Empédocles de Celán - Jean Bollack - Sel.tex - LRCP
Empédocles de Celán - Jean Bollack - Sel.tex - LRCP
Empédocles de Celán - Jean Bollack - Sel.tex - LRCP
Me he permitido hacer alguna selección de textos en torno a este libro y en la misma línea
que Jean Bollack estableció a través de un muy exhaustivo estudio sobre la poesía de Paul
Celan. Y con el propósito de mejor comprender la filología y la hermenéutica de este
análisis integral que nos propone Bollack, en su intento por descifrar mejor al hombre, la
obra y la vida del poeta. Así que en adelante quien escribe y quien lea podrá comprender
mejor esta profunda crítica al uso de lenguaje (al idioma alemán) que Celan se propuso
hacer a través de la práctica de su poesía.
EMPÉDOCLES
1 Timeo, 90a.
2 «Debemos pensar que dios nos otorgó a cada uno la especie más importante en nosotros como algo divino, y
sostenemos con absoluta corrección que aquello de lo que decimos que habita en la cúspide de nuestro cuerpo nos eleva
hacia la familia celeste desde la tierra como si fuéramos una planta no terrestre, sino celeste. Pues de allí, donde nació la
primera generación del alma, lo divino cuelga nuestra cabeza y raíz y pone todo nuestro cuerpo en posición erecta»
(ibíd.). Véase Platón, Diálogos VI, Filebo, Timeo, Critias. Gredos, Madrid 1992.
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Empédocles, con el hombre (phós) jugando con la homofonía existente en griego entre
las dos palabras (hombre o luz).
EN EL POEMA SE CUESTIONA EXISTENCIALMENTE ESA DEFINICIÓN CELESTE. El
«nosotros», como sucede a menudo en la obra, designa la comunidad de los judíos y sus
comunes adversidades. De este modo, el texto no recuerda precisamente la afirmación en
la historia («oigo decir que nosotros éramos») sino un periodo de la historia («oigo: decían
que nosotros éramos esto»). ¿Cómo se podía conciliar eso con las persecuciones, tan
remotas? La ironía se impone. Los filósofos son maestros de la demostración. ¿Qué
diría Platón (u otro) ante esta experiencia? El pasado no se ha abolido. Todavía
queda, y ahora queda por demostrar (das bliebt zu beweisen) que este pasado no
ha tenido lugar. La fórmula del Timeo recubre la experiencia histórica real, la destruye.
Para poder volver a ella, es preciso invertir la inversión que Platón había llevado a cabo.
Esta demostración se deja llevar a término.
SI SE SABE QUE TIENE EL ABISMO POR CIELO, el hombre, como «un yo devuelto a su
extrañeza», experimenta la desazón de Lenz en el relato de Büchner que cita El meridiano
de Celan: «…sólo que a veces le desagradaba no poder caminar cabeza
abajo», estar al revés de como está uno mismo —para ser uno mismo.
El hombre, según Platón, se ha visto gratificado entre los animales con la posición
erecta para poder estar en condiciones de erguirse y contemplar los astros —de someterse
al orden, y no sólo al del mundo. Para decir la «verdad» («con la sombra»), no bastaría
con invertir la relación, con «bajar» del cielo en lugar de subir a él; los dos movimientos
reunidos, no combinaos, sino contrarios, lo dirían de un modo más justo en su
antagonismo irreducible: a la autoridad de un «cielo» se la niega a lo largo de un camino
—el largo camino a lo largo de nuestras raíces («an / unseren Wurzeln entlang»)—,
nuestras al mismo tiempo, a saber en un «tiempo» que no es el mismo, desde arriba, a
saber, desde abajo. La inversión (más total), que está en el principio de la poesía de Celan,
se encuentra expresada en varios poemas, por ejemplo aquel que abre el libro De umbral
en umbral: «Vi que mi álamo bajaba […] vi sus raíces contra el cielo implorando
noche» («Ich sah meine Pappel hinabehn […] / […] ich sah ihre Wurzeln gen Himmel
um Nacht flehn»).
La anarquía tiene sus raíces en la historia. Basta con reconocer que la fórmula
está al servicio de un poder ancestral de represión. Conducido hacia las alturas
del cielo, el pensamiento enmascara la miseria que se ha extendido en nombre del
cielo. Nuestras largas «raíces» están ahí (lo dice por «nosotros», a saber, por los judíos) en
el fondo del abismo en el que amontonan las desgracias padecidas… Celan habla de sus
desgracias, porque ha elegido hacerlas suyas (lo ha elegido y no lo ha elegido —
¿quién hablará de ellas si él no lo hiciera? Uno no puede hablar sino de las
suyas; por ellas conoce las otras.
3 En Celan, la «cita» tendría la función de ironizar sobre la existencia de un tiempo de misericordia divina…
4 Celan, Obras Completas (OC) Ed. Trotta. 2004. Ver OC 154 o 169. “El «tú» fija un destinatario”.
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y después:
en la desaparecida im verschollenen
luz terrestres Erdlicht
nosotros, nosotros,
[como el mundo] pronto deslarvados
enlarvados
[con nuestra
voz de tipejos-que-no-tienen-nada]
wir, wir,
[wie die Welt] zeitig Entlarvten
Verlarvten,
[mit unsrer
Habennichtsstimme,]
Los versos fijan uno de los estadios de la antropogonía; unos «esbozos» en bruto —
masas compactas de futuras figuras humanas—salen de la tierra; todavía no tienen voz,
que será un rasgo distintivo de su humanidad: «[…] / Ni la voz, que es el miembro propio
de la especie de los hombres» (frg. de Empédocles)5.
Efectivamente son «larvas», Celan redispone los elementos, compone y retraduce. Estas
criaturas son él y son aquel al que hace hablar; simultáneamente, se despojan de sus
envolturas y se vuelven a cubrir con ellas para hundirse de nuevo en el fondo de la tierra
y nacer durante la noche con voces de pordioseros que han traído de su estancia diurna
(hay que oír por sobreimpresión, además del valor zoológico, el valor de «máscara» y de
«espíritu, fantasma»6, en conexión con «larvas» y con «lares»: «Laren»).
Es el texto casi completo de un pequeño poema de la última manera, que se injerta en
un fragmento del episodio crucial de la epopeya de la naturaleza de Empédocles. LA
HISTORIA, UNA VEZ MÁS, SE IMPONE:
Nosotros dos, juntos ¡qué somos? No han vuelto a transformar en larvas, algo
cadavéricas,, provistas de una voz de indigencia, que es la ganancia de los
descamisados, de «tipejos-que-no-tienen-nada».
…El proceso se cumple, «a la hora justa», a saber en una temporalidad precoz (zeitig),
como la composición aterradora de un «mundo»: «Han arrancado la forma que nos
enmascara; nos restituyen de veras, henos aquí mortuoriamente disfrazados para siempre
(‘verlarvt’)».
Lo que ahora forma el verso 7 y una parte del verso 8 estaba dispuesto de otro modo:
«Das bleibt / zu beweisen, / von oven her, / […]» (Eso queda / por demostrar, / desde
ahí arriba, / […]»). Celan desarrolla y aclara: «das bleibt zu beweisen, von / obenher, an
5 Texto referencial en tres volúmenes de Jean Bollack: Empédocle, Les Origines, vols: I, II y III. Gallimard, París, 1992.
Ver el final del fragmento 482; Empédocle II, Les Origines, p. 172, y el comentario , III, p. 407.
6 En alemán, la palabra «Larven» designa la «máscara» o «antifaz» y también la «larva». En francés, al igual que en
castellano, existe además el sentido de «fantasma» o «espíritu», al que refiere Bollack cuando habla de sobreimpresión.
5
/ unsern Wurzeln entlang, / […]» («Esto queda por demostrar, desde / arriba, a lo /
largo de nuestras raíces, / […]»).
En este lugar añadió un paréntesis:
Aquí la referencia conduce al comentario hecho por Bollack al frg. 339. El sol
aparente dividía el espacio a su paso por el cielo, y constituía con su trayectoria una
dualidad significante y diferenciada7.
Esas palabras se pueden oír como un grito sarcástico de desesperación. Si el cielo es
el lugar hacia el cual los hombres se han vuelto con la expectativa de sus
creencias, la pregunta sobre el lugar sin lugares cobra sentido pleno: si no hay
derecha, tampoco hay rodeo dialéctico. Empédocles se ve reconstituido en esta frase con
el fin de volverlo a decir bajo un interrogante. La oposición no se reparte. Se
localiza en una migración (por ejemplo: por un desplazamiento del sol a través
del firmamento). De lo contrario, no habría ya meridiano.
7«El sol, al dirigirse al oeste, crea su propia derecha y su propia izquierda». ( Empédocle III, Les Origines, cit., p. 227).
8 Texto de Otto Pöggeler que distribuyó durante el seminario que conjuntamente con J. Bollack dirigieron en la
Universidad de Bochum, el 1 y 2 de julio de 1985.
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NO SE VE QUE ÉL SE ESTÁ BURLANDO DE UNA ILUSTRACIÓN
COSMOLÓGICA Y TEOLÓGICA? «Los conozco de sobra, a esos dos soles.» La
voluntad de la apropiación y la asimilación de Pöggeler pasan como una
apisonadora por encima del mejor distanciamiento.
Por su parte, la interpretación que Ulrich Konietzny propone se podría pasar por alto;
se le ocurre que Celan compone el poema para responder a la reseña que Joachim
Günther escribió sobre Soles de hilo (título al libro de poemas: Fadensonnen de 1968,
escrito por Paul Celan). Aunque lo que sí merece cierta atención es que ese tal Günther
encontró la fórmula exacta para caracterizar la poesía de Celan, una poesía que, sin
embargo, él no apreciaba. Lo que llama «Ser nuevo» (Neues Sein) responde
perfectamente —excepto la palabra «Ser» y la idea ontológica que conlleva
a la trascendencia del idioma. ¿Acaso se pude decir algo más justo —sino fuera por el
tono insoportable de la presentación? Su definición evoca «un suelo (reencontrado) en el
aire de la lengua [véase el poema “Flor”]9, más allá de la realidad tangible». Es
exactamente eso. Konietzny permaneció insensible a la naturaleza del debate (lo que
habría sido interesante estudiar son las razones ontológicas y teológicas de su rechazo)10.
Evidentemente no existe la menor relación entre estas líneas de Günther (una crítica sin
demasiado interés) y el poema que Celan escribió en 1970. ¿Qué ideas se hacen de esta
poesía los intérpretes? Es incomprensible que al leer el poema se haya llegado a pensar
que una crítica tan superficial como la de Günther hubiera podido ser objeto de una
retraducción por parte del poeta, cuando se sabe hasta qué punto los «¿oyes?»,
«oigo», etcétera, remiten a textos importantes y bien conocidos de la literatura.
CELAN NO SE DESMARCA DE ALGO QUE NO VALGA LA PENA.
9 OC, p. 126.
10 En el poema (no en el libro) “Soles de hilo” (en Giro de aliento: OC, p. 212), Günther reconocía una figuración de la
nada, en el horizonte de una utopía («de esperanzas negativas»), aunque se veía remitido a pesar de todo (no era algo
absurdo) al caos que precede a la creación, según el Génesis (1, 1-5), en un contexto poético general, que podría
incluir la «respuesta» del Prólogo del evangelio de san Juan. Y no decía nada más que esto; Konietzny extrapoló, de esa
alusión, que la luz del logos, opuesta al sol, permitía comprender «los dos soles»… ¿Qué queda entonces de una
estructura, sea cual sea?
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