Boris Cyrulnik Hay Vida Despues Del Horror
Boris Cyrulnik Hay Vida Despues Del Horror
Boris Cyrulnik Hay Vida Despues Del Horror
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Cyrulnik, el inclasificable
Boris Cyrulnik
Hay vida despu�s del horror
Boris Cyrulnik
�Cuando uno no sabe qui�n es, est� encantado de que una dictadura se
haga cargo de su persona.�
Cyrulnik, el inclasificable
Cyrulnik es un resiliente. Su infancia aniquilada por la
guerra y la deportaci�n de sus padres no le impidi�
convertirse en un hombre de provecho, feliz entre los suyos,
respetado por sus pares y autor de primer plano en las
disciplinas por las que se interesa.
Nacido en Burdeos en 1937, este hombre que s�lo habla de sus
heridas �en tercera persona�, al escribir sobre los ni�os, ha
sabido transformar sus debilidades en ventajas. �Como no fui a
la escuela�, afirma, �no estoy en �la autopista�; sigo mi
propio camino, haciendo apenas lo necesario para ser
considerado normal�. En vez de alejarlo de los hombres, el
drama que vivi� lo llev� a tratar de entender qu� es lo
humano. �Tras realizar estudios de medicina, se convirti� en
�psi� en todas sus formas (neuropsiquiatra, psic�logo y
psicoanalista) y franque� las sacrosantas barreras entre
disciplinas. As�, recurri�, entre otras, a la etolog�a
(ciencia del comportamiento de las especies en su medio
natural), con riesgo de crearse enemigos en la comunidad
cient�fica.
Este antiespecialista, gran viajero y curioso inagotable, no
vacila tampoco en cuestionar ciertos dogmas del psicoan�lisis.
Contrariamente a Freud, que hac�a de la culpabilidad el
fundamento de la neurosis y del malestar en la cultura,
Cyrulnik piensa que existe una � culpabilidad buena�, la que
�invita a evitar hacer da�o porque uno se pone en el lugar del
otro, y que tal vez sea el fundamento de la moral�.
�Por qu�?
En algunos pa�ses musulmanes existen f�bricas de fan�ticos. Del
mismo modo, en Francia se inculc� a los ni�os el odio a los alemanes
despu�s de la guerra de 1870. Se pagaba a los profesores para que
les dijeran que alg�n d�a se cubrir�an de gloria liquidando
alemanes. Vi lo mismo en el Oriente Medio. Tuve en mis manos libros
en los que se dec�a a los alumnos que si mor�an por la religi�n
ir�an a sentarse a la diestra de Al�. Esas escuelas que ense�an una
sola verdad son escuelas del odio.
Usted afirma que no hay familia. �No es m�s bien que la familia
cambia?
No hay familia. Y la familia cambia, como siempre ha ocurrido.
Cuando esos menores vuelven a casa, no hay nadie. El padre no est�,
la madre tampoco. �Por qu� habr�an de aislarse en una casa vac�a
cuando hay amigos en la calle? En algunos pa�ses de Am�rica Latina
donde he trabajado, los chicos cuentan que se pelearon con su madre
o con su padrastro y que se fueron. En la calle, donde la vida es
f�sicamente muy dura, siempre pasa algo, una fiesta, un robo, alguna
cosa que compartir; se habla y se vive. Esos ni�os se adaptan a la
falta de familia a trav�s de la delincuencia. Un ni�o de la calle
colombiano que no es delincuente tiene una esperanza de vida de diez
d�as; si no se incorpora a una banda es eliminado. La delincuencia
es una funci�n de adaptaci�n a una sociedad loca.