Castillo - La Producción Fraseográfica en Su Historia
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Resumen
Las unidades fraseológicas han estado presentes en los repertorios desde los comienzos
de la lexicografía. Y no solamente en los diccionarios generales, sino también en las
catalogaciones especializadas, tanto de naturaleza monolingüe como bilingüe. No
obstante, siempre ha existido dificultad terminológica para la categorización de los
diferentes fenómenos del discurso repetido. Si bien esto no ha sido un inconveniente
para que se hayan publicado numerosas compilaciones, sobre todo de refranes en un
principio, ya que en la actualidad, fundamentalmente, gracias al auge de los estudios
teóricos sobre fraseología, han proliferado otras obras (algunas aplicadas a la
glosodidáctica, dada su importancia hoy en día) en las que se da cabida con mayor
frecuencia a enunciados de valor específico y a locuciones; en unas ocasiones,
ahondando en el origen que les dio entidad y, en otras, estableciendo etiquetados
precisos que hasta el momento solían estar ausentes, pero con la finalidad, al fin y al
cabo, de desentrañar el sentido, dada la escasa deducibilidad que presentan estas
secuencias fijadas por la simple suma de sus elementos constitutivos. Un análisis de
estos repertorios a través de los siglos, es, por tanto, el objetivo de este trabajo.
Palabras claves: fraseología, refrán, locución, diccionario, idiomaticidad.
Abstract
Since the beginning of lexicography, phraseological units have been included in
repertoires; not only in general dictionaries, but also in monolingual and bilingual
specialized catalogues. However, there have always been terminological difficulties for
classifying various phenomena of repeated speech. Although this has not been
inconvenient for publishing many compilations of sayings, especially at the beginning,
because nowadays they frequently include utterances with precise value and idioms,
mainly due to the rise of theoretical studies on phraseology (some applied to ASL
Linguistics, given its importance today). In them, sometimes, the origin of the
phraseological unit is included and, in others, accurate labels that were absent before are
determined in order, finally and ultimately, to unravel the meaning, given the reduced
deductibility that these sequences present from the simple sum of their constituent
elements. The objective of this work is, therefore, an analysis of these repertories
throughout the centuries.
Keywords: phraseology, sayings, locution, dictionary, idiom.
1. Introducción
El interés por las secuencias léxicas que experimentan un proceso de fijación y de
idiomaticidad ha sido una constante a lo largo de la historia. Prácticamente, desde los
Hoy en día, los modos y las frases adverbiales se han unificado en locuciones
adverbiales, y las que tienen como núcleo un verbo y carecen de autonomía sintáctica,
en locuciones verbales. Asimismo, el proverbio ha devenido en refrán. No obstante, las
unidades fraseológicas constituidas por un sustantivo, más preposición, más sustantivo
En los inicios del Renacimiento, nos encontramos con los conocidos Refranes que dicen
las viejas tras el fuego de Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, que “tiene
el honor de ser la más antigua colección impresa en España” (Bizarri 2010: 4), aunque
no es obviamente la primera de este tipo, como ya se ha apuntado. Esta obra, en la
primera mitad del siglo XVI tuvo cinco impresiones. La primera de ellas es de 1508 y
tuvo lugar en Sevilla en los talleres de Jacobo Cromberger. Las cuatro siguientes datan
de 1510, 1522, 1541 y 1542. No obstante, el Conde de la Viñaza (1893) fechó la
recopilación en 1499 con el título Iñigo de Mendoça a ruego del rey don Juan ordeno
estos refranes que dicen las viejas tras el fuego y van ordenados por a.b.c. (cfr.
Scandola 2003). De todos modos, resultan especialmente interesantes las
consideraciones de Bizarri (2010) sobre la datación, en la medida en que se podría
poner en entredicho la atribución de esta colección al Marqués de Santillana si solo se
tiene como testimonio más antiguo de los Refranes la fecha de 1508. En ese sentido,
puntualiza Bizarri (2010) que, con motivo de la edición que llevó a cabo en 1995, pudo
comprobar que entre la primera impresión y la de 1510 se contabilizaban más de
Con respecto al contenido de esta colección, cabe señalar que está conformada por 725
refranes, tanto en prosa como en verso, que presentan una ordenación alfabética. No
obstante, desde una perspectiva actual, la tipología de los fraseologismos que contiene
es variada, lo que pone de manifiesto el habitual problema que existe con la
catalogación adecuada. Así pues, presenta formulaciones muy diversas, como Erguido
como gallo de cortijo, de estructura comparativa, que algunos suelen catalogar entre las
locuciones adjetivas de carácter elativo (Corpas 1996: 97-98); Agua tras harina va, que
se adecuaría a lo que se entiende por enunciado de valor específico; ¿Como te feziste
caluo? Pelo a pelo pelando, un dialogismo; Camino de Santiago, tanto anda el coxo
como el sano o Campanillas de Toledo, oygo vos y no vos veo (estribillos líricos); A do
te quieren mucho no [vayas] a menudo, Faz bien [y] no cates a quien (verdaderos
refranes).
la posteridad cuantos refranes llegan a su poder […] que de extraer de ellos el rico
caudal de conocimientos que atesoran”, por lo que únicamente se registran glosas en las
ocho paremias latinas que recoge. De especial interés resulta el prólogo de la obra, ya
que se analizan diversos aspectos sobre el refrán, y trata de distinguirlo de otras
paremias. Es la primera vez que con gran acierto y actualidad se define, tomando como
referencia las ideas de Erasmo de Rotterdam, de sus Adagiorum Collectanea, más
conocidos como los Adagia que vieron la luz en 1500:
[…] es un dicho antiguo, usado, breue, sotil y gracioso, obscuro por alguna
manera de hablar figurado, sacado de las cosas que mas tratamos. La antigüedad
les da autoridad y grauedad para suadir fácilmente, aunque de si mismos
afficionen ya al que los oye. La breuedad dorada de alguna sentenzia aplazible, los
haze ser aceptos y ceua la memoria para retenerlos [...]. La sotileza y novedad
convidan al entendimiento para penetrarlos. La obscuridad causa admiración. El
uso confirma ser verdaderos. La experiencia por su utilidad nos mueue para
exercitarlos.
A pesar de esta definición tan ilustrativa del refrán, como ocurre en otras
compilaciones, se observa una vez más la falta de uniformidad en las unidades
registradas, según puede verse en ejemplos como los siguientes: Al puerco y al yerno;
mostradle una vez la casa; que él se vendrá luego (verdadero refrán); Alma de
cántaro;15 A pedir de boca (se trata, en realidad, de una locución adverbial); Ver las
orejas al lobo (locución verbal); Vender humo (locución verbal).
Poco después, en 1555, Hernán Núñez de Toledo y Guzmán, cuyo sobrenombre era el
Comendador,16 supera la colección de Vallés, pues recopila 8331 paremias bajo el título
Refranes e proverbios en romance, que nuevamente coligio y gloso el Comendador
Hernán Núñez.17 Las unidades que se recogen no son solo castellanas, sino también
portuguesas, catalanas, italianas y francesas, etc.; evidentemente, estas últimas con su
correspondencia en castellano, aunque muchas veces se procede a efectuar una
traducción palabra por palabra. En general, suele incorporar un breve comentario para
algunos vocablos, así como la explicación del sentido del refrán, aunque no en todos los
casos, porque, como se ha señalado en más de una ocasión, no pudo terminar su obra
por enfermedad y vejez. Y es que la glosa al estilo de Erasmo es un modo de actuar
generalizado a partir de la mitad del siglo XVI.
diez mil refranes castellanos que puede haver en ciertos lugares, de los cuales
iremos descubriendo sus nombres en cada parte.
Mal Lara no solo se limita a recoger los refranes provenientes de sus predecesores,
Santillana, Vallés o Núñez, sino que se preocupa también de recabar las sentencias que
perduraban en la memoria de sus coetáneos, con el fin de hacer accesible la cultura
autóctona (Pepe Sarno y Cano Reyes 2013: 75). Cada una de ellas cuenta con su glosa y
su comentario correspondiente, tratando de rendir en cierta manera un homenaje a su
profesor, en la Universidad de Salamanca, Hernán Núñez, al que la muerte le impidió
glosar al completo su compilación. En la Philosophia Vulgar, al margen de la
Dedicatoria a Felipe II, la censura, la licencia, la tasa, o la carta A los lectores, etc.,
tienen especial relevancia los Preámbulos, divididos en 17 partes, en los que ya desde la
primera se puede vislumbrar cierta similitud con los Prolegomena a los Adagia de
Erasmo, si bien se hace más acentuado su influjo en el resto. El interés paremiológico
de Mal Lara le lleva en la Parte 2 a definir el refrán como:
[…] una razón que tiene dignidad; que, sacada de los misterios de la philosophía;
representa quanto sabía la antigüedad. Es también un dicho celebrado que tiene
cierta novedad avisada, con que particularmente se conosce. Assí, difiere de
sentencias, chrias, apophthegmas, parábolas y otros dichos, porque el refrán no
tiene señalado autor ni aquellas diferencias que en los otros ay en ser celebrado.
En cualquier caso, una de las partes más interesantes es la sexta (De la qualidad de los
refranes que se tratan), en la que se detallan los criterios que siguió para la selección
que conforma su obra. Asimismo, en la Parte 17 da cuenta de los lugares comunes en
los que se puedan acomodar todos los refranes. Son diez en total, aunque la compilación
de mil refranes que vio la luz solo hace referencia a los dos primeros: Dios, Hombre,
Animal, Tiempo, Mundo, Virtud, Arte, Natura, Necesidad y Fortuna. Ya en el interior
de la nómina de refranes se puede observar que el inicio de cada centena se caracteriza
por una glosa más abundante en el primero de la serie, porque los siguientes resultan, en
ocasiones, deficientes, bien por tratarse de meros apuntes o de una redacción demasiado
rápida (Pepe Sarno y Reyes Cano 2013: 83).18
No hay que olvidar tampoco a Francisco del Rosal y su Diccionario etimológico, que
obtuvo la concesión de la licencia para la impresión en 1601, aunque nunca lo publicó.
Se realizó una copia en el siglo XVIII, aproximadamente en 1758. La autoría de dicha
copia, con algunos comentarios y añadidos, corresponde al agustino Miguel Zorita de
Jesús María, que encontró el original en la biblioteca de los Padres Agustinos de
Madrid. El conjunto de la obra está dividido en cuatro partes o alfabetos, pero, aunque
es mucho más conocido por su difusión el Alphabeto primero (Origen y etimología de
todos los vocablos originales de la lengua castellana) debido a la edición de García
Aguado (1992), interesa mencionar el tercero Razón y Declaración de algunos Refranes
y Fórmulas castellanas, que dicen Hispanismos, que se editó en el último tercio del
siglo XX en Londres por Thompson (1976). En esta compilación se combinan, como es
lo habitual, verdaderos refranes con otros tipos de expresiones, fundamentalmente
locuciones, en consonancia con la tendencia cuasienciclopédica que caracteriza a los
otros alfabetos. En las explicaciones, en ocasiones de considerable extensión, se
encuentran citas, poemas de autores latinos, tanto en lengua original como con una
traducción al castellano. No obstante, en algunos casos se observa una preocupación por
delimitar de manera plausible el tipo de unidad fraseológica que se compila, aunque no
con una rigurosidad inquebrantable. Así encontramos, por ejemplo, a cencerros cuya
explicación es la siguiente: “es metáphora tomada de los harrieros quando con silencio
pasan por un lugar”; y a Dios nadie se la haze que no se la pague con la puntualización
de que ‘es adagio griego’.
Ya en el siglo XVII uno de los autores principales es Gonzalo Correas, al que debemos
un repertorio de una gran valía paremiográfica: Vokabulario de Refranes i Frases
Proverbiales i otras Formulas komunes de la lengua castellana, de 1627
aproximadamente y, conservado por casualidad, permaneció inédito hasta su
publicación, en Madrid, en 1906, lo que fue posible por una copia que realizó la Real
Academia Española en 1780. Es una de las compilaciones que contiene el mayor
número de unidades sentenciosas recogidas hasta entonces, unas 25 000 entre refranes y
frases proverbiales, aunque también se pueden detectar adivinanzas, coplas, fragmentos
de romances, cuentos, etc., seguidos todos de explicaciones poco extensas. El orden que
se sigue para la catalogación es el alfabético, aunque presenta cierta dificultad la
localización de algún fraseologismo concreto, pues reinterpreta el alfabeto latino según
la fonética romance. Asimismo, conviene puntualizar que no se ocupó de diferenciar
entre refrán y frase proverbial, si bien en su obra Arte grande de la lengua castellana
(1626) sí nos dice qué entiende por refrán: “dicho conocido i vulgar, acomodado á
varios propósitos en tiempo i ocasión, las mas vezes alegórico i sentenzioso”.
Los refranes o adagios que recoge Abancens son en su mayoría muy conocidos (Ojos
que no ven, corazón que no siente; No por mucho madrugar amanece más temprano;
Más pronto cae y es cogido el mentiroso que el cojo; Tanto va el cántaro a la fuente,
que al fin se rompe, etc.); y todos ellos contienen antes de la explicación unos versos
rimados.
De entre todos los grandes paremiólogos del XIX destaca uno especialmente, José M.ª
Sbarbi, el llamado Padre de los refranes. Entre otras obras publicó El libro de los
refranes. Colección alfabética de refranes castellanos explicados con la mayor
concisión y claridad (1872), que contiene 1800 refranes con su correspondiente
explicación, muchos de los cuales no aparecían reflejados en el Diccionario de la
Academia; o el Florilegio o ramillete alfabético de refranes y modismos comparativos y
ponderativos de la lengua castellana definidos razonadamente y en estilo ameno
(1873), o el Refranero general español de diez tomos (1874), en el que edita diferentes
catálogos de interés para la historia de la paremiología. Pero conviene reparar en que
fue además autor del primer libro de bibliografía paremiológica editado en España,
titulado Monografía sobre los refranes, adagios y proverbios castellanos y las obras o
fragmentos que expresamente tratan de ellos en nuestra lengua, obra que, pese a estar
premiada por la Biblioteca Nacional en el año 1871, no vio la luz hasta el año 1891. En
ella se encuentra una primera parte que es una disertación sobre estos tipos de dichos (lo
que llama en el título refranes, adagios y proverbios) y una segunda que es un catálogo
bastante extenso de obras lexicográficas o no (pero muchas de ellas despiertan una gran
curiosidad bien porque los contienen o hacen referencia a ellos de algún u otro modo).
En la mayor parte de los casos no se limita a catalogar, sino a reseñar de forma bastante
detallada el contenido, en especial, lo que está dedicado a estas sentencias.
Independientemente del interés de otras obras filológicas, José María Sbarbi dedicó la
mayor parte de sus esfuerzos a la divulgación del refranero, reflejo inmediato de la esencia
popular (Castillo Carballo y García Platero 2001).
un estudio sobre el refrán que aborda diferentes aspectos con el fin de trazar su
caracterización. En la línea de las apreciaciones de Casares (1992 [1950]), Kleiser
señala en la introducción de su repertorio21 que los refranes “son condensaciones de
avisada experiencia; encierran una verdad o sientan una conclusión que pretende serlo;
dogmatizan desde sus teoremas de filosofía popular”.
Una gran difusión tuvo El porqué de los dichos de José María de Iribarren (1955), que
no solo recoge refranes sino también otros tipos de unidades fraseológicas, que se
ajustan a lo que hoy se etiqueta como locuciones verbales, adverbiales, fórmulas
rutinarias, etc. No obstante, resulta previsible que estas no sean las designaciones
empleadas en el apartado preliminar Al lector (Iribarren 1955: 3), en el que se además se
advierte sobre el carácter no científico de la obra:
Ante todo las “cartas boca arriba” para que a nadie se le ocurra “pedir peras al
olmo”. Este libro que tienes en las manos no es la obra científica y solemne,
sistemática y exhaustiva, de un investigador profesional. Es el ensayo, medio
erudito y medio divertido, de un simple aficionado a estas curiosidades del
idioma.
En él trato de recoger las diversas y a veces divergentes opiniones sobre la
procedencia y el porqué de los dichos populares de España; esto es, de los
modismos, comparaciones, dictados, tópicos y frases proverbiales de uso corriente
en nuestros días, consignando a la vez que su sentido, la anécdota o la historia, el
cuento o el pasaje literario que les dieron origen o al que deben su popularidad.
Consciente el autor de la diversidad del corpus dividió la obra en seis partes: dichos
proverbiales y modismos de uso corriente; comparaciones populares; expresiones
afortunadas y frases históricas; origen de algunas palabras;22 notas sobre proverbios,
sentencias y aforismos; y curiosidades diversas. Aunque a simple vista se pueda percibir
cierto caos y anarquía en la disposición tanto alfabética como temática del material
léxico, el conjunto presenta “una sólida unidad y disciplina de fondo, basada si se quiere
en un criterio acumulativo y en la actitud honrada” (Romera 1994: XXXI).
Casi quince años después, en 1988 se publica una colección de refranes de Juan Manuel
Oliver (Refranero español), que hace acopio de 2443 refranes, cuya importancia solo
viene dada por el hecho de que aborda en el Prólogo el concepto de refrán, además de
tratar algunos aspectos como el origen y las fuentes del refranero o hacer una breve
historia de las compilaciones paremiológicas españolas. El mismo autor señala que esta
antología “busca ofrecer al público una serie de refranes de amplia temática que
mantengan en vigor su actualidad de uso” (Oliver 1988: 14), en especial los que se
adecuen a las formas más actuales en detrimento de las pretéritas o caducas.
Más tarde, en el año 2001, se publican dos colecciones paremiológicas que tienen
interés por diferentes razones. Por un lado está el Refranero español. Refranes,
clasificación, significación y uso de María Josefa Canellada y Berta Pallares.
Aproximadamente, contiene 3000 refranes, que se encuentran perfectamente
clasificados gracias a un índice general (en el que aparecen no solo las palabras clave,
sino también cada uno de los sustantivos que contienen), y a otro de carácter temático.
Se trata de una excelente selección. Por otro lado, tenemos otro repertorio que resulta
imprescindible para traductores e intérpretes como es el de Julia Sevilla Muñoz y Jesús
Cantera Ortiz de Urbina (1001 refranes con su correspondencia en ocho lenguas
(alemán, árabe, francés, inglés, italiano, polaco, provenzal, ruso). La gran información
que proporciona, sobre el sentido de cada refrán, las posibles variantes en el español de
América o las indicaciones paradigmáticas sobre sinónimos y antónimos, le otorgan el
beneficio de ser un repertorio de gran utilidad para profesores y alumnos de español
como lengua extranjera, sin obviar la curiosidad que puede despertar en los lingüistas y
en los que se sienten atraídos por la cultura popular.
No puede eludirse de ningún modo la saga que constituyen los tres diccionarios
publicados por Inmaculada Penadés en diferentes años: Diccionario de locuciones
verbales par la enseñanza del español (2002), Diccionario de locuciones adverbiales
para la enseñanza del español (2005) y Diccionario de locuciones nominales, adjetivas
y pronominales para la enseñanza del español (2008). En un principio, tal como se
desprende de los títulos, están destinados a estudiantes extranjeros, pero como se
puntualiza ya en el prólogo del primero (que se reitera en los posteriores):
Esta obra lexicográfica se ha redactado pensando que su destinatario son los
estudiantes de español como lengua extranjera y los profesores que les imparten
docencia. Aunque, haciendo caso omiso de cierta información que, de manera
específica, está dirigida a ellos, también puede ser utilizada en el ámbito de la
enseñanza del español como lengua materna y como segunda lengua, así como
por los usuarios habituales de diccionarios (Penadés 2002: 9).
El valor de estos diccionarios viene dado por muchos factores. En primer lugar, cada
una de las acepciones de las locuciones recogidas está marcada con el nivel que se
considera indicado para su enseñanza, es decir, intermedio, avanzado o superior, como
se refleja en el repertorio de locuciones verbales y en el de las adverbiales; sin embargo,
en el de locuciones nominales, adjetivas y pronominales la autora ha optado por emplear
la catalogación b1, b2, c1 del Marco común europeo de referencia para las lenguas
Un repertorio que ha tenido muy poca difusión, pero que es justo tener en cuenta, es el
Diccionario de expresiones y locuciones del español de Martínez López y Jørgensen,
editado en el año 2009, en el que se recoge un número considerable de expresiones
propias de lenguaje oral y especialmente del ámbito más coloquial, a las que, según los
autores, se les ha prestado poca atención, por lo que difícilmente han penetrado en los
diccionarios. Por tanto, este diccionario se hace eco de unidades que suelen interesar,
especialmente, a los hablantes y su conocimiento resulta muy importante en la didáctica
de segundas lenguas. El tratamiento del material fraseológico es bastante riguroso, pues
no solo se consigna de forma sistemática la información referente al contorno
lexicográfico, a la alternancia de algún elemento del fraseologismo, o la variación
genérica de alguno de los vocablos que lo componen, sino que también se señala el tipo
de locución (siguiendo los parámetros más consolidados en la actualidad, aunque si no
se ajusta a ninguno se cataloga como expresión), y una indicación sobre frecuencia de
uso (poco frecuente [pf], frecuente [f] y muy frecuente [mf]), más anotaciones de
carácter sinfásico. Asimismo, se advierte de que las unidades malsonantes también se
recaban en el interior, como se puede ver en el apartado Nota final de la Presentación
(Martínez López y Jørgensen 2009: 12):
No queremos terminar esta introducción sin advertir a nuestros lectores de que
este diccionario recoge sin ninguna restricción las voces vulgares, incluso
malsonantes o escatológicas. La razón es que, a nuestro juicio, un trabajo de
repertorización no debe ponerse límites morales o estéticos, sino recoger fielmente
todos los vocablos utilizados por los usuarios de la lengua.
Una simple ojeada al diccionario, permite, por tanto, comprobar que el corpus está
constituido por unidades sintagmáticas que, en muchos casos, resultan familiares y muy
habituales.
Por último, habría que tener presentes los incesantes repertorios que editoriales como
Espasa o Larousse han publicado fundamentalmente con un afán compilador, pero sin
ninguna intención de establecer compartimentos estancos en el material que recogen.
Igualmente, no hay que obviar que han proliferado las obras en las que se rastrea el
origen y la historia que hay detrás de cada una de las expresiones que contienen. En ese
sentido, García Remiro es bastante productivo, ya que ha publicado colecciones como
¿Qué queremos decir cuando…? Frases y dichos del lenguaje diario (2001), Frases con
historia (2003) o A buen entendedor… Dichos y expresiones: su significado y origen
(2011). Pero el catálogo más actual que se ha publicado es de 2016. Se trata de La
ocasión la pintan calva. 300 historias de dichos y expresiones, dirigido por el
académico Juan Gil, en el que se trata de “acercar al lector curioso, de forma amena y
sencilla, pero con cierto rigor” (Gil 2016: 27) el origen y el uso de las unidades que
registra. Todas ellas, algunas procedentes de la Antigüedad clásica o de la Biblia, se
encuentran clasificadas por bloques temáticos y a su vez en orden alfabético, si bien
para hacer más fácil su localización se incorpora al final un índice de sustantivos.
Aunque después no se tendrá en cuenta, salvo casos aislados, para la configuración de
los artículos lexicográficos, en el Prólogo establece una organización de los dichos (así
prefiere llamarlos el autor), a los que previamente caracteriza y define, según la
estructura gramatical que presentan. Distingue entre nominales y verbales: los primeros
con la construcción sustantivo + sustantivo o sustantivo + adjetivo, a los que habría que
añadir las frases nominales, del tipo ni una mosca; les siguen las locuciones verbales,
sobre las que señala que son de naturaleza muy variada y, por último, las expresiones
que funcionan como complemento y no pueden funcionar sin verbo. Como puede
observarse no se trata de una clasificación nítida de los distintos tipos de unidades
fraseológicas, no es esta la pretensión. El objetivo esencial es la historia del material
recogido, que resulta bastante ilustrativa.
4. Conclusión
La ingente producción lexicográfica en torno al ámbito fraseológico, desde la Edad
Media hasta nuestros días, es un hecho constatable como se ha podido ver a largo de
este trabajo. Con mayor o menor rigor, los compiladores de muchos repertorios ponen
todo el empeño, algunas veces frustrado, en dar un tratamiento homogéneo y adecuado
al conjunto de unidades que registran. Sin embargo, en unas épocas más que en otras, el
principal objetivo era el acopio de cuantos fraseologismos fuera posible, piénsese, por
ejemplo, en Gonzalo Correas o en Francisco Rodríguez Marín. De todas maneras,
aunque a día de hoy se siguen publicando colecciones en las que prima,
fundamentalmente, la información más o menos detallada sobre el sentido y origen de
las unidades fraseológicas que las conforman, ocupan un lugar destacado las obras
fraseográficas en las que hay una especial preocupación por realizar catalogaciones más
exhaustivas que sigan los parámetros estructurales del diccionario general, como las de
Seco, Andrés y Ramos (2004), Penadés (2002, 2005 y 2008) o Martínez López y
Jørgensen (2009). Se trata de una tendencia que no dejará de crecer y que verá, sin
duda, sus frutos en las próximas décadas gracias al trabajo desarrollado por diversos
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ISSN: 1139-8736 http://infoling.org/elies/
M.A. Castillo. La producción fraseográfica en su historia
Estudios de Lingüística del Español 38 (2017), pp. 85-106
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Notas
1
En los fragmentos de artículos lexicográficos que se reproducen a continuación se destacan en letra
negrita los términos que se utilizan en el Diccionario de autoridades para catalogar la unidad fraseológica
tratada.
2
En el Diccionario de la lengua española (Real Academia Española y Asociación de Academias de la
Lengua Española 2014 = DLE), esta unidad fraseológica se encuentra en la parte del artículo
lexicográfico destinado a las combinaciones estables (‘Persona sumamente ingenua o pasmada’).
3
Se recoge en el DLE como combinación estable (‘Lugar muy oscuro’).
4
En el DLE se registra como locución verbal (‘U. para ponderar la mucha hambre que se tiene’).
5
El DLE cataloga este caso como locución adverbial y remite a en pelo, con el mismo sentido.
6
Este fraseologismo, al que se le elimina el adverbio como, se cataloga en el DLE también como locución
adverbial.
7
En el apartado de combinaciones estables del DLE (‘mesa en que siempre falta o es escasa la comida’).
8
Se recoge como combinación estable actualmente, aunque en Autoridades carece de etiquetado.
9
Locución adverbial en DLE.
10
También como locución adverbial.
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11
Para una caracterización del concepto de refrán, con mención a las consideraciones de los compiladores
antiguos, véase Hernando Cuadrado (2010: 37-51). Asimismo, han de tenerse en cuenta las interesantes
aportaciones de Sevilla Muñoz (1988), y Crida Álvarez y Sevilla Muñoz (2015).
12
Los que se recogen en la última edición (Cantalapiedra y Moreno 2006).
13
Con anterioridad se han publicado otras cuatro ediciones. Tres de ellas, la de Navarro Santín (1904), la de
Combet (1971) y la de Cantera y Sevilla (2002), son simples relaciones de los refranes, sin explicitar el
contenido de las glosas. Hay una cuarta que, también de Cantalapiedra y Moreno (2004), presenta por
primera vez la versión completa de la obra.
14
Del rastreo minucioso de los datos, Cantalapiedra y Moreno en su traducción y edición crítica (2006: 11-
33) llegan a la conclusión de que el Seniloquium es obra de Diego García de Castro, Arcediano de Alba y
Vicescolástico de la Universidad de Salamanca, y que lo realizó a petición del obispo de Segovia, don
Juan Arias Dávila, entre 1478 y 1480.
15
Recogida en el Diccionario académico 2014 como combinación estable. Como ya se ha señalado, el
estatuto de estas combinaciones, desde el punto de vista lexicográfico, aún no se ha resuelto.
16
También se le conocía como “el Pinciano”, de la antigua Pincia, Valladolid.
17
De esta obra existen hasta doce ediciones. Para más detalle, véase Madroñal (2002).
18
Sobre esta colección véanse también los interesantes trabajos de Sánchez Escribano (1935 y 1941).
19
Para la producción lexicográfica de este siglo resulta imprescindible el trabajo de Montoro del Arco
(2012).
20
Como puede verse por el título, estas recopilaciones tratan de registrar algo más que refranes, pues se
mencionan de forma explícita términos como modismo o locución.
21
Sobre esta compilación resulta interesante el trabajo de Hernando Cuadrado (1999).
22
Nada que ver, por tanto, con el ámbito fraseológico. Se pueden ver palabras como golfo, granuja,
paquete, estraperlo, etc.
23
Muchas de estas expresiones coinciden con lo que Corpas Pastor (1996) tiene por fórmula rutinaria.
24
Esta se establece de acuerdo con una jerarquía en la que el rango más alto corresponde a los nombres
propios, seguidos, por este orden, de sustantivos, adjetivos, participios concertados, adverbios (excepto
no, sí e interrogativos dónde, cuándo, cómo, etc.), verbos principales (excepto ser, estar y verbos
modales), pronombres (no interrogativos), numerales, y el verbo ser. Asimismo, unidades como porque sí
/ no, que no contienen ninguna categoría de las anteriores, se registran bajo la primera palabra.
25
Como puede observarse, estas distinciones están, en general, en total consonancia con los trabajos
fraseológicos actuales.
26
Aunque esta catalogación por niveles no deja de ser útil, sería deseable que se hubiesen explicitado los
criterios que se han seguido para llevarla a cabo.
27
En la actualidad, la autora está elaborando el Diccionario de locuciones del español actual (DILEA),
siguiendo los parámetros que ha trazado en su reciente publicación sobre fraseografía (Penadés 2015).
28
Sobre estos grupos de investigación en la red se pueden encontrar datos pormenorizados sobre sus
premisas y sus fines.
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