Yo Tambien Tengo Mi Orgullo (SP - Sophie Saint Rose
Yo Tambien Tengo Mi Orgullo (SP - Sophie Saint Rose
Yo Tambien Tengo Mi Orgullo (SP - Sophie Saint Rose
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Epílogo
Capítulo 1
Sí, y seguro que eran verdes con antenas y con ojos saltones. Ah, no.
—El resplandor.
Leda entrecerró los ojos apoyando los codos sobre la mesa y preguntó
interesada —Cuente, cuente, señor Barber.
—La luna.
de los Markley?
—Sí, en mis tierras. —Se acercó con cara de susto. —Yo creo que se
les ha estropeado la nave porque normalmente no hacen tanto escándalo.
—¿Por qué eres tan formal conmigo cuando te conozco desde que
llevabas pañales y los mocos colgando?
Leda sonrió. —Porque son las nuevas normas del jefe, Lester. Tengo
que hablar así a todo el mundo mientras estoy de servicio. Te lo he dicho mil
veces.
trabajo…
—Dichosos chismes.
—¡No fastidies!
Sonrió radiante yendo hacia la puerta. —¿A que ahora te hubiera
encantado el turno de noche?
que tenía un gato callejero sobre las piernas. —¿Qué coño es eso? —preguntó
horrorizada por su aspecto. Le faltaba pelo por varios sitios y no tenía pinta
de ser muy amistoso por como la miraba con sus intensos ojos azules.
—¿Para qué?
—Pues muy bien —dijo por lo bajo intentando no mostrar que estaba
de lo más interesada.
—Sus hermanos quieren comprar fincas por la zona. Me han hecho
una oferta, pero yo no vendería mi casa por nada del mundo.
—No. El camino es suyo por eso dije que lindaba con sus tierras.
El hombre bajó del cuatro por cuatro y Leda miró hacia su casa
bajando del coche. La casa en la colina se veía a lo lejos. El resplandor debía
haber sido enorme para verlo desde allí. Se bajó del coche y cerró la puerta
rodeando el vehículo para ver la zona quemada. ¿Como una casa? Debía
medir doscientos metros de diámetro. Pasó la pierna a través de la valla
blanca y se agachó para pasar cuando escuchó el motor de un coche. Se
enderezó al otro lado de la valla para ver la ranchera negra de Rexton que
frenó en seco ante su coche patrulla.
darse cuenta aspiró de nuevo cuando llegó a ella el olor de su after shave.
Rexton la fulminó con sus ojos azules. —¡Tengo tres de estos en mis
tierras!
Vaya, aquello se ponía interesante. ¡Iba a hablar con él! Sonrió como
si fuera la mejor noticia que le habían dado jamás. —Así que tres, ¿eh? —
Sacó el block para apuntar intentando no ponerse nerviosa e impresionarlo
con sus técnicas de trabajo. —¿Tamaño?
—¿Te crees que los he medido? —Puso los brazos en jarras. —¡Hay
algún gracioso que quiere llamar la atención! ¡Tienes que detenerle porque
—Señor Markley…
llevándose los dedos a la nariz mientras miraba sus botas de piel marrón.
Esas eran nuevas. Al escuchar que Lester carraspeaba dijo a toda prisa —No
huele a gasolina ni a nada por el estilo. Tendría que coger una muestra para
analizar. —Pasó el dedo pulgar por sus dedos porque parecía que había algo
oleoso en la tierra.
Sonrió sin poder evitarlo porque se había acercado a ella. Qué mono.
—Dime Leda.
No sabía por qué, pero aquello no le gustaba. Sobre todo porque había
altas temperaturas en esa época del año y podían tener un problema muy
serio. —Hazlo. —Dejó la radio en su sitio y cogió la portátil colocándosela al
hombro. Sintió la presencia de Rexton tras ella y dándose fuerzas se volvió
con una sonrisa profesional. —Intentaremos solucionarlo lo antes posible,
señor Markley. Como ha dicho, seguro que son unos chavales queriendo
hacerse los graciosos.
Les señaló con el dedo. —¡Salid de aquí! ¡Al otro lado de la valla,
ahora!
—Como todos. Pero esto demuestra que esa noche ocurrió mucho
más de lo que sabemos. Debemos excavar para averiguar si su cuerpo está
aquí. Pero si no es así, aquí le ocurrió algo.
Tomó aire y se volvió caminando hacia ellos. Tenía que hablar con
Lester porque eran sus tierras, pero lo que iba a decir no sería agradable y
sabía que Rexton se lo tomaría fatal. Llegó a ellos y miró al anciano a los
ojos. —Vamos a excavar en tus tierras. ¿Necesito una orden del juez o me
das permiso?
Dio un paso hacia él. —Te aconsejo que te vayas a casa, Rexton.
Rexton apretó las mandíbulas. —¿Crees que está ahí? ¿Por eso
quieres excavar?
—No podemos dejar ninguna pista por seguir. Tengo que hacer mi
trabajo.
Leda lo sintió muchísimo por él, porque sabía de sobra lo mal que lo
había pasado años antes cuando todo el pueblo especulaba sobre que la huida
de Eloise había sido por su causa. O que había pasado algo peor de lo que él
era responsable porque esa noche estaba borracho. Pero su padre era muy
respetado en el pueblo y los rumores terminaron por cesar cuando habían
llegado otros escándalos. —Vete a casa —dijo mirándole a los ojos—. Yo me
encargaré de la investigación.
—Pues averigua qué mierda pasó esa noche, Leda. Estoy dejando mi
vida en tus manos. —A ella se le cortó el aliento viendo cómo se subía a su
ranchera y la encendía. La miró por la ventanilla girando el volante antes de
acelerar en dirección a su rancho.
Ella miró a los ojos a Lester. Eran sus tierras, pero todo el mundo
sabía que el jamás mataría ni a una mosca. —No, Lester. No si no quieres.
—También podríais dañarlo con las palas —dijo Lester como si fuera
tonto.
—Pero…—protestó su compañero.
—Cuanto antes averigüemos si está ahí mucho mejor. No quiero que
los rumores corran por el pueblo. Para cavar esta zona necesitaremos días.
mejor esperemos a que regrese al trabajo. No quiero que vuelva de Austin por
esto hasta que no tengamos algo en claro.
—Joder, Rexton tenía veintidós años y han pasado más de diez. ¿Es
con sus vaqueros y su camisa vaquera sin mangas. Su cabello moreno estaba
recogido en una cola de caballo y Leda no pudo menos que desear que
cuando tuviera cincuenta y cuatro años estar la mitad de atractiva. —Buenos
días, señora Markley —dijo levantándose.
—Oh por Dios, qué formal. ¿Te siguen obligando a esa tontería? —
Sonrió sentándose en una de las sillas del porche mirándola fijamente con sus
preciosos ojos grises.
—He oído cosas como todo el mundo. Sobre todo lo que tú me decías,
Clark. —Miró hacia la casa. —¿Dónde está?
—¡Se ha ido a trabajar! ¡Al menos así se olvida de que estáis a punto
de joderle la vida de nuevo!
Se tensó con el tono de Clark y entrecerró los ojos. —No soy vuestra
enemiga. Como ha dicho tu madre solo hago mi trabajo. Y haríais bien en
colaborar conmigo si es cierto que no hay nada que ocultar, para resolver este
tema de una buena vez y que Rexton pueda vivir en paz.
—Habla con Simon —dijo Laura muy seria—. ¿Le has informado de
esto?
posible por el bien de Rexton. Bueno, si tenía que ir contra corriente lo haría,
Con los brazos en jarras observaba como Lester levantaba la pala con
la tierra y la amontonaba en un lateral. Suspiró de alivio por cuarta vez al no
ver nada extraño. Se pasó la mano por la frente porque ya empezaba a apretar
el calor e inclinó la gorra hacia atrás mientras Harry movía la tierra con una
pala buscando restos. Sudando profusamente levantó la vista hacia ella
negando con la cabeza. En ese momento alguien tocó su hombro y
sobresaltada se volvió para ver a su jefe ante ella con cara de mala leche
vestido de paisano. El sheriff Faull le gritó para que le escuchara por encima
Juró por lo bajo siguiéndole. Estaba claro que Laura le había llamado.
Estupendo. Aquello empezaba pero que muy bien.
dejándola en shock porque nunca le había hablado así. En los cinco años que
llevaba trabajando con él jamás le había levantado la voz.
Iba a matar a Harry. O a Lester. Solo podían haber sido ellos los que
se habían chivado porque dudaba que los Markley lo publicaran por ahí.
—Da igual quién me ha llamado. ¡No tienes una orden del juez para
excavar ahí!
hizo temblar por dentro al ver lo que parecía un fémur al lado de una tela roja
de un color muy oscurecido. —Dios mío —susurró sabiendo que aquello no
era nada bueno para Rexton.
Agotada porque llevaba más de treinta horas sin dormir, aparcó ante
—Pero…
—¡Lárgate!
—¡No tengo nada que hablar contigo! —La señaló con el dedo. —¡Se
lo habéis contado a todo el mundo, joder! —La miró como si le hubiera
defraudado y a Leda se le retorció el corazón porque aunque su orgullo
intentaba no demostrarlo, estaba dolido y la culpa era toda suya. —Confié en
ti y me has fallado. Vete de mis tierras.
estaba seguro de que era suyo porque tenía sus ojos negros y su cabello
castaño. Miró a Laura que como una leona protegía a los suyos. En respuesta
a su esposo, ella siempre le daba un codazo con cariño y riendo contestaba
que la broma después de tantos años ya no tenía gracia. Habían sido una
familia idílica hasta aquella maldita noche y si quería que esa familia siguiera
igual de unida, tenía que averiguar la verdad. Y la iba a averiguar muy a su
pesar. Miró a Rexton a los ojos y tomando aire abrió la puerta del coche. La
rodeó sin molestarse en cerrarla llevando la mano a la pistolera. —Vas a
—Hijo…
que a ti, te lo aseguro. —Se puso ante él y sonrió. —¿Seguro que no quieres
hacerlo por las buenas?
—Seguro, nena.
Ella entrecerró los ojos. Oh, eso había sido una clara provocación. De
Rió por lo bajo. —No te pongas tonto que te tiro de las orejas.
—¡Suéltale!
gritó a la cara.
Laura tiró la escopeta ante los escalones y encantada fue hasta ella y
fruncido. —¿Qué?
Pasó ante él molesta por hacerle perder el tiempo. —Serás crío. —Él
mascullo algo por debajo y ella que estaba ya palpando al otro lado de la
puerta le miró. —¿Qué has dicho?
—Nada, agente.
—Qué mal te sienta perder.
—Eso no es cierto.
Ella jadeó indignada y tiró del cordón molesta. —¡Por qué has dicho
eso!
Puso cara de inocente. —Pues no lo sé. Debe ser porque nunca sales
con nadie. —Leda se sonrojó con fuerza y él levantó una de sus cejas
Él dio un paso hacia ella. —¿Así que sales con alguien? Pues no es
del pueblo.
—Con tu oso.
—No sé por qué, pero te prefiero pegando gritos. ¡Esa vena chistosa
me pone de los nervios!
razón.
Se puso como un tomate. —No, qué va. Pero como te he dicho tengo
pris…
—Curiosidad.
—¿Quieres besarme?
—¿Qué? —Se puso como un tomate y muy nerviosa se le cayó el
bolígrafo al suelo antes de negar con la cabeza. —No, claro que no.
Era una oferta de lo más tentadora, pero tenía que hacer su trabajo
para librarle de aquel problema lo antes posible. Le miró sin comprender. —
¿No quieres que todo salga a la luz?
—¡Lo único que saldrá a la luz será la malicia de la gente, que creerá
de nuevo que yo he tenido algo que ver con su muerte! ¡Eso es lo único que
saldrá a la luz! ¡Hace once años todo se centró en mí y nadie se molestó en
averiguar si yo era culpable! ¡Si hubieran descubierto el cadáver entonces, me
hubiera podrido en la cárcel!
—Simon…
Se tensó con fuerza por sus palabras. —Pues haré mi trabajo. ¡Así que
empieza por el maldito principio de una vez!
—Hirió tu orgullo.
—No lo sé ni me importa.
—La eché del coche. No volví a verla hasta la fiesta porque tuve
mucho trabajo.
—Continúa.
—Muy simple. Yo había quedado con mis amigos y bebí de más. Ella
apareció y me cogió del brazo como si nada.
—Y reaccionaste mal.
—Me dijo que era mío. Que como me lo había tomado mal, había
dicho que era del otro de la rabia. Me miró inocente con sus ojitos negros e
intentó convencerme. Entonces le pregunté de cuánto estaba y me dijo que de
seis semanas.
—Mentía.
—No me lo dijo.
para el caso.
—Era Roy, ¿no es cierto? Siempre ibais juntos a todos lados. Solo os
lleváis dos años. Sabía que Roy te dolería más que otra persona. ¿Era él? —
Al ver que no respondía se levantó. —¡Dímelo!
—Sí, pero hace once años no teníais el cuerpo —dijo sin creerse una
palabra—. Como dijiste, nadie se encargó de buscarla.
—Sí. Le dije mil veces que no tomara esa mierda delante de mí, pero
Eloise hacía lo que le daba la gana.
Rexton apretó los labios. —Ahora crees que soy un cabrón sin
sentimientos.
—Oh, sabe mucho, eso te lo aseguro. Porque Roy la vio una vez bajar
de su coche a unas millas de aquí. Tenía el coche tras unos setos y creía que
no se veía desde la carretera, pero mi hermano la vio claramente.
—Es que eso fue antes de que empezáramos. Y nunca fuimos novios,
¿recuerdas? Solo me la tiraba.
por el retrovisor para ver que Rexton la observaba alejarse con los labios
nada.
Detuvo el coche ante la casa de Lolly Williams. Odiaba tener que ir,
pero los rumores ya corrían por el pueblo y seguro que estaba esperando
noticias.
La pobre mujer sonrió con pena dándose la vuelta sin decir palabra,
antes de caminar por el pasillo yendo hasta la cocina que estaba al fondo.
—Señora Williams…
sentada ante la mesa mirando un vaso de whisky. —Hacía seis años que no
probaba el alcohol. —Sonrió con tristeza antes de beberse el vaso de golpe.
—No era mala, ¿sabes? Solo estaba muy perdida. —La miró
fijamente. —No te creas lo que dicen de ella. Todo es mentira.
cabeza mil veces, pero ella decía que sería la señora del rancho Markley. Que
lo conseguiría. Era una ilusa. La hija de la empleada de un supermercado no
iba a casarse con el hijo del dueño del rancho más importante de la zona. Y
más con su historial. Su padre me advirtió.
—¿Su padre?
—Intentó atraparle.
—¿Tomaba drogas?
Abrió los ojos mirándola con los mismos ojos negros de Eloise. —
Fueron ellos. Estoy segura. Puede que mi hija cometiera errores, pero no
dudes de que fueron ellos. No la querían en su vida.
—Estaba enamorada.
—Lo hubiera dado todo por él. Pero una noche llegó irreconocible.
Estaba pálida y cuando le pregunté qué ocurría no quiso contármelo. A partir
de ahí volvieron las drogas y todo lo demás. Me negué a darle dinero y… —
Sollozó y se tapó la boca.
—¿Qué hizo?
yo.
vio como pasaba los dibujos con sumo cuidado como si no quisiera perderlos
por nada del mundo. —Tenía talento —susurró viendo a sus amigos sentados
en el banco del campo de futbol tomando cervezas.
supiera.
No se lo podía creer. Si había una familia que nunca dudaría que era
perfecta, era la del alcalde. La señora Hayman se moriría de la pena si lo
supiera. La miró de nuevo. —¿Qué ocurrió aquella noche?
enfadé con ella por comportarse así. Le dije que debía tener más dignidad.
Nos gritamos.
nada por retenerle. Que ella no era así y que haría lo que fuera por conseguir
a Rexton.
—¿Haciendo qué?
—¡Sí!
—¡No, no lo era! Por eso decía que haría lo que fuera por estar con él.
Creía que podía colárselo a Rexton, pero por las drogas o por el alcohol metió
la pata, ¿no es cierto? Se equivocó de fecha y él se dio cuenta.
—No trabajaba, ¿de dónde sacaba el dinero para las drogas si usted no
se lo daba?
—Su padre.
—Una noche un coche rojo la trajo a casa. ¡Pero el niño era suyo!
—¿Hacer?
Sonrió con tristeza. —El sheriff Faull no hizo nada. —Se tumbó en la
cama de costado encogiendo las piernas. —No hizo nada por mi niña. Nadie
hizo nada por ella jamás. Veían como se hundía y ni yo pude salvarla.
Leda salió de la habitación sintiendo una pena enorme por esa mujer.
Enamorada de un hombre que tenía otra vida de la que ella nunca formaría
parte, tenía una hija de soltera y había intentado mitigar el dolor con el
alcohol. Su hija viendo que iba por el mismo camino, intentó lograr su
objetivo a cualquier precio. Y ese precio había sido su vida.
Leda estaba riendo con sus amigos, que jugaban a intentar encestar en
un puesto de la feria, cuando llegó Eloise con un vestido rojo entallado y unas
botas vaqueras del mismo color con un vaso de cerveza en la mano. Su
melena rubia y sus labios rojos mostraban a una mujer preciosa que
provocaba que los hombres se volvieran a su paso. Clark le susurró al oído —
Ahí viene esa lagarta. Ya no sabe qué hacer para colgarse de Rexton.
la fiesta. Apartó las sábanas jurando por lo bajo y saltó de la cama corriendo
hacia sus pantalones. —Maldito caso. No voy a pegar ojo hasta que lo
resuelva. —Después de ponerse la camisa se estaba cerrando el cinturón
cuando se detuvo en seco mirando el reloj sobre la mesilla. —¡Estupendo
Leda, son las tres de la mañana! ¿A dónde coño vas?
sorprendida pensando que más o menos era del mismo color que el de Eloise
y lo tenía tan largo como ella. Nunca había llevado el cabello tan largo de
joven. Fue sobre los dieciséis cuando decidió dejárselo crecer. Impresionada
soltó el mechón. ¿Se lo había dejado crecer porque sabía que le gustaba? Con
Juró por lo bajo porque seguro que las llamadas de la oficina seguía
recibiéndolas ella y suspiró sentándose en la cama antes de responder —Al
habla la ayudante del sheriff Leda Towson.
muy caldeados. Temo que Rexton haga una tontería como está en este
momento, ¿entiendes? ¡Tienes que venir!
Bajó los escalones del porche sin cerrar la puerta con llave y corrió
hacia su cuatro por cuatro. En apenas unos segundos salía de su rancho y en
cuanto entró en la interestatal puso la sirena acelerando todo lo que podía.
Para llegar a los campos del este tenía que atravesar hacia el norte las tierras
de Lester y para eso tendría que rodear sus pastos. Juró por lo bajo entrando
El chico corrió más si eso era posible y Leda puso los ojos en blanco
—¡Para ser el más listo del instituto, eres de lo más idiota! ¡No
sesenta y seis metros por segundo y yo peso sesenta kilos, así que me has
impulsado con una fuerza de novecientos noventa y nueve, con seis newtons.
—Frunció el ceño como si lo estuviera pensando. —Creo.
sentándose en el asiento del copiloto. Cerró las dos puertas y Leda susurró
por lo bajo viendo la mirada de Rexton que iba a la cabeza con cara de querer
matar a alguien —Chico listo.
—Sí, jefe.
Miró fijamente sus ojos azules que parecían más oscuros en plena
noche, aunque la luna estaba llena, y se apartó para dejarle pasar. Sean cerró
—¡Qué pesado estás con las reses! ¡Al menos ya sabemos quién hacía
los fuegos!
—¡Un experimento!
—¿Y ya está?
—¡Se te ha escapado!
darse cuenta los separó ligeramente. —Joder, nena. No tenías que haber
hecho eso —dijo él con voz ronca antes de cogerla por la cintura pegándola a
su cuerpo.
coche, gritando de placer cuando se colocó tras ella metiendo las manos bajo
su camisa para acariciar sus pechos mientras besaba su cuello. —Voy a
follarte —susurró estremeciéndola de arriba abajo haciendo que arqueara su
cuello hacia atrás con los ojos cerrados solo pendiente de lo que le hacía
sentir. Una de sus manos bajó hasta su cintura y Leda gimió de necesidad al
sentir su miembro endurecido en su trasero. La acarició con él—. Estás
húmeda, nena. ¿Me quieres dentro?
—¡Sí! —gritó desesperada por su contacto. Le necesitaba dentro y
cuando él empezó a invadir su cuerpo todo su ser se tensó de anticipación.
—Eres una cajita de sorpresas, preciosa —dijo con voz ronca—. Estás
muy estrecha.
placer apretando los dedos contra el capó y Rexton entrecerró los ojos
moviendo sus caderas de nuevo. Su vientre se tensó con fuerza en cada
embestida. Y muerta de necesidad suplicó por más. Rexton la abrazó con
fuerza pegándola a su cuerpo antes de entrar en ella con una fuerza que la
catapultó al paraíso.
vida, pero había metido la pata hasta el fondo. Él notó como se tensaba entre
sus brazos y susurró —¿Qué pasa, nena?
—Suéltame.
dejó cuando empezó contigo, ¿no es cierto? ¿Qué ocurrió para que volviera a
tomarlas? —Una lágrima recorrió su mejilla. —Si no me dices lo que ocurrió,
no podré ayudarte.
Apretó los labios cerrándola de nuevo y la dejó sobre el asiento del copiloto
antes de incorporarse y arrancar el motor. Se mordió el labio inferior viendo a
lo lejos la casa de Lester. Esperaba que no se hubiera enterado de nada
porque entonces estaría en problemas bien gordos.
Capítulo 5
a Rita en su puesto.
—Mira rubita… —dijo con una mala leche que no podía con ella—.
¡Estarás en tu puesto en tu horario laboral o la próxima vez que hagas algo
así, te irás a la calle! —gritó sobresaltándola. Rita la miró con sus ojos
castaños como platos porque nunca le había hablado así—. ¿Me has
entendido?
creyeron que se lo llevó con ella, pero ahora sabemos que no es así. ¿Cómo
es que nunca se encontró?
Leda cogió la hoja para ver que era la declaración de su madre. —Sí,
ya sé que dijo que su hija se había subido al coche y no la había visto más.
Me lo corroboró ayer noche.
Al mirar sobre su hombro vio que Rita tenía la oreja puesta pendiente
Sacó la bolsa del bolsillo de la camisa tirándola sobre la mesa del jefe.
—Mejor empiezo por el principio.
Muy tensa asintió. —Lo sé, por eso precisamente te lo cuento. Tienes
que implicarte en este caso tanto como yo por si me dan la patada. No confío
en que Rexton no se vaya de la lengua si le presionamos.
Será nuestro centro de operaciones y Harry… Cierra con llave. No quiero que
Rita meta la nariz en esto. Cuanto menos gente sepa cómo nos movemos
mejor.
noche de autos. Harry observaba los nombres y las fotos de todos los
implicados pensativo. —¿Qué opinas?
puerta. Harry la abrió sin dejar ver el despacho. Miró sobre su hombro
diciendo con aburrimiento —Es el chivato.
—Exactamente.
—Sigue así.
preguntó su compañero.
—Bah, habían robado dos ovejas. Tampoco era para tanto. —Abrió
los ojos como platos. —Esto es un asesinato en toda regla. Quiero participar.
—¡Es que no todos podemos ser monjes que están en casa a las seis!
—protestó Rita fulminándolo con sus ojos castaños—. ¡Tiene que haber de
todo en esta vida!
Rita sonrió con descaro. —Es que este trasero hay que lucirlo, guapo.
¡No lo voy a tener así toda la vida y menos sentada en esa silla tantas horas!
¡Ella es la jefa si no está Simon y ella decide!
—Cierra la boca.
—Serás estirado. —Rita miró a Leda y cruzó los brazos como ella. —
Tres meses. ¿Qué pasa?
empezamos otra vez? ¡Quiero que piense que estoy totalmente centrado en el
trabajo!
Harry la miró sin saber qué hacer y molesta siseó —Los hombres sois
gilipollas.
—Jefa…
Harry se quedó allí de pie sin saber qué hacer antes de ir tras su jefa.
—¡Cariño, tengo trabajo! —dijo a gritos—. ¿Hablamos luego?
—¡Imbécil!
—Sí, jefa —dijo por lo bajo viéndola salir del coche. Suspiró bajando
hacia las escaleras sin abrir la boca. Harry carraspeó y ella se detuvo en la
escalera volviéndose. —¿Qué?
—¿Estás segura de que no quieres que sea el poli malo? —Se sonrojó
ligeramente. —Siempre he querido serlo y me da que no vamos a tener
muchas oportunidades.
Le rogó con sus ojitos castaños. —Vamos, tú puedes ser mala otro
día.
Sin poder evitarlo sonrió. —Sabes que si metes la pata puedes
quedarte sin empleo, ¿verdad?
Se hizo a un lado y le hizo un gesto con la mano para que pasara ante
ella. —Todo tuyo, novato.
—De nada —dijo con ironía. Mathew Hayman se lo iba a comer vivo.
—Lo haré bien, jefa. —Llamó a la puerta y una voz les dijo que
pasaran desde dentro. —Vamos allá.
la edad de su padre la miró fijamente con sus ojos azules. Estaba preocupado,
eso era evidente por la tensión de su rostro. Leda sonrió para tranquilizarle
sin perder detalle. Parecía que había envejecido diez años de golpe. Estaba
claro que todo aquello no le gustaba un pelo. —Agente esperaba su visita.
—Creo que ya sabéis de sobra que era mi hija. Una mala noche la
tiene cualquiera —dijo el alcalde fulminándole con la mirada—. Y que yo
sepa la investigación la lleva Leda, así que cierra la boca. Si quiere preguntar
que pregunte ella.
escritorio. —Lolly nunca fue muy estable, la verdad, pero ese día me
sorprendió. Me los puso por corbata. Hasta me amenazó con un cuchillo al
ver que yo no entraba en razón como ella decía.
—¿Informaste a Simon?
—¿Quería contárselo?
Leda apretó los labios antes de continuar —¿Le pasabas una pensión?
—¡No!
—¡No lo sé! —Se levantó nervioso y les dio la espalda mirando por la
ventana el pueblo que dominaba con el dedo meñique.
que no le ocurría nada todo fue a más. Una vez acabó en el hospital por robar
un coche. Ni tenía carnet y se estrelló con él a la salida del pueblo. Iba
borracha. Su madre no podía controlarla. Fue cuando se enteró de que yo era
su padre cuando todo empeoró.
—¿Cómo?
—Sí. Se llevó un disgusto enorme, pero era lo mejor para todos. Hasta
mis hijos lo saben.
—Dieciocho.
Asintió viendo por el rabillo del ojo como Harry lo apuntaba todo. —
Ahí empezó a salir con Rexton.
Mathew apretó los labios. —No salían juntos. Ella misma me dijo que
solo quería hacer daño a los Markley.
lo sabía todo, le gritó que saliera de allí y el Padre Hopkins las apoyó
echándole en cara que antes que ayudar a los pobres, debía encargarse de su
propia casa.
—Creo que le atraía, pero lo que más quería era pasarle por los
morros a su madre que tenía una relación con el primogénito. Quería que se
volviera loca pensando que podía atraparle de alguna manera.
—¡Como Simon!
—¡Claro que sí, pero era imposible! Eduard se quedó más tranquilo
después de hablar con Rexton. Éste le aseguró que nunca se casaría con ella.
Que eso no pasaría jamás. Que se estaba divirtiendo como ella.
—¡Mientes!
Mirando sus fríos ojos azules sintió nauseas. —Le diste la espalda.
¡La ignoraste hasta que ella te hizo ver que no te lo permitiría! ¡Te chantajeó!
¡Intentó hundirte porque si esto se sabía no saldrías reelegido! ¿Y me dices
que se lo dijiste a tu esposa como si nada y esperaste acontecimientos que no
llegaron nunca? ¡Te odiaba! ¡Has desviado la conversación al problema de
Rexton, pero ella no pudo dejarte en paz, así como así! ¿Qué ocurrió en esos
era su padre con dieciocho años! ¡Tres años después de lo que tú dices!
—¡Eso fue el día en que le dije que no iba a darle más dinero!
—¡Pues alguien se lo daba! ¡Alguien pagaba sus drogas!
—Yo no hablé con ella de nuevo. ¡Le dije que hablara con mi
abogado!
Ella entrecerró los ojos porque parecía sincero, pero con ellos nunca
se sabía. Simon la había engañado totalmente y le conocía de toda la vida.
Como a él. Tendría que presionarle un poco. —Voy a hablar con Kimberly.
—Sí. No quería que me torturara más por el asunto. Sabía que llevaba
dieciocho años sufriendo por ello, intentando ser mejor marido, y no quería
que pensara más en esas mujeres. Me dijo que lo dejáramos en manos de la
justicia. Pero al leer esa tercera carta…
—No quiero que nadie más salga perjudicado por esto. Te lo prometo.
Si no tenéis nada que ver en el asunto, nada de esto se sabrá. Pero necesito
conocer todo lo que ocurrió. Y cuando digo todo, quiero decir todo.
Él tomó aire por la nariz uniendo las manos sobre el escritorio. —Te
conozco desde niña y confío en ti. En las dos primeras cartas describía con
que se supone que yo le había hecho. ¡Una maldita mentira tras otra! Fue un
encuentro clandestino y rápido en el aparcamiento. ¡Ni duró diez minutos,
joder!
—Me lo contó Kimberly. Las había quemado. Leí la tercera que ponía
los pelos de punta. La escribió una psicótica, te lo aseguro. ¡Era una queja
tras otra de todo lo que había pasado durante esos años porque yo que era un
cabrón sin sentimientos le había dado la espalda! ¡Hasta tenía marcas de sus
—¿Os amenazó?
—Algunas eran frases sin sentido que decían que debería destriparme,
pero ni me lo tomé en serio porque seguro que estaba bebida. Hablé con
Simon y él se encargó del asunto de nuevo. No volví a saber nada de ellas
directamente, aunque por supuesto las veía por el pueblo.
—¿Simon no te dijo que había hecho?
tiempo.
Leda agachó los párpados. Había sido el trago más duro de su vida.
Un día su madre la había llevado al instituto porque había perdido el autobús
y dos horas después su padre la había ido a buscar porque tenían que ir al
hospital a Austin. Cuando llegaron su madre ya había fallecido y nunca más
la había vuelto a ver.
—¿Cómo?
—¡Joder, Leda! ¿No puedes dejar las cosas como están? ¡Solo quería
proteger a su hijo!
—No, fue Rexton quien la dejó a ella. Incluso salió con otra
muchacha durante un tiempo.
ella porque lo consideró igual que su padre. Pero eso no lo sabía el alcalde.
—Volvió con él.
divertían. Como se divertía con otros. Eso se lo dijo a Laura en una de las
fiestas de primavera. Riendo dijo que estuviera tranquila. Que no se quedaría
preñada para atraparle porque ni sabría de quién era. Eso fue unos meses
antes de morir.
Para alguien del orgullo de Rexton tuvo que ser un golpe terrible que
la chica que amas vaya diciendo por ahí que solo estás con él para divertirte.
Aunque él aparentaba lo mismo. Dios, que lío.
que tenía que salir a hacer un favor a Eduard en el linde de una finca porque
sus peones estaban en la fiesta. Se levantó de golpe sintiendo el corazón a
mil. —¿Cómo te tomaste su desaparición?
—Te lo agradezco.
—¿Por qué hablar con ella cuando puedo hablar con alguien que sabe
mucho más?
bajando. —¿Quién?
Se estaban subiendo al coche cuando por el rabillo del ojo vio algo
azul a su derecha. Su cabeza giró hacia allí como un resorte y gruñó por lo
bajo al ver la punta de una deportiva llena de barro saliendo de la esquina del
callejón de la heladería. —Harry, rodea la heladería por tu izquierda.
McKenna se esconde en el callejón.
Resignado subió al coche y dijo algo por lo bajo. Ella le dio una
colleja. —¡Eh! ¡Eso es brutalidad policial!
Le pegó una colleja. —¡No digas tacos! ¿Para qué la querías? ¿Para
hacer los círculos?
me entiende nunca.
—Pues explícate.
—¿Qué viste?
llamarada que se apaga sola. Entonces yo pensé que podía hacerlo a lo bestia.
Como esos dibujos que la gente hace en los sembrados de trigo imitando
símbolos extraterrestres. Eso llamaría la atención en la zona y mis padres no
tendrían que cerrar el hotel.
—¡No iba a dejarlos allí! Tenía que aparentar que lo hacían los
extraterrestres. Por eso hice el de Lester primero. Para que diera la voz de
alarma. Él siempre está muy pendiente de esas cosas. Se ve todos los
reportajes de la tele de ese tema, ¿sabéis? No hay nadie que sepa más en el
pueblo que él. Y lo sabe todo de todos. Lester me da trabajillos para sacarme
algún dinero. Me subo al tejado para arreglárselo porque él no puede y esas
cosas. Hemos hablado mucho, por eso sé que sabe mucho del asunto.
Harry entrecerró los ojos. —¿El viejo sabía que habías sido tú?
—No, claro que no. Lo acabo de decir. Lo hice allí porque sabía que
él sabría de qué se trataba.
—¡Tú no eres tonto, Sean! ¡Lo habéis ideado juntos! Él para que no
—Jefa…
Al pasar ante la oficina del sheriff vio que Rexton salía de su ranchera
y se les quedaba mirando mientras le pasaba apretando el volante. —¿Querría
algo importante? —preguntó Harry sacando su arma y abriendo el tambor
para comprobar que estaba cargada.
Harry levantó una ceja. —¿Harry el sucio? —Hizo una mueca. —Me
—Suya. Dijo que él sabía de esas cosas y que así daría la voz de
alarma.
—La ranchera de Lester es roja —siseó sin poder creerse que Lester
estuviera metido en eso.
—Como la que la llevó a casa de su madre —apostilló Harry muy
serio.
—Exacto.
—Bien, jefa.
Leda salió del coche y le hizo una seña al chico para que saliera por
su lado. —Lester, tengo que hablar contigo de este vándalo.
Lester se echó a reír. —Te han pillado, ¿eh? Te dije que tenías que ser
rápido, chaval. —Apoyó el hombro en el poste de madera de las escaleras.
Harry iba a aceptar, pero ella le fulminó con la mirada. Se sonrojó con
fuerza. —No, gracias.
—No te molestes, viejo —dijo ella mirando sus ojos—. ¿Dónde está
el coche de Eloise?
Que dijera eso fue un alivio, la verdad. Era un pesado, pero nunca
hubiera imaginado que fuera un asesino. Aunque nunca se sabía porque
últimamente se llevaba un montón de sorpresas.
—¡Pues bien que vas a contarme tu vida cada dos minutos! ¡Esto
podrías haberlo contado hace mucho tiempo!
—Sí.
—Tuvo que ser muy duro encontrarla muerta. Era como una hija para
ti, ¿no es cierto?
murió mi mujer.
—Y simplemente la enterraste.
Lester se pasó una mano por la nuca. —Tuvo un aborto. Tenía quince
años. Salió mal.
—¿Cómo que salió mal?
que no se disgustara. Una mujer del pueblo los hacía de manera clandestina.
No podíamos llevarla a Austin sin que se enterara su madre, así que recurrió a
esa mujer.
Los ojos de Lester se empañaron sonriendo con tristeza. —La niña era
de armas tomar. Nos quería y le daba igual lo que dijera su madre. —Miró
hacia la tumba. —Aquel era su lugar favorito. Se sentaba en aquella valla y
contemplaba las tierras de los Markley desde que una vez Rexton pasó a
caballo por aquí para saludar. Me miró con sus preciosos ojos negros y me
dijo que sería su esposa. —Leda se tensó y Lester negó con la cabeza. —Y
esa relación. Eduard era un hombre muy duro y no podía consentir que su
hijo se casara mal. Y hay que reconocerlo, con Eloise hubiera tenido un
matrimonio desastroso.
El viejo se echó a reír. —Nunca las dejó. Simulaba ante todos, pero
yo sé que nunca estuvo limpia. Si algo sabía hacer mi niña, era mentir.
Hubiera sido una actriz de Oscar. —Levantó la barbilla orgulloso. —Rexton
aparentó que la dejaba de lado, pero no podía vivir sin ella —dijo
—Claro que no. Lo que ocurrió esa noche… Fue la excusa perfecta
para quitarla del medio. Rexton estaba enfadado con ella.
—¿Sabes la razón?
—Le dijo que estaba en estado. Rexton sabía que no era suyo.
—¿Y por qué lo has descubierto ahora? —preguntó Sean sin salir de
su asombro—Fue idea tuya que hiciéramos el círculo ahí.
Él sonrió. —Me estoy muriendo. Tenía que poner mis cosas en orden
y esto es lo primero que tenía que hacer.
—¡Seguro que su madre quería justicia hace once años! —dijo furiosa
por ser tan insensible respecto a los sentimientos de Lolly. Se quedó helada al
ver su mirada de desprecio—. Dios mío… Te da igual.
Leda apretó los labios mirando de reojo a Harry. Le hizo un gesto con
la cabeza y su compañero se acercó al porche y subió los escalones pasando
ante Lester que le observó recoger la escopeta del suelo. —Cuidado
—Me lo imagino.
fiamos de ti.
—Muy graciosa.
—Es increíble que supiera que estaba ahí durante todo este tiempo. —
El chico la miró a los ojos. —¿No es macabro?
perdérmelo.
Leda giró la cabeza. —¿Cómo sabían que estaba allí? ¿Tú sabías que
la cuidaban de pequeña?
absoluto. Era un crío y solo sabía que estaba buena y que era un poco…
—¿Fresca?
—Yo nunca tuve trato con ella hasta que desapareció Eloise —dijo
pensativa.
—La casa de mis padres está al lado del supermercado. Una vez
empotró su coche contra los carritos. El gerente salió pegando gritos.
—No.
—Eso es rarísimo. El señor Márquez tiene mucho carácter.
—Mi padre decía que estaban liados. Una vez alquilaron una
—Sí. —Pensando en ello miró el tablón de nuevo. —Así que por eso
no la despedía.
casarse con él. Igual se dio cuenta de que nunca le pediría matrimonio.
—Es que tener un rollo con una tía así… Seguro que no sabemos de
la misa la mitad. —Ella levantó sus cejas rubias. —¡Rita no es así!
lógico, ¿no? —Apretó los labios con pena. —Pobre niña y todo el mundo
pensando que se había largado del pueblo. Ya sabía yo que ese Rexton tenía
algo que ver en el asunto después de como la trató el cuatro de julio.
Frenó en seco ante el rancho de los Markley y salió lo más rápido que
pudo para ver que Clark salía del garaje limpiándose las manos de aceite.
Frunció el ceño al verla —¿Qué coño haces aquí?
—Es una visita amistosa. —Roy salió del salón y le señaló con el
—¡No seas idiota! ¡Ella sabe más que ninguno de vosotros! ¡Conocía
la versión de todos! ¿No es cierto Laura? ¡Como amiga escuchó todas sus
lamentaciones! —Laura levantó la barbilla cruzándose de brazos. Dio un
paso hacia ella amenazante. —Y me lo vas a contar de una vez.
—¿Quieres un café?
preguntó con ironía—. Claro, había que proteger el buen nombre del alcalde,
no fuera a ser que Kimberly se disgustara.
Leda apartó la mirada rabiosa porque aún sintiera algo por ella. —
Exacto. La hija bastarda que había que ocultar, pero ninguno contó con que
Laura muy tensa descruzó los brazos. —No tienes ni idea de que estás
hablando.
lo que le corresponde.
—Sabía que había pasado algo esa noche en que le fue infiel, pero no
sabía con quién.
Laura muy tensa miró a su hijo mayor que se había quedado lívido. —
Tenía a su madre. ¡Mathew tenía hijos también! ¡Estaba obsesionada con él y
todos lo sabíamos!
—No fue por eso. Kimberly me pidió ayuda. Nos la pidió a todos,
incluido tu padre.
dos veces?
Mathew! —Se echó a reír sin ganas. —Antes lo intentó con mi marido,
¿sabes? Le iban los hombres casados. —A Leda se le cortó el aliento
asimilando la información. —Claro que sí. Era preciosa y muy divertida.
Pero Eduard jamás hubiera cometido ese error. No se dejó tentar, pero
Mathew fue más débil y ella creyó que podría salirse con la suya.
—¡Cómo su hija!
—¡Exacto! ¡Eloise era aún peor que ella, porque ni disimulaba sus
intenciones! ¡Persiguió a Rexton hasta que él se fijó en ella en el instituto!
Temimos que le atrapara con un embarazo y hablé con mi marido para que
pusiera las cosas en orden. ¡Él habló con Rexton de hombre a hombre!
Sus hijos volvieron la cabeza hacia Rexton que apretaba los puños
mirando a su madre como si no la conociera. —No me mires así, cielo. Lo
toda la noche. Era obvio lo que estaba buscando y Troy… Joder, se arrepintió
de haberte fallado. Es tu mejor amigo y sabía que la querías.
quiso a ella. Cualquier ilusión que había tenido en el pasado, cualquier sueño
que hubiera imaginado, se rompió en mil pedazos en ese momento. —No
estaba embarazada.
Rexton la miró sorprendido. —¿Qué dices? ¡Sí que lo estaba! ¡En eso
no mentiría!
—Sí. —Se volvió hacia Laura. —¿Qué ocurrió esa noche? ¡A donde
fue mi padre después de dejarme en casa!
—Oh, al parecer tuvo que ver. —Se volvió hacia Laura de nuevo que
se apretaba las manos nerviosa. —¿En qué tuvo que ver? ¿Qué pasó esa
noche? ¡Qué hicieron Simon, tu marido y mi padre! ¡Habla de una vez!
—No la encontraron.
—¡No mientas!
—¡No quería hacerte más daño! —Laura se pasó la mano por los ojos
para borrar las lágrimas y suspiró intentando calmarse. —Simon se acercó sin
ser visto para escuchar como Lolly le recriminaba que lo había echado todo a
perder. Así nos enteramos de que había conseguido atraparte. Simon vino a
decírnoslo al parque donde ya estábamos hablando de la discusión que habías
tenido ante todos. Tu padre estaba muy preocupado por tu reacción. ¡Estabas
ciego con esa mujer! Eduard envió a Troy a buscarte para que no se separara
de ti en toda la noche y el padre de Leda la llevó a casa.
padre había hecho tomó aire apartando la mano. —Mi padre abrió la sucursal
para hacerle un cheque. ¿Por qué no lo hizo él mismo?
—Pero es que ella también era de los vuestros —dijo con desprecio
mentir!
—Claro que la vimos allí alguna vez —dijo Clark—. Pero tanto como
una relación estrecha…
—Os juro que como no me digáis quién fue el que apretó el gatillo, os
voy a enchironar a todos por cómplices de asesinato. —Les miró uno por
uno. —Sabíais que iba por allí. ¿Acaso Eduard no lo sabía? ¿O le dijo a
Simon que se fuera a casa para liquidar el asunto ahorrándose una buena
—¿Estás bien? —preguntó Clark dando un paso hacia ella. Leda llevó
la mano a la pistola. Él se detuvo en seco asombrado—. Leda…
mirada y pudo ver las botas de Rexton ante ella. Frunció el ceño porque
estaba tumbado. —Sangra mucho.
Laura salió corriendo mientras sin saber de dónde sacaba las fuerzas
cogió la camisa y la abrió en dos. Suspiró del alivio al ver el agujero de bala
en el hombro. Se agachó sobre su rostro para comprobar que respiraba. Fue
un alivio sentir su aliento en su mejilla y levantó la vista hacia Clark que
—Temí… Joder, lo siento. —En ese momento llegó Clark con las
toallas y ella cogió una colocándosela sobre la herida. Él arrodillándose al
otro lado miró a Leda. —Estás sangrando.
—Vosotros y vuestros planes para ocultar las cosas —dijo con rabia
antes de mirar los ojos azules de Rexton—. ¿Respiras bien?
—¿Qué puntos?
Gruñó por dentro con ganas de arrearle. —¡Pues muy bien! ¡Porque
no diría que sí!
—¡Pues eso!
Laura sonrió irónica. —Vaya, vaya. Agente ¿no está prohibido
relacionarse con un sospechoso en una investigación en curso? ¿No deberías
—¡Leda!
—¿Denunciarás a Roy?
pinzas.
gemido de Roy hizo que le miraran y Rexton entrecerró los ojos al ver como
se sentaba con toda la barbilla llena de sangre y la nariz algo torcida—.
Hermano, espera que me levante de aquí.
si eso sería suficiente para desinfectar la zona. —No sé. Esto no lo veo —dijo
preocupada por si le pasaba algo.
—Eso también.
—Así es lo mejor.
—Lo sé. —Apretó los dientes cerrando los ojos cuando Laura metió
aún más las pinzas.
Negó con la cabeza. —Este es tan buen momento como cualquier otro. Así te
distraes.
—¡Tú a lo tuyo, bruja! ¡Te juro que como no pueda mover ese brazo,
vas a pasar un tiempo tomando clases de enfermería en la penitenciaría del
estado por muy madre suya que seas!
—¿Qué has dicho? —preguntó con voz suave, aunque en sus ojos
veía que estaba a punto de pegar cuatro gritos—. ¿Estás queriendo decirme
algo?
—Cierra el pico. —Al ver que Laura no sacaba la bala pasó una
rodilla sentándose a horcajadas por encima de Rexton y le arrebató las pinzas
—Oh, por Dios. ¡Aparta!
dejado en casa, pero ella decidió irse de juerga! Como un gilipollas me quedé
a esperarla porque quería explicaciones. ¡Cuando salió del bar iba
acompañada de uno de mis peones! ¡Ahí me di cuenta de que no me quería!
—gritó furioso—. ¡Ahora saca la bala de una puta vez!
Rexton apretó los labios y Leda entrecerró los ojos retorciendo las
pinzas en su herida haciéndole gritar de dolor —¡Porque con ella me corría!
Laura se puso como un tomate mientras los demás le miraron con los
ojos como platos. —¿Qué has dicho? —preguntó Leda sin aliento.
Rexton miró a Leda como si ella fuera la causa de todos sus males. —
No, madre…—siseó—. No tengo ningún problema.
—Por eso tienes tan mal carácter, hijo. ¿Llevas once años en dique
seco?
había enterado de nada. Leda se pasó la lengua por su labio inferior nerviosa
antes de mirar la herida y susurrar avergonzada —Pues fue perfecto.
Los tres se volvieron como si les diera igual. Leda miró al suelo. —
Uy, mi pistola.
—¿No vas a interrogar más a mi madre?
—Uy, claro que sí. —Se mordió el labio inferior dudando. —Vuelvo
luego.
gastara —dijo rabiosa—. Con la mierda de vida que tenía. Nunca hizo nada
de provecho. Se pasaba el maldito día ideando cómo conseguir casarse con el
hombre más rico del pueblo.
Leda separó los labios asombrada como todos los demás mientras
seguía desahogándose. —¡Y no lo consiguió porque mi hijo es muy listo!
Bueno, al principio tragó todo lo que le dijo y se enfrentó a su padre por ella
continuando una relación a escondidas. ¡Claro, le daba algo que él necesitaba
mucho y le enamoró al pobre, pero no era lo suficiente! Por supuesto que no.
¿Y cuando se dio cuenta de que le había perdido qué? ¿Qué hacía ahora?
Pues joder otra vez muriéndose. —A Leda se le cortó el aliento. —Y si le
culpaban a él mucho mejor. Seguro que lo hizo a propósito. Siempre estaba
maquinando.
silla del porche de Lester con su escopeta en las manos. —¿Por qué tengo que
hacer esto? —protestó la recepcionista.
—¡Igual si hubieras dicho lo que había pasado hace once años todo
sería muy distinto, viejo! —dijo Harry con rabia.
—Por supuesto que no. —Los ojos de Leda brillaron. —Porque esta
no fue el arma del crimen.
—Pero eso no indica que haya sido esa el arma del crimen, ¿no es
cierto? Pudo traerla su asesino. Solo sabemos que era de gran calibre. Pero no
había balas. Ni perdigones del cartucho. No se alojó nada en la columna, lo
El agujero que le había hecho a Rexton ese mismo día le puso los
pelos de punta. —Un revolver. —Levántale el vestido hasta el pecho de
nuevo.
Leda disparó y cerró los ojos después de ver que era exactamente
igual. Harry con los brazos en jarras dejó caer la cabeza pensando lo mismo
que ella. El arma del departamento. Un revolver Dan Wesson. Y usaban
precisamente ese arma por insistencia de su jefe cuando había armas más
ligeras y con más balas en el cargador. Esa solo tenía las del tambor.
amarilleada por el tiempo y lo señaló. Harry abrió la puerta que chirrió y pasó
al otro lado, arrastrando hacia delante un mueble de madera que hacía las
veces de perchero pero que estaba lleno de trastos. Allí estaban las dos balas
incrustadas en la madera de la parte de atrás del mueble. Se agacharon para
ver la nueva y brillante de Harry, y un poco más arriba la otra oscurecida por
el paso del tiempo y por la sangre.
—Dios mío. Le tenemos —dijo impresionado.
mundo lo sabía, así que solo tuvieron que buscar una bala con un detector de
metales y cotejarla. Eran exactamente iguales.
Depende de ti.
Simon sonrió. —¿Por una noche? Puede pasar, ¿pero no fue mucha
casualidad?
que lo hicieron con las famosas cartas. Tuve que intervenir de nuevo. Esta
vez tenía el apoyo total de Laura para echarla del supermercado como no se
detuviera. Y lo hicieron porque ya tenían otra cosa en mente.
—Rexton.
—Exacto.
—Continúa.
—Pareció que durante unos meses estuvo tranquila. Hasta que les
vimos salir del bar de Slane´s una noche. Ella se colgaba de él y le besó en el
—¿Qué ocurrió?
—De eso nos enteramos después. Como a los diez meses Eduard
escuchó hablar a sus hijos al llegar del pueblo. Roy discutía con su hermano
porque estaba harto de cubrirle cuando estaba con Eloise. Que no lo haría
más. Volvió a hablar con su hijo y ahí sí que se creyó que no debía
preocuparse. Que nunca tendría algo serio con ella.
—Rexton ya estaba desencantado.
—Eso creo. Y todo iba más o menos bien hasta que Rexton tuvo la
discusión con ella en la fiesta. Ahí nos imaginábamos que ella quería
presionarle de alguna manera. Como no me fiaba un pelo, las seguí al
aparcamiento y escuché lo del embarazo. Ella se subió a su coche llorando.
—Hizo una mueca. —¿Sabes? Creo que a su manera quería a Rexton. O se
—¿Qué ocurrió?
—Se burlaba.
—No estaba de servicio. No tenía por qué estar allí. Si pedía ayuda,
Pensé en…
culpable.
Sentada en su coche apretó los labios al ver como Lolly reía saliendo
del Slane´s del brazo de un tipo con pinta de ser viajante. No sentía ningún
remordimiento por cómo había llevado su vida y en la manera en que esa
vida había afectado a la de su hija. Joder, si hasta le había mentido sobre
quien era su verdadero padre. Los resultados de ADN exoneraron al alcalde,
que al enterarse casi se muere de la impresión al igual que su esposa. Menuda
hija de puta. Hacía tres semanas que al fin había enterrado el cuerpo de su
Eloise y no se la veía demasiado apenada.
—Sí, claro.
Se estiró el vestido negro de licra sonrojándose por lo que pensaría de
ella. Que se iba a desmadrar seguramente. Y eso esperaba hacer. Tomó aire
—Que no…
—¡Qué te llevas éste, leche!
Y hala, no tuvo más remedio que hacerle caso porque esa mujer era
Bueno, estaba allí para divertirse un poco. Había quedado con Rita y
sus amigas para celebrarlo por todo lo alto. Y lo iba a pasar estupendamente.
tiempo que… ya sabes. Tiene que estar que arde. —Le guiñó un ojo
cómplice.
hacia la izquierda donde sus amigas cantaban a voz en grito. Sin perder la
sonrisa se acercó caminando entre las mesas. Los parroquianos iban
siguiéndola con la mirada hasta que llegó a las mesas que ocupaban y todas
se levantaron para abrazarla deseándole lo mejor en su día. Se emocionó
cuando Rita le guiñó un ojo cuando se separó. Era el primer cumpleaños que
no había podido celebrar con alguien de su familia. Ese día fue muy
consciente de que estaba sola en el mundo y no pudo evitar emocionarse. —
Felicidades, jefa.
—Tequila.
música country. Leda como estaba de espaldas a los Markley pudo relajarse y
se echó a reír con las tonterías de sus amigas. Entonces iniciaron un juego de
cartas. Rita embarajó y cada vez que a una le salía un naipe de corazones
debía beber un chupito. Se partía de la risa porque Trudy tenía una suerte
pésima y después de diez minutos era la única que había bebido. Cuando le
salió un dos de corazones Rita se levantó. —¡Basta! Debes tener las cartas
marcadas, guapa. Eso o el destino quiere que te emborraches en tiempo
récord y no puedo consentirlo. ¿Verdad, jefa?
—Ah, no. Yo a eso no juego que sois muy burras —dijo Rose
negando con la cabeza de un lado a otro—. La otra vez que lo hicimos, me
metí en un lío muy gordo. ¡Y fue culpa vuestra!
—Ahora entiendo por qué trabajas para mí. Por lo lista que eres.
Rexton, que sin saludarla ni nada se giró para hablar con Troy divertido como
si no la hubiera visto.
Eso la molestó un poco. Lo menos que podía hacer era acercarse para
felicitarla. ¡Era un maleducado! Pero no sabía de qué se extrañaba porque
solo le había visto dos veces desde que había ocurrido todo y solo para
declarar sobre el caso. ¡Ni una maldita llamada en esas semanas ni para darle
las gracias! Perdió la sonrisa poco a poco antes de volverse hacia su mesa. No
pensaba dejar que le estropeara la noche.
—Con tu madre.
Medio bar se echó a reír al ver que le echaba antes de regresar con sus
amigas que silbaron y aplaudieron por su espectáculo. —Le toca a la
cumpleañera —dijo Rita emocionada frotándose las manos. Le puso un
chupito delante—. Hala, a beber.
Todas iban a abrir la boca sin perder el tiempo, pero Rita levantó la
mano acallándolas. Antes de que lo preguntara ya sabía de qué iba la
pregunta por sus ojos castaños. —¿Es cierto que te has acostado con Rexton
Markley?
—Uyyy…—dijeron varias con los ojos como platos antes de
acercarse de lo más interesadas para escuchar la respuesta.
—Vete a Rexton Markley y pídele una cita —dijo Rita con mala
leche.
—¡Y si cambias a beso vas a tener que morrearle, así que tú verás! —
protestó Rose mientras las demás asentían.
—Beso, prefiero empezar por ahí —dijo con chulería como si nada le
diera miedo.
Rita se colocó ante él e intentó esquivarla, pero su amiga dio un paso al lado
mirándole muy seria. —¿Qué te pasa, niña? Si yo doy un paso a la derecha,
tú al otro lado. Esto funciona así.
Rita le cogió por las mejillas y besó los labios del anciano mientras
todas hacían muecas de asco. La chica se alejó mientras que Lester se había
quedado de piedra con los ojos como platos.
—Hala, ya está. —Se sentó como si nada mientras todas aún seguían
con esa cara. —¿Qué? Tampoco es para tanto. Sabe a café.
—Qué exageradas.
—Era de mi esposa.
—Oh, no puedo…
afectarla sin darse cuenta. Hablaba por los codos y se reía sin razón. Lester
puso los ojos en blanco cuando vio a una de las chicas pasando la escoba por
el local. Slane estaba encantado mientras barría los cacahuetes. Se volvió
sobre su taburete y vio como Rexton apretaba los labios mientras la niña
tomaba otro chupito. Lester sonrió divertido mirando sobre su hombro. —
Otra cerveza Slane, que esto se pone interesante.
—Tu consecuencia es… —dijo Rita con voz gangosa por el alcohol
—. Sacar a Rexton a bailar un perreo de esos. Voy a decírselo a Slane. Se va
a partir de la risa.
Todas se echaron a reír porque eso era casi imposible y porque Rita
casi se cae de la silla en su prisa por ir a pedir la canción. Todo el mundo
sabía que Rexton no bailaba jamás.
—¡Vamos, eso es muy difícil! Bah, seguro que ni tiene esa música. —
Gimió por dentro cuando se cortó la canción que estaba sonando a la mitad y
empezó un reguetón. Abrió los ojos como platos mientras todo el bar
protestaba con ganas.
Rexton levantó una de sus cejas negras antes de mirarla a los ojos. —
Será una broma. Nena, ni te mantienes en pie.
provocativa.
cogió su mano y sonriendo le dio una vuelta cogiéndola por la cintura para
—¿Nueva?
—Vaya, gracias.
—Si ni siquiera te diste cuenta de que Harry estaba loco por ti los
—No fastidies.
—Y ahora está encantado. Tú eras demasiado mandona para él.
—Esa es la mala leche que tienes que sacar con él. Pareces tonta. Yo
le hubiera soltado cuatro frescas.
—Déjate de rollos.
nada, tú sí pases de su culo y te ligues a otro en lugar de estar llorando por las
esquinas por su falta de interés. Eso a Harry le decidió, te lo aseguro.
Entrecerrando los ojos esperó que Rita saliera y usó el retrete. Se bajó
el vestido todo lo que pudo por costumbre, pero cuando se dio cuenta de lo
que estaba haciendo se lo subió ligeramente por la mitad de sus muslos. Salió
del baño y se topó con Rexton de frente. Se bloqueó durante dos segundos
mirando sus ojos azules, pero reaccionó al recordar lo que le acababa de
hacer. —¿Te apartas para que pueda pasar?
tenso.
—Estás enfadada.
disimularlo. Rexton sin quitarle ojo regresó a su sitio mientras ella movía las
caderas de un lado a otro.
—¡Sí, claro!
había visto esa tarde con la camiseta de tirantes que llevaba, tenía un cuerpo
de infarto. Se sonrojó sin poder evitarlo y Robert se echó a reír.
—Sí, claro. Y no, no tengo novio. —Escuchó que algo se rompía tras
ella y se volvió para ver que Clark había dejado caer su cerveza y la miraba
impresionado. —¿Ocurre algo?
se levantó con descaro haciéndolas reír y aplaudir. Mirando a Rexton con una
sonrisa irónica en la cara caminó entre las mesas. Todos las habían visto
jugar y sabía lo que tocaba, así que cuando se acercó al nuevo por su espalda
se dieron codazos los unos a los otros esperando su reacción. Robert se
volvió con una sonrisa. —¿Quieres bailar?
—¡Aparta, joder!
antes de que los unos se lanzaran sobre los otros dándose de puñetazos.
Chilló levantándose cuando Rexton recibió un puñetazo. —¡Alto! ¡Alto al
Sheriff!
Leda al ver que dos tipos cogían a Clark por los brazos para que otro
le atizara gritó furiosa y corrió hasta el tipo tirándose sobre él para darle de
puñetazos. Cuando le dejó KO apartó su melena para volverse y se tiró sobre
el siguiente que por una casualidad era de los de fuera del pueblo. —¡Alto!
¡Lo ordena el sheriff! —le gritó al oído antes de arañarle la cara. Sin soltarle
pateó a otro en la espalda que estaba peleándose con Roy, clavándole el tacón
en la espalda. Mira, servían para algo más que para estar mona. Haciendo una
llave de yudo tiró al suelo al que tenía en las manos antes de volverse para
encontrarse frente a frente con Rexton, que se pasó la mano por la boca
limpiándose la sangre. —¿Estás loco? ¡Quedas detenido!
miedo.
jugaban su puesto de trabajo, nadie movió un dedo por ella mientras la sacaba
del bar. —¡Qué me bajes, chiflado! —Una palmada en el trasero la hizo
jadear del asombro. —¡Me has pegado! ¡Eso es agresión a un agente de la
ley! Y resistencia a la autoridad y… ¡Rexton bájame!
De repente la soltó y Leda gritó del susto cuando sintió que caía para
cortársele el aliento por el agua helada que la rodeó. ¡La había tirado al
depósito de agua de la gasolinera! Empapada se sentó en el depósito con todo
el cabello sobre la cara y furiosa lo apartó para ver a Rexton ante ella con los
Leda perdió todo el color de la cara por el insulto. Sin ser capaz de
decir una palabra por el dolor que traspasó su pecho, agachó la mirada
apoyándose en los laterales del balde para levantarse, porque aunque ya creía
que le había roto el corazón, en ese momento se había resquebrajado por
planta del pie cuando se clavó un cristal porque había perdido los zapatos,
pero intentó no mostrarlo. Rexton al ver que tenía la cara desencajada dio un
paso hacia ella. —Nena…
ser consciente del dolor que reflejaba su voz—. ¡No tienes derecho, ningún
derecho a tratarme así! ¡No vuelvas a dirigirme la palabra!
Frenó en seco ante su casa y salió del coche sin molestarse en coger
Joder, no tengo excusa. Abre la puerta, por favor. Solo quiero hablar.
—Leda, dame cinco minutos. Solo quiero comprobar que estás bien
—dijo preocupado—. Nena, dime que estás bien y que soy un cabrón, pero
dime algo.
—¡Solo quiero hablar con ella, joder! ¡Leda! No quería hacerte daño,
nena.
Rexton mirando hacia la casa apretó los labios y se dejó llevar hasta la
Como todos los días llegó al trabajo con el café en la mano. —Buenos
días. ¿Se sabe algo del candidato a ayudante del sheriff? ¿Alguien que tenga
lo que necesitamos quiere el puesto?
los ojos apretando los mensajes en su puño. Tomó aire y cuando abrió los
ojos vio que el vaso del café estaba arrugado. Intentó controlarse. Tenía que
hacer su trabajo. Ya había hecho el ridículo la noche anterior ante medio
pueblo como para perder el control.
—¿Estás bien?
tierra.
—¿Estás seguro?
—No, lo siento.
—Aquí te espero.
Rita salió en ese momento del baño con el móvil en la mano soltando
una risita. —Tengo que ir al rancho de los Markley. Han robado las joyas a
Laura.
—No, claro que no. ¿Cómo va a hacer eso? —Se sentó en su sitio
dejando el móvil sobre la mesa. —¿Quieres que llame a Harry? Puede ir él.
Ya ha dormido bastante.
carretera porque seguía allí plantado mirando su coche. Ese chico cada vez
era más raro. Tendría que vigilarle. Seguro que estaba organizando alguna de
las suyas.
—Ven, ya lo verás.
—Leda… —Se volvió hacia Rexton y levantó una de sus cejas rubias.
Éste nervioso se pasó una mano por el cabello. —Clark, ¿puedes dejarnos
solos un momento?
subió a su habitación para vestirse para la misa cuando vio que le faltaban las
joyas. Entonces revisamos lo demás.
Fue hasta allí sin perder detalle de lo que la rodeaba porque nunca
había estado en esa parte de la casa. Con la mano en el cinturón se detuvo
ante una puerta que estaba entornada y la empujó lentamente. Entró sin pedir
permiso al ver una foto de Rexton con sus hermanos. El trofeo a ranchero del
año le indicó que era la habitación del dueño de la casa. Era enorme y con
una gran cama. Clark la observó desde la puerta. —¿Él ha revisado su
habitación? —preguntó fríamente.
—No, creo que solo revisó el despacho porque es donde está todo lo
de valor del rancho. Como negocio, quiero decir. Supongo que pensaba que
lo que faltaba aquí se podía reponer.
Clark muy tenso fue hasta allí y lo abrió sin ningún pudor. No había
nada de interés. Un par de libros de misterio y una caja de preservativos.
Intentó cerrarlo de inmediato, pero Leda la había visto y tembló por dentro al
darse cuenta de que desde que se habían acostado todavía no le había bajado
la regla. Fue como una bala.
—Bien.
Laura salió en ese momento y por sus ojos enrojecidos era evidente
que estaba muy disgustada. —¡Tienes que encontrarlas!
—Te aseguro que voy a hacer todo lo necesario para dar con el
culpable. Enséñame donde las tenías.
primero. —Hazme una lista con todas las joyas. Sé lo más específica posible.
Si tuvieras fotos sería mucho mejor. Imagino que tampoco estaban
aseguradas.
—¡No! ¡Aquí nunca pasa nada! ¡En este pueblo dejamos las puertas
abiertas continuamente, por el amor de Dios!
demostrar que le odiaba y Rexton apretó los puños dando un paso atrás.
todo! ¡No quieres estar conmigo, pues muy bien! ¡Pero si estoy con otro no
tienes ningún derecho a decir nada! ¡Y mucho menos a tratarme como a una
puta! —Él iba a decir algo, pero ella le interrumpió. —¡Mira, está claro que
tú no sabes lo que quieres y yo no tengo la paciencia necesaria para
Cerró el capó con fuerza llevándose el maletín con ella y caminó hasta
los escalones.
crisma! ¡Grítame, joder! ¡Dime que soy un cabrón, pero no vuelvas a hacer lo
de ayer!
Leda le miró a los ojos y sonrió con ironía. —Eres tú el que huye,
Rexton —dijo haciéndole palidecer—. Te excusas en tu orgullo como cuando
me hiciste el amor. Me echaste la culpa por preguntar por Eloise cuando mis
dudas eran lo más lógico del mundo y te alejaste de mí porque no confiaba lo
suficiente en tu versión. ¡Y tenía razón porque me mentiste! —gritó
perdiendo los nervios—. Ayer simplemente buscaste otra excusa para hacer
lo mismo. ¡Dejarme claro que no soy importante para ti ante todo el pueblo y
después comportarte como un crío cuando tocan tu juguete! ¿Pues sabes qué?
—Rota de dolor le señaló con el dedo. —¡Yo no soy el juguete de nadie y no
voy a dejar que hagas conmigo lo mismo que con Eloise! ¡A mí no me vas a
manejar a tu antojo!
—¡Me utilizó!
—¡Te quiso! ¡Sabes que lo hizo, pero como todos los demás que
rodearon su vida le fallasteis! ¡Su padre, su madre y todo el rechazo que tuvo
que sentir siendo una niña la convirtieron en la mujer que te conoció y la que
soñaba con una vida distinta a tu lado! ¡Vi sus dibujos!
pálido.
—Soltó su brazo con furia. —¡Ella era como era, pero no te tienes que
extrañar de que si golpeas a un perro salvaje en lugar de darle cariño, éste te
muerda cuando menos te lo esperes!
llegaron las dificultades la trataste como todos. ¡Y eso es algo con lo que
tendrás que vivir el resto de tu vida, así que acéptalo y sigue adelante, pero a
mí no vas a joderme con esas paranoias mentales que se te pasan por la
cabeza!
Ignorándole subió los escalones del porche y pasó ante Roy que
observaba a su hermano apretando los labios.
Rexton se llevó las manos a la cabeza y se dio la vuelta. Roy se
acercó a él y le apretó el hombro provocando que se volviera. Su hermano
—Sabes que tiene razón, pero eras un crío y te dejaste llevar. Nadie
sabe lo que hubiera pasado si la historia hubiera sido de distinta manera. Si lo
hubieras dado todo por ella y hubieras luchado por tu relación, igual hubierais
terminado de la misma manera. Ya no es tiempo de lamentaciones. Es tiempo
de que te des cuenta de que ahí tienes una mujer preciosa e inteligente que no
tiene nada que ver con Eloise y tú pretendes tratarla igual.
lo aseguro.
sintiendo que la sangre fluía por sus venas de manera alocada. —¿Quieres
salir a cenar esta noche?
Rexton levantó una ceja. —¿Y para demostrar que te quiero, tengo
que dejar que otro tío te sobe? Nena, yo no soy así. Como te toque un pelo, le
parto las piernas.
—Y te meteré en la cárcel.
—No lo harías.
—Eso es sexo.
Su hermano llegó corriendo y al ver donde tenía las manos hizo una
Sonriendo maliciosa salió del rancho. Así que ahora la quería. Pues si
la quería de veras iba a sudar sangre antes de que confiara en él. Vaya que sí.
ver, así que ya estáis diciéndome dónde están las joyas y las monedas porque
os enchirono! —Golpeó la mesa sobresaltándoles y Sean la miró asustado
porque seguramente nunca la había visto así. —¿Dónde están?
fastidias.
Puso los ojos en blanco antes de dejar caer la frente sobre el escritorio
y gemir dándose de cabezazos. Sean forzó una sonrisa. —¿Estás bien?
—¿Dónde están?
—¿Ves cómo fue culpa tuya? —Lester le miró enfadado. —Es que no
se puede tener nada planeado contigo. ¿Por qué te llevaste el bollo?
Y estoy bien, pero a mi edad nunca se sabe. Igual la casco mañana. ¡Niña,
parece que quieres que la palme! —dijo con asombro.
levantó y rodeó el escritorio. —Quiero que me traigáis las joyas cuanto antes.
¡Y cuanto digo cuanto antes, digo ya! O si no hablo con el juez. ¡Tenéis una
hora para poner el botín sobre mi mesa y que no falte una sola moneda
porque si es así me voy a cabrear! —les gritó a la cara.
podía pedir a ella. Aunque no le había dicho a nadie que se habían acostado.
No había rumores por el pueblo. ¿O sí? Metió los dedos en el estor tirando de
las tiras hacia abajo y Rita giró su silla viendo que la observaba. Sonriendo
como si nada la saludó con la mano. Gruñó apartándose y abrió la puerta. —
Rita cuelga.
—¡Eso se demuestra!
Rita hizo una mueca de dolor. —Mira que si luego no puede tener
hijos… Te vas a buscar un problema muy gordo. Te lo digo yo que una
amiga mía está teniendo problemas y… —Abrió los ojos como platos al ver
su angustia. —¡Uy, uy, que ya tenemos bombo a la vista!
—Pues tienes razón. ¿Y qué piensas hacer? —Leda forzó una sonrisa
mirándola fijamente y Rita jadeó. —Ni hablar, como se entere mi madre me
mata.
—Por favor…
—Pues eso.
la verdad, así que asintió. —Perfecto. Voy a llamarle. —Fue hasta la puerta y
le dijo —Jefa, ¿has buscado la vaca?
—Mierda.
tirada sobre la vaca mirando el agujero del foso donde había caído. Sacó su
móvil del bolsillo del pantalón para ver que la pantalla estaba rota. Y encima
se había dejado la radio en el coche. Gimió tocándose la cadera y miró hacia
arriba de nuevo. Estaba oscureciendo. Intentó sentarse y chilló cuando la rozó
un cuerno de la vaca. Suspiró del alivio. Al menos estaba muerta. Se apoyó
en su cadáver sentándose y miró a su alrededor. Aquello estaba excavado.
Sería bruja la tía. ¡Había denunciado la desaparición de la vaca para cobrar el
seguro! ¿Y por qué no había tapado el agujero?
Puso los brazos en jarras pensando en ello y estiró los brazos a los
lados. Nada, tampoco podía subir apoyando los pies y la espalda en las
paredes. Se miró el cinturón y frunció el ceño sacando la pistola. La granja de
los Smith estaba algo lejos pero igual la oían.
Disparó dos veces al aire y esperó, pero oscureció y empezó a
asustarse de veras porque no la encontrarían de noche. Disparó dos veces sin
Leda.
tenía que haber estudiado económicas como había querido su padre. Para que
llevara el banco como él. Pero nunca había sido buena estudiante, así que
cuando la echaron de la universidad por sus desastrosas notas, tuvo que
regresar a Legeng y trabajar. Sonrió con tristeza sintiéndose agotada. Estaba
claro que no había querido estudiar económicas porque para leer todos los
libros de criminología que encontraba y para aprenderse las leyes no había
tenido ningún problema. Y las semanas que había pasado en la academia para
que no pudiera negarse Simon a darle el trabajo, pues nunca había cogido un
arma, habían sido la mejor experiencia que había tenido hasta ese momento.
Le había encantado su trabajo desde el primer minuto y había soñado con ser
sheriff y que sus vecinos la votaran para el puesto. No había llegado al puesto
de la manera en que ella hubiera querido, pero lo había conseguido y sabía
que su padre estaría orgulloso, aunque igual le hubiera pegado cuatro gritos
vez que le dirigió unos buenos días o que la invitaban a la casa grande para
merendar con sus amigos. Toda su vida había estado marcada por él y no
podía vivir sin sentir esa emoción solo con verle. No podía. Y tenía que
pensar en su hijo porque en ese momento estuvo segura de que estaba
embarazada.
Miró hacia arriba y gritó de rabia porque tenía que salir de allí.
Entonces su mano rozó uno de los cuernos y lo palpó. ¿Podría hacerlo? Por
probar no perdía nada. Solo necesitaba impulsarse un metro. Llevó su brazo a
larga pero no tenía otra cosa. Tocó el cuerno hasta llegar a la cabeza y rasgó
por el borde una y otra vez impacientándose porque la cornamenta no se
desprendía. Ni supo cuánto tiempo estuvo cortando con el pequeño cuchillo,
pero cuando se movió chilló de la alegría cortando más rápido, sin darse ni
cuenta de que en su prisa por hacerlo se cortaba el índice de la otra mano. Rió
cuando cogió la cornamenta entre sus manos y se levantó de inmediato
calculando donde tenía que clavarlo. Levantó la pierna intentando mantener
el equilibrio lo suficiente para apoyarse en el cuerno. Dejó caer la pierna
mirando hacia el borde del pozo y asintió. Se giró mirando la pared y clavó la
cornamenta con fuerza gritando del esfuerzo por el dolor que le recorrió la
espalda, hasta que consiguió meterlo casi entero solo dejando la punta del
otro extremo del cuerno. —¡Sí! —gritó de la alegría. Tomó aire mirando el
las manos, pero apenas vio las heridas que sabía que tenía. Daba igual.
Curarían.
Roy apareció ante ellos al otro lado y alargó los brazos para cogerla.
Rexton vio cómo su cabeza caía a un lado sin sentido justo cuando
detrás. No te preocupes.
Rexton asintiendo sonrió sin ganas. —Claro que sí. Es muy fuerte.
El médico miró a los que le rodeaban uno por uno y al ver sus caras
de extrañeza carraspeó. —No creo que deba hablar de esto con tanta gente
alrededor sin saber si tengo el consentimiento de la paciente.
Rexton dio un paso hacia el amenazante. —¿En qué estado
exactamente?
Fueron saliendo uno por uno hasta que solo se quedaron los más
allegados. Lester incluido que se sentó suspirando. —Muy bien. No nos
vamos a mover de aquí hasta que no resolvamos esto, porque tú te casas con
la chica como yo me llamo Lester.
—¿Si, jefa?
—A casa.
Rita soltó una risita por lo bajo y él la fulminó con la mirada. —Eso te
pasa por no aceptar bailar cuando te lo proponen.
Gruñó saliendo tras ella y vieron como Harry abría la puerta del
acompañante para ayudarla a subir. —Será cabezota —siseó caminando hasta
—Vuelve al hospital.
mujer se iba con Harry y juró por lo bajo cuando pitorreándose Rita se
despidió con la mano.
—Muy graciosos.
Capítulo 15
sentado en las sillas de la sala de espera. Puso los ojos en blanco. —¿Qué
haces ahí? ¿Es que no tienes un rancho que atender?
Rexton suspiró mientras ella decía —Me voy. Si hay algo y pasa esta
mala racha, que me avisen los chicos.
—No, acabas de decir que te vas a casa. Mira como respeto el horario
laboral de mi mujer.
—¡Estamos en noviembre!
—¿Ah, no?
—¿Un beso? Te veo muy suelto, Markley. —Se volvió y reprimió una
—Nena, que vamos a tener un hijo. No creo que un beso sea ir muy
suelto.
—Más quisieras.
sintió como el pánico la recorría. Se había sentido tan bien por su atención
durante esas semanas que había seguido comportándose como una idiota.
Agachó la mirada sujetándose en el volante y gimió apoyando la frente en las
manos. ¿Por qué lo había hecho? Por orgullo. Por su maldito orgullo.
con una sonrisa de bienvenida salía limpiándose las manos con un trapo.
Esperaba que se lo tomara bien.
para morderme las botas. Ese bicho se pone muy pesado cuando quiere jugar.
—De nada. —Escuchó un golpe bajo el coche y Leda hizo una mueca
—¡Joder!
herramientas.
Preocupada se miró las manos. —Pero claro yo era una cría y tú eras muy
mayor para mí, así que intentaba disimular que esa fascinación se estaba
convirtiendo en algo más. ¿Te imaginas las carcajadas de Clark? Cualquiera
le soportaría. —Sonrió apenada. —Y entonces llegó Eloise… Tenía catorce
años y quise matarla. —Rió sin ganas. —Tan guapa, tan abierta y simpática
que tenía la atención de todos los chicos. Todo lo contrario a lo que era yo,
tímida y retraída. Parecidas por fuera pero totalmente distintas por dentro y
encima ella te tenía a ti. Sí, tuve ganas de matarla. Una reacción infantil,
contacto. —Y esto es… No puede haber nada mejor que sentirte. —Le
abrazó por el cuello no queriendo separarse de él jamás. Sollozó mojando su
cuello y susurró —Lo siento.
—¿Por qué, nena? Fui yo quien te hice daño. Soy estúpido y no supe
ver lo bueno cuando lo tenía delante.
—Te quiero y que dudes de ello solo es culpa mía porque estoy
acostumbrada a disimularlo. Tú me abriste tu corazón y no supe
corresponderte, aunque lo único que quiero en esta vida es pasarla a tu lado.
—Tanto que me vuelvo tan loco por verte como tú a mí. —Se sonrojó
de gusto y sonrió.
—Lo mismo digo, nena. —Besó con erotismo su labio inferior antes
de pasar la lengua por él provocando que el fuego recorriera su vientre. Leda
gimió enterrando sus dedos en su cabello negro entrando en su boca y Rexton
llevó las manos a sus nalgas apretándolas con pasión. Rodeó sus caderas con
las piernas y él apartó su boca apretando su pelvis contra su sexo. —Te
quiero, preciosa. No sé cómo ha pasado y no me importa. Lo único que sé es
—Gracias, suegra.
Todos se echaron a reír y por fastidiar Leda replicó —Lo que digas,
suegra.
—¡No tiene gracia! —Dejó caer los pantalones con las braguitas y
Rexton sonrió cogiéndola en brazos para sentarla en la cama. Medio
hipnotizada siguió con la mirada sus manos que acariciaron sus muslos hasta
llegar a sus rodillas. Su marido se acercó pasando la lengua por la aureola de
su pecho cubierto por el sujetador, endureciendo su pezón con fuerza. Leda
gimió cuando lo mordisqueó suavemente y le cogió por la nuca queriendo
más sin darse cuenta de que su sujetador desaparecía. Sorprendiéndola se
apartó cogiéndola por las rodillas y levantándose, provocando que cayera
tumbada en la cama. Sonrió seductora cuando él cogió una de sus piernas
para quitar su bota y cuando liberó su pierna de los pantalones y las braguitas,
—Vamos a comprobarlo.
—No puedes amenazar a mi familia cada vez que quieras algo, cielo.
Eso no está bien. —La cogió por los tobillos y la volvió haciéndola gritar del
susto.
—¡No tiene gracia, Rexton! —Se apoyó en sus codos para mirarle. Se
le cortó el aliento cuando se tumbó sobre ella y cerró los ojos de placer al
sentir su miembro acariciando su trasero. —Sí.
—Claro que sí. —Se movió sobre ella y lo sintió entre sus nalgas.
placer y apoyó la mejilla sobre las sábanas simplemente sintiendo. —Eso es,
nena. Sabes que mando yo.
—Claro que sí, preciosa. —Su miembro entró en ella con fuerza y
Leda gritó de placer. Tumbado sobre ella acarició sus pechos arqueando
ligeramente su espalda y los amasó con pasión antes de apoyarse en el
colchón y mover las caderas con contundencia una y otra vez. Leda no era
capaz de pensar y alargó su brazo hacia atrás sujetándose en su nuca. Rexton
sintió como su interior se tensaba alrededor de su sexo. —¿Me sientes, nena?
¿Vas a correrte? —Gimió de necesidad y él buscó sus labios besándola casi
con desesperación sin dejar de moverse hasta que ambos estallaron en un
placer tan intenso que jamás dudarían que estaban hechos el uno para el otro.
—No, porque…
—¿Y Lester? ¡Ese viejo sigue vivo y coleando! ¡Menuda cara tiene!
que se portara bien para que nosotros nos reconciliáramos. Deberías estarle
agradecido. —Frunció el ceño. —Tengo que echarle la bronca por lo de Sean.
Seguro que algo tuvo que ver.
—Como a ti.
—¡Deja el trabajo!
—No.
—Pues dímelo.
aniversario.
—Sorpresa.
Sophie Saint Rose es una prolífica escritora que lleva varios años
publicando en Amazon. Todos sus libros han sido Best Sellers en su categoría
y tiene entre sus éxitos:
1- Vilox (Fantasía)
2- Brujas Valerie (Fantasía)
3- Brujas Tessa (Fantasía)
4- Elizabeth Bilford (Serie época)
5- Planes de Boda (Serie oficina)
6- Que gane el mejor (Serie Australia)
7- La consentida de la reina (Serie época)
50- Mi matrioska
51- Nadie nos separará jamás
52- Mi princesa vikinga (Vikingos)
53- Mi acosadora
54- La portavoz
55- Mi refugio
56- Todo por la familia
57- Te avergüenzas de mí
58- Te necesito en mi vida (Serie época)
1. Elizabeth Bilford
2. Lady Johanna
3. Con solo una mirada
4. Dragón Dorado
5. No te merezco
6. La consentida de la Reina
7. Lady Emily
8. Condenada por tu amor
9. Juramento de amor
10. Una moneda por tu corazón
11. Lady Corianne
12. No quiero amarte (Serie época)
También puedes seguirla en Facebook y conocer todas las novedades
sobre próximas publicaciones.