Jesus y Los Marginados LuzmIa Galvan

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MAGIS III

JESUS Y LOS MARGINADOS

“Conocer a Jesucristo por la fe es nuestro gozo;


Seguirlo es una gracia, y
Transmitir este tesoro a los demás es un encargo
que el Señor,
al llamarnos y elegirnos, nos ha confiado.

Con los ojos iluminados por la luz de Jesucristo resucitado,


podemos y queremos contemplar al mundo, a la historia,
a nuestros pueblos de América Latina y el Caribe,
y a cada una de sus personas” (Aparecida Nº 18)

A MODO DE INTRODUCCION

“La alegría que hemos recibido en el encuentro con Jesucristo, a quien


reconocemos como Hijo de Dios encarnado y redentor, deseamos que llegue a
todos los hombres y mujeres heridos por las adversidades; deseamos que la
alegría de la buena noticia del Reino de Dios, de Jesucristo vencedor del pecado
y de la muerte, llegue a todos cuantos yacen al borde del camino, pidiendo
limosna y compasión (cf. Lc 10,29-37; 18, 25-43). La alegría del discípulo es
antídoto frente a un mundo atemorizado por el futuro y agobiado por la violencia
y el odio. La alegría del discípulo no es un sentimiento de bienestar egoísta sino
una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita para anunciar la
buena noticia del amor de Dios...” (Aparecida Nº 32)

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Quiero empezar esta reflexión con el texto de Aparecida, que como laicos en
formación y como “discípulos misioneros”, necesitamos tener presente porque
resume nuestra misión, hoy, en nuestra localidad, región, país o continente. En
el texto se cita a Lucas en dos momentos clave para nosotros: la parábola del
“Buen Samaritano” y el “Ciego de Jericó”, y nos preguntamos:

1. ¿Cuál es la relación de Jesús con los marginados?,


2. ¿Hoy, quienes son los marginados?
3. ¿Cómo manifestamos nuestra fe en Jesús de Nazaret?

1. JESUS, Y SU RELACION CON LOS MARGINADOS

“Según las narraciones evangélicas, es sabido que Jesús se rodeó y


favoreció durante su vida a pecadores, publicanos, enfermos leprosos, pobres,
samaritanos, paganos y mujeres. … si estas personas fueron favorecidas por
Jesús – y de esta forma se declara el amor de Dios hacia ellas – entonces todos
los hombres tienen la dignidad de hijos de Dios y todos los hombres son de
verdad hermanos” (1), pero es necesario tener en cuenta que la opción de
Jesús por los pobres es una opción preferencial, no excluyente.

Jesús, en su vida, se ubica entre los marginados y, desde allí, anuncia a


todos la buena noticia de que “Dios es amor” y convertirse a ese amor que
nos es dado gratuitamente, sin mérito nuestro, es una invitación dirigida a todos
sin excepción, a convertirse a las preferencias de Dios. De allí, que la
universalidad del amor de Dios se expresa justamente en su preferencia por los
pobres, para que nadie quede excluido de ese amor.

Y, la entrada de Dios entre los pobres y de éstos en la vida de Dios se


convierte para Jesús en el camino de su fe, de su conciencia de Hijo, de su
fidelidad al Padre, de su vida espiritual.

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Jesús, marginado por su origen y por su fin:

“Y dio a luz a su Hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un


pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento” (Lc 2,7), su nacimiento en
una cueva expresa la exclusión, la pobreza y la miseria; su muerte tiene lugar
“fuera de la ciudad” (Cf. Heb 13,12), la cruz no es la muerte de una condenado
cualquiera, sino la muerte de los esclavos y de los delincuentes políticos, su
vida, también es conflictiva:

• “… y dicen : “ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y


pecadores” (Mt 11,19)
• “… contado entre los malhechores” (Lc 22,37)
• “… está fuera de sí” (Mc 3,21)
• “… recordamos que ese impostor dijo …” (Mt 27,38)
• Él dice de sí mismo: “… las zorras tienen guaridas y las aves del cielo
nidos; pero el Hijo del hombre, no tiene donde reclinar la cabeza” (Mt 8,20)

Por su cercanía a los marginados, Jesús llegó a ser él mismo un


marginado

“Jesús hace de la opción por los marginados el distintivo de


su misión”

… los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los
sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncian a los pobres la Buena
Nueva” (Mt 11,5).

Encontramos en los Evangelios, a un Jesús cercano y amigo de los


recaudadores, prostitutas, samaritanos (considerados como herejes),
leprosos (expulsados por la ley de la sociedad), viudas, niños, ignorantes,
paganos, enfermos en sábado. Rompe las convenciones sociales de su
época. No respeta la división de clases. Habla con todos, los que lloran, los
que pasan hambre, los que no tienen éxito, los insignificantes…

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Se preocupa de los enfermos, los tullidos, los leprosos y posesos, se
mezcla con los moralmente fracasados e inmorales públicos. Recorre los
lugares donde se encuentra la gente pobre, anunciándoles que Dios los
quiere y los contempla con infinita misericordia.

Al acercarse Jesús a todas estas personas, demuestra que la salvación


ha llegado a los pobres, a los pecadores, a los que se encuentran al “borde del
camino”, a los expulsados de la sociedad por la ley, (publicanos, prostitutas,
leprosos), a los pequeños, (viudas, niños, ignorantes).

Pero, la práctica de Jesús no sólo se limita a declarar su dignidad ante


Dios, sino a atacar de raíz las causas de su indignidad social, es decir, las
condiciones materiales de su existencia y la concepción religiosa de su tiempo:

“Mira no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por
tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio”
(Mc 1,40-44), Jesús cura a un leproso y le pide que se presente al sacerdote
para que lo declare sano y vuelva a convivir con el pueblo.

Forma parte de la misión recibir a los marginados y reintegrarlos a la


convivencia humana, integra a la sociedad a los que se tenían por totalmente
marginados.

La intención de Jesús es clara: para él no existe marginación alguna ni


tolera en modo alguno la marginación. Por eso él actuó en consecuencia con
este planteamiento

2. LOS POBRES, LOS EXCLUIDOS, LOS MARGINADOS, HOY

Hoy, como en tiempos de Jesús, los pobres, los excluidos, los


marginados, son la mayoría de la humanidad, y no son sólo la suma de
individuos, sino que son una colectividad, configuradas como grupos sociales.

4
Tomamos en cuenta lo que dicen los obispos latinoamericanos en Puebla
y en Aparecida:

• “Comprobamos, pues, como el más devastador y humillante flagelo, la


situación de inhumana pobreza en que viven millones de
latinoamericanos, expresada por ejemplo, en la mortalidad infantil, falta de
vivienda adecuada, problemas de salud, salarios de hambre, desempleo,
subempleo, desnutrición, inestabilidad laboral, migraciones masivas,
forzadas y desamparadas, etc.

• La situación de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida real


rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos
sufrientes de Cristo , el Señor, que nos cuestiona e interpela:

o rostros de niños, golpeados por la pobreza desde antes de


nacer,…, niños vagos y muchas veces explotados de nuestras
ciudades, fruto de la pobreza y desorganización moral familiar

o rostros de jóvenes, desorientados por no encontrar su lugar en la


sociedad; frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbano
marginales, por falta de oportunidades de capacitación y
ocupación;

o rostros de indígenas y con frecuencia de afro-americanos, que


viviendo marginados y en situaciones inhumanas, pueden ser,
considerados los más pobres entre los pobres

o rostros de campesinos, que cono grupo social viven relegados en


casi todo nuestro continente, a veces privados de tierra, en
situaciones de dependencia interna y externa, sometidos a
sistemas de comercialización que los explotan

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o rostros de obreros frecuentemente mal retribuidos y con
dificultades para organizarse y defender sus derechos

o rostros de sub empleados y desempleados, despedidos por las


duras exigencias de crisis económicas y muchas veces modelos de
desarrollo que someten a trabajadores y a sus familias a fríos
cálculos económicos

o rostros de marginados y hacinados urbanos, con el doble impacto


de la carencia de bienes materiales, frente a la ostentación de la
riqueza de otros sectores sociales;

o rostros de ancianos, cada día más numerosos, frecuentemente


marginados de la sociedad del progreso que prescinde de las
personas que no producen.

• Compartimos con nuestro pueblo otras angustias que brotan de la falta de


respeto a su dignidad como ser humano, imagen y semejanza del
Creador y a sus derechos inalienables como Hijos de Dios”

• Vemos, a la luz de la fe, como un escándalo y una contradicción con el


ser cristiano, la creciente brecha entre ricos y pobres. El lujo de unos
pocos se convierte en insulto contra la miseria de las grandes masas.
Esto es contrario al plan del Creador y al honor que se debe … “(2)

Consideremos también a: “las comunidades indígenas y afro


americanas…, mujeres excluidas en razón de su sexo, raza o situación
económica; jóvenes que reciben una educación de baja calidad y no
tienen oportunidad de progresar en sus estudios ni de entrar en el
mercado de trabajo para desarrollarse y constituir una familia; muchos
pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos sin tierra,
quienes buscan sobrevivir en la economía informal; niños y niñas
sometidos a la prostitución infantil, ligada muchas veces al turismo sexual

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también los niños víctimas del aborto. Millones de personas y familias
viven en la miseria e incluso pasan hambre. Nos preocupan también
quienes dependen de las drogas, personas con capacidades diferentes,
los portadores y víctima de enfermedades graves como la malaria, la
tuberculosis y VIH-SIDA que sufren soledad y se ven excluidos de la
convivencia familiar y social. No olvidemos tampoco a los secuestrados y
a los que son víctimas de la violencia, del terrorismo, de conflictos
armados y de la inseguridad ciudadana…,

Ya no se trata simplemente del fenómeno de la exclusión y


opresión, sino de algo nuevo; la exclusión social. Con ella queda
afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive,
pues ya no se está en la periferia o sin poder, sino que está fuera. Los
excluidos no son solamente “explotados” sino “sobrantes” y
“desechables” (3)

El problema de esta mayoría, no está sólo en que sean tratados como si


no tuvieran dignidad, porque no son reconocidos como Hijos de Dios, sino que
son tratados como personas que no son sujetos de derechos, ni tienen las
condiciones mínimas para que sobrevivan como humanos.

Como grupo humano más débil y desamparado de la sociedad, en


consecuencia, son los preferidos de Jesús. ¿Son también, nuestros preferidos?

“En el asunto de los marginados, nos jugamos nuestro conocimiento de


de Dios…, el verdadero conocimiento de Dios depende del grado de solidaridad
con los pobres y marginados. No conoce mejor a Dios el que más estudia y el
que mejor se ajusta a determinadas fórmulas teóricas, sino el que vive la
cercanía solidaria con los hombres y mujeres que la sociedad más desprecia. He
aquí el verdadero conocimiento de Dios” (4)

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3. NUESTRA FE, HOY

“¿De que sirve, hermanos míos, que alguien diga: “tengo fe”, si no
tiene obras?” (Santiago 2,14)

“Porque tuve hambre y me diste de comer; tuve sed y me disteis de


beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo y me vestisteis, enfermo
y me visitasteis; en la cárcel y viniste a verme” (Mt 25, 35-36)

“El encuentro del hombre con Dios pasa a través de la identidad entre el
Señor y el hermano encarcelado, hambriento o desnudo, pero no se trata sólo
de calmar el hambre de un ser hambriento o de un pequeño grupo de ellos;
tampoco se trata sólo, de ir a visitar a un hospital o a una cárcel, todo esto está
bien, pero también es necesario y urgente crear las condiciones económicas,
sociales, políticas y espirituales para que no existan hambrientos…, para que
cada ser humano viva con dignidad… para que las cosas de este mundo se
usen bien y para que los habitantes de este planeta vivamos como hermanos
entre nosotros y como Hijos de Dios”, (5) en otras palabras podemos decir:
estar en paz con Dios, con los hermanos, con nosotros mismos y con la
naturaleza.

Para ver nuestra realidad con “los ojos iluminados por la luz de
Jesucristo Resucitado”, hay que intentar vivir como resucitados en la historia,
para que no sea un cumplimiento de pura exigencia ética, sino que nuestra vida,
lleve la marca de la verdad y del sentido.

Es necesario descubrir que la Resurrección, como triunfo sobre la muerte,


añade al seguimiento de Jesús: esperanza, libertad y gozo.

Descubrir que la Resurrección de Jesús, muestra en directo el triunfo de


la justicia sobre la injusticia, y es esperanza, en primer lugar para los
marginados, excluidos, crucificados, de los que hablábamos líneas arriba.

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Libertad para ya no vivir esclavizados a la historia, al miedo, a estar
paralizados por los riesgos y la prudencia, “positivamente consiste en la máxima
libertad del amor para servir, sin que nada ponga límites al servicio. Consiste en
el fondo, en la actitud del mismo Jesús que da su vida libremente, sin que nadie
se la quite. Y una vida radicalmente libre trae consigo su propio gozo, aun en
medio de los horrores de la historia. En ese gozo se hace notar la presencia del
resucitado”.

“El creyente es el señor de la historia en la instalación del reino, en la


lucha por la justicia y por la liberación integral, en la transformación de
estructuras injustas en otras más humanas…, podríamos decir que el señorío se
ejerce repitiendo en la historia el gesto de Dios que resucita a Jesús: dar vida a
los crucificados de la historia; dar vida a quienes están amenazados en su
vida…, y quien a ella se dedica, vive como resucitado en la historia” (6),

En Latinoamérica, hacer esta opción, muchas veces significa terminar


como terminó Jesús, como ejemplo tenemos a Monseñor Romero, Rutilio
Grande, entre otros.

A MANERA DE CONCLUSION

Podemos afirmar que:

...“Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona;


haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a
conocer con nuestra palabra y obras es nuestro gozo” (Aparecida Nº…32)

“Ama a los pobres y sabrás que hacer con ellos” (Alberto Hurtado SJ)

LUZMILA GALVAN HUAMAN

PERU

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BIBLIOGRAFIA CITADA:

(1) Jon Sobrino: “Jesús en América Latina” Pág. 223


(2) III CELAM: Puebla: 27, 29, 31-40
(3) DA Nº 65
(4) José María Castillo: “Teología para comunidades” pág. 145
(5) Néstor Jaén: “Hacia la espiritualidad de la liberación”
(6) Op. cit. Pág. 246

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

SOBRINO, Jon Jesús en América Latina – Su significado para la fe y


la cristología
Editorial Sal Terrae - Santander 1982

GONZALES FAUS, José La nueva Humanidad – Ensayo de Cristología


Editorial Sal terrae – 6ta edición 1984

JAEN, Néstor Hacia la espiritualidad de la liberación


Editorial Sal Terrae - Santander 1987

CASTILLO, José María Teología para comunidades


Ediciones Paulinas – Sevilla 1990

MESTERS, Carlos Con Jesús a contramano, en defensa de la vida


Formación Bíblica – CEPAG 37

CARAVIAS, José Luis El Dios de Jesús


CEPAG – Asunción

GUIJARRO, Santiago La Buena Noticia de Jesús: Introducción a los


Sinópticos – Evangelio de San Marcos
CEPAG 33

III CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO:


Puebla – Ediciones Paulinas

V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO:


Aparecida – Ediciones Paulinas

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ARTICULACION DE LAS CUATRO DIMENSIONES

Si bien es cierto desde hace mucho tiempo estoy dedicada a una labor
pastoral, ya sea como profesora, directora o en la Arquidiócesis, desde que
estoy participando en este programa, encuentro mayor sentido a lo que hago.

En lo intelectual, la lectura de los libros, (algunos prestados por el Padre


Francisco Chamberlan sj, mi tutor en “esta gran aventura”), el profundizar la
vida, muerte y resurrección de Jesús, (por el momento), desde la realidad de
América Latina, confrontarlo con mi vida, “mi trabajo”, mi entorno, como dice
San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales el “reflectir”, me ayuda a descubrir la
importancia de mi comunidad, no sólo la de CVX, sino también, la comunidad
donde está ubicado el Colegio de Fe y Alegría, el cual gracias a Dios, está
poblada por personas venidas de zonas rurales, huyendo por la situación social
y política vivida anteriormente en Ayacucho, o por buscar mejores condiciones,
puedo descubrir que sin el compartir en la pequeña comunidad, tener el tiempo
gratuito para “buscar” y “hallar” la voluntad de Dios, mejorar mis relaciones en la
famita, caería fácilmente en el desánimo y en el asistencialismo o activismo, que
pueden se buenos en determinado momento pero no basta, ni es lo que se
necesita en este tiempo.

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