Actos, Omisiones o Imprudencias Temerarias (Pedro Irureta) PDF
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Resumen Abstract
El Código del Trabajo chileno san- The Chilean Labor Code sanctions
ciona como justa causa de extinción the acts, omissions or reckless impru-
contractual los actos, omisiones o dence by an employee affecting the safety
imprudencias temerarias que ejecute el or the operation of the premises, the
trabajador, y que afecten a la seguridad safety or the employees’ work activity or
o al funcionamiento del establecimiento, health as fair grounds to terminate a con-
a la seguridad o a la actividad de los tra- tract. This is a cause historically related
bajadores, o a la salud de éstos. Se trata to the duties of corporate health and
de una causal históricamente asociada a safety, with an emphasis on fault rather
I. Introducción
1978, ni por el Código del Trabajo de 1987. La única referencia genérica vinculada a
Efectos extintivos de un contrato de trabajo 463
este tipo de conducta, y que podría encontrarse en dichos textos, es la causal recogida
en ambas normativas relativa a la “comisión de actos que produzcan la destrucción de
materiales, instrumentos o productos de trabajo o mercaderías, o disminuyan su valor o
causen su deterioro”. No obstante, esta redacción estaba más enfocada a la ejecución
de actos dolosos y no tanto a la provocación de imprudencias temerarias.
2
Véase: Davis, Pedro, Terminación del contrato de trabajo (Santiago, Editorial
Bibliográfica Chilena, s.d), p. 42.
3
Véase: Walker Errázuriz, Francisco, Terminación del contrato de trabajo (San-
tiago, Cepet, 1990), pp. 59-60.
4
Así consta de la Historia de la Ley Nº 19.010 (Primer Informe de la Comisión
de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento, y de la Comisión de Trabajo y
Previsión Social, unidas, del Senado, de 8 de agosto de 1990), pp. 31 y 32.
464 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Pedro Irureta Uriarte
Véase: Soto Calderón, Juan Carlos, Derecho penal del trabajo (Santiago, Edi-
5
11
Excepcionalmente, parte de la jurisprudencia ha concluido que el carácter te-
merario se exige tanto de los actos u omisiones, como de las imprudencias. Así lo
señala, por ejemplo, la sentencia de la Corte de Apelaciones de Concepción, de 17
de diciembre de 2014 (causa ingreso corte Nº 326-2014, en www.poderjudicial.cl):
“Que, a su vez, analizando la causal de despido del artículo 160 N° 5 del Código del
ramo, la que estableció en el considerando 9° que los requisitos copulativos para la con-
figuración de ésta eran los siguientes: 1) que se ejecuten actos, omisiones o imprudencias;
2) que éstas sean temerarias; y 3) que se afecte o exista la posibilidad de afectar los bienes
jurídicos por ella protegidos, es decir, la seguridad o funcionamiento del establecimiento,
la seguridad o actividad de los trabajadores o la salud de éstos”. Nosotros no compar-
timos este criterio, ya que la estructura de la causal deja al descubierto que sólo de
las imprudencias se predica el carácter temerario. En los demás casos, el Código sólo
exige que concurra un acto u omisión cuyo resultado sea sancionado por el artículo
160 Nº 5 CT.
12
Véase: sentencia de la Corte Suprema, de 27 de agosto de 2007 (causa ingreso
corte N° 3916-2006, en www.poderjudicial.cl). A mayor abundamiento, véase sen-
tencia de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, de 2 de abril de 2015 (causa ingreso
corte Nº 85-2015, en www.poderjudicial.cl): “Tercero: Que, como se lee en el consi-
derando séptimo de la sentencia recurrida, se identifican los conceptos de impruden-
cia temeraria y dolo, lo que no es procedente pues ambos conceptos atingen, respec-
tivamente, a la culpa y el dolo, teniendo ambos requisitos, exigencias y características
que los diferencian totalmente. Cuando se actúa con culpa, aunque ella constituya
una imprudencia temeraria no existe en el sujeto activo una intencionalidad [...]”.
Efectos extintivos de un contrato de trabajo 467
13
Véase la sentencia de 22 de enero de 2003, en Revista Fallos del Mes, 506
(2003), p. 5209. Y en el mismo fallo, se agrega: “En la especie, tratándose de un con-
ductor de camiones, con una experiencia de más de cuatro años en la actividad, es lógico
admitir que debió adoptar las medidas pertinentes para evitar el accidente en el cual
participó y, al no hacerlo, actuó de manera extremadamente imprudente, pues se trataba
de prever a lo menos que la grúa pescante que llevaba su vehículo, al estar en posición
semilevantada, era de superior altura al paso bajo nivel que debía cruzar, por ello era
necesario ubicarla de manera de permitir el paso sin exponerse a daño alguno”. En igual
sentido, sentencia de la Corte de Apelaciones de Rancagua de 25 de noviembre de
2014 (causa ingreso corte Nº 116-2014, en www.poderjudicial.cl): “En efecto, la
experiencia adquirida por el actor, desde que ingresó a la empresa demandada, debió
conducirle a prever la envergadura de su actuar y a tomar las medidas pertinentes para
evitar la ocurrencia de un accidente, lo que al no hacerlo, no obstante las capacitaciones
entregadas, se desprende con mediana claridad que su conducta fue extremadamente im-
prudente, más aún cuando se trabaja en una zona, como es la mina El Teniente, que
exige de todos sus trabajadores el máximo de sentido común y prudencia”.
14
Véase sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago de 9 de enero de 1997,
en Gaceta Jurídica, 199 (1997), p. 177: “1°) Que atendida la gravedad de la causal
contemplada en el N° 5 del artículo 160 CT., cuando ella sirve de fundamento para po-
ner término a una relación laboral ha de acreditarse de manera clara y precisa el carácter
‘temerario’ de la conducta del trabajador [...]”.
15
Véase: Garrido Montt, Mario, Derecho penal, cit. (n. 7), p. 173. Véase tam-
bién, pero en el ámbito laboral, Cabanellas, Guillermo, Tratado de derecho laboral
(3ª edición Buenos Aires, Heliasta, 1988), II, 3, p. 189.
468 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Pedro Irureta Uriarte
con ello por configurada la causal de despido del artículo 160 N° 5 del Código
del Trabajo”16.
Lo expuesto obliga a desterrar de la hipótesis del artículo 160 N° 5 CT.,
todas aquellas conductas meramente negligentes, y que son menos intensas
que la imprudencia temeraria17. Lo que ocurre es que la negligencia es una
16
Véase sentencia de la Corte Suprema, de 23 de mayo de 2013 (causa ingreso
corte N° 292-2013, en www.poderjudicial.cl). En igual sentido, sentencia de la
Corte Suprema de 8 de agosto de 2012, la cual concluyó que para configurar la causal
los hechos ejecutados por el dependiente deben ser extremadamente imprudentes o
con una negligencia considerable. “No se requiere entonces una intencionalidad espe-
cial, sino un olvido inexcusable de las precauciones que la prudencia vulgar aconseja y
que conduce a la realización de hechos que, de mediar malicia, constituirían malicia”,
en Revista Fallos del Mes, 558 (2012), pp. 647 ss. En igual sentido, sentencia de la
Corte de Apelaciones de Rancagua, de 25 de noviembre de 2014 (causa ingreso corte
Nº 116-2014, en www.poderjudicial.cl): “Que, la temeridad que exige el artículo 160
número 5 CT., implica que el trabajador se exponga conscientemente a peligros o riesgos,
sin medir las consecuencias, peligros, no tan solo para él o sus compañeros de trabajo, sino
que también para los bienes materiales del empleador. No se requiere entonces una inten-
cionalidad especial, sino que un olvido inexcusable de las precauciones que la prudencia
común aconseja y que conduce a la realización de hechos”.
17
Véase la tesis seguida por la misma sentencia de la Corte Suprema, de 23 de
mayo de 2013 (causa ingreso corte N° 292-2013, en www.poderjudicial.cl): “Sexto:
Que esta causal, contemplada en el N° 5 del artículo 160 CT., supone en primer término
que los hechos ejecutados por el dependiente sean extremadamente imprudentes o con una
negligencia considerable. No se requiere entonces una intencionalidad especial, sino un
olvido inexcusable de las precauciones que la prudencia común aconseja y que conduce
a la realización de hechos que, de mediar malicia, constituirían delito”. En igual sen-
tido, sentencia de la Corte Suprema, de 22 de enero de 2003, en Revista de Derecho
y Jurisprudencia y Gaceta de los Tribunales, 100 (2003), sección 3ª p. 4: “Que en lo
relativo a la primera causal citada, ello supone que los actos ejecutados por el dependiente
sean de naturaleza temeraria, es decir, extremadamente imprudente o con una negligen-
cia considerable”; sentencia de la Corte Suprema, de 28 de abril de 2005, en Gaceta
Jurídica, 298 (2005), p. 254: “Que en lo relativo a la primera causal citada (160 N°
5), ella supone que los hechos ejecutados por el dependiente sean de naturaleza temeraria,
esto es, extremadamente imprudentes o con una negligencia considerable”; sentencia de
la Corte Suprema de 27 de agosto de 2007 (causa ingreso corte N° 3916-2010, en
www.poderjudicial.cl): “Séptimo: Que la causal de despido en estudio consiste en: ‘actos,
omisiones o imprudencias temerarias que afecten a la seguridad o al funcionamiento del
establecimiento, a la seguridad o a la actividad de los trabajadores, o a la salud de éstos’.
En este sentido, cabe señalar que el Diccionario de la Lengua Española de la Real Acade-
mia (Vigésima Primera edición, página 1149, Tomo II), define la expresión impruden-
cia temeraria, como ‘punible e inexcusable negligencia con olvido de las precauciones que
la prudencia vulgar aconseja, la cual conduce a ejecutar hechos que, a mediar malicia en
el actor, serían delitos’”; sentencia de reemplazo de la Corte Suprema de 14 de julio
de 2010 (causa ingreso corte N° 1606-2010, en www.poderjudicial.cl): “Primero:
Que la causal de caducidad del contrato de trabajo invocada en contra del actor, con-
Efectos extintivos de un contrato de trabajo 469
templada en el N° 5 del artículo 160 CT., consistente en haber incurrido éste en actos,
omisiones o imprudencias temerarias que afecten a la seguridad o al funcionamiento del
establecimiento, a la seguridad, actividad o salud de los trabajadores, supone, en primer
término, que los hechos ejecutados por aquél sean extremadamente imprudentes o con una
negligencia considerable. No se requiere, entonces, una intencionalidad especial, sino un
olvido inexcusable de las precauciones que la prudencia vulgar aconseja y que conduce a
la realización de hechos que, de mediar malicia, constituirían delito”; y sentencia de la
Corte Suprema, de 8 de agosto de 2012, en Revista Fallos del Mes, 558 (2012), pp.
647 ss.: “Sexto: Que esta causal contemplada en el N° 5 del artículo 160 CT., supone
en primer término, que los hechos ejecutados por el dependiente sean extremadamente
imprudentes o con una negligencia considerable. No se requiere, entonces, una intencio-
nalidad especial, sino un olvido inexcusable de las precauciones que la prudencia vulgar
aconseja y que conduce a la realización de hechos que, de mediar malicia, constituirían
delito”. Véase también y a mayor abundamiento sentencia de la Corte de Apelaciones
de Santiago de 9 de enero de 1997, en Gaceta Jurídica, 199 (1997), p. 177, según la
cual la circunstancia de no emitir una boleta de compraventa no configura la causal
del artículo 160 N° 5 CT., aun cuando ello haya supuesto que el empleador fuese
sancionado por el Servicios de Impuestos Internos.
18
Véase: sentencia de la Corte Suprema, de 13 de agosto de 2002, en Gaceta
Jurídica, 266 (2002), p. 172, según la cual para que esta causal se configure, el legis-
lador ha exigido más que un error en las funciones propias del cargo, se requiere de
una acción u omisión dolosa o a lo menos de una negligencia considerable. Véase
también sentencia de la Corte Suprema de 21 de septiembre de 2012 (causa ingreso
corte Nº 2197-2010, en www.poderjudicial.cl): “La imprudencia consiste entonces
en un obrar sin aquel cuidado que según la experiencia corriente debe tenerse en la
realización de ciertos actos; es un comportamiento defectuoso resultante de una respuesta
al estímulo que la provoca sin que el sujeto haya realizado la suficiente valoración sobre
la oportunidad o inoportunidad, conveniencia o inconveniencia de la reacción y, desde
luego, sin la suficiente graduación de la intensidad de su efecto. Así vemos que se trata de
una falla de la esfera intelectiva del sujeto, que lo lleva a desplegar una conducta sin las
precauciones debidas en el caso concreto”.
19
Véase la sentencia de la Corte Suprema de 23 de mayo de 2013 (causa ingreso
corte Nº 292-2013, en www.poderjudicial.cl).
20
Véase: sentencia de la Corte Suprema de 14 de marzo de 2006 (causa ingreso
corte N° 6658-2006, en www.poderjudicial.cl). En este caso en particular, el tra-
bajador había sido despedido por su empleador bajo el argumento que aquél sería
responsable del accidente laboral sufrido por otra trabajadora, quien resultó con es-
470 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Pedro Irureta Uriarte
guince cervical con once días de licencias médica, toda vez que él habría pateado la
silla en que ella se iba a sentar, incurriendo en una broma. Frente a este hecho, la
jurisprudencia consideró injustificado el despido estableciendo la diferencia entre
un mero accidente y una imprudencia temeraria: “De los requisitos antes referidos y
como lo han sostenido reiteradamente nuestros Tribunales de Justicia es menester que la
imprudencia exigida para la concurrencia de la causal sea de naturaleza temeraria, esto
es, extremadamente imprudente o con negligencia considerable, es decir, con ineptitud
mayor o torpeza inexcusable, conducta que por su gravedad debe encontrarse clara y
precisamente acreditada, todo lo cual y como resulta obvio se opone a la ocurrencia de
un accidente entendido este último como un suceso eventual o acción de que involunta-
riamente resulta daño para las personas o las cosas según definición del Diccionario de la
Lengua Española”.
21
Véase: sentencia de la Corte Suprema de 2 de junio de 2011 (causa ingreso
corte N° 8456-2010, en www.poderjudicial.cl). Sobre la posibilidad de encuadrar
supuestos de ebriedad a la causal del artículo 160 N° 5 CT., véase además sentencia
de la Corte de Apelaciones de Valdivia de 14 de diciembre de 2012 (causa ingreso
corte N° 140-2012, en www.poderjudicial.cl). El mismo criterio siguió la jurispru-
dencia bajo la vigencia de la Ley N° 16.455, según consta en la sentencia de la Corte
Suprema de 11 de enero de 1973, en Revista de Derecho y Jurisprudencia y Gaceta de
los Tribunales, 70 (1971), Sección 3ª, p. 1: “Incurre en las causales señaladas en los N°
2 y 4 del artículo 2° de la Ley N° 16.455 [...], el trabajador respecto del cual se encuentra
acreditado que padecía de alcoholismo crónico cuyo estado de intemperancia afecta la
seguridad del trabajo que realiza [...]”.
22
Sentencia de la Corte Suprema de 5 de enero de 1994, en Humeres Noguer,
Héctor (director), Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilenas. Código del
Trabajo y Leyes Complementarias (Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 2002), I, p.
192.
23
Sentencia de la Corte de Apelaciones de Copiapó, de 28 de marzo de 2012
(causa ingreso corte N° 5-2012, en www.poderjudicial.cl).
24
Aun cuando la jurisprudencia circunscribió la conducta indebida dentro de
la hipótesis del artículo 160 N° 6 CT., véase de todos modos el caso resuelto por la
sentencia de la Corte Suprema de 5 de enero de 1998, en Revista de Derecho y Juris-
prudencia y Gaceta de los Tribunales, 95 (1998), Sección 3ª, p. 1.
Efectos extintivos de un contrato de trabajo 471
25
Véase por ejemplo la sentencia de la Corte Suprema de 27 de agosto de 2007
(sentencia de reemplazo) dictada en la causa ingreso corte N° 3916-2006, en www.
poderjudicial.cl: “Segundo: Que la conducta desarrollada por la actora, en circunstan-
cias que cumplía labores de auxiliar paramédico consistente en haber alterado la compo-
sición de solución de formalina, empleada en la esterilización del material reutilizado por
pacientes que concurrían a tal centro a efectuar procedimientos de diálisis, al no respetar
las indicaciones respecto de su preparación dadas por la empleadora y fijadas, incluso por
la autoridad de salud, constituye un acto de tal entidad y gravedad, que han afectado la
seguridad y funcionamiento del establecimiento de la demandada, atendida la naturale-
za de los servicios que ésta presta, lo que permite justificar el despido de la trabajadora”.
26
Véase: por ejemplo, sentencia de la Corte Suprema de 31 de marzo de 2004,
en Gaceta Jurídica, 286 (2004), p. 293. Aun cuando en este caso la causal aplicada
para justificar el despido fue la del artículo 160 Nº 7 CT., de todas formas se validó
la sanción de empleador precisamente por las funciones propias del cargo que tenía
el trabajador: vendedor con salidas a terreno.
27
Véase: sentencia de la Corte Suprema de 13 de agosto de 2002, en Gaceta Ju-
rídica, 266 (2002), p. 172: “Séptimo: Que en la presente causa, de la prueba analizada
aparece demostrado que el descenso brusco de la temperatura al interior de la cámara
Nº 8 fue lo que causó el desprendimiento de los paneles del techo de la misma, lo que sin
lugar a dudas, como explican los técnicos en sus respectivos informes, se debió a un actuar
descuidado del actor al efectuar la operación de deshielo encendiendo los evaporadores
simultáneamente y no de uno en uno como era su obligación, para lo cual estaba debida-
mente capacitado y entrenado”. Véase también sentencia de la Corte de Apelaciones
de Concepción de 6 de septiembre de 2002, en Gaceta Jurídica, 267 (2002), p. 191.
28
Véase Montoya Melgar, Alfredo, Derecho del trabajo (29ª edición, Madrid,
Tecnos, 2008), nota n. 94, p. 320. La jurisprudencia ha concluido que la experiencia
del trabajador en el ejercicio de un cargo, también debe ser considerada al momento
de evaluar una conducta temeraria. Así ocurrió en el caso resuelto por la sentencia de
la Corte Suprema de 28 de abril de 2005, en Gaceta Jurídica, 298 (2005), p. 254. El
caso en cuestión se refería a un maestro de mantención, con una experiencia de, a lo
menos, seis años en la actividad. Según la Corte, “con la instrucción y preparación ne-
cesarias, resulta lógico concluir que su actuación fue, a lo menos, temeraria, en la medida
que realizó trabajos de electricidad de alta tensión sin adoptar las medidas de seguridad
necesarias para tales efectos, arriesgando la vida y la salud de los restantes dependientes
de la empresa de manera, además, negligente. La experiencia adquirida debió conducirle
472 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Pedro Irureta Uriarte
Por último, cabe tener presente que tanto en las figuras dolosas como
culposas, debe partirse de la base que la conducta que se le reprocha al
trabajador no tiene justificación y reviste caracteres relevantes de gravedad29.
30
A nivel jurisprudencial, véase: sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago
de 25 de mayo de 1994, en Gaceta Jurídica, 172 (1994), p. 127.
31
Véase: Montoya Melgar, Alfredo, Derecho del trabajo, cit. (n. 28), pp. 468-
469.
32
Véase la sentencia de la Corte Suprema de 23 de mayo de 2013 (causa ingreso
corte Nº 292-2013, en www.poderjudicial.cl): “(Los actos, omisiones o imprudencia
del trabajador) Deberán, además, afectar a los bienes jurídicos establecidos en la norma
referida, expresión que no puede entenderse como sinónimo de producción cierta de un
daño, sino sólo como la posibilidad concreta de que ese perjuicio se produzca”. Véase
también sentencia de la Corte de Apelaciones de Concepción de 17 de diciembre de
2014 (causa ingreso corte Nº 326-2014, en www.poderjudicial.cl).
474 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Pedro Irureta Uriarte
33
Véase la sentencia de la Corte Suprema de 23 de mayo de 2013 (causa ingre-
so corte N° 292-2013, en www.poderjudicial.cl). En igual sentido, sentencia de la
Corte Suprema de 28 de abril de 2005, en Gaceta Jurídica, 298 (2005), p. 254: “La
expresión ‘afectar’ no puede entenderse como sinónimo de producción cierta de un daño,
sino sólo como la posibilidad cierta de que ese perjuicio se produzca”. La misma argu-
mentación se esgrime en la sentencia de la Corte Suprema de 28 de abril de 2005, en
Gaceta Jurídica, 298 (2005), p. 254; de 14 de julio de 2010 (causa ingreso corte N°
1606-2010, en www.poderjudicial.cl); y en la sentencia de la Corte Suprema de 8 de
agosto de 2012, en Revista Fallos del Mes, 558 (2012), pp. 647 ss.
34
Véase: en el ámbito comparado, Cabanellas, Guillermo, Tratado de derecho
laboral, cit. (n. 15), p. 190: “A nuestro juicio, procede el despido cuando ha habido
negligencia por parte del trabajador, aun cuando la misma no le haya producido a la
empresa daños reales y efectivos”.
35
Una posición algo distinta puede consultarse en el fallo de la Corte de Ape-
laciones de Valparaíso de 2 de abril de 2015 (causa ingreso corte Nº 85-2015, en
www.poderjudicial.cl), según el cual: “los actos, omisiones o imprudencias temerarias
a que alude el art. 160 Nº 5 CT. deben afectar real y efectivamente a la seguridad o al
funcionamiento del establecimiento o la seguridad o actividad de los trabajadores o su
salud, lo que no ha sido acreditado. La disposición exige ‘que afecten’ y no ‘que puedan
afectar’. Esta diferencia no es solo semántica, pues implica que el daño es parte de los
elementos que tipifican la causal, por lo que el juez debe ponderar la entidad de ese daño
y, sobre esa base, determinar si la imprudencia fue temeraria o no”. La parte final de
esta sentencia termina asimilando el verbo a f e c t a r con la producción cierta de
un d a ñ o, cuestión que en rigor no está dentro de la estructura de la causal. Lo que
exige el Código, en definitiva, es una alteración y no necesariamente la producción
cierta de un daño. En el plano doctrinario, véase, además, García Murcia, Joaquín,
Responsabilidades y sanciones en materia de seguridad y salud en el trabajo (Pamplona,
Aranzadi, 1998), p. 62.
Efectos extintivos de un contrato de trabajo 475
36
Así lo resolvió en su momento la sentencia de reemplazo de la Corte Suprema
de 27 de agosto de 2007 (causa ingreso corte N° 3916-2006, en www.poderjudicial.
cl), toda vez que “la conducta desarrollada por la actora, en circunstancias que cumplía
labores de auxiliar paramédico consistente en haber alterado la composición de solución
de formalina, empleada en la esterilización del material reutilizado por pacientes que
concurrían a tal centro a efectuar procedimientos de diálisis, al no respetar las indicacio-
nes respecto de su preparación dadas por la empleadora y fijadas, incluso por la autoridad
de salud, constituye un acto de tal entidad y gravedad, que han afectado la seguridad
y funcionamiento del establecimiento de la demandada, atendida la naturaleza de los
servicios que ésta presta, lo que permite justificar el despido de la trabajadora”.
37
Véase sentencia de la Corte Suprema de 25 de mayo de 2004 (causa ingreso
corte 2092-2003, en www.poderjudicial.cl).
38
Véase, por todos: Irureta Uriarte, Pedro, Empresa y personalidad jurídica, en
Revista Persona y Sociedad, 26 (2002) 1, p. 2099.
476 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Pedro Irureta Uriarte
Véase, por ejemplo, el artículo 1.5 del Estatuto de los Trabajadores español, que
39
concibe al centro de trabajo como una “unidad productiva con organización específica,
que sea dada de alta, como tal, ante la autoridad laboral”. En el entorno latinoamericano,
véase también el artículo 2º de la Ley Nº 19.587, sobre higiene y seguridad en el trabajo,
de Argentina: “A los efectos de la presente ley los términos ‘establecimiento’, ‘explotación’,
‘centro de trabajo’ o ‘puesto de trabajo’ designan todo lugar destinado a la realización o
donde se realicen tareas de cualquier índole o naturaleza con la presencia permanente,
circunstancial, transitoria o eventual de personas físicas y a los depósitos y dependencias
anexas de todo tipo en que las mismas deban permanecer o a los que asistan o concurran
por el hecho o en ocasión del trabajo o con el consentimiento expreso o tácito del principal.
(…)”.
40
Por ejemplo, en los artículos 9, 12, 15, 18, 22, 29, 38, 47, 58, 64, 74, 75, 76,
153, 154, 161, 183-Ñ, 190, 193, 194, 197, 203, ó 204, por mencionar sólo precep-
tos de derecho individual.
41
Véanse: Thayer Arteaga, William - Novoa Fuenzalida, Patricio, Manual de
derecho del trabajo, cit. (n. 10), p. 146.
42
Véase: González Biedma, Eduardo, El cambio de titularidad de la empresa en
el derecho del Trabajo (Madrid, Centro de Publicaciones Ministerio del Trabajo y
Seguridad Social, 1989), p. 103; y Monereo Pérez, José Luis, Las relaciones de tra-
bajo en la transmisión de la empresa (Madrid, Servicio de Publicaciones Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social, 1987), p. 235.
Efectos extintivos de un contrato de trabajo 477
43
Véase: Miñambres Puig, César, El centro de trabajo (Madrid, Servicio de Pu-
blicaciones Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1985), p. 63. Véase: también,
Cristóbal Roncero, Ma. del Rosario, Los derechos de los trabajadores en la trans-
misión de empresas. Estudio del ordenamiento jurídico alemán (Madrid, Servicio de
Publicaciones Facultad de Derecho, Universidad Complutense de Madrid, 1999),
pp. 58 ss.
44
Véase: Sala Franco, Tomás - Ramírez Martínez, Juan Manuel, El concepto de
centro de trabajo, en Actualidad Laboral, 33 (1985), p. 1653.
45
Las mismas normas del Código del Trabajo dejan en evidencia esta contrapo-
sición. Véanse, por ejemplo y entre otras, los artículos 12, 74, 74, 153, 154 Nº 9,
302, 315, 376 y 384, en que las nociones de empresa y establecimiento se plantean
como alternativas diversas. En el plano doctrinal, véase también Ruprecht, Alfredo J.,
Concepto de empresa, establecimiento y explotación, en Revista del Instituto de Derecho del
Trabajo e Investigaciones Sociales, 10, 18 (1974), p. 7.
46
Véase: Monereo Pérez, José Luis, Teoría jurídica de los grupos de empresas y
derecho del trabajo (Granada, Comares, 1997), p. 34; y del mismo autor, La transmi-
sión parcial de empresa: el “centro de trabajo” y la “unidad productiva autónoma” de la
empresa, en Documentación Laboral, 52 (1997), pp. 62-63 y 68.
47
Véase: Monereo Pérez, José Luis, La transmisión parcial de empresa, cit. (n.
45), pp. 64-65.
478 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Pedro Irureta Uriarte
48
Véase: Ramírez Martínez, Juan Manuel - Sala Franco, Tomás, El centro de
trabajo: configuración legal, en Borrajo Dacruz, Efrén (director), Comentarios a las
Leyes Laborales. El Estatuto de los Trabajadores (Edersa, Madrid, 1985), I, p. 236.
Véase también: González Biedma, Eduardo, El cambio de titularidad de la empresa,
cit. (n. 41), p. 101; Monereo Pérez, José Luis, La transmisión parcial de empresa,
cit. (n. 45), p. 63; y del mismo autor, Teoría jurídica de los grupos de empresas, cit. (n.
45), pp. 27, 34 y 40. En el plano de la jurisprudencia administrativa, véase, además,
Dictamen Nº 0348/10, de 19 de enero de 1995, de la Dirección del Trabajo, el cual
hace referencia al establecimiento como una individualidad de la empresa que se
encuentra afecta a una finalidad intermedia o final dentro de la misma, y que por el
grado de autonomía funcional y administrativa que presenta, toma una singularidad
distinta de la empresa
49
Véase: Miñambres Puig, César, El centro de trabajo, cit. (n. 42), p. 130; y Mo-
nereo Pérez, José Luis, La transmisión parcial de empresa, cit. (n. 45), p. 66.
50
Véase: Rivero Lamas, Juan, Limitación de los poderes empresariales y democra-
cia industrial (Zaragoza, Secretariado de Publicaciones, Universidad de Zaragoza,
1986), p. 25.
51
Véase: Monereo Pérez, José Luis, Las relaciones de trabajo, cit. (n. 41), p. 229;
y del mismo autor, Teoría jurídica de los grupos de empresas, cit. (n. 45), p. 40.
52
Véase: Monereo Pérez, José Luis, La transmisión parcial de empresa, cit. (n.
45), p. 61.
Efectos extintivos de un contrato de trabajo 479
53
Véase: Ramirez Martínez, Juan Manuel - Sala Franco, Tomás, El centro de
trabajo, cit. (n. 47), p. 233; y de los mismos autores, El concepto de centro de trabajo,
cit. (n. 43), p. 1651.
54
Véase: en esta línea, Dictamen Nº 1217/059, de la Dirección del Trabajo,
según el cual los aviones comerciales de pasajeros son establecimientos de empresa, o
parte de éstos en caso que se trate de varios aviones pertenecientes a una misma flota.
55
Véase: Miñambres Puig, César, El centro de trabajo, cit. (n. 42), pp. 186, 188
y 190. Véase: también, González Biedma, Eduardo, El cambio de titularidad de la
empresa, cit. (n. 41), p. 102; Monereo Pérez, José Luis, Teoría jurídica de los grupos
de empresas, cit. (n. 45), p. 37; y del mismo autor, La transmisión parcial de empresa,
cit. (n. 45), p. 65.
56
Véase: Miñambres Puig, César, El centro de trabajo, cit. (n. 42), pp. 163 y ss;
y Sala Franco, Tomás, y Ramírez Martínez, Juan Manuel, El concepto de centro de
trabajo, cit. (n. 43), pp. 1651 y ss.
57
Véase: Miñambres Puig, César, El centro de trabajo, cit. (n. 42), p. 192.
58
Véase: Monereo Pérez, José Luis, Teoría jurídica de los grupos de empresas, cit.
(n. 45), p. 42.
480 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Pedro Irureta Uriarte
59
Véase: sentencia de la Corte Suprema de 23 de mayo de 2013 (causa ingreso
corte N° 292-2013, en www.poderjudicial.cl).
60
Véase: sentencia de la Corte Suprema de 14 de marzo de 2006 (causa ingreso
corte N° 6658-2006, en www.poderjudicial.cl).
61
Véase: por ejemplo, la sentencia de la Corte de Apelaciones de Concepción de
17 de diciembre de 2014 (causa ingreso corte Nº 326-2014, en www.poderjudicial.
cl). En dicha causa, se concluyó que concurría la causal “por cuanto además de la
Efectos extintivos de un contrato de trabajo 481
natural valoración que cualquier persona pudiese hacer de una escalada a esa altura y
en esas condiciones es un acto de riesgo, más aún en el caso de los demandados quienes
han recibido charlas, participado en cursos y capacitaciones por lo que no podían menos
que saber las consecuencias técnicas de conducta en los términos antes indicados [...]”. En
sentido similar, véase sentencia de la Corte de Apelaciones de Talca de 29 de julio de
2014 (causa ingreso corte Nº 100-2014, en www.poderjudicial.cl): “Segundo: Que de
la lectura de la sentencia recurrida queda en evidencia que [...] en el lugar donde se alma-
cena armamento y municiones el actor fue sorprendido fumando como también la falta
de utilización del chaleco antibalas, hechos ambos que fundamentaron el despido [...]”.
62
Véase: por todas, sentencia de la Corte Suprema de 31 de diciembre de 2008,
en Revista Fallos del Mes, 550 (2008), p. 375. A nivel doctrinario véase además,
Ortiz Lallana, M. Carmen, Causas y formas del despido disciplinario (en torno a los
artículos 54 y 55). El Estatuto de los Trabajadores veinte años después, en Revista Espa-
ñola de Derecho del Trabajo, 100, I (2000), p. 1123.
482 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Pedro Irureta Uriarte
63
Véase: Barrientos Zamorano, Marcelo, La obligación de seguridad en la sub-
contratación laboral: previsibilidad del hecho y del daño, en Revista Chilena de Derecho,
39, 1 (2012), p. 87
64
Véase: por todos, García Murcia, Responsabilidades y sanciones, cit. (n. 35),
pp. 43 y ss.
65
Véase: Montoya Melgar, Alfredo, Los deberes del trabajador en materia de
seguridad en el trabajo y la sanción de su incumplimiento, en Gárate Castro, Javier
(coordinador), Cuestiones actuales sobre el despido disciplinario (Santiago de Compos-
tela, Universidad de Santiago de Compostela, 1997), p. 51. Véase también García
Murcia, Joaquín, Los incumplimientos del trabajador en materia de seguridad y salud
en el trabajo como causa de despido disciplinario, en Gárate Castro, Javier (coor-
dinador), Cuestiones actuales sobre el despido disciplinario (Santiago de Compostela,
Universidad de Santiago de Compostela, 1997), p. 58.
66
Véase: Martin Hernández, María Luisa, Los deberes de los trabajadores en ma-
teria de seguridad y salud en el trabajo: aspectos materiales y procesales, en Estudios
Jurídicos (2006), p. 3. El texto por el que se cita, fue facilitado por la autora dada las
dificultades para acceder al original.
67
Véase: Cano Galán, Yolanda, La formación en prevención de riesgos laborales:
su configuración como deber de los trabajadores, en Revista del Ministerio de Trabajo
y Asuntos Sociales, 53 (2004), p. 207. Véase también: González Ortega, Santiago,
Efectos extintivos de un contrato de trabajo 483
Seguridad y salud en el trabajo (en torno al artículo 19), en Revista Española de Derecho
del Trabajo, 100 (2000) 1, pp. 555 ss.
68
Véase: Martin Hernández, María Luisa, Los deberes de los trabajadores, cit. (n.
64), p. 7. Véase: además, Núñez González, Cayetano, Prevención de riesgos laborales
en Chile (2ª edición, Santiago, Librotecnia, 2014), p. 120.
69
Véase: Martin Hernández, María Luisa, Los deberes de los trabajadores, cit.
(n. 64), p. 29.
70
De allí que se haya sostenido que: “actúa culposamente un trabajador si no
realiza un uso correcto, utiliza el medio de seguridad para fines inesperados e im-
propios del bien o les da un destino inadecuado o simplemente no los utiliza”, por
Barrientos Zamorano, Marcelo, La obligación de seguridad en la subcontratación
laboral, cit. (n. 62), p. 101.
71
El artículo 153 CT. indica que una de las finalidades del Reglamento Interno
es precisamente la de establecer “las obligaciones y prohibiciones a que deban sujetarse
los trabajadores, en relación con sus labores, permanencia y vida en las dependencias de la
respectiva empresa o establecimiento” (cuestión que se reafirma en el artículo 154 N° 5
y 10 CT.). Asimismo, el artículo 67 de la Ley N° 16.744 es perentorio al señalar que
las empresas estarán obligadas a mantener al día los reglamentos internos de higiene
y seguridad en el trabajo “y los trabajadores a cumplir con las exigencias que dichos re-
glamentos les impongan. Los reglamentos deberán consultar la aplicación de multas a los
trabajadores que no utilicen los elementos de protección personal que se les haya proporcio-
nado o que no cumplan las obligaciones que les impongan las normas, reglamentaciones o
instrucciones sobre higiene y seguridad en el trabajo”.
72
Por ejemplo y entre otros: el Decreto Supremo N° 594, de 2000, del Ministe-
rio de Salud, establece una serie de deberes en relación con el trabajador: i) “Se prohí-
be a los trabajadores cuya labor se ejecuta cerca de maquinarias en movimiento y órganos
de transmisión, el uso de ropa suelta, cabello largo y suelto, y adornos susceptibles de ser
atrapados por las partes móviles” (artículo 40); ii) Para conducir maquinarias automo-
484 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Pedro Irureta Uriarte
trices en los lugares de trabajo, “los trabajadores deberán poseer la licencia de conductor
que exige la Ley de Tránsito” (artículo 43); iii) El trabajador tiene la obligación de
usar los elementos de protección personal en forma permanente mientras se encuen-
tre expuesto a un riesgo dentro de la empresa (artículo 53); y iv) En ningún caso, el
trabajador podrá “consumir sus alimentos al mismo tiempo que ejecuta labores propias
del trabajo” (artículo 128). Por otra parte, el artículo 66 de la Ley N° 16.744 señala
dentro de las funciones de los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad el “asesorar
e instruir a los trabajadores para la correcta utilización de los instrumentos de protección”
(art. 66 N° 1), y “vigilar el cumplimiento, tanto por parte de las empresas como de los
trabajadores” de las medidas de prevención, higiene y seguridad” (art. 66 N° 2).
73
Véase: Martin Hernández, María Luisa, Los deberes de los trabajadores, cit.
(n. 64), p. 11.
74
Véase: Montoya Melgar, Alfredo, Los deberes del trabajador en materia de
seguridad, cit. (n. 63), p. 52.
75
Véase: por ejemplo, sentencia de la Corte Suprema de 23 de abril de 1993, en
Revista de Derecho y Jurisprudencia y Gaceta de los Tribunales, XC, sección tercera
(1993), p. 28.
76
Véase Martin Hernández, María Luisa, Los deberes de los trabajadores, cit. (n.
64), p. 13 y 25. Y agrega en p. 14: “Los deberes en materia de seguridad y salud en el
trabajo impuestos a los trabajadores han sido configurados legalmente, por tanto, como
deberes complementarios del deber del empresario de garantizar a todos y cada uno de los
trabajadores (…) una protección eficaz frente a los riesgos derivados del trabajo”.
Efectos extintivos de un contrato de trabajo 485
77
Una excepción a esta regla general se encuentra en el artículo 70 de la Ley N°
16.744, el cual dispone que si el accidente o enfermedad ocurre debido a negligencia
inexcusable de un trabajador entonces “se le deberá aplicar una multa de acuerdo con
lo preceptuado en el artículo 68°, aún en el caso de que él mismo hubiere sido víctima
del accidente”.
78
Véase: Barrientos Zamorano, Marcelo, La obligación de seguridad en la sub-
contratación laboral, cit. (n. 62), p. 88.
79
Véase: Martin Hernández, María Luisa, Los deberes de los trabajadores en ma-
teria de seguridad y salud en el trabajo: aspectos materiales y procesales, cit. (n. 64), p.
18. Y agrega en p. 51: “En definitiva, si el empresario en supuestos extremos [...] no
adopta como medida de seguridad específica el ejercicio de su poder disciplinario,
(entonces) será el empresario el que de forma directa e inmediata incurra en respon-
sabilidad por incumplimiento [...]. En estos supuestos el ejercicio del empresario
de su poder disciplinario constituye una medida de seguridad necesaria, técnica y
organizativamente factible, para que el empresario pueda cumplir con su deber de
garantizar la protección eficaz de sus trabajadores [...]”. Véase también y a mayor
abundamiento: García Murcia, Joaquín, Responsabilidades y sanciones, cit. (n. 67),
pp. 52 ss.
80
Véase: Barrientos Zamorano, Marcelo, La obligación de seguridad en la sub-
contratación laboral, cit. (n. 62), p. 87.
486 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Pedro Irureta Uriarte
81
Véase por todas sentencias de la Corte Suprema de 28 de abril de 2005, en
Gaceta Jurídica, 298 (2005), p. 254; y de 14 de julio de 2010 (causa ingreso corte Nº
1606-2010, en www.poderjudicial.cl).
82
Así se desprende, por ejemplo, del artículo 67 de la Ley Nº 16.744, sobre se-
guro contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, en cuya
virtud los trabajadores estarán obligados a cumplir con las exigencias de seguridad
que impongan los reglamentos de la empresa. Y agrega: “Los reglamentos deberán
consultar la aplicación de multas a los trabajadores que no utilicen los elementos de
protección personal que se les haya proporcionado o que no cumplan las obligaciones que
les impongan las normas, reglamentaciones o instrucciones sobre higiene y seguridad en el
trabajo”. En la misma perspectiva, Véase el artículo 70 de la Ley Nº 16.744, el cual
sanciona al trabajador en caso de producirse un accidente o enfermedad cuyo origen
sea negligencia inexcusable de éste.
Efectos extintivos de un contrato de trabajo 487
III. Conclusiones
Los puntos que resumen las conclusiones de este trabajo, son los si-
guientes:
1º El Código del Trabajo sanciona los actos, omisiones o imprudencias
temerarias que ejecute el trabajador, y que afecten bienes jurídicos relevan-
tes que el propio legislador se ha encargado de reseñar. Estas conductas
no suponen la comisión de un delito, ya que laboralmente ellas deben ser
vistas de manera más amplia y no como un concepto técnico jurídico-penal.
2º La norma del artículo 160 Nº 5 CT. sanciona tanto las conductas
dolosas como culposas. De esta manera, el precepto legal utiliza una cierta
degradación de gravedad entre los actos, omisiones e imprudencias teme-
83
Véase Palomeque López, Manuel Carlos, Los derechos a la seguridad social y a
la salud en la Constitución, en Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la Cons-
titución (Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1980), p. 332.
84
Véase: sentencia de la Corte Suprema de 29 de enero de 2008 (causa ingreso
corte N° 5131-2007, en www.poderjudicial.cl).
488 Revista de Derecho XLIV (1er semestre de 2015) Pedro Irureta Uriarte
rarias, permitiendo concluir que los actos u omisiones pueden ser dolosos
o culposos. La imprudencia temeraria, por el contrario, claramente exige
un determinado nivel de culpa. Esta degradación en la estructura de la
norma permite concluir, además, que se encuentran fuera de esta hipótesis
extintiva las conductas meramente negligentes, y que son menos intensas
que la imprudencia temeraria.
3º A diferencia de lo que ocurre en otras causales disciplinarias, el
artículo 160 Nº 5 CT. no exige un resultado perjudicial para probar la
infracción. Por el contrario, el Código sólo exige una alteración mínima
que traiga como consecuencia la afectación de ciertos bienes jurídicos.
Por ello, el vocablo afectar no puede ser visto como un sinónimo de
producción cierta de un daño, sino sólo como la posibilidad concreta de
que ese perjuicio de produzca.
4º Los bienes jurídicos resguardados por la norma del artículo 160 Nº
5 CT. se han establecidos de forma genérica, pero no a título ejemplar. En
esta perspectiva, el legislador resguarda la seguridad o el funcionamiento
del establecimiento (y no de la empresa). Para estos efectos, el estableci-
miento debe ser configurado como una unidad técnica de producción,
que se diferencia de la unidad económica productiva que sería la empresa
propiamente tal. Más aun, el establecimiento no puede ser asociado al dato
geográfico ya que lo distintivo del concepto laboral de establecimiento es
su expresión organizativa.
5º La actividad de los trabajadores, en cuanto bien jurídico protegido
por la hipótesis extintiva, se vincula con las tareas u operaciones propias
de cada trabajador dentro de la organización empresarial. Por tanto, la
causal disciplinaria no cubre afectaciones relacionadas con tareas ajenas
al ámbito contractual. De allí que el estándar de no afectación exigido es
aquél que normalmente cabría pedirle al trabajador en el desempeño de
sus funciones regulares.
6º El resguardo de la seguridad y salud en el trabajo lleva a relacionar
este supuesto extintivo con deberes de colaboración instrumental por parte
del trabajador, que le permiten al empleador responder de su condición
de deudor de seguridad. Estos deberes de colaboración se manifiestan en
medidas de autoprotección, en el cumplimiento de medidas generales de
protección y en deberes de colaboración. La hipótesis del artículo 160
Nº 5 CT. sanciona precisamente el incumplimiento de estos deberes
instrumentales.
Efectos extintivos de un contrato de trabajo 489
Bibliografía