Cuento
Cuento
Cuento
Una vez, un hombre cualquiera fue a recoger pepinos a un huerto. Y mientras se arrastraba
hacia los pepinos pensaba: “Si alcanzo a recoger un cesto entero de pepinos, lo vendo y con
ese dinero me compro una gallinita.
La gallina me va a dar huevos, los va a empollar y me van a nacer muchos pollitos. Alimento
bien a los pollitos, los vendo y me compro una lechoncita, la engordo y cuando sea marrana
me va a parir lechones.
Vendo los lechoncitos y me compro una yegüita que me va a parir potranquitos. Alimento bien
a los potrancos, los vendo y compro una casa y hago una huerta.
Cultivo la huerta y siembro pepinos, no me los voy a dejar robar.
Voy a contratar guardianes, los voy a poner a cuidarme los pepinos y yo mismo, de vez en
cuando, me voy a dar una vueltica por el huerto para gritarles: “¡Hey, ustedes, vigilen con más
atención!”…
El hombre se había concentrado tanto en sus cuentas, que se le olvidó del todo que estaba
en un huerto ajeno y no se percató de haber gritado con toda su alma.
Los guardianes oyeron su llamado de atención y, obedientes, se pusieron alerta, encontraron
al ladrón y le dieron una paliza.
León Tolstoi
Comprensión y valoración: