Cas. 1106-2017-Lima
Cas. 1106-2017-Lima
Cas. 1106-2017-Lima
AVANZIP alega que la ley española debe aplicarse. También alega que habiéndose
declarado la insolvencia de la empresa no se podía compensar.
Se resuelve que la ley aplicable es la peruana (Lugar de ejecución del contrato Cta.
Corriente) y si se puede compensar, que la insolvencia de AVANZIP debió tramitarse
por exequátur para que tenga fuerza en el Perú.
“…dado el carácter internacional del caso, ya que las partes en conflicto domicilian
en Estados diferentes, como es, el banco demandante en Perú y la empresa
demandada en España y no en todos los contratos se ha establecido la jurisdicción
a la que se encuentran sometidas, corresponde determinar la ley aplicable, ……que
en primer lugar, se debe verificar si existe un tratado internacional, con la debida
aprobación sobre una materia determinada, de ser así, será de aplicación el referido
tratado internacional y no el Código Civil peruano. Si no existe vigente un tratado,
son aplicables en el Perú las normas insertas en el libro X del referido código, y si
no es posible hallar solución en este último, pues se debe remitir o enviar el caso a
la autoridad competente quien aplica determina ley5. Para el caso de autos, no
existe un tratado internacional suscrito con España en relación con este asunto, por
lo que, corresponde aplicar el libro X del Código Civil. La norma pertinente para
determinar la competencia de los Tribunales Peruanos es el artículo 2058 del
mencionado Código…”
“…El crédito a favor del banco resultó exigible desde el momento en que éste optó
por resolver anticipadamente el contrato de cesión de créditos, acorde a las
cláusulas estipuladas y sobre este punto no existe mayor cuestionamiento …”
“…es el contrato de cuenta corriente lo que debe ser materia de análisis, a efectos
de determinar la ley aplicable.
Como se explicó en los antecedentes de la presente sentencia, las partes de este
proceso se vincularon por una operación bancaria, contenida en tres contratos: a)
Contrato de cesión de créditos, por el cual el banco concedió a la demandada una
financiación por la suma de US$ 25,000.000 millones de dólares, recibiendo a
cambio los créditos por cobrar que AVANZIT tenía por razón de obras efectuadas en
Colombia, pactándose, además, en la cláusula décimo tercera, que dicho contrato
está sometido a la ley y jurisdicción española. b) Contrato de apertura de cuenta
corriente en el banco accionante, en la cual se realizaron los abonos y cargos
correspondientes a la operación relacionada al primer contrato. En dicho contrato,
no hubo sometimiento expreso a Leyes y Tribunales. c) Contrato de apertura de
cuenta de depósito a plazo fijo, por el cual, la demandada ordenó al Banco transferir
el importe depositado en su cuenta corriente, a una cuenta de depósito a plazo fijo,
cuyo vencimiento se estipuló por uno año, prorrogable. De la traducción del mismo,
se aprecia que las partes se sometieron a los tribunales y leyes del Estado de
Nueva York. Si bien dichos contratos surgieron a raíz de una única operación
bancaria, que denominaron “factoring sin recurso”, constituyen actos jurídicos
autónomos …”
“…Se puede colegir entonces, que la teoría que acoge nuestro ordenamiento
jurídico en materia de procedimiento concursales internacionales es la teoría de los
procedimientos secundarios y no como erróneamente sostiene la recurrente, la
teoría de la extraterritorialidad o universalidad del concurso. De acuerdo a las reglas
establecidas en el artículo 2105 del Código Civil se puede advertir que el legislador
no ha optado por el reconocimiento automático de los referidos procedimientos
concursales llámese quiebra, estado de insolvencia, suspensión de pagos (España),
etcétera, sino que ha previsto un procedimiento autónomo como es el exequátur
para dotar de eficacia a la sentencia extranjera que produce tal declaración, además
de los requisitos especiales, como se señaló en líneas anteriores de notificación y
publicidad establecidos en el artículo 32 de la Ley del Sistema Concursal18. “Si bien
en un primer momento el artículo 2105 tiene una orientación universal, esta cambia
de curso rápidamente a partir del segundo párrafo, y solo retoma esta tendencia al
final del artículo. En efecto, los párrafos segundo, tercero y cuarto crean una regla
sobre ley aplicable que es propia de la tesis territorial. De acuerdo con ellos, en el
caso de bienes y créditos ubicados en el Perú, los efectos de una insolvencia
decretada en el extranjero se regulan por la ley peruana sobre insolvencia, y no por
la ley extranjera bajo la cual fue decretada. En buena cuenta, el artículo 2105
encubre una regla en materia de ley aplicable, mediante la cual se somete a la ley
peruana todo proceso de insolvencia respecto a bienes y créditos ubicados en el
Perú. …”
“…la recurrente invoca la aplicación del artículo 2053 del Código Civil que
establece también que los jueces pueden de oficio solicitar al Poder Ejecutivo, que
por vía diplomática, obtenga de los tribunales del Estado cuya ley se trata de aplicar,
un informe sobre la existencia de la ley y su sentido, no se puede soslayar que ello
constituye una facultad discrecional de los jueces, que no puede ser vista como una
imposición u obligación legal, pues por regla general, son las partes quienes deben
acreditar, en este caso, las leyes extranjeras que invocan, ante el desconocimiento
que los jueces podrían tener de las mismas. Por tanto, se desestima la segunda
infracción normativa invocada. Aplicación incorrecta del artículo 2095 del Código
Civil. …”
OCTAVO.- La Sala Superior aplica el Capítulo 11 del Título VII, Libro IV del Código
de Bustamante, en donde se establecen las reglas especiales sobre la prueba de
leyes extranjeras, cuando éstas son invocadas por cualquier Estado contratante.
Cabe precisar que Perú ratificó la Convención de Derecho Internacional Privado de
1928, sometiéndose de esta manera a la normatividad ahí establecida, cuyo objeto
es regular las relaciones jurídicas privadas entre los Estados contratantes de
América Latina y El Caribe. De acuerdo a lo precisado líneas precedentes, el
Tribunal de Mérito aplica el artículo 409 del referido Código, para desestimar los
informes legales presentados por la recurrente como prueba de las leyes españolas
cuya aplicación invoca; sin embargo, AVANZIT denuncia ante esta sede, que el
Colegiado efectuó una aplicación parcial del aludido Código y no consideró los
demás artículos, específicamente el artículo 408, que posibilita la aplicación de
oficio de la ley extranjera por parte de los Tribunales, que a su opinión, se
contradice con el artículo 190 del Código Procesal Civil, pero que, en aplicación del
artículo 2047 del Código Civil, debe prevalecer lo regulado en el Código de
Bustamante. NOVENO.- El artículo 408 del Código de Bustamante señala: “Los
jueces y tribunales de cada Estado contratante aplicarán de oficio, cuando proceda,
las leyes de los demás, sin perjuicio de los medios probatorios a que este capítulo
se refiere”. (el resaltado es nuestro) y el artículo 190 del Código Procesal Civil
establece: “ Los medios probatorios deben referirse a los hechos y a la costumbre
cuando ésta sustenta la pretensión. Los que no tengan esa finalidad, serán
declarados improcedentes por el Juez. Son también improcedentes los medios de
prueba que tiendan a establecer: 4. El derecho nacional, que debe ser aplicado de
oficio por los jueces. En el caso del derecho extranjero, la parte que lo invoque debe
realizar actos destinados a acreditar la existencia de la norma extranjera y su
sentido(...)”( el resaltado es nuestro). Entonces, en principio, el Código de
Bustamante establece que los jueces aplicarán de oficio, según cada caso en
concreto, esto es, cuando procedan, las leyes extranjeras, sin dejar de lado los
medios probatorios que el propio Código regula para tal fin, remitiéndonos al artículo
409. No obstante, se aprecia que el artículo mencionado no es contradictorio a lo
normado en el artículo 190 del Código Procesal Civil, ya que en dicho dispositivo se
regula un supuesto distinto, como es el caso que una parte invoque el derecho
extranjero, como en efecto ocurrió en el caso de autos; en ese sentido, no habría
inversión de la carga de prueba, que en suma pretendería la parte recurrente.
Justamente, el artículo 190, en mención, encuentra concordancia con el artículo 409
aplicado por el Tribunal de Mérito y si bien, la recurrente invoca la aplicación del
artículo 2053 del Código Civil que establece también que los jueces pueden de
oficio solicitar al Poder Ejecutivo, que por vía diplomática, obtenga de los tribunales
del Estado cuya ley se trata de aplicar, un informe sobre la existencia de la ley y su
sentido, no se puede soslayar que ello constituye una facultad discrecional de los
jueces, que no puede ser vista como una imposición u obligación legal, pues por
regla general, son las partes quienes deben acreditar, en este caso, las leyes
extranjeras que invocan, ante el desconocimiento que los jueces podrían tener de
las mismas. Por tanto, se desestima la segunda infracción normativa invocada.
Aplicación incorrecta del artículo 2095 del Código Civil.
DÉCIMO.- AVANZIT afirma que una aplicación correcta del citado artículo, habría
llevado a concluir que la ley española es la aplicable al caso de autos, porque en el
contrato de cesión suscrito con la demandante, se estableció el sometimiento a la
ley española. De la fijación de los puntos controvertidos, se desprende que un
extremo de la controversia se centra en determinar si las operaciones realizadas en
la cuenta corriente abierta por la demandada en el banco accionante el 28 de
diciembre de 2001, se hicieron en el Perú, y por tanto, le es aplicable la ley peruana
o fueron operaciones extraterritoriales a las que resulta aplicable la ley española. En
ese sentido, es el contrato de cuenta corriente lo que debe ser materia de
análisis, a efectos de determinar la ley aplicable. DÉCIMO PRIMERO.- Como se
explicó en los antecedentes de la presente sentencia, las partes de este proceso se
vincularon por una operación bancaria, contenida en tres contratos: a) Contrato de
cesión de créditos, por el cual el banco concedió a la demandada una financiación
por la suma de US$ 25,000.000 millones de dólares, recibiendo a cambio los
créditos por cobrar que AVANZIT tenía por razón de obras efectuadas en Colombia,
pactándose, además, en la cláusula décimo tercera, que dicho contrato está
sometido a la ley y jurisdicción española. b) Contrato de apertura de cuenta
corriente en el banco accionante, en la cual se realizaron los abonos y cargos
correspondientes a la operación relacionada al primer contrato. En dicho contrato,
no hubo sometimiento expreso a Leyes y Tribunales. c) Contrato de apertura de
cuenta de depósito a plazo fijo, por el cual, la demandada ordenó al Banco transferir
el importe depositado en su cuenta corriente, a una cuenta de depósito a plazo fijo,
cuyo vencimiento se estipuló por uno año, prorrogable. De la traducción del mismo,
se aprecia que las partes se sometieron a los tribunales y leyes del Estado de
Nueva York. Si bien dichos contratos surgieron a raíz de una única operación
bancaria, que denominaron “factoring sin recurso”, constituyen actos jurídicos
autónomos, al tener cada uno un objeto y
funcionalidad propia, esto es, el contrato de cesión, tenía una función de
financiación y reparto de riesgos, contrato de cuenta corriente y el depósito a plazo
fijo, tenían por objeto la custodia de los fondos, pago de intereses a favor de la
demandada y el control del buen término de la operación, razón por la cual, dichos
contratos estuvieron sometidos a legislaciones y jurisdicciones distintas, a fin de
asegurar la mejor protección de los intereses regulados en cada uno de los mismos.
En ese sentido, el autor Rodríguez Azuero coincide en señalar que el contrato de
cuenta corriente dejó de ser un contrato accesorio al de depósito de dinero o al
otorgamiento de un crédito; es un contrato autónomo, de caracteres definidos4. Bajo
ese contexto, se aprecia que si bien en el contrato de cesión de derechos las partes
se sometieron expresamente a las leyes y tribunales españoles, no ocurrió lo propio
en el contrato de cuenta corriente, que si bien no consta por escrito, no cabe duda
de su existencia, al no ser un hecho negado por las partes en litigio. Ahora bien,
dado el carácter internacional del caso, ya que las partes en conflicto domicilian en
Estados diferentes, como es, el banco demandante en Perú y la empresa
demandada en España y no en todos los contratos se ha establecido la jurisdicción
a la que se encuentran sometidas, corresponde determinar la ley aplicable, acorde a
la metodología que doctrinariamente se ha planteado para los casos conflictuales
extralocales. Basadre Ayulo señala que en primer lugar, se debe verificar si existe
un tratado internacional, con la debida aprobación sobre una materia determinada,
de ser así, será de aplicación el referido tratado internacional y no el Código Civil
peruano. Si no existe vigente un tratado, son aplicables en el Perú las normas
insertas en el libro X del referido código, y si no es posible hallar solución en este
último, pues se debe remitir o enviar el caso a la autoridad competente quien aplica
determina ley5. Para el caso de autos, no existe un tratado internacional suscrito
con España en relación con este asunto, por lo que, corresponde aplicar el libro X
del Código Civil. La norma pertinente para determinar la competencia de los
Tribunales Peruanos es el artículo 2058 del mencionado Código que establece: “Los
tribunales peruanos tienen competencia para conocer de los juicios originados por el
ejercicio de acciones de contenido patrimonial aun contra personas domiciliadas en
país extranjero en los casos siguientes: 2. Cuando se ventilen acciones relativas a
obligaciones que deban ejecutarse en el territorio de la República o que deriven de
contratos celebrados o de hechos realizados en dicho territorio ( ... )”. Cabe precisar
que son los mismos Tribunales españoles- ante la demanda planteada por AVANZIT
en dicho país-quienes han determinado la competencia jurisdiccional en el presente
caso, mediante resolución de fecha 30 de marzo de 2004, al señalar que su
jurisdicción “(...)no es la competente al no ser el lugar de cumplimiento de las
obligaciones ni de ejecución de éstas pues la cuenta bancaria sobre la que se pide
la nulidad de la compensación es de Perú y en España no ha nacido la obligación
contractual que une a las partes(...)”; sobre dicho extremo no subsiste mayor
cuestionamiento, al haber la demandada consentido dicha resolución.
DÉCIMO SEGUNDO.- No obstante, a efectos de dilucidar la ley aplicable,
efectivamente es de aplicación el artículo 2095 del Código Civil, invocada como
infracción, que establece: “Las obligaciones contractuales se rigen por la ley
expresamente elegida por las partes y, en su defecto, por la ley del lugar de su
cumplimiento. Empero, si deben cumplirse en países distintos, se rigen por la ley de
las obligación principal y, en caso de no poder ser determinada ésta, por la ley del
lugar de celebración. Si el lugar del cumplimiento no está expresamente
determinado o no resulta inequívocamente de la naturaleza de la obligación se
aplica la ley del lugar de celebración”. ( el resaltado es nuestro) “El artículo
claramente establece que la elección de la ley debe ser expresa en el contrato, no
admitiendo la posibilidad de la llamada elección tácita o presunta, defendida por los
autores que veían en la autonomía de la voluntad la solución global unitaria de los
conflictos de leyes en materia contractual y que propugnaban que a falta de
voluntad expresa de las partes, el juez debía investigar la voluntad presunta o
hipotética de estas en relación con la ley aplicable. ( ... ) y a falta de ley expresa de
las partes contratantes debe aplicarse la ley subsidiaria establecida en forma
imperativa, por las normas de conexión del juez que conoce del caso”6. Ya ha
quedado establecido que las partes no señalaron de manera expresa las leyes
aplicables en el contrato de cuenta corriente y este Colegiado Supremo, al advertir
su carácter autónomo, conforme a las razones expresadas en líneas precedentes,
no encuentra mayor fundamento para someter los conflictos suscitados en torno a
éste, a ley española, por el solo hecho de haberse establecido la misma en el
contrato de cesión de derechos, pues si bien, las relaciones obligacionales se
iniciaron a raíz de la suscripción de este último, los posteriores actos jurídicos
celebrados gozan de autonomía propia de acuerdo al objeto contractual estipulado;
prueba de ello, es que en el contrato de depósito a plazo se fijó como competencia y
ley aplicable la norteamericana. De otro lado, se debe tener presente que el contrato
no se suscribió por escrito, sino que fue celebrado entre ausentes, pues el banco
demandante se encontraba en Perú y AVANZIT en España, por tanto, no pudo
haber una estipulación expresa sobre el sometimiento a la competencia y ley
aplicable. Siendo esto así, se descarta el argumento alegado por AVANZIT en
el sentido que, la ley española debió ser la aplicada al presente caso, al haberse
establecido la misma en el contrato de cesión de derechos, pues aún, cuando el
crédito activo se haya originado del referido contrato, tal como se ha indicado, el
objeto y finalidad de que cada acto jurídico celebrado difiere uno de otro; por lo que,
no es viable que la aplicación de la ley española sea también extensiva al aludido
contrato de cuenta corriente. La lógica de la recurrente carece de sustento, además,
si se tiene en cuenta que en el contrato de depósito a plazo se fijó de manera
expresa la competencia y ley aplicable, como fue la norteamericana, lo cual no hace
sino reafirmar el carácter autónomo de cada uno de los contratos suscritos; caso
contrario, hubiese resultado inoficioso establecer una determinada jurisdicción y ley
aplicable en el aludido contrato, si tomamos como premisa que “el contrato de
cesión de créditos por constituir la piedra angular” (en los términos referidos por la
recurrente), los posteriores contratos celebrados se someterían a la ley estipulada
en ella. Entonces, si las partes no eligieron expresamente la ley que regiría el
contrato de cuenta corriente, se debe aplicar la ley del lugar de su cumplimiento.
Savigny consideraba que el lugar de ejecución es aquel hacia el cual, toda la
atención de las partes está dirigida. Asimismo, la ley del lugar de ejecución es la ley
del foro donde normalmente debe exigirse el cumplimiento del contrato, pues es allí
donde el litigio va a producirse7. Como bien lo ha señalado el Tribunal de Mérito, es
un hecho aceptado por las partes que la cuenta corriente se abrió en Perú, ya que,
la sede principal del banco demandante se ubica en Perú, por ende, es lógico
colegir que las obligaciones relativas al contrato de cuenta corriente celebrado entre
la demandante y AVANZIT fueron ejecutadas en territorio peruano, pues aún cuando
el cliente, en este caso, la demandada, tenga ciertas obligaciones como por
ejemplo, el de mantener algunos saldos en la cuenta, es evidente que la mayor
parte de las prestaciones se efectuaron en el país del domicilio del banco, que en
este caso, es en Perú. Inaplicación del numeral 4 Y 8 de la Décimo Sétima
Disposición Final y Complementaria de la Ley de Bancos.
DÉCIMO TERCERO.- AVANZIT alega inaplicación de la referida normativa, pues
afirma que el banco demandante al ser multinacional es considerado extranjero, y
por ende, las operaciones que ésta realice, inscritas en los libros extraterritoriales,
también deben ser consideradas extranjeras, en la medida que se efectúen con
recursos originados en el exterior. Refiere que la ficción legal establecida en el
numeral 4 de la Décimo Sétima Disposición Final y Complementaria de la Ley de
Bancos impide a la Sala Superior considerar a las operaciones efectuadas por la
demandada y la demandante como realizadas y/o ubicadas geográficamente en
territorio peruano y, por ello, no se les puede aplicar la ley peruana. Así también,
afirma que se ha inaplicado el numeral 8, por cuanto las operaciones extranjeras
inscritas en los libros extraterritoriales, no se les aplica la ley peruana. Al respecto,
la Décimo Sétima Disposición Final y Complementaria de la Ley N° 26702, “Ley
General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica de la
Superintendencia de Banca y Seguros”, conocida como Ley de Bancos, establece:
“Los bancos multinacionales constituidos al amparo del Decreto Ley Nº 21915 y que
se encuentren en operaciones, que no opten por adecuarse a las normas generales
contenidas en la presente Ley, se regirán por las normas siguientes: 4. Los bancos
constituidos como multinacionales se consideran extranjeros y sus inversiones y
créditos en el país como tales, cuando se efectúen con recursos originados en el
exterior ( ... ). 8. La contabilidad debe reflejar en cuentas separadas las
operaciones, ingresos y gastos que se deriven de las actividades extra territoriales,
y aquéllas que se realicen en el país ( ... )”. No obstante, que la aplicación de la ley
peruana al caso de autos ha quedado debidamente determinada, según las reglas
establecidas en el libro X del Código Civil, la recurrente persiste en cuestionar dicha
conclusión, esta vez, remitiéndose a la Décimo Sétima Disposición Complementaria
y Final de la Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y
Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros, específicamente, en el
extremo que regula las operaciones de los bancos multinacionales. Conforme a lo
expresado por el propio demandante, Banque BNP Paribas Andes tiene la
característica de ser un banco multinacional y de acuerdo a las disposiciones de la
Ley antes mencionada, registra sus operaciones en cuentas separadas, esto es, en
libros territoriales o extraterritoriales, según la naturaleza de la operación. Sin
embargo, aún cuando la cuenta corriente, materia de controversia, haya estado
registrada en los libros extraterritoriales del banco, no importa que dicha entidad
tenga dos personerías jurídicas. Se trata de un mismo banco, constituido en Perú,
que tiene operaciones derivadas de actividades territoriales y extraterritoriales. Los
alcances de las disposiciones mencionadas son estrictamente contables y de
supervisión, pues la diferencia radica en que los libros extraterritoriales no están
supervisados por la Superintendencia de Banca y Seguros, según se desprende de
la propia Ley en referencia. Además, como se reitera, la ley aplicable al caso fue
determinada sobre la base del artículo 2095 del Código Civil, que prescribe como
regla el lugar de ejecución de la obligación contractual, razón por la cual, los efectos
que regula la Ley General del Sistema Financiero tantas veces mencionada, no se
extiende al ámbito contractual donde se discute factores de
conexión regulados por el Derecho Internacional Privado. Los bancos
multinacionales se encuentran también regulados por las normas que contempla la
Ley General del Sistema Financiero, pues su carácter de extranjero tampoco los
excluye. Basta revisar el numeral 12 de la Décimo Sétima Disposición Final y
Complementaria en el que se establece lo siguiente: “Cuando el banco multinacional
tenga su oficina principal en el Perú, se regirá, en el orden que se indica, por: a) Las
normas contenidas en esta disposición FInal; b) Las demás normas contenidas en la
presente ley(...)” ( el resaltado es nuestro); entonces, dado que el banco
demandante tiene su oficina principal en Perú, le es perfectamente aplicable las
normas contenidas en la Ley General del Sistema Financiero, desvirtuándose así lo
afirmado por la recurrente. Las normas no pueden ser interpretadas de manera
aislada, sino de forma sistemática, a efectos de no incurrir en posibles
contradicciones que no hacen sino desviar verdadero sentido o finalidad de las
mismas. Sin perjuicio de ello, cabe precisar que el banco demandante no empezó a
funcionar bajo los alcances del Decreto Ley 21915, sino bajo la vigencia de la Ley
General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y Orgánica de la
Superintendencia de Banca y Seguros, Ley 29702, ya que fue en realidad el Banco
Árabe Latinoamericano que en setiembre de 1978 funcionó bajo el Decreto Ley
referido. Posteriormente, dicha Ley fue derogada por el Decreto Legislativo 770,
publicado el 30 de octubre de 1993, y esta a su vez, por la Vigésima Quinta
Disposición Final y Complementaria de la Ley 26702, publicada el 09 de diciembre
de 1996, vigente a la fecha. El banco demandante adquirió la totalidad de acciones
del Banco Árabe Latinoamericano, conforme a los documentos valorados por el
Colegiado como son la Resolución SBS 076-99 del 29.01.1999 y Oficio SBS 07640-
99 del 10 de agosto de 1999 (Fs.08), y de esta forma se produjo el cambio de razón
social, autorizándose su funcionamiento, esto es, estando vigente la actual Ley
General del Sistema Financiero y de la SBS. Finalmente, la causal de inaplicación
de las normas en cuestión no se acredita en el presente caso, pues en realidad el
Colegiado sí las ha aplicado en su décimo primer considerando de la sentencia
impugnada. Esta Suprema Sala considera que en el fondo lo que pretende
cuestionar AVANZIT es la interpretación efectuada sobre las mismas, la cual ha
quedado dilucidada en los fundamentos precedentes que en suma comparten la
opinión vertida por el Tribunal de Mérito. Aplicación indebida del artículo 131 y 132
de la Ley de Bancos. DÉCIMO CUARTO.- De forma complementaria a los
argumentos esbozados por AVANZIT en la infracción normativa desarrollada en el
considerando precedente, afirma que los artículos 131 y 132 de la Ley de Bancos
no debieron ser aplicados al caso de autos. Considerando la conclusión arribada por
esta Suprema Sala, en el sentido que la Ley de Bancos es aplicable también a los
denominados bancos multinacionales, se procede a verificar si los artículos 131 y
132 de la misma fueron debidamente aplicados por el Colegiado Superior.
Nuevamente, es importante precisar el contexto en que se desarrollaron las
operaciones materia de análisis y cómo es que se arriba a la aplicación de las
normas bajo comentario. De los argumentos vertidos por las partes, se desprende
que luego de haber celebrado los tres contratos en cuestión como son de cesión de
derechos, cuenta corriente y depósito a plazo, el banco demandante al tomar
conocimiento extraoficial sobre el estado de insolvencia de la empresa demandada,
y estando a que en el primer contrato de cesión de derechos se estipuló como
cláusula de resolución anticipada en caso que se haya deteriorado la solvencia de
AVANZIT durante la vigencia del contrato, acreditándose ello con la petición de
declaratoria en suspensión de pagos o en quiebra, como en efecto ocurrió, optó por
hacer efectivo dicha resolución, procediendo a obtener un crédito activo a su favor
por un importe de US$ 25´000,000 millones de dólares, como consecuencia de la
restitución de las prestaciones. Como quiera que también se constituyó un depósito
a plazo, que tuvo como finalidad garantizar el cumplimiento por parte de AVANZIT
del compromiso asumido en el contrato de cesión de créditos, pues así ha quedado
determinado en las instancias de mérito sobre la base del caudal probatorio como
son las comunicaciones mediante correos electrónicos que obran a folios 134-136 -
lo cual no puede ser materia de revisión en sede casatoria, por trasladarse al plano
de la valoración fáctica y probatoria-, el banco liquidó el depósito constituido a favor
de AVANZIT, generándose así un saldo a favor de la demandada, para luego abonar
dicho monto a su cuenta corriente y debitar el importe del contrato resuelto,
practicándose de esta manera una compensación de créditos. La controversia
radica en determinar si la aludida compensación resulta válida a la luz de los
artículos invocados como infracción, pues la pertinencia de la aplicación de la Ley
de Bancos ya ha quedado dilucidada en líneas precedentes. El artículo 131
establece: “El ahorro está constituido por el conjunto de las imposiciones de dinero
que, bajo cualquier modalidad, realizan las personas naturales y jurídicas del país o
del exterior, en las empresas del sistema financiero. Esto incluye los depósitos y la
adquisición de instrumentos representativos de deuda emitidos por tales empresas.
Tales imposiciones están protegidas en la forma que señala la presente ley. Artículo
132º. “En aplicación del artículo 87º de la Constitución Política, son formas mediante
las cuales se
procura, adicionalmente, la atenuación de los riesgos para el ahorrista: 1. Los
límites y prohibiciones señalados en el Título II de la Sección Segunda y en las
demás disposiciones que regulan a las empresas. Dichos límites tienen por objeto
asegurar la diversificación del riesgo y la limitación al crecimiento de las empresas
del sistema financiero hasta un determinado número de veces el importe de su
patrimonio efectivo. 2. La constitución de la reserva de que trata el Capítulo III del
Título III de la Sección Primera. 3. El mantenimiento del monto del capital social
mínimo a valores reales constantes, según lo normado en el artículo 18º. 4. La
constitución de provisiones genéricas y específicas de cartera, individuales o
preventivas globales por grupos o categorías de crédito, para la eventualidad de
créditos impagos, y la constitución de las otras provisiones y cargos a resultados,
tratándose de las posiciones afectas a los diversos riesgos de mercado. 5. La
promoción del arbitraje como un medio de solución de conflictos entre empresas y
entre éstas y el público, haciendo uso para tal efecto de las cláusulas generales de
contratación. 6. La recuperación en forma expeditiva de los activos de las empresas
del sistema financiero. 7. El mérito ejecutivo de las liquidaciones de saldos deudores
que emitan las empresas. 8. La ejecución del Título de Crédito Hipotecario
Negociable y del Warrant que garanticen obligaciones con empresas del sistema
financiero por su tenedor, con exclusión de cualquier tercer acreedor del
constituyente, concursado o no. La presente disposición no afecta los derechos de
los Almacenes Generales de Depósito de cobrar los almacenajes adeudados y
gastos de remate al ejecutar los warrants. 9. Los valores, recursos y demás bienes
que garantizan obligaciones con empresas del sistema financiero, cubren
preferentemente a éstas. Las medidas cautelares que se dispongan respecto de
tales bienes, valores o recursos, sólo surten efecto luego que la empresa disponga
sobre ellas los cargos que correspondan por las deudas vencidas de su titular a la
fecha de notificación de dicha medida, y siempre que dichos bienes, valores o
recursos no se encuentren sujetos a gravamen alguno en favor de la empresa del
sistema financiero. Igual norma es aplicable tratándose de valores, recursos o
demás bienes dados en garantía para afianzar obligaciones de terceros. 10.
Posibilidad de dar por vencidos los plazos de las obligaciones, vencidas y no
vencidas, de un deudor ante un caso de incumplimiento. En este supuesto, la
empresa podrá hacer uso del derecho de compensación referido en el numeral
siguiente. 11. El derecho de compensación de las empresas entre sus acreencias y
los activos del deudor que mantenga en su poder, hasta por el monto de aquellas,
devolviendo a la masa del deudor el exceso resultante, si hubiere. No serán objeto
de compensación los activos legal o contractualmente declarados intangibles o
excluidos de este derecho. ( ... )” (el resaltado es nuestro). Se aprecia pues que los
numerales 10 y 11 de la Ley en referencia, establecen un privilegio respecto de las
normas generales de compensaciones contenidas en los artículos 1288 y siguientes
del Código Civil, las mismas que también autorizarían al banco demandante a
efectuar compensación. La compensación bancaria, regulada en el artículo 132 de
la Ley de Bancos, viene a ser la facultad del banco para efectuar el cobro de
deudas, a través de los saldos o depósitos que mantiene el deudor en sus cuentas.
Permite disminuir el riesgo de recuperación del crédito otorgado. “La compensación
es un modo de extinción de las obligaciones que opera cuando dos personas son
respectivamente acreedoras y deudoras una de la otra. En virtud de la
compensación las dos relaciones obligatorias se extinguen recíprocamente, hasta
donde alcance el importe de la menor de ellas. En consecuencia, el deudor, que
resulta al propio tiempo acreedor de su acreedor, le paga utilizando el crédito que
tiene contra él. La compensación dispensa pues mutuamente a los dos deudores de
la ejecución efectiva de las obligaciones, constituyendo, en buena cuenta, un doble
pago abreviado”8. La doctrina establece ciertos requisitos para que una obligación
sea susceptible de compensación. Así se establece que debe existir reciprocidad de
obligaciones entre las mismas personas, pues se trata de pagar una deuda con un
crédito. Cada una de las partes debe ser al mismo tiempo acreedora y deudora de
la otra9; como en efecto ocurrió en el caso de autos, pues mediante el contrato de
cesión de créditos, AVANZIT se convirtió en deudora del banco contratante y a
través del contrato de apertura de cuenta corriente y depósito a plazo, el banco
demandante se convirtió a su vez deudora de AVANZIT. Por tanto, se verifica el
requisito de reciprocidad en la obligación objeto del proceso. También se exige la
fungibilidad entre los objetos de ambas obligaciones. El profesor OSTERLING,
alega que usualmente la compensación se produce entre obligaciones de dar
sumas de dinero, pero nada se opone a que también pueda darse respecto a
deudas de cualquier género, siempre que sean fungibles entre sí10. En el presente
caso, la deuda a favor del banco demandante se generó al haberse resuelto el
contrato de cesión de créditos celebrado con la empresa demandada, conforme las
cláusulas estipuladas. En esa misma línea, se indica, además, que los objetos de
ambas prestaciones deben ser homogéneos entre ellos. Siguiendo al mismo autor,
se indica que ambas obligaciones deben ser líquidas, es decir, que su existencia y
su cuantía deben ser ciertas y determinadas. En el caso de autos, la suma en
cuestión asciende a US$ 25´000,000 millones de dólares americanos. Ambas
obligaciones, por último, deben ser exigibles. Se excluyen, por tanto, las deudas
afectas a término o a condición. El crédito a favor del banco resultó exigible desde el
momento en que éste optó por resolver anticipadamente el contrato de cesión de
créditos, acorde a las cláusulas estipuladas y sobre este punto no existe mayor
cuestionamiento. Se aprecia entonces que la obligación contractual surgida entre
las partes procesales podía ser objeto de compensación al cumplir con los
requisitos establecidos para tal fin. La recurrente invoca aplicación indebida de las
aludidas normas pero sus fundamentos se orientan a cuestionar la pertinencia en sí
de la aplicación de Ley General del Sistema Financiero al caso de autos, por
considerar que el banco demandante es extranjero; no obstante, al haberse
descartado dicha alegación en sendos fundamentos de la presente, y al no
cuestionar la recurrente precisamente sobre el contenido o interpretación de las
normas a las que alude, esta Sala Suprema estima considerar que los artículos 131
y 132 fueron debidamente aplicados al presente caso. Interpretación errónea del
artículo 32 de la Ley N° 27809 y los artículos 2061 y 2105 del Código Civil. DÉCIMO
QUINTO.- AVANZIT sostiene que la Sala Superior de haber interpretado de manera
correcta los artículos mencionados, habría verificado que estos no son aplicables al
presente caso (al no existir bienes en el país). Por tanto, al no necesitar un
exequátur, la Sala Superior habría concluido que el procedimiento de suspensión de
pagos iniciado en España era suficiente para generar la inexigibilidad de la
obligación de pago de la demandada. En otras palabras, AVANZIT sostiene que el
banco demandante no pudo efectuar compensación de los créditos, en tanto su
representada se encontraba sometida judicialmente a un procedimiento concursal,
conocido en España como suspensión de pagos, convirtiéndose su patrimonio en
bienes intangibles (encontrándose en el supuesto del último párrafo del numeral 11
del artículo 132 de la Ley de Bancos), y que la resolución emitida por los Tribunales
españoles que lo declara en estado de insolvencia, surtía efectos en el territorio
peruano, sin necesidad de exequátur. Al respecto, el artículo 2105 del Código Civil
establece en relación al reconocimiento de las sentencias extranjeras en materia de
quiebra lo siguiente: “El tribunal peruano que conoce del reconocimiento de una
sentencia extrajera de quiebra, puede dictar las medidas preventivas pertinentes
desde la presentación de la solicitud de reconocimiento. El reconocimiento en el
Perú de una sentencia extranjera de quiebra debe cumplir con los requisitos de
notificación y publicidad previstos en la ley peruana para las quiebras de carácter
nacional. Los efectos de la quiebra decretada en el extranjero y reconocida en el
Perú, se ajustarán a la ley peruana en lo que respecta a los bienes situados en el
Perú y a los derechos de los acreedores. ( ... )” ( el resaltado es nuestro) En ese
sentido, el referido artículo trata del reconocimiento y ejecución de las sentencias
extranjeras de quiebra y establece un régimen especial más exigente que cuando
se trata de otras materias. Incluso, en algunos casos, se llega a revisar la sentencia
extranjera pasible de exequátur. 11 De ello se colige que tratándose de una
sentencia extranjera en materia de quiebra, ésta debe ser reconocida en el Perú a
través del procedimiento de exequátur para que pueda surtir efectos en el territorio,
estableciéndose, incluso, requisitos especiales que deben ser concordados con la
Ley General del Sistema Concursal. “Exequátur” es definido como “el acto que
recayendo sobre la propia sentencia extranjera, inviste a ésta, tal como ha sido
dictada, de los mismos efectos que tienen las sentencias nacionales sin necesidad
de entrar a la revisión del juicio12”, es decir, en dicho procedimiento solamente
corresponde verificar los requisitos de ley, sin revisión sobre fondo del asunto. De no
someterse una sentencia extranjera al procedimiento antes señalado, ésta de
ninguna manera podría surtir efectos en el Perú, salvo la excepción establecida en
el artículo 2108 del Código Civil, en la que hace alusión a los asuntos no
contenciosos de jurisdicción facultativa que no requieren de exequátur, que no es el
caso de autos. Tratándose de un procedimiento concursal, además de cumplir con
los requisitos generales establecidos en el artículo 2104 del Código Civil, debe
cumplir con los requisitos de notificación y publicidad a los que se refiere el artículo
2105 del Código Civil. Mientras ello no ocurra, tales resoluciones no pueden ser
opuestas por la empresa demandada a ningún acreedor local, ni pueden ser
ejecutadas en el Perú. Sobre las teorías en materia de jurisdicción internacional
concursal. Para poder entender con mayor amplitud los efectos de una sentencia
extranjera en materia concursal en el país donde se pretende ejecutar, resulta
necesario precisar brevemente las teorías que doctrinariamente se han establecido
para determinar la jurisdicción internacional concursal, y de esta manera, analizar a
cuál de estas teorías se acoge nuestra legislación nacional. En la doctrina se
pueden observar dos tendencias muy marcadas en materia de jurisdicción
internacional concursal en los casos de insolvencia transfronteriza. Las dos
tendencias son, por un lado, la teoría de la territorialidad y, por el otro, la teoría de la
universalidad. La teoría predominante a nivel de las legislaciones de todo el mundo
es sin duda la teoría de la territorialidad y en lo que respecta a los países que –en
clara minoría- han optado por la teoría de la universalidad13. a. Teoría de
la Territorialidad: De acuerdo a esta teoría, “cuando un deudor tiene bienes ubicados
en varios países, y es concursado en el país de su domicilio, los bienes del deudor
situados en aquellos otros países distintos del de su domicilio, se encontrarán
sujetos a la jurisdicción exclusiva y excluyente de las autoridades concursales de
cada país en los que el deudor tenga bienes, y el proceso concursal respectivo se
deberá iniciar y conducir de acuerdo a las reglas concursales locales de cada país
involucrado”14. En ese sentido, se ha señalado que “el criterio de la territorialidad
desconoce los efectos locales de la quiebra extranjera y niega la propagación de los
efectos de la quiebra local en el extranjero; de modo que existir un patrimonio
internacionalmente disperso los acreedores deberán solicitar la declaración de
quiebra en cada país donde existan bienes, sometiéndose en cada país a las
exigencias de la legislación local ( ... )15”. Entonces, según esta teoría, cada
acreedor deberá instar un procedimiento concursal distinto, bajo la normativa
regulada en el país donde se encuentre ubicado los bienes del deudor, a fin de
evitar la ejecución de su patrimonio. b. Teoría de la Extraterritorialidad: Se basa en
los principios de universalidad y unidad del concurso. Para esta teoría, los efectos
del concurso declarado en un país tienen alcances extraterritoriales en todos los
países donde existen bienes, deudas o créditos del deudor. “Este sistema prevé, en
esencia, un juicio único y universal por ante el tribunal o autoridad competente,
regido por las leyes procesales y sustantivas del ordenamiento jurídico al que
pertenece dicho tribunal o autoridad ante el cual deben acudir todos los acreedores
a hacer efectivos sus créditos, cualquiera que sea el lugar de cumplimiento o la
situación de los bienes que el individuo o la sociedad deban responder. La
consecuencia que se busca determinar es evidente: Habría un solo procedimiento
concursal (unidad) que produciría efectos en todos los Estados implicados
(universalidad) ( ... )16”. Bajo esta teoría, se concibe a los bienes del deudor como
una sola masa, y cualquier procedimiento concursal surtiría efectos automáticos en
cualquier territorio. c. Teoría de los procedimientos secundarios: Es una teoría
eclética o mixta. Conforme a esta teoría “es posible admitir un régimen que permite
compatibilizar ventajas de las dos posiciones clásicas. Esta teoría consiste en que
junto a la quiebra principal abierta en el país de la sede o domicilio del deudor, se
admita la apertura de las quiebras parciales o secundarias ante tribunales de los
otros Estados donde se encuentren bienes del deudor ( ... )17”. “El procedimiento
concursal principal se regirá por la ley concursal local y estará sometido a la
jurisdicción de la corte concursal respectiva, y asimismo los procedimientos
concursales secundarios se conducirán de acuerdo a la legislación concursal local
de cada país, y estarán sujetos a la jurisdicción de las respectivas autoridades
locales. Entonces, el procedimiento principal tendrá alcance universal en el sentido
que es en dicha jurisdicción principal en donde se determina la apertura del
concurso. No obstante, se permite la tramitación de procedimientos secundarios
paralelos al proceso principal, en aquellos otros Estados en que el deudor tenga
bienes o derechos pertenecientes a la masa concursal. Estos procedimientos
concursales secundarios se iniciarán después que la apertura del concurso principal
en el extranjero sea reconocida vía el correspondiente exequátur en cada Estado
donde el deudor tenga bienes o derechos”. Se puede colegir entonces, que la teoría
que acoge nuestro ordenamiento jurídico en materia de procedimiento concursales
internacionales es la teoría de los procedimientos secundarios y no como
erróneamente sostiene la recurrente, la teoría de la extraterritorialidad o
universalidad del concurso. De acuerdo a las reglas establecidas en el artículo 2105
del Código Civil se puede advertir que el legislador no ha optado por el
reconocimiento automático de los referidos procedimientos concursales llámese
quiebra, estado de insolvencia, suspensión de pagos (España), etcétera, sino que
ha previsto un procedimiento autónomo como es el exequátur para dotar de eficacia
a la sentencia extranjera que produce tal declaración, además de los requisitos
especiales, como se señaló en líneas anteriores de notificación y publicidad
establecidos en el artículo 32 de la Ley del Sistema Concursal18. “Si bien en un
primer momento el artículo 2105 tiene una orientación universal, esta cambia de
curso rápidamente a partir del segundo párrafo, y solo retoma esta tendencia al final
del artículo. En efecto, los párrafos segundo, tercero y cuarto crean una regla sobre
ley aplicable que es propia de la tesis territorial. De acuerdo con ellos, en el caso de
bienes y créditos ubicados en el Perú, los efectos de una insolvencia decretada en
el extranjero se regulan por la ley peruana sobre insolvencia, y no por la ley
extranjera bajo la cual fue decretada. En buena cuenta, el artículo 2105 encubre una
regla en materia de ley aplicable, mediante la cual se somete a la ley peruana todo
proceso de insolvencia respecto a bienes y créditos ubicados en el Perú. En este
caso, por la vía del artículo 2105, se abre un procedimiento secundario de
insolvencia, pero sometido a la ley peruana19”. (el subrayado es nuestro) Por tanto,
la suspensión de pagos declarada en España no afectaba ningún acto jurídico u
operación que haya sido realizada en el Perú- este caso por el banco demandante-
con anterioridad al reconocimiento de dicha suspensión mediante el exequátur, ante
los Tribunales Peruanos. Cabe precisar que el artículo 2105 del Código Civil en
concordancia con el artículo 2061,
regulan la competencia de los Tribunales peruanos no sólo cuando el deudor aun
siendo extranjero tiene bienes en el territorio peruano sino también se habla de
créditos o acreencias inscritas en el Perú. En cualquiera de los supuestos, es
indispensable el procedimiento de exequátur para el reconocimiento de la sentencia
extranjera sobre la materia; con lo cual se desestima los argumentos vertidos por la
recurrente en dicho extremo. Finalmente, el recurrente alegó también interpretación
errónea del artículo 2061 del Código Civil que establece: “Los tribunales peruanos
tienen competencia para conocer de los juicios originados por el ejercicio de
acciones relativas a universalidades de bienes, aún contra personas domiciliadas en
el país extranjero, cuando el derecho peruano sea el aplicable para regir el asunto
de acuerdo a sus normas de Derecho Internacional Privado. Sin embargo, se
respeta la competencia peruana para conocer de las acciones relativas al
patrimonio del declarado en quiebra, respecto de los bienes situados en el Perú, y
sin perjuicio de lo dispuesto en el Título IV del Libro X del mismo Código”. (El
subrayado es nuestro). Aún cuando la recurrente haya invocado interpretación
errónea de la referida causal, los fundamentos que la sustentan se orientan a
cuestionar una aplicación indebida de la misma, pues alega que el Colegiado no
debió aplicar el referido artículo, ya que éste únicamente está referido a los casos
en que existen bienes ubicados en el Perú; no obstante, dicho argumento ya ha
quedado desvirtuado líneas precedente. V. DECISIÓN: Por tales consideraciones y
de conformidad con lo regulado en el inciso 396° del Código Procesal Civil: 5.1.
Declararon: INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por la demandada
AVANZIT S.A. ahora GRUPO EZENTIS S.A., obrante a fojas 7092, contra la
sentencia de vista de fecha 08 de noviembre de 2016, obrante a fojas 7026, que
confirma la sentencia de primera instancia del 23 de marzo de 2016, de fojas 6757,
que declaró fundada la pretensión principal y accesoria del principal de la demanda
interpuesta por Banque BNP Paribas Andes S.A. 5.2. DISPUSIERON la publicación
de la presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad; en
los seguidos por Banque BNP Paribas Andes S.A., sobre declaración judicial; y los
devolvieron. Interviene como ponente el señor Juez Supremo Sánchez Melgarejo.
SS. TÁVARA CÓRDOVA, DEL CARPIO RODRÍGUEZ, CALDERÓN PUERTAS,
SÁNCHEZ MELGAREJO.SUMILLA: Afectación al Principio Probatorio, no se
valoraron los informes jurídicos ofrecidos y admitidos en el proceso mediante
sentencia de vista del año dos mil seis asi como el Oficio remitido por la SBS a fin
de acreditar la existencia de la ley extranjera- española- a efectos de determinar que
la obligación que pretende ser materia de compensación resulta es exigible.