Introduccion y Conclusion
Introduccion y Conclusion
Introduccion y Conclusion
infancia; ignora la ternura mientras sus tas y primas lloran al verla despus de tantos
aos: S, s, ya s, tienen problemas, apuros, decepciones. Pero tambin, una familia, una
pareja, hijos, parientes, un pas. Esas cosas llenan la vida. A m, pap y Su Excelencia me
volvieron un desierto. (pg. 513).
Cuando encuentra a su padre viejo e invlido, se sienta indiferente a su lado y comienza a
recordar sus ltimos aos de carrera. De vez en cuando le echa en cara los errores
cometidos, escarba en los recuerdos ms dolorosos, sin que el pobre enfermo que se
estremece en su silln le produzca ni un atisbo de piedad.
Con los captulos de los recuerdos de Urania se entremezcla el resto de las historias,
todas ms antiguas, de la poca en la que ella huy a Estados Unidos.
El Generalsimo, causante de todas las desgracias acaecidas en el libro, pasa sus ltimas
semanas luchando con los problemas que atosigan al pas: las malas relaciones con el
resto del mundo (EEUU, Cuba y los comunistas, la Iglesia...), los eternos conspiradores
que traicionan a su propia patria, el cuidado de las relaciones con sus hombres de
confianza para que ninguno se sienta desatendido. Todo envenenado por la conciencia de
los primeros sntomas de vejez que le manchan los pantalones y que le humillaron delante
de la nia Uranita Cabral. En el camino a la Casa de Caoba, a donde se dirige para
demostrarle a su propia hombra que todava era capaz de todo, le esperan impacientes
varios hombres repartidos en dos coches. Es el grupo de conjurados que acabar con la
Bestia: Antonio de la Maza, Salvador Estrella Sadhal, Antonio Imbert, Pedro Livio
Cerdeo??, Amadito y otros pocos ms. Cada uno tiene un motivo particular para estar all:
A Antonio de la Maza le roe el ansia de venganza por la muerte de su hermano. Desde que
Tavito fue asesinado, slo tiene un objetivo en la vida: matar a Trujillo. Esa idea se ha
convertido en una obsesin que le volvi violento, irritable; una obsesin que le ahoga:
Vendra? S, vendra. Y cesara el largo calvario que haba sido la vida de Antonio desde
la muerte de Tavito. (pg. 103)
El teniente Amado Garca Guerrero, Amadito, fue un ciego fiel de Trujillo hasta los
veintinueve aos. Fue entonces cuando comprendi la verdadera realidad del rgimen; le
impidieron casarse con la mujer amada por el hermano comunista de ella. Lo acept como
sacrificio a su Jefe. Despus de despedirse de su novia, le engaaron para que matara al
hermano. Le atormenta desde entonces aquel recuerdo, y quiere hacer pagar al verdadero
culpable.
El sentimiento de Antonio Imbert es menos individualista que el de sus compaeros. l
busca ante todo la liberacin de su pas, del pueblo dominicano de la opresin de "la
Bestia". sin embargo, tambin Antonio Imbert tiene, en cierto modo, alguien a quin
vengar: las hermanas Mirabal, activistas del Movimiento 14 de Junio. Su asesinato las
convirti en un smbolo de la lucha contra el trujillismo, y en ellas se inspira el ex-militar.
Para Salvador Estrella Sadhal, la fe y la espiritualidad son los aspectos ms importantes
de la vida, sin los que es incapaz de pasar. Profundamente catlico, al Turco le mueven los
mandatos de la Iglesia. Siempre tuvo dudas con respecto al rgimen, pero desde que el 25
de enero de 1960 el episcopado proclam abiertamente su oposicin a ste en la Carta
Pastoral y los obispos e iglesias comenzaron a sufrir maltratos, decidi que Dios aprobara
la solucin de acabar con el tirano. El suyo es un sentimiento liberador del pueblo, siente
que va a realizar una gran obra para la humanidad: Le rog que Trujillo viniera, que su
infinita gracia permitiera que ejecutaran de una vez al verdugo de los dominicanos, esa
Bestia que ahora se encarnizaba contra la Iglesia y sus pastores. (pg. 237).
Aparentemente, Pedro Livio Cerdea es un hombre de mal carcter, violento e impulsivo.
Pero en el fondo tiene un buen corazn, sensible e incluso a veces tierno: "Pobre Olga! El
embarazo le daba antojitos. La impresin le hara perder el bebe? No, Dios mo. ste
sera la hembrita que hara pareja con Luis Mariano, hijito de dos aos." (pg. 315).
Administra una de las empresas de la familia Trujillo. Tiene una buena situacin
econmica, una mujer embarazada y un hijo de dos aos; para el exterior, es un trujillista
sin motivo aparente para ir contra el rgimen. Sin embargo, la noticia del asesinato de las
hermanas Mirabal, a quienes no conoca personalmente, abri una profunda herida en su
interior y le convenci de los lmites a los que se estaba llegando. Desde entonces desea,
como Salvador Estrella, acabar con el sufrimiento de su patria de la nica manera posible:
matando a la Bestia.
El plan ha tenido xito, ya se ha producido el tiroteo y Trujillo est muerto. El general Jos
Ren Romn, jefe de las fuerzas armadas de la Repblica Dominicana debe preparar a los
militares y tomar el poder por la fuerza. Sin embargo, la fuerza dominante que ejerce
Trujillo en el general Romn, incluso despus de muerto, le impiden llevar a cabo su
misin. El coronel Abbes Garca, mano derecha del Benefactor, toma el control de la
situacin. Romn comienza a actuar al contrario de lo planeado, como inconsciente: ya no
hay vuelta atrs, todo ha fracasado. Su estado de confusin slo termina cuando es
detenido por la polica trujillista y llevado a la crcel para someterle a torturas inhumanas.
Cuando ya es incapaz de sentir ms dolor, entonces le dejan morir.
Ese mismo final es el que les espera a los dems conjurados y a sus familias. Antonio de
la Maza, Amadito, Pedro Livio, Salvador Estrella y Juan Toms Daz mueren, bien en la
huda desesperada, bien ajusticiados despus de meses de torturas.
Durante estos meses, Agustn Balaguer, el hasta entonces insignificante presidente
fantoche, consigue discretamente llenar el vaco que deja la muerte, y poco a poco, ir
ganando el poder de un verdadero presidente de Estado. Siempre sereno, calculador,
inocente en apariencia, logra echar a los hermanos de Trujillo del pas y comenzar a
instaurar una democracia. Y para demostrarlo al mundo exterior, recibe con todos los
honores a los dos nicos fugitivos que sobreviven tras un largo encierro: el doctor Amiama,
y Antonio Imbert.
3. LENGUA Y ESTILO
El decoro lingstico se observa sobre todo en los dilogos, que se adaptan perfectamente
a cada personaje y situacin. Por ejemplo, las conversaciones entre Antonio de la Maza y
sus compaeros durante la espera en los coches estn plagadas de repeticiones y
expresiones vulgares que reflejan la impaciencia y los nervios del momento.
-Vendr - repuso al instante Amadito, con impaciencia - se ha puesto el uniforme verde
oliva. Los ayudantes militares recibieron la orden de tenerle listo el Chevrolet azul. Por
qu no me creen? Vendr. (Pg. 40)
-No s por qu- insisti el teniente-. Pero, ir. Se ha puesto el uniforme verde oliva. Ha
ordenado el Chevrolet azul. Ir. (Pg. 41)
Asimismo, durante el tiroteo, y ms tarde, cuando huye cada uno por su camino, se nos
transmite la tensin y la angustia por medio de exclamaciones, tacos y expresiones muy
coloquiales, tpicas del espaol dominicano.
-Para, para! -ruga Antonio de la Maza-. Da riversa, coo! (Pg. 250)
... y alcanz a or a un exultante Antonio de la Maza - Ya este guaraguao no come ms
pollo... (Pg. 311)
-Que se vayan al carajo -dijo Amadito-. Que me maten. El Chivo est tieso y no lo van a
resucitar. Tu no te preocupes, mi hermano. (Pg. 358)
Las conversaciones que mantiene el general Trujillo con sus subordinados, sin embargo,
mantienen un tono correcto y respetuoso, incluyendo todas las formalidades posibles;
asegura as las distancias necesarias para crear a su alrededor una atmsfera de
grandeza que nadie osa invadir.
A algunos interlocutores se dirige de usted y a otros de t, obedeciendo al grado de
confianza o de respeto que le merezcan. A l, por el contrario, todos le llaman de usted,
aadiendo apelativos como Su Excelencia, o Jefe.
Trujillo: -Insiste usted en sacar al obispo Reilly del Colegio Santo Domingo -murmur-.
Sintese, srvase caf.
-Me permite usted, Excelencia? (Pg. 79)
Este decoro lingstico se observa no slo en los dilogos sino en el resto de la narracin,
ya que se basa siempre en los pensamientos de cada personaje. As pues, el registro de
Trujillo vara considerablemente de lo que pasa por su mente a lo que pronuncia. Cuando
leyendo su pensamiento, nos encontramos a menudo con adjetivos despectivos y
expresiones vulgares que omite a la hora de hablar: No tena huevos para eso. (pg. 29);
... una familia de parsitos, intiles, badulaques y pobres diablos... (pg. 229)
El registro de Balaguer por el contrario, es formal, sobrio, reflejo de su personalidad
calmada y calculadora.
Urania Cabral tambin utiliza un registro correcto tanto en sus pensamientos como en sus
dilogos, introduciendo a menudo palabras procedentes del ingls, testigos de los largos
aos pasados en Estados Unidos: ... pese a que las sisters haban prohibido... (pg.
137); ... regresaban tan exhausta al dormitory... (pg. 201); ...para entregar los papers.
(pg. 201).
En cuanto a la sintaxis, aunque depende de la situacin narrada, las frases suelen ser
largas; predomina la subordinacin, pero hay ocasiones donde el autor quiere representar
la velocidad y el caos del pensamiento: entonces las oraciones son simples o coordinadas,
y muy cortas. Esto ocurre, por ejemplo, cuando Urania llega a la Repblica Dominicana y
experimenta sentimientos confusos e inseguros. Tambin cuando Pedro Livio es herido en
la pierna durante el tiroteo a Trujillo. Entonces, en un estado de semi-inconsciencia, el
dolor se mezcla con la alegra del xito y la incertidumbre del futuro. En este caso las
frases cortas reproducen el ritmo agnico de su mente: El ardor en el estmago y el brazo
haba disminuido. Se senta dbil y no intentaba hablar. Estaba lcido, entenda a
cabalidad lo que decan. (Pg. 313) 315- el bebe, antojitos
El libro tiene un lxico muy rico y variado, complicado a veces por el constante uso de
palabras y expresiones caractersticas del espaol latinoamericano. Otras complicaciones
vienen por ciertos trminos no necesariamente hispanoamericanos sino simplemente de
significado desconocido para m. El siguiente glosario incluye ambos tipos de trminos:
Azogados (pg. 80)
Absceso (pg. 79)
Catafalco (pg. 117)
nada, y t ms que nadie. Pues parece que al Jefe le gustamos las del Colegio Santo
Domingo, porque a m tambin me mand llamar. Mi pap, claro, no se atrevi a negarse,
imagnate, a pesar de los llantos de mi mam. Y conmigo Su Excelencia s funcion, mi
hija, te lo aseguro. No lo pas mejor que t, y a la maana siguiente tambin quise
morirme. Me puse enferma, me met en mi cama y no sal en varios meses. Despus, mi
mam consigui enviarme a la casa de una amiga en Washington durante el verano, qu
raro que no te acuerdes, Uranita. hace una pausa, y Urania puede fijarse en los rasgos
de su cara, que aun serios, conservan siempre una luminosidad que en todo momento la
hacen parecer alegre.
Sigue hablando durante horas, y a medida que contina su historia le transmite una
energa que es incapaz de ignorar. Celia haba podido huir como ella, dejar atrs todo lo
que le perteneca y comenzar una vida vaca como la suya. Pero no lo hizo. Volvi a su
casa, se enfrent a su padre, le odi durante muchos aos y despus ya no. No se
encontr nunca ms con el Benefactor, aunque vivi temindolo hasta despus de muerto.
Y cuando creci, quiso estudiar en Estados Unidos, como t, Uranita, pues nunca te
olvid; as que se traslad a Washington sin que nadie hubiera conseguido arrebatarle la
ilusin de la vida.
Yo tambin tengo un trabajo all, pero regreso a cada rato, Urania. Siempre extrao las
cosas de ac, y a la gente. Por eso me compre una casita, nada especial, pero muy linda y
suficiente para mi marido y para m. Justo al lado de la de tu pap, la viste seguro.
Vendrs a visitarme, Uranita? Por favor, te llamar y vendrs a visitarme, s? Me dio
tanta alegra verte, muchacha!
En la puerta del ascensor se despiden con abrazos y lgrimas vergonzosas. Mientras sube
hacia la habitacin ya no reprime el llanto. Ya puedes llorar, Urania.
"Si Marianita me escribe, contestar a todas sus cartas. Y si Celia me llama, acudir
corriendo a visitarla", decide.
5. SUGERENCIAS Y CRTICA
La mayora de las personas que han ledo este libro lo han hecho por el prestigio del autor,
no porque tuvieran un gran inters en el tema de la dictadura de Trujillo. A casi todos les
parece una novela excelente, con una historia interesante y bien contada. Sin embargo,
coinciden en que la crudeza de algunas descripciones hace muy desagradables ciertos
captulos. Para otros, ah est el mrito de Vargas Llosa, en saber contar algo tan cruel
con tanta fidelidad.
Otro defecto que algunos encuentran es la lentitud de la accin en determinados
momentos. Se detiene demasiado en hechos de la poltica de la Repblica Dominicana
que no siempre captan el inters del lector, ya que es algo lejano a l.
Quienes no han ledo esta novela no parecen muy interesados al conocer el tema de la
misma, pues no tiene mucha relevancia en Espaa.
En general, las opiniones son muy buenas, aunque todos encuentran posibles mejoras.
CONCLUSION
Vargas Llosa nos ilustra magistralmente a travs de este relato la psicologa de los dictadores, pues
pienso que todos son parecidos; de una manera ntima en su esfera personal, presentndonos al
personaje como un ser humano ms, con sus debilidades y miedos; no como el semidios que le gustaba
representar de cara a la galera.
De paso Vargas Llosa nos muestra lo que sucede despus del y fueron felices y comieron perdices que
en este caso es la muerte del tirano. Momentos de incertidumbre, de intrigas polticas, luchas por la
supervivencia. La suerte de los conspiradores est ntimamente ligada a su habilidad para elegir sus
amistades. Tan slo dos escogieron bien: Amiama e Imbert. Efectivamente, es en la situaciones de
extremada gravedad cuando se descubre con quin podemos contar y cuando nos llevamos sorpresas,
agradables o desagradables.
La triste y desagradable historia de Uranita Cabral tiene dos vertientes: por un lado sirve de nexo entre el
pasado y el presente, entre lo que fue y lo que es. La narracin acaba de manera agridulce. Ha
conseguido Urania librarse de su tortura? Ha recobrado familia, pas, races? Por otro lado nos muestras
hasta qu grado de bajeza se puede caer cuando uno pierde la libertad sobre s mismo, pues Agustn
Cabral es y permanece un esclavo voluntario de Trujillo.
Treinta aos de dictadura son muchos aos y hacen mucho dao a un pas. Las maneras de la dictadura
se cuelan en el imaginario colectivo. La sociedad civil se aniquila. En Espaa bien o sabemos. Conseguir
remontar eso es extremadamente difcil. Cmo est la Republica Dominicana hoy en da? Desde la
muerte de Trujillo sufrieron varios golpes de estado, siguen sufriendo una clase poltica corrupta y su
crecimiento econmico no revierte en el bienestar de la poblacin. Una pena.