Teoría de Recepción Según Eagleton

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Terry Eagleton, Una introduccin a la teora literaria (Teora de la recepcin)

La modalidad ms reciente de la hermenutica en Alemania es conocida con el nombre de esttica


de la recepcin o teora de la recepcin. La teora de la recepcin estudia el papel del lector en
la literatura, cosa bastante novedosa. El lector ha sido siempre el menos favorecido del tro, lo cual
resulta extrao pues sin l por ningn concepto existiran los textos literarios. Estos no existen en
los estantes, son procesos de significacin que slo pueden materializarse mediante la lectura. Para
que la literatura suceda, la importancia del lector es tan vital como la del autor.
Cuando leemos el ttulo de una obra literaria quiz hicimos ya toda una serie de inferencias. El
proceso de especulacin e inferencias a que nos lleva nuestra ignorancia en este caso, es,
cabalmente, un ejemplo muy penetrante o impresionante de lo que hacemos todo el tiempo cuando
leemos. En el transcurso de la lectura encontramos otros muchos problemas, los cuales solo se
resolvern mediante nuevas suposiciones. Se nos irn proporcionando hechos a los cuales no
tuvimos acceso en esas preguntas, pero continuaremos asignndoles interpretaciones ms o menos
cuestionables. El leer las palabras iniciales de una novela nos introduce en una red notablemente
compleja de esfuerzos, en gran parte inconscientes. Aun cuando pocas veces nos demos cuenta,
constantemente estamos elaborando hiptesis sobre el significado del texto. El lector hace
conexiones implcitas, cubre huecos, saca inferencias y pone a prueba sus presentimientos. Todo
ello significa que se recurre a un conocimiento tcito del mundo en general y, en particular, de las
prcticas aceptadas en literatura. En realidad, el texto no pasa de ser una serie de indicaciones
dirigidas al lector, de invitaciones a dar significado a un trozo escrito. En la teora de la recepcin, el
lector "concretiza" la obra literaria, la cual, en s misma, no pasa de ser una cadena organizada de
signos negros estampados en una pgina. Sin esta continua participacin activa por parte del
lector, definitivamente no habra obra literaria. Por muy slido que todo esto parezca, la verdad es
que para la teora de la recepcin toda obra literaria est constituida por huecos donde el lector
proporciona el nexo faltante. La obra est llena de "indeterminaciones", elementos cuyo efecto
depende de la interpretacin del lector, y que pueden interpretarse en un sinnmero de formas,
quiz opuestas entre s. Lo paradjico de todo esto es que mientras mayor informacin proporciona
la obra es tambin mayor su grado de indeterminacin.
Segn la teora de la recepcin, el proceso de lectura es siempre dinmico, es un movimiento
complejo que se desarrolla en el tiempo. La obra literaria, en s misma, solo existe en la forma que
el terico polaco Roman Ingarden llama conjunto de esquemas o direcciones generales que el
lector debe actualizar. Para hacerlo, el lector aportar a la lectura ciertas "precomprensiones", un
tenue contexto de creencias y expectativas del cual se evaluarn las diversas caractersticas de la
obra. Al proceder la lectura, estas expectativas se ven modificadas por aquello de lo cual nos
vamos enterando, de manera que el crculo hermenutico -el movimiento de la parte al todo y
viceversa- comienza a girar. Al esforzarse por extraer del texto un sentido coherente, el lector elige
y organiza sus elementos en todos consistentes, para lo cual excluye unos y anticipa otros ms, y
"concretiza" ciertos elementos en cierta forma. El lector procurar unir diversas perspectivas dentro
de la obra, o pasar de perspectiva en perspectiva para edificar una "ilusin" integrada. Aquello de
lo cual nos enteramos en la pgina uno se desvanecer y, en la memoria, se convertir en
"escorzo", que, a su vez, se ver radicalmente condicionado por lo que posteriormente se descubra.
La lectura no constituye un movimiento rectilneo, no es una serie meramente acumulativa,
nuestras especulaciones iniciales generan un marco de referencias dentro del cual se interpreta lo
que viene a continuacin; lo cual, retrospectivamente, puede transformar lo que en un principio
entendimos, subrayando ciertos elementos y atenuando otros. Al seguir leyendo abandonamos
suposiciones, examinamos lo que habamos credo, inferimos y suponemos en forma ms y ms
compleja; cada nueva frase u oracin abre nuevos horizontes, a los cuales confirma, reta o socava
lo que viene despus. Simultneamente leemos hacia atrs y hacia adelante, prediciendo y

recordando, quiz conscientes de otras posibilidades del texto que nuestra lectura haba invalidado.
Ms aun, esta complicada actividad se realiza al mismo tiempo en muchos niveles, pues el texto
tiene "fondos" y primeros planos, diversos puntos de vista narrativos, ms de un estrato de
significado entre los cuales nos movemos sin cesar.
Wolfang Iser, perteneciente a la llamada escuela de recepcin esttica de Constanza, habla de las
"estrategias" que los textos ponen en prctica, y de los repertorios" de temas y alusiones
familiares que contienen. En opinin de Iser la obra literaria ms efectiva es la que lleva al lector a
un nuevo conocimiento crtico de sus cdigos y expectativas habituales. La obra interroga y
transforma los criterios implcitos con que la abordamos, desconfirma la rutina de nuestros hbitos
de percepcin y con ello nos obliga a reconocerlos por primera vez como realmente son. Ms que
concretarse a reforzar nuestras percepciones dadas, la obra literaria valiosa viola o transgrede esas
formas normativas de ver las cosas, con lo cual nos pone en conocimiento de nuevos cdigos de
comprensin.
En realidad, la teora de Iser sobre la recepcin se basa en una ideologa liberal humanista: creer
que en la lectura debemos de ser flexibles, receptivos, imparciales; preparados para poner en tela
de juicio nuestros criterios y permitir que se transformen. Todo lo concerniente al sujeto lector se
pone en tela de juicio en el acto de leer excepto la clase de sujeto (liberal) a la que pertenece. Por
ningn concepto podran criticarse estos lmites ideolgicos pues de lo contrario, el modelo entero
se vendra abajo. En este sentido, la pluralidad y la total apertura del proceso relacionado con el
acto de leer estn permitidas porque presuponen cierto tipo de unidad cerrada que siempre
permanece en su sitio: la unidad del sujeto lector es violada y transgredida pero para regresar ms
plenamente a s misma.
Iser es un patrn mucho ms liberal que permite al lector un mayor grado de colaboracin con el
texto: cada lector tiene libertad para actualizar la obra de diferentes maneras, y no existe una
interpretacin correcta y nica que agote el potencial semntico.
Dirase que el lector se ocupa tanto en pelear contra el texto como en interpretarlo, en luchar por
fijar su potencial polisemntico, anrquico dentro de un marco de trabajo dctil. Iser habla
abiertamente de reducir este potencial polisemntico a cierto tipo de orden (forma de hablar
curiosa cuando se trata de un crtico "pluralista). Si no se hace esto se pone en peligro al sujeto
lector, el cual ser entonces incapaz de regresar a s mismo como entidad bien equilibrada de una
terapia de lectura autocorrectiva.
Hans Robert Jauss pertenece a la escuela de Constanza, su enfoque es ms histrico y procura
situar el texto dentro de su "horizonte" histrico, dentro del contexto de significados culturales en el
cual se produjo, y luego estudia las relaciones cambiantes entre este y los "horizontes", tambin
cambiantes, de sus lectores histricos. La meta de esa labor consiste en producir un nuevo tipo de
historia literaria, centrada no en los autores, influencias y corrientes, sino en la literatura tal como
es definida e interpretada por sus diversos momentos de "recepcin" histrica. No es que las obras
literarias permanezcan iguales mientras cambian las interpretaciones: textos y tradiciones literarias
se alteran activamente de acuerdo con los diversos "horizontes" histricos dentro de los cuales son
recibidos.
Toda obra contiene en clave lo que Iser llama el "lector implcito", y sugiere en cada rasgo qu tipo
de destinatario se tiene en la mente. El "consumo", en todo tipo de produccin, incluyendo la
literaria, es parte del proceso de produccin. Quizs el escritor no se haya fijado en un tipo especial
de lector, quizs le sea indiferente quin vaya a leer su obra, pero, aun as, cierto tipo de lector est
incluido en el mismo hecho de escribir, a manera de estructura interna del texto.

La teora de la recepcin, del tipo de la de Jauss e Iser, parece plantear un urgente problema
epistemolgico. Si se considera el texto propiamente dicho como una especie de esqueleto, como
un conjunto de 'esquemas' en espera de que diversos lectores lo concreticen en diversas formas,
sera posible siquiera discutir estos esquemas sin haberlos concretado de antemano? O sea que se
trata de otra versin del viejo problema acerca de cmo puede saberse que se apag la luz del
refrigerador cuando est cerrada la puerta. Iser concede al lector bastante libertad, pero esto no
significa que el texto se pueda interpretar como venga en gana. Para que una interpretacin sea
interpretacin de este texto y no de otro, en alguna forma debe exigirla lgicamente el mismo
texto. En otras palabras, la obra ejerce cierto grado de determinacin sobre las respuestas del
lector, pues de no ser as la crtica parecera caer en una total anarqua.
No puede decirse que a mucha gente le moleste la idea de que el lector no se aproxima al texto
como si fuese culturalmente virgen, inmaculadamente libre de maraas previas -sociales y
literarias-, un espritu soberanamente desinteresado, una tabla rasa a la cual el texto trasladar sus
propias inscripciones. Casi todos reconocemos que ninguna interpretacin es "inocente" o libre de
presuposiciones, pero son menos quienes aceptan las consecuencias de esta culpa atribuible al
lector.

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