Formato - Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas (SIMS) - Paul Zapata

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Universidad Yacambú

Vicerrectorado Académico
Facultad de Humanidades- Psicología
Cátedra de Psicometría
Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas (SIMS.)

Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas (SIMS)

Recopilado por:

Paul Zapata

Expediente: HPS-XXX-XXXXX

Araure, abril de 2018.

Ficha Técnica

Solo uso Académico


Facilitadora: MSc. Dessireé Rodríguez Sandrea FVP # 7485
Universidad Yacambú
Vicerrectorado Académico
Facultad de Humanidades- Psicología
Cátedra de Psicometría
Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas (SIMS.)

Nombre del Test Original: Structured Inventory of Malingered Symptomatology (SIMS)


.

Nombre en español: INVENTARIO ESTRUCTURADO DE SIMULACIÓN DE SÍNTOMAS (SIMS).

Autor: M.R. Widows y G.P. Smith

Año: 2005

País de origen: USA

Idioma de origen: Inglés.

Adaptación: Héctor González Ordi (universidad Complutense de Madrid) y Pablo Santamaría


(Depto. I+D+i de TEA Ediciones), 2009.
La adaptación española del SIMS surge precisamente con esa intención, proporcionar a los
psicólogos de habla española una herramienta breve, fiable y válida para explorar y detectar
patrones de falseamiento y exageración de síntomas psicopatológicos y neurocognitivos. Se
caracteriza por su sencilla interpretación y su gran versatilidad, adaptándose a las diferentes
necesidades que requieran los ámbitos clínicos, laborales, médico-legales y forenses.

Variable(s): Mide sintomatología psicopatológica y neurocognitiva, Simulación, SIMS, estrategias


de detección, validez predictiva, contexto médicolegal.

Baremos: El SIMS permite obtener una puntuación total que se refiere al perfil de simulación
general (punto de corte > 14) que presenta el sujeto y cinco escalas específicas referidas a la
simulación de síntomas de distintos trastornos psicopatológicos y neuropsicológicos:
 Psicosis (Ps) (15 ítems): evalúa el grado en que el sujeto presenta síntomas psicóticos
inusuales o extravagantes, que no son típicos de la patología psicótica real. Punto de corte
> 1.2.
 Deterioro Neurológico (Dn) (15 ítems): evalúa el grado en que el sujeto presenta síntomas
de tipo neurológico ilógicos o muy atípicos. Punto de corte > 2.
 Trastornos Amnésicos (Am) (15 ítems): evalúa el grado en que el sujeto presenta síntomas
relacionados con trastornos de memoria que son inconsistentes con los patrones de
deterioro producidos por disfunción o daño cerebral real. Punto de corte > 2.4.
 Baja Inteligencia (Bi) (15 ítems): evalúa el grado en que el sujeto exagera su déficit
intelectual al fallar preguntas sencillas de conocimiento general. Punto de corte > 2.
 Trastornos Afectivos (Af) (15 ítems): evalúa el grado en que el sujeto informa de síntomas
atípicos de depresión y ansiedad. Punto de corte > 5.

Objetivo: instrumento de screening (tamizaje), para la detección de simulación de sintomatología


psicopatológica y neurocognitiva. Con aplicación Individual y colectiva.

Tiempo estimado para la aplicación del test: 15 minutos aproximadamente..

Tipo de aplicación: Individual o colectiva.

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Consigna: “Las preguntas que va a tener que responder a continuación nos ayudaran a
comprender mejor cómo se encuentra en este momento. Son preguntas estándar sobre distintas y
variadas experiencias que las personas pueden llegar a tener. Puede que algunas aplique en su
caso y otras no. Por favor, lea cada una de ellas y decida si habitualmente son ciertas en su caso o
no. Por favor, responda a todos los ítems, incluso alguno le resulte difícil o parezca no aplicarse a
usted”. “Si usted está de acuerdo o piensa que es verdad o generalmente cierto en su caso, rodee
con un circulo la casilla “V” de verdadero. Si usted no está de acuerdo con la frase o piensa que es
falsa o generalmente falsa en su caso, rodee la “F” de Falso”.
Generalidades de la prueba: auto informe.

Áreas de aplicación: Psicología clínica, en diversos contextos clínicos, médico-legales y forenses,


junto con satisfactorios valores de fiabilidad y convergencia con pruebas reconocidas en este
ámbito..

Materiales: manual, ejemplar de la prueba, clave de acceso (PIN) para la corrección por internet..

Descripción de las poblaciones a las que el test es aplicable (Características de la


población): adultos mayores de 18 años.
Categorías: CLÍNICA, psicopatología y forense.

Historia

Como ha evoluciona el instrumento desde la versión original hasta la actualidad

La simulación de síntomas es un problema al que se enfrentan en su práctica múltiples


profesionales de distintos ámbitos. Su evaluación y detección es todo un desafío que requiere de
instrumentos que faciliten dicha labor. La adaptación española del SIMS surge precisamente con
esa intención, proporcionar a los profesionales una herramienta breve, fiable y válida para explorar
patrones de falseamiento y exageración de síntomas psicopatológicos y neurocognitivos.
La simulación de síntomas o trastornos psicológicos es un problema al que se enfrentan en su
práctica múltiples profesionales de distintos ámbitos. Su evaluación y detección es todo un desafío
que requiere de instrumentos de medida que faciliten dicha labor. 

La simulación, el engaño o el fingimiento, potencialmente se pueden manifestar en todo tipo de


enfermedades somáticas y trastornos mentales. Por eso, es necesario utilizar también
procedimientos de evaluación diferentes para desenmascarar a las personas que pudieran
presentar o exagerar síntomas de muy diverso orden; ya que no es lo mismo simular daño físico,
como una lesión cerebral, que daño psicológico, como un trastorno mental.

Resnick (1997) clasifica los distintos tipos de simulación en simulación pura o la fabricación
completa de la sintomatología, simulación parcial, la más común, que es la exageración de
sintomatología preexistente o la referencia al mantenimiento de síntomas que ya habían remitido y,
finalmente, imputación falsa o el hecho de que la sintomatología es falsamente atribuida a un
acontecimiento traumático (v.g. abusos sexuales en la infancia; accidente automovilístico, etc).

Diversos estudios han tratado de determinar la incidencia de la simulación, aunque ciertamente


resulta difícil proporcionar datos precisos debido a que existe una gran variabilidad en función del
campo de estudio o la patología que se aborda en cuestión. Debido a que la simulación no es una
condición que se admita fácilmente por los pacientes, la estrategia usual para estimar la incidencia
de simulación en diversos contextos es a través de la consulta a profesionales expertos utilizando
encuestas estructuradas. En el campo médico-legal, uno de los estudios de referencia para la
obtención de tasas base de simulación es el que realizaron Mittenberg, Patton, Canyock y Condit
(2002). Encuestando a un total de 131 especialistas del American Board of Clinical

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Neuropsychology, estos autores encontraron las siguientes tasas de incidencia de simulación para
los diferentes ámbitos de actuación estudiados: (1) lesiones personales un 29%; (2) discapacidad o
indemnización laboral un 30%; (c) casos criminales un 19%; y (d) casos procedentes de la
medicina general o psiquiatría un 8%.
La última versión de clasificación diagnóstica de trastornos mentales de la Asociación
Psiquiátrica Americana, el DSM-5, recoge las características de la simulación en el apartado de
falta de adherencia al tratamiento, incluido en el epígrafe de otros problemas que puede ser objeto
de atención clínica
1. La descripción que se realiza en el manual indica que la conducta de simulación consiste en
la producción intencionada de síntomas (físicos y psicológicos) motivados por incentivos externos
(como evitar situaciones indeseadas u obtener alguna compensación), siendo un comportamiento
del que debe sospecharse si se observa la presencia de una o varias de las siguientes
circunstancias:
a) que la persona se encuentre inmersa en un proceso médico-legal;
b) que exista una marcada discrepancia entre las quejas o discapacidad indicada y los
hallazgos objetivos;
c) que haya falta de cooperación durante el proceso de diagnóstico o de tratamiento; y
d) que exista un trastorno de personalidad antisocial.
La simulación es una problemática de gran relevancia en cuanto a frecuencia de presentación.
En relación a la presencia de esta conducta en procesos civiles, penales y laborales de
discapacidad e incapacidad, se encuentran porcentajes de presentación que oscilan entre el 50%
(variando estos porcentajes en función del estudio consultado).
En cuanto a patologías, los mayores índices de prevalencia de simulación de síntomas se
encuentran principalmente en grupos de trastornos como los trastornos por fatiga y dolor crónico,
los trastornos emocionales y del estado de ánimo y los traumatismos craneoencefálicos.
La elevada frecuencia de presentación de esta conducta, la repercusión médico-legal que
conlleva y la heterogeneidad de las patologías medico-psicológicas en las que puede encontrarse,
hace necesario valorar la simulación de forma directa y mediante el uso de instrumentos de
exploración específicos.
En cuanto al procedimiento, en la valoración de una posible simulación es necesario realizar un
abordaje multimétodo recogiendo e integrando la información procedente de diferentes fuentes y
medidas. En este artículo se realiza una aproximación a los principales tipos de instrumentos
psicométricos (inventarios, test y cuestionarios) de exploración que pueden utilizarse para la
valoración de simulación. Se presenta una clasificación de los instrumentos de mayor utilidad
forense y sus características básicas.

Descripción del instrumento

El inventario estructurado de simulación de síntomas (SIMS) es una prueba de auto-informe de


75 ítems diseñada con carácter multiaxial para ser utilizada como instrumento de screening
(tamizaje), en la detección de la simulación, tanto en contextos clínicos como forenses. Su
interpretación debe ser realizada por profesionales de la salud con un adecuado entrenamiento en
la evaluación de casos donde se sospecha la posibilidad de simulación. El SIMS es una
herramienta útil porque proporciona datos convergentes en la evaluación de la simulación y, al
mismo tiempo, ayuda a determinar si es necesario realizar una evaluación más extensa y
exhaustiva.

Compuesto de 75 ítems de verdadero-falso, se caracteriza por su brevedad, su sencilla


interpretación y su gran versatilidad, adaptándose a las diferentes necesidades que requieran los
ámbitos clínicos, laborales, médico-legales y forenses.

De acuerdo al DSM-IV; APA 1994; la simulación se define como la producción intencional de


síntomas físicos o psicológicos falsos, o exagerados motivados por incentivos externos. Además el

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DSM-IV indica a los clínicos que sospechen firmemente de la presencia de simulación cuando
cualquier combinación de los siguientes indicadores se presente:

1. presentación de un contexto médico-legal.

2. Discrepancia acusada entre estrés o la alteración explicados por la persona y los datos
objetivos de la exploración médica.

3. Falta de cooperación durante la valoración diagnostica e incumplimiento del régimen del


tratamiento prescrito.

4. Presencia de trastorno Antisocial de la personalidad.

El SIMS, cuenta con cinco escalas, de 15 ítems cada una las cuales son:

 Psicosis (ps). Evalúa el grado en que el sujeto presenta síntomas psicóticos inusuales o
extravagantes que no son típicos de la patología psicótica real.

 Deterioro Neurológico (Dn): evalúa el grado en que el sujeto presenta síntomas de tipo
neurológico ilógicos o muy atípicos.

 Trastornos Amnésicos (Am): evalúa en grado en el que el sujeto presenta síntomas


relacionados con trastornos de memoria que son inconsistentes con los patrones de deterioro
producidos por una disfunción o daño cerebral real.

 Baja Inteligencia (Bi): evalúa el grado en que el sujeto exagera su déficit intelectual al fallar
preguntas sencillas de conocimiento general.

 Trastornos Afectivos (Af): evalúa el grado en que el sujeto informa los síntomas atípicos de
depresión y ansiedad.

El SIMS incorpora indicadores de umbral dentro de sus estrategias para la detección de


simulación que han demostrado ser criterios explícitos de detección. También se recomienda el
SIMS como parte integrante de un enfoque más amplio en el proceso de evaluación en el que se
consideren hipótesis alternativas al patrón de respuestas evaluado. El empleo del SIMS en
combinación con otros datos prevenientes de otros instrumentos de evaluación, dentro de un
contexto de evaluación amplia y extensa, es consistente con las recomendaciones de Hutchinson
(2001) referidas a que la simulación debería ser multideterminada y, por lo tanto, requiere más de
una estrategia unidimensional para su detección.

La prevalencia de la simulación es significativa y varía en función de los diferentes contextos,


con estimaciones de las tasas probablemente atenuadas debido a que los simuladores exitosos
consiguen evitar su detección. En muestras forenses, las tasas varían entre un 15,7% y un 45%,
con una tasa media, para este tipo de muestras estimada en un 17;4%. En los casos de lesión por
traumatismo craneoencefálico, Martens, Donders y Millis (2001) informan de una incidencia de
simulación del 11%, aunque otros sugieren tasas tan elevadas como un 40%.en los casos de
trastorno por estrés post traumático que buscan recibir indemnizaciones la tasa de simulación se
ha estimado a un 75% (Burkett y Whitley, 1998), aunque otros estudios presentan tasas de
simulación de un 7% en la población de pacientes psiquiátricos en general (Rogers, et al., 1994;
Rogers, et al., 1998). Less-Haley (1997), utilizo los datos de los perfiles de 492 partcipantes que
cumplimentaron el MMPI-2, para investigar la incidencia de la simulación en casos de daños o
lesiones corporales, determinando que la prevalencia oscilaba entre un 20% y un 30%.

El SIMS se ha validado en muestras clínicas forenses, muestras clínicas psicopatológicas y


muestras no clínicas. Las muestras utilizadas para su validación están formadas por adultos de

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ambos sexos, de diferentes edades y condiciones. Como resultado el SIMS es un instrumento


apropiado para explorar la simulación de síntomas psicopatológicos y neurocognitivos en un amplio
rango de contextos, como son evaluaciones forenses, neuropsicológicas y médico-legales; y en
condiciones ambulatorias, ingreso, instituciones psiquiátricas o penitenciarias.

Fundamentación teórica del instrumento

Su estructura factorial ha sido analizada en distintos estudios tanto en su versión original


americana (Widow y Smith, 2005) como en su adaptación española (González-Ordi y Santamaría,
2009), así como se ha indagado en sus resultados de fiabilidad tanto para la puntuación total como
para cada una de las escalas en distintas muestras clínicas y de simuladores tanto de
psicopatología como de dolor crónico (González-Ordi, Capilla, Santamaría y Casado Morales,
2012; González-Ordi & Santamaría, 2009; Merckelbach & Smith, 2003; Widows & Smith, 2005).

El SIMS ha mostrado poseer una satisfactoria consistencia interna (Coeficiente Alfa de


Cronbach), tanto para el total de la prueba (.88) como para sus cinco subescalas: .82 para
Psicosis, .83 para Deterioro Neurológico, .83 para Trastornos Amnésicos, .85 para Baja Inteligencia
y .86 para Trastornos Afectivos (Widows y Smith, 2005).

La simulación según Richard Rogers. En contextos de poca voluntariedad por parte del
evaluado, existe posibilidad de distorsiones deliberadas de la auto-representación. Por ello Rogers
(1984) planteó cuatro formas de respuestas que se pueden presentar en pacientes psiquiátricos
con estas condiciones:

• Respuestas de estilo fiable: Personas que presentan síntomas de forma real, los reportan y
revelan de manera honesta.

• Respuestas de estilo irrelevantes: Individuos que responden inconsistente y aleatoriamente


por desinterés, falta de comprensión, interferencias psicóticas o intentos de fingir confusión.

• Actitud Defensiva: Quienes deliberada y acentuadamente niegan y minimizan síntomas físicos


o psicológicos, lo que implica un proceso consciente de distorsión deliberada.

• Simulación: Fabricación deliberada o exageración grave de síntomas físicos o psicológicos,


cuyas metas externas los distinguirían de los trastornos facticios (en estos últimos se busca
exclusivamente asumir un rol de paciente).

Al ser difícil distinguir la simulación basándose solamente en la motivación que la genera, se


proponen dos términos descriptivos del estilo de respuesta: • La disimulación: Estilo de respuesta
en que deliberadamente se distorsionan o tergiversan síntomas. A diferencia de los defensivos y
simuladores, la distorsión no parecería encajar en un patrón coherente. • Falta de fiabilidad:
Descripción generalizada de auto-reportes distorsionados e inexactos, sin poder conocerse las
razones de esa incoherencia, lo que provoca imposibilidad de realizar juicios respecto a su
intencionalidad.

Respecto a su validez predictiva, diversos estudios han señalado que el SIMS resultaría muy
útil como herramienta de screening para la detección de simulación. Merckelbach & Smith (2003)
señalan que el SIMS posee una sensibilidad de .93, una especificidad de .98, PPP de .90 y NPP de
.98, considerando el punto de corte >16 puntos. Un año antes y considerando el mismo punto de
corte, Lewis, Simcox & Berry (2002) encontraron una mayor sensibilidad (1.00) y NPP (1.00) pero
una menor especificidad (.61) y PPP (.54). Más recientemente, Edens, Poythress & Watkins-Clay
(2007), considerando el punto de corte >14 puntos que es el que proponen los autores de la

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prueba y el que nosotros también adoptamos, obtuvieron una alta sensibilidad (1.00) y una
moderada especificidad (.52), con un AUC de .90.

Antecedentes de investigaciones

Internacional

Arias (2014), en su trabajo “Utilidad diagnóstica del inventario estructurado de simulación de


síntomas (SIMS) en población española”, expone que el uso de las adaptaciones españolas de
estos autoinformes requiere de estudios específicos que avalen su uso y establezcan puntos de
corte específicos con el fin de evitar errores diagnósticos debidos a las diferencias culturales e
idiomáticas existentes (Puente y Perez-Garcia, 2000a, 2000b), más aún cuando son escasas las
pruebas específicas desarrolladas en este campo en países de lengua española (Verdejo, Alcazar-
Corcoles, Gomez-Jarabo y Perez-Garcia, 2004). En esta línea, Inda Caro et al. (2005) afirmaban
que:
La Psicología tiene en España un importante reto por delante en lo que se refiere a la
determinación, con base científica, de la validez de los testimonios y de la sintomatología aducida
por personas que están en proceso de enjuiciamiento o que han sido víctimas de accidentes o
agresiones. En particular, es necesario desarrollar procedimientos estructurados y estandarizados,
que permitan emitir juicios fundamentados sobre la posible existencia de simulación. (p. 106)
Por su parte, Muñoz (2013), expone que la valoración del daño psíquico es una de las
demandas más habituales realizadas al psicólogo forense por parte de los distintos operadores
jurídicos dentro del Derecho penal. Partiendo de las características del contexto de exploración
forense y los datos arrojados desde el campo de la psicopatología, en el presente trabajo se
pretenden abordar las principales dificultades a las que se enfrenta el perito en la evaluación del
daño psíquico con el objetivo de ayudar al diseño del proceso de evaluación de estas periciales. Se
propone también un formato de informe psicológico forense del daño psíquico.
Los estudios de la adaptación española, con un total de 1.005 sujetos participantes, señalan
que el SIMS posee una satisfactoria consistencia interna (Coeficiente Alfa de Cronbach), tanto para
el total de la prueba (.94) como para sus cinco subescalas: .90 para Psicosis, .85 para Deterioro
Neurológico, .90 para Trastornos Amnésicos, .69 para Baja Inteligencia y .65 para Trastornos
Afectivos (González Ordi y Santamaría Fernández, 2009). Respecto a su validez predictiva,
diversos estudios internacionales han señalado que el SIMS resultaría muy útil como herramienta
de screening para la detección de simulación. Los valores de sensibilidad oscilan entre .93 y 100
considerando el punto de corte para la escala total de >14, y entre .94 y 100 cuando el punto de
corte es >16; los valores de especificidad se encuentran entre .52 y .91 para el total >14 puntos y
entre .51 y .98 para el total >16 puntos (para una revisión más de- tallada consultar González Ordi
y Santamaría Fernández, 2009).
Esta, constituye la rama de la Psicología Jurídica que aplica sus conocimientos y técnicas para
ayudar a jueces y tribunales en su toma de decisiones (Muñoz et al., 2011).
El psicólogo forense es, por tanto, el especialista en la realización de valoraciones psico-
legales, actividad técnica que consiste en poner en relación aspectos del funcionamiento
psicológico con cuestiones jurídicas. Esta actividad técnica se lleva a cabo a través del proceso de
evaluación pericial psicológica y es transmitida al operador jurídico demandante a través del
informe psicológico forense, que se convierte en un medio probatorio más dentro del proceso
judicial (Muñoz et al., 2011).
La valoración del daño psíquico se contextualiza dentro de la jurisdicción penal y es de interés
jurídico principalmente por tres aspectos (Esbec, 2000):
- Facilita la calificación del hecho al Ministerio Fiscal
- Facilita al juez el establecimiento de las indemnizaciones
- Puede ser tenido en cuenta para fundamentar hechos probados

En relación con el último aspecto, no debe confundirse la utilización de la valoración del daño
psíquico para fundamentar hechos probados con valoraciones sobre la credibilidad de las

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alegaciones de las víctimas. En este sentido, la investigación proveniente de la Psicología del


Testimonio insiste en lo inadecuado del uso de algunas técnicas de análisis de credibilidad, incluso
para el campo para el que originalmente fueron propuestas, el abuso sexual de menores o
personas con discapacidad (Diges, 2010; Manzanero, 2010).

Capilla Ramírez, González Ordi y Santamaría Fernández (2008) han presentado un estudio
utilizando el SIMS como herramienta para discriminar entre pacientes con dolor crónico litigantes y
no litigantes. En concreto, se administró esta prueba a cuatro grupos distintos: un grupo control (sin
patología dolorosa diagnosticada), dolor crónico de espalda no litigante, dolor crónico de espalda
litigante y fibromialgia litigante, encontrando que los grupos litigantes puntuaban significativamente
más alto en el SIMS que el grupo no litigante y el grupo control, y que entre estos dos últimos, no
existían diferencias significativas.

Igualmente en el contexto médicolegal, el SIMS discriminó adecuadamente en cuanto a la


presencia de patrón de exageración de síntomas entre pacientes con sospecha de simulación y
litigantes y pacientes sin sospecha de simulación y no litigantes que presentaban sintomatología
compatible con trastornos de tipo somatoforme y cursaban baja por AT y por ITCC (González Ordi,
Santamaría Fernández y Fernández Marín, 2010). En ambos estudios, los pacientes litigantes
presentaron un patrón de exageración de síntomas con el fin de reflejar “su peor imagen posible”,
mucho más deteriorada que los individuos que presentan una patología similar pero que responden
honestamente, siguiendo el principio de “cuanto más, mejor” (Rogers, Gillis y Bagby, 1990).

J.Luis Blasco Saiz y L. Pallardó Durá (2013) llevaron a cabo un estudio del patrón de
exageración de síntomas en pacientes diagnosticados de trastorno mixto ansioso-depresivo y
adaptativo en contexto medicolegal que causaban baja laboral en contexto medicolegal. Se trata
del primer estudio con metodología de grupos diagnósticos realizado con las adaptaciones
españolas de estos instrumentos en la detección de simulación de estos trastornos. La muestra del
estudio estaba compuesta por 26 participantes, divididos en dos grupos: pacientes sin sospecha de
simulación (n = 12) y pacientes con sospecha de simulación (n = 14). Todos los participantes
fueron evaluados con dos instrumentos de autoinforme ampliamente utilizados en la evaluación de
la validez de los síntomas: el Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas (SIMS) y el
Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota 2 Forma Reestructurada (MMPI-2-RF). En el
caso del SIMS la puntuación total es la que permite una mejor discriminación, seguida por este
orden de las escalas de deterioro neurológico (Dn), trastornos amnésicos (Am) y trastornos
afectivos (Ta). Los resultados obtenidos en este estudio, tanto en el SIMS como en las escalas de
exageración de síntomas del MMPI-2-RF, respaldan su uso en la detección de simulación de estos
trastornos en el contexto medicolegal.

Cualquiera que sea la naturaleza de los síntomas, con frecuencia es conveniente contar con la
participación del psicólogo, a la hora de evaluar su autenticidad; y en particular cuando las
molestias referidas por la persona afectan a las funciones cognitivas, como la atención o la
memoria, y son susceptibles de evaluación neuropsicológica. A pesar de que las exploraciones
médicas pueden descartar daños o alteraciones orgánico - cerebrales, en ocasiones el paciente no
deja de referir problemas en su vida diaria a la hora de conducir, de acordarse de cosas, etc.,
siendo estos los argumentos empleados por los peritos en las diferentes causas judiciales y sobre
los que es necesario tomar una decisión.

La credibilidad] sobre el carácter verdadero o simulado de los síntomas o de estos testimonios,


en cuanto que entra dentro de las opiniones subjetivas, difícilmente puede ser objeto de
investigación científica. Sin embargo, sí puede ser analizada la validez de los síntomas o del
cuadro clínico que la persona manifiesta, para determinar con criterios científicos una probable
situación de fingimiento o exageración.

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Si bien es cierto que las pruebas generales de autoinforme han mostrado una excelente
capacidad de detección de simulación, no es menos cierto que algunos autores han llamado la
atención sobre sus limitaciones, entre ellas el tiempo de aplicación que requieren y la formación
especializada que exige su aplicación y posterior interpretación (Schinka y Borum, 1993, 1994).

Este hecho ha motivado la creación de pruebas específicas de simulación que pretenden ser
complementos a las anteriores, particularmente, a través de pruebas de screening que permitan un
acercamiento eficiente en términos de tiempo y esfuerzo.

Nacional

El objetivo de este trabajo preliminar es el estudio del esquema de exageración de síntomas


en pacientes diagnosticados de trastorno mixto ansioso-depresivo y adaptativo en contexto
medicolegal. La muestra del estudio esta compuesta por 26 participantes, divididos en dos grupos:
pacientes sin sospecha de simulación (n = 12) y pacientes con sospecha de simulación (n = 14).
Todos los participantes fueron evaluados con dos instrumentos de autoinforme ampliamente
utilizados en la evaluación de la validez de los síntomas: el Inventario Estructurado de Simulación
de Síntomas (SIMS) y el Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota 2 Forma
Reestructurada (MMPI-2-RF). En el caso del SIMS la puntuación total es la que permite una mejor
discriminación, seguida por este orden de las escalas de deterioro neurológico (Dn), trastornos
amnésicos (Am) y trastornos afectivos (Ta). Respecto al MMPI-2-RF, las cuatro escalas de
exageración de síntomas han mostrado una diferenciación significativa y con tamaño del efecto
grande o muy grande entre ambos grupos, destacando las escalas Fs, Fp-r y F-r, por este orden, y
finalmente FBS-r. En relación a las escalas clínicas, específicas y de personalidad psicopatológica
del grupo con sospecha de simulación frente al grupo sin sospecha de simulación, destacaban
significativamente y con tamaño del efecto grande o muy grande principalmente en las escalas
relacionadas con quejas somáticas (RC1, HPC, NUC, COG) seguido de algunas escalas de
alteraciones del pensamiento (THD, RC8, PSYC-r) o del ánimo (RCd, ACT). Los resultados
obtenidos en este estudio, tanto en el SIMS como en las escalas de exageración de síntomas del
MMPI-2-RF, respaldan su uso en la detección de simulación de estos trastornos en el contexto
medicolegal.

Propiedades psicométricas
Validez
Igualmente, la escala total del SIMS posee una adecuada validez convergente con las escalas
de validez relacionadas con la exageración de síntomas del MMPI-2 (F, Fb, Fp, F-K, FBS) y
el MMPI-2-RF (F-r, Fp-r, Fs y FBS-r) y están inversa- mente relacionados con las escalas de
defensividad del MMPI-2 (escala K) y el MMPI-2-RF (L-r y K-r), proporcionando una adecuada
evidencia de validez convergente (González Ordi y Santamaría Fernández, 2008 y 2009). Además,
el IMS presenta correlaciones positivas y significativas con indicadores de exageración de
síntomas o “mala imagen” de otras pruebas objetivas de personalidad, como es el caso de la
Escala Z (mala imagen) del Inventario Clínico Multia- xial de Millon II y III (González Ordi y
Santamaría Fernández, 2008) y el Índice Global de Gravedad o Índice Sintomático General (GSI)
del SCL-90-R (Edens, Otto y Dwyer, 1999). En este sentido, el SIMS es un instrumento de
screening que puede resultar muy útil a la hora de proporcionar información que favorezca la
convergencia de los datos para determinar simulación.

Para examinar la utilidad del SIMS como herramienta predictiva a la hora de discriminar entre
los participantes en el estudio, establecimos la curva característica del receptor (COR) de la
puntuación total del SIMS en la clasificación del grupo no simulador y el grupo probable simulador,
que puede verse a continuación:

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Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas (SIMS.)

Se obtuvieron los valores de sensibilidad y especificidad para examinar la utilidad del SIMS
como herramienta predictiva a la hora de discriminar entre los participantes del grupo «no
simulador» y los del grupo «probable simulador» clasificados por jueces independientes, así como
los valores predictivos positivos y negativos utilizando como tasa de prevalencia la informada por
Mittenberg, Patton, Canyock y Condit (2002) del 30% en el caso de evaluaciones para
discapacidad.
Como puede advertirse en la tabla 5 se obtienen valores muy satisfactorios.
Asumiendo el punto de corte propuesto en la adaptación española (González Ordi y Santamaría
Fernández, 2009), los valores de sensibilidad indican el que SIMS es capaz de detectar
adecuadamente al 82% de los probables simuladores y los valores de especificidad permiten
excluir correctamente al 93% de los participantes que no son simuladores. Así mismo, el 92% de
los casos que cayeran por debajo de este punto de corte serían de respuesta honesta (VPN),
mientras que el 83% de los que lo superaran serían realmente simuladores (VPP). El valor
resultante del área bajo la curva (AUC) o exactitud global del test nos indica que si elegimos al azar
un sujeto del grupo «probable simulador» tendrá una puntuación mayor en la escala total del SIMS
que un participante del grupo no simulador en el 88% de las veces (Zweig y Campbell, 1993).

Los datos indican que la versión en castellano del SIMS presenta una adecuada validez
predictiva. A nuestro juicio, el empleo del punto de corte de la adaptación española incrementa la
especificidad y el valor predictivo positivo con respecto al punto de corte original, lo que disminuye
la probabilidad de aparición de falsos positivos; esto es, los pacientes que responden
honestamente o los individuos con sintomatología genuina sean erróneamente identificados como
simuladores.

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Facilitadora: MSc. Dessireé Rodríguez Sandrea FVP # 7485
Universidad Yacambú
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Cátedra de Psicometría
Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas (SIMS.)

En el campo de la detección de la simulación, esta estrategia es prioritaria, ya que etiquetar a


un individuo sintomático como simulador, no siéndolo, puede conllevar la violación de sus derechos
y libertades civiles y su inclusión en un proceso judicial con consecuencias penales. Así mismo,
esta clasificación errónea podría suponer que el individuo no recibiera las ayudas sanitarias y
compensaciones o prestaciones por su discapacidad, necesarias para su recuperación o para
mejorar su calidad de vida.

Confiabilidad

Los objetivos de esta investigación han sido estudiar el funcionamiento de dos escalas
ampliamente utilizadas en el estudio de la exageración de síntomas en la detección de simulación
de trastornos ansiosos, depresivos y adaptativos con metodología de grupos diagnósticos realizado
con las adaptaciones españolas de estos instrumentos en la detección de simulación de estos
trastornos.
Los resultados obtenidos en este estudio, tanto en el SIMS como en las escalas de exageración
de síntomas del MMPI-2-RF, respaldan su uso en la detección de simulación de estos trastornos en
el contexto medicolegal.
En el caso del SIMS la puntuación total es la que permite una mejor discriminación, seguida
(por orden) de las escalas deterioro neurológico, trastornos amnésicos y trastornos afectivos. Este
subconjunto de escalas ha mostrado diferencias significativas, con tamaño del efecto muy grande,
entre el grupo sin sospecha de simulación y el grupo con sospecha.
Así, los resultados de este estudio parecen indicar que los participantes con sospecha de
simulación han tendido a referir la presencia de síntomas atípicos de las escalas de deterioro
neurológico, trastornos amnésicos (trastornos o dificultades de memoria) y trastornos afectivos
(síntomas amplificados de depresión y ansiedad).
Por otro lado, resulta coherente que estos sujetos muestren una menor tendencia a exagerar en
sus respuestas los ítems que valoran síntomas psicóticos extravagantes o un déficit intelectual
(medidos por las escalas psicosis y baja inteligencia).

Baremos

Arias (2014), explica, que el avance en el campo de la simulación frecuentemente se ha visto


lastrado por la ausencia de un marco teórico y metodológico que guiara su desarrollo. Con el
objetivo de mitigar estas carencias se han ido construyendo modelos conceptuales que tratan de
estructurar y articular las distintas vías de investigación, tal y como se ha comentado en el capítulo
anterior. Por otra parte, en el campo metodológico ha ido surgiendo una serie de estándares en
cuanto a diseños a emplear y metodología de análisis de datos, que ha ido proporcionándole cierto
rigor.
Este avance ha determinado que, en la actualidad, se considere como requisito necesario para
considerar una estrategia de detección de simulación el que exista tanto una fundamentación
conceptual como una validación empírica (Rogers et al., 2010). En el capítulo previo se revisaron
aquellos aspectos relevantes a la fundamentación conceptual y en éste se revisará qué se entiende
por validación empírica específicamente en esta área..

Norma de aplicación
Recomendaciones de aplicación: El SIMS está diseñado para evaluar síntomas tanto referidos
al falseamiento de psicopatología como de funciones cognitivas. Más aun el SIMS puede utilizarse
en conjunción con otras medidas más generales de simulación para proporcionar datos
convergentes, así como ofrecer al clínico alternativas a los instrumentos disponibles.
El SIMS, puede ser aplicado y corregido, por personas sin una formación específica en
psicología o psiquiatría forense, psicología clínica, psicoterapia o áreas relacionadas. No obstante,
de acuerdo con las normas del Standars for Educational and Psychological Testing, la
interpretación de la prueba y de los perfiles resultantes requiere una adecuada formación en

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psicología o psiquiatría forense, psicología clínica, psicoterapia o áreas relacionadas, así como un
conocimiento extenso de la interpretación de pruebas psicológicas.
Su ámbito de aplicación es en adultos, con una duración de aplicación de 10 a 15 minutos.
Los profesionales que utilicen el SIMS deben tener en cuenta las siguientes limitaciones:

1. El SIMS, es una prueba de screening de simulación de síntomas psicopatológicos y


neuropsicológicos. Consecuentemente, el diagnostico de simulación no debe hacerse únicamente
de acuerdo a las puntuaciones obtenidas en el SIMS. Si los resultados sugieren la posibilidad de
simulación, acorde con los puntos de corte recomendados, el profesional debería proceder a
realizar una evaluación más extensa y exhaustiva de la simulación. Específicamente cunado se
sospecha de simulación, resulta necesario una evaluación más pormenorizada al respecto.

2. La discapacidad cognitiva significativa o los estados psicóticos severos pueden ser


impedimentos a la hora de aplicar el SIMS. La persona evaluada debe ser capaz de (a) prestar
atención a lo largo del proceso de evaluación, (b) leer y comprender los ítems escritos en el
ejemplar de la prueba y (c) responder a las preguntas del test. En algunos casos, la persona
evaluada puede mostrar un déficit cognitivo genuino, como el retaso mental, y ser incapaz de
contestar el SIMS. En otras situaciones, la persona examinada puede presentar episodios de
agitación o incoherencia, extremos atribuibles tanto a un trastorno mental genuino como a una
posible simulación. En tales casos es recomendable la observación detallada del paciente, puesto
que este tipo de auto-presentación extrema es difícil de mantener durante largos periodos de
tiempo si el individuo es un simulador.

3. Si bien la utilidad del SIMS para la identificación de simuladores se ha comprobado en


estudios con simuladores diagnosticados previamente frente a pacientes clínicos no simuladores,
tanto en estudios internacionales como en estudios específicos con la adaptación española, es
necesario seguir investigando con esta metodología más ampliamente y en diferentes contextos.

4. Aunque existe un estudio forense con adolescentes, es necesario un mayor esfuerzo


investigador para ampliar y adaptar el SIMS a poblaciones de niños o adolescentes.

Norma de corrección

Una vez que la prueba ha sido cumplimentada se procede a su corrección, en el caso del SIMS
se ha optado por ofrecer procedimientos de corrección automática que reduzcan el máximo tanto el
tiempo que el profesional debe emplear en tareas mecánicas como el número de errores que se
cometen en este tipo de labores. También se protege de este modo la plantilla del instrumento,
aspecto especialmente sensible en el caso de una prueba de este tipo.

El procedimiento de corrección del SIMS se realiza mediante internet. En este caso el


profesional únicamente deberá seguir las instrucciones que aparecen en la hoja con el código de
acceso para la corrección que se entrega al adquirir los ejemplares del SIMS. Una vez que se haya
accedido al sistema de corrección, el profesional deberá introducir las respuestas dadas por el
sujeto en el ejemplar y el sistema realizará todas las labores de corrección y puntuación de las
distintas escalas. También generara finalmente un perfil gráfico con las puntuaciones obtenidas por
la persona evaluada y su posición con respecto a los puntos de corte establecido, además de
ofrecer un breve informe interpretativo de dichas puntuaciones.

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Norma de interpretación

La Puntuación Total del SIMS permite establecer la sospecha de simulación. Posteriormente, el


análisis de las elevaciones en las puntuaciones de las escalas que lo componen (Psicosis,
Deterioro neurológico, Trastornos amnésicos, Baja inteligencia y Trastornos afectivos) permite
observar qué sintomatología se presenta de forma atípica, o bien, de qué manera el individuo
intenta simular un trastorno en particular. Para cada una de las cinco escalas, así como para la
puntuación total, se proporcionan puntos de corte para considerar sospecha de simulación.

Instrumento

El Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas (SIMS) es un instrumento de


evaluación que consta de 75 ítems, con un formato de respuesta dicotómico verdadero-falso, que
puede ser aplicado en aproximadamente 10-15 minutos. Su objetivo es la detección de síntomas
simulados de carácter psicopatológico y neuropsicológico.

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Instrumento Inventario Estructurado de Simulación de Síntomas (SIMS)

Debe tipiarse el instrumento, no se permiten fotos el letra Arial 8 y los margen para el instrumento
cambian son de 2cm de todos los márgenes, se dejan los pie de pagina y los encabezados

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Hoja de respuesta

La pueden hacer si no usan plantilla… de usar plantilla deben usarla de tamaño real, ya que
de lo contrario la plantilla no coincidirá con la hoja de respuesta.

Bibliografía

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