 225 del mismo libro en donde habla del caos visual. Michael Klonovsky, Introduccin, op. cit., p. 30. Cfr. Guy LeGaufey, El lazo especular. Un estudio transversal de la unidad imaginaria, trad. Graciela Leguizamn, Epeele/Edelp, Mxico, 2001, p. 85.
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Hacerse or, va dirigido al otro. Hacerse ver, regresa hacia el sujeto. El periodista, desde el puesto de observador,43 aunque hable a Birger de su fascinacin por sus textos, no lo fascina, por lo tanto no lo detiene; el puesto de observador juega en contra de la visita. Si Klonovsky se las arregla con dificultad con el estupor y la amenaza de lo que deja visible la apariencia de Birger en ese encuentro para Birger ante el fracaso de una mirada que lo sostenga en un lugar de semejanza es imposible arreglrselas sin huir de aquello a lo que qued reducida la visita en ese momento: la imposicin de la voz. El periodista se sobrepone a los efectos de ese encuentro comprobar que se meta en un terreno nuevo; su mutismo al leer los textos escritos por Birger; la sorpresa al descubrir que viva en una casa comn, como otras; el susto y la impresin al verlo por primera vez, seguidos de perplejidad, estupor, inquietud y amenaza sentida y contina la relacin con l, a lo cual debemos las dos publicaciones a teclado y letra de Birger, acompaado.44 Klonovsky dice que Birger no slo ha deseado firmemente que aparezca su primera publicacin sino que ha seguido el proceso con todo inters, lo que le permiti recibir numerossimas cartas del pblico con nombre, apellido, e incluso con foto, las cuales agradece, y especialmente el tono amoroso con que una seora le escribe y que l dice recibir como puede.45 Adems de las entrevistas en Spiegel ya mencionadas, entre lo que aqu se pudo rastrear, tambin se public un artculo sobre l en un peridico de Hamburgo el 31 de julio de 1992.
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La pelcula sueca de Salmer Fra-Kjkkenet, dirigida por Bent Hamer: Historias desde la cocina (2003), exhibida el ao pasado en Mxico, muestra la incompatibilidad de hablarobservar, y los lmites de la observacin como metodologa positivista de la ciencia en el terreno de la subjetividad. Vase supra n. 20. Birger Sellin, Quiero dejar de ser un dentrodemi, op. cit., p. 186. Ibid., p. 146. Adems de resto, en otro lugar emplea la expresin: hez de la humanidad, ibid., pp. 103 y 109.
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Quin habla? Se enuncia desde la primera persona o desde otra persona que no queda claro cul es? Se repite el pasaje continuo de personas. Corresponde a una voz pronunciada desde la tercera persona enunciada desde otro espacio? Desde la primera persona gramatical en singular se dice: estoy frito, [] no he sabido hacer frente a la situacin, [] me dio pena, [] no es eso lo que yo quiero. Se manifiesta en la enunciacin en primera persona gramatical, un recorte mnimo a una voz, al menos as no aparece absolutamente indeterminada; si bien juzga, evala, critica, se permite un resquicio para la admisin de sentir vergenza y la expresin de un querer. Desde otra persona, Birger es tildado de bruto, rebelde, paria, resistente que fomenta enemigos. Tambin desde esa persona apareci la pena del restofuerademi, ante los gritos. En esa continuidad resulta indistinguible el sujeto, incluso en una misma frase no se distingue un sujeto de la accin. La falta de puntuacin acenta visualmente este pasaje continuo; sin metfora se seala que no hay punto de corte. Una voz claramente indeterminada acusa, califica, exige comportamientos, recrimina, siempre en cercana a la moral. Los gritos reciben como respuesta la vergenza, es decir una respuesta del orden moral que implica un hombre identificado al dominio, al saber controlarse, al aduearse de las situaciones, por lo tanto una respuesta terrorfica. En estas condiciones ese resto obstaculiza las funciones de la instancia yoica de estabilidad, control, dominio, de las que el yo se ufana. Birger, inmerso en el caos cmo va a ufanarse si el descontrol lo invade! En cambio, detecta esos atributos en el periodista a quien se refiere como el ejemplar sabelotodo. Si bien en la actualidad los periodistas ostentan un amplio dominio de conocimientos, la atribucin de Birger no se queda all. Retomaremos este punto. Al restofuerademi que avergenza, ni siquiera le corresponde la expresin pena ajena, pues se refiere a un yo (mi), aunque sea por fuera, ex-sistente. En este caso, cul sera aquello que resta al yo? Un resto en relacin de exterioridad a quin? exterior a cul yo? Con Lacan se sabe, que el resto, el llamado objeto a, es un residuo en relacin a la operacin constitutiva del sujeto del deseo. En este caso, se tratara an de inconstitucin del sujeto?
Aparentemente imposible
Para Klonovsky parece sorprendente, increble, imposible que alguien as47 con esa apariencia, no especular, haya escrito tales textos:
La impresin inquietante y amenazadora se matiz con el transcurso del tiempo []. Lo que me sigue resultando inconcebible es el abismo insondable entre los textos de
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Birger y su aspecto exterior. Ser posible que estn en tan palmaria contradiccin el aspecto exterior y el intelecto de una persona?48
La costumbre normal de ver50 se va con la finta de que la imagen de un objeto o de un cuerpo es ese cuerpo, aplana las (al menos tres) dimensiones del espacio, por lo tanto, de los objetos. Esta costumbre de ver resulta del funcionamiento de la imagen especular.51
Un recorte a la voz
El primer texto publicado en el primer libro:
abcdefhijklmnopqrstuvwxyz birger papa jonas mama (27-8-90).
Inicia con las letras de la a a la z, Birger usa, como sus semejantes, ese recurso compartido del lenguaje. Las letras primero, no el significado, ni el sentido. Sin embargo, en este caso, es decir con validez para este caso, se sealar ocasionalmente una orientacin a los textos (no una interpretacin), y otras veces una articulacin con la estructura. Se corre el riesgo de caer en un exceso de sentido, pero el caso amerita la apuesta. En ese primer texto incluye tambin su nombre y el de su hermano, como lo incluiran otros en una relacin de filiacin en una familia. Entonces desde el inicio destaca la dimensin de lo compartido con sus semejantes: letras, nombres y lazos de parentesco. Uno de los textos de Birger que puede tomarse como su presentacin:52
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Michael Klonovsky, Introduccin, op. cit., pp. 30-31. Birger Sellin, Quiero dejar de ser un dentrodemi, op. cit., p. 184. Ralf Konersmann, La reproduccin prohibida, Siglo XXI editores, Mxico, pp. 19-29. Cfr. Ins Emilse Ramos, Un cuerpo a la espera del regalo de una imagen, op. cit., pp. 201-203. Numer cada rengln como referencia para el anlisis que sigue.
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1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.
cuando un ser se sumerge en ese mundosinunomismo pierde el control propio y de su entorno del tiempo de obrar como una extraterrestre figura mental formada de diversos atomos vislumbradora de orillas y arrojada fuera formando agujeros dondequiera que aterriza y dejando un rastro de miedo y soledad tanto miedo que la tierra a duras penas lo soporta en ese mundo no puede haber risas y la tristeza no tiene lagrimas (27-6-92).
Algunos sealamientos se desprenden a propsito de cada una de estas lneas escritas por Birger Sellin: Rengln 1: unomismo: El uno unifica y posibilita la identidad de lo mismo. An se mueve en la privacin del uno. Rengln 2: el control es una funcin yoica insistentemente anhelada por Birger segn se lee en su testimonio. Se muestra la imposibilidad de que los autistas vivan prisioneros en la crcel de su propio yo. No slo carecen del control sino que padecen de la privacin de todas las funciones yoicas. El caos gobierna a Birger en la cotidianidad.53 Rengln 3: otra temporalidad est en Birger: la detencin, suspensin; no el tiempo medido por un reloj. Cito otro de sus textos:
yo no logro dividir el tiempo como las gentes llamadas normales mis puntos de orientacion son banalidades como simplemente las horas de comer y de dormir y las horas de levantarme el tiempo despedazado no puedo buscarlo ese tiempo ha sido perpetua e irrecuperablemente extinguido del reino de quien creo el tiempo yo llamo tiempo despedazado al tiempo que se pone a disposicion de cada persona y que una monstruosa una necia demencia obstruye sin descanso [] yo no se de ninguna expresin de nuestro idioma que reproduzca ese tan horrible fenmeno54 (19-10-92).
El tiempo despedazado: no adquiri an la medicin cronolgica; se relaciona con el tiempo puntual a partir de las actividades corporales necesarias. Otros tambin se guan por el horario de comidas para organizar y para hacer llevadera su
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Cfr. Birger Sellin, Quiero dejar de ser un dentrodemi, op. cit., pp. 47, 48, 53, 54, 56, 60, y siguientes. Ibid., p. 147.
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cotidianidad, por ejemplo quienes pasan largas horas de trabajo dentro de un establecimiento sin luz o quienes por distintas razones viven encerrados. Es decir, Birger no escapara a la semejanza con las gentes llamadas normales, si se aceptan sus peculiaridades. En esta frase resulta relevante que Birger localice el agujero de la lengua para nombrar la experiencia de obstruccin de la disponibilidad del tiempo despedazado para cada persona. Habla de las horas y del tiempo:
a uno monstruosamente solitario la comida le llena siempre de complacimiento como a otros importantemente un solitario esta erroneamente infatigablemente verdaderamente ansioso con verdadera adiccion por observar las horas fijas lo hace sencillamente de un modo obsesivo55 (29-9-91).
Renglones 4 y 5: en los que Birger habla del borde en el que se encuentra: fuera de la tierra, en la no unidad o en la fragmentacin, como si fuera un extra-terrestre, alguien que est extra en la Tierra, por haber sido arrojado afuera (sin lugar de semejanza). Renglones 6 y 7: lo aqu escrito parece una alusin, tal cual, a lo sucedido en la primera visita del periodista: agujerear. Cuando no se da la especularidad se dice tambin, coloquialmente, hacer el vaco. Rengln 8: aunque a duras penas, pero al menos indica un mnimo soporte para apoyarse. Renglones 9 y 10: as se puede comprobar en la prctica diaria que un sujeto nunca ha expresado llanto, ni risa. Si las lgrimas fluyeran de nuevo sera posible vivir sin gritos (no ha logrado llorar desde cuando tena dos aos).57 Una vez ms sometido a observacin!
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La madre pregunta a Birger si est dispuesto a escribir en presencia de reporteros de Spiegel que dudaron pblicamente de su autora y propusieron publicar un artculo de reparacin. Acepta dejarse observar, aunque tiene miedo:
pero los reporteros me turban lo repito alguien que es intemporal tiene imagenes seguramente rotas58
Fragmentadas, tambin las imgenes, cmo dejarse observar y adems, sin perturbarse, cuando la vestimenta de la imagen del cuerpo no es presentable?