Jesus y Los Marginados LuzmIa Galvan
Jesus y Los Marginados LuzmIa Galvan
Jesus y Los Marginados LuzmIa Galvan
A MODO DE INTRODUCCION
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Quiero empezar esta reflexión con el texto de Aparecida, que como laicos en
formación y como “discípulos misioneros”, necesitamos tener presente porque
resume nuestra misión, hoy, en nuestra localidad, región, país o continente. En
el texto se cita a Lucas en dos momentos clave para nosotros: la parábola del
“Buen Samaritano” y el “Ciego de Jericó”, y nos preguntamos:
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Jesús, marginado por su origen y por su fin:
… los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los
sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncian a los pobres la Buena
Nueva” (Mt 11,5).
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Se preocupa de los enfermos, los tullidos, los leprosos y posesos, se
mezcla con los moralmente fracasados e inmorales públicos. Recorre los
lugares donde se encuentra la gente pobre, anunciándoles que Dios los
quiere y los contempla con infinita misericordia.
“Mira no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por
tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio”
(Mc 1,40-44), Jesús cura a un leproso y le pide que se presente al sacerdote
para que lo declare sano y vuelva a convivir con el pueblo.
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Tomamos en cuenta lo que dicen los obispos latinoamericanos en Puebla
y en Aparecida:
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o rostros de obreros frecuentemente mal retribuidos y con
dificultades para organizarse y defender sus derechos
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también los niños víctimas del aborto. Millones de personas y familias
viven en la miseria e incluso pasan hambre. Nos preocupan también
quienes dependen de las drogas, personas con capacidades diferentes,
los portadores y víctima de enfermedades graves como la malaria, la
tuberculosis y VIH-SIDA que sufren soledad y se ven excluidos de la
convivencia familiar y social. No olvidemos tampoco a los secuestrados y
a los que son víctimas de la violencia, del terrorismo, de conflictos
armados y de la inseguridad ciudadana…,
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3. NUESTRA FE, HOY
“¿De que sirve, hermanos míos, que alguien diga: “tengo fe”, si no
tiene obras?” (Santiago 2,14)
“El encuentro del hombre con Dios pasa a través de la identidad entre el
Señor y el hermano encarcelado, hambriento o desnudo, pero no se trata sólo
de calmar el hambre de un ser hambriento o de un pequeño grupo de ellos;
tampoco se trata sólo, de ir a visitar a un hospital o a una cárcel, todo esto está
bien, pero también es necesario y urgente crear las condiciones económicas,
sociales, políticas y espirituales para que no existan hambrientos…, para que
cada ser humano viva con dignidad… para que las cosas de este mundo se
usen bien y para que los habitantes de este planeta vivamos como hermanos
entre nosotros y como Hijos de Dios”, (5) en otras palabras podemos decir:
estar en paz con Dios, con los hermanos, con nosotros mismos y con la
naturaleza.
Para ver nuestra realidad con “los ojos iluminados por la luz de
Jesucristo Resucitado”, hay que intentar vivir como resucitados en la historia,
para que no sea un cumplimiento de pura exigencia ética, sino que nuestra vida,
lleve la marca de la verdad y del sentido.
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Libertad para ya no vivir esclavizados a la historia, al miedo, a estar
paralizados por los riesgos y la prudencia, “positivamente consiste en la máxima
libertad del amor para servir, sin que nada ponga límites al servicio. Consiste en
el fondo, en la actitud del mismo Jesús que da su vida libremente, sin que nadie
se la quite. Y una vida radicalmente libre trae consigo su propio gozo, aun en
medio de los horrores de la historia. En ese gozo se hace notar la presencia del
resucitado”.
A MANERA DE CONCLUSION
“Ama a los pobres y sabrás que hacer con ellos” (Alberto Hurtado SJ)
PERU
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BIBLIOGRAFIA CITADA:
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
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ARTICULACION DE LAS CUATRO DIMENSIONES
Si bien es cierto desde hace mucho tiempo estoy dedicada a una labor
pastoral, ya sea como profesora, directora o en la Arquidiócesis, desde que
estoy participando en este programa, encuentro mayor sentido a lo que hago.
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