Manifestaciones Del Inconsciente

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MANIFESTACIONES DEL INCONSCIENTE

ACTOS FALLIDOS: por ejemplo, vamos a algún lugar en transporte público. Estamos seguros de
haber leído correctamente la ruta. Sin embargo, terminamos muy lejos de nuestro destino, porque
nos equivocamos el autobús o la línea de metro. La hipótesis sería que nuestro rechazo a la cita
con el odontólogo hace que se imponga el deseo inconsciente de no ir.

EL SUEÑO: El sueño tiene un desencadenante fisiológico: la fatiga que hemos ido acumulando
durante el día hace que tengamos la necesidad de dormir. En este estado de reposo la censura del
súper-yo (instancia represiva de nuestro aparato psíquico) queda debilitada y nuestro inconsciente
es libre de generar una serie de alucinaciones en nuestra mente. Al despertarnos difícilmente nos
acordamos de nuestros sueños porque el súper-yo vuelve a actuar y a reprimir los deseos
inconscientes que el ello ha expresado a través de la fantasía onírica. Pero ¿por qué nuestro
psiquismo elabora esta fantasía? Según Freud esta fantasía tiene la función de “consolar” a
nuestra mente de las frustraciones que provoca la continua represión del súper-yo en el estado de
vigilia. Conscientemente fantaseamos con posibilidades irreales (conquistar a la mujer amada,
ganar la lotería) para consolar a nuestro ego con esas creaciones fantásticas, pues algo así sucede
en el sueño pero a un nivel más profundo, más radical, ya que, en la fantasía de la vigilia nuestro
súper-yo sigue actuando con mayor fuerza que en el estado de sueño.

Sin embargo, el sueño no representa, por lo general, nuestros deseos tal cual. EL súper-yo esta
débil pero no es inexistente así que el inconsciente debe de burlar a la censura de alguna manera;
según nuestro autor, el inconsciente burla esta censura en el sueño de dos modos principalmente:
mediante el desplazamiento y la condensación.

El desplazamiento es cuando un deseo se desplaza de un objeto a otro y se realiza en él. Por


ejemplo, el deseo inconsciente de matar al padre puede desplazarse como el sueño en donde se
caza un animal fiero y enorme. La condensación es cuando un sólo objeto adquiere la carga
afectiva de otros muchos. Es como si un tesoro o una puerta secreta en un sueño representase
una pluralidad de aspiraciones personales o deseos insatisfechos. Tanto desplazamiento como
condensación se ven moldeados por el principio de la transformación, en otras palabras las cosas,
en los sueños, nunca son lo que aparentan ser.

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TRANSFERENCIA: Veamos dos ejemplos cotidianos donde la mente hace cambios a la realidad de
acuerdo a sus motivaciones inconscientes. Un día me propongo a hablar en público y exponer un
tema que conozco bien. Antes de mi intervención, participa un maestro al que reconozco y
admiro; lo escucho con atención, pero siento una intensa ansiedad. ¿Por qué me angustio?
Cuando escucho a mi maestro, siento respeto y reconocimiento; sin embargo, también aparecen
los prestanombres y la situación toma otros matices: la rivalidad de un niño con un padre cuando
compara su potencia sexual, tamaño y fortaleza, y el temor al ridículo como producto de dicha
comparación —“es mejor que yo”, o bien, “¿y si me escucha y se siente avergonzado?”. Es
entonces que el público se convierte en una madre exigente que pide más de la cuenta y a la cual
no podré responderle. Así es la fuerza de nuestras motivaciones inconscientes, en donde el
resultado dependerá de cuál de estos personajes toma el comando de la situación.

Imaginemos ahora que estamos en una reunión social; de pronto llega una persona a la que no
conocemos y a quien jamás habíamos visto. De inmediato nos parece arrogante o desagradable y
comentamos con alguien: “no lo conozco, ¡pero, qué mal me cae!”. En situaciones de este tipo,
transformamos al otro en algo propio: sentimos enojo y rechazo aun cuando no sabemos de quién
se trata. Así, el recién llegado se vuelve un prestanombres de nuestros celos, rivalidad, odio o
cualquier otra emoción que en realidad se dirige hacia otros personajes de mayor relevancia en
nuestra mente.

La transferencia es un fenómeno universal que Freud descubrió durante la sesión y el proceso


psicoanalítico. Se dio cuenta de que el terapeuta se transformaba en una reedición idónea de los
personajes internos del paciente y que, por medio de este mecanismo, era posible actualizar el
pasado en el presente. Además, observó que la realidad y la fantasía se podían experimentar
paralelamente, así como aquello que corresponde al yo y al otro. Interpretar la transferencia
permite corregir el círculo vicioso en el que nos encontramos, donde distorsionamos la realidad, la
convertimos en aquello que no es y desde ahí interactuamos con ella. Cuando el terapeuta
muestra que no es ni hace lo que el paciente cree, entonces se rompe el encanto y aparece la
posibilidad de contrastar lo transferido y el objeto en el cual se han depositado esas emociones.

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