Porfirio Díaz

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 32

Porfirio Díaz

(José de la Cruz Porfirio Díaz Mori; Oaxaca, 1830 - París, 1915) Del nombre
de este militar y estadista mexicano procede la designación de todo un
periodo de la historia moderna de México: el Porfiriato (1876-1911). Y el
mismo sufijo ya sugiere lo que fue: una férrea dictadura personalista y
paternalista que reprimió toda oposición y anuló la libertad de prensa.

Porfirio Díaz

Como los monarcas del antiguo despotismo ilustrado, Porfirio Díaz pensaba
estar sirviendo a su país al dotarlo, después de medio siglo de guerras y
convulsiones, de la paz y de la estabilidad imprescindibles para el progreso
económico, social y cultural. Ciertamente logró, aunque a sangre y fuego, la
pacificación del país y su despegue en muchas áreas. Pero, hacia el final de
su mandato, su política había abierto una enorme brecha entre ricos y
pobres; y, en 1910, su decisión de mantenerse en el poder prendió la mecha
de la Revolución mexicana.

Biografía
Huérfano de padre desde los tres años, Porfirio Díaz ingresó en el Seminario
de Oaxaca para seguir la carrera eclesiástica, pero pronto cambió de opinión.
Cursó luego estudios de leyes en el Instituto de Ciencias y Artes, donde fue
discípulo del futuro presidente liberal Benito Juárez, quien impartía derecho
civil; en adelante sería seguidor suyo en lo político. El Instituto fue clausurado
por orden del presidente Santa Anna en 1854. Ese mismo año intervino en
la Revolución de Ayutla y apoyó al general Juan Álvarez para derrocar
a Antonio López de Santa Anna.

Poco después, Porfirio Díaz ingresó en el ejército, y su carrera militar fue


meteórica. En la guerra de Reforma (1858-1861), conflicto civil en el que se
enfrentaron conservadores y liberales, apoyó la causa liberal. La guerra
concluyó con la victoria de los liberales y llevó a la presidencia a Benito Juárez
(1861); finalizada la contienda, Porfirio Díaz fue ascendido a general y
elegido diputado.

Apenas un año más tarde tomó de nuevo las armas contra la invasión
francesa (1862-1863) y la coronación de Maximiliano I (1864-1867) como
emperador de México. Fue jefe de brigada en Acultzingo en abril de 1862 y
ese mismo año participó en la batalla de Cinco de Mayo al lado de Ignacio
Zaragoza. En 1867 protagonizó una brillante acción militar en Puebla: tras
sitiar la ciudad, realizó un asalto sangriento y rápido contra las tropas del
emperador Maximiliano, que se refugiaron en los cerros de Loreto y
Guadalupe. Sin perder tiempo, avanzó hacia la capital de la República y la
tomó el 2 de abril de 1867, hecho que fue de gran trascendencia militar, pues
adelantó la caída del Imperio de Maximiliano y el triunfo de Juárez.

Porfirio Díaz hacia 1867

El prestigio y popularidad ganados en esta última campaña lo dejó en


situación de optar a la presidencia; pero el Congreso prefirió a Benito Juárez en
1867 y lo reeligió en 1871. En noviembre del mismo año Porfirio Díaz lanzó
el llamado Plan de La Noria, en el que se pronunciaba contra el
reeleccionismo y el poder personal y a favor de la Constitución de 1857 y de
la libertad electoral; la sublevación fracasó y Díaz hubo de abandonar el país.
Juárez falleció en 1872, y una amnistía concedida entonces permitió a Díaz
regresar a México. Tras la muerte de Juárez, la presidencia recayó en Sebastián
Lerdo de Tejada. Cuando en 1876 Lerdo de Tejada anunció su propósito de
presentarse a la reelección, Porfirio Díaz se rebeló de nuevo (Plan de
Tuxtepec); esta vez consiguió expulsar a Lerdo de Tejada y accedió a la
presidencia.
El Porfiriato (1876-1911)

Un año después, en 1877, el Congreso lo declaró presidente constitucional.


En este primer mandato (1876-1880), Porfirio Díaz fue coherente con las
ideas que había defendido: impulsó una reforma de la constitución en la que
se introdujo el veto expreso a las reelecciones presidenciales consecutivas,
y, concluido su periodo, pasó el testigo al general Manuel González (1880-
1884). Durante el gobierno de González fue ministro de Fomento y
gobernador de Oaxaca.

Finalizado el mandato de González, Porfirio Díaz presentó de nuevo su


candidatura a la presidencia (la constitución sólo vetaba las reelecciones
consecutivas) y salió elegido. Tomó posesión del cargo el 1 de diciembre, y
tres años más tarde promovió una enmienda, que fue aprobada por el
Congreso, al artículo 78 de la Constitución, la cual le acreditaba para una
nueva reelección; en 1890 promulgó una nueva reforma de dicho artículo
para hacer posible la reelección indefinida, lo que le permitió permanecer en
el poder hasta 1911.

Todo ello fue posible porque Porfirio Díaz, ejerciendo su poder omnímodo,
había ido reduciendo las instituciones políticas liberales a una mera farsa
democrática: ordenó la eliminación de todos los adversarios políticos
posibles, y la prensa fue sometida o perseguida cuando intentaba
mantenerse independiente. Puede afirmarse que, a partir de 1890, Porfirio
Díaz gobernó al margen de la Constitución, y prescindió de la división de
poderes y de la soberanía de los estados. El Congreso, sumiso a sus deseos,
modificaba las leyes según sus caprichos y le confería facultades
extraordinarias a su conveniencia; existía un partido único y los sufragios
eran puro trámite.

El pueblo mexicano estaba hastiado del desorden y la guerra, y Díaz se


propuso imponer la paz a toda costa. México no contaba con fondos ni tenía
capacidad crediticia porque no había pagado sus deudas con puntualidad, así
que había que atraer al capital extranjero; el problema era que nadie
invertiría en México si no había estabilidad y paz. Con una política de mano
dura, Porfirio Díaz trató de eliminar las diferencias de opiniones sobre
asuntos políticos, y se dedicó a mejorar el funcionamiento del gobierno.
"Poca política y mucha administración" fue el lema de aquel tiempo.

La paz no fue total, pero Díaz consiguió mantener el orden mediante el uso
de la fuerza pública. Policías y soldados persiguieron lo mismo a los
bandoleros que a los opositores. Gracias a esa nueva situación de estabilidad,
aumentó la demanda de trabajo y se hizo posible el desarrollo económico; el
país contaba con recursos y los empresarios podían obtener buenas
ganancias.

Porfirio Díaz

Sin embargo, con el paso del tiempo se hizo evidente que la prosperidad era
sólo para unos pocos. Creció el descontento por la miseria en que vivía la
mayor parte de la población, y amplios sectores sociales tomaron conciencia
de que Díaz llevaba demasiado tiempo en el poder. Cada vez fue más difícil
mantener el orden: en los últimos años del Porfiriato reinó un clima de
represión en el que la fuerza de las armas se utilizaba con violencia creciente.
De ello dan muestra la torpeza con que se negociaron y la dureza con que se
reprimieron las huelgas de Cananea (1906), en Sonora, y de Río Blanco
(1907), en Veracruz, así como el modo en que se persiguió a los periodistas
que criticaban al régimen y a cualquiera que manifestara una opinión que no
fuese la oficial.

Logros e injusticias

Durante el dilatado mandato de Porfirio Díaz se realizaron obras importantes


en varios puertos, y se tendieron 20.000 kilómetros de vías férreas. Las
líneas de ferrocarril se trazaron hacia los puertos más importantes y hacia la
frontera con los Estados Unidos de América para facilitar el intercambio
comercial. También sirvieron para facilitar la circulación de productos entre
distintas regiones de México, y como medio de control político y militar. El
correo y los telégrafos se extendieron por buena parte del territorio nacional.
Se fundaron algunos bancos, se organizaron las finanzas del gobierno, se
regularizó el cobro de impuestos y, poco a poco, se fueron pagando las
deudas. De gran significación fue la recuperación del crédito nacional en el
mundo entero; la hacienda pública registró sobrantes por primera vez desde
la independencia.

Se fomentó igualmente la explotación de los recursos petrolíferos del país


mediante inversiones extranjeras, inevitables al no contarse con los recursos
económicos y tecnológicos para emprender perforaciones e instalar
refinerías. Se reanudó y mejoró asimismo el laboreo de minas, y la minería
vivió un periodo áureo: en 1901 México era el segundo productor de cobre
en el mundo. La industria textil se desarrolló con capital francés y español y
favoreció el establecimiento en el país de poderosas instituciones financieras
francesas; en los estados de Puebla y Veracruz se construyeron grandes
fábricas de hilados y tejidos. Puede hablarse también de una era de
prosperidad en la ganadería y en la agricultura, que progresó
espectacularmente en Yucatán, en Morelos y en La Laguna, con vastas
producciones de henequén, caña de azúcar y algodón.
Porfirio Díaz en una imagen de 1907

México tuvo un crecimiento económico nunca visto, pero, como poca gente
tenía dinero para invertir o podía conseguirlo prestado, el desarrollo sólo
favoreció a unos cuantos mexicanos y a los extranjeros. Los capitales
foráneos, principalmente estadounidenses, pudieron cobrar la deuda
externa, pero también se hicieron con el control del petróleo y de la nueva
red ferroviaria con sus inversiones. La desigualdad entre los muy ricos, que
eran muy pocos, y los muy pobres, que eran muchísimos, abrió una profunda
brecha en la sociedad mexicana. El despojo de las tierras a los campesinos
indígenas en favor de los grandes latifundistas nacionales y extranjeros fue
sistemático; se formaron así enormes latifundios, los indígenas perdieron
muchas tierras, y la mayor parte de los habitantes del campo tuvieron que
ocuparse como peones en las haciendas.

Con todo, se hicieron grandes esfuerzos por extender la educación pública


(si bien con mayor atención a las ciudades que al campo), lo que permitió
que se educaran más niños; cada vez más mexicanos pudieron seguir
estudios superiores y se empezó a formar en todo el país una clase media de
profesionales y empleados públicos. Se enriqueció la vida cultural con nuevos
periódicos, revistas y libros escritos e impresos en México; los teatros
presentaban compañías y actores europeos, y se extendió el cinematógrafo.
La vida intelectual tuvo hitos importantes. Justo Sierra inauguró la Universidad
Nacional. José María Velascoplasmó en cuadros maravillosos el esplendor del
paisaje mexicano; Saturnino Herrán pintó una impresionante serie de
cuadros con gente del pueblo y con alegorías a la mexicanidad, y José
Guadalupe Posada logró vigorosos grabados con escenas de la vida diaria.
Del Porfiriato a la Revolución Mexicana

En 1908, Porfirio Díaz concedió una entrevista al periodista norteamericano


James Creelman, en la cual afirmó que México ya estaba preparado para
tener elecciones libres. La noticia llenó de optimismo a una nueva generación
que quería participar en la vida política de la nación. Surgieron así varios
líderes y partidos políticos, y se escribieron libros y artículos que discutían la
situación del país y la solución de sus problemas.

Uno de esos líderes fue Francisco I. Madero. Había estudiado y viajado fuera de
México, pues venía de una familia de hacendados y empresarios, y no tenía
dificultades económicas. Madero fundó el partido Antirreeleccionista, del que
se postuló candidato; después se dedicó a viajar por todo el país para explicar
sus ideas políticas, algo que no se veía desde los tiempos de Juárez. Madero
se hizo muy popular y despertó grandes esperanzas de cambio.

Pero el éxito de su campaña lo convirtió en un peligro para el gobierno de


Porfirio Díaz, y poco antes de las elecciones de 1910 fue detenido en
Monterrey y encarcelado en San Luis Potosí. Allí recibió la noticia de que Díaz,
una vez más, había sido reelegido para la presidencia. Mediante el pago de
una fianza salió de la cárcel, aunque debía permanecer en la ciudad. Sin
embargo, a principios de octubre Madero escapó a los Estados Unidos de
América, donde proclamó el Plan de San Luis.

En ese documento, Madero denunció la ilegalidad de las elecciones y


desconoció a Porfirio Díaz como presidente. Se declaró él mismo presidente
provisional, hasta que se realizaran nuevas elecciones; prometió que se
devolverían las tierras a quienes hubieran sido despojados de ellas, y pidió
que se defendiera el sufragio efectivo y la no reelección de los presidentes.
También hizo un llamamiento al pueblo para que el 20 de noviembre de 1910
se levantara en armas y arrojara del poder al dictador.

El ejército de Porfirio Díaz, que había mantenido la paz durante décadas,


parecía muy fuerte, pero en realidad era débil frente al descontento general.
En sólo seis meses las fuerzas maderistas triunfaron sobre las del viejo
dictador. La acción definitiva fue la toma de Ciudad Juárez por los
revolucionarios Pascual Orozco y Pancho Villa, que se habían unido a Madero. En
esa misma ciudad, en mayo de 1911, se firmó la paz entre el gobierno de
Díaz y los maderistas. Porfirio Díaz renunció a la presidencia (que pasó a
ocupar Francisco I. Madero tras ganar la elecciones) y salió del país rumbo a
Francia, donde murió en 1915.
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/diaz_porfirio.htm
PORFIRIATO RESUMEN
EL PORFIRIATO

El periodo de 1876 a 1911 está marcado dentro de la historia de nuestro país como
porfiriato, y se refiere al gobierno de Porfirio Díaz, quien ocupo la presidencia del país
durante el lapso antes mencionado, con la excepción de 1880 a 1884, donde el presidente
de la patria fue Manuel González. Pero a partir de 1884, y hasta el quinto mes de 1911, la
gran figura política nacional fue la del general Porfirio Díaz.

Esta etapa del país coincide con un momento particular del desarrollo capitalista que ha
sido llamado imperialismo. Este periodo, en un ámbito internacional, tuvo como principal
característica un nuevo tipo de colonialismo, en el cual los grandes países capitalistas de
Europa y Estados Unidos ya no se preocuparon por controlar de una manera directa el
resto del mundo, sino mediante la apropiación de los recursos naturales y su mano de
obra, por ejemplo la tierra, los minerales, los metales preciosos y la fuerza de trabajo entre
otras cosas más. El control que ejercieron estos países se hizo realidad a través de la
inversión de capitales en los países en vías de desarrollo o recién liberados de estructuras
de dominio colonial, lo que trago consigo importantes cambios, como el surgimiento de la
clase obrera en países industrializados aceleraron la producción y exportación de
alimentos y materias primas en los países que no eran participes de este desarrollo. Así los
países implementaron medidas económicas favorables al capital extranjero, lo que
finalmente los convirtió en países mono exportadores de café, carne, azúcar, trigo,
algodón y estaño entre otros.

En América latina este periodo tuvo como principal característica, que sus élites políticas
adoptaron, de manera entusiasta, las políticas de liberalismo y cambio de apertura de
mercados promovidos por los países metropolitanos. La producción de materias
primas para la exportación atrajo la inversión extranjera a la región. Los países de
Latinoamérica, México entre ellos, cubrieron las nuevas demandas que tenían los dueños
del capital, quienes se sirvieron de los estados nacionales para invadir la agricultura y
apoderarse de los principales recursos naturales. Para extraer las materias y facilitar la
introducción de los equipos y mercancías, el capital financiero estimuló la construcción de
puertos y ferrocarriles y, para que funcionara todo esto, de servicios públicos.

ASPECTO POLITICO

México estaba envuelto en una profunda crisis general, pero en especial económica a
causa de las diversas guerras que lo habían azotado; los caminos estaban plagados de
bandidos, la delincuencia en las ciudades a la orden del día, el trabajo escaseaba y las
inversiones extranjeras no arribaban a México ante la falta de garantías, tales como
seguridad y de más servicios.

Porfirio Díaz figuró como un protagonista central de tales disputas, al levantarse en armas
en dos ocasiones: una en 1871, en contra de la reelección del presidente Juárez con el plan
de la noria, movimiento que, a pocos meses, fue derrotado. Al morir Benito Juárez, en
1872, se registro una nueva disputa por el poder, saliendo victorioso Sebastián Lerdo de
Tejada. Al intentar éste reelegirse en 1876, Porfirio Díaz se levantó en armas, por segunda
ocasión, ahora con el plan de Tuxtepec, resultando vencedor.
En el 1876, a llevar a cabo el plan Tuxtepec, el general Díaz propuso como “Ley
suprema” de la nación el principio de la no reelección del presidente y gobernadores;
además, aseguró que él en ningún momento aspiraba a permanecer en el mando y que, al
obtener el triunfo, volvería “a la quietud del hogar domestico”. Pero no lo cumplió. Al
asumir por segunda ocasión la Presidencia de la república, en 1884, se reeligió de manera
ininterrumpida, hasta que una nueva revolución, la de 1910 lo obligó a renunciar y dejar el
país.

La reelección del general Díaz lo hizo ser el hombre más importante de México por
espacio de treinta años. En este tiempo sucedieron muchas cosas sobresalientes en el país:
se logró alcanzar la estabilidad política; se registró un extraordinario crecimiento
económico, disminuyó considerablemente la delincuencia y el bandolerismo casi
desapareció como fenómeno social. Pero a la par de estos grandes cambios a favor de la
patria, también hubo grandes abusos tales como: despojo de la propiedad
comunal indígena; se fortaleció el latifundismo; se reprimió con mano dura, mediante la
ley fuga o la pena de muerte, a quienes alteraran el orden público o se opusieran al
régimen; se ataco la libertad de prensa y la gran parte de la población se mantuvo en la
pobreza.

En términos generales se puede decir que el Porfiriato es un periodo en la historia nacional


de marcados claros y oscuros: liberal pero al mismo tiempo conservador, conciliador y
represivo, demócrata y autoritario, es un periodo polémico; los mismos historiadores
tienen opiniones encontradas. La prensa de la época, por ejemplo, dependiendo del
momento y su filiación, al referirse al caudillo de Tuxtepec lo mismo pintaba como un
dictador que el héroe de la paz; a un violador de leyes y libertades individuales que
al árbitro supremo de la nación; al vendedor de su propia patria que al constructor del
México moderno. El historiador Francois- Xavier Guerra destacó al respecto: “Fue el
Porfiriato un régimen extraño: sus contemporáneos los calificaban de patriarcal; los
revolucionarios le llamaron dictadura; nuestros contemporáneos lo designan con
etiquetas diferentes que van de caudillismo a régimen autoritario”

Al empezar el mandato del general Díaz la mayoría de sus colaboradores eran liberales,
pero al terminar el siglo XIX el llamado grupo de los “científicos” había alcanzado una
gran influencia dentro del mandato del general. Para los liberales su principal lema era la
libertad, pero para el grupo de los científicos era el progreso, este grupo ejerció una fuerte
influencia en el pensamiento del general, la filosofía del régimen fue el positivismo y su
lema “Orden y progreso”

En este periodo no se puede hablar de una democracia, ya que esta fue ficticia y la única
antirreleccionista era la muerte. Por su permanencia indefinida en el poder, el régimen
porfirista era, en los últimos años, un gobierno gerontocrático: la edad promedio de sus
ministros, senadores y gobernadores era de 70 años; hacia 1910, Porfirio Díaz tenía 80
años.

Ante la situación, el general Díaz se propuso básicamente dos objetivos: el primero,


pacificar a como diera lugar el país; el segundo, promover con todos los medios a su
alcance el crecimiento económico, pero el presidente Díaz tenía bien claro que sin
crecimiento económico, la paz social nunca se alcanzaría.

Fue tan firme su política en contra de la delincuencia o los disidentes que, ante la
noticia de un complot revolucionario en Veracruz, se le atribuye la orden de “mátalos en
caliente”; Pero Porfirio Díaz también fue un gran conciliador, pues lo mismo integró en su
gobierno a liberales que a conservadores, y fue capaz de convertirse en punto de equilibrio
entre posturas y anteriormente confrontados. Al gobierno del general Díaz también se le
atribuye la política de “pan y palo “, pan para el que trabaja, palo para el que se rebela.

ASPECTO ECONÓMICO

Para promover el crecimiento económico del país durante su periodo el general promovió
políticas liberadoras de la economía nacional y México mostró una gran apertura al capital
extranjero. Los principales países que trajeron su capital al país fueron: Inglaterra, con
concesiones mineras y administrando el Istmo de Tehuantepec, España con la industria
de hilados y tejidos, y por supuesto nuestro vecino del norte al cual se le dieron las
concesiones para la construcción de ferrocarriles. Este crecimiento económico no favoreció
a todas las regiones del país, era notorio que este crecimiento solo llego a las grandes
metrópolis tales como Guadalajara, Monterrey y por supuesto la capital del país, era
también notorio que las regiones del sur del país eran las que mostraban un mayor atraso.

En cuestión de números el avance económico era basto, para 1880 el total de las
inversiones extranjeras era de 110 millones de pesos, para 1910 dicho monto era de 3400
millones.

El capital extranjero dominaba, casi de manera absoluta, la minería, la explotación


petrolera, la banca y los, ferrocarriles. En el sector minero, por ejemplo de las 1030
compañías que operaban en 1910, 840 eran estadounidenses, 148 nacionales y el resto de
otros países. Cálculos aproximados estiman que, para 1910, del total de las inversiones
extranjeras 38% eran estadounidenses, 29% inglesas y 27% francesas, mientras que el
resto se distribuía entre otras de menor importancia. En un lapso de treinta años, las
inversiones inglesas pasaron de 9.2 a 90.7 millones de libras esterlinas; las francesas, de
15 a 1,675 millones de francos; en tanto las estadounidenses pasaron de 30 a 1,008
millones de dólares. Como resultado de estas inversiones diversos sectores registraron un
extraordinario crecimiento: en veinte años se triplicó la producción de plata; el valor de la
producción de cobre pasó de 260 mil a 32 millones de pesos, la producción de henequén
paso de 3 mil pacas anuales al iniciar este periodo y a un millón de pacas al termino del
mismo, en contrate la producción de productos para el consumo interno disminuyo, un
ejemplo claro de esta paradoja es la baja en la producción de maíz.

Las exportaciones aumentaron durante el periodo 600%. Este modelo económico, apoyado
en las inversiones extranjeras y orientado a satisfacer las demandas del mercado mundial,
es llamado por los economistas “dependiente” con “crecimiento hacia a fuera”, es decir,
que el resultado del crecimiento económico no es resultado del proceso de maduración de
las fuerzas productivas nacionales, sino de factores externos.

MODERNIZACIÓN DE LA INFRAESTRUCTURA

El periodo en el cual el general Díaz estuvo al frente de la presidencia del país se


caracterizaron por la modernización de la nación; esto significa que arribaron los avances
tecnológicos más sobresalientes de la época. Este crecimiento se vio claramente marcado
en dos ramas de la vida nacional en lo económico y lo administrativo.
La modernización económica fue posible principalmente a la expansión del ferrocarril, que
facilitara el acceso rápido a todas las regiones distantes y el traslado de mercancías, otro
avance que ayudó al desarrollo de la economía fue el tendido de la red telegráfica y
telefónica. El ferrocarril era considerado la “palanca del progreso”.

En 1876 México tenía aproximadamente 580 kilómetros de vías férreas; para 1884 se había
elevado a 5,731, en tanto que en 1910 el tendido ferrocarrilero alcanzaba ya los 24, 288
kilómetros. Con el ferrocarril las exportaciones a Estados Unidos se vieron notablemente
favorecidas: al finalizar el siglo XIX, alrededor del 70% del total de las exportaciones
mexicanas tenían como destino el vecino país del norte. Esto provocó una grave y notable
dependencia económica hacía el país de las barras y las estrellas, circunstancia que hizo
que Porfirio Díaz exclamara “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados
Unidos”

Las principales obras realizadas en México durante el mandato del General Díaz son las
siguientes: el gran canal del desagüe, el hospital general, el teatro general hoy bellas artes,
el palacio de correos entre otros. En esta época, la ciudad de México se confrontaba en
belleza con las mejores ciudades de Europa.

LATIFUNDIOS. BANCOS

Durante el Porfiriato se consolidaron los primeros bancos de emisión de billetes. El banco


de Londres y México y el Nacional de México, fueron los más importantes del periodo,
contaban con sucursales en las capitales con mayor importancia. En 1889 se aprobó la Ley
de Instituciones de Crédito y en 1899 se creó el banco central Mexicano.

El primero y más importante sector social del Porfiriato era el que estaba formado por los
latifundistas. Para los hacendados se promovieron diversas leyes que tendieron a eliminar
el límite a la propiedad privada y la obligación de sus propietarios de cultivar toda la tierra
poseída. En los primeros años del régimen, por ejemplo, las leyes de colonización
establecían un límite de 2,500 hectáreas a la propiedad individual, con el compromiso de
colonizarlas; en 1893, estas restricciones fueron eliminadas. A lo largo del tiempo las
haciendas fueron favorecidas. Se ha calculado por ejemplo, que en Chihuahua una persona
poseía 7, 000,000 millones de hectáreas; en Oaxaca. Otra persona poseía 2, 000,000 de
hectáreas; en Baja California cuatro personas poseían 11, 500,000 hectáreas, entre otros.

ASPECTO SOCIAL

Al finalizar el régimen, hacia 1910, México tenía aproximadamente 15 millones de


habitantes, de los cuales 11 millones eran campesinos que sobrevivían con salarios que
iban entre los 25 y 30 centavos diarios. En términos generales podemos distinguir cuatro
clases de trabajadores en las haciendas: los peones acasillados o gañanes, de residencia
permanente; los trabajadores eventuales; los arrendatarios y los medieros o aparceros.

Al igual que en la economía, las condiciones de los campesinos variaban dependiendo de


las regiones del país, por ejemplo, en el sur se llegaron a registrar condiciones de esclavitud
disfrazadas, esta situación se puede a preciar más claramente en el libro “México Bárbaro”
del periodista estadounidense John Knneth Turner el cual hizo un recorrido por toda la
parte sur del país, resaltado los lugares de Yucatán y Valle Nacional Oaxaca. En el capítulo
IV de su obra llamado “los esclavos contratado de Valle Nacional” donde menciona
lo sig. “Valle nacional es, sin duda, el peor centro de esclavitud en México.
Probablemente es el peor del mundo. Cuando visite Valle Nacional esperaba
encontrar algo más benigno que Yucatán, pero resultó ser más lastimoso. En
Yucatán, los esclavos mayas mueren más rápidamente de lo que nacen, y dos
tercios de los esclavos yaquis mueren durante el primer año después de la
llegada a la región; pero en Valle Nacional todos los esclavos, con excepción de
muy pocos –acaso cinco por ciento-, rinden tributo a la tierra en siete u ocho
meses.
Esta afirmación es casi increíble. Yo no lo hubiera creído; acaso ni después de
haber visto la forma como los hacen trabajar, el modo de azotarlos y de
matarlos de hambre, si no hubiera sido por el hecho de que los propios amos me
dijeron que era verdad. Hay quince mil de estos esclavos en Valle Nacional…
¡Quince mil nuevos cada año!
-Al sexto o séptimo mes empiezan a morir como las moscas durante la primera
helada invernal y después no vale la pena conservarlos. Resulta más barato
dejarlos morir, hay muchos más en los lugares de donde éstos vinieron.
Con estas palabras nos damos cuenta de la paradoja en la que estuvo envuelto el
periodo de el general Díaz, por un lado la ciudad de México compitiendo en belleza con las
mejores ciudades europeas y en el sur como ya lo he mencionado podía haberse hecho
pasar por otra nación la gente moría despiadadamente.

Una de las principales características del sector campesino es la siguiente, el pago a los
campesinos se hacía por lo general, en dinero y especie esto último mediante las llamadas
tiendas de raya propiedad del hacendado. Mediante estas tiendas de rayas el
campesino tenía que recurrir al endeudamiento, este endeudamiento obligaba a los
campesinos a permanecer en las haciendas y con ello los hacendados tenían la garantía de
la mano de obra para su tierras. Además estas deudas eran hereditarias.

EDUCACIÓN Y CULTURA

Durante el Porfiriato más de diez millones de habitantes no sabían leer ni escribir, aunque
como en todos los aspectos del Porfiriato este sector también tenía claros y oscuros, como
se ha podido notar el sur del país era el más afectado y las grandes metrópolis
desarrollaron un gran índice de alfabetización.

El gobierno trato de hacer algo por la educación y por ello creó una serie de instituciones
que enlistare a continuación:

En 1891 creó el Consejo Superior de Instrucción Pública y en 1905 fue elevado al rango de
secretaría.

En 1910 Justo Sierra reunió las escuelas de especialidades y las organizó en una
Universidad Nacional.
John Kennth Turner México Bárbaro Estado de México, Ediciones Leyenda, 2006, p. 47
CRISIS POLÍTICA Y ECONÓMICA: CLUBES LIBERALES Y PARTIDO LIBERAL
MEXICANO.

EL esplendor del régimen porfirista lo podemos ubicar entre los años de 1890 y 1905.
Desde 1900 empezaron a organizarse círculos opositores a Porfirio Díaz, siendo los más
importantes los clubes liberales. Así, el primer Congreso Liberal , celebrado en San Luis
Potosí en 1901, solicitó el estricto cumplimiento de la constitución de 1857 de las Leyes de
Reforma.

Ante el auge de los clubes liberales, el régimen respondió con represión. Cárcel
persecución, destrucción de imprentas clausura de periódicos y espionaje fue parte de la
política aplicada hacia los opositores. Debido a la persecución de que eran objeto, los
principales promotores y organizadores de los clubes liberales, entre ellos los hermanos
Ricardo y Enrique Flores Magón, tuvieron que emigrar a Estados Unidos pero
continuaron trabajando de manera activa en contra de la dictadura de Porfirio Díaz. Como
resultado de sus trabajos, en 1906 formaron el partido Liberal Mexicano con el lema
“Reforma, Libertad y Justicia” y ejercieron un fuerte influencia en las huelgas de Rio
Blanco y Cananea. El programa de este partido plasmó demandas fundamentalmente
obreras, constituyéndose en el antecedente más importante del artículo 123 de la
constitución de 1917.

BALANCE HISTÓRICO DEL PORFIRIATO

El Porfiriato fue un periodo de marcados contrastes. Dependiendo del sector que uno
analice, se puede llegar a conclusiones totalmente divergentes. El escritor estadounidense
John Kennet Turner, en 1911 por ejemplo señaló que para sus compatriotas que
emprendían negocios en México, el régimen de Díaz era “el más sabio, el más moderno y el
más benéfico sobre la faz de la tierra”, pero que, desde el punto de vista del mexicano
común, el gobierno de Díaz era “un tratante de esclavos, un ladrón, un asesino”, pues no
tenía misericordia ni impartía justicia, sólo se dedicaba a explotar a su población. Cierto es
que, para tener una opinión equilibrada sobre este periodo, debemos conocer sus claros y
oscuros, sus virtudes y defectos, sus logros y retrocesos.

El extraordinario crecimiento económico que experimentó el país, la modernización


urbana, el saneamiento de las finanzas públicas y la estabilidad la política fueron algunos
de los logros más importantes del Porfiriato. Después de más de medio siglo de
estancamiento económico y aislamiento comercial, México se insertó de lleno en la
economía mundial ocupando un lugar clave, aunque de manera dependiente, dentro del
desarrollo del capitalismo. Como resultado directo del pronunciado crecimiento
económico, irrumpieron destacados centros urbanos y fabriles: Torreón y Aguascalientes
se convirtieron en importantes centros de distribución ferroviaria, Monterrey y Orizaba se
consolidaron como ciudades industriales, Mérida creció significativamente con la
exportación de henequén y chihuahua con la venta de ganado.

Sin embargo, en no pocos casos, para los peones de las haciendas, los jornaleros del
campo, los mineros y los obreros fabriles, es decir, para la clase trabajadora, la paz social y
la estabilidad política de que tanto se vanagloria el régimen significaron arbitrariedades,
explotación, sometimiento y represión, particularmente cuando daban alguna señal de
protesta o rebeldía. Tales injusticias, permitidas y solapadas generalmente por los
prefectos políticos que eran autoridades locales, conformaron lo que se conoce como “la
leyenda negra” del Porfiriato y constituye uno de los lados oscuros.

Lo que para los hombres del régimen era motivo de orgullo, para un sector ilustrado de la
clase media era motivo de crítica e indignación. La prensa volvió a sus fueros y un sector de
jóvenes periodistas acusó a Porfirio Díaz de extranjerismo desmesurado, de vender la
patria a los extranjeros, de mantener a la población sumida en la pobreza y, sobre todo,
denunciaron la falta de libertad política.

En medio de grandes tensiones y conflictos llegó 1910, un año de grandes sorpresas para
los mexicanos de entonces: apareció el cometa Halley, se realizó la convención de los
clubes antirreleccionista, con bombo y platillo el régimen festejó el primer centenario de la
Independencia de México, se consumó la séptima reelección de Porfirio Díaz para
presidente de la República y, como resultado de esto último, inició un movimiento
revolucionario de largo alcance, en el mes de noviembre, que obligaría al anciano
presidente a dimitir del cargo e irse de México. Por ello es un año clave en la historia
nacional.

Benito Juárez
(San Pablo Guelatao, México, 1806 - Ciudad de México, 1872) Político liberal
mexicano, presidente de la República entre 1858 y 1872. Tras un periodo de
tres décadas en que el conservador Antonio López de Santa Anna había
dominado la vida política del país, Benito Juárez se esforzó en sus mandatos
en llevar a la práctica el ideario liberal, dictando leyes para hacer efectiva la
reforma agraria, la libertad de prensa, la separación entre la Iglesia y el
Estado y la sumisión del ejército a la autoridad civil.
Benito Juárez

Su labor modernizadora topó con inmensas dificultades: la reacción


conservadora dio lugar a la guerra de Reforma (1858-1860) y los problemas
económicos motivaron el impago de la deuda y la intervención francesa en
México (1863-1867). No menos convulsos fueron sus últimos años, y las
deserciones surgidas de su propio partido llevarían, tras su fallecimiento, a
la longeva dictadura de Porfirio Díaz. Pese a que pocas de sus realizaciones
fueron duraderas, su entrega a unos ideales de justicia social es justamente
apreciada, y la historiografía lo reconoce como la figura capital del liberalismo
mexicano en el siglo XIX.

Biografía
Hijo de Marcelino Juárez y Brígida García, matrimonio indígena de humilde
condición, Benito Juárez quedó huérfano siendo niño y cursó sus primeros
estudios en su pueblo natal. Tenía veinte años cuando ingresó en el Instituto
de Ciencias de Oaxaca, donde se licenció en derecho. Su preocupación por la
realidad social y en particular por la situación de los campesinos lo llevó a
adherirse a los ideales liberales que venían difundiéndose por América
desde la Revolución Francesa y a participar activamente en la política.

En 1831 Benito Juárez fue elegido regidor del ayuntamiento de Oaxaca y, un


año después, diputado al Congreso del Estado. Era éste el primer paso de
una actividad que le llevaría a ser el máximo mandatario de la nación, aunque
para ello debió ascender lentamente en el escalafón político, sortear
dificultades sin cuento, padecer el exilio, sufrir la cárcel, encabezar una
guerra civil y atraerse la ira de numerosos enemigos. La energía con que
defendió los intereses que representaba le valió en 1846 ser diputado por
Oaxaca ante el Congreso de la Unión. Un año más tarde fue designado
gobernador de su estado natal, cargo en el que permaneció hasta 1852.

Su oposición al tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el que México perdió


vastas zonas de su territorio en favor de Estados Unidos, encontró cauce en
las filas liberales y en la defensa de un proyecto federalista. Sin embargo,
los conservadores lograron una vez más hacerse con el poder en 1853,
acaudillados por el general Antonio López de Santa Anna, y Juárez se vio obligado
a exiliarse en Cuba.

Benito Juárez

Al cabo de dos años regresó y se adhirió al plan de Ayutla, entre cuyos


firmantes figuraban los generales Villarreal, Comonfort y Álvarez. Al triunfar
el pronunciamiento fue designado consejero de Estado y, bajo la presidencia
de Ignacio Comonfort (1855-1857), ministro de Justicia. Como tal promulgó una
serie de leyes que restablecían las libertades de enseñanza, imprenta y
trabajo y anulaban las prerrogativas del clero y el ejército.
La guerra de Reforma

Sus disposiciones legislativas, que inspiraron la Constitución de 1857, de


corte liberal, motivaron la reacción de los conservadores, quienes se
pronunciaron al año siguiente en el plan de Tacubaya. Comonfort pactó con
ellos, dio un golpe de Estado y encarceló a Juárez, lo cual fue el detonante
del conflicto civil llamado la guerra de Reforma (1858-1860).

Como presidente de la Corte Suprema de Justicia, Juárez, que había


conseguido huir, se convirtió en el presidente legítimo, de acuerdo con la
Constitución. Presionado por sus enemigos, hubo de refugiarse en Panamá,
pero regresó en mayo de 1858 para establecer su gobierno en Veracruz.
Desde allí expidió las leyes de Reforma y proclamó una Constitución más
radical que la anterior. En 1859 su gobierno fue reconocido por los Estados
Unidos, y, con su ayuda, los liberales derrotaron finalmente a los
conservadores en 1860.

La ocupación francesa

Sin embargo, las graves dificultades económicas por las que pasaba el país
obligaron a Juárez a suspender el pago de la deuda externa. La medida
motivó la intervención armada del Reino Unido, España y Francia en 1861 y
sumió de nuevo al país en una tensa situación de guerra. Las promesas de
Juárez determinaron la retirada de las dos primeras potencias, pero Francia,
en connivencia con los conservadores, invadió México en 1863, y en 1864,
tras ocupar la capital, acabó por imponer al archiduque Maximiliano de
Austria como emperador de México.

Ante la instauración del Imperio de Maximiliano I, Benito Juárez se retiró a


Paso del Norte y desde allí organizó la resistencia. Hombre de leyes por
encima de todo, prorrogó no sin profunda vergüenza y violencia interna sus
poderes presidenciales hasta que terminase la guerra, y emprendió
enseguida la ofensiva republicana, que triunfaría tras el sitio de Querétaro
en 1867 y se saldaría con el fusilamiento de Maximiliano el 19 de junio en el
Cerro de Campanas.
Los últimos mandatos

Con el país empobrecido y desunido, fue reelegido por séptima vez en agosto
de 1867. Juárez restauró la República federal y dio vigencia a las leyes de
Reforma. Pero el último lustro de su vida política estaría marcado por
revueltas y conflictos de toda índole. Por una parte, proliferaban en México
brotes de bandolerismo y grupos guerrilleros revolucionarios, y por otra el
sistema constitucional, que se había impuesto tras arduas luchas contra las
poderosas fuerzas de la reacción, comenzaba a desacreditarse ante las
acusaciones de fraude electoral. Para colmar el vaso, el presidente inició
impopulares reformas con objeto de acumular en sus manos un mayor poder
ejecutivo.

Benito Juárez

Este hecho y el temor a que buscara perpetuarse en el cargo motivaron la


reacción dentro de su propio partido. Porfirio Díaz, cuyo nombre resume por sí
mismo el siguiente capítulo de la historia de México, se pasó a la oposición,
tras haberse destacado como victorioso militar en la guerra contra
Maximiliano, y en 1871 Sebastián Lerdo de Tejada, principal colaborador de Juárez
en política interior, no aceptó presentarse a las elecciones y fundó el partido
lerdista. Durante ese año el presidente debió asimismo sofocar diversos
levantamientos, como los de Treviño y Naranjo, agotando en esta extenuante
empresa sus ya enflaquecidas fuerzas.

A pesar de las dificultades económicas, de la hostilidad del Congreso y de


numerosos pronunciamientos, el 1 de diciembre de 1871 Juárez asumía
nuevamente la presidencia ante el Congreso de los diputados, y allí reiteraba
su fe en la legalidad con su habitual energía. Pero los vientos de la historia
se orientaban ya hacia otros derroteros. Porfirio Díaz arengaba a sus
partidarios contra Juárez acusándolo de dictador y poniendo en marcha una
revuelta inspirada en el llamado Plan de la Noria, cuya más significativa
propuesta era la prohibición de que fueran reelegidos los presidentes.
Sebastián Lerdo de Tejada se alió con Porfirio Díaz y juntos se alzaron contra
Juárez.
Pese a que Juárez sobrevivió también a esta postrera andanada de sus
enemigos políticos, reprimir el levantamiento constituyó su último acto
público, pues con secreto estoicismo de indígena zapoteca venía soportando,
desde tiempo atrás, una prolongada serie de difunciones cardíacas que por
fin lo llevaron a la tumba el 18 de julio de 1872. Tras su muerte el Congreso
lo declaró Benemérito de la Patria y de las Américas.

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/j/juarez.htm

Lo que no sabías de la
vida e historia de Benito
Juárez
Este político encabezó la reforma liberal y consolidó la
república de México actual.
por LaVerdad
20 de Marzo 2018 · 22:57 hs

MÁS EN ESTILO Y VIDA

CHILE
¡Por estás razones sigue con tu adicción al picante!

Mhoni Vidente y los horóscopos del 14 de octubre ya están aquí

Ya no te quiere y así te miente según su signo

Temptation Cancún Resort se suma al mes de la lucha contra el cáncer con


“Piensa en Rosa“
Conoce los 7 chakras y cómo estar en armonía con ellos...

Este político encabezó la reforma liberal y consolidó la república de México actual.


Este político encabezó la reforma liberal y consolidó la república de México actual.
Este político encabezó la reforma liberal y consolidó la república de México actual.

Un día como hoy, un 21 de marzo, pero de 1806 nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca,
Benito Juárez, una de las figuras más populares y emblemáticas de la historia de todo
México y a sus 212 años de haber nacido te contamos lo que no sabías de la vida e
historia de este gran personaje.

Benito Juárez es una persona reconocida e importante en México, no solo porque aparece
en los billetes de 20 pesos, sino porque el Benemérito de las Américas, como se le
conoció, marcó un capítulo importante en lo que hoy tenemos como país.
Billete
de 20 pesos

El originario de San Pablo Guelatao, Oaxaca, nació un 21 de marzo de 1806 y murió


siendo presidente el 18 de julio de 1872, a los 66 años de edad.

Don Benito Juárez es reconocido como el padre del liberalismo mexicano y el gran
impulsor de las Leyes de Reforma, que separaron a la Iglesia del Estado, la antesala de
las instituciones civiles actuales.
Biografía de Benito Juárez

Su frase más famosa, "entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al
derecho ajeno es la paz”, la escribió en julio de 1867, después de cuatro años de lucha
contra la intervención francesa y el Imperio de Maximiliano.

Pero llama la atención que aunque sabemos que fue presidente de México, hace ya varios
años, hay cosas de su vida que no todos conoce.

Lo que no sabías de la vida e historia de Benito Juárez

Aquí te presentamos algunos datos curiosos que quizás no conocías del dos veces
presidente mexicano.

Nombre multiusos

El nombre de Benito Juárez ha sido usado para nombrar calles, capitales, ciudades,
municipios, ejidos, escuelas, teatros, universidades, restaurantes, unidades habitacionales y
hasta concursos de oratoria (Sentimiento Juarista), todo en honor a este gran personaje de la
historia de México.

Incluso hay una Avenida Benito Juárez en Nueva Delhi y hasta una cadena de
restaurantes colombianos con el nombre Benito Juárez Tex Mex. Legend.
Quintana Roo tiene un municipio con su nombre

Benemérito

No cualquiera es nombrado como un personaje digno de un galardón en otro país,


pero Benito Juárez, se lo ganó, ya que fue nombrado Benemérito (digno de galardón)
por Colombia y República Dominicana.

La primera ocasión que Juárez recibió esta distinción fue a consecuencia de un decreto
promulgado el 1 de mayo de 1867 por el Congreso Nacional de Colombia, que declaró al
entonces presidente mexicano "digno del merecimiento del bien de América por la
abnegación y la incontrastable perseverancia desplegada en la defensa de la independencia
y libertad de su patria".
Se ganó el término de 'Benemérito' en otros países
Unos diez días después, el 11 de mayo de 1867, el Congreso de República Dominicana,
a petición del diputado Antonio Delfín Madrigal, reconoció a Juárez por su defensa de
México ante las tropas francesas, una “causa idéntica” a la de Santo Domingo, capital
dominicana, contra el imperio español.

“Las acciones del presidente Juárez servirán como ejemplo a las demás repúblicas
hermanas que quisiesen mostrar su simpatía por la causa de la libertad de México, a la que
no dudaba debía seguirse la de toda la América, de uno a otro extremo”, dijo en su
momento el legislador dominicano.
Amigos literatos

Benito Juárez se dio a conocer en muchas partes del mundo, lo que lo hizo acreedor de
teer en su correspondencia, cartas de miles de personas, algunas de ellas artistas
reconocidos como el caso del poeta, dramaturgo y novelista romántico francés Víctor
Hugo (autor de Los Miserables), que el 20 de junio de 1867, le escribió al entonces
presidente mexicano.

¿Por qué Víctor Hugo le escribió?

Para pedirle a Juárez el perdón al exemperador mexicano, Maximiliano de Habsburgo, que


había sido detenido por ser enemigo de la patria.
Víctor Hugo, autor de Los Miserables le escribió una carta

"Usted hizo tal cosa, Juárez, y es grande. Lo que le queda por hacer es más grande aún.
Escuche, ciudadano presidente de la República Mexicana. Acaba usted de vencer a las
monarquías francesas con la democracia. Usted les mostró el poder de ésta; muéstreles
ahora su belleza. Después del rayo, muestre la aurora. Al cesarismo que masacra, muéstrele
la República que deja vivir. A las monarquías que usurpan y exterminan, muéstreles el
pueblo que reina y se modera. A los bárbaros, muéstreles la civilización. A los déspotas, los
principios. ¡Que el violador de principios sea salvaguardado por un principio! ¡Que tenga
esa felicidad y esa vergüenza! Que el violador del derecho sea cobijado por el derecho",
pidió Víctor Hugo a Juárez.

Buscaba el perdón de Maximiliano de Habsburgo

Sin duda este dato es conocido por muy pocos, pero eso habla de lo grande que fue
el Benemérito de las Américas.

Dos días antes de que Víctor Hugo mandara la carta a Juárez, el 18 de junio de 1867,
Maximiliano De Habsburgo fue fusilado en el Cerro de las Campanas, Querétaro.

Historia familiar trágica

El Benemérito de las Américas tuvo una gran carrera profesional que lo llevó a ser
presidente, gobernador, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, secretario de
Gobernación, senador, regidor, diputado federal y diputado local, pero tuvo una historia
familiar trágica.

Llegó a la ciudad de Oaxaca a los 12 años (en 1818) donde fue cobijado por Antonio Maza,
su futuro suegro, procedente del pueblo zapoteco San Pablo Guelatao.

Unos 23 años después, el 31 de octubre de 1843, contrajo matrimonio con Margarita


Maza Parada, a quien le llevaba una diferencia de edad 20 años, pues él tenía 37 y ella 17.

Benito Juárez tuvo 12 hijos con Margarita, tres hombres y nueve mujeres, pero cinco
murieron a temprana edad. Los varones llevaron como nombre Benito Luis Narciso, José
María, quien murió a los ocho años, y Antonio, quien falleció cuando tenía un año.

Hijos de Benito
Juárez
Sus hijas fueron Manuela, Margarita, María Felícitas Teodora, María Guadalupe, quien
murió a los dos años, Soledad, Amada, María de Jesús, Josefa y Jerónima Francisca, quien
también falleció.

Aparte de los hijos procreados con Margarita Maza, Benito Juárez tuvo una compañera
previamente, Juana Rosa Chagoya, con quien procreó dos hijos: Tereso y Susana.

Se cree que el apellido Juárez se perdió en la segunda línea descendente, actualmente


sólo le sobrevive su sobrina tataranieta en sexta generación, Margarita García Juárez.

El hijo de Benito Juárez

El único hijo varón sobreviviente del matrimonio Juárez Maza, Benito Luis Narciso
Juárez Maza, vivía de las apariencias, no era bueno para los negocios, no fue buen político
ni tampoco fue buen gobernador de Oaxaca, de acuerdo con sus biógrafos.

Peter Henderson, uno de los biógrafos del hijo del Benemérito de las Américas, escribió
que "carecía del talento necesario para llegar a ser un líder político importante".

Benito Juárez Maza fue gobernador por 7 meses en 1911 pero murió en el cargo a causa
de un paro cardíaco; es considerado el primer gobernador oaxaqueño de la Revolución
Mexicana

Su labor "más destacable" fue sofocar el levantamiento del cacique juchitecto José F.
Gómez, quién se levantó en armas contra Benito Juárez, de acuerdo con el Congreso de
Oaxaca.

https://laverdadnoticias.com/estiloyvida/Lo-que-no-sabias-de-la-vida-e-historia-de-Benito-Juarez-
20180320-0112.html

También podría gustarte