Drama 33
Drama 33
Drama 33
Nmero 33
XXI.
3 . S i g l o
PREMIOS NOBEL
Ricardo Bada, Lidio Snchez Caro, Miguel Senz, Fermn Cabal, David Ladra, Carla Matteini
S U M A R I O
(Revista de la Asociacin de Autores de Teatro)
DIRIGE LA REVISTA LA JUNTA DIRECTIVA DE LA AAT
PRESIDENTE DE HONOR
El detector de intereses
JESS CAMPOS GARCA
7. Gao Xingjian
LIDIO SNCHEZ CARO
TESORERO
MIGUEL SENZ
VOCALES
AAT
N. 33. 2008
52. Reseas
La habitacin, de Fernando Alguacil; El ascensor, de Salvador Enrquez;
Selena, de Jos Ignacio Morenodvila Angulo, en el volumen Teatro.
Por Pilar Jdar
DEPSITO LEGAL
M-6443-1999
ISSN
1575-9504
DISEO, MAQUETACIN E ILUSTRACIONES
J. A. C.
PRECIO DEL EJEMPLAR
3
SUSCRIPCIN ESPAA (4 NMEROS ANUALES)
9
OTROS PASES
12
REDACCIN, SUSCRIPCIN Y PUBLICIDAD
Tercera
[A escena, que empezamos]
EL DETECTOR DE INTERESES
de un gnero literario, tras un conteo rpido y, por consiguiente, aproximado, tenemos que, entre los premiados, dos
eran historiadores, cinco filsofos, diez y siete dramaturgos,
treinta y tres poetas, y setenta y tres novelistas.
Vistos los nmeros siempre clarificadores, historiadores y filsofos no venden una escoba; de ah el ninguneo.
Dejo para el final a los dramaturgos, que es lo que nos atae.
Y felicito a las editoriales, por ser los poetas y, sobre todo,
los novelistas los ms promocionados. Y es que el flujo y reflujo al que antes me refera no dependen solo de la mayor
o menor popularidad de los premiados, que tambin de
hecho, el Nobel se concede en ocasiones a escritores poco
conocidos, sino que responde a un estado de opinin, generalmente creado por los medios de comunicacin, que
propicia la mayor aceptacin social del gnero. De ah mi
inters en observar la relevancia de la literatura dramtica
valindome de este detector de intereses.
Analizando con ms detenimiento el listado de dramaturgos galardonados, vemos que de los diez y siete antes mencionados, solo siete se dedicaron a escribir teatro de forma
prioritaria, mientras que los otros diez compatibilizaron esta
actividad con la de poetas, filsofos o novelistas; de hecho,
alguno de ellos tiene o tuvo mayor reconocimiento pblico
por su actividad en otros gneros. Balance que pone de manifiesto que la literatura dramtica no es el gnero ms estimado en los crculos literarios. Tal vez haya sido el ms
envidiado el aplauso es lo que tiene, pero no el ms estimado. Su mayor visibilidad propicia que se aireen con descaro sus subproductos una lacra que tanto la narrativa
LAS PUERTAS DEL
, n. 33. 2008
(Huelga decir que el anlisis comparativo con la novela responde solo a la necesidad de tener un referente, y no al deseo
de establecer confrontacin alguna. La circunstancia de que los
grupos mediticos tengan intereses en el mercado editorial, y
no en la produccin teatral, no me parece un dato relevante).
Tras este escarceo estadstico, no hay que ser un lince para
advertir que la distinta estima de los jurados del Nobel por
la literatura dramtica se corresponde con el distinto glamour
del texto dramtico a lo largo del pasado siglo. Periodo que
comienza de forma ms o menos equilibrada y que se descompensa como consecuencia del protagonismo alcanzado
por la direccin de escena en detrimento del texto, as como
por el auge del llamado teatro fsico que tambin acontece esos mismos aos. Dos fenmenos estrechamente ligados
entre s y que operan muy negativamente en la consideracin
que se tuvo durante esas dcadas de la literatura dramtica.
El dato positivo es que, tras la travesa del desierto, la tendencia se invierte y en los ltimos veinticinco aos, sin que
se haya logrado recuperar totalmente la consideracin perdida, el texto dramtico vuelve a tener la relevancia que siempre tuvo y que nunca debi perder por el hecho de que se
valoraran positivamente las puestas en escena que en justicia la merecan. O al menos, eso es lo que se deduce del listado de concesiones.
Otra cuestin ya es que Los intereses creados en
palabras de uno de nuestros premiados estn retardando en lo posible esta recuperacin. Nosotros, ni caso. Y
mientras alcanzamos la normalidad, pues repicamos con los
Nobel que tenemos.
3
EL TEATRO,
No solo para m, la noticia del Premio Nobel del 2005 a Harold Pinter fue una alegre sorpresa. Record al
enterarme, una vez ms, aquel jueves de octubre del 97 en que se anunci que el Nobel de ese ao era Dario
Fo. Mi primera pregunta fue: Y Arthur Miller y Harold Pinter, cundo entonces?. Eso con absoluta
prescindencia de que, a ms de la injusticia de ningunear a Miller y Pinter en favor de Fo, se ninguneaba
tambin a Franca Rame, al no hacerla compartir el premio de su esposo, y es de todos sabido que el teatro
de Fo, sin Franca, sera impensable. Pero, en fin, tengo entendido que en la Academia Sueca parece que
tambin hay escritoras, y si ellas mismas no quisieron ponerle el cascabel al gato, cmo y por qu hacerlo yo.
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LA CENICIENTA
DEL NOBEL
Ricardo Bada
Me pareca infantil,
peor an: pueril, venir a
negarle el pan y la sal al
autor de varias obras
maestras del teatro
era contraria en lo que respecta a los autores practicantes de varios gneros: solo
uno antes de la guerra, Yeats (1923), pero
tres despus de ella: Eliot (1948), Camus
(1957) y Sartre (1964), sin entrar en el detalle de que este rencoroso enano rechaz
el Premio que segn l se mereca cuando
lo recibi Camus qu fea es la envidia!, mas eso no le impidi intentar cobrarlo en efectivo qu francesa es la
avaricia, oh manes de Harpagn! (con lo
que seguimos dentro del mundo teatral).
Pero no nos desviemos. A ellos tres hubiera que aadir en 1999 a Gnter Grass
(que tambin ha hecho sus pinitos teatrales) y desde el 2004 a la austraca beneficiada por la lotera sueca con el premio
mayor, y casi sin billete: me refiero, a va
sans dire, a Frau Jelinek.
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EL TEATRO
FUGITIVO DE
GAO
XINGJIAN
Sabemos muy poco del teatro chino contemporneo. Una razn puede ser el
prejuicio de que la verdadera creacin artstica es impensable bajo el peso
abrumador del Estado, por lo que las traducciones de obras dramticas son
escasas y no se prodigan los estudios sobre el tema. Esta situacin ha
dificultado el conocimiento de notables autores y directores del pas asitico.
Gao Xingjian fue en su momento un ejemplo de ello.
Novelista, poeta, dramaturgo, pintor y
director de escena, su nombre salt a la palestra con la adjudicacin del Nobel de Literatura en 2000 por una obra de alcance
universal, marcada por una toma de conciencia amarga e ingeniosidad lingstica
que abri nuevos caminos al arte de la novela y del teatro. La decisin no estuvo exenta de polmica, ya que, si bien era la primera
vez que la Academia sueca conceda el galardn a un escritor en lengua china, el elegido era un artista exiliado por motivos
polticos que acababa de obtener la nacionalidad francesa. Pekn consider el pre-
Un artista marcado
por la Historia
Su biografa est cercada por la convulsa realidad china del siglo XX. Nacido en
Ganzhou en 1940, se cri en medio de las
guerras de su pas. Vivi la educacin preuniversitaria durante el entusiasmo comunista. A los 17 aos se dirigi a Pekn para
cursar estudios en la universidad, donde se
especializ en Francs por el Departamento de Lenguas Extranjeras en 1962. Fue
espectador del movimiento de las cien flores (1956) que alent a la libre expresin
artstica y que culmin con una dura
reaccin del PCCh. Cuando cumpli 18
aos, el pas se sumergi en la euforia del
Gran salto adelante, aventura para acelerar la industrializacin que se sald con la
muerte de entre 20 y 30 millones de personas por hambruna. Tena 25 cuando estall la Revolucin Cultural (1966-1976),
movimiento promovido por Mao para recuperar el poder, y que condujo a la juventud a rebelarse contra la cultura establecida.
Gao, que particip en los inicios del movimiento, tena ya diez obras de teatro inditas, una novela y algunos ensayos sobre
poesa, pero era demasiado peligroso guardarlos en aquel delirio ideolgico y tuvo
que destruirlos. Por esas fechas su esposa
lo denunci alegando razones polticas y el
matrimonio termin en divorcio. Antes de
cumplir los treinta fue enviado a un campo
de reeducacin del suroeste chino, donde
permaneci varios aos. Era 1969 y posea
ya una slida cultura, lo que permiti, en
efecto, su reeducacin. No como el partido hubiera querido, pero s en las tradiciones orales de su pas y en la certeza de
que la escritura constitua un refugio para
w w w. a a t . e s
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La huida.
Principal renovador
del teatro chino moderno
En los aos ochenta surge una generacin de dramaturgos que abre nuevas vas
para la escena. A muchos de ellos Occidente les proporciona modelos que estimulan
su creatividad. Wang Peigong sorprende al
pblico con dramas de crtica social. Otros,
como Wei Minglun, renuevan las formas tradicionales de la pera investigando sobre
tcnicas inditas. Sin embargo, es Gao Xingjian quien aparece como el autntico renovador, situndose en la lnea del teatro
europeo de vanguardia. Sus primeras obras
fueron estrenadas por el prestigioso Teatro
de Arte Popular de Pekn, donde ocupaba
el cargo de dramaturgo. Seal de alarma
(1982), su debut, obtuvo un sonado xito.
Abord problemas de la juventud como el
subempleo y la delincuencia, y los espectadores la vieron sentados sobre el suelo, en
un pequeo auditorio con el espacio casi
vaco. Su estreno inaugura la frmula del
Pequeo teatro en la era post-Mao producciones de bajo costo para pequeas
audiencias, todava vigente en reconocidos creadores entre los que destaca Mou
Sen. En aquella ocasin era la primera vez
que alguien se atreva a romper los patrones
textuales y formales del teatro institucional.
La parada de autobs (1983), su segunda obra, narra la historia de varios personajes que esperan durante aos la llegada
de un autobs sin que ninguno de los que
pasan se detenga. En esta pieza de la espera y la resignacin pasiva es reconocible la
influencia de Samuel Beckett, al que Gao
tradujo al chino por aquellos aos. Al dramaturgo se le crtico su falta de confianza
en el socialismo y el espectculo fue suspendido despus de diez funciones.
La dcada de los ochenta termin siendo difcil para los artistas. La apertura que
permiti introducir la literatura y el arte
occidental inquiet a las autoridades, que
volvieron a dictar normas de pensamiento
correcto para la creacin. Gao no pas inadvertido a los altos mandos, atentos como
estaban a las crticas sociales que podan
colarse entre la parafernalia de innovaciones del teatro de vanguardia.
En ese momento de enrarecimiento poltico fue diagnosticado errneamente de
cncer de pulmn. En medio de su enfrentamiento con la muerte y los rumores
de que sera detenido, parti voluntariamente a la provincia de Sichuan. Desde all
hizo un viaje de varios meses en el que recorri unos 15.000 kilmetros hasta la costa
oriental. Fue un periodo de reencuentro
con la China profunda, despedida y recoleccin exhaustiva del equipaje que llevara
a su exilio dos aos ms tarde. Antes de
emprenderlo, volvera a Pekn para ver el estreno de sus obras El hombre salvaje (1985),
donde antiguos mitos chinos conviven con
situaciones contemporneas como el fracaso matrimonial y la devastacin del medio
ambiente; y La otra orilla (1986), que fue
censurada y nicamente se le permiti representarla sin dilogos. Esta es una pieza
formalmente ms audaz que las anteriores.
En ausencia de una lnea argumental previamente estructurada, el desarrollo descansa en un intenso trabajo de los actores
con su relacin entre s, con su imaginacin
y con objetos de la escenografa.
En 1987 una nueva campaa contra el
liberalismo burgus supuso a varios intelectuales perder la membresa del Partido Comunista. Ese mismo ao Gao fue
invitado a Alemania, en donde permaneci
varios meses, y finalmente parti a Francia,
lugar en el que actualmente reside.
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das. Los recursos que utiliza son notablemente ricos y complejos; as, la transformacin de la actividad mental sueos,
recuerdos y pensamientos en accin escnica; su inters por las situaciones, convencido como est de que los procesos y las
transformaciones generan una fuerza dramtica superior a los conflictos individuales de los personajes; el uso de las distintas
personas del singular para desvelar la propia conciencia y los pensamientos ocultos;
la construccin del sujeto dramtico en funcin de categoras como cambio y contraste (el primero ocurre en el interior de un
mismo cuerpo, mientras que el contraste
aparece en la relacin de dos cuerpos o ms).
Al borde de la vida, uno de sus primeros
textos escritos en Francia, es un viaje por
el universo ntimo de una mujer, la bsqueda de su identidad a partir de la liberacin de las palabras, a las que sufre como
simulacros y apariencias. El estreno tuvo
lugar en 1993 en Pars y ms tarde en Avin, lo que le dio conocer al pblico francs, que pudo ver a continuacin La huida
(1994), El sonmbulo (1999) y Dialogar/
Desconcertar (1999), dirigidos por l mismo.
El sonmbulo es una pesadilla urbana en
la que un personaje acorralado termina
por entregarse a la degradacin. Dialogar/Desconcertar plantea la dificultad de la
comunicacin a travs de la desaparicin
de las formas personales; un juego escnico que se presenta como un duelo entre un
hombre y una mujer. En Cuatro cuartetos
para un fin de semana, donde entrelaza teatro, narracin y poesa, propone una estructura dramtica sin una lgica temporal
o de accin, organizndose ms bien como
una composicin musical.
Entiende la labor del dramaturgo ms
all de la clsica acepcin de escritor de textos, subrayando que estos solo cobran pleno
sentido en las tablas frente a los espectadores. Una buena obra, en su opinin, no
solo se escribe con palabras, sino interviniendo en el resto de los elementos que
compondrn la escenificacin; y, en efecto,
las sugerentes indicaciones de sus piezas
demuestran que es tambin un brillante
poeta escnico.
Fiel al espacio desnudo de sus inicios,
se decanta por un teatro puro cuya esen-
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C/ Benito Gutirrez 27, 1.o izqda. 28008 Madrid. Telf.: 915 43 02 71. Fax: 915 49 62 92. http://www.aat.es
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GNTER
GRASS
Miguel Senz
ENSAYA
LA REPRESENTACIN
De esa forma, Yorick no se convirti en ciudadano,
sino en Hamlet, un bufn.
El tambor de hojalata
La relaciones de Grass con el teatro han
sido siempre difciles. En El tambor cuenta cmo una de las primeras impresiones
teatrales de Oskar Matzerath fue una representacin de Pulgarcito a la que lo llev
su mam. Le qued una aficin perdurable a los cuentos de hadas y le encant literalmente el truco de que a Pulgarcito, por
ser tan pequeo, no se le pudiera ver sino
solo or.
Grass ha hablado, en textos ms o menos
autobiogrficos, de la poca de la posguerra
en que los alemanes no tenan qu comer
pero hacan cola ante los teatros para comprar entradas. Indudablemente, l fue uno
de esos alemanes de a pie. Y un par de veces
se ha referido a los dolos teatrales del
momento, que fueron tambin los suyos: el
incombustible Gustav Grndgens, que, vestido de Mefistfeles o de Hamlet, haba
logrado salir casi indemne de sus veleidades nacionalsocialistas; la actriz Elisabeth
Flickenschildt, modelo de todas las estudiantes de arte dramtico, que trataban de
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, n. 33. 2008
La siguiente fue Inundacin (1955), basada en un poema anterior del mismo nombre. Sus motivos eran ya tpicamente
grassianos, especialmente el muy querido
de las dos ratas dialogantes del desvn.
Maria Sommer, la excelente editora de teatro alemana que sera siempre buena amiga
y consejera de Grass, le hizo una crtica destructiva, que l supo perdonarle.
Mucha ms atencin merece, aunque
solo sea por su atrevido tema, To, to
(1956), la historia de un asesino en serie aficionado a matar jovencitas con gripe, guardabosques y divas de pera, pero tan infeliz
que nunca lo consigue y muere a manos de
un chico y una chica que hubieran debido
ser sus vctimas.
En cuanto a Quedan diez minutos para
Buffalo (1956-1957), tiene un ttulo imbatible (tomado de la balada John Maynard
de Fontane, la historia de un heroico maquinista de tren que aprendan los nios
alemanes). Dos ex marineros, anclados en
una oxidada locomotora en medio de un
paisaje bvaro, fingen avanzar con su tren
a toda velocidad, y un paisajista pinta, inexplicablemente para el pastor que lo contempla, barcos de vela. Una mujer, llamada
Fragata (que es la reencarnacin de la
Nobe asesina, mascarn de proa en el
Museo de la Navegacin de El tambor de
hojalata) surge de pronto para domear a
sus antiguos subordinados y arrastrarlos a
la caza de la ballena blanca. Lo ms curioso es que los fogoneros son dos poetas (Krudewil y Pempelfort) que aparecan ya en el
ensayo de Grass titulado El contenido como
resistencia (1957), en el que Grass se mostraba en desacuerdo con Kandinsky, para
quien, en el arte, toda forma bien elegida
crea literalmente su contenido.
La obra se estren en el Crculo de Bellas
Artes de Madrid en noviembre de 1997,
como parte de un homenaje que, con ocasin
de los setenta aos de Grass, quera presentarlo no solo como narrador (acababa de escribir Es cuento largo), sino tambin como
poeta, dibujante y dramaturgo. Gaspar Cano
la dirigi con buen tino, aadindole una
musa de su cosecha, ntegramente desnuda, que anim al personal pero acab de
desorientarlo. Grass, que asista como espectador, trataba de entender la reaccin, o
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De Los plebeyos
Grass afirm con aplomo
que su intencin no haba
sido atacar a Brecht,
sino precisamente
rendirle homenaje.
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La explicacin que da
Grass sobre el fin de su
carrera de dramaturgo es
que el teatro de los
directores no quiso
saber nada de l.
BIBLIOGRAFA
HEINZ LUDWIG ARNOLD (ed.): Blechgetrommelt (Gnter Grass in der Kritik), Steidl, Gotinga, 1997.
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Los plebeyos ensayan la rebelin (Una tragedia alemana). (Traduccin de Heleno Saa Alcn). Cuadernos para el Dilogo.
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Luchterhand, Darmstadt y Neuwied, 1976.
DIETER STOLZ: Gnter Grass, der Schriftsteller, Steidl, Gotinga, 2005.
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PINTER
ESE DESCONOCIDO
Fermn Cabal
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, n. 33. 2008
festejando de paso, con buen criterio, la llegada de un nuevo autor, y aqu paz y despus gloria. Pero a pesar de los generosos
esfuerzos de Escobar y de las admoniciones
de Lpez Sancho, la obra, como ha pasado
con todas las de Pinter, no funcion. Corren
unos aos ms, y lvaro del Amo, que entonces era un joven culto que haba estado
en Londres y se haba asomado al teatro de
all, se anim a traducir Viejos tiempos, La
habitacin y algunas piezas cortas para la
editorial Cuadernos para el Dilogo (tambin Dios la tenga en su seno), y as aparecieron un par de volmenes, uno de los
cuales todava conservo, que le con pasmo
y con deleite. Y que fueron el canto del
cisne de la edicin pinteriana en Espaa,
porque, una vez transitada la Transicin y
constituida la Constitucin, la estrella, ciertamente tenue, de Pinter se apaga y sus
obras, salvando alguna edicin en revistas
minoritarias, dejan de editarse. Me temo
que a principios de los aos 80 ya era imposible encontrar en las libreras alguna
cosa suya, salvo quizs la reedicin argentina de Nueva Visin. Despus, muy poca
cosa ms hasta que la editorial Hiru en el
2002 rescata y completa la edicin mexicana que haba hecho Carlos Fuentes para
la UNAM, y que contena una seleccin de
las obras escritas entre 1988 y 1992: Luz de
luna, Tiempo de fiesta y El lenguaje de la
montaa, a las que ahora acompaa Polvo
eres (1996). Ya he denostado la traduccin
de Fuentes en un artculo anterior, y, como
no me gusta repetirme, baste decir que la
sigo denostando. Pero, con todo, celebro
que el libro se haya publicado, porque es
casi lo nico que recibimos del autor hasta
que se le concedi el Premio Nobel, momento en el que, lgicamente, aparecieron
numerosos textos, e incluso se dio comienzo
a la edicin de sus Obras escogidas.
He hecho este pequeo recorrido porque creo que es revelador de la ausencia de
Pinter entre nosotros, y, como tampoco los
estrenos, por lo menos hasta la llegada del
nuevo siglo, han abundado, podemos concluir que se trata de un curioso fenmeno:
cuanto ms famoso ha ido hacindose el personaje, menos inters ha despertado su escritura. Pero, claro, podra pensarse que aun
as la escritura pinteriana ha podido ir rezu-
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y una persona muy inteligente. Y, s, me interesa mucho su teatro y s que una obra
como Animales nocturnos est fuertemente influida por Pinter. Tambin Santiago
Martn afirma interesarse por el ingls, y,
puestos a citar, voy tambin a reproducir
sus palabras: Me gusta mucho ese teatro
moderno que va de Ibsen, Chjov y Shaw
a Pinter y Mamet, pasando por Anouilh,
Arthur Miller o Albee. Qu autores tan distintos, verdad?, qu ocurrencia la ma al
ponerlos juntos. Santiago es ocurrente
pero no es tonto, y el asunto no est tan mal
visto. Mamet afirmaba que hay una lnea
que va de Chjov a Pinter pasando por Beckett, y que su escritura se inserta en esa tradicin. Se inserta ah tambin la de
Santiago? Queda abierto el debate. Y finalmente me voy a referir al caso de Sanchis
Sinisterra, que me consta que se ha tomado muy en serio la obra del maestro ingls,
y que ha organizado en la Sala Beckett una
especie de Festival Pinter, que cont incluso con la presencia del autor, y que ha
sido la mejor oportunidad que han tenido
los jvenes dramaturgos de Barcelona para
introducirse en el culto a tan venerable
figura. Y de nuevo me permito citar directamente sus palabras: de pronto descubr a Pinter, a raz de Beckett. Me enter
de que Pinter le pasaba todas sus obras y
que los maestros que Pinter reconoca eran
Kafka y Beckett, Entonces empec a leer
a Pinter, y abr en la Beckett un laboratorio que se llamaba Play Pinter, y reun a
autores, actores, directores, para trabajar
escenas de Pinter. A ver qu era eso que pasaba ah. Incluso hicimos algunas retraducciones, y entonces conect por
casualidad con una profesora de la Universidad de Barcelona que estaba haciendo
la tesis sobre el lenguaje en el teatro de Pinter. Y, fjate, los milagros de la vida, su tesis
era la teora de los Speech Acts como herramienta para analizar el lenguaje en el teatro de Pinter, en la que se demostraba
clarsimamente que todo el teatro de Pinter era ininteligible si no lo leamos como
actos de habla, como estrategias pragmticas de interaccin verbal. Y entonces me
lanzo sobre eso, porque yo ya estaba trabajando en los cursos de dramaturgia sobre
cmo hacer que la palabra dramtica fuera
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Juanjo Menndez en Retorno al hogar, de Harold Pinter. Puesta en escena de Mara Ruiz. 1994.
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, n. 33. 2008
su carrera. Creo que esta pequea ancdota ilustra la muy diferente actitud que mostraban en ese momento las lites culturales
espaola e inglesa. Olivier poda detestar a
la nueva generacin, pero intua que estaba
ante el futuro que llamaba a la puerta, y
cuando el futuro llama a la puerta, se le abre.
El xito de Osborne abri la puerta a un
tropel de nuevas obras y de nuevos y fogosos autores que revitalizaron el anquilosado
teatro ingls que viva de las rentas de Coward y Rattigan, y entre 1956 y 1960 aparecieron nada menos que Wesker, Arden,
Delaney, Simpson y Harold Pinter, entre
otros muchos. Y todo esto surgi en el vaco
de la noche a la maana? Pues lgicamente
no fue as, aunque a muchos se lo pareciera. Crticos como Kenneth Tynan, directores como Joan Littlewood, o programadores
como Georges Devine, director del Royal
Court, un espacio que pronto se convertir
en la catedral del nuevo teatro, compartan
ya un anlisis demoledor del sistema teatral
ingls, que parta del convencimiento de que
el teatro ingls atravesaba por una grave crisis que le pona al borde de la tumba: Ech
de ver dice Devine que el teatro ingls
no revivira jams si no se alentaba a escribir
a los autores nuevos, capaces de llevar a la
escena a gente real en situaciones reales, personas y situaciones extradas de la realidad.
Y llevando a la prctica esta conviccin, se
lanza en la temporada 55-56 al estreno de
cinco obras experimentales, una de las cuales result ser Mirando hacia atrs con ira.
Harold Pinter tuvo la fortuna, y el coraje, de
sumarse a ese movimiento desde sus inicios,
presentando su primera obra, La habitacin,
gracias al Aula de Teatro de la Universidad
de Bristol, apenas unos meses despus del
estreno triunfal de Osborne en Londres. Y
ese mismo ao, animado por la efervescencia que se registra en los medios teatrales, escribe otras dos obras: El montacargas y La
fiesta de cumpleaos. Esta ltima se estrena
inmediatamente en un teatro perifrico, el
Lyric, de Hammersmith, y la crtica londinense la acoge con indignacin, obligando
al teatro a retirarla de la cartelera antes de
tiempo. Pero el autor no se arredra y contina su carrera, por suerte para todos los
amantes del teatro, con nuevas obras, que
suscitan crecientes apoyos a medida que van
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ras obras se escriben en pleno auge del movimiento de los jvenes airados, que sacude el confortable teatro londinense con una
fuerza que no se recordaba desde la aparicin de los grandes dramaturgos isabelinos,
no es extrao que tambin le veamos clasificado entre las tropas del radicalismo social,
aunque sea a regaadientes. Y seguramente
esa opinin no era gratuita. Pinter comparta con sus coetneos una experiencia desoladora: el derrumbamiento de la vieja y
orgullosa Inglaterra imperial. Los tiempos
propiciaban un sentimiento de desorientacin y prdida de los viejos valores, que alimenta la obra de Osborne, de Arden, de
Wesker, y que tambin se refleja en los primeros textos de Pinter: habitaciones miserables, personajes marginales, derrotados,
ofendidos, un paisaje de mendigos, prostitutas y delincuentes. El tono de queja y decepcin, que hizo famoso al Jimmy de
Mirando hacia atrs con ira, se aprecia en algunas declaraciones de nuestro autor, como
esta, que me parece muy reveladora: Lo
nico que nos queda es la lengua inglesa.
La podemos salvar? Esa es mi pregunta.
Y esa lengua brilla en sus primeros textos
con tal fulgor que hasta sus detractores tienen que rendirse a la evidencia: un poeta
dramtico inicia su carrera.
Yo creo que ambas adscripciones, la de
vanguardista del absurdo y la de joven airado, son inexactas. Supongo que los crticos,
y quiz el pblico, tienen necesidad de encajar a los artistas en determinados grupos
por afinidades estticas o generacionales, y
comprendo que en el caso de Pinter hayan
echado mano de lo que tenan a su alcance,
pero con la perspectiva de ms de cincuenta aos creo que est claro que se trat de
un malentendido. Pinter adelanta ya esa
preocupacin por la pragmtica del lenguaje
que vamos a encontrar veinte aos despus,
tras la resaca de los aos setenta, en los dramaturgos que recuperan, en todo el mundo,
la palabra: Mamet, Kroetz, Kolts, Strauss,
Santana, Grumberg, etc. Sus personajes son
seres hablantes, que reproducen las vacilaciones, las pausas, los lapsus, las repeticiones, etc., que encontramos todos los das,
lo que no impide al autor elevarse sobre el
coloquialismo en una misteriosa operacin
alqumica que convierte en oro el habla ca-
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Gyenes [CDT]
llejera. Muy a menudo, sobre todo en su primera poca, esa operacin conduce al
humor, y el autor llega a decir: Todo es cmico, la ms grave seriedad es cmica, incluso la tragedia es cmica. El humor se
perder a medida que la escritura pinteriana se afiance, y a partir de Regreso al hogar,
el texto que le consagra como indiscutible,
se hace mucho ms violento, se llena de interjecciones, de tacos. Tambin los pretendidos elementos simblicos se hacen ms
leves, sustituidos por una iconografa realista que deja cada da menos lugar a dudas.
Aunque para m ese Pinter simbolista de
los primeros tiempos es un espejismo. Y me
pregunto: se hubiera hablado de simbolismo sin el final de su primera obra, La habitacin, cuando la protagonista, en una
extraa epifana, dice volverse ciega sin aparente causa? Inmediatamente se quiso ver
ese accidente como un smbolo de la verdad que irrumpe y ciega al desdichado mortal, como al engredo Edipo del mito clsico.
Lo cierto es que en sus obras posteriores
encuentro pocos smbolos de esa contundencia, y que repasando las opiniones
de la crtica de los sesenta ya ese carcter
simblico se pone en duda. Me hace particularmente gracia este comentario del profesor Wellwarth, que le incluye entre los
dramaturgos experimentalistas, comentando La habitacin: Con la entrada del
negro sea cual fuere su significado el
drama se desintegra. O sea, que tena que
significar algo por narices, aunque ni el propio crtico atina a saber qu.
Creo que tambin Pinter va por delante en cuanto al tratamiento de la verdad
sobre el escenario. Me pregunto si en su
manera de ver el mundo no se reflejan las
nuevas concepciones acerca de esa reconocible realidad que han aportado los fsicos del siglo XX. El famoso principio de
incertidumbre parece alimentar muchas
de sus obras: Viejos tiempos, El amante, La
coleccin, Retorno al hogar, Traicin A
menudo el espectador se queda perplejo,
sin saber qu est ocurriendo realmente.
Cul es la verdad de la historia? No estarn mintiendo los personajes? Cmo
saberlo? Y el texto se niega a dar una respuesta contundente; ms bien todo lo contrario: asegura que no es posible saberlo.
La dramaturgia pinteriana
an no ha sido recibida en
el teatro espaol como
merece, aunque sus
enseanzas empiezan
a sedimentarse entre
los ms jvenes,
sobre todo en Barcelona.
23
A QUIN LE DA MIEDO
ELFRIEDE
JELINEK?
David Ladra
24
, n. 33. 2008
con cualquier atisbo de progreso que hubiera podido quedar de la dcada de los sesenta. Una oposicin que prosigui despus
a cuerpo limpio, sin el apoyo de ningn partido, denunciando el ejercicio general de
desmemoria que, en lo que se refiere a su
pasado nazi, viene realizando el pueblo austraco, situacin que le lleva de vez en cuando a apoyar opciones tan fascistas como la
que represent, hace unos aos, el Partido
de la Libertad de Jrg Haider.
O es acaso ese personaje, entre desolado y posmoderno, que se desvive por la
estilizada lnea de un traje de Yves-SaintLaurent, el glamour de un nuevo maquillaje de Dior, o la provocacin grotesca de una
videoinstalacin de Paul McCarthy?
Cmo recomponer una imagen que
viene reflejada por tan caleidoscpica multitud de espejos? Por qu no atender, despus de todo, a lo concreto y no a lo virtual,
a la materialidad de sus escritos y no al falso
seuelo de su iconografa?
La novelista trmmerfrau
En su conflictiva juventud, la escritura
fue para Jelinek la va de escape de su incipiente esquizofrenia. Recluida en su casa,
devorando toda clase de libros, leyendo
cmics, hojeando revistas de moda y empachndose de televisin, la adolescente
empieza a escribir como si fuera una terapia. Desde el 66, sus primeros intentos literarios empiezan a concretarse en forma de
un libro de poemas, La sombra de Lisa (Lisas
Schatten), y un texto en prosa escrito para
ser ledo en voz alta, Bukolit, novela acstica (Bukolit, hrroman). Testigos ambos de
una libido desatada, los temas son tan escabrosos como las formas, siempre construidas a partir de materiales de desecho:
estribillos de mensajes publicitarios, sueltos de la prensa del corazn, dilogos propios de una fotonovela o extractos de la ms
abyecta telebasura. Todo ello revuelto y reciclado en una serie de palabras soeces y frases malsonantes que se van combinando
como pueden gracias a una sintaxis ms bien
aleatoria. Pero bajo ese caos asoman las lecciones aprendidas a lo largo de cientos de
horas de lectura: el surrealismo francs, el
expresionismo alemn, el grupo de Viena
25
2 I am a Trmmerfrau of Language,
entrevista de Gitta Honegger a
Elfriede Jelinek en la revista Theater
de la Yale School of Drama/Yale
Repertory Theater (volumen 36,
nmero 2). Ver tambin en esta
revista la semblanza que hace
Honegger de la autora en su artculo
How to get the Nobel Prize without
Really Trying.
3 Sobre la vertiente feminista de la obra
de la autora, ver El plural discurso
feminista de Elfriede Jelinek, de
Brigitte E. Jirku, en el nmero ya
mencionado de Primer Acto.
26
La dramaturga
de la condicin femenina 3
Dentro de la produccin literaria de Elfriede Jelinek, ya de por s tan personal e
iconoclasta, la obra dramtica destaca por
su originalidad. Puede decirse sin lugar a
dudas que su teatro constituye un hito especfico en la historia de la escena europea
contempornea.
Su primera obra representada, Lo que
ocurri despus que Nora abandonase a su
marido o Pilares de las sociedades (Was geschah, nachdem Nora ihren Mann verlassen
hatte oder Sttzen der Gessellschaften) se
estren en la Vereinigte Bhnen de Graz
durante el otoo de Estiria de 1979. En ella,
exactamente cien aos despus de dar su
famoso portazo, la Nora de Ibsen vuelve a
, n. 33. 2008
La dramaturga
de la innovacin posdramtica
Pero las obras dramticas de Jelinek empiezan a espesarse. A la falta de accin y de
caracteres pronto se suma la disolucin del
dilogo en un continuo de grandes tiradas
yuxtapuestas, lo que ella llama planos de lenguaje (Sprachflchen). En ocasiones, sus textos para la escena no se diferencian en nada
ya no de un monlogo que an guardase cierta tensin dramtica interna, sino de una
narracin o de un ensayo. El problema que
estos textos literarios plantean es evidente:
cmo representarlos. La ayuda que la autora
27
Su reconocimiento
definitivo como autor
teatral de culto vino con el
montaje que Einar Schleef
dirigi, en 1998, en el
Burgtheater de Viena,
de Una pieza deportiva
(Ein Sportstck).
28
ticos, fragmentos de pera, estampas histricas y vdeos de los labernticos subterrneos sobre los que se levanta el teatro.
El propio director intervena al final de la
obra leyendo el monlogo de Elfi-Electra
que la clausura. El resultado era una visin
casi wagneriana de la megalomana germnica y de los desastrosos efectos que suele
conllevar. El xito de esta produccin fue
confirmado con la designacin de Elfriede
Jelinek como poeta husped de honor
del Festival de Salzburgo de aquel ao.
Aparte de determinadas complicidades
con la personalidad de la autora, como fue
un pase de modelos de vestidos de alta costura, la celebracin comprendi una lectura ntegra de las satnicas 666 pginas de
Los hijos de los muertos, otra de fragmentos de sus escritores preferidos Georg
Trakl, Paul Celan, Mary Shelley, Sylvia Plath
o Werner Schwab y una emotiva pieza
escrita para la ocasin l, solo l (a, con
Robert Walser) (Er nichts als er, (zu, mit Robert Walser)) sobre el malogrado poeta
suizo, uno de sus autores ms admirados.
De su ltima produccin destacan, junto
con obras como No importa. Una pequea
triloga de la muerte (Macht Nichts. Eine
Kleine Trilogie des Todes, 2001) 6 y En los
Alpes (In den Alpen, 2002), sus Dramas de
princesas. La muerte y la doncella I-V (Prinzessinen Dramen: Der Tod und das Manchen
I-V) 7, que fueron estrenados en el Deutsches Schauspielhaus de Hamburgo (Partes
I a III) y en el Deutsches Theater de Berln (Partes IV y V) en 2002. Las tres primeras partes reinterpretan la historia de
Blancanieves, La bella durmiente y Rosamunda, protagonistas todas ellas de cuentos infantiles bien conocidos. El propsito
de Jelinek es doble: por un lado, escribir
una autobiografa soada (ella misma se ve
a veces como una de estas princesas) que
ningn hombre se hubiese atrevido a elaborar y, por otro, acercarse a estos personajes como si an estuviesen en estado
larvario, como si se tratase de mujeres en
proceso de formacin. Evidentemente, cada
una recibe su merecido: Blancanieves no
encuentra a los enanitos, pero s a un Cazador que acaba con su vida; un Prncipe
que se cree Dios le ensea a La bella durmiente lo que suele ocurrir entre un hom-
, n. 33. 2008
La ltima pieza de
Elfriede Jelinek de la que
tengo noticia es
en 2006.
29
30
, n. 33. 2008
La bestia negra
de la sociedad austraca
Sobre el papel, el palmars de Elfriede Jelinek no deja de ser impresionante. Antes
de recibir el Nobel en 2004, ya haba sido galardonada con los premios ms importantes
de la literatura alemana excepto el Premio Kleist, como ella misma indica con
cierta amargura. Pero a medida que su
obra obtiene el mayor reconocimiento artstico, su persona es objeto de toda una
serie de ataques que, debidamente orquestados por la prensa ms reaccionaria de su
pas, van ganando en ferocidad a medida
que pasan los aos. Las campaas sistemticas arrancan a partir de 1980 y se intensifican a tenor del estreno de algunas de sus
obras ms polticamente comprometidas,
como son Burgtheater. Sainete con canto
(Burgtheater. Posse mit Gesang, 1985), en la
que se denuncia la colaboracin con los
nazis de Attila Hrbiger y Paula Wessely,
dos monstruos sagrados de aquel teatro, o
Presidente Viento Nocturno. Un dramatculo muy libre segn Johann Nestroy (President Abendwind. Ein Dramolett, sehr frei
nach Johann Nestroy, 1992), que recuerda a
sus compatriotas la brillante hoja de servicios de su por entonces presidente Kurt
Waldheim, no solo secretario general de Naciones Unidas de 1972 a 1981, sino tambin
oficial de inteligencia de la Wehrmatch de
1942 a 1945. El Kronenzeitung, peridico
de extrema derecha, la acusa de porngrafa, comunista y de escupir en la
mano que le da de comer, adems de incluirla como cerda a abatir en su rbrica
de apertura de la temporada de caza. Las
cosas empeoran con la concesin del Pre-
mio Nobel en cuanto los ataques; hasta entonces limitados a las fronteras austracas, se
extienden ahora hasta Alemania, en donde
el prestigioso semanario Der Spiegel la trata
de comunista de cachemir o de perla
(schmuck) del mes, carioso cumplido que
ella traduce acertadamente por mierda del
mes. Y es que, como indica Sigrid Lffler,
se pone en marcha ese mecanismo de apropiamiento selectivo que es habitual en la literatura germnica y que consiste en hacer
propio lo que se considera acorde con el
canon de la gran literatura nacional, como
es el caso de autores como Thomas Bernhard o Peter Handke, mientras se relega al
rango de literatura regional (austraca)
todo lo que se sale de ese canon por su novedad o espritu provocador.
Pero es ah donde Jelinek no se deja engaar y expone una vez ms las miserias de
su condicin femenina. Acaso son Handke o Bernhard menos provocadores que
ella? No, lo que ocurre es que ellos son
hombres y que, por serlo, una sociedad patriarcal puede que critique el contenido de
sus escritos, pero siempre los reconocer
como grandes maestros de la literatura.
Cuando habla un hombre, mantiene un
discurso de autoridad. Lo que no ocurre
cuando quien lo hace es una mujer 12, se
lamenta la autora, para quien esta situacin,
esta falta de reconocimiento, se ha convertido en una verdadera obsesin.
Cuando habla un
hombre, mantiene un
discurso de autoridad.
Lo que no ocurre cuando
quien lo hace es una
mujer, se lamenta
la autora.
31
DARIO FO
EL NOBEL DE FO: POLMICA A LA ITALIANA
Cuando en 1997 la Academia sueca otorg el preciado galardn a Dario Fo, en Italia se desat una
autntica caza de brujas. Antonio Tabucchi resumi el delirante escenario en una frase: Me parece que
es la primera vez que un pas protesta por haber recibido el Nobel.
El espectculo fue bochornoso. Por un lado, el Vaticano, blanco siempre certero de la irona del autor en
sus Misterios bufos o en cualquier escrito o improvisacin, vivi como una autntica ofensa la decisin
sueca de premiar a un bufn. No hubieran podido darle a Fo una alegra mayor, al resaltar precisamente
la faceta de su trabajo que ms ha reivindicado: bufn, juglar, cmico, teatrero Los que para algunos,
escandalizados e iracundos, son casi insultos, para Dario Fo son los mejores piropos y reconocimientos
a sus tantos aos de investigacin, rigurosa y apasionada, de la cultura popular, no solo italiana.
Carla Matteini
32
, n. 33. 2008
y obsoleta.
teatro, pero tambin por muy pocos pensadores, como los grandes Umberto Eco y
el filsofo Gianni Vattimo. Voces escasas,
pero sonoras y autorizadas.
Un fragmento que no tiene desperdicio
aparecido en el diario Osservatore Romano,
del Vaticano, deca: Fo es el sexto italiano
que recibe el Nobel de Literatura despus de
Carducci, Deledda, Pirandello, Quasimodo y Montale. Despus de tantos genios, un
bufn. Mucho ms lacnico, cosa inslita
33
Lo ha aprovechado sin
pudor alguno, sumndose
con ms autoridad e
indignacin que nunca a
protestas y denuncias.
34
efervescencia del momento, sin duda emocionado. Pero los que, por otro lado, han
querido ver en el galardn la captacin de
Fo por parte de la burguesa culta y biempensante, o el hasto posmoderno del viejo
revolucionario que permuta su disconformidad por reconocimientos, estaban del
todo equivocados. Han pasado los suficientes aos, Fo ha seguido escribiendo, actuando y pronuncindose justo en direccin
contraria a ciertos auspicios malvolos,
como luego veremos. Hasta le criticaron el
uso del frac; l, que se lo ha puesto tantas
veces en escena, disfrazado, s, pero qu es
eso para un cmico? Despus de todo, una
ceremonia como la del Nobel tambin tiene
su valor de representacin simblica.
, n. 33. 2008
35
36
La escritura de la memoria
Fo sigue actuando, sobre todo solo en
escena, con sus monlogos. Tal vez pueda
echarse de menos algo de su famosa energa y agilidad de juglar, que improvisa en
escena con aparente facilidad, fruto de aos
y aos de estudio, conocimiento de la tradicin oral y un inmenso talento. Pero si
los aos le pesan, no lo parece, y est claro
que no quiere abandonar del todo las bambalinas, aunque espacie sus actuaciones y
reduzca un poco su vigor mmico.
Entre trabajo poltico, manifiestos de denuncia y el montaje y representacin de sus
ltimos textos teatrales, Fo ha escrito varios
libros. No son obras dramticas, sino reflexiones sobre su vida, sus experiencias, sus
nostalgias. Cosas de la edad? Puede ser, y
el resultado son dos tipos de libros que no
haba escrito hasta ahora, y que nos dejan
testimonios emocionantes y sinceros sobre
una vida tan larga y plena.
Por el camino de la memoria transita en
2002 Il paese dei mezzarat, editado en nuestro pas con el ttulo El pas de los cuentacuentos. Por primera vez rene sus recuerdos
de una infancia libre y feliz en su pequeo
pueblo junto al lago Maggiore, y los colorea
con personajes deliciosos, padres, abuelos,
amigos de correras Fo es un nio feliz y
travieso con una vida algo salvaje entre el
lago y las colinas, y entre los muchos personajes brillan en especial los fabuladores del
lago, cuentacuentos que recorran los pueblos narrando historias antiguas de la tradicin oral. Fo reconoce haber aprendido de
ellos muchos de sus recursos, y sobre todo
, n. 33. 2008
37
De aqu y de all
Seleccin de Miguel Signes
El teatro y su doble.
(1938) ANTONIN ARTAUD. (INSTITUTO DEL LIBRO. LA HABANA, CUBA. 1969).
38
, n. 33. 2008
Thomas Bernhard, Tchekhov, Molire, Sfocles o Eurpides, una concepcin renovada de la escena como lugar de
experimentacin de las formas, Tg STAN propone un arte
del actor profundamente transformado, del que se puede
preguntar al final si no es l tambin postdramtico, tal
como lo defini Hans-Thies Lehmann, o al menos con algunos de sus caracteres. Analizando los espectculos de
Tg STAN, se descubren similitudes con la esttica de las
compaas de los ltimos veinte aos reunidas por Lehmann bajo el nombre de teatro postdramtico.
En ausencia del director de escena, se puede decir de
los actores de Tg STAN que ellos mismos se dirigen individualmente. Se puede entonces hablar de una auto puesta en escena, que difiere de la puesta en escena colectiva
puesto que cada uno elabora para s y motu proprio la
puesta en escena de su persona.
Rencontres avec Ariane Mnouchkine.
DENIS BABLET, EN TRAVAIL THTRAL. !8-19, ENERO-JUNIO, 1975
D. B. De todas formas, el nuevo espectculo (La edad de
oro) del Teatro del Sol no ser un espectculo con principio, progresin y desenlace?
A. M. No.
D. B. Cmo un puzle?
A. M. Si quieres verlo as. Como relatos, cuentos y leyendas. Relatos del siglo XX.
D. B. El ttulo ser La edad de oro o la comedia de este
tiempo?
A. M. Por el momento s: La Edad de oro, pero no La comedia de este tiempo, que es demasiado pretencioso. No
estamos contentos de los subttulos que hemos encontrado y seguimos buscando.
D. B. El espectculo est concebido a partir de un cierto nmero de formas de creacin. Voy a ponerte algunas cuestiones que te parecern sin duda idiotas, pero
que son importantes. Por qu permanecer fiel a la improvisacin para hacer un teatro que trate de la realidad contempornea?
A. M. Efectivamente, cuestin idiota. (Risas.) Dame el
medio de hacerlo de otro modo.
D. B. Por qu no recurrir a un autor?
A. M. T me sacas de quicio.
, n. 33. 2008
39
de Aitzpea Goenaga
En cuanto recib la propuesta de escribir este artculo, empec a dudar sobre cul de mis
ltimas obras deba desnudar y
poner sobre la mesa (en este caso,
papel). Si decida relatar el proceso de bsqueda, encuentro y
confeccin de Sancha, tendra
que contar que, por azar, supe
que en el siglo XI, en el reino de
Navarra, existi una mujer obispo dentro de la Iglesia catlica. Esta pequea informacin pic mi curiosidad e hizo
que me sumergiera en un apasionante viaje a la Edad Media.
En realidad, fue algo muy personal y muy ntimo, donde
aprend y disfrut, ya que la historia me daba permiso para
crear mi propia historia. Pero para ello necesitaba una
base real, y pas, a semejanza de un monje, interminables
horas en bibliotecas buscando en libros, archivos, estudios
y documentos. Aprend toda la serie de vnculos y lazos familiares que unan a los miembros del reino de Navarra
con el resto de los reinos con los que conviva. Contact
con universidades e historiadores. Despus de carpetas y carpetas de documentacin, disfrut poniendo en movimiento e imaginndome la vida cotidiana de las personas en ese
entorno; el da a da, con sus problemas, sus afectos, su dureza, sus relaciones, sus luchas y su exquisitez. Le novelas
basadas en este perodo. Tambin tuve que zambullirme
en los fundamentos y organizacin que rodea a la Iglesia.
Por suerte, tuve increbles charlas con un gran amigo jesuita que me fue aleccionando sobre los apasionantes cambios sufridos por la religin catlica, tanto en sus creencias
como en sus liturgias, durante aquel perodo en que la Iglesia acumul grandes fortunas por las donaciones de los fieles temerosos del Apocalipsis, que presagiaban iba a
producirse con el cambio de milenio y la llegada del ao
1000. Y supe que uno de los muchos motivos por los que
Roma decidi introducir la doctrina agustiniana, era de carcter muy prctico; la jerarqua eclesistica vea con preocupacin cmo todas aquellas riquezas se iban perdiendo
por las dotes que los monjes entregaban a sus hijos, cuando el celibato no haba asomado an a los monasterios.
Adems, el Camino de Santiago empezaba a tomar fuerza.
Y las luchas eran continuas. En esta poca convulsa y apa-
40
sionante aparece una mujer, Sancha, hermana del rey Sancho Ramrez, que llega a ser obispo de Pamplona y del Monasterio de Monjardn. Hace mil aos una mujer obispo!
Era una historia perfecta para contar con la distancia que
dan los aos; un problema muy actual, la relacin entre el
poder, la Iglesia y la mujer. Pero necesitaba algo ms, y ah
es cuando otra vez el azar me llev a descubrir un pequeo libro annimo, La Garcineida. Aqu se relata el desencuentro del narrador (o narradora) con el papa Urbano II.
Despus de devorarlo, hice una segunda lectura pensando que podra haberlo escrito Sancha Garca Ramrez. Y
todos los datos que hasta entonces haba ido acumulando
de repente encajaron perfectamente. En ese momento estall y cuaj Sancha.
Mi cabeza segua anclada en ese fascinante mundo de la
Edad Media cuando tuve que volver al mundo actual, ya que
recib un encargo. Asusta la palabra, pero existe algo inquietante y hermoso en los retos. La propuesta consista en
escribir una obra de teatro sobre la poltica. Pero poltica
de partidos en el Pas Vasco. Horror! Y adems deba tener
una visin que no ofendiera, solo humor blanco; y ningn
personaje (partido) poda recibir crtica alguna por muy
amable que fuera. Intent convencer al productor de que
anulando esa premisa no habra conflictos para fraguar la
obra, y que la base de la funcin tena que ser el poder rernos de nosotros mismos. Pero me encontr con la cerrada
oposicin del productor; su idea era mostrar la parte humana del poltico, lo que hace de puertas para dentro. No
perda la esperanza de poder conquistar peldao a peldao mi idea de una obra cida y sin filtros. El reto pintaba
difcil, aunque, por fortuna, el ambiente social, despus de
la presin vivida durante el aznarismo, ahora estaba mucho
ms relajado y exista un aire de esperanza producido por
la tregua que permita cerrar los paraguas.
Me apasiona la poltica y no dud en zambullirme en este
nuevo pozo.
Despus de una larga charla sobre objetivos y tono de
la obra, el productor lo tena claro: haba concertado una
cita con diversos representantes de la poltica activa e incluso algn peso pesado de la poltica vasca ya retirado.
En mi cuaderno escrib una larga lista de preguntas. La
primera era cmo entraron en la poltica, y qu les empuj
a ello. Tambin les quera preguntar a todos cul haba sido
, n. 33. 2008
Cuaderno
de bitcora
, n. 33. 2008
41
Cuaderno
de bitcora
empatizara con estas mujeres, que se emocionara, y entonces empezara a entenderlas. Empezaran a entender el motor
que las ata a ese infierno: el amor, o entenderan las cadenas
que las sujetan: la anulacin, el aislamiento, la soledad, el
miedo Trabajamos con una coregrafa para que las palabras, aunque estuvieran en el espectculo, se expresaran a
travs de la danza y se pudiera prescindir de ellas. Emma,
con sus 25 cicatrices, tuvo el arrojo y la valenta de expresar
cmo una persona enamorada sigue los pasos de su amado,
y cmo la primera salida de tono o el primer golpe sorprenden pero se entienden como un suceso aislado que es
mejor olvidar, y cmo se va aislando de su entorno, para al
final soportar todo tipo de humillaciones. Hicimos tambin
un audiovisual con mujeres maltratadas, que generosamente nos iban contando sus vivencias, pero sin ningn detalle
morboso sobre la violencia, sin titulares; solo cmo reciban emocionalmente los insultos, las palizas, las violaciones
42
(Suspiro.)
Aqu estoy, tumbada en este fro suelo, y desde aqu me gustara
preguntarle: Qu, por fin has conseguido lo que queras,
no? Te encuentras mejor?. No. No ha logrado nada.
Y seguro que para escupir su rabia, su impotencia, su ira,
ya estar buscando otro saco al que golpear.
Pero, por fortuna, cada vez le ser ms difcil dar esos golpes.
El entorno no se callar. No. La gente se le enfrentar. Los
hijos se irn de su lado. Los amigos le darn la espalda. Y
tendr que aprender a vivir con algo que quiso borrar: respeto.
, n. 33. 2008
Libro recomendado
Conversations
with Pinter
DE MEL GUSSOW
Una de las alegras de la escritura que tenemos an, siempre ah, es que cuando la cosa
avanza de veras, acabas sorprendindote a ti
mismo (Harold Pinter)
Uno no puede luchar para convertirse en
un Gran Escritor (Harold Pinter)
, n. 33. 2008
de
Mel Gussow
Traduccin al francs
Isabelle D. Philippe
Editorial (ingls)
43
Libro recomendado
44
, n. 33. 2008
Libro recomendado
se llama cameo. Hay cortes importantes, especialmente en el tercer acto, pero el guin
es del propio Pinter, que conste.
La produccin flmica de The Homecoming es ya de Peter Hall, que ha sido para
Pinter ese director que todo dramaturgo necesita y que en Espaa no solo es raro, es
que no existe, porque los directores aqu,
entre nosotros, bastante tienen con el esfuerzo de haber triunfado siquiera efmeramente en una corte municipal, autonmica
o del Estado, como para encima tener que
ocuparse de la creacin contempornea, por
favor. Peter Hall entendi pronto a Pinter
y lo impuso, como lo impuso un grupo social que podramos denominar clase media
ilustrada, que tampoco abunda en nuestro
pas, y que en cualquier caso en este pas
nuestro no va al teatro, porque este grupo
ha sido expulsado del teatro. Cierro este
segunda parntesis y recomiendo al lector,
especialmente si es actor o director de escena, aunque tambin si es dramaturgo, la
visin de The Homecoming, pieza feroz y
hasta humorstica dirigida por Peter Hall
en 1973, con un reparto en el que sobresale todo el mundo (son pocos, despus de
todo), pero en el que habra que sealar al
menos a Vivien Merchant, que en ese momento era esposa de Harold Pinter, y habitual defensora de papeles de obras suyas.
Vivien morira nueve aos despus. Ahora
ya estamos ante una peli en color. Se puede
pedir por Internet, est dentro un quntuple pack (The American Film Theater) que
incluye adems A Delicate Balance (Albee),
The Man in the Glass Booth (Robert Shaw),
In Celebration (David Sotrey) y Three Sisters (Chjov). Tambin hay un pack de 14,
de mucho ms amplio contenido, y que
puede traer mejor cuenta.
Ahora bien, me tengo que conformar y
no ver ese otro film que contiene una de las
joyas de Pinter, una joya que yo supongo
que es joya, pero que en rigor desconozco.
Se trata de No Mans Land, que protagonizaron John Gielgud y Ralph Richardson en
una produccin televisiva de 1978. Tampoco veo Betrayal, de 1983, dirigida por
David Hugh Jones, con Jeremy Irons, Ben
Kingsley y Patricia Hodge. Pero he tenido
la suerte de ver el ao pasado en teatro la
versin espaola, Traicin, dirigida por Juan
, n. 33. 2008
Pastor en La Guindalera, con Mara Pastor, Ral Fernndez, Alex Tormo y Andrs
Rus. Algn da caer en mis manos Basements, doble film de Robert Atlman para televisin, de 1987, que incluye The Dumb
Waiter (con John Travolta y Tom Conti) y
The Room (La habitacin, con Linda Hunt
y Donald Pleasence entre otros). En fin,
creo que debo detener ya esta especie de
carta pinteriana a los reyes magos.
Escasez
Atengmonos al Pinter que tenemos
ahora. Cada vez menos, hasta que lleg el
Premio Nobel en 2005. En un momento
dado se hablaba mucho de Pinter; hace
unos veinte aos Primer Acto le dedicaba
uno de sus cuadernillos, el nombre de Pinter serva de portabandeira o de ttem con
no poco tab para un maestro dramaturgo de mucha influencia, hasta el punto de
que se han escrito algunas obras pinterianas bastante importantes en nuestro pas
en los ltimos diez o quince aos. Lo de
pinteriano habra que definirlo, cuestionarlo, pensrselo. Acptemelo tal cual, por
favor. Ya veremos.
45
Libro recomendado
46
, n. 33. 2008
Libro recomendado
de escena Peter Hall, que ha montado Pinter ms que cualquiera: en l las palabras
son armas que los personajes utilizan para
desestabilizarse o destruirse unos a otros y,
defensivamente, para disimular sus sentimientos. Sus piezas, incluida, desde luego,
la ltima, Moonlight 5, son ilustrativas de
una de las expresiones cockney favoritas de
Pinter, taking the piss, lo que significa burlarse, cachondearse de los dems con un
respeto aparente, de modo que no se dan
cuenta de nada6. Gussow considera que
el inters poltico de las obras de Pinter ya
era acusado en sus orgenes, desde The
Birthday Party. Pero en los ltimos tiempos,
sencillamente, Pinter le ha permitido cumplir progresivamente un papel ms importante en su existencia y en su obra. Tiene
mucha gracia cierta irona de Gussow:
Desde que declar que sus piezas hablaban de la gardua detrs del armario de los
licores y luego vio esa expresin grabada
Diciembre de 1971
Old Times pone en escena unos reencuentros entre viejos amigos: una pareja casada de cierta
edad, Deely y Kate, y Anna, que comparti piso con Kate veinte aos antes. Mientras discuten y se defienden a golpe de recuerdos, el pasado se refracta. Qu sucedi realmente hace veinte aos? Y qu es lo
que sucede en escena? Conoci Deely a Anna antes y, si es as, hasta qu punto? Mantenan Anna y Kate
una relacin homosexual? Ante la ausencia de explicacin y de control por parte del autor, las interpretaciones de unos y otros empezaron muy pronto a cubrir la pieza. Acosado a preguntas, Peter Hall tom parte
en ese juego de adivinanzas, si bien dej claro que se trataba de su opinin personal: No es una funcin
sobre lesbianas. En eso soy categrico. Es una funcin sobre la sexualidad, y la clave de la funcin es la
frase siguiente: Normal, pero quin es normal?.
GUSSOW.
[]
Lo que me interesa de veras es el carcter brumoso del pasado. Hay un pasaje en la funcin en el que
Deeley le dice a a la amiga que se conocieron en aquel pub veinte aos antes. Pues bien, el hecho es
que eso puede ser cierto, como tambin puede no serlo. Si echamos mano de nuestra memoria, no hay certeza de que nos acordemos de a quin hemos conocido veinte aos antes. Ni en qu circunstancias.
PINTER.
G. Anna pronuncia una de las frases clave de la funcin: Hay cosas de las que uno se acuerda aunque
acaso no hayan sucedido nunca. Esencialmente, eso es de lo que usted trata
P.
Exactamente.
Claro, pero lo que pasar es que, como en el caso de The Homecoming, el pblico va a empezar a jugar
a las adivinanzas: se conocieron? Se acostaron juntos?
G.
P.
[]
P.
A menudo me han acusado de frialdad, incluso de malevolencia hacia mis personajes. (Una pausa.)
G.
, n. 33. 2008
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Libro recomendado
En mi opinin, no tiene fundamento. Mi mayor inters es verlos con la mayor claridad posible, sin esa
especie de impostura que es el sentimentalismo. Eso es lo que me ha interesado siempre. Es tan fcil caer
en la sensiblera a propsito de uno mismo, de sus personajes y de todo. Aunque a veces he sido algo duro
con mis personajes. Y hoy comprendo que tengo dentro de m, o eso espero, la facultad de permanecer
riguroso y realista, fiel a lo que est de veras sucediendo con esos seres, pero ya no soy tan duro. En Tea
Party, obra que usted citaba hace un momento, el personaje central, Disson, las pasa moradas. Lo cre
para derribarlo. Est destruido ya desde el principio. No me gusta la pieza por esa razn. Desde que entra
en escena, es un hombre marcado.
P.
G.
Pienso que Goldberg y McCann, de The Birthday Party, son una pareja maligna. Pero siento gran afecto
por ellos. [] No veo nada heroico en ellas [en mis piezas]. Pero creo que algunos personajes demuestran
mucho valor y poseen bastante fuerza frente a la vida. Davies, por ejemplo. Los tres personajes de The
Caretaker, creo yo.
P.
[]
G.
Se lo iba a decir. La verdad es que no me preocupa. Que les guste o no les guste lo que haces, eso no
es lo que importa. Eso no me interesa. Por el contrario, a veces me ha interesado tal o cual cosa que se
dijo aqu o all, y eso poda venir de una crtica mala lo mismo que de una buena. [] Escribo para la escena, para que los actores interpreten. Pero eso viene en segundo lugar. Lo primero son los personajes. Si el
personaje posee una vida propia y plena, eso es un buen papel para un actor.
P.
G.
P. No lo pienso en el momento de escribir. Las ganas me entran despus. Siempre he querido medirme con
Lenny en The Homecoming, y eso es algo que me ha producido placer. Interpret Goldberg. En aquel tiempo yo era algo joven para eso. Interpret Mick7 en Londres, durante unas cinco semanas. Sustitu a Alan
Bates en medio de las representaciones. Esos son los tres que realmente llegu a interpretar. Todos son
unos Qu es lo que son?
G.
Manipuladores?
P. S. Cuando yo estaba en una compaa teatral municipal, hace aos, siempre haca los papeles de mala
catadura. Mi preferido era un tipo del MI5, bigotudo y vestido de manera impecable.
[]
P. A veces lamento de manera desesperada no poder escribir como otro, no poder ser ese otro. Nadie en
particular. Si tan solo pudiera tomar la pluma y expresarme de pronto de una manera totalmente distinta
Sera maravilloso descubrir que soy alguien distinto. A veces tengo esa sensacin, al despertarme en compaa de m mismo todas las maanas. Uno es prisionero de s mismo toda la vida! Me aburro conmigo, y
muy a menudo estoy harto de m. La atmsfera que me rodea es siempre la que yo cre al moverme. Si yo
fuera otro, creara probablemente una atmsfera distinta. He de confesar que tambin tiendo a veces a no
poder seguir siendo ese tipo que se llama Harold Pinter. Eso independientemente del cansancio de ser yo
Siempre tengo a ese Harold Pinter a la espalda!
G.
P.
[]
Hay tres polos en la vida que me interesan, o eso creo. Me siento muy, muy prximo a mi familia.
Protegemos nuestra intimidad; eso est bien. Y, desde luego, me causa un gran placer trabajar para el teatro, y tambin para el cine. Adems, el crquet. [] Soy bebedor. Me gusta beber scotch, vino, etc. Y no
creo ser nada extraordinario, no creo tener nada de espcimen raro de la humanidad si reconozco que me
gusta el sexo y que tambin me gusta pensar en el sexo. [] Leo mucha poesa.
P.
[]
Lo que me interesa es la emocin contenida, experimentada muy, muy profundamente. [] Uno no puede
luchar para convertirse en un Gran Escritor
P.
[]
G.
7 The caretaker. Alan Bates tambin interpretaba el papel de Mick en la versin televisiva de Clive Donner (ver ms arriba).
48
, n. 33. 2008
Libro recomendado
P. Una o dos de mis primeras experiencias con directores de escena teatrales fueron muy, muy difciles, por
no decir imposibles. Encontr a los directores de escena a la defensiva, hasta el punto de que mi presencia en
el teatro era para ellos una molestia. Poco menos que tena que levantar el dedo para tener derecho a hablar.
Y hasta me encontr en la situacin, todava peor, de tener que evitarlos para encontrarme con los actores y
hablar en secreto con ellos. Y la primera vez que trabaj con Peter Hall, de entrada me invit a codirigir la funcin con l. Era The Collection. Estableci inmediatamente una atmsfera de sinceridad total, de franqueza,
en todos los sentidos. Est completamente desprovisto de cualquier tipo de resistencia o de incertidumbre en
su trabajo. Por eso permite a todos los que trabajan con l a los actores, y desde luego al autor que
digan lo que tengan que decir, que aporten su contribucin y que muestren abiertamente sus desacuerdos. No
se molesta nunca si le demuestran que estaba equivocado. Yo tampoco, por otra parte. Este ambiente que
sabe crear es de una importancia fundamental para una autntica prctica del trabajo teatral.
[]
G.
Cmo elige usted sus pelculas? O son ellas las que le eligen a usted?
P.
Me las proponen.
No logro verlo tranquilamente sentado leyendo The Servant o Accident, ni siquiera The Go-between y
diciendo de repente: Tengo que hacer esta pelcula cueste lo que cueste.
G.
P. Fue siempre Joe Losey el que me dio a leer esos libros. Pero, naturalmente, me han propuesto hacer
muchas otras cosas, y las he rechazado. Esas pelculas son ocasiones bastante raras. Las eleg porque
pensaba que haba ah un destello.
No ser que las pelculas le permiten escapar de un cierto aspecto de usted mismo? Las atmsferas son
diferentes de las de sus piezas, no?
G.
P.
Accident y The Go-between tratan del tiempo, como sus dos ltimas piezas. Hay tal vez una relacin? El
pasado tiene ms posibilidad de convertirse en una preocupacin artstica?
G.
P.
G.
Es la edad?
Tal vez, tal vez. Es verdad que siento cada vez ms que el pasado no es pasado, que nunca fue pasado.
Es presente.
P.
G.
Y qu es el futuro?
P. S que el futuro ser simplemente igual. No terminar nunca. Todos esos estados los lleva uno en s
mismo hasta el final.
G.
P. Pero esos cometidos anteriores estn vivos y presentes. El nico momento en el que se puede decir de
m que vivo en el presente es cuando me entrego a una actividad deportiva. Ah s que olvido de verdad.
[]
G. En mi opinin, no solo en las entrevistas, sino en la conversacin, y debido a lo que usted es, la gente
espera de usted que diga cosas memorables. Debe de ser una coaccin terrible!
P. Absolutamente. No veo por qu todo lo que digo tiene que ser en modo alguno interesante. Es el problema de siempre: puesto que eres escritor, se supone que eres una especie de profeta. Y, desde luego, yo no
lo soy.
G.
P. Sin ninguna duda. Por ejemplo, encuentro totalmente ilegibles las teoras del arte dramtico y ese tipo
de cosas.
G.
Una pieza tiene que hablar por s misma. He escrito a directores de escena, cartas muy concretas, creo
yo, no tericas, sobre cmo hacerlo. En especial cuando no puedo estar all. [] Por lo dems, ayudar a la
gente a comprender no me interesa.
P.
Sin embargo, la comunicacin cuenta mucho para usted. Usted desea que la gente se conmueva con ese
trabajo suyo.
G.
Pero eso solo puede suceder con el trabajo mismo. [] Tengo sentimientos muy mezclados en relacin
con los pblicos. Adoro a algunos de ellos. Desgraciadamente, como actor desarroll realmente una hostilidad hacia el pblico en general. Puede parecer infantil, pero tiendo a considerar al pblico como enemigo.
Dicho de otro modo, es culpable hasta que no pruebe su inocencia! Lo que se le pide es un simple acto de
concentracin, y a eso parece raras veces dispuesto. La mitad del tiempo me pregunto qu hacen all, por
P.
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Libro recomendado
qu la gente se toma la molestia de ir al teatro. No estoy nada convencido de que la mayor parte de un
pblico determinado est realmente interesado por el teatro. Pero cuando soy yo el que se encuentra entre
el pblico, le compadezco por tener que soportar los terribles acontecimientos que suceden en escena. A
veces, en nuestro mutuo sufrimiento, me siento horriblemente cerca de ellos.
[]
G. Cul es su opinin del teatro de director de escena, en el que el director, mucho ms que el autor, fija su
impronta en el trabajo dramtico? Le choca esto en tanto que autor? Una ha de tener un autor?
P. Todo lo que puedo decirle es mi gusto personal. Tiendo a decir: s, una funcin ha de tener un autor. Me
explico, soy una personal bastante tradicional. Lo que me interesa en el teatro, en primer lugar, es una
pieza escrita por un autor y, desde luego, llevada a un cierto grado de perfeccin. Y, como director de escena, yo mismo es a eso a lo que soy sensible. El teatro de grupo que he visto, la creacin colectiva, me interesa muy, muy raras veces Admiro de todas maneras cierta compaa inglesa, el Freehold, y aqu [En
Estados Unidos] el Open Theatre. Pero lo que aborrezco de veras es el tipo de manifestacin en el que se
salta sobre el pblico, el gran eructo unnime de un grupo de gente que no se siente bien en su interior.
Considero eso enormemente aburrido y estpido. Por qu no se limitan a quedarse entre ellos mismos?
Esas cosas son ni ms ni menos que una forma de manifestacin, de gesticulacin, de mascarada, bajo la
careta de la solidaridad, de un intento de gran declaracin, algo en lo que nunca cre y que siempre me
parece una grosera generalizacin. [] En muchas ocasiones pienso que los actores son vctimas de una
grave ilusin: la que consiste en creer que ellos mismos, en tanto que personas, tienen algo que darle a los
dems, que pueden instruir, que pueden educar a otras personas, que estn en situacin de ayudar o de
aclarar, lo que a mi juicio es una posicin bastante equvoca. [] Es evidente que esa actitud implica una
forma de arrogancia.
Octubre de 1989
P. Mi trabajo de antes creo que estaba lleno de gracias y de bromas, pero me parece que la distincin que
yo hara entre las piezas de entonces y las piezas de ahora es que me temo que para m la broma se ha terminado. Ya no comprendo la broma, y ya no s divertirme. As que me encuentro escribiendo piezas cada
vez ms breves, que tambin son cada vez ms duras y ms abiertamente despojadas.
A Simon Gray parece que le encanta escribir sobre usted. En uno de sus artculos dice: A Harold le gusta
la risa en el teatro, sobre todo cuando la provocan sus propias piezas. El respecto reverencial con el que a
veces se acoge a stas, especialmente en los trabajos tan laboriosos de los departamentos de ingls y de
las revistas literarias, debe de ser exasperante para l. Le exaspera, entonces, el respeto reverencial que
se manifiesta hacia su obra?
G.
P. En la medida en que llego a detectarlo, s, me exaspera. Comet un tremendo error de joven, y nunca me
recuper de l. Puse en mi primera pieza las palabras una pausa. (Risas.) Estoy de veras convencido de
que fue un error fatal, porque la mayor parte de las veces la gente lee e interpreta mis piezas interesndose, obsesionndose por esa famosa pausa. Para m, era tan solo un corte natural en la representacin,
hasta una respiracin, podra decirse. (Una pausa.) Pero se convirti en algo digamos metafsico.
[]
P. Acaso el teatro influye en este mundo en el que vivimos? La respuesta tendra que ser: muy poquito. Pero
ese poquito ya es algo, y respeto el poder de la correspondencia entre teatro y pblico. Quiero dejar claro
que siempre detest las piezas de propaganda. Me he salido de un montn de funciones as! Pero a pesar
de todo tengo la impresin de que en alguna parte un tipo de trabajo que no siga en su estricto sentido el
procedimiento narrativo del arte dramtico tiene un cometido que cumplir. Ese cometido seguimos sin
encontrarlo, y yo trato de encontrarlo.
Estara usted dispuesto algn da a escribir de manera ms directa sobre una situacin poltica, por
ejemplo, escribir una pieza sobre Nicaragua?
G.
No. Mi actuacin con respecto a Nicaragua consiste en multiplicar los discursos y en redactar buen nmero de artculos sobre ese pas. Como usted sabe, soy presidente del fondo de apoyo britnico a Nicaragua
de los escritores, y grito lo ms fuerte que puedo. Esa es mi actuacin, y as es como entiendo mi cometido de ciudadano tanto en mi pas como en el mundo. Pienso que escribir una pieza determinada sobre tal
situacin no es una cosa que vaya conmigo.
P.
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Libro recomendado
CUADRO I
TEXTOS DE PINTER PUBLICADOS EN ESPAA
n. 29-30. 1961.
Barcelona. 1992.
SKETCHES
Monologue (1972).
Last to Go (1959).
Interview (1959).
Applicant (1959).
Night (1969).
Precisely (1983).
Celebration (1999).
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reseas
Teatro:
La habitacin de Fernando Alguacil
El ascensor de Salvador Enrquez
Selena de Jos Ignacio Morenodvila
Pilar Jdar
Teatro: La habitacin,
El ascensor, Selena
de
Fernando Alguacil,
Salvador Enrquez,
Jos Ignacio
Morenodvila Angulo
Editorial
Asociacin Cultural
Corral del Carbn,
Granada, 2007
52
accin que requiere un tiempo, porque Javier evita salir con sus amigos por estudiar,
por leer; pero tambin requiere un espacio,
que es lo que Javier reivindica y necesita,
porque tiene que compartirlo con su madre
y su hermana, mientras estas realizan las tareas domsticas. Sorprende que a un chico
de una familia humilde de los sesenta se le
haya permitido estudiar en lugar de trabajar. A Javier se le ha dado la oportunidad de
estudiar con la esperanza de que ejerciera,
en un futuro, alguna profesin productiva;
sin embargo, l ha descubierto la satisfaccin individual que produce la actividad intelectual: Lo primero el comer, el vivir, el
cuerpo. Y el alma, que la parta un rayo!
Los gustos no cuentan, la satisfaccin de
haber conseguido hacer lo que uno quiere,
tampoco. Javier se encuentra con la oposicin de sus amigos, Jorge y Manolo, y de
su padre, Salvador; de ah su extrema
reaccin: Que produzca, que produzca!
No me decs otra cosa, hablas como ellos.
Pero Dios permitir que un da venga y os
diga: Tened, tened dinero, y un coche, y
una casa, todo, todo lo he ganado con esa
inutilidad que es la filosofa, el teatro la!
(Se echa a llorar y sale de escena.). Este rechazo social a la improductividad de una
vida dedicada a las letras es tan actual como
la problemtica de la bsqueda de una vivienda adecuada, que sera el tema central
de esta obra.
La situacin de la necesidad de espacio
se hace evidente con la boda de Trini y Manolo: uno ms, por tanto, viviendo en la habitacin. Parece que todo est a su favor
para que les concedan una nueva vivienda;
no obstante, la habitacin seguir adherida
a ellos como un lastre que les impedir
avanzar: Haremos otra solicitud, pero algo
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reseas
me dice que estamos ligados estrechamente a la habitacin.
Del mismo modo, El ascensor habla de
esta desesperanza cclica. El protagonista
cambia su traje y su profesin, asciende de
ascensorista a director, pero vemos que su
vida seguir transcurriendo en ese metro
cuadrado que sube y baja eternamente.
Durante una noche en la que, accidentalmente, un grupo de personas se han quedado encerradas en unos grandes almacenes,
el Ascensorista juega a ser el Director, animado por un par de jvenes que pretenden,
as, aprovechar esa noche haciendo lo que
normalmente no se debe hacer. Pero esta
ficcin acaba suplantando a la realidad y el
Ascensorista se reincorpora a su trabajo por
la maana, una vez abiertas las puertas, convertido en Director.
El espacio que se crea con el encierro es
de la misma naturaleza que el espacio escnico: los personajes se encuentran en un lugar
cerrado, neutro, vaco de significado porque unos grandes almacenes cerrados no significan nada. Esto es percibido as por el
personaje de Un Joven; grita: Vamos a empezar la gran comedia!, cuando comienza
a disfrazar al Ascensorista de Director. De
la misma forma, la joven nombra y crea este
espacio de interpretacin: Hoy vamos a
soar, vamos a intentar ser felices, vamos
a poner en marcha la mquina de lo imposible. El nuevo Director acude a ofrecer explicaciones al resto de los personajes all
encerrados y estos se quejan de la situacin
ante este personaje que parece ser el responsable del accidente.
La situacin del encierro es un espacio
vaco que se encuentra a la espera de que lo
llenen los personajes con sus acciones, que,
ya teatralizadas, adquirirn un significado
absoluto. Por ello, los personajes exageran
la situacin: Una Joven: No se da cuenta
de que el tiempo no pasa, sino que vuela y
nos hacemos viejos en unas horas [] Por
eso hay que pedir para hoy lo de maana,
por eso hay que exigir. Las palabras pronunciadas en ese lugar atemporal y sin funcin alguna adquieren una dimensin
exagerada respecto de la situacin real de
un accidente transitorio. Igualmente, la descontextualizacin de las palabras del Ascensorista provocan irona cuando proclama:
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Si en lugar de ser pocos, y encima desunidos, furamos muchos y de comn acuerdo, hasta seramos capaces de echar abajo
esas puertas que nos obsesionan!.
El Ascensorista actuando de Director,
el papel dentro del papel, pone en evidencia
la verdadera personalidad de los encerrados, quienes se pueden identificar con arquetipos sociales: los jvenes impacientes,
el ejecutivo agresivo, el trabajador resignado, los compradores compulsivos y la mujer,
esposa fiel.
Los personajes se sienten libres dentro
de ese universo ficticio desde el que pueden
mirar con distancia su vida. Paradjicamente,
estn encerrados, pero pueden observar de
forma crtica su vida real, que, de hecho, es
un autntico encierro. El encierro tambin
funciona como una catarsis para el Ascensorista, y as se lo revela a Una Mujer: Ascensorista: Usted, como otros muchos, se
siente a diario atada por la gente que la
rodea, por los convencionalismos familiares, por las costumbres anticuadas y represivas, por un mundo con el que no estn
de acuerdo pero que aceptan como mal
menor. En cambio, esta noche todo es
diferente! No se siente controlada, ni tiene
que poner la mesa, no va a fregar los platos,
no tiene que sonrer sin gana, no. Sin embargo, nuestro protagonista atisba el peligro
de sacar a la luz la verdad: Estamos entrando, inconscientemente, en nuestro propio cerebro y eso produce amargura;
conocerse bien llega a quitar la sonrisa,
puede hacer que perdamos el sueo.
Pero la desesperanza aparece de nuevo
cuando el intercambio de papeles entre Ascensorista y Director acaba siendo tan solo
aparente: ambos seguirn compartiendo ascensor: Ascensorista: [] pero yo me
he quedado solo con mis sueos de director. Hasta que otro da alguien, inadvertidamente, toque una palanca, bloquee
el ascensor, corte el fluido elctrico y el
mundo parezca diferente! [] aunque en
el fondo todo siga igual Si lo ponemos
patas arriba, vuelve a caer de pie, como
estaba!. Del mismo modo, el resto de los
personajes que, una vez han visto las puertas abiertas para permitir la entrada a los
primeros clientes de la maana, deciden
aprovechar el momento para hacer com-
53
reseas
pras, para ir a la cafetera o para volver a
su trabajo all mismo.
Se cierra el volumen con Selena y la promesa esperanzadora de una felicidad en un
pas blanco, fro, nuevo, simbolizado aqu
por Rusia. Selena es una obra cargada de
smbolos que se extraen de su lenguaje potico. Veamos, por ejemplo, la descripcin de
los elementos que componen el equipaje
de Basia: Basia: Ya est todo, no? Una
naranja y una campanilla. Un cinturn, una
brjula. Sellos usados, lquido para lentillas. Un peine para tallos de margaritas. Mi
equipaje est hecho. De este modo, intentar explicar lo percibido por las sugerencias poticas de este texto es traicionar
su intencin.
La accin se sita en un pas y un tiempo imaginarios: perodo de entreguerras
de la era atempornea. Al autor no le importa una localizacin geogrfica en concreto, sino ese contexto de incertidumbre
de entreguerras, que es un momento inestable, decadente pero tambin de esperanza. La esperanza est simbolizada por
Selena, la hija desaparecida del matrimonio formado por Clara y Vicente; la esperanza tambin es Rusia para su hijo, Sergio,
y su novia, Basia. Eso les dice Mari, la criada: Rusia es muy grande Enorme! []
Rusia es muy blanco, albtica! Ya la colorearis a besos.
Selena es representada como un fantasma
que preside la vida de este matrimonio en
permanente guerra, en cuya casa, dice Sergio, no se habla, especialmente los lunes, el
da en que Selena muri. Vicente y Clara
estn desesperanzados desde la muerte de
Selena, y Sergio y Basia deciden alejarse
de ese hogar para empezar su vida en Rusia,
la tierra prometida. El Coronel, el smbolo
de la guerra siempre acechante, es el que ha
hecho desaparecer a Selena y el que quiere
acabar con su fantasma tambin. El Coronel
hace callar con su corneta el sonido del calliope, el instrumento con el que siempre se
hace aparecer a Selena. El Coronel quiere
matar definitivamente al fantasma de esta,
matar la ilusin, la esperanza: Coronel:
Joder! Quieren volverme loco? Quieren
que les diga definitivamente dnde est Selena? Aqu! (Seala la frente de Vicente.)
Aqu! (Seala el pecho de Clara, y luego seala a los otros.) Selena no existe ni nunca
ha existido! Se la han inventado ustedes!
(Se vuelve al pblico.) Y ustedes! [] Podrn salir ustedes de aqu hablando maravillas de Selena o podrn joderla como a una
bestia. Son libres. Pero no se engaen a ustedes mismos. Se lo han inventado todo completamente solitos. Y despus, dice la
acotacin, dispara indiscriminadamente al
pblico. Pero en esta obra, el que muere
es el Coronel, que aparece ahorcado en el
escenario mientras Sergio y Basia, felices, llegan a Rusia, bajo la vigilancia siempre de Selena, como un ngel, como la esperanza
siempre presente.
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TEXTO DRAMTICO:
LECTOR:
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