MORIN. Introduccion Al Pensamiento Complejo. Parte 2

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Texto de: MORIN, Edgar (1997). Introduccin al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa.

(Inicio en pgina 39).


EL DISEO Y EL DESIGNIO COMPLEJOS.

La ciencia del hombre no tiene fundamento alguno que enrace al fenmeno humano en el
universo natural, ni mtodo apto para aprehender la extrema complejidad que lo distingue de todo
otro fenmeno natural conocido. Su estructura explicativa es an la de la fsica del siglo xix, y su
ideologa implcita es siempre la del Cristianismo y el Humanismo occidentales: la sobre-
naturalidad del Hombre.
Que se entienda desde ahora mi camino: es un movimiento sobre dos frentes, aparentemente
divergentes, antagonistas, pero inseparables ante mis ojos; se trata, ciertamente, de reintegrar al
hombre entre los otros seres naturales para distinguirlo, pero no para reducirlo. Se trata, en
consecuencia, de desarrollar al mismo tiempo una teora, una lgica, una epistemologa de la
complejidad que pueda resultarle conveniente al conocimiento del hombre. Por lo tanto lo que se
busca aqu es la unidad del hombre y, al mismo tiempo, la teora de la ms alta complejidad
humana.
Es un principio de races profundas cuyos desarrollos se ramifican cada vez ms alto en el follaje.
Yo me sito, entonces, bien por afuera de dos clanes antagonistas, uno que borra la diferencia
reducindola a la unidad simple, otro que oculta la unidad porque no ve ms que la diferencia:
bien por afuera, pero tratando de integrar la verdad de uno y otro, es decir, de ir ms all de la
alternativa.
La investigacin que he emprendido me ha llevado cada vez ms a la conviccin de que tal
transgresin debe conllevar una reorganizacin en cadena de eso que nosotros entendemos
como el concepto de ciencia. A decir verdad, (Inicio de pgina 40), un cambio fundamental, una
revolucin paradigmtica, nos han parecido necesarios y cercanos. El espesor de las evidencias
ya est minado, la tranquilidad de las ignorancias sacudida, las alternativas ordinarias ya pierden
su carcter absoluto, otras alternativas se bosquejan; lo que la autoridad ha ocultado, ignorado,
rechazado, ya surge de la sombra, mientras que lo que pareca la base del conocimiento se fisura.

La Indoamrica.
Estamos, en ese sentido, mucho ms avanzados y, a la vez, mucho ms atrs de lo que
pudiramos creer. Hemos descubierto ya las primeras costas de Amrica, pero todava creemos
que se trata de la India. Las fisuras y los desgarros en nuestra concepcin del mundo no
solamente se han vuelto enormes hiatos, sino que adems esos hiatos dejan entrever, cmo bajo
el caparazn de un crustceo en mutacin, como bajo el desmembramiento de un capullo, los
fragmentos an no ligados entre s, la nueva piel an plegada y encogida, la nueva figura, la
nueva forma.
As es que haba, desde el comienzo, dos brechas en el cuadro epistemolgico de la ciencia
clsica. La brecha microfsica revel la interdependencia de sujeto y objeto, la insercin del azar
en el conocimiento, la deificacin de la nocin de materia, la irrupcin de la contradiccin lgica en
la descripcin emprica; la brecha macrofsica una en una misma entidad los conceptos hasta
entonces absolutamente heterogneos de espacio y tiempo y destrua todos nuestros conceptos
desde el momento en que eran llevados ms all de la velocidad de la luz.
* 1. Tomado de <Science et complexit>, en ARKALL Communications, Volumen 1, Fascculo 1,
1976. Fin de asterisco, vuelta al texto.
Pero esas dos brechas estaban infinitamente lejos de nuestro mundo, una en lo, (Inicio de pgina
41), muy pequeo, la otra en lo muy grande. No queramos darnos cuenta que las amarras de
nuestra concepcin del mundo venan de destruirse en los dos infinitos, que nosotros no
estbamos, en nuestra banda media, en el terreno firme de una isla rodeada por el ocano,
sino sobre una alfombra voladora.
No hay ms terreno firme, la materia no es ms la realidad masiva elemental y simple a la cual
se pudiera reducir la phisis. El espacio y el tiempo no son ms entidades absolutas e
independientes. No hay ms, no solamente una base emprica simple, sino tampoco una base
lgica simple (nociones claras y distintas, realidad no ambivalente, no contradictoria, estrictamente
determinada) que pueda constituir el sustrato fsico. De all una consecuencia capital: lo simple
(las categoras de la Fsica clsica que constituyen el modelo de toda ciencia) no es ms el
fundamento de todas las cosas, sino un pasaje, un momento entre dos complejidades, la
complejidad micro-fsica y la complejidad macro-cosmo-fsica.

La teora sistmica.
La Teora de Sistemas y la. Ciberntica se recortan en una zona incierta comn. En principio, el
campo de la Teora de Sistemas es mucho ms amplio, casi universal, porque en un sentido toda
realidad conocida, desde el tomo hasta la galaxia, pasando por la molcula, la clula, el
organismo y la sociedad, puede ser concebida como sistema, es decir, como asociacin
combinatoria de elementos diferentes.
De hecho, la Teora de Sistemas, que empez con von Bertalanffy como una reflexin sobre la
Biologa, se expandi frondosamente, a partir de los aos 1950, en las ms variadas direcciones.
Podramos decir, de la Teora de Sistemas, que ofrece un aspecto incierto para el observador
exterior y, para, (Inicio de pgina 42), aqul que penetra en ella, revela al menos tres facetas, tres
direcciones contradictorias. Hay un sistemismo fecundo que lleva en s un principio de
complejidad; (Nota 1), hay un sistemismo vago y plano, fundado sobre la repeticin de algunas
verdades aspticas primeras (holsticas) que nunca llegaran a ser operantes; est, finalmente,
el system analysis, que es el equivalente sistmico del engineering ciberntico, pero mucho
menos fiable, y que transforma el sistemismo en su contrario, es decir, como el trmino analysis
indica, en operaciones reduccionistas.
El sistemismo tiene, en principio, los mismos aspectos fecundos que la Ciberntica (sta,
refirindose al concepto de mquina, conserva en la abstraccin algo de su origen concreto y
emprico). La virtud sistmica es: a) haber puesto en el centro de la teora, con la nocin de
sistema, no una unidad elemental discreta, sino una unidad compleja, un todo que no se reduce
a la suma de sus partes constitutivas; b) haber concebido la nocin de sistema, no como una
nocin real, ni como una nocin puramente formal, sino como una nocin ambigua o fantasma;
c) situarse en un nivel transdisciplinario que permite concebir, al mismo tiempo, tanto la unidad
como la diferenciacin de las ciencias, no solamente segn la naturaleza material de su objeto,
sino tambin segn los tipos y las complejidades de los fenmenos de asociacin/organizacin.
En este ltimo sentido, el campo de la Teora de Sistemas es, no solamente ms amplio que el de
la Ciberntica, sino de una amplitud que se extiende a todo lo cognoscible.

(Inicio de pgina 43), El sistema abierto.


La de sistema abierto es, originalmente, una nocin termodinmica, cuyo carcter primario era el
de permitir circunscribir, de manera negativa, el campo de aplicacin del segundo principio, que
requiere la nocin de sistema cerrado, es decir, que no dispone de una fuente energtica material
exterior a s mismo. Tal definicin no hubiera ofrecido inters alguno si no fuera que se poda, a
partir de all, considerar a un cierto nmero de sistemas fsicos (la llama de una vela, el remolino
de un ro alrededor del pilar de un puente) y, sobre todo, a los sistemas vivientes, como sistemas
cuya existencia y estructura dependen de una alimentacin exterior y, en el caso de los sistemas
vivientes, no solamente material-energtica, sino tambin organizacional-informacional.
Esto significa:
a) que se constituy un puente entre la Termodinmica y la ciencia de lo viviente;
b) que una idea nueva se ha desarrollado, que se opone a las nociones fsicas de
equilibrio/desequilibrio, y que est ms all de una y otra, contenindolas, en un sentido.
Un sistema cerrado, como una piedra, una mesa, est en estado de equilibrio, es decir que los
intercambios de materia y energa con el exterior son nulos. Por el contrario, la constancia de la
llama de una vela, la constancia del medio interno de una clula o de un organismo, no estn
ligados en modo alguno a un equilibrio semejante; hay, por el contrario, desequilibrio en el flujo
energtico que los alimenta y, sin ese flujo, habra un desorden organizacional que conllevara una
decadencia rpida.
En primer lugar, el desequilibrio nutricional permite al sistema mantenerse en aparente equilibrio,
es decir, en estado de estabilidad y de continuidad, y ese equilibrio, (Inicio de pgina 44), aparente
no puede mas que degradarse si queda librado a s mismo, es decir, si hay clausura del sistema.
Una vez asegurado, ese estado, constante y, por lo tanto, frgil (steady state en la terminologa
inglesa, estado estable), tiene algo de paradjico: las estructuras se mantienen mientras los
constituyentes cambian; y as es que tenemos no solamente al remolino, o a la llama de la vela,
sino a nuestros organismos, donde nuestras molculas y nuestras clulas se renuevan, mientras
que el conjunto permanece aparentemente estable y estacionario. En un sentido, el sistema debe
cerrarse al mundo exterior a fin de mantener sus estructuras y su medio interno que, si no, se
desintegraran. Pero es su apertura lo que permite su clausura.
El problema se vuelve an ms interesante desde el momento en que uno supone una relacin
indisoluble entre el mantenimiento de la estructura y el cambio de los constituyentes, y nos
abrimos a un problema clave, primordial, central, evidente, del ser viviente, problema sin embargo
ignorado y oculto, no solamente por la antigua fsica, sino tambin por la metafsica
occidental/cartesiana, para la cual todas las cosas vivientes son consideradas como entidades
cerradas, y no como sistemas organizando su clausura (es decir, su autonoma) en y por su
apertura.
Dos consecuencias capitales se desprenden, entonces, de la idea de sistema abierto: la primera
es que las leyes de organizacin de lo viviente no son de equilibrio; sino de desequilibrio,
retomado o compensado, de dinamismo estabilizado. Vamos a preparar el terreno para esas
ideas. La segunda consecuencia, quiz ms importante an, es que la inteligibilidad del sistema
debe encontrarse no solamente en el sistema mismo, sino tambin en su relacin con el
ambiente, y esa relacin no es una simple dependencia, sino que es constitutiva del sistema. La
realidad est, de all en ms, tanto en el vnculo como en la distincin entre el sistema abierto y su
ambiente.
Ese vnculo es absolutamente crucial desde el punto de vista, (Inicio de pgina 45),
epistemolgico, metodolgico, terico, emprico. Lgicamente, el sistema no puede ser
comprendido ms que incluyendo en s al ambiente, que le es a la vez ntimo y extrao y es parte
de s mismo siendo, al mismo tiempo, exterior.
Metodolgicamente se vuelve difcil estudiar sistemas abiertos como entidades radicalmente
aislables. Terica y empricamente, el concepto de sistema abierto abre la puerta a una teora de
la evolucin, que no puede provenir ms que de interacciones entre sistema y eco-sistema y que,
en sus lazos organizacionales ms notables, puede ser concebido como un desborde del sistema
en un meta-sistema. La puerta est, de all en ms, abierta hacia una Teora de Sistemas auto-
eco-organizadores, por cierto abiertos ellos mismos (porque lejos de escapar a la apertura, la
evolucin hacia la complejidad la acrecienta), es decir, de sistemas vivientes.
Finalmente, siendo la relacin fundamental entre los sistemas abiertos y el eco-sistema de orden
material-energtico y, a la vez, organizacional/informacional, se podra tratar de comprender el
carcter al mismo tiempo determinado y aleatorio de la relacin eco-sistmica.
Es extraordinario que una idea tan fundamental como la de sistema abierto haya emergido tarda y
localmente (lo que muestra a qu punto lo ms difcil de percibir es la evidencia). De hecho, ella
est presente aunque no explcitamente desarrollada, en ciertas teoras, notablemente en Freud
donde el Yo es un sistema abierto al mismo tiempo sobre el ello y el superyo, no pudiendo
constituirse ms que a partir de uno y otro, manteniendo relaciones ambiguas pero fundamentales
con uno y otro; la idea de personalidad, en la Antropologa Cultural, implica igualmente que sta
sea un sistema abierto sobre la cultura (pero desafortunadamente, en esa disciplina, la cultura es
un sistema cerrado).
El concepto de sistema abierto tiene valor paradigmtico. Como lo ha sealado Maruyama,
concebir todo objeto, (Inicio de pgina 46), y entidad como cerrado implica una versin
clasificatoria, analtica, reduccionista del mundo, una causalidad unilineal. Es esa visin la que
produjo excelencia en la Fsica entre los siglos XVII a XIX, pero hace agua hoy, por todas partes,
con las profundizaciones y avances hacia la complejidad.
Se trata, de hecho, de producir una revuelta epistemolgica a partir de la nocin de sistema
abierto. Los que viven en el universo clasificatorio operan con el supuesto de que todos los
sistemas son cerrados, a menos que se especifique lo contrario. (Nota 2). Para m, el teorema de
Gdel, produciendo una brecha irreparable en todo sistema axiomtico, permite concebir la teora
y la lgica como sistemas abiertos.
La Teora de Sistemas rene sincrticamente los elementos ms diversos: en un sentido, caldo
excelente de cultivo, en otro, confusin. Pero ese caldo de cultivo ha suscitado contribuciones a
menudo muy fecundas en su diversidad misma.
De manera un poco anloga a la Ciberntica, pero en un campo diferente, la Teora de Sistemas
se ocupa de un middle-range. Por una parte, apenas si ha explorado el concepto de sistema en s
misma, satisfacindose en ese punto fundamental de un holismo totalizante. Por otra parte,
apenas ha explorado del lado de la auto-organizacin y de la complejidad. Queda un enorme
vaco conceptual, entre la nocin de sistema abierto y la complejidad del sistema viviente ms
elemental, que las tesis sobre la jerarqua de von Bertalanffy no llegan a rellenar. (Despus de
ese texto de 1976, hubo trabajos notables en el sentido complejo, notablemente los de Jean-Louis
Le Moigne en La Teora del Sistema General, PUF, 1990, la obra de Yves Barel, La paradoja y el
sistema, PUF, 1979, (Inicio de pgina 47), y El concepto de sistema poltico de Jean-Louis
Vuillerme, PUF, 1989).
Finalmente, la Teora de Sistemas, dado que responde a una necesidad cada vez ms urgente,
hace a menudo su entrada en las ciencias humanas por dos lados equivocados, uno tecnocrtico,
(Nota 3), y el otro totalizador: mucha abstraccin general despegada de lo concreto, y no llega a
formar un modelo. Pero, no nos olvidemos, el germen de la unidad de la ciencia est all. El
sistemismo, si ha de ser superado debe, en todo caso, ser integrado.

Informacin / Organizacin.
Ya hemos encontrado la nocin de informacin en la Ciberntica, podramos tambin haberla
encontrado en la Teora de Sistemas; pero es necesario que consideremos a la informacin no
como un ingrediente, sino como una teora que llama a un anlisis preliminar autnomo.
La informacin es una nocin nuclear pero problemtica. De all, toda su ambigedad: no
podemos decir casi nada acerca de ella, pero tampoco podemos prescindir de ella.
La informacin surgi con Hartley y, sobre todo, con Shannon y Weawer, en su aspecto, por una
parte, comunicacional (se trataba de la transmisin de mensajes y se ha encontrado integrada en
una Teora de la Comunicacin); por otra parte, en su aspecto estadstico (basado en la
probabilidad o, ms bien, la improbabilidad de aparicin de, (Inicio de pgina 48), tal o cual unidad
elemental portadora de informacin, o binary digit, bit). Su primer campo de aplicacin fue su
campo de emergencia: la Telecomunicacin.
Pero muy rpidamente la transmisin de informacin tom, con la Ciberntica, un sentido
organizacional: de hecho, un programa portador de informacin no hace ms que comunicar un
mensaje a un ordenador que computa cierto nmero de operaciones.
Ms asombrosa an fue la posibilidad de extrapolar muy heursticamente la teora al dominio
biolgico. Desde que se estableci que la autorreproduccin de la clula (o del organismo) poda
ser concebida a partir de una duplicacin de un material gentico o ADN, desde que se concibi
que el ADN constitua una suerte de doble hlice cuyos escalones estaban formados por cuasi-
signos qumicos cuyo conjunto poda constituir un cuasi-mensaje hereditario, la reproduccin
poda entonces ser concebida como la copia de un mensaje, es decir, una emisin-recepcin
incorporable al cuadro de la Teora de la Comunicacin: uno poda asimilar cada uno de los
elementos qumicos a unidades discretas desprovistas de sentido (como los fonemas o las letras
del alfabeto), combinndose en unidades complejas dotadas de sentido (como las palabras). Ms
an, la mutacin gentica fue asimilada a un ruido perturbador de la emisin del mensaje, y
provocador de un error (al menos con respecto al lenguaje originario) en la constitucin del
nuevo mensaje. El mismo esquema informacional poda ser aplicado al funcionamiento mismo de
la clula, donde el ADN constituye una suerte de programa que orienta y gobierna las
actividades metablicas. De ese modo, la clula poda ser cibernetizada, y el elemento clave de
esa explicacin ciberntica se encontraba en la informacin.
Aqu tambin una teora de origen comunicacional era aplicada a una realidad de tipo
organizacional. Y, en esa aplicacin, haca falta considerar a la informacin organizacional, ya sea
como memoria, ya sea como mensaje, (Inicio de pgina 49), ya sea como programa, o ms bien
como todo eso a la vez.
Ms an: si la nocin de informacin poda, por una parte, integrarse en la nocin de organizacin
biolgica, poda, por otra parte, ligar de manera sorprendente a la Termodinmica, es decir a la
Fsica, y a la Biologa.
En efecto, el segundo principio de la Termodinmica haba sido formulado mediante una ecuacin
de probabilidad que expresaba la tendencia a la entropa, es decir, al crecimiento, en el seno del
sistema, del desorden por sobre el orden, de lo desorganizado por sobre lo organizado. Al mismo
tiempo, se haba sealado que la ecuacin shannoniana de la informacin (H=KlnP) era como el
reflejo, el negativo, de la ecuacin de la entropa (S=KlnP), en el sentido de que la entropa crece
de manera inversa a la informacin. De all la idea explicitada por Brillouin de que haba una
equivalencia entre la informacin y la entropa negativa o neguentropa. Es decir que la
neguentropa no es nada ms que el desarrollo de la organizacin, de la complejidad.
Reencontramos aqu de nuevo el lazo entre organizacin e informacin, sumado a un fundamento
terico que permite aprehender el ligamen y la ruptura entre el orden fsico y el orden viviente.
El de informacin es entonces un concepto que establece el lazo con la Fsica siendo, al mismo
tiempo, el concepto fundamental desconocido de la Fsica. Es inseparable de la organizacin y de
la complejidad biolgicas. Hace entrar en la ciencia al objeto espiritual que no poda encontrar
lugar ms que en la metafsica. Es una nocin crucial, un nudo gordiano pero, como el nudo
gordiano, entreverado, inextricable. El de informacin es un concepto problemtico, no un
concepto solucin. Es un concepto indispensable, pero no es an un concepto elucidado y
elucidante.
Porque, recordmoslo, los aspectos surgidos de la Teora de la Informacin, el aspecto
comunicacional y el aspecto estadstico, son como la pequea superficie de un inmenso, (Inicio de
pgina 50), iceberg. El aspecto comunicacional no da cuenta para nada del carcter poliscpico
de la informacin, que se presenta a la observacin ya sea como memoria, ya sea como saber, ya
sea como mensaje, ya sea como programa, ya sea como matriz organizacional.
El aspecto estadstico ignora, incluso desde la perspectiva comunicacional, el sentido de la
informacin, no aprehende ms que el carcter probabilstico-improbabilstico, no la estructura de
los mensajes y, por supuesto, ignora todo el aspecto organizacional. Finalmente, la teora
shannoniana se ocupa del nivel de la entropa, de la degradacin de la informacin; se sita en el
marco de esta degradacin fatal, y lo que ha permitido, es conocer los medios que pudieran
retardar el efecto fatal del ruido. Es decir que la teora actual no es capaz de comprender ni el
nacimiento ni el crecimiento de la informacin.
As es que el concepto de informacin presenta grandes lagunas y grandes incertidumbres. Esta
es una razn no para rechazarlo, sino para profundizarlo. Hay, en ese concepto, una riqueza
enorme, subyacente, que quisiera tomar cuerpo y forma. Esa riqueza est, evidentemente, en las
antpodas de la ideologa informacional que reifica la informacin, la sustancializa, hace de ella
una entidad de la misma naturaleza que la materia y la energa y hace, en suma, regresar al
concepto hacia las funciones que tena por objetivo superar. Esto equivale a decir que la
informacin no es un concepto terminal, sino que es un concepto punto de partida. No nos revela
ms que un aspecto limitado y superficial de un fenmeno a la vez radical y poliscpico,
inseparable de la organizacin.

La organizacin.
La Ciberntica, la Teora de Sistemas, la Teora de la Informacin, cada una a su manera, del
modo como acabamos, (Inicio de pgina 51), de ver, en su fecundidad y, a la vez, en sus
insuficiencias, piden por una Teora de la Organizacin. La Biologa moderna, de manera
correlativa, ha pasado del organicismo al organizacionismo. Para Piaget, la cuestin est ya
planteada: Hemos, finalmente, venido a plantear al concepto de organizacin como concepto
central de la Biologa. (Nota 4). Pero Franois Jacob entiende que la Teora General de las
Organizaciones no est an elaborada, sino por edificarse.
La organizacin, nocin decisiva, apenas entrevista, no es an, si se me permite decirlo, un
concepto organizado. Esta nocin puede elaborarse a. partir de una complejizacin y de una
concretizacin del sistemismo, y aparecer todava como un desarrollo, an no logrado, de la
Teora de Sistemas; puede tambin decantarse a partir del organicismo, a condicin de que
haya una limpieza y una modelizacin que hagan aparecer a la organizacin en el organismo.
Importa sealar, desde ahora, la diferencia de nivel entre el organizacionismo, al que creemos
necesario, y el organicismo tradicional. El organicismo es un concepto sincrtico, histrico,
confuso, romntico. Parte del organismo concebido como totalidad armoniosamente organizada,
si bien lleva en s mismo al antagonismo y a la muerte.
Partiendo del organismo, el organicismo hace de l el modelo ya sea de macrocosmos
(concepcin organicista del universo), ya sea de la sociedad humana; as es que toda una
corriente sociolgica, en el siglo ltimo, quiso ver en la sociedad una analoga del organismo
animal, investigando minuciosamente las equivalencias entre vida biolgica y vida social.
Pero el organizacionismo no se esfuerza por revelar las analogas fenomnicas, sino por
encontrar los principios, (Inicio de pgina 52), de organizacin comunes, los principios de
evolucin de esos principios, los caracteres de sudiversificacin. De all en ms, y slo a partir de
all, las analogas fenomnicas pueden, eventualmente, encontrar algn sentido.
Pero por ms opuestos que sean, organizacionismo y organicismo tienen algn fundamento
comn. La nueva conciencia ciberntica no reniega de la analoga, que el organicismo se funde
sobre la analoga no implica que sta deba generarnos rechazo. Es ms bien porque haba
analogas planas y triviales, porque no haba fundamento terico para esas analogas, que el
organicismo debe ser criticado.
Como dice Judith Schlanger en su notable trabajo sobre el organicismo: Las equivalencias
minuciosas entre la vida biolgica y la vida social, tal como las disean Schaffle, Lilienfeld, Worms,
y aun Spencer, sus aproximaciones trmino a trmino, no son el soporte de la analoga, sino su
espuma. (Nota 5). Pero ese soporte es, venimos de decirlo, una concepcin a la vez confusa y
rica de la totalidad orgnica.
Acabamos de denunciar el romanticismo de esta concepcin. ahora conviene que nos
corrijamos. El organicismo romntico, como aqul del Renacimiento, como aqul del pensamiento
chino (Needham 1973), ha pensado siempre que el organismo obedece a una organizacin
compleja y rica, que no puede ser reducida a leyes lineales, a principios simples, a ideas claras y
distintas, a una visin mecanicista. Su virtud est en la intuicin de que la organizacin vital no
puede ser comprendida con la misma lgica que la organizacin de la mquina artificial, y que la
originalidad lgica del organismo se traduce en la complementariedad de trminos que, segn la
lgica clsica, son antagonistas, mutuamente rechazantes, contradictorios.
El organicismo, en una palabra, supone una organizacin completa y rica, pero no la propone. El
organismo es tambin una mquina en el sentido, (Inicio de pgina 53), en que ese trmino
significa totalidad organizada, pero de un tipo diferente al de las mquinas artificiales, ya que la
alternativa al reduccionismo no est en un principio vital, sino en una realidad organizacional
viviente. Vemos aqu hasta qu punto estamos totalmente desfasados con respecto a las
alternativas tradicionales: mquina/organismo, vitalismo/reduccionismo.
Pero si uno decide complementar la nocin de organizacin con la de organismo, si la primera no
es estrictamente reduccionista, analtica, mecanstica, si la segunda no es solamente totalidad
portadora de un misterio vital inexpresable, nos podemos entonces aproximar un poco ms al
problema de lo viviente. Porque es justamente con la vida que la nocin de organizacin toma un
espesor organsmico, se vuelve un misterio romntico. Es all donde aparecen los rasgos
fundamentales inexistentes en las mquinas artificiales: una relacin nueva con respecto a la
entropa, es decir una aptitud, que no sera ms que temporaria, para crear neguentropa, a partir
de la entropa misma; una lgica mucho ms compleja y sin duda diferente de aquella de toda
mquina artificial. Finalmente, ligado indisolublemente a los dos rasgos que acabamos de
enunciar, est el fenmeno de la auto-organizacin.

La auto-organizacin.
La organizacin viviente, es decir la auto-organizacin, est ms all de las posibilidades actuales
de aprehensin de la Ciberntica, la Teora de Sistemas, la Teora de la Informacin (por
supuesto, del Estructuralismo...) y aun del concepto mismo de organizacin, tal como aparece en
su desarrollo ms avanzado, en Piaget, donde permanece ciego a su pequeo prefijo recursivo
auto cuya importancia tanto fenomnica como epistemolgica se nos revelar como capital.
(Inicio de pgina 54), Es en otra parte que el problema de la auto-organizacin emerge: por una
parte, a partir de la Teora de los Autmatas auto-reproductores (self-reproducing automata) y, por
otra parte, a partir de una tentativa de teora meta-ciberntica (self-organizing systems).
En el primer sentido es la reflexin genial de von Neumann la que presenta los principios
fundamentales. (Nota 6). En el segundo sentido, los alcances tericos fueron audazmente
ensayados a lo largo de tres encuentros, notablemente por Ashby, von Foerster, Gottard Gunther y
algunos otros.
Pero la suerte de la teora de la auto-organizacin fue doblemente infortunada con respecto a la
Ciberntica, como se dijo, fue la aplicacin a las mquinas artificiales la que hizo la fortuna de la
Ciberntica y atrofi su desarrollo terico. Pero, si bien es concebible en principio construir una
teora de una mquina artificial auto-organizada y auto-reproductora, el estado de la tecnologa y
de la teora haca y an hace inconcebible actualmente la posibilidad de crear tal mquina. Como
revancha, la teora de la auto-organizacin estaba hecha para comprender lo viviente. Pero
permaneci demasiado abstracta, demasiado formal para tratar los datos y los procesos fsico-
qumicos que hacan a la originalidad de la organizacin viviente. De all que la teora de la auto-
organizacin no poda an aplicarse a nada prctico. Al mismo tiempo, los crditos cesaron pronto
de alimentar al primer esfuerzo terico, y los investigadores, surgidos ellos mismos de disciplinas
diversas, se dispersaron.
Por otra parte la teora de la auto-organizacin necesitaba una revolucin epistemolgica ms
profunda an que aqulla de la Ciberntica. Y eso contribuy a detenerla en sus posiciones de
partida. De todos modos, hay posiciones, (Inicio de pgina 55), de partida, si bien no se puede
hablar verdaderamente de teora.
1. Para empezar, Schrdinger puso de relieve desde 1945 la paradoja de la organizacin viviente,
que no parece obedecer al segundo principio de la Termodinmica.
2. Von Neumann inscribi la paradoja en la diferencia entre la mquina viviente (auto-
organizadora) y la mquina artefacto (simplemente organizada). En efecto, la mquina artefacto
est constituida por elementos extremadamente fiables (un motor de coche, por ejemplo, est
constituido por piezas verificadas, y hechas de la materia ms duradera y ms resistente posible
en funcin del trabajo que deben realizar). De todos modos, la mquina, en su conjunto, es mucho
menos fiable que cada uno de sus elementos tomados aisladamente. En efecto, basta una
alteracin en uno de sus constituyentes para que el conjunto se trabe, deje de funcionar, y no
pueda repararse ms que a travs de una intervencin exterior (el mecnico).
Por el contrario, otro es el caso con la mquina viviente (auto-organizada). Sus componentes son
muy poco confiables: son molculas que se degradan muy rpidamente, y todos los rganos
estn, evidentemente, constituidos por esas molculas; al mismo tiempo, vemos que en un
organismo las molculas, como las clulas, mueren y se renuevan, a tal punto que un organismo
permanece idntico a s mismo aunque todos sus constituyentes se hayan renovado. Hay, por lo
tanto, opuestamente al caso de la mquina artificial, gran confiabilidad del conjunto y dbil
confiabilidad de los constituyentes.
Esto muestra no solamente la diferencia de naturaleza, de lgica, entre los sistemas auto-
organizados y los otros, sino que muestra tambin que hay un lazo consustancial entre
desorganizacin y organizacin compleja, porque el fenmeno de desorganizacin (entropa)
prosigue su curso en lo viviente, ms rpidamente an que en, (Inicio de pgina 56), la mquina
artificial; pero, de manera inseparable, est el fenmeno de reorganizacin (neguentropa). All
est el lazo fundamental entre entropa y neguentropa, que no tiene nada de oposicin maniquea
entre dos entidades contrarias; dicho de otro modo, el lazo entre vida y muerte es mucho ms
estrecho, profundo, que lo que hubiramos alguna vez podido, metafsicamente, imaginar. La
entropa, en un sentido, contribuye a la organizacin que tiende a arruinar y, como veremos, el
orden auto-organizado no puede complejizarse ms que a partir del desorden o, ms an, a partir
del ruido (von Foerster), porque estamos en un orden informacional.
Ese es un fundamento de la auto-organizacin, y el carcter paradjico de esta proposicin nos
muestra que el orden de lo viviente no es simple, no depende de la lgica que aplicamos a todas
las cosas mecnicas, sino que postula una lgica de la complejidad.
3. La idea de auto-organizacin opera una gran mutacin en el status ontolgico del objeto, que va
ms all de la ontologa ciberntica.
a) Ante todo, el objeto es fenomnicamente individual, lo que constituye una ruptura con los
objetos estrictamente fsicos dados en la naturaleza. La fsico-qumica estudia, por una parte, las
leyes generales que rigen a esos objetos y, por otra parte, sus unidades elementales, la molcula,
el. tomo, que estn a partir de all aislados de su contexto fenomnico (es decir, que hay
disociacin del ambiente, juzgado siempre como prescindible). Los objetos fenomnicos del
universo estrictamente fsico-qumico no tienen un principio de organizacin interno. Por el
contrario, para los objetos auto-organizadores, hay adecuacin total entre la forma fenomnica y
el. principio de organizacin. Ese aspecto, tambin en este caso, disocia las perspectivas entre lo
viviente y lo no viviente. Ciertamente, el objeto ciberntico, tratndose de la mquina artificial,
(Inicio de pgina 57), dispone de una organizacin ligada a su principio de organizacin; pero ese
principio de organizacin es externo, es debido al hombre. Es aqu que la individualidad del
sistema viviente se distingue de aquella de otros sistemas cibernticos.
b) En efecto, est dotado de autonoma, autonoma ciertamente relativa, debemos recordarnos
(sin cesar), pero autonoma organizacional, organsmica y existencial. La auto-organizacin es,
efectivamente, una meta-organizacin con respecto a los rdenes de organizacin preexistentes,
con respecto, evidentemente, a aquellos de las mquinas artificiales. Esa extraa relacin, esta
coincidencia entre lo meta y lo auto merece meditacin.
En este caso, somos llevados a inocular en el objeto, mucho ms profundamente que lo que lo
haca la Ciberntica, algunos de los privilegios que, hasta ahora, eran del sujeto, lo que nos
permite, al mismo tiempo, entrever cmo la subjetividad humana puede encontrar sus fuentes, sus
races, en el as llamado mundo objetivo.
Pero, al mismo tiempo que el sistema auto-organizador se desprende del ambiente y se distingue
de l, y de all su autonoma y su individualidad, se liga tanto ms a ese ambiente al incrementar
la apertura y el intercambio que acompaan a todo progreso de la complejidad: es auto-eco-
organizador. Mientras que el sistema cerrado no tiene nada de individualidad, ni de intercambio
que acompaan a todo progreso de la complejidad: es auto-eco-organizador. Mientras que el
sistema cerrado no tiene nada de individualidad, ni de intercambios con el exterior, y establece
relaciones muy pobres con el ambiente, el sistema auto-eco-organizador tiene su individualidad
misma ligada a relaciones muy ricas, aunque dependientes, con el ambiente. Si bien ms
autnomo, est menos aislado. Necesita alimentos, materia/energa, pero tambin informacin,
orden (Schrdinger). El ambiente est, de pronto, dentro de l y, como veremos, juega un rol co-
organizador. El sistema, (Inicio de pgina 58), auto-eco-organizador no puede, entonces, bastarse
a s mismo, no puede ser totalmente lgico ms que introduciendo, en s mismo, al ambiente
ajeno. No puede completarse, cerrarse, bastarse a s mismo.

La complejidad.
La idea de complejidad estaba mucho ms diseminada en el vocabulario comn que en el
cientfico. Llevaba siempre una connotacin de advertencia al entendimiento, una puesta en
guardia contra la clarificacin, la simplificacin, la reduccin demasiado rpida. De hecho, la
complejidad tena tambin delimitado su terreno, pero sin la palabra misma, en la Filosofa: en un
sentido, la dialctica, y en el terreno lgico, la dialctica hegeliana, eran su dominio, porque esa
dialctica introduca la contradiccin y la transformacin en el corazn de la identidad.
En ciencia, sin embargo, la complejidad haba surgido sin decir an su nombre, en el siglo XX, en
la micro-fsica y en la macro-fsica. La microfsica abra una relacin compleja entre el observador
y lo observado, pero tambin una nocin ms que compleja, sorprendente, de la partcula
elemental que se presenta al observador ya sea como onda, ya como corpsculo. Pero la
microfsica era considerada como caso lmite, como frontera... y se olvidaba que esa frontera
conceptual concerna de hecho a todos los fenmenos materiales, incluidos los de nuestro propio
cuerpo y los de nuestro propio cerebro. La macro-fsica, a su vez, haca depender a la
observacin del lugar del observador y complejizaba las relaciones entre tiempo y espacio
concebidas, hasta entonces, como esencias trascendentes e independientes.
Pero esas dos complejidades micro y macrofsicas eran rechazadas a la periferia de nuestro
universo, si bien se ocupaban de fundamentos de nuestra physis y de caracteres intrnsecos,
(Inicio de pgina 59), de nuestro cosmos. Entre ambas, en el dominio fsico, biolgico, humano, la
ciencia reduca la complejidad fenomnica a un orden simple y a unidades elementales.
Esa simplificacin, repitmoslo, haba nutrido al impulso de la ciencia occidental desde el siglo
XVII hasta fines del siglo XIX. En el siglo XIX y a comienzos del XX, la estadstica permiti tratar la
interaccin, la interferencia. (Nota 7). Se trat de refinar, de trabajar variancia y covariancia, pero
siempre de un modo insuficiente, y siempre dentro de la misma ptica reduccionista que ignora la
realidad del sistema abstracto de donde surgen los elementos a considerar.
Es con Wiener y Ashby, los fundadores de la Ciberntica, que la complejidad entra
verdaderamente en escena en la ciencia. Es con von Neumann que, por primera vez, el carcter
fundamental del concepto de complejidad aparece enlazado con los fenmenos de auto-
organizacin.
Qu es la complejidad? A primera vista, es un fenmeno cuantitativo, una cantidad extrema de
interacciones e interferencias entre un nmero muy grande de unidades. De hecho, todo sistema
auto-organizador (viviente), hasta el ms simple, combina un nmero muy grande de unidades,
del orden del billn, ya sean molculas en una clula, clulas en un organismo (ms de diez
billones de clulas, (Inicio de pgina 60), en el cerebro humano, ms de treinta billones en el
organismo).
Pero la complejidad no comprende solamente cantidades de unidades e interacciones que
desafan nuestras posibilidades de clculo; comprende tambin incertidumbres,
indeterminaciones, fenmenos aleatorios. En un sentido, la complejidad siempre est relacionada
con el azar.
De este modo, la complejidad coincide con un aspecto de incertidumbre, ya sea en los lmites de
nuestro entendimiento, ya sea inscrita en los fenmenos. Pero la complejidad no se reduce a la
incertidumbre, es la incertidumbre en el seno de los sistemas ricamente organizados. Tiene que
ver con los sistemas semi-aleatorios cuyo orden es inseparable de los azares que incluyen. La
complejidad est as ligada a una cierta mezcla de orden y de desorden, mezcla ntima, a
diferencia del orden desorden estadstico, donde el orden (pobre y esttico) reina a nivel de las
grandes poblaciones, y el desorden (pobre, por pura indeterminacin) reina a nivel de las
unidades elementales.
Cuando la Ciberntica reconoci la complejidad fue para rodearla, para ponerla entre parntesis,
pero sin negarla: era el principio de la caja negra (black-box); se consideraban las entradas en el
sistema (inputs) y las salidas (outputs), lo que permita estudiar los resultados del funcionamiento
de un sistema, la alimentacin que necesitaba, relacionar inputs y outputs, sin entrar, sin embargo,
en el misterio de la caja negra.
Pero el problema terico de la complejidad es el de la posibilidad de entrar en las cajas negras. Es
el de considerar la complejidad organizacional y la complejidad lgica. En este caso, la dificultad
no est solamente en la renovacin de la concepcin del objeto, sino que est en revertir las
perspectivas epistemolgicas del sujeto, es decir, el observador cientfico; lo propiamente
cientfico era, hasta el presente, eliminar la imprecisin, la ambigedad, la contradiccin.
Pero hace falta aceptar una cierta imprecisin, (Inicio de pgina 61), y una imprecisin cierta, no
solamente en los fenmenos, sino tambin en los conceptos, y uno de los grandes progresos de
las matemticas de hoy es el de considerar los fuzzy sets, los conjuntos imprecisos (cf. Abraham
Moles, Les sciences de l'imprecis, Du Seuil, 1990).
Una de las conquistas preliminares en el estudio del cerebro humano es la de comprender que
una de sus superioridades sobre la computadora es la de poder trabajar con lo insuficiente y lo
impreciso; hace falta, de ahora en ms, aceptar una cierta ambigedad y una ambigedad cierta
(en la relacin sujeto/objeto, orden/desorden, auto/hetero-organizacin. Hay que reconocer
fenmenos inexplicables, como la libertad o la creatividad, inexplicables fuera del cuadro complejo
que permite su aparicin.
Von Neumann ha mostrado el acceso lgico a la complejidad. Trataremos de recorrerlo, pero no
somos los dueos de las llaves del reino, y es all donde nuestro viaje permanecer inacabado.
Vamos a entrever esa lgica, a partir de ciertas caractersticas exteriores, vamos a definir algunos
de sus rasgos ignorados, pero no llegaremos a la elaboracin de una nueva lgica, sin saber si
sta est fuera de nuestro alcance provisoriamente, o para siempre.
Pero de lo que s estamos persuadidos es de que si bien nuestro aparato lgico-matemtico actual
se adapta- a ciertos aspectos de la realidad fenomnica, no se adapta a los aspectos
verdaderamente complejos. Esto significa que debe desarrollarse y superarse en direccin a la
complejidad. Es all donde, a pesar de su sentido profundo de la lgica de la organizacin
biolgica, Piaget se detiene a orillas del Rubicn, y no busca ms que acomodar la organizacin
viviente (reducida esencialmente a la regulacin), a la formalizacin lgico-matemtica ya
constituida. Nuestra nica ambicin ser la de pasar el Rubicn y aventurarnos en las nuevas
tierras de la complejidad.
Trataremos de ir, no de lo simple a lo complejo, sino de la complejidad hacia an ms
complejidad. Lo simple, (Inicio de pgina 62), repitmoslo, no es ms que un momento, un
aspecto entre muchas complejidades (microfsica, macrofisica, biolgica, psquica, social).
Trataremos de considerar las lneas, las tendencias de la complejizacin creciente, lo que nos
permitir, muy groseramente, determinar los modelos de baja complejidad, mediana complejidad,
alta complejidad, en funcin de desarrollos de la auto-organizacin (autonoma, individualidad,
riquezas de relacin con el ambiente, aptitudes para el aprendizaje, inventiva, creatividad,
etctera). Pero, finalmente, llegaremos a considerar, a partir del cerebro humano, los fenmenos
verdaderamente sorprendentes de muy alta complejidad, y a proponer como nocin nueva y
capital para considerar el problema humano, a la hipercomplejidad.

El sujeto y el objeto.
As es que, con la teora de la auto-organizacin y la de la complejidad, tocamos los sustratos
comunes a la Biologa y a la Antropologa, al margen de todo biologismo y de todo
antropologismo. Nos permiten, al mismo tiempo, situar los niveles de complejidad diferentes en
que se ubican los seres vivientes, incluido el nivel de muy alta complejidad y tal vez de
hipercomplejidad propio del fenmeno antropolgico.
Tal teora nos permite revelar la relacin entre el universo fsico y el universo biolgico, y asegura
la comunicacin entre todas las partes de eso que llamamos lo real. Las nociones de Fsica y de
Biologa no deben ser reificadas. Las fronteras del mapa no existen en el territorio, sino sobre el
territorio, con alambres de pa y aduaneros. Si el concepto de Fsica se agranda, se complejiza,
todo es, entonces, Fsica. Digo, entonces, que la Biologa, la Sociologa, la Antropologa, son
ramas particulares de la Fsica; asimismo, si el concepto de, Biologa se agranda, se complejiza,
(Inicio de pgina 63), todo aquello que es sociolgico y antropolgico es, entonces, biolgico. La
Fsica, as como la Biologa, dejan de ser reduccionistas, simplificadoras y se vuelven
fundamentales.
Esto es casi incomprensible cuando uno est en el paradigma disciplinario en el cual la Fsica, la
Biologa, la Antropologa, son cosas distintas, separadas, no comunicantes.
Se trata, de hecho, de una apertura terica, de una teora abierta que vamos a esforzarnos por
elaborar. El lector ya puede ver que esa teora permite la emergencia, en su propio campo, de
aquello que haba sido hasta ahora rechazado fuera de la ciencia: el mundo y el sujeto. La nocin
de sistema abierto se abre, en efecto, no solamente sobre la Fsica, por mediacin de la
Termodinmica, sino, ms amplia, ms profundamente sobre la physis, es decir, sobre la
naturaleza ordenada/desordenada de la materia, sobre un devenir fsico ambiguo que tiende a la
vez al desorden (entropa) y a la organizacin (constitucin de sistemas cada vez ms complejos).
Al mismo tiempo, la nocin de sistema abierto llama a la nocin de ambiente, y all aparece, no
ms solamente la physis como fundamento material, sino el mundo como horizonte de realidad
ms vasto, abierto ms all al infinito (porque todo eco-sistema puede volverse sistema abierto
dentro de otro eco-sistema ms vasto, etctera); as es que la nocin de eco-sistema, de
agrandamiento en agrandamiento, se extiende por todos los azimuts, por todos los horizontes.
El sujeto emerge al mismo tiempo que el mundo. Emerge desde el punto de partida sistmico y
ciberntico, all donde un cierto nmero de rasgos propios de los seres humanos (finalidad,
programa, comunicacin, etctera) son incluidos en el objeto-mquina. Emerge, sobre todo, a
partir de la auto-organizacin, cuando autonoma, individualidad, complejidad, incertidumbre,
ambigedad, se vuelven los caracteres propios del objeto. Cuando, sobre todo, el trmino auto
lleva en s la raz de la subjetividad.
(Inicio de pgina 64), Se puede concebir que, desde entonces, sin que hubiera un abismo
epistemolgico infranqueable, la auto-referencia llevar a la conciencia de s, que la auto-
reflexividad llevar a la reflexin, en suma, a que aparecieran sistemas dotados de una
capacidad de auto-organizacin tan elevada como para producir una misteriosa cualidad llamada
conciencia de s (conciousness or self-awareness). (Nota 8).
Pero el sujeto emerge tambin en sus caractersticas existenciales que, desde Kierkegaard, han
sido subrayadas. Lleva en s su individualidad irreductible, su suficiencia (en tanto ser recursivo
que se envuelve siempre sobre s mismo) y su insuficiencia (en tanto que ser abierto indecidible
en s mismo). Lleva en s la brecha, la fragmentacin, la prdida, la muerte, el ms all.
As es que nuestro punto de vista cuenta con el mundo y reconoce al sujeto. Ms an, presenta a
uno y otro de manera recproca e inseparable: el mundo no puede aparecer como tal, es horizonte
de un eco-sistema 'del eco-sistema, horizonte de la physis, no puede aparecer si no es para un
sujeto pensante, ltimo desarrollo de la complejidad auto-organizadora. Pero tal sujeto no ha
podido aparecer ms que al trmino de un proceso fsico a travs del cual se ha desarrollado a
travs de mil etapas, siempre condicionado por un eco-sistema volvindose cada vez ms rico y
vasto, el fenmeno de la auto-organizacin. El sujeto y el objeto aparecen as como las dos
emergencias ltimas, inseparables de la relacin sistema auto-organizador/ecosistema.
Ahora bien, se puede entender que sistemismo y Ciberntica son algo as como la primera etapa
de una nave espacial que permite el lanzamiento de una segunda etapa, la teora de la auto-
organizacin, la cual, a su vez, (Inicio de pgina 65), enciende una tercera etapa, epistemolgica:
la de las relaciones entre el sujeto y el objeto.
A partir de entonces, llegamos, sin duda, al punto crucial de la Fsica y de la Metafsica de
occidente que, desde el siglo XVII funda a una y otra, al mismo tiempo que las opone
irreductiblemente.
En efecto, la ciencia occidental se fund sobre la eliminacin positivista del sujeto a partir de la
idea de que los objetos, al existir independientemente del sujeto, podan ser observados y
explicados en tanto tales. La idea de universo de hechos objetivos, liberados de todo juicio de
valor, de toda deformacin subjetiva, gracias al mtodo experimental y a los procedimientos de
verificacin, ha permitido el desarrollo prodigioso de la ciencia moderna. Ciertamente, como tan
bien lo definiera Jacques Monod, se trata aqu de un postulado, es decir, de una posicin acerca
de la naturaleza de lo real y del conocimiento.
Dentro de ese marco de referencia, el sujeto es, o bien el ruido, es decir, la perturbacin, la
deformacin, el error, que hace falta eliminar a fin de lograr el conocimiento objetivo, o bien el
espejo, simple reflejo del universo objetivo.
El sujeto es rechazado, como perturbacin o como ruido, precisamente porque es indescriptible
segn los criterios del objetivismo: No hay nada en nuestras teoras actuales del pensamiento
que nos permita distinguir lgicamente entre un objeto como una piedra y un sujeto como unidad
de conciencia, el cual aparece slo como un seudo-objeto si lo ubicamos en el cuerpo de un
animal o de un ser humano y lo llamamos Ego. (Nota 9). El sujeto se vuelve fantasma del
universo objetivo: Es la misteriosa X que desafa la descripcin en trminos de predicados
aplicables a un objeto contenido en el Universo. (Nota 10).
(Inicio de pgina 66), Pero, rechazado de la ciencia, el sujeto se toma revancha en el terreno de la
moral, la Metafsica, la ideologa.
Ideolgicamente, es el soporte del humanismo, religin del hombre considerado como el sujeto
que reina o debiera reinar sobre un mundo de objetos (a ser posedos, manipulados,
transformados). Moralmente, es el sitial indispensable de toda tica. Metafsicamente, es la
realidad ltima o primera que reubica al objeto como un plido fantasma o, en el mejor de los
casos, un espejo lamentable de las estructuras de nuestro entendimiento.
Desde todos esos aspectos, gloriosa o vergonzosamente, implcita o abiertamente, el sujeto ha
sido transcendentalizado.
Excluida del mundo objetivo, la subjetividad o conciencia (ha sido identificada) con el concepto
de algo transcendental que viene del Ms All (Gunther). Rey del Universo, husped del
Universo, el sujeto se despliega entonces en el reino no ocupado por la ciencia. A la eliminacin
positivista del sujeto le responde, desde el polo opuesto, la eliminacin metafsica del objeto, el
mundo objetivo se disuelve en el sujeto que piensa. Descartes es el primero que hizo surgir en
toda su radicalidad esa dualidad que habra de marcar al Occidente moderno, postulando
alternativamente al universo objetivo de la res extensa, abierto a la ciencia, y el cogito subjetivo,
irreductible primer principio de realidad.
Luego, efectivamente, la dualidad del objeto y del sujeto se plantea en trminos de disyuncin, de
repulsin, de anulacin recproca. El encuentro entre sujeto y objeto anula siempre a uno de los
dos trminos: o bien el sujeto se vuelve ruido (noise), falto de sentido, o bien es el objeto, en
ltima instancia el mundo, el que se vuelve ruido: que importa el mundo objetivo para quien
entiende al imperativo categrico de la ley moral (Kant), para quien vive el temblor existencial de
la angustia y de la bsqueda (Kierkegaard).
Si bien esos trminos disyuntivos/repulsivos se anulan mutuamente, son, al mismo tiempo,
inseparables. (Inicio de pgina 67), La parte de la realidad oculta por el objeto lleva nuevamente
hacia el sujeto, la parte de la realidad oculta por el sujeto, lleva nuevamente hacia el objeto. An
ms: no hay objeto si no es con respecto a un sujeto (que observa, asla, define, piensa), y no hay
sujeto si no es con respecto a un ambiente objetivo (que le permite reconocerse, definirse,
pensarse, etctera, pero tambin existir).
El objeto y el sujeto, librados cada uno a s mismo, son conceptos insuficientes. La idea de
universo puramente objetivo est privada no solamente de sujeto sino tambin de ambiente, de
ms all: es una idea de una extrema pobreza, cerrada sobre s misma, que no reposa sobre nada
que no fuera el postulado de la objetividad, rodeada por un vaco insondable que tiene en su
centro, all donde est el pensamiento de este universo, otro vaco insondable. El concepto de
sujeto, ya sea obstaculizado a nivel emprico, ya sea hipertrofiado a nivel transcendental, est a su
vez desprovisto de un ambiente y, aniquilando al mundo, se encierra en el solipsismo.
As aparece la gran paradoja: sujeto y objeto son indisociables, pero nuestro modo de pensar
excluye a uno u otro, dejndonos solamente libres de elegir, segn el momento de la travesa,
entre el sujeto metafsico y el objeto positivista. Y cuando el sabio elimina de su espritu las
ansiedades de su carrera profesional, los celos y las rivalidades profesionales, su mujer y su
amante, para inclinarse sobre las cobayas, el sujeto sbitamente se anula, configurando un
fenmeno tan sin precedentes que semeja el pasaje de un universo a otro a travs de un
hiperespacio en un relato de ciencia-ficcin. Siendo el sujeto el reducto del conocimiento objetivo,
se vuelve ruido, porque es el observador, el sabio mismo... Este observador, este sabio que
trabaja, precisamente, sobre el objeto, ha desaparecido. El gran misterio, a saber, que la
objetividad cientfica deba necesariamente aparecer en el espritu de un sujeto humano, es
completamente eludido, (Inicio de pgina 68), descartado o estpidamente reducido al tema de la
conciencia refleja.
Ahora bien, este tema del reflejo es, sin embargo, mucho ms rico que lo que pudiera parecer,
apenas dejamos de aplicar la solucin del avestruz a una contradiccin evidente.
Trae a colacin la paradoja del doble espejo. En efecto, el concepto positivista de objeto hace de
la conciencia una realidad (espejo) y, al mismo tiempo, una ausencia de realidad (reflejo). Y se
puede, efectivamente, afirmar que la conciencia, de manera sin duda incierta, refleja al mundo:
pero si el sujeto refleja al mundo, eso puede tambin significar que el mundo refleja al sujeto. Por
qu nuestro Ego que experimenta, persiste y piensa no se halla por ninguna parte en nuestra
visin del mundo (world picture)? se preguntaba Schrdinger. Y se responda que era porque l
mismo es esa visin del mundo; es idntico con el todo y no puede, entonces, ser contenido como
una parte de ese todo. (Nota 11). As es que el objeto puede ser espejo para el sujeto tanto como
el sujeto para el objeto. Y Schrdinger muestra el rostro doble de la conciencia del sujeto: Por
una parte, es el teatro, el nico teatro donde el conjunto del proceso del mundo tiene lugar, por la
otra, es un accesorio insignificante que puede estar ausente sin afectar para nada al conjunto.
(Nota 12).
Finalmente, es interesante subrayar que la disyuncin sujeto/objeto, haciendo del sujeto un
ruido, un error, produca, al mismo tiempo, la disyuncin entre el determinismo, propio del
mundo de los objetos, y la indeterminacin que se volva lo propio del sujeto.
Dependiendo de que uno valorice al objeto, se valoriza, al mismo tiempo, al determinismo. Pero si
uno valoriza, (Inicio de pgina 69), al sujeto, la indeterminacin se vuelve, entonces, riqueza, bullir
de posibilidades, libertad! Y as toma forma el paradigma clave de Occidente: el objeto es lo
cognoscible, lo determinable, lo aislable y, por lo tanto, lo manipulable. Contiene la verdad objetiva
y, en ese caso, es todo para la ciencia, pero al ser manipulable por la tcnica, es nada. El sujeto
es lo desconocido, desconocido por indeterminado, por espejo, por extrao, por totalidad. As es
que en la ciencia de Occidente, el sujeto es el todo-nada; nada existe sin l, pero todo lo excluye;
es como el soporte de toda verdad pero, al mismo tiempo, no es ms que ruido y error frente al
objeto.
Nuestro curso ha sido guiado, por una parte, por la microfsica donde sujeto y objeto se vuelven
mutuamente relacionados, aunque permanecen incongruentes uno para el otro, por otra parte, por
la Ciberntica y el concepto de auto-organizacin. Ya nos hemos desenraizado de la alternativa
determinismo/azar porque el sistema auto-organizador tiene necesidad de la indeterminacin y del
azar para su propia auto-determinacin. Del mismo modo escapamos de la disyuncin y de la
anulacin del sujeto y del objeto porque hemos partido del concepto de sistema abierto, que
implica en s mismo, ya en su carcter ms elemental, la presencia consustancial del ambiente, es
decir, la interdependencia sistema eco-sistema.
Si parto del sistema auto-eco-organizador y lo remonto, de complejidad en complejidad, llego
finalmente a un sujeto reflexivo que no es otro que yo mismo que trato de pensar la relacin
sujeto-objeto. E inversamente, si yo parto de ese sujeto reflexivo para encontrar su fundamento o,
al menos, su origen, encuentro mi sociedad, la historia de esa sociedad en la evolucin de la
humanidad, el hombre auto-eco-organizador.
As es que el mundo est en el interior de nuestro espritu, el cual est en el interior del mundo. En
ese proceso, sujeto y objeto son constitutivos uno del otro. Pero eso, (Inicio de pgina 70), no
arriba a una visin unificadora y armoniosa. No podemos escapar a un principio de incertidumbre
generalizada.
As como en microfsica el observador perturba al objeto, el cual perturba su percepcin, as
tambin las nociones de objeto y de sujeto son profundamente perturbadas una por la otra: cada
una abre una brecha en la otra. Hay, lo veremos, una incertidumbre fundamental, ontolgica,
sobre la relacin entre el sujeto y el ambiente, que slo puede resolverse por una decisin
ontolgica absoluta (falsa) sobre la realidad del objeto o la del sujeto. Una nueva concepcin
emerge tanto de la relacin compleja del sujeto y del objeto, como del carcter insuficiente e
incompleto de una y otra nocin. El sujeto debe permanecer abierto, desprovisto de un principio
de decidibilidad en s mismo; el objeto mismo debe permanecer abierto, por una parte sobre el
sujeto, por otra parte sobre su ambiente, el cual, a su vez, se abre necesariamente y contina
abrindose ms all de los lmites de nuestro entendimiento.
Esta restriccin de conceptos, esta fisura ontolgica, esta regresin de la objetividad, del
determinismo, parecen aportar, como primer fruto, la regresin general del conocimiento, la
incertidumbre... Pero esta restriccin necesaria es un estmulo para el conocimiento. El error
ontolgico era el de dejar cerrado, es decir, petrificado, los conceptos de base de la ciencia (y de
la Filosofa). Hace falta, por el contrario, abrir la posibilidad de un conocimiento a la vez ms rico y
menos cierto.
Se puede extrapolar, al conjunto de la ciencia, y ms ampliamente al problema del conocimiento,
lo que Niels Bohr haba dicho despus de la introduccin del quntum en microfsica: Al principio,
esta situacin pudiera parecer muy lamentable; pero a menudo en el curso de la historia de la
ciencia, si bien los nuevos descubrimientos revelaron los lmites de ideas cuyo valor universal
nunca se haba cuestionado, fuimos recompensados: nuestra visin se expandi, y nos volvimos
capaces de conectar entre s, (Inicio de pgina 71), fenmenos que, hasta entonces, podan
parecer contradictorios (Niels Bohr). (Nota 13).

Coherencia y apertura epistemolgica.


El esfuerzo terico cuyo movimiento indicamos, trabajando naturalmente sobre la relacin sujeto-
objeto, trabaja, al mismo tiempo, sobre la relacin entre el investigador (en este caso yo mismo) y
el objeto de su conocimiento: al traer consustancialmente un principio de incertidumbre y de
autoreferencia, trae consigo un principio auto-crtico y auto-reflexivo; a travs de esos dos rasgos,
lleva ya, en s mismo, su propia potencialidad epistemolgica.
La epistemologa tiene necesidad de encontrar un punto de vista que pueda considerar nuestro
propio conocimiento como objeto de conocimiento, es decir, una meta-punto de vista, como en el
caso en que un meta-lenguaje se constituye para considerar al lenguaje devenido objeto. Al
mismo tiempo, este meta-punto de vista debe permitir la auto-consideracin crtica del
conocimiento, enriqueciendo la reflexividad del sujeto cognoscente.
Aqu, podemos esbozar el punto de vista epistemolgico que permite controlar, es decir, criticar,
trascender y reflexionar sobre nuestra teora.
Es tambin el punto de vista que nos sita ecosistmicamente al tomar conciencia de las
determinantes/condicionamientos del ambiente. Es necesario considerar:
a) el punto de vista que, situndonos en el ecosistema natural, nos incita a examinar los
caracteres biolgicos del conocimiento; esta Biologa del conocimiento se ocupa, evidentemente,
de las formas cerebrales a priori constitutivas, (Inicio de pgina 72), del conocimiento humano, y
tambin de sus modos de aprendizaje a travs del dilogo con el ambiente;
b) el punto de vista que nos sita en nuestro eco-sistema social hic et nunc, el cual produce los
determinantes/condicionamientos ideolgicos de nuestro conocimiento.
As, la consideracin del eco-sistema social nos permite distanciarnos de nosotros mismos,
mirarnos desde el exterior, objetivarnos, es decir, reconocer, al mismo tiempo, nuestra
subjetividad.
Pero ese esfuerzo, necesario, es insuficiente. Hay, entre el sistema cerebral humano y su
ambiente, una incertidumbre fundamental que no puede ser evitada: la Biologa del conocimiento
nos muestra, en efecto, que no hay ningn dispositivo, en el cerebro humano, que permita
distinguir la percepcin de la alucinacin, lo real de lo imaginario; hay asimismo incertidumbre
acerca del carcter del conocimiento del mundo exterior, ya que este conocimiento est inscrito en
los patterns de organizacin, fundamentalmente innatos. Del lado de la Sociologa del
conocimiento, llegamos igualmente a una incertidumbre irreductible: la Sociologa del
conocimiento nos permitir relativizar nuestros conceptos, situarnos en el juego de las fuerzas
sociales, pero no nos dir nada cierto acerca de la validez intrnseca de nuestra teora.
Nos hace falta, entonces, otro meta-sistema, de carcter lgico, que examine la teora desde el
punto de vista de su consistencia interna. Entramos aqu en el campo clsico de la Epistemologa,
pero nos chocamos con el problema de la indecibilidad gdeliana. El teorema de Gdel,
aparentemente limitado a la lgica matemtica, vale a fortiori para todo sistema terico: demuestra
que en un sistema formalizado, hay por lo menos una proposicin que es indecidible: esa
indecidibilidad abre una brecha en el sistema, que se vuelve, entonces, incierto. Es cierto que la
proposicin, (Inicio de pgina 73), indecidible puede ser demostrada en otro sistema, en verdad un
meta-sistema, pero ste tendr tambin su brecha lgica.
Hay all como una barrera infranqueable al logro del conocimiento. Pero se puede tambin ver all
una incitacin a la superacin del conocimiento, a la constitucin de meta-sistemas, movimiento
que, de meta-sistema en metasistema, hace progresar al conocimiento, pero hace siempre
aparecer, al mismo tiempo, una nueva ignorancia y un nuevo desconocimiento.
Podemos ver entonces cmo es que esa incertidumbre est ligada a la teora del sistema abierto.
En efecto, el meta-sistema de un sistema abierto no puede ms que ser, l mismo, abierto, y
tiene, a su vez, necesidad de un metasistema. Hay entonces correspondencia entre la perspectiva
abierta en la base de la teora del sistema abierto y la brecha infinita abierta en la cima de todo
sistema cognitivo por el teorema de Gdel.
Todo ello nos incita a una Epistemologa abierta. La Epistemologa, es necesario subrayar en
estos tiempos de Epistemologa armada, no es un punto estratgico a ocupar para controlar
soberanamente todo conocimiento, rechazar toda teora adversa, y atribuirse el monopolio de la
verificacin y, por lo tanto, de la verdad. La Epistemologa no es pontificia ni judicial; es el lugar
tanto de la incertidumbre como de la dialgica. En efecto, todas las incertidumbres que hemos
revelado deben confrontarse, corregirse, las unas a las otras, nter-dialogar sin que se pueda
esperar siempre taponar con el esparadrapo ideolgico la brecha ltima.
Es aqu que la expresin citada anteriormente de Niels Bohr, segn la cual una limitacin al
conocimiento se transforma en una ampliacin del conocimiento, cobra su pleno sentido
epistemolgico y terico.
Todo progreso importante del conocimiento, como lo ha sealado Kuhn, se opera necesariamente
por la quiebra, (Inicio de pgina 74), y la ruptura de sistemas cerrados, que no tienen dentro de
ellos mismos la aptitud de la transcendencia. Se opera entonces, cuando una teora se muestra
incapaz de integrar observaciones cada vez ms centrales, una verdadera revolucin, que quiebra
en el sistema aquello que le daba tanto su coherencia como su clausura. Una teora sustituye a la
antigua teora y, eventualmente, integra a la antigua teora, provincializndola y relativizndola.
Ahora bien, esta visin de la evolucin como transcendencia de un sistema y constitucin de un
meta-sistema, vale no solamente para las ideas cientficas, sino tambin para los sistemas auto-
eco-organizadores vivientes. Y reencontramos una vez ms una coincidencia necesaria para
nuestra ligazn epistmico-terica. La teora de la auto-organizacin lleva naturalmente en ella el
principio y la posibilidad de una Epistemologa que, lejos de volver a encerrarla solipssticamente
en s misma, confirma y profundiza sus dos aspectos fundamentales: la apertura y la reflexividad
(auto) y sus dos relaciones fundamentales, eco-sistmicas y meta-sistmicas.
As es que, lejos de intentar una unificacin rgida, podemos asegurar una conexin laxa, pero
indispensablemente, entre apertura sistmica y brecha gdeliana, incertidumbre emprica e
indecibilidad terica, apertura fsica/termodinmica y apertura epistmica/terica.
Podemos, en fin, darle un sentido epistmico a nuestra concepcin abierta de la relacin sujeto-
objeto. Esta concepcin nos indica que el objeto debe ser concebido en su eco-sistema y ms an
en un mundo abierto (que el conocimiento no puede completar) y en un meta-sistema, una teora
a elaborar en la cual sujeto y objeto seran ambos integrables. El sujeto aislado se encierra en las
dificultades insuperables del solipsismo. La nocin de sujeto no cobra sentido ms que dentro de
un eco-sistema (natural, social, familiar, etctera) y debe ser integrada en un meta-sistema.
(Inicio de pgina 75), Cada una de las nociones, sujeto y objeto, en la medida en que se
presentan como absolutas, dejan ver, entonces, un hiato enorme, ridculo, infranqueable. Pero si
esas nociones reconocen ese hiato, el mismo se vuelve, entonces, apertura de una nocin hacia
la otra, apertura al mundo, apertura hacia una eventual transcendencia de la alternativa, hacia un
eventual progreso del conocimiento.
Recapitulemos: la concepcin compleja que tratamos de elaborar llama a y aporta los medios para
la autocrtica. Llama en un desarrollo natural a la revisin epistemolgica; conlleva verdades
biodegradables, es decir, mortales, es decir, vivientes.

Scienza nuova.
As es que venimos de esbozar, atravesando la Ciberntica, el Sistemismo, la Teora de la
Informacin, el discurso que nos proponemos desarrollar. Estos esbozos preliminares
esquematizan, de manera, por cierto, nada cronolgica, sino de manera ms bien lgica, mi
propio itinerario. El mismo me ha hecho entrar en la Biologa, para volver a salir, entrar en la
Teora de Sistemas, la Ciberntica, para tambin volver a salir, interrogar a las ciencias avanzadas
que vuelven a cuestionar el viejo paradigma de disyuncin/reduccin/simplificacin.
Esto nos ha servido para limpiar el terreno y reconsiderar teoras ricas en tesoros ignorados, pero
cuya superficie iluminada refleja la chatura tecnocrtica (Ciberntica, Teora de Sistemas). Al
mismo tiempo, se puede ver que el discurso que emprendo est ya esbozado por todas partes,
que la mayor parte de esos esbozos son antiguos, algunos de ms de veinte aos. Yo no pretendo
llevar el discurso a su realizacin (tanto ms en la medida en que he mostrado que no puede ser
ms que inacabado). Procediendo por ruptura, integracin y reflexin, he querido tratar de darle,
(Inicio de pgina 76), una forma. He querido situarme en un lugar en movimiento (no tanto el
lugar-trono en el que siempre pretenden sentarse los doctrinarios arrogantes), en un pensamiento
complejo que conecte la teora a la metodologa, a la Epistemologa, y aun a la Ontologa.
En efecto, ya se puede ver que la teora no se rompe en el pasaje de lo fsico a lo biolgico, de lo
biolgico a lo antropolgico, sino que establece, en cada uno de esos niveles, un lazo meta-
sistmico, de la entropa a la neguentropa, de la neguentropa a la Antropologa
(hipercomplejidad). Llama a una metodologa a la vez abierta (que integra a lo antiguo) y
especfica (la descripcin de unidades complejas).
Esta teora supone y explcita una Ontologa, que no solamente pone el acento sobre la relacin
en detrimento de la sustancia, sino que tambin pone el acento sobre las emergencias, las
interferencias, como fenmenos constitutivos del objeto. No hay ms que una red formal de
relaciones, hay realidades, pero que no son esencias, que no son de una sola sustancia, que son
compuestas, producidas por los juegos sistmicos, pero dotadas, de todos modos, de una cierta
autonoma.
Finalmente, y sobre todo, lo que hemos querido y cremos encontrar, es el punto articular para las
investigaciones fundamentales, un conjunto terico/metodolgico/epistemolgico, a la vez
coherente y abierto. Lo creemos mucho ms coherente que todas las otras teoras que se
extienden sobre un dominio igualmente vasto pero se reducen a repetir incansablemente sus
generalidades. Lo creemos mucho ms vasto y ms abierto que todas las otras teoras
coherentes. Lo creemos ms lgico y ms vasto que todas las otras teoras abiertas (que caen en
el eclecticismo, faltas de una columna vertebral). Vamos a intentar aqu un discurso
multidimensional no totalitario, terico pero no doctrinario (la doctrina es la teora cerrada,
autosuficiente, por lo tanto insuficiente), abierto a la incertidumbre, (Inicio de pgina 77),
incertidumbre y a la transcendencia; no ideal/idealista, sabiendo que la cosa no ser nunca
totalmente encerrada en el concepto, el mundo jams aprisionado en el discurso.
Tal es la idea de la scienza nuova. Este trmino, que hemos tomado de Vico, en un contexto y un
texto diferentes, quiere indicar que nuestro esfuerzo se sita en una modificacin, una
transformacin, un enriquecimiento del concepto actual de ciencia que, como lo haba dicho
Bronowski, no es ni absoluto, ni eterno. Se trata de una transformacin multidimensional de
aquello que entendemos por ciencia, que concierne a aquello que parece constituir a algunos de
sus intangibles imperativos, comenzando por la inevitabilidad de la parcelacin disciplinaria y el
fraccionamiento terico.

Por la unidad de la ciencia.


Postulamos la posibilidad y, al mismo tiempo, la necesidad de una unidad de la ciencia. Una
unidad tal es evidentemente imposible e incomprensible dentro del marco actual en el cual
miradas de datos se acumulan en los alvolos disciplinarios cada vez ms estrechos y
taponados.
Es imposible dentro del marco en el que las grandes disciplinas parecen corresponder a esencias
y a materias heterogneas: lo fsico, lo biolgico, lo antropolgico. Pero es concebible en el campo
de una physis generalizada.
Bien entendida, una tal unificacin, no tendra ningn sentido, si fuera nicamente reduccionista,
reduciendo al nivel ms simple de organizacin los fenmenos de organizacin compleja; sera
inspida si se hiciera efectiva envolvindose en una generalidad omnipresente, como la palabra
sistema. Slo tiene sentido si es capaz de aprehender, al mismo tiempo, unidad y diversidad,
continuidad y rupturas. Pero nos parece bien que eso sea posible en una teora de la auto-eco-
organizacin, abierta a una teora general, (Inicio de pgina 78), de la physis. Fsica, Biologa,
Antropologa, dejan de ser entidades cerradas, pero no pierden su identidad. La unidad de la
ciencia respeta a la Fsica, a la Biologa, a la Antropologa, pero golpea al fisicismo, al biologismo,
al antropologismo.

Figura 1. Se presenta un grfico consistente en tres esferas sobrepuestas. La esfera ms grande


corresponde a ANTROPOLOGA; dentro de esta esfera se encuentra una ms pequea
correspondiente a BIOLOGA. Finalmente, dentro de esta esfera se encuentra la ltima y ms
pequea, correspondiente a PYHISIS. Fin de descripcin, vuelta al texto.-

Se ve la diferencia con la tentativa de unidad de la ciencia lanzada por el positivismo lgico. aqul
no ha podido ms que jugar el rol de una Epistemologa armada que prohiba llevar la mirada all
donde se debe precisamente mirar hoy en da, hacia lo incierto, lo ambiguo, lo contradictorio.
Como siempre, una teora que se quiere fundamental escapa al campo de las disciplinas, las
atraviesa, como lo han hecho, aunque cada uno con su propia ceguera y su propia arrogancia, el
marxismo, el freudismo, el estructuralismo.
(Inicio de pgina 79), Es decir, que la perspectiva aqu es transdisciplinaria. Transdisciplinaria
significa, hoy, indisciplinaria. Toda una enorme institucin burocratizada la ciencia, todo un
cuerpo de principios, resiste al menor cuestionamiento, rechaza con violencia y desprecio como
no cientfico todo lo que no corresponde al modelo.
Pero hay una incertidumbre en el concepto de ciencia, una brecha, una apertura, y toda
pretensin de definir las fronteras de la ciencia de manera segura, toda pretensin al monopolio
de la ciencia es, por eso mismo, no cientfica. Me aplastaran hasta la muerte (mi muerte y su
muerte) por las inocentes verdades que digo aqu mismo.
Pero haca falta que las dijera, porque la ciencia se ha vuelto ciega por su incapacidad de
controlar, prever, incluso concebir su rol social, por su incapacidad de integrar, articular, reflexionar
sus propios conocimientos. Si, efectivamente, el espritu humano no puede aprehender el enorme
conjunto del saber disciplinario, hace falta, entonces, cambiar, ya sea al espritu humano, ya sea al
saber disciplinarizado.

La integracin de las realidades expulsadas por la ciencia clsica.


La nueva unidad de la ciencia no cobra sentido ms que con el retorno de los expulsados durante
los siglos XVIII y XIX, que se reintegran lentamente, localmente u ocasionalmente a las ciencias.
Esa expulsin correspondi, tal vez, a una necesaria puesta entre parntesis que fue, por lo
dems, heurstica, porque permiti el extraordinario desarrollo de las ciencias; pero fue tambin,
quizs, una debilidad de mucho peso que ahora asfixia, sofoca, a la nueva y necesaria
metamorfosis.
As es que se trata no solamente de reconocer la presencia, sino de integrar, a lo aleatorio, tanto
en su carcter, (Inicio de pgina 80), de imprevisibilidad, como en su carcter de evento; (Nota
14), no se trata ms, solamente, de localizar de manera estadstica, sino de concebir, en su
carcter radical y polidimensional, a la informacin, concepto no reductible a la materia y a la
energa. Se trata de integrar siempre al ambiente, incluido hasta en la concepcin de mundo. Se
trata de integrar al ser auto-eco-organizado, hasta en el concepto de sujeto.
Se trata al menos de reconocer aquello que ha quedado siempre silenciado en las teoras de la
evolucin: la inventividad y la creatividad. La creatividad ha sido reconocida por Chomsky como un
fenmeno antropolgico de base. Hace falta agregar que la creatividad marca todas las
evoluciones biolgicas de manera an ms novedosa que a la evolucin histrica, la cual est an
lejos de haber redescubierto todas las invenciones de la vida, comenzando por la maravilla
constituida por la clula.
La ciencia clsica haba rechazado al accidente, al evento, a lo aleatorio, a lo individual. Toda
tentativa de reintegrarlos no poda ms que parecer anti-cientfica dentro del marco del viejo
paradigma. El mismo haba rechazado al cosmos y al sujeto. Haba rechazado al alfa y al omega,
para mantenerse en una banda media, pero desde entonces, esa banda media, esa alfombra
voladora, a medida que avanzamos ms en lo macro (Astronoma, teora de la relatividad) y en lo
micro (Fsica de las partculas), se revel pobre y al mismo tiempo mtica. Los problemas
esenciales, los grandes problemas del conocimiento, eran siempre reenviados al cielo, se volvan
fantasmas errantes de la Filosofa: el Espritu, la Libertad. La ciencia, al mismo tiempo, se volva
cada vez ms exange, pero su fracaso, (Inicio de pgina 81), en tanto sistema de comprensin
estaba enmascarado por su xito en tanto sistema de manipulacin.
Lo que propone ahora la scienza nuova, es simplemente algo cuyas consecuencias sern
incalculables: no solamente el objeto debe ser adecuado a la ciencia, la ciencia debe tambin ser
adecuada a su objeto.

La superacin de las alternativas clsicas.


A lo largo del camino que hemos seguido, se ve que las alternativas clsicas pierden su carcter
absoluto o, ms bien, cambian de carcter: el o bien/o bien sustituye tanto al ni/ni como al
y/y. As sucede, hemos visto, con la oposicin entre unidad/diversidad, azar/necesidad,
cantidad/cualidad, sujeto/objeto; as sucede, hace falta indicar ahora, con la alternativa
holismo/reduccionismo. En efecto, el reduccionsimo ha suscitado siempre, por oposicin, una
corriente holstica fundada sobre la preeminencia del concepto de globalidad o totalidad; pero
siempre, la totalidad no ha sido ms que un cajn de sastre que inclua demasiado, sin importar
qu ni cmo: cuanto ms plena se volva la totalidad, ms se volva vaca. Lo que queremos
desarrollar ahora, ms all del reduccionismo y del holismo, es la idea de unidad compleja, que
enlaza al pensamiento analtico-reduccionista y al pensamiento global, en una dialectizacin cuyas
premisas proponemos. Esto significa que si la reduccin la bsqueda de unidades elementales
simples, la descomposicin de un sistema en sus elementos, el origen de lo complejo en lo simple
sigue siendo un carcter esencial del espritu cientfico, no es ni la nica ni, sobre todo, la ltima
palabra.
As es que la scienza nuova no destruye a las alternativas clsicas, no aporta la solucin monista
que sera la esencia de la realidad. Pero los trminos alternativos se vuelven trminos
antagonistas, contradictorios y, al mismo, (Inicio de pgina 82), tiempo, complementarios en el
seno de una visin ms amplia que deber reencontrar y afrontar nuevas alternativas.

El cambio paradigmtico.
Sentimos, ahora, que nos acercamos a una revolucin considerable (tan considerable que, tal vez,
no tenga lugar), una que concierne al gran paradigma de la ciencia occidental (y de manera
correlativa, a la Metafsica que es tanto su negativo, como su complemento). Repitmoslo, las
fallas, las fisuras, se multiplican en ese paradigma, pero siempre se mantiene.
Lo que afecta a un paradigma, es decir, la clave de todo un sistema de pensamiento, afecta a la
vez a la Ontologa, a la Metodologa, a la Epistemologa, a la Lgica, y en consecuencia, a la
prctica, a la sociedad, a la poltica.
La Ontologa de Occidente estaba fundada sobre entidades cerradas, como ser la sustancia, la
identidad, la causalidad (linear), el sujeto, el objeto. Esas entidades no se comunicaban entre
ellas, las oposiciones provocaban la repulsin o la anulacin de un concepto por el otro (como
sujeto/objeto); la realidad poda entonces ser englobada mediante ideas claras y distintas.
En ese sentido, la metodologa cientfica era reduccionista y cuantitativa. Reduccionista, porque
haca falta llegar a unidades elementales incapaces de ser descompuestas, que eran las nicas
capaces de ser englobadas en forma clara y distinta; cuantitativa, porque esas unidades discretas
podan servir de base a todas las computaciones.
La lgica de Occidente era una lgica homeosttica, destinada a mantener el equilibrio del
discurso mediante la expulsin de la contradiccin y del error; ella controlaba o guiaba todos los
desarrollos del pensamiento, pero ella misma se presentaba ante la evidencia como no
desarrollable, (Inicio de pgina 83). La epistemologa jugaba siempre el rol verificador del
aduanero o el rol prohibidos del gendarme.
La imaginacin, la iluminacin, la creacin, sin las cuales el progreso de la ciencia no hubiera sido
posible, no entraban en las ciencias ms que ocasionalmente: eran, lgicamente, no dignas de
atencin, y, epistemolgicamente, siempre condenables. Se ha hablado de ellas en las biografas
de los grandes sabios, pero nunca en los manuales y los tratados, en los que, por lo tanto, una
sombra compilacin estaba constituida, como en los yacimientos subterrneos de carbn, por la
fosilizacin y la compresin de aquello que, en su origen, haban sido fantasas, hiptesis,
proliferacin de ideas, inventos, descubrimientos.
Pero ese paradigma de Occidente, hijo de la herencia fecunda de la esquizofrnica dicotoma
cartesiana y del puritanismo clerical, gobierna tambin al doble carcter de la praxis occidental,
por una parte antropocntrica, etnocntrica, egocntrica, cuando se trata del sujeto (porque est
fundada sobre la auto-adoracin del sujeto: hombre, nacin o etnia, individuo); por otra parte y
correlativamente manipuladora, congeladamente objetiva, cuando se trata del objeto. Ese
paradigma no existe si no es en relacin con la identificacin de la racionalizacin con la eficacia,
de la eficacia con los resultados cuantificables; es inseparable de toda una tendencia clasificatoria,
reificatoria, etctera, tendencia corregida, a veces fuertemente, apenas otras veces, por contra-
tendencias aparentemente irracionales, sentimentales, romnticas, poticas.
Efectivamente, de la parte a la vez grvida y pesada, etrea y onrica de la realidad humana (y tal
vez de la realidad del mundo) se ha hecho cargo lo irracional, parte maldita y bendita donde la
poesa se atiborra y se descarga de sus esencias, las cuales, filtradas y destiladas, podran y
deberan un da llamarse ciencia.
Entrevemos con claridad, entonces, lo radical y lo amplio de la reforma paradigmtica. Se trata, en
un sentido, (Inicio de pgina 84), de aquello que sera lo ms simple, lo ms elemental, lo ms
pueril: cambiar las bases de partida del razonamiento, las relaciones asociativas y repulsivas
entre algunos conceptos iniciales, pero de los cuales depende toda la estructura del razonamiento,
todos los desarrollos discursivos posibles. Y se entiende claramente qu es lo ms difcil.
Porque no hay nada ms fcil que explicar algo difcil a partir de premisas simples admitidas a la
vez por el que habla y el que escucha, nada ms simple que perseguir un razonamiento sutil por
los rieles que incluyen los mismos cambios de carril y los mismos sistemas de seales. Pero no
hay nada ms difcil que modificar el concepto angular, la idea masiva y elemental que sostiene
todo el edificio intelectual.
Porque es, evidentemente, toda la estructura del sistema de pensamiento la que se halla
transtornada, transformada, es toda una enorme estructura de ideas la que colapsa. He aqu
aquello para lo cual hay que prepararse.

Fin de texto, inicio de notas.


NOTA 1. Cf. J. L. Le Moigne, La thorie du systme gnral, PUF, edicin 1990; cf. tambin el
nmero especial de la Revue internationale de systmique, 2, 90, Systmique de la complexit,
presentada por J. L. Le Moigne.
NOTA 2. N. Maruyama. Paradigmatology, and its application to cross-disciplinary, cross-
professional and cross-cultural communication, Cybernetika, 17, 1974, pginas 136-156, 27-51.
NOTA 3. Este ha sido til, de todos modos, en su aspecto espectacular: el estudio sistmico del
informe Mendows sobre el crecimiento (MIT) ha introducido la idea de que el planeta Tierra es un
sistema abierto a la biosfera, y ha suscitado una toma de conciencia y una alarma fecundas. Pero,
evidentemente, la eleccin de parmetros y de variables ha sido arbitraria, y es en la seudo-
exactitud del clculo, en la simplificacin tecnocrtica donde reside el lado malo del sistemismo
triunfante.
NOTA 4. J. Piaget, Biologie et connaissance, Pars, Gallimard, 1967. Biologa y conocimiento,
Madrid, Siglo XXI, 1977.
NOTA 5. J. Schlanger. Les mtaphores de l'organisme, Pars, Vrin, 1971, pgina 35.
NOTA 6. J. von Neumann. Theory of Self-Reproducing Automata, 1966, University of Illinois Press,
Urbana.
NOTA 7. El nico ideal era el de aislar las variables en juego en las interacciones permanentes en
un sistema, pero nunca el de considerar con precisin las interacciones permanentes del sistema.
As, paradjicamente, los estudios ingenuos, en la superficie de los fenmenos, eran mucho ms
complejos, es decir, en ltima instancia, cientficos, que los pretenciosos estudios cuantitativos
sobre estadsticas inmensas, guiadas por pilotos de poco cerebro. As lo eran, digo con falta de
modestia, mis estudios fenomnicos que intentaban aprehender la complejidad de una
transformacin social multidimensional en una comunidad de Bretaa o, los estudios en vivo del
florecimiento de los acontecimientos de Mayo del 68. Yo no tena por mtodo nada ms que tratar
de aclarar los mltiples aspectos de los fenmenos, e intentar aprehender las relaciones
cambiantes. Relacionar, relacionar siempre, era un mtodo ms rico, incluso a nivel terico, que
las teoras blindadas, guarnecidas epistemolgica y lgicamente, metodolgicamente aptas para
afrontar lo que fuere salvo, evidentemente, la complejidad de lo real.
NOTA 8. G. Gunther, Cybernetical Ontology and transjunctionnal Operations, en Yovitz, Jacobi,
Goldstein (ed.), Self-organizing Systems, Spartan Books, Washington, 1960, pgina 331.
NOTA 9. G. Gunther, op. cit., pgina 383.
NOTA 10. bid., pgina 351.
NOTA 11. E. Shrdinger. Mind and Matter, Cambridge University Press, 1959, pgina 52.
NOTA 12. bid., pgina 64.
NOTA 13. N. Bohr. Lumire et vie, Congrs international de thrapie par la lumire 1932.
NOTA 14. Pero era necesario, al mismo tiempo, romper el marco objetivo/metafsico dentro del
cual el azar era Absurdo, para pasar a un nivel de la relacin entre el observador y la observacin,
el sujeto y el objeto, el sistema y el ecosistema, dentro del cual pudiramos reencontrarnos
siempre con el azar, es decir, con un hiato dentro de la determinacin y la prediccin. E. Morin,
Lvnement sphynx, Communications: Lvnement, 18, 1972.
Fin de notas, fin de documento.

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