Lecciones de Derecho Del Trabajo 2015 PDF
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LECCIONES DE
DERECHO DEL
universitaria española.
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manuales
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH
Valencia, 2015
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AL Actualidad Laboral.
ASAC-V V Acuerdo sobre solución autónoma de conflictos laborales (sistema extrajudicial)
(BOE de 23 de febrero de 2012).
ATC Auto del Tribunal Constitucional.
CC Código Civil.
CCNCC Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos.
C de c. Código de Comercio.
CE Constitución Española.
CEDH Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y Libertades
Fundamentales de 4 de noviembre de 1950, ratificado por España con fecha
26 de septiembre de 1979, y publicado en el BOE de 10 de octubre de 1979.
CP Código Penal.
EBEP L. 7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del Empleado Público (BOE de
13 de abril).
ET RDLeg. 1/1995, de 24 de marzo, por el que se aprueba el Texto Refundido de
la Ley del Estatuto de los Trabajadores (BOE de 29 de marzo).
JL Justicia Laboral. Lex Nova.
L. Ley.
LAJG L. 1/1996, de 10 de enero, de asistencia jurídica gratuita (BOE de 12 de enero).
LC L. 22/2003, de 9 de julio, Concursal (BOE de 10 de julio).
LCES L. 21/1991, de 17 de junio, por la que se crea el Consejo Económico y Social
(BOE de 18 de junio).
LCSP RDLeg. 3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido
de la Ley de Contratos del Sector Público (BOE 16 de noviembre).
LCT Ley de Contrato de Trabajo, texto refundido Libro I aprobado por Decreto de
26 de enero de 1944 y Libro II aprobado por Decreto de 31 de marzo de 1944
(derogado).
LCTI Ley 14/2011, de 1 de junio, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (BOE
de 2 de junio).
LDP L. 38/1988, de 28 de diciembre, de Demarcación y Planta Judicial (BOE de
30 de diciembre).
LEC L. 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil (BOE de 8 de enero).
LE L.56/2003, de 16 de diciembre, de Empleo (BOE de 17 de diciembre).
LETA L. 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del Trabajo Autónomo (BOE de 12
de julio).
LETT L. 14/1994, de 1 de junio, por la que se regulan las Empresas de Trabajo Tem-
poral (BOE de 2 de junio).
18 Abreviaturas
La misma nace, como se ha dicho, en el seno del Área de Derecho del Trabajo y de la Seguridad
Social de la Universidad Carlos III de Madrid, aunque es tributaria de mi andadura universitaria en
la que han sido protagonistas y referentes imprescindibles mi maestro Luis Enrique de la Villa y mi
admirado amigo Carlos Palomeque.
A todos y cada uno de sus miembros de mi Área debo mostrarles mi agradecimiento por la ayuda
y colaboración que siempre me han prestado. Algunos de ellos han sufrido especialmente su proceso
de elaboración y han colaborado en ella con sugerencias y recomendaciones (debo destacar a Carmen
Carrero, Paco Gómez Abelleira, Marisol Herraíz y Susana Barcelón y me permito incluir, también,
a Ana de la Puebla de la Universidad Autónoma de Madrid). Fundamental ha sido la ayuda en la
elaboración y redacción de los distintos talleres de los profesores Ana Belén Muñoz [talleres 12, 17,
22, 23, 25, 26 y 27], Patricia Nieto [talleres 5, 7, 10, 14, 16 y 23], Cristina Aragón [talleres 6, 8, 9,
13, 19, 20, 28, 29 y 30], Pablo Gimeno [talleres 2, 5, 11, 15, 21 y 31], y Amanda Moreno [talleres
1, 3, 12 y 18].
No puedo olvidar tampoco a quienes me han animado y ayudado a lo largo de este empeño y han
contribuido a su mejora: Aurelio Desdentado, Santiago González Ortega, Alfonso Calvo, Ignacio
García-Perrote, Ricardo Escudero y Martín Godino. A todos ellos, mi más profundo agradecimiento.
Especial mención debo hacer a María del Mar Martínez Zárate por su fundamental apoyo.
§1. Trabajo y vida. Hay dos concepciones fundamentales de la palabra «vida». La prime-
ra, se refiere a una serie de hechos consistente en nacer, crecer, reproducirse, involucionar y
morir. La segunda acepción del vocablo «vida» se refiere al hecho de que, una vez vivimos,
desde que nacemos hasta que morimos estamos atareados. Somos homo faber. Estamos, en
efecto, permanentemente ocupados. El trabajo es, pues, una característica esencial de la es-
pecie humana. El hombre es un animal social esencialmente dedicado al trabajo. El trabajo
es el denominador común y la condición de toda vida humana en sociedad; es una categoría
antropológica, un elemento indisolublemente ligado a la naturaleza humana, cuyo rastro se
encuentra en todo tiempo y lugar. Esta identificación del trabajo como elemento ligado al
hombre ha justificado que a lo largo de su historia éste haya buscado hallar el fundamento,
la razón del porqué, de su trabajo.
En español, como en otras lenguas, el término trabajo tiene una connotación negativa.
Deriva de tripalium (literalmente, tres palos), una especie de cepo formando por tres palos
que sirvió como instrumento de tortura. También la palabra labor (muy próxima a dolor)
tiene un cariz peyorativo. Procede del latín labor y del griego ponos (πουος), y se empleaba
para significar esfuerzo, fatiga, molestia, calamidad, dolor, angustia…… En la lengua fran-
cesa, el significado inicial de la palabra “travail” designa el sufrimiento que ha de soportar la
mujer en el parto, mientras que en inglés, una de las acepciones de “labour” es parto.
26 Jesús R. Mercader Uguina
su punto culminante con la revolución industrial. Con anterioridad a ella, los modelos de
organización del trabajo, el forzoso (esclavitud y servidumbre) y el regulado (los gremios),
habían servido como instrumentos de ordenación de la prestación de servicios en régimen
de subordinación. No puede decirse por ello que durante los períodos que precedieron a
la revolución industrial no hubiese relaciones laborales, esto es, trabajadores por cuenta de
empleadores, ni tampoco que el Derecho no se ocupase de regular tales relaciones; pero
en modo alguno cabe entender existente un Derecho del Trabajo. El Derecho del Trabajo,
esto es, la ordenación jurídica del trabajo asalariado prestado en régimen de libertad, es
ciertamente fruto del modo de producción capitalista que nace con la revolución industrial
(PALOMEQUE).
1º) Las consecuencias sociales de la industrialización. La industrialización creó una nue-
va clase trabajadora que se concentró sobre todo en las ciudades en crecimiento. Para los
nuevos trabajadores, especialmente los procedentes de las granjas, las fábricas imponían
un nuevo concepto de trabajo. Las máquinas dictaban el ritmo de trabajo, los supervisores
regulaban las horas para comer y para las funciones fisiológicas y los propietarios mantenían
los salarios tan bajos como les fuera posible para asegurarse beneficios más elevados. Las fá-
bricas no eran lugares acogedores y difícilmente cabe imaginar que nadie escogiera trabajar
en ellas en lugar de hacerlo al aire libre en el campo.
Lectura 2. El hombre siempre ha de vivir y mantenerse con su trabajo. Por consiguiente, su salario ha de
alcanzar por lo menos para su mantenimiento.(……) Los salarios del trabajo, en todas las naciones, se aco-
modan al convenio que por lo común se hace entre estas dos partes, cuyos intereses de ningún modo pueden
considerarse los mismos. El operario desea sacar lo más y el empresario dar lo menos que puede. Pero no es
difícil de prever, (……) cuál de estos dos partidos en ciertas ocasiones habrá de llevar la ventaja (……). Los em-
presarios o dueños, como menos en número, pueden con más facilidad concertarse, además de que las leyes,
por lo regular, autorizan en éstos las combinaciones y las prohíben en los otros (……). En semejantes contiendas
no pueden dejar de llevar siempre las ventajas los dueños. Un señor de tierras, un labrador, un fabricante, o un
comerciante rico, aunque en todo un año no empleen trabajador alguno, por lo general tendrán con qué man-
tenerse (……). Muchos, o los más de los operarios o trabajadores, no podrán mantenerse una semana; pocos
podrán subsistir un mes sin trabajar, y apenas habrá uno que lo pueda hacer un año entero. A largo espacio de
tiempo, tanto el trabajador como el fabricante, el comerciante y el hacendado, se necesitarán recíprocamente,
pero nunca será en los segundos esta necesidad tan inmediata [A. SMITH, Riqueza de las Naciones (1776),
Barcelona, Bosch, 1983, III, pp. 110 y 112].
2º) Acuerdo libre de voluntades y abstencionismo del Estado. A diferencia del sistema gre-
mial, los grandes capitales necesarios para la industrialización van a exigir la separación de
los dos factores productivos: frente a la adscripción profesional gremial o la adscripción
estatutaria a la tierra se declara la libertad de profesión y con ello la movilidad de la mano de
obra requerida para el desarrollo industrial; frente a la estricta reglamentación de la activi-
dad económica se establecerán, de un lado, la libertad de empresa y de iniciativa económica
que garantizarán el libre destino de los bienes, la exclusividad de la gestión empresarial, y la
dirección al beneficio y, de otro, la libertad de contratación.
a) El liberalismo introdujo el principio de autonomía de la voluntad como principio rec-
tor de todo contrato. La libre «concurrencia del trabajo y los capitales» es entendida como
una relación abstracta, que en cada caso debe concretarse en contratos establecidos entre
cada trabajador y cada empresario. El contrato asume la función económica y social de ga-
rantizar al propietario de los medios de producción la utilización de la fuerza de trabajo y la
28 Jesús R. Mercader Uguina
§3. El nacimiento de la cuestión social. La cuestión social ha sido definida como «el
conjunto de problemas que se plantean para la cooperación y convivencia de clases, estratos
y estamentos sociales, los cuales, formando una misma sociedad, se encuentran separados
entre sí por hábitos de vida y por su ideología y su visión del mundo» (Tönnies). Bajo esta
denominación, se hace referencia, en suma, a los problemas que atañen directamente a las
relaciones entre obreros y patronos, los conflictos en torno a las mismas y todo lo que in-
cumbe a la situación y condiciones de vida de los trabajadores.
1º) La sociedad de clases. A finales del siglo XVIII, la economía europea se transforma,
dando lugar a un capitalismo industrial en el que emergen dos tipos de clases. La clase
burguesa —clase dominante, que se beneficia del sistema económico y controla el poder
político— y la clase proletaria, que participa de los aspectos más penosos del Estado, tales
Lección 1. Fundamentos históricos del Derecho del Trabajo 29
como las cargas de la defensa militar y de la producción económica, pero que no obtiene
beneficios del sistema. Es más, la conjunción industrialización-sistema liberal individualista
determinó una auténtica situación de explotación de las clases trabajadoras. El crecimiento
de la población, el excedente de mano de obra y la libertad contractual sin límites, dieron
lugar al establecimiento de bajísimos salarios y largas jornadas laborales. La competitividad
entre empresas y el consiguiente intento de reducir al máximo los costes productivos se tra-
dujo en salarios míseros, abuso del trabajo infantil e insalubridad de los lugares de trabajo.
Los fuertes cambios de los ciclos económicos y los largos períodos de depresión generaron
situaciones de prolongado paro e inseguridad constante en el trabajo. Los movimientos
migratorios y la concentración de la población en las ciudades y en el entorno de factorías
y explotaciones mineras dieron lugar al hacinamiento y a núcleos urbanos en los que las
condiciones de vida eran ínfimas. La mayoría de las viviendas carecían de espacio, de luz,
de ventilación y de las más mínimas condiciones higiénicas, lo que aumentó la morbilidad
de la clase proletaria.
2º) Miseria y pauperismo de la clase obrera. El nuevo orden económico sumió a la clase
obrera en una situación de miseria, pauperismo y descontento que parecían insalvables,
excepto a través de una revolución social. Por ello, la situación del proletariado, su toma de
conciencia política y su organización a través de la acción sindical y del socialismo comienza
a percibirse por la propia burguesía como una amenaza, como un peligro inminente para el
mantenimiento del régimen político liberal.
Lectura 4. Condiciones de trabajo en una fábrica de ladrillos de la Inglaterra del Siglo XIX. Extracto del
interrogatorio al padre de dos niñas aprendices, llevado a cabo por una Comisión de Estudio acerca de las
Condiciones de trabajo en una fábrica de ladrillos de la Inglaterra del Siglo XIX:
Pregunta: A qué hora van las niñas a la fábrica?
Respuesta: Durante seis semanas, han ido a las tres de la mañana, y han terminado a las diez de la noche.
Pregunta: ¿De qué descansos disponían, para descansar o comer, durante esas diecinueve horas?
Respuesta: Un cuarto de hora para el desayuno, media hora para comer, un cuarto de hora para beber.
Pregunta: ¿Tiene usted grandes dificultades para despertar a sus hijas?
Respuesta: Sí, al principio debíamos zarandearlas para despertarlas, después ponerlas de pie y vestirlas
antes de mandarlas a trabajar.
Pregunta: ¿Cuánto duermen?
Respuesta: No podemos acostarlas antes de las once de la noche, porque hay que darles algo de comer.
Entonces, mi mujer tenía la costumbre de velarlas toda la noche, por miedo a no despertarlas a tiempo.
Pregunta: ¿A qué hora tenían ustedes la costumbre de despertarlas?
Respuesta: En general, mi mujer y yo nos levantamos a las dos de la mañana para vestirlas.
Pregunta: ¿De modo que no dormían más de cuatro horas?
Respuesta: Apenas cuatro horas.
Pregunta: ¿Cuánto tiempo ha durado esto?
Respuesta: Cerca de seis semanas.
Pregunta: ¿En general, las niñas trabajaban de seis de la mañana a ocho y media de la tarde?
Respuesta. Así es.
Pregunta: ¿Estaban cansadas las niñas por este modo de vida?
Respuesta: Sí, mucho. Más de una vez se durmieron con la boca llena. Había que zarandearlas para que
comieran.
Pregunta. ¿Sus hijas han sufrido accidentes?
30 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta: Sí, mi hija mayor, la primera vez que fue a trabajar, se pilló el dedo en un engranaje a la altura
de la articulación, y permaneció cinco semanas en el hospital de Leeds.
Pregunta: ¿Se le pagó el salario durante todo ese tiempo?
Respuesta: No, dejaron de pagarla desde que se produjo el accidente.
Lectura 5. Condiciones de trabajo en las minas en Inglaterra. «Se contrata a menores de cuatro, cinco y sie-
te años. Se les pone a transportar el carbón desde donde es extraído por el minero hasta donde se encuentran
los caballos, o al pozo principal; a abrir y cerrar las puertas que separan las divisiones de la mina y regulan su
ventilación; y a controlar el paso de trabajadores y del material. Se encarga de vigilar las puertas a los niños
más pequeños, que se pasan doce horas diarias en la oscuridad, solos, casi siempre sentados en húmedos
pasillos, sin tener siquiera el trabajo suficiente para salvarles del salvaje y embrutecedor tedio de no hacer
nada». Para el trabajo más pesado, era el transporte del carbón, se contrataba a niños un poco mayores. La
Comisión para el empleo de menores descubrió que la educación estaba siendo desatendida en muchos sitios;
y en cuanto a la moralidad, Engels señaló que ésta era «destruida por el trabajo en sí mismo». Las evidencias de
la época muestran que se utilizaba a las mujeres para hacer trabajos rechazados por los hombres. Las mujeres
trabajaban en el agua en las minas y tiraban de los vagones de carbón durante doce o catorce horas diarias,
una situación que Lord Shaftesbury comparó, en los debates parlamentarios, con las condiciones de trabajo
de los esclavos negros liberados en el Imperio británico en 1834 [F. Engels, La situación de la clase obrera en
Inglaterra, Madrid, Jucar, 1979].
Lectura 6. De enorme interés es, en este sentido, la Real Orden de 24 de junio de 1824 (Col. Decretos,
Tomo VIII, p. 1924). Esta disposición determinó que «Enterado el Rey nuestro Señor de la instancia hecha
por Miguela Lacot, fabricante de paños y balletas en la villa de Camprodón en Cataluña, en que de resultas
de haberse arrojado una multitud desenfrenada a desmontar las máquinas de hilar y cardar de sus fábricas,
perdonando generosamente a los reos los perjuicios que la han causado, solicita se imponga la más estrecha
responsabilidad a las Autoridades del país para que no se repitan estos excesos; y teniendo presente los tristes
resultados que padecieron las fábricas de Alcoy, Segovia y otras por iguales causas de anteponer los jornaleros
sus intereses y subsistencia a la utilidad pública, como que ni tampoco debe obligarse a los fabricantes a que
empleen otros brazos y gastos que los necesarios, proporcionándoles las máquinas la economía, igualdad y
perfección que no logran con aquellos; se ha servido S. M. mandar, de conformidad con el dictamen de la
Junta de Fomento de la Riqueza del Reino, que «se imponga la más estrecha responsabilidad a las Justicias y
Ayuntamiento de la villa de Camprodón, haciéndola extensiva a las Autoridades principales de la provincia;
que se pregunte a aquellas qué medida han tomado para reprimir y castigar a los atentadores a dichos excesos;
que al menor movimiento que se observe para repetirlos, empleen las Autoridades los medios que las leyes
ponen en sus manos, y se formen causas para averiguación y castigo de los reos; que se llamen a presencia del
Ayuntamiento las manos cesantes, sus padres, maridos y gefes de las familias en pequeño número de cada vez,
y les instruya del bien que trae el uso de las máquinas, previniéndole que de repetir se los desórdenes serán pro-
cesados y castigados como tumultuarios; que por medio del Prelado se exhorte a los párrocos a predicarles lo
oportuno que sea propio de su ministerio pastoral para impedir tamaños excesos: que se encargue a los Gefes
de la fuerza armada cooperen a la protección de las fábricas y a precaver todo desorden, dándoles guardia
por alguna temporada en caso necesario; y que se procure eficazmente emplear en caminos, obras públicas de
la provincia y otras labores análogas a estos brazos, que claman por ocupación, y abrigan, aunque callen, la
inquietud y descontento a la par de su miseria mientras no se les proporciona útiles tareas».
te). Se inicia para ello la legislación obrera, primera manifestación histórica de intervención
sistemática de los poderes públicos en las relaciones entre privados. Factores diversos que
van desde el desarrollo del naciente movimiento obrero, hasta un variado número de ten-
dencias u opiniones religiosas, filosóficas o humanistas, pasando por el riguroso análisis
económico basado en la depauperación de la clase obrera y en las exigencias de cambio en
el proceso productivo, se hallarán en la base de esta naciente legislación.
1º) La legislación de tutela de las «fuerzas medias». Con cierto retraso con respecto a otros
países europeos, en 1873 se promulga en España la Ley Benot para regular el trabajo de
los talleres y la instrucción en las escuelas de los niños obreros de ambos sexos. La misma
prohíbe el trabajo de los menores de 10 años, fija la jornada máxima en 5 horas para los
niños menores de 13 y las niñas de 14, y en 8 horas para los jóvenes de 13 a 15 y las jóvenes
de 14 a 17 años, prohíbe el trabajo nocturno en los establecimientos que utilicen motores
hidráulicos o de vapor, obliga al mantenimiento de establecimientos de instrucción prima-
ria con cargo al Estado si en la fábrica trabajan más de 80 obreros mayores de 17 años de
edad y exige botiquín «para atender a los accidentes desgraciados que por efecto del trabajo
puedan ocurrir».
Otras leyes de este mismo contenido fueron la L. 26-7-1878, sobre trabajo de los menores
de 16 años en actividades peligrosas o que requieran «equilibrio, fuerza o dislocación» en
circos u otros espectáculos; la L. 13-3-1900, sobre condiciones de trabajo de las mujeres
y de los niños, que prohíbe la admisión al trabajo de los menores de 10 años de edad, y
establece limitaciones y prohibiciones de determinados trabajos (nocturno, subterráneo,
etc.) en razón a la edad de los niños (menores de 14, menores de 16, o menores de edad); la
L. 27-2-1912, sobre asientos para las trabajadoras en locales al público y anejos, conocida
también como «ley de la silla», que establece la obligatoriedad de tener a disposición de cada
trabajadora un asiento para su uso, en los establecimientos no fabriles donde se vendan o
expendan artículos u objetos al público o se preste algún servicio relacionado con él; y, en
fin, la L. 11-7-1912, sobre trabajo industrial nocturno de la mujer, que prohíbe el trabajo
nocturno de la mujer en talleres y fábricas, y establece un descanso mínimo y obligatorio de
once horas consecutivas que deberá estar comprendido en todo caso entre las nueve de la
noche y las cinco de la madrugada del día siguiente.
2º) La primera legislación de trabajo. Son relevantes, también, las normas relativas a la re-
gulación de la jornada y descansos laborales, siendo las más importantes la L. 3-3-1904 que
prohíbe con carácter general el trabajo en domingo, cuando se trate de actividad «material»
y por «cuenta ajena», así como el efectuado por «cuenta propia» y publicidad y la L. 27-12-
1910, sobre jornada máxima de trabajo en las minas. Igualmente, las primeras normas sobre
salarios, como la L. 12-7-1906, sobre inembargabilidad de salarios y RD. 18-7-1907, sobre
pago de salarios, que prohíbe el establecimiento en los lugares de trabajo. La L. 27-4-1909
es el primer texto normativo que permitió a obreros y patronos formar y sostener coalicio-
nes y huelgas despenalizando la conducta de los huelguistas, aunque dejando libertad a los
patronos para ejercer «sus derechos que dimanen de los contratos», es decir, permitiendo el
despido de los huelguistas, así como el D. 20-6-1902, en el cual por primera vez en nuestro
Derecho se delinea la figura del contrato de trabajo.
Lección 1. Fundamentos históricos del Derecho del Trabajo 33
3º) La primera Ley de Accidentes de Trabajo. En 1900 aparece en España la Ley de Acciden-
tes de Trabajo por directa e inmediata influencia de la legislación francesa. La Ley garantiza-
ba la protección del obrero accidentado, víctima «cualificada», mediante la imputación del
daño sufrido por el obrero directamente al patrono, beneficiario del trabajo realizado por el
trabajador accidentado y creador de la situación de riesgo que provocó el accidente. Se trata
de una responsabilidad de carácter objetivo, derivada de un evento derivado de la actividad
productiva, y no imputable o vinculada a la culpa de nadie. Se obliga al patrono a asumir las
consecuencias dañosas causadas al trabajador por una actividad empresarial potencialmente
peligrosa y de la que aquel patrono se ha beneficiado.
Lectura 7. El grado de cumplimiento de las Leyes obreras era muy bajo. La Exposición de Motivos del RD
5-12-1883, refiriéndose a nuestra primera Ley de trabajo —la de 24 de julio de 1873—, admite que «quizá
ha quedado ignorada de todo el mundo». No «quizá», sino con toda seguridad, dicha Ley fue inobservada
por los obligados a su cumplimiento, como elocuentemente lo testimonia el hecho de que el presidente de la
Sociedad Protectora de los Niños dirigiese una instancia al director general de Beneficencia y Sanidad solici-
tando nada menos que la publicación, de nuevo, de la citada Ley en la Gaceta; petición que se resolvió por
la RO 8-12-1884, en la que el ministro de la Gobernación, Romero Robledo, informaba que «Su Majestad,
considerando que si bien no es procedente publicar de nuevo en la Gaceta Oficial las leyes que tuvieron en su
día debida promulgación, es por todo extremo conveniente recordar su observancia, se ha dignado resolver
que se prevenga a los Gobernadores de todas las provincias vigilen con el más exquisito celo para que las
medidas humanitarias que fueron objeto de la Ley mencionada no caigan en desuso y tengan el más exacto
cumplimiento». Por su parte, A. MARVAUD, La cuestión social en España, Paris, 1910, consideraba que de todas
las leyes aquí mencionadas la única que obtenía cumplimiento regular en el momento de aparición de la citada
obra era la de accidentes de trabajo, porque los obreros se esforzaban en protegerse utilizando los medios
legales; pero «no sucede esto con la mayor parte de las reformas que hemos estudiado, y que quedan, a falta
de aplicación, en letra muerta».
4º) Los instrumentos del intervencionismo científico. La intervención del Estado en las rela-
ciones obrero patronales en España se asocia a una serie de organismos administrativos es-
pecializados que se crean precisamente con la finalidad de impulsar y ordenar la legislación
obrera, proceso que permite una periodificación en tres etapas, de información, de actividad
científica y de consolidación del intervencionismo orgánico, coincidentes cada una de ellas
con la constitución de la Comisión de Reformas Sociales (1883), del Instituto de Reformas
Sociales (1903) y del Ministerio de Trabajo (1920).
a) El primer paso en la marcha hacia la intervención del Estado en la controvertida «cues-
tión social» se produce con la aparición de la Comisión de Reformas Sociales (1883), bajo la
denominación de «Comisión para el estudio de las cuestiones que interesan a la mejora o
bienestar de las clases obreras tanto agrícolas como trabajadoras». Su labor se centró en el
plano de la investigación, conocimiento —en 1894 se creará el Servicio Especial de Estadís-
ticas de Trabajo— y sensibilización sobre las condiciones de vida y trabajo de los colectivos
más desfavorecidos, pero sin apenas eficacia práctica en el ámbito regulado.
Lectura 8. De enorme interés son los juicios emitidos ante la Comisión de Reformas Sociales (1883),
para conocer la situación de la clase trabajadora en España durante el siglo XIX. A tal efecto, en los Informes
aparece reflejado que: «el obrero asalariado está en peor condición que el esclavo y el siervo», «no tiene qué
comer, y anda descalzo y desnudo, y trabajando mucho»; la clase «productora de la riqueza social» se halla
«completamente desposeída, falta de alimento físico, de alimento intelectual, de educación, de comodidades,
de todo cuanto es indispensable para vivir vida racional humana»; «llamarse propiamente trabajador quiere
decir, con elocuencia compendiosa, estar sujeto a las más acerbas tribulaciones humanas», en fin, el médico
socialista Jaime Vera realiza una patética descripción: viven los obreros «arrastrando una existencia salvaje y
34 Jesús R. Mercader Uguina
b) Enorme importancia tuvo también el Instituto de Reformas Sociales (1903), que asumió
competencias con indudable eficacia práctica para la mejora de la situación obrera. Así,
tenía atribuidas las de estudio sobre la «cuestión social», estando para ello autorizado a
organizar los servicios de inspección y estadística correspondientes. Además, preparaba la
legislación del trabajo en su más amplio sentido, (v.gr. en materia de contrato de trabajo,
donde produce hasta siete proyectos de ley en 1906, 1908, 1910, 1914, 1916, 1919 y
1921), informando y contribuyendo decisivamente a la promulgación de las más impor-
tantes leyes del periodo. También asumía la competencia de asesorar y en su caso mediar en
la prevención y solución de los conflictos sociales que se pudieran producir. De dicha labor
nacieron: la L. 27-2-1908, creadora del Instituto Nacional de Previsión que se constituía con
la misión de difundir e inculcar la previsión popular en la forma de pensiones de retiro para
invalidez y vejez; igualmente, las Leyes 19-5-1908 y 22-7-1912, de puesta en marcha de los
Tribunales Industriales en todas las capitales de provincia, con un sistema mixto de jueces
de carrera y de jurados de elección obrero patronal a partes iguales. El Instituto conseguirá,
también, la organización de los servicios de Inspección de Trabajo entre 1904 y 1907, para
controlar el cumplimiento de las leyes de accidentes de trabajo, mujeres y niños, descanso
dominical o cuantas otras se vayan dictando.
c) Con la creación del Ministerio de Trabajo (1920) se amplían considerablemente las
competencias confiadas a esta área de la Administración estatal (por ej. en materia de vi-
vienda social) y se refuerza la línea propiamente ejecutiva en perjuicio de la consultiva según
demuestra la rápida supresión del Instituto de Reformas Sociales.
§6. La Dictadura de Primo de Rivera y las bases para la emergencia del derecho obre-
ro. No es la respuesta democrática la única que se dio a la «cuestión social». En España hubo
un intento de Organización Corporativa Nacional en 1926, bajo la Dictadura del General
Primo de Rivera, y dentro de la Monarquía constitucional, con el Rey Alfonso XIII.
Lección 1. Fundamentos históricos del Derecho del Trabajo 35
lo que justifica que éste efectúe únicamente acciones empresariales subsidiarias (XI.4). La absolutización de la
propiedad (XII.1) y de la iniciativa (XI.6) privadas terminan, finalmente, por delimitar un Estado abstencionista en
lo económico e intervencionista en lo social y laboral. Esto es, un Estado que, como tal, proscribe el conflicto
en tanto atentatorio a la producción y por ello a la patria (XI.2), así como cualquier otra forma «dolosa» de
reducción del rendimiento (XI.3), y en cuyo seno sólo es posible la heterotutela: De una parte, porque la norma
estatal es la única fuente del ordenamiento (I.4), a la que desde luego se subordina la autonomía individual
(III.4); de otra, porque el sindicato se configura como nexo de unión y relación entre la empresa (concebida
como unidad (VIII.2) y el Estado (III.5), y por ello encuadra todos los factores de la producción (XIII.2), es unitario
o mixto (XIII.3), se halla jerárquicamente subordinado al Estado (XIII.3) y dirigido por el Partido Único (XIII.4), y
desde él se realiza la política económica (XIII.5).
1º) Tutela de los derechos individuales del trabajador y represión de los instrumentos de lu-
cha colectiva. El «modelo franquista» de relaciones de trabajo, autoritario y heteroconfigu-
rado, poseía una fundamentación ideológica sustancial articulada a través de una doble
formulación, positiva y negativa, de una misma noción: una concepción «armonizadora»
y «comunitaria» de las relaciones entre el capital y el trabajo y, derivadamente, una valora-
ción «negativa» del conflicto social. No sorprende, por ello, que la instauración del Estado
nacionalsindicalista supusiera la radical desarticulación del movimiento obrero. La dureza
de la acción emprendida por el nuevo régimen contra las organizaciones obreras históricas,
declaradas fuera de la ley e incautados todos sus bienes, sus dirigentes y militantes, había de
conducir forzosamente a que operaran en el interior del sistema reducidos grupos clandes-
tinos. La supresión de la libertad sindical y del sindicalismo de clase constituye elemento
que define la realidad de las relaciones colectivas durante el período franquista. Sobre tan
categórica afirmación, las instituciones propias del Derecho colectivo del trabajo vigentes en
períodos anteriores serán sustituidas por un sistema de sindicación obligatoria a través de una
organización unitaria y mixta, que integra obligadamente en su seno a los empresarios y traba-
jadores, de carácter público y de colaboración con los poderes políticos (Organización Sindical
Española). La legislación de 1940 (Leyes de Unidad Sindical y de Bases de la Organización
Sindical) vino a expresar normativamente los principios del Fuero del Trabajo (Declaración
XIII) inspiradores del «sindicato vertical» nacionalsindicalista al servicio del Estado.
2º) La supresión de los instrumentos de conflicto laboral. Factor determinante en la configu-
ración del sistema franquista de relaciones laborales lo constituye la supresión de las mani-
festaciones de autotutela colectiva en las relaciones de trabajo. La declaración XI.2 del Fuero
del Trabajo, que consideraba delitos de «lesa patria» los actos individuales o colectivos que
de algún modo «turben la normalidad de la producción o atenten contra ella», sería llevada
a la tipificación penal del delito de sedición por el Código de 1944 para las «huelgas de los
obreros», en la reforma legal de 1965. A partir de 1962, se inicia una evolución normativa
en esta materia que terminará aceptando la huelga en 1975, aunque, con tanta cautela y
prevención, que exigirá la superación de una auténtica carrera de obstáculos procedimenta-
les por parte de quienes se propusieran el ejercicio legítimo de la autotutela colectiva.
Lectura 10. La ideología laboralista del Régimen franquista vino marcada por una reivindicación de los
derechos de los trabajadores vinculada desde sus orígenes a la cultura católica de los derechos fundada en
el iusnaturalismo tomista y en la doctrina social pontificia. Comunidades naturales, armonía cósmica, orden
trascendente y humanismo metafísico, en suma, la armonía de los valores personales y transpersonales en la
realización del orden jurídico, vinieron a constituir los principios esenciales de ese sistema. Precisamente en
un artículo publicado a principios de los sesenta, se decía con rotundidad: «la auténtica libertad sindical, en
Lección 1. Fundamentos históricos del Derecho del Trabajo 39
una sociedad liberada del capitalismo liberal o del socialismo marxista, se alcanza entre los cristianos espa-
ñoles con la unidad sindical. La libertad sindical no es índice de una libertad humana o social, ni la expresión
concreta, real y auténtica del Derecho natural de las personas a la asociación profesional, sino como indicio
de subordinación a los grupos de presión» de modo que todo ataque a la unidad sindical podría hacerse en
«nombre de opiniones más o menos respetables, pero no en exclusivismo de la doctrina católica para España».
En este contexto, poco sitio había para las negociaciones colectivas que no dejaban de ser, en palabras del
Ministro Girón, «inservibles trastos jurídicos elaborados con palabrería de sacamuelas» (…) «cínicamente decla-
rado derecho fundamental» (…) «función hipócrita» (…) «trágico espejismo jurídico que ha llevado a las masas
trabajadoras a tantas desesperaciones» [Quince años de política social dirigida por Francisco Franco, Madrid,
Ediciones OI.D., 1951, p. 45].
4º) El monopolio del Estado en la producción normativa laboral. Constituye éste el primer
rasgo diferenciador del nuevo sistema. La Declaración III.4 del Fuero del Trabajo va a reci-
bir puntual desarrollo en la Ley de Reglamentaciones de Trabajo (1942), en virtud de la cual
queda encomendada al Estado, con carácter exclusivo y excluyente, la «regulación sistemá-
tica de las condiciones mínimas a que han de ajustarse las relaciones laborales concertadas
entre los empresarios y su personal en las distintas ramas y actividades». Con tal habilita-
40 Jesús R. Mercader Uguina
crear un marco operativo para esta situación. La creación del Instituto Nacional de Empleo
(INEM), la Ley Básica de Empleo (1980), el propio Estatuto de los Trabajadores (1980) y los
acuerdos marcos, nacionales e interconfederales que se iniciaban entre Administración, sindica-
tos y organizaciones empresariales anunciaban ya el modelo de tensión, entre el alcance de los
derechos laborales y la gestión de los efectos de la crisis y la reconversión industrial.
4º) La legislación de la crisis económica. Con el decenio de los ochenta se abre una época de per-
manentes reformas en el mercado laboral en el modelo productivo español, así como la construc-
ción administrativa de las categorías que institucionalizan el empleo (y el desempleo) en lo social.
a) El problema del paro se empieza a constituir como una de las principales preocupaciones
nacionales. En 1984 se trata de atajar con la reforma del propio Estatuto de los Trabajadores, así
como con la Ley de Protección por Desempleo (1984). La reforma del Estatuto de los Trabaja-
dores se presentó como medida de fomento de empleo, y se sustanciaba en una importante di-
versificación de las formas de contrato de trabajo en los que se puede encontrar un denominador
común: la temporalidad. Contratos temporales de prácticas, relevo, formación, tiempo parcial
(por citar algunos, luego la lista se irá ampliando) abren un período cuyo concepto dominante
va a ser el de flexibilidad. De manera paralela a la reforma del Estatuto, se promulgó la Ley
de Protección por Desempleo. Este ajuste se desplegó en dos direcciones: en primer término,
diferenciando claramente los marcos contributivos y asistenciales del seguro de desempleo (el se-
gundo presentado como complementario del primero, financiado por el Estado y diseñado para
los que han finalizado ya la percepción de la prestación contributiva o los que no han cotizado
lo suficiente); en segundo término, ampliando el período de percepción del subsidio hasta 24
meses; y, en tercer lugar, reforzando los controles para la percepción de estos subsidios, a la vez
que reforzando las causas que pueden extinguir el derecho a la percepción.
b) A mediados de los años ochenta, se consolida el modelo institucional de relaciones labo-
rales español, con la aprobación de la Ley Orgánica de Libertad Sindical (1985). Aunque con
pocos cambios respecto a las prácticas sindicales que se habían ido consagrando a lo largo de
la transición, la LOLS suponía una institucionalización definitiva de la figura del sindicato re-
presentativo en función de esa confianza otorgada en las elecciones sindicales, dejando ya fuera
la idea de no representatividad por escasa militancia o afiliación. Los años ochenta concluirán
con una huelga general, la declaración de no apoyo expreso de los sindicatos a ningún partido
político, la unidad de acción de los dos sindicatos mayoritarios y la presentación conjunta de un
documento muy sintomático de este período: la Propuesta Sindical Prioritaria, un programa de
reivindicaciones que trata de plantear medidas de apoyo a los colectivos más débiles del mundo
del trabajo, así como el fortalecimiento de las políticas sociales particulares y generales.
5º) La legislación de la flexibilidad. El decenio de los noventa cristaliza una larga serie de
transformaciones fundamentales para el mundo del trabajo. La plena integración de España
en la Unión Europea es sobrepasada por la aceleración de los procesos de globalización. De
la misma manera, la terciarización de la economía española se hace espectacular, y la trans-
formación del modelo de empresa de gran organización por el de la «empresa-red», descen-
tralizada y diseminada por territorios locales, nacionales y supranacionales. La robotización
de la industria y la informatización de la sociedad avanzan; el modelo productivo, casi por
Lección 1. Fundamentos históricos del Derecho del Trabajo 43
manifiesta de manera patente la «textura abierta del Derecho» a través o por medio de los
«estándares vagos» deliberadamente ambiguos incluidos por el constituyente y que facilitan la
adaptación de la norma constitucional a los accidentes históricos que la misma deba superar.
derechos de prestación, Madrid, CEC, 1989. RODRÍGUEZ DE SANTIAGO, J.M., La administración del Estado
social, Madrid, Marcial Pons, 2007.
§3. Concepto de Estado Social. Los ejemplos que acaban de citarse ponen de relieve que
la proyección de la Constitución en el Derecho del Trabajo se produce principalmente en el
marco de la declaración de los derechos, aunque el programa constitucional en materia laboral
puede relacionarse con la cláusula de Estado Social y Democrático de Derecho (art. 1.1).
1º) El diseño del Estado como democrático de Derecho. La opción a favor de un Estado Social
y democrático supone partir de su previa configuración como un Estado de Derecho, lo que
implica que queda sometido en su actuación a un conjunto de reglas y principios relativos
a organización, procedimiento, formas y límites: división de poderes, derechos fundamen-
tales, principio de legalidad y control judicial (por lo que se refiere al Estado de Derecho) y,
a la vez, un Estado Democrático, es decir, cuyos procedimientos y estructuras organizativas
permiten reconducir el ejercicio del poder al pueblo.
2º) Su definición como «social». El adjetivo «social» del art. 1.1 CE contiene la decisión
valorativa de rechazo del Estado «neutral» en las cuestiones sociales y que, más allá de eso,
impone al sujeto estructurado como Estado democrático de Derecho un objeto, una tarea o
un fin: el desarrollo de una función social. Entre el Estado de Derecho y su caracterización
como social existe una relación de medio a fin: se trata de conseguir una determinada situa-
ción social calificable como justa por los medios que ofrece el Estado de Derecho.
§4. Contenido material de la cláusula de Estado Social. Son elementos que integran el
contenido de la cláusula social del Estado: 1º) El compromiso del Estado de favorecer la igual-
dad mediante la superación de las diferencias sociales; 2º) El establecimiento de un sistema
de Seguridad Social frente a los riesgos y contingencias vitales; 3º) La ayuda al individuo en la
necesidad y la pobreza y la responsabilidad estatal con respecto a un mínimo existencial ade-
cuado a la dignidad de la persona; 4º) La intervención estatal para contribuir a la creación de
una situación económica que permita la participación de todos en el bienestar.
1º) El compromiso del Estado de favorecer la igualdad mediante la superación de las diferen-
cias sociales. La primera de las proyecciones de la calificación de Estado social en nuestro
texto constitucional es la aceptación de la igualdad, es decir, de la corrección de desigual-
dades sociales como uno de los «valores superiores» del ordenamiento enunciados por el
art. 1.1 CE. La segunda se proyecta sobre la propia definición del ordenamiento laboral
como sistema de tutela de los trabajadores que justifica la intervención equilibradora del
Estado. Sobre la base de que «el momento de la contratación es, sin duda, aquél en el que
la desigualdad real entre empresario y trabajador se hace más evidente» (STC 142/1993),
es admisible la existencia de diferencias normativas que tutelen reforzadamente los intereses
de los trabajadores.
Lectura 1. De enorme importancia es la trascendental STC 3/1983. En la misma, frente al dogma liberal
de la igualdad de los contratantes, el Tribunal Constitucional afirma que la legislación laboral se apoya en la
idea de la asimetría del contrato a causa de la desigualdad de poder económico de empresario y trabajadores
lo que, en última instancia, justifica una intervención equilibradora del Estado. Dice el Tribunal Constitucional
que la citada intervención se justifica, precisamente, por «la disparidad normativa que se asienta sobre una
Lección 2. Fundamentos constitucionales del sistema de relaciones laborales 49
desigualdad originaria entre trabajador y empresarios que tiene su fundamento no sólo en la distinta condición
económica de ambos sujetos, sino en su respectiva posición en la propia y especial relación jurídica que los
vincula, que es dependencia o subordinación de uno respecto del otro». La sentencia citada añade: «el legis-
lador, al regular las relaciones de trabajo, contempla necesariamente categorías y no individuos concretos y,
constatando la desigualdad socioeconómica del trabajador respecto al empresario, pretende reducirla median-
te el adecuado establecimiento de medidas igualatorias. De todo ello deriva el específico carácter del Derecho
laboral, en virtud del cual, mediante la transformación de reglas indeterminadas que aparecen indudablemente
ligadas a los principios de libertad e igualdad de las partes sobre las que se basa el derecho de contratos, se
constituye como un ordenamiento compensador e igualador en orden a la corrección, al menos parcialmente,
de las desigualdades fundamentales».
2º) El mantenimiento de un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos.
La construcción de un sistema público de aseguramiento y prestaciones (el régimen público de
Seguridad Social) constituye un elemento esencial de la definición del Estado social. En tanto
que «función de Estado» (STC 65/1987), el art. 41 CE establece la obligación de los poderes
públicos de mantener un régimen de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garanti-
ce la asistencia y las prestaciones sociales suficientes en «situaciones de necesidad».
3º) La ayuda estatal a las situaciones patentes de necesidad y pobreza. El tercer objetivo del
Estado del bienestar es el mantenimiento de un estándar de vida mínimo para todos los
ciudadanos. Dicha finalidad se concreta, a su vez, en varios objetivos: la garantía de una
renta mínima, la protección de las situaciones de dependencia y, en fin, en la existencia de
una oferta amplia de servicios sociales públicos.
4º) La intervención estatal para contribuir a la creación de una situación económica que
permita la participación de todos en el bienestar. Finalmente, la realización del Estado social
necesita del crecimiento económico. Por ello, la necesidad de alcanzar el fin social del Es-
tado obliga a éste a desarrollar actuaciones económicas que permitan una redistribución de
acuerdo con reglas de igualdad material. Son varios los preceptos de nuestro texto constitu-
cional en los que se explicitan estos objetivos de unidad y cohesión. Por señalar los más sig-
nificativos, cabe recordar cómo en el art. 128.1 CE se declara que: «toda la riqueza del país
en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general»;
en el art. 131 CE se afirma que: «el Estado, mediante Ley podrá planificar la actividad eco-
nómica general para atender las necesidades colectivas, equilibrar y armonizar el desarrollo
regional y sectorial y estimular el crecimiento de la renta y de la riqueza y su más justa dis-
tribución»; línea de actuación que se subraya también en los artículos 138.2 y 139.2 CE.
§5. Derecho al trabajo y dignidad de la persona. La consideración del trabajo como va-
lor social puede considerarse como un pilar del modelo constitucional en materia social des-
de la perspectiva individual. El sentido más elemental del «deber de trabajar» que establece
el art. 35.1 CE se materializa en el hecho de que sobre el individuo recae la responsabilidad
de sostenerse y satisfacer sus necesidades con su trabajo. No obstante, dado que los puestos
de trabajo se crean y se ofrecen en la sociedad, el Estado ha de realizar una política social y
económica orientada al pleno empleo (art. 40.1 CE).
1º) La inexistencia del derecho a la vagancia. El derecho al trabajo cabe vincularlo con la
autodeterminación y autorrealización humanas, lo que confirma, probablemente, la idea
de que «una vida digna sólo puede concebirse como una vida «ganada» con el trabajo». En
suma, «el libre desarrollo de la personalidad (art. 10.1 CE), sobre el que se apoya la cláusula
general de libertad, ha de encauzarse a través de la vida activa (art. 35.1 CE), de manera que
no cabe invocar la Constitución para tutelar la pereza» (L. M. Díez Picazo).
2º) Deber de trabajar no significa imposición del trabajo forzoso. En todo caso, no se trata,
en rigor, de un deber constitucional porque el art. 35.1 CE pueda justificar restricciones
legislativas de la libertad de las personas, consistentes en la imposición de trabajos forzosos,
dado que la imposición de obligaciones de hacer a las personas ha de estimarse absoluta-
mente excepcional, por lo que sólo puede justificarse cuando no haya otro medio de satis-
facer un interés general suficientemente relevante; y, además, su fundamento constitucional
no se encontraría en el art. 35.1 CE, sino en las «prestaciones personales» de las que habla
el art. 31.3 CE.
3º) Estímulos estatales al trabajo. Ciertamente, nadie puede ser forzado a trabajar, pero la
mención de un deber de trabajar en el art. 35.1 CE da cobertura a eventuales medidas legis-
lativas desfavorables a la inactividad y favorables a la búsqueda activa de empleo. Por ello, no
será lícito sancionar directamente la negativa a prestar trabajo; pero sí lo será denegar pres-
taciones de desempleo a quienes rechacen una oferta adecuada de empleo o no suscriban y
cumplan las exigencias del compromiso de actividad (art. 231.1 h) e i) LGSS). Queda, por
todo ello, claro que el reconocimiento constitucional del deber de trabajar sirve de apoyo
a aquellas fórmulas normativas que establezcan sistemas dirigidos a favorecer la activación
de los desempleados y que, por tanto, aquellas normas dirigidas al referido fin encuentran
pleno apoyo y encaje constitucional.
§6. Las dimensiones del derecho al trabajo. El derecho al trabajo constituye, igualmen-
te, una manifestación concreta de la libertad del hombre y tiene, por consiguiente, su fun-
damento en la propia dignidad humana, con independencia del hecho de su proclamación
en los textos constitucionales. No obstante, el art. 35.1 CE reconoce el «derecho al trabajo, a
la libre elección de profesión y oficio» y «a la promoción a través del trabajo», lo que, en últi-
ma instancia, supone el reconocimiento de un derecho básico, el de trabajo, acompañado de
una serie de derechos suplementarios que contribuyen a delimitar su alcance real pero que
no se confunden con él. El derecho al trabajo presenta una configuración dual comprensiva
tanto de un «derecho social de prestación» como de «un derecho de libertad» o libertad de
trabajo. La jurisprudencia constitucional recoge la anterior concepción y mantiene que el
Lección 2. Fundamentos constitucionales del sistema de relaciones laborales 51
derecho al trabajo no se agota en la libertad de trabajar, sino que presenta un doble aspecto:
individual y colectivo (STC 22/1981).
1º) La dimensión individual del derecho al trabajo. En el plano individual, el derecho al
trabajo «se concreta en el igual derecho de todos a un puesto de trabajo si se cumplen los
requisitos necesarios de capacitación» y en el «derecho a la continuidad y estabilidad en el
empleo» (STC 20/1994, 125/1994), entendido este derecho no como derecho a permane-
cer indefinidamente en el desempeño del puesto de trabajo sino como el derecho a no ser
despedido de no existir justa causa, es decir, exigencia de causalidad del despido.
2º) La dimensión colectiva del derecho al trabajo. En su dimensión colectiva, como ha
recordado el Tribunal Constitucional, «el derecho al trabajo implica un mandato a los po-
deres públicos para que lleven a cabo una política de pleno empleo pues, en otro caso, el
ejercicio del derecho al trabajo por una parte de la población lleva consigo la negación de
ese mismo derecho para otra parte de la misma» (STC 22/1981). El derecho al trabajo se
revela, de este modo, como un derecho social de prestación necesitado de una acción estatal
activa, de tal suerte que puede decirse que, en sentido estricto, el derecho al trabajo debe ser
entendido como una pretensión de una ocupación remunerada que depende de una previa
estructura socio-económica que se encuentra condicionada por factores externos al dato
puramente jurídico. Con todo, la colisión entre derechos fundamentales sociales y derechos
de libertad se hace especialmente clara en el derecho al trabajo. En un sistema de economía
de mercado, el Estado puede disponer sólo limitadamente del objeto de este derecho, pues
ni siquisiera es capaz de satisfacer el derecho de todo desempleado a un puesto de trabajo,
ya que, para ello, tendría o bien que dar ocupación dentro del marco de la Administración
pública existente o limitar hasta eliminar la disponibilidad de puestos de trabajo por parte
de la economía privada.
§7. Trabajador y tutela de sus derechos ciudadanos. Una vez celebrado el contrato de
trabajo, el trabajador debe ser respetado en sus derechos fundamentales en tanto que ciuda-
dano. El impacto de los derechos fundamentales en el contrato de trabajo se proyecta gene-
ralmente en el ejercicio de los poderes empresariales, al crear deberes positivos o negativos a
cargo del empresario que suponen límites adicionales a esos poderes. El poder empresarial
se limita en función de la protección de los derechos fundamentales del trabajador, como
el derecho a la no discriminación, a la libertad ideológica o de creencia, a la intimidad y
reserva en el tratamiento de datos, etc. También puede legitimar actos o actuaciones del
trabajador o de la empresa, incluso si contradicen el interés empresarial, por ser ejercicio
legítimo de los derechos fundamentales.
Lectura 2. Como ha señalado el Tribunal Constitucional, «la celebración de un contrato de trabajo no
implica en modo alguno la privación para una de las partes, el trabajador, de los derechos que la Constitución
le reconoce como ciudadano». Lo que se ha justificado por cuanto «las organizaciones empresariales no forman
mundos separados y estancos del resto de la sociedad ni la libertad de empresa que establece el art. 38 del
Texto constitucional legitima que quienes prestan servicios en aquéllas, por cuenta y bajo la dependencia de
sus titulares, deban soportar despojos transitorios o limitaciones injustificadas de sus derechos fundamentales y
libertades públicas, que tienen un valor central en el sistema jurídico constitucional. Las manifestaciones de «feu-
dalismo industrial» repugnan al Estado social y democrático de Derecho y a los valores superiores de libertad,
justicia e igualdad a través de los cuales ese Estado toma forma y se realiza (art. 1.1 CE; STC 88/1985).
52 Jesús R. Mercader Uguina
La efectividad de los derechos fundamentales del trabajador en el ámbito de las relaciones laborales debe ser
compatible, por tanto, con el cuadro de límites recíprocos que pueden surgir entre aquellos y las facultades
empresariales, las cuales son también expresión de derechos constitucionales reconocidos en los arts. 33 y 38
CE (SSTC 99/1994; 6/1995; 106/1996, y 136/1996, entre otras), perspectiva ésta desde la que deben
valorarse las específicas limitaciones que a los derechos fundamentales les pueda imponer el propio desarrollo
de la relación laboral (SSTC 99/1994, y 6/1995, entre otras).
§9. Diálogo y consenso social como instrumentos del Estado Social. Elemento básico
del modelo social de nuestra Constitución es el diálogo social. El consenso, elemento esen-
cial del propio nacimiento de la norma constitucional, es el fundamento de la convivencia y
supone, en los términos científicos modernos, el acuerdo sobre la forma y sobre un conteni-
do mínimo básico de principios democráticos y de organización de la sociedad y del Estado
que en nuestro caso se concretan en los valores superiores del Ordenamiento jurídico, la
libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político. Pero, pese a constituir la idea del
pacto elemento esencial del moderno Estado constitucional, ello no significa un ilusorio
desconocimiento del substrato conflictual propio de toda sociedad.
1º) La Constitución parte de una concepción dialéctica de las relaciones laborales. Es así que
la Constitución asigna al conflicto de intereses, cuya legitimidad general ampara, un papel
funcional dentro del sistema institucional. Se parte, de este modo, de la noción de que los
trabajadores asalariados y los empresarios son portadores de intereses diferenciados que se
encuentran en contraposición o conflicto estructural y que justamente el ordenamiento ju-
rídico laboral se propone canalizar. La «contraposición de intereses en el mundo del trabajo»
se configura, así, como el primero de los pilares básicos del nuevo modelo constitucional de
relaciones de trabajo.
2º) Consenso y diálogo como herramientas básicas. No obstante, en el nuevo modelo socio-
laboral, son las ideas de cooperación y colaboración las que ganan terreno a costa del con-
flicto, del antagonismo, de la confrontación. Las huelgas han perdido parte de su función
tradicional y los mecanismos de solución no traumática de las controversias se encuentran
54 Jesús R. Mercader Uguina
en plena expansión. Se observa, en este momento, un «declive del conflicto» o, por mejor
expresarlo, una remisión del conflicto como instrumento normal de la actividad sindical.
la Constitución que, al reconocer en su art. 28.1 la libertad sindical, no está admitiendo sólo el derecho de los
trabajadores a sindicarse libremente o el derecho a fundar sindicatos y a afiliarse al de su elección, así como
el derecho de los sindicatos a formar Confederaciones y a fundar organizaciones sindicales internacionales o
a afiliarse a las mismas, sino también, por la necesaria remisión al art. 7 del que aquél es interdependiente,
el derecho de los sindicatos a actuar libremente para la defensa y promoción de los intereses económicos y
sociales que les son propios, permitiendo así que la propia actividad del sindicato, como elemento teleológico
que forma parte del contenido esencial de la libertad sindical, se integre en el art. 28.1 de la Constitución y
goce de la protección que el art. 53.2 atribuye a los derechos y libertades reconocidos en la Sección primera
del Capítulo segundo. La libertad sindical implica la libertad para el ejercicio de la acción sindical comprendido
en ella, entre los que (se)…… incluyen la negociación colectiva y la huelga, debiendo extenderse también a la
incoación de conflictos colectivos……».
Este tipo de representación puede ser plural en un centro de trabajo. d) La elección de los
representantes sindicales corresponde sólo a los afiliados.
Lectura 4. Los sindicatos españoles son relativamente fuertes en la sociedad, pero débiles en la empre-
sa, se ha dicho con frecuencia. Como institución de la sociedad civil, tienen una presencia importante e
influencia notable. Sobre todo en procesos institucionales. Pero en muchas empresas, particularmente en las
pequeñas —que son la mayoría en la estructura empresarial española— no están presentes ni con afiliados
ni a través de delegados o bien cuentan con delegados muy desvinculados de la organización, puesto que
son escogidos para la ocasión. En aquellas en que sí existe un vínculo fuerte, las medianas y grandes, los
sindicatos tienen que realizar equilibrios entre la instancia unitaria en la que se hallan integrados, el comité,
y la instancia propiamente sindical en la que suelen estar divididos. Equilibrios que son, en el fondo, intentos
de conjugar los intereses de los trabajadores de la empresa, o de una parte de ellos (los estables), con los
trabajadores del ramo al que pertenece la empresa o del territorio en el que está. Y, al mismo tiempo, de
compaginar los intereses del comité con los de los sindicatos que le proporcionan apoyo. En cualquier caso,
se ha consolidado un dualismo de la representación de los trabajadores en el ámbito de la empresa, puesto
que los sindicatos, además de estar presentes en los comités, también intentan actuar directamente a través
de las Secciones Sindicales. Pero es un dualismo en el que la estrategia sindical con frecuencia se resiste,
puesto que las actuaciones de los comités pueden quedar limitadas a la dinámica de la empresa concreta,
sin la visión de conjunto y de solidaridad que es la perspectiva característica de los sindicatos, mucho más
allá en una situación de fuerte segmentación del mercado de trabajo. Más aún cuando algunas de las gran-
des demandas de las que hoy se hacen portavoces los sindicatos —sobre todo las relativas a la crisis del
empleo— están por encima de cualquier empresa concreta, pero deberían traducirse en estrategias especí-
ficas en cada empresa [MIGUELEZ, F., Presente y futuro del sindicalismo en España, en BENEYTO, P.J., Afiliación
sindical en Europa, Valencia, Germania, 2004, pp. 85-87].
damentalmente en relación con el Estado, y protege a las partes sociales frente a interferencias o limitaciones
de esa negociación, como proceso o de su resultado (convenio colectivo), que puedan derivar de imposiciones
o limitaciones a uno y otro por parte de los poderes públicos, que no pueden crear obstáculos o límites a la
autonomía colectiva que no estén justificados constitucionalmente (STC 11/1981). Según la STC 58/1985:
«la integración de los convenios colectivos en el sistema formal de fuentes del Derecho, resultado del principio
de unidad del ordenamiento jurídico, supone, entre otras consecuencias, el respeto por la norma pactada del
Derecho necesario establecido por la Ley que, en razón de la superior posición que ocupa en la jerarquía nor-
mativa, puede desplegar una virtualidad limitadora de la negociación colectiva y puede, igualmente de forma
excepcional, reservarse para sí determinadas materias que quedan excluidas por tanto, de la negociación
colectiva. Pero lo que no resulta posible es asimilar las relaciones entre Ley y convenio colectivo a las que se
instauran entre norma delegante y norma delegada».
los diversos procesos de trasferencias que se han producido en distintos momentos, que han
afectado a las competencias de ejecución de casi todos los ámbitos de actuación existentes
en este terreno: relaciones laborales, tanto individuales como colectivas, seguridad y salud
laboral, políticas activas de empleo. Tan sólo en materia de legislación básica y régimen eco-
nómico de la Seguridad Social existe una reserva de exclusividad a favor del Estado.
7. LA JURISDICCIÓN SOCIAL
Bibliografía básica: CRUZ VILLALÓN, J., Constitución y proceso de trabajo, REDT, 1989, nº 38, pp.
209 a 262. RODRÍGUEZ-PIÑERO Y BRAVO-FERRER, M., Proceso de trabajo y justicia constitucional, en AA.VV.,
El proceso laboral. Estudios en homenaje al profesor Luis Enrique De la Villa Gil, Valladolid, Lex Nova,
2001, pp. 723 a 754. MARTÍN VALVERDE, A., Jurisdicción social y tutela judicial efectiva, en SEMPERE NAVARRO
(Dir.), El modelo social en la Constitución Española de 1978, Madrid, MTAS, 2003, pp. 1153 a 1165.
sistema judicial. La configuración de los órganos de la Jurisdicción del Orden Social tiene su
punto de partida inicial en la honda transformación promovida por la CE, al disponer que
«un Tribunal Superior de Justicia [……] culminará la organización judicial en el ámbito
territorial de la Comunidad Autónoma» (art. 152.1 CE). Este mandato constitucional dio
lugar a la regulación por la LOPJ de los Tribunales Superiores de Justicia y, dentro de ellos,
de las Salas de lo Social; órganos a los que la LOPJ sumó uno de nueva creación —la Sala
de lo Social de la Audiencia Nacional— y otros heredados de la legislación anterior: la Sala
de lo Social del Tribunal Supremo (que de ser la Sala VI pasó a ser la Sala IV) y los Juzgados
de lo Social, denominación que recibieron las Magistraturas de Trabajo, tanto para homo-
geneizar la nomenclatura como para relegar el nombre de una caracterizada realización de
la política jurisdiccional del franquismo. En resumen, el conocimiento y decisión de los
litigios promovidos en la rama social del Derecho corresponde a cuatro distintos tipos de
órganos judiciales: a) Juzgados de lo Social; b) Salas de lo Social de los Tribunales Superio-
res de Justicia; c) Sala de lo Social de la Audiencia Nacional; y d) Sala IV, de lo Social, del
Tribunal Supremo.
2º) Ámbito material de actuación. Se trata de un orden jurisdiccional especializado por
razón de la materia. Corresponde a la jurisdicción social el conocimiento de todas las pre-
tensiones cuyo fundamento jurídico material se encuentre en las normas de Derecho del
Trabajo y de la Seguridad Social (art. 9.5 LOPJ). Sobre tales premisas, la Ley de la Juris-
dicción Social (LJS) establece, con carácter general, que « los órganos jurisdiccionales del
orden social conocerán de las pretensiones que se promuevan dentro de la rama social del
Derecho, tanto en su vertiente individual como colectiva, incluyendo aquéllas que versen
sobre materias laborales y de Seguridad Social, así como de las impugnaciones de las actua-
ciones de las Administraciones públicas realizadas en el ejercicio de sus potestades y funcio-
nes sobre las anteriores materias» (art. 1) y convierte a los Tribunales laborales en órganos
judiciales especializados por razón de la materia.
Nos encontramos, así, con una serie de materias sobre las que conoce el orden social: 1º)
las controversias relativas al contrato de trabajo entre las partes del mismo y otros sujetos
implicados desde una posición de Derecho Privado; 2º) los pleitos de carácter colectivo
(régimen sindical, responsabilidad de los sujetos colectivos, régimen sindical, elecciones
de órganos de representación unitaria, impugnación de convenios colectivos); 3º) las im-
pugnaciones de determinados actos administrativos en materia de protección social, 4º) las
acciones que puedan ejercitar los trabajadores o sus causahabientes contra el empresario por
los daños originados en el ámbito de la prestación de servicios o que tengan su causa en
accidentes de trabajo o enfermedades profesionales; 5º) la garantía del cumplimiento de las
obligaciones legales y convencionales en materia de prevención de riesgos laborales, tanto
frente al empresario como frente a otros sujetos obligados legal o convencionalmente. Pese
a la existencia de una marcada tendencia a la atribución en exclusiva de todas las preten-
siones relacionadas con la rama social del Derecho al orden social, se plantean importantes
problemas de delimitación con otros órdenes jurisdiccionales, particularmente, el civil y el
contencioso-administrativo.
Lección 2. Fundamentos constitucionales del sistema de relaciones laborales 63
3º) Principios informadores del proceso laboral. Un segundo rasgo diferencial de la jurisdic-
ción social se sitúa en los principios que informan su actuación. Así, el principio de igualdad
de partes se modera para dar un tratamiento más favorable al trabajador (en especial, en los as-
pectos económicos y en algunos aspectos de la distribución de la carga de la prueba), corrigien-
do así la inferioridad material de su posición. Este tratamiento favorable al trabajador ha sido
aceptado por la doctrina constitucional (STC 3/1983; 125/1995). El principio dispositivo y el
de aportación de parte se revisan también (flexibilidad de la congruencia, introducción de una
cierta oficialidad en determinados litigios, intervención activa del juez…). Los principios del
procedimiento siguen el esquema del juicio verbal civil caracterizado por la oralidad, con sus
consecuencias directas: la concentración de las actuaciones fundamentales de la instancia
en el acto de juicio y la inmediación, que favorece la posición activa del juez en el proceso.
La concentración conduce a la celeridad, rasgo esencial del proceso social, que se favorece
también por la unidad de instancia y la limitación tradicional de los recursos.
4º) Peculiaridades procesales. El rasgo diferencial de la jurisdicción social española es la pe-
culiaridad de las normas del procedimiento laboral. Como cualquier otro Juez, también el
laboral ejerce su función jurisdiccional a través del correspondiente proceso, que es actuado
a través del correspondiente procedimiento o forma que reviste la secuencia de actividades
que integra la actuación judicial. Aunque esta sucesión de actividades, cada una consecuen-
cia de la anterior y presupuesto de la siguiente orientada a realizar el derecho pretendido,
tiene una regulación específica en la LJS, su ordenación se identifica en lo sustancial con el
proceso civil, que no sólo es supletorio del laboral sino que éste remite con gran frecuencia
a las reglas fijadas en la LEC.
a) Común es también la regulación correspondiente a los denominados «deberes proce-
sales», sean los impuestos al Juez en el momento de valoración de la pretensión que pueda
resultar dilatoria o abusiva, sea a las partes, en todo caso obedientes al principio de buena
fe procesal (art. 11 LOPJ; art. 75 LJS). Sí tiene particularidades respecto del proceso civil
la ordenación, dentro del Título dedicado a «las partes procesales», de las cuestiones sobre
capacidad y legitimación (art. 16-17 LJS), por una parte, y a la representación y defensa
procesales (art. 18-22 LJS), por otra.
b) El proceso laboral, que como todo proceso jurisdiccional ordinario comienza usual-
mente por la presentación de la correspondiente demanda por las partes legitimadas, cuenta
en su regulación con una fase previa orientada a evitar el desarrollo mismo del proceso,
promoviendo una solución extrajudicial mediante negociación entre las partes o aceptación
por una de ellas de lo pretendido. Esta es la finalidad de la denominada «conciliación pre-
via» ante un organismo público de mediación, así como de la «reclamación administrativa
previa» en el ámbito de las Administraciones Públicas. Ambas interrumpen los plazos de
prescripción y suspenden los de caducidad. Cubierto este trámite procesal previo, así como
los eventuales «actos preparatorios y diligencias preliminares», se iniciará el proceso en senti-
do estricto y se practicarán las correspondientes actuaciones procesales de conformidad con
los principios informadores arriba indicados, aplicables tanto al «proceso ordinario» (Título
Primero del Libro II LJS) cuanto a las «modalidades procesales» (Título II).
64 Jesús R. Mercader Uguina
§1. Las fuentes del ordenamiento laboral. En la Teoría pura del derecho, Kelsen define
las fuentes del derecho como los medios de producción jurídica que están dentro del propio
derecho. Son, entonces, independientes de los factores externos (éticos, culturales, políti-
cos) que pueden influir de hecho en el proceso de creación de normas jurídicas. Así, se ha
hablado de fuente del Derecho, en singular, como «causa última del Derecho, la raíz de todo
lo jurídico, el fundamento de la realidad del ordenamiento jurídico». También de fuentes del
Derecho positivo, esto es, «las fuerzas sociales que producen legítimamente, dentro de una
organización jurídica, los distintos tipos de normas jurídicas que constituyen su ordena-
miento» (De Castro). No obstante, el análisis del sistema normativo toma como elemento
básico del mismo las normas y no las denominadas fuentes del Derecho, como es tradicional
en la ciencia jurídica (Santamaría Pastor); por ello, algunos autores consideran más con-
veniente prescindir del concepto de fuentes del Derecho en el estudio de los ordenamientos
jurídicos positivos y acudir a la noción de «sistema normativo».
1º) Fuentes del Derecho y fuentes de las obligaciones. El ET no contiene un artículo específico
dedicado a las fuentes del ordenamiento jurídico laboral, sino que consagra un precepto, el art.
3, a enumerar y regular mínimamente las fuentes de la relación laboral, esto es, las fuentes que
66 Jesús R. Mercader Uguina
regulan sus derechos y obligaciones. La estructura del sistema normativo laboral resulta más
compleja que el sistema civil de fuentes y que el propio sistema administrativo. El marco de
ordenación propio del Derecho interno que tiene dos componentes esenciales; por una parte,
el ordenamiento estatal, que es el espacio de la Constitución, la ley y el reglamento; por otra,
está la regulación profesional, en la que el papel principal corresponde al convenio colectivo,
pero en la que hay que tener en cuenta también la costumbre y los usos profesionales.
2º) Complejidad del sistema de fuentes. La complejidad del sistema de fuentes viene mar-
cada por los diferentes fenómenos que vive la propia norma legal entre los que cabe citar: a)
la diversificación de las leyes, lo que se ha llamado la «pulverización» del derecho legislativo,
ocasionada por la multiplicación de leyes de carácter sectorial y temporal; b) el proceso
de administrativización normativa, resultado de la absorción por el ejecutivo de núcleos
importantes de producción normativa; c) la crisis de la unilateralidad de las normas, con-
secuencia de la proliferación de nuevos tipos normativos vinculados con la línea, cada vez
más marcada, de contractualización de los contenidos de la ley; d) y, en fin, la hipertrofia
que aqueja a la norma legal, y que no es sino un efecto derivado del imparable proceso de
inflación normativa que tiene como inevitable consecuencia el progresivo deterioro y la
paralela deformación técnica de aquélla (Santamaría Pastor). El cúmulo salvaje de leyes,
el «legislador motorizado» de Carl Schmit, amenaza el mismo fin primordial de seguridad
que todo ordenamiento debe cumplir. Como con su natural agudeza ha señalado Car-
bonnier: «la inflación, sea legislativa o monetaria, produce siempre la consecuencia de que
la superabundancia de los signos entraña devaluación». Lo anterior tiene como inevitable
consecuencia el progresivo deterioro y la paralela deformación técnica de las formas legales.
3º) Desnacionalización, regionalización económica y el predominio de los sistemas normativos
supraestatales. La globalización económica ha llevado consigo el nacimiento de un nuevo
pluralismo jurídico de naturaleza transnacional que cambia la situación de los agentes ju-
rídicos. Desaparecido el monopolio histórico del Derecho por parte del Estado, ningún
sistema jurídico puede pretender ponerse al abrigo de las influencias internacionales, como
demuestra la creciente importancia del Derecho elaborado en Bruselas en la reglamentación
de los países pertenecientes a la Unión Europea. Esta opción supone la articulación de di-
versos instrumentos normativos dotados de un diferente contenido y también un diferente
alcance, cuya misión última se encuentra en fortalecer las raíces comunes y consolidar un
espacio de homogeneidad normativa.
4º) El papel de la negociación colectiva en el sistema de fuentes. Un tercer carácter de nuestro
sistema de fuentes es su pluralismo, que es, en última instancia, consecuencia de la presencia
en él de la autonomía colectiva. La negociación colectiva se concibe como una institución
política destinada a regular las relaciones de poder entre las organizaciones en conflicto,
siendo su finalidad, desde esta perspectiva, garantizar lo que se ha denominado la «paz
industrial». A la autonomía colectiva se le reconoce poder normativo en el ordenamiento
estatal para la determinación de condiciones de trabajo y empleo, y para la ordenación de
algunos aspectos del sistema de relaciones laborales. El convenio colectivo opera frente al
contrato individual como norma heterónoma que regula de forma preceptiva e indisponible
el contenido del contrato de trabajo, por encima de la voluntad de las partes.
Lección 3. Las fuentes del ordenamiento laboral (I) 67
5º) El limitado papel del contrato de trabajo. Tanto la regulación legal como la colectiva
imponen restricciones y límites a la autonomía contractual, con la función de reequilibrar,
a favor del trabajador, su situación de desventaja o debilidad contractual. El contrato tiene
una doble función constitutiva y reguladora de la relación de trabajo. La intervención del
Estado y el importante papel de la negociación colectiva hacen que el contrato de trabajo
posea un limitado papel regulador, limitándose, en la mayor parte de las ocasiones, a hacer
nacer el vínculo laboral y a dotarle del régimen mínimo de condiciones. No obstante, la
autonomía de la voluntad posee un papel relevante en la regulación de las condiciones de
aquellos colectivos que ostentan una importante fuerza de contratación, como puede ser el
caso del personal de alta dirección de las empresas.
§2. Fundamentos del Derecho social internacional. El sistema normativo del Dere-
cho del Trabajo se compone tanto de normas emanadas de poderes internos (estatales o
extraestatales), como de normas producidas por poderes supranacionales o por acuerdos
entre Estados. La existencia de esta última categoría de normas encuentra su fundamento en
factores diversos, tales como la necesidad de reglamentar las consecuencias que, tanto para
los Estados expulsores como receptores, produce la emigración e inmigración de mano de
obra; la ordenación de la competencia internacional entre empresas; o, en fin, acudiendo al
componente puramente ideológico, la búsqueda de la paz y justicia sociales, nacional e in-
ternacional, que habría de contribuir a la consecución de una más adecuada política tutelar
de los trabajadores.
como modelo y punto de partida de otras declaraciones posteriores, que han encontrado en
la Declaración una primera aproximación al catálogo de derechos humanos fundamentales.
En materia laboral, la Declaración proclama el derecho a la Seguridad Social (arts. 23 y
25); el derecho al trabajo y a su libre elección, a la protección frente al desempleo y al esta-
blecimiento de adecuadas condiciones de trabajo (art. 23.1); el principio de salario igual a
trabajo igual (art. 23.2); el derecho a una remuneración suficiente y equitativa (art. 23.3); el
derecho a la sindicación reconociéndose el derecho de toda persona a fundar sindicatos y a
sindicarse para la defensa de sus intereses (art. 23.4); el derecho al descanso diario y a vaca-
ciones anuales (art. 24), y el derecho a la educación y a la formación profesional (art. 26).
2º) Pactos Internacionales de Derechos Humanos. El conjunto integrado por la Declaración
Universal y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como por el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales suele citarse como la «Carta
internacional de Derechos Humanos». Mientras la Declaración Universal se concibe desde
el sujeto individual al que se reconocen derechos, los Pactos, y en particular el de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, asumen en primer lugar la dimensión social de la persona.
a) El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966), de acuerdo con su origen
y motivación históricos, recoge en su articulado, casi exclusivamente, derechos de signifi-
cación política. Así, por ejemplo, el derecho a la autodeterminación (art. 1), la prohibición
de la tortura, la esclavitud y la servidumbre (arts. 7 y 8), o el derecho a la libre circulación y
entrada y salida de los Estados, incluido el propio (arts. 12 y 13). En materia laboral, única-
mente se incluyen la prohibición del trabajo forzoso (art. 8.3) y el derecho a la sindicación
(art. 22).
b) El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966), a dife-
rencia del anterior, se orienta preferentemente hacia la protección de los derechos derivados
de la inserción de los individuos en los medios socioeconómico y laboral. Cabe, así, la
siguiente sistematización: a) Derechos individuales: derecho al trabajo (art. 6); prohibición
de discriminación en materia salarial (art. 7 a. i); obligación de mantener adecuadas con-
diciones de seguridad e higiene en el trabajo (art. 7 b y 12.2 b); igualdad de oportunidades
en materia de promoción profesional (art. 7 c); derecho a una jornada razonable y al des-
canso (art. 7 d); protección de la madre trabajadora (art. 10.2); protección de los menores
en relación con su trabajo (art. 10.3) b) Derechos colectivos: derecho a la libre sindicación:
fundación, afiliación, federación y confederación, incluso internacional, así como al fun-
cionamiento del sindicato sin otras limitaciones que las prescritas por la ley (art. 8.I a, b
y e); derecho de huelga (art. 8.1 d). c) Derechos de Seguridad social: derecho genérico a la
seguridad social (art. 9); derecho a la asistencia médica y sanitaria (art. 12.2 d). d) Derechos
sociales: derecho a gozar de un nivel adecuado de vida (art. 11); derecho a la educación (arts.
13 y 14); derecho a participar en la vida cultural y a beneficiarse de los adelantos científicos
y técnicos (art. 15.1 b).
3º) La Convención Europea de los Derechos Humanos. Aprobada en 1950, la misma se
inspira en la Declaración Universal. No obstante, si la Declaración Universal es un pacto
general, la Convención Europea es un pacto especial y regional desarrollado, que instaura
mecanismos de vigilancia y control de su cumplimiento. La Convención Europea no sólo
Lección 3. Las fuentes del ordenamiento laboral (I) 69
proclama un conjunto de derechos y libertades, sino que también establece unos mecanis-
mos de garantía y control. Entre ellos, de forma destacada, cabe señalar la actividad del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. De esta forma, se facilita la interpretación del
texto legal, se declaran las violaciones constatadas, la obligación de cese de las mismas y, en
su caso, se ordena la reparación a la víctima.
4º) La Carta Social Europea. La misma fue aprobada en 1961 por el Consejo de Europa
(Estrasburgo). Se trata de un instrumento regional que protege los derechos económicos
y sociales para los Estados miembros del Consejo de Europa. Por este motivo, constituye
un «complemento necesario» del Convenio Europeo de Derechos Humanos de 1950 (que
garantiza fundamentalmente derechos civiles y políticos).
Caso práctico 3.1. ¿Tienen alguna proyección práctica estas disposiciones en nuestro derecho interno?
Respuesta. Desde la perspectiva interna, es importante recordar que a la hora de determinar el «contenido
absoluto» (STC 91/2000) de los derechos fundamentales reconocidos por nuestra Constitución, reviste especial
importancia y la Declaración Universal de Derechos Humanos y los demás tratados y acuerdos internacionales
sobre las mismas materias ratificados por España, a los que el art. 10.2 CE remite como criterio interpretativo
de los derechos fundamentales. Por ello, desde sus primeras sentencias el Tribunal Constitucional ha reconocido
la importante función hermenéutica que para determinar el contenido de los derechos fundamentales tienen
los tratados internacionales sobre derechos humanos ratificados por España (SSTC 38/1981; 78/1982 y
38/1985) y, muy singularmente, el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Liber-
tades Públicas, dado que su cumplimiento está sometido al control del Tribunal Europeo de Derechos Humanos,
a quien corresponde concretar el contenido de los derechos declarados en el Convenio que, en principio, han
de reconocer, como contenido mínimo de sus derechos fundamentales, los Estados signatarios del mismo (SSTC
36/1984; 114/1984; 245/1991; 85/1994 y 49/1999).
tan al exterior a través de una triple forma normativa: los Convenios internacionales de tra-
bajo, las Recomendaciones y las Resoluciones. La Comisión de Expertos en la Aplicación de
Convenios y Recomendaciones (constituida por miembros independientes) y la Comisión
Tripartita de Aplicación de Normas (órgano de la Conferencia compuesto por representan-
tes gubernamentales, empresarios y trabajadores) ejercen el control regular, supervisando la
aplicación de las normas pertinentes emanadas por la OIT y de los convenios ratificados.
b) El Consejo de Administración es el órgano ejecutivo y de coordinación, está compues-
to por 56 miembros (28 representantes de los gobiernos, 14 de los empleadores y 14 de los
trabajadores) y tiene como tarea principal velar por que las decisiones de la Conferencia
se lleven a la práctica. Especial interés tiene, en tanto que Comité del Consejo de Admi-
nistración, el Comité de Libertad Sindical, que tiene como función establecer un sistema
específico de reclamaciones, aplicable tanto a aquellos Estados miembros que hubieran rati-
ficado los Convenios Fundamentales sobre Libertad Sindical, como a los que no lo hubieran
hecho, dado que, como se ha señalado con anterioridad, por su sola participación en la
Organización los Estados tienen derecho a votar todas las cuestiones sometidas a debate.
c) La Oficina Internacional del Trabajo integra la administración y la secretaría general de
la Organización, a cuyo frente se encuentra el Director General de la OIT. Realiza, a través
de los funcionarios internacionales que la componen, funciones de estudio y documenta-
ción, información y publicación especializada en materia laboral.
3º) Los Convenios de la OIT. Los Convenios constituyen una modalidad de legislación
universal o, al menos, de armonización de los derechos internos nacionales, dado el doble
carácter de las normas que contienen: son, por una parte, normas mínimas, de forma que
las normas en ellos establecidas no pueden menoscabar cualquier ley, sentencia, costumbre
o acuerdo que garantice a los trabajadores condiciones más favorables; por otra parte, se
trata de normas flexibles, lo que significa que la Conferencia deberá tener en cuenta en el
momento de la elaboración aquellos países donde el clima, el desarrollo incompleto de la or-
ganización industrial u otras circunstancias particulares hagan esencialmente diferentes las
condiciones de trabajo; también se refleja este carácter en el texto de cada Convenio, a través
de las llamadas «técnicas de flexibilidad» (posibilidad de ratificación por los Estados alterna-
tiva o parcial, exclusión de determinadas categorías de personas, etc.) y en los denominados
Convenios «promocionales», que establecen obligaciones de cumplimiento progresivo que
deben alcanzarse mediante programas de acción continua por parte de los Estados.
a) La afirmación de la existencia de unos derechos fundamentales en el ámbito sociolabo-
ral supone que la OIT ha asumido la necesidad de que su acción normativa proteja ciertos
valores esenciales relacionados con el desarrollo de las actividades laborales. Los convenios
que sirven para delimitar el contenido esencial de esos derechos fundamentales son:
(a) En relación a la libertad sindical: el Convenio nº 87 sobre la libertad sindical y protec-
ción del derecho de sindicación, de 1948; y el Convenio nº 98 sobre derecho de sindicación
y negociación colectiva, de 1949.
(b) En relación con la abolición del trabajo forzoso u obligatorio: el Convenio nº 29 sobre
trabajo forzoso u obligatorio, de 1930; y el Convenio nº 105 sobre abolición del trabajo
forzoso, de 1957.
Lección 3. Las fuentes del ordenamiento laboral (I) 71
Respuesta. La respuesta es positiva. Si bien, para ello, como ocurre en los casos citados, será necesario
que las disposiciones sean lo bastante precisas, lo que sucederá normalmente si se trata de auténticas propo-
siciones normativas, si tienen significación de reglas de derecho adoptadas en común por los Estados contra-
tantes, quienes les han asignado un campo de validez internacional que cubre ciertas categorías de relaciones
jurídicas internas o internacionales, o bien se han comprometido a reproducirlas en su propio orden jurídico.
Entre los convenios self-executing cabe citar también, sobre esta materia, los Convenios nº 58, 59 y 60 (revisa-
dos), por el que se fija la edad de admisión de los niños a los trabajos industriales (art. 2.1) y relativo a la edad
de admisión de los niños a los trabajos no industriales (art. 2); el Convenio nº 103, relativo a la protección de
la maternidad; el Convenio nº 132, relativo a las vacaciones anuales pagadas [«Las vacaciones no serán en
ningún caso inferiores a tres semanas laborales por un año de servicios» (art. 3.3)]. En el caso del art. 7 del
Convenio 132, a cuyo tenor «toda persona que toma vacaciones de conformidad con las disposiciones del
preceptivo convenio percibirá, por el período entero de esas vacaciones por lo menos su remuneración normal
o media…… calculada en la forma que determine en cada país la autoridad competente o el organismo apro-
72 Jesús R. Mercader Uguina
piado», se entendió que el precepto era directamente aplicable, pero que, de acuerdo con el propio convenio,
era disponible por la autonomía colectiva (STS 16-12-2005, Rº 4790/2004, y las que en ella se citan).
Caso práctico 3.3. ¿Tiene carácter self executing el art. 7 del Convenio 158 OIT, ratificado por España
que establece: «no deberá darse por terminada la relación de trabajo de un trabajador por motivos relacio-
nados con su conducta o su rendimiento antes de que se le haya ofrecido la posibilidad de defenderse de los
cargos formulados contra él, a menos que no pueda pedirse razonablemente al empleador que le conceda
esta posibilidad»?
Respuesta. La STS 4-11-1987, [RJ 7810), apunta dos argumentos para negar dicho carácter al citado
precepto. Afirma, en primer término, que el art. 7 es una norma de nuestro ordenamiento jurídico que no goza
de aplicación directa, al exigir que el legislador desarrolle el procedimiento adecuado que ofrezca al traba-
jador la garantía que postula. En segundo lugar, sostiene que las garantías a que se refiere el art. 7 se hallan
suficientemente aseguradas por la legislación española: mientras tanto no se produzca el desarrollo legislativo
del art. 7 del Convenio 158, el trabajador que se encuentra en alguno de los supuestos que se contemplan en
el precepto examinado, está garantizado con la exigencia establecida en el art. 55.1 ET a tenor de la cual el
empresario deberá entregarle una carta de despido en la que figuren los hechos que motivan el despido y la
fecha en la que tendrá efecto; de cuyos cargos puede defenderse en el acto de conciliación ante el servicio de
mediación, arbitraje y conciliación, en el acto de conciliación previo al proceso y en el proceso jurisdiccional.
Entre los convenios non-self executing pueden citarse los Convenios nº 99, relativo a los métodos para la fijación
de salarios mínimos en la agricultura; nº 100, relativo a la igualdad de remuneración por un trabajo de igual
valor; nº 101, relativo a las vacaciones pagadas en la agricultura; nº 102, relativo a la norma mínima de la
seguridad social; nº 106, relativo al descanso semanal en el comercio y en las oficinas [Las disposiciones del
presente convenio deberán ser aplicadas por medio de la legislación nacional (art.1)]; nº 117, relativo a las
normas y objetivos básicos de la política social; y nº 122, relativo a la política del empleo.
§5. Los convenios bilaterales. Los convenios bilaterales son acuerdos suscritos por dos
Estados para regular sus relaciones. En materia laboral, suelen versar sobre emigración (con
países no comunitarios) y sobre las diversas formas de cooperación social. Los convenios
internacionales, sean bilaterales o multilaterales, en cuanto requieran modificaciones lega-
les, exijan medidas legislativas para su ejecución o impliquen obligaciones financieras para
la Hacienda Pública, exigen la previa autorización de las Cortes Generales (art. 94.1 d) y e)
CE); en otro caso, basta la información a que se refiere el art. 94.2. Por otra parte, una vez
que han sido válidamente celebrados y oficialmente publicados, «forman parte del ordena-
Lección 3. Las fuentes del ordenamiento laboral (I) 73
miento interno» (art. 96.1 CE y art. 1.5 CC) y presentan una especial resistencia, pues «sus
disposiciones sólo podrán ser derogadas, modificadas o suspendidas en la forma prevista en
los propios tratados o de acuerdo con las normas generales del Derecho internacional».
Caso práctico 3.4. Valore el alcance del art. 3 del Acuerdo de 3-1-1979 entre la Santa Sede y el Estado
Español que dispone que «la enseñanza religiosa será impartida por las personas que, para cada año escolar,
sean designadas por la autoridad académica entre aquellas que el Ordinario Diocesano proponga para ejercer
esta enseñanza. Con antelación suficiente, el Ordinario Diocesano comunicará los nombres de los profesores y
personas que sean consideradas competentes para dicha enseñanza».
Respuesta. La presente disposición afecta a las relaciones laborales internas. Las SSTS 5-6-2000, Rº
3809/1999, y 16-10-2001, Rº 4820/2000, al analizar la naturaleza del referido Acuerdo de 3-1-1979, sos-
tienen que parece lo más razonable atribuirle carácter de tratado internacional, a los efectos previstos en los arts.
93 y siguientes CE, al reunir todos los requisitos necesarios para alcanzar ese rango, en cuanto que fue firmado
por el Plenipotenciario de España y el Plenipotenciario de la Santa Sede, ambos nombrados al efecto; su texto
fue aprobado por las Cortes Generales, que autorizaron su ratificación, y el 4-12-1979 tuvo lugar el canje de los
respectivos Instrumentos de Ratificación, según lo previsto en dicho acuerdo, y fue publicado en el BOE de 15-12-
1979. Así pues, concurren en dicho Instrumento todos los requisitos exigidos por el art. 96 CE para formar parte
de nuestro ordenamiento interno, no sólo con el rango normativo de una ley, sino con valor incluso superior a las
disposiciones estatales y a la Constitución misma, como se deduce de lo que dispone el art. 95.1 CE, y puesto que
ha pasado a formar parte del ordenamiento interno, las normas jurídicas que contiene son de aplicación directa
en España, por mandato expreso del art. 1.º 5 CC. Por consiguiente, en razón a la naturaleza y al rango del
Acuerdo sobre la Enseñanza y Asuntos Culturales de 3-1-1979, no pueden oponerse a la eficacia y aplicación de
las normas que contiene los preceptos del Estatuto de los Trabajadores, referidos a la extinción de los contratos de
trabajo normados por el Acuerdo, cuando sea decidida unilateralmente por el empresario.
Social, garantizar el empleo, y conseguir una nivelación de las condiciones laborales en los
diferentes países miembros.
a) El Tratado de Roma fue modificado por el Acta Única Europea en 1986, que introdujo
cambios en el Tratado constitutivo para alcanzar el objetivo último de un mercado único.
b) Posteriormente, en el año 1992, se firmó en Maastricht el Tratado de la Unión Europea,
al que se añadieron un Protocolo y un Acuerdo de Política Social que no fueron refrendados
por el Reino Unido e Irlanda del Norte, pero que vincularon a los otros Estados miembros.
c) El Tratado de Ámsterdam de 1997 modificó tanto el Tratado Constitutivo como el Tra-
tado de la Unión Europea, resaltando los principios democráticos y el Estado de Derecho,
y poniendo énfasis en el objetivo del empleo, así como en la eliminación de desigualdades
entre hombres y mujeres.
d) En el año 2001 se firmó el Tratado de Niza, que introdujo importantes modificaciones
en la composición y funcionamiento de las instituciones de la Unión Europea. Natural-
mente no puede perderse de vista el fallido intento de crear una Constitución Europea que
aglutinaría a todos estos Tratados.
e) La última etapa se cierra con el Tratado de Lisboa por el que se modifican el Tratado de
la Unión Europea y el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, firmado en Lisboa
el 13-12-2007.
2º) El derecho derivado o secundario. El derecho derivado está constituido por instrumen-
tos normativos ordinarios. Estos son el reglamento, que se define como una disposición de
alcance general, que es obligatoria «en todos sus elementos y directamente aplicable en cada
Estado miembro», y la directiva, que obliga «al Estado miembro destinatario en cuanto al
resultado que debe conseguir, dejando, sin embargo, a las autoridades nacionales la elección
de la forma y de los medios» para lograr ese resultado (art. 288 TFUE). Fuera del ámbito
normativo están las decisiones, a las que falta la generalidad dado que son medidas dirigidas
a un destinatario determinado para resolver un caso concreto, así como las recomendaciones
y dictámenes, que resultan actos jurídicos no vinculantes.
§7. Competencias normativas en materia social. Por lo que respecta al cuadro de com-
petencias normativas, las disposiciones de los Tratados fundacionales sobre las materias pro-
pias del Derecho del Trabajo aparecen en varios preceptos. Los arts. 5 bis y ter TFUE inclu-
ye dentro de sus objetivos la promoción de un alto nivel de empleo adecuado, garantía de
protección social adecuada, lucha contra la exclusión social o la lucha contra toda discrimi-
nación por razón de sexo, raza u origen étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u
orientación sexual; los arts. 39 a 42 regulan el principio de libre circulación de trabajadores
y las medidas para hacerla efectiva; y los arts. 125 a 127 TFUE se refieren al desarrollo de
una estrategia coordinada de empleo entre los países miembros de la UE. De acuerdo con
los objetivos establecidos en los Tratados, la acción normativa de la Comunidad Europea se
desarrolla en varios planos:
1º) Libre circulación de personas y trabajadores. El art. 17 TFUE se refiere a la ciudadanía
de la UE y el art. 18 TFUE señala que «todo ciudadano de la Unión tendrá derecho a cir-
cular y residir libremente en el territorio de los Estados miembros, con sujeción a las limi-
Lección 3. Las fuentes del ordenamiento laboral (I) 75
§9. Las relaciones entre el Derecho europeo y el Derecho interno. La aplicación del
Derecho comunitario frente a eventuales colisiones con el Derecho interno se garantiza por
los principios de supremacía y de efecto directo del primero.
1º) El principio de supremacía. De acuerdo con el principio de supremacía, las normas co-
munitarias priman sobre las normas de Derecho interno que se les opongan, de manera que
Lección 3. Las fuentes del ordenamiento laboral (I) 77
deben aquéllas aplicarse con preferencia, cualquiera que sea el rango de la norma interna y
con independencia de que ésta haya sido aprobada con posterioridad (Muñoz Machado).
La tesis de la primacía ha sido reiteradamente afirmada por la doctrina del TJUE desde la
clásica STJCE 15-7-1964, Asunto Costa v. ENEL, y reiterada en la STJCE 9-3-1978, Asun-
to Simmenthal. No obstante, se discute el alcance de esta supremacía en relación con las
normas constitucionales y frente al reconocimiento de la primacía de la norma comunitaria
por el TJCE (SSTJCE 17-12-1970, Asunto Internationale Handelsgesselschaft y 14-5-1974,
Asunto Nold), en nuestro país habría que llegar a la conclusión contraria a la vista de las SSTC
28/1991 y 64/1991, en las que se sostiene que la vinculación de los jueces españoles por el or-
denamiento comunitario «no significa que por mor del art. 93 CE se haya dotado a las normas
del Derecho comunitario europeo de rango y fuerza constitucionales».
El problema que se plantea entonces para el juez nacional es el de la solución aplicable en caso
de conflicto entre una norma comunitaria y un precepto constitucional. Algún sector de la doc-
trina ha negado que pueda realizarse un control de constitucionalidad de la norma comunitaria
por el juez nacional, debiendo realizarse primero un control de la «comunitariedad» de la norma
en cuestión, recurriendo a la cuestión prejudicial y, sólo cuando ésta estuviera respaldada por el
Tratado, podría plantearse la cuestión de inconstitucionalidad (Alonso García).
2º) El efecto directo del Derecho comunitario. La eficacia directa de las normas comunitarias
significa que éstas pueden desplegar por sí mismas plenitud de efectos de manera uniforme
en todos los Estados miembros a partir de su entrada en vigor y durante todo su período
de validez. En consecuencia, crean derechos y obligaciones para todos aquellos que puedan
verse afectados por su ámbito de aplicación, pudiendo ser invocadas ante las autoridades
públicas (administrativas y judiciales), las cuales tienen la obligación de salvaguardar esos
derechos y obligaciones.
a) Los Tratados constitutivos. Este efecto se ha apreciado respecto a las disposiciones de
los Tratados constitutivos, siempre que éstos contengan una prescripción clara, incondi-
cional y suficientemente concreta (STJCE 5-2-1963, Asunto Van Gen & Loos). El prin-
cipio de eficacia directa de las normas comunitarias se funda en el carácter objetivo de los
Tratados. En efecto, el respeto a los Tratados y a los actos de las Instituciones se impone
a cualquiera (Estados miembros, Instituciones y particulares) que se vea afectado por el
campo de acción de una norma comunitaria. El TJUE considera que las disposiciones de
los Tratados, aunque destinadas en principio a regular relaciones interestatales, pueden
ser invocadas por los particulares y que éstos deduzcan, de las obligaciones asumidas por
los Estados, derechos en su favor protegibles por las jurisdicciones nacionales. El Tribunal
apoya esa opción desde una concepción de una Comunidad de pueblos frente a la estricta
organización de Estados.
b) Los reglamentos. Los Tratados constitutivos definen al Reglamento como una norma
de alcance general, obligatoria en todos sus elementos y directamente aplicable en cada Es-
tado miembro (art. 288 TFUE). El Reglamento es eficaz para un número indeterminado de
destinatarios y, en consecuencia, puede vincular a cualquier sujeto de Derecho Comunitario
que entre dentro de su campo de eficacia (Estados miembros, Instituciones, personas físicas
y jurídicas de los Estados miembros). El Reglamento es directamente aplicable en todo Es-
78 Jesús R. Mercader Uguina
tado miembro, lo que implica, en primer lugar, la eficacia inmediata del acto, por lo que no
precisa de la emanación de ningún acto nacional de adaptación o de recepción en el orden
interno. Aplicación directa significa también, en segundo lugar, que es «apto para otorgar a
los particulares derechos que las jurisdicciones nacionales tienen la obligación de proteger»
(STJCE 14-12-1971, Asunto Politi).
c) Las directivas. El «efecto directo» de las directivas es más problemático. Si la directiva
se ha incorporado correctamente al Derecho interno, se aplicará éste. Pero si no ha sido así,
el TJUE se pronuncia por el efecto directo de la directiva siempre que se cumplan deter-
minados requisitos y, en concreto, el vencimiento del plazo dado al Estado miembro para
proceder al desarrollo normativo y la posibilidad de individualizar, haciéndolo justiciable,
el mandato contenido en la directiva.
(a) La jurisprudencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas ha sentado al-
gunos criterios interpretativos que permiten corregir parcialmente la situación de ineficacia
de la Directiva no transpuesta en el plazo fijado por la Comunidad. En tales circunstancias,
para que surja la eficacia directa de la norma comunitaria, se precisa el cumplimiento de
dos presupuestos: en primer lugar, que la norma sea «clara y precisa» o «suficientemen-
te precisa», en el sentido de que funde una obligación concreta en términos inequívocos,
desprovista de ambigüedades; y, en segundo término, que su mandato sea incondicional,
esto es, que no deje márgenes de apreciación discrecional a las autoridades públicas o a las
instituciones comunitarias.
Caso práctico 3.5. En el marco de un litigio entre la trabajadora y su antiguo empleador, en este caso un
Ayuntamiento, como consecuencia de la falta de renovación de su contrato de trabajo de duración determina-
da, se plantea la aplicabilidad directa del art. 10 de la Directiva 92/85, que establece lo siguiente: «Los Esta-
dos miembros tomarán las medidas necesarias para prohibir el despido de las trabajadoras, a que se refiere el
art. 2, durante el periodo comprendido entre el comienzo de su embarazo y el final del permiso de maternidad
[…] salvo en los casos excepcionales no inherentes a su estado admitidos por las legislaciones y/o prácticas
nacionales y, en su caso, siempre que la autoridad competente haya dado su acuerdo».
Respuesta. En la STJUE 4-10-2001 interpreta el Tribunal que las disposiciones del art. 10 de la Directiva
92/85 imponen a los Estados miembros, fundamentalmente en su condición de empleadores, obligaciones
concretas para cuyo cumplimiento no cuentan con margen de apreciación alguno. Así pues, se concluye en la
Sentencia que el citado artículo produce efecto directo y debe interpretarse en el sentido de que, en caso de que
un Estado miembro no haya adoptado medidas de adaptación de su Derecho interno en el plazo señalado por
la citada Directiva, confiere a los particulares derechos que estos pueden invocar ante un órgano jurisdiccional
nacional contra las autoridades de dicho Estado.
(b) Cuando las disposiciones de una Directiva, desde el punto de vista de su contenido,
no estén sujetas a condición alguna y sean lo suficientemente precisas, los particulares
están legitimados para invocarlas ante los órganos jurisdiccionales nacionales contra el
Estado, bien cuando éste no haya adaptado el Derecho nacional a la Directiva dentro del
plazo señalado o bien cuando haya procedido a una adaptación incorrecta. Las obliga-
ciones son incondicionales y suficientemente precisas cuando no sea necesaria ninguna
medida particular de aplicación para el cumplimiento de los requisitos enunciados en el
precepto cuestionado.
Caso práctico 3.6. El Sr. Francovich había trabajado para la empresa CDN Elettronica snc en Vicenza
y no había percibido a cambio más que anticipos esporádicos sobre su salario. Por lo tanto, interpuso una de-
Lección 3. Las fuentes del ordenamiento laboral (I) 79
manda ante la Pretura de Vicenza, que condenó a la empresa demandada al pago de determinada cantidad.
Durante la fase de ejecución de la sentencia, el ufficiale giudiziario adscrito al Tribunale de Vicenza tuvo que
extender una diligencia negativa de embargo. El Sr. Francovich invocó entonces el derecho a obtener del Estado
italiano las garantías previstas por la Directiva 80/987 o, con carácter subsidiario, una indemnización. ¿Pue-
de el particular que haya resultado perjudicado por la falta de ejecución por parte del Estado de la Directiva
80/987 exigir que ese Estado cumpla las disposiciones contenidas en dicha Directiva que sean suficientemente
precisas e incondicionales, invocando directamente, frente al Estado miembro que ha incumplido sus obligacio-
nes, la normativa comunitaria para obtener las garantías que el propio Estado debía asegurar y, en cualquier
caso, reclamar la indemnización de los daños sufridos en lo que respecta a las disposiciones que no reúnan
dichos requisitos?
Respuesta. En la STJCE 19-11-1991, Asunto Francovich and Bonifaci, el Tribunal aceptó por primera vez
el principio de la responsabilidad del Estado por no transposición de una directiva Comunitaria (concretamente
la Directiva 80/987), en base al art. 5 del Tratado CEE, que obliga a los Estados miembros a adoptar todas
las «medidas generales, o particulares apropiadas» para asegurar el cumplimiento de sus obligaciones en base
al Derecho Comunitario. No obstante, este principio de responsabilidad queda sometido a tres condiciones: la
primera, que la directiva en cuestión atribuya concretos derechos a los particulares; la segunda, que el conteni-
do de tales derechos resulte identificable basándose en las disposiciones de la directiva; y, en último término,
que exista un vínculo de causalidad entre el incumplimiento de la obligación que incumbe al Estado y el daño
sufrido por los particulares afectados. Cuando estos tres requisitos confluyen, el Ordenamiento Comunitario
confiere a Ios particulares el derecho a ser indemnizados por los perjuicios derivados de la no transposición de
la correspondiente directiva.
(c) Si bien el Tribunal de Justicia ha admitido, en los términos indicados, el efecto directo
vertical de las directivas, ha rechazado sin embargo el efecto directo horizontal, es decir,
entre particulares. Ello por cuanto el referido efecto no puede trasladarse a las relaciones
entre particulares, al no poderles hacer responsables de las omisiones estatales. En este sen-
tido, en la STJUE 26-9-2000, Asunto Unilever Italia SpA, el alto juez comunitario indica
que una Directiva no puede crear obligaciones a cargo de un particular. A pesar del no
reconocimiento de la eficacia directa horizontal de las directivas comunitarias, el TJUE ha
atenuado el mismo a través de dos vías, a saber: bien admitiendo un concepto amplio de
Estado frente al que poder invocar las directivas, bien afirmando que los órganos judiciales
nacionales son los que tienen la obligación de interpretar el Derecho nacional conforme al
Derecho comunitario.
Caso práctico 3.7. Con el fin de determinar cuándo estamos ante un despido colectivo o ante una plura-
lidad de despidos individuales, el artículo 51.1 ET establece que la unidad de cómputo del número de trabaja-
dores afectados es la empresa, no el centro de trabajo. La Directiva 1998/59/CE, sobre despido colectivo,
establece, en cambio, como unidad de cómputo el centro de trabajo. Un Juzgado de lo Social de Barcelona
debe resolver un caso en que el número de trabajadores afectados superaba el umbral mínimo del despido co-
lectivo de hacer el cómputo por centro de trabajo, pero no de hacerlo por empresa. Ante la duda acerca de la
conformidad a Derecho Comunitario del artículo 51.1 ET, el Juzgado plantea cuestión prejudicial ante el TJUE.
Respuesta. En la STJCE 13-5-2015, C-392/13, asunto Rabal Cañas, el TJUE entiende que la citada Di-
rectiva se opone a una normativa nacional que introduce, como única unidad de referencia, la empresa y no el
centro de trabajo, cuando la aplicación de dicho criterio conlleva obstaculizar el procedimiento de información
y consulta establecido en esta Directiva, siendo así que, si se utilizase como unidad de referencia el centro de
trabajo, los despidos de que se trata deberían calificarse de «despido colectivo». Con apoyo en esta declara-
ción de no conformidad del artículo 51.1 ET, los tribunales españoles proceden a la aplicación di-recta de la
Directiva para resolver los asuntos en los que tomando como unidad de cómputo el centro de tra-bajo el número
de afectados supera los umbrales mínimos del despido colectivo (así ocurre, por ejemplo, en la STSJ País Vasco
972/2015, 21-5-2015, asunto Zardoya Otis).
80 Jesús R. Mercader Uguina
§10. El papel de la ley en el sistema de relaciones laborales. La ley suele definirse como
una disposición de carácter general dictada por el órgano que tiene atribuido el poder legis-
lativo. La posición jerárquica viene determinada por su subordinación a la Constitución. La
relación de la ley con la Constitución es, sin embargo, distinta de la que se produce entre la
ley y el reglamento ejecutivo, pues si bien el legislador está vinculado por la Constitución,
fuera de esa vinculación tiene una libertad de configuración de los contenidos normativos
de los que carece el titular de la potestad reglamentaria.
1º) Procedimiento legislativo. Las leyes, aparte de su vinculación material por la Consti-
tución, han de ajustarse a las exigencias formales de ésta en relación con el procedimiento
legislativo (arts. 87 a 90 CE). Durante el proceso de elaboración de la Ley deben ser tenidos
en cuenta los siguientes momentos prelegislativos:
a) El análisis del impacto de género en la legislación. La L. 30/2003, sobre medidas para
incorporar la valoración del impacto de género en las disposiciones normativas que elabore
el Gobierno, impuso la evaluación del impacto por razón de género en el proceso de elabo-
ración de toda norma estatal, al objeto de evitar consecuencias negativas, intencionales o no,
que favorecieran situaciones de discriminación.
b) Intervención de órganos consultivos en la elaboración de la Ley. Las leyes laborales han
de someterse a dictamen del Consejo Económico Social (art. 7 LCES). El mismo procede,
en primer lugar, en los anteproyectos y proyectos que, de convertirse en normas jurídicas,
tendrían rango de Ley, tanto si fueran orgánicas como ordinarias; y tanto si el Gobierno pre-
tende que se tramiten en el Parlamento por el procedimiento legislativo común como por el
especial de urgencia. Se incluyen proyectos de Decretos Legislativos. Igualmente procederá
el dictamen del Consejo de Estado (art. 21 LO. 3/1980) en el caso de los «proyectos de
decretos legislativos» y de «Anteproyectos de Leyes que han de dictarse en ejecución, cum-
plimiento o desarrollo de tratados, convenios o acuerdos internacionales». Finalmente, el
Consejo General del Poder Judicial (art. 108.1 LOPJ), «deberá informar los anteproyectos
de leyes y disposiciones generales que el propio precepto detalla», entre otras, las «normas
procesales que afecten a aspectos jurídico constitucionales de tutela ante los tribunales ordi-
narios del ejercicio de derechos fundamentales y cualesquiera otras que afecten a la consti-
tución, organización, funcionamiento y gobierno de los juzgados y tribunales».
c) La actuación de los interlocutores sociales y la legislación prenegociada. Es frecuente
además que las reformas legislativas se sometan a consulta de los interlocutores sociales
contractualizándose los contenidos de la ley. La norma legal asume el resultado de nego-
ciaciones políticas entre Estado e interlocutores sociales. Es el fenómeno de la denominada
«legislación prenegociada».
Lección 3. Las fuentes del ordenamiento laboral (I) 81
2º) Leyes estatales y Leyes autonómicas. En nuestro ordenamiento existen distintos tipos de
leyes. La primera distinción deriva de la atribución de potestad legislativa a las Comunidades
Autónomas. Hay así leyes estatales y leyes autonómicas, aunque, en materia laboral, la com-
petencia legislativa es exclusiva del Estado «sin perjuicio de su ejecución por los órganos de las
Comunidades Autónomas» (art. 149.1.7º CE). Ello supone la existencia de un sistema dual de
atribuciones en materia laboral: la legislación laboral como competencia exclusiva del Estado
y la ejecución de esta legislación como competencia de las Comunidades Autónomas. Para
comprender el alcance de esta delimitación competencial es necesario aclarar los dos concep-
tos básicos de «materia laboral», por una parte, y «legislación-ejecución», de otra.
a) Concepto de lo «laboral». La STC 35/1982 se ocupó de fijar el concepto material de
lo laboral y, partiendo de la propia CE, sentó que el concepto de «legislación laboral» no
puede ser entendido como indicativo de cualquier referencia al mundo del trabajo. Por el
contrario, es necesario, según el Tribunal Constitucional, dar a dicho concepto «un sentido
concreto y restringido», coincidente por lo demás con el uso habitual, como referido sólo
al trabajo por cuenta ajena, entendiendo por legislación laboral aquella que regula directa-
mente la relación laboral, es decir, para recoger los términos del ET. En suma, «la relación
que media entre los trabajadores que presten servicios retribuidos por cuenta ajena y los
empresarios en favor de los que y bajo la dirección de quienes se prestan estos servicios,
con las exclusiones y excepciones que en dicha Ley (art. 1.3) se indican» (STC 35/1982,
39/1982). «El Estado es fuente única de las normas laborales, lo que significa que «ningún
espacio de regulación externa les resta a las Comunidades Autónomas» (STC 195/1996),
habida cuenta de la exigencia de uniformidad que informa el título competencial del Estado
sobre la legislación laboral (STC 227/1998).
No obstante, siendo la legislación laboral sólo la que regula directamente las relaciones de
trabajo por cuenta ajena, las materias que no encajen en tal definición no son, a efectos del
reparto competencial, legislación laboral:
(a) Ello sucede de modo especialmente significativo con el empleo. El art. 148.1.13 CE
ofrece a las Comunidades Autónomas la facultad de autoatribuirse, por medio de sus Estatu-
tos de Autonomía, competencias sobre «el fomento del desarrollo económico de la Comunidad
Autónoma, dentro de los objetivos marcados por la política económica nacional». No obstante,
las SSTC 249/1988 y 360/1993 han advertido que la finalidad de fomentar el empleo de
determinadas medidas «no excluye la naturaleza laboral de la materia».
(b) Tampoco la formación profesional es, o es sólo, materia laboral en orden a «la determi-
nación de la titularidad competencial». Según la jurisprudencia constitucional, es «materia
educativa o de enseñanza», sin perjuicio de sus implicaciones materiales laborales (derechos
de formación continua de los trabajadores canalizados a través del contrato de trabajo) y de
empleo (formación profesional ocupacional) y del consiguiente entrecruzamiento de títulos
competenciales que confluyen en su regulación.
Caso práctico 3.8. ¿A quién corresponde la competencia en materia de cooperativas? ¿Al Estado o a
las Comunidades Autónomas?
Respuesta. Las sociedades cooperativas no son materia laboral ni mercantil en la operación constitucional
y estatutaria de reparto territorial de atribuciones. La Constitución alude a las «sociedades cooperativas» en su
82 Jesús R. Mercader Uguina
art. 129.2 CE para encargar a los poderes públicos su fomento «mediante una legislación adecuada», omi-
tiéndolas después en las correspondientes listas de materias y competencias de sus arts 148.1 y 149.1 CE.
El Tribunal Constitucional, por su parte, ha confirmado expresamente la no inclusión material de las entidades
cooperativas en la legislación laboral en sus SSTC 72/1983, 44/1984, 165/1985 y 88/1989.
Respuesta. Así mientras en la STC 17/1986, se aborda el problema de la competencia para legislar en
materia de extensión de Convenios Colectivos, afirmándose que «al Estado compete legislar en materia laboral
y, por ende, en materia relativa a la extensión de Convenios Colectivos, incluyendo el desarrollo reglamentario
que cubre el procedimiento para acordar dicha extensión», en las SSTC 86/1991 y 102/1991, se aborda-
ba un aspecto distinto de la cuestión anterior, en cuanto se planteaba la competencia para el propio acto de
extensión del Convenio, señalando que: «obviamente, la estrecha conexión entre la extensión de los Convenios
Colectivos y la negociación colectiva permite excluir que el acto de extensión pueda ser considerado de legis-
lación a efectos de asignar las competencias al Estado, ya que, por hipótesis, el acto de extensión se refiere a
ámbitos territoriales o funcionales limitados, sin alterar el contenido de las normas». En suma, en el ejercicio de
sus competencias ejecutivas de la legislación laboral del Estado, las Comunidades Autónomas pueden servirse
de actos administrativos o de verdaderos actos de naturaleza normativa, si bien, en este último caso, siempre
que material y finalmente no excedan la esfera competencia de ejecución, invadiendo la estatal de legislación,
que tiene por finalidad innovar o integrar con carácter general y unitario el ordenamiento jurídico laboral. Una
regulación autonómica laboral «marginal», que no pretenda alterar el régimen jurídico general de la contrata-
ción laboral, no invade la competencia estatal de legislación laboral.
3º) Leyes ordinarias y Leyes orgánicas. La segunda distinción es la que opone las leyes
ordinarias a las leyes orgánicas, caracterizadas éstas por su contenido (que versa sobre las
materias con reserva a este tipo de ley —las relacionadas en el art. 81.1 CE—) y por su
procedimiento de aprobación (exigencia de mayoría absoluta, conforme al art. 81.2 CE). El
Tribunal dejó establecido en fecha temprana (STC 5/1981) y ha reiterado posteriormente
(entre otras, en la STC 213/1996) que las leyes orgánicas y las ordinarias no se sitúan pro-
piamente en distintos planos jerárquicos, por lo que el principio de jerarquía normativa no
es fundamento adecuado para enjuiciar la posible inconstitucionalidad de una ley ordinaria
Lección 3. Las fuentes del ordenamiento laboral (I) 83
por supuesta invasión del ámbito reservado a la ley orgánica. Es decir, el Tribunal Constitu-
cional parece alinearse con el sector de la doctrina que articula las relaciones ley orgánica/
ley ordinaria en torno al principio de competencia.
a) En materia laboral, la reserva de ley orgánica afecta a la regulación de la libertad sindical
y del derecho de huelga. La primera reserva se ha cumplido con la LOLS; la segunda queda
pendiente, tras el fracaso del proyecto de ley de huelga de 1992, por lo que la regulación de
la huelga sigue contenida en una norma preconstitucional (el RDLRT) debidamente depu-
rada en cuanto a su constitucionalidad por la STC 11/1981. También son orgánicas la LO.
4/2000, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social; la
LO. 1/2004, de medidas de protección integral contra la violencia de género; o, en fin, LO.
3/2007, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, esta última no por su contenido
laboral que es el propio de una ley ordinaria.
b) La ley ordinaria es el campo normal de la acción normativa del Estado en materia
laboral. En la práctica legislativa actual se advierte en determinados momentos un mayor
desarrollo de la legislación delegada y de la legislación de urgencia, con la técnica del Real
Decreto Ley que luego se tramita como ley.
§11. Disposiciones del Gobierno con fuerza de ley. La potestad legislativa corresponde
a las Cortes Generales, pero el Gobierno puede dictar disposiciones con fuerza de ley en dos
casos: el Decreto Ley y el Decreto Legislativo.
1º) El Decreto Ley. El primero es un supuesto claramente excepcional que define el art. 86
CE y que se concreta en el Decreto Ley. La excepcionalidad se advierte tanto en el plano
material, como en el formal. En el plano material, para dictar un Decreto Ley es preciso que
exista un presupuesto habilitante: la existencia de una situación «de extraordinaria y urgente
necesidad» que haga necesaria la intervención normativa por no ser posible esperar a la tra-
mitación del procedimiento legislativo. El Tribunal Constitucional, que posee el control del
presupuesto habilitante de la legislación de urgencia, ha aplicado en ese control un criterio
flexible, pues, por una parte, reconoce el margen de «juicio puramente político» que para
apreciar esa situación cualificada de necesidad corresponde a «los órganos a los que incumbe
la dirección del Estado», pero, por otra parte, insiste en que las exigencias constitucionales
no son «en modo alguno, una cláusula o expresión vacía de significado dentro de la cual
el lógico margen de apreciación política del Gobierno se mueva libremente sin restricción
alguna, sino, por el contrario, la constatación de un límite jurídico a la actuación mediante
Decretos-Leyes». Por ello, el Tribunal Constitucional puede «en supuestos de uso abusivo o
arbitrario, rechazar la definición que los órganos políticos hagan de una situación determi-
nada» (SSTC 11/2002, 137/2003, 189/2005 y 29/2005).
El Decreto Ley se ha utilizado con frecuencia en materia laboral. En los últimos años pue-
den citarse el RDL 5/2001, sobre reforma del mercado de trabajo; el RDL 16/2001, sobre la
jubilación gradual y flexible; el RDL 5/2002, sobre la protección de desempleo y mejora de
la ocupabilidad; el RDL 3/2004, sobre racionalización e incremento del salario mínimo in-
terprofesional; el RDL 5/2006, sobre mejora del crecimiento y del empleo; el RDL 2/2009
de medidas dirigidas al mantenimiento del empleo, a la mejora de la protección social de
84 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STC 68/2007 resuelve los recursos de inconstitucionalidad acumulados interpuestos contra el
RDL 5/2002. Entiende el Tribunal que «la reforma del sistema de protección por desempleo y, más limitadamente,
de determinados aspectos de la normativa reguladora de la protección frente al despido abordada mediante el
Real Decreto Ley cuestionado parece responder así, más que a una actuación de urgencia para hacer frente a
una problemática emergente en los ámbitos económico y del empleo, a una exigencia de mejor adaptación de la
regulación existente a la evolución de dichas circunstancias». Concluye, «tal necesidad de adaptación no es co-
yuntural, sino estructural, y salvo en situaciones especialmente cualificadas por notas de gravedad, imprevisibilidad
o relevancia, no alcanza por sí misma a satisfacer el cumplimiento de los estrictos límites a los que la Constitución
ha sometido el ejercicio del poder legislativo del Gobierno. Lo contrario supondría excluir prácticamente en bloque
del procedimiento legislativo parlamentario el conjunto de la legislación laboral y de Seguridad Social, lo que
obviamente no se corresponde con nuestro modelo constitucional de distribución de poderes».
2º) La legislación delegada: textos articulados y textos refundidos. El Gobierno puede dictar
también disposiciones con fuerza de ley mediante las formas de delegación que prevé el art.
82 CE. La delegación en sentido amplio es una forma de habilitación o apoderamiento del
ejecutivo por el legislativo que es común a la legislación delegada y a los reglamentos ejecu-
tivos. Lo que caracteriza a la primera es su carácter «recepticio», es decir, la previa asunción
por el legislador del contenido de la norma que dicte el Gobierno (García de Enterría/
Fernández). Es esa asunción la que permite atribuir a esa norma fuerza de ley en la medi-
da en que se mantenga dentro del ámbito de la delegación. Se ha sostenido, sin embargo,
que la fuerza de ley no surge de esa asunción anticipada por el legislador, sino que es una
consecuencia jurídica que deriva de un precepto constitucional cuando el legislador opta
por que la colaboración del Gobierno en la regulación de una materia se efectúe a través de
normas con rango de ley.
a) Las leyes delegadas se denominan decretos legislativos y son de dos tipos, los textos articu-
lados y los textos refundidos, que se corresponden con dos vías de delegación: 1ª) las leyes de
bases, que consisten en el establecimiento de «principios y criterios» sobre la regulación de una
materia concreta que han de ser desarrollados y articulados por el Gobierno, y 2ª) las autoriza-
ciones de refundición, que tienen que determinar los textos legales que han de ser refundidos
(«el ámbito normativo de la delegación») y si la norma delegada ha de limitarse a aprobar un
Lección 3. Las fuentes del ordenamiento laboral (I) 85
Respuesta. Algún sector de la doctrina científica ha señalado que la habilitación era contraria al principio
de reserva de ley. La habilitación no puede encuadrarse en la delegación legislativa del art. 82 CE, porque ni
se trataba de una refundición, ni se precisaban las bases que debían ser objeto de articulación; ni siquiera se
88 Jesús R. Mercader Uguina
aprobaron las correspondientes disposiciones como decretos legislativos. Tampoco era una llamada al reglamento
ejecutivo, porque la norma del Gobierno no completaba en absoluto la regulación legal, ya que ésta era de todo
punto inexistente. Se trataba de una mera deslegalización, de una completa abdicación de la ley a favor del re-
glamento. Estas regulaciones, sin embargo, se han mantenido. En la STC 26/1984 se reconoce que el ET produjo
«una plena deslegalización» del régimen jurídico aplicable a las relaciones laborales especiales.
Respuesta. Ése es el origen de las reclamaciones resueltas por las SSTSJ La Rioja de 6-2-2006 (Rº
26/2006), 8-2-2006 (Rº 23/2006) y (28/2006),13-2-2006 (Rº 16/2006) y 7-3-2006 (Rº 73/2006 y
78/2006), que versan sobre trabajadores que prestaban servicios en la misma empresa. La sentencia conside-
ra que un plus de ese tipo únicamente se devenga cuando así esté reconocido en convenio colectivo o contrato
o, en su defecto, siempre que se pruebe que es costumbre del lugar, no siendo suficiente que se trabaje en
condiciones de objetiva penosidad. En el caso concreto, no concurría ninguna de esas circunstancias, pues el
plus había estado reconocido en la Ordenanza Laboral Metalgráfica. La sentencia recuerda que las reglamen-
taciones de trabajo y ordenanzas laborales ya no están en vigor, y que la pervivencia de su contenido depende
de su incorporación al convenio colectivo, vía remisión, vía recepción. Comoquiera que en el convenio de
aplicación no se reconocía el plus de penosidad ni se efectuaba una remisión a la Ordenanza, se desestima
la pretensión.
2º) La residual vigencia de los Reglamentos de Régimen Interior. Al igual que las ordenanzas
laborales, el reglamento de régimen interior (en adelante, RRI) ha desaparecido del cuadro
de fuentes del Derecho del Trabajo, aunque pueda mantenerse como mera manifestación
del poder de dirección del empresario sin ningún valor normativo.
Caso práctico 3.13. El art. 68 del RRI de la empresa International Business Machines, S.A. (IBM) aproba-
do por Resolución de la Dirección General de Trabajo de 26-5-1973 viene a definir el concepto de sueldo. La
empresa ha venido pagando siempre el concepto de sueldo con arreglo al art. 68 RRI. La empresa considera
que el RRI quedó sin efecto al ser sustituido en su integridad por los sucesivos Convenios Colectivos aplicables.
¿Resulta de aplicación el régimen establecido en el RRI?
Respuesta. La STS 21-11-2001 (Rº 3207/1999) resuelve sobre la vigencia del citado RRI. Señala la sen-
tencia que, con la aprobación del ET, el reglamento de régimen interior desaparece del cuadro de las «fuentes
de la relación laboral» (art. 3 ET), ya que no puede encuadrarse ni en los reglamentos ejecutivos que contempla
el apartado a) del número 1 de este artículo en relación con el número 2, ni obviamente en la regulación de
condiciones de trabajo por ramas de actividad que, con carácter excepcional, autoriza la disposición adicional
primera de dicho texto legal. Por otra parte, la DF 3ª (texto de 1980) relacionaba expresamente, entre las
disposiciones derogadas por el ET, la Ley de Reglamentaciones de Trabajo, la Ley de Contrato de Trabajo y el
Decreto de 12-1-1961, debiendo considerarse incluida en la cláusula derogatoria general la Orden de 6-2-
1961. Quedaron, por tanto, sin vigencia, el Decreto 20/1961 y los preceptos que en la Ley de Contrato de
Trabajo y en la Ley de Reglamentaciones de Trabajo regulaban el reglamento de régimen interior. Ahora bien,
Lección 3. Las fuentes del ordenamiento laboral (I) 89
el alcance de esta derogación queda limitado exclusivamente a las disposiciones a que se ha hecho referencia,
sin que afecte a los reglamentos de régimen interior aprobados con anterioridad a la entrada en vigor del ET,
que continúan siendo de aplicación, pues, como han señalado diversos pronunciamientos, al igual que se prevé
para las ordenanzas laborales en la DT 2º ET, los reglamentos de régimen interior continúan siendo de aplica-
ción como derecho dispositivo en tanto no se sustituyan por convenio colectivo. Por ello, considera la Sala que
no cabe sostener entonces válidamente la desaparición del art. 68 del RRI, pues a él es preciso remitirse para
fijar la retribución básica.
1. LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA
Bibliografía básica: VALDÉS DAL-RÉ, F., La negociación colectiva en la Constitución, RPS, 1979, nº 121,
pp. 469 a 498. Id. Configuración y eficacia de los convenios colectivos extraestatutarios. Madrid, Acarl,
1988. MERCADER UGUINA, J.R., Estructura de la negociación colectiva y relaciones entre convenios, Madrid,
Civitas, 1994. CORREA CARRASCO, M., Convenios y acuerdos colectivos de trabajo, Pamplona, Aranzadi,
1997. Id., La negociación colectiva como fuente del derecho del trabajo, Madrid, Universidad Carlos
III de Madrid-BOE, 1997. GARCÍA MURCIA, J., Los acuerdos de empresa, Madrid, CES, 1998. GORELLI
FERNÁNDEZ, J., Los acuerdos de empresa como fuente del ordenamiento laboral, Madrid, Civitas, 1998.
SALA FRANCO, F., El derecho constitucional a la negociación colectiva, en AA.VV., Las transformaciones del
derecho del trabajo en el marco de la Constitución española: estudios en homenaje al profesor Miguel
Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer, Madrid, La Ley, 2006, pp. 321 a 328. LAHERA FORTEZA, J., Normas labo-
rales y contratos colectivos, Madrid, Reus, 2008.
ello, como un derecho a desarrollar, sin impedimentos, ese proceso de interacción del que
surge el convenio colectivo que, como este Tribunal ha señalado, es «norma que nace de
una voluntad colectiva y que concentra en su seno un conjunto de contrapartidas de dimensión
colectiva» (STC 124/1988).
4º) Titulares del derecho a la negociación colectiva. Son los trabajadores y empresarios. Des-
de el punto de vista de los trabajadores, se trata de un derecho de ejercicio colectivo, como
se desprende del art. 37.1 CE, que designa como parte negociadora a «los representantes
de los trabajadores», y de la propia naturaleza colectiva de la negociación: si no fuera de
ejercicio colectivo, habría simplemente negociaciones de contratos de trabajo uno por uno.
La STC 119/2014 ha subrayado que «el art. 37.1 CE ordena garantizar el derecho a la ne-
gociación colectiva de «los representantes de los trabajadores», sin exigir que esta represen-
tación sea necesariamente de naturaleza sindical», añadiendo que «del texto constitucional
no se deduce que la negociación colectiva sindical haya de tener prioridad absoluta sobre la
negociación colectiva realizada por otros representantes de los tra-bajadores». Por otro lado,
las SSTC 80/2000 y 224/2000 han declarado expresamente que el derecho a la negociación
colectiva de los funcionarios públicos, ejercido por sus representantes sindicales, se integra
dentro del derecho de libertad sindical, gracias al art. 28.1 y su desarrollo en la LOLS.
5º) El alcance de la expresión «fuerza vinculante» de los convenios. El art. 37.1 CE reconoce
«la fuerza vinculante de los convenios». Esta fuerza vinculante no es otra cosa que la impera-
tividad que es propia del derecho, es decir, de la norma jurídica. El pacto se separa de la vo-
luntad de sus creadores, adquiriendo una existencia propia y una propia fuerza vinculante.
El inciso final del art. 37.1 CE es, así, una garantía institucional de los convenios colectivos
como tipo diferenciado de norma jurídica (STC 58/1985; 15/1994). De la jurisprudencia
constitucional se deduce así, sin lugar a dudas, el carácter de norma jurídica, de fuente del
Derecho, del convenio colectivo. Así lo indica la STC 173/1994 «el convenio colectivo, que
constituye el resultado de la negociación, no es sólo un contrato sino una norma que rige las con-
diciones de trabajo de los sometidos a su ámbito de aplicación». Pero, al mismo tiempo, subraya
la diferencia sustancial, por su origen convencional, entre el convenio colectivo y las normas
legales y reglamentarias establecidas por los poderes públicos.
§2. Eficacia jurídica y eficacia personal de los actos derivados de la negociación co-
lectiva. A la hora de valorar los efectos jurídicos de los actos resultantes de la autonomía
colectiva es un criterio doctrinal y jurisprudencialmente consolidado acudir al criterio
que distingue entre la eficacia jurídica y la eficacia personal de los mismos. El primero de
los criterios atiende al valor objetivo (normativo o no) que el acuerdo resultante posee
para los contratos de trabajo por él afectados; remite, de este modo, a cómo se aplican las
condiciones de trabajo fijadas en el pacto a los contratos de trabajo y qué relaciones exis-
ten entre los acuerdos y los actos provenientes de la autonomía individual. El segundo,
por su parte, reenvía al conjunto de sujetos que quedan incluidos dentro de su campo de
aplicación, remitiendo, por ende, a «quienes» se integran subjetivamente en su círculo de
aplicación.
94 Jesús R. Mercader Uguina
1º) Eficacia jurídica. Atendiendo a la fuerza de obligar de los acuerdos o pactos alcan-
zados, estos pueden dividirse en acuerdos de eficacia jurídica normativa o contractual. En
efecto, esta eficacia, consecuencia directa de su naturaleza, se pone de relieve en la relación
convenio/contrato individual; es decir, en los términos en los que se produce el sometimien-
to de la autonomía individual al poder ordenador de la norma convencional.
a) Las consecuencias de la atribución de eficacia jurídica normativa a los convenios o
pactos serían las siguientes: (a) El convenio colectivo creará derecho objetivo para los tra-
bajadores y empresarios individuales al igual que las leyes y los reglamentos. (b) Regiría el
principio de automaticidad, según el cual la aplicación del Convenio a los sujetos afectados
por él (trabajadores y empresarios), se produciría imperativa y automáticamente sin necesi-
dad de incorporación expresa o tácita a los distintos contratos individuales de trabajo como
condiciones más beneficiosas. (c) Regirá el principio de imperatividad relativa, concretable
en los de inderogabilidad singular y de irrenunciabilidad, según los cuales serían nulos los
contratos individuales de trabajo contrarios o peyorativos de lo estipulado en el convenio
colectivo e irrenunciables para los trabajadores los derechos en él reconocidos (art. 3.1 c)
y art. 3.5 ET). (d) Finalmente, jugaría el principio de jerarquía normativa matizado por
el de norma mínima. El art. 3.1 ET establece una jerarquía entre las fuentes de la relación
laboral, sometiendo los convenios colectivos a las disposiciones legales y reglamentarias del
Estado. El art. 3.3 ET matiza, sin embargo, el alcance de este sometimiento señalando cómo
las normas pactadas deberán respetar tan sólo lo que se denomina «mínimos de derecho
necesario».
b) Por su parte, las consecuencias de la atribución de eficacia jurídica contractual a los
convenios o pactos serían las siguientes: (a) El convenio colectivo no creará derecho obje-
tivo para los empresarios y trabajadores individuales sino simples derechos subjetivos entre
las partes contratantes. Estos acuerdos limitarán su eficacia a la creación de obligaciones
exigibles por vía del art. 1.091 CC. (b) No regiría el principio de automaticidad, sino que
su aplicabilidad a los trabajadores y empresarios individuales se produciría por vía de in-
corporación expresa o tácita de sus cláusulas a los contratos de trabajo individuales como
condiciones beneficiosas contractuales. (c) No regirá el principio de imperatividad relativa
concretable en los de inderogabilidad singular y de irrenunciabilidad. En consecuencia,
serían válidos los contratos individuales de trabajo celebrados por debajo de lo estipulado
en el convenio, siendo así posible la derogación in peius del convenio colectivo por parte
de aquéllos. (d) Finalmente, jugaría el principio de jerarquía normativa matizado por el
de norma mínima, pero no en cuanto convenio colectivo (art. 3.1 b) ET) sino en cuanto
contrato individual de trabajo (art. 3. 1 c) ET), porque sus cláusulas sólo serían eficaces
jurídicamente en la medida en que se hubieran incorporado expresa o tácitamente a los
contratos individuales de trabajo.
2º) La eficacia personal. Según el círculo de trabajadores y empresarios que van a quedar
dentro de su campo de aplicación, los convenios colectivos pueden clasificarse en convenios
de eficacia general y eficacia limitada. El convenio de eficacia general o erga omnes es aquél
que extiende sus efectos sobre la totalidad de los trabajadores y empresarios incluidos en su
ámbito funcional y territorial de aplicación, sin distinguir entre afiliados o no afiliados a
Lección 4. Las fuentes del ordenamiento laboral (II) 95
no resulte indisponible (art. 3.5 ET). El convenio despliega eficacia de carácter automático,
es decir, sin necesidad de acto expreso de recepción por los trabajadores a los que resulta de
aplicación (STC 58/1985).
b) Nuestro Ordenamiento dota al convenio colectivo de una notable fuerza expansiva
por lo que hace a sus efectos personales, consecuencia del valor cuasi-legal (STC 177/1988)
o semipúblico de que el mismo aparece revestido. El convenio colectivo estatutario tiene
«eficacia general» o erga omnes, pues se aplica a todos los sujetos incluidos en sus ámbitos
funcional y territorial de actuación, con independencia de su vinculación (afiliación) con
las partes firmantes; de ahí que se conozca también como convenio de eficacia general. Esa
eficacia le viene atribuida directamente por la ley (art. 82.3 ET). La eficacia general supo-
ne superar técnicamente la noción civil de representación y predicar la aplicabilidad del
convenio a todos los sujetos comprendidos en sus ámbitos formales, siempre y cuando sea
concluido por sujetos dotados de representatividad suficiente en el ámbito de negociación
correspondiente (arts. 87 y 88 ET).
2º) Los convenios colectivos extraestatutarios. Se trata de los no regulados por el Título III
del ET. La jurisprudencia viene admitiendo la figura del convenio colectivo extraestatutario,
pero esto no significa que ese tipo de convenio colectivo tenga la misma eficacia que el con-
venio estatutario. La doctrina jurisprudencial ha señalado que mientras el convenio estatuta-
rio tiene eficacia personal general y eficacia jurídica normativa, el convenio extraestatutario
tiene sólo una eficacia personal limitada y una eficacia jurídica contractual. El pacto atípico
o extraestatutario presupone un acuerdo plural entre los representantes de los trabajadores y
los empresarios, no ajustado a las exigencias del Título III ET, sino acogido genéricamente
al art. 37 CE y, al carecer en nuestro sistema positivo de otro soporte normativo específico
y suficiente, se regirá por las normas generales de la contratación del CC, con la aplicación
necesaria de las reglas y principios del Derecho del Trabajo que confluyen en el caso.
a) Al regirse los convenios extraestatutarios por el derecho común de la contratación,
circunscriben sus efectos a las partes que los otorgan, limitándose su fuerza vinculante a
aquellos sujetos que les han conferido un poder de representación, mediante mandato o
vínculo asociativo; sin alcanzar, en principio, a las empresas o trabajadores que no están
unidos por un nexo de representación —determinada por la afiliación— a las organizacio-
nes pactantes.
b) Que el convenio extraestatutario tenga eficacia personal limitada no significa que no
pueda extenderse más allá del círculo personal de quienes lo suscribieron y de los por ellos
representados. El TC tiene claramente declarado que la adhesión al convenio extraestatu-
tario por sujetos a los que inicialmente no se les aplica «no puede ser cuestionada» (STC
108/1989). Se exige para ello que la adhesión sea libre; y ello con independencia de que
en el convenio extraestatutario exista cláusula expresa de adhesión al mismo, o que dicha
cláusula no exista; o, incluso, que exista una cláusula que prevea la no aplicación del
convenio a trabajadores afiliados a un sindicato que rechazó participar en su negociación.
Los modos de manifestarse esta adhesión pueden ser variados: desde la simple solicitud
de aplicación de las condiciones pactadas por el trabajador individual; la contratación por
el empresario de trabajadores con firma de la adhesión al pacto extraestatutario; la apli-
Lección 4. Las fuentes del ordenamiento laboral (II) 97
Respuesta. La STS 23-11-2003 (Rº 4579/2002) parte del hecho de que los convenios extraestatutarios
no tienen fuerza normativa con carácter de generalidad, sino simplemente obligacional entre quienes los con-
ciertan y sus representados y los que puedan adherirse al pacto. Partiendo de tal consideración, y sin olvidar
que el ET no alude en su articulado a los convenios colectivos de eficacia limitada o extraestatutarios, así como
el carácter necesario e indisponible del derecho de los trabajadores a la estabilidad en el empleo, concluye
afirmando que, en buena lógica, la remisión que hace el artículo 15.1 b) ET a los convenios colectivos para
que amplíen la duración máxima de los contratos eventuales, lo es a los convenios colectivos estatuarios o de
eficacia general.
Caso práctico 4.2. La Federación de Servicios Financieros y Administrativos de CC.OO, formuló deman-
da para impugnar por ilegalidad veinte artículos y la disposición adicional del pacto colectivo extraestatutario,
suscrito por los representantes de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Navarra y de distintos sindicatos,
apoyando la pretensión en el hecho de que el pacto que impugna contiene cláusulas recogidas en los artículos
que combate que, a su juicio, tienen vocación de generalidad y regulan condiciones de trabajo y de represen-
tatividad que afectan a la totalidad de los trabajadores de la empresa, con independencia de su adhesión al
pacto. Por contener, entre otras, materias que afectan a la estructura profesional, los grupos profesionales, los
niveles retributivos, la promoción profesional y económica y la clasificación de las oficinas y un complemento
de antigüedad.
Respuesta. La STS 1-6-2007 (Rº 71/2006) considera que la regulación de materias como la promoción
profesional y la clasificación de las oficinas, tiene connotaciones y alcance general para toda la plantilla de la
empresa, con un efecto que rebasa la capacidad de la negociación extraestatutaria, y en efecto así es, porque
en esos asuntos la nueva regulación pretendida no se va a limitar a disciplinar la relación de trabajadores o
grupos de trabajadores concretos, sino a la totalidad de ellos tal como se deriva de la interpretación de los
arts. 22 y 24 ET. Por lo que se refiere al complemento de antigüedad, señala la sentencia que en este asunto el
ET no limita el derecho a la promoción económica a lo dispuesto en convenio colectivo o pacto colectivo con
los representantes de los trabajadores únicamente, (como ocurre con los arts 22 y 24 ET), sino que admite la
posibilidad de que los términos en los que deba reconocerse y abonarse sean fijados en contrato individual,
«y no podrá negarse que un pacto extraestatutario es, para los afectados por el mismo, homologable a un con-
trato». Es esta una materia que no trasciende del ámbito personal de los interesados y que tiene el carácter de
derecho dispositivo, al margen del tratamiento que corresponda para la interdicción de la arbitrariedad o de la
discriminación, cuestión ajena a este debate.
3º) Los Acuerdos o Convenios Marco o Interprofesionales. Los Acuerdos o convenios sobre
materias concretas. Los Acuerdos Marco o Interprofesionales son acuerdos negociados en
la cumbre, firmados por las organizaciones sindicales y empresariales más representativas a
nivel estatal o de Comunidad Autónoma.
98 Jesús R. Mercader Uguina
a) Los acuerdos o convenios marco no regulan de una manera precisa las condiciones de
trabajo sino que marcan las pautas en las que han quedar enmarcadas las condiciones de
negociación y, en algunos casos, la estructura de la misma. La finalidad específica de los
acuerdos o convenios marco es el establecimiento de reglas o criterios para el conjunto de
la negociación colectiva dentro de su ámbito, o para la negociación de convenios ámbitos
inferiores. Generalmente tienen carácter interprofesional (o interconfederal), pero también
pueden negociarse para un solo sector de ámbito estatal o autonómico. En este caso, el
art. 83.2 ET extiende la capacidad para negociar este tipo de acuerdos a las organizaciones
sindicales y empresariales simplemente representativas, no sólo a las más representativas.
Los acuerdos interprofesionales del art. 83.2 ET se caracterizan por tres notas básicas: a)
la amplitud territorial y funcional de la unidad de negociación; b) la negociación por orga-
nizaciones sindicales y asociaciones empresariales más representativas, salvo en el caso de los
convenios o acuerdos colectivos sectoriales, de ámbito estatal o autonómico; y c) la finalidad
de dar reglas o pautas generales sobre estructura de la negociación y contenido de los con-
venios (STS 16-11-1989, RJ 8068). La eficacia jurídica de los acuerdos marco supone que
los mismos constituyen una normatividad dirigida a los negociadores situados en su ámbito
de aplicación. Este tipo de «convenios para convenir» o «convenios paraguas» se destinan
a fijar cláusulas sobre estructura de la negociación colectiva, o a resolver los conflictos de
concurrencia entre convenios de distintos ámbitos. La recepción de sus condiciones en
dichos convenios resulta necesaria para que los mismos cobren plena eficacia jurídica. Pero
también pueden incluir normas de directa aplicación, que normalmente son mínimas para
los convenios inferiores, que pueden mejorarlas.
b) Los acuerdos colectivos supraempresariales sobre materias concretas, regulados en el
art. 83.3 ET, podrán celebrarse en el mismo nivel y por los mismos agentes negociadores
que los acuerdos marco. Como puso de relieve el TS (STS 16-11-1989, RJ 8068), las di-
ferencias con los convenios marco están en que los acuerdos sobre materias concretas esta-
blecen regulaciones de una determinada materia aplicable de manera directa e inmediata
sin necesidad de su recepción en convenio colectivo posterior de ámbito más reducido. Lo
cual no obsta para que, en un mismo texto, puedan existir cláusulas propias de convenio
marco y otras propias de un acuerdo sobre materias concretas; lo que, como señala el TS,
puede obligar a un minucioso análisis de los textos para decidir su adscripción a uno u otro
tipo de convenios. Este tipo de acuerdos es utilizado como vía de desarrollo monográfico de
temas de tanta trascendencia como la formación profesional continua, o los procedimientos
extrajudiciales de solución de conflictos.
4º) Los acuerdos de empresa. Se trata de un mecanismo negocial, de contenido material
limitado o incluso monográfico que, si bien en algunos casos ha sido tipificado por el le-
gislador, tiene un alto grado de informalidad y cuyo ámbito de actuación es la empresa o
centro de trabajo. Las funciones de los acuerdos de empresa son diversas. Así, colaboran
con el convenio sectorial, integrando y ajustando sus contenidos a las circunstancias de
cada empresa; establecen regulaciones provisionales hasta la aparición de un convenio que
incida en la materia regulada; o cumplen una función de adaptación y organización de las
condiciones de trabajo ante necesidades coyunturales.
Lección 4. Las fuentes del ordenamiento laboral (II) 99
a) La tipología de estos acuerdos es amplia. Así, en un primer grupo cabría situar a los acuerdos
de empresa informales, no previstos legalmente, y que afectan a las condiciones laborales, respe-
tando el contenido del convenio colectivo aplicable. Un segundo grupo lo integran los denomi-
nados acuerdos subsidiarios o defectivos (operan en defecto de convenio colectivo), que afectan
a una serie de materias concretas que, expresamente, la ley concreta. Los mismos se encuentran
recogidos, salvo en un caso, en el título I del ET: a) sistema de clasificación profesional por gru-
pos (art. 22.1 ET); b) régimen de ascensos en la empresa (art. 24.1 ET); c) modelo de recibo de
salarios (art. 29.1 ET); d) la determinación del mes en que el trabajador tiene derecho a percibir
la segunda gratificación extraordinaria anual además de la que procede con ocasión de las fiestas
de Navidad (art. 31.1 ET); e) distribución irregular de la jornada a lo largo del año (art. 34.2
ET); y f) distribución del horario de trabajo diario, rebasando el límite de las nueve horas diarias
(art. 34.3 ET). Finalmente, el acuerdo, en defecto de convenio, sobre las reglas para adecuar el
número de la representación unitaria a disminuciones sensibles de la plantilla (art. 67.1 ET). Por
último, cabe añadir a los anteriores los acuerdos de reorganización productiva que versan sobre
traslados colectivos (art. 40.2 ET), modificación de condiciones laborales (arts. 41.3 y 41.4 ET),
suspensiones de contratos por causas empresariales (art. 47.1 ET), despidos colectivos por causas
empresariales (art. 51 ET), los que puedan alcanzarse en los procesos de transmisión de empresas
(art. 44.4 ET) o, en fin, sobre descuelgue de condiciones de trabajo (art. 82.3 ET).
b) Los pactos de empresa poseen eficacia contractual y pueden poseer eficacia general
(también limitada):
(a) La doctrina jurisprudencial es concluyente sobre el carácter contractual que debe atri-
buirse a estos acuerdos. Así, tradicionalmente se ha distinguido entre los convenios co-
lectivos estatutarios y los acuerdos o pactos informales de empresa y se ha reconocido va-
lor normativo, que es el que le otorga el carácter de fuente de la relación laboral, ex. art.
3.1.b ET, exclusivamente a los primeros (SSTS 30-1-2003, Rº 1266/2001; 24-5-2004, Rº
1631/2003; 20-6-2005, Rº 29/2004 y 3-11-2008, Rº 102/2007, entre otras). Los acuerdos
de empresa pueden actualizar las disposiciones del Convenio aplicable, suplir las lagunas
del mismo y mejorar sus condiciones, pero no modificar en perjuicio de los trabajadores las
condiciones de un convenio colectivo (STS 21-12-2009, Rº 11/2009).
(b) No obstante, los acuerdos o pactos de empresa informales pueden poseer eficacia
«erga omnes», pues, como señaló la STS 24-5-2004 (Rº 1631/2003), la ausencia de valor
normativo «no impide que el acuerdo pueda tener una eficacia personal general a través del
mecanismo específico de la representación laboral, como ocurre en los acuerdos […], en los
que los representantes de los trabajadores —en la doble vía de la representación unitaria o
de la sindical— adoptan compromisos que vinculan a los trabajadores afectados».
5º) Otros acuerdos. Nuestro modelo constitucional de negociación colectiva debe consi-
derarse como un sistema abierto, en el que es posible situar una multiplicidad de productos
convencionales que resultan, en todo caso, manifestaciones del poder de autorregulación de
los grupos sociales para la defensa de sus intereses. Varias son las fórmulas:
a) Un primer grupo lo constituyen los acuerdos previstos en los arts. 8 y 24 RDLRT, con
ocasión de las acciones de huelga y conflicto colectivo. Los mismos no tienen la misma
naturaleza que el convenio colectivo estatutario, pero se les concede la eficacia y fuerza
100 Jesús R. Mercader Uguina
vinculante propias de éste (STS 2-11-1999, Rº 4786/1998), siempre que las partes acre-
diten la legitimación convencional que exige la ley (STS 20-12-1996, Rº 3492/1995), y
que revistan la solemnidad del convenio en cuanto a mayorías, registro y publicación (STS
1-6-1998, Rº 2348/1997).
b) Un segundo grupo lo constituyen los acuerdos adoptados en el seno de procedimientos
de solución extrajudicial de conflictos colectivos. Buen ejemplo puede ser el V Acuerdo
sobre Solución Autónoma de Conflictos Laborales (ASAC).
6º) Los «acuerdos de interés profesional» de los trabajadores autónomos económicamente de-
pendientes. La LETA ha dado paso a los que denomina «acuerdos de interés profesional».
Son éstos los concertados entre las asociaciones o sindicatos que representen a los trabajado-
res autónomos económicamente dependientes y las empresas para las que ejecuten su acti-
vidad y en ellos se podrán establecer las condiciones de modo, tiempo y lugar de ejecución
de dicha actividad, así como otras condiciones generales de contratación.
a) Los acuerdos de interés profesional serán negociados por las asociaciones de autónomos
o sindicatos con las empresas o con las asociaciones patronales sectoriales. Estos acuerdos
deberán celebrarse por escrito (art. 13.2 LETA). De este modo, es esencial al requisito que
se plasmen documentalmente las cláusulas negociales, presumiéndose iuris tantum que las
no pasadas al documento escapan al acuerdo.
b) Dichos acuerdos deberán respetar las normas de derecho necesario, confirmando la norma
la subordinación de estos pactos al principio de jerarquía normativa. Es rotundo, en este sentido,
el art. 13.3 LETA, a cuyo tenor: «se entenderán nulas y sin efectos las cláusulas de los acuerdos
de interés profesional contrarias a las disposiciones legales de derecho necesario».
c) Su eficacia jurídica es contractual y personal limitada. Así se extrae de lo dispuesto en
el art. 13.4 LETA: «los acuerdos de interés profesional se pactarán al amparo de las disposiciones
del Código Civil. La eficacia personal de dichos acuerdos se limitará a las partes firmantes y, en su
caso, a los afiliados a las asociaciones o sindicatos firmantes que hayan prestado expresamente su
consentimiento para ello». La expresa remisión al CC y la delimitación de su eficacia personal
aleja definitivamente a estos acuerdos de los contemplados en la normativa laboral y excluye
cualquier forma de eficacia normativa. Ahora bien, una vez prestado su consentimiento por
el TRADE para la aplicación del acuerdo de interés profesional, éste deviene inderogable
para la autonomía individual, determinando la nulidad de cualquier cláusula del contrato
individual que contravenga lo dispuesto en el acuerdo (art. 3.2 LETA).
2. EL CONTRATO INDIVIDUAL
Bibliografía básica: BLASCO PELLICER, A., La individualización de las relaciones laborales, Madrid, CES,
1995.
tos del art. 1 CC y del art. 1.089 CC, pues, junto a las fuentes objetivas (la ley en sentido
amplio, los convenios colectivos y los usos y costumbres) está la referencia al contrato en el
art. 3.1 c) ET. Hay así un contenido constitutivo de las fuentes y un contenido regulador.
Pero en la práctica la distinción resulta menos clara, pues la fuente al mismo tiempo que
crea la obligación la regula.
1º) El contrato como origen del vínculo laboral. En el Derecho del Trabajo, el contrato no
es fuente de normas jurídicas, si por norma jurídica entendemos el mandato con eficacia
social organizadora o con significado social primario, pero sí es fuente de obligaciones. El
contrato tiene una posición especial, pues el carácter libre de la prestación de trabajo excluye
que el vínculo laboral pueda surgir de la ley o de la costumbre, con lo que queda marcada
claramente la distinción ya indicada entre el sentido genético (nacimiento del vínculo labo-
ral) y el sentido regulador (ordenación del contenido de la relación laboral), bien entendido
que dentro de un vínculo ya creado por el contrato de trabajo las otras fuentes (además del
propio contrato) pueden crear obligaciones y regularlas. Lo importante es que la creación
del propio vínculo (aunque no su extinción) se reserva al contrato, como una garantía de la
libertad de trabajo (Desdentado).
2º) Acuerdos novatorios. Con independencia de la fijación inicial en el contrato de trabajo
de condiciones de trabajo, cabe también, durante la vigencia de la relación, un acuerdo
novatorio entre empresario y trabajador para la modificación de las condiciones de trabajo a
que nos hemos venido refiriendo. La novación del contrato de trabajo, que ha sido definida
como una institución que viene a dar forma jurídica a unos intereses individuales de las par-
tes del contrato, resulta perfectamente admisible en principio como medio de modificación
de las condiciones en las que el trabajador desarrolla su prestación laboral. Caben, por tan-
to, pactos novatorios entre empresario y trabajador para la modificación de las condiciones
de trabajo aplicadas o vigentes en un determinado momento.
3º) Límites a la autonomía individual. Esta función normativa o reguladora del contrato
de trabajo está reconocida en el art. 3.1 c) ET que incluye la voluntad de las partes, manifes-
tada en el contrato de trabajo, entre las fuentes de las obligaciones que integran la relación
laboral. Ese reconocimiento es una expresión de la facultad que reconoce el art. 1.255 CC a
los contratantes cuando señala que éstos «podrán establecer los pactos, cláusulas y condiciones
que tengan por conveniente, siempre que no sean contrarios a las leyes, a la moral ni al orden
público». Sin embargo, la autonomía de la voluntad expresada en el contrato de trabajo
está sometida a ciertos límites que derivan de la existencia de otras fuentes reguladoras de
la relación laboral, que el contrato de trabajo debe respetar. Al respecto, el art. 3.1.c) ET
establece que los acuerdos alcanzados entre las partes del contrato de trabajo deben tener
un objeto lícito y en ningún caso pueden establecer en perjuicio del trabajador condiciones
menos favorables o contrarias a las disposiciones legales y a los convenios colectivos. De esta
forma, se impone el respeto de la autonomía de la voluntad a las otras fuentes de la relación
laboral recogidas en el art. 3 ET: las disposiciones legales y reglamentarias del Estado y los
convenios colectivos.
La jurisprudencia constitucional viene subrayando el papel subordinado de la autonomía
individual en relación con la colectiva. Es reiterada la rotunda doctrina constitucional que,
102 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. El Tribunal Constitucional ha declarado la prevalencia del convenio colectivo sobre la autono-
mía individual en un supuesto en el que la empresa convino de forma individual con la mayoría de sus trabaja-
dores el cambio de horario de jornada continuada por otro de jornada partida, previa supresión de la jornada
de los sábados y el establecimiento de un plus económico en concepto de gastos de manutención. En este caso
se señaló que, «de prevalecer la autonomía de la voluntad individual de los trabajadores sobre la autonomía
colectiva plasmada en un convenio legalmente pactado entre los sindicatos y la representación empresarial,
quebraría el sistema de negociación colectiva configurado por el legislador cuya virtualidad viene determinada
por la fuerza vinculante de los convenios constitucionalmente prevista en el art. 37.1 CE» (STC 105/1992). En
el supuesto que sirve de base a esta cuestión la STSJ Andalucía (Sevilla) 13-2-2007 (Rº 4411/2006), señala
que tal actuar no sólo es contrario a la regulación legal y a lo dispuesto en el convenio colectivo vigente —al
ser el tiempo de trabajo, y particularmente los tiempos de descanso, una materia imperativa, inasequible a la
negociación individual— sino también una conducta contraria al derecho de negociación colectiva de los re-
presentantes de los trabajadores e incluso al derecho de libertad sindical, en la medida en que tales pactos en
masa pueden verse como una suplantación del cauce que el empresario debe seguir cuando busque conseguir
una regulación a escala colectiva de las relaciones de trabajo.
sentido propio, que nace con independencia de la ley y que se caracteriza por surgir de la
práctica social; surge del uso social como mecanismo de creación de reglas a través de «con-
ductas reiteradas y uniformes que repiten cierto modelo y que tienen en las relaciones sociales una
función reguladora», sin que sea necesario acreditar la convicción subjetiva sobre su obliga-
toriedad (Díez-Picazo).
1º) Tipos de costumbre. Hay varios tipos de costumbre en relación con la ley. El art. 1.3
CC reconoce como fuente de Derecho la costumbre «en defecto» de ley aplicable y siem-
pre que no sea contraria a la moral o al orden público. La costumbre contraria a la ley está
expresamente rechazada. La costumbre «según la ley» es sólo un uso interpretativo que no
tiene la consideración de costumbre; no es norma, sino interpretación de una norma. Den-
tro de la costumbre «en defecto» de ley puede distinguirse una modalidad especial, que es
la costumbre que es llamada por la propia ley para integrar sus mandatos. Esta costumbre
es extra legem, pero tiene un valor especial en la medida en que puede entrar a formar parte
de la norma que la llama si es necesaria para dar efectividad a sus mandatos, lo que suele
ocurrir en ocasiones en materia laboral, como sucede en el art. 49. 1 d) ET, sobre el plazo
de preaviso en la dimisión.
2º) La exigencia de prueba. La costumbre ha de ser probada por quien la alega, sin que para
ella rija el principio iura novit curia en virtud del cual los órganos judiciales deben aplicar el
derecho vigente sin que sea alegado y probado por las partes (SSTSJ Cataluña 18-5-1995,
AS 1978, y Madrid 24-5-2000, Rº 1666/2000).
3º) La costumbre en el Derecho del Trabajo. A la costumbre como fuente del Derecho del
Trabajo se refiere el art. 3 ET en dos lugares: el apartado d) del número 1 y el número 4.
a) El apartado d) del número 1 del art. 3 ET enumera, como fuente de Derecho del
Trabajo, los usos y costumbres locales y profesionales. La costumbre ha de ser, por tanto,
local, además de profesional, lo que implica que la costumbre sólo será aplicable al lugar de
trabajo y al oficio, sector o rama de actividad productiva, no produciendo efectos fuera de
dicho contexto. En consecuencia, no vale como tal el uso de empresa, con independencia de
la eficacia que esa práctica pueda tener por vía contractual, como forma de reconocimiento
de condiciones más beneficiosas.
Caso práctico 4.4. En el puerto de Pasaia (Guipúzcoa) existe desde principios de siglo la costumbre de
que los pescadores de cubierta de los barcos de pesca de arrastre al fresco retiren las kokotxas de los pescados
que capturan, tras eviscerar los mismos en la cubierta del buque, y posteriormente lleven estas kokotxas a sus
casas para consumo propio o para su venta a comerciantes interesados. ¿Puede considerarse existente una
costumbre laboral?
Respuesta. La STSJ País Vasco 5-5-1998 (AS 2298), considera que sí dado que se dan los presupuestos
de la misma. La nota de su carácter local [puerto de Pasaia (Guipúzcoa)], la existencia de consuetudo (existe
desde principios de siglo) y la existencia de profesionalidad (pescadores de cubierta de los barcos de pesca de
arrastre al fresco). La empresa, al suprimir esta práctica, se vio obligada (opinio iuris), por tanto, a indemnizar
la pérdida que esto suponía para los pescadores.
b) Por su parte, el art. 3.4 ET establece que «los usos y costumbres sólo se aplicarán en defecto
de disposiciones, legales, convencionales o contractuales, a no ser que cuenten con una recepción
o remisión expresa». El precepto consagra la admisión en el ordenamiento laboral de la cos-
tumbre «en defecto» de la ley y señala con precisión su posición en el sistema laboral de
104 Jesús R. Mercader Uguina
fuentes: la costumbre no sólo cede ante la ley y el convenio colectivo, sino que también
aparece subordinada al contrato de trabajo que puede desplazarla. Sin embargo, el precepto
citado reconoce también la posición especial de la costumbre de remisión expresa, es decir,
la costumbre llamada por la ley o el convenio para completar su regulación (el caso de los
art. 29.1, 49.1 d) ET), supuesto en que la costumbre pasa a integrar la norma que se remite
a la misma en una especie de reenvío recepticio.
Caso práctico 4.5. ¿Puede admitirse conforme a la Constitución la existencia de un uso profesional que
impide en el sector de la hostelería llevar barba a determinados trabajadores?
Respuesta. La respuesta es positiva siempre que el mismo quede acreditado. La STC 170/1987 admitió
la eficacia de la costumbre acreditada para integrar la obligación de prestación de un servicio correcto en
atención a la apariencia externa del trabajador y ello porque se había acreditado como hecho probado que
«es uso y costumbre en el sector de hostelería, al menos en la provincia, y en los departamentos de restaurantes
y bares para aquellos empleados que tengan contacto directo con clientes, que deben permanecer afeitados».
La solución contraria puede verse en la STSJ Comunidad Valenciana 29-5-1996 (Rº 3551/1995) pues en ese
caso la costumbre sobre el afeitado de barba no se había acreditado.
4º) La costumbre en el caso de los abogados que prestan servicios en despachos individuales y
colectivos. El art. 2 del RD. 1331/2006 hace referencia a los usos y costumbres profesionales
entre las fuentes de esta relación laboral de carácter especial; y lo hace en el último lugar, tras
las disposiciones del propio Real Decreto, los convenios colectivos y el contrato de trabajo,
siguiendo el criterio del art. 3.1 ET. Hay que destacar que en el precepto citado se elimina la
referencia a «locales» que sí contiene el art. 3.1 d) ET. De este modo, si en el ámbito laboral
común la costumbre habrá de ser local y profesional, en el terreno de la relación laboral
especial la misma se proyecta fuera de tan reducido marco geográfico admitiéndose, por
tanto, aquellos usos profesionales cualquiera que fuera el ámbito de origen, sea éste nacional
o, incluso, internacional.
§6. Los principios generales. Los principios generales del Derecho no se enumeran
como fuente de la relación laboral en el art. 3 ET, pero sí están relacionados en el art. 1.1
CC y el número 4 de este artículo precisa que «se aplicarán en defecto de la ley o costumbre,
sin perjuicio de su carácter informador del ordenamiento jurídico».
1º) Concepto y funciones. La cuestión de qué son los principios generales no puede ser
contestada de forma precisa, por dos razones: la primera, porque se trata de una categoría
heterogénea, que engloba reglas de muy diversa lógica y función; y la segunda, porque se
trata de una noción abierta, esencialmente flexible cuyo contenido no puede delimitarse,
sino sólo describirse fenomenológicamente; en suma, no hay criterio abstracto que permita
distinguirlos. Los principios han sido y son acuñados por la doctrina científica y la jurispru-
dencia abstrayéndose por inducción de las soluciones contenidas en una pluralidad de reglas
escritas, bien se refieran a un instituto concreto, a una rama jurídica o a todo el sistema
normativo (Santamaría Pastor).
Es común reconocer a los principios generales una cuádruple función (Santamaría
Pastor). En primer lugar, una función directiva general de todo proceso de creación del
Derecho, condicionando el contenido que haya de darse a las normas jurídicas en trance
Lección 4. Las fuentes del ordenamiento laboral (II) 105
de elaboración. En segundo lugar, una función interpretativa: los principios son normas
extrasistema, que se utilizan simultáneamente con las normas escritas para construir una
solución justa y socialmente aceptable para cada caso o conflicto; en su empleo, los prin-
cipios sirven para precisar el significado de las normas escritas y su sentido o finalidad. En
tercer lugar, una función constructiva de acuerdo con la cual los principios actúan como
estructuras mentales que permiten la sistematización de la materia jurídica. En cuarto lugar,
una función integradora de las lagunas del sistema normativo que permite al Juez resolver
en Derecho los conflictos que se plantean en ausencia de norma escrita.
2º) Los principios generales en el Derecho del Trabajo. Cabe preguntarse si existen principios
propios del Derecho del Trabajo. En primer lugar, hay que señalar que en materia laboral
juegan los principios generales del ordenamiento. En segundo lugar, debe tenerse en cuen-
ta que en la medida en que las normas laborales forman un conjunto normativo dotado
de cierta coherencia sería posible obtener, por abstracción, ciertos principios de carácter
laboral. La doctrina ha proporcionado algunos catálogos «clásicos» de estos principios es-
pecíficos, entre los que suelen enumerarse el principio «pro operario» y los principios de
norma más favorable, condición más beneficiosa, indisponibilidad de los derechos laborales
y estabilidad en el empleo. La práctica muestra el limitado uso que los mismos poseen en
la actualidad.
Respuesta. Las SSTS 29 y 30-4-2002, (Rº 1468, 2760 y 1231/2001), señalan que «la Jurisprudencia,
en nuestro ordenamiento jurídico, no crea normas» puesto que «la función constitucionalmente encomendada al
juzgador es la de interpretarlas y aplicarlas al caso concreto», razón por la que «no cabe atribuir o negar a la
doctrina jurisprudencial efectos retroactivos, pues tal eficacia temporal es propia de las normas, no de las reso-
luciones judiciales que las interpretan». «Bien es cierto —continúa la sentencia— que los cambios en la doctrina
jurisprudencial pueden crear efectos de notoria gravedad, pero aun así las sentencias que la crean se limitan a
poner de manifiesto la voluntad legislativa que ha de ser aplicada en los casos que se enjuicien con posteriori-
dad aunque los hechos que lo determinan hubieran tenido lugar en fecha anterior a la de la doctrina judicial».
La nueva interpretación simplemente «ha hecho decir a la norma lo que la norma desde un principio decía, sin
que pueda decirse que la jurisprudencia anterior haya alterado esta norma o pueda ponerse como derecho
consuetudinario frente a lo que la norma correctamente entendida —tras la nueva interpretación— dice».
Respuesta. Ejemplo de esta obligación de sumisión se puede encontrar en el problema resuelto inicialmen-
te por la STS 29-12-1998 (Rº 4473/1997). La misma entendió que correspondía a la empresa el derecho
de opción entre la readmisión de un delegado sindical cuyo despido había sido declarado improcedente
(declaración ésta con la que ambas partes se habían mostrado de acuerdo) o la resolución del contrato me-
diante la oportuna indemnización, por considerar que la destitución de un delegado sindical equivalía a la
revocación de un representante unitario. No opinó lo mismo el TC en su STC 229/2002, donde consideró
que la interpretación mantenida por el Tribunal Supremo de hacer equivaler toda destitución a la revocación
del mandato, producía un notable desequilibrio en el régimen de garantías que tienen atribuidas las represen-
taciones sindicales en el seno de la empresa y, especialmente, los delegados sindicales, desequilibrio contrario
a lo establecido por nuestra Constitución y las normas internacionales aplicables en esta materia. Tal decisión
obligó al Tribunal Supremo a modificar su doctrina, llevándole a aceptar la doctrina constitucional en su STS
23-3-2003, en la que, después de reproducir lo dicho en la sentencia constitucional, concluyó afirmando que
Lección 4. Las fuentes del ordenamiento laboral (II) 107
«procede, por consiguiente, a la vista de la aludida doctrina constitucional, la desestimación del recurso de
casación unificadora que nos ocupa».
Respuesta. Un ejemplo de esta vinculación se encuentra en relación con problemas que plantea el con-
cepto legal de empresa objeto de transmisión que ha tenido su campo de experimentación en la jurisprudencia
del Tribunal de Justicia de las Comunidades. La misma ha venido manteniendo una compleja línea interpreta-
tiva en la que ha obtenido valor prevalerte la idea de la «empresa actividad», lo que ha contrastado con la
rotunda afirmación del criterio de «empresa organización» que, tradicionalmente, y sin fisuras, ha sostenido la
jurisprudencia del Tribunal Supremo desde la STS 5-4-1993 (RJ 2906). El último hito en esta historia de desen-
cuentros entre el Tribunal Supremo y el Tribunal de Justicia de las Comunidades sobre el concepto de empresa
se ha producido en relación con los supuestos de «transmisión de plantilla» que el Tribunal europeo considera
suficiente para apreciar la existencia de sucesión empresarial. El Tribunal Supremo, en su STS 27-10-2004 (Rº.
6899/2002), ha tenido que aceptar esta doctrina aunque lo ha hecho «no por convicción propia, sino por la
necesidad de acatar la doctrina del TJUE».
Respuesta. La STS 9-4-2002 (Rº 1234/2001) señaló que el art. 4.2 CC excluye la aplicación de la ana-
logía a las normas temporales, y sin duda el convenio colectivo tiene este carácter. Por otra parte, el art. 1283
CC, que no autoriza a comprender en un contrato, cualquiera que sea la generalidad de sus términos, cosas
distintas y casos diferentes de aquellos sobre los que los interesados se propusieron contratar. De lo dicho se de-
duce que, al margen de lo que constituye el contenido mínimo a que se refiere el art. 85 ET, no puede apreciarse
en los convenios colectivos la existencia de lagunas en sus cláusulas normativas que sea necesario colmar con
cláusulas del propio pacto colectivo, cuando la ausencia de norma se refiera al contenido puramente facultativo,
es decir, en aquellos aspectos sobre los que los negociadores pueden pactar o abstenerse de hacerlo pero,
en cualquier caso, no es posible, como se dice, acudir a la analogía para suplir vacíos reglamentarios con la
aplicación de las cláusulas del mismo convenio.
2º) La integración por supletoriedad. A este concreto medio de integración se refiere el art.
4.3 CC, que establece que «las disposiciones de este Código se aplicarán como supletorias en las
materias regidas por otras leyes». La consecuencia que se desprende de este precepto es, natu-
ralmente, que la norma de derecho común únicamente se aplica a las relaciones de trabajo
en defecto o ausencia de precepto laboral. Situación ésta cada vez más raramente producida
108 Jesús R. Mercader Uguina
por causa de la multiplicidad de fuentes del derecho del trabajo y, singularmente, del desa-
rrollo de la negociación colectiva. La supletoriedad en materia laboral tiene cierta comple-
jidad en la medida en que ésta comprende instituciones civiles (básicamente el contrato de
trabajo), pero también administrativas y procesales. La supletoriedad del CC actúa respecto
a las materias contractuales. Para la supletoriedad procesal hay que estar a la LEC (DF 4ª
LJS y art. 4 LEC) y para la administrativa (es el caso de las sanciones o procedimientos de
regulación de empleo) a las leyes administrativas básicas.
Lección 5
La articulación del sistema laboral de fuentes
ÍNDICE: 1. CRITERIOS DE ARTICULACIÓN DEL SISTEMA LABORAL DE FUENTES. §1. Conflicto y coordinación
de las normas laborales. 2. EL PRINCIPIO DE JERARQUÍA. §2. El principio de jerarquía. §3. Principio de norma
mínima. §4. Relaciones entre la ley y el reglamento y entre reglamentos entre sí. §5. La relación entre la ley y
el convenio colectivo y entre convenios entre sí. 3. OTROS PRINCIPIOS DE SOLUCIÓN DE CONFLICTOS NOR-
MATIVOS. §6. El principio de competencia. §7. El principio de especialidad. §8. El principio de modernidad.
§9. El principio de norma más favorable. 4. RELACIONES ENTRE LAS NORMAS ESTATALES Y EL CONVENIO
COLECTIVO. §10. Criterios de articulación entre la Ley y el convenio colectivo. §11. Relación de exclusión de
la negociación colectiva. §12. Relación de suplementariedad. §13. Relación de supletoriedad. §14. Relación
de complementariedad. §15. Conflictos entre el convenio colectivo y el reglamento. 5. CONFLICTOS ENTRE
EL CONTRATO DE TRABAJO Y LAS NORMAS ESTATALES Y CONVENIOS COLECTIVOS: LA CONDICIÓN MÁS
BENEFICIOSA. §16. Concepto de condición más beneficiosa. §17. Requisitos de constitución de la condición
más beneficiosa. 6. EL LÍMITE A LA DISPONIBILIDAD DE LOS DERECHOS LABORALES COMO GARANTÍA DE LA
IMPERATIVIDAD DE LAS NORMAS LABORALES. §18. El principio de indisponibilidad de derechos. 7. EFICACIA
TEMPORAL DE LAS NORMAS LABORALES. §19. Problemas de la eficacia temporal de las normas laborales.
§1. Conflicto y coordinación de las normas laborales. Las normas que componen el
sistema jurídico no se presentan en forma aislada, sino como partes integrantes de conjun-
tos complejos de normas entre los que se traban relaciones muy diversas.
Consecuencia de lo anterior es que los sistemas normativos, lejos de definir realidades
necesariamente articuladas y autorreguladas, despliegan su acción sobre la base del recono-
cimiento de su incoherencia y falta de plenitud, pudiéndose hablar, en cierta medida, del
carácter ilusorio de la unidad del orden jurídico. No es extraño, por tanto, que las normas
integrantes de cualquier sistema puedan establecer regulaciones contradictorias, entrando
en conflicto entre sí. En estos casos, el propio sistema normativo, para ser calificado de tal,
deberá concretar una serie de reglas o mecanismos que sirvan a la resolución de tales situa-
ciones.
El sistema laboral de fuentes sigue las reglas comunes del ordenamiento español en lo que
se refiere a la ordenación de las fuentes, pero tiene algunas características específicas, que
derivan, de una parte, de la presencia de fuentes peculiares, como la autonomía colectiva y,
110 Jesús R. Mercader Uguina
de otra, de la propia función de las normas laborales en orden a lograr una protección espe-
cífica a una de las partes del contrato de trabajo, lo que se traduce en la recepción del prin-
cipio tuitivo o de favor con diversas consecuencias en el plano de las fuentes. Los anteriores
factores contribuyen decisivamente a la existencia de situaciones de concurrencia conflictiva
y no conflictiva de sus normas, lo que obliga a recurrir a diversos criterios y técnicas para su
solución o articulación.
2. EL PRINCIPIO DE JERARQUÍA
Bibliografía básica: RUIZ MIGUEL, A., El principio de jerarquía normativa, REDC, 1988, nº 24, pp.
135 a 154. ALARCÓN CARACUEL, M.R., Las relaciones ley-convenio colectivo, en E. ROJO TORRECILLA (Coord.),
Las reformas laborales de 1994 y 1997, Madrid, Marcial Pons, 1998, pp. 11 a 39. KELSEN, H, Teoría
General de las Normas, México D.F., Trillas, 1994. GARCÍA-PERROTE, I., Ley y autonomía colectiva. Un es-
tudio sobre las relaciones entre la norma estatal y el convenio colectivo, Madrid, MTSS, 1987. MERCADER
UGUINA, J.R, Estructura de la negociación colectiva y relaciones entre convenios, Madrid, Civitas, 1994.
REQUENA LÓPEZ, T., El principio de jerarquía normativa, Madrid, Civitas, 2004.
§2. El principio de jerarquía. La primera y más elemental forma de resolver los conflic-
tos entre normas consiste en otorgar a algunos tipos de ellas un valor o fuerza de obligar su-
perior al de otras, esto es, en clasificar las normas en una escala de rangos en la que cada una
puede disponer sobre las de nivel inferior, en tanto que éstas han de respetar, estrictamente,
el contenido de las de nivel superior, estableciéndose, de este modo, lo que gráficamente se
ha denominado una «escala de durezas» entre ellas. Es esta posición relativa de superiori-
dad intrínseca de unas normas sobre otras la que se conoce con el nombre de principio de
jerarquía. La misma opera de forma vertical, fundándose en la idea de que una norma tiene
un valor superior al de otra en atención a la autoridad o el poder del que cada una de ellas
procede.
1º) Concepto. El principio de jerarquía está recogido en el art. 9.1 de la CE, que señala
que la Constitución «garantiza» la «jerarquía normativa». Es decir, que el ordenamiento
jurídico constitucional llama al principio de jerarquía como instrumento de solución de los
conflictos internormativos. El esquema lógico de la colisión o conflicto de normas es: Para
el mismo supuesto «s» la disposición a) establece el precepto «x» y la disposición b) establece el
precepto «y», siendo «x» e «y» incompatibles o antinómicos (Martín Valverde).
2º) Eficacia del principio de jerarquía. El principio de jerarquía diferencia las fuentes nor-
mativas según su correspondiente fuerza o eficacia, de tal forma que las normas superiores
no pueden ser modificadas o derogadas, total o parcialmente, por normas de inferior rango.
Técnicamente, el principio de jerarquía exige una diferenciación «formal» de las fuentes del
Derecho. El ordenamiento jurídico establece una serie de «tipos normativos» o de «formas
normativas», reconociendo a cada tipo una determinada eficacia creadora del derecho, in-
dependiente de su contenido concreto, que pone de manifiesto la eficacia natural de las
normas para innovar el ordenamiento jurídico. Esta sería la «fuerza activa», la capacidad de
innovar el ordenamiento, derogando las normas anteriores con las que esté en contradic-
Lección 5. La articulación del sistema laboral de fuentes 111
ción. Junto a la «fuerza activa» estaría la «fuerza pasiva», es decir, la resistencia de las normas
a no ser modificadas por otras posteriores de menor «rango» o «fuerza».
La Constitución, como norma suprema, prevalece sobre las restantes, y la ley, en cuanto
expresión de la voluntad general, es jerárquicamente superior al reglamento, que es una
norma subordinada a aquélla, al proceder de un poder que también está subordinado al
Parlamento. El rango de los diferentes tipos de reglamentos es, a su vez, un reflejo del
nivel que ocupa en la jerarquía administrativa el órgano o autoridad que los haya dictado.
El principio de jerarquía normativa se reconoce en el art. 9.2 CE, y el art. 1.2 CC prevé
que carecen de validez las disposiciones que contradigan otra de rango superior. También
se recoge este principio en el art. 55 LRJPAC que, en su número 1, prevé que «las disposi-
ciones administrativas no pueden vulnerar la Constitución o las leyes» y, en el número 2,
añade que tampoco podrán vulnerar los preceptos de otra disposición administrativa de
rango superior. El art. 3.2 ET también se refiere al criterio jerárquico cuando establece que
«las disposiciones legales y reglamentarias se aplicarán con sujeción estricta al principio de
jerarquía normativa».
§3. Principio de norma mínima. Manifestación directa en el campo social del principio
de jerarquía es el de norma mínima. El referido criterio se ha venido utilizando desde largo
tiempo como instrumento ordenador del reparto competencial de áreas normativas entre
la ley y el convenio colectivo, hasta el punto de constituir «base estructural» sobre la que se
asienta el complejo de relaciones que pueden apreciarse entre las referidas fuentes (Alar-
cón); en suma, ambos principios constituyen dos caras de una misma moneda.
El principio de norma mínima constituye no tanto una «regla de aplicación normativa»
cuanto una «técnica de regulación» consistente en que cuando el legislador interviene en las
relaciones laborales no suele hacerlo eliminando por completo la autonomía de la voluntad,
sino que establece exclusivamente unos límites a la misma. De acuerdo con él, la norma
inferior debe respetar los mínimos marcados por la superior
Por encima del mínimo, se impone la norma inferior que prevea condiciones más favora-
bles para los trabajadores. La regla de ordenación jerárquica de las fuentes del Derecho del
Trabajo asume, así, un valor relativo: frente a este criterio, la norma de regulación superior
se comporta como norma dispositiva y, por tanto, cede ante la regulación de rango inferior,
la cual, a su vez, cede ante la norma de regulación superior cuando ésta asegura la garantía
de las condiciones mínimas. En estos casos, la aplicación del criterio de favor supone medios
de reglamentación de rango jerárquico distinto, en la medida en que el mismo lo que hace
es atenuar, «matizar» o, de forma drástica, «quebrar» la jerarquía de normas, al impulsar la
aplicación preferente de la disposición inferior que establece mejores condiciones.
§4. Relaciones entre la ley y el reglamento y entre reglamentos entre sí. La relación
entre ley y reglamento, así como las relaciones entre reglamentos en distinta posición en la
escala jerárquica responde al criterio general de jerarquía. Si el reglamento contraviene la
ley, la consecuencia será la sanción de nulidad (art. 1.2 CC y art. 62.2 LRJPAC), que podrá
112 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STS (CA) 19-6-2000 (Rº 90/1999) considera que la especificación contenida en el RD.
2720/1998 por la que se autoriza una prórroga del contrato eventual siempre que se respete la duración legal
máxima constituye una modificación no sustancial que hace innecesario una nueva audiencia del Consejo de
Estado. Por otra parte, esta especificación no se considera una extralimitación reglamentaria, pues la ley nada
establece en relación con las prórrogas. En otros casos, sin embargo, sí se ha considerado ultra vires la actua-
ción reglamentaria. Es el caso de la STS 10-11-1986 (RJ 6647) que declaró nulo (a instancia de la CEOE) el
RD. 2347/1985, de desarrollo del art. 57 ET/80 en materia de infracciones laborales de los empresarios por
resultar contrario a los principios de legalidad y tipicidad del art. 25.1 CE, lo que provocó la derogación de
dicho precepto estatutario y la promulgación de la primera versión de la LISOS de 1988. La sentencia afirmaba,
sin embargo, que «hay que admitir la posibilidad de que por vía que podemos denominar reglamentaria se
pueda de algún modo complementar algún limitado espacio no totalmente agotado en el precepto legislativo
en el que se apoye».
2º) El art. 3.2 ET como norma de simplificación. El ordenamiento laboral establece en su-
puestos concretos normas destinadas a evitar en su origen la concurrencia de disposiciones
laborales en el mismo ámbito. Entre estas «normas de simplificación» (Martín Valverde),
que tienen como propósito prevenir dichas situaciones, está el art. 3.2 ET, que establece
una restricción de la esfera de regulación de los reglamentos laborales, al señalar que las
disposiciones reglamentarias han de limitarse a desarrollar los preceptos que establecen las
normas de rango superior (las normas legales), pero no podrán establecer condiciones de
trabajo distintas a las establecidas en las leyes a desarrollar. Esta limitación resulta de apli-
cación cuando con carácter excepcional normativamente se autoriza a la Administración a
regular condiciones de trabajo, como sucede con las normas sectoriales de la DA 7ª ET o
con la deslegalización de las relaciones laborales especiales. Tampoco alcanza obviamente a
las regulaciones que no se refieren a condiciones de trabajo, aunque en estos casos habrá que
determinar si la Administración tiene poderes propios para dictar la correspondiente norma.
§5. La relación entre la ley y el convenio colectivo y entre convenios entre sí. Es
doctrina constante del Tribunal Constitucional (SSTC 58/1985; 210/1990; 145/1991 y
62/2001, entre otras) que el reconocimiento constitucional del derecho a la negociación
colectiva no implica en modo alguno que los convenios colectivos no se encuentren some-
tidos al principio de jerarquía normativa. La ley prima jerárquicamente sobre el convenio
colectivo, el cual ha de respetar las normas legales de derecho necesario absoluto y relativo.
De igual modo, la ley puede desplegar una actividad limitadora de la negociación colecti-
Lección 5. La articulación del sistema laboral de fuentes 113
va. Puede, igualmente, de forma excepcional reservarse para sí determinadas materias, que
quedan excluidas de la contratación colectiva. Finalmente, la ley puede autorizar a la nego-
ciación colectiva a regular una materia que con anterioridad se había considerado excluida de
la misma.
1º) ¿Puede aplicarse el principio de jerarquía a las relaciones entre convenios colectivos? En la
legislación laboral ordinaria no pueden hallarse indicios claros de la existencia de propias
y auténticas relaciones de jerarquía entre los distintos convenios colectivos. No obstante,
es preciso distinguir entre las posibles relaciones de jerarquía entre convenios estatutarios y
entre éstos y los extraestatutarios.
2º) La inaplicación del principio de jerarquía a las relaciones entre convenios colectivos esta-
tutarios entre sí. La conclusión general resulta la plena independencia y el no sometimiento
jerárquico entre los distintos convenios colectivos. Los argumentos interpretativos que pue-
den utilizarse a la hora de fundamentar la no existencia de relaciones de jerarquía entre las
distintas normas pactadas que componen el sistema convencional son los siguientes:
a) Un primer argumento se extrae del art. 37.1 CE que establece la existencia de un poder
normativo a favor de los «representantes de los empresarios y de los trabajadores», de forma
que, siendo idéntica la fuente de la que emanan los poderes reguladores de los que surgen
los convenios colectivos en sus distintos ámbitos de aplicación, no es posible hablar de
relaciones de jerarquía entre los mismos. Los convenios colectivos son, en esencia, jurídica-
mente iguales y ello, precisamente, en razón de la autonomía contractual que poseen todos
los agentes negociadores.
b) En segundo lugar, el tratamiento igualitario puede extraerse de una interpretación
literal del art. 3.3 ET, que alude, a efectos de determinación de la norma más favorable,
a la comparación entre «normas……estatales» y «normas……pactadas», formando estas
últimas un bloque unitario frente a las «normas estatales». Por otro lado, el art. 3.1 ET, al
establecer el listado de fuentes del Derecho del Trabajo y las relaciones entre ellas, enuncia
los convenios colectivos a continuación de las normas estatales, sin que entre ellos se esta-
blezca diferencia de ninguna clase en función de su ámbito o de los sujetos que los negocian.
El bloque de normas convencionales aparece, de este modo, en la formulación legal, ajeno
al criterio de jerarquía que expresamente se subraya para las normas estatales.
c) En tercer lugar, el Título III ET mantiene el mismo tratamiento hacia los convenios co-
lectivos, a los que identifica como el «resultado de la negociación desarrollada por los repre-
sentantes de los trabajadores y empresarios», prestando a todos ellos idéntica fuerza frente «a
todos los empresarios y trabajadores incluidos dentro de su ámbito de aplicación y durante
todo el tiempo de su vigencia» (art. 82.3 ET), sin que se limite, en modo alguno, el poten-
cial normador de los niveles de negociación de ámbito inferior. Cada convenio colectivo
constituye, pues, el resultado de la actividad negociadora de los distintos sujetos colectivos
dentro del ámbito negocial sobre el que tienen atribuida plena facultad de regulación. Por
consiguiente, los convenios en conflicto definen campos autónomos de autorreglamenta-
ción dotados de plena independencia jurídica y, por tanto, de nula vinculación jerárquica.
114 Jesús R. Mercader Uguina
orgánica entra en el ámbito de la ley ordinaria, la regulación será válida, pero tendrá el valor
propio de la ley ordinaria. Por el contrario, si es la ley ordinaria la que entra en la regulación
de la ley orgánica o la vulnera, el correspondiente producto normativo carecerá de validez,
porque se habrá infringido la reserva de ley orgánica. Pero esta declaración tendrá que rea-
lizarla el Tribunal Constitucional.
Caso práctico 5.2. La disposición derogatoria de la Ley de Bases de Procedimiento Laboral, prolongando
una situación derivada de las viejas leyes de colonización y de fincas mejorables, atribuía a la Sala de lo Civil
del Tribunal Supremo el conocimiento de un determinado recurso. Se plantea cuestión de inconstitucionalidad
por considerar que la referida disposición vulnera, en primer lugar, los arts. 81 y 122.1 CE al regular una
materia reservada a Ley Orgánica.
debían prevalecer los plazos más favorables a sus intereses establecidos por la norma que regula la contratación
temporal en el ET. ¿Podría resolverse este caso utilizando el criterio de especialidad?
Respuesta. Este criterio ha sido utilizado por la jurisprudencia en el caso de conflictos de aplicación entre
normas del mismo rango que mantienen su vigencia en el momento de la aplicación (Desdentado). Esto es lo
que ocurre en la STSJ Madrid 2-2-2001 (Rº 5527/2000), sobre el régimen especial de los contratos para
la formación científica y técnica que, por su especialidad, se aplica con preferencia a la regulación general
estatutaria. El criterio de especialidad es utilizado también por la STSJ Murcia 10-3-2003 (Rº 193/2003) sobre
la prioridad del plazo de tres años del art. 44.3 ET sobre el de un año del art. 59 ET. Especial trascendencia
ha tenido el principio en la solución del conflicto entre norma laboral y norma administrativa en relación con
las consecuencias de las irregularidades en la contratación de las Administraciones Públicas. La norma laboral
impone la transformación de los contratos temporales irregularmente celebrados en relaciones de carácter fijo,
pero la norma administrativa excluye este efecto por la exigencia de que la provisión definitiva de puestos corres-
pondientes al empleo público se realice respetando los principios de igualdad, mérito y publicidad. El Tribunal
Supremo entendió que «ante la existencia de una concurrencia conflictiva debe prevalecer la norma especial en
atención a la propia especialidad de la contratación de las Administraciones Públicas y a los intereses que con
aquélla se tutelan» (SSTS 20 y 21-1-1998, Rº 317/1997, Rº 315/1997).
Respuesta. La STS 30-3-1988 (RJ 2413) descartó la derogación por la Ley 13/1982 del entonces art.
49.5 ET, sobre la extinción del contrato de trabajo por incapacidad permanente. Señala la sentencia citada
que dicho razonamiento no puede ser aceptado porque, de un lado, la mencionada Ley no contiene norma de
derogación expresa; ni siquiera en sus disposiciones finales, que contienen reglas sobre modificaciones introdu-
cidas o que deberán introducirse en otras leyes, se refiere para nada al precepto del ET cuestionado; y, de otra
parte, para que pudiera apreciarse la llamada derogación tácita, tendría que darse la identidad de materia
y la incompatibilidad de que habla el art. 2.2 CC, principio recogido en la DF 8.ª de la Ley de integración
Lección 5. La articulación del sistema laboral de fuentes 117
social de los minusválidos al decir que «quedan derogadas cuantas normas sean contrarias a la presente Ley»;
incompatibilidad o contraposición que de ninguna manera puede advertirse entre las normas citadas. Algunas
sentencias, sin embargo, muestran cierta resistencia a la derogación de determinados beneficios laborales, lo
que en su momento pudo tener apoyo en la redacción inicial de la DF 4ª ET, que mantenía con rango reglamen-
tario determinadas disposiciones legales no derogadas por la Ley 8/1980. En este sentido se pronuncian las
SSTS 13-5-1985 (RJ 2700) y 26-5-1986 (RJ 2688), sobre la indemnización en caso de muerte del empresario,
y la STSJ País Vasco 10-5-2005 (Rº 3/2005), sobre la vigencia de la indemnización por muerte del trabajador
prevista en el Decreto 2-3-1944.
Respuesta. La STS 26-12-2011 (Rº 1490/211) reiterada por la STS 19-4-2012 (Rº 2165/2011), consi-
deran que la normativa cuestionada, dejando aparte su ideología, terminología y alguno de los principios en los
que afirma inspirarse, propios de otras épocas, no vulnera los principios constitucionales, debiendo mantenerse
su vigencia a falta de derogación expresa o tácita por otras normas infraconstitucionales posteriores (art. 2.2
CC) y su no sustitución por la posible normativa de desarrollo de la Ley 31/1995 (LPRL) —como posibilita su
art. 6—, ni por la negociación colectiva (art. 3 ET).
2º) Alcance. El alcance del principio de modernidad se limita por los principios jerárquico
y de competencia. El criterio jerárquico prevalece sobre el cronológico, por lo que la regla
de que la ley posterior deroga la anterior no es de aplicación cuando la posterior es jerárqui-
camente inferior a la anterior. Por otra parte, el principio de modernidad sólo tiene sentido
dentro de cada subsistema, pero no entre normas pertenecientes a subsistemas distintos: el
principio de competencia prevalece sobre el de modernidad.
§9. El principio de norma más favorable. El principio de norma más favorable consti-
tuye un criterio para la aplicación preferencial de normas en conflicto. Así, de producirse la
coexistencia entre dos o más normas en vigor cuya aplicación preferente se discute, nuestro
ordenamiento jurídico opta por otorgar prevalencia a una de ellas sobre la otra, de contener
aquélla condiciones más favorables para el trabajador. Dicha regla de articulación única-
mente opera cuando no jueguen los principios de jerarquía, competencia o modernidad.
1º) Concepto. De acuerdo con el art. 3.3 ET, «los conflictos originados entre los precep-
tos de dos o más normas laborales, tanto estatales como pactadas, que deberán respetar en
todo caso los mínimos de derecho necesario, se resolverán mediante la aplicación de lo más
favorable para el trabajador apreciado en su conjunto, y en cómputo anual respecto de los
conceptos cuantificables». La misma regla rige para el contrato de trabajo en el art. 3. 1 c)
ET. De ahí que se produzca una escala descendente de favorabilidad, de modo que «a medi-
da que las normas descienden de rango, las condiciones de trabajo ascienden en cuanto a la
mejora que para el trabajador representan» (Alonso Olea/Casas). La citada regla ha sido
juzgada de forma crítica por la doctrina, al considerarse una técnica que no se adapta de for-
118 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STS 14-7-2006 (Rº 196/2005) señala que no cabe una aplicación acumulada de
las dos normas, escogiendo de cada una de ellas lo que más favorable resulta a la parte, con lo que se
produce «una combinación de elementos dispares a través de la superposición de fragmentos de normas
—y no de normas completas».
Lección 5. La articulación del sistema laboral de fuentes 119
§10. Criterios de articulación entre la Ley y el convenio colectivo. Tal y como hemos
señalado con anterioridad, no es posible deducir de la CE la independencia e intangibilidad
del convenio colectivo para la Ley, ni la prevalencia de aquél sobre ésta. Por el contrario,
la Ley alcanza una insoslayable primacía sobre el convenio (García-Perrote), por el sólo
hecho de que aquélla es expresión directa de la soberanía nacional, y éste no es obviamente
manifestación de la misma. La CE y la legislación ordinaria se preocupan de asegurar tal
primacía y superioridad, en cuanto que la norma estatal puede atribuirse y adjudicarse
determinados rasgos y caracteres que se imponen al convenio y que éste debe respetar nece-
sariamente. Teniendo muy presente lo anterior, en el actual estadio de la evolución y articu-
lación entre heteronomía y autonomía cabe aislar las siguientes relaciones básicas:
Respuesta. El art. 17.2 ET, al establecer que «podrán establecerse por ley las exclusiones, reservas y
preferencias para ser contratado libremente», está autocalificando la norma imperativa absoluta, impidiendo
la negociación colectiva sobre estas materias. Lo mismo cabría decir del art. 26.4 ET, que prevé expresamen-
te la nulidad de «todo pacto en contrario» de la prohibición de asunción empresarial de las cargas fiscales
y de la seguridad social del trabajador. Tampoco tendría validez una regla convencional que estableciese
la posibilidad de admisión al trabajo a los 15 años o que elevara la prohibición del art. 6.1 ET a los 18
años, como tampoco sería válida la norma convencional que modificase las reglas sobre legitimación para
120 Jesús R. Mercader Uguina
negociar del art. 87 ET, sea para facilitar la entrada en la negociación de un sindicato con menor representa-
tividad de la requerida o en sentido contrario (STS 10-6-2003, Rº 67/2002, sobre las cláusulas de reserva
de la negociación). Carecería igualmente de validez una regla convencional que estableciese una duración
del período de prueba del contrato de trabajo de apoyo a emprendedores distinta de la establecida en la
ley (art. 4.3 L. 3/2012).
§12. Relación de suplementariedad. Esta relación consiste en que la norma estatal fija
un mínimo o máximo, que es mejorado por el convenio colectivo que añade un plus o
suplemento a la primera.
1º) Concepto. La norma estatal, y básicamente la Ley, fija el tratamiento mínimo o
máximo para todos los trabajadores, tratamiento que es inderogable in peius por la au-
tonomía colectiva. La función atribuida a la autonomía colectiva es la de mejorar el mí-
nimo o máximo estatal, prohibiéndose en todo caso su empeoramiento. La vulneración
de la inderogabilidad relativa es sancionada con la invalidez parcial de los productos
negociales que hubieran procedido a tal derogación in peius y su sustitución automática
por los preceptos correspondientes. El enunciado de la relación de suplementariedad
entre normas puede ser éste: Para el supuesto de hecho «s» se aplican simultáneamente el
precepto «x» de la disposición a) y el precepto «x + n» de la disposición b) (Martín Val-
verde)
2º) Vertebración de la relación de supletoriedad a través de las normas de derecho necesario
relativo. El tipo de normas que se integran en esta regulación son las denominadas nor-
mas de derecho necesario relativo, que se configuran, como venimos señalando, bien como
«máximos de derecho necesario», que permiten la negociación colectiva sobre las materias
por ellas reguladas, siempre y cuando respeten esos «máximos»; bien como «mínimos de
derecho necesario», que permiten la negociación colectiva sobre las materias por ellas regu-
ladas, siempre y cuando respeten esos «mínimos».
Como ha señalado Martín Valverde, «la doctrina científica ha recurrido con frecuen-
cia al criterio de la norma más favorable para explicar la relación de suplementariedad de
normas. Este recurso no es necesario, porque en el caso de una regulación de mínimos el
juego de la norma suplementaria o de superación está ya previsto en la norma que establece
el mínimo básico, y no hace falta acudir a ningún criterio externo a la formulación de las
disposiciones concurrentes para dar cuenta de la aplicación de aquélla».
Caso práctico 5.8. ¿Qué ejemplos de este tipo de normas podemos encontrar en nuestra legislación?
Respuesta. El art. 34.2 ET, al establecer que «la duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo
será de 40 horas semanales de trabajo efectivo», viene a autocalificarse de «norma mínima», mejorable por
la negociación colectiva y la contratación individual en beneficio del trabajador. Lo mismo cabría decir de los
arts. 35.1, referido al incremento porcentual de la retribución de las horas extraordinarias, «que en ningún caso
podrá ser inferior al valor de la hora ordinaria»; art. 37.1, referido al «descanso mínimo semanal de día y medio
ininterrumpido»; o art. 38.1 ET, referido al período de vacaciones anuales retribuidas, ya que «en ningún caso
la duración será inferior a 30 días naturales».
Un caso típico de máximos de derecho necesario son los límites presupuestarios del crecimiento de la masa
salarial. Si el convenio establece salarios por encima de esos límites, los incrementos se anulan (SSTC 63/1986
y 96/1990). La STS 8-6-1995 (Rº 3506/1994) consideró que esta limitación por la ley de la regulación
salarial del convenio no vulneraba el art. 37.1 CE, pero esta solución puede cuestionarse cuando la limitación,
lejos de hacer frente a una coyuntura excepcional, se convierte en práctica normal.
Lección 5. La articulación del sistema laboral de fuentes 121
Respuesta. La propia ley autoriza al convenio para desplazar su regulación, con lo que contiene una
regulación plenamente disponible para el convenio. Por ejemplo, en el art. 14.1 ET respecto a la duración del
periodo de prueba. En ella la ordenación legal sólo rige en defecto de norma convencional, por lo que aquélla
puede ser alterada por el convenio colectivo no sólo en sentido más favorable para el trabajador, sino también
en un sentido más desfavorable. También, los arts. 84 y 86.2 ET, relativos, respectivamente, al principio general
de no concurrencia entre convenios colectivos «salvo pacto en contrario» y a la regla general de la prórroga
anual de un convenio colectivo en caso de falta de denuncia expresa de las partes «salvo pacto en contrario»,
constituyen dos ejemplos de normas dispositivas, si bien reducida lógicamente su dispositividad, por razón
de la materia, a la negociación colectiva (convenios marco y acuerdos interprofesionales en el art. 84; todo
tipo de convenios colectivos estatutarios, en el art. 86.2). A partir de la reforma del ET, por la Ley 11/1994,
abundan los preceptos legales dispositivos (arts. 11.1.d), 11.2.b), 14.1, 15.1.b), 26.3, 29.1, 35.1, 35.4,
38.2, 39.2, 39.4 y 86.3 ET). Algunas disposiciones no ofrecen tanta claridad a la hora de su clasificación;
así, en ocasiones se utilizan expresiones más equívocas como «a salvo de lo que se disponga en los convenios
colectivos» (art. 68 ET), «a salvo de lo que se pudiera establecer por convenio colectivo» (art. 10.3 LOLS), o la
más genérica, «sin perjuicio de lo que se establezca mediante convenio colectivo» (art. 8.2 LOLS).
2º) Límites a las facultades dispositivas. Los convenios colectivos pueden disponer de la re-
gulación estatal tan sólo porque ésta les habilita y autoriza para ello. Únicamente porque la
norma estatal, al definirse como supletoria, así lo permite. No obstante, la norma estatal su-
pletoria puede establecer algún tipo de condicionante, formal o material, a tal disposición.
Caso práctico 5.10. ¿Qué ejemplos de este tipo de normas podemos encontrar en la jurisprudencia?
Respuesta. En estos casos, el convenio colectivo y la ley colaboran en la regulación de una misma materia.
Es lo que ocurre, por ejemplo, con el supuesto del art. 15. 1 a) ET, que encomienda al convenio colectivo que
identifique aquellos trabajos o tareas con sustantividad propia en la actividad de la empresa. Si el convenio
cumple este objetivo, hay concurrencia de normas, pero no hay conflicto, porque las regulaciones se comple-
mentan sin oponerse. Pero si la regulación convencional se opone a la ley —por ejemplo, relacionando como
propias del contrato de obra tareas que no tienen sustantividad, la concurrencia se convierte en conflicto y
tendrá que resolverse mediante el principio de jerarquía, que desplazará la norma convencional. Este mismo
caso es el que resuelve la STS 7-3-2003 (Rº 36/2002) en el sentido indicado.
122 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. El art. 23.2 ET, relativo al derecho a la promoción y formación profesional en el trabajo,
cuando establece que «en los convenios colectivos se pactarán los términos del ejercicio de estos derechos». La
norma se remite a los convenios colectivos para la concreción de los términos del ejercicio de estos derechos
que, de no efectuarse, no obstante ello existiría el derecho a concretarlos contractualmente o, en su defecto,
jurisprudencialmente. Existen otros preceptos legales que plantean idéntico problema; tal sucede con el art.
36.2 ET, cuando señala que «el trabajo nocturno tendrá una retribución específica que se determinará en la
negociación colectiva, salvo que el salario se haya establecido atendiendo a que el trabajo sea nocturno por su
propia naturaleza o se haya acordado la compensación de este trabajo por descansos……»
Respuesta. La STS 12-6-1991 (Rº 18/1991) excluyó que se tratase de un problema de jerarquía en senti-
do estricto y resolvió el conflicto aplicando la norma más favorable en su conjunto. La argumentación empleada
para alcanzar la referida conclusión se basa en el hecho de que el art. 25.2 RD. 2205/1980 no constituye por
sí mismo un mínimo de derecho necesario, sino que, al formar parte de un conjunto de condiciones retributivas
cuantificables, ha de ser objeto de una comparación global y en cómputo anual con el del Convenio Colectivo
concurrente, a fin de determinar la aplicación de la que resulte más favorable para el trabajador.
Lección 5. La articulación del sistema laboral de fuentes 123
había producido a su favor con la aplicación del pacto colectivo. ¿Es viable la reclamación planteada por el
trabajador?
Respuesta. La STS 11-5-2009 (Rº 2509/2008), establece que los convenios extraestatutarios tienen fuer-
za contractual, naturaleza limitada y duración temporal. Por lo tanto, no cabe el nacimiento de una condición
más beneficiosa que haya de mantenerse una vez extinguido el pacto y firmado un nuevo convenio colectivo
estatutario. Mantiene el Alto Tribunal que la pervivencia de los derechos establecidos en un pacto extraestatuta-
rio sería un atentado a las normas de promoción establecidas en un convenio colectivo estatutario, y situaría a
los trabajadores que se hubieran adherido al pacto extraestatutario en mejores condiciones.
Respuesta. En la STS 31-5-1995 (Rº 2384/1994) se señala que «no basta la repetición o la persistencia
en el tiempo, sino que es preciso que la actuación persistente descubra la voluntad empresarial de introducir un
beneficio que incremente lo dispuesto en la ley o en el convenio (…) ni es suficiente que el beneficio se haya in-
corporado al nexo contractual «en virtud de un acto de voluntad constitutivo de una concesión o reconocimiento
de un derecho» y en la entrega de una cesta con determinados productos para conmemorar una festividad no
se advierte esa finalidad, sino que hay «una repetida actuación de liberalidad».
Caso práctico 5.15. Una empresa, desde hacía más de veinte años, venía concediendo un nuevo pe-
ríodo de vacaciones por los días que no pudieron ser disfrutados por los trabajadores que se encontraban en
situación de incapacidad temporal, siempre que dicha contingencia se produjera con anterioridad a la fecha
de inicio del disfrute de las vacaciones. Durante los años 2001 y 2002, es decir, vigente ya el nuevo convenio,
la empresa ha continuado concediendo las vacaciones a los trabajadores que se encontraban en incapacidad
temporal en el momento de inicio de las mismas, en la forma antedicha que venía siendo práctica habitual
durante más de veinte años.
Respuesta. La STS 25-7-2007 (Rº 3115/2006) considera que es obvio que por la habitualidad, re-
gularidad y persistencia en su disfrute en el tiempo, esta condición se ha incorporado al vínculo contractual,
de forma que no puede ser suprimida, ni reducida unilateralmente por el empresario, a no ser que las partes
hayan alcanzado un nuevo acuerdo o se haya producido su neutralización en virtud de una norma posterior,
legal o paccionada, que altere la situación anterior con algún beneficio o utilidad de análogo significado. En
consecuencia, la antedicha forma de disfrute de las vacaciones de los trabajadores en situación de incapacidad
temporal constituye una condición más beneficiosa, incorporada al nexo contractual del actor, hoy recurrido, y
al haberlo entendido así el juzgador de instancia, procede la desestimación del recurso formulado.
segundo que le prive de sus derechos. Y además de ello, la prohibición de renuncia cum-
ple una función de autodefensa normativa frente a posibles actos de las partes tendentes a
reducir la eficacia de las normas (STSJ Aragón 15-3-2010, Rº 152/2010). El art. 3.5 ET
establece que «los trabajadores no podrán disponer válidamente, antes o después de su
adquisición, de los derechos que tengan reconocidos por disposiciones legales de derecho
necesario» y añade que «tampoco podrán disponer válidamente de los derechos reconocidos
como indisponibles por convenio colectivo».
1º) Contenido del principio de indisponibilidad. La consecuencia lógica del carácter impe-
rativo de las normas laborales es la limitación del poder de disposición del trabajador sobre
los derechos que le conceden estas normas. En este sentido, se ha dicho que el art. 3.5 ET es
consecuencia del art. 3.1.c) ET y marca la diferencia con el régimen civil, en el que la regla
contraria del art. 6.2 CC —admisión de la renuncia salvo que sea contraria al interés u or-
den público o perjudique a terceros— se relaciona con el carácter normalmente dispositivo
de las normas civiles. Si no fuera así, la autonomía privada podría desplazar mediante actos
de disposición individuales la eficacia de las normas imperativas laborales. a) En cuanto al
tipo de negocio que instrumenta la disposición, se ha dicho que la prohibición comprende
tanto los actos de renuncia (los negocios abdicativos), como los transaccionales, en los que
tiene que haber una controversia y concesiones recíprocas. Pero lo cierto es que la exclusión
de la transacción llevaría a consecuencias de extraordinaria rigidez en la litigiosidad y se ha
aceptado con ciertas condiciones por los órganos judiciales, sin perjuicio de las cautelas que
impone el art. 84 LJS sobre la conciliación y de la prohibición más enérgica que formula el
art. 246 LJS para la transacción sobre derechos reconocidos al trabajador por sentencia. No
obstante, alguna sentencia advierte que «los actos de disposición en materia laboral han de
vincularse a la función preventiva del proceso propia de la transacción y, aun en ese marco,
han de establecerse las necesarias cautelas».
Caso práctico 5.16. Diego Milito revisó en septiembre del 2007 su contrato con el Real Zaragoza SAD
para pasar a cobrar dos millones de euros netos al año más 16 pagas de 3.210 euros y las primas. Al bajar a
Segunda División, Milito manifestó al Real Zaragoza SAD su intención de regresar al Génova italiano, mientras
que el equipo español prefería aceptar la oferta que había hecho por el delantero el club londinense Tottenham
Hotspur, «económicamente superior». El jugador fichó por el club italiano en un acuerdo que incluía un traspaso
de diez millones de euros y la «renuncia del demandante a toda cantidad en concepto de indemnización por el
traspaso» ¿Constituye una renuncia contraria al art. 3.5 ET la realizada por el trabajador?
Respuesta. A juicio de la STSJ Aragón 15-3-2010, Rº 152/2010, este acuerdo no vulnera el art. 3.5
ET, dado que no se ha probado vicio del consentimiento alguno y sí el interés del propio jugador en forzar un
traspaso que le convenía en los términos que le interesaban, negociando las concretas condiciones del mismo,
lo que configura un acuerdo complejo, de naturaleza transaccional, en el que está involucrado un futbolista de
elite, cuyo poder de negociación con el empresario opera a un nivel esencialmente distinto de los trabajadores
con relaciones laborales ordinarias.
b) La autonomía privada también está limitada como consecuencia del carácter imperati-
vo de las normas de la Seguridad Social y del principio de irrenunciabilidad. El art. 3 LGSS
establece que «será nulo todo pacto, individual o colectivo, por el cual el trabajador renun-
cie a los derechos que le confiere la presente Ley» y, en materia de cotización, el art. 105
reitera que «será nulo todo pacto, individual o colectivo, por el cual el trabajador asuma la
obligación de pagar total o parcialmente la prima o parte de cuota a cargo del empresario»,
128 Jesús R. Mercader Uguina
añadiendo que, «igualmente, será nulo todo pacto que pretenda alterar las bases de cotiza-
ción que se fijan en el art. 109 de la presente Ley».
2º) Ámbito material de la indisponibilidad de derechos. El art. 3.5 ET establece como ob-
jeto de la prohibición de disposición los derechos que los trabajadores tengan reconocidos
por disposiciones legales de derecho necesario, añadiéndose que tampoco podrán disponer
válidamente de los derechos reconocidos como indisponibles por convenio colectivo. Esta
última expresión ha dado lugar a alguna confusión, en la medida en que se ha interpretado
que sólo serían indisponibles los derechos expresamente reconocidos como tales en el con-
venio colectivo y aquellos mandatos convencionales que supongan desarrollo de normas
de derecho necesario, o de carácter mínimo. Esta interpretación es cuestionable, pues hay
derechos reconocidos en convenio colectivo que ni reciben (al menos expresamente) la
calificación de indisponibles ni desarrollan ninguna norma legal de carácter mínimo y no
dejan, por ello, de ser, indisponibles. En suma, el carácter indisponible de las normas del
convenio deriva no de su declaración como tales o de su relación con la norma estatal, sino
de su carácter imperativo (Alarcón, Desdentado). Todas las normas imperativas estatales
o convencionales están comprendidas en la prohibición, lo que excluye los derechos deriva-
dos de los pactos extraestatutarios, del contrato y de la costumbre.
Caso práctico 5.17. Un trabajador de RENFE cuyo convenio colectivo establece el derecho a una indem-
nización por traslado, solicita el traslado a una determinada localidad (Segovia) renunciando expresamente a la
indemnización que le pudiera corresponder. Obtenido el traslado, pide la indemnización, alegando la nulidad
de su renuncia. El juzgado de lo Social desestimó su demanda. El Tribunal Superior de Justicia le concedió lo
pedido, condenando a la empresa a abonarle cantidad correspondiente en concepto de indemnización por
trasladado forzoso. ¿Se vulnera efectivamente el art. 3.5 ET? ¿Cabe considerar forzoso un traslado solicitado
por el propio trabajador?
Respuesta. Las SSTS 27-4-1999 (Rº 4985/1997) y 6-2-2000 (Rº 1394/1999) consideran que «son
indisponibles los derechos derivados de convenio colectivo a los que éste confiera tal calificación, siempre que
el establecimiento de esta restricción a la autonomía de la voluntad individual pueda incluirse en el ámbito de
competencias de las comisiones negociadoras». La sentencia del TS argumenta que «el actor tenía un interés
específico en ser trasladado a Segovia (…) que no ostentaba derecho alguno preferente a la ocupación de
plaza en Segovia»» y que, después de varias solicitudes infructuosas «vuelve a solicitar la plaza y ofrece a la
empresa la renuncia a las indemnizaciones que pudieran corresponderle».
Respuesta. El Tribunal Supremo descartó tanto «la ultraactividad de la calificación de la relación contro-
vertida en la legislación anterior, como la retroactividad de la nueva calificación». De esta forma, la nueva
calificación se aplicó a las relaciones de prestación de servicios de transporte que reunían los requisitos previstos
para que operara su exclusión del ámbito laboral, aunque tales relaciones hubieran sido concertadas bajo la
vigencia de la norma laboral anterior. Pero la nueva calificación se limitó a los efectos de esas relaciones produ-
cidos con posterioridad a la entrada en vigor de la nueva norma, sin que tal calificación alcanzase, por tanto,
a los efectos de la relación que hubieran tenido lugar cuando estaba vigente la norma anterior (SSTS 5-6-1996,
Rº 1426/1995, y 23-12-1996, Rº 1534/1996).
La complejidad del sistema laboral de fuentes determina que el efecto inmediato de una
disposición legal plantee diversos problemas cuando esa disposición afecta al contenido
de convenios colectivos que se han negociado sobre la base de la norma anterior. Para el
130 Jesús R. Mercader Uguina
3º) Excepciones a la regla del efecto directo o inmediato de la entrada en vigor de las normas
laborales. Hay, sin embargo, excepciones al efecto inmediato que se ligan fundamentalmen-
te a previsiones expresas sobre la subsistencia del régimen de contratación temporal cuando
éste cambia como consecuencia de una nueva norma. Frente a la regla general del efecto
inmediato de la nueva, aquí se opta por el mantenimiento de la vigencia de la legislación
que regía en el momento de la celebración del contrato (DT 2ª y 3ª ET).
Caso práctico 5.20. ¿Existen excepciones a la regla de efecto inmediato?
Respuesta. En ciertas ocasiones, son normas legales concretas las que establecen las condiciones de
entrada en vigor. Tómese como ejemplo la DT 17ª.5 de la Ley 40/2007, de 4 de diciembre, de medidas en
materia de Seguridad Social: «El régimen jurídico de la jubilación parcial vigente en la fecha de entrada en
vigor de la Ley 40/2007 podrá seguir aplicándose a los trabajadores afectados por los compromisos adop-
tados con anterioridad a esta fecha, mediante Convenios y acuerdos colectivos. La referida normativa regirá,
en estos supuestos, hasta que finalice la vigencia de los mencionados compromisos y, como máximo, hasta el
31-12-2009». Este criterio se ha aplicado también en las SSTS 11-4-2006 (Rº 1387/2004 y 2050/2005)
en relación con la incidencia de la transformación de Correos en sociedad anónima sobre la duración de los
contratos de interinidad suscritos cuando era una entidad pública empresarial. Las sentencias se hacen eco de la
tendencia muy constante del legislador español a mantener para los contratos temporales el régimen establecido
por la normativa a cuyo amparo se concertaron.
Lección 6
El trabajador
ÍNDICE: 1. PRECISIONES SOBRE EL CONCEPTO DE TRABAJADOR. §1. Precisiones generales. 2. PRESUPUESTOS
DE LABORALIDAD. §2. Notas configuradoras del concepto de trabajador. §3. Inclusión de los trabajadores por
cuenta ajena en el Régimen General de la Seguridad Social. 3. ACTIVIDADES EXCLUIDAS DE LA LEGISLACIÓN
LABORAL. §4. Fundamento general de las exclusiones. §5. Exclusión del personal funcionario y estatutario. §6.
Prestaciones personales obligatorias. §7. Consejeros y Administradores de Sociedades. §8. Trabajos realizados
a título de amistad, benevolencia o buena vecindad. §9. Trabajos familiares. §10. Intermediación mercantil
con asunción de riesgo. §11. Transportistas con vehículos comerciales de servicio público. 4. RELACIONES
LABORALES DE CARÁCTER ESPECIAL. §12. Concepto. §13. Personal de alta dirección. §14. Empleados del
hogar familiar. §15. Deportistas profesionales. §16. Artistas en espectáculos públicos. §17. Representantes de
comercio. §18. Discapacitados en centros especiales de empleo y enclaves laborales. §19. Estibadores portua-
rios. §20. Especialidades del trabajo penitenciario. §21. Relación laboral especial de residencia. §22. Abogados
en despachos individuales o colectivos. 5. RELACIONES CON SINGULARIDADES SOBRE EL RÉGIMEN «COMÚN»
DEL TRABAJADOR ORDINARIO. §23. Trabajadores en establecimientos militares. §24. Trabajo de guardas y
vigilantes de seguridad. §25. Profesores de religión en centros públicos. §26. Profesionales de la comunicación.
§27. Controladores civiles de tránsito aéreo. 6. EL TRABAJO AUTÓNOMO. §28. Concepto de trabajador autó-
nomo. §29. El trabajador autónomo económicamente dependiente. §30. Régimen de Seguridad Social de los
trabajadores autónomos.
§1. Precisiones generales. El Derecho del Trabajo tiene por objeto disciplinar, no cual-
quier trabajo o actividad productiva, sino un tipo muy concreto: la desarrollada por tra-
bajadores asalariados. La finalidad protectora de las personas que lo realizan hace que el
ordenamiento otorgue un especial protagonismo a estos sujetos: los trabajadores, que por
traslación y con una prácticamente absoluta independencia de la identidad y naturaleza de
para quién trabajen, constituyen un elemento básico en la delimitación del ámbito subjetivo
de aplicación del Derecho del Trabajo, marcando la frontera de su régimen protector. El
concepto de trabajador por cuenta ajena determina, así, la identidad del ordenamiento la-
boral (en buena medida también del de Seguridad Social) al trazar su ámbito de imputación
normativa en el doble aspecto sustantivo y procesal.
1º) Ausencia de definición constitucional de trabajador. La Constitución optó por no definir
el concepto de trabajador, reconociendo, sin embargo, determinados derechos específicos a
los que denomina «trabajadores» (art. 28.2, 37, 42 y 129.2 CE). Sin embargo, el art. 35.2
CE encomienda a la ley ordinaria la regulación de un «estatuto de los trabajadores», sin fijar
132 Jesús R. Mercader Uguina
principalmente en beneficio de otra persona; de que deba ser ejecutado personalmente por
el trabajador, dentro de un horario determinado por la persona que requiere el trabajo; el
que se pague una remuneración periódica que constituya la única o la principal fuente de
ingresos del trabajador o de que se reconozcan derechos de descanso semanal y vacaciones;
o que el trabajador no asuma riesgos financieros (parágrafo 13).
b) La coordenada espacial delimita al trabajador dentro de un espacio jurídico, esto es,
dentro del círculo o del ámbito de la relación individual de trabajo, de tal manera que
externamente a dicha relación jurídica pierde la condición subjetiva de trabajador. Actúa
como sujeto en otras relaciones jurídicas (familiares, administrativas, penales, etc.) o como
persona en otros ámbitos jurídicos (políticos, ciudadanos, etc.). De aquí la importancia de
delimitar lo laboral y lo extralaboral por la repercusión en los efectos jurídicos de las rela-
ciones de trabajo.
c) Finalmente, y en virtud de la coordenada temporal, se es trabajador en el sentido
técnico-jurídico estricto, mientras existe en el tiempo la relación individual de trabajo de la
que es sujeto y en virtud de la cual es sujeto el trabajador. Lo cual implica, evidentemente,
que se es trabajador desde el momento en que se inicia la relación. De tal manera que antes
de iniciarse la relación individual de trabajo no se es trabajador, por no constituir dicha
subjetividad un status fundamental de la persona. Y al cesar definitivamente o extinguirse
la relación, cesa la posición subjetiva de trabajador en esa particular relación de trabajo, es
decir, se deja de ser trabajador en sentido estricto, para poder volver a serlo en una nueva
relación laboral individual.
2. PRESUPUESTOS DE LABORALIDAD
Bibliografía básica: ALARCÓN CARACUEL, M.R., La ajenidad en el mercado: un criterio definitorio del
contrato de trabajo, REDT, 1986, nº 28, pp. 495 a 544. LUJÁN ALCARAZ, J., La contratación privada de
servicios y el contrato de trabajo. Contribución al estudio del ámbito de aplicación subjetivo del Derecho
del Trabajo, Madrid, MTSS, 1994. CRUZ VILLALÓN, J., El proceso evolutivo de delimitación del trabajo
subordinado, CRUZ VILLALÓN (Ed.)., Trabajo subordinado y trabajo autónomo en la delimitación de fronteras
del Derecho del Trabajo. Estudios en Homenaje al Profesor José Cabrera Bazán, Madrid, Tecnos/Junta de
Andalucía, 1999, pp. 159 a 192. SELMA PENALVA, A., Los límites del contrato de trabajo en la jurispruden-
cia española, Valencia, Tirant Lo Blanch, 2007.
§2. Notas configuradoras del concepto de trabajador. Cuáles sean los rasgos y caracte-
res que deba reunir una determinada prestación de servicios para ser considerada laboral es
una cuestión que siempre ha sido extraordinariamente debatida por la doctrina de todos los
países y que ha merecido una respuesta no exactamente coincidente en los distintos ordena-
mientos. Respuesta que, por lo demás, ha ido variando a lo largo del tiempo y que obligada-
mente ha estado siempre muy abierta a la dinámica y evolutiva integración jurisprudencial,
atenta y sensible, por lo general, a las modificaciones del sistema productivo y a las formas
de trabajar en él. El art. 1.1 ET configura al trabajador como sujeto del contrato de trabajo
y lo será quien «voluntariamente preste sus servicios retribuidos por cuenta ajena y dentro
del ámbito de organización y dirección de otra persona, física o jurídica, denominada em-
134 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STSJ Canarias, Santa Cruz de Tenerife 8-10-1992 (Rº169/1992) considera que la activi-
dad de telefonista no se puede incardinar en la figura de un arrendamiento de servicios, por cuanto se ha de
realizar necesariamente dentro del círculo rector y organizativo de una entidad productiva. El mismo puesto
exige la sujeción a las órdenes del empleador, sin que quepa hablar de autonomía o independencia. En
Lección 6. El trabajador 135
virtud de este razonamiento, el Tribunal constata la laboralidad del vínculo. Un ejemplo muy concreto y excep-
cional de prestación de servicios de telefonista de manera autónoma lo ofrece la STSJ Cataluña 4-11-2002
(AS 2002/4237).El mismo criterio de integración se puede aplicar también a la actividad que realizan los
«recepcionistas» y auxiliares en ciertos despachos profesionales. Y es que, aplicando idénticos argumentos, se
puede apreciar que también estas actividades necesariamente se realizan manteniendo una vinculación con la
empresa lo bastante intensa como para proclamar la laboralidad de la relación. En ningún momento se duda de
que la persona encargada de atender a los clientes y contestar al teléfono en un despacho de abogados (STSJ
Cataluña 14-10-1992, AS 1992/5108), en la medida en que trabaja para clientes del mismo, se encuentre
sometida al ámbito de organización y dirección de aquéllos.
Respuesta. La STS 25-1-2000 (Rº 582/2000) consideró que la relación que unía a la trabajadora con la
comunidad de propietarios era de carácter laboral pues «la sustitución esporádica por familiares no implica, en
el tipo de trabajo contratado, ausencia del carácter personal de la prestación, pues esta sustitución ocasional
también beneficia al empresario como lo muestra que es carácter ordinario que acompaña a los trabajos de
empleados de fincas urbanas en los que la continuidad en el servicio prima sobre la prestación personal, cons-
tante y sin excepción del trabajo». En definitiva, la posibilidad de que el trabajador sea sustituido no destruye la
naturaleza personal de la prestación, salvo que evidencie que la persona del trabajador constituía un elemento
indiferente en el establecimiento y desarrollo de la relación contractual.
136 Jesús R. Mercader Uguina
4º) Ajenidad. Por «ajenidad» se conoce la nota constitutiva del contrato de trabajo que
la propia ley define como «(prestación del servicio) por cuenta ajena». La ajenidad que sin-
gulariza el contrato de trabajo se refiere a una cesión anticipada del resultado del trabajo,
que es adquirido originariamente por el empresario. Trabajar por cuenta ajena equivale, por
tanto, a hacerlo tras ceder a otro la utilidad o los frutos del trabajo propio. No se trata de
trabajar para otro (no es una mera prestación de servicios en régimen de «alteridad»), sino
más bien supone un trabajar por cuenta de otro. La doctrina ha elaborado diferentes teorías
sobre qué significa la nota de ajenidad:
a) La ajenidad en los frutos: La ajenidad en los frutos se suele definir como la atribución
originaria a un tercero de los frutos o del resultado del trabajo propio desde el mismo mo-
mento en que se producen. El trabajador por cuenta ajena no se apropia del fruto de su tra-
bajo ni siquiera en un primer momento; éste pasa, directa e inmediatamente, al patrimonio
empresarial. Los bienes producidos por el trabajador no le reportan un beneficio económico
directo, sino que tal beneficio corresponde al empresario, que a su vez compensa al trabaja-
dor con una parte de esa utilidad (con el salario). Por el contrario, el trabajador por cuenta
propia adquiere para sí el resultado de su trabajo, con independencia de que el destino final
de ese resultado sea ponerlo a disposición de una tercera persona. En el contrato de trabajo
no hay, en puridad, una cesión al empresario de la propiedad sobre el producto elaborado
por el trabajador (pues difícilmente podría éste trasladar un derecho que el ordenamiento
jurídico no le reconoce), sino que el fruto del trabajo pertenece desde el inicio al empresario.
Caso práctico 6.3. Dos transportistas asumieron la distribución de mercancías de la empresa Jet Services
(que más tarde sería Chronoexpres), para lo cual pusieron al servicio de la actividad un vehículo de su propie-
dad (cuyo peso no superaba los 2.000 kg), asumiendo el coste de su mantenimiento y el del combustible. Los
profesionales percibían a cambio una cantidad de dinero por cada expedición entregada o recogida, más otra
por kilómetro recorrido y una tercera cantidad en concepto de propaganda que llevarían en su indumentaria y
en su vehículo. Tenían la obligación de estar dados de alta en la licencia fiscal y en el RETA y de girar facturas
con el correspondiente IVA. Los transportistas iniciaban la jornada diaria en un tiempo previamente determinado
y de acuerdo con una hoja de ruta. Además, la empresa podía transmitirles instrucciones a través de un emisor-
transmisor radiotelefónico. ¿Qué tipo de relación uniría a estos transportistas con la empresa?
Respuesta. La STS 18-10-2006 (Rº 3939/2005) considera que nos encontramos ante una relación labo-
ral. Partiendo de que no concurre la excepción del art. 1.3.g) ET, al tener el vehículo una carga útil inferior a
las dos toneladas métricas, el Tribunal Supremo analiza si concurren en el caso los presupuestos de laboralidad
del art. 1.1. ET. Pues bien, la ajeneidad se manifiesta de forma inequívoca porque la empresa incorpora los
frutos del trabajo de los transportistas para ofrecerlos como servicios de transporte a sus clientes, percibiendo
directamente los beneficios de esta actividad. Esta prestación es el elemento fundamental del contrato, sin que
la naturaleza de éste se desvirtúe por la aportación del vehículo por el trabajador, pues esa aportación no tiene
relevancia económica suficiente para convertir la explotación del vehículo en elemento definidor de la finalidad
fundamental del contrato, mientras que la actividad se revela como predominante.
curre la nota de ajenidad en los riesgos: en este caso, lo único que arriesga el trabajador es el
valor económico de su trabajo. Para que haya ajenidad en los riesgos la pérdida ha de ir más
allá. De este modo, la asunción de los riesgos por el trabajador pone de relieve la naturaleza
extralaboral de su relación, y así ocurrirá cuando se vean afectados —verdaderamente y no
como mera hipótesis— los «bienes personales» del presunto trabajador porque éste deba
responder ante la empresa de la solvencia de los clientes, responsabilizándose de los fallidos.
Y es que, en tales casos, se produce una disminución del patrimonio personal del trabajador
en proporción al resultado de su trabajo.
Caso práctico 6.4. Una empresa que prestaba el servicio de recepción de paquetes se valía, para efec-
tuar el transporte, de varios mensajeros que efectuaban el servicio con motocicletas de su propiedad y asumían
el coste de su mantenimiento y del combustible. Diariamente, y antes de las 10 de la mañana, tenían que llamar
a la empresa para recibir la orden de los viajes a realizar. La empresa era la que respondía frente al cliente
de la pérdida, extravío, deterioro, hurto o robo de los paquetes que han de ser entregados y cuyo importe no
excediera de los 120 €. Los mensajeros respondían en el caso de que la pérdida o el deterioro procediera
de su negligencia. Tanto en su vestimenta, como en el vehículo tenían la obligación de portar anuncios de la
empresa. En tal caso, ¿concurre la nota de ajeneidad en los riesgos?
Respuesta. La STS 26-2-1986 (RJ 1986\834) considera que, en el caso, la ajenidad es patente. El
trabajador no responde de los riesgos del contrato de transporte existente entre la empresa y el cliente. El que
responda, no de los riesgos del transporte, sino de los perjuicios causados por su negligencia, no es más que
una consecuencia del incumplimiento del deber que impone el art. 5 a) ET, que deriva a su vez de las normas
generales del derecho de obligaciones (art. 1.101 C.Cv).
c) La ajenidad en el mercado: Otra de las tesis que intenta definir qué se entiende por ajeni-
dad se centra en determinar quién ofrece los servicios al mercado, entendido éste en su más
amplio sentido, con inclusión de entidades sin ánimo de lucro y que no compiten en precios
(una administración pública, por ejempo, puede ofrecer sus servicios en un "mercado políti-
co": STS 11-2-2015, Rº 2353/2013). De acuerdo con esta tesis, se trabaja por cuenta ajena
cuando es un tercero el que ofrece en el mercado los frutos del trabajo, de forma que entre
quien consume los productos y quien los elabora se interpone la figura del empresario que
es quien se beneficia directamente del trabajo desempeñado por otro. El trabajador, por el
contrario, se beneficia indirectamente del resultado de su trabajo a través de la retribución
(ALARCÓN).
Caso práctico 6.5. Una higienista dental realizaba limpiezas bucales en una clínica odontológica. Para
la realización de dicha actividad se dio de alta en la licencia fiscal y en el RETA. La profesional no aportó
cartera propia de clientes y utilizaba el soporte administrativo de la clínica para cobrarlos. Al final de cada día
de consulta, la higienista recibía el 50% de la recaudación con ocasión de sus servicios. ¿Se da la nota de
ajeneidad en el mercado?
Respuesta. La STSJ Cataluña 14-5-2002 (Rº 9634/2001) considera que existe una relación laboral.
Cuando una persona trabaja para otro que es el destinatario del servicio estamos ante una relación de alteri-
dad (típica del trabajo por cuenta propia). Por el contrario, cuando uno trabaja para otro pero entre ellos se
interpone la figura del empresario, en realidad lo que ocurre es que el trabajador presta sus servicios para el
empresario que es quien proporciona el producto al cliente. La ajeneidad en el mercado existe en el presente
caso, pues los clientes se dirigían a la clínica y no a la trabajadora, a la hora de exigir la prestación de los
servicios. Además, era el centro médico quien percibía directamente de los clientes el importe de las limpiezas
bucales, de modo que la trabajadora no tenía ninguna relación jurídica o económica con aquéllos. La misma
doctrina puede hallarse en la STSJ Cataluña 14-2-2003 (AS 446/2003).
Sobre la no laboralidad de peritos tasadores con test de subordinación y test de ajenidad, STS 9-7-2013,
Rº 2569/2012.
138 Jesús R. Mercader Uguina
§3. Inclusión de los trabajadores por cuenta ajena en el Régimen General de la Segu-
ridad Social. Aspecto de gran importancia en la práctica de las relaciones laborales es el de
la conexión entre el Derecho del Trabajo y el de la Seguridad Social. Resulta, por ello, nece-
sario trazar líneas de unión entre ambos ordenamientos jurídicos. Así, la primera conexión
se produce entre el ámbito subjetivo del ordenamiento laboral y el campo de aplicación de
la Seguridad Social. De acuerdo con el art. 7.1 LGSS, estarán comprendidos en el Sistema
de la Seguridad Social, a efectos de las prestaciones de modalidad contributiva, los españoles
que residan en España y los extranjeros que residan o se encuentren legalmente en España,
siempre que, en ambos supuestos, ejerzan su actividad en territorio nacional y pertenezcan
a uno de los colectivos siguientes: a) trabajadores por cuenta ajena, b) trabajadores por
cuenta propia, c) socios trabajadores de Cooperativas de Trabajo Asociado, d) estudiantes
y e) funcionarios públicos. La heterogeneidad de estos colectivos da lugar a que existan
regímenes jurídicos diferenciados para ellos, con un distinto, también, nivel de tutela. Más
extensamente: http://www.seg-social.es.
1º) Estructura del sistema de Seguridad Social. El sistema de Seguridad Social se encuentra
integrado por un Régimen General, que actúa como modelo o núcleo básico del propio
sistema para los trabajadores por cuenta ajena, y una serie de Regímenes Especiales (el de
Trabajadores Autónomos, el del Mar, el de la Minería del Carbón, el de los Estudiantes, y
de los Funcionarios Públicos), caracterizados, esencialmente, por tener derecho los sujetos
en ellos incluidos a prestaciones distintas de las previstas para el Régimen General de la
Seguridad Social.
a) El art. 114 LGSS establece que la acción protectora del Régimen General será la esta-
blecida en el art. 38 LGSS, precepto que relaciona el catálogo general de prestaciones, desta-
cando, entre otras, la alteración de la salud y maternidad, a la que corresponde la asistencia
sanitaria; la incapacidad temporal para el trabajo, riesgo durante el embarazo y durante la
lactancia natural, maternidad y paternidad, a las que corresponde prestaciones económicas
periódicas pero temporales (los llamados subsidios) y prestaciones recuperadoras de la capa-
cidad laboral; la incapacidad permanente, para las que se dan, según los casos, prestaciones
económicas periódicas permanentes o vitalicias (pensiones), e indemnizaciones (cantidades
a tanto alzado, entregadas de una sola vez); la muerte, a la que corresponde pensiones o
subsidios para el cónyuge y otros familiares así como, en algún caso, indemnizaciones; la
jubilación, para la que se prevén pensiones; el desempleo, a la que corresponde un subsidio;
las cargas familiares, para hacer frente a las cuales se dan asignaciones mensuales.
b) En el caso de los trabajadores incluidos en el Régimen General y para obtener las
citadas prestaciones, los empresarios estarán obligados a solicitar la afiliación al sistema de
la Seguridad Social de los trabajadores que ingresen a su servicio, así como a comunicar
dicho ingreso y, en su caso, el cese en la empresa de tales trabajadores para que sean dados,
respectivamente, de alta y de baja en el Régimen General (art. 100.1 LGSS). Igualmente,
el empresario es sujeto responsable del cumplimiento de la obligación de cotización (art.
104.1 LGSS).
2º) Trabajadores incluidos dentro del Régimen General de la Seguridad Social. De acuerdo a
lo previsto en el art. 7.1 a) y 97.1 LGSS, estarán comprendidos en el Régimen General los
Lección 6. El trabajador 139
trabajadores por cuenta ajena que presten sus servicios en las condiciones establecidas por el
art. 1.1 ET en las distintas ramas de la actividad económica o asimilados a ellos, bien sean
eventuales, de temporada o fijos, aun de trabajo discontinuo, e incluidos los trabajadores a
distancia, y con independencia, en todos los casos, del grupo profesional del trabajador, de
la forma y cuantía de la remuneración que perciba y de la naturaleza común o especial de
su relación laboral.
El art. 97.2 LGSS incorpora al Régimen General, sin perjuicio de que en estos casos no se
tutelen la totalidad de las situaciones de necesidad antes señaladas (art. 38 LGSS), no sólo
a los trabajadores por cuenta ajena, sino también otras actividades profesionales que, pese a
no cumplir con los requisitos propios del citado Régimen presentan analogías que no jus-
tifican un trato distinto respecto de quienes sí son trabajadores. Es el caso, por ejemplo, de
los funcionarios interinos, en prácticas o transferidos a las Comunidades Autónomas, de los
penados que realizan ciertos trabajos en el establecimiento penitenciario, de los miembros
del Clero, del personal de investigación en formación, etc.
3º) Trabajadores excluidos del Régimen General de la Seguridad Social. El art. 7, apartados
2 y 6, y el art. 98 LGSS establecen, por su parte, determinadas exclusiones, que sintética-
mente son: a) por razón del trabajo o del tipo de actividad: las personas que no realicen su
trabajo o actividad en el marco de una relación laboral —servicios amistosos o benévolos,
funcionarios públicos, trabajadores autónomos o por cuenta propia, por ejemplo—; las per-
sonas que aun siendo trabajadores por cuenta ajena, se encuentren incluidas en Regímenes
Especiales de la Seguridad Social —trabajadores del mar y de la minería del carbón—; las
personas que realizando un trabajo por cuenta ajena pueda considerarse el mismo marginal
en atención a su jornada y retribución, y no constituya su medio fundamental de vida (en
este último caso, la ley habilita al Gobierno para hacer efectiva la exclusión); b) por razón
de parentesco: los parientes del empresario hasta el segundo grado inclusive, salvo que se
demuestre su condición de asalariados.
jurídico, facilitar la aplicación de la norma si recaen sobre actividades que no son sustanti-
vamente laborales o, en fin, desvirtuar la existencia de los presupuestos sustantivos.
§5. Exclusión del personal funcionario y estatutario. La relación de servicio de los fun-
cionarios públicos se regula por el Estatuto de la Función Pública, así como la del personal
al servicio del Estado, las Corporaciones Locales y las entidades públicas autónomas, cuan-
do, al amparo de una ley, dicha relación se regule por normas administrativas o estatutarias
(art.1.3 a) ET). La citada exclusión obedece a razones de oportunidad política, e incluso de
inercia histórica, más que técnico jurídicas, dado que sustancialmente no existen diferencias
de fondo entre un funcionario y un contratado laboralmente por la Administración Pública.
1º) Régimen jurídico. El Estatuto Básico del Empleado Público, aprobado por L. 7/2007,
(en adelante, EBEP) regula dos tipos de relaciones jurídicas distintas: la jurídico-adminis-
trativa de los funcionarios públicos y la jurídico-laboral del personal laboral de las distintas
Administraciones Públicas.
2º) Ámbito de aplicación del EBEP. El art. 2.1 señala que este Estatuto se aplica al personal
funcionario y en lo que proceda al personal laboral al servicio de las siguientes Adminis-
traciones Públicas, enumerando a continuación una serie de Administraciones y sectores
públicos (Administración General del Estado —Civil, Militar y de Justicia—, Administra-
ciones de las Comunidades Autónomas y de las Ciudades de Ceuta y Melilla —incluyen-
do la Administración Sanitaria y Docente—, Administraciones de las Entidades Locales,
Organismos Públicos, Agencias y demás Entidades de derecho público con personalidad
jurídica propia, vinculadas o dependientes de cualquiera de las Administraciones Públicas
y Universidades Públicas) y dejando al margen a otros (Administraciones Legislativas de las
Cortes Generales y de las Comunidades Autónomas, Órganos Constitucionales del Estado
y Órganos Estatutarios de las Comunidades Autónomas y Banco de España y Fondos de
garantía de Depósitos en Entidades de Crédito). Tan sólo queda expresamente excluido por
el EBEP de la relación laboral especial de empleo público en él regulada, el personal laboral
de la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos, que se regirá por la legislación laboral y demás
normas convencionalmente aplicables (art. 6).
3º) Personal funcionario. Dentro del personal funcionario deben distinguirse los funciona-
rios de carrera (art. 9 EBEP) y los funcionarios de empleo (arts. 10 y 12 EBEP):
a) Son funcionarios de carrera quienes, en virtud de nombramiento legal, están vinculados
a una Administración Pública por una relación estatutaria regulada por el Derecho Admi-
nistrativo para el desempeño de servicios profesionales retribuidos de carácter permanente.
b) Dentro de los funcionarios de empleo se encuadra el personal eventual (de libre nom-
bramiento político y que ejerce funciones de confianza) y los funcionarios interinos (que
desempeñan provisionalmente una plaza en tanto se ocupa por un funcionario de carrera).
4º) Personal laboral. Por personal laboral entiende el EBEP (art. 11.1), el que en virtud
de contrato escrito, en cualquiera de las modalidades de contratación de personal previstas
en la legislación laboral, presta servicios retribuidos para las Administraciones Públicas. En
cuanto a los puestos de trabajo de las distintas Administraciones Públicas que pueden ser
desempeñados por personal laboral, habrá que estar a lo que dispongan las Leyes de Fun-
Lección 6. El trabajador 141
ción Pública que se dicten en desarrollo del EBEP (art. 11.2), respetando en todo caso lo
establecido en el art. 9.2: El ejercicio de las funciones que impliquen la participación directa
o indirecta en el ejercicio de las potestades públicas o en la salvaguardia de los intereses
generales del Estado y de las Administraciones Públicas corresponden exclusivamente a los
funcionarios públicos. Lo que significa que cada Administración Pública podrá tener un
grado de funcionarización y laboralización mayor o menor según decisión de la ley, estatal
o autonómica, que la regule.
5º) Personal al servicio de las Instituciones Sanitarias de la Seguridad Social. Un supuesto
singular es el del Personal al servicio de las Instituciones Sanitarias de la Seguridad Social. El
régimen jurídico, materialmente de naturaleza híbrida entre lo funcionarial y lo laboral, está
recogido en la L. 55/2003, y completado por el «Estatuto Profesional Común» para el per-
sonal al servicio del SNS, incluido el sector privado, según recoge la L. 44/2003, reguladora
de las profesiones sanitarias, se extiende a cualquier colectivo de profesionales que prestan
sus servicios, por cuenta ajena y subordinada, en los centros e instituciones sanitarias. La L.
55/2003 califica expresamente este Estatuto Profesional Específico para los trabajadores al
servicio del Sistema Nacional de Salud como «relación funcionarial especial» (art. 1), por lo
que debe entenderse, en principio, al margen de la regulación jurídico-laboral.
6º) Protección social. Los funcionarios públicos disponen a efectos de su protección social
de dos mecanismos específicos: El común está constituido por el denominado Régimen
de Clases Pasivas del Estado, destinado a las pensiones y gestionado unitariamente por la
Administración del Estado. El otro, Mutualista, que difiere en función del grupo de fun-
cionarios de que se trate, se encuentra destinado a dispensar asistencia sanitaria, subsidios y
prestaciones complementarias y se encuentra gestionado por organismos autónomos. Así,
en el caso de las Fuerzas Armadas se encuentra gestionado por el Instituto Social de las
Fuerzas Armadas (ISFAS), adscrito al Ministerio de Defensa. En el caso del destinado al
personal al servicio de la Administración de Justicia, es gestionado por la Mutualidad Ju-
dicial (MUGEJU), adscrita al Ministerio de Justicia. Finalmente, en el caso del establecido
para los Funcionarios Civiles del Estado, la gestión corre a cargo de la Mutualidad General
de Funcionarios Civiles del Estado (MUFACE), dependiente del Ministerio de Hacienda y
Administraciones Públicas.
§6. Prestaciones personales obligatorias. Con la exigencia de que el trabajo sea libre o
voluntariamente prestado se quiere excluir del ordenamiento laboral los trabajos impuestos
o forzados. El trabajo se ha de realizar sin compulsiones externas que obliguen a trabajar de
forma inmediata, y de cuya inobservancia pudiera derivarse una sanción o perjuicio para el
sujeto. Por ello, todos aquellos supuestos en los que concurre la compulsión u obligatorie-
dad del trabajo quedan fuera del ordenamiento laboral, resultando indiferente que exista o
no exclusión expresa. En todo caso, el artículo 1.3 b) ET excluye expresamente de su ámbito
de aplicación «las prestaciones personales obligatorias».
1º) Trabajos en beneficio de la comunidad. Entre las prestaciones personales obligatorias
cabe contar la prevista en el art. 49 CP que incorpora la denominada pena de «trabajos en
beneficio de la comunidad», que aunque «no podrán imponerse sin consentimiento del
142 Jesús R. Mercader Uguina
3º) Obras de competencia municipal. Los arts. 128 y 129 de la Ley Reguladora de las
Haciendas Locales (RDLeg. 2/2004) establecen que los Ayuntamientos con población no
superior a 5.000 habitantes, podrán imponer una prestación personal obligatoria a vecinos
no discapacitados con edades comprendidas entre 18 y 55 años para realizar obras de com-
petencia municipal. Se impone la limitación temporal de no poder exceder la prestación
personal de quince días al año, sin que tampoco pueda durar más de tres días consecutivos.
Esta obligación de prestación personal es redimible por un importe del doble del SMI.
4º) Prestaciones en caso de grave riesgo, calamidad pública o catástrofe. Finalmente, cabe
incluir dentro de este grupo las prestaciones personales obligatorias derivadas de supues-
tos de grave riesgo social, calamidad pública o catástrofe (arts. 9 y 12 LO. 4/1981, de
Estados de Alarma, Excepción y Sitio. La legislación de protección civil contempla la po-
sibilidad de que, en casos de emergencia, las autoridades competentes exijan de cualquier
persona mayor de edad la realización de prestaciones personales (art. 7 bis L. 17/2015, de
9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil).
del cargo de Consejero o miembro de los órganos de administración de las empresas que revistan
la forma jurídica de sociedad y siempre que su actividad en la empresa sólo comporte la realiza-
ción de los cometidos inherentes al cargo».
1º) Fundamento de la exclusión. La ratio jurídica por la que se excluye del ordenamiento
laboral a los Consejeros reside, indudablemente, en que, al no haber dualidad de partes, fal-
ta un presupuesto básico e indispensable para que pueda considerarse existente una relación
laboral. Dado que la única forma de manifestarse la persona jurídica en el tráfico jurídico es
a través de sus órganos, debe entenderse que todo lo realizado por éstos como tales, ha sido
realizado por aquélla. Esto es, no se establece una oposición de voluntades, sino una única
voluntad —la de la persona jurídica— que es la que actúa a través de sus órganos.
El Consejero viene a integrarse en el órgano que asume y contiene la titularidad jurídica
de la sociedad: «el órgano que frente a cualquier tercero es la sociedad». La persona física que
se incardina en el Consejo desarrolla funciones cuya razón de ser es la de cumplir la volun-
tad societaria, por ser su encarnación y, por tanto, quien así actúa lo hace como empresa, en
nombre y representación de ésta, formando parte del órgano que opera como representativo
de la empresa constituida en forma jurídica de sociedad, por lo que no puede considerarse
existente una relación laboral. Las anteriores circunstancias operan como una fuente de
atenuación o, al límite, de eliminación de la ajenidad y la dependencia constitutivas de la
relación laboral. Incluso, como ha señalado la doctrina, resulta sumamente dificultoso ad-
mitir que se pueda desarrollar cualquier clase de contrato de servicios entre el Consejero y
la empresa pues ello supondría un desdoblamiento absolutamente ficticio y artificial entre
persona física que integra el órgano titular de la sociedad y sociedad que actúa respecto a esa
persona física (Molero).
2º) Tipología. El Consejero puede mantener su ámbito de actuación en el seno del Con-
sejo, sin desbordarlo, bien como mero Consejero o Consejero pasivo, bien con funciones
ejecutivas, normalmente bajo la forma de Presidente-ejecutivo o de Consejero-delegado.
Pero, en cualquiera de estos casos, si el ámbito del Consejo no se desborda, la naturaleza de
la relación seguirá siendo de tipo mercantil, y lo único que variarán, serán las responsabili-
dades y obligaciones del Consejero, en función de las previsiones estatutarias que existan, de
los poderes que se le otorguen, y de las restantes circunstancias a tomar en consideración.
a) Cuando se simultanean las funciones de Consejero con las de alto directivo, situación
ciertamente frecuente, la jurisprudencia ha venido negando la laboralidad de la relación. En
estos casos, la jurisprudencia, a través de la denominada «teoría del vínculo», considera que
el alto directivo no se encuentra vinculado por un contrato de trabajo, sino que es el órgano
a través del que actúa la propia sociedad. En estos casos, los cometidos inherentes al cargo
de Consejero son «todos los cometidos que se refieran a la administración de la sociedad»
y que «toda la actividad de los Consejeros, en cuanto administradores de la sociedad, está
excluida del ámbito de la legislación laboral», porque se trata de personas físicas que inte-
gran los órganos de la persona jurídica, mediante las cuales necesariamente ésta realiza el
cumplimiento de sus fines.
b) Cabe, también, la acumulación de la condición de Consejero con la de trabajador
ordinario. En este caso, el criterio es absolutamente favorable a esa simultaneidad y con
144 Jesús R. Mercader Uguina
la consecuencia de considerar que existen en tal caso dos relaciones jurídicas separadas e
independientes entre sí que pertenecen a ámbitos también diferenciados: mercantil (la de
Consejero) y laboral (la de trabajador ordinario).
3º) Encuadramiento en la Seguridad Social. Por lo que respecta al encuadramiento en
la Seguridad Social de los Consejeros, es necesario distinguir distintas situaciones: a) Los
Consejeros no ejecutivos sin relación laboral concurrente o Consejeros ejecutivos sin retri-
bución, al no realizar una actividad profesional en sentido estricto, se encuentran excluidos
de la Seguridad Social. b) Los Consejeros ejecutivos con retribución, están incluidos en el
Régimen General de la Seguridad Social aunque sin derecho a desempleo ni FOGASA:
pertenecen al denominado régimen asimilado. c) Los Consejeros ejecutivos con retribución
y que posean una participación accionarial que suponga control efectivo de la sociedad o
posean el control de manera indirecta, se encuentran incluidos en el Régimen Especial de
Trabajadores Autónomos.
Respuesta. La STSJ de Castilla y León, Valladolid, 11-6-2001 (Rº 896/2001) entiende que Doña María
Purificación acompañaba a la anciana «por hacer una obra de caridad», y por ello declaró que esa labor no
había dado lugar a una relación laboral.
judiciales y, cuando lo hacen, los Tribunales califican la relación como no laboral, máxime
cuando se ha suscrito el pertinente compromiso. No obstante, en ocasiones ese compromiso
no se formaliza, y en la dinámica de la prestación de servicios concurren ciertas circunstan-
cias que pueden suscitar la duda.
Caso práctico 6.8. La Compañía de Jesús y la Generalitat Valenciana suscribieron un convenio para
la creación de un centro para la integración social de los inmigrantes. Con dicho centro colaboraba Regina,
realizando labores de asesoramiento a extranjeros dos mañanas y dos tardes a la semana, conforme había
acordado con la institución (teniendo en cuenta las necesidades del centro y su disponibilidad) y sin percibir
por ello contraprestación económica alguna. Para realizar su cometido, contaba con un despacho en el propio
centro y, si no acudía, no era sustituida, ni estaba sometida a régimen disciplinario. ¿Sería Regina una trabaja-
dora del centro de integración?
Respuesta. Según la STSJ Comunidad Valenciana 16-9-2005 (Rº 1663/2005), Regina acudió al centro
de integración de forma altruista, con compromiso de prestar servicios de forma solidaria. Pese a la apariencia
externa que puede originar la prestación de servicios por parte de la actora, lo cierto es que no aparecen los
presupuestos sustantivos básicos de la relación de trabajo; es decir, la voluntariedad, la dependencia y la ajeni-
dad, estando ausente la nota de abono de retribuciones periódicas. Nos encontramos, por tanto, ante uno de
los supuestos expresamente excluidos por el legislador, pues el vínculo no es técnicamente oneroso, sino gratuito,
tratándose de figuras jurídicas próximas a la donación, al devenir de nexos no remunerados, por cuanto los
trabajos prestados se situarían dentro de las actividades gratuitas y altruistas para una entidad con funciones
asistenciales y de protección del inmigrante, sin ostentar ánimo de lucro, de tal forma que el vínculo no podrá
ser considerado como laboral sino como un compromiso de solidaridad, al no tener como causa una obligación
o un deber jurídico y no estar retribuido.
3º) Un supuesto especial: el trabajo militante. Una modalidad particular de trabajo bené-
volo es el «trabajo militante» que prestan los afiliados para un sindicato o partido político,
o los religiosos para su Iglesia, confesión o congregación. La prestación de servicios para
esos entes responde unas veces al esquema propio de la mera benevolencia, y otras al de la
relación laboral por la retribución que se percibe.
Caso práctico 6.9. Doña María comenzó a prestar servicios en el Monasterio de Religiosas Trinitarias,
realizando funciones de asistencia a las monjas de clausura residentes en el mismo, como realizar la compra,
acompañarlas al médico, permanecer con ellas mientras estaban hospitalizadas, ayudar en la guardería que
las propias religiosas tenían abierta, etc., sin que fuera dada de alta en la Seguridad Social. Posteriormente,
suscribió con el Monasterio un contrato de trabajo para la prestación de servicios como auxiliar de clínica.
Cuando cerró el Monasterio, por traslado de las monjas a otros conventos de la Orden, Doña María demandó
a la entidad religiosa reclamando la laboralidad de la actividad previa a la suscripción del contrato y, en con-
secuencia, el reconocimiento de una mayor antigüedad en la empresa. ¿Está en lo cierto?
Respuesta. La STSJ Galicia 5-5-2000 (Rº 1111/2000) consideró que la actividad previa a la suscripción
del contrato de trabajo no constituía una auténtica prestación laboral: La actora colaboraba desinteresadamen-
te, ayudando a las religiosas del Monasterio, pero sin que estuviera sujeta, en esa labor de ayuda, ni al círculo
rector ni disciplinario de la entidad religiosa y sin sujeción a horario, ni a jornada preestablecida. El Tribunal
califica tal prestación como «colaboración amigable y desinteresada» a la que no se aplicaría la legislación
laboral.
§9. Trabajos familiares. Quedan también excluidos del ámbito de aplicación del ET
«los trabajos familiares, salvo que se demuestre la condición de asalariados de quienes los
realizan» (art. 1.3 e) ET). Se consideran familiares, a efectos de aplicación de la norma, a
los cónyuges, ascendientes, descendientes y demás parientes por consanguinidad o afinidad,
hasta el segundo grado inclusive y, en su caso, por adopción, siempre que convivan con el
empresario.
1º) Alcance de la exclusión. La exclusión tiene una gran elasticidad, porque opera como
una presunción que se funda en dos hechos de base, que es preciso acreditar: a) la existencia
de un vínculo familiar o relación de parentesco, que se cierra en el segundo grado; sin que
la mera unión de hecho, a estos efectos, pueda asimilarse con el matrimonio, por lo que, en
consecuencia, no encaja dentro del tipo legal contemplado en el art. 1.3 e) ET; y b) la con-
vivencia con el familiar empresario. El sentido de este requisito no debe limitarse sólo a la
convivencia física, sino que también puede interpretarse como dependencia económica del
empresario o de la familia, aunque no se resida en el mismo domicilio. Si concurren estas
circunstancias, se entiende que no hay relación laboral.
GRADOS DE PARENTESCO
Ascendientes
Bisabuelos Bisabuelos
(3º grado) (3º grado)
Abuelos Abuelos
(2º grado) (2º grado)
Descendientes
Nietos
(2º grado)
Bisnietos
(3º grado)
Lección 6. El trabajador 147
§10. Intermediación mercantil con asunción de riesgo. Se excluye, también, del ám-
bito laboral «la actividad de las personas que intervienen en operaciones mercantiles por
cuenta de uno o más empresarios, siempre que queden personalmente obligados a respon-
der del buen fin de la operación, asumiendo el riesgo y ventura de la misma» (art.1.3 f ) ET);
exclusión que se funda en la ausencia del presupuesto de ajenidad.
1º) Concepto y naturaleza del contrato de agencia. La L. 12/1992, reguladora del contrato
de agencia mercantil, define el contrato de agencia como aquél por el que «una persona na-
tural o jurídica, denominada agente, se obliga frente a otra de manera continuada o estable
a cambio de una remuneración, a promover actos u operaciones de comercio por cuenta
ajena, o a promoverlos y concluirlos por cuenta y en nombre ajenos, como intermediario in-
dependiente, sin asumir, salvo pacto en contrario, el riesgo y ventura de tales operaciones».
La naturaleza del contrato de agencia es mercantil, sin lugar a dudas, porque así lo dispone
la Ley, pero lo cierto es que el contenido de su prestación, tal como lo describe la propia
norma, contiene casi todos los elementos necesarios para poder reputarse como laboral, a
excepción de la dependencia, pues es esencial al agente la independencia y, en concreto,
148 Jesús R. Mercader Uguina
Caso práctico 6.10. Juan Manuel prestaba sus servicios como chofer repartidor para una empresa dedi-
cada a la actividad de mensajería, a cambio de un salario bruto mensual variable que dependía de los repartos
realizados. La empresa, como concesionaria de la marca MRW, estaba obligada a hacer figurar este anagra-
ma en los uniformes de sus mensajeros, debiendo cuidar a su vez que ninguno de ellos realizase actividades
análogas para otras empresas. Juan Manuel estaba dado de alta en el IAE y en el RETA y emitía mensualmente
a la empresa facturas cargadas con el IVA con importes variables, dependiendo de los meses. Para realizar su
trabajo, utilizaba un vehículo de su propiedad que no superaba las 2 toneladas métricas y en el que estaba
instalada una radio de la empresa y figuraba la marca MRW. Juan Manuel llevaba un uniforme en el que
constaba dicha marca, no asumía el riesgo y ventura de las actividades en las que intervenía y tenía un horario
flexible que solía abarcar de 8:30 a 13:30 y de 15:00 a 19:00, los días laborables, y además un sábado al
mes permanecía de guardia. Con ocasión del robo del vehículo, la empresa le facilitó otro, siendo ésta quien
además asumía los gastos de gasolina y otras reparaciones. ¿Se trata realmente de un trabajador autónomo?
Respuesta. La STS 19-12-2005 (Rº 5381/2004) concluye, de todas las señas indicadas, el indubitado
carácter laboral de la relación existente por cuanto de ellas se desprende el sometimiento del trabajador a las
órdenes del empresario.
§12. Concepto. Doctrinalmente se han definido las relaciones laborales especiales como
«aquellas que se caracterizan por el atípico lugar de la prestación, estando referidas a colec-
tivos que efectúan sus tareas en ámbitos distintos al del establecimiento empresarial, y por
ende bajo unos parámetros de organización y dirección inhabituales». Las relaciones espe-
ciales suponen la manera de dar cauce a la inclusión en el Derecho del Trabajo de relaciones
jurídicas en las que la subordinación se presenta debilitada, o incluso está ausente.
1º) La especificidad y el principio de igualdad. Las diferencias de régimen jurídico que mar-
can la separación entre relaciones comunes y especiales de trabajo no vulneran el principio
de igualdad ni se traducen en discriminación para los colectivos afectados, aunque para
éstos implique la privación de alguna de las garantías reconocidas por la legislación laboral
común. Así lo declaró el TC cuando señaló que «no es contrario al art. 14 CE la existencia
de regímenes jurídicos distintos para los diferentes colectivos de trabajadores por cuenta
ajena siempre que ello esté justificado por las características especiales de cada trabajo» (STC
56/1988).
150 Jesús R. Mercader Uguina
2º) Fundamento del carácter especial. Del catálogo actual de relaciones especiales se extrae
que la especialidad normativa se justifica por diversas razones, sin perjuicio de la posible
concurrencia en un mismo supuesto de varios factores de diferenciación respecto del tipo
contractual ordinario: singularidad del empleador, anormalidad del lugar de prestación de
los servicios, peculiar naturaleza de los trabajos contratados; a veces, incluso, el carácter
especial de la relación se debe a las matizaciones experimentadas por alguna de las notas ti-
pificadoras del contrato de trabajo, singularmente por la nota de dependencia. En esta línea
discurren los pronunciamientos del TC, cuando declara que las disparidades normativas,
lejos de ser arbitrarias o irrazonables, de deben «a las especiales características del trabajo
que cada norma viene a regular, bien por la cualidad de las personas que lo prestan, bien
por la sede donde se realiza el trabajo, bien por el tipo de funciones que se realizan» (STC
26/1984).
3º) Falta de correspondencia entre relación laboral especial y Régimen Especial de Seguridad
Social. Es importante tener presente que las relaciones laborales especiales no coinciden con
los Regímenes Especiales del Sistema de Seguridad Social de modo que muchos trabajado-
res con relación laboral común se encuentran encuadrados en regímenes especiales de la
Seguridad Social (trabajadores por cuenta ajena de la agricultura y del mar), mientras que
muchos otros con relación laboral especial se encuadran en el Régimen General del siste-
ma de Seguridad Social (altos directivos, deportistas profesionales, artistas, representantes
de comercio, etc…). En realidad, es excepcional la coincidencia de relación especial en lo
laboral y encuadramiento en Régimen Especial de Seguridad Social, siendo ejemplo de esa
coincidencia el caso de los empleados del hogar.
§13. Personal de alta dirección. El art. 2 ET incluye, entre las relaciones laborales
de carácter especial, la del personal de alta dirección; precepto desarrollado por el RD.
1382/1985, de 1 de agosto. Las funciones de alta dirección pueden ser variadas, siempre que
impliquen esa especial posición jerárquica y responsabilidad en la empresa.
1º) Concepto de personal de alta dirección. De conformidad con la doctrina unificada de
nuestro Tribunal Supremo, contenida, por todas en la STS 4-6-1999 (Rº 1972/1998), pre-
supuestos esenciales para la existencia de una relación laboral de carácter especial de alta
dirección son los siguientes:
a) Funciones de dirección y gerencia. Se ha destacado que lo que caracteriza la relación
laboral del personal de alta dirección es la participación en la toma de decisiones en actos
fundamentales de gestión de la actividad empresarial. Son propias de la alta dirección, por
ejemplo, las facultades de concertar y ejecutar toda clase de actos y contratos necesarios
para la realización del objeto social, incluidos los de carácter patrimonial o financiero; las de
organización, dirección, gobierno y vigilancia de la marcha de la empresa; las de selección,
contratación, dirección, retribución y despido de personal; o, en fin, las de representación
de la sociedad en toda clase de actos y contratos, en juicio y fuera de él (SSTS 4-12-1986,
RJ. 7270; 24-2-1987, RJ. 1111 y 26-2-1990, RJ. 1230). La anterior descripción forma el
elenco general que ha de concretarse en cada caso a través de las correspondientes delegacio-
Lección 6. El trabajador 151
nes por parte del titular de la empresa o su órgano de representación. De ahí la relevancia
práctica de los poderes notariales otorgados en cada caso.
Caso práctico 6.11. ¿A qué posición directiva corresponderían unos poderes redactados en los siguientes
términos: «Gestionar, negociar y dirigir, con carácter general, en nombre, representación y lugar de la Socie-
dad, actividades mercantiles de banca general en todas y cualesquiera Sociedad en la actualidad o en el
futuro establecidas en España, con todas las facultades y atribuciones requeridas y necesarias a tal efecto, y,
sin perjuicio de las limitaciones más adelante expresadas, firmar, en nombre de la Sociedad, siempre que ello
sea necesario o conveniente para la negociación y dirección de las expresadas actividades de la Sociedad
en España, y con carácter general, realizar todos y cualesquiera actos, asuntos o cosas que la naturaleza de
las mencionadas actividades bancarias en España pueda exigir, incluyéndose, sin perjuicio o limitación de la
generalidad de las facultades expresadas en el presente Poder»?
Caso práctico 6.12. ¿Y si las funciones atribuidas fueran las siguientes: «Representar y defender a la
Sociedad y sus derechos ante todos y cualesquiera jueces y tribunales, de todas las clases y jurisdicciones, en
cualquier acción, demanda o procedimiento en el que la Sociedad pueda ser parte o pueda tener un interés,
en asuntos de orden administrativo, civil, penal, contencioso o contencioso-administrativo, en toda clase de
procesos, recursos o procedimientos, de cualquier clase o naturaleza, con plena y absoluta representación de
la Sociedad, ya sea en calidad de demandante o de demandado, o como tercero o coadyuvante cualquiera
que fuere el fundamento, y con facultad para interponer acciones, presentar excepciones, formular reconven-
ciones, presentar pruebas y alegaciones, interponer recursos ordinarios y extraordinarios, realizar propuestas,
instar la ejecución de sentencias, recusar todas clase de jueces o peritos, proponer interrogatorios, solicitar el
reconocimiento de firmas o de documentos»?
Respuesta. Para la STSJ Cataluña 3-3-2014 (Rº 4631/2013), la amplitud de los poderes es indicativa
de la relación laboral especial, sin que la exigencia de firma conjunta para operaciones superiores a 100.000
euros “desnaturali[ce] el carácter de relación laboral especial de alta dirección, puesto que el demandante solo
debía rendir cuentas de su actuación ante el consejo de administración de la empresa y podía ejercer facultades
152 Jesús R. Mercader Uguina
inherentes a la titularidad de la misma, siquiera fuese con la necesidad de la firma conjunta en operaciones
superiores a 100.000 euros”.
Respuesta. La respuesta es negativa, pues es evidente que la trabajadora no solo carecía de poderes, sino
que en ningún caso podía ejercitar facultades que se puedan considerar como inherentes a la titularidad jurídica
de la empresa. “El ejercicio de las funciones que tenía atribuidas, si bien afecta a un área funcional de impor-
tancia para el normal desenvolvimiento de las empresas codemandadas, las mismas no afectan a los aspectos
trascendentales de los objetivos de tales empresas o a la integra actividad de la misma, y, así mismo, consta que
la misma se encontraba subordinada al directos de los servicios Informativos. Es cierto que la relación especial
de alta dirección implica una relación de confianza, pero el RD 1382/1985 no construye tal modalidad de
relación laboral sobre la característica de la confianza (la cual puede concurrir en muchos cargos o puestos de
trabajo desempeñados en virtud de una relación laboral común), sino sobre el ejercicio de poderes inherentes
a la titularidad jurídica de la empresa” (STSJ Murcia 25-3-2013, Rº 1078/2012).
Real Decreto y a las demás que sean de aplicación» (art. 3.1 RD. 1382/1985), lo cierto es
que las reglas proporcionadas por el RD. 1382/1985 son, además de escasas, ampliamente
permisivas para que las partes acuerden lo que convenga a sus intereses. El papel de la auto-
nomía de la voluntad se detecta, señaladamente, en la duración del contrato, que será la que
«las partes acuerden» (art. 6 RD. 1382/1985), o en la determinación del tiempo de trabajo
y los descansos, que serán fijados en las cláusulas del contrato «en cuanto no configuren
prestaciones a cargo del empleado que excedan notoriamente de las que sean usuales en el
ámbito profesional correspondiente» (art. 7 RD. 1382/1985). Una de las especialidades
fundamentales de la relación de alta dirección es, frente a la relación laboral común, su
régimen de extinción. En este caso, además de las indemnizaciones previstas legalmente, las
partes pueden fijar en el contrato causas, requisitos y efectos especiales respecto al fin de su
relación laboral denominadas comúnmente cláusulas de blindaje. El alto directivo suele ser
contratado por tiempo indefinido, presumiéndose, además, dicha indefinición, y su contra-
to debe ser formalizado por escrito (art. 4.6 y 9.1 RD. 1382/1985).
3º) Encuadramiento en la Seguridad Social. En cuanto verdadero trabajador, el alto cargo
laboral desarrolla una actividad profesional que determina su afiliación al sistema de Segu-
ridad Social. Los altos directivos son trabajadores por cuenta ajena con una relación laboral
de carácter especial y, como tales, estarán incluidos en el Régimen General o en el régimen
que corresponda en razón de la actividad, de acuerdo con los arts. 7 y 97.2. a) LGSS.
§14. Empleados del hogar familiar. Regulada por el art. 2.1 b) ET y desarrollada por
el RD 1620/2011, es ésta una relación basada en la búsqueda de equilibrio entre la mutua
confianza, el respeto a los derechos básicos de los trabajadores y la flexibilidad que tanto
empleador como trabajador requieren para fijar sus condiciones de trabajo, todo ello con el
trasfondo del respeto debido a los derechos constitucionalmente protegidos de la intimidad
familiar y la inviolabilidad del domicilio.
1º) Concepto de empleado del hogar. Se considera relación laboral especial del servicio del
hogar familiar la que conciertan el titular del mismo, como empleador, y el empleado que,
dependientemente y por cuenta de aquél, presta servicios retribuidos en el ámbito del hogar
familiar. A los efectos de esta relación laboral especial, se considerará empleador al titular del
hogar familiar, que necesariamente será una persona física: ya lo sea efectivamente o como
simple titular del domicilio o lugar de residencia en el que se presten los servicios domésticos
El objeto de esta relación laboral especial son los servicios o actividades prestados para el hogar
familiar, pudiendo revestir cualquiera de las modalidades de las tareas domésticas, así como la
dirección o cuidado del hogar en su conjunto o de algunas de sus partes, el cuidado o atención
de los miembros de la familia o de las personas que forman parte del ámbito doméstico o
familiar, y otros trabajos que se desarrollen formando parte del conjunto de tareas domésticas,
tales como los de guardería, jardinería, conducción de vehículos y otros análogos.
2º) Fundamento y especialidades. Su fundamentación material radica en la singularidad del
empleador (cabeza de familia, respecto del que hay que presumir falta de profesionalidad) y
del lugar de la prestación (hogar familiar, objeto de una especial consideración constitucio-
nal: la inviolabilidad del domicilio personal y familiar).
154 Jesús R. Mercader Uguina
Caso práctico 6.15. Una trabajadora es contratada por una Embajada extranjera en España para prestar
servicios de cocinera en los locales de la propia Embajada. ¿Puede considerarse relación laboral especial?
Respuesta. La situación de la trabajadora no puede ser calificada como "empleada al servicio del hogar
familiar". La primera razón es que la demandante no se limitaba a realizar trabajos domésticos, o sea trabajos
al servicio del hogar familiar cual constituye exigencia básica para obtener esta calificación, sino que compa-
tibilizaba trabajos de aquella naturaleza junto con otros trabajos o servicios, cuales "la atención de comidas y
actos oficiales" con lo que ya no se cumplía con el primer requisito en cuanto exige que los trabajos se concreten
en tareas domésticas (de "domus" casa); pero, aunque esto fuera así, la legislación española, partiendo de la
realidad de que la especialidad de esta relación tiene su razón de ser en el carácter estrictamente personalista,
familiar e íntimo de la misma, elimina de entrada cualquier calificación de esta naturaleza cuando la relación
no es entre personas físicas, al excluir expresamente de esta especial regulación las relaciones concertadas por
personas jurídicas, por cuanto parte de la base de que una persona jurídica no es titular de un hogar familiar
susceptible de contratar este tipo de servicios (STS 21-10-2008, Rº 4143/2007).
Caso práctico 6.16. Dña María del Pilar comenzó a prestar sus servicios como empleada del hogar en
febrero del 2.007, para Dña Consuelo. Con fecha 27-7-2010 encontrándose en estado de gestación, causó
baja por riesgo de embarazo, baja que se prolongó hasta el 11-4-2011. Dña Consuelo al objeto de que
percibiera las correspondientes prestaciones de Seguridad Social cursó baja a la misma. El día 12 pretendió
incorporarse a su puesto de trabajo manifestándole su empleadora el desistimiento de su relación laboral, desis-
timiento que le reiteró mediante burofax al día siguiente ¿Puede considerarse que estamos en presencia de un
despido nulo por afectar a los derechos fundamentales de la trabajadora?
Respuesta. Como ha señalado la STSJ Cataluña 31-1-2011 (Rº 5635/2010) y reitera la STSJ Extrema-
dura 22-2-2012 (Rº 634/2011), la cuestión a resolver consiste en determinar la incidencia que, sobre dicha
causa de extinción del contrato, pueda tener la vulneración de un derecho fundamental, pues el hecho de que
estemos ante una decisión no motivada, no excluye que, desde la perspectiva constitucional, pueda tacharse de
una resolución discriminatoria, toda vez que la decisión del empleador no puede hacerse valer en contra de un
derecho fundamental. A juicio de los citados pronunciamientos, ello no significa que a dicha causa de extinción
deba aplicarse la consecuencia prevista en el art. 55.5 ET, pues el régimen previsto en dicho precepto respecto
a la mujer embarazada lo es frente a los despidos, o, en sentido más amplio, aquellas decisiones extintivas que
se califican como improcedentes, de tal manera que el despido de una trabajadora embarazada sólo puede
calificarse como procedente o nulo. Pero en el supuesto analizado no se ha producido ningún despido, sino
un desistimiento del empleador, por lo que no cabe aplicar dicho régimen, sino que debe analizarse si dicha
causa de extinción es válida, o, por el contrario, no es así, al existir vulneración de un derecho fundamental,
que justificaría que aquel acto extintivo se califique como un despido. Basta añadir que el RD 1.620/2011,
al referirse en el art. 11 a la extinción del contrato, vuelve a mencionar expresamente el despido disciplinario y
el desistimiento del empleador, sin establecer la nulidad de ninguno de ellos, ni siquiera en los supuestos a los
que se refiere el art. 55.5 ET. Hay otros Tribunales Superiores de Justicia que han entendido lo contrario, como
puede verse en las sentencias del de Madrid de 24-11-2008 (Rº 4191/2008) y del de Castilla y León (Burgos)
de 7-9-2010 (Rº 467/2010). La jurisprudencia del TS y del TC sobre el desistimiento en período de prueba
que afecta a una trabajadora embarazada parece aplicable aquí (STSJ Madrid 14-2-2014, 1834/2013:
“salvando las distancias, el caso debatido guarda relación con la STS de 18 de abril de 2011, recurso
2893/2010”). Ver también STC 173/2013.
§15. Deportistas profesionales. Esta relación laboral de carácter especial se establece por
el art. 2.1 d) ET y ha sido desarrollada por el RD. 1006/1985.
1º) Concepto de deportista profesional. Se consideran deportistas profesionales «quienes,
en virtud de una relación establecida con carácter regular, se dediquen voluntariamente a la
práctica del deporte por cuenta y dentro del ámbito de organización y dirección de un club
o entidad deportiva a cambio de una retribución».
2º) Fundamento y especialidades. La especialidad de la relación de trabajo de los deportistas
profesionales hay que cifrarla en la singularidad material de quien ostenta la condición de
empresario (club o entidad deportiva), en la propia especificidad del servicio prestado por
156 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. Este debate fue resuelto, en proceso de conflicto colectivo del sector del ciclismo profesional,
por la STS 26-3-2014 (Rº 61/2013). Las razones esgrimidas por esta resolución para reconocer el derecho
a la indemnización prevista en el ET son el carácter incompleto de la regulación del RD 1006/1985, su
necesaria integración con otras disposiciones laborales y, en particular, el ET, en la medida en que no sean
incompatibles con la regulación especial; así como, en fin, el carácter de derecho necesario de la indemni-
zación por fin de contrato temporal: “la regulación que el RD 1006/1985 hace sobre el extremo relativo a
la extinción contractual en manera alguna es definitivamente completa; o que cuando menos no es cerrada
hasta el punto de impedir que sea integrada con disposiciones estatutarias, siempre y cuando estas últimas se
revelen de derecho necesario y no sean incompatibles con la naturaleza especial de la relación laboral de los
deportistas profesionales”.
§16. Artistas en espectáculos públicos. Esta relación laboral de carácter especial se en-
cuentra regulada por el art. 2.1 e) ET y el RD. 1435/1985.
1º) Concepto de artista en espectáculo público. Se considera como tal la relación establecida
entre un organizador de espectáculos públicos o empresario y quienes se dediquen volun-
tariamente a la prestación de una actividad artística por cuenta y dentro del ámbito de
organización y dirección de aquéllos a cambio de una retribución.
Caso práctico 6.18. La empresa Z. Televisión SA llevó a cabo la producción de un programa audiovisual
titulado «La casa de tu vida», consistente en un programa del género reality, compuesto por varios programas
semanales, diarios, programas debate y señal 24 horas, y cuyo formato se basó en el seguimiento permanente
de un grupo de personas, por un período inicial de once semanas, en un recinto aislado del mundo exterior
en donde deberían terminar de construir una casa (este recinto se denominó «la casa») y en el que fue objeto
de grabación cualquier situación entre los participantes. ¿Son trabajadores los concursantes que participan en
este reality show?
Respuesta. La STSJ Madrid 14-4-2008 (Rº 376/2008), considera laboral la relación entre el concursante
y la productora y se inclina por su carácter especial, como artistas en espectáculos públicos. Dice el referido
pronunciamiento que: «siendo innegable la singularidad del contenido de la actividad solicitada al recurrente,
no por ello cabe descartar automáticamente la existencia de la relación laboral, pues hoy en día el concepto
de actividad artística no puede verse desde el exclusivo esquema del trabajador profesionalmente dedicado a
la interpretación teatral, musical, recitación de poesía, etc., sino que da cabida a otras formas de participación
menos convencional, siempre que éstas vayan dirigidas al ocio y esparcimiento del público y su forma de eje-
Lección 6. El trabajador 157
cución implique un régimen revelador de un auténtico compromiso laboral, cosa que ocurre en este caso por
mor de la sujeción del recurrente a la empresa que le contrata, la cual le exige una puesta a su disposición a
lo largo de las 24 horas del día».
Respuesta. La STSJ Cataluña 6-7-2007 (Rº 1672/2006) considera que no puede calificarse dicha ac-
tividad como artística, en la medida en que la intervención del trabajador ante las cámaras no consiste en
«desarrollar, mostrar o exhibir unas determinadas habilidades artísticas, sino simplemente en la ofrecer unos con-
tenidos informativos en cuya preparación interviene, predominando de forma absoluta las tareas de transmitir la
información. Distinto podría ser el caso de aquellos presentadores-artistas, que pudieren simultanear en un mismo
programa las labores de presentación con las de realización de algún tipo de exhibición de sus habilidades
artísticas, lo que obviamente no es el caso del actor que simplemente presenta los reportajes en cuestión»
§17. Representantes de comercio. El art. 2.1 f ) ET, desarrollado por el RD. 1438/1985,
regula la relación laboral especial de los representantes de comercio. Este tipo de funciones
que se suelen identificar con el nombre de «técnicos comerciales», «ejecutivos de ventas»,
«técnicos de inversiones», «marketing manager», «captador de clientes», «profesionales de
la venta», cobran renovado interés en la actualidad, máxime cuando se observa la tendencia
empresarial a la venta masiva, la liberalización de stocks y la rotación de mercaderías, activi-
dades todas ellas que no se pueden llevar a cabo aisladamente por el fabricante o productor.
1º) Concepto de representante de comercio. Se consideran especiales las relaciones «en virtud
de las cuales una persona natural, actuando bajo la denominación de representante, media-
dor o cualquiera otra con la que se le identifique en el ámbito laboral, se obliga con uno
o más empresarios, a cambio de una retribución, a promover o concertar personalmente
operaciones mercantiles por cuenta de los mismos, sin asumir el riesgo y ventura de tales
operaciones».
158 Jesús R. Mercader Uguina
§19. Estibadores portuarios. Se encuentra regulada esta relación por el art. 2.1 h) ET y
concretada en los artículos 149 y siguientes de la Ley de Puertos del Estado y de la Marina
Mercante (RDLeg. 2/2011), donde se agrupa de forma ordenada y completa toda la regula-
ción del Régimen de gestión de los trabajadores para la prestación del servicio de mercancías
en los puertos de interés general.
1º) Concepto de estiba y desestiba portuaria. Se considera relación laboral de carácter espe-
cial la de los estibadores portuarios que presten servicios a través de sociedades estatales o
de los sujetos que desempeñen las mismas funciones que éstas en los puertos gestionados
por las Comunidades Autónomas [art. 2.1.h) ET]. La referencia a las sociedades estatales
debe entenderse realizada a las Sociedades Anónimas de Gestión de Estibadores Portuarios
(SAGEP) a las que se les atribuye la gestión de la puesta a disposición de estos trabajadores,
contratados por ellas, a las empresas integrantes de la sociedad encargadas de la prestación
del servicio portuario de manipulación de mercancías. Se consideran como actividades in-
160 Jesús R. Mercader Uguina
tegrantes del servicio portuario de manipulación de mercancías las labores de carga, estiba,
descarga, desestiba y transbordo de mercancías objeto de tráfico marítimo que permitan su
transferencia entre buques, o entre estos y tierra u otros medios de trasporte. Estas labores
deben realizarse íntegramente dentro de la zona de servicio del puerto y guardar conexión
directa o inmediata con una concreta operación de carga, descarga o trasbordo de un buque
a otro. La concreción de cada una de estas actividades se contiene en el art. 130 de la citada
Ley de Puertos del Estado. Quedan fuera del ámbito de esta relación especial las relaciones
laborales establecidas entre la SAGEP y el personal contratado por ellas para realizar activi-
dades que no integren el contenido del servicio portuario de manipulación de mercancías
(art. 149.2 Ley de Puertos del Estado).
2º) Fundamento y especialidades. La especialidad de su régimen jurídico reside en la pecu-
liar vía de colocación y en la especial configuración de la posición de empleador (análoga a
la de una ETT), pues para dar origen a la relación laboral especial, los trabajadores portua-
rios han de concertar su vinculación laboral con una SAGEP, la cual, previa solicitud, debe-
rá proporcionar con carácter temporal a las empresas con licencia del servicio portuario de
manipulación de mercancías integradas en la misma o que tengan licencia de autoprestación
del servicio, los trabajadores pertenecientes a su plantilla que sean necesarios para el desa-
rrollo de las tareas que no puedan ser cubiertas por el personal propio de cada empresa. La
relación laboral de los trabajadores que desarrollan su actividad en el servicio portuario de
manipulación de mercancías podrá establecerse tanto con una SAGEP, en relación laboral
especial, como directamente con las empresas titulares de licencias del servicio portuario de
manipulación de mercancías, en relación laboral común (art. 149.1 Ley de Puertos del Esta-
do). Los trabajadores contratados por una SAGEP en relación laboral especial son asignados
a las empresas estibadoras. La relación laboral especial es siempre por tiempo indefinido
(art. 151.1 Ley de Puertos del Estado). Por virtud de la asignación (o puesta a disposición),
los trabajadores en relación laboral especial prestan sus servicios con carácter temporal a las
empresas estibadoras (empresas usuarias). La SAGEP mantiene en todo caso la condición
de empleador, pero las facultades, obligaciones y responsabilidades empresariales se reparten
entre esa sociedad y la empresa que utiliza los servicios del trabajador, el cual puede volver a
la sociedad estatal al terminar la prestación de servicios para la empresa estibadora.
3º) Encuadramiento en la Seguridad Social. El art. 2 D. 2864/1974, por el que se aprue-
ba el Texto Refundido del Régimen Especial de la Seguridad Social de los Trabajadores
del Mar, dispone que quedarán comprendidos en dicho Régimen Especial, entre otros,
el trabajo de los estibadores portuarios (SSTS 15-4-2003, Rº 3117/2002; 30-6-2004, Rº
4943/2003, con ciertas excepciones como el resuelto por la STS 25-9-2007; Rº 152/2006).
2º) Fundamento y caracteres. Dicha regulación ha venido justificada, de un lado, por las par-
ticularidades derivadas de su carácter parcialmente docente, lo que obliga a incorporar reglas
específicas referidas exclusivamente a este aspecto y a modular el tratamiento de algunas mate-
rias estrictamente laborales (por ejemplo, la extinción del contrato laboral por no merecer su
actividad formativa una evaluación positiva). De otro lado, por el hecho de que se trata de una
actividad inserta en un ámbito (el sanitario) en la que el resto del personal (con el que compar-
te en ocasiones idéntica actividad) cuenta con una regulación específica no laboral (el régimen
estatutario) aunque, en ocasiones, pueda desarrollarse en instituciones privadas; particularidad
ésta última que ha de contar también con el correspondiente tratamiento normativo.
3º) Encuadramiento en la Seguridad Social. Los trabajadores incluidos en esta relación
laboral de carácter especial tienen derecho a percibir los beneficios y prestaciones derivadas
del Régimen General de la Seguridad Social al que el residente estará afiliado.
Es de interés, finalmente, mencionar que existen algunas relaciones que, aunque no están
expresamente calificadas de relaciones laborales especiales, exhiben importantes singularida-
des sobre el régimen «común» del trabajador ordinario. Baste con mencionar aquí:
requiere con carácter previo propuesta para la docencia por parte de la correspondiente
entidad religiosa; que dicha propuesta se renovará automáticamente cada año, y que la
regulación específica de dicha relación laboral, dentro del marco general del ET, «se hará
con la participación de los representantes del profesorado». No prevé esta disposición legal
una nueva relación laboral de carácter especial, pero sí una regulación específica con parti-
cularidades para estos contratos de trabajo. Tal regulación se contiene en el RD. 696/2007.
6. EL TRABAJO AUTÓNOMO
Bibliografía básica: MONTOYA MELGAR, A., MARTÍN RODRÍGUEZ, R., Comentarios a la Ley 20/2007, de
11 julio, Madrid, Civitas, 2007. GARCÍA MURCIA, J., El trabajo autónomo y otras formas de trabajo no
asalariado, Pamplona, Aranzadi, 2007. DEL REY GUANTER, S. (Dir.), Comentarios al Estatuto del trabajo
autónomo, Valladolid, Lex Nova, 2007. GOERLICH PESET, J.M., El estatuto del trabajo autónomo, Valencia,
Tirant lo Blanch, 2007. LUJÁN ALCARAZ, J., El estatuto del trabajo autónomo: análisis de Ley 20/2007, de
11 julio, Murcia, Laborum, 2007. GARCÍA NINET, J.I., Comentarios a la Ley del Trabajo Autónomo, CISS,
2007. VALDÉS DAL-RÉ, F., CRUZ VILLALÓN, J. (Dir.), El Estatuto del trabajo autónomo, Madrid, La Ley, 2008.
GARCÍA GIMÉNEZ, M., MOLINA NAVARRETE, C., El Estatuto profesional del trabajo autónomo: diferenciando lo
Lección 6. El trabajador 165
verdadero de lo falso, Madrid, Tecnos, 2008. SOLER ARREBOLA, J.A., La contratación del trabajador autóno-
mo económicamente dependiente, Granada, Comares, 2013.
§28. Concepto de trabajador autónomo. La L. 20/2007, del Estatuto del trabajo autó-
nomo (LETA), como señala su Exposición de Motivos, es el «primer ejemplo de regulación
sistemática y unitaria del trabajo autónomo en la Unión Europea». El art. 1.1 LETA define
su ámbito subjetivo de aplicación por la nota de la no-dependencia o independencia, en
contraste obligado con el contenido del art. 1.1 ET: «la presente Ley será de aplicación a las
personas físicas que realicen de forma habitual, personal, directa, por cuenta propia y fuera
del ámbito de dirección y organización de un tercero, una actividad económica o profesio-
nal a título lucrativo, den o no ocupación a trabajadores por cuenta ajena».
1º) Ausencia de ajenidad. El concepto de autónomo queda así definido por tratarse de
una actividad económica o profesional por cuenta propia a la que falta, por tanto, la nota
de la ajenidad que ha sido objeto de estudio. La actividad habrá de ser habitual, así como
personal y directa; lo que en realidad viene a englobar una misma exigencia, esto es, implica
la necesidad de que exista efectivamente un trabajo propio por parte del autónomo, una
participación con su propio esfuerzo en la actividad productiva, aun cuando en dicha tarea
pueda auxiliarse de otros colaboradores.
2º) Ausencia de dependencia. Dicha actividad habrá de llevarse a efecto fuera del ámbito de
dirección y organización de un tercero: disposición plena sobre el modo de la ejecución del
trabajo, sin que se produzcan condicionamientos jurídicos en su realización.
3º) Ánimo de lucro. Y, en fin, la misma debe llevar consigo un contenido económico y
ánimo de lucro, lo que lleva a considerar excluidas un conjunto de actividades, tales como,
por ejemplo, las meramente recreativas, deportivas, formativas, las prestadas con finalidad
altruista o benéfica o por razones amistosas o de buena vecindad, o las generadoras de
productos para el exclusivo autoconsumo (propio o familiar). No obstante, la variedad y
extensión de la tipología de trabajos autónomos se refleja necesariamente en la laxitud y
vaguedad del término «actividad económica», ciertamente ambiguo, omnicomprensivo y
de escaso valor definitorio.
4º) Extensión a los familiares. Dice el art. 1.1 LETA que también será de aplicación esta
Ley a «los trabajos realizados de forma habitual, por familiares de las personas de autónomos
que no tengan la condición de trabajadores por cuenta ajena, conforme a lo establecido por
el art. 1.3 e) ET». Se refiere la norma a los conocidos como familiares colaboradores. En
tal concepto se incluyen el cónyuge y los parientes por consanguinidad o afinidad, hasta
el segundo grado inclusive, de los trabajadores por cuenta propia que, de forma habitual,
personal y directa, colaboren con ellos mediante la realización de trabajos en la actividad de
que se trate, siempre que no tengan la condición de asalariados respecto de aquéllos.
5º) Supuestos incluidos. La LETA expresamente incluye a los siguientes colectivos den-
tro de su ámbito de aplicación, «siempre que se cumplan los requisitos a que se refiere
el apartado anterior (art.1.1)»: a) Socios industriales de sociedades regulares colectivas y
de sociedades comanditarias; b) Comuneros de las comunidades de bienes y los socios de
sociedades civiles irregulares, salvo que su actividad se limite a la mera administración de
166 Jesús R. Mercader Uguina
los bienes puestos en común; c) Quienes ejerzan las funciones de dirección y gerencia que
conlleva el desempeño del cargo de consejero o administrador, o presten otros servicios para
una sociedad mercantil capitalista, a título lucrativo y de forma habitual, personal y directa,
cuando posean el control efectivo, directo o indirecto de aquélla, en los términos previstos
en la DA. 27ª LGSS; d) Los trabajadores autónomos económicamente dependientes a los
que se refiere el Capítulo III del Título II de la LETA (en adelante, TRADE); e) Cualquier
otra persona que cumpla con los requisitos establecidos en el art. 1.1 de la LETA.
6º) Supuestos excluidos. La LETA efectúa en su art. 2 una serie de exclusiones expresas de
su ámbito de aplicación: a) Las relaciones de trabajo por cuenta ajena a que se refiere el art.
1.1 ET; b) La actividad que se limite, pura y simplemente, al mero desempeño del cargo
de Consejero o miembro de los órganos de administración de las empresas que revistan la
forma jurídica de sociedad y siempre que su actividad en la empresa sólo comporte la reali-
zación de los cometidos inherentes al cargo (art. 1.3 c) ET); y c) Las relaciones laborales de
carácter especial a las que se refiere el art. 2 ET y disposiciones complementarias.
Respuesta. La STSJ Cataluña 25-2-2005 (Rº 8649/2004) considera que concurren indicios a favor y en
contra de la laboralidad. En contra: a) La inscripción de los profesionales en el RETA antes de iniciar su presta-
ción para la empresa; b) el que se ofrecieran a dicha empresa como autónomos; c) y el que se autoorganizaran
en la realización del trabajo. A favor: a) La inexistencia de una auténtica empresa por parte de los profesionales;
b) y el que los servicios consistían en la realización de un trabajo exclusivamente personal, sin aportar ningún
tipo de maquinaria o utensilios. Sin embargo, junto a la presunción de laboralidad establecida en el art. 8.1
ET y al principio de indisponibilidad de derechos del art. 3.5 del mismo cuerpo legal, han de conjugarse los
principios generales del derecho recogidos en el art. 7 C.C., relativos a los actos propios y a la buena fe
contractual, siendo prevalentes estos últimos, «por lo que existiendo dudas más que razonables respecto de si la
relación entre las partes fue de naturaleza laboral o no», no se aprecia ningún tipo de fraude que haga pensar
en la figura del falso autónomo. En tal caso, el criterio determinante para resolver es, en definitiva, la voluntad
de las partes.
Caso práctico 7.1. Don Miguel venía prestando sus servicios para don Juan Andrés, como conductor de
taxi, propiedad de éste último. Ante la jubilación de Juan Andrés, la licencia municipal pertinente y la propie-
dad del vehículo fueron transmitidas a don Eduardo. No obstante, se le notificó a Don Miguel la extinción de
la prestación de servicios. Disconforme con tal decisión, el conductor planteó demanda por despido ante la
jurisdicción social, entendiendo que la explotación del servicio de taxi constituye una empresa y que, por tanto,
el nuevo empresario debía subrogarse en su contrato de trabajo. ¿Está en lo cierto?
Respuesta. La STS 4-2-2001 (Rº 978/2000) así lo ha entendido. Si el art. 1.2 ET define al empresario
como toda persona que recibe la prestación de servicios de trabajadores no cabe duda que dichos requisitos
concurren en el presente caso, pues Juan Andrés era titular de una unidad económica de producción, explo-
tando un taxi como negocio, cuyos elementos de trabajo eran el taxi y la licencia que le habilita para dicha
explotación, utilizando a otra persona como conductor.
2º) Definición legal de empresario. De lo que se expresa en los números 1 y 2 del art. 1 ET, se
desprende que, en el área del Derecho Laboral, es empresario toda persona, física o jurídica, o
comunidad de bienes, titular de una explotación u organización dentro de cuyo ámbito pres-
tan servicios retribuidos uno o varios trabajadores, bajo la dirección de aquélla y por cuenta y
cargo de la misma. Por ello, no puede ser empresario de una determinada explotación quien
carece de facultades y poderes sobre los medios patrimoniales propios de la misma. También es
difícil atribuir tal calidad a quien no asume los riesgos propios del negocio, pues esa asunción
de riesgos es nota específica del carácter empresarial. Tampoco se compagina con la condición
de empresario el tener fuertemente limitada la capacidad de dirección y selección del personal.
Las personas físicas podrán ser una sola o varias, agrupadas o vinculadas entre sí por las
diversas formas posibles y admisibles en Derecho, o sin más vinculación que la determinada
por la relación laboral precisamente. En el primer caso, estarían, por ejemplo, los usuarios
de un inmueble para cuyo cuidado se contrata personal doméstico en régimen laboral o dos
Notarios que comparten una instalación conjunta y para quienes presta servicios una misma
trabajadora, subrayándose, en este caso, la condición de empleada de las dos empresas (STSJ
País Vasco 31-10-2000, Rº 1742/2000), y en el segundo, quienes contratasen los servicios
de un auxiliar administrativo o una enfermera para la atención conjunta a diversas consultas
médicas o jurídicas.
2º) El empresario persona jurídica. En el caso de las personas jurídicas, puede tratarse de
asociaciones, agrupaciones o sociedades, civiles o mercantiles, capitalistas o personalistas, ya
sean materialmente colectivas o unipersonales.
a) La división de nuestro derecho privado en un Código Civil y un Código de Comercio
determina la existencia de sociedades civiles y sociedades mercantiles. En el caso de las so-
ciedades civiles, «la sociedad es un contrato por el cual dos o más personas se obligan a poner en
común dinero, bienes o industria, con ánimo de partir entre sí las ganancias» (art. 1665 CC).
La sociedad adquiere personalidad jurídica diferenciada de las de los socios, por lo que res-
ponderá frente a sus propias deudas. Ahora bien, como la responsabilidad no está limitada,
si el patrimonio social es insuficiente, responderán los socios con su propio patrimonio, de
manera subsidiaria, y cada uno en proporción a su aportación.
b) Las sociedades mercantiles quedan sometidas al denominado estatuto jurídico del em-
presario. El Derecho español conoce cinco tipos fundamentales de sociedades mercantiles:
a) La sociedad colectiva, esencialmente personalista, que gira bajo una razón social (nom-
bre de la sociedad) integrada por el nombre de todos o alguno de los socios y ofrece como
característica especial la de que todos sus miembros responden frente a terceros por las
deudas de la sociedad (arts. 125 a 144 C de c.). b) La sociedad comanditaria se caracteriza
por la existencia de dos tipos de socios: los colectivos, que son similares a los socios de la
sociedad colectiva, y los comanditarios, que sólo responden de las deudas sociales hasta el
límite de sus aportaciones (arts. 145 a 150 C de c.). c) La sociedad anónima, prototipo de
las sociedades de capital, gira bajo una denominación social, tiene todo su capital dividi-
do y representado en acciones y sus socios nunca responden personalmente de las deudas
sociales (RDLeg. 1/2010, Ley de Sociedades de Capital). d) La sociedad de responsabili-
dad limitada, tipo híbrido entre las personalistas y la anónima, tiene el capital dividido en
participaciones que no pueden incorporarse a títulos negociables ni denominarse acciones,
y sus socios no responden personalmente de las deudas sociales. Como especialidad de la
sociedad de responsabilidad limitada existe la sociedad nueva empresa (Ley 7/2003, de la
Sociedad Limitada Nueva Empresa). e) La sociedad comanditaria por acciones, que sólo
se diferencia de la anónima en que los socios administradores (uno al menos) responden
ilimitadamente de las deudas sociales.
c) También podrán poseer la condición de sociedad las diversas entidades que forman par-
te de la denominada «economía social» y podrán, de este modo, actuar como empresarios.
En este grupo de integran los siguientes tipos societarios:
Lección 7. Empresario, empleador y empresa 173
(a) Por una parte, las sociedades cooperativas. Conforme a la LGC, se entiende por coo-
perativa, con carácter general, aquella «sociedad constituida por personas que se asocian, en
régimen de libre adhesión y baja voluntaria, para la realización de actividades empresariales,
encaminadas a satisfacer sus necesidades y aspiraciones económicas y sociales, con estructura
y funcionamiento democrático, conforme a los principios formulados por la Alianza Coope-
rativa Internacional.» (art. 1.1 LGC). La cooperativa se caracteriza por ser una sociedad
o asociación de personas, ordinariamente físicas, libre y voluntariamente asociadas, que
constituyen una empresa de titularidad conjunta y estructura y organización democrá-
ticas, con el objeto de satisfacer sus intereses económicos y sociales. El trabajo en las
cooperativas puede desarrollarse por trabajadores asalariados, vinculados a ellas a través
de un contrato de trabajo, aun ordinariamente con carácter limitado (art. 80.7 LGC), o
a través de socios trabajadores o socios de trabajo, personas cuya aportación principal a
la cooperativa en la que se integran mediante un vínculo societario es, precisamente, su
prestación personal de servicios.
(b) La sociedad laboral es un tipo especial de sociedad anónima o limitada que, por cum-
plir determinados requisitos mínimos de participación de los trabajadores en su capital,
goza de un conjunto de beneficios de carácter eminentemente fiscal. El trabajo asociado en
las sociedades laborales se realiza por los socios trabajadores que prestan servicios en ellas
con carácter indefinido y que participan en su capital social de forma mayoritaria en su con-
junto, sin que ninguno de ellos supere la tercera parte del mismo (arts. 1.1 y 5.3 LSL). No
obstante, también cabe la posibilidad de que trabajadores no socios presten servicios para las
mismas (art. 1.2 LSL), en régimen laboral o asalariado, y de que se integren en ella socios de
capital o personas físicas o jurídicas que participen o colaboren en la actividad societaria sin
realizar una prestación profesional en su seno (arts. 1.1 y 6.1 LSL).
(c) Las Agrupaciones de Interés Económico son sociedades de empresarios constituidas
para el desarrollo de actividades auxiliares, con personalidad jurídica propia y diferenciada
de la de los asociados (L. 12/1991). Ahora bien, la responsabilidad de la Agrupación se
extiende subsidiariamente a los miembros de la misma. Con ello, nos hallamos ante un
empresario, persona jurídica, que reviste la peculiaridad de que no sólo responde la propia
persona jurídica creada, sino que, «ex lege», dicha responsabilidad se amplía al círculo de
sujetos responsables más allá de la propia personalidad jurídica.
§4. Irrelevancia del ánimo de lucro. Para que pueda hablarse de «empresarios» des-
de el punto de vista laboral, resulta irrelevante el objeto o finalidad de la organización
titularidad del empleador dentro de la que se inserta la actividad de servicios; sea ésta
estrictamente empresarial o no, posea una finalidad lucrativa o no, se desenvuelva en el
ámbito de la actividad económica o no, etc. Así como el Derecho Mercantil se centra o
fija en la finalidad lucrativa o de obtención de ganancia, en el campo del Derecho laboral
lo que interesa es la condición de empleadora que la empresa tiene. Por tanto, empleador
puede ser cualquier sujeto que emplee trabajadores, aunque no posea ánimo de lucro,
como en el caso de los sindicatos, partidos políticos, organizaciones no gubernamentales,
asociaciones benéficas, etc.
174 Jesús R. Mercader Uguina
§5. Las Administraciones Públicas como empresario. Entre las personas jurídicas, re-
sulta igualmente indiferente el régimen legal bajo el que se acojan, pudiendo presentarse
bajo formas de entidades tanto de Derecho privado como de Derecho Público; sin perjuicio
de que el legislador laboral proceda a excluir de su ámbito de aplicación la relación de servi-
cio de los funcionarios públicos, así como la del personal al servicio de las Administraciones
Públicas y demás entes, organismos y entidades del sector público, cuando, al amparo de
una ley, dicha relación se regule por normas administrativas o estatutarias (art. 1.3 a) ET).
También es lícito que la Administración Pública acuda al mecanismo de la contratación
laboral, considerándose entonces empleador a efectos laborales. De este modo, tanto la
Administración Pública en sentido estricto, como los organismos públicos de investigación
o las empresas públicas podrán actuar como empleadores.
§6. Comunidad de bienes como empleador. El art. 392 CC señala que «hay comunidad
de bienes cuando la propiedad de una cosa o un derecho pertenece pro indiviso a varias personas»,
situación que, en lo que al ámbito laboral afecta, se corresponde con formas embrionarias
y escasamente estructuradas de agrupación de personas físicas como las comunidades de
vecinos, las comunidades de regantes, etc.
1º) La capacidad para contratar de un ente sin personalidad. El art. 1.2 ET regula la
posibilidad de que las comunidades de bienes sean empresarios, atribuyéndoles la con-
sideración legal de empleadoras, con capacidad para contratar trabajadores y generar
derechos y obligaciones dentro de una relación laboral. La carencia de personalidad ju-
rídica autónoma, propia e independiente, no permite la imputación de responsabilidad
alguna como tal comunidad, pero sí autoriza la responsabilidad solidaria de todas las
personas o miembros que la componen (STSJ Galicia 23-9-2003, Rº 5906/2000). Esta
posibilidad ha sido criticada doctrinalmente, pues se considera que al carecer la comuni-
dad de bienes de personalidad jurídica, lo coherente sería afirmar su falta de capacidad
para ser sujeto del contrato de trabajo. Para este sector, el empresario no es la comunidad
de bienes, puesto que no tiene capacidad jurídica para asumir esa posición contractual,
sino los comuneros. Se concluye que «una comunidad de bienes no es más que una forma
de titularidad de cosas y/o derechos, de tal manera que quienes ostentan la condición de esa
titularidad son quienes, siendo personas físicas o jurídicas, la conforman» (STSJ Madrid
26-5-1999, Rº 772/1999).
2º) Un supuesto específico. Las comunidades de vecinos. Un ente colectivo, propio de comu-
nidad de bienes, es la propiedad de casas por pisos, regulada en el art. 396 CC y en la Ley
de Propiedad Horizontal de 21 de julio de 1960, reformada por la L. 8/1999. Las comuni-
Lección 7. Empresario, empleador y empresa 175
§7. Las Uniones Temporales de Empresas. Define el art. 7 de la L. 18/1982 a las Unio-
nes Temporales de Empresas (en adelante, UTEs) como un sistema de colaboración entre
empresarios por tiempo cierto, determinado o indeterminado, para el desarrollo o ejecu-
ción de una obra, servicio o suministro. No nos hallamos por tanto ante una modalidad
de sociedad, sino ante un mecanismo jurídico destinado a facilitar la cooperación temporal
entre empresas. Dos son las principales características configuradoras de las UTEs que cabe
extraer de la citada definición legal. En primer lugar, las mismas presentan una vida limita-
da. Y, en segundo término, carecen de personalidad jurídica. Dicho lo anterior, hemos de
distinguir un doble supuesto, a efectos de determinar el sujeto responsable (empresario):
1º) Que la UTE se sirva de los trabajadores de las empresas agrupadas. En este supuesto,
cada una de las sociedades integrantes de la Unión Temporal sigue ostentando la condición
de empresario laboral de sus trabajadores. Ahora bien, como quiera que la utilidad patrimo-
nial de esos servicios laborales también será recibida por la UTE la responsabilidad frente a
terceros, entre los que cabría incluir a los trabajadores, se extiende a la propia UTE, como
garantía adicional de éstos.
2º) Que la UTE sea quien contrate, «ex novo», a los trabajadores, a todos o parte (nor-
malmente parte); en este supuesto, la condición jurídica de empresario recae en esa UTE,
que cabría subsumir, dentro del concepto estatutario de «comunidad de bienes» que hemos
de identificar en sentido amplio, como todo ente colectivo desprovisto de personalidad
jurídica.
correspondiente al Estado, todo ello de acuerdo con el Derecho común (STS 12-3-1987,
RJ 1987\1435).
4. LA EMPRESA
Bibliografía básica: MIÑAMBRES PUIG, C., El centro de trabajo. El reflejo jurídico de las unidades de
producción, Madrid, MT, 1985. SALA FRANCO, T. Y RAMÍREZ MARTÍNEZ, J.M., El concepto de centro de trabajo
(problemas interpretativos del art. 1,5 del ET), AL, 1985, nº 33, pp. 1649 a 1656. DE LA PUEBLA PINILLA, A.,
La empresa como objeto de transmisión en la nueva economía. Aspectos laborales, Pamplona, Aranzadi,
2005. AGUILERA IZQUIERDO, R., El régimen jurídico de las empresas de inserción, Madrid, Thomson Civitas,
2009.
§9. Concepto de empresa. La empresa es, en el Derecho del Trabajo, una unidad técnica
donde se presta trabajo bajo el poder de dirección y organización de un empresario. Es in-
diferente, a efectos laborales, el tipo de actividad empresarial que se desarrolle, la existencia
o no de una auténtica organización empresarial entendida como organización de factores
productivos para actuar en el mercado, la habitualidad o profesionalidad del titular de las
relaciones jurídico-laborales, o, finalmente, la concurrencia o no de ánimo de lucro en el
titular de la organización en la que se integra la prestación laboral del trabajador. Por ello,
al margen de estos criterios, para el Derecho Laboral es empresa cualquier organización en
la que se presten servicios laborales.
Este concepto de empresa que se extrae del art. 1 ET adquiere el carácter de noción o con-
cepto transversal para el Derecho del Trabajo. Cualquier referencia a la empresa contenida
en las normas laborales presupone que ésta es una entidad donde se organiza la prestación
laboral de trabajadores por cuenta ajena.
§10. Distinción empresa y centro de trabajo. La estructura de la empresa puede ser unita-
ria o plural. Si es unitaria, los conceptos de empresa y centro de trabajo se identifican. Pero si
la estructura es plural, la empresa se diversifica y fragmenta en diversos centros de trabajo que
generalmente se encuentran ubicados en lugares diferentes. El centro de trabajo es, como precisa
el art. 1.5 ET, la unidad productiva con organización específica que sea dado de alta, como tal, ante
la autoridad laboral. Es, pues, una unidad técnica de soporte para la realización de la actividad
empresarial, con capacidad para la realización de un ciclo productivo completo y sometida a
criterios organizativos específicos, a la que quedará adscrita aquella parte de la plantilla total de
la empresa necesaria para completar dicho ciclo productivo. En definitiva, el centro de trabajo es
una unidad organizativa del trabajo y de la actividad empresarial que opera con cierta autonomía
respecto del resto de la empresa, cuando ésta tiene una estructura pluricelular.
1º) Una unidad productiva. El centro de trabajo es, en primer lugar, una «unidad produc-
tiva». Como ha recordado la jurisprudencia, mientras que la empresa es una «unidad orga-
nizativa y económica de producción», en el centro de trabajo «reside únicamente la unidad
técnica de producción», así como «una organización específica, que implica una autonomía
organizativa que la individualiza dentro del conjunto empresarial, sin que esto suponga
privar a la empresa del poder general de planificar y regir la vida entera del negocio».
Lección 7. Empresario, empleador y empresa 177
Respuesta. La STS 24-2-2011 (Rº 1764/2010), señala que la empresa no justifica en ningún momento
la adscripción del demandante a un eventual y no precisado centro de trabajo de Ourense. Entiende, además,
que la empresa acude a una concepción estricta y literal de centro de trabajo, derivado del art. 1.5 ET, que
ha de rechazarse. Entiende el Tribunal Supremo que el concepto de centro de trabajo tiene unos contornos
indeterminados, pero ello no supone que pueda dejarse al arbitrio del empresario la decisión última de crear
artificialmente o reconocer la existencia de un centro de trabajo. Por otra parte, la circunstancia de que el centro
no conste dado de alta administrativamente no impide que pueda ser afirmada su existencia, pues el alta no es
un elemento constitutivo. Lo decisivo es que se aprecie la existencia de una unidad técnica de producción que,
dentro del conjunto de la actividad de la empresa, sirva a la ejecución práctica de ésta. El convenio aplicable
es el de la Comunidad de Madrid.
propias de la empresa de trabajo temporal sin perjuicio de que, en su caso, actúen además
como agencia de colocación; c) Carecer de obligaciones pendientes de carácter fiscal o de
Seguridad Social y garantizar las obligaciones salariales y contributivas a la Seguridad Social;
d) Incluir en su denominación los términos «empresa de trabajo temporal» o su abreviatura
«ETT»; e) No haber sido sancionada con suspensión de actividad en dos o más ocasiones; f )
Tener un número mínimo de 12 trabajadores contratados, con contratos estables, a tiempo
completo o parcial, por cada 1.000 trabajadores o fracción contratados en el año inmedia-
tamente anterior. Este requisito debe acreditarse para la concesión de la primera prórroga
anual, y adaptarse anualmente a la evolución del número de contratos gestionados; g) Las
ETTs deberán constituir una garantía para responder de las posibles indemnizaciones, sala-
rios y deudas de Seguridad Social que pueda contraer la empresa de trabajo temporal (art.
8 a 11 del RD 417/2015).
b) El procedimiento para la obtención de las autorizaciones viene regulado en los arts.
2 a 5 LETT y en los art. 2 a 7 del RD 417/2015. La posesión o no de esta autorización
se convierte en el elemento o factor central para distinguir los espacios de lo lícito e ilícito
en el funcionamiento del sector. De ahí que todo sujeto que prestase este tipo de servicios
careciendo de autorización debe ser automáticamente considerado como cedente de mano
de obra e infractor del art. 43 ET.
c) La contratación a través de ETT da lugar a una relación triangular en la que ya no
cabe la definición del empleador a través de un concepto traslativo de aquel de trabajador
contenido en el art. 1.1 ET, pues la prestación de servicios no sólo se desarrolla en una em-
presa distinta a aquélla con la que se mantiene el vínculo laboral, sino que dicha empresa
usuaria queda encargada del ejercicio de facultades empresariales tan importantes como las
de dirección y control de actividad laboral del trabajador en misión, al tiempo que se hace a
aquélla responsable en materia de seguridad y salud en el trabajo, así como de obligaciones
salariales y de Seguridad Social.
2º) Las empresas de inserción. La L. 44/2007, para la regulación del régimen de las empresas
de inserción, establece que las mismas están orientadas a las personas en situaciones de exclu-
sión social, desempleadas e inscritas en los servicios públicos de empleo, con especiales dificul-
tades para su integración en el mercado de trabajo. La regulación que se establece es tanto de
las propias empresas, su promoción, régimen de infracciones y sanciones, como de las relacio-
nes laborales entre éstas y los trabajadores en situación de exclusión social que contraten.
a) Son sociedades mercantiles o cooperativas que realizan cualquier actividad económica
de producción de bienes y servicios, y cuyo objeto social lo ha de constituir la integración y
formación sociolaboral de personas en situación de exclusión social como tránsito al empleo
ordinario.
b) Los requisitos son: a) estar promovidas y participadas por una o varias entidades pro-
motoras. Para ser promotor ha de tener la consideración de entidad sin ánimo de lucro,
incluidas las de derecho público, asociaciones sin fines lucrativos y las fundaciones; b) estar
inscritas en el Registro correspondiente a su forma jurídica, así como al de empresas de in-
serción de la comunidad autónoma; c) mantener en cómputo anual, desde su calificación,
un porcentaje de trabajadores en proceso de inserción, cualquiera que sea la modalidad de
180 Jesús R. Mercader Uguina
§13. Los grupos de empresas no son asimilables a las comunidades de bienes. El gru-
po constituye «una realidad económica», pero en ningún caso da lugar a una personalidad
jurídica distinta de los miembros que lo integran. Por ello, el grupo no asume la posición
contractual de empleador en la relación de trabajo sino que, a lo sumo, existirá una situación
de pluralidad empresarial en los supuestos de confusión de plantillas y/o de patrimonios.
Lección 7. Empresario, empleador y empresa 181
STS 28-3-1983 (RJ 1207), “una situación de patrimonio único por permeabilidad opera-
tiva y contable”.
No existiría grupo patológico en aquellos casos en los que las ope-raciones mercantiles o
financieras, realizadas dentro del grupo, estén justificadas de acuerdo con los criterios gene-
rales del tráfico mercantil, tengan correcta facturación y quedan reflejadas en la contabilidad
de las sociedades. Por el contrario, quedarán incluidas en la situación de “promiscuidad”
todas aquellas acciones que son constitutivas de una gestión económica anormal, con tratos
injustificados y claramente irregulares. Estas acciones deben estar dotadas además de una
cierta gravedad y relevancia, pues de lo que se trata es de llegar a la conclusión de que el
grupo, o al menos algunas de sus sociedades, actúan como una auténtica unidad económica.
Es, en efecto, esta unidad en la actuación económica la que, en definitiva, justifica la comu-
nicación de la responsabilidad. A tal efecto, conviene deslindar las siguientes situaciones:
a) No existe situación de confusión patrimonial en el supuesto de la titularidad de las acciones
o participaciones de las sociedades del grupo por la sociedad dominante o por otras sociedades del
grupo. Los vínculos accionariales que son consustanciales a la existencia de grupo incluso
en los casos en los que la sociedad dominada tenga como único socio a la dominante [STS
25-9-2013 (Rº 3/2013)]. La expresión de esta idea en la doctrina del Tribunal Supremo es
la de que “la confusión patrimonial no es identificable en la esfera del capital social, sino
en la del patrimonio” (por todas, STS 19-12-2013, Rº 37/2013). El capital no equivale al
patrimonio y, además, la participación en el capital es precisamente la vía a través de la cual
se construyen las relaciones de control que se crean en el grupo.
b) Existe grupo mercantil y no “grupo patológico” por concurrir una situación de confusión pa-
trimonial cuando existen relaciones comerciales o de colaboración entre las empresas del grupo, si
entre ellas se produce una facturación que excluya la existencia de caja única. Así, la STS 26-1-
1998 (RJ 1062), excluyó la existencia de una confusión de patrimonios porque “aun cuando
las empresas codemandadas vienen manteniendo relaciones mercantiles entre sí”, todas ellas
“son objeto de la correspondiente facturación y constan como créditos y deudas en la con-
tabilidad auditada en cada una de las empresas”. En suma, siempre que se den “operaciones
mercantiles y económicas… claramente separadas” entre las sociedades integrantes, como
indica la STSJ Madrid 11-11-2013 (Rº 1500/2013).
c) No existe situación de confusión patrimonial cuando se utilizan infraestructuras comunes
entre las empresas del grupo. Pues la utilización de servicios comunes entre empresas del
mismo grupo puede basarse en distintas formas de colaboración económica que no po-
nen en cuestión su independencia (STS 19-12-2013, Rº 37/2013, SAN 23-12-2013, Proc.
235/2013). Como señala la SAN 20-1-2014 (Rº 256 y 257/2013), la centralización de
servicios o la utilización de servicios comunes no convierte al grupo mercantil en grupo a
efectos laborales.
d) No existe situación de confusión patrimonial aunque se encuentren desordenados o mez-
clados los activos sociales. La doctrina mercantil entiende que la confusión patrimonial no se
produce por el simple hecho de encontrarse desordenados o mezclados físicamente los ac-
tivos sociales. Para que exista confusión es preciso que no pueda reconstruirse formalmente
la separación, lo que se producirá cuando, contraviniendo las obligaciones de inventario y
184 Jesús R. Mercader Uguina
balance, no estén registrados en cada sociedad los activos de los que sea titular. Es éste el su-
puesto que se ha dado en llamar «promiscuidad en la gestión económica» (STS 27-5-2013,
Rº 78/2012), en el que el patrimonio de las empresas es utilizado de forma indiferenciada y
sin quedar justificada esa utilización a través de las correspondientes transacciones.
e) No existe situación de confusión patrimonial en el caso de que el grupo presente cuentas con-
solidadas. La consolidación es una medida de información contable y, por tanto, no supone
una unificación patrimonial y, ni siquiera, una unificación contable
f ) No existe situación de confusión patrimonial en el caso de que existan acuerdos de cash-
pooling entre las empresas del grupo. Los acuerdos de cash-pooling o gestión centralizada de
tesorería permiten a los grupos de sociedades optimizar el uso de la tesorería. Si alguna de
las sociedades del grupo genera mucha caja, puede financiar a otras sociedades del grupo
a menor coste que un tercero -un banco- y hacerlo con un ajuste perfecto a las propias
necesidades de fondos de la sociedad "acreedora" y de la deudora dentro del grupo. Tales
mejoras se logran a través de un acuerdo de puesta en común de la caja generada por todas
las sociedades del grupo. Como señala la SAN 20-1-2014, los acuerdos de cash-pooling
“constituyen una práctica comúnmente aceptada en los grupos de empresa, salvo que se
utilice para descapitalizar unas compañías por otras (SAN 25-2-2013, Proc. 324/2013)”.
3º) Utilización fraudulenta o abusiva de la personalidad jurídica. Son factores que con-
forman, por último, la existencia de un grupo pa-tológico la utilización fraudulenta de la
personalidad jurídica, con creación de la empresa «aparente»; y el uso abusivo -anormal- de
la dirección unitaria, con perjuicio para los derechos de los trabajadores.
En el primero de los supuestos se incluye la aparición de sociedades meramente instru-
mentales, esto es, aquéllas respecto de las que cabe afirmar, en atención a las circunstancias
concurrentes, que tienen por única finalidad ocultar la realidad económica (STS 20-3-
2013, Rº 81/2012) o interponerse entre los trabajadores y el empresario real. Por lo que
se refiere al abuso, incluiría los casos en los que la sociedad dominante protagoniza una
extracción continua y excesiva de las frutos de la actividad de la dominada, haciéndola con
ello inviable (STS 29-1-2014, Rº 121/2013).
Caso práctico 7.3. Don Francisco ha prestado servicios para «SGL Servicios Globales Logísticos, SA»
resultando despedido. La actividad de «SGL Servicios Globales Logísticos, SA» es el empaquetado y embalaje
por cuenta de terceros. Precisando «SEAT» exportar el Polo Classic en régimen CKD (vehículo completamente
desmontado) o SKD (vehículo semidesmontado) a Sudáfrica y Argentina, inauguró una nave de 1.000 m² en el
Parque de Proveedores, para llevar a cabo la labor por medio de la Empresa SGL, que se dedica a embalar las
piezas desmontadas del vehículo que le lleva hasta la nave «SEAT». «SEAT» pertenece al grupo «Volkswagen»,
que ostenta la mayoría de sus acciones. Entre SGL y «SEAT», no existe ningún contrato escrito tipo subcontrata
de servicios, contrato para embalar determinado volumen en un determinado período, ni ninguno parecido,
sino que «SEAT» produce según las directrices de la matriz «Volkswagen», y lo producido lo lleva a SGL para su
embalaje. La actividad que lleva a cabo SGL la llevaba a cabo antes «SEAT» con trabajadores de su plantilla.
¿Resultaría responsable la empresa «SEAT» de los efectos derivados del despido efectuado por «SGL-Servicios
Globales Logísticos, SA»?
§19. Régimen jurídico laboral de las contratas y subcontratas: el art. 42 ET. El re-
curso por las empresas a esta forma de descentralización productiva resulta plenamente
lícito y encuentra fundamento en la libertad de empresa contemplada en el art. 38 CE.
Sin embargo, desde la perspectiva de las relaciones laborales, con la contrata se produce un
desplazamiento de responsabilidades empresariales que pueden perjudicar la efectividad de
los derechos de los trabajadores. Ese es el motivo por el que el art. 42 ET se ocupa de la
contrata, imponiendo deberes de información de las empresas participantes en la contrata
respecto a sus trabajadores y un régimen de responsabilidades solidarias o subsidiarias, se-
gún los casos, de todas las empresas que intervienen en la contratación y subcontratación
respecto a las obligaciones laborales y de Seguridad Social.
1º) Ámbito de aplicación. El régimen jurídico previsto en el art. 42 ET no se aplica a
todos los supuestos de contratas y subcontratas sino únicamente a aquellos en los que la
empresa principal contrata «la realización de obras o servicios correspondientes a la propia ac-
tividad de aquéllos». Durante mucho tiempo no ha sido pacífica la identificación de lo que
es «propia actividad». Al respecto se han sostenido dos interpretaciones posibles: Conforme
a la primera, se entiende que propia actividad es la actividad indispensable, de suerte que
integrarán el concepto, además de las que constituyen el ciclo de producción de la empresa,
todas aquellas que resulten necesarias para la organización del trabajo. Según la segunda
interpretación, propia actividad será únicamente la actividad inherente al ciclo productivo,
de modo que sólo las tareas que corresponden al ciclo productivo de la empresa principal se
entienden como «propia actividad». En el primer caso, se incluyen como propias las tareas
complementarias; en el segundo, estas labores no nucleares quedan excluidas del concepto
y, por tanto, de la regulación del art. 42 ET.
2º) Interpretación jurisprudencial del concepto propia actividad. Entre estas dos interpre-
taciones, la doctrina del Tribunal Supremo se ha inclinado por la segunda, de modo que
se entiende que estamos ante propia actividad cuando se contratan actividades inherentes
al ciclo productivo de la empresa principal. De tal forma que, de no haberse concertado
la contrata, las obras o servicios debieran realizarse por el propio empresario comitente so
pena de perjudicar sensiblemente su actividad empresarial (SSTS 18-1-1995, Rº 150/1994;
29-10-1998, Rº 517/1998 y 22-11-2002, Rº 3904/2001).
188 Jesús R. Mercader Uguina
Caso práctico 7.4. La externalización, por parte de un órgano de gobierno de una Comunidad Autóno-
ma, de los servicios de seguridad y protección, ¿conllevaría la aplicación del art. 42 ET, por tratarse de una
contrata referida a la propia actividad de la empresa principal?
Respuesta. La STS 18-1-1995 (RJ 514/1995) negó la aplicación de dicho precepto por entender que
no constituía una actividad inherente al ciclo productivo. En aplicación de este mismo criterio, también se ha
negado la aplicación del art. 42 ET, por no tratarse de contratas referidas a la propia actividad, en supuestos
de contratación de servicios de seguridad por una empresa eléctrica (STS 27-10-2000, Rº 693/1999), o en
caso de actividades de formación desarrolladas por entidades colaboradoras del INEM (STS 29-10-1998, Rº
1213/1998), o en supuestos de contratación de servicios de limpieza o restauración, salvo que éstos consti-
tuyan la propia actividad de la empresa principal, como ocurre en la contratación del servicio de restauración
por un Colegio Mayor Universitario, entre cuyos fines estaba la formación de los alumnos y su alojamiento y
manutención (STS 24-11-1998, RJ 1998\10034). Tampoco se ha considerado que la construcción constituya
propia actividad de una empresa inmobiliaria, de modo que la celebración de una contrata entre una em-
presa promotora inmobiliaria y una constructora no encaja en el supuesto del art. 42 ET (STS 20-7-2005, Rº
2160/2004).
Caso práctico 7.5. Y la instalación de un tendido aéreo de líneas telefónicas, ¿constituiría la propia ac-
tividad de una empresa de telefonía? ¿o el servicio de transporte sanitario de urgencia, respecto a un servicio
público de salud?
Respuesta. En el primer caso, la respuesta es afirmativa desde el momento en que esas labores son el
soporte permanente de su actividad. (STS 22-11-2002, Rº 510/2003). En el segundo caso, la STS 23-1-
2008 (Rº 33/2007) pone de manifiesto, que el transporte sanitario de urgencia constituye un servicio sanitario
complementario y estrictamente necesario para que el servicio público de salud pueda dar cobertura a las
necesidades de asistencia médica. A partir de ahí, el TS considera que la actividad desarrollada por la em-
presa dedicada al transporte sanitario podría ser calificada como integrada dentro del concepto de “propia
actividad” del artículo 42 del ET respecto al servicio público de salud, tanto si se trata de transporte de urgencia
como el ordinario no urgente (STS 24-6-2008, Rº 345/07 y STS 29-10-2013, Rº 2558/12). En este sentido,
el TS reconoce la responsabilidad solidaria del servicio público de salud respecto de la reclamación salarial
formulada por un empleado de la empresa privada de transporte sanitario. También constituye propia actividad
la prestación de servicios informáticos de un banco consistentes en el mantenimiento de las aplicaciones del
sistema de información de gestión (STS 15-4-2010, Rº 2259/2009), y, para un Ayuntamiento, la prestación de
servicios sociales de atención a personas mayores en centros de día (STS 5-12-2011, RJ 1626/12).
3º) Deber de comprobar la afiliación y alta de los trabajadores de la contratista. Los empre-
sarios que contraten o subcontraten con otros la realización de obras o servicios correspon-
dientes a la propia actividad de aquéllos o que se presten de forma continuada en sus centros
de trabajo, deberán comprobar, con carácter previo al inicio de la prestación de la actividad
contratada o subcontratada, la afiliación y alta en la Seguridad Social de los trabajadores
que estos ocupen en los mismos (art. 5 RDL 5/2011). Este deber de comprobación no será
exigible cuando la actividad contratada se refiera exclusivamente a la construcción o repa-
ración que pueda contratar el titular del hogar respecto de su vivienda, así como cuando
el propietario de la obra o industria no contrate su realización por razón de una actividad
empresarial.
El incumplimiento de este deber de comprobación constituye una infracción administra-
tiva grave en materia de Seguridad Social por cada uno de los trabajadores afectados (art.
22.11 LISOS).
4º) Deber de recabar de la Tesorería General de la Seguridad Social certificación negativa de
descubierto. Cuando se contraten obras o servicios pertenecientes a la propia actividad del
empresario principal, éste debe comprobar que el contratista está al corriente del pago de las
Lección 7. Empresario, empleador y empresa 189
cuotas de la Seguridad Social. Para ello, el empresario principal debe solicitar certificación
por descubierto a la TGSS. Se trata de una obligación dirigida al empresario principal para
evitar que éste contrate la realización de obras o servicios de su propia actividad con empre-
sarios morosos por incumplimiento de sus obligaciones de cotización, con el perjuicio que
ello supone para sus trabajadores y la posición de competencia desleal que eso le permite
ocupar respecto de otros empresarios del mismo sector. Para cumplir esta obligación, el
empresario principal ha de solicitar a la TGSS certificación por descubiertos de las empresas
auxiliares. La Tesorería debe librar dicha certificación en el plazo improrrogable de treinta
días. En la literalidad legal, la exoneración de responsabilidad sólo surge cuando la Tesorería
no certifica en plazo.
a) El deber de recabar de la Tesorería General de la Seguridad Social certificación negativa
de descubierto se trata, pese a la literalidad legal, de una facultad y no de una obligación del
empresario («deberán comprobar» o «recabarán»).
b) La ley no precisa el momento hábil para solicitar la certificación. Lo normal será que
se solicite antes de contratar, aunque cabrá solicitarlo después; si bien, en tal caso, de no
obtener respuesta, la exoneración de responsabilidad sólo jugará a partir de esa fecha.
c) La norma articula una advertencia negativa (no estrictamente una prohibición), a di-
ferencia de la legislación de contratos del Estado que prohíbe la contratación con empresas
morosas (art. 60.1.d) LCSP) y declara la nulidad de los contratos así concluidos (art. 32 b)
LCSP).
d) El art. 42.1 ET regula, aunque no con demasiada precisión, los efectos que derivan
para la empresa principal del cumplimiento y/o incumplimiento de esta obligación. En caso
de que la empresa principal no solicite la certificación o la solicite y ésta sea positiva —lo
que significa que la empresa contratista tiene deudas por cuotas con la Seguridad Social—,
y decida celebrar la contrata, se convierte en responsable subsidiaria por las deudas del
contratista por cuotas anteriores a la celebración de la contrata. En caso contrario, esto es,
cuando la certificación es negativa o la TGSS no responde en el plazo de 30 días, la empresa
principal queda exonerada de dicha responsabilidad subsidiaria.
No obstante, no existe claridad en la jurisprudencia respecto a los efectos de la exone-
ración. Algún pronunciamiento judicial ha sostenido esta interpretación afirmando que
la certificación negativa o la no emisión por la Tesorería de dicho documento únicamente
produce el efecto de exonerar al empresario principal de las deudas por cuotas que el con-
tratista tuviera con la Seguridad Social antes de iniciarse la contrata (STS (CA) 28-10-
1996, Rº 777/1991). También se manifestaba en el mismo sentido la STS 22-12-2000 (Rº
4069/1999) que afirma que la exoneración se refiere «indudablemente a período anterior a la
contrata». Sin embargo, sentencias posteriores parecen sostener una interpretación distinta
cuando señalan que la certificación negativa exonera de la responsabilidad solidaria a que se
refiere el art. 42.2 ET (STS (CA) 6-7-2005, Rº 451/2004).
5º) Alcance de la responsabilidad solidaria en materia salarial y de Seguridad Social. El art.
42.2 ET completa el régimen de responsabilidad del empresario principal en caso de con-
tratas de la propia actividad y se refiere a deudas de naturaleza salarial contraídas por los
190 Jesús R. Mercader Uguina
incumpla esta obligación y no disponga del libro registro de las empresas contratistas y sub-
contratistas, cuando ello comporte la ausencia de información a los representantes de los
trabajadores, constituye una infracción grave tipificada en el art. 7.12 LISOS.
7º) Alcance de la representatividad de los delegados de personal o del comité de la empresa
principal. El art. 42.6 ET establece el derecho de los trabajadores de las empresas con-
tratistas y subcontratistas que carezcan de representación legal a formular a los represen-
tantes de los trabajadores de la empresa principal cuestiones relativas a las condiciones
de ejecución de la actividad laboral, mientras compartan centro de trabajo y carezcan de
representación. Se excluyen, sin embargo, las reclamaciones del trabajador respecto de la
empresa de la que depende. Se acoge aquí una solución similar a la prevista en el marco
de las empresas de trabajo temporal para los trabajadores en misión y a la interpretación
que, al respecto, aportó la doctrina judicial al señalar que los trabajadores de la empresa
de trabajo temporal pueden formular reclamaciones a los representantes de los trabajado-
res de la empresa usuaria, pero únicamente cuando ellos carezcan de tal representación y
cuando se trate de reclamaciones que no hayan de formular ante su propia empresa (STS
27-4-2004, Rº 2133/2003).
8º) Uso de los locales a disposición de los representantes de personal. En los casos en que la
empresa principal, contratista y subcontratista compartan de forma continuada un mismo
centro de trabajo, se reconoce el derecho de reunión de los representantes legales de los
trabajadores empleados para todas ellas con la finalidad de coordinar el ejercicio de sus
funciones representativas. Este derecho se materializa mediante el reconocimiento expreso
del derecho de los representantes de los trabajadores de las empresas contratistas y subcon-
tratistas a hacer uso de los locales que existan en la empresa principal a disposición de los de-
legados de personal o del comité de empresa, en los términos que se pacten con la empresa.
9º) Particularidades en el sector de la construcción. Por su parte, en el sector de la construc-
ción, la LSC dispone que los representantes de los trabajadores de las diferentes empresas
que intervengan en la ejecución de la obra deberán ser informados de las contrataciones y
subcontrataciones que se hagan en la misma. Y añade que, por convenio colectivo sectorial
de ámbito estatal, podrán establecerse sistemas o procedimientos de representación de los
trabajadores a través de representantes sindicales o de carácter bipartito entre organizacio-
nes empresariales y sindicales, con el fin de promover el cumplimiento de la normativa de
prevención de riesgos laborales en las obras de construcción del correspondiente territorio
(art. 9 LSC).
Por otro lado, la LSC establece obligaciones de información y documentación específicas
para las contratas y subcontratas que operan en el ámbito de la construcción. En este sen-
tido, se establece (art. 8. LSC) que en toda obra de construcción cada contratista deberá
disponer de un Libro de Subcontratación. En dicho libro, que deberá permanecer en todo
momento en la obra, se deberán reflejar, por orden cronológico desde el comienzo de los
trabajos, todas y cada una de las subcontrataciones realizadas en una determinada obra con
empresas subcontratistas y trabajadores autónomos, su nivel de subcontratación y empresa
comitente, el objeto de su contrato, la identificación de la persona que ejerce las facultades
Lección 7. Empresario, empleador y empresa 193
Respuesta. La STS. 9-7-2002 (Rº 2175/2001) señaló que la responsabilidad corresponde no solo al
subcontratista empleador del trabajador sino también al resto de contratistas que participan en la cadena de
subcontratación, incluido el empresario principal o dueño de la obra.
PROMOTOR
SUBCONTRATISTA 1 SUBCONTRATISTA
AUTÓNOMO
INTENSIVO
No puede subcontratar.
Excepción: Ampliación excepcional en un nivel de
contratación en casos fortuitos (especialización del
trabajo, complicaciones de la producción, fuerza
mayor), siempre que se haga constar por la dirección
facultativa su aprobación previa y la causa en el Libro
de subcontratación.
11º) Excepciones al régimen de responsabilidad solidaria. Finalmente, debe recordarse
que el régimen previsto en el art. 42 ET y, en particular, las previsiones sobre respon-
sabilidad contempladas en el art. 42.2 ET sólo se aplican a las contratas referidas a la
propia actividad del empresario principal. Por eso, deben añadirse las siguientes pun-
tualizaciones:
a) Cuando la actividad contratada se refiera exclusivamente a la construcción o reparación
que pueda contratar el titular del hogar respecto de su vivienda, el empresario principal
está totalmente exonerado de responsabilidad (STSJ Andalucía, Granada, 2-7-2002, Rº
2496/2001 y STSJ Madrid 1-12-2003, Rº 3093/2003). Esta exoneración alcanza a las deu-
das salariales y a las de Seguridad Social, tanto solidaria como subsidiaria (art. 42.2 ET y art.
127.1 LGSS). En estos casos, se presume que no hay riesgo de fraude ni aprovechamiento
económico por lo que tampoco se exige diligencia in vigilando.
Caso práctico 7.7. D. Ignacio C. inició las obras para la construcción de un chalet para su residencia
habitual en unos terrenos que posee en Algete. Al tal efecto contrató con la empresa Construcciones Román,
SL su realización. La citada empresa lleva sin pagar a los trabajadores seis meses y los mismos se dirigen
contra D. Ignacio C. para que éste proceda al abono de dichas cantidades al considerar que el mismo debe
responder solidariamente con la empresa constructora. ¿Es D. Ignacio C. responsable solidario ex art. 42 ET
con Construcciones Román, SL??
Respuesta. Como ha subrayado la STSJ Andalucía, Granada, 2-7-2002 (Rº 2496/2001), STSJ Madrid
1-12-2003 (Rº 3093/2003) y STSJ País Vasco 5-10-2010, existe una excepción de inexigibilidad de tal
responsabilidad cuando la actividad contratada se refiere exclusivamente a la construcción y reparación que
puede efectuar el cabeza de familia respecto a su vivienda, ya que se presume que no hay un riesgo de fraude
ni un aprovechamiento económico en beneficio propio, por lo que tampoco se le puede exigir una diligencia
invigilando en esa responsabilidad laboral y de seguridad social. Cuestión bien distinta es la posibilidad de
que los trabajadores puedan vislumbrar acciones diferenciadas hasta las cantidades adeudadas en reclamacio-
nes propiamente civilísticas (art. 1596 CC) o que pueden utilizar otras vías indemnizatorias establecidas para
reparar daños causados cuando haya habido culpa o negligencia.
Lección 7. Empresario, empleador y empresa 195
Respuesta. El art. 24.2 LPRL establece que el empresario titular del centro de trabajo (entendiendo por tal la
persona que tiene la capacidad de poner a disposición y gestionar el centro de trabajo), adoptará las medidas
196 Jesús R. Mercader Uguina
necesarias para que aquellos otros empresarios que desarrollen actividades en su centro de trabajo reciban
la información y las instrucciones adecuadas, en relación con los riesgos existentes en el centro de trabajo y
con las medidas de protección y prevención correspondientes, así como sobre las medidas de emergencia a
aplicar, para su traslado a sus respectivos trabajadores. El incumplimiento de las citadas obligaciones da lugar
a responsabilidades administrativas (art. 12.14 y 13.8 LISOS) y hace al empresario titular responsable solidario
del posible recargo de prestaciones de Seguridad Social por falta de medidas de seguridad (STS 5-5-1999,
RJ. 4705).
Respuesta. Las SSTSJ Andalucía, Sevilla, 27-2-1997 (Rº 2825/1996) y 16-5-2000 (Rº 2956/1999)
excluyen la posibilidad de que se trate de un grupo de empresas y califican la relación como un contrato de
colaboración comercial próximo al contrato de cuentas en participación, en el que la empresa comercial se
interesa en la peluquería aportando el local y su imagen, actuando el titular de la peluquería como gestor
del negocio. Se considera que «la coincidencia de horarios, reglas de actividad, trato al cliente y medios de
pago derivan de la necesidad de coordinación de la actividad dentro del mismo ámbito; no hay cesión de
la facultad de contratar sino deber de recabar la aceptación del partícipe cuya falta no anula el contrato de
trabajo y el que se prevea el despido para la infracción de la prohibición de no percibir propinas no autoriza
al partícipe —la empresa comercial— a despedir, sino a instar al gestor del negocio a que despida o soporte
el incumplimiento del contrato».
Lección 7. Empresario, empleador y empresa 197
2º) Franquicias. La franquicia opera según los mismos criterios que otros fenómenos de
descentralización: la empresa matriz se reserva aquello que tiene mayor valor y que mejor
puede controlar (la marca, el know-how, la propiedad intelectual) y cede su uso temporal a
otros empresarios para que éstos lo exploten. A pesar de la amplia utilización del sistema de
franquicias, la legislación mercantil carece de una regulación completa de este tipo contrac-
tual, limitándose a meras referencias que abordan sólo parcialmente este fenómeno. A estas
dificultades se añaden otras derivadas de los amplios perfiles y de las múltiples variantes que
este fenómeno ofrece en la práctica empresarial. Así, bajo la misma denominación se arti-
culan, por una parte, franquicias de distribución o comercialización y, por otra, franquicias
de servicios o empresa.
7. CESIÓN DE TRABAJADORES
Bibliografía básica: RODRÍGUEZ-PIÑERO ROYO, M., Cesión de trabajadores y empresas de trabajo tem-
poral, Madrid, MTSS, 1992. RODRÍGUEZ RAMOS, M.J.: La cesión ilegal de trabajadores tras la reforma de
1994. Madrid, Tecnos, 1995. MERCADER UGUINA, J.R., La nueva noción de la cesión de trabajadores
prohibida, en CRUZ VILLALÓN, J. (Coord.), La reforma laboral de 2006, Real Decreto Ley 5/2006, de 9 de
junio, Valladolid, Lex Nova, 2006, pp. 155 a 175.
Respuesta. Con respecto a los trabajadores españoles de la sociedad española que prestaban tempo-
ralmente servicios para la norteamericana, la STS 20-7-2007 (Rº 76/2006) consideró que no había cesión
ilegal de trabajadores, ya que las partes no perseguían ocultar la posición empresarial real de quien percibe
198 Jesús R. Mercader Uguina
prestación de servicios. En lo referente a la cesión inversa, a diferencia de lo anterior, la Sala consideró que los
trabajadores sí eran contratados específicamente por la americana para ser cedidos a la española, y aunque la
prestación la recibía la sociedad española, era la norteamericana la que seguía apareciendo como empresario
a efectos del pago del salario y de la Seguridad Social, y ello permitió apreciar la existencia de cesión ilícita.
El art. 43.2 ET colabora en esta tarea de diferenciar entre supuestos de cesión ilegal y
otros fenómenos similares. A estos efectos, de forma didáctica, este precepto describe una
serie de situaciones en las que se produce cesión ilegal: «En todo caso, se entiende que
se incurre en la cesión ilegal de trabajadores contemplada en el presente artículo cuando
se produzca alguna de las siguientes circunstancias: que el objeto de los contratos de
servicios entre las empresas se limite a una mera puesta a disposición de los trabajadores
de la empresa cedente a la empresa cesionaria, o que la empresa cedente carezca de una
actividad o de una organización propia y estable, o no cuente con los medios necesarios
para el desarrollo de su actividad, o no ejerza las funciones inherentes a su condición de
empresario».
1º) Carácter exhaustivo de las causas. El texto legal viene a establecer un listado de situa-
ciones fácticas sobre las que pesa la presunción iuris et de iure de acarrear cesión ilegal de
trabajadores. Y obsérvese que ni siquiera el legislador se compromete a pronunciarse sobre si
dichas situaciones fácticas son las únicas capaces de producir la cesión ilegal, si puede haber
otras, con la misma eficacia iuris et de iure o sin ella, que puedan lograr el mismo objetivo.
No obstante, parece claro que no existen más causas constitutivas de presunción iuris et de
iure de cesión que las legalmente enunciadas y que respecto a otras posibles causas sin tal
eficacia, cabe inducir, como ha venido haciendo la jurisprudencia, la existencia de cesión
ilegal del conjunto de indicios que se aporten.
2º) Requisitos necesarios para que exista cesión ilegal. Si atendemos al contenido del art.
43.2 ET, las condiciones que deben cumplirse para considerar que nos encontramos ante
un supuesto de cesión ilegal de trabajadores son las siguientes:
a) Que el objeto de los contratos de servicios entre las empresas se limite a la mera puesta
a disposición de los trabajadores de la empresa cedente a la empresa cesionaria. Para evitar
la cesión ilegal de trabajadores es preciso que la empresa contratista (cedente de personal)
cuente con una actividad y una organización propia y estable, y con los medios necesarios
para el desarrollo de su actividad. Se agrupan aquí, en realidad, tres condiciones diferentes:
actividad propia y estable, organización propia y estable y suficiencia de medios. Lo que
se pretende es evitar la actuación fraudulenta de una contrata de manera artificiosa, como
pudiera ser el caso de las sociedades constituidas artificiosamente, sin patrimonio, con do-
micilio coincidente con el particular; o el supuesto en que, existiendo una empresa real y
no ficticia, la misma o tiene una dependencia excesiva o exclusiva de la empresa principal
de que se trate, o no cuenta con medios suficientes con carácter general, o no los aporta a
los efectos de la contrata.
Caso práctico 7.11. La empresa Servicarne estaba constituida como cooperativa de trabajo asociado,
formada por matarifes, que prestaba servicios de sacrifico y despiece de aves para un matadero, mediante una
contrata. El trabajo se realizaba en un local situado en las instalaciones del matadero, que había arrendado a
la cooperativa, con utillaje de la propia empresa principal y bajo las directrices de sus propios mandos, aunque
formuladas a través del jefe de equipo. ¿Estamos ante un mero suministro de trabajo?
Lección 7. Empresario, empleador y empresa 199
Respuesta. La STS 17-12-2001 (Rº 244/2001) excluye la existencia de cesión ilegal, razonando que
ésta no existe porque, al ser los trabajadores los propios miembros de la cooperativa, no hay una interposición
lucrativa, ni la apropiación de los beneficios por un tercero. Es preciso tener presente que la figura de la coope-
rativa de trabajo asociado aparece actualmente, sobre todo en el nuevo marco normativo, como una vía legal
de desarrollo del trabajo autónomo susceptible de protagonizar las consecuencias descentralizadoras mediante
la asunción de parcelas de actividad anteriormente desempeñadas por la propia empresa-cliente.
Respuesta. La STS 16-6-2003 (Rº 3054/2001) considera que, del análisis de los datos disponibles, se
llega a la conclusión de que prevalece el suministro de trabajadores sobre el desarrollo de una actividad em-
presarial propia por parte de la contratista dotada de la necesaria autonomía.
medios o instrumentos para el desarrollo de su profesión, siendo de titularidad municipal la totalidad de los
utilizados por los trabajadores. Las vacaciones y permisos los solicitaban directamente al Ayuntamiento y com-
partían horario idéntico al del resto de personal de sus departamentos.
Respuesta. A la vista de las circunstancias concurrentes, las SSTS de fecha 17-12-2010 (Rº 2412/2010;
2114/2010; 1673/2010, entre otras) resolvieron en idéntico sentido declarando la existencia de cesión
ilegal. A estos efectos, afirman las sentencias que el mero hecho de que una empresa tenga realidad jurídica
no constituye justificación suficiente para enervar la existencia de una cesión ilegal cuando se ha demostrado,
como ocurre en estos casos, que dicha empresa no había puesto en juego, en la actuación de los trabajadores
contratados, su actividad organizativa y controladora de la actuación de los trabajadores que estuvieron siem-
pre dirigidos y sometidos de forma directa al poder de dirección del Ayuntamiento demandado.
Respuesta. La STS 17-3-2015 (Rº 381/2014), considera que el salario es el que colectivamente se haya
pactado para la empresa en la que se integra y no el que hubiera percibido en la empresa cedente, pues so-
lución contraria sería opuesta a la doctrina de los actos propios. porque de un lado se mantiene la persistencia
de cesión ilegal de mano de obra y la unidad de vínculo contractual, pero a la par se sostiene su validez a
efectos retributivos y su primacía sobre la propia regulación laboral. Y también resulta contraria al principio de
igualdad y al aforismo “a igual trabajo, igual salario”.
No obstante, la doctrina unificada del Tribunal Supremo ha aclarado que el trabajador ob-
jeto de cesión ilegal que opta por incorporarse a la Administración adquiere la condición de
trabajador indefinido y no fijo de plantilla, acudiendo a la sutil distinción entre ambos tipos
de trabajadores que se había elaborado para los supuestos de contratación temporal irregular
(SSTS 19-6-2002, Rº 3846/2001; 17-9-2002, Rº 3047/2001, y 11-11-2003, Rº 17/2003).
El efecto de esta calificación supone que el contrato de trabajo del trabajador indefinido no
fijo puede extinguirse si la Administración debe amortizar el puesto o cubrirlo acudiendo al
procedimiento reglamentariamente previsto para la cobertura de plazas.
2º) Empresas de Trabajo Temporal. Pero el supuesto más típico de cesión de trabajadores
permitida es aquel al que se refiere el propio art. 43.1 ET que, tras prohibir contratar traba-
jadores para cederlos temporalmente, añade que esta operación sólo podrá realizarse a través
de empresas de trabajo temporal debidamente autorizadas y en los términos legalmente
establecidos, lo que remite al contrato de puesta a disposición, celebrado entre empresa de
trabajo temporal y empresa usuaria y cuyo objeto es la cesión del trabajador para prestar
servicios en la empresa usuaria. La ley regula los supuestos tasados en los que puede cele-
brarse el contrato de puesta a disposición y la duración máxima de estos contratos (art. 6.2
LETT) y prevé una serie de supuestos en los que está prohibida la celebración de contratos
de puesta a disposición para ceder trabajadores (art. 8 LETT).
Lección 8
Reclutamiento y selección de los trabajadores
ÍNDICE: 1. EL PROCESO DE RECLUTAMIENTO DE LOS TRABAJADORES. §1. Libertad de contratación empresarial
y proceso de reclutamiento y selección. §2. Determinación del perfil profesional y requisitos iniciales del puesto
de trabajo. §3. Incentivos económicos a la contratación. §4. Reclutamiento. §5. Mecanismos formales o insti-
tucionales. §6. Mecanismos informales. 2. PROCESO DE SELECCIÓN DE LOS TRABAJADORES. §7. Concepto
de selección. §8. Límites al proceso de selección. §9. Sistemas de selección. Ideas generales. §10. Las pruebas
físicas. §11. Reconocimientos médicos. §12. El examen genético de los candidatos. §13. Las pruebas psicotéc-
nicas. §14. La entrevista con el candidato. §15. Otras modalidades de verificación de la aptitud del candidato
3. ESTADIOS PREVIOS A LA CONTRATACIÓN. §16. Estados previos a la contratación. §17. Tratos preliminares.
§18. Precontrato. §19. Contratos de ejecución futura.
§2. Determinación del perfil profesional y requisitos iniciales del puesto de trabajo.
La política de selección o incorporación empresarial viene marcada por una serie de factores
que ayudan a definir el perfil del trabajador o trabajadores requeridos, tales como la titula-
ción, la localidad de residencia, el nivel de experiencia, la edad, el conocimiento del sector,
el conocimiento de idiomas, la disponibilidad para viajar y otros. Junto a ellos cabe situar
una serie de limitaciones impuestas constitucional y legalmente y que condicionan decisi-
vamente el diseño de dicho perfil:
1º) Prohibición de utilizar factores discriminatorios por razón de género en el diseño del perfil.
En primer lugar, los perfiles profesionales no podrán incluir factores que, tanto directa,
como indirectamente, puedan considerarse discriminatorios por razón de sexo. Tajante-
mente, no se puede utilizar el sexo como criterio de definición del perfil que deban cumplir
los trabajadores que pretende contratar una determinada empresa al constituir un factor
discriminatorio que limita el acceso al empleo (art. 17.1 ET, art. 5 LOIHM).
a) La anterior regla tiene una excepción. La misma se contiene en el art. 5 LOIHM que
establece que «no constituirá discriminación en el acceso al empleo, incluida la forma-
ción necesaria, una diferencia de trato basada en una característica relacionada con el sexo
cuando, debido a la naturaleza de las actividades profesionales concretas o al contexto en
el que se lleven a cabo, dicha característica constituya un requisito profesional esencial y
determinante, siempre y cuando el objetivo sea legítimo y el requisito proporcionado». Se
prevé así que, en determinadas actividades profesionales, no se consideren discriminaciones
prohibidas diferencias de trato por o vinculadas al sexo del trabajador, debidamente justi-
ficadas. Esta previsión, en todo caso, por su carácter de excepción, debe ser objeto de una
interpretación restrictiva. Varios son los pronunciamientos del TJUE en los que se ha acep-
tado la misma. Así, se apreció la justificación de dichas exclusiones, en el caso de los puestos
de vigilante jefe de prisiones en la STJCE 30-6-1998 (Asunto Comisión c/ Francia), o en el
desarrollo del servicio en determinadas unidades de combate especiales, como ocurrió en el
Lección 8. Reclutamiento y selección de los trabajadores 205
caso de la negativa a contratar a una cocinera en los Royal Marines, tal y como resolvió la
STJCE 26-10-1999 (Asunto Sirdar).
b) El art. 17.4 ET, por su parte, prevé que «sin perjuicio de lo dispuesto en los apartados
anteriores, la negociación colectiva podrá establecer medidas de acción positiva para favore-
cer el acceso de las mujeres a todas las profesiones. A tal efecto, podrá establecer reservas y
preferencias en las condiciones de contratación de modo que, en igualdad de condiciones de
idoneidad, tengan preferencia para ser contratadas las personas del sexo menos representado
en el grupo o categoría profesional de que se trate». La norma permite entender que, en
puntuales ocasiones, no serán ellas las destinatarias de tal tipo de medidas sino los hombres,
en la medida en que sean el sexo menos representado en un concreto grupo, categoría o
puesto de trabajo. Con todo, en el mayor número de casos serán las mujeres las beneficiarias
de este tipo de medidas de acción positiva.
2º) Prohibición de definición de perfiles profesionales fundados en otros factores discriminato-
rios. Tampoco podrán utilizarse por el empresario a la hora de diseñar el perfil de los traba-
jadores que serán objeto de selección factores como la edad o el origen, incluido el racial o
étnico, estado civil, condición social, religión o convicciones, ideas políticas, orientación o
condición sexual, adhesión o no a sindicatos y a sus acuerdos, vínculos de parentesco con
personas pertenecientes a o relacionadas con la empresa y lengua dentro del Estado español
(art. 17.1 ET). Partiendo de esta protección, el art. 16.2 LISOS establece expresamente que
es una infracción muy grave «establecer condiciones, mediante la publicidad, difusión o por
cualquier otro medio, que constituyan discriminaciones favorables o adversas para el acceso
al empleo por motivos de sexo, origen, incluido el racial o étnico, edad, estado civil, dis-
capacidad, religión o convicciones, opinión política, orientación sexual, afiliación sindical,
condición social y lengua dentro del Estado».
Caso práctico 8.1. La Inspección provincial de Trabajo y Seguridad Social de Barcelona levantó acta de
infracción a la empresa S. E. España SA, como consecuencia de la oferta de empleo para cubrir un puesto de
responsabilidad, exigiendo que el candidato tuviera entre 35 y 45 años. Considera la Inspección que dicha
exigencia debía ser argumentada de forma objetiva por la empresa, para lo cual le reclama la información
oportuna. Ante la falta de ésta, la Direcció General de Relacions Laborals del Departament de Treball confirma
dicha actuación de la Inspección e impone una sanción a la mencionada empresa de 3.005,07 euros. Frente
a dicha sanción, S. E.c España SA interpone un recurso ante el Conseller de Treball de la Generalitat de Cata-
lunya, solicitando la anulación de la actuación de la Inspección Provincial de Trabajo. Este órgano desestima
la pretensión de la empresa, lo que provoca que ésta acuda al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña solici-
tando la estimación de su pretensión.
Respuesta. La STSJ Cataluña (CA) 10-11-2006 (Rº 276/2002) considera discriminatoria dicha oferta
pues «sólo puede estarse a los estrictos términos del anuncio publicado, y de la prueba practicada no se infiere
que las funciones normales a desempeñar por el puesto requerido según el informe aportado por la propia recu-
rrente no puedan ser ejercidas normalmente por personas con edades inferiores o superiores al tramo de edad
comprendido entre los 35 y 45 años». La STSJ Madrid (CA) 23-1-2004 (Rº 996/2001) consideró que la oferta
de empleo en un diario de tirada nacional solicitando teleprocesadores con edad aproximada entre 20 y 45
años, justificando esta decisión en el hecho de que se necesitaba que los candidatos mostrasen «dinamismo»
ante los clientes, a pesar de tener un contacto meramente verbal y telefónico debía considerarse, también discri-
minatoria por razón de edad. En la doctrina del Tribunal de Justicia de la Unión puede consultarse la Sentencia
12-1-2010, C 229/08, Caso Wolf, sobre la licitud de una edad máxima de 30 años para la contratación de
bomberos y Caso Mario Vital, C-416/13, STJUE 13-11-2014, sobre la ilicitud de una edad máxima de 30
años para acceso al cuerpo de policía.
206 Jesús R. Mercader Uguina
Caso práctico 8.2. En una sociedad especializada en la venta e instalación de puertas basculantes y
seccionales, su administrador afirmó públicamente que ésta no deseaba contratar a personas extranjeras, a
causa de las reticencias de la clientela para permitirles el acceso a su domicilio. ¿Puede considerarse esta
conducta discriminatoria?
Respuesta. La STJCE 10-7-2008, Asunto Feryn, considera que las declaraciones públicas mediante las que
un empleador da a conocer que, en el marco de su política de contratación, no va a emplear a trabajadores
de determinado origen étnico o racial bastan para presumir la existencia de una política de contratación direc-
tamente discriminatoria (art.8.1 D. 2000/43/CE). En este caso, hubiera correspondido al empleador probar
que no se ha vulnerado el principio de igualdad de trato, lo que pudiera haber acreditado demostrando que
la práctica real de contratación de su empresa no corresponde a esas declaraciones. Compete, en este caso,
al tribunal remitente verificar que los hechos imputados a ese empleador están demostrados, y apreciar si son
suficientes los elementos que dicho empleador aporte en apoyo de sus afirmaciones de que no ha vulnerado el
principio de igualdad de trato. Acreditada, como así ocurre la existencia de discriminación, el régimen de las
sanciones aplicables a las infracciones de las disposiciones nacionales establecidas para la adaptación a la
D. 2000/43/CE cuando no haya víctima identificable debe ser efectivo, proporcionado y disuasorio (art.15
D. 2000/43/CE)
Ejemplo. En relación con la discriminación por motivos ideológicos, es paradigmática la oferta aparecida
en un portal de ofertas de empleo de un puesto de secretaria de dirección (personal assistant, decía la cabecera
del anuncio). En el apartado de «Requisitos mínimos» podían leerse entre otros «tener vehículo propio» o ser
«bilingüe español-inglés» y ser de «ideología conservadora». Y, por si el candidato o candidata no lo entendía,
añadía entre paréntesis: «Afín a partidos de derechas» (EL PAÍS, 28-1-2008).
grave «el incumplimiento de las medidas de reserva de puestos de trabajo para personas con
discapacidad, o de la aplicación de sus medidas alternativas de carácter excepcional».
4º) Medidas de integración laboral de los trabajadores discapacitados. Sobre esta base, el
legislador ha establecido algunas medidas de acción positiva para el colectivo de disca-
pacitados que implican la necesidad de reservar un cierto porcentaje de las plazas de la
plantilla para la contratación de los mismos, con el consiguiente sacrificio de la libertad
empresarial de elección. En concreto, el art. 42 LGDD (RDLeg 1/2013) establece que
«las empresas públicas y privadas que empleen a un número de 50 o más trabajadores
vendrán obligadas a que de entre ellos, al menos, el 2% sean trabajadores con discapa-
cidad». En todo caso, el propio art. 42 LGDD, permite que de manera excepcional las
empresas públicas y privadas queden exentas de esta obligación, de forma parcial o total,
bien a través de acuerdos recogidos en la negociación colectiva sectorial de ámbito estatal
y, en su defecto, de ámbito inferior, o bien por opción voluntaria del empresario, debida-
mente comunicada a la autoridad laboral y siempre que en ambos supuestos se apliquen
las medidas alternativas determinadas reglamentariamente. El funcionamiento de esta
excepción viene establecido por el RD. 364/2005, por el que se regula el cumplimiento
alternativo con carácter excepcional de la cuota de reserva a favor de los trabajadores con
discapacidad. El art. 15.3 LISOS sanciona como infracción grave «el incumplimiento de
la obligación legal de reserva de puestos de trabajo para discapacitados, o de la aplicación
de sus medidas alternativas de carácter excepcional».
3º) Técnicas de incentivación. Desde el punto de vista del contenido material de las técni-
cas empleadas para incentivar el empleo, tienen un papel destacado las ayudas que tienen
un significado económico directo y encuentran como fundamento común el abaratamiento
de los costes salariales. Tales ayudas económicas se manifiestan en forma de cuantías fijas,
bonificaciones o reducciones en las aportaciones a la Seguridad Social o determinados be-
neficios fiscales.
4º) Destinatarios. La mayoría de las medidas tienen como finalidad la creación de empleo o el
fomento de la contratación de determinados colectivos con especiales dificultades de inserción
en el mercado de trabajo. Entre ellos se encuentran los trabajadores jóvenes, los trabajadores
discapacitados; las personas que tengan acreditada la condición de víctima de violencia de gé-
nero, víctima de violencia doméstica o del terrorismo; trabajadores en situación de exclusión
social; o, en fin, familias numerosas. La Ley 11/2013, de medidas de apoyo al emprendedor
y de estímulo del crecimiento y de la creación de empleo incluye una importante serie de
nuevas bonificaciones a la contratación de trabajadores que se enmarcan en la Estrategia de
Emprendimiento y Empleo Joven. Se trata de medidas que abren un interesante abanico
de posibilidades a la hora de contratar jóvenes (o mayores de 45 años), con bonificaciones
de carácter temporal que se mantendrán hasta que la tasa de paro baje del 15%. El RDL
8/2014 implementa en España el programa europeo de Garantía Juvenil, con bonificacio-
nes para las empresas que contraten de forma indefinida, incluida la modalidad fija discon-
tinua, a una persona beneficiaria del Sistema Nacional de Garantía Juvenil, mayor de 16
años y menor de 25, y en el caso de personas con un grado de discapacidad igual o superior
al 33 por ciento mayores de 16 años y menores de 30.
5º) Cláusulas de empleo en la negociación colectiva. En sintonía con los objetivos definidos
por los programas anuales de fomento del empleo, la negociación colectiva viene estable-
ciendo cláusulas en las que las partes se comprometen a la creación de empleo estable.
Siguiendo la línea de tendencia expuesta, estas cláusulas responden a una doble tipología.
De un lado, las cláusulas de empleo cuantitativas que persiguen la finalidad de crear empleo
o mantener el volumen de empleo existente en la empresa. De otro, las cláusulas de empleo
cualitativas, que en línea con política pública de empleo de los últimos años, pretenden
mejorar la calidad del empleo mediante diversas fórmulas.
a) Cláusulas de empleo cuantitativas. Entre las cláusulas de empleo cuantitativas se encuen-
tran aquellas que establecen el compromiso de contratación de un determinado número
de trabajadores fijos a lo largo de la vigencia del convenio; limitan el poder de despido
por causas empresariales durante la vigencia del convenio colectivo, o, en fin, establecen
el compromiso de mantenimiento del nivel de empleo vigente en la empresa mediante la
obligación de cobertura de las bajas.
b) Cláusulas de empleo cualitativas. Las cláusulas de empleo cualitativas fomentan la con-
versión de trabajadores temporales en fijos, limitan el porcentaje de temporalidad en la em-
presa, fijan el compromiso de disponer de un determinado porcentaje de empleo fijo en la
misma, o limitan el recurso a la externalización de actividades a través de ETTs o mediante
la subcontratación.
Lección 8. Reclutamiento y selección de los trabajadores 209
c) Efectos del incumplimiento. Son escasas las ocasiones en que los compromisos contraídos
por las empresas se han establecido en sede de negociación de manera directa, dando lugar a
verdaderos derechos subjetivos de los trabajadores en orden a la conversión de sus contratos
temporales en indefinidos e incluso estableciendo procedimientos de control y seguimiento
de la transformación pactada. Cuando se produce esa frecuente laguna, su incumplimiento
no determina la nulidad de los contratos de trabajo establecidos sin dar cumplimiento a lo
pactado, sin perjuicio de que, al tratarse de un requisito que introduce una obligación de
hacer, la misma podrá dar lugar, en su caso, a solicitar una reparación de daños y perjuicios
o a una sanción administrativa por incumplimiento de lo convenido (STSJ Comunidad
Valenciana 9-3-2000, Rº 2672/99).
adecuado a sus características y facilitar a los empleadores los trabajadores más apropiados a
sus requerimientos y necesidades.
La intermediación en el mercado de trabajo se realiza por los Servicios Públicos de Em-
pleo, las agencias de colocación, y aquellos otros servicios que reglamentariamente se deter-
minen para los trabajadores en el exterior (art. 21 LE).
1º) Principios básicos de funcionamiento. La intermediación laboral realizada por los servi-
cios públicos de empleo y las agencias de colocación, así como las acciones de intermedia-
ción que puedan realizar otras entidades colaboradoras de aquéllos, deberán adecuarse, con
carácter general, a los siguientes principios:
a) Respeto al principio de igualdad en el acceso al empleo y no discriminación. Tanto la
intermediación realizada por los servicios públicos de empleo como por las agencias de
colocación, deberá prestarse de acuerdo con «los principios constitucionales de igualdad de
oportunidades en el acceso al empleo y no discriminación, garantizándose la plena transpa-
rencia en el funcionamiento de los mismos» (art. 22.1 y 22 bis LE).
b) Respeto al derecho a la intimidad y protección de datos. Igualmente, los servicios
públicos de empleo, agencias y demás entidades que intervienen en la intermediación
deberán respetar en sus actuaciones la intimidad y dignidad de los trabajadores en el
tratamiento de sus datos, de acuerdo con la normativa reguladora al respecto (art. 22
LE).
c) Gratuidad en la prestación de servicios. La intermediación realizada por los servicios
públicos de empleo, por sí mismos o a través de las entidades que colaboren con ellos, se
realizará de forma gratuita para los trabajadores y los empresarios. Por su parte, la efectuada
por las agencias de colocación con independencia de los servicios públicos de empleo deberá
garantizar a los trabajadores la gratuidad por la prestación de servicios, no pudiéndose exigir
a éstos ninguna contraprestación por los mismos. (art. 22.4 LE).
d) Consideración como demandantes de empleo de los inscritos como tales en los servicios pú-
blicos de empleo. A efectos de la intermediación que realicen los servicios públicos de empleo
y, en su caso, las entidades colaboradoras de los mismos y de la ejecución de los programas
y medidas de políticas activas de empleo, tendrán exclusivamente la consideración de de-
mandantes de empleo aquéllos que se inscriban como tales en dichos servicios públicos de
empleo (art. 22.5 LE).
2º) Los servicios públicos de empleo. En nuestra legislación no existe obligación empresa-
rial de contratar a través de los servicios públicos de empleo (tradicionalmente, INEM),
si bien éstos se mantienen como servicios públicos de colocación voluntarios, cuya ac-
tividad prestacional resulta potestativa para cuantas empresas y trabajadores deseen aco-
gerse a las funciones de intermediación pública en el mercado de trabajo que éste realiza.
Aunque la actividad de intermediación que llevan a cabo los servicios de empleo es en
el momento actual casi testimonial, la inscripción como demandante de empleo en la
correspondiente oficina de los Servicios Públicos de Empleo sigue siendo todavía muy
importante, a determinados efectos: derechos derivados de la «inscripción como desem-
pleados» y ligados normalmente a las citadas «políticas activas» de empleo (por ejemplo,
cursos de formación profesional). Además, es requisito necesario para la percepción de
Lección 8. Reclutamiento y selección de los trabajadores 211
prestaciones y subsidios por desempleo (art. 27.1 LE y 231 LGSS). Más información:
(http://http://www.sepe.es/)
Ejemplo. Algunos convenios colectivos establecen, como límite a la discrecionalidad empresarial de contra-
tación, la necesidad de solicitar de los organismos públicos de empleo los trabajadores que necesiten mediante
la correspondiente oferta. No obstante, también se suelen prever los supuestos en los que los empresarios
quedan liberados de cumplir esta obligación. Así, por ejemplo, el Convenio Colectivo de la empresa «Kaefer
Aislamientos, SA» exceptúa de la obligación de solicitar el personal de nuevo ingreso en las oficinas de empleo
los supuestos siguientes: «inexistencia de oficina de empleo en la localidad en la que se vaya a contratar; incum-
plimiento por las oficinas de empleo de un plazo de siete días para facilitar trabajadores; cuando el trabajador
o trabajadores enviados por la oficina de empleo no reúnan las condiciones exigidas para el desempeño del
puesto de trabajo».
cutivos; de ahí que su problemática sea común a la de las empresas de selección, agravada
si cabe porque estas empresas se dedican más al reclutamiento de dichos trabajadores que
a su selección. Aunque el campo propio de estas empresas es el personal directivo o alta-
mente cualificado, últimamente su ámbito de actuación se ha ido ampliando a mandos
intermedios.
e) Agencias virtuales de colocación. Estas agencias ofrecen diferentes servicios que van desde
lo más amplio hasta lo más específico. La oferta básica suele consistir en la publicación de
ofertas de empleo y la posibilidad de hacer búsquedas en la propia base de datos [Vid. como
ejemplo, http://www.infojobs.net/].
§7. Concepto de selección. Una vez concluido el proceso de reclutamiento, con la elimi-
nación de aquellas candidaturas que de forma manifiesta no cumplen los requisitos exigidos
por la empresa, a partir de este momento se inicia el proceso de selección. Este proceso se
realiza con el propósito de identificar aquellos candidatos, entre todos los aspirantes, que se
adecuan en mayor medida a los requisitos recogidos por la empresa en el perfil profesional
tratando de asegurar así el éxito de la persona seleccionada una vez incorporada al puesto
de trabajo ofrecido por la organización. Puede definirse la selección como el proceso consis-
tente en la elección, entre una serie de candidatos, y mediante las técnicas apropiadas que
tendrán siempre relación con el puesto o vacante a cubrir, de la persona que mejor se adapte
el puesto y a la empresa con gran probabilidad de éxito, tanto para hacer frente a los com-
promisos que se relacionan con su relación laboral inmediata como para los que la empresa
pueda tener programados para ella en el futuro. Expresado en otros términos, el proceso
de selección está compuesto por una serie de procedimientos encaminados a encontrar la
persona que mejor «encaje» en un puesto o cargo concreto y con la empresa.
de la Administración General del Estado señale en su art. 31 que los sistemas de selección
serán la oposición, el concurso y el concurso-oposición. El EBEP, en su art. 11, establece las
modalidades de contratación (temporal, fijo o indefinido) y en el apartado segundo remite
al art. 9.2 de la misma ley, en cuanto que limita las funciones que pueden desempeñar en sus
puestos de trabajo, estando vedado el ejercicio de autoridad y la salvaguarda de los intereses
generales del Estado o la Administración.
2º) Límites para el empresario contratante. Ideas generales. En el desarrollo del proceso de
reclutamiento-selección, el empresario es libre de buscar y seleccionar a aquellos trabaja-
dores que mejor se adapten a los requisitos exigidos para el adecuado desempeño de los
puestos de trabajo vacantes. No obstante, el ordenamiento jurídico español no permite que
el empresario actúe de forma arbitraria, estableciendo determinados límites a su voluntad
relacionados con el respeto a los derechos fundamentales de los individuos. A su vez, esas
limitaciones afectan tanto a la libertad de contratación como a la de elección.
3º) La prohibición de discriminación como límite básico. Ambos tipos de límites tienen por
encima de ellos otro común, el principio de igualdad y la prohibición de discriminación
en el empleo (art. 14 CE). El principio de igualdad de trato supone la ausencia de toda
discriminación directa o indirecta por razón de sexo (en los sectores públicos o privado) en
relación con las condiciones de acceso al empleo, o a la ocupación, incluidos los criterios de
selección y las condiciones de contratación, cualquiera que sea el sector de actividad y en
todos los niveles de la jerarquía profesional.
a) Se prohíbe la discriminación directa entendiendo por tal, en lo que se refiere al sexo,
el actual art. 6.1 LOIHM «la situación en que se encuentra una persona que sea, haya sido
o pudiera ser tratada, en atención a su sexo, de manera menos favorable que otra en situación
comparable». De acuerdo con lo establecido en el art. 8 LOIHM, «constituye discriminación
directa por razón de sexo todo trato desfavorable a las mujeres relacionado con el embarazo o la
maternidad».
Caso práctico 8.3. La empresa Iberia Líneas Aéreas de España, S.A., para cubrir necesidades temporales
de plazas de auxiliares de vuelo (tripulantes de cabina de pasajeros), realizó una convocatoria nacional, en la
que, entre otros requisitos, exigía una edad entre 18 y 25 años, una estatura entre 1,64 y 1,82 metros para las
mujeres y entre 1,74 y 1,90 metros para los hombres, usar microlentillas en caso de necesitar lentes correctoras
(no más de dos dioptrías) y poseer una «buena imagen» en caso de superar el acceso. ¿Pueden considerarse
aceptables estos requisitos?
Respuesta. La STS 27-12-1999 (Rº.10091/1999) señala que tal diferenciación no puede considerarse
discriminatoria pues: «en primer lugar debe decirse que no es discriminatorio determinar en la actividad aérea
esas condiciones, por cuanto que las aeronaves, sus dependencias, pasillos, cabinas etc. tienen unas determina-
das dimensiones, que impiden llevar a cabo el trabajo adecuadamente por encima o por debajo de ellas, (…)
teniendo en cuenta, por ejemplo, la altura a la que están situadas la repisas de equipajes o la de las puertas de
acceso o de emergencia. Por otra parte, podría tener el requisito un componente discriminatorio por razón del
sexo si no se hubiese hecho diferenciación alguna entre hombres y mujeres, pero lo cierto es que la convocatoria
se cuida en establecer dos parámetros distintos para unos y otros, teniendo en cuenta las variaciones medias
de estatura que estadísticamente entre ellos se suelen producir. Por otra parte, el requisito ahora examinado se
relaciona íntimamente con una imagen de homogeneidad de talla que se precisa también en otros ámbitos de
actividad, al margen de las compañías aéreas, como son aquellos para los que se exige una uniformidad en la
vestimenta, Fuerzas de Seguridad del Estado, vigilantes jurados, etc……
216 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. Señala la STS 14-5-2014 (Rº 2328/2013), que la diferencia de trato, en ausencia de cual-
quier explicación o justificación razonable que la diera sentido, tiene carácter discriminatorio porque, de forma
objetiva, esa diferenciación establecida por el empleador privado, instrumentada mediante una concesión
aparentemente neutra, entraña un trato retributivo que discrimina peyorativamente a quienes prestan servicios
en un departamento ocupado exclusivamente por mujeres, hasta el punto de que ellas, en clara y exagerada
disparidad con sus compañeros varones mayoritariamente destinados en los otros departamentos, perciben
unas sumas significativamente inferiores (en ningún caso alcanzan siquiera el 10% de las que se cobra en los
departamentos mayoritariamente ocupados por hombres) a las de aquéllos.
Caso práctico 8.5. La empresa Solvay, S.L., ha llevado a cabo un proceso de selección de personal a
través de la empresa TEA-CEGOS, para cubrir los puestos de trabajo en las unidades de fabricación a través
de una oferta de empleo público para el proceso de fabricación que se denomina fuego continuo. En concreto,
de un inicial 22% de participantes femeninos, se pasa en las siguientes fases de selección a un 7%, y un 3%,
respectivamente. Finalmente, todos los contratados resultan ser hombres. Ello se debió a que en la fase de se-
lección se introduce un requisito, la especialidad de rama técnica, no previsto en el convenio colectivo, que se
limitaba a exigir para tal contratación meros conocimientos en el ámbito de educación primaria o secundaria
obligatoria o un ciclo formativo de grado medio. Tal exigencia, no dispuesta inicialmente en la convocatoria del
proceso, afecta mucho más restrictivamente a las mujeres porque éstas tienen un menor acceso a la formación
profesional grado II en rama técnica, ya que son mayoritariamente cursadas y obtenidas dichas titulaciones por
los hombres. En los términos iniciales de la convocatoria sí se exigía formación profesional de grado superior o
FP II y se señalaba que se valoraría la realización previa de prácticas en el sector industrial y conocimientos de
inglés e informática. ¿Existe discriminación indirecta?
Respuesta. La STSJ Cantabria 14-11-2005 (Rº. 905/2005) considera que, en este caso, «un tratamiento
formalmente igual, neutro, posesión de rama técnica, resultaba sin embargo ilegítimo entonces porque sus efec-
tos eran perjudiciales para determinado colectivo. De los elementos fundamentales de la discriminación sexista
indirecta queda acreditado entonces el llamado impacto adverso», pues incluso los requisitos que sí se habían
establecido en la convocatoria resultaban notablemente menos frecuentes en mujeres que en hombres.
Lección 8. Reclutamiento y selección de los trabajadores 217
§9. Sistemas de selección. Ideas generales. Los requisitos para proceder a la selección
de los trabajadores se definen en función de las tareas, funciones, responsabilidades y con-
diciones en las que hay que desempeñar el puesto de trabajo vacante, y se expresan en tér-
minos de una serie de factores entre los que destacan principalmente las condiciones físicas,
conocimientos, experiencia o práctica en el puesto, personalidad, inteligencia, capacidad
operativa o habilidad psicomotora, así como otros factores relacionados con el desempeño
del puesto de trabajo y/o definidos por la empresa. El proceso de selección trata de valorar
en qué medida los candidatos, una vez preseleccionados, se adecuan a los requisitos defini-
dos por la empresa.
Caso práctico 8.6. ¿Tiene derecho el candidato rechazado en un proceso de contratación a la informa-
ción relativa a los aspirantes contratados?.
218 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STJUE 19-4-2012, Asunto Galina Meister, ha señalado que el candidao no seleccionado
no tiene derecho a acceder a la información sobre el curriculum vitae de los candidatos contratados. No obs-
tante, en determinadas circunstancias, la denegación de dicha información puede considerarse un indicio de
discriminación directa o indirecta.
1º) Selección y negociación colectiva. Los convenios colectivos suelen establecer, en líneas ge-
nerales, pocas previsiones acerca de los sistemas de selección que pueden utilizar las empresas
para contratar a sus trabajadores, de manera que los empresarios gozan de amplias facultades
en esta materia. En este sentido, a modo de ejemplo, basta citar el Convenio Colectivo es-
tatal de la madera, según el cual «las empresas, previamente al ingreso, podrán realizar a los
interesados las pruebas de selección, prácticas y psicotécnicas, que consideren necesarias para
comprobar si su grado de aptitud y su preparación son adecuados a la categoría profesional y
puesto de trabajo a desempeñar», o el Convenio Colectivo estatal para las agencias de viajes en
el que se señala que «en la admisión de nuevo personal, tanto para cubrir vacante como plaza
de nueva creación, las empresas podrán exigir las pruebas de aptitud oportunas para asegurar
la capacidad profesional y las condiciones físicas y psicológicas necesarias».
2º) Técnicas de selección. Para cumplir el objetivo del proceso de selección, se emplean
diversos instrumentos o técnicas para la recopilación y análisis de información relativa a
los candidatos y relacionada con tales requisitos. Se trata de los instrumentos o técnicas de
selección, entre los que destacan principalmente los siguientes: pruebas físicas, reconoci-
mientos médicos, examen genético, pruebas psicotécnicas y entrevistas.
§10. Las pruebas físicas. Es evidente que en todo concurso oposición se dan siempre
unas exigencias básicas —edad, aptitud física, titulación, etc.— cuya concurrencia se con-
figura como un prius ineludible sobre el que luego se estructura toda la dinámica selectiva,
sin que, como es obvio y por propia exigencia de la competitividad, la sola acreditación de
la preparación o aptitud profesional, en sí, resulte suficiente a los fines de la promoción
personal del trabajador ni, por otra parte, envuelva género alguno de discriminación la
exigencia de determinados requisitos previos en la persona del concursante u opositor con
independencia y al margen de su preparación técnica.
Ejemplo. A título de ejemplo, el art. 7 del Acuerdo Marco para la Regulación de las Relaciones laborales
en el Sector Portuario regula la selección y contratación de personal portuario, estableciéndose la realización,
entre otras, de pruebas físicas «que permitirán la apreciación de las habilidades y destrezas de tipo motórico
(agilidad, rapidez, coordinación) que se consideran indispensables para el desempeño de los puestos de tra-
bajo que se deben cubrir».
Con relación a los trabajadores discapacitados, es preciso tener en cuenta que junto a la
obligación genérica de no discriminar, se impone al empresario la realización de ajustes
razonables en el puesto de trabajo y en las condiciones de accesibilidad a las empresas.
Se ha considerado por la jurisprudencia como discriminatoria la exigencia de supera-
ción de una prueba física no necesaria para acreditar la aptitud al puesto de trabajo en
cuanto discrimina a las personas discapacitadas (STSJ Andalucía, Sevilla 19-3-2002, Rº
3221/2001). En todo caso, deberá valorarse la incidencia de la discapacidad en relación
con cada concreto puesto de trabajo. De este modo, no se ha considerado discriminatoria
Lección 8. Reclutamiento y selección de los trabajadores 219
la exclusión del acceso al puesto de agente de taquilla de un trabajador con una lesión en
la vista que le impide distinguir adecuadamente los colores o la de conductor de metro a
una persona con disminución de la movilidad en una cadera (STSJ Madrid 22-10-2002,
Rº 3395/2002).
Ejemplo. Un caso para la reflexión es el aparecido en el Diario El País de 11-1- 2008. Rosa Gómez, una
madrileña de 46 años, aprobó dos veces las pruebas para ser taquillera de Metro, pero fue declarada también
por dos veces «no apta» para el puesto en el posterior reconocimiento médico. La razón: haber padecido y
superado un cáncer de mama. Metro alega que el documento que recoge las condiciones de salud que debe
cumplir todo trabajador para acceder a un puesto en el suburbano excluye a las personas con esta enfermedad
y que la tienen hasta pasados cinco años de su detección. Y la trabajadora padeció el tumor en 2005. Rosa
se considera víctima de una discriminación laboral.
c) Cuando resulte imprescindible para evaluar los efectos de las condiciones de trabajo
sobre la salud de los trabajadores, excepción que debe interpretarse restrictivamente, por
cuanto en otro caso podría concluirse que tal necesidad se produce siempre, lo que deter-
minaría en definitiva que los reconocimientos médicos serían obligatorios, salvo supuestos
excepcionales, esto es, lo contrario de lo que la norma ha querido expresar. En todos los
supuestos de excepción, la Ley exige el previo informe de los representantes de los trabaja-
dores, informe de carácter preceptivo pero no vinculante, lo que permite un amplio margen
de maniobra al poder del empresario.
(a) Especial interés reviste en este punto lo resuelto por la STC 196/2004. La misma
señaló con toda contundencia que la intimidad del trabajador, corporal o personal, puede
conllevar la imposibilidad de que le sean practicadas pruebas médicas en el contexto de una
relación de trabajo si el propio trabajador se niega a ello. El Tribunal Constitucional aplica
los criterios contenidos en la L. 41/2002, en materia de «consentimiento informado» con
carácter previo a toda actuación realizada con fines preventivos, diagnósticos, terapéuticos,
rehabilitadores o de investigación; salvo que existan circunstancias específicas que justifi-
quen su imposición obligatoria, en cuyo caso, en tanto que no se requiere el consentimien-
to, no existe la referida obligación de información.
(b) La propia STC 196/2004 describe las modalidades de información que son necesarias
para que las pruebas alcancen el nivel de legitimidad exigida por el art. 18 CE: en primer
lugar, la incidencia de la prueba, por lo que el trabajador debe ser informado de si la prueba
puede alterar su intimidad corporal o personal «al tener por objeto datos sensibles que pue-
dan provocar un juicio de valor social de reproche o de desvalorización ante la comunidad».
En segundo lugar, sobre el propio carácter necesario de la prueba para la vigilancia de la
salud del trabajador, o su innecesariedad a estos efectos. En tercer lugar, sobre el impacto
de la prueba en la salud del trabajador, «tipo de pruebas que vayan a ser practicadas y sus
efectos, sus contraindicaciones y riesgos probables en condiciones normales, así como las
posibles eventualidades y contingencias que de salud pudieran derivarse de no realizar el
reconocimiento médico».
d) En algunos sectores se establecen normas específicas para estos reconocimientos. Tó-
mense como ejemplo el RD. 1696/2007, por el que se regulan los reconocimientos médicos
de embarque marítimo.
Caso práctico 8.7. El demandante aprobó los ejercicios teórico y práctico de las pruebas celebradas
para entrar en la bolsa de trabajo de la empresa, como conductor-perceptor de autobuses urbanos, pero fue
suspendido por no superar la prueba médica de aptitud.
Respuesta. La STSJ de Andalucía, Sevilla 2-6-2004 (Rº 3513/2004) desestima el recurso de suplicación
pues no sólo es un derecho de la empresa el establecer condiciones para preservar la salud y seguridad de sus
trabajadores y de los usuarios de sus servicios, sino también una obligación. Si está científicamente acreditado
el riesgo constituido en orden a la conducción de vehículos por aquejar enfermedades hepáticas, era obligado
para la empresa excluir del acceso a sus plantillas, como conductor-perceptor, a quien sufre una de tales enfer-
medades, y ello no es una discriminación, sino un derecho, correlativo al deber de preservar de riesgos a los
trabajadores propios.
Caso práctico 8.8. Don Juan Z. realizó diversas pruebas médicas para su acceso a un puesto de trabajo
como vigilante de seguridad, en las que fue declarado no apto en la de reconocimiento médico, por tener en el
Lección 8. Reclutamiento y selección de los trabajadores 221
análisis de sangre practicado una cifra de colesterol de 249 mg/100 ml. Considera la empresa que una cifra
de colesterol como la referida puede calificarse como una «enfermedad o anomalía endocrino metabólica»,
que confirma su ineptitud física pues dichos resultados pueden ser indicio de futuros riesgos cardio-circulatorios.
Respuesta. La STSJ Andalucía, Granada (CA) 6-4-1998 (Rº 2021/1995) considera que una cifra aislada
no posee el valor diagnóstico ni pronóstico cuando se encuentra en límites cercanos a la normalidad, máxime si
se tiene en cuenta que en los análisis practicados al recurrente posteriormente se apreció una cifra más baja, por
lo tanto, «no siendo admisible una interpretación extensiva de las causas de exclusión por indiciaria de futuros
riesgos cardio circulatorios que sea la cantidad de colesterol en sangre del actor».
Caso práctico 8.9. En el Anexo del Convenio de Correos y Telégrafos se establecía que “con carácter
previo a su contratación, los candidatos deberán necesariamente ser declarados aptos en el reconocimiento
médico que al efecto sea necesario. La Sociedad Estatal trasladará información al respecto a la Comisión De-
legada de Contratación de las personas declaradas ‘no aptas’ por estos motivos. Los reconocimientos médicos
tendrán carácter obligatorio” ¿Puede imponerse a través de la negociación colectiva o a través del contrato de
trabajo la obligatoriedad de someterse a revisiones médicas?
Respuesta. La STS 28-12-2006 (Rº 140/2005), considera válida la cláusula si ha sido asumida por los
representantes de los trabajadores a nivel de convenio colectivo, respete la dignidad y la confidencialidad de
la salud a que se refieren los apartados 2 y 4 del repetido art. 22 y tenga por objeto vigilar el estado de salud
de los trabajadores “en función de los riesgos inherentes al trabajo”, de manera que solamente el exceso obje-
tivo en el examen de salud de los trabajadores por no concurrir aquella finalidad o las circunstancias descritas,
podría constituir, salvo expreso consentimiento individual del trabajador afectado, una intromisión ilegítima en el
ámbito de la intimidad personal, lo que no ocurre en el caso que ahora se examina.
§12. El examen genético de los candidatos. Toda exclusión o consecuencia negativa de-
rivada de la oposición de un trabajador o candidato al empleo a someterse a un test genético
debiera considerarse un acto ilegal y contrario incluso a sus propios derechos constituciona-
les. El art. 21 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE prohíbe toda discriminación,
en particular la ejercida por características genéticas. La Resolución del Parlamento Europeo
sobre los problemas éticos y jurídicos de la manipulación genética de 16-3-1989, pide que
se prohíban en general los análisis genéticos en los reconocimientos médicos sistemáticos
(art. 15), así como las investigaciones genéticas previas a la contratación de los trabajadores
de uno y otro sexo por parte de los empresarios con objetivos de carácter médicolaboral (art.
16). Igualmente en el ámbito comparado (EE.UU) han aparecido recientemente normas
(The Genetic Information Nondiscrimination Act de 2008) que prohíben la discriminación
genética en el ámbito laboral, así como los comportamientos de segregación o clasificación
de los trabajadores sobre la base de información genética.
§13. Las pruebas psicotécnicas. El trabajador está particularmente expuesto a las in-
tromisiones en su intimidad, tanto en el momento de su contratación (tests psicológicos,
pruebas grafológicas, detectores de mentiras, polígrafos y otras técnicas de exploración de
la personalidad que se utilizan en los procesos de selección de personal), como durante
la ejecución de la prestación. En este sentido, la Recomendación nº 150 OIT de 1975,
sobre desarrollo de recursos humanos, admitió la eventual aplicación de tests destinados a
determinar las aptitudes de los trabajadores, bajo determinadas condiciones, tales como el
consentimiento del interesado o que se complementen con otros métodos de investigación
personal practicados por personal especializado.
222 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STSJ Castilla y León 3-12-1996, (Rº 1111/1996) afirma que aunque es innegable que
numerosas preguntas contenidas en el test psicológico penetran en la esfera de la vida privada y familiar de los
trabajadores, «incidiendo algunas de ellas en planos tan esenciales como es la vida afectiva y sexual, no lo es
menos que al ser la contestación facultativa o voluntaria y no necesaria, es en definitiva el titular del derecho
quien delimita y protege su personal intimidad, sin que la mera sugerencia o indicación de la empresa de cola-
boración o actitud positiva y no meramente omisiva, pueda considerarse como agresión del derecho personal,
al no incorporar la negativa consecuencia perjudicial para el encuestado».
§14. La entrevista con el candidato. Por lo que se refiere a los exámenes realizados en
base a entrevistas personales con los candidatos, y evaluados siguiendo criterios subjetivos
del evaluador, el problema está en determinar hasta qué punto el resultado obedece a un
análisis basado en datos objetivos o es fruto de meras impresiones personales. En general,
los tribunales permitirán la validez de estos exámenes como método de selección, cuando el
empleador pueda probar una conexión válida entre la información adquirida y las exigen-
cias del puesto de trabajo.
1º) Límites de la entrevista. El derecho a la intimidad del candidato. La utilización de la
entrevista como técnica de selección puede, en ocasiones, violar el derecho a la intimidad
del entrevistado. Así, es posible que en la entrevista se realicen preguntas relacionadas con
la situación personal del candidato como, por ejemplo, cuál es su estado civil o si tiene pro-
yectado casarse o tener hijos. Deben considerarse ilegítimas todas las averiguaciones sobre
el comportamiento del trabajador, así como las intrusiones en la esfera personal y familiar
carente de relación inmediata y directa con el trabajo.
Lección 8. Reclutamiento y selección de los trabajadores 223
a) En cuanto a la vida privada del trabajador, el principio general es la irrelevancia de los da-
tos relativos a su comportamiento privado, tanto a efectos de constitución como de desarrollo
de la relación laboral. Estas circunstancias no deben influir en la valoración de la idoneidad
profesional del trabajador. En este sentido, la pregunta sobre la condición de fumador o no
del candidato, que se encuadraría dentro del derecho a la intimidad en el trabajo, debería ser
calificada como atentatoria al derecho a la intimidad, salvo en las empresas de tendencia.
b) No obstante, pueden darse circunstancias que, conectadas con la singularidad de la
actividad a desarrollar, justifiquen un mayor control empresarial. Como ha señalado la ju-
risprudencia a raíz de la impugnación del Cuestionario Personal MSI-02 (Manual de Segu-
ridad Industrial de las Fuerzas Armadas), cabe considerar legítimas «aquellas limitaciones
o restricciones de derechos subjetivos o individuales no atinentes a la esencia o núcleo de
los derechos fundamentales, que persigan el mantenimiento de la confidencialidad de los
secretos oficiales, documentación clasificada o de los intereses esenciales de la seguridad del
Estado» (STS (CA) 14-11-1992, Rº 8187/1990).
2º) La entrevista deberá centrarse en averiguar aspectos en relación con su perfil profesional.
En la práctica, sin embargo, es posible que las preguntas formuladas por los entrevistadores
invadan directamente el ámbito íntimo de la persona y que el candidato se vea obligado
a responder si no quiere perder toda posibilidad de acceder al empleo. Ante este tipo de
preguntas, se plantea la duda sobre si el entrevistado puede legítimamente falsear u omitir
los datos solicitados («derecho a mentir»). La doctrina considera ajustado a derecho dar una
respuesta inexacta al entender que se produce una injerencia en la vida privada que compor-
ta un atentado contra la libertad de la persona.
Ejemplo. No obstante lo dicho, algunos convenios colectivos declaran nulos los contratos de trabajo en
los que el trabajador haya incluido datos falsos. Así, el Convenio Colectivo de la empresa Ediciones Zeta, SA,
señala que, «toda falsedad o alteración maliciosa (en los datos aportados) producirá la anulación del contrato
de trabajo». Igualmente, el Convenio Colectivo de la empresa Asfaltos Españoles, Sociedad Anónima, señala
que «la solicitud de ingreso habrá de cursarse en el impreso que a estos efectos proporcionará la empresa. Los
datos consignados en la misma tendrán carácter de declaración y compromiso por parte del solicitante, por lo
que toda falsedad o alteración maliciosa producirá la anulación del contrato de trabajo, sin perjuicio de las
acciones jurídicas que pudieran corresponder». Ahora bien, tal falsedad u ocultación debe entenderse referida
a datos esenciales para la celebración del contrato o a alteraciones maliciosas por parte del trabajador, por
lo que quedan excluidas, las omisiones o falsedades de datos ante preguntas incorrectas o contrarias a la
intimidad del trabajador y, por ello, infranqueables por la actuación del empresario. En este sentido, resultan
aplicables las normas generales del derecho común sobre el dolo y el error y la interpretación que de ellas se
viene haciendo (arts. 1265 y ss. CC).
ner una visión de conjunto de la misma. Los cursos suelen suponer un período de docencia
teórico-práctica sobre las técnicas a desarrollar y el conocimiento del entorno empresarial.
Los stages son períodos de permanencia en país o países extranjeros o centros distintos de
aquel al que irá finalmente destinado; su finalidad aúna igualmente la enseñanza, la ob-
tención de experiencia y la visión global de la empresa. A efectos jurídico-laborales lo que
importa es que cualquiera de estas tres situaciones pueden tener lugar como parte de la
selección y antes de suscribir el contrato de trabajo, o bien después de haber firmado éste.
De uno a otro caso hay una gran diferencia, ya que estamos o en materia prelaboral o en
terreno plenamente laboral (Molero).
para cubrir las futuras vacantes que se generen en la empresa. Lo normal es que dentro de la
bolsa se establezca un orden de prelación para ser llamados los candidatos en función de la
mayor o menor puntuación obtenida en las pruebas superadas.
Esta posibilidad aparece mencionada implícitamente en el art. 36.3 del III Convenio
Colectivo único para la Administración del Estado, cuando establece que «Podrán también
establecerse relaciones de candidatos para la sustitución temporal de trabajadores, bien a
partir de procesos de selección de personal laboral de carácter fijo bien mediante convocato-
ria pública al efecto y, en todo caso, previa la autorización correspondiente». Normalmente,
las bolsas de trabajo son consecuencia de la intervención de la negociación en su creación, ya
sea en el convenio colectivo aplicable a la entidad pública, o mediante la negociación de un
pacto concreto y singular. En todo caso, la inclusión de una persona como aspirante en una
bolsa de trabajo creado por un ente o institución pública no le concede ningún tipo de de-
recho subjetivo o expectativa de derecho a ser contratado (STS 4-10-2000, Rº 3647/1998).
Caso práctico 8.11. La «Compañía del Tranvía de San Sebastián, SA», convocó unas pruebas a finales
de 1991, a fin de cubrir las vacantes existentes en dicha empresa, para conductores-perceptores. Al objeto de
organizar las distintas pruebas de selección, la empresa demandada contrató con la Empresa «Oteic». Según
las bases del proceso selectivo, publicadas el 18 de febrero de 1992, las fases a desarrollar eran cuatro, a
saber: fase de preselección, fase de oposición, fase de concurso y fase de entrevistas. Los cuatro trabajadores,
tomaron parte en la mencionada convocatoria. Meses después, el Tribunal calificador publicó los resultados,
cubriéndose las siete plazas ofertadas, y quedando en lista de espera 13 aspirantes, por orden de puntuación,
y entre ellos los citados trabajadores. Los trece opositores que no obtuvieron plaza recibieron una carta de la
Empresa «Oteic» en la que, textualmente, se dice lo siguiente: «muy señor nuestro: en la reunión mantenida en el
día de ayer por el Tribunal Calificador, se analizaron todos los resultados contenidos en el informe del `Oteic’,
decidiéndose la incorporación a la CTSS de las 7 mejores puntuaciones. Lamentamos comunicarle que no figura
usted entre dichas mejores puntuaciones, pero al establecerse una `lista de espera’ con las inmediatas puntua-
ciones siguientes, queda usted incluido en dicha lista, por lo que cabe la posibilidad de que en un próximo
futuro, la CTSS le proponga la incorporación al puesto de conductor de autobús, a medida que vaya surgiendo
la necesidad de cubrir estas plazas. Agradeciéndole en cualquier caso la colaboración prestada, le saludamos
muy atentamente». A lo largo de los años 1992 y 1993, y conforme iban surgiendo vacantes, la compañía de-
mandada fue contratando a los trabajadores que habían quedado en la lista de espera, hasta que en la misma
sólo quedaron los referidos trabajadores. En junio de 1994 se llevó a cabo por parte de la compañía deman-
dada una nueva convocatoria de conductores perceptores. El acuerdo de convocatoria decidió la contratación
de cuatro personas mayores de 45 años y beneficiarios de las prestaciones por desempleo. ¿Estaba la empresa
vinculada por su declaración a los candidatos o por el contrario podía contratar libremente a otros sujetos?
Respuesta. La STSJ País Vasco 22-10-1996 (Rº 2425/1995) considera que «la empresa efectuó una
manifestación de intenciones, generadora de una expectativa de derecho para los hoy demandantes, y cuyo
incumplimiento es jurídicamente irrelevante porque, conforme a lo expuesto, aquella declaración no fue un pre-
contrato, puesto que adolecía de la presencia de todo acuerdo sobre el contenido del contrato que en el futuro
habrían de suscribir la empresa y los trabajadores seleccionados sin plaza».
§17. Tratos preliminares. Diversos actos pueden ser incluidos en el grupo genérico de-
nominado tratos preliminares. Así, las conversaciones que ponen en contacto al oferente del
puesto de trabajo con el solicitante del mismo, la mera oferta de trabajo a un grupo genérico
de aspirantes a un puesto, los procesos de selección de personal, los encuentros destinados
a delimitar los temas objeto de negociación en el contrato o a definir el esquema del futuro
contrato, etc. El objetivo perseguido por las partes con estas actividades precontractuales es
preparar el contrato de trabajo, y no suponen en ningún caso el nacimiento de la relación
laboral.
226 Jesús R. Mercader Uguina
Caso práctico 8.12. Doña F. llamó a doña E. por teléfono diciendo que era representante de la empre-
sa Pemja, Sociedad Cooperativa, diciéndole que la oficina del INEM le había facilitado su dirección y perfil
profesional porque su empresa precisaba de un biólogo para así poder licitar en un concurso público para un
contrato administrativo con la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, Centro de Recepción de Visitantes
del Parque Nacional de las Lagunas de Ruidera. Esa misma tarde la citada señora visitó en su domicilio a
doña E., diciéndole que como iban a licitar, según exigía la convocatoria, precisaban de un biólogo, y que
si les daban el contrato trabajaría con ellos, y para ello necesitaban de inmediato una fotocopia compulsada
de su título académico, la cual se hizo en el Ayuntamiento de Socuéllamos, y fue entregada por doña E. En
días posteriores hablaron dos veces por teléfono, y en la primera de ellas doña F. comunicó a la doña E.
que extraoficialmente habían sabido que había conseguido el contrato. A la semana siguiente, un viernes, le
telefoneó a la demandante para explicarle en qué iba a consistir su trabajo y fijar la fecha de su incorpora-
ción. Como quiera que pasó dicha fecha y no le avisaban, llamó Dña E. a doña F., quien le dijo que no le
contrataban. De acuerdo con la Resolución de convocatoria, se exigía que la empresa adjudicataria contase
con al menos un titulado en Ciencias Biológicas, y efectivamente eso fue lo que la empresa hizo, obtener
fotocopia del título Universitario de la demandante, y adjuntarlo con la documentación precisa para licitar,
y así consta en el Expediente Administrativo que existe en la Delegación Provincial de Agricultura y Medio
Ambiente de Ciudad Real, siendo el único título de biólogo aportado por la empresa. ¿Estaba la empresa
obligada a contratar a la candidata?
Respuesta. La STSJ Castilla-La Mancha 14-2-2000 (Rº 115/1999) considera que la obligación de contra-
tación fue incumplida, pese a que sí que se había cumplido la condición de la que ello dependía: la adjudica-
ción a la que había concurrido la Cooperativa demandada, alcanzada precisamente gracias a la utilización de
su titulación. Para la sentencia ello indudablemente comporta la obligación de indemnizar, por el daño causado
que deriva del incumplimiento de la obligación que existía entre las partes (art. 1101 CC).
Respuesta. La STS 30-3-1995 (Rº 2496/1994) entiende que no había ningún vínculo laboral que pudiera
ser objeto de una decisión extintiva del empresario, ni por tanto se produjo despido de ningún tipo.
Caso práctico 8.14. La empresa envía a Dña J.B. una carta notificándole que había sido seleccionada
para ocupar un puesto de Jefe de Marketing, expresándose a continuación las condiciones del trabajo que
se le ofrecían, que consistían entre otras, en: salario bruto anual de 30000 euros, prima anual en función de
objetivos de 600 euros, contrato inicial de un año de duración; y complemento diario de ayuda por comida
de 10 euros/día. Finalmente, se hacía constar que esa oferta tenía una duración de 15 días desde la fecha
de emisión y que, una vez pasado ese período sin recibir noticias suyas, considerarían dicha oferta sin valor.
¿Cómo debe calificarse esta carta? ¿Constituye un verdadero contrato una vez aceptada?
Respuesta. Para la STSJ Madrid 22-9-1998 (Rº 3095/1998), no hubo negociación preliminar, ni simple
oferta unilateral ni «pactum in contrahendo», sino que el escrito de la empresa transcrito, unido a la correcta
aceptación de la destinataria, constituye un auténtico contrato laboral totalmente perfeccionado (…) es inelu-
dible deducir que, no sólo desde la incorporación al trabajo sino anteriormente desde que la actora participó
voluntariamente en el previo proceso selectivo convocado, existía un contrato plenamente eficaz al reunir todos
los requisitos legalmente exigidos: consentimiento, objeto y causa, por lo que carecen de todo valor y eficacia
jurídica las omisiones introducidas al redactarlo por escrito, pues no se han justificado las causas de tal dispa-
ridad con lo inicialmente convenido».
§19. Contratos de ejecución futura. Algunos autores distinguen los contratos de trabajo
«in fieri» de los contratos de trabajo propios «y con obligaciones puras» (art. 1113 CC) que
fueran incumplidos antes de iniciar su ejecución. Así, mientras el precontrato es un con-
trato consensual atípico, el contrato de ejecución diferida es simplemente un contrato de
trabajo perfecto, que reúne todas las características del mismo, pero con la peculiaridad de
contener una previsión de aplazamiento de la ejecución de las prestaciones a que se obligan
las partes, a un momento futuro. En este caso, opinan algunos autores, el incumplimiento
podrá considerarse como despido del trabajador (Alonso Olea/Casas). No obstante, este
supuesto suele ser también considerado como incumplimiento de una promesa de contrato
por la jurisprudencia, ya que, como apuntamos más arriba, se exige no sólo la perfección del
contrato, sino también la consumación del mismo.
Lección 9
El contrato de trabajo
ÍNDICE: 1. EL CONTRATO DE TRABAJO. CARACTERIZACIÓN Y FIGURAS AFINES. §1. Concepto de contrato
de trabajo. §2. Inexistencia de una reserva constitucional favorable al contrato de trabajo. §3. Figuras afines
al contrato de trabajo. 2. CAPACIDAD Y OTROS REQUISITOS PERSONALES PARA CELEBRAR EL CONTRATO
DE TRABAJO. §4. Capacidad para contratar como trabajador. §5. Requisitos de titulación para trabajar. §6.
Exigencia de colegiación. §7. Requisitos para la contratación de nacionales de la UE: la libre circulación de
trabajadores. §8. Régimen aplicable a los extranjeros no comunitarios. §9. Refugiados y apátridas. 3. ELE-
MENTOS ESENCIALES DEL CONTRATO DE TRABAJO. §10. El consentimiento contractual y sus vicios. §11. El
objeto del contrato de trabajo. §12. La causa del contrato de trabajo. 4. MODALIDADES PLURISUBJETIVAS
DEL CONTRATO DE TRABAJO §13. El contrato de grupo. §14. El trabajo en común. §15. El auxiliar asociado.
5. LA INEFICACIA DEL CONTRATO DE TRABAJO. §16. Nulidad total. §17. Nulidad parcial. 6. LA FORMA DEL
CONTRATO DE TRABAJO. §18. El principio de libertad de forma. §19. Presunción de existencia del contrato
de trabajo. 7. PACTOS ACCESORIOS AL CONTRATO DE TRABAJO. §20. Delimitación de supuestos. §21. Pe-
ríodo de prueba. Concepto. §22. Requisitos del período de prueba. §23. Duración. §24. Desistimiento. §25.
Pacto de permanencia en la empresa. §26. Pacto de plena dedicación o exclusividad. 8. LAS OBLIGACIONES
DE COMUNICACIÓN DE LAS CONTRATACIONES EFECTUADAS Y DE AFILIACIÓN O ALTA EN LA SEGURIDAD
SOCIAL. §27. Obligación de comunicación de las contrataciones efectuadas. §28. Obligaciones en materia
de Seguridad Social. §29. La obligación de afiliación. §30. La obligación de alta en la Seguridad Social. §31.
Efectos del incumplimiento de las obligaciones de afiliación, alta y baja de los trabajadores. 9. LA COPIA
BÁSICA DEL CONTRATO Y LA INFORMACIÓN SOBRE LOS ELEMENTOS ESENCIALES DEL MISMO. §32. Obli-
gación de la entrega de la «copia básica» a los representantes de los trabajadores. §33. Información sobre
los elementos esenciales del contrato.
del ordenamiento (vgr., al Derecho civil o mercantil). Esta dualidad explica, en gran parte,
el enorme volumen de litigios que la calificación contractual suscita.
1º) Existencia de ajenidad y dependencia. Para determinar la existencia de un contrato de
trabajo lo esencial es establecer la concurrencia de las notas de ajenidad y dependencia a
las que se refiere el art. 1.1 ET, esto es, que la prestación de servicios contratada se realice
dentro del ámbito de organización y dirección de la empresa, y por tanto con sometimiento
al círculo rector, disciplinario y organizativo de la misma; no siendo suficiente para la con-
figuración de la relación laboral la existencia de un servicio o actividad determinada y su
remuneración por la persona a favor de quien se presta para que, sin más, nazca a la vida del
derecho el contrato de trabajo.
2º) Carácter oneroso. Los servicios los presta el trabajador a cambio de una remuneración
o salario que constituye el objeto de la obligación del empresario. Expresado de otro modo,
el contrato de trabajo, además de ser bilateral por generar obligaciones para ambas partes, es
también oneroso en el sentido de que cada parte aspira a, y obtiene, una ventaja en la pres-
tación de la otra. Por lo demás, el contrato de trabajo es conmutativo en el sentido de que
cada parte se representa la realidad de su propia prestación y la de la otra parte como ciertas
al tiempo de contratar, y es sinalagmático en el sentido de que hay una correspondencia,
paridad o equivalencia entre las prestaciones de ambas partes.
3º) Irrelevancia de la denominación dada por las partes. Los tribunales califican la relación
entre las partes no en función de la voluntad declarada, sino en atención al real desarrollo
de la relación que enjuician. Los contratos tienen la naturaleza jurídica que se deriva de su
contenido obligacional, independientemente de la denominación que le otorgan los intervi-
nientes. Para determinar su auténtica naturaleza, ha de estarse a la realidad de su contenido
manifestado por los actos realizados en su ejecución, lo que debe prevalecer sobre el «nomen
iuris» empleado por los contratantes. Así, la determinación del carácter laboral o no de la
relación no es algo que quede a la libre disposición de las partes, sino que debe surgir del
contenido real de las prestaciones concertadas y de la concurrencia de los requisitos que le-
galmente delimitan el tipo contractual (por todas, STS 23-11-2009, Rº 170/2009: «La cali-
ficación de los contratos no depende de la denominación que les den las partes contratantes,
sino de la configuración efectiva de las obligaciones asumidas en el acuerdo contractual y de
las prestaciones que constituyen su objeto»).
Respuesta. La STJCE 5-6-1997, Asunto Ergasias tras recordar que la actividad de los guías turísticos puede
desarrollarse no sólo a través de un contrato de trabajo sino también de forma independiente, señala que una
norma como la controvertida impediría a los guías turísticos procedentes de otros Estados Miembros el derecho
a ejercer su actividad de forma independiente y, en consecuencia, tal situación constituye un obstáculo a la
libre prestación de servicios que debe ser refutada (Más extensamente, A. MARTÍN VALVERDE, Trabajo asalariado
y trabajo autónomo en el Derecho comunitario europeo, en CRUZ VILLALÓN (Ed.)., Trabajo subordinado y trabajo
autónomo en la delimitación de fronteras del Derecho del Trabajo. Estudios en Homenaje al Profesor José Ca-
brera Bazán, Madrid, Tecnos/Junta de Andalucía, 1999, pp. 73 a 93).
Respuesta. La STS 7-11-2007 (Rº 2224/06) califica esta relación como laboral, al considerar que es la
empresa demandada la que dispone de la correspondiente organización sanitaria, la que programa y predispo-
ne el horario, gestiona y cobra los ingresos, y abona las retribuciones que responden a la modalidad de cobro
por comisiones. Dicha conclusión no queda desvirtuada por el hecho de que se hubiese pactado la posibilidad
de que los odontólogos pudieran ser sustituidos durante sus vacaciones o durante otras circunstancias articulares
en los que aquéllos se vieran imposibilitados para trabajar.
Caso práctico 9.3. El actor ha prestado servicios como colaborador en programas de la Cadena Ser,
como contertulio, desde el 4-9-1994. Los programas en los que ha intervenido han sido: Hora 25, La Ventana
y La Ventana de Verano. La retribución se efectuaba a través de facturas, en número de doce al año, por una
cuantía de seis mil euros más IVA. Las facturas se ingresaban en la cuenta corriente de Producciones y Servicios
TXANTXALAN SL BBVA, siendo el actor el administrador único de dicha sociedad. No se le requería al actor su
234 Jesús R. Mercader Uguina
presencia en los estudios de la emisora de radio, sino que su colaboración, en cualquiera de los tres programas,
se hacía desde La Habana, Buenos Aires y Londres. La intervención del actor en el programa La Ventana era una
vez a la semana y la duración de la tertulia era de una hora. El demandante tenía libertad para decir aquello
que entendiera procedente en dicho programa. El actor podía cambiar el día en que entraba en el programa
La Ventana y si el equipo lo decidía podía entrar cualquier día de la semana. Al demandante no se le daban
directrices para su intervención en el programa. Dadas estas circunstancias, se cuestiona si la relación entre el
actor y la Cadena Ser es o no laboral.
Respuesta. La STS 19-2-2014 (Rº 3205/2013) declara la existencia de relación laboral, tras comprobar
la concurrencia de ajenidad, retribución y dependencia en la prestación de sus servicios. En relación con
la dependencia, señala el tribunal que “Por lo que se refiere a la dependencia, en este caso ciertamente es
atenuada, pues aunque podrían darse directrices sobre la participación del periodista, la libertad profesional
que ha reconocido la demandada al contertulio -limitándose a fijar el tema del debate -no tiene por qué ser
incompatible con la relaciónlaboral. Para el Tribunal adquiere especial importancia “el carácter "profesional" de
la actividad, excluyendo a aquellos "tertulianos no profesionales" que no solamente no tienen una relación labo-
ral con la empresa sino que puede que ni siquiera la tengan de carácter civil”.
2º) Contrato de ejecución de obra. Es el contrato por el que una de las partes se obliga a
ejecutar una obra a otra por precio cierto (art. 1544 CC). En este contrato se pacta no un
servicio sino un resultado. Falta también en este caso la dependencia y ajenidad. En general,
se han manejado varios criterios para diferenciar el contrato de obra de los de prestación
de servicios. Los principales son los siguientes: (a) En el de ejecución de obra el objeto de
la prestación debida es el resultado final, con independencia del trabajo necesario para lo-
grarlo. (b) En este tipo contractual es normal fijar la retribución en proporción al número o
medida de la obra. (c) Finalmente, en el contrato de obra la actividad está dirigida a lograr
el resultado debido que es realizada por un contratista o empresa independiente.
3º) Contrato de mandato. A través del contrato de mandato, una persona se obliga a prestar
un servicio o a hacer alguna cosa, por cuenta o encargo de otra (art. 1709 CC). Como regla
general, este contrato es gratuito, lo que elimina la nota de retribución que caracteriza a la
relación laboral, pero aunque se remunere la actividad del mandatario la relación no se consi-
dera laboral. La doctrina ha manejado diversos criterios, entre los que destacan los siguientes:
a) el mandato es un contrato esencialmente representativo, representación que no se da en el
arrendamiento de servicios; b) el mandato se identifica por su carácter gratuito; c) en el man-
dato la actividad debida se materializa en la realización de intereses ajenos (del mandante); d)
la independencia de quien desempeña la actividad en el mandato frente al que la encarga; e) el
objeto del mandato es la celebración de actos jurídicos; f ) por último, se ha sostenido que el
mandato recae sobre actividades en las que existe posibilidad de sustitución en quien realiza la
actividad, sustituibilidad que no se da en otros contratos de actividad.
Caso práctico 9.4. Un Delegado Provincial de la Sociedad General de Autores que actuaba en nombre y
representación de dicha Sociedad tiene entre sus funciones la de establecer contratos-autorización no exclusivos
con los usuarios del repertorio de obras cuyos derechos de autor gestiona la SGAE; recaudar la cantidades
establecidas en ellos; recoger de los usuarios los documentos necesarios para la justificación de las cantidades
recaudadas. ¿Estamos una relación laboral?
Respuesta. La STSJ Galicia 20-12-2001 (Rº 5808/2001) califica como contrato de mandato esta actividad.
la ajenidad puede quedar difuminada cuando la retribución del trabajador depende de los
frutos o beneficios de su trabajo, ya que, en tal caso, ni se advierte con claridad la transmi-
sión del producto del trabajo, ni el riesgo es asumido completamente por el empleador. No
obstante, la condición de socio no excluye la existencia de relación laboral entre el socio y
la sociedad si se dan los requisitos de laboralidad, en particular la ajenidad (participación
social por debajo del 50 por 100) y la dependencia (trabajos comunes u ordinarios, no de
alta dirección) (STS 26-12-2007, Rº 1652/2006).
Caso práctico 9.5. Un fisioterapeuta venía prestando servicios para una sociedad en virtud de contrato
por el cual él asumía la dirección y responsabilidad del servicio de fisioterapia comprometiéndose a la actuali-
zación constante en las nuevas técnicas de trabajo, así como la vigilancia y continuidad del mismo, en la forma
siguiente: el personal del servicio era seleccionado por él y contratado por la sociedad bien por decisión de
la misma, bien por consenso entre ambas partes. La adquisición de material era financiada por ambas partes
quedando en propiedad de la empresa como también se financiaban conjuntamente la compra de los mate-
riales de consumo. La decisión sobre la adquisición de material era del actor, si bien cabían los consejos de
la empresa. Los servicios de agua, luz, teléfono, etc. eran los generales de la empresa, abonando el actor al
centro una determinada cantidad. Todos los costes de la actividad corrían a cargo del centro. Como honorarios
el actor percibía el 50% del resultado económico de la explotación, con las siguientes especificaciones: al total
facturado por el servicio de fisioterapia se le deducían la nómina del personal del servicio, los nuevos equipos,
el coste del material adquirido, y los servicios prestados de agua y luz en la cuantía señalada. De la cantidad
resultante, el actor percibía el 50%, y la empresa el restante. ¿Cómo debería calificarse esta situación?
Respuesta. La STSJ Galicia 28-9-2001 (Rº 3330/2001) estima que en el supuesto enjuiciado no existía
relación laboral al no concurrir los requisitos de ajenidad en los frutos y riesgos ni dependencia o prestación de
servicios dentro del ámbito de organización y dirección de otra persona denominada empleador o empresario,
notas éstas características del contrato de trabajo (art. 1.1 ET). La Sala concluye que la prestación de servicios
no se produjo dentro del ámbito de organización y dirección de otra persona, sino que su relación presentaba
un marcado carácter societario de naturaleza civil, con aportación de industria o trabajo por parte del fisiotera-
peuta, asumiendo el mismo parte de los costos del servicio.
(art. 6.1 ET); condición de mayor alcance protector que la establecida en el Convenio nº
138 de la OIT, sobre edad mínima de admisión al empleo, que cifra dicha edad con carácter
general en los 15 años. El fundamento de la prohibición del art. 6.1 ET, en todo caso, no
radica en una supuesta «incapacidad natural» o presunta «insuficiencia de juicio» (art. 156
CC) de los afectados, sino más bien en un principio protector, relacionado con los años de
escolaridad que se consideran convenientes o necesarios para los menores de 16 años, tal y
como recoge el art. 4.2 LO. 2/2006, de Educación.
a) Las consecuencias jurídicas de la contratación de un menor de edad se concretan en que
el contrato celebrado es susceptible de anulación, de acuerdo con lo establecido en los arts.
1263.1 y 1301 CC; pero esta anulación, que puede ser incluso apreciada de oficio, dado el
carácter de orden público de la exigencia de edad mínima laboral, está sometida a un plazo
de prescripción de un año (art. 59 ET, prioritario por su carácter especial frente al plazo de
4 años del art. 1301 CC). Pero, en todo caso y de acuerdo con la regla general sobre nulidad
del contrato de trabajo contenida en el art. 9.2 ET, la anulación del contrato celebrado por
un menor opera sus efectos ex nunc, manteniéndose en consecuencia las prestaciones de
trabajo-salario intercambiadas con anterioridad.
b) La LISOS considera infracción administrativa muy grave del empresario «la transgre-
sión de las normas sobre trabajo de menores contempladas en la legislación laboral» (art.
8.4).
Caso práctico 9.6. El FC Barcelona intenta asegurarse los servicios durante 10 temporadas como futuro
jugador profesional de fútbol de un niño de 13 años, mediante una relación negocial compleja conformada por
la suscripción simultánea de un precontrato de trabajo, de un contrato de jugador no profesional y del contrato
de trabajo, propiamente dicho. Todos estos contratos fueron autorizados por los padres del menor. Al haberse
posteriormente integrado el jugador en la plantilla del RCD Espanyol, el FC Barcelona formula demanda contra
el jugador en reclamación de la suma de 3.489.000 €, en concepto de la cláusula penal pactada en el
precontrato.
Respuesta. La STS (Civ.) 5-2-2013, Rº 1440/2010, declara nulos los contratos. Tras destacar que el
interés superior del menor no solo se erige como el principal prisma en orden a enjuiciar la posible validez de
la relación negocial celebrada, sino también como el interés preferente de atención en caso de conflicto, afirma
que el poder de representación que ostentan los padres, que nace de la ley y que sirve al interés superior del
menor, no puede extenderse a aquellos ámbitos que supongan una manifestación o presupuesto del desarrollo
de la libre personalidad del menor y que puedan realizarse por él mismo, caso de la decisión sobre su futuro
profesional futbolístico que claramente puede materializarse a los 16 años. Finalmente, se refiere al concepto
de orden público en materia laboral, en donde el presente caso atentaría contra el principio de libertad de
contratación que asiste al menor, pues el juego de las estipulaciones predispuestas en el precontrato de trabajo,
diez años de contrato laboral y una cláusula penal por incumplimiento de tres millones de euros, fue determi-
nante, “de iure y de facto”, para que el menor no pudiera decidir por él mismo acerca de su relación laboral
en el momento en que debió y pudo hacerlo, ya al cumplir la mayoría de edad, o bien a los dieciséis años,
con vida independiente de sus progenitores (artículos 6, 7.b y 49 ET, en relación con el artículo 1583 del CC).
4º) Excepción de la prohibición. Esta norma general del art. 6.1 ET conoce una excepción
en relación con el trabajo de los menores de 16 años, al admitir el art. 6.4 ET la posibili-
dad del empleo de estos menores en espectáculos públicos, debiendo ser autorizado por la
autoridad laboral por escrito y con carácter restrictivo. Así, la autorización debe formularse
«en casos excepcionales» y «para actos determinados», «siempre que no suponga un peligro
para la salud física ni para su formación profesional y humana» (art. 6.4 ET y art. 2 RD.
1435/1985, por la que se regula la relación laboral especial de artistas).
238 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STSJ Madrid 13-9-2002 (Rº 3267/2002) señaló que tanto la prestación de servicios como
el abono de las cuotas de Seguridad Social, al efectuarse con el conocimiento y consentimiento de los padres
o de los representantes legales del menor —y obviamente de éste—, resulta perfectamente admisible, sin duda
porque «el trabajo en sí era perfectamente compatible con su edad, con su escolarización obligatoria y con la
propia vida familiar»; al no suponer «peligro para su salud física ni para su formación profesional o humana»,
que son los condicionantes legales de la autorización administrativa (art. 2.1 RD. 1435/1985) para ampliar
o extender excepcionalmente la «capacidad para contratar» a los menores de 16 años que participen en
espectáculos públicos.
Respuesta. La STSJ Andalucía, Málaga 24-3-2000, (Rº 2547/1999), considera que la contratación de
la actora sin titulación suficiente no puede tener otra consecuencia que la nulidad de la contratación, dado el
carácter esencial de dicho requisito, de tal manera que no ha existido realmente una relación laboral sino una
situación de hecho, por ausencia de un requisito esencial del contrato, como es la titulación exigida.
240 Jesús R. Mercader Uguina
Bilaterales con la UE). El régimen de entrada y salida de los ciudadanos nacionales de estos
países en territorio español se encuentra sometido a un sistema especial que, precisamente
por esa razón, excluye, respecto de los mismos, el general de extranjería, salvo en lo que de
éste les resulte más favorable.
3º) Ámbito subjetivo. El derecho de libre circulación se proyecta también sobre los fami-
liares del trabajador. Se benefician también de la libre circulación de trabajadores ciertos
miembros de la familia del trabajador: a) Su cónyuge, b) La pareja con la que mantenga
una unión análoga a la conyugal inscrita en un registro público establecido a estos efectos
en un Estado miembro de la Unión Europea o en un Estado del EEE, c) Sus descendientes
directos, y los de su cónyuge o pareja registrada siempre que no haya recaído el acuerdo o la
declaración de nulidad del vínculo matrimonial, divorcio, o se haya cancelado la inscripción
registral de pareja, menores de 21 años, mayores de dicha edad que vivan a cargo o incapa-
ces. d) Sus ascendientes directos, y los de su cónyuge o pareja registrada que vivan a cargo,
siempre que no haya recaído el acuerdo o la declaración de nulidad del vínculo matrimo-
nial, divorcio, o se haya cancelado la inscripción registral de la pareja.
4º) Empleos en la Administración Pública. El art. 45 TFUE excluye claramente de la libre
circulación de trabajadores los «empleos en la administración pública». El Derecho comu-
nitario no define qué debe entenderse por «empleos en las Administraciones públicas».
El TJCE ha precisado la noción en varios sentidos: a) Los empleos en la Administración
pública reúnen dos características que justifican que los empleados queden reservados a na-
cionales del propio Estado: 1) Implican una participación directa o indirecta en el ejercicio
del poder público; 2) Suponen que las funciones realizadas tienen como fin la defensa de
los intereses generales del Estado y de otras colectividades de carácter público (STJCE 17-
12-1980, Comisión/Bélgica). b) El TJCE ha descartado claramente que la noción «empleos
en la Administración pública» en el sentido aquí contemplado dé cobertura a todo tipo
de empleos en el sector público. Así, no se ha admitido esta reserva para la provisión de
puestos de enfermeras en hospitales públicos, jardineros, vigilantes nocturnos, profesores y
enseñantes en instituciones públicas de enseñanza, arquitectos municipales, investigadores
en centros públicos, lectores de lengua extranjera en universidades públicas, etc. (STJCE
16-6-1987, Comisión/Italia).
En nuestro país, el régimen de acceso a la función pública de los nacionales comunitarios
viene establecido por el art. 57.1 EBEP que establece que «los nacionales de los Estados
miembros de la Unión Europea podrán acceder, como personal funcionario, en igualdad
de condiciones que los españoles a los empleos públicos, con excepción de aquellos que
directa o indirectamente impliquen una participación en el ejercicio del poder público o
en las funciones que tienen por objeto la salvaguardia de los intereses del Estado o de las
Administraciones Públicas».
5º) Principio de igualdad. La libertad de circulación de los trabajadores supone la aboli-
ción de toda discriminación en cuanto al acceso al empleo y exige la igualdad de condicio-
nes con los nacionales del Estado Miembro, así como el derecho de abandonar su territorio
para acceder a una actividad asalariada y ejercerla en el territorio de otro Estado. Ni los
Estados ni las empresas pueden beneficiar a sus nacionales en el acceso al empleo, de modo
242 Jesús R. Mercader Uguina
que no pueden establecer requisitos que hagan más difícil el acceso al trabajo a los trabaja-
dores de otros Estados miembros (cuotas de extranjeros a contratar, documentación espe-
cial, procedimientos especiales de contratación, permisos especiales, cánones o exacciones
para extranjeros, reserva de puestos de trabajo a los nacionales, etc.).
Caso práctico 9.9. ¿Puede una legislación nacional de fútbol limitar el número de jugadores extranjeros a
cinco y computar dentro de este umbral a los deportistas nacionales de otros Estados Miembros?
Respuesta. La STJCE 15-12-1995, Asunto Bosman, estimó que las reglas que limitaban el número de juga-
dores no nacionales en los equipos profesionales eran contrarias a la libre circulación de trabajadores, porque
suponían una discriminación por razón de la nacionalidad, e igualmente, incluye el derecho al ejercicio de un
empleo sin discriminación en cuanto al tipo de retribución, condiciones de trabajo, despido, reintegración pro-
fesional, nuevo empleo del desempleado, afiliación sindical y ejercicio de los derechos sindicales, etc. (STJCE
28-10-1975, Asunto Rutili).
6º) Seguridad Social. Para asegurar que la aplicación de los diversos regímenes nacionales
de Seguridad Social no afecte desfavorablemente a las personas que ejercen su derecho de
libre circulación, en el Reglamento (CE) nº 883/2004, sobre la coordinación de los Siste-
mas de Seguridad Social, se establecen ciertas normas y principios comunes cuyo objetivo
es garantizar que una persona que haya ejercido su libertad de circulación en la Comunidad
(«trabajador migrante») no se encuentre en peor situación que otra que siempre haya residi-
do y trabajado en un solo Estado miembro («trabajador sedentario»).
2º) Vías de acceso a la autorización de trabajo. Las vías principales y ordinarias para conse-
guir un permiso de trabajo y residencia en España son: la gestión colectiva de contrataciones
en origen, el denominado régimen general y el arraigo.
a) La gestión colectiva de contrataciones en origen. La gestión colectiva de contrataciones en
origen es un procedimiento que permite la contratación trabajadores extranjeros de régimen
no comunitario que no se encuentren ni residan en territorio español (art. 39 LOE, arts.
167-177 RLOE). El Ministerio de Empleo y Seguridad Social, teniendo en cuenta la situa-
ción nacional de empleo (SNE), puede aprobar anualmente una previsión de las ocupacio-
nes y, en su caso, de la cifra de puestos de trabajo que se podrán cubrir a través de la gestión
colectiva. Las personas se seleccionan en sus países de origen a partir de ofertas genéricas,
y en algunos casos nominativas, presentadas por las empresas, siguiendo un procedimiento
específico. En el marco de este procedimiento se puede obtener una autorización de tra-
bajo o, en determinados casos, un visado para búsqueda de empleo de extranjeros que se
encuentran en su país de origen y que, en todo caso, han de estar dirigidos a hijos o nietos
de español de origen o a determinadas ocupaciones.
b) Régimen general. En este caso, el único sujeto legitimado para solicitar la autorización
de residencia y trabajo por cuenta ajena es el empleador. Con carácter general (salvo las ex-
cepciones del art. 40 LOE), se requiere que la SNE permita la contratación de trabajadores
extranjeros, lo cual sucede cuando no existen demandantes de empleo en el propio mercado
de trabajo interno adecuados y disponibles para cubrir las necesidades de los empleadores.
Esta determinación se lleva a cabo a través de dos mecanismos: los Catálogos de Ocupacio-
nes de Difícil Cobertura (CODC) y las Certificaciones Negativas del Servicio Público de
Empleo.
En primer lugar, es posible que el puesto de trabajo que se pretenda ocupar esté incluido
en el Catálogo de Ocupaciones de Difícil Cobertura, elaborado trimestralmente por el Ser-
vicio Público de Empleo Estatal (art. 65 RLOE). Este Catálogo permite que los empleado-
res insten la tramitación de las autorizaciones para residir y trabajar dirigidas a trabajadores
extranjeros cuando las vacantes de puestos de trabajo que necesiten cubrir lo sean de ocu-
paciones incluidas en el mismo.
En segundo lugar, puede suceder que un empleador, a pesar de que el puesto de trabajo
que oferta no se encuentra en el CODC, tenga problemas para poder cubrirlo. Dicha di-
ficultad se acredita mediante la gestión de la oferta de empleo ante el servicio público de
empleo en los términos del art. 65.2 RLOE.
c) Arraigo. El arraigo es una vía excepcional de obtención de una autorización de resi-
dencia temporal que además lleva aparejada la autorización para trabajar en España (art.
129.1 RLOE). El arraigo está dirigido a extranjeros que ya se encuentran en España y cuya
situación administrativa es irregular pero que mantienen especiales vínculos sociales, econó-
micos o familiares con el territorio o con otros individuos legalmente residentes en él. El art.
124 RLOE recoge tres modalidades de arraigo: el social, el laboral y el familiar.
(a) Arraigo laboral. Exige la permanencia continuada en España durante un periodo mí-
nimo de dos años y la existencia de relaciones laborales cuya duración no sea inferior a seis
meses. A los efectos de acreditar la relación laboral y su duración, el interesado deberá pre-
244 Jesús R. Mercader Uguina
§10. El consentimiento contractual y sus vicios. Más allá de los elementos específicos
que definen el contrato de trabajo y lo distinguen de figuras afines, su existencia depende de
la concurrencia de los requisitos o elementos esenciales de todo contrato; a saber, conforme
declara el art. 1261 CC: el consentimiento de los contratantes, el objeto cierto que sea ma-
teria de contrato y la causa de la obligación que se establezca.
El consentimiento ha de prestarse por ambas partes del contrato (empleador y trabaja-
dor), de forma expresa (por escrito o verbalmente) o de forma tácita. Además, es necesario
que ese consentimiento sea prestado sin vicios, esto es, sin error, violencia, intimidación o
Lección 9. El contrato de trabajo 245
dolo (art. 1265 CC). La presencia de alguno de estos vicios determina que el consentimien-
to prestado no sea válido y, por tanto, la nulidad del contrato de trabajo.
1º) Error. El error invalidante del consentimiento es aquel que afecta a la sustancia de la
cosa que sea objeto del contrato. En el contrato de trabajo, el error invalidante es el que
afecta a la persona, siempre que la consideración a dicha persona haya sido la causa principal
del contrato (art. 1266 CC).
a) En la interpretación de este precepto, la «consideración» a la persona se determina
racionalmente por las cualidades que en ella concurren. Así, se aprecia error en el consen-
timiento y, por tanto, nulidad del contrato de trabajo, cuando se contrata a una persona
creyendo que la misma tiene determinada experiencia profesional que era condición nece-
saria para la contratación: concretamente, cuando para obtener un nombramiento se había
presentado un certificado en el que se le atribuían servicios previos por dos años más que los
efectivamente prestados (STS 26-10-1999, Rº 3955/1998).
Caso práctico 9.10. Una persona es contratada por un Servicio de Defensa contra Incendios, pero el
mismo oculta a su empleadora su condición de imputado por diversos incendios forestales. Cuando la empresa
conoce tal extremo extingue la relación laboral. ¿Cómo se calificaría esta actuación?
Respuesta. La STSJ Galicia 26-4-1996 (Rº1785/1996) citando el art. 1266 CC a cuyo tenor, «la con-
sideración a ella era determinante del mismo» incluye dentro de los supuestos de error el error en la persona
que invalida el contrato de trabajo. Si la empresa ha contratado para el Servicio contra Incendios a «quien ha
sido detenido como presunto autor de diversos incendios», debe entenderse viciado el consentimiento, habida
cuenta de la maliciosa ocultación de una circunstancia personal que indudablemente hubiera determinado que
se rechazase el negocio jurídico.
b) Para que el error pueda invalidar el consentimiento, resulta necesario que sea sustancial
e inexcusable, como reitera una constante doctrina jurisprudencial (STS (Civil) 17-5-1988
(RJ 1988\4313) y 4-12-1990 (RJ 1990\9546)). Por ello, quedan excluidos aquellos supues-
tos en los que se trate de un simple error o equivocación material que ni vicia el consenti-
miento prestado ni supone, tampoco, la nulidad parcial de los contratos, como puede ser
el error que consiste en una discordancia entre la retribución correspondiente a los puestos
de trabajo que ocupan los trabajadores y el montante que se hizo constar en los sucesivos
contratos (supuesto resuelto por la STSJ Cataluña 21-3-1995 núm. 1960/1995).
2º) Intimidación y violencia. La violencia e intimidación son vicios que arrancan el con-
sentimiento por coacción física o amenazas («hay violencia cuando para arrancar el consen-
timiento se emplea una fuerza irresistible», art. 1267.1 CC; hay intimidación «cuando se
inspira a uno de los contratantes el temor racional y fundado de sufrir un mal inminente
y grave en su persona o bienes o en la persona o bienes de su cónyuge, descendientes o
ascendientes», art. 1267.2 CC). Es por ello que la concurrencia de intimidación exige un
doble requisito: a) una actitud o comportamiento tendente a inspirar el temor de sufrir un
daño distinto al legítimo ejercicio de un derecho que pudiera perjudicar a la contraparte; y
b) que las circunstancias de edad y condiciones personales del sujeto permitan afirmar que
este temor es racional y fundado y, a la vez, suficientemente grave como para doblegar su
voluntad. Sin la conjunta concurrencia de ambos elementos no puede concederse relevancia
suficiente para anular el consentimiento a la actitud o comportamiento que el interesado
pretende hacer valer a tal efecto.
246 Jesús R. Mercader Uguina
3º) Dolo. El dolo concurre cuando media un comportamiento artificioso, engañoso y ma-
licioso. Esto es, cuando una de las partes del contrato induce a la otra a su celebración con
palabras o maquinaciones insidiosas, y que resulten determinantes de la misma. Escasean
los pronunciamientos judiciales referidos al dolo, al tiempo que se adoptan criterios muy
restrictivos para su apreciación. Se refieren a ocultación de datos decisivos para la forma-
ción del contrato entre los que se incluyen supuestos como la aportación de un título de
formación profesional inexistente, atribuyendo una cualificación profesional no adquirida
legal o reglamentariamente (STSJ Andalucía Málaga 16-2-2001, Rº 1264/2000) o, en fin,
la ocultación maliciosa de circunstancias personales que, conocidas, hubieran determinado
la no suscripción del contrato (STSJ Galicia 26-4-1996, Rº 1785/1996).
§11. El objeto del contrato de trabajo. El objeto ha de ser lícito, posible y determinado.
Estas exigencias pueden plantear problemas cuando se aplican a la prestación de trabajo
como objeto del contrato (art. 1271 a 1273 CC).
1º) Licitud del objeto. El objeto debe ser lícito, lo que califica como nulo el contrato de
trabajo con objeto ilegal, es decir, celebrado por las partes para que el trabajador realice una
actuación prohibida por el ordenamiento y, además, tipificada como delito. Así, por ejem-
plo, la celebración de un contrato para que el trabajador robase una cantidad de dinero, o
con un objeto ilegal aunque no delictivo, por ejemplo el celebrado por las partes para que
el trabajador venda libremente perros de razas peligrosas en la vía pública, sujetas a autori-
zación especial en cuanto a tenencia y transmisión.
2º) Posibilidad y determinación del objeto. Que el objeto del contrato de trabajo sea posible
supone que ha de serlo objetiva y subjetivamente (debe tratarse de una actividad posible de
realizar y para la que el trabajador tenga capacidad o aptitud). De este modo, es nulo, por
imposibilidad absoluta de su objeto, un contrato de trabajo realizado por un Ayuntamiento
con una trabajadora cuando se contrata la prestación de un servicio que no puede prestarse
porque «el Alcalde carecía de competencia para celebrar con ella el contrato de trabajo y
no existía en la plantilla el puesto de Jefe Administrativo de Contabilidad» (STSJ La Rioja
15-4-1996, Rº 81/1996) o, también respecto de un Ayuntamiento, los contratos celebrados
para realizar obras o servicios pendientes de realización, cuando dichas obras no existen
(STSJ Andalucía, Granada, 24-2-1999, Rº 2519/1998).
3º) Nulidad del contrato por ilicitud del objeto. Cabría llevar a cabo una clasificación de supues-
tos en los que la nulidad del contrato de trabajo sería clara o, cuando menos, sería cuestionable:
a) Contrato de trabajo con objeto ilegal, es decir, celebrado por las partes para que el
trabajador realice una actuación prohibida por el ordenamiento y, además, tipificada como
delito, tal por ejemplo el contrato para que el trabajador robase una cantidad de dinero.
b) Contrato de trabajo con objeto ilegal no delictivo, por ejemplo el celebrado por las
partes para que el trabajador realice determinadas actividades empresariales carentes de la
correspondiente autorización administrativa.
c) Contrato de trabajo con objeto legal pero contrario a las buenas costumbres, por ejem-
plo el celebrado para que el trabajador realice organizadamente una prestación sexual a favor
de terceros, allí donde la prostitución no constituya un hecho ilegal y/o criminal.
Lección 9. El contrato de trabajo 247
Caso práctico 9.11. Doña Lorenza ha venido trabajando para la empresa demandada Organización
Impulsora de Discapacitados (O.I.D.), dedicada a la actividad de sorteos, hasta que se le comunicó verbal-
mente que la empresa prescindía de sus servicios. La Organización Impulsora de Discapacitados, ha solicitado
en diversas ocasiones la autorización para la celebración de sorteos; no obstante, carece de la autorización
o permiso necesario para la comercialización del denominado boleto del discapacitado, pues en ningún mo-
mento, ni por parte de Loterías y Apuestas del Estado, ni del Ministerio de Hacienda, ha sido concedida dicha
autorización. ¿Qué ocurre con los contratos suscritos por la empresa?
Respuesta. La empresa desarrolla una actividad ilegal, estando viciados de nulidad los contratos suscritos
por la mencionada organización, al ser su causa ilícita por oponerse a las Leyes. Por ello, el contrato, de acuer-
do con la STSJ Cantabria 14-9-2006 (Rº 776/2006), es nulo por poseer objeto ilícito dado que la entidad
empresarial había recibido una comunicación remitida por la Comisión Nacional del Juego en la que se hace
constar que la empresa Organización Impulsora de Discapacitados, carece de la preceptiva autorización ad-
ministrativa para su actividad en materia de juego.
§12. La causa del contrato de trabajo. Ésta ha de identificarse con la razón práctica
típica o la función económico-social del negocio.
1º) Concepto. De este modo, la causa del contrato de trabajo es la voluntad de intercambio
de trabajo por salario dirigida a la producción de bienes y servicios. El contrato de trabajo
puede perseguir cualquier causa —entendida como el intercambio prestacional y anejo—,
significado que para cada una de las partes alcanza la prestación de la otra o, mejor, la fun-
ción que el ordenamiento objetivo atribuye a cada negocio en particular salvo si dicha causa
es ilícita, es decir, si se opone a las leyes o a la moral (art. 1275 CC).
2º) Nulidad del contrato por causa contraria a la moral. El CC muestra su reiterada opo-
sición a los contratos de carácter ilícito; así, el art. 1255 prohíbe los pactos contrarios a la
moral; el 1271 CC los contratos que tengan por objeto servicios contrarios a las buenas
costumbres y el 1275 CC los contratos con causa ilícita (los que se oponen «a las leyes o a
la moral»). Concordante con estas normas, la doctrina laboral tradicional ha venido mani-
festando su inclinación hacia la nulidad del contrato de trabajo con objeto o causa inmoral.
Ejemplo de esta cuestión ha sido el debate sobre la calificación como causa inmoral o no de
la actividad de las denominadas «señoritas de alterne»:
La antigua STCT 30-5-1962 (BOMT, 1962, pp. 1701-1702) declaró nulo, por ilicitud
de la causa, el contrato celebrado por una camarera para prestar servicios en un «mueblé»
dedicado a la cohabitación de parejas. En la actualidad, la doctrina de nuestros tribunales ha
pasado a entender que no hay causa ilícita en la relación laboral de las llamadas «señoritas
de alterne» (entendiendo por tales, como recuerdan los Tribunales, aquellas que en salas de
fiestas, bares o clubes de topless animan el baile incitando a consumir bebidas a los clientes).
Muestra de esa tendencia es la STS 3-3-1981 (RJ 1981\1301), a cuyo juicio, para que el ob-
jeto de la relación de las citadas señoritas de alterne fuese ilícito se requeriría que, «más allá
de un servicio no precisamente edificante», se diera un «escándalo» y «grave inmoralidad»
que, a su entender, no se apreciaba en el caso enjuiciado.
REDT, 2000, nº 100, I, pp. 375 a 396. Sobre el contrato de grupo, ALONSO OLEA, M., Pactos colectivos
y contratos de grupo, Madrid, IEP, 1955. VALDÉS DAL-RE, F., Contratos de grupo y ejecución de obra, RPS,
1974, nº 103, pp. 185 a 192. En relación con el auxiliar asociado, RODRÍGUEZ-PIÑERO, M., El auxiliar
asociado, Sevilla, Inst. García Oviedo, 1960.
Respuesta. La fórmula más correcta es la formalización de un contrato de grupo entre la comisión de feste-
jos y esta orquesta de música (STSJ Castilla y León, Valladolid, 11-7-2005, Rº 565/2005).
ción contractual sino que, por el contrario, cada uno de los trabajadores que presta servicios
de manera coordinada tienen un vínculo propio e individual con el empresario: «un conjun-
to de trabajadores con prestaciones coordinadas que lo son de un mismo empresario» (STS
25-10-1988, RJ. 1988/8148). Es justamente la existencia de esta pluralidad de vínculos
contractuales la principal diferencia con la figura del contrato de grupo, con el que, en oca-
siones, se confunde. El art. 10 ET distingue entre el contrato de trabajo en común, con un
grupo de sus trabajadores, en cuyo caso conserva respecto de cada uno, individualmente, sus
derechos y obligaciones, y el contrato de trabajo de grupo, considerado en su totalidad, en el
que no existen derechos y deberes individuales con cada uno de los trabajadores integrantes
del mismo; este último se caracteriza porque el grupo concierta conjuntamente con el em-
pleador, existiendo un vínculo contractual único (STSJ Murcia 9-3-1994, Rº 1229/1993).
2º) Vínculos. En esta modalidad, hay tantos vínculos como trabajadores se obligan a hacer
en común el trabajo y es determinante que la especificación de la aportación de cada uno
quede en manos de los integrantes del grupo, siendo también posible la irrealización acu-
mulada de un trabajo de auxilio asociado (STSJ País Vasco 15-1-02, Rº 2211/2001).
§15. El auxiliar asociado. «Si el trabajador, conforme a lo pactado por escrito, asociare a su
trabajo a un auxiliar o ayudante, el empresario de aquél lo será también de éste» (art. 10.3 ET).
La característica principal de esta modalidad viene referida al dato de que el empresario
del trabajador principal asume también esta posición de empleador respecto del trabajador
auxiliar.
1º) Sectores de actividad en los que se utiliza. El recurso a esta modalidad es frecuente en
la agricultura, en el régimen de aparcería, aunque también se ha apreciado su existencia
en los supuestos en los que el transportista se ve auxiliado por otra persona o del personal
contratado para prestar servicios en un locutorio público al que ayuda un familiar. Respecto
a los agentes de ventas asociados, el TS estima que se trata de figuras diferentes al auxiliar
asociado, en tanto que no mantienen relación alguna con el empresario (STS 17-1-1984,
RJ 1984\58).
2º) Peculiaridades del régimen jurídico. Ciertos sectores doctrinales, respaldados por la
ubicación del precepto en un artículo rubricado como «trabajo en común y contrato de
grupo» entienden que se trata de una variante sui géneris de tales contratos de grupo, exis-
tiendo un único vínculo entre empresario y trabajadores; desde otra óptica se ha postulado
la existencia de tres relaciones: un contrato de trabajo entre empresa y trabajador principal,
otro asimismo laboral y subordinado al anterior (a modo de un subcontrato) entre empre-
sario y auxiliar, así como una tercera relación (surgida por ministerio de la ley) entre los dos
trabajadores implicados, principal y ayudante; en fin, cabe también defender la existencia
de dos contratos de trabajo autónomos, entre cada uno de los trabajadores y el empresario,
viniendo relacionados aquéllos por vínculos fácticos.
3º) Requisitos formales. En cuanto a los requisitos de forma, la Ley exige que conste con-
forme a lo pactado por escrito la situación de que el trabajador ha asociado a su trabajo a un
auxiliar. Aunque la norma exija el pacto escrito, la jurisprudencia, de manera no unánime,
ha considerado que la inexistencia del mismo «no afecta a la validez de la relación, puesto
250 Jesús R. Mercader Uguina
que conforme al art. 8.4 ET, las partes pueden compelerse a llenar la forma escrita incluso
durante el transcurso de la relación laboral» (STSJ Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 27-7-
1995, Rº 496/1995).
Caso práctico 9.13. Una empresa concierta, de manera verbal, con una señora la tarea de limpieza
de sus locales, pactando una retribución mensual a condición de que se llevase a cabo diariamente (los días
laborales). A los pocos días de haber comenzado su actividad, la interesada manifiesta que el trabajo se haría
mucho mejor si pudiera compartirlo con una compañera, a lo que accede la empresa de manera verbal. Las dos
limpiadoras venían acudiendo un par de horas al día, distribuyéndose el trabajo como tenían por conveniente y
la retribución por mitades, sin que se les impusiera horario alguno o impartiesen instrucciones concretas acerca
de su actividad. Cuando en alguna ocasión la trabajadora inicial se veía imposibilitada para acudir a cumplir
sus obligaciones, enviaba en su lugar a una amiga, a quien le pagaba la parte correspondiente. ¿Estamos en
este caso ante la figura del auxiliar asociado?
Respuesta. La STSJ Comunidad Valenciana 13-6-1997 (Rº 2110/1996), indica que «es claro dado que
si la prestación de servicios se limitaba a la limpieza de los locales de la demandada donde ésta desarrollaba
su actividad, no se exige un control constante del empresario una vez dadas las órdenes y siempre que la
contraprestación sea satisfactoria y más cuando normalmente tales tareas se hacían cuando no había actividad
empresarial. Concurren por tanto en la relación jurídica cuestionada los requisitos característicos del art. 1.1
ET no solamente respecto a la trabajadora Carmen C. sino también a la ayudante Mª Dolores H. pues hay
constancia y consentimiento empresarial de su actividad para con ella, subsumiendo así en la figura del auxiliar
del art. 10.3 ET».
§16. Nulidad total. Conforme dispone el art. 1265 CC, «será nulo el consentimiento
prestado por error, violencia, intimidación o dolo». Bien entendido que, en Derecho del
Trabajo, los efectos de tal declaración de nulidad se producen «ex nunc», es decir, de la
misma declaración de nulidad y no «ex tunc» o desde el momento en que acontecen las
causas determinantes de la nulidad. Por ello, el art. 9.2 ET dispone que «en el caso de que
el contrato resultase nulo, el trabajador podrá exigir, por el trabajo que ya hubiese prestado,
la remuneración consiguiente a un contrato válido».
1º) Vicios anulatorios. Determina la nulidad total del contrato la apreciación de vicios en
el consentimiento tales como la intimidación al trabajador para que suscriba una novación
contractual, falseamiento en la titulación exigida para la contratación o en la firma de uno
de los contratantes, error en la identificación del trabajador o prestación de consentimiento
por un trabajador menor de edad o por un sujeto incapaz, autocontratación para obtener
prestaciones de Seguridad Social, o la venta de cupones sin la preceptiva autorización admi-
nistrativa para realizar esta actividad.
2º) Calificación. Discutida ha sido la posible exclusión de la calificación como despido de
aquella situación en que se encuentra el contrato de trabajo celebrado por una Administra-
ción Pública cuando el concurso oposición realizado para proveer dicha plaza es anulado
por decisión de la jurisdicción contencioso-administrativa. Al respecto, el TS había señalado
Lección 9. El contrato de trabajo 251
que el efecto inmediato de la anulación del concurso es la nulidad del contrato celebrado a su
amparo (STS 5-10-1994, Rº 3790/1993). No obstante, la STS 10-3-1999 (Rº 2138/1998)
señala que, una vez declarada la nulidad del concurso, es posible acordar la extinción del
contrato, extinción que se justifica en la existencia de una situación equiparable a la fuerza
mayor y que, por tanto, debe llevarse a cabo a través de la vía del art. 51.7 ET.
3º) Contratación de extranjeros sin autorización. Excepción a la aplicación del art. 9.2 ET
es la regla aplicable a los casos de celebración del contrato de trabajo sin la correspondiente
autorización que recoge el art. 36.3 LOE. En dicho precepto se señala que «la carencia de
la correspondiente autorización por parte del empresario, sin perjuicio de las responsabi-
lidades a que dé lugar, incluidas aquellas en materia de seguridad social, no invalidará el
contrato de trabajo respecto a los derechos del trabajador extranjero, ni serán obstáculo para
la obtención de las prestaciones que pudieran corresponderle». El trabajador extranjero en
situación irregular tiene reconocidos legalmente todos los derechos laborales en la medida
en que, ope legis, la irregularidad misma es imputable al empleador por haberle contratado
indebidamente.
§17. Nulidad parcial. Junto a estos supuestos de nulidad total, el principio de conserva-
ción de los contratos determina que cuando la nulidad afecte únicamente a una parte del
contrato de trabajo ésta será ineficaz, pero permanecerá válido el resto del contrato. El art.
9.1 ET dispone que en estos casos de nulidad parcial el contrato se entenderá completado
con los preceptos jurídicos adecuados. Esto significa que la cláusula nula será sustituida
por la norma legal o convencional que resulte aplicable. El principio de conservación de
negocio interviene no a través de su remedio máximo de la convalidación del acto nulo sino
mediante el más moderado recurso de sustitución automática de las cláusulas viciadas: «la
parte nula no comunica su ineficacia a la totalidad del mismo, sino que, por ministerio de
la ley, aquélla será integrada por la norma imperativa aplicable al supuesto» (Palomeque).
§21. Período de prueba. Concepto. El período de prueba es la fase inicial de una rela-
ción de trabajo que tiene por finalidad que las partes conozcan sus características, así como
las aptitudes del otro contratante, y puedan por tanto decidir acerca de la continuidad o no
de la relación.
1º) Finalidad. Las finalidades perseguidas por el período de prueba pueden quedar resu-
midas en las dos siguientes. De un lado, el conocimiento recíproco de los contratantes y la
valoración por parte de los mismos de las aptitudes del otro y de las características e implica-
ciones de la relación establecida entre ellos, para decidir «definitivamente» el mantenimien-
to de la misma. Pero, por otro lado, el período de prueba, en su aspecto fundamental, opera
desde la óptica de la consolidación de la confianza recíproca entre las partes del contrato.
Ciertamente, «la función de ese período puede ser no sólo el apreciar la capacidad técnica
del trabajador, que además el título no garantiza, sino otros muchos elementos que pueden
ser a veces importantes en un contrato de trabajo, como puede ser la actitud ante el propio
trabajo o ante los compañeros o superiores, la puntualidad u otras muchas circunstancias
que influyen en una relación tan compleja como puede ser la laboral» (STSJ Extremadura
15-11-1993, Rº 646/1993).
2º) Naturaleza. La naturaleza del período de prueba se configura de manera diferenciada
según los ordenamientos. En algunos (Alemania, Polonia), se confgura como un contrato
temporal a prueba, siendo una de las modalidades de contratación temporal permitida,
precisamente por su finalidad probatoria antes de que la relación se establezca de forma defi-
nitiva. En nuestro país, el período de prueba no se configura como un contrato en sí mismo,
sino como una fase inicial del contrato de trabajo de duración indefinida o determinada, en
la que se alteran las normas reguladoras de la extinción del propio contrato, de modo que el
empresario puede proceder a la extinción con mayor facilidad si llega al convencimiento de
la no conveniencia de continuar la relación preestablecida.
Lección 9. El contrato de trabajo 255
§22. Requisitos del período de prueba. El período de prueba es facultativo para las par-
tes, por lo que cabe que no se pacte, con la única excepción del contrato de apoyo a los em-
prendedores (art. 4 L. 3/2012). El pacto debe preverse con anterioridad o simultáneamente
al inicio de la relación laboral, pero una vez comenzado el contrato, el establecimiento del
pacto de prueba debe tenerse por ineficaz, al vulnerar el art. 3.5 ET [SSTS 29-9-1988 (RJ
1988\7146), 15-9-1986 (RJ 1986\4973) y 18-7-1986 (RJ 1986\4238)].
1º) Exigencia de forma escrita. La existencia de un período de prueba sólo se producirá
cuando venga pactado expresamente en el contrato individual de trabajo correspondiente
y formalizado por escrito, siendo ésta una exigencia «ad solemnitatem», de modo que la
falta de constancia escrita implica la inexistencia del pacto y, por tanto, su total ineficacia.
La jurisprudencia ha confirmado este carácter declarando que en caso de ausencia de forma
escrita dicho período habrá de entenderse inexistente y el contrato de trabajo concluido con
carácter definitivo. En todo caso, no cabe entender la existencia de período de prueba por-
que así se prevea de manera genérica en un convenio colectivo si no existe pacto individual
expreso y escrito (STS 5-10-2001, Rº 4438/2000).
Caso práctico 9.14. D. V.P inició su actividad el día 10 de febrero por la mañana en el Taller y compro-
bada su capacidad para desempeñar funciones de oficial 1ª, se le envió esa misma tarde a las instalaciones de
Tiana, como oficial 1ª, pactándose verbalmente un nuevo contrato con sus condiciones de trabajo y un período
de prueba de un mes. Dicho contrato escrito no se llego a firmar. El día 12 de febrero de 2004, se comunicó
por escrito al actor la extinción del contrato por no superación del período de prueba, siendo dado de baja en
la Seguridad Social, en la citada fecha.
Respuesta. La STSJ Cataluña 30-9-2005 (Rº 4025/2005), valora los efectos del período de prueba con-
certado verbalmente que no llegó a ratificarse por escrito. Señala la misma que el art. 14.1º ET exige para la
validez del período de prueba que se hubiere pactado por escrito, y en el caso de autos no hay pacto alguno
en tal sentido, toda vez que el trabajador ni tan siquiera llegó a firmar el contrato de trabajo preparado por la
empresa en el que se contemplaba el período de prueba.
2º) El período de prueba puede establecerse en cualquier tipo de contratos de trabajo. Cabe en
los contratos de carácter indefinido pero también en los de carácter temporal. En los tem-
porales no puede llegar a tener una duración que los desnaturalice, lo que ocurre cuando la
prueba se extiende a la totalidad de la duración prevista, salvo que se trate de contratos de
corta duración.
Caso práctico 9.15. ¿Tiene sentido que en el ámbito de las Administraciones Públicas que se incorpore
un período de prueba al contrato de trabajo? ¿Es posible que una persona que ha superado toda la fase
selectiva (ejercicios, pruebas, méritos) quede sin empleo por no superar el período de prueba (extinguido por
libre desistimiento)?
Respuesta. La STSJ Madrid 7-2-2007 (Rº 5309/2006), considera que la superación de un período de
prueba para obtener la fijeza en la contratación del personal laboral, contemplada en el RD. 364/1995, úni-
camente puede darse cuando previamente se haya establecido en la convocatoria y sólo puede considerarse
conforme a la Constitución, cuando dicha prueba sea evaluada durante todo el período prefijado, de forma
objetiva e imparcial, lo que debería, en todo caso ser supervisado y avalado por el Tribunal designado confor-
me a dicha convocatoria. Sólo por acuerdo de la Mesa de Selección podía haber sido cesada la actora sin
acceder a la condición de personal laboral fijo.
3º) Límites al establecimiento del período de prueba. Debe tenerse en cuenta el límite legal
del art. 14.1 «in fine» ET, que declara nulo «el pacto que establezca un período de prueba
256 Jesús R. Mercader Uguina
cuando el trabajador haya desempeñado las mismas funciones con anterioridad en la em-
presa, bajo cualquier modalidad de contratación». El Tribunal Supremo ha considerado que
debe declararse nulo el período de prueba cuando la aptitud del trabajador ha sido acredi-
tada en contrato anterior con otra empresa y la segunda empresa tiene conocimiento pleno
o directo de dicha aptitud (STS 18-1-2005, Rº 253/2004). Este límite rige incluso en el
contrato de apoyo a emprendedores (art. 4 L. 3/2012).
4º) Igualdad de derechos y obligaciones con los trabajadores de plantilla. El art. 14.2 ET afirma
que «el trabajador tendrá los derechos y obligaciones correspondientes al puesto de trabajo
que desempeña como si fuera de plantilla». Durante el período de prueba el trabajador ha de
estar dado de alta en la Seguridad Social y el empresario ha de cotizar por él (art. 106.1 LGSS).
§23. Duración. Durante el período de prueba cualquiera de las partes es libre de desis-
tir sin necesidad de alegar una justa causa. Es claro que esta característica del período de
prueba es más ventajosa para el empresario, ya que el trabajador puede dimitir en cualquier
momento de la relación con la única obligación de preavisar. Por ello, y teniendo en cuenta
que en nuestro ordenamiento no cabe el despido ad nutum, es preciso reconocer un límite a
esta libre extinción admitida en el período de prueba. El límite vendrá determinado por el
tiempo suficiente para que el empresario pueda considerar apto al trabajador para el puesto
ofertado. Dejando a un lado el supuesto específico de duración de un año en todo caso para
el período de prueba en el contrato indefinido de apoyo a los emprendedores, el art. 14.1
ET establece una duración máxima que es diferente en función de tres variables:
1º) Carácter dispositivo para la negociación colectiva de la duración del período de prueba.
Salvo que el convenio colectivo disponga otra cosa, el período de prueba no podrá exceder
de seis meses para los técnicos titulados y de dos meses para los demás trabajadores (art.
14.1 ET). En el supuesto de los contratos temporales de duración determinada del art. 15
ET concertados por tiempo no superior a seis meses, el periodo de prueba no podrá exceder
de un mes, salvo que se disponga otra cosa en convenio colectivo. En defecto de pacto en
convenio, se aplican los máximos previstos legalmente.
Caso práctico 9.16. Antonio P. ha venido prestando servicios como recepcionista en el Hotel Rey de Asturias
a lo largo de tres años, en los períodos de Navidad, Semana Santa, fiestas locales y, en especial, en los meses
de julio, agosto y septiembre. El Hotel Rey de Asturias, respondiendo al crecimiento de la actividad, amplía sus
instalaciones y servicios y opta por contratar a Antonio P. pero ya como fijo de trabajo continuo en una plantilla de
20 empleados estables. En el contrato de trabajo se fija un período de prueba de cuatro meses. Cuando vence el
tercer mes, el hotel comunica al trabajador que da por extinguido el contrato, al hacer uso expreso de su facultad
de desistimiento, por lo que A reclama por despido improcedente. Hay, pues, que concluir que para el Hotel Rey
de Asturias hay una experiencia más que probada sobre la capacidad profesional de A: el pacto de prueba es
una cláusula contraria a la exigencia natural y, a la vez, a la prohibición establecida en la propia Ley.
Respuesta. Las SSTS 5-10-2001 (Rº 4438/2000); 18-1-2005 (Rº 253/2004), han señalado que carece
de justificación la actuación empresarial que impone un período de prueba a quien previamente ha acreditado
suficientemente su aptitud por el ejercicio precedente de iguales tareas, máxime cuando tal aptitud era conocida
además por la misma empresa. Ahora bien, en el caso hay otro elemento a considerar y que también permite
declarar sin efecto el acto de desistimiento de la empresa. A saber: ésta cuenta con una plantilla laboral de 20
empleados, con lo que aparece uno de los pocos supuestos en los que la regulación legal es de derecho nece-
sario absoluto, ya que el ET establece que «en las empresas de menos de veinticinco trabajadores el período de
prueba no podrá exceder de tres meses para los trabajadores que no sean técnicos titulados». Es una regla clara
y concreta, que no puede ser desconocida ni por contrato individual ni por convenio colectivo (STSJ Madrid
Lección 9. El contrato de trabajo 257
1-3-2004, R.º 5851/2003). Al haber transcurrido más de tres meses, el empleador ya carece de la facultad de
desistir. Agotado legalmente el período de prueba, el acto extintivo del empleador es un despido improcedente.
Sobre las anteriores bases, el convenio colectivo podrá establecer las duraciones del pe-
ríodo de prueba que se acomoden a los intereses de los negociadores. En cualquier caso,
el convenio colectivo podrá reducir o ampliar la duración máxima con el único límite del
fraude de ley, en el caso de establecerse unas duraciones claramente abusivas que excedieran
de lo razonable en atención a la actividad de la empresa y a las características del sector. La
jurisprudencia lo ha limitado cuando se crea una suerte de contrato temporal sin causa (STS
12-11-2007, Rº 4341/2006).
Caso práctico 9.17. Dos trabajadores fueron contratados por la empresa auditora «Deloitte España S.L»,
en virtud de sendos contratos de trabajo de duración indefinida, como jóvenes desempleados menores de 30
años, beneficiándose la empresa de las bonificaciones en las cotizaciones a la Seguridad Social que establecía
el correspondiente programa de fomento del empleo. En ambos contratos se acordó un pacto de prueba de
tres años de duración, al amparo de lo dispuesto en el convenio colectivo de empresa aplicable. Antes de que
venciera el plazo de prueba pactado, los trabajadores recibieron comunicación escrita de la empresa comuni-
cándoles la extinción de sus contratos por no superación del período de prueba.
Respuesta. Considera la STSJ Madrid 28-11-2003 (Rº 3995/2003), que es difícil aceptar, aun consi-
derando la complejidad de las tareas propias de una empresa auditora, y la habitualidad de la polivalencia
funcional en la misma, que sean necesarios tres años para que «el riesgo que asuma el empresario al incorporar
a personas que no reúnan las condiciones suficientes para los cometidos que haya de encargárseles» Por ello,
concluye la Sala que: «aunque la libertad con la que cuenta el Convenio Colectivo para regular las característi-
cas del período de prueba parece total, hay que entender que duraciones excesivamente largas del mismo van
en contra del espíritu de la institución».
§24. Desistimiento. Respecto al régimen jurídico del contrato sujeto a prueba, es perfec-
tamente idéntico al del contrato definitivo, con la única salvedad de la inaplicación de las
reglas legales en materia de extinción. La única diferencia entre el contrato sujeto al pacto
de prueba y el que no lo está es que en aquél no resultan de aplicación los derechos y obli-
258 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La Sentencia del Juzgado de lo Social nº 18 de Barcelona 26-3-2007 (AS 2007, 1392), con-
sidera la existencia de vulneración del derecho fundamental al ser discriminado por razón de sexo. La decisión
extintiva parecía responder única y exclusivamente a la condición de mujer transexual de la actora.
Caso práctico 9.19. A.B trabajadora de Telefónica con relación laboral especial de mediadora mercantil
convirtió su contrato en común, pactándose un nuevo periodo de prueba de dos años, conforme prevé el conve-
nio colectivo. Tras unos meses en los que se producen dos embarazos de la trabajadora que terminan en aborto,
con cuatro situaciones de IT, la empresa extingue el contrato por no superación del periodo de prueba. Instado
proceso por despido, el Juzgado de lo Social convalida la extinción contractual; y el TSJ estima parcialmente el
recurso de suplicación declarando improcedente el despido.
Respuesta. La STC 17/2007 con cita de la STJCE 30-6-1998 (Asunto Brown), afirma que si la extinción
del contrato se encuentra motivada en la disminución del rendimiento, y este último se ha cifrado sin tener en
cuenta las ausencias en el trabajo por motivos derivados del estado de gestación, en definitiva el cese obedece
a la aparición de riesgos inherentes a tal estado y por lo tanto debe calificarse como fundado esencialmente
en el embarazo; concluyendo que tal despido sólo puede afectar a las mujeres y supone una discriminación
directa por razón de sexo.
tación (art. 5 CC). Lo que implica que, en ningún caso, el desistimiento podrá producirse
una vez extinguido el período de prueba por transcurso de su duración pactada, debiendo
preverse a estos efectos cuando el plazo expire en festivo. De este modo, no influye el hecho
de que el último día del plazo sea domingo, por no haberse establecido excepción al respecto
en el art. 5 CC, a diferencia de lo que ocurre en el derecho administrativo, en que el art.
48.3 LRJPAC, dispone que en caso de que el último día del plazo sea inhábil se entenderá
prorrogado al primer día hábil siguiente (STSJ Madrid 26-11-1998, Rº 5979/1998).
Ejemplo. Si se prevé que el período de prueba tenga una duración de cuatro meses y este se inicia el 19-12
y concluye el 19-4 (domingo), la comunicación realizada el 20-4 (lunes) no es válida.
Caso práctico 9.20. ¿Es válida la decisión del empleador de extinguir el contrato de trabajo en el que
se pactó un periodo de prueba de quince días, en el supuesto concreto de un trabajador que causó baja por
incapacidad temporal dos horas después de comenzar la actividad por un desprendimiento de retina?
Respuesta. La STS 3-10-2008 (Rº 2584/2007) razona que «negar al empleador la facultad resolutoria
del contrato (…) dentro del plazo del período de prueba, cuando el trabajador permanece en incapacidad
temporal supondría, en contra de lo legislado, convenido y pactado, convertir el contrato en indefinido, al no
poder ejercer el empleador su derecho resolutorio del contrato fuera del período de prueba». El TS declara
ajustada a derecho la extinción contractual ejercitada por el empresario. Solución que resulta de aplicación
aunque existiera acuerdo entre las partes sobre la concurrencia de dicha causa suspensiva (STS 12-12-2008,
Rº 3925/2007).
5º) Efectos del desistimiento. Situación de desempleo. La resolución del contrato durante el
periodo de prueba no genera derecho a compensación alguna. Sí origina la situación legal
de desempleo cuando la decisión extintiva parte del empresario; su acreditación se llevará a
cabo mediante comunicación escrita de éste resolviendo el contrato durante el periodo de
prueba (art. 1.1.k RPD). Para que se configure la situación legal de desempleo es preciso
el cumplimiento de un requisito añadido, o bien que la relación laboral anterior al período
de prueba se haya extinguido por alguna de las causas que originan la situación legal de
desempleo (despido, etc.), o bien que hayan transcurrido 3 meses desde que se extinguió la
relación anterior.
6º) Efectos de la superación del período de prueba. Si el período de prueba se supera o sen-
cillamente transcurre el espacio temporal en que lícitamente se puede acotar la prueba sin
que haya producido la extinción, «el contrato producirá plenos efectos» (art. 14.3 ET). Son
tres las consecuencias de la superación de dicho período: la primera, la desaparición de la
provisionalidad de la relación jurídica; la segunda, el cómputo de los servicios prestados «en
la antigüedad del trabajador en la empresa» (art. 14.3 ET); y, en fin, la imposibilidad de que
el empresario despida al trabajador por la ineptitud existente con anterioridad al cumpli-
miento del período (art. 52 a) ET).
§25. Pacto de permanencia en la empresa. El art. 21.4 ET establece que: «cuando el tra-
bajador haya recibido una especialización profesional con cargo al empresario para poner en
marcha proyectos determinados o realizar un trabajo específico, podrá pactarse entre ambos
la permanencia en dicha empresa durante cierto tiempo. El acuerdo no será de duración
260 Jesús R. Mercader Uguina
superior a dos años y se formalizará siempre por escrito. Si el trabajador abandona el trabajo
antes del plazo, el empresario tendrá derecho a una indemnización de daños y perjuicios».
1º) Fundamento. El derecho al trabajo (art. 35 CE) garantiza que el trabajador pueda dar
por finalizada su relación laboral en cualquier momento del desarrollo de ésta mediante la
dimisión que contempla el art. 49.1 d) ET. El derecho a dimitir del trabajador es, por tanto,
consustancial a la libertad constitucional de trabajo y libre elección de profesión u oficio,
de ahí que cualquier limitación a aquél deba ser objeto de una interpretación restrictiva.
Bajo esta óptica debe analizarse la posibilidad de que el trabajador comprometa su derecho
a dimitir mediante la celebración de un pacto de permanencia en la empresa (STS 21-12-
2000, Rº 443/2000).
2º) Requisitos para la validez del pacto. Para que el pacto de permanencia sea válido: a) el
trabajador ha de haber recibido una especialización profesional sufragada por la empresa; b)
la finalidad de la formación debe ser poner en marcha proyectos determinados o realizar un
trabajo específico en la empresa; c) la duración del pacto no debe ir más allá de dos años,
y d) la cláusula debe constar por escrito (STS 29-12-2000, Rº 4464/1999), así como estar
fundada en causa suficiente; y debe reunir, además, para que pueda apreciarse su licitud o
carácter no abusivo, determinados requisitos mínimos de proporcionalidad o equilibrio de
intereses (STS 21-12-2000, Rº 443/2000).
a) Para la empresa, el proceso de especialización debe suponer un coste especial o extraor-
dinario, un gasto concreto, perfectamente delimitado. Lo relevante para entender cumplido
este requisito no es la cuantía concreta del gasto, sino que dicho gasto sea con cargo a la
empresa, es decir haya sido soportado por ésta (STS 14-2-1991, RJ 1991\837). Para el
trabajador, la especialización debe suponer un incremento de la cualificación que ostenta-
ba con anterioridad, una mejora objetiva de su capacitación profesional de forma que se
produzca un enriquecimiento del patrimonio o valor profesional del trabajador fácilmente
identificable. Se trata, así pues, de una formación superior y más difícil que la necesaria para
el desarrollo habitual de la actividad; debe suponer realmente una auténtica especialización
profesional que permita a quien la ha recibido mayores facilidades de colocación y origine a
la empresa un verdadero perjuicio caso de producirse la marcha anticipada del trabajador.
La formación proporcionada debe responder a dos finalidades concretas, esto es, poner
en marcha proyectos determinados o realizar un trabajo específico. La formación o espe-
cialización recibida por el trabajador ha de ser especialísima, en el sentido de que no puede
resultar de una obligación general de formación. De manera que la especialización debe
estar dirigida a actividades o funciones muy precisas dentro de la empresa.
Caso práctico 9.21. ¿Qué supuestos ha considerado la jurisprudencia formación suficiente para sustentar
un pacto de permanencia?
años para el conjunto de los trabajadores. El tiempo que supere el máximo legal establecido
resulta nulo en el exceso.
Caso práctico 9.22. En la cláusula novena del contrato firmado por trabajador y empresario se recoge
que en el supuesto de que el trabajador reciba una especialización profesional con cargo a la Empresa,
deberá permanecer como mínimo durante el período de tres años antes de causar baja voluntaria o baja por
excedencia. En caso contrario deberá indemnizar a la Empresa con una cantidad equivalente a la proporción
mensual del importe total de los gastos sufragados por la Empresa por la realización del curso o especialización
mencionada, en función de los meses que faltasen para cumplir la permanencia. Para ello se facilitará previa-
mente información del coste del curso a realizar y en cumplimiento de este párrafo la cláusula décima se remite
al Anexo I, en el que se recoge de forma desglosada el coste del Curso de Calificación Tipo de Aeronave.
Respuesta. La STSJ Canarias 23-6-2005 (Rº 1553/2005), considera que la limitación establecida por
el Estatuto en su art. 21.4 es de Derecho necesario por lo que no pueden establecerse plazos superiores al
período de dos años que en el mismo se regulan. Pero no es menos cierto, entiende también, que el art. 9.1
ET regula los efectos de la nulidad parcial del contrato de trabajo determinando que, «si resultase nula sólo
una parte del contrato de trabajo, éste permanecerá válido en lo restante, y se entenderá completado con los
preceptos jurídicos adecuados conforme a lo dispuesto en el número uno del artículo tercero de esta Ley». De
estos preceptos, concluye la Sala, se llega a la conclusión de que la citada cláusula no desaparece del contrato,
produciéndose un vacío en su regulación, sino que la misma debe ser completada e interpretada de acuerdo
con lo que establece el art. 21.4 en cuanto al plazo máximo de permanencia, o sea, que debe tenerse por
plazo máximo el de dos años.
c) Forma escrita. El pacto ha de hacerse por escrito, lo que constituye un requisito sine
qua non para su validez (STS 6-3-1991, RJ 1991\1835), de modo que aunque el empre-
sario hubiera facilitado y costeado al trabajador una especialización o cualificación profe-
sional susceptible de encuadrarse dentro de las previstas por el art. 21.4 ET, si las partes no
suscriben por escrito dicho pacto el mismo debe reputarse inexistente (STS 1-3-1990, RJ
1991\1745).
d) El pacto ha de estar fundado en una causa suficiente y ha de respetar requisitos míni-
mos de proporcionalidad o equilibrio de intereses, es decir, que exista un equilibrio entre
las obligaciones recíprocas para justificar la renuncia del trabajador a su derecho a dimitir
y a ejercer sus libertades de trabajo y de empresa reconocidas constitucionalmente. Si no se
respeta el equilibrio la cláusula es abusiva y su aceptación por el trabajador supondrá una
renuncia anticipada de derechos, proscrita por el art.3.5 ET, estando el contrato afectado de
nulidad parcial en cuanto a dicha cláusula de permanencia, pero siendo válido en cuanto al
resto de lo pactado (art. 9.1 ET) (STS 26-6-2001, Rº 3825/2000).
Caso práctico 9.23. ¿En qué supuestos ha considerado la jurisprudencia carentes de proporcionalidad
y nulos estos pactos?
Respuesta. 1) El tiempo que falte hasta la terminación del plazo fijado. 2) Los desembolsos efectivos rea-
lizados por el empresario. 3) Junto al daño efectivo, se establece que la indemnización de daños y perjuicios
debe comprender igualmente (previa demostración, determinación y conexión) el valor de la ganancia que haya
dejado de obtener (art. 1106 CC). Esta exigencia en el marco del pacto de permanencia, podría concretarse
en la dificultad de encontrar de modo inmediato un sustituto del trabajador así como en la posible repercusión
de los conocimientos especiales en una empresa de la competencia.
c) Las partes siempre pueden establecer una cláusula penal que, de modo previo, de-
termine la cuantía de la indemnización y sustituir, de este modo, cualquier otra posible
indemnización que pudiera solicitarse por el mismo concepto (art.1152 y 1153 CC). Esta
indemnización establecida por la vía de la cláusula penal tan sólo puede ser modificada
por el juez de acuerdo con criterios de equidad en aquellos casos en los que la obligación
de permanencia hubiera sido cumplida en parte (art.1154 CC; STS 1-3-1990, RJ 1990\
1745).
Respuesta. La STSJ Cataluña 13-3-2001 (Rº 7475/2000), considera que el pacto suscrito, al no señalar
la preceptiva compensación económica expresa vulnera el art. 21.1 ET, es nulo y ha de tenerse por no puesto.
2º) Contenido del pacto. Por lo que respecta al posible contenido del pacto, el ET remite
su configuración a lo que las partes estimen pertinente, siempre teniendo presente la obliga-
ción de acordar compensación económica a cambio de la exclusividad del trabajador.
a) Las partes pueden convenir en la vigencia del pacto durante toda la vida de la relación
laboral o limitar temporalmente la duración de aquél; estipulación que, lógicamente, habrá
de tener su correspondiente reflejo en las condiciones económicas o de otra índole ligadas
a la plena dedicación.
b) Las obligaciones inherentes al pacto no decaen en las situaciones de interrupción o
suspensión de la relación laboral, salvo acuerdo en contrario.
c) El pacto de dedicación exclusiva se puede rescindir por voluntad del trabajador, reco-
brando su libertad para pluriemplearse. No obstante, y con carácter previo, debe comuni-
carse por escrito al empresario con una antelación de treinta días naturales. En este caso,
lógicamente se pierde el derecho a la compensación económica, así como otros derechos
vinculados a la plena dedicación (art. 21.3 ET).
§30. La obligación de alta en la Seguridad Social. Tal y como ocurría con el acto de
afiliación, las altas y las bajas constituyen actos administrativos, en cuanto suponen el reco-
nocimiento por la Tesorería de los inicios y los ceses de la actividad laboral afectantes a la
relación de Seguridad Social. Los mismos no resultan obligaciones legales que constituyan
o extingan la relación jurídica de Seguridad Social, la cual se constituye por la afiliación,
sino más bien de reconocimiento de las alteraciones que sufre dicha relación. Mediante el
acto administrativo de alta, la Tesorería General de la Seguridad Social reconoce a la persona
que inicia una actividad o se encuentra en una situación conexa con la misma su condición
de comprendida en el campo de aplicación del Régimen de Seguridad Social que proceda
en función de la naturaleza de dicha actividad o situación, con los derechos y obligaciones
correspondientes (art. 7.1 RA).
1º) Características del alta. Las características fundamentales que revisten los actos admi-
nistrativos de alta pueden resumirse en las tres que se analizan seguidamente. En primer
lugar, el alta, como ha quedado dicho, es un acto administrativo, en cuanto que supone
reconocimiento por la Tesorería del inicio de actividades laborales, que afectan a la relación
de Seguridad Social (art. 7.1 RA). En segundo lugar, las altas son obligatorias para las per-
sonas comprendidas en el Sistema de Seguridad Social en su modalidad contributiva (art.
7.2 RA). En tercer lugar, mientras la afiliación es válida para todo el sistema, el alta hace
referencia exclusiva a un determinado régimen, sea general o especial.
2º) El alta debe efectuarse con anterioridad al inicio de la prestación de servicios. Cuando el
trabajador se encuentre afiliado, la obligación del empresario se centra en comunicar, ante
la Tesorería General, la iniciación de la prestación de servicios —el «ingreso a su servicio»
(art. 100.1 LGSS)— del trabajador. La presentación de la solicitud de alta, de modo similar
a como ocurría con la afiliación, deberá efectuarse «con carácter previo al comienzo de la
prestación de servicios por el trabajador», con el añadido de que «en ningún caso puedan
serlo antes de los sesenta días naturales anteriores al previsto para la iniciación de la misma»
(art. 32.3.1º RA).
a) En los supuestos en que no se hubiera podido presentar en plazo (porque se estuviera
en días u horas inhábiles en los momentos previos sin poder preverse con antelación), será
posible la utilización de medios como el telegrama o el fax o cualquier otro electrónico,
informático o telemático.
b) Las altas cuyas solicitudes hayan sido presentadas con carácter previo a la prestación
de servicios únicamente surtirán efectos a partir del día en que se inicie la actividad (art.
35.1.1º RA). Las altas solicitadas por el empresario (o por el trabajador) fuera del término
establecido sólo tendrán efecto desde el día en que se formule la solicitud.
Lección 9. El contrato de trabajo 267
§31. Efectos del incumplimiento de las obligaciones de afiliación, alta y baja de los
trabajadores. Los efectos que se derivan del incumplimiento por el empresario de sus debe-
res de afiliación, alta y baja de los trabajadores a su servicio son los siguientes:
1º) Alta «presunta» o de pleno derecho. Aunque el empresario haya incumplido sus obli-
gaciones de afiliación y alta, los trabajadores comprendidos en el campo de aplicación del
Régimen General de la Seguridad Social se consideran de pleno derecho en situación de
alta a efectos de accidentes de trabajo, enfermedades profesionales, así como a los exclusivos
efectos de la asistencia sanitaria por enfermedad común, maternidad y accidente no laboral
(art. 125 LGSS, art. 29.2 RA). Las altas de pleno derecho surtirán los efectos que la Ley les
atribuye sin necesidad del reconocimiento del derecho a las mismas y sin perjuicio de las
responsabilidades a que hubiere lugar (art. 35.4 RA).
2º) Responsabilidad en materia de prestaciones. Cuando se hayan cumplido los requisitos
legalmente establecidos de afiliación y alta, de las prestaciones de Seguridad Social res-
ponden las Entidades Gestoras de la Seguridad Social o las Mutuas colaboradoras con la
Seguriudad Social (art. 126.1 LGSS). Pero dicha responsabilidad se desplaza al empresario
en los casos en que incumpla dichas obligaciones (art. 126.2 LGSS). Dicha responsabilidad
se concreta en la constitución del capital coste necesario para hacer frente al pago de las
prestaciones periódicas de las que haya sido declarado responsable directo. No obstante, en
los casos de insolvencia empresarial opera el principio de automaticidad de las prestaciones
a través del cual se procede al anticipo de su importe por parte de la Entidad Gestora o de
la Mutua colaboradora, subrogándose las mismas en la posición del beneficiario frente al
empresario responsable (art. 126.3 LGSS).
3º) Responsabilidades administrativas. El incumplimiento de la obligación de afiliar o de
dar de alta constituye una infracción administrativa grave y, en algún caso, muy grave. Será
infracción grave: (1) «No solicitar la afiliación inicial o el alta de los trabajadores que ingresen
a su servicio, o solicitar la misma, como consecuencia de actuación inspectora, fuera del plazo
establecido. A estos efectos se considerará una infracción por cada uno de los trabajadores
afectados» (art. 22.2 LISOS); esta infracción grave es sancionada con mayor severidad que el
resto de infracciones graves en materia de seguridad social (art. 40 LISOS). (2) «La solicitud
de afiliación o del alta de los trabajadores que ingresen a su servicio fuera del plazo establecido
al efecto, cuando no mediare actuación inspectora, o su no transmisión por los obligados o
acogidos a la utilización de sistemas de presentación por medios informáticos, electrónicos
o telemáticos» (art. 22.10 LISOS). (3) «No comprobar por los empresarios que contraten o
subcontraten con otros la realización de obras o servicios correspondientes a la propia activi-
dad de aquéllos o que se presten de forma continuada en sus centros de trabajo, con carácter
previo al inicio de la prestación de la actividad contratada o subcontratada, la afiliación o alta
en la Seguridad Social de los trabajadores que estos ocupen en los mismos, considerándose una
infracción por cada uno de los trabajadores afectados.» (art. 22.11 LISOS). Será infracción
muy grave emplear, sin dar de alta, a trabajador beneficiario o solicitante de pensiones u otras
prestaciones periódicas de la Seguridad Social, cuyo disfrute sea incompatible con el trabajo
por cuenta ajena (art. 23.1.a LISOS). Por su parte, el art. 21.3 LISOS considera infracción
268 Jesús R. Mercader Uguina
leve de los empresarios no comunicar en tiempo y forma las bajas de los trabajadores que cesen
en el servicio de la empresa, así como las demás variaciones que les afecten.
4º) Responsabilidad por las cotizaciones adeudadas. El empresario es también responsable
de las cotizaciones que hubiera debido ingresar (art. 15.4 LGSS). El incumplimiento em-
presarial en materia de cotización es infracción administrativa grave (art. 22.3 LISOS) con
independencia de la recaudación en vía ejecutiva de las cotizaciones adeudadas a las que
deberán añadirse los recargos correspondientes (art. 27 y 28 LGSS), dado que la obligación
de cotizar se mantiene con independencia del cumplimiento de las formalidades en que
consisten las afiliaciones y altas, puesto que nace con el mismo comienzo de la prestación
(art. 106.1 LGSS) y no se extingue hasta la comunicación de baja a la Tesorería General de
la Seguridad Social (art.106.3 LGSS).
Respuesta. El empresario no se encuentra obligado a proporcionar datos que no figuren en el contrato ori-
ginal (STS 24-5-1998, Rº 2714/1997). Se ha considerado insuficiente la copia básica en la que no se detalla,
a título de ejemplo, el tiempo pactado para el periodo de prueba ni se recoge el salario pactado (STSJ Madrid
(CA) 16-3-2001, Rº 691/1999), o se omiten la jornada y las vacaciones (STSJ Andalucía, Granada (CA) 9-6-
1999, Rº 3710/1995). Tampoco puede sustituir la copia básica a la voluntad declarada de las partes pues,
«la copia básica no es el contrato mismo, ya que mientras éste está suscrito por las partes contratantes, trabaja-
dor y empleador; aquélla la realiza el empresario a los solos efectos de ser entregada al representante de los
trabajadores al objeto de comprobar la adecuación de la contratación a la legalidad vigente; careciendo por
ello de contenido obligacional: por ello, la consignación en dicha copia básica de la existencia de un período
de prueba que no aparece recogido en el contrato suscrito entre las partes, carece de toda validez jurídica y
desde luego no es exigible» (STSJ Castilla La Mancha, 1-3-1997, Rº 132/1997).
3º) Sujeto receptor de la copia básica es la representación legal de los trabajadores. Dicha
información debe entenderse referida siempre al momento en que se concierte el contrato
de trabajo de que se trate, siendo, pues, éste el hecho que causa el nacimiento del derecho
de información. Por ello, la obligación de la empresa de entregar copia básica de los con-
tratos de trabajo sólo puede referirse a aquéllos suscritos durante la vigencia del mandato
electoral del Comité, y no a los celebrados con anterioridad (STSJ Madrid 19-12-2006,
Rº 5080/2005). Los delegados sindicales pueden solicitar la entrega de copias básicas. La
STC 142/1993 hace extensivo el citado derecho, partiendo de la posibilidad legal de acceso
a tenor de lo dispuesto en el art. 10.3 LOLS, que se refiere a las copias básicas de todos los
contratos. En estos casos existe el derecho, pero no la obligación de la empresa de suminis-
trarlo, sin petición previa. La obligación solo existe (sin petición alguna), respecto del Co-
mité de Empresa (STSJ Principado de Asturias (CA) 17-12-2002, Rº 100/2001). Cuando
no exista representación legal de los trabajadores también deberá formalizarse la copia básica
y remitirse a la oficina de empleo (art. 8.3 a) ET).
4º) Efectos del incumplimiento del deber de entregar la copia básica. La exigencia prevista en
el ET viene reforzada en lo dispuesto en el art. 15.4 LISOS que configura como infracción
grave «no notificar a los representantes legales de los trabajadores las contrataciones de dura-
ción determinada que se celebren, o no entregarles en plazo la copia básica de los contratos
cuando exista dicha obligación».
270 Jesús R. Mercader Uguina
§33. Información sobre los elementos esenciales del contrato. La Directiva 91/533/
CEE del Consejo, relativa a la obligación del empresario de informar al trabajador acerca de
las condiciones aplicables al contrato de trabajo o a la relación laboral, establece que todo
trabajador por cuenta ajena, según la definición de la normativa de cada Estado Miembro,
tiene derecho a que se le informe por escrito acerca de sus concretas condiciones de trabajo,
especialmente respecto del contenido esencial de su contrato, fijando los concretos medios
de información, la necesidad de que se haga por escrito y el plazo, que no será superior a
dos meses desde el comienzo del trabajo. Dicha disposición ha sido incorporada a nuestro
derecho interno a través del art. 8.5 ET y RD. 1659/1998, que establecen, en línea con
lo señalado, que con independencia de aquellos supuestos en los que la formalización por
escrito del contrato es preceptiva, el empresario está obligado a remitir al trabajador un
documento en el que queden consignados los elementos esenciales (objetivos, subjetivos y
temporales) de la relación laboral, siempre y cuando ésta, sea temporal o indefinida, tenga
una duración superior a cuatro semanas.
1º) Aplicación a todas las relaciones laborales incluidas en el ET. La referida exigencia resulta
de aplicación a todas las relaciones laborales reguladas por el ET, incluidas las relaciones
laborales de carácter especial, con excepción de la relación laboral especial de los penados en
las instituciones penitenciarias (art. 1 RD. 1659/1998).
2º) Sustitución por la entrega del contrato escrito. El deber de información no existe como
sustitutivo de la falta de formalización escrita del contrato, sino que dicho deber existe en
todo caso, pero puede cumplirse mediante la entrega de la copia formalizada por escrito del
contrato si ésta incluye todas las exigencias de información que establece el art. 2.2 RD.
1659/1998, si bien es posible que la información de determinadas materias (salario, jorna-
da, vacaciones y preavisos) se realice por referencia a las disposiciones legales o convencio-
nales de aplicación siempre que el reenvío sea preciso y permita un fácil acceso al trabajador
(art. 2.3 y 3.2).
3º) Determinación de los «elementos esenciales». Pese al carácter indeterminado de la noción
«elementos esenciales», el RD. 1659/1998, precisa, aunque sin carácter exhaustivo («al me-
nos»), el contenido de ese deber de información debe concretar: la identidad de las partes, el
domicilio empresarial y el lugar de trabajo, la fecha de comienzo de la relación y en su caso,
la duración previsible de la misma la clasificación profesional del trabajador, la estructura,
cuantía y periodicidad del salario, la duración y distribución del tiempo de trabajo y de los
períodos de descanso, los plazos de preaviso de la voluntad extintiva, en su caso, una remi-
sión expresa al convenio que resulte de aplicación. Al listado deberá añadirse cuanta infor-
mación adicional sobre los elementos esenciales de cada relación sea precisa, como pudiera
ser el caso de la realización de horas extraordinarias (STJCE 8-2-2001, Asunto Lange).
La información debe incluir los elementos esenciales, y éstos, al menos, deben ser los que
el art. 2.2 RD. 1659/1998 establece, pero la interpretación de cada uno de los apartados
del art. 2.2 y del art. 2.1 debe hacerse en función del doble objetivo de la Directiva 91/533
que el Real Decreto incorpora; el declarado, de facilitar al trabajador saber a qué atenerse y
el implícito, de suministrarle un principio de prueba que goce de una presunción de veraci-
Lección 9. El contrato de trabajo 271
dad, aunque no impida prueba en contrario por parte del empresario (STJCE 4-12-1997,
Asunto Kampelmann).
4º) Información sobre modificaciones. Siguiendo la letra de la Directiva, el art. 4.1 RD.
1659/1998 dispone que el empresario deberá informar por escrito al trabajador sobre cual-
quier modificación de los elementos y condiciones a los que se refieren los arts. 2, apartado
2, y 3 apartado 1 RD. 1659/1998 (por ejemplo, el cambio de titular de la empresa). Sin
embargo, establece que tal información escrita no será necesaria cuando la misma consista
en una referencia a disposiciones legales o reglamentarias o a convenios colectivos aplicables
y se produzca una modificación de los mismos.
5º) Prestación de servicios en el extranjero con carácter ordinario. También se exige que se
facilite información por escrito en los casos de prestación de servicios en el extranjero con
carácter ordinario. Dicha información debe referirse no sólo a las condiciones aplicables
mientras el trabajo se ejecute en el extranjero, esto es, durante la expatriación, sino también
a las condiciones que se aplicarán una vez sea repatriado el trabajador.
6º) Plazo para la entrega. El empresario deberá facilitar al trabajador que lo solicite, en el
plazo de dos meses a partir de la recepción de la solicitud, la información a que se refiere
el Real Decreto, siempre que la misma no obrara ya en poder del trabajador. Al exigir la
petición expresa del trabajador se ha evitado la excesiva carga que pudiera haberse derivado
de una imposición general e incondicionada de la comunicación escrita de información
para todos los contratos de trabajo preexistentes. Dicho plazo se reduce a un mes, cuando
se trate de modificaciones de las condiciones iniciales; y, en todo caso, antes de la extinción
de la relación.
7º) Responsabilidades por incumplimiento. El incumplimiento de la referida exigencia re-
sulta sancionable en vía administrativa, como infracción leve (art. 6.4 LISOS). Ello, sin
perjuicio, de la posibilidad del trabajador de interponer demanda ante la jurisdicción social
con la pretensión declarativa de ser informado sobre los aspectos principales de su relación
y sobre las condiciones de ejecución de la prestación.
Lección 10
Modalidades de contratación laboral
ÍNDICE: 1. LA CONTRATACIÓN INDEFINIDA. §1. El contrato indefinido como forma de contratación. §2.
El contrato indefinido «común». §3. Contrato de trabajo fijo discontinuo. §4. Contrato de trabajo por
tiempo indefinido de apoyo a los emprendedores. 2. LA CONTRATACIÓN TEMPORAL. §5. El contrato de
trabajo como contrato de duración. 3. LA CONTRATACIÓN TEMPORAL ESTRUCTURAL. §6. Tipología de la
contratación temporal estructural. §7. Contrato para obra o servicio determinado. §8. Contrato eventual
por circunstancias de la producción. §9. Contrato de interinidad. 4. LOS CONTRATOS FORMATIVOS. §10.
Tipología de los contratos formativos. §11. Contrato para la formación y el aprendizaje. §12. Contrato
en prácticas. §13. El carácter no laboral de las becas. 5. OTRAS MODALIDADES DE CONTRATACIÓN TEM-
PORAL. §14. Contrato temporal de fomento del empleo para personas con discapacidad. Un supuesto de
contratación temporal sin causa. §15. El contrato de relevo. §16. Contratos temporales en el ámbito uni-
versitario. 6. DISPOSICIONES COMUNES A LA CONTRATACIÓN TEMPORAL. §17. Normas comunes. §18.
Transformación de los contratos temporales en indefinidos. §19. Encadenamiento de contratos tempora-
les. 7. CONTRATACIÓN A TRAVÉS DE EMPRESAS DE TRABAJO TEMPORAL. §20. Concepto. §21. Contrato
de puesta a disposición. §22. Relación entre la ETT y el trabajador. §23. Relación entre el trabajador y la
empresa usuaria.
1. LA CONTRATACIÓN INDEFINIDA
Bibliografía básica: GARCÍA ORTEGA, J., Las relaciones laboral y de seguridad social de los trabajado-
res fijos discontinuos. Barcelona, Bosch Ed., 1990. TÁRRAGA POVEDA, J., Los fijos discontinuos y el Derecho
del Trabajo, Barcelona, PPU, 1991, YANINI BAEZA, J., La contratación para trabajos fijos discontinuos,
Madrid, McGraw-Hill, 1998. TARRAGA POVEDA, J., El contrato de trabajo fijo discontinuo: un estudio juris-
prudencial, Bomarzo, 2004.
§1. El contrato indefinido como forma de contratación. El art. 15.1 ET parece admitir
la existencia de una capacidad autónoma de selección del contrato por parte empresarial. En
este sentido, indica que «el contrato de trabajo podrá concertarse por tiempo indefinido o por
una duración determinada», pero inmediatamente advierte que la autonomía de la voluntad
no es libre para optar por los contratos temporales puesto que éstos «podrán celebrarse (…)
en los siguientes supuestos» y sólo en ellos (o en otros que cuenten también con específico
soporte legal). La regla general es, pues, la que se deriva del principio de estabilidad en el
empleo mientras que la excepción es su alteración.
El principio que consagra nuestra legislación entra en abierta contradicción con la reali-
dad práctica. Los datos sobre contratación indefinida en nuestro país son verdaderamente
preocupantes, al apreciarse que la misma se mantiene en niveles inferiores al 10% del total
de contratos firmados, porcentaje éste que, con alguna variación puntual, ha constituido
la tónica general de la contratación en nuestro país. Desde 2002, el peso de los contratos
indefinidos se encuentra en una horquilla entre el 7% y el 13%. Así, la evolución de la con-
tratación indefinida es claramente decreciente, en una tendencia constante que se ha visto
incrementada, en los últimos años, por la crisis económica.
Jesús R. Mercader Uguina 274
§2. El contrato indefinido «común». Las expresiones contratación por tiempo indefini-
do y contratación fija son equivalentes, salvo en el ámbito de las Administraciones Públicas
(donde existe la peculiar figura del “indefinido no fijo”), y designan ambas a los contratos
celebrados con vocación de permanencia, es decir, a los que no son de carácter temporal.
Contratos indefinidos son aquellos en los que el vínculo no está sometido, directa o indi-
rectamente, a un término.
1º) Fundamento del carácter indefinido. La vigencia indefinida del contrato puede pactarse
en el mismo momento de su celebración, pero también puede derivar de la conversión de
un contrato de trabajo temporal en indefinido, lo que, a su vez, se puede producir por vo-
luntad de las partes, expresa o tácita, o por decisión judicial como consecuencia del incum-
plimiento de las disposiciones sobre contratación temporal. Por el contrario, un contrato
indefinido no se puede transformar en temporal pues ello supone una renuncia de derechos
(art. 3.5 ET); tanto si se acordó inicialmente su vigencia ilimitada, como si devino indefini-
do por irregularidades en la contratación temporal.
2º) La regla general es la contratación indefinida. La regla general, en el ámbito de la re-
lación de trabajo ordinaria, sigue siendo la contratación laboral indefinida, de modo que
los contratos de duración determinada sólo son válidos si responden a las circunstancias
especiales legalmente previstas, en las que se produce una necesidad temporal de mano de
obra (obra o servicio determinado, incremento de la producción o interinidad) y siempre
que en el caso concurran las causas que motivan la temporalidad de la relación. De confor-
midad con esta regla, el contrato de trabajo debe celebrarse por tiempo indefinido, salvo
en los supuestos relacionados taxativamente en el art. 15 ET que, por serlo, constituyen la
excepción, exigentes todos ellos de una razón de ser que justifique la temporalidad, lo que
conlleva la necesidad de un especial rigor a la hora de determinar la validez o no de un con-
trato sujeto a tiempo determinado.
Lección 10. Modalidades de contratación laboral 275
Respuesta. Como ejemplo de contrato de los trabajos discontinuos que se repiten en fechas ciertas, pode-
mos encontrar el de los socorristas de piscinas municipales. Entre los trabajos que pueden no repetirse en fechas
ciertas, se encuentran los camareros de hotel de playa que abre cuando llega el buen tiempo, los trabajadores
del sector agrícola cuyo inicio de campaña depende también de las inclemencias meteorológicas, los trabaja-
dores contratados para atender las tareas de prevención y extinción de incendios forestales en periodo estival
(STS 19-1-2010, RJ 3103), los trabajadores contratados para la elaboración de encuestas estructurales para
el INE (STS 22-2-2011, Rº 2498/10), los contratados para dar formación ocupacional a jóvenes en riesgo
de exclusión social o los que desempeñan funciones como guías-intérprete por cuenta de una Administración
Pública (STS 28-11-11, Rº 1157/11) y los trabajadores contratados como peones de remontes mecánicos
en una estación de esquí (STS 18-9-2012, Rº 3880/11). La STS 15-10-2014 (Rº 492/2014), declara la
existencia de un contrato de fijo discontinuo a pesar de que las partes habían pactado la conversión de los
contratos eventuales en contrato indefinido a tiempo parcial al apreciarse que la necesidad de mano de obra
se repite en diversas fechas.
§4. Contrato de trabajo por tiempo indefinido de apoyo a los emprendedores. Con
objeto de facilitar el empleo estable y potenciar la iniciativa empresarial, la Ley 3/2012
diseña una nueva modalidad contractual destinada exclusivamente a empresas que tengan
menos de 50 trabajadores: el contrato de trabajo por tiempo indefinido de apoyo a empren-
dedores.
La STC 8/2015, reiterando y ampliando lo que ya dijera la STC 119/2014, ha entendido
que esta figura perfectamente adecuada a la Constitución al respetar el derecho a la negocia-
ción colectiva, a la no discriminación o a la tutela judicial pues engarza con las políticas de
pleno empleo, permite comprobar la viabilidad económica del concreto puesto de trabajo
Lección 10. Modalidades de contratación laboral 277
y está sujeto a diversas restricciones. Por su parte, la STJUE de 5 de febrero de 2015 (C-
117/14), ante quien se planteó la conformidad de la referida modalidad contractual con el
art. 30 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE y la Directiva 1999/70/CE sobre
el trabajo de duración determinada, se declaró no competente para pronunciarse en materia
de interpretación de normas de Derecho internacional que vinculan a los Estados miembros
pero que están excluidas de la esfera del Derecho de la Unión.
1) Requisitos subjetivos. Este tipo de contrato solo podrá concertarse por empresas de
menos de 50 trabajadores. No obstante, se impide la celebración de esta modalidad con-
tractual cuando en los seis meses anteriores al momento en que se pretende celebrar el
contrato la empresa hubiera adoptado decisiones extintivas improcedentes. No se trata de
una prohibición absoluta puesto que en estos casos, la limitación afecta únicamente a la
contratación de trabajadores para cubrir puestos de trabajo del mismo grupo profesional
que los afectados por la extinción y para el mismo centro o centros de trabajo. Por lo que se
refiere al trabajador, el contrato se puede celebrar con cualquier trabajador, sin perjuicio de
que la contratación de desempleados pertenecientes a determinados colectivos permita a la
empresa beneficiarse de algunas ventajas fiscales y de algunas bonificaciones en la cotización
a la Seguridad Social.
2) Régimen jurídico. El contrato se celebrará por tiempo indefinido y a jornada completa o
a tiempo parcial, y se formalizará por escrito en el modelo establecido reglamentariamente.
El régimen jurídico del contrato y los derechos y obligaciones que de él se deriven se regirán,
con carácter general, por lo dispuesto en el ET y en los convenios colectivos para los con-
tratos por tiempo indefinido, con la única excepción de la duración del periodo de prueba,
que será de un año en todo caso. No podrá establecerse un periodo de prueba cuando el
trabajador haya ya desempeñado las mismas funciones con anterioridad en la empresa, bajo
cualquier modalidad de contratación.
Caso práctico 10.2. ¿La extinción de la relación laboral por no superación del período de prueba un día
antes de que finalizara el mismo es ajustada a derecho?
Respuesta. La STSJ de Cataluña 2-12-2014 (Rº 5253/2014), considera que sí ante la constatación de la
razonabilidad de la medida legislativa, atendiendo a la finalidad de creación de empleo y la concepción como
coyuntural de la medida adoptada, en un contexto de grave crisis económica y una elevada tasa de desem-
pleo, permitiendo de este modo a las pequeñas y medianas empresas evaluar si el puesto de trabajo ofertado
es viable económicamente y, por tanto, sostenible, reduciendo las incertidumbres propias de todo proyecto de
inversión empresarial. Queda desvirtuada la alegación de incumplimiento de la Carta Social Europea, ante la
acreditada razonabilidad de la medida, de acuerdo con la interpretación que hace el Tribunal Constitucional
en su sentencia 119/2014.
do de apoyo a los emprendedores, que sea menor de 30 años, podrán deducir de la cuota
íntegra la cantidad de 3.000 euros; b) además, y sin perjuicio de la anterior deducción,
las entidades que tengan una plantilla inferior a 50 trabajadores en el momento en que
concierten contratos de trabajo por tiempo indefinido de apoyo a los emprendedores, con
desempleados beneficiarios de una prestación contributiva por desempleo podrán deducir
de la cuota íntegra el 50 por ciento del menor de los siguientes importes: a) El importe de
la prestación por desempleo que el trabajador tuviera pendiente de percibir en el momento
de la contratación, o b) El importe correspondiente a doce mensualidades de la prestación
por desempleo que tuviera reconocida. Esta deducción resultará de aplicación respecto de
aquellos contratos realizados en el periodo impositivo hasta alcanzar una plantilla de 50
trabajadores, y siempre que, en los doce meses siguientes al inicio de la relación laboral,
se produzca, respecto de cada trabajador, un incremento de la plantilla media total de la
entidad en, al menos, una unidad respecto a la existente en los doce meses anteriores. Es
preciso además, que el trabajador contratado hubiera percibido la prestación por desempleo
al menos tres meses. En el supuesto de contratos a tiempo parcial las deducciones previstas
se aplicarán de manera proporcional a la jornada de trabajo pactada en el contrato.
b) En lo que hace a los beneficios en relación con la Seguridad Social, las contrataciones
bajo esta modalidad contractual de desempleados inscritos en la Oficina de empleo dan
derecho a las siguientes bonificaciones en la cotización a la Seguridad Social, siempre que se
contrate a trabajadores pertenecientes a alguno de los siguientes colectivos: a) Jóvenes entre
16 y 30 años, ambos inclusive, la empresa tendrá derecho a una bonificación en la cuota
empresarial a la Seguridad Social durante tres años, cuya cuantía será de 83,33 euros/mes
(1.000 euros/año) en el primer año; de 91,67 euros/mes (1.100 euros/año) en el segundo
año, y de 100 euros/mes (1.200 euros/año) en el tercer año. Cuando estos contratos se
concierten con mujeres en ocupaciones en las que este colectivo esté menos representado las
cuantías anteriores se incrementarán en 8,33 euros/mes (100 euros/año); b) Mayores de 45
años, la empresa tendrá derecho a una bonificación en la cuota empresarial a la Seguridad
Social, cuya cuantía será de 108,33 euros/mes (1.300 euros/año) durante tres años. Cuando
estos contratos se concierten con mujeres en ocupaciones en las que este colectivo esté menos
representado, las bonificaciones indicadas serán de 125 euros/mes (1.500 euros/año).
Estas bonificaciones serán compatibles con otras ayudas públicas previstas con la misma
finalidad, sin que en ningún caso la suma de las bonificaciones aplicables pueda superar el
100% de la cuota empresarial a la Seguridad Social.
Para la aplicación de los incentivos vinculados al contrato de trabajo por tiempo in-
definido de apoyo a los emprendedores, la empresa deberá mantener en el empleo al
trabajador contratado al menos tres años desde la fecha de inicio de la relación laboral.
Asimismo, deberá mantener el nivel de empleo en la empresa alcanzado con el contrato
por tiempo indefinido de apoyo a los emprendedores durante, al menos, un año desde la
celebración del contrato. En caso de incumplimiento de estas obligaciones se deberá pro-
ceder al reintegro de los incentivos. En el supuesto de que el contrato se celebre a tiempo
parcial, las bonificaciones se disfrutarán de modo proporcional a la jornada de trabajo
pactada en el contrato.
Lección 10. Modalidades de contratación laboral 279
2. LA CONTRATACIÓN TEMPORAL
Bibliografía básica: A. MARTÍN VALVERDE, Voz Contrato de Trabajo Temporal, Enciclopedia Jurídica
Básica, Madrid, Civitas, 1995, I, p. 1631. MERCADER UGUINA, J.R., La contratación temporal en la juris-
prudencia del Tribunal Supremo, Tirant lo Blanch, 1999. LAHERA FORTEZA, J., Los contratos temporales en
la unificación de doctrina, Madrid, La Ley, 2001. OJEDA AVILÉS, A.(Coord.), Modalidades de contrato
de trabajo, Madrid, Tecnos, 2003. PÉREZ REY, J., Estabilidad en el empleo, Madrid, Trotta, 2004. OJEDA
AVILÉS, A., Los contratos temporales, Madrid, IUSTEL, 2006. GÓMEZ ABELLEIRA, F.J. (Coord.), La temporalidad
laboral como problema jurídico, Valencia, Tirant lo Blanch, 2014.
en nuestro ordenamiento. Una doctrina jurisprudencial reiterada ha señalado que «para que
un contrato sea verdaderamente temporal o de duración determinada, no basta, en absoluto,
con la expresión en el texto del mismo de tal carácter temporal y la duración concreta que se le
asigna, sino que tiene que cumplir inexorablemente todos los requisitos y exigencias que la Ley
impone» (STS 22-6-1990, RJ 1990, 5507). Los contratos de trabajo temporales pueden ser
agrupados en dos grandes categorías: de un lado, los contratos temporales «clásicos», que
dan lugar a la llamada «contratación temporal estructural», en los que la temporalidad de
la relación se identifica con la temporalidad del trabajo (art. 15 ET); de otro, los contratos
temporales específicos del empleo juvenil o «formativos», dirigidos a permitir una más fácil
incorporación al mercado de trabajo de este colectivo (art. 11 ET).
2º) La «causalidad» de la contratación temporal. El empresario no es «libre» de celebrar
cualquier contrato temporal sino que el mismo deberá quedar incluido en una determi-
nada modalidad y quedar acreditada la existencia de una causa que justifique el recurso a
dicho tipo contractual. Ello supone que la relación laboral que se examine no será temporal
porque así lo diga el contrato, sino porque la realidad inicial y el desarrollo de la relación
responda efectivamente a las causas establecidas por la legalidad reguladora de los contratos
temporales. La falta de causa o la infracción sustancial convierten el contrato en indefinido
(art. 15.3 ET).
3º) Carácter de derecho necesario de la normativa sobre contratación temporal y limitada
intervención de la negociación colectiva. El art. 15 ET establece un mandato imperativo,
sin que pueda admitirse la ampliación de los supuestos posibles de contratación tem-
poral por la vía de la negociación colectiva (STS 17-12-2001, Rº 68/2001). Quiere
ello decir que sólo pueden concertarse como temporales los contratos previstos por el
legislador y que los representantes de trabajadores y empresarios puedan pactar única-
mente en los campos que el legislador expresamente haya fijado. A título de ejemplo,
el art. 15 ET permite expresamente que los convenios colectivos puedan concretar o
completar la regulación relativa a determinadas modalidades contractuales de duración
determinada. Tales supuestos de colaboración convencional son los relativos a los extre-
mos siguientes: a) identificación de trabajos o tareas con sustantividad propia para que
puedan cubrirse con contratos para obra o servicio determinado (art. 15.1 a) ET); b)
ampliación de la duración máxima del contrato de obra o servicio (art. 15.1.a); c) am-
pliación de la duración máxima de los contratos de eventualidad, y determinación del
período dentro del que se puedan realizar, mediante convención sectorial (art. 15.1 b)
ET); d) determinación de las actividades en que caben eventuales, así como la relación
entre éstos y la plantilla total (art. 15.1 b) ET).
1998. OLARTE ENCABO, S., Los contratos temporales estructurales: aspectos jurídico-prácticos, Granada,
Comares, 2000. PÉREZ REY, J., El contrato eventual por circunstancias de la producción, Bomarzo, 2006.
MATEU CARRUANA, MJ. El contrato de interinidad, Barcelona, Atelier, 2005.
§7. Contrato para obra o servicio determinado. El contrato para obra o servicio
determinado se encuentra previsto en el art. 15.1 a) ET, desarrollado por el art. 2 RD.
2720/1998. El mismo se puede utilizar «cuando se contrata al trabajador para la realización
de una obra o servicio determinados, con autonomía y sustantividad propia dentro de la activi-
dad de la empresa y cuya ejecución, aunque limitada en el tiempo, sea en principio de duración
incierta» (art. 15.1 a) ET).
1º) Objeto del contrato de obra o servicio. El elemento material consiste en la realización de
una obra o servicio determinado. El término «obra» debe ser, a efectos laborales, en su sen-
tido material o vulgar (un edificio, una carretera, una presa) y no en el jurídico propio del
contrato de ejecución de obra (art. 1.544 CC); entendiéndose por tal la elaboración de una
cosa determinada dentro de un proceso con principio y fin. Por su parte, el objeto puede ser
un «servicio» debiendo precisarse que el mismo debe ser «determinado» es decir, que carezca
de una proyección temporal indefinida; esto es, debe tratarse de «una prestación de hacer
que concluye con su total realización» (STS 20-11-2000, Rº 3134/1999). Tal definición
permite su uso para todo tipo de actividades o necesidades temporales no susceptibles de
quedar incluidas en otros supuestos del art. 15 ET.
a) La obra o servicio debe poseer «autonomía y sustantividad propia dentro de la actividad
de la empresa». Una primera interpretación exigiría que la obra o servicio deba singularizarse
dentro de la actividad de la empresa, ya sea por ser una tarea excepcional fuera de su objeto
social, ya sea por estar encuadrada en un ciclo productivo inconstante dentro de la actividad
normal de la empresa. No obstante, la conexión de la citada exigencia con lo establecido en
el art. 15.1 a) in fine ET («los convenios colectivos sectoriales y estatales y de ámbito inferior,
incluidos los convenios colectivos de empresa, podrán identificar aquellos trabajos o tareas con
sustantividad propias dentro de la actividad normal de la empresa»), ha llevado a entender
que tanto la obra como el servicio pueden ir indistintamente referidos tanto a la actividad
extraordinaria de la empresa como aquella otra que es normal o habitual.
Caso práctico 10.3. La realización de encuestas, entrevistas u otros medios homólogos y su posterior
tratamiento y ordenación con el fin de elaborar censos demográficos de un determinado período de tiempo en
relación con las actividades del Instituto Nacional de Estadística, ¿podría constituir el objeto de un contrato para
obra o servicio determinado?
Jesús R. Mercader Uguina 282
Respuesta. La STS 2-11-2005 (Rº 3893/2004) señala que la obtención de datos demográficos mediante
la realización de encuestas, entrevistas u otros medios homólogos y su posterior tratamiento u ordenación, con
el fin de elaborar los censos demográficos decenales, cuando la necesidad de mano de obra es extraordinario
y resulte insuficiente el personal fijo, constituye una actividad susceptible de ser objeto del contrato temporal
para obra o servicio determinado, definido en el art. 15.1 a) ET, porque su concreción le confiere autonomía y
sustantividad propias dentro de la actividad del Instituto Nacional de Estadística y su ejecución, aunque tempo-
ralmente limitada, puede tener una duración no previsible con exactitud, tal como requiere el citado precepto
para que sea utilizable dicha modalidad contractual.
Respuesta. La STS 22-2-2007 (Rº 4949/2004) señala que dichas tareas constituyen la actividad natural
y ordinaria en el Conservatorio y no es posible calificarlas de autónomas y diferenciadas de las cotidianas,
normales y permanentes del centro. Por otra parte, tampoco es acertado decir que la actividad docente del recu-
rrente sea de duración incierta, ni tampoco limitada en el tiempo. La división de la docencia en cursos escolares
afecta a los alumnos y a su relación académica con el centro, pero no al vínculo laboral de los profesores, que
año tras año tendrán similares cometidos que realizar como tales, materializando así el único objetivo del centro
que se dedica a la enseñanza. En el mismo sentido, la STS 8-11-2005 (Rº 3779/2004).
Respuesta. La jurisprudencia ha admitido que la finalización de la contrata es causa lícita de extinción del
contrato de obra (STS 14-6-2007, Rº 2301/2006) salvo que se produzca por voluntad del contratista (STS
2-7-2009, Rº 77/2007) o que, tras el fin de la contrata, la actividad que desarrollaba el trabajador continúe
en la empresa en los mismos términos (STS 14-6-2010, Rº 361/2009). Tampoco cabe extinguir válidamente
el contrato de obra o servicio cuando tras el fin de la contrata, ésta se renueva con el mismo contratista (STS
28-4-2009, Rº 1419/2008).
Respuesta. A título de ejemplo: a) El Convenio del sector de perfumería y afines establece sistemas de
control por los representantes de los trabajadores. b) El Convenio del sector de fabricación de alimentos com-
puestos para animales identifica los trabajos y tareas a los que atribuye autonomía y sustantividad por tratarse
de actividades complementarias e instrumentales: construcción, ampliación y rehabilitación de obras en general,
montaje, puesta en marcha y reparación de equipos etc.
2º) Forma del contrato. El contrato, señala el art. 2.2 a) RD 2720/1998, deberá formali-
zarse por escrito, y deberá especificar e identificar suficientemente, con precisión y claridad,
el carácter de la contratación y la obra o servicio para el que se contrata, no siendo admisi-
bles fórmulas genéricas o remisiones al propio precepto regulador de esta modalidad con-
tractual. Y ello porque mal puede existir una obra o servicio de esta clase o, al menos, mal
puede saberse cuáles son, si los mismos no se han determinado previamente en el contrato
concertado entre las partes (STS 23-11-2004, Rº 4924/2003).
3º) Duración del contrato. No se fija legalmente un máximo ni un mínimo de carácter
absoluto, pero la duración del contrato ha de corresponderse estrictamente con la duración
de la obra o servicio concretos para cuya realización fue contratado el trabajador. De este
modo, si el contrato fijara una duración o término concreto, deberá considerarse que la mis-
ma tiene carácter orientativo. La duración del contrato no viene determinada por un mero
dato temporal, sino por la realización efectiva de la obra o servicio contratado, de modo que
la referencia a un periodo de tiempo debe tener el carácter de simple previsión y no el de
inserción de un término cierto y fatal. Es decir, el contrato es temporal porque su extinción
se basa en un hecho que, ciertamente, va a sobrevenir: la realización del servicio, pero sin
embargo es incierto en cuanto a la fijación exacta de tal ejecución (STS 28-12-1993, Rº
808/1993).
No obstante, para evitar que este contrato temporal, so pretexto de su duración incierta,
se prolongue indefinidamente en el tiempo, legalmente se establecen plazos máximos de
duración, de modo que «estos contratos no podrán tener una duración superior a tres años
ampliable hasta doce meses más por convenio colectivo de ámbito sectorial estatal o, en su
defecto, por convenio colectivo sectorial de ámbito inferior. Transcurridos estos plazos, los
trabajadores adquirirán la condición de trabajadores fijos de la empresa» (art. 15.1 a) ET).
En este último caso, el empresario deberá facilitar al trabajador, en los diez días siguientes
al cumplimiento de los plazos indicados, «un documento justificativo sobre su nueva con-
dición de trabajador fijo de la empresa» (art. 15.9 ET).
4º) Extinción. El contrato se podrá extinguir por diversas causas:
a) Por cumplimiento mismo del contrato, esto es, con la conclusión de la obra o servicio
determinados para cuya realización se contrató al trabajador, con sujeción al régimen de
denuncia previsto en el art. 49.l c) ET. Ahora bien, la terminación puede ser paulatina, por
tramos, pues no puede pretenderse que, en obras de importancia, que ocupan a numerosos
Jesús R. Mercader Uguina 284
Respuesta. La STS 19-7-2005 (Rº 2677/2004) considera que cuando se ha acreditado que el contrato
temporal para obra o servicio determinado cubre la exigencias legales de causa y forma, y cuando se acredita
igualmente que la obra o el servicio están finalizando, ha de aceptarse la extinción del contrato de trabajo
aunque no se acredite específicamente que ese concreto trabajo ya no es necesario puesto que un contrato de
esta naturaleza se firma con la condición implícita de que algún día finalizará y ese día final no tiene que ser
necesariamente el día en que termine la obra o servicio contratado sino el día en que ya no sean necesarios los
servicios del trabajador contratado. Por ello, en estos casos, debe aceptarse como suficiente para acreditar la
llegada de ese día final del contrato o dies ad quem insito en la propia naturaleza del contrato, la prueba de
la finalización paulatina y natural de la obra o servicio sobre la que el contrato de trabajo se articuló; siempre
que no se acredite la concurrencia de fraude relacionado con dicha finalización.
b) También, por cualquiera de las causas establecidas legalmente en los art 49 y siguientes
ET (aunque no se haya concluido aún la obra o servicio para cuya realización fue contratado
el trabajador) y con sujeción a los requisitos y límites causales, procedimentales y económi-
cos que en tales preceptos se señalan.
c) No cabe admitir ni la resolución del contrato cuando la obra concreta para la cual se
concertó continúa tras la extinción del mismo (SSTS 30-11-2004, Rº 5553/03, y 31-1-
2005, Rº 4715/2003), ni la extinción fundada en la finalización de una obra distinta a la
que justificaba el objeto del contrato (STS 15-11-2004, Rº 2620/2003), debiendo calificar-
se esta extinción de despido improcedente.
Caso práctico 10.8. Un trabajador suscribió con la Agencia Estatal de Administración Tributaria dos con-
tratos por obra o servicio determinados, cuyo objeto era llevar a cabo labores de asistencia al contribuyente en
las campañas de la renta de los años 1998 y 1999. En el año 2001 suscribió nuevo contrato con la entidad
con el mismo objeto, si bien en éste caso se optó por la forma de acumulación de tareas, producida temporal-
mente como consecuencia de las labores a realizar en la asistencia al contribuyente en la campaña de renta de
2000. El año 2002, las partes volvieron a suscribir idéntico contrato y con la misma finalidad de la campaña
del 2001. Esta actividad ¿justifica la suscripción de un contrato eventual?
Respuesta. La STS 4-5-2004 (Rº 4326/2003) señala que resulta evidente que el tema litigioso queda
circunscrito a decidir si la reiteración de contratos temporales para la realización de idénticas tareas debe ser
calificada como un único contrato de trabajador fijo-discontinuo. Cuando el conflicto consiste en determinar
si la necesidad de trabajo puede atenderse mediante un contrato temporal, eventual o de obra, debe serlo
mediante un contrato indefinido de carácter discontinuo, lo que prima es la reiteración de esa necesidad en el
tiempo, aunque lo sea por período limitado. Por tanto la contratación temporal procede cuando la necesidad
de trabajo es en principio imprevisible y fuera de cualquier ciclo regular. Por el contrario existe contrato fijo de
carácter discontinuo cuando se produce una necesidad de trabajo de carácter intermitente o cíclico o en inter-
valos temporales separados pero reiterados en el tiempo y dotados de una cierta homogeneidad. Desde 1997,
el trabajador había sido contratado todas las primaveras para prestar el mismo servicio de asesoramiento al
contribuyente en el impuesto sobre la renta de las personas físicas. Poco importa que hayan podido existir dife-
rencias en la regulación legal del impuesto. De hecho la función ha sido la misma con las naturales diferencias
derivadas de las características de la regulación del impuesto en cada una de las campañas. Se trata, por todo
ello de un contrato de fijo discontinuo.
3º) Duración del contrato. A diferencia del contrato de obra o servicio determinado, en el
que la duración se encuentra determinada por la delimitación de su objeto, el contrato de
eventualidad viene caracterizado por tener término resolutorio directamente establecido en
el contrato.
a) La duración máxima del contrato será de seis meses dentro de un período de doce
meses contados a partir del momento en que se produzcan las causas de eventualidad. El
criterio decisivo en esa modalidad contractual es el carácter temporal, coyuntural u ocasio-
nal del trabajo, como circunstancia que exige a la empresa un incremento de mano de obra
con ese mismo carácter eventual. Para marcar la frontera entre la necesidad contingente y
la permanente, el legislador acude a un factor objetivo, como es el tiempo en que persisten
esas circunstancias. A tal efecto, la ley no toma un solo módulo de cálculo, sino dos: en un
período de doce meses no puede un trabajador prestar servicios de naturaleza eventual más
de seis meses y esto puede ocurrir, bien celebrando un solo contrato, en cuyo caso sobraría
la referencia a los doce meses, o en varios contratos cobrando entonces sentido el plazo de
referencia, de manera que todas las ocasiones en que se presten servicios de esta clase no
pueden superar los seis meses en un año. El plazo señalado actúa como límite total y absolu-
to, tanto para la duración del contrato como para la celebración de otros contratos en razón
a las mismas circunstancias, con el objeto de preservar la naturaleza de la eventualidad (STS
21-4-2004, Rº 1678/2003).
b) La Ley habilita al convenio colectivo sectorial estatal o, en su defecto, a los con-
venios colectivos sectoriales de ámbito inferior, para modificar la duración máxima de
estos contratos y el período dentro del cual se puedan realizar en atención al carácter
estacional de la actividad en que dichas circunstancias se puedan producir. En ese caso,
los convenios colectivos no podrán establecer un período de referencia que exceda de
dieciocho meses, ni una duración máxima del contrato que exceda de las tres cuartas
partes del período de referencia legal o convencionalmente establecido ni, como máxi-
mo, doce meses.
Jesús R. Mercader Uguina 288
1. Régimen legal: Duración máxima 6 meses en un período de 12, contado desde el inicio de la punta de actividad
Punta de producción
A)
≤ 6 meses
2. Régimen convencional: Por convenio colectivo se puede modificar A); b) o A) y b), con ciertos límites
Punta de producción
A)
Doble límite:
• < ¾ de A)
• ≤ 12 meses
este modo, el recurso a la duración ampliada habilitada por convenio no autoriza al em-
presario a mantener vigente el contrato durante todo el período de tiempo si no concurren
efectivamente durante el mismo las causas de temporalidad que lo justifican. Y desde luego,
no basta que estas causas puedan concurrir al inicio de la contratación para desaparecer con
posterioridad (STSJ Cataluña 25-6-1998, AS 1998\3168).
Caso práctico 10.10. El Convenio Colectivo del Manipulado y Envasado de Tomate Fresco de la Región
de Murcia señala (art. 21): «Los trabajadores que se contraten bajo esta modalidad, bien sea por acumulación
de tareas, exceso de pedidos, circunstancias de la producción o mercado, aun tratándose de la actividad
normal de la empresa, deberán suscribir el correspondiente contrato, con duración máxima de 180 días de
trabajo efectivo dentro del período de 365 días, pero serán llamados al trabajo y lógicamente retribuidos,
exclusivamente los días en que sean precisos sus servicios a la Empresa, dentro del período pactado y ello por
posibilitarlo así el art. 3 del RD. 2720/1998, ya que se está en presencia de Convenio Sectorial y se establece
la duración de estos contratos en la forma expuesta, en atención al carácter estacional de la actividad» ¿Es
válida dicha previsión convencional? ¿Cabría el contrato de trabajo eventual-discontinuo?
Respuesta. La STS 17-12-2001 (Rº 68/2001) indicó que este precepto es nulo en la medida en que
viola los mandatos legales sobre contratación de carácter general dado que «tal sistema de obligaciones
no queda cubierto por un supuesto pacto de suspensión bilateral del contrato de trabajo al amparo del art.
45. 1.a) ET». Por otra parte, el contrato de trabajo tiene naturaleza sinalagmática, debiendo procurarse el
equilibrio en las prestaciones de ambas partes. Pues bien, con el llamado contrato eventual que el convenio
crea, tal equilibrio se rompe en la medida en que el trabajador queda obligado, e imposibilitado de prestar
servicios para otra empresa en el tiempo pactado. El artículo del convenio viola las normas de derecho
necesario dado que sólo pueden concertarse como temporales los contratos previstos por el legislador y
que los agentes sociales podrán pactar, a los distintos niveles, únicamente en los campos que el legislador
expresamente haya fijado.
c) Según establece el art. 3.2 d) RD. 2720/1998, «en caso de que el contrato eventual se
concierte por un plazo inferior a la duración máxima legal o convencionalmente establecida,
podrá prorrogarse mediante acuerdo de las partes, por una única vez, sin que la duración total
del contrato pueda exceder de dicha duración». Del anterior precepto se deduce que: a) podrá
pactarse la prórroga, siempre y cuando la duración del contrato inicial no sobrepase los lími-
tes legales, ni convencionalmente establecidos; y b) el contrato admitirá una única prórroga.
4º) Extinción. El contrato eventual se extingue con la llegada del término pactado, si bien
hace falta denuncia de alguna de las partes pues, de lo contrario, siempre que continúe la
prestación de servicios, el contrato se prorroga tácitamente por tiempo indefinido, salvo que
se demuestre la naturaleza temporal de la prestación, o salvo que se hubiera pactado una du-
ración inferior a la permitida, en cuyo caso tan sólo se prorroga hasta cumplimentarla. De
igual modo, las partes podrán acudir a las causas de extinción de los contratos legalmente
previstas (art. 49 ET).
1º) Interinidad por sustitución. La modalidad de interinidad por sustitución aparece re-
gulada en el art. 4.1 RD. 2720/1998 por el que «se considera contrato de interinidad el cele-
brado para sustituir a un trabajador de la empresa con derecho a reserva de puesto de trabajo en
virtud de norma, convenio colectivo o acuerdo individual». Esta modalidad permite mantener
a disposición del trabajador sustituido el puesto que ocupa para hacer posible su derecho
a la reincorporación, impidiendo que la empresa amortice la plaza o la cubra con carácter
definitivo por un tercero. Si el trabajador que deja el servicio activo no tiene este derecho de
reserva, falta el elemento esencial que justifica contratar a otro en su lugar con el carácter de
interino. De concertarse en tal supuesto un contrato de interinidad, la relación laboral no
tiene duración temporal sino indefinida en aplicación del art. 15.3 ET, al haberse celebrado
sin la concurrencia de la causa legal de temporalidad.
Caso práctico 10.11. D.ª María Dolores celebró un contrato de interinidad con la empresa SELSA, en
el Centro de Trabajo de Bomberos y Policía Local en Playa de Palma. En el clausulado del contrato se señala
que el mismo se celebró «para sustituir a la trabajadora D.ª Flora, que se encuentra en situación de baja por
excedencia voluntaria». Nada indica acerca de que esta trabajadora tuviera derecho a la reserva de su puesto
de trabajo. ¿Se podría celebrar, en tal caso, un contrato de interinidad?
Respuesta. La STSJ Baleares 9-4-2003 (Rº 135/2003) considera que la trabajadora sustituida carecía de
derecho a la reserva de su puesto de trabajo. No lo concede a quien pasa a situación de excedencia voluntaria
el art. 46.5 ET ni lo prevé el art. 37 del Convenio Colectivo del ramo, el cual sólo le reconoce derecho de
reingreso cuando haya vacante en plaza de su categoría u otra inferior. La empresa y la Sra. Flora tampoco
convinieron de modo expreso la reserva de plaza cuando ésta pidió y aquélla concedió la excedencia volun-
taria. Así las cosas, la relación laboral trabada entre actora y demandada no encaja en el marco del contrato
de interinidad sino que debe considerarse como de duración indefinida.
Caso práctico 10.12. ¿Es el contrato de interinidad una adecuada para que la empresa pueda incorpo-
rar personas que presten su actividad mientras los titulares disfrutan de sus vacaciones?
Respuesta. Lo cierto es que durante su vacación el trabajador no viene obligado a realizar prestación
laboral alguna, por lo que resulta jurídicamente imposible pensar en una suplencia o interinidad, del mismo
modo que es impensable hacerlo por referencia a su tiempo de descanso entre jornadas o de reposo semanal.
La STS 26-3-2013 (Rº 1145/2012), viene a completar las anteriores conclusiones, de modo que el resultado
final puede resumirse así: Durante el período vacacional es inviable la contratación de interinos que sustituyan
a los trabajadores cuyo contrato está meramente interrumpido por el descanso anual. Es posible el recurso a
contrataciones eventuales para suplir el déficit de fuerza laboral mientras se desarrolla el calendario vacacional
(uno o varios turnos) de la plantilla. Los contratos eventuales puestos en juego para tal supuesto han de concordar
con la causa de celebración aducida, convirtiéndose en fraudulentos en caso contrario.
2º) La interinidad por vacante. La segunda vertiente del referido contrato la constituye la
denominada interinidad por vacante. En la misma, no se trata de sustituir a un trabajador
concreto de la empresa, sino de cubrir, provisionalmente, aquellas plazas que están desocu-
padas temporalmente, derivando su necesidad de cobertura bien de la indisponibilidad de
su titular para atenderla, bien de la exigencia de aplicar procedimientos reglados para la
provisión de tales vacantes. Esta modalidad, que encontró su origen en las singularidades
que presenta la desocupación de plazas y la lentitud de su cobertura en la Administración
Pública, ha extendido su ámbito de aplicación al sector privado.
3º) Puesto a desempeñar. El trabajador interino puede desempeñar un puesto de trabajo
distinto al desempeñado por el trabajador sustituido (o a la vacante que se cubre). Ello entra
dentro de las facultades organizativas de la empresa, siendo perfectamente razonable que las
Lección 10. Modalidades de contratación laboral 291
la extinción de su contrato a Piedad y procede a contratar a otra trabajadora para sustituir a Blanca durante su
maternidad. ¿Es lícita la extinción del contrato de Piedad?
Respuesta. El contrato de interinidad no está sometido a condición resolutoria de manera que aunque no
se produzca la reincorporación del sustituido, el contrato de interinidad finaliza válidamente cuando concluye la
causa de la contratación, pudiendo la empresa proceder a la contratación de otro trabajador para el nuevo su-
puesto de suspensión con reserva del puesto de trabajo. No obstante, el TS ha señalado que si, en un supuesto
como éste, la causa señalada en el contrato es sustituir a una trabajadora “con derecho de reserva de puesto
de trabajo”, sin más especificaciones, la trabajadora temporal tiene derecho a mantener su contrato hasta que
finalice la reserva del puesto, al margen de que cambie la causa del derecho a la reserva (STS 10-5-2011, Rº
2588/2010).
§10. Tipología de los contratos formativos. Los contratos formativos en nuestro orde-
namiento han tenido tradicionalmente una regulación específica y diferenciada del califica-
do como contrato de trabajo ordinario, comenzando por el clásico contrato de aprendizaje.
Dos modalidades se contemplan formalmente en este momento dentro de este calificativo
de contratos formativos: el contrato en prácticas y el contrato para la formación y el apren-
dizaje. Los contratos formativos por propia naturaleza son también contratos a término,
con la previsión de una duración preestablecida en el mismo momento de celebración del
contrato entre las partes. Es la finalidad formativa, práctica o completa, la que determina
la temporalidad del contrato, siendo, por ello, la temporalidad ajena a una causa derivada
de necesidades de empleo temporal en la actividad de la empresa. Por tal motivo tiene un
elemento de coincidencia formal con los contratos temporales causales del art. 15 ET, pero
se separa de los mismos desde el punto de vista funcional.
profesional para el empleo o del sistema educativo exigido para celebrar un contrato en
prácticas. También podrá celebrarse, sin límite de edad, con personas con discapacidad y
personas desempleadas pertenecientes a alguno de los colectivos en situación de exclusión
social —entre ellos, personas con problemas de drogodependencia u otros trastornos adic-
tivos que se encuentren en proceso de rehabilitación o reinserción social, jóvenes mayores
de dieciocho años y menores de treinta, procedentes de Instituciones de Protección de
Menores, Perceptores de Rentas Mínimas de Inserción… (Ley 44/2007)— en los casos en
que sean contratados por parte de empresas de inserción que estén cualificadas y activas en
el registro administrativo correspondiente.
Debe tenerse en cuenta que, de modo excepcional, hasta que la tasa de desempleo en
nuestro país se sitúe por debajo del 15%, se permite la celebración de contratos para la
formación y el aprendizaje con trabajadores menores de 30 años, sin que se aplique el límite
de los 25 años.
2º) Ausencia de la cualificación profesional requerida para realizar un contrato en prácticas.
El trabajador contratado para la formación y el aprendizaje deberá carecer de la cualificación
profesional reconocida por el sistema de formación profesional para el empleo o del sistema
educativo exigida para celebrar un contrato en prácticas para el puesto de trabajo u ocupa-
ción objeto del contrato (art. 11.2.a) ET). Ello significa que un trabajador que posea una
de las titulaciones indicadas para ser contratado en prácticas no podrá ser contratado para la
formación en ese oficio, pero sí en otro distinto que no tenga relación con dicha titulación.
Caso práctico 10.14. JP fue contratado por la Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona (La Caixa)
para realizar labores consistentes en las transacciones bancarias más comunes dentro de las funciones de caja.
En el momento de la contratación se hallaba en posesión de los títulos de Técnico Auxiliar de Primer Grado de
Formación Profesional de la Rama Administrativa; de Técnico especialista de Segundo Grado de Formación
Profesional de la Rama Administrativa y Comercial; y el de Diplomado en Ciencias Empresariales. En tal caso,
¿cabría la suscripción de un contrato para la formación?
Respuesta. La STS 18-12-2000 (Rº 346/2000) considera que «no puede afirmarse esa adecuación, ni se
puede comprender, salvo esa adaptación a la forma de actuar o al sistema operativo de una empresa, que un
Diplomado en Ciencias Empresariales, con amplios conocimientos por ejemplo en Contabilidad general o finan-
ciera, de costos y de sociedades, según los estudios de su Diplomatura, así como por ejemplo en Economía de
Empresas, con estudios y conocimientos en la administración de Empresas tenga que recibir formación teórica
en el modo de llevar una caja que constituye una parcela mínima de la administración contable».
3º) Forma del contrato. El contrato para la formación deberá formalizarse siempre por
escrito, haciendo constar expresamente en el mismo el nivel ocupacional, oficio o puesto de
trabajo para el que se concierta, el tiempo dedicado a la formación teórica y su distribución
horaria, la duración del contrato y el nombre y cualificación profesional de la persona desig-
nada como tutor. Los cambios que se produzcan sobre estos elementos deberán formalizarse
igualmente por escrito.
4º) Exigencias formativas. En el contrato para la formación la capacitación del trabajador
constituye el elemento definitorio y característico del mismo, por lo que sobre ella se ha
establecido un régimen jurídico específico tanto en el ET, como en el RD 1529/2012 (arts.
16-25).
a) Contenido de la actividad formativa. La actividad formativa inherente al contrato para
la formación y el aprendizaje, que tiene como objetivo la cualificación profesional de las
Jesús R. Mercader Uguina 294
5º) Duración del contrato. La duración del contrato para la formación y el aprendizaje será
como mínimo de un año y como máximo de tres, si bien por convenio colectivo pueden
establecerse otras duraciones distintas, en función de las necesidades organizativas o pro-
ductivas de las empresas; en ningún caso, la duración mínima podrá ser inferior a seis meses
ni la máxima superior a tres años (art. 11.2 b) ET).
a) En cuanto a las prórrogas, en ausencia de su regulación en convenio colectivo, se pue-
den realizar hasta dos, sin que la duración de cada una de ellas pueda ser inferior a seis
meses, y sin que se supere —sumando el contrato inicial más las prórrogas— la duración
máxima legal (tres años) o convencional del contrato. La doctrina judicial ha precisado la
necesidad de hacer extensiva la formación teórica durante los períodos de prórroga con-
tractual, es decir que la obligación de proporcionar formación no debe desaparecer durante
dichos períodos (STSJ Andalucía 28-4-2005, Rº 554/2005).
b) Las causas legales de suspensión del contrato no determinan, salvo pacto expreso en
contrario, la ampliación del tiempo máximo de duración. Sin embargo, la incapacidad tem-
poral, riesgo durante el embarazo, maternidad, adopción o acogimiento, riesgo durante la
lactancia y paternidad interrumpirán el cómputo de la duración del contrato.
c) Expirado el tiempo de duración del contrato, ningún trabajador podrá ser contratado
bajo esta modalidad por la misma o distinta empresa para la misma actividad laboral u
ocupación objeto de la cualificación profesional asociada a al contrato, aunque sí puede ser
contratado para otra distinta (art. 11.2 c) ET).
6º) Retribución. La retribución del trabajador contratado para la formación y el aprendi-
zaje se fijará en proporción al tiempo de trabajo efectivo, de acuerdo con lo que establezca
el convenio colectivo. Se fija, no obstante, un mínimo: el trabajador no podrá percibir en
ningún caso un salario inferior al SMI en proporción al tiempo de trabajo efectivo. De este
modo no se computan, a efectos de retribución, los periodos de tiempo dedicados a la for-
mación (art. 11.2 g) ET)
7º) Extinción. El contrato para la formación se extingue por la expiración del tiempo
válidamente convenido, encontrándose expresamente excluido de la indemnización por
extinción del contrato prevista para determinados contratos temporales (art. 49.1 c)
ET).
a) Cuando la causa de extinción sea la expiración del tiempo convenido, requerirá previa
denuncia de alguna de las partes. La parte que formule la denuncia deberá notificar a la otra
la terminación del contrato con una antelación mínima de quince días a su terminación. El
incumplimiento por la empresa de este preaviso dará lugar a una indemnización a la perso-
na trabajadora equivalente al salario correspondiente a los días en que dicho plazo se haya
incumplido (art. 13 RD 1529/2012).
b) A la finalización del contrato, el empresario deberá entregar al trabajador un certificado
en el que conste la duración de la formación teórica y el nivel de la formación práctica ad-
quirida. El trabajador podrá solicitar de la Administración Pública competente que, previas
las pruebas necesarias, le expida el correspondiente certificado de profesionalidad (art. 11.2
g) ET).
Jesús R. Mercader Uguina 296
§12. Contrato en prácticas. Va dirigido a aquellas personas que, con una significativa
cualificación profesional desde la perspectiva teórica, carezcan sin embargo de la debida
experiencia profesional práctica que complemente la titulación oficial obtenida en la forma-
ción reglada y que, por medio de tal contrato, adquieran dicha experiencia y con ella tengan
los rasgos plenos de empleabilidad deseables en este tipo de profesionales. Se encuentra re-
gulado en el art. 11.1 ET y en los arts. 1 a 4 RD. 488/1998. A diferencia del contrato para
la formación y el aprendizaje, su objetivo es permitir a personas que han sido capacitadas a
nivel teórico en el sistema educativo, la adquisición de la práctica profesional necesaria para
su futura inserción en el mercado de trabajo. Ello explica las significativas diferencias de
régimen existentes entre aquél y el contrato en prácticas.
1º) Requisitos. Son requisitos necesarios para la celebración del contrato en prácticas:
a) Estar en posesión de un título universitario o de formación profesional de grado medio
o superior, o títulos oficialmente reconocidos como equivalentes, de acuerdo con las leyes
reguladoras del sistema educativo vigente, o un certificado de profesionalidad que habilite
para el ejercicio profesional, de acuerdo con lo previsto en la Ley Orgánica 5/2002, de 19
de junio, de las Cualificaciones y de la Formación Profesional, siempre que no hayan trans-
currido más de cinco años, o de siete cuando el contrato se concierte con un trabajador con
discapacidad, desde la terminación de los estudios. Si el trabajador es menor de 30 años, no
se tiene en cuenta la fecha de terminación de los estudios.
Caso práctico 10.15. El pasante en un despacho de abogados, ¿podría ser contratado en prácticas?
Respuesta. La pasantía es una forma específica de colaboración, típica de la abogacía, por la cual un
titulado en Derecho presta sus servicios a otros profesionales más experimentados, a fin de recibir de éstos una
enseñanza práctica y entrenamiento en la técnica profesional (art. 27.1 RD. 658/2001, Estatuto de la Aboga-
cía). Ha de subrayarse la fuerte similitud existente entre la finalidad de la pasantía y la del contrato de trabajo
en prácticas, lo que hace pensar que la actividad del pasante podría quedar encuadrada, sin duda, dentro de
este tipo de contratos laborales (art. 11.1 ET). Tal parece ser la decisión adoptada por el RD 1331/2006, de
17 de noviembre, que regula la relación laboral especial de los abogados (art. 9).
(art. 11.1 a) ET). La correspondencia entre la titulación y el trabajo no tiene por qué ser ab-
soluta ni rígidamente nominalista, bastando que la prestación laboral permita el ejercicio de
todas o algunas de las enseñanzas teóricas acreditadas por la titulación del trabajador (STSJ
Cataluña 11-1-2001, AS 2001\37); y, por otra parte, el contrato en prácticas no requiere de
la asistencia continua de otra persona que supervise la actividad sino sólo de la posibilidad
de aplicar los conocimientos adquiridos de los que es exponente el título obtenido (STSJ
Cataluña 4-12-2000, Rº 6278/2000).
2º) Forma del contrato. El contrato habrá de revestir obligatoriamente la forma escrita
(art. 8.2 ET) y realizarse en el modelo oficial, haciéndose constar expresamente la duración
del contrato, la jornada laboral, la retribución, la titulación del trabajador, el objeto de las
prácticas y el período de prueba, cuando haya sido previsto. La falta de escritura da lugar a
la transformación en un contrato por tiempo indefinido, salvo que se acredite la naturaleza
temporal del mismo.
Caso práctico 10.16. Una empresa concierta con un trabajador desempleado, de 24 años de edad, un
contrato de trabajo en prácticas, como letrado del departamento jurídico, al hallarse en posesión del título de
Licenciado en Derecho. El contrato se concierta por escrito en modelo no oficial, sin recoger el contenido de
éste, aunque sí se indica la titulación, la duración del contrato y el puesto de trabajo. ¿Qué efectos tendría el
hecho de que el contrato no se hubiese celebrado en el modelo oficial?
Respuesta. El contrato de trabajo en prácticas ha de formalizarse por escrito y en el modelo oficial perti-
nente, según establecen los arts. 8.2 ET y 17 RD. 488/1998, haciendo constar expresamente la titulación del
trabajador, la duración del contrato y el puesto de trabajo, con la finalidad de determinar si por las condiciones
de la prestación de servicios contratada puede celebrarse el contrato pretendido. La falta de forma escrita del
contrato determina que éste se presuma celebrado por tiempo indefinido y a jornada completa, salvo prueba en
contrario del empresario. Con relación a los datos especificados en el contrato, habrá de estarse a la entidad
de los mismos, así como de los omitidos, extremos éstos que serán de apreciación judicial
Respuesta. A título de ejemplo, algunos convenios establecen un específico régimen de retribuciones que
mejoran el mínimo legal. Así, el Convenio de Artes Gráficas establece que la retribución será el 70% o 85% del
salario de convenio para el trabajador que desempeñe el mismo o equivalente puesto de trabajo; o en el caso
del convenio de la empresa Aldeasa, no será inferior al 95% del grupo profesional correspondiente; o, en fin,
el convenio de la Fundación Diagrama establece que el salario será el 100% del salario bruto el trabajador de
la misma categoría, no inferior al 100% del SMI.
4º) Duración del contrato. El contrato en prácticas no podrá ser inferior a seis meses ni
superior a dos años, prohibiéndose además el encadenamiento de estos contratos pues,
en ningún caso, el trabajador podrá estar contratado en la misma o distinta empresa por
tiempo superior a dos años en virtud de la misma titulación o certificado de profesionalidad
(art. 11.1 c) ET).
Jesús R. Mercader Uguina 298
a) Tampoco podrá estar contratado en la misma empresa para el mismo puesto de trabajo
por tiempo superior a dos años, aunque se trate de distinta titulación o distinto certificado
de profesionalidad (art. 11.1 c) ET.
b) A los anteriores efectos, los títulos de grado y de máster correspondientes a los estudios
universitarios no se considerarán la misma titulación (art. 11.1 c) ET.
c) El empresario podrá recabar por escrito, antes de celebrar el contrato, certificación del
Servicio Público de Empleo correspondiente, en la que conste el tiempo que el trabajador
ha estado contratado en prácticas con anterioridad a la contratación a realizar. El Servicio
Público de Empleo correspondiente tendrá un plazo de 10 días para emitir el certificado.
Transcurrido el mismo sin contestar, el empresario quedará exonerado de la responsabilidad
que pueda derivarse.
d) Los convenios colectivos de ámbito sectorial estatal o, en su defecto, sectorial de ám-
bito inferior (no otros de ámbito distinto) podrán determinar, dentro de los citados límites
de seis meses y dos años, la duración del contrato, atendiendo a las características del sector
y a las prácticas a realizar (art. 11.1 b) ET).
Las causas legales de suspensión del contrato no determinan, salvo pacto expreso en con-
trario, la ampliación del tiempo máximo de duración (art. 19.2 RD. 488/1998). Sin em-
bargo, la incapacidad temporal, riesgo durante el embarazo, maternidad, adopción o acogi-
miento, riesgo durante la lactancia y paternidad interrumpirán el cómputo de la duración
del contrato.
5º) Período de prueba. Es posible para las partes someter el contrato a prueba cuya dura-
ción, salvo lo dispuesto en convenio colectivo (que puede aumentar o disminuir el período),
no podrá sobrepasar un mes para los trabajadores con título de grado medio o de certificado
de profesionalidad 1 ó 2, ni dos para los de grado superior o de certificado de profesionali-
dad 3 (art. 11.1 d) ET). Si al término del contrato, sin solución de continuidad, el trabaja-
dor se incorpora a la empresa, no podrá concertarse otro período de prueba, computándose
la duración de las prácticas a efectos de antigüedad en la empresa (art. 11.1 f ) ET).
6º) Extinción. El contrato en prácticas se extingue por la expiración del tiempo válida-
mente convenido, encontrándose expresamente excluido de la indemnización por extinción
del contrato prevista para determinados contratos temporales (art. 49.1 c) ET). Cuando
los contratos tengan una duración superior a un año, la parte que formule la denuncia del
contrato está obligada a notificar a la otra parte su terminación con una antelación mínima
de 15 días. El incumplimiento por el empresario de este plazo da lugar a una indemniza-
ción equivalente al salario correspondiente a los días en que se haya incumplido dicho plazo
(art. 21 RD. 488/1998). A la terminación de este contrato, el empresario debe expedir un
certificado en el que conste la duración de las prácticas, el puesto o puestos de trabajo des-
empeñados y las principales tareas realizadas en cada uno de ellos (art. 4 RD. 488/1998). La
conversión del contrato de trabajo en prácticas en contrato indefinido puede dar lugar, en
determinados casos, a una bonificación a favor de la empresa. También las empresas usuarias
tienen derecho a estas bonificaciones cuando, sin solución de continuidad, concierten con
trabajadores en prácticas puestos a disposición por ETTs un contrato de trabajo por tiempo
indefinido.
Lección 10. Modalidades de contratación laboral 299
La conversión del contrato de trabajo en prácticas en contrato indefinido puede dar lugar,
en determinados casos, a una bonificación a favor de la empresa. También las empresas
usuarias tienen derecho a estas bonificaciones cuando, sin solución de continuidad, con-
cierten con trabajadores en prácticas puestos a disposición por ETTs un contrato de trabajo
por tiempo indefinido.
7º) El contrato en prácticas para el primer empleo. La Ley 11/2013, art. 13 dispone que
podrán celebrarse contratos en prácticas con jóvenes menores de 30 años, aunque hayan
transcurrido 5 o más años desde la terminación de los correspondientes estudios. Las em-
presas, incluidos los trabajadores autónomos, que concierten un contrato en prácticas con
un menor de treinta años, tendrán derecho a una reducción del 50% de la cuota empresarial
a la Seguridad Social por contingencias comunes correspondiente al trabajador contratado
durante toda la vigencia del contrato. Dicha reducción se incrementa hasta el 75% en caso
de que el trabajador estuviese realizando prácticas no laborales en la empresa, al amparo
del RD 1543/2011. Si el contrato en prácticas se formaliza con un joven beneficiario del
Sistema Nacional de Garantía Juvenil se aplicará una bonificación adicional para alcanzar el
100% del incentivo, de forma que se garantiza un «coste cero» en la cotización empresarial
por contingencias comunes. Se trata, en todo caso, de una modalidad de contratación en
prácticas que solo estará vigente hasta que la tasa de desempleo en nuestro país se sitúe por
debajo del 15%.
§13. El carácter no laboral de las becas y de las prácticas académicas externas. Aun-
que las becas y las prácticas formativas poseen un carácter claramente formativo, las mismas
no constituyen propiamente una relación de trabajo. Pese a ello, el uso irregular que de las
mismas hacen las empresas, encomendando a los becarios o estudiantes tareas propiamente
laborales al margen de cualquier finalidad formativa, constituye una frecuente fuente de
fraude. A ello se añade la diversidad de fórmulas a través de las que las empresas, mediante
programas de becas formativas de variada tipología, incorporan estudiantes para la realiza-
ción de prácticas. Conviene, por ello, precisar el contenido y alcance de los distintos tipos
de becas y los límites a su uso.
1º) Prácticas académicas externas de los estudiantes universitarios. El art. 24 RD. 1791/2010,
por el que se regula el Estatuto del Estudiante Universitario, prevé la posibilidad de que los
estudiantes universitarios realicen prácticas externas en empresas, instituciones y entidades
públicas y privadas, cuyo objetivo es permitir a los estudiantes aplicar y complementar
los conocimientos adquiridos en su formación académica, favoreciendo la adquisición de
competencias que le preparen para el ejercicio de actividades profesionales y faciliten su
empleabilidad. En todo caso, estas prácticas externas de carácter formativo estarán ajustadas
a la formación y competencias de los estudiantes y su contenido no podrá dar lugar a la
sustitución de la prestación laboral propia de puestos de trabajo.
Estas prácticas están reguladas en el RD 592/2014, de 11 de julio. Podrán realizarse en la
propia Universidad o en entidades colaboradoras (empresas, instituciones y entidades públi-
cas y privadas en el ámbito nacional e internacional). Tienen una finalidad formativa y, por
ello, no generan un vínculo laboral entre el estudiante y la empresa o institución en que se
Jesús R. Mercader Uguina 300
desarrollan. Estas prácticas pueden ser curriculares —cuando constituyen actividades acadé-
micas integrantes del plan de estudios— o extracurriculares —cuando los estudiantes pueden
realizarlas con carácter voluntario durante su periodo de formación sin formar parte del plan
de estudios—. Las prácticas externas curriculares tendrán la duración que establezca el plan
de estudios correspondiente. Las prácticas externas extracurriculares tendrán una duración
preferentemente no superior al 50% del curso académico. El horario para la realización de las
prácticas debe ser compatible con la actividad académica, formativa y de representación que
desarrolle el estudiante en la Universidad. La realización de estas prácticas requiere la previa
celebración de un Convenio de Cooperación Educativa entre la Universidad y la entidad
colaboradora donde se realicen las prácticas. En su caso, si así se ha estipulado, el estudiante
tendrá derecho a percibir una aportación económica de la entidad colaboradora. La DA 26ª
de la Ley 18/2014, una bonificación del 100% en la cotización a la Seguridad Social por las
prácticas curriculares externas de los estudiantes universitarios y de formación profesional que
se asimilen a trabajadores por cuenta ajena a efectos de su integración en el Régimen General
de la Seguridad Social, de conformidad con lo previsto en la DA 3ª Ley 27/2011 y el RD
1493/2011.
2º) Becas para la participación en programas de formación. Es posible también participar
en programas de formación financiados por entidades u organismos públicos o privados
que, vinculados a estudios universitarios o de formación profesional, no tengan carácter
exclusivamente lectivo sino que incluyan la realización de prácticas formativas en empresas,
instituciones o entidades (RD 1493/2011, de 24 de octubre). Si la participación en estos
programas conlleva una contraprestación económica para los afectados, cualquiera que sea
el concepto o la forma en que se perciba, quedarán incluidos en el Régimen General de la
Seguridad Social como asimilados a trabajadores por cuenta ajena y disfrutarán de la protec-
ción correspondiente, con la única excepción de la protección por desempleo. Ejemplo de
estas becas es la Resolución de 28 de mayo de 2014, de la Agencia Estatal de Meteorología,
por la que se convocan becas de formación de posgraduados relacionadas con las actividades
de la Agencia para 2015-2016.
3º) Estatuto del Personal Investigador en Formación. Por otra parte, están las que pueden
calificarse como becas de formación, dirigidas a la ampliación del campo de conocimientos
del interesado, titulado o no, a cuyo fin se le proporciona ayuda para el seguimiento de
sus estudios. Se trata, pues, de becas que tienen una «finalidad docente en beneficio del
perfeccionamiento, formación y ampliación de conocimientos del becario». Ejemplo típico
de ellas son las tradicionales becas de formación del personal investigador, ya sea en insti-
tuciones públicas o privadas, entre ellas, muy señaladamente, aquellas a las que se refiere el
Estatuto del Personal Investigador en Formación aprobado por RD 63/2006. No obstante,
la LCTI ha sustituido a esta figura por la del contrato predoctoral (art. 20.1 y 2).
4º) Laboralidad de las becas o prácticas formativas. En todo caso, con independencia de
que formalmente la actividad del becario se desarrolle al amparo de alguno de los programas
formativos señalados, la efectiva expulsión de la relación de trabajo del becario del ámbito
del contrato de trabajo sólo puede resultar de la ausencia de las notas típicas de laboralidad.
Y ello dependerá de la primacía que en la relación cuestionada tenga la finalidad formativa
Lección 10. Modalidades de contratación laboral 301
que, en teoría, inspira la concesión de toda beca. En otro caso se estará, sencillamente,
ante una beca o unas prácticas formativas aparentes que se utilizan como alternativa ilegal
al contrato de trabajo en prácticas, en su caso, al contrato para la formación e, incluso, al
contrato ordinario de trabajo. La esencia finalista de la verdadera beca facilita —al menos,
teóricamente— su distinción del salario que es el precio del trabajo que se presta por cuenta
y bajo dependencia ajena. En definitiva, «la finalidad perseguida en la concesión de becas
no estriba en beneficiarse de la actividad del becario, sino en la ayuda que se presta en la
formación profesional». Lo anterior no obsta para que, en ocasiones y en determinadas
circunstancias, el becario desarrolle una actividad en provecho de la entidad otorgante de la
beca o incluso, de acuerdo con ésta, a favor de un tercero. Lo que ocurre es que, entonces,
la concreta relación puede plantear algunas dudas de calificación.
Caso práctico 10.18. D. L.M., becario en un Centro de la Universidad X, viene desempeñando con
carácter exclusivo un trabajo para dicho Centro que consiste en labores auxiliares que no precisan de una
cualificación especial. Estas labores son realizadas normalmente por los conserjes, sin que las mismas impliquen
ningún beneficio formativo para el becario. Realiza una jornada de 35 horas semanales, en idéntico horario
que el de sus compañeros de departamento y se halla sometido a un régimen de dirección y organización
en el trabajo idéntico al del personal laboral que efectúa funciones análogas. El actor reclama una cantidad
económica derivada de la diferencia entre lo percibido y la retribución que reciben sus compañeros —técnicos
auxiliares de medios audiovisuales—, por un importe total aproximado de unos diez mil euros. ¿Deben aceptar-
se sus pretensiones y calificarse como laboral la relación?
Respuesta. La STS 22-11-2005 (Rº 4752/2004) considera que la relación entre actor y Universidad es
constitutiva de un contrato de trabajo, en el que la beca era un mero encubrimiento de una baja retribución y los
litigios que puedan derivarse de ese contrato son competencia de la rama social de la jurisdicción. En el mismo
sentido, STS 29-3-2007 (Rº 5517/2005).
5º) Prácticas no laborales en empresas. Uno de los colectivos con mayores dificultades para
el acceso al empleo es el integrado por personas jóvenes que, aun teniendo una formación
académica o profesional acreditada, carecen de experiencia laboral. Con la finalidad de favo-
recer su inserción en el mercado de trabajo y mejorar sus oportunidades de empleo, el RD
1543/2011, de 31 de octubre, regula las prácticas no laborales en empresas.
Estas prácticas están dirigidas a personas de entre 18 y 25 años, desempleadas, que
tengan cualificación profesional, ya sea en el ámbito educativo o laboral —titulación
universitaria, de formación profesional, o certificado de profesionalidad—. Las empre-
sas que quieran incorporar jóvenes para el desarrollo de prácticas no laborales deben
suscribir previamente un convenio con los Servicios Públicos de Empleo. Las prácticas
se desarrollan, bajo la dirección y supervisión de un tutor, en los centros de trabajo de
la empresa y tienen una duración entre seis y nueve meses. En el acuerdo que suscriban
la empresa y la persona joven que va a desarrollar las prácticas no laborales, se definirá,
al menos, el contenido concreto de la práctica a desarrollar, la duración de la misma,
las jornadas y horarios para su realización, el centro o centros donde se realizará, la de-
terminación del sistema de tutorías y la certificación a la que la persona joven tendrá
derecho por la realización de las prácticas. En cuanto a la retribución por el desarrollo de
las prácticas no laborales, las personas jóvenes participantes recibirán de la empresa una
beca de apoyo cuya cuantía será, como mínimo, del 80% del IPREM mensual vigente
en cada momento. Los jóvenes que realicen prácticas no laborales quedan incluidos en
Jesús R. Mercader Uguina 302
§14. Contrato temporal de fomento del empleo para personas con discapacidad. Un
supuesto de contratación temporal sin causa. El contrato temporal de fomento del em-
pleo para personas con discapacidad se encuentra regulado en la DA. 1ª L. 43/2006, para
la mejora del crecimiento y del empleo. La citada disposición adicional abre expresamente a
las empresas la posibilidad de «contratar temporalmente para la realización de sus actividades,
cualquiera que fuere la naturaleza de las mismas».
1º) Requisitos relativos al trabajador. Los trabajadores deberán de reunir las siguientes
características. Deberán estar inscritos como desempleados en la Oficina de Empleo corres-
pondiente y pertenecer a alguno de los colectivos siguientes: a) Poseer un grado de minusva-
lía igual o superior al 33%; b) Ser pensionistas de la Seguridad Social que tengan reconocida
una pensión de incapacidad permanente en el grado de total, absoluta o gran invalidez; c)
Ser pensionistas de clases pasivas que tengan reconocida una pensión de jubilación o de
retiro por incapacidad permanente para el servicio o inutilidad.
2º) Requisitos relativos al empresario. La contratación podrá ser realizada por empresas,
cualquiera que fuere su naturaleza, salvo que en los doce meses anteriores a la contratación
hubieren extinguido contratos indefinidos por despido reconocido o declarado improce-
dente o por despido colectivo.
3º) Duración. El contrato de fomento de empleo para personas con discapacidad tendrá
una duración mínima de 12 meses y máxima de 3 años. Cuando se concierte por un plazo
inferior al máximo establecido, se podrá prorrogar antes de su finalización, por períodos no
inferiores a 12 meses, sin que el período inicial más las prórrogas superen los 3 años.
4º) Extinción. Al término del contrato, si el empresario no lo transforma en indefinido,
el trabajador tendrá derecho a percibir una compensación económica equivalente a 12 días
de salario por año de servicio o la parte proporcional en su caso, que procede incluso en el
supuesto de que a este contrato sucedan otros temporales.
presa, para sustituir al trabajador de la misma que acceda a la jubilación parcial (art. 166 LGSS),
simultáneamente con el contrato a tiempo parcial que se pacta con este último. En el mismo,
hay un reparto actual de empleo entre dos contratos de trabajo: el del jubilado, que cede parte
de su trabajo a cambio de una parte de la jubilación y el de su sustituto, que comienza a trabajar.
La celebración de ese contrato de relevo simultáneo a la jubilación parcial solamente es necesaria
cuando el jubilado no haya cumplido la edad ordinaria de jubilación.
1º) Contrato a tiempo parcial del jubilado parcialmente. La regulación de la jubilación
parcial se contiene en el art. 166 LGSS, en el art. 12.6 ET y en el RD. 1131/2002. En
estas normas se prevén dos modalidades de jubilación parcial: a) Una modalidad es la de
los trabajadores que hayan alcanzado la edad ordinaria de jubilación y reúnan los requisitos
para causar derecho a la misma, disponiendo expresamente el art. 166.1 LGSS que pueden
acceder a la jubilación parcial sin necesidad de la celebración simultánea de un contrato de
relevo; b) Otra modalidad de jubilación parcial, prevista en los arts. 166.2 LGSS y 12.6 ET,
es la de aquellos trabajadores que reúnen las condiciones para tener derecho a la pensión de
jubilación con excepción de la edad, en cuyo caso será imprescindible la celebración de un
contrato de relevo con un trabajador en situación de desempleo o que tuviese concertado
con la empresa un contrato de duración determinada, con objeto de sustituir la jornada de
trabajo dejada vacante por el trabajador que se jubila parcialmente.
a) Son beneficiarios de la jubilación parcial los trabajadores por cuenta ajena integrados
en cualquier Régimen de la Seguridad Social.
b) El trabajador que quiera acceder a la jubilación parcial y que no haya alcanzado la
edad ordinaria de jubilación deberá acreditar los siguientes requisitos: a) estar vinculado a
la empresa mediante un contrato de trabajo a tiempo completo; b) tener la edad exigida
legalmente (conforme al art. 166.2.a) LGSS); c) acreditar un período de antigüedad en la
empresa de, al menos, 6 años e inmediatamente anterior a la fecha de acceso a la jubilación
parcial; d) reunir un período de cotización de 33 años, sin que a tales efectos se tenga en
cuenta la parte proporcional de las pagas extraordinarias. En el supuesto de personas con
discapacidad o trastorno mental, el período de cotización exigido será de 25 años; e) reducir
su jornada de trabajo entre un mínimo del 25% y un máximo de un 50%, o de un 75%
para los supuestos en que el trabajador relevista sea contratado a jornada completa mediante
un contrato de duración indefinida.
Caso práctico 10.19. Una empresa había contratado a un trabajador relevista para cubrir la jornada
dejada vacante por un jubilado parcial que, había acordado con la empresa una reducción de jornada y
salario del 75%. La particularidad radicaba en que el trabajador relevado había pactado la concentración de
toda la jornada laboral —reducida al 25%— en los 9 meses siguientes a la suscripción del contrato de relevo,
sin que con posterioridad a ello hubiese prestado más servicios para la empresa, pero manteniendo su alta y
su consiguiente cotización a la Seguridad Social. La empresa comunicó al trabajador relevista la extinción del
contrato de trabajo y éste accionó contra su empleadora por despido improcedente, por entender que se había
cometido una irregularidad en su contratación, dado que la concentración de la jornada del jubilado parcial
representa una opción que no se encuentra prevista por el legislador ¿Es posible dicha concentración?
Respuesta. La STS 19-1-2015 (Rº 627/2014), desestima la demanda interpuesta por el trabajador rele-
vista, considerando que la decisión extintiva de la empresa es ajustada a Derecho, pues en ningún momento
se ha desvirtuado el carácter temporal de la relación laboral. De esta forma, el Tribunal Supremo corrige la
tesis sostenida mayoritariamente por la doctrina judicial que había venido defendiendo que esta acumulación
interanual de la jornada no representaba sino un claro fraude de ley.
Jesús R. Mercader Uguina 304
c) En el contrato de trabajo del jubilado parcial, que es un contrato a tiempo parcial, han
de constar los elementos propios de este tipo de contrato, así como la jornada que realizaba
antes y la que resulte de su reducción (DA. 1 RD. 1131/2002).
d) El salario del trabajador que se jubila parcialmente, reducido en proporción a la jorna-
da realizada, será compatible con la pensión de jubilación.
e) El contrato de este trabajador se extinguirá cuando se produzca, voluntariamente, la
jubilación total, ya sea al alcanzar la edad mínima para jubilarse, ya sea con posterioridad. Si
el trabajador jubilado que comparta trabajo con relevista es despedido improcedentemente
y no se le readmite, el empresario debe ofrecer al relevista que incremente su jornada o sus-
tituir al jubilado despedido por otro relevista (DA. 2º.2 RD. 1131/2002).
2º) Contrato de relevo del sustituto. En el caso de que el trabajador acceda a la jubilación
parcial antes de cumplir la edad ordinaria de jubilación, la empresa viene obligada a celebrar
un contrato de relevo con un trabajador en situación de desempleo o que tuviese concertado
con la empresa un contrato de duración determinada.
a) Forma. El contrato se formalizará por escrito en modelo oficial, debiendo constar en él
necesariamente el nombre, edad y circunstancias profesionales del jubilado al que se releva
(DA. 1ª RD. 1131/2002).
b) Duración. En el caso de que el trabajador relevado no hubiera cumplido la edad de
jubilación, el contrato de relevo podrá ser indefinido o por el tiempo que falte al trabaja-
dor sustituido parcialmente para alcanzar la edad de jubilación. Cumplida dicha edad, de
continuar en la empresa el trabajador jubilado parcialmente, el contrato de relevo podrá
prorrogarse mediante acuerdo de las partes por periodos anuales, extinguiéndose en todo
caso, al finalizar el periodo correspondiente al año en el que se produzca la jubilación del
trabajador relevado (art. 12.7 b) ET).
En el caso de que el trabajador relevado ya hubiera cumplido la edad de jubilación, el
contrato de relevo (si lo hay) podrá ser de duración indefinida o anual. En este segundo
supuesto, el contrato se prorrogará automáticamente por periodos anuales, extinguiéndose
como en el caso anterior (art. 12.7 b) ET).
c) Jornada y horario. La jornada de trabajo podrá ser completa o parcial, pero en todo
caso deberá ser, al menos, equivalente a la reducción producida en la jornada del trabajador
sustituido jubilado parcialmente (art. 12.7.c) ET). El horario de trabajo del trabajador rele-
vista podrá completar el del trabajador sustituido o simultanearse con él (art. 12.7 c) ET).
d) El puesto de trabajo del relevista puede ser el mismo que el desempeñado por el traba-
jador sustituido. En caso de ocupar otro puesto de trabajo, deberá existir una corresponden-
cia entre las bases de cotización de ambos.
e) Extinción. En caso de que cese el trabajador relevista por cualquier causa durante la vi-
gencia del contrato de relevo, el empresario deberá sustituirlo por otro en el plazo de quince
días por otro trabajador desempleado (DA. 2ª RD. 1131/2002). En el caso de incumpli-
miento de la obligación de sustituir al jubilado despedido improcedentemente o al relevista
que cese, el empresario deberá abonar a la Entidad Gestora correspondiente el importe de
la prestación de jubilación parcial devengado desde el momento del despido o del cese (DA
2ª. 4 RD. 1131/2002).
Lección 10. Modalidades de contratación laboral 305
§17. Normas comunes. El art. 15 ET, y otras normas del mismo cuerpo legal, establecen
una serie de reglas comunes para todos los contratos temporales.
1º) Requisitos formales. La norma se ocupa de establecer una serie de requisitos formales:
a) Todos los contratos de duración determinada se deben instrumentar por escrito, salvo
los eventuales a jornada completa celebrados por una duración inferior a cuatro semanas
(art. 8.2 ET). No existe, para los contratos temporales estructurales, ninguna exigencia
normativa que imponga su formalización en modelo oficial.
b) Los distintos tipos de contratos deben expresar la modalidad contractual de que se
trate, su duración o la identificación de las circunstancias que determinan la duración y el
trabajo a desarrollar (art. 6.2 RD. 2720/1990).
2º) Alta en la Seguridad Social. El empresario está obligado a comunicar la iniciación de la
prestación de servicios del trabajador para que sea dado de alta en el Régimen de la Seguri-
dad Social que corresponda (art. 32.3 RA).
3º) Igualdad entre trabajadores temporales y fijos. El art. 15.6 ET establece que: «Los
trabajadores con contratos temporales y de duración determinada tendrán los mismos
derechos que los trabajadores con contratos de duración indefinida, sin perjuicio de las
particularidades específicas de cada una de las modalidades contractuales en materia de
extinción del contrato y de aquellas expresamente previstas en la Ley en relación con los
contratos formativos y con el contrato de inserción. Cuando corresponda en atención a su
naturaleza, tales derechos serán reconocidos en las disposiciones legales y reglamentarias
y en los convenios colectivos de manera proporcional, en función del tiempo trabajado.
Cuando un determinado derecho o condición de trabajo esté atribuido en las disposi-
ciones legales o reglamentarias y en los convenios colectivos en función de una previa
antigüedad del trabajador, ésta deberá computarse según los mismos criterios para todos
los trabajadores, cualquiera que sea su modalidad de contratación». No obstante, resultan
admisibles diferencias entre trabajadores fijos y temporales cuando las mismas se encon-
trasen objetiva y razonablemente justificadas. Y ello dado que el principio de igualdad no
impide regular de manera diferente situaciones con peculiaridades distintas, ni exige para
todos los casos un tratamiento igualitario con abstracción de cualquier elemento diferen-
ciador con relevancia jurídica.
Caso práctico 10.20. El Convenio Colectivo de la empresa «Autopistas del Atlántico, Concesiona-
ria Española, SA» (AUDASA) establece en su art. 2 que «el personal que preste sus servicios con carácter
eventual, interino, a plazo fijo, por obra o servicio determinado, de carácter discontinuo o que esté sujeto
a cualquier modalidad contractual que no confiera el carácter de permanencia mencionado anteriormente y
que, por sus especiales características de servicio, difiere del resto del personal, se regirá además de por las
cláusulas del presente convenio, con excepción de los artículos 37, 38, 43 y anexo 1, por las estipulaciones
particulares establecidas en su contrato individual de trabajo y demás legislación al respecto vigente». Los
artículos 37, 38, 42 y 43 (sobre anticipos de haberes, ayuda por gastos médicos y ayudas por estudios)
Lección 10. Modalidades de contratación laboral 307
son, por tanto, de aplicabilidad exclusiva para los trabajadores fijos de plantilla. ¿Puede considerase discri-
minatoria dicha exclusión?
Respuesta. La STS 1-3-2005 (Rº 131/2004), considera que tal exclusión no atenta al principio constitu-
cional de igualdad, máxime si se tiene en cuenta la duración media de los contratos temporales (entre cinco y
seis meses). La regulación contenida en dichos artículos sobre las materias, respectivamente, de anticipos de
haberes, ayuda por gastos médicos y ayudas por estudios hace evidente la imposibilidad de la previsión de
estos tipos de ayuda para los trabajadores temporales.
Respuesta. La STS 26-3-2014 (Rº 61/2013), considera que los deportistas profesionales tienen derecho
a la indemnización del art. 49.1 c) ET de hasta doce días por año a pesar de la especialidad de la relación
laboral deportiva y de su naturaleza esencialmente temporal. Regulada con carácter general la indemnización
por fin de contrato en el Estatuto de los Trabajadores en 2001, en norma posterior al RD 1006/1985 sobre
la relación laboral especial de deportistas profesionales, la Sala no encuentra obstáculo para que esta indem-
nización se aplique a los deportistas profesionales, ya que se cumple también respecto de ellos la finalidad
general de aquella medida legal, que era la mejora de la calidad del empleo, al facilitar económicamente a los
deportistas la transición entre los contratos con distintos clubes o entidades y mejorar la estabilidad profesional
de este colectivo, sobre todo de la mayoría de profesionales no de élite, que perciben retribuciones inferiores,
aunque con la salvedad de que la indemnización sólo procederá cuando la falta de prórroga se deba a la
exclusiva voluntad de la entidad deportiva y no a la decisión del profesional.
2º) Duración máxima y período de referencia. El elemento temporal consta de dos variables, un
período de referencia y una duración máxima. El período de referencia es de 30 meses, o 2 años
y medio, y la duración máxima es de 24 meses, o 2 años. Las contrataciones pueden ser discon-
tinuas, con interrupciones y períodos de inactividad, hasta sumar la duración fijada.
3º) Otros requisitos exigibles. Transcurridos los citados plazos, los trabajadores adquirirán
la condición de trabajadores fijos. En este caso, el empresario deberá facilitar por escrito al
trabajador, en los diez días siguientes al cumplimiento de los plazos indicados, un docu-
mento justificativo sobre su nueva condición de trabajador fijo de la empresa (art. 15.9 ET).
Adquirirán la condición de trabajadores fijos quienes hayan estado contratados para el mismo puesto de trabajo y la misma
empresa:
1 único contrato (aunque supere los 24
Ejemplo 1: Contrato por obra o servicio determinado. meses) No opera la concatenación
25 meses
[ ]
30 meses
2 contratos Concatenación Conversión indefinido
Ejemplo 2: Contrato realizado con una ETT y contrato por circunstancias de la producción
[ ]
30 meses
Ejemplo 3: Varios contratos temporales con la misma empresa
2 contratos No opera la concatenación
No entra en el cómputo
[ ]
30 meses
Leyenda:
Período contratación
Período inactividad
Relación triangular:
Trabajador
os
Co
i
vic
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se r
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ión
d
e tr
c
sta
aba
Pre
jo
E. usuaria E.T.T.
C. puesta disposición
§21. Contrato de puesta a disposición. Una empresa usuaria puede cubrir cualquier
necesidad temporal de mano de obra por dos vías absolutamente diferentes: mediante una
contratación directa con el trabajador o mediante una contratación indirecta y mercantil
vía ETT. La empresa usuaria no ve ampliados formalmente los supuestos de contratación
temporal posibles por el hecho de acudir a los servicios de una ETT. Las causas y la duración
de ambos contratos son exactamente iguales.
1º) Objeto del contrato. El contrato de puesta a disposición es el celebrado entre la ETT
y la empresa usuaria y tiene por objeto la cesión del trabajador. El modelo de contrato de
puesta a disposición se recoge en la Orden ESS/1680/2015, de 28 de julio (BOE 8 de
agosto). Se tipifica como infracción leve, no cumplimentar, en los términos que reglamen-
tariamente se determine, el contrato de puesta a disposición (art. 19.1 a) LISOS) y como
infracción grave la ausencia de forma escrita (art. 19.2 a) LISOS).
Jesús R. Mercader Uguina 312
Caso práctico 10.22. ¿En qué se diferencia la responsabilidad de la empresa usuaria de la responsabi-
lidad de la empresa cesionaria, en caso de cesión ilegal de trabajadores?
Respuesta. El régimen de responsabilidad de la empresa cesionaria es más gravoso, puesto que, confor-
me establece el art. 43.3, abarca la responsabilidad respecto de todas «las obligaciones contraídas con los
trabajadores» y no solo de las salariales. Además, el legislador tampoco prevé expresamente la posibilidad de
que el trabajador opte por incorporarse a la plantilla de la empresa usuaria. No obstante, la doctrina del TS ha
sostenido que resulta más acorde a la prohibición radical de la cesión temporal de trabajadores entender que
la responsabilidad solidaria a que se refiere el segundo inciso del art. 16.3 LETT no consagra una excepción al
régimen de responsabilidad diseñado en el art. 43.3 ET, sino que más bien supone excepción al previo inciso
primero del mismo precepto, en el que dispone la regla general de responsabilidad subsidiaria. De este modo,
en casos como el que ahora se comentan, en los que se aprecian irregularidades en el contrato de puesta a
disposición, el TS declara la responsabilidad solidaria de ETT y empresa usuaria no sólo por las deudas sala-
riales sino por cualesquiera que deriven de la cesión ilegal como pueden ser, entre otras, las derivadas de la
declaración del cese del trabajador cedido como despido improcedente. Este efecto de considerar como cesión
ilegal las contrataciones irregulares realizadas por ETTs no se produciría cuando se trata del incumplimiento de
determinaciones reglamentarias o elementos accesorios que no alcanzasen la sustancial regulación efectuada
por la Ley pero sí cuando se trate de contratación con carácter permanente o para cubrir necesidades perma-
nentes de mano de obra (SSTS 4-7-2006, Rº 77/2005 y 28-9-2006, Rº 2691/2005).
Respuesta. La STSJ Madrid 29-4-2003 (Rº 5255/2002) ha considerado, sin un excesivo alarde argumen-
tal, que la contratación de los actores como trabajadores ligados a la empresa de trabajo temporal de manera
indefinida fija discontinua es legal, por cuanto no la prohíbe el art. 10 LETT y se ampara en el art. 15.8 ET.
Respuesta. La jurisprudencia, con un criterio teleológico, mantiene una interpretación extensiva y entiende
incluidos en el art. 11.1 LETT las percepciones salariales previstas también en convenios colectivos extraestatu-
tarios o pactos de empresa, pues con ello aunque no se consiga «la igualdad salarial absoluta, cuando menos
se mantiene el principio de identidad de régimen salarial» (STS 22-1-2009, Rº 4264/2007). Ejemplo de dicha
orientación es la STSJ País Vasco 11-9-2001, Rº 1000/2001. La misma considera que debe efectuarse dicho
incremento dado que «es la tesis de la recurrente ha sido considerada en otras sentencias de Juzgado y por un
sector de la doctrina y parece ser la que procede».
b) Los trabajadores contratados para ser cedidos tendrán derecho a que se les apliquen las
mismas disposiciones que a los trabajadores de la empresa usuaria en materia de protección
de las mujeres embarazadas y en período de lactancia, y de los menores, así como a la igual-
Lección 10. Modalidades de contratación laboral 315
dad de trato entre hombres y mujeres y a la aplicación de las mismas disposiciones adopta-
das con vistas a combatir las discriminaciones basada en el sexo, la raza o el origen étnico,
la religión o las creencias, la discapacidad, la edad o la orientación sexual (art. 11.1 LETT).
c) Aunque, como la generalidad de las empresas, las ETT deben hacer frente a la cotiza-
ción por formación profesional, el art. 12.2 LETT adicionalmente les impone la obligación
de destinar anualmente el 1% de la masa salarial a la formación de sus trabajadores, tipifi-
cándose como infracción administrativa grave el incumplimiento de este deber. También
corresponde a la ETT la formación de sus trabajadores en materia de prevención de riesgos
laborales.
d) A la finalización de los contratos de duración determinada, salvo en el caso de contrato
de interinidad y contrato para la formación y el aprendizaje, el trabajador tendrá derecho
a una indemnización, superior a la prevista para los contratos temporales, equivalente a la
parte proporcional de la cantidad que resultaría de abonar doce días de salario por cada año
de servicio (art. 11.2 LETT).
cedidos por empresas de trabajo temporal, sobre la existencia de puestos de trabajo vacantes,
a fin de garantizarles las mismas oportunidades de acceder a puestos permanentes que a los
trabajadores contratados directamente por aquélla.
Lección 11
Derechos y deberes laborales básicos del trabajador
ÍNDICE: I. DERECHOS LABORALES BÁSICOS DEL TRABAJADOR. 1. LA INTEGRACIÓN DE LOS DERECHOS FUN-
DAMENTALES EN EL CONTRATO DE TRABAJO. §1. Objeto y contenido de los derechos fundamentales labora-
les. §2. Derecho a la igualdad. §3. Derecho a la no discriminación. §4. Derecho fundamental a la libertad de
expresión. §5. Derecho a comunicar y recibir libremente información veraz. §6. La libertad ideológica y religiosa
en el contrato de trabajo. La objeción de conciencia. §7. El derecho al honor. §8. El derecho a la intimidad del
trabajador. §9. El derecho a la propia imagen. § 10. Libertad informática y protección de datos. §11. La garantía
de indemnidad. §12. La resolución de conflictos entre derechos fundamentales. El principio de proporcionali-
dad. 2. DERECHO A LA SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO. §13. El derecho del trabajador a la protección
de su vida e integridad física. §14. Caracteres del deber general de prevención. §15. Responsabilidades en
materia de seguridad y salud en el trabajo. 3. DERECHO A LA TUTELA DE LOS DERECHOS PROFESIONALES.
§16. Derecho del trabajador a la ocupación efectiva. 4. LA FORMACIÓN PROFESIONAL PARA EL EMPLEO.
§17. El derecho a la formación profesional del trabajador. 5. DERECHOS DE LOS TRABAJADORES SOBRE SUS
CREACIONES INTELECTUALES: PROPIEDAD INDUSTRIAL E INTELECTUAL. §18. Las invenciones del trabajador.
§19. Propiedad intelectual. II. LOS DEBERES BÁSICOS DEL TRABAJADOR. 6. CUMPLIR CON LAS OBLIGACIONES
CONCRETAS DE SU PUESTO DE TRABAJO, DE CONFORMIDAD A LAS REGLAS DE LA BUENA FE Y DILIGENCIA.
§20. Concepciones de la buena fe. §21. Manifestaciones genéricas del deber de buena fe. 7. DEBER DE NO
CONCURRIR CON LA ACTIVIDAD DE LA EMPRESA. §22. Deber de no competencia desleal. §23. Requisitos
de calificación de la competencia como desleal. 8. DEBER DEL TRABAJADOR DE OBSERVAR LAS MEDIDAS DE
SEGURIDAD Y SALUD. §24. El deber genérico de seguridad del trabajador. §25. Abstención de fumar en los
lugares de trabajo. 9. CUMPLIR LAS ÓRDENES E INSTRUCCIONES DEL EMPRESARIO EN EL EJERCICIO REGULAR
DE SUS FACULTADES DIRECTIVAS. §26. Deber de obediencia.
§1. Objeto y contenido de los derechos fundamentales laborales. Los derechos funda-
mentales son considerados como facultades o pretensiones integrantes del status básico del
individuo, elementos imprescindibles para su desarrollo y que resultan una proyección de
su dignidad como persona.
1º) La dignidad de la persona como base de los derechos fundamentales. La dignidad es una
idea que expresa el valor intrínseco de la persona derivada de una serie de rasgos que la
318 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. El Consejo de Estado francés al decidir el recurso, reformó la decisión del Tribunal, declarando
que el respeto a la dignidad de la persona es uno de los componentes de la noción de orden público, siendo
responsabilidad de la autoridad administrativa, en uso de su poder de policía, prohibir tales espectáculos.
Tras haber presentado M. W. una denuncia contra el Estado francés ante la Comisión Europea de Derechos
Humanos, que no fue admitida, el peticionario acudió en última instancia ante el Comité de Derechos Humanos
de Naciones Unidas. Este órgano dictaminó el 26-9-2003, en relación al examen de la Comunicación nº.
854/1999, que la decisión francesa no era discriminatoria con respecto a los enanos, y que la prohibición de
su lanzamiento no era una medida abusiva, sino necesaria para promover el orden público [Al respecto véase
RUIZ SANZ, M., A propósito de lo digno y no discriminatorio: comentarios al Caso Wakenheim v. Francia sobre
“Lanzamiento de enano”, Teoría y Derecho, 2009, nº 5, pp. 183 a 201].
2º) Tutela de la persona del trabajador. El limitado papel del legislador y el esencial del Tri-
bunal Constitucional. La característica fundamental del contrato de trabajo, y en la que se
basa su especialidad, consiste en la implicación de la persona del trabajador en la ejecución
de las obligaciones contractuales. Como con singular precisión se ha señalado, «la intimidad
de la conexión entre su sujeto y su objeto hace que la prestación contractual de trabajo sea
personalísima no ya en el sentido jurídico estricto de que sea debida por persona determina-
da sino en el, a la vez más amplio y sutil, jurídico también, de que empeña a la persona del
trabajador en su cumplimiento» (Alonso Olea). Tan estrecha implicación deriva, sin duda,
de la no menos estrecha existente en el ámbito laboral entre objeto y sujeto de la prestación
de trabajo.
En el contrato de trabajo se ponen en juego la libertad y la dignidad de la persona del
trabajador, sus derechos fundamentales como persona y como ciudadano. En su condición
de tal, han de protegerse frente a peligros o intrusiones provenientes del medio empresarial.
Esa protección se ha materializado principalmente a través de la actuación de los tribunales
ordinarios y subsidiariamente del Tribunal Constitucional.
Lección 11. Derechos y deberes laborales básicos del trabajador 319
§2. Derecho a la igualdad. La garantía del art. 14 CE es compleja, pues presenta dos di-
mensiones que han sido diferenciadas por la doctrina constitucional y por la jurisprudencia:
la igualdad y la no discriminación.
1º) Contenido del juicio de igualdad. El art. 14 CE no exige igualdad absoluta de trato,
ya que admite diferencias no sólo entre supuestos de hecho diferentes sino también entre
situaciones iguales, siempre que estén fundadas en razones objetivas y justificadas, carezcan
de arbitrariedad, y se ajusten en su regulación y aplicación a criterios de razonabilidad y pro-
porcionalidad. Así configurado, el principio de igualdad de trato se presenta como un criterio
de valoración de la constitucionalidad de las normas legales, así como de la adecuación a la
Constitución de las normas reglamentarias y de las actuaciones de la Administración, debien-
do, en estos supuestos, repararse la lesión del principio de igualdad bien por los Tribunales
ordinarios o bien, en vía de amparo, por el Tribunal Constitucional (STC 144/1988).
2º) Principio de igualdad y relaciones laborales. El principio de igualdad ha de ser matizado
en su aplicación a las relaciones entre particulares y esa matización, en la práctica, ha im-
plicado la negación del principio de igualdad entre sujetos privados, ante la imposibilidad
de derivar, al menos del texto constitucional, una obligación de trato igual vinculante para
los particulares. La afirmación de que la autonomía de la voluntad y la libertad contractual
limitan la aplicación del principio de igualdad significa, de hecho, que aquel principio no
juega en las relaciones entre particulares con la misma intensidad que en las relaciones con
los poderes públicos. Como ha recordado el propio Tribunal Constitucional en su STC
34/1984, el ET «no ha ordenado la existencia de una igualdad de trato en sentido absoluto,
320 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STC 36/2011, de 28 de marzo, consideró que nos encontramos “no en el ámbito de
la ley ni en el de un convenio colectivo dotado de eficacia normativa, sino en el de una decisión empresarial
adoptada en el ejercicio de la autonomía de la voluntad”, por lo que “una diferencia salarial basada en la
fecha de contratación no puede considerarse incursa en alguna de las causas de discriminación prohibidas por
la Constitución o por la ley.
recen, de este modo, como el instrumento fundamental para asegurar la igualdad entre los
humanos, protegiendo ciertos grupos necesitados de una especial y reforzada tutela.
El art. 17.1 ET subraya en el ámbito laboral la exigencia constitucional al establecer que:
«se entenderán nulos y sin efecto los preceptos reglamentarios, las cláusulas de los Conve-
nios colectivos, los pactos individuales y las decisiones unilaterales del empresario que den
lugar en el empleo, así como en materia de retribuciones, jornada y demás condiciones de
trabajo, a situaciones de discriminación directa o indirecta desfavorables por razón de edad
o discapacidad o a situaciones de discriminación directa o indirecta por razón de sexo,
origen, incluido el racial o étnico, estado civil, condición social, religión o convicciones,
ideas políticas, orientación o condición sexual, adhesión o no a sindicatos y a sus acuerdos,
vínculos de parentesco con personas pertenecientes a o relacionadas con la empresa y lengua
dentro del Estado español. Serán igualmente nulas las órdenes de discriminar y las decisio-
nes del empresario que supongan un trato desfavorable de los trabajadores como reacción
ante una reclamación efectuada en la empresa o ante una acción administrativa o judicial
destinada a exigir el cumplimiento del principio de igualdad de trato y no discriminación».
2º) La discriminación por razón de sexo. El art. 35.1 CE, que reconoce el derecho al trabajo,
expresamente recoge que, en el ejercicio de dicho derecho, «en ningún caso puede hacerse
discriminación por razón de sexo». En desarrollo del aludido precepto, el art. 4.2 c) ET, y el
art. 17 del mismo cuerpo legal considera nulos los preceptos reglamentarios, cláusulas de los
convenios colectivos, pactos individuales y decisiones unilaterales del empresario que con-
tengan discriminaciones directas o indirectas por razón de sexo en el empleo, retribución,
jornada y demás condiciones de trabajo. Por su parte, el art. 5.1 LOIMH establece que, «el
principio de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, aplicable en el
ámbito del empleo privado y en el del empleo público, se garantizará, en los términos pre-
vistos en la normativa aplicable, en el acceso al empleo, incluso al trabajo por cuenta propia,
en la formación profesional, en la promoción profesional, en las condiciones de trabajo,
incluidas las retributivas, y en la afiliación y participación en las organizaciones sindicales y
empresariales, o en cualquier organización cuyos miembros ejerzan una profesión concreta,
incluidas las prestaciones concedidas por las mismas».
a) El art. 6.1 LOIMH considera discriminación directa por razón de sexo «la situación
en que se encuentra una persona que sea, haya sido o pudiera ser tratada, en atención a su
sexo, de manera menos favorable que otra en situación comparable». De acuerdo con lo
establecido en el art. 8 LOIMH, «constituye discriminación directa por razón de sexo todo
trato desfavorable a las mujeres relacionado con el embarazo o la maternidad».
Caso práctico 11.3. ¿Qué tipo de situaciones cabe considerar como de discriminación directa por razón
de sexo?
también, recientes pronunciamientos como el resuelto en la STC 182/2005, que ha considerado igualmente
discriminatoria la postergación profesional de una trabajadora a causa de sus embarazos y maternidades.
Respuesta. En efecto, nos hallaríamos ante una discriminación indirecta donde, bajo la cobertura formal de
la adscripción de las trabajadoras a una determinada categoría profesional (limpiador/a) y no a otra (peón espe-
cializado), se ocultaría la realidad de una desigualdad de trato entre personas que desarrollan un mismo trabajo
y son retribuidas de una forma diferenciada. Así lo consideró el Tribunal Constitucional en su STC 145/1991.
c) El art. 7.3 LOIMH establece que «se considerarán en todo caso discriminatorios el
acoso sexual y el acoso por razón de sexo». Con carácter general, el acoso consiste en un
comportamiento no deseado que tenga como objetivo o consecuencia atentar contra la
dignidad de la persona y crear un entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u
ofensivo. El art. 7.1 LOIMH viene a precisar el alcance del concepto de acoso sexual, al
señalar que constituye tal: «cualquier comportamiento, verbal o físico, de naturaleza sexual
que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona, en
particular cuando se crea un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo». Por su parte, el
art. 7.2 LOIHM viene a concretar, también, el alcance del concepto de acoso por razón de
sexo, al entender como tal «cualquier comportamiento realizado en función del sexo de una
persona, con el propósito o el efecto de atentar contra su dignidad y de crear un entorno
intimidatorio, degradante u ofensivo».
Ejemplo. De acoso sexual es el que ejerce, por ejemplo, un jefe sobre su secretaria obligándola a realizar
actuaciones contrarias a su voluntad (salir a cenar con él, practicar el sexo con él). Por su parte, ejemplo de
acoso por razón de sexo es someter a una empleada a situaciones vejatorias por parte de superiores o com-
pañeros, tales como hacer comentarios sexistas o contar chistes con expresiones violentas o hacer alusión a su
vestimenta en su presencia, u obligarla a servir el café en una reunión sólo por ser mujer.
adopten medidas de acción positiva será «en los términos establecidos en la presente Ley»,
mientras que por su parte el art. 43 LOIMH, que atribuye a la negociación colectiva el
poder de establecer medidas de acción positiva, exige que esto se lleve a efecto «de acuerdo
con lo establecido legalmente».
Las notas características y definitorias de la acción positiva son las siguientes (Gómez
Abelleira): (a) La esencia conceptual de la acción positiva es el trato de favor. Las medi-
das de acción positiva confieren, por definición, ventajas a las personas integrantes de un
colectivo. (b) La ventaja o el trato de favor se dispensan a los integrantes de un colectivo en
una situación fáctica de desigualdad (peyorativa, se sobreentiende) en comparación con el
colectivo de referencia. En el caso del género, y más concretamente, en el ámbito del em-
pleo, la situación fáctica negativa la padecen las mujeres frente a los varones. (c) La acción
positiva tiene carácter colectivo, no se proyecta propiamente sobre individuos concretos,
aunque dichas medidas están diseñadas para que acaben teniendo una incidencia decisiva
en individuos concretos. (d) La acción positiva tiene una finalidad correctora de la situación
de desigualdad. En realidad, y puesto que la desigualdad que se trata de corregir es de índole
básicamente estadística, la finalidad correctora consiste en lograr la paridad o equilibrio en
las magnitudes fundamentales que indican el estado socio-económico de una clase. Si nos
centramos en el ámbito socio-económico más relevante, el laboral, la finalidad correctora
busca equilibrar las tasas de empleo y desempleo de hombres y mujeres, así como reducir
al mínimo los diferenciales retributivos y de promoción profesional y los indicadores de
segregación ocupacional. (e) La última nota que define la acción positiva es la temporalidad
de las medidas. La esencial temporalidad de la acción positiva se conecta con el carácter en
cierto modo excepcional de la propia acción.
e) Constituye, también, causa de discriminación en las relaciones laborales el trato dife-
rencial basado en la «orientación» o en la «condición sexual». La orientación sexual es una
atracción emocional, romántica, sexual o afectiva duradera hacia otros. Se distingue de otros
componentes de la sexualidad que incluyen sexo biológico, identidad sexual (el sentido
psicológico de ser hombre o mujer) y el rol social del sexo (respeto de las normas culturales
de conducta femenina y masculina). La discriminación puede producirse, también, por
razón de «condición sexual, como noción diferenciada de la de «orientación sexual». Bajo la
citada noción se integran tutela antidiscriminatoria de aquellos comportamientos como la
«disforia de identidad de género» (insatisfacción resultante del conflicto entre la identidad de
género y el sexo asignado) entre las que se cuenta la transexualidad.
Caso práctico 11.5. El 3 de marzo de 2010, la organización no gubernamental Accept, cuyo objeto
consiste en promover y proteger los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales presentó una denun-
cia contra el Sr. Becali y el FC Steaua por violación del principio de igualdad de trato en materia de contrata-
ción de personal. En apoyo de su denuncia, Accept alegó que el 13 de febrero de 2010, en una entrevista
sobre el posible traspaso del futbolista profesional X y la supuesta orientación sexual de este último, el Sr. Becali
había pronunciado unas declaraciones de las que se desprende que el Sr. Becali preferiría recurrir a un jugador
de la cantera en vez de contratar a un futbolista presentado como homosexual. Según Accept, las suposiciones
de los periodistas, confirmadas por el Sr. Becali, sobre la homosexualidad de X, frustraron la contratación de
dicho jugador. ¿Constituye tal conducta una discriminación?
Respuesta. La STJUE 25-4-2013 (Asunto C 81/12) afirma que hechos como los señalados permiten pre-
sumir la existencia de una discriminación basada en la orientación sexual en la contratación de jugadores por
324 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. El TJCE 17-7-2008 (Asunto Coleman), entiende que la prohibición de discriminación directa
y de acoso no se circunscribe exclusivamente a aquellas personas que sean ellas mismas discapacitadas (D.
2000/78/CE art. 1 y 2.1, 2.a y 3). Cuando un empresario trate a un trabajador de manera menos favorable
a como trata a otro trabajador en una situación análoga y se acredite que el trato desfavorable del que es
víctima dicho trabajador está motivado por la discapacidad que padece un hijo suyo, a quien el trabajador
prodiga la mayor parte de los cuidados que su estado requiere, tal trato resulta contrario a la prohibición de
discriminación directa y de acoso.
4º) Discriminación por «cualquier otra circunstancia personal o social». Habitualmente, los
problemas que se plantean en la práctica en relación con la discriminación se vinculan con
tratamientos diferenciales basados en los factores expresamente citados en el art. 14 CE,
particularmente en el sexo o en otros que, aun no recogidos de forma expresa, son recono-
cidos como tales por la realidad social y jurídica. No obstante, pueden darse otros supuestos
de discriminación social que pueden subsumirse dentro de la cláusula genérica: «cualquier
otra circunstancia personal o social».
Caso práctico 11.7. El trabajador, que prestaba servicios como ayudante técnico educativo en una
residencia de educación especial, solicitó realizar en horario nocturno todas las jornadas durante el curso 2007-
2008 en el centro en que presta servicios, con el fin de atender al cuidado de sus dos hijos de corta edad. La
Lección 11. Derechos y deberes laborales básicos del trabajador 325
empresa se negó a dicha pretensión alegando que la normativa, legal o convencional, aplicable no reconocer
el derecho del trabajador a elegir el horario nocturno. ¿Puede considerarse que dicha negativa entraña algún
tipo de discriminación para el trabajador?
Respuesta. Las sentencias dictadas en primera instancia y suplicación desestimaron la pretensión del tra-
bajador, rechazando la existencia de discriminación por paternidad, pero el TC estima el recurso de amparo
señalando que “no ha sido debidamente tutelado por los órganos judiciales el derecho fundamental del recu-
rrente a la no discriminación por razón de sus circunstancias personales o familiares (art. 14 CE), relacionadas
con su responsabilidad parental en la asistencia de todo orden a sus hijos menores de edad (art. 39.3 CE)”
(STC 26/2011).
ser inevitablemente preferidas a otras que pudieran suponer, para la esfera de la libertad
protegida, un sacrificio menor».
c) Juicio de proporcionalidad en sentido estricto. Si la misma es ponderada o equilibrada,
por derivarse de ella más beneficios o ventajas para el interés general que perjuicios sobre
otros bienes o valores en conflicto (juicio de proporcionalidad en sentido estricto). El
principio de proporcionalidad en sentido estricto implica que «los medios elegidos deban
mantenerse en una relación razonable con el resultado perseguido». Mantenimiento de
una «relación razonable» que supone la exigencia de armonizar el sacrificio que inflige al
particular el límite adecuado e indispensable con el beneficio que el mismo genera para
la colectividad. En suma, lo que el principio proclama es la valoración y ponderación
recíproca de todos los bienes involucrados, tanto de los que justifican el límite como de
los que se ven afectados por ellos, lo cual exige tomar en consideración todas las circuns-
tancias relevantes del caso.
Caso práctico 11.8. En el Casino de La Toja se había instalado un circuito cerrado de televisión que,
posteriormente, se completó con la instalación de micrófonos para la captación y grabación de sonidos, lo
que se verificó en la ruleta francesa y en las secciones de caja, y que se justificaba como una medida útil para
solventar las discrepancias que pudieran plantearse con los clientes ante las transacciones económicas. Con
esa instalación se captaban tanto las conversaciones de los clientes como las de los trabajadores. ¿Vulnera tal
actuar el derecho a la intimidad de los trabajadores?
Respuesta. La STC 98/2000 considera vulnerado el derecho a la intimidad de los trabajadores de dicho
Casino. La sentencia otorga el amparo solicitado al considerar de forma rotunda que «la finalidad que se persi-
gue (dar un plus de seguridad, especialmente ante eventuales reclamaciones de los clientes) resulta despropor-
cionada para el sacrificio que implica del derecho a la intimidad de los trabajadores (e incluso de los clientes
del casino). Este sistema permite captar comentarios privados, tanto de los clientes como de los trabajadores del
casino, comentarios ajenos por completo al interés empresarial y por tanto irrelevantes desde la perspectiva de
control de las obligaciones laborales, pudiendo, sin embargo, tener consecuencias negativas para los trabaja-
dores que, en todo caso, se van a sentir constreñidos de realizar cualquier tipo de comentario personal ante el
convencimiento de que van a ser escuchados y grabados por la empresa». Se trata, en suma, de una intromisión
ilegítima en el derecho a la intimidad consagrado en el art. 18.1 CE., pues no existe argumento definitivo que
autorice a la empresa a escucha.
Respuesta. La STC 20/2002 considera que no se habían traspasado los límites de la libertad expresión.
Según la sentencia constitucional, esas manifestaciones criticas debían ponderarse teniendo en cuenta el foro y
el modo específicos en el que se emitieron, por lo que no pudo calificarse de injuriosas, vejatorias o innecesarias
ni, en consecuencia, lesivas del derecho al honor del gestor social o del prestigio de la empresa, no equiparable
con el honor, como derecho fundamental y con un nivel más débil de protección en su ponderación frente a la
libertad de expresión. Añade que, estándose ante el ejercicio del derecho a la libertad de expresión, las ma-
nifestaciones no se someten a una demostración de su exactitud, no siendo exigible la prueba de la veracidad
ni la diligencia en su averiguación. También la STC 186/1996 ha legitimado por la libertad de expresión
las críticas dirigidas por un socorrista a la organización del servicio, con propuestas de su mejora, en un tono
comedido no ofensivo para el empresario.
Caso práctico 11.10. Un trabajador es sancionado por una falta de disciplina en el trabajo por haber
escrito una carta, a la que se adhieren otros trabajadores, en la que valora negativamente ciertos hechos ocu-
rridos dentro del contexto laboral, críticas que se dirigen contra la dirección del establecimiento en su condición
de tal. La empresa sancionó al trabajador por los hechos reseñados, calificándolos como falta grave. ¿Vulnera
la sanción empresarial el derecho del libertad de expresión del trabajador?
Respuesta. En la STC 181/2006, el Tribunal considera que dado que el ejercicio de la libertad de ex-
presión de quien redactó la carta se ejerce en el seno de una relación laboral, reconoce que la actuación se
enmarca dentro de un ámbito en el cual el ejercicio de la libertad está sujeto a los límites adicionales derivados
del vínculo contractual que une a trabajador y empresario; pero, al mismo tiempo, los equilibrios y limitaciones
328 Jesús R. Mercader Uguina
recíprocos que se derivan para ambas partes del contrato de trabajo suponen que las facultades organizativas
empresariales se encuentren limitadas por los derechos fundamentales del trabajador. Después de analizar el
alcance y contenido de la carta, así como algunos rasgos del proceso de su redacción y firma, el Tribunal
concluye que la conducta sancionada se desarrolló dentro de los márgenes, generales y contractuales, que
delimitan el legítimo ejercicio de su derecho fundamental.
Respuesta. La STC 57/1999, estima el recurso de amparo pues había base suficiente para que surgiese
en la conciencia del agente la necesidad de una intervención informativa en la prensa, a fin de salir al paso de
ciertas irregularidades, más aún cuando la actuación del trabajador versó sobre hechos noticiables y de interés
general. En definitiva, las declaraciones efectuadas por el trabajador no rebasaron los límites propios de los
derechos de expresión e información, amén de que tampoco se cuestione, en relación con el derecho de infor-
mación, la concurrencia del requisito de veracidad de lo informado. Por todo ello, se declara el despido nulo.
la objeción de conciencia una especificación de tal libertad. Esta última plantea numerosos
problemas cuando la misma entra en conexión, en el terreno laboral, con el derecho consti-
tucional a la libertad de empresa (art. 38 CE) y con el de autonomía de la voluntad, como
proyección del libre desarrollo de la personalidad (art. 10.1 CE).
Según lo establecido por el art. 1.2 LO. 7/1980, de Libertad religiosa, las creencias religiosas
no constituirán motivo de desigualdad o discriminación ante la Ley. Por lo tanto, no podrán
alegarse motivos religiosos para impedir a nadie el ejercicio de cualquier trabajo o actividad o
el desempeño de cargos o funciones públicas. El propio art. 4.2 c) ET reconoce expresamente
el derecho de los trabajadores a no ser discriminados por motivos religiosos. Un supuesto tí-
pico de objeción de conciencia laboral es el de la negativa al trabajo en determinados días por
resultar éste prohibido por los preceptos de diversas sectas y confesiones legalmente reconoci-
das. Los acuerdos de cooperación entre el Estado Español con diversas federaciones religiosas
permiten, por acuerdo entre las partes la fijación de días de descanso alternativos al domingo
(art. 37 ET; L. 24/1992, por la que se aprueba el Acuerdo de Cooperación del Estado Español
con la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España; L. 25/1992, por la que se
aprueba el Acuerdo de Cooperación del Estado Español con la Federación de Comunidades
Israelitas de España y L. 26/1992, por la que se aprueba el acuerdo de Cooperación del Estado
Español con la Comisión Islámica de España). El propio Tribunal Constitucional considera
que el otorgamiento de un día de descanso semanal distinto al domingo tiene plena legitimi-
dad, lo que justificaría la dispensa de la aplicación del régimen general pero no «la imperati-
vidad de su imposición al empresario» (STC 19/1985). En los citados acuerdos se relacionan
determinadas festividades que, a petición de los trabajadores, pueden sustituir las establecidas
por la legislación laboral con carácter general. En este caso, el derecho a disfrutar de tales días
como días festivos queda también condicionado al acuerdo entre las partes.
Caso práctico 11.12. Circulan algunos autobuses urbanos luciendo como publicidad el lema «Probable-
mente dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida», así como otros que les dan réplica explícita
y manifiestan que «Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo». ¿Podría negarse un chofer de convicciones mu-
sulmanas a conducir el autobús ateo?¿Le podría ocurrir algo desfavorable a la rotulista que rechaza el trabajo
encomendado en tal caso? ¿Cabe pensar en una objeción de conciencia por estos motivos?
Caso práctico 11.13. Una trabajadora, de religión musulmana, fue contratada como vendedora para
prestar servicios en la tienda que la empresa gestionaba en el aeropuerto de Madrid. Las trabajadoras debían
llevar un uniforme compuesto de falta por encima de la rodilla, blusa y chaqueta de manga larga. Una vez
celebrado el contrato de trabajo, la trabajadora dirigió un escrito al empresario en el que le hacía partícipe
de su condición musulmana y en el que le formulaba las siguientes peticiones: a) que se le permitiera usar un
uniforme diferente al resto de los empleados, por cuanto el uso de falda corta atentaba contra su religión, b)
que se adecuara su horario laboral de forma que resultara compatible con sus obligaciones religiosas, en virtud
de las cuales no podría trabajar ni los viernes entre las 13:30 y las 16:30 (por ser día de rezo colectivo y
solemne para los musulmanes) ni durante el Ramadán desde una hora antes de la puesta de sol y c) que no se le
trasladara a ningún centro de trabajo en el que tuviera que manipular o vender productos derivados del cerdo o
del alcohol. La empresa le denegó tal solicitud y la trabajadora presentó demanda ante el Juzgado de lo Social
en reclamación de tutela de su libertad religiosa.
Lección 11. Derechos y deberes laborales básicos del trabajador 331
Respuesta. La STSJ Madrid 27-10-1997 (Rº 2170/1997), niega el derecho de la trabajadora a obtener
lo solicitado. Su fundamento se basa en que «estas directrices exigen a la parte trabajadora una conducta de
especial lealtad y buena fe, consistente en que —lo que no hizo la actora— al solicitar el puesto de trabajo
indique previamente su confesión religiosa y el horario especial que ello implica, a fin de que esa futura emplea-
dora estudie si puede encajar tal situación especial en su infraestructura específica».
Caso práctico 11.14. Un trabajador que prestaba servicios para la empresa municipal de transportes de
Palma de Mallorca y que profesaba la religión judía, de acuerdo con sus creencias religiosas y como símbolo
de respeto a la divinidad y muestra de que el Todopoderoso está por encima del ser humano, el trabajador
llevaba durante la prestación del servicio la cabeza cubierta con una gorra. Durante años, la empresa vino
consistiendo que el trabajador se cubriera la cabeza. Sin embargo se produjo un cambio de criterio en la direc-
ción de la empresa y se le obligó al trabajador a respetar la uniformidad exigida. El trabajador desobedeció la
orden empresarial y fue sancionado por ello. Impugnada ante la Jurisdicción Social la medida disciplinaria de
la empresa, la sentencia de instancia reconoció el derecho del trabajador a conducir con la cabeza cubierta.
Contra dicha resolución, la empresa interpuso recurso de suplicación.
Respuesta. La STSJ Baleares 9-9-2002 (Rº 390/2002), entiende que no consta que la conducta del actor
haya causado ningún tipo de daño a la imagen de la empresa, ni ningún incidente en la ejecución del servicio.
En consecuencia, «si ni la actividad laboral ni los intereses empresariales sufren en absoluto, no se ve razón
atendible que justifique en derecho una decisión de la empresa, rayana, pues, en el autoritarismo, que hiere, sin
provecho para sí, los sentimientos religiosos de uno de sus empleados constitucionalmente tutelados».
Caso práctico 11.15. Una azafata de British Airways, cristiana copta, fue suspendida de empleo y
sueldo por la empresa, al negarse a desprenderse de un colgante con una cruz, por considerar la empresa
que con tal actuar estaba incumpliendo las normas internas de la compañía aérea sobre uniformidad. ¿Puede
considerarse vulnerado el vulnerado el art. 9 Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y las
Libertades Fundamentales?
Respuesta. La Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de 15-1-2013, resuelve el caso
planteado a favor de la pretensión de la trabajadora, entendiendo que la facultad empresarial de uniformar a
los trabajadores no puede implicar la prohibición de llevar signos religiosos, aunque sean visibles, siempre que
estos resulten inocuos y haya existido una tolerancia previa empresarial en relación con la utilización por parte
de otros trabajadores de prendas religiosas.
2º) Alcance de la libertad ideológica. Los trabajadores no están obligados a revelar su afi-
liación sindical. No puede abrigarse duda alguna de que la afiliación a un sindicato es
una opción ideológica protegida por el art. 16 CE (STC 94/1998), lo que no deja de ser
un «derecho personal y exclusivo del trabajador», que están obligados a respetar tanto el
empresario como los propios órganos sindicales (SSTC 292/1993, 94/1998 y 145/1999).
El empresario no puede imponer a los representantes sindicales la obligación de facilitar
información sobre la afiliación de sus trabajadores, aunque le resulte imprescindible para
el cumplimiento de determinadas obligaciones legales (deberá en todo caso verificar ese
cumplimiento por procedimientos respetuosos con el derecho de libertad ideológica de
sus trabajadores, SSTC 292/1993), todo ello, sin perjuicio de algún supuesto residual que
puede legitimar dicho requerimiento (STC 145/1999).
§8. El derecho al honor. El contenido del derecho al honor es lábil y fluido, cambiante
y, en definitiva, «dependiente de las normas, valores e ideas sociales vigentes en cada mo-
mento» (STC 185/1989). Se viene distinguiendo en el concepto de honor dos posibles
vertientes. Así, en un sentido objetivo, al que atiende el TC (STC 223/1992), el honor sería
332 Jesús R. Mercader Uguina
el «resultado del juicio de valor que los demás hacen de nuestras cualidades». La vertiente
subjetiva abarcaría, a su vez, la conciencia del honor («representaciones que el sujeto tiene
de sí mismo») y el sentimiento del honor («voluntad de afirmar su propio valor»). En el
ámbito laboral, el TC ha afirmado que el prestigio profesional está incluido dentro del dere-
cho al honor, «porque tanto el trabajo para el hombre como para la mujer de nuestra época
representa el sector más importante y significativo dentro de su quehacer en la proyección
exterior hacia los demás, e incluso en su aspecto íntimo es el factor predominante de la
realización personal» (STC 233/1992). Sin embargo, no toda crítica a la actividad profesio-
nal afecta al derecho al honor sino sólo la que excede del marco estrictamente profesional
y hace desmerecer en la consideración ajena a su dignidad como persona (STC 40/1992,
76/1995).
Caso práctico 11.16. Una trabajadora del Restaurante Wendy fue despedida por dicha empresa. Cuatro
días después de la entrega de la carta de despido a la trabajadora, la empresa distribuyó a toda la plantilla una
circular en la que el Jefe de Personal de la empresa decía que la decisión de despedir «ha sido obligada por
la actuación (de la actora) en fraude de la responsabilidad depositada en ella como encargada de la unidad,
añadiendo que la dirección «está segura de que una parte de la plantilla entiende que es importante acabar
con los abusos y exigir responsabilidad, empezando por los mandos, para lograr un equipo eficaz que dé
una garantía de futuro a la empresa y a la plantilla». La trabajadora formuló demanda de protección civil del
derecho al honor contra la empresa que le había despido y su jefe de personal.
Respuesta. La STS 30-4-1997, consideró que se vulneraba el derecho al honor, dado que “el motivo de
ejemplaridad, poner en “boca de todos” el caso concreto, lo que hace desmerecer a la actora de la “conside-
ración de todos”, sin que exista obligación legal de comunicar a la plantilla el despido disciplinario de un traba-
jador y pudiendo haber sido conocido a través del comité de empresa (art. 63 y 64 ET). Sin embargo, la STC
282/2000, entendió que el «concepto constitucional del honor protegido por el art. 18.1 CE», «tiene cabida
el prestigio profesional»; en ciertos casos y circunstancias: «el juicio crítico o la información divulgada acerca de
la conducta profesional o laboral de una persona puede constituir un auténtico ataque a su honor»; pero en otros
no, pues considera que «no toda crítica o información sobre la actividad laboral o profesional de un individuo
constituye una afrenta a su honor personal. (Alonso Olea, M., Sobre carta de despido, la divulgación de su
contenido y el honor del despedido cuando el despido es improcedente, REDT, 2001, nº 104, pp. 279 a 284).
Caso práctico 11.17. ¿Es contrario al derecho a la intimidad la inserción en los tickets de compra de «El
Corte Inglés» de la identificación del vendedor?
Respuesta. La STS 18-12-2006 (Rº 112/2005), ha considerado que no. La finalidad es la de dar a
conocer al cliente la identidad del trabajador que intervino en la operación mercantil, «sin ofrecer una imagen
de cualesquiera otros de los aspectos vinculados a la intimidad, como puedan ser domicilio, edad, estado civil
(pues de la expresión «Aten. Sr/Srta» cuyo uso es de trato social respetuoso, no cabe deducir aquella circuns-
tancia, ni aún de forma implícita dado que además de comprender ambos sexos, se utiliza tanto para referirse
a persona soltera, casada, viuda o divorciada), por lo que no lleva la puesta en peligro de la esfera de la intimi-
dad del interesado y en consecuencia no quebranta el contenido esencial del derecho. Tal práctica de empresa
se fundaba en razones de política comercial, entre ellas la de mejorar la atención al público y la fidelidad a
los clientes. Por otro lado, la alegación de que los aludidos datos se pueden coordinar con los que son objeto
de divulgación general, como el domicilio y el número de teléfono (por ejemplo a través de la guía telefónica),
con lo que se ofrece una imagen casi completa de los aspectos vinculados a su intimidad, decae en cuanto si el
cliente estuviese interesado en conocer estos otros aspectos, también podría realizar tal coordinación partiendo
de los datos consignados en la placa de identificación, al igual que verificar otros datos en registros públicos,
como el Registro de la Propiedad, en relación con la vivienda.
Respuesta. La STSJ Andalucía, Málaga 27-11-2008 (Rº 2/2008) desestimó la demanda por considerar
que la decisión sobre la uniformidad quedaba integrada en el contenido del poder de dirección y porque la
libertad estética del trabajador debe ceder ante la voluntad del empleador si existe un interés comercial o em-
presarial acreditado. [Un comentario crítico, ARAMENDI SÁNCHEZ, P. Con falda…. ¿se trabaja mejor?, Aranzadi
Social 2008, nº 18]. El Tribunal Supremo, sin embargo, acogió el recurso frente a esta sentencia y declaró que
la medida impuesta por la empresa resulta discriminatoria por contener ilícita distinción entre hombres y mujeres
334 Jesús R. Mercader Uguina
y no permitir a éstas la utilización de la prenda de uniforme que utilizan los hombres en las mismas dependen-
cias y con las mismas categorías, el pijama sanitario (STS 19-4-2011, Rº 16/2009).
Respuesta. La STC 29/2013, de 11 de febrero, considera vulnerado, en este caso, el art. 18.4 ET. El TC
destaca que no hay ninguna habilitación legal «expresa» que justifique esa omisión en el ámbito de las relacio-
Lección 11. Derechos y deberes laborales básicos del trabajador 335
nes laborales y que el «interés empresarial de controlar la actividad laboral» tampoco justifica que el tratamiento
de esos datos se utilicen «en contra del trabajador, sin una información previa sobre el control laboral puesto
en práctica». El control empresarial por esta vía, concluye al respecto la sentencia, «aunque podrá producirse,
deberá asegurar también la debida información previa». Esto fue, precisamente, lo que no sucedió en este caso
concreto, donde se utilizaron los datos obtenidos por las videocámaras instaladas en las inmediaciones del
despacho del trabajador sin que éste tuviese conocimiento de la finalidad de la misma.
Caso práctico 11.20. Una empresa desea incluir en los contratos de trabajo la siguiente cláusula: “Am-
bas partes convienen expresamente que cualquier tipo de comunicación relativa a este contrato, a la relación
laboral o al puesto de trabajo, podrá ser enviada al trabajador vía SMS o vía correo electrónico, mediante
mensaje de texto o documento adjunto al mismo, según los datos facilitados por el trabajador a efectos de
contacto. Cualquier cambio o incidencia con respecto a los mismos, deberá ser comunicada a la empresa de
forma fehaciente e inmediata”. ¿Es conforme a derecho?
Respuesta. La SAN 28-1-2014 (Proc.428/2013), afirma que los datos relativos al número de teléfono
y dirección de correo electrónico personales del trabajador son datos personales incardinados en la LOPD.
Así, la AN entiende que la comunicación de los números de teléfono y dirección de correo electrónico de los
trabajadores requerirá el consentimiento de éstos de conformidad con el art.6.1 LOPD. Asimismo, entiende
que no concurre ninguna de las excepciones contenidas en el artículo 6.2 LOPD, pues no se ha acreditado
que estos datos sean necesarios para el mantenimiento o cumplimiento del contrato. En consecuencia, estima
la demanda y declara la nulidad de la cláusula, al entender que la empresa no puede imponer a los trabaja-
dores la comunicación de los referidos datos de carácter personal, pues ello sería contrario a las exigencias
de la LOPD.
Respuesta. La STC 14/1993 utiliza por vez primera la expresión «garantía de indemnidad» y define su
contenido, mencionando asimismo, al igual que la STC 7/1993, el art. 4.2 g) ET y el art. 5 c) del Convenio
núm. 158 de la OIT. La sentencia clarifica que el derecho a la tutela judicial efectiva se vulnera no sólo cuando
se producen irregularidades dentro del proceso, sino también cuando se sanciona por el empresario su ejerci-
cio. (M.E. Casas Baamonde, Tutela judicial efectiva y garantía de indemnidad: (El derecho a la garantía de
indemnidad en la jurisprudencia constitucional), en AA.VV, Las transformaciones del derecho del trabajo en el
marco de la Constitución española: estudios en homenaje al profesor Miguel Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer,
Madrid, La Ley, 2006, pp. 695-744).
Respuesta. El derecho a la integridad física del trabajador no sólo vincula a los poderes públicos, en
los términos expuestos, sino que también despliega un deber de respeto en las relaciones interprivados y, muy
significadamente, en la relación contractual de trabajo. En las SSTC 62/2007 y 160/2007, el Tribunal Cons-
titucional declara que se ha lesionado el derecho a la integridad física de la trabajadora. Se concluye que no
se tuvo en consideración el derecho fundamental de la recurrente a su integridad física, de especial intensidad
durante el embarazo, habiéndose incumplido las obligaciones que concreta la LPRL, expresión en el ámbito de
la prestación de trabajo de la protección constitucional derivada del art. 15 CE. En todo caso, para apreciar la
vulneración del art. 15 CE no es preciso que la lesión de la integridad se haya consumado, lo que convertiría
la tutela constitucional en una protección ineficaz, «ex post», bastando por el contrario que se acredite un riesgo
relevante de que la lesión pueda llegar a producirse.
cesario conocer el estado de la salud de los trabajadores, en tanto en cuanto pueda suponer
un riesgo para el propio trabajador, para los demás trabajadores o para otras personas rela-
cionadas con la empresa. c) Cuando resulten imprescindibles para evaluar los efectos de las
condiciones de trabajo sobre la salud de los trabajadores, excepción que debe interpretarse
restrictivamente. En todos los supuestos de excepción la Ley exige el previo informe de los
representantes de los trabajadores, informe de carácter preceptivo pero no vinculante, lo que
permite un amplio margen de maniobra al poder del empresario.
3º) Deber empresarial de información (art. 18.1 LPRL). El empresario está obligado a
adoptar las medidas adecuadas para que los trabajadores reciban las informaciones relativas,
por un lado, a «los riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores en el trabajo, tanto
aquellos que afectan a la empresa en su conjunto, como a cada tipo de puesto de trabajo o
función» y, por otro, «a las medidas y actividades de prevención y protección aplicables a los
riesgos» anteriores (art. 18.1 LPRL). No establece la Ley el contenido y alcance que debe te-
ner esa información, ni el procedimiento o los cauces para proporcionarla o para que pueda
ser solicitada por los trabajadores, así como las vías para su obtención técnica o el tiempo en
que debe suministrarse. Tales extremos deberán ser conferidos a la negociación colectiva en
cada ámbito de aplicación específico (art. 2.2 LPRL).
4º) Deberes de formación de los trabajadores. La LPRL establece que el derecho de formar
a los trabajadores constituye parte esencial del deber de seguridad, requiriendo al empre-
sario para que garantice a cada trabajador la formación pertinente en materia de seguridad
y salud en el trabajo. La norma no especifica ni los medios ni las personas que la llevarán
a cabo (medios propios o concertados), pero en todo caso será dentro de la jornada y se
computará como tiempo de trabajo (art. 19.2 LPRL), sin que sea posible trasladar su coste
al trabajador.
5º) Obligaciones empresariales de documentación. La LPRL impone al empresario una obli-
gación de documentación relativa a los distintos contenidos que integran la acción pre-
ventiva en la empresa (art. 23 LPRL). Esta exigencia tiene por objeto, entre otros, que la
Administración laboral pueda conocer y vigilar el cumplimiento del deber de prevención
que recae sobre el empresario en sus distintas manifestaciones.
6º) Deber de protección especial de ciertos grupos de trabajadores. La LPRL establece reglas
específicas para la tutela de ciertos colectivos que considera «especialmente sensibles»:
a) Protección de maternidad. La LPRL protege específicamente a las trabajadoras en si-
tuación de maternidad, parto reciente o en período de lactancia (art. 26 LPRL).
b) La protección de la seguridad y la salud de los menores se centra en los jóvenes menores
de dieciocho y mayores de dieciséis años (art. 27.1 LPRL y art. 6 ET) y, excepcionalmente,
en los menores de dicha edad cuando se autorice su intervención en espectáculos públicos,
«siempre que no suponga peligro para su salud física» (art. 6.4 ET) ni mental.
c) Protección de trabajadores temporales o de duración determinada. El fundamento de
esta protección especial se encuentra en el hecho de que el trabajador temporal está más
expuesto a los riesgos de accidentes de trabajo. Por otra parte, se persigue con ello evitar
cualquier «diferencia de trato por lo que respecta a las condiciones de trabajo» (art. 28.1 LPRL).
Lección 11. Derechos y deberes laborales básicos del trabajador 339
Respuesta. En el Caso Repsol que tiene su origen en la explosión de una de las calderas de las instalacio-
nes de Puertollano y que produjo gravísimos daños humanos, el Tribunal Supremo aclara que la inminencia del
riesgo no viene determinada sólo por el tiempo que puede transcurrir desde que se incumple con la medida de
seguridad hasta que se produce el incidente causante del siniestro, sino que se da también, cuando el riesgo
es permanente, y debe tenerse en cuenta el tiempo de reacción que se dispone para evitar el daño personal o
material una vez que se produce el incidente. De acuerdo con lo anterior, sería adecuado paralizar cuando se
esté utilizando un equipo que carezca, por ejemplo, de los resguardos o dispositivos de protección necesarios
para evitar un riesgo grave de atrapamiento que ya ha ocasionado un accidente de trabajo, porque la “inmi-
nencia” en este caso ya se ha puesto de manifiesto (STS 3-11-2003, Rº. 4896/2000).
Respuesta. En esta materia se han producido significativos avances que merecen ser destacados. Por
un lado, la Inspección de Trabajo ha interpretado que los riesgos psicosociales como el acoso moral se en-
cuentran tipificados en el apartado relativo a las infracciones en materia de riesgos laborales (Criterio Técnico
69/2009). De otra parte, la reciente reforma del Código Penal ha introducido como novedad el delito de
acoso moral en el trabajo (art. 173.1 CP).
sionales o, incluso, el prestigio profesional del trabajador (Matía). No sorprende, por ello,
que el art. 4.2 a) ET considere un deber básico del empresario dar ocupación efectiva a sus
trabajadores.
1º) Conexión con la dignidad de la persona y el derecho al trabajo. Conviene destacar cómo
la doctrina viene considerando que, combinadamente, la defensa de la dignidad personal
del trabajador, su derecho a la promoción a través del trabajo y el propio derecho al trabajo,
conformarían las bases constitucionales (arts. 10.1 y 35.1 CE) en que apoyar el fundamento
del derecho de ocupación efectiva. Como señalara el ATC 246/2003, «la ocupación real y
efectiva del trabajador, consagrada en el art. 4.2.a) ET, viene a ser la concreción jurídica, en
el plano de la legalidad ordinaria, del derecho al trabajo reconocido en el art. 35.1 CE, for-
mando parte de su contenido esencial». El ET trata de tutelar los derechos profesionales del
trabajador o los dimanantes de su dignidad como trabajador y como persona. El Tribunal
Supremo ha advertido, entre otras en STS 24-9-1985 (RJ 1985, 4361), que «no asignar a
un trabajador servicio o actividad alguna supone en principio, y salvo excepciones que por
serlo confirman la regla, un claro agravio y menosprecio a su dignidad» y con ello el empre-
sario «destruye el natural deseo de superar y mejorar y se ocasiona un perjuicio psíquico y
profesional al trabajador ya que ofensivo es claramente recibir un salario sin trabajar y sin
que en ello exista una razonable justificación».
2º) Sanción de la falta de ocupación efectiva. La conducta de quien como empresario man-
tiene durante un determinado horario laboral en sus dependencias sin nada que hacer a una
persona durante semanas o meses o le asigna tareas que no se corresponden con su cate-
goría profesional, atenta contra su dignidad y obliga a reparar pecuniariamente el derecho
mediante la indemnización de daños morales. Tal actuar da lugar, como regla general, a la
presencia de los efectos resolutorios del art. 50.1 ET. Es decir, el trabajador puede instar
la resolución su contrato de trabajo con fundamento en la falta de ocupación efectiva, con
derecho, en caso de que el órgano judicial aprecie en efecto la existencia de causa, a devengar
una indemnización cifrada en 33 días de salario por año de servicio con un máximo de 24
mensualidades, calculada conforme a las reglas generales.
Para valorar patrimonialmente la falta de ocupación efectiva, la doctrina de suplicación
ha tomado en consideración tres factores: la duración del período sin ocupación, el salario
del trabajador y la concreta conducta empresarial en la forma de dejar al trabajador sin
ocupación y su intencionalidad de dañar, de forma que en función del tipo de conducta
empresarial el daño se valore en un porcentaje u otro, que habría de aplicarse sobre el salario
total del trabajador durante el período de falta de ocupación efectiva (STSJ Castilla y León,
Valladolid, 12-9-2005, Rº 1338/2005). La LISOS, por su parte, considera en su art. 8.11
tal comportamiento como infracción muy grave.
Caso práctico 11.25. El abogado del centrocampista del Valencia C.F. David Albelda solicitó al club 60
millones de euros como indemnización, por la «falta de ocupación efectiva» de su representado, en un juicio que
tuvo lugar en el Juzgado de lo Social nº 13 de Valencia, mientras que el presidente del club, Juan Soler, reiteró
que el jugador no está apartado de la primera plantilla. El letrado que representó a Albelda argumentó en la
vista su petición «de extinción de contrato» debido a que el entrenador del Valencia, Ronald Koeman, y el presi-
dente del club «han decidido no convocar más al jugador, al margen de su rendimiento en los entrenamientos».
El abogado del jugador, en su exposición de los hechos, dijo que desde el pasado 18 de diciembre, cuando
342 Jesús R. Mercader Uguina
Koeman le comunicó a Albelda la decisión de que no contaría más con él, su representado, además de Angulo
y Cañizares, se han entrenado «en condiciones diferentes al resto de la plantilla».
Respuesta. El art. 7.4 del RD. 1006/85 dice que «los deportistas profesionales tienen derecho a la ocu-
pación efectiva, no pudiendo, salvo en caso de sanción o lesión, ser excluidos de los entrenamientos y demás
actividades instrumentales o preparatorias para el ejercicio de la actividad deportiva». Aunque en este caso la
demanda fue desestimada al no apreciarse la existencia de graves incumplimientos por parte de empresario, el
Valencia C.F., que constituyan causa justa para que el demandante D. David Albelda pueda solicitar la extinción
de su contrato de deportista profesional al amparo de lo previsto en el art. 16.2 del RD 1006/1985, y en el
art. 50 ET, lo cierto es que existen numerosos pronunciamientos que admiten en casos similares la existencia de
falta de ocupación efectiva (a título de ejemplo, SSTSJ Andalucía, Sevilla 13-3-2007, Rº 4173/2005; 13-10-
2006, Rº 3236/2005, etc…).
a) Formación programada por las empresas, para sus trabajadores. Para ella, las empresas
cuentan con un crédito para la formación de los trabajadores que pueden hacer efectivo
mediante la aplicación de bonificaciones de sus cuotas a la Seguridad Social una vez que han
realizado la formación. Este crédito depende de la cuantía abonada en el año anterior por el
concepto de formación y de un porcentaje aplicable según su tamaño que se determina en
la Ley de Presupuestos Generales del Estado [art. 7.3 a)].
b) Formación de oferta o subvencionada: Se dirige a trabajadores ocupados y está constitui-
da por los programas de formación sectoriales y los pro-gramas de formación transversales,
así como los programas de cualificación y reconocimiento profesional. Igualmente, se inclu-
ye la oferta formativa de las administraciones competentes para trabajadores desempleados,
que incluye los programas de formación dirigidos a cubrir las necesidades detectadas por los
servicios públicos de empleo, los programas específicos de formación y los programas for-
mativos con compromisos de contratación. La misma se financiará a través de subvenciones
en régimen de concurrencia competitiva [art. 7. 3 b)].
c) Otras iniciativas de formación profesional para el empleo. Entre ellas se encuentran las re-
lativas a los permisos individuales de formación, la formación en alternancia con el empleo
(financiadas con cargo a bonificaciones en las cotizaciones empresariales a la Seguridad So-
cial ex art. 7.3 a) y la formación no financiada con fondos públicos desarrollada por centros
y entidades de iniciativa privada destinada a la obtención de certificados de profesionalidad.
3º) Formación dual. La formación profesional dual consiste en “el conjunto de acciones e
iniciativas formativas, mixtas de empleo y formación, que tienen por objeto de cualificación pro-
fesionales de los trabajadores en un régimen de alternancia de actividad laboral en una empresa
con la actividad formativa recibida en el marco del sistema de formación profesional para el em-
pleo o del sistema educativo” (art. 2 RD 1529/2012).La implantación del sistema de formación
profesional dual en España, se desarrollará a través de dos modelos diferentes: formación dual
desde el sistema educativo y formación dual desde el sistema laboral.
La formación dual desde el sistema educativo tiene por objetivo es posibilitar que el alum-
no del centro educativo complete su formación teórica con formación práctica en la empresa,
reguladas a través de convenios de colaboración con el centro, mejorando la cualificación del
estudiante y adaptándolo al desarrollo de la realidad laboral. La formación dual desde el sistema
laboral se articula a través de los contratos para la formación y el aprendizaje.
§18. Las invenciones del trabajador. La Ley 24/2015, de 24 de julio, de Patentes (en
adelante LP) regula las invenciones realizadas en el marco de una relación de empleo o ser-
vicios (arts. 15 a 20).
1º) El enclave mercantil del derecho de patentes. El derecho material regulador de las invencio-
nes laborales viene incardinado en el Derecho Mercantil, concretamente en el Derecho indus-
trial, al haber incluido el legislador su regulación en la sistemática general de la LP, la cual se
ocupa específicamente de regular el aspecto material o sustantivo de las invenciones laborales
en su Título IV. La jurisprudencia sostiene en la STS 2-11-1999 (Rº 445/1999) que, tras la
vigencia de la LP, corresponde al orden jurisdiccional civil el conocimiento de las reclama-
ciones de cantidad que un trabajador dirige a su empresa como consecuencia de invenciones
laborales llevadas a cabo por aquél estando vigente la relación de trabajo.
2º) Invenciones realizadas en el marco de una relación de empleo o de servicios. Establece el
art. 15.1 LP que “las invenciones realizadas por el empleado o prestador de servicios durante
la vigencia de su contrato o relación de empleo o de servicios con el empresario que sean
fruto de una actividad de investigación explícita o implícitamente constitutiva del objeto
de su contrato pertenecen al empresario”. El autor de la invención no tendrá derecho a
una remuneración suplementaria por su realización, “excepto si su aportación personal a la
invención y la importancia de la misma para el empresario exceden de manera evidente del
contenido explícito o implícito de su contrato o relación de empleo” (art. 15.2 LP).
En caso de no concurrir las anteriores circunstancias, dice el art. 16 LP, las invenciones
pertenecen al autor de las mismas. No obstante, “cuando el empleado realizase una inven-
ción relacionada con su actividad profesional en la empresa y en su obtención hubiesen in-
fluido predominantemente conocimientos adquiridos dentro de la empresa o la utilización
de medios proporcionados por ésta, el empresario tendrá derecho a asumir la titularidad de
la invención o a reservarse un derecho de utilización de la misma” (art. 17.1 LP). En este
caso, “el empleado tendrá derecho a una compensación económica justa fijada en atención
a la importancia industrial y comercial del invento y teniendo en cuenta el valor de los
medios o conocimientos facilitados por la empresa y las aportaciones propias del empleado.
Dicha compensación económica podrá consistir en una participación en los beneficios que
obtenga la empresa de la explotación o de la cesión de sus derechos sobre dicha invención”
(art. 17.2 LP).
El empleado que realice alguna de las invenciones a que se refieren los arts. 15 y 17 LP
“deberá informar de ello al empresario mediante comunicación escrita, con los datos e
informes necesarios para que éste pueda ejercitar los derechos que le correspondan. Esta
comunicación deberá realizarse en el plazo de un mes a contar desde la fecha en que se haya
concluido la invención. El incumplimiento de esta obligación llevará consigo la pérdida de
los derechos que se reconocen al empleado” (art. 18.1 LP).
Cuando se trate una invención asumible por el empresario de acuerdo con lo dispuesto en
el art. 17 LP, el empresario, en el plazo de tres meses contados a partir del día siguiente al de
la recepción de la comunicación a que se refiere el art. 18.1 LP, deberá evaluar la invención
de que se trate y comunicar por escrito al empleado su voluntad de asumir la titularidad de
la invención o de reservarse un derecho de utilización sobre la misma.
Lección 11. Derechos y deberes laborales básicos del trabajador 345
§19. Propiedad intelectual. En los casos de creación intelectual de obras literarias, artís-
ticas o científicas que se realicen en el marco del contrato de trabajo, el RDLeg 1/1996, que
aprueba el Texto Refundido de la Ley de Propiedad Intelectual (en adelante LPI), articula
un particular régimen jurídico.
1º) El enclave civil del derecho de propiedad intelectual. Régimen común del autor asalariado.
Con referencia a cada concreta obra intelectual, el autor (trabajador asalariado) puede ceder,
no sus derechos de carácter personal o moral (autoría, divulgación, integridad de la obra),
sino sus derechos de carácter patrimonial o derechos de explotación, de acuerdo con el pacto
expreso que conste en el propio contrato. Como regla de partida, el art. 51.1 LPI prevé que
sea el propio contrato de trabajo, suscrito entre empleador y trabajador, el que determine
si se produce o no, y en qué términos, la transmisión de los derechos de explotación sobre
ese tipo de obras a favor del empleador. El art. 51 LPI es una «indicación inequívoca de que
la creación y cesión de una obra de autor se puede llevar a cabo por medio del contrato de
trabajo y con sujeción a la legislación laboral» (STSJ Andalucía 21-1-2000, AS 2000\3980).
a) Es necesario, en todo caso, que el pacto relativo a esa transmisión haya quedado refle-
jado por escrito. Para el supuesto de que el contrato de trabajo no contenga ninguna esti-
pulación a este respecto, el art. 51.2 LPI presume que los derechos de explotación sobre la
obra han sido cedidos en exclusiva al empresario, con el alcance que se repute necesario para
el ejercicio de su actividad habitual, entendiéndose por tal la que lo fuera en el momento
de entrega de la obra.
b) Conviene plantearse igualmente en qué medida la cesión de los derechos de propiedad
intelectual puede estar prevista en el propio convenio colectivo. Son muy pocos los conve-
nios colectivos que recogen cláusulas de esta naturaleza. Un convenio que sí lo hace es el
de radiotelevisión valenciana, en cuyo art. 4.6 se prevé que todo miembro de la redacción,
346 Jesús R. Mercader Uguina
«mediante su vinculación laboral a la empresa, cede sus derechos de reproducción» del producto
de su trabajo. Por su parte, el convenio colectivo estatal regulador de las relaciones laborares
entre los productores de obras audiovisuales y los actores, exige que los contratos de inter-
pretación se extiendan por escrito y que contengan necesariamente una cláusula en virtud
de la cual el actor ceda al productor de la obra los derechos de fijación, reproducción y
distribución de su interpretación y autorice la comunicación pública de la misma, haciendo
constar el alcance temporal y espacial de tal acuerdo.
c) El art. 51.3 LPI subraya que el empresario no podrá utilizar la obra, o disponer de ella,
con una finalidad distinta de la que se derive de su ámbito de actividad habitual y del con-
texto de la relación laboral que le une al trabajador.
d) El art. 51.4 LPI remite al resto del articulado de la Ley para su aplicación, en lo perti-
nente, a estas transmisiones, si bien ordena tener presente la finalidad y objeto del contrato
(de trabajo) sobre el cual descansan.
Caso práctico 11.26. Un importante periódico gallego había prohibido a sus redactores gráficos que
vendieran a otros medios de comunicación, especialmente a los de la competencia, las fotografías que habían
realizado en virtud de la relación laboral que mantenían con la empresa. Pues bien, el periódico detecta que
algunas de las fotografías que constan en su archivo y que han sido realizadas por uno de sus redactores foto-
gráficos han sido publicadas en otros periódicos de la competencia. La dirección considera que el trabajador
ha desobedecido la normativa interna de la empresa y que tal comportamiento no puede quedar impune, por
lo que decide despedirle. Disconforme con el despido, el trabajador presenta demanda ante la Jurisdicción
Social. El juez de instancia consideró que el despido revestía carácter improcedente por cuanto en el contrato
de trabajo no constaba referencia alguna a la cesión de los derechos de explotación.
Respuesta. En suplicación, la STSJ Galicia 25-10-2005 (AS 2006\288) no comparte, sin embargo,
dicha apreciación. La cesión que establece el art. 51 LPI es «en exclusiva y de forma permanente siempre que
se limite a la actividad habitual del empresario en el momento de la entrega de la obra en virtud de dicha
relación laboral». En consecuencia, «la conducta del trabajador demandante (…) es claramente merecedora de
la máxima sanción de despido».
Respuesta. Las STSJ Aragón 20-11-2000 (Rº 920/1999), señaló que la creación del actor, que lo fue «en
el curso de su actividad laboral» y para actuar «en los programas informáticos que se utilizaban en la empresa»,
Lección 11. Derechos y deberes laborales básicos del trabajador 347
con lo que suficientemente explícita queda la ajenidad de los frutos del trabajo de aquél, y, como corolario
de ella, la titularidad del resultado obtenido en favor de la empresa demandada. Todo ello lleva a la Sala a
considerar el despido procedente.
3º) Especialidades de los artistas. El art. 110 LPI contiene una regla destinada a regular
el contenido de la cesión de los derechos del artista al productor. El artículo presume que,
salvo estipulación en contrario, el arrendatario o el empresario adquieren los derechos ex-
clusivos de reproducción y comunicación pública sobre tal interpretación/ejecución, en la
medida en la que se deduzcan de la naturaleza y objeto del contrato, y a salvo siempre los
derechos de simple remuneración que al artista le reconocen los apartados 3, 4 y 5 del art.
108 LPI.
§20. Concepciones de la buena fe. La buena fe contractual constituye uno de los con-
ceptos más difíciles de aprehender dentro del Derecho y, además, uno de los conceptos
jurídicos que han dado lugar a una más larga y apasionante polémica. Este concepto in-
determinado se considera como una herramienta imprescindible puesta en manos de los
órganos judiciales para colmar y superar las lagunas propias e impropias en una labor de
auxilio, complemento y corrección del Derecho escrito.
1º) Fundamento normativo de la buena fe. El ET establece el deber del trabajador de
cumplir con las obligaciones concretas del puesto de trabajo de conformidad con las reglas
de la buena fe y la diligencia. Este deber, a su vez, se exige al empresario en sus prestacio-
nes recíprocas, como establece el art. 20.2 ET. El problema fundamental que se presenta
cuando se hace referencia al deber de buena fe es qué debe entenderse por tal. El art. 1258
CC establece que los contratos obligan a todas las consecuencias que, según su naturaleza,
sean conformes a la buena fe, al uso y a la ley. Actuar de buena fe significa hacerlo de forma
honesta en función a los compromisos asumidos en el contrato y de los deberes derivados
del mismo y conforme a las reglas de honradez que rigen el tráfico jurídico.
El art. 20.2 ET establece que: «En el cumplimiento de la obligación de trabajar asumida
en el contrato, el trabajador debe al empresario la diligencia y la colaboración en el traba-
jo (…). En cualquier caso, el trabajador y el empresario se someterán en sus prestaciones
recíprocas a las exigencias de la buena fe». El deber de buena fe no se concibe como deber
autónomo, desvinculado del resto de las obligaciones que conlleva el vínculo establecido,
348 Jesús R. Mercader Uguina
sino en íntima relación con ellas. La exigencia de la buena fe contractual tiene, por lo gene-
ral, carácter objetivo, manteniéndose exclusivamente en el terreno contractual y no en el de
la lealtad o fidelidad personales.
2º) La buena fe como elemento delimitador de los derechos fundamentales. La buena fe ven-
dría a ser, así, un límite intrínsecamente constitucionalizado en la idea de «derecho», una
limitación consustancial al propio instituto, que regularía el modo de ejercer la libertad, de
forma que siempre quedarían constitucionalmente prohibidos aquellos comportamientos
que, aun siendo manifestación de una libertad, fueran realizados faltando a las exigencias
de la buena fe. En otras palabras, se trataría de afirmar que la Constitución no ha positi-
vizado las libertades con protección extendida a la mala fe. Aun conservando el trabajador
las libertades que le son inherentes, el ejercicio de tales libertades no puede entenderse al
margen de la relación jurídica contractual que le vincula, sino que, todo lo contrario, debe
enmarcarse en ese específico ámbito. La existencia del contrato genera un complejo de de-
rechos y obligaciones recíprocas que condicionan el ejercicio de la libertad considerada, de
modo que (…) manifestaciones de tal libertad que en otro contexto pudieran ser legítimas
no tienen por qué serlo dentro del ámbito de la relación contractual» (SSTC 120/1983;
6/1988; 106/1996); en todo caso, «los requerimientos de la empresa que pudieran llegar
a ser aptos para restringir el ejercicio de aquellos (derechos) han de estar «especialmente
cualificados por razones de necesidad» estricta que ha de ser acreditada por quien la alega
(SSTC 99/1994; 6/1995).
§21. Manifestaciones genéricas del deber de buena fe. El elenco de posibles compor-
tamientos laborales contrarios a la buena fe por parte del trabajador daría lugar a un inter-
minable resultado con sólo enumerar aquellos que han llegado a nuestros Tribunales. Por
tanto, y con carácter puramente ejemplificativo, cabe señalar los siguientes:
1º) Comportamientos privados con proyección laboral. En cuanto a la vida privada del tra-
bajador, el principio general es la irrelevancia de los datos relativos a su comportamiento
privado, tanto a efectos de constitución como de desarrollo de la relación laboral. La subor-
dinación del trabajador es sólo técnico funcional, dentro siempre del marco contractual, y
no se prolonga al terreno extraprofesional. Hay, no obstante, algunos supuestos, como el
del conductor de autobús alcohólico, el cajero ludópata, o el del profesor que realiza abusos
deshonestos con menores, en los que quiebra la regla general.
2º) Comportamientos abusivos. Un primer grupo de supuestos se sitúa en la prohibición de
realizar acciones y tener comportamientos que ocasionen, o sean susceptibles de ocasionar,
un daño material en el patrimonio del empresario. En este grupo de situaciones se enmar-
can la utilización de materiales, bienes, medios o locales empresariales en beneficio propio
del trabajador o de un tercero, supuestos de apropiación indebida de materiales, productos
o dinero, o la desviación, en beneficio propio, de oportunidades de negocio claramente
empresariales. Un segundo grupo de obligaciones lo constituye la obligación del trabajador
de no aceptar gratificaciones, regalos o cualquier tipo de ventaja, que constituyan un sobor-
no. No obstante, en estos casos la ventaja recibida debe pretender, por personas ajenas a la
empresa, comprar la discreción, influencia o posición del trabajador y llevar a éste al incum-
Lección 11. Derechos y deberes laborales básicos del trabajador 349
a) La noción clave es la de «mercado relevante», que «exige comprobar que los bienes y servi-
cios ofertados por la empresa coinciden simultáneamente en un triple ámbito: material, geográfi-
co y temporal» (Nogueira). Así, debe entenderse que se «compite» con el empleador cuando
el trabajador actúa directamente o a través de una sociedad en el mismo mercado material
(iguales o semejantes bienes y servicios), territorial (referido dicho ámbito al de la presta-
ción o puesta a disposición de los bienes para el mercado y no el de la producción de los
mismos) y temporal (al tener que coincidir en el tiempo las actividades) que su empleador.
La participación concurrencial significa coincidencia de mercado, de espacio y de tiempo.
b) No basta con que se trate de la misma actividad o rama de la producción, sino que
habrá que observar cuidadosamente los hechos, pues puede que la rama o actividad sea la
misma pero vaya dirigida a distinta clientela, o que, por la lejanía de las empresas o el nú-
mero de habitantes del lugar donde se encuentren, sea muy difícil entender que se produce
una desviación de clientes, de manera que no se presume el perjuicio causado a la empresa
ni toda actividad concurrente se califica en todo caso como desleal.
Ejemplo. No hay concurrencia si los servicios que la segunda empresa ofrece a la sociedad son de
distinta naturaleza que los ofertados por la primera empresa (STSJ Madrid 18-6-2003, Rº 1153/2003), o
afectan a ámbitos geográficos diferentes (STSJ Madrid 25-7-2002, Rº 1999/2002), o si se ofrece un servi-
cio que la empresa primera no puede cubrir de ninguna manera (STSJ Aragón 5-2-2003, Rº 1453/2002).
A título de ejemplo, no existe deslealtad en la conducción de autobuses siendo conductor de taxis, o en la
prestación de servicios en un periódico como oficial de cierre y, por la tarde, como dependiente de un taller
de encuadernación.
2º) Incluye tanto la actividad por cuenta ajena, como por cuenta propia. Reiterada jurispru-
dencia ha declarado que la prohibición de la competencia o concurrencia desleal establecida
en el art. 21.1 ET alcanza no sólo a la competencia desleal en el trabajo por cuenta de otros
empresarios, sino también, por cuenta propia (STS 18-5-1998, Rº 815/2002)
Ejemplo. La doctrina de suplicación considera que existe concurrencia desleal cuando: se constituye socie-
dad o empresa con el mismo objeto social, trabajando en ella (STSJ La Rioja 25-2-2003, Rº 34/2003), o se
desvían clientes hacia empresa mayorista proveedora (STSJ Castilla-La Mancha 23-1-2003, Rº 1375/2002),
o se constituye una sociedad por persona interpuesta, como esposa (STSJ Madrid 9-4-2002, Rº 344/2002),
se abre un establecimiento comercial similar en la misma zona (STSJ Andalucía, Málaga 31-10-2002, Rº
1233/2002) o, en fin, se utiliza la base de datos de la empresa para prestar servicios en otra (STSJ Cataluña
4-7-2002, Rº 1912/2002).
o perjuicio actual para entender infringido el art. 21.1 ET. Ello significa que no basta con
que el trabajador desvíe efectivamente a clientes, proveedores o trabajadores de su empresa
principal sino que es suficiente con que se coloque en una clara posición de poder producir
dicho resultado, es decir, se produzca un perjuicio potencial (Nogueira).
5º) La prohibición de concurrencia se extiende a todos los periodos en los que no existe
obligación de trabajar, pero en los que subsisten deberes dimanantes del contrato de tra-
bajo, tales como vacaciones, períodos de baja, suspensión del contrato por razones dis-
ciplinarias, incluso en situación de excedencia voluntaria (STSJ Cataluña 4-4-2001, Rº
8767/2000).
6º) Efectos del actuar desleal. El incumplimiento de la obligación laboral es susceptible de
activar contra el trabajador tanto medidas disciplinarias como resarcitorias de manera con-
junta. Ante la realización de actividades prohibidas, el empleador puede acudir al despido
por transgresión de la buena fe contractual (art. 54.2.d) ET) así como reclamar al trabajador
el resarcimiento de daños y perjuicios —siempre que éstos se hubieran ocasionado y pueda
demostrarse no sólo su existencia sino que son debidos al trabajador y existe un nexo causal
entre la conducta del asalariado y el efecto producido (art. 1101 CC)—.
Caso práctico 11.28. Una trabajadora venía prestando servicios como oficial de administración 1ª en
la empresa «Pronovias, SA». El 12 de marzo de 1996 el cónyuge de la trabajadora constituye una sociedad
mercantil, «La novia del año, SL», cuyo objeto social consistía en la venta al por mayor de prendas de boda,
comunión y ceremonia, complementos y ornamentos accesorios, así como la importación y exportación de las
mismas. El 21 de septiembre de 1998, en virtud de requerimiento judicial instado por el «Banco Central Hispa-
noamericano, SA», la empresa tiene conocimiento de la condición de avalista de su trabajadora de un crédito
otorgado a empresa competitiva constituida por su cónyuge, por lo que días después remite carta de despido
a la trabajadora por trasgresión de la buena fe contractual.
Respuesta. La STSJ Cataluña 5-11-1999 (Rº 7874/1999), considera que, dado que la actividad a la
que se dedica la empresa es la misma actividad y competitiva de aquélla, es claro que a través del indiscutible
interés económico de la actora en esta última empresa se genera una situación de deslealtad respecto de quien
percibe salario y está obligado a no concurrir, atentatoria al principio de singularidad participativa que prohíben
los arts. 5 d) y 21 ambos ET que sólo como incumplimiento contractual grave y culpable puede jurídicamente
valorarse.
Caso práctico 11.29. El horario de trabajo del actor en el hotel de tres estrellas que constituye el centro
de trabajo de la empresa demandada «Royal Cupido, SA», de 7.30 h a 11.30 h de la mañana y por la tarde
desde las 6.30 h hasta las 10.30 h, cada día de trabajo y librando los viernes y sábados, éste, trabajó en
pluriempleo, de forma notoria, pública y conocida por todo el personal del Hotel «Royal Cupido», durante dos
horas diarias comprendidas entre las 13 h a las 15 h, para el restaurante «Mesón Ca’n Amador» que se halla
abierto a todo tipo de público, a una distancia de un kilómetro aproximadamente del hotel. El trabajador recibió
de la empresa una carta por la que se le comunicaba el despido, por haber tenido noticia la empresa de que
el actor está prestando servicios, al mismo tiempo que en el Hotel «Royal Cupido», «en otra empresa del mismo
ramo de hostelería, cual es el Mesón «Ca’n Amador».
Respuesta. La STSJ Baleares 22-3-1997 (AS 1997\1009) concluye que la actividad que el actor llevaba
a cabo en el Mesón «C’an Amador» no entrañaba verdaderamente concurrencia desleal respecto de la entidad
empleadora ni, por consiguiente, infringía la prohibición del art. 21.1 ET. La distancia que media entre ambos
establecimientos supera el kilómetro y, sobre todo (…) no figuran en autos elementos que permitan concluir con
seguridad que uno y otro negocio de hostelería se disputan, por razón de sus respectivas características, idénti-
co sector de público, de modo que exista efectiva contraposición de intereses entre ellos.
Lección 11. Derechos y deberes laborales básicos del trabajador 353
§25. Abstención de fumar en los lugares de trabajo. Bajo el muy expresivo título de «la
prohibición total de fumar», el art. 7 de la L. 28/2005, de medidas sanitarias frente al taba-
354 Jesús R. Mercader Uguina
quismo, pasa a enunciar una serie de lugares o espacios en los que se «prohíbe totalmente
fumar, además de en aquellos lugares o espacios definidos en la normativa de las Comunida-
des Autónomas». El art. 7 establece la prohibición total de fumar en los centros de trabajo.
1º) Alcance de la prohibición que resulta total y absoluta, sin admitir matices, como en otros
supuestos en los que se permite que se habiliten zonas para fumar. Por ello, no se prevé la
obligación empresarial de habilitar salas de fumadores en los centros de trabajo, con lo que
la única posibilidad de fumar queda limitada a los espacios al aire libre. Tampoco resulta
posible, si atendemos al rotundo tenor legal, que, a través de la negociación colectiva tal y
como ocurre en otros países, se establezcan pactos que permitan el establecimiento de luga-
res en el interior de la empresa habilitados a tal efecto.
2º) Efectos del incumplimiento. El incumplimiento en el centro de trabajo de esa prohi-
bición de trabajo supone una infracción administrativa. Sujeto «infractor» es, desde luego,
el fumador, sea o no trabajador, y el art. 21.1 en relación con el art. 19.2 a) tipifica como
infracción leve «fumar en los lugares en que exista prohibición total». Pero la prohibición
no afecta sólo a quien fuma, ni su cumplimiento es sólo responsabilidad de los trabajadores,
puesto que el art. 19.3 a) tipifica como infracción grave «permitir fumar en centros o lugares
en los que exista prohibición de fumar».
Caso práctico 11.30. En una empresa se prohíbe fumar en todo su recinto y en los espacios al aire libre
de la misma. Los representantes de los trabajadores habían solicitado la habilitación para fumar en un patio al
aire libre, lo cual fue denegado por la empresa. La empresa no permite salidas del recinto empresarial salvo
por causa justificada y con autorización. No obstante lo anterior, un trabajador que es fumador habitual sale
a fumar fuera del recinto laboral durante su periodo diario de descanso (tiempo de bocadillo) habiendo sido
objeto de diversas sanciones disciplinarias por tal motivo ¿Es conforme a Derecho la prohibición empresarial?
Respuesta. La STSJ Navarra 14-1-2008, (Rº 350/2007), considera que la prohibición empresarial de
salir del recinto de la empresa, ni siquiera durante el descanso del bocadillo, salvo por causa justificada y previa
obtención de un permiso, sancionando al trabajador que durante su tiempo de descanso sale a fumar fuera del
recinto laboral por estar prohibido hacerlo en el interior del mismo, restringe la libertad individual del trabajador,
pues dicha prohibición carece de una justificación adecuada y razonable que permita restringir esta libertad
que forma parte del ámbito de su vida privada, personal e íntima en el que la empresa no debe interferir.
§26. Deber de obediencia. El deber laboral básico de obediencia (el deber de cumplir
«las órdenes e instrucciones del empresario») se relativiza en la regulación estatutaria (arts. 5.c)
y 20.2) al referirse tan sólo a órdenes e instrucciones dictadas por el empresario en el «ejerci-
cio regular» de sus facultades directivas. Si en buena medida la causa de despido del art. 54.2
b) ET constituye el reverso de aquel deber de obediencia (la sanción por su incumplimien-
to), esa reiterada referencia del ET al ejercicio regular del poder de dirección tiene notable
importancia a la hora de perfilar los contornos de la causa justa de despido. No obstante,
el ejercicio irregular del poder de dirección justifica la desobediencia del trabajador o, por
expresarlo de otro modo, el ejercicio regular del poder de dirección por parte del empresario
Lección 11. Derechos y deberes laborales básicos del trabajador 355
3º) Derecho de resistencia frente a órdenes empresariales ilegales. La complejidad del tema
viene dada, en primer lugar, por la heterogeneidad de las ilegalidades de las propias órde-
nes e instrucciones empresariales (se puede hablar de ilegalidad por razones de forma o de
fondo, se puede hablar de ilegalidad de la orden en sí o ilegalidad de la conducta ordenada,
etc); en segundo lugar, por la enorme variedad de condiciones de empleo y de trabajo a que
una orden o instrucción empresarial puede afectar (órdenes relativas al lugar de trabajo, al
tiempo de trabajo, a las tareas o funciones a desempeñar, al modo de trabajar, etc.); y, en
tercer lugar, quizá lo más decisivo a la hora de complicar este tema sea la dificultad inherente
a la calificación jurídica acerca de la legalidad o ilegalidad de la orden o instrucción.
Lección 12
La determinación de la prestación de servicios. El
poder de dirección y control de la actividad laboral
ÍNDICE: 1. EL OBJETO DEL CONTRATO DE TRABAJO: LA DETERMINACIÓN DEL TRABAJO A PRESTAR. §1. La
determinación del trabajo a prestar como primera manifestación del poder de dirección empresarial. 2. EL SIS-
TEMA DE CLASIFICACIÓN PROFESIONAL. §2. Proceso de elaboración del sistema de clasificación profesional. La
valoración de puestos. §3. Concepto de «sistema de clasificación profesional». §4. La categoría profesional. §5.
El grupo profesional. §6. Otros criterios clasificatorios. 3. EL ENCUADRAMIENTO PROFESIONAL: EL ACTO DE
CLASIFICACIÓN PROFESIONAL. §7. Concepto. §8. Elementos clasificatorios a los que puede ir referido el acto
de clasificación profesional. §9. Efectos del acto de clasificación. §10. Supuestos particulares de clasificación.
La polivalencia funcional. 4. EL PODER DE DIRECCIÓN EMPRESARIAL. EL «IUS VARIANDI». §11. Concepto. §12.
Fundamento. §13. Modalidades. §14. Límites comunes a todas las modalidades de movilidad funcional. §15.
Movilidad funcional interna. §16. Movilidad externa. §17. Movilidad externa descendente. §18. Movilidad
externa ascendente. §19. Movilidad funcional como instrumento de prevención de riesgos. §20. La movilidad
funcional «extraordinaria». 5. LA MODIFICACIÓN DE LA CLASIFICACIÓN PROFESIONAL: LOS ASCENSOS. §21.
Los ascensos. 6. EL PODER DE CONTROL DEL EMPRESARIO. §22. Delimitación. §23. Grabación de conversacio-
nes. §24. Utilización de investigadores privados. §25. Instalación de sistemas de videovigilancia. §26. Registros
sobre la persona del trabajador, taquillas o efectos particulares. §27. Control sobre equipos informáticos pro-
piedad de la empresa. §28. Control del estado de salud del trabajador por el empresario. 7. EL PODER DISCIPLI-
NARIO EN LA EMPRESA. §29. Concepto y fundamento. §30. Principios constitucionales del poder disciplinario
empresarial. Los derechos de defensa del art. 24.2 CE. §31. Procedimiento de imposición de faltas y sanciones.
§32. Control jurisdiccional. §33. Responsabilidad contractual del trabajador. 8. LA RESPONSABILIDAD CIVIL
DEL EMPRESARIO POR ACTOS DE SUS EMPLEADOS. §34. Responsabilidad civil del empresario por actos de sus
dependientes. §35. Responsabilidad civil del empresario derivada de delito.
§1. La determinación del trabajo a prestar como primera manifestación del poder de
dirección empresarial. Requisito esencial para la validez de todo contrato es la existencia
de un «objeto cierto que sea materia del contrato» (art. 1261.2 CC). La obligación princi-
pal del trabajador es la de realizar su prestación de trabajo (arts. 1.1, 5 c) y 20.1 ET). Esta
prestación laboral se configura como una prestación de hacer cuyo objeto consiste bien en
la realización de una obra —cuando se hace hincapié en los resultados— bien en la realiza-
ción de un servicio —destacando en este caso la actividad, conducta o comportamiento del
trabajador— (arts. 8.2 y 15.1 ET).
En todo deudor concurre un interés en la determinación de la prestación debida. Princi-
pio lógico y normativo es el de que la prestación del deudor debe ser determinada o deter-
358 Jesús R. Mercader Uguina
minable. En el contrato de trabajo, sin embargo, existe un interés del empresario en que las
prestaciones de los trabajadores no se encuentren rígidamente determinadas a priori, y ello
en aras de la flexibilidad de la mano de obra que exige la organización del trabajo. De ahí
que el interés del empresario busque el carácter genérico de las prestaciones de los trabaja-
dores, mientras que el interés de los trabajadores, como el de todo deudor, se mueve en la
máxima determinación posible de la prestación.
Legislación y negociación colectiva han buscado resolver el anterior conflicto tratando de
conciliar ambos intereses. El mecanismo técnico para ello ha sido la identificación de las
prestaciones de trabajo dentro de los esquemas abstractos y objetivos de las funciones, así
como a través de la valoración y encuadramiento de las mismas dentro de los sistemas de
organización del trabajo.
dores» el establecimiento del «sistema de clasificación profesional de los trabajadores, por medio
de grupos profesionales». Cabe entender por «sistema de clasificación profesional» el esquema
general y abstracto, previamente establecido por la negociación colectiva, en el que se va
a ordenar y disponer sistemáticamente grupos profesionales a los trabajadores, así como a
definir cada uno de estos elementos según determinados criterios (Almendros).
1º) Función de la negociación colectiva. Las funciones de los trabajadores varían, como es
natural, según los sectores productivos y actividad de la empresa. De ahí que la negociación
colectiva constituya el mecanismo idóneo para el establecimiento del sistema de clasifica-
ción profesional, ajustándose así a las necesidades de las empresas del sector.
Caso práctico 12.1. ¿Puede establecerse a través de un convenio colectivo extraestatutario un sistema de
clasificación profesional para todos los trabajadores de la empresa?
Respuesta. A tenor de lo señalado en la STS 1-6-2007 (Rº 71/2006), esto no es posible. Como pone de
manifiesto el citado pronunciamiento, con apoyo en los artículos 22 y 24 ET, todo lo relacionado con la clasi-
ficación profesional y la promoción profesional tiene connotaciones y alcance general para toda la plantilla de
la empresa, con un efecto que rebasa la capacidad de la negociación extraestatutaria. Y ello, porque, continúa
la citada sentencia, en esos asuntos la nueva regulación pretendida no se va a limitar a disciplinar la relación
de trabajadores o grupos de trabajadores concretos, sino a la totalidad de ellos, por cuya razón el art. 22
citado, para la clasificación profesional, y el art. 24, para la promoción, se han remitido para su regulación a
pactos de eficacia general.
2º) El grupo como noción básica. El elemento clasificatorio a utilizar se reduce legalmente
al grupo profesional. El hablar de «sistema» nos remite a la necesidad de que los grupos
profesionales queden ordenados de forma sistemática, esto es, según unas reglas y principios
racionalmente enlazados entre sí, y para ello se van a utilizar determinados criterios clasifi-
catorios
3º) Exigencia de definición de los grupos. Aunque el art. 22.1 ET no recoge expresamente la
obligación de que esos sistemas de clasificación profesional definan y describan el contenido
de cada uno de esos grupos profesionales, tal exigencia parece desprenderse de forma indi-
recta en el art. 22.3 ET al hablar de «criterios de definición» de los grupos profesionales.
4º) Respeto del principio de no discriminación. La ordenación de la clasificación profesio-
nal debe respetar el principio de igualdad por razón de sexo, exigencia legal expresamente
recogida en el art. 22.3 ET, al afirmar que «la definición de los grupos profesionales se ajus-
tará a criterios y sistemas que tengan como objeto garantizar la ausencia de discriminación
directa o indirecta entre hombres y mujeres», y desarrollada en particular por la doctrina de
nuestro TC y por la jurisprudencia comunitaria. Imperativo que se suma a la «utilización
de criterios neutros, con exclusión de los sexualmente caracterizados, por corresponder a
los rasgos medios de la capacidad del varón». A tales efectos, el esfuerzo físico como criterio
de diferenciación sólo es válido si resulta ser elemento esencial y determinante de la tarea
definida y expresado tal esfuerzo en datos objetivos (STC 250/2000).
Respuesta. La STS 19-4-1996 (RJ. 3327), ha admitido que un convenio colectivo puede exigir la pose-
sión de una determinada titulación para desempeñar funciones propias de unas determinadas funciones (título
de bachiller superior o equivalente para desarrollar funciones de oficial primero). Algún sector de la doctrina
considera que la exigencia de determinadas titulaciones establecidas en los convenios colectivos pueden llevar
a resultados discriminatorios para algunos colectivos. Cuestión distinta es que, obviamente, los convenios colec-
tivos deban respetar las exigencias administrativamente impuestas. A título de ejemplo, las condiciones para el
ejercicio de las funciones de técnicos de mantenimiento y personal certificador de mantenimiento de aeronaves
Lección 12. La determinación de la prestación de servicios 361
civiles se determinan en el RD. 284/2002 que desarrolla el Convenio sobre aviación civil internacional. Esta
norma reserva la denominación de técnicos de mantenimiento a quienes tengan la licencia correspondiente. En
consecuencia, aunque los negociadores de un convenio colectivo pueden regular con total libertad el sistema
de clasificación profesional, deben respetar las normas imperativas en este caso, las que regulan el ejercicio de
dicha profesión (art.22 y 85.1 ET). Por ello, si una norma en desarrollo de un convenio internacional dispone
quiénes pueden ostentar la condición de técnicos de mantenimiento de aeronaves no puede aceptarse que a
través de un convenio colectivo se desfigure esa denominación para atribuírsela a otro tipo de profesionales
(STS 7-6-2007, Rº 19/2006).
2º) Criterios objetivos, referidos a los concretos cometidos, “tareas, funciones, especialida-
des profesionales o responsabilidades asignadas al trabajador”, que realiza el trabajador. Por
contenido general de la prestación se entiende la orientación esencial sobre las concretas
actividades, físicas o intelectuales, que puedan ser elaboradas basándose en las aptitudes
profesionales y las titulaciones comprendidas en el grupo, es decir, la descripción básica del
tipo de trabajo o quehaceres con una misma identidad profesional. La negociación colectiva
ha definido «contenido general de la prestación» como «el conjunto de actividades objetivas
que integran la función o la especialidad profesional». En consecuencia, el grupo profesio-
nal se formará al integrar en el mismo funciones de contenido similar. Es decir, no es nece-
saria una total igualdad de la capacidad o aptitud para las funciones o para las actividades,
pero sí que sean similares o equivalentes.
Los convenios colectivos conforman un «grupo profesional» con aquellos puestos de tra-
bajo que por sus similares características (naturaleza de las tareas, condiciones de trabajo,
requisitos de cualificación, nivel de responsabilidad, etc.) presentan un mismo perfil pro-
fesional. Esos elementos característicos en que se descomponen los diferentes puestos de
trabajo se denominan de varias formas: «factores de valoración». Estos factores suelen ser
típicamente reconocidos por la negociación colectiva y son: los conocimientos; la iniciativa;
la autonomía, la responsabilidad; el mando y, en fin, el grado de dificultad de los problemas
y tareas que el puesto debe abordar y resolver en su ámbito de actuación.
§6. Otros criterios clasificatorios. Los sistemas de clasificación, siendo respetuosos con
el art. 22.1 ET, pueden emplear cualquier otro concepto clasificatorio siempre y cuando éste
se limite a acompañar, completar o precisar la clasificación realizada basándose en grupos
profesionales. La negociación colectiva utiliza criterios tales como:
1º) Áreas funcionales. Estarían determinadas por el conjunto de actividades profesionales que
tienen una base profesional homogénea o que corresponden a una función homogénea de la
organización del trabajo si bien poseen carácter meramente enunciativo u orientativo.
Ejemplo. Clasificación profesional.– La clasificación se realizará en divisiones funcionales y grupos sala-
riales. Las divisiones funcionales se definen en los siguientes términos: a) Ingenieros y cuadros: Es el personal
con alto grado de cualificación, experiencia y aptitudes equivalentes a las que se pueden adquirir con titula-
ciones superiores y medias, realizando tareas de elevada cualificación y complejidad. b) Empleados: Es el
personal que por sus conocimientos y/o experiencia realiza tareas administrativas, comerciales, organizativas,
de informática, de laboratorio y, en general, las específicas de puestos de oficina, que permiten informar de
la gestión, de la actividad económico-contable, coordinar labores productivas o realizar tareas auxiliares que
comporten atención a las personas. c) Operarios: Es el personal que por sus conocimientos y/o experiencia
ejecuta operaciones relacionadas con la producción, bien directamente, actuando en el proceso productivo, o
en labores de mantenimiento, transporte u otras operaciones auxiliares, pudiendo realizar, a su vez, funciones
de supervisión o coordinación.
Mª.D., Poder de dirección y contrato de trabajo, Valladolid, Grapheus, 1993. VALLE MÚÑOZ, F.A., La mo-
vilidad funcional del trabajador en la empresa, Madrid, CES, 1998. LUQUE PARRA, M., Los límites jurídicos
de los poderes empresariales en la relación laboral, Barcelona, Bosch, 1999. FABREGAT MONFORT, G.,
El régimen jurídico de la movilidad funcional: puntos críticos, Valencia, Tirant lo Blanch, 2003. SANTOS
FERNÁNDEZ, M.D., El contrato de trabajo como límite al poder del empresario, Albacete, Bomarzo, 2005.
§12. Fundamento. Con carácter general, la libertad de empresa (art. 38 CE) integra la
libertad de iniciar una actividad económica, la libertad de desarrollarla dentro del mercado
y, finalmente, la de cesarla según la voluntad del empresario. La libertad de ejercicio de la
actividad empresarial abarca la libertad de autodeterminación y de gestión de la empresa, así
como el poder de dirección de empresario y el haz de facultades que a éste son inherentes. El
poder de dirección se presenta, de este modo, como el conjunto de aquellas facultades atri-
buidas a los titulares de las organizaciones productivas con vistas al ejercicio de actividades
económicas. Así, dentro de estas facultades se comprenderían, entre otras, la contratación
de los trabajadores, la ordenación y especificación de las prestaciones laborales, la adapta-
ción de la organización del trabajo a los requerimientos del mercado, el establecimiento de
los medios de control y de reglas generales de conducta y disciplina laborales y la imposición
de sanciones por faltas e incumplimientos contractuales del trabajador.
La que se considera normal ejercicio del «ius variandi», mediante un ejercicio libre, o no
causal, del empresario (art. 39.1 ET), atribuido en ejercicio de las facultades recogidas por
los arts. 5.c) y 20.2 ET, la cual se caracteriza porque se alteran las funciones del puesto de
trabajo pero con respeto de la titulación académica y la pertenencia al grupo profesional;
La que es fruto de un «ius variandi» que excede la consideración de normal (art. 39.2,
3 y 4 ET), al no respetar los citados límites y que exige la existencia, bien por «razones
técnicas u organizativas que la justificasen»; o bien por circunstancias excepcionales, en
los términos del art. 39.2 ET «necesidades perentorias o imprevisibles de la actividad
productiva» o art. 35.3 ET, prevenir o reparar «daños extraordinarios» y que requieren
«urgente» intervención, pudiendo distinguir dentro de la misma entre movilidad con
asignación de funciones de un grupo inferior a la que tiene reconocida el trabajador, que
sólo está autorizada por necesidades perentorias del proceso productivo y durante el tiem-
po imprescindible para su atención, y movilidad con asignación de funciones superiores
a las del grupo que tuviere reconocidas.
Respuesta. La STSJ Cataluña 21-11-2002 (Rº 5080/2002), considera que el trabajador ejerce funciones
que atentan a su propia imagen a nivel personal en cuanto no se tienen en cuenta las aptitudes, conocimientos,
formación y en definitiva su patrimonio profesional para el desempeño de las nuevas funciones encomendadas
y en el social, al situarle en un área donde había ejercido funciones más sobresalientes y conllevan una caída
en la consideración profesional del mismo.
2º) Titulaciones académicas o profesionales. Una segunda limitación está referida a la exigen-
cia de las titulaciones académicas o profesionales precisas para ejercer la prestación laboral
(art. 39.1 ET). La misma se refiere a la exigencia de encontrarse en posesión de la titulación
precisa para el ejercicio de la nueva función por el trabajador afectado, si tal ejercicio necesita
de titulación. Dicho límite incluye por analogía los permisos o licencias exigidos por la legis-
lación para desempeñar una función, como el de conducir, guardas jurados, etc. La prestación
de servicios por un trabajador que no ostente la titulación requerida no genera el derecho al
encuadramiento en el grupo correspondiente ni a percibir el salario. Sin embargo, si la exi-
gencia de titulación viene establecida en convenio colectivo, la prestación del servicio por un
trabajador que no tenga la titulación requerida sólo impedirá el encuadramiento en el grupo
pero no la retribución correspondiente a las funciones realmente realizadas (analógicamente,
SSTS 8-2, 18-3, 29-4 y 23-5-2003, Rº 2420, 2147, 4076 y 4318/2002).
Caso práctico 12.4. Dña ZG, venía prestando servicios como educadora, adscrita al centro de trabajo
sito en la casa infantil-juvenil Villa Paz de Gijón. En el período comprendido entre los meses septiembre de
1999 y el mismo de 2000 la misma asumió en el normal desarrollo de su actividad profesional la ejecución de
las tareas y funciones de maestro educador. El Convenio Colectivo aplicable define las funciones de maestro
educador como: ‘Es el trabajador que en posesión del Título Universitario de grado medio, realiza tareas de
carácter educativo docente si realiza tareas de enseñanza directamente, o no docente si no realiza tales activi-
dades, con la preparación técnica adecuada, que contando con la colaboración de los educandos, interviene
y es protagonista de la acción social conducente a la modificación de determinadas actuaciones personales y
a marco-sociales, con el objeto de normalizar, socializar e integrar al sujeto a través de estrategias educativas»
¿Tiene derecho Dña ZG a las diferencias retributivas por el desempeño de dicha actividad pese a no poseer la
titulación requerida por el Convenio aplicable?
Respuesta. La respuesta debe ser positiva. A diferencia de lo que ocurre con los títulos habilitantes de
origen estatal y preceptivo en los que su omisión impediría obtener las diferencias retributivas al derivar del
incumplimiento de la legislación estatal imperativa, las meras exigencias establecidas en convenio no impiden
la percepción de los salarios correspondientes a las funciones efectivamente desarrolladas, pues no es un fin
público el que requiere tal titulación sino «el designio de mantener el nivel cultural y técnico que resulte más
adecuado’ sin trascendencia social (SSTS 20-1-1994, Rº 726/93; 21-2-1994, Rº 1025/93; 8-2-2000 Rº
974/1999 ó 21-6-2000, Rº 3815/1999).
2º) Temporalidad indeterminada. La Ley tampoco señala límite temporal a esta movilidad
pudiendo ser temporal o indefinida (SSTSJ Cataluña 10-6-2003, Rº 6346/2002 y STSJ
Madrid 11-2-2003, Rº 4394/2000).
3º) No formal. No requiere el cumplimiento de formalidad alguna, no siendo precisa la
comunicación escrita al afectado ni la notificación a los representantes de los trabajadores.
4º) Carácter horizontal. La movilidad es siempre horizontal y se produce cuando se enco-
miendan funciones propias del grupo profesional que se ostenta, pero correspondientes a otro
puesto o función.
§16. Movilidad externa. La movilidad funcional del trabajador sólo será posible ex lege
fuera de su clasificación profesional, es decir, fuera de su grupo profesional, si existiesen
razones técnicas u organizativas que la justificaran y por el tiempo imprescindible para su
atención. Se exige siempre la concurrencia de una concreta causa que justifique objetiva
y razonablemente la modificación de tareas, así como la sujeción a un plazo determinado
(carácter temporal). En este caso, el ejercicio de la facultad de movilidad funcional por el
empresario supone la obligación para el trabajador de realizar tareas «no correspondientes
al grupo profesional » (art. 39.2 ET). Esta modalidad contempla tanto la movilidad externa
ascendente, como la descendente. El empresario deberá comunicar su decisión y las “razo-
nes” de ésta a los representantes de los trabajadores.
Respuesta. Dado que el límite de la movilidad funcional se identifica con el grupo profesional del trabaja-
dor, la STSJ Galicia 28-3-1996 (Rº 4364/1993) señala, en este concreto caso que dentro del amplio grupo
profesional de administrativos, no pueden equipararse las funciones de dirección, organización, inspección o
control que corresponde a los Jefes con las de atención al público desde una terminal vinculada a la Caja.
No se trata de que un Jefe no pueda ser destinado momentáneamente a realizar estas funciones en casos de
necesidad, como en la sustitución, sino de que son funciones inferiores que implican una movilidad vertical
descendente que sólo pueden durar el tiempo necesario para solventarla, pero que no autorizan a mantenerlo
370 Jesús R. Mercader Uguina
permanentemente asignado a tal puesto de trabajo —como se declara probado—, pues ello redundaría en
perjuicio de su formación y promoción profesional.
3º) Reclamación judicial del ascenso. Todas las controversias en esta materia se dirimirán
ante la jurisdicción Social mediante la modalidad procesal especial regulada en el art. 137
LJS, una de cuyas características más relevantes es la de carecer de recurso.
Lección 12. La determinación de la prestación de servicios 371
Respuesta. Como regla general, debe constar que el cambio de puesto resulte técnica u objetivamente po-
sible o pueda razonablemente exigirse por motivos justificados. Para un caso en el que no quedaron acreditados
tales presupuestos, véase la STSJ Castilla y León, Valladolid 30-12-2006 (Rº 2293/2005).
4º) Bonificación en las cuotas a la Seguridad Social durante el cambio. Cuando, por razón
de riesgo durante el embarazo y riesgo durante la lactancia natural, la trabajadora es destinada
a un puesto de trabajo o función diferente y compatible con su estado, se aplica a las cuotas
devengadas durante el período de permanencia en el nuevo puesto de trabajo o función una
reducción del 50% de la aportación empresarial en la cotización por contingencias comunes
(DA 5º L 51/2007).
1º) Posibilidad de establecer reglas por vía colectiva. Establece una regla de remisión de esta
materia a su regulación por vía negocial, ya por convenio colectivo o, en su defecto, acuerdo
colectivo de empresa, sin perjuicio de referir igualmente a las facultades organizativas del
empresario ex arts. 22 y 39 ET.
2º) Sistemas de ascenso. El art. 24 ET enuncia los cuatro sistemas más clásicos de ascen-
so: formación (oposición), mérito (concurso), antigüedad y decisiones organizativas del
empresario (libre designación en relación a puestos de confianza). El régimen de ascensos
ha de ser formal y objetivo. El de antigüedad está llamado a tener una importancia cada
vez más residual, creciendo en importancia el criterio de oposición y, sobre todo en la
empresa privada, el de concurso de méritos, teniendo derechos los representantes legales
a formar parte de los Tribunales, tal y como se reconoce ampliamente en la negociación
colectiva.
3º) Respeto al principio de no discriminación por razón de sexo. Finalmente, enuncia una
regla de igualdad de trato por razón de sexo. Consciente el legislador de las notables diferen-
cias de trato que se producen en la realidad laboral en esta materia, que sigue evidenciando
un mayor porcentaje de empleo masculino respecto al femenino en los puestos de mayor
nivel, contiene un específico mandato al empresario para fijar «reglas comunes para los tra-
bajadores de uno y otro sexo».
Caso práctico 12.7. Se plantea si es discriminatorio el sistema de promoción profesional establecido en
una empresa del sector de grandes almacenes, en el que existe un menor porcentaje de mujeres que ocupen
tareas profesionales superiores de técnicos y mandos. En el supuesto analizado, la Inspección de Trabajo ha-
bía levantado acta de infracción por constatar discriminación indirecta por razón de género en el sistema de
promoción profesional. Posteriormente, se presentó demanda de oficio, a los efectos de que esta cuestión se
resolviera en el orden jurisdiccional social. La empresa demandada, en su sistema de promoción establecido
por Convenio Colectivo, utilizaba un procedimiento de libre designación para el acceso al grupo profesional
de técnicos y mandos.
Respuesta. La STS 18-7-2011 (Rº 133/2010) ha entendido que “es en el ascenso a estas tareas donde
se produce una desproporción adversa para las mujeres, porque esos puestos son ocupados, principalmente,
por los hombres en porcentajes muy superiores a los cubiertos por mujeres, dado el número de personas de
uno y otro sexo que emplea la empresa. Estos resultados se ven favorecidos por el sistema de selección: el
ascenso a técnicos y mandos es por libre designación y el pase a coordinador es el resultado de la evaluación
continuada del superior inmediato. Así mismo, facilita estos resultados desproporcionados el secretismo y la falta
de publicidad con la que los ascensos se llevan a cabo, sin que las plazas se oferten, ni sean conocidas por
los sindicatos o por los trabajadores cuya asistencia a los cursos de formación depende del poder discrecional
de la empresa”.
§22. Delimitación. El art. 20.3 ET reconoce la facultad empresarial de adoptar las medi-
das que considere más oportunas de vigilancia y control para verificar el cumplimiento por
el trabajador de sus obligaciones y deberes laborales, guardando en su adopción y aplicación
la consideración debida a la dignidad humana. El problema planteado por este precepto
viene referido a la determinación de cuándo los mecanismos empleados por el empresario
para controlar el cumplimiento de los deberes laborales por los trabajadores implican una
vulneración de los derechos a la intimidad, propia imagen, secreto de las comunicaciones
y protección de datos de carácter personal, en consecuencia, un ejercicio ilegítimo de la
facultad de vigilancia legalmente reconocida en el art. 20.3 ET.
Caso práctico 12.8. ¿Puede considerarse justificada la medida empresarial de impregnación de tinte
invisible en el billete que había sido previamente introducido en un monedero depositado en los vestuarios», y el
posterior examen de las manos de la trabajadora para comprobar si había tocado el referido billete?
Respuesta. La STSJ Andalucía, Málaga, 13-11-2003 (Rº 1499/2003), considera que se trata de una
medida justificada (ya que existían sospechas de la comisión por parte de la recurrente de las graves irregulari-
dades a que hace mención la carta de despido); idónea para la finalidad pretendida por la empresa (verificar si
el trabajador cometía efectivamente las irregularidades sospechadas y en tal caso adoptar las medidas discipli-
narias correspondientes); necesaria (ya que la colocación de la tinta serviría de prueba de tales irregularidades);
y equilibrada (pues el examen de las manos de la actora tuvo una duración temporal limitada, la suficiente para
comprobar si las tenía manchadas con el referido tinte), por lo que debe descartarse que se haya producido
lesión alguna del derecho a la intimidad personal consagrado en el art. 18.1 CE. En efecto, la intimidad de la
recurrente no resulta agredida por el mero hecho de comprobar si había sido ella quien había cogido el dinero,
pues esa medida no resulta arbitraria ni caprichosa, ni se pretendía con la misma divulgar su conducta, sino
que se trataba de obtener un conocimiento de cuál era su comportamiento laboral, pretensión justificada por la
circunstancia de haberse producido anteriores sustracciones en el centro de trabajo. Sin embargo, la STSJ Cata-
luña 31-7-2003 (RL, 2004/1) excluye la licitud —y por tanto la validez como prueba en un proceso de despido
de sus resultados— de lo que llama un «test de honestidad» al que es sometida una cajera de una droguería
en cuya caja se introducen subrepticiamente 10 euros, que no declara haber hallado cuando hace el arqueo.
Respuesta. La STSJ Cataluña 26-1-2006 (Rº 3124/2005), considera que los hechos por los que fue
sancionada la actora obedecieron a los incumplimientos, detectados en las escuchas telefónicas que se le
realizaron, actividad que se realiza habitualmente en el sector de Telemarketing y que se desarrolla de forma
totalmente aleatoria sobre todos los trabajadores por igual, como medio de detectar el óptimo cumplimiento de
sus servicios profesionales por lo que la única conclusión razonable a la que se puede llegar es a la de que se
trata de un control proporcionado a la finalidad que con el mismo se pretende —juicio de necesidad—, es idó-
neo para el mismo fin —juicio de idoneidad— y ponderando equilibrio porque de ese control se pueden derivar
beneficios para el servicio que presta la empresa y no parece que del mismo se puedan derivar prejuicios para
el derecho fundamental de los trabajadores —proporcionalidad en sentido estricto—.
Respuesta. La STSJ Madrid 27-6-2007 (Rº 578/2007) considera que la actividad que cualquier persona
pueda llevar a efecto fuera de su centro de trabajo, pertenece a la esfera de su vida privada, aun cuando se
desarrolle en espacios públicos, y no puede ser fiscalizada por la empresa, porque forma parte de su intimidad,
no teniendo los empleadores derecho alguno a conocer a qué dedican los trabajadores su tiempo. La sentencia
añade que las ocupaciones o actividades de las personas en espacios públicos siguen perteneciendo a su inti-
midad, en tanto son compartidos con quienes ellos quieran o amparados por el anonimato cuando lo deseen.
El Tribunal asimila este supuesto a los casos en los que el Tribunal Constitucional se ha pronunciado respecto a
las zonas de recreo o descanso dentro de los centros de trabajo. La prevalencia del derecho a la intimidad del
recurrente, sólo puede ser limitada por las facultades de control del empresario, por una acreditada necesidad
o interés empresarial, sin que sea suficiente su mera invocación para sacrificar el derecho del trabajador.
Respuesta. La STC 186/2000 considera que el poder de dirección del empresario le atribuye la facultad
de adoptar las medidas que estime más oportunas para verificar el cumplimiento del trabajador de sus obliga-
ciones laborales, capacidad, en cualquier caso, que no resulta ilimitada. El Tribunal se ocupa de subrayar que
tal posibilidad no supone que el empresario quede «apoderado para llevar a cabo, so pretexto de las facultades
Lección 12. La determinación de la prestación de servicios 377
de vigilancia y control que le confiere el art. 20.3 ET, intromisiones ilegítimas en la intimidad de sus empleados
en los centros de trabajo». No obstante, a juicio del referido pronunciamiento: la medida era justificada (exis-
tían razonables sospechas de la comisión por parte del recurrente de graves irregularidades en su puesto de
trabajo); Idónea para la finalidad pretendida por la empresa (verificar si el trabajador cometía efectivamente
las irregularidades sospechadas y en tal caso adoptar las medidas disciplinarias correspondientes), necesaria
(la grabación serviría de prueba de tales irregularidades); y equilibrada (la grabación de imágenes se limitó a
la zona de la caja y a una duración temporal limitada, la suficiente para comprobar que no se trataba de un
hecho aislado o de una confusión, sino de una conducta ilícita reiterada).
Caso práctico 12.12. Dña. Raimunda ha venido prestando servicios para una cadena de supermercados
como cajera, su trabajo consiste en el registro mediante scanner de los productos que los clientes le exponen,
emitir el recibo y realizar el cobro. Fue despedida por faltas disciplinarias consistentes en haber evitado el esca-
neo de diversos productos en beneficio de su pareja. Se solicita la declaración de nulidad del despido porque
la imputación del incumplimiento contractual se basó en la captación videográfica de dichas acciones a través
de unas cámaras instaladas por la empresa para prevenir robos por parte de los clientes.
Respuesta. La STS 13-5-2014 (Rº 1685/2013) declara la nulidad del despido porque la empresa no
había informado previamente a la trabajadora de la posibilidad "de tal tipo de grabación ni de la finalidad de
dichas cámaras instaladas permanentemente, ni, lo que resultaría más trascendente, tampoco se informó, con
carácter previo ni posterior a la instalación, a la representación de los trabajadores de las características y el
alcance del tratamiento de datos que iba a realizarse, esto es, en qué casos las grabaciones podían ser exami-
nadas, durante cuánto tiempo y con qué propósitos, ni explicitando muy particularmente que podían utilizarse
para la imposición de sanciones disciplinarias por incumplimientos del contrato de trabajo; por el contrario, al
requerir tales representantes de los trabajadores a la empresa, una vez instaladas, se les indicó que su finalidad
era evitar robos por terceros y no se trataba de un sistema para el control de la actividad laboral, que unas
funcionarían y otras no y sin precisar tampoco el almacenamiento o destino de tales grabaciones, pues en este
caso, dicha grabación" se usó con la indicada y distinta finalidad de controlar la actividad de la demandante
y luego para sancionar a la misma con el despido” y sin que obste a la ilegalidad de la conducta empresarial
el hecho de que la existencia de las cámaras fuera apreciable a simple vista.
Caso práctico 12.13. Una empresa de transporte ha colocado sistemas de geolocalización (GPS) en los
vehículos que los empleados utilizan para el desarrollo de su actividad laboral. Dicho sistema de geolocaliza-
ción proporciona los siguientes datos: hora de arranque de la furgoneta; hora de aparcamiento de la furgoneta;
puntos de paso y paradas de la furgoneta; velocidad de las furgonetas, tanto máxima como media; consumos
del vehículo, siendo esto una simulación en función de los kilómetros recorridos, horas de funcionamiento de la
furgoneta y horas en las que está parada; Kilómetros realizados por jornada. ¿Afecta dicho sistema al derecho
a la intimidad de los trabajadores afectados?
§26. Registros sobre la persona del trabajador, taquillas o efectos particulares. La po-
sibilidad de que el empresario efectúe registros sobre la persona del trabajador, sus taquillas
o sus efectos particulares está sujeta al cumplimiento de determinados requisitos en base a
lo establecido por el art. 18 ET. El art. 18 ET confiere al empresario facultades exorbitantes
y excepcionales de «policía privada» o «policía empresarial» para proteger su patrimonio y el
de otros empleados. El bien jurídico protegido es la propiedad privada, los intereses propie-
tarios, tanto del empresario como de los propios compañeros de la empresa.
La legitimidad del ejercicio de los registros viene condicionada legalmente por tres presu-
puestos o garantías que limitan el poder de actuación del empresario:
1º) Justificación de la necesidad de la medida. Se requiere la justificación de la necesidad de
tal medida para la protección del patrimonio empresarial y del de los demás trabajadores de
la empresa. De este modo sólo cuando el empresario tenga la seguridad o la motivada sos-
pecha corroborada por pruebas o indicios de un ilícito frente al patrimonio empresarial será
posible dicha actuación, sin que baste la alegación de que se trate de un registro rutinario
por vulnerar el derecho a la intimidad del trabajador.
2º) Carácter imprescindible. El registro estará legitimado dentro de los límites de lo estric-
tamente necesario para la finalidad que se pretende; no pudiéndose tomar más conocimien-
to que el imprescindible para la comprobación de lo perseguido por el registro. El registro
debe efectuarse siempre por persona del mismo sexo; con la máxima discreción y por tanto
en un lugar separado de la presencia intrusiva de terceros; y, en fin, respetando siempre los
derechos a la dignidad e intimidad del trabajador.
3º) Asistencia de un representante de los trabajadores o de un trabajador de la empresa. Es
necesaria la asistencia de un representante legal de los trabajadores o, en su ausencia, de
otro trabajador de la empresa, siempre que ello fuera posible. En cuanto a este requisito,
la dicción del art. 18 ET, que señala «siempre que ello fuera posible», ha justificado una
interpretación flexible de la jurisprudencia en la exigencia de este requisito, de modo que
no se requiere la asistencia de las personas enumeradas en el art. 18 ET cuando se trata de
registro de vehículos pertenecientes a la empresa o cuando el registro se efectúa por agentes
de policía a instancias del empleador.
4º) Amplitud de los bienes objeto de registro. Respecto a los bienes que pueden ser objeto
de registro, se ha admitido el registro de vehículos que, en estos casos, debe adaptarse a las
características del vehículo de motor (STS 1-7-1990, RJ 1990\5049), o se han considerado
como «efectos personales» los sobres cerrados, los cajones de la mesa del despacho, bolsas o
bolso de mano del trabajador, etc……
Caso práctico 12.14. Una empresa procedió a controlar visualmente el contenido de bolsos de los em-
pleados al salir del trabajo en una zona destinada a recepción de mercancías fuera de la vista del público. Los
miembros del Comité de Empresa tienen conocimiento de la práctica de estos controles que tienen por finalidad
disuadir de sustracciones al personal para evitar las pérdidas que ello comporta, sin que en momento alguno
la empresa haya impedido el acceso de los miembros del Comité a presenciar el control. Se formula demanda
judicial de tutela de derechos fundamentales para que se declare que la práctica de la empresa vulnera el
derecho al honor, intimidad y dignidad de los trabajadores, condenándose al pago de una indemnización a
cada trabajador de 3000 euros o aquella cantidad que se estime ajustada a derecho.
Respuesta. La STSJ Cantabria 14-12-1994 (Rº 831/1994) ha señalado que el registro debe realizarse
con la asistencia de un representante de los trabajadores, requisito previsto en principio para el registro in-
Lección 12. La determinación de la prestación de servicios 379
dividual porque cuando se ha generalizado o es colectivo, los mismos representantes tienen ordinariamente
conocimiento de que se efectúa precisamente por ser ellos mismos registrados y pueden ante dicha noticia
solicitar su presencia en él de cada uno de los trabajadores, a medida que este registro se va efectuando, lo
que no se acredita hayan solicitado, como tampoco el establecimiento de acuerdos para disponer modalidades
concertadas de los controles.
Caso práctico 12.15. Los representantes de una empresa realizaron el registro de la mesa de despacho
de director de sucursal de banco: mirado en el cajón de su despacho. En el mismo, apareció un paquete con
dinero y movimientos de la cuenta de un cliente. El trabajador no estaba presente porque estaba de vacaciones.
Y tampoco estuvo el representante de los trabajadores. ¿Es correcto el registro realizado?
Respuesta. La STSJ Castilla-La Mancha 16-9-1999 (Rº 533/1999), señala que la actuación llevada
a cabo sobre los cajones de la mesa donde prestaba su trabajo el recurrente, en su ausencia, sin la pre-
sencia de representante sindical o unitario de los trabajadores y, además, con clara manipulación y lectura
no accidental de los documentos allí observados, abriendo carpetas que se encontraban en su interior, allí
depositadas por el trabajador, y manipulando dinero en metálico que se encontraba en el interior de una
carpeta, y que no era objeto de pesquisa alguna, es conducta que, realizada por parte de quien representa
a la empresa, especialmente en ámbitos sancionadores, como es un miembro de la inspección de la entidad
bancaria, iba en contra del respeto a la inviolabilidad de los efectos particulares del trabajador. Este origen
irregular lo contamina todo, incluso el reconocimiento posterior por el trabajador de que, en efecto, se había
apoderado de dinero de un cliente.
Respuesta. La importante STS 20-9-2007 (Rº 966/2006), alcanza las siguientes conclusiones: 1) El art.
18 ET confiere al empresario facultades exorbitantes y excepcionales de «policía privada» o «policía empre-
sarial» para proteger su patrimonio y el de otros empleados. 2º) Los sistemas informáticos de la empresa son
un instrumento de trabajo sujeto a las facultades de control del empresario. 3º) No cabe aplicación directa ni
por analogía del art. 18 ET al control del uso del ordenador por los trabajadores. 4º) Puede existir una expec-
tativa razonable de intimidad en el uso privado de los medios informáticos de la empresa. 5º) El empresario
ha de establecer unas pautas sobre el uso de los medios informáticos y advertir de la existencia de controles.
Un análisis más amplio de la citada sentencia, MERCADER UGUINA, J.R. Límites del control empresarial sobre el
uso por el trabajador del ordenador facilitado por la empresa como instrumento de trabajo: STS 26-9-2007
como «leading case», en AA.VV. (Coord. I. Sagardoy de Simón y Luis Gil Suarez), Jurisprudencia y Grandes
Cuestiones Laborales, Madrid, Francis Lefebvre, 2010, pp. 157 a 178). La citada doctrina ha sido ratificada
por el propio Tribunal Supremo en su STS 6-10-2011 (Rº 4053/2010) y por el Tribunal Constitucional en la
STC 241/2012, de 17 de diciembre.
A título de ejemplo, La Caixa ha publicado un código de conducta sobre el uso de los recursos telemáticos
de la entidad para todos los trabajadores. La nueva norma de La Caixa se basa en suministrar al empleado dos
cuentas de correo distintas, una profesional y otra particular. La cuenta de correo profesional estará dentro del
dominio www.lacaixa.es y la norma establece que al tratarse de una herramienta propiedad de la empresa ha
de ser usada con fines profesionales sin que exista ninguna perspectiva de uso privado. Al margen de esta cuen-
ta, La Caixa facilitará otra dirección de correo a cada uno de sus empleados para uso personal. Esta cuenta
será contratada por La Caixa a un servidor externo y será gratuita para el empleado. El titular de la cuenta será
el empleado que la gestionará no en su calidad de empleado sino a título personal.
§28. Control del estado de salud del trabajador por el empresario. El art. 20.4 ET
señala, dentro de las facultades del empresario de dirección y control de la actividad laboral,
que éste «podrá verificar el estado de enfermedad o accidente del trabajador que sea alegado
por éste parar justificar sus faltas de asistencia al trabajo, mediante reconocimientos a cargo
del personal médico. La negativa del trabajador podrá determinar la suspensión de los dere-
chos económicos que pudieran existir a cargo del empresario por dichas situaciones». Este
específico deber de obediencia del trabajador plantea varios problemas.
1º) Concurrencia de opiniones médicas. Puede plantearse la posible colisión entre el parecer
del médico designado por el empresario y el del facultativo de la Seguridad Social, que sin
duda habrá de zanjarse en vía administrativa por la Inspección de los Servicios Sanitarios
de la Seguridad Social. Como ha subrayado la doctrina de suplicación «a efectos laborales
Lección 12. La determinación de la prestación de servicios 381
sus estrictos términos, porque dicho precepto «sólo se refiere de forma expresa a los delitos y
faltas de naturaleza penal y a las infracciones administrativas» (ATC 293/1982, 555/1986),
encontrándonos ante un principio ajeno por completo «al cumplimiento y probanza de las
obligaciones de carácter civil» (ATC 360/1991). Las garantías deben, por tanto, buscarse
preferentemente en el momento de hallar la adecuación de las medidas adoptadas, y no en
la previa fijación de las infracciones (Fernández López).
2º) Principio de tipicidad. En cuanto al principio de tipicidad de las infracciones, el art.
58.1 ET autoriza a la dirección de las empresas a sancionar los incumplimientos contractua-
les de los trabajadores «de acuerdo con la graduación de faltas y sanciones que se establezcan
en las disposiciones legales o en el convenio colectivo aplicable». El catálogo de infracciones
leves, graves y muy graves es muy amplio, lo mismo que ocurre con las sanciones (amones-
tación verbal, suspensión de empleo y sueldo, traslados forzosos, inhabilitaciones para el
ascenso o postergaciones para el mismo, pérdidas de antigüedad, despido), prohibiéndose
expresamente sólo dos: la reducción del derecho al descanso y el descuento de retribuciones
o «multas de haber» (art. 58.3 ET). La falta de precisión en la definición de las infracciones
podría determinar la invalidez de cláusulas generales y de aquellas técnicas análogas que
no cumplen plenamente con la exigencia de predeterminación normativa de las conductas
ilícitas y de las correspondientes sanciones.
3º) Principio «non bis in idem». La jurisprudencia ha admitido la aplicación del principio
«non bis in idem» al ámbito sancionador privado. Como señaló la STS 22-9-1988 (RJ.
7096), la facultad sancionatoria se integra dentro del poder de dirección que el empresa-
rio tiene atribuido por su posición en la relación de trabajo (art. 58.1 ET) y en cuanto se
ejercita a través de una declaración unilateral de voluntad, regular y válidamente emitida,
produce, desde su recepción por el destinatario, unos efectos jurídicos —la imposición de
la sanción correspondiente— que vinculan a su autor, creando un límite punitivo que im-
pide a la empresa volver a sancionar los mismos hechos con una sanción más grave, y ello
sin perjuicio de que el trabajador pueda impugnar la sanción ante el órgano jurisdiccional
competente.
4º) Inexistencia de igualdad en la ilegalidad. El TC ha señalado reiteradamente que el
principio de igualdad ante la Ley no significa un imposible derecho a la igualdad en la ile-
galidad, de manera que en ningún caso aquel a quien se aplica la Ley puede considerar vio-
lado el citado principio constitucional por el hecho de que la Ley no se aplique a otros que
asimismo la han incumplido (por todas, SSTC 43/1982; 62/1987, 40/1989, y 21/1992).
El ATC 118/1986, tuvo oportunidad de subrayar que «la igualdad que el art. 14 de la CE
garantiza es la igualdad ante la ley y, en consecuencia su infracción solo puede ser remediada
en amparo cuando el tratamiento diferenciado es imputable a un acto de los poderes que
hemos llamado públicos, no, en modo alguno, cuando se trata de relaciones entre privados
cuya libertad, también constitucionalmente garantizada, puede llevarlos a perdonar en unos
lo que no perdonan en otros (……) el recurrente no ha sido sancionado por un tribunal
del honor, ni ha sido objeto de ninguna sanción penal o administrativa, sino de un despido
disciplinario por infracción de sus obligaciones contractuales» (ATC 27/1991).
Lección 12. La determinación de la prestación de servicios 383
Caso práctico 12.17. Varias trabajadoras manifiestan en sus demandas que la sanción que les ha sido
impuesta se ha efectuado vulnerando el derecho a la igualdad y no discriminación, alegando que el resto de
las Tripulantes de Cabina de Pasajeros han adoptado el mismo comportamiento que ha dado lugar en ellas a
la sanción, sin que en tal caso dicha actitud haya provocado sanción alguna y ello pese a que la empresa tuvo
conocimiento de dichos incumplimientos. En el caso, consideran, que al invocarse por las trabajadoras el carácter
discriminatorio de la sanción por vulneración del art. 14.1 CE, ante un supuesto de hecho igual —otras Tripulantes
de Cabina de Pasajeros no rellenaron el informe de vuelo— debió la empresa probar la existencia de un motivo
razonable para no sancionar a las Tripulantes de Cabina de Pasajeros que no cumplimentaron el informe, llevando
a la convicción del Juzgado que la sanción fue absolutamente extraña a todo propósito discriminatorio.
Respuesta. Como ha señalado la STC 21/1992, en línea con lo anterior, el TC ha venido reiterando
que «el principio de igualdad ante la ley no significa un imposible derecho a la igualdad en la ilegalidad» y
ha aplicado este principio a aquellos supuestos en que el trabajador reclamaba la declaración de nulidad del
despido o sanción de que había sido objeto sobre la base de la existencia de un trato desigual al no haber
sido sancionados con la misma intensidad otros trabajadores por similares o idénticos comportamientos. Todo
ello aun considerando que el trabajador que incumple su contrato no se encuentra en la ilegalidad, porque la
sanción que se le impone «no se da como consecuencia de la infracción de una ley (aunque tenga en ella su
apoyo), sino de una cláusula contractual».
5º) Derecho a la presunción de inocencia. Debe partirse del alcance restrictivo que el derecho
de presunción de inocencia tiene en el ámbito laboral, pues su campo de aplicación natural
es el proceso penal y, por extensión, el procedimiento administrativo sancionador. Y es que,
como señalan las SSTC 36/1985 y 37/1985, «el órgano judicial no emite ningún juicio sobre
la culpabilidad o inocencia del trabajador que suponga el ejercicio del ius puniendi del Esta-
do, sino sólo la valoración de la procedencia o improcedencia de la sanción impuesta por el
empleador (SSTC 81/1988; 30/1992; 27/1993; 53/1995, y 125/1995). En definitiva, como
señalaron las SSTC 153/2000 y 186/2000, «el derecho fundamental a la presunción de ino-
cencia no puede alegarse en el ámbito de las relaciones laborales cuando éstas son extinguidas
unilateralmente por el empleador mediante el despido disciplinario. En efecto, cuando el em-
presario sanciona con el despido una conducta del trabajador constitutiva de incumplimiento
grave y culpable de la relación contractual, no se halla en juego, en puridad, la inocencia o
culpabilidad del trabajador despedido, ni, en consecuencia, la actividad probatoria producida
en el proceso laboral emprendido frente al acto extintivo se encamina a destruir la presunción
de inocencia garantizada por el art. 24.2 CE, sino, más sencillamente, a justificar el hecho o
hechos causantes del despido y su atribución al trabajador».
Prescripción corta
En faltas continuadas debe estarse a la fecha Las faltas cometidas fraudulentamente –o con El plazo máximo para ejecutar la san-
del último acto ilícito consentido. ocultación de datos– prescriben cuando la ción también es de seis meses por ana-
Ejemplo: Fumar dentro del centro de trabajo empresa tiene adecuado conocimiento de logía con el plazo prescriptivo de faltas
su comisión
1º) Función de la prescripción de las faltas. La necesaria fijación de un plazo de prescripción para
las1º) Función
faltas de la prescripción
y sanciones es indiscutida,desilassefaltas.
tiene enLacuenta,
necesaria por fijación
un lado, de un plazode
la exigencia debuena
prescripción
fe en el
para las faltas
ejercicio de los yderechos
sanciones es indiscutida,
conectada si se tiene
con el principio en cuenta,
de seguridad por que
jurídica, un lado,
impone la elexigencia de
ejercicio de
buena
cualquierfe en el ejercicio
derecho en un de losrazonable;
plazo derechos y,conectada
por otro, lacon el principio
propia naturaleza deyseguridad
función deljurídica, que
poder disci-
impone
plinario,elque ejercicio
exige la de cualquierentre
inmediación derecho eny un
la falta plazo razonable;
la sanción (Fernándezy,López).
por otro, la propia natu-
La inmediatez en el
raleza
ejercicioy función
del poderdel poder disciplinario,
disciplinario se aplica a todasque las
exige
faseslaeninmediación
que interviene entre la faltasancionadora
la voluntad y la sanción
del empresario:López).
(Fernández la imputación del incumplimiento,
La inmediatez la aplicación
en el ejercicio del poder de ladisciplinario
sanción y la ejecución
se aplicamaterial
a todas
de la misma (Gil y Gil).
las fases en que interviene la voluntad sancionadora del empresario: la imputación del in-
2º) Plazos de prescripción. El ET ha fijado períodos de prescripción muy breves mediante un doble
cumplimiento, la aplicación de la sanción y la ejecución material de la misma (Gil y Gil).
sistema, diferenciable en función del dies a quo: a partir del momento en que la empresa tiene cono-
2º) Plazos de prescripción. El ET ha fijado períodos de prescripción muy breves mediante
cimiento del hecho y desde el momento de la comisión, para el plazo de cierre. El art. 60.2 ET recoge
un
las doble
figuras sistema,
de lo que sediferenciable en funciónprescripción
ha venido denominando del dies a quo: cortaay partir del momento
prescripción larga. Por laenprimera
que la
empresa tiene conocimiento del hecho y desde el momento de la comisión,
se entiende el transcurso del plazo de diez, veinte o sesenta días –según la falta se califique como leve,para el plazo de
grave o muy grave–, desde que la empresa tiene conocimiento de la existencia de los hechos cometi-
dos. La segunda corresponde al transcurso del período de seis meses desde la comisión de la falta.
Lección 12. La determinación de la prestación de servicios 385
cierre. El art. 60.2 ET recoge las figuras de lo que se ha venido denominando prescripción
corta y prescripción larga. Por la primera se entiende el transcurso del plazo de diez, veinte
o sesenta días —según la falta se califique como leve, grave o muy grave—, desde que la em-
presa tiene conocimiento de la existencia de los hechos cometidos. La segunda corresponde
al transcurso del período de seis meses desde la comisión de la falta.
Respuesta. Esta solución fue estimada por las SSTSJ Canarias, Santa Cruz de Tenerife 18-4-2006 (Rº
57/2006) y STSJ Madrid 25-5-2004 (Rº 762/2004). Las mismas señalan que la responsabilidad disciplinaria
(art. 54 ó 58 ET) de un trabajador es distinta, independiente y compatible con la responsabilidad civil. De
este modo el trabajador queda obligado a resarcir al empleador de los daños y perjuicios (responsabilidad
civil, más bien se repite, responsabilidad laboral) causados por ello, conforme al citado régimen normativo civil
general.
cumplimiento del contrato ocasionado por sus auxiliares, Madrid, Mc Graw Hill, 1996. MORENO DE TORO,
C., La responsabilidad civil del empresario por actos de sus empleados, Madrid, CES, 1999.
§34. Responsabilidad civil del empresario por actos de sus dependientes. Según el art.
1903.4 CC, el empresario responde civilmente por actos de sus dependientes. El problema
que se plantea en estos casos es el de si la empresa auxiliar puede ser considerada «depen-
diente» a estos efectos.
1º) Concepto de «auxiliar». Desde la perspectiva que ofrece el Derecho de daños, el
dato decisivo para determinar si el tercero que interviene en el cumplimiento de una
obligación debida por una determinada empresa es o no su auxiliar a efectos de generar
responsabilidad es el de la presencia o no de la voluntad de la misma de introducir a ese
tercero en las actividades de ejecución de su obligación. Es irrelevante, en estos casos, el
tipo de relación interna que vincula al auxiliar con la empresa y la circunstancia de que
la actuación del auxiliar se realice con total autonomía y sin sujeción a órdenes o ins-
trucciones de aquélla. De esta forma, pueden presentar ese carácter de auxiliares no sólo
los trabajadores de la propia empresa, sino también empresarios autónomos, contratistas
y subcontratista, siempre que exista una voluntaria introducción de éstos en el cumpli-
miento de la obligación
2º) Responsabilidad objetiva. A diferencia de la responsabilidad extracontractual que exige
la culpa in vigilando o in eligendo del responsable, la imposición de responsabilidad a cargo
del deudor es una responsabilidad sin culpa, una responsabilidad, por lo tanto, objetiva. El
carácter objetivo de esta responsabilidad se ha justificado en la condición de deudor del em-
presario, en la protección de la confianza del acreedor y en la protección del tráfico jurídico
o en la teoría del riesgo. El deudor asume la obligación de garantía por la conducta de los
auxiliares que utiliza en el cumplimiento. Por eso, aunque su conducta haya sido diligente,
responde frente al tercero de los posibles incumplimientos. El deudor que encomienda a
otras personas el cumplimiento total o parcial de sus obligaciones responderá de todo in-
cumplimiento provocado por ellas, que le hubiera sido subjetivamente imputable de haber
actuado como lo han hecho sus auxiliares en el cumplimiento, aunque el deudor no haya
incurrido en culpa-negligencia alguna en la elección, la dirección e instrucciones o en la
vigilancia de los mismos.
3º) Responsabilidad directa. Se trata de una responsabilidad directa del empresario, que el
tercero puede exigirle demandándole sin más ante los tribunales civiles.
Caso práctico 12.20. Sobre las 1.50 horas del día once de agosto de mil novecientos noventa, la expre-
sada menor Sara, acompañada de otras amigas, entró en la «Discoteca Plató», sita en las denominadas «Gale-
rías Goya» de la Plaza Uncibay de Málaga y, tras bailar durante algún rato aquélla, en unión de Mª Dolores P.
P., se dirigió a la barra con la intención de beber agua, pidiéndoselo así a un camarero —no identificado— que
se encontraba tras uno de los mostradores, procediendo éste a colocar sobre la barra dos botellines de agua de
la marca «Villadrau», de los que uno fue desprecintado y abierto por Mª Dolores, quien ingirió su contenido sin
sufrir percance alguno, en tanto que el otro fue abierto quitándole el tapón el propio camarero, pero sin llegar
a desprecintarlo, vertiendo el líquido que contenía sobre un vaso de plástico con cubitos de hielo, ingiriendo
Sara un sorbo del líquido, sintiendo, inmediatamente, síntomas de abrasión en la cavidad bucal y en el esófago,
quedándole, a consecuencia de ello, quemaduras esofágicas y, como secuela, tras numerosas intervenciones
quirúrgicas, estenosis de esófago que le impide tener una alimentación normal.
Lección 12. La determinación de la prestación de servicios 387
Respuesta. La STS (Civil) 29-10-2002 (Rº 824/1997) considera que, en la presente «litis», la empresa tie-
ne una responsabilidad que no se puede determinar como de segundo grado o subsidiaria, sino que la misma,
con todas sus consecuencias, debe ser calificada de directa, perfectamente compatible con la exigible a otras
personas, con las que únicamente les vinculará, en su exigencia, una relación de solidaridad. Y ello dado que
el art 1903 CC establece que la obligación es exigible no sólo por los actos u omisiones propios, sino también
por los de aquellas personas de quienes se debe responder, responsabilidad por hecho ilícito ajeno que tiene su
fundamento en una culpa «in eligendo» o «in vigilando», e incluso en la creación de un riesgo y requiere como
presupuesto inexcusable en el supuesto del párrafo 4º del citado precepto, que exista una relación jerárquica o
de dependencia, más o menos intensa, según las situaciones concretas, entre el ejecutor causante del daño y
la empresa o entidad a quien se exige la responsabilidad.
Respuesta. La STS (Penal) 15-2-2002 (Rº 803/2002), remite a la responsabilidad subsidiaria del art.
120.4 CP.
Lección 13
El lugar de la prestación de trabajo
ÍNDICE: 1. LA ADSCRIPCIÓN DEL TRABAJADOR AL LUGAR DE TRABAJO. §1. Concepto. §2. La adscripción del
trabajador al centro de trabajo. §3 Supuestos especiales de adscripción del trabajador al centro de trabajo. 2.
TRABAJO A DISTANCIA Y TELETRABAJO. §4. El trabajo a domicilio. §5. El teletrabajo. 3. MODIFICACIONES DE
LA ADSCRIPCIÓN INICIAL DEL TRABAJADOR AL LUGAR DE TRABAJO: LA MOVILIDAD GEOGRÁFICA. §6 Cam-
bios del lugar de trabajo que no exijan cambio de residencia. §7. Cambios que exigen cambio de residencia.
§8. Concepto de traslado. §9. Los desplazamientos: Concepto. §10. Procedimiento y efectos de los despla-
zamientos. §11. Cláusulas contractuales de ampliación del lugar de prestación de servicios. §12. Movilidad
geográfica por razones disciplinarias. §13. Movilidad geográfica dentro de grupos de empresas. §14. Derecho
a la movilidad geográfica de determinados colectivos. 4. MOVILIDAD GEOGRÁFICA TRANSNACIONAL. §15.
La expatriación. §16. Competencia judicial en casos de movilidad geográfica transnacional. §17. Normas de
conflicto en materia laboral. §18. Desplazamientos de trabajadores españoles fuera de la Unión Europea. §19.
Desplazamientos temporales de trabajadores a España. 5. EL ESTATUTO DEL COOPERANTE. §20. Régimen
jurídico del «Estatuto del Cooperante».
§2. La adscripción del trabajador al centro de trabajo. Cada trabajador debe quedar
adscrito a un determinado centro de trabajo en el momento de incorporación a la empresa
(o, cuando menos, el contrato debe especificar a qué centros, dentro de una misma loca-
lidad, podría ser destinado el trabajador de forma sucesiva, indistinta o simultánea). La
misma podrá venir establecida en el contrato de trabajo o, en su defecto, deberá concretarse
en la comunicación que el empresario debe hacer al trabajador siempre que la duración de
390 Jesús R. Mercader Uguina
la relación laboral sea superior a cuatro semanas. En ésta debe contenerse la referencia al
centro de trabajo en que el trabajador presta habitualmente sus servicios, así como si de
forma habitual lo hace en diferentes centros de trabajo o en centros de trabajo móviles o
itinerantes; así como si se encuentra adscrito a varios centros de trabajo (art. 8.5 ET y art.
2.2 c) RD. 1659/1998). Se considera infracción leve no informar por escrito al trabajador
de los elementos del contrato y de las principales condiciones de ejecución del mismo, como
pudiera ser el lugar de trabajo (art. 6.4 LISOS).
Respuesta. La STSJ Castilla y León, Burgos 12-4-1994 (Rº 902/1993) considera que su situación no es la
típica de traslado ni la de desplazamiento que, como movilidad geográfica, desarrolla el art. 40 ET, sino que se
encuentra en la especial situación de trabajador contratado específicamente para prestar servicios en empresa
con centro de trabajo móvil o itinerante a que se refiere, por exclusión, el art. 40.1 ET.
Caso práctico 13.2. D. J.L. prestó servicios por cuenta y bajo la dependencia de la empresa Sabico
Servicios Auxiliares, SA, con la categoría profesional de controlador de servicios. La referida empresa puso en
su comunicación que finalizaba el contrato que tenía suscrito con el centro comercial Pryca en virtud del cual el
actor presta servicios en dicho centro comercial y al no tener ocupación que ofrecerle en Gijón le ofertaron un
puesto de trabajo en Madrid con igual categoría y abono de los gastos de traslado, con opción de extinguir el
contrato de trabajo. Posteriormente, y tras ofrecérsele el traslado a un centro de trabajo de la localidad de San
Sebastián en Guipúzcoa, la empresa considera que se trata de un trabajador itinerante. ¿Esta actividad podría
ser calificada como tal?
Lección 13. El Lugar de la prestación de trabajo 391
Respuesta. La STSJ Asturias 17-11-2000 (Rº 443/2000), considera que la empresa empleadora, dedica-
da a la actividad de servicios, no puede entenderse como empresa con centros móviles o itinerantes, ya que los
distintos centros de trabajo que tiene en otros lugares no pueden ser calificados con dicho carácter. Con la deci-
sión de trasladar al trabajador a otro centro de trabajo que exigía cambio de residencia, se acciona la decisión
del trabajador de optar, al amparo de lo dispuesto en el art. 40 ET, por la extinción de su contrato de trabajo.
Los trabajadores que hayan sido contratados específicamente para prestar sus servicios en
empresas con centros de trabajos móviles o itinerantes se encuentran excluidos de la garan-
tía de inamovilidad prevista en el art. 40 ET, por lo que, en estos casos, el empresario podrá
acordar el traslado del trabajador sin sometimiento a tales medidas.
Caso práctico 13.3. ¿Puede un trabajador negarse a cumplir la orden empresarial de desplazarse a
Estados Unidos para prestar allí temporalmente su trabajo? ¿Es sancionable con el despido la negativa del
trabajador?
Respuesta. La STSJ Galicia 18-6-2010 (Rº 978/2010) considera que está justificado el despido de los
trabajadores que se negaron a cumplir la orden de desplazamiento puesto que con su negativa incumplieron
“los cometidos que eran propios de su prestación laboral, pues los trabajadores fueron contratos para desarrollar
sus servicios en centros de trabajo itinerantes”.
2º) El buque como lugar de trabajo. El buque es considerado expresamente centro de tra-
bajo móvil o itinerante a tenor de lo establecido en el art. 1.5 ET, que debe, en todo caso,
entenderse situado en la provincia en la que radique el puerto base. Las especiales caracterís-
ticas del buque determinan un régimen administrativo especial, obligando a su inscripción
en un Registro de Buques y Empresas Navieras, o en el Registro Especial de la Comunidad
Autónoma de Canarias, constituido como segundo registro establecido por la DA 15 L.
27/1992, de Puertos del Estado.
3º) Mensajeros, repartidores, etc. En las empresas dedicadas a realizar actividades econó-
micas por trabajadores móviles (mensajeros, repartidores, encuestadores o guías turísticos),
el centro de trabajo es el centro base de la actividad, aunque ésta la desarrolle el trabajador
dentro de una zona de trabajo. En todo caso, tales centros no son considerados, eviden-
temente, centros de trabajo móviles o itinerantes. Puede resultar necesario identificar la
zona geográfica en la que se va a desarrollar la actividad, resultando contenido mínimo del
contrato en el caso de la relación laboral especial de representantes de comercio (art. 2.2
RD. 1438/1985, que regula la relación laboral de carácter especial de los representantes de
comercio).
4º) Prestación de servicios y centro de trabajo. Aunque pueden coincidir lugar de prestación
de servicios y centro de trabajo, es posible que un mismo centro de trabajo cuente con de-
pendencias en espacios físicos distintos, incluso alejados entre sí, de modo que el trabajador
podrá prestar sus servicios sólo en una de ellas o que haya sido contratado precisamente para
desarrollar sus tareas de modo habitual en varias. De igual modo, el trabajador desarrollará
tareas en distintos centros sin que cambie el lugar de prestación de servicios, en el caso de
que varios centros de una misma empresa tengan idéntico emplazamiento físico (un mismo
edificio o una misma fábrica).
392 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. Un buen ejemplo de esta regulación se encuentra en el Convenio Colectivo de la Industria del
Calzado, en el que se establecen ciertas mejoras en la regulación de las condiciones de trabajo. Así, su art.
19 señala que «los trabajadores a domicilio, por la jornada pactada en este Convenio, percibirán el salario
fijado en el mismo a rendimiento normal, más un 10% del mismo salario en concepto de gastos generales (luz,
herramientas, etcétera). En todo caso, no perjudicará al salario del trabajador la falta de trabajo no imputable
al mismo; en este caso únicamente dejará de percibir el 10% que se fija en concepto de gastos durante los
días que carezca de trabajo. Los gastos por varios, se abonarán por la empresa, previa justificación por parte
de los trabajadores».
Respuesta. La STSJ Comunidad Valenciana 15-2-2001 (Rº 3731/2000), considera dicha decisión como
despido por entender que entre la empresa y la trabajadora existía una relación laboral al resultar apreciable
con total nitidez el requisito de la dependencia al ser la empresa la que aportaba la maquinaria, quien entrega-
ba los materiales para la realización del trabajo y quien al mismo tiempo retribuía los servicios.
Caso práctico 13.6. Una persona contesta al siguiente anuncio de prensa: «Solicitamos tarotistas con
experiencia. Interesantes condiciones económicas. Imprescindible ser mayor de edad, tener teléfono fijo, orde-
nador, ADSL. Se pide seriedad. Interesadas escribir con sus datos y experiencia a la siguiente dirección». Su-
perado el proceso de selección, esta persona fue contratada para el turno de 7 de la tarde a 3 de la mañana.
Su función era la de recibir llamadas por teléfono y echar las cartas del Tarot. La actora no llamaba a ningún
cliente, sólo recibía llamadas que le pasaba una recepcionista. ¿Estamos ante una relación laboral?
Respuesta. Hay contrato de trabajo allí donde haya una prestación de servicios realizada en forma per-
sonal, voluntaria, remunerada, por cuenta de otro y dentro de su ámbito de organización y dirección y, en este
caso, la laboralidad del contrato es indudable (STSJ Galicia 8-11-2001, Rº 4867/2001). También, en relación
con la prestación de servicios entre un vidente, tarotista y futurólogo y una empresa de servicios telefónicos, vid.
STSJ Madrid 26-6-2006, Rº 1421/2006.
§5. El teletrabajo. Constituye una manifestación o especie del género “trabajo a distan-
cia” recogido en el art. 13 ET, caracterizado por el uso intensivo de nuevas tecnologías.
1º) Delimitación del teletrabajo. Se considera que hay datos relevantes para sostener la
existencia de una relación laboral: a) Cuando el teletrabajo se presta en régimen interacti-
vo, pues resulta casi imposible concebir, en tal caso, una relación jurídica de autonomía.
b) Cuando la propiedad del know-how es del empresario, pues habría dependencia tecno-
lógica. c) Si éste se reserva contractualmente la facultad de escoger o sustituir discrecio-
nalmente y en cualquier momento el software aplicativo, pues, en tal caso, el trabajador
estaría rígidamente vinculado a la empresa. d) En aquellos casos en los que el empresario
facilita un programa informático normalizado con el que los trabajadores habrán de rea-
lizar sus informes en sus ordenadores personales, para cuya realización habían sido ins-
truidos mediante cursillos de formación, con lo que su autonomía era muy relativa. Así,
en STSJ Baleares 30-5-1995 (AS 1790), que considera que los trabajos informativos a
realizar se realizaban a través de un programa informático confeccionado por la empresa,
sentencia confirmada por la STS 22-4-1996 (Rº 2613/1995). e) La calificación de rela-
ción laboral se impone si la subordinación es permanente dada la necesidad de conexión
continua o regular con la empresa y si el empresario controla al trabajador por medio de
fax o de llamadas de teléfono varias veces al día o tiene que estar a disposición del mismo
en horarios determinados.
2º) Acuerdo Marco Europeo sobre Teletrabajo. Este Acuerdo, de 16 de febrero de 2002, es
aplicable a todos los trabajadores de empresas públicas o privadas que efectúen regularmen-
te sus tareas fuera de los locales normales de esa empresa, utilizando las tecnologías de la
información y de las comunicaciones. El Acuerdo Marco se dedica a ordenar las condicio-
nes individuales de trabajo de los teletrabajadores; en concreto: forma escrita del contrato,
carácter voluntario del teletrabajo y su reversibilidad al trabajo en el centro, protección de
los datos manipulados por el teletrabajador, intimidad del teletrabajador e inviolabilidad
de su domicilio, derecho a remuneraciones extrasalariales para el mantenimiento y pago de
Lección 13. El Lugar de la prestación de trabajo 395
los gastos ocasionados por los equipos informáticos de trabajo, igualdad de trato, salud y
seguridad del teletrabajador, libertad para organizar su trabajo.
Caso práctico 13.7. Una trabajadora prestaba servicios para la empresa «Informática y Robótica Aplica-
da, SL», dedicada a la actividad de Telemarketing a través de un contrato verbal. El contenido de la prestación
consistía en: «entablar conversación telefónica con los clientes, mayores de 18 años, que llamaran a las líneas
906 de la empresa, manteniendo un código ético y de conducta, aunque esta conversación sea de carácter
erótico o sexual y procurando la mayor duración posible de la llamada». La selección de las llamadas entran-
tes se hacía por la empresa, la cual, las desviaba por los correspondientes medios técnicos de modo que las
recibiese la teleoperadora en su domicilio. El horario durante el que las llamadas debían ser atendidas era de
9 a 15 todos los días, con exclusión del jueves, día de desconexión impuesto por la empresa. La retribución
era de 10 euros por hora de conversación, IVA incluido. La empresa dejó de desviar llamadas al teléfono de la
actora, desconectándose la desviación. La citada trabajadora presentó demanda por despido. ¿Estamos ante
una relación laboral?
Respuesta. La STSJ Andalucía 5-2-2002 (Rº 2057/2001), subraya la laboralidad de la relación dada
la innegable situación de dependencia propia del contrato de trabajo encontrándonos en presencia de un
supuesto de teletrabajadora.
Caso práctico 13.8. Una empresa decide negociar con los representantes de los trabajadores la posibilidad
de que los responsables puedan proponer a los empleados desarrollar el trabajo desde casa. La regulación de este
sistema de teletrabajo quiere ser incorporada en el convenio colectivo. ¿Cómo se podría redactar esta cláusula?
Respuesta. A título de ejemplo, se incluyen referencias sobre esta materia en el II Convenio Colectivo
estatal del sector de prensa diaria; el Convenio colectivo estatal de perfumerías y afines; el Convenio colectivo
de trabajo del sector de oficinas y despachos de Navarra; o, en fin, el Convenio colectivo de la empresa
Telefónica de España S.A.U.
§6. Cambios de lugar de trabajo que no exijan cambio de residencia. Se trata, tal y
como lo ha considerado la jurisprudencia, de supuestos de movilidad geográfica débil o no
sustancial (STS 16-4-2003, Rº 2257/2002, 9-2-2010, Rº 1605/2009). Estas situaciones
no tienen tratamiento específico por parte de la ley, lo cual significa, en principio, que
forman parte de los criterios generales de organización del trabajo en la empresa y que, por
ello mismo, pueden ser decididos con plena libertad por el empresario, sólo sometida a las
exigencias que puedan venir establecidas por convenio colectivo o en el contrato individual
donde, a falta de normativa, se puede haber pactado compensación económica o de otro
orden considerando qué cambio conlleva una mayor onerosidad por ser mayor el tiempo de
desplazamiento y los gastos de transporte.
Caso práctico 13.9. Una empresa decide trasladar a los trabajadores a un centro de trabajo distante 16
km del anterior. Una serie de trabajadores interpusieron una demanda contra la empresa, reclamando que se
les reconociera el mayor tiempo invertido y la diferencia de kilómetros por cada día trabajado. ¿Qué conse-
cuencias jurídicas tiene esta decisión empresarial?
396 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STS 19-4-2004 (Rº 1968/2003) señala que cuando el traslado no exige un cambio de
residencia no se establecen otras compensaciones que las pactadas entre las partes o impuestas por convenio
colectivo. No existe precepto alguno, dice el Tribunal, que imponga al empresario la obligación de compensar
el mayor tiempo invertido.
§7. Cambios que exigen cambio de residencia. El lugar de la prestación de trabajo influ-
ye decisivamente en la relación jurídica laboral y, muy especialmente, en factores profesio-
nales y personales. Lo cierto es que, celebrado el contrato y fijado el lugar de trabajo, el tra-
bajador organiza su vida sobre tales supuestos (STSJ Cataluña 21-6-2004, Rº 1609/2004).
Por ello, cualquier alteración de tal situación puede provocar perjuicios, como la lejanía de
la vivienda al nuevo centro de trabajo, con los consiguientes aumentos de jornada efectiva y
de los gastos de transporte; problemas ligados a la búsqueda de vivienda, centros educativos,
gastos de todo tipo, etc.
1º) Concepto. El lugar en que se presta el trabajo para una empresa puede modificarse con
el paso del tiempo. A ese tipo de cambios se le suele dar el nombre genérico de «movilidad
geográfica», dentro de la cual cabe identificar supuestos muy variados, dependiendo de su
origen, sus causas, su duración o, en definitiva, su grado de afectación al trabajador (medida
ésta, sobre todo, desde el punto de vista de ubicación del domicilio o lugar de residencia).
De ahí que sean también variados los nombres específicos al uso para esa clase de cambios:
traslado, desplazamiento, destacamento, comisión de servicios, permuta, etc.
2º) Función. La movilidad geográfica se configura como una modificación de las condi-
ciones de trabajo que puede introducir el empresario en la específica condición de trabajo
que es el lugar de trabajo. Ahora bien, no deja de ser una modificación con características
particulares, entre otras razones por su repercusión en el lugar de residencia del trabajador.
Esa es la razón por la que la norma legal ha optado por dejarla al margen de las reglas que
en general se ocupan de las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo (art.
41 ET) sometiéndola a un régimen jurídico especial (art. 40 ET).
3º) Procedimiento. Las reglas del art. 40 ET están destinadas a conferir al empresario
ciertas facultades de modificación unilateral de lo inicialmente pactado, bien es cierto que
siempre que concurran determinadas circunstancias, que aquí son de dos tipos: por un lado,
razones económicas, técnicas, organizativas o de producción (algo que tiene que ver con la
situación de la empresa o del mercado) y, por otro, «contrataciones referidas a la actividad
empresarial». El cambio de lugar de trabajo que, según ese esquema legal, exija cambio de
residencia puede revestir, en cualquier caso, dos modalidades, según sea definitivo o presu-
miblemente definitivo (o, al menos, de larga duración) o, en cambio, transitorio, pasajero
o de corta duración. Al primero se le califica como traslado, mientras que al segundo se le
denomina desplazamiento.
4º) Convenio aplicable. Un problema relativamente frecuente es el que se produce cuando
el trabajador realiza para un mismo empresario una actividad profesional en distintas de-
marcaciones geográficas nacionales sujetas a diversos convenios colectivos. Cada convenio
colectivo de ámbito territorial es de presumir que establece condiciones salariales amoldadas
a las peculiaridades económicas del territorio donde se supone tendrá vigencia. El mayor
coste que conlleva la insularidad es un buen ejemplo (como recuerda la STSJ Baleares 14-
Lección 13. El Lugar de la prestación de trabajo 397
11-2005, Rº 545/2005). Dos podrían resultar, en principio, los sistemas de solución ante
las anteriores situaciones: bien acudir al ius sanguinis, esto es, el lugar de conclusión del
contrato; bien acudir al ius soli o, lo que es lo mismo, optar por el lugar de la efectiva
prestación de los servicios, siendo este último el generalmente aplicado (entre otras, las
SSTSJ Asturias 31-5-2002, Rº 951/2001, Cataluña 8-4-2003, Rº 513/2003; Baleares 14-
11-2005, Rº 545/2005). A título de ejemplo, el art. 13 d) del Convenio General del Sector
de la Construcción, se señala que «será de aplicación el convenio provincial vigente en el
lugar de prestación efectiva de los servicios».
Caso práctico 13.10. Dña SL trabajó para la empresa «Catering Casa Tomás»; fue contratada en Carta-
gena para prestar sus servicios en Sevilla en el pabellón de la Comunidad Autónoma de Murcia en la Expo 92
de Sevilla con la categoría de ayudante de camarera. La trabajadora presentó una reclamación de cantidad
por entender que debía resultarle aplicable el Convenio de Hostelería de Sevilla y no, como había ocurrido
el de la Región de Murcia ¿Qué convenio de aplicarse en este caso: el Convenio de la Hostelería de Murcia
—lugar de celebración del contrato y de domiciliación social de la empresa contratante— o el de la provincia
de Sevilla —lugar de ejecución habitual de la prestación de servicios comprometida—?
Respuesta. En el caso concreto, la STSJ Murcia 26-4-1996 (Rº 1449/1994) [doctrina que reitera la
STSJ País Vasco 9-11-2007, Rº 2107/2007), afirma que la solución es diversa dependiendo de cuál sea la
situación profesional en la que esté incurso el afectado: a) Si se trata de un supuesto típico de movilidad geo-
gráfica, que comporta la asignación sobrevenida al trabajador, con carácter temporal (desplazamiento), de un
nuevo destino determinante de un cambio a centro de trabajo distinto de aquel en el que venía desempeñando
habitualmente sus funciones, acompañado normalmente de un cambio de residencia, el convenio aplicable con-
tinuará siendo el del lugar de otorgamiento del contrato, coincidente con el de prestación inicial de los servicios,
devengando el trabajador movilizado el derecho a ser resarcido por los gastos de viaje y dietas que el cambio
le ocasione, en los términos previstos en dicho convenio; b) Si, por el contrario, la situación se plantea como un
supuesto de adscripción «ex origine», por la total duración del contrato, a un centro de trabajo (propio o ajeno)
ubicado en población distinta de la de radicación de la empresa contratante y suscripción del compromiso
contractual, en tal caso, conforme a una interpretación territorialista, imperará el convenio del lugar de ejecución
del negocio («lex loci executionis»), sin abono, en principio, de los gastos de locomoción y dietas a que se
refiere el art. 40.4 ET, al no existir propiamente un desplazamiento, y ello sin perjuicio de que la empresa pueda
proporcionar o sufragar al trabajador, conforme a lo pactado, vivienda o alojamiento adecuado en la localidad
de destino cuando ésta no coincide con la de su domicilio habitual. En el supuesto de autos, este criterio llevaría
a tener que aplicar el Convenio Colectivo para la Hostelería de la provincia de Sevilla.
§8. Concepto de traslado. Los rasgos característicos del traslado son los siguientes: a)
Cambio de centro que presupone la existencia de un puesto de trabajo anterior desempe-
ñado con carácter permanente y no provisional o circunstancial. b) Debe tratarse de un
cambio a un centro de trabajo distinto con vocación de permanencia. Aunque ésta no se
prevea inicialmente, los desplazamientos cuya duración en un período de tres años hayan
excedido de doce meses tienen la consideración legal de traslados (art. 40.4 ET). c) El cam-
bio de centro de trabajo debe exigir cambio de residencia, entendiendo por tal la habitual y
no meramente administrativa. El art. 41 ET considera el cambio permanente de residencia
como una modificación sustancial de las condiciones de trabajo sometida a un régimen
especial: el que le otorga el art. 40 ET (Vid. L. 16.4).
Respuesta. La STS 1-7-1986 (RJ 1986\3917) admite este desplazamiento y señala que «no se puede
hacer distingos donde la Ley no distingue», por lo que también es posible aplicar el art. 40 ET a los desplaza-
mientos al extranjero.
Respuesta. La STSJ Comunidad Valenciana 27-3-2002 (Rº 3671/2001) admitió el comportamiento del
trabajador, en base a que el convenio expresamente exigía el acuerdo entre las partes para proceder al
desplazamiento. Del mismo modo, se ha admitido la desobediencia cuando la orden de desplazamiento no
consignaba una cobertura previa de gastos, «porque aunque la orden de desplazamiento es por sí misma eje-
cutiva para el trabajador no exime al empresario, que previamente cumpla, en supuestos como el enjuiciado,
con la obligación que le impone el art. 40.4 ET de abonar los gastos de viaje y dietas, sin que pueda exigirse
al trabajador que los anticipe» (STSJ Canarias, Tenerife 16-1-2003, Rº 500/2002), de igual modo, ha sido
calificada como justificada la negativa del trabajador a desplazarse al extranjero cuando la empresa no le en-
tregó compensación económica alguna por los gastos, (STSJ Andalucía, Granada 25-9-1995) (Rº 762/1995),
En cambio, no ha considerado justificada la desobediencia porque el empresario haya incumplido el plazo de
preaviso de treinta días (STSJ Canarias, Tenerife 12-6-2003 Rº 178/2003).
400 Jesús R. Mercader Uguina
Caso práctico 13.13. ¿Puede negarse el trabajador a cumplir una orden de desplazamiento para reali-
zar su trabajo en Arabia Saudí durante 4 meses?
Respuesta. La SJS Madrid, 24 marzo 2008 (Proc. 184/2008) señala que una orden empresarial de
desplazamiento que, en la práctica, supone “prestar servicios por un periodo de 4 meses a una obra situada
en el extranjero, Rabigh (Arabia Saudita); realizar una jornada de 60 horas semanales; percibir una nueva retri-
bución por su trabajo; vivir en un apartamento compartido con otra persona; disfrutar como festivos los del país
de destino; aplicación además de la legislación española, de las leyes del país de destino y en particular las
normas en materia de seguridad que el cliente tenga establecidas en la obra; ver cubierta su asistencia sanitaria
por un seguro privado y, finalmente, la posibilidad de realizar un viaje a España (5 días de ausencia, dos de
viaje y tres de descanso) por cada tres meses”, constituye bien una modificación extintiva del contrato —porque
altera hasta tal punto el contenido del contrato que supone la sustitución del anterior por uno nuevo—, o, en
otro caso, una modificación sustancial del contrato de trabajo que debería haberse ajustado a las exigencias
del art. 40.1 ET. En definitiva, la negativa de trabajador está justificada y el despido por desobediencia debe
calificarse como improcedente.
Respuesta. La STSJ Madrid 6-3-2006 (Rº 848/2006) consideró que no se trataba de una modificación sustan-
cial de las condiciones de trabajo sino una decisión que entraba dentro del poder organizativo, directivo y de varia-
ción empresarial, por lo que no debía quedar sometida al régimen de los traslados que establece el art. 40.2 ET.
Respuesta. La STSJ Murcia de 17-12-1997 (Rº 1103/1997), señala que con «la cláusula litigiosa, es
evidente que se le están reservando al empresario amplísimas facultades para destinar al trabajador contratado
en cualquiera de sus centros de trabajo, lo que vulnera lo dispuesto en el art. 40 ET. Los términos del pacto son
tan generales que permiten acoger situaciones muy diferentes que, precisamente, en función de su sentido y
alcance a la dinámica propia del contrato de trabajo, están reguladas de forma diferente en el Estatuto de los
Trabajadores. Se está permitiendo por la sola voluntad empresarial hacer efectiva desde una movilidad geográ-
fica regular (la que no exige cambio de residencia, y que podría ésta entenderse como manifestación del «ius
variando» empresarial), hasta el traslado con cambio de residencia, rigurosamente disciplinado en el art. 40 ET.
Por tanto, el primer inciso de esta cláusula constituye una renuncia de derechos que encuentran reconocimiento
en normas de carácter necesario».
2º) Requisitos. Se exige así que las cláusulas de movilidad geográfica respeten determi-
nados requisitos de orden topográfico, patrimonial y formal: a) Por lo que se refiere a los
requisitos de orden topográfico, se postula que, en vez de prever que el trabajador puede ser
destinado a cualquier centro, se concreten algo más «los lugares a los que potencialmente pue-
de ser trasladado el trabajador». b) Conviene, en segundo lugar, que se estipule un régimen
económico específico, de modo similar a lo previsto por el art. 40 ET sobre, por ejemplo,
asunción por la empresa de los gastos derivados de los traslados y desplazamientos, régimen
de dietas, permisos retribuidos, etc. Es deseable, asimismo, que se tenga en cuenta la situa-
ción del cónyuge —o incluso relación análoga— y de la familia del trabajador. Y que, en
todo caso, en la nueva empresa o centro el trabajador no tenga peores condiciones que en
la de procedencia, lo que es particularmente relevante que ocurra en la cardinal materia de
prevención de riesgos laborales y seguridad y salud laboral. c) Finalmente, por lo que hace
a los requisitos de carácter formal y procedimental, las partes deben cumplir de buena fe
el contenido de los pactos de movilidad geográfica, preavisando la empresa con antelación
suficiente el cambio de destino y estableciéndose plazos razonables de incorporación. d) Es
importante tener presente que, al no resultar aplicable el art. 40 ET, el hecho de que las
partes pacten un desplazamiento superior a 12 meses no lo convertirá automáticamente
en traslado pues lo relevante será extraer de la voluntad de las partes si se pretende que el
cambio tenga carácter permanente o no.
3º) Expatriados. Si se trata de trabajos en el extranjero, el desplazamiento normalmente se
basa en el acuerdo de las partes, que se reflejará en una «Carta de asignación al extranjero»
en la que se especificarán las condiciones del pacto, con posible remisión al Plan de Expa-
triación de la empresa si éste existiera.
402 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. En el XXI Convenio Colectivo de Banca Privada, dentro de la tipificación de sanciones por
faltas graves se incorpora el traslado forzoso a población distinta de la de residencia habitual del empleado
por un plazo máximo de tres años y dentro de la misma provincia. O en el Convenio Colectivo del Personal
Laboral de la Administración de Castilla y León se prevé el traslado forzoso sin derecho a indemnización y que
el trabajador sancionado no podrá obtener nuevo destino por ningún procedimiento durante un período de tres
años, a contar desde el momento en que se materializó el traslado.
Respuesta. Es evidente que cuando la movilidad dentro del grupo sea especulativa se aplicarán todas
las consecuencias de la cesión ilegal. Este fue el caso de la STS 12-12-1997 (Rº 3153/1996), en la que el
Tribunal Supremo entendió que, en este caso, «existe cesión ilegal de trabajadores cuando una empresa (…) se
imita a suministrar la mano de obra, sin poner a contribución los elementos personales materiales que conforman
su estructura empresarial». El Tribunal precisa que el hecho de que la empresa «cuente con organización e in-
fraestructura propias no impide la concurrencia de cesión ilícita de mano de obra si en el supuesto concreto no
se han puesto en juego esta organización y medios propios, limitándose su actividad al suministro de la mano
de obra o fuerza de trabajo necesaria para el desarrollo del servicio».
Lección 13. El Lugar de la prestación de trabajo 403
§15. La expatriación. La L. 40/2006 utiliza este término sin definirlo, al señalar que uno
de los objetivos básicos declarados por esta Ley es velar por la protección de los derechos de
los españoles desplazados o expatriados en el exterior. El art. 22 precisa que, en todo caso,
«el Estado velará por las condiciones del desplazamiento de profesionales y trabajadores
españoles por empresas radicadas en el exterior y facilitará la contratación de trabajadores
españoles residentes en el exterior». En términos jurídicos es decisivo distinguir entre la mo-
vilidad transnacional en el empleo (expatriación/desplazamiento por cuenta del empleador)
y la movilidad para el empleo (emigración/búsqueda de empleo en el exterior).
1º) Concepto. La expatriación se produce cuando el trabajador ha sido contratado en te-
rritorio español y por empresa española para prestar servicios, en la totalidad o en una parte
de la duración del contrato de trabajo, en el extranjero. Lo que significa que quedan fuera
de la referida conceptuación aquellos casos en los que el trabajador ha sido adscrito a un
centro de trabajo en el extranjero desde el inicio de su actividad laboral y no se contempla
que llegue a prestar servicios en España. Al carecer de definición legal, no existe un período
mínimo de duración de la expatriación; en la práctica, sin embargo, el concepto de expatria-
ción no se aplica a desplazamientos al extranjero de muy corta duración.
2º) Procedimiento. La expatriación puede, en ocasiones, imponerse por una orden empre-
sarial puramente unilateral, cuya legalidad puede ser contestada por el trabajador, pero más
aconsejable es que derive de un acuerdo de voluntades, lo que puede materializarse a través
de cláusulas contractuales de movilidad internacional (Vid. §11). A través del citado acuerdo
podrán precisarse diferentes extremos de la expatriación: a) Gestión de la tramitación de los
requisitos legales para entrar a trabajar en el país de destino. b) Abono de los gastos de viaje. c)
Otorgamiento de «primas de expatriación», que poseen carácter salarial (STS 27-9-2004, Rº
4911/2003). d) Negociación de las condiciones de regreso, etc. En este sentido, el art. 3.1 RD.
1659/1998, por el que desarrolla el art. 8.5 ET en materia de información al trabajador sobre
los elementos esenciales del contrato de trabajo establece que se le ha de informar, además, de
«la duración del trabajo que vaya a prestarse en el extranjero», «la moneda en que se pagará
el salario», «las retribuciones en dinero o en especie, tales como dietas, compensaciones por
gastos o gastos de viaje, y las ventajas vinculadas a la circunstancia de la prestación de servicios
en el extranjero» y, «en su caso, las condiciones de repatriación del trabajador».
Caso práctico 13.18. Una empresa dedicada al montaje de instalaciones, con centros de trabajo móviles
e itinerantes quiere incorporar una cláusula a los contratos de trabajo que suscriba para garantizar la movilidad
geográfica de los trabajadores fuera del territorio nacional cumpliendo la legislación vigente en materia laboral.
¿Cuál podría ser la redacción de dicho pacto?
Lección 13. El Lugar de la prestación de trabajo 405
Respuesta. Ejemplo de una cláusula de este tipo sería la siguiente: «Consustancialmente de la propia
especificidad de la Empresa y su concreta actividad el trabajador podrá realizar su cometido en cualquiera de
los centros actuales o futuros de la Empresa y de sus filiales o asociadas, así como de empresas clientes, tanto
en territorio nacional como en el extranjero, aceptando y obligándose el trabajador a efectuar los viajes y des-
plazamientos en la frecuencia necesaria y por todo el tiempo que requiera la ejecución de las obras o trabajos,
a otras localidades o centros de trabajo propios o ajenos, a fin de alcanzar el mejor desempeño de su labor,
siendo satisfechos por la Empresa los gastos de transporte, estancia, y otras compensaciones complementarias
que legalmente correspondan» (STSJ Las Palmas 25-2-2005, Rº 1072/2004).
Respuesta. La STSJ Las Palmas 25-2-2005 (Rº 1072/2004), considera la desobediencia injustificada y,
en consecuencia, el despido procedente «pues el trabajador se niega a desplazarse cuando fue contratado por
la empresa demandada precisamente para trabajar en centros de trabajo móviles e itinerantes (dentro y fuera
de España), constituyendo la desobediencia causa de despido. Si el trabajador albergaba dudas acerca de la
legitimidad de la orden recibida, dado que la supuesta irregularidad de la misma no era grosera y manifiesta,
debió de cumplirla inicialmente y posteriormente reclamar ante la jurisdicción competente».
Reglamento Bruselas I bis —de la misma forma que su predecesor el Reglamento Bruselas
I— se aplica a la totalidad de los Estados miembros de la Unión Europea salvo Dinamarca.
Como es tradicional en la determinación de la competencia interna, el Reglamento co-
munitario entrará en juego cuando el demandado esté domiciliado en un Estado miembro.
El foro general será el del domicilio del demandado que tiene especial importancia para el
empresario como demandante dado que, según el art. 22 del Reglamento Bruselas I bis,
los órganos jurisdiccionales del Estado del domicilio del trabajador serán los únicos ("los
empresarios solo podrán demandar") tribunales competentes. El art. 20.2 también recoge
la excepcionalmente la posibilidad de su aplicación a empresarios domiciliados fuera de los
Estados miembros. De este modo, “cuando un trabajador celebre un contrato individual de
trabajo con un empresario que no tenga su domicilio en un Estado miembro, pero posea
una sucursal, agencia o cualquier otro establecimiento en un Estado miembro, se considera-
rá, para todos los litigios derivados de la explotación de la sucursal, agencia o establecimien-
to, que el empresario tiene su domicilio en dicho Estado miembro”.
El trabajador podrá demandar a su empresario alternativamente en los siguientes tribu-
nales (art. 21): a) Lugar habitual de trabajo si lo hubiere. El trabajador podrá demandar a su
empresario "ante el órgano jurisdiccional del lugar en el que o desde el cual el trabajador
desempeñe habitualmente su trabajo o ante el órgano jurisdiccional del último lugar en que
lo haya desempeñado". De acuerdo con la Jurisprudencia Comunitaria, que el trabajador
realice sus funciones en varios estados no impedirá la aplicación de este foro, siempre y
cuando la prestación de servicios en uno de esos Estados sea prevalente al resto. Para ello,
hay varios criterios utilizados: Criterio cuantitativo (número de horas); criterio cualitativo
(importancia del trabajo); criterio organizativo (lugar del centro de operaciones). b) En caso
de falta de lugar habitual de trabajo: lugar de contratación. El Reglamento, específicamente,
contempla la posibilidad de que el trabajador no tuviera un Estado donde prestara habi-
tualmente su trabajo. En este caso, el asalariado podrá demandar "ante el órgano jurisdic-
cional del lugar en que esté o haya estado situado el establecimiento que haya empleado al
trabajador".
En caso de que ninguno de los anteriores requisitos se cumpliera —supuesto reducido
a que sea un trabajador domiciliado fuera de la UE el demandado o que la empresa de-
mandada fuera de la Unión Europea no tuviera ninguna sucursal o establecimiento en los
territorios de la Unión— existe otra posibilidad de aplicación del Reglamento: mediante la
sumisión expresa o tácita. En este sentido, si las partes —aunque ninguna esté domiciliada
en la UE— pactan como tribunal competente para conocer de un posible litigio un tribunal
de la UE, el órgano jurisdiccional deberá aplicar la regulación comunitaria (art. 25 Regla-
mento Bruselas I bis).
plio: entendiendo por tales tanto las internas (españolas stricto sensu), como las comunitarias
o internacionales.
1º) Sistemas de solución de conflictos. En el ordenamiento español existen en la actualidad
dos sistemas de solución de conflictos y un régimen especial para los desplazamientos de
trabajadores en el marco de una prestación de servicios transnacional en el seno de la Unión
Europea. El primer sistema tiene su origen en el Derecho Comunitario europeo y se recoge
en el Convenio sobre Ley aplicable a las obligaciones contractuales, firmado en Roma el
18-6-1980 (en adelante, CR). Es importante, tener presente que desde 17-12-2009 el Re-
glamento (CE) nº 593/2008, sobre la ley aplicable a las obligaciones contractuales (Roma I)
sustituye al Convenio de Roma, por lo que se entenderá que toda remisión a éste se refiere
a aquel Reglamento (art. 24). Las disposiciones del Reglamento se aplican a los contratos
celebrados después del 17-12-2009.
El segundo sistema es el del Derecho interno y se contiene básicamente en el art. 10.6
CC y en art. 1.4 ET, aunque tiene una aplicación residual, como consecuencia del carácter
universal del Convenio de Roma (o del Reglamento Roma I). El régimen especial para los
trabajadores desplazados en el marco de una prestación de servicios transnacional deriva de
la Directiva 96/71 CE y se ha regulado por la L. 45/1999.
2º) La aplicación subsidiaria de los arts. 10.6 CC y 1.4 ET (contratos suscritos con anterio-
ridad al 1 de septiembre de 1993). Cuando el desplazamiento se produce a países miembros
de la Unión Europea por trabajadores que hayan suscrito contratos con anterioridad al 1
de septiembre de 1993, seguirán siendo aplicables los arts. 10.6 CC y 1.4 ET puesto que
no es posible aplicar el CR a los contratos celebrados en un Estado contratante antes de la
entrada en vigor del mismo en dicho Estado (art. 17 CR). En España, el CR entró en vigor
el 1 de septiembre de 1993 (conforme a su art. 29.2 el primer día del tercer mes siguiente al
depósito de su instrumento de ratificación, de aceptación o de aprobación).
a) Con relación a las obligaciones derivadas del contrato de trabajo, el art. 10.6 CC
establece que: «en defecto de sometimiento expreso de las partes y sin perjuicio de lo dis-
puesto en el apartado 1 del art. 8, les será de aplicación la ley del lugar donde se presten
los servicios». Por su parte, el 1.4 ET determina la aplicación de la legislación laboral es-
pañola al trabajo que presten los españoles contratados en España al servicio de empresas
españolas en el extranjero, sin perjuicio de las normas de orden público aplicables en el
lugar de trabajo.
b) La aplicación del art. 1.4 ET es prioritaria y desplaza a la del art. 10.6 CC si concurren
sus presupuestos de aplicación, esto es, el caso de empresas españolas que contraten traba-
jadores españoles para desplazarlos a otro país (STS 15-3-1991, RJ 1991\1858). Deben,
pues, concurrir las siguientes notas: a) En primer lugar, un requisito subjetivo, a saber, que
tanto empleado como empleador sean españoles; y b) En segundo lugar, dos requisitos ob-
jetivos: en concreto, que los servicios se presten fuera de España y que el contrato se realice
en España (STSJ Madrid 19-2-1998, Rº 3355/1997). En estos casos, regirá la ley española,
teniendo dichos trabajadores al menos los derechos económicos que les corresponderían de
trabajar en España y ello con el paralelo respeto de las normas de orden público vigentes en
el lugar de prestación del trabajo.
408 Jesús R. Mercader Uguina
Caso práctico 13.20. Un banco español contrató en el año 1992 a dos ciudadanos españoles en Espa-
ña para trabajar en Frankfurt. Cuando fueron despedidos, impugnaron la decisión empresarial reclamando la
aplicación de la legislación española.
Respuesta. La STS 17-1-2005 (Rº 655/2004), haciendo de aplicación el art. 1.4 ET, que ordena «la
legislación laboral española será de aplicación al trabajo que presten los trabajadores españoles contratados
en España, al servicio de empresas españolas en el extranjero, sin perjuicio de las normas de orden público
aplicables en el lugar de trabajo. Dichos trabajadores tendrán, al menos, los derechos económicos que les
corresponderían de trabajar en territorio español». No se hizo opción expresa y los contratos se celebraron en
1992, fecha en la que no estaba en vigor en España el CR, por consiguiente es aplicable el Derecho Español.
En la STS 18-5-1999 (Rº 5168/1997) también se aplicó el art. 1.4 ET en lugar del art. 10.6 CC, y se deter-
minó que era aplicable la legislación española en el supuesto de un trabajador español, contratado por una
empresa española, antes de la entrada en vigor del CR, para prestar servicios para el Ministerio de Asuntos
Exteriores en Tánger.
c) Cuando no se den los presupuestos de aplicabilidad del art. 1.4 ET, habrá de acudirse
al régimen establecido en los arts. 10.5 y 8.1 CC. Consecuentemente, a las obligaciones que
deriven del contrato de trabajo se les aplicará en primer lugar la ley elegida por las partes y,
en su defecto, la ley del lugar de prestación de servicios. En todo caso, cuando la prestación
laboral se desarrolle en España, habrán de respetarse las leyes penales, de policía y de seguri-
dad pública españolas, que se compatibilizarán con la ley que resultase aplicable.
Caso práctico 13.21. Tres trabajadoras suscriben sendos contratos de trabajo, antes de la entrada en
vigor del CR, dos de ellos en Madrid y uno en París, para prestar servicios en el Instituto Cervantes de París,
pactándose que percibirían el salario mínimo interprofesional establecido por la legislación francesa. ¿Qué
legislación es aplicable?
3º) La aplicación del Convenio de Roma. Para todos los contratos celebrados entre el 1 de
septiembre de 1993 y 17 de diciembre de 2009 será de aplicación el CR, un instrumento
de Derecho Uniforme Privado que sustituye las normas de derecho internacional privado
que estuvieran en vigor en cada uno de los Estados contratantes. Sus reglas básicas son las
siguientes:
a) En principio, y con las limitaciones que se señalarán, los contratos se rigen por la ley
elegida por las partes (art. 3). La elección puede ser expresa o tácita en función de lo que
resulte «de los términos del contrato o de las circunstancias del caso». La elección puede
designar la ley aplicable a la totalidad o solamente a una parte del contrato y puede también
alterarse por decisión de las partes.
La elección tiene, sin embargo, limitaciones, que pueden derivar tanto de la cláusula de
orden público (art. 16), como de las previsiones sobre las leyes del policía del art. 7. Hay
también otras limitaciones en relación con las normas imperativas. El art. 3.2 establece que
«la elección por las partes de una ley extranjera (…) no podrá afectar, cuando todos los de-
más elementos de la situación estén localizados en el momento de esta elección en un solo
país, a las disposiciones que la ley de ese país no permita derogar por contrato, denominadas
en lo sucesivo disposiciones imperativas». Conforme al art. 6.1, opera también una limitación
Lección 13. El Lugar de la prestación de trabajo 409
que sigue la técnica de la norma más favorable: «la elección por las partes de la ley aplicable
no podrá tener por resultado el privar al trabajador de la protección que le proporcionen las
disposiciones imperativas de la ley que sería aplicable, a falta de elección».
b) En defecto de elección, rige, según el art. 6.2, la ley del país en que el trabajador, en
ejecución del contrato, realice habitualmente su trabajo, aun cuando, con carácter tempo-
ral, haya sido enviado a otro país.
Si el trabajador no realiza habitualmente su trabajo en un mismo país, se aplica la ley del
país en que se encuentre el establecimiento que haya contratado al trabajador. Debe en-
tenderse por «establecimiento contratante» el lugar donde radica la sede de la empresa que
contrata al trabajador y no el lugar donde radica el establecimiento que contrató al trabaja-
dor, dado que ello podría originar fraudes. En el caso de trabajos prestados en varios países
a través de una ETT, del art. 6 CR parece deducirse que debe optarse por la ley del lugar
donde radica el establecimiento o sede de la ETT que contrata al trabajador, al no existir,
propiamente, contrato de trabajo entre el trabajador y la empresa a la que presta servicios
(Carrascosa).
c) En todo caso, será de aplicación la ley del país con el que el contrato presente vínculos
más estrechos atendidas todas las circunstancias. Criterio conforme al cual aquellos contra-
tos en los que el juego de los criterios de conexión conduzca a un ordenamiento estatal es-
casamente conectado con los mismos se regirán por la Ley del país que presente los vínculos
más estrechos con el contrato de trabajo.
A la hora de determinar la existencia de «vínculos más estrechos», debe atenderse a la
estructura subjetiva y objetiva del contrato de trabajo. La característica esencial que cabe
predicar de los sujetos es la relativa a su nacionalidad, que nos proporciona dos circunstan-
cias relevantes para el estudio de los vínculos más estrechos: la nacionalidad del trabajador
y la del empresario. (Tan es así que, aunque propiamente no resulte de aplicación aquí, el
art. 1.4 ET toma en consideración la nacionalidad común española de ambas partes para
concluir la aplicabilidad de la legislación laboral española aunque el trabajo se preste en el
extranjero). Otros elementos potencialmente estimables en nuestro análisis serían, también
desde el punto de vista de los sujetos, el lugar del domicilio del trabajador o del empleador,
o incluso, en casos anómalos, sus respectivos lugares de residencia. En cuanto al plano obje-
tivo del contrato, aunque puede resultar relevante el lugar en que se concierta, presenta más
importancia, el análisis de las obligaciones recíprocas principales generadas por el contrato,
lo que nos permite determinar, por un lado, el lugar de prestación de servicios y, por otro,
el lugar de pago de la remuneración.
Sobre esta base, los elementos que podrían conformar ese «conjunto de circunstancias»
más arriba mencionado serían: la nacionalidad, el domicilio y la residencia de las partes, el
lugar de concierto del contrato de trabajo, el lugar de prestación de servicios y el lugar de
pago de la remuneración.
Caso práctico 13.22. En el caso de una empresa pesquera Española mixta, formalmente extranjera
(marroquí) pero participada por la sociedad de procedencia, de nacionalidad española, que asume la titula-
ridad de esta empresa, para la reclamación salarial efectuada por un trabajador frente a la misma ¿Cómo se
determinará el criterio o fuero a seguir para determinar la legislación aplicable?
410 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STSJ Canarias 24-11-2004 (Rº 803/2003) señala que la aplicación del CR supone el
actual desplazamiento de las normas que componen nuestro sistema de Derecho Internacional privado interno
en la materia en la gran mayoría de ocasiones (los arts. 10.6 CC y 1.4 ET). De este modo, siempre que nos
encontremos en el ámbito de aplicación del texto convencional, no cabrá la remisión a otros preceptos distintos
de los del propio Convenio de Roma de 1980. A juicio de la sentencia, será la cláusula de «escape» o «ex-
cepción» (vínculos más estrechos). La Sala considera que dicho criterio se debe aplicar en determinadas rela-
ciones laborales en las que se encuentre presente un elemento de extranjería y en las que el criterio tradicional
conduciría a un ordenamiento escasamente conectado con la relación, lo que sucede: a) con relación a ciertos
contratos de embarque, en los que la mayor parte de los elementos del mismo vinculen la relación laboral con
un determinado ordenamiento estatal, distinto del país de pabellón y b) en los supuestos en que varía el estatuto
personal de la empresa empleadora, ya sea por motivo de transferir su sede social a otro Estado o por participar
en un procedimiento de fusión internacional que le obligaría a variar su personalidad, con el objeto de permitir
la continuidad en el régimen jurídico de su contrato. En este caso, la Ley española.
Caso práctico 13.23. Una ciudadana española empieza a prestar servicios para la Oficina Cultural de
la Embajada Española en Washington en 1966, aunque hasta el año 1996, por acuerdo del Consejo de
Ministros, no se convirtió dicha relación administrativa en relación laboral. ¿Qué legislación será competente?
Respuesta. A pesar de que el CR entró en vigor en el año 1993, la STSJ Madrid 23-10-2001(Rº
3970/2001) aplicó el art. 1.4 ET y entendió que era aplicable la legislación española. En la misma línea
cabe situar la STSJ Madrid 14-6-2004 (Rº 2843/2004), en el caso de una relación laboral nacida en 2001
entre una trabajadora española, que había suscrito distintos contratos en Madrid para prestar servicios como
bibliotecaria en un centro asociado de la UNED en Florida. En el contrato no se hace referencia alguna al CR,
por lo que el Tribunal español se declaró competente para dirimir el proceso de despido. En cambio, la STSJ
Madrid 10-7-2001 (Rº 1230/2001) decretó la aplicación de la ley de Costa Marfil al haber sido expresamen-
te pactada la sujeción a esta legislación en el contrato de trabajo.
d) Las reglas anteriores han de tener en cuenta la posible aplicación de las leyes de policía
en virtud del art. 7 CR. Este precepto contiene dos reglas de distinto alcance. La primera
prevé que, al aplicar, en virtud del Convenio, la ley de un país determinado, podrá, sin
embargo, «darse efecto a las disposiciones imperativas de la ley de otro país con el que la
situación presente un vínculo estrecho, si y en la medida en que, tales disposiciones, según
el derecho de este último país, son aplicables cualquiera que sea la ley que rija el contrato».
El precepto citado añade que «para decidir si se debe dar efecto a estas disposiciones im-
perativas, se tendrá en cuenta su naturaleza y su objeto, así como las consecuencias que se
derivarían de su aplicación o de su inaplicación». La segunda vía garantiza la aplicación de
las normas imperativas del foro, al señalar que las disposiciones del Convenio «no podrán
afectar a la aplicación de las normas de la ley del país del juez que rijan imperativamente la
situación, cualquiera que sea la ley aplicable al contrato». También aquí el problema con-
siste en determinar lo que deba entenderse por normas imperativas a estos efectos, que, en
todo caso, parece excesivo identificar con las normas no derogables por el contrato.
4º) La aplicación del Reglamento (CE) 593/2008 (Roma I). La regulación contenida en el
Reglamento Roma I, para los contratos estipulados después de 17 de diciembre de 2009, es
similar a la del comentado CR.
a) En primer lugar, se mantiene la posibilidad de que el contrato se rija por la ley elegi-
da por las partes (art. 3 del Reglamento). No obstante, dicha elección no podrá tener por
resultado el privar al trabajador de la protección que le aseguren las disposiciones que no
pueden excluirse mediante acuerdo en virtud de la ley que, a falta de elección, habrían sido
aplicables (art. 8.1 del Reglamento). Repárese en que la referencia del CR a «disposiciones
Lección 13. El Lugar de la prestación de trabajo 411
te en él sus actividades y a la que este empleador envíe para realizar un trabajo por su cuenta
en otro Estado miembro seguirá sujeta a la legislación del primer Estado, a condición de que
la duración previsible de dicho trabajo no exceda de dos años, y siempre que dicha persona
no sea enviada en sustitución de otra. Sin embargo, dos o más Estados miembros pueden
prever de común acuerdo excepciones a esta regla (art. 16.1 del Reglamento 883/2004):
de este modo, en determinadas condiciones se amplía el período máximo de duración del
desplazamiento de dos a cinco años.
Respuesta. La STSJ Baleares 26-11-2002 (Rº 376/2002) señala que los órganos jurisdiccionales es-
pañoles no son competentes para decidir la presente controversia, pues aunque el actor tiene nacionalidad
española, la empresa demandada es estadounidense. El contrato se concertó fuera de España; fuera de España
se realizaba también la actividad laboral. La demandada, finalmente, tampoco tiene su domicilio en territorio
español ni agencia, sucursal, delegación o cualquier otra representación en él. Debe concluirse, pues, en la
incompetencia de los órganos jurisdiccionales españoles para resolver la presente controversia. (En el mismo
sentido, STSJ Baleares 24-10-2002, Rº 377/2002, en un caso prácticamente idéntico, y STSJ Baleares 5-12-
2003, Rº 733/2003, en relación asimismo con el Grupo Sol Meliá, aunque ahora implicando a su filial en
Marruecos, «Sol Meliá Marroco SARL»).
No obstante, también se han formulado demandas contra grupos de empresas españoles. Como sostuvo el
TSJ Galicia, en un importante caso —Pescanova— que resolvió en su sentencia de 1-7-1999 (Rº 368/1999),
«la construcción doctrinal y jurisprudencial (del grupo de empresas) no puede extenderse a los supuestos com-
petenciales». Dicho con otras palabras, el análisis de la competencia internacional debe realizarse sobre la
base de una consideración independiente de las entidades que presuntamente integran un grupo. Nada nos
impediría, sin embargo, intentar formular la demanda contra el «grupo de empresas» español, o contra la matriz
considerándola auténtica empleadora del trabajador (como ocurrió en el caso FCC, SA, Focsa UK, Ltd., STSJ
Madrid 12-12-2003, Rº 4326/2003).
Lección 13. El Lugar de la prestación de trabajo 413
Caso práctico 13.25. Una empresa marroquí realizó por teléfono una oferta de trabajo a un patrón de
buque español domiciliado en las Islas Canarias. Tras cierto tiempo de relación laboral, el trabajador demandó
al empresario en España. ¿Eran competentes los Tribunales españoles?
Respuesta. La STSJ Canarias 17-9-2003 (Rº 287/2003) declaró la competencia judicial internacional
del tribunal español, porque, en aplicación del art. 25 LOPJ, se apreció que el empresario, aunque estaba
domiciliado en Casablanca, disponía de una «agencia, sucursal u otro tipo de representación en España».
El Reglamento 44/2001 era inaplicable al caso, al estar el demandado domiciliado en un «tercer Estado».
sin perjuicio de la aplicación a los trabajadores desplazados de otras normas o acuerdos que
establezcan condiciones de trabajo más favorables.
Caso 13.26. Una empresa letona (Laval) desplaza a 35 trabajadores a Suecia para realizar diversas
obras. Los sindicatos suecos instaron a la sociedad letona a adherirse al convenio del sector de la construcción
vigente en Suecia y a negociar las condiciones salariales de los trabajadores desplazados, aunque ninguno
de éstos estaba afiliado a dichos sindicatos. El fracaso de las negociaciones derivó en medidas de conflicto
colectivo frente a Laval, que impidieron la finalización de la obra contratada. Los sindicatos exigían la adhesión
al convenio colectivo como presupuesto para negociar sobre salarios, y ante la negativa de Laval las medidas
de presión se intensificaron, lo que provocó la ruptura de los contratos previamente firmados ante la imposibili-
dad de ejecución, el retorno a Letonia de todos los trabajadores desplazados y la quiebra de la filial que Laval
había constituido en Suecia. ¿Es contraria esta actuación sindical al principio de libertad de establecimiento?
Respuesta. La STJCE 18-12-2007 (Asunto Laval), incorpora la doctrina según la cual, en este campo el
Derecho Comunitario ofrece garantías de mínimos (legales) y para su cumplimiento sí cabe adoptar medidas de
conflicto proporcionales, pero no de máximos (convencionales), y por tanto no exige una igualdad real entre las
condiciones de trabajo que disfrutan los desplazados y las reconocidas a los nacionales del Estado de destino.
Caso 13.27. La empresa Objekt und Bauregie fue adjudicataria en 2003 de un contrato público de obras
para la construcción de una cárcel en Baja Sajonia (Alemania). Dicho contrato contenía el compromiso de
pagar a los trabajadores el salario recogido en el convenio de Edificios y Obras Públicas. Pero para realizar
las obras, Objekt und Bauregie subcontrató a una empresa polaca, que abonó a sus trabajadores sólo el 46%
del salario fijado en el convenio. Esto sirvió para que las autoridades de Baja Sajonia rescindieran el contrato
con la empresa Objekt und Bauregie, porque contravenía la ley de contratos públicos del Estado alemán. Los
tribunales sancionaron a dicha empresa por considerar la actuación contraria al principio de libertad de esta-
blecimiento.
Respuesta. La STJCE 3-4-2008 (Asunto Rüffert) considera que ninguna ley estatal puede exigir la igualdad
salarial para adjudicar un concurso público, de modo que una medida de carácter legal, adoptada por una
autoridad de un Estado miembro, que exija a la entidad adjudicadora designar como adjudicatarios de con-
tratos públicos de obras únicamente a las empresas que, en la licitación, se comprometan por escrito a pagar
a sus trabajadores, como contraprestación por la ejecución de los servicios de que se trate, como mínimo,
la retribución prevista en el convenio colectivo aplicable en el lugar de la referida ejecución, es contraria al
Derecho comunitario.
3º) Empresas de Trabajo Temporal. En relación con la actividad transnacional de las ETT,
la L. 45/1999 establece lo siguiente:
a) Las ETTs establecidas en otros Estados de la UE o EEE pueden desplazar trabajadores
a España cumpliendo varios requisitos (art. 22 LETT): (a) La ETT debe estar válidamente
constituida a tenor de la Ley de su Estado de establecimiento. (b) El contrato de puesta a
disposición entre la ETT y la empresa usuaria, sin perjuicio de la legislación aplicable al
mismo, debe constar por escrito. (c) La ETT está sujeta a la L. 45/1999.
b) Las empresas usuarias que ejerzan su actividad en España pueden reclutar trabajadores
suministrados por ETTs de otros Estados miembros. La relación entre el trabajador despla-
zado a España y la empresa usuaria debe cumplir con el Capítulo IV LETT.
c) Las ETTs españolas pueden suministrar trabajadores a empresas usuarias de Estados
miembros de la UE o EEE. El contrato de puesta a disposición entre la ETT y la empresa
usuaria se rige por el Capítulo 1 LETT. Las ETTs españolas deben garantizar a sus traba-
jadores las condiciones de trabajo previstas en el país de desplazamiento por las normas
nacionales de transposición de la Directiva 96/71/CE.
416 Jesús R. Mercader Uguina
4º) Desplazamiento de trabajadores a España desde Estados no miembros de la UE. Las exi-
gencias de cumplimiento de un núcleo normativo mínimo en el país de destino del traba-
jador temporalmente desplazado por una empresa radicada en un Estado miembro deben
extenderse también, al menos, a los desplazamientos realizados a España desde empresas
radicadas en Estados no miembros. Según la Directiva 96/71, las empresas establecidas en
un Estado que no sea miembro de la UE no deberán obtener un trato más favorable que las
empresas radicadas en la UE (art. 1.4). Por ello, la Ley 45/1999 extiende su ámbito de apli-
cación a las empresas establecidas fuera de la UE en la medida en que tales empresas puedan
prestar servicios en España en virtud de lo establecido en los convenios internacionales que
sean de aplicación (D.A. 4ª).
5º) Copia del contrato. La persona o entidad contratante viene obligada a depositar en la
Agencia Española para la Cooperación Internacional una copia del contrato de trabajo y
del acuerdo complementario de destino, dentro de los 20 días siguientes a su firma (art. 6.3
RD. 519/2006), pudiendo sustituir la copia del contrato por la información telemática del
registro del contrato en el SPEE (art. 1 O. 163/2007).
6º) Derechos del cooperante. Al cooperante se le reconocen expresamente los siguientes
derechos (art. 10 RD. 519/2006): a) Formación en relación con la labor a desarrollar. b)
Información sobre el régimen de horarios, vacaciones, permisos y las normas de seguridad a
seguir en el país de destino. c) Reembolso de gastos, tanto los relacionados con la obtención
de permisos de residencia como los de traslado de enseres. d) Retribución complementaria
para sufragar los gastos fijos de residencia y, en su caso, de escolarización de sus hijos. e) La
Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) podrá concer-
tar un seguro colectivo que cubra determinados riesgos que puede sufrir la persona en el país
de destino. El seguro incluye la atención médica para el cooperante similar a la cobertura a
la que se tiene derecho en España; el gasto farmacéutico ocasionado y la medicina preventi-
va que requieren determinadas enfermedades o epidemias. También contempla la atención
psicológica o psiquiátrica por sufrir angustia o estrés postraumático y la repatriación en
caso de accidente, enfermedad grave, fallecimiento, catástrofe o conflicto bélico en el país
o territorio de destino.
Lección 14
El tiempo de la prestación de trabajo
ÍNDICE: 1. LA JORNADA ORDINARIA DE TRABAJO §1. Ordenación del tiempo de trabajo. §2. La jornada de
trabajo. §3. Duración legal de la jornada. 2. MODALIDADES DE APLICACIÓN DE LA JORNADA. §4. Trabajo
nocturno. §5. Trabajo a turnos. 3. JORNADAS ESPECIALES. §6. Concepto. §7. Ampliación de jornada. §8. Limi-
taciones de jornada. §9. Reducción de jornada por lactancia de un hijo menor de nueve meses. §10. Permisos
en supuestos de nacimientos prematuros o de hospitalización del recién nacido. §11. Reducción de jornada vin-
culada con el cuidado de menores o familiares. §12. Reducción de la jornada de trabajo de la mujer víctima de
violencia de género y de los trabajadores víctimas de terrorismo. §13. Condiciones de ejercicio de los derechos
a la reducción de jornada. 4. HORARIO DE TRABAJO. §14. Calendario laboral. §15. Horario de trabajo. §16.
Horario flexible. §17. Control del tiempo de trabajo. 5. HORAS EXTRAORDINARIAS. §18. Concepto y elementos
definidores. §19. Limitaciones subjetivas y objetivas a la realización de horas extraordinarias. 6. DESCANSOS Y
FESTIVOS. §20. Pausas durante la jornada de trabajo. §21. Descanso entre jornadas. §22. Descanso semanal.
§23. Días festivos. 7. VACACIONES ANUALES. §24. Marco normativo. §25. Fundamento del derecho a vaca-
ciones. §26. Carácter anual. §27. Imposibilidad de sustitución por compensación económica. §28. Carácter
retribuido del descanso anual. §29. Duración. §30. Procedimiento aplicable para determinar el momento de
su disfrute. §31. Calendario de vacaciones. §32. Proceso de vacaciones. 8. EL CONTRATO A TIEMPO PARCIAL.
§33. Concepto. §34. La duración del contrato a tiempo parcial. §35. Forma. §36. La transformación contrac-
tual. §37. Jornada en contratos a tiempo parcial. §38. Horas complementarias. §39. El régimen jurídico del
contrato a tiempo parcial. 9. CONTRATO A TIEMPO PARCIAL DE TRABAJO FIJO PERIÓDICO. §40. Contrato a
tiempo parcial de trabajo fijo periódico. 10. CONTRATO A TIEMPO PARCIAL CON VINCULACIÓN FORMATIVA.
§41. Contrato a tiempo parcial con vinculación formativa.
§1. Ordenación del tiempo de trabajo. El ser humano está orientado hacia el tiempo
por naturaleza. Trabajo y tiempo constituyen dos realidades inescindiblemente vinculadas.
La ordenación del tiempo de trabajo constituye un ámbito de encuentro de variados intere-
ses. En primer lugar, se trata de un aspecto básico de la organización de la actividad produc-
tiva, cuya optimización requiere de determinadas dosis de adaptabilidad a las exigencias de
los diversos procesos. En segundo lugar, supone un elemento fundamental desde el punto
de vista de la seguridad y la salud del trabajador, así como de la propia organización de su
vida personal y familiar. Además, en tercer lugar, la organización del tiempo de trabajo ha
estado íntimamente ligada a la política de empleo no sólo desde el punto de vista de su
reducción y sus repercusiones sobre el volumen de empleo, sino también desde el de su
adecuada distribución.
El cuadro básico de las fuentes normativas en esta materia se encuentra integrado por las
siguientes disposiciones:
420 Jesús R. Mercader Uguina
1º) Constitución. La CE consagra una serie de principios que orientan los contenidos de la
intervención normativa en la ordenación del tiempo de trabajo. El fundamental se concreta
en el mandato de velar por la seguridad e higiene en el trabajo y la garantía del descanso
necesario, mediante la limitación de la jornada y el establecimiento de vacaciones periódicas
retribuidas (art. 40.2 CE). No obstante, junto a éste se establecen otros principios com-
plementarios cuales son la garantía y protección del ejercicio de la libertad de empresa y la
defensa de la productividad (art. 38 CE) y el, más general, de realizar de manera especial
una política orientada al pleno empleo (art. 40.1 CE).
2º) Derecho comunitario. La Directiva 93/104/CE, relativa a determinados aspectos de la
ordenación del tiempo de trabajo, sustituida en la actualidad por la Directiva 2003/88/CE,
relativa a determinados aspectos de la ordenación del tiempo de trabajo en relación a los
periodos mínimos de descanso diarios, descanso semanal y vacaciones anuales. La misma
tiene, por una parte, un sentido protector, pues no en vano establece expresamente, según
su art. 1, las «disposiciones mínimas de seguridad y salud» en materias tales como el régimen
de descansos, diario, semanal y anual, la duración máxima de la jornada semanal y del tra-
bajo nocturno, por turnos y a ritmo. Pero, por otra parte, es, sin duda, una norma flexible,
pues, junto al reconocimiento de diversos derechos de los trabajadores en tales cuestiones,
admite múltiples excepciones o modulaciones a ellos. Además, dicha norma concede un
amplio protagonismo a los legisladores nacionales y, también, a la negociación colectiva.
Y, por su parte, la Directiva 94/33/CE, del Consejo, sobre protección de los jóvenes en
el trabajo, contiene en sus arts. 8 y siguientes específicas previsiones relativas al tiempo de
trabajo de tal colectivo.
3º) Derecho interno infraconstitucional. Los art. 34 a 38 ET constituyen la regulación
central sobre el tiempo de trabajo en nuestra legislación interna. Junto a ellos, el RD.
1561/1995, sobre jornadas especiales de trabajo, cuyo antecedente fue el RD. 2001/1983,
que se encuentra vigente en la actualidad únicamente en materia de festivos. Incidental-
mente, cabe hacer mención a los diversos Reales Decretos de relaciones laborales de carácter
especial, que también contienen reglas específicas en la materia de tiempo de trabajo.
§3. Duración legal de la jornada. El art. 34.1 ET dispone que la jornada ordinaria se
determinará libremente por las partes, ya sea por convenio colectivo, ya sea por contrato de
trabajo, si bien respetando los límites legales. La jornada pactada contractualmente habrá de
respetar, así pues, lo pactado en convenio colectivo, a tenor de lo dispuesto en el art. 3.1 c)
ET, si bien no existe limitación para pactar jornadas inferiores a las previstas en convenio, ya
que la jornada-convenio será inferior a la fijada por la Ley (STS 3-6-1994, Rº 3335/1992).
1º) Jornada anual. El art. 34.1 ET establece con precisión que la jornada ordinaria será de
40 horas semanales de trabajo efectivo de promedio en cómputo anual. Respecto al cómpu-
to de la jornada, cabe utilizar dos criterios distintos: el criterio en el que se parte del número
de semanas al año y el criterio en el que se parte del número de días al año. Ambos criterios
dan un resultado distinto.
a) Conforme al criterio que parte del número de semanas al año: partiendo de 52 semanas
del año natural se restan las semanas de vacaciones (30:7= 4,2857 semanas) y las semanas
equivalentes a 14 festivos (12 nacionales y de Comunidad Autónoma, más 2 locales = 2
semanas), de lo que resulta el número de semanas efectivas de trabajo. Este número de
semanas por la jornada efectiva semanal señalada es el número de horas de jornada efectiva
anual: (a) 52 semanas/año - (4,28 equivalente a vacaciones) - (2 festivos)= 45, 71 semanas.
(b) 45,71 semanas x 40 horas/semana = 1.828 horas y 34 minutos/año.
b) De acuerdo con el criterio que parte del número de días hábiles al año, la jornada
efectiva anual es igual al número de días hábiles por jornada efectiva/día. El número de días
hábiles asciende a 225 (fruto de restar a los 365 días naturales los siguientes: 30 días natu-
rales de vacaciones, 14 festivos, 48 domingos no coincidentes con vacaciones y 48 sábados).
Luego, Jornada efectiva anual = 225 días hábiles x 8 horas día de trabajo: 1.800 horas/año.
c) Según el criterio que se adopte, el resultado es uno u otro. Es por ello que, en caso de
desacuerdo en la elección del criterio, cabe como solución acudir al fallo mantenido por
varias Sentencias del Tribunal Central de Trabajo que interpretan la equivalencia 40 horas/
semana a 1.826 horas y 27 minutos/año con base en el Acuerdo Interconfederal CEOE-
UGT. A título de ejemplo, el régimen de 35 horas equivale a 1.598 horas.
d) En los convenios colectivos —sobre todo de ámbito sectorial nacional— se aprecia una
tendencia generalizada a la reducción de la jornada máxima prevista legalmente, realizando
el convenio una función de mejora respecto a la regulación legal (Convenio de Industria
Química, Convenio de Artes Gráficas, Convenio de Industria del Calzado). Los convenios
optan decididamente por la incorporación del módulo anual en la determinación de la jor-
nada, lo que supone una dispositivización del límite de las 40 horas semanales. La duración
suele estar fijada entre las 1.750 y las 1.800 horas anuales (Convenio de Telefónica Móviles,
Convenio de Repsol, Convenio de Aldeasa).
2º) Jornada semanal y distribución irregular de jornada. La duración semanal del trabajo
efectivo no puede exceder de 40 horas de promedio en cómputo anual. Una vez fijada la
duración de la jornada, respetando el máximo legal, por convenio colectivo o, en su defecto,
por acuerdo entre la empresa y los representantes de los trabajadores puede establecerse una
distribución irregular. Esto supone la posibilidad de que la jornada diaria o semanal del tra-
bajador no sea homogénea de manera que algunos días o semanas se trabaje más que otros.
422 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La SAN 24-5-2013 (Rª 147/2013) consideró, inicialmente, que la citada cláusula era nula
dado que la regulación legal de la jornada ordinaria siempre es anual y cuando el legislador ha querido supe-
rar el límite de jornada anual, como sucede con el disfrute de las vacaciones, que también es anual, así lo ha
regulado expresamente, algo que no sucede con la distribución irregular de la jornada. Posteriormente, el RDL
16/2013 de 20 de diciembre, modificó el contenido del art. 34.2 ET en los términos analizados de forma que
se estará a lo fijado en convenio colectivo o, en caso de no preverse nada al respecto en sede convencional,
a lo acordado entre la empresa y los representantes de los trabajadores, y en defecto de pacto, las diferencias
se deben compensar en el plazo de 12 meses desde que se produzcan.
Lección 14. El tiempo de la prestación de trabajo 423
d) En defecto de pacto, la empresa podrá distribuir de manera irregular a lo largo del año
el diez por ciento de la jornada de trabajo. Se establece así un mecanismo de flexibilidad
que permite al empresario adaptar la jornada de trabajo en función de las necesidades de
la empresa. Esta posibilidad es, no obstante, aplicable solo cuando no existe ya un pacto
sobre distribución irregular de la jornada recogido en convenio colectivo o en acuerdo con
los representantes de los trabajadores en la empresa. Dicha distribución deberá respetar en
todo caso los períodos mínimos de descanso diario y semanal previstos en la Ley. Además,
el trabajador deberá conocer con un preaviso mínimo de cinco días el día y la hora de la
prestación de trabajo resultante de aquella.
Caso práctico 14.2. El Convenio Colectivo del Grupo El Árbol Distribución y Supermercados, SA en
Aragón regula la distribución irregular de jornada por decisión unilateral del empresario y establece al respecto:
"La empresa podrá flexibilizar la jornada de forma irregular en el 5% de la misma, lo que supone 89 horas al
año en contratos a tiempo completo o los que proporcionalmente se correspondan con la jornada pactada.
En virtud de la autonomía de las partes, estas horas deberán ser preavisadas con un mínimo de 24 horas y la
jornada podría ser ampliada al trabajador con el máximo de 9 horas diarias y durante un máximo de 14 días
al mes”. ¿Resulta conforme a Derecho dicha cláusula?
Respuesta. La STS 16-4-2014 (Rº 183/2013), considera que el art. 34.2 ET permite la distribución
irregular de la jornada acordada en convenio colectivo o acuerdo de empresa, sin limitación alguna; el límite
del 10% solo opera en defecto de pacto y, por consiguiente, en el convenio se podría haber pactado cualquier
porcentaje de reducción. Sin embargo, no sucede lo mismo en relación al plazo de preaviso porque, en un pá-
rrafo distinto de ese mismo precepto estatutario, junto a la garantía del descanso diario y semanal, se establece
la garantía del preaviso de cinco días, y ese plazo, que, ampliándolo, igualmente podría haberse mejorado,
no cabe empeorarlo, como hace el convenio, reduciéndolo hasta 24 horas.
3º) Jornada diaria. El art. 34 ET establece otra limitación de la jornada al disponer que el
número de horas ordinarias de trabajo efectivo no puede ser superior a nueve horas diarias.
En este caso se trata de una norma dispositiva, puesto que el mismo precepto autoriza que
por convenio o, en su defecto, por acuerdo con los representantes de los trabajadores se
establezca otra distribución del tiempo de trabajo diario. De este modo, se permite que por
acuerdo colectivo, nunca por acuerdo individual o por decisión empresarial, se establezca
una jornada diaria superior a nueve horas siempre que se respete el descanso de doce horas
entre el final de una jornada y el principio de la siguiente.
a) Podría realizarse una jornada diaria superior, acumulando horas extraordinarias, que
no se contabilizarían como tales, a tenor de lo dispuesto en el art. 35.2 ET, siempre que se
descansen en los cuatro meses siguientes a su realización.
b) El inciso final del art. 34.3 ET establece que los menores de 18 años no podrán realizar
más de ocho horas diarias de trabajo efectivo, incluyendo el tiempo dedicado a formación,
computándose la pluriactividad de manera que si se trabaja para varios empresarios, se
computan las horas realizadas con cada uno de ellos. Se trata, en este caso, de un límite
imperativo absoluto, a diferencia de las restantes limitaciones examinadas.
4º) Inexistencia de un límite máximo de jornada semanal, que incluya horas ordinarias y ex-
traordinarias. Normativa comunitaria. El art. 6 b) de la Directiva 2003/88 establece que «los
Estados miembros adoptarán las medidas necesarias para que, en función de las necesidades
de protección de la seguridad y de la salud de los trabajadores: la duración media del trabajo
no exceda de 48 horas, incluidas las horas extraordinarias, por cada período de siete días».
424 Jesús R. Mercader Uguina
Por su parte, el período de referencia para el cálculo de las 48 horas que constituyen la jor-
nada máxima en el ámbito comunitario no debe exceder de cuatro meses [art. 16 b)]. Dicho
periodo podrá fijarse en seis meses en los casos en que se admita tal excepción y mediante
convenio colectivo podrá ampliarse como máximo hasta doce meses (art. 19). La limitación
a las 48 horas en un concreto cuatrimestre no se establece en la legislación española. No
obstante, cabe interpretar que es lícito superar el tope fijado en el período cuatrimestral, si
se entiende que nuestro país se acoge a la posibilidad de excepcionar mediante negociación
colectiva la aplicación del citado período de referencia cuando se conceda a los trabajadores
«períodos equivalentes de descanso compensatorio» (art. 18).
5º) La obligación de trabajo efectivo. A efectos del cómputo del tiempo de trabajo, el art.
34.5 ET dispone que, tanto al principio como al final de la jornada, el trabajador se encuen-
tre en su puesto de trabajo. De este modo, y salvo que la autonomía colectiva o individual
disponga una regulación más favorable, no se computa como tiempo de trabajo el empleado
por el trabajador en los desplazamientos en la ida y en la vuelta al trabajo, en el cambio de
ropa o equipo para efectuar el trabajo, en los controles o fichajes que deba cumplir en la em-
presa antes de iniciar su jornada ni los desplazamientos desde el garaje de la empresa hasta
su puesto de trabajo o desde la entrada en el centro de trabajo hasta el lugar de prestación.
Por el contrario, sí se considera tiempo de trabajo y por tanto se incluye en el cómputo de la
jornada el tiempo empleado en algunos reconocimientos médicos, el destinado a tareas pre-
vias al desarrollo de la actividad laboral como el encendido de máquinas o los destinados a
limpieza o actividades similares en el caso de trabajadores expuestos a determinados riesgos.
Caso práctico 14.3. El colectivo de vigilantes de obra de la Diputación Provincial de Ciudad Real se
muestra interesando por que se compute como tiempo efectivo de trabajo el descanso de la comida que trans-
curre entre las 13.00 y las 14:30 horas.
Respuesta. La STSJ Castilla-La Mancha 28-4-2005 (Rº 1558/2003) desestima la pretensión recordando
que el art. 34.5 ET computa como tiempo efectivo de modo que el trabajador tanto al inicio como al final de
la jornada se encuentre en su puesto de trabajo. Fuera de esta regla general, tan sólo si se encuentra previsto
en la negociación colectiva, ciertos descansos (como el tiempo del bocadillo) podrán tener la consideración de
tiempo efectivo de trabajo.
Experiencias prácticas. En algunos convenios se establece de manera clara que «el cómputo de la
jornada laboral se efectuará de tal forma que, tanto al comienzo como al final de la misma, el trabajador se
encuentre en su puesto de trabajo, «a pie de máquina», es decir, con ropa y útiles» (Convenio de la empresa
«Valeo Sistemas Eléctricos, SL»).
1º) Trabajo nocturno. Es el que se realiza total o parcialmente durante una franja horaria
predeterminada legalmente: la comprendida entre las diez de la noche y las seis de la maña-
na. Esta franja horaria que delimita el trabajo nocturno puede ser ampliada por convenio
colectivo o acuerdo individual anticipando el inicio o el final del periodo nocturno pero
nunca podría reducirse.
2º) Trabajador nocturno. Se trata de un concepto inspirado en la normativa comunitaria,
se delimita en el art. 36.1 ET mediante dos vías. Por una parte, trabajador nocturno es aquel
que habitualmente realiza dentro de ese periodo una parte no inferior a tres horas de su
jornada diaria de trabajo. Por otra, la identificación del trabajador nocturno puede hacerse
por referencia a la jornada anual de modo que lo es aquel respecto del que se prevea que
puede realizar en periodo nocturno una parte no inferior a un tercio de su jornada de tra-
bajo anual. La doctrina judicial ha señalado que para determinar la condición de trabajador
nocturno hay que atender a las previsiones sobre la jornada del trabajador y no a la jornada
que se haya realizado en el pasado puesto que, si no se hiciera así, sería imposible dar cum-
plimiento a las obligaciones que la ley impone en relación con los trabajadores nocturnos.
a) El trabajo nocturno implica una remuneración específica conforme al art. 36.2 ET. La
ley impone una remuneración específica para esta modalidad de trabajo salvo que el salario
se haya establecido atendiendo a que el trabajo sea nocturno por su propia naturaleza o se
haya acordado la compensación del trabajo nocturno por descansos.
b) Por lo que se refiere a la jornada de los trabajadores nocturnos, se establece que ésta
no puede exceder de ocho horas diarias de promedio en un periodo de referencia de quince
días. De este modo se permite que el tope de ocho horas se supere algunos días siempre que
se mantenga el promedio en periodos de quince días. Ninguna referencia se contiene respec-
to de los descansos dentro de la jornada diaria, entre el final de una jornada y el principio de
la siguiente y del descanso semanal. Debe entenderse que estos descansos deben respetarse
en los términos previstos en los arts. 34 y 37 ET.
c) Una segunda limitación de la jornada de los trabajadores nocturnos consiste en la prohibi-
ción de que estos trabajadores presten horas extraordinarias. Estos trabajadores no pueden reali-
zar horas extraordinarias ni durante el horario nocturno ni tampoco durante el horario diurno.
§5. Trabajo a turnos. El art. 36.3 ET se ocupa del trabajo a turnos. Este consiste en una
forma de organización de trabajo en equipo según la cual los trabajadores ocupan sucesiva-
mente los mismos puestos de trabajo, según un ritmo continuo o discontinuo. El trabajo a
turnos implica que el trabajador presta su actividad en horas diferentes en un determinado
periodo de días o de semanas.
1º) Notas generales. Para la existencia de trabajo a turnos, lo relevante es la prestación
laboral de los trabajadores que deben estar organizados de modo que roten en su régimen
horario. El trabajador a turnos se diferencia del trabajador que presta su actividad siempre
en el mismo turno implantado en la empresa, sin rotar o cambiar de horario. El trabajador
a turnos puede ser, además, trabajador nocturno si cumple las condiciones previstas para
ello, en cuyo caso se le aplicarán también las condiciones especiales previstas para estos
trabajadores.
426 Jesús R. Mercader Uguina
3. JORNADAS ESPECIALES
Bibliografía básica: GÓMEZ MUÑOZ, J.M.: Las jornadas especiales de trabajo. Pamplona, Aranzadi,
1999.
podrá extenderse hasta doce horas; (c) para las labores estacionales agrícolas y en las de gana-
dería y guardería rural: también se prevé la posibilidad de jornadas diarias hasta doce horas;
en las actividades de transporte y de trabajo en el mar se distingue entre tiempo de trabajo
efectivo y tiempo de presencia, considerando que este último es el tiempo en el que el traba-
jador está a disposición del empresario pero sin prestar trabajo efectivo. Al tiempo de traba-
jo efectivo se le aplica el máximo diario de doce horas; al tiempo de presencia, el de veinte
horas semanales en un periodo de referencia de un mes. (d) Se prevén normas especiales
también para el transporte por carretera, ferroviario y aéreo. Finalmente, se contemplan
supuestos de ampliación de jornada relativos al trabajo a turnos, trabajo de puesta en mar-
cha y cierre de los demás. La regulación de ampliaciones de jornadas para estos supuestos
se completa con previsiones específicas respecto de los descansos semanales e interjornadas.
§9. Reducción de jornada por lactancia de un hijo menor de nueve meses. El art. 37.4
ET regula un supuesto de reducción de jornada distinto a los contemplados con carácter
general en la normativa reguladora de las jornadas especiales. Dicha disposición establece el
derecho de los trabajadores, en caso de nacimiento de hijo, adopción o acogimiento, a una
hora de ausencia el trabajo que se podrá dividir en dos fracciones, para la lactancia del me-
nos hasta que éste cumpla nueve meses. La duración del permiso se incrementará propor-
cionalmente en los casos de parto múltiple. Este permiso constituye un derecho individual
de los trabajadores, hombres o mujeres. En caso de que ambos trabajen, solo podrá ejercerlo
uno de los progenitores. Quien ejerza este derecho, por su voluntad, podrá sustituirlo por
una reducción en media hora con la misma finalidad o acumularlo en jornadas completas
en los términos previstos en el convenio colectivo o en el acuerdo a que llegue con el empre-
sario. En cualquiera de los casos, durante el ejercicio del derecho al permiso o reducción de
jornada por lactancia, el trabajador mantiene el derecho a su salario íntegro, incluidos los
conceptos salariales variables y vinculados a objetivos (STS 9-12-2009, Rº 8/2008)
1º) Inicio del ejercicio del derecho. En cuanto al ejercicio de este derecho, debe entenderse
que el «dies a quo» del plazo para el ejercicio del derecho lo constituye el día del nacimiento
428 Jesús R. Mercader Uguina
Caso práctico 14.4. Una trabajadora de una empresa de Contact center solicitó una reducción de
jornada por cuidado de hijos menores de 8 años, repartiendo la reducción de tal manera que no trabajaba
los fines de semana que le correspondían, a pesar de que su contrato de trabajo establece que la distribución
de su jornada semanal es de lunes a domingo. Acogiéndose a este aspecto de su contrato de trabajo y a que
la reforma laboral establece que el reparto de la reducción de jornada debe hacerse dentro de la jornada
ordinaria «diaria», la empresa denegó a la trabajadora el reparto propuesto por ésta, en el que se excluían los
fines de semana
Respuesta. La SAN 23-3-2015 (Rº 16/2015) determina que, en virtud del convenio colectivo firmado por
la empresa y por los representantes de los trabajadores antes de la entrada en vigor de la reforma laboral, la
trabajadora puede determinar la distribución de su reducción de horario dentro de su jornada ordinaria, pero no
necesariamente de su «jornada ordinaria diaria», de tal manera que puede no trabajar los fines de semana que
le correspondan. «Nos hallamos ante un supuesto de normas legales que fijan condiciones mínimas. En estos
supuestos la ley, sin intención de plenitud o monopolio, se limita a fijar unas condiciones mínimas, que en cuanto
a tales son también imperativas pero que, precisamente en cuanto a mínimas, dejan abierta la posibilidad de
ser mejoradas por otras normas, básicamente por los convenios colectivos», subraya la Audiencia Nacional.
de su duración y puede prolongarse hasta que el menor cumpla los 18 años. Por convenio
colectivo se podrán establecer las condiciones y supuestos en los que esta reducción de jor-
nada se podrá acumular en jornadas completas
4º) Titularidad. «La reducción de jornada (…) constituye un derecho individual de los traba-
jadores, hombres y mujeres». El límite para el disfrute compartido del derecho por varias perso-
nas en relación con el mismo sujeto causante: «si dos o más trabajadores de la misma empresa
generasen este derecho por el mismo sujeto causante, el empresario podrá limitar su ejercicio
simultáneo por razones justificadas de funcionamiento de la empresa» (art. 37.5 ET).
elección del número de horas a reducir dentro de su jornada ordinaria, respetando los límites
mínimos y máximos fijados por la ley y los convenios colectivos. En el propio trabajador reside la
capacidad para valorar el tiempo necesario para atender sus responsabilidades personales y fami-
liares, así como la reducción salarial que se puede permitir. En la concreción del horario por parte
del trabajador influirán la existencia de asistencias complementarias ofrecidas por el empresario,
como puede ser la previsión de ayudas para la financiación de guarderías o cuidadores formales
(un ejemplo: el II CC estatal para las empresas de gestión y mediación inmobiliaria).
2º) Duración de la reducción. El derecho a la reducción alcanza la determinación del período de
disfrute; esto es, la fijación concreta de la reducción a lo largo de la jornada. Han surgido impor-
tantes conflictos cuando la determinación ha afectado al régimen de turnos en que se organiza
la empresa en la que el titular del derecho trabaja. Así, se ha reconocido una cierta capacidad
dispositiva del empleador en materia de elección de turno de trabajo cuando es éste el régimen
productivo vigente en la empresa. Un criterio de ponderación atendido por el TS es el que afirma
que «en la aplicación de las reducciones de jornada que establece el art. 37.5 ET, ha de partirse
de la base de que tal precepto forma parte del desarrollo del mandato constitucional (art. 39 CE)
que establece la protección de la familia y de la infancia» (STS 20-7-2000, Rº 3799/1999).
Caso práctico 14.5. Se plantea si procede atender las reclamaciones de dos trabajadoras que solicita-
ban de sus empresarios una adaptación de su horario para poder atender sus responsabilidades familiares, en
un caso, el cuidado de un hijo menor de seis años y, en el otro, el cuidado de una hija con una minusvalía del
51%. Ambas pretensiones se apoyaban en una interpretación extensiva del art. 34.8 ET, en la protección de la
familia y en la necesidad de conciliar la vida laboral y la familiar.
Respuesta. Las SSTS 13 y 18-6-2008 (RJ 4227 y 4230, respectivamente), rechazan el derecho recla-
mado porque el texto legal no permite una interpretación como la que se reclama. En la norma, advierten las
sentencias, el derecho del trabajador a concretar el horario de trabajo para conciliarlo con sus responsabilida-
des familiares se condiciona a la reducción de la jornada, que tiene la contrapartida negativa de reducción
proporcional del salario. Pero sin dicha reducción no cabe reconocer un derecho individual del trabajador a
adaptar su jornada y su horario. La posible aplicación del art. 34.8 ET no alteraría esta conclusión porque el
reconocimiento que este precepto hace del derecho a adaptar la duración y la distribución de la jornada se
condiciona a los términos que se establezcan en la negociación colectiva.
Caso práctico 14.6. Una trabajadora venía prestando servicios para una empresa dedicada a la ac-
tividad de industria siderometalúrgica. La empresa realiza la actividad, en el Área de Producción, de lunes a
viernes, en tres turnos rotativos de mañana —de 06 a 14 horas—, de tarde —de 14 a 20 horas— y de noche
—de 20 a 06 horas—. La citada trabajadora es madre de dos hijos menores de cinco años. La misma solicitó
en varias ocasiones, para atender el cuidado de sus hijos, el cambio de su horario de trabajo, postulando
realizarlo de 10:00 a 18:00 horas o, con reducción de una hora, de 10:00 a 17:00 horas. La empresa le ha
manifestado por escrito que el horario pretendido no se ajusta a ninguno de los establecidos en la empresa y
que no podía acceder a la petición pues ello supondría su prestación de servicios entre dos turnos —el de ma-
ñana y el de tarde—, además de ser una empresa con un importante volumen de trabajadoras. ¿Es aceptable
la postura de la empresa? ¿tiene derecho la trabajadora a reducir y fijar su horario unilateralmente?
Respuesta. La SJS Juzgado de lo Social nº 11 de Barcelona 28-2-2008 (Rº 205/2007), considera que
dada la dimensión de la empresa y que, por el momento, sólo la trabajadora ha pretendido dicha compatibili-
dad, debe prevalecer el interés de la actora, como proyección del derecho a la igualdad por razón de sexo a
fijar y concretar la disminución horaria.
Caso práctico 14.7. Una Cajera-dependienta de Alcampo con jornada a turnos, de lunes a sábado,
por razones de guarda legal de hijo menor de 6 años pretendió reducir su jornada (art. 37.5 ET), fijándola en
horario fijo de tarde, de lunes a miércoles. La empresa se opone y la trabajadora instó proceso especial de
concreción horaria (art. 138 bis LPL, actual 139 LJS).
432 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. Tras denegarse en la justicia ordinaria la reducción de jornada solicitada, el asunto llegó, por
vía de recurso de amparo, al Tribunal Constitucional. La STC 3/2007 consideró que la dimensión constitucional
de la medida contemplada y, en general, la de todas aquellas medidas tendentes a facilitar la compatibilidad
de la vida laboral y familiar de los trabajadores, tanto desde la perspectiva del derecho a la no discriminación
por razón de sexo de las mujeres (art. 14 CE), como desde el mandato de protección a la familia y a la infan-
cia (art. 39 CE), ha de prevalecer y servir de orientación para la solución de cualquier duda interpretativa. La
negativa del Juzgado a reconocer la concreta reducción de jornada solicitada en este caso, se convierte en
un obstáculo injustificado para la permanencia en el empleo de la trabajadora y para la compatibilidad de su
vida profesional con su vida familiar, y en tal sentido constituye una discriminación indirecta por razón de sexo.
Respuesta. La STSJ Cataluña 26-1-2012 (Rº 6402/2011), señala que “no puede negarse que la cir-
cunstancia de la coincidencia temporal o cronológica entre el conocimiento por la trabajadora de la voluntad
extintiva de la empresa y el ejercicio del derecho a reducción de jornada, puede levantar alguna sospecha
sobre el ‘oportunismo’ de tal ejercicio y motivación última de esa decisión, especialmente cuando consta acredi-
tado que cuando la actora ingresó en la empresa su hijo contaba con poco más de 4 años, pese a lo cual no
tuvo problema alguno en asumir una contratación que, según ella misma afirma, suponía plena disponibilidad
horaria, produciéndose el ejercicio del derecho cuando se le advierte de la posible extinción de su contrato”.
Sin embargo, continua la sentencia “es indudable que la trabajadora cumple los requisitos que la normativa
legal y condicional exige para poder acogerse al derecho, sin que sea exigible a la misma la explicación o
justificación de los motivos que la llevan al ejercicio en ese momento”. En definitiva, se descarta la existencia de
fraude de ley y, en atención a que no se habían acreditado las causas para el despido, se declara su nulidad.
Lección 14. El tiempo de la prestación de trabajo 433
5º) Vuelta a la jornada anterior. Una vez desaparezca la situación que requería la atención de
la trabajadora o del trabajador, éste deberá retornar a su jornada anterior de forma inmediata. Se
trata de una exigencia de la buena fe que, de no cumplirse, puede dar lugar a una obligación de
indemnizar al empleador (SSTSJ Cantabria 5-4-2006, Rº 386/2006; Cataluña 13-9-2005, Rº
6836/2005). La restitución de la prestación de trabajo a la jornada ordinaria de origen ha de ir
precedida de un preaviso al empresario con 15 días de antelación (art. 37.6 ET).
4. HORARIO DE TRABAJO
§14. Calendario laboral. Anualmente, el empresario debe elaborar el calendario labo-
ral. El calendario constituye un documento en el que deben figurar los días de trabajo, los
descansos, festivos y otras jornadas en las que no se trabaja, así como el número de horas
de trabajo que corresponden a cada jornada. Dicho documento debe exponerse en un lugar
visible de cada centro de trabajo. En principio, corresponde al empresario elaborar el calen-
dario laboral pero los representantes de los trabajadores tienen derecho a ser consultados y
a emitir informe previo a su elaboración (DA.3 RD. 1561/1995). El incumplimiento de la
obligación de exponer en un lugar visible del centro de trabajo el calendario laboral vigente
constituye una infracción laboral leve (art. 6.1 LISOS).
3º) Fijación. La fijación del horario constituye una facultad del empresario que es quien
fija y establece el horario inicial de trabajo. En el ejercicio de esa facultad, el empresario
ha de respetar las previsiones legales referidas a la jornada ordinaria máxima prevista en el
convenio o, en su defecto, de nueve horas; el descanso de doce horas entre jornadas y los
descansos intrajornadas.
4º) Modificación. Una vez fijado el horario, éste no puede ser modificado unilateralmente
por el empresario, debiendo acudirse para ello al procedimiento de modificación sustancial
de las condiciones de trabajo previsto en el art. 41 ET.
Horario
Horario
fijo y Horarios de dos turnos Horarios de trabajo a tres turnos
partido
verano
De 8:00a Primer
Segundo Primer turno: Segundo Tercer turno:
14:00 h y de De 7:00 turno: de
turno: De de 7:00 a turno: De 15 De 23:00 a
15:00 a a 14:55 7:00 a
15 a 22:55 14:55 a 22:55 6:30
16:55. 14:55
Total días de trabajo por persona y año: 217
Total días de trabajo abierta la fábrica: 221
Total horas de trabajo por persona y año: 1717,9 Horas por día de trabajo: 7,92
§16. Horario flexible. El horario puede ser flexible, lo que significa que el trabajador
debe estar presente en su puesto de trabajo en determinadas horas de la jornada y durante
un determinado tiempo pero sin que se fije con exactitud el momento de inicio y el mo-
mento de finalización de la jornada diaria. Muchos convenios contemplan esta modalidad
y, en ocasiones, establecen los denominados «complementos de horario flexible» cuya finali-
dad es facilitar al empresario la libre definición del momento de entrada o salida del trabajo.
Los mismos pueden pactarse individualmente, retribuyendo, en este caso, la prestación de
trabajo en régimen de flexibilidad horaria, mañana y/o tarde, para adaptar los tiempos de
trabajo a las excepcionales características de determinados servicios, o como método de
retribución del trabajo realizado en domingos y festivos.
El horario flexible constituye una fórmula eficaz para favorecer la conciliación de la vida fa-
miliar y laboral. Por ello, el art. 34.8 ET promueve el horario flexible, junto con la jornada con-
tinuada, para favorecer la compatibilidad entre el derecho a la conciliación de la vida personal,
familiar y laboral de los trabajadores y la mejora de la productividad en las empresas.
§17. Control del tiempo de trabajo. La normativa legal no establece regulación alguna
en relación con el establecimiento por el empresario de sistemas de control horario.
1º) Límites. Sólo se establece, como límite legal a las facultades empresariales, que se
guarde la consideración debida a la dignidad humana y se tenga en cuenta la capacidad real
de los trabajadores disminuidos, en su caso. Por ello, salvo pacto en convenio colectivo, el
empresario puede adoptar las medidas que estime oportunas.
2º) Sistemas. De lo anterior se deduce que cabe una pluralidad de sistemas. Entre ellos, la
cumplimentación de partes de trabajo, a fin de medir el rendimiento de los trabajadores, o
la obligación de fichar. Así, la doctrina de suplicación ha entendido que no hay lesión del
derecho a la intimidad cuando se establece la obligación de fichar uniformados al salir o
entrar del turno de trabajo (STSJ Galicia 27-6-2002, Rº 2871/2002).
Caso práctico 14.9. El Gobierno de Cantabria, por medio de su consejería de Presidencia, estableció
un sistema de control de asistencia y puntualidad basado en técnicas biométricas (en particular un escáner de
la palma de la mano), que fue impugnado por un sindicato ante la jurisdicción contencioso-administrativa, por
vulneración de derecho fundamental a la intimidad. ¿Alcanza el poder de dirección del empresario para el
control del horario de trabajo al establecimiento de este tipo de técnicas?
Respuesta. El Tribunal Supremo, en su STS (CA) 2-7-2007 (Rº. 5017/2003), ha entendido que la capta-
ción por infrarrojos de una imagen tridimensional de la mano que acaba convertida en un registro informático
(«control biométrico»), es un medio válido para proceder a identificar a los empleados y así controlar el cum-
plimiento del horario de trabajo y no supone una intromisión ilegítima en la esfera de la intimidad, tanto por la
parte del cuerpo utilizada como por las condiciones en que se usa. Tampoco puede considerarse lesivo para el
derecho a la integridad física y moral, puesto que no queda acreditado que el instrumento mediante el que se
registra la imagen biométrica sea nocivo para la salud.
5. HORAS EXTRAORDINARIAS
Bibliografía básica: ESCUDERO RODRÍGUEZ, R., Horas extraordinarias (En torno al artículo 35), REDT,
2000, I, pp. 747 a 763. MONREAL BRINGSVAERD, E., Régimen jurídico de las horas extraordinarias, Madrid,
Edersa, 2000. VILLA GIL, L.E., El concepto de hora extraordinaria, en VILLA GIL (Dir.), Estudios sobre la jorna-
436 Jesús R. Mercader Uguina
da de trabajo, Madrid, ACARL, 1991, pp. 363 a 378. DE LA FUENTE LAVÍN, M., El régimen jurídico de las
horas extraordinarias, Granada, Comares, 2002. SÁNCHEZ-TERÁN HERNÁNDEZ, J.M., Las horas extraordina-
rias y su cotización a la Seguridad Social, Valladolid, Lex Nova, 2004. RUBIO DE MEDINA, M.D., Las horas
extraordinarias, Barcelona, Bosch, 2005.
poración al servicio, este tiempo no equivale a trabajo efectivo, y no cuenta por tanto para
el cómputo de horas extraordinarias, sin perjuicio de las compensaciones económicas a que
pueda dar lugar (STS 23-4-1991, RJ 3383).
2º) Superposición al trabajo ordinario. Un segundo elemento básico es el de la superpo-
sición al trabajo ordinario. Esto es, sin trabajo ordinario cronológicamente previo no cabe
trabajo extraordinario posterior, cuestión que se recoge terminantemente en la Ley. Confor-
me al art. 35.1 ET son horas extraordinarias aquellas horas de trabajo que se realicen sobre
la duración máxima de la jornada ordinaria.
a) Como quiera que en ningún caso se podrán realizar más de nueve horas ordinarias de
trabajo efectivo durante un día salvo que por convenio o acuerdo colectivo así se hubiere
previsto (art. 34.3 ET), sí puede afirmarse que, necesariamente, sea cual sea la distribución
del tiempo de trabajo que se haya realizado, las que excedan de nueve tendrán la conside-
ración de extraordinarias, salvo que hubieren mediado los referidos convenios o acuerdos
(SSTS 22-12-1992, Rº 40/1992; 27-2-1995, Rº 981/1994).
b) Al permitirse que por convenio colectivo o acuerdo entre la empresa y los represen-
tantes de los trabajadores se realice una distribución del tiempo anual de trabajo obviando
el tope de las cuarenta horas semanales, no puede considerarse como extraordinaria la hora
que exceda de la jornada legal semanal pero sin llegar a superar la más amplia resultante
de la aludida distribución, y viceversa: es posible que mucho antes de haberse cumplido el
número de horas promedio de la jornada máxima legal ya se esté (por superar el tope de lo
que correspondía trabajar a tenor de lo pactado) en presencia de este tipo de horas.
c) No son horas extraordinarias las que rebasan la jornada máxima pactada en convenio
colectivo, siempre que se encuentren por debajo del tope de la jornada máxima legal previs-
ta (40 horas semanales de promedio anual, es decir, 1826 horas y 27 minutos).
Caso práctico 14.10. El Sindicato de Médicos de Galicia (SIMEGA-CESM GALICIA), solicitó la decla-
ración de ilegalidad del párrafo precitado del art. 24.1.1 del Convenio Colectivo para el personal laboral
del sector sanitario de Galicia gestionado por fundaciones públicas, en cuanto no contempla que las guardias
médicas (de presencia física o mixta —presencia física y localización en su parte de presencia del médico en
el centro sanitario—), al superar la jornada ordinaria de 37,5 horas semanales o la jornada anual de 1655 h.,
deben considerarse horas extraordinarias de conformidad con lo que establece el art. 35 ET.
Respuesta. Para la STS 8-10-2003 (Rº 48/2003), el mínimo legal indisponible para el convenio viene
dado no por la jornada ordinaria convencional, sino por la jornada máxima legal. El convenio puede excluir
del cómputo como extraordinarias las horas que exceden de la jornada ordinaria del convenio y no superan la
legal, pero no puede descalificar como extraordinarias las que superan esta última jornada, porque el art. 35.1
ET es un mínimo de Derecho necesario relativo no disponible por la negociación colectiva. La misma doctrina se
ha aplicado en relación al Convenio Colectivo de Danone (STS 9-12-2010, Rº 46/2009).
Caso práctico 14.11. LP prestó servicios laborales como personal laboral fijo para la empresa X, SA,
ocupando la categoría profesional de Conductor (Grupo III), hasta que pasó a la situación de jubilación. El
demandante realizó 306 horas extraordinarias durante el año 2004, de las cuales compensó nueve días de
descanso. Durante el año 2005, hasta su jubilación, realizó 81 horas extraordinarias, no habiendo efectuado
ninguna compensación por descanso ni tampoco económica. El trabajador solicitó de la empresa que se le
compensasen económicamente las horas extraordinarias realizadas durante dicho año. El art. 65 del Convenio
aplicable señala que la distribución de la jornada anual podrá ser irregular en función de las necesidades
organizativas de cada centro, dependencia o unidad. Por otra parte, el art. 69 del Convenio citado propicia
la posibilidad de compensar por tiempo de descanso, si existe acuerdo entre las partes, las horas trabajadas
que excedan de la jornada convenida, puntualizando el último párrafo de dicho artículo que las compensacio-
438 Jesús R. Mercader Uguina
nes de horas extraordinarias deberán disfrutarse dentro del año natural, y las generadas durante los meses de
noviembre y diciembre podrán compensarse durante el primer trimestre del año siguiente.
Respuesta. La STSJ Castilla y León, Valladolid, 8-5-2006 (Rº 652/2006), consideró que procedía la
compensación económica de las horas extraordinarias realizadas y no compensadas con descansos, a tenor
de lo establecido en el art. 35.1 ET.
Respuesta. La STSJ Cataluña 11-4-2002 (Rº 8125/2001) consideró que aunque el art. 35.4. ET señala
que la realización de horas extraordinarias será voluntaria y en principio la orden de trabajar más allá de la
jornada no está dentro de la potestad regular empresarial, es claro que el actor debió realizar la labor que se
le encomendaba, ya que el trabajo que se negó a realizar hubo de acabarse y que el deber de obediencia,
diligencia y colaboración del trabajador, tiene como consecuencia obligada el deber de acatar y cumplir la
orden recibida sin perjuicio de ulteriores reclamaciones.
b) Dentro de las horas extraordinarias, es tradicional la distinción entre las horas extraor-
dinarias propiamente dichas y las horas de emergencia o necesidad. A estas últimas se refiere
el art. 35.3 ET cuando menciona aquellas horas de trabajo necesarias para prevenir o reparar
siniestros y otros daños extraordinarios y urgentes. Este tiempo de trabajo se configura y
califica como horas extraordinarias pero tienen alguna peculiaridad. (a) Por una parte, su
realización no es voluntaria para el trabajador que, por el contrario, está obligado a prestar
este trabajo durante todo el tiempo que exija la situación de prevención o de reparación. En
estos casos, la jurisprudencia considera como desobediencia la negativa del trabajador como
en el caso de situaciones de urgencia, especialmente si hay pacto explícito al efecto (extinción
Lección 14. El tiempo de la prestación de trabajo 439
Caso práctico 14.13. ¿Puede considerarse válida la existencia de una práctica de empresa conforme a
la cual las horas extraordinarias se compensan de una forma determinada?
Respuesta. La STS 26-3-1996 (Rº 2702/1995), considera que el art. 35.1 ET establece claramente
que «mediante convenio colectivo o, en su defecto, contrato individual se optará entre el abono de las horas
extraordinarias en dinero o la compensación en tiempo equivalente de descanso», de lo que derivan dos conclu-
siones: 1.ª) que la decisión sobre la forma de compensación de las horas extraordinarias debe hacerse siempre
mediante acuerdo de las partes, de alcance colectivo o individual; 2.ª) que no es correcto entender que una
práctica de empresa —por reiterada o tolerada que pueda ser— es equivalente al contrato de trabajo ni que
un pacto adicional a éste pueda hacerse equivalente a un acuerdo bilateral.
Respuesta. La STSJ Canarias, Sta. Cruz de Tenerife 9-2-1998 (Rº 867/1997) indica que el descanso
compensatorio no excluye el abono del recargo cuando así se ha pactado en el convenio colectivo.
El análisis de la negociación colectiva pone de manifiesto que sigue existiendo una im-
portante reticencia a establecer la compensación de las horas extraordinarias por tiempo de
descanso. Por el contrario, la mayoría de los convenios siguen dando preferencia a la com-
pensación económica de las horas extraordinarias: (a) Normalmente, se prevé la compensa-
ción económica con un incremento porcentual sobre el valor de la hora ordinaria (Conve-
nio de la Industria del calzado, art. 42: el precio de referencia de la hora extraordinaria será
del 25% sobre la hora ordinaria; Convenio Aena, art. 129, la hora extraordinaria se calcula
incrementando el valor del salario/hora ordinaria en un 75%). (b) Con bastante frecuencia,
y con la finalidad de evitar los problemas de cálculo y cuantificación del valor de las horas
extraordinarias, los convenios les atribuyen un valor o precio determinado en las tablas sala-
riales. (c) En caso de optar por la compensación por tiempo de descanso, es habitual prever
que cada hora extraordinaria se compensa por un tiempo superior.
b) Si no se ha efectuado, ni en convenio ni en contrato, una opción por retribución o
compensación por tiempo de descanso, se entenderá que las horas extraordinarias se com-
pensarán con tiempo de descanso dentro de los cuatro meses siguientes a su realización.
Lección 14. El tiempo de la prestación de trabajo 441
incumplen las específicas previsiones respecto del trabajo de los menores de edad (art. 8.4
LISOS). Pero la realización de horas extras superando las prohibiciones legales no exime a la
empresa de su obligación de abonarlas como tales, ni hace perder al trabajador su derecho a
exigir la correspondiente compensación.
6. DESCANSOS Y FESTIVOS
Bibliografía básica: LÓPEZ AHUMADA, J.E.: Descansos laborales y tiempo de trabajo. Madrid, CES,
2004.
§20. Pausas durante la jornada de trabajo. Siempre que la duración de la jornada dia-
ria continuada exceda de 6 horas, debe establecerse un período de descanso («tiempo de
bocadillo»), cuya duración no sea inferior a 15 minutos. Este tiempo se considera trabajo
efectivo cuando se establezca por convenio o por contrato de trabajo. Para los trabajadores
menores de 18 años, este período debe tener una duración mínima de 30 minutos, y debe
establecerse siempre que la duración de la jornada continuada exceda de cuatro horas y
media (art. 34.4 ET).
§21. Descanso entre jornadas. El art. 34.3 ET regula el denominado descanso entre
jornadas y establece que entre el final de una jornada de trabajo y el principio de la siguiente
deben mediar, como mínimo, doce horas.
1º) Naturaleza. Se trata de una norma de derecho mínimo indisponible, de modo que ni
por convenio colectivo ni por acuerdo individual puede reducirse el descanso entre jornadas.
a) El cómputo de las 12 horas de descanso ha de tener lugar una vez finalizada la jorna-
da de trabajo efectiva y, por tanto, se hayan realizado o no horas extraordinarias, desde la
finalización de las mismas hasta el inicio de una nueva jornada han de haber transcurrido
necesariamente doce horas.
b) Los descansos entre jornadas y semanal no se pueden superponer. Nuestros tribunales
se han pronunciado sobre la prohibición de solapamiento de ambos períodos de reposo. El
descanso semanal no puede absorber el período de descanso entre jornadas previsto legal-
mente [STS 10-10-2005 (Rº 155/2004)]. En suma, el descanso semanal, en cualquier caso
constituido por un día y medio, tendrá el régimen de disfrute que tenga, pero dentro del
mismo no podrán contarse las doce horas de que se compone el otro descanso, el diario o
entre jornadas, de manera tal que sobre éste [el diario o entre jornadas] el mandato legal
exige el cumplimiento de un día y medio día más de descanso.
2º) Normas especiales. El RD. 1561/1995 contempla distintos supuestos en los que se
prevé la reducción de este descanso entre jornadas. Así, para los empleados de fincas urba-
nas, guardas y vigilantes no ferroviarios, para los trabajadores del campo, trabajadores del
comercio y hostelería, transporte marítimo, el descanso mínimo es de diez horas. Para la ac-
tividad de transporte por carretera se debe garantizar un mínimo de once horas consecutivas
de descanso por cada periodo de veinticuatro horas con posibilidad de reducirlo a nueve un
máximo de tres días por semana siempre que se compense dicha reducción. Para el trans-
Lección 14. El tiempo de la prestación de trabajo 443
porte ferroviario el descanso entre jornadas fuera del lugar de residencia de los conductores
y demás personal que preste servicio a bordo de los trenes durante su trayecto podrá redu-
cirse, si lo dispone el convenio, a ocho horas para los primeros y a seis para los segundos. Así
mismo, se regulan con detalle las especialidades del descanso entre jornada en el ámbito del
trabajo en el mar y en los supuestos de trabajo a turnos, de trabajos en condiciones especia-
les de aislamiento o lejanía o de trabajos en actividades con jornadas fraccionadas.
§22. Descanso semanal. El art. 37.1 ET enuncia el derecho del trabajador al descanso
semanal añadiendo precisiones sobre el contenido y la forma de ejercicio de este derecho.
1º) Régimen jurídico. Al respecto debe destacarse lo siguiente: a) Por una parte, el descan-
so semanal mínimo es de un día y medio ininterrumpido, lo que supone la imposibilidad
de fraccionar dicho descanso. Su calificación como mínimo supone que la duración del
descanso semanal puede ser mejorada por convenio colectivo o contrato individual. b) Por
otra, se permite la acumulación del descanso por periodos de hasta 14 días, lo que supone
la posibilidad de que se trabajen 11 días y se descansen 3, c) Finalmente, se permite que
el medio día de descanso se disfrute el sábado o el lunes, coincidiendo como regla general
el día completo con el domingo. El hecho de que el día completo de descanso se fije en
domingo se debe a motivos vinculados con la tradición y las costumbres religiosas imperan-
tes en nuestro país. Los acuerdos de cooperación del Estado español con la Federación de
Entidades Religiosas Evangélicas de España y con la Federación de Comunidades Israelitas
de España, incorporados en las Leyes 24/1992 y 25/1992, prevén la posibilidad de que los
trabajadores fieles de estas religiones disfruten de su descanso semanal el día completo del
sábado siempre que haya acuerdo entre las partes del contrato. La remisión al acuerdo entre
empresario y trabajador resta eficacia a esta posibilidad, que queda en mera recomendación,
sin que pueda invocarse el derecho a la no discriminación por motivos religiosos para disfru-
tar el descanso en el día que fije el culto religioso practicado por el trabajador. Finalmente, se
admite la posibilidad de acumular los descansos semanales en periodos de catorce días, bien
por decisión prevista en convenio colectivo bien por acuerdo entre empresario y trabajador.
Caso práctico 14.15. JV comunicó a la Dirección de la empresa que desde la puesta de sol de los vier-
nes, y el sábado en su integridad, no acudiría al centro de trabajo a prestar sus servicios laborales para cumplir
con sus obligaciones religiosas, al ser practicante, creyente y miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Argumentaba que sustituye su descanso del domingo por ese período, ya que el descanso dominical del Estatuto
de los Trabajadores está pensado para que los creyentes cristianos cumplan con sus obligaciones religiosas y,
de no disfrutar el descanso pedido, se vulnera su derecho de libertad religiosa. La empresa no concede el nuevo
régimen de descanso pretendido por el trabajador. ¿Supone esto una vulneración del derecho del trabajador
a la libertad religiosa?
Respuesta. La STC 19/1985 señala que en la presente situación no se ha producido una falta de respeto
al derecho a la libertad ideológica que hubiera resultado relevante si hubiese figurado en el contrato o si hu-
biese existido una «actuación coercitiva impeditiva de la práctica religiosa», en vez de una mera omisión que
imposibilitó «el cumplimiento de sus deberes religiosos».
2º) Descanso para menores. El art. 37.1 ET se refiere expresamente a los trabajadores me-
nores de dieciocho años, respecto de los cuales se establece que el descanso semanal será,
como mínimo, de dos días ininterrumpidos. En este caso, no caben modalizaciones, de
444 Jesús R. Mercader Uguina
modo que el descanso no puede acumularse por periodos superiores a una semana ni ser en
ningún caso inferior a dos días.
3º) Retribución. El descanso semanal es retribuido, como se deduce claramente del art.
26.1 ET. El derecho a la retribución del descanso semanal se devenga progresivamente
durante la jornada de trabajo semanal, de modo que las ausencias no justificadas al trabajo
implican la pérdida proporcional de la retribución del descanso.
4º) Regímenes especiales. El segundo párrafo del art. 37.1 ET faculta al Gobierno para que
establezca especialidades en materia de descanso en determinadas actividades. Lo ha hecho
a través del RD. 1561/1995 en el que se fijan regímenes especiales de descanso semanal. Así,
para empleados de fincas urbanas, vigilantes no ferroviarios, labores agrícolas, forestales y
pecuarias, comercio y hostelería, se prevé la posibilidad de acumular por periodos de hasta
cuatro semanas el medio día de descanso semanal previsto en el art. 37.1 ET. Para transpor-
tes por carretera, transportes ferroviario y aéreo, la acumulación del descanso semanal en
periodos de cuatro semanas puede alcanzar a todo el descanso semanal. También se prevén
normas específicas para el trabajo en el mar que hacen posible bien que los días de descanso
no disfrutados puedan serlo cuando el buque permanezca en puerto, bien que se acumulen
a las vacaciones, bien que se compensen en metálico como horas extraordinarias.
§23. Días festivos. El art. 37.2 ET reconoce a los trabajadores el derecho a no prestar
trabajo en los días de fiestas laborales. Dichas fiestas, cuyo número al año no puede superar
los catorce, se fijan a través de un procedimiento complejo en el que intervienen la Admi-
nistración estatal, la de las Comunidades Autónomas y la Administración local.
1º) Festivos laborales de ámbito nacional. Son doce, enumerados en el art. 45 RD.
2001/1983, y se dividen en los siguientes grupos: por una parte, fiestas de carácter cívico
—el doce de octubre (Fiesta Nacional de España) y el seis de diciembre (Día de la Consti-
tución)—; por otra, las previstas en el Estatuto de los Trabajadores —uno de enero (Año
Nuevo), uno de mayo (Fiesta de Trabajo) y veinticinco de diciembre (Navidad)—. Un
tercer grupo lo constituyen las fiestas previstas en el Acuerdo con la Santa Sede de 3-1-1979
—quince de agosto (Asunción), uno de noviembre (Todos los Santos), ocho de diciem-
bre (Inmaculada Concepción), Viernes Santo, Jueves Santo, seis de enero, y diecinueve de
marzo o veinticinco de julio. Las fiestas de 1 de enero, 1 de mayo, 12 de octubre y 25 de
diciembre deben necesariamente celebrarse y disfrutarse en el día que corresponda, pero res-
pecto de las demás fiestas nacionales, cuando tengan lugar entre semana, el Gobierno podrá
decidir su traslado a lunes. Las fiestas laborales se aprueban anualmente por Resolución de
la Dirección General de Trabajo.
2º) Festivos laborales de ámbito autonómico. Las fiestas laborales de carácter nacional pue-
den ser sustituidas en el ámbito de las Comunidades Autónomas por festivos que por tra-
dición sean propios de la Comunidad. Para ello, la Comunidad Autónoma puede sustituir
cualquiera de las fiestas nacionales con excepción de las que se fijen reglamentariamente.
Además, con esa misma finalidad deberá utilizar las fiestas nacionales que se trasladen a lu-
nes. Asimismo, la Comunidad Autónoma podrá también disponer el traslado a lunes de las
fiestas de su ámbito que coincidan entre semana y, finalmente, en caso de que no pudieran
Lección 14. El tiempo de la prestación de trabajo 445
fijar alguna fiesta tradicional por no coincidir con domingo un número suficiente de fiestas
nacionales, la Comunidad Autónoma podrá añadir de modo excepcional un festivo con
carácter recuperable.
3º) Festivos de carácter local. A estas doce fiestas se le añaden dos festivos de carácter local.
Corresponde a la autoridad laboral competente, a propuesta del Pleno del Ayuntamiento
correspondiente, fijar esas dos fiestas locales. El cese general de la actividad en estos días
viene impuesto por el fin de conseguir la adhesión social mediante la celebración colectiva
de un determinado acontecimiento de naturaleza cívica, social, cultural o religiosa.
4º) Carácter retribuido y no recuperable. Las fiestas laborales son retribuidas y no recupe-
rables. La retribución percibida tiene carácter salarial porque retribuye tiempos de descanso
computables como de trabajo. El carácter no recuperable de los festivos significa que debe ne-
cesariamente disfrutarse del descanso durante el festivo sin que el empresario lo sustituya por
el descanso en otra fecha distinta. No obstante, cuando por razones técnicas u organizativas
no se pueda disfrutar la fiesta, el trabajador tiene derecho al importe de las horas trabajadas
incrementado en un 75% como mínimo, salvo que se conceda descanso compensatorio.
5º) Infracción administrativa. La trasgresión de las normas en materia de descanso en fes-
tivos constituye una infracción grave en materia laboral (arts. 7.5 y 40 LISOS).
Caso práctico 14.16. ¿Es posible que mediante acuerdo con los representantes de los trabajadores,
se fije para el disfrute de las fiestas locales fechas diferentes a las señaladas en la Resolución administrativa
correspondiente?
Respuesta. Tanto la STSJ Galicia 18-6-1996 (Rº 240/1996), como la STSJ Castilla y León 21-2-2005,
(Rº 128/2005), han señalado que el calendario de festividades aprobado por la Administración no puede
ser modificado por los ciudadanos, con independencia de las consecuencias legales que fueran procedentes
en el caso de que se pacte o se realice trabajo en días festivos, lo que aquí no se discute. En este sentido, no
existe diferencia alguna de naturaleza entre las fiestas locales y las demás, puesto que el carácter local de una
festividad sólo se manifiesta en la competencia para su fijación y en el ámbito territorial al que se extiende dicha
decisión administrativa.
7. VACACIONES ANUALES
Bibliografía básica: CHARRO BAENA, P.: El derecho a vacaciones en el ámbito laboral. Origen y evo-
lución histórica. Sistema normativo y configuración jurídica del mismo. Madrid, MTSS, 1993. BEJARANO
HERNÁNDEZ, A.: El derecho a vacaciones retribuidas. Granada, Comares, 2002. SEMPERE NAVARRO, A.V. Y
CHARRO BAENA, P., Las vacaciones laborales. Pamplona, Aranzadi, 2003.
§24. Marco normativo. El régimen jurídico del derecho a vacaciones se encuentra conte-
nido en el art. 40.2 CE y 38 ET, así como en los arts. 125 y 126 LJS, que regulan la moda-
lidad procesal de vacaciones. Asimismo, debe tenerse en cuenta el art. 7 Directiva 2003/88/
CEE por la que se regulan determinados aspectos de la ordenación del tiempo de trabajo.
También el Convenio nº 132 OIT, relativo a las vacaciones anuales pagadas y el Convenio
nº 146 OIT, referido a las vacaciones anuales pagadas de la gente del mar.
§26. Carácter anual. El art. 38.1 ET reconoce a los trabajadores el derecho a las vaca-
ciones anuales.
1º) El hecho de que las vacaciones se definan como anuales significa que se tiene derecho a
ellas por cada año de trabajo. En principio, y de acuerdo con el Convenio nº 132 OIT, esto
significa que el derecho a vacaciones sólo se adquiere tras un año completo de trabajo y que,
una vez devengado el derecho a vacaciones, deben disfrutarse dentro del año siguiente. La
doctrina judicial sostiene, sin embargo, la obligación de disfrutar las vacaciones dentro de
cada año natural, distinguiéndose entre el devengo o la formación del derecho a vacaciones
que va produciéndose con el transcurso de cada año de servicio, y el disfrute de esas vaca-
ciones, que ha de realizarse dentro del año natural correspondiente. De esta forma, cuando
a lo largo de un año finaliza el contrato y es preciso liquidar las vacaciones, debe partirse de
que las vacaciones del año anterior ya fueron disfrutadas y, por tanto, quedan únicamente
pendientes las correspondientes al año en curso (STS 17-9-2002, Rº 4255/2001).
2º) Caducidad. Consecuencia del carácter anual de las vacaciones, los tribunales vienen
interpretando que el ejercicio de éstas caduca cada año. En consecuencia, la falta de disfrute
conlleva su pérdida y la imposibilidad de acumulación de las mismas con las de años suce-
sivos. Algún pronunciamiento jurisprudencial viene admitiendo que, en aquellos supuestos
en los que el no disfrute del periodo vacacional se debe a una actuación unilateral de la
empresa, procede el abono de una indemnización (aun fuera del año natural) del período
vacacional no disfrutado. La excepción, sin embargo, se produce en los casos previstos en
el art. 38.3.2º y 3º, referido a los supuestos en los que el periodo de vacaciones fijado en el
calendario de vacaciones de la empresa coincida en el tiempo con una incapacidad derivada
del embarazo, el parto o la lactancia natural, con el periodo de suspensión del contrato por
maternidad o paternidad o con una incapacidad temporal derivada de otras contingencias,
que se analizan después.
riedad establece que el disfrute real del periodo de descanso no es susceptible de sustitución
por una retribución o compensación en metálico.
1º) Nulidad de pactos. Son nulos, por tanto, los pactos individuales o colectivos y toda
decisión unilateral que suponga la sustitución de las vacaciones por una cantidad de dinero.
Esta previsión supone que necesariamente el trabajador ha de disfrutar in natura de los días
de descanso correspondientes a sus vacaciones, sin que resulte lícito renunciar al disfrute
del descanso a cambio de su remuneración como periodo trabajado. Esto significa, según
reiterada jurisprudencia, que si el trabajador no hace uso de su derecho a vacaciones durante
el año natural no sólo pierde el derecho a disfrutarlas durante el año siguiente sino que tam-
poco le resulta posible percibir una retribución dineraria a cambio de la falta de disfrute. El
Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha declarado que el derecho comunitario se opone
a una norma nacional que disponga que los días de vacaciones no disfrutados en un año
determinado se sustituyan por una indemnización económica en un año posterior (STJCE
6-4-2006, Asunto Federatie Nederlandse Vakbeweging).
2º) Excepciones a la regla prohibitiva. La regla general conforme a la cual las vacaciones no
pueden sustituirse por una compensación económica cuenta con una excepción que, aun-
que no prevista expresamente en el ET, es admitida por la doctrina judicial:
a) La sustitución del disfrute de las vacaciones por su compensación en metálico en aque-
llos casos en los que la relación laboral se extingue antes de que el trabajador hubiese disfru-
tado de sus vacaciones. Así ocurre, por ejemplo, en el caso de los contratos temporales de
duración inferior al año, en supuestos de jubilación, etc….
b) También procede la compensación en metálico de las vacaciones cuando se trata de
contratos de corta duración en los que se prevé la imposibilidad del disfrute de las vacacio-
nes. En este último caso, la doctrina judicial ha admitido, además, que la compensación
económica de las vacaciones puede abonarse de forma prorrateada o fraccionada durante el
desarrollo de la relación laboral presumiendo incluso, aunque el convenio colectivo no lo
señalara expresamente, que la mayor retribución fijada para los contratos temporales incluía
la compensación económica de las vacaciones (STS 5-11-2002, Rº 1226/2001).
c) En los casos en que finaliza el contrato de trabajo sin haber disfrutado de las vacaciones,
la situación legal de desempleo y el nacimiento del derecho a las prestaciones tiene lugar una
vez transcurrido el periodo pendiente de vacaciones. Durante este tiempo, el trabajador se
encuentra en situación asimilada al alta y se computa como periodo de cotización.
§28. Carácter retribuido del descanso anual. El art. 38.1 ET reconoce a los trabajadores
un descanso anual retribuido pero no facilita reglas para determinar los conceptos incluidos
y excluidos del cómputo económico. Respecto a esta cuestión de la remuneración de las
vacaciones, la doctrina judicial acude al art. 7.1 Convenio nº 132 OIT conforme al cual
el trabajador tiene derecho a percibir durante el disfrute de las vacaciones la remuneración
normal o media que perciba a lo largo del año.
El art. 31.2 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, con valor jurí-
dico de Tratado, reconoce tal derecho a las vacaciones anuales retribuidas. De igual modo, la
Directiva Comunitaria 2003/2008/ CE establece en su art. 7 que: «1. Los Estados miembros
448 Jesús R. Mercader Uguina
adoptarán las medidas necesarias para que todos los trabajadores dispongan de un período de al
menos cuatro semanas de vacaciones anuales retribuidas, de conformidad con las condiciones de
obtención y concesión establecidas en las legislaciones y/o prácticas nacionales. 2. El período mí-
nimo de vacaciones anuales retribuidas no podrá ser sustituido por una compensación financiera,
excepto en caso de conclusión de la relación laboral». El TJUE ha indicado que la expresión
«vacaciones anuales retribuidas» que significa que, mientras duren las vacaciones anuales en
el sentido de la Directiva, debe mantenerse la retribución. En otras palabras, el trabajador
debe percibir la retribución ordinaria por dicho período de descanso (STJUE de 16 de mar-
zo de 2006, caso Robinson-Steele), de modo que la obligación de retribuir las vacaciones
tiene como objetivo colocar al trabajador, durante las citadas vacaciones, en una situación
que, desde el punto de vista del salario, sea comparable a los períodos de trabajo (STJUE de
22 de mayo de 2014, caso Lock, asunto C-539/12).
Hasta el momento se venía admitiendo que los convenios colectivos, pudieran especificar
los factores de cálculo de la retribución de vacaciones, avalándose la interpretación de que
el convenio colectivo podía incluir o excluir los conceptos retributivos que estime oportu-
nos para determinar la retribución por vacaciones, siempre que se respetasen los mínimos
indisponibles de derecho necesario. De las STJUE de 16-3-2006, caso Robinson-Steele,
20-1-2009, caso Schultz-Hoff y 22-5-2014, caso Lock, se extrae que el art. 7 de la Direc-
tiva 2003/88 ha de ser interpretado en el sentido de que el trabajador tiene derecho a unas
vacaciones en las que debe percibir la retribución ordinaria por dicho período de descanso,
entendiéndose por retribución ordinaria aquella que deja al trabajador en una posición
comparable (en términos salariales) a un período de actividad o de desarrollo de prestación
de trabajo. La jurisprudencia comunitaria deja claro que la retribución de vacaciones debe
ser equivalente a la que se percibe mientras se está trabajando. La consecuencia no puede
ser más evidente: la jurisprudencia española que admite la posibilidad de que el convenio
colectivo pueda establecer una retribución de vacaciones por cuantía inferior a la habitual-
mente percibida por el trabajador mientras se encuentra trabajando, resultaría contraria al
ordenamiento de la UE y, en concreto a la Directiva 2003/88.
Dicha doctrina ha sido admitida, a la luz de los anteriores pronunciamientos del TJUE,
por la doctrina de la Audiencia Nacional y muy pronto lo será también doctrina de la Sala
Cuarta del Tribunal Supremo. Así la SAN 11-12-2014 (Proc. nº 268/2014) declara “el
derecho de los trabajadores del sector de contact center a los que resulta de aplicación el
convenio colectivo de ámbito estatal del sector a incluir dentro de su retribución de vaca-
ciones todos los complementos que han venido recibiendo habitualmente en el desempeño
de su puesto de trabajo, especialmente comisiones por ventas e incentivos a la producción”.
De igual modo, la SAN 17-9-2014 (Proc. 194/2014), declaró el derecho de los trabajadores
a percibir durante sus vacaciones anuales «el promedio de las retribuciones variables nivel
definitivo por hora nocturna, hora festiva, hora domingos, fraccionamiento de jornada y
plus de jornada partida» y la SAN 14-1-2015 (Proc. nº 284/2014), declara «el derecho de
los trabajadores de la empresa demandada a percibir durante sus vacaciones la media de sus
incentivos salariales variables por venta».
Lección 14. El tiempo de la prestación de trabajo 449
Caso práctico 14.17. El Sr. Bollacke trabajó en la empresa K+K entre el 1 de agosto de 1998 y el 19
de noviembre de 2010, fecha de su fallecimiento. Desde 2009 sufría una enfermedad grave, por la que se le
concedió la baja laboral hasta la fecha de su muerte. En esa fecha, el Sr. Bollacke había acumulado 140,5
días de vacaciones anuales no disfrutadas. La viuda del Sr. Bollacke reclamó a K+K una compensación finan-
ciera correspondiente a las vacaciones anuales no disfrutadas por su marido. La empresa rechazó la solicitud,
manifestando sus dudas acerca de que la compensación financiera pudiera transmitirse por vía sucesoria ¿Es
conforme al derecho comunitario dicha solución?
§29. Duración. En cuanto a su duración, ésta será, como mínimo, de treinta días natu-
rales por año trabajado. En caso de que la prestación laboral no alcance la duración de un
año, bien porque se trate de un contrato temporal, bien porque la relación indefinida fina-
lice antes de dicho periodo, el derecho a vacaciones devengado será proporcional al tiempo
trabajado. Respetando la duración mínima prevista legalmente, el convenio colectivo o el
contrato de trabajo podrán establecer un periodo de vacaciones de duración superior.
1º) Fijación. Los días inicial y final del periodo de vacaciones no tienen por qué ser labo-
rales y, salvo pacto en contrario, se computan dentro de las vacaciones todas las festividades
incluidas en ese periodo. No obstante, si el primer día de vacaciones coincide en domingo
éste no debe computarse porque tal día es de descanso ya ganado por el trabajador. Cuando
el convenio colectivo fija la duración de las vacaciones en un mes, se ha entendido que el
periodo vacacional ha de coincidir con la duración del mes en que se disfrutan y, en caso de
que no se inicien en el día primero del mes de que se trate, la duración de las vacaciones ha
de computarse de fecha a fecha (STS 15-2-2000, Rº 2185/1999).
2º) Suspensión del contrato y vacaciones. En cuanto a la incidencia de determinadas vici-
situdes del contrato de trabajo sobre la duración de las vacaciones, debe señalarse que «en
el cómputo de servicios prestados a los efectos del derecho de vacaciones —proporcional
a aquéllos si fuese inferior al año— el período de suspensión del contrato por incapacidad
temporal se reputará como de servicios efectivos, por lo que no implicará reducción del
período vacacional que por contrato, convenio o Ley corresponda».
blecer reglas o criterios de distribución de las vacaciones de los trabajadores que favorecen
la ordenación y racionalización del disfrute de este derecho. Lógicamente, las modalidades
contempladas en los convenios ofrecen una gran diversidad: el reconocimiento de preferen-
cia en la elección del momento de disfrute de las vacaciones a favor de los trabajadores más
antiguos; la distribución de los periodos vacacionales por grupos, secciones o departamen-
tos; la exclusión de determinados periodos del año; o, finalmente, el cierre de la empresa
durante un determinado periodo en el que, necesariamente, todos los trabajadores disfru-
tarán de sus vacaciones.
2º) Distribución. Las vacaciones se pueden disfrutar de forma continuada o distribuyendo
el descanso en varios periodos. Al respecto, aunque el art. 38 ET no lo establece expresa-
mente, se aplica el art. 8 de Convenio nº 132 OIT, conforme al cual el periodo de vaca-
ciones se puede fraccionar siempre que una de las fracciones consista por lo menos en dos
semanas laborales ininterrumpidas.
3º) Suspensión del contrato durante el disfrute de vacaciones. Particulares problemas ha
planteado la coincidencia del periodo vacacional con otras situaciones de suspensión del
contrato de trabajo, tales como incapacidad temporal o suspensión del contrato por ma-
ternidad.
a) Coincidencia entre vacaciones y maternidad o paternidad. Siguiendo la línea iniciada
por la STJCE 18-3-2004 (Asunto Merino), el art. 38.3 ET señala que «cuando el periodo de
vacaciones fijado en el calendario de vacaciones de la empresa al que se refiere el párrafo an-
terior coincida en el tiempo con una incapacidad temporal derivada del embarazo, el parto
o la lactancia natural o con el periodo de suspensión del contrato de trabajo previsto en el
art. 48.4 y 48 bis de esta Ley, se tendrá derecho a disfrutar de las vacaciones en fecha distinta
a la de la incapacidad temporal o a la del disfrute del permiso que por aplicación de dicho
precepto le correspondiera, al finalizar el periodo de suspensión, aunque haya terminado el
año natural a que correspondan». Varias observaciones procede efectuar sobre esta previsión
normativa: (a) Esta regla de no acumulación de las vacaciones con periodos de suspensión
del contrato se aplica no sólo en caso de baja por maternidad o paternidad sino también
de suspensión por incapacidad temporal derivada de embarazo, parto o lactancia natural.
(b) El derecho a disfrutar de las vacaciones puede ejercerse aunque haya terminado el año
natural al que corresponden (solución admitida por la STC 324/2006).
b) Coincidencia entre vacaciones e incapacidad temporal. Dos situaciones cabe contem-
plar en este punto: el solapamiento con IT iniciada antes de las vacaciones y el solapamiento
con la IT sobrevenida durante las vacaciones.
(a) En aquellos casos en los que la situación de IT se inicia antes de las vacaciones coinci-
diendo, por tanto, con éstas, la STS 3-10-2007 (Rº 5068/2005) resolvió la cuestión seña-
lando que los trabajadores afectados no tenían derecho a un periodo de vacaciones distinto
del acordado (se excepcionaban a esta regla los supuestos en los que mediaba una condición
más beneficiosa, STS 10-10-2007, Rº 2773/06). No obstante, la STJCE 20-1-2009 (Asun-
to Schultz-Hoff) y, posteriormente, la STJCE 10-9-2009 (Asunto Pereda) han supuesto un
cambio importante en la anterior línea interpretativa al precisar que el trabajador en situa-
ción de baja, que no haya podido por ese motivo disfrutar de las vacaciones anuales retri-
Lección 14. El tiempo de la prestación de trabajo 451
buidas que establece la legislación comunitaria, tendría derecho a su disfrute aun cuando
haya pasado el año natural de su devengo, o incluso a un periodo adicional que pudieran
establecer las legislaciones de los distintos estados miembros, ya que la situación de baja no
es voluntaria para el trabajador. La citada doctrina ha sido asumida por el Tribunal Supre-
mo en su STS 24-6-2009 (Rº 1542/2008), que reconoce la obligación del empresario, con
independencia de lo previsto en el convenio, de fijar fecha alternativa a las vacaciones en
el caso de que se solapen con una situación de IT. El art. 38.3.3º ET acoge esta doctrina
señalando que cuando la coincidencia entre las vacaciones y la IT imposibilite al trabajador
disfrutar, total o parcialmente, de las vacaciones durante el año natural a que corresponden,
podrá hacerlo una vez finalice su incapacidad y siempre que no hayan transcurrido más de
18 meses a partir del final del año en que se hayan originado.
(b) Más dudas ha planteado la cuestión acerca de si la obligación empresarial de pospo-
ner las vacaciones debe extenderse a aquellos casos en los que la enfermedad sobreviene no
con anterioridad, sino durante el disfrute vacacional. Inicialmente se negó el derecho a un
nuevo señalamiento considerando que nos encontramos ante un supuesto de caso fortuito
y es un riesgo que, en tales circunstancias, debe correr el trabajador (STS 3-10-2007, Rº
5068/2005 y STS 24-6-2009, Rº 1542/2008). Sin embargo, tras la STJUE 21-6-2012
(Asunto ANGEO, FASGA y otros), el Tribunal Supremo ha señalado que la solución ha de
ser la misma en el caso de que la incapacidad temporal sobrevenga durante el periodo en
que el trabajador está disfrutando de sus vacaciones: tendrá derecho a que se interrumpa su
periodo de vacaciones y que el periodo restante se disfrute en un momento distinto, siempre
que no hayan transcurrido más de 18 meses a partir del final del año en que se hubiesen
originado (STS 3-10-2012, Rº 249/2009 y STS 19-3-2013, Rº 528/2012).
§32. Proceso de vacaciones. Para los casos de desacuerdo sobre la fecha de disfrute de
las vacaciones, la LJS prevé un procedimiento específico, preferente y sumario, para que la
jurisdicción competente resuelva la controversia (arts. 125-126 LJS).
§33. Concepto. De acuerdo con el art. 12.1 ET, «el contrato se entenderá celebrado a
tiempo parcial cuando se haya acordado la prestación de servicios durante un número de
horas al día, a la semana, al mes o al año, inferior a la jornada de trabajo de un trabajador
a tiempo completo comparable». El contrato de trabajo a tiempo parcial constituye una
verdadera modalidad contractual y no cabe identificarlo como un simple supuesto de re-
ducción de jornada (contrato de trabajo a tiempo completo con jornada reducida) o de
utilización reducida del tiempo de trabajo («jornada parcial»). Así lo pone de manifiesto
su compleja configuración legal, particularmente la voluntariedad, las específicas reglas de
distribución del tiempo y la singularidad del sistema de protección social.
1º) Reducción voluntaria de jornada. Para calificar a una relación como contrato de trabajo
a tiempo parcial no basta que la reducción del tiempo de trabajo sea inferior a la jornada
ordinaria a tiempo completo, en distribución horizontal (reducción de horas al día), verti-
cal (disminución de días al año) o mixta (horas/día y días/año), sino que es preciso que la
reducción de jornada sea voluntariamente adoptada («cuando se haya acordado», dice el art.
12.1 ET) con sujeción a la concreta modalidad de contrato a tiempo parcial.
2º) «Trabajador comparable». La existencia de un contrato a tiempo parcial deriva de una
previsión contractual que impone una jornada inferior a la de otros trabajadores, los que
trabajan a tiempo completo, entendiéndose por tal «un trabajador a tiempo completo de la
misma empresa y centro de trabajo, con el mismo tipo de contrato de trabajo y que realice
un trabajo idéntico o similar»; si no lo hubiere, la reducción de jornada resulta de la compa-
ración con «la jornada a tiempo completo prevista en el convenio colectivo de aplicación»;
y, si ésta no existiera, con «la jornada máxima legal». En definitiva, se trata de que exista una
jornada inferior a la efectivamente existente en la empresa y, en su defecto, a la que resultaría
de la aplicación del Convenio. A falta de todo ello, inferior a la derivada de la jornada de 40
horas semanales, en su proyección anual (art. 34.1 ET).
§34. La duración del contrato a tiempo parcial. El art. 12.2 ET establece con total
rotundidad que «el contrato a tiempo parcial podrá concertarse por tiempo indefinido o
por duración determinada». El contrato para la formación no puede ser combinado con el
contrato a tiempo parcial; existen igualmente ciertas restricciones en el contrato de interini-
dad. Existe un supuesto en el que el contrato a tiempo parcial es necesariamente indefinido:
el contrato fijo periódico. De acuerdo con el art. 12.3 ET, «el contrato a tiempo parcial se
Lección 14. El tiempo de la prestación de trabajo 453
entenderá celebrado por tiempo indefinido cuando se concierte para realizar trabajos fijos y
periódicos dentro del volumen normal de actividad de la empresa».
§35. Forma. El contrato a tiempo parcial «se deberá formalizar necesariamente por es-
crito».
1º) Contenido mínimo. El contrato debe contener «el número de horas ordinarias de tra-
bajo al día, a la semana, al mes o al año contratadas, así como su distribución según lo
previsto en convenio colectivo» (art. 12.4 a) ET). No se consideran aceptables previsiones
contractuales tales como “según necesidades de la empresa” o “por X horas semanales”. En caso
de incumplimiento de la forma escrita, el contrato se presumirá concertado a jornada com-
pleta y por tiempo indefinido, salvo prueba en contrario de su temporalidad o del carácter
a tiempo parcial de los servicios (art. 8.2 ET), además de constituir una infracción adminis-
trativa grave (art. 7.1 LISOS).
Caso práctico 14.18. La plantilla íntegra de la Empresa X, SA presta sus servicios al amparo de contratos
a tiempo parcial de vigencia indefinida, formalizados inicial o sobrevenidamente, tras novación. La suma de
sus jornadas parciales, establecidas en referencia anual, y las horas complementarias pactadas, alcanzan una
cuantía prácticamente coincidente con la jornada ordinaria prevista en el Convenio sectorial. Por otra parte, en
los contratos no se determina la concreta distribución del tiempo de trabajo, disponiéndose que «el horario y
calendario de trabajo será el que fije la empresa según sus necesidades, dentro de la legalidad aplicable en
cada momento».
Respuesta. La STSJ Castilla y León, Valladolid 14-11-2005 (Rº 1804/2004), considera que la formali-
zación de los contratos a tiempo parcial pretende una artificiosa aplicación de los mecanismos de individuali-
zación y flexibilización del tiempo de trabajo permitidos en esta modalidad contractual pero no, al menos no
con el mismo alcance, en la contratación ordinaria (fraude de ley y aplicación de la norma pretendidamente
eludida, sobre contrato a jornada completa).
Caso práctico 14.19. La Sra. Mascellani era una empleada a tiempo parcial (media jornada repartida
en tres días de la semana). A raíz de la entrada en vigor de la Ley italiana nº 183/2010, el Ministerio de
Justicia, a través de la decisión de 8 de febrero de 2011, procedió a reexaminar el régimen a tiempo parcial
acordado de la Sra. Mascellani y, en virtud del artículo 16 de dicha Ley, revocó unilateralmente dicho régimen a
partir del 1 de abril de 2011, imponiéndole un régimen de trabajo a tiempo completo con un horario repartido
en seis días. Modificación a la que se opuso la Sra. Mascellani, alegando que la Directiva 97/81 establece
454 Jesús R. Mercader Uguina
un principio en virtud del cual el régimen de trabajo a tiempo parcial de un trabajador no puede transformarse
en trabajo a tiempo completo contra la voluntad de éste».
Respuesta. La STJUE 15 de octubre 2014 (C-221/2013) resuelve una petición de decisión prejudicial.
En dicho pronunciamiento tras describir el marco jurídico aplicable al caso (Directiva 97/81 y la Legislación
italiana), concluye que no se opone a la normativa europea que un Estado miembro permita la transformación
de un contrato laboral a tiempo parcial en uno a tiempo completo sin el acuerdo del trabajador. el TJUE afirma
que “una situación en que el contrato laboral a tiempo parcial se transforma en contrato laboral a tiempo com-
pleto sin el acuerdo del trabajador afectado no es comparable con otra en que el contrato laboral a tiempo
completo del trabajador se transforma en contrato laboral a tiempo parcial contra la voluntad de éste, pues la
reducción del tiempo de trabajo no tiene las mismas consecuencias que su incremento, en particular, en el plano
de la remuneración del trabajador, que constituye la contrapartida del trabajo”. De modo que la conversión
de un contrato a tiempo parcial a uno a tiempo completo es acorde con la normativa europea, mientras que la
opción inversa no lo sería.
Caso práctico 14.20. Una trabajadora venía prestando para una empresa en jornada completa. En
un determinado momento, la empresa le comunicó su intención de efectuar una reducción permanente de su
jornada de trabajo en un 50% e igual reducción salarial por concurrir causas organizativas imprescindibles
para mejorar la competitividad de la empresa a través del art. 41 ET. Dicha decisión fue impugnada por la
trabajadora en via judicial por considerar que la modificación era fraudulenta por aplicación de lo dispuesto
en el art. 12.4 e) ET, al pretenderse la novación del contrato a tiempo completo por otro a tiempo parcial, sin
contar con la anuencia del trabajador.
Respuesta. La doctrina jurisprudencial si bien ha sido objeto de alguna matización (STS 26-4-2013, JUR
2013/170381), ha sostenido que la simple reducción de jornada no convierte un contrato a tiempo completo
en un contrato a tiempo parcial (STS 14-5-2007, RJ 2007/5084; 7-10-2011, RJ 2011/7340). Según la STS
14-5-2007, "aunque también se haya mantenido que «todo contrato cuya jornada sea inferior a la habitual es
un contrato a tiempo parcial», lo cierto es que la Sala considera -con gran parte de la doctrina- que el contrato
de trabajo a tiempo parcial constituye -al menos actualmente- una verdadera modalidad contractual y que no
cabe identificarlo como un simple supuesto de reducción de jornada [...] Lo que significa que la imposición
unilateral de jornada reducida [con carácter individual o colectivo] e incluso la modificación colectiva acordada
de consuno con los representantes de los trabajadores, no determinan la mutación del contrato tiempo comple-
to/tiempo parcial, sino la mera reducción de la jornada en contrato a tiempo completo que persiste como tal
categoría jurídica, pues la específica modalidad de que tratamos [contrato a tiempo parcial] únicamente puede
ser fruto de una conversión contractual que se instrumente por medio de una novación extintiva, que en todo
caso [requiere] de la voluntad concorde del trabajador". El caso planteado fue resuelto por la STSJ Castilla-La
Mancha 11-7-2013 (Rº 312/2013) y confirmado al inadmitirse el recurso de casación para la unificación de
doctrina por el ATS 19-2-2014 (Rº 2460/2013), declarando justificada la decisión empresarial de reducir la
jornada y el salario en un 50% a través de la vía del art. 41 ET.
Caso práctico 14.21. ¿Se puede acordar la transformación de contratos a tiempo completo en a tiempo
parcial dentro del periodo de consultas de un despido colectivo?.
Respuesta. La STS 22-9-2014 (Rº 305/2013), considera que la corrección de los acuerdos obtenidos en
el procedimiento de un despido colectivo ha de valorarse en el contexto de las negociaciones, lo que “implica
siempre un juego de alternativas que individualmente consideradas pueden arrojar alguna deficiencia pero que
han de ser valoradas en su conjunto como solución global del problema”, por lo que admite que entre el comité
intercentros y la empresa se pacte -entre otros extremos- la transformación de contratos con jornada completa
a contratos a tiempo parcial, pese a la exigencia establecida por el art. 12. 4.e) ET de que la transformación
cuente con la voluntad expresa del trabajador.
§37. Jornada en contratos a tiempo parcial. La jornada diaria puede ser continuada o
partida. El art. 12 ET contiene específicos límites para el trabajo a tiempo parcial: a) De
un lado, conforme al art. 12.4 b) ET, dentro de cada día, si la jornada es partida e inferior
a la normal, sólo «será posible efectuar una única interrupción» dentro de ella, con ánimo
de evitar que la sujeción del trabajador sea muy superior a la derivada de la naturaleza del
vínculo. Se trata, sin embargo, de regla disponible por el convenio. b) Existe, de otro, una
regulación específica para las horas extraordinarias y las horas complementarias.
a) ET), y siempre que se trate de un contrato a tiempo parcial con una jornada de trabajo no
inferior a 10 horas semanales de cómputo anual (art. 12.5 b) ET). El pacto puede subscri-
birse en el momento de la constitución del contrato o con posterioridad pero, en cualquier
caso, debe constituir un «pacto específico» —o ser recognoscible como tal— debiendo for-
malizarse por escrito (art. 12.5 a) ET). Una vez establecido, el pacto parece tener duración
indefinida si bien, de acuerdo con la letra e) del precepto, «una vez cumplido un año desde
su celebración», el trabajador puede denunciarlo, renunciando al mismo a condición de que
se den los siguientes requisitos: (a) Preaviso de 15 días; (b) Concurrencia de una causa de las
contempladas en el precepto (atención de responsabilidades familiares conforme al art. 37.5
ET; necesidades formativas siempre que exista incompatibilidad horaria; incompatibilidad
con otro empleo a tiempo parcial).
2º) Determinación de las horas a realizar. El pacto de horas complementarias debe conte-
ner el número de horas «cuya realización podrá ser requerida por el empresario». Éste puede
llegar hasta el 30% de las horas ordinarias pactadas en el contrato, si bien el límite puede
ampliarse, si lo autoriza el convenio colectivo, hasta el 60%.
3º) Límites. La prestación de las horas complementarias queda sujeta a una serie de lími-
tes:
(a) Existe, en primer lugar, un límite absoluto en el art. 12.5.i) ET: el respeto a las reglas
en materia de jornada y descanso de los artículos 34.3 (límites diarios de la jornada; descan-
so interjornadas), 34.4 (descanso intrajornada), 36.1 (límites al trabajo nocturno) y 37.1
(descanso semanal).
(b) «El trabajador deberá conocer el día y hora de realización de las horas complemen-
tarias con un preaviso mínimo de tres días, salvo que el convenio establezca un plazo de
preaviso inferior» (art. 12.5. d) ET).
(c) El art. 12.5 d) ET habilita a los convenios y eventualmente al propio pacto individual
para la regulación de la «distribución y forma de realización de las horas complementarias».
Obviamente, con respeto a las consideraciones anteriores.
(d) La jornada de los trabajadores a tiempo parcial se registrará día a día y se totalizará
mensualmente, entregando copia al trabajador, junto con el recibo de salarios, del resumen
de todas las horas realizadas en cada mes, tanto las ordinarias como las complementarias.
La obligación del registro es predicable respecto la totalidad de los trabajadores contra-
tados a tiempo parcial independientemente de que realicen o no horas complementarias.
El registro debe ser diario y cumplimentado al final de cada jornada, no siendo válido el
horario general ni el cuadrante horario. El soporte o modelo para el cumplimento de esta
obligación lo determinará la empresa, pudiendo ser informático.
El empresario está obligado, además, a conservar los resúmenes mensuales de los registros
de jornada durante un periodo mínimo de cuatro años. El incumplimiento de estas obliga-
ciones de registro determina que el contrato se presuma celebrado a jornada completa, salvo
prueba en contrario que acredite el carácter parcial de los servicios.
4º) Negativa del trabajador. La prestación de horas complementarias y las condiciones de
realización de las mismas queda condicionada al efectivo cumplimiento de tales reglas, de
los distintos requisitos del art. 12.5 ET —en su concreción legal o, en su caso, convencio-
Lección 14. El tiempo de la prestación de trabajo 457
Respuesta. La STS 14-5-2007 (Rº 85/2006), considera que la medida acordada no solamente vulneró la
específica previsión legal, sino que ni tan siquiera dio lugar a injustificada novación extintiva del vínculo previo
y constitución de contrato a tiempo parcial, siendo así que no concurrían sus imprescindibles presupuestos y muy
particularmente la voluntad del trabajador. Por ello, falta la decisión empresarial de dar por finalizado el vínculo
de trabajo (siquiera en inicial configuración como a tiempo completo) y, con ello, la base de la acción —por
despido— que se ejercita.
5º) Horas complementarias voluntarias. Sin perjuicio del pacto de horas complementarias,
en los contratos a tiempo parcial de duración indefinida con una jornada de trabajo no infe-
rior a diez horas semanales en cómputo anual, el empresario podrá, en cualquier momento,
ofrecer al trabajador la realización de horas complementarias de aceptación voluntaria, cuyo
número no podrá superar el 15%, ampliables al 30% por convenio colectivo, de las horas
ordinarias objeto del contrato. La negativa del trabajador a la realización de estas horas no
constituirá conducta laboral sancionable. Estas horas complementarias no se computarán a
efectos de los porcentajes de horas complementarias pactadas.
6º) Topes máximos de horas de trabajo. «En todo caso», señala el art. 12.4 c) ET, «la suma de
las horas ordinarias y complementarias, incluidas las previamente pactadas y las voluntarias,
no podrá exceder al límite legal del trabajo a tiempo parcial». En consecuencia, sumados
estos conceptos deberán quedar por debajo del trabajo a tiempo completo tal y como queda
definido en el art. 12.1 ET.
7º) Retribución de las horas complementarias. Las horas complementarias efectivamente
realizadas se retribuirán como ordinarias, computándose a efectos de bases de cotización
a la Seguridad Social y periodos de carencia y bases reguladoras de las prestaciones. A tal
efecto, el número y retribución de las horas complementarias realizadas se deberá recoger
en el recibo individual de salarios y en los documentos de cotización a la Seguridad Social.
§39. El régimen jurídico del contrato a tiempo parcial. El art. 12.4 d) ET contiene dos
principios: como regla general, los trabajadores sujetos a este contrato «tendrán los mismos
derechos que los trabajadores a tiempo completo». Sin embargo, «cuando corresponde en
atención a su naturaleza, tales derechos serán reconocidos en las disposiciones legales y re-
glamentarias y en los convenios colectivos de manera proporcional, en función del tiempo
trabajado».
referencia anual, por lo que le serán de aplicación sus específicas reglas (art. 12.3 ET). De
este modo, son trabajos fijos periódicos los que se repiten en fechas ciertas, que pueden ser
bien las mismas (por ejemplo, los que se inicien en la hostelería el 1 de junio o el 1 de julio
de cada año, para la temporada veraniega) o bien casi las mismas cada año (por ejemplo,
los que van unidos al inicio del curso escolar). La certidumbre en cuanto a la fecha puede
derivar de la práctica, o de lo establecido en el convenio o de disposiciones administrativas
aplicables (el caso de la enseñanza).
1º) Contrato indefinido. Se trata de trabajos fijos, que responden al «volumen normal» de
actividad en la empresa durante la estación o campaña. Por ello, el contrato es de duración
indefinida.
2º) A tiempo parcial. Salvo que tiene que ser de duración indefinida, en lo demás, es un
contrato a tiempo parcial, sin ninguna regla específica.
3º) Llamada cierta. Su denominación como fijo «periódico», frente al fijo «discontinuo»,
es poco expresiva, puesto que la periodicidad en la repetición de los trabajos supone igual-
mente una discontinuidad en la prestación laboral. Por ello, la diferencia se viene fijando en
la certidumbre en cuanto a la fecha de reanudación de la actividad, al contrario que el fijo
discontinuo, en que la fecha de reanudación sería incierta.
4º) Prestación de desempleo. Como en el caso de los fijos discontinuos, estos trabajadores
tienen derecho a obtener la correspondiente prestación de desempleo, tanto en los casos de
pérdida del trabajo objeto del contrato, como en aquellos otros de falta de ocupación efec-
tiva entre los períodos de actividad (art. 208.1.4 LGSSS).
La formación no tiene que estar vinculada específicamente al puesto de trabajo objeto del
contrato, y podrá ser: a) Formación acreditable oficial o promovida por los Servicios Públi-
cos de Empleo; b) Formación en idiomas o tecnologías de la información y la comunicación
de una duración mínima de 90 horas en cómputo anual.
Los trabajadores deberán compatibilizar el empleo con la formación o justificar haberla
cursado en los seis meses previos a la celebración del contrato. La celebración de estos con-
tratos dará derecho a las empresas, durante un máximo de doce meses, a una reducción de
la cuota empresarial a la Seguridad Social por contingencias comunes correspondiente al
trabajador contratado, del 100% en el caso de que el contrato se suscriba por empresas cuya
plantilla sea inferior a 250 personas, o del 75%, en el supuesto de que la empresa contra-
tante tenga una plantilla igual o superior a esa cifra. Este incentivo podrá ser prorrogado
por otros doce meses, siempre que el trabajador continúe compatibilizando el empleo con
la formación, o la haya cursado en los seis meses previos a la finalización del periodo a que
se refiere el párrafo anterior.
Se trata, en cualquier caso, de una modalidad de contratación que solo estará vigente
hasta que la tasa de desempleo en nuestro país se sitúe por debajo del 15%.
Lección 15
La retribución del trabajador
ÍNDICE: 1. CONCEPTOS Y EFECTOS DE LA CALIFICACIÓN DE SALARIO. §1. Concepto. §2. Criterios y efectos
de la calificación de una partida como salario. §3. Salario en metálico y salario en especie. §4. Las percepciones
extrasalariales. 2. SISTEMAS DE REMUNERACIÓN. §5. Sistemas salariales por unidad de tiempo o de obra. §6
Sistemas de retribución por rendimiento. §7. Sistema de retribución por objetivos. §8. Sistemas de evaluación
del desempeño. §9. Sistemas de salario a comisión. §10. Sistemas de participación en beneficios. §11. Sistemas
de participación en el capital de la empresa. 3. LA ESTRUCTURA DEL SALARIO: SALARIO BASE Y COMPLEMEN-
TOS SALARIALES. §12. Concepto de la estructura salarial. §13. Salario base. §14. Complementos salariales en
función de las condiciones personales del trabajador. §15. Complementos en función del puesto de trabajo
o labores desempeñadas. §16. Complementos por situación y resultados de la empresa. §17. Gratificaciones
extraordinarias. 4. LA CUANTÍA SALARIAL. §18. La cuantía salarial. §19. El salario mínimo interprofesional. §20.
El salario mínimo profesional. §21. Salario individual. §22. Salario bruto y salario neto. §23. Salario y Seguridad
Social. §24. Salario e IRPF. 5. TIEMPO, LUGAR Y FORMA DE PAGO DEL SALARIO. §25. Momento y lugar del
pago. §26. Forma de pago. §27. Anticipos. 6. INSTRUMENTOS DE AJUSTE SALARIAL. §28. Mecanismos de
ajuste salarial. §29. Compensación y absorción. §30. Modificaciones sustanciales y descuelgue de condiciones
de trabajo como mecanismo de ajuste salarial. §31. Las cláusulas de revisión o salvaguarda salarial. §32. Aplica-
ción de la cláusula rebus sic stantibus. 7. LA PROTECCIÓN DEL SALARIO. §33. La exigencia del pago: el recargo
por mora. §34. El salario como crédito privilegiado. §35. Sistema de preferencias concursal. §36. Sistema de
preferencias extraconcursal. §37. La inembargabilidad salarial. §38. El Fondo de Garantía Salarial.
§1. Concepto. El salario ocupa un lugar esencial en la noción legal de trabajador por
cuenta ajena y, por derivación, en la propia existencia del contrato de trabajo, al ser uno de
los elementos que lo caracterizan de modo consustancial. Lo demuestra el hecho de que uno
de los cuatro rasgos del concepto de trabajador por cuenta ajena es, precisamente, que sus
servicios sean retribuidos por el empresario.
1º) Fuentes de fijación del salario. En la regulación y determinación del salario intervienen
distintas fuentes reguladoras: normas internacionales y comunitarias aplicables en nuestro
ordenamiento que contienen previsiones de obligado cumplimiento para el Estado español
en materia salarial; normas de rango legal y reglamentario que incorporan algunas normas
462 Jesús R. Mercader Uguina
mínimas sobre el régimen retributivo aplicable a los trabajadores por cuenta ajena; conve-
nios o pactos colectivos que diseñan el régimen salarial aplicable en un sector productivo
o en una empresa determinada en función de la clasificación profesional; y, finalmente,
pactos, contratos o acuerdos entre empresario y trabajador que especifican las condiciones
retributivas aplicables a un trabajador individualmente considerado.
2º) Suficiencia salarial. El salario está destinado a retribuir el trabajo o prestación de ser-
vicios de un trabajador, cuya actividad laboral es personal y, además, atiende a la obtención
de una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia (art. 35.1
CE). El carácter bilateral y sinalagmático que reviste la relación laboral hace que el salario
sea la contraprestación a la que queda obligada la empresa a cambio de beneficiarse de la
prestación de servicios del trabajador.
3º) Prohibición de discriminación. Límite esencial en el establecimiento de cualquier régi-
men retributivo es la prohibición de existencia de cualquier tipo de discriminación. Especial
relieve tiene la discriminación por razón de sexo.
a) El art. 157.1 TFUE (anterior, art. 141.1 TCE) establece que «cada Estado miembro
garantizará la aplicación del principio de igualdad de retribución entre trabajadores y tra-
bajadoras para un mismo trabajo o para un trabajo de igual valor». La igualdad de retribu-
ción, sin discriminación por razón de sexo, significa para el Tribunal: a) que la retribución
establecida para un mismo trabajo remunerado por unidad de obra se fije con arreglo a una
misma unidad de medida; b) que la retribución establecida para un trabajo remunerado por
unidad de tiempo sea igual para el mismo puesto de trabajo.
b) Con fundamento en el art. 14 CE, el art. 28 ET establece: «El empresario está obligado
a pagar por la prestación de un trabajo de igual valor la misma retribución, satisfecha directa
o indirectamente, y cualquiera que sea la naturaleza de la misma, salarial o extrasalarial, sin
que pueda producirse discriminación alguna por razón de sexo en ninguno de los elemen-
tos o condiciones de aquélla». Se impone legalmente que no debe valorarse si los trabajos
son exactamente iguales, sino tomar en consideración si los factores de diferenciación de
categoría o salario son transparentes, objetivos y no atienden a circunstancias que ya por
esencia son diferentes en los trabajadores de distinto sexo. De no ocurrir así, los propios
factores de valoración serían discriminatorios y, por lo tanto, también lo sería el resultado
que producen.
Caso práctico 15.1. En una empresa hotelera los hechos son los siguientes: en el Departamento de Coci-
na prestan servicios 15 trabajadores (13 hombres y 2 mujeres), percibiendo un plus voluntario absorbible cuyo
importe actual mensual asciende a 118,42 euros; en el Departamento de Bares prestan servicios 27 trabajado-
res (21 hombres y 6 mujeres), percibiendo un plus voluntario absorbible cuyo importe actual mensual asciende
a 168,19 euros; en el Departamento de Pisos prestan servicios 43 trabajadoras, todas mujeres, percibiendo un
plus voluntario absorbible cuyo importe actual mensual asciende a 10,37 euros. Presenta demanda de oficio la
Autoridad Laboral al entender que se produce una discriminación salarial por razón de sexo. El plus voluntario
en cuestión no aparece vinculado expresamente a circunstancia laboral o prestacional alguna y nada tiene que
ver con una hipotética mayor cualificación o dedicación que pudiera derivar de los conocimientos adquiridos.
¿Tiene razón la Autoridad Laboral?
Respuesta. La STS 14-5-2014 (Rº 2328/2013) parte de que el empresario, en ejercicio de su libertad
y su autonomía de la voluntad, no se encuentra normalmente sometido al principio de igualdad y, por tanto,
Lección 15. La retribución del trabajador 463
podría establecer diferencias en unas retribuciones que excedían de la norma convencional. Y aunque precisa-
mente, por esa liberalidad, el empresario privado no está obligado a otorgar un trato igual o uniforme a todos
sus trabajadores, pudiendo establecer aquellas diferencias que le parezcan más convenientes en orden a sus
propios intereses empresariales, lo que no puede hacer, sin demostrar que exista para ello una causa objetiva
y razonable que lo justifique, es asignar unas cantidades significativamente inferiores en los departamentos
integrados exclusivamente por mujeres respecto a las que otorga en los departamentos muy mayoritariamente
ocupados por hombres. No cabe, en suma, establecer diferencias basadas en el sexo. Y la diferencia de trato
por razón de sexo, en ausencia de cualquier explicación o justificación razonable que la diera sentido, tiene
carácter discriminatorio porque, de forma objetiva, esa diferenciación establecida por el empleador privado,
instrumentada mediante una concesión aparentemente neutra, entraña un trato retributivo que discrimina peyora-
tivamente a quienes prestan servicios en un departamento ocupado exclusivamente por mujeres, hasta el punto
de que ellas, en clara y exagerada disparidad con sus compañeros varones mayoritariamente destinados en los
otros departamentos, perciben unas sumas significativamente inferiores a las de aquéllos.
un crédito protegido por el FOGASA; o, en fin, constituir o no base sobre la que calcular
otros complementos previstos en forma de porcentaje del salario o de alguna partida salarial.
En cambio, es importante subrayar que no existe equivalencia entre los conceptos que han
de considerarse salariales y los que han de considerarse incluidos en la base de cotización
a la Seguridad Social (art. 109 LGSS): puede haber obligación de cotizar por partidas que
no son salariales. Tampoco hay equivalencia entre el concepto laboral de salario y lo que
la legislación tributaria considera rendimientos del trabajo a efectos del impuesto sobre la
renta de las personas físicas.
3º) Trabajo efectivo y descansos. El salario remunera el tiempo de trabajo efectivo y los
periodos de tiempo computables como de trabajo. Los períodos de descanso computables
como de trabajo a efectos de remuneración son, entre otros: descanso semanal y festivos no
recuperables; vacaciones anuales; el descanso en jornada continuada (“descanso del bocadi-
llo”); las ausencias justificadas con retribución (permisos y licencias, tiempo de lactancia);
interrupciones del trabajo ajenas a la voluntad del trabajador; la licencia de seis horas du-
rante el periodo de preaviso del trabajador en caso de despido objetivo para la búsqueda de
un empleo o, en fin, las interrupciones del trabajo debidas a la paralización de la actividad
de la empresa por orden de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, cuando compruebe
que la normativa sobre prevención de riesgos implique un riesgo grave e inminente para la
seguridad de los trabajadores.
del trabajador y de su familia» (art. 4.2 Convenio nº 95 OIT, sobre protección del salario);
(d) ha de poseer una entidad económica suficiente, de manera que su recepción por el tra-
bajador suponga para éste un incremento patrimonial por importe equivalente al valor del
trabajo objeto de remuneración; (e) ha de ser una percepción individual o individualizable:
debe tratarse de un bien o servicio entregado en correspondencia con el trabajo prestado por
cada trabajador, de modo que no es salario cuando se entrega de forma indiferenciada a un
grupo de trabajadores. Veamos algunos casos que plantean especiales problemas prácticos:
Problemas prácticos de calificación salarial. Una empresa decide instrumentalizar un plan de com-
pensación flexible con sus trabajadores que contemple los siguientes beneficios: seguro de vida y accidentes,
seguro médico, aportaciones a un Plan de Pensiones y la posibilidad de un uso particular del coche de empre-
sa. La cuestión que se plantea es cuál es la calificación de estas partidas: ¿salario en especie o prestaciones
extrasalariales?
Respuestas. En primer lugar, el seguro de vida y accidentes es considerado salario por STS 2-10-2013 (Rº
1297/2012): “el abono del seguro en beneficio del trabajador por parte de la empresa deriva de la existencia
de la relación laboral entre las partes y, es por tanto, una contrapartida a las obligaciones del trabajador. Por
otra parte, se hace difícil considerar que el citado seguro constituye uno de los supuestos de exclusión del apar-
tado 2 del citado art. 26 ET y ello aun cuando se llegara a aceptar su naturaleza de mejora de la Seguridad
Social —para lo cual habría de analizarse si, efectivamente, mediante el indicado seguro se estaría mejorando
directamente prestaciones del Régimen General de la Seguridad Social con arreglo a los arts. 191 y ss. de la
Ley General de la Seguridad Social—. En tal hipotético caso, lo que podría quedar excluido del concepto de
salario sería, con arreglo a la norma legal, la obtención de las ulteriores prestaciones o indemnizaciones deriva-
das de aquel beneficio de origen contractual, pues es a éstas a las que expresamente se refiere el mencionado
precepto”. Respecto al seguro médico, se viene considerando de naturaleza extrasalarial por la doctrina de
suplicación (STSJ Madrid 16-1-2012, Rº 4513/2011; STSJ Andalucía/Sevilla 7-11-2013, Rº 3158/2012).
Respecto a las aportaciones empresariales a Planes y Fondos de Pensiones, los tribunales españoles mantienen
su naturaleza extrasalarial, considerando las cantidades aportadas a los fondos de pensiones mejoras volunta-
rias de la Seguridad Social. Finalmente, respecto al uso personal del vehículo empresarial, su uso y disfrute ha
sido calificado como salario en especie del trabajador y, por tanto, computa a efectos de indemnización. Con-
viene matizar que para el cálculo de esta partida salarial se ha de acudir a normas tributarias, especialmente
LIRPF. La STS 21-12-2005 (Rº 104/2005) no considera el coche de empresa como salario en especie, cuando
no se haya pactado previamente su uso personal.
b) Valoración del salario en especie. Cuando se paga en metálico no hay duda de cuál
es el importe que debe considerarse como cuantía salarial, pero en el caso del salario en
especie la cuestión puede no ser tan fácil. El salario en especie forma parte del salario a
tener en cuenta para fijar la indemnización por despido improcedente (STS 21-12-2005,
Rº 104/2005). ¿En cuánto hay que valorar el disfrute del coche que se utiliza tanto para
el trabajo como para usos personales? ¿Cuánto supone el disfrute de una plaza de aparca-
miento? La regla que progresivamente se va imponiendo es la de atribuir a los salarios en
especie el valor que le señala la norma fiscal del IRPF, dado que si se valora fiscalmente
de una manera, éste es el máximo valor que se puede atribuir. No obstante, en todos
aquellos supuestos en que se pueda acreditar el precio de mercado o la diferencia que hay
entre ese precio de mercado y lo que al trabajador se le cobra, si la prueba es concluyente
debería ser un criterio preferente al de la valoración fiscal.
c) Límite de la cuantía del salario en especie. El art. 26.1 ET establece que “en ningún caso,
incluidas las relaciones laborales de carácter especial a que se refiere el art. 2 de esta Ley, el
salario en especie podrá superar el 30% de las percepciones salariales del trabajador, ni dar
lugar a la minoración de la cuantía íntegra en dinero del salario mínimo interprofesional”.
466 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. El acuerdo novatorio del contrato de trabajo constituye el instrumento fundamental para redi-
señar el régimen jurídico de este sistema retributivo. A través del citado pacto las partes acuerdan la modifica-
ción parcial del sistema de retribución salarial que les vincula, aceptando que desde la fecha de la firma del
acuerdo, una parte de las actuales retribuciones en metálico percibidas por el empleado se ven sustituidas por
percepción extrasalarial o por percepción es especie, por el importe máximo legalmente establecido (como es
sabido, el 30% de sus percepciones salariales). En definitiva, de lo que se trata en la práctica es de sustituir
retribuciones dinerarias por retribuciones en especie (cheques guardería, seguros de salud, tickets restaurante,
alquiler de vivienda, coche de empresa, etc.) o de sustituir unas retribuciones en especie que ya estuviera per-
cibiendo el trabajador por otras distintas.
§4. Las percepciones extrasalariales. La norma laboral excluye expresamente del con-
cepto de salario determinadas percepciones (art. 26.2 ET). Se trata de cantidades percibidas
por el trabajador en el marco de la relación laboral o como consecuencia de ella, que no
tienen la consideración de salario, al faltarles el carácter de contraprestación por los servi-
cios realizados. La finalidad de estas percepciones extrasalariales no es remuneratoria sino
asistencial, indemnizatoria o resarcitoria.
1º) Enumeración contenida en el art. 26.2 ET. La norma enumera tres conceptos extrasa-
lariales:
a) Las indemnizaciones o suplidos, esto es, las cantidades que compensan o indemnizan al
trabajador por los gastos ocasionados con motivo de la actividad laboral. Dichas cantidades
carecen de carácter salarial, dado que la causa que determina su pago es la compensación
al trabajador por los gastos que haya tenido que realizar por el desarrollo de su actividad
laboral. Se incluyen aquí, en particular, las dietas por alojamiento y manutención.
b) Las prestaciones e indemnizaciones de la Seguridad Social. En este caso, el carácter
extrasalarial de estas cantidades, sean abonadas por las instituciones de la Seguridad Social
o por el propio empresario, se debe a que con ellas se trata de compensar determinadas
situaciones de necesidad previstas legal o convencionalmente.
c) Las indemnizaciones correspondientes a traslados, suspensiones o despidos. Carecen
de naturaleza salarial porque su finalidad es resarcir al trabajador del daño que deriva de la
modificación, suspensión o finalización de su relación laboral. No hay traslado ni desplaza-
Lección 15. La retribución del trabajador 467
miento, ni por tanto indemnizaciones a ellos vinculadas, cuando se firma un nuevo contrato
de trabajo en cada lugar de ejecución del trabajo (STS 16-2-2015, Rº 3056/2013).
2º) Listado abierto. En principio, la enumeración de percepciones extrasalariales del art.
26.2 ET debiera considerarse cerrada o taxativa, de modo que sólo los conceptos allí men-
cionados carecen de naturaleza salarial. Sin embargo, en la práctica, el propio Tribunal
Supremo ha considerado extrasalariales otras percepciones patrimoniales concedidas por el
empresario al trabajador. Así ha ocurrido en los siguientes supuestos:
a) La cesta de Navidad y los regalos de Reyes cuya naturaleza salarial se ha denegado
porque no retribuyen el trabajo sino que consisten en obsequios concedidos por el em-
presario en atención a las fiestas navideñas y no son jurídicamente exigibles. Se trata, por
tanto, de meras liberalidades empresariales (STS 21-2-1994, Rº 3773/1992; 28-11-2001,
Rº 364\2001).
b) La posibilidad de utilizar temporalmente viviendas como residencia de verano (STS
25-1-1995, Rº 1321/1994), que constituye una prestación de tipo asistencial.
c) La denominada «bolsa de vacaciones», que posee un carácter extrasalarial en la medida
en que no remunera el trabajo prestado sino que su función es compensar o indemnizar
al trabajador por disfrutar de sus vacaciones fuera del periodo estival (STS 7-11-2005, Rº
142\2004).
d) Tampoco tienen la consideración de salario las propinas en la medida en que, aunque
se perciben por el trabajador con ocasión de su trabajo, no proceden del empresario sino de
terceros (STS 23-5-1991, Rº 1121/1990) no constituyendo contraprestación debida por
la empresa en atención al trabajo, sino un ingreso que se produce por la liberalidad de un
tercero (STS 2510-1989).
3º) Consecuencias de la calificación extrasalarial. El carácter extrasalarial de estas percep-
ciones tiene las siguientes consecuencias: a) No computan a efectos de indemnización por
extinción del contrato ni a efectos de la determinación del salario por vacaciones o por
periodos de descanso, ni para calcular la cuantía de los salarios de tramitación. b) No se
benefician de las normas de protección y garantía del salario. c) Quedan excluidas de la
responsabilidad solidaria que se impone al empresario principal en caso de contratas y sub-
contratas (art. 42.2 ET).
2. SISTEMAS DE REMUNERACIÓN
Bibliografía básica: RODRÍGUEZ DE LA BORBOLLA, J., El salario a rendimiento. Un estudio jurídico de la
organización del trabajo, Sevilla, Universidad, 1975. MERCADER UGUINA J.R., Modernas tendencias en la
ordenación salarial: la incidencia sobre el salario de la Reforma Laboral, Pamplona, Aranzadi, 1996.
HERRAIZ MARTÍN, M.S., Los complementos por mayor trabajo realizado: primas e incentivos, Madrid, CES,
1997. ALONSO GONZÁLEZ, L.M., DESDENTADO BONETE, A., LIMÓN LUQUE, M.A. y SÁNCHEZ ANDRÉS, A., Stock
options, tres perspectivas: mercantil, laboral y fiscal, Pamplona, Aranzadi, 2002. ALZAGA RUIZ, I. Retribu-
ción de directivos y crisis económica, Madrid, Civitas, 2012. NIETO ROJAS, P., La participación financiera
de los trabajadores en la empresa, Valencia, Tirant lo Blanch, 2011. PEDRAJAS MORENO, A., La retribución
flexible, Valencia, Tirant lo Blanch, 2013.
468 Jesús R. Mercader Uguina
§5. Sistemas salariales por unidad de tiempo o de obra. Se entiende por sistema salarial
el conjunto de criterios que pueden ser utilizados para retribuir el trabajo efectivo. Aten-
diendo a las unidades de medida utilizadas para establecer el salario devengado, se puede
cuantificar el trabajo a retribuir midiendo, ya sea cada unidad de tiempo invertida con
independencia del resultado, o bien cada unidad de obra realizada con independencia del
tiempo utilizado para su ejecución.
1º) Salario por unidad de tiempo. Es el que tiene por módulo la duración del trabajo, in-
dependientemente de la cantidad de obra realizada, aunque el contrato puede estipular un
mínimo de obra. El trabajo prestado se divide en unidades temporales que son tomadas en
cuenta a la hora de fijar la retribución. La unidad temporal puede ser desde la hora, pasando
por el día, la semana y el mes, hasta llegar al año, como más usuales. Entre ellas, las más
frecuentes son las del módulo diario (que da lugar al jornal, denominación hoy en desuso,
sustituida quizás por la de salario diario) y el mensual (cuyo resultante es el sueldo). La cifra
salarial atribuida a cada una de estas unidades temporales es, por definición, invariable,
aunque, lógicamente, puede sufrir actualizaciones.
2º) Salario por unidad de obra. Está basado en la cantidad y calidad de obra o trabajos realiza-
dos, independientemente del tiempo invertido. La unidad de obra que se toma como módulo
es de gran variedad: caben, por ejemplo, el número de fanegas o hectáreas recolectadas, los
taladros hechos, los metros cúbicos de tierra extraídos o los kilos o toneladas de mineral arran-
cados, el número de camisas confeccionadas, de fichas rellenas, de piezas calibradas, etc. El
salario a destajo ha sido, históricamente, la forma más corriente para remunerar al trabajador
según el producto obtenido. El mismo se obtiene, a diferencia del ligado al tiempo, en función
del esfuerzo o, por mejor expresarlo, en proporción al resultado del esfuerzo. El sistema de
pago a destajo supone pagar a los trabajadores una cantidad fija por cada unidad producida.
Es ésta una fórmula arcaica de retribución por rendimiento que ha ido perdiendo progresiva-
mente peso en función de la aparición de nuevos métodos de organización del trabajo.
§6. Sistemas de retribución por rendimiento. Los mismos, que pueden contemplar,
bien el rendimiento individual, bien el rendimiento de un grupo de trabajadores o, por
último, el rendimiento de la organización, tienen como objetivo inmediato dar a los traba-
jadores un estímulo económico, con el fin de mejorar la eficacia personal o colectiva, dentro
de límites razonables. Este tipo de sistemas se aplica en grandes empresas y en determinadas
ramas de producción, particularmente en la industria metalúrgica, textil, de producción y
transformación de metales, automóvil, e incluso, en ciertas circunstancias, en la industria
de la construcción y química.
1º) Concepto. Estos sistemas vinculan la retribución con la obtención de un determinado
ritmo de trabajo. En efecto, cuando el trabajador ejecuta su prestación con el ritmo prefija-
do obtendrá el salario mínimo que haya sido estipulado. La remuneración que se garantiza
tiene como contrapartida, pues, la consecución de un cierto rendimiento, el cual, designado
habitualmente en términos de «normal» o «mínimo exigible», suele establecerse de modo
científico a través de los oportunos estudios de tiempos y movimientos. Cuando el trabaja-
dor lo supere, verá aumentadas sus ganancias.
Lección 15. La retribución del trabajador 469
2º) Implantación de estos sistemas. La nota característica de este tipo salarial es que su esta-
blecimiento ha de ir precedido de los pertinentes sistemas de racionalización y organización
del trabajo. Estos sistemas suponen una programación del esfuerzo, previo cálculo de los
tiempos laborales a emplear y con paralela determinación de los resultados a conseguir. Los
procesos de cuantificación del mismo son de naturaleza muy distinta y se valen de proce-
dimientos científicos, siendo los de más difundida aplicación el Bedaux, el Centesimal y el
establecido por la Comisión Nacional de Productividad.
Caso práctico 15.3. ¿Cómo podría incorporarse en un convenio colectivo un sistema de retribución
vinculado al rendimiento individual?
Respuesta. Un buen ejemplo es el Convenio de ámbito estatal para las Industrias del Frío Industrial que
establece que: «Corresponde a la Dirección de la empresa, de acuerdo con el Comité de Empresa o Delegado
de Personal, determinar los rendimientos tomándose como medida de actividad mínima exigible la que desa-
rrolla un operario medio entregado a su trabajo, sin el estímulo de una remuneración por incentivo, ritmo que
puede mantener día tras día, fácilmente, sin que exija esfuerzo superior al normal, debiendo ser su rendimiento
el que corresponde a 60 puntos Bedaux/hora ó 100 puntos de la comisión nacional de productividad o sus
equivalentes en otros sistemas».
§7. Sistemas de retribución por objetivos. La Dirección por objetivos supone una con-
creta fórmula de gestión empresarial mediante la cual la estrategia dictada por el máximo
nivel de la compañía se va concretando en objetivos específicos de cada una de las áreas ge-
renciales que, a su vez, los van materializando hasta que, finalmente, cada trabajador conoce
perfectamente cuál es la meta a lograr en cada ejercicio presupuestario.
Al objeto de poder controlar el grado de cumplimiento de los objetivos, el sistema exige la
incorporación de instrumentos de medida o «indicadores» que permitan determinar si cada
uno de los objetivos se ha realizado. Los objetivos, tal y como han sido analizados jurispruden-
cialmente, pueden quedar referidos a productos a obtener, calidad de los servicios, reducción
de la morosidad y otros. La jurisprudencia viene subrayando con claridad que se encuentran
prohibidas aquellas cláusulas contractuales o situaciones de hecho en las que las condiciones
de abono del bonus o retribución por objetivos quedan condicionadas a la exclusiva decisión
empresarial. La regla general contenida en el art. 1256 CC aparece particularizada, cuando de
condiciones se trata, en el art. 1115 CC, que sanciona la nulidad de la obligación sujeta a una
condición cuyo cumplimiento dependa de la exclusiva voluntad del deudor.
§8. Sistemas de evaluación del desempeño. La Evaluación del Desempeño tiene por
objetivo poder hacer una estimación cuantitativa y cualitativa del grado de eficacia con que
las personas llevan a cabo las actividades, objetivos y responsabilidades de sus puestos de
trabajo. Se define como el proceso por el cual se valora el rendimiento laboral de un traba-
jador, el modo en que cumple sus tareas y su comportamiento dentro de la organización.
Corresponde al Departamento de Recursos Humanos desarrollar el proceso de evaluación
del desempeño para los demás departamentos, utilizando diferentes herramientas y técni-
cas, dependiendo del nivel jerárquico del colaborador.
1º) Concepto. Se trata de un procedimiento continuo, es decir, pese a que se concrete en
un momento determinado del año, habitualmente al final del ejercicio, la evaluación es un
proceso de expresión de juicios que abarca las actuaciones del individuo durante el perio-
470 Jesús R. Mercader Uguina
do evaluado. El mismo se caracteriza por ser sistemático y transparente, dado que tanto
los factores a evaluar como sus niveles y grados se formulan de forma explícita para que
sean conocidos por todas las partes implicadas y que afecta al conjunto de la organización,
aunque con ciertas particularidades en cuanto a los instrumentos que facilitan una mayor
adecuación a realidades concretas. En el mismo, cada mando evalúa a la totalidad de sus
colaboradores directos y, en algunos casos, a la vez es evaluado por su mando superior. En
otros términos, un sistema dónde sólo el directivo más alto es evaluador y no evaluado,
mientras que los niveles más bajos son evaluados y no evaluadores.
2º) Objeto de valoración. La evaluación pretende analizar y cuantificar el valor que el
individuo tiene para la organización en relación a la posición que ocupa y a su potencial
de desarrollo, y a partir de ahí plantear su carrera profesional. El objetivo es valorar los
hitos logrados y discutir las razones por las cuales algunos no se han logrado. Los factores
a evaluar suelen ser la cantidad y calidad de trabajo, la capacidad de adaptación, la inicia-
tiva, el espíritu de colaboración, la asiduidad, o valores más intangibles, relacionados con
el compromiso del empleado en proyectos determinados o su actitud hacia el trabajo. En
algunos convenios se liga la evaluación del desempeño con el salario, por ejemplo mediante
la asignación de puntos según la valoración obtenida, pero muchas otras veces la misma no
tiene consecuencias salariales directas.
Caso práctico 15.4. Una empresa estableció un bonus que tomaba en cuenta para su valoración
criterios tales como su disponibilidad ante las necesidades puntuales de la empresa; innovación y aportación
de experiencias profesionales contrastadas; fidelidad y confidencialidad de acuerdo con las normas deon-
tológicas profesionales y las que priman en la Compañía; dedicación a la compañía y lealtad; formación
continua, inquietud profesional y aprovechamiento adecuado de los medios facilitados; actitud positiva con
los pacientes, trato profesional afectuoso y tranquilizador; satisfacción de los pacientes. El abono del citado
bonus fue negado por la empresa a uno de sus trabajadores basándose en la poca colaboración con la
empresa, negativa a viajar y falta de respeto continua hacia su inmediato superior. ¿Puede considerarse dicha
decisión conforme a derecho?
Respuesta. La STSJ País Vasco 7-10-2008, (Rº 1772/2008) sostiene que aunque pudiera pensarse que
los criterios utilizados para la evaluación son objetivos, “los mismos no son tales, sino una especie de valoración
personalizada de la propia subjetividad del actor, que escapa de los que pudieran ser criterios objetivos, e
incluso nos introducen en una serie de consideraciones que difícilmente el trabajador puede rebatir de forma
efectiva, no solo porque dicha evaluación realmente constituye un elemento documentado exclusivamente dentro
de la empresa (la sentencia alude a su conocimiento, pero ninguna documental respecto a su fijación concreta
consta), sino también porque está evaluando una serie de actitudes sin referencia a resultados, y los únicos que
constan son positivos para el trabajador”.
venta pero sin adicionar el importe del IVA, pues el mismo no se integra en la suma del
importe de lo vendido (STSJ Valencia 15-11-2005, Rº 1418/2005).
2º) Prueba. Cuando se reclama el abono de comisiones, resulta necesario, conforme a
lo prevenido en el art. 29.2 ET, que quien las reclama pruebe suficientemente (art. 217.2
LEC) que se ha pactado esta modalidad de retribución, las concretas operaciones llevadas
a cabo, su importe, el porcentaje de comisión aplicable y, salvo que se hubiere pactado otra
cosa, el perfeccionamiento o consumación de los negocios que determinan el surgimiento
del derecho a las comisiones que se dicen devengadas. Se tiene derecho a la comisión aunque
el negocio se consume después de finalizada la relación laboral, salvo que expresa o tácita-
mente se haya pactado lo contrario.
3º) Devengo. El pago de las cantidades que correspondan en concepto de comisiones se
efectuará al finalizar el año, salvo que se haya pactado otra cosa. El derecho del trabajador
a cobrar las comisiones se complementa con el de solicitar la exhibición de la parte de los
libros de contabilidad del empresario relativa al importe de las mismas, directamente o a
través de sus representantes.
Respuesta. Este Plan es incorporado en el II Acuerdo Marco del Grupo Aceralia, cuya vigencia se pro-
rroga en el III Acuerdo. Este mismo sistema también se ha pactado en el Convenio de Aceralia Corporación
Siderúrgica.
Caso 15.6. Una empresa quiere incorporar en la negociación del convenio colectivo un sistema de parti-
cipación en los beneficios centrado en la mejora de los resultados globales de toda la organización. ¿Existen
experiencias precedentes de esos sistemas?
Respuesta. Algunos Convenios Colectivos recogen la citada fórmula retributiva estableciendo su devengo
para todos los trabajadores de la empresa. Así, por ejemplo, el Convenio de Danone, S.A, en el que se ase-
gura la viabilidad financiera del sistema impulsado, ya que el pago sólo se realiza después de la existencia
de un beneficio contable. El importe se mide en función de los beneficios empresariales del año anterior al que
se devenga, por lo que se tienen en cuenta los salarios de dicho año y no los del año en que se efectúa el
pago. También en los convenios de las empresas Aguas de Lanjarón o Saint Gobain Vicasa, SA se establecen
sistemas de este tipo.
Respuesta. La STSJ Galicia 7-5-2002 (Rº 1776/2002) calificó como parte integrante del salario, a los
efectos de cálculo de la indemnización por despido, el beneficio patrimonial obtenido por la trabajadora en
estas operaciones en base a que esta ganancia tuvo su origen y causa en la relación de trabajo y se explica
en cuanto remuneradora de los servicios prestados.
2º) Planes de opciones sobre acciones. Stock-options. Los planes de opciones sobre accio-
nes al uso se basan en la concesión a los empleados del derecho a adquirir acciones de la
sociedad empleadora u otra compañía perteneciente al mismo grupo de forma gratuita
o a un determinado precio, que suele tomar como referencia el valor de la cotización
bursátil de las acciones en cuestión en el momento de la concesión de las opciones (en
ocasiones, con un descuento para hacerlo más atractivo). Su objetivo es garantizar la
permanencia del trabajador en la empresa (fidelización), vincular el trabajador con la
buena marcha y los resultados de la misma, así como favorecer un mayor rendimiento y
esfuerzo individual.
a) La instrumentalización de estos planes suele ser una decisión unilateral de la empresa,
aunque también podría ser objeto de negociación en el convenio colectivo, opción ésta
todavía minoritaria en la práctica negocial española. Las «stock options» son una concesión
más beneficiosa, unilateralmente concedida por la empresa, que queda por tanto sujeta al
Lección 15. La retribución del trabajador 473
documento de concesión y al Plan regulador. La propia naturaleza del Plan impide su con-
sideración de derecho necesario de acuerdo al derecho laboral español. La regulación de las
opciones sobre acciones, al no estar sujeta al derecho necesario, está basada en la autonomía
de las partes, que han aceptado los términos fijados en el plan establecido por la empresa
(STSJ Madrid 7-4-2005 (Rº 5736/2004)).
b) En la articulación de un plan de opciones sobre acciones se incluyen las siguientes
fases desde la concesión de la opción hasta la materialización del derecho, momento éste
en el que el trabajador podrá ejercitar la opción: (a) Concesión de la opción (grant). En
esta fase, la empresa ha otorgado un derecho de opción a los trabajadores, que puede ser
a título gratuito u oneroso; en este momento, el trabajador no puede ejercitar la opción,
a no ser que ésta fuese directamente transmisible, poco habitual en las opciones sobre ac-
ciones a favor de los trabajadores. La aceptación de esta oferta es relevante jurídicamente,
ya que el otorgamiento de un plan de opciones a favor de los empleados genera un deber
para la empresa. (b) Período de consolidación del derecho (vesting). La opción sólo po-
drá ejercitarse transcurrido un plazo de tiempo fijado en el documento de concesión. El
trabajador podrá, a partir de este momento, ejercitar el derecho de compra con las con-
diciones estipuladas en el Plan. (c) Ejercicio de opción por el empleado (strike o exercise).
Es la fase del ejercicio efectivo de la opción y de la compra de acciones. El empleado sólo
ejercitará la opción cuando obtenga un beneficio, cuya cuantía será la diferencia entre lo
pagado y el precio de la acción ejercitada. (d) Fase de venta de las acciones (transfer). La
venta puede producirse inmediatamente después de la adquisición de las acciones o bien
en un momento posterior. La ganancia que el trabajador obtenga de esta venta no tendrá,
en principio, relación con la empresa; la plusvalía generada proviene de un negocio jurí-
dico extraño a la relación laboral.
§12. Concepto de estructura salarial. El salario tiene una determinada estructura tam-
bién jurídicamente regulada. Por estructura del salario cabe entender la composición o for-
ma ordenada de distribución, por razón de su naturaleza y especie, de las distintas partidas
salariales cuya suma da como resultado la cuantía del salario. La misma aparece regulada en
sus aspectos más esenciales por el art. 26.3 ET. El citado precepto establece que la estruc-
tura del salario deberá comprender el salario base —como retribución fijada por unidad de
tiempo o de obra— y, en su caso, complementos salariales, en función de las condiciones
personales del trabajador, características del puesto de trabajo o de la forma de realizar la
actividad laboral, circunstancias dependientes de una mejor calidad o una mayor cantidad
de trabajo, cantidades que tengan vencimiento periódico superior al mes, etc.
Fuente: Esquemas de Derecho de Trabajo (I). Tirant lo Blanch, 2008. Dir. J. Mercader Uguina
§13. Salario base. El salario base queda referido, de acuerdo con el art. 26.3 ET, a una
cantidad fija («retribución fijada por unidad de tiempo o de obra») que corresponde al tra-
bajador por cada uno de los módulos temporales en los que desarrolla su prestación laboral,
Lección 15. La retribución del trabajador 475
entendiéndose por tales los que así se califiquen en el convenio colectivo o, en su defecto,
en el contrato individual. Esta partida salarial constituye la contraprestación directa e inme-
diata más estrechamente conexa con la prestación misma del trabajo.
1º) Concepto. El salario base queda delimitado por referencia a alguno de los criterios de
encuadramiento profesional —grupos, o niveles— y a la jornada ordinaria de trabajo efec-
tivo, generalmente anual, y comprende también la retribución de los períodos de descanso
legalmente establecidos. Se configura como el aspecto básico tomado en cuenta para fijar el
salario común para aquellos trabajadores que son encuadrables en el mismo grupo profesio-
nal, por lo que «generalmente uniformiza el grupo o categoría profesional». Las «tablas sala-
riales» de los convenios colectivos cifran las cantidades que por este concepto corresponden
por día o por mes a cada trabajador.
2º) Cuantía. Ha desaparecido la regla contenida en la normativa reglamentaria pre-
cedente y que consistía en que, en caso de falta de establecimiento de salario base, «se
considerará salario base el mínimo interprofesional». No obstante, jurisprudencialmente
se había venido señalando que el salario base puede ser inferior al importe del salario
mínimo interprofesional, pero siempre que las percepciones profesionales, en conjun-
to y cómputo anual, sean superiores al tal salario mínimo legal (STS 13-4-1989, RJ
1989\2969).
4043/2000); o el que se establece para remunerar las especiales condiciones en que se desarrolla el trabajo
por el nivel de ruido que debe soportarse (STSJ Cantabria 7-4-2006, Rº 251/2006)
Respuesta. Ejemplos de este tipo de complemento son las denominadas «gratificación por cargo» y «grati-
ficación por función» previstas en el VI Convenio Colectivo de Telefónica Móviles (2013-2014), que retribuyen,
respectivamente, el desempeño de determinados cargos o la dedicación exigida por éstos. También se incluye
en este grupo un «complemento por experiencia» reconocido a determinados grupos profesionales en atención
a los conocimientos adquiridos a través de la experiencia, entendida como factor dinámico de cualificación,
mediante el desempeño de actividades y trabajos determinados a lo largo de un periodo de tiempo (art. 31
Convenio General Estatal para las Entidades de Seguros, Reaseguros y Mutuas de accidentes de trabajo,
2012-2015).
cia de un factor causal específico del puesto de trabajo, por lo que no tiene propiamente la
consideración de complemento salarial, sino de percepción económica directamente inserta
en el salario base según categoría profesional. En muchas ocasiones se está utilizando como
medio de racionalización y simplificación de la estructura salarial, englobando y sustituyen-
do a otros complementos.
2º) Bonus. El bonus constituye una moderna fórmula de retribución salarial de perfiles
plurales. En función de cómo se configure, puede calificarse como sistema retributivo vin-
culado a la situación y resultados de la empresa si su concesión y cuantía se hace depender
de la productividad, beneficios o cumplimiento de objetivos por la empresa, o como sistema
de remuneración vinculado a la cantidad y calidad de trabajo de cada empleado, si su con-
cesión y cuantía se hacen depender de la productividad, el rendimiento o el cumplimiento
de objetivos por los trabajadores individualmente considerados o por un grupo o sección
de ellos.
a) Aunque no hay una referencia legal expresa a los bonus, la doctrina judicial ha iden-
tificado sus principales características (Molero): (a) Se trata de una retribución variable
independiente del salario. (b) Se concede habitualmente por voluntad de la empresa. (c)
Premia la dedicación extraordinaria o el rendimiento superior al habitual del trabajador y
los resultados obtenidos en el ejercicio de su actividad. (d) Salvo que venga previsto en con-
venio colectivo, el bonus es un complemento sujeto a cierta discrecionalidad de la empresa.
Su concesión no tiene carácter obligatorio sino que es la empresa quien la decide de acuerdo
con los objetivos fijados para la obtención del bonus. Por eso, no es exigible que la cuantía
del bonus se incremente en proporción al incremento del salario ni que la empresa prorro-
gue o mantenga el plan de bonus. (e) No es retribución fija ni consolidable, pues depende
480 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STS 14-11-2007, (Rº 616/2007), considera, en este caso, que “cuando los objetivos de
los que dependía la percepción del complemento no se conoce si eran los que había de alcanzar cada traba-
jador o los objetivos fijados para la empresa en su conjunto, permite interpretar la realidad de un contrato con
un pacto de incentivos sujeto a la exclusiva voluntad de uno de los contratantes, contrariando lo prohibido por
el art. 1256 CC, y por lo tanto, exigible en la cuantía prometida”.
Respuesta. La STS 26-7-2010 (Rº 230/2009) consideró que “el hecho de que los trabajadores de la
demandada hayan venido percibiendo prolongadamente y sin interrupción la cantidad resultante de aplicarles,
al porcentaje de cumplimiento de objetivos fijados para cada uno de ellos, el multiplicador en cuantía del
0`35”, además de la previsión contenida en la circular interna, ponían de manifiesto que estamos en presencia
de una condición más beneficiosa, lo que supone para los empleados un derecho adquirido, del que no puede
privárseles sin su consentimiento o, en su defecto, sin acudir la empleadora al procedimiento prevenido por el
art. 41 ET”.
Lección 15. La retribución del trabajador 481
4º) Naturaleza. Las pagas extraordinarias tienen una indudable naturaleza salarial. De ese
carácter salarial se derivan las siguientes consecuencias: a) su cuantía se ha de computar a
efectos de calcular la indemnización y los salarios de tramitación por despido; b) las pagas
extraordinarias se benefician de los privilegios reconocidos a los créditos salariales, c) su
pago o abono debe documentarse. Desde la perspectiva de seguridad social, su importe se
incluye en la base de cotización aunque se haga de forma prorrateada a lo largo de los doce
meses del año (art. 109.1 LGSS).
4. LA CUANTÍA SALARIAL
Bibliografía básica: GARCÍA-PERROTE ESCARTÍN, I., El salario mínimo interprofesional, en DE LA VILLA, L.E.
(Coord.), Estudios sobre el salario, Madrid, Acarl, 1993, pp. 303 a 370. VALDÉS DAL-RÉ, F., Salario mínimo
interprofesional e igualdad de remuneración por razón de sexo (arts. 27 y 28), REDT, 2000, nº 100, I,
pp. 631 a 654. FALGUERA BARÓ, M.A, Las dobles escalas salariales en función de la fecha de ingreso del
trabajador y el derecho a la igualdad, Bomarzo, 2007. SEMPERE NAVARRO, A.V., SMI e IPREM, Aranzadi,
2007. ARAGÓN GÓMEZ, C., Gestión de Retribuciones y Costes Laborales, Lex Nova, 2014.
§18. La cuantía salarial. La cuantía salarial a percibir por cada concreto trabajador se fija
por acuerdo entre el empresario y éste, según la clasificación profesional del mismo y res-
petando las previsiones que, en relación con el salario, se recogen en la ley y en el convenio
colectivo que resulte aplicable.
dad Social (subsidios por desempleo, pensiones en favor de familiares), como límite de la
responsabilidad del FOGASA (art. 33 ET) o, cuando no se prueba el salario efectivamente
percibido, como base de cotización (STS (CA) 28-10-1997, Rº 1757/1991).
3º) Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM). A efectos de separar la fun-
ción de garantía salarial mínima e indicador de referencia del nivel de renta, el Real Decre-
to-Ley 3/2004 para la racionalización de la regulación del salario mínimo interprofesional
y para el incremento de su cuantía, creó el IPREM para sustituir al SMI como indicador
o referencia del nivel de renta, todo ello a fin de determinar la cuantía de determinadas
prestaciones o para acceder a determinadas prestaciones, beneficios o servicios públicos.
Así, por ejemplo, el IPREM y no el SMI actúa como módulo de referencia para el acceso
a las prestaciones del sistema de asistencia jurídica gratuita (DA 8ª de la Ley 1/1996 en la
redacción dada por RDL 3/2013).
§20. El salario mínimo profesional. A diferencia del SMI, el salario mínimo profe-
sional se determina mediante la negociación colectiva. El salario del trabajador se fija por
referencia o remisión a lo previsto en el convenio, de modo que el trabajador percibirá, al
menos, el salario que le corresponda según la categoría, grupo profesional, nivel retributivo
o cualquier otro criterio que utilice el convenio para fijar las tablas salariales. En estos ca-
sos, el trabajador tendrá derecho a cuantos complementos contemple el convenio colectivo
—siempre que se cumplan las condiciones que determinan su devengo— así como a las
percepciones extrasalariales que estén previstas.
1º) Igualdad y no discriminación en la fijación del salario. Aun con matices y modulaciones,
derivados, entre otras cosas, de su necesaria convivencia con la libertad de empresa y la au-
tonomía contractual, la negociación colectiva está vinculada por los derechos a la igualdad y
a la no discriminación, de manera que los trabajadores, al menos los de grupos homogéneos
o equiparables (y en principio lo son quienes realizan las mismas funciones y tareas), deben
ser objeto del mismo tratamiento convencional, salvo que exista una justificación objetiva,
razonable y proporcionada de la diferencia de trato.
2º) Prohibición de dobles escalas salariales. La diferente fecha de ingreso no se considera, en
sí misma y por sí sola, que constituya una justificación objetiva, razonable y proporcionada
para la aplicación de distintos niveles salariales. Se necesitan causas o elementos adicio-
nales a la mera fecha de ingreso (STC 27/2004). Entre las causas o elementos adicionales
de justificación que la jurisprudencia ha entendido que permiten tratar de forma distinta
a los trabajadores, al menos durante un período de tiempo, en base a su distinta fecha de
ingreso en la empresa, se hallan los siguientes, sin realizar ahora mayores precisiones y sin
que la enumeración guarde orden jerárquico alguno, con excepción, si se dan determinadas
condiciones, del primero que se menciona: a) La necesidad de respetar derechos adquiri-
dos o condiciones más beneficiosas de los antiguos o actuales trabajadores. b) La amenaza
de la viabilidad de la empresa. c) El compromiso y la realización de nuevas inversiones en
una empresa con dificultades. d) La creación neta de empleo. e) La conversión de empleo
temporal en fijo, aunque no se acepta como elemento de justificación si la contratación
temporal anterior era ya irregular o fraudulenta. f ) El hecho de que los actuales trabajadores
484 Jesús R. Mercader Uguina
§21. Salario individual. Es posible que el salario del trabajador se fije expresamente en el
contrato de trabajo, por expreso acuerdo de empresario y trabajador. En este caso, la libertad
de las partes para fijar el sistema retributivo del trabajador y la cuantía salarial a percibir está
limitada por el necesario respeto a las previsiones legales sobre igualdad y no discriminación
y sobre salario mínimo interprofesional, así como a las previsiones contenidas en el conve-
nio colectivo aplicable.
1º) Límites a la autonomía individual. Los principios de irrenunciabilidad e indisponibili-
dad de derechos condicionan las previsiones que el contrato de trabajo puede incorporar en
materia retributiva. Pero, dentro del respeto a estos límites, empresario y trabajador pueden
pactar condiciones salariales más beneficiosas, favorables o ventajosas que las aplicables al
resto de trabajadores de la empresa. La condición más beneficiosa puede consistir en una
mejora salarial en metálico o en una mejora salarial en especie.
2º) Pacto de salario global. La complejidad de la composición real del salario y del cálculo
de sus componentes, así como la tradicional dispersión de las estructuras salariales lleva, en
ocasiones, a que las partes del contrato de trabajo acudan a una fórmula de simplificación
denominada «pacto de salario global».
a) La técnica de la globalización o simplificación salarial supone la suma o totalización
de las cantidades que percibe el trabajador con el propósito de abarcar todos los conceptos
retributivos, sin que quepa englobar partidas extrasalariales, estableciéndose una cantidad
igual o superior a la que correspondería por estricta aplicación de los niveles salariales legales
o convenidos colectivamente.
b) La misma tiene su base en la aplicación de lo dispuesto en el art. 3.1 c) ET, que recono-
ce a la voluntad de las partes la posibilidad de regular derechos y obligaciones concernientes
a la relación laboral, así como en cuanto resultado del principio de libertad de forma o mo-
dalidad de remuneración (art. 26.1 ET). No obstante esta libertad de aplicación, sí puede
derivarse alguna limitación de la estricta aplicación al acuerdo de salario global. En primer
lugar, el derivado del art. 3.1 c) ET, que señala que «en ningún caso podrán establecerse en
perjuicio del trabajador condiciones menos favorables o contrarias a las disposiciones legales
y convenios colectivos», lo que supone que la cifra globalizada no puede ser inferior a la
que resulte de la suma de todos los conceptos debidos por aplicación de aquellas normas. Y,
en segundo lugar, que el pacto no se encuentre explícitamente prohibido por los convenios
colectivos.
Ejemplo. Un ejemplo de este sistema de retribución admitido convencionalmente puede encontrarse en el
art. 35 del VII Convenio colectivo nacional para el sector del Auto-Taxis (2014-2016). Dicho precepto esta-
blece que: “Sin perjuicio de lo previsto en los artículos anteriores, los Convenios colectivos de ámbito inferior,
y a la vista de las peculiaridades del sector podrán establecer pactos de salario global por los que mediante
un porcentaje de participación sobre la recaudación bruta diaria obtenida por el/la trabajador/a con el vehí-
culo por el/la conducido, entendiéndose por este concepto lo recaudado de acuerdo con las tarifas vigentes
incluidos los suplementos, y una vez deducido el importe del Impuesto sobre el Valor Añadido, se compensen
la totalidad de conceptos retributivos a que hacen referencia los artículos 23, 25, 28, 29, 30, 31, 32 y 34
Lección 15. La retribución del trabajador 485
del presente acuerdo, incluidos, por tanto, los conceptos retributivos de vencimiento mensual, incluidos festivos,
descanso semanal o de paralización del vehículo por avería y otras causas, las gratificaciones extraordinarias y
las vacaciones, que se disfrutarán en todo caso. También podrá formalizarse el pacto de salario global por un
sistema mixto de retribución que comprenda un salario base incrementado por un porcentaje de participación en
beneficios en los términos establecidos en el apartado anterior. En tal supuesto el importe de los complementos
salariales y gratificaciones extraordinarias girarán sobre el salario base que se fije en el respectivo convenio.
En tales supuestos, se negociará una recaudación mensual mínima, cuyo promedio se obtendrá en cómputo
cuatrimestral”.
§22. Salario bruto y salario neto. A la cuantía que se determine como retribución del
trabajo, salario bruto, han de aplicársele los descuentos de las obligaciones que el trabajador
tiene con la Seguridad Social y con Hacienda en las que el retenedor-pagador es el empresa-
rio, para así determinar el salario neto que efectivamente ha de percibir el trabajador.
pio distinto del lugar del trabajo habitual del perceptor y del que constituya su residencia,
en la cuantía y con el alcance previstos en la normativa estatal reguladora del Impuesto
sobre la Renta de la Personas Físicas. c) Las indemnizaciones por fallecimiento y las co-
rrespondientes a traslados, suspensiones (todas ellas hasta la cuantía máxima prevista en
norma sectorial o convenio colectivo) y despidos (estas estarán exentas en la cuantía esta-
blecida con carácter obligatorio en el ET, en su normativa de desarrollo o, en su caso, en
la normativa reguladora de la ejecución de sentencias, sin que pueda considerarse como
tal la establecida en virtud de convenio, pacto o contrato; en los supuestos de despido o
cese como consecuencia de despidos colectivos, tramitados de conformidad con lo dis-
puesto en el artículo 51 ET, o producidos por las causas previstas en la letra c) del artículo
52 ET, siempre que en ambos casos se deban a causas económicas, técnicas, organizativas,
de producción o por fuerza mayor, quedará exenta la parte de indemnización percibida
que no supere los límites establecidos con carácter obligatorio en el ET para el despido
improcedente). d) Las prestaciones de la Seguridad Social, las mejoras de las prestaciones
por incapacidad temporal concedidas por las empresas y las asignaciones destinadas por
éstas para satisfacer gastos de estudios dirigidos a la actualización, capacitación o reciclaje
del personal a su servicio, cuando tales estudios vengan exigidos por el desarrollo de sus
actividades o las características de los puestos de trabajo. e) Las horas extraordinarias,
como seguidamente se explica.
3º) Horas extraordinarias. Particular es el régimen de las horas extraordinarias. Esta per-
cepción tiene carácter salarial, pero se excluye de la cotización, salvo dos supuestos: la cotiza-
ción por contingencias profesionales y cuotas de recaudación conjunta, por un lado y, para
las contingencias comunes, cuando así lo determine el Ministerio de Empleo y Seguridad
Social, con carácter general o para sectores laborales en los que la prolongación de la jornada
sea característica de su actividad (art. 109.2 e) y 4 LGSS). En todo caso (art. 111 LGSS), sí
están gravadas con una «cotización adicional».
§24. Salario e IRPF. El salario se considera rendimiento del trabajo en el Impuesto sobre
la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
1º) Rendimientos del trabajo. De acuerdo con lo establecido en el art. 17 LIRPF, se con-
siderarán rendimientos íntegros del trabajo todas las contraprestaciones o utilidades, cual-
quiera que sea su denominación o naturaleza, dinerarias o en especie, que deriven, directa
o indirectamente, del trabajo personal o de la relación laboral o estatutaria y no tengan el
carácter de rendimientos de actividades económicas.
2º) Prohibición de trasladar a la empresa las cargas fiscales del trabajador. El ET pro-
híbe que la empresa asuma las cargas fiscales del trabajador. Pero conviene distinguir
dos cuestiones absolutamente distintas: una cosa es que la empresa sea quien asuma las
obligaciones y responsabilidades fiscales del empleado, cosa que efectivamente no puede
hacerse; y otra es que la empresa se comprometa a abonar los salarios en metálico o en
especie por su importe neto, lo cual supone que va a abonar no sólo tal importe neto sino
el que adicionalmente sea necesario para que ese neto sea efectivamente neto (si la com-
pañía se compromete a pagar 100 euros netos, es lo mismo que si se compromete a pagar
Lección 15. La retribución del trabajador 487
130 euros brutos si 30 es el coste fiscal). Se conoce como gross-up la operación por la que
se «eleva a bruto» el importe del salario para que quede un determinado neto. El pacto
de salario neto es relativamente frecuente en el ámbito de la relación laboral especial de
deportistas profesionales.
§25. Momento y lugar del pago. La liquidación y el pago del salario deben hacerse pun-
tual y documentalmente en la fecha y lugar convenidos o conforme a los usos y costumbres
(art. 29.1 ET).
1º) Periodicidad. El período de tiempo a que se refiere el abono de las retribuciones perió-
dicas regulares no puede exceder de un mes. La periodicidad en el abono del salario ha de
ser mensual o inferior, sin perjuicio, por supuesto, de que existan retribuciones periódicas y
regulares de periodicidad superior, como ocurre con las pagas extraordinarias. Si se trata de
comisiones, el derecho a su percibo nace en el momento de realizarse y pagarse el negocio,
colocación o venta en que haya intervenido el trabajador, y se liquida y paga, salvo pacto en
contrario, al finalizar el año.
2º) Libre disposición por las partes. Las partes pueden pactar la no aplicación de estas
reglas de pago del salario y decidir el fraccionamiento del pago. Pero tales pactos no
pueden suponer que el empresario deje de abonar el salario devengado. Así lo decidió el
Tribunal Supremo en un supuesto en el que las partes habían pactado el abono fraccio-
nado a lo largo de varios años de una cantidad liquidada y consolidada (STS 15-2-2006,
Rº 4568/2004).
3º) Momento del pago. Cuando se haga en dinero en efectivo, el pago del salario se ha de
efectuar dentro de la jornada laboral o inmediatamente después y en el lugar de trabajo.
No puede verificarse el pago en días de descanso ni en tabernas, bares, cantinas o lugares de
recreo, salvo que se trate de trabajadores de estos establecimientos (art. 13 Convenio núm.
95 OIT de 1949).
4º) Puntualidad en el pago. El retraso reiterado en el abono del salario constituye infrac-
ción administrativa muy grave (art. 8.1 LISOS) y puede determinar la resolución justificada
del contrato de trabajo por parte del trabajador (art. 50 ET).
§26. Forma de pago. El salario, así como el pago delegado de las prestaciones de Segu-
ridad Social, puede efectuarlo el empresario en moneda de curso legal o mediante talón u
otra modalidad de pago similar a través de entidad de crédito, previo informe a los repre-
sentantes sindicales (art. 29.4 ET).
488 Jesús R. Mercader Uguina
1º) Decisión del empresario. Corresponde al empresario la opción entre el pago en metálico
y el pago mediante cheque o transferencia bancaria (STS 5-11-2001, Rº 4752/2000). Pero
es válida la negativa del trabajador a la apertura de una cuenta corriente o cartilla de ahorros
en una determinada entidad bancaria. Del mismo modo, tampoco se puede imponer al
empresario el abono del salario mediante transferencia a una determinada entidad (STSJ
Madrid 25-9-1989, AS 1318).
2º) Recibo de salario. La normativa aplicable al recibo del salario o nómina se recoge
en el art. 29 ET y en la OM. 27-12-1994 que aprueba el modelo de recibo individual de
salario. Conforme al art. 29.1 ET, «la documentación del salario se realizará mediante la
entrega al trabajador de un recibo individual y justificativo del mismo» (art. 29.4 ET). Tal
recibo se ajustará al modelo que apruebe el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, sal-
vo que por convenio o, en su defecto, por acuerdo entre la empresa y los representantes de
los trabajadores, se establezca otro modelo que contenga la debida claridad y separación
de las diferentes percepciones del trabajador, así como las deducciones que legalmente
procedan. Se considera infracción leve «no entregar puntualmente al trabajador el recibo
de salarios o no utilizar el modelo de recibo de salarios aplicable, oficial o pactado» (art.
6.2 LISOS).
3º) Modificaciones en el recibo de salario. Son válidos los recibos de salarios que, sin elimi-
nar ninguno de los conceptos recogidos en el modelo oficial ni alterar su denominación,
contengan modificaciones puramente formales o incluyan elementos adicionales de infor-
mación al trabajador. El hecho de no consignar en el recibo de salarios las cantidades real-
mente abonadas al trabajador constituye infracción grave (art. 7.3 LISOS).
Caso práctico 15.12. A principios de 2010, Air Europa decide interrumpir la entrega material del recibo
de salarios a los tripulantes pilotos a su servicio, sustituyéndola por la inclusión de la información contenida en el
mismo en una página web de la empresa. El Convenio Colectivo entre la empresa Air Europa y los tripulantes de
vuelo establece: "A todos los pilotos se les entregará el correspondiente recibo de salarios en el que constarán
con suficiente claridad los conceptos retributivos junto con las deducciones efectuadas". ¿Es correcta la decisión
de la empresa?
Respuesta. La STS 20-12-2011 (Rº 3/2011) da la razón al sindicato impugnante. Se basa para ello
no solo en los preceptos legales y convencional aplicables, sino también en los siguientes razonamientos: “la
negativa del trabajador, en su posición de acreedor de la entrega material del recibo en soporte papel, a que
ésta se sustituya por la información en el intranet de la empresa no es contraria a la buena fe. Ciertamente, la
lectura y el archivo de un documento en soporte papel no suponen hoy por hoy la misma carga que las mismas
operaciones en soporte informático, siendo lícito que el trabajador prefiera aquel procedimiento a éste. Y,
además, la disponibilidad por parte del trabajador a efectos probatorios del documento privado del recibo en
soporte papel es también hoy por hoy distinto, y probablemente mayor, que la disponibilidad de los datos sobre
sus percepciones en soporte informático”.
§27. Anticipos. De acuerdo con lo establecido en el art. 29.1 ET: «El trabajador y, con
su autorización, sus representantes legales, tendrán derecho a percibir, sin que llegue el día
señalado para el pago, anticipos a cuenta del trabajo ya realizado». Cabe distinguir, no obs-
tante, dos posibles situaciones:
1º) Anticipos a cuenta de salarios devengados. El trabajador tiene derecho a percibir, con
antelación al momento señalado para el pago, anticipos a cuenta de lo ya trabajado (art.
29.1 ET). En puridad, esta posibilidad no constituye un anticipo sino el cobro del salario
Lección 15. La retribución del trabajador 489
ya devengado antes de la fecha prevista para su abono. Los convenios colectivos recogen la
posibilidad de anticipos. Es improcedente la solicitud de anticipos a cargo de retribuciones
de periodicidad superior al mes (STS 6-5-1994, Rº 237/1993), salvo que el convenio ex-
presamente prevea esta posibilidad, en cuyo caso puede limitar el anticipo a la parte total o
parcial ya devengada de las pagas extraordinarias. Y pueden establecer también anticipos a
cuenta de la revisión salarial del convenio (STS 7-7-1999, Rº 89/1999). En el ámbito más
específico de los anticipos sobre haberes, el TS ha declarado que no atenta contra los dere-
chos de los trabajadores la exigencia de una antigüedad mínima de tres meses en la empresa
para la concesión de los anticipos (STS 1-3-2005 Rº 131/2004).
2º) Anticipos sobre salarios futuros. No existe una norma en el derecho español reguladora
de los anticipos sobre salarios futuros. Únicamente se recogen los anticipos en ofertas de
empleo (D. 3084/1974), estableciendo que los anticipos de salarios futuros que puedan
efectuar las empresas a los trabajadores que hayan de contratar para inducirles a la acepta-
ción del empleo ofrecido no pueden exceder del salario base que se les asigne, correspon-
diente a 3 meses. Son las normas sectoriales las que regulan, dentro del marco de la acción
social, el derecho a obtener anticipos o préstamos reintegrables, que se han de sujetar a
dichas normas y al pacto de concesión del préstamo.
Caso práctico 15.13. ¿Los convenios colectivos pueden incorporar dentro de sus beneficios sociales la
posibilidad de conceder préstamos a los empleados para la adquisición de vivienda?
Respuesta. Esta posibilidad ya es contemplada en el Convenio de Iberia, Líneas Aéreas de España, S.A.;
también en los diferentes convenios de las entidades financieras —banca privada, cajas de ahorros, socieda-
des cooperativas de crédito, etc.— que establecen préstamos sin interés para los trabajadores que acrediten
necesidades perentorias y justificadas y por cantidades que oscilan entre las 6 y las 9 mensualidades.
cual las mejoras salariales que el trabajador concreto disfrutaba sobre los mínimos impera-
tivos pueden ser neutralizadas o reducidas en todo o en parte, quedando el empresario a
través de esta técnica liberado de una acumulación progresiva de condiciones salariales más
beneficiosas, de tal forma que estas condiciones no pueden equipararse a un derecho pleno
y consolidado. La aplicación de la regla legal de compensación y absorción de salarios se
efectúa en los términos que se indican a continuación:
1º) Retribución superior a la del orden normativo o convencional de referencia. Es necesario
que el trabajador venga disfrutando de una retribución superior (por convenio, contrato o
decisión unilateral del empresario). La absorción y compensación es una técnica facultativa
para el empresario, pero si renuncia a absorber en vista de un convenio colectivo, de esta
acción no puede inferirse la renuncia a hacerlo en ocasiones futuras.
2º) Existencia de dos fuentes de fijación del salario. La absorción de salarios juega cuando se
establece un cuadro nuevo de retribuciones, en virtud de acto normativo o convencional,
pues se necesita de la existencia de dos situaciones que permitan la comparación (STS 26-
12-1989, RJ 1989\9276; 28-2-2000, Rº 1265/1999). La compensación y absorción opera
cuando se aprueba un nuevo SMI o se produce la aplicación de un nuevo convenio colecti-
vo que sustituye al anteriormente aplicado.
3º) Sucesión normativa. La mejora salarial que pretende ser absorbida debe tener su origen
en una fuente reguladora distinta. El incremento de un concepto salarial contenido en una
fuente normativa o convencional debe quedar neutralizado por cualquier otro incremento
con origen en fuente distinta. Ello implica la existencia de dos fuentes distintas, por lo que
no procede, por tanto, el recurso a dicha técnica cuando el incremento salarial depende de
la aplicación de los propios mandatos del convenio colectivo o del contrato individual.
Caso práctico 15.14. Un trabajador es ascendido y devenga, desde ese momento, una mayor retribu-
ción en concepto de salario base en función de su adscripción a una nueva categoría profesional. La empresa
se plantea si es posible compensar este incremento con el plus personal de actividad que dicho trabajador venía
recibiendo. La fuente de fijación del salario es el convenio colectivo. ¿Es posible esta actuación empresarial?
Respuesta. La STS 9-7-2001 (Rº 4614/2000) niega esta posibilidad en base a las siguientes razones:
dado que el incremento del concepto salarial aparece contenido en la misma fuente normativa que el plus de
actividad, es evidente que con esta técnica la empresa pretende neutralizar los ascensos, pues se absorbería el
incremento de su importe en el salario base, detrayéndolo del complemento de actividad sin que pueda apre-
ciarse, como se ha dicho, la existencia de dos fuentes distintas de fijación del salario.
4º) Homogeneidad. Los conceptos salariales (absorbente y absorbido) deben ser homogé-
neos.
a) Se ha admitido la absorción y compensación del salario base con un complemento de
antigüedad, plus convenio, pagas extraordinarias, falsas pagas de beneficios, mejoras de em-
presas, etc. Puesto que todas estas partidas se vinculan, con carácter general, a la retribución
por unidad de tiempo y materialmente constituyen retribución básica, cabe su absorción y
compensación (STS 26-3-2004, Rº 135/2003).
b) En cambio, no son homogéneas las partidas que respondan a un mayor trabajo reali-
zado (plus de especial dedicación) con las que obedecen a una circunstancia personal del
trabajador (plus de Idiomas). Tampoco una participación en beneficios prevista en convenio
colectivo puede ser compensada con las comisiones de ventas fijadas en el contrato, ni la
Lección 15. La retribución del trabajador 491
Caso práctico 15.15. El convenio colectivo de banca autoriza la compensación y absorción de “cuales-
quiera mejoras logradas por el personal, bien a través de otros Convenios o Normas de obligado cumplimiento,
bien por decisiones unilaterales de la empresa”. ¿Es válida esta cláusula?
Respuesta. El carácter dispositivo de la regla de absorción y compensación, que incluye el requisito de homoge-
neidad de los conceptos compensables, viene siendo afirmado por el TS. En la STS 4-2-2013 (Rº 33/2012) se lee:
“la doctrina de esta Sala, viene afirmando con reiteración que para que pueda operar el mecanismo de la absorción
y compensación, es necesario que entre los conceptos retributivos a examinar medie imprescindible homogeneidad
[…], no es menos cierto, como ya destaca la resolución de instancia, que en la sentencia de 29 de septiembre de
2008 (rcud. 2255/2007), decíamos, que aún admitiendo que no se tratase de conceptos homogéneos, el acuer-
do expreso entre las partes permite la compensación y absorción, y en la antes referenciada sentencia de 30 de
septiembre de 2010, señalábamos también, que en alguna ocasión la Sala ha entendido que esa exigencia de ho-
mogeneidad pudiera quebrar por mor de la negociación colectiva [en la que cada vez son más frecuentes cláusulas
que permiten la neutralización entre partidas salariales heterogéneas], al considerar que entonces ‘no estamos ante
el ejercicio unilateral por parte del empresario de la facultad de compensar o absorber determinados incrementos
salariales en virtud del artículo 26.5 del Estatuto de los Trabajadores, sino ante una compensación acordada en un
acuerdo colectivo que no está sometida a los límites que la jurisprudencia ha establecido en relación con los actos
de absorción fundados en el precepto citado’ (STS 15/11/05 —rco 182/04—)”. Esto es, precisamente, lo que
acontece en el presente caso, en que el artículo 5 del Convenio Colectivo aplicable establece, que “el convenio
compensa y absorbe cualesquiera mejoras logradas por el personal, bien a través de otros Convenios o Normas de
Obligado Cumplimiento, bien por decisiones unilaterales de las Empresas”.
último caso, solo cabría modificar por esta vía las cuantías que superasen lo establecido en
el convenio colectivo aplicable como salarios mínimos para cada categoría o grupo profesio-
nal. Si en ese mismo supuesto se pretendiese modificar las cuantías salariales establecidas en
un convenio de sector o empresa sería necesario recurrir al procedimiento de descuelgue de
condiciones salariales previsto por el art. 82.3 ET [vid. L. 22, §6].
§31. Las cláusulas de revisión o salvaguarda salarial. Las cláusulas de revisión o salva-
guarda salarial son un instrumento jurídico que tiene como finalidad garantizar o conservar
el poder adquisitivo de los trabajadores cuando los incrementos pactados en la negociación
colectiva resultan inferiores al coste de la vida. Así, se trata de cláusulas que las partes pue-
den incluir en los convenios colectivos de tal forma que si el incremento de salarios pactado
a comienzos de año resulta inferior al coste de la vida al final del ejercicio, entonces los sala-
rios se actualizan conforme a la diferencia, de tal forma que no se pierda poder adquisitivo.
a) Para determinar la variación del coste de la vida de un año a otro se tiene en cuenta la
inflación, es decir, el incremento experimentado por los precios en un período determinado
de tiempo, normalmente en términos interanuales, y que tiene como indicador de referencia
habitualmente el Índice de Precios al Consumo (IPC). Frecuentemente, a la hora de pactar el
incremento salarial las empresas suelen tener en cuenta la inflación prevista a comienzos del
año por el Gobierno en la Ley de Presupuestos Generales del Estado (IPC previsto —IPCp—
), de acuerdo con la revisión de las pensiones públicas (STS 18-2-2010, Rº 87/2009), permi-
tiendo la cláusula de revisión actualizar a final de año su cuantía en función del IPC realmente
alcanzado (IPC real —IPCr—). Así, en el caso de haberse acordado un incremento salarial
igual al IPC previsto por el Gobierno para ese año (aunque también cabe la posibilidad de que
pacte un incremento igual o superior al IPC, por ejemplo, el IPC previsto más un 0,5%), si
finalizado el ejercicio resulta que la previsión del Gobierno no se corresponde con la inflación
real (IPCr) y ésta ha sido superior, entonces, el empresario deberá actualizar por la diferencia
(y, en su caso, abonarla). De esta forma, puede decirse que la cláusula de revisión salarial se
«activa» cuando la inflación real es superior a la prevista: si IPCr > IPCp.
b) Aunque es menos frecuente, puede ocurrir que la inflación prevista sea inferior a la real:
IPCr < IPCp. Ello ocurre cuando los Gobiernos se exceden en su previsión de forma nota-
ble. Así en España en el año 2009, la inflación real (0,8%) fue un 1,2% inferior a la prevista
(2%) en enero de ese año. En estos casos, como ha señalado la jurisprudencia, la negocia-
ción colectiva debe haber previsto estas situaciones pues, de lo contrario, habrá que aplicar
la subida salarial tal y como fue pactada. A partir de 2010, los Acuerdos Interconfederales
para el Empleo y la Negociación Colectiva, intentan dar solución a este tipo de situaciones
recomendando que se use como referencia no el IPC previsto, sino las propias directrices
del Acuerdo. Así, el III Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (2015-2017),
firmado en junio de 2015, establece como directrices para los salarios un incremento del 1
por ciento para 2015 y del 1,5 por ciento para 2016.
Es importante tener presente que la Ley 2/2015, de 30 de marzo, de desindexación de la
economía española, excluye expresamente de su ámbito de aplicación en su art. 3.2, “la ne-
Lección 15. La retribución del trabajador 493
gociación salarial colectiva”, por estar expresamente reconocida como derecho constitucio-
nal, de forma que la actualización de salarios no puede sustraerse a lo acordado por las partes.
Caso práctico 15.16. El Convenio Colectivo del Grupo X establecía que: «Finalizado el año, en el caso
de que el IPC real fuere superior al previsto se revisará en la diferencia hasta el citado IPC real más medio punto.
Para los sucesivos años de vigencia los salarios anuales del año anterior tendrán un incremento equivalente al
previsto por el gobierno para el IPC más medio punto porcentual. A final de año se revisarán, en su caso, hasta
el IPC real de cada uno de esos años, más medio punto». Para el año 2008 la inflación prevista fue del 2%
pero la real alcanzó solamente el 1,4%, esto es, un 0,6% menos de lo previsto. Atendiendo a la redacción de
la citada cláusula, ¿la empresa puede revisar los salarios a la baja?
Respuesta. La respuesta judicial no es unánime, pero todas las sentencias dictadas en la materia coinciden
en que la clave se encuentra en la redacción que se haya dado a la cláusula de revisión salarial del convenio
colectivo en cuestión. Si de la lectura de aquélla se deduce inequívocamente que la revisión se producirá en
todo caso, incluso si la inflación real es inferior a la prevista, procederá entonces revisar los salarios a la baja.
Sin embargo, si de la cláusula convencional se deduce, expresa o implícitamente, que la revisión sólo se produ-
cirá en casos en los que finalmente la inflación real sea efectivamente superior a la prevista, o si cabe interpretar
que ésta era la intención de los firmantes del convenio, no procederá una revisión a la baja. La STS 18-2-2010
(Rº 87/2009), reconoce como válidas las revisiones salariales pactadas en convenio colectivo conforme al IPC
previsto y añade que esto es así aun cuando el IPC real sea inferior sin que quepa aplicar una revisión salarial
a la baja. Según el alto Tribunal se descarta que puedan efectuarse revisiones a la baja en el salario de los
trabajadores si no está así expresamente pactado por las partes.
Ejemplo. Como ejemplo de cláusula convencional que permite revisiones al alza y a la baja puede verse
la contenida en el art. 6 del Acuerdo Marco del Grupo Repsol-YPF establece que “la cláusula de revisión por
desviación del IPC real con respecto al previsto, operará excepcionalmente en los años 2009 y 2010, en la
forma siguiente: a) si el IPC real es superior al previsto, la diferencia tendrá efectos retroactivos, y se modificarán
al alza los valores de los distintos conceptos, que servirán de base para los incrementos del ejercicio siguiente;
b) si el IPC real es inferior al previsto, la diferencia no tendrá efectos retroactivos, y se modificarán a la baja,
los valores de los distintos conceptos, que servirán de base para los incrementos del ejercicio siguiente, en la
forma que a continuación se indica: 1. Si la desviación es inferior a un punto porcentual, sólo se tomará el 50%
de la concreta desviación para modificar los valores de los distintos conceptos retributivos. 2. Si la desviación
es superior a un punto porcentual, se tomará el 50% del primer punto y el 100% del exceso sobre dicho punto
para la modificación de los distintos conceptos retributivos”.
§32. Aplicación de la cláusula rebus sic stantibus. Si ya en el ámbito del Derecho civil la
cláusula «rebus sic stantibus» tiene dificultades aplicativas, en el ordenamiento laboral resulta
materialmente inaplicable, tanto por sus específicas reglas orientadas a modificar las condiciones
de trabajo [arts. 39 a 41 y 82.3 ET], cuanto por la singularidad del convenio colectivo como
fuente del Derecho [art. 3.1 ET]. La cláusula «rebus sic stantibus» sólo puede ser aplicada restric-
tivamente cuando se tratase de obligaciones derivadas del contrato de trabajo, pero nunca cuan-
do las obligaciones han sido pactadas en convenio colectivo (STS 14-10-2008, Rº 129/2007), e
incluso —tratándose de condición individual de trabajo— la citada cláusula habría de invocarse
como causa justificativa de la modificación en el procedimiento previsto en el art. 41 o en el art.
82.3 ET, pero nunca alcanzaría a justificar la supresión o modificación por unilateral voluntad
de la Empresa (STS 19-3-2001, Rº 1573/2000).
Salarial, Valencia, Tirant lo Blanch, 1999. BARREIRO GONZÁLEZ, G., El interés por mora en el pago del
salario (criterios jurisprudenciales sobre el art. 29.3 del Estatuto de los Trabajadores, Mes a Mes, 1999,
nº 42, pp. 13 a 20. ROQUETA BUJ, R., Los beneficiarios de las prestaciones del FOGASA, Valencia, Tirant
lo Blanch, 2000. RÍOS SALMERÓN, B., Privilegios de los créditos laborales en situaciones concursales, RL,
2003, nº 23-24, pp. 163 a 186. BAJO GARCÍA, I., Crédito Laboral y Procedimiento Concursal, Madrid,
Civitas, 2007. ROQUETA BUJ, R., El Fondo de Garantía Salarial, Madrid, La Ley Actualidad, 2009. ORELLANA
CANO, N.A., El concurso laboral, Madrid, La Ley Actualidad, 2012.
§33. La exigencia del pago: el recargo por mora. El retraso en el pago del salario, además
de constituir infracción administrativa y, en su caso, causa de resolución del contrato por
voluntad del trabajador, determina que la cuantía salarial adeudada se incremente con un
interés de mora. Dicho interés por mora en el pago de los salarios es del 10% de lo adeuda-
do (art. 29.3 ET) y tiene un carácter indemnizatorio, no sancionador: la institución laboral
del recargo por mora se relaciona con la reglas civiles que obligan a indemnizar al acreedor
por los daños y perjuicios causados por morosidad del deudor (arts. 1101 y 1108 CC). El
recargo por mora salarial procede siempre que se produce retraso en su pago (STS 17-6-
2014, Rº 1315/2013, STS 15-1-2014, Rº 523/2013, STS 29-4-2013, Rº 2554/2012).
§35. Sistema de preferencias concursal. Los procesos concursales suelen definirse como
instituciones que tienen como finalidad el satisfacer, operando sobre un patrimonio, a la
generalidad de los acreedores de un sujeto jurídico en crisis patrimonial grave. Se trata, en
definitiva, de establecer un sistema coordinado de pago que permita ponderar la posición
de los distintos acreedores y distribuir entre ellos las cargas de la insuficiencia patrimonial
del deudor.
1º) Créditos contra la masa (o deudas de la masa) son aquellos créditos que, por su origen
o naturaleza, deben atenderse cuanto antes y con absoluta prioridad acudiendo a los bienes
que integran el patrimonio del deudor, dado que se trata de deudas contraídas a título de
gastos de justicia o de gastos de administración del propio concurso, a favor, por tanto, de
todos los acreedores.
El elemento temporal determinante de que un crédito sea calificado como contra la masa
o concursal consiste en que el devengo se produzca antes o después de la declaración del
Lección 15. La retribución del trabajador 495
una vez que se han deducido de la masa activa «los bienes y derechos necesarios para
satisfacer los créditos contra la masa» y se hace «con cargo a los bienes no afectos a pri-
vilegio especial o al remanente que de ellos quedase una vez pagados estos créditos»; el
pago se realiza por «el orden establecido en el art. 91 y, en su caso, a prorrata dentro de
cada número» (art. 156 LC).
c) Son créditos ordinarios los no calificados por la LC como privilegiados ni como subor-
dinados (art. 89.3 LC). De entre los créditos subordinados (art. 92 LC) son aquí de interés
los mencionados en los números 3º (créditos por intereses) y 4º (créditos por multas y
demás sanciones pecuniarias). Los arts. 157 y 158 LC regulan el pago de los créditos ordi-
narios y de los subordinados, respectivamente.
§38. El Fondo de Garantía Salarial. Dentro del sistema de protección del salario, el
legislador construye, además de los mecanismos que facilitan de forma privilegiada el cobro
de los salarios sobre el patrimonio del empresario deudor, una específica garantía para la cer-
teza del cobro de los salarios a cargo de un sistema público estructurado en torno al Fondo
de Garantía Salarial (FOGASA). La Directiva 2008/94/CE obliga a los Estados miembros
a adoptar las medidas necesarias a fin de que existan instituciones de garantía que aseguren
a los trabajadores el pago de los créditos laborales impagados por causa de insolvencia em-
presarial.
1º) Naturaleza. Se trata de un órgano de la Administración Pública (organismo autónomo
dependiente del Ministerio de Empleo y Seguridad Social) que actúa sometido al principio
de legalidad y, por tanto, en el marco que fija el art. 33 ET y su normativa reglamentaria (el
RD. 505/1985).
La financiación del FOGASA se realiza, básicamente, con las cotizaciones de todos los
empresarios, tanto públicos como privados, que emplean trabajadores por cuenta ajena. La
base de cotización es la misma que la establecida para la cotización por las contingencias de
accidentes de trabajo, enfermedades profesionales y desempleo en el sistema de Seguridad
Social.
2º) Función. Se ha dicho que es más bien una institución de Seguridad Social y una ope-
ración de seguro social la que por el FOGASA se administra; en la que los defectos de pago
de los créditos salariales serían el riesgo o contingencia objeto de protección; los pagos que
498 Jesús R. Mercader Uguina
el FOGASA hace, la prestación; el impuesto o cotización sobre los salarios, el precio o prima
del aseguramiento; la colectividad de los empresarios, el conjunto asegurador, asociado con
carácter forzoso en el FOGASA, que deviene así ente público asegurador o entidad gestora;
cada empresario, el asegurado, no obstante, su eventual responsabilidad última frente al
propio FOGASA; y los trabajadores, los beneficiarios del seguro» [Alonso Olea/Casas].
3º) Responsabilidad del FOGASA. El Fondo de Garantía Salarial abonará a los trabajado-
res por cuenta ajena los salarios con sus pagas extraordinarias, incluidos los de tramitación,
pendientes de pago por la declaración de insolvencia o procedimiento concursal de la em-
presa, cuando consten reconocidos en acta de conciliación o resolución judicial. La cantidad
máxima a abonar es la que resulta de multiplicar el doble del salario mínimo interprofe-
sional diario, incluyendo la parte proporcional de las pagas extraordinarias, por el número
de días de salario pendiente de pago, con un máximo de ciento veinte días (art. 33.1 ET).
4º) Procedimiento de solicitud de sus prestaciones. El FOGASA se rige por el procedimiento
previsto en sus normas especiales, y como norma supletoria, por la LRJPAC. Por esta razón,
las solicitudes que presentan los trabajadores como interesados directos ante el Fondo se
resuelven a través de un procedimiento administrativo, determinado por el RD. 505/1985,
sobre organización y funcionamiento del Fondo de Garantía Salarial, cuyas decisiones cons-
tituyen verdaderos actos administrativos. El procedimiento administrativo establecido para
el reconocimiento por el FOGASA de las prestaciones garantizadas se encuentra regulado
por el RD. 505/1985, y el aplicable a la devolución por las empresas de las cantidades satis-
fechas por el Fondo, en la OM. 20-8-1985 (modificada OM 20-1-1999). El modelo oficial
de solicitud de reconocimiento de prestaciones a cargo del FOGASA se aprueba por Resolu-
ción de la Secretaría General del Fondo, y suele modificarse periódicamente (la Resolución
vigente es de 3-4-2008). La solicitud podrá presentarse por los distintos medios admitidos
en derecho, así como a través del Registro Electrónico del FOGASA cuya dirección es:
https://sede.fogasa.empleo.gob.es/.
El derecho a solicitar del Fondo de Garantía Salarial el pago de las prestaciones prescribirá
al año de la fecha del acto de conciliación, sentencia, auto o resolución de la Autoridad La-
boral en que se reconozca la deuda por salarios o se fijen las indemnizaciones (art. 33.7 ET).
Una vez que el FOGASA ha abonado las prestaciones de garantía salarial, se subrogará
en la posición de los trabajadores en el concurso conservando los mimos privilegios que a
éstos correspondieran en el mismo [art. 33.4 ET y art. 30 RD. 505/1985]. Ahora bien la
subrogación del FOGASA en la posición acreedora laboral será distinta según la clase de
ejecución en la que nos hallemos. Si se despacha ejecución singular, se aplicarán las prefe-
rencias contenidas en el art. 32 ET. Si se abre un concurso, los créditos laborales se harán
efectivos en su interior, con sujeción a las escalas preferenciales que establece la LC, que son
las que aprovechará el FOGASA como acreedor subrogado.
5º) Protección de créditos impagados de trabajadores que presten o hayan prestado habitual-
mente sus servicios en España para empresas que ejerzan su actividad en este País y en otro u otros
Estados miembros de la UE y se encuentren incursas en procedimientos colectivos basados en la
insolvencia empresarial. El art. 33.10 y 11 ET amplía la protección de créditos impagados
de trabajadores que presten o hayan prestado habitualmente sus servicios en España para
Lección 15. La retribución del trabajador 499
empresas que ejerzan su actividad en este país y en otro u otros Estados miembros de la UE
y se encuentren incursas en procedimientos colectivos basados en la insolvencia empresarial
(se excluyen los procedimientos singulares de insolvencia) solicitados con posterioridad al 8
de noviembre de 2007 (DT 1ª L. 38/2007).
Para que el FOGASA dispense la protección y garantía de los créditos laborales estableci-
dos en el citado artículo, se requiere que concurran las siguientes circunstancias (art. 33.10
ET): a) Que se haya solicitado la apertura de un procedimiento colectivo por insolvencia
empresarial en un Estado miembro distinto de España, previsto en su normativa interna,
que implique el desapoderamiento total o parcial del empresario y el nombramiento de un
síndico o persona que ejerza una función similar. b) Que la autoridad competente haya
decidido la apertura de dicho procedimiento, o que haya comprobado el cierre definitivo
de la empresa o del centro de trabajo y la insuficiencia de activo disponible que justifique
su apertura.
Lección 16
Las modificaciones sustanciales
ÍNDICE: 1. PRESUPUESTOS DE LA EXISTENCIA DE UNA MODIFICACIÓN SUSTANCIAL DE CONDICIOINES DE
TRABAJO. §1. Modificación del contrato de trabajo. Ideas generales. §2. Condiciones objeto de modificación
sustancial. §3. La modificación debe responder a una decisión unilateral del empresario. §4. La modificación
ha de tener el carácter de sustancial. §5. La modificación debe encontrarse fundada en causas económicas,
técnicas, organizativas o de producción. §6. La modificación sustancial debe cumplir las reglas de procedimien-
to establecidas en el art. 41 ET. 2. EFECTOS DE LAS MODIFICACIONES SUSTANCIALES. §7. Notificación de
modificación sustancial por el empresario. §8. Opciones del trabajador ante las modificaciones sustanciales.
3. ESPECIALIDADES DE LAS MODIFICACIONES SUSTANCIALES EN CASO DE CONCURSO. §9. Modificaciones
sustanciales en situaciones de concurso. 4. EL TRASLADO COMO MODIFICACIÓN SUSTANCIAL. §10. Concepto
de traslado. §11. Clases de traslados. §12. Procedimiento de traslado. §13. Efectos del traslado.
§1. Modificación del contrato de trabajo. Ideas generales. La intangibilidad del ob-
jeto de contrato, esto es, de las prestaciones a las que las partes se someten, resulta ate-
nuada en el ámbito laboral debido al carácter continuado de la prestación, a su carácter
de deuda de actividad y no de resultado y, en fin, al desarrollarse la misma en el marco
estructural de la empresa. La variación de la prestación de trabajo puede producirse por
distintas vías: a) ajenas a la voluntad de las partes, derivadas de cambios normativos; b)
por mutuo acuerdo de las partes en el ámbito de su autonomía (art. 3.1 c) ET y 1203
CC); c) por iniciativa del trabajador en los supuestos legal y convencionalmente previs-
tos; y d) por decisión unilateral del empresario por distintos títulos (potestad disciplina-
ria, salud del trabajador) o por razones empresariales: funcional, geográfica y basada en
modificaciones sustanciales.
1º) El contenido de lo pactado puede ser alterado sustancialmente por voluntad unilateral del
empresario con sometimiento a ciertas reglas. No obstante lo establecido con carácter general
para todo tipo de contratos en el art. 1.256 CC (la aplicación del contrato no puede quedar
al arbitrio de una de las partes), el ordenamiento laboral se caracteriza porque el contenido
de lo pactado puede ser alterado sustancialmente por voluntad unilateral del empresario.
Nuestro ordenamiento jurídico permite a este último (bien que de forma limitada por la
exigencia de concurrencia de causas habilitantes y por el sometimiento a unos requisitos de
forma y negociación) la adaptación de la fuerza de trabajo a las necesidades cambiantes de la
marcha de la empresa, valorando prioritariamente esta necesidad empresarial y la finalidad
de mantenimiento del contrato de trabajo, frente al interés del trabajador de inamovilidad
y mantenimiento de las condiciones pactadas; en contrapartida, establece, junto a las garan-
502 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La doctrina jurisprudencial que, si bien ha sido objeto de alguna matización (STS 26-4-2013,
JUR 2013/170381), ha sostenido que la simple reducción de jornada no convierte un contrato a tiempo com-
pleto en un contrato a tiempo parcial (STS 14-5-2007, RJ 2007/5084; 7-10-2011, RJ 2011\7340). Según la
STS 14-5-2007, "aunque también se haya mantenido que «todo contrato cuya jornada sea inferior a la habitual
es un contrato a tiempo parcial», lo cierto es que la Sala considera -con gran parte de la doctrina- que el con-
trato de trabajo a tiempo parcial constituye -al menos actualmente- una verdadera modalidad contractual y que
no cabe identificarlo como un simple supuesto de reducción de jornada [...] Lo que significa que la imposición
unilateral de jornada reducida [con carácter individual o colectivo] e incluso la modificación colectiva acordada
de consuno con los representantes de los trabajadores, no determinan la mutación del contrato tiempo comple-
to/tiempo parcial, sino la mera reducción de la jornada en contrato a tiempo completo que persiste como tal
categoría jurídica, pues la específica modalidad de que tratamos [contrato a tiempo parcial] únicamente puede
ser fruto de una conversión contractual que se instrumente por medio de una novación extintiva, que en todo
caso [requiere] de la voluntad concorde del trabajador". El caso planteado fue resuelto por la STSJ Castilla-La
Mancha 11-7-2013 (Rº 312/2013) y confirmado al inadmitirse el recurso de casación para la unificación de
doctrina por el ATS 19-2-2014 (Rº 2460/2013), declarando justificada la decisión empresarial de reducir la
jornada y el salario en un 50% a través de la vía del art. 41 ET.
Respuesta. La STS 11-4-2005 (Rº 143/2004) ha entendido que no es posible imponer la conversión en
teletrabajador por la vía del art. 41 ET. Las razones para alcanzar esta conclusión son variadas y tributarias de
las que sirvieron en su día para rechazar la unilateralidad en la constitución del trabajo a tiempo parcial. Por
Lección 16. Las modificaciones sustanciales 503
un lado, se hace hincapié en que «este cambio excede del ámbito de las modificaciones del art. 41 ET, porque
este precepto se refiere a las modificaciones sustanciales que se produzcan en el marco de un determinado
contrato de trabajo, pero no a las condiciones que puedan determinar un cambio de régimen contractual, como
muestra la regla del apartado d) del art. 12 ET para el contrato a tiempo parcial, y tampoco sería posible au-
torizar el cambio de una relación indefinida por una temporal o de una relación común por una especial». De
otro, se recogen los criterios elaborados a nivel comunitario, utilizados en la negociación interconfederal sobre
negociación colectiva, aun a pesar de su falta de incorporación al Derecho interno.
Caso práctico 16.3. ¿Qué otras condiciones laborales, distintas a las enumeradas en el art. 41 ET, pue-
den ser modificadas sustancialmente?
Respuesta. Entre otras, el TS ha señalado que deben tramitarse conforme al art. 41 ET las modificaciones
sustanciales de condiciones laborales tales como el derecho reconocido a los trabajadores a obtener un de-
terminado descuento en sus compras (STS 11-12-1997, Rº 1281/1997 y STS 9-4-2001, Rº 4166/2000),
el régimen de permisos y licencias (STS 3-4-1995, Rº 2252/1994), el derecho a disfrutar de un servicio de
autobús gratuito para los trabajadores (STS 20-5-1999, Rº 3826/1998) o el calendario de disfrute de las
vacaciones (STS 5-6-2009, Rº 90/2008).
(b) Modificaciones sustanciales en materia salarial. Dentro de las mismas cabe incluir
las que suponen modificación de la cuantía salarial y las que afectan a la modificación del
sistema de remuneración. Al respecto, debe entenderse por tal el conjunto de factores, va-
riables o criterios que pueden utilizarse para retribuir el trabajo efectivo, que se agrupan en
dos categorías, combinables entre sí (salario por unidad de tiempo y salario por unidad de
obra) y que determinan que la retribución salarial sea —en todo o en parte— fija o, por el
contrario, variable.
Caso práctico 16.5. ¿En qué casos viene entendiendo la jurisprudencia que una decisión empresarial
constituye una modificación en materia salarial?
Respuesta. La jurisprudencia ha venido considerando incluidos dentro de este ámbito las modificaciones
de: a) La cuantía salarial. b) Estructura de la retribución aplicable: por supresión o por sustitución de partidas
salariales en sentido estricto —ex art. 26, apartados 1 y 3, del ET— (del salario base, o de cualquiera de los
complementos salariales); siendo irrelevante a estos efectos que se trate de conceptos no consolidables (ni en
el concepto, ni en la cuantía). c) El TS considera las percepciones o beneficios extrasalariales las considera
comprendidas en el ámbito de las modificaciones sustanciales; y ello parece lógico en la medida en que una
reducción o supresión de las mismas tiene o podría tener a la postre el mismo impacto desestabilizador de
la economía personal o familiar del trabajador que una reducción directa del salario en sentido estricto, e
incluso superior, si la modificación afecta a prestaciones sociales de devengo y disfrute diferido, en la medida
en que las mismas suplen al salario en situaciones de inactividad (STS 19-3-2001, Rº 1573/2000). d) De
las variables, bases, o factores de cálculo del salario. Son aquéllas que, no suponiendo necesariamente una
modificación del «sistema» o «forma» de remuneración, inciden directamente en el proceso de determinación
del salario (así, las modificaciones de los tipos, bases de cálculo (STS 11-5-2004, Rº 95/2003), tarifas, es-
calas o tablas de referencia (STS 11-5-1999, Rº 3350/1998) y, en general, la alteración de los presupuestos
objetivos concretos de devengo y cuantificación de las distintas partidas (STS 20-1-2009, Rº 4512/2007). e)
Del medio de pago o condiciones de disfrute de percepciones en especie (salariales o extrasalariales): la STS
4-4-2006, Rº 111/2005 considera sustancial la modificación del sistema de préstamo de vehículo y kilome-
traje aplicado anteriormente para su sustitución por un sistema de renting, pese a que se establecía un régimen
Lección 16. Las modificaciones sustanciales 505
transitorio a efectos de asegurar la indemnidad de quienes habían disfrutado del viejo sistema. Sin embargo, no
es sustancial la modificación del pago de las dietas consistente en pasar de una cantidad fija al trabajador, con
independencia del gasto real, a otro sistema en el que, mediante el pago con una tarjeta, se facilita el gasto
real soportado por el trabajador siempre que no se supere un límite, equivalente a la dieta que tenía antes (STS
22-7-2013, Rº 106/2012).
Este tipo de modificación conecta estrechamente con otro tipo de modificación expre-
samente prevista: la relativa al «sistema de rendimiento». Aunque no llega a identificarse
con ella, normalmente van unidas, pues la modificación del sistema salarial se corresponde
con aquella que incide sobre el tipo de variable empleado para la determinación del salario
base o del importe de cualquiera de los complementos, mientras que las modificaciones en
el sistema de rendimiento suponen la modificación de las variables empleadas para medir
el rendimiento, de manera que en la práctica normalmente toda modificación del sistema
de rendimiento tendrá impacto en la esfera retributiva; y, al mismo tiempo, el cambio del
sistema de cuantificación del salario supone a la postre un cambio en la forma de valorar el
trabajo (y el rendimiento normal o esperado) (Matorras).
Caso práctico 16.6. Renault ha introducido en sus factorías un nuevo método, denominado “Pérdida por
saturación de dificultades ergonómicas” (PECE) con la finalidad de sustituir al de 'tiempos suplementarios perso-
nales' (TSPDT). El sistema PECE introduce una nueva metodología de cálculo de tiempos teniendo en cuenta la
valoración ergonómica de cada puesto, que se evalúan según su carga física en tres niveles: “Rojo (puesto con
una carga física y/o mental importante), amarillo (puesto con carga física y/o mental medio) y verde (puesto
ergonómicamente ideal)”. Con anterioridad, el sistema TSPDT, establecía un sistema según el esfuerzo dinámico,
esfuerzo estático, esfuerzo mental, condiciones ambientales y repetitividad. Se considera que su implantación
ha supuesto la supresión de los tiempos de recuperación de los puestos de trabajo encuadrados en el grupo
verde, donde se integran la mayoría de los trabajadores, concurre, a todas luces, una modificación sustancial
colectiva de condiciones de trabajo
Respuesta. Señala la SAN 14-10-2013 (Proc. nº 267/13), que la exigencia de probar las razones
económicas, técnicas, organizativas o de producción y su relación con la competitividad, la productividad u
organización técnica del trabajo en la empresa, revela que no existe una discrecionalidad absoluta del empre-
sario, quien deberá acreditar la concurrencia de dificultades en su empresa, basadas en las causas reiteradas,
que incidan negativamente con su competitividad, su productividad o su organización del trabajo. En este caso,
la Sala considera que existen causas organizativas para la implantación del sistema PECE sin que se aprecie la
existencia de una modificación sustancial.
(c) Modificaciones en las funciones de los trabajadores superando los límites admitidos
por el art. 39 ET. La movilidad funcional que se produce dentro de los límites del art. 39
ET, así como las repercusiones que la misma pueda tener en otras condiciones del trabaja-
dor, fundamentalmente de orden salarial, no están sujetas a los límites causales y procedi-
mentales del art. 41 ET. De este modo, en la modificación funcional, la propia ley precisa
que su naturaleza será sustancial cuando la empresa altera las funciones del puesto de trabajo
sin respetar la titulación académica y la pertenencia al grupo profesional del trabajador afec-
tado, y que será ordinaria cuando, conforme a lo previsto en el art. 39.1 ET, respete ambas
limitaciones.
Caso práctico 16.7. La variación consistente en adscribir a pinches de cocina que prestaban sus servicios
en plantas, a pinches a trabajar directamente en la cocina ¿quedaría incardinada en el art. 41 ET?
Respuesta. La STS 6-2-1995 (RJ 1995\ 778) consideró que dicha variación suponía una movilidad ordi-
naria, por cuanto el cambio de funciones se producía dentro del mismo grupo profesional.
506 Jesús R. Mercader Uguina
Caso práctico 16.8. ¿Y constituiría una modificación sustancial la orden en virtud de la cual se exige a
los conductores de autobús que se encarguen de la colocación de carteles de destino en los vehículos y de la
colocación de algunos periódicos y bolsas de auriculares en el autobús, así como de las tareas de repostaje y
limpieza exterior de los vehículos?
Respuesta. La STS 24-5-2012 (Rº 157/2011) responde a esta cuestión de forma negativa. Las tareas
asignadas son tan básicas y sencillas que no se subsumen entre las propias de ningún grupo profesional, por
lo que se entiende que su encomienda a los conductores-perceptores no constituye, de ningún modo, una
movilidad funcional descendente, puesto que su ejecución es absolutamente mecánica y afecta a unos pocos
minutos de su tiempo, que no repercuten siquiera, en su desempeño, en tanto se realizan durante su jornada de
trabajo. Ni estas funciones ni las consistentes en encargarse del repostado y limpieza exterior del vehículo no
revisten el carácter de modificaciones sustanciales por su escasa importancia material, tanto cuantitativa como
cualitativamente. En la medida en que los nuevos cometidos no exceden de los límites de la movilidad funcional,
no se aprecia modificación sustancial de las condiciones de trabajo.
§3. La modificación debe responder a una decisión unilateral del empresario. El ré-
gimen del art. 41 ET queda referido a la existencia de una modificación de carácter unila-
teral, introducida por decisión imperativa del empresario. Así se deduce del citado artículo
cuando señala que es «la dirección de la empresa» quien, cumplidos los requisitos causales y
procedimentales, las puede introducir. No resultan, por tanto, aplicables las previsiones del
art. 41 ET cuando la modificación no se sustente en la decisión unilateral del empleador
Lección 16. Las modificaciones sustanciales 507
sino que se base en otros títulos que se conectan con el ejercicio de la autonomía colectiva
o individual. Así, quedan excluidas:
1º) Las modificaciones derivadas de cambios normativos por modificación o pérdida de vigen-
cia de la fuente que las establece o por aplicación de normas de rango superior (SSTS 20-5-1999,
Rº 3826/1998 y 15-3-2002, Rº 1206/2001). Esta doctrina se aplica con independencia del
vehículo formal que se utilice en la empresa para hacerlos efectivos; por ejemplo, aunque la
sucesión normativa se haya concretado en el interior de la empresa, en una modificación de
los manuales de procedimiento que constituyen aparentemente una decisión empresarial de
efectos colectivos (STS 25-1-1999, Rº 1584/1998). No constituye modificación sustancial
las motivadas por el cumplimiento de los deberes de prevención de riesgos (no asignación
de turno nocturno de modo temporal por exigirlo así la evaluación de riesgos), como señala
la STS 18-12-2013 (Rº 2566/12).
Caso práctico 16.9. ¿Constituye modificación sustancial la eliminación de la póliza sanitaria y dental
y del complemento de acción social decidida por la empresa Canal de Isabel II en aplicación de la Ley de
Presupuestos de la Comunidad Autónoma de Madrid?
Respuesta. La SAN 19-4-2013 (Proc. 47/2013) responde en sentido negativo. En la medida en que
la empresa es una sociedad mercantil, le resulta aplicable la Ley 7/2012, de Presupuestos Generales de la
Comunidad Autónoma de Madrid, cuyo art. 21.7 suspendía cualquier gasto en materia de acción social para
los trabajadores. No concurre, por tanto, modificación sustancial de condiciones, sino aplicación de una ley
autonómica, que prima sobre cualquier otra fuente del derecho, sea convencional o contractual.
necesidades del servicio, comunicándose la variación por escrito con una antelación mínima de 48 horas,
adecuándose proporcionalmente el salario a la nueva jornada a partir de la fecha de la variación».
Respuesta. La STS 7-11-2008 (Rº 37/2008), considera que «las cláusulas de los contratos transcritas al
contemplar, como condición normal del contrato y sin ninguna otra limitación, la posibilidad de que la empresa
modifique (incrementando o reduciéndolos) unilateralmente la jornada y el salario de los trabajadores afectados
«según —o “en función de”— las necesidades del servicio», entrañan, por una parte, una clara renuncia de los
derechos de naturaleza indisponible que se derivan del art. 41 ET, y, por otra, vulneran la norma de derecho
común que prohíbe dejar al arbitrio de uno de los contratantes la validez y el cumplimiento de los contratos
(art. 1256 CC).
4º) Las procedentes de un acuerdo novatorio con el trabajador, dentro de los límites del art.
3.5 ET. La jurisprudencia viene estableciendo la libre admisibilidad de las modificaciones
contractuales pactadas, al afirmar que el art. 41 ET parte del presupuesto de unas modifica-
ciones sustanciales de las condiciones de trabajo impuestas por decisión unilateral de la em-
presa, sin que se extienda su aplicación al pacto novatorio (SSTS 6-5-1996, Rº 2682/1995
y 2-7-1997, Rº 3646/1996). Conviene recordar que el TC ha excluido que la autonomía
individual pueda utilizarse masivamente para perjudicar el ejercicio de la negociación co-
lectiva.
Caso práctico 16.11. Una vez concluido el convenio colectivo, la dirección de la empresa ofreció a
determinados cuadros y al personal administrativo la posibilidad de regular sus condiciones de trabajo mediante
pactos individuales que, en caso de ser suscritos, excluirían de manera voluntaria y expresa la aplicación del
convenio colectivo que acaban de concluir. La empresa ofertaría un plus salarial de complemento de destino, no
previsto en el convenio, que elevará considerablemente la cuantía del salario garantizado por el convenio para
tales categorías de trabajadores, siempre que éstos aceptaran una plena disponibilidad que implicara no some-
terse a las reglas legales y convencionales sobre límites de la jornada máxima y de las horas extraordinarias.
Caso práctico 16.12. En el acuerdo de fusión de varias Cajas de Ahorro se incluyó uno relativo al uso
de la valija de la entidad resultante para el envío de escritos sindicales de todo tipo. Unos años más tarde, este
acuerdo fue modificado unilateralmente por la entidad bancaria resultante. Por una central sindical se reclama
en procedimiento de conflicto colectivo que se reconozca y declare la sub-sistencia de su derecho, dentro del
ámbito de actuación de la antigua Caja que permitía tal utilización, a distribuir información sindical por cual-
quier medio impreso a través de la valija de la entidad con las condiciones pactadas en su día.
Respuesta. La STS 9-7-2014 (Rº 312/2013), concluye que “no nos encontramos con una modificación
sustancial de las condiciones de trabajo de las previstas en el art. 41.1 ET, sino ante la modificación por la
empresa, fuera del procedimiento previsto en el citado artículo”.
1º) Criterios de orden cuantitativo, vinculados a la «entidad del cambio». Se trata de fac-
tores objetivos y no subjetivos, referidos a la modificación y no a los afectados por ella,
dado que esta circunstancia será, en su caso, objeto de consideración para valorar el carácter
colectivo o individual de la medida.
2º) Criterios de orden cualitativo, vinculados al daño experimentado por el trabajador afec-
tado por la modificación unilateral. Atendiendo a dicho criterio, cambios cuantitativos que
aparentemente no son muy intensos, se convierten en tales en razón de sus repercusiones
sobre los intereses de los trabajadores. De igual modo, la utilización del criterio del perjuicio
permite excluir la existencia de modificación sustancial en los casos en los que la decisión
empresarial resulta más favorable a la condición preexistente y, sobre todo, en los casos en
los que la nueva condición experimenta un cambio que no puede reputarse perjudicial.
Caso práctico 16.13. ¿Sería sustancial reducir la jornada diaria en 8 minutos? ¿Y la sustitución del cóm-
puto diario por un cómputo semanal?
Respuesta. La STS 17-1-2007 (Rº 3789/2005) considera sustancial la modificación por el impacto que
tal decisión tiene sobre la distribución de los días trabajados a lo largo del año y, por tanto, sobre los días de
descanso valorando el perjuicio que dicha situación produce en los intereses del trabajador. Por su parte, la STS
17-4-2012 (Rº 156/2011) considera sustancial la modificación del modo de computar la jornada en la medida
en que afecta al sistema de remuneración del exceso de jornada. No se considera, sin embargo, sustancial la
modificación cuando ésta es neutra desde la perspectiva del daño causado. En la STS 22-11-2005 (Rº 42/2005)
la empresa había establecido unilateralmente un sistema de comisiones para unos trabajadores que realizaban su
actividad como comerciales. La existencia de una subida en las materias primas y, por tanto, en los precios de los
productos vendidos obliga a la empresa a «llevar a cabo la deflación del escalado de comisiones vigentes» de
modo que «el precio pagado por los clientes es superior al abonado con anterioridad, pero sin que por ello resul-
tara minorada la cantidad que cobran los vendedores por el desarrollo de su actividad». La sentencia no considera
sustancial la actuación de la empresa, consistente en la variación del criterio de cálculo del complemento «porque
no afecta al régimen de remuneración, que se mantiene invariable, ni al sistema de trabajo y rendimientos, por
cuya razón no era obligado el cumplimiento de los trámites previstos en el mencionado precepto».
hacer efectivo con carácter permanente o, en todo caso, con vigencia sine die, se impone
una causalidad, pues «la dirección de la empresa, cuando existan probadas razones económi-
cas, técnicas, organizativas o de producción, podrá acordar modificaciones sustanciales de las
condiciones de trabajo» (art. 41.1, párrafo 1º, inciso 1 ET). Aquí, al igual que en materia de
movilidad geográfica, el párrafo 1º del propio precepto aclara que «se considerarán tales las
que estén relacionadas con la competitividad, productividad u organización técnica o del trabajo
en la empresa ». La norma no exige una justificación de la relación entre la situación de la
empresa y los efectos que la adopción de las modificaciones sustanciales vaya a producir ni
requiere acreditar la razonabilidad y proporcionalidad de éstas.
La SAN 28-5-2012 (JUR 2012\186956), luego confirmada por la STS 16-12-2013 (Rº
51/2013), seguida por las SSAN 22-11-2012 (JUR 2012\401950) y 15-2-2013 (JUR
2013/85259), ha entendido que «la exigencia de probar las razones económicas, técnicas,
organizativas o de producción y su relación con la competitividad, la productividad u orga-
nización técnica del trabajo en la empresa, (…), revela que no existe una discrecionalidad
absoluta del empresario, quien deberá acreditar la concurrencia de circunstancias en su
empresa, basadas en las causas reiteradas, que incidan en su competitividad, su produc-
tividad o su organización del trabajo, que justifiquen razonablemente las modificaciones
propuestas, puesto que las modificaciones tienen por finalidad promocionar una mejora en
la competitividad y en la productividad de la empresa, así como en la mejor organización
de sus sistemas de trabajo».
Por su parte, la SAN 28-5-2012 entiendió, a este respecto, que la reducción de ingresos, y
en consecuencia de beneficios, «acredita contundentemente» la «concurrencia de problemas
generales de competitividad y productividad», que se identificaban en el caso, entre otras
cosas, en que quedó demostrado que «las empresas de la competencia retribuyen servicios
similares a precios inferiores». Por su parte, la SAN 22-11-2012 antes citada, sobre la base
de estos mismos razonamientos concluye que «vincular la retribución variable a los resulta-
dos de las tiendas está relacionado y contribuye a mejorar la competitividad de la empresa».
Finalmente, en esta misma línea, la SAN 15-2-2013 considera que «unas empresas, que
sufren pérdidas de 1.431.000 euros y reducen sus ventas un 27% en los ocho primeros
meses de 2012, en un contexto recesivo de nuestra economía, compartido por los Estados
de nuestro entorno, tienen serios problemas de competitividad y de producción, lo que
justifica cumplidamente la medida».
La delimitación de las causas económicas, técnicas, organizativas o de producción que
hace el art. 41 ET a efectos de justificar la modificación sustancial de las condiciones de
trabajo difiere de la que, a efectos del despido, efectúa el art. 51 ET. La razón sustantiva de
este tratamiento legal diferente de las decisiones modificativas y extintivas radica en que los
intereses en juego no son los mismos cuando la decisión empresarial supone la pérdida del
empleo («flexibilidad externa» o «adaptación de la plantilla») que cuando significa un mero
cambio en el modo o en las circunstancias de ejecución del trabajo («flexibilidad interna» o
«adaptación de condiciones de trabajo»).
La distinta valoración o ponderación de estos intereses explica que la facultad de gestionar
con flexibilidad interna la organización del trabajo, que es manifestación de la «libertad de
Lección 16. Las modificaciones sustanciales 511
constituye una modificación sustancial de las condiciones de trabajo al afectar al sistema de retribución y espe-
cialmente a la cuantía salarial. Puesto que la empresa no siguió el trámite del art. 41 ET, sino que modificó el
importe de la retribución de forma unilateral, se procede a anular la medida empresarial.
§8. Opciones del trabajador ante las modificaciones sustanciales. Ante dicha comuni-
cación, el trabajador podrá tomar varias decisiones:
1º) Aceptación de la modificación sustancial. El trabajador puede aceptar la modificación
sustancial pretendida por el empresario bien a través de un acuerdo entre ambas partes o
simplemente asumiendo, sin reaccionar en contra, la modificación propuesta, lo que es
posible en función de la autonomía individual de las partes del contrato. El trabajador la
acepta, bien porque la entiende justificada y renuncia a la resolución indemnizada en caso
de que ésta fuera posible, bien porque —aun considerándola injustificada— opta por aca-
tarla en lugar de impugnarla o de acudir a la resolución del contrato.
2º) Opción por la impugnación de la decisión empresarial. Si no opta por resolver pudiendo
hacerlo, sin perjuicio de la ejecutividad de la modificación en el plazo previsto para cada
caso, el trabajador tiene la opción de impugnar la modificación, sea ésta individual o co-
lectiva, ante la jurisdicción social a través de la modalidad procesal prevista en el art. 138
LJS mediante demanda que deberá presentar en el plazo de 20 días hábiles siguientes a la
notificación de la decisión.
a) En el supuesto de modificaciones de naturaleza colectiva, el trabajador, o mejor dicho,
cada uno de los trabajadores afectados por la modificación, podrá hacer uso de su derecho a
impugnarla judicialmente en los términos señalados, si lo considera oportuno. Pero además,
el art. 41.5 ET establece que «contra las decisiones a que se refiere el presente apartado se podrá
Lección 16. Las modificaciones sustanciales 515
reclamar en conflicto colectivo» siguiendo el procedimiento previsto para este tipo de proce-
sos en los arts. 153 y ss. LJS. La especialidad de las modificaciones colectivas, a partir del
momento de la finalización del período de consultas, estriba en la posibilidad de interponer
acción de conflicto colectivo frente a la decisión empresarial modificativa, y en los efectos
que dicha acción tiene sobre posibles acciones impugnatorias de carácter individual pues,
conforme prevé el art. 41.5 ET, la interposición de aquélla paraliza la tramitación de éstas
hasta su resolución. Además, la sentencia que se dicte en el proceso de conflicto colectivo
tendrá efectos de cosa juzgada sobre los procesos individuales pendientes de resolución o
que puedan plantearse.
b) En el caso de que se haya producido acuerdo tras el período de consultas, es obvio que
los representantes legales de los trabajadores que han sido parte en el acuerdo no pueden
impugnarlo —al no poder ir contra sus propios actos—; sí podrán hacerlo, en cambio, las
representaciones sindicales si en su momento se han desvinculado del pacto. La impug-
nación, en estos casos, del acuerdo en el periodo de consultas, solo puede fundarse en la
existencia de fraude, dolo, coacción o abuso de derecho. Esta vía de impugnación colectiva
no elimina, sin embargo, la impugnación individual.
c) La sentencia que resuelva la impugnación de las modificaciones sustanciales podrá de-
clarar justificada, injustificada o nula la decisión empresarial (art. 138 LJS).
(a) Decisión empresarial justificada. La sentencia puede declarar, en primer lugar, la modi-
ficación sustancial como justificada, confirmando la decisión empresarial. La sentencia que
declare la modificación justificada reconocerá el derecho del trabajador a extinguir el contrato
de trabajo en los casos previstos en el art. 41.3.2º ET en el plazo de 15 días.
(b) Decisión empresarial injustificada. La sentencia puede, en segundo lugar, declarar la
modificación sustancial injustificada si no han sido acreditadas, respecto de los trabajadores
afectados, las razones invocadas por la empresa y, en este caso, reconocerá el derecho del
trabajador a ser repuesto en sus anteriores condiciones (arts. 41.3 ET y 138 LJS). Para la
calificación de la medida como injustificada no se requiere perjuicio para el trabajador sino
que, constituyendo una modificación sustancial encuadrable en el art. 41 ET, sólo es nece-
sario que no concurran las razones económicas, técnicas, organizativas o de producción que
podrían justificarla. Si la modificación sustancial tiene carácter colectivo y ha sido acordada
por empresario y representantes en período de consultas, parece poco probable que pueda
ser calificada como injustificada puesto que en estos casos se presume que concurren las
causas justificativas de la modificación.
La negativa del empresario a reintegrar al trabajador en sus anteriores condiciones de trabajo
o la reintegración de forma irregular da derecho al trabajador a solicitar la ejecución del fallo
conforme a los arts. 279 y ss. LJS, pero también, alternativamente, se abre la opción de reso-
lución indemnizada a favor del trabajador: en este caso, puede solicitar del órgano judicial la
declaración de extinción del contrato de trabajo y ya no con la indemnización prevista en el
art. 41.3 ET, sino con la señalada para el despido improcedente (arts. 50.1 c) ET y 138.8 LJS).
(c) Nulidad de la decisión empresarial. La nulidad, por su parte, la reserva el art. 138 LJS
para los supuestos en los que la medida empresarial haya sido adoptada en fraude de ley,
eludiendo los trámites establecidos en el art. 41 ET para las modificaciones de carácter
516 Jesús R. Mercader Uguina
colectivo. También se declarará nula cuando tenga como móvil alguna causa de discrimi-
nación o se produzca con violación de los derechos fundamentales del trabajador. En estos
casos, dada la carencia absoluta de efectos de la medida empresarial, procederá igualmente
la reposición del trabajador en su anterior situación.
3º) Opción por la resolución del contrato. Notificada la modificación, y sin perjuicio de
la ejecutividad de la misma transcurridos los plazos de efectividad, el trabajador afectado
puede optar por resolver el contrato y percibir una indemnización de 20 días de salario por
año de servicio prorrateándose por meses los períodos inferiores a un año y con un máximo
de 9 meses, calculada conforme a los criterios previstos con carácter general para las extin-
ciones por voluntad del empresario, que se explican en la Lección 18. Dicha opción puede
ejercerse también después de haber impugnado la decisión empresarial, cuando ha recaído
sentencia que declara el carácter justificado de la modificación sustancial. En todo caso, el
ejercicio del derecho a resolver el contrato con la indemnización señalada, requiere la con-
currencia de los siguientes requisitos:
a) La modificación debe poseer carácter sustancial y encontrarse referida a alguna de las
materias que enuncia el art. 41.3, 2º ET, esto es, las relacionadas con la jornada de trabajo,
horario y distribución del tiempo de trabajo, régimen de trabajo a turnos, sistema de remu-
neración y cuantía salarial o funciones. La modificación sustancial del sistema de trabajo y
rendimiento no genera derecho a la resolución indemnizada del contrato.
b) La medida debe perjudicar al trabajador. El perjuicio puede ser real o potencial. No hay
una presunción de perjuicio para el trabajador en toda modificación sustancial, así que el
perjuicio debe alegarse y, en su caso, probarse, salvo que sea notorio o evidente.
c) La opción resolutoria se concede con independencia de que la decisión empresarial
pudiera hipotéticamente ser considerada como justificada o injustificada. Expresamente se
insiste (art. 41.4,7º ET) en el derecho a la resolución indemnizada que tiene el trabajador
afectado por la modificación sustancial, aún en el caso de que ésta haya sido acordada por
el empleador y los representantes legales de los trabajadores en período de consultas, por
tener carácter colectivo.
d) No se establece plazo específico para ejercer esta opción de resolución del contrato del
art. 41.3.2º, ET, siendo el plazo el mismo que del que dispone el trabajador para la impug-
nación de la decisión empresarial, es decir, el de 20 días desde la notificación (arts. 59.4 ET
y 138 LJS).
e) La decisión extintiva del trabajador constituye situación legal de desempleo (art. 208.1
e) LGSS).
f ) El trabajador puede hacer efectivo ese derecho directamente, siendo su propia voluntad
la que puede determinar la extinción del contrato, manifestando y probando, en su caso, que
se trata de una modificación sustancial que le perjudica, y ello sin necesidad de solicitar del
órgano judicial competente la extinción del contrato. Ahora bien, en el supuesto de que el
empresario que ha seguido el procedimiento modificador del art. 41 ET no abonara la indem-
nización o lo hiciera irregularmente, sí obligaría al trabajador a la reclamación en sede judicial.
4º) Opción por la resolución ex art. 50.1 a) ET. Un supuesto particular y cualificado de
modificación sustancial de condiciones de trabajo es el previsto por el art. 50.1 a) ET. Con-
Lección 16. Las modificaciones sustanciales 517
forme al mismo, será causa justa para que el trabajador pueda solicitar al juez la extinción
del contrato, las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo llevadas a cabo
sin respetar lo previsto en el art. 41 ET y que redunden en menoscabo de la dignidad del
trabajador. En tales casos, el trabajador tendrá derecho a la indemnización señalada para el
despido improcedente; esto es, 33 días de salario por año de servicio con un límite de 24
mensualidades. Se mantiene así la exigencia de la entidad «sustancial» de las modificaciones
para que encuentren encaje en el precepto, e incluso la diferencia y aumento de la cuantía
indemnizatoria y la especialidad de la causa permiten considerar que el perjuicio ha de ser
de mayor trascendencia y los derechos afectados de mayor entidad que los que permitirían
el recurso al art. 41 ET.
acuerdo alcanzado, salvo los supuestos de apreciación de fraude, dolo, coacción o abuso de
derecho. Y si no se ha alcanzado acuerdo (o si se aprecian aquellas circunstancias), el Juez
del concurso «determinará lo que proceda conforme a la legislación laboral»; esto es, conforme
al art. 41 ET. (art. 64.7 LC).
3º) Suspensión del derecho de rescisión. En el supuesto de acordarse una modificación sus-
tancial de las previstas en el art. 41 ET, « el derecho de rescisión de contrato con indemni-
zación que, para tal supuesto, reconoce dicha norma legal, quedará en suspenso durante la
tramitación del concurso y con el límite máximo de un año desde que se hubiere dictado
el auto judicial que autorizó dicha modificación (art. 64.9, párrafo primero, LC). El citado
derecho de rescisión del contrato con indemnización se reconoce, como se sabe, en el art.
41.3, párrafo segundo, ET, al que remite el último párrafo del art. 41.4 ET. Tanto en este
caso como en «los demás supuestos de modificación sustancial de las condiciones de trabajo, la
improcedencia del ejercicio de la acción de rescisión derivada de la modificación colectiva de las
condiciones de trabajo no podrá prolongarse por un período superior a doce meses, a contar desde
la fecha en que se hubiere dictado el auto judicial que autorizó dicha modificación» (art. 64.9,
último párrafo, LC).
4º) El art. 66 LC dispone que la modificación de las condiciones establecidas en los con-
venios colectivos estatutarios sólo podrá afectar a aquellas materias en las que sea admisible
con arreglo a la legislación laboral, y, en todo caso, requerirá el acuerdo de los representantes
legales de los trabajadores. El procedimiento, en estos casos, será el previsto en el art. 82.3 ET.
justificada la negativa del perceptor de una prestación por desempleo a aceptar el empleo
cuando éste cumple los siguientes requisitos: (a) que el trabajo se sitúe, en todo caso, en la
localidad de residencia habitual del trabajador o en un radio inferior a 30 kilómetros desde
la localidad de residencia; (b) que el desplazamiento de ida y vuelta al trabajo no exija al
trabajador más del 25% de la duración de la jornada ordinaria de trabajo; (c) que el gasto de
desplazamiento no supere, en ningún caso, el 20% del salario mensual; y, (d) que el salario
percibido, deducido el coste del desplazamiento diario, no resulte inferior al salario mínimo
interprofesional.
Caso práctico 16.15. ¿Qué distancia es necesaria para entender que el cambio de centro de trabajo
implica un cambio de residencia?
Respuesta. La casuística recogida por la doctrina de suplicación es muy variada; así, en función de
las circunstancias concurrentes en cada supuesto, se considera que el desplazamiento de Valladolid a Venta
de Baños, distante 37 kms, implica cambio de residencia (STSJ Castilla y León, Valladolid 27-4-2004, Rº
255/2004), lo que se niega en un supuesto de traslado colectivo de una localidad de la provincia de Gerona
a otra de la de Barcelona distante algo más de 40 kms. (STSJ Cataluña 21-6-2004, Rº 1609/2004).
Respuesta. Así lo viene haciendo, por ejemplo, el Convenio Colectivo Estatal del Sector del Corcho, con-
forme al cual: «No serán de aplicación los supuestos previstos en el presente artículo en los casos de traslados
producidos en los que concurran alguna de las circunstancias siguientes: a) Los efectuados dentro del mismo
término municipal. b) Los efectuados a menos de 35 kilómetros del centro originario, para el que fue inicialmente
contratado, o del que posteriormente fuera trasladado con carácter definitivo. c) Los efectuados a menos de 35
kilómetros del lugar de residencia habitual del trabajador».
representantes de comercio, o aquellos en los que el cambio constituye una condición nor-
mal, no extraordinaria, del contrato de trabajo como ocurre en el caso de los trabajadores
contratados específicamente para realizar trabajos en centros de trabajo móviles o itineran-
tes, como tendido de redes eléctricas, telefónicas, montajes, instalaciones y mantenimientos
industriales, etc. De manera, que el empresario puede enviarles a otro centro de trabajo sin
sujetarse a las reglas previstas con carácter general, dado que el consentimiento prestado por
los trabajadores en esta clase de actividad supone una aceptación expresa de la indetermina-
ción del lugar de trabajo y una renuncia a la inamovilidad del lugar de residencia.
Caso práctico 16.17. Una empresa dedicada al tendido de líneas eléctricas, telefónicas y a montajes
industriales trasladó, como consecuencia de la disminución de actividad en la zona de Alicante y Murcia, a
varios empleados a las provincias de Barcelona, Madrid, Tenerife y Las Palmas. ¿Quedaría incardinado este
cambio de centro en el art. 40 ET?
Respuesta. Conforme a la STS 19-6-1995 (Rº 1359/1994), en tal caso no le son aplicables las normas
restrictivas que establece el art. 40 ET para los demás, porque por la propia naturaleza de la actividad que
despliega la empresa y los trabajadores en ella acoplados, precisa de la movilidad necesaria sin impedimentos
(salvo los que pudieran constituir un abuso, injustificado claro es) del cumplimiento de la finalidad que la activi-
dad propia de la empresa requiere.
4º) Prioridad de permanencia de los representantes legales. En todo caso, los representantes
legales de los trabajadores (miembros de comités de empresa, delegados de personal, pero tam-
bién los delegados sindicales) tendrán prioridad de permanencia en los puestos de trabajo en
caso de traslados (art. 40.5 ET). Además, por convenio colectivo o acuerdo durante el periodo
de consultas se podrán establecer prioridades de permanencia a favor de trabajadores de otros
colectivos (trabajadores con cargas familiares, mayores de determinada edad o discapacitados).
5º) Trabajadores miembros de familias numerosas. De acuerdo con el art. 10 L. 40/2003, de
Protección a las Familias Numerosas, los convenios colectivos podrán incluir medidas para
la protección en materia de movilidad geográfica de los trabajadores cuya familia tenga la
consideración de numerosa.
6º) Efectos en materia de Seguridad Social. En cuanto a los efectos en materia de Seguridad
Social en el supuesto de que el trabajador «se traslade a un centro de trabajo del mismo empresario
situado en diferente provincia», se «deberá promover la baja en la provincia de procedencia y el alta
en la de destino», considerándose supuesto equiparable cuando «aun dentro de la misma provin-
cia, hubieren cambiado de centro de trabajo con código de cuenta de cotización diferente o cuando
por cualquier causa proceda su adscripción a una cuenta de cotización distinta» (art. 29.1.1º RA).
§11. Clases de traslados. El régimen jurídico del traslado se encuentra condicionado por
el alcance personal de la medida empresarial. A tales efectos, cabe distinguir dos supuestos:
traslado individual y traslado colectivo. La distinción depende principalmente del número de
trabajadores afectados, pero también de si afecta o no a la totalidad del centro de un trabajo.
1º) Traslado colectivo. El traslado será colectivo, de acuerdo con lo establecido en el art.
40.2 ET:
a) En primer lugar, cuando afecte a la totalidad del centro de trabajo, siempre que éste ocupe
a más de cinco trabajadores. Esta situación concurrirá cuando lo afectado es la totalidad de
un centro, aunque no constituya la totalidad de una empresa que pueda tener varios centros.
Lección 16. Las modificaciones sustanciales 521
presarial, la posibilidad de evitar o reducir sus efectos y las medidas necesarias para atenuar
sus consecuencias para los trabajadores afectados. Como representantes de los trabajadores
intervendrán las secciones sindicales cuando éstas así lo acuerden, siempre que tengan la
representación mayoritaria en los comités de empresa o entre los delegados de personal de
los centros de trabajo afectados, en cuyo caso representarán a todos los trabajadores de los
centros afectados. En defecto de la participación de las secciones sindicales, se aplicarán las
reglas previstas en el art. 41.4 ET. La comisión representativa de los trabajadores deberá
quedar constituida con carácter previo a la comunicación empresarial de inicio del pro-
cedimiento de consultas. A estos efectos, la dirección de la empresa deberá comunicar de
manera fehaciente a los trabajadores o a sus representantes su intención de iniciar el proce-
dimiento. El plazo máximo para la constitución de la comisión representativa será de siete
días desde la fecha de la referida comunicación, salvo que alguno de los centros de trabajo
que vaya a estar afectado por el procedimiento no cuente con representantes legales de los
trabajadores, en cuyo caso el plazo será de quince días. Transcurrido el plazo máximo para
la constitución de la comisión representativa, la dirección de la empresa podrá comunicar
formalmente a los representantes de los trabajadores y a la autoridad laboral el inicio del
periodo de consultas. La falta de constitución de la comisión representativa no impedirá el
inicio y transcurso del periodo de consultas, y su constitución con posterioridad al inicio del
mismo no comportará, en ningún caso, la ampliación de su duración.
La consulta se llevará a cabo en una única comisión negociadora, si bien, de existir varios
centros de trabajo, quedará circunscrita a los centros afectados por el procedimiento. La
comisión negociadora estará integrada por un máximo de trece miembros en representación
de cada una de las partes.
Tanto la apertura de las negociaciones como la posición de las partes tras su conclusión
deben ser notificadas a la autoridad laboral para su conocimiento.
b) El empresario y la representación legal de los trabajadores podrán acordar en cualquier
momento la sustitución del periodo de consultas por la aplicación del procedimiento de
mediación o arbitraje que sea de aplicación en el ámbito de la empresa, que deberá desarro-
llarse dentro del plazo máximo improrrogable señalado para dicho periodo.
c) El período de consultas puede acabar con acuerdo o sin acuerdo entre los representan-
tes legales de los trabajadores y el empresario. En el caso de la conclusión con acuerdo, la
validez del mismo requiere la conformidad de la mayoría de los representantes legales de los
trabajadores o, en su caso, de la mayoría de los miembros de la comisión representativa de
los trabajadores siempre que, en ambos casos, representen a la mayoría de los trabajadores
del centro o centros de trabajo afectados.
d) El empresario puede adoptar la decisión de traslado tras la finalización del período
de consultas, con independencia de que haya o no conformidad de los representantes de
los trabajadores. Por ello, tanto si concluye el período de consultas con acuerdo como si el
mismo no es posible, los traslados que se produzcan serán notificados a los afectados —
aplicándose en tal caso el plazo de preaviso de 30 días—, a los representantes que hubieran
intervenido en el período de consultas y a la propia autoridad laboral.
Lección 16. Las modificaciones sustanciales 523
Caso práctico 16.18. En una empresa se han producido traslados de un grupo de trabajadores con
cambio de residencia a diferentes centros de trabajo diseminados por la geografía nacional. Se trata, en con-
creto, de un total de 84 empleados que fueron trasladados en un periodo de menos de un mes a otros centros
de trabajo, contando la empresa con una plantilla de 2.700 trabajadores. CC.OO y el Comité Intercentros de
la empresa presentaron demanda de conflicto colectivo solicitando que se declare que la decisión empresarial
consistente en efectuar traslados mediante notificación individual, es nula de pleno derecho por no haberse ob-
servado un periodo de consultas previo con la representación legal o sindical de los trabajadores, al entender
la parte demandante que se estaba en presencia de un traslado “colectivo”.
Respuesta. La STS 12-2-2014 (Rº 64/2013), establece que el criterio que debe usarse para el cómputo
de trabajadores afectados, para diferenciar el traslado colectivo del individual, debe ser el de la empresa en
su conjunto, no el del centro de trabajo, pues así "se salvaguarda el derecho a la negociación previa y a la in-
formación". La sentencia también aprovecha para criticar la "compleja redacción" del artículo 40.2, y arremete
contra el "enigma difícil de resolver" sobre cómo se computa el periodo de 90 días.
§13. Efectos del traslado. La decisión empresarial de traslado tiene un efecto directa-
mente ejecutivo de incorporación en el plazo fijado. Una vez que le ha sido notificada la de-
cisión de traslado, sea éste individual o colectivo, el trabajador tiene derecho de optar entre:
1º) Aceptación del traslado. La aceptación del traslado por parte del trabajador implica su
conformidad con la modificación en la relación laboral introducida por el empresario. El tra-
bajador que exprese su conformidad con el traslado —de forma expresa o tácita— tiene dere-
cho a «una compensación por gastos» que comprenderá «tanto los gastos propios como los de los fa-
miliares a su cargo». Por tales deben entenderse los gastos de viaje al nuevo lugar de residencia,
y los gastos de mudanza (muebles y enseres). Por convenio colectivo suelen incluirse otro tipo
de gastos como los relacionados con la adquisición de una nueva vivienda y venta de la actual,
abono de alojamiento temporal, pago de alquileres más elevados en el lugar de destino, gastos
de escolarización de los hijos, etc. La compensación habrá de abonarse en los términos que
acuerden las partes, aunque nunca podrán reducirse los límites mínimos establecidos en los
convenios colectivos (sobre indemnizaciones por traslado vid. STS 24-9-2013, Rº 54/2013).
Caso práctico 16.19. ¿Cómo está concretando este extremo la negociación colectiva?
Respuesta. A título de ejemplo, según el Convenio Colectivo de la Industria Química, «el trasladado per-
cibirá, previa justificación, el importe de los siguientes gastos: Locomoción del interesado y sus familiares que
convivan con él, los de transporte de mobiliario, ropa y enseres, y una indemnización en metálico igual a dos
meses de salario real. Las empresas vendrán obligadas a facilitar al trasladado las ayudas necesarias para po-
der acceder al disfrute de una vivienda de características similares a las que viniera ocupando y, si procede, la
empresa abonará la diferencia de renta en más si la hubiere, en relación con la que viniera satisfaciendo dicho
trabajador. Por su parte, el Convenio colectivo de ámbito estatal del Sector de Mediación en Seguros Privados
prevé la siguiente compensación económica por vivienda en los supuestos de traslado: «Salvo que la Empresa
tenga establecido o establezca otro sistema de ayuda que mejore globalmente el aquí regulado, la ayuda
económicamente evaluable a que se refiere el art. 47 del presente Convenio, en su número 5, para que el traba-
524 Jesús R. Mercader Uguina
jador consiga vivienda en la localidad a que hubiera sido trasladado, se concreta en los siguientes términos: a)
Cuando se trate de traslado a poblaciones de hasta un millón de habitantes, el empleado trasladado percibirá
una ayuda vivienda de 180,30 euros brutos mensuales durante el primer año de traslado; b) Si el traslado se
produce a poblaciones de más de un millón de habitantes, o a Ceuta, Melilla, Baleares o Canarias, el importe
de la ayuda vivienda será de 240,40 euros brutos mensuales también durante el primer año de traslado.»
Respuesta. Los tribunales vienen excepcionalmente justificando la desobediencia de los trabajadores frente
a órdenes empresariales de traslado que incumplen requisitos legales o convencionales de cierta entidad o, al
menos, de cierta apariencia. Así ocurre, por ejemplo: con un gravosísimo traslado a México que carece de
«apariencia legítima» (STSJ Madrid 12-3-2002, Rº 6330/2001); o con un traslado entre dos empresas distintas
de un mismo grupo, al no poder «considerarse legítima una orden (en tales condiciones)» (STSJ Castilla y León
(Valladolid) 6-4-2001, Rº 548/2001); o, en fin, con una orden de traslado que no se pone por escrito (STSJ
Asturias 25-10-2002, Rº 1868/2002).
nación se planteará, normalmente, en caso de falta de acuerdo; pero también en caso de acuer-
do podrá ser impugnada por sujetos colectivos con legitimación para hacerlo, distintos de los
representantes que hayan llegado al acuerdo con el empresario. La ley concreta que ambos
tipos de acciones —individuales y colectivas— pueden coexistir, paralizando la interposición
del proceso colectivo la tramitación de las acciones individuales iniciadas hasta su resolución.
La sentencia, que será inmediatamente ejecutiva habrá de declarar la justificación o injus-
tificación del traslado, según se aprecie o no la causa alegada por el empresario, o la nulidad
del mismo:
a) Si el traslado se declara justificado —de quedar suficientemente acreditadas las razones
invocadas por la empresa y de haberse cumplido correctamente las normas de procedimien-
to del art. 40 ET— el trabajador tendrá derecho a la compensación por gastos ocasionados
y, si la sentencia lo declara justificado, podrá optar por rescindir su contrato con la indem-
nización correspondiente, pues la solución contraria estaría condicionando la extinción in-
demnizada del contrato, «nada menos que a la exclusión de un derecho fundamental, el de
someter al juez social, «ex» art. 24.1 CE, la viabilidad o la justicia de la orden empresarial,
máxime cuando lo que se cuestiona es un traslado que influye seriamente en la vida del afec-
tado, y empuja a una decisión nunca deseable, como es la ultimación del contrato y la pér-
dida del puesto de trabajo» (STS 21-12-1999, Rº 719/1999). En todo caso, será necesario
que el trabajador haya aceptado la correspondiente orden de traslado (STSJ Extremadura
3-2-2004, Rº 828/2003).
b) En caso de que el traslado se declare injustificado —por no concurrir la causa justifi-
cativa alegada por el empresario— se habrá de reconocer el derecho del trabajador «a ser
repuesto en sus condiciones anteriores», debiendo el empresario acatar esa resolución. La
negativa del empresario a cumplir esa declaración judicial es causa de extinción del contrato
de trabajo al amparo del art. 50.1 c) ET.
c) Pero, además, el traslado puede ser declarado nulo: de un lado, en el supuesto de tras-
lados sucesivos fraudulentos (art. 40.1 ET y art. 138.7 LJS); de otro, cuando en un período
de 90 días se produzcan traslados colectivos sin respetar el procedimiento establecido para
éstos; y, en fin, en caso de ser discriminatorios. En estos casos el trabajador deberá ser rein-
tegrado en su puesto de trabajo; si el empresario no le reintegra, cabe la posibilidad de que
el juez imponga sanciones pecuniarias al empresario para obtener el cumplimiento de la
sentencia (art. 241 LJS).
d) De acuerdo con lo establecido por el art. 138.6 LJS contra la citada sentencia no cabrá
recurso alguno, salvo en los supuestos de traslado colectivo o de modificaciones sustanciales
colectivas.
Lección 17
Vicisitudes de la relación de trabajo.
Interrupciones y suspensión del contrato de trabajo.
La sucesión de empresa
ÍNDICE: 1. INTERRUPCIONES NO PERIÓDICAS DEL TRABAJO. §1. Delimitación de situaciones. §2. Interrupción
del trabajo por causas imputables al empleador. §3. El derecho del trabajador a interrumpir su actividad y aban-
donar el lugar de trabajo. §4. Rasgos caracterizadores de las interrupciones no periódicas del trabajo por parte
del trabajador. Las licencias y permisos retribuidos. §5. Supuestos contemplados legalmente. 2. LA SUSPENSIÓN
DEL CONTRATO DE TRABAJO. §6. La suspensión del contrato de trabajo. Ideas generales. 3. CAUSAS DE SUS-
PENSIÓN DEBIDAS A LA VOLUNTAD DE LAS PARTES. §7. Suspensión por mutuo acuerdo. §8. Suspensión por
las causas establecidas en el contrato de trabajo. 4. SUSPENSIÓN POR INCAPACIDAD TEMPORAL DEL TRABA-
JADOR. §9. La suspensión por incapacidad temporal del trabajador. 5. CAUSAS DE SUSPENSIÓN POR RAZONES
FAMILIARES. §10. Maternidad. §11. Paternidad. §12. Riesgo durante el embarazo. §13. Riesgo durante la
lactancia de un menor de nueve meses. 6. SUSPENSIONES POR VOLUNTAD DEL TRABAJADOR. §14. Suspensión
del contrato por la trabajadora víctima de violencia de género. §15. Ejercicio del derecho de huelga. 7. SUSPEN-
SIONES POR VOLUNTAD DEL EMPRESARIO. §16. Suspensión por motivos disciplinarios. §17. Suspensión del
contrato por cierre patronal. 8. SUSPENSIÓN POR RAZONES DE INTERÉS PÚBLICO. §18. Suspensión del contrato
por privación de libertad del trabajador. §19. La prestación del servicio militar o la prestación social sustitutoria.
9. SUSPENSIÓN POR CAUSAS ECONÓMICAS, TÉCNICAS, ORGANIZATIVAS O DE PRODUCCIÓN. §20. Suspen-
sión y reducción de jornada por causas económicas, técnicas organizativas o de producción. §21. Suspensión
por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción en situaciones concursales. §22. Suspensión
del contrato de trabajo por fuerza mayor temporal. 10. LAS EXCEDENCIAS FORZOSAS. §23. Concepto. §24.
Excedencia forzosa por la designación o elección para un cargo público que imposibilite la asistencia al trabajo.
§25. Excedencia forzosa por ostentar cargo sindical. 11. EXCEDENCIA VOLUNTARIA. §26. Concepto y presu-
puestos. §27. Régimen jurídico. 12. EXCEDENCIAS POR CUIDADO DE HIJOS Y FAMILIARES. §28. Excedencia
por cuidado de hijos. §29. Excedencia para atender al cuidado de un familiar. §30. Normas comunes a ambos
tipos de excedencias. 13. CAMBIO DE TITULARIDAD DE LA EMPRESA. §31. Sucesión de empresas. §32. Objeto
de la transmisión de empresa. §33. Supuestos de subrogación empresarial al margen del artículo 44 ET. §34.
Sucesión de empresas en situaciones de crisis empresarial. §35. Deberes de información de cedente y cesiona-
rio. §36. Efectos de la transmisión empresarial.
§2. Interrupción del trabajo por causas imputables al empleador. El art. 30 ET establece
que: «si el trabajador no pudiera prestar sus servicios una vez vigente el contrato porque el
empresario se retrasare en darle trabajo por impedimentos imputables al mismo y no al traba-
jador, éste conservará el derecho a su salario, sin que pueda hacérsele compensar el que perdió
con otro trabajo realizado en otro tiempo». De este modo, en el seno de una relación laboral
que se está desarrollando con normalidad hay un retraso en el cumplimiento de la obligación
de dar ocupación efectiva, que es el primer derecho de los trabajadores en la relación de trabajo
(art. 4.2 a) ET). Conforme al art. 30 ET, en estos supuestos de interrupción motivados por
una causa imputable al empresario, el trabajador conserva su derecho al salario. La aplicación
de esta solución está sujeta a la concurrencia de una serie de presupuestos: la vigencia del con-
trato de trabajo, la puesta a disposición del trabajador, la imposibilidad de la prestación y la
imputabilidad al empresario de esta última circunstancia. De estas exigencias, la que mayores
problemas plantea es la determinación de cuándo la interrupción es imputable al empresario.
a) El término «impedimento imputable al empresario» se refiere a aquellos supuestos en los
que la prestación debida por el trabajador no puede tener lugar por la falta de cooperación del
empresario. Se trata de supuestos en los que la causa que impide la prestación de trabajo es
imputable subjetivamente al empresario, en la medida en que es su voluntad o su actuación
negligente, culpable o dolosa la que impide que el trabajador preste su trabajo (SSTS 20-6-
1995, Rº 2440/1994 y 22-6-1996, Rº 3985/1994). Así, se ha aplicado el art. 30 ET al caso
de una empresa que reduce jornada o acuerda la suspensión de los contratos sin ajustarse al
procedimiento legalmente establecido; en el caso de la no prestación de actividad como con-
secuencia de que el empleador, a su vez, incumple los compromisos comerciales que había
contraído con otras empresas; o, en fin, el cierre patronal ilegal, en cuanto acordado por la
empresa sin que concurran las circunstancias expresamente contempladas legalmente.
Lección 17. Vicisitudes de la relación de trabajo 529
Respuesta. La STSJ Cataluña 25-7-2011 (Rº 1784/2011) parte del hecho de que no se está ante un
supuesto de fuerza mayor que imposibilite el cumplimiento del plazo para utilizar las horas de flexibilidad interna
previsto en el anexo XII del Convenio Colectivo de empresa, no teniendo tampoco la consideración estricta
de fuerza mayor del artículo 1105 del Código Civil, por lo que sostiene que resulta aplicable el art. 30 ET.
Los impedimentos a que se refiere este precepto son imputables al empleador: en este caso utilizar el sistema
productivo de «just in time» y no prever acopiar las piezas que se necesitan para el proceso productivo; ya que,
aunque no tiene culpa o responsabilidad alguna en que se convoque un paro en el sector del transporte, sí le
falta la diligencia empresarial exigible, puesto que «al menos con un par de semanas de antelación a que se
hiciera efectivo se conocía públicamente la intención de las empresas del sector de trasporte para paralizar la
producción», razón por la que la empresa asumió el riesgo de que trabajando bajo el sistema «just in time» no
tuviera suministro de piezas para trabajar.
2º) Efectos de la interrupción. Este derecho del trabajador a interrumpir y/o abandonar su ac-
tividad laboral se configura, por una parte, como el ejercicio de un derecho de autotutela, que
trae su causa en el derecho fundamental a la vida y a la integridad física, así como en el derecho
contractual a la seguridad y a la salud en el trabajo, y de otra, como una obligación de observar
las medidas de prevención de la seguridad y salud laboral que le imponga el empresario en el
ejercicio de sus poderes directivos (art. 21.1 b) LPRL), estando obligado, por último, a adop-
tar las medidas necesarias para evitar las consecuencias que puedan producir estos riesgos (art.
21.1 c) LPRL). Los trabajadores o sus representantes no podrán sufrir perjuicio alguno por el
ejercicio de este derecho a interrumpir la prestación laboral, salvo que se acredite que hubieran
obrado de mala fe o hubieran actuado con negligencia grave (art. 21.4 LPRL).
§4. Rasgos caracterizadores de las interrupciones no periódicas del trabajo por parte
del trabajador. Las licencias y permisos retribuidos. Por tales debe entenderse aquellas
vicisitudes del contrato de trabajo que, con independencia de su denominación (permisos,
licencias, permisos retribuidos, interrupciones no periódicas u otras análogas), otorgan al
trabajador el derecho a cesar temporalmente en su prestación laboral manteniendo, sin em-
bargo, el derecho al salario. Estas interrupciones son, en general, de duración breve.
1º) Son verdaderos derechos del trabajador. Se trata de facultades directamente exigibles por
el trabajador, sin que su concesión sea discrecional o graciable para la empresa, de modo
que si existe causa legal el empresario deberá otorgarlos necesariamente. En todo caso, la
regulación de los permisos contenida en el art. 37.3 ET es una regulación de mínimos, lo
que supone que la negociación colectiva puede mejorarla. De este modo, por convenio
pueden preverse permisos retribuidos por causas distintas a las contempladas en el art. 37.3
ET —tales como permisos para asuntos personales (STS 5-11-2002, Rº 4672003)— o fijar
una duración superior a la prevista legalmente. Lo que no es posible, precisamente por ese
carácter de derecho mínimo, es que los convenios colectivos limiten o reduzcan los permisos
reconocidos legalmente (STS 25-1-2011, Rº 216/2009).
2º) Exoneran al trabajador de su deber de trabajar. El art. 37.3 ET reconoce el derecho del
trabajador a interrumpir su jornada laboral exonerando al mismo de su deber de trabajar. La
existencia del permiso se justifica por la necesidad de que el trabajador pueda compaginar
su débito laboral con otro interés o deber, legal o moral, con el que aquél pueda, eventual-
mente, entrar en colisión. En general, los permisos se caracterizan por su corta duración,
referida en días naturales.
3º) Permiten el mantenimiento de la retribución. Estas interrupciones se caracterizan por
la ruptura del principio de equivalencia de prestaciones, puesto que durante su disfrute el
trabajador tiene derecho a percibir la remuneración que hubiera correspondido de haber
prestado servicios con arreglo a la jornada que tuviera prevista para ese día, incluyendo
salario base y complementos salariales y a mantener por el empresario su cotización a la Se-
guridad Social (art. 69.1 RD. 2064/1995). Tienen derecho a los permisos retribuidos todos
los trabajadores, sean indefinidos o temporales, a tiempo completo o parcial.
4º) Su disfrute está condicionado a previo aviso y justificación. El trabajador está obligado a co-
municar al empresario la causa concurrente que legitima la interrupción del contrato de trabajo
Lección 17. Vicisitudes de la relación de trabajo 531
y, posteriormente, a justificar dicha causa. No hay previsiones legales expresas sobre el plazo ni
la forma del preaviso, de modo que habrá de estarse a la causa que justifica la interrupción del
contrato. Lo mismo puede decirse respecto a la forma y tiempo de la justificación posterior.
en caso de que sea jornada laboral, y en todo caso da derecho a una reducción de cinco horas
de su jornada de trabajo del día inmediato posterior.
b) Por lo que se refiere a la retribución durante el disfrute de estos permisos, debe tenerse
en cuenta que de la retribución a cargo del empresario pueden descontarse las cantidades
que el trabajador perciba por el cumplimiento del deber público de que se trate. Así ocu-
rre en el caso de designación como miembro de un jurado o como miembro de las Mesas
Electorales, pues en estos casos la normativa reguladora prevé un régimen retributivo y
compensatorio por el desempeño de tales funciones (LO. 5/1985).
c) En el caso de que el cumplimiento del deber suponga la imposibilidad de la prestación
del trabajo debido en más del 20 por 100 de las horas laborables en un período de tres
meses, podrá la empresa pasar al trabajador afectado a la situación de excedencia (art. 37.3
d) 2º ET).
Caso práctico 17.2. ¿La obligación de justificar que se ha ejercitado el derecho de sufragio en las elec-
ciones públicas atenta al derecho a la intimidad?
Respuesta. La STS 13-3-2007 (Rº 39/2006), considera que el ejercicio del derecho al voto puede
entrar dentro del derecho a la intimidad protegido por el art. 18 CE. Así, señala que, aunque entre el objeto
de protección del derecho a la intimidad «no se encuentran los datos referentes a la participación de los ciu-
dadanos en la vida política, actividad que por su propia naturaleza se desarrolla en la esfera pública de una
sociedad democrática», ello tiene una excepción en el carácter secreto del derecho de sufragio activo, ya que
«el ejercicio del derecho de participación política del art. 23.1 CE implica en general la renuncia a mantener
ese aspecto de la vida personal alejado del público conocimiento». No obstante, la misma concluye que «la
mera comunicación de haber votado por correo supera los necesarios juicios de idoneidad (permite conocer
si se ha producido la causa de la licencia), el de necesidad (no hay otra forma posible de acreditar tal causa)
y también el de proporcionalidad (únicamente se revela el hecho del voto, no su sentido); y, en fin, «todas las
causas de licencia afectan igualmente a hechos que se desenvuelven en el ámbito de la intimidad (matrimonio,
fallecimientos, enfermedades, cambio de domicilio…) y a nadie se le escapa la necesidad de acreditar su
concurrencia para poder disfrutar del derecho, al tratarse de un presupuesto que ha de acreditar el que quiera
ejercitar el beneficio
un año de antigüedad en la empresa, y que es acumulable por períodos de hasta cinco años
(art. 23.3 ET).
Duración
No Sí
4 días laborables en su
domicilio de origen por
cada 3 meses de des-
Permisos concedidos al trabajador des- plazamiento sin com-
plazado putar como tales los de
viaje, cuyos gastos co-
rrerán a cargo del em-
presario
La negociación colectiva o el acuerdo entre empresario y trabajador podrá crear otros permisos
retribuidos, cuya duración y condiciones de ejercicio se determinarán en la fuente específica de
creación.
entre las partes o por negociación colectiva pueden establecerse causas de suspensión distin-
tas a las contempladas legalmente, debiéndose en esos casos establecer el alcance y efectos
de tales causas suspensivas. Algunos convenios prevén, por ejemplo, la pérdida del carnet de
conducir como causa de suspensión del contrato de trabajo, de manera que la empresa «no
podrá despedir por esta causa al trabajador».
§7. Suspensión por mutuo acuerdo. La primera causa de suspensión del contrato pre-
vista en el art. 45.1 a) ET remite a la voluntad conjunta de empresario y trabajador, de
modo que son éstos los que de común acuerdo pueden decidir suspender la relación laboral
atendiendo a cualquier causa o motivo.
1º) Límites al mutuo acuerdo de las partes. El acuerdo entre las partes debe producirse en
cualquier caso con respeto a la legalidad y al derecho necesario, sin abuso de derecho por
el empresario y sin renuncia por el trabajador a sus derechos. Con respeto a estos límites,
las partes pueden pactar causas de suspensión distintas a las contempladas en el propio art.
45 ET o acordar, respecto de las ya previstas, condiciones más favorables para el trabajador.
Entre las circunstancias que se han considerado que pueden determinar la suspensión del
contrato de trabajo se sitúan supuestos como el hecho de pasar a prestar servicios a otra
empresa (STS 20-7-2007, Rº 76/2006), la incorporación de un trabajador a otra empresa
que tiene relación con su empleadora (STSJ Cataluña 11-1-1999, Rº 4511/1998) o la reco-
locación de trabajadores en otra empresa después de un despido colectivo (STSJ Cantabria
30-5-2002, Rº 506/2002). Sin embargo, un pacto de suspensión del contrato por prejubila-
ción del trabajador no será válido en la medida en que, conforme a reiterada jurisprudencia,
la prejubilación no es causa de suspensión del contrato, sino de cese definitivo en la relación
(STS 14-12-2001, Rº 1365/2001 y 1-6-2004, Rº 128/2003).
Un tipo específico de suspensión del contrato por acuerdo entre las partes es el previsto en
el art. 9.2 RD. 1382/1985, en el caso de promoción del trabajador a un puesto de alta di-
rección. En este caso, empresario y trabajador deberán decidir si la nueva relación sustituye
a la anterior o esta queda únicamente suspendida. A falta de pacto expreso, se presume que
la relación laboral común queda suspendida con reserva del puesto de trabajo. También es
un supuesto especial de suspensión el contemplado en el art. 134 L. 39/2007, de la carrera
militar, que prevé que la activación de los reservistas para prestar servicios en unidades, cen-
tros y organismos del Ministerio de Defensa se considerará, previo acuerdo con la empresa,
causa de suspensión de la relación laboral con reserva de puesto de trabajo y cómputo de
antigüedad.
Lección 17. Vicisitudes de la relación de trabajo 537
Caso práctico 17.3. Las compañías aéreas Futura Internacional Airways SA (FUA) y RYAN Internacional
Airlines, Inc. Corporación (RYAN) alcanzaron un acuerdo conforme al cual se cedían trabajadores mutuamente
para que estos prestaran servicios temporalmente para la otra compañía. En la práctica, los trabajadores espa-
ñoles admitían, en virtud de acuerdo individual, la prestación de servicios para la compañía americana durante
su licencia invernal, mantenían su relación laboral con FUA, que les abonaba el salario base, y percibían el
resto de sus retribuciones de RYAN. CCOO interpuso demanda de conflicto colectivo contra ambas empresas
por considerar que esta práctica constituía un supuesto de cesión ilegal.
Respuesta. El Tribunal Supremo considera que se trata de un supuesto de suspensión de contrato de trabajo
atípica, amparada en el artículo 45.1 a) ET. (STS 20-7-2007, Rº 76/06).
2º) Requisitos formales. Es recomendable que estos acuerdos sobre suspensión del con-
trato se pacten por escrito, para dar mayor seguridad jurídica a la situación que, conforme
al acuerdo, genera la suspensión, así como al régimen pactado por las partes respecto a la
misma.
3º) Régimen y efectos de la situación suspensiva. En estos casos, el régimen jurídico de la
suspensión es decidido por las partes, de modo que éstas deben acordar la duración de la
suspensión, si existe o no reserva del puesto de trabajo, si el tiempo de suspensión computa
o no a efectos de antigüedad y de la indemnización por despido. Cuando, finalizada la causa
de la suspensión y habiéndose pactado la reserva del puesto de trabajo, el empresario rechaza
la solicitud de reincorporación del trabajador debe entenderse que dicha conducta supone
un despido, puesto que no se están discutiendo los términos del derecho al reingreso, sino
que se está negando rotundamente la pervivencia del vínculo. En cuanto a los efectos de esta
suspensión en la relación de Seguridad Social, en principio, y salvo pacto en contrario, la
suspensión exime al empresario de mantener en alta al trabajador y de cotizar por él.
§8. Suspensión por las causas establecidas en el contrato de trabajo. Las partes pueden
establecer inicialmente, en el propio contrato de trabajo, determinadas causas de suspensión
del mismo (art. 45.1 b) ET).
1º) Posibles situaciones suspensivas. Pueden disponer que el contrato de suspenda cuando
llegue una determinada fecha o cuando acontezca un determinado evento. Se aplican aquí las
mismas condiciones que en el caso de suspensión por mutuo acuerdo de modo que las causas
suspensivas pactadas deben ser respetuosas con la legalidad y el derecho necesario, y no pueden
suponer abuso de derecho por el empresario ni renuncia por el trabajador a sus derechos.
2º) Límites a la voluntad de las partes. Las cláusulas contractuales sobre suspensión del
contrato que sean abusivas, fraudulentas o contrarias a la legalidad son nulas. Así ocurre,
por ejemplo, cuando se pacta la suspensión del contrato por maternidad o enfermedad sin
derecho a reserva de puesto de trabajo, eludiendo el régimen jurídico previsto para estos
supuestos.
cidad temporal (Historia de una sospecha), RL, 2004, nº 9, pp. 13 a 39. SALA FRANCO, T., SALA BAENA,
A., La incapacidad temporal: aspectos laborales, sanitarios y de Seguridad Social, Valencia, Tirant lo
Blanch, 2007.
§9. La suspensión por incapacidad temporal del trabajador. Entre las causas que mo-
tivan la suspensión del contrato de trabajo se encuentra la enfermedad o accidente que
determinen la incapacidad temporal del trabajador (art. 45.1 c) ET).
1º) Concepto de incapacidad temporal. Conforme al art. 128 LGSS la incapacidad tempo-
ral es aquella situación derivada de enfermedad común o profesional, accidente, laboral o
no, impeditiva del trabajo. También se consideran como incapacidad temporal los períodos
de observación por enfermedad profesional en los que se prescriba la baja en el trabajo.
a) La declaración de incapacidad temporal, y no la mera existencia de una enfermedad o
accidente, es la que determina la suspensión del contrato de trabajo. Es imprescindible di-
ferenciar entre la incapacidad temporal derivada de contingencias comunes (accidentes no
laborales o enfermedades comunes) y la derivada de contingencias profesionales (accidentes
de trabajo o enfermedades profesionales). Cuando la incapacidad temporal deriva de con-
tingencias profesionales su gestión se encomienda, normalmente, a las Mutuas colaborado-
ras con la Seguridad Social y a éstas les corresponde la gestión de la asistencia sanitaria y el
control de la prestación económica. Tienen por ello la competencia para emitir los partes de
baja, confirmación de baja y de alta. En el caso de las contingencias comunes, la situación
es distinta porque la asistencia sanitaria durante la incapacidad temporal se presta por los
Servicios Públicos de Salud a quienes corresponde emitir los partes de alta médica, tras el
reconocimiento médico del trabajador, bien porque se acredita su aptitud para realizar la
actividad laboral, bien porque la ineptitud deviene definitiva, en cuyo caso el alta médica lo
es con propuesta de incapacidad permanente.
b) La duración máxima de la incapacidad temporal es, conforme a la normativa de Seguri-
dad Social, de trescientos sesenta y cinco días prorrogables por otros ciento ochenta cuando
se presuma que durante ellos el trabajador puede ser dado de alta médica por curación (art.
128.1 a) LGSS). Existe la posibilidad excepcional de ampliar la duración de la incapacidad
temporal, pero sin que, en ningún caso, pueda superarse el plazo máximo de setecientos
treinta días (art. 131.bis 2 LGSS). Cuando se trata de incapacidad temporal para observa-
ción de la evolución de una enfermedad profesional, la duración máxima es de seis meses
prorrogables por otros seis (art. 128.1.b) LGSS).
c) Durante la suspensión del contrato por incapacidad temporal el trabajador podrá ac-
ceder a la prestación correspondiente del sistema de Seguridad Social si cumple los requi-
sitos exigidos (art. 130 LGSS). Básicamente se exige afiliación y alta del trabajador en la
Seguridad Social. Sólo si la incapacidad deriva de enfermedad común se exigen 180 días de
cotización.
2º) Comunicación de la situación de incapacidad temporal al empresario. A efectos de que la
incapacidad temporal actúe como causa suspensiva del contrato de trabajo es necesario que
el trabajador comunique o ponga en conocimiento del empresario dicha situación mediante
la entrega de los correspondientes partes de baja y de confirmación de la baja.
Lección 17. Vicisitudes de la relación de trabajo 539
3º) Finalización de la situación suspensiva. La suspensión del contrato termina cuando fi-
naliza la situación de incapacidad temporal, circunstancia que puede producirse por recupe-
ración de la capacidad laboral del trabajador o por declaración de incapacidad permanente.
En el primer caso, el alta médica por curación determina la finalización de la suspensión del
contrato de trabajo y la obligación del trabajador de reincorporarse al trabajo. Esta eficacia
inmediata del alta, que deriva de su carácter de acto administrativo, no queda enervada ni
siquiera cuando el trabajador procede a su impugnación. El empresario puede, por tanto,
adoptar medidas disciplinarias cuando el trabajador no se reincorpore tras el alta médica. En
el segundo caso, la declaración de incapacidad permanente, en sus grados de total, absoluta
o gran invalidez, pone fin a la suspensión del contrato y es causa de extinción del contrato
de trabajo. La única excepción se refiere a los casos en que se declara incapacidad permanen-
te con posibilidad de mejoría. En estos casos, el contrato de trabajo no se extingue sino que
queda suspendido con reserva del puesto de trabajo durante un período de dos años com-
putados a partir de la fecha de la declaración de incapacidad permanente (art. 48.2 ET).
verá reducido, salvo que, una vez finalizadas las seis semanas de descanso obligatorio, la
madre solicitara reincorporarse a su puesto de trabajo.
2º) Maternidad adoptiva o por acogimiento. También la adopción y el acogimiento, tanto
preadoptivo como permanente o simple, de conformidad con el CC o las leyes civiles de las
Comunidades Autónomas que lo regulen, siempre que su duración no sea inferior a un año,
da derecho a la suspensión del contrato de trabajo. Se trata de la adopción o acogimiento
de menores de seis años o de mayores de dicha edad si se trata de discapacitados o que por
sus circunstancias y experiencias personales o por provenir del extranjero tengan especiales
dificultades de inserción social y familiar. La duración de la suspensión del contrato es de
dieciséis semanas. Dicho período se amplía en caso de adopción o acogimiento múltiple en
dos semanas más por cada hijo a partir del segundo y en dos semanas en caso de discapaci-
dad del hijo adoptado.
Caso práctico 17.4. La Sra. X, trabajadora por cuenta ajena, acaba de adoptar a una menor, hija de su
pareja de hecho del mismo sexo. La menor adoptada ya convivía con la pareja antes de la adopción, dándose
además la circunstancia de que la madre biológica de la menor disfrutó en su momento de la maternidad. ¿Le
correspode a la Sra. X la suspensión del contrato por maternidad?
Respuesta. La STS 15-9-2010 (Rº 2289/2009) afirma que, en efecto, la trabajadora tiene derecho a la
maternidad pues, por una parte, reúne todos y cada uno de los requisitos exigidos legalmente; por otra, la nor-
mativa reguladora de la maternidad no exige que la menor adoptada no se encuentre incorporada e integrada
a la unidad familiar con anterioridad al inicio del periodo de descanso por maternidad y, finalmente, porque
“no empece tal conclusión el hecho de que la madre biológica de la adoptante hubiera disfrutado del permiso
de maternidad pues se han producido situaciones sucesivas que han generado el derecho al descanso por ma-
ternidad y a la prestación correspondiente, a saber, el parto -que generó el derecho en la madre biológica- y la
adopción como madre de la hoy recurrente- que acarreó su derecho a descanso y prestación por maternidad”
las seis semanas inmediatamente posteriores al parto, que deben disfrutarse a tiempo
completo por la madre. Para que el período de descanso se disfrute a tiempo parcial, es
necesario el previo acuerdo entre los empresarios y los trabajadores afectados (DA. 1ª
RD. 295/2009). Además, durante la suspensión del contrato por maternidad, adopción
o acogimiento, el trabajador puede disfrutar, si cumple los requisitos exigidos legalmente,
las prestaciones por maternidad previstas por el sistema de Seguridad Social (arts. 133 bis
a 133 septies LGSS y RD. 259/2009). Finalmente, la contratación temporal de interini-
dad para sustituir a trabajadores con el contrato suspendido por maternidad da derecho a
una bonificación del 100 por 100 de las cuotas empresariales a la Seguridad Social (RDL
11/1998).
§11. Paternidad. De acuerdo con el art. 48 bis ET en los casos de nacimiento de hijo,
adopción o acogimiento, el trabajador tendrá derecho a la suspensión del contrato durante
trece días ininterrumpidos. El referido plazo será de veinte días naturales ininterrumpidos
cuando el nuevo nacimiento, adopción o acogimiento se produzca en una familia nume-
rosa, cuando la familia adquiera dicha condición con el nuevo nacimiento, adopción o
acogimiento, o cuando en la familia existiera previamente una persona con discapacidad,
en un grado igual o superior al 33%, (art. 26.2 c) RD. 295/2009). La referida duración se
ampliará en ambos casos en el supuesto de parto, adopción o acogimiento múltiples en dos
días más por cada hijo a partir del segundo. Se contempla que a partir de 1 enero de 2015 la
duración de la suspensión del contrato de trabajo por paternidad sea de cuatro semanas (L.
9/2009, DF 22ª L 17/2013). Esta causa de suspensión no sustituye sino que se añade, en su
caso, al permiso por nacimiento de hijo previsto en el art. 37.3.b) ET.
1º) Titularidad del derecho. Hay que diferenciar entre nacimiento de hijo y adopción o
acogimiento. En el supuesto de parto, la suspensión por paternidad corresponde en exclu-
siva al otro progenitor. En el caso de adopción o acogimiento, este derecho corresponderá
sólo a uno de ellos, a elección de los interesados, salvo que el descanso por maternidad haya
sido disfrutado en su totalidad por uno de los progenitores, en cuyo caso, la suspensión por
paternidad únicamente podrá ser ejercida por el otro. De este modo, se exige que la suspen-
sión por maternidad y por paternidad se reparta entre ambos progenitores, impidiendo que
se concentren y ejerzan en su totalidad por un único progenitor.
2º) Momento del disfrute. El descanso por paternidad se podrá disfrutar: a) en cualquier
momento durante el período comprendido entre, por un lado, la finalización del permiso
por nacimiento de hijo previsto legal o convencionalmente o la resolución judicial por la
que se constituye la adopción o la decisión administrativa o judicial de acogimiento, y, por
otro lado, la finalización de la suspensión del contrato por maternidad; b) o bien inmedia-
tamente después de la finalización de dicha suspensión por maternidad.
3º) Comunicación de su ejercicio. El trabajador deberá comunicar al empresario su volun-
tad de ejercer este derecho con la debida antelación y en la forma y términos establecidos,
en su caso, en los convenios colectivos. La suspensión del contrato por paternidad podrá
disfrutarse en régimen de jornada completa o a tiempo parcial.
Lección 17. Vicisitudes de la relación de trabajo 543
4º) Derecho a prestación de Seguridad Social. Durante la suspensión del contrato por pater-
nidad, el trabajador puede disfrutar, si cumple los requisitos exigidos, de la correspondiente
prestación por paternidad de la Seguridad Social (arts 133 octies a 133 decies LGSS y RD.
259/2009). Para tener derecho al subsidio por paternidad será necesario estar afiliado en el
sistema de la Seguridad Social y en situación de alta o asimilada a la de alta y reunir un pe-
ríodo de cotización de 180 días dentro de los siete años inmediatamente anteriores a la fecha
de inicio de la paternidad o, alternativamente, 360 días a lo largo de toda su vida laboral. La
cuantía del subsidio supone un 100% de la base reguladora correspondiente.
5º) Bonificación de cuotas de los contratos de interinidad realizados para sustituir a estos tra-
bajadores. Al igual que ocurre con la maternidad, la contratación temporal de interinidad
para sustituir a trabajadores con el contrato suspendido por paternidad da derecho a una
bonificación del 100% de las cuotas empresariales a la Seguridad Social (RDL 11/1998).
§12. Riesgo durante el embarazo. Constituye también causa de suspensión del contrato
la situación de las trabajadoras embarazadas cuando su estado sea incompatible con el traba-
jo desarrollado. Para estos casos, la LPRL prevé la obligación del empresario de adaptar las
condiciones o el tiempo de trabajo para permitir la continuación de la prestación laboral de
la trabajadora. Cuando esa adaptación no resultase posible o suficiente para eliminar el ries-
go, el empresario deberá modificar las funciones asignadas a la trabajadora. Si este cambio
de puesto no resulta técnica u objetivamente posible o no puede razonablemente exigirse
por motivos justificados, podrá declararse el paso de la trabajadora afectada a la situación de
suspensión del contrato por riesgo durante el embarazo, durante el período necesario para
la protección de su seguridad o salud.
1º) Constitución de la situación suspensiva. Esta situación suspensiva se produce cuando el
riesgo para la salud de la trabajadora embarazada o del feto deriva del propio trabajo desa-
rrollado. Cuando el riesgo deriva de circunstancias ajenas, como pueden ser las derivadas del
propio embarazo, la suspensión del contrato lo será por incapacidad temporal.
La suspensión el contrato operará tan pronto como el empresario haga constar que no es po-
sible la adaptación del puesto de trabajo ni tampoco el cambio de puesto o función. Se requiere,
además, que los servicios médicos correspondientes acrediten estos extremos (art. 26 LPRL).
Caso práctico 17.5. Dª María Purificación trabaja para la empresa Costas & Miquel, SA en la sección
de entrelazado. Con fecha 9/4/02 solicitó pago directo de la prestación de riesgo durante el embarazo que
le fue denegada por Resolución de la Dirección Provincial del INSS, por no tratarse de una situación de riesgo
específico sino genérico. La empresa realizó la valoración específica de riesgo durante el embarazo en el pues-
to de trabajo de la actora concluyendo el informe que existía una exposición al ruido entre 80 y 90 decibelios
y manipulación de cargas superiores a 3 kgr. Estas situaciones de riesgo se producen en todos los puestos de
trabajo de la fábrica. En reunión del Comité de Seguridad y Salud se concluyó que, a la vista de informe sobre
evaluación de riesgos, no había en la empresa ningún puesto de trabajo compatible con el de la trabajadora.
En esta situación se plantea si existe o no un riesgo durante el embarazo y, por tanto, si la trabajadora tiene o
no derecho a la correspondiente prestación de la Seguridad Social.
Respuesta. En un caso como el señalado, la STSJ Cataluña 13-5-2004 (Rº 8693/2003) señaló que la
correcta aplicación del art. 26 LPRL supone que, siendo imposible la modificación de las funciones de la tra-
bajadora o asignarle otro puesto de trabajo exento de riesgo, procede suspender su contrato y reconocerle el
derecho a la prestación de riesgo durante el embarazo. A la misma solución se ha llegado en un supuesto en
el que el trabajo comporta «una bipedestación permanente durante toda la jornada laboral, manipulación con-
544 Jesús R. Mercader Uguina
tinuada de pesos de unos 3 Kg por unidad, que puede suponer alrededor de 90 Kg a la jornada, posiciones
forzadas de columna, así como exposición a ruido a unos niveles que pueden perjudicar al feto» (STSJ Cataluña
22-12-2003, Rº 122/2003). Lo mismo en el caso de un puesto de cuidadora de centro psico-geriátrico en el
que se debe realizar sobreesfuerzos al levantar y ayudar a los pacientes, soportar posibles conductas agresivas
y estar sometido a un sistema de trabajo a turnos (STSJ Navarra 30-4-2002, Rº 122/2002).
2º) Derecho a prestación de Seguridad Social. Si la trabajadora está de acuerdo con la suspen-
sión, dejará de prestar servicios en la empresa y pasará a percibir, a cargo de la Seguridad Social
y siempre que cumpla los requisitos exigidos, la prestación económica por riesgo durante el
embarazo contemplada en los arts. 134 y 135 LGSS (y desarrollada por el RD. 259/2009). Se
trata de una prestación derivada de contingencias profesionales. Opera, por tanto, el alta de
pleno derecho, de modo que la trabajadora estaría protegida ante esta situación de necesidad
aun cuando la empresa no hubiera cumplido con la obligación de darle de alta en la Seguridad
Social. No se requiere período de cotización previo. La prestación económica consiste en un
subsidio equivalente al 100 por 100 de la base reguladora que corresponda.
3º) Bonificación de cuotas de los contratos de interinidad realizados para sustituir a estas
trabajadoras. También en estos casos la contratación temporal de interinidad para sustituir
a la trabajadora da derecho a una bonificación del 100% de las cuotas empresariales a la
Seguridad Social (RDL 11/1998).
4º) Finalización de la situación suspensiva. La suspensión del contrato finalizará el día en que
se inicie la suspensión del contrato por maternidad biológica o desaparezca la imposibilidad de
la trabajadora de reincorporarse a su puesto anterior o a otro compatible con su estado.
§13. Riesgo durante la lactancia de un menor de nueve meses. El ET prevé que podrá
suspenderse el contrato de trabajo por riesgo durante la lactancia natural de hijos menores
de nueve meses cuando las condiciones de trabajo puedan influir negativamente en la salud
de la trabajadora o del hijo (art. 45.1 d) ET). Se exige, también en este caso, que el empre-
sario haya intentado adaptar las condiciones de trabajo o, subsidiariamente, modificar las
funciones de la trabajadora. Cuando esas soluciones no resulten posibles, podrá suspenderse
el contrato de trabajo (art. 26 LPRL).
1º) Inicio de la situación suspensiva. Esta situación suspensiva se iniciará una vez que la
madre trabajadora finalice la suspensión de su contrato por maternidad, siempre que haya
optado por la alimentación de su hijo mediante la lactancia natural y se dé la circunstan-
cia de que, estando acreditado el riesgo para la lactancia derivado de las condiciones o del
tiempo de trabajo, resulte imposible anular ese riesgo mediante la adaptación del puesto o
la movilidad de la trabajadora. Se requiere, además, que los servicios médicos correspon-
dientes acrediten estos extremos.
2º) Derecho a prestación de Seguridad Social. Durante esta suspensión del contrato, la tra-
bajadora tendrá derecho, si cumple los requisitos exigidos, a la prestación por riesgo durante
la lactancia en los mismos términos y condiciones que las previstas para la prestación por
riesgo durante el embarazo (arts. 135 bis y 135 ter LGSS y RD. 259/2009).
3º) Bonificación de cuotas de los contratos de interinidad realizados para sustituir a estas
trabajadoras. También en estos casos la contratación temporal de interinidad para sustituir
Lección 17. Vicisitudes de la relación de trabajo 545
§15. Ejercicio del derecho de huelga. Este derecho fundamental, que consiste precisamen-
te en la cesación en el trabajo, es causa de suspensión de la relación laboral (art. 45.1 l) ET).
1º) Duración de la situación suspensiva. La suspensión del contrato por esta causa se pro-
longa durante todo el período de tiempo en el que el trabajador ejercite su derecho a par-
ticipar en la huelga. Dicho período no tiene necesariamente que coincidir con la duración
de la huelga, puesto que el trabajador puede adherirse a la misma con posterioridad a su
546 Jesús R. Mercader Uguina
inicio y, del mismo modo, desvincularse del cese colectivo y reincorporarse al trabajo antes
de su desconvocatoria o finalización. En todo caso, el período máximo de la suspensión del
contrato no puede superar la duración de la huelga: no puede iniciarse antes de la fecha en
que esté convocada ni finalizar después de su término. La no reincorporación del trabajador
después de terminada la huelga constituye un incumplimiento contractual.
2º) Efectos de la suspensión en materia de Seguridad Social. En cuanto a los efectos de la sus-
pensión del contrato por ejercicio del derecho de huelga sobre la relación de Seguridad So-
cial, debe distinguirse entre huelga que afecte a la totalidad de la jornada y huelga que afecta
a parte de la jornada. En el primer caso, el trabajador pasa a situación de alta especial en la
Seguridad Social durante la cual cesa la obligación de cotización para el empresario y para
el propio trabajador (art. 125.6 LGSS). En caso de huelga parcial, el trabajador se mantiene
en situación de alta real durante toda la jornada, al margen del número de horas trabajadas
y se mantiene la obligación de cotizar por la retribución percibida por el tiempo trabajado
cotizándose por los salarios realmente percibidos. Durante la huelga el trabajador no puede
acceder a las prestaciones de desempleo, salvo que se produzca la extinción del contrato de
trabajo, ni a las prestaciones de incapacidad temporal sin perjuicio de la asistencia sanitaria
(art. 6.3 RDLRT). Sí tiene derecho, sin embargo, a acceder al subsidio por maternidad
(art. 8.8. RD 295/2009). Es el ejercicio del derecho de huelga lo que suspende la relación
laboral. Cuando la huelga es ilegal, la participación del trabajador no es causa suspensiva y
constituye un incumplimiento contractual que puede llegar a ser objeto de sanción.
§16. Suspensión por motivos disciplinarios. Una de las sanciones que el empresario
puede imponer a los trabajadores en caso de incumplimiento de sus obligaciones laborales
es la suspensión de empleo y sueldo (art. 45.1 h ET). Los convenios colectivos suelen incluir
esta sanción para los supuestos de faltas graves y muy graves, variando la duración de la
suspensión en función de la gravedad de la falta. La duración de la suspensión del contrato
será la que determine el empresario de acuerdo con las previsiones del convenio colectivo.
Durante la suspensión del contrato por sanción disciplinaria existe reserva del puesto de
trabajo. Por lo que se refiere a la relación de Seguridad Social, el empresario podrá proceder
a la baja del trabajador de modo que se suspende la obligación empresarial de cotizar (STS
4-6-2002, Rº 2240/2001).
§17. Suspensión del contrato por cierre patronal. El cierre patronal es una medida de
conflicto de los empresarios. Supone la decisión empresarial de cerrar temporalmente el
centro de trabajo paralizando la actividad productiva y quedando los trabajadores imposibi-
litados de prestar su trabajo (art. 45.1.m) ET).
Lección 17. Vicisitudes de la relación de trabajo 547
1º) Constitución de la situación suspensiva. Para identificar los efectos del cierre patronal
sobre la relación laboral, es preciso diferenciar entre cierre patronal lícito e ilícito. Solo es
lícito el cierre patronal de carácter defensivo, esto es, aquel dirigido a preservar o proteger
los bienes inherentes a la actividad productiva en los supuestos contemplados en el art. 12
RDLRT y desarrollado conforme a las exigencias legales allí previstas, entre las que se exige
inmediata comunicación del cierre a la autoridad laboral y que la duración del cierre sea la
mínima imprescindible.
2º) Efectos de la suspensión en materia de Seguridad Social. En caso de cierre patronal lícito,
los contratos de trabajo quedan suspendidos, con la correspondiente suspensión de las obli-
gaciones de trabajar y remunerar el trabajo. A efectos de la Seguridad Social, los trabajadores
quedan en situación de alta especial y la obligación de cotización queda suspendida. El tra-
bajador no podrá devengar prestaciones de desempleo ni de incapacidad temporal cuando
ésta se inicie durante el cierre patronal pero sí tiene derecho, en su caso, a acceder al subsidio
por maternidad (art. 8.8 RD. 295/2009). En caso de cierre patronal ilícito, el contrato no
se suspende de modo que el trabajador, aunque no haya prestado trabajo, tendrá derecho al
salario y a mantener la situación de alta y cotización en la Seguridad Social.
§18. Suspensión del contrato por privación de libertad del trabajador. El art. 45.1
g) ET reconoce como causa de suspensión del contrato de trabajo «la privación de libertad
del trabajador, mientras no exista sentencia condenatoria». El fundamento de esta previsión
descansa en el principio constitucional de presunción de inocencia y pretende tutelar los
derechos de quien, incurso en un proceso penal como sospechoso e imputado de algún
delito de los contemplados en el CP, se ve apartado temporalmente de su puesto de trabajo.
Ello significa que la privación de libertad del trabajador no legitima la sanción disciplinaria
ni la decisión empresarial de despedir al trabajador con fundamento en las faltas al trabajo
(SSTS 28-2-1990, RJ 1247 y 9-3-1994, Rº 1501/1993).
1º) Exigencia de comunicación del trabajador. La privación de libertad no opera como
causa automática de suspensión del contrato sino que ha de ser comunicada por el traba-
jador a la empresa. No se exige, sin embargo, comunicación escrita o el cumplimiento de
requisitos formales específicos, bastando con cualquier medio de comunicación al alcance
del trabajador. La ausencia del trabajador sin comunicar su situación puede justificar que
su conducta se califique como baja por abandono o el despido disciplinario por faltas
injustificadas.
2º) Alcance temporal de la suspensión. La suspensión del contrato se prolonga desde la pri-
vación de libertad hasta que se dicte sentencia, tanto si ésta es absolutoria como si es conde-
548 Jesús R. Mercader Uguina
que la reducción supone una disminución de la jornada diaria, y por otro, aquellos en que la
reducción afecta a la jornada semanal, mensual o anual. Los primeros casos se reconducen al
desempleo parcial, los demás al desempleo total (art. 203.2 y 3 LGSS).
Durante las suspensiones de contratos o las reducciones de jornada se promoverá el desarro-
llo de acciones formativas vinculadas a la actividad profesional de los trabajadores afectados
cuyo objeto sea aumentar su polivalencia o incrementar su empleabilidad (art. 47.4 ET). En
el caso de la reducción de jornada, durante el período de reducción de jornada no podrán
realizarse horas extraordinarias salvo fuerza mayor. La reducción de jornada por causas econó-
micas, técnicas, organizativas o de producción permite el acceso del trabajador a la prestación
por desempleo.
5º) Impugnación de la suspensión. Contra las decisiones empresariales de suspensión po-
drá reclamar el trabajador ante la jurisdicción social, que declarará la medida justificada o
injustificada. Cuando la decisión empresarial afecte a un número de trabajadores igual o
superior a los umbrales previstos para el despido colectivo (art. 51.1 ET), se podrá reclamar
en conflicto colectivo por parte de las representaciones legales de los trabajadores, sin perjui-
cio de la acción individual. La interposición del conflicto colectivo paralizará la tramitación
de las acciones individuales iniciadas, hasta su resolución. La impugnación puede hacerse
con independencia de que el período de consultas finalizase con o sin acuerdo, pero si las
consultas terminaron con acuerdo se presumirá que concurren las causas justificativas de
la suspensión, quedando los motivos de impugnación reducidos a la existencia de fraude,
dolo, coacción o abuso de derecho en la conclusión del acuerdo. La decisión empresarial
también podrá ser impugnada por la autoridad laboral a petición de la entidad gestora de
la prestación por desempleo cuando aquella pudiera tener por objeto la obtención indebida
de las prestaciones por parte de los trabajadores afectados por inexistencia de la causa moti-
vadora de la situación legal de desempleo.
6º) Infracción administrativa muy grave. Constituye infracción administrativa muy grave
del empresario, tipificada en el art. 8 de la LISOS, proceder a la aplicación de medidas de
suspensión de contratos o reducción de jornada por causas económicas, técnicas, organiza-
tivas o de producción sin acudir a los procedimientos legales correspondientes.
prolongará, como máximo, quince días naturales si la empresa tiene menos de cincuenta
trabajadores y treinta días en el resto de los casos.
3º) El procedimiento finalizará mediante auto del juez del concurso en el que autorizará o
no, según corresponda, la suspensión de los contratos de trabajo. Si el período de consultas
concluye con acuerdo, el juez lo aprobará, salvo que en la conclusión del mismo aprecie la
existencia de fraude, dolo, coacción o abuso de derecho.
4º) Durante la suspensión del contrato, los trabajadores se encuentran en situación legal
de desempleo pudiendo acceder, si cumplen los requisitos, a la correspondiente prestación
(art. 208.1.2) LGSS).
§22. Suspensión del contrato de trabajo y reducción de jornada por fuerza mayor tem-
poral. El contrato de trabajo puede suspenderse o la jornada reducirse a iniciativa del empre-
sario por causa derivada de fuerza mayor temporal. La fuerza mayor se singulariza, frente a
las causas económicas, técnicas, organizativas y de producción, porque consiste en un acaeci-
miento externo al círculo de la empresa, y como tal extraordinario, independiente de la volun-
tad del empresario respecto a las consecuencias que acarrea en orden a la prestación de trabajo,
existiendo una desconexión entre el evento dañoso y el área de actuación de la empresa.
La fuerza mayor no opera automáticamente como causa de suspensión o reducción de
jornada, sino que se exige seguir el procedimiento administrativo regulado en el art. 51.7
ET y en las normas reglamentarias de desarrollo (arts. 31-33 RD 1483/2012). Este procedi-
miento permite que la autoridad laboral constate la existencia de la fuerza mayor. Durante
esta situación los trabajadores se encuentran en situación de desempleo (art. 208.1 2 LGSS).
Caso práctico 17.6. A raíz de unas lluvias de gran intensidad, la empresa Azucarera Ebro Agrícolas
solicitó a la autoridad competente que autorizase la suspensión de los contratos de trabajo de 151 trabajadores
durante un mes. La empresa alegaba que las mencionadas lluvias constituían un supuesto de fuerza mayor que
impedía a los agricultores acceder a los campos para recoger la remolacha.
Respuesta. La STS (CA) 23-6-2003 (Rº 2443/1999) recuerda que la fuerza mayor se define «como un
acontecimiento externo al círculo de la empresa y del todo independiente de la voluntad de empresario, que a su
vez, sea imprevisible». Y añade que «el agente meteorológico de la lluvia puede constituir causa de fuerza mayor
si determina una interrupción en el abastecimiento a la empresa de la remolacha necesaria para la molturación (…)
para que ello ocurra es necesario que se trate de una lluvia que por su intensidad y frecuencia pueda calificarse de
extraordinaria, escapando de lo que es exigible a la diligencia empresarial». También se han considerado como
supuestos de fuerza mayor temporal que permite la suspensión temporal de los contratos de trabajo, una nevada
de cierta intensidad que impide el acceso de los trabajadores a la empresa (SSTS (CA) 4-3-1991 (RJ 2097); 26-
4-1994 (Rº 1142/1991); 20-7-1995 (Rº 7587/1990)); el incendio en una explotación minera a pesar de las
medidas de prevención y extinción vigentes (STS (CA) 21-10-1998 (Rº 125/1994)); o el desabastecimiento de
piezas en empresa automovilística como consecuencia de una prolongada huelga del transporte que determinó
cortes de carretera y cierre de fronteras (SSTS (CA) 3-3-1998 (Rº 7023/1992) y 24-2-1999 (Rº 3536/1993)).
§23. Concepto. El ET incluye en el art. 45.1 k) la excedencia forzosa como una causa de
suspensión del contrato de trabajo autónoma, independiente y, por tanto, diferenciada de
todos los demás supuestos recogidos en ese precepto. Sin embargo, en puridad, el concepto
de excedencia forzosa no hace referencia a una causa específica que determine la suspen-
sión del contrato sino a una situación suspensiva que deriva, a su vez, de la concurrencia
de determinadas causas. En concreto, la normativa laboral prevé al menos dos causas de
excedencia forzosa: el ejercicio de cargo público representativo (art. 46.1 ET) y el ejercicio
de cargo electivo a nivel provincial, autonómico o estatal en una organización sindical más
representativa (art. 9.1.b) LOLS).
§24. Excedencia forzosa por la designación o elección para un cargo público que impo-
sibilite la asistencia al trabajo. Está recogida en el art. 46.1 ET. El calificativo de «forzosa» sig-
nifica que, además de la posibilidad de ser decidida por el propio trabajador, puede ser impuesta
por el empresario. Ello ocurrirá cuando el desempeño del cargo para el que ha sido designado o
elegido el trabajador sea incompatible con la normal continuidad de la relación laboral.
1º) Concepto de «cargo público». El cargo público que permite o determina el paso a la si-
tuación de excedencia forzosa es aquel que resulta, por las exigencias de dedicación y tiempo
que conlleva, incompatible con la continuidad de la relación laboral. Cargos públicos no son
aquellos permanentes de carrera sino los de carácter político temporal o amovible a los que se
accede por elección o por designación o nombramiento de la autoridad competente.
Caso práctico 17.7. Iñaki PB es trabajador de la empresa Fagor Ederlan, Sociedad Cooperativa. El 7
de julio de 1995 fue nombrado Asesor Técnico del Grupo Juntero Socialistas Vascos en las Juntas Generales de
Guipúzcoa. Con ese motivo, solicita en su empresa la excedencia forzosa para el ejercicio de cargo público. La
empresa rechaza su petición. ¿Tiene derecho Iñaki a que se le reconozca la situación de excedencia forzosa?
Respuesta. La STS 20-0-2000 (Rº 3631/1999) señala que por cargo público se entiende no el per-
manente burocrático de carrera sino el temporal o amovible al que se accede por elección o por decisión
o nombramiento de la autoridad competente. En el caso de Iñaki, fue nombrado para ocupar un cargo que
había sido creado por Acuerdo de la Comisión Permanente de las Juntas Generales de Guipúzcoa; se trata
de un nombramiento hecho por quien era competente para ello, las Juntas Generales de Guipúzcoa, —que
era también quien fijaba su salario y quien se lo abonaba con cargo a sus presupuestos— para desempeñar
un cargo de asesor de un grupo político; se trata pues de un puesto de naturaleza público temporal, amovible
y no de un nombramiento hecho directamente y por propia iniciativa por el grupo político en interés propio.
En definitiva, el Tribunal Supremo reconoce el derecho de Iñaki a disfrutar de una excedencia forzosa en
la empresa para la que trabajaba. También justifica la excedencia forzosa el nombramiento sucesivo para
ocupar distintos puestos en un Ministerio (STS 7-3-1990, Ar. 1775). No lo es, sin embargo, el nombramiento
a través de un contrato laboral especial de alta dirección con una sociedad anónima regida por la Ley de
Sociedades Anónimas, aunque el capital de la sociedad fuera público en su totalidad (STS 18-9-2007, Rº
2432/2006), ni el nombramiento para realizar tareas de asesoramiento y comunicación en una alcaldía
(STS 13-11-2007, Rº 3187/2006).
2º) Derechos del trabajador. Durante la excedencia forzosa el trabajador tiene derecho a la
reserva de su puesto de trabajo y al cómputo de este tiempo como antigüedad, aunque no a
efectos del cálculo de las indemnizaciones por despido (art. 46.1 ET).
3º) Momento de la reincorporación. Una vez producido el cese en el cargo público, el tra-
bajador dispone del plazo de un mes para solicitar la reincorporación (art. 46.1 ET). Trans-
currido dicho plazo, podría entenderse que el trabajador ha renunciado voluntariamente a
554 Jesús R. Mercader Uguina
su puesto de trabajo o podría el empresario decidir el despido del trabajador por ausencias
injustificadas al trabajo. En caso de que el trabajador solicite el reingreso, la negativa expresa
o tácita del empresario a la readmisión constituiría un despido improcedente. En cuanto a
la relación de Seguridad Social, la excedencia forzosa constituye un supuesto de situación
asimilada al alta para determinadas contingencias (art. 125.2 LGSS y art. 36.1.2º RA).
§25. Excedencia forzosa por ostentar cargo sindical. El art. 9.1 b) LOLS reconoce a
los trabajadores que ostenten cargos electivos a nivel provincial, autonómico o estatal en
las organizaciones sindicales más representativas el derecho a la excedencia forzosa, con
derecho a reserva del puesto de trabajo y cómputo de antigüedad mientras dure el ejercicio
de su cargo representativo, debiendo reincorporarse a su puesto de trabajo dentro del mes
siguiente a la fecha del cese.
3ª) Concesión obligatoria por la empresa. El empresario está obligado a conceder la exce-
dencia solicitada si se cumplen las exigencias legales, lo que significa que su decisión no
es discrecional ni puede quedar condicionada por las necesidades del servicio. En caso de
denegación por parte de la empresa, el trabajador deberá solicitar el reconocimiento judicial
de su derecho. Mientras tanto, deberá permanecer en su puesto de trabajo prestando servi-
cios. La conducta del trabajador que deja de acudir al trabajo puede considerarse dimisión
o abandono o determinar el despido por ausencias injustificadas.
4ª) Supuestos de creación convencional. El art. 46 ET dispone que los convenios colectivos
podrán prever excedencias en situaciones y por causas distintas a las contempladas legal-
mente, estableciendo, en ese caso, los efectos y el régimen jurídico que les sea aplicable.
Se trata de una habilitación expresa, y quizás innecesaria, al convenio para que amplíe los
supuestos de excedencia o mejore la regulación de los ya contemplados legalmente.
Respuesta. En estos casos, el Tribunal Supremo ha señalado que «cuando el trabajador que se encuentra
en excedencia…desempeña en tal situación un nuevo trabajo y luego cesa en él contra su voluntad, si no ha
transcurrido todavía el plazo inicial de la excedencia que le impide solicitar la reincorporación al primer trabajo,
en que le fue concedida, no existe, por tal causa, obstáculo alguno que le impida estar comprendido en la
situación de desempleo» (STS 29-12-2004 (Rº 5582/2003)).
Respuesta. La STS 18-10-1999 (Rº 3867/1998) ha señalado que «transcurrido el plazo por el que se
concedió la excedencia, solicitado el reingreso y ofrecida la vacante adecuada a la categoría (o a una similar)
del excedente, se agota el derecho de éste, por lo que el pronunciamiento condenatorio en que se condena a
la empresa a readmitirle cuando se produzca una vacante en una determinada localidad carece de toda base
Lección 17. Vicisitudes de la relación de trabajo 557
legal e infringe el invocado art. 46 ET». En definitiva, la empresa cumple suficientemente ofreciendo al trabaja-
dor la reincorporación a un centro de trabajo ubicado en una localidad distinta.
Respuesta. La doctrina del Tribunal Supremo distingue entre despido y negativa al reingreso en la exce-
dencia, declarando que cuando el trabajador solicita el reingreso y la empresa no contesta su petición o la
rechaza pretextando falta de vacantes o circunstancias análogas que no suponen el desconocimiento del vínculo
existente entre las partes, el trabajador podrá ejercitar la acción de reingreso, mientras que cuando se produce
una negativa rotunda e inequívoca que implica el rechazo de la existencia de la relación entre las partes, esta
negativa no es ya únicamente un desconocimiento del derecho a la reincorporación, sino un rechazo de la
existencia de algún vínculo entre las partes, y la acción que debe ser ejercitada, frente a ella es la de despido.
Aplicando esta doctrina al supuesto planteado, «la falta de contestación a una petición de reincorporación no
puede considerarse despido, que únicamente cabría estimar producido al haberse manifestado la empresa
en tal sentido, anunciando a la demandante su firme propósito de no reincorporarla» (SSTS 19-10-1994, Rº
790/1994 y 22-11-2007, Rº 2364/2006).
prestación del servicio— determina que éste no tiene derecho al sistema de excedencias legalmente previsto,
únicamente aplicable a los funcionarios de carrera.
Respuesta. La STC 240/1999 considera que una interpretación como la sostenida por la Resolución
mencionada conculca el derecho a la igualdad proclamado en el art. 14 CE y muy especialmente el derecho
a no ser discriminado por razón de sexo, dado que son las mujeres las que mayoritariamente solicitan la ex-
cedencia por cuidado de hijos. Por ello, estima el amparo y declara el derecho de la recurrente a disfrutar de
dicha excedencia.
1º) Duración y régimen jurídico. La duración máxima de dicha excedencia es de tres años,
computados a partir de la fecha de nacimiento del hijo o de la resolución judicial o admi-
nistrativa por la que se establece la adopción o el acogimiento. Durante el primer año, el
trabajador tiene derecho a la reserva de su puesto de trabajo de modo que la excedencia
funciona como la forzosa. Durante los dos años siguientes, el trabajador tiene derecho a la
reserva de un puesto de trabajo en el mismo grupo profesional. Se trata de un régimen más
favorable que el de la excedencia voluntaria —porque se garantiza la conservación de un
puesto de trabajo— pero más débil que en la excedencia forzosa —pues no se asegura la
conservación del mismo puesto de trabajo—.
2º) Efectos de la situación suspensiva. El período en que el trabajador permanezca en
situación de excedencia para el cuidado de hijos es computable a efectos de antigüedad
y el trabajador tendrá derecho a la asistencia a cursos de formación profesional, a cuya
participación deberá ser convocado por el empresario, especialmente con ocasión de su
reincorporación (art. 46.3 ET). Ese mismo período tendrá la consideración de período
de cotización efectiva a efectos de las correspondientes prestaciones de la Seguridad Social
por jubilación, incapacidad permanente, muerte y supervivencia, maternidad y paterni-
dad (art. 180.1 LGSS).
§30. Normas comunes a ambos tipos de excedencias. El art. 46.3 ET contempla al-
gunas reglas comunes aplicables a las excedencias por cuidado de hijos y por cuidado de
familiares.
1º) Ambas excedencias se configuran como derecho de trabajadores y trabajadoras, de
modo que cualquiera de ellos puede ejercitarlo y el empresario está obligado a aceptar el dis-
frute de la excedencia. Únicamente se prevé que cuando dos o más trabajadores de la misma
empresa generen este derecho por el mismo sujeto causante, el empresario puede limitar su
Lección 17. Vicisitudes de la relación de trabajo 559
Respuesta. La doctrina judicial niega que estas operaciones supongan un fenómeno de transmisión em-
presarial porque no suponen un cambio en la titularidad de la empresa (que sigue perteneciendo a la misma
sociedad, aunque cambien sus componentes subjetivos) y porque no se trata de un negocio sobre la empresa
sino sobre las posiciones jurídicas de los miembros de la organización (STS 30-4-1999, Rº 4003/1998, STS
20-12-2012, Rº 3754/2011).
mida, merienda y cena de las personas residentes en el centro, en las propias dependencias de cocina de la
«Fundacio Catalonia», que ponía a disposición de aquélla las instalaciones de la cocina, con la maquinaria
y demás enseres relacionados en el referido contrato. Se plantea la duda de si este supuesto constituye una
efectiva transmisión de empresa a la que deba aplicarse el régimen jurídico del art. 44 ET.
Respuesta. La STS 12-12-2007 (Rº 3994/2006) declara que este supuesto constituye, en efecto, una transmi-
sión de empresa porque la transmisión afectó, en régimen de arrendamiento, al conjunto de medios materiales que
permitían mantener el servicio de restauración del centro. De este modo, el fenómeno de externalización llevado a
cabo mediante el contrato de arrendamiento de servicios constituye un supuesto lícito de sucesión empresarial del art.
44 ET. Y ello es así, porque la transmisión concierne a una entidad económica que mantiene su identidad, entendida
ésta como un conjunto de medios organizados para desarrollar una actividad económica, incluso aunque se conside-
rara accesoria (es decir, no esencial) en este caso en relación a la propia y principal de la arrendadora que, según
se vio, consiste en la atención de personas con discapacidad psíquica.
3º) Situaciones excluidas de la aplicación del art. 44 ET. Quedan excluidos aquellos supues-
tos en los que se produce una mera sucesión en la ejecución de una actividad económica,
puesto que una entidad no puede reducirse a la actividad de que se ocupa, de modo que el
mero cambio en el titular de la actividad no determina la aplicación de la normativa sobre
transmisión de empresa «si la operación no va acompañada de una cesión, entre ambos
empresarios, de elementos significativos del activo material o inmaterial». Esta doctrina
es la que se aplica a los supuestos de sucesión de contratas o concesiones administrativas
cuando no van acompañadas de la transmisión de elementos materiales o inmateriales.
Por ese motivo, en las contratas sucesivas de servicios en que no se transmite una empre-
sa ni una unidad productiva con autonomía funcional, sino un servicio carente de tales
características, no opera la sucesión de empresas establecida en el art. 44 ET (SSTS 23-5-
2005, Rº 1674/2004, 14-3-2005, Rº 6/2004, 14-4-2003, Rº 4228/2000, 18-3-2003, Rº.
3404/2001, 10-7-2000, Rº 923/1999).
Caso práctico 17.15. La trabajadora actora presta servicios en la contrata de limpieza de los Centros
Sanitarios del Servicio Canario de Salud desde el 16 de agosto de 1990, con la categoría de limpiadora,
siendo la empresa contratista en el momento de la celebración del contrato de trabajo Manser, SL, pero desde
el mes de junio de 2000 la nueva concesionaria del servicio de limpieza es la empresa Atención Primaria UTE.
La trabajadora quiere saber si se ha producido una transmisión de empresa de las reguladas en el art. 44 ET.
Respuesta. La STS 23-5-2005 (Rº 1674/2004) descarta la existencia de una transmisión de empresa
afirmando que «en las contratas sucesivas de servicio como el de limpieza, en las que lo que se transmite no es
una empresa ni una unidad productiva con autonomía funcional, sino un servicio carente de tales características,
no opera, por ese solo hecho, la sucesión de empresas establecida en el art. 44 ET».
Caso práctico 17.16. Volkswagen confió la limpieza de algunas de sus instalaciones industriales a BMV
a partir del 2 de mayo de 1993 y hasta el mes de diciembre de 1994, fecha en la que resolvió el contrato.
Mediante contrato firmado el 14 de diciembre de 1994 con efectos a partir del 9 de enero de 1995, Volkswa-
gen encargó a Temco que garantizara las mismas prestaciones. BMV, cuyo trabajo en Volkswagen constituía
en ese momento su única actividad, despidió a todo su personal. En aplicación del convenio colectivo vigente,
Temco comunicó a BMV que había obtenido el contrato de limpieza de Volkswagen y le instó a comunicarle la
lista del personal destinado a dicha contrata. Tras la comunicación de dicha lista, Temco contrató nuevamente
a parte del personal pero dejó fuera a cuatro trabajadores. Estos reclaman considerando que se ha producido
una transmisión de empresa entre BMV y Temco y que, por tanto, tienen derecho a mantener su contrato con esta
última empresa. Temco se opone considerando que para que haya transmisión deben transmitirse entre cedente
y cesionario un conjunto de medios organizados de forma autónoma y esto no ha ocurrido entre ella y BMV.
Respuesta. En la STJCE 24-1-2002 (Asunto Temco) se resuelve este conflicto señalando que «en determina-
dos sectores en los que la actividad descansa fundamentalmente en la mano de obra, un conjunto de trabajado-
res que ejerce de forma duradera una actividad común puede constituir una entidad económica. Por consiguien-
te, dicha entidad puede mantener su identidad aun después de su transmisión cuando el nuevo empresario no
se limita a continuar con la actividad de que se trata, sino que además se hace cargo de una parte esencial,
en términos de número y de competencias, del personal que su antecesor destinaba especialmente a dicha
tarea. Por lo que se refiere a una empresa de limpieza, un conjunto organizado de trabajadores que se hallan
específicamente destinados de forma duradera a una actividad común puede constituir una entidad económica
cuando no existen otros factores de producción». En conclusión, el Tribunal europeo aprecia la existencia de
transmisión y el derecho de los trabajadores afectados a mantener su relación contractual con Temco. El Tribunal
Supremo ha aplicado en alguna ocasión este criterio, no sin dejar de advertir los efectos desincentivadores que
puede tener esta interpretación para los convenios colectivos que prevén la continuidad de la plantilla en caso
de cambio de contratista [STS 27-10-2004 (Rº 899/2002)].
5º) Modificaciones estructurales de las sociedades mercantiles. En el supuesto de que las mo-
dificaciones estructurales reguladas en la L. 3/2009, esto es, transformación, fusión, escisión
o cesión global de activo y pasivo, incluido el traslado internacional del domicilio social,
comportaran un cambio en la titularidad de la empresa, de un centro de trabajo o de una
unidad productiva autónoma, serán de aplicación las previsiones recogidas, también, en el
art. 44 ET (DA 1ª L. 3/2009).
condiciones laborales…— o que exijan que el trabajador acredite una cierta antigüedad en la
empresa o esté vinculado por un determinado tipo de contrato. En estos casos, la subrogación
sólo se producirá si se cumplen la exigencias previstas en el convenio y con los efectos que allí
se dispongan (SSTS 10-12-1997, Rº 164/1997, 29-1-2002, Rº 4749/2000, 14-3-2005, Rº
6/2004 y 23-5-2005, Rº 1674/2004).
2º) Cláusulas de subrogación en pliegos de condiciones en las concesiones administrativas. En
otros casos, la subrogación del nuevo empresario en los contratos de trabajo se establece no ya
por convenio colectivo sino mediante los pliegos de condiciones que operan en las concesiones
administrativas. Se trata de supuestos que, en principio, no constituyen sucesión empresarial y
en los que, por tanto, no operan las garantías de conservación de los contratos previstas en el
art. 44 ET. Mediante la inclusión en los pliegos de la exigencia de mantenimiento por el nue-
vo concesionario de las relaciones de trabajo vigentes se asegura la conservación del empleo.
El problema que han planteado estos supuestos es que, si no hay una verdadera transmisión
empresarial, el cambio de empresario constituye una novación contractual que no puede im-
ponerse a los trabajadores, ni mediante acuerdo o pacto colectivo ni mediante acuerdo entre
los empresarios que se suceden en la titularidad de la concesión o contrato. De este modo, los
trabajadores podrán oponerse a la subrogación y negarse a aceptar el cambio de empresario.
Caso práctico 17.17. El Ente Público «Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea», AENA, convocó
concurso público para la adjudicación de la prestación del servicio de Asistencia en Tierra a las Aeronaves y
pasajeros, como segundo concesionario, en el Aeropuerto de Gran Canaria. Hasta entonces, el único operador
era IBERIA. En la cláusula 16 del Pliego de Explotación se decía que: «La entrada del segundo operador supone
una sucesión en la actividad realizada por el primero en cuanto a prestaciones de handling preexistentes, en la
proporción de actividad que dicho segundo operador (adjudicatario en este concurso) pase a desarrollar duran-
te el período de adaptación al marco handling liberalizado. En consecuencia, el adjudicatario de este concurso
tiene la obligación de subrogarse en las condiciones legalmente establecidas del personal que el primer con-
cesionario de handling (IBERIA) destina a la prestación de ese servicio, en igual proporción a la actividad en
la que sea sucedido por el segundo operador». La concesión del servició de handling fue adjudicada a la UTE
Eurohamdling. Pedro M, trabajador de IBERIA, recibe comunicación de su empresa indicándole que pasa a ser
trabajador de la UTE, decisión a la que Pedro se opone. La cuestión que se plantea es si la subrogación prevista
en el pliego de condiciones se impone a los trabajadores afectados. Si la respuesta es positiva, resultará que
Pedro tiene la obligación de incorporarse a la UTE o perderá su empleo. Si, por el contrario, la respuesta es
que la subrogación no se impone a los trabajadores, Pedro tiene derecho a mantener su contrato con IBERIA.
Respuesta. Esta disyuntiva ha sido resuelta por el Tribunal Supremo que, en numerosas ocasiones, ha
señalado que «estas operaciones de handling en el transporte aéreo no dan lugar a una subrogación legal de
las previstas en el art. 44 ET, sino a una subrogación contractual, para cuya validez se exige, de acuerdo con
el art. 1205 del Código Civil, el requisito del consentimiento del trabajador cedido («La novación que consiste
en sustituirse un nuevo deudor en lugar del primitivo, puede hacerse sin el conocimiento de éste, pero no sin el
consentimiento del acreedor»). Ello quiere decir que la cesión de contratos que está en el origen de la subro-
gación contractual, y la propia subrogación empresarial resultante son, en principio, lícitas, si bien no operan
automáticamente, sino que requieren el consentimiento de los trabajadores afectados. Lo que significa a su vez
que, en el caso de que los trabajadores no acepten la cesión propuesta, se mantiene su relación de trabajo con
Iberia, SA» (STS 20-12-2005 (Rº 3076/2004)).
misión, (b) los motivos de la misma, (c) las consecuencias jurídicas, económicas y sociales
que de dicha transmisión derivan para los trabajadores y (d) las medidas previstas respecto
de los trabajadores. La finalidad de este deber de información es evitar la inseguridad jurídi-
ca para los trabajadores afectados, permitiéndoles una más eficaz defensa de sus derechos y
la participación en la determinación de las consecuencias de la transmisión.
a) Estas obligaciones de información afectan tanto al cedente como al cesionario. Ambos
están obligados a informar a los representantes de los trabajadores en su empresa. El incum-
plimiento del deber empresarial de información constituye una infracción administrativa
grave (art. 7.11 LISOS) que determina la correspondiente sanción. Sin embargo, este in-
cumplimiento no afecta a la validez y eficacia de la transmisión salvo en los casos de fusión
y escisión en los que podría impugnarse —ante la jurisdicción civil— el acuerdo social
adoptado sin cumplir dichas obligaciones.
b) En caso de que no exista representación legal, el empresario deberá informar directa-
mente a los trabajadores que puedan resultar afectados por la transmisión. Con esta medida
se trata de evitar que la inexistencia de representantes deje sin efecto uno de los principales
medios de tutela de los trabajadores en caso de transmisión de empresa.
c) Para las modificaciones estructurales reguladas en la L.3/2009, esto es, fusión (arts. 39 y
42; para las fusiones transfronterizas, arts. 59.2, 60. 61, 65 y 67), escisión o cesión global de
activo y pasivo (art. 87), la citada norma precisa los términos en los que deberán intervenir
los representantes de los trabajadores.
2º) La notificación ha de producirse antes de que la transmisión se haya producido y antes
de que los trabajadores se vean afectados en sus condiciones de empleo y de trabajo por la
transmisión. Debe entenderse que la información se suministra de forma tardía cuando la
transmisión ya se ha efectuado o impide que los trabajadores puedan poner en práctica las
medidas o decisiones adecuadas para la transmisión. Sólo en el caso de que la transmisión
se produzca por fusión o escisión de sociedades, el art. 44.8 ET fija el dies a quo a partir del
cual la información se considera tardía (el momento de la publicación de la convocatoria de
las juntas generales que han de adoptar los acuerdos de fusión o de escisión —un mes como
mínimo antes de su celebración—).
establece así una regla general que garantiza a los trabajadores el mantenimiento, al menos
durante un cierto período de tiempo, de las condiciones laborales convencionales de las que
venían disfrutando. [Más ampliamente, L. 23 §17].
4º) Continuidad de los órganos de representación de los trabajadores. El art. 44.5 ET estable-
ce que, cuando la entidad transmitida conserve su autonomía, los representantes legales de
los trabajadores seguirán ejerciendo sus funciones en los mismos términos y en las mismas
condiciones que las que regían con anterioridad.
5º) Responsabilidad solidaria de empresarios cedente y cesionario. Los empresarios implica-
dos en la transmisión responden solidariamente por las deudas anteriores a la transmisión
y, en caso de que la transmisión sea considerada delito, de las deudas posteriores. La atribu-
ción de esta responsabilidad solidaria al nuevo titular de la empresa supone que responde
frente a terceros pero no hace suya la titularidad de la deuda de modo que, en caso de que
efectúe el pago, podrá reclamar su abono al anterior empresario.
a) Por lo que se refiere a las deudas anteriores al cambio de titularidad, el art. 44.3 ET es-
tablece que cuando la transmisión se produce por actos inter vivos cedente y cesionario res-
ponden solidariamente durante tres años de las obligaciones laborales nacidas con anterio-
ridad a la transmisión. Esta garantía alcanza a todas las obligaciones incluidas las derivadas
de contratos ya extinguidos (SSTS 15-7-2000 Rº 3442/2001 y 1973/2002 y 4-10-2003, Rº
585/2003). De este modo, el nuevo titular responde de todas las deudas del anterior nacidas
antes de la transmisión y que no hayan sido satisfechas, tanto respecto de contratos de traba-
jo vigentes al tiempo de la transmisión como de los que ya no lo estuvieran. La solidaridad
alcanza a las deudas laborales —lo que incluye, entre otras, deudas salariales, indemnizacio-
nes por despido, suspensión o modificación de las condiciones laborales— pero también a
las de Seguridad Social. Respecto a las deudas de Seguridad Social, son aplicables los arts.
104 y 127.2 LGSS. Este último precepto establece la responsabilidad solidaria entre ceden-
te y cesionario, inter vivos o mortis causa, del pago de las prestaciones causadas antes de la
transmisión. No obstante, dicha responsabilidad puede evitarse previa comprobación ante
la TGSS. Asimismo, la responsabilidad solidaria se extiende a las obligaciones en materia de
Seguridad Social complementaria anteriores a la transmisión. En determinadas circunstan-
cias también puede transmitirse la responsabilidad que comporta el recargo de prestaciones
por omisión de medidas de seguridad (STS 23-3-2015, Rº 2057/2014).
Caso práctico 17.18. D. Everardo prestó servicios por cuenta y bajo la dependencia de la empresa
codemandada «Autobuses Barreiros Ramos S.L.» con la categoría profesional de conductor y percibiendo un
salario mensual de 158.561 pesetas incluido el prorrateo de las pagas extraordinarias. En fecha 2 de julio de
1996 el citado trabajador fue despedido por la empresa «Autobuses Barreiros Ramos S.L.». Contra dicho des-
pido presentó demanda que fue resuelta por sentencia de 20-9-96 declarando la improcedencia del despido
y condenando a la empresa a las consecuencias legales inherentes a dicha declaración. La empresa optó por
el pago de la indemnización. El 12-3-97 se produjo un cambio de titularidad de la empresa de autobuses que
pasó a ser propiedad de la empresa «Aguas de Incio». D. Everardo, cuya indemnización no le ha sido todavía
abonada, demanda a Aguas de Incio exigiéndole responsabilidad solidaria. La empresa se opone alegando
que no le alcanza la responsabilidad por deudas que tuviese la anterior empresa con trabajadores cuyos con-
tratos ya habían finalizado cuando se produjo la transmisión.
Respuesta. La STS 4-10-2003 (Rº 585/2003) advierte que lo que se discute es si el art. 44.3 ET permite
ser interpretado en el sentido de entender que de la transmisión de empresas se deriva una responsabilidad
solidaria de ambas con respecto a las deudas laborales preexistentes a la transmisión respecto de un trabajador
568 Jesús R. Mercader Uguina
no cedido. Y aunque, señala el Tribunal, caben diversas interpretaciones del precepto, debe prevalecer la que
entiende que el legislador español ha establecido que, en caso de sucesión empresarial, no sólo se produce
la subrogación de la nueva en los derechos y obligaciones del anterior respecto de los trabajadores cedidos,
sino que ha mantenido la responsabilidad solidaria de ambas empresas respecto de las deudas laborales que
la empresa cedente tuviera pendientes de abonar.
en modo alguno implica que las partes queden relevadas de responder de las obligaciones
contraídas durante su vigencia.
2º) Pluralidad de causas extintivas. La cesación puede venir provocada por un hecho que
escapa a la libre disposición de los contratantes, como sucede con la muerte del trabajador,
o por un negocio jurídico, como ocurre cuando el vínculo laboral concluye en virtud de una
o varias declaraciones de voluntad tendentes a aquel fin. En este segundo caso, el negocio
jurídico puede ser unilateral, cuando la declaración de voluntad proviene de uno solo de
los contratantes, como sucede en los casos de desistimiento del trabajador o de despido a
instancia del empresario, o puede ser bilateral, como en el caso del mutuo acuerdo de las
partes.
3º) Las causas de extinción son normas de derecho necesario absoluto. La regulación legal
de la extinción del contrato de trabajo y, particularmente, sus causas, especialmente las de
despido, han sido y siguen siendo uno de los supuestos más típicos y característicos unáni-
memente calificados como derecho necesario absoluto. Se ha venido considerando, en este
sentido, que se trata de una de aquellas materias en las que el interés general justifica la exis-
tencia de una regulación general y uniforme para las relaciones de trabajo, intangible para la
negociación colectiva, al estar implicado, además, el derecho constitucional al trabajo (art.
35.1 CE). Desde esta perspectiva, el régimen general de extinción del contrato de trabajo
se configura en el ET (arts. 49 y ss.) de modo completo, tasado e inalterable, y sin espacio
alguno para la negociación colectiva, de forma que no cabe añadir causa extintiva alguna ni
alterar el preciso carácter de las ya establecidas.
del poder privado, Madrid, Trotta, 2009. SEMPERE NAVARRO, A. V., (Dir.), El despido, Pamplona, Aranzadi,
2009.
§3. Concepto de despido. En el Derecho del Trabajo, la regla general es que el cese unila-
teral de la relación laboral tenga su origen en una causa justa o motivo justificado, que puede
tener relación con la conducta individual reprochable del trabajador (art. 54 ET), con razones
extraordinarias como la fuerza mayor (art. 51.7 ET), con causas objetivas económicas, técni-
cas, organizativas o de producción (arts. 51.1 y 52 c) y e) ET) o con causas objetivas relacio-
nadas con la persona del trabajador (art. 52 ET).
1º) Concepto de despido. La noción amplia de despido incluye toda extinción del contrato
por voluntad del empresario. Se incluyen en el concepto de despido, entre otros, los su-
puestos en los que el empresario se niega a readmitir al trabajador excedente o la extinción
de los contratos temporales fraudulentos, aplicándose en estos casos el régimen sustantivo
y procesal del despido disciplinario (art. 103.3 LJS), lo que determina, entre otros efectos,
la aplicación del plazo de caducidad propio del despido disciplinario. De este modo, la nor-
mativa reguladora de éste debe aplicarse a todas las extinciones decididas por el empresario
y el cauce procesal para impugnarlas es también el del despido disciplinario, con la salvedad
de las especialidades expresamente previstas para los despidos objetivos, colectivos y por
fuerza mayor.
2º) Exigencia de causa e indemnización en el despido. En todos estos supuestos, el emplea-
dor puede extinguir la relación laboral pero, salvo en el caso del despido disciplinario pro-
cedente, el ET prevé una indemnización a favor del trabajador; es más, la normativa laboral
común no admite la libre resolución del contrato por parte del empresario, a no ser que
existan razones que lo justifiquen. Puede, por lo tanto, extraerse del ordenamiento laboral
común una regla general de la que se deriva que el trabajador cuyo contrato se extingue por
libre decisión del empresario tiene derecho a una indemnización.
Caso práctico 18.1. José Daniel, Ildefonso y Alejandro prestan servicios para la empresa Roxana Hotels
desde 1996, 1989 y 1991, respectivamente, con contratos indefinidos y a tiempo completo. Varios recibieron
la siguiente notificación: «La Dirección de ésta empresa ha tomado la decisión de proceder a un cambio sus-
tancial en sus condiciones de trabajo a título individual consistente en reducir 1/3 la jornada anual que tiene
actualmente. Ya se le comunicó en fecha 28-1-2004 tal extremo. Tal decisión obedece a que la mercantil no
puede dar ocupación efectiva». Los trabajadores impugnan la decisión de la empresa alegando que, en reali-
dad, no se trata de una modificación de condiciones de trabajo sino de un despido parcial. La cuestión que se
plantea es si posible extinguir sólo parcialmente un contrato de trabajo y si la decisión empresarial puede, en
efecto, considerarse un despido
Respuesta. El Tribunal Supremo ha rechazado que pueda existir un «despido parcial», afirmando que el
despido exige que se produzca una decisión del empresario, expresa o tácita, que dé por terminada la relación
laboral, y una reducción de jornada es solo una modificación de condiciones dentro de una relación laboral
que permanece vigente (SSTS 7-4-2000, Rº 1746/1999, 20-11-2000, Rº 1417/2000 y 14-5-2007, Rº
85/2006).
dar ocupación efectiva». Los trabajadores impugnan la decisión de la empresa alegando que, en realidad, no
se trata de una modificación de condiciones de trabajo sino de un despido parcial. La cuestión que se plantea
es si posible extinguir sólo parcialmente un contrato de trabajo y si la decisión empresarial puede, en efecto,
considerarse un despido
Respuesta. El Tribunal Supremo ha rechazado que pueda existir un «despido parcial», afirmando que el
despido exige que se produzca una decisión del empresario, expresa o tácita, que de por terminada la relación
572laboral y una reducción de jornada es solo unaR.modifi
Jesús caciónUguina
Mercader de condiciones dentro de una relación laboral que
permanece vigente (SSTS 7-4-2000, Rº 1746/1999, 20-11-2000, Rº 1417/2000) y 14-5-2007, Rº 85/2006).
TIPOS DE DESPIDO
DIFERENCIA DIFERENCIA
servicio prorrateándose por meses los períodos inferiores a un año y con un máximo de “N”
meses. Esquemáticamente puede, por tanto, expresarse como la menor de dos cantidades, el
producto de tres factores (tiempo de servicio, salario diario y el multiplicador fijado por ley
o factor indemnizatorio) y un determinado tope, fijado como un número de mensualidades
de salario:
Indemnización = min (F x A x Sd , N x Sm
De estos elementos, tanto el factor indemnizatorio como el tope máximo —fijado dis-
crecionalmente por el legislador— tienen una determinación clara. Sin embargo, sí surgen
problemas en relación a la determinación del salario diario y del tiempo de servicio:
a) El salario computable (que se fijará en el proceso por despido) debe ser el que legal-
mente corresponda al trabajador en el momento del despido y no el inferior que realmente
percibiera (STS 27-12-2010, Rº 1751/2010), sin que puedan aplicarse ni reclamarse in-
crementos posteriores pactados en convenio, dado el carácter compensatorio o indemni-
zatorio y tasado de la indemnización (SSTS 7-12-1990, RJ 1990/9760 y 12-4-1993, Rº
1857/1992).
No obstante, si el trabajador disfrutara, en el momento del despido, de una suspensión
por maternidad o paternidad a tiempo parcial, o de una jornada reducida por lactancia, por
cuidado de hijos o de familiares, o para el cuidado del menor a su cargo afectado por cáncer
(tumores malignos, melanomas y carcinomas), o por cualquier otra enfermedad grave, que
implique un ingreso hospitalario de larga duración y requiera la necesidad de su cuidado
directo, continuo y permanente, o de una reducción de jornada por tratarse de una tra-
bajadora víctima de violencia de género o de una víctima del terrorismo, el salario a tener
en cuenta será el que hubiera correspondido al trabajador sin considerar la reducción de
jornada (DA 18 ET).
Caso práctico 18.2. Un trabajador comenzó a prestar servicios en el año 1989 en el centro de trabajo
de Madrid de una empresa española. Desde octubre de 2000 hasta septiembre de 2001, se desplazó a Italia
con el fin de coordinar las actividades necesarias para la apertura de una filial. Cuatro meses después de volver
a su destino en España es despedido. El salario que cobraba antes del desplazamiento era de 2.353,96 euros,
mientras que el que comenzó a percibir en el extranjero duplicaba esta cantidad, con motivo de la inclusión
en sus recibos de nómina de un concepto denominado «compensación por desplazamiento», por importe de
2.654,47 euros. Para la STSJ de Madrid de 3-4-2003, el salario regulador había de ser la media de lo perci-
bido por el trabajador en los últimos doce meses.
Respuesta. La STS 27-9-2004 (Rº 4911/2003) reitera que el salario regulador a efectos indemnizatorios
debe ser el que se percibe en el momento del despido, por lo que ha de descartarse la inclusión en el mismo
de la compensación por desplazamiento, si el despido se produce cuatro meses después de la reincorporación
a la empresa española, no se recibía ya el complemento y no concurre un fraude de ley.
574 Jesús R. Mercader Uguina
Por lo que se refiere al salario computable a efectos de calcular la indemnización, hay algu-
nas fórmulas retributivas que plantean problemas. En general, para calcular la indemnización
se toman en cuenta todas las percepciones salariales del trabajador, en dinero o en especie
percibidas en el mes anterior al despido. Las retribuciones de devengo superior al mes o de
cuantía irregular (lo que incluye el llamado salario variable) se computan en la proporción
que corresponda. Así ocurre con las pagas extras, con los pluses y complementos percibidos de
forma irregular y con las comisiones, bonos, opciones sobre acciones, etc. Respecto a las horas
extraordinarias, se suele calcular el promedio, y el salario en especie se cuantifica para incluirlo
en la indemnización. No se toman en cuenta, sin embargo, las percepciones extrasalariales y
no se computan los incentivos si no se han alcanzado los objetivos previstos.
Para el cálculo del salario diario debe partirse del salario en términos anuales y dividirlo
entre 365 (o en su caso 366), y no entre 360 (que sería el equivalente a dividir el salario
mensual entre 30), según ha establecido la jurisprudencia.
b) También se plantean problemas respecto al tiempo de servicios prestados. A estos efec-
tos, debe diferenciarse entre antigüedad reconocida y servicios prestados. Lo relevante para
la indemnización son los servicios prestados de manera que la antigüedad reconocida al
trabajador solo se computa si expresamente se pactó o si procede su cómputo por haber
existido sucesión empresarial (STS 8-3-1993, Rº 29/1992). En caso de que el trabajador
haya estado vinculado a la empresa con contratos temporales, incluso a través de ETT, estos
se computan a efectos de calcular la antigüedad.
Caso práctico 18.3. Leopoldo OC inició el 30 de septiembre de 1976 la prestación de servicios para
una empresa. Desde el 1 de diciembre de 1989 disfrutó de una excedencia forzosa por haber sido elegido
primero Eurodiputado y posteriormente Diputado en la Cortes Generales. El 14 de septiembre de 1999 la
empresa le comunica por escrito su despido y le ofrece el abono de la indemnización que corresponde al des-
pido improcedente. Es a la hora de calcular la cuantía de la indemnización cuando surgen las desavenencias
entre la empresa y el trabajador. Este último considera que, dado que el art. 46.1 ET señala que la excedencia
forzosa da derecho al cómputo de la antigüedad, deben incluirse también en la indemnización los años que
él ha estado en tal situación. La empresa, por el contrario, considera que no debe computarse ese periodo a
efectos de calcular la indemnización.
Respuesta. En numerosas sentencias, el Tribunal Supremo ha señalado las diferencias entre la antigüedad
a que se refiere el art. 46.1 ET y los años de servicio a que se refiere el art. 56.1.a) ET. Al respecto, afirma que
el módulo de x días de salario que establece el art. 56.1.a) ET actúa sobre el tiempo de servicios prestados
y no sobre la mayor antigüedad reconocida. De este modo, suspendido el contrato por excedencia forzosa,
ésta exonera de las obligaciones recíprocas de trabajar y remunerar el trabajo y la no realización de trabajo
durante la excedencia forzosa no puede entenderse como tiempo de servicios. En definitiva, el Tribunal Supremo
avala la interpretación de la empresa y calcula la indemnización por despido sin incluir el periodo de tiempo
que el trabajador estuvo en situación de excedencia forzosa (SSTS 30-6-1997, Rº 2698/1996 y 26-9-2001,
Rº 4114/2000).
El prorrateo por meses de los periodos inferiores a un año supone tener que contar un mes
completo adicional por el tiempo de servicio que exceda del último mes completo tomado
en cuenta, sin que puedan tomarse en consideración en ningún caso los días. Así, el Tribu-
nal Supremo ha afirmado que «sea cual fuere el número de días servido a partir del último
mes completo, el prorrateo ha de hacerse “por meses”, esto es, como si se hubiera trabajado
la totalidad del mes, fórmula ésta elegida por el legislador que se presenta como adecuada
y simple y, por otra parte, de escasa trascendencia económica a favor del trabajador» (SSTS
Lección 18. La extinción del contrato de trabajo (I). El despido 575
4. DESPIDO DISCIPLINARIO
Bibliografía básica: GARATE CASTRO, J., La comunicación escrita del despido disciplinario, Santiago
de Compostela, Facultad Derecho, Univ. Santiago, 1984. ALONSO OLEA, M., Introducción general al des-
pido y a sus causas, AA.VV., Estudios sobre el despido. Homenaje al Profesor Alfredo Montoya Melgar
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na, Aranzadi, 1997. MELLA MÉNDEZ, L., La formalización del despido disciplinario. Un estudio sobre los
requisitos previstos en el Estatuto de los Trabajadores, Granada, Comares, 1998. LÓPEZ ÁLVAREZ, M.J., El
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Pamplona, Aranzadi, 2009. ESTEVE SEGARRA, A., El despido exprés: la limitación de los salarios de tramita-
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Civitas, 2011. MARÍN MARÍN, J., GALLEGO MOYA, F., Costes del despido improcedente en la doctrina judi-
cial, Albacete, Bomarzo, 2013.
§6. La causalidad del despido disciplinario. El derecho al trabajo (art. 35.1 CE) se
concreta en el derecho a no ser despedido de no existir justa causa, es decir, en la exigencia
de causalidad del despido (STC 22/1981). La principal referencia legal a las causas justas del
despido disciplinario es la que contiene el art. 54.1 ET: el despido disciplinario es el «basado
en un incumplimiento grave y culpable del trabajador». Gravedad y culpabilidad son dos
conceptos jurídicos distintos: mientras la gravedad hace referencia al grado en que el traba-
jador ha quebrantado una obligación laboral y por ello se construye sobre elementos de ín-
dole fundamentalmente «objetiva», la culpabilidad se asienta en el reproche que, atendidas
las circunstancias que afectan subjetivamente al trabajador, merece aquel quebrantamiento.
Por ello, al enjuiciar un despido disciplinario se deben realizar dos juicios distintos: el juicio
de gravedad y el de culpabilidad. La ponderación de la gravedad se asienta en la categoría
del bien jurídico lesionado por el incumplimiento y en la intensidad de la lesión producida
(entre otros, el daño económico irrogado por la conducta del trabajador, el daño a valores
morales, la categoría profesional del trabajador, la existencia de advertencias empresariales
previas, el grado de tolerancia en la empresa, etc.). La culpabilidad, con carácter general
exige «imputabilidad» de la conducta al trabajador y «voluntariedad» en la acción u omisión
constitutiva del incumplimiento.
A continuación de la cláusula general que exige la gravedad y la culpabilidad de las con-
ductas, el art. 54.2 ET establece un listado de «incumplimientos contractuales», a la manera
de «tipos»:
1º) Faltas repetidas e injustificadas de asistencia al trabajo (art. 54.2 a) ET). La falta de asis-
tencia al trabajo supone que el trabajo debido no se esté realizando, frustrándose el objeto
del contrato, pues el trabajador incumple su obligación esencial de prestar el servicio. La
576 Jesús R. Mercader Uguina
diferencia entre esta circunstancia y el abandono del puesto de trabajo ha sido despejada
por la jurisprudencia señalando que el abandono del trabajador es una manifiesta, expresa y
terminante voluntad de concluir la relación laboral mientras que las faltas de asistencia que
no lleven consigo el deliberado propósito de dar por terminado el contrato por parte del
trabajador no constituyen abandono.
El ET no precisa el número de inasistencias para la tipificación de incumplimiento grave y
culpable, una labor que sí suelen realizar los convenios colectivos. Las faltas de asistencia han
de ser injustificadas. Corresponde al empresario probar las inasistencias o impuntualidades y al
trabajador aportar la justificación de las mismas. En todo caso, debe estudiarse específicamen-
te cada caso concreto, debiendo individualizarse la noción de gravedad en función de los actos
realizados por el trabajador y los efectos que produce en el ámbito de la empresa.
2º) Indisciplina o desobediencia (art. 54.2 b) ET). La obediencia debida por el trabajador
en el desarrollo del contrato de trabajo tiene que ver con las exigencias del poder de direc-
ción del empresario y el control de la actividad laboral por parte de éste. La indisciplina o
desobediencia sancionable con el despido disciplinario requiere el cumplimiento de una
triple exigencia legal, esto es, que la misma resulte injustificada, grave y culpable. La indis-
ciplina o desobediencia del trabajador ha de producirse sin justificación alguna, pues si con-
curre una causa de justificación, la misma merece un tratamiento más suave que la sanción
consistente en la resolución de la relación laboral. En este sentido, las decisiones que tome el
empresario en un uso irregular o arbitrario de sus facultades de dirección pueden justificar la
desobediencia del trabajador, de modo que «si el empresario excede los límites de autoridad
que tiene marcados por las normas legales, puede el trabajador desobedecer legítimamente
sin incurrir en infracción». El incumplimiento indisciplinado o desobediente del trabajador
ha de ser, además, grave (art. 54.1 ET) lo que se manifiesta en la reiteración o continuación
y en la trascendencia de la conducta desobediente, de manera que no se considera grave
un incumplimiento ocasional de un mandato empresarial. Finalmente, la indisciplina o
desobediencia ha de constituir un incumplimiento culpable, entendiendo por tal aquel que
resulta imputable al propio trabajador, ya sea en virtud de dolo —voluntad inequívoca de
no cumplir— o de negligencia.
Caso práctico 18.4. D. Abelardo, Comandante de la flota del Airbus 320 de la Compañía IBERIA, tenien-
do programada la realización del vuelo n°. NUM000 (Jerez de la Frontera-Madrid), se negó a realizar dicho
vuelo, desoyendo las indicaciones tanto del Subdirector de Relaciones Laborales de Tripulantes Técnicos como
de la Dirección de Mantenimiento e Ingeniería, al detectar una avería, en el Lazo A de detención del fuego
en el motor 2, que anotó en el Parte de Vuelos. ¿Constituye desobediencia sancionable este comportamiento?
Respuesta. La STSJ Madrid 12-2-2007 (Rº 315/2007) afirma que «la seguridad de la aeronave es mate-
ria obviamente delicada en la que se han de extremar las precauciones» y que «se reconocen amplias facultades
al comandante con prevalencia sobre el manual operativo y por ello aun en caso de discrepancia de pareceres
sobre la gravedad de la avería o la urgencia de su reparación, como en este caso ha sucedido, no parece
admisible la sanción de despido a menos que se tratase de un ejercicio arbitrario o abusivo de facultades por
parte del comandante».
3º) Ofensas verbales o físicas al empresario o a otras personas del entorno empresarial (art. 54.2
c) ET). El fundamento de esta causa se ha situado en la necesidad de mantener en armonía la
convivencia que engendra la relación laboral, conservando los deberes mínimos de conviven-
Lección 18. La extinción del contrato de trabajo (I). El despido 577
cia. En cuanto a las conductas sancionables, se incluyen tanto los insultos como las agresiones
físicas; tanto las realizadas por escrito como de palabra; pudiendo sancionarse las ofensas pro-
ducidas fuera del centro de trabajo y de la jornada laboral, siempre que tengan una relación
con el trabajo. La apreciación de la gravedad corresponderá al Juez, que deberá atender a las
circunstancias del caso, valorar los factores subjetivos (antigüedad, nivel cultural, conducta
anterior, nivel de responsabilidad, nivel de familiaridad en la empresa) que intervienen en el
hecho, así como la intención del trabajador.
4º) Transgresión de la buena fe contractual y abuso de confianza en el desempeño del trabajo
(art. 54.2 d) ET). Consiste en actuaciones dolosas o negligentes del trabajador que produ-
cen la pérdida de confianza por parte del empresario, aunque no causen daño a la empresa
y sin que sea preciso que se trate de una actividad delictiva. Entre otros, se han considerado
transgresores de la buena fe los siguientes comportamientos:
a) Un primer grupo de supuestos remite a acciones o comportamientos que ocasionen,
o sean susceptibles de ocasionar, un daño material en el patrimonio del empresario. En
este grupo de situaciones se enmarcan la utilización de materiales, bienes, medios o locales
empresariales en beneficio propio del trabajador o de un tercero, supuestos de apropiación
indebida de materiales, productos o dinero, o la desviación, en beneficio propio, de oportu-
nidades de negocio claramente empresariales.
b) Un segundo grupo se refiere a conductas del trabajador consistentes en aceptar grati-
ficaciones, regalos o cualquier tipo de ventaja que constituyan un soborno. No obstante,
en estos casos, para que se aprecie transgresión de la buena fe contractual, se requiere que
la ventaja recibida debe pretender, por personas ajenas a la empresa, comprar la discreción,
influencia o posición del trabajador y llevar a éste al incumplimiento de sus obligaciones
contractuales.
c) Un tercer bloque comprende comportamientos del trabajador que impliquen revelar
secretos empresariales o informaciones confidenciales de la empresa durante la vigencia
del contrato de trabajo. En este sentido, se han reputado comportamientos contrarios a la
buena fe la obtención de información reservada a través de consultas al ordenador, revelar
secretos conocidos por razón del cargo o, en fin, comunicar información reservada de la
empresa y hacer comentarios negativos de la misma.
d) En cualquier caso, los comportamientos del trabajador contrarios a la buena fe obser-
van tal diversidad que se muestran resistentes a cualquier clasificación, por lo que no puede
confeccionarse una casuística cerrada. Así, la jurisprudencia ha considerado sancionables
situaciones tales como el trabajo durante la situación de incapacidad temporal, la participa-
ción en huelga ilegal, la comisión de delitos por el trabajador, el cumplimiento defectuoso
de la prestación, el abandono del trabajo, engaño en las titulaciones poseídas, etc. La LO.
3/2013, de protección de la salud del deportista y lucha contra el dopaje en la actividad
deportiva, considera las conductas realizadas en el marco de esta Ley como infracción de la
buena fe contractual a los efectos del art. 54.2 d) ET.
Caso práctico 18.5. P. R. G., trabajador de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE)
fue despedido por la comisión de una serie de hechos que la ONCE calificó, en la carta de despido, de fal-
tas en grado de muy graves. En concreto se le imputaban los siguientes hechos: no efectuar las liquidaciones
correspondientes a los sorteos de varios días, teniendo por tal motivo varias cuentas deudoras, que no había
578 Jesús R. Mercader Uguina
pagado en la fecha en que se abrió expediente (algunas de las cuales fueron canceladas cuando sobre la
nómina salarial correspondiente al mes de marzo, se le efectuó una retención por dicha cantidad). El trabajador
presentó demanda por despido en la que declaraba que sufría un importante problema de ludopatía desde la
edad de 18 años.
Respuesta. La STSJ Madrid 23-5-2002 (Rº 861/2002) declara la improcedencia del despido, al no
considerarse la conducta del actor culpable, habida cuenta de la enfermedad que padece. Se recuerda que
la ludopatía (juego patológico) es una enfermedad grave que está mundialmente reconocida como un trastorno
mental. Los argumentos en que se apoya la sentencia ya habían sido utilizados por la STSJ Madrid 28-10-1999
(Rº 3418/1999), en la que se declaraba improcedente el despido de una vendedora de la ONCE, con pro-
blemas de alcoholismo, que había cometido faltas muy graves, en atención a las circunstancias estatutarias y
personales concurrentes. Se aludía en este supuesto también a las obligaciones que la ONCE asume con sus
afiliados de procurar su rehabilitación profesional y reinserción social, y se condenaba igualmente a la readmi-
sión en un puesto adecuado a las circunstancias de la trabajadora.
5º) Disminución continuada del rendimiento del trabajo normal o pactado (art. 54.2 e) ET).
La jurisprudencia entiende que debe tratarse de una falta continuada y voluntaria, enten-
diendo por tal no la que hace referencia al mínimo rendimiento exigible según el sistema
de control que se haya establecido, sino el normal que el trabajador venía obteniendo. La
disminución en el rendimiento ha de ser voluntaria, exigiéndose una expresa y particular
actitud del trabajador en la reducción del rendimiento normal. Ha de ser imputable al
trabajador, no requiriéndose dolo, siendo suficiente un comportamiento descuidado y falto
de esmero, revelador de «inhibición y abandono» de las responsabilidades asumidas. La
sanción exige prolongación de la conducta en el tiempo, e impide considerar merecedora
del despido la disminución del rendimiento producida ocasional o aisladamente. No se
requiere, sin embargo, que la disminución sea ininterrumpida, también es grave y acreedora
de sanción la intermitencia, cuando entre los días en los que se realiza normalmente la labor
aparecen intercaladas jornadas de trabajo de bajo rendimiento, y así durante un considera-
ble período de tiempo.
Caso práctico 18.6. D. Adolfo vendía los productos de la empresa «Telefónica Publicidad e Información,
SA», debía visitar a sus clientes, reales o efectivos, y a continuación rellenar unos partes de actividad, en los
que debía reflejar su actividad a lo largo de la jornada de trabajo. La empresa procedió a su despido dado
que otros cinco vendedores de la oficina en la que desarrolla su actividad habían alcanzado objetivos del
118%, 93%, 84%, 78% y 62%, en tanto que el demandante sólo llegó, en el mismo período, al 18% en ventas,
el demandante llegó al 23%, en tanto que la media de la oficina fue del 54%. ¿Cabe considerar el mismo
procedente?
Respuesta. Así lo considera la STSJ País Vasco 4-4-2006 (Rº 353/2006). La disminución del rendimiento
exige, según jurisprudencia reiterada, la existencia de un término de comparación. El término comparativo
puede consistir en el rendimiento de otros trabajadores en condiciones homologables («rendimiento normal
objetivo»), o en el rendimiento del propio trabajador en condiciones anteriores homologables («rendimiento
normal subjetivo»).
de embriaguez acaecen durante la jornada laboral del trabajador. En tales casos, los in-
dicios de repercusión negativa suelen ser abundantes y muy variados. Por el contrario, si
las situaciones de embriaguez se producen fuera de la empresa y de la jornada laboral, la
doctrina de la repercusión negativa debe tornarse mucho más exigente dado que, en tales
situaciones, se entra en el espacio de la vida privada del trabajador, por lo que sólo podría
justificarse el despido ante repercusiones claras e incontestables de la conducta extralabo-
ral del trabajador, o en situaciones muy particulares de empresas de tendencia ideológica,
religiosa, etc. (Gómez Abelleira).
7º) El acoso por razón de origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad u
orientación sexual y el acoso sexual o por razón de sexo al empresario o a las personas que trabajan
en la empresa (art. 54.2 g) ET). Se trata del acoso que puede efectuarse por un trabajador,
bien sobre el empresario, bien sobre otro trabajador (chantaje o acoso ambiental), y que, en
cualquier caso, merece el reproche del empleador con la sanción de despido por incumpli-
miento grave y culpable del trabajador. Se considera como acoso la conducta vinculada con
los motivos señalados, desarrollada en el ámbito de organización y dirección del empresario,
que el sujeto activo sabe o debe saber que es indeseada por quien la sufre y que, en todo
caso, tiene como objetivo o como consecuencia crearle un entorno laboral ofensivo, hostil o
intimidatorio. Por su parte, los arts. 8.13 y 13.bis LISOS tipifican como infracción laboral
muy grave, ahora del empresario: «El acoso sexual, cuando se produzca dentro del ámbito a
que alcanzan las facultades de dirección empresarial, cualquiera que sea el sujeto activo de la
misma» y el «el acoso por razón de origen racial o étnico, religión o convicciones, discapaci-
dad, edad y orientación sexual y el acoso por razón de sexo, cuando se produzcan dentro del
ámbito a que alcanzan las facultades de dirección empresarial, cualquiera que sea el sujeto
activo del mismo, siempre que, conocido por el empresario, éste no hubiera adoptado las
medidas necesarias para impedirlo».
Caso práctico 18.7. Un trabajador con categoría de agente comercial aunque realiza funciones de
representación de un centro de estudios se vino dirigiendo a distintas trabajadoras profesoras del centro y re-
cepcionistas con expresiones claramente ofensivas. La empresa le despide indicándole que dirigió a Dña B. R,
insultos tales como «imbécil», «incompetente» a la trabajadora Sandra J. CH., insultos como «ignorante», con lo
que se ha llegado a crear una situación insostenible en el seno de la empresa. El pasado mes de julio llamó Vd.
«ignorante» a Dª Sandra J. CH., al propio tiempo que le decía que no tenía ni idea de lo que era trabajar bajo
el mando de alguien y que el hecho de tener a su madre en el Hospital la incapacitaba para trabajar. Por otra
parte, hacia constantes comentarios de tipo sexual y sexista tanto hacia compañeras de trabajo como alumnas
del centro. La situación llegó a tal punto que Dña B. R cesó voluntariamente alegando que no podía soportarlo
más. El mes siguiente, Dª M. P. L., cuando estaba bajando la persiana del centro, comentó Vd.: «mirad, M.
parece una de esas mujeres de los escaparates de Amsterdam». Tanto a esta compañera como a Dª S. U les
hacia Vd. comentarios sexistas refiriéndose a las alumnas.
Respuesta. La STSJ Galicia 12-12-2001 (Rº. 5495/2001) consideró que el citado trabajador: «ve-
jaba a sus compañeras de trabajo con graves ofensas verbales (constitutivas de un verdadero e intenso
acoso laboral), llegando a crear «una situación insostenible en el seno de la empresa» (hasta el punto de
que una de las verbalmente agredidas cesó por tal causa en el trabajo), y declaró procedente el despido
disciplinario al amparo del art. 54. 2 c) ET». Tal comportamiento quedaría ahora incluido en el art 54.2 g)
ET, en tanto que acoso por razón de sexo. El art. 7.2 LOIHM viene a concretar, el alcance del concepto de
acoso por razón de sexo, al entender como tal «cualquier comportamiento realizado en función del sexo de
una persona, con el propósito o el efecto de atentar contra su dignidad y de crear un entorno intimidatorio,
degradante u ofensivo».
580 Jesús R. Mercader Uguina
§7. Formalidades del acto de despido. Para que el despido sea eficaz debe llevarse a
cabo respetando una serie de formalidades (art. 55 ET) y requisitos; su inobservancia puede
convertir en improcedente el despido.
1º) Notificación de la extinción por el empresario al trabajador. El despido fundado en
alguna de las causas contenidas en el art. 54 ET debe ser notificado por escrito, por parte
del empresario al trabajador (carta de despido) indicando los hechos que lo motivan y la
fecha en que tendrá efecto (art. 55.1 ET). La notificación de la carta de despido habrá de
hacerse al trabajador personalmente, debiendo poner el empresario todos los medios razo-
nables para ello: entrega en el centro de trabajo, en su domicilio con acuse de recibo, carta
certificada, notificación notarial, telegrama, etc. En todo caso, la prueba de que se entregó
la carta corresponde al empresario.
En caso de tratarse de un trabajador afiliado a algún sindicato, los delegados sindicales de-
berán ser oídos por la empresa previamente a la notificación del despido, siempre que al em-
presario le conste su condición de afiliado (art. 10.3.3 LOLS y art. 55.1 ET). Y, en todo caso,
el empresario está obligado a informar al comité de empresa de todos los despidos efectuados
(art. 64.4 c) ET) si bien el incumplimiento de esta obligación no genera la nulidad o improce-
dencia del despido, sino, exclusivamente responsabilidad administrativa (art. 7 LISOS).
2º) Contenido de la «carta de despido». La carta de despido debe reseñar los hechos que lo
motivan y la fecha del despido. Los hechos han de ser narrados de manera que el trabajador
pueda conocer las razones de su despido y pueda identificarlas de cara a su posterior defensa.
No es necesaria una indicación exhaustiva de las conductas imputadas, ni la mención, en su
caso, de los preceptos infringidos, bastando una indicación clara y concreta de las mismas.
Finalmente, por «fecha del despido» se entiende aquella en que se producen sus efectos. Esta
fecha puede o no coincidir con la de la entrega de la carta, pero nunca puede ser anterior
a dicha entrega. La jurisprudencia admite la posibilidad de que el trabajador reclame por
la extinción de su contrato desde el momento en que, sin mediar carta de despido, existan
hechos concluyentes a partir de los cuales el trabajador pueda tener certeza de la voluntad
del empresario de extinguir el contrato (despido tácito).
Caso práctico 18.8. La comunicación escrita se limitaba a notificar el despido indicando que éste se
fundaba en «faltas repetidas e injustificadas de asistencia o puntualidad al trabajo, por indisciplina, por ofensas
verbales al empresario y compañeros, por trasgresión de la buena fe contractual y por abuso de confianza»,
¿con ese contenido se cumplen suficientemente las exigencias formales previstas en el art. 55.1 ET?
Respuesta. La STS 28-4-1997 (Rº 1076/1996) señala que «aunque no se impone una pormenorizada
descripción de aquéllos, sí exige que la comunicación escrita proporcione al trabajador un conocimiento
claro, suficiente e inequívoco de los hechos que se le imputan para que, comprendiendo sin dudas racionales
el alcance de aquéllos, pueda impugnar la decisión empresarial y preparar los medios de prueba que juzgue
convenientes para su defensa y esta finalidad no se cumple (…) cuando la aludida comunicación sólo contiene
imputaciones genéricas e indeterminadas que perturban gravemente aquella defensa y atentan al principio de
igualdad de partes al constituir, en definitiva, esa ambigüedad una posición de ventaja de la que puede preva-
lerse la empresa en su oposición a la demanda del trabajador».
Respuesta. En la STS 6-3-2001 (Rº 2227/2000) se resuelve que el cómputo del plazo de prescripción
de las faltas se inicia en el momento en que el órgano de la empresa con competencias sancionadoras tiene un
conocimiento cabal, pleno y exacto de los hechos sancionables y, aun cuando dicho plazo haya empezado a
correr, su cómputo debe interrumpirse por la realización de determinadas actuaciones, entre ellas la incoación
del expediente disciplinario o el trámite de audiencia. Ahora bien, el efecto que produce esta «interrupción» es
el de la mera «suspensión» del plazo prescriptivo, de tal manera que del mismo se descuenten los días invertidos
en aquel trámite. Aplicando esta interpretación al caso planteado se advierte que la falta imputada al trabajador
no había prescrito.
5º) Plazo para el ejercicio por el trabajador de la acción por despido. Conocido el despido
por el trabajador, éste tiene un plazo de caducidad de 20 días hábiles para demandar judi-
cialmente por despido al empresario, a contar desde la fecha del despido (art. 59.3 ET), o
en el supuesto de que la comunicación de despido se reciba con posterioridad a la fecha de
éste, desde el día siguiente a la recepción de la carta. El anterior plazo se suspende por la
582 Jesús R. Mercader Uguina
§8. Calificación del despido. Según el art. 55.3 ET, el despido puede ser calificado de
procedente, improcedente o nulo:
1º) Procedencia. El despido será declarado procedente cuando el empresario hubiese «acre-
ditado el incumplimiento alegado en su escrito de comunicación» (art. 55.4 ET), es decir,
cuando queden probados los hechos alegados, su gravedad y la culpabilidad del trabajador.
La declaración de procedencia convalidará la extinción del contrato sin derecho a indemni-
zación ni a salarios de tramitación (art. 55.7 ET). Las partes quedan libres de sus respectivas
obligaciones, excepto las que pudieran haber nacido anteriormente, pudiendo solicitar el
trabajador, si cumple los requisitos precisos, la prestación de desempleo (art. 208.1.1 c)
LGSS).
2º) Improcedencia. El despido será declarado improcedente cuando el empresario no acre-
dite el incumplimiento alegado en su comunicación escrita al trabajador o cuando el in-
cumplimiento acreditado no sea grave y culpable (art. 54.1 ET). De igual modo, el art. 55.4
ET considera improcedentes los despidos efectuados sin observar los requisitos formales
exigidos. Para evitar la declaración de improcedencia por este motivo, el empresario que
al despedir incumpla alguna de las formalidades previstas en el art. 55.1 ET, al decidir el
despido puede realizar en el plazo de veinte días, contados a partir del día siguiente del an-
terior —y hasta el momento de la interposición de la demanda por parte del trabajador—,
una «subsanación» del despido efectuado, es decir, un nuevo despido en el que se cumplan
los requisitos omitidos (art. 55.2 ET). Este último despido sólo surtirá efectos «desde su
fecha»; razón por la cual el empresario ha de poner a disposición del trabajador «los salarios
devengados» en los días transcurridos entre uno y otro despido, y ha de mantenerlo en alta
durante dichos días a efectos de la Seguridad Social.
a) Calificado de improcedente el despido, el Juez ha de condenar al empleador a que
opte entre el abono de la indemnización marcada en la ley o la readmisión del trabajador,
en las condiciones que regían antes del despido. Solo en el caso de que se opte por la
readmisión, el trabajador tendrá derecho a los salarios de tramitación, esto es, los salarios
correspondientes a los días transcurridos desde la fecha del despido hasta la notificación
de la sentencia o hasta que haya encontrado el trabajador otro empleo si tal colocación
es anterior a dicha sentencia y se prueba por la empresa el salario percibido en el nuevo
empleo, para su descuento de los salarios de tramitación (art. 56.2 ET). Será responsable
el Estado de los salarios de tramitación cuando la sentencia se dictase después de noventa
días desde la fecha en que se presentó la demanda por despido. Ahora bien, en este último
caso el empresario deberá abonar la totalidad de los salarios de tramitación al trabajador
y posteriormente podrá reclamar del Estado aquella parte de la que fuera éste responsable
(arts. 57 ET y 116 LJS).
Lección 18. La extinción del contrato de trabajo (I). El despido 583
Caso práctico 18.10. ¿Puede un convenio colectivo alterar la configuración legal del derecho de opción,
atribuyendo su titularidad al trabajador de forma que sea éste quien, ante la declaración de improcedencia del
despido, elija entre la readmisión o la indemnización?
Respuesta. La STS 11-3-1997 (Rº 3967/1996) reconoce la posibilidad de que el convenio pueda
atribuir al trabajador el derecho a optar entre readmisión o indemnización en caso de despido improcedente.
La sentencia entiende que la regulación tiene carácter de derecho necesario relativo, que, como tal, puede
ser mejorado por la autonomía colectiva. Se excluye el carácter de derecho necesario absoluto de estos
preceptos por dos razones. En primer lugar, porque «no se trata de normas procesales, sino de reglas de
carácter sustantivo, en la medida en que recogen la obligación alternativa que se impone al empresario como
consecuencia de la declaración de la improcedencia del despido, aunque tal obligación, que se establece
en una disposición formalmente sustantiva como el Estatuto de los Trabajadores, haya sido también incorpo-
rada a otro texto de carácter procesal». En segundo lugar, porque «la disponibilidad de la opción se deriva
además claramente del propio contenido de la norma estatal, ya que si el empresario en el plano individual
puede optar por cualquiera de los términos de la opción es claro que también puede hacerlo a través de la
autonomía colectiva».
que reunía antes de producirse el despido y el trabajador tendrá derecho al cobro de los
«salarios de tramitación» (art. 56.2 ET). Pero, si el despido ha sido declarado improcedente
por defectos formales, puede el empresario proceder a efectuar un nuevo despido, que no
constituirá subsanación del anterior, en un plazo de siete días desde la notificación de la
sentencia (art. 110.4 LJS).
f ) Si el despedido fuera un representante legal de los trabajadores o un delegado sindical,
la opción entre indemnización o readmisión corresponderá siempre a éste. De no efectuar la
opción, se entenderá que lo hace por la readmisión. Cuando la opción, expresa o presunta,
sea en favor de la readmisión, ésta será obligada. Tanto si opta por la indemnización como
si lo hace por la readmisión, tendrá derecho a los salarios de tramitación (art. 56.4 ET). La
jurisprudencia ha extendido esta importante garantía a los candidatos en las elecciones a
representantes unitarios (STS 28-12-2010, Rº 1596/2010).
g) En el supuesto de que la sentencia que declare la improcedencia del despido fuese
recurrida, si se ha optado por la readmisión, ésta tendrá lugar durante la tramitación del
recurso. Por el contrario, si el empresario opta por la indemnización no procede la ejecución
provisional de la sentencia, si bien durante la tramitación del recurso el trabajador estará en
situación legal de desempleo y, si cumple el resto de requisitos, podrá percibir la prestación
de desempleo.
3º) Nulidad. Según los arts. 55.5 ET y 108.2 LJS, el despido será nulo cuando tenga
como «móvil alguna de las causas de discriminación prohibidas en la Constitución y en la
Ley» o cuando se produzca «con violación de derechos fundamentales y libertades públicas
del trabajador».
a) Se considerará, igualmente, nulo el despido de los trabajadores (art. 55.5 a) ET)
durante el período de suspensión del contrato de trabajo por maternidad, riesgo durante
el embarazo, riesgo durante la lactancia natural, enfermedades causadas por embarazo,
parto o lactancia natural, adopción o acogimiento o paternidad al que se refiere el art.
45.1 d) ET, o el notificado en una fecha tal que el plazo de preaviso concedido finalice
dentro de dicho período. Tendrá la misma consideración (art. 55.5 b) ET) el despido de
las trabajadoras embarazadas, desde la fecha del inicio del embarazo hasta la del comien-
zo del período de suspensión antes referido, así como el de los trabajadores que hayan
solicitado alguno de los permisos a los que se refiere el art. 37.4 y 5 ET, o se encuentren
disfrutando de ellos, o hayan solicitado la excedencia prevista en el art. 46.3 ET. Lo an-
terior será de aplicación salvo que, en ambos casos, se declare la procedencia del despido
por motivos no relacionados con el embarazo o con el ejercicio del derecho a los permisos
y excedencias señalados. No cabe, en estos casos, la declaración de improcedencia (STS
20-1-2015, Rº 2415/13).
Caso práctico 18.11. La Sra. Mayr trabajaba como camarera desde el 3 de enero de 2005. Después
de un tratamiento hormonal, se le practicó a la trabajadora una punción folicular el 8 de marzo de 2005.
La Sra. Mair estuvo de baja entre el 8 y el 13 de marzo por prescripción médica. El 10 de marzo, mediante
comunicación telefónica, la empresa le comunica su despido con efectos 26 de marzo. La trabajadora impug-
na le despido alegando que el mismo es nulo puesto que desde el 8 de marzo, fecha en que se produjo la
fecundación in vitro de sus óvulos, estaba amparada por la normativa, en este caso austriaca, que protege a
las trabajadoras embarazadas frente al despido. El órgano judicial nacional suspendió el procedimiento para
interponer cuestión prejudicial ante el Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea. La cuestión que se plantea
Lección 18. La extinción del contrato de trabajo (I). El despido 585
es si una trabajadora puede considerarse como «embarazada» a efectos de la protección que ofrece el derecho
comunitario, en particular la Directiva 92/85, cuando sus óvulos han sido ya fecundados pero todavía no le
han sido transferidos.
Respuesta. En su sentencia de 26-2-2008 (Asunto Mair), el Tribunal de Justicia señala que la prohibición
de despedir a las trabajadoras embarazadas contenida en el art. 10.1 Directiva 92/85 no se aplica a un caso
como el de la Sra. Mair. No obstante, añade la sentencia que la Directiva 76/207/CEE sobre igualdad de
trato entre hombres y mujeres en lo que se refiere al acceso al empleo, a la formación y a la promoción profe-
sionales y a las condiciones de trabajo se opone al despido de una trabajadora que se encuentra en proceso
de fecundación in vitro si se demuestra que el despido está basado en que la trabajadora se está sometiendo
a dicho tratamiento.
Caso práctico 18.12. Una trabajadora fue despedida por su empresa fundando la misma su decisión
en el «encarecimiento de su nómina» y por «la innecesidad de su puesto de trabajo», aunque reconoció de
inmediato su improcedencia y ofreció a su empleada la indemnización correspondiente. La mujer acudió a
los tribunales solicitando que se declarara la nulidad de su despido por discriminatorio, ya que consideraba
que lo que realmente motivó su despido fue su embarazo que era ya perceptible con ocasión de la cena
de Navidad que dio la empresa el mes de diciembre, cuando ya estaba de más de cuatro meses. Un mes
después de la cena, fue despedida. Ni el Juzgado de lo Social de Badajoz, ni el Tribunal Superior de Justicia
de Extremadura ni el Tribunal Supremo dieron la razón a la recurrente pues, aun declarando la improcedencia
del despido, no consideran probado que la empresa conociera el estado de embarazo de la trabajadora
y, en todo caso, no ser éste, sino razones organizativas, el motivo del despido. La cuestión que se plantea
es la interpretación que deba darse al art. 55.5.b) ET (redacción de la Ley 39/1999) en los supuestos de
despido de mujeres embarazadas. Más concretamente, se trata de determinar si es necesario o no, para
que el despido pueda y deba ser calificado como nulo, el conocimiento del hecho de la gestación por parte
del empresario.
Respuesta. El Tribunal Constitucional, en su STC 92/2008, considera, sin embargo, que se han vulnerado
los derechos de esta trabajadora a la no discriminación por razón de sexo y a la tutela judicial efectiva (arts
14 y 24.1 CE). El Tribunal afirma que debe admitirse el amparo a la trabajadora aunque no haya quedado
acreditado el conocimiento del embarazo por parte de la empresa, porque «la finalidad esencial de la norma
es la de combatir los despidos discriminatorios motivados por razón de embarazo». Señala, además, que esta
circunstancia pertenece a la «esfera más íntima» de una persona y que se debe respetar su deseo de mantener
oculto su estado si así lo desea. La Sala recuerda que la reforma que hizo el legislador a la Ley 39/1999
añadió un supuesto de nulidad para el caso de despidos discriminatorios o con vulneración de derechos funda-
mentales, «y lo hace sin contemplar requisito alguno ni de comunicación previa del embarazo al empresario, ni
de conocimiento previo por parte de éste, por cualquier otra vía, del hecho del embarazo». En suma, «todos los
criterios de interpretación» del art. 55.5 b) ET «conducen a considerar que (…) la nulidad del despido tiene un
carácter automático, vinculado exclusivamente a la acreditación del embarazo de la trabajadora y a la no con-
sideración del despido como procedente por motivos no relacionados por el mismo». La citada doctrina ha sido
continuada por el Tribunal Supremo en sus SSTS 17-10-2008 (Rº 1957/2007), 16-1-2009 (Rº 1758/2008)
y 17-3-2009 (Rº 2251/2008), en las que modifica su doctrina anterior. También el Tribunal Constitucional
mantiene dicha línea interpretativa en su STC 124/2009 que, por otra parte, contiene un voto particular que
cuestiona dicha interpretación.
b) La protección frente al despido incluye también la tutela frente a los despidos discipli-
narios carentes de causa cuando se produce respecto de «trabajadoras víctimas de violencia
de género por el ejercicio de los derechos de reducción o reordenación de su tiempo de
trabajo, de movilidad geográfica, de cambio de centro de trabajo o de suspensión de la
relación laboral, en los términos y condiciones reconocidos en esta Ley» (art. 55.5 b) ET).
Esta previsión supone una tutela adicional para las trabajadoras que, dada su condición de
víctimas de violencia sobre las mujeres, deciden ejercer los derechos laborales que la LO.
1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, les reconoce.
Durante los periodos de ejercicio de los derechos mencionados, cualquier decisión extintiva
586 Jesús R. Mercader Uguina
§9. Despido y prestación por desempleo. El despido abre por sí mismo el derecho a la
prestación de desempleo, sin necesidad de su calificación —en conciliación o por senten-
cia—, como procedente, improcedente o nulo.
1º) El art. 209.4 LGSS prevé que «en el supuesto de despido o extinción de la relación
laboral, la decisión del empresario de extinguir dicha relación se entenderá, por sí misma y
sin necesidad de impugnación, como causa de situación legal de desempleo. El ejercicio de
la acción contra el despido o extinción no impedirá que se produzca el nacimiento del dere-
cho a la prestación». En cualquier caso hay que tener en cuenta que la acreditación del cese
se produce no sólo con la carta de despido, sino también mediante el acta de conciliación o
la resolución judicial en caso de impugnación.
2º) El art. 209.1 LGSS establece que el reconocimiento de la prestación por desempleo
debe solicitarse a la Entidad Gestora y el derecho nacerá a partir de la situación legal de
desempleo, siempre que se solicite dentro de los quince días siguientes. Si la solicitud se
produce después de transcurrido este plazo, se pierden los días intermedios entre el inicio
de la situación y la solicitud. La solicitud requiere la inscripción del solicitante como de-
Lección 18. La extinción del contrato de trabajo (I). El despido 587
§10. Concepto. El art. 49.1 l) ET se refiere a la extinción por causas objetivas legalmente
procedentes, efectuándose en el art. 52 ET una enumeración legal y taxativa de las mismas.
Las causas objetivas por contraposición a las «subjetivas» —propias del despido disciplina-
rio—, pueden incluir incumplimientos no dolosos o culpables de la prestación que no por
ello pierden su carácter dañoso para el empresario y cuya concurrencia determina la eficacia
extintiva de la decisión de este último. La doctrina reciente atribuye a esta forma de extin-
ción el propósito de liberar al empleador de los perjuicios que tales causas le producen, me-
jorar la eficacia o la productividad del trabajo o evitar defectos cuantitativos y cualitativos
de rendimiento no debidos a conductas deliberadas. Del conjunto del listado legal se extrae
una clara duplicidad en lo que respecta a la distinta naturaleza de las causas que incorpora:
un primer grupo de causas afectan a la capacidad o el cumplimiento del trabajador —apar-
tados a), b) y d)—; en tanto que un segundo grupo se refiere a causas que derivan de las
necesidades de funcionamiento de la empresa —apartados c) y e)—.
§11. Ineptitud del trabajador. Según lo dispuesto en el apartado a) del art. 52 ET, la
ineptitud conocida o sobrevenida con posterioridad a la colocación efectiva del trabajador
en la empresa es causa objetiva de extinción del contrato. La ineptitud existente con ante-
rioridad al cumplimiento del período de prueba no podrá alegarse con posterioridad a dicho
cumplimiento.
1º) Concepto de «ineptitud». La ineptitud supone una inhabilidad o carencia de facultades
profesionales que tienen su origen en la persona del trabajador, bien por la falta de prepara-
ción o actualización de sus conocimientos, bien por deterioro o pérdida de sus recursos de
trabajo —rapidez, percepción, destreza, capacidad de concentración, etc.—. No se incluyen
dentro de este concepto de ineptitud los supuestos de incompatibilidad para la realización
del trabajo por aplicación de una norma legal (por ejemplo la normativa sobre incompatibi-
lidades en el sector público que regula la L. 53/1984) (STS 2-5-1990, RJ 1990/3937).
a) La ineptitud debe ser imputable al trabajador, permanente y afectar a las tareas esencia-
les que desarrolla. La jurisprudencia ha declarado que la ineptitud debe ser no meramente
circunstancial; imputable al trabajador y no achacable a defectuosos medios de trabajo; ver-
588 Jesús R. Mercader Uguina
dadera y no disimulada —ya que ésta se integraría en otro tipo de falta general—; referida al
conjunto o, por lo menos, a la principal de las tareas encomendadas; de suficiente entidad,
es decir, una aptitud apreciable inferior a la media normal; y, sobre todo, independiente de
la voluntad, no debida a un actuar deliberado y consciente del sujeto, aunque sí en ocasio-
nes a abulia o descuido.
b) Se excluye de esta causa «la ineptitud existente con anterioridad al cumplimiento del
período de prueba». En estos casos, se considera que el empresario tuvo oportunidad de
conocer la aptitud del trabajador y desistir libremente del contrato. No obstante, existen
supuestos en los que la jurisprudencia admite la ineptitud anterior al ingreso en la empresa,
pero conocida por el empresario con posterioridad.
Caso práctico 18.13. Víctor venía prestando sus servicios sus servicios para la Junta de Castilla y León,
como trabajador fijo discontinuo de incendios. Con anterioridad a la campaña de prevención y extinción de
incendios de 1997 fue sometido a reconocimiento médico a instancia de la empleadora y se le diagnosticó
deuteranopia (anormalidad rojo-verde) resultando con un juicio clínico de no apto. A consecuencia de ello, la
Secretaría general de la Junta dictó resolución en la que acordaba extinguir la relación laboral con Víctor por
causas objetivas vinculadas por el examen médico realizado. El trabajador impugna por considerar que ha
tenido daltonismo desde siempre no habiendo sido obstáculo para desempeñar antes su trabajo.
Respuesta. La STSJ Castilla y León/Burgos, 7-1-1998 (Rº 985/1997) desestima la pretensión del tra-
bajador por considerar que «se trata de una ineptitud conocida por el empleador con posterioridad a la
incorporación del trabajador a la empresa, realizando el demandante en la presente litis un trabajo de notable
peligrosidad, como es el que se desempeña en las campañas de prevención y extinción de incendios forestales,
que exigen que los trabajadores tengan unas muy buenas condiciones físicas y especialmente de percepción
visual, so pena de, en la extinción de un incendio forestal, poner en peligro la vida del trabajador»
si debe prevalecer el derecho a la defensa del trabajador, que podría haber resultado lesionado por el insu-
ficiente contenido de la carta, o el derecho a la intimidad y confidencialidad de los datos relativos a la salud
del trabajador, que exige que la empresa solo reciba comunicación de las conclusiones de los reconocimientos
médicos efectuados al trabajador pero no el detalle de las dolencias (art. 22 LPRL).
Respuesta. El Tribunal Supremo señala que, dadas las exigencias de confidencialidad y respeto a la
intimidad del trabajador impuestas por el art. 22 LPRL, el empresario no pudo conocer ni relatar en la carta
de despido los defectos físicos padecidos por el trabajador. Esta limitación de la expresión de la causa en la
carta de despido no lesiona el derecho a la defensa del trabajador porque éste puede solicitar al Servicio de
Vigilancia de la salud la comunicación del resultado del reconocimiento médico para acceder a la información
complet0a sobre las causas que determinan su despido (STS 22-7-2005, Rº 1333/2004).
El ET exige que para poder proceder a la extinción deberá medirse el nivel de ausencias
que afecta al propio trabajador (absentismo individual), sin que importen los niveles de
absentismo del total de la plantilla del centro de trabajo en el que desempeñe su actividad
el trabajador objeto de despido (absentismo colectivo). El trabajador al que se pretende des-
pedir de forma objetiva tiene que acumular una serie de faltas de asistencia necesariamente
intermitentes. Si las bajas intermitentes responden al mismo proceso patológico, deben
computarse a efectos de absentismo las que no duren más de veinte días consecutivos (STS
27-11-2008, Rº 2861/2007).
a) Las faltas de asistencia computables del trabajador deben alcanzar: (a) el 20% de las
jornadas hábiles en dos meses consecutivos siempre que el total de faltas de asistencia en
los doce meses anteriores alcance el cinco por ciento de las jornadas hábiles; o (b) el 25%
de las jornadas hábiles en cuatro meses discontinuos dentro de un periodo de doce meses.
Debe entenderse por «jornadas hábiles» las que tengan tal carácter de acuerdo con el calen-
dario de la empresa, con independencia del número de horas que se deba trabajar cada día.
Los períodos de dos y cuatro meses deben computarse de fecha a fecha (STS 9-12-2010,
Rº 842/210). La última falta (justificada y computable o injustificada) actúa como dies ad
quem para la determinación de los períodos de referencia y como dies a quo para el plazo de
que dispone el empresario para despedir. Dicho plazo, a falta de previsión específica, es el de
un año (art. 59 ET, STSJ Baleares 15-1-1999, Rº 527/1991).
b) No se computarán como faltas de asistencia: las ausencias debidas a huelga legal por el
tiempo de duración de la misma, el ejercicio de actividades de representación legal de los
trabajadores, accidente de trabajo, maternidad, riesgo durante el embarazo y la lactancia,
enfermedades causadas por embarazo, parto o lactancia, paternidad, licencias y vacaciones,
enfermedad o accidente no laboral cuando la baja haya sido acordada por los servicios sani-
tarios oficiales y tenga una duración de más de veinte días consecutivos, ni las motivadas por
la situación física o psicológica derivada de violencia de género, acreditada por los servicios
sociales de atención o servicios de salud, según proceda. Tampoco se computarán las ausen-
cias que obedezcan a un tratamiento médico de cáncer o enfermedad grave. Por convenio
colectivo pueden ampliarse los conceptos que cabe considerar excluidos del cómputo del
índice de absentismo.
ción del trabajo cuando se produce la reducción financiera. La causa extintiva únicamente
puede ser aplicada a contratos indefinidos concertados por entidades sin ánimo de lucro,
bajo cualquier modalidad y sin preferencias concretas por algún colectivo de trabajadores,
siempre que se hubieran concertado para la ejecución de planes y programas públicos con-
cretos, sin dotación.
2º) Ámbito subjetivo. Los sujetos empleadores únicamente son las entidades sin ánimo de
lucro, impidiendo que puedan acogerse a esta modalidad extintiva aquellas entidades pri-
vadas, que realizasen la ejecución (probablemente amparada bajo alguna forma contractual
civil, mercantil, o incluso administrativa) de los referidos programas públicos y contratasen
personal laboral para la realización del mismo.
3º) Requisitos. El motivo extintivo operará de acuerdo con los siguientes presupuestos. En
primer lugar, cuando la ejecución de los planes y programas públicos determinados carezca
de «dotación económica estable». En segundo lugar, el funcionamiento de la causa extintiva
requiere que la financiación de los planes y programas en los que trabaja se realice «mediante
consignaciones presupuestarias o extrapresupuestarias anuales consecuencia de ingresos exter-
nos de carácter finalista». Y, en tercer lugar, debe producirse «la insuficiencia de la correspon-
diente consignación para el mantenimiento del contrato de trabajo de que se trate».
Tribunales han declarado la nulidad de la extinción por causas objetivas por vulneración
de derechos fundamentales se incluyen las extinciones al amparo del art. 52 c) ET como
represalia a las acciones emprendidas por el trabajador frente a la empresa; por vulneración
del derecho de libertad sindical; o, en fin, por discriminación.
b) Cuando se haya efectuado en fraude de ley eludiendo las normas establecidas para los
despidos colectivos en los casos a que se refiere el último párrafo del art. 51.1 ET, precepto
que dispone: «Cuando en períodos sucesivos de noventa días, y con el objeto de eludir las
previsiones contenidas en el presente artículo, la empresa realice extinciones de contratos
al amparo de lo dispuesto en el art. 52 c) de esta Ley en un número inferior a los umbrales
señalados, y sin que concurran causas nuevas que justifiquen tal actuación, dichas nuevas
extinciones se considerarán efectuadas en fraude de Ley, y serán declaradas nulas y sin efec-
to». Se trata de un supuesto en el que la finalidad pretendida por el empresario es la elusión
del sometimiento a las exigencias del despido colectivo: básicamente, consultas con los
representantes de los trabajadores. Para ello, el empresario acuerda, dentro de períodos no
superiores a noventa días, extinciones contractuales en número inferior al exigido para los
despidos colectivos.
c) Cuando se trate de la extinción de los contratos durante el período de suspensión del
contrato por maternidad, riesgo durante el embarazo, riesgo durante la lactancia natural,
enfermedades causadas por embarazo, parto o lactancia natural, adopción o acogimiento, o
paternidad a los que se refiere el art. 45.1 d) ET, o la notificada en una fecha tal que el plazo
de preaviso finalice dentro de dicho período.
d) También es nulo el despido objetivo de las trabajadoras embarazadas, desde el inicio
del embarazo, o la de trabajadores que hayan solicitado alguno de los permisos del art. 37.4,
4 bis y 5 ET, o estén disfrutando de ellos o hayan solicitado la excedencia prevista en el
art. 46.3 ET y el de las trabajadoras víctimas de violencia de género por el ejercicio de los
derechos de reducción o reordenación de su tiempo de trabajo, de movilidad geográfica, de
cambio de centro de trabajo o de suspensión de la relación laboral (art. 122.2 LJS).
e) Finalmente, es nula la extinción por causas objetivas del contrato de los trabajadores
después de haberse reintegrado al trabajo al finalizar los periodos de suspensión del con-
trato por maternidad, adopción o acogimiento o paternidad, siempre que no hubieran
transcurrido más de nueve meses desde a fecha de nacimiento, adopción o acogimiento
del hijo.
En los casos previstos en los anteriores apartados c), d) y e), se declarará la nulidad de
la extinción salvo que se declare la procedencia de la decisión extintiva por motivos no
relacionados con el embarazo o con el ejercicio del derecho a los permisos y excedencias
señalados. Al igual que en el despido disciplinario, en estos casos, el despido solo puede
ser calificado como procedente o nulo (STS 31-3-2015, Rº 1505/2014).
Del mismo modo, la calificación de la nulidad del despido objetivo implica la obligación
empresarial de readmitir al trabajador y abonarle los salarios de tramitación. En este caso, el
trabajador deberá reintegrar la indemnización recibida con ocasión de la comunicación de
la decisión extintiva, aunque no la cantidad que hubiera podido serle abonada en concepto
de preaviso incumplido (art. 123.2 LJS).
596 Jesús R. Mercader Uguina
6. DESPIDOS COLECTIVOS
Bibliografía básica: SAGARDOY BENGOECHEA, J.A, El despido laboral y los expedientes de crisis, Bilbao,
Deusto, 1969. BLASCO PELLICER, A., Los procedimientos de regulación de empleo, Valencia, Tirant lo Blanch,
2007. ROQUETA BUJ, R., La reestructuración de las plantillas laborales en las administraciones públicas,
Valencia, Tirant lo Blanch, 2013. MERCADER UGUINA, J.R., DE LA PUEBLA PINILLA, A., Los procedimientos de
despido colectivo, suspensión de contratos y reducción de jornada, Valencia, Tirant lo Blanch, 2013.
Caso práctico 18.15. Un trabajador —Oficial administrativo— fue despedido con causa en los cambios
producidos por la conexión al sistema RED de la Seguridad Social que permite la remisión electrónica de los
documentos de cotizaciones, afiliación y remisión de partes de electrónica de altas y bajas de incapacidad
temporal. Las gestiones que realizaba el trabajador se realizan a partir de dicha innovación técnica por medio
de internet
Respuesta. A juicio de la STSJ Comunidad Valenciana 29-5-2003 (R.° 655/2003), los trabajos admi-
nistrativos en los que se empleaba el recurrente de forma fundamental, han descendido, habiendo quedado su
puesto de trabajo sin funciones o con las mínimas para que puedan ser asumidas por el otro que también las
realizaba y en tal caso no parece irrazonable la medida adoptada.
Respuesta. La descentralización productiva mediante contratas tiene encaje en esta causa únicamente si
se demuestra que el recurso a las contratas es un medio hábil para asegurar la viabilidad de la empresa o su
competitividad, siendo decisorio que la descentralización constituya una medida racional en términos de efica-
cia de la organización productiva y no un simple medio para lograr un incremento del beneficio empresarial.
El Tribunal Supremo, en su STS 31-5-2006 (Rº 49/2005), considera acreditada la existencia de dificultades o
problemas de gestión de entidad suficiente para justificar la amortización del puesto de trabajo.
cisen alto conocimiento tipográfico. A lo que se añade que dicha actividad se ha visto modificada de manera
importante por el gran desarrollo alcanzado actualmente en la técnica informática, lo que ha originado un gran
aumento de encargos que recibe de sus clientes en los que estos ya aportan el disquete con los textos a imprimir,
lo que elimina el trabajo de su tecleado y hace disminuir las labores propias del puesto de trabajo de filmador
y del montaje manual, a que se dedican fundamentalmente los actores, que sólo subsisten residualmente. En
estas circunstancias, la empresa procede al despido de uno de sus trabajadores fundada en el art. 52 c) ET.
Respuesta. La STSJ Cataluña 10-10-1995 (AS 1995\3982), considera que la causa productiva se en-
cuentra plenamente justificada vistas las circunstancias que concurren en la actividad de la empresa y, funda-
mentalmente, las perspectivas de futuro que ponen de manifiesto la evolución que sufre y debe seguir sufriendo
el sector, el paulatino descenso de las tareas de carácter manual y el riesgo que todo ello conlleva de poner en
peligro la viabilidad futura de la empresa y el mantenimiento del empleo en la misma si no se adoptan medidas
en este momento.
e) La existencia de las causas alegadas por la empresa se fiscaliza, en primer lugar, por los
representantes de los trabajadores en el período de consultas, también por la Inspección de
Trabajo en el informe que la autoridad laboral ha de recabar en el marco del procedimiento
de despido colectivo y, en último término, de manera decisiva, por la jurisdicción social,
que puede calificar el despido colectivo de no ajustado a derecho y los despidos individuales
de improcedentes por no quedar acreditada la concurrencia de las causas legales. Aunque,
en principio, «el control judicial de estos despidos debe ceñirse a una valoración sobre la
concurrencia de unos hechos: las causas» (Preámbulo de la L 3/2012), la doctrina judicial
viene destacando que el control judicial alcanza al juicio de razonabilidad de las medidas
extintivas adoptadas. Dicho juicio tiene una triple proyección: 1) Sobre la existencia de la
causa tipificada legalmente como justificativa de la medida empresarial; 2) Sobre la ade-
cuación de la medida adoptada, en el sentido de que la medida se ajusta a los fines legales
que se pretenden conseguir, bien de corregir o hacer frente a la referida causa, y 3) Sobre la
racionalidad propiamente dicha de la medida, entendiendo que esto hace referencia a que
han de excluirse por contrarias a Derecho las medidas empresariales carentes de elemental
proporcionalidad (STS 17-7-2014, Rº 32/2014).
2º) Número de trabajadores afectados: carácter «colectivo». El art. 51.1 ET califica como
despido colectivo la extinción de contratos de trabajo fundada en causas económicas, téc-
nicas, organizativas o de producción cuando, en un periodo de noventa días, afecte: (a) al
menos a 10 trabajadores en empresas que ocupen a menos de 100 trabajadores, al 10% de
los trabajadores en empresas que ocupen entre 100 y 300 trabajadores, a 30 trabajadores
en empresas que ocupen 300 o más trabajadores; (b) o a la totalidad de la plantilla de la
empresa, siempre que el número de trabajadores afectados sea superior a cinco y se haya
producido el cese total de la actividad empresarial fundada en aquellas causas. Aunque la
doctrina judicial ha interpretado que el volumen de empleo respecto del que se computan
los trabajadores cuyos contratos van a extinguirse queda referido a la empresa, la STJUE
13-5-2015, Asunto C- 392/13, Rabanal Cañas) exige que se tenga en cuenta el número de
trabajadores afectados en cada centro de trabajo. A efectos del cómputo de la plantilla de la
empresa, se incluirá la totalidad de los trabajadores que presten servicios en la misma en el
día en que se inicie el procedimiento, cualquiera que sea la modalidad contractual utilizada.
Lección 18. La extinción del contrato de trabajo (I). El despido 599
Caso práctico 18.18. En la empresa se habían sucedido una serie de extinciones individuales fundamen-
tadas en causas disciplinarias, en unos casos, y en razones objetivas, en otros. Buen número de tales extinciones
habían concluido con acuerdo, judicial o extrajudicial, entre las partes en tanto que otras habían sido impugna-
das y estaban pendientes de decisión judicial. El sindicato demandante toma como fecha de referencia el último
de los despidos para computar el número de extinciones producidas en los noventa días anteriores y, constando
que las mismas superaban el umbral que prevé el art. 51.1 ET en función de la plantilla de la empresa en la
que se producen estos hechos, interpone demanda solicitando la declaración de nulidad del despido colectivo y
de los despidos individuales decididos en el referido periodo. ¿Puede calificarse dicha situación como despido
colectivo, a pesar de que la empresa no lo había tramitado como tal?
Respuesta. La STS 25-11-2013 (Rº 52/2013) estimó la demanda y declaró la nulidad del despido
colectivo por haber omitido la empresa la tramitación prevista en el art. 51 ET, declarando la indisponibilidad
del despido colectivo. Afirma el Tribunal que “tanto los despidos disciplinarios en los que se reconoció la im-
procedencia en transacciones judiciales o extrajudiciales, como los despidos objetivos en los que se firmaron
finiquitos aceptando el efecto extintivo mediante acuerdos también de naturaleza transaccional, no se convierten
en extinciones por mutuo acuerdo o en dimisiones al margen de la intervención del empleador. Por el contrario,
siguen siendo despidos, es decir, extinciones adoptadas a iniciativa del empresario y que se producen además
por motivos no inherentes a la persona del trabajador”. Añade la sentencia que “si bien el art. 51 del ET apare-
ce vinculado a un elemento causal que se refiere a la existencia de causas económicas, técnicas, organizativas
y productivas, lo cierto es que en la configuración final de esta modalidad extintiva resulta determinante el
elemento cuantitativo”. En definitiva, aunque no queden acreditadas las causas que motivaron los despidos, si
el número de despidos supera los umbrales previstos legalmente en el periodo de referencia, el empresario debe
seguir el procedimiento de despido colectivo, que ni es opcional ni disponible para el empresario.
(e) Criterios para la designación de los trabajadores afectados por los despidos. (f ) Copia
de la comunicación dirigida a los trabajadores o a sus representantes por la dirección de la
empresa de su intención de iniciar el procedimiento de despido colectivo. (g) Representan-
tes de los trabajadores que integrarán la comisión negociadora o, en su caso, indicación de
la falta de constitución de ésta en los plazos legales. A esta comunicación de inicio habrá
que acompañar: (a) una memoria explicativa de las causas del despido colectivo y de los
restantes aspectos de la comunicación de apertura; (b) toda la documentación necesaria para
acreditar las causas motivadoras del despido colectivo (cuentas anuales, informes técnicos,
declaraciones tributarias, etc.).
3º) Identificación de la autoridad laboral. Asumida la competencia por las Comunidades
Autónomas, serán estas las que determinarán los órganos correspondientes para intervenir
en los procedimientos de despido colectivo. No obstante, se mantiene la competencia es-
tatal (Ministerio de Empleo y Seguridad Social) en los procedimientos en que el despido
colectivo afecte a centros de trabajo o trabajadores radicados en dos o más Comunidades
Autónomas, salvo cuando el procedimiento afecte a trabajadores que desarrollen su acti-
vidad o se encuentren adscritos a centros de trabajo situados en el territorio de dos o más
Comunidades Autónomas, pero el 85 por ciento, como mínimo, de plantilla de la empresa
radique en el ámbito territorial de una Comunidad Autónoma y existan trabajadores afec-
tados en la misma, en cuyo caso corresponderá a la autoridad laboral competente de esa
Comunidad Autónoma realizar la totalidad de las actuaciones de intervención en el proce-
dimiento (art. 25.3 RD 1483/2012).
§21. Período de consultas. El período de consultas se inicia con el escrito del empresario
comunicando su apertura a los representantes de los trabajadores, siempre que vaya acom-
pañado de toda la documentación complementaria legalmente exigida. Es requisito esencial
en la normativa interna, europea e internacional para la validez del despido colectivo que
el mismo vaya precedido de un periodo de consultas con los representantes legales de los
trabajadores.
1º) Duración. El período de consultas del despido colectivo tendrá una duración no su-
perior a treinta días naturales, o de quince en el caso de empresas de menos de cincuenta
trabajadores. El período es máximo, por lo que cabe llegar a un acuerdo antes del agota-
miento del plazo.
2º) Contenido de las consultas. La consulta con los representantes legales de los trabaja-
dores deberá versar, como mínimo, sobre las posibilidades de evitar o reducir los despidos
colectivos y de atenuar sus consecuencias mediante el recurso a medidas sociales de acom-
pañamiento, tales como medidas de recolocación o acciones de formación o reciclaje pro-
fesional para la mejora de la empleabilidad. En realidad, las partes pueden plantear en la
mesa los temas que consideren pertinentes; no es infrecuente que en un procedimiento de
despido colectivo se susciten cuestiones relativas a modificaciones sustanciales de condicio-
nes de trabajo u otras medidas laborales. Legalmente se establece, para el caso de despido
colectivo que afecte a más de cincuenta trabajadores, la obligación empresarial de ofrecer
a los trabajadores afectados un plan de recolocación externa a través de empresas de reco-
locación autorizadas (art. 51.10 ET), por lo que este asunto también deberá ser objeto de
información y consulta durante el período de consultas.
3º) Naturaleza. Durante el periodo de consultas, las partes deberán negociar de buena fe,
con vistas a la consecución de un acuerdo. La buena fe implica proporcionar toda la informa-
ción relevante, así como ofrecer razones que justifiquen el eventual rechazo de las propuestas o
contrapropuestas de la otra parte. Las obligaciones de información y documentación explícitas
en la ley o implícitas en la exigencia de buena fe se aplicarán con independencia de que la
decisión relativa a los despidos colectivos haya sido tomada por el empresario o por la empresa
que ejerza el control sobre él, de modo que cualquier justificación del empresario basada en
el hecho de que la empresa que tomó la decisión no le ha facilitado la información necesaria
no podrá ser tomada en consideración a tal efecto (art. 51.8 ET).De cada sesión negociadora
debe levantarse la correspondiente acta que refleje lo discutido en ella.
4º) Mediación y arbitraje. El empresario y la representación de los trabajadores podrán
acordar en cualquier momento la sustitución del período de consultas por el procedimien-
to de mediación o arbitraje que sea de aplicación en el ámbito de la empresa, que deberá
desarrollarse dentro del plazo máximo señalado para dicho período. El acuerdo logrado a
través de la mediación y el laudo arbitral tendrán la misma eficacia jurídica que el acuerdo
en período de consultas.
5º) Finalización del período de consultas. Transcurrido el período de consultas el empre-
sario comunicará a la autoridad laboral el resultado del mismo. Si se hubiera alcanzado
acuerdo, trasladará copia íntegra del mismo. En caso contrario, remitirá a los representantes
de los trabajadores y a la autoridad laboral la decisión final de despido colectivo que haya
Lección 18. La extinción del contrato de trabajo (I). El despido 603
adoptado y las condiciones del mismo, actualizando, en su caso, los extremos de la comu-
nicación de inicio. La comunicación que proceda se realizará como máximo en el plazo de
quince días a contar desde la fecha de la última reunión celebrada en el periodo de consultas
(art. 12.1 RD 1483/2012)
§23. Impugnación. Existen tres vías de impugnación del despido colectivo ante la juris-
dicción social, cuyos aspectos estrictamente procesales se estudian en otra Lección (L. 29,
§§ 11-13 y 29): (a) la impugnación colectiva (principalmente, por los representantes de los
trabajadores), (b) la impugnación de oficio por la autoridad laboral y (c) la impugnación
individual por parte de trabajadores despedidos.
1º) Impugnación de oficio. La impugnación de oficio por la autoridad laboral se dirige tan
sólo contra los acuerdos adoptados en el periodo de consultas en dos supuestos: (1) cuando
estime que estos se han alcanzado mediante fraude, dolo, coacción o abuso de derecho a
efectos de su posible declaración de nulidad; (2) cuando la entidad gestora de las prestacio-
nes por desempleo hubiese informado de que la decisión extintiva empresarial pudiera tener
por objeto la obtención indebida de las prestaciones por parte de los trabajadores afectados
por inexistencia de la causa motivadora de la situación legal de desempleo (art. 51.6 ET).
2º) Impugnación colectiva. La impugnación colectiva corresponde a los representantes de
los trabajadores o, en su defecto, al propio empresario (art. 124.3 LJS), fundándose en: (a)
Que no concurre la causa legal indicada en la comunicación escrita. (b) Que no se ha reali-
zado el período de consultas o entregado la documentación prevista para el mismo. (c) Que
la decisión extintiva se ha adoptado con fraude, dolo, coacción o abuso de derecho. (d) Que
la decisión extintiva se ha efectuado vulnerando derechos fundamentales y libertades públi-
cas (art. 124.1 LJS). Esta impugnación colectiva tiene prioridad sobre las impugnaciones
individuales, que quedan paralizadas hasta la resolución de aquella (art. 51.6 ET) y, además,
vinculadas por lo que se resuelva en la colectiva (art. 124.13 b) LJS), y sobre la impugnación
de oficio (art. 124.7 LJS).
3º) Calificación del despido colectivo. La sentencia colectiva puede calificar el despido co-
lectivo como ajustado a derecho, no ajustado a derecho o nulo. Se declarará ajustada a
derecho la decisión extintiva cuando el empresario, habiendo cumplido lo previsto para
el período de consultas, acredite la concurrencia de la causa legal esgrimida. La sentencia
declarará no ajustada a Derecho la decisión extintiva cuando el empresario no haya acredi-
tado la concurrencia de la causa legal indicada en la comunicación extintiva. La sentencia
604 Jesús R. Mercader Uguina
asesoramiento de los trabajadores respecto de todos los aspectos relacionados con su recolo-
cación, en especial, respecto de la búsqueda activa de empleo por parte de los mismo (art.
9.3 RD 1483/2012). El contenido del plan de recolocación podrá ser concretado o amplia-
do a lo largo del periodo de consultas, si bien al finalizar el mismo deberá ser presentada su
redacción definitiva (art. 9.4 RD 1483/2012).
3º) Exigibilidad. Se trata de una obligación “social” importante de las empresas en despi-
dos colectivos que afectan a un número amplio de trabajadores, razón por la cual la auto-
ridad laboral, a través del servicio público de empleo competente, verificará la acreditación
del cumplimiento de esta obligación y, en su caso, requerirá a la empresa para que proceda a
su cumplimiento. Sin perjuicio de las responsabilidades administrativas correspondientes, el
incumplimiento de esta obligación o de las medidas sociales de acompañamiento asumidas
por el empresario, podrá dar lugar a la reclamación de su cumplimiento por parte de los
trabajadores.
especial respecto de ellos (art. 51.9 ET). Las cotizaciones abarcarán el periodo comprendido
entre la fecha en que se produzca el cese en el trabajo o, en su caso, en que cese la obligación
de cotizar por extinción de la prestación por desempleo contributivo, y la fecha en la que
el trabajador cumpla la edad ordinaria de jubilación o la fecha en que, en su caso, acceda
a la pensión de jubilación anticipada. Las cotizaciones correspondientes al convenio serán
a cargo del empresario hasta la fecha en que el trabajador cumpla los 63 años, salvo en los
casos de despido por causas económicas, en los que dicha obligación se extenderá hasta el
cumplimiento, por parte del trabajador, de los 61 años (DA 31ª LGSS). Incumplir la obli-
gación empresarial de suscribir este convenio especial constituye infracción administrativa
muy grave (art. 23.1.i LISOS).
2º) Aportación económica al Tesoro Público. Las empresas que realicen despidos colec-
tivos en que el porcentaje de trabajadores despedidos de 50 o más años de edad sobre el
total de trabajadores despedidos sea superior al porcentaje de trabajadores de 50 o más
años sobre el total de trabajadores de la empresa deberán efectuar una aportación econó-
mica al Tesoro Público, siempre que en tales despidos colectivos concurran las siguientes
circunstancias: (a) Que sean realizados por empresas de más de 100 trabajadores o por
empresas que formen parte de grupos de empresas que empleen a ese número de trabaja-
dores. (b) Que las empresas o el grupo de empresas del que formen parte hubieran tenido
beneficios en los dos ejercicios económicos anteriores a aquél en que el empresario inicia
el procedimiento de despido colectivo, o bien que las empresas o el grupo de empresas del
que formen parte obtengan beneficios en al menos dos ejercicios económicos consecuti-
vos dentro del periodo comprendido entre el ejercicio económico anterior a la fecha de
inicio del procedimiento de despido colectivo y los cuatro ejercicios económicos posterio-
res a dicha fecha. (DA 16ª L. 27/2011; RD 1484/2012). Para el cálculo de la aportación
económica, se tomará en consideración el importe de las prestaciones y subsidios por des-
empleo de los trabajadores de 50 o más años de edad afectados por el despido, incluidas
las cotizaciones a la Seguridad Social realizadas por el Servicio Público de Empleo Estatal,
más un canon fijo por cada trabajador que comience a percibir determinados subsidios
de desempleo, aplicándosele a cada uno de estos conceptos un tipo que se determina en
función del número de trabajadores de la empresa, del porcentaje de trabajadores de 50
o más años de edad afectados por el despido colectivo y del porcentaje de los beneficios
sobre los ingresos de la empresa.
2004, pp. 1189 a 1238, 2378 a 2395. DESDENTADO BONETE, A., ORELLANA CANO, N., Los trabajadores
ante el concurso. Una guía práctica para laboralistas, Albacete, Bomarzo, 2007. BLASCO PELLICER, A.,
Los procedimientos de regulación de empleo, Valencia, Tirant lo Blanch, 2007. GÓMEZ ABELLEIRA, F.J., As-
pectos laborales de la Reforma Concursal, Madrid, EFL, 2011. MONTOYA MELGAR, A., Derecho Laboral
Concursal, Madrid, Civitas, 2013.
§27. Despido colectivo de empresas en concurso. El art. 57 bis ET establece que «en
caso de concurso, a los supuestos de modificación, suspensión y extinción colectivas de los
contratos de trabajo y de sucesión de empresa, se aplicarán las especialidades previstas en
la Ley Concursal». La tramitación del despido colectivo por parte del juez del concurso se
iniciará una vez que se haya producido la declaración del mismo, tramitándose por las reglas
establecidas en el art. 64 LC. De poder causarse grave perjuicio a los trabajadores, la extin-
ción colectiva de las relaciones laborales podrá solicitarse del juez en cualquier momento
procesal desde la declaración de concurso, sin esperar a que la administración concursal
emita el informe a que se refiere el Capítulo I del título IV LC (art. 64.3 LC).
1º) Sujetos legitimados para la solicitud de medidas extintivas. El expediente concursal de
despido colectivo se caracteriza porque, frente al procedimiento del art. 51 ET, basado en
la autonomía de las partes, es el Juez del concurso quien tiene la competencia de autorizar
el despido.
a) Los legitimados para solicitar del Juez del concurso la extinción de los contratos de
trabajo son «la administración concursal, el deudor o los trabajadores de la empresa concur-
sada a través de sus representantes legales» (art. 64.2 LC).
b) La solicitud debe «exponer y justificar» las «causas motivadoras» de las «medidas colec-
tivas» pretendidas y «los objetivos que se proponen alcanzar con éstas para asegurar, en su
caso, la viabilidad futura de la empresa y del empleo, acompañando los documentos necesa-
rios para su acreditación» (art. 64.4 LC). Si la medida afecta a empresas de más de cincuenta
trabajadores, la solicitud debe ir acompañada de un «plan que contemple la incidencia de
las medidas laborales propuestas en la viabilidad futura de la empresa y del empleo» (art.
64.5 IV LC).
2º) Período de consultas. Una vez recibida la solicitud de la extinción colectiva de los con-
tratos de trabajo, el Juez del concurso convoca a los representantes de los trabajadores y a
la administración concursal a un «período de consultas», cuya duración «no será superior a
treinta días naturales, o a quince, también naturales» en el supuesto de empresas que cuen-
ten con menos de cincuenta trabajadores (art. 64.5 LC).
a) Durante el período de consultas, los representantes de los trabajadores y la adminis-
tración concursal deben «negociar de buena fe para la consecución de un acuerdo». Dicho
acuerdo requerirá «la conformidad de la mayoría de los representantes legales de los traba-
jadores o, en su caso, de la mayoría de los miembros de la comisión representativa de los
trabajadores siempre que, en ambos casos, representen a la mayoría de los trabajadores del
centro o centros de trabajo afectados » (art. 64.6 LC).
b) Al finalizar el plazo señalado «o en el momento en que se consiga un acuerdo», «la
administración concursal y los representantes de los trabajadores comunicarán al Juez del
concurso el resultado del período de consultas» (art. 64.6 LC).
608 Jesús R. Mercader Uguina
3º) Informe de la autoridad laboral. Una vez que el Juez ha recibido la comunicación
anterior, el Secretario judicial recabará «un informe de la Autoridad Laboral sobre las
medidas propuestas o el acuerdo alcanzado». El informe debe ser emitido en el plazo de
quince días y antes de su emisión, la autoridad laboral puede «oír a la administración
concursal y a los representantes de los trabajadores». Una vez recibido el informe por
el Juez del concurso o una vez «transcurrido el plazo de emisión», sigue el curso de las
actuaciones. Ahora bien, aunque el informe se emita fuera de plazo, puede no obstante
ser «tenido en cuenta por el Juez del concurso al adoptar la correspondiente resolución»
(art. 64.6 LC).
4º) Resolución del Juez del concurso. El incidente concursal. Cumplidos todos los trámites
anteriores, el Juez del concurso resuelve en un «plazo máximo de cinco días, mediante auto,
sobre las medidas propuestas aceptando, de existir, el acuerdo alcanzado, salvo que en la
conclusión del mismo aprecie la existencia de fraude, dolo, coacción o abuso de derecho.»
(art. 64.7 LC).
a) En todo caso, y con la excepción apuntada, de existir acuerdo, el Juez debe aceptarlo,
lo que permite, en caso de que se trate de extinciones colectivas, acordar indemnizacio-
nes superiores al mínimo legal. En el supuesto de que no exista acuerdo, así como en el
supuesto de que apreciara fraude, dolo, coacción o abuso de derecho en el acuerdo alcan-
zado, el Juez del concurso «determinará lo que proceda conforme a la legislación laboral»
(art. 64.7 LC).
b) Las acciones que los trabajadores o el Fondo de Garantía Salarial puedan ejercer contra
el auto, «en cuestiones que se refieran estrictamente a la relación jurídica individual», se
sustancian por el procedimiento del «incidente concursal», siendo recurrible en suplicación
la sentencia que recaiga (art. 64.8 LC). El incidente concursal es el incidente concursal
«laboral» regulado en el art. 195 LC. Las cuestiones referidas estrictamente a «la relación
jurídica laboral» serán probablemente las relativas a la concreta cuantía de la indemnización
fijada para el trabajador, su salario, antigüedad, categoría profesional, etc.
c) El auto del Juez del concurso que acuerda la extinción colectiva de los contratos de tra-
bajo será recurrible en suplicación por parte de la administración concursal, el concursado,
los trabajadores a través de sus representantes y el Fondo de Garantía Salarial (art. 64.8 LC).
§1. Delimitación. El art. 49.1 ET recoge las causas de extinción del contrato de trabajo
dependientes de la voluntad conjunta de las partes: en la letra a), el mutuo disenso; en la
letra b) las condiciones resolutorias establecidas en el contrato por las partes; y, en la letra
c), la expiración del tiempo convenido. Aunque las tres dependen de la autonomía de la
voluntad, su juego es distinto en cada una, pues en la primera está encaminada directamente
a la extinción contractual; en la segunda la voluntad se dirige a la constitución o novación
de una relación jurídica laboral, previendo, al mismo tiempo, las causas que, de producir-
se, determinarían la extinción del contrato; y, por último, en la tercera la voluntad de las
partes delimita la vigencia temporal de la relación laboral en el momento constitutivo, de
suerte que, salvo novación, el contrato se extingue cuando el tiempo previsto por las partes
se cumple.
§2. Extinción por mutuo acuerdo. El contrato se extinguirá por mutuo acuerdo de las
partes, según el art. 49.1 a) ET. El mutuo disenso o contrarius consensus es un acuerdo libe-
ratorio que expresa la decisión extintiva de los contratantes. Se trata, pues, de la conjunción
de dos voluntades (del empresario y del trabajador) tendentes al mismo fin: extinguir el con-
trato de trabajo de modo definitivo y absoluto. Esa revocación del consentimiento inicial
612 Jesús R. Mercader Uguina
disuelve el contrato anterior, expresando la voluntad de obtener los efectos inversos, en este
caso liberatorios del vínculo. No es necesario que se acuerden prestaciones o contrapresta-
ciones a cargo de las partes; puede ser una simple manifestación de voluntad encaminada a
extinguir obligaciones, no a crearlas ni a reconocerlas. Si el pacto es extintivo y lo único que
se pretende es terminar con la vida del contrato, quedarán pendientes de cumplimiento las
obligaciones que las partes hayan podido contraer durante la ejecución del contrato. De ahí
que se hable de contrato extintivo, caracterizado no por crear obligaciones sino por suprimir
la relación obligatoria vigente.
1º) Ausencia de formalidades específicas. La extinción de la relación laboral por mu-
tuo acuerdo no requiere formalidades específicas, sino acreditación de la voluntad de
las partes. El mutuo acuerdo se utiliza con frecuencia como fórmula para proceder a las
llamadas «bajas incentivadas» o «prejubilaciones» que nacen de una oferta empresarial,
generalmente incentivada mediante indemnizaciones u otras ventajas, y se perfecciona
con la aceptación del trabajador en el correspondiente documento (STS 23-1-2003, Rº
2554/2002). Sin embargo, en el marco de un despido colectivo este tipo de “bajas incen-
tivadas” han de considerarse ceses involuntarios para el trabajador (STS 24-10-2006, Rº
4453/2004)
2º) El finiquito como acto extintivo. La voluntad extintiva de las partes queda plasmada en
el finiquito, como expresión que es de la libre voluntad de las partes, con eficacia liberatoria
y extintiva definitiva (STS 30-9-1992, Rº 516/92), al que puede unirse una manifestación
de las partes de no deberse nada entre sí y de renuncia a toda acción de reclamación (STS
28-2-2000, Rº 4977/1998 y 24-6-1998, Rº 3464/1997, entre otras). Es posible también
que el documento no exteriorice, inequívocamente, una intención o voluntad extintiva o
liquidatoria de las partes, o que su objeto no esté suficientemente precisado, como exige el
art. 1815.1 CC. De ahí que las diversas fórmulas que se utilizan en tales documentos están
sujetas a las reglas de interpretación de los contratos del CC que, entre otros cánones, obli-
gan a estar al superior valor que el art. 1281 atribuye a la intención de las partes sobre las
palabras, y a la prevención del art. 1289 de que no deberán entenderse comprendidas cosas
distintas y casos diferentes de aquellos sobre los que los interesados se propusieron contratar.
3º) Límites a la libre disposición de las partes. El acuerdo de extinción por mutuo acuerdo
tiene como principal efecto poner fin al contrato, de tal modo que el posterior intento de
retractación no afecta a la validez y eficacia del acuerdo, salvo que se acredite la existencia
de alguno de los vicios del consentimiento en el momento de expresar su aceptación (STSJ
Cataluña 30-1-2002, Rº 5431/2001).
4º) Efectos de la extinción por mutuo acuerdo. No existe con carácter general regulación
legal sobre los efectos contractuales de la extinción de mutuo acuerdo, por lo que, salvo el
común a todas las extinciones de poner fin a las obligaciones laborales nacidas del contrato,
los únicos efectos posibles son los que las propias partes decidan.
a) Por tanto, no se deben las partes entre sí indemnización alguna más allá de las que pue-
dan venir estipuladas por la propia autonomía colectiva o por las propias partes, ya fuese en
el contrato o en el momento de la extinción. En tal caso, al no estar prevista normativamen-
te, dicha indemnización no está exenta del IRPF y tendrá la consideración legal de renta
Lección 19. La extinción de la relación laboral (II). Otras causas 613
a todos los efectos. Este dato, unido a que la extinción por mutuo acuerdo no permite al
trabajador acceder a la prestación por desempleo, determina que en estos casos sea frecuente
que se simule un despido con posterior reconocimiento de su improcedencia y el supuesto
abono de la indemnización legal. Se trata de un supuesto de claro fraude, constantemente
reiterado en la práctica, pero de difícil prueba (Molero).
b) La carencia de regulación legal de los efectos contractuales de la extinción por mu-
tuo acuerdo cuenta con excepciones referidas a relaciones laborales especiales. Por un
lado, respecto de la relación laboral especial de los deportistas profesionales, se establece
legalmente la obligación de abonar al trabajador una indemnización cuando la extinción,
producida de mutuo acuerdo, tuviera por objeto la cesión definitiva del deportista a otro
club (art. 13 a) RD. 1006/1985). También en el caso de la relación especial de los me-
diadores mercantiles, se establece que, con ocasión de la extinción de mutuo acuerdo, el
trabajador tiene derecho a una indemnización por el incremento de la clientela (arts. 10
y 11 RD. 1438/1985).
c) Por lo que se refiere a la posibilidad de que los trabajadores que han extinguido su re-
lación laboral por mutuo acuerdo accedan a la prestación por desempleo, debe recordarse
que para que exista una situación de desempleo protegible no basta la existencia objetiva
de la falta de ocupación, es preciso, también, que esta situación devenga de la pérdida —
total o parcial— de un empleo anterior. Y es necesario, además, que esta pérdida del em-
pleo anterior se haya producido a través de las vías que señala el art. 208 LGSS. Aunque
este precepto no menciona expresamente la pérdida de empleo por mutuo acuerdo de las
partes como excluida de la situación legal de desempleo, sí incluye el cese voluntario en
el trabajo (art. 208.2 1) LGSS), de modo que en estos casos el trabajador no tiene acceso
a su régimen de protección.
Caso práctico 19.1. Dña Rosa P. suscribió un documento cuyos términos literales contenían la siguiente de-
claración: «Declara… el trabajador hallarse completamente saldado, finiquitado e indemnizado…, no teniendo
nada más que reclamar de la misma, quedando resuelta totalmente la relación laboral que les ha unido… Asi-
mismo el trabajador renuncia a cualquier acción presente o futura de cualquier tipo que pudiera corresponderle
en virtud de relación laboral ahora extinguida». Dicha trabajadora interpuso demanda de despido. ¿En este
caso concreto el recibo o documento de finiquito firmado por la actora tiene valor liberatorio?
Respuesta. La STS 26-6-2007 (Rº 3314/2006), considera que la trabajadora firmó un documento en
el que, después de aceptar que se consideraba saldada, finiquitada e indemnizada por todos los concep-
tos, se añadía los siguiente: «quedando resuelta totalmente la relación laboral que les unía», expresión que,
unida a los restantes términos del documento, debe interpretarse como el reconocimiento por la trabajadora
de que con dicha cantidad no solo quedaban liquidadas las cantidades pendientes de abono, sino que
también quedaba indemnizada y se extinguía el vínculo hasta entonces existente. Teniendo en cuenta que
no hay vestigio de que concurriere ninguno de los vicios del consentimiento a que se refiere el art.1.265
CC, error dolo violencia o intimidación, hay que concluir, en contra de lo que se afirma en la sentencia
recurrida, que ese texto implica una patente declaración expresa de voluntad de extinción del vínculo laboral
que unía a las partes.
614 Jesús R. Mercader Uguina
arts. 11 y 15 ET, relativos a los contratos formativos y a los contratos de trabajo de du-
ración determinada.
1º) La exigencia de denuncia. Los contratos de duración determinada no se extinguen au-
tomáticamente llegado su término o por la concurrencia de causa o condición resolutoria,
sino que exigen su denuncia.
a) La denuncia es una institución consistente en una declaración unilateral de voluntad
que una parte dirige a la otra sobre su intención, llegado el término, de dar por extinguido
el contrato celebrado. A través del referido acto se manifiesta la voluntad de una de las par-
tes de no permitir la continuación de una relación más allá del término prefijado, y tiene
el efecto último de impedir su conversión en un contrato por tiempo indeterminado. El
art. 49.1 c) ET no expresa la forma que ha de observar la denuncia, que es una declaración
de voluntad recepticia, debiéndose entender válida, tanto se produzca de manera verbal o
escrita, siempre que se manifieste de manera «expresa, clara y precisa» (STS 21-9-1988, RJ
1988\7084).
b) Si el contrato de trabajo de duración determinada es superior a un año, la parte del
contrato que formule la denuncia está obligada a notificar a la otra su terminación con una
antelación mínima de quince días, comunicación a la que se denomina preaviso (art. 49.1
c) ET, art. 8.3, RD. 2720/1998). El preaviso verbal es plenamente eficaz, sin perjuicio de
los problemas probatorios que plantee. En el resto de los casos, la norma estatal no regula el
plazo del preaviso, ni las consecuencias del posible incumplimiento, remitiendo al Conve-
nio Colectivo y a la costumbre del lugar.
2º) Efectos de la ausencia de denuncia. Cuando no medie denuncia y continúe la prestación
de servicios, el término final deviene ineficaz. De este modo si no se produce la denuncia y
el contrato se hubiese concertado por una duración inferior a la legalmente establecida, «se
entenderá prorrogado automáticamente hasta dicho plazo» y si se hubiese pactado su dura-
ción máxima «se considerará prorrogado tácitamente por tiempo indefinido», «salvo prueba
en contrario que acredite la naturaleza temporal de la prestación». En cualquier caso, los
efectos de la omisión de la denuncia no son equiparables a su extemporánea realización de la
que, según reiterada doctrina judicial, únicamente deriva la responsabilidad indemnizatoria
equivalente a tantos días de salario como días de preaviso faltasen.
3º) Efectos de la extinción. A la finalización de contrato, con la excepción de los contratos
de interinidad y de los formativos, el trabajador tiene derecho a recibir una indemnización
de cuantía equivalente a la cantidad que resultaría de abonar doce días de salario por cada
año de servicio, salvo que se haya establecido una indemnización superior por la negocia-
ción colectiva (como sucede en el sector de la Construcción). Tal exigencia plantea algunos
problemas interpretativos, como, por ejemplo, si se ha de abonar tal indemnización si la
finalización se produce con anterioridad al tiempo pactado por cualquier causa y al mar-
gen de quién tome la iniciativa o si la extinción se lleva a cabo por voluntad unilateral del
trabajador, incluso durante el período de prueba. La amplia referencia del precepto «a la
finalización del contrato» avala una lectura amplia del mismo. Sin embargo, la finalidad del
precepto es penalizar la terminación de contratos temporales por iniciativa empresarial. La
indemnización legal de doce días es aplicable a los contratos temporales celebrados a partir
616 Jesús R. Mercader Uguina
del 1 de enero de 2015; a los celebrados antes de esa fecha les son aplicables las cuantías
indemnizatorias previstas en la DT 13ª ET.
4º) Prestación de desempleo. La situación de desempleo se condiciona al hecho de que la
denuncia del contrato la efectúe el empresario (art. 208.1 f ) LGSS); y se acredita mediante
la copia del contrato o, en el supuesto de que no existiera contrato escrito, mediante la
comunicación empresarial del cese por este motivo (art. 1.1.j RPD). No es necesaria la re-
clamación judicial por parte del trabajador, ni se entiende que ha cesado voluntariamente,
cuando la relación se extinga por el transcurso del plazo pactado, aunque el contrato tempo-
ral sea irregular, siempre y cuando la relación mantenga una «apariencia de temporalidad»
(STS 6-3-2001, Rº 1702/2000).
Respuesta. La STSJ Castilla y León, Valladolid, 20-6-2005 (Rº 1086/2005) confirma la validez de la
decisión extintiva afirmando que la resolución del contrato cuenta con el amparo legal que proporcionan los
arts. 1124 CC y 49.1.b) ET y añadiendo que «no entraña abuso de derecho alguno la consignación como
condición resolutoria en un contrato formativo para la obtención de una determinada especialidad médica
del extremo consistente en no superar las evaluaciones establecidas para la cloración del aprovechamiento».
En similar sentido se ha pronunciado la doctrina de suplicación respecto a la validez de cláusulas resolutorias
Lección 19. La extinción de la relación laboral (II). Otras causas 617
conforme a las cuales se condiciona la validez del contrato a la obtención por el trabajador del título de
Magisterio y el del Instituto Oficial de Idiomas; a aprobar las asignaturas del curso de formación profesional
o a superar determinadas pruebas de aptitud establecidas en el Acuerdo para la regulación de las relaciones
laborales, en el Sector Portuario y en el Convenio Colectivo para la misma actividad del Sector Portuario de
la Provincia de Barcelona (STSJ Cataluña 27-5-2002, Rº 1200/2002). Se considera, igualmente válida ex-
tinción la resolución por no superación de la evaluación médica anual (STSJ Castilla-La Mancha 12-5-2006,
Rº 190/2006).
Respuesta. La STS 3-11-1989 (RJ 7996) confirma la validez de la extinción señalando que la misma se
apoya en el art. 49.1.b) ET y que no incurre en abuso de derecho puesto que era indispensable la renovación
del carnet por el trabajador incurriendo la empresa en responsabilidad en caso de mantener al trabajador sin
autorización.
Respuesta. La STSJ Galicia 5-2-2007 (Rº 5628/2006) parte de la licitud abstracta de las cláusulas de
rendimiento pactadas, cuando consta que la empresa facilitaba el trabajo organizando eventos para que los
comerciales pudieran contactar con potenciales clientes, les facilitaba viajes gratuitos y proporcionaba regalos
para los mismos fines, atraer y conseguir clientes. Por ello la cláusula pactada no es abusiva, ni de imposible
cumplimiento y, en definitiva, si no existe abuso de derecho en la cláusula contractual, debe ser considerada
válida y producir todos sus efectos.
618 Jesús R. Mercader Uguina
3º) Exigencias de formalización. Como regla general, se entiende que el contrato debe
mencionar expresamente la condición. Sin embargo, no se requiere forzosamente la cons-
tatación directa y expresa de su carácter extintivo, sino que el mismo puede extraerse de las
circunstancias del caso concreto. Tampoco se precisa constancia expresa de la causa extintiva
o de su carácter cuando de las circunstancias concretas quede patente. Tal es el supuesto del
contrato supeditado a la concesión de subvenciones. En lo que se refiere a sus circunstan-
cias y forma, cabe la posibilidad de pacto acerca de este tipo de cláusulas en los convenios
colectivos.
4º) Presupuestos de validez. Las causas han de estar consignadas válidamente, lo que
supone su aceptación libre y voluntaria por el trabajador. La cláusula contractual debe
reunir todos los requisitos de validez, eficacia y licitud exigidos, a saber: (a) Que a tenor
del ordenamiento jurídico no sea contraria a las leyes, a la moral ni al orden público (art.
1255 CC). (b) Que no sea de imposible cumplimiento. (c) Que no constituya abuso
manifiesto de derecho por parte del empresario. Así, no se admitirá que la mera voluntad
unilateral del empresario sin expresión de causa pueda dar por terminada la relación de
trabajo.
a) Por tanto, las cláusulas que «constituyen abuso de derecho» y cualesquiera que impli-
quen renuncia de derechos por el trabajador (art. 3.5 ET) son nulas y se entenderán com-
pletadas «con los preceptos jurídicos adecuados» (art. 9.1. ET). Asimismo, no se produce la
extinción del contrato si la condición resolutoria no se cumple porque sea ya evidente que
el acontecimiento no puede ocurrir, o no puede ocurrir en el tiempo fijado o en el tiempo
que verosímilmente se hubiere querido señalar (art. 1118 CC).
b) Sin embargo, el cumplimiento de la condición no surte automáticamente eficacia ex-
tintiva, ya que, en el ámbito laboral, a ese cumplimiento debe sumarse la denuncia por una
de las partes, por analogía con lo sucedido a la llegada del término final. En defecto de ésta,
si continuara la prestación laboral, el contrato se entiende indefinidamente prorrogado,
salvo prueba en contrario de la naturaleza temporal de la prestación (art. 49.1 c) ET).
c) Salvo pacto en contrario, la extinción por esta causa no genera derecho a indemniza-
ción legal alguna. Deberá estarse, por ello, a los términos de lo pactado, no quedando la
indemnización, en caso de pactarse, exenta del IRPF, sino que tendrá la consideración de
renta sujeta al impuesto.
5º) Prestación de desempleo. El art. 208.1.1 f ) LGSS sólo incluye las situaciones de ven-
cimiento del término como situaciones legales de desempleo, no obstante, también debe
incluirse dentro de este supuesto el cumplimiento de la condición por resultar un supuesto
de pérdida involuntaria del empleo. La condición resolutoria, si no es abusiva, es lícita y
determina la extinción del contrato produciendo una situación de desempleo en la que la
apreciación de la voluntad del cese por parte del trabajador no difiere en principio de la que
puede existir en la aceptación del término. La integración analógica permitiría extender la
protección por desempleo a estos ceses (Desdentado/Mercader).
Lección 19. La extinción de la relación laboral (II). Otras causas 619
§5. Muerte del trabajador. La muerte del trabajador, contemplada en el art. 49.1 e) ET,
produce automáticamente la extinción del contrato de trabajo. La característica fundamen-
tal de la relación de trabajo, y en la que se basa su especialidad, consiste en la implicación de
la persona del trabajador en la ejecución de las obligaciones contractuales. Dado el carácter
personalísimo de la prestación, la desaparición física del trabajador produce la extinción del
contrato de trabajo, no pudiendo sustituirse por otro. La muerte del trabajador produce el
doble efecto de extinguir la personalidad de una de las partes contratantes y de extinguir el
objeto mismo del contrato, sin que quepa admitir una posible continuidad por un tercero.
En todo caso, la ocupación del puesto que el fallecido desempeñaba por otro trabajador
distinto —heredero o no del fallecido— no es, en ningún caso, un supuesto de subrogación
ni entraña, por tanto, continuidad o permanencia del contrato primitivo. Lo que nace, de
producirse tal sustitución, es un nuevo contrato con sujeto distinto.
1º) Indemnización a los herederos. Salvo en el art. 13 d) RD. 1006/1985 de deportistas
profesionales, en el ámbito laboral no existe regla específica que establezca el deber del
empresario de indemnizar a los herederos del trabajador. Sin embargo, el D. 2-3-1944 y la
Orden 16-2-1946 que lo desarrolla, no derogados expresamente, prevén la obligación de
abonar una indemnización de 15 días de salario a los herederos del trabajador cuando éste
fallezca por causas naturales. La doctrina no es unánime acerca de su vigencia, entendiendo
parte de ella que el ET de 1980 los derogó tácitamente. No obstante, la STSJ País Vasco,
10-5-2005 (Rº 3/2005) considera plenamente aplicable las citadas normas, con la precisión
de equiparar el viudo y la viuda para su correcto acomodo con la CE.
2º) Prestaciones en materia de Seguridad Social. Cuando se cumplan los requisitos exigidos
por la LGSS en relación con el alta y cotización, los familiares del fallecido podrán causar
derecho a prestaciones económicas por muerte y supervivencia a favor de familiares (viude-
dad, orfandad, etc.) a cargo del sistema de Seguridad Social. Si la causa del fallecimiento del
trabajador es un accidente laboral o enfermedad profesional, los familiares tienen derecho a
una indemnización a tanto alzado a cargo de la Entidad Gestora o Mutua Colaboradora con
la Seguridad Social correspondiente. Es tendencia reciente de la práctica el que se formulen
reclamaciones al empresario por indemnización de daños y perjuicios derivados de la muer-
te del trabajador en accidente laboral o por causa imputable a la empresa, generalmente a
620 Jesús R. Mercader Uguina
título de imprudencia. Las indemnizaciones se pueden reclamar aparte del devengo de las
prestaciones básicas, del recargo por falta de medidas de prevención de riesgos y de las me-
joras voluntarias, pudiendo cubrir daños o aspectos no protegidos por estos.
§6. Incapacidad permanente. El contrato de trabajo puede extinguirse por unas concre-
tas o definidas situaciones de alteración de la salud del trabajador. Estas son las que la legis-
lación de la Seguridad Social regula bajo las denominaciones de gran invalidez, incapacidad
permanente absoluta e incapacidad permanente total para la profesión habitual. A tales
efectos, y en aplicación de la DT 5ª bis de la LGSS, se entenderá por incapacidad perma-
nente total para la profesión habitual la que inhabilite al trabajador para la realización de
todas o de las fundamentales tareas de dicha profesión, siempre que pueda dedicarse a otra
distinta (art. 137.4 LGSS en la redacción original de 1994); por incapacidad permanente
absoluta para todo trabajo, la que inhabilite por completo al trabajador para toda profesión
u oficio (art. 137.5 LGSS en la redacción original de 1994); y, en fin, por gran invalidez
la situación del trabajador afecto de incapacidad permanente y que, por consecuencia de
pérdidas anatómicas o funcionales, necesite la asistencia de otra persona para los actos más
esenciales de la vida, tales como vestirse, desplazarse, comer o análogos (art. 137.6 LGSS en
la redacción original de 1994).
1º) Concepto de incapacidad permanente. Para que pueda extinguir el contrato, la incapa-
cidad ha de consistir en la situación del trabajador que, después de haber estado sometido
al tratamiento prescrito y de haber sido dado de alta médicamente, presenta reducciones
anatómicas o funcionales graves, susceptibles de determinación objetiva y previsiblemente
definitivas, que disminuyan o anulen su capacidad laboral.
2º) Procedimiento de evaluación de la incapacidad laboral. La incapacidad permanente del
trabajador es causa de extinción definitiva del contrato de trabajo. No obstante, se prevé
una excepción para aquellos casos en que, a juicio del órgano calificador de la incapacidad
permanente, fuera previsible que la misma pudiera ser objeto de revisión por mejoría y per-
mitiera la reincorporación del trabajador al puesto de trabajo que venía ocupando. En tal
caso, conforme al art. 48.2 ET, y siempre que se haga constar expresamente dicha posibili-
dad, subsiste la suspensión de la relación laboral, con reserva del puesto de trabajo, durante
un período de dos años a contar desde la fecha de la resolución por la que se declara la
incapacidad permanente, extinguiéndose definitivamente el contrato una vez finalizado di-
cho plazo. Distinto de este supuesto es el contemplado en el art. 143.2 LGSS que reconoce
genéricamente la posibilidad de que en cualquier momento la incapacidad sea revisada por
agravación o mejoría, lo que, no evita el efecto extintivo de la declaración de incapacidad
permanente.
3º) Formalización de la decisión extintiva. La extinción del contrato por incapacidad per-
manente no es un despido. El empresario podrá notificar al trabajador la extinción de la
relación laboral en virtud de lo dispuesto en el art. 49.1 e) ET, se trata de una potestad del
empresario de extinguir con base en la declaración de incapacidad permanente, no de una
extinción automática por tal declaración. De hecho, en caso de incapacidad permanente to-
tal, “la pensión vitalicia correspondiente será compatible con el salario que pueda percibir el
Lección 19. La extinción de la relación laboral (II). Otras causas 621
trabajador en la misma empresa o en otra distinta, siempre y cuando las funciones no coin-
cidan con aquellas que dieron lugar a la incapacidad permanente total” (art. 141.1 LGSS).
4º) Los pactos de recolocación. Esta causa extintiva es disponible por las partes de forma
que, por convenio colectivo o por acuerdo individual puede relativizarse el alcance extin-
tivo de la situación invalidante. Cabe que por convenio colectivo se reconozca el derecho
del trabajador declarado en situación de incapacidad permanente total para su profesión
habitual a optar entre la extinción del contrato de trabajo con derecho a indemnización o la
recolocación en otro puesto de trabajo idóneo a su capacidad. Es obligatoria la recolocación
de los trabajadores disminuidos, si en el convenio se pactó como un derecho.
5º) Prestación de desempleo. La extinción del contrato por invalidez permanente total cons-
tituye, también, una situación legal de desempleo aunque la misma no se recoge expresa-
mente en la LGSS. Sin embargo, sí la contempla el art. 1.1 l) RPD. La acreditación de la
situación legal de desempleo se produce mediante la comunicación escrita del empresario
extinguiendo el contrato por esta causa. En el caso de desaparición de la empresa, basta, a
estos efectos, la comunicación de la Entidad Gestora reconociendo esta incapacidad.
§7. Jubilación del trabajador. La jubilación, además de ser un derecho del trabajador
a una situación protegida por la Seguridad Social, es también una causa legal de extinción
del contrato de trabajo regulada en el art. 49.2 f ) ET. La jubilación constituye una retirada
voluntaria del trabajo. Es un derecho del trabajador, quien puede ejercitarlo cuando reúna
las condiciones y requisitos establecidos en las disposiciones que lo regulan.
1º) Requisitos generales para acceder a la jubilación. De acuerdo con el art. 161 LGSS, ten-
drán derecho a la pensión de jubilación contributiva las personas incluidas en el Régimen
General que, además de encontrarse en alta o situación asimilada, reúnan las siguientes
condiciones: a) Haber cumplido la edad mínima requerida, que variará hasta que en 2027
se sitúe en 67 años de edad (o 65 si se cuenta con al menos 38 años y 6 meses cotizados;
(DT 20ª LGSS, introducida por la L. 27/2011). b) Tener cubierto un período mínimo
de cotización de 15 años, de los cuales al menos 2 deberán estar comprendidos dentro de
los 15 años inmediatamente anteriores al momento de causar el derecho. No obstante, la
jubilación puede anticiparse o posponerse, existiendo medidas que fomentan el trabajo con
posterioridad a la edad ordinaria de jubilación y existiendo dos modalidades generales de
acceso a la jubilación anticipada, la que deriva del cese en el trabajo por causa no imputable
al trabajador y la que deriva de la voluntad del interesado (art. 161 bis. 2 LGSS).
2º) Compatibilización de pensión de jubilación y trabajo. El disfrute de la pensión de jubi-
lación, en su modalidad contributiva, es compatible con la realización de cualquier trabajo
por cuenta ajena o por cuenta propia del pensionista, siempre que: a) El acceso a la pensión
haya tenido lugar una vez cumplida la edad que en cada caso resulte de aplicación (DT
20ª LGSS), sin que, a tales efectos, sean admisibles jubilaciones acogidas a bonificaciones
o anticipaciones de la edad de jubilación que pudieran ser de aplicación. b) El porcentaje
aplicable a la respectiva base reguladora a efectos de determinar la cuantía de la pensión
causada ha de alcanzar el 100 por 100. El trabajo compatible podrá realizarse a tiempo
completo o a tiempo parcial (art. 2 RDL 5/2013), y la cuantía de la pensión de jubilación
622 Jesús R. Mercader Uguina
será equivalente al 50 por 100 del importe resultante en el reconocimiento inicial, una vez
aplicado, si procede, el límite máximo de pensión pública, o del que se esté percibiendo, en
el momento de inicio de la compatibilidad con el trabajo, excluido, en todo caso, el com-
plemento por mínimos, cualquiera que sea la jornada laboral o la actividad que realice el
pensionista (art. 3 RDL 5/2013).
3º) Edades forzosas de jubilación establecidas en convenio colectivo. La jubilación forzosa,
es decir, la impuesta por la empresa al trabajador cuando éste cumple la edad ordinaria de
jubilación y los demás requisitos que le permiten acceder a la prestación contributiva de ju-
bilación, sólo es posible de manera transitoria, al amparo de los convenios colectivos que la
contemplaran y que estuvieran vigentes a la fecha de entrada en vigor de la L. 3/2012 (DT
15ª L. 3/2012). Esta posibilidad irá desapareciendo a medida que los citados convenios
colectivos alcancen su fecha prevista de terminación de vigencia.
4º) Supuestos especiales de anticipación de la edad de jubilación. La edad mínima de jubi-
lación podrá ser rebajada por Real Decreto en aquellos grupos o actividades profesionales
cuyos trabajos sean de naturaleza excepcionalmente penosa, tóxica, peligrosa o insalubre y,
acusen elevados índices de morbilidad o mortalidad, siempre que los trabajadores afectados
acrediten en la respectiva profesión o trabajo el mínimo de actividad que se establezca. De
igual modo, podrá ser reducida en el caso de personas con discapacidad en un grado de dis-
capacidad igual o superior al 65 por ciento en los términos contenidos en el correspondiente
Real Decreto o también en un grado de discapacidad igual o superior al 45 por ciento, siem-
pre que, en este último supuesto, se trate de discapacidades reglamentariamente determi-
nadas en los que concurran evidencias que determinan de forma generalizada y apreciable
una reducción de la esperanza de vida de esas personas (RD 1851/2009). La aplicación de
los correspondientes coeficientes reductores de la edad en ningún caso dará ocasión a que
el interesado pueda acceder a la pensión de jubilación con una edad inferior a la de 52 años
(art. 161 bis. 1 LGSS).
5º) Las prejubilaciones. La prejubilación es un estadio previo a la jubilación del traba-
jador, entendiendo por tal la situación, de hecho y derecho, en que queda un trabajador
por razón de su edad, próxima a la jubilación, desde el momento de la extinción de su
contrato de trabajo hasta que percibe una pensión de jubilación del sistema de Seguri-
dad Social, ya sea anticipada u ordinaria. La prejubilación supone, esquemáticamente,
la creación de una situación puente que cubre a un trabajador que cesa en su actividad
laboral antes del cumplimiento de la edad mínima de jubilación y conlleva inevita-
blemente la extinción del contrato (STS 25-6-2002, Rº 3442/2000 y 14-12-2001, Rº
1365/2001). La prejubilación puede preverse no solamente a través de un despido colec-
tivo, sino también por el acuerdo logrado en fase de consultas previas a dicho expedien-
te, por lo establecido en convenio colectivo o, simplemente, por el acuerdo individual
entre trabajador y empresa.
6º) Formalización de la decisión extintiva. La jubilación es una decisión del trabajador
que tiene que manifestarse de manera inequívoca, pero no es necesario que esa ruptura
del contrato adopte forma precisa. Cualquier forma de extinción, como el mutuo disenso,
dimisión o, incluso, el despido, sirve a los efectos del cese requerido por la normativa regu-
Lección 19. La extinción de la relación laboral (II). Otras causas 623
señala que la misma quedará acreditada por «comunicación escrita… de los herederos…
notificando al trabajador la extinción de la relación laboral por… muerte».
2º) La extinción contractual por jubilación del empresario. Regulada en el art. 49.1 g) ET,
opera, asimismo, cuando no exista subrogación de un tercero en la titularidad de la explo-
tación.
a) La jubilación del empresario posee virtualidad extintiva si tiene lugar «en los casos
previstos» por el correspondiente régimen de Seguridad Social. A la vista de tal criterio,
la jurisprudencia de unificación —a través de la STS 30-10-1995 (Rº 3898/1994)— ha
advertido que la jubilación del empresario como causa extintiva de las relaciones laborales
puede producirse en cualquiera de los regímenes de la Seguridad Social, en los términos
legalmente previstos. No obstante, pudiera tratarse de un empleador que no tiene derecho
a pensión, o incluso que ni siquiera se afilió oportunamente y entonces estaremos ante un
simple abandono de la actividad por razones de edad.
b) También en este caso, como en el anterior, la jurisprudencia considera que no es ab-
solutamente necesario que el momento de la jubilación y el cierre de la empresa, con las
subsiguientes extinciones de las relaciones de trabajo, sean totalmente coincidentes, sino
que entre uno y otro puede mediar un «plazo prudencial», con la finalidad de facilitar la
liquidación y cierre del negocio o incluso su posible transmisión; la relación de causalidad
que debe mediar entre la desaparición de la empresa y la extinción de los contratos desapa-
rece normalmente cuando transcurren varios años entre uno y otro hecho (STS 9-2-2001,
Rº 978/2000).
c) La jubilación del empresario como causa de extinción no exige ninguna forma prede-
terminada. Para que la misma actúe como causa extintiva es suficiente una declaración de
voluntad de cesar en la actividad y de extinguir los contratos de trabajo que ha de comuni-
carse de modo recepticio a los trabajadores afectados.
d) Los efectos son comunes a los ya expuestos en relación con la muerte del empresario,
produciendo, también, la situación legal de desempleo (art. 208.1 b) LGSS).
3º) La incapacidad del empresario como causa de extinción. Es ésta otra de las causas de
extinción que el Estatuto atribuye a la persona del empleador (art. 49.1 g) ET).
a) Ésta se refiere, tanto a la declaración judicial de incapacitación del empresario o a la
declaración por la Seguridad Social de una incapacidad permanente total, absoluta o gran
invalidez, como una manifiesta inhabilidad para regir el negocio, sin que sea preciso, en este
caso, una declaración de invalidez dictada por los órganos competentes para ello. Esto es,
no es precisa necesariamente la concurrencia de una incapacidad invalidante declarada por
la Seguridad Social, siendo suficiente una inhabilitación manifiesta de hecho que impida al
empresario desarrollar sus funciones directivas.
b) También se incluyen los supuestos de incapacidad jurídica o de obrar declarada judi-
cialmente con arreglo a las normas del Derecho civil (arts. 199 y ss. CC). Conviene advertir
que las limitaciones de capacidad que se imponen al insolvente no parecen justificar, sin
embargo, la aplicabilidad de esta causa (arts. 40-44 LC).
c) En cuanto al plazo para el cese de la actividad, es obligado reiterar aquí lo expuesto en
la jubilación, porque la STS 25-4-2000 (RJ 2000/4252) expresamente señala la aplicabili-
Lección 19. La extinción de la relación laboral (II). Otras causas 625
dad de la exigencia del plazo prudencial a la incapacidad, junto a la muerte y jubilación del
empresario.
Caso práctico 19.6. Modelo de comunicación de extinción del contrato por fallecimien-
to del empresario.
Respuesta.
Fdo Fernando R
Heredero legal o representante del fallecido
y, con ella finalizada (normalmente con la cancelación de los asientos sociales en el Registro
Mercantil), a llevar a cabo la extinción de la personalidad jurídica.
2º) Cese total de la actividad. El cese total de la actividad no se produce en algunos supues-
tos específicos: así ocurre en la transformación y en la fusión de sociedades. En ambos casos,
desde la óptica jurídico-laboral, al no cesar la actividad empresarial, no juega esta causa
extintiva, al producirse una sucesión de empresas, subrogándose el nuevo empresario en las
obligaciones dimanantes de los contratos de trabajo existentes (art. 44 ET).
3º) Aplicación del procedimiento de despido colectivo. Para que no se produzca la extinción
de los contratos de trabajo por el mero interés o conveniencia de los socios, debe seguirse el
procedimiento de despido colectivo. La disolución y extinción de la personalidad jurídica
ha de estar motivada por una situación de crisis o por causas técnicas, organizativas o de
producción (STSJ Madrid 26-3-2007, Rº 6168/2006). El procedimiento que la empresa
debe seguir si pretende la extinción de los contratos de trabajo por extinción de su perso-
nalidad jurídica viene determinado en función del número de trabajadores afectados: a) Si
la sociedad que se disuelve y liquida, con el consiguiente cese total de actividades de la
empresa, justifica una de las causas señaladas y tiene una plantilla de más de 5 trabajadores,
entonces debe seguir por completo el procedimiento previsto para el despido colectivo.
b) Si, por el contrario, la plantilla es de 5 trabajadores o menos, el cese de las actividades y
la extinción de los contratos de trabajo por extinción de la personalidad jurídica es una de-
cisión resolutiva unilateral, condicionada solamente por una posible impugnación judicial,
en su caso, a la prueba de las causas exigidas.
4º) Obligaciones en materia de Seguridad Social. El empresario tiene la obligación de co-
municar la extinción de la empresa a la Tesorería General de la Seguridad Social de la pro-
vincia en la que practicaron la inscripción, en modelo oficial y dentro del plazo de 6 días
naturales siguientes, acompañando los partes de baja de los trabajadores (art. 18 RA).
§10. La dimisión del trabajador. La extinción del contrato sin causa mediando preaviso
y por voluntad del trabajador, llamada también dimisión, aparece regulada en el art. 49.1.d)
ET al decir que «el contrato de trabajo se extinguirá por dimisión del trabajador, debiendo
Lección 19. La extinción de la relación laboral (II). Otras causas 627
mediar el preaviso que señalen los convenios colectivos o la costumbre del lugar». La simple
dimisión consiste en la voluntad inequívoca expresada por el trabajador de poner fin a la re-
lación de trabajo, sin invocar al respecto causa específica (STS 18-7-1988, RJ 1988/6163),
de manera que la causa de la extinción no es otra que la unilateral voluntad del trabajador,
libre en su determinación y, en consecuencia, motivada o no.
1º) Carácter unilateral y recepticio de la dimisión. Esta causa extintiva requiere para su apre-
ciación la existencia de una declaración de voluntad unilateral y recepticia que demuestre,
sin género de dudas, de manera inequívoca y fehaciente el propósito del trabajador de dar
por concluida una relación laboral.
2º) Contenido y límites de la declaración de voluntad. Expresada la voluntad extintiva por el
empleado, la misma debe reunir las condiciones del art. 1261 CC, por lo que debe haberse
prestado con absoluta libertad y sin que concurra ningún vicio en la voluntad, manifestada
por tanto sin sufrir amenazas ni coacciones. El dolo en el consentimiento existe cuando
«con palabras o maquinaciones insidiosas de parte de uno de los contratantes, es inducido
el otro a celebrar un contrato que, sin ellas, no hubiera hecho» (art. 1269 CC). Por ejemplo,
hay dolo cuando la empresa obtiene la baja en condiciones de especial presión psicológica
(STSJ Madrid 12-9-2000, Rº 2642/2000).
a) Es preciso que de los actos del trabajador se deduzca «la espontánea y unilateral deci-
sión de poner fin a la relación concertada, requiriendo una actuación del trabajador que de
manera expresa o tácita demuestre el deliberado propósito de éste de dar por terminado el
contrato de trabajo» (STS 28-10-1991, Rº 1093/1990). La decisión puede exteriorizarse de
forma expresa o deducirse de una conducta determinada, coetánea o posterior a la extinción
misma, puesto que ninguna preferencia establece la ley; lo importante a estos efectos es que
provenga del trabajador y se produzca de un modo indubitado. Incluso podrá efectuarse por
vía electrónica (STSJ Madrid 13-3-2001, Rº 71/2001).
b) Con el objeto de que la empresa tenga conocimiento con antelación razonable de la
decisión extintiva del trabajador a fin de proveer la cobertura de la vacante y tratando de
evitar los perjuicios que pueda causarle la ruptura intempestiva de la relación contractual, el
legislador admite la extinción por dimisión del trabajador «debiendo mediar el preaviso que
señalen los convenios colectivos o la costumbre del lugar» (art. 49.1 d) ET), sin añadir nada
más sobre el régimen jurídico de ese preaviso. Así, en concreto, no hay exigencia de forma
alguna, de manera que el silencio legislativo posibilita que la notificación al empresario se
haga verbalmente o por escrito (STSJ Madrid 18-1-1993, Rº 2989/1992) siempre que,
llegado el caso, se pueda acreditar el cumplimiento de esta obligación.
c) Si ni el convenio colectivo ni la costumbre determinan el plazo de preaviso, los tribuna-
les se inclinan por aplicar supletoriamente por analogía el plazo de 15 días previsto en el art.
49.1 c), párrafo cuarto ET para la denuncia de los contratos de trabajo de duración deter-
minada superior al año (STS 29-6-1989, RJ 1989/4856). Sin embargo, dado que la ley no
ha establecido un plazo común y general de preaviso para todos los contratos de trabajo, el
silencio legal debería interpretarse «como una voluntad implícita de diferenciación, que deja
un margen a la autonomía de la voluntad, pero también de valoración al Juez a la vista del
caso concreto y de acuerdo a las exigencias de la buena fe». En todo caso, debe considerarse
628 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. El precepto del convenio colectivo en cuestión no puede ser interpretado como la empresa
pretende, al abogar en favor de que se considere un plazo mínimo que libremente pueda ser incrementado
por pacto entre las partes. La antelación mínima se refiere a la comunicación del trabajador y supone que el
trabajador pueda avisar a la empresa con un tiempo superior, debiendo respetar en todo caso los quince días,
que juegan como un mínimo imperativo. Si se observa la redacción de la cláusula pactada en el contrato entre
los litigantes, la expresión utilizada vuelve a ser la misma, al referirse a la “ antelación mínima de dos meses “;
lo que claramente evidencia que el sentido de las palabras es el apuntado. La distinción entre convenios que
fijan plazos mínimos y otros que establecen plazos fijos no tiene aquí relevancia. Aun en el segundo supuesto,
el plazo siempre tendrá carácter mínimo para el trabajador que siempre puede comunicar su decisión extintiva
con una antelación mayor. Cabe añadir que la cuestión de la extensión del plazo se halla estrechamente ligada
al importe de la indemnización que se impone al trabajador por el incumplimiento del mismo. El efecto indemni-
zatorio está también delimitado en la norma convencional, puesto que, al igual que en la cláusula bilateral, se
concreta en los días omitidos. De ahí que, al fijar como obligatorio un plazo de preaviso de 2 meses y penar
su incumplimiento con el abono por parte del trabajador del salario correspondiente al periodo no preavisado,
se está estableciendo una obligación más gravosa que la que el convenio impone, ya que en la norma conven-
cional el máximo de esa indemnización no superaría nunca los quince días. Se está discutiendo nada menos
que la pérdida de dos meses de salario, lo que arroja un monto de gran relevancia que, ser admisible, habría
de llevar aparejada necesariamente la exigencia de la prueba de los perjuicios producidos a la empresa por la
decisión del trabajador de cesar voluntariamente (STS 31-3-2011, Rº.3312/2010).
Lección 19. La extinción de la relación laboral (II). Otras causas 629
3º) Irrevocabilidad de la dimisión una vez producida la extinción. Salvo casos muy ex-
cepcionales (vgr., por tener lugar la dimisión en un contexto de ansiedad y estrés: STS
1-7-2010, Rº 3289/2009), la decisión extintiva por parte del trabajador determina la pro-
ducción de un acto vinculante e irrevocable, del que no cabe retractarse con posterioridad
sin consentimiento de la empresa, al constituir, como señala la STSJ Navarra 27-12-2006
(Rº 334/2006), «la expresión máxima de la libertad de contratación» que, comunicada al
empresario, no puede modificarse porque «causa estado como acto propio generador de
derechos a terceros contra los que no se puede ir válidamente en su perjuicio». Todo ello
sin perjuicio de la posible retractación del trabajador durante el período de preaviso (STS
17-7-2012, Rº 2224/2011).
Respuesta. La STSJ Castilla y León, Valladolid, 22-9-2003 (Rº 1752/2003) señala que «los actos reali-
zados por el actor constituyen una manifestación inequívoca de su voluntad de abandonar el trabajo, pues el
hecho de aparecer el turno de tarde vestido de calle, no hacer el turno, entregar las llaves de los baños a un
compañero y decirle que no volvía más que el lunes ya le explicaría, exteriorizan su voluntad». La voluntad del
trabajador es inequívoca y si posteriormente se arrepiente de su decisión, ésta ya ha producido los efectos extin-
tivos previstos en el art. 49.1 ET. Por el contrario, no se consideran abandonos los simples «abandonos de pues-
630 Jesús R. Mercader Uguina
to» o de «destino», o las meras faltas de asistencia. Por supuesto, ausencias cortísimas de uno o pocos más días
no pueden reputarse, sin otras circunstancias, dimisión (STSJ Madrid 24-3-2003, Rº 181/2003; STSJ Navarra
24-2-2003, Rº 38/2003), ni siquiera aunque conste un enfrentamiento previo entre empresario y trabajador
por las tareas que este último debía desempeñar (STSJ Cataluña 4-7-1996, AS 2903). El abandono se conside-
ra inexistente en los casos de fuerza mayor no imputable al trabajador que impide la prestación laboral.
2º) El abandono del trabajo extingue el contrato de trabajo sin derecho a indemnización
alguna a favor del trabajador. El trabajador que abandona su trabajo ha de responder de los
daños y perjuicios ocasionados al empresario (en virtud de lo dispuesto en los arts. 1102 y
1103 CC), debiendo soportar, en su caso, las sanciones previstas en los convenios colectivos
en el supuesto de omisión del deber de preaviso. Por otro lado, al tratarse de un cese volun-
tario en el trabajo, no da derecho a obtener la correspondiente prestación por desempleo
(art. 208.2 1) LGSS).
El trabajador puede solicitar la extinción judicial del contrato de trabajo en los supuestos
establecidos legalmente y que generan derecho a la indemnización legal y a la correspon-
diente prestación de desempleo:
1º) Extinción basada en modificaciones sustanciales en menoscabo de la dignidad del traba-
jador. De acuerdo con el art. 50.1 a) ET, las modificaciones sustanciales en las condiciones
de trabajo llevadas a cabo sin respetar lo previsto en el artículo 41 ET y que redunden en
menoscabo de la dignidad del trabajador, constituyen causa justa para la extinción indem-
nizada del contrato de trabajo. Si no concurre esta doble circunstancia, la sola modificación
sustancial de las condiciones de trabajo podrá dar lugar en su caso al ejercicio de los dere-
chos previstos en el art. 41.3 ET, pero no a la extinción del contrato de trabajo con las in-
demnizaciones que prevé el art. 50 ET. Una modificación justificada y/o acordada no debe
dar lugar a la resolución ex art. 50 ET.
a) Para acudir a esta vía extintiva, es preciso que concurran tres premisas: que se trate de
modificaciones sustanciales cuya naturaleza altere y transforme los aspectos fundamenta-
les de la relación laboral pasando a ser otros distintos de modo notorio (STS 3-4-1995,
Rº 2252/1994 o 22-6-1998, Rº 4539/1997, entre otras); que se trate de modificaciones
realizadas sin respetar las exigencias legales establecidas en el art. 41 ET; y que las modifica-
ciones redunden en menoscabo de la dignidad personal del trabajador (STS 18-7-1996, Rº
767/1996, entre otras).
b) No se ha dudado en estimar la procedencia de la rescisión contractual ex art. 50.1 a) ET
cuando se produce una situación de acoso moral que se presenta bajo la apariencia de una
degradación radical y permanente de funciones, o de una degradación que, sin ser radical,
supone igualmente una afectación de la dignidad del trabajador dadas las circunstancias
concurrentes, o incluso cuando se trata de falta de ocupación efectiva de carácter permanen-
te. También va a ser posible acudir a esta vía en los casos en que se menoscaba la dignidad
del trabajador (art. 10.1 CE y 4.2 e) ET) o en los que se aprecia la simultánea violación de
la posición profesional y dignidad humana del trabajador.
Caso práctico 19.10. Daniel P.J. tenía una antigüedad en la empresa desde 1981, su categoría pro-
fesional era la de informático y realizaba las tareas de programador y responsable del departamento de
informática, siendo el único informático de la empresa y recibiendo órdenes directas de su superior jerárquico,
que era además el administrador de la empresa. Con motivo de la jubilación del mismo, la empresa contrató a
un nuevo coordinador general, a partir de cuyo momento, el actor comenzó a perder las funciones que venía
desempeñando, llegando al extremo de que se quedó con un único ordenador, en el que no podía utilizar los
programas Windows ni Excel ni otras herramientas que usaba habitualmente en su trabajo, desconociendo la
nueva clave del administrador informático, que antes conocía, de manera que no podía efectuar el seguimiento
informático de la red. ¿Constituye esta situación causa suficiente para resolver el contrato con apoyo en el art.
50.1 a) ET?
Respuesta. La STSJ Cataluña 2-6-2006 (Rº 9204/2005) califica como acoso la conducta y la considera
suficiente para resolver el contrato puesto que «se está claramente y en esencia ante una degradación de las
funciones del trabajador, que ha pasado de ser el responsable de informática de la empresa en los 20 últimos
años, a poseer un único ordenador personal que no tenía acceso a los más elementales instrumentos de informá-
tica, estando ante un supuesto claro de modificación sustancial de sus condiciones de trabajo que perjudican
su formación profesional (falta de trabajo efectivo, encomienda de forma permanente de funciones inferiores)
y menoscaban su dignidad (su situación respecto de los demás trabajadores de la empresa), que justifican
ampliamente la aplicación del art. 50 a) ET, hechos que al no haberse producido de un modo instantáneo, es
decir, mediante una decisión concreta de la empresa, sino durante el transcurso de varios meses y de forma
632 Jesús R. Mercader Uguina
gradual llegando a la marginación completa del trabajador con un vaciamiento íntegro de sus funciones, puede
ser incluido también en el concepto de acoso moral».
2º) Extinción basada en falta de pago o retrasos continuados en el abono del salario. El art.
50.1 b) ET se refiere, como segunda causa de resolución, a la falta de pago o retrasos conti-
nuados en el abono del salario pactado, en cuanto violaciones del derecho laboral básico del
trabajador «a la percepción puntual de la remuneración pactada o legalmente establecida»
(art. 4.2 f ) ET).
a) La deuda salarial debe encontrarse vencida, por lo que la resolución no procederá si
media acuerdo entre las partes sobre la demora o fraccionamiento de las cantidades adeu-
dadas o de haberse convenido con los representantes de los trabajadores un aplazamiento.
De igual modo, la deuda salarial debe resultar exigible, sin que pueda resultar controvertida
por existir discrepancia sobre su realidad o cuantía. No resultará, por ello, posible la resolu-
ción del contrato si el importe de la deuda es incierto, por hallarse pendiente de resolución
judicial.
b) Para decretarse una extinción contractual por esta causa se requiere que la infracción
tenga gravedad suficiente. La determinación de esta gravedad, como señala la STS 25-9-
1995 (RJ 1995\6892), es algo extraordinariamente casuístico. Sobre esta base, cabe extraer
de la jurisprudencia diversos criterios para apreciar la gravedad: «un criterio objetivo (in-
dependiente de la culpabilidad de la empresa), temporal (continuado y persistente en el
tiempo) y cuantitativo (montante de lo adeudado)». Los criterios cuantitativo y temporal
permiten ponderar los distintos supuestos. Ni las dificultades económicas de la empresa ni
la declaración de concurso son circunstancias que modulen la situación de impago consta-
tada (STS 22-12-2008, Rº 294/2008 y 16-7-2013, Rº 2275/2012).
Caso práctico 19.11. Casiano es dependiente de una empresa textil. Al tiempo de presentarse la
papeleta de conciliación y la demanda (diciembre de 2009) la empresa se había retrasado en el pago de
salarios desde el 1 de junio anterior, con la particularidad de que a primeros de marzo de 2010 la empresa no
adeudaba ninguna cantidad, mientras que antes había venido abonando la nómina mensual en dos pagos y
con retrasos de 10 a 30 días. Consta probado que los representantes de los trabajadores estaban informados y
aceptaban el retraso en el pago como forma de solventar el mal momento económico, lo que era conocido por
trabajadores que habían consentido cobrar con retraso para que la empresa siguiera adelante y no tuviera que
reducir la plantilla. Esta situación motivó que el trabajador presentara demanda de resolución del contrato con
amparo en el art. 50.1 b) ET. ¿Son suficientemente graves estos retrasos en el pago del salario para justificar
la resolución contractual?
Respuesta. La STS 5-3-2012 (Rº 1311/2011) razona que estas demoras en el pago durante siete meses,
que resumida y gráficamente consistieron en el impago de un mes y el cobro fraccionado de los seis restantes,
no pueden calificarse de relevantes y graves en una situación económica como la actual, en la que existen
importantes restricciones crediticias. Por su parte, la STS 25-9-1995 (Rº 756/1995) consideró que el impago
de tres mensualidades y de la paga extra no poseía la suficiente entidad como para configurar la causa extintiva
a iniciativa del trabajador. Debe valorarse, también, la actitud de la empresa, de modo que si dicho impago
resulta constante y reiterado existirá presupuesto para que opere la causa extintiva.
c) El art. 64.10 LC establece que las acciones resolutorias individuales interpuestas al ampa-
ro del artículo 50 ET motivadas por la situación económica o de insolvencia del concursado
tendrán la consideración de extinciones de carácter colectivo, desde que se acuerde la inicia-
ción del expediente concursal para la extinción de los contratos: la totalidad de los procesos
Lección 19. La extinción de la relación laboral (II). Otras causas 633
1º) Acreditación de la situación de violencia. Esta extinción exige causa, que en este caso
es la acreditación de la situación de violencia a través de la aparente concurrencia de dos
elementos: uno, de carácter objetivo, «ser víctima de violencia de género»; y otro, de carác-
ter subjetivo, verse «obligada a abandonar definitivamente su puesto de trabajo». Si bien
el primero de ellos vendría determinado, básicamente, por la obtención de la orden de
protección en los términos legalmente previstos por la LO. 1/2004, el segundo elemento
es susceptible de admitir en la práctica múltiples hipótesis (v.gr., ingreso en un Centro de
Emergencia para Mujeres Maltratadas sito en localidad distinta a aquella en la que la traba-
jadora tenía su domicilio y centro de trabajo).
2º) No exigencia de preaviso. Contrariamente a la exigencia de preaviso propia de los casos
de dimisión, en este supuesto, en atención a la gravedad de la causa de la que deriva la ex-
tinción del contrato de trabajo, no se exige el mismo, lo que ya se recoge en algún convenio,
al igual que la inexigibilidad de indemnización alguna a quien, en estos supuestos, se dé de
baja sin tener en cuenta preaviso alguno.
Caso práctico 19.12. ¿Pueden los convenios colectivos mejorar las condiciones en esta materia?
Respuesta. La solución es positiva. Resultan gráficas cláusulas como las contenidas en el art. 14 del IV
Convenio Colectivo Sectorial de Tiendas de Conveniencia según el cual: «En los casos de violencia de género,
constatada conforme a lo dispuesto en la Ley 1/2004, la trabajadora que hubiera de causar baja en la em-
presa no vendrá obligada a preavisar su baja voluntaria».
3º) Carácter constitutivo de la decisión de la trabajadora. También por las mismas razones,
la extinción unilateral del contrato de trabajo tiene lugar en estos casos «Por decisión de la
trabajadora», sin necesidad de tener que acudir (solicitar) a un tercero (empresario o juez).
De ahí su carácter constitutivo.
4º) Prestación de desempleo. A diferencia de la dimisión (art. 208.2 1) LGSS), la extinción
del contrato de trabajo por parte de la víctima de violencia de género constituye situación
legal de desempleo (art. 208.1 1) e) LGSS). Se entiende así que, pese a derivar en último
término de la decisión unilateral de la trabajadora, al menos en su origen la extinción del
contrato de trabajo no es imputable a ella. La DA 42 LGSS establece que la situación legal
de desempleo (art. 208.1.1 e) LGSS) se acreditará por comunicación escrita del empresario
sobre la extinción de la relación laboral. Lógicamente, para que el empresario pueda emitir
esta comunicación escrita resulta necesario que, por los medios anteriormente expresados,
tenga conocimiento de la condición de víctima de violencia de género de la trabajadora que
decide extinguir el contrato de trabajo.
§14. Pacto de no competencia postcontractual. En virtud del art. 21.2 ET, trabajador
y empresario pueden acordar que, respetándose ciertos requisitos, aquél no compita con
la actividad de su empleador una vez haya finalizado la relación laboral. En la legislación
laboral éste se configura como un «pacto típico», en el doble sentido de tener, por un lado,
un reconocimiento legal explícito y específico en el ET y, por otro, un uso relativamente fre-
cuente en la práctica laboral, especialmente respecto de trabajadores directivos (de régimen
especial o común), técnicos de alta cualificación y empleados, en general, con alto grado
de formación o que, por razón de sus funciones, acceden a información de la empresa de
elevado valor. Estamos, pues, ante una prolongación pactada del deber de no concurrencia
desleal exigible durante la vigencia del contrato de trabajo; pero, mientras que este último
nace ex lege de la propia celebración del contrato de trabajo, la no competencia postcontrac-
tual deriva de un pacto ad hoc en tal sentido, sin la cual no existe.
1º) Causa del pacto de no competencia. El pacto de no competencia trae su causa del con-
trato de trabajo previamente celebrado entre las partes. Para su validez, se exigen una serie
de requisitos imperativos que limitan la voluntad contractual de las partes. Tales presupues-
tos o exigencias mínimas de validez persiguen, por tanto, reducir el campo de aplicación del
art. 1255 CC a los efectos de proteger la libertad del trabajador. A falta de pacto expreso de
no competencia o en el caso de que el mismo no reúna todas las exigencias precisas para su
validez y eficacia, el trabajador cuenta con plena libertad de trabajo y de empresa (cuando
decida operar directamente en el mercado) ex arts. 35 y 38 CE y art. 4 a) ET (STS 7-5-
1984, RJ 1984\2972).
a) El ET no contiene alusión alguna a la forma que el pacto deba revestir, ni siquiera se
menciona la necesidad de su carácter expreso. Ahora bien, una cosa es que el acuerdo no
deba constar por escrito, y otra que no tenga que ser expreso, bien escrito o verbal, y pro-
barse el mismo (STS 6-3-1991, RJ 1835).
b) El pacto se encuentra sometido legalmente a una duración máxima que, en ningún
caso, puede exceder de dos años para los técnicos y de seis meses para el resto de trabajado-
res (art. 21.2 ET). La finalidad de este plazo es evitar aquellos compromisos excesivamente
onerosos para el trabajador que pudieran mermar su formación y desarrollo personal. Se
trata de una norma de derecho necesario relativo en el sentido de que las partes no pueden
superar la duración máxima aunque sí reducir dicho plazo cuando lo estimen conveniente.
La superación contractual del plazo legal no lleva a la nulidad del pacto, sino que, por el
contrario y en aplicación del art. 9.1 ET, deberá procederse a la integración de este aspecto
a través de la reducción o, mejor dicho, sustitución del plazo ilegal pactado por el máximo
que, en su caso y en función de la categoría, correspondiese. El cómputo de dicho plazo
comienza a partir del momento de la extinción del contrato salvo que otra cosa pacten las
partes (v.gr. supeditar la efectividad del pacto a la existencia de una resolución firme en
materia de despido).
c) El empleador debe acreditar la existencia de un efectivo interés industrial o comercial
en la abstención de competencia del trabajador. Por ello, la falta de justificación por el ti-
tular de la empresa de un efectivo interés supone la nulidad del pacto alcanzado. Podrá ser
objeto del pacto de no competencia cualquier actividad para la que el empresario tenga un
Lección 19. La extinción de la relación laboral (II). Otras causas 637
interés competitivo efectivo y objetivo, entendiendo como tal el interés no personal, esto es,
intereses relacionales (clientes, proveedores, trabajadores con los que tiene o proyecta una
relación contractual) e informativos (relacionados con las informaciones secretas o confi-
denciales). Para que el interés industrial o comercial del empresario pueda ser considerado
relevante y susceptible de protección jurídica, es necesario que la actividad a realizar por el
trabajador tenga lugar dentro del mismo ámbito de actuación que desarrolla la empresa en
la que prestaba servicios, por razón de ir dirigida a una similar clientela. En todo caso, no
es necesario que se capten efectivamente clientes, sino que basta con que la actividad del
trabajador se desarrolle actuando en el mismo mercado y afectando al mismo círculo po-
tencial de clientes (STSJ Cataluña 21-1-2000, Rº 5452/1999). La desaparición del interés
empresarial durante la vigencia del pacto permitirá a la parte interesada (sea empresario o
trabajador) desvincularse del mismo, si bien para ello deberá solicitarlo del juez de lo Social
sin que sea posible decidir la extinción del pacto unilateralmente por ninguna de las partes
(art. 1256 CC).
d) Debe tratarse de un pacto equilibrado y proporcionado en las obligaciones recíprocas:
el pacto debe estar fundado en una causa suficiente y reunir, además, para que pueda apre-
ciarse su licitud, determinados requisitos mínimos de proporcionalidad o equilibrio de inte-
reses para justificar la renuncia del trabajador a su derecho a dimitir y a ejercer su libertad de
trabajo y de empresa (STS 7-11-2005, Rº 5211/2004). Por su falta de proporcionalidad se
considera que no es válida la inserción de estos pactos en los contratos temporales de menor
duración que la pactada para el pacto postcontractual.
e) La abstención de concurrencia por el trabajador debe ser compensada económicamen-
te. La cuantía debe fijarse de mutuo acuerdo entre el empresario y el trabajador y la misma
debe valorar si la compensación económica fijada es proporcional al sacrificio que supone
para el trabajador la obligación de no competir cuando el contrato se ha extinguido, lo que
depende de numerosas circunstancias. Entre ellas puede destacarse: las posibilidades reales
de colocación, los trastornos que para su colocación le puede ocasionar el tiempo que dura
el compromiso limitativo (STSJ País Vasco 15-11-2005, Rº 1286/2005), así como la inac-
tividad a la que forzosamente se ve abocado el trabajador que deja o pierde un trabajo mien-
tras busca otro no concurrente (STSJ Comunidad Valenciana 4-10-2005, Rº 546/2005).
2º) Efectos del incumplimiento. Observados todos estos requisitos, el trabajador queda
vinculado por el pacto de no competencia. El incumplimiento se produce cuando alguna
de las partes no cumple con la obligación asumida. En el caso del empresario, si éste no sa-
tisface en tiempo y cuantía la compensación económica y, en el caso del trabajador, cuando
desarrolla actividades prohibidas.
a) El incumplimiento del trabajador obliga a la devolución de la compensación percibida
(proporcionalmente al tiempo en que no haya cumplido) y a la indemnización de los daños
y perjuicios irrogados a su antiguo empleador ex arts. 1101 y 1106 CC previa prueba de
dichos perjuicios (STS 5-2-1990, RJ 821; STS 24-7-1990, RJ 6467).
b) Asimismo, cabe que las partes hayan pactado una cláusula penal cuya compatibilidad
con el resto de efectos dependerá de la voluntad de las partes (arts. 1152-1154 CC). El art.
1152 CC afirma que «en las obligaciones con cláusula penal la pena sustituirá a la indemni-
638 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. En el caso que resuelve la STS 20-6-2012 (Rº 614/2011), el trabajador es condenado a rein-
tegrar la totalidad de lo percibido en concepto de compensación por la no competencia postcontractual. Señala
el TS que la nulidad del pacto en cuestión implica una nulidad parcial del contrato de trabajo y, por ende, deter-
mina la aplicabilidad del artículo 9.1 ET. Aunque esta nulidad parcial del pacto plantea el problema relativo al
destino que haya de corresponder a la total compensación económica percibida, tal cuestión ha de resolverse en
atención al apartado segundo del art. 9.1 ET, que contiene una previsión cuya especialidad también se impone a
la consecuencias que genéricamente se establecen en el art. 1.303 CC y así mismo a las reglas del art. 1.306
CC, y teniendo siempre presente esa prioridad aplicativa del citado art. 9.1 ET, conforme al cual «si el trabajador
tuviera asignadas condiciones o retribuciones especiales en virtud de contraprestaciones establecidas en la parte
no válida del contrato, la jurisdicción competente … hará el debido pronunciamiento sobre la subsistencia o supre-
sión en todo o en parte de dichas condiciones o retribuciones». El ET confiere a la discrecionalidad judicial fijar
el destino de la prestación económica a percibir (o ya percibida, con igual motivo) por el trabajador; destino que
necesariamente ha de determinarse en atención a las concretas circunstancias del caso, sin perjuicio de que pueda
hacerse con razonable aplicación analógica de las reglas contenidas en el art. 1.306 CC.
o bien que el trabajador no ha hecho uso de esta posibilidad (art. 49.2 ET). Se trata, en todo
caso, de un derecho del trabajador individual que suscribe el finiquito, no de un derecho de
la representación legal de los trabajadores.
a) La ausencia en el acto de firma de un finiquito de dicho representante cuando ésta se
deba a incumplimiento empresarial (esto es, cuando, existiendo en la empresa representa-
ción legal de los trabajadores, la ausencia no sea imputable a éstos), determina la nulidad de
ese finiquito. Dicha omisión se considera infracción grave de la empresa (art. 7.4 LISOS).
b) El art. 49.2 ET no impone la presencia en todo caso, sino solamente cuando es recla-
mada por el trabajador. Es cierto que la petición realizada por el trabajador puede no ser de
fácil prueba y, por tanto, ha de valorarse muy especialmente la existencia de una alegación
expresa del trabajador de haber reclamado tal presencia sin respuesta de la empresa, debien-
do presumirse que aquello que consta en el finiquito es lo cierto (la renuncia o el incumpli-
miento empresarial), salvo prueba en contrario.
c) Los convenios colectivos pueden establecer regulaciones específicas en esta materia
estableciendo otros requisitos u obligaciones a cumplimentar con ocasión de la realización,
tramitación y firma de los finiquitos, como pueden ser su realización de acuerdo con un
modelo prefijado en el convenio, la obligatoriedad de que los finiquitos sean visados o
firmados por los representantes unitarios o sindicales de los trabajadores o sean firmados
obligatoriamente en presencia de ellos u otras personas en caso de inexistencia de represen-
tantes en el centro, etc.
3º) Falsificación de la firma del finiquito. La falsificación de la firma de un finiquito,
aparte de producir la nulidad del mismo, es constitutiva de delito del art. 311.1 CP, según
el cual, «serán castigados con las penas de prisión de seis meses a tres años y multa de seis
a doce meses:… los que, mediante engaño o abuso de situación de necesidad impongan a
los trabajadores a su servicio condiciones laborales o de Seguridad Social que perjudiquen,
supriman o restrinjan los derechos que tengan reconocidos por disposiciones legales, con-
venios colectivos o contrato individual». La falsedad del documento de finiquito puede ser
relevante a los efectos de la suspensión del proceso judicial social por la iniciación de otro
penal al respecto (art. 86.2 LJS).
§17. Baja del trabajador en la Seguridad Social. La baja constituye un acto administra-
tivo mediante el que se declara extinguida, de modo normal, la relación de seguridad social
respecto de un sujeto protegido determinado. Las funciones básicas a las que pretende dar
cobertura esta particular técnica son, de un lado, el conocimiento de los datos necesarios
para el buen funcionamiento de un sistema de seguridad social de base fundamentalmente
profesional; de otro, la determinación de la extensión de los derechos a prestaciones de los
sujetos protegidos por el Régimen General de la Seguridad Social; o, en fin, la puesta en
marcha de los mecanismos recaudatorios puesto que, mientras no se ha procedido a dar de
baja a los trabajadores, se mantiene la obligación de cotizar.
1º) Comunicación. El procedimiento de comunicación de las bajas necesita del concurso
de dos actos: la solicitud-declaración del empresario y el reconocimiento por la Tesorería
General de la Seguridad Social. La solicitud-declaración del reconocimiento de la baja debe
realizarse en calidad de obligado por el empresario, que deberá comunicar a las Direcciones
Provinciales de la Tesorería General en cuya demarcación se hallen inscritas las respectivas
empresas las bajas de los trabajadores que cesen en su servicio (art. 32.2 RA). El plazo que
tiene el empresario para su presentación es de seis días naturales, iniciándose su cómputo a
partir del día siguiente al del cese en el trabajo o de aquél en que la variación se produzca
(art. 32.3.2º RA). La referida comunicación se debe efectuar mediante la presentación del
parte de baja debidamente cumplimentado.
2º) Efectos. La baja formal no tiene efecto respecto de la subsistencia de la obligación
de cotizar si el trabajo se sigue prestando. Y, por el contrario, los arts. 106.3 LGSS y art.
35.2.2º RA establecen que la obligación de cotizar permanece aunque se haya cesado en el
trabajo mientras la baja no se curse adecuadamente.
642 Jesús R. Mercader Uguina
§2. Titularidad plena del derecho de libertad sindical. El art. 28.1 CE declara, a título
de principio general, que «todos tienen derecho a sindicarse libremente», suscitando así la
cuestión preliminar de determinar cuál pueda ser, en su caso, la correspondencia existente
entre el término «todos» y la referencia a los «trabajadores» contenida en su art. 7 CE. El art.
28.1 CE permite modulaciones sólo para determinados colectivos, y ello dado que los Tra-
tados Internacionales más relevantes a este respecto (incluidos el Convenio 87 y 98 OIT)
aluden al mismo como derecho de toda persona.
Lección 20. La libertad sindical 647
la propia Constitución remite al legislador la regulación de sus particularidades (art. 28.1 CE),
pudiendo éste reglar un tratamiento diferenciado en ciertos aspectos (STC 98/1985).
2º) Funcionarios con limitaciones: Distinguiendo entre exclusiones (de la titularidad) y
exceptuaciones y limitaciones (del ejercicio), la Constitución otorga al legislador ordinario
la posibilidad de establecer la más absoluta imposibilidad del ejercicio del derecho (excep-
tuación), o de someterlo únicamente a determinados límites. De este modo, quedan some-
tidos a reducción de facultades o al ejercicio no pleno del derecho de libertad sindical, los
siguientes colectivos:
a) Los Policías Nacionales tienen derecho a constituir organizaciones sindicales de ámbito
nacional para la defensa de sus intereses profesionales. No obstante, sólo podrán afiliarse
a organizaciones sindicales formadas exclusivamente por Policías Nacionales. Dichas orga-
nizaciones no podrán federarse o confederarse con otras que, a su vez, no estén integradas
exclusivamente por miembros de la Policía Nacional, aunque sí podrán formar parte de
organizaciones internacionales de su mismo carácter (art. 8.1 y 2 LO. 9/2015, de Régimen
de Personal de las Policía Nacional).
b) Funcionarios civiles en establecimientos militares. Las limitaciones en el ejercicio del
derecho de libertad sindical, que derivan de la prohibición de ejercer actividad sindical en
el interior de los establecimientos militares (DA 3ª LOLS) se justifican en la necesidad de
garantizar la adecuada defensa nacional y la aplicación del principio de jerarquía, que rige
las relaciones entre la Administración militar y su personal, así como en la preservación de
la neutralidad sindical de las Fuerzas Armadas (STC 101/1991).
c) Funcionarios de las Cortes Generales. Se someten a reglas particulares en lo que se refie-
re a la constitución y registro de sindicatos (arts. 39 y 40 Estatuto del Personal de las Cortes
Generales, aprobado por Acuerdo de 27-3-2006, adoptado por las Mesas del Congreso de
los Diputados y del Senado); en lo demás, les resulta de aplicación la LOLS.
d) El ejercicio de altos cargos públicos es incompatible con el de cargos sindicales,
aunque no con la afiliación a un sindicato (art. 3.2 LOLS). De este modo, «quienes
ostenten cargos directivos o de representación en el sindicato al que están afiliados, no
podrán desempeñar simultáneamente, en las Administraciones Públicas cargos de libre
designación de categoría de Director General o asimilados, así como cualquier otro de
rango superior». La razón de esta restricción está en el poder decisorio o político que
ostentan y en la confidencialidad del cargo.
3º) Funcionarios excluidos. La legislación ordinaria ha optado, en otros casos, por
exceptuar del ejercicio del derecho a determinados colectivos. La razón de ser de estas
exclusiones es evidente: tratándose de agentes públicos en quienes el Estado deposita
sus instrumentos más temibles, como son usar las armas o decidir sobre la libertad
ajena, debe prevenirse cualquier tentación de poner aquéllos al servicio de intereses
corporativos o partidistas.
a) Están privados de este derecho los funcionarios de las Fuerzas Armadas e Institutos
Armados de carácter militar (art. 8.1 CE, L. 85/1978 y LO. 2/1986, respectivamente).
Exclusión extendida al Centro Nacional de Inteligencia (antes de la Ley 11/2002, CESID),
por RD. 240/2013.
Lección 20. La libertad sindical 649
(a) Se considera falta grave «efectuar con publicidad manifestaciones o expresar opiniones
que supongan infracción del deber de neutralidad política o sindical. Fundar un partido
político o sindicato, así como constituir una asociación que, por su objeto, fines, proce-
dimientos o cualquier otra circunstancia conculque los deberes de neutralidad política o
sindical. Afiliarse a este tipo de organizaciones o promover sus actividades, publicitarlas, así
como inducir o invitar a otros militares a que lo hagan. Ejercer cargos de carácter político
o sindical, o aceptar candidaturas para ellos, sin haber solicitado previamente el pase a la si-
tuación legalmente establecida”, así como “organizar o participar activamente en reuniones
o manifestaciones de carácter político o sindical, así como organizar, participar o asistir, vis-
tiendo de uniforme o haciendo uso de su condición militar, a manifestaciones o reuniones
de carácter político, sindical o reivindicativo que se celebren en lugares públicos”. Es falta
muy grave: “infringir reiteradamente los deberes de neutralidad política o sindical”. (arts.
7.32 y 34 y 8.13 LO 8/2014, de Régimen Disciplinario de las Fuerzas Armadas).
(b) No pueden tampoco estos funcionarios constituir asociaciones reivindicativas de otro
tipo, aunque sí les está permitida la constitución de asociaciones culturales, sociales y re-
creativas, e incluso económicas siempre que no realicen actividades propias de los sindicatos
(STC 219/2001). Para la defensa de sus intereses, la LO. 9/2011, de derechos y deberes de
los miembros de las Fuerzas Armadas, ha creado los llamados Consejos de Personal de las
Fuerzas Armadas, órganos de representación de los intereses de profesionales de este cuer-
po, regulados por RD. 910/2012, existentes también en el ámbito de la Guardia Civil (L.
42/1999 y RD. 4/2002).
b) Los miembros de la Guardia Civil, instituto armado de naturaleza militar. Tienen ex-
ceptuado el ejercicio del derecho de sindicación (art. 11 LO. 11/2007). La afiliación a un
sindicato o la realización de actos que fomenten la sindicación pueden ser objeto de sanción
disciplinaria (STS 1-2-1993, Rº 28/1992).
c) Funcionarios integrantes de la carrera judicial: Jueces, magistrados y fiscales en activo,
no así cuando se encuentren en distinta situación administrativa: excedencia, etc… (art.
1.4 LOLS, art. 395 LOPJ, L. 50/1981, Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal). Esta ex-
clusión responde a la necesaria independencia y neutralidad que debe regir su actuación.
En cualquier caso, el texto constitucional contempla la vía de la asociación profesional no
sindical para estos colectivos. Así, han ido apareciendo distintas asociaciones, y en el caso
de los jueces destacan la Asociación Profesional de la Magistratura, Jueces para la Demo-
cracia y la Asociación Francisco de Vitoria. Entre los fiscales, la Asociación de Fiscales y la
Unión Progresista de Fiscales. No alcanza esta exclusión al cuerpo de Oficiales, Auxiliares
y Agentes, que disfrutarán del mismo derecho de sindicación que el resto de funcionarios
(art. 478.1 LOPJ). Tampoco afecta esta prohibición al cuerpo de Médicos Forenses (art.
34.1 RD. 296/1996).
Caso práctico 20.1. Se formula la demanda contra la Resolución, del Director General de Empleo de la
Secretaría de Estado de Empleo, del Ministerio de Empleo y Seguridad Social por la que se acuerda declarar el
archivo del expediente correspondiente a la solicitud de depósito del acta de constitución y estatutos del sindicato
denominado "Sindicato Unificado De Guardias Civiles" ¿Resulta conforme a derecho dicha decisión?
Respuesta. La SAN 11-3-2005 (Rº 316/2014), ha avalado la Resolución del Ministerio de Empleo y Segu-
ridad Social que acordó el archivo del expediente de solicitud de depósito del acta de constitución del sindicato
650 Jesús R. Mercader Uguina
denominado “Sindicato Unificado de Guardias Civiles”. Los recurrentes argumentaron a su favor dos sentencias
dictadas el 2-10-2014 por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en los asuntos Matelly contra Francia (refe-
rida a un oficial de la Gendarmería Francesa) y Adefdromil contra Francia (referida tanto a un militar del Ejército
de Tierra como a un oficial de la Gendarmería), que establecen que no es conforme al art. 11 del Convenio
Europeo de Derechos Humanos exceptuar el ejercicio del derecho de sindicación en los cuerpos armados, pero
sí limitarlo. No obstante, en el instrumento de ratificación del citado convenio. España hizo reserva de aplicación
de ese artículo en tanto en cuanto fuera incompatible con los artículos 28 y 127 CE. En consecuencia, la AN des-
estima el recurso con fundamento en las citadas disposiciones, todo ello por cuanto “el contenido de los derechos
fundamentales en los Guardias Civiles tiene una extensión menor, debido a que deben coexistir con los bienes y
funciones constitucionales, así como la relación especial de sujeción a la que estos funcionarios están sometidos”,
lo que les impone una obligación de absoluta neutralidad en virtud de la cual deben abstenerse de participar en
actividades políticas y sindicales.
§5. El contenido complejo del derecho de libertad sindical. La libertad sindical es, en
razón a su contenido esencial, un derecho complejo o genérico, integrado por el conjunto
de derechos y facultades que identifican o hacen reconocible el ejercicio del mismo (art.
53.1 CE y STC 11/198l). Dentro de este entramado plural de situaciones jurídicas que
componen el contenido de la libertad sindical y en atención al sujeto titular de cada dere-
cho, es posible distinguir un doble plano: individual y colectivo.
Caso práctico 20.2. ¿Podría un sindicato prohibir la doble militancia, esto es, el rechazo a quienes
deseen afiliarse a un segundo o tercer sindicato?
Respuesta. A juicio del Tribunal Constitucional, la prohibición de doble militancia puede integrar uno de
los motivos estatutarios para rechazar solicitudes de afiliación, considerándose lícito y no lesivo del derecho
fundamental que los estatutos sindicales prohíban la misma (ATC 241/2004).
Respuesta. La STSJ Valencia 4-11-1999 (Rº 3971/1998) resuelve señalando que la conducta de la
empresa lesiva de la libertad sindical justifica la ausencia al centro de trabajo una vez dictada la sentencia esti-
matoria de la resolución del contrato de modo que el posterior despido debe calificarse como improcedente.
Caso práctico 20.4. La empresa Krafts General Foods, SA, que tiene un único centro de trabajo en
España situado en Alcobendas y con una plantilla de 235 trabajadores, presentó ante el Comité de Empresa
652 Jesús R. Mercader Uguina
expediente de regulación de empleo con el fin de proceder a extinguir 49 contratos de trabajo. El Comité
de empresa, formado exclusivamente por miembros de CC.OO., alcanzó un acuerdo con la empresa com-
prometiéndose la misma a abonar una indemnización de 40 días de salario por año de servicio a todos los
trabajadores de la misma. Días después se tiene conocimiento de que CC.OO. había alcanzado un pacto con
la empresa por el que se incrementaba la indemnización a sus afiliados en un 10% respecto de la establecida
con carácter general. Un trabajador, no afiliado a CCOO, demanda a la empresa por discriminación en in-
demnización derivada de expediente de regulación de empleo.
Respuesta. El Tribunal estima esta pretensión, declara que el acuerdo mencionado es discriminatorio para
el demandante y condena a la empresa a abonarle la indemnización calculada conforme a los términos del
acuerdo (STSJ Galicia 21-6-1993, Rº 1733/1993).
nes legales o incorporación de nuevos derechos y los límites o condiciones impuestos para
su ejercicio resulten objetivos, razonados y suficientemente justificados.
4º) Reserva de ley orgánica. La diferencia más relevante existente entre contenido cons-
titucional y contenido adicional se refiere a su regulación. El constitucional requiere de
legislación orgánica para su ordenación y no es posible su restricción más allá de lo que
se desprende del propio texto constitucional. El adicional puede reglarse por ley ordinaria
y debe ser ejercitado en el marco de su regulación, pudiendo los derechos o facilidades
reconocidos ser alterados o suprimidos por la norma que los establece, no estando su confi-
guración sometida a más límite que el de no vulnerar el contenido esencial del derecho de
libertad sindical (SSTC 201/1999 y 132/2000).
5º) Tutela. La principal virtualidad de la consideración de estos derechos adicionales
como contenido de la libertad sindical es que les alcanzan los instrumentos de protección
del derecho fundamental, por ejemplo, el recurso de amparo considerando su conculcación
una lesión de la libertad sindical, siempre que se engarcen con el art. 28.1.º CE, pues en
caso contrario se tratará de un problema de legalidad ordinaria. Y ello porque al integrar-
se tales derechos en el núcleo de la libertad sindical, los actos contrarios a los mismos «sí
pueden calificarse de vulneradores del derecho fundamental» (STC 9/1988). No obstante,
algunos pronunciamientos del Tribunal Supremo han señalado que el contenido adicional
de la libertad sindical, que no está en la Constitución ni en la Ley Orgánica, queda fuera
del proceso de tutela de la libertad sindical cuyo objeto de cognición quedaría limitado al
contenido constitucional del derecho con exclusión del contenido adicional (STS 14-7-
2006, Rº 5111/2004).
§9. Contenido material del derecho de libertad sindical colectiva. Se trata de un dere-
cho atribuido a las propias organizaciones sindicales. Se reconoce por la CE en el art. 28.1
cuando afirma «el derecho a los sindicatos a formar confederaciones y fundar organizaciones
internacionales o afiliarse a las mismas». De este precepto, del art. 7 CE y de la normativa
internacional vigente en España se deducen las siguientes facultades y garantías:
1º) Derecho a la autoorganización, esto es, a dotarse libremente de su propia organización
interna (STC 168/1996). Se concreta, en particular, en el derecho de los sindicatos a redac-
tar sus estatutos y reglamentos, así como a organizar su administración interna (art. 2.2 a)
LOLS). En todo caso, la estructura interna y el funcionamiento de los sindicatos «deberán
ser democráticos» (art. 7 CE).
2º) El derecho de federación nacional e internacional, o el derecho a constituir federaciones o
confederaciones sindicales y organizaciones sindicales internacionales así como de afiliarse a ellas
y retirarse de las mismas (art. 2.2 b) LOLS). Entidades internacionales son, a título de ejemplo,
la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), la Confederación
Europea de Sindicatos (CES) o el Secretariado Profesional Internacional (SPI).
3º) Derecho a la igualdad de trato o derecho (de los sindicatos) a no ser tratados de forma
discriminatoria por los poderes públicos (SSTC 23/1983 y 168/1996).
4º) Derecho al libre ejercicio de la actividad sindical (art. 7 CE, «dentro del respeto a la
Constitución y a la ley») y, correlativamente, derecho a la no injerencia de la Administración
654 Jesús R. Mercader Uguina
(art. 12 LOLS) y de injerencia (art. 13 LOLS) cuya represión se persigue por antisindicales. Los
segundos introducen unos especiales cauces jurisdiccionales y un peculiar aparato sancionatorio,
dirigidos a asegurar a los titulares una efectiva protección (art. 13, 14 y 15 LOLS).
Las conductas antisindicales se caracterizan por venir configuradas como lesiones de la
libertad sindical o comportamientos lesivos de los derechos de libertad sindical. Los sujetos
activos y pasivos de las mismas son: el empleador, las asociaciones patronales, las Adminis-
traciones Públicas, o cualquier persona, entidad o corporación pública o privada, de un
lado, o cualquier trabajador o sindicato de otro. Desde la perspectiva temporal, la libertad
sindical puede resultar cercenada en momentos diferentes.
1º) Conductas antisindicales del empresario en la relación individual de trabajo. A lo lar-
go de la relación laboral, el empresario puede incurrir en conductas antisindicales frente
a sus trabajadores. En una «fase inicial» de la relación laboral, esto es, con ocasión de la
incorporación del trabajador a la empresa: por ejemplo, con la negativa a contratar a los
trabajadores afiliados a un sindicato (lesión de la libertad sindical positiva) u ofreciendo un
trato más ventajoso a los afiliados a determinada organización (lesión de la libertad sindical
negativa). En una fase posterior, cuando el trabajador ya se ha incorporado a la empresa, la
libertad sindical del trabajador puede lesionarse por la imposición de sanciones o por trato
discriminatorio por parte del empresario a un trabajador por estar afiliado a un sindicato
(libertad sindical positiva), por no estarlo (libertad sindical negativa), por ser representante
de los trabajadores o por realizar actividades sindicales o presindicales (STC 197/1990).
Asimismo, pueden constituir lesiones de la libertad sindical la no renovación de contratos
temporales (STC 29/2002, 30/2002); la no transformación de contratos a tiempo parcial
en contratos a tiempo completo (STC 90/1997); la imposición de sanciones disciplinarias
distintas al despido (STC 81/1983; 201/1999); la modificación de funciones del pues-
to de trabajo (STC 84/2002); las discriminaciones salariales (STC 191/1998, 30/2000,
173/2001); la postergación en los ascensos (STC 74/1998, 77/1998), o, en fin, los despidos
(STC 38/1981, 191/1996, 2/2009).
Caso práctico 20.5. El Ayuntamiento de Fuengirola acordó la extinción de los contratos de 23 trabajado-
res afiliados al sindicato UGT fundando su decisión en la reestructuración de la plantilla por causas económicas
(art. 52 c) ET). Los trabajadores presentaron demanda por despido nulo por discriminación sindical.
Respuesta. Para resolver este conflicto, la STC 48/2002 recuerda que «cuando se alegue que determina-
da decisión encubre en realidad una conducta lesiva de derechos fundamentales del afectado, incumbe al autor
de la medida probar que obedece a motivos razonables y ajenos a todo propósito atentatorio a un derecho
fundamental. Pero para que opere este desplazamiento al demandado del onus probando no basta que el actor
la tilde de discriminatoria sino que ha de acreditar la existencia de indicios que generen una razonable sospe-
cha, apariencia o presunción a favor de dicho alegato». En el caso controvertido, los trabajadores aportaron
suficientes indicios —afiliación de la mayoría de los despedidos a UGT y ausencia de criterios objetivos para
decidir quiénes iba a resultar despedidos— para trasladar la carga probatoria al Ayuntamiento que, sin embar-
go, no consiguió demostrar la existencia de causas objetivas y razonables suficientes para destruir la apariencia
discriminatoria. Todo ello conduce a calificar los despidos como nulos por discriminatorios.
Caso práctico 20.6. Dos trabajadores llegan reiteradamente tarde a su trabajo hasta el punto de que sus
incumplimientos son, de acuerdo con lo establecido en el Convenio Colectivo, falta muy grave susceptible de
despido. Uno de los trabajadores se encuentra afiliado a UGT y el otro no está afiliado a ningún sindicato. La
empresa despide al trabajador afiliado a UGT y mantiene en su puesto al no afiliado.
656 Jesús R. Mercader Uguina
2º) Conductas antisindicales del empresario en las relaciones colectivas. En la vertiente co-
lectiva la lesión de los derechos o intereses de los sindicatos en el efectivo desarrollo de la
actividad sindical. Esta lesión puede proceder del empresario, por ejemplo, al impedir u
obstaculizar el ejercicio de la actividad sindical: negándose a negociar, extendiendo los efec-
tos de un convenio extraestatutario más allá de lo que le corresponde, etc. Así, la cláusula de
ventajas reservadas —sean económicas o de otra índole— a los sindicatos firmantes de un
convenio colectivo, constituye una injerencia prohibida por la LOLS (STS 26-1-2005, Rº
35/2003). Se considera también vulnerador del derecho de libertad sindical la constitución
de «sindicatos amarillos». Esto es, todo acto de injerencia en la constitución, funciona-
miento o administración de la organización de los trabajadores y, en especial, las medidas
consistentes en fomentar la constitución de sindicatos dominados o controlados por un
empleador o una asociación empresarial, o en sostener económicamente o en otra forma
sindicatos con el mismo propósito de control (art. 13.2 LOLS).
Caso práctico 20.7. La patronal del sector hostelero de Vizcaya elaboró un censo de trabajadores des-
pedidos en base a informes confidenciales de las empresas asociadas. La finalidad del censo era la de servir
de archivo de información a cuantas empresas pretendieran contratar a éstos. Se cuestiona la validez de una
actuación de este tipo.
Respuesta. El Tribunal afirma que la elaboración de este censo, que recuerda a las históricas listas negras,
vulnera los arts. 14, 28.1 y 35.1 CE (STCT 5-7-1984, RTCT 6712).
Caso práctico 20.8. El Convenio Colectivo establece un horario de trabajo general en el sector de
las Cajas de Ahorros —continuado de lunes a viernes, excepto los jueves de invierno, en los que también se
trabaja por la tarde— previendo el Estatuto de empleados de Cajas la posibilidad de establecer, mediante
acuerdo entre las partes afectadas, un régimen de jornadas singulares para determinadas actividades. Caja
Madrid convocó a las secciones sindicales para negociar un acuerdo que estableciese un horario singular para
los comerciales, y al no alcanzar el correspondiente pacto colectivo, procedió a acordar individualmente con
18 comerciales, que aceptaron, un nuevo horario partido y las compensaciones ofrecidas por la empresa. El
problema que plantea este tipo de actuaciones empresariales es la afectación del derecho a la negociación
colectiva y, a través de él, del derecho de libertad sindical.
Respuesta. El TC señala que el procedimiento seguido por el empresario para llevar a cabo la modifi-
cación del horario, requiriendo la aceptación individual de los trabajadores al no lograr el acuerdo de las
organizaciones sindicales legitimadas sitúan esta actuación en el ámbito de las conductas antisindicales (STC
238/2005).
Caso práctico 20.9. ¿Es válida la cláusula de un convenio colectivo que establece la obligación de las
asociaciones empresariales firmantes de sufragar los gastos de negociación en que hubiera incurrido la repre-
sentación de los trabajadores? La cláusula controvertida fijaba el abono por la patronal a los sindicatos de una
Lección 20. La libertad sindical 657
cantidad fija por cada trabajador afectado por el convenio, lo que suponía una cantidad total que excedía
claramente de los gastos de la negociación.
Respuesta. Para resolver el conflicto, se ha afirmado que cada parte debe atender los gastos que se le
hayan originado y que una ayuda como la controvertida «encierra una ayuda financiera general al sostenimien-
to de las Centrales sindicales afectadas, lo que está prohibido por el art. 2 del Convenio núm. 98 de la OIT»
(STCT 22-4-1982, RTCT 2558).
3º) Conductas antisindicales de los propios sindicatos. Las actuaciones sindicales pueden
proceder incluso de otros sindicatos, por ejemplo, impidiendo que determinado sindicato
participe en la negociación de un convenio cuando tiene legitimación para ello. En este
sentido, la exclusión de la comisión negociadora de un convenio colectivo de miembros de-
signados con anterioridad, precisamente en atención a su condición sindical, es antisindical.
Igualmente, se considera que atenta a la libertad sindical la exclusión de un sindicato de la
Comisión de Seguimiento del Protocolo de normas de procedimiento de una bolsa de tra-
bajo temporal (STS 16-7-2004, Rº 177/2003) o de una Comisión creada para renegociar el
sistema de clasificación profesional y estructura retributiva (STS 10-6-2009, Rº 105/2008).
No supone, sin embargo, una lesión de este derecho la exclusión de los sindicatos de órga-
nos derivados del convenio en el que no han tomado parte, como es el caso de una comisión
formada por representantes de la dirección y de los sindicatos firmantes del citado convenio
colectivo para el estudio y análisis de las regulaciones colectivas de ciertos grupos del perso-
nal (SSTS 17-9-2004, Rº 105/2004; 19-1-2010, Rº 142/2008).
Caso práctico 20.10. ¿Puede considerarse antisindical la imposición de sanciones a un afiliado o la
expulsión del sindicato?
Respuesta. Los estatutos sindicales deben contener un catálogo tasado de infracciones y de sanciones
imponibles, así como el procedimiento e identificación de los órganos competentes para imponer sanciones. La
expulsión del afiliado sólo será válida cuando se haya cometido una infracción de la gravedad precisa para
justificar la más seria de las sanciones, cuando la decisión se haya adoptado por el órgano competente y
conforme al procedimiento previsto en los estatutos. Si no se cumplen estos requisitos, y sin perjuicio de que nos
encontremos en el ámbito del “funcionamiento interno” de los sindicatos, se produce violación o lesión directa
de la libertad sindical de los afiliados y cargos sindicales afectados (STS 18-9-2001, Rº 193/2001 y STS
14-9-2010, Rº 40/2010).
Caso práctico 20.11. ¿Es antisindical la conducta de un sindicato que, con ocasión de un proceso de
elecciones a Comité de empresa, difunde carteles con valoraciones negativas de un sindicato rival?
Respuesta. La STSJ Cataluña, 14-3-2012 (Rº 8083/2011) considera que las valoraciones efectuadas por
el sindicato deben analizarse dentro del contexto en que se utilizan, no pudiendo apreciarse que ninguna de
ellas vaya más allá de la manera que las organizaciones sindicales vienen utilizando el lenguaje en estos tiem-
pos, en cuanto que se trata de términos genéricos («amenaces», «difamacions», «comportaments tipus la cosa
nostra»…) sin referencia a una determinada actuación concreta. En definitiva, la actuación sindical se enmarca
en el lícito ejercicio de la libertad de expresión y no constituyen una vulneración del derecho de libertad sindical
del sindicato demandante.
la ejecución de sus programas, así como que las centrales sindicales no sean discriminadas
entre sí de modo arbitrario o irrazonable. El TC ha considerado actuaciones administrati-
vas discriminatorias (lesivas por lo tanto del derecho a la igualdad de trato): la cesión en
exclusiva del uso de locales procedentes del llamado patrimonio sindical «acumulado» a de-
terminadas centrales sindicales con exclusión de otras (STC 99/1983); la concesión de sub-
venciones presupuestarias para la realización de actividades comunes a todos los sindicatos
exclusivamente a favor de los sindicatos más representativos (por todas, SSTC 102/1983;
20/1985; 26/1985; 147/2001); o, en fin, la exclusión de un sindicato de las ventajas proce-
dentes de un acuerdo suscrito entre la Administración Pública y las organizaciones sindica-
les UGT, CCOO y CSIF (STC 217/1988).
sindicato constituye una organización que a través de la acción y del derecho colectivo trata
de compensar la asimetría de los individuos frente al contrato de trabajo. Sobre esta base, el
sindicato puede ser definido como «la organización permanente de trabajadores asalariados
para la representación y defensa de sus intereses generales frente al empresario y sus organi-
zaciones y eventualmente, frente a cualesquiera otros sujetos de carácter privado o público»
(Palomeque).
1º) Organización de trabajadores. Atendiendo a su dimensión subjetiva, el sindicato es,
cualquiera que sea su denominación, una organización constituida e integrada, exclusiva
y excluyentemente por trabajadores. No son sindicatos las organizaciones de empresarios
(STS 1-6-2009, Rº 62/2008), las mixtas de empresarios y trabajadores, ni las de estudian-
tes, amas de casa o cualesquiera otras asociaciones a las que impropiamente se atribuye en
ocasiones el calificativo de sindicales.
2º) Instrumento de tutela de los intereses generales de los trabajadores. El sindicato se cons-
tituye, desde una perspectiva finalista, para la autotutela colectiva de los intereses generales
del trabajo asalariado frente a los contrapuestos de los empresarios. Es decir, en términos
constitucionales, para «la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que les
son propios» (art. 7 CE). Los sindicatos son, así pues, «formaciones sociales con relevancia
constitucional», a los que el art. 7 CE reconoce el carácter de «organismos básicos del siste-
ma político», de «componentes básicos o instituciones esenciales del sistema constitucional
español» (STC 101/1996), por lo que se convierten funcionalmente en «piezas económicas
y sociales indispensables para la defensa y promoción» de los intereses de los trabajadores.
3º) Pluralidad de formas organizativas. Finalmente, el sindicato se ha dotado a lo largo de
su historia de formas o estructuras de organización diferentes. El concepto de sindicato que
acogen la CE y la LOLS es el de un sindicato organizado como una asociación. Como tal,
el sindicato debe poseer una organización estable y vocación de permanencia en el tiempo.
Ello permite excluir del concepto de sindicato aquellas fórmulas de expresión, manifestación
o representación de intereses de los trabajadores que no respondan a tales características. Re-
uniones, asambleas o coaliciones quedan al margen del concepto de sindicato, aunque sus
finalidades y objetivos coincidan en gran medida con los de la asociación sindical y empleen
instrumentos de acción propios de los sindicatos.
4º) Instrumentos esenciales en el plano económico. A pesar de que las ideologías liberales
hayan visto a los sindicatos como monopolios ineficientes de oferta de trabajo y cuestionen
la eficiencia de un sistema que promueve la negociación colectiva, de modo que si el sindi-
cato no es eficiente, las reglas laborales que protegen la organización sindical posiblemente
tampoco lo serán (Posner), lo cierto es que este mismo sector de pensamiento ve cada vez
con más nitidez, que el sindicato está llamado a jugar un papel fundamental en la empresa
del futuro, articulando la participación de los trabajadores que, de otro modo, inarticulada,
perdería gran parte de su eficacia.
a) Se ha dicho que «si no existieran los sindicatos habría que inventarlos». Los sindica-
tos llevan a los trabajadores voz y representación. El sindicato permite la superación del
contrato individual de trabajo mediante la fijación de reglas contractuales uniformes para
un entero sector, con el convenio sectorial, o para el empresario y sus empleados con el
660 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta Desde 1980 la densidad sindical ha disminuido en muchos países europeos. Las estimaciones
sugieren que el número de afiliados en la UE-25 ha caído desde el 32,6% en 1995 hasta el 26,4% en 2001.
En Europa, la proporción de trabajadores afiliados no había sido tan baja desde 1950. Aunque la clasifica-
ción de países por la tasa de afiliación sindical se ha mantenido desde 1980, la diferencia entre el país con
mayor número de afiliados (Suecia, 88%) y el país con menos afiliados (Francia, 10%). En los países nórdicos
(Dinamarca, Finlandia, Suecia) y Bélgica la magnitud del declive es pequeña debido a su papel en la adminis-
tración de subsidios y seguros por desempleo. En España se sitúa en torno al 16%, es la más baja de los países
desarrollados con excepción de Francia. Extensamente, SIMON, H., ¿Qué determina la afiliación a los sindicatos
en España?, RMTAS, 2003, nº 41, pp. 69 a 88.
1º) Las cuotas sindicales. Con la intención de facilitar la percepción de las cuotas, se prevé
la posibilidad de que el empresario descuente del salario la cuota sindical para su posterior
transmisión a la organización sindical (art. 11.2 LOLS). El descuento ha de ser autorizado
por el trabajador de forma expresa y por escrito; no en vano se trata de una información
especialmente sensible (LO. 15/1999, de protección de datos de carácter personal). Los da-
tos así obtenidos no pueden emplearse con un fin distinto al descuento de las cuotas (STC
11/1998).
2º) Canon de negociación colectiva. En los convenios colectivos pueden incluirse cláusulas
para que los trabajadores integrados en su ámbito de aplicación atiendan económicamente
la gestión que los sindicatos representados en la comisión negociadora realizan, fijando un
canon y regulando su abono (art. 11.1 LOLS). Para que no supongan una lesión del dere-
cho de libertad sindical negativa, es preciso que los trabajadores, cada uno individualmente,
muestren previamente su conformidad por escrito (STC 98/1985).
3º) Subvenciones públicas. La más importante de las fuentes de financiación sindical es pro-
bablemente la asignación de subvenciones a cargo de los Presupuestos Generales del Estado
con la finalidad de compensar los gastos que supone la participación de la organización en las
instituciones públicas. A estas subvenciones habría que añadir las concedidas en el ámbito de
las Comunidades Autónomas e, incluso, en el ámbito local. El principio de igualdad juega un
papel esencial como límite de cualquier acción pública dirigida al sostenimiento económico
de los sindicatos y como garantía de neutralidad estatal en el mercado sindical.
Caso práctico 20.13. El Defensor del Pueblo interpuso recurso de inconstitucionalidad contra el inciso
«más representativas» contenido en el Capítulo 04, art. 48 de la Ley de Presupuestos Generales del Estado
para 1983, en el que se regulaba la concesión de subvenciones a las centrales sindicales más representativas
«para la realización de actividades socioculturales, promoción de los trabajadores, organización de actividades
de carácter formativo y otras, dentro de los fines propios de aquellas». El Defensor del Pueblo considera que la
referida previsión vulneraba la igualdad de trato en cuanto que los sindicatos que no fueran más representativos
quedaban excluidos de las mencionadas subvenciones.
Respuesta. Sostiene el TC que «la finalidad de la subvención es tan amplia y puede cumplirse con activi-
dades tan diversas, que no permite sostener que para su consecución (…) sea un criterio objetivo y razonable
el de atribuirla en exclusiva a las Centrales sindicales más representativas» y añade que «la subvención de que
se trata incidirá en el orden competitivo entre los Sindicatos, al ir dirigida en exclusiva a los sindicatos en el
vértice de los que han obtenido mejores resultados en las elecciones, con lo cual se les situará en una posición
mejor que a los demás para ofrecer mejores servicios a los trabajadores». De todo ello deduce el Tribunal que
la reserva de las subvenciones controvertidas a los sindicatos más representativos es contraria al derecho de
libertad sindical y de igualdad de trato (STC 20/1985).
neración de gastos, en la medida en que está prevista la cesión del uso de estos bienes inmuebles
a favor de los sindicatos. Tales bienes pertenecen al Patrimonio del Estado pero los mismos son
objeto de cesión de uso a favor de los sindicatos de trabajadores y asociaciones de empresarios,
con preferencia de los que ostenten la condición de más representativos (art. 3.1 L. 4/1986,
confirmada en su constitucionalidad por la STC 75/1992).
5º) Sistema de exenciones y bonificaciones fiscales. Otra forma de apoyo económico a los sindi-
catos es la exención, a efectos del Impuesto de Sociedades, de los ingresos de las centrales sin-
dicales y organizaciones empresariales, siempre que tengan reconocida personalidad jurídica y
no se trate de rendimientos obtenidos en ejercicio de una explotación económica que supon-
gan un incremento de patrimonio, o por cesión de uso de bienes de su patrimonio (art. 9.3 c)
RDLeg. 4/2004, Ley del impuesto de sociedades). Para los trabajadores, las cuotas sindicales
que aportan a los sindicatos se califican como gasto deducible de los rendimientos íntegros a
efectos del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (art. 19.2.d) Ley 35/2006).
sindicato». Ello supone imponer como regla general la exoneración de responsabilidad del
sindicato por cualquier acto individual, salvo que sea posible probar: a) que las actuaciones
individuales que originaron los daños fueron llevadas a cabo por instrucción o consigna del
sindicato en tal sentido, o b) la intervención de representantes por cuenta del sindicato en
los hechos por los que se reclama el resarcimiento. En realidad, la citada regulación opera
como una presunción legal: siempre que la actuación se deba a los afiliados se presumirá que
el sindicato no está implicado en las resultas de aquélla. La imputación, por tanto, habrá de
ser probada, sin que valga cualquier tipo de relación entre el afiliado y el sindicato, como
sucede con la sociedad común cuando, por no haberse estipulado el modo de administrar,
todos los socios se considerarán apoderados hasta el punto que lo que cualquiera de ellos
hiciere por sí solo, obligará a la sociedad (art. 1695 CC). Si el afiliado actúa como tal y por
propia iniciativa, la responsabilidad de su conducta sólo a él podrá alcanzarle. Pero si por
el contrario actúa como mandatario, incluso tácitamente otorgado el mandato (art. 1710
CC), no obra en su propio nombre (art. 1717.1 CC), sino en el del sindicato de modo que
la responsabilidad afectará a la organización sindical. Lo mismo ocurre si el afiliado se exce-
de en su mandato pero su actuación es ratificada por el sindicato (art. 1727.2 CC).
2º) Consecuencias. La declaración de responsabilidad indemnizatoria a cargo del sindicato
derivada de un incumplimiento contractual o de un ilícito extracontractual se traduce, ne-
cesariamente, en una responsabilidad de contenido económico. Para dar cumplimiento a la
obligación resarcitoria, el sindicato debería recurrir a los bienes y derechos que integran su
patrimonio para satisfacer el derecho del perjudicado. No obstante, se encuentran fuera del
patrimonio responsable, en estos casos: los bienes inembargables (cuotas sindicales, ex art.
5.3 LOLS), los bienes cuya propiedad pertenece a un tercero (bienes del patrimonio sindical
acumulado) y, en fin, las subvenciones finalistas dado su carácter inalienable.
Caso práctico 20.14. Conflicto planteado entre un sindicato y un Ayuntamiento que, en su doble con-
dición de empleador y recaudador de impuestos, acuerda, a través de un Decreto de la Alcaldía, proceder a
la compensación de las deudas tributarias del sindicato con los créditos que éste tenía a su favor en concepto
de cuotas recaudadas por el Ayuntamiento de los trabajadores afiliados. El problema que se plantea es si la
compensación de oficio aplicada por el Ayuntamiento en su función recaudadora infringe la regla que dispone
la inembargabilidad de las cuotas sindicales y constituye, por ello, lesión de la libertad sindical.
Respuesta. La STSJ Andalucía, Sevilla 23-6-1995 (AS 2626) resuelve que el Ayuntamiento estaba obliga-
do a respetar la inembargabilidad de las cuotas sindicales y, en consecuencia, debía descontar e ingresar en la
caja sindical las cuotas sindicales absteniéndose de toda traba forzosa sobre ellas, como es la compensación
de oficio de deudas.
Caso práctico 20.15. Con efectos del día 30-1-2001 fue convocada por la «Confederación Intersindical
Galega» —en lo sucesivo CIG— una huelga indefinida en la empresa «Transportes La Unión, S.A.», que se
mantuvo hasta el día 31-5-200l. Durante el transcurso de la misma, diversos autocares de la empresa —más de
cuarenta— fueron objeto de actos violentos (rotura de ventanillas, pinchazos, etc.), cuantificándose los daños
tal y como se recogen en los hechos declarados probados y dándose la circunstancia de que su autor o autores
no han sido identificados. La empresa reclamaba —a consecuencia de la huelga— la no realización de algu-
nos servicios mínimos y la pérdida de una concesión de transporte escolar. Un agente electoral del sindicato
convocante fue condenado por un delito continuado de daños por los desperfectos causados en dos autobuses
de la empresa. El Secretario Comarcal y el Secretario General en el ámbito del mar del sindicato convocante
fueron condenados en Juicio de Faltas por coacciones. En junio de 2001 el Secretario Comarcal, el Secretario
de Negociación Colectiva, un miembro de la Ejecutiva a nivel gallego y un trabajador del Sindicato CIG fueron
detenidos por la Guardia Civil como autores de un delito de daños por los menoscabos causados en diversos
Lección 20. La libertad sindical 665
autobuses de la empresa. Así las cosas se plantea demanda de responsabilidad civil frente al Sindicato CIG y
los miembros del Comité de Huelga por la empresa «Transportes La Unión, S.A.».
Respuesta. Señala la STSJ Galicia 26-3-2005 (Rº 4398/2002), que, en este asunto, ha concurrido el daño
(baste observar los menoscabos producidos en el patrimonio de la empresa demandante, sus denuncias y el definiti-
vo contenido de los hechos declarados probados) derivado del comportamiento inexcusable de diversos individuos
durante un período coincidente con el desarrollo de una huelga; sin embargo se presentan dos dificultades insupe-
rables al posible éxito de la pretensión resarcitoria: una es la falta de prueba de la autoría de los daños (todas las
denuncias hablan de autores desconocidos o grupos no identificados, salvo en los cuatro comportamientos reenvido
en los ordinales finales, dos de los cuales —además— no son objeto de reclamación); y otra es el propio tenor del
art. 5.2 LOLS,: al no concurrir ninguna de las dos excepciones en el planteadas: ni cabe imputar responsabilidad al
sindicato por haberse producido los actos individuales en el ejercicio regular de funciones representativas (ni hay tal
apoderamiento, ni la participación de representantes en algún acto violento supone la imputación de sus resultados a
la organización), ni se ha probado que dichos afiliados actuasen por cuenta del sindicato; en la medida en que no
hay encargo previo ni documento que confirme el mandato.
3º) Por su parte, se considerarán sindicatos con representatividad suficiente los que hayan
obtenido al menos el 10% de los representantes unitarios de los trabajadores en un deter-
minado ámbito territorial y funcional, alcanzando su radio de acción a ese ámbito (art. 7.2
LOLS).
Federación de
Federación de Unión Sindical Galicia
Galicia de Madrid
Federación de Federación de
Cataluña Cataluña
Sindicato provincial de Tarragona
Leyenda
Irradiación de la representatividad
1º)1º)ElElart.
art. 6.3 LOLSatribuye
6.3 LOLS atribuye a sindicatos
a los los sindicatos más representativos
más representativos capacidadcapacidad
representativarepresenta-
en todos
tiva
los niveles territoriales y funcionales. A la postre, esto permite a las organizaciones sindicalesorganiza-
en todos los niveles territoriales y funcionales. A la postre, esto permite a las que han
ciones sindicales
obtenido que han
la calificación de obtenido la calificación
sindicatos más de sindicatos
representativos no tener quemás representativos
probar no tener
su representatividad en
queámbitos
probar inferiores.
su representatividad en ámbitos inferiores.
2º)2º)ElElTribunal
Tribunal Constitucional
Constitucional haha justifi cado este este
justificado tipo de
tiporepresentación, que no toma
de representación, que no en cuenta
toma en la
audiencia efectiva, en la especial función de defensa y promoción de los intereses
cuenta la audiencia efectiva, en la especial función de defensa y promoción de los intereses globales de los tra-
bajadores mediante la potenciación de las organizaciones de amplia base territorial y funcional (STC
globales de los trabajadores mediante la potenciación de las organizaciones de amplia base
98/1985). En este mismo pronunciamiento se establecen los condicionantes para la aplicación de la
territorial y funcional
representatividad (STC 98/1985).
por irradiación en ámbitosEn este mismo
inferiores pronunciamiento
dentro de se establecenAsí,
unos márgenes de razonabilidad. los
condicionantes para la aplicación de la representatividad por irradiación en
las organizaciones sindicales que adquieran la condición de más representativas por esta vía, no pueden ámbitos in-
feriores dentro
actuar en de unos
cualquier ámbito,márgenes de en
sino tan sólo razonabilidad. Así,
su concreta esfera de las organizaciones
actuación territorial y sindicales que
funcional, para
adquieran la condición
lo que se exige de más
además, cierta representativas
implantación por esta vía, no pueden actuar en cualquier
en ese ámbito.
ámbito, sino tan sólo en su concreta esfera de actuación territorial y funcional, para lo que
§19.además,
se exige Efectos de implantación en La
la representatividad.
cierta esecondición
ámbito. de más representativa sitúa a la organiza-
ción sindical en una singular posición jurídica, obviamente más ventajosa que la del resto (art. 6.1
LOLS).
§19. estatal. Los sindicatosLa
Efectos de la representatividad.
1º) Representatividad máscondición de más
representativos en elrepresentativa sitúareconoci-
plano estatal tienen a la or-
ganización
das por Leysindical
una serieendeuna singular posición
competencias que pueden jurídica,
ejercitarobviamente más ventajosa
dentro del ámbito territorial yque la del
funcional
resto
en el(art.
que 6.1
ellosLOLS).
actúen (art. 6.3 LOLS):
1º)a) Representatividad
Derecho a ostentar estatal. Los sindicatos
representación másante
institucional representativos en el plano
las Administraciones estatal
Públicas tienen
u otras en-
tidades y organismos de carácter estatal o de Comunidad Autónoma que la tengan
reconocidas por Ley una serie de competencias que pueden ejercitar dentro del ámbito te- prevista (SPEE,
rritorial y funcional en el que ellos actúen (art. 6.3 LOLS):
668 Jesús R. Mercader Uguina
L. 19/1977). Este proceso de constitución está sometido a idénticos controles que los previstos
para el sindicato El RD. 416/2015, de 29 de mayo, en vigor el 20 de septiembre de 2015, regula
el depósito de los estatutos de las organizaciones empresariales, integradas por empresarios con
trabajadores a su cargo, así como de los demás actos incluidos en su ámbito de aplicación, al
tiempo que se efectúa su adaptación a la administración electrónica. Cabe también por ello la
impugnación de la resolución administrativa que deniegue el depósito de los estatutos y la im-
pugnación de éstos una vez publicados, en los mismos términos que cuando se trata de un
sindicato (art. 176 LJS).
Caso práctico 20.16. La Taula d’Autonoms de Catalunya es una asociación de carácter mixto que agru-
pa seis asociaciones empresariales y un sindicato de trabajadores autónomos dependientes. Entre los objetivos
de la asociación, tal y como se recoge en sus Estatutos, están los de la concertación colectiva o la promoción
de conflictos colectivos. La Taula solicitó su inscripción en el registro de asociaciones profesionales del Departa-
mento de Trabajo e Industria de de la Generalidad de Cataluña, siendo denegada tal solicitud. El problema que
se plantea es si esta asociación puede o no figurar en el registro de asociaciones empresariales.
CEDE CEPYME
Asamblea general
Confederaciones Nacionales del Sector
Junta Directiva
Fuente: KÖLHER/MARTÍN ARTILES: Manual de sociología del Trabajo y de las relaciones laborales, Madrid, Delta, 2005, p. 476.
Fuente: KÖLHER/MARTÍN ARTILES: Manual de sociología del Trabajo y de las relaciones laborales, Madrid, Delta, 2005, p. 476
constituye una de las manifestaciones de aquel derecho, pero no lo agota en modo alguno.
Así lo reconoce el propio art. 61 ET al afirmar que «de conformidad con lo dispuesto en el
art. 4 de esta Ley, y sin perjuicio de otras formas de participación, los trabajadores tienen
derecho a participar en la empresa a través de los órganos de representación regulados en
este Titulo».
1º) El «doble canal» de representación. La legislación española admite un doble canal de
representación de los trabajadores en los centros de trabajo: en primer lugar, el unitario o
electivo, formado por los comités de empresa y los delegados de personal (Título II ET)
y, también, por las juntas y delegados de personal constituidas en ciertas administraciones
públicas (de acuerdo con el EBEP). En segundo lugar, el sindical o asociativo, que com-
prende las secciones sindicales y, en su caso, los delegados sindicales (art. 8 y 10 LOLS). La
regulación contenida en estos preceptos es común para los trabajadores por cuenta ajena y
para los funcionarios públicos comprendidos en el ámbito de aplicación de dicha ley; de ahí
que se apliquen, indistintamente, a unos y a otros colectivos.
2º) El «canal» unitario de representación. Bajo la rúbrica «del derecho de representación
colectiva», el capítulo 1º del título II ET contiene el régimen jurídico básico de la consti-
tución, funcionamiento y tutela de la acción de los comités de empresa y delegados de per-
sonal, que constituyen los órganos que configuran en nuestro país uno de los dos canales,
el de base unitaria y carácter electivo, a través de los cuales se articula la representación y
tutela colectiva de los trabajadores en las unidades de producción. Los órganos de represen-
tación unitaria se caracterizan: a) Por no fundamentarse en el derecho de libertad sindical,
sino que constituyen materialización del mandato que la CE dirige a los poderes públicos
de promover «eficazmente las diversas formas de participación en la empresa» (art. 129.2
CE). b) Aunque se conecta con la citada previsión constitucional, el derecho de los traba-
jadores a estar representados en la empresa es un derecho de configuración estrictamente
legal y no constitucional (SSTC 118/1983, 74/1996, y 95/1996). c) Por constituir una
representación única en un centro de trabajo. d) La elección de los representantes unitarios
corresponde a toda la plantilla.
3º) El «canal» sindical de representación. Por su parte, la LOLS, al diseñar el modelo
de organización del sindicato en la empresa, consolida el sistema de doble canal de repre-
sentación. En este modelo, la presencia y actuación directa del sindicato en la empresa se
articula básicamente sobre las secciones sindicales de empresa, que los afiliados a cualquier
sindicato pueden constituir en el ámbito de cualquier empresa o centro de trabajo, y a las
que la ley confiere una serie de competencias y derechos instrumentales, reconociéndose
también competencias y un estatuto protector en favor de los representantes de algunas de
ellas en determinadas empresas o centros de trabajo: los delegados sindicales. Los órganos
de representación sindical se caracterizan: a) Por encontrar su fundamento en el derecho de
libertad sindical (art. 28.1 CE). b) Su desarrollo se encuentra en la LOLS. c) Este tipo de
representación puede ser plural en un centro de trabajo. d) La elección de los representantes
sindicales corresponde sólo a los afiliados.
626 Lección 21. Representación
JESÚS y participación
R. MERCADER de losUGUINA
trabajadores en la empresa 677
§4.§4.LaLarepresentación unitariadedeloslos
representación unitaria trabajadores
trabajadores en laen la empresa
empresa o centro
o centro de trabajo.
de trabajo. Delegados
Delegados de personal y comités de empresa constituyen las dos manifestaciones
de personal y comités de empresa constituyen las dos manifestaciones básicas de la representación básicas deuni-
la taria
representación unitaria
de los trabajadores endelas los trabajadores
empresas o centrosendelastrabajo
empresas
(arts. o61centros de trabajo
y siguientes ET). El(arts. 61
Legislador
y siguientes ET). El
no se ha inclinado porLegislador
un sistema no se ha inclinado
de representación por unsino
uniforme, sistema
que sede ha representación
decantado por uno uni-
dual
en el que
forme, sinolos
queórganos
se ha se ordenan en
decantado porfunción
uno dualdel número
en el que de los
trabajadores
órganos existentes
se ordenan en en
las función
empresas o
delcentros
número de trabajo. Así, dedicaexistentes
de trabajadores el art. 62 ETenalas
las empresas
unidades deo tamaño
centrosreducido,
de trabajo.empresas o centroselde
Así, dedica
trabajo que tienen un censo de menos de 50 y más de 10 trabajadores,
art. 62 ET a las unidades de tamaño reducido, empresas o centros de trabajo que tienen para las que crea órganosunde
censo de menos de 50 y más de 10 trabajadores, para las que crea órganos de representaciónde
representación individuales (delegados de personal), y el art. 63 a las empresas o centros de trabajo
mediana o gran dimensión (con 50 o más trabajadores) a las que dota de órganos colegiados (comités
individuales (delegados de personal), y el art. 63 a las empresas o centros de trabajo de me-
de empresa). La opción del legislador ha sido clara: dar un tratamiento plenamente diferenciado a las
diana o gran
empresas dimensión
o centros (concon
de trabajo 50escasos
o mástrabajadores,
trabajadores) a las que
respecto de lasdota
que de órganos
ocupan colegiados
un mayor número.
(comités de empresa). La opción del legislador ha sido clara: dar un tratamiento plenamente
diferenciado a las empresas
§5. Delegados de personal.o centros de trabajo
Los delegados de con escasos
personal trabajadores,
ostentan respectodedelos
la representación lastrabaja-
que
ocupan un mayor número.
dores en las empresas o centros de trabajo con menos de 50 y más de 10 trabajadores, aunque en las
que cuentan con una plantilla entre 6 y 10 trabajadores podrá haber un delegado de personal si así lo
deciden
§5. los trabajadores
Delegados por mayoría
de personal. (art. 62 ET).
Los delegados de La aplicación
personal de taleslareglas
ostentan lleva necesariamente
representación de los
a que, las empresas o centros de trabajo con menos de 6 trabajadores o, incluso,
trabajadores en las empresas o centros de trabajo con menos de 50 y más de 10 trabajadores, las empresas con di-
versos centros pero todos ellos con menos de 6 trabajadores, queden sin representación
aunque en las que cuentan con una plantilla entre 6 y 10 trabajadores podrá haber un dele- legal unitaria,
por numerosa que pueda llegar a ser la plantilla total de la empresa en su conjunto.
gado de personal si así lo deciden los trabajadores por mayoría (art. 62 ET). La aplicación
1º) Forma de elección de sus miembros. La elección de los mismos se producirá por sufragio personal,
delibre,
tales directo
reglas lleva necesariamente a que, las empresas o centros de trabajo con menos de 6
y secreto en la siguiente cuantía: hasta 30 trabajadores, uno y de treinta y uno a cua-
trabajadores
renta y nueve,o, incluso, las empresas
tres. Se trata con diversos
de una representación decentros
carácter pero todos ellos
obligatorio, por loconquemenos de 6que
cabe decir
trabajadores, queden sin representación legal unitaria, por numerosa que pueda llegar
también es imperativa la designación (por el procedimiento legalmente previsto, que es de carácter a ser
la electoral)
plantilla detotal de la empresa en su conjunto.
dichos delegados cuando se den esas circunstancias, sin que la ley deje espacio para que
678 Jesús R. Mercader Uguina
1º) Forma de elección de sus miembros. La elección de los mismos se producirá por sufragio
personal, libre, directo y secreto en la siguiente cuantía: hasta 30 trabajadores, uno y de
treinta y uno a cuarenta y nueve, tres. Se trata de una representación de carácter obligatorio,
por lo que cabe decir que también es imperativa la designación (por el procedimiento legal-
mente previsto, que es de carácter electoral) de dichos delegados cuando se den esas circuns-
tancias, sin que la ley deje espacio para que se decida lo contrario, sea por pacto (individual
o colectivo), sea por decisión de tercero (el empresario por ejemplo, u otros sujetos, como
pudiera ser, incluso, una organización sindical), sea, en fin, por algún órgano de naturaleza
administrativa (García Murcia).
2º) Actuación «mancomunada». Según el art. 62.2 ET, «los delegados de personal ejerce-
rán mancomunadamente ante el empresario la representación para la que fueron elegidos,
y tendrán las mismas competencias establecidas para los comités de empresa». La regla de
la mancomunidad se encuentra referida al supuesto en que existan tres delegados (por lo
tanto, en centros o unidades de 31 a 49 trabajadores), pues cuando la representación sea
asumida por un solo delegado no habrá lugar para que se plantee cuestión alguna. La regla
de mancomunidad significa que los tres delegados deben actuar conjuntamente. Ello no
impide la delegación en uno de ellos o su apoderamiento para que actúe como interlocutor
de la empresa a efectos de recibir información o documentación, o de proveer los informes
pertinentes, etc. Tampoco exige, por otra parte, que su actuación requiera unanimidad:
vale sin duda la regla de la mayoría en caso de discrepancia (de tal forma que la actuación
por mayoría habrá de reputarse actuación de todos). Actuación mancomunada significa,
en suma, actuar de común acuerdo y, en su caso, por mayoría (SSTSJ Madrid 24-2-1994
y 18-2-1996, AS 877 y 310, Castilla La Mancha 26-1-2005 (Rº 1937/2004), aunque si la
discrepancia es absoluta y ni siquiera se reúne mayoría no podrá llevarse a cabo la gestión
correspondiente.
Respuesta. La STS 31-1-2000 (Rº.1959/2000) considera que no es posible encontrar ningún instrumento
adecuado de representación (ni siquiera el comité de empresa conjunto) para estos casos puesto que no cabe
agrupar a todos los centros de la empresa para constituir una unidad a efectos de elegir un único comité estatal.
Existen, no obstante, en la empresa 4 centros con 6 o más trabajadores, (un centro en Madrid, dos en Palma de
Mallorca y otro en Valencia) y estos pueden, de acuerdo con la prevención del art. 62.1 ET y si así lo deciden
por mayoría, elegir un delegado de personal en cada uno de ellos. El citado pronunciamiento concluye que «la
Ley no permite como regla general la agrupación de centros de trabajo, posiblemente, por considerarla inne-
cesaria, en atención a que los problemas que puedan surgir en los centros de pequeñas dimensiones pueden
resolverse por los propios interesados, y no llegan alcanzar una problemática tan amplia y general que requiera
el soporte de una representación de intereses generales».
Caso práctico 21.2. En una empresa con los siguientes 5 centros de trabajo en la provincia de Madrid
y que se encuentra integrada por el siguiente número de trabajadores: Centro 1: 100; Centro 2: 500; Centro
3: 25, Centro 4: 40; Centro 5: 9. ¿Qué tipo de órganos se constituirán?
Respuesta. En los centros 1 y 2 se constituirá un Comité de Empresa en cada uno de ellos. Los Centros
3, 4 y 5 se agruparán formando una unidad electoral de 74 trabajadores que elegirá un Comité de empresa
conjunto al resultar de aplicación el art. 63.2 ET, que establece tal posibilidad cuando una empresa en la mis-
ma provincia o en municipios limítrofes, posea dos o más centros de trabajo cuyos censos no alcancen los 50
trabajadores pero que en su conjunto lo sumen (25+40+9).
3º) Comité intercentros. El art 63.3 ET permite al convenio colectivo diseñar «un comité
intercentros con un máximo de 13 miembros, que serán designados de entre los componen-
tes de los distintos comités de centro» respetando, en su constitución, «la proporcionalidad
de los sindicatos según los resultados electorales considerados globalmente».
a) A través de la negociación colectiva se puede, por tanto, trascender la unidad típica de
los representantes unitarios y crear un órgano de representación de los trabajadores capaz de
abarcar todos los centros de trabajo de la empresa.
680 Jesús R. Mercader Uguina
Nº de trabajadores Nº de representantes
De 50 a 100 trabajadores 5
Respuesta. La STS 3-10-2001 (Rº 3904/00), señaló con claridad que «el hecho de que uno de los
representantes elegidos pueda afiliarse libremente a otra opción sindical, no puede derivar en que aquel
proyecto o programa se quede sin la representación institucional a la que el resultado electoral le dio dere-
cho». No obstante, esta regla puede desplazarse excepcionalmente. Así, la STSJ Canarias, Santa Cruz de
Tenerife 31-5-2006 (Rº 147/2006) otorga plena virtualidad a la aceptación voluntaria y libre de la con-
dición impuesta por la organización sindical promotora de la candidatura, consistente en la dimisión como
representante en caso de causar baja en el sindicato o cambiar de adscripción sindical. Se trataría así de
tutelar el interés de la organización, que puede legítimamente imponer ese tipo de condición a sus afiliados
en el momento de formar las candidaturas para las elecciones de las representaciones unitarias. A fin de
cuentas, al tratarse de listas avaladas por unas determinadas siglas sindicales, el dato de la afiliación es el
que ha de primar.
b) Durante su mandato, solamente podrán ser revocados los miembros del comité por
decisión de los trabajadores que los hayan elegido, mediante asamblea convocada al efecto
Lección 21. Representación y participación de los trabajadores en la empresa 681
a instancia de un tercio, como mínimo, de los electores y por mayoría absoluta de éstos,
mediante sufragio personal, libre, directo y secreto.
Caso práctico 21.4. La decisión, adoptada en asamblea convocada al efecto, de revocar íntegramente a
los miembros del Comité de Empresa integrantes de un determinado sindicato en el Comité de Empresa ¿incluye
también a los suplentes o sustitutos que habían participado en las elecciones de las que resultó dicho Comité
de Empresa?
Respuesta. La STS 2-10-2012 (Rº 3046/2011) señala que “La formulación del artículo 67.3 ET es clara
en el sentido de que el procedimiento de revocación de los representantes electos de los trabajadores en las em-
presas y centros de trabajo puede afectar, sin limitación, a los delegados del personal y a los miembros del co-
mité de empresa, máxime si en el orden del día de la asamblea revocatoria se incluía a los titulares y suplentes”.
Caso práctico 21.5. Un trabajador fue elegido delegado de personal por la lista del sindicato X junto
con otros dos compañeros, uno afiliado al sindicato y el otro no afiliado. Al entrar el trabajador en situación de
incapacidad temporal, la empresa le notifica que acepta su baja y que entiende que, mientras ésta dure, sus
funciones representativas deben ser atendidas por el trabajador que había obtenido en la votación «un número
de votos inmediatamente inferior» al que él había logrado. Este posible sustituto está afiliado al sindicato Y; es
decir, este sindicato quedaría con mayoría absoluta de representantes (2 sobre 3) en los posibles acuerdos que
implicasen al personal del Centro de Trabajo. El trabajador desea impugnar la decisión de la empresa, que
estima lesiva de sus derechos personales y sindicales.
Respuesta. La STS 8-4-2006 (Rº 1365/2005), ha señalado que la suspensión del contrato de trabajo
determina la suspensión de las obligaciones de trabajar y remunerar el trabajo pero no supone, porque no lo
establece ninguna previsión legal, la suspensión del mandato de los representantes de los trabajadores, de
modo que éstos, durante los periodos de suspensión de su contrato, pueden en principio continuar desarrollan-
do sus funciones representativas y, si ello lo requiere, acceder al centro de trabajo. Cuestión distinta es que
la causa concreta de la suspensión pueda determinar en algún caso la necesaria suspensión de las funciones
representativas como ocurriría si el trabajador está en situación de incapacidad temporal incompatible con la
realización de funciones representativas.
6º) Cambio de titularidad de la empresa. El art. 44.5 ET contiene una regla que pretende
garantizar la continuidad de los órganos de representación de los trabajadores, preservan-
do su existencia, composición y competencias ante los fenómenos de cambio de titula-
ridad empresarial. En este sentido, la norma señala que cuando la entidad transmitida
conserve su autonomía, los representantes legales de los trabajadores seguirán ejerciendo
sus funciones en los mismos términos y en las mismas condiciones que las que regían con
anterioridad.
a) La norma contempla exclusivamente el supuesto en que la empresa, centro de trabajo o
unidad productiva autónoma objeto de la transmisión conserva su autonomía, garantizan-
do en estos casos la continuidad del mandato de los representantes legales. Debe tenerse en
cuenta la posibilidad de que en la empresa cesionaria o adquirente existan ya delegados de
personal o comités de empresa. Esta circunstancia no afecta a la solución que da la norma
de mantenimiento de los representantes unitarios en la entidad transmitida puesto que la
coexistencia de distintos órganos de representación en una misma empresa es la situación
natural dado que el centro de trabajo es la unidad de referencia para la elección y actuación
de los representantes unitarios.
Caso práctico 21.6. Tras el rescate de las diversas concesiones de servicios públicos por el Ayuntamiento
de La Línea (conserjería y limpieza de colegios públicos, limpieza viaria y mantenimiento de parques y jardines),
éste se subrogó en los derechos y obligaciones de las empresas hasta entonces concesionarias. Los trabaja-
dores, sin excepción, siguen ocupando los mismos puestos de trabajo y desarrollando las mismas funciones
682 Jesús R. Mercader Uguina
que antes de dicho rescate, en los mismos centros de trabajo y bajo las órdenes de los mismos encargados
inmediatos, sin cambios sustanciales en las condiciones de trabajo. La única diferencia es que sus máximos
responsables jerárquicos, por encima de los anteriores responsables, son ahora los mandatarios públicos corres-
pondientes, a saber, los concejales o el alcalde. Los representantes legales de los trabajadores de cada una de
estas empresas concesionarias, a raíz del rescate de las concesiones, solicitaron al Ayuntamiento de La Línea el
disfrute del crédito horario para sus actividades de representación. Estas peticiones fueron denegadas porque
los trabajadores afectados habían cesado en sus funciones de representantes legales al integrarse en la plantilla
municipal ¿Conserva en este caso la autonomía la entidad objeto de transmisión?
Respuesta. La STJUE de 29-7-2010 (Asunto C 151/09) consideró que la autonomía se conserva, en prin-
cipio, cuando, con posterioridad a la transmisión, las facultades organizativas de los responsables de la entidad
transmitida permanecen en esencia inalteradas, dentro de las estructuras de organización del cesionario, en
comparación con la situación existente antes de la transmisión. El mero cambio de los máximos responsables je-
rárquicos no puede de por sí menoscabar la autonomía de la entidad transmitida. Las SSTSJ Madrid 30-6-2008
(Rº 2284/2008) y 27-11-2009 (Rº 5446/2009) señalan que “el mantenimiento o la extinción del mandato
representativo dependerá de la subsistencia o no, como entidad económica dotada de autonomía, de la unidad
productiva utilizada en la empresa transferida como base objetiva para la constitución de la correspondiente
institución representativa. Si aquella unidad (la empresa o el centro de trabajo) subsiste bajo condiciones de au-
tonomía, pervive la función representativa; pero si la organización de empresa tomada en consideración como
unidad electoral desaparece tras su absorción, fusión o integración en una nueva organización empresarial, los
mandatos se extinguen”.
b) La continuidad de los órganos de representación significa, entre otros efectos, que los
representantes de los trabajadores siguen gozando de las garantías inherentes a su condición,
tales como el derecho a la tramitación de expediente contradictorio en caso de sanción, el
derecho de opción en caso de despido improcedente o el crédito horario, sin que las mismas
se vean disminuidas o eliminadas por el hecho del cambio de titularidad (STS 23-7-1990,
Rº 207/1990; STSJ Madrid 10-1-2006, Rº 2513/2005).
7º) Empresas sin representantes. Dado el predominio de la pequeña y mediana empresa
dentro de nuestra estructura económica española, no será infrecuente (si tenemos en cuenta
el suelo de 6 trabajadores que establece el ET para abrir la posibilidad de elegir representan-
tes de los trabajadores) la existencia de empresas sin representantes. Tal situación produce,
sin duda, ciertas limitaciones para los trabajadores, sobre todo desde una interpretación
literal de los preceptos legales. A título de ejemplo, no podrán celebrar asambleas, puesto
que éstas, ex art. 77 ET, deben estar presididas por los delegados de personal, aunque ello
supone una limitación más formal que real puesto que en los centros de pequeñas dimen-
siones la comunicación entre los trabajadores es tan fluida que aquéllas pierden su sentido.
Tampoco podrán plantear conflictos colectivos, pues el art. 154 LJS sólo legitima a los órga-
nos de representación de los trabajadores para promoverlos. Y no recibirán el asesoramiento
inmediato que prevé el art. 49.2 ET para el momento de firmar un finiquito. Pero también
la empresa que no cuenta con representantes de los trabajadores puede verse privada de los
importantes instrumentos de gestión previstos en los arts. 34.2 y 3, 40.2, 41.2, 47 y 51.2
ET, puesto que todos ellos exigen consultas con los representantes de los trabajadores, si
bien algunos de estos preceptos prevén soluciones alternativas para el caso de inexistencia
de representantes, tales como el nombramiento de comisiones elegidas ad hoc o integradas
por los sindicatos más representativos y representativos del sector. No podrán, sin embargo,
negociar convenios colectivos ni establecer acuerdos de distribución irregular de la jornada,
conforme a lo dispuesto en el art. 34.2 ET.
Lección 21. Representación y participación de los trabajadores en la empresa 683
los deberes materiales de colaboración que impongan al empresario las normas reguladoras
de los procesos electorales a representantes de los trabajadores» (art. 8.7 LISOS).
§9. Sujetos legitimados para la promoción de las elecciones. El art. 2.2.d) LOLS es-
tablece el derecho de los sindicatos a la promoción y participación en las elecciones para
órganos de representación de los trabajadores y funcionarios. Cualquier impedimento u
obstaculización al sindicato o a sus miembros (este derecho alcanza también a la vertiente
individual) en la participación en el proceso electoral puede ser constitutivo de una viola-
ción de la libertad sindical (SSTC 104/1987; 9/1988; 51/1988; 76/2001; 62/2004).
1º) Momento de promoción. Las elecciones a representantes de los trabajadores se pueden
promover en diversos momentos: a) Creación de la empresa o apertura de un nuevo centro
de trabajo. b) Necesidad de renovación del órgano de representación, por agotamiento del
mandato de los representantes, bien por transcurso del período de duración del mismo,
bien por revocación del mandato por decisión de los propios trabajadores de la plantilla. c)
Nulidad del procedimiento electoral. d) Celebración de elecciones parciales por aumento
de la plantilla, dimisiones o revocaciones (art. 67.1.5.º ET). e) En general, cualquier otro
de naturaleza análoga, en que se produzca vacío de representación.
2º) Legitimación. Son sujetos legitimados para la promoción de elecciones (art. 67.1 ET):
(a) las organizaciones sindicales más representativas, tanto a nivel estatal como de comuni-
dad autónoma ex art. 6 y 7.1 LOLS. (b) Los sindicatos con un 10% de representantes en la
empresa. En el caso de los sindicatos suficientemente representativos (art. 7.2 LOLS) han de
gozar de esta implantación en el concreto ámbito de la empresa o centro de trabajo, sin que
por tanto sea suficiente con dicha implantación sectorial en un concreto ámbito geográfico
(STS 8-10-1997, Rº 3295/1996). (c) Trabajadores por decisión mayoritaria de la plantilla.
En empresas o centros de trabajo que tengan una plantilla de entre seis y diez trabajadores,
estos mismos, por decisión mayoritaria, podrán elegir un delegado de personal (art. 62.1.1
ET).
Caso práctico 21.7. En el Centro de trabajo de la empresa Gas Natural con siete trabajadores, el
sindicato UGT promueve proceso para la elección de representantes unitarios de los trabajadores («elecciones
sindicales»), votando cinco de ellos al candidato perteneciente a UGT. El Juzgado de lo Social declara la nuli-
dad del proceso electoral al entender, por aplicación literal del art. 62.1 ET, que la promoción del proceso en
estos casos corresponde únicamente a los propios trabajadores por decisión mayoritaria
Respuesta. Los sindicatos también se encuentran legitimados para promover elecciones en las empresas
con plantilla entre 6 y 10 trabajadores (SSTC 36, 62, 64, 66/2004, 60/2005 y 125/2006), si bien la
validez de la elección se encuentra condicionada a que participen en la votación la mayoría de los trabaja-
dores, con lo cual se da por cumplido el requisito del acuerdo mayoritario (art. 62.1 ET) que podrá producirse
bien antes de aquella promoción bien después, no estando sujeta a formalidades específicas, pudiendo ser
expresa o tácita. En el presente caso, cinco de los siete trabajadores participaron en la votación, emitiendo
todos ellos su voto a favor del candidato elegido, siendo así clara la existencia de una decisión mayoritaria
tácita de contar con un delegado de personal. En definitiva, los sindicatos pueden promover elecciones
en estas empresas, pero la validez del resultado queda condicionado a la participación mayoritaria de la
plantilla en la votación.
elecciones en sus respectivos centros de trabajo (STC 57/1989), lo que pone de relieve la
evidente sindicalización del sistema electoral.
§10. Actuaciones previas. A los efectos de conocer los datos necesarios para establecer el
censo de trabajadores de la empresa o centro de trabajo, el art. 3 RD. 1844/1994 regula el
derecho de los sindicatos con legitimación para promover elecciones de solicitar anualmente
información al Ministerio de Empleo y Seguridad Social sobre el nombre de la empresa o
razón social, domicilio, incluido en su caso el código postal, código de la clasificación na-
cional de actividades económicas, código de cuenta de cotización y número de trabajadores
de la misma. El citado derecho no corresponde ni a los representantes unitarios de los tra-
bajadores, ni a los propios trabajadores, aun cuando éstos puedan promover elecciones por
acuerdo mayoritario.
§12. Preaviso. Según el art. 67 ET y el art. 2.1 RD. 1844/1994, los promotores deberán
comunicar tanto a la oficina pública correspondiente como a la empresa su propósito de
celebrar elecciones, identificando en su escrito, ajustado a modelo oficial, tanto la empresa y
centro de trabajo como la fecha en la que debe iniciarse el procedimiento electoral que, como
se recordará es la fecha de constitución del proceso electoral. A dicho escrito se le denomina
preaviso. Una vez remitido el preaviso del inicio del proceso, el sindicato promotor no podrá
disponer del desarrollo del mismo, que seguirá los cauces legalmente establecidos.
1º) Preaviso generalizado. La regla general es que la promoción se lleve a cabo en centros
de trabajo concretos y debidamente identificados. No obstante, la ley prevé la posibilidad
de efectuar preavisos generalizados de elecciones. Así, es posible que la promoción se efectúe
de forma globalizada en uno o varios ámbitos funcionales o territoriales. En este caso, el art.
67 ET y el art. 2.4 RD. 1844/1994 exige que los promotores (al menos dos) deberán ser
sindicatos más o suficientemente representativos en el concreto ámbito territorial o funcio-
nal de la promoción y, además, tener una representatividad conjunta superior al 50% de los
representantes elegidos en los ámbitos en los que se lleve a cabo la promoción.
2º) Concurrencia de preavisos. En caso de pluralidad de promociones por sujetos legitima-
dos y cumpliendo los requisitos temporales y formales antes señalados, prevalecerá la prime-
ra convocatoria de todas ellas registrada ante la Oficina Pública competente (art. 67.2 ET).
Lo importante no es, por tanto, la fecha con la que se haya acordado internamente la pro-
686 Jesús R. Mercader Uguina
moción de las elecciones, ni la fecha en la que se prevé la celebración del proceso electoral,
ni tan siquiera la fecha en la que fue comunicada al empresario. La única promoción válida
a estos efectos será la que fue recibida en primer lugar en la Oficina Pública competente.
La única excepción es la que concierne al preaviso presentado por sindicatos, que tengan
mayoría en el comité de empresa.
3º) Irreversibilidad del preaviso realizado. La realización de una promoción que cumpla
todos los requisitos antes señalados pone en marcha, de manera imparable, el proceso elec-
toral. De ahí que toda renuncia posterior del sindicato promotor carezca de valor una vez
registrada aquélla en la Oficina Pública electoral (art. 4.2 RD. 1844/1994). En otras pa-
labras: convocada una elección, ésta deberá celebrarse con independencia o incluso contra
la voluntad del sindicato inicialmente convocante y en la fecha prevista inicialmente en el
preaviso, sin que sea admisible modificación alguna de la misma, incluso postulada por el
mismo promotor.
§13. Inicio del proceso electoral: La mesa electoral. Según el art. 74 ET una vez recibi-
da por la empresa la promoción electoral, ésta, en el término de siete días, deberá dar trasla-
do de la misma tanto a los trabajadores que deben constituir la mesa, como a los promotores
y a los representantes de los trabajadores, término éste que por su falta de calificativo y ex
art. 10.3.1 LOLS, parece que debe referirse tanto a los unitarios como a los sindicales.
1º) Constitución de la mesa. La mesa es el órgano rector, que dirige, orienta y decide en el
proceso electoral gozando de presunción de imparcialidad. La constitución de la mesa o mesas
es el acto que determina el inicio propiamente dicho del proceso electoral y se realizará en la
fecha que los promotores hayan fijado en la comunicación remitida a la Oficina Pública.
2º) Comunicación a los trabajadores. La empresa, una vez recibido el preaviso de eleccio-
nes, deberá comunicarlo en el plazo de siete días a los trabajadores que han de constituir
la mesa o mesas electorales, indicando a los promotores quiénes son los componentes de
tales mesas (art. 74.1 ET). Cuando se trate de elecciones para delegados de personal, el
empresario ha de remitir a los componentes de la mesa, en igual período de siete días, el
censo laboral (art. 74.2 ET). Podrán asistir interventores de las distintas candidaturas y un
representante del empresario (art. 73.5 ET).
3º) Formalización. La constitución, que no tiene que hacerse necesariamente en horario
de trabajo, deberá formalizarse mediante la correspondiente acta conforme al modelo incor-
porado en el Anexo 3 del RD. 1844/1994.
4º) Composición de la mesa. Por lo que se refiere a la composición de dichas mesas, el
art. 73 ET se encarga de aclarar que este órgano, por supuesto sin personalidad jurídica,
aunque con capacidad para realizar todos aquellos actos que el ordenamiento le permite,
estará formado por un presidente, que será el trabajador de más antigüedad en la empresa,
y dos vocales. Los cargos de presidente, vocal o secretario son irrenunciables (art. 5.3 RD.
1844/1994), por lo que solo podrán quedar exonerados de este deber por justa causa. Se
designarán como suplentes a aquellos trabajadores que sigan a los titulares de la mesa en el
orden indicado de antigüedad o edad. Ninguno de los miembros de la mesa podrá ser can-
Lección 21. Representación y participación de los trabajadores en la empresa 687
didato, y si por aplicación de las anteriores reglas coincidieran ambas condiciones, actuará
en la mesa el correspondiente suplente (art. 73.3 y 4 ET) (STC 51/1988).
Caso práctico 21.8. Se discute la eventual vulneración del derecho de libertad sindical, producida por
una sentencia que anula una candidatura electoral por el hecho de que dos de los candidatos fueran miembros
de la mesa, y por un vicio grave en el proceso, consistente en que el día de presentación de dicha candidatura
actuaron como tales miembros de la mesa electoral, y que la proclamación de candidatos al día siguiente de
cerrarse el plazo de presentación de candidaturas se hizo sólo por uno de los integrantes de la mesa.
Respuesta. Pese a que el voto particular que acompaña a la STC 18/2001 considera que un supuesto
como el contemplado vulnera el art. 28.1 CE, la citada sentencia desestimó el recurso de amparo planteado
sin apreciar la vulneración alegada. Dice la sentencia citada que la única consecuencia lógica, sería, en su
caso, la de la anulación de las elecciones, para dar la oportunidad de la participación en ellas del Sindicato
recurrente con una candidatura distinta en su composición; pero esa anulación supondría anular los resultados
electorales obtenidos por el otro Sindicato partícipe en ellas, lo que excedería de los límites lógicos en que el
recurso planteado.
5º) Clases y número de mesas. Procederá constituir una mesa electoral única en los centros
de trabajo con menos de 50 trabajadores y en los de más de 50 trabajadores colegio electoral
único con independencia del número de trabajadores. Por el contrario, la mesa de colegio
electoral sólo se constituye cuando la empresa o centro de trabajo tienen más de 50 trabaja-
dores y procede dividir la plantilla en los colegios profesionales de técnicos y administrati-
vos, por un lado, y especialistas y no cualificados por otro. Además, puede existir una mesa
electoral central, cuando existan varias mesas y así lo decidan por acuerdo mayoritario los
miembros de las mismas. Y también una mesa itinerante, para empresas donde los trabaja-
dores no presten servicios en el mismo lugar con carácter habitual o en el caso de elección
de comité conjunto.
6º) Funciones de la mesa electoral. Serán las siguientes (arts. 73.2 y 74.2 y 3 ET): Fijación
definitiva del censo electoral (arts. 74.3 ET y 6.2 RD. 1844/1994); fijación del número de
elegibles, según el tipo de órgano y el volumen de la plantilla; proclamación de candidatos;
determinación de la fecha de votación; vigilancia del proceso; presidencia de la votación;
realización del escrutinio; levantamiento del acta de resultados, en modelo normalizado;
proclamación de resultados y candidatos electos; resolución de reclamaciones formuladas
contra sus propias decisiones, que habrán de presentarse el siguiente día laborable a aquel en
que tenga lugar el acto impugnado, y resolverse por la mesa al posterior día hábil.
7º) Colegios electorales. La constitución de las mesas electorales en las empresas de más de
50 trabajadores se vincula a la existencia de colegios electorales, pudiendo existir un colegio
único al que corresponderá una mesa electoral por cada 250 trabajadores o fracción, o dos
colegios electorales uno de técnicos y administrativos, y otro de especialistas y no cualifica-
dos (art. 71.1 ET). Por convenio colectivo se puede establecer un tercer colegio, que agrupe
a trabajadores especialmente cualificados o pertenecientes a un grupo diferenciado dentro
de la plantilla, por ejemplo, cuadros y directivos comunes.
§14. Censo electoral. El censo electoral es el documento que refleja el conjunto de elec-
tores y elegibles en una determinada circunscripción electoral y su elaboración corre a cargo
de la mesa electoral, partiendo del censo laboral suministrado por la empresa. La publica-
688 Jesús R. Mercader Uguina
ción del censo electoral en los tablones de anuncios es una obligación ineludible de la mesa
electoral pero no es el único sistema posible y puede ser ampliado mediante la negociación
colectiva que puede prever su entrega material a terceros ajenos a la empresa o a sindicatos
que no tengan presencia en la misma a través de trabajadores afiliados (STS 27-9-2007, Rº
78/2006).
Caso práctico 21.9. No habiéndose celebrado elecciones para la designación de los órganos de re-
presentación del personal laboral de la AGE en el exterior, los sindicatos UGT, unas veces en solitario y otras
conjuntamente con CC.OO., presentaron ante la Autoridad Laboral preavisos electorales a fin de que se lleva-
ran a cabo elecciones en las legaciones y organismos españoles en el extranjero. La Administración General
del Estado (AGE) no ha entregado los censos electorales de cada uno de los centros donde debían celebrarse
elecciones, "que en consecuencia", en ningún momento se han celebrado. Los sindicatos solicitan a la AGE a
hacer entrega de los censos electorales de cada uno de los centros en los que se han realizado los preavisos
de elecciones a fin de constituir las mesas electorales.
Respuesta. La STS 17-12-2013 (Rº 109/12), considera vulnerado el derecho de libertad sindical por la
Administración empleadora al obstaculizar la celebración de elecciones negándose a aportar el censo electoral
con condena a indemnización por daños morales por tal actuar.
1º) Requisitos para ser elector. Para ser elector, el trabajador habrá de reunir dos condicio-
nes: ser mayor de 16 años y tener más de un mes de antigüedad en la empresa, resultando
intrascendente la modalidad temporal o fija del contrato o el que se trate de trabajadores a
jornada completa, a tiempo parcial o se trate de fijos discontinuos. Estos requisitos han de
cumplirse en el momento de ejercer el derecho de sufragio, esto es, en el de la votación (art.
6.5 RD. 1844/1994).
2º) Están expresamente incluidos entre los electores los siguientes colectivos: a) Los trabajadores
extranjeros cuando su régimen jurídico de estancia y trabajo en el territorio español se adecue
al ordenamiento jurídico (art. 69.2 ET). b) Los trabajadores con relación laboral especial,
salvo los altos directivos (STS 20-1-1993, Rº 459/1991). c) Los trabajadores a distancia, de-
biendo estar adscritos, a estos efectos, a un centro de trabajo concreto de la empresa (art.
13.5 ET). d) Los trabajadores que tengan el contrato en suspenso. e) El trabajador despedido
(representante o no) mantiene sus derechos electorales vigentes durante la tramitación del
eventual recurso (STC 44/2001).
3º) Están excluidos del censo de electores: el personal de alta dirección (art. 16 RD. 1382/1985),
así como los socios de cooperativas de trabajo asociado (DA 1ª RD. 1844/1994), no así los
trabajadores que presten servicios en dichas sociedades. Igualmente, los trabajadores por cuenta
ajena que, prestando servicios en el centro de trabajo, no pertenecen a la plantilla de la empresa.
§15. Determinación del número de representantes a elegir. Una vez elevado a defini-
tivo el censo electoral y resueltas las posibles reclamaciones que sobre todo él pudieran ha-
berse planteado, el siguiente paso por parte de la mesa electoral y de las mesas de colegio o,
en su caso, central, es la de determinar el número de miembros y, en su caso, la distribución
de estos entre los distintos colegios electorales.
1º) Determinación del número de miembros. Depende del número de trabajadores de la
empresa (arts. 62 y 66 ET), teniéndose en cuenta: a) los trabajadores con contrato inde-
finido; b) los trabajadores fijos discontinuos y los vinculados por contratos de duración
Lección 21. Representación y participación de los trabajadores en la empresa 689
Respuesta. Deberán realizarse las siguientes operaciones: 100+25+25+ ((4000/200) = 20), por tanto
se considerará que la empresa está compuesta por 100+25+25+20 = 170 trabajadores correspondiendo
elegir un comité de empresa de 9 miembros.
cen renuncias o bajas, la candidatura no queda invalidada siempre que contenga al menos
un número de candidatos igual al 60% de los puestos a cubrir (art. 71.2 a) ET). La renuncia
de los miembros de la mesa a sus cargos, para presentarse como candidatos en las elecciones
a su empresa, puede tener lugar antes de la presentación de las candidaturas y durante el
tiempo legalmente establecido para dicha presentación (STC 18/2001).
Caso práctico 21.11. En el proceso electoral sindical en el Ayuntamiento de Palencia promovido por
UGT, concurre un determinado candidato en dos listas, por CCOO y por CGT. Habiendo renunciado este
candidato a integrar la correspondiente a CCOO, la Mesa Electoral no proclama provisionalmente ésta, por
no presentarse completa, sin requerir su subsanación. Cinco días después, CCOO presenta nueva lista elec-
toral ya completa, que no es proclamada por la Mesa. Instado proceso arbitral, el laudo anula la decisión
de la Mesa y resuelve que la lista electoral de CCOO ha de ser admitida. Formulada demanda por CSI-CSIF
el Juzgado de lo Social revoca el laudo arbitral, considerando que la lista en el momento de su presentación
no estaba completa, que no fue impugnada la primera decisión de la Mesa y que se presenta la segunda
lista fuera de plazo.
Respuesta. La STC 200/2006 considera que ha sido lesionado el derecho fundamental del sindicato
CC.OO merced a una interpretación contraria al art. 8.1 RD. 1844/1994, sobre la posibilidad de subsana-
ción y por una interpretación restrictiva y formalista de la regulación legal sobre el deber de impugnación de
actos electorales, no justificadas ninguna de ellas por la necesidad de salvaguardar otros derechos o intereses
dignos de protección. En conclusión, la renuncia de los candidatos después de la presentación y antes de la
proclamación inicial de candidaturas admite su subsanación (STC 13/1997, 200/2006).
§17. La campaña electoral. Desde la proclamación de las candidaturas hasta las cero
horas del día anterior al señalado para la votación, las distintas candidaturas y los promo-
tores de la elección podrán realizar actividad de propaganda electoral, si bien este límite
no se aplicará a las empresas que tengan hasta treinta trabajadores dada la brevedad en ella
del proceso electoral. De hecho, el único límite expresamente señalado en el art. 8.4 RD.
1844/1994 es que con dicha actividad no debe alterar la prestación normal del trabajo. No
toda violación en esta materia acarrea la nulidad del procedimiento, sino solamente aquellas
que revistan especial gravedad y que sean determinantes de desequilibrios muy significati-
vos. No obstante, por ejemplo, el reparto de papeletas en el día de reflexión, puede conside-
rarse vicio grave que afecta al acto de la votación.
§20. Registro de las actas. Una vez recibida en la Oficina Pública de Registro el original
del acta, junto con las papeletas de votos nulos o impugnados por los interventores, y el
acta de constitución de la Mesa, ésta procederá en el inmediato día hábil a la publicación
en los tablones de anuncios de una copia del acta, entregando copia a los sindicatos que así
se lo soliciten, y dará traslado a la empresa de la presentación en dicha Oficina Pública del
acta correspondiente al proceso electoral que ha tenido lugar en aquélla, con indicación de
la fecha en que finaliza el plazo para impugnarla, manteniendo el depósito de las papeletas
hasta cumplirse los plazos de impugnación (art. 75.6 ET). La Oficina Pública, transcurridos
los diez días hábiles desde la publicación, procederá o no al registro de las actas electorales
(art. 75.6 ET y art. 26.1.1 RD. 1844/1996).
692 Jesús R. Mercader Uguina
1º) La denegación por la oficina pública del registro de las actas relativas a las elecciones
sindicales puede ser impugnada ante el Juzgado de lo Social en cuya circunscripción se en-
cuentre dicha Oficina (art. 133 a 136 LJS).
2º) A partir del momento del registro de las actas ante la Oficina Pública, los resultados
electorales computarán a efectos de medición del grado de representatividad de los sindica-
tos que hubieren obtenido representantes (DA 11 ET). Para ello, las Oficinas provinciales
remitirán al menos una vez al mes las copias o relaciones de las actas de los diferentes pro-
cesos electorales celebrados en su ámbito, a la Oficina Estatal.
trabajadores es calificado en la LISOS como infracción grave (art. 7.7 LISOS).Este derecho
se concreta en la recepción o puesta en conocimiento de la información relativa a diversas
materias que obligatoriamente deben ser suministradas por la empresa:
1º) Informaciones en materia de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres.
Los representantes unitarios tendrán derecho a recibir información, al menos anualmente,
relativa a la aplicación en la empresa del derecho de igualdad de trato y de oportunidades
entre mujeres y hombres, entre la que se incluirán datos sobre la proporción de mujeres y
hombres en los diferentes niveles profesionales, así como, en su caso, sobre las medidas que
se hubieran adoptado para fomentar la igualdad entre mujeres y hombres en la empresa y,
de haberse establecido un plan de igualdad, sobre la aplicación del mismo (art. 64.3 ET).
2º) Información sobre las contrataciones realizadas por la empresa. Los representantes legales
de los trabajadores tendrán derecho a la recepción de la copia básica de los contratos a que se
refiere el art. 8.3 a) ET (art. 64.2 c) ET). El empresario debería informar sobre la situación
de la plantilla y evolución probable del empleo, lo que se traduce en la información sobre
las previsiones de celebración de nuevos contratos de trabajo, con indicación del número
y modalidades de los mismos (incluidos los contratos a tiempo parcial con previsión sobre
realización de horas complementarias), notificación de prórrogas y denuncias (art. 64.1.2
c) ET). Deberá, igualmente, informarse sobre los modelos de contratos de trabajo escritos
que se utilicen en la empresa, así como de los documentos relativos a la terminación de la
relación laboral (art. 64.4 b) ET). Finalmente, «el comité de empresa tendrá derecho a ser
informado y consultado sobre la situación y estructura del empleo en la empresa o en el
centro de trabajo, así como a ser informado trimestralmente sobre la evolución probable
del mismo» (art. 64.5 ET). El art. 12.1 LETA y el art. 7 RD 197/2009 especifica que, en el
plazo de diez días siguientes a la celebración del contrato, la empresa cliente debe informar
a los representantes de los trabajadores sobre los contratos celebrados con Trabajadores Au-
tónomos Económicamente Dependientes.
3º) Información sobre los contratos de puesta a disposición celebrados con ETTs. La empresa
usuaria deberá informar a los representantes de los trabajadores sobre cada contrato de pues-
ta a disposición y motivo de utilización, dentro de los diez días siguientes a la celebración.
En el mismo plazo deberá entregarles una copia básica del contrato de trabajo o de la orden
de servicio, en su caso, del trabajador puesto a disposición, que le deberá haber facilitado la
empresa de trabajo temporal (art. 9 LETT).
4º) Información en materia de contratas y subcontratas. El art. 42.4 ET regula los deberes
de información de la empresa principal respecto de los representantes de los trabajadores.
Hasta cierto punto, este precepto se presenta como complemento del art. 64.2 c) ET en el
que se establece el derecho de los representantes legales a recibir información sobre las pre-
visiones de subcontratación. Esto significa que la empresa está obligada a comunicar a los
representantes los proyectos de contratación de obras o servicios que tenga previsto ejecutar
con otras empresas. A ese deber el art. 42.4 ET se añade el de informar sobre aspectos con-
cretos y específicos relativos a las contratas celebradas. En particular, los extremos sobre los
que debe informarse a los representantes de los trabajadores son los siguientes: a) nombre o
razón social, domicilio y número de identificación fiscal de la empresa contratista o subcon-
Lección 21. Representación y participación de los trabajadores en la empresa 695
b) Por su parte, el RD. 1066/2007, sobre el régimen de las ofertas públicas de adquisición
de valores (OPAS), establece en su art. 25.1 que «tan pronto como se haya hecho pública
una oferta pública de adquisición, los órganos de administración o dirección de la sociedad
afectada y el oferente informarán a los representantes de sus respectivos trabajadores, o en su
defecto, a los propios trabajadores». Por su parte, una vez publicado el folleto explicativo de
la oferta, los órganos de administración o dirección de la sociedad afectada y el oferente lo
remitirán a los representantes de sus respectivos trabajadores o, en su defecto, a los propios
trabajadores. Los representantes de los trabajadores de la sociedad afectada y de la oferente,
o en su defecto, los propios trabajadores, deberán poder obtener fácil y rápidamente el fo-
lleto explicativo de la oferta y su documentación complementaria.
9º) Información sobre realización de tiempo extraordinario de trabajo. Se establece la exigen-
cia de información a los representantes legales de los trabajadores en materia de realización
de horas extraordinarias y de horas complementarias por los trabajadores contratados a
tiempo parcial. Al margen de las condiciones que consten en la ya aludida copia básica, los
representantes serán informados de la realización de horas extraordinarias (DA 3.ª b) RD.
1561/1995, art. 64.2 c) ET). Conforme al criterio mantenido por las SSTS 11-3-1999 (Rº
2226/1998) y 11-12-2003 (Rº 63/2003), la obligación informativa alcanza tan sólo a las
horas extraordinarias efectivamente realizadas en la empresa, pero no alcanza a las que se
pretendan realizar en el futuro.
10º) Información en materia medioambiental. La preocupación por las cuestiones medioam-
bientales se incorpora al ámbito competencial de los representantes unitarios de los trabajado-
res, si bien no con carácter general, sino limitada al nivel mínimo del derecho a la información
y sólo en tanto en cuanto se produzca una incidencia directa en el empleo (art. 64.2 b) ET).
Igualmente, tendrán derecho a ser informados y consultados sobre la adopción de eventuales
medidas preventivas, especialmente en caso de riesgo para el empleo (art. 64. 5 ET).
Caso práctico 21.12. El convenio colectivo empresarial aplicable establece que «el Comité Intercen-
tros recibirá la misma relación (relación de todos los empleados que presten servicios en la empresa, con
expresión del grupo, nivel, fecha del último cambio, antigüedad en la empresa y en el grupo y nivel) pero
con expresión de los conceptos económicos desglosados e individualizados». Diversos trabajadores enviaron
una carta a la empresa a fin de que no se procediese a la publicación de sus datos retributivos. La empresa
se niega a facilitar los datos al Comité intercentros basándose en la carencia u oposición de consentimiento
de los trabajadores.
Respuesta. La SAN 7-6-2006 (Rº 43/2006), con cita de la STC 208/1989, señala que el reforzamiento
de las facultades de información de los representantes legales, llamados, como hemos visto, a colaborar con
las autoridades competentes en esta materia, ha de redundar necesariamente en una mayor efectividad de
la actuación de estas últimas, y también de la Inspección de Trabajo, y consiguientemente, en un más exacto
cumplimiento de las normas laborales, lo que corresponde a un interés público relevante, de suficiente entidad
como para autorizar intromisiones en esferas personales que en principio pudieran considerarse reservadas
en aplicación del art. 18.1 CE. Se adicionan a las precedentes consideraciones las relativas a la protección
última de los derechos de los trabajadores encomendada a quienes se articulan como receptores del los datos
objeto de información y al deber de sigilo, configurado legalmente, finalidad aquélla justificadora de la dación
a cargo del empresario de la información demandada. Cabría, por último, sumar igualmente, que desde la
perspectiva de la autodeterminación informativa que más arriba se despejaba, nos hubiéramos encontrado ante
datos sensibles o especialmente protegidos, regiría la regla prevista en el art. 6.2 LOPD.
Lección 21. Representación y participación de los trabajadores en la empresa 697
§24. Derechos de consulta. Se caracteriza la consulta por estar concebida como una
actuación en interés del consultado y no del consultante. El informe emitido carece, no
obstante, de carácter vinculante, esto es, el empresario no queda obligado a actuar conforme
a los términos del mismo. Su obligación se limita a dar audiencia a los representantes de
los trabajadores solicitando para ello el informe cuando así haya quedado previsto por la
ley. Otra cosa es la posible influencia que de hecho, no de derecho, pueda tener la opinión
de los representantes sobre la actuación empresarial. En todo caso, su incumplimiento se
considera infracción grave (art. 7.7 LISOS).
1º) Emisión de informes para el reconocimiento de una categoría profesional superior (art.
39.4 ET y art. 137.1 LJS).
2º) Audiencia y emisión de informes en los expedientes disciplinarios contra los representantes
de los trabajadores y audiencia previa a la imposición de los trabajadores afiliados (art. 55.1 y
68 a) ET).
3º) Informe previo a la ejecución de determinadas medidas empresariales. El comité de em-
presa tendrá derecho a emitir informe previo a la ejecución de determinadas medidas em-
presariales. De acuerdo con lo establecido en el art. 64.5 ET, se reconoce el derecho de los
representantes a emitir informe, con carácter previo a la ejecución por parte del empresario
de ciertas decisiones, informe que deberá emitirse en el plazo de 15 días, de forma que hasta
tanto no transcurra dicho plazo, la empresa no podrá poner en práctica las siguientes medi-
das: a) Las reestructuraciones de plantilla y ceses totales o parciales, definitivos o temporales,
de aquélla. b) Las reducciones de jornada. c) El traslado total o parcial de las instalaciones.
d) Los procesos de fusión, absorción o modificación del estatus jurídico de la empresa que
impliquen cualquier incidencia que pueda afectar al volumen de empleo. e) Los planes de
formación profesional en la empresa. f ) La implantación y revisión de sistemas de organi-
zación y control del trabajo, estudios de tiempos, establecimiento de sistemas de primas e
incentivos y valoración de puestos de trabajo.
4º) Informe previo a la elaboración del calendario. Los representantes de los trabajadores
tendrán derecho en materia de jornada a ser consultados por el empresario y emitir informe
con carácter previo a la elaboración del calendario laboral a que se refiere el art. 34.6 ET, tal
y como establece la (DA 3ª RD. 1561/1995).
5º) Decisiones que produzcan cambios relevantes en cuanto a la organización del trabajo y a los
contratos de trabajo en la empresa. Los representantes unitarios tendrán derecho a ser informa-
dos y consultados sobre todas las decisiones de la empresa que pudieran provocar cambios
relevantes en cuanto a la organización del trabajo y a los contratos de trabajo en la empresa.
Igualmente, tendrán derecho a ser informados y consultados sobre la adopción de eventuales
medidas preventivas, especialmente en caso de riesgo para el empleo (art. 64.5 ET).
pactos, condiciones y usos de empresa en vigor, formulando, en su caso, las acciones legales
oportunas ante el empresario y los organismos o tribunales competentes. (b) Vigilancia y
control de las condiciones de seguridad y salud en el desarrollo del trabajo en la empresa,
con las particularidades previstas en este orden por el art. 19 ET. En ejercicio de tales facul-
tades, los representantes podrían llegar incluso a decidir el cese inmediato de las actividades,
en los casos en que pueda existir un riesgo inminente de accidente de trabajo (art. 22 LPRL;
art. 19.5 ET). (c) Vigilancia del respeto y aplicación del principio de igualdad de trato y de
oportunidades entre mujeres y hombres.
Caso práctico 21.13. Especiales problemas plantea la comprobación del cumplimiento de las normas en
relación con la Seguridad Social y, particularmente, de los boletines de cotización tales como los TC2, dado que
son los documentos que permiten vigilar el cumplimiento por la empresa de las obligaciones de Seguridad Social.
Respuesta. El art. 25.4 RD. 1415/2004 dispone que «Los empresarios deberán informar a los interesa-
dos, en los centros de trabajo y dentro del mes siguiente a aquel a que corresponda el ingreso de las cuotas,
de los datos figurados en la relación nominal de trabajadores y en el boletín de cotización. Esta obligación
podrá sustituirse poniendo de manifiesto dicha documentación a los representantes de personal durante el
mismo período». De la lectura de la norma reglamentaria se desprende que se configura la necesidad de
informar sobre las cotizaciones efectuadas por cada trabajador como compromiso que debe observar la
empresa con el trabajador afectado, si bien puede ser sustituida por la puesta a disposición de tal informa-
ción a sus representantes. No obstante, debe entenderse cumplida dicha exigencia si de la misma quedan
excluidos los trabajadores fuera de convenio que así lo hayan solicitado, como interpreta la STSJ País Vasco
20-11-2007 (Rº 2306/2007).
2º) Obras sociales. Participar, como se determine por convenio colectivo, en la gestión de
obras sociales establecidas en la empresa en beneficio de los trabajadores o de sus familiares.
3º) Incremento de la productividad. Colaborar con la dirección de la empresa para conse-
guir el establecimiento de cuantas medidas procuren el mantenimiento y el incremento de
la productividad, así como la sostenibilidad ambiental de la empresa, si así está pactado en
los convenios colectivos.
4º) Medidas de conciliación de la vida laboral y familiar. Colaborar con la dirección de la
empresa en el establecimiento y puesta en marcha de medidas de conciliación de la vida
laboral y familiar.
5º) Materias de interés laboral. Informar a sus representados en todos los temas y cuestio-
nes señalados en este artículo en cuanto directa o indirectamente tengan o puedan tener
repercusión en las relaciones laborales
6º) Representación de intereses de los trabajadores de ETT. El art. 17 LETT, dispone que «los
trabajadores puestos a disposición tendrán derecho a presentar a través de los representantes
de los trabajadores de la empresa usuaria reclamaciones en relación con las condiciones de
ejecución de su actividad laboral». Por su parte, el art. 42.6 ET establece el derecho de los
trabajadores de las empresas contratistas y subcontratistas que carezcan de representación
legal a formular a los representantes de los trabajadores de la empresa principal cuestiones
relativas a las condiciones de ejecución de la actividad laboral.
Caso práctico 21.14. ¿Puede reclamar el comité de empresa de Nestlé, frente a dicha empresa, la
equiparación salarial de los trabajadores cedidos por ETT, en relación con un incentivo para reducir el absen-
tismo previsto en el convenio colectivo de aplicación en la usuaria, para cuyo cálculo no tenía en cuenta dicha
empresa las horas realizadas por los trabajadores en misión?
Lección 21. Representación y participación de los trabajadores en la empresa 699
Respuesta. La STS 27-4-2004 (Rº 2133/2003), señala que, de la redacción del art. 17.2 LETT se infiere
con claridad que los representantes de los trabajadores en la empresa usuaria tienen atribuida la de los traba-
jadores en misión únicamente en lo que a las condiciones de ejecución de la actividad laboral se refiere, pero
no en aquellas reclamaciones que hayan de formular frente a la empresa de la que dependen, como son las
referidas al sistema retributivo, pues no cabe ignorar que la relación de trabajo se sostiene únicamente entre la
empresa de trabajo temporal y sus trabajadores puestos a disposición, siendo obligación de ésta, tal y como se
desprende del art. 12.1 LETT, el cumplimiento de las obligaciones en materia salarial. También se ha negado
legitimación al comité de empresa de la usuaria para promover demanda pretendiendo una equiparación en
los tiempos de descanso de los trabajadores en misión de la empresa de trabajo temporal que en ella presta
servicios por la STS 9-7-2012 (Rº 2563/2011).
§26. Deber de sigilo. El art. 65.2 ET establece que «los miembros del comité de em-
presa y éste en su conjunto, así como, en su caso, los expertos que les asistan, deberán
observar el deber de sigilo con respecto a aquella información que, en legítimo y objetivo
interés de la empresa o del centro de trabajo, les haya sido expresamente comunicada con
carácter reservado». El art. 65.3 ET establece que «en todo caso, ningún tipo de docu-
mento entregado por la empresa al comité podrá ser utilizado fuera del estricto ámbito
de aquélla ni para fines distintos de los que motivaron su entrega. El deber de sigilo sub-
sistirá incluso tras la expiración de su mandato e independientemente del lugar en que se
encuentren».
1º) Exigencia de advertencia empresarial. El deber de sigilo queda condicionado a que
exista una advertencia empresarial expresa del carácter reservado de la información comuni-
cada. Ello exigirá una actividad empresarial específica de delimitación de las materias reser-
vadas, si bien no sea preciso que la realice «caso por caso», sino que cabrá el establecimiento
de «bloques de materias» que se entienden reservadas.
2º) Existencia de un legítimo y objetivo interés de la empresa. La atribución del carácter re-
servado a una información no puede ser caprichosa o arbitraria sino que ha de apoyarse en
un «legítimo y objetivo interés de la empresa». La valoración de la concurrencia del interés
empresarial digno de protección corresponde a la jurisdicción social, a través del cauce pro-
cesal que se instituye.
3º) Extensión del deber a los expertos. El deber de sigilo se extiende también, novedosamente,
a los expertos que asistan a los representantes. De este modo, con independencia de los even-
tuales deberes deontológicos propios de sus profesiones respectivas, en su caso, los asesores,
peritos o demás técnicos que asistan a los representantes quedan vinculados por el deber de si-
gilo en los mismos términos que éstos, hasta el punto de que también pueden ser demandados
por la empresa en el supuesto de que ésta entienda quebrantado el deber exigible.
4º) No obligación de divulgación de los secretos de la empresa. «Excepcionalmente, la em-
presa no estará obligada a comunicar aquellas informaciones específicas relacionadas con
secretos industriales, financieros o comerciales, cuya divulgación, según criterios objetivos,
pudiera obstaculizar el funcionamiento de la empresa o centro o perjudicar gravemente su
estabilidad económica». Pero esta excepción no abarca los datos relacionados con el volu-
men de empleo en la empresa» (art. 65.4 ET).
5º) Proceso de impugnación de la decisión empresarial de no informar o considerar reser-
vadas ciertas materias. Se establece que «la impugnación de las decisiones de la empresa
700 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. En el juicio de ponderación efectuado por STC 213/2002, se tiene en cuenta: a) El con-
texto de confrontación y denuncia sindical en que los hechos se desarrollaron, pues se trataba de una de las
principales preocupaciones del momento como lo acredita que la publicación de la noticia no constituyó un
hecho aislado o esporádico, sino que había estado precedida por la publicación de otros cinco artículos.
b) Se valora la importancia notoria de la información para los intereses de los trabajadores y del sindicato
por afectar a una materia estrechamente vinculada con la salud laboral. En las circunstancias del caso, no
queda acreditada la obtención ilícita del documento por el trabajador, así como tampoco, su contenido y
carácter no confidencial. c) Se descarta que la divulgación de informaciones atinentes a la empresa deba ir
precedida de actuaciones del trabajador ante ella o antes las autoridades administrativas o judiciales que,
en atención a su naturaleza, pudieran resultar competentes para conocerlas. La transmisión de información a
su sindicato y después a la prensa por parte del trabajador, en ejercicio de su derecho de libertad sindical,
no había sobrepasado irrazonablemente su función representativa y transgredido las exigencias de la buena
fe contractual inherente a su relación laboral.
§27. Garantías y facilidades de los representantes unitarios. Salvo que se trate de trabajado-
res afiliados a un sindicato, la protección jurídica de los miembros de los órganos de representa-
ción unitaria no queda amparada por la tutela de la libertad sindical, puesto que los órganos de
representación unitaria no son sujetos de tal derecho fundamental. No obstante, la ley atribuye a
los representantes unitarios de los trabajadores una serie de garantías y facilidades a las que habrá
que sumar aquellos mecanismos específicos creados por la negociación colectiva.
Lección 21. Representación y participación de los trabajadores en la empresa 701
1º) Naturaleza. Aunque el art. 68 ET se refiere conjuntamente a ambas, lo que la ley deno-
mina «facilidades» constituyen en realidad instrumentos y medios para el mejor y más eficaz
cumplimiento de las funciones y cometidos propios de los representantes legales de los traba-
jadores. Las garantías no son otra cosa que mecanismos de tutela o protección del estatus o
situación del trabajador que ostenta la condición de miembro del órgano de representación.
El TS ha señalado que todas las garantías reconocidas en el art. 68 ET “son de contenido
mínimo, mejorable en convenio colectivo, pero este tipo de pactos no pueden válidamente
condicionar el ejercicio de esas facultades inherentes al derecho de representación, poniendo
límites” (STS 25-5-2006, Rº 21/2005, tesis reiterada en la SAN 15-7-2014, Rº 236/2013).
2º) Función. Las mismas se oponen a todo acto del empresario que signifique un perjuicio
personal para el representante o dificulte el cumplimiento de sus funciones. Las legales, que,
en cualquier caso, deben considerarse mínimas, susceptibles, por tanto, de obtener mejora a
través de la negociación colectiva. Tal exigencia conecta con el Convenio nº 135 OIT, relati-
vo a la protección y facilidades que deben otorgarse a los trabajadores en la empresa (1971),
en la Recomendación nº 143 y, en fin, en la Directiva 2002/14/CE, que establece un marco
general relativo a la información y consulta de los trabajadores de la Comunidad Europea,
obliga a los Estados miembros a velar «porque los representantes de los trabajadores gocen,
en el ejercicio de sus funciones, de la protección y las garantías suficientes que les permitan
realizar de manera adecuada las tareas que les hayan sido encomendadas».
§28. Garantías limitativas del poder disciplinario del empleador. Con esta garantía se
pretenden evitar las represalias a que podría dar lugar la actuación independiente e incómo-
da del representante, articulándola en dos vías: la restricción de la sanción y la obligación,
en su caso, de seguir un procedimiento especial.
1º) Expediente contradictorio. En primer lugar, de acuerdo con el art. 68 a) ET, la aper-
tura del expediente contradictorio procede en el supuesto de «sanciones por faltas graves y
muy graves». Lo que a contrario sensu, implica que el expediente no es necesario cuando las
sanciones se deban a otro tipo de faltas, salvo mejora convencional. El legislador se limita, a
exigir la «apertura de expediente contradictorio… en el que serán oídos, aparte del interesa-
do, el comité de empresa o restantes delegados de personal» (art. 68 a) ET), o «los restantes
miembros de la representación a que perteneciere, si los hubiese» (art. 55.1 ET).
Caso práctico 21.16. El art. 72 del Convenio colectivo estatal para las Industrias Cárnicas prevé, entre
otros extremos, que en la incoación del expediente contradictorio, la empresa nombrará un secretario y un
instructor imparciales. El despido del delegado de personal, único representante de los trabajadores en la
empresa, se efectuó sin cumplir esta exigencia.
Respuesta. En primer lugar, es preciso recordar que el Convenio puede establecer el contenido y forma-
lidades del expediente contradictorio. En segundo lugar, el incumplimiento de una exigencia como la ahora
controvertida, se produce por no nombrar la empresa un secretario y un instructor imparciales, de manera que
la propia empresa se autoatribuyó las funciones de instructor, secretario y órgano sancionador, privando al
expediente contradictorio de todo contenido. Dicha conducta empresarial determina la nulidad de la sanción,
conforme a lo previsto en el propio Convenio (STS 25-9-2012, Rº 4085/2011).
2º) Garantía de inmunidad. De acuerdo con las garantías enunciadas por el Convenio
nº 135 OIT, la primera y fundamental es «la protección eficaz contra todo acto que pueda
702 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STSJ Cataluña 5-4-2002 (Rº 4735/2001) mantiene, por el contrario, una concepción flexi-
ble del disfrute del crédito horario no sólo para los trabajadores nocturnos sino también para quienes presten
servicios en régimen de turnos y su actividad representativa no coincida con sus horas de trabajo. Esto último
es lo que ocurre en el caso de autos, en el que el representante se halla asignado al turno de tarde y asiste a
una asamblea de ámbito superior al propio de la empresa que se había convocado en horario de mañana. El
Tribunal considera que el tiempo dedicado a esta asamblea debe serle compensado con descanso pues, de lo
contrario, se vaciaría el contenido de la garantía.
Caso práctico 21.18. Con fecha 24-7-2013, una empresa comunica a los representantes de los traba-
jadores, a través de dos correos electrónicos remitidos, la implantación de un sistema de control para el uso de
horas sindicales. El texto del correo electrónico es el siguiente: "Por la presente os informamos del nuevo proce-
dimiento que se establece para el uso y disfrute de las correspondientes horas sindicales que os corresponden:
1. Preaviso mínimo por escrito de 48 horas. De no ser así, no se concederán por la empresa, salvo por razones
de urgencia. 2. El preaviso puede ser comunicado por escrito o por e-mail a tu responsable. Por supuesto, que
su utilización debe constar y utilizarse en los correspondientes partes de trabajo u hoja de actividad mensuales.
3. Finalmente, debe realizarse, en las direcciones indicadas anteriormente, la justificación escrita y a posteriori
del crédito sindical utilizado, indicando la hora y fecha de inicio y de finalización del crédito sindical.
Respuesta. La SAN 30-6-2014 (Proc. núm. 82/2014) señala que todas las garantías reconocidas en el
artículo 68 son de contenido mínimo, mejorable en convenio colectivo, pero este tipo de pactos no pueden vá-
lidamente condicionar el ejercicio de esas facultades inherentes al derecho de representación (STS 25-6-2006
Rec 21/2005). Ahora bien, mejorado el sistema convencionalmente, son admisibles regulaciones concretas
sobre su empleo pero si no existe acuerdo al respecto, corresponde al representante disponer libremente del
crédito horario, con la dimensión prevista legal o convencionalmente.
Respuesta. La STC 92/2005 considera que el liberado no debe dejar de percibir la indemnización por
residencia en Melilla, como manifestación de la garantía de indemnidad económica, aunque se encuentre en
Murcia; de lo contrario la actividad sindical supondría un perjuicio económico para el liberado, pues de no ha-
ber pasado a desempeñar tales funciones sindicales, habría permanecido en su destino de Melilla continuando
con la percepción del complemento de residencia que le había sido ya reconocido.
c) Uno de los problemas más frecuentes que se suscitan a propósito del crédito horario es el
del uso fraudulento, inadecuado o abusivo de las horas sindicales o atribuidas a los represen-
tantes de los trabajadores. De ahí que exista ya un cuerpo de doctrina judicial y jurisprudencial
que establece los siguientes criterios: (a) Sólo se considera uso abusivo del crédito horario el
empleo abierta y mantenidamente desviado de las horas que los representantes deben dedicar
a tareas representativas. (b) Salvo prueba en contrario, se presume el uso lícito y adecuado del
crédito horario. (c) El uso claramente abusivo puede determinar la revocación del mandato de
los representantes, la sanción disciplinaria por parte de la empresa, el descuento salarial, o in-
cluso acciones de resarcimiento de los daños irrogados, tanto a la empresa como a los propios
trabajadores representados, siempre, claro está, que pueda probarse el nexo causal entre el uso
abusivo y el daño originado, así como la entidad de este último.
Caso práctico 21.20. La empresa dirige a un sindicato un escrito indicándole sustancialmente que en ese
momento la misma cuenta con 668 trabajadores frente a los 1492 que tenía cuando se celebraron las eleccio-
nes sindicales. Señala, a tal efecto, que el crédito de 40 horas mensuales y la bolsa de horas mensual de 400
horas debe reducirse dado que en este momento procedería un comité de empresa de 17 miembros correspon-
diendo a cada sección sindical un delegado LOLS, por lo que el crédito de horas por lo que le informa que a
partir de ese momento el crédito horario de que dispondrán sus representantes será de 35 horas mensuales y la
bolsa mensual del 315. ¿Es conforme a derecho ese actuar empresarial?
sindical exige que ésta sea veraz, que no se efectúe en términos injuriosos y que se respe-
ten los principios de buena fe (STC 198/2004). Otras instituciones vinculadas con ésta
se configuran como facilidades para su ejercicio. En primer lugar, el propio art. 68.d) ET
alude, en su último inciso, a la facultad de «publicar y distribuir, sin perturbar el normal
desenvolvimiento del trabajo, las publicaciones de interés laboral o social, comunicándolo
a la empresa». La segunda de las facilidades legales resulta ser el tablón de anuncios previsto
en el art. 81 ET.
3º) Locales. El art. 81 ET establece que el empresario, siempre que las características de
la empresa o centro de trabajo lo permitan, debe poner a disposición de los delegados de
personal o del comité de empresa un local adecuado en el que puedan desarrollar sus acti-
vidades y comunicarse con los trabajadores. La finalidad de esta puesta a disposición es la
de realizar reuniones entre ellos, tanto las que ordinariamente tengan establecidas, como las
que puedan derivar de cualquier situación conflictiva planteada en la empresa (Alfonso
Mellado). Se admite la posibilidad de que el empresario ceda un local compartido con él
mismo o que el mismo se comparta con otras representaciones u órganos (STS 24-9-1996,
Rº 3170/1995, 2-6-1997, Rº 4016/1996). El art. 42.6 ET prevé el derecho de los represen-
tantes de los trabajadores de las empresas contratistas y subcontratistas a hacer uso de dichos
locales en los términos que se acuerden con la empresa. Las posibles actuaciones limitativas
de estos derechos por el empresario se consideran infracciones graves (art. 7.8 LISOS).
Caso práctico 21.21. ¿Sería adecuada a tales efectos una sala de desayunos que carece de techo,
por encima de la cual se encuentran motores y tubos del sistema de extracción del aire, que producen un ruido
considerable?
Respuesta. La STS (CA) 1-7-1997 (Rº 1971/1991) señala que el local cedido por la empresa al Comité
es inadecuado y que en el centro de trabajo hay posibilidad de ceder un local adecuado a las necesidades
del Comité de empresa, como refiere y exige para tales supuestos el art. 81 ET. Téngase en cuenta la Recomen-
dación nº 143 OIT.
Respuesta. La STS 30-11-2005 (Rº 1439/2004) concluye que cuando la empresa reduce o cierra la
actividad productiva en determinado ámbito (sección, centro, etc.), el delegado de personal posee prioridad de
permanencia en todo el ámbito de su representación y no sólo en la unidad productiva donde esté destinado.
El que sea despedido un trabajador destinado en unidad productiva ajena a la crisis, para que el representante
pueda permanecer en la empresa, forma parte de las consecuencias naturales de la garantía legal.
Caso práctico 21.23. La empresa había confeccionado la lista de afectados por la regulación de
empleo sin tomar en consideración la preferencia legalmente establecida a favor de los representantes de los
trabajadores. Con posterioridad, la empresa ofrecía a estos la posibilidad de reclamar frente a la lista: «en el
supuesto de que Vd. ostente la condición de representante de los trabajadores y siempre que decida hacer uso
de la garantía otorgada por el art. 68, b) ET, deberá ponerlo en conocimiento de la Dirección de la Empresa
por escrito, en el plazo máximo de cinco días, contados a partir de la recepción de la presente notificación. De
no producirse su comunicación en el plazo indicado, se entenderá que no desea hacer uso de aquel derecho.
Si, por el contrario hiciese uso de la garantía citada, será sustituido por otro trabajador de la plantilla de la
empresa». La empresa considera que quienes no ejercitaron la opción renunciaron al correspondiente derecho.
Respuesta. La STC 191/1996 considera vulnerado el derecho de libertad sindical, dado que no es
aceptable colocar a los titulares del derecho en la situación límite de: o renunciar al mismo, para beneficiar a
otros trabajadores sin representación alguna, o no renunciar, con perjuicio de ellos.
§32. Las secciones sindicales. Las secciones sindicales están formadas por el conjunto
de trabajadores o de funcionarios de un centro de trabajo o de una empresa afiliados a un
mismo sindicato. Ellos son los únicos titulares del derecho a constituirlas, si bien han de
actuar de conformidad con lo establecido en los estatutos del sindicato al que pertenezcan
(art. 8.1 a) LOLS).
1º) Requisitos del sindicato. Basta la mera personalidad jurídica y la plena capacidad de
obrar del sindicato para tener derecho a la constitución de secciones sindicales en la empresa
o en el centro de trabajo. De ahí que pueda haber tantas secciones como sindicatos haya en
estos ámbitos, siendo indiferente a estos efectos que el sindicato no sea más representativo.
Es irrelevante el número de trabajadores de la plantilla y el de trabajadores afiliados a él. Las
secciones sindicales tienen una doble dimensión, pues son instancias organizativas internas
del sindicato, encuadradas dentro de su estructura y, a la vez, ostentan ante el empleador la
representación de sus afiliados en el ámbito en que se hayan constituido.
a) Las secciones sindicales pueden constituirse válidamente tanto en un centro de trabajo
como en la empresa, aun cuando ésta tenga varios centros. Cada sindicato adoptará, pues, la de-
cisión que considere oportuna en atención a su específico planteamiento estratégico, eligiendo,
libremente, entre uno u otro ámbito. La opción del art. 8 LOLS, es distinta de la contenida en
el ET en materia de constitución de los comités de empresa y de los delegados de personal. Los
sindicatos gozan, por tanto, en este punto de un margen de decisión mucho más grande que el
concedido por el Estatuto de los Trabajadores a los órganos de representación unitaria. La STS
18-7-2014 (Rº 91/2013) considera una facultad de la sección que, en ningún caso, ha de estar
condicionada a los órganos unitarios preexistentes, la de optar por constituir la sección y, conse-
cuentemente, designar al delegado sindical a nivel de empresa o centro.
b) La ley no garantiza el mismo nivel de competencias y de medios instrumentales de ac-
tuación a todas las secciones sindicales, sino que los diversifica según que éstas superen o no
determinados criterios selectivos. Ahora bien, las atribuciones y facilidades han de entenderse
como mínimas, por lo que pueden ser ampliadas por la negociación colectiva, pero en ningún
caso empeoradas.
2º) Derechos. Todas las secciones sindicales, por el mero hecho de serlo, gozan de los si-
guientes derechos (art. 8.1 b) y c) LOLS):
a) Celebrar reuniones, previa notificación al empresario, recaudar cuotas y distribuir in-
formación sindical, siempre que tales actividades se realicen fuera de las horas de trabajo y
no perturben la actividad normal en la empresa.
708 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STC 281/2005 considera que si bien el derecho a recibir información es contenido
esencial de la libertad sindical, ello no supone que exista, con cargo al empleador, una obligación legal de
facilitar la transmisión de información sindical a los trabajadores a través de un sistema de correo electrónico. La
sentencia fija, además, una serie de condiciones o restricciones a las que debe sujetarse la utilización de este
derecho: a) La comunicación no podrá perturbar la actividad normal de la empresa; b) No podrá perjudicarse
el uso específico empresarial preordenado para el mismo, ni pretenderse que deba prevalecer el uso sindical; c)
Finalmente, no teniendo fundamento el derecho en una carga empresarial expresamente prescrita en el Ordena-
miento, la utilización del instrumento empresarial no podrá ocasionar gravámenes adicionales para el emplea-
dor, significativamente la asunción de mayores costes. En aplicación de esta doctrina se ha considerado que,
ante el colapso del sistema informático de la empresa, derivado del uso sindical del mismo, la empresa puede
limitar su uso de forma proporcionada sin que ello vulnere el derecho del sindicato a transmitir información a
los trabajadores (STS 3-5-2011, Rº 114/2010). También puede hacerlo cuando el uso del correo electrónico
conlleva costes excesivos para la empresa (STS 22-6-2011, Rº 153/2010 y 17.5.2012, Rº 202/2011).
Algunos convenios, a la vez que reconocen el derecho del sindicato a disponer de los medios informáticos de
la empresa, fijan sus límites, que son factibles si la regulación “que se ha establecido no es desproporcionada
ni un medio de impedir el uso del derecho sindical”, (STS 24-3-2015, Rº 118/2014.
Caso práctico 21.25. Una organización sindical viene remitiendo desde una cuenta externa, y a través del
sistema de infobuzón de la empresa, a todos o a la práctica totalidad de los trabajadores de una empresa una serie
de comunicados de variado contenido. En unos casos, se trata de contenidos puramente informativos sobre mejoras
o nuevas condiciones laborales; en otros, se trata de informaciones de carácter puramente sindical; y, en otros, se
observa un contenido claramente reivindicativo, vertiendo críticas contra determinadas actitudes y decisiones adopta-
das desde la Dirección de la empresa. Llegados a un determinado punto, la empresa decide, previa valoración de
su contenido, rechazar los correos enviados por el sindicato, apelando a las normas paccionadas sobre el uso del
infobuzón. ¿Afecta tal decisión al derecho fundamental al secreto de las comunicaciones?
Respuesta. La STS 28-3-2003 (Rº 81/2002) considera que es razonable que la empresa pueda constatar
de qué envíos se trata, y ello porque el «modus operando» convenido exigía que el sindicato se dirigiera a la
Dirección General de Recursos de la empresa y que el Infobuzón se reservase para temas de «especial consi-
deración» o «eventos singulares». En estas circunstancias, es natural que la empleadora pueda llevar a cabo
un control mínimo de las materias así transmitidas, en orden a conseguir su normal funcionamiento y evitar una
acumulación exagerada, sin que ello suponga una lesión del derecho al secreto de las comunicaciones del art.
18.3 CE. Tampoco afecta al secreto de las comunicaciones la imposición por la empresa, como condición
necesaria para el uso de la correspondiente cuenta de correo electrónico para fines sindicales, de designar
de un owner o propietario de dicha cuenta, con funciones de custodio o depositario y con responsabilidad
individual del contenido y la distribución de los correos recibidos entre las personas a quienes vaya dirigido
(STS 16-2-2010, Rº 57/2009).
§33. Los delegados sindicales. Los delegados sindicales son los trabajadores que repre-
sentan, a todos los efectos, a las secciones sindicales en la empresa o centro de trabajo; de
ahí que su designación esté condicionada a la previa constitución de dichas secciones. Las
secciones sindicales existentes en los centros de trabajo o en las empresas pueden elegir, en
uno u otro ámbito, delegados sindicales.
1º) Requisitos. Por tanto, para que las secciones sindicales estén representadas legal-
mente por delegados sindicales es preciso que se den, acumulativamente, los siguientes
requisitos:
a) Que en los centros de trabajo o en las empresas en que se pretendan constituir los dele-
gados se ocupen más de 250 trabajadores, cualquiera que sea la clase de su contrato, esto es,
al margen de que sean de naturaleza indefinida o temporal o a tiempo completo o parcial.
Caso práctico 21.26. ¿Puede mejorar la negociación colectiva el régimen establecido por la LOLS?
Respuesta. Sí, el art. 10.2 LOLS expresamente prevé que «bien por acuerdo, bien a través de la negocia-
ción colectiva» se podrá ampliar el número de delegados establecidos. Los convenios acuden a una pura reduc-
ción del número de empleados (100 trabajadores IX Convenio Colectivo de Telefónica Publicidad e información,
150 Convenio Colectivo de Aceralia Transformados, S.A). También son habituales fórmulas que combinan la
dimensión de la plantilla con la implantación real del sindicato expresada por su afiliación, así se reconoce el
derecho a las secciones sindicales que acrediten fehacientemente el 20% de afiliación en la plantilla de la empresa
(Convenio Colectivo de Remolcadores Nosa Terra, S.A). O, en fin, se toma en cuenta su presencia en los órganos
de representación, así se atribuye tal derecho a las organizaciones sindicales legalmente establecidas firmantes del
convenio que posean más del 15% de la totalidad de los miembros del comité de empresa (Convenio Colectivo
de Saint-Gobain Cristalería, S.A).
La anterior regla no impide que las secciones sindicales elijan representante o portavoz de
la misma (los llamados «delegados sindicales internos»), si bien estos «otros» delegados no
gozan de las garantías y prerrogativas que la LOLS atribuye a los que son elegidos cuando
710 Jesús R. Mercader Uguina
se cumplen las condiciones que la misma determina (art. 2.2, 8.1 LOLS; SSTC 201/1999,
84/1989). Los propios Estatutos sindicales, junto a los delegados designados conforme a la
LOLS, contemplan la figura del presidente o secretario de la sección como típico representante
de la misma.
b) Que las secciones tengan algún representante en los comités de empresa o en las juntas de
personal de las administraciones públicas. Así, si el sindicato no tiene presencia en uno u otro ór-
gano, no puede reconocerse el derecho a ser delegado sindical, pues lo dispuesto, genéricamente,
en el art. 8.1 LOLS, no supone que toda sección sindical haya de tener, al menos, un delegado.
c) Que los delegados sindicales sean elegidos por y entre los afiliados al sindicato en la
empresa o en el centro de trabajo, no siendo lícito que la designación sea efectuada directa-
mente por el propio sindicato. Asimismo, no hay obstáculo alguno a que el delegado sea un
trabajador afiliado que preste sus servicios en un centro en el que no exista ningún tipo de
representación de los trabajadores.
2º) Ámbito de actuación. El ámbito de actuación de los delegados sindicales debe ser
coincidente con el de las secciones sindicales a las que representan, siendo una decisión
del sindicato la opción por constituir la sección a nivel de empresa o a nivel de centro y,
derivada de dicha opción, la de designar al delegado sindical, tomando como referencia
uno u otro ámbito (STS 18-7-2014, Rº 91/2013). Con esta jurisprudencia, el TS corrige
la doctrina anterior que establecía que la elección entre el ámbito de empresa y el de centro
de trabajo dependía de si existe un único comité de empresa o varios comités de empresa en
los distintos centros (STS 10-11-1998, Rº 2123/1998). Obviamente tendrá que existir una
correspondencia entre el ámbito de la sección y el de designación de los delegados, máxime
cuando éste es el mandatado de la sección para actuar como representante de la misma si
bien esta concordancia debiera permitir su designación en el ámbito que convenga a la sec-
ción, y no en función de los órganos unitarios preexistentes.
3º) Número. La LOLS, en su art.10.2, establece un número mínimo de delegados sin-
dicales por cada sección sindical con derecho a ser representada por ellos, de acuerdo con
criterios basados en su audiencia electoral y en el volumen de trabajadores de la empresa o
centro de trabajo:
a) Cuando los sindicatos a los que representan los delegados hayan obtenido entre un 5
y un 10 por ciento de los votos en la elección a comité de empresa o a junta de personal
en las administraciones públicas: un solo delegado al margen del número de trabajadores
existentes en la empresa o en el centro de trabajo.
b) Cuando tales sindicatos hayan alcanzado el 10 por ciento de los votos en dichas elec-
ciones, se aplica la escala siguiente:
Nº Trabajadores Nº Delegados
c) Cada sección sindical tendrá derecho a tantos delegados sindicales como le correspon-
dan tras la aplicación de los criterios expuestos. Asimismo, coexistirán en la misma empresa
o en un centro de trabajo dado los diferentes delegados sindicales de todas las secciones que,
según la ley, tengan derecho a ellos.
d) El número de delegados sindicales garantizado por la ley puede ampliarse por medio de
un acuerdo específico o a través de la negociación colectiva, por lo que la escala legal tiene el
carácter de mínimo susceptible de ser mejorada. La LOLS configura una relación de suple-
mentariedad al establecer una escala muy exigua entre plantilla y número de delegados, en
claro contraste con lo establecido por el art. 66 ET, por lo que se llama a las partes sociales
para que pacten su ampliación (Ojeda).
4º) Competencias. La LOLS otorga una serie de competencias a los delegados sindicales,
sin perjuicio de que puedan ser mejoradas por convenio colectivo. Son las siguientes:
a) Derecho a la misma información y documentación que la empresa ponga a disposición
del comité de empresa, debiendo guardar sigilo profesional en las materias que legalmente
proceda (art. 10.3.1 LOLS). Para comprender su alcance es preciso remitirse a las compe-
tencias informativas de los comités de empresa pero también los derechos de información
legalmente reconocidos a los representantes especializados en su normativa reguladora res-
pecto a la información suministrada a los delegados de prevención (STS 8-7-2014, Rº
282/2013).
b) Derecho a asistir a las reuniones de los comités de empresa y de los órganos internos
de la empresa en materia de seguridad e higiene o de los órganos de representación unitaria
constituidos en las administraciones públicas (juntas y delegados de personal), con voz, pero
sin voto (art. 10.3.2 LOLS).
c) Derecho a ser oídos por la empresa previamente a la adopción de medidas de carácter
colectivo que afecten a los trabajadores en general y a los afiliados de sus sindicatos en par-
ticular y, especialmente, en los despidos y sanciones de estos últimos (art. 10.3.3 LOLS).
5º) Garantías. El art. 10.3 LOLS equipara el nivel de garantías legales de los repre-
sentantes sindicales con el de los unitarios. De ahí que los delegados sindicales tengan,
en el caso de que no formen parte del comité de empresa, las mismas garantías que las
establecidas para los miembros de ese órgano. No obstante, en algún caso se establecen
ciertas especialidades. A título de ejemplo, y en relación con la protección especial fren-
te al despido y a las sanciones durante el ejercicio de sus funciones de representación
y dentro del año siguiente a la expiración de su mandato, no es posible identificar la
revocación del representante unitario (mediante asamblea de los trabajadores, art. 67.3
ET), con la destitución del delegado sindical (por decisión de la Sección Sindical) (STC
229/2002, STS 28-4-2003, Rº 4473/97).
6º) Medios instrumentales de actuación. Junto a las anteriores garantías se añaden en el caso
de los representantes sindicales una serie de medios instrumentales para el ejercicio de su
función representativa.
a) Aunque el principal permiso retribuido es el crédito horario, existen determinados su-
puestos en los que los representantes sindicales pueden ausentarse de su puesto, con derecho
a retribución, sin que tales ausencias puedan ser imputadas al crédito horario. Es el caso
712 Jesús R. Mercader Uguina
de los permisos para participar en las comisiones negociadoras de los convenios colectivos,
siempre que los mismos se encuentren vinculados con alguna de las empresas afectadas por
el convenio (art. 9.2 LOLS).
Caso práctico 21.27. Con motivo de la negociación del convenio provincial del Metal, un sindicato que
interviene en la negociación designa como integrante de la comisión negociadora a un trabajador del sector
que es delegado de personal en una empresa de otra provincia. ¿Podrá el representante gozar de este permiso?
Respuesta. La STS 23-12-2005 (Rº 831/2005) señala que a efectos de negociación colectiva, los repre-
sentantes unitarios de los trabajadores deben recibir el mismo tratamiento que los sindicales, de tal suerte que
los beneficios que el citado art. 9.2 LOLS otorga a estos últimos resultan extensibles también a los primeros,
debiendo, por ello, llegarse a la conclusión en el sentido de que el crédito horario establecido por el art. 68.e)
ET a los representantes unitarios no se ve afectado por las horas que sus titulares destinen a la negociación colec-
tiva, porque tal crédito tiene por finalidad posibilitar otras actividades diferentes, como podrían ser las relativas
a las reuniones del propio comité, o a relaciones con los propios representados, o cualquier otra que redunde
en exclusivo beneficio de los trabajadores, mientras que la negociación colectiva está orientada en provecho
tanto de los trabajadores como de las empresas.
Respuesta. Dicho ejercicio deberá efectuarse en los términos del art. 46.4 ET. Dicha situación no puede
considerarse contraria al derecho de libertad sindical si se compara con la establecida en el art. 9.1 b) LOLS.
Como señalara la STC 263/1994, no parece que se vulnere derecho fundamental alguno por reconocimiento
parcial del derecho a la excedencia forzosa que realiza el art. 9.1 b) LOLS. No se vulnera la libertad sindical,
porque es claro que los sindicatos que no ostenten la condición de más representativos no quedan privados de
la posibilidad real de desarrollar una acción sindical eficaz, que depende de medios de acción propios que no
se ven mermados por la denegación de un privilegio que no incumbe a los medios de acción sindical, sino que
opera en el plano interno de la organización. Las reglas del art. 46 ET continúan siéndole de plena aplicación,
y garantizan por consiguiente la no extinción del contrato de trabajo, si bien el reingreso queda subordinado
a la existencia de vacante. El reconocimiento del derecho a la excedencia forzosa de los trabajadores con
cargos sindicales en organizaciones más representativas es, pues, un plus de tutela, no una única modalidad
de protección al margen de la cual sólo existe el vacío.
Lección 21. Representación y participación de los trabajadores en la empresa 713
Respuesta. En la STC 76/2001, el TC señala que en la medida en que la pretensión del Sindicato
recurrente no era la de solicitar una reunión con sus afiliados, para lo que, además, no demuestra afiliación o
implantación alguna, sino la de convocar una reunión con todos los trabajadores de la empresa, para la que
no estaba legitimado, el derecho de reunión solicitado no puede calificarse de reunión sindical, sino como
asamblea general. Por lo que, al no estar prevista la legitimación del Sindicato para convocar tal asamblea, la
negativa empresarial no cercena su derecho de libertad sindical ni el de reunión al mismo anudado. Máxime
cuando, como el resto de derechos fundamentales, el derecho de reunión no es ilimitado y, por ello, no puede
afirmarse que comprenda, de forma absoluta e incondicionada, el que un tercero deba poner a disposición de
quienes lo ejercitan un local de su titularidad ni que la reunión se celebre dentro del horario de trabajo (STC
91/1983).
2º) Lugar. La asamblea se celebrará, según dispone el art. 78 ET, en el centro de trabajo,
si las condiciones del mismo lo permiten y tendrá lugar fuera de las horas de trabajo (la
negociación colectiva, sin embargo, habitualmente concede un número de horas de trabajo,
por tanto remuneradas, al año para la celebración de asambleas estableciendo normalmente
que tendrán que estar comprendidas entre las primeras o las últimas de la jornada). Si el
ámbito de convocatoria de la asamblea afecta a todos los trabajadores de una empresa con
varios centros de trabajo, la reunión se celebrará en uno de los centros (el que resulte más
adecuado o más conveniente por sus condiciones materiales o por su distancia respecto al
resto de los centros de trabajo).
3º) Régimen de mayorías. Según la previsión del art. 80 ET, cuando se someta a la asamblea
por parte de los convocantes la adopción de acuerdos que afecten al conjunto de los traba-
jadores, se requerirá para la validez de aquéllos el voto de la mitad más uno de los trabaja-
dores de la empresa o centro de trabajo. La rigidez de esta regla tiene como objetivo evitar
que una minoría de trabajadores pueda autoatribuirse una inexistente representatividad de
la totalidad de la plantilla. Por ello, el ET se ocupa de subrayar que la mayoría necesaria
para la validez de estos acuerdos es «la mitad más uno de los trabajadores de la empresa o
centro de trabajo», luego excluye que se trate de la mera mayoría de asistentes cualquiera
que haya sido el quorum. Cuestión controvertida es la determinación de la eficacia jurídica
de los acuerdos alcanzados en asamblea. El ET sólo ha reconocido a la asamblea un papel
decisorio en determinados supuestos muy concretos y no ha atribuido a dicha institución,
con carácter general, capacidad para actuar como auténtica representación de los intereses
colectivos de los trabajadores.
4º) Trabajadores de las Administraciones Públicas. En las Administraciones Públicas, a par-
tir del EBEP, estarán legitimados para convocar las reuniones de los empleados públicos
(funcionarios y personal laboral), además de las organizaciones sindicales, directamente o a
través de los Delegados Sindicales, los representantes unitarios del personal (Delegados de
Personal, Juntas de Personal y Comités de Empresa) y los empleados públicos de las Admi-
nistraciones respectivas en número no inferior al 40% del colectivo convocado. El EBEP se
limita a señalar que las reuniones en el centro de trabajo se autorizarán fuera de las horas de
trabajo, salvo acuerdo entre el órgano competente en materia de personal y los convocantes
de la misma; que la celebración de la reunión no perjudicará la prestación de los servicios; y
que los convocantes de la misma serán responsables de su normal desarrollo.
Lección 21. Representación y participación de los trabajadores en la empresa 715
Respuesta. La STS 30-10-2007 (Rº 3179/2005) señala que la naturaleza jurídica de la asamblea de
trabajadores es la de un órgano de deliberación y no de representación. En este caso, se considera el acuerdo
válido, dado que los requisitos de quórum, mayoría absoluta de votos favorables, etc., establecidos en el art.
80 ET, sólo resultan exigibles para asambleas convocadas con finalidades especialmente significativas, y así
distinguidas por la doctrina jurisprudencial, a saber: «los previstos en los arts. 66.2, 67.3, 87.1 ET, y en el art.
2.2 (promoción de elecciones) del RD. 1844/94, de elecciones a órganos de representación de los trabaja-
dores en la empresa, y, en último extremo, aunque es más dudoso, para acordar, con igual carácter, medidas
de conflicto colectivo o la conclusión de convenios colectivos extraestatutarios»
2º) Ámbito de la autonomía de las partes en su regulación. La falta de previsión del legisla-
dor español respecto al régimen jurídico de esta institución determina una gran autonomía
de las partes a la hora de establecer el momento de su utilización y los asuntos a tratar a
través de la misma. No obstante, es preciso señalar que la interrelación que el referéndum
y la asamblea presentan en nuestro ordenamiento, manifestada en la inexistencia de una
regulación de aquélla institución al margen de la asamblea, impone una aplicación de las
normas que, sobre legitimación y procedimiento, ha establecido el ET para la asamblea de
trabajadores. La negociación colectiva o el acuerdo entre empresa y representantes de los
trabajadores por el que se decida someter una decisión a la votación de los trabajadores
serán los encargados de determinar la naturaleza y la eficacia vinculante del resultado de la
consulta, así como el procedimiento a seguir en la celebración.
Caso práctico 21.31. Por escrito, el delegado sindical de la empresa X comunicó a la dirección de la
misma que la sección sindical a la que representaba había acordado realizar un referéndum en votación secreta
en el colegio de especialistas y no cualificados del centro de trabajo. El objeto de este referéndum es conocer
la opinión de los trabajadores sobre el despido de dos de sus compañeros. El referéndum se realizaría fuera de
716 Jesús R. Mercader Uguina
la jornada laboral en horario del disfrute del bocadillo, en los locales del comedor de la empresa. La empresa
comunicó al delegado sindical de CCOO «que esta Dirección de esta empresa, no puede autorizar la realiza-
ción del citado referéndum en los locales de la empresa». Ante la negativa de la empresa, los trabajadores del
referido sindicato habilitaron unos vehículos a la puerta de la fábrica para colocar la urna, lo que generó graves
altercados en los que intervino la Guardia Civil. Posteriormente, colocaron un vehículo con la urna al otro lado
de la carretera, frente a las instalaciones de la empresa.
Respuesta. La STSJ Murcia 20-3-2001 (Rº 1028/2000), señala que la sentencia de instancia no conside-
ró existente violación o vulneración de la libertad sindical, al constar acreditado que no hubo impedimento por
parte de los demandados a que se celebrase el referéndum, ni obstrucción de ningún tipo, «puesto que el mismo
se llevó a cabo, aunque no en la hora de bocadillo, como se pretendía, sino posteriormente, pues el tiempo
de bocadillo se considera de trabajo efectivo, y el derecho de reunión se ha de ejercitar fuera de las horas de
trabajo, salvo que exista acuerdo con el empresario (art. 78.1 ET); y, si bien los demandados pusieron ciertas
dificultades para la realización del referéndum, no hubo impedimento con trascendencia suficiente en el ámbito
de los derechos fundamentales por parte de aquéllos, pues la finalidad perseguida quedó cumplida desde el
momento que los trabajadores ejercitaron su derecho de voto, concretamente votaron 110 trabajadores».
Respuesta. La STC 301/2006 considera que se vulnera el art. 21 CE cuando se prohíbe manifestarse a
la Asociación para la colaboración con los trabajadores de «Sintel» alegando que la reiteración de su ejercicio
constituye, por sí misma, alteración del orden público. En suma, la calle no es sólo un ámbito de circulación,
sino también de participación; y que para limitar el ejercicio del derecho de reunión (art. 21 CE) deben existir
razones fundadas de alteración del orden público. La medida se considera desproporcionada. El TC ha se-
ñalado que también vulnera el derecho de reunión y manifestación la sanción administrativa impuesta a unos
trabajadores que interrumpieron el tráfico en el transcurso de una manifestación, por no haberse acreditado la
puesta en peligro de personas o bienes (STC 42/2000). De igual modo, se ha señalado que no basta la mera
sospecha o la posibilidad de que se produzca una alteración del tráfico para prohibir una manifestación. El es-
pacio urbano no es sólo un ámbito de circulación, sino también un espacio de participación (SSTC 90/2006,
163/2006, 275/2006).
Lección 21. Representación y participación de los trabajadores en la empresa 717
Acceso y libre circulación por las dependencias de su unidad electoral, sin que se entorpezca
el normal funcionamiento de las correspondientes unidades administrativas, dentro de los
horarios habituales de trabajo y con excepción de las zonas que se reserven de conformidad
con lo dispuesto en la legislación vigente. (b) Distribución libre de las publicaciones que se
refieran a cuestiones profesionales y sindicales. (c) Derecho de audiencia en los expedientes
disciplinarios a que pudieran ser sometidos sus miembros durante el tiempo de su mandato
y durante el año inmediatamente posterior, sin perjuicio de la audiencia al interesado regu-
lada en el procedimiento sancionador. (d) El crédito de horas mensuales dentro de la jorna-
da de trabajo y retribuidas como de trabajo efectivo, según escala acorde con el número de
representados (desde 15 hasta 40), con la posibilidad de acumular esas horas a uno o varios
representantes. (e) No ser trasladados ni sancionados por causas relacionadas con el ejercicio
de su mandato representativo, ni durante la vigencia del mismo, ni en el año siguiente a
su extinción, exceptuando la extinción que tenga lugar por revocación o dimisión. (f ) No
podrán ser discriminados en su formación ni en su promoción económica o profesional por
razón del desempeño de su representación.
6º) Deber de sigilo. Estos representantes están ligados por el deber de observar sigilo pro-
fesional en todo lo referente a los asuntos en que la Administración señale expresamente el
carácter reservado, aun después de expirar su mandato. En todo caso, ningún documento
reservado entregado por la Administración podrá ser utilizado fuera del estricto ámbito de
la Administración para fines distintos de los que motivaron su entrega.
7º) Duración del mandato. El mandato de los miembros de las Juntas de Personal y de los
Delegados de Personal, en su caso, será de cuatro años, pudiendo ser reelegidos. El mandato
se entenderá prorrogado si, a su término, no se hubiesen promovido nuevas elecciones, sin
que los representantes con mandato prorrogado se contabilicen a efectos de determinar la
capacidad representativa de los Sindicatos.
Lección 22
El convenio colectivo estatutario (I)
ÍNDICE: 1. EL CONVENIO COLECTIVO ESTATUTARIO. §1. Caracteres generales del convenio colectivo estatu-
tario. 2. LOS ÁMBITOS DEL CONVENIO COLECTIVO ESTATUTARIO. §2. Unidades de negociación y límites a su
establecimiento. §3. Ámbito personal, funcional y territorial. 3. LAS PARTES NEGOCIADORAS. §4. Legitimación
para negociar. §5. Legitimación en los convenios colectivos empresariales o de ámbito inferior. §6. Legitima-
ción en los convenios colectivos sectoriales. 4. EL PROCEDIMIENTO DE NEGOCIACIÓN. §7. La iniciativa para
negociar un convenio colectivo. §8. El deber de negociar. §9. La constitución y la composición de la comisión
negociadora. §10. El reparto de las vocalías de cada banco de la comisión. §11. Deliberaciones en la comisión
negociadora. §12. Reglas para la adopción de acuerdos. §13. Requisitos formales del convenio. La forma es-
crita. §14. Los trámites administrativos posteriores al acuerdo. §15. Intervención administrativa de oficio ante
la jurisdicción social. 5. EL CONTENIDO DE LA NEGOCIACIÓN. §16. La libertad de fijación del contenido del
convenio colectivo y sus límites. §17. Contenido necesario del convenio colectivo. §18. Contenidos generales
de la negociación colectiva. §19. Contenidos específicos: los planes de igualdad. 6. LA INAPLICACIÓN (“DES-
CUELGUE”) DE LAS CONDICIONES DE TRABAJO PREVISTAS EN EL CONVENIO COLECTIVO APLICABLE. §20.
Objeto del descuelgue. §21. Causas justificativas. §22. Fases procedimentales.
§1. Caracteres generales del convenio colectivo estatutario. El sistema español de ne-
gociación colectiva gira en torno al convenio colectivo que regula el Título III ET. Dicho
modelo legal establece reglas concretas, tanto en lo que se refiere a la selección de los sujetos
negociadores, como en las exigencias requeridas para lograr que el producto resultante de la
actividad negocial se encuentre dotado de eficacia personal general (Vid. L. 4, 2 §2). De este
modo, y a diferencia de las pautas habitualmente seguidas en el derecho comparado, donde
los convenios colectivos gozan inicialmente de una eficacia limitada que sólo mediante la
vía de hecho o de extensión administrativa se convierte en general, el ET atribuye desde
su origen eficacia erga omnes a todos los convenios negociados en su seno (art. 82.3 ET),
manteniendo así una larga tradición normativa en nuestro país.
En consecuencia, si se pretende alcanzar la eficacia general es preciso que los convenios se
hayan ajustado a los presupuestos subjetivos y formales que el ET establece:
1º) Exigencias subjetivas. En este sentido, y ancladas genéticamente a la pluralidad sindical
que caracteriza nuestro sistema, el ET incorpora reglas concretas en orden a la necesaria deter-
minación de los sujetos negociadores, tanto a nivel de empresa, como de sector, qué circuns-
tancias adicionales de representatividad deben reunir las partes negociadoras (art. 88.1 ET)
720 Jesús R. Mercader Uguina
y qué mayorías se requieren en el seno de la comisión negociadora (art. 89.3 ET) para que
el acuerdo alcanzado posea, efectivamente, eficacia erga omnes. En caso contrario, el acuerdo
colectivo se sitúa extramuros de la norma y, en consecuencia, limitará su eficacia a los sujetos
directamente representados por las partes negociadoras.
2º) Exigencias formales. Entre las mismas cabe situar las normas de configuración que el
contenido del convenio necesariamente debe incluir (art. 85.2 ET). A ellas se añaden una
serie de garantías de índole formal como las relativas a la forma escrita (art. 90.1 ET), tra-
mitación y publicidad, que abarcan tanto el momento del inicio de la negociación, como
su formalización y posterior publicación con el fin de que todas las partes que puedan estar
afectadas tengan en cada momento la posibilidad de conocer la negociación en trámite.
Finalmente, se incluye una norma cautelar prevista por el art. 90.5 ET que atribuye a la
autoridad laboral la posibilidad de efectuar un auténtico control de legalidad del convenio
y evitar la eventual lesividad para los intereses de terceros producida por un convenio que
pretende alcanzar eficacia general.
Respuesta. La STS 20-9-1993 (Rº 2724/1991) da una respuesta negativa, porque no cabe que «un dato
puramente subjetivo, como es la afiliación del empresario a una determinada organización empresarial, se con-
vierta en criterio definitorio del ámbito funcional del convenio (……), pues en tal caso no se identifica directamente
una actividad o cometido para delimitar de forma objetiva la aplicación del convenio». Señala la sentencia que,
en este caso, «se introduce un elemento contingente que priva al Convenio de la necesaria determinación de su
campo de aplicación, pues el dato de la afiliación a una organización empresarial no es dato público y se trata
incluso de un dato variable en atención al carácter voluntario de las decisiones sobre la afiliación. Este criterio en-
tra, además, en contradicción con la propia noción de Convenio estatutario como Convenio de eficacia general,
pues éste surge de la correspondencia entre los niveles de representatividad (empresarial y sindical) y los ámbitos
de negociación, mientras que en un Convenio que define su ámbito en función a la afiliación a una asociación
empresarial se convierte previamente y por esta misma opción en un Convenio de eficacia limitada por parte
empresarial, aunque con una pretendida eficacia general para los trabajadores, con lo que se priva de sentido a
las reglas sobre los niveles de representatividad de las organizaciones empresariales».
Respuesta. Según la STS 23-6-1994 (Rº 3968/1992), la pretensión impugnatoria debe tener éxito, por-
que si bien es cierto que la Confederación Nacional de la Construcción estaba legitimada para la negociación
colectiva en este sector, su nula representatividad en el sector del cemento impedía que el ámbito funcional del
convenio alcanzara a esa actividad.
722 Jesús R. Mercader Uguina
c) En tercer lugar, las reglas legales acerca de la concurrencia aplicativa entre convenios
colectivos estatutarios (art. 84 ET), aunque las mismas propiamente no limitan tanto la
libertad de elección de la unidad de negociación cuanto la aplicación de los convenios
colectivos, dado que los posibles convenios concurrentes resultarán inaplicables por ser de
preferente aplicación el o los convenios colectivos anteriores.
Respuesta. El caso fue decidido por la STS 14-7-1995 (Rº 3243/1993). La sentencia parte del art. 3.1
LOLS, según el cual «los trabajadores no activos podrán afiliarse a los Sindicatos constituidos, pero no fundar
otros que tengan por objeto la tutela de sus intereses singulares» y considera «inadmisible el pretender aislarse de
la virtualidad normativa y de las obligaciones que, en cada momento, representa el convenio colectivo, legal-
mente concertado, en el ámbito empresarial en el que se incluyen, como pensionistas, el colectivo representado
por la Asociación». En el mismo sentido se pronuncian las SSTS 24-7-1995 (Rº 2137/1993) y 26-7-1995 (Rº
567/1994). En esta última se señala que aunque el ámbito personal del convenio alcanza a las relaciones
laborales incluidas en el mismo, «esto no significa que el convenio sólo se aplique a los trabajadores presentes
durante su vigencia, sino que, por el contrario, se entiende que el término relación laboral se expresa in genere
y comprende tanto a las presentes como a las futuras y a las pasadas, de tal manera que es aplicable a los
trabajadores de nuevo ingreso aunque no tuvieran contrato de trabajo en la fecha de la firma del convenio y
a quienes anteriormente fueron trabajadores y cesaron al pasar a ser pensionistas». Puesto que los sindicatos
ostentan la representación institucional de los intereses generales de los trabajadores, «cuando éstos negociaron
Lección 22. El convenio colectivo estatutario (I) 723
el convenio, estaban representando a todos los trabajadores presentes y futuros y activos y pasivos». Se aplica,
en consecuencia, el nuevo sistema de revalorización a los pensionistas, sin que ello vulnere el art. 192 LGSS.
b) Se admite la exclusión de los altos directivos de las empresas, del personal directivo en
general o de determinadas actividades profesionales, siempre y cuando dichos trabajadores
gocen por separado de la suficiente capacidad negocial para pactar colectiva o individual-
mente sus propias condiciones de trabajo (personal fuera de convenio) (STC136/1987).
Caso práctico 22.4. ¿Es válida la exclusión de los profesores de religión católica del ámbito del convenio
colectivo para el personal laboral de la Comunidad Autónoma de Madrid?
Respuesta. Las SSTS 9 y 28-10-2003 (Rº 103/2002 y Rº 113/2002) estiman que las singulares circuns-
tancias de su atípica relación laboral lo justifican y visto, además, que disponen de una asociación sindical que
los representa y defiende.
Caso práctico 22.5. ¿Un trabajador excluido de convenio puede quedar sometido a un régimen de con-
diciones laborales (salarial, en concreto) inferior al establecido en el convenio del que se encuentra excluido?
Respuesta. La respuesta es negativa para la STSJ País Vasco 16-9-2003 (Rº 1637/2003). En el caso re-
suelto por este último pronunciamiento se trata de una retribución inferior a las tablas de convenio, y ello, dice
la sentencia, supone el mínimo garantizado para cualquier operario dentro de la empresa, imponiéndose,
frente a cualquier otro tipo de consideración. Señala este pronunciamiento que «no podemos olvidar una rea-
lidad como es que cuando se fija para determinados grupos profesionales la exclusión del convenio, se hace
en razón de una mejora de sus condiciones de trabajo, y una contrapartida de disponibilidad, dedicación y
entrega superior a quienes mantienen una relación laboral ordinaria amparada por la negociación colectiva.
Mayores matices plantea la respuesta cuando se superan los mínimos convencionales garantizados. Es el
caso de la STSJ País Vasco 8-3-2005 (Rº 2616/2004), que parece dar respuesta favorable a esta fundada
duda, si bien en relación con el no abono por la empresa de la parte variable de su retribución. La misma con-
tiene un interesante voto particular que contradice, también, en este caso, la tesis de la mayoría de la Sala.
2º) Ámbito funcional. Con la expresión «ámbito funcional» se hace referencia a los sec-
tores (en tanto que divisiones habituales del sistema productivo), ramas de producción o
de actividad económica (atendiendo al producto elaborado, servicio prestado o materia
prima utilizada), grupos de empresas, empresas o entidades de nivel inferior a ésta para
los que el convenio se ha negociado. El ET distingue, en primer lugar, los convenios de
empresa o ámbito inferior, que comprenden los convenios cuyo ámbito funcional de
aplicación coincide con la empresa, o es inferior a la misma, abarcando un solo centro
de trabajo, departamento o sección, o a una categoría o grupo de trabajadores (conve-
nio franja). Distingue, en segundo lugar, el ET los convenios de grupos de empresas y los
convenios que afecten a una pluralidad de empresas vinculadas por razones organizativas o
productivas y nominativamente identificadas en su ámbito de aplicación. En tercer lugar,
el ET distingue los convenios sectoriales, comprensivos de los convenios de sector o rama
de actividad económica o de subsector. Finalmente, el ET distingue los convenios inter-
sectoriales o interprofesionales, para el conjunto de sectores económicos. Dada la enorme
complejidad existente, para precisar el ámbito funcional del convenio, las partes cuentan
en la actualidad con el asesoramiento de la Comisión Consultiva Nacional de Convenios
Colectivos (DF 2º ET y RD. 1362/2012).
3º) Ámbito territorial. El ámbito territorial determina el espacio geográfico en que el con-
venio es objeto de aplicación. Los ámbitos posibles son: el local (localidad, municipio o
724 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STS 16-2-1994 (Rº 351/1993) parte del carácter normativo de los convenios estatutarios,
pero precisa que aun «constituyendo una de las fuentes reguladoras de las relaciones laborales (art. 3 ET), su
ámbito territorial y personal no puede ir más allá del de las propias Leyes estatales, en razón del principio de
soberanía nacional». Para la sentencia, el art. 10.6 CC impone la aplicación a las obligaciones derivadas del
contrato de trabajo de la ley del lugar donde se presten servicios. No puede extenderse, por tanto, lo previsto
en el convenio colectivo a los contratos con extranjeros celebrados en el extranjero. Dicha doctrina se reitera
en la STS 7-7-1997 (RJ 5565).
4§. Legitimación para negociar. Para que un convenio colectivo sea estatutario, goce
de fuerza normativa y eficacia general, el Título III ET exige una serie de requisitos de
ineludible y sucesivo cumplimiento. Legalmente se establecen una serie de «garantías sub-
jetivas», esto es, el cumplimiento de ciertas exigencias de legitimación (art. 87 y 88 ET),
cuya concurrencia demuestra que los sujetos negociadores gozan de un apoyo relevante de
los trabajadores; en cualquier caso, su representación es de intereses (representatividad) y no
de voluntades (STC 4/1983 y STC 58/1985). Caso de no cumplirse con las referidas exi-
gencias de legitimación, el pacto tendrá naturaleza extraestatutaria, teniendo plena validez
y únicamente eficacia entre las partes que lo concertaron y quienes estaban directamente
representados en la negociación.
1º) Las reglas de legitimación son normas de derecho necesario absoluto. Las reglas regula-
doras de la legitimación para negociar, contenidas en los arts. 87 y 88 ET, son de derecho
necesario absoluto y, por lo tanto, no admiten su alteración o sustitución por los sujetos ne-
gociadores, como ha tenido oportunidad de advertir el Tribunal Constitucional, en su STC
73/1984, donde afirma que «las reglas relativas a la legitimación constituyen un presupuesto
de la negociación colectiva que escapa al poder de disposición de las partes negociadoras que
no pueden modificarlas libremente».
Lección 22. El convenio colectivo estatutario (I) 725
§5. Legitimación en los convenios colectivos empresariales. Las reglas sobre legitima-
ción para negociar convenios colectivos estatutarios a nivel de empresa (o centro de trabajo)
están recogidas en los apartados 1 y 3.a) del artículo 87 ET: se confiere legitimación negocial
al empresario, de un lado, y a los representantes unitarios o sindicales, de otro. El rasgo más
destacado de esta regulación es la atribución de la facultad negociadora, bien a la represen-
tación unitaria, bien a las representaciones sindicales, pero con otorgamiento de prioridad
a estas últimas sobre aquella.
1º) Legitimación social en el ámbito empresarial. En la empresa o centro de trabajo están le-
gitimados para negociar los comités de empresa o delegados de personal. La representación
unitaria, al resultar de una elección en la que participa el conjunto de los trabajadores de la
empresa o centro de trabajo y a cuya totalidad, consecuentemente, representan los elegidos,
no ha de demostrar requisitos adicionales para ostentar legitimación inicial y plena, a dife-
rencia de lo que ocurre, como se verá, con las representaciones sindicales.
Caso práctico 22.7. En el centro de trabajo que la empresa X tiene en Madrid se celebraron elecciones
a representantes de los trabajadores, votando siete de los nueve electores y eligiendo a un único candidato,
a D. Alberto. Días después se constituyó la Comisión negociadora del Convenio, compuesta por un total de 4
miembros, figurando como representantes de los trabajadores D. Alberto y D. Gerardo, y como representantes
de la empresa don Benedicto y doña Salvadora. La Mesa Negociadora llevó a cabo diversas reuniones, hasta
que el Convenio se firmó. El art. 2 del mencionado Convenio dispone que será de ámbito estatal, quedando
incluidos en el mismo todos los centros y/o puestos de trabajo a que se refiere su ámbito funcional que se ha-
llan emplazados en territorio español. La empresa tiene actualmente centros de trabajo en Madrid, Barcelona,
Sevilla, Valencia y Granada, aunque en la fecha de suscripción del Convenio no tenía más centros de trabajo
que el de Madrid. Cuestiones: ¿Se han cumplido las previsiones legales en este caso?
Respuesta. Como señala la STS 7-3-2012 [Rº 37/2011], el delegado de personal debe ser configurado
exclusivamente como representante unitario de los trabajadores del centro de trabajo de Madrid, pero no puede
entenderse que era la representante de los restantes trabajadores de la empresa, dado, por una parte, el ámbito
de la elección es el centro de trabajo de Madrid y quienes han sido los electores o votantes y los elegibles,
como posibilita el art. 60.1 ET, y, por otra parte, porque ante el empresario los representantes de personal
únicamente pueden ejercitar «la representación para la que fueron elegidos» (arg. ex art. 60.2 ET), circunscrita
al centro de trabajo de Madrid y no extensible, irradiable o ampliable al resto del colectivo de trabajadores de
la empresa de distintos centros aunque carecieran de representación unitaria.
726 Jesús R. Mercader Uguina
a) El art. 87.1 ET declara que en los convenios de empresa o ámbito inferior están legi-
timadas para negociar las «secciones sindicales si las hubiere que, en su conjunto, sumen la
mayoría de los miembros del comité». La negociación colectiva estatutaria únicamente se
reconoce en el art. 8.2 b) LOLS a las secciones que: a) o bien tengan presencia en los órga-
nos de representación unitaria en la empresa, b) o bien pertenezcan a sindicatos más repre-
sentativos. Únicamente estos dos tipos de secciones sindicales gozan, en consecuencia, de
legitimación inicial para poder negociar convenios colectivos de eficacia general que afecten
a la totalidad de los trabajadores de una empresa o centro de trabajo (SSTS 18-1-1993, Rº
1682/1991 y 17-10-1994, Rº 3079/1993).
b) La jurisprudencia oscila entre admitir la legitimación para negociar del sindicato
o solamente de la sección sindical. No obstante, ha admitido en unos casos, sólo las
secciones sindicales (STS 26-9-2002, Rº 3543/2000); en otros, sólo las secciones sindi-
cales y los sindicatos que sean de empresa (STS 30-4-1996, Rº 1726/1995); o, en fin,
las secciones sindicales y los sindicatos aunque no sean de empresa (SSTS 28-2-2000,
Rº 2040/1999 y 16-9-2004, Rº 129/2003). El TS ha considerado que el hecho de que
el art. 87.1 ET haga referencia exclusiva a las secciones sindicales no impide que, en
determinados supuestos de empresas pluricelulares, sea el sindicato el que ostenta legiti-
mación para negociar. La negociación directa por el sindicato o indirecta a través de sus
secciones es un problema de régimen interno o de oportunidad, pues no sería lógico que
tuvieran que ejercitar el derecho conjuntamente múltiples secciones de centro (que por
sí mismas carecen del necesario soporte de la legitimación para un convenio de empresa)
y no el propio sindicato.
Caso práctico 22.8. Por resolución dictada por la Dirección General de Trabajo, se dispuso el registro y
publicación del texto del I Convenio Colectivo de la Empresa Puntocash, S.A., entre la representación de dicha
empresa y la de la organización sindical Federación de Trabajadores Independientes de Comercio (FETICO),
que representa a la mayoría de los Comités de Empresa y Delegados de Personal en la misma. Durante la
negociación del citado convenio y en el momento de su entrada en vigor, se aplicaban a los trabajadores de
la empresa demandada, según la ubicación de sus centros de trabajo en las distintas provincias. Impugna el
convenio la Federación de Comercio, Hostelería y Turismo de CC.OO. (FECOHT-CC.OO.) por entender que la
negociación del convenio se ha producido al margen de los órganos de representación unitaria o sindical que
estaban legitimadas, de acuerdo con las previsiones contenidas en el art. 87 ET.
Respuesta. Según la STS 16-9-2004 (Rº 129/2003), el sindicato puede en principio negociar un conve-
nio de empresa, siempre que cuente con la legitimación necesaria en términos de representatividad y esto es
algo que no se discute en el presente caso, en el que tampoco se ha impedido participar en la negociación a
ninguna organización sindical que tuviera legitimación para ello.
Respuesta. Para la Audiencia Nacional, la postura correcta es la de SPICA. La Audiencia aplica por analo-
gía las reglas de elecciones a representantes unitarios, entendiendo que “el Sindicato accionante ostenta plena
728 Jesús R. Mercader Uguina
legitimidad porque había obtenido una amplia presencia en el proceso electoral(5,28% de los votos), habiendo
obtenido más del 5% de los votos, parámetro establecido en el artículo 71.2 b) del ET que por analogía se
puede aplicar a este supuesto al no establecer la norma qué ha de entenderse por "secciones sindicales que
hayan sido designadas mayoritariamente...". Sobre esta base, el criterio de proporcionalidad impone un reparto
de las vocalías de la comisión negociadora que sea respetuosa con el llamado “sistema aritmético”: “Dicho
sistema consiste en dividir el número de [votos de cada sindicato…] entre el número de los puestos de la parte
social en la mesa negociadora […] Una vez establecidos estos resultados, si quedaran vacantes en el órgano
de negociación se atiende a los llamados "restos" dentro de los cuales pueden entrar incluso los sindicatos que
no alcanzaran el mínimo para la adjudicación directa” (SAN 54/2014, de 17-3-2014). En aplicación de
estas reglas, si el banco social lo integran 12 miembros, 11 se atribuirían a USCA y 1 a SPICA. Si se optase
por un banco de 13 miembros, 12 serían de USCA y 1 de SPICA.
§6. Legitimación en los convenios colectivos sectoriales. Los sujetos con legitimación
inicial para negociar los convenios colectivos sectoriales son:
1º) Legitimación inicial del lado de los trabajadores. La legitimación para negociar conve-
nios colectivos de ámbito sectorial se encuentra legalmente atribuida a los sindicatos.
a) El ET efectúa una opción claramente selectiva en este punto, de modo que no todos los
sindicatos legalmente constituidos disponen de la referida legitimación, sino únicamente
los que se encuentren provistos de un determinado grado de representatividad:
(a) Los sindicatos que tengan la condición de más representativos a nivel estatal (art. 6.2
a) LOLS), que tienen atribuida legitimación para participar en la negociación de cualquier
convenio de ámbito estatal. En la actualidad los dos únicos sindicatos que ostentan esta
condición son CC.OO. y UGT.
(b) Los sindicatos que tengan la condición de más representativos a nivel de Comunidad
Autónoma (art. 7.1 a) LOLS). Estos sindicatos estarán legitimados para intervenir en la
negociación de su Comunidad Autónoma (art. 87.2 b) ET) y, también, se encontrarán legi-
timados para negociar convenios colectivos de ámbito estatal cuando no se encuentren inte-
grados en federaciones o confederaciones de ámbito estatal (art. 87.4 ET). En la actualidad
tienen esta condición los sindicatos ELA-STV y LAB en el País Vasco y CIG en Galicia.
(c) Los sindicatos más representativos por irradiación, es decir, las organizaciones sindica-
les, afiliadas, federadas o confederadas un sindicato más representativo (estatal o de Comu-
nidad Autónoma) (art. 6.2 b) y 7.1 b) LOLS). Los mismos se encontrarán legitimados para
intervenir en la negociación de un convenio colectivo de sector. Poseerán, por tanto, dicha
condición los sindicatos o entes sindicales afiliados, federados o confederados a CC.OO y
UGT (ámbito estatal) y ELA-STV, LAB y CIG (ámbito de Comunidad Autónoma).
(d) Los sindicatos que tengan la condición de suficientemente representativos, esto es, que
cuenten con un 10% o más de audiencia electoral en un ámbito territorial y funcional espe-
cífico (art. 7.2 LOLS), tienen capacidad para negociar en dichos ámbitos (art. 87.2 c) ET).
b) La acreditación de la representatividad de los sindicatos negociadores (que deberá efec-
tuarse coincidiendo con el inicio de las negociaciones) se hará mediante el certificado de
representatividad expedido por las oficinas públicas donde se registran las actas de las elec-
ciones a órganos de representación unitaria (art. 75.7 ET).
2º) Legitimación inicial del lado de los empresarios. Ostentan legitimación inicial, en pri-
mer lugar, las asociaciones empresariales que en el ámbito geográfico y funcional del con-
venio que se va a negociar cuenten, al menos, «con el diez por ciento de los empresarios,
Lección 22. El convenio colectivo estatutario (I) 729
en el sentido del art. 1.2 ET», es decir, de los «empleadores» que dispongan de trabajadores
dependientes a su servicio (por lo que es válido a efecto de su determinación el listado de
la Tesorería General de la Seguridad Social de las empresas inscritas como empleadores
(art. 99 LGSS) y no la certificación del Instituto Nacional de Estadística sobre el total de
empresarios con Licencia Fiscal en el sector). Se exige, además, que tales empresarios afilia-
dos den ocupación también, al menos, «a igual porcentaje de trabajadores afectados» (art.
87.3 c) ET). En segundo lugar, también ostentan legitimación inicial “aquellas asociaciones
empresariales que en dicho ámbito den ocupación al 15 por ciento de los trabajadores afectados”.
En este caso, no se establece exigencia de porcentaje de empresarios afectados, sino solo de
trabajadores.
a) El art.87.3 c) ET establece que “en aquellos sectores en los que no existan asociacio-
nes empresariales que cuenten con la suficiente representatividad”, en los términos ante-
riormente expresados, “estarán legitimadas para negociar los correspondientes convenios
colectivos de sector las asociaciones empresariales de ámbito estatal que cuenten con el
10% o más de las empresas o trabajadores en el ámbito estatal, así como las asociaciones
empresariales de Comunidad Autónoma que cuenten en ésta con un mínimo del 15% de
las empresas o trabajadores”.
b) El control de la representatividad de las asociaciones empresariales negociadoras no es
fácil, por cuanto no existe un organismo público que pueda certificarla (STC 52/1992). Será
la contraparte negociadora la que, en la práctica y en tanto no se demuestre fehacientemente
lo contrario, atribuirá el título de interlocutor a las asociaciones empresariales negociadoras,
reconociéndose jurisprudencialmente una presunción «iuris tantum» de validez al convenio
colectivo publicado en el Boletín Oficial correspondiente (STS 25-1-2001, Rº 1432/2000).
c) La jurisprudencia ha admitido la posibilidad de destruir la presunción de legitimidad
de las asociaciones empresariales negociadoras del convenio. En estos casos, el interesado
debe aportar elementos suficientes que permitan poner en duda el cumplimiento del doble
requisito exigido en el art. 87 ET respecto al porcentaje de empresas y de trabajadores afilia-
dos y ocupados, respectivamente, por la organización empresarial. La prueba aportada sobre
estos datos puede generar una base de convicción suficiente en el órgano judicial sobre la
falta de legitimación de la organización empresarial que participó en la negociación del con-
venio colectivo. En ese caso, la asociación afectada debe oponer medios de prueba suficien-
tes para lograr la convicción contraria, de modo que, si no se cumple esta exigencia, deberá
admitirse su falta de legitimación (STS 7-7-2004, Rº 121/2002; 3-11-2004, Rº 180/2003).
Caso práctico 22.10. Constituida la mesa negociadora del Convenio Colectivo Estatal de Jardinería,
integrada por las representaciones de las Centrales Sindicales de CC.OO. y UGT, por la parte Social y, por
la Patronal, por la Asociación Española de Empresas de Jardinería (ASEJA), que se reconocieron legitimación y
representatividad suficientes para suscribir un convenio nacional. La negociación colectiva del Sector, la había
venido llevando a cabo, hasta 1983, por la parte empresarial, la Confederación Española de Horticultura Or-
namental y, desde 1993, por la Federación Española de Empresas de Jardinería. Publicado el Convenio Colec-
tivo Estatal de Jardinería, suscrito entre la Patronal ASEJA y la Central Sindical CC.OO, la Asociación Catalana
de Empresas de Jardinería, el Gremi D’Empreses de Jardineria de Lleida, la Asociación Profesional de Flores,
Plantas y Afines de la Comunidad Valenciana, la Asociación Gallega de Empresas de Jardineria, la Asociación
Profesional de Horticultura de Aragón, Rioja y Soria procedieron a la impugnación del acuerdo. Consideraban
que en el momento de la constitución de la mesa ASEJA contaba con siete empresas asociadas, por lo que no
acreditaba su legitimación inicial. Señalaron, asimismo, que en el Registro Mercantil en el año 2005 constan
730 Jesús R. Mercader Uguina
inscritas 364 empresas del Sector de Jardinería y en la Seguridad Social, referidas a nivel nacional, así como
a 31 de octubre de ese año, 2.788 empresas y 16.577 trabajadores.
Respuesta. Las SSTS 7-7-2004 (Rº 121/2002), 3-11-2004 (Rº 180/2003), admiten la posibilidad de
destruir la presunción de legitimidad de las asociaciones empresariales negociadoras del convenio. A estos
efectos, las sentencias admiten como válidos los datos extraídos del Registro Mercantil —que permite acreditar
el número de empresas inscritas— o el de inscripción y afiliación de empresas de la Seguridad Social —que
ofrece datos sobre empresas y trabajadores empleados en las mismas. Es obvio, por consiguiente, que un con-
venio colectivo no puede establecer válidamente normas que produzcan sus efectos fuera del ámbito propio del
mismo; y que las disposiciones que impongan una aplicación que exceda o sobrepase ese ámbito carecerán
de validez en lo atinente a tal exceso. En suma, la conclusión de un convenio que no cumple los requisitos
de legitimación exigidos legalmente tiene mero valor extraestatutario (tómese como ejemplo, también, la STSJ
Madrid 25-2-2008 (Rº 18/2007), que declara la nulidad, como norma estatutaria, del I Convenio Colectivo
del Sector de Intervención Social de la Comunidad de Madrid, sin perjuicio de su valor extraestatutario para
los sujetos firmantes del mismo).
d) Estarán legitimadas para negociar convenios colectivos de ámbito estatal, las asocia-
ciones empresariales de Comunidad Autónoma que reúnan los requisitos establecidos en
la DA 6 ET, esto es, las asociaciones empresariales de Comunidad Autónoma que, sin estar
integradas en federaciones o confederaciones de ámbito estatal, cuenten en la Comunidad
con un mínimo del 15% de los empresarios y trabajadores (art. 87.4 ET).
4. EL PROCEDIMIENTO DE NEGOCIACIÓN
Bibliografía básica: TERRATS PLANELL, J. L., El control de la legalidad de los convenios colectivos por par-
te de los poderes públicos, Madrid, Mc-Graw Hill, 1998. LACOMBA PÉREZ, F.R., La negociación del conve-
nio colectivo estatutario, Valencia, Tirant lo Blanch, 1999. ROMÁN DE LA TORRE, M.D., La composición de la
representación social en la negociación colectiva estatutaria, Valencia, Tirant lo Blanch, 1999. RODRÍGUEZ
CARDO, I.A., La comisión negociadora del convenio colectivo, Valencia, Tirant lo Blanch, 2001. LANTARÓN
BARQUÍN, D., Legitimación negocial en el banco empresarial del convenio colectivo sectorial, Valencia,
Tirant lo Blanch, 2012. RODRÍGUEZ MARTÍN-RETORTILLO, R.M., Publicidad del Convenio Colectivo. Un Estudio
de Derecho Comparado, Barcelona, Atelier, 2013.
nes tengan (solos o en conjunto) la legitimación suficiente tanto para iniciar la negociación
(legitimación inicial) como para concluirla (legitimación decisoria).
3º) Destino de la comunicación. La comunicación ha de dirigirse, desde luego, a la otra
parte, y también a la autoridad laboral correspondiente en función del ámbito territorial
del convenio, si bien el defecto de comunicación a la Autoridad Laboral no es un vicio que
afecte esencialmente a la validez del convenio (STS 14-2-1996, Rº 3173/1994; 15-1-1999,
Rº 1692/1998).
Caso práctico 22.11. ¿Existe deber de negociar el convenio de grandes almacenes del País Vasco y
Navarra en el que los sindicatos que pretendían constituir esa nueva unidad de negociación (ELA, LAB y CC
OO), desgajada del convenio estatal del sector no tenían las mayorías exigibles en Navarra (aunque las tuvie-
ran para el ámbito global pretendido)?
Respuesta. La STS 17-11-1998 (Rº 1760/1998) responde negativamente. En el caso presente, los sindi-
catos negociadores deberán tener ese porcentaje mínimo de representantes en cada una de las Comunidades
del País Vasco y Navarra. No puede aceptarse un cómputo conjunto que supondría que sindicatos con implan-
tación nula en una de ellas (ni un solo representante) pudiera negociar.
2º) Excepciones al deber de negociar. El deber de negociar no tiene carácter absoluto sino
que, por el contrario, es posible una respuesta negativa a la solicitud de apertura de negocia-
ciones, en aquellos supuestos en que tal posibilidad es admitida legalmente. Tales supuestos
son los contemplados por el art. 89.2 ET: « la parte receptora de la comunicación sólo podrá
negarse a la iniciación de las negociaciones por causa legal o convencionalmente establecida,
o cuando no se trate de revisar un convenio ya vencido, sin perjuicio de lo establecido en los
artículos 83 y 84». La negativa podrá basarse, así pues, en:
a) Existencia de causa legal, pudiéndose considerar como tal la falta de representatividad
o de legitimación inicial del sujeto que insta la negociación.
b) Existencia de causa convencional, que puede ir referida al incumplimiento de lo establecido
en un convenio anterior sobre vigencia, forma y plazos de denuncia, o bien de lo previsto en otro
de ámbito superior o en un acuerdo interprofesional o convenio marco que fueran de aplicación.
c) Revisión de un convenio colectivo en vigor. El art. 89.1 ET señala como causa eximente
del deber «cuando no se trate de revisar un convenio ya vencido». La frase que se recoge en el
art. 89.1 significa que no se puede obligar a la contraparte a la revisión de un convenio mien-
tras se halla en vigor. La referencia a convenio ya vencido únicamente está hecha al convenio
estatutario y no a cualquier otro pacto o acuerdo de eficacia limitada distinta de los estatuta-
rios regulados en el Titulo III ET; por ello, el hecho de que en el curso de la negociación de
un convenio se haya concluido un convenio extraestaturario no es obstáculo legal para que el
deber de negociación de mantenga (STS 30-9-1999, Rº 3652/1998). Es decir, existe deber de
negociar durante toda la vigencia de un convenio colectivo extraestatutario.
Caso práctico 22.12. ¿Puede constituirse la mesa negociadora del convenio de grandes almacenes del
País Vasco, en un nuevo intento de los sindicatos de ese sector laboral que ahora excluía el ámbito de Navarra
(esta vez formulada por ELA, CC OO, LAB y UGT), cuando existe una norma-marco en el convenio estatal que
vedaba la negociación en otros ámbitos sectoriales?
Respuesta. La respuesta es, nuevamente, negativa. La STS 10-4-2002 (RJ 2002\53219) confirma la
desestimación de la pretensión de constitución de la mesa negociadora dada la existencia de una norma-marco
en el convenio estatal que vedaba la negociación en otros ámbitos sectoriales y, además, la ausencia de un
deber de negociar en una nueva unidad a quien está interesado en mantener la que tiene, sin que el derecho a
la negociación colectiva que nuestra Constitución reconoce incluya el de imponer unilateralmente la unidad de
negociación. Dicho deber, según la Sala, cuando ya existe una unidad constituida, sólo alcanza a la revisión
del convenio. Dicha doctrina se reitera en la STS 10-12-2002 (Rº 12/2002).
Caso práctico 22.13. La Federación de Sindicatos Aeronáuticos Independientes (FSAI) solicitó su derecho a
negociar un convenio de franja para el colectivo de técnicos de mantenimiento de navegación aérea de Aeropuertos
Españoles y Navegación Aérea (AENA). Se plantea si existe causa convencional para no negociar, porque, cuando
se formuló la propuesta de negociación se estaban desarrollando ya las negociaciones para renovar el convenio en
la unidad general de la empresa, que comprende al personal incluido en la unidad de la franja.
Lección 22. El convenio colectivo estatutario (I) 733
Respuesta. La STS 28-2-2000 (Rº 2040/1999) considera que resulta justificada la negativa de la em-
presa a negociar pues el convenio afectaría al que ya está negociando, de modo que el resultado de la nueva
negociación estaría afectado por la prohibición de concurrencia del art. 84.1 ET.
3º) Deber de negociar no es deber de acordar. Cuando no exista causa que exima del deber
de negociar, la parte receptora deberá contestar afirmativamente a la propuesta de nego-
ciación en el plazo máximo de un mes (art. 89.2 ET). En todo caso, como ha señalado el
Tribunal Supremo, el deber de negociar no se confunde con la obligación de convenir o
llegar a un acuerdo, ni con la de mantener indefinidamente una negociación que no pro-
duce acuerdos (SSTS 1-3-2001, Rº 2019/2000, 7-10-2004, Rº 189/2003 y 22-5-2006,
Rº 79/2005).
4º) Efectos del incumplimiento del deber de negociar. En caso de incumplimiento del deber
de negociar, cabrá plantear conflicto colectivo, acudir al procedimiento especial de tutela de
la libertad sindical (arts. 13 LOLS y 177 a 184 LJS) o declarar una huelga. En todo caso, la
vulneración del deber de negociar no lleva consigo, en principio, la nulidad de los acuerdos
alternativos que puedan lograrse al margen de la negociación estatutaria.
centros sin representantes unitarios— y también en los casos en que el número de integrantes del
comité de empresa excede del número máximo de los que pueden formar parte del banco social.
b) En los convenios de empresa negociados por representantes sindicales deberá distinguirse
según que el convenio vaya a afectar a toda la empresa o centro de trabajo o a un grupo de
trabajadores con perfil profesional específico (“franja”). En el primer caso, la legitimación plena
requiere que las representaciones sindicales con legitimación inicial (secciones sindicales de los
sindicatos más representativos y de los sindicatos con representación en los órganos unitarios),
sumen en su conjunto la mayoría de los miembros del comité de empresa, o, en su caso, de los
delegados de personal. En el segundo caso, sólo podrán negociar aquellas secciones sindicales que
hayan sido designadas mediante acuerdo expreso de la mayoría absoluta de los representados, en
votación personal libre, directa y secreta (art. 87.1, 88.1, 89 ET).
2º) Legitimación plena o ampliada para la negociación de convenios de sector. Es necesario
distinguir según se trate de trabajadores o empresarios.
a) Del lado de los trabajadores, la comisión negociadora quedará válidamente constituida
cuando los sindicatos, federaciones o confederaciones con legitimación inicial representen,
como mínimo, a la mayoría absoluta de los miembros de comités de empresa y delegados de
personal afectados por el convenio. La legitimación plena exige, así, que los sindicatos con
legitimación inicial sumen en su conjunto la mitad más uno del total de los representantes
unitarios existentes en el ámbito funcional y territorial del convenio (art. 88.1 ET).
El art. 88.2.2º ET establece que: “en aquellos sectores en los que no existan órganos de
representación de los trabajadores, se entenderá válidamente constituida la comisión nego-
ciadora cuando la misma esté integrada por las organizaciones sindicales que ostenten la
condición de más representativas en el ámbito estatal o de Comunidad Autónoma”.
b) Del lado de los empresarios, la comisión negociadora quedará válidamente constituida
cuando las asociaciones empresariales con legitimación negocial representen como mínimo a
empresarios que ocupen a la mayoría de los trabajadores afectados por el convenio. La mayoría
es absoluta (mitad más uno) y no simple de los trabajadores afectados por el convenio, cualquiera
que sea la forma de contratación laboral que los vincule a la empresa y con independencia de
la duración de sus contratos y de la fluctuación de las plantillas. La legitimación hace referencia
al conjunto de las asociaciones empresariales que intervienen en la negociación y no a cada una
de ellas consideradas aisladamente, sin perjuicio de que una asociación empresarial, por sí sola,
pueda alcanzar la legitimación plena. No obstante, en este último caso, no podrá excluir a otras
posibles asociaciones empresariales que gocen de legitimación inicial.
El art. 88.2.3º ET establece que: “en aquellos sectores en los que no existan asociaciones
empresariales que cuenten con la suficiente representatividad, se entenderá válidamente
constituida la comisión negociadora cuando la misma esté integrada por las organizaciones
empresariales estatales o autonómicas” que cuenten, respectivamente, con el 10% o más de
las empresas o trabajadores en el ámbito estatal, o con un mínimo del 15% de las empresas
o trabajadores en el ámbito de la Comunidad Autónoma. Es preciso destacar de nuevo que,
en estos casos, el 10% o más en el ámbito estatal o el mínimo del 15% en el ámbito de la
Comunidad Autónoma, puede ser de empresas “o” trabajadores, sin que se exija que sea de
empresas y trabajadores.
Lección 22. El convenio colectivo estatutario (I) 735
§10. El reparto de las vocalías de cada banco de la comisión. Corresponde a las re-
presentaciones unitarias o a las secciones sindicales, en la negociación de empresa, y a las
organizaciones sindicales, en las negociaciones de sector, decidir cuántos vocales del respec-
tivo banco corresponderá designar a cada una de ellas. Según establece el art. 88.1 ET: “el
reparto de miembros con voz y voto en el seno de la comisión negociadora se efectuará con
respeto al derecho de todos los legitimados según el artículo anterior (artículo 87 ET) y en
proporción a su representatividad”.
1º) Exigencia de proporcionalidad. Dado el número limitado de personas físicas que pue-
den negociar, nuestro sistema positivo se sustenta sobre la base de la representación propor-
cional (STS 5-11-2002, Rº 11/2002).
736 Jesús R. Mercader Uguina
Nº de representantes unitarios en la
candidatura
Módulo
En caso de que el número de representantes no sea un número entero, se adjudican los restantes puestos en la
mesa negociadora a los que mayor número decimal tengan.
Este sistema aritmético de cálculo proporcional se resume con precisión y de modo enormemente
gráfico en la STS 7-3-2002 (Rº 1220/2001), recogiendo el criterio del Tribunal Central de Trabajo,
acogido por la Audiencia Nacional y corroborado por el propio Tribunal Supremo con anterioridad
(STS 18-1-1993, Rº 1682/1991). El mismo consiste en seguir las siguientes operaciones consecuti-
vas: a) En primer lugar, se debe dividir el número de representantes de los trabajadores establecidos
en la Empresa entre el número de puestos de la parte social en la mesa de negociación. b) El cociente
Lección 22. El convenio colectivo estatutario (I) 737
Respuesta. En el ejemplo contenido en la STS 7-3-2002 (Rº 1220/2001), deberán realizarse las
siguientes operaciones: a) Al dividir este número por los 11 componentes que las partes, de común acuer-
do, habían decidido que tendría cada banco, cada uno de estos puestos precisaba de 4,64 puestos de
representantes. b) Por ello, UGT, con 22 puestos, obtiene 4 puestos negociadores directos, y conserva un
resto de 0,745; CC OO, con 20 representantes, obtiene 4 puestos negociadores directos, y conserva un
resto de 0,314; ATP, con 5 representantes, obtiene 1 puesto negociador y conserva un resto de 0,078. Y
como CGT tiene 3 puestos de representantes no obtiene ningún puesto negociador directo, pero conserva
o tiene un resto de 0,647. c) Adjudicados así 9 de los 11 puestos, deben atribuirse dos puestos vacantes
en función de los restos: de este modo UGT obtiene 1 puesto más por su 0,745 de resto; y seguidamente
debe adjudicarse el puesto 11º a CGT, por su resto de 0,647.
Puestos Puestos
asigna- asigna-
Sindicato Nº Rep. Cociente Resultado Resto Total
ción ción
directa Resto
UGT 22 4,64 4,74 4 0,74 1 5
CCOO 20 4,64 4,21 4 0,31 4
CC-ATP 5 4,64 1,08 1 0,08 1
CGT 2 4,64 0,65 0 0,65 1 1
ELA-STV 1 4,64 0,22 0 0,22
TOTAL 51 9 2 11
lograda por las organizaciones sindicales en los órganos de representación unitaria, es decir,
el número de representantes unitarios conseguidos.
a) Según la interpretación jurisprudencial, la proporción en el reparto de puestos, que
exige el art. 88.1 ET, debe realizarse entre las organizaciones con legitimación inicial que,
efectivamente, acuden a la negociación, no en relación al total del ámbito. El cálculo de los
porcentajes de representatividad, de cara tanto al reparto de vocales como al cómputo de
las mayorías necesarias para la aprobación del convenio, se debe realizar sobre el 100% de
concurrentes, no sobre el total del ámbito. El matiz es muy importante, «ya que no siempre
están en la negociación todos los que ostentan legitimación inicial y nunca están, desde
luego, los que no la ostentan, aunque tengan representatividad en el ámbito» (Lacomba).
Caso práctico 22.15. En el ámbito del sector de la pizarra, (el resultado de la elecciones a representantes
de los trabajadores) fue el siguiente: USGA, 74 representantes, porcentaje (sobre el total del ámbito) 52,49%;
CC.OO., 25 representantes, porcentaje 17,73%; UGT, 31 representantes, porcentaje 21,99%; CSI-CSIF, 6
representantes, porcentaje 4,26%; CIG, 2 representantes, porcentaje 1,42%; grupo de trabajadores, 3 repre-
sentantes, porcentaje 2,13%; total de representantes elegidos 141, porcentaje 100%.
Respuesta. Según el TS, la base sobre la que calcular el porcentaje de representatividad que corresponde
a cada organización, necesario tanto para el reparto de vocales como para el cómputo de la mayoría reque-
rida para la aprobación del convenio, debe ser no la totalidad de la representación del sector (141 represen-
tantes), sino únicamente la que en la concreta negociación determinó la atribución de la legitimación plena del
art. 88.1 ET…», que en el caso de la Sentencia es un total de 132 representantes, que corresponde a la suma
de los representantes de las organizaciones que, efectivamente, acuden a la negociación, porque CSI-CSIF (6)
decide no acudir y la agrupación de trabajadores (3) carece de legitimación inicial (no es un sindicato) (STS
23-11-1993, Rº 1780/1991).
1º) La exigencia legal de «buena fe». El legislador no determina qué se ha de entender por
«buena fe». La integración en el sistema de normas del citado principio no deja de crear
conflictos hermenéuticos por su contenido general e inconcreto.
Caso práctico 22.16. ¿Cuándo puede considerarse vulnerado el principio de buena fe contractual en
la negociación?
Respuesta. Así, por ejemplo, la doctrina jurisprudencial ha considerado que se vulnera el citado principio
general cuando la empresa se niega a negociar con los sindicatos mayoritarios por motivos formales, haciéndo-
lo con los minoritarios (STS 3-6-1999, Rº 3525/1998), o cuando en el transcurso de una negociación existe
un cambio repentino de posición de una de las partes (STS 3-2-1998, Rº 121/1997), o cuando se modifican
las representaciones negociadoras durante el proceso. También se ha considerado vulnerado el citado principio
cuando una de las partes permanece en silencio ante las propuestas del otro banco (STSJ Cantabria 29-11-
1994, Rº 556/1994), o cuando se abandona la mesa de negociación sin causa justificada (STSJ Andalucía
5-5-1993, Rº 220/1992), o las negociaciones se hubieran hecho en secreto y/o no se le hubiera permitido
o se hubiera obstaculizado su participación (STSJ Cataluña 16-12-2003, Rº 202/2003.), o, en fin, la revisión
unilateral de los salarios de sus empleados por parte de una empresa vulnera la Constitución, cuando la decisión
empresarial se impone después de unas negociaciones insuficientes (STC 107/2000).
2º) El Código de buena conducta negocial. Los Acuerdos Interconfederales sobre Negociación
Colectiva han venido incluyendo un «Código de buena conducta negocial» donde se concreta
esta obligación de negociar de buena fe. Deben ser tenidas en cuenta determinadas reco-
mendaciones, enmarcadas en el principio de buena fe, tales como: a) Iniciar de inmediato
los procesos de negociación una vez producida la denuncia de los Convenios, e intercam-
biar la información que facilite la interlocución en el proceso de negociación y una mayor
corresponsabilidad en la aplicación de lo pactado. b) Mantener la negociación abierta por
ambas partes hasta el límite de lo razonable. c) Formular propuestas y alternativas por escri-
to, en especial ante situaciones de dificultad en la negociación.
3º) Constancia de los aspectos debatidos en las actas como exigencia derivadas de la buena fe.
Del art. 88.5 ET resulta el deber de dejar constancia, aun cuando sea sucinta, de los ex-
tremos debatidos en las sesiones de negociación. Como ha señalado la STS 27-4-2005 (RJ
3273), «las actas de la comisión negociadora han de extenderse según dispone el art. 88.4
ET, pero éste no exige que tengan un contenido mínimo, pues son instrumentos de trabajo
de la Comisión que no tienen que recoger con carácter exhaustivo todas las cuestiones de-
batidas y es bastante con que reflejen la pauta del proceso negociador».
§12. Reglas para la adopción de acuerdos. Los acuerdos se toman con el voto favorable
por mayoría de cada una de las dos «representaciones» (art. 89.3 ET). El cómputo de esa
mayoría, sobre el que el ET elude pronunciarse, no es cuestión pacífica en la doctrina ni en
la jurisprudencia.
1º) ¿Qué debe entenderse por «representaciones»?
a) Una línea interpretativa considera que «representaciones» son los vocales que compo-
nen el banco respectivo, que se han repartido en proporción a los porcentajes de represen-
tatividad de cada organización concurrente.
b) Para otra, las «representaciones» siguen siendo las organizaciones negociadoras repre-
sentadas en el banco, cuyos porcentajes de representatividad no han sido sustituidos como
740 Jesús R. Mercader Uguina
unidad de medida por el número de vocales que les representan en el banco respectivo, aun
repartidos en proporción a los niveles de representatividad.
c) Los efectos de una u otra interpretación son importantes: no es lo mismo haber cal-
culado el porcentaje de representatividad que corresponde a cada organización tomando
como total (100%) sólo el número de representantes de las organizaciones efectivamente
intervinientes, que haberlo hecho tomando el número de representantes elegidos de todas
las organizaciones con legitimación inicial en el ámbito, tanto si éstas concurren como si
no. En cada caso, el número de representantes unitarios de cada organización ostenta un
valor porcentual diverso.
2º) «Partes» y no «miembros» de la comisión negociadora. La jurisprudencia mayoritaria en-
tiende que el término se encuentra referido a las «partes negociadoras» y no a los «miembros
de la comisión negociadora» por cada una de las partes. El Tribunal Supremo ha conside-
rado que prima la «composición electiva» de la comisión negociadora (que tiene en cuenta
la representatividad de cada candidatura a los órganos unitarios) frente a la composición
«efectiva» (que tendría en cuenta la composición efectiva del órgano u órganos unitarios).
Caso práctico 22.17. En febrero de 2001 se constituyó la mesa negociadora del convenio de Instala-
ciones Deportivas con seis representantes de la patronal, Federación Nacional de Empresarios de Instalaciones
Deportivas y otros seis representantes sindicales, tres de Comisiones Obreras y otros tres de la UGT. Sin embar-
go en aquel acto únicamente estuvieron presentes dos representantes del primero y uno del segundo de los sindi-
catos, pero dando los nombres de quienes habían de representarlos y otorgando la condición de portavoces a
D. Luis Antonio y D. Juan Antonio por CC.OO y a D. Alfredo por la UGT. Tras un largo período de negociación,
en cuyas sesiones intervinieron los representantes de ambos sindicatos, el 14 de mayo de 2004 tuvo lugar el
acto de la firma, en el que no comparecieron los representantes de UGT, suscribiéndolo, por el banco social,
los dos representantes de Comisiones Obreras que habían sido designados portavoces en el momento de la
constitución de la mesa. Este sindicato, entre 2 enero 2000 y 31 diciembre 2003, tenía 437 representantes de
un total de 1086, frente a 411 de la UGT y, según otra certificación, entre 1 de junio 2000 y 30 junio 2004
tenía 460 representantes de un total de 1125, frente a 424 de UGT. Es decir, en todo caso, CC.OO tenía
un número mayor de representantes. Los anteriores hechos dieron lugar a su impugnación por considerar que
CC.OO no podía alcanzar el acuerdo de eficacia general.
Respuesta. La STS 17-1-2006 (Rº 11/2005), con cita de las anteriores SSTS 23-11-1993 y la posterior
de igual contenido de 22-2-1999, razona que la mayoría exigida por el art. 89.3 ET debe estar referida a
la mayoría representada en la mesa de negociación y no al número de los componentes de cada uno de los
bancos que integran la mesa, de modo que, siendo mayoritaria la representación de Comisiones Obreras,
su conformidad y firma del convenio era suficiente para que el acordado ostentara la condición de convenio
estatutario. Un caso excepcional es el que resuelve la STS 5-11-2002 (Rº 11/2002). La misma regla se aplica
a la representación empresarial como se extrae de la STS 1-3-2010 (Rº 27/2009).
3º) Conclusión supone suscripción de la totalidad del convenio. La conclusión del convenio
supone la suscripción de la totalidad del mismo; en principio, los acuerdos provisionales
a que se hubiera llegado antes de la firma del convenio en su conjunto no generan obli-
gaciones si no se alcanza ésta, no pasando de ser acuerdos preliminares o preparatorios del
acuerdo final (STS 14-6-1995, Rº 289/1994).
4º) El refrendo asambleario. Si bien el mismo resulta frecuente en las negociaciones de
convenios colectivos de empresa, no es una exigencia legal (STS 11-7-2000, Rº 911/2000).
El refrendo asambleario no es ni mucho menos anormal en el campo de la negociación
colectiva, donde los interlocutores sociales buscan reforzar su legitimidad con el refrendo
por los destinatarios de sus decisiones más comprometidas. De este modo, se reconoce a los
Lección 22. El convenio colectivo estatutario (I) 741
Respuesta. La STS 30-10-2007 (Rº 3179/2005) señala que la naturaleza jurídica de la asamblea de
trabajadores es la de un órgano de deliberación y no de representación. Al ser ello así, no hay exigencias
de quórum, ni de forma de votación, que vengan a condicionar legalmente la eficacia de las sesiones de una
asamblea, ni la de los acuerdos adoptados. En consecuencia, la votación positiva registrada en orden a la
aprobación del convenio colectivo ha sido suficiente para dotar al mismo de esta ratificación, con la plenitud
de su eficacia legal.
§13. Requisitos formales del convenio. La forma escrita. Culminado el proceso nego-
ciador y alcanzado un acuerdo sobre el texto del convenio, debe ser éste firmado por quienes
dieron su voto favorable al conjunto del pacto. Por tanto, a la declaración de voluntad suce-
de una fase posterior de escrituración del acuerdo concluido. La documentación contractual
resulta, de este modo, la operación o conjunto de operaciones necesarias para plasmar y
recoger documentalmente la esencia de aquél. En el ámbito laboral, tan particular negocio
de fijación se concreta en la firma del convenio colectivo, al imponerse legalmente, como
requisito de validez, su celebración por escrito «bajo sanción de nulidad» (art. 90.1 ET). De
este modo, tan esencial al requisito de la escrituración es que se plasmen documentalmente
las cláusulas negociales, presumiéndose iuris tantum que las no pasadas al documento esca-
pan al convenio, como que el escrito venga firmado por ambas partes, expresando su perso-
nalidad y representación. La escrituración, por su parte, constituye un acto de refrendo, un
mero «contrato de reproducción», lo que atribuye al acto de otorgamiento del documento
el carácter de un negocio de fijación de los contenidos contractuales alcanzados con anterio-
ridad y al documento mismo una función de pura fijación contractual.
§14. Los trámites administrativos posteriores al acuerdo. A partir de la firma del convenio,
la persona designada por la comisión negociadora habrá de dirigirse a la autoridad laboral para
proceder a la inscripción del acuerdo, en el plazo de quince días (art. 6.1 RD. 713/2010). Aun-
que el plazo indicado se cuenta a partir del momento de la firma, ante el silencio del ET ha de
entenderse aplicable el art. 5 CC, en virtud del cual el día de la firma quedará excluido, comen-
zando a correr el plazo a partir del siguiente y será civil el cómputo del mismo.
1º) Exigencia de registro. El RD. 713/2010 establece un sistema de registro específico de
convenios y acuerdos colectivos con funcionamiento mediante medios electrónicos. A tal
fin, se crea un registro de ámbito estatal o supraautonómico, adscrito a la Dirección General
de Trabajo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Las comunidades autónomas de-
berán crear y regular los registros de convenios a través de medios electrónicos en el ámbito
de sus competencias (art. 3 RD. 713/2010).
742 Jesús R. Mercader Uguina
2º) Documentación. En la solicitud se deberán facilitar todos aquellos datos relativos a las
partes firmantes del acuerdo o acto para el que se solicita la inscripción y la fecha de la firma,
así como, en su caso, los relativos a su ámbito personal, funcional, territorial y temporal y
la actividad o actividades económicas cubiertas por los mismos (Anexo I RD. 713/2010).
Asimismo, se deberán cumplimentar los datos estadísticos recogidos en los modelos oficiales
a efectos de elaboración de la estadística de convenios colectivos (Anexo II RD. 713/2010).
A la solicitud deberá adjuntarse el texto original del convenio colectivo firmado por los
componentes de la comisión negociadora (art. 7.1 a) RD. 713/2010).
3º) Depósito del convenio. Presentado, pues, el convenio colectivo y la documentación de
referencia ante la Autoridad laboral competente, ésta debe proceder, de conformidad con
lo dispuesto en el citado art. 90.2 y 3 ET, al registro, depósito y publicación en el Boletín
Oficial correspondiente del convenio colectivo en cuestión.
4º) Publicación. La autoridad laboral encargada del registro lo enviará, en el plazo máximo
de 20 días a contar desde su presentación, para su publicación obligatoria y gratuita en el
Boletín Oficial del Estado o, en función del ámbito territorial del mismo, en el Boletín Oficial
de la Comunidad Autónoma o en el Boletín Oficial de la provincia correspondiente (art. 90.3
ET). La publicación del convenio determina la presunción de legalidad del mismo, esto es,
que el convenio cumple todos los requisitos legales y que constituye una norma jurídica
exigible y de aplicación preceptiva (STC 151/1994).
En todo caso, el registro y la publicación no son requisitos determinantes de la validez y
eficacia del Convenio, y así lo viene entendiendo la doctrina judicial emanada de las Salas de
lo Social de los Tribunales Superiores de Justicia y de la Audiencia Nacional, de la que son
exponentes la SAN 23-1-2014 (núm. 10/2014) y la STSJ Andalucía, Sevilla 23-9-1996 (AS
4881); esta última declara que los convenios colectivos —especialmente los de ámbito igual
o inferior a la empresa— pueden ser difundidos y conocidos desde luego de forma inme-
diata y completa por las representaciones negociadoras de empresa y trabajadores y de igual
forma por todos estos, sin necesidad de publicación oficial, siendo tal publicación un mero
requisito «ad probationem», pero la fuerza vinculante del mismo surge de la voluntad de
las partes. En el mismo sentido se pronuncia la STSJ Cataluña 14-6-1999 (AS 1909), que
entiende que el registro y la publicidad no son requisitos determinantes del Convenio, que
deviene vinculante y obligatorio para los comprendidos en el mismo desde la fecha en que
se acuerden las partes, como establecen los arts. 82.3 y 90.4 ET, que puede ser muy anterior
al momento de su publicación. Ahora bien, es claro igualmente que la falta de publicación
de un acuerdo o convenio colectivo determina ineludiblemente su carácter extraestatutario
(STS 22-7-2013, Rº 106/2012).
terceras personas no firmantes y ajenas al ámbito de aplicación del convenio (en este caso,
control de lesividad), podrá dirigirse a la Jurisdicción Social mediante la interposición de
comunicación-demanda de oficio; todo ello en base a lo dispuesto en el art. 90.5 ET: «Si
la autoridad laboral estimase que algún convenio conculca la legalidad vigente, o lesiona
gravemente el interés de terceros, se dirigirá de oficio a la jurisdicción competente, la cual
adoptará las medidas que procedan al objeto de subsanar supuestas anomalías, previa au-
diencia de las partes». A estos efectos, se establece en la LJS, dentro de la modalidad procesal
de impugnación de convenios colectivos (arts 163-166 LJS), la posibilidad de promover de
oficio la impugnación en vía jurisdiccional de un convenio colectivo de los regulados en
el título III ET mediante comunicación remitida por la autoridad laboral correspondiente
(art. 163.1 LJS).
5. EL CONTENIDO DE LA NEGOCIACIÓN
Bibliografía básica: ESCUDERO RODRÍGUEZ, R. (Coord.), Observatorio de la negociación colectiva, Ma-
drid, Secretaría Confederal de Política Institucional, Política Social y Estudios de CC.OO., 2002. Id. La
negociación colectiva en España: Una visión cualitativa, Valencia, Tirant lo Blanch, 2004. Id. La nego-
ciación colectiva en España: Una mirada crítica, Valencia, Tirant lo Blanch, 2006. Id. La negociación
colectiva en España: un enfoque interdisciplinar, Madrid, Cinca, 2007. Id. La negociación colectiva en
las reformas laborales de 2010, 2011 y 2012, Madrid, Cinca, 2012.
§16. La libertad de fijación del contenido del convenio colectivo y sus límites. El art.
37.1 CE, al consagrar la negociación colectiva entre los representantes de los trabajadores y
empresarios, cuida de calificar la negociación de laboral, sin mayores precisiones. Las partes
negociadoras están obligadas a respetar determinados límites que derivan del respeto a las
leyes, y el respeto a las condiciones más beneficiosas adquiridas a título individual:
1º) Derecho necesario. Los convenios colectivos deberán respetar las normas legales y re-
glamentarias imperativas: tanto las normas imperativas absolutas como las normas mínimas
imperativas (arts. 3.3 y 85.1 ET).
2º) Igualdad de trato. Los convenios colectivos deberán respetar el principio de igual-
dad de trato y de no discriminación por las causas enumeradas en los arts. 4.2 c) y 17.1
ET: edad, discapacidad, sexo, origen racial o étnico, estado civil, condición social, reli-
gión o convicciones, ideas políticas, orientación sexual, adhesión o no a sindicatos y a
sus acuerdos, vínculos de parentesco con otros trabajadores en la empresa y lengua den-
tro del Estado español. El art. 85.1.2º ET establece, tras la LOIMH, que: «Sin perjuicio
de la libertad de las partes para determinar el contenido de los convenios colectivos, en
la negociación de los mismos existirá, en todo caso, el deber de negociar medidas diri-
gidas a promover la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en
el ámbito laboral o, en su caso, planes de igualdad con el alcance y contenido previsto
en el capítulo III del Título IV de la Ley Orgánica para la igualdad efectiva de mujeres
y hombres».
3º) Límites contractuales. Puesto que la obligatoriedad del convenio impuesta por el ET
tiene como una de sus limitaciones el respeto a las condiciones más ventajosas ganadas a
744 Jesús R. Mercader Uguina
título individual, las que se incorporan al contrato de trabajo según se infiere de lo dispuesto
en el art. 3.º 1 c) ET, los convenios colectivos deberán respetar los derechos contractuales
del trabajador, tanto los expresamente establecidos en su contrato escrito como las condi-
ciones más beneficiosas de origen contractual convertidas en derechos adquiridos por el
paso del tiempo, siempre que sean más favorables para el trabajador que las condiciones
establecidas en el convenio (art. 3.1 c) ET; STS 20-12-1999, RJ 10036).
4º) Espacio de la negociación colectiva y el contrato de trabajo. La negociación colectiva,
ni supone negar virtualidad a la libertad de empresa reconocida en el art. 38 CE, ni de la
autonomía individual y, si bien es cierto que la prevalencia del convenio sobre el contrato
individual de trabajo impide que la voluntad individual vulnere la colectiva, ello no excluye
que aquella tenga un espacio propio, ni que la empresa no pueda ejercer sus poderes, siem-
pre y cuando éstos no afecten al propio sistema de negociación colectiva y no busquen ex-
cluir la posibilidad de la actuación colectiva constitucionalmente atribuida a los Sindicatos
y otros representantes colectivos de los trabajadores, utilizando masivamente la autonomía
individual (STC 208/1993).
§17. Contenido necesario del convenio colectivo. El art. 85.3 ET establece que el con-
venio se pronuncie sobre una serie de materias imprescindibles para su propia efectividad
como norma: lo que denomina como «contenido mínimo».
1º) Contenido necesario. El contenido que necesariamente ha de recoger un convenio co-
lectivo se corresponde con las siguientes materias:
a) La determinación de las partes que lo conciertan. Se trata de un contenido meramente
informativo directamente asociado a la naturaleza contractual del convenio, como se ha di-
cho. En cuanto tal, puede faltar en el texto del convenio, muchas veces falta de hecho en la
práctica, pero resulta conveniente como elemento identificativo dirigido a los trabajadores
y empresarios destinatarios del convenio y, en general, a todos los que manejen el texto a
todos los efectos (Fernández López).
Ejemplo: Visto el texto del Convenio Colectivo Estatal de Artes Gráficas, Manipulados de Papel, Manipula-
dos de Cartón, Editoriales e Industrias Auxiliares que fue suscrito con fecha [……] de una parte por la Federa-
ción Empresarial de Industrias Gráficas de España (FEIGRAF), la Asociación Española de Fabricantes de Cartón
Ondulado (AFCO) y la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) en representación de las empresas
del sector y de otra por la Federación de Comunicación y Transporte —FCT-CC.OO.— y la Federación Estatal
de Servicios —FES-UGT— en representación de los trabajadores del mismo.
a las actividades de preimpresión, impresión o postimpresión, por cualquier procedimiento o sistema, sobre
papel, cartón, tela, plástico, películas, soporte óptico o magnético o informático (CD-Rom, disquete...), o cual-
quier otra materia, de toda clase de caracteres, dibujos o imágenes en general, en uno o más colores. A título
meramente ilustrativo y no limitativo, se entenderán incluidas en este ámbito funcional las actividades siguientes:
a) La composición y fotograbado de textos, ya sea manual, mecánica, digital, fotocomposición o cualquier otro
sistema o procedimiento similar, existente en la actualidad o que pueda existir en el futuro. b) La reproducción
de textos o imágenes por cualquiera de los distintos sistemas o procedimientos existentes en la actualidad o
que puedan existir en el futuro: manual (dibujo), fotográfico, fotomecánico, electrónico, informático, digital, etc.,
sobre cualquier material sensible, incluidos los soportes de informática grabados. c) El grabado de textos o
imágenes por cualquier sistema o procedimiento existente en la actualidad o que pueda existir en el futuro: ma-
nual (artístico o artesano), fotograbado, grabado electrónico, diseño gráfico, autoedición, etc. d) La impresión
de textos o imágenes por cualquier sistema o procedimiento existente en la actualidad o que pueda existir en
el futuro: tipografía, offset, huecograbado, litografía, serigrafía, tampografía, flexografía, calcografía, relieve,
xerografía, impresión digital, impresión por láser, etc. (…).
(c) Ámbito territorial. El presente Convenio es de aplicación obligatoria en todo el territorio del Estado Español.
(d) Ámbito temporal. Salvo las excepciones expresamente contenidas en el mismo, referidas a materias con-
cretas, el presente Convenio tendrá vigor desde el día 1 de enero de 2012. La duración de este Convenio se
fija en 2 años contados a partir de la antes referida fecha de entrada en vigor, es decir, desde el 1 de enero
de 2012 hasta el 31 de diciembre de 2013. El Convenio Colectivo se prorrogará de año en año en el caso
de que no mediara denuncia expresa de ninguna de las partes. Se entenderá el convenio prorrogado en su
contenido un máximo de 18 meses contados desde su denuncia. La denuncia ha de llevarse a cabo dentro de
los últimos tres meses de la vigencia o prórroga en curso.
c) Los procedimientos para solventar de manera efectiva las discrepancias que puedan
surgir para la no aplicación de las condiciones de trabajo a que se refiere el art. 82.3 ET,
adaptando, en su caso, los procedimientos que se establezcan en los acuerdos interprofesio-
nales de ámbito estatal o autonómico conforme a lo dispuesto en dicho artículo.
d) La forma y condiciones de denuncia del convenio, así como plazo mínimo para dicha
denuncia antes de finalizar su vigencia.
h) Designación de una comisión paritaria de la representación de las partes negociadoras
para entender de aquellas cuestiones establecidas en la ley y de cuantas otras le sean atri-
buidas, así como del establecimiento de los procedimientos y plazos de actuación de esta
comisión, incluido el sometimiento de las discrepancias producidas en su seno a los sistemas
no judiciales de solución de conflictos establecidos mediante acuerdos interprofesionales de
ámbito estatal o autonómico previstos en el art. 83 ET.
2º) Consecuencias de la falta del contenido mínimo. Como regla general, un convenio que
no contenga alguna de las cláusulas que se acaban de enunciar, no puede ser calificado
como convenio estatutario, desde luego, y en algunos casos ni siquiera podrá ser conside-
rado válido como convenio de cualquier clase (piénsese por ejemplo que no se refiriese a
los ámbitos personal, funcional o territorial). Sin embargo, no parece que la nulidad sea el
efecto a extraer en todos los casos: no lo será cuando la norma pueda «sobrevivir» pese a su
silencio sobre el tema de que se trate (por ejemplo, cuando no introduzca en su articulado
una referencia a las partes firmantes).
acuerdo no puede ampararse en el reconocimiento legal del convenio porque éste no ha sido publicado. Asimis-
mo, al no haber merecido el reconocimiento de la Autoridad Laboral, deberá regirse por las normas generales
ya que, a efectos legales, es simplemente un acuerdo entre una asociación de empresas y unos representantes
de los trabajadores que no puede ampararse en el derecho laboral y que no goza del amparo legal del Estatuto
de los Trabajadores. Por todo esto, la CNC califica el pacto como colusorio, y constitutivo de infracción muy
grave e impone una multa a ANESCO de 901.518,16 euros. En cuanto a los sindicatos, como colaboradores
necesarios, se les impone unas multas que oscilan entre los 168.000 y los 3.000 euros, de forma proporcional
a su distinta capacidad, responsabilidad y área geográfica de incidencia.
1º) Condiciones de trabajo y de productividad o las condiciones de empleo. Esto es, aque-
llas que conforman el contenido del contrato de trabajo, como son la jornada y tiempo
de trabajo, descansos, vacaciones, contrato de trabajo —vigencia, suspensión, extinción,
etc—, clasificación y formación profesional, movilidad, excedencias, régimen disciplinario,
seguridad y salud laboral, entre otras. Por materias económicas se debe entender no sólo los
salarios —estructura y cuantía—, sino también aquellos otros aspectos económicos de la
empresa con repercusión laboral. El convenio colectivo podrá regular, también, los derechos
fundamentales, toda vez que no existe precepto en la CE que sustraiga a la negociación co-
lectiva la ordenación de los mismos, siempre que se actúe dentro del ámbito delimitado por
la Ley (STC 58/1985, 95/1985).
Caso práctico 22.21. La Compañía Iberia y el Sindicato de pilotos SEPLA convinieron unos acuerdos
en los que para hacer frente a la crisis del mercado establecieron un nuevo marco de las relaciones laborales,
regulando aspectos de la organización, reducción de gastos así como un saneamiento financiero. En los mismos
la empresa se comprometía a realizar diversas ampliaciones de capital.
Respuesta. De acuerdo con la STS 14-4-1999 (Rº 3374/1998), la ampliación de capital es algo, por
su propia naturaleza, ajeno a las condiciones de trabajo, productividad y paz laboral, y que únicamente es
capaz de afectar a los trabajadores en cuanto pueda significar una consolidación de la empresa que garantice
su permanencia en el trabajo pero, en principio, es materia que fundamentalmente compete a la dirección
empresarial. Por eso, la ampliación de capital es algo en principio ajeno al convenio colectivo que sólo mani-
fiesta una intención y propósito de la empresa, pero no es un tipo de pacto controlable en el orden social de
la jurisdicción.
Caso práctico 22.22. El art. 19 del Convenio Colectivo X confiere a los trabajadores la facultad de cesar
voluntariamente al servicio de las empresas, pero imponiéndoles la obligación de preavisar en determinados
plazos. Y el párrafo tercero de este precepto dispone que «el incumplimiento por parte de los trabajadores de
preavisar con la indicada antelación, dará derecho a las empresas a descontar de la liquidación que les co-
rresponda por finalización del contrato el importe del salario de un día por cada día de retraso en el preaviso».
¿Los agentes negociadores pueden pactar cláusulas penales en los convenios colectivos?
Respuesta. La STS 16-3-2005 (Rº 118/2003) considera que la verdadera naturaleza jurídica de la pe-
nalización convencionalmente prevista para el trabajador que incumpla lo preceptuado respecto del preaviso
de referencia hay que buscarla en la cláusula penal que posibilitan y disciplinan los arts. 1152 y siguientes
del Código Civil. De acuerdo con dicho pronunciamiento las partes pueden pactar perfectamente este tipo de
cláusulas en los convenios colectivos, y su utilidad estriba en que el hecho de hacer uso de tales cláusulas pe-
nales por aquella parte favorecida por ellas en cada caso, evita la necesidad de acreditar la existencia de un
perjuicio y la concreción de su cuantía, pues, en todo caso, el hecho de acudir a la realización de la «pena»,
resulta ya incompatible con la posibilidad de reclamar indemnización de perjuicios, aun cuando éstos pudieran
existir y, en caso de que existieran, sea cual fuere su cuantía.
2º) Relaciones colectivas de trabajo. Los convenios pueden hacer referencia a las formas
de participación institucional en la empresa, representaciones unitarias y sindicales de los
748 Jesús R. Mercader Uguina
§19. Contenidos específicos: los planes de igualdad. La LOIMH parte del estableci-
miento de un «deber general» de respetar la igualdad y el deber de adoptar medidas dirigi-
das a evitar cualquier tipo de discriminación laboral (art. 45.1 LOIMH). Se establece un
Lección 22. El convenio colectivo estatutario (I) 749
Respuesta. El contenido convencional en muy pocas ocasiones desarrolla el mandato legal. Las más
de las veces, reproduce las palabras de la LOIMH o se limita a formulaciones programáticas: «los firmantes
del presente convenio tienen interés en desarrollar medidas para conseguir la igualdad de oportunidades en
el trabajo, dando cumplimiento estricto a las previsiones contenidas en la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de
marzo». Destacan cuantos crean comisiones paritarias (formadas por miembros de la representación unitaria o
sindical con número variable —desde tres a seis—) destinadas a elaborar el citado plan, concediendo incluso
un plazo para su puesta en funcionamiento o conceden dicha facultad a la comisión mixta. De interés resultan
el XV Convenio Colectivo de la Industria Química que establece el concepto de «plan de igualdad», así como
las reglas para la realización de diagnóstico. En la misma línea cabe situar el III Convenio Colectivo Estatal de
la Madera. (más ampliamente, MERCADER UGUINA, J.R., PÉREZ DEL PRADO, D., «Ley de igualdad, negociación colec-
tiva y planes de igualdad: balance de resultados», en Bengoechea Gil, M. A. (Ed.), La lucha por la igualdad
efectiva de mujeres y hombres. Reflexiones y aportaciones de la Ley de Igualdad 3/2007, de 22 de marzo,
Madrid, Dykinson, 2010, pp. 179 a 212).
5º) Voluntariedad en el establecimiento del plan de igualdad. El art. 45.3 LOIMH prevé
que el deber de elaborarlo y aplicarlo incumbe, asimismo, a las empresas «cuando así se
establezca en el convenio colectivo que sea aplicable, en los términos previstos en el propio
convenio». En esta hipótesis, la obligación de negociar el plan se condiciona a que un con-
venio así lo exija expresamente. Por tanto, juega aquí, plenamente, la autonomía colectiva y
no son de aplicación las específicas reglas contenidas en los nuevos párrafos añadidos el art.
85.2 ET sobre el número de trabajadores de la empresa y sobre la articulación del deber de
negociar. Habrá que estar, pues, a los términos y al alcance que el convenio que fije tal obli-
gación prevea de manera expresa, lo que dota de una gran elasticidad al deber de negociar y
al eventual plan de igualdad.
Lección 22. El convenio colectivo estatutario (I) 751
§20. Objeto del descuelgue. El art. 82.3 ET reconoce legalmente la eficacia general o
erga omnes de los convenios concluidos de acuerdo con las reglas del Título III ET. Por ello,
el procedimiento de descuelgue a través del cual se permite la modificación de las condicio-
nes de trabajo establecidas en los convenios colectivos constituye una excepción a la regla de
la eficacia general («sin perjuicio de lo anterior», dice el art. 82.3 ET).
Caso práctico 22.24. ¿La regla de inaplicación contenida en el art. 82.3 ET debe aplicarse también a
los convenios colectivos extra-estatutarios?
Respuesta. No. La regla de inaplicación se proyecta, exclusivamente, sobre los convenios colectivos
concluidos de acuerdo con las reglas del Título III ET. Es importante, a estos efectos tener presente que la modi-
ficación sustancial de condiciones de trabajo del artículo 41 ET continúa resultando la vía adecuada para la
alteración de «las condiciones reconocidas a los trabajadores (…) en acuerdos o pactos colectivos o disfrutadas
por estos en virtud de una decisión del empresario de efectos colectivos». Como han señalado la STS 6 de
octubre de 2009 (R.º 3012/2008) y, más recientemente, la STS 23 de octubre de 2012 (R.º 594/2012), el
hecho de que «los convenios colectivos tienen eficacia general para todos los comprendidos en su campo de
aplicación […], mientras que los pactos extra-estatutarios únicamente surten efecto entre quienes los concertaron
y carecen en general de efectos más allá de las fechas pactadas», supone que, a diferencia de la modificación
de las condiciones establecidas en los convenios colectivos regulados en el Título III del Estatuto, que solo podrá
producirse por la vía prevista en el artículo 82.3 ET, «la modificación de las condiciones de trabajo de carácter
colectivo, derivadas de cualquier otra fuente diferente del convenio estatutario, puede ser acordada por el em-
presario, una vez finalizado el período de consultas que establece el artículo 41.4»
§21. Causas justificativas. Cualquier descuelgue con independencia del número de tra-
bajadores afectados requiere someterse al procedimiento del art. 82.3 ET. Dicha inaplica-
752 Jesús R. Mercader Uguina
ción requiere que exista acuerdo entre la empresa y los representantes de los trabajadores
legitimados para negociar un convenio colectivo conforme a lo previsto en el art. 87.1 ET,
previo desarrollo de un período de consultas en los términos del art. 41.4 ET.
Han de concurrir causas económicas, técnicas, organizativas o de producción. Estas causas
se definen en el art. 82.3 ET en los mismos términos que para el caso de despido colectivo
del art. 51 ET y de despido objetivo del art. 52 c) ET. Es decir, sin perjuicio de que la pri-
mera es una medida de flexibilidad interna, que es la que se quiere potenciar, y la segunda de
flexibilidad externa, las mismas causas que permiten inaplicar determinadas condiciones de
trabajo previstas en el convenio colectivo aplicable son las que permiten recurrir al despido
colectivo y al despido objetivo.
Se entiende que concurren causas económicas cuando de los resultados de la empresa se
desprenda una situación económica negativa, en casos tales como la existencia de pérdidas
actuales o previstas, o la disminución persistente de su nivel de ingresos ordinarios o ventas.
En todo caso, se entenderá que la disminución es persistente si durante dos trimestres con-
secutivos el nivel de ingresos ordinarios o ventas de cada trimestre es inferior al registrado
en el mismo trimestre del año anterior.
Se entiende que concurren causas técnicas cuando se produzcan cambios, entre otros,
en el ámbito de los medios o instrumentos de producción; causas organizativas cuando se
produzcan cambios, entre otros, en el ámbito de los sistemas y métodos de trabajo del per-
sonal o en el modo de organizar la producción, y causas productivas cuando se produzcan
cambios, entre otros, en la demanda de los productos o servicios que la empresa pretende
colocar en el mercado.
§22. Fases procedimentales. El art. 7.6 LISOS considera infracción grave la modifica-
ción de las condiciones sustanciales de trabajo impuesta unilateralmente por el empresario
sin acudir a procedimiento legalmente previsto.
Dicho procedimiento requiere del cumplimiento de las exigencias previstas en el art.
82.3 ET, en concreto, deberá evacuarse un previo periodo de consultas de acuerdo con lo
establecido en el art. 41.4 ET. Del desarrollo de dicho período podrá resultar la existencia
o no de acuerdo.
Caso práctico 22.25. ¿La empresa debe aportar a los representantes de los trabajadores algún tipo de
documentación durante el período de consultas?
Respuesta. La SAN 19-3-2013 (Proc. 21/2013), señala que la omisión legal en esta materia, «no com-
porta en absoluto, que las empresas estén eximidas de aportar la documentación necesaria para que el período
de consultas alcance sus fines, que habrá de versar sobre las causas motivadoras de la decisión empresarial y la
posibilidad de evitar o reducir sus efectos, así como sobre las medidas necesarias para atenuar sus consecuen-
cias para los trabajadores afectados». En efecto, al no regularse específicamente el deber de información para
los períodos de consultas en los procedimientos de los artículos 40, 41 y 82.3 ET, «deben aplicarse las reglas
del art. 64.1 ET, que regula las exigencias generales sobre información y consulta a los representantes de los
trabajadores. Dicho precepto entiende por información la transmisión de datos por el empresario al comité de
empresa, a fin de que este tenga conocimiento de una cuestión determinada y pueda proceder a su examen,
entendiéndose por consulta el intercambio de opiniones y la apertura de un diálogo entre el empresario y el
comité de empresa sobre una cuestión determinada, incluyendo, en su caso, la emisión de informe previo por
parte del mismo».
Lección 22. El convenio colectivo estatutario (I) 753
Respuesta. La SAN 28-1-2013 (Proc. 316/2012), ha resuelto que los laudos arbitrales se podrán impug-
nar «por los motivos y procedimientos» contemplados en los artículos 163 y sigs. LJS para la impugnación de
convenios por ultra vires y por vicios in procedendo, remitiéndose, por añadidura, a las reglas del art. 165 LJS.
Caso práctico 22.27. ¿Es constitucional el arbitraje de la Comisión Consultiva Nacional de Convenios
Colectivos?
Respuesta. La STC 119/2014, de 16 de julio, considera que la previsión cuestionada se justifica por la
necesidad de resolver eficazmente el desacuerdo entre empresa y trabajadores en las medidas de flexibilidad
interna que aquella pretende adoptar para hacer frente a una situación de dificultad económica o necesidad de
adaptación, con la finalidad de ajustar la regulación a la situación y defender la productividad; se evitaría así la
extinción de puestos de trabajo, máxime en un contexto sociolaboral en el que la reducción de la ele-vada tasa
de desempleo constituye un objetivo prioritario para los poderes públicos. Son, pues, intereses constitucionales
vinculados a la salvaguarda de la competitividad y viabilidad empresarial como mecanismo para favorecer el
mantenimiento del empleo, los que permiten concluir que la intervención decisoria o arbitral diseñada en el art.
82.3 LET goza de justificación legítima.
Lección 23
El convenio colectivo estatutario (II)
ÍNDICE: 1. LA APLICACIÓN EN EL TIEMPO DEL CONVENIO COLECTIVO. §1. La temporalidad del convenio colecti-
vo. §2. La entrada en vigor del convenio colectivo. §3. Denuncia. §4. Tácita reconducción. §5. La «ultractividad»
del convenio. §6. La sucesión de convenios colectivos. 2. LA ADMINISTRACIÓN DEL CONVENIO COLECTIVO. §7.
La designación de una comisión paritaria representativa de las partes negociadoras. 3. LA INTERPRETACIÓN DEL
CONVENIO COLECTIVO. §8. Criterios de interpretación del convenio. 4. LA ADHESIÓN A UN CONVENIO CO-
LECTIVO. §9. La adhesión a un convenio colectivo. 5. LA EXTENSIÓN ADMINISTRATIVA DE LOS CONVENIOS CO-
LECTIVOS Y ORDENANZAS DE EMERGENCIA. §10. La extensión administrativa de convenios colectivos. §11. Las
ordenanzas de emergencia. 6. LA ESTRUCTURA DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA EN ESPAÑA: CONCURRENCIA
DE CONVENIOS Y ACUERDOS INTERPROFESIONALES. §12. Concepto y factores determinantes de la estructura
de la negociación colectiva. §13. Situaciones de concurrencia conflictiva (I). Prohibición de concurrencia entre
convenios estatutarios. §14. Situaciones de concurrencia conflictiva (y II). Excepciones a la regla general de prohi-
bición de concurrencia entre convenios estatutarios. §15. La determinación del convenio aplicable en la empresa.
Situaciones de concurrencia no conflictiva. §16. Supuestos especiales de conflictos entre convenios (I). Conflictos
entre convenios estatutarios y extraestatutarios. §17. Supuestos especiales de conflictos entre convenios (y II).
Convenio colectivo aplicable en situaciones de transmisión de empresas. 7. LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA EN LA
FUNCIÓN PÚBLICA. §18. La negociación colectiva en la función pública.
determinado en cuanto contenido mínimo del convenio, tal y como exige el art. 85.3 d) ET.
Esta libertad de pacto se manifiesta de diversos modos (González Ortega):
1º) Establecimiento de una duración global del convenio. La duración del convenio vendrá
expresada en términos temporales, normalmente en años, bien de forma directa, estable-
ciendo los concretos años en los que el convenio estará en vigor; bien de forma indirecta,
al fijar la fecha concreta de fin de su vigencia, de modo que el convenio durará hasta esa
fecha a contar desde la firma del mismo, al margen de lo que pueda establecerse acerca de
la retroactividad de sus contenidos. El ET es especialmente respetuoso con la autonomía
colectiva al no establecer una duración mínima en ausencia de pacto o mención al respecto.
La práctica habitual sitúa la duración media de los convenios colectivos en nuestro país en
los tres años.
2º) Instrumentos de actualización interna del convenio. La práctica convencional ha in-
troducido diversas técnicas que permiten el ajuste del convenio durante su vigencia. Estos
mecanismos sirven para dotar al texto convencional de una mayor flexibilidad y adapta-
bilidad en los puntos en los que el convenio es más sensible al paso del tiempo (salarios y
jornada, típicamente). Los mecanismos más utilizados son la revisión y el escalonamiento
de vigencias:
a) Como ha señalado el Tribunal Constitucional, «la llamada revisión no es otra cosa que
la nueva negociación de un grupo homogéneo de materias» (STC 73/1984; 184/1991,
213/1991). La revisión del convenio supone una actividad, llevada a cabo por los firmantes
del convenio o sus representantes, con la finalidad de adaptar o actualizar los contenidos
convencionales en base a la delegación existente en el propio acuerdo. Típicamente, con la
finalidad de evitar posibles pérdidas de poder adquisitivo de los trabajadores, los firmantes
incluyen en sus acuerdos cláusulas de revisión salarial de tipología diversa.
b) La ley permite establecer duraciones distintas para cada materia o grupo homogéneo
de materias [vigencias escalonadas] o, incluso, duraciones indefinidas para todas o parte
de las materias acordadas. Resulta cada vez más frecuente que los convenios colectivos,
fundamentalmente los sectoriales de ámbito nacional, establezcan períodos de duración
plurianual de 2, 3, 4 e incluso 5 años; en estos casos el convenio suele prever vigencias
distintas, normalmente anuales, para determinadas materias, tales como salario, jornada y
clasificación profesional.
§2. La entrada en vigor del convenio colectivo. Corresponde a las partes negociadoras
la fijación de la fecha de la entrada en vigor del convenio colectivo (art. 90.4 ET), fecha que
podrá ser la de publicación oficial del convenio, o cualquier otra anterior o posterior.
1º) Retroactividad. Habitualmente, las partes retrotraen la vigencia del convenio a fe-
cha anterior a la de su publicación oficial e, incluso, a la de su firma. Esta retroactividad
puede ser de algunas semanas, de varios meses o incluso de más de un año. Ello se debe
a que las negociaciones suelen prolongarse durante varios meses después de concluida la
vigencia del anterior convenio; o a la incertidumbre en cuanto a la fecha de publicación o
al deseo de que el término de vigencia coincida con los años naturales o se establezca por
años completos, lo cual guarda estrecha relación con los incrementos salariales anuales.
Lección 23. El convenio colectivo estatutario (II) 757
Ejemplo. El Convenio colectivo estatal de artes gráficas, manipulados de papel, manipulados de cartón,
editoriales e industrias auxiliares, que fue suscrito con fecha 26 de mayo de 2015 y publicado en el BOE el 15
de julio de 2015, dice que entra en vigor desde el día 1 de enero de 2014 (art. 2.1).
2º) Efectos en la retribución. La producción de efectos retroactivos del convenio tiene especial
relevancia en materia salarial. Es frecuente en aquellos convenios que se firman muy avanzada la
anualidad a cuyo inicio venció el anterior convenio, establecer la retroactividad de los incremen-
tos retributivos que reconoce el nuevo convenio al momento en que terminó la vigencia de las
retribuciones establecidas en el precedente. Corresponde a los sujetos negociadores establecer, en
estos casos, los criterios a los que debe sujetarse la empresa para compensar los atrasos resultantes.
En todo caso, dicho efecto resulta aplicable a todos los trabajadores que prestaban servicios en
la empresa, aunque los contratos se hubieran extinguido antes de la publicación del convenio
(STSJ Canarias, Las Palmas 30-4-2004, Rº 1478/2001).
Caso práctico 23.1. El convenio colectivo establecía que los efectos económicos de su régimen retributivo
se retrotraerían al 1-1-1991, pero sólo para los trabajadores en activo en la fecha de firma del convenio (12-9-
1991) y para los que se les hubiera reconocido una pensión de incapacidad permanente con posterioridad a
la primera de las fechas citadas. Quedaban así excluidos de los beneficios derivados de la retroacción los tra-
bajadores que, habiendo prestado servicios desde 1-1-1991 hasta el 12-9-1991, cesaron antes de esta última
fecha, con la única excepción de los que pasaron a ser pensionistas de invalidez. ¿Es posible esta regulación?
Respuesta. Las facultades para establecer efectos retroactivos están limitadas por la Constitución, buen
ejemplo es el supuesto que resuelve la STS 11-10-1994 (RJ 7764) en relación con el principio de igualdad.
La sentencia considera que en la determinación de su eficacia retroactiva el convenio colectivo está sometido
al principio de igualdad y que éste impide utilizar como criterio de diferenciación a estos efectos un dato es-
trictamente temporal referido al momento del cese, cuando el cese no afecta al período de efectiva prestación
de servicios.
§4. Tácita reconducción. Los posibles vacíos de regulación que puede producir el carácter
temporal del convenio se cubren con dos instituciones específicas: la prórroga del convenio no
denunciado (art. 86.2 ET) y la ultraactividad del convenio denunciado (art. 86.3 ET).
1º) Prórroga anual. El art. 86.2 ET establece, para el caso de no denunciarse un conve-
nio, su prórroga de año en año, salvo pacto en contra de las partes. El mecanismo citado
coincide en sus líneas básicas con la figura civil de la «tácita reconducción». Dicha regla
de la prórroga automática del convenio colectivo, como ha señalado el Tribunal Supremo,
supone «la continuación del convenio en su totalidad». Lo que no supone, en cambio, es el
nacimiento de obligaciones nuevas no contenidas en el texto cuya obligatoriedad se prorro-
ga, como pudieran ser su revisión o la aplicación de incrementos salariales no expresamente
previstos como incremento salarial (STS 21-1-2003, Rº 1710/2002).
2º) Exigencia de denuncia. Una vez prorrogado el Convenio, habrá de ser correctamente
denunciado, para que no se vuelva a prorrogar.
Lección 23. El convenio colectivo estatutario (II) 759
§5. La «ultraactividad» del convenio. Establece el art. 86.3 ET que: “la vigencia de un
convenio colectivo, una vez denunciado y concluida la duración pactada, se producirá en los
términos que se hubiesen establecido en el propio convenio”. Se elimina con ello la mención
a la confusa diferencia entre cláusulas “obligacionales” y contenido “normativo” del conve-
nio colectivo que tradicionalmente se había venido utilizando en nuestro ordenamiento y
que permitía distinguir qué condiciones conservaban su vigencia y cuáles la perdían una
vez denunciado el convenio. Se dispone, únicamente, que “durante las negociaciones para
la renovación de un convenio colectivo, en defecto de pacto, se mantendrá su vigencia, si
bien las cláusulas convencionales por las que se hubiera renunciado a la huelga durante la
vigencia de un convenio decaerán a partir de su denuncia”.
Las partes podrán adoptar “acuerdos parciales” para la modificación de alguno o algunos
de sus contenidos prorrogados con el fin de adaptarlos a las condiciones en las que, tras la
terminación de la vigencia pactada, se desarrolle la actividad en el sector o en la empresa”,
teniendo estos acuerdos “la vigencia que las partes determinen”.
En todo caso, “mediante los acuerdos interprofesionales de ámbito estatal o autonómico,
previstos en el artículo 83 ET, se deberán establecer procedimientos de aplicación general y
directa para solventar de manera efectiva las discrepancias existentes tras el transcurso de los
plazos máximos de negociación sin alcanzarse un acuerdo, incluido el compromiso previo
de someter las discrepancias a un arbitraje, en cuyo caso el laudo arbitral tendrá la misma
eficacia jurídica que los convenios colectivos y sólo será recurrible conforme al procedimien-
to y en base a los motivos establecidos en el art. 91 ET”.
Los mencionados acuerdos profesionales “deberán especificar los criterios y procedimien-
tos de desarrollo del arbitraje, expresando en particular para el caso de imposibilidad de
acuerdo en el seno de la comisión negociadora el carácter obligatorio o voluntario del so-
metimiento al procedimiento arbitral por las partes; en defecto de pacto específico sobre el
carácter obligatorio o voluntario del sometimiento al procedimiento arbitral, se entenderá
que el arbitraje tiene carácter obligatorio”.
Finalmente, el art. 86.3 ET precisa que “transcurrido un año desde la denuncia del conve-
nio colectivo sin que se haya acordado un nuevo convenio o dictado un laudo arbitral, aquél
perderá, salvo pacto en contrario, vigencia y se aplicará, si lo hubiere, el convenio colectivo
de ámbito superior que fuera de aplicación”. A destacar que se admite el pacto en contrario.
Caso práctico 23.2: ¿Cuál debe ser considerado el «convenio de ámbito superior» aplicable?
Respuesta. Al utilizar la Ley la expresión «ámbito superior», se está refiriendo a los convenios colectivos
que, incluidos dentro de una concreta estructura sectorial de negociación, se sitúen en un ámbito territorial o
funcional más amplio de aquel que ocupa el convenio en situación de eficacia claudicante. A partir de ese
momento, las partes quedan sujetas a las vicisitudes del convenio que sea considerado como «superior». De
este modo, en caso de perder aquel su vigencia, ello podría dar lugar a un encadenamiento de situaciones,
pasando por ejemplo de un convenio provincial desaparecido al autonómico y, si este perdiese también su
vigencia, al estatal. La respuesta legal exigirá, igualmente, en aquellos casos en los que, decaída la vigencia
de un convenio exista, no uno, sino varios convenios superiores de posible aplicación, por ejemplo uno estatal
y otro de comunidad autónoma, acudir a las reglas generales de concurrencia que proporciona el artículo 84
ET y, a partir de las mismas, delimitar el convenio que deberá operar como aplicable.
760 Jesús R. Mercader Uguina
El problema se plantea cuando no hay convenio colectivo de ámbito superior aplicable. Puesto
que la doctrina consolidada y tradicional afirmaba que el convenio colectivo no genera condicio-
nes más beneficiosas, la solución con más argumentos a favor es la aplicación de las condiciones
laborales configuradas legal o reglamentariamente como de derecho necesario relativo o supleto-
rio. De este modo, y en ausencia de otra previsión alternativa, perderían su vigor las condiciones
salariales, estructura profesional, tiempo de trabajo, descansos o permisos, régimen disciplinario,
beneficios sociales y acción asistencial o, en fin, el ejercicio de los derechos colectivos vinculados a
las mejoras de la acción sindical, establecidas en el convenio colectivo que ha alcanzado su térmi-
no final de vigencia. No obstante, seguirían resultando de aplicación los pactos o acuerdos colec-
tivos a nivel de empresa o inferior en sus propios términos; o, en fin, los acuerdos y condiciones
más beneficiosas adquiridas con anterioridad a título individual o colectivo por los trabajadores
sin que tenga tal consideración el convenio que ha concluido su vigencia.
No es esta solución, sin embargo, la adoptada por el TS en su sentencia de 22 diciembre
2014 (Rº 264/2014). Según esta importante y controvertida decisión, de lo que se trata es
de colmar una laguna legal consistente en que el legislador no ha dicho absolutamente nada
respecto de la cuestión de cómo regular los derechos y obligaciones de las partes cuando no
hay convenio de ámbito superior aplicable. A partir de esta premisa, la mayoría de la Sala de
lo Social concluye que la mejor solución es la llamada “conservacionista”, “según la cual dichas
condiciones laborales (expresión equivalente, aunque más breve, a la más precisa de: los res-
pectivos derechos y obligaciones de las partes) que venían rigiendo con anterioridad a la pér-
dida de vigencia del convenio colectivo en cuestión deberán mantenerse puesto que forman
parte del sinalagma contractual establecido entre las partes”. El propio TS se pregunta si esta
tesis contradice “el mandato del legislador de que el contenido normativo de dicho convenio
colectivo pierda su vigencia”. La respuesta de la propia Sala es que no: “Ni muchísimo menos.
Desde luego que el convenio colectivo pierde su vigencia y, por ende, dejará de cumplir esa
función nomofiláctica que es la propia de nuestro sistema jurídico, que ya hemos descrito. Por
consiguiente, esas condiciones contractuales, carentes ya de ese sostén normativo del mínimo
convencional, podrán ser modificadas, en su caso, por la vía del art. 41 ET, sin más limitacio-
nes que las de origen legal pues, insistimos, las limitaciones dimanantes del convenio colecti-
vo, si no hay otro superior, han desaparecido. Y, por la misma razón, los trabajadores de nuevo
ingreso carecerán de esa malla de protección que brindaba el convenio fenecido”.
Caso práctico 23.3. Los convenios pactados antes de la reforma en los que está contemplada su prórroga
hasta la firma de uno nuevo: ¿seguirán vigentes a pesar de que haya transcurrido el plazo de un año fijado en
la DT 4ª Ley 3/2012?
Respuesta. La STS 17-3-2015. (Rº 233/2013), “entiende que si un convenio colectivo, suscrito con ante-
rioridad a la entrada en vigor de la Ley 3/2012, contiene una cláusula que prevea que una vez finalizado el
periodo de vigencia y denunciado el convenio, permanecerán vigentes las cláusulas normativas hasta que se
produzca la entrada en vigor de un nuevo convenio que haya de sustituirle, tal cláusula es el "pacto en contrario"
al que se refiere el último párrafo del apartado 3 del artículo 86 ET”.
§6. La sucesión de convenios colectivos. La sucesión de convenios dentro del mismo ám-
bito sigue el principio de modernidad que supone la sustitución de un convenio por otro (STS
16-12-1994, Rº 1391/2001 y 22-6-2005, Rº 2783/2004). El convenio posterior deroga en su
Lección 23. El convenio colectivo estatutario (II) 761
integridad al anterior, salvo los aspectos que expresamente se mantengan (art. 86.4 ET), pudién-
dose disponer sobre los derechos reconocidos en aquel (art. 82.4 ET). Esta posibilidad viene,
además, cubierta en nuestro ordenamiento laboral por la inexistencia de un principio de irreversi-
bilidad de condiciones tanto para las normas estatales como para las colectivas (STS 11-5-1992,
Rº 1918/1991); sin que quepa alegar tampoco el principio de irretroactividad de disposiciones
restrictivas de derechos individuales que consagra el art. 9.3 CE, ya que este principio tiene un
alcance distinto (entre otras SSTC 42/1986; 227/1988).
Caso práctico 23.4. Varios trabajadores comenzaron a disfrutar de la jubilación anticipada y venían per-
cibiendo una pensión complementaria hasta los 65 años con arreglo a las previsiones de un convenio colectivo
concluido en 1983. Estos trabajadores dejaron de percibir dicha pensión en 1994 y reclamaron su pago ante
el Juez de lo Social correspondiente, viendo reconocida su pretensión. Los trabajadores continuaron percibien-
do la citada pensión complementaria hasta que en el año 2000 se aprobó un nuevo convenio colectivo que
establecía un único pago complementario equivalente a tres mensualidades para este tipo de trabajadores
que sustituía a la pensión periódica complementaria que venían percibiendo. Los trabajadores interpusieron
una demanda ante el Juzgado de lo Social alegando que su derecho a una pensión complementaria no podía
verse afectado por un nuevo convenio colectivo en cuya negociación no habían participado ya que ésta se
había llevado a cabo entre los representantes de los trabajadores en activo y la empresa. El Juzgado estimó
parcialmente la demanda y condenó a la empresa. La empresa recurrió en casación ante el Tribunal Supremo
¿Cabe estimar la citada pretensión?
Respuesta. La STS 8-4-2005 (Rº 1859/2003) admitió el recurso interpuesto por la empresa, anuló la
decisión recurrida y desestimó las demandas de los recurrentes. El Tribunal Supremo, con cita del art. 82.4 ET,
señaló que el legislador español había optado por un sistema que primaba la libertad de negociación colectiva
sobre los compromisos adquiridos en virtud de los convenios colectivos anteriores, independientemente de la
naturaleza de los derechos afectados. El Tribunal consideró, por tanto, que los derechos reconocidos por un con-
venio colectivo anterior podían dejar de ser efectivos cuando eran objeto de una revisión por un convenio co-
lectivo posterior, salvo disposición en contrario. En la medida en que el convenio colectivo no contenía ninguna
disposición relativa a su aplicación en el tiempo o su intangibilidad frente a convenios posteriores, estas mejoras
podían ser modificadas o anuladas por un convenio colectivo posterior, conforme al art. 82.4 ET. Los deman-
dantes decidieron acudir al TEDH, alegando violación del art. 1 del Protocolo 1 del Convenio Europeo de
Derechos Humanos. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos en su sentencia de 2-2-2010, Asunto Aizpurúa
Ortiz y otros contra España, avala la tesis mantenida por el Tribunal Supremo. El TEDH estima que las medidas
derivadas del nuevo convenio y aplicadas por el TS no resultan desproporcionadas y no violan el art. 1 CEDH.
Respuesta. No es fácil la determinación de cuándo se está ante actos de negociación, pero al respecto
la jurisprudencia ha sido muy restrictiva en cuanto a las competencias de las comisiones paritarias y así se
han considerado tradicionalmente como ejemplos de negociación y, por tanto, de funciones que no pueden
asumir estas comisiones, anulándose los preceptos convencionales al respecto establecidos, materias como
las siguientes: la modificación de las bases para las convocatorias de puestos de trabajo y contratación, las
modificaciones retributivas, la aprobación de nuevos incrementos salariales o mejoras retributivas, la crea-
ción de nuevos grupos profesionales, la definición de las funciones, la determinación de la aplicación del
convenio a colectivos no incluidos inicialmente en el mismo, la determinación de sistemas alternativos para la
realización de trabajos de superior e inferior categoría, el establecimiento de regímenes de jornada, de guar-
dias, etc. (STS 10-6-2003, Rº 67/2002, y STSJ Madrid 18-9-2003, Rº 3239/2003, entre otras), siendo
paradigmático el caso del establecimiento de nuevos grupos, diferenciándose claramente entre la creación
de las mismas, que no puede ser atribuida a la comisión paritaria (SSTS 15-12-1994, Rº 540/1994 y 28-1-
2000, Rº 1760/1999), y la labor de concretar o perfilar las definiciones de las ya existentes o de solventar
los problemas aplicativos que se planteen o de determinar cómo se utilizan en relación con los trabajadores
de nueva incorporación, funciones que sí que pueden considerarse como meramente aplicativas (STS 28-1-
2000, Rº 1760/1999).
Caso práctico 23.6. ¿Qué tipo de intervenciones pueden ser consideradas como de administración del
convenio?
Respuesta. Se han considerado como actividades de complemento del convenio jurídicamente admisibles:
determinar cómo se realiza la aplicación de la jornada anual pactada o especificar a efectos de unas bolsas
de horas pactadas en el convenio la referencia del mismo a «otras situaciones derivadas de la designación
del servicio» (STSJ País Vasco 25-2-2003, Rº 28/2003), o incorporar modificaciones en el texto del conve-
nio para recoger los acuerdos negociados en otros ámbitos por los sujetos legitimados (STS 30-10-2001, Rº
2070/2000), e incluso se han admitido actuaciones que, aunque no se ajustan literalmente a lo establecido
en el texto convencional, no contravienen el mismo y se integran adecuadamente en el conjunto del convenio o
en las reglas generales establecidas en él (STS 13-3-2002, Rº 119620/01).
5º) Eficacia de los acuerdos. El art. 91.4 ET establece que “las resoluciones de la comisión
paritaria sobre interpretación y aplicación del convenio tendrán la misma eficacia jurídica y
tramitación que los convenios colectivos regulados en la presente Ley”.
en la interpretación del convenio colectivo, JL, 2005, nº 21, pp. 47 a 61. MONTOYA MELGAR, A., “La inter-
pretación del convenio colectivo”, RMTIN, nº 68, 2007.
intención de las partes, debe prevalecer esta última; intención que cabrá deducir tanto de
actos coetáneos —entre ellos, las manifestaciones de las partes en el curso de la negociación,
como posteriores— entre ellos los de la comisión de seguimiento y control creada en el
propio convenio, a fin de esclarecer su completo significado.
c) No cabrá, por otro lado, la interpretación analógica para cubrir las lagunas del convenio
colectivo aplicable (STS 9-4-2002, Rº 1234/2001). El art. 4.2 CC excluye la aplicación de
la analogía a las normas temporales, y sin duda el convenio colectivo tiene este carácter. Por
otra parte, el art. 1283 CC no autoriza a comprender en un contrato, cualquiera que sea
la generalidad de sus términos, cosas distintas y casos diferentes de aquellos sobre los que
los interesados se propusieron contratar. De lo dicho se deduce que, al margen de lo que
constituye el contenido mínimo a que se refiere el art. 85 ET, no puede apreciarse en los
convenios colectivos la existencia de lagunas en sus cláusulas normativas que sea necesario
colmar con cláusulas del propio pacto colectivo, cuando la ausencia de norma se refiera al
contenido puramente facultativo, es decir, en aquellos aspectos sobre los que los negocia-
dores pueden pactar o abstenerse de hacerlo pero, en cualquier caso, no es posible, como se
dice, acudir a la analogía para suplir vacíos normativos con la aplicación de las cláusulas del
mismo convenio.
sión del convenio colectivo. Probablemente, la regla de legitimación señalada esté anunciando
el inicio de un proceso que lleve, con el tiempo, a la desaparición de este procedimiento.
4º) Procedimiento de extensión. El procedimiento de extensión viene concretado en el RD.
718/2005.
a) Competencia. De conformidad con la doctrina constitucional y tal como prevé el art.
92.2 ET, el art. 2 RD. 718/2005 establece la competencia del Ministerio de Empleo para
tramitar y resolver los procedimientos de extensión cuando su ámbito abarque todo el te-
rritorio del Estado o el territorio de más de una Comunidad Autónoma. Corresponderá a
las Comunidades Autónomas los actos de extensión de convenios colectivos cuyo ámbito se
circunscriba al de la Comunidad Autónoma o inferior a éste.
b) Iniciación del procedimiento. Se iniciará a instancia de los legitimados (quienes os-
tenten tal condición de conformidad con lo dispuesto en el Título III para la negociación
de convenios colectivos), debiéndose acompañar la solicitud de la documentación a que
se refiere el art. 4.1 RD. 718/2005. La iniciación del procedimiento debe hacerse pública,
anunciándose en el BOE o en su caso en el diario oficial de la comunidad autónoma y en
uno de los «diarios de mayor circulación en el ámbito territorial para el que se solicita» (art.
4.2 RD. 718/2005)
c) Tramitación del procedimiento. Las organizaciones empresariales y sindicales más re-
presentativas tanto a nivel estatal como autonómico deberán emitir un informe sobre la nece-
sidad de proceder a la extensión o si, por el contrario, estiman que no concurren las causas que
lo justifican. Asimismo, se especifica que para los supuestos en los que el órgano competente
fueran las Comunidades Autónomas, se solicitará el informe a las asociaciones empresariales y
sindicatos más representativos a nivel estatal, así como a las de ámbito autonómico si las hu-
biere (art. 6.1 RD. 718/2005). El plazo con el que cuentan las organizaciones sindicales y em-
presariales para emitir sus informes se establece en 15 días naturales (art. 6.2 RD. 718/2005).
A pesar de que se trata de informes preceptivos, su ausencia no impedirá que se prosiga la
tramitación del procedimiento (art. 83.3 LRJPAC y art. 7.1 RD. 718/2005).
(a) Cumplido el trámite anterior o agotado el plazo otorgado a las organizaciones em-
presariales y sindicales para emitir los informes preceptivos, el órgano instructor solicitará
la intervención de la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos o el órgano
análogo de la comunidad autónoma cuando el ámbito del procedimiento de extensión sea el
propio de la Comunidad Autónoma o inferior (art. 7 RD. 718/2005). En los procedimientos
que sean de competencia de los órganos correspondientes de las comunidades autónomas, se
podrá solicitar la intervención bien a la CCNCC, bien al «órgano consultivo similar» propio
(art. 7.2). El informe de la CCNCC tiene carácter determinante, de modo que no podrá con-
tinuarse el procedimiento de extensión en tanto no se haya emitido dicho informe.
(b) Recibido el informe de la CCNCC se dará por concluida la instrucción del proce-
dimiento. De conformidad con lo previsto en el art. 92.2 ET, el órgano competente para
resolver la extensión dictará la resolución y la notificará en el plazo de tres meses a contar
«desde la fecha en que la solicitud hubiere tenido entrada en el correspondiente registro o,
en su caso, de su subsanación» (art. 8 RD. 718/2005). Transcurrido el referido plazo, se
entenderá denegada la solicitud.
770 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STS 18-9-2013 (Rº 33/2013) declara que el aplicable es el XX CC Nacional de contratas
ferroviarias, por aplicación del artículo 84.1 ET (principio prior in tempore), añadiendo que las fechas a compa-
rar no son las de uno y otro Convenio respectivamente vigentes, sino las del primer convenio, antecesor de los
sucesivos y hasta el ahora vigente, en que la unidad de negociación en cuestión quedó constituida incluyendo
en su ámbito la materia debatida.
a) Lo que contiene el art. 84.1 ET no es, según reiterada jurisprudencia, una regla de
prohibición de las negociaciones, sino una garantía de no afectación, que determina una
preferencia del convenio anterior. La regla de prohibición de concurrencia no impide que
se negocie o entre en vigor otro convenio de ámbito más amplio (la regla legal presupone,
precisamente, esa situación), siempre que quede preservada la regulación establecida en el
convenio anterior todavía vigente.
Caso práctico 23.8. ¿Puede considerarse que el Acuerdo Marco del Grupo Repsol invade el territorio
convencional de determinados convenios de las empresas del grupo, y específicamente el convenio de Repsol
Químicas, SA?
Respuesta. La STS 28-10-1999 (Rº 3441/1998) confirma la validez del Acuerdo-Marco del grupo Repsol
para 1997 cuestionado, razonando el Tribunal que el art. 84 ET no impide que se negocie un convenio de
ámbito más amplio siempre que se preserve la regulación mínima establecida en el que se encuentra vigente.
Lección 23. El convenio colectivo estatutario (II) 773
Respuesta. Para la STS 7-4-1994 (RJ 1994/3233), este razonamiento no puede aceptarse: el ámbito del
convenio de panaderías se extiende a «todos los trabajadores que prestan servicios en la fabricación de pan»
y las llamadas «boutiques del pan» son empresas mixtas de confitería y panadería que realizan actividades
de fabricación y venta de pan, por lo que resulta «la coincidencia de ámbitos» y la concurrencia prohibida
«mientras se encuentre vigente el de panaderías». Evidentemente, la regla en cuestión no se aplica si no llega a
darse situación de concurrencia porque el ámbito de los convenios no llega a coincidir en alguna zona, que es
precisamente lo que sucedía entre el convenio estatal de tiendas de conveniencia para el bienio 2000/2001
y el estatal de estaciones de servicio para el bienio 1999/2000 (STS 17-7-2002, Rº 4859/2000); o en-
tre el convenio para geriátricos de Asturias y el de hostelería de esa misma provincia (STS 2-12-1996, RJ
1996/8991); o entre el primer convenio de la ORA con el primer convenio para aparcamientos (STS 16-11-
2002, Rº 1218/2001); o, en fin, entre el convenio para monitores escolares de Aragón y los de hostelería
provinciales de esa Comunidad Autónoma (STS 20-5-2003, Rº 41/2002), dado que no existe, entre ellos,
correspondencia entre sus ámbitos funcionales.
Respuesta. La STS 8-6-2005 (Rº 100/2004) declara la ineficacia aplicativa del segundo convenio, en
tanto mantenga su vigencia el primero, que incluía la actividad de fabricación y montaje de rótulos luminosos
774 Jesús R. Mercader Uguina
y regía cuando aquél se suscribió. La prohibición no es de negociar un convenio con ámbito de aplicación
total o parcialmente compartido con el de otro, anterior, sino de mera garantía de no aplicación del convenio
posterior. Lo corrobora que la prohibición sea temporal, ya que limita su alcance al tiempo de vigencia del
primer convenio. Este criterio ha sido mantenido por el Tribunal Supremo, entre otras, en sus sentencias: STS 5-6-
2001 (Rº 2160/2000), apreciando concurrencia entre el primer convenio de Laboratorios de Prótesis Dental
de Castellón y Valencia y el de Prótesis Dental de Valencia, anterior, resolviendo que aquél limita su vigencia en
el ámbito concurrente (Valencia) al momento en que finalice la del otro. En la STS 27-3-2000 (Rº 2497/1999)
que declara inaplicable el convenio estatal de elaboración de pizzas y productos cocinados para su venta a
domicilio, respecto a los trabajadores que presten sus servicios en actividades destinadas, directa o indirecta-
mente, a permitir degustar las pizzas en el propio establecimiento, en relación a determinadas materias de su
regulación, por concurrir con el Acuerdo laboral estatal de hostelería.
Caso práctico 23.11. Hallándose un convenio sectorial en situación de ultraactividad ex art. 86.3 ET,
¿puede negociarse un convenio de ámbito inferior?
Respuesta. La respuesta es positiva. La STS 17-5-2004 (Rº 101/2003) considera válido el primer conve-
nio franja de los técnicos de mantenimiento de aeronaves de Air Europa, SA, estimando que no concurre con
el sectorial del transporte aéreo, al estar éste en ultraactividad, sin negociación activa y ser de ámbito superior.
Respuesta. La STS 17-6-1994 (Rº 2366/1993) considera que no se produce la concurrencia vetada en el
art. 84 ET. Es, pues, claro que el convenio impugnado fue negociado y suscrito con la habilitación del convenio
interprovincial mencionado.
Caso práctico 23.13. El art. 7 del Convenio Colectivo estatal de centros de asistencia, diagnóstico,
rehabilitación y promoción, de las personas con discapacidad, establece que «las partes firmantes reconocen
la validez de los Convenios de ámbito inferior ya existentes, cuya vigencia y aplicación no es cuestionada, y
del derecho de efectuar pactos de acomodación que habrán de ser negociados por las organizaciones más
representativas del sector». Negociado el convenio de centros especiales de empleo de Galicia se considera
concurrente con el anterior.
Respuesta. La STS 3-11-2004 (Rº 180/2003) considera que no se produce la concurrencia prohibida
por el art. 84.1 ET, dado que el estatal de ese sector laboral, anterior, permitía convenios de ámbito inferior. Su
art. 7, reconoce no sólo la validez y eficacia de los convenios de ámbito inferior, sino también la posibilidad
de realizar pacto de acomodación.
Respuesta. La STS 19-7-2007 (Rº 31/2006) considera que los arts. 51 a 58 del Convenio Colectivo de
trabajo de la industria de hostelería y turismo de Cataluña son nulos porque regulan una materia, el régimen dis-
ciplinario, regulada en el II Acuerdo Laboral de ámbito estatal del sector de hostelería. Señala, a estos efectos,
que cuando se publicó el convenio ahora impugnado, de ámbito de Comunidad Autónoma, estaba vigente el
Acuerdo de ámbito estatal que expresamente disponía en su art. 10, «estructura de la negociación colectiva»,
al amparo de lo dispuesto en el art. 83.2 ET, que las materias contenidas y reguladas en el mismo, no podrán
ser negociadas en ámbitos inferiores, estando reservadas al ámbito estatal sectorial. Si bien es posible que,
estando vigente un convenio colectivo, se puedan negociar convenios de ámbito inferior, siempre que sean de
ámbito superior al de empresa, tal como prevé el párrafo segundo del art. 84 ET, lo que efectuaron los negocia-
dores del convenio que ahora nos ocupa, Convenio colectivo de trabajo de la industria de hostelería y turismo
de Cataluña. Lo que no cabe negociar en estos convenios de ámbito inferior son las materias expresamente
declaradas «no negociables» en dicho ámbito por el párrafo tercero del art. 84 ET, entre las que se encuentra
el régimen disciplinario.
Respuesta. El Tribunal Supremo ha señalado que el referido listado no puede ser ampliado por conve-
nio colectivo o por acuerdo interprofesional, en pronunciamientos que arrancan de la STS 22-9-1998 (Rº
263/1997) y se reiteran en las SSTS 27-3-2003 (Rº 89/2002), 26-1-2004 (Rº 21/2003) y 1-6-2005 (Rº
Lección 23. El convenio colectivo estatutario (II) 777
15/2004) de modo que, «el mandato establecido en la art. 84.2 no es disponible a través de los instrumentos
contractuales mencionados en el art. 83.2 ET, siendo ineficaces los pactos en contrario, sean cuales fueren sus
ámbitos territorial y funcional», pues constituye «derecho necesario», lo que significa que no puede reconocerse
virtualidad ni eficacia a aquellos pactos o contratos que lo contradigan».
Respuesta. La SAN 10-9-2012 (JUR 2012, 306675), abordó, precisamente, el supuesto planteado en re-
lación con el mencionado V Convenio General de Derivados del Cemento. El citado pronunciamiento subraya,
en primer lugar, que los convenios colectivos han de ajustarse a la normativa vigente en el momento en que se
aprueban, «con independencia de que existieran con anterioridad o no, porque tal es el juego de la jerarquía
normativa que impera en nuestro ordenamiento jurídico». Por ello, todos los convenios colectivos vigentes (y
no solo los suscritos tras la entrada en vigor del RDL 3/2012) quedan vinculados por el marco expresamente
indisponible fijado en el art. 84.2 ET. Esa vinculación únicamente se produce ad futurum, es decir, a partir del
12-2-2012, de modo que no hay en su aplicación efectos retroactivos. A partir de dicha fecha no se deben
aplicar las prohibiciones, limitaciones preferencias impuestas a los convenios de empresa que contravengan lo
dispuesto en el art. 84.2 ET.
Caso práctico 23.17. ¿Sería la posible eliminación de la regla de subrogación convencional de personal
por un convenio colectivo de empresa concluido con posterioridad a otro sector de limpieza que la establece?
Respuesta. En este caso, al tratarse de una materia no susceptible de ser subsumida en el listado legal,
quedaría sometida a la regla general de concurrencia hasta que terminase su vigencia del convenio sectorial.
Ello significa que en aquellas materias que no quedan expresamente reservadas al nivel de empresa continúa
conservando pleno vigor la prohibición de concurrencia que admite con carácter general el art. 84.1 ET y, en
consecuencia, el efecto de la «ineficacia aplicativa» o de «mera inaplicabilidad» del convenio de empresa que
afecte o invada a otro anterior de ámbito superior.
aplicable y no el Provincial de Limpieza de Edificios y Locales, que tiene un ámbito funcional más genérico, de
lo que derivan las diferencias salariales reclamadas.
Respuesta. La STSJ Aragón 5-12-2005 (Rº 934/2005) concluye que el Convenio de aplicación es el de la
actividad principal o real preponderante de la empresa. La sentencia señala que, en este caso, la limpieza se con-
vierte en una función exclusiva en torno a la cual queda articulada la empresa codemandada y de la que deriva su
inclusión natural en el ámbito del Convenio a que sujeta las relaciones laborales con sus empleados. Carece, por
tanto, de significado identificador la naturaleza de la actividad concreta que se pueda desarrollar en los distintos
edificios en los que los encargos se prestan efectivamente No ocurre lo propio en el Convenio de Espectáculos y
Deportes, en el que el elemento definidor es precisamente esta última actividad, respecto de la que la limpieza es
meramente auxiliar y nunca referente de la singularidad por la que es usualmente reconocida.
Caso práctico 23.19. Se trata, en otro caso, de determinar la aplicabilidad del Convenio Colectivo de
Transporte de Mercancías por Carretera o del Convenio Colectivo de la Industria Química a los trabajadores
de una empresa de «multiservicios» que trasladan dentro de un complejo químico muestras de los productos
fabricados por la empresa principal.
Respuesta. La STSJ Castilla-La Mancha 6-11-2002 (R.º 1068/2001) entiende que no puede aplicarse el
Convenio Colectivo del Transporte de Mercancías por Carretera, porque éste, por esencia, comporta despla-
zamientos externos, y en este caso los portes se realizan en el seno del recinto, pero sí acepta en cambio que
se aplique la misma norma sectorial que rige para el resto de trabajadores del complejo químico, el Convenio
Colectivo General de la Industria Química, argumentando que la «tendencia normativa general y sectorial, así
como la comunitaria, va en la línea de no aceptar diferencias retributivas in peius, como ocurriría si se admitiera
que, de hacer el trabajo de recogida de muestras personal de la empresa principal, se aplicara un Convenio
más favorable, y de hacerlo personal externo, se aplique otro cuyas condiciones retributivas sean sensiblemente
inferiores y que «es también sin duda una interpretación acorde con la regulación que rige las relaciones de las
Empresas de Trabajo Temporal con sus propios trabajadores, de tal modo que no se les puede discriminar con
respecto al personal propio de la empresa usuaria (art. 11.1 LETT). Pues, aunque no nos encontremos propia-
mente ante un tipo de vinculación de estas características, de contrato de puesta a disposición, en sin duda un
tipo de relación contractual cercana la existente entre ambas empresas».
Respuesta. La STSJ Cataluña 7-2-1992 (AS 1992/795) señala que es claro que, a tenor de lo establecido
en el art. 37.1CE en relación con el art. 82.3 ET y arts. 1 y 3 del Convenio Colectivo Nacional para las empresas
de servicios auxiliares y celaduría «Servimax SA» y sus trabajadores, la trabajadora ha de regirse por el Convenio
SA». Tanto «Servimax Distribución» como «Prosegur Transportes» pertenecen al grupo de empresas «Prosegur».
«Servimax» se rige por un Convenio propio de empresa y «Prosegur Transportes» por el Convenio Colectivo de
empresas de seguridad. En el ejercicio de su actividad laboral, la actora conduce un vehículo transportando docu-
mentos bancarios, así como cupones de bonoloto que aún no han sido puestos a la venta. Las sacas y sobres que la
actora transporta le son entregados cerrados. La actora reclama la aplicación del Convenio Colectivo de empresas
de seguridad.
Respuesta. La STSJ Cataluña Lección 23. El(AS
7-2-1992 convenio
1992/795)colectivo
señala estatutario (II)que, a tenor de lo establecido
que es claro 781en
el art. 37.1CE en relación con el art. 82.3 ET y arts. 1 y 3 del Convenio Colectivo Nacional para las empresas de
servicios auxiliares y celaduría «Servimax SA» y sus trabajadores, la trabajadora ha de regirse por el Convenio
correspondiente aa las
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actividad de de servicios
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celaduría. El El principio
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de la misma misma que se dedican
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dades diversas diversas puedan regularse
puedan regularse por Conveniospor Convenios
diferentes. diferentes. Señala laque
Señala la sentencia sentencia que es
«Servimax» «Servimax» es una
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sociedadmientras
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que «Prosegur que «Prosegur Transportes»
lo es de seguridadlo es
y ladeactividad
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llevada a cabo porllevada a cabo con
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de su prestación de su
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sido la de realización la de realización
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el Convenio aplicación el Convenio
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a la empresa de tal actividada lasinempresa deobste
que a ello tal actividad sin que a
el que «Servimax
ello obste el que
Distribuciones SA»«Servimax
y «Prosegur Distribuciones
SA» integrenSA» o noy un
«Prosegur
grupo de SA» integren o no un grupo de empresas.
empresas.
A B
A
3º) Ilicitud de la renuncia al fuero convencional. Lo que no resulta lícito en ningún caso es que,
3º) Ilicitud de la renuncia al fuero convencional. Lo que no resulta lícito en ningún caso es
habiendo un Convenio colectivo que, de acuerdo con sus mandatos, es de aplicación en un determi-
que, habiendo
nado ámbito, un Convenio
se pacte, colectivo
en contrato que,
individual, de acuerdo con
el sometimiento susdemandatos,
a otro es desin
ámbito distinto aplicación
vulnerar
laenpreeminencia
un determinadoque el ámbito,
Conveniosetiene
pacte, enconsecuencia
como contrato individual,
del mandato el del
sometimiento a otro
art. 37 CE (STS de
16-6-
ámbito
1998, Rºdistinto sin vulnerar la preeminencia que el Convenio tiene como consecuencia del
4159/1997).
mandato
Caso del art. 37
práctico CE (STS
24.21. 16-6-1998,
¿Es válida Rº 4159/1997).
la cláusula incorporada a un contrato cuyo tenor literal es el siguiente: «las
partes
Casoacuerdan que23.21.
práctico dada la ¿Es
actividad
válida principal deincorporada
la cláusula la empresa anounexiste Convenio
contrato Colectivo
cuyo tenor literal de
es aplicación»?
el siguiente: «las
Respuesta.
partes acuerdan La
quemisma
dadaesla radicalmente nula edeinefi
actividad principal caz por contravenir
la empresa la prohibición
no existe Convenio rigurosa
Colectivo del art. 3.5 ET
de aplicación»?
de que el trabajador renuncie a los derechos reconocidos como indisponibles por ley o por convenio colectivo
Respuesta.
(STSJ Baleares 14-11-2005,
La misma esRºradicalmente
545/2005) nula e ineficaz por contravenir la prohibición rigurosa del art. 3.5 ET
de que el trabajador renuncie a los derechos reconocidos como indisponibles por ley o por convenio colectivo
(STSJ Baleares 14-11-2005, Rº 545/2005)
§16. Supuestos especiales de conflictos entre convenios (I). Conflictos entre conve-
nios estatutarios y extraestatutarios. En general, tanto la doctrina científica como la de
suplicación han venido entendiendo que la regla del art. 84 ET sólo resulta aplicable a los
convenios estatutarios.
782 Jesús R. Mercader Uguina
2º) Reglas de solución. Así las cosas, cabe plantearse cuál es el principio aplicable para
resolver la referida situación de concurrencia. La alternativa está en la regla del art. 3.1
c) ET, si el convenio estatutario tiene eficacia contractual, y la regla del art. 3.3 ET, si se
reconoce al convenio eficacia normativa. A tenor de la jurisprudencia de nuestro Tribunal
Supremo, tales conflictos serán resueltos atendiendo a la regla contenida en el art. 3.1
c) ET. En efecto, la STS 18-2-2003 (Rº 1/2002) ha resuelto que un pacto de eficacia
limitada no puede prevalecer ni contradecir las disposiciones de un convenio colectivo
estatutario, «por razones de jerarquía, al igual que no puede hacerlo el contrato de trabajo
individual».
en otra unidad empresarial regida por otro convenio colectivo, una dualidad de regímenes
convencionales en una misma empresa.
El principio de continuidad en la relación de trabajo no impone una absoluta congelación
de las condiciones de trabajo anteriores, ni obliga al nuevo empresario al mantenimiento
indefinido de las condiciones de trabajo previstas en el convenio colectivo que la empresa
transmitente aplicaba. Como expresa el art. 44.4 ET, la aplicación se mantendrá «hasta la
fecha de expiración del convenio colectivo de origen o hasta la entrada en vigor de otro convenio
colectivo nuevo que resulte aplicable a la entidad económica transmitida».
a) La inaplicación del convenio que regía las relaciones laborales en la empresa transmi-
tida puede terminar, en primer lugar, por «la expiración del convenio aplicable a la entidad
transmitida». Expiración, significa acción y efecto de expirar; y expirar es «acabar la vida».
La mención a la fecha de expiración ha de entenderse como la de finalización de la vigencia
inicial o prorrogada del convenio (art. 86.2 ET) (incluida, en su caso, la prórroga legal acae-
cida después de la transmisión), que el Tribunal Supremo y el TJUE extienden a los casos
de convenio en régimen de ultraactividad (art. 86.3 ET, STJUE 11-9-2014, C-328/13)
señalan las SSTS 22-3-2002 (Rº 1170/2001) y, 30-9-2003 (Rº 88/2002), que «mientras se
mantiene la vigencia de las cláusulas normativas de un Convenio Colectivo, este estará, en
todo caso, en trance de desaparición paulatina, pero no podrá decirse de él, que ha cesado
en todos sus efectos o que ha acabado su vida».
b) En segundo término, la referida inaplicación se puede producir por «la entrada en
vigor de otro convenio colectivo nuevo que resulte aplicable a la entidad económica trans-
mitida». Debe entenderse por tal, exclusivamente, la que se produce a través de los conve-
nios colectivos de eficacia general regulados en el Título III ET. De este modo, el acuerdo
extraestatutario alcanzado en el ámbito de la empresa no constituye un «convenio colec-
tivo nuevo que resulte aplicable a la entidad económica transmitida» con respecto a los
trabajadores de la antigua empresa, pues los pactos o convenios extraestatutarios no se in-
tegran en el sistema de fuentes de la relación laboral al no estar incluidos en el art. 3.1 ET,
carecen de eficacia normativa y únicamente surten efecto entre quienes los concertaron y,
finalmente, dado que de estimarse lo contrario prevalecería la autonomía de la voluntad
individual de los trabajadores sobre autonomía colectiva plasmada en un convenio (STS
12-4-2010, Rº 139/2009).
2º) Acuerdos empresa para alterar el convenio aplicable. Mediante «pacto en contrario»,
podrá alterarse también el régimen convencional aplicable a los trabajadores de la empresa
transmitida cuyo objeto es excluir la aplicación del convenio colectivo de origen. La finali-
dad de estos acuerdos es, en la práctica, unificar u homogeneizar las condiciones laborales
aplicables a todos los trabajadores de la empresa, sin necesidad de esperar a que termine la
vigencia del convenio colectivo de la entidad transmitida.
a) El art. 44.4 ET habla de pacto o acuerdo de empresa y no de convenio, queriendo
expresar con ello que su objeto es únicamente el de alteración del convenio de aplicación.
En ausencia de los supuestos anteriormente referidos, hasta que exista un acuerdo, la em-
presa no tiene potestad unilateral para modificar «el estatuto laboral de tales trabajadores
o imponerles otras condiciones distintas, aunque lo pretendiera con la loable intención
784 Jesús R. Mercader Uguina
de armonizar las diversas situaciones laborales que existen en su seno tras la subrogación»
(STS 22-3-2002, Rº 1170/2001). El precepto utiliza el término «consumada», con lo que
el acuerdo deberá ser necesariamente posterior a la transmisión siendo nulos los pactos
anteriores a la misma.
b) El precepto restringe en forma extrema los sujetos que pueden concertar ese pacto:
únicamente los representantes de los trabajadores y el nuevo titular, exigiendo que sea
un acuerdo de empresa. Con ello se descarta la validez del pacto convenido con cada
trabajador, pero también del que pueda alcanzarse a un nivel superior al de empresa
(convenios sectoriales o de ámbito territorial). El precepto no habla de representantes
legales de los trabajadores, sino representantes de éstos, por lo que parece que pueden
alcanzarlo tanto los de carácter unitario como los sindicatos, si bien en el caso de éstos
su eficacia quedará reducida a sus afiliados (sin que sea posible la adhesión de los no
afiliados, en la medida en que tampoco cabe el pacto individual). Respecto a quiénes
sean representantes unitarios tras la transmisión, debemos estar a lo que, a tal efecto, se
regula en el art. 44.5 ET.
Caso práctico 23.23. La Federación Minero metalurgia de Comisiones Obreras y los Delegados
Sindicales de UGT y USO, interpusieron la demanda de conflicto colectivo que encabeza este procedi-
miento frente a la empresa Indra Sistemas, SA. El 23-12-2002 esta empresa había absorbido por fusión a
la sociedad Indra EWS, con disolución, sin liquidación de la empresa absorbida. El conflicto afecta a los
trabajadores de la sociedad ya desaparecida e integrados en Indra Sistemas en número aproximado de
600 y que prestan servicios en Aranjuez y Cádiz. Indra EWS y sus trabajadores regían sus relaciones por
convenio colectivo de empresa que extendía su vigencia hasta 31-12-2003, habiendo sido formalmente
denunciado el 30-9 de ese año. El convenio se encontraba, por tanto, en fase de ultractividad. Los de-
mandantes reclamaban que a los trabajadores procedentes de Indra EWS se les siguieran reconociendo
determinadas dietas previstas en dicho convenio colectivo. Indra Sistemas se opone por considerar que,
encontrándose el convenio colectivo en ultractividad, a los trabajadores procedentes de Indra EWS les es
aplicable el convenio de Indra sistemas que ya existía antes de producirse la absorción.
Respuesta. La doctrina del Tribunal Supremo ha señalado en varias ocasiones que el Convenio en fase de
ultraactividad sigue obligando a la cesionaria, hasta que, después de producida la subrogación, se alcance
un pacto al respecto o entre en vigor otro Convenio que sea aplicable a dicha empresa. Cuando se habla de
«aplicación de otro convenio colectivo», no se refiere al que ya estaba vigente «ex ante» la subrogación, sino al
que pueda entrar en vigor o resulte aplicable con posterioridad a aquella y afecte a la nueva unidad productiva
integrada por los trabajadores de la cedida y la cesionaria. De este modo, se atiende la pretensión de los
sindicatos demandantes [STS 18-9-2006 (Rº 91/2005)].
forma parte del «contenido adicional» del derecho de libertad sindical de los funcionarios
públicos (SSTC 80/2000; 222/2005). Ello se lleva a cabo por dos vías diferentes dentro de
este bloque constitucional sindical o de regulación de derechos sociales colectivos:
Para el personal laboral, no cabe duda que se reconoce un derecho de negociación co-
lectiva en el marco del sistema general previsto en el Título III ET, en relación con la ga-
rantía constitucional del derecho ex art. 37.1 CE. En todo caso, esta negociación registra
particularidades derivadas de la personalidad del «empleador» (Entidades públicas), y de
la dinámica negocial (Convenio Colectivo único para el personal de la Administración del
Estado, Convenio del personal del Poder Judicial, Convenios en Comunidades Autónomas,
en corporaciones locales, etc.).
En el caso del personal de régimen de derecho administrativo, la cuestión resulta más
compleja. El EBEP reconoce también para todos los empleados públicos (incluido el perso-
nal funcionario) el derecho «a la negociación colectiva y a la participación en la determina-
ción de las condiciones de trabajo» (art. 15 b) y Capítulo IV, art. 31 a 38 inclusive EBEP).
Su reconocimiento se fundamenta en la normativa internacional (Convenios 151 y 154
OIT). Esta regulación legal de la negociación colectiva, no obstante, restringe la autonomía
colectiva imponiéndole limitaciones especialmente intensas. En la negociación colectiva
funcionarial las peculiaridades fundamentales se centran en la sindicalización total de los
sujetos negociadores del lado funcionarial, y en la imposición de límites intensos tanto en el
contenido como en el diseño más rígido de la estructura negociadora y en lo que se refiere
a la aprobación administrativa posterior como condición de validez de pacto o acuerdo
celebrado en la unidad administrativa correspondiente.
Legalmente se posibilita, con carácter excepcional, la suspensión o modificación de los
convenios colectivos y acuerdos que afecten al personal laboral, sólo cuando concurra causa
grave de interés público derivada de una alteración sustancial de las circunstancias económi-
cas (art. 32.2 EBEP). Se entenderá, entre otras causas o circunstancias, que concurre causa
grave de interés público derivada de la alteración sustancial de las circunstancias económicas
cuando las Administraciones Públicas deban adoptar medidas o planes de ajuste, de reequi-
librio de las cuentas públicas o de carácter económico financiero para asegurar la estabilidad
presupuestaria o la corrección del déficit público.
Lección 24
Las medidas de conflicto colectivo.
La huelga y el cierre patronal
ÍNDICE: 1. LAS MEDIDAS DE CONFLICTO COLECTIVO. RECONOCIMIENTO CONSTITUCIONAL Y TIPOLOGÍA.
§1. Fundamentos constitucionales del derecho de huelga. 2. LA HUELGA: TITULARIDAD Y EJERCICIO. §2.
Concepto de huelga. §3. Marco normativo del derecho de huelga. §4. Titularidad del derecho de huelga. §5.
Renuncia del derecho de huelga. 3. TIPOS O MODALIDADES DE HUELGA. §6. Tipos de huelgas. §7. Huelgas
ilegales. §8. Huelgas abusivas. Presunción iuris tantum de abusividad. §9. Huelgas con presunción iuris tantum
de licitud. 4. PROCEDIMIENTO DE EJERCICIO DEL DERECHO DE HUELGA. §10. Actuaciones previas a la convo-
catoria. §11. Declaración de la huelga. §12. Preaviso. §13. Constitución del Comité de Huelga. §14. Fijación
de los servicios de seguridad y mantenimiento. §15. Publicidad. §16. Terminación de la huelga. 5. LÍMITES AL
EJERCICIO DEL DERECHO DE HUELGA. LA HUELGA EN LOS SERVICIOS ESENCIALES PARA LA COMUNIDAD.
§17. Concepto. §18. Competencias para el establecimiento de servicios esenciales. §19. Mecánica de la de-
terminación y establecimiento de los servicios mínimos indispensables para el mantenimiento de los servicios
esenciales. 6. LOS EFECTOS JURÍDICOS DE LA HUELGA. §20. Efectos jurídicos de la huelga. §21. Efectos de la
participación de los trabajadores en una huelga lícita. §22. Efectos de la participación de los trabajadores en
una huelga ilícita. §23. Efectos de la huelga para el empresario. §24. Efectos de la huelga sobre terceros. 7. EL
CIERRE PATRONAL. §25. La facultad patronal de decretar el cierre de la empresa. §26. Causas justificadas de
cierre patronal. §27. Procedimiento del cierre. §28. Efectos del cierre patronal.
respecto a los empleadores y que la defensa de sus objetivos no se basa en fórmulas de com-
posición de interés o colaboración, sino de autodefensa».
1º) La idea de conflicto. La idea del conflicto ha constituido y constituye uno de los ele-
mentos esenciales sobre los que se ha venido asentando el fundamento de la dinámica social.
El conflicto es una de las fuerzas integrativas más potentes de los grupos sociales (Giner).
Es así que la Constitución parte de una concepción dialéctica de las relaciones de trabajo y,
por consiguiente, asigna al conflicto de intereses, cuya legitimidad general ampara, un papel
funcional dentro del sistema institucional.
2º) El reconocimiento constitucional del conflicto colectivo. El art. 37.2 CE dispone que «se
reconoce el derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar medidas de conflicto colec-
tivo. La Ley que regule el ejercicio de este derecho, sin perjuicio de las limitaciones que pue-
da establecer, incluirá las garantías precisas para asegurar el funcionamiento de los servicios
esenciales de la comunidad». La Constitución parte de que los trabajadores asalariados y los
empresarios son portadores de intereses diferenciados que se encuentran en contraposición
o conflicto estructural y que justamente el ordenamiento jurídico laboral se propone cana-
lizar. La «contraposición de intereses en el mundo del trabajo» se configura, así, como el
primero de los pilares básicos del modelo constitucional de relaciones de trabajo.
3º) Conflictos jurídicos y de intereses. Es usual distinguir entre conflictos colectivos jurí-
dicos y conflictos colectivos de intereses. El desacuerdo puede derivar de diferencias en
la interpretación de una Ley o de un convenio colectivo, y el conflicto será calificado de
jurídico. Si la discrepancia surge en la negociación colectiva (de un convenio, de un despido
colectivo), el conflicto será calificado como económico o de intereses. En una situación de
conflicto, ambas partes pueden hacer uso de determinados instrumentos de presión. Los
más característicos son la huelga, por parte de los trabajadores; y el cierre patronal, por parte
de los empresarios.
4º) La huelga como forma cualificada de conflicto colectivo. Del lado de los trabajadores,
el derecho de huelga no es más que un aspecto del derecho a adoptar medidas de conflicto
colectivo, si bien con un reconocimiento constitucional (art. 28.2 CE), que le dota de la
máxima condición de derecho fundamental (arts. 28.2 y 53.2 CE). No obstante, el art.
37.2 CE faculta a los trabajadores para adoptar medidas de conflicto colectivo distintas de
la huelga, pues ésta no es, sin duda, la única medida de conflicto posible. Tales medidas
alcanzan una protección menor que la arbitrada para el derecho de huelga pues, mientras
éste es un derecho fundamental, aquél carece de tal carácter. Entre las posibles medidas
laborales se cuentan:
a) El boicot, que consiste en negarse a comprar, vender, o practicar alguna otra forma de
relación comercial o laboral con un individuo o una empresa por parte de los participantes
en el mismo, a fin de conseguir una finalidad laboral. La palabra boicot es un anglicismo
y tiene su origen en el apellido Boycott, por el capitán Charles Cunningham Boycott, ad-
ministrador en la Irlanda de 1880 de las fincas de un terrateniente absentista. Especie del
boicot, con dimensiones estrictamente comerciales, es el label (sello o marca sindical), que
es el visto bueno que los trabajadores imprimen en los productos por ellos fabricados, ya
como significación de que el producto ha sido elaborado por obreros sindicados, ya como
Lección 24. Las medidas de conflicto colectivo 789
significación de que el artículo está fabricado sin fraude y sin materias nocivas a la salud
pública.
b) Cabe incluir también las asambleas y concentraciones; los piquetes de extensión y
explicación de la huelga y, en el contexto de una genérica no colaboración (Ojeda), toda una
serie de medidas: algunas perfectamente admisibles (negativa a la realización de horas extraor-
dinarias), y otras más dudosas (escasa diligencia en el acabado de los productos). Son medidas
de conflicto el sabotaje o atentado pero las mismas entran, lógicamente, dentro del ámbito del
Código Penal y de los delitos de daños y de incendio (arts. 263 a 267 y 351 CP).
Caso práctico 24.1. Una naviera finlandesa decide enarbolar un buque de su propiedad en Estonia,
con el propósito de ajustar las condiciones de trabajo a las de este país, argumentando dicha decisión en las
pérdidas derivadas de la competencia directa de los buques de aquel país. Ante esta situación, el sindicato
finlandés de marinos —FSU— remitió una petición a la Federación Internacional de Sindicatos de Trabajadores
de Transporte —ITF—. En ella, se instaba a todos los sindicatos afiliados a que no negociaran con Viking,
aplicando su política relativa a los pabellones de conveniencia, cuyo objetivo esencial es eliminar el dumping
social y garantizar la protección de los trabajadores y la mejora de las condiciones de trabajo. El FSU también
amenazó a Viking con la convocatoria de una huelga y la empresa se aquietó entonces a las condiciones
exigidas por el sindicato para firmar un convenio colectivo, comprometiéndose inicialmente a que el cambio de
pabellón no supusiese ningún despido. Un año después, sin embargo, la empresa presentó una demanda ante
un tribunal inglés (ya que ITF tiene su sede en Londres), para que se declarase que la medida impulsada por la
ITF y el sindicato finlandés era contraria a la libertad de establecimiento reconocida en el art. 43 TCE. En base
a lo anterior, la empresa solicitó la retirada de la circular que prohibía negociar con ella y, por otra parte, que
el sindicato finlandés no obstaculizase la libertad de establecimiento de Viking.
Respuesta. En la STJCE 11-12-2007 (Asunto Viking), el TJCE reconoce el derecho de huelga «como
Derecho Fundamental que forma parte integrante de los principios generales del Derecho Comunitario, cuyo
respeto garantiza el Tribunal de Justicia», admite que su ejercicio puede ser sometido a ciertas restricciones. Entre
las posibles limitaciones a este derecho está el de la libertad de establecimiento que constituye, en palabras
del TJCE, «uno de los principios fundamentales de la Comunidad» y considera que «una medida de conflicto
colectivo como la proyectada por el FSU tiene como consecuencia hacer menos interesante, o incluso inútil, el
ejercicio por Viking de su derecho al libre establecimiento».
Caso práctico 24.2. ¿Están renovando los trabajadores sus formas tradicionales de exteriorización del
conflicto?
Respuesta. La respuesta es positiva, véanse las siguientes manifestaciones: a) Durante las negociaciones
para la renovación del convenio colectivo interno de IBM Italia, la RSU (Rappresentenza Sindacale Unitaria)
decidió organizar la primera protesta virtual de la historia en Second Life, con la ayuda de UNI (Union Network
International - Sindicato Global) (http://www.uniglobalunion.org/SecondLife). b) CCOO lanzará un canal de
televisión por internet, Confia.tv para emitir sus propias imágenes con información sobre negociaciones colecti-
vas. c) Finalmente, téngase en cuenta la utilización de «youtube» como instrumento sindical para las reivindica-
ciones laborales: Videos de paros, huelgas o simples explicaciones de un conflicto en el seno de la empresa.
5º) Las formas empresariales de conflicto. Por otra parte, las medidas de conflicto principa-
les de los empresarios tienen como referencia el cierre patronal (lock-out), o clausura temporal
del centro de trabajo decidida por el empresario como medida de presión contra los traba-
jadores en conflicto, que constituye la medida conflictiva patronal más importante. Junto a
él cabe citar las siguientes (Sanguineti):
a) Unas, dirigidas a limitar los efectos de la huelga desde su raíz, mediante comporta-
mientos encaminados a conseguir el fracaso de la convocatoria antes de su materialización a
través de la intimidación como la advertencia a los trabajadores que pretendan adherirse a la
huelga de las consecuencias negativas que esta participación pudieran derivarse conforme a
790 Jesús R. Mercader Uguina
Ley, o a través de la alusión directa en algunos casos a su decisión de imponer las sanciones
disciplinarias que correspondan (incluido el despido).
b) Otra serie de comportamientos empresariales, aceptando como un hecho cierto la rea-
lización de la medida de presión por los trabajadores, se dirigen, bien a limitar el juego de
los mecanismos de control de la actividad de la empresa a disposición de los huelguistas, o
bien a imponer a éstos medidas especiales de vigilancia.
c) Un tercer y último grupo de actuaciones está representado por todas aquellas que
intentan, recurriendo a mecanismos de muy diverso tipo, limitar el impacto o reducir las
consecuencias o efectos económicos negativos de las huelgas, a través de la reorganización de
la producción y anticipación de los trabajos que se verán afectados por el paro, desviando la
producción o los pedidos hacia otros centros de trabajo, otras empresas del mismo grupo,
contratistas o trabajadores autónomos, o sustituyendo la prestación de los huelguistas por
otra de origen externo, interno o de carácter «virtual».
Caso práctico 24.3. En el ámbito de la empresa de transportes OCHOA de Barcelona, decenas de
camioneros TRADE exigen el reconocimiento del status legal que les permita, en el marco de la insuficiente ley
del trabajo autónomo, la negociación colectiva de sus condiciones de trabajo, las rutas, los horarios, las tarifas,
la prevención de la salud y, en última instancia, el reconocimiento al más primario de los derechos laborales, el
reconocimiento del sindicato y el derecho de coalición con garantías para sus representantes. ¿Pueden ejercer los
TRADE el derecho de huelga?
Respuesta. Los trabajadores autónomos no son titulares del derecho de huelga ex art. 28.2 CE. La LETA
se limita a señala que los trabajadores autónomos son titulares del derecho a «ejercer la actividad colectiva
de defensa de sus intereses profesionales» (art. 19.1 c) LETA). De interés es el Expediente 434/98 (actual, L.
15/2007) y 1475/96 del Servicio de Defensa de la Competencia) iniciado por denuncia de Distribuidora
Segoviana de Publicaciones SA contra la Asociación de Vendedores de Prensa y Revistas Segovianos. La cues-
tión que se dilucida en este expediente es si la Asociación de Vendedores de Prensa y Revistas Segovianos ha
infringido el art. 1 L. 16/1989, de defensa de la competencia, como estima el Servicio, por haber acordado
en asamblea que los puntos de venta cerrasen durante dos días consecutivos y recomendarlo luego, como
medio de presión en la negociación con la Distribuidora para organizar el reparto de prensa en la provincia.
La recomendación fue atendida por menos de la mitad de los puntos de venta. Los titulares de los kioscos de
periódicos formalmente son empresarios. En la práctica, señala la Resolución, la mayoría son trabajadores
autónomos; por ello, «un acuerdo como el que hoy se trata tiene más parecido con una manifestación sindical,
de las que pueden legalmente llevar a cabo los trabajadores de una empresa como medio de manifestar públi-
camente una protesta, que de un acuerdo entre empresarios apto para perjudicar la competencia que son los
que la L. 16/1989 prohíbe».
§2. Concepto de huelga. Debe entenderse por huelga «una perturbación que se produce
en el normal desenvolvimiento de la vida social y, en particular, en el proceso de producción
Lección 24. Las medidas de conflicto colectivo 791
de bienes y servicios, que se lleva a cabo de forma pacífica y no violenta, mediante un con-
cierto de los trabajadores y de los demás intervinientes en dicho proceso, que puede tener
como objeto reivindicar mejoras en las condiciones económicas o, en general, en las condi-
ciones de trabajo, y puede suponer también una protesta con repercusión en otras esferas o
ámbitos» (STC 11/1981).
Existe, por tanto, huelga cuando los trabajadores, de modo transitorio, voluntario y unila-
teral, cesan en la prestación de sus servicios, pudiendo entenderse que la misma se produce
a pesar de que los empleados acudan al centro de trabajo, siempre que, una vez en él, se
nieguen a realizar cualquier faena o tarea. Igualmente, la huelga no requiere la paralización
del trabajo por la totalidad de la plantilla de la empresa, basta con que sea una pluralidad
de operarios la que adopte concertadamente esa actitud, para que pueda decirse de ellos
que están en huelga. Por ello, no es posible hablar de huelga cuando el paro laboral indivi-
dualmente realizado se circunscriba a un cometido concreto y no al resto del trabajo (ATC
375/1986).
§3. Marco normativo del derecho de huelga. El derecho de huelga está proclamado en
el art. 28.2 CE: «Se reconoce el derecho de huelga de los trabajadores para la defensa de
sus intereses. La ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas
para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales para la comunidad». La ubicación
sistemática de este precepto en el texto constitucional determina su configuración como
derecho fundamental, su eficacia jurídica inmediata y confiere al mismo una mayor consis-
tencia (STC 123/1992). El Convenio Europeo de Derechos Humanos no recoge el derecho
de huelga, como tampoco lo hacen muchos textos constitucionales contemporáneos.
1º) Reconocimiento. La CE se limita a reconocer el derecho de huelga como un derecho
fundamental, sin definirlo, ni describirlo, de modo que es al legislador ordinario a quien
corresponde regular las condiciones de ejercicio. No obstante, el TC ha advertido que el art.
28.2 CE no establece un marco de «libertad de huelga», un modelo normativo caracterizado
por el levantamiento de prohibiciones en otro tiempo vigentes y la neutralidad del Estado,
sino que consagra un sistema de «derecho de huelga». Esto significa que «determinadas
medidas de presión de los trabajadores frente a los empresarios son un derecho de aquéllos».
Más concretamente, «es un derecho de los trabajadores a colocar el contrato de trabajo en
una fase de suspensión y de ese modo limitar la libertad del empresario, a quien se le veda
contratar otros trabajadores y llevar a cabo arbitrariamente el cierre de la empresa» (STC
11/1981).
2º) Regulación. A falta de desarrollo mediante Ley Orgánica, la normativa vigente regula-
dora del derecho de huelga está contenida en el RDL. 17/1977, sobre relaciones de trabajo,
depurado desde la perspectiva constitucional por la STC 11/1981. De este modo, la lectura,
aplicación e interpretación de la regulación del derecho de huelga contenida en el RDLRT
debe hacerse a la luz de la STC 11/1981, teniendo en cuenta las apreciaciones que este pro-
nunciamiento efectúa respecto a los distintos aspectos que definen el derecho de huelga, la
titularidad del derecho, las condiciones para su ejercicio y las consecuencias que derivan de
la participación de los trabajadores en el conflicto.
792 Jesús R. Mercader Uguina
3º) Ejercicio del derecho. El derecho de huelga goza, en cuanto derecho fundamental, de
la máxima protección frente a conductas lesivas, procedentes de cualquier sujeto, dirigidas
a limitar o evitar su ejercicio.
Caso práctico 24.4. Ante la convocatoria de huelga, el Consejero Delegado de la empresa se dirige
por correo electrónico a los trabajadores con un mensaje del siguiente tenor: «Las consecuencias de un día de
huelga van a ser gravísimas. Es seguro que supondría la cancelación de algún contrato y el correspondiente
despido de las personas involucradas (…) asumir el calendario de huelgas tendría como efecto inmediato la
cancelación de contratos de servicios por parte de algunos de nuestros clientes. Cuando esto se produzca y,
creedme, se producirá seguro (…) tendríamos que despedir a todas las personas que prestan servicio en el
contrato, y además a una parte de las que prestan soporte para esos clientes. Esto es un hecho seguro, cierto
e innegociable». ¿Constituye esta conducta una lesión del derecho de huelga o constituye una legítima manifes-
tación de la libertad de expresión?
Respuesta. La STS 12-2-2013 (Rº 254/2011) considera que este comportamiento constituye una real y
seria amenaza dirigida «no solamente a quienes de manera directa o indirecta pretendieran ejercitar el derecho
de huelga siguiendo las consignas sindicales ejerciendo presión sobre ellos sino incluso dirigida a los trabajado-
res en general de la empresa para que ejerzan presión sobre sus compañeros que pudieran ejercitar el derecho
de huelga, lo que le convierte en un acto empresarial totalmente desproporcionado tanto con respecto a las
actuaciones sindicales en el conflicto como con relación a la compatibilidad del pretendido derecho de libertad
de expresión con el normal ejercicio de los derechos de libertad sindical y de huelga»
§4. Titularidad del derecho de huelga. El derecho de huelga tiene una especial estruc-
tura pues mientras que su titularidad es de carácter individual, su ejercicio es de naturaleza
colectiva. Ello quiere decir que a cada trabajador corresponde, individualmente, la decisión
de sumarse o no a la huelga convocada, mientras que su ejercicio ha de realizarse colec-
tivamente, de forma que las facultades atinentes a tal proyección colectiva, como son la
convocatoria, la determinación de objetivos, la publicidad, la negociación y la terminación,
corresponden a determinados órganos de naturaleza colectiva.
Caso práctico 24.5. ¿En otros países es también el derecho de huelga un derecho de titularidad indivi-
dual y ejercicio colectivo?
Respuesta. Conviene reflexionar sobre el hecho de que en Francia el derecho de huelga se configura
como un derecho de titularidad individual y ejercicio individual. La Sentencia de la Cour de Casation 12-11-
1996 señaló a estos efectos que: «en los empresarios que no tengan más que un trabajador éste es el único
que puede por sí mismo presentar y defender su reivindicación profesional». En Estados Unidos, el derecho de
huelga se configura como un derecho de titularidad colectiva y ejercicio colectivo, de modo que para los tribu-
nales americanos una huelga supone combinación de personas y no una persona individual.
Lección 24. Las medidas de conflicto colectivo 793
1º) Titulares del derecho de huelga. Del tenor literal del art. 28.2 CE se deduce que «el
derecho constitucionalmente protegido es el que se atribuye a las personas que prestan
a favor de otros un trabajo retribuido, cuando tal derecho se ejercita frente a patronos o
empresarios» (STC 11/1981). Los trabajadores por cuenta ajena ligados por un contrato
de trabajo pueden ser titulares del derecho a desligarse temporalmente de sus obligaciones
jurídico-contractuales. Históricamente, este derecho ha sido privativo de los asalariados,
que lo han ejercido como una medida de fuerza para intentar paliar la subordinación inhe-
rente al contrato de trabajo.
a) Su titularidad se extiende, con aplicación del RDLRT, a los trabajadores sometidos a
una relación laboral, incluidas las de carácter especial y las que se prestan para las Adminis-
traciones Públicas y para las empresas privadas.
b) La STC 236/2007, ha señalado que la carencia de la correspondiente autorización de
trabajo no invalida el contrato de trabajo respecto a los derechos del trabajador extranjero (art.
36.3 LOE), y entre esos derechos básicos se encuentra el derecho de huelga (art. 4.1 e) ET).
En consecuencia, declara inconstitucional y nulo el inciso de la LOE «cuando estén autoriza-
dos a trabajar», por ser contrario al derecho de huelga consagrado en el art.28.2 CE.
c) Quedan excluidos los empresarios, los trabajadores autónomos o por cuenta propia,
los profesionales o los estudiantes, que sí pueden realizar paros en su actividad, responsabi-
lizándose de sus efectos, pero que no suponen ejercicio del derecho fundamental de huelga
que reconoce el art. 28.2 CE.
d) El ejercicio del derecho de huelga por el personal civil dependiente de establecimientos
militares no se regula por el RDLRT. Tampoco resulta aplicable dicha norma al personal
estatutario de los servicios de salud sino la suya específica y, en su defecto, la aplicable a los
funcionarios (L. 55/2003).
2º) Especialidades de los funcionarios públicos. Los funcionarios públicos están incluidos
en el art. 28.2 CE porque: a) El término trabajadores debe ser interpretado, en idéntico
sentido que el art. 7 CE, en sentido amplio abarcando a los funcionarios públicos. b) El art.
28.2 CE debe ser interpretado en consonancia con los textos internacionales, en concreto
con la Carta Social Europea en cuyos arts. 6.4 y 31 se reconoce el derecho de huelga de
este colectivo. c) La referencia a los servicios esenciales para la comunidad, implícitamente
está admitiendo el ejercicio de este derecho en la función pública. No obstante, el RDLRT
no les resulta de aplicación por lo que quedan sometidos a su normativa específica. A estos
efectos, el EBEP incluye el derecho de huelga de los empleados públicos como derecho
individual de ejercicio colectivo (art. 15.c).
3º) Excepciones. La regla general, por tanto, es que los funcionarios gozan del derecho de
huelga, salvo las excepciones establecidas legalmente.
a) El art. 6.8 LOFCS prohíbe con plena eficacia el ejercicio del «derecho de huelga, ni ac-
ciones sustitutivas del mismo o concertadas con el fin de alterar el normal funcionamiento
de los servicios», considerando tal actuar como falta muy grave. Tal prohibición es respe-
tuosa con el contenido constitucionalmente garantizado de los derechos fundamentales de
huelga y de igualdad (ATC 99/2009) La norma cubre en su ámbito de aplicación las Fuerzas
794 Jesús R. Mercader Uguina
y Cuerpos de Seguridad del Estado, la policía nacional (art. 8.3 a) LO 9/2015, de Régimen
de Personal de la Policía Nacional), la policía autonómica y policía local.
b) Las Fuerzas Armadas (art. 8 CE) y, por asimilación, los Institutos Armados de carácter
militar no «podrán condicionar, en ningún caso, el cumplimiento de sus cometidos a una
mejor satisfacción de sus intereses personales o profesionales ni recurrir a ninguna de las for-
mas directas o indirectas de huelga», de acuerdo con lo dispuesto en el art. 181 L. 85/1978,
de las Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas.
§5. Renuncia del derecho de huelga. El derecho de huelga es, en principio, irrenuncia-
ble. El art. 2 RDLRT establece la nulidad de aquellos pactos establecidos en los contratos
individuales de trabajo que contengan la renuncia o cualquier otra restricción al derecho
de huelga. Los convenios colectivos pueden establecer, sin embargo, «la renuncia, durante
su vigencia, al ejercicio de tal derecho» (art. 8.1 RDLRT), posibilidad que también prevé el
art. 82.2 ET. Estas cláusulas de paz laboral que pueden insertarse en los convenios no son
«una genuina renuncia» (STC 189/1993). Sólo implican un compromiso temporal a no
recurrir al ejercicio del derecho de huelga durante la vigencia del convenio, un compromiso
que es contraído por el sujeto colectivo que lo suscribe y que obliga únicamente a las partes
firmantes.
Caso práctico 24.6. El TC salva en su respuesta la objeción de irrenunciabilidad del derecho de huelga,
pero elude el problema de la fuerza vinculante de estos acuerdos en un ordenamiento como el nuestro, en el
que el derecho de huelga es de titularidad individual. ¿Están los trabajadores obligados a respetar el pacto
suscrito por quienes les representan?
Respuesta. La argumentación del TC se asienta sobre el presupuesto de que la renuncia forme parte de
una cláusula obligacional del convenio colectivo, como concesión de una parte firmante (la que interviene en
representación de los trabajadores) a la otra, a cambio de las correspondientes contrapartidas. Ello es cierto,
pero el derecho de huelga está reconocido en nuestro ordenamiento a los trabajadores de forma directa, sin que
se pronuncie sobre si queda alguna posibilidad para que quienes renuncian a su ejercicio actúen en nombre y
representación de esos titulares, con el fin de que también queden obligados por aquel pacto. Lo anterior, unido
a la naturaleza y efectos propios de las cláusulas obligacionales, obliga a entender que, en caso de renuncia,
queda intacto aquel derecho de los trabajadores; de tal manera que la eventual renuncia del sindicato o de la
representación unitaria de los trabajadores no podrá impedir que éstos acudan directamente, mediante convo-
catoria decidida, a la huelga. Esa consecuencia es congruente con el sistema de titularidad subjetiva que rige
en nuestra normativa reguladora del derecho de huelga, y preserva desde luego la eficacia de este derecho
frente al convenio colectivo. Si bien es una opción quizá más criticable desde la perspectiva del sistema de
relaciones laborales, por las distorsiones que puede originar en su funcionamiento (GARCÍA MURCIA, J., La revisión
de los convenios colectivos a través del recurso de amparo, Madrid, Tecnos, 1992, pp.170-172).
§7. Huelgas ilegales. De acuerdo con el art. 11 RDLRT, se consideran huelgas ilegales:
1º) Huelgas políticas o no profesionales. Serán aquéllas que se inicien o sostengan por mo-
tivos políticos o con cualquier otra finalidad ajena al interés profesional de los trabajadores
(art. 11 a) RDLRT). El Tribunal Constitucional ha aclarado que la huelga es un instrumen-
to de presión que puede utilizarse para «la afirmación de los intereses de los trabajadores
en los conflictos socioeconómicos» (STC 11/1981) y, en consecuencia, ha declarado la
legalidad de las huelgas dirigidas a protestar contra la política social llevada a cabo por el go-
bierno (STC 36/1993), reformas del mercado de trabajo, del sistema de protección social o
del modelo de asistencia sanitaria. Son lícitas, por tanto, las huelgas político-laborales cuya
finalidad es presionar sobre los poderes públicos con fines sociales o profesionales. En el ám-
bito de la ilegalidad se mantienen sólo las huelgas que atenten contra la seguridad interior
del Estado, esto es, aquéllas en las que se mantengan pretensiones contrarias y negadoras de
las estructuras básicas del Estado social y democrático definido constitucionalmente (por
ejemplo, abolir la estructura territorial del Estado o pretender la sustitución de la forma
política monárquica, etc…).
2º) Las huelgas de solidaridad o apoyo, salvo aquéllas que afecten al interés profesional de
quienes las promuevan o sostengan (art. 11 b) RDLRT). No es, por ello, necesario, que los
intereses perseguidos por la huelga sean exclusivamente los defendidos por los huelguistas,
sino los intereses de toda una categoría o sector de trabajadores, pues el adjetivo «profesio-
nal» ha de entenderse referido a «los intereses que afectan a los trabajadores en cuanto tales,
no naturalmente en cuanto miembros de una categoría laboral específica» (STC 11/1981).
Caso práctico 24.7. ¿Es legal la huelga de solidaridad convocada en una empresa a causa del falle-
cimiento por accidente laboral de un compañero de trabajo, con la intención de protestar por el índice de
accidentes de trabajo en la empresa?
Respuesta. La STSJ Cataluña 21-6-2007 (Rº 2587/2007) señala que la ausencia de accidentes en la em-
presa en la que se prestan servicios o en el grupo al que ésta pertenece afecta de pleno al interés profesional de
los trabajadores que prestan servicios en dicho grupo empresarial por lo que ninguna duda puede caber sobre
la calificación de huelga legal de la realizada por la actora al adherirse a la convocada. La jurisprudencia ha
venido entendiendo que no es ilegal la huelga motivada por solidaridad de otros compañeros de trabajo afec-
tando al interés profesional, como tampoco lo es cuando su motivación resulta ajena a la política (SSTS 12-2,
9-4 y 6-10-1980, RJ. 687, 2013, 3851), ni tampoco la convocada para presionar sobre la reincorporación de
dos compañeros despedidos por la empresa, habiendo sido declarados los despidos improcedentes en trámite
judicial (STS 24-10-1989, AL, 1990/67).
3º) Huelgas novatorias. Se consideran ilegales las huelgas que hubieran tenido por objeto
alterar lo pactado en un convenio colectivo, durante el periodo pactado para su vigencia
796 Jesús R. Mercader Uguina
(art. 11 c) RDLRT). Sin embargo, tal prohibición o sanción de ilegalidad carece de valor
absoluto, pues nada impide la huelga durante el periodo de vigencia del convenio colectivo
cuando la finalidad de ésta no sea estrictamente la de alterarlo, sino otras motivaciones,
como puede ser reclamar una interpretación del mismo o exigir reivindicaciones que no
impliquen modificaciones de lo convenido, resultando, por todo ello, posible reclamar una
alteración del convenio en aquellos casos en que éste haya sido incumplido por la parte
empresarial o se haya producido un cambio absoluto y radical de las circunstancias, que
permitan aplicar la llamada cláusula rebus sic stantibus (STC 11/1981).
Caso práctico 24.8. La Organización Sindical de Médicos Independientes de Galicia (OMEGA) convo-
có una huelga para toda la Comunidad autónoma de Galicia y para el colectivo de médicos sin distinción de
razón del vínculo o nivel asistencial. Se alza contra ella el Servicio Galego de Saúde pues estima que el 1-10-
2003 la mesa sectorial firmó el acuerdo sobre mejora retributiva y profesional del personal de las instituciones
sanitarias del Servicio Galego de Saúde, publicado en DOGA 28-11-2003, pretendiendo tal huelga modificar
un pacto en vigor por lo que deviene en ilegal por novatoria.
Respuesta. La STSJ Galicia 27-5-2004 (Rº 5/2004), considera que no se acreditan por el demandante
hechos de los que pueda extraerse la conclusión pretendida y así, de la comparación de los objetivos fijados
por el sindicato demandado, como sustentadores de la huelga, y el convenio firmado por el demandante en la
mesa sectorial, se observa que: a) en el ámbito personal —limitado al colectivo de médicos—, es más amplio
que aquel convenio; b) en el aspecto retributivo cuantitativo el pacto es inferior a la pretensión en su cuantía y
en el plazo de abono; c) en el plano objetivo, la propuesta de objetivos de la huelga afecta a materias que
no han sido objeto de aquel pacto. En consecuencia, la huelga convocada para los fines expuestos, no puede
decirse que tenga objetivamente determinada una finalidad novatoria del pacto. En general, no puede, por
ello, calificarse como tal una huelga convocada para reclamar el cumplimiento del convenio (STSJ Madrid, 13-
6-2000, Rº 5601/1999). Por supuesto, es lícita una huelga convocada para obligar a la parte empresarial a
negociar un Convenio Colectivo puesto que esa finalidad es una de las que justifican el reconocimiento legal de
la misma, pues no se puede olvidar que la huelga es un importante instrumento lícito para obtener un Convenio
(STS 22-11-2000, Rº 1368/2000). Del mismo modo, también es lícita la huelga convocada no para alterar
lo acordado en pacto o convenio colectivo, sino en el marco de una nueva negociación (STSJ Cantabria, 26-
7-1999, Rº 868/1999).
Caso práctico 24.9. A raíz de la promulgación del RDL 5/2015, de 30 de abril, sobre la comercia-
lización de los derechos de explotación de los contenidos audiovisuales del fútbol profesional se generó un
importante conflicto en el seno del fútbol profesional. La Federación Española de Fútbol y la AFE, objetando
los contenidos de esa norma, de otra, la Liga Nacional de Fútbol Profesional (LNFP), a favor de los mismos.
La AFE decidió convocar una huelga a partir del 16 de mayo que comportaba la suspensión de todos los
partidos en las tres divisiones principales (1ª, 2ª A y 2ª B), alegando una serie de reivindicaciones que partían,
fundamentalmente, de no haber sido consultados ni siquiera informados de los contenidos de la norma. La LNFP
consideró que: “la convocatoria y los objetivos de la huelga son ilegales, ya que se infringe el art 11 RDLRT.
Lo solicitado es la modificación de una norma con rango de ley y dichas modificaciones no pueden ser objeto
de huelga en un sector privado (la industria de fútbol), tal y como recoge la jurisprudencia en este aspecto”,
y “la convocatoria de huelga supone un claro incumplimiento del convenio colectivo vigente entre LFP y AFE”.
Lección 24. Las medidas de conflicto colectivo 797
Además se solicitaba como medida cautelar la suspensión de la huelga convocada. ¿Procede dicha suspensión
cautelar de la huelga?.
Respuesta. El Auto de la AN 14-5-2015 (Proc. 131/2015), accede a esta petición sobre la base de
dos indicaciones (fumus boni iuris de la demanda): que la huelga pretende alterar lo pactado en un convenio
colectivo y que generaría una importante desorganización en el calendario de la liga dados los compro-misos
ya adoptados por los clubes, impidiendo asimismo las vacaciones de los futbolistas. En base a ello, declara la
suspensión de la huelga condicionando ésta al depósito por parte de la demandante -la LNFP - de la cantidad
de 5 millones de euros de fianza que ésta había propuesto, sin que la defensa de AFE objetara el quantum
ofrecido ni precisara la previsión de daños que la fianza pretendiera caucionar.
§8. Huelgas abusivas. Presunción iuris tantum de abusividad. El art. 7.2 RDLRT
establece expresamente que «las huelgas rotatorias, las efectuadas por los trabajadores
que presten servicios en sectores estratégicos con la finalidad de interrumpir el proce-
so productivo, las de celo o reglamento y, en general, cualquier forma de alteración
colectiva en el régimen de trabajo distinta a la huelga se considerarán actos ilícitos o
abusivos».
1º) Carácter abusivo. De esta forma, determinadas modalidades de ejercicio del derecho
de huelga y, en particular, las alteraciones en el proceso productivo que no consistan en
el cese en la actividad laboral, quedan fuera del ámbito del derecho de huelga. La huelga
abusiva en sentido estricto parte de ser una huelga legal. Se presupone, pues, la existencia
correcta del derecho de huelga, de forma que el acto abusivo gravita sobre el ejercicio del
derecho de huelga y se sitúa en el límite externo de este derecho. Por ello, sobre las mismas
recae una presunción iuris tantum de su carácter abusivo que puede ser desvirtuada si los
huelguistas que utilicen alguna de estas modalidades prueban que su uso no fue abusivo
(STC 11/1981).
2º) Actos ilícitos o abusivos. Se presumen como tales los siguientes tipos o modalidades de
huelga (art. 7.2 RDLRT):
a) Huelgas rotatorias: caracteriza este tipo de huelgas el dato de que en ellas van rotando
en la inactividad determinados grupos de trabajadores, bien sea por categorías, secciones u
otra modalidad de selección de los grupos huelguistas, de tal forma que un número limitado
de éstos, alternativamente, paraliza gravemente la actividad de la empresa (STSJ Cataluña
17-12-1997, AS 5182).
b) Huelga estratégica o tapón, entendiendo por tal aquélla a la que son llamados, selec-
tivamente, trabajadores que prestan sus servicios en centros estratégicos, para lograr, con el
sacrificio de unos pocos —los cuales con su participación verían suspendido su contrato de
trabajo—, la paralización general de la actividad en los servicios de la empresa (STS 30-6-
1990, AL, 1991/996).
c) Huelgas de celo o reglamento, consistentes en una ejecución minuciosa y reglamentista
del trabajo.
§9. Huelgas con presunción iuris tantum de licitud. Las modalidades de huelga no
mencionadas en este precepto son, en principio, lícitas, salvo prueba en contrario que co-
rresponde a quien pretende extraer consecuencias de esa declaración.
798 Jesús R. Mercader Uguina
1º) La huelga intermitente no aparece como expresamente citada entre aquéllas que son
consideradas abusivas. Se entiende como huelga intermitente aquélla en la que a un periodo
de inactividad laboral sucede otro de normalidad, pudiendo extenderse la inactividad a toda
la jornada y reproducirse en jornadas más o menos espaciadas, o tener una corta duración
y repetirse en jornadas seguidas o próximas, o incluso dentro de la misma jornada —tres
horas diarias durante varios días—, —cuatro horas cada turno de trabajo—.
a) De este modo, la presunción de ilicitud contenida en el art. 7.2 RDLRT no alcanza
a las huelgas intermitentes. Por ello, la jurisprudencia viene reconociendo que este tipo de
huelgas gozan de una presunción iuris tantum de licitud correspondiendo al empresario la
prueba de su abusividad (SSTC 72/1982, 41/1984, SSTS 17-12-1999, Rº 3163/2000; 22-
10-2002, Rº 48/2002).
b) Deberá ser el empresario el que pruebe que le ha sido producido un daño despropor-
cionadamente oneroso buscado de propósito por los huelguistas. Es consustancial al hecho
de la huelga la existencia de un daño a la empresa (STSJ Galicia 2-2-2001, Rº 1982/1997)
dado que todo ejercicio de la huelga busca un perjuicio del lado empresarial. Por ello, la
doctrina constitucional ha señalado que «no basta, en consecuencia, que se origine un daño
a la empresa, sino que es preciso que el daño sea grave y haya sido buscado por los huel-
guistas más allá de lo que es razonablemente requerido por la propia actividad conflictiva
y por las exigencias inherentes a la presión que la huelga necesariamente implica» (STC
72/1982, 41/1984). A tal fin, habrá de ser el juzgador el que evalúe los perjuicios sufridos
por el empresario, para lo cual habrá de tener en cuenta las condiciones y circunstancias de
la empresa.
Caso práctico 24.10. En la empresa X, SA cuya actividad es la de fabricación de bombas de inyección
para motores diesel, se ha desarrollado una huelga cuya práctica consiste en encadenar o combinar por parte
de la representación de los trabajadores, de modo imprevisto, convocatorias y «desconvocatorias» de huelgas
intermitentes, de forma que la empresa adopta las medidas oportunas para hacer frente a los paros colectivos
convocados y se encuentra luego con que los trabajadores llamados a la huelga están dispuestos a trabajar. A
ello debe añadirse que los paros intermitentes objeto de controversia fueron declarados cumpliendo el tiempo de
preaviso legal; pero las «desconvocatorias» de los mismos, en número de 16 en los meses de febrero a mayo,
fueran notificadas en plazos mucho más breves, habitualmente con veinticuatro horas de antelación. La duración
más frecuente de dichos paros intermitentes era de dos horas en los distintos turnos de trabajo establecidos.
En dicha empresa rige el sistema de organización y gestión de la producción que podemos denominar «justo
a tiempo» o «en el momento justo» («just in time»). Este modo de organización del proceso productivo obliga
a entregar los productos con total puntualidad, comportando además «la producción en flujo continuado y la
ausencia de stocks de materias primas, materiales en proceso y producto acabado, existiendo únicamente los
denominados stocks de seguridad entre fases».
2º) Las huelgas con ocupación de lugar de trabajo difieren del régimen general de las huel-
gas abusivas. La interdicción de la ocupación del centro de trabajo por los trabajadores en
huelga, proscrita normativamente (art. 7.1 RDLRT) ha de ser objeto de una interpretación
restrictiva, refiriéndola, exclusivamente, a un ilegal ingreso en los locales o a una ilegal ne-
gativa de desalojo frente a la legítima orden de abandono, pero no, en cambio, la simple
permanencia en los puestos de trabajo de los trabajadores huelguistas. Debe entenderse, por
ello, que la citada prohibición en ningún caso puede limitar el ejercicio del derecho de reu-
nión de los trabajadores, necesario para su desenvolvimiento y solución, de suerte que, fuera
de los casos en que es una decisión aconsejada por la preservación del orden, la interdicción
de la ocupación de locales no encuentra una clara justificación (STC 11/1981).
Caso práctico 24.11. ¿Es ilegal la huelga en la que los trabajadores permanecieron en los vestuarios
celebrando reuniones, sin producir alteraciones ni desórdenes, ni obstaculizar el trabajo de quienes no secun-
daron la huelga?
Respuesta. La huelga es legal. Por contra, debe entenderse como ilegal aquélla en la que resultó probada
la ocupación de los locales de la empresa en las horas de trabajo y durante un día y una noche, impidiendo
la salida de materiales destinados a otras empresas, clavando la puerta que comunica el taller con la oficina
(STS 27-9-1982, RJ. 5292).
2º) Representantes de los trabajadores. Los trabajadores, a través de sus representantes, térmi-
no que comprende a los representantes unitarios en la empresa o centro de trabajo (arts. 62
y ss. ET) y a los sindicatos de trabajadores (art. 2.2 d) LOLS) con implantación en el ámbito
laboral al que la huelga se extienda (STC 11/1981). En el caso de los representantes unitarios,
una vez finalizado su mandato, o cuando han sido revocados de sus cargos, perdiendo con
ello su carácter de representantes de los trabajadores, carecen de competencia para convocar
una huelga, con el efecto de ilegalidad de la misma. El acuerdo de tal declaración de huelga
será adoptado en reunión conjunta de dichos representantes, por decisión mayoritaria de los
mismos, levantándose acta de la misma, que deberán firmar los asistentes (art. 3.2 RDLRT),
habiéndose, en este sentido, declarado inconstitucional la exigencia originaria de que a la reu-
nión hubiera de asistir, al menos, el 75% de los representantes (STC 11/1981).
3º) Directamente, los propios trabajadores del centro de trabajo afectados por el conflicto. La
votación, en este caso, habrá de ser secreta y se decidirá por mayoría simple, debiéndose
hacer constar en acta su resultado (art. 3.2 b) RDLRT), sin que la iniciativa para tal declara-
ción haya de venir apoyada por un 25% de los trabajadores como se exigía originariamente
(STC 11/1981). Cabría, igualmente, su materialización a través de la convocatoria de una
asamblea por los propios trabajadores (art. 77 a 80 ET).
§14. Fijación de los servicios de seguridad y mantenimiento. Entre las funciones del
comité de huelga está el mantenimiento de los servicios de seguridad y mantenimiento, es-
tableciéndose normativamente la competencia del mismo para garantizar el mantenimiento
de los servicios necesarios para la seguridad de las personas y de las cosas, mantenimiento y
preservación de los locales, de la maquinaria, de las instalaciones o materias primas, con el
fin de que el trabajo pueda reanudarse sin dificultad tan pronto como se ponga fin a la huel-
ga (art. 6.7 RDLRT), en la medida en que el derecho de huelga es un derecho para hacer
presión sobre el empresario —colocándose los trabajadores fuera del contrato de trabajo—
pero no es, ni debe ser en momento alguno, una vía para producir daños o deterioros en los
bienes del capital (STC 11/1981).
1º) Determinación de los servicios. La designación de los servicios de mantenimiento y de
los trabajadores que deben desempeñarlos, fue inicialmente atribuida en exclusiva al em-
presario por el RDLRT. La misma se reputó inconstitucional por el TC, al señalar que tal
designación unilateral priva a los trabajadores designados de un derecho que es de carácter
802 Jesús R. Mercader Uguina
fundamental (STC 11/1981), siendo, por ello, necesario que en la decisión de designación
a los servicios «participe» el comité de huelga.
Únicamente en caso de que no se alcance el acuerdo, el empresario puede proceder a la
designación de los servicios de seguridad y mantenimiento, sin perjuicio de la posterior re-
visión judicial, toda vez que «el derecho a la adopción de tales medidas es indiscutible». En
tal caso no se considera imprescindible, aunque pueda resultar aconsejable, que la empresa
comunique su decisión motivadamente y por escrito al comité de huelga, cuando se hayan
mantenido reuniones con la finalidad de llegar a un acuerdo, pues en ellas el comité pudo
conocer con la necesaria precisión los motivos esgrimidos por la empresa (STS 28-5-2003,
Rº 5/2002).
a) Los servicios de mantenimiento a los que se refiere el art. 6.7 RDLRT son sólo los
servicios marginales de aseguramiento de la reanudación productiva, que han de reducirse
al mínimo posible, como indica el propio término de «mantenimiento», contrapuesto al
de «funcionamiento», con lo que, con la idea de reducción al mínimo, se trata sólo de
mantener unos determinados servicios con el fin de evitar daños graves en el patrimonio de
la empresa o en las personas. La fijación abusiva de los servicios por parte del empresario
puede constituir una vulneración del derecho de huelga.
Caso práctico 24.12. La empresa L. de Equipos Industriales, S.A. había fijado los servicios de seguridad
y mantenimiento dirigidos (a excepción del puesto de vigilancia) a tener el centro de trabajo «abierto en orden»,
como expresamente reconoció al comunicar por escrito al comité de empresa los motivos por los que proponía
esos concretos servicios. La empresa seleccionó puestos como el de «telefonista-recepcionista», con el objeto
de «mantener activas las comunicaciones con el exterior al estar abierta la empresa», —de «asistencia técni-
ca», para «mantener abierta la recepción de pedidos de repuestos y el contacto con los clientes nacionales y
extranjeros»; o el de «técnico en el mantenimiento de sistemas informáticos», para controlar la red informática o
realizar copias de seguridad». Se trataba de puestos que no tenían como cometido garantizar la seguridad de
la empresa para posibilitar la reanudación de su actividad cuando acabase la huelga (tal y como prevé la Ley),
sino que lo que perseguían era no alterar, en la medida de lo posible, el funcionamiento normal de la empresa.
Respuesta. El TC, en su STC 80/2005, ha considerado contrario al art. 28.2 CE la selección como
«servicios mínimos» de puestos que no tenían como cometido garantizar la seguridad de la empresa para po-
sibilitar la reanudación de su actividad cuando acabase la huelga, sino que lo que perseguían era «no alterar,
en la medida de lo posible, el funcionamiento normal de la demandada, haciendo factible el contacto con
clientes, la recepción de pedidos y suministros o el acceso normal a todas las instalaciones», máxime cuando
los trabajadores seleccionados para prestar tales servicios no hicieron otra cosa que realizar las labores que
habitualmente prestaban. Tal planteamiento es constitucionalmente inadmisible, pues supone situar el derecho a
la huelga (reconocido en el art. 28.2 CE como «derecho fundamental») y el derecho al trabajo (reconocido en
el art. 35.1 CE como «derecho de los ciudadanos») en idéntico plano de protección constitucional, llegando,
incluso, a condicionar el lícito ejercicio del primero a que el segundo no resulte perjudicado. En aplicación de
esta doctrina, la STS 14-11-2012 (Rº 283/2011), declara que la fijación de los servicios de mantenimiento
por la empresa constituyó una vulneración del derecho de huelga en la medida en que, por el número de
trabajadores afectados y las funciones a desempeñar, excedían de la finalidad que persiguen los servicios de
mantenimiento sin que la empresa justificase su proporcionalidad y razonabilidad.
b) Los trabajadores designados están obligados a prestar estos servicios con independencia
de su intención de secundar o no la huelga. Como señala la doctrina —en el caso de ser de-
signado para servicios de mantenimiento— el trabajador «vuelve» (o más bien, no se llega a
situar fuera) al contrato de trabajo que debía haber quedado en suspenso a partir de la huel-
ga, si bien con una finalidad ya prevista, como es la de realizar las tareas de mantenimiento.
El contrato de trabajo permanece en vigor y el empresario está obligado a pagar su salario al
Lección 24. Las medidas de conflicto colectivo 803
trabajador, pero sólo puede emplearlo en los servicios de seguridad y mantenimiento para los que
ha sido designado. En esta misma línea, la relación de Seguridad Social del trabajador debe vol-
ver a la normalidad, dejando de estar el trabajador en la situación de «alta especial». La negativa
injustificada a desarrollar dicha actividad puede constituir causa de despido.
2º) Intervención judicial. Corresponde prioritariamente a los órganos judiciales ordina-
rios determinar, tras valorar las circunstancias que concurran en cada caso concreto si, en
las específicas circunstancias en las que sucede una huelga, determinados servicios pueden
considerarse en efecto adecuados a la finalidad de atender el mantenimiento y la seguridad
de la empresa (ATC 290/1994).
§15. Publicidad. El deber de notificación que recae sobre los huelguistas se refuerza a
través de la imposición a los representantes de los trabajadores de la obligación de dotar a
la misma, antes de su iniciación, de la publicidad necesaria para que sea conocida por los
usuarios del servicio, cuando aquélla afecte a empresas encargadas de cualquier clase de
servicios públicos (art. 4 RDLRT).
1º) Publicidad como derecho. Asimismo, queda reconocido normativamente el derecho de
los trabajadores huelguistas, así como de sus representantes y de las organizaciones sindicales
(STC 11/1981) a efectuar publicidad de la huelga, en forma pacífica (art. 6.6 RDLRT), lo
que constituye una evidente manifestación de la libertad de reunión y expresión consagrada
constitucionalmente (art. 20 y 21 CE). Facultad que incluye, igualmente, la de captación
y recogida de fondos para el sostenimiento de la huelga. Derechos que encuentran como
límites específicos el respeto a la libertad de trabajo de quienes no deseen unirse a la misma
y que la misma se realice sin ejercer coacción alguna.
2º) Delimitación de su contenido. Naturalmente, el ejercicio del derecho de huelga no
puede amparar conductas delictivas que exceden de lo que es propiamente su contenido.
Como señala el ATC 71/1992, el derecho de huelga implica el derecho de requerir a otros
la adhesión a la huelga y participar en acciones conjuntas dirigidas a tal fin, pero «una ac-
tividad tendente a la intimidación ilícita del resto de los trabajadores que persigue limitar
su capacidad de decisión mediante la coacción psicológica o presión moral, no queda com-
prendida dentro de los límites del ejercicio legítimo de este derecho». Línea en la que cabe
situar la STC 332/1994 y el ATC 158/1994.
3º) Piquetes informativos. Son una medida autónoma de conflicto que cuenta en principio
con amparo en la libertad expresión, siempre que no lesione otros derechos y siempre que
no se cometan coacciones o violencias, y teniendo en cuenta que la diferencia entre piquete
informativo y piquete coactivo, aunque fácil en el plano teórico, es siempre confusa en la
práctica, donde se plantean múltiples problemas de prueba y autoría. Sale, por tanto, del
campo de lo lícito el que el denominado «piquete de información» se convierta en «piquete
de acción» cuando, con ánimo de impedir entrar a trabajar a los obreros no huelguistas, les
dirijan palabras y calificativos tenidos por injuriosos y ofensivos (ATC 333/1994); se agreda
e insulte al personal de seguridad y se causen incendios y daños en las instalaciones de la
empresa (ATC 158/1994); o, en fin, se impida el acceso de la clientela y otras personas al
establecimiento mediante actitudes violentas y de fuerza (ATC 36/1989).
804 Jesús R. Mercader Uguina
Caso práctico 24.13. Los Delegados de Personal representantes de los trabajadores de Televisión Espa-
ñola en su Centro Territorial de Extremadura comunicaron a la Dirección General de Trabajo de la Consejería
de Economía y Trabajo de la Junta de Extremadura la convocatoria de huelga para el día 3 de diciembre del
mismo año desde la 00,00 a las 24,00 horas. Por la representación de la Unión General de Trabajadores-
Extremadura (UGT-Extremadura) se presentó demanda suplicando se dicte sentencia por la que se declare: «que
las entidades demandadas han incurrido en violaciones del derecho de huelga y libertad sindical, según se
alega, en su vertiente del derecho a la información, publicidad y difusión de los objetivos y contenidos de la
misma». La cuestión a resolver se contrae a determinar si la empresa demandada al no emitir información alguna
sobre la referida huelga, infringió los derechos constitucionales de huelga y libertad sindical en su vertiente del
derecho de difusión e información sobre la misma.
Respuesta. Según la STS 15-4-2005 (Rº 133/2004), no existe obligación legal amparable en los pre-
ceptos denunciados de que sea precisamente la empresa, que es sujeto pasivo del ejercicio del derecho a
huelga, la que deba llevar a cabo además publicidad de la misma. El derecho contenido en el art. 6.6 RDLRT
17/1977 se refiere únicamente al de los trabajadores a difundir libremente la información oportuna sobre la
huelga y sus motivos.
Caso práctico 24.14. ¿Vulnera el principio de libertad sindical la toma de fotografías y la filmación en
vídeo por la Ertzaintza de un piquete informativo en una huelga?
Respuesta. La STC 37/1998 valoró que «la filmación entrañó una disuasión u obstaculización del libre
ejercicio del derecho de huelga, reduciendo su efectividad, pues, no cabe minusvalorar los efectos disuasorios
que puede producir en el ánimo de quienes pacíficamente forman parte de un piquete informativo el hecho de
ser ininterrumpidamente filmados, sin mediar explicación alguna de este proceder —es decir, sin que los afecta-
dos puedan conocer los motivos de la medida adoptada—, sin que se acepte su ofrecimiento de identificación
y, sobre todo, sin saber qué uso van a hacer de la filmación las fuerzas de seguridad y qué tipo de controles van
a existir sobre la misma». Sin embargo, no se ha considerado así cuando las cámaras instaladas habitualmente
por la empresa recogen las incidencias de la huelga (STSJ Murcia 11-5-1999, Rº 1567/1998).
Autonómica de Madrid, SA (Telemadrid) del colectivo de trabajadores del área de realización (realizadores y
ayudantes de realización). El ente público RTVM y el comité de huelga firmaron un acuerdo, para la resolución
del conflicto laboral existente. En él, la empresa asumía una serie de compromisos, entre ellos el de retirar los
expedientes disciplinarios incoados contra algunos de los trabajadores con motivo del conflicto, lo que fue
efectivamente cumplido por la empresa. Las citadas secciones sindicales formularon ante el Juzgado de lo Social
demanda de proceso especial de protección de derechos fundamentales contra el ente público RTVM y sus
sociedades, alegando la vulneración del derecho a la libertad sindical y del derecho a la huelga (art. 28.1 y
2 CE). ¿Las partes, con la firma del acuerdo, estaban borrando cuantas recíprocas actuaciones habían tenido
a lo largo del conflicto, y en ese «borrar» estaba incluida la no presentación de acciones judiciales recíprocas
derivadas de los acontecimientos, causas y efectos derivados o desarrollados?
Respuesta. La STC 51/2003 considera que no es argumento válido el que el pacto se sustente en un
equilibrio para sustraer el precepto controvertido del juicio de legitimidad constitucional. El derecho a la tutela
judicial ampara el que los sujetos damnificados en el ejercicio de algún derecho fundamental puedan tener
acceso a la vía judicial para obtener la cesación de la conducta atentatoria, aun cuando su reclamación pueda
desequilibrar el pacto como negocio jurídico sinalagmático». En el caso enjuiciado, nada se pactó expresamen-
te por los sindicatos demandantes en cuanto a la renuncia a ejercitar posibles acciones de tutela de derechos
fundamentales de huelga y libertad sindical presuntamente vulnerados por las actuaciones empresariales durante
el conflicto laboral, por lo que nada obstaba, en principio, para que dichos sindicatos recabasen la oportuna
tutela judicial postulando, si bien ya no la cesación del comportamiento antisindical y contrario al derecho de
huelga (pues esa cesación se había ya producido en virtud de los compromisos asumidos en el acuerdo que
permitió poner fin al conflicto laboral), sí la reparación de las consecuencias derivadas de esa conducta empre-
sarial, incluida la indemnización procedente.
4º) Por laudo dictado en arbitraje obligatorio, que regula el art. 10 RDLRT, que debe
considerarse solución extraordinaria y de aplicación restrictiva. Establece la norma legal la
previsión de que la decisión de imposición de tal solución sea adoptada por el Gobierno, a
propuesta del Ministerio de Trabajo, referencia que debe actualizarse de conformidad con
el Estado descentralizado de las Comunidades Autónomas. Los presupuestos para la aplica-
ción de esta forma de término de una huelga son especialmente gravosos, a saber: duración
prolongada, consecuencias en la dilación del conflicto, las posiciones distantes e irreconci-
liables de las partes y el perjuicio grave de la economía.
El árbitro es designado por la Autoridad Pública, lo que ha comportado en algunas oca-
siones conflictos sobre su imparcialidad. Este proceso arbitral ha de distinguirse del que se
deriva del sometimiento de las partes a los sistemas de solución alternativa de conflictos, con
el que contrasta precisamente en los aspectos más relevantes (carácter voluntario y previo a
la huelga y designación del árbitro por las partes).
Caso práctico 24.16. Diversas organizaciones sindicales convocaron una huelga en el sector transporte
de viajeros por carretera de la Comunidad Autónoma de Madrid. La huelga se desarrolló durante los días 21,
22, 27 y 28 de marzo, 8 y 9 de abril, pasando a ser de duración indefinida a partir del día 10 de abril.
Mediante Órdenes de la CAM de 15 de marzo y 4 de abril se habían fijado servicios mínimos, que fueron
incumplidos por los huelguistas desde el primer día. Las posiciones de la patronal y de los representantes de los
trabajadores aparecían muy distanciadas, revelándose como inconciliables tras la reunión de ambas partes con
el Presidente de la CAM, sin que se consiguiera resultado positivo, ni de desconvocatoria de la huelga, ni de
cumplimiento de los servicios mínimos establecidos. El 11 de abril, el Consejo de Gobierno acordó un arbitraje
obligatorio para resolver el conflicto laboral; se designaba árbitro y se precisaban otros detalles acerca de
cómo y cuándo habría de emitir su laudo. Uno de los sindicatos convocantes de la huelga (CC 00) recurrió en
vía contenciosa el referido Acuerdo del Consejo de Gobierno. Esta pretensión consiste en que se declare con-
trario a derecho el acuerdo impugnado porque lesiona el derecho fundamental de huelga reconocido en el art.
28 CE, tal como fue regulado por el RDLRT, y, en concreto, por su art. 10. Así se mantiene porque se entiende
que no concurren las circunstancias y requisitos establecidos para que pueda dictarse un acto como el recurri-
do, según la interpretación jurisprudencial realizada por el Tribunal Constitucional y por este Tribunal Supremo.
806 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STS (CA) 6-6-2007 (Rº 10131/2004) señala que el Gobierno (estatal o autonómico)
puede establecer un arbitraje obligatorio que ponga fin a la huelga a la vista de su duración, gravedad, dis-
tanciamiento de las partes y perjuicio grave para la economía. En todo caso, para establecer el arbitraje no es
indispensable que se produzcan perjuicios a la economía nacional, bastando con que existan y sean notables
para la economía regional. Ello es concorde con el dato de que válidamente estableció el arbitraje impugnado
ante el Tribunal a quo el Consejo de Gobierno de una Comunidad Autónoma.
Respuesta. La STS (CA) 12-3-2007 (Rº 358/2003) casa la sentencia de la Audiencia Nacional rechazan-
do la consideración de dicha actividad como servicio esencial sobre la base de varios argumentos: a) El objeto
social de la empresa —telemarketing, marketing y mercadotecnia— no participa a priori del carácter de servicio
esencial; b) El número 1004 no canaliza el servicio de averías porque tal se presta a través del número 1002,
no gestionado por la empresa en cuestión; y, c) El número 1003 facilita información sobre abonados también
presente en las guías telefónicas y en la prensa diaria. Estos razonamientos, en fin, ponen de relieve que los
meros bienes constitucionales desconectados de lo que propiamente constituyen los derechos fundamentales y
libertades públicas con un mínimo contenido prestacional no pueden considerarse esenciales ex art. 28.2 CE.
§18. Competencias para el establecimiento de servicios esenciales. Tres son los po-
sibles modelos que pueden servir de referencia a la hora de establecer el procedimiento
para determinar los servicios esenciales a mantener (Rodríguez-Piñero). Cabe, en primer
término, que la adopción de las medidas necesarias para asegurar tales servicios se atribuya
a la autoridad gubernativa en virtud de la ley, conformándose el que podría denominare
«sistema de intervención gubernativa». Un segundo sistema, que podría calificarse de «con-
vencional» o «autónomo», otorga a las propias partes tal facultad. Finalmente, sería posible
hablar de modelos «mixtos», es decir, aquellos en los que media una intervención conven-
cional de los sujetos afectados, pero tal participación se complementa con la atribución a
un organismo neutro de tareas de garantía para asegurar que el método voluntario alcance
los resultados deseados, especialmente en situaciones de desacuerdo. El sistema español se
sitúa en plenitud en el «sistema gubernativo-judicial» (Casas Baamonde) o «reglamentario»
(Rodríguez-Piñero), si bien, como el propio TC ha subrayado, tal opción no es la única
constitucionalmente posible (STC 123/1990).
1º) «Autoridad gubernativa». El art. 10.2 RDLRT atribuye a la autoridad gubernativa la
posibilidad de asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales, aunque sin señalar cri-
terio o principio alguno para regir su actuación. El TC, no obstante, lo ha interpretado ar-
gumentando que deberá ser un «tercero imparcial», y no las partes implicadas, quien provea
a garantizarlos» (STC 11/1981). La potestad de determinación de las medidas de estableci-
miento de servicios mínimos no la tiene atribuida genéricamente la Administración Pública,
sino, conforme al art. 10.2 RDLRT, aquellos órganos del Estado que ejercen, directamente
o por delegación, las potestades de gobierno (STC 11/1981; STC 233/1997), y ello porque
«sólo órganos políticos que respondan ante la comunidad en su conjunto pueden asumir la
808 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. El Director Gerente del Servicio de Salud del Principado de Asturias no es órgano competente
para fijar los servicios mínimos durante una huelga en un área sanitaria de él dependiente. La facultad de esta-
blecer los mecanismos que aseguren el funcionamiento de los servicios esenciales para la comunidad está reser-
vada a autoridades gubernativas, políticamente responsables ante el conjunto de los ciudadanos; condición que
no se cumple en la Dirección del SESPA, en quién tampoco concurre la nota de imparcialidad y, por tanto, de
posición externa al ámbito en el que se va a desarrollar la huelga. (STC 296/2006, 310/2006, 36/2007).
La determinación de los servicios mínimos no puede recaer en los órganos de gestión y administración del
servicio donde se desarrolla la huelga (STC 53/1986). Por decirlo con palabras de la STC 233/1997, «a la
hora de garantizar los servicios esenciales de la comunidad, la autoridad gubernativa no puede velar por los
meros intereses empresariales de las empresas o entes que prestan el servicio, sino que su tarea se endereza
única y exclusivamente a preservar los derechos o bienes constitucionales que satisface el servicio en cuestión,
haciéndolos compatibles con el ejercicio del derecho de huelga». Por eso el ATC 49/2004 negó que el Rector
de una Universidad pudiera ser considerado como autoridad gubernativa a la hora de fijar los servicios mínimos
en una huelga, sin que dicha solución vulnerase ni la autonomía universitaria, ni el derecho a la educación,
consagrados en los arts. 28.2 y 37.2 CE. Con el mismo fundamento, la STC 58/2012 declara que vulnera
el derecho de huelga la Ley de la Asamblea Regional de Murcia al otorgar al Director Gerente del Servicio
Murciano de Salud la competencia para fijar los servicios mínimos en caso de huelga.
Respuesta. La STS (CA) 15-9-1995 (Rº 524/1991) ha cuestionado la adecuación constitucional de estos
Decretos cuando en los mismos se introduzcan limitaciones en abstracto del derecho de huelga, por cuanto el
art. 28.2 CE confía esa función limitadora a «la ley que regule este derecho», lo que excluye la intervención
limitadora del reglamento. El referido pronunciamiento señala que, aunque el art. 10.2 RDLRT permite a la autori-
dad gubernativa acordar las medidas necesarias para asegurar el funcionamiento de tales servicios, tal precep-
to se refiere, claramente, a huelgas ya declaradas, sin que pueda verse en tal disposición una habilitación legal
para la regulación reglamentaria, en abstracto, de los servicios mínimos. La jurisprudencia constitucional exige
que la autoridad gubernativa motive la naturaleza esencial de las concretas prestaciones cuyo mantenimiento
dispone ante cada huelga en curso (STS 23-4-2007, Rº 1860/2003).
servicios mínimos establecidos por la autoridad gubernativa fueron abusivos al restringir injustificadamente el
ejercicio del derecho de huelga.
Respuesta. La emisión de programas durante la jornada de huelga, previamente grabados, tanto los de
posible contenido de interés informativo como la de puro entretenimiento, y su calificación como servicio esen-
cial lesiona el derecho de huelga, provocando el efecto de privar de repercusión apreciable a la huelga, sustra-
yendo, mediante la apariencia de normalidad del servicio, su virtualidad de medio de presión y de inequívoca
exteriorización del paro laboral. La misma conclusión se impone en relación con la calificación como servicio
mínimo de la producción y emisión de la normal programación informativa. (SSTC 183/2006, 184/2006,
191/2006 y 193/2006).
Caso práctico 24.21. En una empresa privada dedicada a la vigilancia, prevención y extinción de
incendios forestales en la Comunidad de Valencia, estaba prevista una huelga para los cuatro días festivos
iniciales de la Semana Santa de 2002. La autoridad gubernativa dictó orden imponiendo el cien por cien
de los servicios durante todos los días de huelga, aduciendo que todos los días eran festivos y además el
órgano competente había dispuesto para esas fechas el máximo nivel de preemergencia con una antelación
de quince días.
Respuesta. La STS (CA) 19-2-2007 (Rº 8252/2002) considera que el 100 por cien exigido de los
servicios resultaba desproporcionado a la vista de las circunstancias que rodeaban ese caso, rechazando
»que la coincidencia de la huelga con la Semana Santa y la previsible mayor afluencia de personas al campo
sean justificación suficiente porque hay otros colectivos dedicados a la extinción de incendios forestales».
De este modo, cuanto mayor sea el nivel de servicios mínimos exigido mayor y más precisa habrá de ser la
justificación aportada por la autoridad gubernativa. También se consideró desproporcionada la fijación de
un 100 por cien de servicios mínimos para el personal de limpieza de un aeropuerto en la STS (CA) 22-12-
2010, Rº 5520/2009).
Caso práctico 24.22. ¿La declaración de nulidad de una resolución por la que se declara el carácter
esencial de un servicio determina la responsabilidad de la empresa que, al amparo de dicha norma, designó
trabajadores para cumplir los servicios mínimos necesarios?
Respuesta. La STS 18-4-2012 (Rº 153/2011) declara que, en casos como éste, resulta lesionado el de-
recho de los trabajadores afectados por la ejecución de los servicios mínimos y añade que, «ante la producción
del daño, cabe plantearse quién debe asumir el riesgo derivado del cumplimiento de una decisión gubernativa
que, si bien ejecutiva, comporta la eliminación de un derecho fundamental y que, a la postre, se revela ilícita».
La conclusión es que el empresario no responde de los daños causados por la lesión del derecho de huelga
porque no le es imputable la conducta de la que deriva el daño, correspondiendo dicha responsabilidad a la
autoridad gubernativa.
pudiera introducirse en este ámbito una vía similar a la prevista en el art. 122 LJCA para
las manifestaciones.
4º) Exigencia de motivación en la decisión. La especificación de las garantías que aseguren
el mantenimiento de los servicios esenciales por parte de la autoridad gubernativa ha de dis-
poner de la imprescindible motivación o fundamentación, consistente en una explicación
sucinta de los criterios seguidos para fijar el nivel de tales servicios, sin que sean suficientes
indicaciones genéricas, aplicables a cualquier conflicto, de las que no es posible deducir
cuáles son los elementos valorados por aquella autoridad para tomar la decisión restrictiva,
y de los cuales puedan derivarse criterios para enjuiciar la ordenación y proporcionalidad de
la restricción que al ejercicio del derecho de huelga se impone (STC 51/1986).
a) Con reiteración, el Tribunal Constitucional ha afirmado que la motivación no debe
ser genérica, sino que ha de incluir los factores o criterios cuya ponderación ha conducido
a determinar unos servicios mínimos y restringir en la forma y alcance con que lo hace el
derecho de huelga. La exigencia de motivación tiene por finalidad asegurar el conocimiento
de la parte sobre las razones de hecho y de derecho que justifican una determinada decisión,
como garantía de la exclusión de la arbitrariedad; a través de la misma se busca que los
afectados puedan conocer las razones por las cuales su derecho se sacrificó y los intereses a
los que se sacrificó (STC 26/1981). De igual modo, la motivación exigida hace posible un
control externo, general y difuso sobre el fundamento lógico, fáctico y valorativo de la deci-
sión, lo que permite a los afectados que éstos puedan fiscalizar la adecuación y legitimidad
constitucional de la medida adoptada (STC 27/1989).
b) La decisión de la autoridad gubernativa ha de exteriorizar los motivos que le llevan a
apreciar la esencialidad del servicio, las características de la huelga convocada, los intereses
que pueden quedar afectados y los trabajos que no pueden sufrir interrupción o cuya presta-
ción debe mantenerse en algún grado, siendo insuficientes a este propósito las indicaciones
genéricas que pueden predicarse de cualquier conflicto o de cualquier actividad, y de las
cuales no quepa inferir criterio para enjuiciar la ordenación y proporcionalidad de la restric-
ción que al ejercicio del derecho de huelga se impone (SSTC 51/1986; 53/1986; 27/1989;
43/1990; 8/1992).
Caso práctico 24.23. Durante una huelga de un día de duración en el transporte ferroviario se dicta una
orden gubernativa en la que el Ministerio de Fomento justificó de la siguiente forma los servicios mínimos: a) La
huelga afectaba a la totalidad de los viajeros en todo el territorio nacional; b) La huelga ocasionaba especiales
trastornos a los usuarios sin medios alternativos de transporte; y, c) Resultaba necesario garantizar el transporte
de productos perecederos y peligrosos. Tras estas consideraciones, la resolución gubernativa precisó los trenes
que debían circular.
Respuesta. La STS (CA) 19-2-2007 (Rº 2739/2004) señala que lo aportado por la autoridad gubernativa
no son más que consideraciones genéricas, aplicables a cualquier huelga, desechándolas. El Tribunal Supremo,
en fin, manifiesta que las razones ofrecidas por Fomento impiden saber «por qué ha llegado a la conclusión de
que por ejemplo en Valencia, en cercanías y en hora punta el porcentaje de trenes en servicio debe ser exacta-
mente del 75% en todas las líneas, excepto en la C-5, y no del 85% o del 70%». La falta de motivación sobre
los servicios mínimos fijados o la utilización de criterios genéricos, válidos para cualquier conflicto, determinan
su nulidad (STS (CA) 12-4-2011, Rº 4995/2008; STS (CA) 22-3-2011, Rº 3852/2008).
5º) La prestación de los servicios mínimos. Las empresas o los órganos administrativos en-
cargados de la prestación del servicio determinan, en fin, oídos los representantes de los
Lección 24. Las medidas de conflicto colectivo 813
Respuesta. Conviene distinguir, en este momento, el régimen jurídico de estos servicios mínimos de aqué-
llos de seguridad y mantenimiento (art. 6.7 RDLRT). Las diferencias básicas se encuentran en: a) Intereses jurídi-
cos protegidos: Con el mantenimiento de las prestaciones esenciales se protegen directamente los intereses de
relieve constitucional de determinados usuarios perjudicados por el derecho de huelga. En cambio, los servicios
de seguridad y mantenimiento en la empresa protegen directamente el interés empresarial y, en menor medida,
el de los trabajadores no huelguistas. b) Fundamento constitucional: El fundamento constitucional del manteni-
miento de los servicios esenciales, expresamente recogido en el art. 28.2 CE, se halla en multitud de preceptos
constitucionales en los que se reconocen derechos y bienes constitucionales; la continuidad de los servicios
de seguridad y mantenimiento tiene como fundamento constitucional, en este caso implícito, la productividad
de la empresa como contenido de la libertad de empresa protegida por el art. 38 CE. C) Entidad decisora:
En un caso, la entidad decisora es la autoridad gubernativa; en otro, el empresario, con participación de los
trabajadores (ATC 290/1994).
6º) Incumplimiento de los servicios mínimos. En este caso el Gobierno podrá adoptar medi-
das de garantía de los servicios esenciales tales como sustitución de los huelguistas por otros
trabajadores o su militarización (art. 6.5 y 10.2 RDLRT) o, incluso, la declaración previa
del estado de alarma, excepción o sitio; proceder a la movilización del personal de la empre-
sa (art. 4 c) y 12.2 L. 4/1981); o suspender el derecho de huelga (art. 23 L. 4/1981).
§21. Efectos de la participación de los trabajadores en una huelga lícita. Con carácter
general, la participación de los trabajadores en una huelga lícita genera los siguientes efectos:
1º) Sobre la relación laboral. El ejercicio individual del derecho de huelga es causa de
suspensión del contrato de trabajo (art. 45.1.l ET). Ello determina la suspensión de las
obligaciones recíprocas de trabajar y remunerar el trabajo (art. 45.2 ET). Los efectos de la
huelga sobre el derecho al salario plantean especiales problemas. La doctrina judicial ha se-
ñalado que el descuento salarial por huelga afecta a la retribución que se devenga por tiempo
de trabajo, de modo que la reducción del salario comprende la retribución de las horas o
jornadas no trabajadas y la parte proporcional del salario correspondiente a los descansos
semanales y gratificaciones extraordinarias. Sin embargo, no afecta al salario de los días
festivos previstos en el art. 37.2 ET. La participación en una huelga lícita tampoco afecta
a la duración del periodo de vacaciones ni a la remuneración que corresponde durante ese
periodo de descanso vacacional.
a) En primer lugar, respecto al salario que deja de percibirse durante la suspensión por
huelga, está claro que el trabajador deja de percibir las partidas de carácter salarial, esto es,
aquéllas en dinero o en especie que remuneran el trabajo efectivamente prestado. Así, la
doctrina judicial ha señalado que el trabajador deja de percibir el salario base y complemen-
tos salariales personales, —como la antigüedad—, los de puesto de trabajo, —como turni-
cidad, de destino, específico…—, y los vinculados a la situación y resultados de la empresa,
—como la participación en beneficios— (SSTS 18-4-1994, Rº 2555/1993; 22-1-1993, Rº
32/1992). Hay doctrina judicial que señala el no descuento de partidas extrasalariales tales
como indemnizaciones o dietas (STS 30-9-1996, Rº 249/1996).
b) Igualmente, se entiende que la suspensión del contrato por huelga afecta al salario del
descanso semanal retribuido que se reduce en la proporción correspondiente a los días de
huelga (STS 13-3-2001, Rº 3163/2000). En cuanto a los festivos, si éstos no coinciden
con el periodo de suspensión por huelga, el trabajador tiene derecho a su remuneración
sin que el previo ejercicio del derecho de huelga afecte tal derecho (STS 24-1-1994, Rº
2653/1992).
Caso práctico 24.25. ¿Pueden los trabajadores ser sancionados por su participación en una huelga
legal? ¿Y por su intervención en actos ilícitos cometidos durante el desarrollo de la huelga?
periores jerárquicos y compañeros de trabajo—, civiles —que incluyen el resarcimiento de los daños derivados
de tales conductas—, e incluso penales —como en la STS (P) 12-1-2011 (Rº 1315/2010), en que se condena
por desórdenes públicos a varios trabajadores que, con ocasión de una huelga de controladores aéreos, inva-
dieron las pistas del aeropuerto impidiendo su uso—).
c) Debe tenerse en cuenta que las ausencias al trabajo por huelga no computan como fal-
tas al trabajo a la hora de aplicar las reglas legales o pactadas sobre reducción del absentismo
ni para justificar la extinción objetiva del contrato por faltas de asistencia al trabajo (art. 52
d ET). No obstante, son válidas las primas de asiduidad o asistencia al trabajo en las que
se computan las ausencias por huelga siempre que no tengan por objeto impedir o limitar
el ejercicio de este derecho, esto es, siempre que no actúen como primas antihuelga (STC
189/1993).
Caso práctico 24.26. El art. 43 del Convenio X establece que, además de las dos gratificaciones extraor-
dinarias de carácter reglamentario que corresponden a las establecidas con carácter general por la legislación
vigente, y en el artículo 15 del presente Convenio, se abonará: en el año, y dentro del mes de octubre y antes
del día 30 de dicho mes, una gratificación especial de carácter lineal, y por un importe de 450 euros. Esta gra-
tificación especial la devengará todo el personal que está incluido dentro del ámbito de aplicación del presente
Convenio, siempre y cuando, en el momento de su entrada en vigor, tenga una antigüedad mínima de un año,
viéndose reducida la referida cuantía, en la parte proporcional al tiempo trabajado. La disposición final quinta
de un convenio de empresa expresa que, «si durante la vigencia del presente convenio se produjeran intentos
de alterar lo pactado en el presente convenio en los puntos tercero o decimosexto (jornada, retribución y mejoras
sociales), supondrá la nulidad del pacto decimocuarto (la retribución prevista en el art. 43) siguiendo vigente el
resto de su clausulado, y como expresiva de la verdadera intención de las partes, en cuanto contraprestación a
la falta de pérdida que la empresa sufriera en virtud de huelga u otra manifestación de conflictividad.
Respuesta. La STSJ Cantabria 17-3-2005 (Rº 211/2005) señala que este pacto es constitucional y legal,
pero sólo en el aspecto de permitir la renuncia a la huelga durante la vigencia del convenio, porque no se trata
de una genuina renuncia, que es siempre definitiva e irrevocable, y la aquí estudiada es sólo temporal y tran-
sitoria, que no afecta al derecho mismo, sino sólo a su ejercicio, de manera que no hay extinción del derecho
sino compromiso de no ejercitarlo, lo que entraña una pura obligación que puede incumplirse, pero arrastrando
las consecuencias de su incumplimiento.
Caso práctico 24.27. Durante tres días (martes, miércoles y jueves) del mes de febrero, una central sin-
dical convocó a los trabajadores de una empresa en la que se hacían turnos de trabajo, de forma que el día
de descanso era rotatorio sin que coincidiera necesariamente con el sábado o domingo. La empresa, cuando
abonó la mensualidad de dicho mes descontó todos los días en los que se había realizado huelga, incluidos
los días de descanso. Los trabajadores que les correspondía descanso en uno de esos tres días de huelga inter-
pusieron demanda reclamando el salario del día de descanso porque consideraban que no podía descontarse
íntegramente dicho día, sino tan sólo la parte proporcional del período previo en el que no habían ejercitado
la huelga, toda vez que el salario de dicho día ya se había devengado en esos días previos. Varias son las
cuestiones que plantea el supuesto de hecho. En primer lugar, si se puede hacer huelga el día de descanso; en
segundo lugar, si ha de presumirse la participación de los trabajadores como huelguistas ese día; y, en tercer
lugar, si procede el descuento sobre el salario del día de descanso.
Respuesta. La STS 13-3-2001 (Rº 3163/2000) concluye que no cabe una apreciación «fragmentaria» de
la participación en la huelga, y que mientras dura la misma se produce la «suspensión de la relación laboral», y
consecuentemente la del derecho a la percepción de contraprestación económica. Si el festivo coincide con el
desarrollo de la huelga, el trabajador pierde el salario por el festivo en la parte proporcional correspondiente a su
participación en la huelga. Si el trabajador hubiera debido trabajar en festivo y no lo hizo como consecuencia de
su participación en la huelga, el Tribunal Supremo niega el derecho del trabajador a un descanso compensatorio.
Caso práctico 24.28. En una huelga que había tenido lugar en una Universidad, en la misma habían
participado trabajadores pertenecientes a dos colectivos diferentes, el del personal docente e investigador y
el personal de administración y servicios. Sin embargo, el referido organismo únicamente adoptó medidas de
816 Jesús R. Mercader Uguina
control —un listado para el control de firmas de los no huelguistas— para el segundo colectivo, por lo que sólo
los trabajadores del mismo que participaron en los días de huelga sufrieron el correspondiente descuento en sus
salarios. La trabajadora demandante solicita el reintegro de la retribución deducida, petición que fue estimada
en la instancia.
Respuesta. La STSJ Castilla y León (Burgos) 31-1-2007 (Rº 1085/2006), confirma el criterio del órgano
jurisdiccional de instancia sobre la existencia de un trato discriminatorio en materia retributiva como consecuen-
cia de un descuento salarial por participación en huelga. La Sala declara la nulidad del descuento salarial, por
no encontrar razón alguna para que operase respecto de un grupo de trabajadores y no del otro, teniendo en
cuenta, además, que el tratamiento discriminatorio ya se puso de manifiesto en las medidas de control de la
asistencia del personal en los días de huelga, realizadas respecto del personal administrativo y no respecto del
personal docente.
Respuesta. Tal situación se puede producir contratando directamente personal dependiente para que
lleve a cabo dicha sustitución (STSJ Andalucía, Málaga 18-2-2000, Rº 2217/1999); ampliando la jornada
laboral de los trabajadores cedidos por una empresa de trabajo temporal, previamente seleccionados por ésta
y conocedores ya de las tareas a realizar, de forma que sean ellos quienes efectúen la suplencia (STSJ Navarra
30-4-2001, Rº 114/2001), recurriendo a trabajadores pertenecientes a otras sociedades del mismo grupo al
que pertenece la empresa afectada por la huelga, los cuales son «trasladados» temporalmente o contratar con
otras empresas para que presten servicios de refuerzo (STS 25-1-2010, Rº 40/2009). No constituye, sin em-
bargo, conducta contraria al derecho de huelga el hecho de que el propio empresario, solo o con la ayuda de
familiares o incluso amigos, asuma las tareas no cubiertas (STS (CA) 18-9-1997, Rº 12078/1991), tampoco
cuando la contratación de trabajadores externos se justifica en razones ajenas a la convocatoria de huelga (STS
22-5-2012, Rº 121/2011).
818 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. Conforme a la STC 75/2010 —y las numerosas sentencias que aplicaron idéntica doctrina—,
la empresa principal debe respetar el derecho de huelga de los trabajadores de la contratista pues «de poco
servirían las prohibiciones, garantías y tutelas establecidas en la legislación laboral en relación con las actuacio-
nes empresariales lesivas del derecho de huelga si se admitiera que éstas alcancen únicamente al contratista,
empresario directo en la relación laboral, y no al empresario principal, que es sobre quien habrán de recaer en
última instancia los efectos económicos lesivos de la huelga». De este modo, una vez constatado que la decisión
extintiva estuvo motivada, directa o indirectamente, por el ejercicio legítimo de su derecho de huelga, no cabe
sino calificar tal decisión como despido y declarar su nulidad radical.
lado, queda acreditada la existencia de relación mercantil entre las demandadas -empresas
principales y empresa contratista-. No obstante, será necesario que se constate que la activi-
dad de las empresas principales, consistente en la contratación con otras empresas, ha sido
la que ha vaciado de contenido el ejercicio del derecho de huelga.
Caso práctico 24.31. Se plantea si los diarios del Grupo Prisa El País, As y Cinco Días vulneraran el
derecho a la huelga de los trabajadores de su rotativa Pressprint por contratar a otras empresas durante los paros
para conseguir la publicación de sus periódicos. Se reclama por la Federación de Servicio a la Ciudadanía de
Comisiones Obreras que la decisión de encargar la impresión de sus ejemplares a otras compañías constituía
una vulneración del derecho fundamental a la huelga, pues se trata de “un tipo de esquirolaje externo que
lesiona o menoscaba” la efectividad de la medida.
Respuesta. La STS 11-2-2015, (Rº 95/14 señala que aunque estemos en presencia de un “grupo legal
de empresas” o grupo mercantil y no de un ilícito laboral grupo de empresas o empresa unitaria, la propia exis-
tencia del grupo tiene transcendencia laboral en determinadas circunstancias. Igualmente, pone de relieve que
"el hecho de que durante los días de huelga estos diarios se imprimieran en otras empresas y se distribuyeran
con normalidad en los diferentes puntos de venta vulnera el derecho de huelga y de libertad sindical dadas las
especiales relaciones entre las empresas".
Respuesta. Se han considerado prácticas prohibidas la sustitución de los trabajadores huelguistas por los
directivos y jefes de área de su empresa, quienes, asumiendo las funciones de aquellos, lograron que se editase
el diario «ABC» el día de la huelga. Durante la huelga, ni el empresario puede imponer a los trabajadores no
huelguistas la realización de las tareas que corresponden a los que secundaron la convocatoria, ni los trabaja-
dores que libremente decidieron no secundarla pueden sustituir el trabajo de sus compañeros (STC 33/2011).
También se ha considerado esquirolaje interno la asignación de las tareas que dejan de realizar los huelguistas
a otros trabajadores del propio centro de trabajo que habitualmente no se encargan de ellas, recurriendo para
ello a la movilidad funcional horizontal (STSJ Andalucía, Sevilla 6-10-1994, Rº 1593/1994, STSJ Madrid,
22-5-2009, Rº 1791/2009); la sustitución de los huelguistas con personal de la dirección (STSJ Andalucía/
Sevilla, 7-5-2009, Rº 486/2009); el incremento de la jornada laboral o realización de horas extraordinarias
por parte del personal no huelguista que desarrolla su actividad en el mismo centro de trabajo y realiza labores
similares a las de los participantes en la protesta, con el objeto de cubrir así el vacío dejado por la ausencia
temporal de éstos (STSJ Madrid 23-12-1992, Rº 3548/1992).
3º) Prohibición del esquirolaje virtual. Una tercera modalidad de sustitución que plantea
dudas es el «esquirolaje virtual» consistente en reemplazar la prestación «actual» o «física» de
los trabajadores participantes en la protesta por otro tipo de prestaciones de carácter «no ac-
820 Jesús R. Mercader Uguina
4º) Responsabilidad indemnizatoria por lesión del derecho de huelga. El recurso a estos meca-
nismos y, en general a cualesquiera otros lesivos del derechos de huelga, puede determinar una
demanda del sindicato convocante de la huelga frente al empresario por lesión del derecho fun-
damental y, en su caso, la condena al empresario a resarcir los daños derivados de su conducta
(STS 6-4-2009, Rº 191/2008, STS 24-6-2009, Rº 622/2008 y STS 25-1-2010, Rº 40/2009).
7. EL CIERRE PATRONAL
Bibliografía básica: RUIZ CASTILLO, M., El cierre patronal, Madrid, MTSS, 1990. GARCÍA FERNÁNDEZ, M.
El cierre patronal, Barcelona, Ariel, 1990. VALDÉS DAL-RÉ, F., El cierre patronal, en AA.VV., Ley de Huelga,
Madrid, ISE, 1993, pp. 255 a 271. GÓMEZ ABELLEIRA, F.J., El lock-out en el Derecho de los EE.UU. Su
contraste con el cierre patronal en el Derecho español, Barcelona, CEDECS, 1998. SANGUINETTI, W. Los
empresarios y el conflicto laboral, Valencia, Tirant lo Blanch, 2006.
§26. Causas justificadas de cierre patronal. Los empresarios sólo podrán proceder al
cierre del centro de trabajo en caso de huelga o cualquier otra modalidad de irregularidad
colectiva en el régimen de trabajo, cuando concurra alguna de las causas siguientes (art. 12.
1 RDLRT):
1º) Notorio peligro de violencia para las personas o de daño grave para las personas o cosas (art.
12.1 a) RDLRT). El peligro ha de ser notorio, real y darse en el presente y no relacionado
con perspectivas de futuro o conjeturas sobre el mismo. La actuación empresarial viene ava-
lada por la materialización de acciones ilegítimas de presión. El peligro sobre las personas
habrá de manifestarse en el mismo centro de trabajo afectado, sin que aquellas alteraciones
que se produzcan en otros ámbitos justifiquen el cierre —v.gr. manifestaciones—, salvo
que tengan relación directa con el desarrollo de las actividades y puedan calificarse de gra-
vísimas, tales como atentados repetidos, amenazas a la dirección de la empresa, rotura de
cristales, pinchazos en ruedas y colocación de clavos en los motores, o no dejar salir de la
fábrica ningún material ni piezas mecanizadas así como la subsiguiente obstaculización para
que camiones ajenos a la empresa efectuaran el suministro concertado. Progresivamente,
los tribunales han extendido impropiamente la aplicación de esta causa a los supuestos en
los que la situación de peligro constituye una consecuencia de la medida de conflicto pero
sin entrar a valorar si ésta es o no lícita. Así, las SSTS 14-1-2000 (Rº 2478/1999) y de
17-1-2000 (Rº 2597/1999) han afirmado la licitud de un cierre para cuya justificación se
alegó la falta de medidas de seguridad en la que quedaron sumidos los pozos mineros de la
empresa como consecuencia de la «ausencia absoluta» de los ingenieros técnicos encargados
de garantizarlas.
2º) Ocupación ilegal del centro de trabajo o de cualquiera de sus dependencias o peligro cierto
de que ésta se produzca (art. 12.1 b) RDLRT). La permanencia en los puestos de trabajo,
para calificarse como de ilegal, ha de tener una especial antijuridicidad que se concreta en la
existencia de peligrosidad tanto respecto del empresario como de los trabajadores no huel-
guistas y los bienes de la empresa, y la disponibilidad de instalaciones, oficinas y archivos o
documentación (STS 10-3-1982, RJ. 1473), sin que justifique el cierre la simple ocupación
de pasillos y escaleras sin que se ejerza violencia en las personas o daño en las cosas ni se
produjere alteración en la marcha normal de los servicios.
3º) Volumen de inasistencias o irregularidades en el trabajo que impidan gravemente el proceso
normal de producción (art. 12.1 c) RDLRT). No obstante, el citado requisito debe entender-
se no en el sentido estricto de mera alteración, pues tal efecto derivaría siempre de ausencias
colectivas al trabajo de cierta entidad, sino en el más limitado de que dichas ausencias im-
pidan reorganizar el proceso productivo, resultando tales impedimentos graves, de manera
que no sea posible dar ocupación a quienes no se suman a la huelga y ejercen su derecho
al trabajo. Será también lícito el cierre en las huelgas intermitentes si no existe posibilidad
alguna de realizar actividad laboral (STC 72/1982, 41/1984, 191/1987). No obstante, el
cierre ha venido siendo utilizado con carácter defensivo frente a huelgas legales, al admitirse
el mismo con independencia del carácter ilícito o abusivo de la huelga (Sanguinetti).
Caso práctico 24.34. El sindicato «Intersindical Canaria» y los cuatro miembros del comité de empresa
de «Establecimientos Industriales Archipiélago S.A.» convocaron una huelga con carácter indefinido y durante
Lección 24. Las medidas de conflicto colectivo 823
toda la jornada laboral para todos los trabajadores de la empresa y en todos los centros de ésta ubicados
en el Archipiélago Canario que dio comienzo el día 1 de junio de 1998. La empresa adoptó el acuerdo de
cierre el día 3 siguiente, después de que durante los dos días anteriores secundaran la huelga la inmensa
mayoría de los trabajadores. Sólo entonces puso en práctica la medida de cierre patronal para sus centros
de Gran Canaria y Tenerife, comunicándola en tiempo hábil a la Dirección General de Trabajo y haciéndole
saber que lo llevaba a efecto por «inexistencia de servicios mínimos» y por «impedimento grave del proceso
normal de producción». Y la adoptó «por el tiempo indispensable hasta que la reanudación de las actividades
normales se produzca».
Respuesta. La STS 31-3-2000 (Rº 2705/1999) admite la licitud del un cierre patronal. En el supuesto so-
metido a examen, entiende la sentencia que hasta los propios recurrentes reconocen que el proceso productivo
quedó totalmente paralizado. Y no son necesarios especiales argumentos para llegar también a la conclusión
de que, al no acudir a sus puestos los trabajadores de fabricación, almacén, atención al público, venta y
transporte, no era posible encomendar a los administrativos asistentes ningún tipo de actividad productiva. Tal
situación permitió a la empresa acordar, en los centros de trabajo en que se produjo esa total paralización de
la producción, el cierre patronal que, en atención a todo lo expuesto, debe calificarse de lícito.
Caso práctico 24.35. El Casino de Juego Gran Madrid comunicó al Director Provincial de Trabajo y
Seguridad Social de Madrid que la dirección del centro, en uso de sus facultades, había procedido al cierre
del centro de trabajo desde las 17.00 horas del día 20 de septiembre hasta las 8.00 horas del día siguiente,
siendo los motivos: «Inasistencia de los empleados al trabajo en tal volumen que habría imposibilitado el proce-
so normal de producción de la empresa … no se habría podido garantizar los servicios mínimos recogidos en
el art. 39 del Reglamento de Casinos de Juego».
Respuesta. La STSJ Madrid (CA) 9-1-1996 (Rº 2213/1993) consideró que no era contrario al art. 12.1
c) RDLRT el cierre del casino debido a que, como consecuencia del éxito de la convocatoria de huelga, no se
encontraba presente el personal mínimo necesario para poner en funcionamiento la ruleta francesa, la ruleta
americana y el juego del Black-Jack, lo que impedía abrir las instalaciones. Señala la citada sentencia que el
art. 39.3 de la Orden Ministerial 9 enero 1979, por la que se aprueba el Reglamento de Casinos de Juego,
establece que «en todo caso, durante el horario en que el Casino se encuentre abierto al público, deberán
hallarse en servicio como mínimo, una mesa de ruleta, otra ruleta americana y otra de Black-jack, siempre que
tales juegos estén autorizados en el Casino». Por todo ello, considera lícito dicho cierre.
4º) Autonomía de los supuestos de cierre patronal. Así pues, si concurren estas causas se está
en presencia de un cierre defensivo, cuya única finalidad es la de preservar la integridad de
las personas, los bienes o las instalaciones, por el tiempo indispensable para cumplir ese
deber de policía. Sobre los referidos tres supuestos de licitud del cierre patronal y su con-
currencia simultánea o aislada se han pronunciado las SSTS 14-1-2000 (Rº 2478/1999) y
17-1-2000 (Rº 2597/1999), entendiendo innecesaria la concurrencia de todas las causas
previstas, siendo suficiente una sola, como el peligro de daños graves e impedimento grave
del proceso normal de producción. Está claro que son tres supuestos autónomos entre sí y
que el precepto, cuando se refiere a ellos, no exige su coexistencia, sino que se legitima el
cierre patronal «cuando concurra alguna» de las circunstancias enunciadas. Si no se cum-
plen, se está ante un cierre ofensivo, que persigue destruir la estrategia de los trabajadores en
el ejercicio de la huelga, haciéndoles desistir de su actitud, cierre que resulta vulnerador del
derecho fundamental de huelga consagrado en el art. 28.2 CE.
§27. Procedimiento del cierre. El cierre del centro de trabajo debe limitarse al tiempo
indispensable para asegurar la reanudación de la actividad de la empresa o para la remoción
de las causas que lo motivaron (art. 13.2 RDLRT), sin que venga circunscrito, ni siquiera
824 Jesús R. Mercader Uguina
necesariamente relacionado, con los días u horas para los que hubiese sido convocada la
huelga. Responde la limitación temporal establecida normativamente a la necesidad de res-
petar los derechos y la libertad de trabajo de los trabajadores no huelguistas, que resultarían,
de lo contrario, gravemente lesionados (STC 11/1981).
1º) Comunicación a la autoridad laboral. De acuerdo con el art. 13.1 RDLRT, el empre-
sario que proceda al cierre del dentro de trabajo deberá llevar a cabo su comunicación a la
Autoridad Laboral, central o autonómica, en el término de doce horas, lo que excluye la
idea de autorización del mismo y le concede exclusivos efectos de publicidad, aun cuando,
si los requerimientos exigidos por el DLRT se efectúan con rapidez, vienen a constituir en
la práctica auténticas autorizaciones.
2º) Reapertura del centro. La reapertura del centro de trabajo podrá realizarse en virtud de
diferentes instancias:
a) A iniciativa del propio empresario, habida cuenta de que el cierre de los centros de
trabajo se limitará al tiempo indispensable para asegurar la reanudación de la actividad de
la empresa (art. 13.2 RDLRT).
b) A iniciativa de los trabajadores, debiendo considerarse como ilegal el cierre en el que
no se atienden por el empresario las peticiones de normalización realizadas por los trabaja-
dores.
3º) Intimación de la Administración. Junto a la inicial intervención pasiva de la Admi-
nistración, de mera recepción de información, la normativa en esta materia reserva a la
autoridad laboral una intervención activa, por cuanto podrá requerir al empresario que
haya cerrado el centro de trabajo para que lo reabra en el plazo que establezca el propio
mandato, dando opción a su personal a reintegrarse a la actividad laboral, por incurrir, en
caso contrario, en las sanciones previstas para el supuesto de cierre ilegal (art. 14 RDLRT).
La Administración se reserva, de este modo, la oportunidad de valorar el uso del cierre y
de actuar como árbitro del conflicto (Valdés). El requerimiento tiene como presupuesto
específico la estimación por la autoridad laboral de la concurrencia o desaparición de las
circunstancias que justifican el cierre. La inobservancia de tal intimación viene sancionada
administrativamente, calificándose de infracción muy grave la negativa del empresario a la
reapertura del centro de trabajo en el plazo establecido, cuando fuera requerido por la auto-
ridad laboral competente (art. 8.9 LISOS).
§28. Efectos del cierre patronal. El cierre patronal, como en el caso de la huelga, produ-
cirá distintos efectos según sea considerado legal o ilegal.
1º) Efectos del cierre patronal legal. El cierre patronal legal, efectuado de acuerdo con la
normativa vigente, producirá, respecto del personal afectado, los mismos efectos que los
previstos para el ejercicio del derecho de huelga (art. 12.2 RDLRT). De este modo, el ejer-
cicio del derecho de cierre no extingue la relación de trabajo, entendiéndose suspendidos los
contratos de trabajo, sin que los trabajadores tengan derecho al salario (art. 45.1 ET) y, por
tanto, produciéndose los mismos efectos sobre el salario que en las situaciones de huelga.
A efectos de la Seguridad Social, los trabajadores afectados por el cierre quedan en situa-
ción de alta especial y la obligación de cotización queda suspendida, sin perjuicio de que
Lección 24. Las medidas de conflicto colectivo 825
los trabajadores puedan celebrar convenio especial con la Seguridad Social. El trabajador
no podrá devengar prestaciones de desempleo ni de incapacidad temporal cuando ésta se
inicie durante el cierre patronal pero sí tiene derecho a acceder al subsidio por maternidad
(art. 8.8 RD. 295/2009). Este efecto de suspensión del contrato de trabajo se produce úni-
camente si el cierre patronal es lícito. En caso contrario, el contrato no queda suspendido
de modo que el trabajador, aunque no haya prestado trabajo, tendrá derecho al salario y a
mantener la situación de alta y cotización en la Seguridad Social.
2º) Efectos del cierre patronal ilegal. La calificación como ilegal del cierre no da lugar a la
suspensión del contrato de trabajo ni al devengo de los salarios dejados de percibir durante
el mismo, correspondiéndoles a los trabajadores el abono del día en que la empresa acuerda
el cierre así como la parte proporcional del sábado y domingo correspondiente al día de
trabajo. Los salarios se deberán desde que se procedió al cierre patronal ilícito y no desde
que es efectiva la orden de reapertura, porque la ilicitud del cierre no trae su causa del in-
cumplimiento de tal orden, sino que dimana de la falta del motivo que lo justifique en la
normativa legal.
Lección 25
Los medios extrajudiciales de solución de los
conflictos colectivos
ÍNDICE: 1. EL SISTEMA ESPAÑOL DE SOLUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE CONFLICTOS COLECTIVOS. §1. Sistemas de
solución de conflictos colectivos. La preferencia por el modelo judicial. §2. La composición judicial del conflicto
colectivo. 2. PROCEDIMIENTOS DE AUTOCOMPOSICIÓN DE LOS CONFLICTOS COLECTIVOS. §3. Conciliación.
§4. Mediación. §5. Arbitraje. 3. LA INTERVENCIÓN PÚBLICA EN LA SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS: EL SISTE-
MA EXTRAJUDICIAL ADMINISTRATIVO. §6. El subsistema administrativo de solución extrajudicial de conflictos.
§7. Procedimiento administrativo de conflicto colectivo. §8. La mediación administrativa. §9. Las funciones de
mediación y el arbitraje de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social. 4. LA AUTONOMÍA COLECTIVA COMO
INSTRUMENTO DE SOLUCIÓN DE CONFLICTOS: EL SISTEMA EXTRAJUDICIAL AUTÓNOMO O CONVENCIONAL.
§10. El marco de reconocimiento convencional de los medios de solución de conflictos. 5. EL ACUERDO ESTATAL
SOBRE SOLUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE CONFLICTOS LABORALES. §11. Estructura y tipos de conflictos. §12. Pro-
cedimientos de solución. §13. Procedimiento de mediación. §14. Procedimiento de arbitraje. 6. LOS ACUERDOS
AUTONÓMICOS DE SOLUCIÓN EXTRAJUDICIAL DE CONFLICTOS LABORALES. §15. Acuerdos autonómicos de
solución extrajudicial de conflictos. 7. LOS MEDIOS DE SOLUCIÓN DE CONFLICTOS ESTABLECIDOS EN CONVENIO
COLECTIVO. §16. Las Comisiones Paritarias como instrumento de solución de conflictos.
§2. La composición judicial del conflicto colectivo. Así pues, los sistemas de composi-
ción judicial constituyen el instrumento fundamental para dirimir los conflictos individua-
les en materia laboral. La solución judicial de los conflictos colectivos de trabajo se articula
a través de la modalidad procesal de conflicto colectivo, ante los órganos de la jurisdicción
social (arts. 153 a 162 LJS), siempre y cuando se cuestione la interpretación o aplicación de
una regla o norma legal, convencional o de empresa (conflicto jurídico), y el conflicto afecte
a un interés general de un grupo genérico de trabajadores (conflicto colectivo). Especiales
problemas plantea la conservación de este procedimiento de conflicto colectivo propio del
modelo predemocrático de relaciones laborales (Desdentado).
1º) La configuración del sistema judicial de solución de controversias legalmente estable-
cido como un sistema cerrado en sí mismo, que no tolera intromisiones provenientes de
la actividad negocial de los particulares o de los grupos sociales organizados, va progresiva-
mente cediendo y dando paso a una concepción más abierta en la que la obligatoriedad de
la observancia de los procedimientos pactados deja de ser entendida como un atentado al
derecho a la acción consagrado en el art. 24 CE.
2º) En todo caso, existe un importante consenso en el carácter de asignatura pendiente
que para el sistema de relaciones laborales tiene la consolidación de un modelo de solución
extrajudicial de conflictos. No obstante, el progreso de este tipo de medios y el impulso des-
de el ámbito comunitario de relaciones laborales parece que va a provocar con naturalidad la
conformación de sistemas de esta naturaleza en ese nivel europeo, siendo además oportuno
que desde las instituciones comunitarias se aliente su desarrollo. Algunos documentos co-
munitarios apuntan en esa dirección: el Libro Verde relativo a las modalidades alternativas
de solución conflictos en el ámbito civil y mercantil y las conclusiones del Consejo de la
Unión Europea sobre un mecanismo a escala europea para ayudar a resolver los conflictos
entre empresarios y trabajadores que trasciendan el nivel nacional.
§3. Conciliación. Los actos de solución de un conflicto suelen ser clasificados en tres
grupos: los logrados directamente por las partes; los obtenidos directamente por las partes
con la ayuda de la intervención mediadora de un tercero; y, en fin, los producidos por un
tercero en virtud de un encargo previo de las partes. En la conciliación, el tercero reúne a las
partes con el objeto de facilitar un acuerdo entre ellas y obtener así su avenencia. El órgano
Lección 25. Los medios extrajudiciales de solución de los conflictos colectivos 829
§4. Mediación. En la mediación, el tercero desarrolla una función que supera la simple
puesta en contacto de posiciones divergentes. El órgano de mediación, tras estudiar y ana-
lizar las bases del conflicto, propone una o varias soluciones al mismo, susceptibles de ser
aceptadas por las partes. En la mediación, el tercero no sólo intenta aproximar los puntos de
vista enfrentados, con miras a la obtención de un acuerdo, sino que pretende también orien-
tar e influir, a través de sus propuestas, en los términos del mismo. La actuación del media-
dor se desarrolla con escaso formalismo y con criterios predominantemente de equidad.
La LJS atribuye a la mediación el mismo carácter de requisito previo de procedibilidad
que se reconoce a la conciliación (arts. 63 a 68 LJS).
Caso práctico 25.1. ¿Qué características debe poseer un mediador?
Respuesta. El manual de mediación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) establece entre
las cualidades personales del mediador (aunque aclara que se pueden adquirir con la práctica) la empatía
(entendida como habilidad para ponerse en el lugar de los demás), así como su habilidad para averiguar las
percepciones y los valores de los otros, que variarán notoriamente por razones culturales, por sectores de activi-
dad, etc. En cuanto a las cualidades profesionales del mediador, la OIT señala la imparcialidad y neutralidad,
ya que entiende que «el no inclinarse en el desempeño de su función a favor de las posturas de una de las partes
del conflicto es requisito esencial para ser aceptado como mediador». La OIT añade la profesionalidad, por la
que entiende el conocimiento de la realidad sobre la que se plantea el conflicto como requisito elemental, ya
que «no es lo mismo mediar en un conflicto conyugal que en un conflicto laboral», añadiendo que «el conocer
830 Jesús R. Mercader Uguina
el funcionamiento de las relaciones laborales, la normativa, la negociación colectiva, las soluciones adoptadas
en conflictos similares aporta al mediador un bagaje importante en el desempeño de su labor», aunque aclara
que tal conocimiento no debe ser necesariamente «exhaustivo del tema específico de la mediación», ya que
las partes le ayudarán con los detalles. Finalmente, el organismo internacional estima que el mediador debe
garantizar la confidencialidad de la información que recabe de cada una de las partes en cada una de las
reuniones separadas, salvo que las partes le autoricen en sentido contrario, deber de sigilo que se extiende
incluso después de haber finalizado la mediación (SERVICIO DE DERECHO DEL TRABAJO Y RELACIONES LABORALES, Manual
de Mediación, Organización Internacional del Trabajo, Ginebra 1998).
Caso práctico 25.2. ¿Cuáles son las etapas a seguir en una mediación?
Respuesta. La mediación es un procedimiento que se destaca por su flexibilidad, de tal forma que el proce-
dimiento puede variar según las circunstancias, la materia o por las mismas partes. Sin embargo, existen etapas
comunes que se logran identificar en cualquier tipo de mediación. A continuación se identifican estas etapas
que normalmente se siguen en un procedimiento de mediación. a) Puntualizaciones iniciales del mediador.
Explicar el procedimiento a las partes o interesados (que el mediador no es un juez y que su papel es facilitar la
comunicación para intentar alcanzar un arreglo; que todo lo dicho durante la mediación es confidencial, etc.).
Establecer las reglas. (que los interesados no pueden interrumpir durante la exposición del otro, que pueden utili-
zar notas, etc.). b) Exposición del problema por las partes. La mediación se inicia preguntando a los interesados
(las partes) cuál es el problema desde el punto de vista de cada uno. Si una de las partes fue quien solicitó llevar
el conflicto a mediación, entonces ésta será la que normalmente inicie su exposición. Esta etapa está diseñada
para permitir a los involucrados identificar los puntos principales de conflicto así como el punto de vista contra-
rio. c) Recopilación de información. Esta es una etapa donde lo que se prefiere es que las partes hablen entre
ellas, interviniendo el mediador simplemente como un facilitador en la discusión sin exponer opinión alguna. El
mediador puede utilizar algunas preguntas abiertas para resumir mediante un lenguaje neutral. d) Identificación
del problema. En este paso se busca identificar el problema (o de ser el caso los problemas), descubrir los
intereses de cada una de las partes y encontrar objetivos comunes. e) Solución del problema. En esta etapa
en mediador ayuda a las partes a explorar todas las opciones posibles para arreglar el conflicto. Lo ideal es
que todas las opciones provengan de la imaginación y creatividad de las partes y que el mediador solamente
utilice algunas técnicas para estimular dicha creatividad en la generación de opciones. Una vez identificadas
las opciones, las partes empiezan a negociar aquellas que consideran más viables, hacen demandas pero dan
concesiones de manera que logren alcanzar un acuerdo que sea benéfico para ambas partes. f) Redacción del
acuerdo. Si un acuerdo es alcanzado, el mediador ayudará a plasmar dicho acuerdo en papel, asegurándose
que cada parte entiende perfectamente cuáles son los términos así como su alcance.
1º) Principales reglas legales sobre la mediación en conflictos jurídicos de trabajo. Son las
siguientes:
a) El art. 91 ET señala que los convenios colectivos y los acuerdos a que se refiere el art.
83.2 y 3 ET son los instrumentos a través de los cuales podrán establecerse procedimientos
para la solución tanto de las controversias colectivas como de «las controversias de carácter
individual, cuando las partes expresamente se sometan a ellos».
b) El art. 91 ET limita el alcance de la mediación como medio extrajudicial de solución
de conflictos a «las controversias colectivas derivadas de la aplicación e interpretación de los
convenios colectivos» y establece unas concretas reglas de legitimación al establecer que «el
acuerdo logrado a través de la mediación y el laudo arbitral tendrán la eficacia jurídica y
tramitación de los convenios colectivos regulados en la presente Ley, siempre que quienes
hubiesen adoptado el acuerdo o suscrito el compromiso arbitral tuviesen la legitimación
que les permita acordar, en el ámbito del conflicto, un convenio colectivo conforme a los
previsto en los artículos 87, 88 y 89 de esta Ley». Otros preceptos del ET fomentan y,
en ocasiones, exigen la previsión convencional de estos mecanismos. En el primer grupo
pueden citarse las previsiones de los arts. 40 y 41 ET conforme a las cuales la mediación se
Lección 25. Los medios extrajudiciales de solución de los conflictos colectivos 831
propone como fórmula alternativa a los periodos de consulta en los procesos de traslado o
de modificación sustancial de las condiciones de trabajo, al señalar que «el empresario y la
representación legal de los trabajadores podrán acordar en cualquier momento la sustitu-
ción del periodo de consultas por la aplicación del procedimiento de mediación o arbitraje
que sea de aplicación en el ámbito de la empresa». En el segundo se incluiría la previsión
del art. 86.3 ET que expresamente señala que en los acuerdos interprofesionales de ámbito
estatal o autonómico se deberán establecer procedimientos de aplicación general y directa
para solventar las discrepancias existentes tras el proceso de negociación sin alcanzarse un
acuerdo.
c) El legislador considera las soluciones alcanzadas en esta vía extrajudicial como equiva-
lente funcional del convenio o acuerdo colectivo, en el supuesto de avenencia en el proce-
dimiento de mediación, que es en realidad, como ha destacado la doctrina científica, una
negociación colectiva «asistida» por el mediador (STS 10-12-2003, Rº 3/2003). En lógica
consecuencia, la norma equipara los acuerdos alcanzados en la mediación a los convenios
colectivos a efectos de su impugnación (art. 91 ET).
2º) Mediación en las Administraciones Públicas. En este ámbito se prevé que para el conoci-
miento y resolución de los conflictos derivados de la aplicación e interpretación de los Pactos y
Acuerdos, las Administraciones Públicas y las Organizaciones Sindicales podrán acordar la crea-
ción, configuración y desarrollo de sistemas de solución extrajudicial de conflictos colectivos (art.
45.1 EBEP). La mediación será obligatoria cuando lo solicite una de las partes y las propuestas de
solución que ofrezcan el mediador o mediadores podrán ser libremente aceptadas o rechazadas
por las mismas (art. 45.4 EBEP). Bien es cierto que la aplicación práctica de este instrumento ha
sido muy excepcional, cuando no marginal, hasta el momento, de forma que es una posibilidad
que en la práctica negocial cotidiana está casi sin materializar (Cruz Villalón).
§5. Arbitraje. Es claro que los dos anteriores supuestos son materialmente análogos pues,
al no tener carácter dirimente la intervención del tercero, todos se resuelven en un negocio
jurídico imputable directamente a las partes; por su parte, el arbitraje podría suscitar dudas en
la medida en que el acto producido es ajeno a las partes del conflicto. Sin embargo, parece evi-
dente que el poder del árbitro, cuando éste actúa por libre decisión de los interesados, descansa
sobre el mismo fundamento que los acuerdos directos entre las partes, al ser éstas quienes, en
último término, le atribuyen facultades de integración de su voluntad en la medida en que
desean poner fin a un conflicto precisamente en el sentido que determine el árbitro.
1º) Naturaleza. El árbitro no despliega en su función un mandato jurisdiccional, sino que
el laudo dictado por él produce un efecto de «equivalencia jurisdiccional» (STC 43/1988,
62/1991). El juicio arbitral es un proceso especial privado, ajeno a la jurisdicción ordinaria,
cuyo efecto de equivalencia sólo puede producirse cuando las partes intervinientes en el
mismo den cumplimiento a la siguiente triple condición: a) Sometimiento libre y volunta-
rio al convenio arbitral; b) que el objeto de la controversia sea arbitrable y c) que el arbitraje
se tramite procedimentalmente bajo el manto de las garantías de igualdad de partes, audien-
cia, contradicción y prueba. El cumplimiento de estas condiciones determina el nacimiento
del efecto de equivalencia jurisdiccional, que se encuentra no sólo en que el laudo produce
832 Jesús R. Mercader Uguina
efectos idénticos a la cosa juzgada, sino también en el hecho de que la decisión arbitral no
puede ser controlada judicialmente por errores de hecho o de derecho sino sólo por razones
extrínsecas (Merino Merchán).
2º) Regulación. Sobre estas bases, las principales reglas legales sobre el arbitraje en conflic-
tos jurídicos de trabajo son las siguientes:
a) La Ley 60/2003, de Arbitraje, en su art. 1, define su ámbito de aplicación advirtiendo
que «esta ley se aplicará a los arbitrajes cuyo lugar se halle dentro del territorio español, sean
de carácter interno o internacional», en coherencia con lo anunciado en la Exposición de
Motivos, a cuyo tenor «esta ley pretende ser una ley general, aplicable, por tanto, íntegra-
mente a todos los arbitrajes que no tengan una regulación especial», excluyéndose así por
completo los arbitrajes no amparados en otro anclaje que el art. 1255 CC.
b) El arbitraje es un medio alternativo para la resolución heterónoma de los conflictos, de
modo que, bajo determinadas circunstancias, los que pretenden una solución a sus contien-
das pueden optar entre buscarla en los órganos de la jurisdicción o bien en la institución del
arbitraje. En este último supuesto debe haber conformidad de las partes para someterse al pro-
cedimiento arbitral. Consecuencia de lo anterior es la segunda cuestión: el arbitraje sólo tiene
eficacia jurídica si el compromiso arbitral fue aceptado por todos los que pueden verse afectos
por el laudo. Esta voluntariedad, como ha reconocido la propia doctrina del Tribunal Consti-
tucional, constituye la «esencia y el fundamento de la institución arbitral» (STC 174/1995).
c) Al igual que en el caso de la mediación, los convenios colectivos y los acuerdos a que
se refiere el art. 83.2 y 3 ET son los instrumentos a través de los cuales podrán establecerse
procedimientos arbitrales. El ET fomenta el arbitraje al proponerlo, junto a la mediación,
como fórmulas alternativas a los periodos de consulta en los procedimientos de traslado (art.
40 ET) o modificación sustancial de las condiciones de trabajo (art. 41 ET). Además, en el
caso de modificación de condiciones previstas en convenio colectivo, expresamente se prevé
que los convenios o acuerdos interprofesionales podrán establecer el compromiso previo de
someterse a arbitraje vinculante para los casos de ausencia de avenencia en la mediación y
se impone la obligación de acudir a dichos procedimientos para solventar las discrepancias
surgidas durante la negociación de los acuerdos modificativos (art. 82.3 ET).
Los laudos arbitrales poseen la eficacia general propia de un convenio colectivo cuando
se cumplan las reglas de legitimación (art. 91 ET), procediendo su impugnación «por los
motivos y conforme a los procedimientos previstos para los convenios colectivos», lo que,
como ha declarado la jurisprudencia (SSTS 10-12-2003, Rº 3/2003 y STS 12-7-2004, Rº
59/2003), remite implícitamente a los preceptos de la modalidad procesal de impugnación
por ilegalidad o lesividad regulada en los arts. 163 a 166 LJS. Aquí, también el laudo resulta
un equivalente funcional del convenio o acuerdo colectivo, en la medida en que la decisión
que dirime la controversia se adopta no por los negociadores sino por un tercero (individuo
o colegio arbitral), pero sobre la base de un convenio o compromiso de arbitraje suscrito por
sujetos colectivos actuantes en el ámbito del conflicto.
d) Se establece un régimen abierto de impugnación de los laudos arbitrales. Los mismos
son impugnables por dos concretos motivos: uno formal, «que no se hubiesen observado
en el desarrollo de la actuación arbitral los requisitos y formalidades establecidos al efecto»,
Lección 25. Los medios extrajudiciales de solución de los conflictos colectivos 833
Respuesta. La STS 19-10-1998 (Rº 1469/1997) ha declarado la constitucionalidad del arbitraje obliga-
torio sobre la base de tres distintos argumentos: «a) necesidad de poner fin al ya lento proceso de derogación
de las ordenanzas laborales (…). b) Falta de regulación (cobertura) en los convenios colectivos de un sector
determinado de derechos y obligaciones desarrollados hasta el presente en la correspondiente ordenanza
que ha quedado derogada, circunstancia constatada por la CCNC de participación institucional, sindical y
empresarial. c) Necesidad absoluta de cubrir el vacío normativo que se produce, una vez fracasadas las nego-
ciaciones que precedieron a la decisión de someter las discrepancias al arbitraje».
3º) El art. 9 RDLRT dispone que «la Inspección de Trabajo podrá ejercer su función de
mediación desde que se comunique la huelga hasta la solución del conflicto», con lo que tal ac-
tividad queda concentrada, exclusivamente, a la intervención en situación de conflicto abierto.
inferiores o de coordinación con otros pactos colectivos que dan prioridad a la intervención
de sus comisiones paritarias, pues no regulan la estructura de la negociación colectiva, la con-
currencia de convenios o la complementariedad de unidades de negociación, y ni siquiera
contienen directrices de regulaciones futuras para sujetos negociadores de ámbito inferior.
c) Los medios solutorios extrajudiciales no se extienden a la totalidad de las empresas y
organizaciones de trabajo pero sí tienen un potencial radio de acción muy amplio. La tónica
general es la remisión al Acuerdo estatal o a los procedimientos autonómicos de solución
extrajudicial de conflictos. Por ello, es frecuente la ausencia de previsiones específicas sobre
procedimientos de solución extrajudicial distintos de los anteriores. Los convenios suelen
atribuir funciones de conciliación a las Comisiones Paritarias o Mixtas, normalmente, en
todos los conflictos colectivos derivados de la aplicación o interpretación del convenio y sin
perjuicio del ejercicio de las acciones judiciales o administrativas que se estimen pertinentes.
d) El ET incentiva el establecimiento de sistemas extrajudiciales de solución de conflictos
como alternativa o como vía de solución a situaciones de bloqueo o falta de acuerdo en los
procesos de negociación para la modificación sustancial de condiciones de trabajo (art. 41
ET), la movilidad geográfica (art. 40 ET), la inaplicación del convenio colectivo (art. 82.3
ET) o la propia negociación del convenio colectivo (art. 86.3 ET)
Los procedimientos de aplicación general y directa para solventar de manera efectiva las
discrepancias en la negociación de los acuerdos se establecerán mediante los acuerdos inter-
profesionales de ámbito estatal o autonómico previstos en el artículo 83 ET. Tales acuerdos
podrán establecer incluso el compromiso previo de someter las discrepancias a un arbitraje,
en cuyo caso el laudo arbitral tendrá la misma eficacia que los acuerdos en período de con-
sultas y sólo será recurrible conforme al procedimiento y en base a los motivos establecidos
en el artículo 91 ET.
De este modo, el legislador propicia el recurso voluntario a los sistemas de solución no judi-
cial de discrepancias como la mediación o el arbitraje, dirigidos a evitar que las negociaciones
finalicen sin acuerdo. A tal efecto, se pretende fomentar intensamente el arbitraje, favoreciendo
la opción por su carácter obligatorio previamente comprometido entre las partes, sin perjuicio
de que prime en todo caso la voluntad de los firmantes de los acuerdos interprofesionales sobre
la materia y, así, se respeten los imperativos constitucionales al respecto.
2º) Sistemas complementarios. Por un lado, el papel cada vez más relevante de las Co-
munidades Autónomas en el desarrollo de nuestro sistema político, singularizado por la
influencia cada vez más palpable en los fenómenos más cotidianos de nuestras relaciones
laborales, otorga una capacidad de influencia singular a los sistemas autonómicos estable-
cidos actualmente en la práctica totalidad de las Comunidades Autónomas; junto a ello, la
consolidación en paralelo del Sistema Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA) a
nivel estatal propicia un mapa de complementariedad en la medida en que éste cubre los
conflictos que desbordan el ámbito estrictamente autonómico, de forma que no se presenta
como fórmula de concurrencia competitiva con ellos.
3º) Trabajadores autónomos. La LETA establece la posibilidad de que convencionalmente se
articulen mecanismos de solución extrajudicial que sustituyan a la conciliación previa del art.
63 LJS, en el caso de los trabajadores autónomos económicamente dependientes (TRADE).
840 Jesús R. Mercader Uguina
Debe destacarse que el art. 18.1 LETA señala que los acuerdos de interés profesional pueden
instituir órganos específicos de solución de conflictos (art. 13 LETA). Estos procedimientos
no jurisdiccionales de solución de conflictos estarán basados en los principios de gratuidad,
celeridad, agilidad y efectividad (art. 18.2 LETA). Las asociaciones de trabajadores autónomos
tienen reconocido expresamente el derecho a «participar en los sistemas no jurisdiccionales de
solución de las controversias colectivas de los trabajadores autónomos cuando esté previsto en
los acuerdos de interés profesional» (art. 19.2 d) LETA). De este modo, se contempla expre-
samente la posibilidad de que las asociaciones o sindicatos que representen a los trabajadores
autónomos económicamente dependientes participen en la negociación de acuerdos en los
que se contemple la creación de instrumentos o mecanismos de solución extrajudicial de con-
flictos y, a la vez, que participen en dichos procedimientos, tanto en calidad de parte —en la
medida en que acudan a tales procedimientos extrajudiciales para la defensa y tutela colectiva
de los intereses profesionales de los trabajadores autónomos (art. 19.2 c LETA)— como en
calidad de integrante de los órganos de mediación y conciliación.
de una Comunidad Autónoma o a una empresa cuando el conflicto afecte a varios centros
radicados en diferentes Comunidades Autónomas. En este último caso, y cuando se trate de
un conflicto colectivo de interpretación y aplicación de un Convenio, será preciso que este
último sea un Convenio de empresa o de ámbito inferior a la empresa pero superior a cada
uno de los centros de trabajo afectados. Así, no sólo los convenios de empresa, sino también
aquellos que uniforman las condiciones de trabajo para diferentes centros de trabajo que
actúan en diferentes Comunidades quedan incluidos en el radio de aplicación del ASAC. Se
excluyen, a contrario, todos aquellos conflictos que, aun afectando a una empresa, o a varios
convenios de centros con convenio común, o a uno o varios centros de trabajo, no excedan
en su ámbito de aplicación el de una Comunidad Autónoma.
2º) Naturaleza de los conflictos. Debe subrayarse el carácter exclusivamente colectivo de los
conflictos sometidos al ASAC-V. Claramente lo expone su art. 1 al señalar que el Acuerdo
tiene «por objeto la creación y desarrollo de un sistema de solución de los conflictos colec-
tivos laborales surgidos entre empresarios y trabajadores o sus respectivas organizaciones
representativas». Quedan excluidos, por tanto, los conflictos individuales, que podrán so-
meterse a los procedimientos previstos por acuerdos suscritos, o que puedan suscribirse, en
los distintos ámbitos autonómicos (art. 4.3 ASAC-V).
3º) Ratificación o adhesión. La puesta en práctica de los medios o procedimientos estable-
cidos en el ASAC no es automática en todo el ámbito interprofesional de aplicación, sino
que requiere la ratificación o adhesión por parte de las representaciones que intervienen en
las unidades de negociación de nivel sectorial o en las empresas. No obstante, se entenderá
que a las partes que estuvieran adheridas al ASEC IV, les es aplicable el ASAC, salvo que
en el plazo de tres meses desde su entrada en vigor cualquiera de ellas comunique al SIMA
lo contrario. De la misma forma, aquellas partes a las que no les fuera de aplicación el IV
ASEC dispondrán del mismo plazo y procedimiento para indicar su voluntad de que no
se aplique este V Acuerdo. De este modo, bien por adhesión directa y expresa, bien por
haber dejado transcurrir el plazo señalado, el ASAC es aplicable sin excepción a todos los
conflictos planteados en cualquier sector, siempre que concurran las exigencias territoriales
y objetivas necesarias.
Los actos expresos de aceptación de la aplicación del ASAC pueden adoptar formas dis-
tintas, desde la adhesión expresa en convenios sectoriales o de empresa, hasta la inserción
de sus cláusulas en tales convenios o acuerdos colectivos, pasando por el pacto de adhesión
efectuado mediante simple acta suscrita por la dirección de la empresa y los representantes
de los trabajadores.
4º) Gestión. La gestión de los procedimientos de solución de conflictos colectivos de tra-
bajo establecidos en el ASAC-V le corresponde al Servicio Interconfederal de Mediación y
Arbitraje (SIMA), institución paritaria con representación de las organizaciones firmantes
del ASAC-V, constituida en una fundación con personalidad jurídica propia, tutelada por
el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (art. 5 ASAC-V) (Más extensamente, www.
fsima.es/).
5º) Ámbito objetivo. Los conflictos colectivos que serán susceptibles de someterse a los
procedimientos previstos en el art. 4 ASAC-V son, entre otros, los siguientes:
842 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. Durante el 2012, el SIMA tramitó un total de 348 procedimientos de mediación y arbitraje,
que afectaron a un total de 26.641.393 trabajadores. En cuanto al resultado final de los procedimientos de
mediación, en 2012 se alcanzó un acuerdo en el 25% de los procedimientos. En cuanto a las materias, las
de carácter salarial son las que generan mayor número de procedimientos, seguidas de las relacionadas con
procesos de restructuración, y en tercer lugar, y a gran distancia de las anteriores, le siguen las relacionados
con tiempo de trabajo.
§12. Procedimientos de solución. El ASAC utiliza dos técnicas básicas para canalizar los
conflictos colectivos que se incluyen dentro de su ámbito de cobertura: la mediación y el ar-
bitraje. Tales procedimientos se regirán por los principios de gratuidad, celeridad, igualdad
procesal, audiencia de las partes, contradicción e imparcialidad, respetándose, en todo caso,
la legislación vigente y los principios constitucionales (art. 7 ASAC-V).
citud de cualquiera de las partes si se plantea dentro de las veinticuatro horas siguientes a
la comunicación formal de la huelga, teniendo el procedimiento una duración de setenta y
dos horas.
5º) Finalización de la mediación (arts. 15 y 16 ASAC-V). Tras la comparecencia y dentro
del plazo de diez días (setenta y dos horas en supuestos de huelga), el mediador o media-
dores podrán formular propuestas para la solución del conflicto, que deberán ser aceptadas
o rechazadas expresamente por las partes, teniéndose por no puestas en caso de no ser
aceptadas, y pudiendo igualmente proponerse el sometimiento del conflicto a arbitraje. La
mediación podrá terminar con alguno de los siguientes resultados:
a) Acuerdo. Se formalizará por escrito y constará en el acta final del procedimiento. Si el
acuerdo consiste en la conversión del procedimiento de mediación en arbitraje, el acta final
que lo recoja deberá contener los extremos exigibles para una solicitud arbitral.
(a) Dichos acuerdos sólo poseen «eficacia general o frente a terceros» si han sido suscritos
por representaciones profesionales que cumplan «los requisitos de legitimación previstos
en los artículos 87, 88, 89.3 y 91 ET», así como en los «artículos 154 y 156 LJS» (art. 11
ASAC-V). En caso contrario, «los compromisos o estipulaciones contraídos sólo surtirán
efecto entre los trabajadores o empresas directamente representados por los sindicatos, orga-
nizaciones empresariales o empresas promotoras del conflicto» (art. 11 ASAC-V).
(b) El acuerdo conseguido en mediación produce los efectos previstos para lo acordado
durante el periodo de consultas (art. 16.1 ASAC-V), es decir, «tendrá fuerza ejecutiva en-
tre las partes intervinientes sin necesidad de ratificación ante el juez o tribunal, pudiendo
llevarse a efecto por el trámite de ejecución de sentencias» (art. 68 LJS). Si bien una norma
convencional no puede regular materias procesales, que están reservadas a la Ley estatal, lo
cierto es que tal posibilidad se encuentra abierta por el art. 63 LJS (Desdentado).
b) Desacuerdo. De no producirse acuerdo se consignará en el acta esta circunstancia, ha-
ciéndose constar la propuesta o propuestas formuladas por el órgano de mediación.
c) Archivo de expediente. Se procederá al mismo a instancia de la parte solicitante del
procedimiento o ante su incomparecencia a la reunión de mediación.
d) Intentado sin efecto. Constará así en el acta final cuando la parte no solicitante del
procedimiento no comparezca a la reunión de mediación. En este último supuesto, y antes
de levantar el correspondiente acta, se podrá realizar una segunda convocatoria dentro de
los plazos establecidos para el procedimiento.
Es común en la doctrina procesal distinguir una doble eficacia del convenio arbitral: una
eficacia positiva, consistente en la obligación de las partes de someter la solución de las contro-
versias que surjan entre ellas a la decisión de uno o más árbitros; y una eficacia negativa, con-
secuencia de la anterior, consistente en la sustracción de la controversia en cuestión al conoci-
miento de los tribunales de justicia. El art. 18.3 ASAC-V establece que «una vez formalizado
el compromiso arbitral las partes se abstendrán de instar otros procedimientos sobre cualquier
cuestión o cuestiones sometidas al arbitraje». Tal exclusión de la vía judicial tiene validez en
el espacio propio acotado del arbitraje de derecho del ASAC-V, que es el de las controversias
jurídicas colectivas sobre disposiciones convencionales, las cuales no contienen por hipótesis
normas de derecho necesario o de orden público laboral (Martín Valverde).
1º) Instancia del arbitraje y designación de árbitros. Las partes podrán promover el arbitraje
sin necesidad de acudir previamente al procedimiento de mediación, o hacerlo con poste-
rioridad a su agotamiento o durante su transcurso, de acuerdo con lo establecido en el art.
18.2 ASAC-V. Se encuentran legitimados para instar el procedimiento arbitral, de mutuo
acuerdo, conforme al tipo de conflicto y ámbito afectado, los mismos sujetos que lo están
para iniciar el procedimiento de mediación (art. 19 ASAC-V).
La designación del árbitro o árbitros les corresponde a las partes en conflicto. La designa-
ción será libre y recaerá en expertos imparciales. En caso de desacuerdo, el nombramiento
del árbitro debe surgir de una lista de cinco árbitros consensuados entre las partes.
2º) Tramitación del arbitraje. Iniciado el procedimiento arbitral, el mismo deberá ga-
rantizar, en todo caso, el derecho de audiencia de los personados así como el principio de
igualdad y contradicción sin que se produzca indefensión. La actividad del árbitro o árbitros
comenzará inmediatamente después de su designación. Su actuación, en caso de ser varios,
será siempre conjunta. El procedimiento se desarrollará según los trámites que el árbitro es-
time apropiados, pudiendo requerir la comparecencia de las partes, solicitar documentación
complementaria o recabar el auxilio de expertos, si lo estima necesario (art. 21.1. ASAC-V).
3º) Finalización del arbitraje (arts. 21 y 22 ASAC-V). El procedimiento de arbitraje fi-
naliza mediante laudo de obligado cumplimiento. Si las partes no han acordado un plazo
de emisión de laudo, el mismo deberá dictarse en el plazo de diez días hábiles desde la
designación del órgano arbitral. No obstante, excepcionalmente, mediante resolución mo-
tivada y atendiendo a las dificultades y trascendencia del conflicto, el árbitro podrá ampliar
o prorrogar el plazo, debiendo dictarse el laudo en todo caso en el plazo de cuarenta días
hábiles desde su designación. El laudo arbitral deberá ser motivado y notificarse a las partes
inmediatamente, siendo vinculante para las mismas e inmediatamente ejecutivo.
4º) Efectos e impugnación del laudo arbitral. El art. 22.2 ASAC-V contiene una disposición
semejante a la del art. 18.3, pero referida no al compromiso arbitral sino al laudo arbitral:
«el laudo arbitral excluye cualquier otro compromiso, demanda de conflicto colectivo o
huelga sobre la materia resuelta y en función de su eficacia». De este modo, recaído el laudo,
hay que estar a lo decidido en el mismo, sin que pueda pretenderse el planteamiento de las
mismas cuestiones ante la jurisdicción laboral. La rebeldía frente al laudo firme, manifesta-
da en la judicialización del litigio, deberá encontrarse con la excepción de cosa juzgada (art.
1816 CC), oponible a instancias de la parte interesada, que impedirá a los órganos judiciales
Lección 25. Los medios extrajudiciales de solución de los conflictos colectivos 847
conocer de las cuestiones litigiosas resueltas por el arbitraje, proyectándose como solución
vinculante en los procesos individuales (art. 160.5 LJS).
a) En atención al cumplimiento de los requisitos de representatividad y legitimación de
las partes que suscribieron el compromiso arbitral, el laudo podrá tener la eficacia de un
convenio colectivo estatutario, en cuyo caso deberá ser remitido a la autoridad laboral para
su depósito, registro y publicación (art. 22.1 ASAC-V).
b) El art. 22.3 ASAC-V señala que el laudo arbitral podrá ser impugnado o recurrido
por nulidad ante la jurisdicción social en el plazo de treinta días desde su adopción (art.
65.4 LJS), por los siguientes motivos: a) Cuando el órgano arbitral se haya excedido en sus
competencias, resolviendo cuestiones no sometidas a arbitraje por las partes. b) Cuando
se hayan vulnerado notoriamente los principios que inspiran el procedimiento arbitral. c)
Cuando el árbitro se exceda del plazo para dictar el laudo. d) Cuando el laudo sea contrario
a normas constitucionales o legales.
c) El transcurso del mencionado plazo de 30 días convierte en firme al laudo arbitral,
posibilitando en su caso la ejecución judicial del mismo como de si una sentencia firme se
tratara. La modalidad procesal adecuada para la impugnación judicial de un laudo arbitral
es la de impugnación del convenio colectivo, dada la asimilación legal que se establece entre
ambos actos en cuanto a su eficacia jurídica, tramitación e impugnación (art. 91 ET) (SSTS
10-12-2003, Rº 3/2003 y STS 12-7-2004, Rº 59/2003).
Caso práctico 25.5. Promovido con fecha 5 de diciembre de 2002 y ante el Servicio Interconfederal de
Mediación y Arbitraje (SIMA), y por la representación de la Federación minero metalúrgica de CC.OO., con-
flicto colectivo frente a ENDESA S.A., y otras empresas del Grupo con motivo de las discrepancias en el modo
de efectuar el cálculo de los descuentos realizados como consecuencia de la participación de los trabajadores
en la huelga general de 20 de junio de 2002, se planteó por la referida Federación demanda de conciliación
(sic), solicitándose la citación de las representaciones sindicales de la Unión General de Trabajadores (UGT),
CIG y ASIE. Celebrado el correspondiente Acto de Mediación en la Sede del SIMA, las partes llegaron al
Acuerdo de: «someter el objeto del conflicto a un procedimiento de Arbitraje de Derecho, en este sentido, las
partes se comprometen a designar, de común acuerdo, a un árbitro en un plazo máximo de 10 días hábiles, a
contar desde la fecha de hoy». Formalizada la solicitud de procedimiento arbitral por las partes de este conflicto
el 28 de febrero de 2003, decidieron designar como árbitro a D. PFV, el cual, una vez aceptada la designa-
ción para dictar un Laudo Arbitral, convocó a las partes en sesiones de 17 de marzo y 3 de abril en la Sede
del SIMA a efectos de puntualizar tanto el objeto de la cuestión objeto de arbitraje como algunos otros aspectos
que estimaba convenientes para una adecuada resolución del conflicto. Planteado inicialmente un plazo de 30
días hábiles, a solicitud del árbitro, las partes aceptaron ampliar este plazo en 15 días hábiles. ¿Es correcto el
sometimiento de un arbitraje de derecho o hubiera sido más correcto plantearlo en equidad?
Respuesta. Dada la naturaleza del conflicto de interpretación y/o aplicación, es decir, jurídico, el Arbitraje
que se solicita es un Arbitraje de Derecho, lo que significa que la función arbitral viene referida a la solución del
conflicto planteado desde la definición de unas reglas jurídicas preexistentes cuya aplicación o correcta aplica-
ción se discute. En el caso que nos ocupa, las representaciones sindicales entienden que, al llevarse a cabo un
descuento salarial por huelga por parte de la empresa, no se han respetado normas (aún de base acordada
en conciliación) que se entienden vigentes y, en todo caso, no se han aplicado o interpretado adecuadamente
las reglas jurídicas existentes al respecto, definidas interpretativamente por una amplia doctrina jurisprudencial.
(Expediente A/3/2003/l SIMA)
Caso práctico 25.6. El II Convenio Colectivo de Grupo de UNIÓN FENOSA, en su art. 32 establece
que: «A partir del 1º de enero de 2003, el salario de grupo y el salario por ocupación se percibirá por todos
los trabajadores incluidos en el ámbito territorial del presente Convenio Colectivo en doce mensualidades y en
el mismo número de pagas extraordinarias, dos o tres, para lo cual la actual Mesa Única para la Negociación
Colectiva y el Diálogo Social deberá adoptar un acuerdo sobre dicha materia, antes del 15 de febrero de
848 Jesús R. Mercader Uguina
2003». Añade, «en el caso de que la mesa no alcanzase antes del 15 de febrero de 2003 dicho acuerdo,
las partes acuerdan expresa y voluntariamente someter la decisión al servicio Interconfederal de Mediación y
Arbitraje (SIMA) mediante el procedimiento de arbitraje, delegando expresamente a este servicio la facultad de
designar el árbitro, quién deberá emitir el preceptivo laudo en los plazos legalmente establecidos y que será
de obligado cumplimiento para ambas partes». En la negociación colectiva, ambas partes estaban de acuerdo
en el establecimiento de dos o tres pagas, a determinar más adelante; en la Mesa Única, la cuestión no pudo
resolverse, pero sí pudieron apreciarse ciertas diferencias de posición entre las distintas fuerzas sindicales y un
posicionamiento empresarial cuyo interés se concretaba no tanto en el número de pagas a establecer sino en
la unificación del criterio para el futuro. Vista la imposibilidad de llegar a un acuerdo, y de conformidad con lo
establecido en el artículo del Convenio Colectivo antes mencionado, se solicita del SIMA la puesta en marcha
de un procedimiento arbitral. ¿Cómo debe considerarse el citado arbitraje: de derecho o de equidad?
Respuesta. La Resolución arbitral ha de dictarse en equidad, ello significa que las partes negociado-
ras solicitantes del arbitraje —titulares de la capacidad reguladora en el ámbito negocial correspondiente—,
conscientes de la dificultad de fundamentar la solución de esta controversia en el marco normativo —legal o
convencional— preexistente, realizan una especie de delegación, específica y concreta, de su poder regulador
en el árbitro el cual ha de actuar con su mejor criterio buscando una composición de los intereses en conflicto.
La cuestión, en definitiva, consiste en determinar cómo se tutelan de forma más adecuada y equilibrada los
intereses de ambas partes, trabajadores y empresa, en este proceso sustitutivo de la negociación. La resolución
arbitral es la siguiente: En el marco definido por el compromiso arbitral, a partir de la fecha de entrada en
vigor del presente laudo, el salario de grupo y el salario por ocupación se percibirá por todos los trabajadores
incluidos en el ámbito territorial del II Convenio Colectivo de Grupo de Unión Fenosa en doce mensualidades y
dos pagas extraordinarias». (Expediente A/2/2003/I SIMA).
de Cataluña (1990), Galicia (1992), Valencia (1993), La Rioja (1994), Madrid (1994),
Canarias (1995) y Navarra (1995), extendiéndose al resto de comunidades. Los más desta-
cados por volumen de expedientes tramitados han sido el SERCLA en Andalucía, el TLC
en Cataluña, el Instituto Laboral de la Comunidad de Madrid, el TAL de la Comunidad
Valenciana y el CRL-PRECO de Euskadi, regulado en los Acuerdos siguientes, que se citan
a modo de ejemplo:
a) Andalucía. El Acuerdo Interprofesional para la Constitución del Sistema de Resolución
Extrajudicial de Conflictos Colectivos Laborales de Andalucía, de 8-4-1996 y Reglamento
de 21-1-2004, regula el Sistema de Solución Extrajudicial de Resolución de Conflictos de
Andalucía (SERCLA)). El Sistema gira en torno a una Comisión de Conciliación-Media-
ción, que constituye la columna vertebral del mismo y su órgano gestor. El SERCLA está
constituido para intervenir en los siguientes tipos de conflictos: los surgidos con ocasión de
la interpretación, aplicación ó creación de un Convenio Colectivo, así como de la interpre-
tación o aplicación de normas estatales o prácticas de empresa; los conflictos sobre acuerdos
en periodo de consultas cuando los trabajadores y las empresas afectados se encuentren en
Andalucía; los conflictos previos a las huelgas, y los de determinación de los servicios de
seguridad y mantenimiento de las huelgas. (Más extensamente, www.juntadeandalucia.es/
empleo/carl/sercla/)
b) Cataluña. Resulta de aplicación el Acuerdo Interprofesional de Cataluña 3-11-2011,
y Reglamento de funcionamiento del Tribunal Laboral de Conciliación, Mediación y Ar-
bitraje. El Tribunal Laboral de Cataluña tiene competencias sobre conflictos colectivos y
plurales, tanto jurídicos con ocasión de criterios discrepantes en torno a la interpretación de
una ley, convenio colectivo o pacto colectivo, como los de intereses en los que, cuestionan-
do la existencia de aquéllos, pretenda una de las partes modificar su aplicación, ampliar su
contenido o sustituirlo por otro.
c) Madrid. El sistema de solución extrajudicial de conflictos de la Comunidad de Madrid
fue creado por el Acuerdo Interprofesional sobre la creación del Sistema de solución Extra-
judicial de Conflictos y Reglamento de funcionamiento. El órgano encargado de su gestión
es el Instituto Laboral de la Comunidad de Madrid. El mismo conoce de: los conflictos de
interpretación o de aplicación de normas estatales, convenios o pactos colectivos y deci-
siones o prácticas de empresa; conflictos ocasionados por discrepancias surgidas durante la
negociación de un convenio colectivo u otro acuerdo o pacto colectivo; los conflictos que
den lugar a la convocatoria de huelga; los conflictos sobre la determinación de los servicios
de seguridad y mantenimiento en caso de huelga; los conflictos derivados de discrepancias
surgidas en el período de consultas en: movilidad geográfica, modificación sustancial de las
condiciones de trabajo, suspensión del contrato de trabajo por causas económicas, técnicas,
organizativas o de producción o derivadas de fuerza mayor, despido colectivo. Igualmente,
de conflictos que versen sobre Seguridad Social complementaria (Más extensamente, www.
institutolaboralmadrid.org/).
d) País Vasco. El III Acuerdo Interprofesional sobre procedimientos voluntarios para la
resolución de conflictos laborales (PRECO) de 16-2-2000, crea procedimientos de con-
ciliación, mediación y arbitraje para la solución de los conflictos colectivos de toda clase,
850 Jesús R. Mercader Uguina
tanto del sector privado como público: de interpretación o aplicación de norma estatal, o
de convenio o pacto colectivo, cualquiera que sea su eficacia; de decisiones o práctica de
empresa; de intereses (falta de acuerdo en una negociación colectiva). También procederá
para los desacuerdos de los períodos de consulta establecidos en la legislación laboral o en la
negociación colectiva (modificación de condiciones de trabajo, movilidad geográfica, regu-
lación de empleo, etc.). Procedimientos que son gestionados por el Consejo de Relaciones
Laborales (Más extensamente, www.crl-lhk.org).
e) Valencia. El IV Acuerdo de solución de conflictos laborales de la Comunidad Valencia-
na 14-6-2005 establece los procedimientos de mediación/conciliación y arbitraje que son
gestionados por el Tribunal de Arbitraje Laboral de la Comunidad Valenciana, a través del
Tribunal de Mediación y del Cuerpo de Árbitros. El mismo se ocupará de: a) la interpretación
y aplicación de normas, convenios colectivos, pactos de empresa o acuerdos similares. Es decir,
los conflictos colectivos estrictos definidos en el art. 153 LJS. b) discrepancias surgidas durante
la negociación de convenios colectivos, pactos colectivos o acuerdos que conlleven el bloqueo
de la negociación durante al menos 5 meses; c) aquellos que den lugar a convocatoria de
huelga o se susciten sobre la determinación de los servicios de seguridad y mantenimiento con
ocasión de aquella. d) discrepancias surgidas en los períodos de consulta exigidos en los arts.
40, 41, 47 y 51 ET, por tanto, en los temas de movilidad geográfica, modificación sustancial
de las condiciones del contrato, suspensión del contrato de trabajo por causas tecnológicas,
organizativas o de producción y los supuestos de despido colectivo; e) las controversias colec-
tivas que, sin revestir la forma jurídica de demanda de conflicto colectivo jurídico, surjan con
ocasión de la aplicación e interpretación de un convenio colectivo a causa de la existencia de
discrepancias que conlleven el bloqueo en la decisión de acuerdos en la comisión paritaria de
un convenio colectivo; f ) la no iniciación de la negociación de un convenio colectivo ven-
cido y denunciado (Más extensamente, www.fundaciontal.org/).
1º) Una interpretación conjunta de los preceptos contenidos en los arts. 85.3 e) y 91.1
ET permite establecer las siguientes conclusiones sobre el papel de las comisiones paritarias
de los convenios colectivos en los conflictos de trabajo (Martín Valverde): a) la ley asigna
a dichas comisiones paritarias, entre otras atribuciones, la de entender de cuantas cues-
tiones litigiosas le sean encargadas; b) más concretamente, las comisiones paritarias están
habilitadas para el conocimiento y resolución de los conflictos derivados de la aplicación
e interpretación con carácter general de los convenios colectivos; c) las discrepancias en el
seno de las comisiones paritarias pueden solventarse a través de procedimientos de solución
con intervención de terceros; y d) las eventuales atribuciones de las comisiones paritarias no
cierran a los interesados el acceso a la «jurisdicción competente».
2º) Los Acuerdos sobre Solución Extrajudicial de Conflictos reconocen prioridad a la
intervención de la Comisión Paritaria, con lo que siguen un cierto principio de especiali-
dad. A tenor de lo establecido en el art. 10.1 ASAC-V: «en los conflictos derivados de la
interpretación y aplicación de un convenio colectivo será preceptiva la intervención previa
de la comisión partidaria del mismo, sin la cual no podrá dársele trámite». De igual modo,
el art. 10.2 ASAC-V entiende que: « en los conflictos derivados de discrepancias surgidas
en el período de consultas exigido por los artículos 40, 41, 44.9, 47, 51 y 82. 3 del Texto
refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, será preceptiva la intervención previa
de la Comisión Paritaria del mismo si así se ha pactado en el convenio colectivo y, en todo
caso, cuando al amparo del artículo 41.6 párrafo segundo y 82.3 párrafo sexto del texto
refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, cualquiera de las partes solicite la in-
tervención de dicha Comisión».
3º) Si bien el Tribunal Constitucional ha considerado perfectamente conforme con el art.
24 CE, en su STC 217/1991, el carácter preceptivo de la intervención de estas Comisiones
con carácter previo a la vía judicial, los Tribunales ordinarios han venido afirmado que para
que tal limitación pueda operar es preciso que se haya establecido con carácter preceptivo
su intervención previa a la judicial en el propio convenio colectivo, sin que baste, por tanto,
su configuración genérica como órgano de interpretación y aplicación de las cláusulas del
convenio (STS 8-11-1994, Rº 1096/1994). Limitación a la que se añade que no es exigible
lógicamente la obtención de un resultado positivo (STS 2-10-1996, Rº 2856/1995) y, por
otro, que el referido trámite no será preciso cuando no se trate de interpretar una norma del
convenio (STS 17-2-1997, Rº 899/1996; STS 14-12-2010, Rº 60/2010).
Las resoluciones de la Comisión Paritaria sobre interpretación o aplicación del convenio
tendrán la misma eficacia jurídica y tramitación que los convenios colectivos estatutarios.
Caso práctico 25.7. La dirección de la empresa ENDESIT, perteneciente al Grupo Repsol YPF, ha deci-
dido introducir en sus centros de trabajo de Tarragona y Alicante, dentro del calendario laboral previsto en el
convenio colectivo, un nuevo sistema de turnos. Dicho calendario se hizo público el 2 de enero de 2007. CGT,
sindicato que no había intervenido en la negociación del convenio colectivo de la empresa, interpone deman-
da de conflicto colectivo por considerar que la nueva distribución de los turnos supone crear un nuevo turno
de noche para el área de producción y dos nuevos turnos (tarde y noche) para el de oficinas, sin que dichas
modificaciones hayan sido consultadas o consensuadas con la representación de los trabajadores. El Convenio
Colectivo establece en su disposición octava que las partes se someten expresamente a los procedimientos de
conciliación y mediación del Tribunal Laboral de Catalunya para la resolución de los conflictos laborales que
pudieren suscitarse. La parte actora efectivamente no formula conciliación previa al inicio de la vía judicial ante
el Tribunal Laboral Arbitral de Cataluña como determina dicho convenio, pero en cambio sí lo hace en el servi-
852 Jesús R. Mercader Uguina
cio administrativo competente, celebrándose el oportuno acto de conciliación ante la autoridad laboral con la
comparecencia de ambas partes resultando sin avenencia. Al margen de lo cual, y también con carácter previo,
se somete igualmente la cuestión a la comisión paritaria del Convenio. Celebrada ésta el 20 de enero, que
concluye sin avenencia entre las partes, se interpone la correspondiente demanda ante los órganos judiciales
competentes el 25 de enero. La empresa alega caducidad de la acción.
Respuesta. La STSJ Cataluña 8-1-2001 (Rº 6472/2000) estima el recurso de la empresa al haberse
presentado la demanda ante el Juzgado de lo Social después de transcurridos los 20 días de caducidad. Y ello
dado que la demanda de conciliación administrativa era inadecuada por lo que no suspendió el plazo de ca-
ducidad, y teniendo en cuenta que la solicitud de actuación de la comisión paritaria también fue presentada una
vez excedido el citado plazo, por lo que la acción cuando llegó al órgano judicial estaba fatalmente caducada.
Caso práctico 25.8. ¿La omisión del intento de conciliación es alegable en casación?
puesto de funcionarios públicos cuya situación jurídica y cuyas condiciones de servicio les
garanticen la estabilidad en su empleo y los independicen de los cambios de gobierno y de
cualquier influencia exterior indebida». La referida exigencia constituye un principio esen-
cial sobre el que descansa la eficacia de los sistemas de inspección pues, de otro modo, los
Inspectores no podrían obrar con total independencia si su continuidad en el servicio o sus
perspectivas resultase una variable dependiente de consideraciones políticas. Sobre esta base,
el art. 3 LOITSS concede el personal que desarrolla tareas inspectoras el estatuto funciona-
rial, continuando una larga tradición en nuestro país.
1º) Composición del sistema de Inspección de Trabajo: Inspectores y Subinspectores. La
LOITSS garantiza la coexistencia de dos Cuerpos de funcionarios dentro del sistema de
Inspección de Trabajo y Seguridad Social: uno de órganos inspectores superiores y otro
de órganos de colaboración (art. 3 LOITSS). Así, por un lado, se encuentra el Cuerpo
Superior de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social, encargado de realizar la «totalidad»
de las funciones atribuidas a la Inspección (art. 3.1 LOITSS), y, por otro, el Cuerpo de
Subinspectores Laborales, encargados de realizar funciones de apoyo, y situados bajo la
dirección y supervisión técnica de los Inspectores de Trabajo (art. 14.1 LOITSS).
a) La función de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social se materializa a través del Cuer-
po Superior de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social que se constituye como un cuerpo
que tiene “carácter único y nacional” (art. 5.1 LOITSS). «En el ejercicio de su funciones,
los Inspectores de Trabajo y Seguridad Social tienen carácter de autoridad pública» (art. 13
LOITSS).
b) El servicio público de la Inspección se presta también por los funcionarios del Cuerpo
de Subinspectores Laborales que igualmente tiene el carácter de «Cuerpo Nacional» (art.
3.2 LOITSS). La labor que desarrollan los Subinspectores, si bien se encuentra limitada al
ámbito de sus competencias, constituye una auténtica labor inspectora que debe desarro-
llarse con autonomía técnica relativa, al hallarse encuadrados en unidades administrativas
jerarquizadas y depender de la supervisión técnica del Inspector de Trabajo y Seguridad
Social responsable del equipo al que se encuentren adscritos. El Cuerpo de Subinspectores
Laborales contará con dos Escalas especializadas: a) Escala de Empleo y Seguridad Social.
b) Escala de Seguridad y Salud Laboral (art. 3.3 LOITSS). Los Subinspectores están facul-
tados para desarrollar las funciones inspectoras “bajo la dirección y supervisión técnica del
Inspector de Trabajo y Seguridad Social responsable de la unidad, grupo o equipo al que
estén adscritos” (art. 14.1 LOITSS). La subordinación técnica se manifiesta en la figura del
«visado» (art. 14.5 LOITSS). Los Subinspectores no tienen la consideración de «autoridad
pública» sino la de «agentes de la autoridad» (art. 14.4 LOITSS).
Caso práctico 26.1. ¿Qué funciones corresponden a los Subinspectores laborales?
Respuesta. A los Subinspectores Laborales, pertenecientes a la Escala de Empleo y Seguridad Social, les
corresponderá actuar en las siguientes materias: a) La comprobación del cumplimiento en la contratación de las
normas en materia de empleo, acceso al empleo, bonificaciones, subvenciones, ayudas y demás incentivos o
medidas para el fomento del empleo o la formación profesional para el empleo. b) La comprobación del cumpli-
miento de las normas que prohíben la admisión al trabajo a los menores de dieciséis años. c) La comprobación
del cumplimiento de la normativa sobre modalidades contractuales, contratos de duración de-terminada y tem-
porales. d) La comprobación del cumplimiento de las normas en materia de campo de aplicación, inscripción
Lección 26. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social 855
de empresas, afiliación, altas y bajas de trabajadores, cotización y recaudación del Sistema de la Seguridad
Social, así como las de colaboración obligatoria de las empresas en la gestión de la Seguridad Social, y las
de obtención, percepción y disfrute de prestaciones de la Seguridad Social, incluidas las de desempleo y las
de cese de actividad. e) La comprobación del cumplimiento de los requisitos exigidos por la normativa sobre
trabajo de extranjeros en España. f) La colaboración en la investigación y señalamiento de bienes susceptibles
de embargo para la efectividad de la vía ejecutiva y la identificación del sujeto deudor, o de los responsables
solidarios o subsidiarios cuando proceda, en todos aquellos casos que hagan referencia o afecten al cumpli-
miento de las normas del orden social. g) El asesoramiento a los empresarios y trabajadores en orden al cum-
plimiento de sus obligaciones, con ocasión del ejercicio de su función inspectora. h) Cuantas otras funciones de
similar naturaleza les fueren encomendadas por los responsables de la unidad, grupo o equipo a la que estén
adscritos para el desarrollo de los cometidos de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, en el marco de
sus competencias.
A los Subinspectores Laborales, pertenecientes a la Escala de Seguridad y Salud Laboral, les correspon-derá
actuar en las siguientes materias: a) La comprobación del cumplimiento y control de la aplicación de la norma-
tiva de prevención de riesgos laborales en los aspectos que afecten directamente a las condiciones materiales
de trabajo. b) La vigilancia del cumplimiento de la normativa jurídico-técnica con incidencia en materia de
prevención de riesgos laborales. c) Programas de actuación preventiva de la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social derivados del análisis de la siniestralidad laboral. d) La información y asesoramiento a empresarios y
trabajadores, con ocasión del ejercicio de su función inspectora, sobre la forma más efectiva de cumplimiento
de la normativa de prevención de riesgos laborales. e) Cuantas otras funciones de análoga naturaleza les fuesen
encomendadas por los responsables de la unidad, grupo o equipo a la que estén adscritos para el desarrollo de
los cometidos de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, en el marco de sus competencias.
por nuestra legislación a los funcionarios que tengan atribuidas facultades inspectoras son
el deber de sigilo y el régimen de incompatibilidades, ambos contemplados por el art. 10
LOITSS.
§3. Organización del Sistema de Inspección de Trabajo y Seguridad Social. El Título
III de la LOITSS se ocupa de la Organización del Sistema de la Inspección de Trabajo y
Social, destacando como característica más importante que, en coherencia con la doble de-
pendencia funcional a la que nos hemos referido, los órganos que se configuran se encuen-
tran coparticipados por la Administración del Estado y las Comunidades Autónomas. Se da
cabida, además, a la participación institucional de los agentes sociales.
1º) El Organismo Estatal Inspección de Trabajo y Seguridad Social. El Organismo Esta-
tal Inspección de Trabajo y Seguridad Social se configura como un organismo autónomo
dotado de personalidad jurídica propia y diferenciada de la del Estado y capacidad de obrar
para el cumplimiento de sus fines. Está adscrito al Ministerio de Empleo y Seguridad Social,
al que corresponde su dirección estratégica, la evaluación y el control de los resultados de
su actividad. El Organismo se articula en torno a una estructura central y una estructura
territorial, y se desplegará en la totalidad del territorio español.
a) Estructura central. La estructura central contará con un Consejo Rector y un Direc-
tor, como órganos de dirección, y con un Consejo General Consultivo, como órgano de
participación institucional en las materias relativas al Organismo. El Director ejercerá las
funciones propias de la Autoridad Central de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social
de acuerdo con lo establecido en el artículo 4 del Convenio número 81 de la Organización
Internacional del Trabajo.
b) Esctructura territorial. En cada Comunidad Autónoma existirá una Dirección Terri-
torial, cuyo titular será designado con la participación de la Comunidad en los términos
previstos en el convenio de colaboración, y a quien corresponderá, además de las funciones
que se establezcan reglamentariamente, la interlocución permanente con las autoridades de
la misma conforme lo establecido en el referido convenio. No obstante, en las Comunidades
Autónomas que hayan recibido el traspaso del ejercicio de la función pública inspectora y
los servicios de la Inspección de Trabajo, se estará a lo que se acuerde en los mecanismos de
cooperación bilateral. En todo caso, la estructura territorial, en aplicación del principio de
trabajo programado y en equipo, deberá contemplar las unidades especializadas precisas en
las áreas funcionales de actuación de la inspección. La definición y puestos de inspección de
la estructura territorial del Organismo Estatal atenderá a los principios de eficacia, eficiencia
y trabajo programado y en equipo y a la necesidad o conveniencia de diversificar las tareas
inherentes al ejercicio de las funciones inspectoras.
2º) Cooperación autonómica. La concurrencia del Estado y de las Comunidades Autóno-
mas en la ejecución de la legislación sometida a control por la Inspección de Trabajo obliga
a arbitrar fórmulas organizativas que eviten fricciones competenciales y que salvaguarden
los principios de eficacia, descentralización y coordinación establecidos en el art. 103 CE.
En cada Comunidad Autónoma existirá una Comisión Operativa Autonómica de la Ins-
pección de Trabajo y Seguridad Social, coordinada por el titular de la Dirección Territorial
del Organismo Estatal y que será presidida por la Autoridad Autonómica, cuando acuda a
Lección 26. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social 857
de a las personas físicas y jurídicas, públicas o privadas, a las comunidades de bienes u otras
entidades sin personalidad jurídica, en cuanto sujetos obligados o responsables que sean del
cumplimiento de las normas del orden social.
1º) Ámbito espacial de actuación de la Inspección. La actuación de la Inspección se ejerce
en las empresas, los centros de trabajo y, en general, los lugares en que se ejecute la presta-
ción laboral, aun cuando estén directamente regidos o gestionados por las Administraciones
públicas o por entidades de Derecho público con personalidad jurídica propia vinculadas o
dependientes de cualesquiera de ellas.
2º) Supuestos exceptuados del ámbito especial de actuación. Del ámbito material de actua-
ción de los Inspectores de Trabajo se encuentran exceptuados: (a) Los centros de trabajo,
establecimientos, locales e instalaciones cuya vigilancia esté legalmente atribuida a otros
órganos de las Administraciones públicas, sin perjuicio de la competencia de la Inspección
de Trabajo y Seguridad Social en las materias no afectadas por su legislación específica (art.
19.2 LOITSS). (b) Parcialmente, en lo relativo a prevención de accidentes de trabajo y de
enfermedades profesionales, así como a la exacta observancia de las normas de seguridad e
higiene en el trabajo, las minas, canteras y túneles y, en general, los trabajos que «exijan la
aplicación de la técnica minera», (art. 117 L 22/1973, de 21 de julio, de Minas). La ins-
pección administrativa de estos trabajos corresponde al Ministerio de Industria y Energía o
al órgano correspondiente de la Comunidad Autónoma (art. 168 RD. 863/1985). (c) Los
centros de trabajo y establecimientos militares dependientes de la Administración militar,
que se rigen por su normativa específica, sin perjuicio de la competencia de la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social en las materias no afectadas por la misma.
3º) Supuestos especiales. Son supuestos especiales de actuación en cuyo desarrollo deberán
observarse determinadas «peculiaridades»: (a) Los locales e instalaciones de las representa-
ciones diplomáticas acogidas al privilegio de extraterritorialidad y los protegidos por con-
venios internacionales, en los que se respetará su exclusión sólo a efectos de presencia física
inspectora, en la forma que establezcan los Ministerios de Asuntos Exteriores y de Empleo
y Seguridad Social (como establece el art. 3 ROFIT). (b) Quedan sometidas a un procedi-
miento especial de inspección, de acuerdo con el art. 3.2 ROFIT, las empresas que ejerzan
actividades en centros, bases o establecimientos militares; la regulación especial, elaborada
conjuntamente por los Ministerios de Defensa y de Empleo y Seguridad Social, es la OM
PRE/2457/2003.
§6. Vías de iniciación de la actividad inspectora. De acuerdo con el art. 20.3 LOITSS,
«la Inspección de Trabajo y Seguridad Social actuará de oficio siempre, como consecuencia de
orden superior, de orden de servicio derivada de planes o programas de inspección, a petición
razonada de otros órganos, en virtud de denuncia o por propia iniciativa de los Inspectores de
Trabajo y Seguridad Social, conforme a criterios de eficacia y oportunidad. La iniciación de la
actuación inspectora podrá ponerse en marcha, así pues, de alguno de los siguientes modos:
1º) Orden superior y orden de servicio. La iniciación de la actividad inspectora podrá ini-
ciarse por orden de la autoridad laboral competente, quien debe cursarla a través de la
correspondiente Jefatura de la Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social o, en
Lección 26. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social 861
su caso, de sus unidades especializadas (art. 9.1 a) RPS y art. 22.2 ROFIT). El inicio de la
actividad inspectora puede proceder de una orden de servicio de la Jefatura de la Inspección
de Trabajo y Seguridad Social, en aplicación de los planes, programas y directrices sobre
actuación de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, referida a ámbitos, actividades o
empresas determinadas (art. 9.1 b) RPS y art. 23 ROFIT). El incumplimiento por el ins-
pector de tales órdenes queda sujeto a sanciones disciplinarias.
2º) Peticiones de órganos públicos. La actividad de la Inspección podrá ser promovida a pe-
tición razonada de cualquier órgano jurisdiccional, de los organismos de la Seguridad Social
o de cualquier otra Administración Pública que hayan tenido conocimiento de conductas
o hechos que pudieran constituir infracción, bien ocasionalmente bien en el desempeño de
sus propios cometidos (art. 9.1 c) y d) e) RPS).
3º) Iniciativa propia. Por propia iniciativa del Inspector de Trabajo y Seguridad Social (art.
9.1 e) RPS). La misma representa una excepción al régimen común, de acuerdo con el cual
la Inspección actúa sometida al principio de jerarquía y, por tanto, de acuerdo «a criterios
de eficacia y oportunidad, acomodándose a la programación vigente en la inspección de su
destino» (art. 22.3 ROFIT). En la planificación de la actividad de la Inspección de Trabajo
y Seguridad Social cabe distinguir dos tipos de objetivos:
a) Programas generales de objetivos (art. 29 ROFIT). Se califica de tales a aquellos que
afectan a más de una Comunidad Autónoma. Los mismos han de ser aprobados por el
Consejo Rector del Organismo Estatal Inspección de Trabajo y Seguridad Social, del que
forman parte representantes de la Administración General del Estado y de las Comunidades
Autónomas (art. 29 LOITSS).
b) Programas territoriales de objetivos (art. 30 ROFIT). Son aquellos que se limitan al
territorio de una Comunidad Autónoma. Los mismos son establecidos por la Comisión
Operativa Autonómica de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social (art. 34 LOITSS).
4º) Denuncias. En el supuesto de denuncia o petición de los interesados, de los sindicatos
o de la propia Administración, nos encontramos ante aportaciones o comunicaciones a la
inspección de alguna circunstancia que, de acuerdo con sus funciones, exige su obligada
intervención. La denuncia resulta un medio de colaboración social voluntaria en defensa
del interés general, pudiendo calificarse como un ejercicio privado de funciones públicas.
De cualquier modo, la denuncia pública, regulada en el art. 20.1 LOITSS, no inicia por
sí misma el procedimiento inspector, sino que, a la vista de ella, la Inspección procederá
a la investigación y comprobación si apreciara indicios suficientes, archivándola en otro
caso. Con todo, la denuncia no genera efecto vinculante alguno de cara a la iniciación del
procedimiento sancionador, entrando dentro de las facultades de la Inspección de Trabajo
y Seguridad Social determinar si procede iniciar la actividad inspectora, precedida o no por
la realización de actividades investigadoras.
862 Jesús R. Mercader Uguina
Recomendación práctica. Las denuncias sobre la comisión de una infracción administrativa presentan
un contenido mínimo, consistente en la expresión de la identidad de la persona o personas que las presentan,
el relato de los hechos que pudieran constituir infracción y la fecha y lugar de su comisión y, cuando sea posi-
ble, la identificación de los presuntos responsables (art. 9. 1 f) RPS). No es exigible que en la denuncia se haga
constar la precisa calificación jurídica de los hechos reputados ilícitos, toda vez que los autores no estarán, en
la generalidad de los casos, obligados a conocer los preceptos conformadores del ordenamiento administrati-
vo sancionador. Frente a la presentación de estos escritos, el art. 20.4 LOITSS y el art. 9.1 f) RPS prevén que,
en determinados supuestos, las denuncias no se tramitarán. En primer lugar, se preceptúa la no tramitación de
las denuncias anónimas. Un segundo motivo de archivo es el hecho de que las denuncias presentadas «se
refieran a materias cuya vigilancia no corresponda a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social». Tampoco
se tramitarán las denuncias que «manifiestamente carezcan de fundamento» o «resulten ininteligibles»; y, en fin,
se excluyen de su posible tramitación aquellas denuncias que coincidan con asuntos de los que esté conocien-
do un órgano jurisdiccional. No obstante, el ROFIT en su art. 22.4 establece la posibilidad de que a fin de
precisar los indicios de veracidad y exactitud de los hechos denunciados, se pueda solicitar al denunciante su
comparecencia para «ratificar, ampliar o concretar» el contenido de la denuncia.
§7. Formas de actuación de la Inspección de Trabajo. El art. 21.1 LOITSS dispone que
la Inspección de Trabajo podrá desarrollar su actuación a través de los siguientes medios:
visitas, comparecencias y expedientes administrativos.
1º) Las visitas. La actividad inspectora se desarrolla, principalmente, mediante visita a
los centros y lugares de trabajo. De acuerdo con lo establecido en el art. 13 LOITSS, los
Lección 26. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social 863
Respuesta. Como afirma la STC 22/1984, la idea de domicilio que utiliza el art. 18 CE no coincide
plenamente con la que se maneja en Derecho privado, en especial el art. 40 CC, como punto de localización
de la persona o lugar de ejercicio por ésta de sus derechos y obligaciones, «siendo la protección constitucional
del domicilio de carácter instrumental, a fin de defender los ámbitos de la vida privada de la persona, por lo
que existe un nexo de unión indisoluble entre la norma que prohíbe la entrada y el registro en un domicilio (art.
18.2 CE) y la que impone la defensa y garantía la privacidad (art. 18.1 CE). Lo que se protege por el art. 18.2
CE es el domicilio inviolable, esto es, el «espacio en el cual el individuo vive sin estar sujeto necesariamente a
los usos y convenciones sociales y ejerce su libertad más íntima», protegiéndose «no sólo el espacio físico en sí
mismo considerado, sino lo que en él hay de emanación de la persona y de esfera privada de ella». Lo que,
como es obvio, no es predicable de los locales, oficinas o almacén de una sociedad en la que, eventualmente,
pueda producirse la entrada y registro por los agentes de la autoridad (ATC 171/1989). Así pues, no será
constitutiva de delito de allanamiento de domicilio de personas jurídicas y establecimientos abiertos al público
la entrada de autoridades o funcionarios públicos, en «los casos permitidos por la Ley», en el domicilio de una
«persona jurídica pública o privada, despacho profesional u oficina, o en establecimiento mercantil o local
abierto al público fuera de las horas de apertura» (arts. 203 y 204 CP).
d) El funcionario actuante extenderá diligencia por escrito de cada actuación que realice
con ocasión de las visitas. En lo posible, se utilizarán medios electrónicos y no se impondrán
obligaciones a los interesados para adquirir o diligenciar cualquier clase de libros o formu-
larios para la realización de dichas diligencias (art. 21.6 LOITSS).
La diligencia inspectora a extender en dicho Libro viene a integrarse en el acerbo de instrumentos
de garantía de la seguridad jurídica del sujeto inspeccionado, contribuye a la mayor efectividad de la
acción inspectora, y constituye una fórmula práctica y eficaz de acreditación de las actuaciones ins-
pectoras de conocimiento por el inspeccionado de las advertencias y medidas que procedan en cada
caso. La práctica de diligencia en el Libro de Visitas es exigencia que alcanza a todos los funcionarios
864
del Sistema de Inspección de TrabajoJesúsy Seguridad Social,
R. Mercader tanto del Cuerpo Superior como del de
Uguina
Subinspectores de Empleo y Seguridad Social.
DILIGENCIA
Sello
de la
empresa
2º) Los requerimientos. La actuación inspectora podrá llevarse a cabo mediante comparecencia de
2º)sujetos
los Los requerimientos.
obligados ante elLafuncionario
actuaciónactuante
inspectora
en lapodrá
oficinallevarse
pública aque
cabo
éstemediante compare-
señale, en virtud de
cencia
requerimiento, con o sin aportación de información documental o en soporte informático, éste
de los sujetos obligados ante el funcionario actuante en la oficina pública que se-
en su
ñale,
caso,en virtud
con de requerimiento,
expresión con de
en el requerimiento o sin aportación deque
la documentación información documental
deba ser objeto o en so-
de presentación.
porte informático,será
El requerimiento enescrito
su caso, con expresión
y notificado en el requerimiento
directamente con ocasión de de la documentación
visita que
al centro de trabajo,
o por
deba sercualquier
objeto deforma de notificación
presentación. válida. Cuando será
El requerimiento el requerimiento se formule
escrito y notificado por un equipo,
directamente con
ocasión de visita al centro de trabajo, o por cualquier forma de notificación válida. Cuando
el requerimiento se formule por un equipo, determinará el inspector o subinspector ante
el que haya de comparecer el sujeto requerido (art. 13.3b) LOITSS, art. 15.1 b) ROFIT).
3º) Los expedientes administrativos. Finalmente, mediante expediente administrativo, cuan-
do de su contenido se dedujeran los elementos suficientes de comprobación y de convicción
para iniciar y concluir la actuación inspectora (art. 21.1 LOITSS, art. 15.1 d) ROFIT). La
actuación inspectora podrá seguirse, en general, mediante la comprobación de datos o antece-
dentes que obren en las Administraciones públicas; a tal fin, la Inspección podrá acceder a tales
datos y antecedentes, proceder a cruces informáticos y solicitar antecedentes o información
que permita comprobar el cumplimiento de la normativa aplicable. Igualmente la Inspección
de Trabajo y Seguridad Social podrá actuar mediante comprobación de datos o antecedentes
que obren en las Administraciones Públicas. A tal efecto, podrá valorar los datos o anteceden-
tes que le suministren otras Administraciones Públicas de la Unión Europea.
cia, jerarquía y coordinación a los que quedan sometidas (art. 103.1 CE), con los que tutelan la
seguridad jurídica de los ciudadanos (art. 9 CE), cuyo respeto legitima la actuación sancionadora
de las Administraciones Públicas, exige que se cumpla con los plazos legalmente establecidos en
las actuaciones previas de comprobación, así como de las actuaciones sancionadoras o liquida-
torias si estas proceden. De acuerdo con el art. 21.4 LOITSS, las actuaciones comprobatorias
no se dilatarán por espacio de más de nueve meses, salvo que la dilación sea imputable al sujeto
a inspección o a las personas dependientes del mismo. Este período puede ampliarse por otro
periodo que no excederá de nueve meses, cuando concurra alguna de las siguientes circunstan-
cias: a) Actividades de inspección de especial dificultad y complejidad. b) Descubrimiento, en
el transcurso de las actividades de inspección, de que el sujeto inspeccionado ha obstruido u
ocultado al órgano inspector alguna de sus actividades o de las personas que las desempeñen. c)
Actividades de inspección necesitadas de cooperación administrativa internacional.
1º) Cómputo inicial del plazo. El cómputo de los referidos plazos se iniciará a partir de la
fecha de la primera visita efectuada o, en caso de requerimiento de comparecencia del sujeto
inspeccionado, desde la fecha efectiva de la comparecencia, siempre que haya aportado la
totalidad de la documentación requerida con trascendencia en la actuación inspectora. No
se considerará incluido en ningún caso en el cómputo de los plazos, el tiempo transcurrido
durante el aplazamiento concedido al sujeto obligado en los supuestos de formularse reque-
rimientos de subsanación de incumplimientos previos por parte del órgano inspector.
2º) Término final. En cuanto al término final, deben considerarse finalizadas no cuando el fun-
cionario ha reunido todo el material inculpatorio, sino cuando se inicia la actuación sancionado-
ra propiamente dicha, esto es, el día de la fecha del acta. Respecto a la posible dilación del plazo
máximo de nueve meses, por causas imputables al sujeto a inspección, éstas deben quedar plena-
mente justificadas en las diligencias, y en el acta de infracción o de liquidación que se practique,
con la expresión de las causas y circunstancias concretas que han concurrido en dicha dilación.
Por la misma razón garantista mencionada anteriormente, no resulta permisible que el actuante
pueda acordar, discrecionalmente, la suspensión de los plazos, lo que iría contra la finalidad de la
norma, que sólo ha atendido a los supuestos de dilación imputables al sujeto inspeccionado, en
cuyo supuesto la suspensión del cómputo opera por imperativo legal.
3º) Interrupción de las actuaciones. Las actividades inspectoras no se podrán interrumpir
por más de cinco meses, salvo que la interrupción sea causada por el sujeto inspeccionado o
personas de él dependientes, o salvo que se constate la imposibilidad de proseguir la actua-
ción inspectora por la pendencia de un pronunciamiento judicial que pueda condicionar el
resultado de la misma.
4º) Caducidad de las actuaciones. El art. 8.2 RPS establece que si se incumplen los plazos
citados para la realización de las actuaciones comprobatorias, se producirá la caducidad de las
mismas. En estos casos, dice la norma que «no se interrumpirá el cómputo de la prescripción
y decaerá la posibilidad de extender acta de infracción o de liquidación como consecuencia de
tales actuaciones previas, sin perjuicio de la eventual responsabilidad en la que pudieran haber
incurrido los funcionarios actuantes». Lo anterior llevará consigo la nulidad del acta que se
haya practicado extemporáneamente, bien por transcurso del plazo de caducidad de las actua-
ciones inspectoras, bien por intercepción de las mismas por más de tres meses.
866 Jesús R. Mercader Uguina
4º) Obtención de pruebas. El art. 13.3.d) LOITSS permite que los Inspectores puedan
tomar o sacar muestras de sustancias y materiales utilizados o manipulados en el estable-
cimiento, realizar mediciones, obtener fotografías, videos, grabación de imágenes, levantar
croquis y planos, siempre que se notifique al empresario o a su representante y obtener
copias y extractos de los documentos mencionados en el anterior apartado 3º).
5º) Adopción de medidas cautelares. Inspectores y Subinspectores pueden adoptar, en cualquier
momento del desarrollo de sus actuaciones, las medidas cautelares que estimen oportunas y sean
proporcionadas al fin que se persiga, para impedir la destrucción, desaparición o alteración de la
documentación relevante, siempre que no cause perjuicio de difícil o imposible reparación a los
sujetos responsables o implique violación de derechos (art. 13.3.d) LOITSS).
norma preventiva no es otro que el que se apliquen los mejores medios posibles para la
eliminación de los riesgos. En la medida que las sanciones en sí mismas no dan lugar
directamente a la aplicación de medidas apropiadas de prevención, los requerimientos
despliegan un efecto de cumplimiento de la normativa preventiva de gran trascendencia
práctica.
c) Como tercera y última medida preventiva, el Inspector de Trabajo y Seguridad
Social y el Subinspector de la Escala de Seguridad y Salud tienen la facultad de ordenar
la inmediata paralización de los trabajos a tareas que impliquen un riesgo grave e inminen-
te para la salud de los trabajadores (art. 22.12 LOITSS, art. 9.1 LPRL). El art. 44 LPRL
desarrolla esta medida, que tiene un carácter cautelar, al permitir ordenar la paralización
inmediata de los trabajos o tareas en aquellos supuestos en los que compruebe el citado in-
cumplimiento con un riesgo grave e inminente para la seguridad y salud de los trabajadores.
Se impone, por tanto, una valoración por el Inspector o Subinspector sobre la trascendencia
y significación de la inobservancia de los deberes normativos sobre prevención de riesgos
laborales previstos en la LPRL. Se trata, en todo caso, de una medida cautelar distinta de
la suspensión o cierre del centro de trabajo previsto en el art. 53 LPRL y que se anuda a la
potestad sancionadora. En los supuestos de paralización regulados en el art. 44 LPRL, perma-
nece el derecho del trabajador al pago de su salario o a las indemnizaciones que proceda, sin
perjuicio de las medidas que puedan arbitrarse para su garantía, por lo que la figura prevista
en dicho precepto no es una suspensión del contrato por causa no imputable al trabajador (en
coherencia con el art. 30 ET).
d) Finalmente, en los supuestos en que la actuación inspectora afecte a empresas estable-
cidas en otros Estados miembros de la Unión Europea y de que los hechos comprobados
puedan ser sancionados por el Estado miembro de origen de la empresa, estos hechos po-
drán ponerse en conocimiento de la autoridad competente del otro país para que inicie el
procedimiento sancionador, sin perjuicio de que pueda adoptar otras medidas que conside-
re pertinentes (art. 22.15 LOITSS y art. 11.7 RPS).
2º) Establecimiento de medidas cautelares. El fundamento de la adopción de las medidas
cautelares estriba en que el mero transcurso del tiempo en el que ha de desarrollarse una
actuación con consecuencias jurídicas puede conllevar la imposibilidad de su cumplimiento
final, bien porque el futuro obligado realice actos que tiendan a dificultar o impedir la pro-
ducción del resultado debido, o bien porque otro tipo de circunstancias ajenas a la voluntad
de los participantes ponga en peligro la solución establecida por la norma. El art. 14.2 RPS
contempla la posibilidad de que el Inspector imponga medidas cautelares cuando entienda
que son necesarias para asegurar la eficacia de la resolución y para evitar el mantenimiento
de los efectos de la infracción.
3º) Actas de infracción. El Inspector podrá proceder a iniciar el correspondiente procedi-
miento sancionador mediante la extensión de acta por las infracciones comprobadas a efectos
de la iniciación del correspondiente procedimiento sancionador (art. 51.1 a) LISOS y arts. 1.2
y 13.1 RPS). El acta de infracción representa dentro de la estructura del procedimiento sancio-
nador uno de los actos de trámite o preparatorios de la resolución final y en el que confluyen
la doble función de servir de pliego de cargos —base fáctica de la acusación que formule la
Lección 26. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social 869
Administración— y de propuesta de sanción. La extensión del acta de infracción debe ser con-
siderada como un trámite esencial e ineludible del procedimiento sancionador por infracción
de leyes sociales, ya que acota el área infraccional y restringe los supuestos incriminatorios, de
forma que posteriormente el sujeto o sujetos responsables no puedan ser objeto de sanción por
otros motivos que los que figuran en el pliego de cargos, ya que, de no ser así, se impediría el
derecho del interesado a preparar y aportar alegaciones para su defensa. En todo caso, el acta
es el documento que da origen al procedimiento común sancionador.
La conducta empresarial descrita se tipifica como infracción leve en el art. 21.3 LISOS [«No comunicar
en tiempo y forma las bajas de los trabajadores que cesen en el servicio a la empresa, así como las demás
variaciones que les afecten»] en su grado […].
Por lo que se propone la imposición de la sanción por un importe total de 300.51 euros, de conformidad
con lo dispuesto en el art. 40.1 LISOS. Además, procede instar la baja de oficio por parte del inspector en
base a las facultades que le confiere el artículo 22.7 de la Ley Ordenadora del Sistema de la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social..
Se advierte a la empresa que, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 17.1 del Reglamento General
sobre procedimientos para la imposición de sanciones por infracciones de orden social y para los expedientes
liquidatorios de cuotas de la Seguridad Social, aprobado por Real Decreto 928/1998, de 14 de mayo,
podrá presentar escrito de alegaciones en el plazo de QUINCE DÍAS HÁBILES contados desde el siguiente
al de notificación de la presente Acta, acompañado de la prueba que estime pertinente, dirigido al [órgano
competente para resolver el expediente……]. Dicho escrito será presentado en la [……] En el supuesto de no
formalizarse escrito de alegaciones, la tramitación del procedimiento continuará hasta su resolución definitiva,
sin perjuicio del trámite de audiencia, que se entenderá cumplimentado en todo caso cuando en la resolución
no sean tenidos en cuenta hechos distintos de los reseñados en él.
4º) Actas de liquidación. Los inspectores podrán extender actas de liquidación de cuotas
a la Seguridad Social en los supuestos que procedan. El acta de liquidación procede a
regularizar las cotizaciones pendientes por el empresario, sea por falta absoluta de las
mismas, sea por infracotización o cotización indebida. En general, las diferencias de
870 Jesús R. Mercader Uguina
7º) Propuesta de procedimiento de oficio. Entre las medidas que pudieran derivar de la ac-
tuación inspectora, de acuerdo con lo establecido en el art. 22.14 LOITSS, se encuentra
la de «proponer a su superior jerárquico la formulación de comunicaciones y demandas
de oficio ante la Jurisdicción de lo Social en la forma prevista en la Ley 36/2011, de 10 de
octubre, reguladora de la Jurisdicción Social». La LJS regula esta posibilidad dentro del
procedimiento de oficio contemplado en sus arts. 148 a 150.
Respuesta. Desde la STC 18/1981, el Tribunal Constitucional ha venido recordando que las garantías
que el art. 24.2 CE impone respecto al proceso penal también son aplicables, con ciertos matices, al procedi-
miento administrativo sancionador; y ello en la medida en que sean compatibles con este tipo de procedimiento,
a fin de «preservar los valores esenciales que se encuentran en la base del citado precepto constitucional y la se-
guridad jurídica que garantiza el art. 9 CE» (STC 14/1999; 194/2000; 276/2000). Pues, como señaló en
el referido pronunciamiento, «tales valores no quedarían salvaguardados si se admitiera que la Administración,
por razones de orden público, puede incidir en la esfera jurídica de los ciudadanos imponiéndoles una sanción
sin observar procedimiento alguno, y, por tanto, sin posibilidad de defensa previa a la toma de la decisión»,
pues, «la garantía del orden constitucional exige que el acuerdo se adopte a través de un procedimiento en el
que el presunto inculpado tenga oportunidad de aportar y proponer las pruebas que estime pertinentes y alegar
lo que a su derecho convenga».
Caso práctico 26.8. ¿Cuáles son las concretas garantías que se exportan al procedimiento administrativo
sancionador?
Respuesta. Entre las anteriores garantías el Tribunal Constitucional ha identificado «el derecho de defen-
sa, que proscribe cualquier indefensión; el derecho a la asistencia letrada, trasladable con ciertas condicio-
nes; el derecho a ser informado de la acusación, con la ineludible consecuencia de la inalterabilidad de los
hechos imputados; el derecho a la presunción de inocencia, que implica que la carga de la prueba de los
hechos constitutivos de la infracción recaiga sobre la Administración, con la prohibición absoluta de utilizar
pruebas obtenidas con vulneración de derechos fundamentales; el derecho a no declarar contra sí mismo;
o, en fin, el derecho a la utilización de los medios de prueba adecuados para la defensa, del que deriva
la obligación de motivar la denegación de los medios de prueba propuestos (por todas, SSTC 7/1998;
14/1999; 81/2000).
Lección 26. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social 873
2º) Principios básicos de la LRJPAC en relación con el procedimiento sancionador. Con base
en los anteriores fundamentos constitucionales, la LRJPAC establece unos principios bá-
sicos a los que deben sujetarse tales procedimientos sancionadores. Esta idea se materializa
en las DA 5ª, 7ª y 8ª LRJPAC (potestad sancionadora en materia tributaria, en materia de
infracciones del orden social, en materia de personal al servicio de la Administración del Es-
tado) en las que se mantienen las especialidades procedimentales dentro del cuadro general
en estas materias. De acuerdo con el art. 51.2 LISOS, el procedimiento sancionador, común
a todas las Administraciones públicas, se ajustará a lo previsto en la propia LISOS siendo de
aplicación subsidiaria las disposiciones de la LRJPAC.
3º) Infracción cometida, calificación y precepto vulnerado. En tercer lugar, se exige que en el
acta de infracción conste la posible calificación jurídica de la infracción imputada (art. 53.1
c) LISOS y art. 14.1 c) RPS), sin perjuicio de lo que resulte de la instrucción. Cuando se
produzca una pluralidad de infracciones es preciso agrupar en una sola acta las que corres-
pondan a la misma materia que deban ser resueltas por idéntico órgano. Estas materias son
las siguientes: relación laboral, prevención de riesgos laborales, seguridad social, colocación
y empleo, migraciones y extranjeros, pero no procederá la acumulación en los casos de tra-
mitación simultánea de actas de infracción y liquidación por los mismos hechos, cuando
concurran supuestos de responsabilidad solidaria o subsidiaria, y en las infracciones relacio-
nadas causalmente con un accidente de trabajo o enfermedad profesional.
4º) Número de trabajadores de la empresa y número de trabajadores afectados. Debe concre-
tarse, en cuarto lugar, el número de trabajadores de la empresa y número de trabajadores
afectados por la infracción, cuando tal requisito sirva para graduar la sanción o, en su caso,
calificar la infracción (art. 14.1 d) RPS). El número de trabajadores de la empresa y el
número de trabajadores afectados debe figurar cuando sirve para graduar la sanción o para
calificar la infracción, sin que tengan que coincidir ambos números. No obstante, cuando la
visita resulta impedida, los afectados son la totalidad de los trabajadores de la empresa o, en
su caso, del centro concreto visitado, pero tal circunstancia numérica no constituirá causa
Lección 26. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social 875
Respuesta. La presunción de certeza reconocida en la LISOS solo abarca a los hechos constatados
por los funcionarios de la Inspección de Trabajo; por tanto, no están dotadas de presunción de certeza o
de veracidad las opiniones, juicios de valor, calificaciones jurídicas subjetivas que haga el inspector. La
presunción de certeza sólo abarca a los hechos. Además, contra tales hechos, cabe la prueba en contra-
rio del administrado. Estos hechos, además, son solo aquellos que por su objetividad son susceptibles de
percepción directa por el inspector, o los inmediatamente deducibles de aquellos.
Caso Práctico 26.12. ¿A través de qué medios es posible destruir la presunción de certeza de los
hechos constatados por el inspector?
Respuesta. Los hechos constatados por el inspector pueden quedar desvirtuados por los informes
técnicos presentados por la empresa. En general, estos informes técnicos pueden ser elaborados por un
colegio profesional, un colegiado o un especialista acreditado y suponen un elemento más de juicio. Debe
ser objetivo y basarse también en hechos y en consecuencias demostrables. En casos de accidentes de
trabajo con resultado de muerte, cabe además solicitar la autopsia del trabajador fallecido, para asegurar
la causa del accidente. En un caso extremo, en el que se presuponía que el trabajador había quedado
electrocutado al manipular elementos eléctricos en una tormenta, se demostró que la causa del fallecimien-
to, en virtud de la autopsia practicada, había sido la fulguración producida por un rayo [STSJ Madrid (CA)
2-7-2004, Rº 459/2000].
Caso práctico 26.13. Estructura del escrito de alegaciones ante un acta de infracción de la Inspección
de Trabajo.
Respuesta.
ILMO. SR.
D./Dña. Julián López Domínguez, con DNI 50262626-J, en su condición de director de recursos humanos
de la empresa Muebles mesa azul, con domicilio a efectos de notificaciones en C\ Mobiliario, 23, de Madrid,
cuya representación acredita mediante poder notarial, ante ese Órgano administrativo comparece y como mejor
proceda en Derecho DICE:
Que con fecha 10 de septiembre de 2008 se ha notificado a esta empresa el acta de infracción número
275534 de fecha 5 de septiembre, por la que se propone una sanción de 1200 euros, por presunta infracción
del orden social. Considerando tal propuesta de sanción no ajustada a Derecho y lesiva para esta parte, me-
diante el presente escrito se presenta en tiempo y forma, ESCRITO DE ALEGACIONES, al amparo de lo estable-
cido en el artículo 52, apartado 1.b), del Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto, y en los artículos
14, apartado 1.f), 17.3 y 18 del Real Decreto 928/1998, de 14 de mayo, con base en las siguientes
ALEGACIONES
Primera. […….]
Segunda. […….]
[…]
FUNDAMENTOS DE DERECHO
Primero. […….]
Segundo. […….]
Por todo lo anteriormente expuesto, se
SOLICITA:
Que teniendo por presentado este escrito, junto con los documentos probatorios que lo acompañan, se tengan
por realizadas alegaciones al acta de infracción número 275534 de fecha 5 de septiembre de 2008, extendi-
da por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, para que previa instrucción del pertinente procedimiento,
con apertura del período de prueba, se dicte resolución por [el órgano competente], en la que se declare la
nulidad del acta, dejándose la misma sin efecto o, subsidiariamente, se reduzca la propuesta de sanción a 100
euros.
Es justicia que se pide en Madrid a 12 de septiembre de 2008.
PRIMER OTROSÍ DICE: Se aportan como medios probatorios los siguientes:
1.º Prueba testifical de […….]
2.º Prueba documental. […….].
3.º Igualmente se solicita la práctica de las pruebas […….]
SOLICITA:
Que teniendo por hecha la anterior manifestación, se tenga a bien acordar el trámite propuesto.
Es justicia que se pide en el lugar y fecha arriba indicados.
Fdo.: Julián López Domínguez
Ilmo. Sr. [Titular del órgano al que se dirige]
3º) Derecho de vista de los documentos obrantes en el expediente. De acuerdo con el art.
17.4 RPS, «el sujeto o sujetos imputados que formulen alegaciones frente al acta, tendrán
derecho a vista de los documentos obrantes en el expediente», y ello «sin más excepciones
que las necesarias para asegurar la confidencialidad del origen de cualquier queja, de con-
formidad con lo establecido en el art. 15 c) del Convenio 81 OIT y el art. 10.2 LOITSS».
Se materializa, de este modo, el derecho de vista previsto en el art. 35 LRJPAC de acuerdo
con el cual los administrados tienen derecho a conocer «en cualquier momento, el estado
Lección 26. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social 879
Respuesta. La respuesta es negativa, dado que el acta de infracción no es un acto administrativo con
plenos efectos, por lo que no goza de los privilegios de ejecutividad y ejecutoriedad (arts. 56 y 94 LRJPAC). El
880 Jesús R. Mercader Uguina
acta de infracción no impone sanción alguna, sino que contiene una mera propuesta de sanción frente a la cual
cabe formular escrito de alegaciones (art. 51 y 52 LISOS). Sólo una vez dictada la resolución administrativa
firme, imponiendo la sanción, surge la obligación de pago (arts. 24 y 25 RPS).
te considere que los hechos que han dado lugar al inicio del procedimiento administrativo
sancionador pudieran ser constitutivos de ilícito penal, remitirá al Jefe de la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social, informe con expresión de los hechos y circunstancias y de los
sujetos que pudieran resultar afectados. Si el Jefe de la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social estimase la concurrencia de ilícito penal, lo comunicará al órgano competente para
resolver, quien acordará, en su caso, la remisión del expediente al Ministerio Fiscal y se
abstendrá de seguir el procedimiento administrativo sancionador, hasta que el Ministerio
Fiscal, en su caso, resuelva no interponer acción o le sea notificada la firmeza de la sentencia
o auto de sobreseimiento que dicte la autoridad judicial, de acuerdo con el art. 5.1 RPS. La
suspensión puede convertirse en extinción del procedimiento, cuando en el proceso penal
haya recaído condena por los mismos hechos, siempre que concurra, además, identidad de
sujeto y fundamento. El RPS establece, además, que la comunicación al Ministerio Fiscal
no afectará ni al cumplimiento inmediato de la paralización de trabajos prevista en el art.
44 LPRL, ni a la existencia de deudas que se apreciasen con el sistema de Seguridad Social
(art. 5.2 RPS).
Caso Práctico 26.15. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social promovió acta de infracción en
materia de seguridad e higiene a la empresa X por no disponer de las pertinentes medidas de seguridad,
debido a la inexistencia de techos que sirvieran de soporte a una plataforma de construcción en la que esta-
ban unos trabajadores, así como la falta de puntos de anclaje para los cinturones de seguridad de aquéllos.
Omisiones que motivaron la caída de varios tablones de la plataforma y de los trabajadores situados en ella,
con el resultado de la muerte de uno de ellos y lesiones para otros tres. El acta de infracción notificada a la
empresa y frente a la cual ésta formuló alegaciones, entre otras, indicando la existencia de una causa penal,
por los hechos que motivaron el acta. En resolución de la Autoridad Laboral de la Comunidad Autónoma, se
confirmó el acta de infracción, imponiéndose la sanción propuesta, indicando que el procedimiento adminis-
trativo, iniciado con el acta de infracción, es diverso al procedimiento penal, ya que el objeto de éste era la
averiguación de posibles responsabilidades dimanantes de la muerte y las lesiones resultantes del accidente,
mientras que el objeto del procedimiento administrativo se extendía únicamente a la responsabilidad por falta
de medidas de seguridad, no examinándose los resultados del accidente. ¿Es conforme a derecho dicho
actuar?
Respuesta. La STS (CA) 28-10-1991 indica que no cabe simplificar el supuesto enunciado, diciendo que
el objeto del proceso penal es la responsabilidad por muerte y lesiones, y el de las sanciones administrativas
la responsabilidad por falta de medidas de seguridad, como si lo sancionado en el primer proceso fuese un
resultado, y en las segundas la infracción de un precepto, al margen del resultado. En consecuencia, concluye
el Tribunal Supremo, se ha infringido el principio constitucional non bis in idem, al ser sancionada, o al poder
serlo, una misma conducta doblemente.
para imponer la respectiva sanción principal de la que deriven. d) Por último, conforme in-
dica el art. 48.7 LISOS, debe tenerse presente que la atribución de competencias punitivas
a la Administración Laboral no impide el ejercicio por otras Administraciones de su propia
potestad sancionadora respecto a las materias en que resulten competentes como pudieran
ser sanidad, industria, interior, tributación, etc.
4º) Especialidades de la competencia sancionadora en las sanciones con régimen propio. Si
bien las previsiones contenidas en el art. 48 LISOS constituyen la norma común respecto
a la atribución de competencia sancionadora, debe advertirse de la existencia de ciertas
sanciones cuya imposición sigue un régimen propio y particular. Básicamente, tales pecu-
liaridades se aprecian sobre sanciones no pecuniarias, ya sea en relación a infracciones sobre
prevención de riesgos (por ejemplo, suspensión o cierre del centro de trabajo, cuya decla-
ración compete al Gobierno correspondiente (arts. 53 LPRL y 26 RPS) o ya sea respecto a
ilícitos cometidos por determinadas entidades (art. 44.1 LISOS); suspensión de actividades
de las ETT, cuya resolución se asigna al Ministro de Empleo y Seguridad Social o autoridad
autonómica equivalente (art. 41.3 LISOS).
§19. Recursos. El art. 54 LISOS establece que «contra las resoluciones recaídas en los
procedimientos sancionadores, se podrán interponer los recursos administrativos y jurisdic-
cionales que legalmente procedan», precepto que encuentra su desarrollo en el art. 23 RPS
cuando señala que «contra las resoluciones previstas en el capítulo anterior, se podrá inter-
poner recurso de alzada en el plazo de un mes ante el órgano superior competente por razón
de la materia, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 4 de este Reglamento, cuya resolución
agotará la vía administrativa».
1º) Resoluciones recurribles. El art. 23.1 RPS, nos aclara cuáles son las resoluciones recurri-
bles, al señalar que «las resoluciones dictadas por los Directores generales competentes por
razón de la cuantía que no pongan fin a la vía administrativa y las dictadas por el Secretario
de Estado de la Seguridad Social, podrán ser objeto de recurso ordinario ante el Ministro
de Empleo y Seguridad Social. Las resoluciones del Ministro de Empleo y Seguridad Social
y del Consejo de Ministros agotan la vía administrativa». A estos efectos, debe tenerse en
cuenta la distribución orgánica sancionadora que en cada caso establezcan las Comunidades
Autónomas en las materias de su competencia.
2º) Recurso de alzada. El plazo de interposición del recurso de alzada será de un mes a contar
desde la fecha de notificación de la resolución sancionadora, si el acto fuera expreso, plazo
que debe computarse de fecha a fecha y, si no lo fuera, el plazo será de tres meses y se con-
tará, para el solicitante y otros posibles interesados, a partir del día siguiente a aquel en que,
de acuerdo con su normativa específica, se produzcan los efectos del silencio administrativo.
Transcurridos dichos plazos sin haberse interpuesto el recurso, se podrá entender desestimado
y quedará expedita la vía jurisdiccional. Por último, aclara el art. 115.3 LRJPAC que, contra
la resolución de un recurso de alzada no cabrá ningún otro recurso administrativo, salvo el
recurso extraordinario de revisión en los casos establecidos en el art. 118.1. Respecto de la
tramitación del recurso, el número dos del art.23 RPS remite a la regulación general contenida
en la LRJPAC. Llegados a este punto, quedará abierta la vía jurisdiccional.
886
814 JESÚS Jesús R. MercaderUGUINA
R. MERCADER Uguina
ACTA DE
INFRACCIÓN
10 días
15 días
Se formulan NO se formulan
alegaciones alegaciones
6 meses
8 días
Nuevas alegaciones
10 días
RESOLUCIÓN del
órgano competente
1 mes
3 meses
Resolución
§1. Fundamento del derecho a la tutela judicial efectiva y a un proceso justo. El art.
24 CE tiene como objetivo elevar a la categoría de derecho fundamental una exigencia in-
herente a la idea de Estado de Derecho: que todos los derechos e intereses legítimos puedan
ser, llegado el caso, defendidos ante un genuino órgano judicial, de manera que no existan
supuestos de denegación de justicia. Por ello, el citado precepto consagra un derecho fun-
damental a obtener una respuesta razonada y fundada en Derecho de los órganos judiciales
que resuelva las cuestiones litigiosas ante ellos suscitados, a través de un proceso justo, de
conformidad con lo establecido en el art. 6 CEDH.
El derecho a la tutela judicial efectiva, como derecho fundamental, es consecuencia necesa-
ria del deber de respeto a los demás y de la paz social a que se refiere el art. 10.1 CE, la que dota
al derecho a la tutela judicial efectiva de su carácter materialmente esencial o fundamental, en
tanto necesario para la realización de los derechos e intereses de los particulares.
Es éste es un derecho relacionado con la dignidad humana que pertenece a la persona
en cuanto tal y no como ciudadano. Por ello, como se sabe, el derecho a la tutela judicial
corresponde por igual al español y al extranjero, siendo irrelevante la legalidad o ilegalidad
de la situación del extranjero (STC 95/2003). Los titulares del derecho a la tutela judicial
888 Jesús R. Mercader Uguina
efectiva son, en principio, los individuos. Por extensión también son titulares de este dere-
cho junto con las personas físicas las personas jurídicas.
§2. Contenido del derecho a la tutela judicial efectiva. El art. 24.1 CE garantiza el
derecho de acceso a los tribunales y, una vez iniciado el proceso, un conjunto de derechos
a cierto comportamiento por parte de dichos tribunales (derecho a una resolución de fon-
do, derechos a la ejecución de las resoluciones firmes, etc…). Por su parte, el art. 24.2 CE
constitucionaliza una serie de derechos fundamentales, los derechos al juez legal y a un juez
imparcial, a la asistencia jurídica, a los medios de prueba pertinentes para la defensa, a ser
informados de la acusación, y a un proceso sin dilaciones indebidas, a no declarar contra sí
mismos, a no confesarse culpables y a la presunción de inocencia. En resumen, la estruc-
tura del art. 24 CE puede dividirse en cuatro grandes grupos de derechos: a) El derecho de
acceso a los tribunales, que es el derecho a la tutela judicial efectiva en sentido estricto. b)
El derecho al juez ordinario predeterminado por la ley. c) Las garantías generales de todo
proceso, o derecho al proceso debido. d) Las garantías constitucionales específicas del pro-
ceso penal.
1º) El derecho de acceso a los tribunales. El derecho a obtener «la tutela efectiva de los jueces
y tribunales en el ejercicio de los derechos e intereses legítimos» (art. 24.1 CE), supone, en
primer término, que no deben existir trabas en el acceso a la jurisdicción. En virtud del prin-
cipio pro actione, los órganos judiciales tienen la obligación de interpretar las leyes y, en par-
ticular, las procesales, de la manera más favorable posible a la efectiva iniciación del proceso,
evitando los «formalismos enervantes» que dificultan el ejercicio de las acciones judiciales. La
tutela, además, debe ser «efectiva»: no basta el acceso sin restricciones, sino que ello debe com-
portar alguna utilidad. Ello se manifiesta en la prohibición de indefensión (derecho a no sufrir
la privación o limitación no imputable al justiciable de cualesquiera de los medios legítimos de
defensa y que exista una efectiva contradicción entre las partes), así como en el derecho a una
resolución sobre el fondo de las pretensiones deducidas, a través de una decisión motivada,
congruente y fundada en derecho, sea o no favorable a tales pretensiones, resolución que
podrá ser recurrida, según la ley, y ejecutada luego en sus propios términos.
2º) El derecho al juez ordinario predeterminado por la Ley. El derecho al juez ordinario
predeterminado por la ley (art. 24.2 CE), en sentido material, significa que la delimitación
entre los distintos órdenes jurisdiccionales (civil, penal, social, contencioso-administrativo)
y, dentro de cada uno de ellos, las reglas de competencia (material, territorial y funcional)
deben estar fijadas antes de iniciarse el proceso. Desde la perspectiva formal, significa que el
órgano judicial competente debe fijarse por Ley. Ello significa que las normas delimitadoras
de la jurisdicción y competencia de los órganos judiciales están fuera del alcance de la potes-
tad reglamentaria, así como de las facultades de gobierno de los propios tribunales.
3º) Garantías genéricas de todo proceso. Finalmente, del art. 24.2 CE se desprenden un
conjunto de garantías que, originalmente, vinculadas al proceso penal, la jurisprudencia
constitucional ha extendido a todo proceso. El desarrollo de un proceso con «todas las ga-
rantías» supone el cumplimiento de una serie de exigencias: a) El derecho a la imparcialidad
del juez, que implica que éste, además de estar legalmente predeterminado, debe mantener
Lección 27. La parte general del proceso laboral 889
una actitud de distanciamiento y neutralidad con respecto al objeto del litigio y a los liti-
gantes. Ello exige que la Ley prevea causas de abstención y recusación para aquellos casos en
que el juez pueda tener interés en el objeto del pleito o vinculación personal con alguna de
las partes. b) El derecho a la publicidad del proceso, garantía que expresamente impone el
art. 120.1 CE cuando señala que «las actuaciones judiciales será públicas, con las excepcio-
nes que prevean las leyes de procedimiento». c) El derecho a la asistencia de abogado, que
tiene como finalidad asegurar una mínima igualdad de armas entre las partes. El art. 119
CE dispone, directamente y sin excepciones, que «la justicia será gratuita (…) en todo caso,
respecto de quienes acrediten insuficiencia de recursos para litigar». d) El derecho al proceso
debe desarrollarse, en todo caso, «sin dilaciones indebidas». La mera duración del proceso
no determina la lesión del derecho, que se configura como el derecho a la tramitación de
los asuntos ante los Tribunales de Justicia en «un plazo razonable» a que se refiere el art. 6.1
CEDH. El Tribunal Constitucional ha establecido varios criterios para determinar si este
plazo razonable ha sido o no respetado: la complejidad del litigio, el margen ordinario de
duración normal de procesos similares y el comportamiento procesal tanto de los litigantes
como del órgano judicial (SSTC 160/1999, 303/2000 y 237/2001). e) Finalmente, el dere-
cho al proceso debido incluye el derecho a utilizar los medios de prueba «pertinentes» para
su defensa, pertinencia que es sinónimo de legitimidad y relevancia.
§3. Fuentes del proceso laboral. El sistema normativo procesal laboral queda integrado
por las normas orgánicas y procesales comunes a todos los órdenes jurisdiccionales (en par-
ticular, las constitucionales) y por las específicas de la jurisdicción social:
1º) Fundamento constitucional. Son fuentes reguladoras del orden jurisdiccional social los
arts. 24 y 117 a 127 CE, así como las disposiciones de la LOPJ (LO. 6/1985, modificada
por la LO. 16/1994, de reforma de la anterior y con modificaciones parciales posteriores,
entre ellas las producidas por la LO. 19/2003, la LO. 1/2009 y la LO. 7/2015). A esta
última deberá acudirse en materias relativas a la organización general de los distintos Tribu-
nales, sus competencias y requisitos básicos de sus actuaciones y decisiones, por lo que es
precisa su utilización también en el procedimiento laboral. Son igualmente de aplicación la
L. 38/1988, de Demarcación y Planta Judicial (LDP), que establece los órganos jurisdiccio-
nales, las localidades en que radican y, en el caso de los Tribunales, el número de Magistra-
dos que los componen, y la L. 1/1996, sobre asistencia jurídica gratuita (LAJG).
890 Jesús R. Mercader Uguina
§4. Principios del proceso laboral. El proceso social integra principios y reglas del pro-
ceso civil, por lo que incorpora los principios comunes de audiencia e igualdad y, por su
condición de proceso civil especial, el principio dispositivo y su derivación el principio de
aportación de parte, a la vez que integra principios propios fruto de su propia tradición
histórica y de las especialidades sustantivas que caracterizan al ordenamiento laboral (Mon-
tero Aroca, Desdentado). Son principios del proceso social por su condición de proceso
y por su condición de proceso civil especial, los siguientes:
1º) Principio de audiencia. El principio de audiencia está reconocido en el art. 24 CE,
cuando proclama el derecho a un proceso con todas las garantías y prohíbe la indefensión.
Audiencia y defensa están relacionadas, porque el derecho a ser oído se vincula a la posibi-
lidad de formular alegaciones y a utilizar los medios de prueba. La audiencia requiere, en
primer lugar, noticia oportuna de la existencia del proceso y posibilidad de acceder a él. Para
ello, es esencial el régimen de los actos de comunicación como garantía del conocimiento
del proceso y del acceso a él. Conocido el proceso y ya dentro de él, el principio de audiencia
exige la posibilidad de formular alegaciones en la forma legalmente prevista, y de utilizar los
Lección 27. La parte general del proceso laboral 891
medios de prueba, lo que tiene también su regulación positiva en las normas sobre el acto
de juicio y la proposición y práctica de la prueba, aparte del régimen alegatorio específico
de los recursos. Las infracciones del principio de audiencia se sancionan con la nulidad, y
la reacción frente a esas infracciones se instrumenta no sólo a través del sistema normal de
recursos, sino también por vías excepcionales, como el incidente de nulidad de actuaciones,
la audiencia al rebelde y la revisión. El principio de audiencia está vinculado al principio de
contradicción, pues la audiencia en los procesos de estructura bilateral sirve a la posibilidad
de la oposición dialéctica entre las partes, al enfrentamiento entre pretensión y resistencia
(Desdentado).
2º) Principio de igualdad o igualdad de armas. El principio de igualdad o de igualdad de
armas parte de la dualidad de partes en el proceso y exige que éstas «tengan los mismos
medios de ataque y defensa». Sin embargo, el proceso de trabajo «es un proceso a favor
del trabajador, que intenta compensar la desigualdad sustancial en que éste social y econó-
micamente se encuentra» (Rodríguez-Piñero). Por esta razón, el juego del principio de
igualdad de partes se modera para dar un tratamiento más favorable al trabajador. Esto se
advierte con claridad en los aspectos económicos (concesión legal del beneficio de justicia
gratuita, con derecho a designación de abogado de oficio y exención de depósitos y con-
signaciones). Pero está presente también en algunas previsiones sobre la carga de la prueba,
como las que contemplan los arts. 96 y 181.2 LJS, en el reconocimiento de determinadas
facultades del juez social que pueden orientarse a la corrección de la desigualdad (Baylos/
Cruz Villalón/Fernández López) y en la ordenación de la ejecución provisional de las
sentencias (Desdentado). Este tratamiento favorable al trabajador ha sido aceptado por
la doctrina constitucional: la STC 3/1983 lo justifica por la finalidad de equilibrar una
desigualdad originaria entre trabajador y empresario que tiene su fundamento no sólo en la
distinta condición económica de ambos sujetos, sino en su respectiva posición en la especial
relación jurídica que los vincula, que es de dependencia o subordinación de uno respecto
del otro.
3º) Principio dispositivo. El principio dispositivo «consiste en que las partes poseen do-
minio completo tanto sobre su derecho sustantivo como sobre los derechos procesales im-
plícitos en el juicio, en el sentido de que son libres de ejercitarlos o no», de forma tal
que nadie puede ser obligado, en contra de su voluntad, a proponer su acción y, una vez
propuesta, el actor es libre de renunciar a mantenerla, concluyendo que «la primera y más
genuina manifestación del principio estriba, pues, en que sin demandante no hay proceso»
(Gómez Orbaneja). El proceso social se basa en el principio dispositivo, que implica dejar
a las partes en libertad de actuar el y en el proceso. Esto es, la libertad de iniciarlo o de no
hacerlo, de hacer valer o no sus derechos procesales y sustantivos, de desistir o de renunciar
a la acción ejercida, de oponerse o de consentir las prestaciones deducidas de contrario, o
de determinar el contenido mismo del proceso, puesto que el juez ha de fallar de forma
congruente con lo pedido por las partes (art. 218 LEC). Dicho esto, como regla general, no
pueden silenciarse las importantes correcciones que en el proceso social conoce el principio
dispositivo, como son las demandas de oficio, sin posible desistimiento y con ejecución ex
judice (arts. 148 a 150 LJS), la inversión de la carga de la prueba (arts. 96, 181.2 LJS) y
892 Jesús R. Mercader Uguina
ciertas restricciones a la transacción y renuncia (arts. 84.2 y 246 LJS). Se concede, también,
al juez laboral la facultad de inquirir respecto del fondo del asunto a él sometido (arts. 85.4,
87.3, 87.5 y 88 LJS).
4º) Principio de aportación de parte. Del principio dispositivo deriva el principio de
aportación de parte, que, según el art. 216 LEC, significa que el órgano judicial debe
decidir en virtud de las aportaciones de hechos y pruebas de las partes. Ello no impide el
juego en la instancia —no en los recursos extraordinarios— del principio «iura novit cu-
ria», pues lo que la parte tiene que alegar son hechos, no normas, sobre las que sí resuelve,
en la instancia, aplicándolas, el órgano judicial, «aunque no hayan sido acertadamente ci-
tadas o alegadas por los litigantes» (art. 218. 1 LEC). El principio de aportación de parte
rige en el proceso laboral: en la demanda y en la contestación deben las partes alegar los
hechos que fundamentan su pretensión (arts. 80 c) y 85.2 LJS), correspondiendo a ellas
su prueba (arts. 87 y 90 LJS), sin que esta carga pueda suplirse a través de las diligencias
finales (art. 88 LJS), que han de utilizarse de una manera compatible con el principio de
aportación de parte, sin introducir a través de ellas nuevos hechos, ni compensar la falta
de diligencia de las partes en la prueba. Lo mismo cabe decir de las facultades judiciales
de oficio de los arts. 93.2 (la intervención del médico forense) y 95 LJS (informes de
expertos).
§5. Principios del procedimiento laboral. La LJS incorpora un título relativo a los que
denomina «principios del proceso y deberes procesales» (arts. 74 y 75). Por lo que a los prin-
cipios respecta, se destacan los de inmediación, oralidad, concentración y celeridad como
vinculantes para jueces, tribunales y secretarios judiciales en la interpretación y aplicación
de las normas procesales, y no sólo en el proceso ordinario, como dice el art. 74.1, sino en
cualquier modalidad procesal especial, por la aplicación supletoria de las reglas del ordinario
(art. 102 LJS). De todos ellos, el más genérico es sin duda el principio de oralidad, hasta el
punto de que los de inmediación y concentración, directamente, y el de celeridad de modo
indirecto, son meras aplicaciones suyas (Desdentado). El art. 120.2 CE sienta la preferen-
cia constitucional por la oralidad del procedimiento.
1º) Principio de oralidad. Supone que en los actos procesales predomina lo hablado sobre
lo escrito como medio de expresión y comunicación entre los diversos sujetos que intervie-
nen en el proceso (Montero Aroca). El principio de oralidad, y su contrapuesto principio
de escritura, no presiden, con carácter exclusivo y excluyente, ningún proceso, por lo que
debe identificarse cada uno en particular como proceso «predominantemente escrito» o
«predominantemente oral»; desde esta perspectiva, el proceso social pertenece a la segunda
categoría. Salvo la demanda (art. 80.1 LJS) y salvo algunos supuestos particulares de alega-
ciones (art. 87.3 LJS), petición de prueba (como la petición anticipada del art. 90.3 LJS),
de práctica de prueba (como el informe de personas jurídicas y entidades públicas sobre
hechos de su actividad, del art. 95.5 LJS) o de valoración de la misma (como las conclusio-
nes complementarias por escrito sobre prueba voluminosa o compleja del art. 87.6 LJS),
prácticamente todos los restantes actos anteriores a la sentencia son orales. Las actuaciones
fundamentales se realizan en el acto de juicio, en el que la oralidad se aplica plenamente (art.
Lección 27. La parte general del proceso laboral 893
85 LJS), sin perjuicio de su registro en soporte apto para la grabación y reproducción del so-
nido (art. 89.1 LJS) o de su constancia escrita a través del acta de juicio (art. 89.4 LJS). Son
orales la ratificación de la demanda, la oposición, la práctica de la prueba, las conclusiones y
la intervención del juez, así como, en algún caso, la sentencia (art. 50 LJS). En los recursos
predomina, sin embargo, la escritura.
2º) Principio de inmediación. El art. 74.1 LJS, ratificado por el art. 137 LEC, bajo la
cobertura que presta a ambos el derecho al «juez ordinario predeterminado por la ley» (art.
24.2 CE), reconoce explícitamente el principio de inmediación. El mismo impone la pre-
sencia del juez en toda la actuación y la imposibilidad legal de que dicte sentencia uno dis-
tinto al que presidió el acto del juicio (art. 98 LJS); por ello, de estar aquél imposibilitado,
deberá celebrarse éste nuevamente bajo sanción de nulidad, criterio sin duda influido por
la importancia de la impulsión judicial del proceso y por las amplias facultades conferidas
en la valoración conjunta de la prueba (art. 97.2 LJS). El principio de inmediación no es
privativo de la instancia, sino que se impone, aunque con un alcance menor, en los recursos
extraordinarios; en ellos la vista no es necesaria y no hay práctica de prueba, salvo la presen-
tación de documentos del art. 233 LJS (Desdentado).
3º) Principio de concentración. El principio de concentración alude a la reunión de diversas
actuaciones procesales en un solo acto (unidad de acto). El máximo exponente de la concen-
tración es el acto del juicio, en el que se concentran las alegaciones iniciales (inclusive las de
índole procesal), la proposición, admisión y práctica de pruebas, así como las conclusiones.
Aunque no hay una prohibición expresa de interrupción del acto de juicio ya iniciado y pese
a lo que disponen los arts 184 y 193 LEC, ha existido en el orden social una resistencia a
aceptar las interrupciones del acto de juicio como consecuencia del principio de unidad de
acto. Únicamente los actos preparatorios (arts. 76 y 77 LJS), la anticipación de la prueba
(art. 78 LJS), las medidas cautelares (art. 79 LJS), las alegaciones escritas del artículo 87.3
LJS, las conclusiones complementarias (art. 87.6 LJS) y las diligencias finales (art. 88 LJS)
escapan a esta exigencia de concentración.
4º) Principio de celeridad. El principio de celeridad alude a la brevedad de los plazos, todos
ellos perentorios e improrrogables, a salvo los señalados para dictar resolución, de modo que
sólo pueden suspenderse y abrirse de nuevo en los casos taxativamente establecidos en las
leyes (art. 43.3; 86.1, etc. LJS). Se relaciona también con la oralidad y con la concentración
y encuentra acomodo en el proceso social como quizá en ningún otro; en particular, ade-
más, ciertos procesos sociales están favorecidos por un tratamiento preferencial de urgencia,
como el de conflicto colectivo (art. 159 LJS), el de despido colectivo (art. 124.6 LJS) y,
sobre todo, el de tutela de derechos fundamentales (art. 179.1 LJS).
5º) Otros principios importantes en el proceso social, fuera de los anteriores, son los de gra-
tuidad, publicidad y unidad de instancia, los dos primeros reconocidos hoy con carácter
general por la CE (arts. 119.1 y 120.1); en cuanto al último, no cabe en este ámbito un
juicio de apelación, sino sólo la interposición de recursos extraordinarios (de suplicación o
de casación) para revisar el procedimiento o el enjuiciamiento; por lo demás, en muchos
casos ni siquiera proceden estos recursos.
894 Jesús R. Mercader Uguina
lución corresponde a los Tribunales de Justicia de nuestro país, la competencia por razón de
la materia delimita el ámbito de actuación de los diferentes órdenes jurisdiccionales: civil,
penal, contencioso-administrativo y laboral.
3º) Conflictos de jurisdicción y conflictos de competencia. Los conflictos de jurisdicción y de
competencia se regirán por lo dispuesto en la LOPJ (art. 12 LJS). La norma procesal laboral
tiene, en realidad, un doble alcance: implícitamente, remite a los arts. 38 y siguientes LOPJ
respecto de los llamados conflictos de jurisdicción que puedan suscitarse entre los órganos
judiciales del orden social y la Administración; y, expresamente, a los del art. 42 y siguientes
LOPJ, que establecen los instrumentos de solución de los conflictos de competencia.
a) Los conflictos de jurisdicción se suscitan por el conocimiento de un determinado asunto
entre los Juzgados o Tribunales de cualquier orden jurisdiccional y las Administraciones Pú-
blicas, o entre aquellos y la Jurisdicción militar. Los conflictos pueden ser positivos, cuando
tanto el órgano jurisdiccional como la Administración o la jurisdicción militar mantengan
su jurisdicción, y negativos, cuando la nieguen. El órgano competente para su resolución
será el Tribunal de Conflictos de Jurisdicción. Su regulación, común para todos los órdenes
jurisdiccionales, se encuentra en la LOPJ, que se remite en lo relativo a su «planteamiento,
tramitación y decisión» a lo establecido en la Ley (art. 41 LOPJ). La LO. 2/1987, de Con-
flictos Jurisdiccionales, es la norma de referencia en esta materia.
b) Los conflictos de competencia son los que se plantean «entre Juzgados o Tribunales de
distinto orden jurisdiccional», es decir, entre los órganos jurisdiccionales del orden social
y los de los órdenes civil, penal o contencioso-administrativo por el conocimiento de una
determinada controversia. Lo que está en juego es la competencia para conocer de la con-
troversia por razón de la materia. La LJS se limita a mencionarlos y a remitirse en bloque a
la LOPJ, sin ninguna particularidad (art. 12 LJS). El órgano encargado de su resolución es
la Sala especial del Tribunal Supremo llamada Sala Especial de Conflictos de Competencias
(art. 42 LOPJ). En todo caso, los Tribunales laborales no pueden plantear conflicto de com-
petencia a los órganos del orden penal por ser siempre éste preferente (art. 44 LOPJ). Los
conflictos pueden ser positivos o negativos, según defiendan los órdenes su competencia o
la nieguen, pudiendo ser promovidos ambos de oficio o a instancia de parte o del Ministerio
Fiscal, mientras el proceso no haya concluido por sentencia firme, salvo que se refiera a la
ejecución del fallo (art. 43 LOPJ).
§7. Competencia material del orden social. Inclusiones y exclusiones. El ámbito ma-
terial de la jurisdicción social se delimita en el art. 9.5 LOPJ y en los arts. 1, 2 y 3 LJS.
1º) Conflictos cuyo conocimiento está expresamente atribuido al orden social. El orden social
tiene la competencia para conocer, con las excepciones previstas legalmente, sobre lo que
genéricamente puede denominarse materia laboral. Dentro de esta materia podemos distin-
guir las siguientes situaciones:
a) Pertenecen a la competencia del orden social las cuestiones relativas al contrato de tra-
bajo y la prestación de servicios. El art. 2 a) LJS que atribuye al orden social la competencia
para conocer «las cuestiones litigiosas entre empresarios y trabajadores como consecuencia
del contrato de trabajo», lo que permite conocer de conflictos sobre la existencia misma
896 Jesús R. Mercader Uguina
No obstante, como se explica más adelante, el art. 3 f ) LJS atribuye un importante bloque
de competencias en materia de seguridad social al orden contencioso-administrativo.
d) Finalmente, corresponde al orden social el conocimiento de las cuestiones litigiosas
que se promuevan en impugnación de resoluciones administrativas de la autoridad laboral
recaídas en los procedimientos de suspensión y extinción de contratos por fuerza mayor
(arts. 47.3 y 51.7 ET), así como las recaídas en el ejercicio de la potestad sancionadora en
materia laboral y sindical y, respecto de las demás impugnaciones de otros actos de las Ad-
ministraciones públicas sujetos al Derecho Administrativo en el ejercicio de sus potestades
y funciones en materia laboral y sindical que pongan fin a la vía administrativa, siempre que
en este caso su conocimiento no esté atribuido a otro orden jurisdiccional (art. 2 n LJS).
2º) Conflictos cuyo conocimiento está expresamente excluido. La atribución positiva de mate-
rias a la competencia del orden social del art. 2 LJS se complementa con la negativa del art.
3 LJS, que establece los supuestos excluidos de la competencia de la jurisdicción social:
a) La impugnación directa de las disposiciones generales de rango inferior a la ley y de-
cretos legislativos cuando excedan los límites de la delegación, aun en las materias laborales,
sindicales y de seguridad social (esta competencia corresponde a la jurisdicción contencioso-
administrativa: art. 1 LJCA).
b) Las cuestiones litigiosas en materia de prevención de riesgos laborales que se susciten
entre el empresario y los obligados a coordinar con éste las actividades preventivas, y entre
cualquiera de los anteriores y los sujetos que hayan asumidos frente a ellos la obligación de
organizar los servicios de prevención (esta competencia corresponde a la jurisdicción civil).
c) La tutela de los derechos de libertad sindical y del derecho de huelga de los funcio-
narios y del personal con una relación administrativa o estatutaria (esta competencia es
contencioso-administrativa).
d) La impugnación de las disposiciones que establezcan el mantenimiento de servicios
esenciales de la comunidad en caso de huelga (es competencia contencioso-administrativa).
El orden social sí es competente para conocer de las impugnaciones exclusivamente referidas
a los actos de designación concreta del personal laboral incluido en los mínimos de personal
necesarios para tal mantenimiento.
e) Los litigios sobre negociación de condiciones de trabajo y pactos o acuerdos concer-
tados por las Administraciones Públicas con arreglo a lo previsto en el Estatuto Básico del
Empleado Público, que sean de aplicación al personal funcionario o estatutario, ya sea de
manera exclusiva o conjunta con el personal laboral.
f ) La impugnación de las resoluciones en materia de gestión instrumental (afiliación, altas,
bajas, etc.) y recaudatoria de la Seguridad Social y de las actas de liquidación y de infracción
en esta materia. La competencia social se centra en la determinación de la acción protectora
(beneficiario frente a seguridad social o frente a otros responsables de prestaciones), mien-
tras que al contencioso-administrativo se asignan pleitos de gestión instrumental (afiliación,
altas, bajas, etc.) y cotización/recaudación, que en el Régimen General suelen enfrentar a
empresarios y seguridad social. También se atribuye al contencioso-administrativo el cono-
cimiento de las impugnaciones de actos administrativos sobre asistencia y protección social
públicas en materias distintas de la seguridad social (incluida la protección por desempleo
898 Jesús R. Mercader Uguina
1º) Juzgados de lo Social. Según el art. 6 LJS, los Juzgados de lo Social conocerán en única
instancia de todos los procesos atribuidos al orden jurisdiccional social, salvo los asignados
expresamente a la competencia de otros órganos en los artículos 7, 8 y 9 LJS y en la Ley
Concursal.
2º) Tribunales Superiores de Justicia y Audiencia Nacional. Los asuntos que han de ser co-
nocidos en única instancia por las Salas de lo Social de los Tribunales Superiores de Justicia
(TSJ), o por la Sala de lo Social de la Audiencia Nacional (AN) son los que se recogen en las
letras f ), g), h), j), k) y l) del art. 2 de la LJS, siempre que extiendan sus efectos a un ámbito
territorial superior al de la circunscripción de un Juzgado de lo Social pero no superior al de
la Comunidad Autónoma (TSJ) o siempre que extiendan sus efectos a un ámbito territorial
superior al de una Comunidad Autónoma (AN).
3º) Regla especial para impugnación de despidos colectivos y autorizaciones administrativas de
extinción por fuerza mayor. En los casos de impugnación de despido colectivo por la repre-
sentación de los trabajadores o por el empresario (art. 124 LJS), o de impugnación de oficio
por la autoridad laboral de los acuerdos de suspensión, reducción de jornada o extinción
(art. 148 b) LJS), o de impugnación de las resoluciones administrativas de extinción por
fuerza mayor (art. 51.7 ET), conocerán en única instancia: las Salas de lo Social de los TSJ
cuando el despido, acuerdo o acto administrativo impugnado extienda sus efectos a un
ámbito territorial no superior al de la comunidad autónoma, o la AN cuando el despido
extienda sus efectos a un ámbito territorial superior al de una comunidad autónoma (arts.
7 a) y 8.1.II y III LJS).
4º) Reglas especiales para impugnación de actos administrativos. De la impugnación de los
actos administrativos a que se refieren las letras n) y s) del art. 2 LJS, con excepción de las
autorizaciones administrativas de extinción por fuerza mayor, conocerán:
a) Los Juzgados de lo Social, si los actos impugnados han sido dictados por los órganos de
la Administración General del Estado y de los organismos públicos vinculados o dependien-
tes de ella, siempre que su nivel orgánico sea inferior al de Ministro o Secretario de Estado; o
por las administraciones de las comunidades autónomas (salvo que procedan del respectivo
Consejo de Gobierno); o por las administraciones locales; o por cualquier otro organismo
o entidad de derecho público.
b) Las Salas de lo Social de los TSJ, si los actos impugnados han sido dictados por el
Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma o por órganos de la Administración
General del Estado con nivel orgánico de Ministro o Secretario de Estado, siempre que, en
este último caso, el acto haya confirmado, en vía de recurso o en procedimiento de fiscali-
zación o tutela, los que hayan dictado órganos o entes distintos con competencia en todo
el territorio nacional.
c) La Sala de lo Social de la AN, si los actos impugnados han sido dictados por órganos de
la Administración General del Estado y de los organismos públicos vinculados o dependientes
de ella cuyo nivel orgánico sea de Ministro o Secretario de Estado bien con carácter originario
o bien cuando rectifiquen por vía de recurso o en procedimiento de fiscalización o tutela los
dictados por órganos o entes distintos con competencia en todo el territorio nacional.
900 Jesús R. Mercader Uguina
d) La Sala de lo Social del TS, si los actos impugnados han sido dictados por el Consejo
de Ministros.
§12. Las partes procesales. El proceso laboral se desarrolla, como cualquier otro, entre
partes, es decir, entre el sujeto que plantea –demandante– y el sujeto a quien se plantea
–demandado– una determinada pretensión. Las partes de un proceso son siempre dos (dua-
lidad de partes), que aparecen además en posición encontrada o contrapuesta (dualidad
de posiciones) aunque, salvo excepciones, en régimen de igualdad, esto es, idénticamente
afectadas por los derechos, cargas y gravámenes que dimanan del proceso. Por todo ello,
serán partes «las personas (físicas o jurídicas) que se constituyen en sujetos de un proceso
para pretender en él el otorgamiento de justicia o tutela jurídica, y que, por tanto, asumen
la titularidad de las relaciones que en el mismo se crean, con los derechos, las cargas y las
responsabilidades inherentes» (Prieto Castro).
en el pleno ejercicio de sus derechos civiles (art. 16.1 LJS), esto es, cuando tengan la edad
de 18 años; mientras que por quienes no se encuentren en el pleno ejercicio de sus derechos
civiles comparecerán sus representantes legítimos o los que deban suplir su incapacidad
conforme a Derecho (art. 16.4 LJS). De la normativa procesal y sustantiva se deducen las
siguientes reglas especiales:
1º) Capacidad de las personas físicas. Los trabajadores mayores de dieciséis años y menores
de dieciocho, cuando legalmente no precisen para la celebración del contrato de trabajo
autorización de sus padres, tutores o de la persona o institución que los tenga a su cargo,
o hubieran obtenido autorización conforme a la legislación laboral para contratar de sus
padres, tutores o de la persona o Institución que los tenga a su cargo, tendrán capacidad
procesal respecto de los derechos e intereses legítimos derivados de sus contratos de trabajo
y de la relación de Seguridad Social (art. 16.2 LJS), así como capacidad procesal respecto de
los derechos de naturaleza sindical y de representación, así como para la impugnación de los
actos administrativos que les afecten (art. 16.3 LJS).
2º) Capacidad de las personas jurídicas. Por las personas jurídicas comparecerán quienes
legalmente las representen (art. 16.5 LJS).
3º) Capacidad de los grupos, entidades sin personalidad, comunidades de bienes y masas pa-
trimoniales. Por las entidades sin personalidad a las que la ley reconozca capacidad para ser
parte comparecerán quienes legalmente las representen en juicio. Por las masas patrimonia-
les carentes de titular o con su titular privado de las facultades de disposición y adminis-
tración, comparecerán quienes conforme a la ley las administren. Por las entidades que no
habiendo cumplido los requisitos para constituirse en personas jurídicas estén formadas por
una pluralidad de elementos personales y patrimoniales al servicio de un fin determinado,
comparecerán quienes de hecho actúen en su nombre frente a terceros o ante los trabajado-
res. Por las comunidades de bienes y grupos comparecerán quienes aparezcan de hecho o de
derecho como organizadores, directores o gestores, o en su defecto como socios o partícipes
de los mismos. En el caso del contrato de trabajo de grupo, el jefe de grupo ostenta la repre-
sentación de todos los sujetos que lo integran (art. 10.2 ET). Los delegados de personal y el
comité de empresa podrán formular las acciones legales pertinentes para el cumplimiento de
las normas vigentes en materia laboral, de Seguridad Social, empleo y cualesquiera pactos,
condiciones y usos de empresa en vigor (arts. 62.2, 64.7.a) y 65.1 ET).
Caso práctico 27.1. Varias trabajadoras habían venido prestando servicios para la Residencia tercera
edad El Sol, CB. Mediante comunicación escrita les fue notificado a cada una de ellas el despido de la em-
presa. La referidas trabajadoras interpusieron demanda de despido contra la Residencia tercera edad El Sol,
comunidad de bienes, contra los herederos de la dueña Giner y contra el Fondo de Garantía Salarial. Tras la
presentación de la demanda, el órgano judicial dictó providencia reclamando se subsanaran diversos defectos,
en concreto, se indicara nombre y apellido, así como domicilio, de las personas que integran la comunidad
de bienes demandada y lo mismo respecto de los herederos de doña Josefa López Giner. La representación
procesal de las demandantes presentó escrito en el que se hacían constar los herederos de Josefa López Giner
y se señalaba que «respecto a los miembros de la comunidad de bienes esta parte desconoce las personas que
la integran y no posee medios para averiguar dicha información, por lo que nos es imposible facilitar dichos
datos a ese Juzgado, por lo que solicitamos que en todo caso sea requerida la parte demandada para que
los facilite». El Juzgado de lo Social núm. 2 de Elche dictó Auto por el que procedía a ordenar el archivo de la
demanda presentada dado que consideró insuficiente la subsanación realizada.
904 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STC 168/2003 considera contraria al art. 24 CE la decisión de archivo de una demanda
de despido por falta de subsanación. La exigencia impuesta por el Juez de que las actoras indicaran nombre
y apellido, así como domicilio, de las personas que integran la comunidad de bienes demandada y lo mismo
respecto de los herederos de una de las propietarias supone una exigencia desproporcionada, dada la práctica
imposibilidad de su cumplimiento. Subraya el TC que las recurrentes en amparo trataron, dentro de sus posibili-
dades, de dar cumplimiento al requerimiento judicial, a pesar de que la norma –en línea con lo establecido por
el art. 7.7 LEC– expresamente establece que «por las comunidades de bienes y grupos comparecerán quienes
aparezcan como organizadores, directores o gestores de los mismos». Tal solución persigue, precisamente,
facilitar el tráfico jurídico, permitiendo la posibilidad de un juicio y una condena del grupo sin necesidad de
que sean citados siempre todos sus integrantes.
que varias personas aparecen simultáneamente legitimadas para interponer una pretensión
(litisconsorcio activo), o para oponerse a la deducida (litisconsorcio pasivo), en un único
proceso. El litisconsorcio puede ser: voluntario (o simple o facultativo), cuando son los pro-
pios colitigantes quienes, por sí mismos, determinan agruparse procesalmente; o necesario
(o cualificado o especial), cuando es la propia norma legal la que impone a las partes actuar
unidas. El litisconsorcio necesario puede clasificarse, a su vez, en material (la pretensión ha
de ser deducida por, o frente a, varios sujetos) y en procesal (la unidad procesal viene exigida
por una norma de carácter adjetivo).
b) En el proceso laboral, el litisconsorcio normalmente es necesario (supuestos de litis-
consorcio voluntario nacen del art. 42.2 o del art. 44.2 ET) y pasivo, habiendo interpretado
la jurisprudencia con gran amplitud el requisito general contenido en el art. 80.1 b) LJS.
Como supuestos típicos, podrían citarse los siguientes: en excedencias, debe demandarse a
quien ocupa la plaza del excedente cuando éste reclama el reingreso; en clasificación pro-
fesional, debe demandarse a cuantos pudieran ser afectados por la sentencia; en ascensos
e ingresos a virtud de concurso-oposición, ha de demandarse a cuantos participaron en el
mismo; en despidos, vacaciones, modificaciones sustanciales, movilidad geográfica, suspen-
sión del contrato, reducción de jornada, cuando el objeto del debate verse sobre preferen-
cias atribuidas a determinados trabajadores, éstos también deberán ser demandados (art.
124.13.a.2º) LJS; art. 125 d) LJS; art. 138.1 LJS). En los procedimientos que versen sobre
acoso o lesión de derechos fundamentales, la víctima podrá dirigir pretensiones contra el
empresario o contra cualquier otro sujeto que resulte responsable, con independencia del
tipo de vínculo que le una al empresario, pero corresponderá a la víctima elegir la clase de
tutela que pretende dentro de las previstas en la ley, sin que deba ser demandado necesa-
riamente con el empresario el posible causante directo de la lesión, salvo cuando la víctima
pretenda la condena de este último o pudiera resultar directamente afectado por la resolu-
ción que se dictare (art. 177.4 LJS). En las impugnaciones de despidos colectivos por parte
de los representantes de los trabajadores, cuando el período de consultas hubiera finalizado
con acuerdo, deberá demandarse a los firmantes del mismo (art. 124.4 LJS).
3º) Legitimación del sindicato y las asociaciones empresariales. En el proceso laboral hay
que tener en cuenta la legitimación de los sujetos colectivos para formular pretensiones de
esa misma naturaleza, bien sean órganos de representación de personal (art. 154.c LJS),
bien organizaciones sindicales y empresariales (art. 17.2 LJS) o de trabajadores autónomos
(art. 17.3 LJS). Es particularmente interesante la diversa actividad que pueden realizar los
sindicatos y, con ciertas salvedades, las asociaciones empresariales en el proceso. Como cer-
teramente ha resumido la doctrina (Baylos/Cruz Villalón/Fernández López) atendien-
do al tipo de intereses que se pretenden tutelar judicialmente con la intervención de tales
representaciones colectivas, cabe realizar la siguiente clasificación:
a) Intervención en defensa de intereses propios: El reconocimiento de tal legitimación lo
sería con base en el art. 17.1 LJS, donde se recoge con carácter general para todas las perso-
nas, físicas y jurídicas, la denominada legitimación directa u ordinaria. Tres manifestaciones
básicas posee hoy en día la presente legitimación procesal: personalidad jurídica y estatutos
sindicales; derechos de acción sindical; e imputación de responsabilidad.
906 Jesús R. Mercader Uguina
FOGASA sea parte en los procesos ejecutivos de sentencias recaídas en procesos de conflic-
tos colectivos estimatorios de pretensión de condena y susceptibles de ejecución individual
(art. 247.1 a) LJS).
b) Intervención adhesiva. Se prevé que el FOGASA, cuando resulte necesario en defensa de los
intereses públicos que gestiona y para ejercitar las acciones o recursos oportunos, podrá compare-
cer como parte en cualquier fase o momento de su tramitación, en aquellos procesos de los que
se pudieran derivar prestaciones de garantía salarial, sin que tal intervención haga retroceder ni
detener el curso de las actuaciones (art. 23.1 LJS). El FOGASA, con independencia de su facul-
tad de personación, podrá igualmente aportar los antecedentes de que disponga en relación con
los hechos objeto del procedimiento en los procesos en los que pudiera derivarse responsabilidad
para dicho organismo, aunque no se haya personado en las actuaciones, en cuanto pueda afectar
a la prestación de garantía salarial, y a los fines de completar los elementos de conocimiento del
órgano jurisdiccional en la resolución del asunto (art. 23.8 LJS).
Una vez en el proceso, el FOGASA dispondrá de plenas facultades de actuación en el pro-
ceso como parte, pudiendo oponer toda clase de excepciones y medios de defensa, aun los
personales del demandado, y cuantos hechos obstativos, impeditivos o modificativos puedan
dar lugar a la desestimación total o parcial de la demanda, así como proponer y practicar
prueba e interponer toda clase de recursos contra las resoluciones interlocutorias o definitivas
que se dicten (art. 23.3 LJS). El FOGASA deberá alegar todos aquellos motivos de oposición
que se refieran a la existencia de la relación laboral, circunstancias de la prestación, clase o ex-
tensión de la deuda o a la falta de cualquier otro requisito procesal o sustantivo. La estimación
de dichas alegaciones dará lugar al pronunciamiento que corresponda al motivo de oposición
alegado, según su naturaleza, y a la exclusión o reducción de la deuda, afectando a todas las
partes. La estimación de la caducidad o prescripción de la acción dará lugar a la absolución
del empresario y del propio FOGASA, si hubieran alegado la prescripción o si se apreciase de
oficio o a instancia de parte la caducidad. No obstante, si se apreciase interrupción de la pres-
cripción por haber existido reclamación extrajudicial frente al empresario o reconocimiento
por éste de la deuda, éstos no surtirán efectos interruptivos de la prescripción frente al FOGA-
SA y se absolverá a éste, sin perjuicio del pronunciamiento que proceda frente al empresario,
salvo que el reconocimiento de deuda haya tenido lugar ante un servicio administrativo de
mediación, arbitraje o conciliación, o en acta de conciliación en un proceso judicial, en cuyo
caso la interrupción de la prescripción también afectará al FOGASA (art. 23.5 LJS).
En el caso de procedimientos arbitrales, el FOGASA tendrá la consideración de parte,
a efectos de asumir sus obligaciones legales. El FOGASA podrá impugnar los laudos arbi-
trales, las conciliaciones extrajudiciales o judiciales, los allanamientos y las transacciones
aprobadas judicialmente, de poderse derivar de tales títulos obligaciones de garantía sala-
rial, a cuyo efecto se le dará traslado de los mismos en dichos casos por la autoridad que
los dicte o apruebe (art. 23.4 LJS). El FOGASA ostenta legitimación activa para accionar
en impugnación de laudos arbitrales en relación con posibles obligaciones de garantía
salarial: se podrá fundamentar en ilegalidad o lesividad y el plazo para el ejercicio de la
acción contará desde que pudieran haber conocido la existencia del laudo arbitral (art.
65.4 LJS).
Lección 27. La parte general del proceso laboral 909
Respuesta. En el caso examinado por la STC 79/2001, el TC consideró que la inadmisión del poder
apud acta presentado por el abogado de la empresa vulnera el art. 24.1 CE ya que los defectos advertidos
en los actos de postulación o representación de las partes son de carácter subsanable (SSTC 163/1985 y
117/1986). El art. 453 LOPJ atribuye de manera general a los Secretarios judiciales la autorización y docu-
mentación del otorgamiento de los poderes para pleitos en los términos establecidos en las leyes procesales.
Caso práctico 27.4. ¿Son subsanables los defectos advertidos en los actos de postulación o representa-
ción procesal de las partes?
910 Jesús R. Mercader Uguina
al año 1995 y por último que no acredita derecho a la indemnización que igualmente postula, lo que parece
indudable es que si la terminación del contrato se produjo el 19 enero 1996 sin que hasta el 19 febrero de
1997 se haya hecho reclamación alguna al demandado, la acción para reclamar las cantidades a que se hace
referencia en la demanda debe considerarse prescritas, de conformidad con lo establecido en el art. 59 ET.
5º) Representación del Estado, Comunidades Autónomas, Entidades Locales y demás Entidades
Públicas. El art. 22 LJS establece una excepción a la regla general del art. 18 LJS de libertad
de comparecencia, personal o por medio de representante: cuando litiguen el Estado y demás
entes del sector público, la representación y defensa se regirá por la LOPJ, la L. 52/1997 y
las demás normas de aplicación. Del art. 551 LOPJ, la L. 52/1997, de Asistencia Jurídica
al Estado e Instituciones Públicas, y el RD. 997/2003, por el que se aprueba el Reglamento
del Servicio Jurídico del Estado, se deriva que la representación y defensa del Estado y de sus
organismos autónomos, así como la representación y defensa de los órganos constitucionales,
cuyas normas internas no establezcan un régimen especial propio, corresponderá a los Aboga-
dos del Estado integrados en el servicio jurídico del Estado. Los Abogados del Estado podrán
representar y defender a los restantes organismos y entidades públicos, sociedades mercantiles
estatales y fundaciones con participación estatal, en los términos contenidos en la L. 52/1997.
La representación y defensa de las Entidades gestoras y de la Tesorería General de la Seguridad
Social corresponderá a los Letrados de la Administración de la Seguridad Social, sin perjuicio
de que para supuestos determinados pueda conferirse la representación conforme a las reglas
generales o designarse abogado al efecto (art. 22.2 LJS).
§17. Asistencia jurídica gratuita. El art. 119 CE dispone, directamente y sin excepciones,
que la justicia será gratuita, en todo caso, para quienes acrediten insuficiencia de recursos para
litigar. La LAJG, desarrollada por el RD. 996/2003, reconoce el derecho de asistencia jurí-
dica gratuita a los trabajadores y beneficiarios del sistema de Seguridad Social (trabajadores y
beneficiarios ostentan «todos» ese derecho: art. 21.4 LJS) y a determinadas personas jurídicas
(Entidades Gestoras y Servicios Comunes de la Seguridad Social). También se reconoce, con
carácter general, a las personas físicas (y a ciertas personas jurídicas sin ánimo de lucro) que
acrediten insuficiencia de recursos para litigar, en su doble vertiente cumulativa de insuficien-
cia de rentas (art. 3 LAJG) e insuficiencia de patrimonio (art. 4 LAJG).
1º) Contenido material. El contenido material del derecho de asistencia jurídica gratuita
en el ámbito del proceso laboral comprende las siguientes prestaciones (art. 6 LAJG): a)
Lección 27. La parte general del proceso laboral 913
Respuesta. La STC 95/2003, consideró que el inciso «legalmente» que contenía el art. 2 LAJG que
concedía el citado derecho a los ciudadanos españoles, los nacionales de los demás Estados miembros de la
Unión Europea y los extranjeros «que residan legalmente en España, cuando acrediten insuficiencia de recursos
para litigar» era inconstitucional y, por lo tanto, nulo. Indicó el citado pronunciamiento que el término «residan»
sólo es constitucional si se entiende referido a la situación puramente fáctica de los que se hallan en territorio
español, sin que quepa atribuir a la referida expresión un significado técnicamente acuñado de residencia
autorizada administrativamente.
contradictorias, por el que dos o más pretensiones (es decir, procesos) son examinadas en un
mismo procedimiento y decididas en una misma sentencia, si bien ésta habrá de contener
tantos pronunciamientos como pretensiones se hayan ejercitado» (Montero Aroca). La
acumulación de acciones y procesos, al igual que la de recursos, produce el efecto de discu-
tirse y resolverse conjuntamente todas las cuestiones planteadas: unificación procedimental
y unidad de sentencia (arts. 35 y 234.4 LJS).
5ª) En materia de seguridad social, no son acumulables entre sí las reclamaciones, salvo
cuando tengan la misma causa de pedir y salvo la posibilidad de alegar la lesión de derechos
fundamentales y libertades públicas (art. 26.6 LJS).
6ª) En el caso de trabajadores autónomos económicamente dependientes, si se accionara por
despido alegando la existencia de relación laboral, podrán acumular en una misma demanda a la
acción principal de despido y, dentro del mismo plazo de caducidad que ésta, la que puedan for-
mular contra la decisión del cliente de extinguir la relación, con carácter eventual y para el caso
de desestimación de la primera. Análoga regla de acumulabilidad se seguirá cuando se alegue
como principal la relación de autónomo dependiente y como subsidiaria la relación laboral, así
como en el ejercicio de otro tipo de acciones cuando se cuestione la naturaleza laboral o autóno-
ma económicamente dependiente de la relación (art. 26.5 LJS).
7ª) Prohibiciones de acumulación de acciones: fuera de lo anterior, no podrán acumularse
entre sí ni a otras distintas en un mismo juicio, ni siquiera por vía de reconvención, las accio-
nes de despido y demás causas de extinción del contrato de trabajo, las de modificaciones sus-
tanciales de condiciones de trabajo, las de disfrute de vacaciones, las de materia electoral, las de
impugnación de estatutos de los sindicatos o de su modificación, las de movilidad geográfica,
las de derechos de conciliación de la vida personal, familiar y laboral a las que se refiere el ar-
tículo 139 LJS, las de impugnación de convenios colectivos, las de impugnación de sanciones
impuestas por los empresarios a los trabajadores y las de tutela de derechos fundamentales y
libertades públicas. Estas prohibiciones se entienden sin perjuicio de la posibilidad de reclamar
en los anteriores juicios la indemnización derivada de discriminación o lesión de derechos fun-
damentales y libertades públicas y demás pronunciamientos propios de la modalidad procesal
de tutela de tales derechos fundamentales y libertades públicas (art. 26.1 y 2 LJS).
Siempre que se presenten demandas acumulando objetiva o subjetivamente acciones, el
secretario judicial verificará que concurren los presupuestos habilitantes de la acumulación
(art. 26.7 LJS). En cualquier caso, una vez acordada la acumulación, puede dejarse sin efec-
to total o parcialmente, si concurren causas que justifiquen la tramitación separada de las
acciones (art. 34.2 LJS). De ejercitarse una acumulación indebida de acciones, el secretario
judicial requerirá al demandante para que subsane el defecto, eligiendo la acción que pre-
tende mantener. Si no se atendiera el requerimiento de elección, el secretario dará cuenta al
tribunal para que éste, en su caso, acuerde el archivo de la demanda (art. 27.1 LJS). No obs-
tante, cuando se trate de una demanda sujeta a plazo de caducidad (despido, modificación
sustancial, etc.) a la que indebidamente se hubiera acumulado otra acción, aunque el actor
no opte, se seguirá la tramitación del juicio por aquélla y se tendrá por no formulada la otra
acción acumulada, advirtiéndose al demandante de su derecho a ejercitarla por separado
(art. 27.2 LJS). Si se acumularan indebidamente acciones sujetas a plazo de caducidad, ante
la no opción del actor, se seguirá la tramitación del juicio por la primera de las pretensiones
que figuren en el suplico de la demanda, y en todo caso por la de despido, teniéndose por
no formuladas las demás acciones acumuladas (art. 27.3 LJS).
mo demandado, aunque los actores sean distintos, y se ejercitasen en ellas acciones idénticas
o susceptibles de haber sido acumuladas en una misma demanda, se acordará, de oficio o
a instancia de parte, la acumulación de los procesos (arts. 28.1 y 29 LJS). A tal efecto, el
secretario judicial velará por el cumplimiento de esta regla de acumulación, poniendo en
conocimiento del juez o tribunal los procesos en los que se cumplan dichos requisitos, a fin
de que resuelva sobre la acumulación (art. 28.3 LJS). La acumulación de procesos deberá
acordarse antes de la celebración de los actos de conciliación, en su caso, y de juicio, salvo
que se proponga por vía de reconvención (art. 34.1 LJS); sin perjuicio de que, una vez
acordada, pueda dejarse sin efecto respecto de uno o varios de ellos, si concurren causas que
justifiquen su tramitación separada (art. 34.2 LJS).
1º) Regla especial de acumulación extraordinaria para evitar sentencias contradictorias. Es
preciso acordar la acumulación de procesos que pendan en el mismo o distinto Juzgado o
Tribunal cuando entre los objetos de los procesos cuya acumulación se plantee exista tal
conexión que, de seguirse por separado, pudieran dictarse sentencias con pronunciamientos
o fundamentos contradictorios, incompatibles o mutuamente excluyentes (art. 30.1 LJS).
2º) Acumulación de demanda de despido y demanda de extinción voluntaria del contrato de
trabajo. Como regla especial, importante por la frecuencia del supuesto que contempla, el
art. 32.1 LJS establece que cuando el trabajador formule demandas por alguna de las causas
previstas en el art. 50 ET y por despido, la demanda que se promueva posteriormente se
acumulará a la primera, de oficio o a petición de cualquiera de las partes, debiendo deba-
tirse todas las cuestiones planteadas en un solo juicio. A tal efecto, el trabajador deberá
hacer constar en la segunda demanda la pendencia del primer proceso y el Juzgado que
conoce del asunto. Si ambas acciones están fundadas en las mismas causas o en una misma
situación de conflicto, la sentencia deberá analizar conjuntamente ambas acciones, dando
respuesta primero a la acción que considere que está en la base de la situación y resolviendo
después la otra, con los pronunciamientos indemnizatorios que procedan. Por el contrario, si
las causas de una u otra acción son independientes, la sentencia debe analizar primero la acción
que haya nacido antes, si bien su estimación no impedirá el examen, y decisión en su caso, de la
otra acción (art. 32.1.II LJS). En cualquier caso, habrán de respetarse las garantías que, respecto
de las alegaciones, prueba y conclusiones, se establecen para el proceso de despido disciplinario
(art. 106.1 LJS).
3º) A las demandas de impugnación de un acto administrativo que afecte a una pluralidad de
destinatarios se acumularán las que se presenten con posterioridad contra dicho acto, aunque
inicialmente hubiere correspondido su conocimiento a otro juzgado o tribunal (art. 32.3 LJS).
4º) A los procesos de oficio iniciados en virtud de comunicación de la autoridad laboral se
acumularán las demandas individuales en que concurran identidad de personas y de causa de
pedir respecto de la demanda de oficio, aunque pendan en distintos juzgados o tribunales (art.
31 LJS).
Lección 27. La parte general del proceso laboral 917
§21. Fuentes. La LJS dedica una serie de preceptos (arts. 42 a 62) a regular los actos pro-
cesales, regulación que debe completarse con lo previsto en la LEC (arts. 129-235), de aplica-
ción supletoria, y con lo regulado en buena parte del Libro III de la LOPJ (arts. 179-278).
2º) La respuesta del interesado en los actos de comunicación. En las notificaciones, citaciones
y emplazamientos no se admitirá ni consignará respuesta alguna del interesado, a no ser
que se hubiera mandado en la resolución la plasmación de la misma; mientras que en los
requerimientos se admitirá la respuesta que diera el requerido, consignándolo sucintamente
en la diligencia (art. 60.1 LJS).
3º) Actos de comunicación en la sede del órgano judicial y en el domicilio de las partes. Las
citaciones, notificaciones, emplazamientos y requerimientos se harán en el local de la oficina
judicial, si allí comparecieren por propia iniciativa los interesados y, en otro caso, en el do-
micilio señalado a estos efectos (art. 55 LJS). En el primer escrito o comparecencia ante el
órgano judicial, las partes o interesados, o los profesionales designados por ellos, señalarán
un domicilio y datos completos para la práctica de actos de comunicación (art. 53.2.I LJS).
El domicilio y los datos de localización (teléfono, fax, dirección electrónica o similares) faci-
litados surtirán plenos efectos y las notificaciones en ellos intentadas sin efecto serán válidas
hasta tanto no sean facilitados datos alternativos, siendo carga procesal de las partes o de sus
representantes mantenerlos actualizados (art. 53.2.II LJS).
4º) Actos de comunicación por correo certificado o por otros medios idóneos. La forma normal
de notificación en el domicilio designado por las partes es la efectuada a través del servicio
de correo, estableciéndose en la LJS la necesaria observancia de las siguientes formalidades:
(a) el correo debe ser certificado con acuse de recibo, dando fe el secretario en los autos del
contenido del sobre remitido, y uniéndose a ellos el acuse de recibo (art. 56.1 LJS); (b) en el
exterior del sobre deberán constar las advertencias legales dirigidas al receptor, para el caso
de que este que no fuera el interesado(art. 56.2 LJS): el receptor ha de cumplir con las obli-
gaciones que le encomienda el art. 57.3 LJS (entregar la copia de la resolución o la cédula
al destinatario de ésta, etc.); (c) en el documento de acuse de recibo se hará constar la fecha
de la entrega, y será firmado por el funcionario de Correos y el receptor; si éste no fuese el
interesado, se consignará su nombre, documento de identificación, domicilio y su relación
con el destinatario (art. 56.3 LJS); (d) se podrá disponer que la comunicación se practique
por el servicio de telégrafo, fax, correo electrónico o por cualquier otro medio idóneo de
comunicación o de transmisión de textos si los interesados facilitaran los datos indicativos
para utilizarlos (art. 56.4 LJS); (e) cuando la comunicación tenga lugar utilizando medios
electrónicos, telemáticos, infotelecomunicaciones o de otra clase semejante, se realizará con-
forme a lo establecido en el art. 162 LEC (art. 56.5 LJS).
5º) Reglas subsidiarias. Si no pudiera efectuarse la comunicación por correo certificado, se
intentará la notificación mediante entrega de la copia de la resolución o de cédula al desti-
natario (art. 57.1 LJS). Si el destinatario no fuese hallado, se entregará la copia o cédula al
pariente más cercano o familiar o empleado, mayores de catorce años, que se hallaren en el
domicilio y, en su defecto, a quien desempeñe funciones de portería o conserjería de la finca
(art. 57.1 LJS). Sin necesidad de constituirse en el domicilio del interesado se podrá entre-
gar la copia de la resolución o la cédula a cualquiera de las personas antes mencionadas y a
quien por su relación con el destinatario pueda garantizar el eficaz cumplimiento del acto de
comunicación (art. 57.2 LJS). Se hará saber al receptor que ha de cumplir el deber público
que se le encomienda, que está obligado a entregar la copia de la resolución o la cédula al
Lección 27. La parte general del proceso laboral 919
destinatario, o a darle aviso si sabe su paradero, con advertencia de que puede ser sanciona-
do con multa si se niega a la recepción o no hace la entrega a la mayor brevedad, que ha de
comunicar a la oficina judicial la imposibilidad de entregar la comunicación al interesado, y
que tiene derecho al resarcimiento de los gastos que se le ocasionen (art. 57.3 LJS).
6º) La comunicación por edictos. Cuando una vez intentado el acto de comunicación y
habiendo utilizado los medios oportunos para la investigación del domicilio, éstos hayan
resultado infructuosos y no conste el domicilio del interesado o se ignore su paradero, se
consignará tal circunstancia por diligencia y el secretario judicial mandará que la comunica-
ción se haga por medio de edictos, insertando un extracto suficiente de la resolución o de la
cédula en el «Boletín Oficial» correspondiente, con la advertencia de que las siguientes co-
municaciones se harán en el tablón de anuncios de la oficina judicial, salvo la comunicación
de las resoluciones que deban revestir forma de auto o sentencia, o de decreto cuando ponga
fin al proceso o resuelva un incidente, o cuando se trate de emplazamiento (art. 59 LJS).
Caso práctico 27.7. En procedimiento ordinario seguido ante el Juzgado de lo Social se celebra el juicio
oral sin que la empresa demandada comparezca. Se había intentado una única citación por correo certifica-
do, devuelta con el sello de «caducado», resultando la demandada emplazada por edictos. En el trámite de
ejecución, la empresa demandada tiene conocimiento del proceso judicial, solicitando entonces la nulidad de
actuaciones por indefensión, que es desestimada por el Juzgado.
Respuesta. Según doctrina reiterada del Tribunal Constitucional, recae sobre el órgano judicial no sólo
el deber de velar por la correcta ejecución de los actos de comunicación, sino también el de asegurarse de
que dichos actos sirven a su propósito de garantizar que la parte sea oída en el proceso. Ello comporta, en lo
posible, la exigencia del emplazamiento personal de los afectados y, desde otra perspectiva, la limitación del
empleo de la notificación edictal a aquellos supuestos en los que no conste el domicilio de quien haya de ser
emplazado o bien se ignore su paradero (STC 9/1981). En congruencia con lo anterior, el TC ha señalado
que la modalidad del emplazamiento edictal, aun siendo válida constitucionalmente, exige, por su condición
de último remedio de comunicación, «no sólo el agotamiento previo de las otras modalidades de más garantía
y la constancia formal de haberse intentado practicarlas, sino también que el acuerdo o resolución judicial de
tener a la parte como persona en ignorado paradero o de domicilio desconocido, presupuesto de la citación
por edictos, se halle fundada en criterio de razonabilidad que lleve a la convicción o certeza de la inutilidad
de aquellos otros medios normales de comunicación (SSTC 39/1987; 157/1987; 155/1988, 234/1988,
16/1989, 219/1999, 65/2000 y 268/2000, entre otras). En tales casos, resulta exigible que el órgano
judicial observe una especial diligencia agotando previamente todas las modalidades aptas para asegurar en
el mayor grado posible la recepción por su destinatario de la notificación. Así, cuando del examen de los autos
o de la documentación aportada por las partes se deduzca la existencia de un domicilio que haga factible
practicar de forma personal los actos de comunicación procesal con el demandado, debe intentarse esta forma
de notificación antes de acudir a la notificación por edictos (entre otras muchas, y por citar sólo alguna de las
más recientes, SSTC 40/2005 y 293/2005). Finalmente, se ha de tener también en cuenta, a los efectos de
construir el canon constitucional de la indefensión derivada de la realización defectuosa de actos de comunica-
ción procesal, el especial deber de diligencia que pesa sobre el comerciante o empresario que cesa en su acti-
vidad profesional de facilitar cauces de comunicación a los efectos de permitir su localización por quienes hasta
entonces hubieran mantenido con él negocios y actos relacionados con su giro o tráfico (STC 90/2003).
7º) Actos de comunicación con determinados sujetos. Se prevén reglas especiales atendiendo
al sujeto que debe ser notificado. Así, tratándose de una persona jurídica, las notificaciones
se practicarán en las delegaciones, sucursales, representaciones o agencias establecidas en la
población donde radique el juzgado o tribunal que conozca del asunto, aunque carezcan
de poder para comparecer en juicio las personas que estén al frente de las mismas (art. 60.2
LJS). Los actos de comunicación con el abogado del Estado o el letrado de las Cortes Gene-
rales, así como con los letrados de la Administración de la Seguridad Social, se practicarán en
920 Jesús R. Mercader Uguina
interponer recursos, cuando en las actuaciones medie una fiesta oficial de carácter local o
autonómico, se hará constar por diligencia (art. 43.6 LJS).
4º) Forma, lugar y tiempo de presentación de escritos y documentos. Las partes habrán de
presentar todos los escritos y documentos en los Registros de la oficina judicial adscrita a
los Juzgados y Salas de lo Social (art. 44.1 LJS). Cuando las oficinas judiciales y los sujetos
intervinientes en un proceso dispongan de medios técnicos que permitan el envío y la nor-
mal recepción de escritos iniciadores y demás escritos y documentos, de forma tal que esté
garantizada la autenticidad de la comunicación y quede constancia fehaciente de la remisión
y recepción íntegras y de la fecha en que se hicieren, los escritos y documentos podrán en-
viarse por aquellos medios, con el resguardo acreditativo de su presentación que proceda,
de conformidad con lo dispuesto en el art. 135.5 LEC (art. 44.2 LJS). Cuando la presen-
tación de un escrito esté sujeta a plazo, podrá efectuarse hasta las quince horas del día hábil
siguiente al del vencimiento del plazo en el servicio común procesal creado a tal efecto o, de
no existir éste, en la sede del órgano judicial; en ningún caso se admitirá la presentación de
escritos dirigidos al orden social en el juzgado que preste el servicio de guardia (art. 45 LJS).
el Estado u otro ente público, también lo fueren personas privadas, siempre que la pretensión
hubiera de someterse al trámite de reclamación previa o a otra forma de agotamiento de la
misma y en éste pudiera decidirse el asunto litigioso. (c) Los procesos que versen sobre Segu-
ridad Social. (d) Los relativos a la impugnación del despido colectivo por los representantes
de los trabajadores. (e) Los de disfrute de vacaciones. (f ) Los de materia electoral. (g) Los de
movilidad geográfica, modificación sustancial de las condiciones de trabajo, suspensión del
contrato y reducción de jornada por causas económicas, técnicas, organizativas o de pro-
ducción o derivadas de fuerza mayor. (h) Los relativos a derechos de conciliación de la vida
personal, familiar y laboral a los que se refiere el artículo 139 LJS. (i) Los iniciados de oficio.
(j) Los de impugnación de convenios colectivos. (k) Los de impugnación de los estatutos de
los sindicatos o de su modificación. (l) Los de tutela de los derechos fundamentales y liber-
tades públicas. (m) Los procesos de anulación de laudos arbitrales. (n) Los de impugnación
de acuerdos de conciliaciones, de mediaciones y de transacciones. (ñ) Aquellos en que se
ejerciten acciones laborales de protección contra la violencia de género. (o) Los supuestos en
que, iniciado el proceso, fuere necesario dirigir la demanda frente a personas distintas de las
inicialmente demandadas (art. 64.2 b) LJS). Entre todos estos supuestos exceptuados no existe
un denominador común. En unos casos, la razón que motiva su exclusión es muy clara: el
hecho de estar ya sometidos a otro presupuesto procesal como la reclamación administrativa
previa (a, b, c). En otros casos, se trata de modalidades procesales con características peculiares,
al estar presentes consideraciones de orden público o defensa de la legalidad (i, j, k) o la tutela
de derechos fundamentales (l), o al tener expreso carácter urgente (d, e, f, g, h).
3º) La suspensión de los plazos de caducidad y la interrupción de los de prescripción. La
presentación de la solicitud de conciliación o mediación interrumpe (si el plazo es de pres-
cripción) o suspende (si es de caducidad) el cómputo del correspondiente plazo para el
ejercicio de la acción. Si el plazo es de caducidad, su cómputo se reanuda al día siguiente de
intentada la conciliación o mediación o transcurridos quince días hábiles (con exclusión de
los sábados) desde su presentación sin que se hubiera celebrado (art. 65.1 LJS). Tratándose
de plazos de interrupción, nada dice la norma procesal laboral pero, transcurridos quince
días, volverá a iniciarse el cómputo del plazo de prescripción en su integridad. También se
suspenderán los plazos de caducidad y se interrumpirán los de prescripción por la suscrip-
ción de un compromiso arbitral, celebrado en virtud de los acuerdos interprofesionales y los
convenios colectivos a que se refiere el art. 83 ET. En estos casos, el cómputo de la caduci-
dad se reanudará al día siguiente de que adquiera firmeza el laudo arbitral (incluso aunque
en el procedimiento arbitral se hubiese apreciado la incompetencia); de interponerse un
recurso judicial de anulación del laudo, la reanudación tendrá lugar desde el día siguiente a
la firmeza de la sentencia que se dicte (art. 65.3 LJS).
Caso práctico 28.1. La empresa Confitería La Crema, S.L., comunicó a CTP su despido por causas
económicas, conforme a lo dispuesto en el art. 52.c) ET. Disconforme con la decisión empresarial de extinguir
su contrato de trabajo, la trabajadora intentó conciliación previa ante el Centro de Mediación, Arbitraje y
Conciliación de Cádiz, finalizando el acto con el resultado de intentado y sin efecto por incomparecencia de la
empresa demandada. La trabajadora interpuso demanda ante el Juzgado de lo Social de Algeciras solicitando
que se declarase la nulidad de su despido. Por Sentencia, el Juez de lo Social de Algeciras desestimó la deman-
da de la actora al entender que su acción había caducado. En este sentido sostuvo que se había incumplido
lo dispuesto en el art. 63 LJS, que exige como requisito previo al proceso laboral que se intente la conciliación
Lección 28. El proceso ordinario 927
ante el «servicio administrativo correspondiente», el cual, conforme al art. 5.1 del Real Decreto 2756/79, de
23 de noviembre, es el del lugar de prestación de servicios o el del domicilio de cualquiera de los interesados,
a elección del solicitante. Puesto que la actora prestaba servicios en la Línea de la Concepción, lugar en el
que también estaban domiciliadas ambas partes, la conciliación previa se debió intentar ante el servicio ad-
ministrativo ubicado en la ciudad de Algeciras, y, no habiéndose hecho así, la presentación de la solicitud de
la conciliación no podía suspender el cómputo del plazo de caducidad de la acción contra el despido, por lo
que, en consecuencia, cuando se presentó la demanda ante el órgano judicial la acción ya había caducado.
¿Vulnera esta decisión el art. 24.1 CE?
Respuesta. La STC 58/2002, considera que es de todo punto evidente que en el presente caso la finali-
dad de la conciliación se había cumplido materialmente, puesto que las partes tuvieron la oportunidad de lograr
una avenencia extraprocesal, certificándolo así el Centro de Mediación, Arbitraje y Conciliación ante el cual se
celebró el acto. En general, la omisión del acto de conciliación previa en aquellos litigios cuya celebración sea
preceptiva constituye un defecto procesal que se debe subsanar. No obstante, cuando la demanda se presente
ante el Juzgado de lo Social sin acreditar el intento de conciliación, el Juez la admitirá provisionalmente confi-
riendo al demandante un plazo de 15 días (art. 81.3 LJS), a fin de subsanar este defecto procesal. La posibili-
dad de subsanar en el plazo de 15 días la omisión de dicho acto de conciliación ante el órgano administrativo
competente tiene como fin esencial que el proceso no se frustre por el incumplimiento de requisitos susceptibles
de posterior realización por la parte que incurrió en el defecto procesal subsanable.
4º) El transcurso de treinta días sin celebrarse el acto de conciliación o mediación: conse-
cuencias. Transcurridos treinta días desde la presentación de la solicitud («papeleta») de
conciliación o mediación sin celebrarse el correspondiente acto, se tendrá por terminado
el procedimiento y cumplido el trámite (art. 65.2 LJS), de suerte que queda abierta la vía
judicial para la interposición de la correspondiente demanda.
5º) La obligación de asistencia al acto de conciliación o mediación y la celebración del acto. Si
bien el art. 66.1 LJS preconiza la obligatoriedad para las partes de asistir al acto de concilia-
ción o mediación, no es menos cierto que la incomparecencia de cada una de ellas produce
efectos distintos. Si quien no comparece es el solicitante, sin justa causa, se tendrá por no
presentada la solicitud, archivándose todo lo actuado (art. 66.2 LJS). Si quien no comparece
es la parte demandada, debidamente citada, se hará constar expresamente en la certificación
del acta de conciliación o de mediación y se tendrá ésta por intentada sin efecto, y el juez o
tribunal impondrán las costas del proceso a la parte que no hubiere comparecido sin causa
justificada, incluidos honorarios, hasta el límite de 600 euros, del letrado o graduado social
colegiado de la parte contraria que hubieren intervenido, si la sentencia que en su día dicte
coincidiera esencialmente con la pretensión contenida en la solicitud de conciliación o me-
diación (art. 66.3 LJS).
6º) El acta de conciliación o mediación como título ejecutivo. Lo pactado en conciliación
o mediación constituirá título para iniciar acciones ejecutivas sin necesidad de ratificación
ante el juez o tribunal, pudiendo llevarse a efecto por los trámites previstos para la ejecución
de sentencias (art. 68.1 LJS).
7º) Impugnación del acuerdo de conciliación o mediación. No obstante, una cosa es que el
acuerdo alcanzado en conciliación o mediación pueda llevarse a efecto por los trámites de la
ejecución de sentencias, y otra muy distinta que pueda confundirse con éstas. Clara prueba de
ello es el distinto tratamiento que aquél y éstas tienen cuando se trata de su impugnación. Así,
mientras que de la impugnación de las sentencias conoce un órgano judicial superior a través
del correspondiente recurso, el acuerdo de conciliación o mediación podrá ser impugnado por
928 Jesús R. Mercader Uguina
las partes y por quienes pudieran sufrir perjuicio por aquél, ante el juzgado o tribunal al que
hubiera correspondido el asunto objeto de la conciliación: en el caso de las partes, mediante el
ejercicio de la acción de nulidad por las causas que invalidan los contratos, y en el caso de los
posibles perjudicados, mediante el ejercicio de una acción con fundamento en su ilegalidad
o lesividad (art. 67.1 LJS). La acción caducará a los treinta días hábiles (excluidos sábados,
domingos y festivos) siguientes a aquel en que se adoptó el acuerdo. Para los posibles terceros
perjudicados, el plazo contará desde que lo pudieran haber conocido (art. 67.2 LJS).
clamación previa, y una vez denegada, nueva demanda ante los Juzgados de lo Social que fue desestimada,
por caducidad de la acción correspondiente al no haberse cumplido con el requisito de reclamación previa.
Respuesta. La reiterada doctrina del TC (STC 12/2003) se ha decantado por una interpretación flexible
de la exigencia de reclamación administrativa previa, aplicando un criterio favorable a permitir la subsanación
de este requisito (STC 108/2000). En este sentido, el TC mantiene esta interpretación no sólo ante la falta
de acreditación del cumplimiento de la reclamación administrativa previa, sino también en caso de ausencia
de ésta, permitiendo rectificar en el plazo de subsanación el requisito procesal incumplido (STC 11/1998),
siempre que no se trate de un incumplimiento absoluto fruto de una voluntaria inobservancia de este requisito.
período de suspensión, se reanuda el transcurso del plazo, con cómputo del transcurrido antes
de iniciarse). A tal efecto, se aplican las reglas generales del art. 1973 CC, según el cual el cóm-
puto de la prescripción se interrumpe «por su ejercicio ante los tribunales, por reclamación
extrajudicial del acreedor y por cualquier acto de reconocimiento de la deuda por el deudor».
2º) Los plazos de caducidad. Las necesidades de dar seguridad al tráfico jurídico y la conve-
niencia de poner término a la incertidumbre de los derechos en los casos de pasividad de su
titular en cuanto a su ejercicio, fundamentan, en último extremo, el alcance y contenido del
art. 59.3 ET. El legislador persigue garantizar un mínimo de certeza al empresario, evitando
que el mismo permanezca expuesto, durante un largo periodo, al albur de una reclamación
que determine la reintegración del trabajador despedido o el abono de una indemnización
cuantiosa (Gil y Gil).
a) El art. 59.3 ET establece dos supuestos de caducidad, al señalar que «el ejercicio de la
acción contra el despido o la resolución de contratos temporales caducará a los veinte días
siguientes de aquél en que se hubiera producido. Los días serán hábiles y el plazo de cadu-
cidad a todos los efectos. El plazo de caducidad quedará interrumpido por la presentación
de la solicitud de conciliación ante el órgano público de mediación, arbitraje y conciliación
competente». Un plazo igual se aplica a las acciones de impugnación de decisiones empre-
sariales en materia de movilidad geográfica o modificación sustancial de condiciones de tra-
bajo al amparo de los arts. 40 y 41 LET (art. 59.4 ET), plazo que se ha extendido también
a los supuestos en que se impugna la decisión empresarial de modificar las condiciones de
trabajo por la vía del conflicto colectivo, así como a los supuestos de suspensión o reducción
de jornada del artículo 47 ET (art. 138.1 LJS).
b) Son también plazos de caducidad: (a) El de veinte días para impugnar las sanciones
distintas de la de despido impuestas por el empresario (art. 114.1 LJS), sin que tal plazo sea
susceptible de alteración por convenio colectivo (STC 201/1992). (b) El de veinte días del
art. 125 a) LJS para fijación de la fecha de disfrute de las vacaciones. (c) El de treinta días
para impugnar la validez de la conciliación ante el secretario judicial o el juez o tribunal
(art. 84.6 LJS). (d) El de treinta días hábiles para impugnar los acuerdos de conciliación o
de mediación previa al proceso, plazo que para los posibles terceros perjudicados comienza
a contar desde que hubieran podido conocer el acuerdo (art. 67.2 LJS). (e) El de tres días
para impugnar laudos arbitrales en materia electoral, contados desde que el actor tuviera
conocimiento del laudo (art. 76.5 ET y art. 127.3 LJS).
3º) Características de la prescripción y la caducidad. Las características diferenciales de pres-
cripción y caducidad pueden resumirse en las siguientes: (a) La caducidad puede estimarse
en sentencia de oficio y/o a instancia de parte, siendo una norma sustantiva y de orden pú-
blico; a diferencia de la prescripción, que sólo puede apreciarse previa alegación de la parte
a quien beneficie. (b) La caducidad opera «ex lege», y de manera automática, una vez trans-
currido el plazo previsto legalmente y, por tanto, éste se ha de calificar como de inexorable o
fatal. (c) Mientras que la caducidad está sujeta a suspensión en los supuestos expresamente
tasados, la prescripción se interrumpe en los supuestos legalmente previstos (art. 1973 CC),
invalidando el periodo transcurrido hasta ese momento, y reiniciando el cómputo del plazo.
(d) En cuanto al cómputo en la caducidad, se excluyen los días inhábiles —procesalmente
Lección 28. El proceso ordinario 931
son inhábiles los domingos, los días de fiesta nacional y los festivos a efectos laborales en la
respectiva Comunidad Autónoma o localidad, además de los sábados y los días 24 y 31 de
diciembre (art. 182 LOPJ)—, mientras que en la prescripción no se produce la exclusión de
estos días, pues el cómputo del plazo se hace de fecha a fecha (art. 5 CC).
4º) Trabajadores autónomos económicamente dependientes. En el caso de los TRADEs, sus
acciones en la jurisdicción social se ejercerán dentro del plazo de prescripción o de cadu-
cidad previsto en su caso para la misma o que resulte de la modalidad procesal aplicable, y
en su defecto, regirá el plazo de prescripción de un año desde que pudieran ser ejercitadas
(art. 102.3 LJS).
§4. Las medidas cautelares. La norma procesal laboral no contiene una enumeración
de todas las posibles medidas cautelares que se pueden adoptar en el proceso laboral, sino
que se remite a los artículos 721 a 747 LEC, con la precisión de que se exige la necesaria
adaptación a las particularidades del proceso laboral. Con carácter general, las medidas
pueden adoptarse tras una audiencia previa a las partes, si bien podrá anticiparse en forma
motivada la efectividad de las mismas cuando el solicitante lo pida y acredite que concurren
razones de urgencia o que la audiencia previa puede comprometer el buen fin de la medida
cautelar (art. 79.1 LJS). Los trabajadores y beneficiarios de prestaciones de Seguridad Social
y los sindicatos, en cuanto ostentan la representación colectiva de sus intereses, así como las
asociaciones representativas de los trabajadores autónomos económicamente dependientes,
estarán exentos de la prestación de cauciones, garantías e indemnizaciones relacionadas con
las medidas cautelares que pudieran acordarse (art. 79.1.III LJS).
En el marco del procedimiento ordinario, pueden citarse como ejemplos de medidas cau-
telares típicas: (a) El embargo preventivo de bienes en el supuesto de que se presuma que el
demandado intenta situarse en situación de insolvencia o impedir la efectividad de la senten-
cia (art. 79.2 LJS). (b) La suspensión de la relación o la exoneración de prestar servicios (con
mantenimiento del deber empresarial de cotizar y de abonar los salarios sin perjuicio de lo que
pueda resolverse en la sentencia), o el traslado de puesto o de centro de trabajo, en los procesos
en los que se ejercite la acción de extinción del contrato de trabajo a instancia del trabajador
con fundamento en el artículo 50 ET si se justifica que la conducta empresarial perjudica la
dignidad o la integridad física o moral del trabajador, puede comportar una posible vulnera-
ción de sus demás derechos fundamentales o posibles consecuencias de tal gravedad que hagan
inexigible la continuidad de la prestación en su forma anterior (art. 79.7 LJS).
932 Jesús R. Mercader Uguina
En el marco de las modalidades procesales, hay que tener en cuenta singularidades impor-
tantes: (a) En el caso del proceso de tutela de derechos fundamentales y libertades públicas,
todo lo previsto en el art. 180 LJS. (b) En el caso de demandas de accidentes de trabajo o
enfermedad profesional, el embargo de bienes del empresario (art. 79.5 y 6 LJS). (c) En los
procesos de impugnación de actos administrativos, la adopción de medidas cautelares se regi-
rá, en lo no previsto en la LJS, por lo dispuesto en la LJCA, arts. 129-136 (art. 79.1.II LJS).
§5. El proceso ordinario. Concepto. Son procesos ordinarios aquellos por medio de los
cuales los órganos jurisdiccionales pueden conocer de toda clase de pretensiones que no
tengan señalada tramitación especial por alguna de las modalidades procesales reguladas en
los arts. 102-184 LJS. La condición de ordinario aparece claramente en el art. 248.1 LEC:
«Toda contienda judicial entre partes que no tenga señalada por la Ley tramitación especial,
será ventilada y decidida en el proceso declarativo que corresponda». Se ha de tener presente
que de acuerdo con lo dispuesto en la DF 4ª LJS y el art. 4 LEC, la legislación procesal civil
actúa como supletoria en el ámbito del proceso laboral. Lo anterior significa que en todo
lo no previsto en la norma procesal laboral se aplica lo establecido en la norma procesal
civil, sin perjuicio de la supletoriedad de la LJCA cuando se trate de impugnación de actos
administrativos en la jurisdicción social. En ambos casos, la supletoriedad se entiende con
la necesaria adaptación a las particularidades del proceso social y en cuanto sea compatible
con sus principios.
Por el proceso ordinario se ventilan específicamente las acciones de impugnación y recursos
judiciales de anulación de laudos arbitrales cuyo conocimiento corresponda al orden social,
cuando no tengan establecido un procedimiento especial, incluidos los laudos arbitrales esta-
blecidos por acuerdos de interés profesional de los trabajadores autónomos económicamente
dependientes. La sustanciación se producirá, a instancia de los interesados, por los trámites
del procedimiento ordinario, ante el juzgado o tribunal al que hubiera correspondido el cono-
cimiento del asunto sometido a arbitraje, con fundamento en exceso sobre el arbitraje, haber
resuelto aspectos no sometidos a él o que no pudieran ser objeto del mismo, vicio esencial de
procedimiento o infracción de normas imperativas. La acción caducará en el plazo de treinta
días hábiles, excluidos los sábados, domingos y festivos, desde la notificación del laudo. De
Lección 28. El proceso ordinario 933
formularse la impugnación por el Fondo de Garantía Salarial, en relación con posibles obliga-
ciones de garantía salarial, o por otros terceros posibles perjudicados, se podrá fundamentar en
ilegalidad o lesividad y el plazo para el ejercicio de la acción contará desde que pudieran haber
conocido la existencia del laudo arbitral (art. 65.4 LJS).
2º) Los requisitos de la demanda. De conformidad con lo establecido en el art. 80.1 LJS,
la demanda se formulará por escrito y habrá de contener los siguientes requisitos generales:
a) La designación del órgano al que se presenta y la expresión de la modalidad procesal a
través de la cual entiende que debe enjuiciarse la pretensión. En el proceso ordinario el ór-
gano judicial receptor suele ser un Juzgado de lo Social (art. 6 LJS), muy excepcionalmente
una Sala de lo Social.
b) La identificación del demandante, con expresión del número del DNI o documento
de identificación de extranjeros.
c) Si el demandante litigase por sí mismo, designará un domicilio, de ser posible en la lo-
calidad donde resida el juzgado o tribunal, en el que se practicarán todas las diligencias que
hayan de entenderse con él. La designación deberá efectuarse con indicación completa de
todos los datos de identificación del domicilio facilitado, así como número de fax, teléfono
y dirección electrónica si dispone de ellos, para la práctica de toda clase de comunicaciones
por dichos medios. Si designa letrado, graduado social colegiado o procurador, debe hacerlo
constar en la demanda (art. 21.2 LJS), y ésta deberá ir suscrita por el profesional, que se
entenderá asume su representación con plenas facultades procesales y facilitará los mismos
datos anteriores, sin perjuicio de la ratificación posterior en juicio del demandante salvo que
con anterioridad otorgue poder en forma, por alguno de los medios admitidos en derecho
o que, con posterioridad, se efectúe revocación o renuncia comunicada de forma efectiva.
d) La identificación de todos los que deban ser llamados al proceso y sus domicilios, indi-
cando el nombre y apellidos de las personas físicas y la denominación social de las personas
jurídicas. Si la demanda se dirigiese contra una masa patrimonial, patrimonio separado,
entidad o grupo carente de personalidad, además de identificarlos suficientemente, habrá de
hacerse constar el nombre y apellidos de quienes aparezcan como administradores, organi-
zadores, directores, gestores, socios o partícipes, y sus domicilios, sin perjuicio de las respon-
sabilidades legales de la masa patrimonial, entidad o grupo y de sus gestores e integrantes.
e) La enumeración clara y concreta de los hechos sobre los que verse la pretensión y de
todos aquellos que, según la legislación sustantiva, resulten imprescindibles para resolver las
cuestiones planteadas. En ningún caso podrán alegarse hechos distintos de los aducidos en
conciliación o mediación ni introducirse respecto de la vía administrativa previa variaciones
sustanciales de tiempo, cantidades o conceptos, salvo los hechos nuevos o que no hubieran
podido conocerse con anterioridad (art. 72 LJS).
f ) La súplica o petición correspondiente, en los términos adecuados al contenido de la
pretensión ejercitada. En el proceso social son planteables todas las pretensiones admitidas
por el derecho procesal civil, en concreto las pretensiones declarativas, constitutivas o de
condena. En la súplica o petición, cuando sean varios los pronunciamientos judiciales que
se pretendan, se expresarán con la debida separación. Las peticiones formuladas subsidiaria-
mente, para el caso de que las principales fuesen desestimadas, se harán constar por su orden
y separadamente (art. 399.5 LEC).
g) Fecha y firma. Un escrito no firmado es un escrito inauténtico, que no puede producir
consecuencia jurídica alguna, pero el defecto es subsanable, conforme a la jurisprudencia
social, incluso a través de la ratificación de la demanda en el acto del juicio oral. La firma
Lección 28. El proceso ordinario 935
puede ser indistintamente la del actor o la de su representante legal, en los términos del art.
18 LJS, acreditando en este caso la representación en forma debida.
h) Es frecuente que la demanda, para dar cumplimiento a la exigencia de que se solicite
con al menos cinco días de antelación, incluya la solicitud de aquellas pruebas que, debien-
do practicarse en el acto de juicio, requieran diligencias de citación o requerimiento (art.
90.3 LJS; art. 81.4 LJS), como frecuentemente ocurre con el interrogatorio de partes o de
testigos o con la aportación de documentos a los que el actor no tiene acceso. La solicitud
puede ampararse en la forma arcaica de «otrosi digo», tras la petición principal o «suplico».
No se incluye entre los requisitos mínimos que ha de contener la demanda la exposición
de los fundamentos jurídicos que amparan la petición del demandante. En efecto, la de-
manda social ordinaria no tiene por qué incluir fundamentación jurídica alguna, aplicán-
dose el principio iura novit curia, respecto de todas las disposiciones generales y normas
convencionales publicadas en periódicos oficiales de ámbito estatal o inferior, aplicables de
oficio en el proceso social. No obstante, en la práctica forense se suele hacer una breve y
sucinta referencia de las normas sustantivas que apoyan la petición del demandante. Excep-
cionalmente, en algunas modalidades procesales (por ejemplo, conflictos colectivos) se exige
que la demanda contenga una breve fundamentación jurídica.
Caso práctico 28.3. CLP presentó demanda ante el correspondiente Juzgado de lo Social, en la que
exponía que venía trabajando como limpiadora en un centro social dependiente del Ministerio de Cultura en
determinadas condiciones. Se solicitaba que se reconociese el carácter laboral de la relación entre la deman-
dante y el organismo demandado y que se condenara a éste al pago de determinadas diferencias salariales.
En el acto del juicio, la actora desistió de la pretensión de condena por diferencias salariales, manteniendo
la petición de que se declarase que la relación entre las partes era laboral. El Juzgado de lo Social estimó
la demanda, declarando la naturaleza jurídico-laboral de la relación de servicios de la demandante por los
prestados en el centro social aludido, condenando a los codemandados a estar y pasar por esta declaración.
Contra esta sentencia se interpuso recurso de suplicación que declaró de oficio la falta de acción, por tratarse
de acción exclusivamente declarativa, y desestimando la demanda interpuesta por la actora. La recurrente Invo-
ca la violación del derecho a la tutela judicial efectiva consagrado por el art. 24.1 CE que habría producido la
sentencia impugnada. La lesión de este derecho se habría producido, a juicio de la actora, al ser desestimada
su demanda por no ser viable su pretensión declarativa ante la Jurisdicción social
Respuesta. Es posible el ejercicio de acciones meramente declarativas, siempre que exista un conflicto
o controversia jurídicos que les sirvan de base y que supongan un interés directo e inmediato tutelable, como
reconoce el TC en la sentencia que resuelve la presente controversia: STC 71/1991. Tal principio ha sido
formulado en sentido negativo por la jurisprudencia al señalar que «no son admisibles en el área del proceso
laboral, aquellas acciones declarativas en las que no existe conflicto o controversia jurídicos que les sirvan de
base, pues es entonces cuando no existe una verdadera acción» (STS 14-6-2002, Rº 761/2001). Lo que, en
palabras del Tribunal Constitucional, supone que «es necesario que exista una lesión actual del interés propio,
al margen del carácter o no fundado de la acción, lo que significa no sólo la utilidad o efecto práctico de la
pretensión, sino la existencia de un derecho insatisfecho, al que se trata de tutelar mediante el ejercicio de la
acción. No pueden plantearse al Juez por ello cuestiones no actuales ni efectivas, futuras o hipotéticas, o cuya
decisión no tenga incidencia alguna en la esfera de derechos e intereses del actor: se requiere que exista un
caso o controversia, una verdadera «litis», pero no cabe solicitar del Juez una mera opinión o un consejo» (STC
71/1991 y en el mismo sentido SSTC 210/1992 y 20/1993).
Respuesta. Señala la STC 288/2005 que no puede atribuirse la cualidad de defectos insalvables a lo que,
en relación con el supuesto concreto debatido, pueda estimarse que son cuestiones de fondo, cuya acogida o
rechazo procesal proceda sólo en la sentencia tras el oportuno debate contradictorio, que puede celebrarse sin
vicio alguno, por no faltar en la demanda sus elementos esenciales. En este caso no existe fundamento real e indu-
bitadamente determinante que justifique «ex lege» la decisión de inadmisión de la demanda por lo que el Tribunal
Constitucional considera, en este caso, vulnerado el art. 24.1 CE. A juicio del Tribunal Constitucional, el art. 81
LJS no formula una simple facultad de la que pueda hacer uso el órgano judicial, sino que instituye una auténtica
obligación legal cuyo destinatario es el órgano judicial y cuya finalidad es garantizar que los derechos e intereses
legítimos deducidos en una demanda laboral no resulten ineficaces por el juego riguroso y formalista de la falta o
defecto de los requisitos formales que pudieran imputársele a aquélla (SSTC 335/1994, 130/1998 y 16/1999).
Caso práctico 28.5. Presentada de demanda ante Juzgado de lo Social sobre impugnación de sanción,
la misma es admitida a trámite provisionalmente, bajo apercibimiento de archivo si no se acreditaba en el plazo
de quince días la celebración del intento de conciliación previa administrativa. Transcurridos casi dos meses, el
Juzgado archiva la demanda al no resultar subsanado el defecto indicado. Interpuesto recurso de reposición,
en el que se alega y acredita la celebración del intento conciliatorio previo, resulta desestimado, puesto que,
pudiendo subsanar el defecto advertido, la parte no lo hizo en plazo.
Respuesta. La STC 122/2006 considera que la decisión de archivar el procedimiento judicial, si el de-
mandante incumple un mandato judicial, cuando se basa en la concurrencia de una causa legalmente prevista
Lección 28. El proceso ordinario 937
para la inadmisión de la demanda, no viola el art. 24.1 CE, debiendo resultar aplicada la norma con un criterio
antiformalista y no rigorista, a fin de no impedir injustificadamente la obtención de una resolución de fondo.
Caso práctico 28.6. Afirma el demandante que su demanda cumplía todos los requisitos procesales
establecidos en el art. 80 LJS, que son aquellos cuya omisión justificaría el requerimiento de subsanación con-
templado en el art. 81, y, de hecho, la diligencia de ordenación del Secretario Judicial no hizo referencia a
omisión o defecto formal alguno de los contemplados en dicho artículo, sino que recababa del demandante la
supresión en la demanda de «todas las expresiones coloquiales, superfluas e impropias de un escrito procesal»
que entendía que en ella se contenían. ¿Se vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva del demandante
cuando se inadmite su demanda por no proceder a la supresión de tales «expresiones»?
Respuesta. La STC 231/2012 otorga el amparo al considerar que el requerimiento de subsanación, des-
bordando las facultades que otorga el art. 81 LJS, se situaba en el terreno de la valoración de la calidad técnica
y del rigor expresivo de la demanda y, en definitiva, de la forma mediante la que el demandante, que actuaba
sin el concurso de la asistencia letrada, como posibilita la ley procesal aplicable, exponía sus pretensiones ante
el órgano judicial. Consecuentemente, el juzgador, al inadmitir la demanda por incumplimiento del indicado
requerimiento, se sitúa fuera de la legislación procesal aplicable, que no ha previsto el archivo de actuaciones
por razón de la inclusión de expresiones coloquiales, superfluas o inapropiadas. No es ya que el Juzgado haya
incurrido en un formalismo enervante a la hora de interpretar una norma procesal sin ajustarse al estricto canon
que impone el principio pro actione, es que ha incurrido directamente en arbitrariedad al inadmitir la demanda
social con base en razones carentes de todo fundamento legal. Por eso el derecho del recurrente a la tutela
judicial efectiva en su vertiente de acceso a la jurisdicción ha sido vulnerado.
§7. Los actos de conciliación y juicio. Aunque tengan lugar en única convocatoria, los
actos de conciliación y juicio son dos fases diferenciadas del procedimiento laboral: la ley los
distingue como actos «sucesivos» y atribuye la competencia para la conciliación al secretario
judicial, en tanto que el acto del juicio tiene lugar ante el Juez o Sala (art. 82.2 LJS). La
celebración de estos dos actos tiene lugar en única convocatoria, sucediendo el de juicio al
de conciliación.
1º) Señalamiento y citación para los actos de conciliación y de juicio. Admitida la demanda,
una vez verificada la concurrencia de los requisitos, en la misma resolución de admisión a
trámite el secretario judicial señalará el día y la hora en que hayan de tener lugar sucesiva-
mente los actos de conciliación y juicio. Generalmente, salvo especialidades de la asistencia
jurídica del sector público (art. 82.5 LJS), entre la citación y la celebración de dichos actos
debe mediar un mínimo de diez días (art. 82.1 LJS). La celebración de los actos de concilia-
ción y juicio tendrá lugar en única convocatoria pero en sucesivos actos, debiendo hacerse
a este efecto la citación en forma, con entrega a los demandados, a los interesados y, en su
caso, al Ministerio Fiscal, de copia de la demanda y demás documentos (art. 82.2 LJS). La
no obligatoriedad de la asistencia letrada o profesional en la instancia explica que la LJS
exija que en las cédulas de citación se instruya a las partes acerca de tres particularidades
importantes del proceso laboral, como son que los actos de conciliación y juicio no podrán
suspenderse por incomparecencia del demandado, que los litigantes han de concurrir al
juicio con todos los medios de prueba de que intenten valerse, y que podrán formalizar con-
ciliación en evitación del juicio, por medio de comparecencia ante la oficina judicial, sin es-
perar a la fecha del señalamiento, así como someter la cuestión a mediación (art. 82.3 LJS).
2º) Aportación anticipada de prueba voluminosa o compleja. De oficio o a petición de parte,
podrá requerirse el previo traslado entre las partes o la aportación anticipada, en soporte
938 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. Alegada la falsedad del documento aportado de contrario, y siempre que la misma sea de
«notoria influencia» para la resolución del pleito, en el sentido de que el órgano judicial no pueda formarse
una correcta convicción sobre los hechos llevados al proceso que le permita dictar sentencia, el Juez o Tribunal
Lección 28. El proceso ordinario 939
debe acordar, una vez terminado el juicio oral, la suspensión del plazo para dictar sentencia. Por tanto, aquella
alegación no suspende de manera inmediata el juicio, que continúa en todas sus fases «hasta el final», pero
«con suspensión de las actuaciones posteriores». En dicho momento, quien efectuó la alegación dispone de un
plazo de ocho días hábiles para acreditar la presentación de la querella. Y sólo una vez lo haga, el órgano
judicial acordará mantener la suspensión, esta vez sin plazo predeterminado, hasta que cualquiera de las partes
ponga en su conocimiento la sentencia penal, el auto de sobreseimiento o, pese a la omisión de la LJS, el auto
de inadmisión de la querella, momento en el que se reanudará el curso del juicio.
Respuesta. Es doctrina del Tribunal Constitucional, que la suspensión del acto del juicio sólo será posible
cuando exista una previa justificación, siendo válida la justificación a posteriori únicamente cuando se acredite
la concurrencia de circunstancias excepcionales que hayan impedido tales notificación y justificación previas.
Por lo que hace a las exigencias de causa, momento y forma en que debe procederse a poner en conocimien-
to del órgano juzgador la imposibilidad de comparecer en juicio, el Tribunal Constitucional ha elaborado la
siguiente doctrina (STC 373/1993): a) En cuanto a la causa de incomparecencia, se ha precisado que la
mera alegación de una causa o motivo justificado no basta, ni conlleva «ipso iure» la suspensión del juicio. b)
Por lo que respecta al momento procesal oportuno en el que la causa de la incomparecencia ha de ser puesta
en conocimiento del órgano judicial, éste debe ser con suficiente antelación el momento señalado para la
comparecencia de modo que de la incomparecencia sin aviso previo se deduce una voluntad de abandono de
la acción o pretensión. Así, el aviso previo se convierte en una exigencia procesal, cuyo cumplimiento, salvo
circunstancias imposibilitantes, deviene ineludible, sin que pueda dejarse el mismo al arbitrio de las partes,
pues se trata de un requisito de orden público, por lo que escapa al poder de decisión de éstas. c) Finalmente,
en lo que se refiere a la forma en que ha de comunicarse la imposibilidad de asistencia, ha de ser adverada,
940 Jesús R. Mercader Uguina
con eficacia probatoria y fuerza de convicción suficiente para llevar al ánimo del juzgador la veracidad de la
circunstancia impeditiva de la asistencia y, en todo caso, es al órgano judicial a quien corresponde apreciar la
concurrencia de las circunstancias imposibilitantes de la comparecencia del actor para acordar la suspensión
del juicio (SSTC 3/1993 y 196/1994).
§9. La vista oral. Una vez intentada la conciliación y no habiéndose alcanzado un acuer-
do entre las partes, se pasará seguidamente a la celebración de la vista oral (art. 85.1 LJS).
Tras darse cuenta de lo actuado, se resolverá sobre las cuestiones previas, interviniendo a
continuación el demandante, para ratificar o ampliar su demanda, y posteriormente el de-
mandado, para contestar a la demanda.
1º) Cuestiones previas. Con carácter previo el juez o tribunal resolverá, motivadamente, en
forma oral y oídas las partes, sobre las cuestiones previas que se puedan formular al inicio
de la vista (cuestiones procesales, relativas a las partes, al objeto del proceso o a las formali-
dades procesales), así como sobre los recursos u otras incidencias pendientes de resolución,
sin perjuicio de la ulterior sucinta fundamentación en la sentencia, cuando proceda. Igual-
mente serán oídas las partes y, en su caso, se resolverá, motivadamente y en forma oral, lo
procedente sobre las cuestiones que el juez o tribunal pueda plantear en ese momento sobre
su competencia, los presupuestos de la demanda o el alcance y límites de la pretensión for-
mulada, respetando las garantías procesales de las partes y sin prejuzgar el fondo del asunto
(art. 85.1.II LJS).
2º) La posición del demandante en el juicio. A continuación, intervendrá en primer lugar el
demandante para ratificar o ampliar su demanda, aunque, en este último supuesto, en nin-
gún caso podrá introducir en ella variaciones sustanciales (art. 85.1.III LJS). Normalmente,
en la práctica forense, el demandante suele hacer una sucinta exposición de la demanda
presentada; no obstante, el órgano judicial puede constreñir al demandante a la simple
ratificación de la demanda.
3º) La posición del demandado en el juicio. Seguidamente, en su contestación, el deman-
dado podrá alegar cuantas excepciones estime procedentes en defensa de sus intereses, y
procederá a contestar afirmando o negando concretamente los hechos de la demanda. A
diferencia del proceso civil ordinario, no cabe contestación escrita a la demanda laboral.
a) Las excepciones pueden ser procesales o materiales. Las primeras obstan a la termina-
ción del proceso mediante sentencia sobre el fondo (art. 405.3 LEC), y como regla general,
permiten, de ser estimadas, el nuevo ejercicio de la acción, aplazando o demorando la reso-
lución del fondo del asunto. Las materiales se oponen en todo caso a la acción, y producen,
de ser estimadas, la absolución definitiva del demandado. Las excepciones no suspenden en
el proceso laboral las actuaciones, ni abren un trámite incidental, resolviéndose todas en la
sentencia, bajo sanción de nulidad.
b) Las excepciones o cuestiones procesales que el demandado puede oponer en la contes-
tación a la demanda son: (a) La falta de jurisdicción o de competencia del Juzgado o Tribu-
nal. (b) La falta de capacidad, representación o legitimación de los litigantes. (c) Indebida
acumulación de acciones. (d) Existencia de otras personas que debieran haber sido deman-
dadas y no lo han sido (litisconsorcio pasivo necesario). (e) Cosa juzgada o litispendencia
en el mismo o en otro Juzgado o Tribunal competente. (f ) Inadecuación del procedimiento.
(g) Defecto en el modo de proponer la demanda. (h) Falta de reclamación previa o falta de
cualquier otro acto previo obligatorio. (i) Sumisión de la cuestión litigiosa a arbitraje.
4º) La demanda reconvencional del demandado. El demandado, además de oponerse a la
demanda, puede formular reconvención, que sólo se admite cuando se hubiese anunciado
942 Jesús R. Mercader Uguina
chos, fraude de ley o perjuicio a terceros, o ser contrario al interés público, mediante reso-
lución que podrá dictarse en forma oral. Si el allanamiento fuese total se dictará sentencia
condenatoria de acuerdo con las pretensiones del actor. Cuando el allanamiento sea parcial,
podrá dictarse auto aprobatorio, que podrá llevarse a efecto por los trámites de la ejecución
definitiva parcial, siempre que por la naturaleza de las pretensiones objeto de allanamiento,
sea posible un pronunciamiento separado que no prejuzgue las restantes cuestiones no alla-
nadas, respecto de las cuales continuará el acto de juicio (art. 85.7 LJS).
7.2 LETT; art. 385.3 LEC, etc.), y las presunciones «judiciales» (art. 386 LEC), se regula
específicamente la carga de la prueba en casos de vulneración de un derecho fundamental,
libertad pública o de la prohibición de discriminación, y en casos de accidentes de trabajo
y enfermedades profesionales: (a) en aquellos procesos en que de las alegaciones de la parte
actora se deduzca la existencia de indicios fundados de discriminación por razón de sexo,
orientación o identidad sexual, origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad,
edad, acoso y en cualquier otro supuesto de vulneración de un derecho fundamental o
libertad pública, corresponderá al demandado la aportación de una justificación objetiva y
razonable, suficientemente probada, de las medidas adoptadas y de su proporcionalidad; (b)
en los procesos sobre responsabilidades derivadas de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales corresponderá a los deudores de seguridad y a los concurrentes en la produc-
ción del resultado lesivo probar la adopción de las medidas necesarias para prevenir o evitar
el riesgo, así como cualquier factor excluyente o minorador de su responsabilidad (art. 96
LJS). Especial interés tiene en el proceso laboral lo establecido en el art. 217.6 LEC, a cuyo
tenor, para la aplicación de las reglas de carga de la prueba, «el tribunal deberá tener presente
la disponibilidad y facilidad probatoria que corresponde a cada una de las partes del litigio».
En este sentido, conviene tener presentes las SSTC 227/1991, 116/1995, 61/2002 que han
señalado que «ante una situación en la que las fuentes de prueba se encuentran en poder de
una de las partes, la obligación constitucional de colaboración con los Jueces y Tribunales
en el curso del proceso (art. 118 CE) determina como lógica consecuencia que, en materia
probatoria, la parte emisora del informe esté especialmente obligada a aportar al proceso
con fidelidad, exactitud y exhaustividad la totalidad de los datos requeridos, a fin de que el
órgano judicial pueda descubrir la verdad, pues en otro caso se vulneraría el principio de
igualdad de armas en la administración o ejecución de la prueba». Consecuentemente, si los
documentos u otros medios de obtener certeza sobre hechos relevantes se encontrasen en
poder de una de las partes y, habiendo sido propuestos como medio de prueba por la parte
contraria y admitida ésta por el juez o tribunal, o habiendo éste requerido su aportación, no
se presentaren sin causa justificada, podrán estimarse probadas las alegaciones hechas por la
contraria en relación con la prueba acordada (art. 94.2 LJS).
4º) Anticipación de la prueba. Excepcionalmente, quien pretenda demandar o presuma
que va a ser demandado podrá solicitar previamente del juez o tribunal la práctica anti-
cipada de algún medio de prueba cuando exista el temor fundado de que, por causa de
las personas o del estado de las cosas, dichos actos no puedan realizarse en el momento
procesal generalmente previsto o cuya realización presente graves dificultades en dicho
momento, incluido el examen de testigos cuando por la edad avanzada de alguno de
éstos, peligro inminente de su vida, proximidad de una ausencia o estancia en un lugar
con el que sean imposibles o difíciles las comunicaciones o cualquier otro motivo grave y
justificado, sea presumible que no va a ser posible mantener su derecho por falta de jus-
tificación. Cualquiera de las partes una vez iniciado el proceso podrá solicitar la práctica
anticipada de pruebas que no puedan ser realizadas en el acto del juicio, o cuya realización
presente graves dificultades en dicho momento. El juez o tribunal decidirá lo pertinente
para su práctica (art. 78 LJS).
Lección 28. El proceso ordinario 945
5º) Medios de prueba. Los medios de prueba son, en principio, todos los admitidos por el
derecho procesal civil —los tradicionales de interrogatorio de parte, documental pública y
privada, pericial, testifical, reconocimiento judicial, cotejo de letras, etc. y los impuestos por
la moderna tecnología (e-mails, archivos informáticos, etc.), incluidos los procedimientos
de reproducción de la palabra, de la imagen y del sonido o de archivo y reproducción de
datos (art. 90.1 LJS). Cuando por cualquier otro medio no expresamente previsto pudie-
ra obtenerse certeza sobre hechos relevantes, el tribunal a instancia de parte, lo admitirá
como prueba, adoptando, en cada caso, las medidas que en cada caso resulten necesarias
(art. 299.3 LEC). No se admitirá ningún medio de prueba que tenga su origen o se haya
obtenido, directa o indirectamente, mediante procedimientos que supongan violación de
derechos fundamentales o libertades públicas. Esta cuestión puede suscitarse por cualquiera
de las partes o de oficio por el juez o tribunal y se resolverá oralmente en el mismo acto del
juicio (art. 90.2 LJS). Los medios de prueba más usuales son el interrogatorio de parte, la
documental privada y la testifical. Todos los medios tienen formalmente el mismo poder de
convicción, con la matización de que si el juez o tribunal no recoge entre los hechos proba-
dos las afirmaciones de hechos consignados en documento público aportado al proceso res-
paldados por presunción legal de certeza, deberá fundamentarlo de manera particular (art.
97.2 LJS). En cualquier caso, los medios documentales y periciales quedan privilegiados,
a efectos de intentar, en vía de recurso, la revisión de los hechos declarados probados en la
sentencia (arts. 193 b) y 207 d) LJS).
Caso práctico 28.9. DMZ había venido prestando servicios para la «Compañía Internacional de Coches
Camas y de Turismo, SA» («Wagons-Lits»), siendo despedido de su empresa. En la carta de despido se le
imputaba, entre otros hechos, haber introducido en la cafetería del tren productos de su propiedad, ajenos a
los facilitados por la empresa, «cuya finalidad entendemos que no puede ser otra que la de comercializarlos y
venderlos en beneficio propio (embutidos, pan, azúcar, café, etc.)». La empresa notificó al comité de empresa
y al comité intercentros su decisión de despedir al actor con expresión de los hechos causantes. Se instalaron,
previa autorización de Renfe, dos equipos de grabación fija sin sonido en el interior de la cafetería, con visión
sólo de la cámara frigorífica y de la cocina. Las cintas utilizadas grababan permanentemente, teniendo una du-
ración cada una de unas 36 horas. El actor introdujo en la cámara frigorífica una bolsa estándar de su maletín
personal, manipuló varios botellines vacíos de agua mineral rellenándolos con una botella grande cuatro veces
y usando aquéllas en la cafetería. Igualmente, manipuló un envoltorio de embutido distinto del que comercializa
la empresa.
Respuesta. Son nulos los medios probatorios obtenidos con violación de derechos fundamentales: SSTC
114/1984, 202/1999, 186/2000. En la última de las citadas sentencias se argumenta que «la constitu-
cionalidad de cualquier medida restrictiva de derechos fundamentales viene determinada por la estricta obser-
vancia del principio de proporcionalidad». En el caso que nos ocupa, tal medida, «se encontraba justificada,
por las razonables sospechas de la comisión por parte del recurrente de graves irregularidades en su puesto de
trabajo; idónea para la finalidad pretendida por la empresa, verificar si el trabajador cometía efectivamente las
irregularidades sospechadas y en tal caso adoptar las medidas disciplinarias correspondientes; necesaria, ya
que la grabación serviría de prueba de tales irregularidades y equilibrada, pues la grabación de imágenes se
limitó a la zona de trabajo interior de la cafetería y la de imágenes con sonido, a la barra de la misma, sin que
se escuchara conversación alguna, por efecto del ruido existente, tanto de la marcha del tren, como el ambiental
generado, con una duración temporal limitada, la suficiente para comprobar que no se trataba de un hecho
aislado o de una confusión, sino de una conducta ilícita reiterada», por lo que debe descartarse que se haya
producido lesión alguna del derecho a la intimidad personal consagrado en el art. 18.1 CE.
Caso práctico 28.10. Un trabajador reclama una comisión por operación de venta de maquinaria e inte-
resa la práctica de prueba de exhibición de libros de la empresa para acreditar aquella operación, resultando
946 Jesús R. Mercader Uguina
la prueba denegada por el Juzgado de lo Social nº 3 de Coruña. Celebrado el juicio, y a pesar de que no
se practicó aquélla prueba, se estima la demanda. Interpuesto recurso de suplicación por la empresa, resulta
estimado parcialmente por no haber probado el trabajador el hecho constitutivo de su pretensión.
Respuesta. La STC 292/2006 considera que el alcance del derecho a la tutela judicial efectiva sin inde-
fensión (art. 24.1) incluye las cuestiones relativas a la prueba; de tal manera que se considera arbitraria la reso-
lución por la que el órgano judicial frustra la práctica de determinada prueba de parte para después desestimar
la pretensión, con el argumento de que no ha quedado probado lo que precisamente se pretendía acreditar con
la prueba no practicada; tal como sucede en el presente caso. Corresponde a los Jueces y Tribunales el examen
sobre la legalidad y pertinencia de las pruebas, no pudiendo este Tribunal Constitucional sustituir o corregir la
actividad desarrollada por los órganos judiciales, como si de una nueva instancia se tratase. Por el contrario,
este Tribunal sólo es competente para controlar las decisiones judiciales dictadas en ejercicio de dicha función
cuando se hubieran inadmitido pruebas relevantes para la decisión final sin motivación alguna o mediante una
interpretación y aplicación de la legalidad arbitraria o irrazonable o cuando la falta de práctica de la prueba
sea imputable al órgano judicial (por todas, STC 78/2001). Es necesario, asimismo, que la falta de actividad
probatoria se haya traducido en una efectiva indefensión del recurrente (por todas, STC 45/2000).
§11. Práctica de las distintas pruebas. La práctica de las distintas pruebas es más sencilla
que en el proceso civil. Siguiendo el orden por el que las cita la LJS —que no es el que habi-
tualmente rige su práctica, que debe empezar por la prueba documental y que, en cuanto a los
demás medios de prueba se rige, salvo que el órgano judicial, de oficio o a instancia de parte,
acuerde otro, por el orden establecido en el art. 300 LEC (esto es: interrogatorio de parte, tes-
tifical, pericial, reconocimiento judicial y reproducción ante el tribunal de palabras, imágenes
y sonidos o de archivo y reproducción de datos)— pueden exponerse como sigue:
1º) El interrogatorio de partes. La LJS se refiere al interrogatorio de parte en el art. 91.
a) Sujeto de interrogatorio puede ser cualquiera de las partes: personas físicas, jurídicas
privadas o administraciones y entidades públicas. No sólo se puede practicar el interroga-
torio de la parte contraria, sino el de una parte colitigante, siempre que exista oposición o
conflicto de intereses entre ambos (art. 301 LEC).
b) Interrogatorio de personas jurídicas privadas. Si el interrogatorio va dirigido a una
persona jurídica privada, responderá quien legalmente la represente y tenga facultades para
responder a tal interrogatorio. Si el representante en juicio no hubiera intervenido en los
hechos deberá aportar a juicio a la persona conocedora directa de los mismos. Con tal fin la
parte interesada podrá proponer y justificar la persona que deba someterse al interrogatorio
(art. 91.3 LJS). La declaración de las personas que hayan actuado en los hechos litigiosos
en nombre del empresario, cuando sea persona jurídica privada, bajo la responsabilidad de
éste, como administradores, gerentes o directivos, solamente podrá acordarse dentro del
interrogatorio de la parte por cuya cuenta hubieran actuado y en calidad de conocedores
personales de los hechos, en sustitución o como complemento del interrogatorio del re-
presentante legal, salvo que, en función de la naturaleza de su intervención en los hechos
y posición dentro de la estructura empresarial, por no prestar ya servicios en la empresa o
para evitar indefensión, el juez o tribunal acuerde su declaración como testigos. Las referidas
prevenciones deberán advertirse expresamente al efectuar la citación para el interrogatorio
en juicio (art. 91.5 LJS).
c) Interrogatorio de personas físicas. En caso de que el interrogatorio de personas físicas
no se refiera a hechos personales, se admitirá que responda un tercero que conozca personal-
Lección 28. El proceso ordinario 947
mente los hechos, siempre que se halle a disposición del juez o tribunal en ese momento, si
la parte así lo solicita y acepta la responsabilidad de tal declaración (art. 91.4 LJS).
d) Interrogatorio a entidades públicas. Se estará a lo dispuesto en el artículo 315 LEC,
por lo que la parte proponente habrá de elaborar una lista con las preguntas para que, si el
juez o tribunal las estima pertinentes, sean respondidas por escrito y entregada la respuesta
al juez o tribunal. Leídas en el acto del juicio las respuestas escritas, se entenderán con la
representación procesal de la parte que las hubiera remitido las preguntas complementarias
que el juez o tribunal estime pertinentes y útiles, y si dicha representación justificase cum-
plidamente no poder ofrecer las respuestas que se requieran, se procederá a remitir nuevo
interrogatorio por escrito como diligencia final (art. 91.6 LJS).
e) Modo de interrogar y responder. Fuera del supuesto excepcional de interrogatorio de
entidades públicas, las preguntas para la prueba se propondrán verbalmente, sin admisión
de pliegos (art. 91.1 LJS). La parte responderá por sí misma, sin valerse de borrador de res-
puestas, pero se le permitirá la consulta en el acto de documentos, notas o apuntes, cuando a
juicio del tribunal sean convenientes para auxiliar la memoria. Las respuestas se regulan con
flexibilidad. Deberán ser, en principio, afirmativas o negativas pero, de no ser ello posible,
en todo caso serán precisas y concretas, pudiendo agregar el declarante las explicaciones que
estime convenientes y que guarden relación con las cuestiones planteadas (art. 305 LEC).
Mediante decisión discrecional puede el juez o tribunal acordar el interrogatorio cruzado,
directo y recíproco entre las partes, cuidando de que «no se atraviesen la palabra ni se inte-
rrumpan» (art. 306.2 LEC).
f ) Ficta confessio. Si el llamado al interrogatorio no comparece sin justa causa a la primera
citación, rehusase declarar o persistiese en no responder afirmativa o negativamente, a pesar
del apercibimiento que se le haya hecho, podrán considerarse reconocidos como ciertos en
la sentencia los hechos a que se refieran las preguntas, siempre que el interrogado hubiese
intervenido personalmente en los hechos a que se refieren las preguntas, y siempre que su
fijación como ciertos le resultare perjudicial en todo o en parte (art. 91.2 LJS).
g) Valor del interrogatorio. El interrogatorio tiene el valor que el Juez quiera darle con
arreglo a la sana crítica, salvo en aquello que perjudique al interrogado, que deberá ser acep-
tado como probado, sin perjuicio de que, en todo caso, proceda valorar el interrogatorio en
conjunto con el resto de la prueba (art. 316 LEC).
2º) El interrogatorio de testigos. Esta es una de las pruebas más usuales en los juicios la-
borales. Regulada en el art. 92 LJS y en los arts. 360 a 381 LEC, la testifical incorpora al
proceso el conocimiento del testigo, persona física que no tiene la condición de parte y es
conocedora de hechos relevantes. Consiste en la declaración verbal que formula el testigo en
el acto del juicio en contestación a las preguntas que se le formulen.
a) Admisión de testigos. Cualquier persona que tenga noticia de los hechos controverti-
dos en el juicio puede ser propuesta como testigo, salvo las que se hallen permanentemente
privadas de razón o del uso de sentidos respecto de hechos sobre los que únicamente quepa
tener conocimiento por dichos sentidos (art. 361 LEC). No existe un número máximo de
testigos por cada parte, pero cuando el número propuesto fuera excesivo y, a criterio del
órgano judicial, sus manifestaciones pudieran constituir inútil reiteración del testimonio
948 Jesús R. Mercader Uguina
previamente en las actuaciones (art. 93.2 LJS). La valoración de la prueba pericial es libre,
según las reglas de la sana crítica, como señala el art. 348 LEC.
Particulares cautelas se establecen en relación con los dictámenes periciales médicos o
psicológicos. De no mediar consentimiento del afectado, si la emisión del dictamen exige el
sometimiento a reconocimientos clínicos, obtención de muestras o recogida de datos per-
sonales, el juez o tribunal habrá de adoptar las medidas de garantía oportunas en relación
con la confidencialidad, la exclusiva utilización procesal y el derecho del interesado a hacerse
acompañar por especialista de su elección (art. 90.5 LJS). En caso de negativa injustificada
de la persona afectada a la realización de las actuaciones acordadas por el juez o tribunal,
la parte interesada podrá solicitar la adopción de las medidas procedentes, pudiendo valo-
rarse en la sentencia dicha conducta negativa a fin de tener por probados los hechos que
se pretendía acreditar por medio de la prueba en cuestión, así como a efectos de apreciar
temeridad o mala fe procesal (art. 90.7 LJS).
Dado que la prueba pericial suele ser por definición compleja, resulta especialmente útil
la posibilidad del traslado del informe pericial con carácter previo al juicio, a fin de que la
parte pueda examinarlo con detalle (art. 82.4 LJS). Análogamente, resulta útil la posibili-
dad de formular conclusiones complementarias por escrito sobre periciales voluminosas o
complejas (art. 87.6 LJS).
4º) La prueba documental. La prueba de documentos o documental se encuentra regulada
en el art. 94 LJS y en los arts. 317 a 334 LEC. Los documentos, en su sentido clásico, son
escritos, pero en la actualidad tal concepto puede ampliarse admitiendo como tales foto-
grafías, fotocopias o impresos (arts. 333 y 334 LEC). En el proceso social la proposición y
aportación de la prueba documental que se encuentra en poder de cada parte se realiza en
el acto del juicio oral, tras el recibimiento del juicio a prueba una vez concluida la fase de
alegaciones: la prueba se presenta ordenada y numerada, dando traslado a las partes en el
propio acto del juicio, para su examen (art. 94.1 LJS). No son de aplicación los arts. 265
a 272 LEC que imponen en el proceso civil la presentación de los documentos relativos al
fondo del asunto con la demanda y contestación. Tampoco operan en el proceso social los
arts. 273 a 280 LEC sobre copias de los documentos y traslado a las partes. Debido a la
concentración del juicio, en el proceso social plantea muchas dificultades la impugnación
de los documentos públicos y privados, por lo que es limitada la virtualidad del examen de
la prueba documental en el juicio. De este modo se prevén dos excepciones a la concen-
tración: las pruebas documentales o periciales de extraordinario volumen o complejidad
pueden ser objeto de traslado entre las partes, con antelación al juicio, a fin de posibilitar
su examen pormenorizado previo al momento de la práctica de la prueba (art. 82.4 LJS),
y adicionalmente puede el juez o tribunal conceder a las partes la posibilidad de efectuar
sucintas conclusiones complementarias por escrito con posterioridad al acto del juicio en
relación con la prueba documental o pericial de extraordinario volumen o complejidad (art.
87.6 LJS). Los documentos y otros medios de obtener certeza sobre los hechos que se en-
cuentren en poder de las partes deberán aportarse al proceso si lo solicita la parte contraria
o el juez o tribunal: si no se presentaren sin causa justificada, podrán estimarse probadas las
alegaciones formuladas por la contraria en relación con la prueba acordada (art. 94.2 LJS).
950 Jesús R. Mercader Uguina
criterio de valoración: se trata de una valoración libre conforme a las reglas de la sana crítica
(arts. 382. 3 y 384. 3 LEC). La parte que proponga estas pruebas debe aportarlas en en
soporte adecuado y poniendo a disposición del órgano judicial los medios necesarios para
su reproducción y posterior constancia en autos (art. 90.1 LJS).
7º) Actividad del juez. Las «diligencias finales». El juez desarrolla un impulso considerable
en este trámite del proceso, pudiendo preguntar e interrogar a las partes, peritos y testigos
(art. 87.3 LJS), o requerir la aportación de documentos y otros medios de obtener certeza
sobre hechos relevantes que se encuentren en poder de las partes (art. 94), o conceder a las
partes el tiempo que crea conveniente para que informen o den explicaciones sobre los ex-
tremos que designe (art. 87.5 LJS). También puede acordar, terminado el juicio y antes de
dictar sentencia, la práctica de cuantas pruebas estime necesarias, como «diligencias finales»
(art. 88 LJS).
Caso práctico 28.11. Dos trabajadores, miembros del sindicato CC.OO, que consideraron vulnerado su
derecho a la libertad sindical (art. 28.1 CE) reclaman en amparo que se les reintegrase en todas las funciones y
responsabilidades propias de su cargo de jefes de zona de las que habían sido privados. Los mismos alegaban
distintos hechos que, a su juicio, debían justificar la referida declaración de antisindicalidad. Así, en 1993 y
1994, los actores fueron privados de sus despachos y de personal auxiliar limitándoles sus funciones básicas,
siendo condenado el Organismo Provincial de Asistencia Económica y Fiscal a cesar en su actuación antisindi-
cal contra los actores. Posteriormente, por sentencia se estimó que el cálculo de incentivos para los jefes de zona
era discriminatorio. Finalmente, existieron una serie de denuncias que desde hace varios años han venido formu-
lando los actores frente a la Dirección del organismo, aduciendo en ellas irregularidades en la contratación del
personal y discriminación hacia ellos mismos, además de mostrar su oposición a la privatización del organismo
y pedir la dimisión del jefe director. ¿Constituyen los anteriores indicios relevantes de discriminación antisindical?
Respuesta. Es doctrina constante del Tribunal Constitucional que la prueba indiciaria se articula en un
doble plano (por todas, SSTC 90/1997 y 66/2002, entre otras): el primero, la necesidad por parte del traba-
jador de aportar un indicio razonable de que el acto empresarial lesiona su derecho fundamental, principio de
prueba o prueba verosímil dirigidos a poner de manifiesto el motivo oculto que se denuncia (STC 207/2001).
Bajo esas circunstancias, el indicio no consiste en la mera alegación de la vulneración constitucional, sino que
debe permitir deducir la posibilidad de que ha podido producirse (SSTC 14/2002; 29/2002 y 30/2002).
Es necesario, pues, aportar una «prueba verosímil» (STC 207/2001) o «principio de prueba» revelador de la
existencia de un fondo o panorama discriminatorio general o de hechos de los que surja la sospecha vehemente
de una discriminación por razones sindicales. Sólo una vez cumplido este primer e inexcusable deber, recaerá
sobre la parte demandada la carga de probar que su actuación tuvo causas reales absolutamente extrañas
a la pretendida vulneración, así como que tenían entidad suficiente para justificar la decisión adoptada. En
otro caso, la ausencia de prueba empresarial trasciende el ámbito puramente procesal y determina, en última
instancia, que los indicios aportados por el demandante desplieguen toda su operatividad para declarar la
lesión del derecho fundamental del trabajador. El Tribunal Constitucional ha considerado que la correlación y
proximidad temporal de los diferentes hechos (SSTC 87/1998; 101/2000), la conflictividad previa (STC
90/1997), y el diferente trato en la contratación por tiempo indefinido una vez vencido el contrato temporal
previo (STC 80/2001), son factores que sometían la actuación empresarial a la sospecha vehemente de una
posible vulneración de la libertad sindical de la recurrente. En el presente caso (resuelto por la STC 84/2002) el
Tribunal Constitucional considera que se produce la citada vulneración puesto que la reestructuración de oficinas
no derivó de ningún acuerdo previo ni de ningún programa dirigido a buscar una mayor eficacia en la gestión
recaudatoria, con lo que puede establecerse indiciariamente entre la actividad sindical de los recurrentes y la
modificación de sus funciones una relación de causa a efecto.
§13. Registro y acta del juicio. El juicio oral debe preferentemente registrarse en soporte
apto para la grabación y, en su defecto, documentarse mediante acta.
1º) Registro del juicio en soporte apto para la grabación. Las sesiones del juicio oral (en
realidad, una sesión única en la inmensa mayoría de los casos) deben registrarse en soporte
apto para la grabación y reproducción de sonido e imagen (art. 89.1 LJS). La autenticidad e
integridad de lo grabado ha de garantizarse por el secretario judicial mediante la utilización
de la firma electrónica reconocida u otro sistema de seguridad que conforme a la ley ofrezca
tales garantías. De darse estos requisitos, la celebración del juicio no requerirá la presencia
del secretario en la sala, salvo supuestos excepcionales (art. 89.2 LJS).
2º) Contenido del acta del juicio en defecto de grabación. Cuando los medios de registro no
se pudiesen utilizar por cualquier causa, el secretario judicial deberá extender acta de cada
sesión, en la que se reflejará lo esencial de lo acaecido en el juicio (art. 89.4 LJS): lugar, fe-
cha, Juez o Tribunal que presiden el juicio, partes comparecientes, representantes y defenso-
res; breve resumen de alegaciones, que, en principio, contendrá las peticiones y excepciones
planteadas, las cuestiones prejudiciales y la reconvención si la hubo, además de cuanto se
estime oportuno; breve resumen de los medios de prueba propuestos, la declaración de su
pertinencia o impertinencia y las razones de su denegación y, en su caso, la protesta; resu-
men suficiente de las pruebas (de interrogatorio de parte, testifical, pericial, asesores), rela-
ción de los documentos aportados o de los datos que permitan identificarlos si su número
es excesivo, incidencias en torno a la prueba documental y resoluciones del Juez o Tribunal
Lección 28. El proceso ordinario 953
Respuesta.
JUZGADO DE LO SOCIAL NUM 1 DE LEÓN
Núm. Autos: Demanda 54/2012
Materia: Reclamación de cantidad
Demandante: Dª Esperanza Moano
Demandados: Piedras y Ladrillos Gómez S.L
ACTA DE JUICIO
En León a 25 de junio de 2012
Siendo el día y la hora señalados para el presente acto, el Ilmo. Sr. Don Justo Rovira Genil Magistrado del
Juzgado de lo Social núm. 3 de esta capital, con mi asistencia, el Secretario, hace llamar a las partes interesa-
das en el presente juicio, compareciendo la demandante Dª Esperanza Moano representado por el Procurador
D. Benigno Montes de Oca Rupérez asistido del letrado D. Ignacio Menéndez Rodríguez con número de cole-
giado 26.345 y por la parte demandada comparece D. Ricardo Gómez Gómez, poder núm. 6.543. de fecha
20 de enero de 2000, ante el Notario D. Tomás Montero de Espinosa y Gómez de Moncada representado
por D. Santiago Aragonés del Bosque
Seguidamente, y constituido en Audiencia Pública, ordena pasar a juicio y dada cuenta por mí, el Secretario,
se concede la palabra a la parte actora, quien se afirma y ratifica en su demanda y manifiesta que el pleito
954 Jesús R. Mercader Uguina
consiste en el cálculo de unas diferencias, solicitando una sentencia estimatoria previo recibimiento del pleito a
prueba. La demandada se opone afirmando no adeudar diferencia de cantidad alguna entre la que ha puesto
ya a disposición del actor y la que éste entiende que le debe ser abonada. Argumenta a este respecto que
la cantidad abonada como plus de productividad es la correcta, pues la medición de su desempeño se ha
realizado conforme a los criterios habituales en el sector. Solicita sentencia desestimatoria previo recibimiento
del pleito a prueba.
PRUEBAS
Actor: Documental. Pericial
Demandado: Documental. Pericial
El actor reconoce la documental. El demandado reconoce la documental.
Pericial: Llamado el perito D. Valentín Cazorla Casillas con DNI 98766789 -L, comparece y manifiesta
que se ratifica en su informe. Y, a preguntas del letrado del actor, manifiesta que según sus mediciones la can-
tidad producida por la demandante es mayor que la que indica el demandado. A preguntas del letrado del
demandado manifiesta que es cierto que la calidad de algunas piezas es inferior a los estándares de calidad
de la empresa, pero que ello se debe al estado de las maquinas y no al trabajo de la demandante. Llamado
comparece el perito D.ª Clara Ramos Marchena, con DNI 411212000-P, que comparece y manifiesta que se
ratifica en su informe. U, a preguntas del letrado del demandado, manifiesta que el cálculo de la cantidad pro-
ducida que realizó la empresa, ponderado por la calidad se ajusta a la forma habitual de hacerlo en el sector.
A preguntas del letrado del letrado del actor manifiesta que es cierto que el método de producción empleado
por la empresa demandada presenta peculiaridades, de forma que el trabajador tiene menos capacidad para
influir en la calidad final A preguntas de S.S.ª afirma que la tecnología de la demandada permite producir más
unidades que otras habitualmente empleadas en el sector, por lo que los criterios de cálculo utilizados por el
empresario determinan que con el mismo esfuerzo se obtenga un igual complemento de productividad que el
que correspondería con la maquinaria antigua y más común en el sector.
El actor eleva sus conclusiones a definitivas y, de acuerdo con el resultado de la prueba, manifiesta que ha
quedado acreditada la mayor producción y como tal debe reconocerse la deuda de 2500 € a favor de la
demandada. El demandado eleva sus conclusiones a definitivas y manifiesta que según se desprende los peri-
tos, los cálculos de la productividad son correctos y por ello debe desestimarse la demanda Con todo lo cual
se declara por S.S.ª terminado el acto; leída que fue el acta y hallada conforme es firmada por S.S.ª y demás
comparecientes, de todo lo cual doy fe.
Siguen firmas
Respuesta. Según la STC 184/1998, la sentencia vulneró el derecho a la tutela judicial efectiva. Señala
el TC que no cabe admitir la posibilidad de la expresión diferida de los fundamentos de las sentencias, puesto
que la exigencia constitucional es, concretamente, la de que sean «siempre motivadas» y, evidentemente, no lo
serían si se reconoce al órgano judicial la posibilidad de reservar su motivación para cualquier momento ulte-
rior, dilatado en el tiempo y posterior a su notificación e incluso a la interposición de los recursos procedentes,
porque tal posibilidad equivaldría a desvirtuar el referido mandato constitucional. Conviene recordar, como ha
señalado el TC, que la exigencia de motivación de las sentencias no se hace depender de una determinada
extensión, ya que en ningún caso supone «un razonamiento judicial exhaustivo y pormenorizado de todos
los aspectos» (STC 14/1991) ni «una agotadora explanación de argumentos y razones» (STC 264/1988),
resultando perfectamente posible una «fundamentación escueta» y «concisa» (STC 174/1987). En suma, «no
hay una exigencia de extensión, elegancia retórica, rigor lógico o apoyos científicos, que están en función del
autor y de las razones controvertidas» (STC 159/1992). En resumen, una motivación parca o concentrada no
vulnera la tutela efectiva.
Caso práctico 28.14. Frente a una sentencia dictada por el Juzgado de lo Social en la que se resolvía la
impugnación de un proceso electoral iniciado previa renuncia de determinados miembros del Comité de Empre-
sa, el sindicato CC.OO, promotor de las elecciones, opuso la falta de legitimación activa de la empresa para
efectuar la impugnación y la prescripción de la acción para la misma. La sentencia no contestó a las anteriores
oposiciones. ¿Es el citado pronunciamiento incongruente?
Respuesta. La STC 169/1988 dio respuesta positiva a la cuestión. Especiales problemas prácticos plan-
tea la incongruencia por citra petita u omisión de pronunciamiento, que es definida por Guasp como aquélla
en la que «la sentencia omite decidir sobre alguna de las pretensiones procesales». La misma tiene relevancia
constitucional porque el derecho a la jurisdicción se ve conculcado ante tal falta de una resolución, tanto total
como parcial. Se da en estos casos un «evidente contraste entre las pretensiones deducidas ante la jurisdicción
y el contenido de la resolución que pone fin al proceso» (STC 42/1988), relacionándose la incongruencia
omisiva con el derecho a la obtención de una resolución razonada con todos los fundamentos materiales de la
pretensión. Como decía, por todas, la STC 91/2003, una consolidada jurisprudencia, que arranca al menos
de la STC 20/1982, ha definido el vicio de incongruencia omisiva o ex silentio como un «desajuste entre el
fallo judicial y los términos en que las partes formularon sus pretensiones, concediendo más o menos, o cosa dis-
tinta de lo pedido» (SSTC 136/1998 y 29/1999) que entraña una vulneración del derecho a la tutela judicial
efectiva, siempre y cuando esa desviación «sea de tal naturaleza que suponga una sustancial modificación de
los términos por los que discurra la controversia procesal» (SSTC 215/1999 y 5/2001). El Tribunal Constitu-
cional viene señalando, además, que «es preciso ponderar las circunstancias realmente concurrentes en cada
caso para determinar si el silencio de la resolución judicial representa una auténtica lesión del art. 24.1 CE o,
por el contrario, puede interpretarse razonablemente como una desestimación tácita que satisface las exigencias
del derecho a la tutela judicial efectiva» (SSTC 5/2001, 237/2001, y 27/2002).
Lección 29
Las modalidades procesales especiales
ÍNDICE: 1. FUNDAMENTO DE LAS MODALIDADES PROCESALES. §1. Modalidades procesales. 2. EL PROCE-
SO MONITORIO. §2. Proceso monitorio. 3. MODALIDADES PROCESALES INDIVIDUALES VINCULADAS CON
LA PRESTACIÓN DE SERVICIOS. §3. Proceso de clasificación profesional. §4. Proceso de impugnación de
sanciones. 4. MODALIDADES PROCESALES VINCULADAS CON LA ORDENACIÓN DEL TIEMPO DE TRABAJO.
§5. Proceso especial de vacaciones. §6. Reclamaciones sobre derechos de conciliación de la vida personal,
familiar y laboral. 5. MODALIDADES PROCESALES INDIVIDUALES VINCULADAS CON LAS MODIFICACIONES
SUSTANCIALES DE LAS CONDICIONES DE TRABAJO Y CON LAS SUSPENSIONES O REDUCCIONES DE JORNA-
DA POR CAUSAS ECONÓMICAS, TÉCNICAS, ORGANIZATIVAS O DE PRODUCCIÓN. §7. Proceso de movilidad
geográfica, modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo, reducción de jornada o suspensión del
contrato por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción. 6. MODALIDADES PROCESA-
LES VINCULADAS CON LA EXTINCIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO. §8. Proceso de despido disciplinario.
§9. Reclamación al Estado del pago de salarios de tramitación en juicios por despido. §10. Extinción del
contrato de trabajo por causas objetivas. §11. Despidos colectivos por causas económicas, organizativas,
técnicas o de producción. §12. Impugnación colectiva del despido colectivo. §13. Impugnación individual
del despido colectivo. §14. Impugnación de la extinción del contrato por fuerza mayor. 7. MODALIDADES
PROCESALES VINCULADAS CON LA TUTELA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES. §15. Proceso de tutela
de los derechos fundamentales y libertades públicas. 8. IMPUGNACIONES RELATIVAS A LOS ESTATUTOS DE
LOS SINDICATOS Y ASOCIACIONES EMPRESARIALES. §16. Impugnación de la resolución administrativa que
deniegue el depósito de los estatutos de los sindicatos o asociaciones empresariales. §17. Impugnación de
los estatutos depositados. 9. MODALIDADES PROCESALES COLECTIVAS VINCULADAS CON LOS DERECHOS
DE REPRESENTACIÓN DE LOS TRABAJADORES EN LA EMPRESA. §18. Impugnaciones en materia electoral.
§19. Impugnación de los laudos. §20. Impugnación de la resolución administrativa que deniegue el registro.
§21. Impugnación de la resolución administrativa de certificación de resultados electorales. 10. MODALIDA-
DES PROCESALES COLECTIVAS VINCULADAS CON EL DERECHO A LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA. §22. La
impugnación judicial del convenio colectivo. §23. La impugnación de oficio. §24. La impugnación directa de
convenios colectivos. §25. Disposiciones comunes a la impugnación de oficio y directa. 11. MODALIDADES
PROCESALES COLECTIVAS VINCULADAS A LA SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS COLECTIVOS DE TRABAJO.
§26. El proceso de conflictos colectivos. 12. EL PROCESO DE OFICIO Y LA IMPUGNACIÓN DE ACTOS ADMI-
NISTRATIVOS EN MATERIA LABORAL. §27. Demanda de oficio y posición procesal de la Administración. §28.
Demanda derivada de las actas de infracción con perjuicios económicos. §29. Control de los acuerdos inter-
partes en despidos colectivos y suspensiones y reducciones de jornada de carácter colectivo. §30. Control
previo sobre el contenido de las actas de infracción. §31. Impugnación de actos administrativos en materia
laboral. §32. Impugnación de actos administrativos atribuidos al orden jurisdiccional social cuando hayan
sido dictados por el Consejo de Ministros. §33. Impugnación de acto administrativo declarativo de derechos
por la Administración autora del propio acto.
vinculación necesaria a la modalidad elegida por las partes y completando, en su caso, los
trámites que fueren procedentes según la modalidad procesal adecuada, con aplicación del
régimen de recursos que corresponda a la misma. No procederá el sobreseimiento del proce-
so o la absolución en la instancia por inadecuación de la modalidad procesal, salvo cuando
no sea posible completar la tramitación seguida hasta ese momento o cuando la parte actora
persista en la modalidad procesal inadecuada (art. 102.2 LJS).
4º) Los trabajadores autónomos económicamente dependientes ejercitarán sus acciones
a través del proceso ordinario o de la modalidad procesal adecuada a la naturaleza de las
pretensiones formuladas, dentro del plazo de prescripción o de caducidad previsto en su
caso para la misma o que resulte de la modalidad procesal aplicable, y en su defecto, regirá
el plazo de prescripción de un año desde que pudieran ser ejercitadas (art. 102.3 LJS).
5º) La ordenación sistemática de las citadas modalidades ofrece múltiples posibilidades.
La que aquí se sigue vincula la modalidad procesal con el contenido material de la misma
(modalidades individuales y colectivas) por lo que se sigue el mismo orden de exposición
que el contenido a lo largo de la presente obra. Antes de abordar las modalidades proce-
sales, se hará referencia al proceso monitorio, que no es una modalidad procesal, pero sí
constituye una variante del proceso ordinario para reclamaciones de cantidad de escasa
cuantía.
2. EL PROCESO MONITORIO
Bibliografía básica: LIÉBANA ORTIZA, J.R., «El nuevo proceso monitorio laboral: una visión de conjunto»,
Civitas. Revista Española de Derecho del Trabajo, núm. 156, 2012. CHOCRÓN GIRÁLDEZ, A.M., “El proceso
monitorio laboral”, Relaciones Laborales, núm. 1 (2013).
§2. Proceso monitorio. El proceso monitorio se presenta como cauce abreviado o sim-
plificado para ventilar reclamaciones de cantidad de escaso importe, que en cualquier caso
podrían tramitarse por el proceso ordinario. Corresponde al trabajador, único posible de-
mandante en este contexto, decidir si utiliza el monitorio o si articula su pretensión por los
trámites del proceso ordinario.
1º) Presupuestos subjetivos y objetivos. El proceso monitorio es adecuado para tramitar
reclamaciones de trabajadores individuales frente a empresarios que no se encuentren en
situación de concurso, referidas a cantidades vencidas, exigibles y de cuantía determinada
en importe que no exceda de 6.000 euros, siempre que, además, conste la posibilidad de su
notificación por los procedimientos ordinarios de los artículos 56 y 57 LJS (correo certifica-
do, telégrafo, fax, correo electrónico, entrega de cédula al destinatario). La pieza esencial de
este proceso monitorio, que es el requerimiento de pago al empresario, no puede notificarse
por edictos (art. 101 b) LJS), y si no fuese posible notificar el requerimiento en la forma
exigida deberá darse traslado al actor para que presente demanda ordinaria (art. 101 f ) LJS).
Respecto de los sujetos, el demandante ha de ser un trabajador individual y el demandado
su empresario, quien no podrá encontrarse en situación de concurso, y de quien deberán
constar su identidad completa y precisa, datos de identificación fiscal y domicilio com-
960 Jesús R. Mercader Uguina
desajuste por movilidad funcional, para valorar la eventual prescripción, hay que situarse un
año antes de su interrupción, para comprobar retrospectivamente si se cumple el requisito
de haber realizado funciones superiores por un período superior a seis meses durante un
año o a ocho durante dos años (art. 39.2 ET); si no ha sido así, el derecho habrá prescrito
incluso si en algún momento más allá de dicho año de prescripción hacia atrás existió algún
momento en el cual el trabajador sí cumplió tal requisito (López Parada).
2º) Exigencia de previa reclamación a la empresa. Para poder demandar al amparo del art.
39.2 ET, el trabajador debe dirigir su reclamación contra la empresa, siendo «contra la nega-
tiva de la empresa, y previo informe del comité, o en su caso, de los delegados de personal»
cuando el trabajador puede plantear la oportuna demanda.
3º) Especialidades de la demanda. La demanda deberá cumplir los requisitos generales
previstos en el art. 80 LJS. Deberá, además, ir acompañada de informe del comité de em-
presa o, en su caso, de los delegados de personal, que versará sobre «las funciones superiores
alegadas y la correspondencia de las mismas dentro del sistema de clasificación aplicable»
(art. 137.1 LJS). Si la representación de los trabajadores no emite el informe en un plazo de
quince días desde que se le solicite, al demandante le bastará acreditar que lo ha solicitado
(art. 137.1 LJS). La omisión del trámite del informe de los representantes de los trabajado-
res o la no acreditación de su intento conduce a la nulidad de actuaciones.
4º) Acumulación de acciones. A la acción de reclamación de la categoría o grupo profesional
será acumulable la reclamación de las diferencias salariales correspondientes (art. 137.3 LJS).
5º) Admisión de la demanda. Informe de la Inspección. En la resolución por la que se admita la
demanda, se recabará informe de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, remitiéndole copia
de la demanda y de los documentos que la acompañen. El informe versará sobre los hechos invo-
cados, en relación con el sistema de clasificación aplicable, y demás circunstancias concurrentes
relativas a la actividad del actor, y deberá emitirse en el plazo de quince días (art. 137.2 LJS).
6º) Prueba. En aplicación de las reglas sobre distribución de la carga de la prueba, es ne-
cesario que el actor «especifique y acredite qué tareas concretas realizó durante el período
reclamado que excedieran de las de la categoría reconocida y que pudieran subsumirse den-
tro de la pretendida». Caso de alegarse vulneración de derechos fundamentales, corresponde
a éste probar la existencia de indicios de que la movilidad funcional se produjo por causa
de una actuación empresarial contraria a un derecho fundamental, y a la empresa que su
decisión se basaba en causas reales, serias y suficientes para destruir esta apariencia.
7º) Irrecurribilidad de la sentencia. La sentencia es irrecurrible, salvo que las diferencias
salariales reclamadas excedan de 3000 euros, que es la cuantía requerida para el recurso de
suplicación (art. 137.3, en relación con el art. 191.2.g), ambos de la LJS).
Caso práctico 29.1. El demandante, que ostentaba la categoría de Operador de ordenador, encuadrada
en el grupo 4 del Convenio Colectivo Único de la Administración del Estado, reclamaba en este pleito se le
reconociera la categoría de Encargado del Equipo de informática, categoría correspondiente a las tareas que
alegaba que venía desarrollando. Se tramitó el pleito con audiencia del comité de empresa e informe de la
Inspección de Trabajo.
Respuesta. Se dictó sentencia por la que, estimando la pretensión deducida, se condenaba a la deman-
dada a reconocerle la categoría superior que postulaba, y el encuadramiento en el grupo correspondiente a
dicha categoría superior. La STS 3-5-2006 (Rº 1684/2005) ha señalado que para precisar si estamos ante un
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 963
proceso especial de clasificación profesional o un proceso ordinario según la doctrina reiterada de la misma,
el proceso especial de clasificación profesional tiene un objeto limitado a decidir si al demandante de una
categoría profesional superior a la reconocida le corresponde la misma por desempeñar las funciones propias
de aquélla, para lo cual lo importante es averiguar cuáles son realmente las funciones que aquel desempeña y
lo secundario encuadrarlas dentro de las previsiones de Convenio. En este tipo de procesos lo determinante es
la averiguación de «los hechos y circunstancias del trabajo efectivamente desarrollado por lo que no estamos
en presencia de uno de dichos procesos «cuando la clave de la decisión jurisdiccional se encuentra en la inter-
pretación de preceptos» (STS 6-10-2003, Rº 6/2003).
que puedan haberse establecido en favor de determinados trabajadores (art. 38.2 ET y art.
125 d) LJS). En todo caso, si hay discrepancia en torno al momento de disfrute de las vaca-
ciones, el trabajador ha de esperar el pronunciamiento judicial, puesto que si unilateralmen-
te decide iniciar el disfrute de sus vacaciones incurriría en incumplimiento contractual –por
ausencias injustificadas– sancionable por el empresario incluso con el despido.
1º) Objeto limitado del proceso. No se tramitan por esta modalidad, sino por el procedimien-
to ordinario (o en su caso por el de conflictos colectivos), las reclamaciones que versen sobre la
propia existencia del derecho a vacaciones, sobre su duración o sobre su retribución.
2º) Plazo para el ejercicio de la acción. La demanda habrá de presentarse: (a) en el plazo de
veinte días desde el conocimiento de la fecha fijada para vacaciones que resulte precisada en
convenio colectivo o por acuerdo entre el empresario y los representantes de los trabajadores
o por decisión unilateral del empresario; (b) con dos meses de antelación, al menos, a la
fecha pretendida por el trabajador, en caso de que la misma no hubiera sido determinada
(art. 125 LJS).
3º) Fijación individual o plural de la fecha. Siguiendo la regla general de acumulaciones,
las acciones de varios trabajadores contra un mismo empresario para la fijación de la fecha
de disfrute de vacaciones de todos ellos pueden acumularse en un mismo proceso. La mo-
dalidad procesal admite la demanda individual o plural (art. 125 LJS).
4º) Litisconsorcio pasivo necesario. Si el conflicto versa sobre las preferencias para el disfrute
de vacaciones (normalmente previstas en convenio o acuerdo colectivo), será preciso de-
mandar a los trabajadores afectados por dichas preferencias (art. 125 d) LJS).
5º) Inexigencia de conciliación o reclamación previa. El proceso está excluido del requisito
general de intento de conciliación o mediación previa (art. 64.1 LJS), así como, en su caso,
del requisito de reclamación administrativa previa (art. 70.1 LJS).
6º) Carácter preferente y urgente. Por la peculiaridad de su objeto, el procedimiento se
declara urgente y preferente. La preferencia implica una prioridad en el reparto, celebración
del juicio y fallo de estos asuntos, que pasan por delante de otros procesos pendientes en el
juzgado. Así, el juicio habrá de celebrarse en el plazo de cinco días desde la admisión de la
demanda, y la sentencia habrá de dictarse en el plazo de tres días (art. 126 LJS).
7º) Sentencia irrecurrible. Por la celeridad exigible en esta materia, contra la sentencia que
se dicte no se da recurso (art. 126 LJS; art. 191.2 b) LJS).
Caso práctico 29.2. ¿Vulnera el art. 24 CE la falta de recurso en esta materia?
Respuesta. El ATC 951/1986, señala a este respecto que «el art. 24 CE no impone un sistema de doble
instancia en materia laboral, de suerte que corresponde al legislador fijar los recursos que considere más opor-
tunos, de manera que puede seleccionarse el tipo de resoluciones que han de ser recurridas que el legislador
puede libremente valorar, con el límite de la interdicción de la arbitrariedad. Uno de los criterios utilizables es el
de la importancia de la materia que constituye la cuestión litigiosa, o el de la celeridad en la solución judicial
de cuestiones que afecten a derechos que han de ejercerse en un plazo de tiempo relativamente breve, como
puede ser el derecho a vacaciones anuales».
Respuesta. La STS 13-6-2000 (Rº 3287/1999) señala que el «dies a quo» para el inicio del mencionado
plazo ha de fijarse, «no a partir del anuncio al trabajador por parte del empresario de que en un día futuro se
prescindirá de sus servicios sino del día en que efectivamente se prescinde» de aquéllos. Pero este criterio, debe
entenderse referido a aquellos supuestos en los que la propia comunicación del cese fija una fecha posterior
para su efectividad o la continuidad de la prestación se produce con aceptación de ambas partes. Pero en
el caso presente, con independencia de que haya podido existir una prestación de servicios de hecho, con
posterioridad a la fecha en que la propia carta de despido fija para que se produzca el cese, no cabe entender
que ello haya sido con conformidad de la entidad empleadora, sino, por el desconocimiento unilateral de la
orden empresarial y esa vía de hecho no puede suponer ni una continuidad del vínculo, frente a la eficacia del
acto extintivo empresarial, ni una ampliación del plazo de caducidad por lo que el despido debe entenderse
producido el 30 de enero.
972 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. La STS 24-9-2012, Rº 2328/2011, señala que «aunque la alteración del orden de interven-
ción de las partes en las alegaciones prueba y conclusiones, es norma imperativa, su inobservancia únicamente
tendrá esa transcendencia en el caso de que haya producido indefensión a la parte que la invoca, y en el caso
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 973
que ahora debatimos no hubo tal, puesto que la sentencia recurrida afirma en sus fundamentos jurídicos que la
indefensión está meramente aducida pero sin probar que haya sido real y verdadera, y en este sentido no hay
duda de que al demandante le ha sido factible oponerse a su despido mediante los argumentos que ha estima-
do exponer conforme a su derecho e interés, así como lograr la práctica de la prueba tendente a contradecir las
causas de su despido, y valorar el contenido de la misma pese a que las respectivas posiciones de las partes no
se hiciera según la regla establecida en la norma procesal citada. La nulidad postulada con el efecto de repetir
el juicio hace que este nuevo acto procesal sea innecesario teniendo en cuenta que en la celebración del mismo
el demandante contó con todas las garantías, aunque actuara en primer lugar en las tres fases de la vista oral,
y aún siendo incuestionable que no se hizo ajustadamente al mandato legal, ha de mantenerse la validez de to-
das las actuaciones habidas desde que el juicio dio comienzo, por no verificarse la indefensión que se aduce».
5º) Oposición a la demanda. El art. 105.2 LJS establece que no se admitirán al demandado,
en ningún momento del juicio, otros motivos de oposición a la demanda que los consignados
en la comunicación escrita de despido. El empresario no puede justificar el despido más que
en los hechos contenidos en la carta de despido, y le corresponde la carga de probar la veraci-
dad de los hechos imputados en ella como justificativos del despido (art. 105.1 LJS). Se evita,
así, la indefensión que podría generar otra situación al trabajador. No obstante, sí podrá el em-
presario concretar aquellos que se encuentran suficientemente presentes en la carta de despido,
así como alegar las excepciones procesales y de fondo que estime oportunas, como pueden
ser, entre otras, la inadecuación de procedimiento o inexistencia de contrato o de despido. En
ciertos casos, cuando el empresario es el titular de la opción entre readmisión e indemnización,
puede anticipar su opción en el acto del juicio (art. 110.1 a) LJS).
6º) Hechos probados de la sentencia. En los hechos que se estimen probados en la senten-
cia deberán hacerse constar las siguientes circunstancias: (a) Antigüedad, concretando los
períodos en que hayan sido prestados los servicios; categoría profesional; salario, tiempo y
forma de pago; lugar de trabajo; modalidad y duración del contrato; jornada; características
particulares, si las hubiere, del trabajo que se realizaba antes de producirse el despido. (b)
Fecha y forma del despido, causas invocadas para el mismo, en su caso, y hechos acreditados
en relación con dichas causas. (c) Si el trabajador ostenta o ha ostentado en el año anterior al
despido, la condición de delegado de personal, miembro del comité de empresa o delegado
sindical, así como cualquier otra circunstancia relevante para la declaración de nulidad o
improcedencia o para la titularidad de la opción derivada, en su caso.
7º) Calificación del despido. El despido puede ser declarado procedente, improcedente o
nulo, en los términos y con los efectos ya explicados en su lugar. Para el caso de declaración
de improcedencia del despido por no apreciarse que los hechos acreditados hubieran reves-
tido gravedad suficiente, pero constituyeran infracción de menor entidad según las normas
alegadas por las partes, el juez podrá autorizar la imposición de una sanción adecuada a la
gravedad de la falta, de no haber prescrito la de menor gravedad antes de la imposición em-
presarial de la sanción de despido. La sanción menor podrá imponerse en el plazo de cadu-
cidad de los diez días siguientes a la firmeza de la sentencia, previa readmisión del trabajador
en debida forma. La decisión empresarial de imponer una sanción menor será revisable a
instancia del trabajador, en el plazo, igualmente de caducidad, de los veinte días siguientes
a su notificación, a través de incidente de ejecución de la sentencia de despido, conforme al
artículo 238 LJS (art. 108.1.III LJS).
974 Jesús R. Mercader Uguina
§9. Reclamación al Estado del pago de salarios de tramitación en juicios por despido.
Con base material en el art. 57 ET, los arts. 116 a 119 LJS diseñan un proceso para que, una
vez firme la sentencia, el empresario puede reclamar al Estado la devolución de los salarios
de tramitación pagados al trabajador que excedan de noventa días hábiles desde la fecha
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 975
en que se tuvo por presentada la demanda por despido hasta la de la sentencia del juzgado
que por primera vez declaró su improcedencia. La acción ejercitada es una acción de resar-
cimiento de los perjuicios causados al empresario por una dilación en la tramitación del
procedimiento, expresión legal de la responsabilidad patrimonial del Estado por los daños
causados por un anormal funcionamiento de la Administración de Justicia, consagrada en
el art. 121 CE (STS 29-3-1999, Rº 2966/1998).
1º) Presupuestos. La reclamación al Estado de los salarios de tramitación sólo procede en
los supuestos que expresamente fija la norma y cuando concurran los siguientes requisitos:
a) Sentencia de despido improcedente. El Estado responderá cuando exista sentencia que
declare el despido improcedente. Por tanto, no procederán salarios con cargo al Estado
cuando el despido sea declarado nulo, que es el otro supuesto en el que la sentencia por
despido lleva aparejada una condena en concepto de salarios dejados de percibir. La senten-
cia de despido improcedente comprende toda decisión judicial que resuelve una extinción
de contrato que conlleve dicha declaración y tenga los efectos que se contemplan en el art.
56 ET. Por tanto, la responsabilidad del Estado alcanza a las extinciones contractuales por
causas objetivas (art. 53.3 y 5 ET). Por otro lado, la sentencia de despido improcedente
indicará el importe de los salarios de tramitación objeto de condena y sobre los que deberá
determinarse la responsabilidad del Estado.
b) Transcurso de 90 días hábiles. Los salarios de tramitación con cargo al Estado sólo
procederán si han transcurrido más de noventa días hábiles desde la fecha en que se tuvo
por presentada la demanda por despido hasta la notificación de la sentencia que declare por
primera vez el despido improcedente. La sentencia que declara por primera vez la impro-
cedencia del despido puede ser la dictada por el Juez de lo Social o por la Sala de lo Social
del Tribunal Superior de Justicia, al resolver el recurso de suplicación, o, muy extraordina-
riamente, del Tribunal Supremo, al resolver el recurso de casación para la unificación de
doctrina. Los salarios anteriores a la fecha de presentación de la demanda serán de cuenta
del empresario.
El cómputo del exceso de noventa días debe iniciarse desde que se tiene por planteada la
demanda, que será la fecha de su presentación ante el Registro de los Juzgados. El día final
del plazo es, según criterio jurisprudencial, el de la notificación de la sentencia que declara la
improcedencia del despido por primera vez. De ese cómputo el art. 119 LJS excluye: (a) el
tiempo invertido en la subsanación de la demanda; (b) a petición de parte, por suspensión del
acto del juicio en los términos previstos en el art. 83 LJS. (c) El tiempo que dure la suspensión
para acreditar la presentación de la querella, en los casos en que cualquiera de las partes alegase
la falsedad de un documento que pueda ser de notoria influencia en el pleito.
c) Firmeza de la sentencia. La reclamación podrá plantearse una vez que la sentencia de-
clarando el despido improcedente haya adquirido firmeza.
d) Reclamación previa. Aunque los salarios de tramitación con cargo al Estado traen causa
de la tramitación de un proceso en el que se ha dictado sentencia que declara la improceden-
cia del despido, la reclamación debe plantearse en un procedimiento independiente y previa
reclamación en vía administrativa regulada en el RD 418/2014.
976 Jesús R. Mercader Uguina
2º) Sujetos legitimados. La legitimación activa para reclamar los salarios de tramitación al
Estado corresponde al empresario, que previamente los habrá pagado al trabajador. Tam-
bién estará legitimado el trabajador cuando se haya declarado la insolvencia provisional del
empresario y los salarios de tramitación no le hubieran sido abonados por éste (art. 116.2
LJS). Salvo este supuesto, el trabajador no podrá reclamar ante el Estado los salarios de
tramitación que no le hayan sido abonados por el empresario. La legitimación pasiva se
atribuye al Estado de modo que la reclamación podrá dirigirse ante la Delegación del Go-
bierno de la Comunidad Autónoma en cuya circunscripción hubiera tenido lugar el juicio
por despido.
3º) Plazo para el ejercicio de la acción. El plazo para la interposición de la demanda es de
un año y de prescripción, iniciándose su cómputo, en caso de reclamación efectuada por el
empresario, desde el momento en que éste sufre la disminución patrimonial ocasionada por
el abono de los salarios de tramitación (no desde la firmeza de la sentencia: STS 29-3-1999,
Rº 2966/1998) y, en caso de reclamación por el trabajador, desde la fecha de notificación al
mismo del auto judicial que haya declarado la insolvencia del empresario.
4º) Especialidades del proceso. A juicio deberá citarse al empresario, al trabajador y al Abo-
gado del Estado; sin que la consulta que pueda efectuar este último a la Dirección General
del Servicio Jurídico del Estado suspenda el procedimiento (art. 118.1 LJS). El objeto del
proceso «versará tan sólo sobre la procedencia y cuantía de la reclamación, y no se admitirán
pruebas encaminadas a revisar las declaraciones probadas en la sentencia de despido» (art.
118.2 LJS). Contra la sentencia del Juzgado de lo Social cabe recurso de suplicación, salvo
que la cuantía litigiosa no exceda de 3.000 euros.
§10. Extinción del contrato de trabajo por causas objetivas. La impugnación del des-
pido objetivo sigue el modelo de la impugnación del despido disciplinario: el art. 53.3 ET
establece que contra la decisión extintiva por causas objetivas podrá el trabajador recurrir
como si se tratara de un despido disciplinario. No obstante, los procesos derivados de la
extinción del contrato de trabajo por causas objetivas, que en general se ajustan a las normas
de los procesos por despidos disciplinarios y sanciones, presentan algunas especialidades
(art. 120 LJS), desgranadas en los arts. 121-123 LJS:
1º) Plazo para el ejercicio de la acción. El plazo para impugnar la decisión extintiva por
causas objetivas sigue siendo el de veinte días del despido disciplinario. Puesto que en el
despido objetivo rige un preaviso, la ley aclara que el plazo comienza a computarse a partir
del día siguiente a la fecha de extinción del contrato de trabajo. No obstante, la ley permite
que el trabajador pueda formular la demanda a partir del momento en que reciba la comu-
nicación empresarial de despido (art. 121.1 LJS). Junto a esta comunicación, el empresario
debe poner a disposición del trabajador la indemnización legal determinada en el art. 53.1
b) ET: la ley aclara que la percepción por el trabajador de esta indemnización o el uso del
permiso para buscar trabajo durante el período de preaviso del art. 53.1 c) ET no supone
conformidad con la decisión empresarial (art. 121.2 LJS).
2º) Especialidades del proceso. Rigen todas las del proceso de despido disciplinario, por lo
que, en particular, tiene la empresa la carga de la prueba sobre la concurrencia de la causa
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 977
que hubiese alegado: es al empresario a quien corresponde probar la realidad de las causas o
factores desencadenantes de los problemas de rentabilidad o eficiencia de la empresa (cau-
sas económicas, técnicas, organizativas o de producción). La única especialidad procesal
del despido objetivo frente al disciplinario tiene naturaleza transitoria, al contemplar un
supuesto de hecho que sólo pueden plantear ya trabajadores contratados antes de 12 de
febrero de 2012 bajo la modalidad específica de contrato de fomento de la contratación
indefinida (al amparo de la DA 1ª L. 12/2001, derogada por el RDL 3/2012). La regulación
sustantiva de este contrato establecía que cuando el contrato se extinguiese por causas obje-
tivas y la extinción fuese declarada judicialmente improcedente o reconocida como tal por
el empresario, la cuantía de la indemnización sería de 33 días de salario por año de servicio,
prorrateándose por meses los períodos de tiempo inferiores a un año y hasta un máximo de
24 mensualidades. La regulación procesal establece que en caso de que el trabajador con esta
específica modalidad contractual, despedido por causas objetivas, alegue que la utilización
por la empresa del despido objetivo no se ajusta a derecho porque la causa real del despido es
disciplinaria, corresponderá al propio trabajador la carga de la prueba sobre esta cuestión.
3º) Calificación de la decisión extintiva. La decisión extintiva del empresario será calificada
por el juzgador de nula, improcedente o procedente en los supuestos y con los efectos ya
analizados (Vid. L. 18, §15).
de los trabajadores, ni la autoridad laboral (art. 148 b) LJS), pueda hacerlo el empresario,
con la singular pretensión “de que se declare ajustada a derecho su decisión extintiva” (art.
124.3 LJS).
1º) Competencia judicial. La impugnación colectiva del despido colectivo se atribuye en
la instancia no a los Juzgados de lo Social -como es la regla general-, sino a las Salas de lo
Social de los Tribunales Superiores de Justicia y de la Audiencia Nacional. Las Salas de los
Tribunales Superiores conocerán en única instancia de los procesos de despido colectivo
impugnados por los representantes de los trabajadores (o por el empresario) cuando extien-
dan sus efectos a un ámbito territorial no superior al de una Comunidad Autónoma (art.
7 a) LJS). La Sala de lo Social de la Audiencia Nacional conocerá en única instancia de los
procesos de despido colectivo impugnados por los representantes de los trabajadores (o por
el empresario) cuando extiendan sus efectos a un ámbito territorial superior al de una Co-
munidad Autónoma (art. 8.1.II LJS).
2º) Legitimación activa. La decisión empresarial podrá impugnarse por los representan-
tes legales de los trabajadores (art. 124.1 LJS), unitarios o sindicales. En el caso de los
representantes unitarios, la legitimación corresponde al órgano de representación, no a los
miembros individualmente considerados: el comité de empresa, como órgano colegiado
(art. 63.1 ET), tiene capacidad para ejercer acciones judiciales por decisión mayoritaria
de sus miembros (art. 65.1 ET); por su parte, los delegados de personal han de actuar
mancomunadamente (art. 62.2 ET). En cuanto a los representantes sindicales, se exige que
tengan implantación suficiente en el ámbito del despido colectivo. En ningún caso estarán
legitimadas activamente las representaciones unitarias o sindicales que hayan sido firmantes
del acuerdo que en su caso hubiera puesto fin al período de consultas (art. 51.2 ET), porque
en tal caso su legitimación es pasiva, no activa (art. 124.4 LJS). Además, la doctrina judicial
sobre el precepto se inclina, con sólidos argumentos, por considerar legitimada a la comi-
sión de trabajadores que haya negociado con el empresario durante el período de consultas
al amparo de los arts. 51.2 y 41.4 ET (STSJ Cataluña 23-5-2012, núm. 13/2012; SAN
13-5-2013, núm. 93/2013). Una posible negativa de legitimación activa a esta comisión
de trabajadores supondría, en los numerosos casos de ausencia de representantes unitarios
y sindicales, que la subsidiaria impugnación colectiva por parte empresarial quedaría huér-
fana de legitimación pasiva, ya que la ley en este caso atribuye la legitimación pasiva a los
“representantes legales de los trabajadores”, expresión idéntica a la utilizada para regular la
legitimación activa.
3º) Legitimación activa subsidiaria del empresario. Acción meramente declarativa. Cuando
el despido colectivo no se haya impugnado por los representantes de los trabajadores, ni
tampoco por la Autoridad Laboral (art. 148 b) LJS), podrá el empresario interponer deman-
da con la finalidad de que se declare ajustada a derecho su decisión extintiva. A diferencia
de la acción para la que están legitimados los representantes de los trabajadores, que es de
condena, la acción que puede ejercitar la empresa es meramente declarativa. Su virtualidad
es producir efectos de cosa juzgada sobre los procesos individuales (art. 124.3 LJS), por lo
que no habría que descartar la posibilidad de impugnación empresarial incluso en el caso de
haberse logrado acuerdo en el período de consultas.
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 979
4º) Legitimación pasiva. Cuando demanden los representantes de los trabajadores, estarán
pasivamente legitimados: (a) el empresario (art. 124.9 LJS); (b) en su caso, los represen-
tantes de los trabajadores que hubieran firmado el acuerdo que ponga fin al período de
consultas (art. 51.2 ET; art. 124.4 LJS). Cuando demande el empresario, estarán pasiva-
mente legitimados los representantes legales de los trabajadores (art. 124.3 LJS), al menos
los que protagonizaron el período de consultas. En ambos casos, tanto si demandan los
representantes de los trabajadores, como si lo hace el empresario, la autoridad laboral estará
legitimada para ser parte en el proceso, aunque esta legitimación parece supeditarse a que
la autoridad plantease demanda de oficio (art. 148 b) LJS) con posterioridad a la demanda
de los representantes de los trabajadores (o también, debe entenderse, del empresario): la
tramitación de la demanda de oficio se suspenderá hasta la resolución del primer proceso.
5º) Plazo para el ejercicio de la acción. La acción de los representantes de los trabajadores
está sujeta a un plazo de caducidad de 20 días desde la fecha del acuerdo alcanzado en el
período de consultas o de la notificación a los representantes de los trabajadores de la de-
cisión empresarial de despido colectivo (art. 124.6 LJS). La acción del empresario, por ser
subsidiaria respecto de la impugnación por los representantes de los trabajadores, está sujeta
a un plazo igualmente de veinte días, sólo que el cómputo se produce desde la finalización
del plazo anterior, es decir, el de la acción de los representantes de los trabajadores (art.
124.3 LJS).
6º) Inexigencia de conciliación o reclamación previa. Para presentar la demanda no será
necesario agotar ninguna de las formas de evitación del proceso (art. 124.5 LJS): no se exige
ni conciliación o mediación previa ni reclamación administrativa previa.
7º) Motivos de la demanda. La impugnación por parte de los representantes de los traba-
jadores puede fundarse en los siguientes motivos (art. 124.2 LJS): (a) Que no concurre la
causa legal indicada en la comunicación escrita. (b) Que no se ha realizado el período de
consultas o entregado la documentación prevista en el art. 51.2 ET o no se ha respetado el
procedimiento establecido en el art. 51.7 ET. (c) Que la decisión extintiva se ha adoptado
con fraude, dolo, coacción o abuso de derecho. (d) Que la decisión extintiva se ha efectuado
vulnerando derechos fundamentales y libertades públicas. La demanda puede fundarse en
uno o más de estos motivos, y la súplica deberá ser congruente con el motivo o los motivos
de impugnación. En ningún caso podrán ser objeto de este proceso las pretensiones relativas
a la inaplicación de las reglas de prioridad de permanencia previstas legal o convencional-
mente o establecidas en el acuerdo adoptado en el período de consultas (art. 124.2 LJS);
estas pretensiones han de plantearse, en su caso, en los procedimientos individuales.
8º) Admisión de la demanda y tramitación anterior al acto del juicio. Al admitirse la de-
manda, el secretario judicial acordará recabar de la Autoridad Laboral copia del expediente
administrativo relativo al despido colectivo (art. 124.9 LJS). En la misma resolución de
admisión a trámite el secretario judicial señalará el día y la hora en que haya de tener lugar
la celebración del acto del juicio, que deberá tener lugar en única convocatoria dentro de
los quince días siguientes a la admisión a trámite de la demanda. En la citación se acordará
de oficio el previo traslado entre las partes o la aportación anticipada, en soporte preferible-
mente informático, con cinco días de antelación al acto de juicio, de la prueba documental
980 Jesús R. Mercader Uguina
o pericial que, por su volumen o complejidad, sea conveniente posibilitar su examen previo
al momento de la práctica de la prueba (art. 124.10 LJS).
Admitida a trámite la demanda, el secretario judicial dará traslado de la misma al empre-
sario demandado y le requerirá para que en el plazo de cinco días presente, preferiblemente
en soporte informático, la documentación y las actas del período de consultas y la comuni-
cación a la autoridad laboral del resultado del mismo. En caso de negativa injustificada del
empresario a remitir estos documentos, el secretario judicial reiterará por la vía urgente su
inmediata remisión en el plazo de tres días, con apercibimiento de que de no cumplirse en
plazo este segundo requerimiento se impondrán las medidas a las que se refiere el art. 75.5
LJS (apremios pecuniarios, multas por mala fe), y se podrán tener por ciertos a los efectos
del juicio posterior los hechos que pretende acreditar la parte demandante (art. 124.9 LJS).
De ser el empresario el demandante, parece que debe exigírsele igualmente la aportación al
proceso de la misma documentación.
9º) Notificación del proceso a los trabajadores individuales. Los trabajadores individuales
afectados por el despido colectivo no son parte en estos procesos de impugnación colectiva.
Sin embargo, se contempla un mecanismo para que se les notifique la existencia del proceso
colectivo, a efectos finalmente de comunicarles la sentencia: al dar traslado de la demanda
al empresario, el secretario judicial ordenará al empresario que, en el plazo de cinco días,
notifique a los trabajadores que pudieran resultar afectados por el despido colectivo la exis-
tencia del proceso planteado por los representantes de los trabajadores, para que en el plazo
de quince días comuniquen al órgano judicial un domicilio a efectos de notificación de
la sentencia (art. 124.9 LJS). De ser el empresario el demandante, parece que igualmente
habrá de requerírsele para que notifique a los trabajadores la existencia del proceso, a los
mismos fines.
10º) Urgencia y preferencia. Este proceso tendrá carácter urgente y preferente. La pre-
ferencia será absoluta sobre cualesquiera otros asuntos, salvo los de tutela de los derechos
fundamentales y libertades públicas. Contra las resoluciones de tramitación que se dicten,
salvo la de declaración inicial de incompetencia, no cabrá recurso (art. 124.8 LJS).
11º) Sentencia. La sentencia se dictará dentro de los cinco días siguientes a la celebración
del juicio y será recurrible en casación ordinaria (arts. 124.11 y 206.1 LJS). Una vez firme la
sentencia, se notificará a quienes hubieran sido parte y a los trabajadores que pudieran resultar
afectados por el despido colectivo que hubiesen puesto en conocimiento del órgano judicial
un domicilio a efectos de notificaciones. La sentencia firme se notificará para su conocimiento
a la autoridad laboral, la entidad gestora de la prestación por desempleo y la Administración
de la Seguridad Social cuando no hubieran sido parte en el proceso (art. 124.12 LJS).
12º) Calificación del despido colectivo. El despido colectivo podrá calificarse como ajustado
a derecho, no ajustado a derecho o nulo (art. 124.11 LJS).
(a) Se declarará ajustada a derecho la decisión extintiva cuando el empresario, habiendo
cumplido lo previsto en los artículos 51.2 (entrega de documentación y período de consul-
tas) o 51.7 (expediente administrativo y resolución administrativa autorizante) del Estatuto
de los Trabajadores, acredite la concurrencia de la causa legal esgrimida.
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 981
§13. Impugnación individual del despido colectivo. Una vez comunicada la decisión
empresarial del despido colectivo a los representantes de los trabajadores, el empresario podrá
notificar los despidos individualmente a los trabajadores afectados, lo que deberá realizar con-
forme a las reglas establecidas para el despido objetivo en el artículo 53.1 ET (art. 51.4 ET).
Cada uno de los trabajadores afectados podrá impugnar individualmente la extinción de su
contrato de trabajo ante el Juzgado de lo Social por el proceso regulado en el art. 124.13 LJS:
se trata de un proceso especial que plantea una serie de especialidades sobre el también especial
proceso de impugnación de la extinción por causas objetivas (arts. 120-123 LJS), a su vez, una
especialidad del proceso de impugnación del despido disciplinario. De este modo, el proceso
de impugnación individual del despido colectivo se tramita como un proceso de impugnación
de la extinción del contrato por causas objetivas, con las siguientes especialidades en función
de si el despido colectivo ha sido o no impugnado colectivamente:
1º) Impugnación individual cuando el despido colectivo no ha sido impugnado por los repre-
sentantes de los trabajadores
a) Plazo de caducidad. El plazo para la impugnación individual dará comienzo una vez
transcurrido el plazo de caducidad de veinte días para el ejercicio de la acción por los repre-
sentantes de los trabajadores
b) Supuestos de litisconsorcio pasivo necesario. Además del empresario, cuando el objeto del
debate verse sobre preferencias atribuidas a determinados trabajadores (p.ej., representantes
de los trabajadores), éstos también deberán ser demandados.
c) Nulidad de despido. El despido será nulo, además de por los motivos recogidos en el
artículo 122.2 LJS, únicamente cuando el empresario no haya realizado el periodo de con-
sultas o entregado la documentación prevista en el artículo 51.2 ET o no haya respetado el
procedimiento establecido en el artículo 51.7 ET. También será nula la extinción del con-
trato acordada por el empresario sin respetar las prioridades de permanencia que pudieran
estar establecidas en las leyes, los convenios colectivos o en el acuerdo alcanzado durante
el periodo de consultas. Esta nulidad no afectará a las extinciones que dentro del mismo
despido colectivo hayan respetado las prioridades de permanencia.
2º) Impugnación individual cuando el despido haya sido impugnado por los representantes de
los trabajadores
982 Jesús R. Mercader Uguina
§14. Impugnación de la extinción del contrato por fuerza mayor. El despido de tra-
bajadores por causa de fuerza mayor realizado sin seguir el expediente administrativo o sin
obtener la correspondiente autorización administrativa, en los términos del art. 51.7 ET,
puede ser impugnado como despido colectivo por los representantes de los trabajadores por
los trámites del proceso de impugnación colectiva del despido colectivo (art. 124.2 LJS).
También el trabajador individual puede, en proceso seguido al amparo del art. 124.13 LJS,
solicitar la nulidad de su despido por los mismos motivos (art. 124.13 c) LJS). Sin embar-
go, de haberse seguido el procedimiento administrativo y haberse obtenido la resolución
administrativa autorizante, en los términos del art. 51.7 ET, la impugnación habrá de ir
referida a la propia resolución administrativa, por lo que se ventilará por el “proceso de
impugnación de actos administrativos en materia laboral” regulado en el art. 151 LJS. El
apartado 11 de este artículo se encarga de perfilar algunas especialidades que tienen que ver
con los efectos de la sentencia que anule una resolución administrativa en virtud de la cual
se hubieren producido extinciones de la relación de trabajo derivadas de fuerza mayor. Con
carácter general, esta sentencia anulatoria declarará el derecho de los trabajadores afectados
a reincorporarse en su puesto de trabajo.
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 983
Respuesta. El Tribunal Constitucional declaró que la citada regla contenida en el art. 14 LOLS «no se limita
a articular una regla de legitimación procesal, sino que, antes bien, incorpora esta fórmula de intervención del
sindicato en el proceso dentro del conjunto de disposiciones sobre la tutela de la libertad sindical (…). Desde
esta perspectiva, cuando la LOLS reconoció el derecho del Sindicato a intervenir como coadyuvante en los
procesos en los que el trabajador individualmente considerado requiere protección jurisdiccional de su propia
libertad sindical, no hizo sino poner a su disposición un instrumento más de acción colectiva» (STC 257/2000).
De ella discrepó el Magistrado Sr. Conde Martín; para este Magistrado, «la negativa al Sindicato de su acceso
al proceso como coadyuvante es, antes que una vulneración de la libertad sindical, una vulneración del derecho
a la tutela judicial efectiva».
o en conexión directa con las mismas. La decisión de demandar tan sólo al empresario o
también al posible causante directo de la lesión corresponderá a la víctima. No obstante, el
“causante directo” deberá ser demandado cuando la víctima pretenda su condena o cuando
pudiera resultar directamente afectado por la resolución que se dictare (art. 177.4 LJS). No
sólo el empresario o el causante directo puede ser demandado; también pueden serlo una
asociación patronal, una Administración pública o cualquier otra persona, entidad o cor-
poración pública o privada (art. 182.1 b) LJS), en la medida en que su actuación derive en
vulneración de derechos fundamentales y libertades públicas de trabajadores y sindicatos en
el ámbito material atribuido al orden jurisdiccional social.
4º) Ministerio Fiscal. El art. 177.3 LJS establece que «el Ministerio Fiscal será siempre parte
en estos procesos en defensa de los derechos fundamentales y de las libertades públicas, velan-
do especialmente por la integridad de la reparación de las víctimas e interesando la adopción,
en su caso, de las medidas necesarias para la depuración de las conductas delictivas».
5º) Sumariedad y preferencia. La sumariedad de esta modalidad procesal constituye una de
sus características básicas. A tenor de lo dispuesto en el art. 178.1 LJS, «el objeto del pre-
sente proceso queda limitado al conocimiento de la lesión del derecho fundamental o liber-
tad pública, sin posibilidad de acumulación con acciones de otra naturaleza o con idéntica
pretensión basada en fundamentos diversos a la tutela de la citada libertad». De este modo,
el precepto aísla estas acciones de otras de distinta naturaleza (de distinta pretensión) o de
la misma naturaleza (con idéntica pretensión) pero basadas en fundamentos diversos a la
tutela del derecho fundamental.
Se trata de un proceso preferente. Por consiguiente, habrá de ser tramitado y resuelto con
precedencia a cualesquiera otros que estén pendientes de señalamiento en la fecha en que se
presente la demanda de tutela, aunque hayan sido instados con anterioridad. Los actos de
conciliación y juicio deberán tener lugar dentro de los cinco días siguientes a la admisión de
la demanda (art. 181.1 LJS). El órgano judicial está facultado para habilitar días u horas in-
hábiles (art. 43.5 LJS). La sentencia se dictará con la misma urgencia (tres días como máxi-
mo prevé el art. 181.3 LJS). Este procedimiento goza de superpreferencia, en el sentido de
que su tramitación ha de anteponerse a la de todos los procesos que se sigan por el juzgado
o tribunal, incluso de los que gocen, a su vez, de preferencia: procesos de conflicto colecti-
vo (art. 159 LJS), despido colectivo (art. 124.6 LJS), vacaciones (art. 126 LJS), movilidad
geográfica, modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo, suspensión del contrato
y reducción de jornada por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción o
derivadas de fuerza mayor (art. 138.5 LJS), impugnación de alta médica (art. 140.3 b) LJS),
así como los procedimientos sobre derechos de conciliación de la vida personal, familiar y
laboral (art. 139.1 b) LJS).
6º) Elección de modalidad procesal. Según el Tribunal Supremo, este cauce procesal es op-
tativo, de forma que el demandante puede impugnar la conducta que entiende lesiva de su
derecho fundamental, bien por el cauce del proceso de tutela, bien por el cauce del proceso
ordinario o de las otras modalidades procesales (STS 30-5-2002, Rº 1228/2001). En de-
terminados casos, sin embargo, no cabe esta opción; y así, se tramitarán inexcusablemente
con arreglo a la modalidad procesal correspondiente a cada una de ellas, aunque se invoque
986 Jesús R. Mercader Uguina
la lesión de derechos fundamentales: (a) las demandas por despido y por las demás causas
de extinción del contrato de trabajo, (b) las de modificaciones sustanciales de condiciones
de trabajo, movilidad geográfica, suspensión del contrato y reducción de jornada por causas
económicas, técnicas, organizativas o de producción o derivadas de fuerza mayor, (c) las de
disfrute de vacaciones, (d) las de materia electoral, (e) las de impugnación de estatutos de
los sindicatos o de su modificación, (f ) las de derechos de conciliación de la vida personal,
familiar y laboral, (g) las de impugnación de convenios colectivos y (h) las de sanciones
disciplinarias. En todo caso, se dará carácter preferente a estos procesos y se acumularán
en ellos las pretensiones de tutela de derechos fundamentales y libertades públicas con las
propias de la modalidad procesal respectiva (art. 184 LJS). Cuando la tutela del derecho
deba necesariamente realizarse a través de las citadas modalidades procesales, se aplicarán
en cuanto a las pretensiones de tutela de derechos fundamentales y libertades públicas las
reglas y garantías propias de la modalidad de tutela de derechos fundamentales, incluida la
citación como parte al Ministerio Fiscal (art. 178.2 LJS). El juez o tribunal rechazará de
plano las demandas que no deban tramitarse por la modalidad de tutela de derechos fun-
damentales y no sean susceptibles de subsanación, advirtiendo al demandante del derecho
que le asiste a promover la acción por el cauce procesal correspondiente. No obstante, el
juez o la Sala dará a la demanda la tramitación ordinaria o especial si para el procedimiento
adecuado fuese competente y la demanda reuniese los requisitos exigidos por la ley para tal
clase de procedimiento (art. 179.4 LJS).
7º) Inexigibilidad de vía previa. Los procesos de tutela de los derechos fundamentales
y libertades públicas están exceptuados del requisito de conciliación o mediación pre-
via (art. 64.1 LJS). Tampoco será necesario agotar la vía administrativa para interponer
demanda de tutela de derechos fundamentales y libertades públicas frente a actos de las
Administraciones públicas en el ejercicio de sus potestades en materia laboral y sindical, si
bien el plazo para la interposición de la demanda será de veinte días desde el día siguiente
a la notificación del acto o al transcurso del plazo fijado para la resolución, sin más trámi-
tes; cuando la lesión del derecho fundamental tuviera su origen en la inactividad admi-
nistrativa o en actuación en vías de hecho, o se hubiera interpuesto potestativamente un
recurso administrativo, el plazo de veinte días se iniciará transcurridos veinte días desde
la reclamación contra la inactividad o vía de hecho, o desde la presentación del recurso,
respectivamente (art. 70.2 LJS).
8º) Demanda. El procedimiento se inicia por demanda que habrá de presentarse dentro
del plazo general de prescripción o caducidad de la acción previsto para las conductas o
actos en los que se concrete la lesión del derecho fundamental (art. 179.2 LJS). La LJS
establece que la demanda, además de los requisitos generales establecidos en su art. 80,
deberá expresar con claridad los hechos constitutivos de la vulneración alegada, el derecho
infringido y la cuantía de la indemnización pretendida, en su caso (art. 179.3 LJS). Si se
pretende indemnización, deberá figurar en la demanda la adecuada especificación de los
diversos daños y perjuicios: salvo en el caso de los daños morales unidos a la vulneración
del derecho fundamental cuando resulte difícil su estimación detallada, deberá establecer las
circunstancias relevantes para la determinación de la indemnización solicitada, incluyendo
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 987
la gravedad, duración y consecuencias del daño, o las bases de cálculo de los perjuicios esti-
mados para el trabajador (art. 179.3 LJS).
9º) Medidas cautelares. En el mismo escrito de interposición de la demanda, el actor podrá
solicitar la suspensión de los efectos del acto impugnado, así como las demás medidas nece-
sarias para asegurar la efectividad de la tutela judicial que pudiera acordarse en sentencia (art.
180.1 LJS). En tal caso, el juez o tribunal podrá acordar la suspensión solicitada cuando la
ejecución del acto impugnado produzca al demandante perjuicios que pudieran hacer perder
a la pretensión de tutela su finalidad, siempre y cuando la suspensión no ocasione perturba-
ción grave y desproporcionada a otros derechos y libertades o intereses superiores constitu-
cionalmente protegidos (art. 180.2 LJS). Reglas especiales se contemplan legalmente para:
(a) Los casos en que se invoque la vulneración de la libertad sindical: sólo se podrá deducir
la suspensión de los efectos del acto impugnado cuando las presuntas lesiones impidan la
participación de candidatos en el proceso electoral o el ejercicio de la función representativa o
sindical respecto de la negociación colectiva, reestructuración de plantillas u otras cuestiones
de importancia trascendental que afecten al interés general de los trabajadores y que pue-
dan causar daños de imposible reparación (art. 180.2.II LJS). (b) Los casos de huelga: podrá
solicitarse la adopción de medidas cautelares cuando se impugnen exclusivamente los actos
de determinación del personal laboral adscrito a los mínimos necesarios para garantizar los
servicios esenciales de la comunidad, así como cuando se impugnen los actos de designación
del personal laboral adscrito a los servicios de seguridad y mantenimiento precisos para la re-
anudación ulterior de las tareas; el órgano jurisdiccional resolverá manteniendo, modificando
o revocando la designación de personal adscrito a dichos servicios conforme a las propuestas
que, en su caso, formulen al respecto las partes (art. 180.3 LJS). (c) Demandas de protección
frente al acoso o procesos seguidos a instancia de la trabajadora víctima de la violencia de gé-
nero para el ejercicio de los derechos específicos por tal situación: podrá solicitarse, además, la
suspensión de la relación o la exoneración de prestación de servicios, el traslado de puesto o de
centro de trabajo, la reordenación o reducción del tiempo de trabajo y cuantas otras tiendan
a preservar la efectividad de la sentencia que pudiera dictarse, incluidas, en su caso, aquéllas
que pudieran afectar al presunto acosador o vulnerador de los derechos o libertades objeto de
la tutela pretendida, en cuyo supuesto deberá ser oído éste (art. 180.4 LJS).
En todo caso, de haberse solicitado medidas cautelares, dentro del día siguiente a la ad-
misión de la demanda o a la solicitud, el secretario judicial citará a las partes y al Ministerio
Fiscal para que, en el día y hora que se señale dentro de las 48 horas siguientes, comparez-
can a una audiencia preliminar, en la que sólo se admitirán alegaciones y pruebas sobre la
justificación y proporcionalidad de las medidas, en relación con el derecho fundamental
y el riesgo para la efectividad de la resolución que deba recaer, debiendo aportar la parte
solicitante el necesario principio de prueba al respecto. En supuestos de urgencia excepcio-
nal, la adopción de las medidas cautelares podrá efectuarse por el juez o Sala al admitirse a
trámite la demanda, sin perjuicio de que se celebre ulteriormente la referida comparecencia
(art. 180.5 LJS). El órgano judicial resolverá al término de la audiencia sobre las medidas
cautelares solicitadas mediante auto dictado de viva voz, adoptando, en su caso, las medidas
oportunas para reparar la situación (art. 180.6 LJS).
988 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. A este respecto, conviene aclarar cuál ha sido la evolución de la doctrina jurisprudencial.
Inicialmente, en Tribunal Supremo entendió que, acreditada la vulneración del derecho fundamental, se presu-
mía la existencia del daño, por lo que el Juez debía condenar al demandado al abono de la indemnización
correspondiente (STS 9-6-1993, Rº 3856/1992 y STS 8-5-1995, Rº 1319/1994). Sin embargo, el Tribunal
modificó el criterio inicialmente sostenido. La tendencia actual parte de entender que la compensación sólo
procede si el demandante alega y prueba los concretos daños producidos a consecuencia de la conducta
lesiva de su derecho fundamental (STS 22-7-1996, Rº 3780/1995, STS 9-11-1998, Rº 1594/1998, STS
23-3-2000, Rº 362/1999, STS 15-4-2013, R1 1114/2012). Es así necesario que el demandante alegue
las bases y elementos clave de la indemnización que reclama y que acredite en el proceso, cuando menos,
indicios o puntos de apoyo suficientes en lo que se pueda asentar la condena indemnizatoria. Una reciente
sentencia del Tribunal Constitucional puntualiza el actual criterio del Supremo. En el recurso de amparo resuel-
to por la STC 247/2006, el Tribunal Constitucional considera irreprochable la tesis del Supremo de exigir
al demandante que alegue adecuadamente las bases y elementos clave de la indemnización que reclama y
que acredite indicios o puntos de apoyo suficientes en las que se pueda asentar la condena indemnizatoria.
Caso práctico 29.7. ¿Qué criterios pueden ser utilizados a la hora de determinar el importe de las indem-
nizaciones en estos casos?
Respuesta. Los tribunales laborales utilizan diversos criterios para determinar el importe de las indemni-
zaciones: el de las circunstancias concurrentes en el caso, la naturaleza de la lesión y el tiempo que haya
persistido el comportamiento antisindical (STSJ Canarias/Las Palmas 26-7- 2002); el número de veces que ésta
se repite (STSJ Galicia 17-2-1998,R.º 280/1998); las exigencias de equidad (STSJ País Vasco 21-7-1994,
R.º 1078/1994); los gastos derivados del litigio para reclamar frente a la lesión (STSJ Madrid 25-2-1998, R.º
1/1998) y el hecho de que el actor haya tenido que acudir continuamente a los tribunales en reclamación de
sus derechos, etc…
990 Jesús R. Mercader Uguina
copia acreditativa de la presentación de los estatutos (art. 169 LJS). (d) Una vez admitida la
demanda y dentro del día siguiente hábil, el secretario judicial requerirá de la oficina com-
petente (aquella en la que se hayan presentado los estatutos para su depósito) el envío del
expediente, que deberá efectuarse en el plazo de cinco días (art. 170 LJS).
4º) Sentencia. El art. 171 LJS se refiere al supuesto en que la sentencia sea estimatoria in-
dicando que, en ese caso, ordenará de inmediato el depósito de los estatutos en la correspon-
diente oficina pública. En cuanto a los efectos que la sentencia estimatoria produce sobre
el proceso de constitución y adquisición de personalidad jurídica por el sindicato o por la
asociación empresarial, cabe considerar que, puesto que la decisión de denegar el depósito
fue no ajustada a derecho, debe reconocerse personalidad jurídica a la organización desde
el momento en que se dicta sentencia, anulando además los efectos negativos que hayan
podido derivarse de aquella denegación del depósito. La desestimación de la demanda, que
procederá cuando se acredite que la resolución administrativa era ajustada a derecho, deter-
mina la convalidación de la decisión denegatoria del depósito, lo que impide al sindicato o
asociación empresarial adquirir personalidad jurídica.
proceso regulado en los arts. 167-172 LJS, la Administración no tiene legitimación pasiva
en la modalidad de impugnación de estatutos.
4º) Especialidades procedimentales. La acción de impugnación de estatutos sindicales o
de su modificación no puede acumularse con otras acciones (art. 26.1 LJS). Está excep-
tuado este proceso de la exigencia de conciliación previa y de reclamación administrativa
(arts. 64.1 y 70 LJS). La demanda está sometida a las exigencias generales: una vez admi-
tida, el secretario judicial requerirá a la oficina pública correspondiente la remisión de la
copia autorizada del expediente, debiendo dicha oficina enviarla en el plazo de cinco días
(art. 174 LJS).
5º) Sentencia. El art. 175.1 LJS sólo regula los efectos de la sentencia estimatoria, puesto
que la sentencia desestimatoria no produce efecto alguno sobre los estatutos impugnados.
De acuerdo con este precepto, la sentencia estimatoria debe declarar la nulidad de las cláu-
sulas o preceptos estatutarios impugnados que no sean conformes a derecho o de los esta-
tutos en su integridad. Además de a las partes, la resolución judicial debe ser comunicada
a la oficina pública correspondiente (art. 175.2 LJS), al margen de cuál sea el contenido,
estimatorio o desestimatorio, de su fallo.
§19. Impugnación de los laudos. El art. 76 ET regula el procedimiento arbitral para re-
solver las impugnaciones en materia electoral. El laudo arbitral que en ese procedimiento se
dicte podrá impugnarse ante el orden jurisdiccional social a través de la modalidad procesal
regulada en los arts. 127 a 132 LJS.
1º) Objeto de impugnación. Pueden impugnarse los laudos arbitrales dictados en el proce-
dimiento arbitral regulado en el artículo 76 ET. En regla más sustantiva que procesal, el art.
127.2 LJS aclara que se someterán a este arbitraje todas las impugnaciones relativas al pro-
ceso electoral desde la promoción de las elecciones, incluida la validez de la comunicación a
la oficina pública del propósito de celebrar las mismas, así como todas las actuaciones elec-
torales previas y posteriores a la constitución de la Mesa Electoral y las decisiones de ésta, y
la atribución de los resultados, hasta la entrada de las actas en la oficina pública dependiente
de la autoridad administrativa o laboral.
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 993
2º) Fundamento de la impugnación. La impugnación del laudo arbitral sólo puede fun-
darse en alguno de los motivos establecidos en el art. 128 LJS: (a) Indebida apreciación o
no apreciación de cualquiera de las causas contempladas en el art. 76.2 ET siempre que la
misma haya sido alegada por el promotor en el curso del arbitraje; estas causas son: existen-
cia de vicios graves que pudieran afectar a las garantías del proceso electoral y que alteren
su resultado, falta de capacidad o legitimidad de los candidatos elegidos, discordancia entre
el acta y el desarrollo del proceso electoral y falta de correlación entre el número de trabaja-
dores que figuran en el acta de elecciones y el número de representantes elegidos. (b) Haber
resuelto el laudo aspectos no sometidos al arbitraje o que, de haberlo sido, no puedan ser
objeto del mismo. En estos casos la anulación afectará sólo a los aspectos no sometidos a
decisión o no susceptibles de arbitraje, siempre que los mismos tengan sustantividad propia
y no aparezcan indisolublemente unidos a la cuestión principal. (c) Promover el arbitraje
fuera de los plazos legales (art. 76.5 ET). (d) No haber concedido el árbitro a las partes la
oportunidad de ser oídas o de presentar pruebas.
3º) Legitimación. Podrán ser demandantes «quienes tengan interés legítimo, incluida la
empresa cuando en ella concurra dicho interés» (art. 127.3 LJS). Están legitimados los can-
didatos (incluidos los no proclamados), los sindicatos, los trabajadores que presentaron can-
didatura y la empresa (art. 131 LJS). Pueden, por tanto, impugnar el laudo, no sólo quienes
han sido parte en el arbitraje, sino todo aquel que afirme que del laudo se le deriva algún
perjuicio. Son demandados las personas y sindicatos que fueron parte en el procedimiento
arbitral, pero también «cualesquiera otros afectados por el laudo objeto de impugnación»
(art. 129.1 LJS); por el contrario, el art. 129.2 LJS excluye expresamente de la legitimación
pasiva a los comités de empresa, a los delegados de personal y a la mesa electoral. Si exa-
minada la demanda, el secretario judicial estima que puede no haber sido dirigida contra
todos los afectados, debe citar a las partes «a una audiencia preliminar» ante el órgano judi-
cial dentro del día siguiente, para debatir sobre la posible situación de litisconsorcio pasivo
necesario. La misma deberá resolverse en dicho acto (art. 130 LJS)
3º) Especialidades procedimentales. El proceso es declarado urgente, pero no hay declara-
ción expresa de preferencia, y sus especialidades son: (a) Queda excluido de la conciliación
previa (art. 64 LJS) y de la reclamación administrativa previa (art. 70 LJS). (b) La demanda
ha de presentarse en el plazo de caducidad de tres días, contados desde que el demandante
tuvo conocimiento del laudo (art. 127.3 LJS). (c) Al admitir la demanda, se recabará de la
oficina pública el texto del laudo y la copia del expediente administrativo relativo al proce-
dimiento electoral, que deberá remitirse por el requerido dentro del día siguiente (art. 132.1
a) LJS). (d) El acto del juicio habrá de celebrarse dentro de los cinco días siguientes a la ad-
misión de la demanda (art. 132.1 b) LJS). (e) La sustanciación del proceso no suspenderá el
desarrollo del procedimiento electoral, salvo que se acuerde motivadamente por el juzgador,
a petición de parte y con causa justificada, en la forma establecida para la modalidad proce-
sal de tutela de derechos fundamentales en el art. 180 LJS (art. 132.1 c) LJS). La sentencia
habrá de dictarse dentro del plazo de tres días. Si el demandante es el empresario y el juez
aprecia que la demanda tenía por objeto obstaculizar o retrasar el procedimiento electoral,
puede imponerle la sanción procesal del art. 75.4 y 97.3 LJS (art. 132.2 LJS). Además de a
994 Jesús R. Mercader Uguina
las partes, habrá de notificarse a la oficina pública (art. 132.1 b) LJS). Contra la sentencia
no cabe recurso.
Caso práctico 29.8. Mediante preaviso electoral se promovieron elecciones sindicales por el sindicato
Unión Sindical Obrera (en adelante, USO), para elegir comité de empresa en el colegio electoral de técnicos y
administrativos y en el colegio electoral de especialistas y no cualificados en la empresa Servicio Municipal de
Transportes Urbanos del Ayuntamiento de Santander, constituyéndose las mesas electorales de ambos colegios.
Como consecuencia de tales resultados, el representante correspondiente al colegio electoral de técnicos y
administrativos fue adjudicado a UGT, en tanto que los ocho propios del colegio electoral de especialistas y
no cualificados se distribuyeron así: 3 a UGT, 3 a CC OO y 2 a USO. El sindicato UGT impugnó el acuerdo
de la mesa electoral relativo a la distribución de representantes en el colegio electoral de especialistas y no
cualificados, y ello por entender que al haberse producido un empate a la hora de adjudicar un delegado al
resto más alto entre la candidatura de UGT y la candidatura de CC OO no se debería adjudicar dicho repre-
sentante a CC OO. Por laudo arbitral de la Oficina Pública de Elecciones Sindicales en Cantabria, se estima
la pretensión del sindicato UGT y se le adjudica el representante empatado en dicha lista, restándolo a la lista
de CC OO. El sindicato USO formuló demanda ante el Juzgado de lo Social, por entender que la resolución
arbitral era contraria a Derecho. La referida demanda fue turnada al Juzgado de lo Social de Santander que
negó la legitimación activa a USO, por entender que la asignación de representantes discutida afectaba a UGT
y a CC OO pero no a la recurrente, que en todo caso continuaría con dos representantes dado que: «ningún
efecto puede tener la demanda que nos ocupa para los intereses de la central sindical USO, por lo que procede
la estimación de la excepción de falta de legitimación activa».
Respuesta. La STC 164/2003 considera que el sindicato demandante estaba legitimado para instar la
declaración pretendida con su demanda. Señala, en este sentido, que las circunstancias del caso expresan que
no se trata de una invocación abstracta de la legalidad, dado que puede apreciarse claramente «un vínculo
especial y concreto entre el sindicato accionante y el objeto del debate en el pleito». Así las cosas, concluye
el Tribunal que «pese a que el sindicato USO no resultaba directamente afectado en sus resultados electorales
como consecuencia de la impugnación del laudo arbitral, es evidente que poseía un claro, real y actual interés
en la misma, dado que los referidos resultados podían influir, de forma directa, en el desarrollo de su estrategia
sindical, por cuanto que la tal impugnación, de prosperar, hubiera podido alterar la composición de fuerzas
existentes en el comité con claro beneficio para el desarrollo de la actividad sindical del ahora demandante
de amparo».
3º) Especialidades procedimentales. (a) La demanda debe presentarse dentro de los diez días
siguientes al de la notificación de la resolución denegatoria (art. 134 LJS). (b) El proceso
se tramitará con urgencia, por lo que: (i) la resolución de admisión de la demanda reque-
rirá a la oficina pública competente el envío del expediente administrativo, que habrá de
ser remitido en el plazo de dos días (art. 135.1 LJS); (ii) el acto del juicio deberá realizarse
dentro de los cinco días siguientes a la recepción del expediente (art. 135.2 LJS); (iii) la
sentencia, contra la que no cabe recurso, habrá de dictarse dentro del plazo de tres días (art.
135.3 LJS): se notificará a las partes y a la oficina pública; si estima la demanda, ordenará a
la oficina el registro inmediato del acta electoral (art. 135.3 LJS).
§22. La impugnación judicial del convenio colectivo. Las distintas vías de impugna-
ción judicial de convenios colectivos quedan singularizadas por los sujetos legitimados para
deducir la impugnación ante la jurisdicción social. La LJS contempla dos posibles procesos
de impugnación de los convenios colectivos, al que habría que sumar una tercera vía, indi-
recta. La primera vía de impugnación es la que se inicia por la autoridad laboral: es la lla-
mada “impugnación de oficio”, que es la vía prioritaria de impugnación. En segundo lugar,
cabe que determinados sujetos colectivos impugnen convenios colectivos directamente ante
la jurisdicción social (impugnación directa). En tercer lugar, cabe la impugnación indirecta
996 Jesús R. Mercader Uguina
del convenio colectivo mediante la impugnación directa de los actos que se produzcan en
su aplicación a través de los conflictos colectivos o individuales que pudieran promoverse
por los legitimados para ello, fundada en que las disposiciones contenidas en los mismos no
son conformes a Derecho (art. 163.4 LJS). Esta tercera vía puede nutrir las impugnaciones
directas, ya que la ley contempla un mecanismo de comunicación al Ministerio Fiscal para
que, en su caso, pueda plantear la ilegalidad del convenio a través de la impugnación directa
(art. 163.4 LJS).
secretario judicial advertirá a la autoridad remitente de los defectos u omisiones que pudiera
contener la comunicación, a fin de que se subsanen en el plazo de diez días (art. 164.3 LJS).
5º) El proceso se seguirá, además de con las representaciones integrantes de la Comisión o
Mesa negociadora del convenio, con los denunciantes o terceros presuntamente lesionados
(art. 164.4 LJS). Cuando la impugnación procediera de la autoridad laboral y no hubiera
denunciantes, también será citada la representación legal de dicha autoridad (art. 164.5
LJS). El Ministerio Fiscal será parte siempre en estos procesos (art. 164.6 LJS).
§24. La impugnación directa de convenios colectivos. Por esta vía pueden impugnarse
todos los convenios colectivos, cualquiera que sea su eficacia, con lo que se incluyen tanto
los estatutarios como los extraestatutarios y por las mismas causas que el supuesto anterior:
ilegalidad o lesión grave del interés de terceros. La misma se tramitará por el proceso de
conflictos colectivos (art. 165.1 LJS), si bien con las especialidades del art. 166 LJS.
1º) Legitimación activa. La legitimación activa varía según la causa de impugnación (art.
165 LJS):
(a) Si la impugnación se fundamenta en la ilegalidad, la legitimación activa corresponde
a los órganos de representación legal o sindical de los trabajadores, sindicatos y asociaciones
empresariales interesadas (es decir, que tengan una relación directa con el objeto del con-
flicto), así como al Ministerio Fiscal, a la Administración General del Estado y a la Admi-
nistración de las Comunidades Autónomas en su respectivo ámbito. No están legitimados
los empresarios individuales (STS 15-10-1996, RJ 7764), ni los trabajadores individuales,
ni las partes firmantes del convenio colectivo impugnado (STS 1-6-1996, RJ 5746). Como
legitimación específica, a los efectos de impugnar las cláusulas que pudieran contener discri-
minaciones directas o indirectas por razón de sexo, la ley confiere legitimación activa al Ins-
tituto de la Mujer y a los organismos correspondientes de las Comunidades Autónomas.
(b) Si el motivo de la impugnación fuera la lesividad, la legitimación activa se otorga a los
terceros cuyo interés haya resultado gravemente lesionado. Recuérdese que no se tendrá por
terceros a los trabajadores y empresarios incluidos en el ámbito de aplicación del convenio.
A tales efectos, la noción de trabajador se amplía para comprender también en la exclusión
a los pensionistas, bien sea directamente (STS 20-12-1996, RJ. 9812) o indirectamente
cuando la que impugna el convenio es una asociación de pensionistas, que no tiene el ca-
rácter de sujeto colectivo a los efectos del art. 165.1 a) LJS (no es ni sindicato, ni asociación
empresarial) y que, en la medida que representa a los pensionistas afiliados, actúa un interés
que no es de tercero (STS 11-3-1997, RJ. 2309).
c) Ni el empresario ni el trabajador individual se encuentran legitimados activamente
en el proceso de impugnación de convenios colectivos, cualquiera que sea el motivo de
impugnación. No obstante, los mismos podrán defender sus derechos e intereses a través de
demandas que persigan la inaplicación singular del convenio correspondiente y que deberán
tramitarse a través del cauce que proporciona el proceso ordinario. En cualquier caso, el juez
o tribunal que en dichos procedimientos ordinarios apreciara la ilegalidad de alguna dispo-
sición convencional lo pondrá en conocimiento del Ministerio Fiscal para que, en su caso,
pueda plantear su ilegalidad a través de la modalidad procesal de impugnación de convenios
998 Jesús R. Mercader Uguina
colectivos (art. 163.4 LJS). El Tribunal Constitucional ha considerado que las previsiones
del legislador laboral restrictivas de la legitimación individual (o plural) para el ejercicio del
llamado control abstracto o general de normas colectivas, pueden considerarse conformes
al art. 24.1 CE porque encuentran una justificación constitucionalmente lícita y el sacri-
ficio del derecho de los particulares a acceder a la justicia es proporcionado a tal fin. En la
medida en que existen sujetos colectivos que encarnan el interés común y que representan
legalmente a los incluidos en el ámbito del convenio, es razonable que los representados por
dichos sujetos puedan ver limitada su capacidad de impugnación de las normas pactadas
(por todas, SSTC 10/1996, 12/1996, 56/2000 y 157/2002).
Caso práctico 29.9. La Asociación Empresarial de Madrid ADEFARMA y el Colegio Oficial de Far-
macéuticos de Madrid impugnaron el convenio colectivo del Personal Laboral del Ministerio de Defensa por
entender que el art. 67.2 del citado convenio lesiona el interés de los titulares de Oficinas de Farmacia. El
citado art. 67.2 es del tenor literal siguiente: «Se reconoce al personal el derecho a utilizar talonarios de
farmacias militares para la extracción de medicamentos en las condiciones reconocidas al resto del personal
del Ministerio de Defensa. Por los organismos competentes se procederá a adoptar las medidas requeridas
para la ejecución de lo previsto en este precepto». El perjuicio denunciado consiste en que, si bien las far-
macias militares han dispensado medicamentos tradicionalmente a los militares y a los funcionarios civiles
del Ministerio de Defensa, en unas condiciones económicas mucho más favorables que las farmacias civiles,
la extensión del beneficio a su personal laboral supone una limitación del número potencial de clientes de
éstas, con el consiguiente perjuicio económico. Señalan a tales efectos que tanto el art. 103 Ley 14/1986,
de 25 de abril, general de Sanidad, y el art. 93 de la Ley 25/1990, del Medicamento ponen de relieve
que la dispensación de medicamentos por las oficinas de farmacia corresponde a las mismas en términos
de generalidad, sin otras excepciones que las legalmente previstas, sin que por vía de convenio colectivo
pueda ampliarse el de éstas últimas, con la correlativa restricción de las primeras, pues, conclusión contraria,
además de no ser conciliable con el principio de relatividad que rige en materia de contratación, atentaría
contra el interés de éstas.
Respuesta. La STS 15-3-1993 (Rº 5701/1993) declara la nulidad del art. 67.2 del convenio por enten-
der que produce una lesión grave al interés legítimo de los titulares de Farmacias Civiles, que tiene protección en
normas del ordenamiento jurídico. En tal sentido afirma la sentencia que, a la luz del citado art. 90.5 ET, que la
denuncia por un tercero de que le es lesivo el convenio colectivo que por tal causa impugna, requiere, para su
viabilidad, la existencia de un daño con tal origen, no potencial o hipotético, sino verdadero y real, de entidad
grave, no necesariamente causado con «animus nocendi», que afectare a un interés de aquél, jurídicamente
protegido, o que se le hubiera producido por quienes negociaron el convenio, usando abusivamente de sus
derechos o contraviniendo de otro modo el ordenamiento jurídico.
d) El Ministerio Fiscal siempre será parte (art. 165.4 LJS). Con carácter general, parece
que el Fiscal no podrá iniciar estos procesos, salvo en el caso contemplado en el art. 163.4
LJS: el juez o tribunal que en procedimientos ordinarios de inaplicación singular de cláusula
convencional apreciara la ilegalidad de alguna disposición convencional lo pondrá en cono-
cimiento del Ministerio Fiscal para que, en su caso, pueda plantear su ilegalidad a través de
la modalidad procesal de impugnación de convenios colectivos.
2º) Legitimación pasiva. La legitimación pasiva corresponderá a «todas las representaciones
integrantes de la comisión o mesa negociadora del convenio» (art. 165.2 LJS).
Caso práctico 29.10. ¿Puede impugnar el convenio colectivo quien lo ha negociado y aprobado? En el
caso de un convenio firmado por el comité intercentros ¿podrán impugnarlo los sindicatos que eran mayoritarios
en ese comité?
Respuesta. La STS 1-6-1996 (Rº 1568/1995) consideró que al haberse llevado a cabo la negociación
del Convenio debatido por la representación unitaria, las federaciones sindicales se encuentran totalmente legiti-
madas para impugnar dicho Convenio, y pueden perfectamente entablar las acciones base de este proceso, no
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 999
existiendo, en absoluto, ninguna falta de acción (más ampliamente, LÓPEZ CUMBRE, La impugnación del convenio
por sujeto firmante, Madrid, Cinca, 2007).
Respuesta. La STS 21-12-2006 (Rº 7/2006), considera que el proceso de impugnación del convenio
colectivo por parte del sindicato legitimado no está sujeto a plazo de prescripción especial. Es erróneo el criterio
favorable a aplicar el plazo de prescripción anual del art. 59 ET, iniciando el cómputo a partir del momento
de la publicación del convenio. Mientras el convenio esté vigente, la impugnación puede llevarse a cabo. La
«identidad de razón» que pide el art. 4.1CC no concurre cuando se contrata ese precepto con el art. 59 ET
pues la acción ejercitada al impugnar un convenio no deriva propiamente del contrato de trabajo; además,
el principio de seguridad jurídica que invoca la sentencia de instancia debería preservar no tanto la validez y
eficacia temporal de una disposición convencional, cualquiera que fuera su contenido, cuanto su acomodación
al ordenamiento durante todo su periodo de vigencia. Habida cuenta de la intrínseca temporalidad del conve-
nio colectivo, el principio de seguridad jurídica no se resiente por el hecho de que pueda ser impugnado en
su dimensión colectiva durante todo su período de vigencia; por el contrario, ello puede ser la garantía de su
obligado y permanente «respeto a las Leyes» (art. 85.1 ET).
mismo no lleva consigo la declaración de nulidad total de ese convenio sino únicamente la
declaración de nulidad o de la ineficacia del artículo o artículos concretos objeto de impugna-
ción. No obstante, estas cláusulas tienen el efecto de otorgar a las partes la facultad de exigir
la renegociación del convenio, si bien el impugnado no pierde su eficacia hasta la eventual
aprobación del nuevo convenio (STS 29-10-1990, RJ. 7937, 22-9-1998, RJ. 7576).
3º) La sentencia es ejecutiva desde que se dicte. Debe interpretarse que, siendo anulatoria,
la parte convencional anulada pierde su fuerza normativa y deja de obligar a su cumplimien-
to, y ello a pesar de que contra la sentencia se interponga el recurso procedente (art. 166.2
LJS).
4º) La sentencia firme debe ser comunicada a la autoridad laboral, cualquiera que haya
sido la forma de inicio del proceso, a fin de que lleve a cabo su inscripción en el Registro de
convenios colectivos y su depósito en el organismo correspondiente. Cuando la sentencia sea
anulatoria en todo o en parte del convenio colectivo y éste hubiera sido publicado, también
se publicará en el mismo boletín oficial en que aquél se hubiera insertado (art. 166.3 LJS).
Respuesta. La STS 7-2-2006 (Rº 23/2005) considera que hay en el proceso elementos suficientes para
evidenciar que no es éste un conflicto jurídico. Señala la citada sentencia que al tratarse de un conflicto colec-
tivo de intereses o económico, en cuanto pretende dar nueva redacción a un artículo del convenio colectivo,
añadiendo cláusulas que sólo pueden ser fruto del acuerdo de los negociadores, y prescindiendo de las res-
tantes peticiones de los demandantes, porque en realidad no responden a ninguna situación conflictiva, no es
competente el orden jurisdiccional social para su conocimiento.
b) Existe una doctrina consolidada en la jurisprudencia del TS, entre las que pueden ci-
tarse las SSTS 25-6-1992 (Rº 1706/91), 19-5-1997 (Rº 2173/96), 22-7-2002 (Rº 2/2000),
21-4-2004 (Rº 72/2003), 8-6-2005 (Rº 167/2004) y 8-7-2005 (Rº 144/2004), en las que
se ha mantenido que sólo se puede hablar de conflicto colectivo cuando, además de reunir
las exigencias comunes a todo conflicto (que se trate de un conflicto actual y con trascen-
dencia jurídica) se reúnen los dos siguientes elementos:
1002 Jesús R. Mercader Uguina
(a) Uno subjetivo, integrado por la referencia a la afectación de un grupo genérico de tra-
bajadores, «entendiendo por tal no la mera pluralidad, suma o agregado de trabajadores sin-
gularmente considerados, sino un conjunto estructurado a partir de un elemento de homo-
geneidad». El conflicto colectivo de trabajo presupone, antes que nada, una colectividad de
trabajadores enfrentada a uno o varios empresarios. Pero requiere otro elemento cualitativo:
que esa pluralidad se encuentre estructurada, es decir, definida a través de un elemento de
conexión común o de un principio de articulación (“grupo genérico”, “colectivo genérico”).
El elemento de conexión no se encuentra ni en el elemento cuantitativo (pluralidad), ni en
la conexión (identidad del título o causa de pedir), sino en la forma en que se delimita el
objeto de la pretensión. Lo importante no es que el grupo sea genérico, sino que actúe con
una pretensión genérica (Desdentado).
(b) Otro elemento objetivo, consistente en la presencia de un interés general del grupo de
trabajadores, que es el que se actúa a través del conflicto y que se define como «un interés
indivisible correspondiente al grupo en su conjunto y, por tanto, no susceptible de fraccio-
namiento entre sus miembros» o como «un interés que, aunque pueda ser divisible, lo es de
manera refleja en sus consecuencias, que han de ser objeto de la oportuna individualización,
pero no en su propia configuración general». El interés colectivo de los trabajadores se defi-
ne como un interés «general, abstracto e indivisible» de la pluralidad, grupo indiferenciado
o colectivo de trabajadores, correspondiente al grupo en su conjunto y, por tanto, «no sus-
ceptible de fraccionamiento entre sus miembros» («no permite su desglose en tantas partes
como trabajadores incluya») o, en cualquier caso, de resultar divisible de manera refleja en
sus consecuencias («que han de ser objeto de la oportuna individualización»), no lo es en su
«propia configuración general».
Caso práctico 29.13. En la empresa «Alcampo, S.A.» un grupo de trabajadores, a través del proceso
de conflicto colectivo, plantearon se declarara el derecho a acogerse a lo dispuesto en la DT 1.1 del Convenio
Colectivo de Grandes Almacenes, es decir, el de optar por trabajar o no en lo sucesivo en días domingos y
festivos y, en caso de optar por trabajar en dichos días, el de percibir el complemento personal anual previsto
en dicho convenio. Los aludidos colectivos de trabajadores los agrupaban los demandantes en tres categorías:
a) los que en su contrato de trabajo sólo se obligaron a trabajar en domingos, pero no en festivos, en relación
con los días festivos; b) los que, a pesar de tener en sus contratos de trabajo una cláusula conforme a la cual
se incluían en su jornada de trabajo los domingos y festivos, pero que nunca prestaron servicios en domingos
y festivos, en relación con los domingos y festivos del año; y c) los que sólo tenían pactado en sus contratos
el trabajo en algunos domingos y festivos al año, en relación con aquellos domingos y festivos del año cuyo
número exceda de los que tenían pactados.
Respuesta. La STS 7-2-2006 (Rº 14/2005) concluye que, en este caso, el procedimiento de conflicto colec-
tivo no resulta legalmente adecuado para conseguir los fines que se persiguen, porque las tres agrupaciones o ca-
tegorías de trabajadores a los que en las demandas se alude, y que también recoge la resolución impugnada, no
constituyen los auténticos «grupos genéricos» porque los colectivos de referencia no están configurados por rasgos
y conceptos que «a priori» los identifican, sino que los diversos trabajadores que hayan de integrarse en cada una
de las tres categorías aludidas ostentan distintas circunstancias particulares, bien por razón de lo pactado en sus
respectivos contratos individuales (»los que en su contrato de trabajo sólo se obligaron a…», o «los que, a pesar de
tener en su contrato de trabajo una cláusula conforme a la cual…», etc.), o bien por la forma en que se han venido
desarrollando cada una de las relaciones laborales (los que, a pesar de tener otra cosa pactada, nunca prestaron
servicios en domingos y festivos, o los que trabajaron algunos festivos, pero no todos, etc.), la identificación de cu-
yas circunstancias individuales sólo podrá conseguirse a través de la correspondiente prueba. No estamos, pues,
en presencia de un auténtico conflicto colectivo, sino de un conflicto plural, que no puede ser objeto de decisión en
el procedimiento de conflicto colectivo, debiendo ser cada uno de los trabajadores afectados quienes accionen,
bien individualmente, o bien de manera plural, en defensa de sus respectivos intereses.
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 1003
Caso práctico 29.14. El Sindicato Español de Oficiales de la Marina Mercante (SEOMM) interpuso de-
manda de conflicto colectivo frente a la Compañía Transmediterránea, S.A., Comité de Buque de las Unidades de
Jet-Foil y organizaciones sindicales firmantes del convenio colectivo, pretendiendo que «se reconozca el derecho
de los Oficiales Radios de la empresa demandada, que realizan las funciones del Equipo de Mantenimiento del
Buque Jet-Foil, a cobrar el mismo salario base, por la realización de tales funciones, independientemente de la
categoría que ostenten los referidos oficiales, que los Primeros Oficiales Radios que realizan las mismas funciones».
Respuesta. La STS 13-10- 2005 (Rº 25/2005) declara la inadecuación del proceso de conflicto colecti-
vo. No concurren los requisitos que configuran la procedencia del proceso de conflicto colectivo: a) En primer
lugar no existe un grupo genérico de trabajadores previamente delimitado. En el momento de plantearse la
demanda de conflicto colectivo eran solamente tres los oficiales de Radio 2ª agregados al equipo de manteni-
miento, lo que supone que únicamente a los mismos sería aplicable la igualdad de retribución con los oficiales
1.ª; este número de afectados se redujo a uno en el momento de dictarse la sentencia, impugnada, y es claro
que la unidad excluye el concepto de grupo. b) No concurre, tampoco, la homogeneidad, elemento esencial
para la calificación de grupo. Y no concurre porque los tres oficiales Radio 2.ª –de los cinco que integran la
plantilla a extinguir– no están todos en el equipo de mantenimiento realizando las mismas funciones, de modo
que se haría necesario valorar individualmente las circunstancias personales de cada trabajador. c) Conforme
constante jurisprudencia el elemento subjetivo del conflicto colectivo se identifica con la existencia de un grupo
genérico plural, abstracto, indivisible e indeterminado de afectados. No existe, pues, este grupo cuando, como
en el caso presente, se encuentran perfectamente individuales los oficiales de segunda, en número de tres –pos-
teriormente reducido a uno–, para los que se pide igualdad económica con los oficiales de primera, cuando
son adscritos al Equipo de Mantenimiento litigioso.
Caso práctico 29.15. PETROCAN, SA, filial del Grupo CEPSA, siendo su domicilio social coincidente
con el de CEPSA utiliza para la realización de los servicios de recepción, almacenamiento y suministro de
combustible líquido parte de las oficinas e instalaciones de CEPSA, contando con concesiones petrolíferas para
la autorización al depósito, almacenamiento y suministro a buques en la zona de servicio del Puerto de la Luz,
disponiendo de centros de trabajo en las Islas Canarias. Sus obligaciones mercantiles, laborales y fiscales apa-
recen como propias, autónomas e independientes de las de CEPSA. Ambas empresas suscribieron tres contratos
de arrendamiento de servicios para el almacenamiento de lubricantes y búnker de los productos de CEPSA,
con las instalaciones y con los medios de PETROCAN, SA. La organización del trabajo de los empleados se
realiza por un jefe de operaciones que coordina y planifica la actividad. Tanto en la ropa de trabajo como
en la mayoría de los vehículos, en los tanques y en la fachada de la sede social de PETROCAN aparece el
anagrama CEPSA. El comité de empresa de PETROCAN interpuso demanda de conflicto colectivo (contra las
dos empleadoras) interesando que existía una cesión ilegal de trabajadores, de modo que debía considerarse
a CEPSA como verdadera empleadora de todos ellos; se postula el derecho de los trabajadores a integrarse en
CEPSA, con la subsiguiente aplicación de su convenio colectivo.
Respuesta. La STS 12-6-2007 (Rº 5234/2004) señala que el procedimiento de conflicto colectivo re-
quiere la existencia de una disidencia actual (no teórica), jurídica (no de intereses), relativa a un interés general
(no particular) y que afecte a un grupo homogéneo de trabajadores. La determinación de si en un supuesto
ha habido cesión ilegal de trabajadores requiere el análisis pormenorizado de los datos concurrentes, lo que
lleva a individualizar el supuesto. Como regla general, los pleitos sobre cesión ilegal de trabajadores han de
canalizarse a través de procesos individuales. Excepcionalmente, como es el caso, cabe un conflicto colectivo
para determinar si ha habido cesión ilegal, siendo imprescindible que la situación conflictiva afecte a un grupo
homogéneo de trabajadores, sin necesidad de atender a sus circunstancias individuales.
(c) Lo anterior no impide que el colectivo genérico que actúa una pretensión genérica
pueda ser susceptible de ulterior “determinación individual”, que pueda hacerse “sin necesi-
dad de nuevo litigio” (art. 157.1 a) LJS), en su caso por el cauce ejecutivo especial regulado
en el art. 247 LJS. Se trata de una configuración especial del proceso de conflictos colectivos
que se adapta a las pretensiones de condena para hacer efectivo, sin necesidad de ulteriores
litigios individuales, el cumplimiento de una concreta obligación empresarial (conflicto
colectivo de condena individualizable).
1004 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. El sindicato X está legitimado para plantear el conflicto, ya que tiene implantación, o relación
directa con el objeto del litigio. Implantación, que no sólo viene determinada por la representación unitaria
(tener Delegados de personal o miembros del Comité de empresa), sino también, como ocurre en este caso, por
la afiliación (STS 10-3-2003, Rº 33/2002), la cual se extiende al 15% de la plantilla.
Caso práctico 29.17. Don Ángel Jesús, miembro del comité de empresa de Wolkswagen Navarra, S.A
por el sindicato CGT, sindicato que no ostenta la mayoría en el comité de empresa ‘Wolkswagen Navarra,
S.A.’, planteó a título individual demanda de conflicto colectivo impugnando un acuerdo adoptado entre la
dirección de empresa y la mayoría del comité de empresa integrado por las fuerzas sindicales que componen
el comité de empresa pertenecientes a UGT, CC.OO. y Confederación de Cuadros de ‘Wolkswagen Navarra,
S.A., postulando la nulidad de dicho acuerdo por adolecer de un defecto formal consistente en el incumplimien-
to de lo establecido en el reglamento de funcionamiento del comité de empresa, al no haber sido sometido ese
acuerdo a asamblea de trabajadores para su votación. ¿Se encuentra legitimado Don Ángel Jesús?
Respuesta. A tenor de lo establecido en la STSJ Navarra 29-9-2003 (Rº 290/2003), el comité de empre-
sa se encuentra también legitimado activamente (art. 154.c) LJS), pero al ser el comité de empresa un órgano
corporativo, la decisión de iniciar el conflicto debe ser mayoritaria. Por ello, uno solo de los miembros no puede
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 1005
irrogarse en nombre propio la legitimación que corresponde al órgano colectivo. Por otro lado, es preciso
recordar que la legitimación activa tampoco se concede a grupos de trabajadores no representativos dentro
de una empresa aunque pertenezcan al mismo sindicato como comisiones de trabajadores o a trabajadores
elegidos por sus compañeros en asamblea, lo que se justifica en que el trabajador o grupo de trabajadores a
título individual, aunque se trata de un miembro del comité de empresa, no pueden arrogarse una representación
colectiva que sólo está reconocida a los sujetos taxativos definidos en la Ley.
(d) Las Administraciones públicas empleadoras incluidas en el ámbito del conflicto y los
órganos de representación del personal laboral a su servicio.
(e) Las asociaciones representativas de los trabajadores autónomos económicamente de-
pendientes y los sindicatos representativos de estos, para el ejercicio de las acciones colecti-
vas relativas a su régimen profesional, siempre que su ámbito de actuación se corresponda o
sea más amplio que el del conflicto, así como las empresas para las que ejecuten su actividad
y las asociaciones empresariales de éstas siempre que su ámbito de actuación sea al menos
igual al del conflicto.
3º) Intervención adhesiva. En todo caso, los sindicatos representativos, de conformidad
con los arts. 6 y 7 LOLS; las asociaciones empresariales representativas en los términos del
art. 87 ET y los órganos de representación legal o sindical podrán personarse como partes
en el proceso, aun cuando no lo hayan promovido, siempre que su ámbito de actuación se
corresponda o sea más amplio que el del conflicto (art. 155 LJS).
a) El art. 155 LJS viene a suponer un contrapeso a la flexibilidad con que se configura la
legitimación activa y pasiva, de modo que permite la entrada en el proceso a sujetos colec-
tivos que no han iniciado el proceso ni tenían obligatoriamente que ser demandados, pero
que tienen un interés en el conflicto.
b) Se trata, como ha puesto de relieve la doctrina, no de una posición de coadyuvante,
sino de una intervención adhesiva que otorga al interviniente la cualidad de parte en igual-
dad de condiciones que las restantes, con plena capacidad para realizar actos procesales con
entera independencia, configurándose así un litisconsorcio activo o pasivo voluntario.
c) El sujeto que quiera comparecer deberá haber tenido noticia extrajudicial de la existen-
cia del proceso, ya que el órgano judicial no está obligado a convocarlo.
4º) Requisito de conciliación o mediación. Será requisito necesario para la tramitación del
proceso el intento de conciliación o de mediación ante el servicio administrativo correspon-
diente o ante los órganos de conciliación que puedan establecerse a través de los acuerdos
interprofesionales o los convenios colectivos a que se refiere el art. 83 ET (art. 156.1 LJS).
Lo acordado en conciliación o mediación tendrá la misma eficacia atribuida a los convenios
colectivos por el art. 82 ET, siempre que las partes que concilien ostenten la legitimación y
adopten el acuerdo conforme a los requisitos exigidos por la citada norma. En tal caso, se
enviará copia de la misma a la autoridad laboral. En el caso de los trabadores autónomos
económicamente dependientes, el acuerdo alcanzado tendrá la eficacia correspondiente a
los acuerdos de interés profesional regulados en el artículo 13 de la Ley del Estatuto del
trabajo autónomo (art. 156.2 LJS).
5º) Iniciación del proceso. El proceso de conflicto colectivo puede iniciarse por demanda de
un sujeto legitimado (art. 157 LJS) o bien mediante comunicación de la autoridad laboral
1006 Jesús R. Mercader Uguina
a instancia de un sujeto legitimado (art. 158 LJS). Esta segunda forma de iniciación puede
hoy considerarse obsoleta, siendo lo normal que el proceso se inicie por demanda formula-
da directamente por un sujeto legitimado. La iniciación del proceso de conflicto colectivo
interrumpirá la prescripción de las acciones individuales en igual relación con el objeto del
referido conflicto (art. 160.6 LJS). Los procesos individuales pendientes de resolución o que
puedan plantearse, que versen sobre idéntico objeto o en relación de directa conexidad con
aquél, tanto en el orden social como en el contencioso-administrativo quedarán en suspenso
durante la tramitación del conflicto colectivo; la suspensión se acordará aunque hubiere
recaído sentencia de instancia y estuviere pendiente el recurso de suplicación y de casación
(art. 160.5 LJS).
6º) Demanda de conflicto colectivo. La demanda de conflicto colectivo debe contener los
requisitos de forma generales del art. 80 LJS y, además, los especialmente previstos para
esta modalidad procesal en el art. 157 LJS: (a) La designación general de los trabajadores y
empresas afectados por el conflicto. (b) En el caso especial de que se formulen pretensiones
de condena susceptibles de determinación individual ulterior sin necesidad de nuevo litigio,
habrán de consignarse los datos, características y requisitos precisos para una posterior indi-
vidualización de los afectados por el objeto del conflicto y el cumplimiento de la sentencia
respecto de ellos; no es necesaria una relación nominativa de afectados. (c) La designación
concreta del demandado o demandados, con expresión del empresario, asociación empre-
sarial, sindicato o representación unitaria a quienes afecten las pretensiones ejercitadas. (d)
Una referencia sucinta a los fundamentos jurídicos de la pretensión formulada. (e) Las
pretensiones interpretativas, declarativas, de condena o de otra naturaleza concretamente
ejercitadas según el objeto del conflicto. A la demanda deberá adjuntarse certificación de ha-
berse intentado la conciliación o mediación previa o alegación de no ser necesaria ésta (art.
157.2 LJS). Se habrá de acompañar, por tanto, la certificación del servicio administrativo
de conciliación, o los documentos que acrediten que se ha seguido la tramitación precep-
tiva en su caso ante la comisión paritaria que tenga atribuidas funciones de conciliación o
mediación, o bien ante el SIMA u órgano de conciliación o mediación creado por acuerdo
colectivo de ámbito autonómico.
7º) Caracteres del procedimiento. Caracterizan el conflicto colectivo las notas de urgencia y
preferencia (art. 159 LJS). a) Consecuencias de la nota de urgencia son la habilidad del mes
de agosto para la tramitación del proceso de conflicto colectivo y el acortamiento de deter-
minados plazos. b) La preferencia del proceso de conflicto colectivo implica la prioridad en
su tramitación sobre cualesquiera otros, salvo los de tutela de derechos fundamentales, sin
que importe el orden de entrada en el órgano judicial.
8º) Sentencia. La sentencia colectiva es ejecutiva desde el momento en que se dicte, no
obstante el recurso que contra la misma pueda interponerse (art. 160.4 LJS). Sus efectos
son los siguientes: a) Normativo: la interpretación que da la sentencia se incorpora a la nor-
ma, convenio, pacto, decisión o práctica de empresa objeto de la interpretación, formando
un cuerpo inseparable, asumiendo su rango y desplegando eficacia respecto de todos los
colectivos representados en el pleito. b) Prejudicial: La sentencia colectiva, una vez firme,
producirá efectos de cosa juzgada sobre los procesos individuales pendientes de resolución o
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 1007
que puedan plantearse, que versen sobre idéntico objeto o en relación de directa conexidad
con aquél, tanto en el orden social como en el contencioso-administrativo, vinculando al
tribunal correspondiente la sentencia firme recaída en el proceso de conflicto colectivo, in-
cluso aunque en el recurso de casación unificadora no se hubiere invocado como sentencia
contradictoria (art. 160.5 LJS). c) Declarativo: cuando la pretensión deducida en la deman-
da sea la de interpretar la norma, pacto, etc., el contenido de la sentencia es el propio de
una sentencia declarativa, sólo ejecutable a través de demandas individuales posteriores. d)
Condenatorio: cuando la pretensión deducida en la demanda sea de condena susceptible de
ejecución individual, la sentencia deberá especificar la repercusión directa sobre los benefi-
ciados por la condena, y concretará los datos, características y requisitos precisos para una
posterior individualización de los afectados por el objeto del conflicto; asimismo, deberá
contener, en su caso, la declaración de que la condena ha de surtir efectos procesales no
limitados a quienes hayan sido partes en el proceso correspondiente (art. 160.3 LJS). Estas
sentencias condenatorias podrán ejecutarse conforme al art. 247 LJS.
§28. Demanda derivada de las actas de infracción con perjuicios económicos (art.
148 a) LJS y arts. 6.1.II y 14.3 RPS). En esta modalidad de demanda de oficio, la Autori-
dad laboral plantea ante la jurisdicción social una pretensión de condena resultante de la
apreciación de un posible perjuicio económico para el trabajador. Esta demanda trae causa
de una resolución firme administrativa basada en acta inspectora por la comisión de infrac-
ción laboral del empresario cuando de tal infracción resultan trabajadores económicamente
perjudicados (por ejemplo, el impago de salarios o el abono de salarios inferiores a los
debidos por convenio colectivo). En este caso, el Inspector podrá hacerlo constar así en el
acta de infracción, si lo considera oportuno, y cuantificar el valor económico de los daños y
perjuicios causados, consignándolos en el acta con los requisitos exigidos para la validez de
las demandas (art. 14.3 RPS).
1º) El acta de infracción dará lugar a la tramitación del correspondiente procedimiento
administrativo sancionador que concluirá con Resolución de la Autoridad laboral, recurri-
ble tanto en vía administrativa (recurso de alzada ante el superior jerárquico) como ulterior-
mente en vía jurisdiccional ante el orden social. Y es precisamente la certificación de las re-
soluciones firmes (no el acta de infracción), la que tiene el valor de comunicación-demanda
de oficio para iniciar el procedimiento judicial. Por ello, el contenido de la sentencia social
no tiene ninguna influencia en el procedimiento administrativo sancionador, ya concluido,
sin perjuicio de que proceda aplicar la acumulación de procesos por estrecha conexión de
sus respectivos objetos (art. 30.1 LJS).
2º) Esta modalidad tiene hoy muy poca utilización práctica, dado que el trabajador per-
judicado tiene la posibilidad de reclamación individual frente al empresario mediante su
propia acción jurisdiccional, y dado que, por otra parte, al exigir el artículo 148 a) de la LJS
la «firmeza» de la resolución de la autoridad laboral, la interposición de la demanda de oficio
podría demorarse por un largo periodo de tiempo.
3º) El art. 148 c) LJS dispone que el proceso podrá iniciarse de oficio como consecuencia
de las actas de infracción o comunicaciones de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social
acerca de la constatación de una discriminación por razón de sexo, origen racial o étnico, re-
ligión y convicciones, discapacidad, edad u orientación sexual u otros legalmente previstos,
Lección 29. Las modalidades procesales especiales 1009
y en las que se recojan las bases de los perjuicios estimados para el trabajador, a los efectos
de la determinación de la indemnización correspondiente.
§30. Control previo sobre el contenido de las actas de infracción. En materia sancio-
nadora, el procedimiento de oficio sirve como mecanismo de remisión al conocimiento del
orden social de una actuación administrativa que, por referirse a las materias de seguridad
social excluidas del conocimiento del orden social (art. 3 f ) LJS), debiera residenciarse en
el orden contencioso-administrativo, pero que es más adecuado referir al orden social, al
haberse formulado alegaciones y pruebas por parte del sujeto responsable que, a juicio de
la autoridad laboral, pueden desvirtuar la naturaleza laboral de la relación jurídica sobre la
que se proyecta la actuación inspectora. La interposición de la comunicación-demanda de
1010 Jesús R. Mercader Uguina
oficio deriva en la obligatoria suspensión del procedimiento sancionador hasta que recaiga
resolución judicial firme, cuyo contenido será vinculante para la posterior resolución admi-
nistrativa que se dicte en el procedimiento sancionador y para los órganos de la jurisdicción
contencioso-administrativa.
derechos fundamentales (art. 70.2 LJS) o de los litigios entre Administraciones Públicas a
que se refiere el art. 44 LJCA (art. 151.1 LJS).
5º) Medidas cautelares. Los interesados podrán solicitar, en cualquier estado del proceso,
la suspensión del acto o resolución administrativos recurridos y en general cuantas medidas
aseguren la efectividad de la sentencia, cuando la ejecución del acto impugnado pudiera
hacer perder su finalidad legítima a la demanda. El juez o tribunal dictará seguidamente
auto, resolviendo sobre la suspensión, una vez oídas las partes por tres días, salvo que con-
curran razones de especial urgencia, en cuyo caso se podrá anticipar la medida sin perjuicio
de la posterior audiencia de las partes. La medida cautelar podrá denegarse cuando de ésta
pudiera seguirse perturbación grave de los intereses generales o de terceros que el juez o
tribunal ponderará en forma circunstanciada (art. 152.1 LJS). En procedimientos de im-
pugnación de resoluciones de la autoridad laboral sobre paralización de trabajos por riesgo
grave e inminente para la seguridad y la salud, el trabajador o trabajadores afectados, su
representación unitaria o sindical y el empresario interesado podrán solicitar el alzamiento,
mantenimiento o adopción de la medida en los términos anteriores. A tal efecto se citará al
empresario y a los trabajadores afectados o a sus representantes a una audiencia preliminar
en el día y hora que se señale dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes, debiendo el juez
o tribunal requerir de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social la aportación dentro del
mismo plazo de las actuaciones que hubiera practicado al respecto y, en caso de considerarlo
necesario, la presencia en la audiencia del funcionario que hubiera ordenado la paralización,
así como de los técnicos que le hubieren asistido. En el procedimiento podrán personarse las
entidades gestoras, colaboradoras y servicios públicos de salud, en relación con las responsa-
bilidades empresariales del art. 195 LGSS en caso de incumplimiento de la paralización de
los trabajos acordada por la autoridad laboral y solicitar las medidas cautelares que procedan
en orden al aseguramiento de las prestaciones que deban dispensar o anticipar las citadas
entidades. Los trabajadores y su representación unitaria o sindical podrán igualmente solici-
tar la adopción de las mismas medidas cautelares en relación con el referido aseguramiento
(art. 152.2 LJS).
6º) Demanda. En la demanda se identificará con precisión el acto o resolución objeto
de impugnación y la Administración pública o Entidad de derecho público contra cuya
actividad se dirija el recurso y se hará indicación, en su caso, de las personas o entidades
cuyos derechos o intereses legítimos pudieran quedar afectados por la estimación de las pre-
tensiones del demandante (art. 151.3 LJS). En caso de omitirse los requisitos anteriores, el
secretario judicial dispondrá que se subsane el defecto en el plazo de cuatro días. Realizada
la subsanación, se admitirá la demanda. En otro caso, dará cuenta al tribunal para que por
el mismo se resuelva sobre su admisión (art. 151.4 LJS). El plazo de interposición de la de-
manda será el previsto en los artículos 69 y 70 LJS o el expresamente señalado, en su caso,
según la modalidad procesal aplicable, siendo de aplicación a este respecto, lo previsto sobre
la interrupción de la prescripción y la suspensión de la caducidad en el artículo 73 LJS (art.
151.7 LJS).
7º) Desarrollo del procedimiento. En orden al señalamiento del juicio, reclamación del
expediente administrativo, emplazamiento de los posibles interesados, congruencia con el
1012 Jesús R. Mercader Uguina
a la firmeza de la sentencia opte, por escrito ante el órgano judicial, por indemnizar a los
trabajadores con la indemnización establecida para el despido improcedente, deberá comu-
nicar por escrito a dichos trabajadores la fecha de su reincorporación al trabajo dentro de
los quince días siguientes a la referida firmeza. De procederse a la readmisión, el trabajador
tendrá derecho a los salarios dejados de percibir, con deducción de los que hubiere recibido
desde la extinción y con devolución o deducción de las cantidades percibidas como indem-
nización, según lo dispuesto en los apartados 3 y 4 del artículo 123 LJS. De no readmitir el
empresario al trabajador o de efectuarse la readmisión de modo irregular, éste podrá instar
la ejecución de la sentencia en los veinte días siguientes conforme, en lo demás, a lo estable-
cido en los artículos 279 a 281 LJS.
De haber percibido el trabajador prestaciones por desempleo, se aplicarán las disposi-
ciones del art. 209.5 LGSS en función de que haya tenido lugar o no la readmisión del
trabajador.
(c) De haberse practicado prueba, el Tribunal resolverá dar traslado para conclusiones por
un plazo común de diez días a todas las partes, salvo que estime necesaria la celebración de
vista.
(d) Los autos se señalarán para votación y fallo en el plazo de los diez días siguientes a la
presentación de la contestación de la demanda o, en su caso, de la presentación de conclu-
siones o de la celebración de la vista.
(e) La sentencia se dictará en el plazo de los diez días siguientes a la votación y fallo, y
en ella se efectuarán los pronunciamientos que correspondan en los términos ya analizados
para las sentencias de los procesos de impugnación de actos administrativos en materia la-
boral (art. 151.9 LJS). Contra ella no cabrá ulterior recurso.
rigurosa en este uso terminológico; tampoco la doctrina ni los tribunales, que emplean con
gran amplitud las nociones de «remedios» o «recursos» de forma casi indistinta.
2º) Supuestos excluidos de la consideración de medios de impugnación. No son considerados
propiamente medios de impugnación los siguientes actos: la aclaración de sentencias; los
procesos que, utilizando el término «impugnación», no van dirigidos contra una resolución
jurisdiccional; (Colmenero Guerra).
a) Las sentencias y autos judiciales y los decretos de los Secretarios judiciales, normalmen-
te, una vez dictados y firmados se consideran invariables (dejamos ahora en un segundo
plano el incidente excepcional del art. 241 LOPJ), pero la LOPJ, en su art. 267, ofrece
dos mecanismos o instrumentos que permiten al juzgador corregirlos, sin alterarlos sus-
tancialmente. El primero es el que puede denominarse propiamente aclaración, y permite
al órgano jurisdiccional o Secretario judicial que dictó la resolución, bien de oficio, bien a
instancia de parte, aclarar conceptos y suplir omisiones (art. 267.1, 4 y 7 LOPJ). El segundo
es la rectificación de errores materiales manifiestos y aritméticos, que puede realizarse en
cualquier momento (art. 267.3 y 7 LOPJ). La aclaración de sentencias y de autos judiciales
y de decretos de los Secretarios no es un recurso, sino un expediente, una mera facultad de
corrección del fallo que se concede a jueces, tribunales y Secretarios judiciales.
b) En el caso de los procesos que utilizan el término «impugnación», la exclusión es evi-
dente puesto que, en primer lugar, se trata de un proceso autónomo e independiente que no
surge, como en la revisión o en la audiencia al demandado rebelde, como consecuencia de
una sentencia firme, sino que su objeto son determinados actos jurídicos con trascendencia
en el campo jurídico-laboral. Así, a título de ejemplo, el proceso de impugnación de sancio-
nes, el proceso de impugnación de laudos en materia electoral, el proceso de impugnación
de la resolución administrativa que deniegue el registro de las actas en materia electoral, el
proceso de impugnación de convenios colectivos, etc.
doctrinalmente aconsejable o hipotéticamente conveniente o deseable, sino aquel que las nor-
mas vigentes del ordenamiento hayan establecido para el caso» (STC 54/1984).
2º) Se trata de un derecho de configuración legal. Desde la STC 37/1995, el Tribunal Cons-
titucional viene manteniendo de modo constante en el tiempo que, así como el acceso a la
jurisdicción es un elemento esencial del contenido del derecho a la tutela judicial efectiva que
consagra el art. 24.1 CE, el sistema de recursos frente a las diferentes resoluciones judiciales ha
de incorporarse al mencionado derecho fundamental proclamado en el citado art. 24.1 CE en
la concreta configuración que reciba en cada una de las leyes de enjuiciamiento que regulan los
distintos órdenes jurisdiccionales, con la excepción del orden jurisdiccional penal, en razón de
la existencia en él de un derecho del condenado al doble grado de jurisdicción. El derecho a
los recursos nace de la ley, y es contingente, ya que «al no existir… norma o principio alguno
en la CE que obligue a la existencia de una doble instancia o de unos determinados recursos
en materia (no penal), es evidente, que en abstracto es posible la inexistencia de recursos o
condicionar los previstos al cumplimiento de determinados requisitos, perteneciendo al ámbi-
to del legislador establecer unos y otros en la forma que considere oportunos» (STC 3/1983).
3º) No resulta de aplicación el principio pro actione. De la anterior circunstancia el Tribunal
Constitucional extrajo, a partir de la STC 119/1998, la conclusión de que «el principio
hermenéutico pro actione no opera con igual intensidad en la fase inicial del proceso, para
acceder al sistema judicial, que en las sucesivas, conseguida que fue una primera respuesta
judicial a la pretensión», que «es la sustancia medular de la tutela y su contenido esencial,
sin importar que sea única o múltiple, según regulen las normas procesales el sistema de
recursos». Más aún: el Tribunal Constitucional se ha ocupado de señalar que el control que
la jurisdicción constitucional puede ejercer sobre las decisiones judiciales interpretando las
reglas procesales de interposición de los recursos «es meramente externo y debe limitarse a
comprobar si tienen motivación y si han incurrido en error material patente, en arbitrarie-
dad o en manifiesta irrazonabilidad lógica, evitando toda ponderación acerca de la correc-
ción jurídica de las mismas» (SSTC 258/2000; 26/2001 y 51/2003). La rotundidad de la
referida doctrina parte de un presupuesto incontestable. Todas las partes del proceso son
titulares del derecho fundamental a la tutela judicial ex art. 24.1 CE, y no solamente quien
sufre una sentencia de instancia desfavorable: al derecho de una parte a los recursos legales
se contrapone, siempre, el derecho de las otras partes a una tutela judicial sin dilaciones, a
que la sentencia favorable adquiera firmeza y sea debidamente ejecutada.
2. RECURSOS NO DEVOLUTIVOS
Bibliografía básica: GOERLICH PESET, J.M. “Los medios de impugnación”, en AA.VV. (Dir. A. Blasco
Pellicer, Coord. M. Alegre Bueno) El Proceso Laboral, Ley 36/2011, de 10 de octubre, reguladora de la
Jurisdicción Social, Tirant lo Blanch, 2013, págs. 1673-170. MOLINA NAVARRETE, C., Análisis de la nueva
Ley de la Jurisdicción Social, Nuevas reglas legales, nuevos problemas, nuevos retos, La Ley, 2012, págs.
385-414.
§3. Concepto. A los recursos no devolutivos dedica la LJS los arts. 186 a 188. Las nor-
mas procesales anudan el carácter no devolutivo de un recurso a la necesidad de que las
1018 Jesús R. Mercader Uguina
resoluciones impugnables sean interlocutorias, esto es, que no tengan carácter definitivo.
La identidad del juez o Secretario que dicta la resolución y conoce del recurso/resolución
que se dicta dentro del proceso cumple con el fundamento de todo recurso, que no es
otro que la falibilidad humana, y cuya finalidad es evitar que el proceso se sustancie de
modo incorrecto, con la necesidad añadida de que el proceso responda a la exigencia de
celeridad.
§4. Recurso de reposición. Las resoluciones que son recurribles por medio de este re-
curso son: (a) Las providencias y los autos dictados por los Juzgados y Salas de lo Social
(art. 186.2 LJS). (b) Las diligencias de ordenación y decretos no definitivos del Secretario
judicial (art. 186.1 LJS). Se trata de un recurso que se puede interponer ante el mismo
órgano judicial o Secretario judicial que dictó la resolución que se trata de atacar; lo que en
definitiva se pretende es posibilitar a las partes procesales plantear la reconsideración de la
decisión a la vista de los motivos alegados en el recurso.
1º) El art. 186 LJS establece el principio general de recurribilidad en reposición de todas
las resoluciones referidas, sin distinción alguna en cuanto al motivo de impugnación o en
cuanto al contenido o forma. En este sentido, las resoluciones dictadas verbalmente tam-
bién son susceptibles de reposición.
2º) Esta regla general tiene, sin embargo, una serie de excepciones: (a) Providencias, au-
tos, diligencias de ordenación y decretos dictados en los procesos de impugnación de con-
venios colectivos, en los de conflictos colectivos, en los procesos en materia electoral y en
los procesos que versen sobre el ejercicio de derechos de conciliación de la vida laboral
y familiar, sin perjuicio, en su caso, de poder efectuar la alegación correspondiente en el
acto del juicio (art. 186.4 LJS). (b) Los autos por los que se deniega la práctica de ciertos
actos preparatorios solicitados al órgano judicial con carácter previo a la presentación de la
demanda (art. 76.6 LJS) o de práctica anticipada de ciertas pruebas (art. 78.2 LJS). (c) Las
resoluciones orales dictadas durante la celebración de una vista, audiencia o comparecencia,
las acordadas en el curso del juicio oral, como la resolución por el Secretario acerca de las
observaciones sobre el contenido del acta del juicio (art. 89.5 LJS) o respecto a la renuncia
de parte a la práctica de la prueba solicitada y admitida (art. 87.2 LJS). En este último caso,
la impugnación de dichas actuaciones se podrá realizar, previa la formulación de la corres-
pondiente protesta, en el recurso que ponga fin a la correspondiente fase del proceso. (d) Las
resoluciones frente a las que cabe interponer el recurso de queja previsto en el art. 189 LJS.
(e) Contra los autos que resuelven un recurso de reposición, aunque la ley pueda dar nuevo
recurso, de conformidad con lo previsto en el art. 187.5 LJS: es el caso, por ejemplo, del
auto que resuelve el recurso de reposición interpuesto contra la resolución en que el órgano
jurisdiccional, antes del acto del juicio, declare la falta de jurisdicción o competencia (arts.
5 y 191.4 a) LJS). (f ) Los decretos de los Secretarios judiciales contra los que quepa recurso
directo de revisión (art. 186.1 LJS).
3º) El recurso de reposición debe interponerse en el plazo de tres o cinco días (según la
resolución se haya dictado en procedimientos seguidos respectivamente ante un Juzgado o
ante una Sala), expresándose en él la infracción en que la resolución hubiera incurrido a
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1019
4. EL RECURSO DE SUPLICACIÓN
Bibliografía básica: RÍOS SALMERÓN, B., SEMPERE NAVARRO, A.V. (Dir.), Resoluciones recurribles en suplica-
ción, Valladolid, Lex Nova, 2005. ALFONSO MELLADO, C.A, La motivación del recurso de suplicación contra
sentencias laborales: análisis crítico, Albacete, Bomarzo, 2007.
Respuesta. Las diferencias más sobresalientes entre uno y otro recurso se centran en los siguientes aspectos
(SEMPERE): 1) Mientras que en la apelación la interposición del recurso no requiere alegación específica y deter-
minada de una causa impugnatoria bastando con disentir de la resolución que se combate, pudiendo el Tribunal
realizar libremente un nuevo examen de las alegaciones y pruebas practicadas en la instancia, así como del
derecho aplicado, en el recurso de suplicación, al igual que en la casación, el Tribunal de superior grado tiene
limitada legalmente la cognición de la resolución impugnada, la cual sólo puede ser atacada por concretos y
excepcionales motivos, con lo que el objeto de la suplicación es más reducido que el de la instancia, debiendo
acatar la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia los hechos declarados probados de la sentencia,
que constituyen la única verdad procesal salvo supuestos excepcionales (documental y pericial). 2) En el recurso
de apelación se admite el «ius novorum» (art. 460.2 LEC), permitiéndose la aportación de documentos y la soli-
citud de práctica de pruebas en segunda instancia en determinados supuestos (art. 460, 461 y 464 LEC). Esta
posibilidad, sin embargo, nunca ha estado prevista en el recurso de suplicación donde la regla general ha sido
la contraria (art. 233 LJS). 3) Contra las sentencias dictadas en segunda instancia puede, en términos generales,
formularse recurso extraordinario de casación (art. 477 LEC) y también el de infracción procesal (art. 468 LEC),
mientras que la suplicación clausura normalmente el ciclo de los recursos devolutivos en el orden jurisdiccional
social. 4) El carácter extraordinario de la suplicación restringe el elenco de resoluciones impugnables (art.191
LJS), frente a la amplitud con que se admite la apelación (art. 455 LEC). 5) Finalmente, el recurso de suplicación
precisa para su interposición el requisito, compartido por la casación social e inexigible en apelación, de la
consignación de un depósito dinerario (art. 229 LJS).
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1021
§7. Resoluciones impugnables. Las resoluciones objeto de impugnación pueden ser tan-
to sentencias como autos, de conformidad con lo establecido en el art. 191 LJS.
1º) Sentencias recurribles en suplicación. Son recurribles en suplicación las sentencias dicta-
das por los Juzgados de lo Social, siempre que se encuentren en los supuestos definidos por
la ley con arreglo a cuatro criterios: materia de la reclamación, cuantía litigiosa, afectación a
gran número de trabajadores y fundamento del recurso.
a) Exclusión por la cuantía litigiosa: No se da recurso de suplicación contra las sentencias
recaídas en reclamaciones cuya «cuantía litigiosa» no exceda de 3.000 euros (art. 191.2 g)
LJS), salvo lo que se dirá a continuación. La cuantía litigiosa viene determinada por la recla-
mación cuantitativa sin intereses ni recargos por mora: si son varios los demandantes, por
la reclamación cuantitativa mayor, y si son varias las pretensiones formuladas por un solo
actor, se sumarán todas para establecer la cuantía (art. 192.1 y 2 LJS). Cuando la reclama-
ción verse sobre pagos periódicos de cualquier naturaleza, la cuantía la determina el importe
de la prestación básica o de las diferencias reclamadas en cómputo anual (art. 192.3 LJS).
Caso práctico 30.2. ¿Cómo se determina la «cuantía litigiosa» a la que se refiere la LJS?
Respuesta. La norma utiliza la expresión «cuantía litigiosa» y por tal hay que entender la que se postula en la
demanda o, como máximo, en conclusiones (STS 6-3-2002, Rº 4178/2000) y no, lógicamente, la que finalmente
se reconoce en la sentencia. Por lo que respecta al modo de cuantificar la reclamación, dice el Tribunal Supremo
que «cuando se trata del reconocimiento de un derecho de contenido económico, la cuantía litigiosa del proceso
en que se formula tal solicitud, se ha de determinar por el montante de la cantidad concreta que en él se pida, o
como máximo, por la cuantía anual de las diferencias económicas que genere el reconocimiento de ese derecho»
(SSTS 28-9-2000, Rº 904/1999; 30-10-2002, Rº 2371/2001 y 25-11-2002, Rº 2/2002).
Respuesta. La cuestión relativa a qué deba considerarse por «afectación general» plantea numerosos pro-
blemas prácticos. Conviene recordar la doctrina establecida en Sala General (dos sentencias de 3-10-2003, Rº
1422/03 y 1011/03), resumida en la STS 3-1-2006, (Rº 5414/04) que contiene las siguientes precisiones:
(a) La «afectación general» es, como declaró el Tribunal Constitucional, «un concepto jurídico indeterminado,
que sobre un sustrato fáctico sometido a las reglas generales de la prueba, requiere una valoración jurídica acer-
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1023
ca de su concurrencia en cada caso concreto» (SSTC. 142/1992, 144/1992, 162/1992 y 58/1993). (b)
La afectación general o múltiple supone la existencia de una situación de conflicto generalizada en la que se
ponen en discusión los derechos de los trabajadores frente a su empresa (siempre que ésta tenga una plantilla
suficientemente extensa y tales derechos alcancen «a todos o a un gran número» de aquellos) o los derechos de
numerosos beneficiarios de la Seguridad Social frente a ésta. (c) Para apreciarla no es necesario que se hayan
incoado muchos procesos judiciales; basta con la existencia de la situación de conflicto generalizado. Y éste
existe desde el momento en que empresario desconoce los derechos de sus trabajadores, o les priva de tales
derechos. (d) La conclusión anterior no supone que la afectación general se confunda con el ámbito personal
de las normas jurídicas. No se trata de tomar en consideración el alcance o trascendencia de la interpretación
de una disposición legal, sino de si el conflicto surgido a consecuencia de la negativa o desconocimiento de
unos derechos determinados y específicos, alcanza a un gran número de trabajadores o beneficiarios de la
Seguridad Social. (e) La triple distinción que establece el art. 191.3.b), pone de manifiesto que la alegación
y prueba de la afectación múltiple, no es necesaria cuando se trate de «hechos notorios», ni cuando el asunto
«posea claramente un contenido de generalidad no puesto en duda por ninguna de las partes». (f) La notoriedad
que abre el acceso al recurso de suplicación, no puede ser la «notoriedad absoluta y general» de que habla
el art. 281.4 LEC. Para su apreciación bastará con que, por la propia naturaleza de la cuestión debatida, por
las circunstancias que en ella concurren, e incluso por la existencia de otros procesos con iguales pretensiones,
la cuestión sea notoria para el Tribunal. (g) En los casos que no tienen encaje en los supuestos anteriores, que
son los que el art. 191.3.b) menciona en segundo lugar, sí es necesaria la alegación y prueba de la afectación
múltiple. Y la falta de una y otra o la insuficiencia de la prueba practicada impiden que el Juez o Tribunal pueda
apreciar la concurrencia de dicha afectación.
f ) Inclusión por razón del fundamento del recurso: Se da siempre recurso de suplicación
cuando el mismo tenga por objeto:
(i) Subsanar una falta esencial del procedimiento o la omisión del intento de conciliación
o de mediación obligatoria previa, siempre que se haya formulado la protesta en tiempo y
forma y hayan producido indefensión (art. 191.3 d) LJS).
(ii) Decidir sobre la falta de jurisdicción por razón de la materia o de competencia terri-
torial o funcional (art. 191.3 e) LJS).
En ambos casos, si el fondo del asunto no estuviera comprendido dentro de los límites
de la suplicación, la sentencia resolverá sólo sobre el defecto procesal invocado o sobre la
jurisdicción y competencia.
2º) Autos y sentencias de los Juzgados de lo Mercantil recurribles en suplicación. El art. 191.4
b) LJS declara recurribles en suplicación los autos y sentencias de los Juzgados de lo Mercan-
til en el proceso concursal que resuelvan cuestiones de carácter laboral. Estas resoluciones
serán: a) En relación a contratos de trabajo comunes: (a) autos sobre modificación, suspen-
sión y extinción colectivas de contratos de trabajo, (b) sentencias resolutorias de incidentes
concursales en materia laboral planteados por trabajadores afectados, en su relación jurídica
individual, por el auto de modificación, suspensión y extinción colectivas de contratos de
trabajo. b) En relación a los contratos especiales de alta dirección: (a) sentencias resolutorias
de incidentes concursales en materia laboral planteados por los altos cargos afectados por
decisiones de la administración concursal de suspensión o extinción de sus contratos y (b)
sentencias resolutorias de incidentes concursales sobre limitación judicial de las indemniza-
ciones pactadas en contratos especiales de alta dirección.
3º) Autos de los Juzgados de lo Social recurribles en suplicación. También se pueden recurrir
en suplicación los siguientes autos de los Juzgados de lo Social: a) El auto que resuelve el
recurso de reposición interpuesto contra la resolución en que el juez, antes del acto del jui-
1024 Jesús R. Mercader Uguina
§8. Motivos de suplicación. Los motivos que permiten interponer un recurso de su-
plicación están enumerados de forma taxativa en el art. 193 LJS, desde la perspectiva del
resultado que se pretende obtener por el recurso. Esta enumeración de los motivos del
recurso obliga al recurrente a fundamentar su impugnación en alguno de ellos, debiendo
expresar con suficiente precisión y claridad el motivo o los motivos que dan lugar al recurso
de suplicación, y debiendo también razonar su pertinencia y fundamentación (art. 196.2
LJS). No obstante, es jurisprudencia y doctrina judicial constante que la errónea cita de
un motivo de suplicación no supone ab initio una inadmisión del recurso, ya que si de las
manifestaciones contenidas en el escrito de interposición se deduce claramente cuál es el
motivo de suplicación, el órgano judicial deberá admitirlo, tramitarlo y resolverlo. Los mo-
tivos de suplicación son tres:
1º) Infracción de normas o garantías del procedimiento. El apartado a) del art. 193 LJS es-
tablece la posibilidad de recurrir en suplicación a fin de reponer el procedimiento al estado
en que se encontraba en el momento de haberse infringido normas o garantías procesales
que hayan producido indefensión. En este caso, habrá de citarse la norma o jurisprudencia
que se considera infringida.
2º) Revisión de los hechos probados. El apartado b) del art. 193 LJS permite la subsanación de
los posibles errores de valoración de la prueba por parte del Juzgado, que den lugar a omisiones
o excesos en el relato de hechos probados de la resolución recurrida. Así se permite revisar la
declaración de hechos probados, pero tan sólo a la vista de las pruebas documentales y peri-
ciales practicadas en la instancia A tal efecto, el recurrente habrá de señalar de manera sufi-
ciente el concreto documento o pericia en que se base cada petición de revisión de los hechos
probados e indicar la redacción alternativa que se pretende (art. 196.3 LJS). No es posible,
por tanto, fundar una revisión de hechos probados en pruebas de interrogatorio, ni tampoco
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1025
pretender revisar los hechos mediante la aportación y práctica de prueba nueva en el recurso
de suplicación. La Sala no admitirá a las partes documento alguno ni alegaciones de hechos
que no resulten de los autos, salvo supuestos muy excepcionales (art. 233 LJS).
3º) El examen del derecho aplicado o infracción de normas sustantivas. El apartado c) del art.
193 LJS establece el tercer motivo de suplicación: el examen de las infracciones cometidas
por el órgano judicial a quo en la aplicación al caso de las normas sustantivas o de la juris-
prudencia. Debe citarse la norma infringida, así como la jurisprudencia, en su caso, que se
considere infringida (art. 196.2 LJS).
Caso práctico 30.4. ¿Vulnera el art. 24.1 CE la falta de pronunciamiento sobre el fondo, en un recurso
de suplicación en el que no se indique expresamente en su formalización el apartado del art. 193 LJS en que
se pretendía incardinar el recurso?
Respuesta. El TC rechaza el amparo solicitado por la falta de concreción de la norma o normas jurídicas
que se consideraban infringidas y de la manera que se produjo la infracción (STC 71/2002), porque, en
definitiva, cuando se trata de recursos de cognición limitada que comúnmente se denominan extraordinarios, la
interpretación rigurosa de los requisitos de acceso al recurso no es contraria a la Constitución, a menos que se
incurra en irracionalidad, arbitrariedad o error patente (STC 230/2001).
§9. Legitimación para recurrir. La regla general sobre legitimación para recurrir que,
acogiendo la doctrina constitucional (STC 4/2006), expresa el art. 17.5 LJS, se aplica al
recurso de suplicación, de manera que puede interponer este recurso quien haya visto des-
estimada cualquiera de sus pretensiones o excepciones, por resultar de ellas directamente
gravamen o perjuicio, para revisar errores de hecho o prevenir los eventuales efectos del
recurso de la parte contraria o por la posible eficacia de cosa juzgada del pronunciamiento
sobre otros procesos ulteriores.
Caso práctico 30.5. Una empresa que no fue condenada en la instancia quiere recurrir la sentencia
porque da probados ciertos hechos que tuvieron reflejo práctico e inmediato en el fallo (retribuciones proceden-
tes de la realización de un número controvertido de horas extras); la sentencia del TSJ sostuvo que la empresa
carece de interés y de legitimación para recurrir.
Respuesta. La STS 10-11-2004 (Rº 4131/2003) advierte que la doctrina de la desfavorable afectación
del resultado «no puede ser aplicada con excesivo rigor en cuanto a la valoración del interés de la parte en la
generalidad de los casos, sin tener en cuenta las particularidades que en cada uno confluyan». Debe admitirse
la interposición de recurso a la parte que se haya visto perjudicada, incluso en aspectos accesorios a la preten-
sión principal, pues tal es el sentido del art. 448 LEC. En suma, hay que reconocer interés y legitimación para
recurrir a la empresa no condenada, pero sí perjudicada por una declaración de hechos probados que en otro
contexto puede comportar para ella consecuencias desfavorables.
práctica ya que la notificación se suele hacer, de ordinario, a través del servicio postal. El
secretario judicial concederá a la parte recurrente, con carácter previo a que se resuelva sobre
el anuncio, un plazo de cinco días para la subsanación de los defectos que consistan en: a)
Insuficiencia de la consignación o del aseguramiento efectuados. b) Falta de aportación,
en el momento del anuncio de los justificantes de la consignación o del aseguramiento,
siempre que el requisito se hubiera cumplimentado dentro del plazo de anuncio. c) De-
fecto, omisión o error en la constitución del depósito o en la justificación documental del
mismo. d) Falta de acreditación o acreditación insuficiente de la representación necesaria o
de cualquier requisito formal de carácter subsanable necesario para el anuncio (art. 230.5
LJS). El órgano judicial declarará, mediante auto, tener por no anunciado el recurso: a) Si
la resolución impugnada no fuera recurrible. b) Si el recurso no se hubiera anunciado en
tiempo o el anuncio se hubiera hecho incumpliendo los requisitos de modo insubsanable.
c) Si el recurrente no hubiera subsanado los subsanables tras la advertencia del secretario
judicial. Contra este auto podrá recurrirse en queja ante la Sala de lo Social del Tribunal
Superior de Justicia (art. 195.2 LJS).
2º) Interposición del recurso. Si la resolución fuera recurrible en suplicación, la parte hu-
biera anunciado el recurso en tiempo y forma y, además, hubiera cumplido, en su caso, las
prevenciones legales sobre depósito y consignación (arts. 229-230 LJS), el secretario judicial
tendrá por anunciado el recurso y acordará poner los autos a disposición del abogado o
graduado social colegiado designado por la parte recurrente, sucesivamente por el orden de
anuncio si son varias, para que en el plazo de los diez días siguientes a la notificación de la
puesta a disposición formalice el recurso de suplicación. La puesta a disposición de los autos
se hará en soporte informático o mediante acceso telemático, si fuera posible, y en tal caso
se previene que la puesta a disposición se haga simultáneamente a todos los recurrentes,
de modo que tanto esta puesta a disposición como la interposición del recurso se efectúen
dentro de un mismo plazo, común a todos los recurrentes (art. 195.1 LJS). El escrito de
formalización se deberá presentar ante el Juzgado de lo Social que dictó la resolución que se
recurre, con tantas copias cuantas partes sean recurridas (art. 196.1 LJS).
3º) Impugnación del recurso y alegaciones. El derecho que se reconoce a la parte recurrida
de impugnar el recurso de suplicación interpuesto por la contraria integra el derecho funda-
mental a la tutela judicial efectiva, de modo que la tramitación de un recurso de suplicación
sin dar traslado del escrito de interposición a la otra parte a efectos de su eventual impug-
nación determina la vulneración del art. 24.1 CE (SSTC 34/1998, 227/2002 y 4/2006).
En el escrito de impugnación del recurso, la parte recurrida deberá ceñirse a los motivos de
suplicación explicitados en éste, pero puede articular también algún motivo añadido, como
eventuales rectificaciones de hecho o causas de oposición subsidiarias aunque no hubieran
sido estimadas en la sentencia (art. 197.1 LJS), y ello sin perjuicio de las amplias posibilida-
des de formular recurso que permite la regulación de la legitimación para recurrir. En todo
caso, de formular estos “motivos añadidos”, la parte recurrida deberá hacerlo con requisitos
análogos a los previstos para el escrito de interposición (precisión, claridad, fundamenta-
ción). No se contempla en la LJS la «adhesión al recurso de suplicación», que permita como
en la «adhesión a la apelación» (art. 461 LEC), insertar pretensiones autónomas y eventual-
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1027
minos en que aparezca planteado el debate. Pero si no pudiera hacerlo, por ser insuficiente
el relato de hechos probados de la resolución recurrida y por no poderse completar por el
cauce procesal correspondiente, acordará la nulidad en todo o en parte de dicha resolución
y de las siguientes actuaciones procesales, concretando en caso de nulidad parcial los extre-
mos de la resolución impugnada que conservan su firmeza, y mandará reponer lo actuado al
momento de dictar sentencia, para que se salven las deficiencias advertidas y sigan los autos
su curso legal (art. 202.2 LJS).
(b) Si se estima cualquier motivo de revisión fáctica (art. 193 b) LJS) o de infracción
de normas sustantivas (art. 193 c) LJS), la sentencia resolverá lo que corresponda, con
preferencia de la resolución de fondo del litigio, dentro de los términos en que aparezca
planteado el debate, incluso sobre extremos no resueltos en su momento en la sentencia
recurrida por haber apreciado alguna circunstancia obstativa, así como, en su caso, sobre
las alegaciones deducidas en los escritos de impugnación, siempre y cuando el relato de
hechos probados y demás antecedentes no cuestionados obrantes en autos resultaran su-
ficientes (art. 202.3 LJS). La Sala podrá estimar total o parcialmente el recurso y revocar
en todo o en parte la sentencia de instancia, sustituyéndola en todo o parte en cuanto al
fondo del asunto.
Del mismo modo, un posible convenio transaccional, que una vez homologado por auto
es título ejecutivo, sustituye el contenido de lo resuelto en la sentencia de instancia. En
su caso, la impugnación de la transacción se hará ante el órgano jurisdiccional que haya
acordado la homologación, mediante el ejercicio por las partes de la acción de nulidad por
las causas que invalidan los contratos o por los terceros perjudicados con fundamento en
su ilegalidad o lesividad (art. 235.4 LJS).Junto a los pronunciamientos principales, la sen-
tencia deberá contener los siguientes pronunciamientos accesorios en función del fallo de
la sentencia: destino de las consignaciones, garantías, depósitos y costas (arts. 203, 204 y
235 LJS).
Caso práctico 30.6. Los trabajadores reclamaban una determinada deuda salarial de la empresa para la
que habían venido prestando sus servicios y del FOGASA. La sentencia de instancia absolvió de la reclamación
formulada a la empresa y condenó al FOGASA al abono de las cantidades reclamadas. Esta sentencia fue recu-
rrida en suplicación únicamente por el FOGASA, y la Sala de lo Social estimó el recurso del citado Organismo
al que absolvió de la reclamación formulada, sin hacer declaración de condena alguna contra la empresa, a
pesar de considerarla responsable del pago de los créditos salariales reclamados. ¿Atenta contra el derecho
fundamental a la tutela judicial efectiva la falta de determinación del sujeto responsable?
Respuesta. El Tribunal Constitucional se ha hecho eco de esta posibilidad en la STC 200/1987 y poste-
riormente en la STC 227/2002. El Tribunal Constitucional parte de una afirmación según la cual, «no resulta
atendible el argumento de que los demandantes de amparo debieron interponer recurso de suplicación contra
la Sentencia de instancia solicitando un pronunciamiento de condena de la empresa, para conjurar el riesgo
de que, ante un eventual recurso de suplicación interpuesto por el FOGASA, que fuere estimado, no resultase
en definitiva condenado ninguno de los dos demandados para responder del pago de los créditos salariales.
En primer lugar, porque no puede imponerse a quien obtiene una Sentencia favorable a sus intereses, la carga
de anticiparse a la decisión que puede adoptar la parte condenada acerca de si recurre esa Sentencia o si se
aquieta al fallo», para añadir que «la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia debió, pues, atendidas
las circunstancias del caso, pronunciarse también en el fallo de su Sentencia sobre el sujeto responsable del
pago de los créditos salariales reclamados, en lugar de limitarse a absolver al FOGASA partiendo de la respon-
sabilidad solidaria de la empresa codemandada cuya insolvencia no consta, habida cuenta que dicha empresa
había sido absuelta en la Sentencia de instancia. Al no llevar a cabo dicho pronunciamiento, el órgano judicial
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1029
provocó una indefensión real y efectiva a los demandantes, lesiva del derecho a la tutela judicial efectiva que
reconoce el art. 24.1 CE.
Caso práctico 30.7. ¿La sentencia de suplicación que estima el recurso de una de las empresas que
había sido condenada como integrante de un grupo empresarial, y declara la inexistencia de tal figura jurídica,
beneficia al resto de las empresas que habían sido condenadas como integrantes del grupo y que no habían
recurrido la sentencia?
Respuesta. La cuestión ha sido resuelta en sentido afirmativo de acuerdo con la doctrina establecida por
la Sala I del Tribunal Supremo, en aplicación de lo dispuesto en el art. 1148 CC. La STS 21-12-2000 (Rº
4383/1999) razona que «los efectos de la actuación procesal de uno de los condenados, alcanzan a su
coobligado solidario, por virtud de la fuerza expansiva que la solidaridad comporta, que hace de toda lógica
que, la declaración anulatoria de la condena al pago, respecto de uno de los obligados solidarios al pago,
por inexistencia objetiva de la obligación de indemnizar, afecte, con igual extensión, a los demás que con él
fueron solidariamente condenados».
§11. Fundamento del recurso de casación. Situada en el vértice del organigrama ju-
risdiccional, la casación se configura como símbolo de la supremacía de la Sala Cuarta del
Tribunal Supremo y opera como garantía de la coherencia decisional y de la eficacia de la
orientación jurisprudencial. Su posición privilegiada en el sistema de impugnación, como
último recurso jurisdiccional, se dirige así a velar por la pureza de la aplicación del Derecho
(ius constitutionis), a la vez que las partes recurren a la misma para evitar posibles errores de
los Tribunales (ius litigatoris).
§13. Motivos del recurso. Se trata de un recurso extraordinario, de manera que su in-
terposición se tiene que amparar en alguno de los motivos enumerados en el art. 207 LJS,
que son:
1º) Abuso, exceso o defecto en el ejercicio de la jurisdicción, bien sea desde la contemplación
de la jurisdicción española en su conjunto, bien desde la distribución en sus distintos ór-
denes materiales, bien desde la distribución material entre la Jurisdicción y la Administra-
ción.
2º) Incompetencia o inadecuación del procedimiento. En este motivo se mezclan dos posi-
bles causas: una referida a la distribución competencial dentro de los órganos que integran
el orden material social de la jurisdicción y otra referida a la posible sustanciación de la
cuestión litigiosa por un cauce procedimental que no es el previsto por la norma procesal
laboral en atención a la causa petendi esgrimida.
3º) Quebrantamiento de las formas esenciales en relación con: (a) Las normas reguladoras
de la sentencia. (b) Las normas que rigen los actos y garantías procesales, siempre que en
este supuesto se haya causado indefensión. Para que este motivo pueda prosperar, se ha de
haber formulado, en tiempo y forma, la pertinente protesta.
4º) Error en la apreciación de pruebas: el error ha de basarse exclusivamente en prueba
documental que ha de obrar en los autos y de la que resulte la equivocación del juzgador,
sin venir contradicha por otros elementos probatorios.
5º) Infracción de las normas del ordenamiento jurídico o de la jurisprudencia que fueran
aplicables para resolver la cuestión litigiosa. Por normas sustantivas ha de considerarse cual-
quiera aplicable al supuesto de fondo, siendo indiferente que sea una norma laboral o de
otra rama del ordenamiento laboral, e, incluso, se ha sostenido que podrá ser una norma
procesal, pues en determinados supuestos el contenido de la infracción es procesal, como
sucede cuando se denuncia la cosa juzgada (Montero Aroca). Por jurisprudencia ha de
entenderse la doctrina emanada del Tribunal Supremo al menos en dos sentencias, que se
han de citar, apreciándose identidad entre éstas y el litigio concreto objeto de casación; no
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1031
obstante, si se trata de una sentencia dictada en casación para unificación de doctrina sólo
es necesario citar una, máxime si se trata de una sentencia estimatoria dictada en el recurso
de casación especial para la fijación de doctrina jurisprudencial, que se publica en el BOE
(art. 219.3 LJS)
recurso, contra el que sólo procederá recurso de reposición (art. 213.1 LJS). (ii) Apreciar
defectos insubsanables, en cuyo caso dará cuenta a la Sala para que ésta adopte la resolución
que proceda (art. 213.2 LJS). (iii) No apreciar defecto alguno, en cuyo caso, y también
cuando la parte advertida hubiera subsanado los defectos apreciados, dará cuenta al Ma-
gistrado ponente para instrucción de los autos por tres días. El Magistrado ponente dará
cuenta a la Sala del recurso interpuesto y ésta, si estima que concurre causa de inadmisión,
previo informe del Ministerio Fiscal por cinco días, dictará auto inadmitiendo el recurso.
De no haberse alegado la causa de inadmisibilidad en la impugnación, con carácter previo
oirá al recurrente sobre dicho extremo por cinco días (art. 213.3 LJS). En cualquier caso,
son causas de inadmisión: el incumplimiento de manera manifiesta e insubsanable de los
requisitos para recurrir, la carencia sobrevenida del objeto del recurso, la falta de contenido
casacional de la pretensión y el haberse desestimado en el fondo otros recursos en supuestos
sustancialmente iguales (art. 213.4 LJS).
(b) De haberse admitido parcial o totalmente el recurso, el secretario pasará seguidamente
los autos a la Fiscalía de lo Social del Tribunal Supremo, en soporte convencional o electró-
nico, para que en el plazo de diez días, informe sobre la procedencia o improcedencia de la
casación pretendida. El referido traslado se efectuará igualmente, a los estrictos fines de de-
fensa de la legalidad, cuando el Ministerio Fiscal sea parte en el proceso (art. 214.1 LJS).
(c) Devueltos los autos por el Ministerio Fiscal junto con su informe, si la Sala lo estima
necesario el secretario judicial señalará día y hora para la celebración de la vista. En otro
caso, el Tribunal señalará día y hora para deliberación, votación y fallo, debiendo celebrarse
una u otros dentro de los diez días siguientes. La Sala dictará sentencia en el plazo de diez
días, contados desde el siguiente al de la terminación de la vista o al de la celebración de la
votación (art. 214.2 y 3 LJS).
5º) Efectos de la sentencia. La decisión judicial puede tener dos posibles fallos: a) Que se
desestime el recurso, en cuyo caso el fallo dispondrá la pérdida de las consignaciones a las
que se dará el destino que corresponda o el mantenimiento de los aseguramientos prestados
hasta que se cumpla la sentencia o se resuelva, en su caso, la realización de los mismos y
la pérdida del citado depósito (art. 217.1 LJS). b) Que se estime el recurso: en tal caso, el
contenido del fallo estará condicionado por el motivo de casación acogido (art. 215 LJS):
(a) Si se estima la falta de jurisdicción, la incompetencia o la inadecuación del procedi-
miento, se anulará la sentencia, dejando a salvo el derecho de dirigir la demanda ante quien
corresponda o por el procedimiento adecuado. (b) Si se aprecia un quebrantamiento de
las formas esenciales respecto a las normas o garantías de los actos procesales, se declarará
la nulidad de actuaciones y se retrotraerán las mismas al momento anterior a la comisión
de dicho quebrantamiento, salvo que la infracción se hubiera producido durante la cele-
bración del juicio, en cuyo caso se mandarán reponer al momento de su señalamiento. (c)
Si se constata que se han vulnerado las normas reguladoras de la sentencia, la estimación
del motivo obligará a la Sala a resolver lo que corresponda, dentro de los términos en que
aparezca planteado el debate, pero si no pudiera hacerlo, por ser insuficiente el relato de
hechos probados de la resolución recurrida y no poderse completar por el cauce procesal co-
rrespondiente, acordará la nulidad en todo o en parte de dicha resolución y de las siguientes
1034 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. Como ha reiterado el TC en numerosas ocasiones, «el recurso de casación para la unifica-
ción de doctrina cumple una finalidad nomofiláctica de depuración del ordenamiento en su aplicación por los
Tribunales, al modo de la casación común. Y tal función de control de legalidad presupone la existencia de
un ordenamiento jurídico único a aplicar por los órganos de la jurisdicción social, la articulación de un recurso
de casación que, precisamente por estar fundado en la infracción de preceptos constitucionales o de normas
estatales o supracomunitarias, justifica la intervención del Tribunal Supremo para asegurar la elaboración de una
interpretación y jurisprudencia unitaria» (STC 90/1994). En atención a los propios presupuestos del recurso de
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1035
casación para la unificación de doctrina de la LJS, la Sentencia que se dicte por la Sala de lo Social del Tribunal
Supremo, al casar y anular la Sentencia recurrida, es susceptible de lograr el restablecimiento, en la vía judicial,
del derecho a la igualdad en la aplicación de la Ley reconocido por el art. 14 CE (STC 141/1994).
Cuarta del Tribunal Supremo mantiene, por lo demás, que las sentencias contradictorias
han de ser sentencias dictadas por órganos judiciales del orden social y ello porque la uni-
ficación de doctrina sólo puede producirse en el marco del orden jurisdiccional donde el
órgano que tiene competencia para unificar ocupa la posición superior. Como se ha dicho
con acierto, la unificación doctrinal de los distintos órdenes jurisdiccionales desbordaría las
competencias de un órgano que pertenece a un determinado orden jurisdiccional.
2º) Condiciones de idoneidad. Las sentencias contradictorias han de reunir además deter-
minados requisitos de idoneidad.
a) En primer lugar, deben ser sentencias anteriores a la sentencia recurrida. De acuerdo
con el principio de que la contradicción es un requisito de recurribilidad inherente a la
propia sentencia como cualidad predicable de ella, se afirma que la sentencia contradictoria
debe existir con anterioridad a la sentencia recurrida, que tiene así que haber «nacido con-
tradictoria» (SSTS 8-3-1993, RJ 1712).
b) En segundo lugar, la sentencia que se propone como contradictoria debe ser firme. La
exigencia de firmeza se justifica por la necesidad de que, en atención a razones de seguridad
jurídica y economía procesal, los criterios doctrinales con los que se establece la compara-
ción tengan una relativa consistencia y no estén sometidos a modificación o alteración (STS
25-3-1994, RJ 2639). Las sentencias invocadas como doctrina de contradicción deberán
haber ganado firmeza a la fecha de finalización del plazo de interposición del recurso (art.
221.3 LJS).
c) Finalmente, las sentencias de contraste que se aleguen en el escrito de interposición
del recurso tienen que haberse citado en el escrito de preparación del recurso: las sentencias
que no hayan sido objeto de expresa mención en el escrito de preparación no podrán ser
posteriormente invocadas en el escrito de interposición (art. 221.4 LJS). Es necesario indi-
car la sentencia o sentencias contradictorias con la recurrida y exponer el núcleo básico de
la contradicción, entendido como la determinación del sentido y alcance de la divergencia
entre sentencias. No es necesario, sin embargo, un análisis detallado de las sentencias que se
comparan, pues éste corresponde a la relación precisa y circunstanciada de la contradicción,
que ha de exponerse en el escrito de interposición del recurso (STS 15-6-1999, RJ 5217).
3º) La determinación de las identidades. El art. 219 LJS exige que las sentencias compara-
das sean contradictorias. La Sala Cuarta del Tribunal Supremo ha señalado con reiteración
que «la contradicción no surge de una comparación abstracta de doctrinas, sino de una
oposición de pronunciamientos concretos recaídos en conflictos sustancialmente iguales»
(SSTS 27-1-1992, RJ 92). Lo que significa que no pueden compararse a estos efectos de
forma aislada las doctrinas que recojan las sentencias objeto de examen. El art. 219 LJS se
refiere a estas dos exigencias de la contradicción entre sentencias: a) La existencia de «pro-
nunciamientos distintos». b) Que se producen respecto de los mismos litigantes u otros
diferentes en idéntica situación, en mérito a hechos, fundamentos y pretensiones sustan-
cialmente iguales.
a) En relación con los sujetos, se exige que las controversias se refieran a «los mismos liti-
gantes u otros diferentes en idéntica situación» (art. 219 LJS).
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1037
§18. Motivos del recurso. Al hallarnos ante un recurso de casación, el mismo requiere,
dada su naturaleza extraordinaria, la existencia de una limitación de motivos posibles. En
este sentido, la contradicción no es un motivo de recurso, pues su existencia dará lugar a la
admisión pero no a la estimación del recurso planteado. De conformidad con lo establecido
en el art. 224 LJS, los motivos del recurso son todos los del art. 207 LJS, excepto el corres-
pondiente al apartado d), esto es, el error en la apreciación de la prueba.
Respuesta. El ATS 15-3-1995, dictado en Sala General, se enfrentó a un caso realmente singular en
que se pedía la aportación de 129 sentencias contradictorias. Es lo que el auto califica como una petición
«excesiva y desmesurada», pero que puso de relieve las consecuencias absurdas y negativas de la tesis de la
inexistencia de un límite de aportación. Esta tesis se traducía en una práctica abusiva que para asegurar la con-
tradicción multiplicaba el número de sentencias alegadas como contradictorias con una grave perturbación en
el funcionamiento del recurso. Las STC 89/1998, 53/2000; 57/2000 y 68/2000, 51/2001 y, finalmen-
te, la STC 226/2002, rechazaron la existencia de vulneración de citado derecho fundamental. Los referidos
pronunciamientos consideraron razonable la posición de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, pues se
funda en «la necesidad de preservar el principio de celeridad, el cuidado y corrección de la relación precisa
y circunstanciada de la contradicción y la defensa del equilibrio procesal en relación con la parte recurrida».
En estos casos, como había reiterado en anteriores pronunciamientos ese Tribunal, tampoco queda afectado el
derecho a la defensa, como pretende el recurrente, porque no se limita ningún tipo de alegación en el marco
del recurso: la cita de doctrina de suplicación o de jurisprudencia no sufre ninguna restricción. Por otra parte, el
límite de los medios de defensa es posible cuando su utilización es superflua y es, por definición, superflua la
designación de varias sentencias cuando basta que la contradicción exista con una.
b) El escrito de preparación tiene que ir firmado por abogado (art. 221.2 LJS).
c) Presentado el escrito de preparación, el Secretario judicial tendrá por preparado el re-
curso, a no ser que no se hayan cumplido los requisitos, en cuyo caso, de tratarse de defectos
subsanables, el secretario requerirá su subsanación, dando cuenta a la Sala si aquélla no se
produjera para que resuelva lo que proceda (art. 222.1 LJS). Si la resolución impugnada
no fuera recurrible en casación, si el recurso no se hubiera preparado dentro de plazo, si el
escrito de preparación no contuviera las menciones exigidas para la fundamentación del re-
curso, o si el recurrente hubiera incumplido los requisitos necesarios para la preparación del
recurso de modo insubsanable o no hubiera subsanado dichos requisitos dentro del término
conferido al efecto, la Sala de suplicación declarará, mediante auto, tener por no preparado
el recurso. Contra este auto podrá recurrirse en queja ante la Sala de lo Social del Tribunal
Supremo (art. 222.2 LJS).
2º) Formalización del recurso y personación ante el Tribunal Supremo. Quienes hubieran
presentado escritos de preparación deberán formalizar el recurso en el plazo común de quin-
ce días siguientes a la notificación de la resolución sobre la preparación al letrado o letrados
designados. Trascurrido dicho plazo sin haberlo formalizado se pondrá fin al recurso me-
diante auto de la Sala a quo, contra el que cabrá recurrir en reposición y luego en queja ante
el Tribunal Supremo. (art. 223.3 LJS). Presentado en tiempo el escrito de interposición, el
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1039
secretario emplazará a las demás partes para su personación por escrito ante la Sala de lo
Social del Tribunal Supremo dentro del plazo de los diez días siguientes. La parte recurrente
se entenderá personada de derecho con la remisión de los autos (art. 223.4 LJS). Los autos
se remitirán por el secretario a la Sala de lo Social del Tribunal Supremo dentro de los cinco
días siguientes al emplazamiento (art. 223.5 LJS). Si la parte o partes recurridas no se perso-
nan, el trámite del recurso seguirá adelante sin su intervención (art. 226.1 LJS).
3º) El escrito de interposición. El escrito de interposición del recurso deberá contener: (a)
Una relación precisa y circunstanciada de la contradicción alegada, evidenciando que con-
curre la sustancial contradicción de sentencias y argumentando sobre la concurrencia de las
identidades subjetivas y objetivas requeridas. (b) La fundamentación de la infracción legal
cometida en la sentencia impugnada y, en su caso, del quebranto producido en la unifica-
ción de la interpretación del derecho y la formación de la jurisprudencia (art. 224.1 LJS).
A estos efectos, en el escrito se expresará separadamente, con la necesaria precisión y clari-
dad, la pertinencia de cada uno de los motivos de casación, en relación con los puntos de
contradicción, razonando la pertinencia y fundamentación de cada motivo y el contenido
concreto de la infracción o vulneración cometidas, haciendo mención precisa de las normas
sustantivas o procesales infringidas, así como, en el caso de que se invoque la unificación
de la interpretación del derecho, haciendo referencia sucinta a los particulares aplicables de
las resoluciones que establezcan la doctrina jurisprudencial invocada (art. 224.2 LJS). Sólo
podrá invocarse una sentencia por cada punto de contradicción, que deberá elegirse nece-
sariamente de entre las designadas en el escrito de preparación y ser firme en el momento
de la finalización del plazo de interposición (art. 224.3 LJS). Con el escrito de interposi-
ción, de no haberse aportado con anterioridad, podrá hacerse aportación certificada de la
sentencia o sentencias contrarias, acreditando su firmeza en la fecha de expiración del plazo
de interposición, o con certificación posterior de que ganó firmeza dentro de dicho plazo
la sentencia anteriormente aportada. Si la parte recurrente no aporta la certificación de la
sentencia y de su firmeza en tiempo oportuno se reclamará de oficio por la secretaría de la
Sala (art. 225.4 LJS).
4º) Decisión del Tribunal Supremo sobre admisión del recurso. Recibidos los autos en la Sala
de lo Social del Tribunal Supremo, si el secretario judicial apreciara el defecto insubsanable
de haberse preparado o interpuesto fuera de plazo dictará decreto poniendo fin al trámite
del recurso, contra el que sólo procederá recurso de revisión. De apreciar defectos subsana-
bles en la tramitación del recurso, o en su preparación e interposición, concederá a la parte
un plazo de diez días para la aportación de los documentos omitidos o la subsanación de los
defectos apreciados. De no efectuarse la subsanación en el tiempo y forma establecidos, dará
cuenta a la Sala para que resuelva lo que proceda y de dictarse auto poniendo fin al trámite
del recurso. Contra dicho auto sólo procederá recurso de reposición (art. 225.1 LJS). De no
haber apreciado defectos el secretario, o una vez subsanados los advertidos, o si el secretario
apreciare defectos insubsanables, sea en la preparación o en la interposición, distintos de los
de su preparación o interposición fuera de plazo, dará cuenta al Magistrado ponente para
instrucción de los autos por tres días (art. 225.2 LJS). El Magistrado ponente dará cuenta
a la Sala del recurso interpuesto y de las causas de inadmisión que apreciare, en su caso. Si
1040 Jesús R. Mercader Uguina
la Sala estimare que concurre alguna de las causas de inadmisión referidas, acordará oír al
recurrente sobre las mismas por un plazo de cinco días, con ulterior informe del Ministerio
Fiscal por otros cinco días, de no haber interpuesto el recurso (art. 225.3 LJS). A tales efec-
tos, son causas de inadmisión: el incumplimiento de manera manifiesta e insubsanable de
los requisitos procesales para preparar o interponer el recurso, la carencia sobrevenida del
objeto del recurso, la falta de contenido casacional de la pretensión y el haberse desestimado
en el fondo otros recursos en supuestos sustancialmente iguales (art. 225.4 LJS). Si la Sala
estima que concurre alguna de estas causas, dictará auto declarando la inadmisión, sin que
quepa recurso contra dicha resolución (at. 225.5 LJS).
5º) Impugnación del recurso. De no haberse apreciado causa de inadmisión en el recurso,
el secretario judicial dará traslado del escrito de interposición a la parte o partes personadas
para que formalicen su impugnación dentro del plazo común de 15 días (art. 226.2 LJS).
6º) Intervención del Ministerio Fiscal. Háyanse presentado o no escritos de impugnación,
el secretario judicial dará traslado de los autos a la Fiscalía de lo Social del Tribunal Supremo
para que informe sobre la procedencia o improcedencia de la casación pretendida. El refe-
rido traslado se efectuará igualmente, a los estrictos fines de defensa de la legalidad, aunque
el Ministerio Fiscal sea parte en el proceso (art. 226.3 LJS).
7º) Resolución del recurso de casación. Devueltos los autos por el Fiscal, junto con su infor-
me, la Sala señalará día para la deliberación, votación y fallo; la sentencia deberá dictarse en
el plazo de diez días desde la votación (art. 227.1 LJS).
8º) Contenido y efectos de la sentencia. Si la sentencia del Tribunal Supremo declarara
que la recurrida quebranta la unidad de doctrina, casará y anulará esta sentencia y resolverá
el debate planteado en suplicación con pronunciamientos ajustados a dicha unidad de doc-
trina, alcanzando a las situaciones jurídicas particulares creadas por la sentencia impugnada
(art. 228.2 LJS). Los pronunciamientos de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo al
resolver estos recursos en ningún caso alcanzarán a las situaciones jurídicas creadas por las
resoluciones precedentes a la impugnada (art. 228.1 LJS). En la sentencia se resolverá lo que
proceda sobre depósitos, consignaciones, aseguramientos, costas, honorarios y multas (art.
228.2 y 3 LJS).
§20. El recurso de casación del Ministerio Fiscal para la fijación de doctrina juris-
prudencial. Bajo el mismo rótulo de recurso de casación para unificación de doctrina, el
art. 219.3 LJS regula un recurso de casación especial, que sólo puede plantear el Ministerio
Fiscal, cuyo objeto no es tanto la unificación de doctrina, o no sólo la unificación, cuanto
más ampliamente la “fijación de doctrina jurisprudencial” (art. 219.3.VI y VII LJS). Este
recurso de casación puede formularlo el Ministerio Fiscal en tres supuestos: a) Cuando, sin
existir doctrina unificada en la materia de que se trate, se hayan dictado pronunciamientos
distintos por los Tribunales Superiores de Justicia, en interpretación de unas mismas normas
sustantivas o procesales y en circunstancias sustancialmente iguales. b) Cuando se constate
la dificultad de que la cuestión pueda acceder a unificación de doctrina según los requisitos
ordinariamente exigidos. c) Cuando las normas cuestionadas por parte de los tribunales del
orden social sean de reciente vigencia o aplicación, por llevar menos de cinco años en vigor
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1041
artículos 222 a 228 LJS para el recurso de casación para la unificación de doctrina, con las
adaptaciones necesarias teniendo en cuenta las especialidades de esta modalidad del recurso
(art. 219.3.V LJS).
4º) Sentencia. En caso de estimación del recurso, la sentencia fijará en el fallo la doctrina
jurisprudencial y podrá afectar a la situación jurídica particular derivada de la sentencia
recurrida conforme a las pretensiones oportunamente deducidas por el Ministerio Fiscal y
por las partes comparecidas en el recurso que se hubieren adherido al mismo (art. 219.3.VI
LJS). En defecto de solicitud de parte o en el caso de que las partes no hayan recurrido, la
sentencia respetará la situación jurídica particular derivada de la sentencia recurrida y en
cuanto afecte a las pretensiones deducidas por el Ministerio Fiscal, de ser estimatoria, fijará
en el fallo la doctrina jurisprudencial. En este caso, el fallo se publicará en el Boletín Ofi-
cial del Estado y, a partir de su inserción en él, complementará el ordenamiento jurídico,
vinculando en tal concepto a todos los jueces y tribunales del orden jurisdiccional social
diferentes al Tribunal Supremo (art. 219.3.VII LJS).
tario judicial verificará en la cuenta la realización del ingreso, debiendo quedar constancia
de dicha actuación en el procedimiento (art. 229.2 LJS). Los secretarios judiciales y demás
personal de la oficina judicial informarán a quien deba realizar un ingreso en las Cuentas
de Depósitos y Consignaciones de los requisitos necesarios para ello y, en todo caso, le
facilitarán el código completo de la cuenta general y de la cuenta expediente en el que se
deba realizar aquél, así como la clave de la Entidad de crédito y la de la sucursal en la que se
encuentre abierta la cuenta correspondiente (art. 8.5 RD 467/2006).
§22. Las consignaciones. Si los depósitos cumplen una finalidad meramente disuasoria,
las consignaciones, además, cumplen hasta otras tres finalidades, puestas de manifiesto por
la doctrina, como son garantizar el fallo de la resolución impugnada, sustituir la medida
cautelar de embargo preventivo y facilitar la ejecución provisional de aquélla. El art. 230.1
LJS señala que «cuando la sentencia impugnada hubiere condenado al pago de cantidad,
será indispensable que el recurrente que no gozare del beneficio de justicia gratuita acredite,
al anunciar el recurso de suplicación o al preparar el recurso de casación, haber consignado
en la oportuna entidad de crédito y en la «Cuenta de Depósitos y Consignaciones» abierta
a nombre del órgano jurisdiccional la cantidad objeto de la condena, pudiendo sustituirse
la consignación en metálico por el aseguramiento mediante aval solidario de duración in-
definida y pagadero a primer requerimiento emitido por entidad de crédito. En este último
caso, el documento de aseguramiento quedará registrado y depositado en la oficina judicial.
El secretario expedirá testimonio del mismo para su unión a autos, facilitando el oportuno
recibo». En el caso de condena solidaria, la obligación de consignación o aseguramiento
alcanzará a todos los condenados con tal carácter, salvo que la consignación o el asegura-
miento, aunque efectuado solamente por alguno de los condenados, tuviera expresamente
carácter solidario respecto de todos ellos para responder íntegramente de la condena que
pudiera finalmente recaer frente a cualquiera de los mismos (art. 230.1.II LJS).
Los requisitos de consignación o aseguramiento de la condena deben justificarse, junto
con la constitución del depósito, en el momento del anuncio o preparación del recurso (art.
230.3 LJS). El incumplimiento absoluto de estos requisitos de consignación o aseguramien-
to determina tener por no anunciado o preparado el recurso (art. 230.4 LJS). En cambio,
es subsanable el incumplimiento por insuficiencia de la consignación o aseguramiento efec-
tuados (art. 230.5 a) LJS) o el incumplimiento de la formalidad de aportar el justificante
correspondiente (art. 230.5 b) LJS).
Caso práctico 30.11. El Juzgado de lo Social de Madrid nº 21 dictó sentencia por la que condenaba a
los luego recurrentes en amparo, en su calidad de administradores de la empresa B. y N. SA, al pago de las
cantidades adeudadas por tal empresa a los trabajadores demandantes (la suma ascendía a 7.512.651 €).
Los actores impugnaron dicha resolución insistiendo en que les resultaba imposible realizar la consignación de la
cantidad objeto de condena. Con posterioridad, el Juzgado nº 21, tuvo por no anunciado el recurso de suplica-
ción que se había presentado, al no haberse realizado la consignación, después de denegado el beneficio de
justicia gratuita. Consideran los recurrentes que, en este caso, los argumentos utilizados por el Juzgado, y luego
reiterados por los Autos posteriores que consumaron la denegación del acceso al recurso, no son admisibles
constitucionalmente, y suponen un obstáculo arbitrario y desproporcionado al acceso al recurso, por lo que
existe una vulneración de relevancia constitucional. Los recurrentes acreditaron la cuantía real de sus ingresos y
patrimonios personales, y de ellos se deducía notoriamente la absoluta imposibilidad de garantizar más de siete
1044 Jesús R. Mercader Uguina
millones de euros. ¿Puede considerarse que vulnera la tutela judicial efectiva la no aceptación en el proceso
judicial de la hipoteca proporcionada por la empresa recurrente para cumplir con la consignación debida?
Respuesta. De la lectura conjunta de las STC 30/1994 y 64/2000 pueden extraerse diversos criterios a
la hora de proceder a la admisión de garantías reales para hacer efectiva la consignación exigida para recurrir.
En primer lugar, para que la referida alteración sea posible se hace preciso demostrar la existencia de una
dificultad extrema, casi insalvable, para el cumplimiento de la exigencia de consignación. De forma que «más
que dificultad (…), en términos realistas, podía hablarse casi de imposibilidad, con la consecuente privación
de la posibilidad del recurso y afectación lesiva del art. 24 CE», a tenor de lo señalado por la STC 64/2000.
También se exige una especial atención al esfuerzo realizado por el empresario recurrente para asegurar de
forma suficientemente solvente el ulterior cumplimiento de la condena y, asimismo, para evidenciar la impracti-
cabilidad de los mecanismos de consignación ordinarios. Tanto en la STC 30/1994 como en la 64/2000,
los recurrentes acompañaron al escrito anunciando recurso de suplicación contra la Sentencia de instancia una
escritura de hipoteca unilateral y una escritura de hipoteca mobiliaria unilateral, respectivamente. Bien es cierto
que estos últimos criterios no son especialmente relevantes en la formación del juicio constitucional. En la misma
línea de excepcionalidad, la Sala Cuarta del Tribunal Supremo viene inadmitiendo recursos en los que se ofrece
la constitución de una hipoteca unilateral (ATS 3-2-2004, Rº 60/2003; 13-5-2004, Rº 10/2004).
Caso práctico 30.12. Una empresa condenada en sentencia de despido improcedente consigna para
recurrir en suplicación el importe del «objeto de condena». Antes de resolverse el recurso, la empresa es decla-
rada en concurso. Mediante providencia el Juzgado de lo Social acordó «transferir al Juzgado de lo Mercantil»
competente «la cantidad consignada en su día para recurrir», pero recurrida en reposición la resolución anterior,
el propio Juzgado de lo Social dictó auto estimatorio en parte del recurso interpuesto decretando la entrega del
importe de la indemnización básica al trabajador y del correspondiente a los salarios de tramitación al Juzgado
de lo Mercantil. ¿Es la entrega al trabajador de la cantidad consignada «ejecución» a efectos de los artículos
8.3 y 55 de la Ley Concursal?
Respuesta. La STS 11-12-2012, Rº 440/2012, tras razonar que la consignación cumple una finalidad
de garantía de percepción, por parte del trabajador, de la deuda contraída por las personas o las entidades
condenadas, tratando de disuadir al litigante vencido en la instancia de posibles maniobras dilatorias, sostiene
que debe tenerse en cuenta que la posición del trabajador respecto de la cantidad en que se cifra la condena
es ya la del titular de un derecho reconocido judicialmente, aunque se trata de un derecho expectante o poten-
cial, cuya efectividad está pendiente de una especie de condición suspensiva, que es la confirmación de dicha
sentencia de instancia; porque un derecho expectante o potencial no es una mera expectativa o esperanza de
futuro, sino una situación jurídica activa ya establecida por sentencia. Y, en el caso de que se cumpla la condi-
ción de la que depende su eficacia, lo lógico es que la misma se produzca ex tunc, desde el momento en que
fue reconocido, y no ex nunc, desde el momento en que la sentencia desestimatoria del recurso y/o confirma-
toria de la sentencia anterior hace desaparecer el obstáculo que impedía su pleno despliegue o desarrollo. Las
consideraciones anteriores inclinan hacia el entendimiento del término «ejecución» en los artículos 8.3 y 55 de
la Ley Concursal en el sentido técnico de proceso o procedimiento ejecutivo. Y el instituto de la consignación es
precisamente una cautela para prevenir y evitar tal proceso ejecutivo haciendo disponible de manera inmediata
para el litigante que vence en juicio el derecho reconocido; disponibilidad inmediata que se obtiene precisa-
mente obligando a la otra parte a un acto que excluye de su patrimonio ex ante la cantidad consignada. Lo que
tales preceptos imponen, y debe aplicarse declinando la competencia del orden jurisdiccional social, es, como
dice el propio artículo 55 de dicha Ley, «iniciar» «ejecuciones singulares», pero no entregar una cantidad que
había salido del patrimonio del concursado antes de la declaración del concurso.
colegiado) deberá realizarse ante la Sala de lo Social de procedencia si se verifica dentro del
plazo señalado para prepararlo o ante la Sala de lo Social del Tribunal Supremo dentro del
de emplazamiento (art. 231 LJS).
§26. Costas procesales y multas. La sentencia impondrá las costas a la parte vencida
en el recurso, excepto cuando sea beneficiario de la asistencia jurídica gratuita o cuando se
trate de sindicatos, o de funcionarios públicos o personal estatutario que deban ejercitar sus
derechos como empleados públicos ante el orden social (art. 235.1 LJS).
1º) Principio victus victoris. Nuestra ley procesal sigue el sistema objetivo de imposición de
las costas, basado en el principio victus victoris: la condena en costas se funda en la victoria
procesal de una de las partes respecto de la otra. En realidad, la razón de ser de este sistema
es doble: por un lado, que el proceso no implique un perjuicio patrimonial para la parte cu-
yos derechos hayan sido reconocidos; por otro, que el hecho de recurrir por parte de quienes
se estimen perjudicados no obstante haber conseguido el reconocimiento de sus derechos,
tenga como consecuencia la carga de las costas, aun cuando sólo fuera en parte. En todo
caso, para que tenga lugar la condena en costas es preciso que el recurso haya sido rechazado
1046 Jesús R. Mercader Uguina
de forma total y absoluta. Como recuerda la STS 10-2-1995 (RJ 1149), es precisamente
en esta situación cuando se pone de manifiesto la falta de apoyo o fundamentación jurídica
para combatir la sentencia que se impugna. Es claro que en el supuesto contrario, es decir,
cuando la sentencia acoge alguno de los motivos del recurso, éste nunca podrá ser tachado
de arbitrario, inoperante o dilatorio.
2º) Honorarios de Abogado. Las costas incluirán los honorarios del Abogado o Graduado
social colegiado de la parte contraria que hubiera actuado en el recurso; sin embargo, la
norma establece un tope máximo para éstos, al no poder superar la cantidad de 1.200 euros
en los recursos de suplicación y de 1.800 euros en los de casación.
3º) Excepciones. Quedan exceptuados de la regla anterior los procesos sobre conflicto co-
lectivo, en los que cada parte se hará cargo de las costas causadas a su instancia, salvo que se
aprecie temeridad o mala fe en el proceso o en la interposición de recurso, en cuyo caso el
órgano judicial podrá imponer el pago de las costas (art. 235.2 LJS).
4º) Multa por mala fe o temeridad. La Sala que resuelva el recurso de suplicación o casa-
ción o declare su inadmisibilidad podrá imponer a la parte recurrente que haya obrado con
mala fe o temeridad, en particular por entender que el recurso se interpuso con propósito
dilatorio, la multa que señalan el apartado 4 del artículo 75 y el apartado 3 del artículo 97
LJS. Igualmente en tales casos, impondrá a dicho litigante, excepto cuando sea trabajador,
funcionario, personal estatutario o beneficiario de la Seguridad Social, los honorarios de los
abogados y, en su caso, de los graduados sociales colegiados actuantes en el recurso dentro
de los límites de 1.200 y 1.800 euros según se trate, respectivamente, de suplicación o casa-
ción. Cuando la Sala pretenda de oficio imponer las anteriores medidas, oirá previamente a
las partes personadas (art. 235.3 LJS).
8. EL RECURSO DE QUEJA
Bibliografía básica: GONZÁLEZ CRESPO, M. A., La inadmisión de los recursos en el proceso laboral. El
recurso de queja, Valencia, Tirant lo Blanch, 1997.
por causa que no le sea imputable; o 3) desconocimiento de la demanda y del pleito cuando el
demandado rebelde haya sido citado o emplazado por edictos y haya estado ausente del lugar
en que se haya seguido el proceso y de cualquier otro lugar del Estado o de la Comunidad
Autónoma, en cuyos Boletines Oficiales se hubiesen publicado aquéllos.
3º) Efectos de la sentencia. En cuanto a los efectos de la sentencia cabe distinguir según la
misma considere haber o no lugar a la audiencia: (a) Si declara no haber lugar a la audiencia
pedida, la sentencia firme que fue objeto de impugnación sigue manteniendo su condición
de tal, de modo que si se hubiese acordado la suspensión de su ejecución, debe alzarse tal
medida, y ordenarse que la ejecución continúe tan pronto como le conste al tribunal que
conozca de la misma la desestimación de la revisión o de la demanda de rescisión de la
sentencia dictada en rebeldía (art. 505, 566.2 LEC). (b) Si la sentencia declara haber lugar
a la audiencia, rescindirá la sentencia firme y ordenará la sustanciación de la audiencia al
demandado ante el órgano que conoció del litigio en la instancia (art. 185.5 LJS), por los
trámites del proceso ordinario (art. 185.6 LJS). (c) La sentencia que se dicte no es suscepti-
ble de recurso alguno (art. 505.1 LEC).
de seguridad jurídica. Porque ninguna seguridad puede asentarse sobre la arena movediza de
lo que aparece falso para la consciencia social y jurídica (Pérez Luño).
1º) Presupuestos y motivos. Se podrá solicitar la revisión de una sentencia firme o de
laudos arbitrales firmes sobre materias objeto de conocimiento del orden social en los
siguientes supuestos: (a) Cuando el planteamiento de una cuestión prejudicial penal dé
lugar a una sentencia absolutoria bien por inexistencia del hecho o bien por no haber
participado el sujeto en el mismo (art. 86.3 LJS). Este motivo precisa dos aclaraciones:
a) La sentencia penal debe contener uno de esos dos pronunciamientos, de tal forma que
cualquier otro pronunciamiento no daría lugar a la revisión, como por ejemplo, que se
hubiese acreditado el hecho y la participación en éste, pero no merezca a juicio del ór-
gano penal la calificación de delito o de falta; b) no es posible la revisión si la cuestión
prejudicial penal versa sobre falsedad de un documento relevante en el pleito porque, de
conformidad con lo previsto en el art. 86.2 LJS, deberá procederse a la suspensión del
plazo para dictar sentencia hasta que recaiga sentencia en el orden material penal sobre
dicha cuestión prejudicial. (b) Si, después de pronunciada la sentencia, se recobraren u
obtuvieren documentos decisivos, de los que no se hubiere podido disponer por fuerza
mayor o por obra de la parte en cuyo favor se hubiere dictado. (c) Si hubiere recaído
sentencia en virtud de documentos que al tiempo de dictarse ignoraba una de las partes
haber sido declarados falsos en un proceso penal, o cuya falsedad se declarare después
penalmente. (d) Si hubiere recaído en virtud de prueba testifical o pericial, y los testigos o
los peritos hubieren sido condenados por falso testimonio dado en las declaraciones que
sirvieron de fundamento a la sentencia. (e) Si se hubiere ganado injustamente en virtud
de cohecho, violencia o maquinación fraudulenta (art. 510 LEC). La doctrina ha adver-
tido que de todos los motivos de revisión éste es el más utilizado (Montero Aroca). La
revisión se inadmitirá de no concurrir los requisitos y presupuestos procesales exigibles o
de no haberse agotado previamente los recursos jurisdiccionales que la ley prevé para que
la sentencia pueda considerarse firme; así como si se formula por los mismos motivos que
hubieran podido plantearse, de concurrir los presupuestos para ello, en el incidente de
nulidad de actuaciones (arts. 185.7 LJS y 241 LOPJ) o mediante la audiencia al deman-
dado rebelde (art. 185 LJS), o cuando planteados aquéllos los referidos motivos hubieren
sido desestimados por resolución firme (art. 236.1.III LJS).
2º) Sustanciación del recurso. La revisión deberá solicitarse ante la Sala de lo Social del Tri-
bunal Supremo, que será quien deba resolverla (art. 236.1 LJS). En la revisión no se celebra-
rá vista, salvo que así lo acuerde el tribunal o cuando deba practicarse prueba (art. 236.1.II
LJS). Las decisiones que cabe adoptar en revisión son: (a) Si el tribunal estimare procedente
la revisión solicitada, lo declarará así, y rescindirá la sentencia impugnada. A continuación,
mandará expedir certificación del fallo, y devolverá los autos al tribunal del que procedan
para que las partes usen de su derecho, según les convenga, en el juicio correspondiente (art.
516.1 LEC). En este supuesto, se ordenará la devolución del depósito (art. 513.1 LEC) (b)
Si el tribunal desestimare la revisión solicitada, se condenará en costas al demandante según
las reglas que regulan la condena en costas en los recursos de suplicación y casación (art. 235
LJS) y perderá el depósito que hubiere realizado (art. 516.2 LEC). Contra la sentencia que
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1051
dicte la Sala de lo Social del Tribunal Supremo no se dará recurso alguno, de conformidad
con lo previsto con carácter general en el art. 516.3 LEC.
Caso práctico 30.13. Doña A.V presentó ante los Juzgados de lo Social de Burgos demanda en la que
pedía que se declarase la resolución del contrato de trabajo que le unía a la referida empresa, con base en
lo que establece el art. 50 ET, dado que en tal demanda se alegaba que la actora venía padeciendo en su
actividad laboral «continuas agresiones y malos tratos de palabra y obra por parte de la empresa y de algunos
compañeros». El Juzgado de lo Social nº. 2 de Burgos dictó sentencia en la que desestimó íntegramente la
citada demanda, absolviendo a la empresa demandada de las pretensiones ejercitadas por la actora. Con
independencia de lo anterior el Juzgado de Instrucción nº 6 de Burgos, dictó sentencia en la que se condenó a
cinco trabajadoras de la antedicha empresa «Adonis» y a D. Andrés R.V. como autores de una falta de vejación
injusta leve del art. 620.2 CP. El Procurador de los Tribunales, actuando en nombre de doña AV., presentó ante
el Tribunal Supremo, demanda de revisión, en la que se insta la rescisión de la sentencia del Juzgado de lo
Social de Burgos nº. 2, mencionada en el primer fundamento de esta resolución, fundándose esta pretensión
revisoria en el art. 86.3 LJS.
Respuesta. Lo que este precepto expresa hace lucir con toda nitidez que para que el mismo pueda entrar
en acción, no es, en forma alguna, suficiente con que la sentencia de los Tribunales laborales presente con-
tradicciones fácticas con una sentencia del orden jurisdiccional penal, dado que además de esa divergencia
fáctica es de todo punto obligado que concurran los requisitos siguientes: a) que la referida sentencia penal
sea absolutoria; y b) que tal absolución se base en la inexistencia del hecho o en la no participación en él del
sujeto interesado. Si estos dos requisitos no concurren, aunque las conclusiones fácticas de esas dos sentencias
sean claramente divergentes no es posible aplicar este art. 86.3 LJS. Numerosos pronunciamientos se vienen
encargando de subrayar que los órdenes social y penal operan sobre culpas distintas y no manejan de idéntica
manera el material probatorio: (SSTC 24/1983, 62/1984, y 36/1985). Son distintos los ámbitos en los
que se mueven los órdenes jurisdiccionales social y penal (STS 10-12-2002, R.º 1108/2001). La valoración
realizada por el juez penal, en un proceso en el que rige la presunción de inocencia, para declarar que no
resulta probado, más allá de toda duda razonable, que el acusado cometiera el delito que se le imputa, no
impide que el juez social considere suficientemente acreditado el incumplimiento contractual grave que justifica
la procedencia del despido (SSTS 13-2-1998, R.º 3231/1996, 20-6-1994, R.º 1619/1993, etc.).
ejecutivo, Valencia, Tirant lo Blanch, 2013. BLASCO PELLICER, A., “La ejecución provisional”, en Albiol Ortu-
ño, M., Alfonso Mellado, C.L., Blasco Pellicer, A., Goerlich Peset, J.M., Derecho Procesal Laboral, Tirant lo
Blanch, 2013, 10ª edición. Doctor SÁNCHÉZ-MIGALLÓN, R., “La ejecución de sentencia en el procedimiento
de despido (art. 124 de la LRJS)”, Actualidad Laboral, número 2, 2014. MONTOYA MELGAR, RÍOS SALMERÓN,
“Artículo 297. Ejecución provisional de la sentencia que declare la improcedencia o nulidad del despido”,
en AA.VV. (Coord. Sempere Navarro), Comentarios a la Ley de la Jurisdicción Social, Aranzadi, 2013.
c) Certificación de laudo arbitral por el órgano arbitral correspondiente. Los laudos arbi-
trales igualmente firmes, individuales o colectivos, dictados por el órgano que pueda cons-
tituirse mediante los acuerdos interprofesionales y los convenios colectivos a que se refiere
el artículo 83 ET, los laudos arbitrales establecidos por acuerdos de interés profesional de
los trabajadores autónomos económicamente dependientes conforme al apartado 4 del ar-
tículo 18 de la LETA, así como los laudos recaídos en materia electoral, los que pongan fin
a la huelga o a conflictos colectivos u otros cuyo conocimiento corresponda al orden social,
exclusivamente en los concretos pronunciamientos de condena que por su naturaleza sean
susceptibles de dicha ejecución y salvo los pronunciamientos que tengan eficacia normativa
o interpretativa (art. 68.2 LJS).
d) Certificación de la conciliación judicial o ante el Secretario judicial. Las resoluciones judi-
ciales o del Secretario judicial que aprueben u homologuen transacciones judiciales y acuerdos
logrados en el proceso, acompañadas, si fuere necesario para constancia de su concreto conte-
nido, de los correspondientes testimonios de las actuaciones (art. 517.3 LEC). En este sentido,
de acuerdo con lo establecido en el art. 84.5 LJS el acuerdo es título ejecutivo.
e) Auto aprobatorio de allanamiento parcial. Cuando el allanamiento sea parcial, podrá
dictarse auto aprobatorio, que podrá llevarse a efecto por los trámites de la ejecución defi-
nitiva parcial, siempre que por la naturaleza de las pretensiones objeto de allanamiento, sea
posible un pronunciamiento separado que no prejuzgue las restantes cuestiones no allana-
das, respecto de las cuales continuará el acto de juicio (art. 85.7 LJS).
f ) Auto del secretario judicial poniendo fin al proceso monitorio. En el proceso monito-
rio, de no haber mediado oposición del empresario o del FOGASA, por escrito y en forma
motivada, el secretario judicial dictará decreto dando por terminado el proceso monitorio
y dará traslado al demandante para que inste el despacho de ejecución, bastando para ello
con la mera solicitud (art. 101 c) LJS). Del mismo modo, cuando la oposición del empre-
sario o del FOGASA sea sólo parcial: si se formulase oposición sólo en cuanto a parte de la
cantidad reclamada, el demandante podrá solicitar del juzgado que se dicte auto acogiendo
la reclamación en cuanto a las cantidades reconocidas o no impugnadas, auto que servirá de
título de ejecución (art. 101 g) LJS).
g) Auto de homologación de convenio transaccional. Es título ejecutivo el auto que ho-
mologa el convenio transaccional al que lleguen las partes en cualquier momento durante la
tramitación de un recurso de suplicación o casación. Este convenio transaccional, una vez
homologado, sustituye el contenido de lo resuelto en la sentencia o sentencias anteriormen-
te dictadas en el proceso (art. 235.4 LJS).
2º) Pretensión ejecutiva. El art. 241.1 LJS establece que la ejecución se llevará a efecto en
los propios términos establecidos en el título que se ejecuta. Se permite que frente a la parte
que, requerida al efecto, dejare transcurrir, injustificadamente, el plazo concedido sin efec-
tuar lo ordenado y mientras no cumpla o no acredite la imposibilidad de su cumplimiento
específico, el secretario judicial, con el fin de obtener y asegurar el cumplimiento de la
obligación que ejecute, podrá, tras audiencia de las partes, imponer apremios pecuniarios,
cuando ejecute obligaciones de dar, hacer o no hacer o para obtener el cumplimiento de
las obligaciones legales impuestas en una resolución judicial. Para fijar la cuantía de dichos
1054 Jesús R. Mercader Uguina
Respuesta. Restrictiva en cuanto a la legitimación del sindicato en los procesos ejecutivos se muestra la
STC 171/2002. El Tribunal procede a desestimar el amparo solicitado partiendo de un dato incontestable: si
las personas que no han sido parte en un proceso de ejecución carecen de legitimación para instar la nulidad
de concretos trámites de dicho proceso, no cabe que un sindicato que se encuentre en tal posición genérica
utilice el incidente de nulidad de actuaciones para personarse en el proceso. De este modo, concluye que «no
existe apoyo para que, sin un precepto legal que así lo prevea, el sindicato pueda personarse en un proceso
en el que no ha sido parte para hacer valer en él intereses colectivos que crea puedan ser dignos de defensa;
ni tampoco para que, sin amparo legal, pueda el sindicato atribuirse en procesos en curso la condición de
coadyuvante del actor o demandado, pues tal posibilidad daría lugar a una suerte de coadyuvancia universal
que chocaría con las limitaciones establecidas en el art. 20 LJS para el ejercicio por los sindicatos de acciones
en nombre e interés de sus afiliados».
5º) Procedimiento. El art. 237.1 LJS remite a la LEC en cuanto al procedimiento de eje-
cución; no obstante la LJS contiene ciertas normas sobre la ejecución en el orden social:
a) Como una clara manifestación del principio dispositivo en el proceso laboral, el
art. 239.1 LJS establece que la ejecución de las sentencias firmes se iniciará a instancia de
parte, salvo las que recaigan en los procedimientos de oficio, cuya ejecución se iniciará,
lógicamente, de oficio.
b) La ejecución podrá solicitarse tan pronto la sentencia o resolución judicial ejecutable
haya ganado firmeza o desde que el título haya quedado constituido o, en su caso, desde
que la obligación declarada en el título ejecutivo fuese exigible (art. 239.2 LJS). El plazo
de prescripción para instar la ejecución será igual al fijado en las leyes sustantivas para el
ejercicio de la acción tendente al reconocimiento del derecho cuya ejecución se pretenda
(art. 243.1 LJS).
c) La solicitud de ejecución se hará por medio de escrito del interesado, en el que, ade-
más de los datos identificativos de las partes, expresará: (a) Con carácter general, la clase de
tutela ejecutiva que se pretende en relación con el título ejecutivo aducido. (b) Tratándose de
ejecuciones dinerarias, la cantidad líquida reclamada como principal, así como la que se estime
para intereses de demora y costas. (c) Los bienes del ejecutado susceptibles de embargo de los
1056 Jesús R. Mercader Uguina
que tuviere conocimiento y, en su caso, si los considera suficientes para el fin de la ejecución.
(d) Las medidas que proponga para llevar a debido efecto la ejecución. En el caso de títulos
extrajudiciales o de resoluciones dictadas por otro órgano jurisdiccional deberá acompañarse
el testimonio de la resolución, con expresión de su firmeza, o la certificación del organismo
administrativo, conciliador, mediador o arbitral correspondiente (art. 239.2 LJS).
d) Una vez iniciada la ejecución, la misma se tramitará de oficio, dictándose al efecto las
resoluciones y diligencias que sean necesarias (art. 239.3 LJS). No será de aplicación el pla-
zo de espera de 20 días previsto en el artículo 548 LEC. No obstante, si la parte ejecutada
cumpliera en su integridad la obligación exigida contenida en el título, incluido en el caso
de ejecución dineraria el abono de los intereses procesales si procedieran, dentro del plazo
de los 20 días siguientes a la fecha de firmeza de la sentencia o resolución judicial ejecutable
o desde que el título haya quedado constituido o, en su caso, desde que la obligación decla-
rada en el título ejecutivo fuese exigible, no se le impondrán las costas de la ejecución que
se hubiere instado (art. 239.3 LJS).
e) El órgano jurisdiccional despachará ejecución siempre que concurran los presupuestos
y requisitos procesales, el título ejecutivo no adolezca de ninguna irregularidad formal y los
actos de ejecución que se solicitan sean conformes con la naturaleza y contenido del título.
Contra el auto que resuelva la solicitud de ejecución podrá interponerse recurso de repo-
sición, en el que, además de alegar las posibles infracciones en que hubiera de incurrir la
resolución y el cumplimiento o incumplimiento de los presupuestos y requisitos procesales
exigidos, podrá deducirse la oposición a la ejecución despachada aduciendo pago o cum-
plimiento documentalmente justificado, prescripción de la acción ejecutiva u otros hechos
impeditivos, extintivos o excluyentes de la responsabilidad que se pretenda ejecutar siempre
que hubieren acaecido con posterioridad a la constitución del título, no siendo la compen-
sación de deudas admisible como causa de oposición a la ejecución. Del escrito de reposi-
ción presentado se dará traslado para impugnación a la parte contraria, salvo que el órgano
jurisdiccional, en atención a las cuestiones planteadas o por afectar a hechos necesitados de
prueba, acuerde seguir el trámite incidental del artículo 238 LJS (art. 239.4 LJS). Solamen-
te puede decretarse la inejecución de una sentencia u otro título ejecutivo si, decidiéndose
expresamente en resolución motivada, se fundamenta en una causa prevista en una norma
legal y no interpretada restrictivamente. Contra el auto resolutorio del recurso de reposición
interpuesto contra el auto en que se deniegue el despacho de la ejecución procederá recurso
de suplicación o de casación ordinario, según el caso (art. 239.5 LJS).
f ) La ejecución no puede suspenderse, salvo que exista causa legal para ello. En este senti-
do, sin perjuicio de la suspensión que conlleva la incoación de un procedimiento concursal
y la eficacia suspensiva de las tercerías en aquellos actos ejecutivos que condicionan la solu-
ción a dar a las mismas, así como otras causas de suspensión de la ejecución previstas en la
ley (art. 244.1 a) LJS), se contemplan de forma particularizada las situaciones suspensivas
siguiente: (a) A petición del ejecutante o de ambas partes por un máximo de tres meses, sal-
vo que la ejecución derive de un procedimiento de oficio (art. 244.1 b) LJS). (b) Por causar
perjuicios desproporcionados a los trabajadores empleados por el ejecutado por puesta en
peligro cierto de sus empleos (art. 244.3 LJS). (c)Por la existencia de perjuicios de imposible
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1057
o difícil reparación (art. 245.2 LJS). (d) Inviabilidad de la empresa a causa de la ejecución
(art. 277.1 LJS). (e) Planteamiento de una cuestión prejudicial penal (art. 4.4 LJS).
g) Las cuestiones incidentales que requieran previo o especial pronunciamiento y sean
condicionantes del trámite de ejecución (como, por ejemplo, sucesión del acreedor o deu-
dor designado en el título, la tercería de dominio, etc.) se deciden por el mismo órgano que
conoce de la ejecución, previa audiencia de las partes en plazo de cinco días, resolviendo por
auto o por decreto, contra el que cabe recurso de reposición (art. 238 LJS).
h) De acuerdo con lo dispuesto en el art. 246 LJS, está prohibida la renuncia de los dere-
chos reconocidos por sentencias favorables al trabajador, pero se permite la transacción den-
tro de los límites legalmente establecidos, que podrá consistir en aplazamientos, reducciones
de deuda, especificaciones, novaciones objetivas o subjetivas, sustitución por equivalente,
determinación del modo de cumplimiento, etc. (art. 246.3 LJS). En su caso, la transacción
en ejecución se formalizará mediante convenio suscrito por todas las partes afectadas y
sometido a homologación judicial para su validez (art. 246.2 LJS). No se homologará el
convenio si conlleva lesión grave para una parte o para terceros, o si supone fraude de ley
o abuso de derecho, o es contrario al interés público, o afecta a materias indisponibles (art.
246.4 LJS). El auto de homologación de la transacción es impugnable (art. 246.5 LJS).
§36. La ejecución de condena dineraria. Se encuentra regulada en los arts. 248 a 277
LJS. Esta regulación deberá ser completada, en lo aplicable, por lo dispuesto en los artículos
571 a 698 LEC. Este tipo de ejecución es importante por dos aspectos: uno cuantitativo, es
la modalidad de ejecución que más se insta; otro cualitativo, la regulación de esta modalidad
de ejecución es de aplicación supletoria respecto a otras modalidades de ejecución. Su finali-
dad es la de hacer cumplir condenas firmes consistentes en el pago de una cantidad líquida.
Sus trámites principales son tres:
1º) Embargo de los bienes. «El embargo» de los bienes del ejecutado (arts. 254 a 260 LJS);
consiste en una compleja serie de actos con los que se inicia la actividad ejecutiva en sí mis-
ma considerada, en la que la doctrina ha distinguido tres fases:
a) En la búsqueda de los bienes la norma procesal laboral obliga al ejecutado a efectuar,
a requerimiento del secretario judicial, manifestación sobre sus bienes o derechos, con la
precisión necesaria para garantizar sus responsabilidades. Deberá, asimismo, indicar las per-
sonas que ostenten derechos de cualquier naturaleza sobre sus bienes y, de estar sujetos a
otro proceso, concretar los extremos de éste que puedan interesar a la ejecución (art. 249.1
LJS). Tratándose de personas jurídicas, la obligación de manifestación de bienes y derechos
corresponde a sus administradores o a las personas que legalmente las representen; cuando
se trate de comunidades de bienes o grupos sin personalidad, a quienes aparezcan como sus
organizadores, directores o gestores (art. 249.2 LJS).
b) Una vez localizados e identificados los bienes del deudor ejecutado, la sujeción o traba
de los mismos se hace según un orden preestablecido por ley; así lo pone de manifiesto
el art. 254.1 LJS cuando prescribe que, de constar la existencia de bienes suficientes, el
embargo que se decrete se ajustará al orden legalmente establecido. Si no se conociesen los
bienes y al objeto de asegurar la efectividad de la resolución judicial cuya ejecución se insta,
1058 Jesús R. Mercader Uguina
se efectuará la adecuación a dicho orden una vez conocidos tales bienes. Este orden viene
establecido en el art. 592 LEC
c) El tipo de aseguramiento viene ligado en las normas procesales a la naturaleza de los
bienes embargados, de suerte que si se trata de un bien mueble, la medida de aseguramiento
será el depósito (art. 257 LJS); y si es un bien inmueble, se acudirá a los asientos registrales
(art. 255 LJS).
2º) Realización de los bienes embargados. Una vez efectuado el embargo de bienes, la si-
guiente operación a realizar en un proceso ejecutivo es lo que se denomina realización de
bienes embargados, que no es otra cosa que la transformación de estos bienes en dinero,
siempre y cuando lo embargado no sea, precisamente, dinero. La realización viene regulada
en los arts. 261 a 267 LJS y en los arts. 634 a 680 LEC.
3º) Pago de las cantidades obtenidas. Una vez realizados los bienes embargados, la siguiente
operación en el proceso de ejecución es efectuar el pago de las cantidades obtenidas al eje-
cutante o ejecutantes (arts. 268 a 275 LJS). Al respecto, el art. 268.1 LJS establece que las
cantidades que se obtengan en favor de los ejecutantes se aplicarán al pago de los siguientes
conceptos por el siguiente orden: (a) El principal por el que se despachó la ejecución. (b)
Los intereses procesales. (c) Las costas una vez liquidados aquéllos y tasadas éstas. (d) Los
gastos que ha generado la ejecución y los abonados por terceros obligados a colaborar con
el órgano judicial.
§37. Ejecución de sentencias firmes de despido. Se encuentra regulada en los arts. 278
a 286 LJS.
1º) Ejecución por equivalente. Si el despido hubiese sido declarado improcedente y el
empresario hubiese optado por la readmisión y ésta no se hubiera producido o lo hubiera
hecho de forma irregular, el auto del juez de lo Social (art. 281.2 LJS): a) Declarará extin-
guida la relación laboral en la fecha de dicha resolución. b) Acordará se abone al trabajador
las percepciones económicas previstas en los apartados 1 y 2 del artículo 56 ET (indem-
nización y salarios de tramitación). En atención a las circunstancias concurrentes y a los
perjuicios ocasionados por la no readmisión o por la readmisión irregular, podrá fijar una
indemnización adicional de hasta quince días de salario por año de servicio y un máximo
de doce mensualidades. En ambos casos, se prorratearán los periodos de tiempo inferiores
a un año y se computará, como tiempo de servicio el transcurrido hasta la fecha del auto.
c) Condenará al empresario al abono de los salarios dejados de percibir desde la fecha de
la notificación de la sentencia que por primera vez declare la improcedencia hasta la de la
mencionada solución. De lo anterior se desprende claramente que los supuestos de no read-
misión o readmisión irregular tras despido improcedente, como regla general, desembocan
en la transformación de una obligación de hacer en una obligación de condena al pago de
una determinada cantidad.
2º) Ejecución en forma específica. Existen una serie de supuestos en los que no cabe esta
trasformación, que son aquellos en los que la ley establece la readmisión como única opción
posible, y que vienen especificados en el art. 282.1 LJS, al prescribir que la sentencia será
ejecutada en sus propios términos cuando: (a) El trabajador despedido fuera delegado de
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1059
§38. La ejecución en conflictos colectivos. El art. 247 LJS regula la ejecución de las sen-
tencias recaídas en procesos de conflictos colectivos estimatorios de pretensión de condena
y susceptibles de ejecución individual en los términos del art. 160.3 LJS. Además, esta mo-
dalidad de ejecución es aplicable a los restantes títulos ejecutivos, judiciales o extrajudiciales,
de naturaleza social, estimatorios de pretensión de condena y susceptibles de ejecución
individual en los términos del citado art. 160.3 LJS, así como a las sentencias firmes u otros
títulos ejecutivos sobre movilidad geográfica, modificaciones sustanciales de condiciones de
trabajo, suspensión del contrato o reducción de la jornada por causas económicas, técnicas,
organizativas o de producción, de carácter colectivo (art. 247.2 LJS).
1º) Legitimación. Están legitimados, en nombre propio o en el de los afectados por el
título ejecutivo en los conflictos de empresa o de ámbito inferior, el empresario y los repre-
sentantes legales o sindicales de los trabajadores, y en los conflictos de ámbito superior a la
empresa, las asociaciones patronales y los sindicatos afectados. En todo caso, los sindicatos
más representativos y los representativos, las asociaciones empresariales representativas en
los términos del art. 87 ET y los órganos de representación legal o sindical de los trabajado-
res podrán personarse como partes en la ejecución, aunque no hayan sido parte en el pro-
cedimiento previo de constitución del título ejecutivo, siempre que su ámbito de actuación
se corresponda o sea más amplio que el del conflicto. El Fondo de Garantía Salarial será
siempre parte en estos procesos (art. 247.1 a) LJS).
2º) Acreditación de la representación. El sindicato acreditará la autorización para instar o
adherirse al proceso de ejecución respecto a sus afiliados en la forma general (art. 20 LJS).
Con relación a los no afiliados, lo acreditará mediante autorización documentada ante cual-
quier órgano judicial o de mediación o conciliación social o ante la persona expresamente
autorizada por el propio sindicato haciendo constar ésta bajo su responsabilidad la autenti-
cidad de la firma del trabajador en la autorización efectuada en su presencia y acompañando
los documentos de acreditación oportunos. Este último sistema de acreditación se aplicará
en caso de que, quien inste la ejecución, sea un órgano de representación unitaria de los
trabajadores (art. 247.1 b) LJS).
3º) Opción individual por el proceso declarativo. Los sujetos que, pudiendo resultar be-
neficiados por el título ejecutivo, no quieran ejercitar su acción en el proceso de ejecución
colectivo, podrán, en su caso, formularla individualmente a través del proceso declarativo
que corresponda (art. 247.1 j) LJS).
Lección 30. Los medios de impugnación y la ejecución de sentencias 1061
4º) Parte ejecutada. Los títulos ejecutivos de ámbito superior a la empresa se ejecutarán
colectivamente empresa por empresa (art. 247.1 i) LJS). De este modo, en esta modalidad
procesal ejecutiva, la empresa es la parte ejecutada, aunque el conflicto colectivo sea de
ámbito supraempresarial. En esta lógica, los órganos unitarios de la empresa contra la que
se interponga la ejecución, así como la empresa frente a la que se inste la misma, estarán
legitimados en este proceso de ejecución aunque no hayan sido parte en el procedimiento
previo de constitución del título ejecutivo (art. 247.1 a) LJS).
5º) Requerimiento al ejecutado. Una vez comprobada la legitimación activa de los ejecu-
tantes y que el título ejecutivo es susceptible de ejecución individual, el secretario judicial
requerirá a la empresa ejecutada para que, tratándose de ejecución pecuniaria, cuantifique
individualizadamente la deuda y proponga una fórmula de pago, en relación a cada uno
de los trabajadores en cuya representación se inste la ejecución. Este requerimiento ha de
cumplirlo la empresa en el plazo de un mes, que podrá prorrogarse por otro mes cuando
la complejidad del asunto lo exija (art. 247.1 c) LJS). La parte ejecutada puede oponerse
formalmente a la ejecución, en todo o en parte, en cuyo caso se seguirá el trámite incidental
general del art. 238 LJS (art. 247.1 f ) LJS).
6º) Posición del ejecutante ante la propuesta de pago del ejecutado. De ofrecer el ejecutado
una propuesta de pago, el secretario judicial instará a la parte ejecutante para que manifieste
su conformidad o disconformidad con los datos proporcionados, así como sobre el resto de
elementos de la propuesta de pago. La parte ejecutante habrá de manifestar su posición en
el plazo de un mes, que podrá prorrogarse por otro mes cuando lo requiera la complejidad
del asunto (art. 247.1 d) LJS).
7º) Avenencia y desavenencia. Si la parte ejecutante acepta, en todo o en parte, los datos
suministrados de contrario sobre la cuantificación y la propuesta de pago, el secretario judi-
cial documentará, en su caso, la avenencia en los extremos sobre los que exista conformidad,
incluyéndose el abono de los intereses si procedieran, pero sin imposición de costas (art.
247.1 e) LJS). En caso contrario, es decir, de no aceptarse por la parte ejecutante, en todo o
en parte, los datos proporcionados por la parte ejecutada o su propuesta de pago, se seguirá
el trámite incidental general del art. 238 LJS (art. 247.1 f ) LJS).
8º) Prueba y resolución de la cuestión incidental. Para concretar si los solicitantes están afec-
tados por el título y las cantidades líquidas individualizadas objeto de condena, las partes
deberán aportar prueba pericial o de expertos, o la proposición de una prueba conjunta de
dicha clase o encomendarle al órgano judicial el nombramiento de un perito o de un exper-
to a tal fin. El juez o tribunal dictará auto en el que, previa resolución de las causas de oposi-
ción que hubiere formulado la parte ejecutada, resolverá si, según los datos, características y
requisitos establecidos en el título ejecutivo, reconoce a los solicitantes como comprendidos
en la condena y, en el caso de condena de cantidad, el importe líquido individualmente
reconocido a su favor, dictándose, a continuación, la orden general de ejecución (art. 247.1
g) LJS).
9º) Recursos. Contra las resoluciones que se dicten en esta modalidad de ejecución cabrá
interponer recurso de reposición, que no suspenderá la ejecución. Contra la resolución de
la reposición no se dará ulterior recurso (art. 247.1 h) LJS).
1062 Jesús R. Mercader Uguina
LECCIONES DE
DERECHO DEL
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