Litterae 2002 II Castillo - Gomez
Litterae 2002 II Castillo - Gomez
Litterae 2002 II Castillo - Gomez
UN PASEO P O R LOS B O S Q U E S
DE LA E S C R I T U R A
Una entrevista de
A N T O N I O CASTILLO G M E Z *
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CASTILLO G M E Z
LirrERAU. 1 ( 2 0 0 2 )
' Armando Petrucci, Prima lezione dipaieografin, Roma-Bart: Laierza, 2002, p. VT.
^ Roger Chartier y Jean Hbrard, Prlogo: Morfologa c historia de la cultura cscrira, en
Armando Petrucci, Alfabetismo, escritura, sociedad, Barceona: Gedisa, 1999, p. 20; y Francisco
Rico, ('Quin escriba y quin no", El Pas, suplemento Babelia", 19 de febrero de 2000, p. 14,
LiT-TERAE, 1 (30021
UN LECTOR EXTRAVAGANTE
ANTONIO CASTILLO GMEZ; Armando, si te
parece, para empezar podemos remontarnos a
tus aos de estudiante en La Sapienza- de
Roma. Releyendo el posfacio a cu libro Alfabetismo, escritura, sociedad ix^'^^), edicin espaola de una selecta muestra de tus trabajos, no
parece que tus recuerdos de entonces sean especialmente gratos. Hablas de aquella etapa con
ms tristeza que nostalgia y calificas a dicha
institucin de cerrada, vieja y pobre.
II
Armando Petrucci'
Aabetismo,
escritura,
sociedad
gcdisa
En 1949 la Universidad de
Roma era verdaderamente pobre y triste. Eleg
G
la especialidad de Filologa Clsica, pero no
me encontr con los maestros que haba imaginado (con la excepcin del ciego y clarividente
anciano Gaetano De Sanctis); adems, Giorgio Pasquali enseaba en Florencia y aqu en la Scuola Nrmale [de Pisa]; Cario Dionisotti estaba en
Londres. Quise asistir a los cursos de Lionello Venturi sobre historia del arte
y de Angelo Monteverdi sobre filologa romnica, pero no pude hacerlo.
ACG: Ante ese panorama, quines fueron tus primeros maestros?
AP: En el mbito concreto de la Paleografa y de ia Diplomtica: Franco Bartoln!, muerto luego, en 1952. con tan slo 42 aos, y Alessandro Pracesi,
quienes me ensearon el mtodo y el oficio; otros maestros indirectos fueron
Giorgio Cencetti (cuyos planteamientos historicistas resultaron decisivos en
mi formacin), Giulio Battelli, Jean Mallon y Robert Marichal, a quienes
conoc personalmente. El encuentro, que se revelara importante, con
Augusto Campana lo tuve ms tarde, aunque siempre fue indirecto y evasivo; e igualmente con Bernhard Bischoff. Respecto al campo histrico, me
form en la escuela romana de medievalistas y tambin con el magisterio del
gran Federico Chabod.
A R M A N D O PETRUCCI;
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' Perugia: Universit degli Studi, 1978; y parcialmente en Quademi storici, 38 (1978).
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poltico italiano de aquellos tiempos, en plenos aos de plomo, la iniciativa de Perugia tuvo un xito que nos anim a continuar.
ACG: Si algo sorprende gratamente al ver la nmina de los participantes en
dicho congreso es la diversa procedencia de los mismos: historiadores como
Franco Cardini o Cario Ginzburg; lingistas como Giorgio R. Cardona o
RafFaele Simone; historiadores de la instruccin y del alfabetismo como
Giuseppe Ricuperati, Marina Roggero y Jacques Ozouf; o, en fin, palegrafos como Bartoli, Cavallo y t mismo.
AP: Historia, lingstica, alfabetismo, paleografa eran los elementos fundadores
del proyecto que estbamos construyendo: una historia global y social de la
cultura escrita. He aqu las razones de aquella seleccin, de tales participantes, que tambin podran haber sido otros, ms o menos.
ACG: Por qu tanta insistencia en la interdisciplinariedad?
AP: Porque la historia de la cultura escrita y de sus productos se sita en el
centro de una amplia rea en la que confluyen y se yuxtaponen la historia, la
filologa o la literatura; amn de las especialidades ms afines, como la Epigrafa, la Codicologa cuantitativa y material, la Papirologa, la Diplomtica
medieval y moderna, la Historia del alfabetismo, y as sucesivamente.
ACG: Es lo mismo que os llev a crear Scrittura e civilt, tambin en 1977?
AP: Scrittura e Civilti la findamos, de comn acuerdo y con idntica filosofa,
Alessandro Pratesi (maestro comn), Guglielmo Cavallo y yo mismo, con
una ambiciosa dimensin internacional que falt en el congreso de Perugia.
Pero eso s, y como no poda ser menos, con la misma voluntad de renovacin y de amplitud de puntos de vista, mtodos y enfoques.
ACG: Al lado de Scrittura e civilth, otra de las revistas de referencia en el campo
de la escritura es la belga Scriptorium. Por qu no explicas para el lector no
especialista las diferencias entre una y otra?
AP: La diferencia de fondo entre ambas revistas se manifiesta plenamente en sus
denominaciones e igualmente en los programas publicados en los volmenes
inaugurales. En tanto que Scrittura e civilt se present como una revista de
historia de la escritura en el sentido ms amplio; Scriptorium aspiraba a convertirse, y lo ha hecho, en la publicacin ms autorizada en el vasto y complejo campo de estudio del libro manuscrito medieval, latino y griego.
ACG: Volviendo al congreso de Perugia, ste sirvi adems como punto de
arranque del seminario Alfabetismo e cultura scritta, cuyos trabajos, o el
avance de ellos, se fiieron dando a conocer: primero, en un boletn mecanografiado (1980-1987), y luego, en la revista del mismo nombre (1988-1992).
Qu objetivos se pretendan cubrir?
AP: La idea era crear un instrumento, lo ms informal posible, para coordinar las
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CASTILLO GMEZ
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*' Per la storia della scrittura romana: i graffiti di Condatomagos, Bullettino dell'ArchwiopaLeografico italiano, s. III, i (1962), pp. 85-132; y Nuove osservazioni sulle origini della b minuscola nella scrittura romana, Bullettino deirArchivio paleografico italiano, s. III, 2-3 (19631964), pp. 55-72.
LITTfiRAI!. 7 i l O O l )
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' La escrhura y ia psicologa c ios pueblos I1963I' dir. Marcel Cohn y Jean Sainic Fare Garnot,
Mxico: Siglo .XXl, 198.
'' "Scritcura e libro nell'italia altomedievale. II seseo seclo, Studi medievali, s. Ill, 10, 1 1969),
pp. 157-213.
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ACG: Sera excesivo decir que entonces estaba naciendo u n a nueva paleografa o, en todo caso, una forma distinta de entenderla?
AP: Puede que s; a u n q u e indudablemente n o soy quien para afirmarlo, en este
lugar y a mi edad, tan lleno de dudas.
ACG: Cualquiera que sea la obra tuya que tomemos c o m o referencia siempre
llama la atencin una cierta voluntad de transgredir las fronteras levantadas, a m e n u d o , entre unas y otras disciplinas. Por qu?
AP: Las razones de dicho proceder son mltiples: [i] u n cierto desapego al
m u n d o acadmico, al que llegu desde fuera, que siempre h a gustado y
todava gusta reconocerse en las etiquetas disciplinares; [2] la concepcin y la
prctica de u n a Historia global de la cultura escrita que vena realizando
paso a paso; [3] la proximidad, la amistad y las enseanzas que he recibido de
m u c h o s amigos, colegas y compaeros n o palegrafos ni diplomatistas:
desde TuUio D e M a u r o y Alfredo Stussi, lingistas, a Alberto Asor Rosa, italianista; desde Aurelio Roncaglia y Roberto Antonelli, romanistas, a Cario
Ginzburg, Roger Chartier y Roberto Zapperi, historiadores; desde Luciano
Canfora, historiador, fillogo griego e incluso contemporaneista intrpido, a
Sebastiano T i m p a n a r o , u n fillogo clsico ms formal; hasta llegar al inolvidable (y siempre recordado) Giorgio R a i m o n d o Cardona; de cada uno de
mis alumnos; y de tantos y tantos otros, todos presentes en mi patrimonio
cultural; [4] y, en fin, tambin por curiosidad, por pasin y por divertim e n t o personal.
ACG: Deduzco que este talante tiene m u c h o que ver con tu constante apelacin
al examen de la cultura escrita c o m o un todo (documentos, libros, epgrafes,
graffiti, etc.). Qu riesgos se pueden correr al romper esa unidad?
AP: R o m p i e n d o o, peor an, ignorando esa unidad se corre el riesgo de n o
comprender las concretas situaciones de escritura, las cuales n o se pueden
interpretar sin colocarlas en su tiempo y en sus respectivos lugares de realizacin, siempre, por necesidad, complejos y llenos de mltiples experiencias
grficas.
ACG: En consecuencia, cmo debemos actuar?
AP: Parafraseando lo que he escrito en la conclusin de Medioevo da leggereun
librito didctico que m e es m u y q u e r i d o puedo responder afirmando que
tan slo el estudio directo, en proftindidad y crtico (en sentido total) del
conjunto de testimonios escritos, de sus aspectos formales, de sus procesos
de produccin, de su consideracin en el seno de una cultura escrita siempre
articulada y compleja, puede hacer del historiador, dentro de lo posible, u n
intrprete atento del pasado en sus indicios visibles y legibles.
ACG: Siempre en esa perspectiva, m e llama la atencin, por ejemplo, que
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Armand
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Ariiiiiiiiiii l'-lnicci
Prima lezione
di paleografa
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C/?frrt'Mt A N T O N I O CASTILLO G M E Z
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como un simple reflejo de cada ideologa social es todo un delito historiogrfico*. Significa esto que la teora marxista ya no sirve para analizar las
relaciones histricas entre la cultura escrita y la sociedad?
AP: Esa fijase no debe ser interpretada como rechazo a una aproximacin marxista a la investigacin histrica, sino como una llamada de atencin ante la
pura y simple posibilidad de trasladar las categoras polticas a la cultura
escrita. Aparte de esto, siempre he considerado grandes historiadores a Karl
Marx y Friedrich Engels.
ACG: Cabe otra forma de concebir una historia de la cultura escrita que no sea
en el seno de la historia social?
AP: Naturalmente que s. Sobre todo hoy, en una poca de desmesurados formalismos y postmodernismos; pero no para m, que todava me considero
ideal y polticamente comunista.
ACG: No te parece que la ltima moda de los estudios culturales ha relegado el
hecho social a un segundo plano?
AP: Creo que tienes razn; pero el rechazo de lo social es algo muy caracterstico de las corrientes culturales postmodernistas, hoy en auge en todos los
sectores de la cultura literaria e histrica del mundo occidental.
ACG: Historia social de la cultura escrita o Historia cultural de lo social?
AP: Ambas definiciones parecen corresponderse, aunque, en realidad, son radicalmente distintas conforme al punto de vista adoptado. Personalmente preferira la primera, que corresponde ms a la historia global de la cultura
escrita; en todo caso, como bien sabes, no me gustan las etiquetas. Lo
importante es que la investigacin se desarrolle en un mbito bien definido
y con una clara orientacin metodolgica.
A PROPSITO DEL ALFABETISMO CUALITATIVO
ACG: Partamos ahora del texto que presentaste en el congreso de Perugia'.
Diras que en l estn expuestos muchos de los enfoques, temas y cuestiones
que recorren tu trayectoria cientfica?
AP: La respuesta puede ser s. Especialmente en lo que concierne al mtodo, las
problemticas e intereses de fondo; aunque a partir de los aos ochenta,
' Armando Petrucci, Dietro lo specchio. Alcune riflessioni per non concludere, en Lesen und
Schreiben in Europa ioo-ipoo Vergleichende Perspektiven. Perspectives compares. Perspettive comprate, ed. Alfred Nesserli y Roger Chartier, Bassel: Schwabe & Co. A.G.-Verl^, 2000, p. 617.
' Per la storia deU'alfabetismo e della cultura scritta: metodi-materiali-quesiti [versin castellana:
Para la historia del alfabetismo y de la cultura escrita: mtodos, materiales y problemas, en
A. Petrucci, Alfabetismo, escritura, sociedad, cit., pp. 25-39].
ZO
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--
SCRITTURA
EPOPLO
NELLA
ROMABAROCCA
1585-1721
nNaoNtgUASAR
'" "ScricTura, alfabetismo ed educazione grfica nella Roma del primo Clnquccento: da un Ubretco
di conti de Maddalena pizzicarola in Trastevere, Scrimira e civUt, 2 (1978), pp. 163-207.
" Cfr. Armando Petmcci, Para una historia cualitativa del alfabetismo" [[989], en Alfabetismo,
escritura, saciedad, cit., pp. 40-56; y Atcilio Bartoli Langeli, Historia del alfabetismo y mtodo
cuantitativo [1988-19S9], Siffio. Revista de Historia de la Cultura Escrita, j (1996), pp. 87-106.
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'^ Buena parte de dichos trabajos estn reunidos en Scriptores in urbibus. Alfabetismo e cultura
scritta nell'Italia altomedievale, Bolonia: II Mulino, 1992 (con Garlo Romeo); y, traducidos al
ingls, en Writers and Readers in Medieval Italy. Studies in the History ofWritten Culture, ed.
Charles M. Radding, New Haven-Londres: YaJe University Press, 1995.
' Paola Supino Martini, Alfibetismo e sottoscrizioni testimoniali al documento privato dell'
Italia cntrale (sec. vill), en Escribir y leer en Occidente, eds. Armando Petrucci y Francisco M.
Gimeno Blay, Valencia: Universitat de Valencia, Departamento de Historia de la Antigedad
y de la Cultura Escrita, 1995, pp. 47-61.
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ESCRITURA Y SOCIEDAD
ACG: La difUsin y la funcin social de la escritura son dos deas clave en tu
quehacer cientfico. Cmo debemos entenderlas?
AP: La escritura, a diferencia del lenguaje, no es una facultad innata a la especie
humana. Constituye una capacidad tcnica que se aprende y que, todava
hoy, a nivel mundial, slo ha aprendido a emplear una parte de los hombres
y mujeres. En el pasado de nuestra civilizacin se han alternado sociedades
caracterizadas por una amplia difusin de la capacidad de escribir y otras en
las que dicha capacidad ha estado menos o muy poco extendida. Pensar que
una paleografa cientfica (nunca he comprendido lo que quiere decir)
puede ignorar estos aspectos, limitndose al estudio de los caracteres formales de las distintas tipologas o de los procesos de desarrollo de ciertas
tendencias grficas, es, entiendo yo, un autntico y claro error de mtodo;
entre otras razones, porque los rasgos formales de las diferentes tipologas
derivan, directa o indirectamente, de su funcin en cuanto a la difisin
social. Es ms, de modo general puede decirse que la entidad alcanzada por
la diftisin social de la capacidad de escribir determina los modos mismos
de hacerlo.
ACG: Y en qu medida se relaciona con los aspectos polticos, sociales, econmicos, religiosos o culturales?
AP: La difusin social de la instruccin (o de la informacin) es uno de los
principales elementos del desarrollo de un pas y, en consecuencia, de su
gestin poltica, lo mismo hoy que en el siglo II, en la Atenas de Pericles
que en la Roma del Cinquecento. Adems, representa el medio ms
directo para el control ideolgico de los subditos y de los ciudadanos por
parte de las clases dominantes y de los grupos dirigentes puesto que son
stos quienes regulan, segn su conveniencia, los flujos de transmisin
educativa y cultural.
ACG: La constante relacin que estableces en tu obra entre la escritura y la
sociedad te ha llevado tambin a estudiar y valorizar tanto los testimonios
escritos de las clases subalternas como los dirigidos a ellas.
AP: Tienes razn. Siempre he pensado que, en las sociedades parcialmente alfabetizadas, el papel del semialfabetizado deba ser (y es) muy importante,
aunque slo sea como intermediario entre el mundo de la cultura oral y el
de la cultura escrita. Por otra parte, sobre todo en las pocas de fuerte
expansin de los procesos de alfabetizacin, los testimonios escritos de los
semialfabetizados subalternos han puesto de relieve el uso de modelos grficos particulares, a menudo de larga duracin (como la A mayscula con
traviesa triangular), o incluso de algunas formas grficas anticipatorias.
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' Judy Kalman, Writing on the Plaza. Mediated Literacy Practices Among Scribes and Clients in
Mxico City, Cresskill-New Jersey: Hampton Press, 1999.
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"' Una primera versin se public, con el ttulo La scrittura tra ideologa e rappresentazione,
como un captulo de la Storia dell'arte italiana, III. Situazioni, momenti, indagini. i. Grfica e
immagine. i. Scrittura, miniatura, diseco, Turn: Einaudi, 1980, pp. 3-123.
'' Para confirmar este extremo procede recordar que la primera de ellas ha sido traducida al
francs y al ingls \Jeux de lettres. Formes et usages de l'inscription en Italie, if'20' sicles, Pars:
ditions de l'cole des Hautes tudes en Sciences Sociales, 1993; Public Lettering. Script,
Power, and Culture, Chicago-Londres: The University of Chicago Press, 1993], y la segunda al
ingls [ Writing the Dead Death and Writing Strategies in the Western Tradition, Stanford: Stanford University Press, 1998].
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ARMANDO PETRUCCI
LE SCRITTURE ULTIME
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Armuis Pitrucd
Scrivereeno
Poiid<MaitTilMniau^6aimie
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ACG: No te parece, sin embargo, que se puede estar incurriendo en una cierta
mescolanza de prcticas de escritura y en una indefinicin, por excesiva, del
trmino manuscriti
AP: Indudablemente s. La categora de produccin escrita que se puede
designar como manuscrita es variada y vasta; pero, justo por esto, su
estudio no debe basarse tan slo en el principio de la globalidad, sino tambin en el de la distincin: distinguir para comprender, es una mxima
que me gusta mucho.
ACG: Cules seran las principales manifestaciones modernas de esa cultura
manuscrita?
AP: Por supuesto, muchsimas, en el mbito privado, pblico o documental, y
conciernen a cada actividad que requiera de trazas manuales (ms o menos
formalizadas) para el registro escrito de cualquier clase de texto: desde los
cuadernos escolares a las cuentas, desde las memorias domsticas a los diarios
personales y las cartas, desde las recetas mdicas y mgicas a los borradores
de textos cientficos y literarios, y tantos otros.
ACG: Dada la vastedad del territorio a explorar, hacia dnde deberamos encaminar nuestras investigaciones?
AP: Recordando el conocido llamamiento de Jean Mallon a vagabundear entre
cualquier tipo de testimonio escrito (y no slo manuscrito, quisiera aadir),
podra responder que en todas las direcciones. En lo que afecta al mundo
moderno y contemporneo, los productos manuscritos no pueden comprenderse e interpretarse histricamente si no es en su relacin con los
impresos. Y por supuesto, una consideracin global de la cultura escrita,
de toda la cultura escrita, tambin incluye las inscripciones incisas o pintadas, los graffiti, las leyendas de las monedas y de los sellos, y todo escrito
con que nos topemos de forma casual o en el curso de una meticulosa investigacin.
ACG: Pasando al tema de la escritura epistolar, sobre la que ahora trabajas, qu
objetivos persigues al estudiar la epistolografa privada latina en la Europa
medieval?
AP: Comenzada formalmente en 1993, dicha investigacin tiene dos objetivos: el
primero, la publicacin, con transcripcin diplomtica, edicin crtica y
reproduccin facsimilar (recto y verso), de todas las cartas misivas originales
del Occidente latino desde el siglo VII a 1250; es decir, desde la alta Edad
Media hasta los primeros testimonios de cartas en papel en las lenguas vulgares de Europa. Por ahora empezaremos publicando una serie de volmenes
relativos a los ejemplares ms antiguos (siglo vii-1100) conservados en los
distintos pases europeos. En esta empresa colaboran conmigo tres investi-
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3^
gadores psanos jvenes y competentes: Giulia Ammannati, Antonino Mastruzzo y Ernesto Stagni.
El segundo objetivo consiste en la redaccin de un libro sobre la historia
de la comunicacin escrita desde los orgenes ms antiguos al da de hoy,
cuando, justamente, esta forma de relacin entre los hombres ha llegado al
final de su recorrido. Con ese propsito hace tiempo que estoy recopilando
materiales y efectuando averiguaciones en Italia y fuera de ella. Quiero
aadir que ambos proyectos nacieron en el marco de la actividad didctica
desarrollada, desde 1991, en la Scuola Nrmale Superiore de Pisa y ao tras
ao los he ido discutiendo con los extraordinarios estudiantes y licenciados
que estudian y trabajan junto a nosotros, de quienes siempre he recibido
estmulos y valiosas sugerencias.
ACG: Puedes avanzarnos los resultados de ese estudio?
AP: Puedo enumerar algunos entre los ms relevantes: el elevado nmero de
minutas de cartas, escritas (para conservarlas?) en los mrgenes o en los
folios de guarda de los libros manuscritos, sobre todo entre los siglos X y XII;
la ausencia de cartas originales en algunos de los grandes archivos monsticos, como Cava dei Tirreini y Montecassino, junto a su elevada presencia
en otros tambin de origen eclesistico, como los de San Ambrosio de
Miln, de Split en Dalmacia, de Marsella para el siglo Xll; o el uso de materias escritorias antiguas, distintas al pergamino (pizarra, papiro), hasta
finales del siglo VIII.
ACG: En trminos sociolgicos, qu cambios se advierten en la condicin de
los usuarios de la correspondencia escrita?
AP: Tomando en consideracin todo el perodo, desde el siglo VII hasta 1250,
las modificaciones socioculturales en lo que podramos llamar el pblico
epistolar son, como es obvio, muy significativas. La primera carta de la
serie, la ya recordada del siglo vil, es de un laico que se dirige a un eclesistico; ms adelante, del siglo vill al X, los escribientes y destinatarios
son casi exclusivamente eclesisticos; a partir de finales del siglo X y a lo
largo del XI y Xll, los laicos reaparecen entre emisores y destinatarios; y por
ltimo, en el curso de la primera mitad del siglo Xlli en toda la Europa
occidental los laicos retoman la escritura de cartas hacindolo en las respectivas lenguas maternas y en una materia escritoria menos costosa: el
papel.
ACG: Segn apuntas en Prima lezione dipaleografia, al estudiar los usos epistolares a lo largo de la historia se constata una clara contraposicin entre la
uniformidad de la estructura textual y la diversidad material de los soportes
y tcnicas. En qu sentido?
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Armanilii IVIritccJ
BREVKSrrORTA
UEU.A
scBrrruBA LATINA
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Es hora de terminar. Sin duda la amplitud de los temas, materiales y pocas analizados por Armando Petrucci a lo largo de su dilatada y rica produccin cientfica daran para muchas ms preguntas. Confio, no obstante, que con estas
pginas me haya aproximado al objetivo previsto: a saber, recorrer los principales
hitos de una trayectoria tan larga como fructfera y comprometida, as como sacar
a relucir algunos de los asuntos y problemas que la recorren. Para quien desee profundizar en la obra de Petrucci incluyo a rengln seguido una seleccin bibliogrfica de elld^.
BIBLIOGRAFA FUNDAMENTAL"
MONOGRAFAS
" En este punto no puedo dejar de citar algunos ensayos historiogrficos donde, al repasar el curso
de la paleografa o de los estudios sobre alfabetismo y cultura escrita, se analiza tambin la
aportacin de Petrucci: Paola Supino Martini, La paleografa latina in Italia da Giorgio Cencetti ai giorni nostri, en Un seclo di paleografa e diplomtica (iSSy-igB). Per il centenario
dell'Istituto di Paleografa dfll'Universiti di Roma, ed. Armando Petrucci y Alessandro Pratesi,
Roma: Gela editrice, 1988, pp. 64-76; y, modestamente, Antonio Castillo Gmez y Carlos Sez
Snchez, Paleografa versus alfabetizacin. Reflexiones sobre historia social de la cultura
escrita. Signo. Revista de Historia de la Cultura Escrita, \ (1994), pp. \^y\yj. Adems, vase la
nota biogrfica de L. M. Cesaretti Salvi en Enciclopedia Italiana. Appendice 2000, Roma: Istituto della Enciclopedia Italiana, xooo, p. 429.
" Esta bibliografa tan slo recoge las monografas de Armando Petrucci, las obras publicadas bajo
su direccin y los artculos sueltos traducidos al espaol. Para el conjunto de su produccin me
remito a Marco Palma, Bibliografa degli scritti di Armando Petrucci, Roma: Viella, 200i, consultable tambin en la pgina web de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de
Cassino (www. let.unicas.it/links/didattica/palma/bibpetru.htm), donde se actualiza peridicamente.
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Angelo Silvagni, Catalogo dei carteggi di Giovanni Gaetano Bottari e Pier Francesco Foggini (Sezione Corsiniana), Roma: Accademia Nazionale dei Lincei,
1963 (Indici e sussidi bibliografici della Biblioteca, 3).
Libri, editori epubblico nell'Europa Moderna. Cuida storica e critica, Roma-Bari:
Laterza, 1977 (Universale Laterza, 383) [Versin esp.: Libros, editores y
pblico en la Europa moderna. Valencia: Edicions Alfons el Magnnim, Instituci Valenciana d'Estudis i Investigado, 1990 (Estudios universitarios, 40)].
Lucien Febvre y Henri-Jean Martin, La nascita del libro, Roma-Bari: Laterza,
1977 (Universale Laterza, 377-378).
Libri, scrittura e pubblico nel Rinascimento. Cuida storica e critica, Roma-Bari:
Laterza, 1979 (Universale Laterza, 542).
Scrittura e poplo nella Roma barocca (1^8^-1721), Roma: Quasar, 1982.
Un seclo di paleografa e diplomtica (1887-1986). Per il centenario dell'Istituto di
Paleografa deU'Universit di Roma, Roma: Gela editrice, 1988 (con Alessandro Pratesi).
Pratiche di scrittura e pratiche di lettura nell'Europa moderna, en Annali della
Scuola Nrmale Superiore di Pisa, s. lli, XXIII, 2,1993, pp. 375-823.
Escribir y leer en Occidente, Valencia: Universitat de Valencia, 1995 (con Francisco M. Gimeno Blay).
Lettere originali del Medioevo latino (xii-xi sec). I. Italia. Specimen. Pisa: Scuola
Nrmale di Pisa, Centro di Cultura Medievale, 2002 (con Giulia Ammannati, Antonino Mastruzzo y Ernesto Stagni).
LiTTERAE, 2 (2002)
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A R T C U L O S T R A D U C I D O S AL CASTELLANO