El Lunfardo Porteño
El Lunfardo Porteño
El Lunfardo Porteño
El cocoliche
[Del libro La fascinante historia de las palabras, de Ricardo Soca]
Antonio Cuccoliccio fue uno de los tres millones de inmigrantes italianos que desembarcaron en
el puerto de Buenos Aires entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX en busca de una
vida mejor. La Argentina era el granero del mundo y uno de los pases ms ricos del Planeta,
rebosante de promesas que alentaban los sueos de jvenes pobres en varios pases de la
vieja Europa.
A poco de su llegada, Cuccoliccio consigui un empleo como pen en el circo de los hermanos
uruguayos Jos y Jernimo Podest, en el cual se dedicaba a menesteres de limpieza, cuidado
de los animales y servicios menores. Su forma de hablar, en la que se mezclaban palabras del
italiano y del castellano, no llamaba la atencin. En el Buenos Aires de entonces, era comn or
a los tanos (de napolitano, se aplicaba a todos los inmigrantes italianos) que intentaban
comunicarse con las mismas dificultades que Cuccoliccio.
Un da, el cmico Celestino Petray se present en escena hablando como haba odo que lo
haca aquel pen: Mi quiamo Franchisque Cocoliche e sono creolio hasta lo gese da la taba e
la canilla de lo caracuse, amico. En sus memorias publicadas bajo el ttulo Medio siglo de
Farndula, Jos Podest contara aos ms tarde que en aquel momento naci un personaje
cmico, Cocoliche, que durante algunos aos hizo las delicias del pblico en ambas mrgenes
del Ro de la Plata.
Y tambin haba nacido algo que Podest no previ y que Cuccoliccio, con su jerga de idiomas
mezclados, no habra podido siquiera soar: una palabra del idioma espaol que figura en el
Diccionario de la Real Academia desde su edicin de 1927, cocoliche, definida como la 'jerga
hbrida que hablan ciertos inmigrantes italianos, mezclando su habla con el
espaol'.
escuchar y entender, el autor y compositor "construy" a su pblico, (nos) habitu a sus tangos,
se hizo histricamente necesario.
Si bien exitoso en su tiempo, mimado y celebrado por la gente y una porcin considerable del
campo intelectual, Discpolo adquiri el aura de verdadero profeta nacional, muy por encima de
todos los dems letristas, despus de su muerte en 1951. Es cierto que, a su manera, se
prepar para ello durante toda su vida. Pero fue creciendo de modo subterrneo, a contrapelo
de circunstancias adversas, cuando l ya no estaba para defender celosamente su produccin
artstica. En los cuatro aos restantes de gobierno peronista, su nombre fue el de un prcer un
tanto incmodo para los polticos. Acaso no se sospechaba que Discepoln haba muerto
deprimido, despus de aceptar hacer un programa radial de propaganda oficialista? Con el
golpe del 55, el silencio fue absoluto. Quien haba expresado la rabia y el escepticismo del
argentino medio no poda despegarse de sus ltimos aos de adulacin peronista. Fatal
paradoja que, de haberle sucedido a otro, hubiera inspirado algn tango discepoliano.
Fue recin a mediados de los 60, en un renovado clima de ideas, cuando la figura y la obra de
Discpolo empezaron a descongelarse. Una serie de notas periodsticas de Jos Barcia dieron
cuenta de su vida, mientras Enrique Pichon Rivire y otros ensayistas le dedicaron al autor de
Cafetn de Buenos Aires un nmero completo de la revista Extra, bajo el significativo ttulo de
"Discepoln. Aniversario para la angustia". Corra el ao 1965 y se estaba operando un claro
vuelco de algunos intelectuales a la potica del tango. La especie languideca como fenmeno
bailable y masivo, pero creca su peso literario y cultural. La poesa de los 60 era muy sensible
al influjo popular. Por su parte, Ernesto Sabato declaraba a Discpolo uno de los grandes
poetas argentinos de todos los tiempos y Luis Adolfo Sierra y Horacio Ferrer escriban
Discepoln. El poeta de Corrientes y Esmeralda, una detallada exgesis de los tangos y los
avatares de una vida, aunque el texto omitiera mencionar los vnculos del biografiado con
Pern.
Luego vino el trabajo de Norberto Galasso, Discpolo y su poca, una reivindicacin poltica
y por lo tanto muy parcial del tanguero amigo de Evita. Tanto el silencio al que fue sometido
Discpolo como tema en tiempos represivos como la entronizacin que conoci en otros
momentos contribuyeron a la polmica y al mito. No faltaron las voces acadmicas convencidas
de que Discpolo, nuestro Horacio del tango, era un mal ejemplo para los argentinos:
derrotista, frustrado, cnico... Con similares argumentos, la dictadura militar lleg a prohibir la
difusin de Cambalache por radio y televisin.
El creciente inters por las letras de tango, inicialmente apuntalado por Idea Vilario y Noem
Ulla, estimul la investigacin en ese campo. Cmo no llegar as a Discpolo? En su ensayo
Enrique Santos Discpolo: obra potica, Osvaldo Pelletieri se atrevi a considerar a Discepoln
por sus valores literarios y como parte de una tradicin que haba empezado con Celedonio
Flores. Sin embargo, ninguna opinin ms o menos calificada pudo mediar, positiva o
negativamente, en esa relacin tan confidente y directa entre un puado de tangos y lo que
podramos llamar "la mentalidad argentina". En ese sentido, Discpolo es hoy tan clsico como
el gnero del tango en su conjunto.
No fue un talento precoz. No en materia de tangos, al menos. Debut como comparsa en una
pieza de su hermano Armando en 1917, y desde ese momento se so a s mismo como actor.
Lleg a serlo, y estuvo entre los buenos. Pero no tena el rigor de un Casaux ni el oficio de un
Parravicini. La relacin con Armando, el gran Discpolo de los aos 20, fue difcil y a la vez
necesaria. Sin Armando, qu hubiera sido del debilucho y acomplejado hijo menor de Santo y
Luisa? Con un gran autor a su lado, Enrique intent ser dramaturgo nunca de tiempo
completo con Pselo, cabo, sainete de influencia anarquista, y El Organito, feroz grotesco
escrito a cuatro manos con Armando. Hubo otras piezas menores, pero tampoco en ese
terreno, el de la escritura dramtica, Enrique lleg a descollar. Si su vida pblica hubiese
terminado en 1925 o 1926, hoy de Discepoln slo hablaran algunos historiadores del teatro.
Finalmente, en 1925, Discpolo sopes seriamente la alternativa del tango. Colabor con el
dramaturgo Jos Antonio Saldas en Bizcochito, una pieza muy menor, y un ao ms tarde
compuso su primer gran tango: Qu vachach. A partir de ese momento, las cosas cambiaron
definitivamente. Para l y para la cancin portea. Desoyendo las frmulas fciles del tango-
cancin que ms y mejor encajaba con el gusto de la poca, Discpolo intent establecer un
nuevo "pacto de lectura" con sus potenciales oyentes. Tom el tema del abandono, tan caro a
los sentimientos del tango, y lo convirti en vehculo de crtica mordaz. "Piant de aqu/ no
vuelvas en tu vida/ Ya me tens bien requeteamurada/ No puedo ms pasarla sin comida/ ni
orte decir tanta pavada.../No te das cuenta que sos un engrupido?/ Te crees que al mundo
lo vas a arreglar vos?/ Si aqu ni Dios rescata lo perdido.../ Qu quers vos? Hac el favor!".
Sin malevos retobados ni vecinos heridos de amor, sin pecadoras desalmadas ni bacanes
altaneros, Discpolo plante en Qu vachach una situacin axial inspirada en el ambiente
bohemio que haba conocido unos aos antes de la mano de Armando. Ella lo echaba a l por
intil y soador. Y por soberbio. La resignacin final tena una contundencia aforstica que, con
el tiempo, sera frecuente en el corpus discepoliano: "Qu vachach! Hoy ya muri el criterio.../
Vale Jess lo mismo que el ladrn". Rechazado la noche de su estreno en Montevideo,
incomprendido tanto por el pblico como por los intelectuales a los que indirectamente citaba,
aquel tango fue al fin aceptado con la versin teatral de Tita Merello y la discogrfica de Carlos
Gardel. Aunque esa aceptacin lleg slo despus de la consagracin que signific su primer
gran xito Esta noche me emborracho, en 1928.
Las principales lneas de su obra ya estaban expuestas antes de 1930, pero fue en la "dcada
infame" cuando los tangos de Discpolo sellaron una alianza indestructible con el argentino
medio. Mientras el romanticismo evocador de Homero Manzi defina el mundo del suburbio, de
cara al campo y a la arcadia perdida, Discpolo se situaba, como Scalabrini Ortiz, en la
encrucijada urbana: Corrientes y Esmeralda, o cualquier otra esquina del centro. Despojado de
sus ilusiones de clase media, el hombre discepoliano alcanz su mxima expresin en
Yira...yira..., tango magistralmente interpretado por Gardel. All el porteo se poda identificar
con la yiranta de la mala vida y acaso tambin con el flaneur abatido que siente el
extraamiento de su querida ciudad. Ya por entonces, el mundo discepoliano era el de la gracia
perdida y el desencanto: "Vers que todo es mentira". El mundo era inestable por naturaleza.
Nadie estaba a salvo de ser abandonado "despus de cinchar", de encontrarse en la va como
un linyera, sin premios, sin recompensas, sin esperanzas.
Deslizndose entre la tragedia y la comedia, Discpolo haba encontrado una manera de decir
las cosas terriblemente argentina. Sus hiprboles y analogas, sus metforas llenas de humor,
sus apstrofes llenos de rabia pero a la vez indulgentes resumieron el verdadero idioma de los
argentinos. Ms que por las situaciones y los personajes, sus tangos se adhirieron
definitivamente a la memoria de toda una sociedad por sus hallazgos lingsticos, por la
violencia de su lenguaje. Con su estilo desmesurado, Discpolo se alej de la idea cannica del
poeta popular que dice las cosas bellamente para ingresar en una zona visceral de la
comunicacin. Vena del grotesco y se dirigi hacia un mundo musical y literario propio e
irreductible. Tal vez por eso sus tangos en especial los de su primera poca pueden hoy
ser valorados despus del rock, el punk y otros cortes abruptos. Aunque algunas letras
reproducen los cliss del modernismo literario, el ncleo de la obra de Discpolo sigue
apelando a la angustia del hombre moderno.
A fines de los aos veinte, Dante Linyera lo bautiz "el filsofo del tango". Discpolo se hizo
cargo de la definicin. No tradujo mecnicamente sus lecturas de Schopenhauer y Pirandello a
las formas breves de la cancin, pero logr que sus versos transmitieran un cierto efecto
filosfico, bsicamente existencial. Apel a los tpicos de la "alta cultura" de su tiempo: el
automatismo de los arlequines, el juego de mscaras de la vida moderna, la prdica a un Dios
ausente, la soledad y la alienacin en el mundo moderno. No eran cuestiones ligeras, y en
manos de otros autores hubieran desbordado, por incontinencia o petulancia, el horizonte de la
cancin popular. En cambio, Discpolo logr "bajar" esas inquietudes a tangos que fueron
profundos sin ser densos, reflexivos sin dejar de ser cantables.
Desde su papel en el filme Mateo hasta su despedida en El Hincha, Discpolo cifr en el cine
muchas de sus expectativas actorales. Pero las veces que se anim a dirigir no logr
desarrollar sus ideas dentro de los lmites de un buen guin. Su talento, ms episdico que
argumental, su agudeza para el destello potico, su incapacidad para entender la trama
industrial de eso que sola llamar "el monstruo moderno" le permitieron plasmar algunas
buenas escenas generalmente musicales, como las de Cuatro corazones, su mejor trabajo
para la pantalla pero no una produccin coherente que estuviese a la altura de sus mejores
tangos.
No obstante las limitaciones de su cine y la discontinuidad de su teatro (Blum fue su ltimo
acierto), Discpolo cristaliz una imagen, fue una figura portea casi siempre al lado de su
querida y conflictiva Tania, un "caso" argentino involucrado, al menos en la creencia de sus
seguidores, con sus tangos, especialmente los de su ltima etapa: Uno, Sin palabras y Cafetn
de Buenos Aires, los tres escritos en colaboracin con Mariano Mores.
Cuando hoy nos preguntamos por la clave de su trascendencia, no debemos desechar esa
cualidad iconogrfica. He ah el Discpolo de los filmes y las fotografas, de las ancdotas y los
rumores. Desde su papel de antihroe nacional, Discpolo fue una estrella. Un intelectualestrella, capaz de encarnar las historias de sus tangos valindose de su mscara de actor. Esto
no sucedi con ningn otro autor de su generacin.
(Clarn, abril 2001)
No es definitivo, no est completo, no es una foto acabada del habla argentina, "pero en algn
momento tenamos que terminar". La gente de la Academia, que hoy preside Pedro Luis Barcia,
y en particular la gente del Departamento de Investigaciones Lingsticas y Filolgicas
-Francisco Petrecca y Susana Anaine- abrieron una direccin de correo electrnico para
quienes quieran discutir alguna definicin o aportar una palabra:
[email protected]
Y como siempre, por dudas del lenguaje, funciona el Servicio de Atencin de Consultas
Telefnicas, de 13.15 a 18.45 al 4802-2408
De all saldrn mejoras para la prxima edicin, que ser en dos aos. Posta.
plantado al borde de la vereda y porque est cargado de "verdes". Esta palabra apareci en
medio de una crisis monetaria hace dos dcadas. Instalada la convertibilidad desapareci. Hoy
retomada la "inestabilidad", regresa su uso.
Como vimos, las idas y vueltas de algunos vocablos son inevitables. Algunos desaparecern y
quedarn en el olvido; otros tendrn cierto protagonismo de acuerdo a la poca. La evolucin
de la lengua es una fuerza continua que no detiene su marcha. As se constituye, as se
establece una lengua.
Cmo se hizo
La historia de la construccin del Diccionario del Habla de los argentinos comienza con los
doce tomos llamados "Acuerdos sobre el idioma", que comprenden al perodo de 1931 a 1990.
El material ms preciso para su constitucin surge a partir del volumen VI cuando se inicia la
serie interna denominada "Notas sobre el habla de los argentinos".
Ms tarde, se comenz a trabajar con los argentinismos contenidos en el Diccionario de la Real
Academia Espaola. En esa ocasin se aprovech para definir algunos trminos y acepciones
corrientes en nuestro pas. Con todo ello, se edit en 1994 el "Registro del habla de los
argentinos", un trabajo que fue considerado como "un primer instrumento en pos de un
diccionario de nuestra habla".
A partir de esa obra, la Academia Argentina de Letras pens que era el momento ideal para
proponerse la elaboracin de un diccionario, "pues se dispona de un interesante fichero de
voces, de medio millar y de una obra que recoga un ponderable conjunto de materiales
aprovechables".
Una vez aprobado el proyecto, slo resto definir el modo de constitucin. Se trabaj a partir de
una triple fuente: el "Registro", las palabras ya procesadas y las que estn en proceso, y las
propuestas por los propios integrantes de la Comisin.
Por otro lado, la Academia insiste en aclarar que este "Diccionario del Habla de los argentinos"
no se trata del uso del espaol en la Argentina porque se han excludo todos los vocablos de
acepcin comn con Espaa. Tampoco puede ser considerado como un "Diccionario de
argentinismos", en el sentido de una obra que incluya vocablos de uso privativo de nuestro
pas. El "Diccionario del Habla de los argentinos" busca registrar "locuciones, giros o modos de
hablar propios de los argentinos". Sin embargo, no podemos dejar de sealar que muchos de
esos vocablos son americanismos de uso comn con otros pases latinoamericanos. "Bacn"
se pasea por la Argentina, pero tambin por Uruguay, Chile y Costa Rica.
El trabajo fue arduo, pero el resultado justifica la intensa labor. Los 3280 artculos y sus 6500
acepciones determinan un aporte "harto significativo" en este interesante relevamiento del
habla de los argentinos.
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