Trabajo Geografia 2022

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AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANIA NACIONAL

I.E. TRILCE
AREA: HISTORIA
Docente: jordan valdez
Titulo: reservas comunales
Grado: 4To
Nombre: nacira
Apellido: lucas solis
Año: 2023
Indice
Caratula…………………………………………………………………………….. 1
Indice…………………………………………………………………………………. 2
Agradecimiento…………………………………………………………………. 3
Dedicatoria………………………………………………………………………… 3
Reservas comunales…………………………………………………………… 4
Objetivo de las reservas comunales……………………………………. 5
Fuentes………………………………………………………………………………. 6
agradecimiento
Agradesco por todo a mi papà ya que el me apoya en todo
momento y me explica temas que no entiendo.

Dedicatoria
Agradesco a mi papà, mas que nada la educaciòn que me esta
dando y que se preocupe mucho por mi futuro ya que no es facil
criar a una persona solo.
LAS CRUZADAS
DEFINICION:
Las Cruzadas fueron una serie de guerras religiosas impulsadas por la Iglesia
católica en Plena Edad Media. Dichas campañas militares tenían como objetivo
declarado recuperar para la Cristiandad la región de Oriente Próximo conocida
como Tierra Santa, la cual se encontraba bajo el dominio del islam desde el siglo
vii. Los participantes de las cruzadas, conocidos como cruzados, tomaban votos
religiosos de manera temporal y se les concedía indulgencia por sus pecados.
[10:25 p. m., 12/7/2023] Nash: Las cruzadas del Mediterráneo Oriental, las
primeras a las que se les aplicó este nombre, fueron llevadas a cabo por señores
feudales y soberanos de Europa Occidental, sobre todo los de la Francia de los
Capetos y el Sacro Imperio Romano, pero también de Inglaterra y Sicilia, a pedido
del Papado y, en principio, del Imperio Romano Oriental (bizantino). Tuvieron lugar
durante un período de casi dos siglos, entre 1096 y 1291, llevaron al
establecimiento efímero de un Reino cristiano en Jerusalén y la conquista
temporal de Constantinopla.

Otras guerras con sanción religiosa en España y Europa Oriental, algunas de las
cuales culminaron en el siglo xv, recibieron la calificación de cruzadas por parte de
la Iglesia. Entre estas se encuentra la lucha de cristianos contra los gobernantes
musulmanes de territorios españoles; la persecución contra cataristas en el sur de
Francia y, en algún caso, contra el Imperio bizantino o los otomanos.
SOBRE LOS MOTIVOS:
Las cruzadas fueron emprendidas para liberar los «Lugares Santos», es decir, las
regiones donde vivió Jesucristo, de la dominación musulmana. Sus orígenes se
remontan a 1095, cuando el emperador bizantino Alejo I solicitó protección para
los cristianos de oriente al papa Urbano II, quien en el concilio de Clermont inició
la predicación de la cruzada. Al terminar su alocución con la frase del Evangelio
«renuncia a ti mismo, toma tu cruz, y sigueme, la multitud, entusiasmada,
manifestó ruidosamente su aprobación con el grito Deus lo vult, o Dios lo quiere.

Posiblemente, las motivaciones de quienes participaban en ellas fueron muy


diversas, aunque en muchos casos se puede suponer un verdadero fervor
religioso. Se arguye, por ejemplo, que fueron motivadas por los intereses
expansionistas de la nobleza feudal, el control del comercio con Asia y el afán
hegemónico del papado sobre las monarquías y las iglesias de Oriente, aunque se
declararan con principio y objeto de recuperar Tierra Santa para los peregrinos, de
los cuales los turcos selyúcidas y zanguíes, una vez conquistada Jerusalén en
1076, abusaban sin piedad, a diferencia de la época de los Califas fatimíes (909-
1171) cuya regla fue la libertad de pensamiento y la razón extendida a las
personas, que podían creer en lo que quisieran, siempre que no infrinjan los
derechos de otros.

Antecedentes:
Para poder comprender qué razones tenían los dirigentes de Europa y del Oriente
Próximo para tomar semejantes decisiones, debemos remontarnos a los años
inmediatamente anteriores al comienzo del fenómeno cruzado y conocer al
antecedente de las cruzadas.[4]

En torno al año 1000, Constantinopla se erigía como la ciudad más próspera y


poderosa del «mundo conocido» en Occidente. Situada en una posición fácilmente
defendible, en medio de las principales rutas comerciales, y con un gobierno
centralizado y absoluto en la persona del Emperador, además de un ejército capaz
y profesional, hacían de la ciudad y los territorios gobernados por esta (el Imperio
bizantino) una nación sin par en todo el orbe. Gracias a las acciones emprendidas
por el emperador Basilio II Bulgaroktonos, los enemigos más cercanos a sus
fronteras habían sido humillados y anulados en su totalidad.
Sin embargo, tras la muerte de Basilio, monarcas menos competentes ocuparon el
trono bizantino, al tiempo que en el horizonte surgía una nueva amenaza
proveniente de Asia Central. Eran los turcos, tribus nómadas que, en el transcurso
de esos años, se habían convertido al islam. Una de esas tribus, los turcos
selyúcidas (llamadas así por su mítico líder Selyuq), se lanzó contra el Imperio de
Constantinopla. En la batalla de Manzikert, en el año 1071, el grueso del ejército
imperial fue arrasado por las tropas turcas, y uno de los coemperadores fue
capturado. A raíz de esta debacle, los bizantinos debieron ceder la mayor parte de
Asia Menor (hoy el núcleo de la nación turca) a los selyúcidas. Ahora había
fuerzas musulmanas apostadas a escasos kilómetros de la misma Constantinopla.

Por otra parte, los turcos también habían avanzado en dirección sur, hacia Siria y
Palestina. Una tras otra las ciudades del Mediterráneo Oriental cayeron en sus
manos, y en 1070, un año antes de Manzikert, entraron en Jerusalén.

Estos dos hechos conmocionaron tanto a Europa Occidental como a la Oriental.


Ambos empezaron a temer que los turcos fueran a dominar lentamente al mundo
cristiano, haciendo desaparecer su religión. Además, empezaron a llegar
numerosos rumores acerca de torturas y otros horrores cometidos contra
peregrinos en Jerusalén por las autoridades turcas.

La primera cruzada no supuso el primer caso de Guerra Santa entre cristianos y


musulmanes inspirada por el papado. Ya el papa Alejandro II había predicado la
guerra contra el infiel musulmán en dos ocasiones. La primera fue en 1061,
durante la conquista de Sicilia por los normandos, y la segunda en el marco de las
guerras de la Reconquista ibérica, en la cruzada de Barbastro de 1064. En ambos
casos el papa ofreció Indulgencia a los cristianos que participaran.[5]

En 1074, el papa Gregorio VII llamó a los milites Christi («soldados de Cristo»)
para que fuesen en ayuda del Imperio bizantino tras su dura derrota en la batalla
de Manzikert.[6] Su llamada, si bien fue ampliamente ignorada e incluso recibió
[5:29 a. m., 13/7/2023] Nash: bastante oposición, junto con el gran número de
peregrinos que viajaban a Tierra Santa durante el siglo xi y a los que la conquista
de Anatolia había cerrado las rutas terrestres hacia Jerusalén, sirvieron para
enfocar gran parte de la atención de occidente en los acontecimientos de oriente.
[7]
En 1081, subió al trono Bizantino un general capaz, Alejo Comneno, que decidió
hacer frente de manera enérgica al expansionismo turco. Pero pronto se dio
cuenta de que no podría hacer el trabajo solo, por lo que inició acercamientos con
Occidente, a pesar de que las ramas occidental y oriental de la cristiandad habían
roto relaciones en el Gran Cisma de 1054. Alejo estaba interesado en poder contar
con un ejército mercenario occidental que, unido a las fuerzas imper…
[5:29 a. m., 13/7/2023] Nash: para salvar a la cristiandad oriental de los
musulmanes. El resultado, sin embargo, quedó lejos de los propósitos y, en
puridad, el movimiento cruzado, considerado históricamente, fue un fracaso
discutible (aunque más de cien años de comercio demuestren lo contrario).
Steven Runciman lo resume así:[cita requerida] Cuando Urbano II predicó su
magno sermón en Clermont, los turcos estaban a punto de amenazar el Bósforo.
Cuando el papa Pío II predicó la última cruzada, los turcos estaban cruzando el
Danubio. Rodas, uno de los últimos frutos del movimiento, cayó en poder de los
turcos en 1523, y Chipre, arruinada por las guerras con Egipto y Génova, y
anexionada finalmente a Venecia, pasó a ellos en 1570. Todo lo que quedó para
los conquistadores de Occidente
fue un puñado de islas griegas que Venecia mantuvo precariamente en su poder.
El avance turco fue contenido por el esfuerzo conjunto de la cristiandad, y por la
acción de los Estados a quienes atañía más de cerca, Venecia y el Imperio de los
Habsburgo, con Francia, la antigua protagonista de la guerra santa, ayudando al
infiel de modo continuado.Hubo nueve cruzadas desde el siglo xi hasta el xiii.

Consecuencias:

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