Biblia y Doctrina Social de La Iglesia
Biblia y Doctrina Social de La Iglesia
Biblia y Doctrina Social de La Iglesia
Como cualquier otro texto, la Biblia no puede ser tomada a la letra, sino que
tiene que ser interpretada. Existen varias formas para interpretar un texto. La
propia Iglesia utiliza diversos mtodos para leer y entender la Biblia. La
mayora de los mtodos tratan de buscar qu es lo que el autor quiso decir en
su tiempo. Otros mtodos se fijarn ms en la estructura literaria interna del
texto.
Todos hemos escuchado la historia de Jons, que fue tragado por un pez y
vivi en l durante tres das. Sera un error pensar que el autor del libro de
Jons nos quiere proporcionar una leccin de sobrevivencia en el estmago de
un pez. Su propsito es muy distinto. Leer el libro de Jons literalmente y
empezar a buscar qu clase de pez podra haberle tragado es equivocarse
completamente sobre el sentido del libro.
La Iglesia ensea que para poder entender la Biblia, primero es necesario tratar
de entender lo que el autor de la poca en que fue escrito el texto, ha querido
decir. Es necesario buscar el significado del texto en su propio contexto
histrico. Para ello ayudar la lectura a la luz de las teoras de la interpretacin
literaria, los conocimientos histricos, arqueolgicos y literarios de la poca de
redaccin del texto, el anlisis del gnero literario, etc.
La lectura del texto bblico siempre implicar una interpretacin. No existe una
lectura neutra, objetiva, siempre vlida. Lo que s existirn son por un lado
distintas interpretaciones del texto, vlidas porque coherentes, y por el otro
lado, una lectura literalista, contraria al sentido del texto.
Con todos esos pasos, ya quedar claro que la Doctrina Social de la Iglesia no
puede transponer sin mediacin alguna los planteamientos histricamente
situados de la Biblia en un discurso a seguir literalmente en algn tema social.
Por ejemplo, leemos en el libro del Deuteronomio: "Si uno tiene un hijo
desobediente y rebelde que no hace caso a sus padres, y ni siquiera a fuerza
de castigos obedece, su padre y su madre lo llevarn a los ancianos de la
ciudad, a la plaza pblica, y dirn a los ancianos de la ciudad: 'este hijo nuestro
es desobediente y rebelde, no hace caso; es un libertino y un borracho'.
Entonces todos los hombres de la ciudad lo apedrearn hasta que muera. As
extirpars el mal de en medio de ti, y todo Israel, al saberlo, escarmentar." (Dt
21,18-21)
Siempre habr que interpretar el texto bblico y tratar de entender lo que quiso
decir el autor en su poca. Recin despus tendr sentido tratar de sacar
conclusiones para nuestro mundo de hoy. En este sentido nunca podremos
aplicar directamente un texto bblico a una realidad nuestra. La Biblia no se
presta a esas concordancias forzadas. Lo que s nos ofrece es un conjunto de
principios y valores que luego tendremos que aplicar. El respeto a la vida, por
ejemplo, o a la familia, a la palabra dada; la bsqueda de la justicia en la
solidaridad y la fraternidad; el respeto a la propiedad privada, teniendo en
cuenta el destino universal de los bienes; el respeto a la dignidad de la persona
y la bsqueda del bien comn, etc. La Doctrina Social, elaborada por el
Magisterio de la Iglesia, se encargar de traducir estos principios para cada
poca y circunstancia, tal como veremos ms adelante.
2. Fuentes Bblicas
Cuando extienden las manos para orar, aparto mi vista; Aunque hagan muchas
oraciones, no las escucho, Pues tienen las manos manchadas de sangre.
Desde la Creacin queda claro que el ser humano es una criatura muy
especial. Es creada a imagen de Dios: "Y cre Dios a los seres humanos a su
imagen: a imagen de Dios los cre: macho y hembra los cre. " (Gen. 1,27).
Adems de ser la criatura ms excelsa en el proceso de la creacin, tiene una
ventaja adicional sobre todas las otras criaturas: es creada a imagen de Dios.
Somos imagen de Dios y como tal merecemos respeto y debemos respetar a
los dems. Por este estatuto privilegiado y exclusivo, se plantea la necesidad
de cuidarnos unos a otros. Los seres humanos no podemos vivir sin tomar en
cuenta a los dems, ni mucho menos hacindoles dao. Este principio de la
dignidad intrnseca de toda persona humana es la base de toda la Doctrina
Social de la Iglesia. Todo lo dems (principios sobre la propiedad, sobre el
trabajo, etc.) est subordinado a este principio primero -y primordial.
No se hace ninguna diferencia entre hombre y mujer, al contrario, ambos, en su
conjunto, son presentados como creados a imagen de Dios. Ninguno de los
dos puede usurpar la representacin de la humanidad solo. El uno no puede
existir sin el otro y no existe ninguna jerarqua originaria entre ambos. El gnero
implica diferenciacin ms no jerarqua.
"no matars,
no cometers adulterio,
no robars,
no dars testimonio en falso contra tu prjimo,
no codiciars la casa de tu prjimo,
no codiciars la mujer de tu prjimo,
ni su siervo, ni su sierva,
ni su buey, ni su asno,
ni nada que sea.de tu prjimo. " (Ex 20, 13-17).
Estas reglas sociales rigen en prcticamente todas las sociedades. Se parecen
mucho al "ama sua, ama llulla, ama kella" o a cualquier otra formulacin de
reglas mnimas para que pueda funcionar una sociedad. Es necesario que se
protejan algunas instancias que sostienen la sociedad:
2.1.3 La justicia
"No quede en tu mano hasta el siguiente da el salario del jornalero." (Lev 19,
13)
(ls 10.1-2)
Ser solidario no es una cuestin de clculos, para dar o prestar al que sabemos
que nos va a devolver con creces. La solidaridad es dar al que necesita, sin
pensar si nos va a poder devolver o no. Por ello, el Antiguo Testamento pone
en el primer lugar de preocupacin de todos al triduo: "hurfano, viuda y
extranjero", personas que en aquella sociedad tenan mucha dificultad porque
nadie les protega. La solidaridad deber empezar con ellos. Si somos
solidarios con ellos, ya se estar haciendo justicia.
2.2.1 La Ley
Muchos han escrito que el Nuevo Testamento vino a terminar con el Antiguo.
No es lo que dice el mismo Jess: "No piensen que he venido a abolir las
enseanzas de la ley y los profetas, no he venido a aboliras sino a llevarlas a
su plenitud. " (Mt 5,17). Lo que cambia no es el contenido sino el lugar de la ley.
Jess reemplaza la ley por el amor. Hemos visto que el amor ya era una
exigencia del Antiguo Testamento. Ahora se trata de la exigencia primordial,
ante la cual todo lo dems, incluso la ley, tiene que inclinarse. Jess siempre
cuenta con la libertad de la persona para cumplir con la voluntad del Padre.
Nunca har las cosas porque s, sino que las har por amor, respetando la
libertad de la otra persona.
A. Fundamentos
Entre los textos evanglicos encontramos el fundamento del actuar del cristiano
con mayor claridad, en el evangelio de Mateo. La base es la misma que en el
Antiguo Testamento: quien quiere honrar a Dios tiene que respetar a su
hermane), lo que vimos desde la pregunta de Can. En Mateo Jess nos
recuerda la misma lgica.
Mateo 5,23-24
(1 Jn 3,17; 4,20-21)"
"Nadie puede servir a dos seores; porque aborrecer a uno y amar al otro; o
bien se entregar a uno y despreciar al otro. No pueden servir a Dios y al
Dinero. "
Mateo 6,24
"Han odo que se dijo a los antepasados: No matars; y aquel que mate ser
reo ante el tribunal. Pues yo les digo: todo aquel que se encolerice contra su
hermano ser reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano imbcil ser
reo ante el Sanedrn; y el que le llame renegado, ser reo de la gehenna de
fuego.
Mateo 5,21-22
"El amor es una apuesta, insensata, por la libertad. No la ma, la ajena. "
Con el amor salimos de la reciprocidad que tiene el riesgo de comercializar
nuestras relaciones: "yo te hago tal cosa con tal de que t me devuelvas tal
otra". Jess justamente nos pide superar ese tipo de relacin. All radica una
novedad radical:
"Han odo que se dijo: amars a tu prjimo y odiars a tu enemigo. Pues yo les
digo: amen a sus enemigos y nieguen por los que les persigan, para que sean
hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover
sobre justos e injustos. Porque si aman a los que les aman, qu recompensa
van a tener? No hacen eso mismo tambin los publcanos? Y si no saludan
ms que a sus hermanos, qu hacen de particular? No hacen eso mismo
tambin los gentiles? Ustedes, pues, sean perfectos como es perfecto su
Padre celestial"
Mateo 5, 43-4840
Mateo 25,31-40
Para poder amar de tal forma, tendremos que recurrir al perdn. Jess
recuerda la indiscutible importancia del perdn en la vida del cristiano. Incluso
hace de ello la condicin para nuestro propio perdn. El Padre Nuestro
recuerda claramente:
Mateo 6,12
Es decir que nosotros tenemos que haber perdonado antes de poder pedir
perdn a Dios. La traduccin de la Biblia de Jerusaln, aqu citada, ha
reemplazado el verbo original "perdonamos" (en pretrito, para traducir el
aorista griego que designa una accin terminada, concluida en el pasado) por
"hemos perdonado" (un pasado compuesto) porque en castellano la forma del
pretrito y del presente en la primera persona del plural muchas veces se
confunden. Desafortunadamente no todas las traducciones al castellano toman
en cuenta esta particularidad.
B. Aplicaciones
a) La propiedad
En Lucas se recuerda algo similar en la parbola del rico y del pobre Lzaro
(Lucas 16,19-31). No se le reprocha al rico (que no tiene nombre en la
parbola) de ser malo, sino de no haber visto la necesidad de Lzaro, de no
haberle dado siquiera las migajas (Lc 16,21). Jess varias veces advierte sobre
el peligro de dejarse tentar por poner su confianza en los bienes. Por ello la
dificultad para un rico en entrar en el Reino de los cielos (Mt. 19,23-26 y
paralelos en Marcos y Lucas). La propiedad est hecha para compartir.
Lucas 12,33-34
No se trata de despreciar los bienes, sino de darles buen uso, un uso fraterno y
solidario. Los bienes no nos ofrecen salvacin. Jess narra por ello la parbola
del que puso su confianza en los bienes:
"Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre s
diciendo: Qu har pues no tengo donde reunir mi cosecha? Y dijo: Voy a
hacer eso: voy a demoler mis graneros y edificar otros ms grandes y reunir
all todo mi trigo y mis bienes y dir a mi alma, alma, tienes muchos bienes en
reserva para muchos aos, descansa, come, bebe, banquetea. Pero Dios e
dijo: Necio! Esta misma noche te reclamarn el alma; las cosas que
preparaste, para quin ser? As es el que atesora riquezas para s y no se
enriquece en orden a Dios. "
Lucas 12,16-21
b) La no-violencia
Si hay que amar hasta al enemigo, si no se puede maldecir al hermano sin ser
reo del tribunal, es evidente que habr que buscar una salida alternativa a la
violencia para salir de la espiral de la violencia. Todos conocemos el famoso:
"mostrar la otra mejilla". Sin embargo, la traduccin de esta percopa no
siempre es adecuada.
"Han odo que se dijo: ojo por ojo y diente por diente. Pues yo les digo: no
resistan al mal, antes bien, a quien te abofetee en la mejilla derecha vulvele
tambin la diferente; al que quiere pleitear contigo para quitarte la tnica, djale
tambin el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con l dos. A quien
te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda. "
Mateo 5, 38-42
c) La regla de oro
Tobas 4,15
"Todo cuanto quieran que les hagan los hombres, hganselo tambin ustedes
a ellos, porque sta es la Ley y los Profetas"
Mateo 7,12
Texto de lectura
La propiedad en la Biblia
Con esa expresin, Jess deja en claro que su mensaje no puede ser utilizado
para sustentar la preferencia por tal o cual tipo de distribucin de bienes. Su
mensaje es de otra ndole. Claro que habr que salvaguardar la justicia, la
fraternidad, la solidaridad con los ms pequeos. Pero ello no implica de por s
un sistema de distribucin sacralizado por Jess.
Ya que estos textos han sido ampliamente trabajados por los Padres y por la
propia Doctrina Social de la Iglesia, nos limitaremos a un breve recuento de los
mismos.
" Y Dios los bendijo y les dijo: sean fecundos y multiplquense, llenen la tierra y
somtanla; manden en los peces del mar y en las aves del cielo, y en todo
animal que serpea sobre la tierra. Vean que les he dado toda hierba de semilla
que existe sobre la faz de la tierra, as como todo rbol que lleva fruto de
semilla; para ustedes ser de alimento." Gnesis 1, 28-29
Si bien los bienes creados son para todos, no quiere decir que la propiedad
privada no existe. En el Declogo hay un mandamiento referido a la prohibicin
de robar (Ex. 20,15). Su mera formulacin implica que exista la propiedad
privada y que haba que respetarla. De igual forma el precepto del trabajo para
el ser humano implica que el fruto del trabajo es para el trabajador, lo que a su
vez implica una forma de propiedad privada.
"No me des pobreza ni riqueza, djame gustar mi bocado de pan, no sea que
llegue a hartarme y reniegue, y diga 'Quin es YHWH?' " Prov 20,14
La opulencia trae el riesgo de olvidarse de Dios. Hace que uno se llene de
orgullo, se olvide de la fuente de la vida y reniegue de ella. El signo del olvido
se refleja en la falta de preocupacin por el hermano pobre. En eso el rico
demuestra que Dios no tiene lugar en su vida.
Jess retomar esa idea en la parbola de Lzaro y el rico (Lucas 16, 19-31).
Por ello es difcil que un rico entre en el Reino de los cielos. No es que la
riqueza sea mala, sino que puede llevar a olvidarse del hermano y por lo tanto
de Dios. No hay que amontonar riquezas en la tierra sino en el cielo.
Los bienes no salvan, slo Dios salva. Si uno tiene bienes, que los utilice para
remediar la pobreza de sus hermanos44, si no, no le sirven de nada, ms bien
pueden alejarlo de Dios. Las riquezas no pueden aadir un da a la vida (Cfr.
Lucas 12, 16-21).
Los regmenes de propiedad pueden ser distintos. Los Hechos recuerdan las
formas de tenencia en las primeras comunidades: propiedad privada y
comunitaria: "nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en comn
entre ellos" (Hechos 4,32). El episodio de Ananas y Safira (Hechos 5) recuerda
que existan tensiones entre ambas formas de propiedad45. Sin embargo, la
propiedad colectiva no necesariamente es considerada como la nica. En la
carta a Filemn, Pablo no tiene problemas en recordar sus obligaciones como
cristiano a Filemn, al presentarle su esclavo.
Esta prctica del ao sabtico (cada 7 aos) y del Ano de Jubileo (cada 50
aos), parecen una tradicin bastante antigua en el pueblo de Israel,
probablemente ligada al inicio de la poca de los Jueces. Su aplicacin se rige
por ciertas leyes y costumbres. As por ejemplo, el hecho de dejar reposar las
tierras slo se aplica en Israel, no en los dems pases, ya que el precepto se
dio para " cuando entren en la tierra que les voy a dar " (Lev 25,2). En la
actualidad se sigue manteniendo la costumbre de no sembrar en los terrenos
propios durante el ao sabtico y con mayor razn durante el Ao de Jubileo.
Sin embargo, su aplicacin cre varios problemas, incluso de orden estratgico
en Israel. Para remediar a ello, se propuso vender la tierra simblicamente a un
musulmn por el lapso del ao sabtico para luego recuperarla. De esa forma
se puede sembrar la tierra que formalmente ya no pertenece a un judo48,
manteniendo la produccin sin poner en peligro la sobrevivencia del pueblo.