Del Fragmento A La Situación

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Del fragmento a la situación

Podcast sobre política, filosofía y cultura en el neoliberalismo.

Intervención:
Querides amigues de Radio Fibra, curiosas y curiosos que están
escuchando por ahí y llegan a este podcast, el primero que hago en mi
vida, mi nombre es Pablo Delgado. Y este es el primer episodio “Del
fragmento a la situación”.
Un espacio de reflexión sobre política, filosofía y cultura en el
neoliberalismo. Donde lo neoliberal va a ser la nota distintiva y la excusa,
¿porque no? para explorar distintos temas y también libros de diferentes
autoras y autores.
Antes de seguir, quiero hacer público mi infinito agradecimiento a quienes
llevan adelante Radio Fibra por el espacio permitido, por recibirme con los
brazos abiertos y por tratarme de forma excelente. De verdad, gracias.

¿Por qué el nombre “DEL FRAGMENTO A LA SITUACION? Dos motivos me


llevaron a ese título: como decía Silvio Rodríguez en la canción con la que
comenzó el podcast, “El Mayor”, toda época fue pieza de un rompe
cabezas, y como decía Walter Benjamín, un filósofo alemán muy
importante, “hay que tener la capacidad de mirar en el fragmento lo
universal”, es decir, un sustrato de la totalidad o del proceso histórico en
su conjunto. Hay que pensar que nos puede estar diciendo el fragmento,
hay que intentar percibir en los “pequeños detalles olvidados, la condición
para grandes mutaciones, largo tiempo imperceptibles”. Por otra parte,
“del fragmento a la situación” es el título de un libro que a mí me parece
potente y despabilante, publicado en 2003 como resultado de una serie de
conversaciones durante los años 1999 y 2000 del llamado Grupo Doce,
conformado por 10 psicoanalistas y dos historiadores, que trabajó sobre
las alteraciones contemporáneas en la subjetividad. Y allí se destacaba un
tal Ignacio Lewkowicz, un vibrante autor que murió joven en el 2004 junto
a su esposa, Cristina Corea, en un trágico accidente pocos meses después
de haber publicado uno de sus últimos libros “Pensar sin Estado”.
Pero la referencia no solo queda en el nombre, sino que me parece que
rescatar algunos tópicos del libro en general como también algunas ideas y
el gesto de pensamiento de Lewkowicz tiene, vamos a ver, mucho para
decirnos todavía, sobre todo de nuestro eje: el neoliberalismo. Así que, a
modo de memoria de este autor, trabajaremos algunas cuestiones sobre
algunas aseveraciones.
Lewkowicz, M. Cantarelli y compañía comienzan sosteniendo que: “Somos
contemporáneos de una serie de trasformaciones en el lazo social y en las
subjetividades. De eso no hay dudas. Pero las dudas prosperan cuando se
trata de precisar el estatuto de esas transformaciones.” Y esto tiene que
ver con una distinción que aparece en el libro en torno a la idea de
CAMBIO: “hay dos tipos de cambio: los cambios que acontecen en el
interior de una lógica, y los cambios de lógica. Esta diferenciación clasifica
los recursos de pensamiento con diversa suerte.” Porque para pensar los
cambios de lógica, la mutación de una lógica, hay que re-inventar los
recursos para pensar esas alteraciones. Los recursos de una antigua lógica
quizás ya no sirvan.
La pregunta que está en el centro de las preocupaciones de este libro, en
el pensamiento de Lewkowicz, y en lo que desarrollaremos en los
próximos capítulos es la siguiente: ¿Qué mutaciones en el lazo social y en
la subjetividad estamos viviendo? Porque confrontar contra el
neoliberalismo depende en gran medida del modo en el cual podamos
conceptualizar las subjetividades contemporáneas, de cómo podemos
captar la experiencia y hablarle a esa experiencia, que es a la vez hablarles
a cuerpos pensantes, porque la política tiene que ver con convencer. Y
convencer es vencer con otrxs.
Más adelante, les autores se preguntan ¿De qué manera somos obligados
a ser parte de una lógica?
Entonces, en el marco de estas preguntas aparece el primer tópico: hay un
agotamiento del Estado como institución donadora de sentido y por lo
tanto emergen nuevas operatorias que otorgan, producen sentido. Es
decir, ya no es la instancia dominante productora de subjetividad, ni el
principal articulador simbólico ni el modo de organización fundamental. Lo
que hay es un agotamiento como marco general de la vida en sociedad, un
agotamiento de su consistencia. Esto no implica una extenuación de todo
tipo de estatalidad ni su desaparición objetiva. Ahora bien, lo que deviene
practica dominante es el Mercado. Dicho de otro modo, la operatoria
mercantil ya no es una más entre otras sino la relación social por
excelencia.
Para que se entienda mejor, quiero citarles textualmente el siguiente
fragmento:
LEER EN VOZ ALTA: "El Estado -el Estado nacional, soberano- era el tablero
dentro del cual transcurría la existencia de un conjunto de entidades que
llamamos instituciones. Los diversos modos de agrupamiento tenían una
dimensión institucional. Una de esas instituciones, una pieza de ese
tablero, era el mercado liberal. Ese mercado era una laguna en medio de
un continente sólido. Literalmente, el sólido continente institucional
contenía la laguna. Pero esa laguna crece, se desborda, se descontiene, se
vuelve incontenible. Lo llaman neoliberalismo, o tercera ola, o
globalización, o algo. Se ha revertido la trama; esa laguna devino océano.
Esa laguna que era una pieza del tablero estatal se convierte ahora en el
tablero de otra lógica. Ahora todas las demás piezas transcurren en el
ámbito propio de lo que era sólo una pieza. Esa pieza devino hegemónica,
devino condición de todo el juego y alteró el juego de modo tal que las
antiguas piezas no conocen las reglas de este nuevo juego. A la vez, el
Estado que era el tablero, en esta reversión, se convierte en una pieza
entre otras.
Ese océano es un medio fluido en el que las conexiones resultan
esencialmente aleatorias. Esa conexión entre términos heterogéneos en
un medio fluido es la fuente de la incertidumbre contemporánea”

Es un fragmento del libro “Pensar sin Estado” de Lewkowicz


Y bien...
Hay un ejemplo en el libro que me parece muy importante: Nietzsche
sostiene “dios ha muerto”. Declarado ello, este filosofo organiza un
recorrido sin Dios. ¿Qué significa eso? Significa inventar modos de pensar
y operar si esa meta condición llamada dios. Y las condiciones
contemporáneas invitan a un mismo tipo de experiencia: agotado el
Estado se deben inventar modos de pensar y habitar sin esa meta
institución.
Con el agotamiento del Estado, se trastocan las instituciones de encierro
en las que se apoya, recordemos cuales son: la familia, la fábrica, las
escuelas, el hospital, el ejército. Porque la expansión del mercado y sus
artefactos producen un desvanecimiento del suelo donde apoyaban las
instituciones disciplinarias. Como consecuencia, la consistencia
institucional queda afectada. Y no es que las instituciones de encierro
desaparecen, sucede que se va construyendo otro régimen de
dominación, por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿Qué subjetividades
resultan de estar en la escuela, en las familias o en prisiones cuando el
MERCADO es la instancia dominante en la vida social? En principio, pasan
cosas absolutamente otras. Entra en crisis la idea de ciudadanía.
Dicho de otro modo:
La correlación entre Estado-nación, instituciones/dispositivo normalizador
de encierro y la subjetividad ciudadana que produce y reproduce como
soporte subjetivo, está agotada. ¿Por qué? Porque los mandatos y la
velocidad del Mercado amenazan la consistencia de las ya fragmentadas
instituciones. De tal manera que esas instituciones se transforman, dicen
estos autores, en galpones: esas instituciones adquieren un
funcionamiento que está ciego ante la destitución de la lógica estatal de su
pedestal y ante la instalación progresiva de la dinámica de mercado y un
nuevo espíritu del capitalismo.
Así, en estos tiempos, varia también el objeto y el procedimiento de
exclusión. No solo el estatus de la inclusión sino también de la exclusión.
Empieza a haber otro tipo de exclusión. En concatenación, si la reclusión es
el modo de exclusión de los estados nacionales; la expulsión es la forma de
exclusión del mercado neoliberal. Hay operaciones diversas sobre lo
excluido. La reclusión consiste en el encierro de los excluidos en las
instituciones del estado nacional, y el encierro produce el tipo subjetivo
necesario para transitar las instituciones de ese estado: familia, hospital,
escuela, fabrica, ejercito, prisión, etc. El encierro opera como productor de
las operaciones necesarias para habitar esa lógica. El encierro no es mera
reclusión física, sino instancia instituyente de humanidad. ¿Y quiénes son
encerradxs? Niñes, locxs, y presxs. ¿para qué? Para disciplinar sus
conciencias. Ahora bien, cuando la lógica del mercado se expandido
plenamente, la exclusión tiene un estatuto radicalmente otro. La exclusión
actual no es reclusión por falta de conciencia sino EXPULSION de la red de
consumo. En este caso, la operación sobre el excluido son barreras
policiales que impidan su presentación. Lo que se busca es la eliminación
de lo excluido, por lo tanto, hay destitución de humanidad. ¿A quiénes se
expulsa? La posibilidad de expulsión deviene horizonte probable para
cualquiera. No se procura depurar a los excluidos de sus rasgos
“antisociales” para volverlos a incluir, se pretende depurar a la sociedad de
sus elementos antisociales. Entonces aquí depurar significa eliminar,
suprimir para que no sean parte de escenario “civilizado”. Dice Lewkowicz:
“la expulsión funda un afuera sin lugar”.
El capitalismo cambia, se refuerza. Y con ello también ocurre el
desvanecimiento del empleo vitalicio como destino social por excelencia.
Hay un pasaje hacia el empleo temporario que produce una variedad de
efectos. Que temporalidad forja el empleo temporario, que subjetividad
resulta de esa temporalidad, que estrategia de búsqueda de empleo
requiere una lógica de empleo temporario.
Por todo ello, y por mucho más, en la era del capital financiero, la
existencia no está garantizada; en un artículo para pagina 12 Lewkowicz
sostiene “el neoliberalismo es la experiencia de una dinámica que
transforma a priori a los cuerpos en superfluos.” ¿Por qué? Porque con el
desfondamiento de las instituciones emerge en un primer plano la
condición superflua de la materia humana, surge el pánico de quedar
desamarrado de alguna organización, de algún trabajo, de algún espacio
vincular, de algún circuito en el que uno pueda volverse necesario para
otros y por lo tanto posible para sí. La condición superflua parece decirnos
que se puede inexistir en vida. Esa inexistencia es un terror muy actual,
característico de la era de la fluidez. No es el temor de morir, es el terror
de no existir, no de estar excluido y recluido, sino de quedar expulsado;
pero ni siquiera expulsado afuera: expulsado hacia una existencia
fantasmal aquí,í entre nosotros; hacia una existencia que no cuenta para
otros como existencia y que, por lo tanto, es imposible de convertir en
existencia para sí.
Descubrimos la inexistencia, porque en concreto, la dinámica del
capitalismo financiero no solo produce pobreza y desigualdad, sino
también la desligadura de lo ligado y la fragmentación de lo articulado. El
sufrimiento acá tiene que ver con el desgarro que produce la lógica del
mercado, cuya temporalidad es la velocidad, la sustitución, la inmediatez.
De otro modo: la subjetividad mercantil intenta adaptarse a unas
condiciones que varían permanentemente, pero ese intento, que necesita
de la creación de unas operaciones especificas (invención y flexibilidad,
pero atadas a los requerimientos de la dinámica de mercado), tiene
consecuencias subjetivas. El desgarro es el subproducto de la puesta en
juego de esas operaciones en conexión con los estímulos del mercado y
prospera en condiciones de fragmentación.
Zygmunt Bauman señala que lo especifico del sufrimiento contemporáneo
en tiempos neoliberales es la incertidumbre, la inseguridad, la
desprotección, y la inexistencia de instituciones capaces de hacer algo con
todo ello.
Entonces, la subjetividad que se intenta construir como soporte de este
nuevo espíritu del capitalismo ya no es la del ciudadano, es, bueno tiene
muchos nombres dependiendo del autor o autora, hoy con Lewkowicz y
asociades decimos que es el consumidor instalado por los artefactos del
mercado.
Para ir cerrando, esto supone dos cambios fundamentales, cito:
"La soberanía no emana ya del pueblo sino de la gente. La gente ya no son
los ciudadanos sino los consumidores. Si el consumidor se inviste como
soberano, la ley será la ley de consumo. Tanto como decir que la ley de la
oferta y la demanda pasará de fantasmagoría categorial de una disciplina a
legislación explícita de la nueva ficción.”
“La especulación no es patrimonio de especuladores, sino que pertenece a
la subjetividad consumidora en su conjunto: ricos, pobres, muy pobres.
Cualquiera que tenga sus ahorros en un banco ya está especulando. Quizá
nadie lo haya querido, pero estamos todos en el juego. Que haya peces
más gordos en el mercado no significa que uno no esté funcionando en su
lógica”.
Hoy creo que nos debemos ir con la siguiente reflexión que explorare con
más detalle en los siguientes capítulos: el modo de producción neoliberal
es inseparable de la producción de ciertas marcas en la subjetividad. O,
mejor dicho, no hay economía sin la producción de ciertas disposiciones
en la subjetividad de los agentes para que se adapten al movimiento
permanente del capital y para que un determinado régimen de
acumulación se despliegue. ¿Qué características se necesitan imprimir en
nosotres? Lo vamos a ir viendo en los próximos capítulos.
Muchas gracias por escuchar, un abrazo grande. Soy pablo delgado y esto
ha sido “del fragmento a la situación”.

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¿Qué tipo subjetivo resulta de transitar una lógica que necesita, para su
funcionamiento, de la flexibilidad y la re-invención permanente de sus
agentes?
Flexibilidad e innovación son modos de estar en el mundo, de ser, de
transitar la lógica mercantil, pero son modos ofrecidos por la dinámica
dominante, y, por lo tanto, en conexión con las demandas de mercado.
Hoy los resultados operan como principio general de consistencia.
En este contexto, habitar estas condiciones implica autoinventarse en
conexión con el siguiente problema: forjar las condiciones de
empleabilidad pertinentes para una lógica de empleo temporario.
La libertad a devenido oferta de mercado.

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