TEXTO (Por Qué La Observación de Bebés en La Formación Psicoanalítica)

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¿Por qué la observación de bebés en la formación

psicoanalítica?1

Claudia L. Borensztejn, Silvia L. Neborak,

Clara Nemas, Virginia Ungar

INTRODUCCION A LA DISCUSION

Hace aproximadamente 10 años, un grupo de cinco psicoanalistas con experiencia


clínica en trabajo con pacientes adultos y niños, nos reunimos para realizar
observaciones de bebés con el método de Esther Bick. Después de haber realizado
cada una nuestra propia experiencia, comenzamos a coordinar grupos de candidatos y
miembros en nuestras respectivas instituciones y a escribir y publicar nuestras ideas
(Borensztejn, C., 2000; Borensztejn, C. et al, 1998; Borensztejn, C. et al, 2000;
Borensztejn, C. et al, 1999; Borensztejn, C. et al, 2001; Neborak, S. et al, 1999; Neborak,
S. et al, 2001; Neborak, S. et al, 2000). A partir de nuestra experiencia re-descubrimos
la importancia de incluir esta práctica en la formación del psicoanalista, como ya había
sido planteado por Mrs Bick cuando diseñó el método de observación de bebés hace
más de 50 años. Con una mirada retrospectiva, nos proponemos reflexionar en este
workshop, acerca de la vigencia de nuestras motivaciones iniciales. Pensamos que en
este momento crítico de la práctica psicoanalítica, la vuelta a la observación nos
acerca al contexto de descubrimiento del psicoanálisis. Recordemos a Freud invitando
a los padres de Hans a observar a su hijo, su observación del Fort-da y las reflexiones a
las que dio lugar. Tengamos presente a Melanie Klein observando a Fritz-Erich, a Anna
Freud y sus trabajos sobre observación en guarderías.

La observación de bebés, tal como fuera propuesta por Mrs. Bick, se inserta en el
contexto teórico kleiniano y post-kleiniano de las relaciones de objeto tempranas. Esta
tiene como correlato clínico a la denominada transferencia temprana (Etchegoyen, R.
H., 1999). La técnica kleiniana se basa en la exploración de la transferencia temprana
con su concomitante correlato contratransferencial. Consideramos que la observación
de bebés es un instrumento adecuado para ayudar a desarrollar la receptividad para
dichas transferencias en el trabajo clínico tanto con pacientes niños como con adultos,
y es éste uno de los motivos por los que la proponemos como parte de la formación
psicoanalítica. Este es el planteo al que nos referiremos en el presente trabajo.
ALGO MÁS DE HISTORIA

Los trabajos de Mrs. Bick (Bick, E., 1964, 1968, 1985) –creadora del método de
observación de bebés (MOB)– han estado desde el comienzo en el background de
nuestra tarea. Volviendo a pensar en ellos no deja de sorprendernos la actualidad de
sus preocupaciones y de sus ideas gestadas hace cincuenta y cinco años.

Brevemente recordamos que Mrs. Bick creó este método integrando su formación
previa como psicóloga experimental con su amplia experiencia como psicoanalista y
docente en este campo. Su intención era afinar el instrumento psicoanalítico de los
candidatos, particularmente en lo que se refería a las dificultades en el contacto con la
contratransfererencia.

En el transcurso de nuestra experiencia y reflexión acerca de la importancia de este


método, creemos que hay otros factores que podrían ser agregados a los objetivos
planteados inicialmente por Mrs. Bick.

Entre estos factores se encuentra uno al que algunos autores se han referido como
actitud analítica. Consideramos que la actitud analítica (Ungar, V., 2000) es una
capacidad a ser conquistada pero que a su vez que exige un trabajo permanente para
ser sostenida. En este sentido, pensamos que la observación psicoanalítica de bebés
podría constituirse en una herramienta importante en la formación continua del
psicoanalista.2

Consideramos que en principio los componentes de la actitud analítica son la


receptividad, la disposición a la observación, la tolerancia tanto al misterio como al
desconocimiento y la inclinación a tratar de reflexionar antes que actuar.

DEL OBSERVADOR AL ANALISTA - EJERCICIO DE UNA PRACTICA

Recordemos que el método de Observación de Bebés modelo Bick incluye tres etapas:

1) Observación: la OB. se realiza generalmente en el contexto familiar con un setting


que tiene puntos de contacto con el encuadre psicoanalítico, como veremos en un
próximo apartado, aunque las condiciones parezcan tan distintas: el observador
concurre semanalmente al hogar del bebé en un horario y tiempo constante, sin tomar
notas en el momento.

2) Registro: consiste en la narrativa escrita, tratando de incluir


Todos los detalles que se recuerde de lo observado en la visita, e incluyendo
especialmente los efectos que sobre el observador mismo ha tenido la experiencia.
(Para las autoras el registro escrito se constituye en un antecedente facilitador de la
reconstrucción de sesiones en un tratamiento psicoanalítico, así como también de
posibles comunicaciones científicas.)

3) Discusión grupal: se realiza en seminarios semanales integrados por hasta cinco


observadores y un coordinador entrenado. Tal como fuera planteado en un trabajo
anterior (Borensztejn, C. et al, 1998), privilegiamos este momento del método en el
que varias mentes trabajando juntas pueden acceder a conjeturas imaginativas,
estimuladas por la lectura y discusión grupal de los materiales de observación.

Durante la observación, el observador se encuentra expuesto a emociones intensas


que se recrean en el momento de la reunión grupal. El trabajo en el seminario permite
la exploración de las situaciones que en un tratamiento psicoanalítico se desarrollarán
como fenómenos de transferencia-contratransferencia. Pensamos que este método así
planteado, permitirá al candidato en formación ponerse en contacto con las
dificultades que presenta la experiencia de cercanía con la vida emocional temprana a
la que lo expondrá su práctica como psicoanalista. Otro aspecto que hemos
considerado valioso es que esta práctica le permite al candidato poner a prueba su
vocación y disponibilidad para llevar adelante una de las “profesiones imposibles”.

LA ETICA EN LA OBSERVACION DE BEBES

Hemos querido dedicarnos particularmente al tema de la ética, ya que éste aparece


con cierta frecuencia en las discusiones entre los que practicamos el método de
observación de bebés. Este tema es también un argumento relevante en los autores
que plantean críticas a la implementación de este método. Las críticas se centran
principalmente en la preocupación por las vicisitudes de las transferencias
inevitablemente despertadas con el observador, en distintos miembros de la familia
del bebé observado. La consideración de estos argumentos3 nos ha ayudado a revisar
un tema que –a nuestro entender– está implícito tanto en la práctica de la observación
de bebés como en el tratamiento psicoanalítico, mostrando los puntos de contacto
entre ambas situaciones. La ética del psicoanálisis se expresa de modo privilegiado en
la regla de abstinencia, que prescribe no satisfacer los deseos del paciente ni los del
analista, y en la neutralidad analítica, que se manifiesta en la interpretación
desinteresada, que no lleva otro propósito que el de informar (Borensztejn, C. et al,
2001). Tanto la regla de abstinencia como la neutralidad rigen también el
posicionamiento del observador frente a su tarea.

Además de estos aspectos compartidos con la ética general del psicoanálisis, el


método de observación de bebés tiene algunos elementos que le son particulares. En
primer término está el compromiso de anteponer el respeto por la mamá y el bebé
ante cualquier otro objetivo. Esto implica la posibilidad de interrumpir una
observación si se piensa que ésta puede actuar como una interferencia que perturbe
de alguna manera a la familia. En un segundo plano ubicamos la finalidad formativa
del observador. El reconocimiento de este objetivo refleja una actitud ética que se
expresa en la modestia y agradecimiento hacia quienes nos permiten hacer la tarea.
En la medida en que difiere en los objetivos de un trabajo de investigación, las
preguntas e intervenciones se mantienen en un nivel mínimo, para interferir lo menos
posible con el desarrollo natural de la relación mamá-bebé.

Nos ocuparemos con mayor detenimiento del problema de las transferencias


despertadas en el vínculo con el observador. Sabemos que se desarrollan
transferencias en todas las relaciones humanas. En la sesión, el contacto del paciente
con el encuadre psicoanalítico permite que esas transferencias encuentren un espacio
continente en el que van a poder expresarse. La actitud analítica del terapeuta y su
compromiso ético de no responder con acción sino con disposición a comprender y
reflexionar, pone en marcha el proceso analítico. Este se va a centrar en el despliegue
de la neurosis de transferencia.

En la práctica de la observación de bebés no creamos un dispositivo para el desarrollo


de la neurosis de transferencia, que es la que específicamente estamos llamados a
resolver como psicoanalistas en un análisis. El vínculo con la familia está basado en un
contrato en el que están en juego los aspectos adultos de la personalidad, que serán
los responsables de tramitar los efectos promovidos por las ineludibles transferencias
desplegadas por los aspectos infantiles. Estos efectos, primordialmente emocionales
pero también expresados en conductas concretas (seducción, provocaciones,
consultas) son en primer lugar –y cuando es posible– “contenidos” en la mente del
observador y no actuados durante la observación hasta tanto estas emociones puedan
ser tramitadas en los sucesivos momentos y distintos espacios propuestos por el
método.

Pensamos que el primer nivel de reflexión acerca de las emociones suscitadas en la


observación se da en el momento del registro escrito que se sugiere realizar a la salida
de la casa del bebé. Un segundo nivel ocurre en el seminario semanal, cuando se lee y
discute la observación. Es allí adonde se despliegan las múltiples respuestas de cada
integrante del grupo al relato de la observación y se correlacionan con las emociones
recíprocas desde y hacia la familia que el observador ha percibido en el campo.
Pensamos que este trabajo grupal permite la exploración de las respuestas
emocionales que en la clínica se manifiestan como transferencia-contratransferencia.

En muchos seminarios hemos detectado respuestas emocionales inconscientes del


grupo hacia la familia observada, que han debido ser trabajadas con intensidad en la
reunión semanal, enriqueciendo la comprensión de la transferencia como situación
total, tal como lo plantea Betty Joseph (1976) en su excelente artículo..

Lo que acabamos de describir se correspondería con el concepto de “grupo de trabajo”


planteado por Bion, que es un modelo al que aspiramos. También es cierto que la
tarea grupal implica una tensión constante con el funcionamiento en base a supuestos
básicos, siempre presente.

POR QUE PROPONEMOS EL M.O.B. EN LA FORMACION PSICOANALITICA

Como lo hemos propuesto al comienzo, el método de observación de bebés desarrolla


capacidades vinculadas a la actitud analítica ya que, como hemos ido describiendo,
implica una disposición a observar, un compromiso a registrar en detalle la
experiencia incluyendo las emociones que genera y a dedicar un tiempo de reflexión
grupal en el seminario. Es por esto que pensamos y proponemos que el MOB deviene
en una herramienta invalorable en el camino de la adquisición y consolidación de la
actitud analítica.

Pensamos que la observación de bebés es, sobre todo en personas que cuentan con la
continencia de su análisis personal, una disciplina idónea para el desarrollo de la
función psicoanalítica de la personalidad como la describiera Bion. Para este autor, la
observación es una de las dimensiones que va a esclarecer el objeto psicoanalítico.
Insiste en el peligro de los analistas que teorizan indiferentes a los hechos que surgen
en la práctica y propone una teoría de las transformaciones “que no se puede aplicar
sino a aquellas situaciones en las cuales la observación es esencial” (Bion, W. R., 1962,
1965, 1974).

La experiencia de la observación de bebés nos ha proporcionado modelos para pensar


y modular la práctica analítica particularmente con pacientes que pasan por
momentos muy regresivos. Desde otro punto de vista, también es cierto que la
observación de bebés desarrolla en quien la practica la capacidad de construir
modelos, conjeturas imaginativas, que pueden dar significación y sentido a los
vínculos emocionales tempranos actualizados en la transferencia, en el caso de la
práctica psicoanalítica.

La exposición a sentimientos intensos, el impacto de sentirse atraído hacia un campo


emocional de fuerzas, y la lucha por mantener el propio balance y el sentido de uno
mismo, son aspectos valiosos del entrenamiento psicoanalítico. Estos aspectos del
aprendizaje están ligados con la distinción que hace Bion entre aprender acerca de
algo como experiencia intelectual y aprender de la experiencia emocional, que implica
un proceso de transformación con cambios en la personalidad.

LA DISCUSION GRUPAL COMO MOMENTO PRIVILEGIADO DE LA TAREA

La tarea de reunión semanal grupal en el seminario de discusión de las observaciones


con un coordinador es, a nuestro entender, lo que define lo singular de nuestro
trabajo. En un artículo anterior hemos planteado la idea, basada en Meltzer, de que
cada uno de los integrantes del seminario, tiende a encarnar los distintos dramatis
personae de la mente del observador o aspectos de su self. También podemos decir
que los diversos puntos de vista surgen de acuerdo a las diferentes identificaciones
que asumen los miembros del grupo con los integrantes del campo observacional
(mamá, bebé, papá, hermano, abuelos, empleada, etc.).

La idea que quisiéramos enfatizar es que es en el espacio del seminario grupal, en el


que aparecen los diferentes puntos de vista o vértices, donde radica la base de un
aprendizaje por la experiencia acerca de la complejidad de la vida mental. Los
distintos puntos de vista que alternativamente aparecen en el trabajo grupal y que
representan una demanda de trabajo para el grupo, hace más evidente el riesgo del
deslizamiento hacia una explicación o a una teorización prematura, que ponen de
manifiesto la defensa contra el dolor ligado a la intolerancia a no comprender.
La tarea grupal nos provee asimismo de un material vivencial, como observadores
ahora y como analistas después, acerca de cómo se construyen conjeturas-hipótesis
provisorias que podrán ser sostenidas por la recurrencia de un mismo pattern,
descartadas ante otras evidencias o enriquecidas por nuevas observaciones. Esta
tarea se puede dar solamente en el grupo, que a través de los aportes de sus distintos
integrantes, posibilitará la aparición de múltiples perspectivas.

Los significados que aparecen en el trabajo grupal son conjeturas. Pensamos que esta
manera de trabajar sirve como modelo para pensar la tarea con pacientes durante la
sesión analítica. No se trata de que la interpretación vehiculiza el saber de un analista
sobre el mundo interno del paciente, sino que aproxima hipótesis sobre las que
paciente y analista van construyendo significados.

UN BREVE EJEMPLO TOMADO DE NUESTRA TAREA RECIENTE

Esta observación presentó características especiales por distintos motivos. En


relación con la observadora, ella era el miembro más joven y más nuevo del grupo;
había entrevistado a la madre al final del embarazo y nada podía hacer prever la
dramaticidad de lo que ocurrió luego. La beba –hija de una joven pareja de médicos–
nació con un angioma cavernoso que no sólo deformaba su cara, sino que ponía en
riesgo su vida y le provocaba mucho dolor al amamantar. Al comienzo la observadora
tenía que ponerse barbijo para acercarse a la beba. Por lo tanto se trata de una
experiencia que puso a prueba la capacidad de contención de la observadora y del
grupo frente a la ansiedad de muerte, la ambivalencia y la culpa de la mamá, presentes
en los primeros meses de esta beba.

La observadora retoma sus visitas después de un intervalo de 2 meses por vacaciones.


Tomaremos dos aspectos puntuales de esta observación y del modo en que fue
procesada en el grupo.

– “Veo a Sandra linda por primera vez”. El angioma, que abarcaba la nariz y boca de la
beba, parecía significado por los padres más como una deformidad que como una
malformación, y había una intención de intervenir quirúrgicamente a la beba al año,
“antes de que ella se diera cuenta de lo que tenía”. En este reencuentro, la observadora
comenta lo linda que es la beba, con “una sonrisa tan brillante que esconde la
enfermedad”. El grupo se conmueve con estos comentarios y se siguen dos líneas de
pensamiento. Por un lado se piensa en la noción de belleza ligada al conflicto estético
de Meltzer y en las ideas de Piera Aulagnier acerca de la importancia para un bebé de
ser “catectizado” libidinalmente. Se sugiere que ha habido una identificación de la
observadora con la madre y la abuela, que han podido rescatar los aspectos hermosos
de esta beba, ligados a su lucha por el desarrollo y por sobreponerse a las serias
dificultades que ha enfrentado. Por otra parte se reflexiona en el grupo acerca de que
el contacto con el desarrollo de los bebés promueve una sensibilidad hacia los
aspectos del paciente que tienden al crecimiento más que la mirada dirigida hacia la
enfermedad.

– Se prosigue la lectura y en otro momento la observadora describe cómo la mamá


toma a Sandra en brazos y la arroja hacia arriba “como en un vuelo cortito”, juego que
la beba parece disfrutar mucho, pero que causa “un poco de espanto” en la
observadora, porque “parece un típico juego de hombres, de padres, hacer volar a los
hijos”. Cuando la observadora lee este fragmento, se produce un momento de intensa
ansiedad en el grupo que parece interrumpir o mejor dicho irrumpir en la tarea. Las
participantes del seminario comienzan a traer ejemplos personales y acaloradamente
se superponen hablando –situación no habitual en el grupo. Comienzan a tomar
partido a favor o en contra de la madre, criticando o apoyando esta práctica de “hacer
volar” y se inicia una discusión que parece desenfocada de la observación. Cuando las
coordinadoras señalan este momento de ansiedad, el grupo puede volver a pensar
sobre la observación y surgen una serie de conjeturas que permiten profundizar la
discusión generando nuevos aportes. Parecería que en este momento hubo una
identificación de las integrantes del grupo con un bebé en riesgo de ser alejado de la
madre por un aspecto paterno: “ese es un juego que hacen los hombres, los padres”,
dicen críticamente los miembros del grupo. Esta conjetura se confirma cuando se
continúa con la lectura del material en el que más adelante la madre relata que la beba
ya duerme sola en su propia habitación y que fue el padre quien a los cuatro meses de
la beba tomó esta decisión pese a las dudas de la madre. La beba había requerido
cuidados nocturnos por su angioma hasta ese momento, pero ya no eran necesarios
desde el punto de vista médico. Desde esta perspectiva, surgieron hipótesis
complementarias, así como la beba duerme fuera del cuarto de los padres, al haber
terminado el período de riesgo vital, la madre tenía en el horizonte su regreso al
trabajo y por lo tanto podía incluir en el juego la idea de la separación.
ACERCA DEL ENCUADRE EN AMBOS METODOS

Consideramos que sería importante poder conceptualizar una metapsicología del


encuadre de la observación de bebés ya que pensamos que ésta tiene varios puntos de
contacto con las funciones del encuadre psicoanalítico (Neborak, S. et al, 2001). El
encuadre en la observación de bebés puede ser considerado –más allá de los aspectos
formales– como un derivado de las funciones de los objetos internos en la mente del
observador (Ríos, C. y Rimoldi, R., 1995). Desde esta aproximación, la función de
continente encuentra un lugar en el encuadre de la observación de bebés, en la
presencia pautada del observador que pone a disposición su receptividad.

Siguiendo las ideas de Ríos y Rimoldi proponemos que el encuadre de la observación


de bebés con el método de Bick implica también la función de delimitación, que
incluye todos los elementos que operan como un límite a las fantasías de los aspectos
infantiles activados en la familia. Están involucrados aquí los aspectos restrictivos del
setting de la observación: el observador no está disponible en cualquier momento ni
para cualquier tipo de intercambio que no sea el acordado. Proponemos que la regla
de abstinencia propia del método de observación creado por la Sra. Bick, consiste en
que el observador concurre, en principio, sólo a observar. Nos hacemos cargo de un
hecho (Neborak, S. et al, 2001): una dosis de actuación va a ser ineludible, tal como
sucede en el proceso analítico, incrementada quizás en el caso de la observación de
bebés porque no tenemos el recurso de interpretar. Otros dos ingredientes son el
fuerte compromiso emocional que toda observación supone y la tendencia
inconsciente a identificarnos con los protagonistas de la escena observada.

ALGUNAS CONCLUSIONES PROVISORIAS

Una función relevante de la observación de bebés en la formación de futuros analistas


es la de permitir el contacto con las propias dificultades para observar; la práctica de
este método permite la posibilidad de desarrollar la capacidad de observación.

Si hacemos un paralelo con la situación analítica, al formular la regla fundamental al


comienzo de un análisis, sabemos que la capacidad de asociar libremente no existe
casi en ese momento inicial y que se va a desarrollar a lo largo del proceso analítico.
Del mismo modo, la capacidad de observación también va a evolucionar, sostenida por
la tarea grupal. Nuestra experiencia también nos muestra que esta aspiración puede
no cumplirse.

Estas reflexiones nos llevan a enfatizar la importancia del análisis personal del
observador así como el valor de esta práctica, sobre todo en la etapa del comienzo de
la formación psicoanalítica. En este caso, la concebimos como una práctica pre-clínica
que permite al observador ir acercándose a su posible aptitud para la tarea
psicoanalítica. Nos parece también que podríamos considerar a la práctica del método
como un elemento de ayuda para detectar las inclinaciones vocacionales erradas.

La experiencia de observación de bebés como parte de la formación psicoanalítica


requiere aún de reflexiones teóricas. En este sentido, uno de los problemas teóricos a
considerar se refiere a la dualidad entre la observación y la hermenéutica. Otro es el
de la base empírica, en cuanto a tomar material que no provenga de sesiones
psicoanalíticas. Quizás nos ayude a pensar acerca de estos temas si recordamos que
Freud tuvo el enorme mérito de transformar en discursivos hechos que no lo eran,
como los chistes y los actos fallidos. Estos tampoco fueron tomados del contexto de
sesiones, sino de la observación de la vida cotidiana y encontraron un lugar en la
organización discursiva del psicoanálisis. Melanie Klein a su vez incluyó un terreno
observacional como el del juego y las actitudes de los niños y lo transformó en parte
de la hermenéutica psicoanalítica. Por lo tanto pensamos que el límite, en el método
de observación de bebés, entre lo que es puramente descriptivo y lo que es discursivo
y, por lo tanto significativo, es algo a estudiar.

1 Material para leer en el workshop de Observación de Bebés en el Congreso


Psicoanalítico Internacional de Nueva Orleáns, 2004. Psicoanálisis APdeBA - Vol. XXV -
Nº 1 – 2003.

2 Un grupo de colegas ha agregado la observación de bebés como un cuarto pilar al


trípode de Eitingon (Borensztejn, C. et al, 2001).

3 Grotstein, J. S. (2001) Comunicación personal. Guignard, F. (1997) “En observant


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cuestionamientos hemos considerado especialmente para pensar y precisar nuestras
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Claudia L. Borensztejn

Uruguay 1061, 2º 43 1015, Capital Federal Argentina


Silvia L. Neborak

Billinghurst 2358, 1º “B” C1425DTV, Capital Federal Argentina

Clara Nemas

French 3023 C1425AWK, Capital Federal Argentina

Virginia Ungar

República de la India 2823, 7º “C” C1425FCC, Capital Federal Argentina

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