1 Varela Francisco Un Puente para Dos Miradas
1 Varela Francisco Un Puente para Dos Miradas
1 Varela Francisco Un Puente para Dos Miradas
DOS MIRADAS
© Edición en inglés:
Gentle Bridges
Shambhala Publications Inc.
300 Massachussets Ave.
Boston, MA 02115, USA.
Nº de Inscripción : 100538
DOLMEN EDICIONES S.A.
Cirujano Guzmán 194, Providencia Santiago.
I.S.B.N : 956-201-335-9
QUEDA PROHIBIDA
LA VENTA, DISTRIBUCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN
UN PUENTE PARA
DOS MIRADAS
Traducción:
Cristóbal Santa Cruz L.
DOLMEN EDICIONES
INDICE
Prefacio ...................................................................................... 7
Observaciones preliminares ............................................. 13
Percepción y cerebro........................................................... 73
Francisco J. Varela
Los seres sensibles. Conversación .................................... 91
7
el Instituto Naropa de Boulder (Colorado), Robert B.
Livingston, profesor de neurociencia en la Universidad
de California (San Diego), Luigi Luisi, profesor de quími-
ca en el Instituto politécnico federal de Zurich, Eleanor
Rosch, profesora de psicología cognitiva en la Universi-
dad de Berkeley (California) y Francisco J. Varela, profe-
sor de ciencias cognitivas y de epistemología en la Escue-
la politécnica y en el Instituto de neurociencia (París) par-
ticiparon en esos encuentros.
Tras la sangrienta represión de la revuelta popular
antichina en el Tíbet, en 1959, Su Santidad el Dalai Lama
condujo a un lugar seguro -la India- a millares de
tibetanos. Actualmente encabeza el gobierno tibetano en
el exilio, con sede en Dharamsala. En múltiples oportu-
nidades se ha desplazado a Europa y a Estados Unidos
y es conocido a través del mundo como maestro espiri-
tual y como infatigable luchador por la paz. En 1989,
recibió el Premio Nobel de la Paz. Durante toda su vida,
el Dalai Lama se ha mostrado particularmente interesa-
do en la ciencia; si no hubiera sido monje, señala, le hu-
biese gustado ser ingeniero. Más allá de su interés per-
sonal, ha desempeñado un papel fundamental en pos de
un verdadero diálogo con los científicos.
¿Cómo se gestaron estos encuentros? Francisco J.
Varela se había encontrado en varias oportunidades con
el Dalai Lama durante sus reuniones públicas en Europa
y se sentía frustrado por la impresión de que, debido a
la falta de tiempo y a la presencia de público, era impo-
sible llevar a cabo un diálogo fructífero. Durante una vi-
sita de Su Santidad a París, en 1986, tuvo lugar una nue-
va conversación entre ellos, durante la cual el Dalai Lama
le planteó varias preguntas sobre temas relativos a la
neurociencia. Pero, al cabo de una hora, sus ayudantes
le recordaron que tenía una cita urgente en la Cámara
de Diputados de Francia. Al partir, el Dalai Lama le dijo
a su interlocutor: «Deberíamos seguir discutiendo, pero
no tengo mucho tiempo cuando estoy de viaje por Occi-
dente. Si usted pudiera venir una semana a Dharamsala,
yo me las arreglaría para hacerme ese tiempo. Y venga
con las personas que quiera.» Más o menos al mismo
8
tiempo, Adam Eagle, un hombre de negocios que estu-
diaba con el Dalai Lama y que conocía su interés en la
ciencia, intentaba organizar un encuentro entre él y un
grupo de científicos. Eagle y Varela aunaron fuerzas: fue
así como nació la primera de las conferencias, "Mente y
vida". El financiamiento provino de una contribución del
Sr. Branco Weiss, de Zurich y de unos aportes de la Adam
Eaglew Association. Adam Eagle, Francisco J. Varela y
Michael Santman, de Berkeley en California, asumieron la
coordinación del evento.
La residencia del Dalai Lama se encuentra a unos
pocos kilómetros de Dharamsala, en lo alto de una mon-
taña, junto a un poblado llamado McLeod Ganj, habita-
do por refugiados tibetanos. El grupo de visitantes se
instaló en una casa de huéspedes, situada unos 500 me-
tros más abajo. Cada mañana, tomábamos desayuno en
el mirador que domina el valle, antes de ser conducidos
en jeep a la residencia. Al ingresar, siempre teníamos que
pasar por un control de seguridad cortés. Luego, tomá-
bamos asiento en la sala de estar. A las 9, Su Santidad
entraba de un paso ágil, y nos sumergíamos inmediata-
mente en intensas discusiones. Tras la reunión de la
mañana, volvíamos a pie o en automóvil para un almuer-
zo rápido, y luego volvíamos a subir para la sesión de la
tarde. Las mañanas eran frescas, incluso frías, pero un
sol brillante de otoño templaba los días. Desde la resi-
dencia podía verse la cordillera nevada del Himalaya.
Al atardecer nos instalábamos en nuestro mirador para
ver la puesta de sol y a lo lejos, en el valle, la agitada ciu-
dad de Dharamsala que encendía sus luces.
El ambiente de las reuniones era deliberadamente
informal. Estas fueron grabadas en cinta de audio y de
video, con la intención de hacerlas públicas en el futuro,
aun cuando -opinábamos todos-el objetivo primero de
este encuentro era establecer una verdadera discusión
con el Dalai Lama sobre temas de interés común. A me-
nudo, los encuentros entre científicos y dirigentes reli-
giosos parecen puestas en escena en las que se pronun-
cian discursos convencionales para impresionar al pú-
blico, casi sin diálogo verdadero. Todos queríamos evi-
9
tar eso. Teníamos ciertas ventajas: suficiente tiempo,
un grupo de científicos deseosos de instaurar inter-
cambios entre dos culturas en el marco de un respeto
mutuo, y la posibilidad de estar lejos de las miradas
del público. Otro elemento clave, la presencia de dos
excelentes intérpretes, uno tibetano y otro occiden-
tal: Thubten Jinpa, de la Escuela de Canden Shartse,
de Mungosd (India), y B. Allan Wallace, director es-
piritual de la Fundación de los amigos del Dharma,
en Seattle (Washington). En varias oportunidades, se
produjeron largas pausas durante las cuales los in-
térpretes se consultaban, buscando la corresponden-
cia exacta entre el inglés y el tibetano. Este procedi-
miento era esencial, para evitar malentendidos. En la
práctica, la traducción sólo tuvo una función auxiliar
en la medida en que, en general, el Dalai Lama hablaba
directamente en inglés.
Cada mañana, un científico hacía una presentación
general sobre su campo de trabajo. Dichas introduc-
ciones apuntaban a aportar informaciones a personas
no especialistas como Su Santidad y sus colegas
tibetanos. Había simplemente que indicar los elemen-
tos esenciales de la disciplina en cuestión y propor-
cionar algunas pistas para el diálogo. Las tardes eran
dedicadas a la discusión o a una presentación, por
parte del Dalai Lama, sobre los temas correspondien-
tes del budismo. Los científicos fueron escogidos con la
finalidad de cubrir todo el abanico de lo que hoy se de-
nomina las ciencias cognitivas y que abarca la neu-
rociencia, la psicología experimental, la inteligencia arti-
ficial y la filosofía de la mente. La secuencia de las pre-
sentaciones diarias tenía por finalidad contribuir a la ex-
ploración de esta área multidisciplinaria.
A medida que pasaban los días y que los asistentes
comenzaban a relajarse y a comprenderse mejor, se de-
dicó gran parte de las mañanas y de las tardes al diálogo
y al debate. El ambiente fue siempre caluroso y cordial.
La risa y el buen humor rara vez estuvieron ausentes,
pero esto iba acompañado de mucha agudeza mental y
de un sentimiento de mucho compromiso con la situa-
10
ción. Era el ambiente ideal para la exploración intelec-
tual y la profundización de los conocimientos.
1
Todas las fechas que figuran en en este libro deben contextualizarse
de acuerdo a la versión original en inglés, que data de 1987. (N. del E.)
11
"Mente y Vida III" tuvo lugar en noviembre de 1990
durante una semana, nuevamente en Dharamsala. En esa
oportunidad el énfasis estuvo puesto en las emociones y
en la curación. Coordinado por el Dr. Daniel Goleman,
participaron en ese evento seis investigadores de Euro-
pa y Estados Unidos. La cuarta cita tendrá lugar en 1992, y
versará sobre el tópico del sueño y la muerte. De modo que
estamos felices de comunicar que el diálogo continúa.
12
OBSERVACIONES PRELIMINARES
13
A veces la gente tiene la impresión de que estas dos
cosas son muy diferentes, incluso incompatibles. Sin embar-
go, en los últimos años, esto ha cambiado. Algunos científi-
cos occidentales han tocado problemáticas muy sensibles en
su trabajo de investigación, tales como: ¿Qué es la mente,
qué es el "yo", qué es un ser humano? Se está desarrollando
un enfoque más filosófico, una nueva tendencia. Para con-
tribuir en alguna medida al futuro de la humanidad, es esen-
cial el diálogo entre personas que sean profesionales en este
campo. Espero que esta reunión sea un inicio en esa direc-
ción, que despierte nuevos intereses, que otros, desde dife-
rentes lugares y campos de trabajo se interesarán en mayor
medida, y que habrá nuevas investigaciones.
Nuestra primera meta es beneficiar a la humanidad del
futuro. Y en un segundo nivel, está el estudio en sí mismo.
En tanto que budista, pienso que es importante estar al tan-
to de los últimos descubrimientos científicos respecto de la
mente, la relación entre mente y cerebro, y otros. Por ejem-
plo, me gustaría saber desde una perspectiva científica si
acaso existe una entidad como la mente o conciencia. En cier-
tos niveles existe un vínculo muy estrecho entre cuerpo y
mente, sin embargo, a un nivel básico, cuando uno alcanza
el nivel más profundo de la mente, uno se encuentra con
que es un factor distinto e independiente. Durante este en-
cuentro quiero introducir a los budistas en general, particu-
larmente a los budistas tibetanos de varios centros de apren-
dizaje, a las interpretaciones occidentales sobre la mente,
sobre la relación entre mente y cuerpo, y otros tópicos.
En el budismo en general, particularmente en el budis-
mo mahayana, incluido el tantrayana, existen muchas expli-
caciones y métodos en lo que concierne a la mente y la rela-
ción cuerpo-mente 1 • Las enseñanzas tantrayánicas más ele-
1
Los budistas tibetanos, entre otros, consideran el budismo dividido en dos
tradiciones mayores, la hinayana (o "pequeño vehículo") representada
principalmente por las escuelas Theravadin del sudeste asiático y Sri Lanka; y la
mahayana (o "gran vehículo") representada por los budistas tibetanos, chinos y
japoneses. De acuerdo a estos últimos, la escuela mahayana incluye a la hinayana.
Más aún, de acuerdo a los tibetanos, existe un nivel más alto de la escuela
mahayana, llamado alternativamente tantra (tantrayana), mantrayana, o vajrayana.
Se considera que el nivel más alto incluye el mahayana inferior y el hinayana.
14
vadas están abocadas a un tipo especial de energía. Existen
técnicas para controlar funciones corporales tales como la
temperatura, y de hecho aún existen personas que tienen
experiencias extraordinarias a través de esta práctica. Hay
científicos occidentales que han estado investigando sobre
esto y han encontrado mucha ayuda en las explicaciones
orientales sobre la mente y la relación entre la mente y el
sistema nervioso. Un esfuerzo común puede ser muy útil
para los investigadores en estos campos. Por todos estos mo-
tivos pienso que esta reunión puede ser muy útil.
Para todos los viejos amigos, que organizaron y pre-
pararon este encuentro, quiero expresar mi profunda
gratitud. Esto es completamente informal, y siempre he
preferido que sea así. Permite que se exprese plenamen-
te la naturaleza individual de cada cual, y eso es lo im-
portante, ¿verdad? Puede que se sientan algo incómo-
dos debido a la precariedad de nuestras instalaciones,
pero el clima es muy agradable. Pese a las deficiencias
en las instalaciones, las montañas nevadas son hermo-
sas y proporcionan un escenario de gran belleza. Hace
un par de días nevó, pero ahora tenemos un sol radiante
y espero que perduren estas condiciones climáticas.
15
Su Santidad, estamos conscientes de que su acerca-
miento a la ciencia ha sido principalmente a través de
las ciencias físicas. Ahora bien, estoy convencido de que
el puente natural entre la tradición budista y las cien-
cias no es a través de las ciencias físicas, sino a través de
las ciencias relacionadas con la mente y la vida misma,
lo que llamamos actualmente, de un modo general, cien-
cias cognitivas, y ciencias de la vida. Ese es el motivo
por el cual titulamos el programa "Mente y Vida" en lu-
gar de "Ciencia y Budismo".
Parece que en los diálogos previos que usted ha te-
nido con científicos no ha quedado claro qué es la cien-
cia en tanto que actividad. ¿Qué hacen los científicos?
Parece realmente importante tener una comprensión bá-
sica acerca del proceso científico. Es por ello que inclui-
mos como parte del programa una discusión acerca de
la ciencia como actividad humana. ¿Qué significa hacer
ciencia y qué es la ciencia en términos de sus teorías y
de su validación? ¿Cómo valida sus propias teorías?
Luego, para movernos hacia áreas más sustanciales,
comenzaremos por una exposición acerca de la neuro-
ciencia (neurobiología y ciencias del cerebro). Y puesto
que la neurociencia es un campo muy vasto y no pode-
mos cubrirlo todo, hemos decidido centrarnos primera-
mente en los principios básicos del sistema nervioso y
en cómo éste organiza el comportamiento. La siguiente
área será la psicología cognitiva, que es un examen di-
recto del comportamiento y, por lo tanto, juega un papel
en las ciencias cognitivas que lo vuelve muy cercano, de
algún modo, a las teorías budistas sobre la mente.
Un aspecto muy interesante de la concepción occi-
dental respecto de cómo abordar la mente se halla en las
teorías modernas relacionadas con la inteligencia artifi-
cial. Estas apuntan a que si logramos saber cómo funcio-
na la mente, entonces podremos construir una mente
artificial. Es una parte muy importante del enfoque oc-
cidental actual para abordar la mente.
Seguidamente, pensamos que era importante com-
prender el desarrollo del cerebro desde la fertilización
16
hasta el nacimiento. Esto arroja muchas luces acerca de
cómo el complejo cerebro humano se desarrolla desde la
estructura básica común a todos los sistemas nerviosos.
Y, finalmente, haremos una presentación sobre la evolu-
ción. Clásicamente, la evolución no es parte de las cien-
cias cognitivas, que se centran más en la neurociencia,
la psicología cognitiva, la inteligencia artificial, y la lin-
güística. Ahora bien, estimamos que era importante in-
cluir la evolución en este programa porque si no enten-
demos el enfoque occidental de cómo las cosas vivientes
adquieren un ser, es muy difícil entender el enfoque de
cómo funcionan.
En las presentaciones de la mañana, cada uno de no-
sotros ha convenido hablar como si fuera un científico
clásico; en otras palabras, resolvimos presentar nuestros
campos de la manera más estándar. Ahora, en lo que a
mí respecta (pero sé que esto es también válido para los
demás), soy más bien herético como neurocientífico. En
muchos casos no tengo el mismo punto de vista que mis
colegas. Pero por las mañanas, para su tranquilidad, Su
Santidad, trataremos de ser lo más normales que poda-
mos como científicos. Será un poco extraño para noso-
tros, pero creo que es importante entregarle una visión
representativa. En las conversaciones de la tarde, habla-
remos desde nosotros mismos. Agradezco que nos haya
invitado a trabajar en este entorno informal.
17
MÉTODO CIENTÍFICO Y VALIDACIÓN
Jeremy W. Hayward
19
En esta presentación mostraré que esta suposición
-que alcanzó su momento de mayor auge y una adhe-
sión casi universal a fines del siglo XIX- ha sido objeto
de una importante y prácticamente irrefutable crítica, es-
pecialmente en el último cuarto de este siglo.
Una de las principales características de la activi-
dad de los "filósofos naturales", o científicos, en los tres
últimos siglos, ha sido la búsqueda de un saber objeti-
vo. Saber objetivo es un saber verdadero que no depen-
de en modo alguno del sujeto, de la mente del que sabe,
o de la sociedad de los que saben. Para que haya saber
objetivo, tiene que haber algo verdadero sobre lo que se
base ese conocimiento. En otras palabras, tiene que ha-
ber una realidad objetiva, una realidad o mundo que no
sea dependiente de las mentes de los que conocen ese
mundo. Este mundo objetivo es supuestamente indepen-
diente de las mentes de los que saben, tanto en su exis-
tencia inherente como en sus diferentes características.
Veremos cómo la firme creencia en tal mundo objetivo,
como fundación para la certeza en la ciencia, ha comen-
zado a desmoronarse.
Si hay un mundo objetivo que es independiente
del pensamiento humano, entonces esperaríamos que
hubiera un sistema unificado de conocimiento acerca
de este mundo. Este sistema de conocimiento podría
en última instancia incluir todas las observaciones ad-
quiridas individualmente en una descripción que usa
un solo conjunto de suposiciones, términos y métodos:
esto sería una ciencia unificada. La idea de una cien-
cia unificada, postulada hace unos cincuenta años, se
ha desmoronado sustancialmente, no sólo por la difi-
cultad de su ejecución, sino por el principio en que se
basa.
La teoría de las teorías científicas es un tópico que
se presta para un debate muy intenso y de ninguna ma-
nera puede resolverse en una sola opinión. No podemos
seguir pregonando una ciencia unificada con un solo
conjunto de suposiciones y términos para explicar todas
las observaciones. Por el contrario, nos encontramos con
20
muchas actividades diferentes que caben bajo el nombre
de ciencia, con diferentes suposiciones y términos bási-
cos. Los campos que estas diferentes ciencias cubren
pueden no ser los mismos o ni siquiera superponerse
parcialmente. Cuando los campos de dos ciencias se su-
perponen, es probable que arrojen explicaciones diferen-
tes e incluso incompatibles a partir de una misma obser-
vación.
Generalmente, existe un cierto acuerdo entre los que
hablan de un fracaso en la noción de ciencia unificada,
en el sentido de que las teorías están estrechamente li-
gadas a la actividad humana dentro de comunidades
científicas específicas. En esa medida, la búsqueda de
una realidad objetiva es reemplazada por el reconoci-
miento de una validación intersubjetiva de las teorías;
cómo estas teorías se relacionan con un mundo indepen-
diente de ellas, es una pregunta abierta.
21
nas comenzaron a concebir la naturaleza como un domi-
nio que tiene su propia realidad, sus propios modos de
funcionamiento, y sus propias regularidades, que la gen-
te podía llegar a conocer a través de un uso cuidadoso
de sus sentidos y de su razón. Se postuló, pues, una dua-
lidad entre el dominio celestial, conquistable a través de
la fe, y el dominio terrenal, conquistable a través de los
sentidos y el pensamiento racional inductivo.
Durante algunos siglos se debatió si las doctrinas
del cristianismo medieval podían combinarse con esta
nueva visión extraordinaria del mundo que acababa de
ser descubierta a través de los textos griegos. En el siglo
XIII, Tomás de Aquino logró unir las interpretaciones de
los griegos, especialmente Aristóteles, con la interpreta-
ción de la contemplación cristiana. Se creó una concep-
ción del mundo según la cual la tierra era el centro, ro-
deada por nueve esferas sobre las cuales se movían los
planetas. La décima y más lejana esfera era el lugar don-
de habitaba Dios, y no se movía. Las ocho esferas más
allá de la luna se consideraban relativamente perfectas.
Esto era demostrado por el hecho de que las estrellas se
movían en círculos perfectos y los planetas en círculos
casi perfectos. Bajo la esfera de la luna, en el dominio
terrestre, todo era inestable y sin reposo, no muy perfec-
to. La materia aquí está compuesta de los cuatro elemen-
tos en diferentes combinaciones. El lugar natural de la
tierra es el centro del universo, puesto que la tierra es el
elemento más pesado. Luego viene el agua, enseguida
el aire y, finalmente, el fuego. Sin embargo, en la imper-
fecta situación terrestre, los elementos están fuera de sus
lugares naturales y están continuamente luchando para
volver a ellos. Esta es la fuente de inestabilidad, movi-
miento no circular. Esa es la razón por la cual una pie-
dra cae a tierra cuando es soltada y el fuego se alza ha-
cia el cielo.
La belleza de ese sistema -que, naturalmente, es-
taba bien pensado- es que todo lo conocido por los se-
res humanos estaba incluido en él. El universo físico era
el mismo que el universo espiritual. Estas nueve esferas
22
en las que los planetas se movían eran las esferas a tra-
vés de las cuales el alma humana avanzaba hacia Dios.
Los escritos de Aristóteles habían sido armonizados
con la doctrina de la Iglesia. Ahora bien, aun cuando los
griegos habían sido grandes observadores de la natura-
leza, los europeos de ese período consideraban la pala-
bra escrita como fuente de conocimiento. Se llegaba in-
cluso al extremo de copiar los dibujos de hierbas que
aparecían en los libros medicinales antiguos en lugar de
observar las plantas en la naturaleza.
23
dría examinar el cielo y ver si era efectivamente perfec-
to. Armó un telescopio, miró hacia la luna y vio protu-
berancias. También miró hacia Júpiter y vio lunas que
cambiaban de posición en torno al planeta, lo que repre-
sentaba otra irregularidad en el diseño de los movimien-
tos celestiales. Algunas personas señalaron que no iban
a mirar por ese aparato porque sabían que la luna era
perfecta y, por lo tanto, no necesitaban observarla. Otros
miraron a través del telescopio y vieron protuberancias
en la luna, pero concluyeron que, aunque la luna pare-
cía imperfecta, debía estar cubierta por una esfera per-
fecta que no se podía ver. Pero Galileo se basaba en sus
propias observaciones y para las afirmaciones de
Aristóteles (y, por lo tanto de Tomás de Aquino y de la
Iglesia, igualmente) esto era terrible, porque la luna y
Júpiter, como partes integrantes del dominio celeste, te-
nían que ser perfectas.
Ahora bien, ¿qué era realmente lo que Galileo esta-
ba haciendo? En primer lugar, observó y vio, en vez de
limitarse a creer en los textos. En segundo lugar, creó
escenarios simples para poder comprobar directamente
los fenómenos que estudiaba. Eso es experimentación.
En tercer lugar, creó un lenguaje, en este caso matemáti-
co, en el que podía precisamente decir lo que veía.
24
El programa de Newton y sus seguidores consistía
en explicar todos los fenómenos basándose en los mis-
mos principios con que había explicado el movimiento
de los planetas: un par de leyes básicas del movimien-
to con un lenguaje matemático para su descripción. Más
aún, inicialmente el programa también trató de expli-
car todos los fenómenos por el movimiento de peque-
ñas partículas de materia, que obedecían a las mismas
leyes del movimiento que Newton había descubierto
para aplicar a los planetas y a las piedras. La acción de
un creador ya no era parte de esas leyes.
A fines del siglo XIX, dos siglos después de Newton,
había una certeza generalizada respecto del éxito del
programa originado por Galileo y Newton. En el ámbito
de la física se había podido explicar una enorme canti-
dad de fenómenos gracias al enfoque newtoniano.
Adicionalmente, las investigaciones en química -que,
en aquel entonces, era el estudio de cómo los diferentes
elementos naturales interactúan entre sí- sugerían que
la teoría que indicaba que la actividad atómica era la base
de todo era válida. Existía una enorme confianza en el
enfoque científico por lo mucho que se había avanzado
en su programa, al menos en los ámbitos de la física y
de la química, esto es, en conexión con objetos que se
consideraban desprovistos de vida. La creencia de que
los seres vivientes están compuestos de células, desarro-
llada en el siglo XVIII, fue un esfuerzo para establecer
incluso la biología sobre la base de una especie de teoría
atómica -incluso la función biológica se basa en la acti-
vidad de las unidades más pequeñas de un organismo.
La teoría de la evolución de Charles Darwin apareció en
el siglo XIX postulando que durante un largo período
de tiempo las formas más complicadas de vida se ha-
bían desarrollado mecánicamente a partir de formas de
vida muy simples. La teoría de Darwin sugería un pro-
ceso mecánico, automático en el que esto sucedía. De
acuerdo a los seguidores de Newton, todos los procesos
naturales son simplemente mecánicos. Todos ocurren sin
una inteligencia o una conciencia que los guíe.
25
Certeza Científica
26
partículas vivientes se vuelven más complejas, de mane-
ra que empiezan a sentir, es la fisiología y la neurofi-
siología. El estudio acerca del modo en que estas aún más
complejas partículas se comportan, reflejando lo que no-
sotros llamamos inteligencia, es la psicología. Mi descrip-
ción ha partido desde la física, desde las pequeñas partí-
culas hasta las grandes partículas, hasta las cosas vivien-
tes, inteligentes. El reduccionismo es la creencia de que
esta descripción funciona también al revés. Fenómenos
que parecen ser inteligentes deberían ser explicables a tra-
vés de fenómenos que parecen ser vivientes, y éstos, a su
vez, deberían ser explicables por fenómenos que parecen
ser moléculas químicamente complejas, las cuales, a su
vez, deberían ser explicables por las leyes de los átomos
básicos. De manera que, en última instancia, todo es ex-
plicable a través de la física.
Otro dogma científico de comienzos de siglo era la
objetividad, que consiste en la noción de que los resul-
tados de los procesos científicos son independientes de
cualquier perceptor humano o grupos de perceptores. La
suposición es que, independiente de toda la sociedad de
perceptores, hay un mundo que existe y que tiene su
propia estructura. Esta estructura puede llegar a ser co-
nocida a través de la observación, pero existe indepen-
dientemente del observador. La razón por la cual puede
ser conocida por el observador humano es porque la es-
tructura de este mundo objetivo está sujeta a ciertas le-
yes. Esto la hace verificable mediante experimentos. A
través del método experimental, el observador puede co-
nocer la estructura objetiva de ese mundo. Este era el
punto de vista a fines del siglo XIX respecto de qué hace
la ciencia y sigue siendo la apreciación de muchas per-
sonas, ciertamente del 99% del público común, no cien-
tífico. Es también la percepción de 80 ó 90% de los cien-
tíficos practicantes. Esto es muy importante en el senti-
do de que le proporciona al mundo occidental un senti-
miento de garantía de un mundo real más allá de sesgos
y creencias personales. La ciencia proporciona, según los
científicos, una posibilidad para evitar una creencia
27
deseada, para ver cómo son realmente las cosas, indepen-
dientemente de lo que yo, o cualquier otra persona, anhele.
Otro aspecto de la concepción científica establecida
era el determinismo. Puesto que todo lo que experimen-
tamos, incluyendo nuestras propias vidas, puede redu-
cirse a un movimiento de partículas, y estas partículas
obedecen a leyes fijas, que no cambian, entonces si pu-
diéramos conocer el estado de las partículas en el uni-
verso ahora mismo, podríamos conocer el estado del
universo en cualquier momento del futuro. Similarmente,
si todos los fenómenos pudieran explicarse a partir de
la misma base, entonces todos los fenómenos serían pre-
determinados. Al igual que la acción del creador, el pen-
samiento humano y la aspiración ya no tienen lugar en
estas leyes.
En la década de los veinte, la mirada clásica newto-
niana comenzó a hacer crisis. La teoría de la relatividad
y el desarrollo de la mecánica cuántica minaron sus prin-
cipios y también pusieron en tela de juicio la posibili-
dad de percepción objetiva pura. Esto sembró la duda
de que el método científico pudiera efectivamente pro-
ducir certeza respecto de un mundo objetivo. Ahora bien,
en la tradición occidental, cuando uno duda de la exis-
tencia de un mundo objetivo real, la alternativa que exis-
te es la subjetividad. Todo es puesto a cuenta del sujeto
individual. Simplemente percibimos lo que inventamos.
El mundo se transforma en lo que nuestras mentes sean
capaces de construir; de manera que estamos nuevamen-
te ante la creencia deseada. ¿Por qué somos esclavos de
solamente esta alternativa extrema de subjetividad y
objetividad? Porque en el pensamiento occidental está
fuertemente enraizada la creencia en la dualidad de la
mente y la materia, del sujeto y el objeto.
La ciencia, de acuerdo al punto de vista clásico del
siglo XIX, era el método óptimo para superar el pensa-
miento opinante y descubrir cómo es realmente el mun-
do. Muchos no pudieron abandonar la creencia clásica
en un mundo objetivo. Por ello, cuando la duda a este
respecto comenzó a crecer en la década de los veinte, los
científicos tuvieron que encontrar una manera de volver
28
nuevamente firmes los fundamentos de la ciencia. En los
años treinta, se configuró un enfoque totalmente distin-
to, que se ha transformado en el punto de vista central
de la ciencia. Esta visión actual de la ciencia es denomi-
nada empiricismo lógico .
.Empiricismo Lógico
29
Ahora podemos usar este sistema en ciencia. Los
axiomas son el resultado de observaciones, de experi-
mentos. De este modo, en nuestro método científico los
axiomas son el resultado de un primer paso: observa-
mos, de esto se derivan hechos, datos. Este es el aspecto
empírico del empiricismo lógico. Posteriormente, tene-
mos que reescribir nuestras observaciones iniciales en
un lenguaje que le permita a la máquina lógica proce-
sarlas. En realidad, tenemos dos tipos de observaciones
-niveles de afirmaciones iniciales o axiomas. Hay de-
claraciones-observaciones, que hablan directamente so-
bre nuestras observaciones y éstas son transformadas en
declaraciones-teorías, que combinan los elementos
observacionales formulados, conceptuales, de nuestra
teoría con las leyes de la teoría. Déjenme darles un ejem-
plo: miramos la noche estrellada y vemos pequeñas lu-
ces y, a medida que pasa el tiempo, observamos que al-
gunas de estas luces cambian de posición. La descrip-
ción de las sendas de luz a través del cielo es una pura
afirmación-observación. Cuando decimos que cada una
de esas luces es un objeto (un planeta) con una masa y
distancia particular respecto de la tierra, ésa es una de-
claración-teoría. Y cuando decimos que se mueven alre-
dedor del sol de acuerdo a las leyes de Newton, ésa es la
teoría misma. Ustedes podrán observar que hay aquí una
circularidad entre teoría y observación -un punto que
retomaremos más adelante, cuando discutamos las obje-
ciones al empiricismo lógico.
Luego tenemos que procesar esas teorías-afirmacio-
nes de acuerdo a las leyes mecánicas de la lógica, en com-
binaciones (las ecuaciones de la teoría) sugeridas por
nuestra teoría, para producir nuevas afirmaciones-teo-
rías. Esto produce el tercer paso del método científico:
una nueva teoría-afirmación puede transformarse en una
predicción sobre nuevas observaciones. Estas prediccio-
nes pueden ser sometidas a prueba y éste es el cuarto
paso del método científico. Por ejemplo, algunas obser-
vaciones (paso 1 del método científico) de los planetas
mostraron que éstos no se movían exactamente cómo lo
30
requerían las leyes de Newton y esto hizo surgir la pre-
dicción (paso 3) de que si se apuntaba con un telescopio
hacia un punto particular del espacio a una hora parti-
cular, se descubriría otro planeta. El planeta fue hallado
en 1846 (paso 4) y fue bautizado con el nombre Neptuno.
Así es como, de una manera simple, la lógica de las
proposiciones se transforma en el núcleo central de la
ciencia, siendo las observaciones el input. Uno ingresa
una afirmación-observación y gira el manubrio lógico en
la dirección sugerida por su teoría. De esto se obtiene
una nueva afirmación y uno hace una nueva observa-
ción para verificar esta afirmación. Si se verifica, enton-
ces la teoría es correcta.
Esta es una breve descripción de la teoría del empiri-
cismo lógico. Así es como la gente se convenció a sí mis-
ma, y sigue haciéndolo hasta el día de hoy, de que hay
un buen fundamento para la ciencia. Mucha gente sigue
suponiendo que el empiricismo lógico es la base de la
actividad científica. Y puesto que esto funciona, puesto
que hay un cuarto paso en el cual podemos verificar
nuestra predicción y contestar "sí", podemos volver ha-
cia atrás y verificar que nuestras teorías son correctas,
esto es, que corresponden de alguna manera a una reali-
dad objetiva.
Quería asegurarme de que entendiéramos los prin-
cipios del empiricismo lógico y su importancia, porque
el siguiente paso de esta presentación es cómo esto ha
sido cuestionado en los últimos treinta a treinta y cinco
años. Aunque estos cuestionamientos son muy impor-
tantes, entre los filósofos de la ciencia hay, sin embargo,
un gran debate acerca de su significancia. Ya no existe la
sensación de que los fundamentos de la ciencia sean cla-
ros, definidos, sin interrogantes. Como vimos, esta cer-
teza existía hasta 1900. Y nuevamente, siguiendo, a gran-
des líneas, un cuarto de siglo de remecimiento en los
fundamentos, de 1930 a 1960, un nuevo sentimiento de
certeza, que se basa en el empiricismo lógico, surgió. Y
este falso sentimiento de certeza aún perdura en algu-
nos sectores. Muchos científicos practicantes se enfadan
31
mucho cuando se les pregunta, "¿No hay acaso proble-
mas en los fundamentos mismos de la ciencia?" Sin em-
bargo, existe ahora un gran debate entre aquellos que
piensan en la ciencia como una actividad. A comienzos
de los 70 hubo una gran conferencia acerca de la estruc-
tura de las teorías científicas. En el curso de dicha con-
ferencia1, uno de sus organizadores, Frederick Suppes
señaló: "La situación hoy en día en la filosofía de la cien-
cia es la siguiente: el análisis positivista del conocimiento
científico construido a partir del tipo de criterio recibi-
do (empiricismo lógico) ha sido rechazado o, al menos,
es altamente sospechoso, pero ninguno de los análisis
alternativos del conocimiento científico que han sido
sugeridos gozan de aceptación masiva. Por más de cin-
cuenta años la filosofía de la ciencia se ha visto compro-
metida en una búsqueda para comprender en términos
filosóficos la teoría científica. Actualmente, esa búsque-
da aún prosigue."
1
Ver Frederick Suppes, The Structure of Scientific Theories [La Estructura de las
Teorías Científicas] (Champaign, III: University of Illinois Press, 1974).
32
cias para ver si es realmente así cómo se realizan. Cuan-
do nos preguntamos si, por ejemplo, la física atómica o
la biología de la evolución o la psicología cognitiva tie-
nen la forma que el empiricismo lógico indica que ten-
drían que tener, la respuesta casi universal es no. El
empiricismo lógico como una base filosófica para la cien-
cia puede ser algo muy simpático, pero no es así como
se fundan las ciencias en la realidad. Así, pues, el
empiricismo lógico, como teoría sobre el método cientí-
fico, falla en su propia prueba.
Otro gran problema interno para el empiricismo ló-
gico está relacionado con la idea de la confirmación, paso
cuarto del método científico. En el paso tercero tenemos
una predicción y queremos confirmar la. Si podemos pro-
bar mediante la observación que la predicción es correc-
ta, entonces podemos decir que nuestra teoría es válida.
¿Pero cómo podemos confirmar esto? No podemos con-
firmar en absoluto una observación. De alguna manera
esto es muy obvio. Pero es muy difícil para cualquiera,
incluido los científicos, de aceptar. Imaginémonos que
yo quisiera comprobar que todos los cisnes son blancos.
Veo un cisne y es blanco. Bien. Veo otro cisne, es blanco.
Veo un millón de cisnes, todos blancos. ¿Acaso esto prue-
ba que todos los cisnes son blancos? Por supuesto que
no. Simplemente puede suceder que el millonésimo pri-
mer cisne sea verde. En principio, la teoría de la confir-
mación por observación simplemente no funciona.
Esto requiere la creación de una teoría de la refuta-
ción -el primer paso en el derrumbe del empiricismo
lógico. Yo puedo, ciertamente, refutar la afirmación de
que todos los cisnes son blancos. Si encuentro un cisne
verde, esa teoría es refutada. Tenemos entonces que acor-
dar que no podemos desarrollar un criterio de confir-
mación de teorías por observación, pero que tal vez po-
demos desarrollar un criterio de refutación. ¿Qué tene-
mos, pues, ahora? Tenemos este llamado mundo objeti-
vo. ¿Cómo nos habla? ¡Sólo nos dice cuando estamos
equivocados, pero no cuando tenemos razón! Se vuelve,
pues, claro (y esto, de alguna manera, está dentro del
33
empiricismo lógico que ha vuelto a ser pensado) que tene-
mos que reflexionar respecto de las teorías como algo más
o menos probable. No podemos decir que una observación
o teoría describa ciertamente cómo es el mundo. Sólo pode-
mos decir que ella nos dice cómo es probablemente el mun-
do. Luego tenemos que desarrollar una teoría acerca de lo
que haría más probable una teoría. Es cuán lejos podemos
llevar el empiricismo lógico. Pienso que la mayoría de los
científicos está familiarizado con la idea de la refutación y
piensa que la ciencia se acerca cada vez más a la descrip-
ción de la realidad objetiva, pero que esta descripción nunca
puede ser algo objetivo. Este es el cuestionamiento desde
adentro.
Ahora, volviendo al cuestionamiento desde afuera. Los
estudios llevados a cabo por psicólogos cognitivos cues-
tionaron la idea de una observación pura, esto es, observa-
ción objetiva. En los años cincuenta, los psicólogos experi-
mentales comenzaron a sugerir que la percepción es, de
alguna manera, un proceso activo, que el ojo y el cerebro
no se limitan a tomar fotografías de lo que hay afuera, sino
que, de alguna manera, influencian lo que parece haber allá
afuera. Esto cuestiona el paso 1 y 4, los estadios de la ob-
servación. ¿Podemos realmente obtener información pura
que esté libre de nuestros deseos o teorías? Los numerosos
cuestionamientos externos al empiricismo lógico se centran
en esta cuestión. Hay varios aspectos en este cuestio-
namiento. Uno señala que todas nuestras observaciones
están, de alguna manera, empapadas de teoría previa. El
lema aquí es, "La observación está cargada de teoría". Un
segundo aspecto es que los términos con los cuales descri-
bimos nuestras observaciones agregan otra capa subjetiva
y teórica a lo que eran supuestamente observaciones obje-
tivas. Naturalmente, los significados de los términos de la
teoría están cargados de teoría. Pero incluso los términos
de la teoría están cargados de teoría. Un tercer aspecto de
esta intervención de factores subjetivos es que aquello que
amerita ser calificado como hecho también dependa de
nuestra teoría.
Miremos un poco más de cerca estos tres aspectos. Uno
de los clásicos ejemplos de cómo la teoría influencia lo que
34
vemos es el dibujo de una mujer joven-mujer vieja (ver fi-
gura 1). Uno podría mirar este dibujo como una mujer jo-
ven o una mujer vieja, todo depende de nuestro punto de
vista. Este tipo de ambigüedad perceptual es tomado como
un indicador clave de que algo sucede en la percepción di-
ferente del hecho de simplemente ver. ¿Cómo decidimos cuál
interpretación es correcta? En este caso podríamos decir:
"Esto es, qué duda cabe, una mancha negra sobre un papel
blanco". Una realidad más básica que la mujer vieja o la
mujer joven es la línea en el papel. Pero qué decir de cuando
los colegas de Galileo miraron a través de su telescopio e
insistieron en que las lunas de Júpiter eran simples
imperfecciones del instrumento o, en un ejemplo más re-
ciente, algunas personas simplemente se negaron a aceptar
las observaciones del experimento que medía la dirección
de la luz en diferentes direcciones (experimento Michelson-
Morley) porque las observaciones no eran conformes a su
teoría acerca del éter -el medio sutil por el que la luz
tenía, supuestamente, que viajar. Fue necesario el genio de
Albert Einstein para preguntar cuáles serían las consecuen-
cias de aceptar estos resultados. ¡Una de las consecuencias
fue que la gente tuvo que dejar de creer en el éter!
FIGURA 1
35
El segundo aspecto del cuestionamiento se refiere a
los términos que usamos en nuestras teorías. ¿Qué en-
tendemos por electrón? A fines del siglo XIX, cuando los
electrones fueron "descubiertos" por primera vez, la gen-
te pensó que se trataba de pequeñas partículas. "Elec-
trón" significaba una partícula diminuta de un cierto tipo
con una carga eléctrica. Luego apareció la mecánica
cuántica señalando que un electrón no puede ser pensa-
do simplemente como una partícula diminuta. Es mu-
cho más complicada. Es también una onda. Ahora el sig-
nificado del término "electrón" ha cambiado totalmen-
te. En otras palabras, el significado depende de nuestras
teorías. Cada vez que una teoría científica cambia o se
hacen nuevas observaciones, cambian los significados de
los términos para incluir las nuevas comprensiones so-
bre éstos. Pero si este es el caso, entonces no tenemos
método científico, porque los términos en los que hemos
formulado nuestras hipótesis siguen cambiando de sig-
nificado durante el curso de nuestro trabajo. Cualquier
cosa observada pasa a ser incluida en nuestro término
electrón. Para que el empiricismo lógico funcione tene-
mos que ponernos en un significado definitivo de elec-
trón. Tenemos que decir, "Esta es nuestra teoría sobre
los electrones, ahora vamos a experimentar". Pero en la
realidad sucede que el significado de electrón sigue cam-
biando, al mismo tiempo que los experimentos introdu-
cen cambios en las teorías que le dan sentido al término.
Es una situación circular. Es por este motivo que se dice
que los significados de los términos son teórico-dependien-
tes y no corresponden a una realidad independiente.
Finalmente, en lo que concierne al tercer aspecto del
cuestionamiento, se señaló que cualquier hecho sugerido
por la observación que vaya contra las teorías imperantes
tiende a ser descartado, de la misma manera que se "crean"
otros hechos para corroborar teorías imperantes.
36
Barbara McClintock. Ella recibió el premio porque su
teoría fue finalmente aceptada: que los genes saltan de
un lugar a otro dentro de una célula. Esta idea de genes
saltadores era simplemente inaceptable. Fue rechazada
en biología y genética durante treinta años. Durante ese
tiempo la Dra. McClintock había estado publicando sus
resultados, pero la gente del campo de la genética no los
aceptaba como hechos válidos. Decían que no era posi-
ble, aun cuando su hallazgo era un hecho, una observa-
ción en la acepción clásica. Se necesitó treinta años para
que los biólogos dijeran finalmente, "Esto es un hecho".
37
nuestro sistema, de alguna manera, y sólo las personas
que han recibido esta formación pueden ver esas cosas.
Esto nos da una mayor comprensión acerca de lo que
hacen los científicos. Uno tiene que considerar lo que
hacen los científicos en el contexto del sistema de creen-
cias global en el que ellos crecieron y en el que fueron
formados. Eso es lo que se denomina crítica de la visión
de mundo del empiricismo lógico, que sitúa la ciencia
como una actividad humana dentro de un grupo huma-
no y que toma en cuenta los tipos de formación que este
grupo recibe. El nuevo tipo de criterio que surgió fue
que la ciencia era una actividad humana y que las obser-
vaciones son teórico-dependientes dentro de una socie-
dad de científicos. Los científicos son como el linaje que
traspasa los principios de cómo ver y qué ver.
Hasta ahora sólo nos hemos referido a cómo los sis-
temas de creencias de los individuos afectan la observa-
ción, lo que ven. No ven el mundo como es, sino que
desformado por sus sistemas de creencia. Ahora quisie-
ra hablar un poco del papel de las presuposiciones. Quie-
ro mencionar particularmente el trabajo de Thomas S.
Kuhn, un científico e historiador que escribió un impor-
tante libro llamado The Structure of Scientific Revolution
[La Estructura de la Revolución Científica] (University
of Chicago Press, 1962). Una de sus ideas básicas consis-
te en que el punto de vista clásico, incluyendo el de los
empiricistas lógicos, concibe la ciencia como una pro-
gresión, que se acerca gradualmente a la verdad. Cada
disciplina -física, biología, química, astronomía, neu-
rología-, a su manera, se acerca de a poco a cómo son
en realidad las cosas. Cada vez que se producía un cam-
bio en la concepción científica en general, por ejemplo
el paso del newtonismo a la relatividad, esto era un pro-
greso. La idea es que la relatividad incluye el newtonis-
mo y va más allá del él. Kuhn sostuvo que no era así
como funcionaban las cosas. Por ejemplo, a lo largo de
su trabajo, Newton estableció una visión de mundo y
durante mucho tiempo después la gente trabajó sobre las
ideas de Newton, yendo cada vez más lejos, pero siem-
pre dentro de la misma visión de mundo. A medida que
38
seguían desarrollando el punto de vista newtoniano y
viendo que éste funcionaba, se encontraron ocasional-
mente con hechos que no cabían dentro de él. Al co-
mienzo, las observaciones que no concuerdan con una
visión de mundo prevaleciente son descartadas. Son lla-
madas observaciones anómalas o inaceptables, como los
genes saltadores de Barbara McClintock. El newtonismo
también permaneció incólume a varias observaciones
conflictivas durante un cierto tiempo. Pero estas obser-
vaciones presionan la visión de mundo prevaleciente,
este sistema de creencias, y las tensiones comienzan a
surgir en la comunidad científica. Ellos defienden su
visión de mundo hasta que en cierto punto la presión
de las observaciones inaceptables es demasiado gran-
de y todo el sistema se derrumba, como sucedió en gran
medida con el newtonismo. Una visión de mundo to-
talmente nueva viene a reemplazarlo. Según Kuhn, la
ciencia no puede, pues, ser vista como progreso sino
como una serie de cambios de una visión a otra. Y real-
mente no podemos decir si la visión actual es mejor que
ninguna de las que la precedieron. Existen muchas vi-
siones de mundo. Tal vez podríamos decir que cada dis-
ciplina científica -física, biología, neurociencia- tie-
ne su propia visión de mundo. Una palabra que expre-
sa la idea de un modelo particular del mundo es para-
digma. Cada una de estas ciencias tiene su propio para-
digma, sobre la base del cual forma un punto de vista
acerca de lo que observa. Es así como los biólogos pue-
den formar su noción de realidad última sobre la base
de un paradigma oculto que no es el mismo que el de
los físicos. La idea de los paradigmas era parte de la
teoría de Kuhn acerca de las revoluciones científicas y
es también parte de la crítica del empiricismo lógico.
Esta visión de una ciencia cambiante no está en ningún
caso completamente aceptada. Más aún, la afirmación
temprana de Kuhn fue bastante extrema. Sin embargo,
parte de la visión de Kuhn es aceptada de forma bastante
amplia entre aquellos que reflexionan sobre los fundamen-
tos de la ciencia.
39
Kuhn también introdujo, como desarrollo de la no-
ción de un paradigma prevaleciente, la idea de matriz
disciplinaria, que es la adhesión compartida de una co-
munidad científica en particular, por ejemplo, físicos o
psicólogos, a modelos particulares y valores comparti-
dos. Esta adhesión compartida proporciona una base
para la comunicación profesional y una unanimidad re-
lativa de juicio profesional dentro de dicha comunidad.
Supongamos que un grupo de estudiantes decide, tal
vez en su segundo año de universidad, que quieren ser
físicos. Asisten a cursos de física y gradualmente se fami-
liarizan con el lenguaje de la física. Primero uno escucha
términos nuevos que uno no entiende; pero uno deja la
mente abierta y opera con ellos. Uno realiza actividades
que ejemplifican los puntos de vistas y métodos de una
disciplina. Uno realiza múltiples problemas y sigue con
la inconfortable sensación de "No entiendo en qué con-
siste esto, pero lo hago igual". Un día, de pronto, uno sien-
te: "¡Ahora entiendo de qué se trata!". A esas alturas uno
puede decir, "Ya soy un físico, porque el lenguaje es parte
de mi sistema". Uno se volvió físico mediante la realiza-
ción de cientos de ejemplos hasta que de pronto compren-
dió. Un biólogo o un estudiante de medicina, un astróno-
mo o un psicólogo atraviesa el mismo proceso. Entonces,
finalmente, uno es biólogo o psicólogo.
Existe un punto de vista extremo que señala que, en
vista del papel desempeñado por todos estos elementos
subjetivos, no hay fundamentos para hablar de una reali-
dad objetiva, de la cual la ciencia produce conocimiento.
El extremo opuesto, naturalmente, es la visión clásica de
que la ciencia es capaz de generar una observación obje-
tiva pura de una realidad objetivamente existente.
Kuhn y otros adoptaron una especie de punto de vis-
ta intermedio, según el cual no podemos hablar de una
realidad objetiva singular, y, en esa medida, es acep-
table tener varias teorías incompatibles entre sí acer-
ca de un mismo fenómeno. Un grupo de científicos ex-
plica un fenómeno desde su matriz disciplinaria. Otro
grupo de científicos con una matriz disciplinaria dis-
tinta explica el mismo fenómeno con una teoría dife-
40
rente. Y en realidad no hay motivo para que las teo-
rías tengan que ser compatibles. Algunas personas
sostienen que es bueno que haya muchas teorías in-
compatibles, porque, en todo caso, los hechos están
cargados de teoría. Si tenemos más teorías, podemos
aceptar más hechos. Dos teorías pueden ser muy in-
compatibles y, sin embargo, igualmente válidas. El ex-
tremo opuesto de este punto de vista lleva a decir que
no hay realidad objetiva o que no tiene sentido ha-
blar de una realidad objetiva.
La idea de una matriz disciplinaria apunta al papel,
tal vez muy oculto, de presupuestos conceptuales en los
descubrimientos científicos, pero va más allá, asumien-
do el trasfondo de perspectivas mediante el cual una so-
ciedad interpreta lo humano. Este trasfondo no puede
explicitarse o conceptualizarse del todo porque, en tan-
to que trasfondo, lo penetra todo. Transformarlo en ob-
jeto de análisis sería separarlo en piezas y hacerle per-
der, por ende, su calidad de trasfondo. Varios escritores
han apuntado al papel central que juega este trasfondo
de comunicación, visiones y prácticas en el desarrollo
de la ciencia. Por ejemplo, David Bohm, un físico que
trabaja dentro de la tradición científica, sostiene que la
ciencia es acción comunicativa dentro de una totalidad
continua que es infinita en su profundidad y compleji-
dad cualitativa y cuantitativa. Las acciones comunica-
tivas de un grupo de científicos vuelven conscientes una
imagen abstracta de un dominio limitado específico y,
por ende, separan este dominio de la totalidad continua.
Cualquier ley o teoría formulada en relación con este do-
minio es necesariamente relativa, válida sólo dentro de
ese dominio, y posiblemente falsa fuera de él. La activi-
dad de los científicos consiste en ampliar el dominio de
una teoría particular, y llevarla hasta sus límites. Cuan-
do alcanza esos límites, es rebatida y debe formularse
una teoría completamente nueva para relacionarla
con ese nuevo dominio. Ninguna teoría puede nunca
ser visualizada como absoluta en virtud de la infinita
profundidad del trasfondo continuo.
41
CUESTIONES DE MÉTODO
Conversación
43
VARELA: Totalmente de acuerdo, ¡pero yo estaba
simplemente razonando como un científico! (Risas) Una
frase que uno lee frecuentemente en los textos de
empiricismo lógico es "depurar los fundamentos", ha-
cer que las cosas funcionen. Esto significa filtrar todo
aquello que parezca ser simplemente el ruido de las ideas
comunes que no calzan con lo que debiera ser una teoría
científica. Esto es similar para las fundamentos en mate-
máticas, en física, en biología.
1
Madhyamika es una escuela de filosofía budista que postula que ninguna
entidad individual o cosa existe en virtud de una esencia o naturaleza propia.
Por lo tanto es "vacía", o desprovista de existencia inherente. Esta postulación,
shunyata en sánscrito, es un principio central del budismo mahayana. La
escuela madhyamika tiene varias ramas o subescuelas. Las principales son las
rang tong (tibetano, lit. "vacío de sí mismo", posteriormente dividido en las
escuelas prasangika y svantantrika) y el shen tong (tibetano, lit. "vacío de lo
otro"). La posición prasangika es la defendida por el Orden Gelugpa, de la
cual su Santidad el Dalai Lama es el representante.
44
herente o intrínseca. Uno lo escucha y no le hace mucho
sentido, pero uno vuelve a escucharlo -no hay existen-
cia verdadera, existencia inherente, existencia intrínseca-
y, tras un momento, uno adquiere un vívido entendimiento
de este hecho. Y uno se dice: "¡Ahora entiendo lo que esto
significa! La mente ha sido condicionada y surge un nuevo
tipo de visión o comprensión.
Hay dos casos, uno como el que acabo de explicar:
cuando uno escucha la frase existencia no inherente, o exis-
tencia no intrínseca, uno no sabe lo que significa, pero
luego acaba por aprender. Uno lo escucha muchas veces
y termina sabiéndolo, o incluso entendiéndolo. En el
momento en que uno escucha la frase, sabe lo que signi-
fica; es realmente más convincente, se acerca más a la
realidad. En el otro caso, la frase se vuelve algo muy vivo,
algo muy significativo, pero no en un sentido que co-
rresponda a la realidad. Debido a la relación demasiado
estrecha con esa frase, el sujeto la ve de una manera que
no corresponde a la realidad.
Por lo tanto el condicionamiento puede transcurrir
por dos vías diferentes. Puede llevar al individuo a un
nivel más profundo de la realidad o puede llevarlo inme-
diatamente fuera de la realidad y, de hecho, distorsionar su
modo de experiencia. Con la "matriz disciplinaria", ¿a cuál
de estos dos casos se refiere usted en general?
45
cir ahora que hay realidad, y en el medio está la gente
que dice, sí, hay una realidad, pero nunca la conocemos
realmente.
46
DALAI LAMA: Dentro de un campo, ya sea la física
o cualquier otra disciplina, ¿aparecen diferentes puntos
de vista según el país de origen, en Alemania, los Esta-
dos Unidos, etcétera? Tal vez haya diferencias con un
científico de Rusia, de un país comunista. Los chinos tie-
nen una larga tradición. ¿Hay alguna especie de factor
nacionalista entre un país y otro o no?
47
VARELA: Por favor no vayan a creer que esto sólo
puede pasar en una sociedad stalinista. De hecho, es algo
que sucede todo el tiempo. Un ejemplo muy ilustrativo
que sucedió en Estados Unidos es el siguiente: valién-
dose de artículos científicos que habían sido publicados
en buenas revistas (que, por lo tanto, contenían hechos
aceptados por la comunidad científica), unas personas
cambiaron los nombres de los autores y el nombre del
lugar en que el artículo había sido publicado. En lugar
de decir que la investigación había sido llevada a cabo
en Stanford o Harvard o en algún lugar equivalente, de-
cían que había sido hecho en el Tíbet o en Chile -luga-
res que no fueran muy confiables como fuente de infor-
mación científica. El resultado fue que, de un total de
cien artículos entregados, 80% fue rechazado con comen-
tarios señalando que no era buena ciencia, que el méto-
do era incorrecto, que la interpretación era mala. ¡Y, sin
embargo, eran los mismos artículos que habían sido pre-
viamente publicados por las mismísimas revistas! Esto
viene a decir que un hecho, tan sólo por provenir de un
lugar que no es considerado digno de confianza, no es
confiable. Esto no es Lysenko y Stalin, que representan
un caso extremo. Es un fenómeno mucho más sutil y
generalizado de lo que uno pudiera pensar. Es parte del
contexto social global al que aludía Jeremy. Esta matriz
sociológica en la que se sustenta la ciencia no es sepa-
rable de por qué una teoría es aceptada y por qué un
hecho puede ser considerado válido y otro no. Esto es
extremadamente importante y muy incómodo para la
mayoría de los científicos, que quisieran que esto no
fuera así.
48
neuronas específicas que reciben un mensaje de la reti-
na y del córtex en tanto que sede y campo de ensayo que
las activa. En la (ya desaparecida) Unión Soviética se
repitieron los mismos experimentos, pero esta vez se al-
teraron las condiciones usadas en el experimento de
Hubel y Wiesel en Harvard. Realizaron los mismos ex-
perimentos con los mismos animales, gatos y monos,
pero esta vez con luz tenue en lugar de luz brillante, o
con un condicionamiento hecho en relación a una señal,
inexistente en el experimento inicial. Se encontraron con
que el mapa de unidades que estaban investigando cam-
biaba como consecuencia de la oscuridad, o cambiaba
como consecuencia del condicionamiento. Introdujeron
seis o siete variables diferentes que volvieron la fisiolo-
gía mucho más dinámica y plástica de lo que habría sido
si todo hubiera sido aceptado sobre la base del paradig-
ma de Hubel y Wiesel. Ha sido muy díficil conseguir que
se publiquen estos resultados en Occidente. De modo
que, efectivamente, los canales de investigación y difu-
sión de la ciencia se ven afectados por el contexto
sociocultural.
49
provengan de donde provengan, tienen mucho en co-
mún. No es como hablar con un marciano o con una roca.
Hay una especie de comunidad entre los científicos pese
a la existencia de problemas culturales muy reales.
50
inyección de procaína, por el otro lado, es radicalmente
diferente. Ambas interpretaciones dan cuenta del mis-
mo fenómeno.
51
tegorías: aquellas que son definitivas, y aquellas que re-
quieren nuevas interpretaciones; aquellas que son lite-
rales y aquellas que no lo son.
La explicación que acabo de dar es acerca de la posi-
ción que mira todas las enseñanzas del Buda -las ense-
ñanzas mahayana e hinayana- como palabras auténticas
del Buda, que fueron efectivamente enseñadas por el Buda
en persona durante su vida. Ahora bien, existe otra posi-
ción que sostiene que las palabras genuinas del Buda son
exclusivamente los sutras hinayana, que son muy prácti-
cos, claros y simples. Y entonces, luego, de acuerdo a este
punto de vista, la doctrina budista, y no más adscrita al
Buda mismo, se volvió más confusa y complicada, pero
no estoy seguro de que esto sea verdad. Ahora bien, este
punto de vista se basa principalmente en hechos históri-
cos, porque, hablando históricamente, lo que el Buda pre-
dicó públicamente fueron las enseñanzas hinayana. De
acuerdo al enfoque hinayana, asumimos que el Buda sólo
enseñó el tripitaka, o las tres colecciones de escrituras in-
cluidas en la tradición hinayana. A medida que uno anali-
za estas escrituras, pueden aparecer ciertas contradiccio-
nes y cierta falta de claridad, las cosas están abiertas a la
refutación. Para responder a estas refutaciones, se agre-
garon nuevos textos. De esta manera, crecieron las ense-
ñanzas a lo largo de la historia mediante el descubrimiento
de imperfecciones o de puntos débiles que aparecieron a
través del análisis.
En ambas perspectivas, la hinayana o la mahayana,
nos encontramos con que el análisis y el examen a tra-
vés del razonamiento, la actitud budista básica, es muy
importante. Una vez que uno establece un hecho a tra-
vés de la investigación, debe aceptarlo, incluso si esto lo
lleva a contradecir las palabras del propio Buda. En vir-
tud de esto, pienso que la actitud budista básica es muy
similar a la de los científicos: estar abierto e investigar,
encontrar algo, confirmarlo, luego aceptarlo. Sea cual sea
la vía que uno adopte, ya sea que uno crea que las ense-
ñanzas de mahayana y hinayana fueron impartidas por el
Buda, o ya sea que uno crea que fueron progresivamen-
te creadas por gente posteriormente, en ambos casos hay
52
un fuerte énfasis en el propio análisis y la investigación
y no simplemente una adhesión dogmática por la fe en
el Buda.
Quisiera abordar otro tema: los budistas dividen los
fenómenos en tres categorías, en función de la relación
que mantienen los seres humanos con los objetos y la
manera en que los perciben. Es muy importante recor-
dar que el uso budista de la palabra "fenómeno" incluye
todo lo que existe. En la primera categoría de fenóme-
nos, están aquellos que son obvios, que pueden ser
percibidos directamente a través de las facultades sen-
soriales. En la segunda categoría, se encuentran los fe-
nómenos de tipo oculto, que no pueden ser percibidos
directamente por los seres vivientes comunes, pero que
dependen de cierto proceso lógico para poder ser
percibidos. Sólo pueden ser percibidos mediante la infe-
rencia, basándose en ciertos procesos lógicos. El primer
tipo no requiere razonamiento, y el segundo, necesaria-
mente sí 2 •
Ahora bien, esta experiencia deductiva debe, ella
también, remontarse a cierta experiencia anterior direc-
ta y la inferencia misma también tiene que depender de
una cierta experiencia directa. En el caso de comprender
algo que no es obvio, se requieren ejemplos de modo que
su percepción pueda ser directa. Por ejemplo, percibi-
mos esta lapicera como impermanente, entonces tenemos
que razonar y necesitamos un ejemplo. La inferencia que
percibió la impermanencia de esta lapicera es simplemente
una inferencia, por ende es conceptual, pero depende
finalmente de la experiencia que consiste en ver directa-
mente la lapicera.
2
La tercera categoría, los fenómenos extremadamente ocultos, es comentada
en las páginas 70-71.
53
ejemplo, al ver humo en la montaña uno podría inferir
que hay fuego, pero si no soy capaz de percibir el fuego
directamente cuando voy para allá, entonces el pensa-
miento anterior fue simplemente una presunción. No nos
llevó a esa experiencia directa.
Respecto a su explicación de la tradición del empi-
ricismo lógico, quisiera discutir su idea de que uno sólo
puede desmentir la afirmación del empiricismo lógico
"Todos los cisnes son blancos"; de que uno no puede
nunca probarla. De acuerdo a una lógica budista, tam-
bién hay una manera de probar afirmaciones. Por ejem-
plo, cuando uno dice, "Ahí donde hay humo, hay fue-
go", de la misma manera que uno puede probar que ahí
donde no hay fuego, no puede haber humo de una ma-
nera negativa, asimismo puede probarse positivamente
que ahí donde hay humo, hay fuego. Para probar eso, no
es necesario ver todas las instancias de fuego y de humo.
No es necesario ver todas las instancias de fuego.
La Lógica de la Existencia
54
lapicera y libro. La ausencia de fuego y la presencia de
fuego son directamente contradictorias, hay ahí una
antinomía. O bien hay fuego, o bien no lo hay. Se trata
de una incompatibilidad profunda.
55
existe en función de si ha sido establecido por una cog-
nición válida o no. Si algo es establecido por una cogni-
ción válida, es existente; si no, entonces no es existente.
Lo que entendemos por cognición válida es la concien-
cia. Estoy definiendo aquí la conciencia como una per-
cepción que percibe el objeto y no se equivoca respecto
de él; esto es, el objeto puede efectivamente realizar su
función de acuerdo con la manera en que la conciencia
lo percibe. Al discriminar de este modo entre existencia
y no existencia, evitamos el peligro de aceptar algo que
puede ser conjurado por una concepción. En esa medi-
da, como budista pienso que los descubrimientos hechos
por los científicos a través del método científico, que han
sido probados como hechos por científicos, realmente ayu-
dan el modo de pensamiento budista en vez de afectarlo.
Buda dividió todos los fenómenos en cuatro: sufri-
miento, origen del sufrimiento, cese, y método. Estas
divisiones son especialmente pertinentes para los seres
conscientes. Dentro de esas divisiones uno encuentra dos
tipos de causas y efectos: aquellas que son deseables y
aquellas que son indeseables 4 • Asimismo, la manera en
que él enseñó se basa en la relación de causa y efecto
entre los fenómenos. El modo y el contenido de su ense-
ñanza no fue algo creado por él, sino que era la proyec-
ción natural de cómo las cosas son e interactúan. Para
cambiar los resultados, uno debe enfrentar las causas.
Eso muestra también que el énfasis budista no se limita
exclusivamente a la mente; es algo que también tiene que
tomar en cuenta la realidad. No es simplemente subjeti-
vo, sino que hay algo también objetivo ahí. Uno puede
desear profundamente liberarse del sufrimiento -"¡Oh,
cuánto quisiera dejar de sufrir!"- pero el mero hecho
4
Esta clasificación corresponde a la doctrina fundamental del Buda respecto
de las Cuatro Verdades Nobles: (1) la existencia se caracteriza por el
sufrimiento; (2) la causa del sufrimiento es el apego; (3) el fin del sufrimiento
es posible; (4) la vía de la meditación y del entendimiento intelectual enseñado
por el Buda lleva al fin del sufrimiento. Las dos series de causas y efectos: (1)
el sufrimiento y su causa; (2) el fin del sufrimiento y su causa (la metodología
o vía budista).
56
de tener esa aspiración no lo libera a uno del sufrimien-
to. Uno tiene que descubrir por sí mismo las causas rea-
les del sufrimiento para erradicarlo. El anhelo de por sí
no produce resultado. Esa es la actitud budista básica.
Dentro del budismo, pues, cuando uno habla acerca
de la verdad del sufrimiento esto incluye el mundo ex-
terior que los seres sensibles experimentan, así como los
habitantes de ese medio ambiente. Por lo tanto, ambos
están incluidos en la verdad del sufrimiento. Si miramos
la verdad ortodoxa del mundo que aparece en el
Abhidharma 5 , nos encontramos con una tierra plana, con
el Monte Meru en el centro, algo de alguna manera com-
parable con la noción medieval de las múltiples esferas
descrita por el Doctor Hayward. Pero uno no se encuen-
tra con una noción unificada en la enseñanza budista res-
pecto de la naturaleza del universo o la naturaleza del
mundo. De hecho, uno se encuentra con diferentes pre-
sentaciones. Algunas sostienen que el mundo, tradicio-
nalmente llamado Jambudvipa, es triangular, otros afir-
man que es circular. Algunos dicen que hay un nivel su-
perior y un nivel inferior. De manera que, incluso den-
tro del budismo, no existe un solo frente dogmático. Hay
un poco más de soltura y flexibilidad para la interpreta-
ción, debido a las múltiples presentaciones.
Hoy en día, si nos subimos a una nave espacial y
observamos el planeta Tierra, veremos algo muy hermo-
so, una esfera azul, casi perfecta. Es muy hermosa, más
hermosa que la luna. Por un lado, uno tiene la experien-
cia de poder elevarse en un cohete y mirar hacia abajo la
tierra y tener una percepción, una experiencia directa,
de cuál es la apariencia del mundo; y, por otro lado, uno
tiene la experiencia literal ortodoxa del Abhidharma que
dice que el mundo es plano. Ahora bien, una posición
básica general del budismo consiste en decir que es in-
5
El Abhidharma es la tercera parte de las tres colecciones de escrituras budistas
conocidas colectivamente como el Tripitaka, o las "Tres Canastas". Consiste
en un compendio de psicología y filosofía budista. A lo largo de los siglos se
ha acumulado una abundante literatura interpretativa, y esta actividad
interpretativa a hecho surgir varias de las escuelas filosóficas budistas.
57
apropiado mantener un punto de vista que sea lógica-
mente inconsistente. Esto es tabú. Pero es incluso más
tabú mantener un punto de vista que contradiga la ex-
periencia directa. Aquí hay experiencia directa de cómo
es el mundo, de que es redondo, no plano. Pienso que es
totalmente acorde con la actitud básica del budismo re-
futar la interpretación del Abhidharma que señala que la
tierra es plana porque esto es incompatible con la expe-
riencia directa del mundo como algo redondo.
En términos de las cuatro verdades nobles a las que
me referí anteriormente, toda la presentación del Monte
Meru y de la tierra plana es simplemente un elemento
bastante periférico que es parte de la verdad del sufri-
miento. Entre estos cuatro tópicos, lo que es realmente
de crucial importancia son las dos verdades finales, la
verdad del cese del sufrimiento y la verdad de la vía para
dicho cese. Estas son las que merecen mayor énfasis. En
estos tópicos que merecen nuestra mayor atención, nos
encontramos con muchas enseñanzas del Buda. Algunas
de ellas son interpretativas -esto significa que no hay
que tomarlas literalmente- y otras son definitivas; son
simplemente ciertas en lo que rezan. Si uno observa las
múltiples enseñanzas del Buda, desde el sistema
Abhidharma hasta el Sautrantika y así sucesivamente, has-
ta llegar al Madhyamika 6, uno obtiene varias interpreta-
ciones de lo que se entiende por verdad del cese. Luego
uno llega a los puntos más finos de la naturaleza de
shunyata, "vacío". ¿Qué significa esto? ¿Cuál es la natu-
raleza de la vía? Estos son los elementos cruciales; todo
ese asunto del Monte Meru y de la tierra plana pienso
que es muy lateral, muy secundario. Esa parte puede ser
cambiada, ¿verdad? En realidad quisiera reunir en un
futuro próximo algunos eruditos budistas, que son muy
conservadores y ortodoxos, como lo eran en los siglos
pasados, y expresarles mi propio punto de vista sobre el
tipo de actitud que los sabios budistas contemporáneos
6
Las escuelas filosóficas budistas desarrollaron diferentes interpretaciones
de las Cuatro Verdades Nobles.
58
deberían tener respecto de estos puntos incompatibles
con la experiencia.
Ilusión de la Percepción
59
sostienen que no podemos confiar profundamente en
nuestra percepción de la realidad. Hay una disparidad
entre cómo aparecen ante nuestros ojos las cosas y cómo
las cosas realmente existen. Puesto que la realidad se nos
aparece de una manera diferente, no puede ser conocida
directamente debido a esta disparidad. Los que nos que-
da, en última instancia, como enfoque posible, es un pro-
ceso lógico. Puesto que la realidad no se nos aparece tal
como existe, no podemos simplemente confiarnos en
apariencias, tenemos que usar medios lógicos. Por ello,
introducimos divisiones, categorías diferentes de fenó-
menos. En cuanto a fallas en nuestra percepción, no me
estoy refiriendo a tener problemas de oído y curarse
mediante una intervención médica o nada por el estilo.
Me estoy refiriendo a fallas en la mente, en la conciencia
misma, que percibe erróneamente la realidad.
Un punto muy central, discutido ampliamente en la
epistemología budista, concierne el progreso de un
continuum de condición enfocado sobre una entidad par-
ticular. Supongamos que nos concentramos en un esta-
do de cosas que no es evidente, sino más bien oculto.
Tenemos que recurrir a la lógica. Puede que este
continuum parta de una visión falsa. Estamos descono-
ciendo el objeto en cuestión. Lo hemos interpretado erró-
neamente. Desde ese punto, en el mismo continuuum de
conciencia, uno puede llegar a una duda no realista. "No
realista" significa, tomando el electrón como ejemplo,
conocer esa cosa y decir que puede ser un electrón pero
que probablemente no lo es. Ahí tenemos, pues, una duda
no realista. Uno está dudando, pero alejándose de la rea-
lidad más que acercándose a ella. Luego, a medida que
investigamos, podemos llegar a un estado de duda equi-
librado: este objeto puede que sea un electrón como pue-
de que no lo sea. No estamos completamente seguros,
no nos inclinamos por ninguna de las dos posibilidades.
A medida que prosigue la investigación, puede que el
mismo continuum de conciencia de una persona llegue a
una duda realista: "No estoy realmente seguro, pero pa-
rece muy probable que sea un electrón." Investigamos
60
más allá y entonces llegamos a la convicción de que se
trata de un electrón. Pero aún no tenemos ninguna evi-
dencia que lo confirme o verifique. Tenemos convicción,
estamos seguros de ello, y, de hecho, nuestra convic-
ción es realista. Pero aún no tenemos lo que se denomi-
na una cognición válida o cognición verificada, porque
no tenemos suficiente evidencias. Con el mismo
continuum de conciencia llegamos a una evidencia
conclusiva sobre el sujeto en cuestión. Aún tenemos la
convicción, pero ahora tenemos lo que se denominaría
una cognición válida o verificada de naturaleza
inferencia!. Hemos encontrado una prueba que lleva
concluyentemente a la presencia de un electrón. Tene-
mos una inferencia completa, que es mejor que una sim-
ple convicción, aunque pueda que parezca lo mismo.
Habiendo llegado a esta conclusión inferencia!, ahora
investigamos incluso más allá y finalmente llegamos a
la percepción. Por "percepción" me refiero a una con-
ciencia válida no conceptual. Este proceso completo
toma tiempo, es un proceso gradual.
En un contexto de este tipo, que parte de una visión
equivocada y culmina en una percepción válida, habla-
mos de las numerosas fuentes de engaño, discriminando
aquellas que son fortuitas de aquellas que son esenciales.
Probando en dirección a una conclusión inferencia!, utili-
zamos diferentes herramientas lógicas como la deducción,
el silogismo, y, finalmente, el razonamiento concluyente.
Estas son las tres principales herramientas en la investi-
gación o análisis lógico. Tal es el modus operandi para pa-
sar de una visión falsa a una percepción válida.
61
tas, la escuela yogachara, llega a la conclusión de que,
efectivamente, no hay un mundo objetivo fuera de noso-
tros. La otra, prasangika madhyamika, postula que hay un
mundo objetivo, aun cuando no en el sentido cartesiano de
algo totalmente independiente de la conciencia.
62
hay mundo objetivo? Ahora bien, puede haber aquí un
terreno apropiado para el diálogo con el Prasangika, puesto
que esta escuela también realiza un análisis de fenóme-
nos aparentemente objetivos y concluye que, de acuerdo
a este análisis, simplemente no pueden comprobarse. La
escuela prasangika no concluye necesariamente que no hay,
entonces, mundo objetivo, pero dice que hay un mundo
objetivo - que la designación verbal o conceptual es su-
ficiente para que un fenómeno objetivo exista, pero que
esta naturaleza convencional es el único tipo de existen-
cia que tiene como objeto. De manera que aquí tenemos
una escuela budista, la prasangika, que dice que sí, que
hay un mundo objetivo, hay un mundo subjetivo, hay una
mente subjetiva. Y, de hecho, dice que estos dos mundos
pesan de la misma manera. No se trata de una interpreta-
ción que postule que todo es puramente un mundo de la
mente ni es tampoco un punto de vista material. Tanto la
mente como la materia existen; ambas tienen una existen-
cia convencional designada conceptualmente.
En contraste con la visión prasangika, que postula la
existencia convencional de un mundo exterior o entida-
des objetivas, existe otra visión dentro de las visiones
mahayana, la yogachara, que, a su propia manera, realmen-
te investiga, realmente analiza; ¿Acaso estos fenómenos
que parecen ser objetivamente existentes tiene en reali-
dad existencia objetiva? Los yogacharins también seña-
lan que la existencia objetiva no es demostrable median-
te análisis, pero, más allá de eso, llegan a una conclu-
sión diferente. Llegan a la conclusión de que, aunque
estas cosas parezcan tener una existencia objetiva, esto
no es demostrable analíticamente, y, por lo tanto, son
fenómenos puramente mentales. Pero entonces surge
otro problema. Apenas uno dice que estos fenómenos que
parecen ser objetivos son fenómenos mentales, surge la
pregunta: ¿Es posible que la mente, que conoce estos fe-
nómenos, se equivoque? ¿Existe la cognición realista
como algo opuesto a la cognición no realista? Los yogacharins
deben decir: sí, existe, es posible. ¿Pero cómo pueden
establecer que una cosa es realista y otra no es realista,
63
si todo proviene igualmente de la mente? Esto se vuelve
problemático.
Hasta ahora he venido hablando en el contexto del
Sutrayana, de las diferentes escuelas filosóficas dentro
del Sutrayana 7 • Ahora hablemos en el contexto del tantra.
En el contexto del tantra hay cuatro agentes auténticos
de autoridad: escrituras, textos interpretativos, un maes-
tro auténtico y la propia experiencia. Las escrituras ori-
ginales, los tantras, son auténticas. Debido a su autenti-
cidad, pueden generar textos interpretativos que son
auténticos. Basándose en estas escrituras y sus interpre-
taciones, surgen maestros que son a su vez auténticos.
Al encontrar un maestro auténtico, uno puede alcanzar
una experiencia auténtica. Esta es una secuencia de he-
chos que establece autenticidad. Ahora bien, ¿cómo fun-
ciona esto en términos de nuestro propio proceso de in-
dagación? Tenemos esta progresión, que estableció la
autenticidad en el primer lugar. Pero a la hora de confir-
mar o verificar esa autenticidad, no se verifica primero
la autenticidad de las escrituras, y luego de la interpre-
tación, y así sucesivamente. Se procede en una secuen-
cia exactamente opuesta. Al confiar en un maestro au-
téntico, uno tiene una experiencia propia, la cual uno
sabe que es auténtica; por lo tanto, en cierto sentido es
auto-autentificadora. Sobre la base de una constatación ca-
bal de la autenticidad de la propia experiencia en la prác-
tica meditativa, uno infiere, entonces, la autenticidad del
maestro que ha sido nuestro guía. Sobre la base de esa
constatación, una vez más, una convicción muy subjeti-
va, uno infiere la autenticidad del comentario escrito
sobre el que el maestro ha confiado. Sobre la base de esto
uno infiere la autenticidad de las escrituras sobre las que
se basaron las interpretaciones o comentarios, los tantras
7
Desde el punto de vista del budismo tibetano, el hinayana y la parte inferior
del mahayana juntas comprenden el sutrayana, o "vehículo sutra", porque se
basan en las escrituras budistas conocidas como sutras. La parte superior
del mahayana es denominada alternativamente tantra, tantrayana, mantrayana
o vajrayana. Esta parte más eleveda de las enseñanzas se basa en otro tipo de
escrituras conocidas como tantras.
64
mismos. Es de ahí que proviene nuestra certeza, de nues-
tra propia experiencia.
65
cuela samkhya 8, como algo que tiene una existencia in-
trínseca última. Ahora bien, esto no es parte del habla
convencional, así pues, ¿cómo refutarlo? La gente común
no pregunta: "¿has visto prakriti últimamente?" y , por
lo tanto, no es ni confirmado ni rebatido por la expe-
riencia común. Por lo tanto, el tercer criterio es que la
existencia de algo como prakriti no puede ser confirma-
da si es controvertida por un análisis o investigación lle-
vados al extremo. Si uno investiga prakriti a fondo y con-
cluye que no existe, entonces no cumple con el tercer
criterio. Estos son los tres criterios usados en el sistema
prasangika para establecer la existencia de algo.
No decimos, pues, que los fenómenos existen por la
fuerza de la designación conceptual, porque nos sen timos
atraídos por la designación conceptual o porque nos gus-
ta la idea. Más bien, cuando miramos un fenómeno, una
lapicera, por ejemplo, por un lado, investigamos si existe
por su propia cuenta, esto es, independientemente de ser
conocida. Como resultado de ese análisis concluimos que
esa entidad no existe por su propia cuenta. Si investiga-
mos la lapicera, indagamos sobre su forma, su color, sus
componentes; si separamos estos elementos, no nos en-
contramos con algo que sea la lapicera en sí misma. No
satisface ese tipo de análisis. Pero el hecho de llegar a la
conclusión de que no hay lapicera-en-sí-misma, no per-
mite decir entonces que no hay lapicera. Cuando uno aga-
rra una lapicera y escribe algo, realiza funciones que pue-
den ser perjudiciales o beneficiosas. Cualquier fenómeno
que pueda perjudicar o beneficiar, no puede ser califica-
do de no existente. Pero ahora estamos ante un serio dile-
ma. No podemos decir que es no existente, pero, al mis-
mo tiempo, hemos investigado y hemos concluido que no
hay cosa en-sí-misma. Entonces la pregunta pasa a ser:
¿cómo existe? Existe por la fuerza de la designación con-
ceptual. No es que la idea sea muy satisfactoria, sino más
bien que no tenemos alternativa.
8
La escuela samkhya es una de las seis escuelas filosóficas ortodoxas del
hinduismo.
66
Verificación de la Experiencia Meditativa
67
"esto es válido". Tengo el mismo tipo de lógica de observa-
ción, validación, escucha de lo que otras personas dicen,
convencimiento a través de mi propia experiencia.
68
para afirmar la presencia de esta percepción es la creen-
cia fundamental por parte de los yogacharins en la exis-
tencia inherente de los fenómenos mentales, cosa que los
prasangikas refutan 9 • Puesto que los prasangikas no acep-
tan la existencia de esta apercepción, reconocen sólo tres
tipos de percepción directa: sensorial, mental y yóguica.
Es bastante fácil identificar la percepción sensorial.
Hay muchos puntos de vista diferentes sobre la percep-
ción mental directa, incluso entre los estudiantes
tibetanos. De acuerdo a la escuela madyamika prasangika,
cualquier cosa que sea experiencia subjetiva directa
-como la sensación de los biólogos, la conciencia de
algún tipo de percepción- es vista como percepción di-
recta. Luego, hay otros tipos de conciencia; en el bu-
dismo tenemos la precognición o conciencia elevada. To-
dos estos tipos de experiencia son también percepcio-
nes mentales directas. La percepción directa yóguica no
es fácil de describir; digamos que se trata de una cate-
goría aparte.
9
El concepto yogacharin de apercepción, o conciencia de autoconocimiento,
está explicada en "Percepción y Conciencia", pág. 241.
69
no se alcance la senda de la visión, no se puede superar
la influencia de las propias dudas 10 • Cuando se alcanza
la senda de la visión, se tiene la realización de la verdad
última, el shunyata o vacío. La naturaleza de dicha reali-
zación directa es la percepción yóguica o realización
yóguica. Esto le provee a un individuo el criterio, una
especie de punto de referencia o perspectiva desde la cual
verificar otras experiencias. Hasta que la mayoría de la
población haya alcanzado la senda de la visión, perdu-
rará esta duda.
10
Una de las maneras en que el budismo establece niveles de desarrollo
espiritual es dividiendo el viaje hacia la iluminación en cinco vías: las vía de
la acumulación, de la aplicación, de la visión, de la meditación, de la
enseñanza.
70
so a través de procesos lógicos, a través de puro razona-
miento. Para establecer estos fenómenos y verificarlos,
uno tiene que depender de ciertas autoridades o fuentes
confiables.
Pareciera que de hecho empleamos estos tres modos
de verificación en nuestra experiencia cotidiana. Percibi-
mos cosas a través de la experiencia directa, cosas obvias.
También entendemos cosas a través de la deducción, per-
cibiendo ciertos signos y anticipando lo que normalmen-
te sigue. También están representados en nuestra vida
cotidiana fenómenos extremadamente ocultos. Por ejem-
plo, yo sé que la tierra es una esfera redonda, azulada,
aunque nunca la he visto y nunca he hecho un razona-
miento concluyente acerca de ella. Sin embargo, sé que la
tierra es redonda porque confío en las palabra de alguien
y lo ha probado con fotografías. Primero hay que probar
que la persona es confiable mediante varios razonamien-
tos. No hay motivo para pensar que esta persona tuviera
que mentir y crear fotos falsas. A través de consideracio-
nes como éstas, probamos que la persona es confiable.
Después de esto, uno entiende que la tierra es redonda,
aun cuando uno no lo ha visto. Eso se llama deducción y
se basa en la creencia, un tipo distinto de deducción. Toda
la deducción real se basa en la creencia de alguien, pero
esta creencia está apoyada por algún razonamiento, como,
por ejemplo, probar que esa persona es confiable. Es una
creencia informada, no una creencia ciega. A veces puede
ocurrir que se le pida a uno describir algo que está más
allá del pensamiento, más allá de la razón. Sea cual sea la
manera en que uno intente analizarlo, verlo, sentirlo, re-
sulta imposible. De modo que hay que confiar en la per-
sona que ya ha tenido ese tipo de experiencia y no tiene
motivos para mentir. Sin embargo, es importante verifi-
car que no haya inconsistencias lógicas en la afirmación o
series de afirmaciones hechas por esa persona.
71
DALA! LAMA: Sería bastante difícil, pero es posi-
ble. Cuando uno ve un ser humano que no pierde su tem-
peramento o no tiene momentos fluctuantes de emoción
en una situación que normalmente daría pie al enterne-
cimiento o la rabia. Al ver eso, uno podría deducir al-
gún tipo de realización en esa persona. Pero sería muy
difícil determinar objetivamente si acaso esta persona
tiene una realización directa del shunyata, o vacío.
72
PERCEPCIÓN Y CEREBRO
Francisco J. Vare la
73
comportamiento (en este caso, la captura de una presa)
asumimos que hay algo que siente y algo que causa un
movimiento; estas dos cosas están relacionadas entre sí,
en este caso porque están dentro de la misma célula.
Déjenme darles otro ejemplo. Los unicelulares con
una cola movediza, o flagellum, son muy diminutos. Se
requiere un microscopio para verlos. Lo interesante del
caso es que cuando esta criatura toca otra superficie, el
flagellum se arquea y, al hacer esto, la célula es capaz de
cambiar de dirección y alejarse del obstáculo. En suma,
lo que vemos aquí, es que este organismo pequeño es
capaz de evitar colisiones con otros cuerpos. Una vez
más, aquí tenemos algo que siente, porque el hecho de
arquear suflagellum equivale a sentir lo que sucede cuan-
do el entorno se modifica. Esto produce un cambio den-
tro de la célula y ésta nada en otra dirección.
En estos dos casos de unicelulares asistimos a dos
fenómenos fundamentales en la vida y que están rela-
cionados con la existencia del movimiento: cada vez que
hay comportamiento y movimiento, hay un componente
motor y un componente sensorial, y esto es, ni más ni
menos, la historia del sistema nervioso.
75
raíces de esta planta es de la misma naturaleza que el
ejemplo anterior, a saber, movimiento por extensión de
la membrana.
76
células muy largas llamadas células nerviosas, o
neuronas, término que va a ser muy importante en toda
esta discusión sobre el cerebro. Es esta categoría de cé-
lulas la que compone cualquier cerebro. Este animal tie-
ne un cerebro muy sencillo, que consiste simplemente
en una red de neuronas que conecta los músculos a las
células sensoriales. Estas neuronas recorren el animal de
punta a cabo, conectando cosas distantes entre sí, rela-
cionándolas.
78
Lo que quiero hacer ahora en la segunda parte de
mi presentación es referirme a algunos puntos esencia-
les que han sido aceptados respecto de las neuronas y
de los cerebros. Primero que nada, ¿qué son las neuro-
nas? ¿Cómo funcionan?
79
DALAI LAMA: Volvamos a la raíz de la planta y a
la ameba: estamos frente a algo que parece ser un proce-
so sensorial o un fenómeno sensorial, y, al mismo tiem-
po, un cierto tipo de fenómeno motor. ¿Cuál es, pues, el
papel crucial de las neuronas, puesto que, aparentemen-
te, la planta y la ameba pueden hacer lo mismo sin
neuronas? ¿Cuál es el factor distintivo? En ambos casos,
hay un elemento sensorial, ¿cuál es, pues, la diferencia
entre un mensaje sensorial proveniente de una neurona
y uno que se produce sin este intermediario?
80
Este es realmente el punto central, la lógica básica del
sistema nervioso.
En la figura 4 (pág. 79), la neurona ha sido seccio-
nada para mostrar su interior, y pueden verse contac-
tos, semejantes a dedos, que provienen de las otras
neuronas. Estos puntos de contacto son denominados
sinapsis. Es a través de éstas que las neuronas pueden
influir las unas sobre las otras. Uno de los avances más
importantes en neurobiología en los últimos 40 años ha
sido comprender, en gran medida, cómo una neurona
puede afectar a otras. Las neuronas tienen muchas for-
mas diferentes, pero siempre tienen la misma lógica:
un extremo receptor, una extensa sección intermedia y
un extremo terminal.
Nuestra pequeña hidra tiene más células sensoria-
les y motoras que neuronas. En los seres humanos, sin
embargo, por cada neurona sensorial hay aproximada-
mente cien mil interneuronas, esto es, neuronas situa-
das a lo largo del camino entre una extremidad senso-
rial y una extremidad motora. Es un enorme avance, pero
la lógica sigue siendo la misma. A medida que el cerebro
de los animales ha evolucionado en la historia, la masa
de interneuronas ha crecido. Cuando uno ve un cerebro
humano, dice, «¿Por dónde empiezo para entender en
algo este desorden?» La manera correcta de hacerlo es
tratar de remontar hasta esta base lógica. Por ejemplo,
tenemos ojos, que son una superficie sensorial. Los ojos
están conectados con diferentes lugares del cerebro. Sea
cual sea el mensaje, la retina transforma los resultados
en algún tipo de movimiento. Veo algo y volteo la cabe-
za. Este comportamiento es una correlación sensorio-
motriz. Una sensación, algo que toca mi superficie sen-
sorial, produce un movimiento, moviendo mis múscu-
los. Aun cuando a los seres humanos no les guste admi-
tirlo, tenemos un vínculo muy cercano con nuestra her-
mana menor, la hidra. Todo parece indicar que estamos
construidos a partir de la misma lógica.
81
Comunicación entre Neuronas
1
El botón sináptico es el lugar donde puede recibirse el impulso eléctrico
que constituye la comunicación electroquímica con otra neurona.
82
ción. El uso de la palabra percepción en neurociencia no
implica ninguna forma de conciencia u observador inter-
no. Sólo significa que se manifiesta alguna forma de dis-
cernimiento. Normalmente, hablamos de percepción
exclusivamente refiriéndonos a los humanos. Pero desde
el punto de vista de la neurociencia, animales como la rana
pueden percibir su mundo visual. Uno de los clásicos ex-
perimentos para entender fenómenos sensoriales tales
como la vista -en oposición a fenómenos motores (como
el de la mano del mono)- fue realizado hace muchos años
con la retina de una rana. Imaginémonos que se coloca
un electrodo dentro del cerebro de una rana y que some-
temos a este animal a diferentes estímulos. Un estímulo,
de acuerdo a los neurocientíficos, es todo aquello que
pueda hacer reaccionar a una neurona. Si estoy grabando
a una neurona y presento algo, supongamos, una barra
que se mueve, y la neurona no hace nada, eso significaría
que el estímulo no es adecuado. Los investigadores des-
cubrieron con la retina de la rana que, por ejemplo, un
punto pequeño o un punto grande que se mueve es un
estímulo adecuado. Descubrieron que ciertas neuronas
particulares no respondían a cualquier cosa, sino a un ele-
mento particular: pequeñas cosas oscuras y móviles. Los
neurocientíficos concluyeron que esa neurona era un "de-
tector de moscas".
84
Los Circuitos de Neuronas
85
y en este esquema el cerebro consiste en cajas pequeñas que
realizan cosas específicas. Una caja podría representar un pro-
grama motor, esto es, el modelo de actividad neuronal que rea-
liza un comportamiento motor, como es caminar. Otra caja se-
ría un programa motor llevado a cabo por un grupo específico
de neuronas. "Programa" es una palabra sobre la que volvere-
mos cuando hablemos de inteligencia artificial. En realidad, es
un término tomado del mundo de la informática. Para hacer
funcionar un computador, uno escribe un programa. Este con-
junto de instrucciones, una vez que éstas han sido reunidas,
realiza una función. Un programa computacional permite, por
ejemplo, calcular números o compilar datos. Los neurocien-
tíficos tomaron esta idea de los programas computacionales y
postularon que el cerebro hacía lo mismo. Los circuitos
neuronales se comportan como si estuvieran programados. Una
neurona reconoce una mosca porque es parte de su programa.
Las neuronas saben qué hacer respecto de las otras. De manera
que un programa motor -subir las escaleras, acostarse- es
un conjunto de actividades neuronales que realiza una fun-
ción. Cada uno de estos comportamientos motores requiere un
programa distinto. La tarea de un neurocientífico es determi-
nar cómo se encama realmente ese programa en la actividad
neuronal, para que no sea simplemente una cosa abstracta.
86
reflejo de la rótula. Si golpeo mi rodilla, reacciona me-
diante un tirón. El músculo se estira y se produce una
respuesta. El músculo tiene en su interior receptores sen-
soriales, de manera que cuando el músculo se mueve,
esto afecta inmediatamente los receptores. De este modo,
lo que sucede del lado motor tiene un efecto inmediato
en el lado sensorial. Y viceversa. Lo que sucede en el
extremo sensorial puede tener un efecto directo de muy
bajo nivel en el extremo motriz. Cuando nos movemos
por el mundo, no usamos exclusivamente ese reflejo, lo
usamos más bien de manera marginal. La mayoría de las
veces, dirían los neurocientíficos, se produce un patrón
llamado "de arriba hacia abajo", en el cual un programa
motor de más alto nivel fluye hacia abajo y asume estas
correlaciones sensorio-motrices. A modo de analogía,
pensemos en un gobierno. Este tiene oficinas públicas a
disposición del público. Por ejemplo, si alguien quiere
un pasaporte, se dirige a una oficina gubernamental y lo
solicita. Esta oficina es como el terminal sensorial en el
que hay un empleado que recibe las solicitudes. Hay un
tipo de maquinaria burocrática análoga a los músculos
que funciona y entrega el pasaporte. Esta es una
interacción sensorio-motora de bajo nivel. Encima de esto,
hay una estructura gubernamental muy compleja que pro-
porciona directivas. Por ejemplo, este nivel superior dic-
tamina quién puede recibir un pasaporte y quién no.
Permítanme resumir los puntos principales que he
intentado exponer aquí. En primer lugar, toda la histo-
ria del cerebro dice relación con una sola cosa fundamen-
tal, a saber, la correlación sensorio-motriz vinculada al
movimiento. Si no hay movimiento, no hay sistema ner-
vioso. Si no hay movimiento, no hay comportamiento.
Si no hay correlación sensorio-motora, no hay cerebro.
Si no hay cerebro, no hay dolor. (Risas) De modo que el
cerebro es la resultante de la correlación sensorio-moto-
ra. Y esto es válido para cualquier cerebro -el de la
hidra, el del gato, el de la mosca, el del ser humano. En
segundo lugar, la neurona es la unidad funcional a par-
tir de la cual se constituye el cerebro, porque la correla-
ción sensorio-motora es producida por las neuronas que
87
se conectan entre sí en el seno de esta red interneuronal
que es el cerebro. En tercer lugar, estos circuitos
interneuronales constituyen la base del comportamien-
to, porque son capaces de realizar programas tales como
detectar moscas y mover músculos.
88
Puede que los neurocientíficos debatan mucho entre ellos
sobre lo que hacen tales o cuales circuitos y programas,
pero no discuten acerca del hecho que estos circuitos y
programas están operando sobre la base de información
captada del mundo exterior y que es en el mundo exte-
rior donde el cerebro produce un comportamiento adap-
tado y adecuado.
89
LOS SERES SENSIBLES
Conversación
¿Qué es la Adaptación?
91
DALAI LAMA: Dejemos momentáneamente de lado
la cuestión del concepto de "adaptación" en el contexto
de la evolución para centrarnos simplemente en un ser
sensible. Imaginemos que este sujeto es instintivamente
un comedor de plantas, un vegetariano, pero que, pese a
esta inclinación natural, mediante un proceso de condi-
cionamiento o entrenamiento, se le enseña o aprende a
comer carne. En un caso como éste, en el cual se está
modificando su programación, ¿hay una modificación
correspondiente en las neuronas? En otras palabras, si
la fase alimenticia es vegetal y ciertas neuronas respon-
den a estímulos vegetales, ¿se produce igualmente un
traspaso hacia neuronas cuando ellas son estimuladas
por la carne?
1
En el budismo, el karma es la ley universal de causalidad. Una causa produce
su efecto cuando se dan las circunstancias apropiadas. De ahí la idea de que
la situación de un individuo es el resultado de causas previas, que pueden
denominarse karma. Este punto de vista no constituye un determinismo, en
la medida en que muchas opciones permanecen abiertas. La observación de
Francisco Varela debe tomarse como un alcance humorístico.
92
cuitos. No es que aparezcan nuevas neuronas y que em-
piecen a conectarse con otras. De acuerdo a la teoría ac-
tual, lo que sucede es que los contactos sinápticos de las
neuronas existentes se modifican. Ocurre el aprendizaje
y esto modifica el cerebro, afinando la sintonía de sus
circuitos. El cambio sináptico consiste en pequeñas mo-
dificaciones en el comportamiento y la interacción de las
neuronas. No aparecen nuevos circuitos. De hecho, en el
cerebro aparecen muy pocas neuronas después de cierto
grado de desarrollo -esencialmente después del naci-
miento. Lo único que puede ocurrir a partir de la niñez
es que las neuronas cambien su conversación sináptica.
No es que ahí donde antes había dos neuronas ahora haya
veinte.
Resulta, sin embargo, muy claro, a partir de la ob-
servación del comportamiento de los animales, que és-
tos tienen una predisposición innata al aprendizaje. No
a aprender algo específico, sino a aprender simplemente.
Y esto es extremadamente importante en los mamíferos,
especialmente en los primates. Desde este punto de vis-
ta, los seres humanos pueden describirse como especia-
listas en aprendizaje no especializado. Somos gene-
ralistas, en oposición a especialistas.
De manera que la gran pregunta es saber en qué se
diferencian los cerebros de los animales que aprenden
de los que aprenden muy poco. Por ejemplo, la paloma
y el pollo son muy similares si uno los mira, pero el po-
llo no aprende casi nada, mientras que la paloma, sí.
¿Qué hay de diferente en estos dos cerebros que hace
que uno sea capaz de mucho más aprendizaje que el otro?
La neurociencia no tiene muchas respuestas a ese res-
pecto, pero se trata, sin lugar a dudas, de una pregunta
muy interesante.
93
palomas, por ejemplo, aunque tienen un cerebro muy
pequeño, poseen una gran capacidad de aprendizaje.
Está claro que la paloma y el pollo tienen una enorme
diferencia en cuanto a capacidad de aprendizaje y, sin
embargo, sus cerebros son del mismo tamaño. De hecho,
desde el punto de vista anatómico, son cerebros casi idén-
ticos. No descubriré nada observando la forma y el ta-
maño de sus cerebros.
94
VARELA: Sí. Desde ese punto de vista, no hay duda.
No hay como trazar una línea para distinguir mi cogni-
ción de la de la rana, de la hidra, de la ameba o de la
bacteria.
95
do digo esto, pero estoy hablando como neurocien-
tífico. Aquellos que han estudiado el comportamien-
to bacteria! como una manera de entender las formas
más simples de comportamiento no dudan en referir-
se a ello con términos como comportamiento, percep-
ción e instinto. Confieso que encuentro su enfoque
convincente. Ahora bien, es ciertamente verdadero
que hay una importante brecha con lo que normal-
mente llamamos cognición, que es una cierta forma
de conciencia. ¿Hay o no continuum? La pregunta si-
gue abierta.
96
orientación total de los dos sistemas es diferente. Es una
cuestión semántica, muy interesante, por lo demás.
2
El Vinaya es la primera parte del Tripitaka, y está relacionado con la disciplina
monástica. La pregunta se plantea en relación al tema de quitar la vida.
97
vida unicelular -amebas y bacterias. Las plantas pare-
cen estar fuera del reino sensible porque no se mueven;
pero no se mueven sólo porque su estilo de vida consiste
precisamente en permanecer quietas. El hecho que no ten-
gan un sistema nervioso y todo lo que de él se deriva, no
hace que sean menos vivientes en el sentido de tener la
misma cualidad expresada en su composición celular.
Entonces, en ese sentido, pienso que la definición de los
biólogos es la más precisa. Ellos tienen criterios muy es-
pecíficos para decidir si algo pertenece al reino de lo vi-
viente o no y si tiene o no un sistema nervioso. El com-
portamiento receptivo hacia cosas que son buenas y es-
quivo hacia cosas que son perjudiciales es un fenómeno
que se extiende hasta lo más bajo de la cadena. No veo
posibilidad de escape a esta observación.
98
ascendente entre lo que es la cognición o percepción, que
es algo bastante neutral, y lo mental, la conciencia, que son
palabras mucho más cargadas.
La Materia Viviente
99
blan. Similarmente, lo que hace que un grupo de
neuronas ejecute un comportamiento no son las
neuronas propiamente tales, sino la manera en que és-
tas se agrupan. Este es un punto fundamental para los
científicos: no son los componentes, sino el patrón de
conexiones lo que confiere una nueva propiedad. De
manera que la vida es una propiedad emergente de un
patrón de moléculas 3 • El comportamiento es una pro-
piedad emergente de un patrón de neuronas. El lenguaje
es una propiedad emergente de la sociedad. Si observo
una célula y veo sus moléculas, son iguales a las molé-
culas de cosas que no constituyen células. Para los cien-
tíficos esto es una verdad incuestionable. No existe una
molécula "viviente".
3
Una propiedad emergente es aquella que resulta de la interacción de
procesos o agentes locales, que no existe antes de que estos procesos locales
se junten. Se dice que la nueva propiedad emerge de su interacción.
100
no tiene cabida en la biología occidental. Sin embargo,
lo que los biólogos sí saben es que todas nuestras molé-
culas son reemplazadas cada cierto número de días. Si
pinto un átomo de una molécula en un lugar de mi cuer-
po para identificarlo y sigo su trayectoria en el espacio,
descubriré que en un lapso muy breve de tiempo éste
habrá emigrado hacia otro lugar del universo o se habrá
transformado en otra cosa, o será parte de otra mólecula
más grande. Esto incluye al sistema nervioso. Es una re-
novación fantástica.
De modo que no es necesario volver al Big Bang para
comprobar que nuestra base sustancial está cambiando.
Aquello que permanece y sigue constituyendo lo que
conocemos como cuerpo no es una molécula o un con-
junto de moléculas, sino un patrón de moléculas que son
reemplazadas constantemente. Una célula tiene un rit-
mo de cambio tan rápido que, dentro de un lapso de
horas o minutos, todo ha cambiado, y, sin embargo, el
patrón general de las células sigue siendo el mismo.
Quisiera preguntarle a Su Santidad qué lo llevo a
formular esta pregunta.
101
interesa saber cuáles son las respuestas desde una pers-
pectiva científica. En el tantra del kalachakra 4 hay una
mención de algo que podría traducirse como "partícu-
las espaciales", que, supuestamente, son la fuente a par-
tir de la cual el mundo evoluciona y en lo que se disuel-
ve durante un ciclo de destrucción.
4
El tantra del kalacliakra (sánscrito, literalmente "rueda del tiempo"), que se
remonta al siglo X, es el último y más complejo. Fue supuestamente escrito
por un rey del reino mítico de Shambhala. La cosmología, la computación
temporal y la astronomía juegan un papel central en este texto, cuya función
es servir de soporte para la práctica meditativa.
102
Ahora bien, la posición de los vaibhashikas difiere de
las otras escuelas. Estos afirman que los fenómenos de-
penden de causas y de condiciones: son producidos, exis-
ten, luego se degradan y se desintegran. Y pasan por este
proceso secuencialmente. Pero los vaibhashikas dicen tam-
bién que la causa de la generación y la de la desintegra-
ción son totalmente diferentes. La desintegración requie-
re de otra fuerza, una causa secundaria, una fuerza ex-
terior. Por otro lado, los sautrantikas y las otras escuelas
sostienen que la misma causa que produjo un fenómeno
es la causa de su desintegración. Desde el momento en
que genera el fenómeno, y puesto que cambia a cada ins-
tante, implica de entrada, por su propia naturaleza, su
desintegración. Por el mismo hecho que algo llega a ser
existente, las causas de su destrucción está ahí presente.
Mi pregunta es desde la perspectiva de la física subató-
mica: ¿Cuál de estas dos afirmaciones budistas es más
válida: aquella que señala que las causas de la destruc-
ción de una partícula están presentes en su surgimien-
to o aquella que afirma que, luego de su surgimiento,
aparecen otras causas que provocan su cambio o desin-
tegración?
103
DALA! LAMA: Tomando esto en cuenta, entonces,
y también su carácter de onda-partícula que hace que
no sea estática 5, ¿cuál de las dos posiciones, la vaibhashika
o la sautrantika, es la correcta?
5
De acuerdo a la mecánica cuántica, los electrones presentan tanto
características de partícula como de onda. Por ende, no puede asignárseles
ninguna naturaleza fija.
104
tegración a nivel microscópico, es bastante ordinario; es
obvio que depende de causas secundarias.
105
DALA! LAMA: Interesante, eso es una especie de
confirmación. Y el físico, ¿diría acaso que un protón es
una partícula sin componentes, algo indivisible? ¿Están
los protones sujetos a agregaciones, en otras palabras,
pueden integrar nuevos componentes?
106
HAYWARD: ¿Podríamos volver a esta noción de
cambio momentáneo? Me gustaría preguntarle a Su
Santidad, ¿cómo cambia momentáneamente una cog-
nición o cómo una cognición se transforma en otra
cognición?
6
El etemalismo en el budismo es la concepción según la cual los fenómenos tienen
una esencia real eterna; el nihilismo, por su parte, postula que los fenómenos no
tienen realidad en absoluto. Se considera que la idea del vacío anula estos dos
conceptos extremos, y que trasciende cualquier otra mirada conceptual.
107
El Kalachackra, La Cosmología
Moderna, y la Neurología
7
Ver nota en pág. 102.
8
Ver nota en pág. 92.
108
desde las partículas espaciales. Del movimiento de ener-
gía pura surge el calor, o fuego. A partir de ahí surge el
elemento agua (ustedes hablan de hidrógeno), y luego
surgen los elementos sólidos del universo.
Tras la formación de universo, tenemos tipos ordina-
rios de materia y los textos budistas hablan de estos tipos
de materia como compuestos de ocho tipos de partículas,
una configuración óctuple de partículas. Aun cuando esto
puede ser muy aproximativo, comparado con la teoría
científica moderna de las partículas, es bastante similar y
esto debería llamar la atención de los budistas.
Dejando de lado la cuestión de cómo se originó la
vida en el universo, en términos de este cuerpo que aho-
ra habitamos, llegamos al tópico delas gotas y de las men-
tes más sutiles. De modo que, mirando nuestras circuns-
tancias presentes, en las que tenemos un cuerpo y una
mente, estamos abocados a la relación del cuerpo y de la
mente y de la naturaleza de la conciencia o cognición. Y
en esta conexión introducimos el tópico de los canales,
las energías y las gotas 9 • Pienso que los canales, las ener-
gías o vientos y las gotas pueden tener una relación es-
pecial con la neurociencia. Por un lado, no estamos asu-
miendo que estos centros, estos chakras, no existen tal
como se describen en los libros, porque si uno los busca
en la investigación mundana, no los encuentra. Sin em-
bargo, deberíamos mencionar la ubicación de estos cen-
tros: la corona de la cabeza, entre los ojos o justo encima
del punto situado encima de los ojos, la garganta, el co-
razón, el ombligo y el área genital. Y, de hecho, si uno
concentra su mente, su conciencia, en estos puntos, uno
se encuentra con que hay un tipo especial de respuesta
9
De acuerdo al tantra budista, los seres humanos poseen un cuerpo
sutil, que está compuesto primariamente de prana (sánscrito, lit.
"energía" o "viento"), nadi (sánscrito, lit. "canales"), y bindu (sánscrito,
lit. "gotas"; tibetano, thigle). Los puntos de confluencia de estos tres
elementos son los chakras, de los cual es el sistema más común
enumera seis. Este cuerpo sutil está asociado con un nivel más sutil
de mente.
109
que sugiere que hay realmente algo ahí, que no es sim-
plemente ficción. Pienso que, ya que hay cierta reali-
dad ahí, que ha sido descubierta empíricamente a tra-
vés de la meditación, ésta podría ser un área muy favo-
rable para un diálogo muy interesante con la neuro-
ciencia.
Ahora, en lo que respecta a las gotas, o bindu, pri-
mero está la gota asociada con el despertar del sueño.
Esta está relacionada con el chakra situado justo enci-
ma de los ojos, o tercer ojo. Luego está la gota asociada
con el dormir, en la garganta. La gota asociada con el
sueño profundo está localizada en el corazón, y la gota
en el ombligo, con la felicidad, el éxtasis. Pienso que es
muy probable que haya una relación entre estas gotas
con algo posible de descubrir a través de la neu-
rociencia. Ciertamente, debería haber una relación en-
tre esta interpretación de la conciencia y la psicología;
eso es bastante obvio.
110
VARELA: Sé de experimentos que se han llevado
a cabo precisamente sobre este tema con personas que
han tenido sueños lúcidos, con electrodos colocados
en su cabeza. La persona se duerme en un laboratorio,
tiene un sueño, despierta en el sueño y se dice a sí
mismo "estoy soñando". Se transforma en un obser-
vador en el sueño, pero recuerda que acordó con el ex-
perimentador que esto debería suceder, que él tendría
que transformarse en un observador en el sueño y que
entonces él daría una señal que alguien, una persona
exterior, podría ver. La señal acordada antes del expe-
rimento es mover los ojos de un lado para otro. Esto
significa que el observador, en el sueño, está consciente
de su propio ser soñando. La persona, afuera, con los
electrodos puede registrar el movimiento; entonces sa-
bemos que la persona es un observador en su sueño y
tenemos un registro eléctrico de ese momento. Sin em-
bargo, cuando miramos esos registros, y los comparamos
con las mediciones usuales de las funciones cerebrales,
no pareciera que esta "luciedz", es decir el hecho de vol-
verse observador, se manifieste en la actividad cerebral1°.
De manera que necesitamos afinar los equipos que utili-
zamos hoy en día, para que este tipo de experimento pue-
da llevarse a cabo de manera debida.
111
ELEANOR ROSCH: Pero en otros tipos de mediciones
en el cuerpo, no en el cerebro, se han detectado diferen-
cias. Los experimentadores han instruido a las personas
que sueñan para que tengan relaciones sexuales dentro
de sus sueños y han medido luego las respuestas fisioló-
gicas. Aun cuando los sujetos luego señalan que la rela-
ción sexual en el sueño es como una relación sexual des-
pierta y los varones pueden incluso eyacular, las respues-
tas fisiológicas son bastante diferentes de las respuestas
que se logran en las experiencias despiertas.
11
El tema de la Luz Clara (osel) es de gran interés, porque la experiencia de
ésta es equivalente a la iluminación espiritual, de acuerdo al budismo
tibetano.
112
DALA! LAMA: De estas cuatro, el desmayo es muy
fuerte, pero la que se experimenta al momento del or-
gasmo es la más fuerte. Esa es una de las razones por la
que la práctica del éxtasis ocurre en el yoga tantra más
elevado. Hay mucha incomprensión de la imaginería
sexual asociada con el yoga tantra anuttara 12 • La verda-
dera razón de ser de esa imaginería sexual es precisa-
mente el hecho que, de esas cuatro ocasiones comunes y
corrientes en que aparece la Luz Clara, el orgasmo es la
más fuerte. Entonces, esa imaginería es utilizada en la
meditación para ampliar la experiencia del surgimiento
de la Luz Clara y también para clarificarla o hacerla más
vívida. Ese es el punto. Durante el acontecimiento del
orgasmo, al ser más larga la duración de la Luz Clara,
tenemos una mayor oportunidad de utilizarla. También hay
algo que investigar en relación con el momento del desma-
yo y su relación con la Luz Clara. Un método de entrena-
miento menciona una técnica para experimentar la Luz Cla-
ra mediante la presión de unas arterias.
12
En el budismo tibetano, los diferentes niveles de práctica meditativa tántrica
pueden llamarse tantra yoga. En algunos sistemas, el más elevado de éstos
es llamado tantra yoga anuttara. Anuttara es un término sánscrito que significa
"nada más alla".
113
corazón, esto producirá un sueño más profundo. De
modo que aquí tenemos un somnífero subjetivo. (Risas)
13
El tantra budista requiere entrenamiento e iniciación con un gurú auténtico
antes de empezar cualquiera de las prácticas conectadas con prana, nadi y bindu.
114
PSICOLOGÍA COGNITIVA
Eleanor Rosch
115
tarlos. Y si lo que vemos contradice nuestras teorías pre-
vias o métodos de pensamiento, tenemos que optar por
los resultados de la observación, en contra de lo pensa-
do anteriormente. Pero, como este ideal se ha manifes-
tado de manera muy diferente en los enfoques científi-
cos occidentales y budistas, puede que haya aportes va-
liosos que intercambiar.
También debo señalar que, así como la biología no se
considera reductible a la física, la psicología no se conside-
ra a sí misma como una rama de la biología. Los psicólogos
cognitivos muchas veces plantean esto como una cuestión
de método; señalan que su trabajo es describir de manera
exacta y exhaustiva lo que hace la mente, cómo funciona,
sin consideración de los mecanismos físicos. Y, argumen-
tan, cuando los biólogos hayan investigado suficientemen-
te, podrán explicar cómo el organismo ejecuta aquellos fe-
nómenos que los psicólogos han descrito.
Introspeccionismo
116
gamos que una persona decida investigar sobre lamen-
te y su funcionamiento: se encontrará con un número li-
mitado de posibilidades respecto de qué mirar y cómo
proceder. Puesto que tiene una mente, tiene la posibili-
dad de mirar y analizar su propia mente. Y lo que nor-
malmente entendemos por "analizar" es separar algo en
todos sus componentes, tratar de encontrar los más pe-
queños elementos que lo conforman y analizar cómo se
relacionan entre sí. Y eso es lo que tanto las primeras
escuelas del Abhidharma, en el budismo, como el intros-
peccionismo, en psicología, intentaron hacer.
Sin embargo, una diferencia sustancial entre ambas
radicaba en el método. Desde el punto de vista budista,
los introspeccionistas no sabían cómo observar su pro-
pia mente, puesto que no tenían método de meditación.
Lo que hacían era determinar por adelantado, basándo-
se en sus teorías, lo que debían ser los elementos menta-
les y luego intentaban confirmarlo mediante experimen-
tos. Esto sucedió, principalmente, en el contexto socio-
cultural de la academia alemana del siglo XIX. Cada pro-
fesor de cierto renombre tenía su propia teoría: formaba
a sus estudiantes e investigaba los temas en su laborato-
rio y todos practicaban la introspección de acuerdo a su
enfoque particular. Por ejemplo, en un laboratorio en el
que se pensaba que la percepción visual estaba en últi-
ma instancia compuesta de diminutas manchas de color,
se entrenaba a las personas para describir sus percep-
ciones en función de esta afirmación. En otro lugar, en
el que se pensaba que la percepción era una combina-
ción de series de preintenciones, los sujetos describían
sus percepciones en función de esa hipótesis. Un labora-
torio consideraba que todos los pensamientos estaban
compuestos de imágenes mentales; otro postulaba la idea
de un pensamiento sin imágenes. El caos resultante era
muy contrario a lo que se persigue normalmente en cien-
cia, ya que ningún laboratorio podía reproducir lo que
el otro laboratorio hacía. Esto era un problema mucho
más fundamental que una simple divergencia en la ex-
perimentación: no había manera de ponerse de acuerdo
117
respecto del menor experimento. Cada laboratorio tra-
bajaba en su propio coto cerrado y publicaba sus resul-
tados, ignorando los de los demás. No había método para
resolver esas disputas. Este fue el principio del fin del
método introspeccionista en la psicología occidental.
Podría decirse, desde una perspectiva budista, que los
introspeccionistas no examinaban en absoluto la mente.
Se limitaban simplemente a reflexionar acerca de sus pen-
samientos, entrampados en sus preconcepciones sobre
la mente.
Actualmente, la introspección es aún citada como
ejemplo de método psicológico-científico erróneo. Los
manuales de psicología normalmente comienzan con un
capítulo sobre el método científico, usualmente referido
al positivismo lógico, indicando que los términos de una
teoría deben ser reducibles a observaciones, etc., tal como
lo describió el Dr. Hayward. Muchas veces se agrega a
esta observación la sentencia de que la auto observación
no es el camino para averiguar la menor cosa sobre la
mente. Dicha auto observación es considerada como ca-
rente de objetividad. Se considera que ésta no lleva a un
punto de vista concordante y que no constituye un "he-
cho", de acuerdo a la acepción que le confiere a este tér-
mino el positivismo lógico.
118
que usted mencionó, para refutar el introspeccionismo
en términos de que la conciencia interior no puede ser
considerada como evidencia? ¿O existen otras razones
para decir que esta experiencia interior no es fáctica, no
es cien tífica?
1
Samatha y vipashyana son dos tipos de entrenamiento meditativo en la
tradición budista. Samatha (literalmente: "descansar en paz") podría
caracterizarse como atención, o atención desnuda. La disciplina de la simple
atención a la respiración o a otros objetos presentes lleva a la tranquilidad y
a la sangre fría. Vipashyana (literalmente: "luz") es la disciplina del desarrollo
de la claridad, ligado a un dominio de conciencia más amplio. Ambos
términos se traducen muchas veces respectivamente como "atención" y
"vigilancia".
119
temporánea -el conductismo- que constituía una op-
ción enfrentada al introspeccionismo. El conductismo
procedía exactamente de la ideología positivista del
empiricismo lógico a la que aludió el Dr. Hayward. Era
realmente una ideología, la gente se apasionaba mucho
al respecto. La idea de los conductistas consistía en que
la psicología podía desarrollarse basándose en el mode-
lo de la física y que el método para conseguirlo era eli-
minando por completo la mente de la psicología.
Conductismo
120
estímulo respuesta
FIGURA6
121
quirido un hábito. De experimento en experimento, se
llega a la conclusión que todas las criaturas, incluidos
los seres humanos, aprenden de este modo. Pavlov mis-
mo no era un conductista; él quería dar explicaciones fi-
siológicas a sus hallazgos. Sea como sea, éste era el tipo
de trabajo que los conductistas enarbolaban como prue-
ba de que no se necesita formular hipótesis sobre el cuer-
po o la mente: basta con establecer la relación entre los
experimentos de labora torio cuidadosamente llevados a
cabo y el comportamiento que se desprende de éstos.
Muy bien, dirán tal vez ustedes, pero cada experien-
cia que enfrenta el organismo es nueva; no es idéntica a
la primera experiencia aprendida. Por ejemplo, si el pe-
rro aprendió a asociar un sonido musical con el polvo
de carne y luego escucha un sonido diferente -por ejem-
plo, el mismo sonido, pero más grave-, ¿qué va a suce-
der? La explicación, demostrada originalmente por
Pavlov, está dada por el concepto llamado de generaliza-
ción del estímulo. Se trata de un problema sumamente in-
teresante, el problema de la similitud. Pienso que todos
los sistemas filosóficos y psicológicos en el mundo, que
se aventuran en el terreno resbaladizo de la percepción
y el aprendizaje, en algún punto acaban enfrentándose
con el problema de la similitud. ¿Cómo es posible que
veamos cosas en el mundo relacionadas entre sí y más o
menos similares? En los estudios sobre el condicio-
namiento, la idea era que, puesto que una cosa es
percibida por un organismo como análoga a otra, la res-
puesta que dará el organismo reflejará la similitud de lo
que descubre en relación con lo aprendido anteriormen-
te. En el caso del sonido musical, esto funciona a la per-
fección. Mientras más próximo el tono al sonido con que
fue entrenado originalmente el animal, mayor la saliva-
ción (ver figura 7, pág. 123).
122
alto
cae
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bl)
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"t:I
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Fuerza de respuesta
FIGURA 7
123
presionará, de manera casual, la barra durante sus múlti-
ples actividades, y aparecerá una pequeña ración de co-
mida. La comida es su recompensa, pero los conductistas
lo llaman un "reforzador", para evitar el término mental
"recompensa". La rata come y sigue girando dentro de la
jaula. Pero esta vez, en un lapso menor de tiempo, volverá a
presionar la barra, obteniendo a cambio otra ración de comi-
da. Finalmente, aprenderá a permanecer junto a la barra y pre-
sionarla de manera continua. Pueden descubrirse todo tipo
de relaciones utilizando este diseño. Por ejemplo, puede me-
dirse la frecuencia de presión de la barra en función del nú-
mero de horas de privación de alimento (ver figura 8). Mien-
tras más tiempo la rata ha sido privada de alimento, mayor es
la tasa de presión de la barra. Skinner pensó que todo com-
portamiento podía describirse como una simple relación ade-
cuada análoga a la que existe entre input y output.
24
o
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eo
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o
'"O
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·~ 12
>
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c..
o
'"O
eo
V}
::e:
o
alto medio bajo
FIGURAS
124
El enfoque conductista no se preocupa sólo del
aprendizaje. Cuando una criatura ya ha aprendido algo,
¿qué sucede después? Está la cuestión de la memoria
-o, para usar un término menos mental, "la retención"-
y de su opuesto, el olvido. Podría pensarse que el estu-
dio de la memoria despertaría la tentación de introducir
algo en la caja negra, puesto que si se habla de que el
organismo está reteniendo algo, resulta tentador pensar
que ese algo está siendo retenido y almacenado en "al-
gún lugar". Pero no es necesario caer en esta tentación.
Supongamos que estoy tratando de aprender palabras
del vocabulario tibetano y me siento a memorizar una
lista de cien palabras. Al día siguiente soy sometida a una
prueba para ver cuántas palabras he retenido, y el examen
concluye que he olvidado ocho. Al día siguiente, he olvida-
do aún más, y al cabo de treinta días, tal vez sólo recuerde
dos. De modo que pueden establecerse tantos curvas de
olvido como curvas de aprendizaje (ver figura 9). En este
caso tenemos un cierto número de elementos retenidos en
función del tiempo del aprendizaje. Estas curvas del olvido
pueden repetirse con muchas personas.
(/)
100
o
~
·2
CLI
.....
CLI
""'
(/)
.....o
s::
CLI
6CLI
Q)
CLI
~
o
""'CLI
6
,;j
z o
1 15 30
Duración del estudio (en días)
FIGURA9
125
De manera que, en general, los conductistas se sen-
tían muy alentados por el hecho que, gracias a estos
métodos, podían desarrollar una psicología objetiva, sin
recurrir a la mente.
126
que la mente hace en situaciones complejas cotidianas.
Tal vez el problema con el conductismo es haber partido
de situaciones simplificadas erróneas. Tal vez excluyó
cosas que no había que excluir.
127
amplio. Desde una perspectiva budista, podríamos de-
cir que los conductistas ignoraron la interdependen-
cia en ambos sentidos entre el organismo y su mundo.
Esto hace imperiosa la necesidad tomar en cuenta la
mente.
Fuera de su propio sistema, el conductismo se en-
frentó con problemas incluso más graves. Los animales,
incluidos los seres humanos, observados en su medio
natural, no se comportan de acuerdo a la teoría conduc-
tista del aprendizaje. Tomemos como ejemplo los seres
humanos aprendiendo su lengua nativa durante la in-
fancia. El lenguaje es muy complicado. Según el modelo
conductista, éste se aprende a través del binomio estí-
mulo-respuesta, correspondiendo a la madre el papel de
reforzar positiva o negativamente al niño cuando éste
emite una palabra o una combinación gramatical de pa-
labras. Cuando finalmente se le ocurrió a un psicólogo
ir a mirar -observar y registrar la interacción de las
madres y sus críos conversando en su medio natural-
¡se encontró con que las madres nunca hacen eso! Ellas
no enseñan explícitamente el lenguaje. Desde el momen-
to en que un niño balbucea sus primeras palabras, la
madre las considera como un habla significativa y con-
versa con el niño como si se estuviera comunicando con
cualquier otro ser humano. Las madres corrigen sólo
errores fácticos, no enunciados lingüísticos.
Tal vez lo que determinó con más fuerza el fin de la
hegemonía del conductismo fue el surgimiento de otro
modo de hacer psicología. Pienso que las ideologías, los
paradigmas o maneras de proceder en ciencia nunca des-
aparecen simplemente fruto de críticas devastadoras. La
gente encuentra otra manera de hacer las cosas quepa-
rece más satisfactoria. En psicología, se pensó que po-
dían tomarse ciertos fenómenos mentales -cosas que
estaban localizadas en la "caja negra"- y desarrollar
métodos ingeniosos para investigarlos experimentalmen-
te. De esta manera se los podía transformar en objetos
científicos. Veamos cómo se hizo esto, por ejemplo, con
las imágenes mentales.
128
Una imagen mental es, sin duda, un clarísimo ejem-
plo de un concepto mental imposible de observar exte-
riormente. Ninguno de nosotros puede asomarse al in-
terior de su cabeza y observar una imagen mental, di-
ciendo lo que es y lo que no es. De manera que no pode-
mos llegar a un acuerdo a través de la observación. Para
los conductistas, las imágenes mentales están claramen-
te en la "caja negra". Ahora veamos cómo un científico
se las ingenia para transformar una imagen mental, por
ejemplo, la imagen de una manzana, en algo real.
Supongamos que sentamos a una persona frente a
una pantalla y le pedimos que presione un botón cada
vez que vea un destello luminoso en la pantalla. Los des-
tellos son tan ligeros que son apenas perceptibles. Me-
dimos cuán efectivo es para detectar los destellos de luz.
Ahora le pedimos a esta persona que forme en su mente
una imagen mental, supongamos, la imagen de una man-
zana, lo más vívidamente que pueda y que mantenga
presente la imagen mientras sigue detectando los deste-
llos de luz. Percibimos que es menos efectivo para de-
tectar la luz cuando está representando una imagen en
su mente que cuando no lo está haciendo. Vayamos un
poco más lejos y comparemos imágenes en las diferen-
tes modalidades sensoriales. Supongamos que mientras
el sujeto está detectando destellos de luz se le instruye
para que construya en su mente la imagen de un sonido:
el silbido de un tren o el ladrido de un perro. Se descu-
bre que la imagen auditiva interfiere menos en la detec-
ción de la señal visual que la imagen visual.
129
sonido fugaz en lugar de un destello de luz. Usted proba-
blemente adivina lo que sucedió. En este caso, las imáge-
nes auditivas interfieren más que la imagen visual. Tene-
mos, pues, ahora un efecto de interferencia específico a la
modalidad; en tanto que estímulo, una imagen mental in-
terfiere en mayor medida sobre la percepción si ambas
son de una misma naturaleza sensorial. De manera que
pueden imaginarse todo el despliegue que hay que armar
si se pretende que las imágenes mentales constituyan ob-
jetos legítimos de estudio científico; éstas afectan el apren-
dizaje, interfieren en la percepción, y tienen incluso una
especificidad modal de interferencia.
130
DALAI LAMA: Pienso que puede haber muchas di-
ferencias entre un individuo y otro dependiendo en
cuán concentrado se está ante una imagen, por ejem-
plo, la de la manzana. La estabilidad de la mente es un
factor crucial; puede que ésta sea tan fuerte en algunas
personas que no percibirán nada del estímulo visual.
Otras, en cambio, verán casi todo. Habrá grandes va-
riaciones, sobre todo si estamos tratando con personas
que practican en alguna medida la meditación. Si di-
cha práctica es inexistente, las similitudes entre un in-
dividuo y otro serán mayores.
Psicología Cognitiva y de
Procesamiento de Información
131
mación". (Es preciso observar aquí que durante todo
ese tiempo, naturalmente, la psiquiatría y el psicoaná-
lisis proseguían sus trabajos, pero éstas son disciplinas
diferentes, separadas de la psicología científica experi-
mental). Es sólo en los últimos quince años que la psi-
cología cognitiva -el procesamiento de la informa-
ción- ha tomado el relevo del conductismo. Las revis-
tas y los edificios han sido rebautizados, se han forma-
do nuevas sociedades, ha sido una especie de revolu-
ción sociológica.
132
y largo plazo. Esta información es utilizada para resol-
ver problemas y para tomar decisiones, resultando final-
mente en un comportamiento que pertenece nuevamente
al mundo exterior. La información circula también en sen-
tido inverso dentro del sistema: es así como, por ejemplo,
el conocimiento y las expectativas de la memoria de largo
plazo influyen sobre la atención y la información que van
a afectar a los sentidos.
La forma de este diagrama es la de un modelo com-
putacional. Ustedes dirán, irónicamente: u¡Estos psicólo-
gos occidentales, cuando finalmente dejan de usar ani-
males para comprender la mente humana, comienzan a
usar computadores!". Pero consideren que para poder
concebir y hablar sobre la mente, todos los psicólogos
deben usar analogías, metáforas e imágenes tomadas de
fenómenos naturales y humanos disponibles en la actua-
lidad. ¿Qué otra cosa podrían hacer? Los griegos usaban
metáforas de sus elaborados sistemas de abastecimiento
de agua; actualmente, nuestro modelo de mente es el com-
putador. El budismo también hace esto -piensen en to-
das sus imágenes agrícolas: "Si uno planta semillas de
arroz, uno obtiene arroz, no avena". Uno puede imagi-
narse un mundo futuro en el que la gente crezca no ha-
biendo jamás visto una planta, pero muy familiarizada
con los computadores. Tal vez tengan que decir, "Si uno
instala un sistema para clasificar mensajes, clasificará
mensajes, no pilotará un avión". Al mismo tiempo, la elec-
ción de la analogía puede influir sobre la psicología. Tal
vez podamos discutir esto más durante la presentación
sobre los computadores y la inteligencia artificial.
Veamos ahora cómo la información del mundo in-
gresa al sistema y es procesada. Como supongo que Su
Santidad querría que sigamos hablando sobre la memo-
ria, me referiré al sistema de memoria. Pero antes de em-
pezar, tenemos que estar absolutamente claros respecto
de la metafísica de este sistema. Es un sistema comple-
tamente dualista. Afuera está el mundo (ver figura 10,
pág. 134), un mundo independiente, estable y no momen-
táneo. Dentro del diagrama hay una persona, la mente,
133
el dispositivo procesador de información, que existe
también de manera independiente, es estable y nomo-
mentáneo. En la mente de cualquier psicólogo, no cabe
la menor duda de que el mundo y el individuo existen
independientemente el uno del otro. No importa cuán
interactiva sea la descripción de su relación, se trata
de una relación entre dos entidades independientes, y
cada una de ellas perdura en el tiempo por derecho
propio. Considerada como un dispositivo procesador
de información, la mente tiene la tarea de obtener in-
formación del mundo exterior, de almacenarla y utili-
zarla. El objetivo del sistema de memoria es represen-
tar (re-presentar) el mundo y almacenarlo dentro de
la mente.
MUNDO ..------------;:::======:::-------------,MUNDO
Atención
registro
(muy Toma de
(conocimiento,
corto corto decisión
plazo
lenguaje,
plazo)
objetivos, etc.)
FIGURA 10
134
niente del mundo, supongamos la letra "a" o una silla,
ingresa a través de los órganos sensoriales, en este caso
el ojo, y luego es almacenada por un período muy breve,
aproximadamente un cuarto de segundo, en su forma
"bruta". ¿Por qué suponen esto los psicólogos? Como
ustedes pueden imaginarlo, se han realizado ingeniosos
experimentos que parecen confirmar la existencia de di-
cho almacenamiento. Supongamos que un sujeto, senta-
do frente a una pantalla, vea desfilar una sucesión de
veinte letras dispuestas en filas de cuatro. Las letras per-
manecen sólo un período muy breve de tiempo, 50
milisegundos. En ese intervalo, el sujeto percibe tan sólo
un destello de letras; luego, se apaga la imagen de las
letras y se le pide al sujeto que señale las letras que vio.
Este sólo puede recordar aproximadamente cuatro.
Ahora, supongamos que hacemos el mismo experi-
mento, excepto que 100 milisegundos después de que se
haya apagado la serie de letras, le damos una indicación
al sujeto respecto de cuál fila tiene que memorizar. Pue-
de ser un color o una flecha parpadeando en la pantalla
apuntando hacia el lugar donde se encontraba esta fila
cuando la serie de letras estaba presente. ¡El sujeto aho-
ra puede reproducir cada una de las letras en la fila que
está indicada! Se pueden realizar más experimentos para
ver durante cuánto tiempo se puede diferir esta indica-
ción y que el sujeto siga siendo capaz de indicar correc-
tamente la fila. Esto varía en alguna medida según los
parámetros físicos del experimento -tales como el bri-
llo de las letras, por ejemplo- pero, en general, se ha
comprobado que la indicación tiene que ser presentada
dentro de un lapso de tiempo que no exceda los 250
milisegundos (un cuarto de segundo) respecto del estí-
mulo para que pueda darse una reproducción completa
y fiel. La lógica del experimento es la siguiente: el mun-
do -en este caso, la serie de letras- ha sido borrado
antes que aparezca la señal, de manera que el sujeto no
podía realmente percibir las letras. Sin embargo, el suje-
to siente como si las hubiera percibido y es muy preciso
al respecto. Por lo tanto, tiene que haber un sistema de
almacenamiento breve, que dura menos de 250 milise-
135
gundos, en el cual la información visual es retenida y en
el cual la atención puede ser dirigida hacia parte de la
información, sistema del cual la información desaparece
tras un breve instante de almacenamiento 2 •
2
Esta presentación fue expuesta en el marco de una discusión durante la cual el
Dalai Lama y los gueshes plantearon muchas preguntas capitales. Hemos
condensado el diálogo para simplificar la lectura. Este prosigue en el capítulo
''Yo, ausencia de yo y conciencia sensorial".
3 Esta observación hace alusión a un comentario de B. Allan Wallace, durante
una discusión anterior, según el cual no existe un término tibetano para designar
la palabra "memoria", en tanto que sistema mecánico de almacenamiento.
136
memoria de largo plazo: memoria de eventos y memoria
en el sentido de todo el conocimiento que una persona
ha adquirido. Por ejemplo, conocer el sentido de la pa-
labra "gato" es parte de nuestro conocimiento adquiri-
do, en tanto que la memoria de haber visto, durante un
experimento, la palabra "gato" en una lista de palabras,
no es más que el recuerdo de un e ven to particular. La
memoria de acontecimientos autobiográficos -por ejem-
plo, que el gato del vecino me rasguñó cuando yo tenía
seis años- puede tener, a la vez, un componente de acon-
tecimiento y de conocimiento. El incidente puede ser re-
cordado como un acontecimiento particular, pero tam-
bién afecta nuestro conocimiento sobre los gatos, advir-
tiéndonos que pueden ser peligrosos.
Gran parte de la experimentación llevada a cabo por
los conductistas y los postconductistas, particularmente
cuando estudiaban el aprendizaje y la memoria huma-
nas, era sobre la memoria de eventos. Existía un debate
muy interesante relacionado con la teoría del olvido. Re-
cuerden que estamos pensando en términos de estructu-
ras de almacenamiento estables e independientes en la
mente, como si se tratara de una bodega o de un banco.
No ha y la menor idea de impermanencia sutil, ni siquie-
ra algo similar a la idea de impermanencia ordinaria. En
esta perspectiva, es más bien el olvido que la memoria
el que requiere explicación. ¿Por qué olvidamos? Ha ha-
bido tres teorías principales respecto del olvido. De
acuerdo a la primera, los elementos almacenados en la
memoria se degradan o desintegran con el tiempo, tal
como sucede con la comida en un refrigerador: al cabo
de un cierto tiempo, ésta se deteriora. Según la segunda,
los elementos son expulsados de la memoria por la lle-
gada de nueva información; es como cuando uno está
poniendo latas en conserva en el refrigerador, pero éste
se encuentra demasiado lleno; para poder poner nuevas
hay que sacar las viejas. Según la tercera, en realidad,
no hay olvido: estos elementos se conservan en la me-
moria permanentemente, pero uno pierde el acceso a ellos.
Las latas en conserva siguen en buen estado en el refrige-
rador, pero no podemos encontrarlas. Pese a varios experi-
137
mentos muy ingeniosos, nunca ha sido posible probar ni
desmentir ninguna de estas tres teorías.
138
constructiva, afirma que el material almacenado en la
memoria está siempre en un proceso de cambio, para
adaptarse a nuestros conocimientos, a nuestras motiva-
ciones y al resto de nuestra memoria.
Ahora viene la memoria de largo plazo que es nues-
tro conocimiento individual -el conjunto de conoci-
mientos adquiridos por un individuo. Muchas veces es
llamada memoria semántica, ya que muchos de los ex-
perimentos básicos realizados apuntan, por una parte,
al conocimiento del significado de las palabras, y, por
otra parte, a los conocimientos adquiridos a través de la
lectura de material significante. La cuestión es saber
cómo este conocimiento está estructurado en la memo-
ria. Gran parte de la investigación se realiza bajo la for-
ma de modelos computacionales que son validados me-
diante la constatación de que éstos efectivamente fun-
cionan en un computador -la exposición del Sr.
Greenleaf seguramente abundará sobre este punto- o
bajo la forma de modelos que simulan computadores
hechos para realizar experimentos sobre seres humanos.
animal piel
atributo
pájaro alas
atributo
canario amarillo
atributo
FIGURAll
139
Finalmente, tenemos un campo de investigación que
concierne específicamente a los diferentes tipos de co-
nocimientos humanos. He aquí un ejemplo del tipo de
teoría y experimentación llevadas a cabo en este campo.
En nuestro conocimiento acerca del significado de los
sustantivos hay relaciones de clases. Por ejemplo, un ca-
nario es un pájaro y un pájaro es un animal. Algunos
atributos de los canarios les son específicos -un cana-
rio es amarillo; otros son compartidos con los demás pá-
jaros -un canario tiene alas; y otros son compartidos con
todos los animales -un canario tiene piel (ver figura 11,
pág. 139). Esto es parte de la lógica de nuestro sistema
de clasificación zoológica y de la lógica de nuestro len-
guaje. La pregunta que se formulan los psicólogos que
investigan la memoria semántica es si acaso el sistema
de memoria para este conocimiento está almacenado y
estructurado del mismo modo -una relación de clases
con sus atributos: "amarillo" almacenado con" canario",
"alas" con "pájaro" y "piel" con "animal". La teoría pos-
tula que la figura 11 corresponde a grandes líneas a la
memoria de los sujetos y que les toma un tiempo real
desplazar su atención dentro de este cuadro estructural.
Si este fuera el caso, le debería tomar más tiempo a una
persona contestar la pregunta: "¿Tiene alas un canario?"
que contestar: "¿Es amarillo un canario?" y más tiempo
aún: "¿Tiene piel un canario?" Para probar esto, los su-
jetos son sentados frente a un computador en el cual apa-
recen afirmaciones de ese tipo. Ellos tienen que presio-
nar una tecla lo más rápido posible para indicar si cada
una de esas afirmaciones es verdadera o falsa (afirma-
ciones verdaderas tales como "una canario tiene alas" y
afirmaciones falsas tales como "un canario tiene pela-
je"). La variable medida es el tiempo de reacción de los
sujetos. Los resultados de este experimento son confor-
mes a lo esperado; mientras más apartados, en términos
lógicos, se encuentren el atributo y el objeto poseedor
de dicho atributo, más tiempo requiere el sujeto para ve-
rificar la validez de la afirmación. Aun cuando la inter-
pretación de este experimento en particular ha sido muy
debatida, es mediante prácticas como ésta que los psicó-
140
logos esperan poder acceder, en alguna medida, a la
manera en que está estructurado y almacenado el cono-
cimiento en la mente. Modelos más elaborados de cono-
cimiento pueden incluir el conocimiento de la gente acer-
ca de su propia sociedad, los planes y las metas que cada
unose propone a sí mismo y todo lo que pueda ser parte
de un modelo de saber humano. La única precaución que
hay que tomar es definir el modelo de manera que pue-
da ser ejecutado en un computador o investigado expe-
rimentalmente.
A modo de conclusión, por el momento, podemos
considerar el sistema de procesamiento de información
como un todo. Ustedes habrán observado que en la figu-
ra 10, las diferentes cajas que hay dentro de la gran caja
están todas relacionadas entre sí mediante flechas. Esto
muestra el reconocimiento, en la psicología del procesa-
miento de la información, de las interrelaciones que hay
entre los diferentes procesos cognitivos. Es así como se
requiere atención para colocar, en primer lugar, la infor-
mación en los órganos sensoriales, y luego para llevar la
información del registro sensorial a la memoria de corto
plazo y de ahí a la memoria de largo plazo. Esta dirección
en el flujo es llamada "bottom-up" [de abajo hacia arriba].
En cambio, los procesos de mayor nivel de la memoria de
largo plazo dirigen la atención e influyen sobre los proce-
sos de más bajo nivel -por ejemplo, se puede mantener
más información en la memoria de corto plazo si el objeto
tiene sentido. Esto indica un flujo de "arriba hacia aba-
jo". Por lo tanto, los dos procesos se llevan a cabo simul-
táneamente. Ambos influyen sobre la toma de decisión
de las personas y, por ende, sobre la acción en el mundo,
la cual, a su vez, influirá sobre la situación de los indivi-
duos y sobre la información que estará disponible para
sus órganos sensoriales 4 •
4
Originalmente, la presentación de la Sra. Rosch concluía con algunas
comparaciones entre budismo y psicología cognitiva. Esa parte sirve de
introducción a la siguiente discusión.
141
YO, AUSENCIA DEL YO Y
CONCIENCIA SENSORIAL
Conversación
143
respecto seguramente no llevarán jamás a tal descubri-
miento. La mayoría de ellas trata la meditación como si
fuera una píldora, un medio para relajarse. La meditación
trascendental1 es normalmente utilizada en esa perspec-
tiva, en la medida en que todos los tipos de meditación
son considerados como equivalentes. Un experimento tí-
pico puede consistir en comparar las mediciones fisioló-
gicas obtenidas en un grupo que ha sido instruido para
hacer meditación trascendental durante veinte minutos,
con las de otro grupo al que se le ha prescrito otro tipo de
medio para relajarse, por ejemplo, escuchar música. Si no
se detecta ninguna diferencia entre los grupos, se conclu-
ye que la meditación es ineficaz. Otro tipo de investiga-
ción intenta simplemente probar que la meditación hace
algo, cualquier cosa. En este caso se trata de demostrar
algo que no puede hacerse normalmente, por ejemplo,
controlar la respiración o bloquear una estimulación sen-
sorial. Ya sea el investigador se vuelve defensor a ultranza
de la meditación, ya sea adopta una actitud condescen-
diente a su respecto, diciendo que los retardados que in-
ventaron esta técnica cayeron por casualidad sobre algo
eficaz. De una manera u otra, la meditación es sacada de
contexto. Un tercer tipo de investigación médica es de
orientación práctica. Se esfuerza en encontrar nuevas vías
para lograr la cura del cuerpo a través de la mente. Por
ejemplo, se instruye a los sujetos para que visualicen cé-
lulas exterminadoras atacando el lugar de la enfermedad.
Todas estas técnicas conservan una parcela de verdad: la
mayoría de las meditaciones comprende una acción paci-
ficadora; algunas, a todas luces, vuelven aptos a los
meditadores para que hagan cosas que sin preparación
no es posible hacer; y la mente influye ciertamente sobre
1
Meditación trascendental es el nombre conferido a un método particular de
meditación enseñado por la escuela espiritual fundada por el gurú indio
Maharishi Mahesh Yogi. Muy popular en los países anglófonos, donde es
también llamada simplemente MT, esta técnica implica, por lo menos en
ciertas fases, la repetición de un breve mantra, o frase verbal. Tanto por su
técnica, como por su finalidad, difiere del tipo de atención vigilante utilizado
por los practicantes budistas.
144
el cuerpo. Pero ninguna de ellas ayudará al psicólogo oc-
cidental a desarrollar una visión auténtica y profunda de
mentes reales. Los psicólogos occidentales necesitan te-
ner acceso a sus propias mentes.
Yo y Ausencia del Yo
2
Una de las enseñanzas fundamentales del Buda es que no hay un yo coherente
o esencial, o ego. Cuando uno busca un yo, decía, lo que uno encuentra en su
lugar es la actividad de los cinco skandas (literalmente, "agregados" o
"montones"): la forma, la sensación, la percepción, la formación conceptual y
la conciencia. Ciertas escuelas budistas, como la prasangika-madhyamíka
defendida por el Dalai Lama, suscriben la idea de un "yo puro" cuya realidad
convencional está fundada sobre la fuerza de la designación conceptual.
145
DALAI LAMA: En lo que concierne a la identifica-
ción del yo o el apego a éste, textos tibetanos como La
Gran Exposición de los Principios, de Shepa, han señalado
su importancia. En el libro de Shepa, se señala, antes de
nada, que hay que identificar al yo, la noción innata que
cada uno posee de éste. Esto sólo puede hacerse desde
la perspectiva de la experiencia de cada uno a nivel emo-
cional.
3
La idea de un yo real eterno, o atman, cercano a Dios es un principio básico
de la mayoría de las formas de hinduismo.
146
posee un yo?», éstos contestarán: «¡Por supuesto!» o: «Es
mi mente», o también: «Es mi alma y mis recuerdos». La
mayoría de las personas creen poseer un yo, aunque no
sean ni católicos ni científicos.
147
tienden a ser chocantes para personas no profesionales.
Incluso los psicólogos muchas veces se sienten desarma-
dos por la visión fragmentada de la persona que brinda
un enfoque de "abajo hacia arriba" y pueden sentirse
tentados de privilegiar los procesos de "arriba hacia aba-
jo". Una manera de integrar al tratamiento de la infor-
mación a la persona como instrumento es agregando una
caja suplementaria a la derecha en el diagrama, del lado
de los procesos superiores, bajo la etiqueta "superviso-
res", con flechas hacia todas las cajas restantes. Otra
manera consiste en hablar del conjunto de la persona y
de sus propiedades emergentes. Poner el acento sobre
un enfoque de "arriba hacia abajo" puede parecer más
sabio y más humano desde varias perspectivas, pero esto
tiende a negar el poder del análisis y a reintroducir la
idea de un yo como algo real.
148
órganos sensoriales y ser guardado en la memoria de
muy corto plazo. Seguidamente, tenemos que reconocer
el oso (para simplificar, dejé de lado otra caja, llamada
"reconocimiento de esquema", que debería encontrarse
a la izquierda, en el nivel inferior del diagrama). El es-
quema tiene que conectarse al conocimiento concerniente
a los osos, que está almacenado en la memoria de largo
plazo, para determinar lo que pueden hacer los osos y
también cómo podemos reaccionar frente a lo que ellos
hacen. Tenemos que tomar una decisión y posteriormente
actuar, escapar. Durante ese proceso, en algún momen-
to, tenemos una conexión con la caja de emociones, que
en este caso llamamos "cognición urgente"; ¡es el mie-
do! Se discute acaloradamente para determinar en qué
momento la emoción entra en el proceso. Según una ve-
nerable teoría, ésta sólo aparece una vez que uno ha ac-
tuado. En ese caso, es una respuesta a aquello que uno
se ve haciendo. De acuerdo a una nueva teoría contro-
vertida, uno siente la emoción incluso antes de haber
reconocido el estímulo. De esta manera, el enfoque de
tratamiento de la información nos dispensa de enfrentar
la noción del yo, si no lo deseamos.
149
sidera el yo como totalmente independiente de los agre-
gados, como un supervisor, sin ninguna relación entre
ellos, la otra identifica el yo con los agregados, atribu-
yéndole a la vez un papel de supervisor: está en medio
de ellos, y, sin embargo, es un poco más importante. To-
memos el ejemplo de los comerciantes: hay un jefe, que
no es diferente de los demás, pero que, al mismo tiem-
po, cumple una función. Entre estos dos tipos, el segun-
do es innato. El primero, que postula el sentido del yo
como supervisor separado de los agregados, es única-
mente adquirido, uno no lo tiene de manera innata. El
segundo, que supone el sentido de supervisor en medio
de los agregados como el jefe entre los comerciantes, pue-
de ser innato. Luego, hay algo más sutil, que es simplemente
la captura de la existencia inherente. Ahí, hay tres niveles.
De la misma manera en que enseñó las Cuatro Nobles
Verdades, fundándose en lo que le importaba a los seres
sensibles, cuando presentó la vacuidad en tanto que natu-
raleza última de los fenómenos, el Buda dividió éstos en
dos categorías: por un lado, la persona, el agente; por otro
lado, la cosa con la que la persona se relaciona, el entorno
o los fenómenos exteriores. No hay sólo dos tipos de cate-
gorías distintas de fenómenos, hay también dos tipos de
concepciones erróneas en cuanto a su naturaleza. Lama-
nera de superar esos dos errores consiste en conseguir la
ausencia del yo 4, que constituye la naturaleza de esos dos
tipos de fenómenos. Por lo tanto, hay dos tipos de ausen-
cia de yo, la ausencia de yo de la persona y la ausencia de
yo de los fenómenos. De manera general, se considera más
fácil realizar la ausencia de yo de la persona que la ausen-
cia de yo de los fenómenos, debido a la larga familiaridad
que tenemos con nuestro propio yo. Cuando uno piensa:
«Me voy a quedar aquí», o: «Voy a ir para allá», cuando
evocamos nuestra mente natural, -es decir, no cargada
con las múltiples teorías aprendidas en psicología y otras
4
La ausencia de yo (o ausencia de ego), aquí, en el sentido budista del
término, puede ser considerada como un caso particular de la vacuidad, a
saber, vacuidad del yo.
150
fuentes-, ¿cómo aparece espontáneamente nuestro yo?
Aparece como el "yo", el propietario. Podemos decir: «Es
mi cuerpo». Sin embargo, sin "yo", no podemos afirmarlo.
En consecuencia, hay un "yo". Cuando uno demuestra afec-
to, cortesía, no es ni por el cuerpo del otro ni por su mente,
sino por un ser humano, por su "yo", ¿no es cierto? ¿Cuál
es susentido innato del "yo"? ¿Concierne el "yo" en usted,
o el "yo" en el otro?
5
Uno de los principios fundamentales del budismo mahayana es la no
dualidad del sujeto y del objeto, de la mente y del mundo.
151
tán en codependencia a cada instante? Se trata simple-
mente de una visión sin representación, que sólo tiene
presentaciones. Después de todo, el mundo fenoménico
que adviene sigue siendo lícito en ambos casos.
La cuestión cardinal, la más importante, para nu-
merosas escuelas del budismo, sigue siendo la realiza-
ción de la esencia misma de la mente. Este principio lle-
va diferentes nombres: más allá de la mente; ausencia
de mente; mente primordial; rostro original; verdadera
naturaleza; aquello que es fabricado sólo por la mente;
gran perfección. De acuerdo a la manera occidental de
ver las cosas, estos temas corresponden al ámbito reli-
gioso, nunca al de la ciencia, y de ninguna manera po-
drían integrarse a algún tipo de psicología.
6
Las kleshas son usualmente tres -el apego de la pasión; la rabia de la
agresión, y la ignorancia -o cinco: rabia, orgullo, pasión, envidia, ignorancia.
A veces, se agrega un sexto elemento a este grupo.
152
mentales, o desequilibradas por el uso de drogas, pue-
den recobrar un mejor equilibrio gracias a una iniciación
en las concepciones y prácticas budistas.
En lo que toca la investigación sobre la naturaleza
de la mente propiamente tal, probablemente no existe
explicación más vasta que la de los budistas. Sin embar-
go, las descripciones de la mente, de la cognición, etc.,
que se hallan en los textos budistas no parten del mismo
punto de vista que los experimentos que ustedes han
hecho en su calidad de psicólogos. De manera que tene-
mos mucho que aprender de ustedes. Sería igualmente
provechoso tratar de comparar los resultados de sus ex-
perimentos con las concepciones budistas.
Ahora bien, desde el punto de vista de un psicólogo
occidental, ¿cómo probaría usted la presencia de algo
llamado "conciencia", que es el instrumento del conoci-
miento?
153
nica adecuada para identificar la mente consiste en ale-
jarla de toda focalización sobre objetos exteriores. Lo que
queda, es la mente. Si utilizamos la atención, esto nos
permite evitar tener la mente distraída por objetos exte-
riores. Podemos entonces meditar sobre ella. Al comien-
zo, puede resultar difícil, pero más tarde, cuando vemos
que nuestra mente está nuevamente distraída, esto
refuerza la atención, y si nos distraemos nuevamente,
nuestra atención se refuerza a la par. Al cabo de un cier-
to tiempo, experimentaremos la claridad y la lucidez, un
sentimiento semejante al que nos produciría el agua
pura, de tal manera que, si nos encontramos con un ob-
jeto, la claridad emerge bajo el aspecto de ese objeto. En
lo que concierne a ese aprendizaje específico, lo más im-
portante es el tiempo. Poco a poco, resulta de este en-
trenamiento una experiencia cada vez más clara. Es me-
diante ese proceso que se percibe la naturaleza de la
mente.
154
do acordarme de cuando era pequeño. » En otras pala-
bras, recurren a una noción de memoria y de continui-
dad por la memoria. Pero, al mismo tiempo, parece siem-
pre haber un grado de insatisfacción en esas respuestas,
que pretenden que la aparente continuidad de la memo-
ria es la causa de la aparente continuidad de este "yo
puro".
Puedo decir: «Estoy aquí», pero en Occidente, el
sentido común estima que lo que constituye la solidez
del yo -o su realidad-, es que yo pueda referirme a él
en términos de tiempo, de años. Puedo no solamente
decir que soy Francisco, sino también que estuve aquí
ayer, y así sucesivamente. De una cierta manera, duran-
te cuarenta y un años he tenido el mismo yo. Normal-
mente, cuando la gente escucha la enseñanza budista
sobre la ausencia del yo, se pregunta: «¿Cómo es posi-
ble? Si no hay un yo, ¿cómo explicar el hecho de que haya
continuidad?» Sería interesante saber si usted ve esta
continuidad únicamente en el sentido de memoria
episódica, memoria de a con tecimien tos?
155
gundos más tarde, no tenga un yo propio llamado
Thubten Jinpa? En Occidente, uno tendería a pensar que
esto debe a la acumulación de memoria, y que es en fun-
ción de ese almacena mi en to de secuencias ca u sales al-
macenadas en alguna aparte del cerebro que puedo iden-
tificar un yo. ¿Cuál sería la explicación equivalente en
la filosofía budista?
156
tífico, etc.? ¿Quién sería? Cuando Su Santidad decía:
«Yo soy monje, yo soy tibetano», etc., ¿quién hablaba?
¿Quién es?
157
ría y se aplica a esta noción innata del yo que hemos
designado, no en función de instancias particulares, sino
de las continuidades: el "yo" de hoy, el "yo" de antes y
el "yo" de la próxima vida.
7
Hayward cuestiona la validez del yo puro a la manera budista. La doctrina
budista de la ausencia de ego excluye definitivamente la existencia de
cualquier tipo de alma.
158
HAYWARD: Por lo tanto, no es el mismo yo.
8
Las cuestiones concernientes a la relación entre mente y cerebro, así como
los niveles sutiles de la mente, serán abordados más adelante en "Conciencia
ordinaria y conciencia sutil" (pág. 189).
159
El Sentido de la Conciencia
160
De ahí la conclusión que el almacenamiento de la me-
moria es más bien central (mental) que periférico (sen-
sorial). (Discusión entre los tibetanos).
161
de recordar cuando se nos pregunta. ¿Pero vuelve más
tarde la memoria?
162
cuando es sometido a esta luz tan fuerte, una especie de
sorpresa? ¿El enmascaramiento sólo dura un lapso muy
breve de tiempo?
163
ROSCH: No.
164
INTELIGENCIA ARTIFICIAL
N ewcomb Greenleaf
165
te índole. Tal vez por ello sea particularmente pertinen-
te hablar aquí de computadores, puesto que estamos
hablando de la mente. ¡Lo es, porque uno de los mayo-
res esfuerzos de los investigadores en informática con-
siste en hacer que los computadores sean más inteligen-
tes que nosotros! Hace veinticinco años, muchos inves-
tigadores señalaron, muy seguros de sí mismos, que, en
cuestión de unos pocos años, los computadores supera-
rían a los seres humanos. Pero esto aún no ha sucedido.
Nadie sabe si esto efectivamente sucederá y cuándo, pero
cada cual tiene una opinión al respecto.
¿Qué es un Computador?
166
han desarrollado programas extremadamente eficientes
de los que hablaré más adelante, por ejemplo, para ayu-
dar a los médicos a realizar diagnósticos o para que los
abogados hagan investigación legal. Los computadores
también controlan el vuelo de los aviones y muchas plan-
tas industriales. Aun cuando esto trae importantes be-
neficios, también conlleva grandes riesgos y han ocurri-
do situaciones muy críticas. Los computadores se han
visto implicados en algunos accidentes industriales de
grandes proporciones. Pero no tenemos que echarle la
culpa a la máquina. Es más bien responsabilidad de las
personas que creyeron que podía confiarse en el compu-
tador, que programaron la máquina de tal manera que
ésta podía manejar cualquier situación que surgiera.
Supongamos que un programa computacional le ayuda
a un médico a decidir cuál es el tratamiento que un pa-
ciente debe seguir y luego este último fallece. ¿Quién es
responsable, el médico o el programador?
Un ejemplo flagrante es lo que ocurrió el 13 de oc-
tubre de 1987, cuando la Bolsa de Nueva York se de-
rrumbó estrepitosamente. ¿Por qué sucedió eso? En
gran medida porque muchas personas poseedoras de
grandes fortunas estaban valiéndose de programas
computacionales para decidir qué comprar y qué ven-
der. De pronto sucedió algo que hizo que el programa
de cada persona instruyera: "Venda". Todo el mundo
vendió y el mercado bursátil se vino abajo. En este caso
la causa fue la codicia: ¡pensaron que sus computadores
los harían más ricos!
Hay siempre dos aspectos que deben ser considera-
dos en un computador. Por un lado está el "hardware",
que es el objeto físico, no tanto la caja, sino lo que hay
dentro de ella. Y luego está lo que llamamos el "soft-
ware", o patrones de activación dentro del computador.
El software, a su vez, consta de dos partes: por un lado,
los programas, que son los paquetes de instrucciones que
indican lo que hay que hacer. Controlan la acción del
computador. Por otro lado, tenemos los datos, o infor-
mación ingresados al computador.
167
Las unidades de hardware con las que interactúa el usua-
rio son el dispositivo de ingreso, que, en el caso del compu-
tador del doctor Livingston que tenemos aquí, es el teclado,
y el dispositivo de salida, en este caso, la pantalla. Dentro de
la caja, las unidades más importantes son las células de me-
moria, donde se almacenan los programas y los datos. A esto
llamamos UPC, que corresponde a "unidad de procesamien-
to central". Ahí es donde ocurre la acción, donde se llevan a
cabo los cálculos y las comparaciones, donde se ejecutan efec-
tivamente los programas. Pero si uno mira dentro de las ca-
jas, no ve ninguna acción, puesto que ésta ocurre a un nivel
microscópico, dentro de unas "pastillas" que contienen va-
rias decenas de miles de transistores.
Si el computador es un robot, el resultado de la opera-
ción computacional o output [salida] puede ser, por ejem-
plo, un movimiento, y el input [ingreso] puede ser una cá-
mara de video o el tacto del robot. De manera que vemos
aquí una analogía muy cercana a lo que el Sr. Varela descri-
bió como los elementos fundamentales del cerebro. La su-
perficie sensorial del computador es el teclado (o dispositi-
vo de ingreso) y la superficie motriz (que, en este caso, real-
mente no se mueve) es la pantalla (u otro tipo de salida),
mediante los cuales el computador se comunica con noso-
tros, entregándonos sus resultados.
Hay básicamente dos diferentes tipos de programas. Al-
gunos pueden ser programas de funciones específicas, como
el procesador de textos que el profesor Livingston tiene en su
computador. Con este programa, su computador se transfor-
ma en un secretario ideal. Toma dictados, escribe cartas. Al-
guien tiene que digitar en el teclado, pero es el computador
quien crea la información que irá en su carta, y que le permi-
te editarla como le plazca, para modificarla, y que hace que
su carta o su libro diga exactamente lo que él quiere. Es un
excelente servidor, tan útil que se lo trajo desde San Diego
hasta Dharmsala. Pero éste es un programa de funciones es-
pecíficas. Sólo actúa como secretario. No realiza cálculos ma-
temáticos, ya que sólo tiene una calculadora limitada. No se
le puede pedir que haga cualquier cosa. Es básicamente un
procesador de textos con alguna funcionalidad adicional.
168
También tiene una ranura que permite conectarlo a
un teléfono para que envíe sus cartas o un libro a una es-
tación remota donde cualquier cosa recibida puede ser
impresa. O puede conectarse directamente a una impre-
sora de modo que su dispositivo de salida no sea exclusi-
vamente la pantalla. En cualquier caso, él está utilizando
un programa de funciones específicas para preparar do-
cumentos. Existe una amplia gama de programas especí-
ficos. Todas las empresas en Estados Unidos tienen pro-
gramas de contabilidad. Los arquitectos ahora suelen uti-
lizar computadores para diseñar edificios.
Adicionalmente a estos programas, existen los llama-
dos programas universales, una idea que se remonta a
Alan Turing, pionero en inteligencia artificial y desarro-
llo computacional, en 1935. Los programas universales son
generalmente llamados lenguajes de programación. Estos
permiten a las personas usar el computador para escribir
cualquier tipo de programa, de modo que el computador
después lo ejecute. Un lenguaje de programación es un
programa que ejecuta otro programa. Permite escribir
cualquier programa especial que uno pueda imaginar. Por
cierto, uno no puede decir simplemente: "Me imagino un
programa que va a ser infinitamente inteligente o que va
a ser una persona iluminada". Hay que imaginárselo todo
a nivel del detalle más ínfimo. Hay que pensar en fórmu-
las del estilo: en este caso, haga esto o aquello ; en este
otro caso, haga aquello.
Existen muchos "programas de programación". En-
tre los más conocidos figuran Fortran, Lisp, Basic, Pascal,
pero hay literalmente miles de ellos que han sido inven-
tados por los desarrolladores. El disco utilizado por el
Dr. Livingston en su computador dispone de un
procesador de textos. Si hubiera traído un disco que con-
tuviera Lisp o Pascal, podríamos habernos sentado a es-
cribir el programa que quisiéramos en su máquina y lue-
go haberlo ejecutado. Las únicas limitaciones serían la
capacidad de la máquina, la cantidad de memoria y la
cantidad de tiempo que estemos dispuestos a esperar
para el resultado.
169
Dentro de la caja hay básicamente dos tipos de cosas. Es-
tán las placas de memoria, que almacenan tanto los progra-
mas como los datos. Si uno está usando el procesador de tex-
tos, entonces la memoria contiene, a la vez, el programa de
procesamiento de textos y aquello que uno haya escrito, am-
bos en la misma área de memoria. Luego está la UPC -la
unidad de procesamiento central-, que ejecuta toda la ac-
ción. Extrae cosas de la memoria y las vuelve a colocar en
ella. Recibe información a través del teclado y lo transforma
en información para la pantalla. Realiza cálculos aritméticos
y compara cosas. También ejecuta el programa, es decir, va al
programa almacenado en la memoria y extrae el paso siguien-
te y lo ejecuta, luego extrae el paso siguiente y lo ejecuta, y
así sucesivamente. ¡Hay sólo una UPC, de modo que vemos
inmediatamente que este computador es completamente di-
ferente del cerebro humano! El cerebro humano tiene miles
de millones de neuronas y éstas están trabajando todas al
mismo tiempo. Aquí tenemos una unidad de procesamiento
central. A cada instante está sucediendo algo sólo en un lu-
gar, de manera que todo el proceso computacional se desa-
rrolla de a un paso a la vez. Para programas muy complica-
dos, esto se traduce en cuellos de botella. Al tener que ejecu-
tarse tantos pasos, la ejecución puede volverse muy lenta, aun
cuando la máquina sea increíblemente rápida. Esta hace va-
rios millones de pequeñas operaciones por segundo, pero se
requieren muchas operaciones para algo tan sencillo como
sumar dos números. Si uno está trabajando con problemas
sumamente complicados, surgen las dificultades, porque las
cosas sólo están sucediendo en un lugar a la vez.
Hoy en día, en la ciencia de la informática se está inves-
tigando mucho sobre un fenómeno llamado procesamiento
paralelo, que implica varias UPCs. Cada una puede tener
su propia historia, o todas las unidades pueden utilizar una
memoria común. Se discute mucho para determinar cuál es
la arquitectura computacional más apropiada. ¿Cómo de-
berían conectarse entre sí las múltiples UPCs? ¿Cómo debe-
rían cada uno o la totalidad de los elementos conectarse con
los diferentes elementos del computador? Son preguntas
extremadamente complejas y difíciles, que constituyen ac-
tualmente una de las mayores áreas de investigación. Hoy
170
en día se están desarrollando máquinas paralelas y se está
aprendiendo a programarlas. La idea, en este caso, es que
cada una de las UPCs, tal vez cincuenta mil en total, esté
ocupada la mayor parte del tiempo, de manera que se pro-
duzca un enorme incremento en el poder de la máquina.
Pero esto sólo se ha podido comprobar en algunos tipos de
cálculos muy especializados.
Programas
solicitud de desayuno ~
~
.---/ ~-----
encargado de
la sartén
naranja
2 huevos
FIGURA 12
171
/1
Veamos ahora el mismo programa en una versión de
arriba hacia abajo". En el enfoque "de arriba hacia aba-
jo", se comienza con la acción global. Queremos servir
desayuno. Detrás de esto, hay la noción de un servidor.
¿Qué hace el servidor? Pues bien, éste llama al enfriador
y al freidor. El primero no puede hacer nada hasta que
se haya exprimido el jugo; el segundo no puede hacer
nada hasta que tenga la sartén y los huevos. Es por ello
que el enfriador llama obligatoriamente al preparador
de jugos y el freidor al ayudante de cocina que va a traer
la sartén y partir los huevos. Ahora bien, la sartén no es
más que una sartén, no contiene un proceso, por lo tan-
to, no hay nada más que hacer en este sector. Una vez
que tenemos los huevos, el preparador de jugos y el ayu-
dante de cocina pueden realizar su tarea. ¡Ahora el ser-
vidor puede realizar su trabajo y nosotros finalmente
podemos servirnos desayuno! Ese es, en suma, el enfo-
que "de arriba hacia abajo".
Este enfoque ''de arriba hacia abajo" es una estrate-
gia general de programación, pero también nos da un
indicio acerca de lo que es la estrategia básica para crear
inteligencia artificial. Cuando se tiene una complicada
tarea como servir desayuno, se divide esa tarea en pe-
queñas acciones simples. Se tiene un agente que realiza
cada una de esas acciones. Así es como muchos investi-
gadores en informática conciben la mente, y algo simi-
lar escuchamos ayer en boca de la Sra. Rosch, cuando
señalaba que dentro de nuestra mente presumiblemente
tenemos miles de agentes que se relacionan entre sí de
diversas maneras. Un término que ha sido usado para
este efecto es el de "sociedad de la mente". Todos los
agentes dentro de nuestra mente están relacionados en-
tre sí, generando demandas y órdenes, etc., y todo fun-
ciona inmediatamente. El resultado es la mente.
Es el programa del cerebro en cierto sentido. Algu-
nas personas sostienen que ésta no es una sociedad de la
mente, sino una burocracia de la mente, porque estos
agentes sólo hacen una cosa. Si se les pide que hagan
otra cosa, contestarán: «¡No es mi trabajo!»
172
¿Qué es la Inteligencia?
173
na desde una cámara de televisión e intentar extraer cier-
to sentido de ella. Y si el computador efectivamente lo
logra, es a costa de mucho tiempo. Esta es un área de
investigación muy activa, pero la visión por computa-
dor se encuentra aún a un nivel muy embrionario. ¡Para
ver el mundo es preciso comprender el mundo, y hay
tanto que comprender!
Tomemos el caso de la comprensión de historias.
¿Cómo es que un niño comprende una historia? U na his-
toria sencilla de un perro y un niño y una niña. Uno se
11
la lee al niño y después le hace unas preguntas. ¿Qué
sucedió?" ¿Por qué la niña y el perro hicieron esto o
11
174
O puede que el robot tenga un micrófono que capte
sonidos. Captar y comprender el habla es otra cosa que
los computadores aún hacen muy mal. Este-computa-
dor-puede-comprenderme-si-le-hablo-así. Si yo
le hablo normalmente, ligando las palabras entre sí, el
computador no tiene la menor idea de lo que estoy di-
ciendo. No puede captar dónde termina una palabra y
dónde comienza la siguiente.
Lo que ha sucedido aquí es una revolución total en
cuanto a nuestra noción de inteligencia. Ahora, cuando
nos preguntamos qué es la inteligencia, pensamos en la
inteligencia de un niño. Esa es la clave de la inteligen-
cia. ¡Si tan sólo pudiéramos hacer que un computador
fuera tan inteligente como un niño de cinco años, sería
un logro importantísimo! De manera que la palabra in-
teligencia ha adquirido un significado totalmente con-
trario del que solía tener.
175
sistema con millones de reglas, ¡y entonces éste nos dirá
cómo volvernos iluminados! Tal vez no sea el mejor ejem-
plo, pero así es efectivamente como funciona para los
médicos, abogados, etc.
Un tercer enfoque utiliza el concepto de sociedad de
la mente, calcado del funcionamiento de la mente, tal
como lo describió la Sra. Rosch. Se utiliza la imagen de
la gran caja, dentro de la cual hay cajas más pequeñas,
que contienen, a su vez, cajas aun más pequeñas. Cada
una de éstas tiene su función específica. Al igual que en
el ejemplo del desayuno, tenemos el servidor, el encar-
gado del hielo, el encargado de la sartén, etc., pero, na-
turalmente, la mente es muchísimo más compleja que
eso. Tiene miles de millares de agentes relacionados en-
tre sí. De modo que elaboramos un programa que com-
prende todos estos agentes como pequeños programas
internos. Cada agente por sí solo es bastante limitado,
pero si todos esos agentes interactúan correctamente,
existe la esperanza -y realmente, hasta el momento, no
es más que una esperanza- de que lo que resulte sea
inteligencia.
Finalmente, el cuarto enfoque consiste en decir:
"Quién sabe lo que hay dentro de la mente, pero obser-
vándola, tenemos algunas nociones concretas al respec-
to. Podemos ver las neuronas; podemos ver cómo están
conectadas. Tal vez podamos fabricar una máquina inte-
ligente imitando el cerebro."
Aun cuando las cuatro estrategias básicas respecto
de la inteligencia artificial parecen a veces oponerse en-
tre sí, generalmente una persona que trabaja en un labo-
ratorio de inteligencia artificial no se limita a una sola
estrategia, sino que usa la que le parezca funcionar me-
jor en una situación particular. Un programa específico
puede combinar elementos de búsqueda exhaustiva, de
sistema experto, de imitación de la mente y de imitación
del cerebro. Generalmente, cualquier cosa que funcione
se considera válida, aun cuando existan diferentes ten-
dencias.
176
Un Juego de Ajedrez
FIGURA 13
177
Ahora bien, para poder jugar bien ajedrez, hay que
poder prever las jugadas con mucha anticipación. No
basta con anticipar dos o tres movidas. Hay que antici-
par diez, tal vez quince. Desafortunadamente, mientras
más pretendemos anticiparnos, más crece el número de
alternativas de una manera que llamamos "exponencial".
Esto significa que si tenemos treinta cajas en un nivel
dado, en el siguiente habrá treinta cajas provenientes de
cada una de las treinta cajas, lo que equivale a treinta
veces treinta. En el nivel siguiente, esto se transformará
en treinta veces treinta veces treinta. Diez niveles más
abajo, la cifra se habrá elevado a la potencia diez. Se tra-
ta de una cifra enormemente elevada. Incluso un com-
putador extraordinariamente rápido no será capaz de
analizar todas estas posibilidades. Las cantidades que
crecen de manera exponencial son intrínsecamente
inmanejables.
A propósito, cabe mencionar que la idea de "explo-
sión" exponencial es realmente muy antigua. Existe una
historia muy antigua referida a un tablero de ajedrez y a
unos granos de arroz. Se coloca un grano de arroz en la
primera casilla, dos en la segunda, y cuatro en la siguien-
te, duplicando cada vez el número de granos de arroz.
¡Finalmente, en la última casilla se debe colocar 2 63 gra-
nos de arroz, es decir 9.223.372.036.854.775.808 granos!
La estrategia de "fuerza bruta" para jugar al ajedrez
consiste en estudiar todas las posibilidades a muchos
niveles diferentes. Puesto que esta estrategia está expues-
ta a una explosión exponencial, es necesario "podar el
árbol". El programa tiene que decidir cuáles son las po-
siciones cuya exploración no merece la pena llevar a
cabo. Esto significa que el programa tiene que ser capaz
de evaluar posiciones para determinar si son promi-
sorias. Si se podan suficientes ramas, la máquina podrá
anticipar varias jugadas y, por ende, jugar bien. Hoy en
día, al menos en Estados Unidos, puedo entrar en una
tienda y comprar, por aproximadamente cinco dólares,
una pequeña máquina que me ganará prácticamente to-
das las veces. Es cierto que no soy un muy buen jugador
de ajedrez.
178
Aun cuando los programas de ajedrez actuales son
muy buenos, no han logrado superar a los mejores juga-
dores humanos. ¡Se ha especulado que el motivo de esto
es que, en gran parte debido a la existencia de estos pro-
gramas, los jugadores humanos han mejorado! Estos usan
la máquina para analizar posiciones y para comprender
cosas que no captaban antes. Sea como sea, por algún
motivo, aún tenemos pendiente el desafío de desarro-
llar un programa que pueda ganarle al campeón del
mundo, aun cuando, hoy por hoy, éste ya pueda ganarle
al 99,9 por ciento de los jugadores en el mundo.
El Sistema Experto
179
dolor aquí en la cadera". Entonces el programa hace pre-
guntas tales como: "¿Siente usted a veces quemazón?"
No sé realmente cuáles serían las preguntas apropiadas
en esa situación. Pero un ingeniero del conocimiento ha
trabajado con un acupunturista, y este programa indica-
rá dónde insertar las agujas. No sé mucho de acupuntura,
pero este programa funciona lo suficientemente bien
como para que se sientan orgullosos de exhibirlo.
Frecuentemente, se entrevista a muchos expertos y
cuando la gente habla de las ventajas de los sistemas ex-
pertos, se subraya este hecho como causa del alto rendi-
miento. La idea es que si uno entrevista a muchos exper-
tos, uno adquirirá todo su conocimiento y el programa ge-
nerado será aun más poderoso, ya que tendrá más conoci-
miento del que podría tener cualquier individuo por sepa-
rado. Naturalmente, uno de los problemas es que los ex-
pertos no siempre están de acuerdo. Entonces, ¿qué hacer?
Otra cosa que puede suceder es que la información
sea ingresada directamente desde algún tipo de aparato
sensorial; por ejemplo, en un programa de diagnóstico, la
información puede ser ingresada sin que el médico tenga
que proporcionar esta información. Se puede tener un
aparato que tome el pulso, que sienta los latidos del cora-
zón, que mida la actividad eléctrica del cerebro. Esta in-
formación puede ser directamente alimentada al compu-
tador y analizada allí, en vez de tener al médico como
intermediario examinando la información del test y lue-
go ingresándola. De esta manera, una gran cantidad de
información puede ingresar al computador porque pro-
viene directamente del dispositivo de monitoreo del pa-
ciente. Ahí hay un enorme potencial y mucha investiga-
ción en curso. A nivel global, estos sistemas aún no son
muy utilizados. Normalmente, un médico en Estados
Unidos no consulta sistemas expertos. ¡Se ha descubierto
que los médicos odian escribir a máquina!
180
y la experiencia de varios médicos. La primera es clara-
mente útil. En lo que respecta al segundo, realmente no
sabemos si es tan bueno como un médico o mejor. ¿Tal vez
usted podría comentarnos sobre el éxito que han tenido los
proyectos de inteligencia artificial en lo que concierne al
manejo de datos más convencionales?
La Sociedad de la Mente
181
que haya un número considerable de lo que se denomi-
na generalmente "agentes". Estos no son sino pequeños
programas sencillos conectados a muchos otros progra-
mas similares. El programa de desayuno que vimos pre-
viamente es un buen ejemplo, a un nivel muy sencillo.
Ahí hay un montón de agentes; el servidor, el encargado
de enfriar el jugo, el encargado de freír los huevos, la
sartén, la naranja y los huevos, etc. Cada uno de ellos
tiene su función, muy limitada y sencilla; cada uno está
conectado a los restantes de una manera muy específica.
La idea subyacente en el enfoque de la sociedad de la
mente es que la mente entera opera de este modo.
Ayer se planteó la pregunta de si acaso existía el yo,
si acaso existe una especie de agente, "yo", que sea el
jefe de todo el tinglado. Hay cierto debate sobre este
punt,o en el mundo de la computación. Algunas perso-
nas se imaginan un gran jefe al mando de todo, pero en
general, me atrevería a decir que la mayoría de la gente
que investiga sobre inteligencia artificial a partir del en-
foque de la sociedad de la mente, piensa que no hay un
"cuartel general", que no hay un gran jefe, un agente al
que pudiéramos llamar "yo". Tal vez yo soy la totalidad
de los agentes, pero ninguno dirige la función. Esta sim-
plemente prosigue por sí sola. Cuando se prepara desa-
yuno, puede que el servidor esté a cargo de la opera-
ción, pero luego, para otra tarea, tal vez ésta sea asumi-
da por otro agente. A veces los agentes cooperan, a ve-
ces compiten entre sí. A veces están en litigio, y habrá
otro agente que arbitrará el conflicto y así sucesivamen-
te. De manera que tenemos una amplia red de agentes.
Esta concepción parece asumir una cierta forma de au-
sencia de un yo.
Hasta el momento no sé de ningún programa de in-
teligencia artificial de tipo "sociedad de la mente" que
haya tenido especial éxito, pero sé que hay mucha gente
que está investigando a partir de ese enfoque. ¿Podrá
algún día producirse inteligencia? No lo sabemos. Esto
nos lleva a nuestra cuarta estrategia básica para la in-
vestigación sobre inteligencia artificial: imitar el cerebro
en vez de imitar la mente. Los investigadores, en esta
182
área, hablan de redes de procesadores conocidas también
como redes neuronales, las cuales aprenden a partir de
la experiencia. Para ilustrar este punto, déjenme recu-
rrir nuevamente a la situación del desayuno. Imaginé-
monos, por un lado, una red con el servidor y, por el
otro, la naranja, los huevos y la sartén. Si le pedimos de-
sayuno al servidor, ello activará la red. Al comienzo, la
red está configurada por asignaciones algo arbitrarias,
de manera que podría esperarse que el desayuno fuera
un fiasco. Probablemente los huevos caerán al suelo, la
naranja saldrá por la ventana y la sartén le pegará a uno
en la cabeza. Y uno dirá, "No, no, eso está mal hecho,
hay que volver a comenzar". Pero primero uno describe
exactamente lo que debería haber ocurrido y, entonces,
la red ajusta las conexiones entre los diferentes proce-
sadores para optimizar el resultado. Hay varias mane-
ras sistemáticas de hacer esto. En una segunda oportu-
nidad puede que, al menos, la naranja salga exprimida,
aunque el jugo caiga al suelo; puede que un huevo sea
partido y que la sartén salga volando por la ventana. Se
procederá una vez más a describir la acción y la red será
consiguientemente ajustada. Al cabo de cierto tiempo,
la red habrá sufrido importantes modificaciones y si todo
funciona bien, dispondremos finalmente de un desayu-
no aceptable.
Bien, ciertamente éste no es un ejemplo muy realis-
ta. Déjenme darles uno en el cual las redes neuronales
han tenido bastante éxito. Una pregunta muy importan-
te en inteligencia artificial es: ¿Cómo puede el computa-
dor reconocer la letra a"? Si uno hace todas las letras
/1
183
Sin embargo, pese a esta incapacidad inicial, ésta es un
área en la cual las redes neuronales han demostrado te-
ner bastante éxito. En este caso, el ingreso consistiría en
un esquema perceptible mediante una cámara de video;
para la salida, el computador tendría que preguntar :
"¿Es ésta una "a" o una "b" o una "c" o ninguna de las
anteriores?" Es con este tipo de cosas que las redes
neuronales han tenido logros bastante espectaculares,
que las han transformado en el enfoque favorito en ma-
teria de inteligencia artificial. Hoy en día, cuando uno
hojea revistas comerciales, ya no se ven más artículos
sobre sistemas expertos, sino sobre redes neuronales.
184
y del perro, pero una vez que ha leído esa historia, pue-
de leer cualquier otra.
185
VARELA: Básicamente, sí. Todas las máquinas apren-
den tras el mismo número de intentos. Es un tiempo
estándar que depende de la calidad del programa de
aprendizaje.
GREENLEAF: No.
186
¡El problema con este tipo de idea es que los com-
putadores casi nunca funcionan bien la primera vez!
De hecho, "depuración" es una palabra que usamos
con mucha frecuencia. Al momento de escribir un pro-
grama computacional, uno espera que éste realice de-
terminadas cosas, pero cuando lo ejecuta muchas veces,
el resultado dista bastante de lo esperado. Entonces uno
tiene que volver a examinar lo que escribió y rastrear esos
bugs o errores para corregirlos. Tras cierto tiempo, éste se
ejecuta casi siempre sin problema. Cuando uno estima que
ya está suficientemente "depurado", emprende su
comercialización, pero en un programa de cierta enver-
gadura, siempre permanecerán algunos bugs. Si esto es
cierto con algo tan familiar como un procesador de tex-
tos, ¡cómo será en circunstancias en las que tenemos poca
experiencia como la guerra de las galaxias! No hay mane-
ra de "depurar" un programa de esas características. ¡La
única posibilidad que tendríamos sería pidiéndole a los
rusos que disparen una salva de misiles para ver lo que
sucede! De modo que esta confianza ciega en los compu-
tadores es algo completamente fuera de lugar en este caso
y, sin embargo, la gente aún sigue convencida de que se-
remos capaces de fabricar unos computadores tan inteli-
gentes que éstos podrán protegernos.
En nuestras escuelas tenemos graves problemas con
el nivel académico de algunos profesores, en parte por-
que les pagamos poco. Se ha dicho que esto no tiene im-
portancia porque en unos pocos años éstos podrán ser re-
emplazados por computadores, los cuales harán un exce-
lente trabajo de aprendizaje con nuestros niños. Hoy en
día ya no se escucha mucho ese tipo de argumentos, pero
hace quince o veinte años atrás podía leerse constante-
mente todo tipo de comentarios acerca de esas fabulosas
máquinas. Esa fe en que los computadores nos iban a sal-
var entorpeció seriamente nuestros esfuerzos para pro-
curarnos profesores bien capacitados.
En nuestra sociedad está bastante difundida la idea
de que el computador es nuestra salvación y, en términos
generales, ésta es una creencia errónea. El computador
puede ser un excelente servidor, una maravillosa herra-
187
mienta. Cuando lo utilizamos para ayudarnos, está muy
bien, pero cuando pensamos que éste estará en condiciones
de salvarnos, cometemos un terrible error. Es muy peligro-
so confiar excesivamente en una máquina.
188
CONCIENCIA ORDINARIA Y
CONCIENCIA SUTIL
Conversación
189
GREENLEAF: Se han logrado algunas cosas, y he
hablado un poco acerca de los logros, pero en térmi-
nos globales, este campo se ha caracterizado por pre-
dicciones muy optimistas que han terminado demos-
trando ser totalmente erradas. Hace diez o veinte años
atrás la gente predijo que en diez años los computa-
dores serían más inteligentes que nosotrás. Ahora la
gente ha aprendido algo de la experiencia. Ya no ha-
cen esas predicciones tan seguido como antes, al me-
nos en público. (Risas)
190
acuerdo a leyes específicas, y lo único que habría que
hacer es encontrarlas, tras lo cual será posible contar con
máquinas inteligentes.
191
VARELA: ¿Pero es necesario que sea un buen ju-
gador?
192
este programa responda dentro de los límites de la me-
diocridad de su gestador. ¿Pero qué sucede si el compu-
tador propone otras respuestas, en otras palabras, juga-
das a un nivel superior que el programador? Eso me pa-
rece muy interesante y plantea ciertas interrogantes.
193
mediocres. El go es mucho más difícil para el computa-
dor que el ajedrez. Esto se debe en parte al hecho de
que hay muchas más posibilidades en el go, pero tam-
bién a que los esquemas de un jugador experto son mu-
cho más sutiles. En cierto sentido, el go se parece más a
una danza, mientras que el ajedrez puede compararse
con una batalla. Es muy difícil para un computador cap-
tar la esencia de un buen jugador de go.
194
tre. Por ejemplo, si creo saber cómo funciona el movi-
miento, tengo que ser capaz de fabricar una máquina
que se desplace. Es un tipo de argumento diferente; y
la inteligencia artificial es utilizada como medio para
validar lo que se postula a propósito de la mente. A ese
respecto querría hacerle las siguientes preguntas: ¿cuál
sería, según usted, el status de esas máquinas provis-
tas de una discreta capacidad cognitiva? ¿Hay ahí al-
gún tipo de mente, una especie de percepción? ¿Cómo
compararlo, en ese sentido, con una mente humana co-
mún o una mente animal?
195
VARELA: ¿Cómo zanjar la cuestión, Su Santidad?
196
VARELA: Sí, pero, una vez más, lo que importa es el
esquema, no la sustancia.
197
ROSCH: ¿Si un gran yogui estuviera muriéndose
frente al mejor computador existente, podría proyec-
tar su conciencia sutil dentro de éste? 1
El Origen de la Conciencia
1
En la tradición tántrica budista del Tibet, se considera posible que un
practicante consumado transfiera su conciencia en el cuerpo de un
animal que acaba de morir, si el cuerpo permanece realmente intacto.
198
DALA! LAMA: Los budistas no podrían aceptar ese
punto de vista. La causa se divide en dos: la causa prin-
cipal, o sustancial, y la causa cooperante. La materia sólo
puede ser una causa cooperante, jamás la causa princi-
pal o sustancial de la conciencia. Esto está muy ligado a
la cosmología. De acuerdo al punto de vista budista acer-
ca de la evolución, el universo es infinito. En la cosmo-
logía budista, cada sistema de mundos atraviesa dife-
rentes fases. A veces, se destruye; a veces, emerge; a ve-
ces habrá materia ordinaria; a veces, no la habrá; pero,
en realidad, no hay ni comienzo ni fin. Y habrá siempre
una conciencia sutil.
Entonces, ¿qué es un ser sensible? Lo que llamamos
"ser sensible" es una entidad provista de un cuerpo y de
una mente, y lo que entendemos fundamentalmente por
"mente" es la mente extremadamente sutil.
199
del corazón. Ese corazón no debe identificarse con el co-
razón físico, que es normalmente tratado en medicina.
"Corazón" tiene aquí una connotación diferente. A veces
se designa así un lugar central. Es en ese sentido que debe
tomarse aquí. En ese caso, si uno extrae el órgano cora-
zón, no hay ninguna complicación. Si uno identifica lo
que se llama "corazón" en el budismo con el corazón or-
gánico, entonces sí, un trasplante plantea un gran proble-
ma. Queda claro, entonces, que prefiero la interpretación
según la cual no le sucede nada realmente profundo al
individuo que padece esta intervención.
200
injerta ese órgano, eso equivale a un trasplante corpo-
ral, ¿verdad? En otras palabras, supongamos que nece-
sitamos un cerebro en buen estado y encontramos uno
en un cuerpo muerto -entiendo por ello un cerebro per-
teneciente a una persona técnicamente muerta, pero cuyo
cerebro está intacto- y lo trasplantamos. Si esto fuera
posible, el cerebro del individuo sería, efectivamente,
continuo. Sería como si ese cerebro tuviera un nuevo
cuerpo 2 •
201
DALA! LAMA: Si uno trasplanta el cerebro de B al cuer-
po de A, el cerebro pertenece ahora a A. Aun cuando el cere-
bro antes no era suyo, tras la operación, decimos que perte-
nece a A, la persona que recibió el trasplante.
Niveles de Conciencia
202
DALAI LAMA: Según la concepción budista, cuan-
do todo este conocimiento está almacenado, lo está bajo
algún tipo de impronta. Sólo cuando estas improntas son
activadas y se traducen en acciones, entra en acción el
cerebro. Por ello, en la medida en que los seres humanos
emplean la conciencia a través del cerebro, se trata de
una actividad mental que es humana, pero la conciencia
misma no lo es.
203
Por ello, podemos decir que la bodega de la concien-
cia, donde se fijan todas las improntas, es la conciencia
muy sutil. Conserva almacenados los recuerdos.
3
La kun zhi (kun gzhi) o alaya vijñana en sánscrito, es la octava conciencia,
o "conciencia de fundación", en el sistema yogachara de ocho conciencias.
Muchos la llaman "conciencia de almacanamiento", porque de acuerdo
a la escuela yogachara, ahí permanecen inscritas huellas de acción kármica
previa, transformándose en semillas de acciones futuras. La séptima
conciencia (sánscrito, manas; tibetano, nyon yid) es la mente nublada que
instiga la subjetividad o autoconciencia. Conlleva un sentido
embrionario de dualidad entre sujeto y objeto. Las seis conciencias
restantes son consideradas como conciencias de los sentidos. Cinco son
las conciencias relacionadas con los cinco sentidos habituales. La sexta
conciencia (sánscrito, mano-vijñana, tibetano, yid) es el aspecto de la
mente que coordina la información de la conciencia de los sentidos para
que, por ejemplo, el perfume, la forma y el color de una manzana estén
todos relacionados con el mismo objeto. Su Santidad el Dalai Lama se
refiere a este sistema en el párrafo siguiente, pero luego explica
variaciones tántricas sobre éste.
204
Este se relaciona a veces con la mente de Luz Clara
muy sutil, pero se trata de un concepto diferente, ya
que el alaya vijñana yogachara establece ocho catego-
rías de mente, mientras que el sistema tántrico conci-
be seis conciencias mentales. Cinco conciencias son
sensoriales y la sexta está incluida en la conciencia
mental. La conciencia sutil está incluida en la sexta
conciencia, pero no es idéntica a ella. Otra diferencia
es que, de acuerdo a los yogacharins, la conciencia de
almacenamiento fundamental es siempre éticamente
neutra.
Es también muy importante saber que el término Luz
Clara, osel ('od gsal) en tibetano, ha sido utilizado en va-
rios contextos diferentes. En los sutras se refiere al va-
cío, la naturaleza última de la mente. En el texto del
Uttaratantra , este término ha sido utilizado para descri-
bir la naturaleza luminosa de la actividad conocedora
de todas las mentes; y en la práctica tántrica, significa la
conciencia muy sutil 4 •
Hay, pues, tres niveles de mente: el ordinario, el
sutil y el muy sutil. El nivel muy sutil es la Luz Cla-
ra. Los niveles sutiles de la mente remiten a lo que
uno experimenta después de la experiencia de la Luz
Clara, al pasar por el proceso de disolución en la
muerte.
¿Cómo hacemos la distinción entre ellos? El ni-
vel ordinario de la mente son las percepciones sen-
soriales. El nivel sutil se refiere a lo que los textos
denominan técnicamente las "ochenta concepciones
indicativas". Esto es difícil de explicar. La primera
categoría designa un aspecto de la experiencia del
proceso de disolución que acontece al momento de
la muerte; también incluye emociones negativas
como el deseo, el odio, etc., a saber, las kleshas. Las
seis kleshas de raíz -las seis distorsiones mentales
4
El Uttaratantra, pese a su nombre, no es un texto tántrico sino un tratado
sobre la naturaleza del Buda, el estado mental despierto que es
considerado la naturaleza básica de los seres conscientes.
205
fundamentales- forman parte de la segunda cate-
goría, la mente sutil. De estas ochenta concepcio-
nes indicativas, treinta y tres indican la naturaleza de
la aparición blanca -un estadio en el proceso de diso-
lución en la muerte- y cuarenta concepciones que in-
dican la naturaleza del incremento rojo, que es el se-
gundo estadio de la disolución. Luego hay siete para el
tercer estadio, denominado la realización mortal, o cua-
si-realización negra. Se la denomina así porque se acer-
ca a la experiencia real de la Luz Clara.
206
ocurre tras la disolución de los elementos físicos -tie-
rra, agua, fuego y aire 5 •
Así, antes de atravesar la primera etapa -la aparición
blanca-los lazos kármicos entre el cuerpo físico y los nive-
les ordinarios de la mente ya han sido cortados. El cuerpo
físico ya no puede funcionar como la base para los niveles
más ordinarios. En términos clínicos, la persona está muer-
ta en el momento en que el aire se disuelve en la conciencia,
justo antes de la aparición blanca. Sin embargo, aun cuando
el lazo kármico entre el cuerpo y la mente se ha roto, el yo
de la persona aún se encuentra en el cuerpo viejo.
El cuerpo puede no descomponerse cuando la persona
está en la Luz Clara. Algunas personas pueden permanecer
en ese estadio durante una semana, o incluso veintidós días.
Esto ya ha sucedido en India. Por ejemplo, al momento de
fallecer Kyabje Ling Rinpoche, mi tutor, esta experiencia
duró trece días. Su cuerpo permaneció muy fresco. Esta con-
ciencia, la conciencia muy sutil, es el yo o la conciencia que
emigra hacia la siguiente vida. En ese momento, la concien-
cia es completamente independiente del cuerpo. Por ende,
puede moverse.
207
Esto demuestra que si uno es capaz de llevar su nivel de
conciencia a un estado sutil, uno puede ligar su vida con
el pasado y el futuro.
Esta explicación se basa en el sistema del yoga tantra
superior y en la experiencia de muchos meditadores. Yo
mismo he conocido a varios. Sin embargo, otros lo ex-
plican a través del sutrayana. De acuerdo a esta versión,
se puede alcanzar, sin la menor práctica tántrica, una
conciencia más elevada, en la cual se pueden experimen-
tar acontecimientos de la vida pasada y tener premoni-
ciones. Esta afirmación se funda en la sexta conciencia
mental de los niveles más ordinarios de la mente. ¿Cómo
es posible? No sabría decirlo claramente.
208
letras en la pantalla. Pero si la persona muere de muerte
natural, su experiencia de la Luz Clara puede ser larga.
Por lo tanto, si el donante de cerebro no está muerto al
momento de la operación, él puede tener la experiencia
de la Luz Clara de la misma manera como ocurre, por
ejemplo, cuando el proceso respiratorio ha recién cesa-
do pero el cuerpo aún no se ha descompuesto. Una cosa
de la que no hay que olvidarse es que la experiencia de
la Luz Clara ocurre en el corazón, no en la cabeza.
6
Según la tradición budista tibetana, existen seis estados intermedios, o bardos,
uno de los cuales se sitúa entre la muerte y el renacimiento. La mente muy sutil
vaga en este bardo, pasando por varias experiencias, dentro del cuerpo de un
bardo que es también sutil. Al no ser sustancial, puede volar, atravesar muros.
209
denomina sutil, comparado al cuerpo ordinario que es el
nuestro actual, pero aun así es un cuerpo. Ese cuerpo es
un ser completo, una forma completa; tiene su propio
habla, su propia forma -todo. Y también pasa por un
proceso de muerte. El momento en que esta mente muy
sutil entra en el cuerpo siguiente es aquel en que los
agregados psíquicos del ser anterior, el ser del bardo,
dejan de ser. La muerte del ser del bardo es simultánea
a la concepción del ser hu mano. También ha y expe-
riencia de Luz Clara en ese instante, una experien-
cia llamada Luz Clara del proceso de inversión. Lue-
go tenemos la mente sutil de la cuasi-realización ne-
gra, luego la extensión roja, luego la aparición blan-
ca. Luego, todo se vuelve cada vez más ordinario,
hasta el nacimiento.
210
DALA! LAMA: Para nosotros, esos fenómenos per-
tenecen tal vez a la tercera categoría, aquella que es muy
oculta. Si no se acepta la teoría de la reencarnación, hay
muchas cosas en el mundo que no se pueden explicar de
manera lógica. Hay que considerarlas simplemente como
diferentes acontecimientos accidentales. Si afirmamos
que las cosas ocurren simplemente porque sí, sin una
causa particular, no hay ningún motivo para que cual-
quier cosa no sea la resultante de la nada.
211
DALA! LAMA: Exactamente.
7
Hay cuatro grandes tradiciones en el budismo tibetano. Por orden de
antigüedad son nyingma, sakya, kagyu y gelug.
212
DESARROLLO DEL CEREBRO HUMANO
Robert B. Livingston
213
Tengo la impresión de que esta evolución ha sido
desnaturalizada en Occidente por la exageración de las
ventajas selectivas de la competitividad y la combativi-
dad. Tanto del lado de la evolución como del desarrollo,
existen elementos que prueban claramente que la mayo-
ría de los organismos, sea cual sea su complejidad, in-
cluidos los organismos unicelulares, no pueden desarro-
llarse, ni menos aun sobrevivir, sin cooperar con otras
formas de vida. Nuestra tendencia ha sido minimizar la
cooperación -como contribución a la evolución- en
beneficio del papel jugado por el conflicto. Tal vez este
último sea más espectacular y golpee en mayor medida
la imaginación.
214
dades de comunicación entre padres e hijos. Es lo que
ha permitido la evolución del lenguaje y la cultura.
¿Y qué decir del conflicto y de la competición en
la evolución? La aparición del lenguaje y de la cultura
permite al niño adaptarse al entorno tanto físico como
social. Esto significa también que los padres pueden
controlar la educación de los niños en pos de la com-
pasión, el conflicto o la cooperación para resolver los
problemas sin perjudicar a los hombres o a los anima-
les. Se trata de una magnífica oportunidad cuyo vasto
potencial aún no hemos percibido. Es por este motivo
que estoy tan contento con este encuentro, porque
pienso que con usted podemos hablar de una educa-
ción y de una adaptabilidad del cerebro infantil que
apunte a poner término a los conflictos y a evitar los
sufrimientos.
Eso es lo que quería decir a propósito de la evolu-
ción. Mañana me referiré a su historia.
Fecundación
1
Figura modelo del budismo mahayana, el bodhisattva se caracteriza por
las seis "virtudes trascendentales": la generosidad, la paciencia, la
disciplina, la perseverancia, la meditación y el conocimiento de la
naturaleza de la realidad.
216
Es útil reflexionar acerca de la información que nos
aporta la evolución sobre la cooperación y reconocer en
qué medida el insistir exageradamente sobre la dimen-
sión competitiva puede deformar nuestras hipótesis. Este
es mi ejemplo favorito: el lupino, una flor salvaje, azul,
común en las praderas alpinas, se encuentra generalmen-
te en lugares donde no crece prácticamente ninguna otra
flor. Fruto de algún prejuicio inconsciente, ciertos botá-
nicos supusieron que la existencia aislada de esta flor se
debía a su comportamiento, similar al de un "lobo soli-
tario"; de ahí su nombre "lupino", ligado a "lobo". Se
sospechó que los lupinos alejaban a las demás plantas,
apropiándose de su alimento. Posteriormente, se descu-
brió que los lupinos han desarrollado una ventaja selec-
tiva, adquiriendo la capacidad de sobrevivir en regio-
nes pobres en minerales. Una vez desaparecidos, los
lupinos dejan tras de sí un residuo de concentrados mi-
nerales que permite a otras plantas, mucho menos adap-
tadas, florecer. La "calumnia" de la que son víctimas los
lupinos es aún más inmerecida puesto que se ha recono-
cido tardíamente que el lobo también es mucho más co-
operador que combativo en relación con su entorno. Este
es un ejemplo de doble prevención injustificada en lo que
concierne al equilibrio existente entre cooperación y con-
flicto en la evolución.
Entre los primates superiores y los primeros hom-
bres, el cerebro duplicó su tamaño y esto sucedió de ma-
nera súbita; por eso se hizo necesario que los bebés na-
cieran prematuramente en relación con los grandes mo-
nos restantes. Si bien no se produjeron cambios conside-
rables en la pelvis femenina -para ajustarse a un desa-
rrollo cerebral prenatal-, en cambio, el parto prematu-
ro se hizo necesario puesto que el cerebro proseguía su
crecimiento tras el nacimiento. Un período importante
de desarrollo postnatal de este órgano implica una pro-
longada infancia, lo que significa una larga interdepen-
dencia entre padres y niños. Al hacerse necesario un lar-
go período de crecimiento del cerebro, para que alcance
su pleno volumen, esto se traduce en tiempo y posibili-
215
En general, las acciones orientadas a este tipo de sa-
tisfacciones, han sido modeladas y organizadas por la
selección natural para asegurar el bienestar y la super-
vivencia de la especie. Ya antes de la fecundación nos
encontramos con estas acciones orientadas, cuando el es-
perma nada en el canal genital materno hacia el óvulo
gigante (aproximadamente mil veces el volumen de una
célula individual de esperma) que ha emergido del folí-
culo y flota melancólicamente hacia el estuario de la
trompa de Falopio. El huevo es relativamente grande
porque tiene que alimentar al embrión durante un cier-
to tiempo hasta que ocurra el establecimiento de la
placenta. Hay muchos espermatozoides y cada uno de
ellos lucha para penetrar el óvulo. Cuando uno de ellos
logra acercarse, entra. La cabeza del espermatozoide con-
tiene todo lo necesario para el acto de la fecundación.
Provenientes de los ovarios y de los testículos, las
células sexuales, óvulo y esperma, contienen cada uno
de ellos veintitrés cromosomas. Estos comprenden los
genes responsables de la herencia. Cada uno de los pa-
dres aporta veintitrés cromosomas que se combinan para
proporcionar cuarenta y seis pares de cromosomas al
óvulo fecundado.
Veamos ahora cuántas combinaciones de genes son
posibles para cada individuo nuevo. Cada célula sexual
recibe la mitad del total de cu aren taiséis cromosomas,
que cada uno de los padres lleva en las células no sexua-
les, así como en cada una de sus células sexuales hasta
la división celular final. Durante esta división, medio
par va a una célula y el otro medio va a otra célula. Por
lo tanto, los veintitrés cromosomas se reparten al azar
y hay 8,39 millones (2 23 ) de huevos diferentes y 8,39 mi-
llones de espermatozoides diferentes. Esto significa que
hay una gama enorme de posibilidades para cada una
de las contribuciones parentales. Durante su vida, la
hembra no producirá más que cuatrocientas de esas se-
lecciones cromosómicas; el macho, varios millares de
múltiples. El proceso de fecundación combina estas dos
loterías para producir un retoño. ¡El hijo será, por lo
tanto, un individuo seleccionado al azar entre
217
70,37 trillones (8,39 millones x 8,39 millones) de posibi-
lidades proporcionadas por sus padres!
218
DALAI LAMA: Entonces, el color de los ojos, la for-
ma de la nariz, etc., ¿están determinados por el código
genético de los cromosomas?
219
También puede deberse al útero materno, a la placenta o
a las endocrinas. Pienso que cada nacimiento es una es-
pecie de milagro, vista la enorme cantidad de posibili-
dades de error.
220
asegurar el crecimiento rápido de los tejidos de su cuer-
po y su cerebro. La subalimentación de la madre le im-
pedirá al niño estar en condiciones de desarrollar plena-
mente su potencial genético, de expresarlo totalmente a
través del desarrollo corporal y cerebral.
Loque importa retener es que dos tercios de los ni-
ños del mundo no desarrollan totalmente su potencial
genético debido a la subalimentación o a diversas enfer-
medades que afectan su crecimiento y sus experiencias.
Es probable que, con diferentes grados, esto sea igual
para todos los niños en virtud de una cierta negligencia
respecto de sus posibilidades o de sus facultades infan-
tiles. Esto significa que la mejor manera para los padres
de asegurar la perennidad de sus propias capacidades y
aptitudes genéticas es cultivando escenarios de intercam-
bio óptimos con ellos. Si en alguna parte del mundo los
niños son pasivos, dependientes y débiles, eso termina-
rá tarde o temprano afectándonos a todos; la historia
mundial nos enseña que de cualquier cultura pueden
emerger seres y talentos excepcionales; sólo es necesa-
rio utilizar esa pequeña oportunidad entre 70,37 trillones
y luego le corresponde a los padres que ésta llegue a flo-
recer plenamente!.
Al momento de nacer, los niños tienen prácticamen-
te todas sus neuronas -más del 90%-, y todas son vita-
les. Estas pueden vivir tanto tiempo como la persona,
pero no se reproducen. Varios millones -tal vez, 2.000
millones- de células nerviosas se desarrollan durante
el primer año de vida, pero luego no hay ningún floreci-
miento de nuevas células nerviosas. Estas células ner-
viosas del primer año son muy interesantes porque son
pequeñas neuronas; de hecho, al comienzo los neuro-
anatomistas pensaban que se trataba de células gliales y
no de neuronas. Estas pequeñas neuronas tienen un com-
portamiento particular, se desarrollan en el cerebro,
están influenciadas por la acción del medioambiente so-
bre el cerebro y establecen conexiones en función de lo
que sucede. Para ellas no hay predestinación: son las
experiencias vividas por el niño las determinantes, lo que
quiere decir que los niños se construyen para sí mismos
221
cerebros que son únicos en la medida en que están fuer-
temente ligados a su experiencia individual. El cerebro
ya es de por sí único, pero los niños lo transforman en
algo aún más único.
Ya mencioné que el cerebro duplicaba su volumen
durante los seis primeros meses y que esto se debía al
aumento de volumen de las células individuales, a los
diferentes cambios que éstas sufrían y a la cantidad de
conexiones que se establecían, así como al enriquecimien-
to de estas últimas en función de la experiencia. Hay,
por lo tanto, nuevas células junto a numerosas células
antiguas que modelan el mundo, creando, de esa mane-
ra, una visión de mundo para el niño. Esto prosigue y,
hacia el cuarto año, el cerebro ha duplicado una vez más
su tamaño.
El período que va desde la concepción hasta el cuarto
año es particularmente importante; durante ese lapso, los
niños pueden aprender cualquier idioma si el entorno
cultural le brinda esa posibilidad. A partir de la adoles-
cencia, ese tipo de aprendizaje se vuelve más difícil. Este
se opera utilizando la lengua materna como herramienta
y durante todo la vida esto será así; siempre llevaremos
la impronta de la primera lengua: la expresión, el tono,
las características. Aparte de la adquisición del lenguaje,
es la época de la creación de una visión global del mun-
do, de una adaptación total al entorno social, físico y bio-
lógico. Al llegar a la adolescencia, nos volvemos relativa-
mente más rígidos. El niño se vuelve más torpe para adap-
tarse a un medio ambiente totalmente diferente y utiliza,
a modo de referencia, el entorno anterior.
Trato de describir muy brevemente la emergencia en
el útero, durante la primera infancia y la adolescencia,
de una combinación que engloba el cerebro, el cuerpo y
el yo, es decir, la personalidad. El recién nacido, por
ejemplo, comienza a hacer la diferencia entre él y el en-
torno, a diferenciarse de su madre, a percibirse como
cuerpo dotado de partes móviles, etc. El bebé en el útero
y el recién nacido tienen un nivel metabólico muy eleva-
do. Esto corresponde a la cantidad de trabajo llevada a
cabo por el cerebro, que es un sistema orgánico de nive-
222
les metabólicos muy importantes. En el adulto, este ni-
vel es diez veces superior al de cualquier otro tejido del
cuerpo en reposo. De hecho, el cerebro quema diez ve-
ces más oxígeno y produce diez veces más dióxido de
carbono que el resto del cuerpo. Incluso en el caso de los
atletas que entrenan al máximo, sus posibilidades alcan-
zan apenas dieciséis veces la tasa metabólica media, y
esto sólo durante un lapso limitado -dos horas, tal vez,
durante una maratón. Esto significa que el cerebro, du-
rante toda la vida, en estado de vigilia o durante el sue-
ño, realiza un esfuerzo enorme; es un tejido extremada-
mente ocupado.
Otra cosa interesante de observar: en la adolescen-
cia, por razones que no conocemos ni comprendemos, el
nivel de metabolismo del cerebro alcanza el del adulto,
es decir, la mitad del nivel en vigor in utero y durante la
infancia. Durante la trayectoria que va desde el huevo
fecundado hasta la adolescencia, seguramente sucede
algo muy importante, y nosotros debiéramos prestarle
mayor atención.
223
está destinado a formar una parte de la placenta-,
comienza a extenderse. Ahora, en virtud de su expansión
multiplicadora, las divisiones celulares son muy nume-
rosas y pierden su sincronía. A medida que las células se
suman, forman una superficie plana, en cuyas profundi-
dades pueden verse primero dos, luego tres, capas
germinales.
224
B. ALLAN WALLACE (intérprete): Esto volverá en
una discusión posterior, estoy seguro, pero Su Santidad
recuerda que, de acuerdo a la medicina búdica, al momen-
to de la concepción, los huesos, la médula y el esperma
provienen del lado macho, del constituyente masculino,
mientras que la sangre, la carne y la piel provienen del
constituyente femenino. Sería interesante comparar estos
datos con la anatomía occidental del desarrollo.
226
formada bajo la influencia del notocordio, comienza rá-
pidamente a elaborar un "surco neural". Los dos bordes
de esta canaleta se expresan cada vez más y, al igual que
dos olas, se acercan, se juntan y se encajan como un cie-
rre para formar un tubo neural (ver figura 15). Las tres
capas están siempre presentes entre las paredes del tubo
neural. La más profunda, representada por su mano iz-
quierda, se llama "capa matriz"; está situada al costado
del canal central, relleno de fluido, que corre a lo largo
del tubo neural. Es la capa más vivaz, pues es la fuente
generadora de todas las neuronas, cada una de las cuales,
tras numerosas divisiones celulares genéticamente especi-
ficadas, emigra hacia un lugar determinado en una u otra
de las tres capas.
a) (f)h~~?:ie@b) e)
i
.
capa ·. . ·.· ... ·,. .
neural •· •. , · • · .,· · ,:·. • •• .
(o ···~ :· : ... ;<
'
cavidad · .:
neural
~omitas
~
e) . ·•
.
.
g)
FIGURA 15
227
en colaboración con el sistema de inervación visceral
descrito más arriba, controla el comportamiento expre-
sivo y emocional. Luego viene la capa marginal, repre-
sentada por su mano derecha, la cual proporciona las
neuronas del córtex cerebral y de otros sistemas de alto
nivel, en particular las recientes contribuciones de la
evolución a la organización del cerebro.
228
LIVINGSTON: No sé si es apropiado asignar un lu-
gar para el ingreso de la conciencia en el germen o loca-
lizar su disolución en el momento de la muerte; tal vez
la superficie ectodérmica plana ... Yo pensaría, más bien,
que el lugar está orientado en función de la parte que se
transformará en la cabeza del embrión, pero eso es algo
que aún no ha sido establecido. Mi idea, desde un punto
de vista neurocientífico occidental, es que la conciencia
es una cualidad emergente que depende de la existencia
de una aglomeración suficiente de celulas nerviosas,
apropiadamente conectadas.
Los biólogos occidentales hablan de destinos
genéticos específicos de las células: por una especie de
arreglo interno, algunas terminan siendo la piel o célu-
las cerebrales, otras, el corazón, los músculos cardio-
vasculares y el esqueleto; otras, las vísceras. Esta deter-
minación sucede bastante pronto, nosotros no sabemos
cómo controlarla. Una vez que la elección se ha llevado
a cabo, los tres grupos se activan en armonía. Cada uno
prosigue su camino, el superior para elaborar un cere-
bro desarrollado y la columna vertebral; el segmento
medio producirá el corazón, el esqueleto y los músculos
y el último segmento producirá las vísceras. Eso se hace
de manera concertada. Hay muchas señales inter-
cambiadas entre los tres tejidos para comunicar en qué
etapa están. Pienso que esto puede ser bastante impor-
tante en lo que concierne a la relación entre las entrañas,
el cerebro y el corazón.
Según mi opinión, a partir de un período compren-
dido entre la vigésimo segunda y la vigésimo sexta se-
mana de gestación, el feto manifiesta signos aparentes
que, por deducción, implican que su sistema nervioso,
aún muy rudimentario, está desarrollando algunos es-
bozos de lo que yo llamaría una conciencia primaria. Si
existe una especie de conciencia sutil anterior a este es-
tadio, es demasiado imperceptible para ser detectada a
través de los procedimientos fisiológicos actuales. Des-
de un punto de vista neurocientífico occidental, no veo
una evidencia apreciable para afirmar que hay una con-
ciencia cualquiera, por rudimentaria que sea, antes de
229
la vigésimo segunda semana de gestación. Esta es una ob-
servación capital, desde un punto de vista ético-médico.
Hacia la sexta semana, aparece el primer movimien-
to, el primer signo de motricidad del embrión. Este mo-
vimiento es puramente muscular, ya que el embrión aún
no tiene un sistema nervioso propiamente tal. Tiene un
esbozo de éste, pero que no está ligado al músculo, por
lo tanto, el músculo es espontáneamente activo y el em-
brión hace gala de pequeños espasmos o descargas, en
realidad muy débiles. A las siete semanas y media aproxi-
madamente, los nervios alcanzan el músculo y estas sa-
cudidas se acaban; entonces el músculo se calma y a par-
tir de ahí sólo se mueve en la medida en que es estimu-
lado por el nervio.
Al comienzo, el esquema del movimiento es siempre
total, plenamente integrado; más tarde, hacia la octava
o novena semana, comienza a haber un movimiento que
baja a lo largo del eje dorsal, a partir del cuello y de la
cabeza. Luego comienza la inervación, no sólo de los
nervios motores hacia los músculos, sino también de los
nervios sensoriales del sistema nervioso a los músculos.
Luego, hacia la octava semana, aparece la primera oca-
sión para una especie de reflejo. La primera respuesta a
un estímulo aparece cuando un cabello toca la mejilla o
la boca, lo que hace que el feto voltee la cabeza; es una
respuesta definida. Este comienza por el rostro e impli-
ca primero el movimiento del cuello. Se trata ahí de una
respuesta de la totalidad corporal que hace que el movi-
miento descienda a lo largo del resto del cuerpo al modo
de una ola. En ese estadio, el feto tiene una estructura
humana identificable, hay una gran cabeza y un cuerpo,
así como un lazo con la placenta. La mano no es más que
un botón, aún no está formada y la pierna ni siquiera ha
alcanzado ese estadio.
Hacia la novena semana comienza a haber una cier-
ta coordinación de los movimientos. Ya no parece tratar-
se de una simple motricidad, de una especie de activi-
dad controlada por el sistema nervioso central y que
implica diversas partes individuales del cuerpo; es dife-
rente del movimiento ondulatorio de conjunto. Hay un
230
movimiento de la cabeza y del brazo -una bella exten-
sión- o la apertura de la mandíbula.
Más tarde, alrededor de la décima semana, es el co-
mienzo de los movimientos respiratorios, aun cuando no
en el sentido usual del término, puesto que el bebé está
inmerso en un baño; después de la décima semana ocu-
rre el primer bostezo, tal vez un esbozo de ...
231
apertura de la mandíbula, la respiración, etc. Tiene que
controlarlos porque el córtex sólo comenzará a desarrollarse
mucho más tarde, alrededor de la vigésimosegunda sema-
na; luego, se organiza muy rápidamente, pero necesita
tiempo para comenzar su desarrollo que debe realizarse
dentro de una secuencia definida.
232
no sólo la movilidad y la actividad, sino también los
"inputs"sensoriales, lo cual significa que envía mensajes
a los órganos de los sentidos como el oído, el ojo, las vías
nasales, la piel y los tejidos musculares provistos de sen-
sibilidad. Estos mensajes del sistema nervioso central
cumplen la función de control a través del órgano senso-
rial mismo sobre la retina, el caracol, etc.
Esto es muy importante para la epistemología por-
que el comportamiento de ese sistema apunta a mejorar
el rendimiento y a modelar la experiencia en función del
pasado, de las expectativas y de los objetivos del orga-
nismo, es decir, durante la formación de una imagen vi-
sual, del tratamiento de un sonido, de un contacto o de
un olor, el cerebro es capaz de controlar lo que es formu-
lado; esto significa que cada una de nuestras experien-
cias está condicionada o modelada por nuestra historia,
nuestras expectativas y nuestros objetivos; por lo tanto,
según la ciencia occidental, no hay visión, escucha u ol-
fato puros, todo está influenciado por el cerebro. Lleva-
mos unos anteojos que son invisibles para nosotros mis-
mos que nos separan de la realidad, y de los que no po-
demos desprendernos. Cambian con el tiempo si nos
encontramos con discordancias lógicas, pero se trata de
un proceso muy lento.
La siguiente demostración no es determinante, pero
es ejemplar respecto del experimento más sencillo que
se pueda hacer. En primer lugar, dibujamos una "T" y la
medimos para asegurarnos de que sus dos vértices, el
horizontal y el vertical sean del mismo largo. Luego, se
lo mostramos a un cierto número de personas a quienes
les preguntamos si una de la barras es más larga que la
otra o si son iguales. Normalmente, se forman tres gru-
pos: algunos afirmarán con vehemencia que el trazo ver-
tical es más largo, otros que es el horizontal y un grupo
pequeño afirmará que son del mismo largo; pero si uno
intenta medirlos frente a ellos seguirán ateniéndose a su
propia versión. Si uno lleva a cabo este experimento en
los Países Bajos, aproximadamente un 92% de la gente
dirá que el trazo horizontal es más largo -las distan-
cias que ellos recorren en su país plano son siempre hori-
233
zontales. Si uno va a Suiza, aproximadamente un 92%
de la gente contestará que el trazo vertical es el más lar-
go -su entorno los lleva a ver la distancia especialmen-
te en términos de alto y de bajo.
Vemos, pues, que la percepción se formula efectivamen-
te en relación con la historia, las expectativas y los objeti-
vos del organismo. Lo que trato de poner en evidencia es
que el sistema nervioso está construido para la acción, las
células motrices comienzan a contraerse antes incluso de
la inervación, antes del establecimiento de la células ner-
viosas; la inervación llega a las células motrices antes de
que éstas tengan un control sensorial. El sistema nervioso
central comanda los controles a la vez sensoriales y moto-
res; la acción del sistema nervioso tiene una finalidad: la
satisfacción interna. Esa acción está constituida de
motricidad, que es esencialmente relajación y contracción
de los músculos, y de secreción o no secreción. La
motricidad comprende tres categorías: la primera se refie-
re a las vísceras, es decir, el control de la contracción, de la
relajación y de la secreción a nivel de las entrañas, del hí-
gado, de los riñones, de los órganos sexuales y de las glán-
dulas sudoríporas, entre otras. La segunda es la expresión.
Esta manifiesta hacia el exterior el estado de ánimo y los
sentimientos de la persona: emociones, gestos, actitudes,
signos sociales, etc. Experimentamos emociones tan ínti-
mas y privadas que muchas veces no nos detenemos a re-
flexionar sobre su importancia comunicativa. Manifesta-
mos actitudes corporales perfectamente naturales cuando
estamos contentos, deprimidos o sufriendo. Es así como,
por ejemplo, realizamos todo tipo de gesticulaciones y
proferimos gritos dramáticos si, accidentalmente, nos
damos un martillazo en el pulgar. Se puede manipular las
emociones pero, salvo que seamos actores consumados, lo
más probable es que la verdad se transparente.
Por actitud corporal me refiero a lo que estoy preci-
samente haciendo ahora: estoy de pie, derecho, ustedes
saben que estoy ciertamente atento, si no, podría caer-
me. Estoy siempre en situación catastrófica puesto que
estoy siempre a punto de caer. Con mis músculos estoy
permanentemente corrigiendo mi equilibrio para preve-
234
nir una eventual caída. Y esta actitud corporal mía -el
esqueleto mismo- les dice a ustedes algo respecto de
mí; es una comunicación no verbal muy importante. He
aquí un ejemplo: ¿han visto alguna vez a Charles
Chaplin? El se las arreglaba muy admirablemente, de
modo que no era necesario expresar gran cosa a través
del rostro que permanecía siempre tranquilo; todo se
desarrollaba a través de la expresión corporal. ¡Bastaba
ver su silueta a lo lejos para saber que una mujer lo ha-
bía abandonado, que había perdido su trabajo, que algo
horrible le había sucedido o, al contrario, que él y una
dama se amaban, que su trabajo era seguro y que estaba
feliz! Eso es la actitud corporal; comprende también la
emoción: uno se ruboriza, el corazón late más o menos
fuerte o de manera irregular, la respiración se modifica,
las entrañas o los órganos sexuales reaccionan, etc.
235
el mundo al producir niños, los humanos "hacen" siem-
pre algo. Todo lo que vemos alrededor de nosotros, los
trabajos agrícolas, por ejemplo, son contribuciones huma-
nas. Si observamos los campos, podemos ver las huellas de
diques y canales, eso también es efectuar.
236
LIVINGSTON: Es que para usted, como persona, su-
cedió un acontecimiento biológicamente significativo y
su cerebro lo grabó automáticamente. Imprimió todo,
los detalles del que le transmitió la noticia, el conteni-
do del mensaje, la forma en que éste fue entregado,
dónde se encontraban los botones del televisor,
Jacqueline Kennedy de luto, todo. Muchas otras imá-
genes vuelven así, todas ligadas a esta experiencia y
todas pertenecen al hipocampo. Si no existiera, nada de
todo eso podría retenerse.
Esta impresión que se desencadena al recibir la orden
"impresión inmediata" o "guardar inmediatamente", baja
por la médula espinal, sube hacia el cerebelo (función
motora), y al cerebro anterior (función cognitiva): circula
muy rápido y conserva el esquema local de la actividad
de cada lugar, una historia, que, al agregarse a las demás,
forma un esquema.
237
no quiere abrirse puede tener un tremendo impacto emo-
cional, puede provocar miedo a que una persona violenta
entre. A este respecto, un no-acontecimiento, o tal vez
nada, puede ser memorable.
Los sentimientos asociados son muy importantes,
sabemos rápidamente acerca del estado de nuestra ham-
bre, de nuestra vejiga u otros. El médico nos pregunta,
por ejemplo, cómo nos sentimos; es una pregunta muy
significativa. El paciente puede contestar: «Me siento
cansado hoy día», y esto puede ser una señal de alarma
para el médico o puede decir: «Me siento mucho mejor,
quisiera volver a casa». Sea como sea, el paciente tiene
acceso a una imagen de sí mismo que es verdadera; si la
devela, es una ayuda para el médico. Lo que una perso-
na puede describir de sí misma a otra persona incluye
todas las informaciones ligadas a la emoción y a la ex-
presión.
El cerebro es como una sinfonía que funciona ma-
ravillosamente, está siempre integrado; desde el co-
mienzo mismo de la vida embrionaria está totalmente
integrado. Así, por ejemplo, cuando Su Santidad escu-
chó que Kennedy había sido asesinado, estoy seguro
que interrumpió lo que estaba haciendo y que su vi-
sión del mundo cambió, modificando de golpe sus pen-
samientos, sus esperanzas de futuro en varios dominios.
Precisamente, debido a esta inteligencia, tal vez pensó,
"Espero que no sea verdadero", pero, una vez que se
ha comprobado el acontecimiento, todo ha cambiado a
causa de lo que llamo "orden de impresión o de memo-
rización inmediata".
238
cirujano cuyo vehículo se salió de la carretera cuando
volvía a su casa una noche muy lluviosa. Cayó sobre una
roca y sufrió un daño cerebral justo en el hipocampo.
Desde el accidente, no sólo ya no puede practicar la
neurocirujía, sino que ni siquiera puede mantener una
relación con su esposa porque olvida todo apenas su
memoria inmediata es interrumpida o desviada hacia
otra cosa. Recuerda todo lo que ha sido almacenado en
el pasado -sus colegas de habitación en la universidad,
sus cursos en la facultad de medicina, los pacientes que
operó-, pero desde el día del accidente es incapaz de
retener cualquier cosa nueva. Uno puede tener una bre-
ve conversación con él mientras esté funcionando su
memoria de corto plazo, pero apenas uno sale de la ha-
bitación y vuelve al cabo de unos minutos, él no recuer-
da ni el contenido de la conversación ni nuestro nom-
bre; una pequeña lesión cerebral se tradujo en la pérdi-
da de su excelente capacidad de almacenar completa-
mente y a largo plazo nuevos recuerdos, pero, asimis-
mo, significó la pérdida irreparable de su personalidad,
de su humanidad. Al no poder recordar nuevas experien-
cias, ha perdido su vínculo indispensable con la comu-
nidad humana.
239
PERCEPCIÓN Y CONCIENCIA
Conversación
241
cia mental se vuelve activa. Esta también puede estar
activa cuando uno no mira el árbol, del cual uno puede
tener una imagen. Hay, sin embargo, una diferencia: si
uno mira el árbol, la conciencia mental que uno tiene de
él es mucho más viva que cuando uno no lo mira.
242
en que mi ojo encuentra un momento sensorial yelmo-
mento en que puedo ver manchas, al punto de poder dis-
cernir un objeto? ¿Se trata de una duración unitaria, o
ésta puede ser dividida? ¿Hay una observación análoga
en la meditación? ¿Cuál sería la duración más breve que
nosotros podríamos percibir como "ahora"?
243
B. ALLAN WALLACE (intérprete): Su Santidad se-
ñala que esto proviene del condicionamiento pasado. Si
uno jamás ha conducido un automóvil y ve algo que vie-
ne en sentido contrario, no posee el reflejo inmediato de
presionar el freno. Del mismo modo, si algo se dirige
hacia nuestro ojo, uno no tiene que recorrer la totalidad
del proceso conceptual para cerrar el párpado. Eso pa-
rece depender de un condicionamiento anterior.
244
está ahí. Y esta conciencia discernidora parece forzosamente
mental y necesariamente conceptual. Por lo tanto, el dis-
cernimiento conceptual sería equivalente a lo que usted se
refiere cuando habla de "conciencia". Sin embargo, lo que
determina si la percepción visual conoce o no el objeto es
el hecho de que ésta va a conducir a un discernimiento
mental o va a producirlo. En función de ese criterio, algo
puede ocurrirle a la percepción visual, sin que ésta tenga
conocimiento de ello, porque se trata, en ese caso, de una
conciencia no discernidora. Posteriormente, el sujeto no
sabrá si vio algo, porque eso no alcanzó a ser un discerni-
miento mental. En ese caso, uno diría que la percepción
visual no conocía el objeto, incluso si éste se le apareció.
245
El único modo de existencia que le queda al objeto
es por la fuerza de la designación, de la imputación, de
la conciencia. Por ejemplo, cuando uno ve esto como una
taza y lo utiliza para tomar té, uno lo hace basándose en
una experiencia convencional; uno no cuestiona la vali-
dez de esa convención. Pero si uno lleva este análisis
hasta las últimas consecuencias, se encuentra con que
existe la taza. Su único modo de existencia es existir en
virtud de una designación conceptual.
Podría proseguirse la investigación de la siguiente
manera: ¿qué mente conceptual la designó, la mía o la
vuestra? ¿En qué momento? ¿De qué cognición depen-
de? Pero, una vez más, uno no encontrará nada.
VARELA: Exactamente.
246
DALAI LAMA: Existe un debate muy fuerte a ese
respecto entre sautantrikas y yogacharins. Se discuten pre-
guntas tales como: ¿La apariencia del objeto y el objeto
constituyen una sola cosa o se trata de dos cosas dife-
rentes? ¿La aparición del objeto es simultánea a la per-
cepción o secuencial?
247
mundo; luego vienen los seres vivos con sus propios ce-
rebros, y cada uno construye una visión diferente de ese
mundo, lo que se traduce en una misma cantidad de imá-
genes ligeramente variadas respecto del mismo objeto.
Pero los neuro-científicos quieren tener un fundamen-
to. Queremos poder apoyarnos sobre la idea de que to-
das esas construcciones diversas se refieren, en última
instancia, al mismo nivel inviolado. Tal es el dogma -y
es un dogma-; no hay ninguna prueba absoluta.
248
LIVINGSTON: A veces sí, a veces no. He conocido
personas que han tenido una extremidad fantasma du-
rante cuarenta años -o incluso más tiempo. Así, por
ejemplo, un hombre había perdido un brazo. Si uno le
preguntaba dónde sentía la ausencia del brazo, el podía
localizarlo en el espacio. Para él era tan real que si uno
lo incitaba a que ejecutara un gesto que podría haber sido
llevado a cabo con el brazo faltante, él hacía como si lo
pasara por sobre la mesa. El lo hacía, pero le parecía muy
extraño, como si violara una ley de la física. Le ponía la
piel de gallina o le producía temblores y lo asustaba. Era
algo muy real.
249
pensar lo que ahora le falta a la capacidad motriz, y el
cerebro del mono presenta un mapa modificado de la
mano cambiada. De modo que el cerebro se reconstruye
en estrecha correspondencia con lo que sucede en la pe-
riferia.
He aquí otro ejemplo de desarrollo cerebral en co-
rrespondencia con el entorno. El cerebelo del recién na-
cido es, en relación al conjunto del cerebro, relativamente
mucho más pequeño que en el adulto, y supongo que no
se desarrolla antes que el niño llegue a este mundo, por-
que en el útero flota. La masa de inercia en el movimien-
to de las extremidades es muy débil, pero cuando el bebé
llega a este mundo, sus extremidades se conectan al ce-
rebelo en crecimiento, y esta conexión constituye un
mapa neurológico preciso del cuerpo, así como del cam-
po de gravitación y del entorno en que se encuentra el
niño. Es interesante notar también que el cerebro atra-
viesa en ese momento su etapa de crecimiento más fuer-
te: duplica su volumen hasta los seis meses, y luego vuel-
ve a hacerlo hasta los cuatro años. Ciertas experiencias
con animales nos muestran que el entorno, o lo que el
individuo aprende de él, produce un efecto sobre la car-
tografía o la organización del cerebro en crecimiento. Lo
que me lleva a creer, aun cuando no tengo ninguna prue-
ba de ello en lo que concierne a los humanos, que esta
extensión y esta organización están ligadas al entorno.
Si, posteriormente, éste cambia radicalmente, puede ha-
ber algunos reajustes, pero desde los primeros momen-
tos de la vida, la huella es indeleble.
250
me desafío para la memoria! ¡Su vida es muy difícil! Cier-
tamente, es muy práctica. Tienen que aprender el nom-
bre de cada planta para poder hallar su camino cuando
se dirigen hacia alguna parte.
251
LIVINGSTON: Quisiera relatarles un experimento
que puede realizarse con seres humanos. Supongamos
que tenemos tres habitaciones, como en una casa de
muñeca. Se puede acceder a estas habitaciones desde una
silla que puede ser cambiada de posición para que el su-
jeto pueda mirar al interior de las tres habitaciones a tra-
vés de una mirilla. Las habitaciones están dispuestas en
función de esta mirilla, y parecen normales. La una lo es
efectivamente: se trata de una pequeña habitación co-
mún y corriente. Otra está torcida, con el muro izquier-
do dos veces más alto que el derecho, el techo inclinado
hacia abajo y el suelo inclinado hacia arriba. Sin embar-
go, a través de la mirilla parece normal. La tercera habi-
tación tiene una distorsión de arriba hacia abajo. Los
muros cuelgan hacia el exterior. Todas las habitaciones
están amobladas, con ventanas, cortinas, etc., y todo eso,
naturalmente, está proporcionalmente deformado. Las
tres habitaciones parecen normales porque se proyectan
hacia el punto donde está situada la mirilla, como si
hubieran sido dibujadas con escuadra. Cuando alguien,
que no está al tanto del experimento, se sienta en la silla
y mira las habitaciones A, B y C con un solo ojo, afirma
que las habitaciones parecen iguales.
El experimento es el siguiente: se sitúa al sujeto en
una posición en la que mira la habitación deformada de
izquierda a derecha. Se le entrega una varilla y se pide
que toque la mariposa ubicada en el muro izquierdo. El
intenta hacerlo, pero no logra acercarse. Intenta nueva-
mente, pero en vano; comienza a reír nerviosamente por-
que las cosas no resultan como él lo esperaba. Finalmen-
te, consigue alcanzar la mariposa, y se le dice que toque
la mosca ubicada en el otro muro. Se esfuerza en hacerlo
y golpea el muro trasero, luego toca el muro lejos de la
mosca, y así sucesivamente. Se equivoca varias veces y
ríe, porque no se esperaba tanta torpeza. Tras unos diez in-
tentos fallidos, termina dándose cuenta de que la habita-
ción está torcida.
Una vez que el sujeto ha captado el truco, se le dice
que mire la habitación A, que es la habitación normal. El
la mira y la percibe igualmente deformada de izquierda
252
a derecha. En ese momento, es incapaz de tocar la mari-
posa y la mosca en esa habitación, tal como le sucedió en
la primera, torcida. Tiene que reajustarse a las condicio-
nes normales. El punto importante aquí es que uno no
puede conocer la habitación fuera de un comportamiento.
Basándose en la pura percepción pasiva, uno puede equi-
vocarse, y esto es algo que se puede generalizar.
253
WALLACE: La pregunta de Su Santidad es la siguien-
te: "No se descubre nada sustancial fuera del sujeto. En
cambio, si se admite que el sujeto es el cerebro, ¿diría
usted que ese sujeto, que está percibiendo, está también
desprovisto de toda sustancialidad ?"
254
gorías innatas, que son reales". En otras palabras, se su-
pondrá que debo mantener una posición de tipo
subjetivista o idealista. En realidad, no es para nada el
caso, porque se puede demostrar que es posible influir,
manipulándolo, sobre aquello que percibimos como "el
mundo". Por lo tanto, se puede actuar desde el exterior
sobre la percepción, pero también desde el interior. En
consecuencia, la única conclusión válida es que es im-
posible encontrar una sustancialidad, tanto al interior
como al exterior. Por lo tanto, desde un punto de vista
puramente científico, la posición según la cual la per-
cepción de este mundo es en realidad una codependencia
-una codependencia estricta, un encuentro entre lo que
llamamos el mundo y lo que llamamos el cerebro- es
defendible. Y, de esta manera, nos acercamos más a un
punto de vista budista, el del prasangika. Pero hay que
precisar que, si bien somos varios en compartir este pun-
to de vista, no somos la mayoría. Sin embargo, yo sos-
tengo que, científicamente hablando, esta opinión es per-
fectamente razonable. ¡El Dr. Livingston o yo mismo po-
dríamos defenderla frente a nuestros colegas sin que nos
defenestraran! Tal vez pensarían que estamos un poco
locos, sin por ello pensar que estamos delirando profun-
damente.
255
todas maneras, ¿cómo hace usted la distinción, desde un
punto de vista neurofisiológico, entre una percepción
verdadera y una percepción errónea?
256
DALAI LAMA: En ese caso, pienso que hay que to-
mar en cuenta toda una serie de factores ambientales.
Veamos ahora qué sucede con la cognición conceptual.
Imaginémonos un continuum de cognición conceptual, en
el cual un momento anterior de conciencia es de hecho
una falsa percepción. Ocurre ahora una nueva percep-
ción, esta vez sí, válida. Al ser válida, invalida o refuta
la anterior. En ese caso, desde una perspectiva neuro-
científica, ¿cómo describiría usted la refutación de la
percepción anterior?
257
Normalmente, una rana ve una mosca y la atrapa con
precisión. Después de la operación, la rana se compor-
ta como si la mosca estuviera detrás de ella. Nunca más
en su vida, la rana volverá a aprender a atrapar moscas
con su lengua. De tal manera que es una percepción
errónea en el sentido que la rana ya no puede comer.
258
Concretamente, las fotografías proyectadas eran muy
sencillas, por ejemplo, una bicicleta apoyada sobre una boca
de incendio, en alguna parte del campus, y al fondo las
escalinatas de un edificio -cosas que los estudiantes for-
zosamente habían visto alguna vez antes. Cuando la foto-
grafía fue mostrada rápidamente a algunos estudiantes,
éstos declararon: «Veo un barco sobre una ola, y viene ha-
cia mí a toda velocidad». Y persistieron en esa percepción
hasta que la imagen les fue proyectada durante un perío-
do cuatro veces más largo que el requerido por un recién
llegado para ver correctamente la foto. De manera que, una
vez que uno se ha formado una imagen de algo, de un ob-
jeto, de una persona o de un acontecimiento, es muy pro-
bable que uno no pueda deshacerse de ella.
Podría objetarse que el resultado de ese experimen-
to se debió a la mala calidad de la fotografía, o a la ma-
nera de presentarla, o a cualquier otra variable. Por ello,
se resolvió hacer otra prueba, con cuatro imágenes si-
multáneas, entre las cuales figuraba una representación
desagradable. Mediante este procedimiento, se pudo de-
tectar frente a qué cosas era sensible la persona -lo que
no le gustaba, lo que temía, lo que consideraba inmoral
o censuraba a su manera. Por ejemplo, había cuatro fo-
tos de animales: monos, elefantes, perros solos y perros
apareándose. Estas fotografías fueron mostradas en con-
diciones idénticas. Sin embargo, fue necesario que la
imagen "reprobada" fuera expuesta con un tiempo diez
veces mayor para que fuera identificada.
La razón que me lleva a mencionar este experimento
es que tiende a demostrar que, antes de ver lo que sea,
ya hemos ejercido cierta censura. La imagen ya pasó por
algunos filtros que decretan: "me gusta" o "no me gus-
ta", o "evitar". Esto se debe a que el córtex visual -o
alguna otra parte del cerebro- ya está activo antes de
que uno llegue a algún tipo de confirmación conceptual.
259
LIVINGSTON: Esa es la conclusión a la que llegaron
los investigadores occidentales. Conviene, sin embargo,
matizarla un poco, porque lo único que indican esas per-
sonas es que no ven claramente la imagen. Pero eso no ilus-
tra claramente lo que sucede. Tal vez el cerebro protege al
individuo para que éste no se exponga, como persona, al
comentar cosas tan feas como unos perros copulando. Y
esta protección es tal vez lo suficientemente poderosa como
para borrar, distorsionar o modificar de alguna manera la
imagen. No sabemos nada más acerca de ese proceso.
260
estado de vigilia, y, por otra parte, un acontecimiento
idéntico experimentado durante el sueño. Cada uno de
esos acontecimientos produce en nosotros una respues-
ta emocional diferente. Cuando uno despierta del sue-
ño, si fue una mala experiencia, uno sigue sintiendo un
ligero malestar. Por lo tanto, se plantea la siguiente pre-
gunta: ¿varía la respuesta emocional frente a un aconte-
cimiento según si se está soñando o se está despierto?
Esta pregunta viene del hecho que, desde el punto de
vista budista, la conciencia del sueño es la más sutil, la
más cercana al nivel subconsciente de la mente, y, por
ende, pareciera ser la más poderosa.
261
para determinar si las personas realmente perciben co-
sas, piensan y se defienden a un nivel inconsciente, al
margen de una conciencia 1úcida.
262
sostiene que, así como la validación del objeto depende de
la condición subjetiva, esta última depende del objeto para
su validación. Esto corresponde bastante a nuestra mane-
ra de validar la percepción en la vida cotidiana. Si uno per-
cibe algo de cierta manera, uno establece posteriormente
una relación con ese objeto para verificarla. Cuando uno
se encuentra con que el objeto es acorde a nuestra percepción,
entonces sabe que ésta es válida. Por lo tanto, para el prasangika,
no hay percepción intrínsecamente válida. Incluso una expe-
riencia directa de shunyata no lo es.
263
shunyata. ¿Cuáles son su efectos sobre la mente en tér-
minos de kleshas, o distorsiones mentales? Una percep-
ción directa de shunyata debería reducir drásticamente
su nivel y, al mismo tiempo, por la pura fuerza de su
realización, favorecer el nacimiento de poderes ex-
traordinarios. Si nuestra experiencia es engañosa -si
uno piensa que es directa, siendo que es falseada o mu-
cho más superficial de lo que uno supone-, no ten-
drá real impacto sobre la mente, ni purificará o refor-
zará su poder.
Otra característica del prasangika es la relación ínti-
ma que mantienen los fenómenos existentes como acon-
tecimientos interdependientes y el hecho de que su na-
turaleza es vacía o desprovista de existencia intrínseca 1 •
Esto hace que, como otro efecto de la experiencia directa
de shunyata, al ver la menor interacción causal o el me-
nor condicionamiento de una entidad respecto de otra,
uno adquiere un discernimiento o un entendimiento muy
penetrante. La fuerza de nuestra experiencia meditativa
acrecienta considerablemente nuestra perspicacia en lo
que concierne los fenómenos cotidianos. Cuando los
prasangikas explican la vacuidad, incluyen el origen
codependiente. Estas dos nociones no están aisladas en-
tre sí. De hecho, el significado de la vacuidad es algo
como la ausencia de existencia independiente, ausencia
que es en realidad el fundamento de todas las cosas que
pueden moverse. Esta convicción profunda de que in-
cluso la menor causa puede tener un gran impacto sobre
los efectos es un resultado de esa experiencia. Y esta cer-
teza valida también la autenticidad de nuestra realiza-
ción de la vacuidad.
1
Una de las doctrinas fundamentales del budismo es el "origen
dependiente" (en sánscrito, pratityasamutpada), según la cual los
fenómenos acontecen en interdependencia, es decir como parte de una
unión de causas por la cual los fenómenos se condicionan mutuamente.
En virtud de esa interdependencia, ningún fenómeno puede tener una
existencia intrínseca propia.
264
LA EVOLUCIÓN DE LA VIDA
265
Desafortunadamente, la obra de Darwin fue muy
maltratada por los trabajos de vulgarización, y su pen-
samiento fue desformado. Eso es algo que debemos co-
rregir. Para ello, es importante volver atrás e intentar mi-
rar más de cerca el problema. Darwin vivió en una épo-
ca en la que el estudio de la diversidad del reino animal
era popular. La gente estaba tan fascinada como noso-
tros lo estamos actualmente por el hecho de que los pe-
ces nadan sin irse a pique, que los caballos tienen
corvejones firmes, que los pájaros son realmente capa-
ces de afirmarse en las ramas para no caerse. Todo eso
nos parece absolutamente maravilloso, y los contempo-
ráneos de Darwin estaban igualmente sorprendidos con
la diversidad de la vida y con el hecho de que todo pa-
rece funcionar como una globalidad. Al igual que otros
científicos de su época, Darwin dio la vuelta al mundo
tomando notas muy detalladas sobre la diversidad del
reino animal.
Durante ese tiempo, se convenció de algo acerca de lo
cual sus contemporáneos no tenían la menor idea. Aún
no era una teoría, sino una mera observación. El decía:
"Para comprender la diversidad de la vida, tal vez haya
que pensar que los representantes actuales de las espe-
cies son un poco diferentes de sus predecesores, y que,
mediante ligeros cambios que operan de generación en
generación, las especies terminan diversificándose". Por
ejemplo, observó muchos pájaros en América del Sur y se
dio cuenta de que cuando grupos de pájaros tienen terri-
torios adyacentes, tienden a juntarse. Esto significa, pen-
saba él, que esos grupos tendrían un ancestro común, en
un pasado no muy lejano. Cuando los grupos de anima-
les son muy diferentes, eso quiere decir que su ancestro
común se remonta a un pasado muy remoto.
266
cendencia. La innovación era grande, en la descripción
de la observación. Quisiera detenerme un momento so-
bre este punto.
Si ustedes hojean el libro de Darwin y buscan ilus-
traciones, no encontrarán nada que se asemeje a un pá-
jaro, a una tortuga, a un dinosaurio, etc. Estos están pre-
sentes sólo en un esquema, que se parece mucho a un
árbol de linaje. Por ejemplo, tomemos el del budadharma 1 •
Su origen se remonta a Shakyamuni, en el siglo V antes
de nuestra era. A lo largo del tiempo, tenemos la escuela
del theravada en Birmania, en Vietnam o en Ceilán. Le
sigue la escuela mahayana en India, que parece haber
sufrido una brusca interrupción tras la invasión del Is-
lam; luego, el budismo tibetano, con la escuela de los
Antiguos y la de la Nueva Traducción. Es a través de
múltiples modificaciones pequeñas acontecidas a lo lar-
go de toda su historia que llegamos a la diversidad ac-
tual de la enseñanza, diversidad que parte de un único
ancestro.
La idea de modificación por descendencia tiene dos efec-
tos. Por un lado, explica la diversidad; por otro lado, pro-
duce la noción de algo que comienza con un ancestro. Este
punto es absolutamente crucial para Darwin, pero tiene que
ser separado de otra idea que hace que él sea el héroe cientí-
fico de Occidente por excelencia. La dificultad es saber qué
mecanismo puede dar cuenta de esas pequeñas modificacio-
nes sucesivas. Es evidente, por ejemplo, que a partir de
Shakyamuni, la historia búdica podría haber seguido dife-
rentes trayectorias. ¿Qué es lo que hace que haya seguido
la trayectoria que le conocemos en la actualidad? Esa es la
pregunta sobre la que Darwin reflexionó durante años. Una
leyenda popular dice que un día, mientras viajaba leyendo
por las rutas de Inglaterra -que no eran tan buenas como
lo son en la actualidad- su carruaje chocó con una piedra y
su libro salió proyectado. En ese instante, al parecer, ex-
clamó: «¡Por supuesto! ¡Es la selección natural!». (Risas)
1
Al parecer, la enseñanza budista y la experiencia de la iluminación se
transmiten de generación en generación directamente de maestro a
discípulo, a partir del Buda Shakyamuni.
267
Veamos ahora qué quiso decir con eso. Disfrutamos mu-
cho de esas leyendas que relatan la génesis de grandes mo-
mentos inspirados. Como ustedes saben, se dice que
Newton concibió la fuerza de la gravedad al caerleuna
manzana en la cabeza.
Lo importante aquí es que la selección natural no es
equivalente a la modificación por descendencia: es un
buen mecanismo para dar cuenta de ésta. Quiero subra-
yar que es un buen mecanismo, porque Darwin lo veía
así. El no dijo que era el único ni que éste era suficiente.
Veamos ahora qué es la selección natural. Darwin lo
explicaba de una manera muy similar a cómo lo explica-
mos actualmente. La idea es la siguiente: supongamos
que tenemos una población de individuos (de pájaros o
de perros). Hay diferencias entre individuos. Algunas de
éstas pueden ser transmitidas de generación en genera-
ción. Esta observación lo condujo a una noción central
de la teoría de la evolución, la de la variación hereditaria,
cuyas características pueden heredarse, engendrando así
la diversidad. No basta con decir que los individuos va-
rían. El punto clave descubierto por Darwin en aquel
entonces era que algunas de esas variaciones podían re-
producirse en los descendientes. Esta variación es, en-
tonces, también tributaria de factores ambientales.
Un cambio súbito de temperatura sobre el planeta
es un buen ejemplo de un factor de ese tipo. Repentina-
mente hizo mucho frío sobre la tierra y sobrevino el
período glaciar. En esa época, ciertos individuos estu-
vieron en mejores condiciones para soportar un poco
mejor esa temperatura que los demás porque tenían más
grasa o un pelaje más espeso. Si esos factores de resis-
tencia al frío son hereditarios, en la generación siguien-
te, los descendientes de individuos con esas caracterís-
ticas serán más numerosos, porque un mayor número
de individuos dotados de esos rasgos habrán sobrevi-
vido para reproducirse y transmitir esas cualidades a
sus retoños. Por lo tanto, la presión ambiental seleccio-
na naturalmente a ciertos individuos, creando modifi-
caciones por descendencia. Ese es el mecanismo y su
modo de funcionamiento. Para el común de la gente, la
268
noción de selección natural despierta todo tipo de aso-
ciaciones, pero, desde el punto de vista de un biólogo
evolucionista, su significado es muy preciso: lo selec-
cionado es la variación heredada, y ésta no es seleccio-
nada por un agente, sino claramente por condiciones
ambientales. Tal es la inspiración que tuvo Darwin en
su carruaje.
Siendo joven, Darwin permaneció bastante tiempo en
granjas. Muchos granjeros realizaban experimentos de
apareos con sus animales domésticos, caballos y perros.
Si uno toma dos perros y los aparea, es fácil observar la
aparición de ciertas características en la progenitura en-
gendrada. Sin embargo, Darwin comprobó que no se
necesitaba un agente humano para realizar aquello. De
la evidencia de que el entorno impone ciertos límites
-además de su conocimiento de la variación heredita-
ria-, nació la teoría de la modificación por descenden-
cia: en lugar de una simple descripción, tenemos así una
explicación real, gracias a la inclusión de la descripción
de un mecanismo de funcionamiento.
La figura 16 (pág. 270) es un ejemplo de verdadero
árbol genealógico. En efecto, muestra que, si examina-
mos las huellas fósiles de ciertos animales -especial-
mente de moluscos marinos provisto de concha, que de-
jan claras huellas de ese tipo- nos encontramos preci-
samente con lo que hablaba Darwin. Sin tener todas las
pruebas a mano, pudo confirmar absolutamente que, si
uno examina los cambios de forma de una concha a lo
largo de un prolongado período, se puede verificar que
éstos adoptan un esquema semejante al de un árbol
genealógico. Los biólogos le otorgan apellidos a los gru-
pos de conchas que se asemejan entre sí. Puede verse,
por ejemplo, que aquello que en un momento dado no
era más que una pequeña descendencia -comparada con
otras, más expandidas- se transformó, posteriormente,
en la única sobreviviente, al producirse algún fenómeno
externo que hizo desaparecer las familias restantes. Hubo
selección na tura l.
269
Adaptación
271
DALAI LAMA: ¿Cuál es la relación entre el ADN
-que se considera como el principal portador del có-
digo genético- y los cromosomas?
La Nueva Síntesis
272
plo, que un pez está más cerca de un caballo que ambos
de la ameba, y que esta última tiene más cercanía con
una planta que con un pez. Puede dibujarse un árbol que
sería análogo a un río que baja por una montaña, dando
vida a una multitud de riachuelos, y sería posible remon-
tarse hasta la fuente, que es, naturalmente, el origen
mismo de la vida.
273
esta emergencia? Una de las claves para esta interrogan-
te es una mejor comprensión de las moléculas. Le pido,
pues, a Luigi que nos brinde una breve explicación.
La Evolución Molecular
274
molecular, pero también la medicina clínica y la agricul-
tura están fundadas completamente en la siguiente afir-
mación: las propiedades de una sustancia están intrín-
secamente determinadas por su estructura química, es
decir por la molécula constitutiva. Del mismo modo, en
nuestra vida cotidiana estamos rodeados de productos
químicos, sintetizados más o menos directamente en fun-
ción de ese principio: cosméticos, perfumes, textiles,
plásticos, pinturas. El progreso en todos esos campos está
hoy en día estrechamente ligado a ese teorema.
Quisiera ahora abordar algunos puntos relacionados
con nuestras discusiones. Uno concierne las propieda-
des dinámicas de las moléculas, ligadas al movimiento
o al cambio. Tomemos el ejemplo de un vaso de agua.
Muchas personas no están conscientes del hecho de que
el volumen realmente ocupado por las moléculas de agua
en este vaso es muy reducido, tal vez uno por ciento o
menos del volumen total. Esto es válido para todos los
demás líquidos, y aún más para los gases. Y es igual-
mente cierto, aunque a un nivel menor, para los sólidos.
275
doné anteriormente. Las moléculas cambian continua-
mente de lugar y de orientación. Mirado desde ese pun-
to de vista, el vaso de agua tiene un carácter doble: es
algo estático, siempre igual, tal como nos gusta creerlo
en nuestra vida cotidiana; pero si consideramos el mo-
vimiento de las moléculas, un vaso de agua jamás es el
mismo. Podemos aventurar un paralelismo, o si lo pre-
fieren, una comparación: todo esto se parece bastante
al concepto del yo del que hablamos en nuestras reunio-
nes anteriores; es decir, algo que tiene una continuidad,
sin por ello tener una sustancialidad intrínseca. Eso es
igualmente cierto para el ser humano: nuestro cuerpo
parece siempre el mismo, día tras día, pero, en reali-
dad, nuestras células mueren continuamente y son re-
emplazadas por células nuevas, ¡lo que hace que, cada
mañana, cada uno de nosotros sea efectivamente una
criatura nueva!
Generalmente, en las ciencias físicas y químicas, nos
encontramos muchas veces con situaciones en las que la
realidad física puede ser descrita de dos maneras, apa-
rentemente contradictorias: dinámica o estática. Puede
estudiarse las propiedades de un objeto, como la densi-
dad y el peso del agua; o puede agregarse azúcar al agua
y medir el calor producido por su disolución. Todas es-
tas características son propiedades de equilibrio, que tra-
ducen un equilibrio que puede considerarse como rela-
tivamente estático. Pero pueden igualmente examinarse
los detalles de la estructura molecular y medirse la rapi-
dez con que se agitan las moléculas, así como su inte-
racción. Nuestra visión ya no será estática, sino dinámi-
ca. Los puntos de vista estático y dinámico son, de he-
cho, complementarios. No es que uno sea correcto y el
otro no. La elección depende simplemente del punto de
vista del observador.
Las moléculas no están vivas. La expresión "molé-
culas de vida" designa simplemente las moléculas que
constituyen la estructura de organismos vivientes. ¿Qué
son las moléculas de vida? Muchos libros las dividen en
dos grandes familias: las inorgánicas y las orgánicas. Las
primeras son, por ejemplo, las moléculas de sales como
276
los carbonatos, silicatos, cloruros de sodio -las sales
minerales. Las segundas están esencialmente constitui-
das de átomos de carbono. Pueden ser sintéticas o na-
turales. Las moléculas que constituyen las estructuras
de la vida son orgánicas y con tienen, además del car-
bono, tres otros elementos esenciales: nitrógeno, hidró-
geno y oxígeno, y otros -fósforo, ciertos átomos de
metales- que son, en términos de porcentaje, insigni-
ficantes. Y, sin embargo, elementos como el carbono o
el nitrógeno, que son esenciales para las estructuras de
vida, no son en absoluto importantes a escala univer-
sal. Si los químicos atomistas midieran la composición
atómica de nuestro universo, prácticamente lo único
que encontrarían sería hidrógeno. Los otros elementos
están presentes en cantidades tan ínfimas que sería
imposible medirlos si estuvieran homogéneamente re-
partidos en el universo.
En nuestro planeta, sin embargo, las moléculas or-
gánicas son esenciales. Las más importantes son las pro-
teínas y los ácidos nucleicos. Las dos son macrocél ulas
es decir, moléculas muy largas, constituidas por miles
de átomos que forman juntos una cadena lineal.
El ácido nucleico, bajo la forma de ADN, está impli-
cado en la herencia. Las proteínas tienen variadas fun-
ciones. Por ejemplo, la seda y la lana son proteínas; nues-
tra piel, nuestros músculos, nuestros cabellos están cons-
tituidos esencialmente de proteínas. La hemoglobina es
una proteína que transporta el oxígeno en la sangre; la
insulina -una hormona- es una proteína. Los anti-
cuerpos también son proteínas, al igual que las enzimas,
que son las moléculas responsables, en toda estructura
viviente, de las transformaciones químicas: la síntesis de
las vitaminas, la digestión de los alimentos, la combus-
tión del azúcar, etc.
¿Cómo es posible que una sola familia de compues-
tos, las proteínas, disponga de tal variedad de propie-
dades? Quisiera explicarlo, porque es esencial para la
cuestión de la evolución. Las proteínas están constitui-
das de aminoácidos, que son bloques ligados entre sí para
formar una larga cadena de macrocélulas.
277
En la naturaleza, hay veinte aminoácidos diferentes,
es decir, veinte estructuras químicas diferentes. Es como
un alfabeto de veinte letras: con él se puede armar un
número casi infinito de palabras.
Para hacer un cálculo, supongamos que quisiéramos
saber cuántas palabras podemos armar con sesenta le-
tras (es decir, la cantidad de maneras posibles de armar
una proteína con sesenta residuos aminoácidos, con lo
que obtendríamos, de hecho, una proteína muy peque-
ña). Imaginemos una cadena de sesenta casilleros con-
secutivos, cada uno lleno de cualquiera de las veinte le-
tras del alfabeto (los aminoácidos). ¡La cantidad teórica
de posibilidades sería 10 70, cifra superior al número de
átomos en todo el universo!
Una importante característica general de las proteí-
nas es su esquema plegable. Cada proteína adquiere una
forma estable muy definida en el espacio, llamada "con-
formación original", o "pliegue original". Una proteína
sólo es activa cuando está bien plegada. Su forma
tridimensional, en el espacio, es esencial para su activi-
dad biológica. Las proteínas llevan a cabo su función
biológica porque son capaces de reconocer una molécu-
la compañera y, para ese reconocimiento, el parámetro
estructural más importante es precisamente esa forma
tridimensional.
A menudo, para permitir que opere este mecanismo
de reconocimiento, una parte de la proteína tiene una
forma cóncava, una cavidad, y la molécula compañera
(un sustrato, en el caso de las enzimas) se acomoda a
ella. En realidad, esta complementariedad de las formas
es esencial para todos los procesos de las moléculas de
vida, e incluso en general para la vida misma. Es como
la botella y el corcho, la mano y el guante, la llave y el
ojo de la cerradura, el aparato genital femenino y el mas-
culino. En biología molecular, se plantean muchas
interrogantes respecto de esta complementariedad. Una
proteína sólo se vuelve funcional cuando ocurre este
ajuste con la molécula compañera. Esta interacción es la
que gatilla numerosos procesos biológicos.
278
¿Cómo está ligada esta estructura de proteínas a la
de los ácidos nucleicos, la segunda clase importante de
moléculas de vida? A través de un gene. Un gene especi-
fica la estructura de una proteína. Para cada una de las
proteínas, hay un gene, es decir, una estructura lineal de
ADN. De modo que, cuando nuestro cuerpo necesita fabri-
car hemoglobina, se activa el gene correspondiente, y éste
es copiado -en realidad, la copia se hace a través de otro
ácido nucleico, el ARN (ácido ribonucleico), y no con el
ADN, y esta secuencia lineal de aminoácidos produce la
síntesis de la secuencia lineal de aminoácidos necesaria, la
proteína específica, la hemoglobina de nuestro ejemplo.
Esta cadena de acontecimientos forma el dogma cen-
tral de la biología molecular, según el cual existe un flu-
jo lineal de informaciones del ADN hacia la proteína. La
estructura de un trozo de ADN, el gene, determina la
estructura de la proteína y también, indirectamente, su
plegado. Hay, por lo tanto, una cadena de causalidad li-
neal del gene al plegado tridimensional de la proteína,
y, por ende, a su actividad biológica.
279
producidos por las proteínas. El ADN es necesario para
producir proteínas, pero se requieren proteínas (bajo la
forma de enzimas) para elaborar ADN. Por lo tanto, la
cadena de causalidad no es lineal, sino circular y, de he-
cho, más que circular, es una red tridimensional com-
pleja de eventos, todos interdependientes, una red de la
cual es imposible determinar el punto de partida. ¿Cómo
se inició todo aquello? Tal es la interrogante a la que
Francisco va a abocarse seguidamente.
El Origen de la Vida
280
de una manera u otra, puedan encontrarse lazos emer-
gentes para explicar lo que uno ve en esta notable ilus-
tración (ver figura 17, pág. 281). Representa los fósiles
más antiguos que se hayan encontrado y provienen de
Africa. Estas viejas piedras pueden remontarse a 3,6 mil
millones de años. En ellas pueden observarse huellas se-
mejantes a una célula. Podrían compararse a una bacte-
ria viva. Ustedes comprenderán por qué un investiga-
dor diría que se trata de las primeras células. Es intere-
sante observar que, efectivamente, se asemejan mucho a
las bacterias que uno puede encontrar actualmente. En
ese caso, la descendencia permaneció absolutamente
ininterrumpida y directa. Las ramificaciones designan
todo el resto de lo viviente.
He aquí cómo la ciencia concibe el origen de la vida.
Antes, las células no existían y luego aparecieron gra-
cias a estos fenómenos químicos y atmosféricos que aca-
bamos de describir. Se trata de un terreno altamente
interdisciplinario. Se necesita un químico, un biólogo y
todos aquellos que estudian la historia del planeta y los
geofísicos. Estos últimos estudiarán en detalle cuál era
el aspecto del entorno natural en el tiempo en que las
células hicieron supuestamente su aparición. Como po-
demos ver, no hay un solo punto inicial para el origen
de la vida, sino varios. Hay muchas especies de bacte-
rias; algunas parecen unas especies de lombrices, otras
recuerdan unos pequeños listones provistos de una di-
minuta cola que se mueve. Varias especies de bacterias
parecen haber nacido independientemente, con el aspec-
to que aún conservan en la actualidad. El origen de la
vida no fue un evento que ocurrió en un solo lugar, sino
en varios lugares y con formas diversas, cuyas huellas
aún podemos detectar.
Si comprendemos la vida en otros términos que una
simple competencia o lucha, es interesante observar que
aquello que los biólogos llaman "célula" es una estructu-
ra compleja que comprende un núcleo con cromosomas y
muchos otros compartimentos. Todos tienen nombre dis-
tinto (mitocondria, cloroplasto, etc.). No puedo exponer
en detalle la estructura interna de la célula, pero podría-
282
mos compararla con una pequeña ciudad en la que suce-
den muchas cosas. Una bacteria es también una célula, pero
más simple, porque no tiene compartimentos de ese tipo.
Se habla de célula verdadera, o eucariótica, y de célula pri-
mitiva, o procariótica. A ese respecto, se acepta general-
mente que las células simples dan efectivamente nacimien-
to a las células complejas de nuestro organismo mediante
un proceso de reunión, de cooperación, de tal manera que
ciertas células comienzan a vivir dentro de otras.
Así, las células que constituyen nuestro cuerpo son,
en realidad, lo que podríamos llamar unidades sim-
bióticas. Cada uno de los compartimentos de la célula
moderna era originalmente el ancestro de ésta. Una bac-
teria aprendió a vivir con las demás, a cooperar para
mantenerse, para sobrevivir. Es interesante, pues, notar
que durante tres cuartos del tiempo de lo que constituye
la historia de la vida sobre la tierra, ésta no fue más que
bacteriana, unicelular. Las células más complejas sólo
aparecieron en el último cuarto de dicho período. Es sólo
a partir de entonces que varias células fueron capaces
de asociarse para constituir animales y plantas. Es im-
portante observar que hoy en día la evolución no con-
cierne solamente a las plantas y los animales, que pasan
por la selección natural clásica, sino también la vida,
hasta en sus raíces más íntimas, que se hunden en el
micromundo. Estamos acostumbrados al macromundo,
siendo que, en términos de tiempo y de volumen, el
micromundo es ampliamente dominante.
El Altruismo
283
Las interrogantes son muchas y los debates apasionados.
Ya no existe, como hace 20 años, la sensación de que la
biología evolucionista es una ciencia unificada. Quisie-
ra exponer ciertas objeciones al neodarwinismo que me
parecen fundamentales.
Una de las objeciones más sencillas le interesará par-
ticularmente, porque está ligada al tema de la compa-
sión. Puesto que la selección natural está fundada sobre
una variación hereditaria, no puede haber selección sino
individual; es decir, sólo un individuo puede aumentar
sus posibilidades de procrear más descendientes. Eso
está claro. Sin embargo, cuando los biólogos miran la
naturaleza, observan claramente que los animales cui-
dan, no sólo su progenitura, sino que extienden ese cui-
dado hacia otros animales. Es lo que los biólogos llaman
altruismo, es decir, el hecho de obrar en beneficio del
grupo. Por ejemplo, en el Polo Sur, donde no hay prácti-
camente nada más que hielo, hay pingüinos. Para tener
suficiente alimento, se ven obligados a salir y pescar todo
el día, Pero, entonces, ¿cómo se las arreglan para vigilar
los huevos? Encontraron la solución creando guarderías.
Algunos pájaros permanecen en el lugar cuidando los
huevos y los retoños de todo el grupo, y una vez con-
cluida la pesca, cada cual vuelve a encargarse de su pro-
le.
Tenemos otros casos análogos, de tal manera que
hacia 1960 estalló una controversia en biología. Con jus-
ta razón, numerosos científicos se preguntaron cómo po-
día explicarse este comportamiento altruista. Parecía
contradecir totalmente la idea de la selección natural, Por
ejemplo, si una manada de lobos es atacada, uno o dos
animales permanecerán rezagados, a riesgo de sacrifi-
car sus vidas, para salvar a los demás. Desde el punto
de vista de la selección natural, esto es incomprensible,
en virtud de una lógica muy simple. Si tengo tendencia
a ser bueno hacia los demás y me dejo matar, ¿cómo va a
poder transmitirse esa inclinación a la siguiente genera-
ción? No tiene sentido. Es así como el amor y la bondad,
cuando no están dirigidos exclusivamente hacia los pro-
pios descendientes, son fuente de un vasto debate en la
284
biología de la evolución. Está claro que la selección na-
tural no puede, por sí sola, dar completamente cuenta
de la evolución. Los científicos han intentado resolver
la dificultad, considerando que la selección natural obra,
no sólo al nivel del individuo, sino también al nivel del
grupo. Eso significa que si soy bueno con mi vecino, en
el largo plazo él lo será también conmigo. En esa lógica,
es probable que mis genes sean transmitidos, si no por
mí, al menos por otro individuo del grupo. Tenemos,
pues, un esquema que distribuye la responsabilidad del
material hereditario individual al conjunto de la pobla-
ción para que, a partir de ese momento, la selección pue-
da hacerse a nivel de todo el grupo. ¿Cómo puede en-
tenderse esto?
285
selección natural sólo se hace a nivel individual, está cla-
ro hoy en día que la evolución sucede a varios niveles: a
nivel del grupo, de la especie, del individuo, de la célu-
la e incluso, podríamos decir, a nivel genético.
286
car en un pleno potencial de compasión espontánea como
el que encontramos en los seres humanos.
287
La Presión Selectiva no es el
Principal Factor de Adaptación
288
tructurar todo el cuerpo, porque para tener vello hay que
cambiar toda la piel, para cambiar la piel hay que modi-
ficar toda la bioquímica del cuerpo, y para modificar la
bioquímica del cuerpo hay que cambiar la fisiología. En
suma, para generar pelo, hay que reestructurar el orga-
nismo en su totalidad. No se puede cada vez partir de
cero. Es como si los organismos impusieran su propio
punto de vista en cuanto a los cambios posibles, de ma-
nera que no todo es factible en cualquier momento. Sólo
es posible realizar cambios mínimos y de manera muy li-
mitada. Esto es muy semejante a la percepción, donde uno
tiene la expectativa de encontrarse con algo, no pudiendo
percibir cosas que no correspondan a esa expectativa.
La idea que el entorno presiona para forzar la selec-
ción es considerada hoy en día como un punto de vista
adaptacionista. Según esta hipótesis, todas las respues-
tas estarían dirigidas a los desafíos del entorno y las es-
pecies no harían sino adaptarse a éstos. Pero esto no co-
rresponde en absoluto a la observación. Hay que tomar
en cuenta los factores a nivel genético, así como el apor-
te a nivel embriológico que proviene del organismo mis-
mo. Estos elementos se denominan "factores intrínsecos"
de la evolución, y deben ser tomados en cuenta al mis-
mo nivel que los factores exteriores del entorno y que la
selección natural. De hecho, hoy en día destacados bió-
logos de la evolución afirman que una buena proporción
de los factores clave de la evolución -y, en consecuen-
cia, los factores más útiles para la explicación de la di-
versidad de la vida- está principalmente constituida por
los factores internos y sólo en segundo lugar por las pre-
siones selectivas exteriores. Es como si los factores exte-
riores ejercieran importantes presiones que no sabrían,
o quizá no podrían, determinar lo que va a suceder. En-
cuentro muy interesante este punto porque es exactamen-
te paralelo a lo que se ha señalado aquí cuando nos refe-
ríamos a la percepción. Necesitamos luz y un estímulo
de la retina. Esos son los factores coactivos. Pero lo que
vemos depende de factores internos; y juntos los facto-
res internos y externos dan pie a un tipo de percepción
estable. Análogamente, el entorno produce algunas coac-
289
dones, luego vienen los factores internos y juntos deter-
minan las especies y la evolución. El elemento interno
es, de lejos, el más significativo, sobre todo en la medi-
da que lo que llamamos entorno es, en una gran propor-
ción, resultado de la vida misma. La vida produce el
entorno, que se transforma en un elemento coactivo, y
que, posteriormente, conjuntamente con la vida, produ-
ce resultados. La vida y el entorno están en total inter-
dependencia. No puede decirse que el entorno estaba
simplemente ahí y que los animales fueron de alguna
manera lanzados en paracaídas sobre la tierra. Tal era la
visión implícita del adaptacionismo neodarwinista. Se-
gún ese punto de vista, el entorno preexistía y producía
presiones selectivas, mientras que los animales eran sim-
plemente arrojados en ese escenario para ser selecciona-
dos posteriormente por la evolución. Se trataba de un
enfoque conductista de la evolución.
A modo de conclusión, tenemos que reconocer que
hoy en día no existe una teoría coherente de la evolu-
ción. Permanecen vigentes ciertos aspectos del darwi-
nismo, pero la concepción de una selección natural de-
terminada por presiones exteriores del entorno ha per-
dido mucha fuerza. El entorno es actualmente conside-
rado como fuente de vagas coacciones. Existen muchos
otros mecanismos operacionales que hoy por hoy son
comprendidos sólo parcialmente.
290
EVOLUCIÓN, KARMA Y COMPASIÓN
Conversación
291
la de Marx. En cada uno de los tres casos, la tergiversa-
ción siempre ha apuntado a la competencia y el conflic-
to. Darwin, Freud y Marx no enfatizaron tanto ese as-
pecto como los filósofos y profesores modernos lo hacen
en la actualidad. Como consecuencia de esto, por ejem-
plo, en el caso de Darwin, el énfasis en el conflicto le
permite a la filosofía de los negocios decir que la super-
vivencia del más fuerte implica que uno puede hacerle
cualquier cosa a otro individuo. Es mi astucia y mi su-
pervivencia contra la del otro. Pero, en realidad, Darwin,
Marx y Freud tenían una preocupación igualmente im-
portante por el concepto de cooperación. Creo, en con-
secuencia, que es importante que Su Santidad sepa que
hay una tergiversación en Occidente que no está avalada
por la auténtica biología, por la auténtica psicología, por
la a u tén tic a economía.
292
que los pájaros, que se alimentan de ella, puedan ver-
la. Esto era una condición natural. Luego llegó la in-
dustrialización a la Inglaterra victoriana y produjo
grandes cantidades de smog, que tiñeron de un color
oscuro los árboles. A partir de ese momento, cuando
las alevillas se posaban sobre esos árboles, los pájaros
podían reconocerlas y se las comían. Los biólogos ob-
servaron que las alevillas empezaron paulatinamente a
adquirir una tez más oscura para mimetizarse con los
árboles sucios. Pensaron: "¡Fantástico! Aquí vemos
cómo obra la selección natural". En este caso no se tra-
taba de una alevilla matando a otra para sobrevivir,
sino de una adaptación al entorno, lo que es muy dife-
rente.
293
Lo importante es que es la idea de la selección natural
la que se ha vuelto ciencia, y no la "naturaleza con los
colmillos a la vista".
Karma y Evolución
294
vida animal para este efecto -vida consciente-, y esta
causalidad en la naturaleza. ¿Usted ve alguna equiva-
lencia entre la noción occidental de transformación evo-
lutiva y la noción de karma? ¿Cuáles son, a su juicio, las
similitudes y diferencias?
295
de ese insecto. Ahora, en lo relativo al entorno, el karma
se encuentra unido a los seres sensibles, porque el tipo
de árboles que están ahí y los tipos- de frutos que portan
-amargos o dulces- y la manera como todas esas co-
sas se relacionan con los seres sensibles, es una cuestión
de karma de estos últimos. En cambio, si uno dice: "To-
memos las montañas y dejemos de lado todos los orga-
nismos" y entendemos la cuestión puramente en térmi-
nos de consecuencias causales, una vez más tengo mis
dudas acerca de si esto es realmente un asunto de karma
o incluso si está siquiera relacionado con la teoría del
karma, porque es algo pensado fuera del contexto de los
seres sensibles.
Del mismo modo, en lo relativo a la evolución del
cosmos, si volvemos al sistema kalachakra y las partícu-
las espaciales, entonces, en términos generales, podemos
decir que la evolución del universo está relacionada con
el karma de los seres conscientes. Ellos son responsables
en términos generales. Pero apenas uno se traslada a un
nivel particular, si uno toma una partícula espacial y si-
gue su evolución por varios miles de millones de años y
todas las interacciones que ésta sufre con el resto del
entorno, entonces una vez más, en cuanto uno se sitúa
en el contexto de los seres sensibles que experimentan
aquello, creo que es muy improbable que se trate de un
asunto relacionado con el karma.
El tema es muy complejo, pero tomemos el caso de
los cambios climáticos. Una región puede padecer una
sequía mientras otra región es anegada por el agua. Por
un lado, esto se entiende desde una perspectiva científi-
ca como simples causas y condiciones que confluyen en
un lugar específico. Pero, en la medida en que esto está
afectando a seres conscientes, entonces el karma de los
seres conscientes está actuando como una causa coope-
rante en esta situación. De modo que hay causas sustan-
ciales y causas cooperantes, y con la yuxtaposición de
ambas, estos eventos tienen lugar.
Tomemos ahora el caso de una comunidad particu-
lar en el que reinan el odio y la rabia. Pienso que tal es-
tado de emoción negativa puede tener un impacto en el
296
medio ambiente; por ejemplo, puede contribuir a provo-
car un gran calor o una sequía. Si tomamos ahora una
comunidad en la cual reinan el afecto y el anhelo, esto
tal vez podría favorecer la humedad, las inundaciones.
Estoy simplemente elucubrando, no haciendo afirmacio-
nes definidas. Pero es cierto que, trátese de un indivi-
duo o una comunidad más amplia, la actividad, el com-
portamiento, el estado anímico de los individuos de esa
comunidad influirá de manera diaria, mensual o anual
sobre su entorno.
297
no tendría cabida, porque todos los efectos serían su-
puestamente atribuibles a sus constituyentes físicos. Sin
embargo, las células evolucionan para volverse cada vez
más complejas y luego evolucionan transformándose en
seres humanos. Tal como lo señaló el Dr. Livingston, hay
muchas opciones, unos setenta millones de millones,
para la formación de un ser humano (que se basan en las
características de los genes parentales). Y sin embargo,
sólo una opción es escogida, y si uno se pregunta por
qué, entra en juego el karma.
298
karma. Pero ahora imaginémonos que yo afeito mi cabe-
za. Tengo algunos cabellos en la mano y los sacudo en el
aire. Parte de ese cabello vuela hacia el este, llevado por
suaves brisas. ¿Es este acontecimiento un resultado del
karma? Me parece muy improbable. En realidad, dudo
que el hecho de que los seres humanos tengan cabello, de
la misma manera en que diferentes árboles tienen dife-
rentes tipos de hojas, sea un resultado directo del karma.
Puesto que, en t,erminos generales, mi cuerpo es resulta-
do de mi propio karma, desde ese punto de vista, mi ca-
bello es resultado del karma. Pero es muy discutible atri-
buirle al karma el que los seres humanos tengan cabello y
otras especies no lo tengan. Es muy difícil diferenciar el
impacto del medio ambiente, esto es, de los hechos natu-
rales, y la acción kármica. Es una línea muy fina.
299
VARELA: ¿Diríamos, pues, que la explicación evolu-
tiva es parte de la causa cooperante?
300
VARELA: Su Santidad tiene absolutamente razón en
insistir en esa pregunta. Todos los biólogos se la formu-
lan y desconocemos la respuesta. Probablemente, en el
sentido clásico, sea una combinación de ambos, algún
potencial nuevo y algún cambio ambiental que llevó a
esta posibilidad. Pero vale la pena señalar, sin embargo,
que ese nuevo potencial no excluyó las posibilidades
anteriores, porque las formas anteriores han seguido
existiendo hasta nuestros días.
301
Vemos, pues, que hay una especie de danza entre el me-
dio ambiente y la vida. Algunos organismos encontraron
maneras de protegerse y otros se envenenaron. En la ac-
tualidad aún hay bacterias que no pueden vivir en pre-
sencia del oxígeno, así que viven en ambientes que están
totalmente protegidos. Se llaman anaeróbicas, que signi-
fica simplemente que requieren un ambiente no oxigena-
do. Podemos ver varias de esas cosas en una huella fósil
de los albores de la vida, que hemos realmente comenza-
do a apreciar en detalle sólo recientemente. De manera
que la historia de la vida está hecha de muchos pasos di-
minutos. Y no sólo a gran escala, como los orígenes múl-
tiples de las especies, sino también en los registros más
modestos, como la transformación de las células primiti-
vas en células complejas, etc.
302
sugiere Newcomb, la especie humana podría desapare-
cer y la vida proseguir por otra rama. No lo sabemos.
Pero no cabe duda que los seres humanos van a seguir
transformándose. Y, de hecho, hay incluso observacio-
nes respecto del grado de transformación de los seres
humanos y otros animales.
303
LIVINGSTON: Y entre las especies con cerebros gran-
des, el delfín tiene un cerebro que es más grande que el
nuestro, y éste evolucionó hace dieciséis o veinte millo-
nes de años, siendo que el nuestro evolucionó hace tan
sólo cinco millones de años.
304
pero en lo que a mí respecta, pienso que las fijaciones y
el apego son tan importantes entre los científicos como
en cualquier otro grupo humano.
305
pregunta es entre dos instancias particulares de cogni-
ción: una falsa concepción y una cognición válida. Una
puede ser probada mediante el razonamiento y la otra
no puede ser probada; una tiene un soporte objetivo vá-
lido y la otra no lo tiene. ¿Podrían incrementarse las ins-
tancias de cognición válida y disminuirse las otras?
306
DALAI LAMA: ¿Usted cree que esto es sólo debido
al contacto? Quiero saber si lo crucial es realmente este
acto de tocar, el mero hecho físico de tocar, o si este con-
tacto es importante en este caso por ser en realidad la
expresión externa de lo que uno siente por el niño y en-
tonces, tal vez lo instrumental, aquí, es la emoción de
amor y ternura, en lugar de la expresión física propia-
mente tal.
307
que requieren, y cuando estos bebés, que son como aque-
llos que no fueron muy tocados, son hospitalizados, las
enfermeras parecen entender su carencia y comienzan a
darle cuidados y afectos que despiertan respuestas e in-
terés en ellos. Estos bebés empezarán a alimentarse y a
ser comunicativos. Es una especie de relación recíproca.
Mientras más llama el bebé a un comportamiento apro-
piado en la madre, mientras más la madre le proporcio-
na un comportamiento apropiado, más constructiva se
vuelve la relación en términos de salud y desarrollo. Es
algo muy hermoso.
En Occidente tenemos una expresión, "la práctica
conduce a la perfección". Esto no es realmente válido
desde una perspectiva neurofisiólogica; lo es sólo cuan-
do las consecuencias de esta práctica son transmitidas a
un individuo que la práctica conduce a la perfección. Es
esta retroalimentación sobre las consecuencias que se
vuelve instrumental para mejorar la percepción y vol-
ver más efectivo el acto. Pienso que esto tiene consecuen-
cias tanto sociales como físicas.
308
VARELA: ¡Ojalá eso funcionara así!
309
FRANCISCO J. VARELA: Un experimento, en el sen-
tido de ver qué es lo que sucede, ¡por supuesto que sí!
De hecho, pienso que el experimento podría cobrar la
siguiente forma: supongamos que se expone a alguien a
la idea de que tal vez nuestras emociones no son sóli-
das, de que existe la posibilidad de investigar un poco
más a fondo en nuestras mentes, entonces un sujeto oc-
cidental común y corriente diría: "¡esto es imposible! El
mundo es sólido, yo soy sólido" y seguiría apegado a
los dogmas occidentales usuales. En la mente occidental
siempre habría esta separación a la hora de analizar el
yo, esa tendencia a seguir creyendo en la concepción de
un mundo objetivo. De modo que si hiciéramos el análi-
sis científico que usted recién describió, de hecho éste
podría crear una apertura hacia un análisis más budista
con la motivación del autoexamen. Ambas cosas podrían
entrar en contacto de manera armoniosa.
En general, los practicantes de meditación en Occi-
dente han mantenido durante años su mente científica
en un compartimento y su mente de practicantes en otro
compartimento. Es muy difícil para ellos permitir que
éstas se junten. Hemos tratado de llevarlos a ese análisis
y pareciera ayudar bastante, pero éste es sólo un tímido
comienzo, pero pienso que la idea que Su Santidad ex-
presó tiene mucha acogida y tengo mucha esperanza -
y esta es una de mis motivaciones para estar en este lu-
gar- de que pueda haber un punto de contacto.
1
Bodhicharyavatara (sánscrito,"lnternándose en la Senda de la Ilu-
minación"). Es un texto budista mahayana clásico del gran maestro hindú
y representante de la escuela Madhyamika, Shantideva. La práctica de
intercambiar el yo con otros implica incorporar mentalmente en uno el
sufrimiento de otros e irradiar bondad sobre ellos.
310
primera vez el auténtico peso de las creencias científicas
clásicas acerca de la percepción y del yo, por ejemplo,
que la gente en Occidente absorbe a medida que crece, y
cuán seguido la filosofía budista y la práctica budista
son simplemente una capa superficial sobre esto. Por eso
pienso que una manera de contrarrestar eso es a través
de una mayor comprensión científica, que es lo que he-
mos estado intentando aquí.
311
de un ser humano normal, no de seres humanos con un
grado de desarrollo particularmente alto.
312
na saludable. Esto puede observarse mediante la expe-
riencia.
Pienso que hay muchos factores positivos. Hay mu-
chos campos que brindan un conocimiento nuevo. Por
ejemplo, la importancia y eficacia de la actitud de amor
y ternura hacia otro ser ahora ha sido establecida desde
un punto de vista científico. Cosas como ésas son facto-
res muy, muy positivos. En otras épocas no se sabía nada
de todo esto. Respecto de la importancia del amor y de
la ternura para la supervivencia, puede que algunas per-
sonas sientan: "¡Esto es absurdo. Yo puedo perfectamente
batírmelas sin ningún sentido de responsabilidad uni-
versal!" Pero hoy está claro que en realidad eso no es
cierto, ¿verdad?
313
OBSERVACIONES FINALES
315
Durante estos días, una de las mayores fuentes de
satisfacción para todos nosotros ha sido la atmósfera de
sinceridad. Ha habido realmente un sentimiento de hu-
manidad, y eso es realmente beneficioso. Si la atmósfera
hubiera sido diferente, demasiado reservada o formal,
entonces no habríamos sentido esta satisfacción. Esta es,
pues, la verdadera fuente de nuestra felicidad. ¡Muchas
gracias!
Hemos abordado muchos temas complejos durante
esta semana y esto ha sido muy bueno, considerando el
poco tiempo de que disponíamos. Estos no son temas que
podamos discutir exhaustivamente ni tampoco podemos
pretender llegar a conclusiones definitivas. Son asuntos
que necesitan ser investigados de generación en genera-
ción. Estoy convencido que este evento constituye una
pequeña contribución para abordar nuevos enfoques, que
abran nuevas dimensiones de la realidad.
316
ACERCA DE LOS PARTICIPANTES
317
ROBERT LIVINGSTON, M.D. (licenciado), ha estado
involucrado en investigaciones en neurociencia desde
hace más de tres décadas. Ha enseñado y publicado ex-
tensamente en diferentes áreas, particularmente fisiolo-
gía sensorial y neuroanatomía del desarrollo humano.
Es autor de varios artículos especializados y del libro
Sensory Processing, Perception and Behavior [Procesamiento
Sensorial, Percepción y Comportamiento] (Raven Press,
1978). En 1990, se retiró en calidad de profesor emérito
de la facultad de neurociencias de la universidad de
California, en San Diego. Actualmente, es presidente de
la Asociación de Físicos contra la Guerra Nuclear.
318
B. ALLAN WALLACE (intérprete) recibió una licencia
(B.A.) de física y filosofía en el colegio de Amherst Ac-
tualmente, prepara un doctorado en la facultad de estu-
dios filosóficos de la universidad de Stanford. Estudia
intensivamente la tradición budista tibetana desde hace
más de veinte años. Es el autor de Choosing Reality: A
Contemplative View of Physics and the Mind [Escogiendo
la Realidad: una Visión Contemplativa de la Física y de
la Mente] (Shambhala Publications, 1989) y de artículos
sobre epistemología de la ciencia y de la religión.
319
NOTA FINAL