Cuatro Mitos Sobre Las Cruzadas
Cuatro Mitos Sobre Las Cruzadas
Cuatro Mitos Sobre Las Cruzadas
generaron contraataques hacia Sicilia entre 1062 y 1063. En 1087, una gran
fuerza aliada saque Mahdia, actualmente Tnez, en una campaa
patrocinada por el Papa Vctor III y la condesa de Toscana. Claramente los
cristianos italianos estaban tomando la delantera.
Pero mientras el poder cristiano en el Mediterrneo central y occidental
creca, estaba en problemas en la parte oriental. El alza de los turcos
musulmanes vari el peso del poder militar contra los bizantinos, quienes
perdieron una considerable extensin de terreno nuevamente en la dcada
del 1060s. Intentando encabezar otras incursiones en el lejano oriente de
Asia Menor en 1071, los bizantinos sufrieron una devastadora derrota a
manos de los turcos en la batalla de Manzikert. Como resultado de esta
batalla, los cristianos perdieron el control de casi toda Asia Menor, con sus
recursos agrarios y sus territorios de reclutamiento militar, y un sultn
musulmn estableci una capital en Nicea, lugar de la creacin del Credo
Niceno Constantinopolitano en el 325, a 125 millas de Constantinopla.
Desesperados, los bizantinos pidieron ayuda a occidente, dirigiendo estos
llamados primeramente a la persona que vean como autoridad all: el
Papa, que, como hemos visto, ya haba estado dirigiendo la resistencia
cristiana contra los ataques musulmanes.
En los primeros aos de la dcada del 1070s, el Papa era Gregorio VII, e
inmediatamente comenz los planes para liderar una expedicin en ayuda
de los bizantinos. Debido a su participacin en un conflicto con los
emperadores alemanes (lo que los historiadores llaman la controversia de
investidura), no pudo ofrecer una ayuda significativa. Sin embargo los
bizantinos persistieron en su pedido de ayuda, y finalmente, en el ao 1095,
el Papa Urbano II hizo realidad el deseo de Gregorio VII, ponindolo en
prctica en lo que sera la Primera Cruzada.
Si una cruzada era lo que Urbano o los bizantinos tenan en mente es
cuestin de cierta controversia. Pero la articulada progresin de eventos que
llevaron a ella no lo es.
Lejos de no haber sido provocadas, entonces, las cruzadas realmente
representan el primer gran contraataque del Occidente cristiano contra los
ataques musulmanes que se haban dado continuamente desde el inicio del
Islam hasta el siglo XI, y que siguieron luego casi sin cesar.
Tres de las cinco sedes episcopales de la cristiandad (Jerusaln, Antioqua y
Alejandra) haban sido capturadas en el siglo VII antes de las cruzadas. La
cuarta sera capturada en 1453, dejando solo una de las cinco (Roma) en
manos cristianas hacia el ao 1500. Roma fue amenazada nuevamente en
el siglo XVI. Esto no significa entonces la ausencia de provocacin, en vez
de ello se aprecia una amenaza mortal y persistente, una a la que tena que
responderse con una defensa vigorosa si la Cristiandad quera sobrevivir.
Las cruzadas fueron simplemente una herramienta en las opciones
defensivas ejercidas por los cristianos.
La accin contra los cruzados fue con frecuencia realizada como un medio
para unir al mundo musulmn bajo varios aspirantes a conquistadores,
hasta el 1291, cuando los cristianos fueron expulsados del territorio de Siria.
Y sorpresivamente para los occidentales no fue Saladino quien fue
reconocido por los musulmanes como el gran lder anti-cristiano. Ese lugar
de honor usualmente fue otorgado a los ms sedientos de sangre y ms
exitosos Zengi y Baibars, o al ms pblico Nur al-Din.
La primera historia musulmana sobre las cruzadas no apareci sino hasta
1899. Por ese entonces, el mundo musulmn estaba redescubriendo las
cruzadas, pero lo haca con un giro aprendido de los occidentales.
En el periodo moderno, haba dos escuelas europeas principales de
pensamiento sobre las cruzadas. Una de ellas, representada por gente como
Voltaire, Gibbon, y Sir Walter Scott; y Sir Steven Runciman del siglo XX,
vean a los cruzados como brbaros crudos, avaros y agresivos que
atacaban musulmanes civilizados y amantes de la paz, para mejorar su
propia suerte.
La otra escuela, ms romntica y representada por figuras menos conocidas
como el escritor francs Joseph-Franois Michaud, vea a las cruzadas como
un glorioso episodio en una larga lucha en la que los cristianos haban
vencido a las hordas musulmanas. Adems los imperialistas occidentales
comenzaron a ver a los cruzados como sus predecesores, adaptando sus
actividades de un modo secularizado que los mismos cruzados no habran
reconocido o encontrado muy acordes.
Al mismo tiempo, el nacionalismo comenz a enraizarse en el mundo
musulmn. Los nacionalistas rabes tomaron prestada la idea de una larga
campaa europea contra ellos de la escuela europea antigua de
pensamiento, sin considerar el hecho de que constitua realmente una mala
representacin de las cruzadas, y usando este entendimiento distorsionado
como una forma para generar apoyo para sus propias agendas.
Ese fue el caso hasta la mitad del siglo XX, cuando, en palabras de RileySmith, un Panislamismo renovado y militante aplic las metas de los
nacionalistas rabes a un renacimiento mundial de lo que era entonces
llamado fundamentalismo islmico y a lo que ahora algunos se refieren
como, un poco torpemente, como jihadismo.
Esto llev casi inexpugnablemente al origen de Osama Bin Laden y Al
Qaeda, ofreciendo una perspectiva de las cruzadas tan extraa como para
permitir a Laden considerar a todos los judos como cruzados y a las
cruzadas como un rasgo permanente y continuo de la respuesta occidental
al Islam.
La concepcin de la historia de Bin Laden es una fantasa febril. No es ms
preciso en su perspectiva sobre las cruzadas que lo que es sobre la
supuesta unidad islmica que cree el Islam disfrut antes de que la
malvola influencia cristiana se entrometiera. Pero la irona est en que l y