Luciano - 01-02 Falaris I-II (Bilingüe)
Luciano - 01-02 Falaris I-II (Bilingüe)
Luciano - 01-02 Falaris I-II (Bilingüe)
LUCIANO
OBRAS
I
INTRODUCCIN GENERAL POR
JOS ALSINA CLOTA
TRADUCCIN Y NOTAS POR
ANDRS ESPINOSA ALARCN
FALARIS I - II
Asesor para la seccin griega: CARLOS GARCA GUAL.
Segn las normas de la B. C. G., la traduccin de este volumen ha sido revisada por
ALFONSO MARTNEZ DEZ.
EDITORIAL GREDOS, S. A.
1. REIMPRESIN.
EDITORIAL GREDOS
Luciano de Samsata Falaris I - II 1
NDICE GENERAL*
INTRODUCCIN GENERAL 7
1. Panorama general del siglo II d. C. 7
2. Apuntes sobre la vida 22
3. La obra de Luciano 27
4. El escritor 33
5. El mundo de las ideas en Luciano 46
6. Luciano y la posteridad 55
7. La transmisin: manuscritos y ediciones 66
8. La traduccin 69
1-2 Flaris 71
3 Hipias o El bao 85
4 Preludio. Dioniso 90
5 Preludio. Heracles 96
6 Acerca del mbar o Los cisnes 101
7 Elogio de la mosca 104
8 Filosofa de Nigrino 110
9 Vida de Demonacte 130
10 Acerca de la casa 146
11 Elogio de la patria 161
12 Los longevos 166
13-14 Relatos verdicos 176
15 No debe creerse con presteza en la calumnia 228
16 Pleito entre consonantes: la Sigma contra la Tau en el Tribunal de las Siete
Vocales
17 El banquete o Los lapitas 252
18 El pseudosofista o El solecista 274
19 La travesa o El tirano 290
20 Zeus confundido 313
21 Zeus trgico 326
22 El sueo o El gallo 362
23 Prometeo 393
24 Icaromenipo o Por encima de las nubes 407
25 Timn o El misntropo 434
*
La paginacin corresponde a la edicin original seguida [Nota del escaneador].
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1-2
FLARIS
FALARIS
Desde los tiempos de Gorgias (cf. su Defensa de Palamedes), es ejercicio genuinamente sofstico-retrico
asumir la defensa de causas imposibles. Palamedes, Prometeo, Helena pueden ser defendidos, pese a la
aparente imposibilidad de tal apologa. En el caso concreto de Flaris, tirano de Acragante, en Sicilia (571-
555 a. C.), que el propio Luciano nos presenta (Relatos verdicos II 23) en el territorio del Hades destinado a
los grandes impos y criminales, resulta sumamente difcil tal defensa por haberse convertido en proverbial
su crueldad. Se trata, pues, de un progymnasma o ejercicio retrico destinado, como tantos otros que
siguen, a entretener al auditorio y tal vez, como prolali o preludio, a prepararle a escuchar otros temas o
debates de mayor entidad literaria (cf. Dioniso, Heracles, Acerca del mbar o Los cisnes, Elogio de la
mosca, etc.).
Segn B. KEIL, (Hermes 48 [1913], 494 ss.), el opsculo constaba originariamente de tres discursos,
frente a los dos que aparecen en nuestros manuscritos, quedando en el segundo trazas del tercero perdido. El
primero es un alegato del propio tirano, ante los sacerdotes de Delfos, puesto en boca de un emisario y en el
que defiende su conducta aparentemente cruel basndose (y en ello se anticipa a Maquiavelo) en razones de
Estado y de seguridad personal, difciles de aislar unas de otras en el absolutismo tirnico. Hbilmente sabe
Flaris presentar el punto ms conflictivo (la semilengendaria historia del toro mugiente) como ajeno al
propio tirano, de exclusiva responsabilidad del cruel y servil artfice Perilao, que expa en l justamente su
culpa. En ameno relato, sabe predisponer el nimo del oyente a su favor, en estricto respeto al principio
sofstico de t eiks o lo verosmil.
El segundo discurso no le va a la zaga al primero en habilidad retrica. Un sacerdote de Delfos insiste en
la necesidad de aceptar el presente de Flaris por aparentes razones de piedad hacia el dios Apolo, quien ya
ha dado su justo voto acerca de la imagen (4), pero, sobre todo, por motivos de intereses creados (aqu
puede apreciarse la tuciddea contraposicin entre prphasis o motivo aparente y aita o causa real): si
se discriminan las ofrendas de los oferentes, ello ir contra los intereses de Delfos (8).
Ambos discursos se encuadran dentro de las apologas lucianescas, aparentes ejercicios forenses, de los
que son buenos ejemplos tambin El tiranicida, El desheredado, Pleito entre consonantes, etc. Dentro de la
mejor lnea retrica isocratea, su finalidad es, como decamos al principio, divertir, entretener y preparar a su
auditorio.
'Eg, fhsn, Delfo, ka par psi m2n Yo, varones de Delfos, dara todo a cambio de
toj Ellhsi toiotoj polambnesqai aparecer a los ojos de todos los helenos como
poj emi, ll m poon par tn realmente soy, y no como el rumor propalado
misontwn ka fqonontwn fmh taj tn por quienes me odian y envidian me ha
gnoontwn koaj paraddwken, nt tn presentado ante los odos de quienes me
pntwn llaxamhn n, mlista d2 par' desconocen; y en especial quisiera aparecer as
mn, sJ ero t ste ka predroi to ante vosotros, dado que sois sacerdotes y
Puqou ka mnon o snoikoi ka allegados de Apolo, y casi comparts con l casa
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La romana Agrigentum, Agrigento en la actualidad, ciudad en el centro de la costa meridional de Sicilia.
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2
Este epteto propio del Apolo proftico se relaciona con la raz indoeuropea bhudh-, presente en el nombre de la
serpiente Pitn culto ctnico prehelnico en Delfos, muerta por el dios segn el mito (griego Pyth), y tambin con
la del verbo pynthnomai, informarse.
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3
Se refiere a la pea desde la que eran arrojados en Delfos los sacrlegos (griego Hyampe). Tal vez haya una remota
referencia a la ejecucin legendaria de Esopo, acusado de haber robado una copa del templo.
4
Estos legendarios personajes encarnan la justicia proverbial repetidamente en la literatura griega (cf. PLATN,
Apologa 41a, etctera) y, muy especialmente, en Luciano a lo largo de su obra.
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9 E d2 de met parrhsaj epen, g mn, 9 Y si hay que hablar con libertad, por mi
e aresj moi proteqeh, ptera bolomai parte, si se me diera opcin entre castigar a
kolzein tinj dkwj atj poqanen, algunos injustamente o morir yo mismo, tened
e ste j od2n mellsaj lomhn n por cierto que no vacilara en elegir mi muerte
teqnnai mllon mhd2n dikontaj antes que castigar a inocentes. Pero, si alguien
kolzein. e d tij fah, Bolei, Flari, me dijera: Prefieres, Flaris, morir t mismo
teqnnai atj dkwj dikawj kolzein injustamente a castigar justamente a tus
5
Auxiliar de Heracles en el mito.
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toj pibolouj; toto boulomhn n; aqij conspiradores?, elegira esto ltimo. Y, una vez
gr mj, Delfo, sumbolouj kal, ms, varones de Delfos, os invoco como
pteron meinon enai dkwj poqanen consejeros: es mejor morir injustamente o
dkwj szein tn pibebouleukta; odej perdonar injustamente al conspirador? No creo
otwj, omai, nhtj stin j ok n que haya nadie tan necio que no prefiera vivir a
protimseie zn mllon szwn toj perecer perdonando a sus enemigos. Sin
cqroj polwlnai. katoi psouj g ka embargo, a cuntos he perdonado yo que
tn piceirhsntwn moi ka fanerj haban atentado contra m y quedado claramente
lhlegmnwn mwj swsa; oon Akanqon convictos! Tal es el caso de Acanto aqu
touton ka Timokrth ka Lewgran tn presente, Timcrates y Legoras, su herma-
delfn ato, palaij sunhqeaj tj prj no, en consideracin a mi antigua amistad con
atoj mnhmonesaj. ellos.
nateqej ka mhkti fulacqej prj llwn carcter: Perilao fue castigado, y el toro
kolazomnwn almata mhd2 melJdsaj consagrado, en vez de reservarlo para dar con-
llo ti pln mna t to tecntou ciertos mientras otros sufran castigos, ni
mukmata, ka ti n mnJ at ka peran entonar otra meloda que los mugidos de su
labon tj tcnhj ka katpausa tn inventor, porque l solo me bast para
mouson kenhn ka pnqrwpon dn. ka comprobar su arte, con lo que puse trmino a
t m2n parnta tata par' mo t qe aquel canto tan ajeno a las Musas como inhu-
naqsw d2 ka lla pollkij, peidn moi mano. En el da de hoy, sta es mi ofrenda al
parscV mhkti desqai kolsewn. dios, pero le elevar muchas otras, tan pronto
me permita prescindir de los castigos.
14 Tata mn, Delfo, t par to 14 stas son, varones de Delfos, las palabras de
Falridoj, lhq pnta ka oa prcqh Flaris: todo ello es cierto, as ocurrieron los
kasta, ka dkaioi n ehmen pisteesqai hechos, y sera justo que aceptarais nuestro
f' mn marturontej, j n ka edtej testimonio, como conocedores de lo ocurrido y
ka mhdeman to yedesqai nn atan ajenos a toda acusacin de falsedad. Y, si hay
contej. e d2 de ka dehqnai p2r ndrj que interceder en favor de un hombre
mthn ponhro dokontoj ka kontoj errneamente tenido por perverso y forzado a
kolzein nagkasmnou, keteomen mj castigar contra su voluntad, os lo suplicamos
mej o 'Akragantnoi Ellhnj te ntej nosotros, los ciudadanos de Acragante, que
ka t rcaon Dwriej, prossqai tn somos helenos de origen dorio: aceptad a un
ndra flon enai qlonta ka poll ka hombre que quiere ser amigo vuestro y est
dhmosv ka dv kaston mn e poisai decidido a colmaros de favores a cada uno de
rmhmnon. lbete on ato tn taron ka vosotros, tanto oficial como privadamente.
nqete ka exasqe pr te tj Aceptad, pues, el toro por vuestra parte,
'Akrgantoj ka p2r ato Falridoj, ka emplazadlo y elevad vuestras plegarias por
mte mj prktouj popmyhte mte Acragante y por el propio Flaris; no hagis que
kenon brshte mte tn qen regresemos fracasados, con agravio para aqul,
postershte kallstou te ma ka al tiempo que privis al dios de una ofrenda tan
dikaiottou naqmatoj. extremadamente hermosa como merecida.
II
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Cirra, en la Fcide, era, por su proximidad, el puerto natural de arribada a Delfos por las rutas del mar Jonio.
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8 Ka t m2n tn llwn ctw pV 8 Dejemos, adems, que las cosas ajenas estn
boletai mn d2 nagkaon, omai, t como quieran. Creo que nosotros,
mtera atn ednai, pwj te plai necesariamente, debemos considerar nuestros
dikeito ka pwj nn cei ka t poiosi propios asuntos, en su estado anterior y
lon stai ti m2n d n krhmnoj te presente, y adoptar medidas para que mejoren.
okomen ato ka ptraj gewrgomen, oc Nosotros vivimos entre barrancos y cultivamos
Omhron cr perimnein dhlsonta mn, peascales, y no hay que aguardar a que
ll' rn presti tata. ka son p t Homero7 nos lo demuestre, ya que est a la
g, baqe lim e sunmen n, t d' ern vista. De la tierra siempre recibiramos hambre
ka Pqioj ka t crhstrion ka o y miseria, mientras que el templo, Apolo Pitio,
qontej ka o esebontej, tata Delfn el orculo, los sacrificantes y devotos son las
t peda, tata prsodoj, nteqen tierras llanas de Delfos, son su fuente de
epora, nteqen a trofacr gr tlhq ingresos; y de ah su prosperidad, de ah sus
prj ge mj atoj lgeinka t recursos pues entre nosotros debemos decir la
legmenon p tn poihtn, sparta mn verdad, y, como dicen los poetas, sin
ka nrota fetai t pnta p gewrg siembras ni labores8 nos cran de todo, con el
t qe, j o mnon t par toj Ellhsin dios como labrador. El no slo otorga los bienes
gaq gignmena parcei, ll' e ti n que hallamos entre los helenos, sino que todo lo
Fruxn Ludoj Prsaij 'Assuroij de los frigios, lidios, persas, asirios, fenicios,
Fonixin 'Italitaij `Uperboroij italiotas y hasta de los hiperbreos llega a
atoj, pnta j Delfoj fiknetai. ka t Delfos. Y, en segundo lugar, despus del dios,
detera met tn qen mej timmeqa f' nosotros recibimos honores de parte de todos y
pntwn ka eporomen ka vivimos prsperos y felices. As fue en el
edaimonomen tata t rcaon, tata t pasado, as es hasta hoy y ojal nunca se nos
mcri nn, ka m pausameq ge otw acabe este gnero de vida.
biontej.
9 Mmnhtai d2 odej ppote yfon p2r 9 Nadie recuerda que alguna vez se haya
naqmatoj par' mn nadoqesan od2 producido votacin entre nosotros acerca de una
kwluqnta tin qein natiqnai. ka di ofrenda, o que se haya prohibido a alguien
tot', omai, ka at ej perboln hxhtai sacrificar u ofrendar. Y precisamente por ello,
t ern ka perploute n toj en mi opinin, nuestro templo ha alcanzado la
naqmasin. de tonun mhd' n t parnti cima de la prosperidad y es extremadamente
kainotomen mhd2n mhd2 par t ptria rico en ofrendas. Por consiguiente, no debemos
nmon kaqistnai, fulokrinen t innovar nada en este momento, estableciendo
naqmata ka genealogen t pempmena, frente a la tradicin discriminaciones de
qen ka f' tou ka poa, dexamnouj d2 ofrendas por su origen y la genealoga de los
pragmnwj natiqnai phretontaj presentes, considerando la procedencia, el
7
Ilada II 519; IX 405; Himno a Apolo Pitio 526 ss.
8
HOMERO, Odisea IX 109, 123.
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