Miguel de Mora - Ovidio, El Poeta Sincero
Miguel de Mora - Ovidio, El Poeta Sincero
Miguel de Mora - Ovidio, El Poeta Sincero
1-5)
1
CARTAULT (1909) 3-31.
2
Merece la pena transcribir el comentario de LUCK (1993) 150: «Al leer a
Ovidio, se pregunta uno a veces si fue frívolo por propia elección o por desilusión o
si, quizás, le desilusionó la frivolidad. En cualquier caso, no queda la menor duda de
que era un gran artista. Encontramos en él un derroche de talento, tenemos la
impresión de que su ingenio y su imaginación nadan en la abundancia. Hay tanto
talento en su poesía que se atreve a despilfarrarlo incluso en sandeces, en exuberante
afectación, en todo tipo de egomanías y obsesiones caprichosas.»
3
ALLEN (1950) 146.
que lo que dice es cierto, sino de que lo dice de forma sincera: que cree
en lo que dice y que posee las cualidades que predica4. La relación pasa a
establecerse entre el autor y el auditorio, en lugar de entre el autor y la
obra de arte. La sinceridad es una cuestión de estilo y no de personalidad:
el orador/poeta tiene que convencer a los oyentes/lectores de la sinceridad
de su personaje (aquel en cuya piel se ha metido para llevar a buen puerto
su caso o su poema), y para ello utilizará los medios que considere
adecuados para que su verdadero yo no transluzca en el personaje
construido. Por lo tanto, estamos ante una actitud diferente. Desde el
primer presupuesto, la calidad del poeta estribará en plasmar parte de su
verdadera identidad en el personaje narrador, que es lo que lo torna
sincero; desde este segundo, muy al contrario, la calidad consistirá en no
reflejarse de ninguna manera en el personaje creado, volverlo indepen-
diente de sí mismo, aunque puedan coincidir en algunos aspectos.
Ahora bien, ¿podemos llamar sincero a Ovidio desde este punto de
vista, que tiene en atención la estética clásica? Al contrario que Allen5,
me parece que ni siquiera así podemos llamar sincero al Sulmonense. Es
más, teniendo en cuenta la pobreza de documentos que poseemos para la
reconstrucción de las vidas de los poetas de la Antigüedad, sólo por este
criterio, y no por el anterior, es por lo que podemos afirmar la
superioridad de Catulo, Tibulo o Propercio sobre Ovidio. Aclaremos esta
afirmación: podemos decir que la sinceridad, desde este punto de vista
retórico, estará caracterizada por la cohesión ética y la coherencia
enunciativa. Por cohesión ética me estoy refiriendo a la unidad del ethos,
en la terminología aristotélica, del personaje, que debe ser unitario en
determinado corpus literario, por encima de las variaciones patéticas. La
coherencia enunciativa es la adecuación entre el tipo de discurso y el
instante del personaje narrador, instante caracterizado por su ethos
particular y por el pathos específico de su circunstancia. En realidad,
cuando nos parece que contemplamos en los poemas la sinceridad del
autor real, que esparce jirones de sus sentimientos verdaderos aquí y allá,
4
ALLEN (1950) 146-147.
5
ALLEN (1950) 157.
6
De todas formas, la cohesión ética de cualquier poeta elegíaco es tan sólo
aparente y no resiste un análisis riguroso. Cf. JAMES (2003) 121-132.
7
BOYD (1997) 139. En una nota de esta página la autora explicita su posición
sobre la existencia de dos personajes creados por Ovidio, “narrator” e “poet”.
Los capítulos 4 y 5 de su obra se fundamentan en la consideración de esta distinción.
Defiende, así, en toda la obra de Amores la existencia de dos narrativas, una de una
historia amorosa y otra de una historia sobre el propio género elegíaco. Nuestro
estudio parte del mismo presupuesto, aunque las intenciones que pretendemos son
otras.
8
HOLZBERG (2002) 46. En realidad, toda esta obra de Holzberg se centra en el
estudio de las máscaras poéticas de Ovidio, y constantemente realiza esta lectura
doble, de la historia amorosa y metapoética.
A. Narrador de la historia
B. Narrador metapoético
C. Autor real
A. Narrador de la historia
B. Narrador metapoético
C. Autor real
A. Narrador de la historia
B. Narrador metapoético
C. Autor real
9
Cf. GREENE (1998) 70.
10
BUCHAN (1995) 54-56, hace hincapié en que lo interesante del eco
virgiliano es la ausencia de uir; pero no indica que esta ausencia está bien marcada
por la repetición fónica. Ovidio casi insinúa: “he estado a punto de decir uir pero no
lo he dicho”.
11
Cf. el comentario de MILLER (2002) 242.
12
Athanassaki (1992).
se nos indica otra cosa: cuando aquella materia bélica dejó de tener su
lugar, debido al cambio de metro, quedó un espacio vacío que va a ser
rellenado ahora, como se nos indica en los versos 19-20:
te mihi materiem felicem in carmina praebe;
prouenient causa carmina digna sua.
13
Para esta asociación entre Ovidio y Júpiter, cf. CURRAN (1966), BARSBY
(1975) y MARTYN (1981) 2439.
14
BUCHAN (1995) 72-74.
15
Sobre la conexión entre Corina y la propia Elegía personificada, patente en
este poema, véase KEITH (1994) 29-33.
16
Cf. MCKEOWN (1989) 21 y BUCHAN (1995) 68.
17
HOLZBERG (2002) 48.
Bibliografía citada:
Niklas HOLZBERG (2002), Ovid. The Poet and his Work. Translated from
the German by G. M. Goshgarian, Ithaca and London.
Sharon L. JAMES (2003), Learned Girls and Male Persuasion. Gender
and Reading in Roman Love Elegy, Berkeley-Los Angeles-
London..
Alison M. KEITH (1994), “Corpus Eroticum: Elegiac Poetics and Elegiac
Puellae in Ovid’s Amores”: Classical World, 88.1, 27-40.
George LUCK (1993), La elegía erótica latina. Traducción española de
Antonio García Herrera, Sevilla.
John R. C. MARTYN, “Naso – Desultor amoris (Amores I-III)”: ANRW
II.31.4 (1981) 2436-59.
James C. MCKEOWN (1989), Ovid: Amores. Volume II. A Commentary on
Book One, Leeds.
Paul A. MILLER (2002), Latin Erotic Elegy. An anthology and reader,
London and New York.
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Résumé: Accuser Ovide élégiaque d’insincérité est un lieu commun dans la critique
littéraire. Dans l'inévitable comparaison entre les Amours et l’œuvre de Tibulle et de
Properce, la vraisemblance que ces auteurs présentent se trouve soulignée, par
opposition à l’apparente distanciation du poète de Sulmone. Dans cet article nous
nous proposons, dans un premier temps, de fixer les bases théoriques qui permettent
de révéler où réside l’impression de sincérité transmise par un poète pour, par la suite,
établir les critères qui donnent le moyen de qualifier Ovide de poète sincère. S’il est
vrai que, à partir d’une perspective poétique ou d’une rhétorique, nous trouvons
qu’Ovide semble, effectivement, être un poète peu sincère, nous estimons toutefois
que, du point de vue de la pragmatique littéraire, qui établit des distinctions entre les
personnages-narrateurs qu’Ovide crée, il est possible de découvrir que notre poète est
le plus sincère de tous les poètes élégiaques.
Mots-clé: Ovide; Amours; sincérité; vraisemblance; personnage-narrateur; narrateur
méta-poétique.