Contaminación Ambiental Por Estériles

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CONTAMINACIÓN AMBIENTAL POR ESTÉRILES

MINEROS EN UN ESPACIO TURÍSTICO EN


DESARROLLO, LA SIERRA MINERA DE
CARTAGENA-LA UNIÓN (SURESTE DE ESPAÑA)
RESUMEN
En este trabajo se analiza la situación de las escombreras y pantanos mineros de lavado
en la Sierra minera de Cartagena-La Unión, como potenciales áreas de riesgo para la salud de
las poblaciones de la sierra minera y áreas adyacentes, así como la población turística.
Se alerta sobre la relación entre elevadas concentraciones de determinados metales pesados
y la incidencia de algunos tipos de cáncer, puesta de manifiesto por diferentes trabajos
y se muestran los elevados porcentajes de cáncer de pulmón y pleura en los municipios de
Cartagena y La Unión, en relación a los encontrados en el resto de la Región.
Palabras clave: Estériles mineros, metales pesados, contaminación atmosférica, cáncer.
Environmental pollution by sterile miners in a tourist area under development: sierra
minera de Cartagena-La Union (southeast of Spain)
ABSTRACT
This paper examines the status of mining tailings washing and swamps in the mining
Sierra of Cartagena-La Union, as potential areas of risk to the health of populations in the
Sierra mining and adjacent areas and the tourist population.
Are warning about the relationship between high concentrations of certain heavy metals
and the incidence of some cancers, as demonstrated by various studies and shown high rates
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of lung and pleura in the municipalities of Cartagena and La Union, in relation to those found
in the rest of the region.
Key words: Sterile mining, heavy metals, air pollution, cancer.
1. INTRODUCCIÓN
La minería es un proceso mediante el cual se extraen minerales de un yacimiento, bien
para utilizarlos directamente (caso del carbón) o bien para extraer de ellos los metales
que lo componen. En este caso (minería metálica), el metal representa normalmente una
pequeña fracción del resto de los materiales que forman el yacimiento y generalmente
va más o menos mezclado con ellos, por lo que para su utilización hay que separarlo del
resto.
Un yacimiento es explotable económicamente cuando el valor de venta de los metales
excede el costo de separarlos del mineral (coste de extracción, lavado, comercialización,
etc.). El contenido en metales de un yacimiento se expresa en porcentaje y se habla de
«ley de corte» para especificar el mínimo contenido en metal que hace explotable un
yacimiento (Tchernitchin y Herrera, 2006). Evidentemente, la ley de corte depende de la
tecnología utilizada en la extracción y de los precios del mercado, pero también del grado
de cumplimiento de la normativa ambiental (que eleva el costo). El mineral que contiene
metales por debajo de la ley de corte, pero que es preciso remover para sacar el mineral
de ley, se le considera «estéril», y se amontona en zonas próximas a la mina formando
escombreras. El mineral con metales por encima de la ley de corte, se procesa triturándolo,
rociándolo con productos químicos para separar los metales y lavándolo en balsas, donde
los metales (más pesados) caerán al fondo y el resto, un lodo fluido que contiene los
metales no extraídos y pequeñas proporciones de los metales que interesan, se convierte
en estéril y se vierte mediante tuberías de bombeo a depósitos o pantanos y, en ocasiones,
directamente en el mar, donde se amontonan. Por tanto, un estéril es tal, desde el punto
de vista de la rentabilidad, pero no desde el punto de vista de su composición; un material
estéril no es ambientalmente inocuo (Tchernitchin y Herrera, 2006).
Las consecuencias de la actividad minera para la salud de quienes trabajan en ella, son
de sobra conocidas. Enfermedades como la silicosis (o neumoconiosis por acumulación de
sílice y silicatos en los pulmones) que provoca, entre otras cosas, un aumento del riesgo
de tuberculosis; bronquitis crónicas, infecciones respiratorias diversas, asma, siderosis o
siderosilicosis (causadas por inhalación de hierro o hierro y sílice conjuntamente), han
acompañado a los mineros desde siempre y formaban parte del riesgo conocido y asumido
de la profesión de minero o cantero. En la minería subterránea, este riesgo quedaba
reducido prácticamente a los trabajadores en contacto con la mina. Sin embargo, en la
minería a cielo abierto, así como en las canteras de áridos, la contaminación ambiental
por polvo procedente de los barrenados y del trasiego continúo de camiones y vehículos
industriales, extienden este riesgo a las poblaciones que rodean el área minera o de cantera
y especialmente las que quedan a sotavento de los vientos dominantes.
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Parecería lógico pensar, que el cese de la actividad minera lleva implícito el cese del
riesgo para la salud de la población de la zona minera. Sin embargo, tras el cese de la
actividad, las áreas mineras quedan expuestas a la contaminación procedente de los estériles
amontonados en escombreras y los acumulados en pantanos mineros. Sobre todo, si
no fueron sellados convenientemente.
Las actividades mineras son responsables de una de las fuentes de contaminación
por metales pesados más persistentes del planeta debido a estos residuos que suelen ser
almacenados ocupando normalmente grandes superficies de terreno. Puesto que estos
residuos están compuestos por una mezcla fangosa de roca finamente molida con altos
contenidos en metales y restos de compuestos químicos empleados durante las operaciones
de molturado y lavado del mineral, sus características son muy distintas a las de los
suelos propiamente dichos. Por este motivo se trata de un residuo muy susceptible de ser
erosionado, especialmente en áreas donde las lluvias presentan carácter torrencial (Jacob y
Otte, 2004; Gieré et al., 2003). Estos residuos pueden, por lo tanto, liberar metales durante
cientos de años tras el cese de la actividad minera (Gundersen et al., 2001). Por otro lado,
una de las causas más importantes en la contaminación de las aguas es la generación de
drenajes ácidos por la oxidación de los minerales con sulfuros como son las piritas (Sainz
et al., 2003; Grande et al., 2005). Los bajos valores de pH resultantes, favorecen la dilución
de los minerales y la liberación de metales tóxicos y otros elementos en los cuerpos
de agua. Dichos procesos tienen lugar en las enormes cantidades de depósitos de estériles
mineros diseminados por toda la sierra, constituyendo por tanto un riesgo importante por
su capacidad de ser movilizados por los agentes de la geodinámica externa, en especial
por las aguas de escorrentía. Los contenidos en metales pesados de estos residuos, especialmente
de cinc y plomo, los convierten en posibles contaminantes de suelos y aguas
(tanto superficiales como subterráneas).
Se ha estimado que el número de depósitos en la sierra minera (García, 2004) es de
2.351. Las que mayor extensión superficial ocupan son las 89 «balsas o pantanos de lodos
de flotación» que desaguan directamente en cauces, así como los 32 «vacíes de estériles
de corta». Los residuos no disponen de diques de contención, por lo que hay un continuo
aporte directo a los cauces por erosión hídrica.
La erosión provocada por el agua es la forma más común de degradación del suelo,
pero además, existe otro factor de contaminación ineludible en la Sierra Minera como es
la erosión eólica.
Estos pantanos son importantes focos de contaminantes, debido a que la mayoría
presentan su superficie carente de vegetación y recubrimiento de suelo, favoreciéndose la
erosión y producción de polvo, dispersándose en el aire y aumentando la concentración
de partículas en suspensión, que en muchos casos pueden ser nocivas para la población
por su alto contenido en elementos metálicos.
En la sierra minera de Cartagena-La Unión las actividades, mineras se prolongaron
durante más de 2.500 años. Fenicios, Cartagineses y Romanos explotaron estas minas.
Aunque el paisaje minero actual es el resultado de la explotación minera del último siglo
y medio, diferenciándose en él dos fases con diferentes impactos paisajísticos y medioambientales
(Vilar y Egea Bruno, 1994). La primera fase (1850-1950 aprox.), se basó en
la explotación subterránea, con acumulación de estériles en escombreras que forman en la
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actualidad pequeños relieves de color ocre-rojizo. En la segunda fase (1950-1990 aprox.),
la explotación se realizó a cielo abierto, ocasionando un enorme impacto ambiental, con
inversión del relieve en determinadas áreas por acumulación de estériles. En ambas fases,
se produjo también la acumulación en grandes balsas de lodos procedentes del lavado del
mineral.
Este trabajo trata de poner de manifiesto el peligro que supone para la salud de las
poblaciones de la sierra minera de Cartagena-La Unión, la contaminación atmosférica, por
erosión eólica, de metales procedentes de las balsas de estériles que inundan la zona.
2. ÁREA DE ESTUDIO
El distrito minero de Cartagena-La Unión se ubica en el extremo oriental de la Comunidad
Autónoma de la Región de Murcia (Sureste de España) y comprende los municipios
de La Unión y las diputaciones (o pedanías) cartageneras de El Llano del Beal, El Beal,
El Estrecho de San Ginés y Alumbres. Aunque la zona minera se encuentra, casi en su
totalidad, en el municipio de La Unión y ocupa poco más de 50 Km2.
Figura 1
LOCALIZACIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO
2. MATERIALES Y MÉTODOS
2.1. Las áreas de muestreo
Con objeto de estudiar la erosión eólica en las balsas de retención de lodos, se han instalado
7 colectores de viento o de erosión eólica, diseñados especialmente para este trabajo
y consistentes en una estructura central de PVC a la que se adosan las bocas colectoras,
con unas medidas de 6,5 cm. de ancho por 12,5 cm. de largo; las cuales se encuentran
colocadas según las ocho principales direcciones del viento y distribuidas a su vez a tres
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alturas (21 cm con respecto al suelo y entre cada boca). Tres de ellos se han colocado
en 3 pantanos de lodos: La Esperanza (en las cercanías de La Unión), La Rosa (en las
inmediaciones de El Llano) y El Lirio (cercano al complejo turístico de La Manga Golf);
otros 3 en las áreas de influencia de estos pantanos, en las inmediaciones de La Unión, El
Llano y el Campo de Golf; y el séptimo de los colectores se ha ubicado en la ribera del
Mar Menor en la desembocadura de la Rambla del Beal, situada entre las poblaciones de
Los Nietos y Los Urrutias.
2.2. Análisis de muestras
La metodología de muestreo se ha basado en el análisis de la erosión producida durante
la primavera de 2007 (meses de marzo, abril, mayo y junio). Las muestras se recogieron
mensualmente, el día 30 de cada mes, en cada uno de los 7 colectores de muestreo. Las
muestras se sometieron a un proceso de secado en estufa a 95º C durante 24 horas, para
su posterior pesado en balanza de precisión.
Una vez pesadas, las muestras se agruparon por alturas (bajo, medio y alto), obteniendo
así tres muestras por mes y colector de muestreo.
Posteriormente, se realizó un análisis de los metales pesados totales y un análisis
granulométrico, tanto en las muestras recogidas en los colectores como para muestras de
suelo de los cuatro puntos de muestreo elegidos: La Esperanza, La Rosa, El Lirio y Lo
Poyo.
El análisis de los metales se realizó Institut de Ciències de la Terra «Jaume Almera»
(IJA) de Barcelona, perteneciente al CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas),
mediante la técnica de «fluorescencia de rayos X» (X-ray fluorescence, XRF) por
«dispersión de longitud de onda» («wavelenght dispersive XRF» o WDXRF) con un
equipo Bruker/AXS, modelo S4 Explorer, con los cuales se obtienen las concentraciones
(en ppm) de todos los metales presentes en la muestra, así como de elementos mayoritarios
y trazas detectados en las muestras.
Para determinar la granulometría de las muestras se recurrió a los laboratorios del
CEBAS (Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura en Murcia), también perteneciente
al CSIC. Los análisis se realizaron con un equipo de difracción de rayos láser
(Coulter LS 200).
4. RESULTADOS
4.1. El distrito minero de Cartagena-La Unión
a) Población
La población en el interior de la denominada Sierra Minera supera en 2007 los 23.000
habitantes distribuida en 7 núcleos; tres pertenecientes al municipio de La Unión y cuatro
al municipio de Cartagena (Tabla 1). Pero el área de afección de los residuos mineros,
tanto los transportados por erosión hídrica como por erosión eólica, alcanza una población
mucho mayor, en un área que abarca unos 400 Km2. A 15 Km. al Norte, se localiza el área
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turística del Mar Menor, con una población residente en torno a 100.000 habitantes que
suben a 400.000 en los meses de verano y a unos 10 Km. al Sur, se encuentra la ciudad
de Cartagena con 210.000 habitantes. Constituyéndose como una de las zonas demográficamente
más dinámicas de la Península Ibérica.
Tabla 1
MUNICIPIOS, NÚCLEOS DE POBLACIÓN Y HABITANTES A 1 DE ENERO
DE 2008 EN LA SIERRA MINERA
Municipio de la Unión Municipio de Cartagena
La Unión Roche Portman Alumbres El Estrecho El llano El Beal Total
15.400 1.073 998 5.125 636 545 256 24.033
Desde el cese de la actividad minera en 1992, el incremento absoluto de la población
en toda el área ha sido de 90.000 habitantes, un 39% más (Tabla 2). Los Alcázares ha triplicado
su población y San Javier y San Pedro la han duplicado. Sólo el municipio minero,
La Unión, con un 23% de incremento y Cartagena con el 25%, han tenido incrementos
relativos que, para la zona, pueden considerarse «bajos».
Tabla 2
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN RESIDENTE EN LOS MUNICIPIOS
COLINDANTES (25 KM DE RADIO), DESDE EL CESE DE LA ACTIVIDAD
MINERA
Municipios Censo
1991
Censo
2001
Padrón
2008
Incremento
absoluto
(1991-2007)
Incremento
relativo %
(1991-2007)
Cartagena 168.023 183.799 210.376 42.353 25
Torre Pacheco 16.568 24.152 30.375 13.807 83
San Javier 14.696 20.402 30.653 15.957 108
San Pedro 12.057 16.269 23.272 11.215 93
La Unión 13.940 14.793 17.107 3.167 23
Los Alcázares 3.683 8.264 15.171 11.488 312
Total 228.967 267.967 326.954 97.987 43
Este incremento de población que se ha producido, sobre todo, en los últimos 10 años,
y en los municipios turísticos en torno a la laguna del Mar Menor, no parece, de momento,
que vaya a detenerse, por lo que si se mantiene está dinámica, la población residente en 25
Km. de radio, puede alcanzar los 400.000 habitantes en los próximos 10 años y acercarse
al millón en los meses de julio y agosto.
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b) La minería reciente y la acumulación de estériles
Como ya se ha comentado en la introducción, la minería reciente comprende dos
fases: la primera fase (1850-1950 aprox.), se basó en la explotación subterránea, con
acumulación de estériles en escombreras que forman en la actualidad pequeños relieves
de color ocre-rojizo. En esta fase abundan las galerías y pozos, construidos unas veces
para la extracción del mineral y otras para el desagüe de galerías inundadas. El número
de pozos inventariados recientemente asciende a 1.902 (García et al., 2001). De esta fase
se encuentran también huellas de balsas de flotación, escomberas con restos de fundición
y escorias.
En la segunda fase (1950-1990 aprox.), la explotación se realizó a cielo abierto, ocasionando
un enorme impacto ambiental, con inversión del relieve en determinadas áreas
por acumulación de estériles (Figura 2). En algunas áreas, las antiguas colinas fueron
arrasadas y las zonas deprimidas rellenadas de estériles, alcanzando en la actualidad cotas
superiores a las originales. Por otra parte, las ramblas vertientes al Mar Menor, y algunas
de las vertientes al Mediterráneo, se convirtieron en colectores de estériles, cegándose en
algunos casos.
Figura 2
INVERSIÓN DEL RELIEVE COMO CONSECUENCIA DE LA ACUMULACIÓN
DE ESTÉRILES EN LA SIERRA MINERA
Los impactos ocasionados por esta minería fueron de tal magnitud que entre 1957 y
1987 el movimiento de tierras efectuado por la sociedad Peñarroya-España superó los 360
millones de toneladas, de las que cerca de 315 millones correspondieron a estériles.
Los estériles procedentes del lavado del mineral se acumularon en pantanos mineros de
los que en la actualidad quedan 48 que cubren alrededor de 160 hectáreas (Ortega, et al,
1993; Martínez Orozco, et al., 1993). Pero también, y en un alarde de absoluto desprecio
medioambiental, se vertieron al mediterráneo junto a la bahía de Portmán, ocasionando el
mayor desastre medioambiental de la sierra minera. Entre 1957 y 1990, los 60 millones
de toneladas de residuos sólidos (33 millones de m3), aterraron la bahía, provocando que
la línea de costa se retirara 700 m en el eje central de la bahía, sepultando 750.000 m2 de
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mar (Figura 4) y ocasionando que los sedimentos en el fondo marino llegasen hasta los
12 Km. mar adentro, a profundidades de más de 150 m.
A partir de 1990, el cese de las actividades mineras y el absoluto abandono de los
pantanos de estériles, expuestos a la erosión (eólica e hídrica) al no haberse llevado a cabo
ningún tipo de actuación de restauración ambiental, ha llevado a una situación de riesgo
para la salud, no sólo para la población del interior de la sierra minera, si no, también para
la zona turística del Mar Menor y la ciudad de Cartagena.
Figura 3
SITUACIÓN DE LA BAHÍA DE PORTMAN TRAS EL CESE DE LA
ACTIVIDAD MINERA EN 1990
La figura 4 muestra la situación de los pantanos detectados en la actualidad, sin ningún
tipo de sellado o medida de protección que impida la contaminación de las aguas
de escorrentía por erosión hídrica, así como la contaminación atmosférica por erosión
eólica. Sobre todo, teniendo en cuenta que se ha demostrado que estos estériles contienen
importantes cantidades de metales pesados como plomo, zinc, cobre y cadmio, que
exceden los niveles críticos europeos (Conesa et al., 2006). Al mismo tiempo, la elevada
movilidad potencial de estos metales ha sido demostrada a través de pruebas de lavado
y de estracciones secuenciales (Marguí, et al., 2004), lo que podría ser la causa de las
elevadas concentraciones de metales descritas en los suelos adyacentes a la sierra minera
(García et al., 2003), en los lechos de las principales ramblas de la zona, (Simoneau, 1973)
e incluso en los sedimentos del humedal de Lo Poyo adyacente a la laguna del Mar Menor
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y situado en la desembocadura de la rambla de El Beal que drena parte de la sierra minera
(Álvarez Rogél et al., 2004).
Figura 4
LOCALIZACIÓN DE LOS PANTANOS MINEROS QUE PERMANECEN EN LA
ACTUALIDAD SIN SELLADO
4.2. Contaminación ambiental por metales pesados y sus consecuencias
a) Concentración de metales en el aire por erosión eólica
En las muestras analizadas, se han detectado concentraciones importantes de plomo
(Pb) y, especialmente, cinc (Zn) (tabla 3). También fueron detectados elementos trazas
como cobre (Cu), arsénico (As) y cadmio (Cd); y compuestos, en su mayoría en forma
oxidada, como óxido férrico (Fe2O3), trióxido de azufre (SO3), dióxido de silicio (SiO2),
así como óxidos de magnesio y manganeso (MgO y MnO) entre otros.
b) Efectos sobre la salud por contaminación de algunos metales pesados
Contaminación por plomo
El plomo es un elemento altamente tóxico, cuya exposición provoca un serio deterioro
de la salud de las personas afectadas. El plomo se acumula en el organismo a lo largo de
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la vida, principalmente en los huesos, y desde allí es obtenido por el organismo cuando
aumentan las necesidades de calcio (el organismo no distingue entre plomo y calcio). El
mayor daño, que es irreversible y ocurre a muy bajas concentraciones, se produce en el
periodo prenatal y en niños de corta edad (Tchernitchin y Herrera, 2006). Los efectos se
concentran sobre todo en el aparato reproductor (alteración de diversas hormonas que
provocan infertilidad, aumento de la frecuencia de abortos, desarrollo de ovarios poliquísticos,
etc.) y en el sistema nervioso central, con disminución de la memoria y de la
capacidad de atención, agresividad y tendencia a conductas antisociales (Tchernitchin y
Herrera, 2006).
Tabla 3
NIVELES DE PLOMO Y CINC (MG/KG O PPM) RECOGIDOS EN LAS
ÁREAS DE MUESTREO EN LA PRIMAVERA DE 2007
Plomo MARZO ABRIL MAYO JUNIO
La Esperanza 12.480 5.340 4.640 10.890
EL Lirio 13.060 32.140 42.000 40.000
La Rosa 48.600 53.400 20.400 72.900
Zinc
La Esperanza 15.860 6.440 4.820 12.040
EL Lirio 29.780 66.990 82.600 77.500
La Rosa 46.900 47.300 19.100 64.700
Contaminación por cobre
El cobre es un micro nutriente esencial en muy pequeñas cantidades para la utilización
del hierro, la formación del tejido conectivo, la pigmentación y la producción energética,
y forma parte de encimas como la ferroxidasa, citocromooxidasa, aminooxidasa, uricasa
y otras. Pero es muy tóxico en organismos inferiores y para algunas especies vegetales.
Existen dos alteraciones genéticas del metabolismo del cobre: la enfermedad de Wilson
(por déficit de ceruloplasmina, que es la proteína transportadora del cobre) y produce
degeneración hepática y cerebral por acumulación de cobre, y en el síndrome de Menke
(degeneración cerebral por deficiencia de cobre) (Tchernitchin y Herrera, 2006).
En cuanto a su toxicidad, se ha demostrado que por vía transcutánea, la exposición
a cobre puede provocar enfermedad hepática granulomatosa que puede causar hepatomegalia,
necrosis o fibrosis del hígado y puede favorecer el desarrollo de cirrosis.
También tiende a inhibir el factor angiogénico dificultando el desarrollo de nuevos vasos
sanguíneos. Por inhalación en nebulizadores o plaguicidas, recientes investigaciones han
demostrado su relación con el desarrollo de cáncer pulmonar. (Tchernitchin y Herrera,
2006).
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Contaminación por Zinc
El zinc es un elemento que tiende a ser absorbido por las hortalizas regadas con aguas
contaminadas o cultivadas en suelos contaminados, aumentando su concentración en estos
alimentos. A bajas dosis es un elemento esencial, pero ingerido en exceso, afecta a las
respuestas inmunitarias y provoca anemia refractaria al tratamiento. En dosis elevadas produce
vómitos, diarrea, úlceras venosas en las piernas, debilidad, hiporefléxia y depresión
del sistema nervioso central (Tchernitchin y Herrera, 2006).
Contaminación por cadmio
El cadmio forma parte de diversos minerales y se encuentra presente en muchas rocas.
En el lavado del mineral, el cambio de las características físicas y químicas del agua,
puede favorecer la lixiviación del cadmio, sobre todo, después del abandono de las balsas
de lavado.
La absorción del cadmio por vía oral (agua y alimentos), se ha demostrado que provoca
osteoporosis, ya que el calcio de los huesos puede ser reemplazado por cadmio.
Además, una vez absorbido, pasa a la sangre y se retiene principalmente en los riñones,
donde puede dañar los túbulos renales y en el hígado (la vida media del cadmio es de
30 años). Por inhalación, produce irritación de las vías respiratorias, disnea, edema
pulmonar, debilidad, fatiga, anorexia, náuseas y severas alteraciones renales y hepáticas.
Con exposiciones prolongadas (5-10 años), se han descrito, enfisemas pulmonares
progresivos y fibrosis pulmonar, aumento de riesgo de cáncer prostático y respiratorio
(animales de experimentación han desarrollado cáncer pulmonar) (Tchernitchin y
Herrera, 2006).
c) Incidencia de la mortalidad por cáncer en los municipios del distrito minero.
Recientemente se ha publicado el Atlas Municipal de Mortalidad por Cáncer en
España (CNE, 2007), con datos elaborados por el Instituto de Salud Carlos III del Centro
Nacional de Epidemiología, dependiente del Ministerio de Sanidad, donde se demuestra
que los factores ambientales explican mucho mejor que la genética familiar o los hábitos,
los patrones de distribución de determinaos tipos de cáncer.
En este estudio se refleja que dos tipos de cáncer tienen una incidencia especialmente
significativa en los municipios de la Sierra Minera en comparación con el resto
de la Región: el cáncer de pulmón, con un riesgo asociado de entre 1,10 y 1,30 en los
municipios de Cartagena y La Unión respectivamente, frente a un 0,8 de media regional
y el cáncer de pleura, con riesgo asociado de entre 1,10 y 1,50 en La Unión y Cartagena
respectivamente, frente a un 0,7 de media regional (Figuras 5 y 6).
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Figura 5
RIESGO RELATIVO DE CÁNCER DE PULMÓN Y DE PLEURA
Pulmón Pleura
Fuente C.N.E (2007).
5. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
La población que puede verse afectada por la contaminación atmosférica en el interior
de la sierra minera alcanza los 20.000 habitantes en 2007. Pero en un radio de 25 Km, se
eleva hasta los 320.000 residentes que, a su vez, se convierten en 600.000 en los meses
de julio y agosto, en plena temporada turística.
Con todo, el problema se agrava aún más teniendo en cuenta la dinámica demográfica.
La población de los núcleos del interior de la sierra minera ha aumentado desde 1990 unos
2.000 habitantes (un 15%), pero la población en un radio de 25 Km. Lo ha hecho en casi
100.000 residentes más (un 43% de incremento). Este crecimiento se ha dado sobre todo
en los últimos 10 años, y en los municipios turísticos en torno a la laguna del Mar Menor,
que casi han doblado su población en 15 años. Ello indica que si se mantiene está dinámica
de crecimiento, la población residente en 25 Km. de radio, puede alcanzar los 400.000
habitantes en los próximos 10 años y acercarse al millón en los meses de julio y agosto.
La primera fase de la explotación minera reciente (1850-1950 aprox.), se basó en la
explotación subterránea, con acumulación de estériles en escombreras que forman en la
actualidad pequeños relieves de color ocre-rojizo. Pero el peligro de esta fase, está más
relacionado con los restos de galerías y pozos de ventilación de los que recientemente se
contabilizaron casi 2.000
En la segunda fase (1950-1990 aprox.), la explotación se realizó a cielo abierto, ocasionando
un enorme impacto ambiental, con inversión del relieve en determinadas áreas
por acumulación de estériles. En algunas áreas, las antiguas colinas fueron arrasadas y las
zonas deprimidas rellenadas de estériles, alcanzando en la actualidad cotas superiores a las
originales. Por otra parte, las ramblas vertientes al Mar Menor, y algunas de las vertientes
al Mediterráneo, se convirtieron en colectores de estériles, cegándose en algunos casos.
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En esta fase, el movimiento de tierras a cielo abierto superó los 360 millones de toneladas
de las que 315 millones correspondían a estériles que se acumularon en escombreras y
pantanos repartidos por toda la sierra minera.
En las muestras analizadas en los pantanos mineros, se han detectado concentraciones
importantes de plomo (Pb) y, especialmente, cinc (Zn). También fueron detectados elementos
trazas como cobre (Cu), arsénico (As) y cadmio (Cd); y compuestos, en su mayoría
en forma oxidada, como óxido férrico (Fe2O3), trióxido de azufre (SO3), dióxido de Silicio
(SiO2), así como óxidos de magnesio y manganeso (MgO y MnO) entre otros.
En el Atlas Municipal de Mortalidad por Cáncer en España (CNE, 2007), con datos
elaborados por el Instituto de Salud Carlos III del Centro Nacional de Epidemiología,
dependiente del Ministerio de Sanidad, se demuestra que los factores ambientales explican
mucho mejor que la genética familiar o los hábitos, los patrones de distribución de
determinados tipos de cáncer. En este estudio se refleja que dos tipos de cáncer tienen
una incidencia especialmente significativa en los municipios de la Sierra Minera en comparación
con el resto de la Región: el cáncer de pulmón, con un riesgo asociado de entre
1,10 y 1,30 en los municipios de Cartagena y La Unión respectivamente, frente a un 0,8
de media regional y el cáncer de pleura, con riesgo asociado de entre 1,10 y 1,50 en la
Unión y Cartagena
No puede establecerse una relación directa entre las concentraciones de metales pesados
movilizados por erosión eólica, analizados en esta investigación y la incidencia de
estos tipos de cáncer en el distrito minero, pero la coincidencia no deja de ser, cuanto
menos, alarmante, e invita a la realización de un estudio epidemiológico riguroso.
Se hace necesario que, ante la puesta en valor turístico de los recursos de la Sierra
minera, se realice un estudio riguroso sobre la situación ambiental de este espacio y la
peligrosidad de las concentraciones de metales pesados que pueden pasar a la atmósfera
por erosión eólica desde los pantanos mineros. Especialmente durante los meses de
máxima actividad turística que coinciden con los de mayor concentración de metales en
la atmósfera erosión eólica de los residuos mineros.
AGRADECIMIENTOS
Esta investigación se está realizando en el marco de un proyecto de investigación
financiado por la Fundación Séneca (02966/PI/05).
6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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