HHC Bizancio y Rusia
HHC Bizancio y Rusia
HHC Bizancio y Rusia
a ubicacin de Constantinopla, en una zona de contactos entre Europa y Asia, entre el mundo de las
estepas y el Mediterrneo, ha sido un factor decisivo en la fortaleza, esplendor y duracin del Imperio
Bizantino, centrado alrededor de la Ciudad, la Polis por antonomasia1.
A las rutas conocidas y transitadas desde los tiempos ms remotos, y que hicieron de la imperial
Ciudad de Constantino un verdadero centro del mundo, adecuadsimo para ser Capital de una historia que
pretendi ordenar a todo el orbe conocido alrededor de la sacrosanta persona del basileus, una nueva ruta se
perfil al promediar el siglo IX, ruta -como todas- tanto de invasiones como de conquistas, de comercio
como de misiones; en suma, de influencias a pesar de las distancias, de las reticencias y de las oposiciones.
Esta ruta permitira, a la larga, que la cultura bizantina -su religin en primer lugar- se expandiese por las
vastedades, para entonces incgnitas, de las tierras rusas.
Nos referimos a la ruta que los aventureros variegos -normandos como los vikingos- fueron abriendo
desde el Bltico al Mar Caspio o al Mar Negro, remontando el curso del Dvina occidental hasta alcanzar la
zona donde se encuentran prximas sus fuentes con las del Volga y las del Dnieper, en cuyo curso medio se
encuentra Kiev. Tambin se llegaba a las fuentes del Dnieper, desde ms al norte, por el Neva, el lago
Lagoda y el ro Volkhov hasta el lago Ilmen, donde se fundara Novgorod. Desde el Ilmen, por el ro Lovat,
**
[Originalmente en: Byzantion Nea Hells, 6, 1982, Ed. del Centro de Estudios Bizantinos y Neohelnicos de la Universidad de
Chile, Santiago de Chile, pp. 13-56.] Este artculo se gest en lecciones dadas en un curso de Historia Medieval en 1973,
continuadas en un Seminario de trabajo de las fuentes atingentes, en 1974, con alumnos de Licenciatura en Historia de la
Universidad Catlica de Valparaso. La traduccin de la Primera Crnica Rusa, de la versin inglesa al castellano, es obra de don
Dmaso Bahamondes, a quien agradecemos su entusiasmo por colaborar en estas tareas. De este grupo de alumnos, recordamos
especialmente a las seoritas Mara Anglica Bahamondes y Urania Hidalgo, y al Sr. Julio Molina, quienes continan participando
en tareas acadmicas con el autor.
Al igual que artculos anteriormente publicados, el presente trabajo -redactado en el Verano de 1981, una vez que el autor dispuso
de algn material inencontrable en Chile, enviado atentamente desde Roma por el Prof. Ral Buono-Core V. o encargado por la
Biblioteca del Centro de Estudios Bizantinos y Neohelnicos de la U. de Chile- intenta una aproximacin a un importante captulo
de las Relaciones Internacionales del Imperio Bizantino, con miras a la publicacin de un segundo tomo sobre este tema.
v. Brhier, Vie et Mort de Byzance, Paris, 1948, pp. 1-6 [Hay ed. en espaol: Brhier, L., Vida y Muerte de Bizancio, Trad. de J.
Almoina, UTEHA, 1956, Mxico D.F., pp.1-8]; H. St. L. B. Moss, The formation of the East Roman Empire, 330-717, pp. 5-6,
en: Cambridge Medieval History (=CMH), IV, The Byzantine Empire. Part 1: Byzantium and its Neighbours, Cambridge U.P.,
1966; J.B. Bury, History of the Later Roman Empire from the death of Theodosius I to the death of Justinian, N. York, 1958
(1923), pp. 67-88.
La primera descripcin de la ruta del Bltico a Constantinopla la da Constantino VII Porphyrognito, en el cap. 9 de su De
Administrando Imperio (=DAI), [en: PG)], t. CXIII, (1864), col. 157-422 (con traduccin latina) La mejor edicin moderna de esta
importante obra es la de Gyula Moravcsik, con traduccin inglesa de Romilly J.H. Jenkins, Budapest, 1949, cap. 9 en pp. 5-63
[Existen dos reediciones, una de 1967 y la otra de 1993, esta ltima es el volumen I del Corpus Fontium Historiae Byzantinae,
Dumbarton Oaks Texts 1, Washington D.C.] y De Administrando Imperio, Vol. II Commentary, London, 1962, con eruditas y
valiosas notas que para el cap. 9 se deben a Dimitri Obolensky, pp. 16-61; para la red fluvial, esp. pp. 31-32. The Russian Primary
Chronicle (=R.P.Chr.) (referencias sobre la edicin usada en nota 12, infra), p. 53: Cuando los Polyanianos vivan solos entre los
montes, una ruta comercial conectaba a los variegos con los griegos. Partiendo de Grecia, esta ruta remonta el Dnieper, a partir del
cual un transporte conduce al Lovat. Siguiendo por el Lovat, se llega al gran lago Ilmen. El ro Volkhov nace en este lago y entra al
gran lago Nevo. La boca de este lago se abre hacia el mar Variego. Sobre este mar contina la ruta hacia Roma, y desde all, por
mar, hasta Tsargrad. V. tb. George Vernadsky, A History of Russia, I: Ancient Russia, Yale U.P., 1964 (1943), pp. 266-268, y, II:
Kievan Russia, 1968 (1948), pp. 28-29; C. Sthlin, La Russie des origines la naissance de Pierre le Grand, Paris, 1946, p. 18; L.
Musset, Les Invasions: Le second assaut contre lEurope chrtienne (VIIe-XIe sicles), Paris, 1965, pp. 100 y 118 [Hay ed. en
espaol: Musset, L., Las Invasiones. El segundo asalto contra la Europa Cristiana (siglos VII-XI), Trad. de J. Violy, Labor, 1968,
Barcelona]; M.M. Postan, Economic relations between Eastern and Western Europe, en: Eastern and Western Europe in the
Middle Ages, London, 1970, pp. 134 y ss.; v. mapa en Westermanns Atlas zur Weltgeschichte, 1956, p. 57.
Sobre la hiptesis del nombre ruso, v. Vernadsky, op. cit., I, esp. pp. 275-278; Samuel H. Cross, Introduction, pp. 47-49 a
R.P.Chr., p. 63. Obolensky, Comm., pp. 20-22. La primera mencin de rusos en Bizancio -una embajada enviada por un prncipe
(Chacanus) presumiblemente de un Chaganato establecido en la ruta comercial del alto Volga (v. Ad. Stender-Petersen, Das
Problem der ltesten byzantinischrussisch -nordischen Beziehungen, pp. 180-181, en: X Congresso Internazionale di Scienze
Storiche, Roma, 1955, Relazioni, III, Firenze, 1955)- se encuentra en los Annales Bertiniani, a. 839, y corresponde a una embajada
del emperador Tefilo al emperador Luis el Piadoso. Al parecer los embajadores rusos no podan regresar por la misma ruta que
haban venido, y Tefilo los encomienda a Luis para que les permita retornar ilesos a su patria. Luis estableci que eran suecos
(sueoni); cf. Cross, op. cit., p. 41 y pp. 227-228, n. 58, donde cita el texto de los Annales; tb. Stender-Petersen, op. cit., p. 175;
J.B. Bury, A History of the Eastern Roman Empire from the fall of Irene to the accession of Basil I (A.D. 802-867), N. York, 1968
(London, 1912), p. 418.
Photii de Rossorum incursione Homiliae duae, en: Fragmenta Historicorum Graecorum [=FHG], V, 1, Paris, 1928, pp. 162-173; tb.
C. Mango, The Homilies of Photius, en: Dambarton Oaks Studies, 3, 1958. Cf. D. Obolensky, The byzantine Commonwealth.
Eastern Europe, 500-1453, London, 1974 (1971), pp. 240-242.
R.P.Chr., p. 60; Bury, op. cit., 419-422; G. Ostrogorsky, History of the Byzantine State, translated by Joan Hussey, Rutgers U.P.,
1957, pp. 202-203; la primera edicin alemana es de 1940 y la segunda de 1952, en el Handbuch der Altertumswissenchaft, XII, I,
2; M. de Taube, Rome et le Russie avant linvasion des Tatars (IXe - XIIIe sicles), I, Paris, 1947, pp. 125 y ss.; Brhier, op. cit., pp.
128-129; Vernadsky, op. cit., I, pp. 342-344; Irene Sorlin, Les traits de Byzance avec la Russie au Xe sicle, en: Cahiers du
monde russe et sovitique, Paris, La Haye, II, 3, 1961, pp. 321 y ss. No hemos podido consultar: A. Vasiliev, The Russian Attack on
Constantinople, Cambridge, Mass., 1946.
Para la vida y obra de los Apstoles de los eslavos, v. A.P. Vlasto, The Entry of the Slavs into Christendom. An Introduction to the
Medieval History of the Slavs, Cambridge U.P., 1970, pp. 29-79; para la embajada a los Khzaros, v. pp. 35-36. F. Dvornik, Les
Slaves. Histoire et Civilisation de lAntiquit aux dbuts de lpoque Contemporaine, Paris, 1970 (1956 en ingls), pp. 177-178;
Obolensky, op. cit., p. 241, y Cyrille et Mthode et le Christianisation des Slaves, en: La conversione al Cristianesimo
nellEuropa dellAlto Medioevo, Settimane di Studio, XIV, Spoleto, 1967, pp. 587 y ss., ahora en: Byzantium and the Slavs:
Collected studies, London, 1971.
Photii ep. 4, en: FHG, V, 1, p. 163; comentario en Obolensky, op. cit., p. 242 y The Empire and its northern neighbours,
565-1018, pp: 494-496, en: CMH, IV, 1, chap. XI; De Taube, op. cit., pp. 29 y ss.; Dvornik, op. cit, p. 178; Vlasto, op. cit., pp.
240 y 244.
Theophanis continuatio, en: PG, t. CIX, col. 380; Franz Dlger, Regesten der Kaiserurkunden des Ostrmischen Reiches von
565-1453 [=RKOR], I, Regesten von 585-1025, Mnchen und Berlin, 1924, p. 80, N 493, en: Corpus der Griechischen Urkunden
des Mittelalters und der Neueren Zeit, A, I; De Taube, op. cit., p. 30 y esp. pp. 92-95; Vlasto, op. cit., p. 245.
10
R.P.Chr., p. 62; R. Grousset, LEmpire des steppes, Paris, 1960 (1939), p. 234. Acerca de los magyares y petchenegos, v. Gy.
Moravcsik, Commentary on DAI, II, pp. 12-16 y 142-150, que remiten a los correspondientes captulos del texto de Constantino
VII; v. tb. L. Halphen, Les barbares. Des grandes invasions aux conqutes turques du XIe sicle, P.U.F., 1948 (1940), pp. 334 y ss.;
Musset, op. cit, pp. 59 y ss.
R.P.Chr., pp. 62-63; Vlasto, op. cit., pp. 38 y ss.; Dvornik, op. cit., pp. 82 y ss. A. Gieysztor, La strutturazione culturale di paesi
slavi nellAlto Medioevo, en: Centri e vie di Irradiazione della civilt nellAlto Medioevo, Settimane di Studio, XI, Spoleto,
1964, pp. 382-383.
12
The Russian Primary Chronicle. Laurentian Text, Translated and edited by Samuel Hazzard Cross and Olgerd P. SherbowitzWetzor, The Medieval Academy of America, Cambridge, Mass., 1953, Introduction, pp. 3-50, The Russian Primary Chronicle,
pp. 51-295 (ad a. 1116), Appendix I-II, pp. 206-219, Notes to Introduction, pp. 220-230, Notes to the R.P.Chr., pp. 231-284,
Appendix, pp. 285-287, Selected Bibliography, pp. 288-295, Table of Princes, pp. 297-298, Index of Names, pp. 299-313,
con un cuadro genealgico de los Rurikidas en el perodo de la R.P.Chr.; v. tb. Sylwiusz Mikucki, tudes sur la diplomatique russe
la plus ancienne, I, Les traits byzantino russes du Xe sicle, Academie Polonaise des Sciences et des Lettres, Cracovie, 1953, p.
10; v. Szeftel, Marc, Review: The Russian Primary Chronicle: Laurentian Text (S.H. Cross and O.P. Sherbowitz-Wetzor), en:
Speculum, 30, 1955, pp. 257-267, ahora en: Russian Institutions and Culture up to Peter the Great, Variorum Reprints, London,
1975 (II).
13
Mikucki, op. cit., pp. 3-8 y 37; Sorlin, op. cit., pp. 326-328 y 472 y ss.
14
15
Brhier, op. cit., p. 150 (Tesalnica); pp. 144-146 (Tetragamia). A.A. Vasiliev, The Second Russian Attack on Constantinople,
en: Dumbarton Oaks Papers (=DOP), VI, 1951, pp. 220-221.
16
R.P.Chr. p. 84 (Ataque a Constantinopla, a. 907); Vasiliev, op. cit., pp. 168 y ss., con la acuciosidad bibliogrfica que caracterizan
sus trabajos, expone en extenso las distintas posiciones defendidas por los historiadores acerca de la veracidad o falsedad de este
relato y, por lo tanto, de la campaa. Obolensky, The Byzantine Commonwealth, pp. 243 y ss.; Vernadsky; op. cit., II, p. 26; v.
Malleros, El Imperio Bizantino 395-1204 (Historia, cultura y derecho), Santiago, 1951 (reedicin ampliada y actualizada en
preparacin [que se public en 1987: El Imperio Bizantino (395-1204), Ed. del Centro de Estudios Bizantinos y Neohelnicos de la
Universidad de Chile, Santiago de Chile]) pp. 354 y 381, (Ataque del 941), que trae referencias a los historiadores griegos
contemporneos; hay que aadir: D.A. Zakythinos, Historia Bizantina (324-1071), Atenas, 1972 (en griego). De la extensa
bibliografa en ruso, citamos M.V. Levcenko, Russkovizantijskie dogovory 907 i 911, Viz. Vremennik, V, 1952, pp. 105-126, que
no hemos podido consultar.
17
R.P.Chr. Pp. 64-65: Tratado del 907. Hemos tenido a la vista la traduccin al francs que ofrece Sorlin, op. cit., pp. 329-331. Para
la bibliografa anterior a 1924, v. Dlger, RKOR., p. 65, N 549; v. el importante trabajo del Barn Michel de Taube, Lapport de
Byzance au dveloppement de droit international occidental, en: Recueil des Cours de lAcadmie de Droit International, t. 67, I,
1939, pp. 283-284, donde comenta el tratado.
De este modo, los emperadores Len y Alejandro sellaron la paz con Oleg, habiendo aceptado el
tributo; y cada uno de ellos prest juramento, los Emperadores besando la Cruz, y exigiendo a Oleg y a sus
hombres comprometerse segn la ley rusa, jurando por sus armas y por su dios Perun, y por Volos, dios del
ganado, y as confirmaron la paz.
Oleg orden confeccionar velmenes de brocato para los barcos rusos, y de seda para los eslavos, y
sus rdenes fueron cumplidas. Los Rusos colgaron sus escudos sobre las puertas de la Ciudad en seal de
victoria y entonces Oleg se alej de Tsargrad. Los Rusos desplegaron sus velas de brocato y los eslavos sus
velas de seda; pero el viento las destroz. Entonces los Eslavos dijeron: Continuemos con nuestras velas de
lona; las de seda no han sido hechas para los eslavos. As, Oleg lleg a Kiev, trayendo mantos de seda, oro,
fruta y vinos, junto con todo tipo de adorno.
Es posible que el texto anterior haya sido adornado con ms de un recurso legendario, y varios
investigadores han querido ver en uno u otro detalle de la narracin influencias o reminiscencias de
elementos que se encuentran en sagas nrdicas, y que habran servido de modelo para componer la saga de
Oleg.
El nmero de los barcos de la expedicin puede considerarse una normal exageracin; en cuanto a
la combinacin de la flota con un ejrcito, resulta imposible aceptarla, porque la ruta terrestre pasaba por
territorio blgaro, y Bulgaria se encontraba en paz con el Imperio, por el Tratado del 904. El uso de la cadena
defendiendo el Cuerno de Oro es efectivamente histrico, y se haba empleado por primera vez frente a la
ofensiva rabe del 717. El transporte de barcos sobre ruedas era una prctica usual entre los normandos. La
alusin a San Demetrio de Tesalnica podra sealar una influencia blgara18, aunque a causa de la reciente
cada de Tesalnica en manos de los rabes (904), no es temerario pensar que existiese entre los bizantinos el
recelo por la clera del Santo Patrono de esta ciudad, enfadado con Bizancio al no haber recibido un apoyo
eficaz en la defensa de su ciudad. El elevado tributo -alcanzara a 48.000 libras de plata- sera un
embellecimiento del redactor para hacer ms evidente el triunfo de los rusos19.
Los embajadores enviados por Oleg tienen todos nombres escandinavos: Karl, Farulf, Vermund,
Hrollaf y Steinvith, y posiblemente representaban a los prncipes que haban acompaado a Oleg en esta
expedicin o que haban enviado su contingente20 .
Las ciudades beneficiadas geogrficamente pertenecen a tres grupos distintos: Kiev, Chernigov,
Perejaslavl y Ljubech constituyen un conjunto homogneo sobre el Dnieper medio; Polotsk est mucho ms
al norte, sobre el Dvina; Rostov est distante, en la cuenca del alto Volga, y no parece beneficiarse con el
trfico fluvial. Los dos primeros grupos, por el contrario, estn situados en la ruta de los variegos a los
griegos, y esta coincidencia debe ser subrayada: tras Kiev se han agrupado ciudades mercantiles, que viven
del trfico norte-sur (...) y que tienen, por lo tanto, intereses comunes. Pero la presencia de Rostov es
igualmente una indicacin valiosa: nos muestra que la potencia rusa no se ha formado nicamente alrededor
y bajo la influencia de la va comercial; una ciudad que vive, al parecer, de una economa exclusivamente
rural, ha podido igualmente sacar provecho del tratado 21. Estas ciudades estaban ordenadas jerrquicamente
alrededor de Kiev, nica que cuenta con un gran prncipe (velikii kniaz) que ejerce la autoridad sobre los
dems prncipes, unos aliados, otros vasallos22.
El Barrio de San Mamas quedaba fuera de las murallas, a continuacin del palacio de Blachernas,
junto al Cuerno de Oro, con su puerto propio. La puerta ms adecuada para comunicar con la Ciudad era la
18
19
20
A. Soloviev, Lorganisation de lEtat russe au Xe sicle, p. 250, en: LEurope aux IXe-XIe Sicles. Aux origines des Etats
nationaux, Varsovie, 1968, ahora en: Byzance et la formation de lEtat russe. Recueil dtudes, Variorum Reprints, London, 1979.
Soloviev remite a la obra de V. Thomsen, The Relations Between Ancient Russia and Scandinavia and the Origin of the Russian
State, Oxford, 1876, quien estableci el origen escandinavo de estos nombres (obra que no hemos podido consultar); v. Sthlin, op.
cit., p. 31.
21
Sorlin, op. cit., pp. 346-347, y las importantes notas que all se encuentran. Sobre algunas de estas ciudades y otras, v. Obolensky,
DAI, II, pp. 29-32; tb. Sthlin, op. cit., p. 20.
22
Vernadsky, op. cit., II, p. 31; Sorlin, op. cit., p. 349; Sthlin, op. cit., p. 31.
Xiloporta23.
El Libro del Eparca, que se supone escrito a comienzos del siglo X y que da precisiones acerca de la
situacin de los comerciantes extranjeros, y especialmente blgaros, indica la tarea que cumple el legatario,
oficial que corresponde al funcionario nombrado en el tratado y encargado de llevar el registro de los
comerciantes rusos en Constantinopla 24
La corroboracin de este tratado anota que los emperadores Len y Alejandro, adems de besar la
Cruz, juraron, accin que no corresponde a la majestad y que contradice toda la ideologa imperial; hay que
considerar, pues, este punto como una de las tantas interpolaciones debidas al monje Nstor o a copistas
posteriores25.
Los dioses aqu nombrados -Perun, dios del trueno, y Volos, -dios del ganado y de la riqueza- son la
primera referencia de que se dispone del panten eslavo. Unbegaun se pregunta: Siendo los normandos
rusos unos guerreros y otros comerciantes, no podra verse en Perun-Thor al protector de los primeros, con
sus armas, y en Volos, al de los segundos, con su oro? 26.
Por ltimo, los escudos colgados -el de Oleg en lugar preferente, sin duda- sobre las puertas de
Constantinopla, no deben entenderse como seal de victoria, sino como smbolo de paz, segn una
costumbre de los antiguos normandos27.
***
Con toda seguridad a Oleg no le resultaba fcil mantener el control de los rusos, y la paz jurada fue
violada con ms de algn acto de piratera en los aos siguientes. Fue necesario, pues, restablecerla, y la
constancia de esto es el tratado del 911, que algunos autores toman como la formulacin en extenso del
anterior; pero, con Vasiliev, creemos que hay que considerarlo como un tratado final distinto 28; sin embargo,
los dos documentos son complementarios: el tratado del 907 representa los compromisos de Bizancio y el
del 911 representa los de los rusos 29. La redaccin conservada de este tratado reviste las formalidades
acostumbradas para un documento de esta naturaleza como veremos a continuacin, al entregar el texto con
los correspondientes epgrafes de las partes entre parntesis30 :
Oleg envi a sus representantes para hacer la paz y confeccionar un tratado entre Griegos y Rusos;
sus enviados hicieron la siguiente declaracin:
(Texto del Tratado del 911)
Ejemplar conforme al tratado concluido bajo los emperadores Len y Alejandro.
23
Cross, Notes to the R.P.Chr., p. 236, n. 34; Obolensky, The Byzantine Commonwealth, p. 244; v. mapa 1, Constantinople, en:
CMH, IV, I, p. 6.
24
Le livre du Prfet, ed. Jules Nicole, Genve, 1893, chap. 20, pp. 56-57; Jus Graeco-Romanum, ed. Zepos, Athnes, 1931, t. II, p.
389, cit. por Sorlin, op. cit., pp. 349-350, n. 135. Cf. Brhier, Les institutions de lEmpire Byzantin, Paris, 1949, pp. 186-192 [Hay
edicin en espaol: Las Instituciones del Imperio Bizantino, Trad. de J. Almoina, UTEHA, 1956, Mxico D.F.]; Malleros, op. cit.,
pp. 365-367.
25
Cf. Mikucki, op. cit., p. 20, a propsito del Tratado del 911. Sobre la validacin de los tratados, v. De Taube, op. cit., pp. 272-275,
donde se indica el postulado capital pacta sunt servanda, que precisa toda una formalidad sacral en la corroboracin de los
tratados.
26
B.O. Unbegaun, Lancienne religion des slaves, en: Mana, 2, III, pp. 400-402, P.U.F., 1948; Vernadsky, op. cit. II, p. 54; v.
Obolensky, DAI, II, p. 55.
27
28
29
30
R.P.Chr., pp. 65-68 (Tratado del 911). Cf. traduccin al francs de Sorlin, op. cit., pp. 331-336; v. Dlger, RKOR., pp. 66-67, N
556. Sorlin, op. cit., pp. 354-358, analiza detalladamente las clusulas del dispositivo, indicando la legislacin bizantina paralela
en notas que transcribimos en los artculos correspondientes; v. tb. Mikucki, op. cit., pp. 13-23.
(I. Protocolo)
(a. Suscripcin) Nosotros, de la nacin rusa: Karl, Inegel, Farlof, Veremud, Rulav, Gudy, Ruald,
Karn, Frelav, Ruar, Aktevu, Truan, Lidul, Fost, Stemid, que hemos sido enviados por Oleg, Gran Prncipe de
los Rusos, y por todos los que estn bajo su brazo, brillantes y grandes prncipes, y por sus grandes boyardos,
a vosotros, Len, Alejandro y Constantino, grandes Autcratas en Dios, Emperadores de los Griegos, para la
confirmacin y la proclamacin del amor (paz) que ha existido desde hace largos aos entre los Cristianos y
los Rusos, por la voluntad y por la orden de nuestro Gran Prncipe y de todos los Rusos que estn bajo su
brazo.
(b. Prembulo) Nuestra Claridad, deseando sobre todas las cosas, consolidar en Dios y proclamar
un amor (paz) que ha existido entre los Cristianos y los Rusos, ha juzgado conveniente confirmar y
proclamar un tal amor (paz), no slo por la simple palabra, sino tambin por un escrito y bajo un firme
compromiso al jurar sobre nuestras armas, conforme a nuestra fe y a nuestra ley.
Tales son los artculos por los cuales nos hemos comprometido en la fe en Dios y en el amor:
(e. Reiteracin) En primer lugar, que hagamos la paz con vosotros, Griegos, y nos amemos los unos
a los otros con toda nuestra alma y voluntad y no permitamos, en la medida de nuestro poder, ningn desmn
ni falta de parte de los prncipes brillantes que estn bajo nuestro brazo, sino que nos esforcemos, en la
medida de nuestras fuerzas, en la conservacin en los tiempos venideros y siempre, de un amor (paz)
inmutable e incorruptible, proclamado por confirmacin y por un escrito con juramento, con vosotros,
Griegos. Igualmente vosotros, Griegos, conservis con nuestros prncipes rusos brillantes, y con todos
aquellos que estn bajo el brazo de nuestro brillante Prncipe, un amor ntegro e inmutable siempre en todos
los siglos.
(II. Dispositivo)
Para los artculos concernientes a delitos, convenimos lo siguiente: (Artculo 1) Si hay pruebas
evidentes, que se tenga por cierto lo que ellas prueban, pero si no se les concede fe, que la parte demandante
y la que pretende desmentir, presten juramento, y cuando hayan prestado juramento conforme a su fe, que la
pena sea adecuada al crimen tal como aparezca31.
(Artculo 2) Si un Ruso mata a un Cristiano, o un Cristiano mata a un Ruso, que muera en el lugar
mismo donde ha cometido su crimen. Si huye despus de haber matado, y tiene bienes, que la parte (de su
fortuna) determinada por la ley sea entregada al pariente ms prximo de su vctima, y que la mujer del
homicida reciba la parte que le toca por ley. Si el culpable fugado no tiene bienes, que la pena sea reservada
hasta que sea habido y muerto32.
(Artculo 3) Si alguno hiere con espada o golpea con el objeto que sea, por haber herido o
golpeado, que pague cinco libras de plata segn la ley rusa Si el culpable no tiene recursos que pague de
acuerdo a sus medios, y que sea bien despojado de la ropa que lleva, y, por lo dems, que preste juramento,
segn su fe, que nadie puede ayudarlo (a pagar), y que la pena no se prosiga en su contra33.
(Artculo 4) Si un Ruso roba algo a un Cristiano, o un Cristiano a un Ruso, y el ladrn es
sorprendido por el que es robado en el momento que comete el robo, y si pretende defenderse, si es muerto,
que su muerte no sea imputada ni al Cristiano ni al Ruso, y que la vctima del robo recobre lo que le
pertenece. Si el ladrn se entrega, que sea aprehendido por el que ha sido robado, y que sea amarrado y que
devuelva lo que intentaba robar, y que lo devuelva al triple34.
31
El sentido general de este artculo es que, a falta de pruebas materiales, debe exigirse juramento a las partes para iniciar el
procedimiento; esto no tiene nada de original y est conforme al espritu de la legislacin bizantina. Sorlin, op. cit., p. 355, n. 149:
Les Novelles de Len VI le Sage, d. P. Noailles et A. Dain, Paris, 1947, novelle 49, pp. 326-329; Jus Graeco-Romanum, II, p. 47.
32
La idea de infligir la pena de muerte por un homicidio es bizantina y no corresponde al espritu del derecho ruso, como algunos lo
han pretendido, Sorlin, op. cit. p. 355 y n. 151.
33
En el artculo 3 de la Pravda de Jaroslav, una multa de 12 grivni est prevista para este delito. Sorlin, op. cit., p. 356, n. 152
34
Epanagog, chap. 40, 4 y 72; Jus Graeco-Romanum, II, pp. 360 y 366.
(Artculo 5) Si un Cristiano o un Ruso extorsiona o arrebata con violencia manifiesta, alguna cosa a
otro, que pague el triple.
(Artculo 6) Si un barco es arrojado por un temporal a tierra extranjera, y en ese lugar se
encuentran Rusos, y se intenta re-equipar el navo con su cargamento para enviarlo a tierra cristiana, nosotros
(los rusos) lo acompaaremos por los lugares peligrosos hasta que llegue a lugar seguro.
Si un barco (griego) retenido por una tempestad o por un obstculo terrestre no puede retornar a su
puerto, vendremos (los rusos) en ayuda de sus tripulantes y los acompaaremos con la mercadera sanos y
salvos. Si tal accidente sucede a un barco ruso cerca de la tierra griega, nosotros (los griegos) lo
acompaaremos a tierra rusa. Si se puede vender el cargamento de dicho barco (griego), o parte de l,
nosotros los Rusos, bajaremos a tierra el cargamento, y cuando vayamos donde los Griegos, sea para
comerciar o en embajada, devolveremos honestamente (el producto de) la mercadera vendida del barco. Si
sucede que alguien de un barco (griego) fuese muerto por nosotros, los Rusos, o que algo sea robado, que los
que sean encontrados culpables de estos crmenes sean objeto de las penas preestablecidas35.
(Artculo 7) Si un prisionero de uno u otro pas es retenido, sea por los Rusos, sea por los
Cristianos, o vendido en un pas extranjero, sea Ruso o Griego, que sea rescatado y que se le devuelva a su
pas, y se reintegre su precio segn lo convenido de acuerdo a la compra (de este esclavo) 36
(Artculo 8) Cuando se hace un reclutamiento, aquellos (los rusos) que desearen servir a nuestro
Emperador, sea cual sea su nmero y el momento en que vengan, si quieren permanecer junto a nuestro
Emperador de su propia voluntad, que se queden37.
(Artculo 9) Los Rusos prisioneros, procedentes del pas que sea y aunque numerosos, vendidos
entre los Cristianos, as como los Cristianos prisioneros en Rusia provenientes del pas que sea, que sean
vendidos por veinte bezantes y devueltos a los Griegos.
(Artculo 10) Si un esclavo (propiedad de) Ruso, es robado o se fuga, y es vendido por fuerza, y si
los Rusos presentan queja, que el asunto sea comprobado y que recobren el esclavo en Rusia; igualmente, si
los comerciantes pierden un esclavo y presentan queja, que lo busquen, y habindolo encontrado, que se lo
devuelvan. Si alguno impide la accin de la parte demandante, que no se le conceda crdito38.
(Artculo 11) Respecto de los Rusos que trabajan en Grecia bajo el Emperador cristiano; si alguno
muere sin haber hecho testamento y no tiene (junto a s) herederos, que sus bienes sean enviados a sus
parientes ms prximos en Rusia. Si, por el contraro, el difunto ha dejado un testamento, que el heredero
designado reciba lo que le est asignado y lo herede.
(Artculo 12) Respecto de los Rusos que comercian... (laguna).
(Artculo 13) Respecto de las diferentes personas que vayan donde los Griegos y que se
endeudan... (laguna) Si el culpable (no) regresa a Rusia y Rusia se queja al Emperador cristiano, que este
hombre sea aprehendido y devuelto a Rusia, aun contra su voluntad. Los Rusos harn lo mismo con los
Griegos, cuando tal caso se produzca39.
35
Esta clusula es comn en los tratados de Bizancio con los pases extranjeros y se encuentran muchos ejemplos en los tratados
con las repblicas italianas. Las penas previstas para el pillaje del cargamento de barcos encallados son clsicas en la legislacin
bizantina. Sorlin, op. cit., p. 357, y n. 157: Procheiros Nomos, chap. 39, 25; Jus Graeco-Romanum, II, p. 218; Les Novelles de
Len VI le Sage, pp. 234-236; Cfr. De Taube, op. cit., p. 285, quien anota legislacin posterior en el mismo espritu en Bizancio y
el Occidente; Cfr. Th. Szeftel, Marc, La condition lgale des trangers dans la Russie novgorodo-kievienne (en: Recueils de la
Socit Jean Bodin, 10, Bruxelles, 1958), ahora en: Russian Institutions and Culture up to Peter the Great, op. cit., (IV), quien
ofrece una traduccin de este artculo y referencias a bibliografa rusa atingente, v. pp. 383-386.
36
20 nomismatas, precio medio de un esclavo, Sorlin, op. cit., p. 357, y n. 158. Procheiros Nomos, chap. 34, 11; Jus GraecoRomanum, II, p. 200; Cfr. De Taube, op. cit., pp. 323-324, quien subraya esta permanente preocupacin y medidas tomadas por
Bizancio por la suerte de los prisioneros, dando numerosos ejemplos tomados de tratados suscritos con otros pueblos.
37
Origen de la Guardia Variega en Constantinopla, v. De Taube, op. cit., p. 292; Cf. art. 14 del Tratado del 944 y nuestra n. 75, infra.
38
39
De Taube, op. cit., p. 286: primeros testimonios del principio de extradicin, junto con el art. 11 del Tratado del 944.
(III. Escatocolo)
(a) A fin que la confirmacin y la estabilidad sean entre vosotros, Cristianos, y la Rusia, hemos
hecho la paz que ha sido (concluida) por la escritura de Juan, sobre dos cartas de vuestro Emperador y de su
mano, ante la Santa Cruz, y la Santa e indivisible Trinidad de vuestro Dios nico y verdadero, para ser
proclamada y dada a nuestros embajadores. Nosotros hemos jurado a vuestro Emperador que (lo) es por Dios
en tanto que fundacin divina, por la ley y la costumbre de nuestro pueblo, no transgredir ni nosotros, ni
persona alguna de nuestro pas, los artculos estipulados de la paz y del amor (tratado de paz).
(b. Corroboracin). Y tal escrito lo hemos dado para confirmacin de vuestra Majestad, (segn
conviene), a las dos (partes) permanecer (fieles) a tal tratado para confirmacin y la proclamacin de la paz,
que existe entre nosotros.
(c. Datacin) El mes de septiembre, 2, indiccin 15, en el ao de la creacin del mundo 6420
(911)40.
El Emperador Len honr a los embajadores rusos y les despach con obsequios de oro, mantos de
seda y vestiduras, y coloc a sus sbditos a su disposicin para mostrarles las bellezas de las iglesias del
palacio dorado, y los tesoros all contenidos. Mostraron a los Rusos mucho oro y muchos ornamentos y
joyas, junto con reliquias de la Pasin de Nuestro Seor: la corona, los clavos y el manto de prpura, as
como huesos de los Santos. Tambin, instruyeron a los Rusos en su fe, exponindoles la verdadera doctrina.
El Emperador les despidi con grandes honores. Los enviados de Oleg regresaron a Kiev y le relataron todas
las declaraciones de ambos Emperadores; refirieron cmo concluyeron la paz y establecieron un acuerdo
entre Grecia y Rusia, confirmado por juramentos inviolables por parte de los sbditos de ambas naciones.
Estudiando la composicin de la embajada rusa, Soloviev establece que todos los nombres son
escandinavos y que denotan una organizacin en la que el gran prncipe Oleg -regente del joven Igor,
representados por Karl e Inegeld-, preside a doce prncipes locales, quienes han enviado a sus
correspondientes embajadores; la embajada incluye tambin a Stemid, presumiblemente desempeando la
funcin de heraldo e intrprete41.
La permanencia de rusos en Constantinopla debe haber dado origen a muchas tensiones que exigan
disposiciones jurdicas precisas para zanjar los pleitos que originaban; esto explica que los artculos del
dispositivo de este tratado caigan dentro del campo del derecho internacional privado.
Vernadsky calcula que la flotilla anual que llegaba a Constantinopla poda ser de unos 500 barcos monxilos o sus variantes- capaces de cargar unas 10.000 toneladas, de las cuales fcilmente la mitad poda
ser pieles, cera y miel, los principales rubros rusos de exportacin, junto con los esclavos. De regreso,
llevaban los productos bizantinos, telas de seda y vino en primer lugar, y especias. El volumen de este
comercio internacional es muy alto en comparacin con el realizado en la Europa occidental en la Edad
Media42.
Oleg estableci, as, slidas relaciones comerciales entre Rusia y Bizancio, que se acrecentaron en
los aos siguientes, y contribuyeron a la prosperidad y prestigio de Kiev.
Poco despus de suscrito el tratado del 911, muri Oleg, y fue sucedido por un descendiente de
Rurik, el prncipe Igor -para entonces ya casado con la princesa Olga de Pskov- quien mantuvo la ventajosa
paz con Bizancio durante 30 aos43 . No slo Kiev goz de las ventajas que signific esta prolongada paz,
sino tambin las dems ciudades de la tierra rusa se beneficiaron con los tranquilos contactos anuales con el
Imperio, que actuaron positivamente sobre la innegable vitalidad de las ciudades rusas.
40
Cross, Notes to the R.P.Chr., p. 233, n. 16, sobre cronologa bizantina; v. Grumel, V., La Chronologie. Trait dtudes byzantines,
I, Paris, 1958.
41
Soloviev, op. cit., p. 250; tb. Sorlin, op. cit., p. 332, n. 75; Cfr. Tb. Szeftel, Marc, Les principauts russes avant lascension de
Moscou (IXe-XVe sicles), (en: Recueils de la Socit Jean Bodin, 22, Bruxelles, 1969) ahora en: Russian Institutions and
Culture..., op. cit., (IX) esp. pp. 614-615.
42
Vernadsky, op. cit., II, pp. 28-30; Obolensky, D.A.I, II, pp. 23-25 y 36 (monxilos), p. 37 (duracin de la expedicin), pp. 44-45
(productos); v. tb.. Sthlin, op. cit., pp. 32-33.
43
La Crnica de Nstor entrega los preliminares de una gran campaa emprendida en el verano del
944, para vengar la derrota infligida a la flota rusa pocos aos antes por los bizantinos, gracias al empleo del
aterrador fuego griego44. Esta expedicin variego-rusa alcanz hasta las bocas del Danubio, momento en que
se concert una tregua entre Bizancio y los rusos. El intercambio de embajadores permiti renovar la paz por
el tratado del 944, que tambin viene transcripto en la Primera Crnica Rusa. Este tratado es, sin duda, un
documento oficial emanado de la cancillera imperial y uno de los ms antiguos de la diplomacia
bizantina45.
(Campaa del 944) Luego de reunir muchos guerreros entre los Variegos, los Rusos, los
Polyanianos, los Eslavos, los Krivichianos, los Tivercianos, y los Petchenegos, y habiendo recibido rehenes
de ellos, Igor avanz sobre los Griegos con barcos y con caballera, vido de venganza. Los Quersonitas, al
imponerse de esta expedicin, informaron a Romano que los Rusos estaban avanzando con innumerables
embarcaciones y que cubran el mar con sus barcos. Igualmente los Blgaros despacharon noticias
confirmando que los Rusos estaban en camino, y que haban ganado como aliados a los Petchenegos.
Cuando el Emperador oy estas noticias, envi a Igor sus mejores boyardos para suplicarle que no se
acercara ms, sino ms bien que aceptara el tributo que Oleg haba recibido, y a cuya suma an se podra
agregar algo ms. Igualmente envi a los Petchenegos mantos de seda y abundante oro.
Entonces Igor, al llegar al Danubio, reuni a su comitiva, y luego de algunas consideraciones, les
comunic el ofrecimiento del Emperador. La comitiva de Igor, entonces, respondi: Si el Emperador habla
as, qu ms podemos desear que recibir oro, plata y mantos de seda sin tener que luchar por ellos? Quin
puede saber cul ser el victorioso, nosotros o l? Quin tiene al mar por aliado? Porque nosotros no
estamos avanzando por tierra, sino a travs de las profundidades del mar. La muerte nos acecha. Igor les
hizo caso y autoriz a los Petchenegos para que saquearan Bulgaria. l mismo, luego de haber recibido de
los Griegos oro y mantos suficientes para todo su ejrcito, regres nuevamente a Kiev en su tierra natal.
Romano, Constantino y Esteban enviaron a Igor representantes suyos para renovar el tratado
anterior, e Igor discuti el asunto con ellos. Igor envi sus propios representantes a Romano, y el Emperador
reuni a sus boyardos y dignatarios y se les pidi que hablasen, y se orden que los comentarios de ambas
partes fuesen inscritos sobre pergamino. Una copia de los acuerdos concluidos bajo los cristiansimos
prncipes Romano, Constantino y Esteban, se incluye a continuacin:
(Texto del Tratado del 944)
Ejemplar conforme al tratado concluido bajo los emperadores Romano y Constantino y Esteban,
seores piadosos:
(I. Protocolo)
(a. Suscripcin) Nosotros de la nacin rusa, embajadores y mercaderes, Ivor, embajador de Igor,
gran prncipe ruso, y los otros embajadores Vuefast por Sviatoslav, hijo de Igor; Iskusevi por la princesa
Olga; Sludy por Igor, sobrino de Igor; Uleb por Volodislav; Khanikar por Predslava; Sikhbern Sfandr por la
mujer de Uleb; Prasten por Turod; Libiar por Fast; Grim por Svirki; Prasten por Akun, sobrino de Igor; Kary
por Tudki; Karsev por Turod; Egri por Evlisk; Voist por Vojk; Istr por Aminod; Prasten por Bern; Jatv Jag
por Gunnar; Alvad por Gud; Fudri por Tuad; Mutur por Utin; y los mercaderes: Adun, Adulb, Iggivlad, Uleb,
Fruntan, Gomol, Kuci, Emig, Turobid, Furosten, Bruny, Roald, Sven, Stir, Aldan, Tilen, Apubeksar, Vuslev,
Sinko Boric (biric ?), enviados por Igor, gran prncipe ruso, y por cada principado y por todo el pueblo de la
tierra rusa.
(b. Prembulo)
44
R.P.Chr., pp. 71-72 (ataque del 941); Liudprandus, Antapodosis, V, en: Liudprandi opera, ed. J. Becker, Scriptores rerum
germanicarum, Hannover und Leipzig, 1915 (1839), pp. 137-139 [v. la ms reciente ed. en italiano, Liutprando di Cremona. Italia
e Bisanzio alle soglie dellanno mille, a cura di Massimo Oldoni e Pierangelo Ariatta, Europa, 1987, Novara, Antapodosis: pp.
39-197, l. V: 165-188]; R.P.Chr., pp. 72-73 (Campaa del 944); A. A. Vasiliev, History of the Byzantine Empire, The University of
Wisconsin Press, 1964 (1952), I, p. 322 [Hay ed. en espaol: Vasiliev, A. A., Historia del Imperio Bizantino, Gil Ed., 1946,
Barcelona]; Runciman, S., The Emperor Romanus Lecapenus and his Reign. A Study of Tenth-Century Byzantium, Cambridge U.P.,
1963, p. 111; Obolensky, The Byzantine Commonwealth, p. 246; Sorlin, op. cit., pp. 452-454.
45
Sorlin, op. cit., p. 464; R.P.Chr., pp 73-77 (Tratado del 944); traduccin al francs, Sorlin, op. cit., pp. 447-452.
Y todos ellos han ordenado la renovacin de la antigua paz, -destruida desde muchos aos por el
diablo, que odia la paz y desea la enemistad-, para ratificar el entendimiento de los Griegos y los Rusos. Y
nuestro gran prncipe Igor y sus prncipes boyardos y todo el pueblo ruso nos han enviado donde Romano y
Constantino y Esteban, grandes emperadores griegos, para concluir un acto de amistad con los emperadores
mismos, con todos sus dignatarios y todo el pueblo griego, por todos los siglos, mientras brille el sol y
permanezca el mundo. Y si algunos Rusos tienen la intencin de violar este acuerdo, que aquellos de entre
ellos que sean bautizados sufran la venganza de Dios Todopoderoso, y que sean condenados a perecer por
todos los siglos; y que aquellos de entre ellos que no sean bautizados, no tengan ninguna ayuda de Dios ni de
Perun, y que no puedan protegerse con sus escudos y que sean masacrados con su propia espada, con sus
flechas o cualquier otra de sus armas, y que sean esclavos por todos los siglos.
(c. Reiteracin)
Que el gran prncipe ruso y sus boyardos enven cuantos navos quieran donde los grandes
emperadores griegos, con embajadores y comerciantes, segn ha sido estipulado por ellos.
Antao los embajadores portaban sellos de oro y los comerciantes, de plata. Ahora, vuestro prncipe
ha hecho saber que sera preciso enviar cartas a nuestro reino; que los embajadores y los mercaderes
enviados por ellos traigan una carta redactada as: Yo he enviado tantos barcos, y por estas cartas nosotros
sabremos que ellos vienen con intenciones pacficas. Si ellos vienen sin cartas y caen en nuestras manos,
nosotros les aprehenderemos y les guardaremos hasta que vuestro prncipe sea avisado. Si no quieren
entregarse voluntariamente, y se defienden, que vuestro prncipe no se violente por su muerte. Si ellos
escapan y vuelven a Rusia, nosotros le escribiremos a vuestro prncipe, y que ellos (los prncipes rusos)
hagan lo que bien les parezca (a los rusos fugitivos).
Si los Rusos vienen sin mercadera, que no reciban sus raciones mensuales. Que el prncipe prohiba
a sus embajadores y a los Rusos, que vengan ac a cometer delitos en nuestras ciudades y en nuestro pas.
Que aquellos que vengan se alojen en San Mamas, y nuestro gobierno les mandar a buscar, y
cuando se hayan inscrito sus nombres, obtendrn su racin mensual; los embajadores, la mensualidad de los
embajadores, y los comerciantes, su mensualidad, en primer lugar aquellos de la ciudad de Kiev, luego los de
Chernigov y de Perejaslavl y de las otras ciudades.
Que ellos entren a la Ciudad por una sola puerta, acompaados de un oficial imperial, sin armas, de
a cincuenta hombres; y que hagan el comercio de acuerdo a sus necesidades, y que vuelvan a salir de la
Ciudad. Y que el oficial de nuestro gobierno les vigile, y que si alguno de entre los Rusos o los Griegos
comete una falta, que lo corrija.
Que los Rusos que entren a la ciudad no causen daos, y que no tengan la libertad de comprar seda
sino por un valor de 50 nomismatas. Y si alguno compra seda, debe mostrarla al oficial imperial que all
estampar su sello, y luego se la entregar.
Que los Rusos que partan desde ac, lleven de ac el alimento que necesiten para el camino, y lo
que les sea necesario para sus navos, como ha sido ya estipulado, y que lleguen sanos y salvos a sus pases.
Que no tengan derecho a pasar el invierno en San Mamas.
(II. Dispositivo)
(Artculo 1) Si un esclavo huye de Rusia, y se le viene a buscar a la tierra que est bajo nuestro
dominio, y si est en San Mamas, que sea aprehendido; si no se le encuentra, que los Rusos cristianos presten
juramento segn su fe, y los no-cristianos segn su ley, y que les sea entregado su precio como ha sido antes
estipulado, (es decir) dos piezas de seda por esclavo.
(Articulo 2) Si alguno de los esclavos de nuestro dominio, de nuestra Ciudad, o de otras ciudades,
huyese donde ustedes llevando alguna cosa, que se le haga regresar, y si aquello que ha tomado est intacto,
que se le quiten 2 nomismatas por aquello que ha tomado.
(Artculo 3) Si alguno de entre los Rusos intenta tomar (por fuerza) alguna cosa de un sbdito de
nuestro Imperio, que aquel que haya hecho tal cosa sea duramente castigado; si se ha apoderado de alguna
cosa, que pague el doble; y si es un Griego quien ha hecho semejante cosa a un Ruso, que incurra en la pena
que habra recibido el otro.
(Artculo 4) Si ocurre que un Ruso roba alguna cosa a un Griego, o un Griego roba alguna cosa a un
Ruso, es justo que entregue no solamente la cosa misma, sino ms que su valor. Si se descubre que lo que ha
sido robado haya sido vendido, que se entregue tambin el doble de su precio (de venta), y el ladrn ser
castigado segn la ley griega y segn el reglamento de la ley rusa.
(Artculo 5) Cualquiera sea la cantidad de prisioneros cristianos, que correspondan a nuestro
Imperio, que los Rusos traigan: un hombre joven o una joven nia hermosa, que sean comprados por 10
nomismatas y que sean rescatados; si es un hombre de mediana edad, que se d 8 nomismatas; y si es un
viejo o un nio, que se den 5 nomismatas.
(Artculo 6) Si se encuentran Rusos en esclavitud entre los Griegos, si se trata de prisioneros, que
los Rusos los rescaten por 10 nomismatas. Si han sido comprados por un Griego, conviene que ste preste
juramento sobre la Cruz y que reciba el precio que pag por el esclavo.
(Artculo 7) Respecto del pas del Quersoneso. Cualquiera sea el nmero de las ciudades de esa
regin, el prncipe ruso no tiene derecho a hacer la guerra en esos pases, y ese pas no debe ser sometido, y
cuando el prncipe ruso me pida soldados para hacer la guerra, yo le dar tantos cuantos necesite.
(Articulo 8) Si los Rusos encuentran un navo griego arrojado sobre cualquier costa que sea, que no
le hagan ningn dao. Si alguno tomase alguna cosa de all o toma por esclavo a algn hombre o le mata,
que sea castigado segn la ley rusa y griega.
(Artculo 9) Si los Rusos encuentran Quersonitas pescando en las bocas del Dnieper, que no les
hagan dao alguno. Y que los Rusos no tengan el derecho de pasar el invierno en la desembocadura del
Dnieper, en Belbereze ni en San Eleuterio; sino cuando llega el Otoo, que regresen a sus tierras en Rusia.
(Artculo 10) Respecto de los Blgaros Negros que vienen a hacer la guerra en el pas del
Quersoneso, ordenamos al prncipe ruso que no se los permita: (en efecto) ellos causan dao a su pas.
(Artculo 11) Si algn delito es cometido por los Griegos sometidos a nuestro Imperio, que no se
tenga por los Rusos el derecho de castigarlos, sino bajo orden de nuestro Imperio que sean castigados segn
lo que hayan hecho.
(Artculo 12) Si un Cristiano mata a un Ruso o un Ruso a un Cristiano, y el criminal es aprehendido
por los parientes de la vctima, que se le mate. Si el culpable escapa y huye, si tiene bienes, que los prximos
a la vctima tomen sus bienes. Si aquel que mat no tiene bienes y huye, que se le busque hasta
encontrrsele, y si es encontrado que se le mate.
(Artculo 13) Si con una espada, una lanza o cualquier arma que sea, un Ruso golpea a un Griego, o
un Griego a un Ruso, que por este delito pague 5 libras de plata segn la ley rusa. Si no tiene recursos, que se
venda todo lo que tiene y que se le quiten hasta los vestidos que lleva y, por lo dems, que preste juramento
segn su fe, que no posee nada ms, y que se le libere.
(Artculo 14) Si nuestro Imperio requiere vuestros guerreros para combatir a aquellos que se nos
oponen, escribiremos a vuestro gran prncipe y l nos enviar cuantos pidamos, y as los otros pases sabrn
cunta amistad existe entre los Griegos y los Rusos.
(III. Escatocolo)
Hemos escrito este acuerdo en dos cartas, y una carta se encuentra en nuestro Imperio, sobre la cual
se encuentra una Cruz y estn escritos nuestros nombres, y sobre la otra (figuran) vuestros embajadores y
vuestros comerciantes. Y habiendo partido los embajadores de nuestro reino, que se les acompae donde el
gran prncipe ruso Igor y sus hombres, y que aqullos, recibiendo la carta, deban prestar juramento de
guardar la verdad, como lo hemos convenido y como lo hemos escrito en esta carta sobre la cual estn
escritos nuestros nombres.
Nosotros por nuestra parte, aquellos de nosotros que hemos sido bautizados, hemos jurado por la
iglesia de San Elas, en la catedral, y en presencia de la Santa Cruz y de esta carta, de cautelar todo lo que
est escrito y no transgredirla en nada; y si alguno de nuestra tierra la transgrede, sea un prncipe o
quienquiera que sea, bautizado o no bautizado, que no reciba ninguna ayuda de Dios, y que sea esclavo por
todos los siglos venideros y que sea traspasado por su arma.
En cuanto a los Rusos no bautizados, que pongan por tierra sus escudos y sus espadas desnudas,
para prestar juramento a propsito de todo lo que est escrito en esta carta, lo que ser guardado por Igor y
por todos los boyardos, y por todo el pueblo de la tierra rusa, en los tiempos futuros y eternamente. Si alguno
de los prncipes o del pueblo ruso, cristiano o no cristiano, transgrede lo que est escrito sobre esta carta,
merece morir por su arma, y que sea maldito por Dios y por Perun porque ha violado su juramento.
Y si Igor, el gran prncipe, acepta hacer la paz, que conserve este amor (paz) ntegro, a fin de que no
decline en tanto que el sol brille y que el mundo entero permanezca en los tiempos presentes y futuros. (Fin
del Tratado).
Los agentes enviados por Igor retornaron con los enviados griegos y le informaron acerca de todo
lo dicho por el emperador Romano; entonces Igor llam a los enviados griegos a su presencia y les solicit
que informasen qu mandato traan del Emperador. Los enviados del Emperador contestaron: El Emperador
nos ha enviado; l ama la paz y desea mantener la concordia y la amistad con el prncipe de Rusia. Vuestros
enviados han recibido la promesa de nuestros Emperadores y nos envan a recibir vuestro juramento y el de
vuestros hombres. Igor prometi cumplir con su peticin. Por la maana, Igor cit a los enviados de Grecia
y los llev a una colina donde haba una estatua de Perun. Los Rusos depusieron sus armas, sus escudos y
sus ornamentos de oro, e Igor y sus hombres prestaron juramento (por lo menos aquellos que eran paganos),
mientras los Rusos cristianos prestaron juramento en la iglesia de San Elas, la cual est en la altura, en la
vecindad de Pasyncha y del barrio de los Khzaros. Era, de hecho, una iglesia parroquial, dado que muchos
de los Variegos eran cristianos.
Igor, despus de haber confirmado el tratado con los Griegos, despidi a los embajadores
obsequindoles pieles, esclavos y cera. Los embajadores regresaron donde el Emperador y le informaron
acerca de todo lo declarado por Igor y del afecto que haba demostrado a los Griegos.
Los embajadores en esta ocasin forman una delegacin impresionante, compuesta -en primer lugarpor el representante del gran prncipe Igor y representantes de ms de veinte prncipes locales y de princesas,
miembros de la dinasta reinante o emparentados por alianza. De estos nombres, ya tres son eslavos y
corresponden a parientes directos, lo que muestra que la dinasta comienza a eslavizarse; todos los dems
tienen nombres escandinavos, provenientes de la regin de Upland, en Suecia. En cuanto a los embajadores,
todos llevan tambin nombres escandinavos, con la excepcin de dos estonianos -Iskusevi, enviado por la
princesa Olga, y Khanikar, enviado por la princesa Predslava-, un fins -Libi-, y un lituano -Jatv Jag-.
Los grandes comerciantes, con la excepcin de Apubeksar -quien seguramente es estoniano- son
escandinavos; lo que quiere decir que todava el comercio martimo estaba en manos de los escandinavos o
de sus descendientes.
Soloviev concluye: Slo el biric al final de la lista -Sinko- puede ser un eslavo o un variego-ruso
suficientemente eslavizado para escribir el texto del tratado en eslavn 46
En el perodo entre ambos tratados, el uso de la escritura ha arraigado en Kiev y en otras ciudades
rusas, y as es posible que los comerciantes vengan premunidos de credenciales oficiales, en vez de los sellos
de oro que garantizaban la condicin de los embajadores, as como los de plata la de los comerciantes47 . Slo
los portadores de tales credenciales, en las que se anotar el nmero de barcos que compone la flota anual,
podrn comerciar. Sorlin interpreta esta disposicin como prerrogativa de todos los prncipes rusos, quienes,
de este modo, pueden controlar el comercio de sus respectivas ciudades48.
Si alguno es encontrado sin la credencial, puede presumirse que no viene con fines pacficos y, en
46
47
Mikucki, op. cit, pp. 38-39; v. Alexandr Mongait, La arqueologa en la U.R.S.S., Mosc, 1960, p. 391; sobre la importancia de las
credenciales en el derecho internacional, v. De Taube, op. cit., pp. 261 y 282.
48
consecuencia ser tratado como un delincuente. Una disposicin similar ya se haba establecido en un tratado
de paz entre Teodosio III y el prncipe blgaro Tervel, el ao 716 49.
Si se comparan las franquicias comerciales otorgadas a los rusos por el tratado del 907 con las de
ahora, que, en general, reproducen las anteriores y que podemos suponer estuvieron vigentes durante los
aos transcurridos hasta la campaa del 941, que rompi la paz ratificada el 911, podemos ver que el Imperio
ha acrecentado su podero militar; en consecuencia, puede imponer condiciones ms rigurosas a los
comerciantes50, los que no podrn invernar en la capital y quedarn sujetos al control judicial del legatario
imperial, y vern limitada su actividad: no podrn comprar seda por ms de 50 bezantes (nomismatas) cada
uno (unos 280 gramos de oro), cantidad que, con todo, significaba un verdadero privilegio si se tiene
presente que un comerciante bizantino no poda comprar sino hasta 10 nomismatas51 ; adems, debern pagar
los derechos de aduana correspondientes, de los cuales antes estaban exentos.
En el cuadro siguiente pueden observarse claramente estas diferencias:
49
50
51
Sorlin, op. cit., p. 458, n. 189 y 190: Livre de LEparque, 37; Jus Graeco-Romanum, II, p. 381.
b. (Idem).
El Tratado del 944 no contempla nicamente disposiciones comerciales, sino que consulta tambin
un importante aspecto poltico: la ayuda militar que los rusos debern prestar a solicitud del Emperador, y
que mostrar a todos cun slida y eficaz es la amistad entre bizantinos y rusos. No se trata, como se
estableci el ao 911, de permitir aventureros rusos, que a ttulo personal, militen junto al Imperio; ahora es
un solemne compromiso suscrito a nivel estatal, y que tendra efecto bilateral, de aceptarse una
interpretacin del artculo 7 del Tratado del 944, que propone que la ayuda militar bizantina comprometida
sera para auxiliar a los rusos en las campaas contra los Khzaros en la zona del Quersoneso, que tan vital
era para el Imperio, ya que las ciudades bizantinas en Crimea eran una verdadera atalaya desde donde se
observan los movimientos de los pueblos de las estepas52.
De hecho, esta clusula se cumpli pocos aos despus. En las narraciones que historiadores rabes
dejaron de las campaas de Saif al-Daula, emir de Alepo, se cuenta que en el cruento combate sostenido a las
52
Sorlin, op. cit., p. 460, n. 194, cita un artculo de D. L. Talis, A propos de lhistoire des relations russo-chersonites aux IXe-Xe
sicles, publicado en ruso en: Vizantyski Vremennik, 14, 1958, pp. 103-128; Cross, Notes to the R.P.Chr., p. 247, n. 94.
puertas de Hadat (954), participaron junto a los bizantinos, rusos, blgaros, armenios y khzaros53 .
Cuando Nicforo II Focas (963-969) inici la guerra contra los blgaros, que puso fin a una larga
paz de medio siglo, y acabara con el Primer Imperio Blgaro, pidi al gran prncipe ruso Sviatoslav que
concurriese con sus fuerzas a atacar Bulgaria. Es cierto que para hacer cumplir a Sviatoslav lo acordado en el
Tratado del 944, el Emperador saba que, adems del peso de los juramentos y de la atraccin del botn,
haba que estimular a los rusos con una buena suma de dinero, y por eso envi al patricio Kalocyr con
bastante oro (967)54.
De naturaleza tambin poltica son los artculos que se refieren a la situacin del Quersoneso, que,
como acabamos de ver, era tan vital para la defensa del Imperio. La expansin rusa hacia las costas norte del
Mar Negro, hacia la Transcaucasia y hacia el Caspio -constante histrica rusa- fcilmente poda chocar con
las posesiones e intereses bizantinos en el norte del Ponto Euxino; de all, la necesidad de garantizarlos, y eso
es lo que hay que entender como fondo del artculo 7, cuyo confuso texto se presta a interpretaciones
equvocas55. El artculo 9 trata de la libertad para pescar en las bocas del Dnieper, que deben tener los
habitantes de las ciudades del Quersoneso; y el artculo 10, de la defensa que deben prestar los rusos a los
bizantinos si los Blgaros Negros, esto es, del Volga, atacan el Quersoneso56.
Una comparacin entre los artculos de ambos dispositivos ayudar a visualizar las novedades
incorporadas al Tratado del 944, que acabamos de comentar:
53
A.A. Vasiliev, Byzance et les Arabes, t. II, La Dynastie macdonienne (867-959), 2, Extraits des sources arabes, traduits par
Marius Canard, Bruxelles, 1950: Ibn Zafir, p. 125; Ibn al-Atir, p. 161; Dahabi, pp. 243-244.
54
Dlger, RKOR., p. 91, N 711; Leonis Diaconi Historiae, en: PG, t. CXVII, IV, 5, col. 749 y IV, 6, col. 752; Brhier, Vie et Mort de
Byzance, p. 207; Vernadsky, op. cit., II, p. 45; Obolensky, op. cit., pp. 173 y ss..
55
56
Vernadsky, op. cit., II, p. 37, cree que el gran prncipe a que aluden estos artculos es probablemente el prncipe de Tmutorokan,
en el lado oriental del estrecho de Kerch; Cf. Sorlin, op. cit., p. 463 y n. 205; v. Runciman, op. cit., p. 119.
2. Pena de muerte por homicidio y 12. Homicida puede ser ejecutado por los
compensacin en caso de fuga del parientes; pena de muerte por homicidio
hechor.
y compensacin en caso de fuga del
hechor.
3.Compensacin por delitos corporales. 13. Compensacin por delitos corporales;
libertad para el que acredita por
juramento que no posee bienes.
4. Inculpabilidad por muerte de ladrn in 4. Devolucin del doble de lo robado
fraganti. Devolucin del triple de lo
robado.
5. Devolucin del triple de lo arrebatado. 3. Devolucin del doble de lo arrebatado.
6. Averas y naufragios. Penas por 8. Penas por homicidios o robos de
homicidios o robos de barcos averiados. barcos averiados.
7. Rescate de prisioneros.
8. Mercenarios rusos
Tal vez el acontecimiento de mayor relieve en estos aos, y que muestra la intensificacin que
haban cobrado las relaciones ruso-bizantinas, es la visita que la gran princesa Olga -regente en Kiev desde la
muerte de su esposo Igor (945) y durante la minoridad de Sviatoslav- hizo a Constantinopla el verano del
957. Constantino VII Porphyrognito ha dejado en su Libro de las Ceremonias del Palacio Bizantino una
detallada descripcin de las recepciones que se brindaron a la princesa57. Su visita fue -a justo ttuloconsiderada como un triunfo de la poltica internacional bizantina, en un momento en que precisamente se
vea en el horizonte occidental tomar forma un poderoso contendor en las influencias ejercidas sobre el
mundo eslavo: Otn I acababa de derrotar definitivamente a los magyares en Lechfeld, cerca de Augsburg
(955), y esta victoria pavimentaba su ruta, que culminara pocos aos despus con la restauracin, en su
persona, del Imperio Romano de Occidente (962)58.
La visita de la princesa Olga haba sido preparada por su bautismo recibido en Kiev, alrededor del
955, donde tom el nombre cristiano de Helena, que era el de la emperatriz reinante en Bizancio, la esposa
de Constantino VII, quienes poco despus seran sus esplndidos anfitriones en Constantinopla 59. El tratado
mismo del 944 confirma la existencia de una comunidad cristiana en Kiev.
El bautismo de Olga y su recepcin en el Palacio Imperial, adems de la participacin en la Sagrada
Liturgia, contribuyeron a fortificar a la Iglesia Rusa en formacin y, as, a disear con ms claridad las
relaciones que el Imperio pretenda mantener con el mundo ruso.
Gracias a la meticulosidad de Constantino, sabemos quines componan el squito de la gran
princesa, puesto que anota las sumas (en monedas de plata) que se dieron a cada uno de los miembros de la
numerosa comitiva, como muestra de la conocida munificencia imperial, pero que, en este caso, fue ms
simblica que otras veces, ya que irrog al tesoro imperial poco ms de una libra de oro (327 grs.). En la
comitiva se contaban parientes, secretarios, intrpretes, hombres de confianza, damas de honor, un capelln,
comerciantes, representantes de Sviatoslav y 22 embajadores; en total, unas 90 personas. La presencia de los
embajadores permite pensar que en esta ocasin se revis y ratific el tratado firmado 13 aos atrs con el
difunto Igor.
La cristianizacin, apoyada por la princesa Olga, encontraba una fuerte reaccin en el sentimiento
nacionalista ruso, que no quera verse dependiendo de una autoridad ajena. La religin verncula encontr en
el joven Sviatoslav a su decidido campen. Los diez aos del gobierno de Sviatoslav (962-972) estn llenos
de esforzadas campaas, en el ms puro estilo variego, que dan cuenta de una Rusia poderosa, capaz de
sueos imperiales, y cuyas victorias obtenidas sobre los blgaros del Volga, los Petchenegos y los Khzaros a cuyo imperio puso fin (967)- parecan conferirle realidad60 .
Ya hemos visto cmo Sviatoslav fue interesado en la poltica balcnica por el emperador Nicforo.
Los territorios conquistados a los blgaros, al sur del Danubio, le agradaron tanto que quiso hacer de
Pereyaslavets su capital61; al fin y al cabo, all, en las bocas del Danubio, se encontraba en una ubicacin
mucho ms central para contemplar los dominios que posea y los que ambicionaba, que en la lejana Kiev.
La amenazante presencia rusa al sur del Danubio movi al gobierno imperial a hacer la paz con los
blgaros, pero ya era tarde; Sviatoslav, con un imponente ejrcito, avanzaba victorioso; la Gran Preslav,
capital de Bulgaria, cay en sus manos, y desde all prepar la marcha hacia Constantinopla.
En tanto, uno de los frecuentes complots palaciegos llev al trono bizantino a Juan Tzimiskes, en
57
Constantinus Imperator Porphyrogenitus, De Cerimoniis Aulae Byzantinae libri duo, II, XV, en: PG, t. CXII, col. 1107-1110;
R.P.Chr., p. 82; Dlger, Die mittelalterliche Familie der Frsten und Vlker und die Bulgarenherrscher (1939), ahora en:
Byzanz und die europische Statenwelt, Ettal, 1953, p. 170, n. 24, donde comenta la designacin de hija del Emperador que
aparece en la R.P.Chr., que sealara la incorporacin de la princesa Olga a la familia imperial y, con eso, la dependencia poltica
y espiritual de la princesa al Imperio; Cf. Obolensky, op. cit., pp. 248-249; Ostrogorsky, op. cit., p. 251 y n. 2; Vernadsky, op. cit.,
II, p. 40; Soloviev, op. cit., p. 255; Vlasto, op. cit., p. 250.
58
Halphen, op. cit, p. 343 y 346 y ss.; R. Folz, La naissance du Saint-Empire, Paris, 1967, esp. pp. 212 y ss.
59
F. Dvornik, The Making of Central and Eastern Europe, London, 1949, p. 68, sostiene que la Princesa fue bautizada en
Constantinopla durante su visita a la Ciudad Imperial.
60
R.P.Chr., pp. 84-86; Vernadsky, op. cit., II, pp. 44-46; Dvornik, Les Slaves, p. 183.
61
R.P.Chr., p. 86: No me interesa permanecer en Kiev, sino preferira vivir en Pereyaslavets sobre el Danubio, ya que ese es el
centro de mi reino, donde todas las riquezas estn concentradas: oro, sedas, vino y variados frutos de Grecia; plata y caballos de
Hungra y Bohemia; y de Rusia, pieles, cera, miel y esclavos.
quien iba a encontrar Sviatoslav a su enrgico contendor 62, Primero el Emperador le ofreci la paz, pero
Sviatoslav no la acept y, por el contrario, con brbara suficiencia respondi que la paz slo sera posible si
los bizantinos, abandonando Europa, se reducan a sus territorios en el Asia Menor63. Pero sucesivas batallas
ganadas por el Emperador, lo obligaron a refugiarse en Dorostol (Silistria), y apremiado por el asedio, tuvo
que proponer satisfactorias condiciones de paz al Emperador 64.
paz65.
Una espectacular entrevista a orillas del Danubio entre el Emperador Tzimiskes y Sviatoslav, sell la
A su regreso, a Kiev, Sviatoslav fue sorprendido por los Petchenegos y muerto (972); con l se
desvaneci el primer sueo imperial ruso, alentado en su cabeza, cuyo crneo fue convertido en una copa
que sirvi para que el Khan pechenego celebrase su victoria 66.
Adems de lo pactado en el tratado del 971 (que nos conserva la Primera Crnica Rusa), que
contiene exclusivamente las obligaciones unilaterales del prncipe ruso desde el punto de vista poltico, el
Emperador se comprometi a entregarles trigo, a permitir su regreso a las tierras rusas y a no atacarlos en su
travesa martima; tambin se restablecieron las relaciones comerciales de acuerdo con los tratados
anteriores67 . Otra fuente bizantina agrega que Sviatoslav pidi ser recibido entre los aliados de Bizancio y
que el Emperador consiguiese que los Petchenegos no los atacasen a su retorno; temor bien justificado, por
cierto, y que se convirti en fatal premonicin68.
El texto de la Primera Crnica Rusa dice69: (Sviatoslav) envi legados al Emperador, quien se
encontraba en Silistria, manifestando su intencin de mantener relaciones pacficas y amistosas. Cuando el
Emperador oy este mensaje, se regocij y envi a Sviatoslav regalos an ms valiosos que los anteriores.
Sviatoslav acept estos regalos y, aconsejndose con su squito, declar: Si no hacemos la paz con el
Emperador, y l descubre cun pocos de nosotros van quedando, los Griegos vendrn y nos sitiarn en
nuestra ciudad. Rusia queda lejos y los Petchenegos nos son hostiles; en esta situacin, quin nos ayudar?;
ms bien hagamos la paz con el Emperador, ya que los Griegos nos han ofrecido tributo; que esto sea
suficiente. Pero si el Emperador deja de pagarnos tributo, nuevamente reuniremos tropas en Rusia, en
numero an mayor y marcharemos de nuevo sobre Tsargrad. Su discurso agrad a sus hombres; decidieron
enviar a sus principales al Emperador. Los enviados llegaron a Silistria, e informaron al Emperador. Los
convoc para el da siguiente y les autoriz para manifestar su encargo. Contestaron: Esto dice nuestro
prncipe: deseo mantener una verdadera amistad con el Emperador griego de aqu en adelante y por
siempre. El Emperador se alegr y orden a su escribiente poner en pergamino las palabras de Sviatoslav.
Uno de los enviados recit todas sus palabras y el escriba las anot. l habl as:
(Tratado del 97170)
Ejemplar conforme al tratado concluido en presencia de Sviatoslav, gran prncipe ruso, y de
Svenald, escrito en presencia de Tefilo el Syncello y dirigido a Juan, llamado Tzimiskes, Emperador de los
Griegos; en Dorostol, en el mes de julio, indiccin 14, el ao 6479 (971).
62
Vernadsky, op. cit., p. 46; Ostrogorsky, op. cit., p. 262. Una detallada descripcin de las campaas de Juan Tzimizkes, se encuentra
en la clsica obra de G. Schlumberger, LEpope bynantine la fin du dixime sicle, Paris, 1925, I, pp. 88-180.
63
Leonis Diaconi Historiae, VI, 8, col. 808 y VI, 10, cols. 813-816, donde el Emperador trata de hacer comprender al brbaro
escita el sentido profundo y divino de la paz; v. tb. Sorlin, op. cit., pp. 467-468.
64
Leonis Diaconi Historiae, IX, 10, col. 880: evacuar Dorostol, entregar los prisioneros, no invadir Bulgaria y retornar a Rusia;
Brhier, op. cit., pp. 208-209; Obolensky, op. cit., pp. 174-175.
65
Leonis Diaconi Historiae, IX, 11, col. 884, donde se encuentra una interesante descripcin fsica de Sviatoslav, todava un tpico
variego; Vernadsky, op. cit., II, p. 42, ofrece la traduccin del texto anterior; De Taube, op. cit., p. 275.
66
R.P.Chr., p. 90.
67
Leonis Diaconi Historiae, IX, 10, col. 881; Sorlin, op. cit., p. 470; Mikucki, op. cit., p. 34.
68
Georgii Cedreni Compendium Historarum, II, 411, en: PG, t. CXXII, col. 145; Mikucki, op. cit., p. 35.
69
R.P.Chr., p. 89.
70
R.P.Chr., pp. 89-90 (Tratado del 971); Cf. traduccin al francs de Sorlin, op. cit., pp. 466-467; Dlger, RKOR., pp. 94-95, N 739.
(I. Protocolo)
Yo, Sviatoslav, prncipe ruso, que he prestado juramento, confirmo en este tratado mi juramento:
quiero tener paz y un perfecto amor con Tzimiskes, Gran Emperador griego, con Basilio y Constantino,
Emperadores inspirados por Dios; y entre todo vuestro pueblo y los Rusos que estn bajo mi dominio,
boyardos y otros, hasta el fin de los tiempos.
(II. Dispositivo)
Yo no emprender ningn proyecto contra vuestra tierra, ni reunir ejrcito, ni incitar a otro pueblo
contra vuestra tierra, ni contra nada que est bajo dominio griego ni contra la posesin del Quersoneso y
todas sus ciudades, ni contra la tierra blgara. Y si alguno intentase algn proyecto contra vuestra tierra, yo
ser su enemigo y lo combatir.
71
R.P.Chr., p. 93.
72
73
74
Dlger, RKOR., p. 99, N 771; Cross, Notes to the R.P.Chr., p. 242, n. 74; Vlasto, op. cit., pp. 258-259.
totalmente la situacin 75. Bardas Phocas fue derrotado y el cuerpo auxiliar variego consigui un lugar
destacado junto al Emperador: muchos de ellos constituyeron la Guardia Variega, cuerpo de guardaespaldas
imperial.
Para asegurarse la ayuda de Vladimir, Basilio no haba trepidado en ofrecer la mano de su hermana,
la princesa Ana 76, una autntica Porphyrognita, con la nica condicin que Vladimir se convirtiese al
cristianismo y recibiese el bautismo antes de la boda; lo que, por supuesto, exiga despedir sus esposas y
abandonar sus concubinas77.
El ofrecimiento hecho por Basilio era inaudito y su cumplimiento -en un primer momento diferido,
lo que indujo a Vladimir a invadir las posesiones bizantinas en el Quersoneso 78- signific para el gran
prncipe ruso ser incorporado a la familia imperial; de golpe, Rusia se ubicaba en un lugar de preferencia en
el concierto de las naciones cristianas. Pero, para Bizancio, fue igualmente significativo el paso dado por
Vladimir; su conversin y, la de su pueblo, ofreci a la cultura bizantina un fecundo terreno, apenas roturado:
el ms importante de los estados eslavos se pona bajo la tuicin espiritual de Constantinopla, y pasara a
constituirse en su heredero 79.
La decisin de Vladimir, en la que pesaron, sin duda, consideraciones polticas, fue motivo de todo
un desarrollo legendario que recoge la Primera Crnica Rusa, con gran lujo de detalles80. Vladimir recibi la
visita de misioneros provenientes de los Blgaros del Volga, convertidos por los musulmanes y que
predicaban el Islam; a continuacin la de germanos de rito latino; despus la de los Khzaros que eran judos
de fe; y, por ltimo, la del enviado por los griegos que adoctrina en la fe cristiana al Gran Prncipe ruso.
Consultados los boyardos acerca de cul determinacin tomar, aconsejaron enviar una delegacin
que observase cmo se practicaban las mencionadas religiones en sus respectivos pases. As se hizo. En
Constantinopla fueron recibidos por los Emperadores y por el Patriarca e invitados a observar la Sagrada
Liturgia en todo su esplendor en Santa Sofa.
A su regreso a Kiev, dieron cuenta de sus observaciones y, despus de mencionar sus experiencias
entre blgaros y germanos, aadieron: ...los Griegos nos condujeron a sus edificios donde honran a Dios, y
no sabamos ya si nos encontrbamos en el cielo o en la tierra, ya que en la tierra no hay tal esplendor ni
tanta belleza y no sabemos cmo describirlo. Slo sabemos que Dios mora all entre los hombres y que su
culto es ms bello que las ceremonias de otras naciones. Nos ser imposible olvidar tanta belleza.
Fcilmente se descubre cmo, tras esta narracin, se configura una situacin histrica de mxima
fecundidad: Rusia pagana -ya que los anteriores intentos de cristianizacin, al no encontrar un decidido
75
Ostrogorsky, op. cit., p. 269; Vasiliev, op. cit., I, p. 323; Vernadsky, op. cit., p. 63; Obolensky, op. cit., p. 255.
76
R.P.Chr., p. 112: El emperador Basilio anima a su hermana con estas palabras: Gracias a vuestra gestin, Dios torna al
arrepentimiento la tierra de los rusos, y aliviaris a Grecia del riesgo de una penosa guerra. Acaso no veis cunto dao los rusos
ya han ocasionado a Grecia? Si no estis dispuesta a partir, podran acarrearnos iguales desventuras.
77
R.P.Chr., p. 94 y pp. 112-113; Ostrogorsky, op. cit., p. 270; Vernadsky, op. cit., II, pp. 63 y ss.; Dvornik, op. cit., p. 187; Obolensky,
op. cit., pp. 256-258; Vlasto op. cit., p. 258 y n. 85, p. 396.
78
R.P.Chr., pp. 111-112; Obolensky, op. cit., p. 258; Brhier, op. cit., p. 223.
79
Dlger, RKOR., p. 99, N 778, cita fuentes posteriores, para nosotros inencontrables, que indican que la embajada, compuesta de
muchos eclesisticos, encargada de acompaar a la princesa Ana, era portadora adems de una corona y otras insignias regias
enviadas por el Emperador a Vladimir. De ser efectiva esta noticia, nos encontraramos ante una prueba ms de la concepcin
poltica universalista de Bizancio, tambin vigente en esta situacin. Cf. del mismo Dlger, Byzanz und die europische
Staatenwelt, donde se recogen importantes trabajos de este distinguido bizantinista alemn sobre el tema de la Familia de los
prncipes y pueblos, a partir de lazos espirituales y polticos. Cf. Obolensky, op. cit., pp. 262-263: ...aunque Vladimir y sus
sucesores medievales fueron totalmente independientes del control bizantino en materias polticas, todos (...) reconocieron que el
emperador, como cabeza de la comunidad ortodoxa cristiana, posea por derecho divino una jurisdiccin metapoltica sobre
Rusia. V. tb. Hans-Georg Beck, Christliche Mlssion und politische Propaganda in Byzantinischen Reich, en: La conversione al
Cristianesimo nellEuropa dellAlto Medioevo, Settimane di Studio, XIV, Spoleto, 1967, p. 668. Cf. Sthlin, op. cit., p. 36. Para
antecedentes bizantinos respecto al significado poltico del bautismo de prncipes y del envo de insignias regias, v. del autor Las
Relaciones Internacionales del Imperio Bizantino durante le poca de las grandes invasiones, [Ed. Universitaria,] Santiago, 1972,
pp. 101-102.
80
R.P.Chr., pp. 96-111; y Cross, Notes to the R.P.Chr., pp. 244-247, n. 91 a n. 93. Comentario en Dvornik, The making of Central
and Eastern Europe, pp. 169-173.
respaldo oficial, se reducan a grupos sin posibilidades de un mayor proselitismo- estaba en el centro de la
gran encrucijada religiosa formada por el Islam, el Judasmo y el Cristianismo, todava no escindido, pero si
bien diferenciado entre latinos y griegos, que para el caso de las misiones entre los eslavos representaban al
Imperio Germnico y al Imperio Bizantino respectivamente. Al inclinarse Vladimir por la alianza con
Bizancio y recibir la misin desde el patriarcado de Constantinopla, incorpor definitivamente a Rusia a la
rbita bizantina, imperial y ortodoxa.
El bautismo de Vladimir fue seguido por el del pueblo de Kiev, a partir del 990; se procedi a la
destruccin de los dolos y a la construccin de nuevas iglesias. Pronto el ejemplo fue seguido en otras partes
de Rusia y, en poco tiempo, ya se haban organizado siete dicesis81. La cristianizacin de Rusia se inscribe
en el proceso que contemporneamente estaba incorporando a varios otros pueblos brbaros de Occidente al
seno de la Iglesia82.
Los aos que siguieron a la muerte de Vladimir (1015) se vieron nuevamente turbados por la guerra
entre sus hijos. Dos de ellos, Boris y Gleb, asesinados sin oponer resistencia -as interpretaban el mensaje
cristiano- fueron los dos primeros santos de la Iglesia rusa (a. 1072) 83. Las sucesivas peripecias del
prolongado conflicto afectaron a Kiev, desplazada de su papel central por Novgorod y Chernigov.
El 1036, Yaroslav, hijo de uno de los matrimonios anteriores a la conversin de Vladimir, lleg a ser
nico seor de Rusia y devolvi a Kiev su calidad de capital y sede de un metropolitano ordenado por el
patriarca de Constantinopla. Siguiendo el modelo imperial, levant una catedral a la Divina Sabidura (Santa
Sofa) (1037-1063), coronada por doce cpulas y ricamente adornada con mosaicos y pinturas, en que
trabajaron arquitectos y artistas bizantinos84. Pero estas cordiales relaciones se interrumpieron hacia el 1042,
a causa de incidentes que ocurrieron en Constantinopla entre los mercaderes rusos y los bizantinos, y que
provocaron la muerte de varios rusos.
Yaroslav prepar una expedicin naval para ir a castigar a la Ciudad imperial, pero este ltimo
ataque ruso-variego a Constantinopla en la Edad Media termin en un completo fracaso 85. Miguel Psellos,
testigo del ataque a Constantinopla y de la derrota de la flota rusa -tanto por la eficacia del fuego griego,
como por la fuerza desatada de una tempestad-, es un buen ejemplo de la soberbia del bizantino, quien vea
en los pueblos extranjeros a brbaros sin remedio, movidos por sentimientos viscerales, incapaces de
atenerse a derecho, y siempre propensos a desconocer la superior hegemona imperial86 .
Las represalias tomadas fueron duras, como corresponda con sbditos levantiscos: unos 800 rusos
fueron cegados en Constantinopla, y a muchos otros se les amput la mano derecha.
Una cosa eran los castigos ejemplares y otra, los intereses comerciales y las conveniencias
internacionales; Bizancio y Rusia tenan un enemigo comn permanente: los pueblos de las estepas, que en
estas dcadas seguan siendo los Petchenegos. Se impona, pues, dar por superadas las hostilidades. El
Imperio concedi una tregua por tres aos, y se restablecieron las condiciones comerciales consultadas en los
tratados anteriores. Es posible que en el nuevo tratado de paz se haya aceptado que la sede episcopal de Kiev
fuese ocupada alternadamente por un griego y por un ruso, y se haya acordado el matrimonio de una princesa
bizantina (presumiblemente hija de Constantino IX Monomaco, el emperador reinante) con Vsevolod, hijo
81
R.P.Chr., pp. 116-117; Vernadsky, op. cit., p. 66; Vlasto, op. cit., p. 262; Obolensky, Byzantium, Kiev and Moscow. A study in
Ecclesiastical Relations, en: DOP, 11, 1957, pp. 23-25
82
83
R.P.Chr., pp. 126-129; v. G.P. Fedotov, The Russian Religious Mind: Kievan Christianity, the Tenth to the Thirteenth Centuries,
New York, 1965 (1946), pp. 94-105.
84
R.P.Chr., p. 94 y pp. 136-137; Cross, Notes to the R.P.Chr., p. 258, n. 167; Vernadsky, op. cit., p. 79; Vlasto, op. cit., p. 282; Ph.
Schweinfurth, Die Byzantinische Form. Ihr Wesen und ihre Wirkung. Zweite erweiterte Auflage, Mainz, 1954, pp. 108-110 y 113;
W. Sas-Zaloziecky, Die Byzantinische Kunst, Ullstein Kunstgeschichte, VIII, Franckfurt/M-Berlin, 1963, p. 108, con planta y corte
de Sta. Sofa de Kiev; p. 110, con planta de la catedral del Salvador de Chernigov (c. 1036); p. 112, Sta. Sofa de Novgorod
(1045-1052): A. Gieysztor, op. cit., pp. 387-388; Dvornik, op. cit., pp. 239-240 y n. 17.
85
R.P.Chr., p. 138.
86
Miguel Psellos, Chronographie, ou Histoire dun sicle de Byzance (976-1077), Texte tabli et traduit par E. Renauld, Paris, 1928,
II, pp. 8-12.
de Yaroslav 87.
***
Rusia, por esta poca, redondeado su territorio 88, ha conseguido un reconocimiento internacional
indiscutido. No son nicamente el Imperio Bizantino, por el sur, y los reinos escandinavos, por el norte, los
directamente interesados en mantener expedita la gran ruta comercial; en el complicado sistema de las
alianzas, tambin los reinos de Occidente ven en el estado de Kiev a una pieza que no se puede desdear, y
que, por el contrario, hay que tomar muy en cuenta. Los vnculos matrimoniales internacionales iniciados por
Vladimir, hablan del prestigio de la dinasta de Kiev y de Rusia; de sus numerosos nietos, hijos de Yaroslav y
de una princesa sueca, ya hemos visto cmo Vsevolod cas con una princesa bizantina (padres del futuro
Vladimir Monomaco); Iziaslav cas con Gertrudis, hija de Mieszko II, rey de Polonia; Vladimir y Sviatoslav,
con princesas alemanas; Ana, con Enrique I de Francia; la princesa Anastasia, con Andrs I de Hungra; y
Elizabeth, con Haroldo de Noruega; estos dos ltimos, como refugiados, haban sido hospedados en la Corte
de Yaroslav, al igual que dos prncipes ingleses -hijos de Edmundo Ironside y perseguidos por Canuto- y el
rey de Noruega, el futuro San Olaf, huyendo de una sublevacin pagana89 . Bien poda decirse que el rex
Russiae era suegro de media Europa y, con razn, Hilarin, el primer metropolitano ruso, poda afirmar que
Rusia era famosa en los cuatro rincones del mundo90.
Pero no es slo el peso internacional lo que atestigua que Rusia ha logrado llegar a constituirse en un
estado en forma; tambin en el plano interior se han tomado importantes medidas para fomentar la cultura
intelectual indispensable para la administracin del estado. Por cierto que, de acuerdo a la mentalidad
religiosa del pueblo ruso, y a las influencias bizantinas predominantes, el punto de partida y la meta de toda
formacin intelectual se encontraba en las Sagradas Escrituras, su comentario e interpretacin.
Contando con un buen nmero de traducciones de obras bizantinas, y tambin blgaras, Yaroslav
fund una biblioteca que ubic en Santa Sofa de Kiev, y varias escuelas donde se formar la primera de
muchas generaciones de monjes rusos, principales cultores de la vida intelectual durante siglos91. Fueron
ellos los que estuvieron en condiciones de aprovechar la rica herencia bizantina, tanto en el campo de la
espiritualidad y de la liturgia, como en el del derecho92.
El prestigio de Bizancio se dej sentir de modo igualmente fecundo en las bellas artes. As como en
el campo de la literatura, el papel desempeado por los blgaros haba sido apreciable, aqu lo fue el
cumplido por el Quersoneso, que haca de mediador tambin con los pases del Cucaso, Georgia y Armenia
en especial93 .
87
Brhier, op. cit., p. 255; Obolensky, op. cit., pp. 293-294; Dvornik, Les Slaves, p. 192; v. tb. Soloviev, Marie, fille de Constantin
IX Monomaque, (en: Byzantion, XXXIII, Bruxelles, 1963), ahora en: Byzance et la formation de lEtat russe, op. cit., (VI), pp.
241-248.
88
Sthlin, op. cit., p. 39, da los lmites aproximados del Estado ruso para esta fecha.
89
V. Cuadro genealgico en R.P.Chr., ad p. 298; Vlasto, op. cit., pp. 286-287; Dvornik, The making of Central and Eastern Europe,
pp. 253-254; Sthlin, op. cit., pp. 39-40.
90
Soloviev, Zur Lobrede des Metropoliten Hilarion, en: Byzance et la formation de lEtat russe, op. cit., (III), p. 62; Vlasto, op.
cit., p. 287; Fedotov, op. cit., pp. 84-91.
91
Sobre traducciones, R.P.Chr., p. 137; Obolensky, The heritage of Cyril and Methodius in Russia, en: DOP, XIX, 1965, pp. 47-65,
esp. pp. 59-60; I. Dujcev, Les rapports littraires byzantino-slaves, en: Actes du XIIe Congrs International des tudes
byzantines, Ochride, 1961, ahora en: Medioevo Bizantino-Slavo, Roma, 1968, II, pp. 3-27; Fedotov, op. cit., pp. 41-50; Dvornik,
op. cit., pp. 236 y ss.; Gieysztor, op. cit., pp. 384-385 y pp. 386-387, para las creaciones originales rusas. Para la influencia
occidental (germano-latina) a travs de Bohemia y Polonia, v. Dvornik, Les Bnedictins et la Christianisation de Russie, en:
1054-1954. Lglise et les glises, Chevetogne, 1954, pp. 323-349 y tb. op. cit., p. 91 y pp. 242 y ss. Sobre bibliotecas, R.P.Chr., p.
138; s. escuelas, R.P.Chr., p. 117; Obolensky, op. cit., pp. 57-59. V. tb. Baron Meyendorff and N.H. Baynes, The byzantine
inheritance in Russia, en: N.H. Baynes and H. St. L.B. Moss, Byzantium. An introduction to East Roman Civilisation, Oxford,
U.P., 1962 (1949), pp. 369-391, esp. 375-376.
92
S. liturgia, Fedotov, op. cit., pp. 50-57; Obolensky, Cyrille et Mthode..., pp. 602 y ss. S. derecho, Soloviev, Linfluence du
droit byzantin..., pp. 629-639; Meyerndorff-Baynes, op. cit., pp. 377-378; Cf. Barn de Taube, Lapport de Byzance..., pp.
233-339.
93
D. Talbot Rice, Bizantinische Kunst, Mnchen, 1964, p. 524; H.W. Haussig, Kulturgeschichte von Byzanz, Stuttgart, 1959, pp.
357-368 (ed. francesa, Paris, 1971), pp. 265-270.
EMPERADORES BIZANTINOS
(Dinasta amoriana, 820-867)
Tefilo, 829-842.
Miguel III, 842-867.
(Dinasta macednica, 867-1057)
Basilio I, el Macedonio, 867-886.
Len VI el Sabio y Alejandro (asociados), 886-912.
Alejandro y Constantino VII, 912-913.
Constantino VII Porphyrognito, 912-959 (en derecho).
Romano I Lecapeno, 920-944 (por usurpacin).
Constantino VII Porphyrognito, 944-959 (poder efectivo).
Romano II, 959-963.
Basilio II y Constantino VIII, 959-1025 (en derecho).
Nicforo II Focas, 963-969 (por usurpacin).
Juan I Tzimiskes, 969-976 (por usurpacin).
Basilio II y Constantino VIII, 976-1025 (poder efectivo).
Constantino VIII, 1025-1028.
Zo, 1028-1050 (en derecho).
Romano III Argyro, 1028-1034 (por matrimonio con Zo).
Miguel IV, el Paflagonio, 1034-1041 (2 esposo de Zo).
Miguel V, 1041-1042 (adoptado por Zo).
Zo y Teodora, 1042.
Constantino IX Monomaco, 1042-1055 (3er esposo de Zo).
Teodora, 1055-1056.
Miguel VI, el Estratitico, 1056-1057 (adoptado por Teodora).
Ibid., pp. 360-361 (ed. alemana) y p. 266 (ed. francesa). V. tb. Ch. Diehl, Byzance, grandeur et dcadence, Paris, 1961, (1919), pp.
282-285 (ed. inglesa, Rutgers U.P., 1957, con una erudita nota bibliogrfica de ms de 50 pginas por Peter Charanis, pp.
267-270); Sas-Zaloziecky, op. cit., pp. 106-127. En general, sobre el tema de la influencia bizantina en Rusia, v. el excelente
artculo de Obolensky, Russias Byzantine Heritage, (en: Oxford Slavonic Papers, I, 1950), ahora en: Byzantium and the Slavs,
(III), pp. 87-123; G.H. Hamilton, The Art and Architecture of Russia, The Pelican History of Art., 1975 (1954), pp. 8-26.
95
96
Para contactos espordicos, a partir de mediados del s. XIV, especialmente con el principado de Mosc, v. Obolensky, Byzantium
and Russia in the Late Middle Ages, en: Byzantium and the Slaves, (VII), passim. V. tb. I. Sevcenko, Russo-Byzantine Relations
after the Eleventh Century, en: Proceedings of the XIIIth International Congress of Byzantine Studies, Oxford, 1967.
Vladimir I, 972-1015.
Sviatopolk I, 1015-1019.
Yaroslav el Sabio, 1019-1054.
Iziaslav I, 1054-1068.
Vseslav I, 1069 (por usurpacin).
Iziaslav I, 1069-1073 (restaurado).
Sviatoslav II, 1073-1076 (por usurpacin).
Vsevolod I, 1076-1077 (por usurpacin).
Iziaslav I, 1077-1078 (restaurado por segunda vez).
Vsevolod I, 1078-1093.
Sviatopolk II, 1093-1113.
Vladimir II Monomaco, 1113-1125.
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