El Sentido de La Historia. Ensayo Filosófico Sobre Los Destinos de La Humanidad
El Sentido de La Historia. Ensayo Filosófico Sobre Los Destinos de La Humanidad
El Sentido de La Historia. Ensayo Filosófico Sobre Los Destinos de La Humanidad
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NICOLS BERDIAEFF
EL SENTIDO DE
LA HISTORIA
ENSAYO FILOSFICO SOBRE LOS
DESTINOS DE LA HUMANIDAD
VERSIN ESPAf;OLA
SEGUNDA EDICIN
EDITORIAL
ARALUCE
BARCELONA
EL SENTI DO O E
LA HIS'T ORIA
PRlNTED IN SPAIN
1 ni p r e n
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NICOLS BERDIAEFF
hlemas de la filosofa de la Historia, intentando alcanzar y determinar el significado del proceso histrico. En la concepcin del Mundo de J. de Maistre y
de Bonald, la filosofa de a Historia ocupa un lugar muy considerable. Opino que ya es indiscutible
el hecho de que no solamente Rusia, sino toda Europa y hasta el Mundo entero, entran actualmente
en un perodo catastrfico de su deSarrollo. Asistimos a un grandiosa crisis histrica. Una nueva poca histrica ha comenzado y el comps del desarrollo histrico ciambia radicalmente . Este comps ya
no. es el que rega antes de la Gran Guerra. Es distinto del que prevaleca durante las revoluciones rusa
y mundial. Ha variado esencialmente . Hoy da domina un comps que, en verdad, podemos llamar
catastrfico.
En el subsuelo histrico han hecho su aparicin
hondos torrentes volcnicos. Todo vacila y sentimos,
(~on singular intensidad, el comps aceleradsimo del
movimiento histrico. Opino que esta impresin nuestra actual, Uene una gran importancia y adquiere un
significado especial al dirigir nuestra mente y nuestra conciencia hacia la revisin de los problemas fundamentales de la Historiosofa, as como el ensayar
un nuevo sisteina filosfico en la Historia. Entramos
en una poca en que estos problemas inqutetarn
grandemente las conciencias humanas, . mucho ms
que hasta ahora. Por eso quiero detenerme a examinar bien estos problemas. Mas, antes de abordar la
esencia misma de los problemas fundamentale s de
~a filosofa de la Historia o, mejor dicho, de la metafsica de la Historia, he .de detenerme en una introduccin dedicada al anlisis de "lo histrico'" en su
esencia.
Qu es "lo histrico"?
Para llegar comprenderl o, para que nuestra ra-
zn est dispu esta a conce bir su significado, es necesario pasar , previ amen te, por una especie de desdo blami ento. En las poca s en que el espri tu huma no
perm anece orgn ica e ntegr amen te establ e, en las pocas crista lizada s, repos adas y perfe ctame nte estabi lizada s, los nrobl emas filosficos, as como los pro~
blema s relaci onado s con el movim iento histr ico, no
se manif iestan con suficiente intens idad. El estar sumido en una poca histr ica establ e no favor ece la
comp rensi n de "lo histr ico", ni la creac in de una
.filosofa de la Histo ria. Es neces aria la desin tegrac in,
un' desdo blami ento en la vida histr ica y en la concienc ia huma na para llegar a la posib ilidad de una
contr aposi cin entre el objeto y el sujeto histr icos.
Para que se inicie la forma cin de la conci encia histrica , para que sea posib le la creac in de una filoso.fa de la Histo ria, es neces ario que se inicie cierto
movim iento reflejo. Creo, por lo tanto, que es posib le
establ ecer, como en un esque ma, tres pero dos
en la forma cin de "lo hist,rico", y procu rar,
al mism o tiemp o, deter minar qu relaci n tiene
cada uno de estos perod os con la conci encia de
"lo histr ico".
Prime r perodo. Es el de perm anenc ia comp leta
e incon dicion al, nteg ra y orgn icame nte, en un rgimen histr ico estabi lizado . Este pero do es, desde
luego, muy intere sante para la conce pcin histric.a,
pero en l no nace an la conci encia de "lo hi,strico". D'urante este pero do el pensa mient o perm anece estti co y la razn huma na no percib e bien
la: dinam icidad del objeto del conoc imien to histrico.
Segundo perodo. Es el pero do de desdo blamient o y desin tegrac in que llega a produ cirse siempre, inelud ible y fatalm ente. Llega cuand o el rgimen histr ico estabi lizado comie nza a tamba learse
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en sus fundamentos y se inicia el movimiento histrico. acompaado de catstrofes y cataclismos histricos. Estos, en s, pueden tener un cotnps muy dis-
tinto, pero siempre acaban perturbando el ritmo de
vida orgnica anteriormente establecido. Entonces
comienza el desdoblamiento o desintegracin a que
nos hemos referido: el sujeto consciente ya no se
siente int~gramente sumido en el "objeto histrico"
y nacen en l los sentimientos reflejos que deben conducirlo a la concepcin histrica. Este segundo periodo tiene tambin una . gran importancia para la
ciencia histrica, pero aun es desfavorable a la formacin de una filosofa de la Historia, puesto que en
l se produce la separacin entre el sujeto y el -oh,.
jeto; la separacin del sujeto. que experim'enta los
reflejos de aquella vida en que haba permanecido
anteriormente. El sujeto se aparta, por decirlo as,
de su vida interior, en el significado histrico de Sta.
Se produce una op.osicin entre. "lo histrico'; y l
ente consciente que se aparta de la esencia ntima de
"lo histrico".
Precisamente en este perodo aparece la ciencia
histrica. Hasta puede aparecer el historismo, como
un punto de vista:\general sobre la cultura.
Pero entre lo histrico y el historismo existe no
solamente una capital diferencia, sino hasta cierta
oposicin, siendo sta una paradoja a que tendremos
que referirnos repetidas veces, al tratar de estas cues- .
'tiones.
histrica,
El historismo, propio de-' toda ciencia
suele apartarse muy a menudo del misterio de "lo
histrico". El historismo. no nos conduce hacia este
punto, puesto que ha perdido con l todo contacto.
El historismo no comprende, no concibe y llega hasta
negar "lo histrico". Para penetrar a fondo el miste. rio de "lo histrico", para concebir el enigma en que
EJ. _SENTIDO
DE
LA HISTORIA
permanece el hombre durante la poca integral. orgnica de su existencia humana (que no llega a cono~
cer, aunque se halle en ella), es decir, para llegar a
concebir "lo histrico", es necesario que el sujeto
consciente pase por un estado de oposicin con respecto al objeto de esta conciencia. Quiero decir .que,
para llegar al misterio de "lo histrico", es necesario
pasar previamen te por el misterio del desdo.blamiento; pero es tambin necesario volver hacia los arcanos
de la vida histrica, hacia su significado ms hondo;
. ir a lo ms profundo del alma de la Historia para
llegar as a concebirla y pder fundar una verdadera
filosofa de la Historia. Esto constituye, precisamen te,
.el tercer perodo, la tercera poca, la poca del re.
greso a "lo histrico".
Y es as cmo, al decir que los momentos catastrficos de la Historia son especialme nte favorables para
la Historia, entienla formacin de una filosofa
do que estos momentos catastrficos llegan para el
espritu del hombre cuando ste, luego de haber so,
brevivido al derrumbam iento' de un rgimen histrico determinad o y hiJhiendo atravesado el momento
puede, por. fin,
de desdoblam iento y desintegrac in,
r
oponer y comparar estos dos momentos - el de su
permanenc ia en "lo histrico" y el de su desintegracin - para llegar a un tercer estado espiritual que
agudiza .particular mente su conciencia, colimni<'ndole una . capacidad reflexiva extraordin aria, orientando, al mismo tiempo, su espritu hacia los enigmas
"lo histrico". Precisame nte ste es el estado de
alma ms favorable para plantear los problemas historiosficos. Para alcanzar cuanto voy diciendo al afirmar que el segundo perodo, es decir, el perodo de
desdoblam iento, cuando comienza a surgir la con- ciencia histrica y empieza a formarse la filosofa
de la Historia, es un momento fatalmente superficial
de
de
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autode termin acin restric ta. No es aquell a razn com,penetr ada y unida con la profun da intelig encia de J~
Histor ia Unive rsal, -con la razn de la Histor ia mis.ma. Y lo digo as, porqu e realm ente existe la razn
histr ica de la que la razn del "ilum inista " se aparta
compl etame nte, preten diendo conve rtirse en su r
bitro.
La razn que predo mina en la _poca de "ilustra~
cin" preten de consti tuirse en juez de la razn. orgnica de la Histpr ia. Pero una intelig encia superi or
no debe limita rse a conten er solam nte la cantid ad
de conciencia o razn huma na propia de una determinad a poca orgn ica - digam os de aquell os siglos xvm y XIX, con todos sus defect os y errore s-,
sino que debe identif icarse tambi n con la primitiva sabidu ra de los tiempo s remoto s, con las =primeras sensac iones de la vida, on aquel esprit u que se
despe rtaba en los albore s de. la histor ia del homb re
y hasta con los que nacan en los .comienzos de la
vida prehis trica al ampar o de la. concep cin animis .ta del mund o,,pro pia de cualqu ier pueblo en el primer escal n de su cultur a. Aquel la sabidu ra, propia
de, las poca s primit ivas, pasa luego por los abism os
mister iosos de lo ms hondo de la vida histr ica del
esprit u human o, atravi esa los princi pios del cristia nismo y, cruzan do la Edad Media, llega a ls tiempos moder nos. Solam ente la razn as forma da llega
a la Claridad intern a que existe en cada una de aquella-s. pocas. Solam ente una intelig encia as, es realmente fmin osa, ilustra da verdad erame nte, y tambi n
capaz de ilustra r. En. cambio; la razn "ilum inista "
que entona ba su epinic io clsico duran te el siglo xvm,
es una razn muy estrech a, interio rment e inadap tada
y pobre, halln dose aparta da de la mayor a de los
misterios que contie ne :la vida histri ca. Esta ceguera del esprit u de la "ilustr.acin" es el castigo ntimo
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de la autonegaci6n. Mas, as aparecen tan slo fragmentos histricos, algo as como u.na mera y continua
p~ofanacin de cuanto contiene de sagrado la Historia.
Opino que uno de los mayores mritos de la direc. cin historiosfica que sele llamarse el "materialismo econmico", fundado por C. Marx, consiste precisamente en que en l se ha llevado hasta el ltimo
lmite, hasta. el ltimo resultado todo cuanto se refiere
al proceso de desprestigiar y poner en evidencia lo
sagrado de la Historia,, as como todo cuanto se rela,ciona con las tradiciones histricas. y lo digo, porque
este proc.eso no haba hecho ms que comenzar con
el iluminismo, sin llegar a ningn resultado definiti-
vo. En este terreno conozco tan slo una doctrina que
descompone y diseca consecuentemente lo sagrado en
la Historia y las tradiciones histricas: me refiero
al marxismo aplicado a la Historia. Las sospechas y
las dudas que se despertaron en la poca del iluminis-:
mo en el terreno histrico y que, en el religioso, ya se
haban iniciado en la Reforma, habiendo alcanzado
todo su vigor en el siglo XIX, al irrumpir en los do.:.
minios de toda la ciencia histrica "en general, se
quedaron, sin embargo, a medio camino. Las tendencias ideolgicas de la ciencia histrica, en su aceptacin ms amplia, no han logrado reducir a cenizas
las tradiciones histricas, cuyos fragmentos ami flotan
aqu y all. Unicamente el materialismo econmico,
con el veto impuesto a toda la tradicin y a cualquier
percepcin de carcter sagrado en la Historia, lleva
a su trmino la rebelin contra 10 histrico hasta su
lmite extremo. En la ideologa del materialismo econmico el proceso histrico aparece completamente
desprovisto de espiritualidad. El espritu ya no existe, ya no hay alma, no hay misterio ni vida interna
y oculta en nada. La dubitacin extendida a lo sagru-
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NICOLS BEBDIAF.FF
do conduce al reconocim iento del proceso materialista de la produccin econmica como realidad nica y verdadera del proceso histrico, siendo afirmadas sus derivadas econmica s como nicas verdaderamente ontolgicas, primarias y reales. Lo dems
aparece como algo secundario , como unos meros reflejos de. esas cualidades originales. Toda la vida
religiosa y su cultura; toda la cultura humana, el arte,
la vida entera de la Humanida d, tan slo son reflejos
desprovisto s de realidad.
Asistimos a un proceso definitivo de desespiritu a- :
lizacin de la Historia, al aniquilami ento de todos sus .
misterios a travs de uno de sus ms profundos arca,.
nos que, segn el materialism o histrico, reside en
el problema ele la productivi dad, y en el creciente
impulso productor de las energas humanas. Con esio
llegamos al coronamie nto de la obra destructora . del
criticismo, comenzada en la poca del iluminismo y
que llega a negar su propio "ilustrismo ", ya que el
materialism o econmico de Marx logra imponerse y
vencer al "escientism o" o iluminismo racionalist a del
siglo xvm, fundando su propio evolucionismo histrico, luego de haber. desprestigi ado las postreras flo~.
racines del Siglo de la~ Luces..Es imposible avanzar ms por este camino. El materialism o econmico
demuestra claramente que, siguiendo esta direccin,
es imposible alcanzar el cmisterio del destino de los
pueblos, de su vida espiritual, del destino de la Hu-.
m.ailidad en general. Este misterio se niega, pues, y
se rechaza llanamente . Se considera como un problema ilusorio, engenf:frado y condiciona do por diversos
factores econmicos.
En este punto aparece Ja contradicc in eseU:cial
del materialism o econmico que ste n 0 logra com. prender, porque no. puede elevarse por. encima de l.
Perq esta contradic in salta a la vista de quien ::;o-
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piritua l. En resum idas cuenta s se trata de una. potenda espirit ual. El factor mater ial histri co. es una
parte de la realid ad histr ica espirit ual. Toda la vida
econ mica de la Huma nidad, tiene una base espiritual, un funda mento espirit ual. Aun tendr ocasi n
de tratar de esta cuesti.n al hablar de los difere ntes
/
proble mas histori osfic os.
El homb re es un ser altame nte histri co. El hombre se halla en lo histri co y lo histri co se halla en
el hombr e. Entre el hombr e y lo histri co existe una
relaci n tan estrec ha, tan profun da y mister iosa, una
recipr ocidad tan concre ta, que es impos ible desun irlos. No es posibl e separa r al hombr e de la Histor ia y
consid erarfo de una maner a abstra cta, como tampo co es posibl e separa r la Histor ia del homb re y examinar la indepe ndient ement e del hombr e de un mdo,
por decirl o as, inhum ano. Es impos ible consid erar
al hombr e separa do de la profun dsima realid ad histrica. Yo cre- que lo histri co no puede exami narse
como un mero f ennie no; como una. exterio rizaci n
de este mundo que llegam os a conoc er gtacia s a nuestros sentid os, oponi ndolo, como Kant, a la realid ad
noume nal, a la esenci a misma de la existe ncia, a la
:quinta esertei a de la realid ad. Estoy firmem ente convencid o de que lo histri co y la Histor ia rio es un
fenm eno solam ente. Creo que lo histri co e& uh 11umeno, siendo este corn;epto el funda mento ms iadica.1 de la filosof a de la Histor ia. En. lo histrico~ en
su sentid o verdad ero, aparec e la esenci a misma : de- fa
esenci a intern a del Mundo . En lo hi&existe ncia,
trico no es solam ente la esenci a intern a espirit ual
del hombr e lo que se manifi esta, no es su mera exterio rizaci n. Lo histri co tiene un signifi cado profun damente ontol gico p9r su esenci a misma y no es fe~10menal . Lo histri co se adentr a en lo ms hondo de la
existe ncia, en sus funda mento s mismo s que, sola-
la
mi
NICOLS
BERDil\EFF
compenetrarse con el misterio ntimo de "lo histrico" y alcanzar el profundo destino espiritual de la
Humanidad. Slo as descubrimos en nosotros algo
ms que el vaco del aislamiento, tan opuesto a la
abundancia de la vida hist~rica universal. Unicamente as- llegamos a descubrir esos tesoros en nosotros mismos, uniendo nuestro destino interno, individual con el destino histrico .universal. Por eso, el
verdadero camino que debe seguir la filosofa de la
Historia, es el de un establecimiento de la "identificacin del hombre con la Historia", identificando el
destino humano con la metafsica ,de la Histora. Esta
es la razn por la que este libro figura en el delo de
mi obra que titulo Los DESTINOS DEL HOMBRE (Mehl.fisica de la Histor~a),
La Historia, siendo una profunda .realidad espiri. tual, no es un empirismo, no.es una compilacin material de. hechos. Li Historia ya . no existe, en este
sentido, y si as fuera nunca hubisemos llegado a
conocerla.. Llegamos al conocimiento histrico a travs de la memoria histrica como a travs de cierta
actividad espiritual y llegamos a l, como. a una determinada relacin espiritual con "lo histrico'', mediante el conocimiento histrico que resulta interior:..
mente espiritualizado. Unieamente con un proceso
de espiritualizacin conversivo en la . memoria histrica llegamos al esclarecimiento de la unin interna
que es el alma misma de la Historia~ Esto es cierto~
tanto para llegar al reconocimiento del alma de 1a
Historia, como por i'o que se Tefiere al conocimiento
del alma humna, porque una personalidad que no
estuviera bien unida, formando, gracias a la memoria, algo nico y completo, no nos dara la posibilidad
de conocer el alma humana como una determinada
realidad. Pero la memoria histrica como medio de
conocer "lo histrico" est ntimamente ligada con la
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La
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DE LA ESENCIALIDAD DE LO HISTRICO. - LO
METAF(SICO Y LO HISTRICO
La Historia no es un conjunto de hechos empricament e objetivos, sino que es un mito. El mito, a
su vez, no es nada inventad o. El mito es una realidad,
atmque una realidad de orden diferente .de la realidad que llamamo s "de los hechos del empirism o obj.etivo". En la memoria popular colectiva el mito es
como un relato que se ha conserva do, perpetua ndo
los hechos aconte~idos en el pasado y que, habiendo
transpues to. los lmites de la sucesibil idad objetiva,
nos descubre una realidad ideal subjetivo -objetiva .
La Mitologa, segn el profundo concepto de Schelling,.
es la hfstria primitiva de la Humaliid ad. Pero, ade~
ms de los mitos que se pierden en los abismos. del
pasado, no pocas pocas histricas estn materialmente saturada s de elemento s mitocrea tivos. Las
grandes pocas histricas , incluso la moderna histo:.-.
ria. d la Humand ad,. tan poco pro:picia a la Mito~
logia, estn saturada s de mitos. As sucede, por ejem~
plo, con la poca de la gran revoluci n francesa que,
-no. ha mucho, aun nos apareca baada en la luz del
racionali smo. La historia de la revoluci n francesa
est llena de mitos y es as cmo se form el mito de
esta revoluci n misma. Y. los historiad ores sostuvie-
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ron este mito durante largo tiempo y tan slo ltimamente comenzaron a destruirlo, como Taine, por
ejemplo, en su Historia de la Revolucin. Hallamos
mitos semejantes en la historia de la poca del Renacimiento; otros muchos se refieren a la poca' de la
Reforma y a la Edad Media; sin hablar ya de otras
pocas histricas ms apartadas, cuando el pensamiento aun no estaba iluminado por la clara luz de
la :razn y del raciocinio. Somos incapaces de conceb~ una historia meramente objetiva~ Precisamos ba~
llar una uniiI ntima y misteriosa que nos ligue al
objeto histrico. No solamente sentimos la necesidad
de que el objeto tenga cierta historicidad, pero queremos que tambin la tenga el sujeto y que ste, "sujeto del onocimiento histrico", sienta y descubra
en s mismo "lo histrico". A medida que se revela
en l "lo histrico", el sujeto llega a alcanzar el sig"
nificado de los magnos perodos de la Historia. '
La Historia exige una fe; la Historia: ncJ es una
si:inple imposicin que ejercen los hechos objetivos
externos sobre el sujeto cognoscente. La Hisforfa -~
una espe'Cie de transformaci n del gran pasado histrico en el que se realiza la "percepcin histrica";
es n proceso interno que aproxima el sujet .al ob~
jefo~ Sin esta Uiiin, sin tal acercamiento , el proceso
histrico es incognoscible. Todas estas consideracic>nes me han. conducido a pensar que sobre la cognicin histrica tlebe, en cierto modo, extenderse la
doctrina de Platn, en lo que se refiere a su teora
del conoc~mien'to como proceso rememotativo .
Puede afirmarse, verdaderame nte, que cualquier
ahondamient o h_istrico ser realmente productiv;
s'lo cuando la cognicin adopta la forma de una re
memoracin interna del niagno pasado histrico, sien
do entonces algo as como una profl).nda compene-.
tracin entre lo que acontece en lo ms hondo del ser
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vale a penetr ar en s mismo . Slo en lo ms profun ~o de s mismo puede hallar el hombr e la prfun
didad del tiempo , puesto que ste no es algo externo, ajeno al hombre_, algo que ste ha recibid o del
exterio r, sino que represe nta -todo un conjun to de
capas que el hombr e lleva en si mismo . Las capas
profun das del tiempo son capas semioc ultas y postergadas, en virtud. de la estrech ez de Sl\ concien cia.
Los mitos histric os tienen gran import ancia para
este proceso remem bratori o; el mito histric o nos da
el relato que haba retenid o la memor ia de un pueblo y que nos ayuda a record. ar cierta capa interna
de lo ms hondo de~ espritu del hombr e, ciertfl capa
relacio nada directa mente con la prpfun didad de los
tiempo s.
El proceso creado por la crtica ilustra da, por la
crtica escient ist de la concien cia, y, segn el cual,
el sujeto se aisla del objeto, puede darnos solame nte
cierto materi al til a la percep cin histric a, pero este
proceso destruy e al mito; separa ndo la profun didad
de los tiempo s de la profun didad human a. Este pro"
ceso sepaia al hombr e de la Histori a. Todo esto nos
conduc e a i;evalo rar elsigni ficado de la leyend a como
medio para llegar a una clara compre nsin de la
Histori a.
Esta leyend a histric a que la crtica histri ca haba . pretend ido destrui r, represe nta el camino que
debe seguir el magno y misteri oso acfo de remem oracin. En la leyend a histric~ el hombr e tiene, no Un
impuls o exterio r,. un hecho que se le presen ta desde
afuera, sino un impuls o interno , miste'i oso, oculto el
el seno de la misteri osa vida, en el que el hombr e se
recono ce a s mismo . Aqu es donde el hombr e llega
a }a percep cin de algo a lo cual l est unido
con lazos .inqueb rantabl es, para. formar . una unidad estable .
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Todo esto no significa que la leyenda no debe someterse a la crtica histrica y que ha ,de considerarse tal como se nos presenta y sin rectificacin alguna,
aceptndola ntegramente, tal como nos la da la
ciencia histrica. No, no quiero decir esto .,,.--- considero, al contrario, que la crtica histrica ha trabajado laudablemente en la crtica de aquellas leyendas que tienen un carcter objetivo no-aplicado y
objetivo-cientfico, y <1ue no hay motivo alguno para '
reconstruir una historia tradicional, que solamente se
base sobre la leyenda-:-; qiero decir que la leyend'a
tiene un valor ntimo, distinto del de un simple relato
del pasado. As, por. ejemplo, la leyenda de la funda~in de Roma, desmentida por Niebubr. y;~ posterirmente, por otros historiadores, contiene una indicacin oculta, cierto simbolismo del destino histrico de aquel pueblo, un simbolismo primordial para
la formacin de la filosofa de la Historia y para la
comprensin del espritu interno de la Historia.
La leyenda histrica es algo ms que un simple
conocinento de
la vida lstrica, puesto que en la
,J
leyenda simblica se revela una. vida interior, lo ms
. hondo de la realidad, de, esa realidad equivalente Q
lo .que se revela al hombre mediante su "autocoinprensin" espiritul. Lo que tiene tal} to valor. es .pr.cisamente esta asociacin de la leyenda con lo que se
revela en la "autocompresin". En Ja Historia tienen
:mucha irnportancia los hechos exteriores; pero para
la filosofa de la Historia es milcho ms importante
aquella vida interna y misteriosa que no se .interrum.pe en su continuidad externa puesto que precisalllente
.:es aquella vida interior la que nos demuestra ,que la
Histor~ no se nos pre~enta desde lo exterior, sino
<;lesde lo interior, ya que .nosotros al fin y al,_ cabo,
,pe.rcibiendo la Historia, la ,construimos en tal o q-al
grado, segn el estado de .nuestr conciencia, seg(m
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34
undi dad.
la amp litud irtte rior de sta y segn. su prof
auto Aho ra bien , aque l estad o de conc ienc ia o de
cia lliscom pren sin ,' que la crti ca hist rica y la cien
nic o
lo
o
com
nen
. tric a obje tiva post ulan y supo
cho
estre
o
ciert o, es un estad o de conc enc ia dem asiad
Crla.
n de
y supe rfici al. En esto estri ba la aber raci
enta n los
tica hist rica: en esa crti ca, se nos pres
uasi vo;
.pers
y
ente
evid
hech os com o algo obje tivo,
itiva
prim
y
al
rfici
pero lo es tan slo para la capa supe
undi
prof
de nues tra conc ienc ia, pues to que cuan do
tra conzam os ms, cuan do ensa ncha mos ms nues
o el
ader
verd
nce
alca
un
cien cia vem os que no es
m:~
lo
y
o
ader
que se nos pres enta , sino que lo ".erd
rica;
hist
dad
prof undo est eri fo inter ior de la reali
ria de
. Cuan do leen ios una obra hist rica, la histo
sent imos
los pueb los de la antig eda d, por ejem plo,
puellos
aque
de
ra
cultu
com o si de la histo ria de la
huse
si
o
com
,
blos se hubi era extra do todo el alma
aque
de
bier a proc edid o ~ extir par la vida inte rna
orno exllos ptrnblos, qued ando de ella un mero cont.
terio r.
llam ada
Tod o esto nos cond uce a -pensar' que la
del
ento
''crt ica hist rica" no es ms que un mom
atrabre
desa rroll o total . de la Hist oria y que el hom
ento s
mom
los
de
no
Es
.
vies a en su cogn osce ncia
el
cual
el
tras
s,
undo
r~1enos esen ciale s y men os prof
cam~
nto,
disti
hom bre pene tra en otro pero do muy
idera r el
bian do, en ciert o mod o, su man era de cons
y com enproc eso hist rico. Todo . pare ce difei ente
nto las
disti
muy
o
zam os a com pren der de un mod
nos de
inter
s
prof unda s tradi cion es y los hond os mito
dura nte el
la Hist oria, con tanto ahin co com batid os
perio do de la criti ca hist ric.
pri Seg n he indic ado ante riorm ente , el tema
vida
su
n
bre.e
cipa l de la Hjst odae s el dest ino del hom
.se
que
hum ana en la Tier ra. Este desti no hum ano
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. hist rica ,
inca paz de com pene trars e con la trad icin
ms que
es
no
sta
pod ram os pens ar real men te que
conoc-
tro
una mer a imp osic in con resp ecto a nues
os de otor mie nto: El verd ader o sign ifica do que hem
de ser el sigar a la perc epci n de la trad ici n ha
a uni n
ntim
e
libre
guie nte: esta perc epci n es una
a, sino
uest
imp
ni
espi ritua l que no es trasc ende ntal
o de
mod
este
esen cialm ente inm anen te. Unic ame nte
a form ar un
conc ebir la trad ici n pued e cond ucir nos
siste ma histo rios fico verd ader o.
lo hist Exa min eio s aho ra la esen cia mis ma de
form ucual
rico desd e otro pun to de vista , para lo
ha form ado
lar las sigu ient es preg unta s: C mo se
ia hum ana
lo hist rico et1 la histo ria de la conc ienc
mo ha lleC
?
ano
y en la hist oria del esp rifo hum
del he
n
epci
gado la conc ienc ia hum ana a a conc
pripor
o,
cho y del proc eso hist rico ? De qu mod
nzar el promer a vez, 11estra conc ienc ia lleg a alca
ia nue stra
ienc
conc
la
ez
ceso hist rko ? C mo emp
aconte~e
que
o
a conc ebir la Hist oria com o un hech
que
idad
real
real men te, que real men te exis te en esa
", :con su
noso tros oeno min amo s "mu ndo hist rico
proc eso hist rico corr espo ndie nte?
preg unta s
Para resp ond er debi dam ente a esta s
.. y al mun do
hem os de dirig irno s al mun do .helri,i~Q
tir que la
hebr eo. Verdaderame1it~;-ieii'i:~"'~f;-'admi
cipi os priconc ienc ia euro pea desc ansa sobr e dos prin
e. De la
hebr
mor dial es: El prin cipi o hel nico y el
ntal es surconj unci n de' esto s dos principOs fund ame
o una uni n
gi el mun do crist iano , que, estableci~nd
guas , f orin
anti
uras
org nica entr e dos gran des cult
cido de que
a su vez un mun do nuev o. Esto y-co nven
ebir el proel mun do hel nico no hab a. lleg ado a conc
verd ad no neceso hist rico porq ue cons ider 6 que
hel nico . no
do
mun
El
cesi ta dem ostr aci n algu na.
rico ". 1.os
hist
hab a al.canzado la perc epci n qe "lo
su
37
38
------------------
ma o una traged ia. Esta conce pcin la hemo s de buscar prefe rentem ente en el esph:i tu. del antigu o pue- -blo de Israel .
Fuero n los hebre os los que nos trajer on -el con\ cepto de "lo histr ico"'. Por ello estoy firme mente
conve ncido de que la misi n del puebl o liebre o haba sido verda deram ente la de introd ucir en la historia del. espri tu huma no, una conci encia del proceso histr ico franc amen te opues to a la conce pcin
cclica, propi a del. espri tu heln ico. ),:..a antigu a concie_ncia hebre a haba relaci onado siemp re el proce so
histr ico con el mesia nismo , y es aqu donpe adver timos la difere ncia esenc ial que media entre la concienc ia heln ica y la hebre a. Mient ras la prime ra iba
dirigi da hacia el pasad o, la segun da tend a const antemen te hacia lo futuro . El puebl o hebre o viva intensa mente de cara hacia el porve nir, esper ando
siemp re una resolu cin del destin o del puebl o de Israel La conci encia hebre a - no conce ba el proce so
histr ico como un circui to cerrad o. Todo cuant o pertenec e al proce so histr ico parec e indica rnos que,
verda deram ente, llegar emos a la resolu cin de la Historia y que sta tendr su fin en el futuro . Esta mnera de conce bir el proce so histlico lo adver timos
por prime ra vez en la conci encia hebre a, en la que
apare ce realm ente la "conc iencia de lo histr ico".
Por esta razn , para establ ecer una teora historiosfica, es neces ario dirigi rse hacia la histor ia de
los -hebre os y no hacia la _historia de la filoso fa be. lnica . Espec ialme nte notab le, desde este punto de
vista, es el libro dl profe ta Danie l. En este libro se
siente , por decirl o as, el proce so del destin o huma no, como un dram a que se encam ina hacia un fin .bien
determin~do.
osor
En la interp retaci n del sueo de Nabu codon
vemo s el prime r intento. del homb re de traza r ttn
39
40
rstico del esprit u helni co es precis ament e la sumisin ante el destin o. El mundo helni co no tena concienci a alguna de la liberta d. El sujeto histr icame nte
activo , sin cuya coope racin no es posibl e el proces o
histri co, no perten eca. al mundo antigu o griego .
Este fenm eno lo hemos de atrib ir al hecho de que
en el mundo helni co la forma domin siemp re sobre el conten ido; En su arte, en su filosofa, en su
poltic a y en todas las dems manif estaci ones suyas,
predo minab a siemp re la perfec cin de las forma s, relegnd ose a segund os trmin os los concep tos profundos , deriva dos del funda mento irracio nal de la
existe ncia hunian a.
Mas este funda mento irracio nal es precis ament e
el princi pio de liberta d, ese princi pio que ms tarde
trajo consig o el cristia nismo . En efecto, eil el mundo
cristia no vemos descub rirse este concep to del cntenido de las cosas y no de las meras forma s exterio res. Apare ce el princi pio irracio nal en virtud del cual
se descub re aquell a liberta d que condu ce a la forma cin del sujeto libre y activo, sin el cual no es posible alcanz ar el proces o histri co.
Yo creo que, "lo histr ico" y "lo metaf sico" difcilmen te podr n concil iarse en la concie ncia esenci almente abstra cta, que siemp re domin a en el monis mo
del pueblo ario. Me resisto a creer que sea una simple casual idad el hecho .de que los ms destac ados
pensad ores moder nos'de ideolo ga genuin ament e aria,
tales como Cham berlai n y Brews ; de la escuel a de
Hartm ann, establ ezcan todos una oposic in profun da
entre lo histri co y lo metaf sico. Sus cdtica s del elemento .semt ico en el cristia nismo se funda n tOdas
en qe quiere n ver en el cristia nismo . una fusin indebida de lo metaf sico con lo histri co. Todos toman
como punto de partid a el hecho de que lo metaf ..
sico ha penetr ado en lo histri co, produ cindo se una
41'
42
chos, y esta ideol oga era contr aria a toda inter preel
taci n verda dera del proce so hist rico. En camb io,
duintro
s,
hecho
los
conce pto de la espor adici dad de
cido en la reali dad hist rica por el cdsti anism o, ha
el
lleva do a la conci encia cristi ana a admi tir que en
centr o mism o del proce so unive rsal hist rico existe
cierto hecho espor dico , de carc ter nico y exclu
y
otro
n
ning
con
e
sivo, que no pued e comp arars
de conte nido tanto hist rico como metaf sico.
Este hecho es el adven imien to de Crist o. La His
45
46
----- ---- ---
celenc ia. El destin o de los pueblo s cristia nos, compa rado con el de los pueblo s no cristia nos, tanto anti~
guos como moder nos, es un destin o excepc ional es~
trecha mente relacio nado con todos los grande s acontecimi entos histri cos. Esto puede consid erarse como
el result ado de aquel concep to de liberta d que nos
trajo el cristia nismo , as como de su dinam ismo histrico, adquir ido en virtud de la espora dicida d de los
hecho s metaf sicos e histri cos. El cristia nismo comu11ic al proces o histri co una tensi n descon ocida
.
~ara los pueblo s no cristia nos, a excepc in del hebreo
inM
tismo
drama
un
al,
. s _una tensi n histr ica especi
rno excepc ional, todo un ritmo histri co difere nte.
. f u as cmo se form el gran mund o crisfi no; el
mU:ndo dinm ico por excele ncia, opuest o al mundo
. antigu o, que puede consid erarse ,, en compa racin ,
'como un mund o esttic o.
El antigu o mundo esttic o posea un sentid o in,
manen te de la existe ncia y de la vida. Para la con~
cienci a clsica exista . nicam ente un firmam ento
herm tico, algo as como una bved a inmen sa en
cuyo interio r transc urra la existe ncia human a. El
mundo clsico no divisa ba horizo ntes trasce ndenta les. situab a todas las bellez as de la vida espirit ual y
divina en el torbel lino de. la N iltural eza. En cambi o,
para el mund o ristia no el firmam ento se entrea bre,
la bved a celeste se despli ega y se . ensanc ha, y de
este impul so hacia el ms all nace el dinam ismo
histri co, aparec e el drama de la Histor ia que abar,.
ca, por igual, a todos, inclus o a. los pueblo s que no
siguie ron fieles al cristia nismo , ya que, aunqu e sepa~
i..,
rados de l, conser varon, sin embar go, la historic
1
que
creer
a
induce
me
da.d propia de su origen . Esto
la rebeli n histr ica de los siglos XIX y XX, que. fU
acom paada por un alejam iento del cristia nismo y
. que di como result ado 111 prdid a de la "Luz cristia -
EL SENTIDO DE LA HISTORIA
47
na", ha sido en el fondo, una manifestacin del espritu cristiano sobre una base esencialmente cri~tiana.
.
Este dinamismo del cristianis1no, esalihertad cristiana,. que es algo as como un principio irracional.
ntimamente unido al contenido profundo de la vida,
es el que determina, precisamente, al proceso his~
trico. Ninguna conciencia no cristiana posee este dinamismo esencialmente cristiano: Unicamente el cristianismo supo reconocer la finalidad comn de todos
los hombres, de toda la Humanidad, fandando una
Humanidad nica, haciendo posible la formacin de
un sistema filosfico de la Historia; pero esta realidad
histrica presupone la existencia de un .principio irracional capaz de detel'.miuar el ya inenciouado -dinamismo. Sin este principio irracional, sin este principio activo, destinado a formalizarse y que origina la
lucha de los principios luminosos con los tenebrosos
como un encuentro de fuerzas contrarias; sin este
principio, '1a Historia es imposible, como tampoco es
posible un dinamismo verdadero.
Hemos de comprender _este principio irracional,
no como lo define Rickert, no en el sentido gnstico
de una oposicin entre lo individual irracional y el
todo racional, sino que le hemos de dar un significado
ontolgico, es decir, el de un reconocimiento de principios irracionales en la esencia misma de la exis-
tncia; como de unos principios irracionales sin los
que np es ,posible la libertad ni el dinamismo.
La Historia presupone la existencia de una "DeoHumanidad ". El proceso religioso-histrico , por su
mismo carcter, presupone un profundo encuentro
y tambin una estrechsima correlacin entre la Di
Yinidad y el-hombre, entre el Destino Divino, los designios de Dios y la misteriosa e incognoscible Libertad huma!l Si existiera un solo principio, el de
princ ila inelu ctabi lidad natu ral, por ejem plo, o un
prinpio de nece sidad divin a nica ment e, o el solo
no
rico
.hist
a
dram
el
cipio .de la volu ntad hum ana,
est
.
se
que
dia
exist ira; ya no exist ira esa trage
codesa rroll ando y que, en verd ad, es una gran diosa
Hula
sin, una luch a pica entre la Divi nida d y
sapreci
Aqu
rtad.
Libe
de
man idad sobre una base
y
bles
,cilia
incon
ipios
ment e apar ecen algun os princ
Fu
;
iones
adicc
unas profu ndsi mas antin omia s y contr
proce so.
la conc ienci a crist iana la que descul~d este
idera da
Sin la liber tad espir itual del hombJ.e, cons
que no
y
,
omo
autn
tal
como un princ ipio fund amen
Divi no
del
ni
depe nde siqui era de la Libe rtad Divi na,
sin
le),
Dest ino (com o princ ipio irrac iona l inexp licab
alesa liber tad no podr a habe r Histo ria Univ ersal
guna .
se
Si exist iera la Libe rtad Divin a_ solam ente, que
,
Dios
man ifest ara en el mun do como el Dest ino de
ese hao bien slo la "fata lidad natu ral", ya no hubi
palaesta
de
o
ader
bido Histo ria, en el senti do verd
. La
sible
impo
bra; su orige n mism o hubi ese sido un
exo
exist encia de un princ ipio nico de orP,en divin
hubi ese
clusi vame nte, presu pond ra una histo ria que
no hucual
lo
con
,
empe zado por un Rein o de Dios
nte diiame
prop
"
biese podi do form arse la "His toria
nalidad
cha. La exist encia de un princ ipio de "fata
rales ,
tural '', de la inelu ctabi lidad de los hech os natu
de retan .slo, nos habr a cond ucido a toda una serie
de
rdo
bsu
to
.sulta dos difer entes , a un enaa dena mien
sin
o,
hech os ~extel'iores .sin de~arrollo inter no algun
cient e
dram atism o cons cient e y sin esa trage dia cons
hist rico,
cit~e tiend e hacia la resol ucin del proc eso
toda la
eso
Por
do.
e~ .deci r, hacia un fin deter mina
recoslo
filoso fa mon ista, el inon ismo puro , que
pres ta
noce la exis~encia de ~m princ ipio nico , no se
fa, ni cond uce .al
~ la forn; iaci n de una histo rioso
El SENTIDO DE LA HISTORIA
50
EL SENTIDO DE LA HISTOIUA
---
51
52'
ya
53
54
--------------------
-~----------
----
55
tro actual al tiempo' inicial, al tiempo en que se formaba la Humanidad. Establecemos una frontera entre lo histrico y lo metafsico, entre la historia del
hombre en la Tierra y la historia celestial, que no
corresponde a nuestra- realidad, siendo solamente una
abstraccin de nuestra conciencia. Todo cuanto h~
acontecido en los albores de la historia humana y
que se refleja a travs de la Biblia y de la Mitologa
(segun Schelling, la Mitologa es realmente la historia
inicial de la Humanidad) .no pertenece a un momento
l1istrico situado en el prdceso de un tiempo parecido al nuestro. En los profundos abismos histri. cos, todas las fronteras y deli~itaciones entre lo
celestial y lo terrenal son borradas y suprimidas. En
la Mitologa bblica se nos habla, tanto del destino
humano en la Tierra como del Destino Divino y de la
historia mitolgica de la Hmanidad. Tan slo ms
tarde lo terrenal se ha separado de lo Divino. Pero
para concebir lo ms hondo del proceso histrico hemps de admitir que esta separacin n~ existe ms
_que en nuestra conciencia atrofiada y que verdaderamente hubo un tiempo en que lo Divino y lo humano
se confundan. Hemos de buscar el origen del destino
humano no en la Tierra, sino en el Cielo, en una especie- de realidad espiritual que tambin lo era his-.
trica. Nuestras ciencias histricas se ocupan nicamente de esta realidad histrica, mientras que la metafisi~a de la Historia debe dirigirse hacia el destino
de la Humanidad en una identificacin perfecta en1re su destino en la Tierra y su destino en el Cielo.
111
DE LA HISTORIA DIVINA
La Historia. Divina y el Destino Divino .del hombre son los que determin an el destino del hoJUbre .en
la Tierra y su historia en la Tierra. Existe un prlogo celestial y en este prlogo se ha plantead o Ja
Hist0ria Universa l. En qu consiste, pues, esta hi.storia celestial? Este es el problema fundame ntal de
la metafsic a de la Historia. El Cielo y la vida celestial donde se hallan los orgenes .del proceso histrico, no es otra cosa que una profund sima vida espiritual interna, prque el Cielo no solament e es aqtlel
que descubrim os, encima de nuestras cabezas y tampoco es una lejana trascende ntal casi inalcanza ble,
sino que es la parte ms ntima. de nuestra profunda
vida espiritua l. Cuando nos adentram os en esta vida
espiritua l esJ. cuando verdader amente entramos en
contacto con la vida celestial. En estas profundi dades
hallamos un contenido espiritua l distinto del de nuestra realidad terrenal; nos aproxima mos .a las capas
ms profunda s de. la. existenci a y a las . esferas, ms
amplias, Esta capa ms. honda de la ex,istencia. cons~
tituye el verdader o.origen de la Historia ..La Histoi;ja
nace en lo ms hondo de la .realidad espjritua l, .en
aquella experien cia del espritu. humano en qqe este
1
58
NICOLS BERDI/\EFF
---- ....
---------~--
59
'
er
60
N,ICOLS BEHDIAEFF
te destino que nosotros compartimos en nuestro destino humano. Este es un problema que no pueden
resolver ni el monismo pantesta del tipo hind con
su mundo ilusorio, ni Parmnides, ni Platn, que
nunca han podido elevarse por encima del dualismo
formado por un principio nico e inmutable, por una
parte, y una multiplicidad mutable, por otra. Plotino tampoco supo dar una explicacin satisfactoria,
sucediendo lo pro"pio con el monismo abstracto del
idealismo alemn. Para todas estas tendencias monistas se trata de un misterio infranqueable. En resumidas cuentas, todas estas teoras. acaban conducindonos hacia el acosmicsmo: hacia el reconocimiento
de una existencia real de una Divinidad nica, absQluta, inamovible. e inmutable, por una parte, y,
por otra, al concepto de un mundo de multiplicidad,
Iieno de. conflictos que se supone irreal por naturaleza, en el sentido ontolgico de la palabra. Lo ms
curioso del caso es que los adeptos del monismo abstracto, .por singular irona del razonamiento lgico,
caen todos en un dualismo nuy especial, aunque in. evitable: establecen una profunda diferencia entre
la Divinidad, que suponen nica, absoluta e inmutable, y.el mundo de multiplicidad y de trgicos conflictos y contradicciones. Existe una oposicin tan
profunda entre estos dos conc.eptos monistas .que,
realmente, se establece un dualismo insuperable. Para
evitar este dualismo deben rechazarse, pues,. aquellas
formaciones monistas que slo. admiten un Absoluto
nico e inmutable, puesto . que el monismo de esta
ndole, segn hemos 'visto, nos conduce necesal'iamente al ms categrico de los dualismos. La Filosofa o conciencia religiosa que admite, tanto el momento monista como. otro dualista, . es la que logra
realmente triunfar sobre este desesperante d~alismo.
Solamente as puede llegarse a tender un puente en-
El~
61
de
62
NICOJ~S BEHDJAEFF
63
&f
NICOLS BERD'IAE FF
observ r los grmene s de estos dos tipos fundam entales. As vemos cmo Parmn ides y los eleatas entendan la re,alidad espiritu al Divina, la realidad verdadera en su esencia metaf,s ica, como algo nico e
inmutab le, mientra s que Herclit o, uno de los filsofos ms profund os del mundo entero, explicab a
la realidad metafs ica como "n movimi ento flamean te". A travs de toda la historia de la concien cia filosfica. asistimo s al conflicto. ininterr umpido entre estas
ideolog as encont~adas, debind ose observa r que en
Filosof a siempre ha predom inado el tipo ideolgi co
de Parmn ides, es decir, la teora de la inmutab ilidad, de una irrealid ad metafs ica desligad a del mundo mutable de los destinos histrico s. He aqu el fermento. Esta tradici n filosfica fu, en el seno de la
concien cia cristian a, el verdade rq origen de esa incompre nsin del dinamis mo de la existenc ia Divina,
y de la insisten cia con que se ha afirmad o la oposici n
de la Vida Divina a cualqui er destino histric o.
Pero esta tradici n se halla en insolubl e conflicto
con el misterio fundam ental del cristiani smo, de la
Pasin y de los padeciln ientos del Hijo Divino en la
Cruz, es decir, con el misterio de Su destino histrico. El argume nto principa l que se adue en Filosofa contra la i~ufabilidad de lo Absolut o tiene un
carcte r netamen_te formali sta y raciona lista y consiste en alegar que, admitie ndo ctialqui er movilid ad,
~dmitien(lo la posibili dad de una historia o de un des~
tino histric o .en la Vida Divina, se entra en franca
oposici n con el concept o de la perfecci n Divina,
puesto que en cualqui er moyimi ento, cualqui er des~
tino o :historia , presupo nen necesari amente. cierto estado de iniperfe ccin. Se arguye de que es inadmis ible que en el seno mism:o de la Vida biVina exista
un anhelo, una tristeza o una aoranz a que son como
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NICOLS BERDIAF,:F'-"
EL SENTIDO DE LA HISTORIA
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~~~~~~~~~~~~~
~-
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NICOLS BERT>IAEFF'
plantead o por la metafsic a de la Historia. Unicamerifo este mitologe ma co_ncreto puede resolver lo que es
insoluble por la va del monismo pantesta ,, edificado
segn los principio s filosficos del formalism o.
: El moQ.ismo pantesta jams podr explicar el
origen del hombre, ni el significado de su destino, porque es realment e inexplica ble cmo ha podido surgir
en el seno de la iilinutabi lidad Divina ese proceso
trgico ~ueha predeterm inado al destino de la ~u
inanidad . Slo estableci endo un parentesc o estrecho
entre la Vida Divina' y la tragedia humana, slo as
es posiMe alcanzar la razn del origen del hombre
y de su destino, es decr, el significado de la profunda
reciproci dad existente entre Dios y el hombre y tam
bin entre Dios y el Universo.
y as es, en efecto, porque el hombre ocupa verdaderam ente el centro de .este Universo y es el des~
tino del hombre el que determin a el destino del Mundo. Unicame nte as puede concebirs e el sentido de
los profundo s misterios de la vida ntima de la Divinidad y de la vida de nuestro Mundo mutable y multplfoe. Este es el misterio de ia reciproci dad entre
Dios y el hombre; ste es el misterio de amor y de
libertad del libre amor. Consider ando esta reciprocidad ntima como un verdad.er o drama de libre
amor, es. C0).110 llegamos . a descubrir . las fuentes h.fs~
tricas verdader as. Como .tambin es .cierto que t~'ci
el destino histrico JlO es otra cosa que el destino del
h01bre que, a su v~z. es el destino de aquella misma
reciproci dad entre Dios y el hombre. Descubri mos
esta reciproci dad, tanto con nuestra experien cia espiritual, cdmo en los destinos histrico s externos.
Todo ello ha de completa rse mutuame nte. Hemos de
llegar a la conclusi n de que la Vida Divina es realmente un drama entre Dios y Su Segunda Persona~
69
HISTO~IA
El SENTIDO DE LA
.
un drama en cuyo centro aparece el Hijo Divino, perfecto como hombre y perfecto como Dios.
Por esto el misterio de Cristo es el misterio de
la unin recproca entre Dios y el Hombre, y es el
misterio del drama del libre amor. En una palabra:
es un mitologenia.
He de advertir, _que yo no considero el. mito como!
algo opuesto a la realidad, como algo irreal, sino que, )
al contrario, estoy conv.encido de que el mito nos
seala una profundsima realidad. Y es as como este
mitologema puede servirnos de verdadera clave para
resolver el problem capital de la metafsica de la
Historia.
IV
72
NICOLS BERDIAEFF
Y aqu nos hallamos frente al problema de. relacionar al tiempo con la Eternidad.
Existe, al parecer, una inconciliabl~ oposicin entre sta y aqul, sin que nos sea posible establecer
relacin alguna entre estos dos conceptos. Por una
parte, el tiemp es algo as como la negacin de la
eternidad; un esta: do que carece de races en lo eterno;
Mas, por otra, .tambin podramos pensar que el tiempo se halla estrechamente unido a la Eternidad. Repito que. este problema, a mi Juicio, es de ~mna iniporfancia para la metafsica de la Historia, siendo
el obligado punfo de. partida para formar cualquir
concepcin del proceso histrico.
Lo anteriormente apuntado nos conduce a reconocer la existencia de cios "tiempos", por decirlo as:
el tiempo "bueno" y el tiempo. "malo"; un tiempo
verdadero y otro que no lo es. Como si hubiese un
tiempo falseado y otro de profundo contenido, nti~
mamente ligado con la Eternidad y sin _adulteracin
alguna.
Naturalmente, esto nos seala dos direcciones :filosficas bien distintas. Una de stas, la menos importante desde el punto de vista de la historiosofa y que,
sea dicho de paso, acepto plena~nente, reconoce tanto
la posibilidad de que lo eterno penetre en el tiempo,
como la de que se rompa el hermetismo de ste, permitiendo su entrada en la. Eternidad, esto es, cuando
acta en el tiempo un principio eterno.
EL SENTIDO UE LA HISTORIA .
73
--~---~---~---------~-----------------
,
.e'
Mas esto no es cierto. Para aquella otra realidad
que no es la nuestra, tambin existe su tiempo: el
tiempo celeste, un. tiempo divino.
Lo antedicho nos conduce a reconocer que el proceso del tiempo, es decir, el prceso histrico universal, el que se realiza en el tiempo nuestro, tiene su
gnesis en la Eternidad y que es en sta donde hemos
de buscar la causa esencial de todos los fenmenos
de nuestra realidad universal.
Es propio de muchas escuelas filosficas estable~
cer un disociacin errnea entre el \tiempo y
Eternidad. As sucede, por ejemplo, con todos los fenomenalistas, tanto si la indicada disociacin se
presenta en forma .de' riticismo kantiano, como si
aparece cori el aspecto de empirismo ingls, porque
en cualquier f enomenalismo se considera que no existe relacin alguna entre la realidad universal situada en 1 Hempo y la realidad de la existencia de las
cosas en s, es decir, entre el fenmeno y el objeto en
de
la
74
NICOLS BERDIAEFF
si. Para estas direcciones filosficas se trata de esferas de conceptos o estados inconmensurables entre
si; profundamente disociados e imposibles de relacionar. Es como si vi~iramos en un mundo situado
en un tiempo en que nada fuera capaz de penetrar
desde aquella otra realidad profunda y verdadera,
no sometida al tiempo y a la que' no alcanza la_ ndole de ste.,
K Kant lo expresa en forma de una doctrina bien
acabada, considerando que el tiempo y el espacio son
formas trascendentales de lo sensorio; unas formas
de asimilacin a travs de las que llegamos a conocer nuestro Mundo.
Para l es~e mundo, en s exteriorizacin, se manifiesta tanto en tiempo como en espacio; pero la
vida interna espiritual se sita en el tiempo solamente, ya que el espacio ya no aparece como una forma interna de la realidad espfritual. Mas, ni el espacio; ni el tiempo llegan, segn l, a lo que podra-.
mos llamar el "ncleo interno" de la existencia. Aqu
tambin debe advertirse. que, tanto el platonismo,
como la antigua :filosofa hind, tampoco relacionaban el tiempo con la esencia misma de la existencia.
Conceptuaban esta esencia, no como un proceso que
tuviera su tiempo y sus pocas, sino como algo desprovisto de tiempo, como una Eternidad inmutable,
opuesta a cualquier. proceso temporal.
.
Este modo de relacionar el tiempo con la Eternidad imprimi un sello 'bien especial en toda la
conciencia cristiana que se halla muy predispuesta
a considerar que el tiempo, pr su misma ndole, no
llega a alcanzar la esencia de la Existencia Divina.
Y aqu nos hallainos ante este otro problema: Aca
so la ndole del tiempo se extiende hasta la Vida Di,,ria? En realidad, yo habfo de lo mismo, slo ([tie
lo examino desde un punto de vista distinto.
75
76
NICOLS BERDIAEFF
f, SENTIDO DE LA HISTORIA
77
En nuestro proceso temporal, univeisal e histrico, el cristianismo seala .que la Eternidad, o sea Ja
Realidad Divina, puede, por decirlo as, adentrarse
en el tiempo, rompiendo su m191ena y entrando en
, ella, llegar a obrar como una fuerza preponderante.
La Historia no se manifiesta en -tiempo exclusivamente. Presupone algo ms que el tiempo, sin el cual, no
obstante, no podra subsistir. Indica tambin unacontinua lncha entre lo eterno y lo temporal.
: Es una lucha constante, una oposicin perenne de
lo eterno en el tiempo,: el continuo esfuerzo. de I.os
principios eternos por alcanzar el triunfo de la Eternidad. Este triunfo no debe considerarse en el s~n- :tido de que lo eterno pugna por salirse del tiempo,
sino como una iuiJeracin de ste.'
No es una lucha en el sentidQ de querer llegar: a
un estado que no tuviera relacin alguna con el tiempo, , puesto qe esto significara . la negacin de lo
histrico, sino una lucha para. llegar a la victoria de
la Eternidad sobre el tiempo en su propio campo; es
decir, en el terreno del proceso histrico .
.Este antagonismo entre la Eternidad y el tiempo,
es, la trgica y continua lucha de la vida con la 1l1uerte
a travs del proceso histrico, puesto que la recipro.:.
ddad y el encuentro de Jos principios eternos con
los temporales no es otra cosa qu un enfrentamienfo
..
de la vida con l~ muerte.
del
tiempo:
En efecto: la escisin definitiva del
seno de la Eternidad, es decir, la victoria de lo temporal sobre lo eterno, significa el triunfo de la muerte
suhre la vida. Por otra parte, un adentramiento de~
finitivo. en el seno <:J.e la Eternidad implicara la
interrupcin. del proceso histrico en s.
Pero en la realidad existe otro camino, otro prin:~
cipfo al . cual se reduce definitivamente la esencia
misma de esta lucha entre la eternidad de la vida
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NICOLS BERDIAEFF
EL ,SENTIDO DE LA HISTORIA
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Es fantasmal el pasado porque ya no existe y tambin es fantasmal el futuro porque aun no existe. =El
tiempo, pes, es ccomo un hilo roto. El tiempo', real
no existe. Esta absorcin de una parte del tiempo
por la otra, conduce al aniquilamiento de cualq1Jier
realidad; de cualquier existencia real en el tiempo .
. Tambin vemos aparecer en ste un principio de Mal,
Qn principio letal y aniquilador, puesto que la inuerte
del pasado. que lleva en s todo instante sucesivo,
este hundimientp en la nada, en la inexistencia, tan
propio de cuanto ocurre en el tiempo, es, en verdad,.
un principio de muerte. El futuro es el asesino. de
c,ualquier instante pasado. Nuestro. tjempo, :neno .d<'.
MaJ, ,se divide en pasado y futuro y entre estas d.os
partes .se halla un punto ficticio, indeterminado e
irreal: el presente. El futuro devora el pasado, para
iuego ser devorado a. su vez por el momento futuro
siguiente. L~ disociacin entre el pasado y el futuro
es: el JU al fundamental, el defecto capital del tiempo
qut: domina nuestra realidad universal.
Si reconociramos la existencia de nuestro tiempo
fragmentado, no habra manera de conocer y reconocer 'a la realidad histrica real
verdade,ra . que
trm'iscl.1rrira en otro tiempo ~nteio y real, no fragmenfaclo. Aq1el . s'era .rin tiellipo distinto del .1~~es
t~; 'n tiempp qt,1e cont('!ridraprinCipios ele vida y
no de muerte.
. '
,
Pero l tie~po que rige nesfra real~clacl niversal, tan slo aparentemente lleva principis ele vida.
En r~alida:d, lleva en su seno'la muerte, porque
cra11do la vida sume al~ pasado en el ahiSmo de fa
inexistencia; porque todo .ftituro debe transformarse en pasado, debe pere~er en el torrente devorador
del pasado y no existe futuro real y verdadero, ca~
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la lucha contra el espritu eterno, sin el cual no podra subsistir la ilacin histrica, ni la integridad
histrica, como tampoco la coordinaci n del tiempo,
ya que entonces la disociacin entre el pasado, el futuro y el presente sera tan categrica y definitiva,
que todo cuanto pertenece a nuestro Mundo se sumira en un estado semejante al de un demente que
hubiera perdido la memoria. ya que, verdaderam ente, la amnesia es el principal sntoma de la locura?
La memoria es un principio bsico, en perpetua
lucha con los principios letales . del tiempo. La memoria es precisamen te la lucha contra el yugo mortfero que ejerce el tiempo en .nombre de la Eternidad. Es la forma fundament al de la percepcin en
nuestro tiempo defectuoso de la realidad del pasado.
En nuestro tiempo el pasado tan slo subsiste a travs de la memoria. La memoria, en su significado histrico, es la manifestac in ms genuina ~e los principias eternos en nuestra realidad, en nuestro tiempo.
Ella es la que mantiene la coordinaci n histrica del
tiempo. La memoria es el fundament o de la Histo~
ria. Sin la memoria, la Historia no podra existir, porque si sta transcurrie ra en nuestro tiempo fragmentado, sera tan desesperan te el abismo abierto entre
el presente, el futuro y el pasado, que no ~endramos
posibilidad alguna de percibir el proceso histrico.
Cualquier conocimien to histrico no es otra cosa que
un recuerdo, un triunfo de la memoria sobre el principio mortal del tiempo.
Gracias al ,recuerdo reconstruim os los hechos que
se fueron, recompone mos el pasado que se ha ido, que
ha muerto, como hundido en un tenebroso abismo.
Por eso, la memoria siempre ser el concepto ontolgico fundament al sobre el que descansa todo lo
histrico. La memor.ia contiene principios de paternidad, nos une a los que nos han engendrad o, porque
EL SENTIDO DE LA HISTORIA
85.
esta unin es la del presente y del futuro con el pasado. Si perdiramos definitivamente el recuerdo de
nuestros padres, todos los recuerdos ancestrales, perderamos tambin el recuerdo del pasado. La Humanidad se hundira en un estado de demencia. Transcurriendo su existencia entre trizas de un tiempo
desgarrado, deshilvanado, sin coordinaci0n alguna
entre sus partes. Por eso la concepcin futurista de
la vida, edificada sobre el culto de lo venidero y de
cada momento presente, llevara realmente la Humanidad a un estado de demencia en que toda coordinacin de su misma existencia sera definitivamente
rota, es decir, que nuestra memoria perdera la nocin del tiempo y llegaramos a no poder relacio.nar
nunca entre si las diferentes partes de ste.
El proceso histrico tiene un doble significado,
porque siendo conservador, por una parte, es destructor por otra. El proceso histrico es una relacin
entre el pasado y el futuro y tambin es un rompimiento con el pasado; quiero decir que es conservador y revolucionario al mismo tiempo, por su naturaleza misma. Tan slo la recipro.cidad de estos principios engendra a la Historia. La actuacin unilateral
de uno de estos principios solamente, conducira fatalmente a la desintegracin del tiempo, cuyas partes dejaran de relacionarse.
El proceso histrico no estriba nicamente en la
conservacin de determinadas relaciones entre el
presente, el pasado y el futuro, sino que tambin consiste en que el pasado se contine en el futuro, en que,
adems de no empobrecernos en lo que se refiere a
los incalculables tesoros del pasado, tambin nos enriquezca con lo que va forjndose en ~l porvenir.
Esta es la razn por la cual es necesaria la accin
simultnea de aquellos dos principios. Y la historia
es este . concierto precisamente, . porque ..es.. una . suce-
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, m:, '.SENTIDO
DE. iA HISTOIUA
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ciencia religiosoeclesistica a un significado cientfico con caracteres de obligatorieda d, tanto ms disenta de la ciencia propiamente dieha, quedando
as desarmada la verdad religiosa. Pero la conciencia
filosficorreligiosa concibe perfe_ctamente que estos
conceptos pueden ser separados. El significado religioso, oculto en las antiguas tradiciones y mitos, no
puede formar una ciencia, no representa ningn conocimiento objetivo capaz de competir con otra ciencia' cualquiera, sino que representa un co'j1::1nto de
.verdades"tmucho ms prcifundas/q ue pertenecen a
esferas de conceptos bien distintos.
La gran verdad que nos indica la Biblia, el punto
de interseccin que nos seala entre la Historia Divina y la terrenal en .el comienzo del destino divino
del ho":rnbre, asi como en el principio de su destino
aetual, debe examinarse, tanto religiosa como filosfi~amente, bajo la luz del Nuevo Testamento y no
con la del Antiguo. Aqu debe advertirse que en el
seno mismo del Cristianismo, el comentario de la Biblia siguiendo la ideologa del Antiguo Testamento,
ocup un lugar predominant e: toda la antropologa
' y cosmologa bblica han sido aceptadas con aquel
espritu limitado propio del hombre de. los tiempos
bblicos. Pero la Verdad Divina se ha manifestado
tambin entre estos lmites, quedando grabada en
la Biblia y transmitindo se a conciencias espirituales
.
superiores.
Aplicando a las verdades bblicas una conciencia
religiosoeclesistica, parece como si admitiramos
aquellas limitaciones de la sinceridad o revelacin
divinas que fueron propias del espritu hebreo en
toda su historia, a travs de todo su destino. Este he~
cho se refleja tambin en el espritu cristiano del Nuevo Testamento, imponindole ciertas limitaciones. La
antropologa y cosmografa cristianas, la nocin mis--
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NlCOLS BERDIAEFF.
toria bbl.ica.
cia
concien
Este proceso , aunque al alcance de la
crist;ma, no se ha definido suficie ntemen te, aun 110
se ha esclare cido debida mente, pero creo poder ad.. vertir que el descub rimient o. de la Verdad bblica a- la
luz del Nuevo Testa1ento .se halla .ms bien al al.:
capee de alguno s mstico s destaca dos, tales como J~
Boehme (Mister ium magriw n), pero no es de 1a iri'"
cumbe ncia de la filosofa 'cristia na actual.
Esto d.ebe se1" com la piedra de toque de la his:.:
t9rioso fia. El concep to . fund.ai nental de la filoso,.
f ia de la Histori , segn el punt de vis fa de la nueva
concten cia hmrtan a que p_rincipfa con el cristian ismo.
es el hecho de situars etodo el.proc eso univer sal baj.
un nuevp signo, bajo el signo del nuevo Adn, de
Jesucri sto. Comie nza una nueva era para 1ii concin ..
ca histri ca y para la concepcin de su esencia y de
. ',
su signific ado.
1
divina.
'
'< Aqu't erritin Io que yo.. llamo ~la htstorih
del'.hombre, y. comien za su .entrad a en la Histori a
....
Univer sal; a su destino en este Mundo ..
EL SENTIDO DE LA HISTOIUA
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.r
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NICOLS BERDIAEFF
histrieo.
La historia de los hebreos no es un fenmeno solamente, es. tambin un numeno, en aquel sentido
especial que ya he indicado al tratar de la oposicin
etre, el fenmeno y el numeno en la Histora. Y
haba dicho que en lo histrico aparecen
s~la~
mente los hechos' "exteriores", aparentes, sino tam~
~in puede presentarse un numeno, es decir, laesenci~: misma de la existencia. Esta es, precisamente. la
particula,ridi:JLdel destino del pueblo hebreo, cuyos
des~inps nos parecen nexplicables, tanto por Jo que
no
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NicoLAs BEIUlfAEF F
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NICOLS BERDIAEFF
En cambio,
concepcin de Dios de los pueblos
arios que halla su expresin nis pura entre los hin~
des, en la religin de la India antigua, es una concepcin i'nmariente en 1a que Dios se manifiesta. en
. lo ms prfuiido. ~l hombre. Pero esta. concepcin
no .. ~avorece -1? Jlccin 11istrica, sino que proquce
'la
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se
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NICOLS BERDIAF F
Yo opino y creo que sta es la-clave que nos descubre todo el desHno histrico. del pueblo hebreo;
que en la concienc ia hebrea se ha producid o un encuentro entre el anhelo del pueblo de una justicia en
este Mundo y la negacin de inmortal idad individua l.
En la concienc ia mesinic a del pueblo hebreo haba
una dualidad que fu precisam ente el origen de su
trgico . destino histrico, porque . all haba la verdadera espera del Mesas, del Hijo . de Dios que haba
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109
inexistente.
.Es la negacin de la itnortalidad del hombre,
de aquella exi~tencia infinita que contiene la razn de
todo el destino humano. El destino del hombre, lleno de padecimientos y penas incomprensibles e iexcusables entre los lmites de nuestra breve existen~
ci'a, halla su resolucin en otra vida, una resolllci~
~
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NICOLS BERDIAF.FF
que no alcanza nuestra estrecha lgica humana, siendo tambin superior a nuestra pobre coniencia.
En el pueblo hebreo exista, no solamente Una im
periosa exigencia y la espera del fin mesinico de la
Historia Universal, sino tambin una falsa exigencia
popular que se alzaba como un reto a Ja. Providenci a
Divina y que era contraria por su esenc!a a la idea
misma de la inmortalid ad, ya que todo .deba resol.,
verse .en esta vida.
Segn tal ideologa la justicia deba triunfar necesariamen te ya en este Mundo .
."El pei1sador hebreo, a semejanza del nihilista a:c..:
tual, opinaba que si no hubiese justicia en nuestro
Mundo, ms valdra que :este. Mundo no existiera."
(Renan)..
:. El libro de Job es uno de'los libros ms' terribles 1
de fa Biblia: La dialctica moral fo.terna :que se des )
cubre en la Biblia parte. del punto de vista de que.el
hombre. justo debe ser favorecido :con 'mia. vida feliz
la Tierra. Por esto los injustos padecimien tos que
el destino enva al justo Job determfai t .e:n l una
profunda crisis religioso-moral. El .tema mismo del
destn de Job aparece como independie nte de- la idea
de inmortalid ad.o vida eterna, dq_ndesu destinO'. debe
hallar una resolucin. La Justicia y la- Verdad' deben
triunfar definitivam ente en el destino de Job "en la
Tierra, porque no pueden realizarse eri ningn otr~'
lugar~ 'El pre111io o el castigo en otra vida no cons~'
titutail los fundament os religiosos de la Biblia. Y asi
en una perspctiva puramente terrena, se desenvuel~
ve la dialctica de uno de los temas capitales del
espritu humano: el tema de que los justos pueden:
Pf:ldecer en este Mundo, mientras, que los hombres'
malos e injustos pueden ser felices y trinfi:ir. : e;:
Este es el tema etern que se fe't}ife hasta hoy.
da en las .ms sobresalien tes manifestac iones dl
eri
111
. ll2
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mas
(*); Deben distinguirse: el sociaHsmo como religin y el socialismo como movimiento prctico. Pero, en todo cas, en este ltimo existe cierta razn.
114
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de monarca terrenal, que viniera a instaurar. el reino de Israel, un reino nacional israelita en la Tien:a
y en el que el pueblo hebreo encontrara su felicidad
definitiva.
La posibilidad de una semejante interpretacin
del ideal mesinico est siempre presente en todos
los antiguos escritos hebreos de carcter apocalpti.
co. Renn mismo advierte:
. "El verdadero israelita es un hombre continua-
mente atormentado por el descontento, y que vive en
el perpetuo deseo de un porvenir."
Ese deseo constantemente dirigido hacia el por- .
venir, es precisamente la indicada espera del reino
de Dios en la Tierra.
"El hebreo es incapaz de sentir la resignacin
como el cristiano e inclinarse ante la Divina Provi. dencia. Para el cristian la pobreza y las humillaciones son otras tantas virtudes, mientras que para el
israelita son plagas y desgracias con las que hay que
luchar. Las injusticias y las violencias que el cristiano soporta resignadamente indignan al hebreo."
Esto establece una frontera bien marcada entre
la conciencia hebrea y aquella conciencia cristiand
c1ue para el hebreo, que aun no ha logrado domina~J
su judasmo, es algo inconcebible e inaceptable. Est
es precisamente el fundamento del carcter revolu
cionario de la conciencia religiosa del hebreo. El he
breo se transforma fcilmente en reV'olucionario; e.
hebreo mantiene latente el mito de que el hecho bis~
trico fundamental es la explotacin del hombre po1'
el hombre. Yo no lo digo en el estrecho sentido que
se presta a este concepto actualmente, sino en el amplio sentido que caracteriza un tipo, en el sentido de
un' reto al destino, de un reto a los padecimientos
que nos depara el qestino y como un insistente y apasionado llamamiento a la Verdad y a la Felicidad, as
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rrador "sentido" de la realidad de Dios. Esa concepcin terrible de un Dios real y concreto se apodera de
tal forma .del hebreo, .que ya no deja lugar a ningn
:Sentimiento ms, a ninguna otra concepcin ni percepcin. Mas, en lo sucesivo, era necesario llegar a
compren der el concepto de la inmortal idad del alma.
El pueblo hebreo paso por tales vicisitudes y fu tal
su camino histrico, que ante l se alz imperios amente este problema . Fu entonces cuando naci en '
el pueblo hebreo, ~orno antes naciera en Grecia y,
en general, en todo el Mundo antiguo, que crea fir
memente en el triunfo final del Bien, de la Verdad
y de la Justicia en la Tierra, la duda en la Justicia
de nuestro destino. Lleg .un momento en que el
Mundo ya estuvo harto de fe y comenza ron a sentir
.que en este Mundo nuestro el Bien y el Justo no reciben un premio merecido . El justo padece y se crucifica. Esto ya comienza a senti'rse en el libro de Job,
en los Cantares de Salomn , en el orfismo y en .)a
doctrina de Platn.
A partir de este momento comienza a busc.arse el
otro Mundo; se intenta llegar a la. resoluci n en otro
terreno: el del destino individua l. Tanto entre los
antiguos hebreos, como en el mundo helnico, . pero
de un modo diferente , nace el gran problema religioso de la crucificacin del hombre justo que haba
obrado bien. Ese problema aparece entre los griegos
en el destino. de Scrates, y sirvi de impulso espiritual a la filosofa de Platn. La muerte de Scrates
oblig a Platn a separarse de ese Mundo, en que un
hombre tan justo poda ser sometido a una pena inmerecida , y ,buscar otro Mundo, lleno de Bien y de
Belleza, y donde :no fuera posible que pereciera l
hombre justo.
Ese tema- se repite en el Mundo antiguo en todas
partes. Se repite tanto en el mundo pagano como en
120
NIC(i)LS BERDl~EFF
el hebreo. C011 la formacin de esa percepcin espiri~ tual renlruente excepcionai y extremadamente agwd,
comienza el Mundo a dirigirse hacia un Mundo superior, buscando eu l la resolucin 'del destino de ht
Humanidad. Este momento de la vida religiosa pr<e
cristiana no es ms que la transicin en la concie:ada
religiosa, de la conformacin nacionalista a la individualista, cuando se fo-rmaba el indiviaualismo reli, gioso.
En el Mundo antiguo este individualismo religioso siempre reem:plazaba el objetivismo anterior vuelto hacia la vida del pueblo y de la nacin en esta
i'ealidad nuesfra. As, en el destino humano vemos
aparecer esa tendencia dirigida hacia las profundiidades individuales y que trata de explicar ese destiri:O
1nismo, colocndolo 1ns all del naci-onalismo de una
vida terrenal.
El periodo del objetivismo se transforma en un
periodo de individualismo. Este es un perodo transitorio. Este subjetivismo es el perido que correspon~
de a la formacin del Cristianismo.. En este momento
irrumpe en la vida espiritual del hombre la Verdad
cristiana, mientras palidece y se desmorona su pri- mitiva religiosidad nacional y su espritu sufre ante
el destino individual del hombre que no ha hallado
sohicin en el Antiguo Testamento, ni en las doctrin:as
paganas.
. En el destino del pueblo hebreo hemos de rela~
/do.na~ esa tran~i~i'? de. la. ~eligiosid~d. nacion:al
obJehva a la rehg1os1dad md1v1dual-subJehva, con el
desarrollo y la dubitacin de su conciencia mesinica.
El espritu mesinico comienza a experimentar un
desdoblamiento interno, repartindose entre .la con
ciencia mesinica racionalista que est vinculada ex~
clusivamente al destino del pu-eblo de Israel, -o 'sea al
destino histrico de es'fe- pueblo en Ja Tierra, 'Y l.
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L SNTIDO DE LA HISTOIUA
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EL SENTIDO DE LA HISTORIA
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modo que el mesianismo de clases sociales. En el cristianismo. el pueblo elegido es el pueblo de la Iglesia.
Por otra parte, de la duplicidad del mesianismo hebraico resulta que toda negacin de Cristo (y esta negacin se prolonga a travs de toda la Historia) se
funda siempre en los mismos principios y tiene los
mismos fundamentos que aquella refutacin de antao, cuando el falso mesianismo hebreo reneg de
su Mesas. Esto significa no reconocer la libertad del
espritu que se sacrifica en aras de una forzada realizacin de un reino de .Dios en la Tierra. Se niega
a Cristo, porque Cristo muri en la Cruz en lugar de
quitar el Mal y los sufrimientos con un solo gesto de
su poder y establecer el comienzo de una nueva era
de felicidad y justicia.
As aparece la gran paradoja, la contradiccin que
se manifiesta en el destino del pueblo hebreo y que
formul muy acertadamente el admirable escritor
.catlico francs Len Bloy, muerto recientemente y
muy poco conocido, desgraciadaiente , a pesar de ha-
her merecido alcanzar el mayor de los renombres. As
expone la tragedia fundamental del puebfo hebreo;
"Los hebreos se convertirn slo cuando Cristo
descienda de su Cruz, pero Cristo. abandonar la Cruz
.slo cuando. los hebreos se hayan convertido." (Le sa- lut par les Juifs.)
Con esas palabras, genialmente mordaces y profundas, aparece al desnudo no solamente la tragedia
del pueblo hebreo, sino tambin la del mundo cristiano. Este es el verdadero significado del principio
bsico que.se opone al cristianismo. La rplica fundamental contra el cristianismo es que ste no se realiz
en este Mundo, no pudo "triunfar", segn dicen vulgarmente; la Verdad no alcanz la victoria en la Tierra y los hombres continan padeciendo. Y pasaron
ms de dos mil aos desde el advenimiento de Cristo,
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pocas de la historia del mundo antiguo, aparecen todas estrechamente unidas con ese hundimiento del espritu humano en el seno de la Naturaleza inanimada.
Como si el espritu del hombre, libre antao, hubiese
perdido de pronto su libertad primera, llegando incluso a perder toda nocin de esa libertad inicial. Hund~
<lo en los abismos de las necesidades el hombre en su
conciencia filosfica no se eleva hasta alcanzar la plena conciencia de su propia libertad, hasta llegar a la
conciencia de s mismo como sujeto espiritual activo. Esto explica el por qu el verdadero concepto de
libertad no fu conocido en el mundo antiguo. El
espritu del hombre sufri .un terrible sortilegio; por
haberse separado del Espritu Divino perdi su libertad inicial. Hubo algo as como una regeneracin
mas no en el sentido de perleccionamiento: la lber~
tad se transform en necesidad, y el espritu no pudo
elevarse _hasta alcanzar la libertad mediante la revelacin religiosa, como tampoco pudo alcanzar la
libertad siguiendo el camino de las, especulaciones
:filosficas.
El tema del destino histrico universal es el tema
de la liberacin del espritu creador del hombre de
los abismos de la necesidad natural; su liberacin de
esa dependencia, de esa esclavitud que sufre en el
seno de los elementos naturales. En Grecia, en el
mundo antiguo y en todo el antiguo mundo pagano
en general, asistimos a la formacin y a un i_ntento
de solucin de ese tema. El hundimiento del espritu
humano en el seno de la Naturaleza va unido a la
amarga dependencia del hombre y al miedo doloroso.
que l siente al enfrentarse con los demonios de la
Naturaleza. El espritu cado del hombre fu esclavizado por la Naturaleza, pero al mismo tiempo se
hallaba en ntima unin con ella. Para l, en aquellos
tiempos, Ja vida espiritual de la Naturaleza apareca
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~ la misma Naturaleza. Fu el cristianismo el que des~ arroll en el hombre este sentimiento de antropoi., centrism? que constituye la pr~ncip~l fuerza motriz
de los tiempos actuales. La Historia moderna, con
todas sus contradicciones, resulta hoy da posible precisamente porque se form esa'--sensacin de antropocentrismo, ese sentimiento que eleva al hombre por
encima de la Naturaleza y que le fu dado por el
cristianismo. Los actuales enemigos del cristianismo
no tienen suficiente conciencia de cunto deben a
esta doctrina.
De la historia cristiana se deduce que el hombre
ha ido adentrndose en el mundo espiritual para llevar a cabo en l una lucha heroica contra los elementos naturales que le esclavizan para lograr as una victoria sobre una naturaleza inferior y forjar una nue.:.
va y libre personalidad humana. Esa gran obra de
capital importancia para el destino del hombre, fu
llevada a cabo por los santos de la Iglesia. La lucha
titnica que han sostenido los grandes mrtires y ascetas contra las pasiones de este Mundo ha tenido por
resultado la liberacin del hombre que, por fin, ha
sacudido el yugo de la Naturaleza. El hombre deba
necesariamente separarse de la Naturaleza para forjar una nueva personalidad humana. Y esta nueva
personalidad suya se deduce directamente del advenimiento del Nuevo Adn, mientras que la personalidad del hombre del mundo antiguo iba desenvolvindose siguiendo la pauta marcada por el Adn del
Antiguo Testamento, por aquel mismo Adn que antao cayera en el .abismo de la Naturaleza..
La nueva personalidad humana deba formarse
a semejanza del Nuevo Adn, con su espritu libre
de la dominacin de las potencias letiferas de la
Ci:eacin, libre del poder de las fuerzas demoniacas
.
J/.lf\ .\~ch;-.
141
de la Naturaleza. Con esa formacion de la personalidad espiritual del Nuevo Adn comienza en la hisf
ria el periodo cristiano.
El cristianismo fu. el primero en reconocer el inapreciable valor del espritu humano. El cristianismo
nos hizo sentir que el alma nuestra es lo ms preciado del Mundo, y que "de nada sirve conquistar al
Mundo entero, si se pierde el alma". Este es uno d~.
los fundamentos de la doctrina evanglica. El cristia-,
nismo comprendi que su lucha contra los elementos
naturales era una necesidad imperiosa e ineludible,
y esta misma lucha fu la que engendr el dualismo
cristiano (del espritu y de la Naturaleza). No se trata
de un dualismo ontolgico. El dualismo cristiano espiritual y natural es un factor emine~temente din~
mico. Sin este dualismo, sin la oposicin del sujeto
activo sobre el medio objetivo y natural que lo rode.a
y con el que lucha, ningn dinamismo histrico es
posible. El perodo menos propicio al dinamismo histrico es cuando eJ sujeto se hunde en lo objetivo.
El destino del mundo antiguo, antes de la aparicin del cristianismo, tena que resolverse en una
forma doble; deban llegar dos momentos histricos,
ambos de gran importancia, para la formacin de la
nueva era, as como para la continuacin de la Historia Universal. El mundo antiguo deba necesariamen te llegar a formar un conjunto nico, algo entero y
universal. Es decir, deba desaparecer todo .particularismo. La Fragmentaci n del mundo antiguo en
Oriente y Occidente, su desintegraci n en infinidad
de culturas, pueblos y religiones, deba lgicamente
llevarlo hacia un proceso contrario de integracin
para constituir un todo universal, una unidad espiritual y material. En este ltimo proceso tuvo un significado excepcional la obra. de Alejandro de Macedoni~, que estimul la unin del Oriente con el Occiden-
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NICOLS BERDHEFF
na
El~
SENTIDO DE LA HISTORIA
'
143
los destinos .de la posterioridad. Mientras en las tablas de la Historia se desarrollaban hechos d tan
capital importancia, en Roma, en Egipto y en Grecia:
seguan su curso fos procesps integradores y se. formaba el universalismo de los pueblos y de sus cul-.
turas, que iban reunindose para constituir una Humanidad nica. Y en Palestina iba formndose un
punto, aparentemente siri trascendencia alguna, pero
que, en realidad, era una manifestacin de la Divi-'
nidad, gracias a una magna, Revelacin.
Los procesos histricos todos se anudaban en
aquel punto~ Ya se haba formado el nuevo mundo
cristiano y comenzaba una Historia Universal desconcida para el Mundo antiguo.
Este fu uno de los resultados del cristianismo .. El
segundo efecto, extrao y trgico a la vez, consiste eff
que el mundo antiguo' deba no solamente seguir un
proceso integrador, sino que tena que caer. La cada
del mundo antiguo era necesaria, como era necesaria
la cada del paganismo. Cay la gran cultura helnica, como tambin cay el inmenso Imperio Romano.
Y esta cada se verific precisamente ~ando se haba
conseguido la universalidad. El Mundo antiguo estaba
en su apogeo cuando no haba ms que Estados relativamente pequeos, que no pretendan tener uri
significado mundial y que no haban alcanzado nin:-'
guna posicin privilegiada. Y su cada tuvo lugar
precisamente cuando aquel Mundo haba alcanzado
la universalidad, cuando ya estaba formado un lnipe.,
rio efe importancia mundial y tambin cuando la cid'tura helnica ya estaba en el apogeo de su desarrollo.
Yo opino que ste es el fenmeno central de toda
la Historia Universal. Es un fenmeno que nos. obli- .
ga. a meditar seriamente sobre la naturaleza del pro,.
ces histrico y a abordar el problema histrico d
fa revaloracin. Aquella cada del Mundo antiguo no
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EL SENi'IDO DE LA HISTORIA
145
clsica siguieron viviendo. El Derecho romano subsiempre, como tambin el arte y la filosofa
. griegas y los dems fundamentos clsicos que constituyen la qase de nuestra cultura, que, si bien atravisa diferentes pocas, no obstante es siempre la
misma. El fin del mndo antiguo indica, principalmente, que todas las teoras que admiten en el progreso una direccin nica son fundamentalmente falsas e inexactas, y que :o existe ningn progreso, por
decirlo as, rectilneo. Todos los hechos fundamentares de la Historia lo desmienten. E. Mayer, uno de
fos mejores historiadores del mundo antiguo, opina
c1ue las culturas sufren en su desarrollo diferentes
perodos. Culminan en un punto y luego van decreciendo hasta mor-ir. Al mismo tiempo opina que las
culturas clsicas haban alcanzado fal altura, que todas
las posteriores slo significan un regreso hacia el
pasado glorioso.
As, por ejemplo, la cultura de la antigua Babilonia era tan elevada, que desde muchos puntos de vista, nada tiene que envidiar a nuestra cultura actual
del siglo xx. Esto es de suma importancia para la filosofa de la Historia. En Grecia hubo un perodo de
iluminismo que coincidi con el desenvolvimiento de
la destructora crtica sofstica. Este momentQ presenta muchas analogas con las corrientes que dominan en el siglo xvm.
Este iluminismo hubiese debido triunfar y seguir
desarrollndose en lnea recta. Al contrario, vemos
que el perodo dei iluminismo clsico se quiebra y
comienza t1na gran reaccin idealsticomstica, representada,' principalmente, por Scrates y Platn.
Esta magna reaccin espiritual, dirigida contra el iluminismo escptico-racionalista contina a travs de
la Edad Media y ocupa un largusimo perodo histrico de unos mil aos, desmintiendo as las teoras
~ista
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NICOLS BERDIAEFF
.iluministas del progreso. Este fenmeno es completamente inexplicable desde el punto de vista progre...
sista e iluminista. Por qu dur tanto esa reaccin?
Muchos historiadores de la cultura griega antigua,.
como, por ejemplo, Belloch, se muestran contrarios
a esta corriente espiritual y quieren ver, desde Pla;.
tn hasta el Renaciniiento , un movimiento reacciona... rio. Y ahora me pregunto : Por qu no ha continuado
. aquel proceso ilustrativi o "il~minativo"? Y, en efecto , ste es uno de los problemas ms interesantes de
la filosofa de la Historia.
El cristianismo se form en el ltimo perodo del
florecimiento de la cultura antigua, que se haba
acrisolado durante el perodo helnico. En el cristia...
nismo ya no hallamos aquella sencillez y credulidad
propia del hombre antiguo y de las religiones anti.,
guas. El cristianismo se revela al hombre en un pe..
rodo de refinamiento intelectual. Yo creo que ste
es el momento ms propio para determinar el ca.rcter mismo del cristianismo. El cristianismo no tie ...
ne el carcter de una religin natural. Si clasificamos
las religiones en este 'sentido, el cristianismo nunca
podra figura~ como una religin natural dimanante
de un sentimiento de identificacin- con la Naturaleza
y como un reflejo en el alma de los misteriosos procesos de la Naturaleza en toda su integridad org...
nica. Lo tendrarpos que clasificar como una religin
histricocultu ral, en la que el misterio de la vida y el
misterio de fa Divinidad se revelan a travs del dualismo de un alma que se ha .apartado de la primitiva
y sencilla percepcin de la Naturaleza, y ya no depende de ella. Esta es una particularida d esencial-sima del cristianismo. En el. cristianismo se encuentran y se juntan dos grandes corrientes de la Historia Universal y tambin se plantea y se resuelve, si...
multneamen te, uno de los temas esencialment e fun...:
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eran incapaces de plantear este problema en la debida forma. El cristianismo reconoce los orgenes espirituales y la preponderancia espiritual de la naturaleza humana y no admite ninguna procedencia in
f erior o inhumana. El c:dstianismo establece una ntima relacin entre la personalidad humana y la na
turaleza superior divina. Aqu es donde el <'ristianismo discrepa esencialmente de las concepciones evolucionistas naturales.
El evolucionismo naturista define al hilmbre .como
un producto de este Mundo nuestro y niega su preorigen. espiritual, en cambio, el cristianismo afirm
su origen superior y la independencia del hombre de
los procesos elementales inferiores. Slo as es posible llegar al concepto de una personalidad humana
superior. Unicamente durante el perodo cristiano de
la Historia, la formacin histrica de la personalidad
humana sigui su curso verdadero. La personalidad
del hombre se forjaba y afianzaba en un perodo histrico que, desde el punto de vista humanitarista, se
consider durante largo tiempo precisamente contrario a este proceso. Me refiero a la Edad Meqia.
Los principios f undameritales de la Edad Media,
en su perodo ms floreciente, se afianzaban y se disciplinaban siguiendo dos rutas diferentes: la del monasticismo y la de la caballera. Precisamente el mon- '
je y el caballero de armas son figuras representativas de la personalidad humana disciplinada. Tanto
en ste como en aqul la personalidad humana aparece como un elemento de alto valor espiritual. Sus
personalidades haban revestido una armadura, tanto fsica como espiritualmente y haban conseguido
una independencia plena. Ya no estaban sometidos a
las potencias naturales inferiores.
Son pocos los que comprenden toda la importancia que tuvo la Edad Media para el hombre del Rena- .
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cimiento. Fu en la Edad Media precisamente cuando se condensaron las energas espirituales. El mQnje
y el caballero medievales personifican esa form.ac~n
espiritual del hom.bre. Fueron ellos los que afianzaron
la libertad individual del hombre; fu aquella misma
libertad la que en el periodo del Renacimiento, anim al hombre a proclamar Sus derechos y su espritu creador. El ascetismo cristiano tiene precisamente:
un significado idntico. El ascetismo cristiano concentraba las energas espirituales del hombre y procuraba conservarlas. Cierto es que no siemprelas fuerzas
creadoras lograban manifestarse con entera libertad,
pero, en cambio, es innegable que se condensaban 'Y se
conservaban intactas. Esta fu una de las ms inespe:radas consecuencias del perodo medieval. El aparente
florecimiento de las fuerzas creadoras durante la poc'a del Renacimiento slo fu posible, porque ya haba sido preparado su advenimiento durante la Edad
Media. Si el hombre no se hubiera sometido a la disdplina del ascetismo, que conservaba y mantena en
estado latente sus energas, no hubiese podido irrumph- en la nueva fase histrica con aquel vigoroso hnpulso creador y autoritario que alarde en el Renacimiento. Esta es la diferencia esencial entre la Historia medieval la Historia de los tiempos modernos.
'El hombre europeo dejar su historia presente, ren-'
dido y agotado. En cambio, la Historia medieval
dej al hombre en la plenitud de su vigor, preparado
para la lucha por la severa disciplina del ascetismo.
El espritu monstico y caballeresco presidieron la
formacin del Renacimiento, y sin estas personificaciones, la personalidad humana jam~ hubiera alcanzado la elevacin necesaria.
Pero el fin que tuvo la Historia medieval que prepar el advenimiento histrico del Renacimiento y
del Humanismo; significa que el perodo medieval no
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VII
EL R~NACIMIENTO Y EL HUMANISMO
Durante la poca medieval las energas espirituales del hombre estaban condensadas interiormente,
pero nunca se exteriorizaron suficientemente. Pero la
Edad Media tuvo su fin en el Renacimiento cristiano
cuando la cultura occidental europea alcanz grandsima elevacin. Igualmente tengo en cuenta el
extemporneo Renacimiento del mstico espritu italiano, en cuyos comienzos ~parece el profetismo deJoaqun de Fiore, la, santidad de San Francisco de
Ass y la genialidad de Dante. Este es el Renaci~
miento medieval cristiano; que tambin se determina
en el arte de Giotto y en todas las corrientes que apa, recieron en el perodo inicial del arte italiano. Es uno
de los momentos ms extraordinarios de la cultura
espiritual occidental europea. En este punto se plantea el gran problema de un Renacifniento genuinamente cristiano y aparecen los fundamento~ del Humanismo esencialmente cristiano, que no debe confundirse con el Humanismo de la Historia moderna,
que se manifiesta ms tarde. Este }fumanismo cristiano es muy superior a. todo cuanto hemos heredado
de la cultura espiritual de la Europa Occidental. ~s
posible que la idea: que persegua la cultura religiosa
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medieval fuera realmente una profundsima idea histrica, de gran alcance, especialmente ,si consideramos su universalidad y su elevacin ideolgica,
determinadas por aqu~lla misma cultura que pretenda crear un Reino de Dios en la Tierra de una belleza jams soada y en la que ya advertimos un regreso a los fundamentos clsicos, porque todo Renacimiento significa un regreso a las antiguas fu entes
culturales helnicas.
Esta magna idea de la cultura religiosa no se realiz ni poda realizarse. El Renacimiento cristiano
tuvo un alcance extraordinario, porque fueron verdaderamente extraordinarias la santMad de San Francisco de Ass y la genialidad de Dante. Pero aquello
fu tan slo un experimento espiritual del genio creador del hombre. Se vi claramente que la Humanidad no poda avanzar por aquel camino que le haba
sealado la conciencia medieval.
En lo sucesivo la Humanidad fu separndose de
aquel camino, fu alejndose de aquella cultura medieval. Aquello fu un rumbo muy distinto que ya no
se enderezaba hacia un verda(iero Renacimiento cristiano. En l se manifestaba un Renacimiento en gran
parte anticristiano. En el Renacimiento propiamente
dicho, actuaban tanto el Humanismo cristiano conio
un Humanismo anticristiano. Este es ,el tema central
de toda la filosofa de la Historia, es todo el tema del
destino humano. Y es tambin el momento decisivo
del destino del I'ombre. La conciencia medieval ado leca de no pocos defectos y estos defectos deban necesariamente descubrirse al final de la Edad Media
y comenzar un tiempo nuevo.
Qu tena, pues, de perjudkial esa idea medieyal
para haber determinado la cada de la Edad Media
y de su cultura teocrtica que se tambale y termin
derrumbndose? En efecto, la cultura teocrtica se
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se verific una descentralizacin de las fuerzas creadoras del hombre que recobraron su libertad. El bullicioso despertar d.e esas fuerzas creadoras cre -pre~isamente lo que nosotros llamamos el Renacimiento,
cuya influencia se extiende hasta el siglo XIX. Puede
decirse que toda la Hisforia moderna pertenece -al perodo histrico del Renacimiento. Este perodo histrico se halla bajo el signo de la liberacin de las potencias creadoras del hombre y de la descentralizacin
espiritual. La vida cultural y social se aparta de los,
centros religiosos en un proceso diferencial y todas,
las esferas de la cultura humana van recobrando su
autonoma. La Ciencia, el Arte, 1a vida estatal y eco:.
nmica, las actividades sociales, todas las manifestaciones culturales adquieren una marcada autonoma.
Este proceso diferencial y autonomizador es lo que
se denomina la secularizacin de la cultura humana.
Se seculariz incluso la religin. El Arte y la Ciencia~
el Estado y la Sociedad, todos siguieron los caminos
de la secularizacin. La vida social y cultural, en
todas sus esferas, recobra su independencia. Este es
el rasgo caracterstico de toda la Edad Moderna. Este
proceso que marca el fin de la Edad Media y el comienzo de la Historia moderna representa en cierto
modo un traslado desde lo divino a lo humano, desde
'la concentracin espiritual religiosa a la exteriorizacin ~ultural humana. Este alejamiento del ncleo
espiritual y religioso, alrededor del cual gravitaban
hasta 'entonces todas las fuerzas espirituales del hombre, representa, no solamente la liberacin de estas
fuerzas, sino tambin su irrupcin en la vida exterior, es decir que la cultura medieval eminentemente
religiosa se transforma en otra, esencialmente seglar,
en la que el cenh;o de gravedad se transporta desde
las prgfundidades divinas a las esferas creadoras pu-
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res del Renacimie!-lto. El espritu renacentista se manifiesta con sumo vigor en el Vaticano, enriqueciendo
extraordinari amente el catolicismo. Aqui es donde
aparece la profunda diferencia que existe entre el
temperament o de los pueblos romnicos y el tempe
ramento nrdico de los pueblos germnicos, que fu
en resumidas cuentas, la que determin la reblin
protestante.
Los temperament os italiano, en particular, y- el
iomnico, en general, sol}. estticamente adictos al
culto y nunca hubiesen podido conducir a una rebe~
lin semejante.
.
All haba una fuerza creadora positiva y no un
sentimiento de r'ebelin contra el pasado religioso y
espiritual.
En qu consiste, pues, la esencia misma de
esa inclinacin hacia la Naturaleza y la Anti:gedad?
Esa inclinacin es un deseo de hallar f 01ms ms
perfectas en todas las esferas del espritu creador.
Este formulismo del genio creador del hombre determina siempre un movimiento renacentista, es dech;,
que marca un regreso :Qacia las formas antiguas. Ya in-'
diqu anteriorment e que en tocia la .cultura helnica
se advierte la preponderanc ia de las formas que adquieren en ella u,na perfeccin inmanente. Todo intento de dar forma al pensamiento, al espritu creado1 artstico o a los ideales sociales y estatales, determina un regreso hacia el clasicismo. Yo creo que,
incluso en la ideologa patrsti~a, por cuanto sta se
diriga hacia el patonism y el aristotelismo, ya haba
cirt -formalizacin de los elementos espirituales
cristianos, gracias a la ideologa helnica.
Pero mucho ms marcado es el regreso a las formas antiguas en la Edad Moderna. Y ese deseo de
hallar nuevas formas ms perfectas, tiene un doble
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la Historia Moderna. El que comprenda el nuevo espritu hu:q:ianista, comprender la Historia Moderna
en su misma esencia. Comprender ese espritu significa comprender todo el destino del hombre en su
Historia Moderna.
Yo opino que existe una profunda contradiccin
en el. fQndamento mismo del Humanismo y que la
determinacin de esta contradiccin fundamental
constituye precisamente el tema capital de la_ filosofa de la Historia moderna. Todos los fracasos de
1a Historia moderna, los fracasos del destino humano
que socavaron fa libertard del b_ombre .y que envenenaron todas las satisfacones que pudieran pro-
ducirle el triunfo de su genio creador, todas las amargas desilusiones que hasta la hora p~esente nos persiguen, tienen todas por origen esta -contradiccin
fundamental.
Y cul es esta contradiccin?, me pregunto.
El Humanismo, como su nombre mismo i11:diea,
significa un categrico antropocentrismo. Esto, por
una parte. El Humanismo, segn dicen, ha abierto la
individualidad del hombre, lanzndole a plena marcha, liberndola de aquella opresin que le haba
impuesto la Edad Media y dirigindola por los caminos de la utoafirmacin y del genio creador. Pero
el Humanismo contiene igualmente principios contrarios. En el Humanismo no solamente .~ctan principios liberadores, sino tambin principios de degradadn que debilitan el espritu humano.
Durnnte la poca del Renacimiento, el Humanismo
acerc al hombre a la Naturaleza, transportando el
centro de gravedad de la personalidad humana del
inforior. a la periferia, es decir, que el Humanismo
. .arranc al hombre de lo espiritual. Di libertad al genio creador del hombre natural, alejndglo de la rae
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histrko esencial de la ntima dialctica del Humanismo. Y es ste el momento que me interesa examinar para pasar seguidamente a tratar del fin del
Renacimiento como tema fundamental.
El momento histrico siguiente de esta dialctica
fula ..ilustracin" del siglo xvm, que hemos de relacionar con la aparicin del nuevo tipo humano que
tuvo lugar. durante el Renacimiento. Aqu ya advertimos la formacin espontnea del Humanismo. La
."'ilustracin" del siglo XVIII, por su espritu, no nos
recuerda ya aquel florecimiento del genio creador
humano que pudimos contemplar en el Renacimiento. En el racionalismo de la "ilustracin" no hallamos
aquella fe entusiasta en el poder de la razn, que
aparece en la poca renacentista. All haba una fe
ilimitada en el poder humano de penetrar el misterio
de la Naturaleza misma de lo divino. Este extraordinario impulso .en la percepcin de los misterios de
la Creacin, tambin se nota en las corrientes teosficas y naturosficas del Renacimiento, que "sentan" la Naturaleza como algo divino y viviente, en
que debe penetrar el hombre y tambin en el espritu que acompa las primeras conquistas de las
ciencias naturales.
Durante el siglo de las Luces, a pe~ar de toda su
fe en la ciencia y la razn, no existe aquella plenitud
de percepcin. Comienza la quiebra de la razn misma que desciende de nivel, porque aquella otra razn
superior que una al hombre con el cosmos divino
empieza a palidecer. Aqu se inicia el apartamiento
del hombre de los principios espirituales, el alejamiento ,del hombre de la, vida csmica. Las consecuen'cias de este proceso,' ya las advertimos en el
siglo XIX.
El espritu humanista de la Edad Moderna se manifiesta ahora en la gran Revolucin Francesa, con
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tanto vigor como en el Renacimiento, como en la Reforma, como en el iluminismo del siglo xvm. Este es
uno de los momentos decisivos en el destino del pe-rodo renacentista de la Historia, en el destin,o de la
autoafirmacin humanista del hombre. El hombre,
que segua el camino de la autoafirmacin humanista,
deba ineludiblemente llegar a todo cuanto aconteci
durante la Revolucin Francesa. El experimento realizado en la esfera espiritual del hom_bre, tena que
transportarse a otras esferas; es decir, lo que se manifestaba durante el Renacimiento en las esferas cientficas y artsticas, lo que se transport con la Reforma
a la vida religiosa y todo cuanto perteneca al dominio de la razn en la poca del iluminismo, deba
resolverse ineluctablemente en una accin social colectiva.
Esta accin social colectiva,, tuvo necesariamente
que ser la consecuencia de aquella fe que hasta entonces puso el hombre en su libertad absoluta, en su
autonoma, en su capacidad de cambiar toda la estructura social ,de la Sociedad y de desviar el curso
de la Historia, en que nada lo trataba en este sentido y
en que era su deber proclamar su propio derecho y
su libertad y tambin realizarlos.
Esta fu la. senda de la Revolucin, que realiz
uno de los mayores experimentos humanistas. La Re~
volucin es un experimento que comprueba las contradicciones que lleva en su seno el Humanismo. Es.
tambin la comproJ;>acin de los resultados. d este
humanismo, desprovisto de fundamento espiritual.
La Revolucin no logr realizar sus propsitos, no
logr afirmar los De.rechos del Hombre, ni proclamar
1a victoria de la vida libre. La Revolucin fu un
fracaso. La Revolucin trajo la t.frana y el envilecimiento del hombre.
El Renacimiento fu un fracaso: a pesar de haber
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() En francs en et original. .
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VIII
EL
FIN
DEL RENACIMIENTO
Y LA CRISIS DEL
,
:
rHUMANISMQ, - LA EDAD. DE LA MQUINA
Ahora abo1'.daremos el tema centrlrl de m,rnstro estudio historiosfico, es decir, el .tema del fin del Renacimiento y de Ja crisis del Humanismo. Yo considero que la nueva poca en que entramos, marca el
trmino del perodo renacentista de la Historia. Es
necesario comprender bien las causas del agotamiento de las energas renacentistas en la Historia
Moderna, es decir, por qu el espritu creador del
I\enacimiento .. fu apagndose gradualmente, mientras otro espritu lo reemplazaba. Para alcanzar el
ho:nc1o significado de este proceso es neeesario diri~
girnos hacia el fundamento primordial del proceso
histrico en su conjunto, tal como. yo lo he bosquejado en los captulos anteriores.
En el fundamento del proceso histrico aparecen
como actores principales l.a relacin del espritu
humano con la Naturaleza y el destino humano derivado de esta reciprocidad. Este es, por decirlo asi,
el tejido elemental, la materia prima del proceso
histrico. En la reciprocidad entre el hombre y la
N.aturaleza, pueden establecerse tres perodos .
. . El primer perodo es aquel perodo pagano pre-
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Estoy completamente convencido que nos hallamos en presencia de una verdadera revolucin, la mayor que jams conociera la Historia: la crisis del gnero humano.
Es una revolucin sin signos exteriores aparentes
que pudieran adaptarse a una fecha determinada,
como sucedi, por ejemplo, con la Revolucin Francesa. Y, sin embargo, esta nueva revolucin es incomparablemente ms radical que la francesa. Yo me
refiero al trastorno producido con la introduccin de
las mquinas en la vida social del hombre. Creo que
la victoriosa irrupcin de la mquina es una de las
mayores revoluciones que haya conocido el destino
hmano. A este hecho an no le hemos dado todo
su valor.
La mquina trastorna profundamente la vida en
todas sus esferas; el hombre es arrancado del seno
de la Naturaleza, y el ritmo de su vida cambia radicalmente. Antes el hombre estaba orgnieamente unido con la Naturaleza y su vida social segua la misma
foruiacin que la vida natural. Pero la mquina cambia radicalmente esa relacin mutua entre el hombre
y la Naturaleza. La mquina se alza entre sta y
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un principio superior lleva como consecuencia ineludible a la esclavitud del hombre por principios subhumanos y no sobrehumanos. Este es el resultado
inevitable del Humanismo atesta de la Historia Moderna. El individualismo que no quiere reconocer
trabas ni lmites lleva ineluctablemente a la descomposicin de. Ja individualidad. En estos ltimos momentos histricos de los tiempos presentes vemos la
realizacin del extremo- y trgico destino humano.
Por una parte, florece la ideologa individualista que
parece descubrir nuevos horizontes en la cultura .humana, introduciendo p.uevos valores; mas, por otra
parte, advertimos una desintegracin nunca vista de
la individualidad. La individualidad del hombre muere en brazos de un individualismo desenfrenado. Ahora aparecen con toda cl'aridad los resultados del 'procso histrico humanista: el Humanismo se convierte
en an:tihumanismo ..
Para comprender an mejor esta transformacin
del Humanismo, examinemos a dos puntales de las
corrientes filosficas predominantes durante los dos
ltimos decenios .del siglo XIX y los_ comienzos del
siglo xx. Me refiero a Nietzsche y Carlos Marx. Son
dos cerebros privilegiados, situados en polos opuestos de la cultura humana, que no tienen nada comn
entre ellos y que representan dos ideologas antagnicas. Sin embargo, ambos han tenido suma trascendencia en el destino histrico de la Humanidad. El
primero ha sellado con su doctrina los ms altos conceptos individualistas de la cultura espiritual. Y el se.,
gundo ha. desempeado un papel preponderante en la
ideologa de las mas.as de los medios sociales. Sus do~
trinas no tienen ni un solo punto comn, slo pueden
repelerse mutuamente y, sin embargo, ambas marcan
el fin del Humanismo y el origen del antihumanismo.
Tanto en la doctrina de Nietzsche, como en la de Marx,
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como el mximo obslculo que se opone a la formacin del superhom bre. Y as se quiebra el destino del
individua lismo . humanist a. Despus de Nietzsche,
ya no es posible volyer al Humanis mo. Nietzsche des. cubri las contradic ciones bsicas del Humanis mo. El
Humanis mo europeo agoniza en la cumbre de la cultura espiritua l y muere el mundo humanist a, el mundo de la estricta humanid ad y del Humanis mo puro.
La cultura ya no es posible con la ciencia y el aite humanistas . Nietzsche descubre espiritua lmente ua nueva era ms all del Humanis mo, determin ando en ste
una profunda crisis. Las hondas cprriente s espiritua les que aparecen despus de Nietzsche, ya no tienen
carctet humanis ta y son marcada mente mstico-r e
ligiosas.
Los fundame ntos humanis tas resultan anticuado s
y ya no ofrecen ningn apoyo slido. Es un proceso
de ahondam iento progresiv o, en el que la cultura humanista queda postergad a, relegada a un segundo
trmino. As se desmoron el Humanis mo en la figura
<le F. Nietzsche.
En su destino de mrtir asistimos a la cada del
Humanis mo. Pero en Nietzsche aun se advierte la nostalgia del Renacim iento. El aoraba aquellas energas
renacenti stas que se haban agitado .. Senta en s mismo el afn de reconqui star aquellas energas perdidas, y esto se tradujo en esas manifestacione_s tan part~cularmente suyas, cQmo, por ejemplo, la idealizaCin de un Csar Borgia.
Al hacer el retrato de este hroe del Renacim iento,
lo que l pretenda era restaurar las Juerza,s creadoras agotadas y llegar a algo as como a la posibilid ad
d un nuevo Renacim iento. Pero la genial individ11~
lidad de su genio creador no estaba dirigida hacia
ese nuevo Renacim iento. Su verdader o significado
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<lose de todos los ;valores puramente humanos y destruyndolo s. Segn Mar::, los fundament os de la moral humanista carecen de valor. Para l, la moral
humanista es la anticuada moral burguesa del perodo 'renacentis ta; la cultura humanista es igualmente
la cultura de la burguesa, En el antiguo reino. burgus se haban proclamad o los derechos del hombre.
Y todo aquel reino de la burguesa estaba destinado
a perecer, y, efectivame nte, se descompus o y en su
lugar brot otro reino nuevo inhumanis ta e inhumano;. con su nueva moral inhumanis ta e inhumana,
con su cult1ilra correspond iente, con sus "ciencias" y
su "arte" inhumanos .
Este ser el advenimie nto de la terrible "colectividad". Tanto Marx como Nietzsche, descubrier on l.as
fronteras del Humanism o. Mientras Nietzsche alcanzaba el lmite humanista en l cumbre de la cultura,
C. Marx lo descubra en el fondo de las masas populares.
Si nos compenetr amos bien del significado de lo
que han introducid o estos hombres en la vida humana de estos ltimos decenios, comprende remos asimismo muchas cosas de la esencia misma de ese proceso de transforma cip del Humanism o. En C. Marx
advierte el completo alejamient o de todos los prirnf.:
pios renacentist as. Nietzsche aun aora el mgno fu.
pulso creador del Renacimie nto; en cambio, Marx
ya no tiene' este sentimient o y se alza contra las fuentes mismas del R~nacimiento, declarando que todo
cuanto haba logrado crear aquella poca, slo es
una superestru ctura ideolgica, sostenida por una
base econmica y en la que domina la explotaci n del
hombre por el hombre .
.Y he aqu el Renacimie nto que se agota y llega
a su trmino la crisis del Humanism o. Aquella alegra
de .vivir que se senta en el Renacimie nto; aquella..
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corporativamente en un todo. org~foo, donde. no te,.
na, esa sensacin de aislamiento. como. si fuera un
tomo suelto. En aquella poca el hombre se.se:p:tfo
/
co:io una parte o~gnica. d~l todo, a cuyo destino es. taha .unido. Pero c01i el, ltimo periodo de la Histori~
Moderna todo esto desaparece. El hombre nuevo se
aisla. Al transformarse en tomo suelto, le invade.m1
indecible horror. Y; para vencer este aislamiento,. esa
terrible soledad que amenaza matado con hambre y
sed espirituks y materiales, busca su salvacin, jun'."
tndose eu una colectividad. Pues es esta at01nizaci~1
la que engenqra, ptecisamente, el proceso del O}ectivismo y preside la formacin de un nuevo. f uuda:t
mento, .on el que espera el hombre v:ence1'. su :.aiS:,, .. :,:,, : ;,
lamiento.
La conciencia renacentista qu~ ac.oJnp~ ~l :l~Pll1,.
bre eJI $U entrada en la Historia l\fode:rna, le ha.ba
comunicado una confianza extraordinaria en sus p:ror
pias e ip.~gotables energas Cl'eadoras. El hombre .el!r
taba: seguro de llegar a tli1a slida concepei del~
vida a trays del. Arte; y tena tmnbin el ntimo co~
vencimiento de que sus conocimientos~ .penetr:;id~m
cada vez ms profundamentee n los misteriOs de.;l~
Naturaleza. Pe;ro esta confianza hace tiempo que cor
menz a palidecer~ Hoy da el hombre siente cada
,vez ms lo limitadas qe son sus fuerzas y sus ener'gas creadoras. El homb1e sufre un proceso c:le de.sdo:blarniento, una especie de autorreflexin .. La confianza en s mismo y su autoafirmacin dejan de ser in::dividuales y se transforman en colectivas. Pero tam-:-,
bin hemos de observar que todos estos problemas
que se ocupan de la limitacili de las energas hu-:maua!'l en sus diferentes aspectps, e~aminndolo a .l~
luz de .la negacin de todos los . conceptos sobrehu:mauos, nos conducen, al fin y al cabo, al .triunfo de
la filosofa positivista. Afirmndose a s mismo ni,
L SID>l'J'lDO DE LA HISTORIA
195
.
El hnibre deJ Renacimiento se entregaba estticamente al saber, co11 plena confianza en iu capacidad. Al. parecer, ei dogmatismo catlico. le impona
ciertas re!!tricciones,, pero el hombre nm~vo trataba 4e
destruir estas fronteras. E1i la naturofilosofa, en las
ciencias natlrales y hasta en la magia, que durante
el Renacimiento floreci en diferentes Jormas, el hombre tena conciencia de su inagot~ble capacidad c~
rebral. No se produca en l ningn prceso reflejo
que l{l hiciera dudar del alcance de su capacidad de
.percepcin. Pero; a travs del tiempo, este proceso
de autoafirmacin separ al hombre de los elevad<_>s
fundamentos religiosos y espirituales, c.on los que en
tari ntimo contacto haba estado en el Medioevo y
en el mundo precristiano. Y as lleg el momento en
que a la capa<;idad de percepcin, Je falt todo sustento.
Aqu comienza el procei;o reflejo que halla una
expresin genial en. la :filosofa de E. Kant. En el
kantianismo ya aparecen los sntomas espirituales
del ocaso renacentista.
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'eterno femenl:tio".
. A este ser, A. Con1te haba erigido un altar en -su
propia. habitacin. Pero con ello sfo demuestra que .
el hombre es tan religioso en su propia naturaleza
que ninguna ficcin p.ositivista j amS' podr venc~r
su religiosidad.
Esto puede considerarse com. un i'etorno parcial
al espritu medieval, es decir, orno el fin del libre
en
i'enacentista. Lo mismb .se siente
. individualismo
.
.
el socialismo utpico de Saint-Simon. Tambin en
l tiene lug'ar una reaccin profunda contra. ~d Revolucin Francesa, contra la filosofa del sigioiixvm y
contra el humnismo Uh.eral. s evidente que la religin atesta de A. Comte, c'omd fo religin de Saint. Simon nada tienen <le comd11., p~r su contenido mismo, con el Medioevo. Pero Saint-Simon se subleva
contra la labor crfic~ del numi'nismo y de la Revoluy quiere crear un sistema de vida parecin Francesa
..
1..
cido. al sistema teocrtico de la Edad Media.
Saint~Si'mon y A. Cmte apreciaban profundsimamente las teoras de Jos de Maistre, que son una
expresin realmente genial de la reaccin medieval
contra el siglo xvrn y contra la Revolucin. Ambos
queran llegar a la negacin espiritual del individua~
lismo. Este proceso del 'fin del Renacimiento alcanza; asimismo, a la vida estatal. Aqu puede observarse
:. fenmeno muy curioso. Toda la Histoda moderna,
tanto anterior como posterior a la Revolucin Francesa se distingue por sus mtmarquas humanistas. El
Estado de Luis XIV es un Estado humanista. Cuando
este inon~rca pronunci la clebre frase L' tat d estmi; realiz un acto de atoafirmacin de su volurt;.
tad 'humana. Todo el estilo de la monarqua absolutista de Luis XIV~ como de todas las monarquas de
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EL SENTIDO DE LA HISTORIA
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en
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IX
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EL SENTIDO DE LA HISTORIA
207
pio de la Hi~toria moderna. Este pioceso de esclav,zacin es .muy anlogo a aquel otro. que se inici en
lo:; tiempos del emperador Diocleciano -en l poca
primera del Medioe"V'o. El fundamento del socialismo.
e~ anlogo al que dominaba en los primeros tiempos
de la Edad Media.
208
NICOLS BEllDIAEFF
destino social de la Humanidad y por eso era inevifable que se descompusieran. El hombre libre renacen~
tistai deba necesariamente transformarse y ceder ante
un nuevo organismo, o mejor dicho, mecanismo anti~
renacentista que todo lo domina y absorbe.
El fin del Renacimiento, adems de manifestarse
en el socialismo, trajo asimismo el anarquismo, que
debe considerarse como el lmite de las corrientes
que arrastraron los destinos de la Sociedad europea.,,
El anarquismo es esencialmente antirrenacentista.
Examinado superficialmente nos da la sensacin de
una doctrina cuyo ideal friera la libertad. Aparente~
mente el anarquismo exige la libertad absoluta y Ja
autoafirmacin de la personalidad del hombre. Pei'o
no debe su origen a la libertad, ni tiene los caracteres esenciales de una prodigalidad del genio crea~
dor humano: El anarqtiismo es hijo de la envidia y
de la venganza. Lo mueve el dese de un desquite. Lo
animan la crueldad y el odio al pasado, a la cultura
del pasado, a todo lo histrico .
. Mas esta crueldad vengativa y alimentada por, las
privaciones y los padecimientos, es un mvii antirrenacentista. El anarquismo d~sconoce las alegras y
las satisfacciones del genio creador renacentista. Por
esto el anarquismo crece del impulso creador'. . No
puede haber espritu creador en una negacin cruel,
vengativa y agotadora. Aqu no hay cabida para las
energas creadoras positivas. El anarquismo se parece
al socialismo ya que, como ste, es esencialmente
antirrenacentista. 'En el anarquismo se desarrolla el
proceso muy interesante de una autonegacin de la
libeitad. Es algo as como la afirmacin de una libertad que se destruye por s misma, que se desintegra interiorment~.
Ya no es aquella otra libertad gozosa que florece
con la individualidad creadora del humanismo idea~
!f
EL SENl'IDO DE LA .HISTORIA
lista, sino que es otra libertad muy distinta, na libertad huraa, limitada y atormentadora, en la que
perece la individualidad del hombre. En esa libertrl
hay algo que la transforma en violencia. y violacin.
Gran parte de las. teoras anarquistas terminan aceptaQ:do diversas formas de colectivismo o comunismo.
Tales son~ por ejemplo, los programas de Bakunin y
y de' Kropotkin.
21Q
NICOLS BERl){~~l:'F:
211
. del,hombre ntegro; Ha perdido la nocin de la integridad y corta y recorta las formas para descubrir
la formacin interna del ser natural. Este arte se
adentra cada vez ms y acaba descubriendo esas
monstruosidades inforines que Picasso ha creado con
tanta fuerza de expresin.
Y las dems escuelas futurista& de importancia me.:
nor que las pro'ducciones de Picasso, siguen i:tdentrn-'
dose aun ms, cada vez ms, siguiendo este proceso
de descomposicin. Cuando vemos que en un cuadro
se pegan pedazos de cartn y recortes de peridicos,
cuando ese cuadro. nos aparece representando realmente las partes constitutivas de un montn de basura, entonces es. cuando podemos decir con toda pro
piedad que el proceso de descomposicin ya ha rebasado sus lmites y que nos hallamos ante un pro
ceso de deshumanizacin.
Las formas humanas, como todas las dems formas naturales, mueren definitivamente y desaparecen. Y este aniquilamiento de las formas perfectas
es muy propia de artistas, tales como Andrs Biely.
Las creacion~ de este autor presentan muchas analgias con el futurismo, aup.que hemos de decir que tienen un significado mucho ms profundo que la mayor parte de producciones futuristas. El arte . de A.
Biely rompe radicalmente con todas las tradicfones
, artsticas antiguas. En su notable novela "Petersburgo" el hombre se hunde en la inconmensurabili dad
csmica, se desplazan y se vuelcan las formas humanas
que le distinguen del mundo de los objetos. Comienza
un proceso de deshumanizacin. Lo humano se mezcla y se combina con lo no humano, con los espritus
elementales de la vida csmica. Desaparece la perf ecin de las formas en el .sentido clsico-renacentista y se inicia un nuevo ritmo de desintegracin cs
mica. Estos son, indudablemente, los fundamentos
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la
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EL SEN'I'IDO DE LA HISTORIA
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..
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de este fenmeno. Los ideales de la Revolucn Francesa se han desmoronado. El hombre se convenc~
cada vez ms de lo insubstancial de la' democracia~
Llegamos a la completa desilusin de los ideales so~
cialistas y anarquistas. Estas doctrinas son incapace:;
de resolver el problema social de la Humanidad.
Llegamos, pues, a la conclusin de que la Historia actual, en todos sus aspectos, est saturada, por
de.cirio as, de amarga desilusin. Por doquier se hace
patente la falta de correspondencia entre aquel im
pulso creador original con que el hombre irrumpi
audazmente en la Edad Moderna y esa impotencia
que actualmente le agobia. El hombre ha abandonado la Historia moderna con su profundo sentimiento
de desilusin. Ha salido quebrantado, desdoblado y
agotado espiritualmente. Ese agotamiento de sus energas creadoras, unido a la sed de producir es un re~
sultado muy. singular de su impotencia espiritual que
nos aparece como un castigo por su suficiencia, por
la autoafirmacin de que alarde durante el transcurso de la Historia moderna. Este es el castigo de
la autoafirmacin humanista del hombre que no ha
querido someterse a nada so.brehumano. El hombre
pierde ahora su semblanza humana y agota sus energas.
Este es otro punto en que el hombre del ocaso de
la Historia moderna se asemeja al hombre del l
timo perodo del mundo antiguo. En aquel tiempo
tambin se senta el deseo de llegar a los m.s altos
niveles creativos,' se senta el mismo deseo de una
vida superior. Y, tambin, como ahora, nadie era
capaz de alcanzar la realizacin de esos sueos .
. .Todo .eso nos indica que existe cierta periodicidad
llistrica, no en el sentido de que los momentos histricos se repiten realmente, puesto que lo individualmente histrico no es susceptible de repeticin, sino
E~
$ENTIDO DE LA HISTORIA.
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NICOLS m.mmAEFF
.----------'----~-
ritual que le sirviera de apoyo para recobrar las energas propias de su personalidad perdida. La indivi~
dualidad del hombre presiente que, siguiendo el ca,..
,mino libertario que le haba sealado el perodo renacenti_sta, slo lograr agotarse ms y ms perdiendo. definitivamente toda libertad.
Esta es la razn por la cual el hombre persigue
unos principios superiores capaces de gobernarlo. La
personalidad humana exige algo sagrado, exige sorne~
terse libremente para encontrarse a s misma. Y vuelve. a repetirse aquella verdad paradjica de que el
hombre se afirma sometindose voluntariamente a
un principio sobrehumano y de que, al contrario, el
hombre pi etde la onciencia de s mismo si trata de
librarse del principio sobrehumano superior a su na. turaleza, en cuyo caso slo encuentra un estrecho y
hermtico mundillo humano. La afirmacin de la iil--::
dividualidad presupone necesariamente cierto universalismo y esto nos lo demuestran todos los resul.:.
fados de la cultura moderna. Se ha demostrado has.
ta la saciedd que el a.tesmo humanista conduce a
la autonegacin del Humaqismo que degenera en an~
tihumanismo, cuando los principios de la libertad se
fransforman eR elementos esclavizadores.
Y es as como termina la Historia moderna y comienza una Historia nueva, que por analoga he compara do con el Medioevo. En ella el hombre debe volyer a encadenarse.
El hombre debe recoger. sus propios fragmentos
espareidos y someterse a un principio superior para
no caer en una descomposicin definitiva. Para recu..,
perar su personalidad, para continuar la labor i~~
ciada por el cristianismo, es necesario, en cierto mod().
un retorno hacia los elementos del ascetismo. medi-:
eval. Lo que el hombre haba vivido trascendental,,
221
de
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NICOLS BERDIAEFF
la situacin espiritual del hombre al terminar la Historia moderna y comenzar una era nueva.
Yo considero que con esta era nueva se descu~
bren dos caminos ante el hombre. En la cumbre de
la"Historia asistimos a un desdoblamiento definitivo.
El hombr~ puede escoger entre someterse a los prin~
cipios divinos superiores y llegar as a la afirmacin
de su personalidad, o bien ,.dominar esclavizndose
con el reconocimiento de los principios no divinos y no
humanos, cayendo bajo el yugo de los principfos malficos sobrehumanos. Por eso el principal tema histrico es, en resumidas cuentas, una revelacin apo""
aliptica. En la cumbre de la Historia moderna la
personalidad humana ya no puede soportar la esclavitud de la Naturaleza y de la Sociedad, esa esclavitud en qu va sumindose cada vez ms profunda"'
mente. El hmbre ha intentado dominar la Natura
leza creando mquinas y fomentando el desarrollo de
las fuerzas productoras, pero ha resultado dominado a au vez por sa misma mquina y por el medio
social material que ha creado. Esto ya s un hecho
en el rgimen capitalista y pronto lo ser en el so;.;
cialismo. Tal es el trgico resultado de la Historia
mderna. La Historia moderna ha sido un fracaso,
pero este fracaso no carece de sentido, no es absurdo
y no nos debe llevar a unas consideraciones pesimistas sobre el proceso histrico en general.
Si consideramos la Historia Universal en debida
forma, es decir, como una tragedia, vemos como adquiere un significado interno profundsimo. Si consideramos. que la Historia no puede tener una resol u~
cin inmanente en ella misma, sino que slo puede resolverse fuera de sus propios lmites, nicamente en
este caso todos los fracasos histricos adquieren un
hondo significado muy distinto de una mera resolucin de situaciones y problemas planteados en un
223
periodo determinado. La realizacin de los propsitos histricos ms all de sus propias fronteras es
lo que determina, precisamente, su profundo contenido. Si en cualquier momento histrico dado, el
hombre hubiese logrado resolver definitivamente los
gra:ndes. problemas histricos, este mismo hecho habra puesto en evidencia el absurdo completo de la
Historia, por muy paradjico que esto parezca, ya
que el verdadero sentido de la Historia no consiste
en su resolucin en un momento cualquiera, en un
periodo determinado, sino que estriba .en la. exterio..
ri~acin de todas las potencias espirituales de la Historia,. para llega:r, a travs de una profunda tragedia histrica, a una solucin verdaderamente absoluta.
Solamente entonces la luz de la verdad iluminar
l~s periodos histricos precedentes. En cambio, una
resolucin histrica momentnea nunca llegara a.
significar una solucin de los problemas histricos
en todos sus perodos. Quiero demostrar que si ad"'
miro, por una. parte, el fracaso de la Historia en Un
perfodo determinado, esto no significa, ni mucho menos, que considero a la Historia en su conjunto ~omo
un absurdo despi:ovisto de todo sentido. Este fracaso
parece indicar que el ltimo destino del hombre, su
destino ms elevado, es un destino superhistrico y
extrahist6rico y que las contradicciones histricas sfo
pueden tener una resolucin extrahistrica precis;1mente.
Aqu debo observar que Rusia ocupa un lugar netamente excepcional en este proceso final del Rena,-'
cimien!o. En Rusia el ocaso del Renacimiento y la
crisis del humanismo se han manifestado en formas
excepcionalmente agudas, a pesar de que Rusia no
atraves ningn perodo renacentista propiamente
hablando. Este es . el hecho ms singular del destino
. histrico de Rusia. Nosotros, los rusos, no hemos sen~
225
sufre el humanismo su mayor fracaso, porque fu precisamente Dostoievsky quien desentra las deficiencias del humanismo, su insubstanci.alidad y su tragedia ntima. Toda 1a dialctica de Dostoievsky va dirigida contra la esencia misma del humanismo.
.
Su propio humanismo es trgico y profundamente opuesto a aquel otro que sirvi de base al Renacimiento y que predicaron los grandes humanistas de
Europa. Esas particularidades del oriente ruso parecen indicar qu ste tiene una misin especial, una
predestinacin particular en la historia del }lena~
cimiento.
:Precisamente es en Rusia donde puede descubrirse parte del destino histrico definitivo. No es en va{\O
que toda la filosofa religiosa rusa est dirigida hacia
el Apocalipsis. Comenz:19.ndo por Chaadaiev "'Y. por
los eslavfilos y acabando por Vladimiro Soloiev, L.
Leontiev y por Dostoievsky,
pensamiento ruso se
ocup preferentemen te de temas liistoriosficos de
contenido esenc1lmente apocalptico.
La revolucin rusa, desde el punto de vista metafsico, representa realmente el fracaso del Humanismo y nos conduce como de la mano al tema de Apo.calipsis. Y es as como avanzamos hacia los postreros problemas metafsicohistricos, es decir, hacia
los problemas del progreso y del fin de la Historia.
el
15
1.
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NICOLS BERDIAEFF
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ciencia positiva, ya que stas pueden establecew:ia teora de la evolucin nicamente. En cambio, la teora
del progreso slo puede ser un artculo de fe pura.
La teora progresista es realmente una "formaliza. .
cin de algo intangible" en el futuro.
Pero esta. fe, esta esperanza progresista no puede
resolver el trgico problema metafsico-histrico dl
tiempo .
.En mis captulos precedentes ya he demostrado
el hondo significado que tiene el problema del tiempo en la metafsica de la Historia, tratando de hallar
un fundamento slido para el concepto de ese tiempo
.nuestro disgregado, en el que se desintegr~ y se dei;
pedaza toda realidad.
Re~ulta, pues, que la teora d~l progreso s halla
por entero sometida a esta desintegracin. , La doctrina del progreso spone que todos los problemas
de la Historia Universal. de la Humanidad sern resueltos en el futuro y qQ.e llegarn a un lnomento de
la Historia Iwmana en que se .habr alcanzado Ull
estado perfecto, en que habrn desaparecido todas las
contradicciones que hasta hoy da siguen saturando
los destinos histricos de la Humanidad.
Tanto Comte, como Hegel, Spencer y Marx, tenan
una fe ciega en esta solucin histri~a. Acaso son,lcitas estas esperanzas? En virtud de qu principios
hemos de sentar tales afirmacines?
Hasta en el caso de que fueran lgicas estas aseveraciones, por qu han de despertar nuestro entusiasmo? Por qu las hemos de admitir ticamente?
Nadie es capaz de contestar a estas preguntas y slo
lodria decirse que esto obedece al hecl10 de que en
lo ms hondo de la doGtrina del progreso existe untt
esperanza de carcter religioso que cree en: una prxima resolucin de la Historia Universal. Es la esperanza q~. que algn . dia Ja gran. trugedia histrica
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EL SENTIDO DE LA HiSTORIA
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sufre grandes fracasos; la desecha la razn y se desmiente prctica y vitalmente . Es una utopa que contiene las mismas contradicci ones fundament ales que
la doctrina del p1ogreso, puesto .que igualmente presupone el advenimie nto en el tiempo de una especie
de estdo perfecto, un advenimie nto situarlo entre
los lmites del proceso histrfoo.
En esa utopa se supone la posibilidad de resolv~r
eL destino histrico de la Humanida d sin sa1ir del
cerco hermtico de las fuerzas histricas, que enderfa precisamen te a toda la Historia de la Humanida d..
En ella se da como posible la resolucin inmanente
de la tragedia histrica universal. Es una utopa que
descansa, como todo concepto progresista , sobre una
falsa interpretac in del tiempo y, como tal, admite
la solucin. futura de la tragedia del tiempo. La utopa de un paraso terr~mal que se realizar muy en
breve, segn algunos y al cabo de.muchsi mo tiempo,
segn otros-esto no tiene para el caso ninguna importancia, puesto que el principio queda siempre el .
mismo-, espera la llegada de un estado . venturoso
en un -futuro sin aceptar la plenitud del pasado. Segn esta utopa todo el proceso histrico anterior a
ese estado perfecto habra servido nicamente de
preparaci n para su realizacin . La felicidad en este
. }\fondo nuestro y la perfeccin de aquellos entes bienaventurad os que surgirn algn da ai trmino del
proceso histrico, redime al hombre de todos los do-
lQres y de todas .Ias imperfecci ones de las generaciones que se fueron. La citada utopa supone que la
vida del hombre ha de llegar a un estado perfecto
c 0 n respecto a las condicione s de nuestra existencia
histrica y temporal. Pel,'o resulta que esta realidad
11\leStra, por su misma naturaleza , no puede contener
nln,gtma, existencia absoluta.
La existencia ;lbsoluta no puede caber en 'ningn
EL SENTIDO DE. LA
HISTO~IA
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NICOLS BERDIAEFF .
EL SENTIDO DE LA HISTORlA
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NICOLS BERDTAEFF
El. SEN'nno
DE
LA HISTORIA
239
se desarrollan culturas separadas, con la particularidad de que no siempre las culturas siguientes llegan
a alcanzar la altura de las precedentes. Pero no creo
que todas estas consideraciones tengan que conducirnos, neesariamente, ~.unas deducciones pesimis'tas, puesto que tampoco existe fundamento alguno
que nos permita basar nuestro optimismo entusiasta
sobre apreciaciones arbitrarias fundadas en la aparicin de un genio ~reador humano que :revalorada
(anulando los valores antiguos), y a travs de muchas
generaciones, ld que fas antig.uas haban creado. Es
inexacto pr~tender que los valores de las generado;.
nes venideras sean ms reales que los de las genera;.
ciones pasadas. Si profundizamos esta cuestin vemos, en efecto, que no hay motivo alguno para a,firmar que nuestra generacin (es decir la "generacin
presente'', por ejemplo, aunque bien mirado este mismo c~ncepto de. "presente" sea muy relativo, ya que
este ~presente" nuestro es algo huyente qU:e desaparece en cada nuestro instante), o las generaciones prximas a las nuestras sean para nuestra conciencia
ms reales que aquellas dtras que haban existido,
cincuenta, cien o cinco mil aos atrs.
Dlividiend el tiempo en pasado, presente y futuro,
nada nos llermite afirmar que el futuro sea ms real
que l pasado. Desde el punto de vista del presente
el ,futuro es tan real como el pasado. Nuestro espritu
creador debe p1'oducir no en nombre del futuro, sino
en nombre de aquel presente eterno, en el que el pa'.'
sado. y el futuro se confunden. El pasado ya no existe
y subsiste unicamente en nuestra memoria; el futuro
aun no ha llegado y ni siquiera sabemos si llegar.
En cierto modo pede decirse que el pasado es ms
real que el futuro y que las generaciones pasadas son
ms prximas a nosotros que las del porvenir que
aun han de nacer. Hay quien pretende que existirn
240
NICOLS BERDIAEFF
generaciones futuras, que nosotros hemos de formarlas y vivir para ,ell~s y que sta es la razn de nuestra existencia que nos ha de llenar de entusiasmo.
Este es, precisamente, uno -de los grandes errores de la
religin del progreso que tanta pujanza adquiri durante el siglo XIX. Hemos de rechazar categricamente todas las esperanzas, todas las creencias, todas las
.ideologas bsadas sobre esta m~mera de considerar
el futuro. En nuestra fe, en nuestras esperanzas, en
. nuestro espritu eterno que nos eleva por encima del
momento presente, siempre hemos de recordar que
aunque pertenezcamos al presente de nJ_iestro tiempo
fraccionado, no obstante hemos de procurar vencer
e~a 'fragmentacin y vivir de cara a un tiempo
ntero, vueltos hacia el tiempo eterno, hacia la
Eternidad.
Toda nuestra: fe, todas nuestras creencias han de
basarse sobre el convencimiento de que el destino
humano tiene que resolverse en la Eternidad. Cul
ser el resultado de nuestras obras, realizadas todas
en este tiempo nuestro fragmentado?
Nosotros no lo hemos de juzgar, ni somos capaces
de predecirlo, Esto quiz lo resuelvan las _generaciones venideras. Pero en cada perodo de nuestra vida,
en cada momento de nuestro destino histrico, hemos
de procurar de determinar los problemas histricos
con respecto a la Eternidad. Cuando sepamos situar
el destino humano y el destino histrico de la Humanidad dentro del. marco de la Eternidad, veremos que
el futuro es tan real como el pasado y que el presente no es ni ms ni menos real que el pasado o el
futuro, puesfo que ante la faz de la Eternidad cualquier fragmentacin del tiempo es un error y un pecado. Pues la religin del progreso pretende legalizar
este error y este pecado precisamente.
Las falsas y contradictorias doctrinas progresistas
EL SENTIDO DE LA HISTORIA
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EL SENTIDO
DE Ll\ JIISTORIA
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demostrado~
ll
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NICOLS BERDIAEFF
EL SENTIDO DE LA HISTORIA
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~6
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NICOLS BERDIAE FF
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NICOLS BERDIAEFF
251
EL SENTIDO DE LA HISTORIA
)
:cionarse en el transcurso del tiemp histrico. El destino .humano que constituye el fondo del proeeso
histrico presupone verdaderamente una finalidad
sobrehistrica y extrahistrica. Todo este destino tiende haci la resolucin extrahistrica en el seno de
Ufi tiempo eterno. La Historia Universal ha de pene
trar nuevamente en la Historia Divina borrndose
todas las fronteras, todas las delimitaciones que sepa~
ran ese inundo nuestro del "ms all", volviendo todo
al mismo estado de antes, al estado inicial -de la 'vida
universal. Los mitos nos hablan de la fusin de .lo te~
rtenal con lo divino. Pues esa misma fusin habr
de verificarse al terminar nuestra Historia que perde
r su hermetismo de realidad universal.
percaducar
El en d nuestro universo pronto
der su corteza como un frufo demasiado !naduro.
Todo esto lo hallamos profetizado en elApocalipsis.
Los tiempos pierden toda relacin, desaparece el her..
metismo d la realidad universal y en ella irrumpen
~tras realidades superiores. Es as como acabar l
Historia de nuestro Mund y nuestro tiempo, puesto
que solamente as tendran un sentido, una razn de
Si\ Un da slo de nuestra vida individual carece de
setido; en cambio, nuestra vida adquiere n significado de virtud de toda la sucesin de los das trans'"
curridos.
La Historia no ha logrado resolver el problema
del destino }llliversal del hombre y que con tanto
abierto ha planteado Dostoievsky. Es un problemaque no tiene solucin entre los lmites de la Historia.
Es un conflicto trgico tan insoluble en nuestra Historia, como el gran problema del destino de la -Humanidad entera. Esta es la razn por la cual la Historia ha. de tener necesariamente un trmino. El Mun~
do ha de entrar en un tiempo tan perfecto, intgro y
~levado,' que pudiera resolver todos los problemas del
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NICOLS BERDIAEFF
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APNDICE
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II
261'
es
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NICOLS BERDUEFF
~J,
SENTIDO DE LA HISTOIUA
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264
NICOLS -BERDIAEFF
111
En toda cultura, . al. alcanzar sta un .nivel dete:t7
minado, comienzan a manifestar se unos principios
que destruyen los fundamento s. espirituale s de la cuJ;,
tura. La cultura est ntimamen te ligada con el culfo
y tiene su origen en el. culto religioso. La cultura es
el i'esultado de la diferenciac in del culto que se es
parce en mil direcciones . La razn filosfica, l~ eog
noscenci~ cientfica, la cultura, la Pintura, la Arqui~
tectura, la Msica, la Poesa y la Moral, todo se hall~
contenido en el culto religioso .en forma latente, como
principios que ami n han podido desarrollar se, ni
diferenciar se. La cultura egipcia~ una de las;ms an~
tiguas del Mundo, tuvo sus principios en los templos
y sus primeros creadores haban sido los sacerdotes.
La cultura deriva, tambin, del culto de los antepasa~
dos, de las tradiciones y de las leyendas. Est llena
de simbolismo sagrado y contiene smiles de una rea~
lidad espiritual distinta de la de nuestro mund.
real.
Cualquier cultura (la materialist a inclusive) es una
cultura del espritu. La cultura tiene siempre un fundamento espiritual ya que es siempre un producto de
una labor creadora del espritu con elementos naturales. Pero en la cultura misma se manifiesta n siempre determinad as tendencias hacia la descompos icin '
de sus fundament os religiosos y espirituale s, hacia la
abolicin del simbolismo . Tanto la cultura clsica
EL SENTlDO DE LA HISTORIA
265
como la . europea-oc cidental .sufre un :proceso "iluminista '.' :que se alza contra todas las verdades religiosas de la cultura, descompon iendo su simbolisnio.
Esta es la dialctica fatal de toda cultura que al llegar
a cierto. nivel comienza a dudar de sus mismos fundamentos que destruye paulatinam ente. La cultura: se
prepara su propia destruccin y ella misma se agota
espiritualm ente, desparram ando sus, energas y pasa
del estado "orgnico" al estado. "critico". Para com.~
prender el destino de la cultura hemos de conside~
rar:la dinmicam ente y penetrar en su fatal dialc~
tica. La cultura es un, proceso animado. Es el . des~
tino animado de los. -pueblos. Advertimo s que la :cul~
tur no puede sostenerse en aquella: cspide que al~
canza en. su: perodo de floracin. Su equilibrio,: >01
decirlo as; es inestable. En toda cultura advertimos
un momento 'en que sta flaquea _y cae ineluctable mente. en un estado que ya no puede llamarse propiamente "cultural"~ En el seno de la cultura aparece
un deseo demasiado ardiente de "vivir", un deseo
exagerado . de alcanzar el poder, la perfeccin prctica, la felioidad y las satisfacciones. El afn de poder .y. dominaci n constituye el elemento "civilizant e"
de la cultura. La cultura es siempre desinteresa da en
sus anhelos, mientras que la civilizacin es profn~
damente interesada. Cuando la razn "iluminista~~
barre los obstculos espirituale s qU:e se oponenal:uti~
litarismo de la vida y a la satisfaccin, cuando ,el
afn de dominacin,: de lucro y de utilitarism o oiiga~
nizado alcanzan su mxima. tensin, entonces termina
la cultura y comienza la civilizacin. La .civilizacin
surge cuando s ha pasado de la culhrr a: la "vfda";
al afn de vivfr. Es cuando parece ert ia cultura: el
desplazam iento hacia .el utlitarisJllo. prclicc>.-realista
civilizado.; El hombree ya no admite cinOUndamefi~
tos de vida ni tina filosofa elevad,. ni :al arte su:bli~
266
NI<;OLS BERDIAEFF
267
vilizacin es tecnicista por naturaleza . Toda su ideologa, toda su cultura espiritual, no es ms que una
quimera, una ilusin, una mera ficcin. La civilizaein pretende organizar tcnicamen te la vida, como
si esta organizaci n fuera la verdadera expresin de
todo su contenido. La civilizacin es fundament almente irreligiosa; e.n ella .triunfa el "iluminism o", la
razn iluminista, pero una razn eminentem ente
pragmtic a y no abstracta. La civilizacin minca es
:simblica, ni es jerrquica, como tampoco es orgnica. Es siempre realista, democrtic a y mecanizad a.
Quiere alcanzar una perfeccin realista de la vida,
y jams una perfeccin simblica; En la civilizacin ,
tanto. como en el capitalismo y en el socialismo, el
trabajo colectivo desplaza a la creacin individual.
La civilizacin es altamente despersona lizadora, y
.en ella, la libertad individual que aparentem ente debiera aportarnos cierta personaliza cin, en realidad
.es mortal para la personalid ad conceptiva y creado. ra. El principio de la personalid ad nicament e se des.cubre en la cultura. El deseo de ":vivir" aniquila a
la personalid ad. Esta es la gran paradoja de la Historia~
NICOLS fiERDIAEFF
IV
. La transformacin de la cultura en civilb;acin. va
unida al cambio que manifiesta el hombre con res-.
pecto a la Naturaleza. Todos los cambios sociales r(y
velan esta concomitancia; verdad que el materialis~
mo econmico ha explicado en forma asequible a:
todos los hombres. La era de la civilizacin ha co~enzado al irrumpir la mquina en la vida humana,
Desde entonces la vida deja de ser. orgnica y pieJ:de.
el ritmo natural. Entre el hombre y la Naturaleza se
alza la barrera del mundo artificial de instrumentos y
herramientas, y con l hombre pretende dominar a
la Nat'uraleza. Esta es una manifestacin del afn de.
dominacin y de utilizacin "real'', tan opuesto al
ascetismo medieval. El hombre pasa de la resigna-;
cin contemplativa a un espritu de dominacin intentando incrementar sus energas vitales. Mas as el
hombre no se acerca a la Naturaleza, ni logra penetrar en su vida ntima. A travs del proceso de
dominacin tcnica y de organizacin, el hombre se
aleja definitivamente de la Naturaleza. La organizacin mata todo lo orgnico de la existencia y la vida
se hace cada vez ms tcnica. La mquina imprime
su sello sobre el espritu humano en todas sus manifestaciones. Los fundamentos de la civilizacin no
son naturales, ni espirituales, sino mecnicos. Con la
civilizacin la razn misma se vuelve tcnica. Todas
las creaciones y todas las artes adquieren un carcter
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te una organizacin secular de la vida. El imperialis.nio est estrec~amente unido al sistema cpitalista
industrial y es tecnicista por esencia. Este 'es el imperialismo "burgus" de los siglos XIX y XX, repre~
sentado por los imperialismos ingls y alemn, que
debe distinguirse del imperialismo religioso de los
tiempos antigos del Imperio r9mano y del Imp_erio - religioso bizantino, que tenan un fondo
simblfoo, perteneeiendo a - la cultura y no -a la
civilizacin.
En el imperialismo se adyierte claramente la ineludible dialctica del destino histrico. En el afn
imperialista de un podero mundial se descomponen
y pulverizan los cuerpos. histricos de los Estados nacionalistas pertenecientes a las pocas de cultura. El
Imperio britnico significa la muerte de Inglaterra
como Estado nacionalista. En la volunta-d imperialista anida ttn principio de muerte. En su desenfrenado desarrollo el imperialismo destruye sus propios
fundamentos y prepara l mismo su transformacin
en socialismo, el cual est penetrado igualmente por
el espritu de dominacin mundana y de una organizacin social de la vida, que slo significa un paso
ms por la escala de la civilizacin. Tanto el imperialismo como el- socialismo, gemelos ideolgicamente, _significan una crisis profundsima de fa
cultura.,
En esta poca nuestra de capitalismo e indstrializacin, en que domina un im.perialismo- en vas de
autodescomposicin y nace el socialismo, se afianza
cada vez m.s la civilizacin, mientras la 'cultura a van-:
za hacia el ocaso. Mas esto no significa que muera definitivamente la cultura.
- La cltura es eterna, -en el significado profundo de
la;palabra. La Cl~ltura antigua clsica ha cado, muerta aparentemente. y~ siri embargo, contina s~bsistien-
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NICOL:\S BERDIAEFF
'do. en. nosotros, como una capa profndisima de nuestra exis,tencia. La cultura sigue viviendo a. travs de
nuestra poca de civilizacin, pero 'subsistiendo no
cuantitativa.sino cualitativamente. La cultura.se ale~
ja; permaneciendo en unas capas histricas cada vez
ms profundas.
Con la civilizacin aparecen los sntomas de un
proceso de barbarizacin y de- embrutecimiento en
que las formas pierden la perfeccin antao lograda
en las pocas de cultura. Y esta barbarizacin puede
adoptar diversos aspectos. Despus de. la cultura clsica de Grecia hubo la civilizacin romana, que prepar la poca de barbarie de los primeros tiempos.
de la Edad Media. Aquella fu tia barbarie derivada
de la naturaleza elemental. Fu originada por la
afluencia de nuevas grandes masas humanas llenas
de sangre joven y que traan .consigo el espritu rem\)to de las. selvas norteas. Pero no es esta
barbarie la que quiz corone la civilizacin europea.
La barbarie que nos espera ser un producto de
la civilizacin, una barbarie que oler a mquina y
no a selva. Ser el triunfo de fa Larbarie contenida
en. la tcnica mism de la civilizacin. Esta es la dia~
Metica implacable de la civilizacin. En l~ civilizacin se agotan las energas espirituales y se apaga el
espritu, esta -fuente verdadera ,<le cultura, Y1 enton:
ces; el espritu humano, en. ".ez de estar dominado
por las fuerzas naturales y brbaras, en el sentido
noble de este trmino, cae en poder de la mquina
y de la mecnica, que transforman a su manera toda
la existencia .real y verdadera.
La Civilizacin fu engendrada por el afn del
hombre de una "vida real", de una "dominacin real
del mundo'\' de una "felicidad real", en franca oposicjn con los principios simblicos y contemplativos
EL
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VI
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280.
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f ._
FIN
NDICE
Caps.
Pgs.
El significado
Lo meta-
29
57
El tiempo y la eternidad
71
101
127
153
La Edad de la Mquina .. . . .. .. .
179
205
227
APENDICE
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