Evolución Del Notariado en México Ramsel
Evolución Del Notariado en México Ramsel
Evolución Del Notariado en México Ramsel
En 1492 la América descubierta por Cristóbal Colon estaba compuesta por diversos
pueblos cuyos conocimientos astronómicos, agrícolas, comerciales,
arquitectónicos, entre otras habilidades les permitió desarrollarse culturalmente
unos más que a otros.
La escritura que utilizaban era ideográfica debido a que no contaban con un alfabeto
fonético, de este modo hicieron constar varios acontecimientos, tales como simples
noticias, el pago de tributos y las operaciones contractuales. Entre los pueblos que
conformaban la región de la República Mexicana estaban los aztecas, toltecas,
mixtecos-zapotecas, otomíes y mayas.
En esa época no existía la figura del notario o del escribano, existía un funcionario
que se le compara con el escriba egipcio, se llamaba Tlacuilo.
El maestro Bernardo Pérez Fernández del Castillo nos explica la función del
Tlacuilo, que era la de redactar y relacionar hechos así como asesorar a las partes
contratantes cuando se necesitaba realizar una operación, pero no tenían el
carácter de funcionarios públicos ni de fedatarios.
Letrado como era Cortés y familiarizado con las leyes que aplican los escribanos,
aquilató el papel primordial e indispensable que éste puede y aún debe desempeñar
en sociedad. Por eso el conquistador se hizo acompañar de un escribano en todas
sus hazañas y empresas guerreras. Bernal Díaz del Castillo menciona que cuando
Cortés llegó a Tabasco por la desembocadura del río Grijalva, pidió a Diego de
Godoy, escribano del rey que lo acompañara, que requiriese de paz a los
aborígenes, los que rechazaron el requerimiento, con lo cual no lograron más que
ser dispersos por su enemigo. Cortés tomó posesión de la tierra de Tabasco ante
su dicho escribano Diego de Godoy.
Durante la conquista, los escribanos como los fedatarios dejaron constancia escrita
de la fundación de las ciudades, de la creación de instituciones, de los asuntos
tratados en los cabildos y de otros hechos relevantes para la historia de esta época.
Cabe hacer mención que entre los integrantes de la expedición realizada por
Cristóbal Colón, se encontraba Rodrigo de Escobedo, escribano del consulado del
mar, quien debía llevar el diario de la expedición, con el registro del tráfico de
mercancías, hechos sobresalientes y actividad de la tripulación. Colón al regresar a
España, lo deja como tercer sucesor para ocupar la isla española, en donde siguió
ejerciendo sus funciones de escribano, y a quien se le considera el primero en
ejercer tal actividad en América.
Todas las Leyes de Castilla tuvieron una rápida incorporación en la nueva España,
y es natural que con la influencia y la presencia del conquistador no tardasen en
aplicarse las de la práctica notarial. Así, vemos que el 9 de agosto de 1525 se abre
el volumen primero del protocolo de Juan Fernández Del Castillo, con el
otorgamiento de un instrumento que lleva el número uno. Se trata de un mandato
conferido por Mendoza Suárez a Martín del Río, para cobrar cierta cantidad a Pedro
Maya”. El protocolo más antiguo que se encuentra en el Archivo General De
Notarias es de Juan Fernández del Castillo, correspondiente al año antes citado.
El cedulario de Puga, que contiene dos reales cédulas; la primera determina que el
real escribano de minas debe de desempeñar personalmente su función, en tanto
que la segunda determina que no debe cobrar honorarios excesivos.
Las Pandectas hispano- mexicanas de Juan N. Rodríguez de San Miguel, que son
una síntesis de disposiciones genuinamente mexicanas sobre el notariado16”
“Pero la primera organización notarial que se estableció fue la Cofradía de los
Cuatro Evangelistas. Desde 1947 los escribanos de la ciudad de México, decidieron
formar una cofradía que llamaron “De los cuatro Evangelistas”, cuyas producciones
y licencias son del año 1592. Estaba integrada por los escribanos y sus familiares,
con la finalidad de ayudar moral tanto económicamente a sus cofrades en forma de
una incipiente “mutualista” que protegía económicamente a sus familiares en caso
de defunción. Esta cofradía recibió beneficios religiosos por Sixto V y Pío VI. En
1777 decayó la institución como agrupación porque admitió en su seno a toda clase
de personas.
LA CONSTITUCIÓN DE 1824
LA CONSTITUCIÓN DE 1857.
Y viene otra nueva ley orgánica de notarios y actuarios del distrito federal, de fecha
29 de noviembre de 1867, cuyas notas relevantes fueron: a) Se puso fin a la venta
de notarías, b) Concluyó la actuación conjunta del notario y del secretario de
juzgado, y c) Se sustituyó el signo otorgado anteriormente por el rey, por el sello
notarial.
Esta ley dispuso que el ejercicio de la función notarial era de orden público y de
aplicación en Distrito y territorios federales, esta función era conferida por el
Ejecutivo de la Unión y su dirección estaba a cargo de él mismo a través de la
Secretaría de Justicia y disponía que el notario debía ser un profesional del Derecho
que debía quedar sujeto al gobierno, quien lo nombraba y vigilaba.
También determinó los impedimentos y los deberes del notario y obligaba a que el
protocolo fuera llevado en libros sólidamente empastados, certificados al principio y
al final y que podían ser hasta cinco usándose cronológicamente y sin interrupción.
Es importante mencionar que esta ley no distinguía entre el contenido de un acta y
el de una escritura; la primera contiene hechos jurídicos y la segunda actos jurídicos.
Por primera vez se obliga al notario a otorgar fianza para garantizar las
responsabilidades en que pueda incurrir en su actuación. Desde entonces los
notarios debían proveerse a su costa, en el Archivo General de Notarías del sello y
libros de protocolo, además de registrar ahí mismo su firma y su sello.
El número de notarios en esta época se limitó a cincuenta y es incluido en la ley el
arancel correspondiente, promulgado por el entonces Presidente de la República
Álvaro Obregón, el 31 de julio de 1921.
Esta ley dispuso que todos los instrumentos públicos expedidos por el notario que
corresponda y con sujeción a la misma, harán en juicio y fuera de él, prueba plena,
estableció un Consejo de Notarios, compuesto por un Presidente, un secretario y
nueve vocales que serían electos por los notarios en ejercicio de sus funciones,
residentes en la misma ciudad y de entre ellos mismos.
Esta ley en su artículo 12 definió al notario como "el funcionario que tiene fe pública
para hacer constar, conforme a las leyes, los actos que según estas deben ser
autorizados por él; que deposita escritas y firmadas en el protocolo las actas
notariales de dichos actos, juntamente con los documentos que para su guarda o
depósito presenten los interesados, y expide de aquellas y éstas copias que
legalmente puedan darse". Esta ley tuvo vigencia en el Distrito y Territorios
Federales.
Esta ley sostenía que la función notarial era de orden público y solo podía provenir
del Estado; definía al notario como aquel funcionario dotado de fe pública para hacer
constar los actos y hechos a los que los interesados deban o quieran dar
autenticidad conforme a las leyes; conservó el sistema de notarios titulares y de
notarios adscritos. En cuanto al notario adscrito revestía su actuación de más
importancia, ya que lo autorizaba para actuar indistintamente con el de número,
independientemente uno del otro y sin necesidad de recurrir a testigos de asistencia
en la autorización de cualquier instrumento; el adscrito suple al de número en sus
faltas temporales; y de tratarse de cesación definitiva del titular, el adscrito lo
sustituye si ha Estado en funciones de tal y ejerciendo el cargo durante más de un
año, inmediato anterior a la cesación, en caso contrario el nombramiento del notario
debería recaer en el aspirante más antiguo. La presente ley fijó en 62 las notarías
del Distrito Federal, cualquier notario podía actuar en todo el territorio de esa
entidad, se le autorizaba a desempeñar cargos de consejero jurídico o comisario
de sociedades, así como para resolver consultas verbales o por escrito, podía ser
árbitro o secretario en juicio arbitral pudiendo también redactar contratos privados;
a pesar de estas funciones tenía prohibido el notario ejercer la profesión de
abogado.
Esta ley establece los mismos requisitos para el otorgamiento de escrituras que la
primera, de hecho sigue el mismo método y estructura.
Los aspectos más sobresalientes de esta ley en cuanto a su evolución son los
siguientes:
La tercera ley se llamó Ley del Notariado para el Distrito Federal y Territorios, fue
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 23 de febrero de 1946. Esta ley es
la primera que contempla tanto al hombre como a la mujer como capaces de
desempeñar la actividad notarial. Continúa contemplando el carácter público de la
función notarial y la obligatoriedad de que el notario sea un profesional del Derecho
y de guardar secreto profesional. Al igual que la ley anterior precisa que el notario
estará investido de fe pública para hacer constar los hechos o actos jurídicos que
los interesados pretendan autenticar conforme a las leyes.
El protocolo continúa constituido por libros empastados con un número máximo de
diez en uso. Esta le y hace una clara distinción entre escrituras y actas, siendo
específicamente en cuanto al contenido, que como se mencionó anteriormente las
primeras contienen actos jurídicos y las segundas hechos jurídicos. Se autorizó al
ejecutivo a crear más notarías en casos de que las necesidades de una entidad así
lo requirieran. Las notarías que se crearan debían ser provistas por oposición. Esto
significó que la patente de notario solo podía ser obtenida mediante examen de
oposición, obligando a todos los aspirantes a prepararse técnicamente, tanto para
la teoría como para la práctica. De ser un examen excelente, no se tenía derecho a
ocupar la vacante únicamente por ese hecho, ya que necesitaba ser mejor que el
de los demás aspirantes que se presentaban la oposición.
Entre los conceptos que más destacaban de esta ley estaba el que se refiere a que
el ejercicio del notariado en el Distrito Federal se consideraba una función de orden
público, la cual estaba a cargo del Ejecutivo de la Unión, siendo ejercido a través
del gobierno del Distrito Federal y que por delegación se encomendaba a
profesionales del derecho en virtud de la patente que para tal efecto era otorgada
por el mencionado Ejecutivo a fin de ser desempeñada esta función en los términos
de la ley a que nos referimos.
Al paso de los años esta ley sufrió varias reformas; la primera en 1952, la segunda
en 1953 y la tercera en 1966. Estas reformas se dieron con el propósito de adecuarla
a las necesidades que surgían en la sociedad en ese momento. Estas reformas
fueron mínimas en cuanto a contenido se refirieron, de ahí que la estructura de la
ley fue modificada para así aparecer la legislación vigente del notariado denominada
Ley del Notariado para el Distrito Federal en 1980, publicada en el Diario Oficial de
la Federación el 8 de enero del mismo año.
Esta es la ley que hasta hace poco tiempo estaba en vigor; sin embargo, ya se
comentó sobre la nueva Ley del Notariado para el Distrito Federal.