Entrevista Imaginaria Con Un Indio Maya
Entrevista Imaginaria Con Un Indio Maya
Entrevista Imaginaria Con Un Indio Maya
-Bueno mi juventud, como todo muchacho maya, trascurrió en el hogar y en la escuela. Y como
usted dijo, los centros de enseñanza nuestros estaban en el mismo recinto de los templos y frente
a los grandes patios circundados por habitaciones sacerdotales.
- Si es verdad, el Calmecac maya era donde iniciamos los estudios y allí habían dos ramas : la civil
o sacerdotal y la militar. La regla era que debía salir de mi contacto maternal y ponerme a la orden
de mi tutor. Y antes de partir mi padre, Nachan-Kan, me dijo muy claramente lo siguiente: “allí no
vas a hacer lo que se te antoje, no vas a ser papachado. Debes portarte bien, ser humilde y
soportar los sacrificios que te ordenen, las vejaciones que te hagan sufrir. Te bañarás diariamente
aunque haga frío, o sea de noche y nunca quebrantarás los ayunos que te prescriban”.
-Pero necesaria para lograr el dominio de sí mismo; y justamente al morir mi padre fui recogido por
Háhil-uínic, quien continuo mi formación haciendo que aprendiera de memoria los cánticos a los
dioses, la exaltación del Quetzalcóatl Maya, los ejercicios físicos con el juego de la pelota, la
escritura pictográfica y los conocimientos generales de astronomía y el calendario nuestro.
Y como escribían
-Bueno escribíamos en la corteza del árbol llamado amate que lo obtenían de la penca del maguey
y a veces en las pieles curtidas de animales. Me recuerdo que nuestra escritura era esquemática o
se ideográfica o tlacuilo. Y los colores los obteníamos del palo de campeche, del añil y de las
cochinillas
-Si es verdad; con el Almirante llegamos a Puerto Palos. Tuve la oportunidad de observar que en
ese otro mundo la vida era muy dura para los macehuales, los pobres; y que esa era una sociedad
dedicada a las guerras para obtener riqueza y poderío. Realmente mucho mejor era mi vida en el
gobierno de mi pueblo maya, el que llamábamos gobierno de Chichén-Itza. Yo me sentía más feliz
en mi Península del Mayab, muy cerca de Cozumel.
Me han dicho que Ud. había nacido en Chetumal, o sea en lo que hoy es Yucatán
- Si lo que pasa es que lo que Ud. llama Yucatán era Mayab. Cuando llegaron los españoles nos
preguntaron cómo se llamaba el lugar, y como no le entendíamos su lengua, entre nosotros
decíamos UY-U-TAN, y ello entendieron Yucatán, pero esa era una expresión que lo que
significaba era : “Oye cómo hablan”, pues nos parecía muy extraña la entonación de los
conquistadores.
Ud. sólo vivió en ese lugar o viajó a otros sitios antes de que lo capturarán para ir a España
-La familia consultó con los sacerdotes la conveniencia o no de que me fuera a los centros
poblacionales de mixtecos y zapotecos, e incluso un adivino , o sea un bobat, fue consultado para
saber si sería exitoso ese viaje. Y se me aconsejó hacerlo, pero antes se haría la despedida
entregando la cabeza de un puerco -un kupbol- y todo animado por un chic o bufón malabarista. Se
hizo una buena barbacoa de cerdo con rodajas de camote blanco y se invitaron a danzarines o
xtoles al son de una música animada por flautas -tlapizallis- caracoles marinos - atecocolis-
tambores de madera -teponaxtlis- o de cuero estirado - huehuetles-
-Como siempre ha sido la buena comida Maya. Semillas de calabaza que formaban parte del
papatzul, los pollos en barbacoa puesto en tamales en el chocolomo, tortillas tostadas en forma de
tacos o sea los cotzitos y también los panuchos, así como flores y camotes. Pero no sólo eso
teníamos que terminar la cena con un buen anís - el llamado iztabentún- y agüitas de diversas
frutas.
Ud. que estuvo en España y vivió largo tiempo en Chichen-Itza, cuál cultura era más avanzada?
-Que pregunta tan comprometedora. Chichen-Itza era una ciudad mucho más bella, más plástica,
más acogedora. Yo diría que era una ciudad de ensueño. Nada más de conocer el templo de las
ochocientas columnas, al norte de la gran Pirámide que llamábamos el Castillo entre el cenote
sagrado y el cenote Xtolec, era una delicia. Es que el mismo Cristobal Colón nos había calificado
de Paraíso Terrenal y el mismo Cortés se lo comunicó con ese mismo calificativo a Carlos V.
Nuestra cultura era superior. Los conocimientos de matemática y astronomía eran mucho más
avanzados aquí en las zonas Mayas que allá en España. Nosotros por ejemplo celebrábamos el
Congreso Astronómico para saber la nueva posición de la Tierra con relación al Sol, la Luna, Venus
y Mercurio y otros astros, y ellos todavía dudaban de algo que para nosotros era obvio: la tierra era
redonda y giraba por sí misma y alrededor del sol. Nosotros ya conocíamos los equinoccios y los
solsticios. Para nosotros el siglo de ellos era de 52 años, y ello tiene una explicación científica, pero
allá todas las decisiones eran más intuitivas sin ninguna prueba contundente, sino sólo porque se
basaban en observaciones terrestres muy empíricas. O sea, nosotros si hacíamos rectificaciones o
ajustes sobre la posición de la tierra con relación al sol, a la luna y a otros planetas; y por eso, cada
cuatro años agregábamos un día más a los trescientos sesenta días útiles. Nuestro Dios único,
creador del hombre, era Quetzalcóatl, y nuestro sistema político era muy estable, pues además del
Cacique (los tlatoanis) había un Consejo de Ancianos sin poder ejecutivo. Además, vea usted la
calidad de personas que llegaron aquí, como Cortés por ejemplo, que sólo le interesaba el oro y el
poder. Su grupo de soldados fueron crueles y bárbaros para amedrentarnos y someternos. Yo creo,
sinceramente, que nosotros -los Mayas- fuimos una civilización superior a la civilización española.
Puede ser que otros opinen diferente, pero como yo conocí los dos mundos lo puedo aseverar de
esa manera.
(Versión resumida de la obra de Erasmo Ancira, Un maya descubre España en 1530, Editorial La
Prensa, México, 1959.)