Teoria Practica de La Jurisdicción PDF
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TEORA/PRACTICA DE LA JURISDICCIN
Las sentencias absolutorias y los lmites del control
del razonamiento probatorio en apelacin y casacin
(STC 167/2002)
Alberto JORGE BARREIRO
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considera que la Audiencia Provincial (AP) no poda entrar a valorar las declaraciones autoincupatorias que los acusados prestaron en la lase de instruccin y que fueron sometidas a contradiccin en
la vista oral del juicio, retractndose de fas mismas
los encausados Esa prueba era relevante, segn el
TC, para fundamentar la condena, y no se practic
con arreglo a los principios de inmediacin y con*
tradiccin ante la Audiencia que dict el (alio condenatorio revocando el absolutorio del juez de instancia.
Advierte lamban el supremo intrprete de la
Constitucin que el problema son las cuestiones de
hecho y no las de derecho, con respecto a las cuales no es necesario or en la segunda instancia al
acusado.
El Tribunal Constitucional cita la doctrina de! Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) para
hacer hincapi en la relevancia de la inmediacin
en la segunda instancia cuando se ha de estudiar
en su conjunto la culpabilidad o la inocencia dal
acusado.
Segn el TC, se ha vulnerado e! derecho a un
proceso con todas las garantas, al haber procedido
la AP a revisar y corregir la valoracin y ponderacin que el Juzgado de lo Penal haba efectuado
de las declaraciones de los recurrentes en amparo,
sin respetar los principios de inmediacin y contradiccin.
Conviene subrayar, sin embargo, que en este caso el TC especifica que la nica prueba de cargo
que (guraba en ia causa eran las declaraciones autoincriminatorias de los imputados en la fase de
instruccin, despus rectificadas en la vista oral del
juicio.
Los nuevos criterios restrictivos sobre la extensin del control del recurso de apelacin implantados por la precitada sentencia del Tribunal Constitucional se han visto reafirmados y reforzados en
resoluciones posteriores del mismo Tribunal (SSTC
170/2002,
197/2002.
198/2002,
200/2002,
212/2002, 230/2002, 41/2003, 68/2003 y 118/2003).
De forma que, incluso en los supuestos en que se
trate de apreciar pruebas materiales o reales junto
con otras de carcter personal que dependen de los
principios da inmediacin y de contradiccin, el
Tribunal Constitucional veda la posibilidad de revocar el criterio absolutorio de la primera instancia
cuando no se han practicado las pruebas personales con arreglo a tales principios ante el tribunal ad
quem(SSTC 198/2002 y 230/2002).
A continuacin exponemos una breve sntesis del
contenido de las sentencias que si TC ha venido
dictando con arreglo a las nuevas pautas a seguir
en el control probatorio a travs del recurso de apelacin.
La STC 170/2002, de 30-IX, considera que la
condena en segunda instancia cabe cuando el
cambio de criterio se debe nicamente a cuestiones jurdicas y no tcticas. En este caso se trataba
de la compra a medias de un dcimo de lotera que
result premiado, quedndose despus con todo el
importe del premio el acusado. El TC considera
que estamos ante una cuestin estriclmenle jur68
dica, y que no vulnera ademas el principto de legalidad la interpretacin que hace la AP sobre el ttulo
que justifica la aplicacin del delito de apropiacin
indebida, al considerar que el imputado tenia por
titulo la obligacin de entregar un dinero al denunciante, trasmutando ilcitamente una posesin legtima en una propiedad ilegtima. No se estima.
pues, el amparo.
La STC 197/2002, de 28-X, reitera la doctrina de
la STC 167/2002. La AP de Pontevedra revoc una
sentencia de un Juzgado de Vigo en la que slo se
le condenaba al acusado por un delito de conduccin bajo la influencia de las bebidas alcohlicas.
En la segunda instancia se le condena tambin por
un delito de desobediencia. Segn el TC se ha vulnerado el derecho a un proceso con todas las garantas, al infringirse los principios de inmediacin y
contradiccin en la condena por el delito de desobediencia. Sin embargo, el TC slo lija como exigencia imperativa para poder condenar en la segunda instancia el or al demandante de amparo en
la fase de apelacin No requiere, en cambio, que
se escuche tambin a los testigos que le incriminan,
por lo que parece sugerir inexplicablemente que
es suficiente para condenarlo en segunda instancia
con escucharle de nuevo, sin necesidad de practicar con inmediacin prueba de cargo alguna. Lo
cual resulta ilgico y contradictorio, ya que, obviamente, el acusado negar los hechos en la segunda instancia, y como no hay nueva prueba de cargo, o se le absuelve otra vez (resultando asi intil
escucharle), o se le condena sin practicar prueba
de cargo con inmediacin, deviniendo entonces
irrelevantes las garantas de inmediacin y contradiccin impuestas en la nueva doctrina del TC sobre el recurso de apelacin.
La STC 198/2002, de 28-X, vuelve a reiterar la
doctrina de la STC 167/2002. Se trataba de una
sentencia de juicio de faltas con motivo de una pelea de vecinos por la colocacin de unas tablas en
un predio El Juzgado de Instruccin de Balmaseda
absolvi y la AP de Vizcaya conden. Tal cambio
en la segunda instancia se debi al anlisis de los
partes mdicos como dato objetivo a contrastar con
las declaraciones de los protagonistas del incidente. La AP le da la razn a una de las parles y acoge
su versin con base en los datos concretos de las
lesiones referidas en los informes mdicos. El TC
anula la condena y estima el amparo al considerar
que "resulta difcilmente escindibie 'a imbricacin
que se hace entre las declaraciones de las parles y
los partes de asistencia mdica, no siendo posible
determinar si. excluidas las primeras, las que restan y que son conslitucionalmente legitimas, son
capaces por s solas de sustentar la declaracin de
culpabilidad y la condena del recurrente".
La STC 200/2002, de 28-X. vuelve a reiterar la
doctrina de la STC 167/2002. En este caso se trataba de una condena en segunda instancia por un
delito de conduccin bajo la influencia de bebidas
alcohlicas dictada por la Seccin 23 de la AP Madrid, que revoc la absolucin del Juzgado de lo
Penal 17. El TC eslima que la base de la condena
es una nueva valoracin de la prueba testifical
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nales, no les resultaba fcil apartarse de la conviccin del rgano judicial de ia primera instancia.
Y as, resulta habitual que los tribunales de apelacin argumenten que, a pesar del criterio amplio
de control que se proclama en el plano normativo,
la supervisin se ve cercenada, sin duda, en la
prctica a la hora de fiscalizar la apreciacin de la
prueba efectuada por el juez a quo. Especialmente
cuando el material probatorio del juicio de primera
instancia se centra, primordial o exclusivamente,
en la prueba testifical, supuestos en ios que deben
distinguirse las zonas opacas, de difcil acceso a la
supervisin y control, y las que han de considerarse
como zonas francas, que s son ms controlables
en la segunda instancia.
Las primeras aparecen constituidas por los datos
probatorios estrechamente ligados a la inmediacin: lenguaje gestual del testigo, del acusado o del
perito; expresividad en sus manifestaciones; nerviosismo o azoramiento en las declaraciones; titubeo o contundencia en las respuestas; rectificaciones o linealidad en su exposicin; tono de voz y
tiempos de silencio; capacidad narrativa y explicativa, etctera.
Es obvio que todos esos datos no quedan reflejados en el acta del juicio, donde ni siquiera consta el
contenido ntegro de lo declarado, dada la precariedad de medios tcnicos que se padece en los
juzgados y tribunales. Ha de admitirse, pues, que
esa perspectiva relevante del material probatorio
resulta inaccesible al juzgador de la segunda instancia, de modo que el escollo de la falta de inmediacin le impide ahondar con holgura en el anlisis
de la veracidad y credibilidad de los diferentes testimonios.
Ahora bien, ello no quiere decir que no quepa revisar y fiscalizar la conviccin plasmada en la sentencia sobre la eficacia probatoria de las manifestaciones que las parles y testigos prestaron en la
primera instancia, ya que existe una zona franca y
accesible de las declaraciones, integrada por los
aspectos relativos a la estructura racional del propio contenido de la prueba, que al resultar ajenos a
la estricta percepcin sensorial del juzgador a quo.
si pueden y deben ser fiscalizados a travs de las
reglas de la lgica, las mximas de la experiencia y
los conocimientos cientficos.
Se vena, pues, ya distinguiendo por los tribunales de apelacin, y tambin por el de Casacin, entre dos niveles diferentes en relacin con la valoracin y el anlisis de la prueba. Un primer ivo]
referente a las pruebas personales, centradas fundamentalmente en la de confesin y la testifical,
con respecto a las cuales la relevancia de la inmediacin hacia incontrolable la revisin probatoria en
instancias posteriores. Y un segundo nivel, que el
Tribunal Supremo ha definido en numerosas resoluciones con la expresin "la estructura racional de
la valoracin de la prueba" o "la estructura racional
del discurso valorativo"2, mbito en que adquieren
especial relevancia las reglas de la lgica, las
mximas de la experiencia y los conocimientos
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sentencia que el TC, ante la limitacin de la condena en segunda instancia a que abocan las exigencias de las garantas de los principios de inmediacin y contradiccin, quiere abrir una puerta a la
ampliacin de la prctica de prueba en el recurso
de apelacin. Y ello con el fin de que. reproduciendo el material probatorio en la segunda instancia,
se solvente el escollo de la falta de inmediacin del
tribunal ad quem.
Esa impresin aparece corroborada al examinar
la jurisprudencia del TEDH que el Tribunal Constitucional cita en el fundamento nmero diez de la
sentencia 167/2002 con el fin de justificar su nueva
doctrina El TC subraya las exigencias que impone
el artculo 6.1 del Convenio para que se d un proceso justo en la segunda instancia. Y ya dentro de
este apartado, enfatiza los pronunciamientos del
TEDH en que se requiere un examen directo y personal del acusado en la segunda instancia cuando
se pretende declarar su culpabilidad, de modo que
en tales casos se exige una nueva y total audiencia
de las partes en presencia de acusado y los dems
interesados o parles adversas. Y apoya tal exigencia con la cita de las SSTEDH de 26 de mayo de
1988 caso Ekbatani contra Suecia 32; 29 de
octubre de 1991 caso Helmers contra Suecia
36, 37 y 39; 29 de octubre de 1991 caso JanAke Anderson contra Suecia, 28; 29 de octubre
de 1991 caso Fejde contra Suecia. 32; 27 de
junio de 2000 caso Constantinescu contra Rumania, 54 y 55, 58 y 59; y 27 de junio de 2000
caso Tierce y otros contra San Marino, 94, 95 y
96.
Las referencias que hace la STC 167/2002 a la
jurisprudencia del TEDH son genricas, aplicadas
con motivo de supuestos relativos a modelos procesales diferentes al nuestro, y, adems, resultan
contradichas por otros pronunciamientos del propio
Tribunal Europeo, tal como se especifica en el voto
particular de la sentencia del TC. A lo cual debe
aadirse la escasa elaboracin y hondura analtica
de que suele dar muestras la jurisprudencia del
TEDH*.
Las citas especficas de la jurisprudencia del
TEDH, junto con el prrafo de la sentencia anteriormente transcrito, han generado, lgicamenle, en
algunos rganos judiciales la conviccin de que el
Tribunal Constitucional estaba imponiendo -o induciendo la celebracin de una segunda vista oral
en fase de apelacin, en la que se reproduciran las
pruebas personales con intervencin de todas las
parles, o cuando menos se oira al acusado con el
fin de poder alterar el fallo absolutorio dictado en la
primera instancia.
Conde Purnpido Tourn, en el trabajo Citado en nota 3. argumenta en el siguiente sentido sobre la jurisprudencia del TEDH.
"No creo que descubra un Mediterrneo sealando que las sentencias del TEDH no destacan por su esmerada motivacin, Normalments contienen unos extenssimos antecedentes elaborados por
los servicios tcnicos que reproducen minuciosamente buen nmero de (esoJuciones sobre la materia dictadas con anterioridad y que
mantienen in alDiS al lector pues pueden conducir a cualquier resultado, concretndose la decisin (mal que contiene la verdadera resolucin de los Magistrados del Tribunal en un par de lineas generalmente apodicticas, qu9 e*prasan muy sintticamente la raiio
decrdundi de la resolucton"
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ban notablemente remisos a fiscalizar, cuando menos en los casos resueltos mediante sentencia absolutoria, la valoracin de las pruebas personales
efectuada por el ]uez de instancia, debe admitirse
que las consecuencias reales de la nueva jurisprudencia del TC no va a tener el alcance alarmante
que en un primer momento se barrunt. Conviccin
que se reafirma si rechazamos, como acabamos de
hacer, la posibilidad de la repeticin de las pruebas
en la segunda instancia,
As las cosas, se considera que tos casos que en
mayor medida pueden resultar afectados por la
nueva doctrina restrictiva de la apelacin sern
aquellos en que concurre prueba documental, pericial o indiciara con un resultado claramente opuesto a las pruebas personales, Nos referimos concretamente a los recursos de apelacin relativos a
delitos econmicos, en especial las estafas y alzamientos de bienes, que se resuelven por el juez de
lo penal mediante una sentencia absolutoria apoyada fundamentalmente en que no aprecia nimo
defraudatorio en la conducta del acusado o de
cualquiera de los presuntos coautores del delito. En
tales supuestos, en que adems la conviccin sobre los elementos subjetivos del tipo penal suele
exponerse con exceso de opacidad y escuetismo,
se suele fundamentar la absolucin en las manifestaciones exculpatorias de los encausados y de algn testigo, a pesar de que la prueba documental y
tambin probablemente alguna pericia contradicen
en muchos casos la conviccin extrada de las declaraciones exculpatonas analizadas con arreglo a
los principios de inmediacin y contradiccin.
Para corroborar lo expresado nada ms oportuno
que traer a colacin el caso examinado por la STC
230/2002, de 9-XII Como ya expusimos en la parle
inicial de este trabajo, se trata de un supuesto en
que los demandantes de amparo haban sido absueltos por sentencia del Juzgado de lo Penat ne 1
de Toledo del delito de alzamiento de bienes, absolucin que fue revocada y sustituida por un fallo
condenatorio de la respectiva Audiencia Provincial.
La discrepancia entre el Juzgado de lo Penal y la
Audiencia Provincial se centr en la acreditacin o
no del elemento subjetivo "especfico" (sic) del delito de alzamiento de bienes, consistente en el nimo tendencial del sujeto activo de lograr que SQ
frustraran las legitimas expectativas det acreedor al
cobro de su crdito, para cuya apreciacin es preciso acudir generalmente a la prueba indirecta, indiciarla o circunstancial. Segn la AP. los indicios
acreditativos se derivan no solo de la prueba documental, cuya valoracin, dada su naturaleza, no
precisa de inmediacin, sino tambin de la prueba
testifical y de las declaraciones prestadas por los
acusados en el acto del juicio.
El TC estima el amparo y argumenta que el principio de inmediacin impeda que la AP realizara
una nueva valoracin de la prueba testifical y de
las declaraciones de los acusados en relacin con
el elemento subjetivo especifico del delito. No se
respetaron, pues, los principios de publicidad, inmediacin y contradiccin, que forman parte del
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en la prctica de las pruebas, el examen de a correccin de las inlerencias que se extraen de tales
datos a travs de mximas de experiencia s debe
ser competencia de los tribunales de segunda instancia, que efectan realmente un juicio sobre el
juicio emitido en la sentencia1fi.
Por consiguiente, los riesgos y la incertidumbre
que genera una motivacin fundamentada en impresiones, intuiciones y sensaciones extradas de la
percepcin del lenguaje gestual, y no plasmadas
adems ni racionalizadas en la sentencia, as como
las posibilidades que los medios tcnicos brindan
para traer a la segunda instancia los datos ms significativos y relevantes de las pruebas personales,
tanto en lo concerniente al lenguaje corporal como
al verbal, permiten pronosticar la superacin de la
inmediacin como obstculo al control del razonamiento probatorio en la segunda instancia. Con lo
que pueden augurarse unas mayores garantas de
certeza en la resolucin de las cuestiones lcticas
en sentencia y un incremento de la racionalizacin
del proceso penal17.
Igartua Salaverna, "Valoracin de la prueba, motivacin y conlio* en el proceso penal" Edrt Tirant lo Blanch. 1995, pags 162 y
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