3.13 Los Derechos Humanos Modernos Posmodernos y Transmodernos Perez Volonterio
3.13 Los Derechos Humanos Modernos Posmodernos y Transmodernos Perez Volonterio
3.13 Los Derechos Humanos Modernos Posmodernos y Transmodernos Perez Volonterio
Lo cual devela dos núcleos problemáticos de los DDHH, por un lado ser un
ideológicas; y por otro, consecuencia de lo anterior ser una categoría en constante disputa
sociopolítica. Frente a lo anterior, nos interesa analizar el lugar ocupado por los DDHH en
cada uno de estas narraciones políticas y las consecuencias de las asociaciones en términos
sociales.
decolonialidad.
Introducción
posmodernidad y transmodernidad. A los dos primeros los elegimos por ser los que hoy en
que el pensamiento transmoderno, propuesto por Enrique Dussel, se planta como una
propuesta anti hegemónica desde un lugar de subalternidad y con miras decoloniales, lo que
Partimos del supuesto de que estos pensamientos de diferentes maneras se han asociado
tanto en el plano del discurso como en el de las prácticas a los derechos humanos. Por tanto,
creemos de vital importancia analizar el lugar que ocupan los derechos humanos en cada uno
de dichos discursos, así como las repercusiones que podrían tener en el terreno de lo político
Partimos del supuesto que el concepto de derechos humanos es asociado a los diferentes
proyecto. Por tanto, hilaremos la concepción de derechos humanos que dichos pensamientos
estos conceptos operacionales. Lo cual no dará por cerrado el tema, sino buscarán encontrar
diferentes momentos que marcan su comienzo según el análisis del que se trate. Pero, como
lo demuestra Fredric Jameson, la modernidad es antes que nada un relato construido sobre
nuestra historia, el cual el contenido del mismo, los tiempos y visiones dependerán del
En ese caso, la «modernidad» debe considerarse como un tipo único de efecto retórico o, si el
lector lo prefiere, un tropo, pero con una estructura absolutamente diferente de las figuras
indica la emergencia de un nuevo tipo de figura, una ruptura decisiva con formas previas de la
en la misma como un relato que configura su propia existencia. En otras palabras en una
narrativa de la propia historia que no es un reflejo fiel ni estático de la realidad que narra,
sino una construcción ficcional. Desde este punto de vista, es que podemos afirmar que a la
historia en etapas que generan un relato histórico en donde el eje central que le da vida es
una dialéctica de rupturas y continuidades que son el motor de la línea del tiempo global
(Jameson, 2004).
El descubrimiento de la subjetividad racional separada del objeto exterior fue uno de los
postulados básicos de la modernidad, descubrimiento que por medio de las ciencias, artes
liberales y humanidades determinó la ruptura con las visiones mitológicas que sostenían los
relatos sociales, culturales y políticos previos (Habermas, 1989). Esta racionalidad, supone a
su vez la aparición del individuo libre, paradigma del relato moderno (Jameson, 2004).
entendida como la racionalidad que por medio de la ciencia puede desarrollar su capacidad
las sociedades y de los individuos (Beck, 2003). Ella presupone una naturaleza explotable y
concebida como una cosificación exterior a la propia sociedad, pero a la vez fundamental
nucleado en los Estados-nación nacidos en el siglo XVII y asentados durante los siglos
posteriores, que tenían la función de organizar las instituciones que regularían la vida de las
Que la historia avanzará por un creciente proceso de liberación gracias a las características
mismo, los derechos humanos no fueron inertes, sino que tuvieron un papel específico.
persona y la autonomía individual contra el abuso de los poderes tiránicos (González, 1998).
La idea que la modernidad había inventado de los derechos humanos como inherentes a
Que los derechos civiles y políticos, hayan sido los principales a ser defendidos e
lugar dentro de la narración donde servían de bisagra para enclavar las características que
harían del hombre moderno: racional, libre y dueño de su destino. La narración moderna
liberal se dotaba así de sujetos legítimos que harían funcionar su engranaje y darían marcha
lentamente sus presupuestos y develaron que la modernidad no era el relato único que ella
misma quería aparentar (Lyon, 1999). Lo que define este cambio de paradigma es la
las artes. Ambos discursos se habían posicionados como los constructores y detentores de la
verdad y en consecuencia del meta relato explicativo de dicha verdad (Lyotard, 1987).
Simplificando al máximo, se tiene por «postmoderna» la incredulidad con respecto a los meta
relatos. Ésta es, sin duda, un efecto del progreso de las ciencias; pero ese progreso, a su vez, la
dependía de ella. La función narrativa pierde sus functores, el gran héroe, los grandes peligros,
narrativos, etc., cada uno de ellos vehiculando consigo valencias pragmáticas sui generis.
(Lyotard, 1987:4).
Por tanto, como indica David Lyon la posmodernidad a pesar de existir en continua
término acuñado por Zygmunt Baumman para representar este fenómeno – de las
instituciones emblemáticas de la modernidad, que ven como, al desdibujarse los meta relatos
que la sostenían y le daban legitimidad y aparecer nuevos relatos que los contestan, pierden
trata de flujos que privilegian a algunos y excluyen a otros, vale recordar- que no respetan
las fronteras territoriales alguna vez trazadas por los Estado nación (Baumman, 2001).
de otros relatos paralelos a los que se habían considerado hasta la modernidad como
Según Gianni Vattimo este fenómeno social tiene como base cultural el desarrollo del
categoría conceptual intenta representar el reconocimiento de los diversos micro relatos que
conviven en la esfera pública, y eliminan de la palestra los meta narraciones con pretendida
Esta desaparición de los meta relatos, como indica Jean-François Lyotard, tiene como otra
como Lyon expone siguiendo a Derrida, también desaparece la autoridad respecto a los textos
-cualquier artefacto cultural- . Dado que para un autor ya es imposible imponer su propio
texto, ya que cuando éste se hace público queda a merced de las interpretaciones de otras
personas que lo resignifican, imposibilitando todos los intentos de mantener su vínculo con
En este marco los derechos humanos toman, desde nuestro punto de vista, un lugar muy
reconocimiento de los micro relatos que constituyen el espacio público y privado. Nos
Según Nancy Fraser, en los conflictos de nuestra era “… la identidad de grupo sustituye
como sujetos de igual moral y status sociopolítico que las demás personas (Honnet, 1992).
Frente a esta situación para el autor, es necesario la construcción de diferentes formas de
reconocimiento (que dependerán de las formas de desprecio que las personas han sido
víctimas) entre las que ubica el tipo reconocimiento jurídico, que redundará para el autor de
dos maneras en el sistema legal, por un lado al ampliar los contenidos del sistema de derecho
y, por otro, al ampliar el alcance de las normas existentes en una sociedad que garantizarán
derechos para grupos de personas que hasta ahora habían estado perjudicados o al margen
En este nuevo panorama descrito por Honnet, para Nancy Fraser, se da un cambio del
se privilegian por sobre las relacionadas con las desigualdades de clase (Fraser, 1997).
Se impone como necesario construir un modelo jurídico que reconozca las diferencias y
las valore igualmente a todas y alrededor de éstas concibe un sistema jurídico que puede
medida por medio de incorporar estas diferencias al sistema jurídico prestando atención a las
especificadas de cada una (Ferrajoli 2010). Desde este punto de vista la igualdad real
solamente puede ser lograda si se tiene en cuenta, a la hora de legislar y/o formular políticas
públicas, las diferencias identitarias y las estructuras que edificadas sobre estas generan la
No sorprende que una teoría de este tipo que reclama el respeto al reconocimiento de las
la época que llamamos posmoderna dada sus propias características. La apertura del mundo
que ella impulsa por medio de la porosidad de las fronteras y el flujo cada vez mayor de
comunicación entre otros factores, genera las condiciones para que los diferentes cuerpos se
encuentren y se reconozcan como diferentes pero con igual dignidad y valor. Esto confluye
en que las demandas de iguales derechos, en tiempos donde a su vez los derechos son vitales
La modernidad construyó un mundo donde la narrativa que lo relata está basada desde la
mirada y el lugar del centro (Europa en un primer momento, Estados Unidos posteriormente),
gracias a que tenían el poder y la capacidad de hacerlo (Mignolo, 1996). El eje de este sistema
es, como lo indica Aníbal Quijano, la conjunción de la expansión del capitalismo global con
desigualdad en torno a los privilegios del varón blanco que exportó sus prejuicios de raza,
género y clase a otras partes del planeta, construyendo alrededor de estos la diferencia y
dominación colonial. Por tanto, la raza y específicamente el racismo se erigieron como forma
paradigmática, junto con el capitalismo y el patriarcado, de la dominación de Europa sobre
el resto del mundo conocido, conjugando lo que el sociólogo peruano nominó como
Para Enrique Dussel, la creación de este sistema mundo de matriz colonial generó dentro
culturas sólo ocultadas por el “brillo” deslumbrante —en muchos casos aparente— de la cultura
occidental, de la modernidad, cuya globalidad técnica y económica está lejos que ser una
asumida, en cuanto despreciada y valorada como “nada”) que tendrá una función creadora de
En otras palabras, sería asumir que las historias navegadas por diferentes civilizaciones
sistema mundo, posibilita a su vez un escenario en donde las culturas avasalladas por la
Por esto, la transmodernidad es imaginada por Enrique Dussel, suscitada por el potencial
creativo de las culturas que la modernidad en estruendosa expansión deja de lado, como
Una lógica de este tipo significaría para los derechos humanos llenarlos de un nuevo
contenido donde la voz de las víctimas esté presente y donde sus reivindicaciones, demandas
y anhelos sean escuchados. Como el propio Dussel señala, será, por tanto, un derecho que
nazca desde abajo, desde la conciencia política de las propias víctimas y sus luchas por la
Hemos sido testigos ya de luchas donde esta construcción se ha dado, en donde culturas
históricamente oprimidas y excluidas han logrado imprimir a los derechos humanos nuevos
contenidos que reivindican su ser específico en el mundo y reconocen sus narraciones sobre
el mundo. Es en el juego transmoderno donde los derechos humanos han abierto rendijas
para que los movimientos subalternos incluyan su perspectiva y los enriquezcan y amplíen
Reflexiones finales
hecho. Pero no por eso determinada, eterna y estable, dado que, desde nuestro punto de vista
contribuye a la disputa que estos generan por las diferentes narraciones sociopolíticas, este
es el de ser un significante vacío (Laclau, 2001), donde los diferentes colectivos intentan
disputa.
Así vemos, como para el proyecto moderno los derechos humanos, en el ejemplo del
las narraciones posmodernas los derechos humanos están situados como forma de
reconocimiento de los diferentes cuerpos y la posibilidad de narrar sus propias historias desde
lo más cotidiano y para la transmodernidad estos podrían significar una herramienta que
Asociarse los derechos humanos con diferentes narraciones políticas, y que por tanto la
disputa por el contenido de éstos se juegue también en éstos términos influirá, aunque suene
En el desarrollo del trabajo mostramos como las dos narraciones políticas hegemónicas
de nuestros tiempos y una narración subalterna se relaciona con los derechos humanos de
una manera específica. Asociar cierta lucha con alguno de éstos proyectos políticos en
relación a los derechos humanos, sin duda tendrá diferentes repercusiones para los actores
De igual manera debemos considerar que en la lucha que los diferentes actores asumen,
el uso de los derechos humanos no se da de una manera pura y univoca, sino que en la mayoría
de los casos se interrelacionan de diferentes maneras. Así, por ejemplo mientras se puede
estar dando una política del reconocimiento que podría ser posmoderno, al mismo tiempo
puede conjugarse con reivindicaciones que dotan de legitimidad a formas de vida distintas y
sociopolítica, sino que dependerá, junto con la ubicación en el mapa social y el proceso al
que el sujeto social esté vinculado y del uso estratégico de las distintas posibilidades que los
En suma, lo aquí desarrollado nos deja en claro que hoy en día en el mundo occidental los
derechos humanos –junto con otras categorías– se han convertido en una pieza clave del
rompecabezas social, gracias a su talante legitimador de las prácticas sociopolíticas, así como
Bibliografía
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