Cuadernillo Feminismos y Trabajo Sexual II
Cuadernillo Feminismos y Trabajo Sexual II
Cuadernillo Feminismos y Trabajo Sexual II
EL NACIMIENTO DE UN MOVIMIENTO1
por Maggie McNeill
En contra de la percepcin de lxs estadounidenses y otros pases, durante
siglos lxs franceses han sido inusualmente intolerantes con la prostitucin
de las clases bajas.
A mediados del siglo XVI, en pnico moral por una nueva enfermedad
venrea (la sfilis, extendida tambin en otros pases de Europa), se culp a
las prostitutas de todas las enfermedades transmitidas mayormente por
promiscuos amateurs. A pesar de los argumentos de telogos y filsofos
acerca de que la prostitucin era una necesaria vlvula de seguridad social,
la cruzada moral francesa exigi su supresin, cerrar prostbulos y
arrestar prostitutas -cuanto ms cambian las cosas, ms permanecen igual.
Naturalmente, dado que atendan las necesidades de la clase alta, las
cortesanas eran ignoradas; slo las prostitutas que estaban disponibles
para las clases medias y bajas fueron reprimidas. Peridicamente, las
prostitutas eran detenidas y encarceladas (o incluso deportadas a las
colonias),
solo
funcionaban
los
burdeles que eran
propiedad de los
ricos y aquellos que
tenan
acuerdos
privados, arreglados
con buenas coimas.
Los burdeles que
eran propiedad de
madamas
pobres
lograron
mantenerse abiertos
sobornando a la
polica con dinero y
1
http://maggiemcneill.wordpress.com/2012/06/02/the-birth-of-a-movement/
7
sta era la tierra del proxeneta moderno, ya que los hombres podan
moverse libremente, podran buscar clientes para las mujeres, y la polica
permaneca al margen. Una puta acompaada por un proxeneta en pblico
podra pasar como una mujer "respetable".
Las putas aprendieron a entrar y salir de diferentes burdeles, a cambiar de
residencia, de ciudades e incluso de nombre, aprendieron a usar a
proxenetas para evadir las detenciones. Corra la dcada de 1870, el
sistema francs estaba moribundo y el pnico sobre la ilegalidad de la
prostitucin alimentaba en las mujeres de clase media, blancas y
cristianas, la frustracin por no poder para controlar la sexualidad de todxs
los dems. Esa misma frustracin pronto dio lugar a una avalancha de leyes
contra la prostitucin en los Estados Unidos.
Mientras que las cruzadas morales de Amrica y Gran Bretaa imaginaron
que podran abolir completamente la prostitucin, las francesas no
sucumbiran a esa ilusin por varias generaciones. En su lugar, se
obsesionaron con una "epidemia de lesbianismo" y culparon a la polica por
la mala regulacin y por los males de la prostitucin, por lo que exigieron
que el sistema se desmonte. En 1907, la polica mantena la vigilancia de las
putas con el pretexto de "mantener el orden pblico", lo que se lograba en
parte mediante el uso de amenazas para asegurar la cooperacin de
hoteles baratos (casas de citas), donde las prostitutas atendan a sus
clientes. As, la sociedad crea que el sistema de regulacin haba
terminado, cuando en realidad se haba limitado a ser disimulado. Esta
situacin continu hasta la Segunda Guerra Mundial, que dio lugar a una
ola de propaganda antiputas que culmin en que Francia se declare
oficialmente "abolicionista" en 1960. Los antiguos registros fueron
destruidos, pero, con el aumento de la criminalizacin, la polica fue an
peor.
Para 1974, las asediadas prostitutas francesas haban tenido suficiente. La
polica (como siempre) no haba hecho nada ante el asesinato y la
mutilacin de dos prostitutas en Lyon, por lo que un grupo de prostitutas y
de gente que las apoyaba (entre otros, abogados y periodistas) convoc a
una reunin de protesta para exigir el fin de las diversas leyes contra la
9
11
15
De todas los limites que se le sealan a Marx y a Engels (cmo a otrxs marxistas
clsicxs) cuando se busca en ellos reflexiones relacionadas con lo que llamamos
actualmente el sistema sexo-genero, sobresale la heterosexualidad natural que
presentan sus textos (Haraway, 1991, p. 222). En Marx por ejemplo, podemos
encontrar afirmaciones como (...)del carcter de esta relacin *con la mujer+ se
deduce la medida en que el hombre se ha convertido en ser genrico, en hombre, y se
ha comprendido como tal; la relacin del hombre con la mujer es la relacin ms
natural del ser humano con el ser humano (Marx, 1844, p. 141) Esta suerte de
complementariedad natural se convierte en un a priori que arrastrara otro, el de una
divisin sexual espontnea del trabajo que estara presente desde tiempos
prehistricos como se puede observar en los Orgenes de Engels (1884, p. 200).
17
Ver al respecto nota en La Voz del Interior del 2 de junio de 2011 Nuestra utopa es
que el trabajo sexual no sea por necesidad que contiene una entrevista a la
Secretaria General de AMMAR Crdoba. Agregamos que sin duda hay mujeres
ejercen el trabajo sexual por no poder cumplir su objetivo de acceder a otro con un
mejor salario o condiciones laborales. Sin embrago la realidad del sector es mltiple y
no permite generalizaciones apresuradas al modo abolicionista, que terminan en
planteos que confunden trata de personas con prostitucin. Mucho menos habilita a
tratar al conjunto de trabajadoras sexuales como personas incapaces de expresar por
s mismas su problemtica y vas de solucin como vienen haciendo los Estados
nacional y provinciales en nuestro pas. Ver sobre esto ltimo nota en Pagina 12 del
6/07/12, En Zona Roja.
22
10
Ver las visiones que tenan en Francia durante la segunda mitad del s. XIX algunxs
referentes de la Economa Poltica burguesa sobre las llamadas femmes isoles,
jvenes mujeres pobres e independientes quienes regularmente complementaban los
magros ingresos fabriles con la prostitucin, en Scott, 2008, p. 181 a 193.
25
Ver por ejemplo Engels, 1884, p. 95. En ese pasaje, como antes tambin vimos en
relacin a la infamia en Marx, se presenta como limite insalvable el marco de estigma
que rodea a la prostitucin en la poca que escribe Engels, y que no deja de colarse
en su reflexin, en la cual est ausente la voz en primera persona de lxs que l
considera como infelices y algo degradadas mujeres vinculadas con la actividad.
Sin embrago aqu peor es su consideracin hacia el hombre que paga por estos
servicios, aunque estimo que Engels no coincidira con algunas de las propuestas
abolicionistas actuales (o deberamos decir prohibicionistas) que proponen por
ejemplo la penalizacin del cliente, sobre todo por su negativa bastante conocida de
aumentar el poder represivo del estado capitalista.
14
Es importante en ese sentido una breve referencia de la experiencia de la
Revolucin Rusa particularmente en sus primeros aos, en tanto una oportunidad
histrica para probar las tesis de Marx y Engels en relacin a las capacidades
emancipadoras de la construccin del socialismo. A partir de 1917 la nueva
administracin sovitica no prohibir la prostitucin (cmo suceda en la poca de los
Zares) aunque tampoco avanzar en su reglamentacin como trabajo-sexual. Si bien
se haban dado pasos fundamentales en materia econmica con la nacionalizacin de
la propiedad privada y en trminos de derechos democrticos inauditos
despenalizado el aborto, as como la homosexualidad; la prostitucin sigui siendo un
tema espinoso y su desaparicin difcil de concretar para mayor preocupacin de lxs
revolucionarixs rusxs. La tesis de Engels defendida fuertemente por los bolcheviques
de que con la revolucin socialista, junto a la propiedad privada capitalista
desaparecera la familia monogmica reinara el amor libre, no se desarroll
plenamente sobre todo a partir de la contra-revolucin que tambin en el terreno de
las relaciones personales y de la sexualidad signific el estalinismo. Para profundizar
el tema ver Goldman, Wendy Z (2011).
27
28
En este ltimo libro uno de los ms extraos del siglo veinte segn Serra
(2006), encontramos una suerte de calidoscopio compuesto por un enorme
cmulo de citas y reflexiones breves en torno a problemticas propias de la
Modernidad. El escenario donde transcurre la obra son las calles de una
Pars que es capital del siglo XIX por antonomasia; pero especialmente nos
propone un recorrido por los pasajes intrincados que sobrevivieron a las
trasformaciones urbanas haussmannianas. La ciudad modernizada e
iluminada no deja de cargar en su seno las contradicciones que jaquean una
visin positiva del progreso social, celebrado por la burguesa triunfante
luego de las rebeliones de la clase obrera. Una de estas contradicciones
esta en el par flneur/prostituta.
Las grandes novedades, la adrenalina citadina, los inventos y las mercancas
inundando los nuevos escaparates de los bulevares invitan al paseo por la
ciudad. El poeta caminante (Baudelaire es la figura moderna que se rescata
como suerte de anti-heroe) no deja de reflexionar y tomar nota acerca de
las figuras que se le aparecen, as como ver con pesimismo las
contradicciones que aguardan explotar. Por un lado la visin de una
enorme y frentica acumulacin de riquezas, mientras por el otro se
evidencia la penetracin de los pasajes oscuros donde los obreros se
entretienen en tabernas y burdeles antes de ir a sus hogares en los
suburbios.
Las referencias a la prostitucin son frecuentes, mejor dicho insistentes en
Los Pasajes, tanto las que provienen de citas extradas de peridicos
como de propias reflexiones. Sin embargo son oscuras y de difcil
interpretacin. Por un lado para Benjamin la prostituta de los pasajes
parisinos es una seal que ha ganado y reina la mercanca:
el ultimo espejo ilusorio de la apariencia histrica, celebra su
triunfo cuando la naturaleza misma adquiere el carcter de
mercanca. Esta apariencia mercantil de la naturaleza queda
encarnada en la prostituta. El dinero cri la lujuria, se dice y este
dicho describe un hecho que va mas all de la prostitucin. Bajo el
dominio del fetiche-mercanca, el sex-appeal de la mujer se
contagia en mayor o menor grado de la incitacin de la mercanca.
29
31
Bibliografa.
A.M.M.A.R Delegacin Crdoba, Comunicado de Prensa: Motivos y
respuestas ante los nuevos proyectos de Ley, 14 de mayo de 2012.
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Marx, (1849/2009); Trabajo asalariado y capital, Gernica, DF
Marx, (1976), Teoras de la Plusvala, Alberto Corazn, Madrid.
34
35
EN PRIMERA PERSONA:
LAS PROSTITUTAS, EL NUEVO SUJETO DE LA PROSTITUCIN
Raquel Osborne1
Si nos preguntamos por qu existe la prostitucin, una primera respuesta
podra ser: porque hay demanda, y casi sin equivocarnos, podramos
cualificar este sustantivo con el adjetivo de masculina: porque hay una
poblacin masculina que la demanda.
Definicin y causas
Cmo podra ser definida? Siguiendo a Paola Tabet, como un continuo de
intercambio econmico-sexual en el que, por lo general, los varones pagan
-con bienes, dinero u otros recursos- por la obtencin del sexo que
mayoritariamente mujeres les ofrecen. En este continuo encontramos, en
un extremo, la institucin del matrimonio y en el otro, la institucin de la
prostitucin propiamente dicha. Y aun cuando existen prostitutos varones
slo hablaremos de prostitucin heterosexual porque la que no lo es no
cambia sustancialmente el patrn de gnero ya que se halla al servicio de
otros varones; y adems porque el anlisis no se aplicar enteramente a
stos porque vamos a hacer especial hincapi en las caractersticas de la
categora de prostituta como sistema de control de todas las mujeres.
De dnde viene la prostitucin, entendida la pregunta como causas
estructurales de la misma? En primer lugar, habremos de tener presente
que, siguiendo los anlisis de Gail Pheterson, la prostitucin es una de las
cuatro instituciones clave que regulan las relaciones entre los hombres y las
mujeres, junto con la heterosexualidad obligatoria, el matrimonio y la
reproduccin.
Esta solidaridad entre las mujeres, en clara ruptura con la profunda brecha
abierta por el patriarcado, ha sido posible por la nueva dinmica que se
produjo en el mundo occidental a partir de los aos sesenta en favor de la
liberalizacin sexual. Dicha dinmica desemboc en los setenta en los
llamados movimientos sociales, particularmente los movimientos feminista
y de gays y lesbianas, frutos de la paradoja entre esas nuevas libertades y
su abusivo aprovechamiento por los hombres frente a las mujeres as como
por los y las heterosexuales frente a aqullos y aqullas que no lo son.
La condicin de posibilidad para que se produjera esa alianza, muy firme
pero muy minoritaria en sus orgenes a comienzos de los aos ochenta, fue
el reconocimiento por sectores feministas de las prostitutas en cuanto
sujetos de su propio discurso y no, como hasta ese momento, en tanto
objetos del discurso de expertos y expertas y de las propias feministas, que
se erigan en sus indebidas portavoces, reflejando nicamente su propia
manera de pensar.
El discurso feminista
Cul haba sido ese discurso feminista, cuyos orgenes se remontan al
primer feminismo -el sufragismo-, perpetundose apenas sin cambio a
partir de los aos setenta en el seno del feminismo contemporneo? Con
un tufillo cristiano de proteccionismo compasivo, se conceba a la
prostituta nicamente bajo la especie del victimismo, adoptndose, en la
teora, una poltica de prevencin del fenmeno -segn esta perspectiva el
problema sera el paro- y de redencin o rehabilitacin si ya estaban
dentro.
Las prostitutas, una vez que tuvieron voz propia, desmitificaron este
discurso: denunciaron la prevencin como una falacia tranquilizadora de
buenas conciencias porque el problema no ha sido nunca, segn ellas,
poder tener un trabajo -para los peor cualificados y pagados, como por
ejemplo el servicio domstico, siempre hay demanda-, sino la ausencia de
verdaderas oportunidades y trabajos dignos para las mujeres, que les
permitan una subsistencia autnoma y un disfrute de los bienes de
consumo de los que Occidente tanto se enorgullece. En cuanto al aspecto
de la salida -la rehabilitacin- para las que ya se hallan dentro, protestaron
38
41
El impulso original detrs de este ensayo era mostrar cmo las lesbianas y
las prostitutas siempre han estado conectadas, no slo en la imaginacin
masculina sino tambin en sus historias reales. Esperaba que, al presentar
las piezas de este territorio compartido, podra tener algn impacto sobre
la posicin feminista contempornea sobre la prostitucin, segn la
expresa el movimiento feminista antipornografa. Pero mientras lea y
escuchaba, una visin ms amplia se form en m: el deseo de devolver a
las trabajadoras sexuales su propia historia, de la misma forma en que
hemos tratado de hacerlo en los proyectos de historia lsbicos y gay de
base, en todo el pas. Las putas, como lxs queers, son el chiste sucio de una
sociedad. El simple hecho de sugerir que tienen una historia, no como un
mapa patolgico sino como un registro de un pueblo, implica desafiar
fronteras sacrosantas. Al leer sobre la complicada historia de las
prostitutas, me di cuenta una vez ms de que tambin estaba leyendo
historia de las mujeres, con todas sus contradicciones de opresin y
resistencia, de hermandad y traicin. En este trabajo intentar honrar
ambas historias: la de la mujer prostituta y la de la mujer queer.
Primero, mi propio punto de partida. En los bares de fines de los aos 50 e
inicios de los 60 en los que aprend mi manera lsbica de vivir, las putas
eran parte de nuestro mundo. Nos sentbamos en los taburetes una al lado
de la otra, nos bamos de juerga juntas, hacamos el amor juntas. La brigada
contra el vicio, los precursores de la Morals Division [Divisin de Moralidad]
con quienes las Women Against Pornography no tienen ningn escrpulo
en colaborar, controlaba nuestro mundo, y sabamos claramente que entre
puta y queer, cuando empezaba la redada, no haba ninguna diferencia.
43
Sanger, William, History of Prostitution: Its Extent, Causes and Effects Throughout
the World, New York, 1876, pg. 2
44
46
Stern, Jess, Sisters of the Night, New York: Grammercy Publishers, 1956, pgs. 13 y
15
8
Sanger, William, op. cit, pg. 75
9
Otis, Leah Lydia, Prostitution in Medieval Society, Chicago: University of Chicago
Press, 1985, pg. 80
47
Woolston, H.B., Prostitution in the United States Prior to the Entrance of the United
States into the World War, 1921. Reimpresin: Montclair, NJ: Patterson-Smith, 1969,
pgs. 336-337
49
50
de ver una expresin en su rostro que me era familiar como los rostros de
mis amigas en ciertos momentos de placer mutuo12.
La narradora desarrolla una filosofa del placer basada sobre estos
encuentros sexuales tempranos, pero los vnculos afectivos femeninos
tambin son parte de la experiencia. Nuestros experimentos nocturnos en
el dormitorio pueden imaginarse. Eugenie, mi amiga particular, oyendo de
Bette sobre el incidente con la Hermana Rose, estaba decidida a
introducirme al placer que labios y lengua pueden dar, y no sent en
absoluto que ese placer fuera mitigado por el disgusto; en ese momento y
desde entonces, fui plenamente consciente de que uno de los mayores
goces en la vida es experimentar el placer que una pueda dar a sus
amantes. Y ahora ya era adulta, y estaba ansiosa por experimentar yo
misma el mayor grado posible del placer que poda dar a otras. En general
formbamos parejas, y creca entre muchas de nosotras una verdadera y
real devocin, incomparable... Nuestros experimentos tuvieron su efecto
en mi carrera posterior, porque aprend en esa poca a no temer ninguna
actividad de la cual resultara placer13.
Ms adelante en sus memorias, Cora se acuesta con la esposa lesbiana de
un cliente masculino, una mujer descripta en trminos que hoy llamaramos
butch. Entonces ella me invit a calentarla, y siendo su husped, lo hice.
Tena una constitucin robusta y muscular, con senos que eran firmes ms
que llenos, en realidad presentando no ms torso de mujer que algunos
hombres que he conocido. La esposa pide a Cora que comparta su cama,
explicando: No mucho despus del matrimonio ella descubri que los
hombres y sus cuerpos eran, si no enteramente repugnantes, al menos no
excitantes para m, mientras que la admiracin femenina por el cuerpo de
mujer era lo que no poda evitar desahogar14. Mientras hacen el amor,
Cora reflexiona: Otra mujer debe seguramente saber, por darse placer a s
misma, como dar placer a alguien de su sexo. En el mundo de la
investigacin histrica sobre las mujeres, a menudo escuchamos esta
afirmacin, pero las mujeres buenas no hablaban sobre sexo en esos das.
12
Pearl, Cora, Grand Horizontal, New York: Stein and Day, 1983, pg. 22
Pearl, Cora, op. cit., pg. 23
14
Pearl, Cora, op. cit., pg. 166
13
51
Falk, Candace, Love, Anarchy and Emma Goldman, New York: Holt, Rinehart and
Winston, 1984, pgs. 174-175
52
Katz, Jonathan, Gay/Lesbian Almanac: A New Documentary, New York: Harper and
Row, 1983, pg. 339
18
Katz, Jonathan, op. cit., pg. 339
19
Caprio, Frank, Female Homosexuality: A Psychodynamic Study of Lesbianism, New
York: Grove Press, 1954, pg. 93
54
Tengo algunas amigas, pero las cosas no estn muy bien en este
momento, le dijo al seuelo policial.
Ms tarde le dijo a un reportero que pensaba que la operacin
secreta no haba sido justa.
Creo que los canas tendran que haber dicho, Hey, no lo hagas de
nuevo, y tendran que haberme dejado vivir mi vida.
Ests hablando de una nota para el diario. Yo estoy hablando de mi
carrera20.
En las primeras dcadas del siglo XX, la imaginacin popular y legal a
menudo confunda a lesbianas y prostitutas. Mabel Hampton, que vivi
como lesbiana a partir de su primera adolescencia, relata cmo fue
arrestada en 1920 en la casa de una mujer blanca, mientras esperaba a una
amiga. Debido a una denuncia annima de que se estaba realizando una
fiesta descontrolada, tres canas entraron destrozando la puerta; si bien
Hampton era claramente una mujer de mujeres, fue arrestada por
prostitucin y encerrada en el reformatorio de Bedford Hills por dos aos, a
la edad de diecinueve. Segn Hampton, muchas de las muchachas
arrestadas por prostitucin eran de hecho lesbianas. Tomando la
adversidad como un desafo, Mabel Hampton resume su experiencia en
Bedford Hills comentando: La pas superbien con todas esas chicas. Y no
slo Mabel la pas bien. Estelle Freedman ha escrito una crnica del
escndalo por lesbianismo que golpe a Bedford Hills pocos aos ms
tarde. Aqu tenemos otra pista para una historia ms completa del
lesbianismo: debemos recurrir a los registros de las prisiones y comenzar a
explorar las vidas que encontraremos resumidas en las escuetas frases del
estado.
Sabemos, a partir de The Lost Sisterhood, que en los aos 20 las prostitutas
se haban convertido en vctimas de las campaas contra el vicio que
establecieron prcticas de acoso, vigilancia y arresto, que luego seran
usadas contra las lesbianas claramente definidas y sus lugares de reunin.
El crecimiento de tribunales especiales, brigadas contra el vicio,
20
57
Streicher, Rikki, extracto de una entrevista aparecida en In The Life, No. 1, otoo
1982 publicada por la West Coast Lesbian Collection, en LHA, pg. 5
26
Livingston, Virginia, entrevista radio WBAI, 7 de marzo de 1980
27
Rosen, Ruth, op. cit., pg. 82
58
De este mundo viene el uso de un timbre o una luz para avisar de la llegada
de la polica a los salones internos de un bar lesbiano, una tradicin que
todava operaba en los aos 50 lesbianos. Rosen nos dice que Estos
distritos, si bien en estado de transicin, ofrecan de todos modos a las
mujeres cierto grado de proteccin, apoyo y validacin humana... El
proceso de adaptarse al distrito... inclua una serie de introducciones al
nuevo lenguaje... el humor y el folklore de la subcultura28. Una prostituta
del libro de Kate Millett The Prostitution Papers comentar, aos ms
tarde: Es divertido que la expresin go straight *ir derecho+ es la
misma expresin para la gente gay. Es gracioso que ambos mundos usen
esa expresin29.
La ltima y quizs ms irnica conexin entre estos dos mundos que quiero
analizar es cmo las lesbianas y las prostitutas estn ligadas en la
bibliografa psicolgica. Uno de los modelos preponderantes para explicar
la enfermedad de las prostitutas en los aos 50 sostena que las
prostitutas eran en realidad lesbianas disfrazadas que sufran de un
complejo de Edipo y por lo tanto eran hostiles a los hombres. Como escribe
Caprio en su trabajo de 1954: Aunque parezca paradjico pensar que... las
prostitutas tengan fuertes tendencias homosexuales, lxs psicoanalistas han
demostrado que la prostitucin representa una forma de
pseudoheterosexualidad, una fuga de las represiones homosexuales30.
Helen Deutsch vea el problema bajo otra luz interesante. La identificacin
de la prostituta era con la madre masculina y ella tiene la necesidad de
ridiculizar a las instituciones sociales, la ley y la moralidad, as como a los
hombres que imponen tal autoridad31. Otro tipo de prostituta, contina
Deutsch, es la mujer que reniega de la ternura y la gratificacin femenina
en favor de la agresividad masculina que imita32, convirtindola en una
lesbiana latente.
28
59
60
61
38
Richards, Terri, de una declaracin leda por la autora, una prostituta lesbiana, en
Prostitutes: Our Life Lesbian and Straight, una convencin realizada en San
Francisco el 22 de junio de 1982 organizada por la U.S. Prostitution Collective, en LHA
39
Stout, Ruth, The Happier Hooker, en Daily News, 16 de septiembre de 1980, pg.
3
62
Nota: El mtodo de collage usado en este artculo tiene ciertos peligros que
quiero sealar a mis lectorxs. El primero es que se diluye la especifidad
histrica de cada instancia de conexin, porque ambos trminos, lesbiana y
prostituta, tienen sus herencias socialmente construidas. Segundo, he
entresacado las referencias de una amplia variedad de fuentes, y no soy
experta en ninguno de los perodos histricos, por lo que puedo estar
simplificando exageradamente los descubrimientos resultantes. Sin
embargo, pretendo que este trabajo sea tanto fctico como provocador,
para romper silencios y poner en duda suposiciones, y, sobre todo, para
proveer los materiales para que todas nosotras la lesbiana, la prostituta y
la feminista (que puede ser las tres cosas) tengamos una comprensin
ms compleja y afectuosa de la otra, para poder crear lazos ms profundos
y ms fuertes en las batallas por venir.
63
Bibliografa
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Pheterson, Gail, The Whore Stigma: Female Dishonor and Male
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Rosen, Ruth, The Lost Sisterhood: Prostitution in America 1900-1928,
Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1982
Sanger, William, History of Prostitution: Its Extent, Causes and Effects
Throughout the World, New York, 1876
Stern, Jess, Sisters of the Night, New York: Grammercy Publishers, 1956
Streicher, Rikki, extracto de una entrevista aparecida en In The Life, No. 1,
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Stout, Ruth, The Happier Hooker, en Daily News, 16 de septiembre de
1980 Tayler, Katie, entrevista, primavera 1986
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radio WGBH, 13 de mayo de 1976, disponible en LHA
Weeks, Jeffrey, Coming Out, London: The Anchor Press, 1977
Woolston, H.B., Prostitution in the United States Prior to the Entrance of the
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Patterson-Smith,
1969.
65
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