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MARZO 2015
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
INDICE
I. Presentación……………………………………………………………..3
II. Antecedentes…………………………………………………………….3
III. Formulación del problema…………………………………………….5
IV. Sujeto de atención……………………………………………………...6
V. Vía de ingreso……………………………………………………………7
VI. Cobertura y focalización……………………………………………….7
VII. Objetivos, resultados y metas………………………………………...7
VIII. Marco conceptual……………………………………………………….10
IX. Consideraciones metodológicas…………………………………….14
X. Enfoques transversales………………………………………………..32
XI. Procesos de autoevaluación………………………………………….38
XII. Monitoreo y Evaluación del Programa...………..…………………..39
XIII. Cuidado de equipo……………………………………………………...40
XIV. Sobre el Equipo de Trabajo……………………………………………41
XV. Sobre el Presupuesto…………………………………………………..44
XVI. Sobre los Recursos Materiales…….…………………………………44
XVII. Referencias bibliográficas……………………………………………..46
2
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
I. Presentación.
II.- Antecedentes
En el año 1990, el Estado de Chile ratifica la firma de la Convención sobre los Derechos del Niño
(CDN),1 con ello inicia una profunda reforma para adecuar su normativa interna y sus políticas
públicas al espíritu de dicha Convención.
Antes de revisar la oferta específica de protección de derechos, parece necesario revisar cifras
de maltrato que afectan a la niñez y adolescencia en nuestro país.
El 4° y último estudio realizado por Unicef en Chile (2012) señala, dentro de sus principales
resultados que, el 71% de los niños y niñas recibe algún tipo de violencia de parte de su madre
y/o padre, por ende tan solo el 29% no es víctima de violencia. Del 71% que es maltratado, el
19,5% solo recibe violencia psicológica; un 25, 6 % violencia física leve y el 25.9% de los niños
y niñas sufre violencia física grave. Al comparar estos datos con estudios anteriores del mismo
1
Convención sobre los Derechos del Niño (CDN)
2
Página web del Sename, www.sename.cl
3
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vulnerados en sus derechos
organismo, se puede señalar que hubo una disminución del maltrato, ya que en el año 2006 el
75,2% si lo era, produciéndose una disminución de un 4,2% en 6 años.
La revisión del estrato socioeconómico de los consultados, que reconocen ser víctima de algún
tipo de violencia, se plantea que no hay diferencias estadísticamente significativas, por tanto, se
puede aseverar que “el maltrato afecta transversalmente a niños, niñas y adolescentes de todos
los estratos sociales” (Unicef, 2012, p.8). Dentro de sus conclusiones, señala que “La violencia
produce efectos severos y profundos en la vida de los niños, niñas y adolescentes, que afecta
seriamente su desarrollo y crecimiento: deteriora relación con los padres, afecta rendimiento
escolar, genera problemas de salud mental, produce problemas con sus compañeros de colegio,
entre otros” (idem, p.19). Además, agrega que “uno de los factores de riesgo más relevantes,
tanto para el abuso como para el maltrato, es la presencia de violencia entre los padres. Cuando
hay violencia entre los padres, los niños y niñas están en una situación de mayor vulnerabilidad
de sufrir violencia y abuso” (idem, p.19).
Según datos del poder judicial, los Tribunales de Familia y de Letras con competencia en familia,
en el año 2012, en todo el país ingresaron 160.669 causas vinculadas a vulneraciones de
derechos y violencia intrafamiliar.
Respecto de la caracterización de los niños, niñas y adolescentes usuarios/as de los PIB y PFC
atendidos en el año 2014,3 se puede señalar lo siguiente:
Una vez revisado distintas fuentes de información, las cuales indican que la presencia de
problemáticas que afectan a la población infanto- juvenil del país, asociadas a vulneraciones de
derecho surgidas en el contexto familiar son cuantitativamente significativas. Por tanto, se hace
necesario revisar los efectos que tienen en los niños, niñas y adolescentes, el no ser bien
tratados por sus adultos cuidadores.
Respecto del impacto del maltrato en los niños y niñas, existe una amplitud de investigaciones y
autores que plantean los efectos negativos que tiene el maltrato en su normal desarrollo e
incluso en el surgimiento de patologías físicas y mentales. Es así que Jorge Barudy, psiquiatra y
Marjorie Dantagnan, psicóloga, ambos chilenos con amplia experiencia en programas de
tratamiento de niños y niñas víctimas del maltrato en Chile, España y Bélgica, plantean que las
“innumerables investigaciones han demostrado que los trastornos psíquicos y los problemas de
comportamiento de niñas, niños y jóvenes a menudo son las consecuencia de una carrera de
niños maltratados. En muchas ocasiones, estos trastornos son la única forma de los niños, para
denunciar y resistir la violencia de los adultos” (2005, p. 136). Los autores, plantean que el
maltrato hacia los niños y niñas, se origina en “la incompetencia de los padres, y también la de
la sociedad adulta, incapaz de asegurar la satisfacción de sus necesidades y la protección de sus
derechos” (idem, p. 20).
3
La fuente de información es la base de datos de Sename.
4
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vulnerados en sus derechos
Por otra parte, Andrés Fresno y Rosario Spencer, académicos de la Universidad de Talca de
Chile, realizaron un “Estudio Acerca del Efecto del Maltrato Físico en la Calidad de las
Representaciones de Apego Infantil en Chile”, en sus resultados preliminares plantean que “los
niños víctimas de maltrato físico presentan una mayor preferencia por la utilización de
estrategias de hiperactivación y desorganización del apego que los niños no maltratados” (2001,
p. 191). En el caso de la hiperactivación, “los niños intensifican sus comportamientos de apego
para hacer frente a las inconsistencias parentales y obtener de parte de éstos una conducta
estable” (idem, p. 195). Respecto de la desorganización, “Los comportamientos de maltrato
físico por parte de las figuras de apego hacen que éstas, en lugar de ser fuentes de protección y
seguridad sean figuras que generen terror e interacciones caóticas, lo que dificulta la posibilidad
de establecer una estrategia de apego organizada…” (Idem).
El maltrato hacia los niños, niñas y adolescentes no se explica por una sola causa, sino por el
contrario, se reconoce que es un fenómeno que se comprende de manera multicausal, las que se
interrelacionan conformando un entramado de difícil reconocimiento y que deben ser
reconocidos y diferenciados de acuerdo a delimitar las necesidades de intervención y las
competencias de los distintos dispositivos reparatorios. Estas causales presentan factores
generadores y mantenedores que se encuentran en distintos ámbitos que a su vez, se
interrelacionan, estos son: individuo, familia, entorno social y cultural. En este mismo sentido,
Paulo Sérgio Pinheiro, autor del “Informe Mundial Sobre la Violencia contra los Niños y Niñas” 4,
adscribe al modelo ecológico que identifica factores en “la historia personal y las características
de la víctima o autor, su familia, el contexto social inmediato (a menudo denominados factores
comunitarios) y las características de la sociedad en su conjunto” (2011, p. 12).
Pinheiro, reconoce que la variedad de investigaciones “en las ciencias neurobiológicas, sociales y
del comportamiento, ha generado una comprensión mucho más profunda de la importancia de
las experiencias vividas durante la niñez en el desarrollo del cerebro y del papel central de las
relaciones tempranas en el desarrollo saludable de éste”, (2011, p. 3). Este mismo experto, y
los señalados en el acápite anterior (Barudy y Dantagnan, 2005, y Fresno y Spencer, 2011)
plantean que el maltrato, por parte de los padres o cuidadores, tiene diversos efectos negativos
en el normal desarrollo de los niños y niñas, produciendo una diversidad de sintomatología,
afectando su salud física y mental. Además, “proteger a los niños y niñas contra la violencia
tiene un inmenso potencial para reducir todas las formas de violencia en la sociedad, así como
las consecuencias sociales y de salud a largo plazo asociadas a la violencia contra la infancia”
(idem, p. 69).
Por otra parte, los datos que arrojan el estudio de Unicef (2012), Tribunales de Familia y con
competencia común (2012) y Sename (2012), indican que la presencia de diversas expresiones
de maltrato que afectan a los niños, niñas y adolescentes en su entorno familiar, es un problema
vigente es nuestro país. Lo cual, impone a Sename, como órgano del Estado, encargado de la
política de protección especial, la necesidad de generar una oferta de apoyo a las familias con
dificultades de buen trato hacia sus niños/as y adolescentes, en coherencia con lo estipulado en
el artículo 19 de la CDN.
Más aún, El Comité de Derechos del Niño, en su informe del año 2007, en su recomendación nº
43, indica al Estado de Chile que “ofrezca más apoyo a las familias con objeto de impedir que se
vean separadas de sus hijos, por ejemplo, en forma de servicios de apoyo psicológico y
orientación para la crianza de los hijos y prestaciones financieras”.
En cuanto a la oferta programática Sename, cuenta con una modalidad en que uno de sus
componentes es el trabajo intersectorial, estas son las Oficinas de Protección de Derechos
(OPD), los cuales se instalan en micro-territorios con la finalidad de prevenir las vulneraciones
de derechos en conjunto con los niños/as, adolescentes, las familias y los distintos actores de la
comunidad; también cuenta con los Programas de Intervención Integral Especializada (PIE),
cuyo objetivo general es “Contribuir a la reparación del daño vincular y psicosocial producido en
niños, niñas y adolescentes por vulneraciones de derechos graves y crónicas” 5, Además, el
Servicio cuenta con los Programas de Protección Especializada en Maltrato y Abuso Sexual
Infantil (PRM), que tienen como propósito “Contribuir al proceso reparatorio del niño, niñas o
adolescente que ha sufrido maltrato físico o psicológico grave, constitutivo de delito y/o agresión
sexual infantil”6. De esta manera, el Servicio aborda lo promocional/preventivo y lo reparatorio,
requiriendo, en el ámbito de la protección especial, una oferta que intervenga desde lo
restitutivo evitando la cronificación de vulneraciones de derechos.
4
Paulo Sergio Pinheiro, es un experto independiente que realiza un estudio por encargo de la Secretaría
General de Naciones Unidas, cuyos hallazgos y recomendaciones se plasman en el “Informe Mundial contra
la Violencia hacia los Niños y las Niñas”.
5
Bases Técnicas de la modalidad PIE, Deprode, Sename, 2012.
6
Bases Técnicas de la modalidad PRM, Deprode, Sename, 2012.
5
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vulnerados en sus derechos
Por tanto, para esta modalidad, el problema que se requiere abordar es la presencia de
vulneraciones de derechos asociadas a mediana complejidad, que afectan a niños,
niñas y adolescentes en el contexto familiar, tales como negligencia moderada, testigo
de violencia intrafamiliar no constitutiva de delito, maltrato físico y/o psicológico
moderado, entre otros, a través de un programa que contribuya a la restitución de los
derechos vulnerados y evitando su cronificación mediante intervenciones familiares,
que fortalezca las competencias parentales/marentales de los adultos a cargo.
Característica particular de los proyectos que se ejecutan en el marco del Programa 24 Horas es
que sumada a las vulneraciones de derechos, propias del sujeto de atención, se debe sumar
aquellos niños, niñas y/o adolescente que ingresen a Unidades Policiales (Comisaría) por
situaciones de vulneración no constitutivas de delito y/o transgresoras iniciales (listado PSI 24
horas).
No son sujeto de atención del programa: negligencia grave o crónica, maltrato físico y
psicológico grave, testigo de VIF constitutivo de delito, abandono, peores formas de trabajo
infantil y otras graves vulneraciones de derecho. Cabe señalar, que en contextos rurales, los
niños/as ingresan a temprana edad a trabajar, lo cual exige a los equipos, la necesidad de
trabajar con los padres, las condiciones que son necesarias para garantizar la seguridad y
respeto a sus derechos, salvaguardando el derecho a la educación, ejemplos de ello, son los
temporeros, trabajo en ferias libres, entre otras actividades que los niños/as desarrollan por
iniciativa propia para satisfacer necesidades personales y en algunas situaciones, como apoyo al
sustento económico familiar cuando es precario.
Si bien el sujeto que origina la atención del programa es el niño, niña o adolescente, se entiende
que éste se encuentra inserto en un contexto familiar y socio-comunitario que es necesario de
considerar en el proceso de intervención. Para lo cual, se requiere reconocer los factores de
vulnerabilidad/riesgo y factores protectores/recursos en los distintos niveles: personal, familiar y
socio-comunitario.
6
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vulnerados en sus derechos
Otro antecedente que permite comprender el contexto socio-económico de las familias usuarias
de los PIB, es el dato acerca de su vulnerabilidad social. De acuerdo a la información arrojada,
año 2010, por la Ficha de Protección Social (Mindes), el 62.7% se encontraba en el primer decil
(el más vulnerable) y el 94.2 % en los cuatro primeros. Lo cual muestra que el programa se
encontraba focalizado en la atención a la población más vulnerable del país7.
Del mismo modo, resulta importante relevar el rol de la detección y fortalecimiento de los
factores protectores y/o recursos de los niños, familias y/o adultos responsables, que se debe
reflejar en el Plan de Intervención, puesto que permite ir más allá del enfoque de las carencias y
de la superación de la violencia. La idea es lograr apoyar la generación de una parentalidad
positiva, en un ambiente general más protectivo y respetuoso de los niños, niñas y
adolescentes. Razón por la cual, se espera que los equipos cuenten con el entrenamiento y la
destreza para reconocer recursos y potencialidades en los niños/as, sus familias y su entorno, es
así que en los lineamientos técnicos de la modalidad a partir del año 2010, se incorporaron
factores protectores y/o recursos que se pueden reconocer en los siguientes ámbitos:
V.-Vía de Ingreso
Las vías de ingreso, son por derivación de la Red Sename, como Oficinas de Protección de
Derechos, entre otros. Como también, de las redes locales como establecimientos educacionales,
centros de salud, Municipio, otros programas u organizaciones del territorio. Además, pueden
ingresar los niños/as o adolescentes y sus familias por demanda espontánea o detección directa
del equipo interventor.
Por otra parte, también podrán ser entes derivadores, los Tribunales de Familia o con
competencia común, aquellos niños, niñas y adolescentes que cumplan con la definición del
sujeto de atención señalado en las presentes orientaciones técnicas. De ser así, el Tribunal
deberá enviar todos los antecedentes de que disponga, o bien, tendrá que solicitarlos el mismo
equipo.
En el caso de los proyectos que se ejecutan en el marco del Programa 24 Horas, cabe destacar
que se deberá efectuar los esfuerzos para priorizar que a lo menos el 20% de los ingresos sean
derivaciones procedentes de la listado PSI 24 horas; y debe quedar reflejado en el registro
SENAINFO (Tipo Solicitante del Ingreso).
Los proyectos a licitar que se enmarquen en este modelo programático atenderán al sujeto de
atención mencionado en estas orientaciones y corresponderán al territorio señalado en el anexo
N° 1, el cual será propuesto por la respectiva Dirección Regional en el proceso licitatorio cuando
corresponda.
7
Estos datos fueron aportados por el Departamento de Planificación y Control de Gestión (Deplae) de
Sename.
8
La Mesa Técnica, fue coordinada por la Línea de Prevención del Área de Gestión Programática y se llevó a
cabo entre el mes de septiembre del año 2012 y abril del 2013.
7
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Objetivo General
Fortalecer las competencias de cuidado y crianza de familias y/o adultos significativos de los
niños, niñas, adolescentes, de manera de restituirle a estos últimos, los derechos vulnerados,
asociados a mediana complejidad, tales como negligencia moderada, testigo de violencia
intrafamiliar no constitutiva de delito, maltrato físico y/o psicológico moderado, evitando su
cronificación
2.- Lograr que las familias fortalezcan sus 2.3.1 Nº de familias que 70% Carpetas Individuales
competencias/recursos parentales/marentales fortalecen sus recursos/
en relación a su evaluación inicial. competencias parentales Senainfo
/marentales en relación a su
evaluación inicial
1.2 Lograr que los niños, niñas y Indicador de Eficacia 90% Carpetas
adolescentes cuenten con acciones 1.2.1 % de niños, niñas Individuales
de fortalecimiento en su Plan de y adolescentes que
Intervención de acuerdo a la cuentan con acciones de Senainfo
evaluación de sus recursos fortalecimiento en su
personales. Plan de Intervención de
acuerdo a la evaluación
de sus recursos
personales
1.3.- Lograr que los niños, niñas y Indicador de Calidad 80% Carpetas
adolescentes de 6 años en 1.3.1 % de niños, niñas Individuales
adelante participan de la y adolescentes de 6
evaluación de la intervención. años en adelante que Senainfo
participan de la
evaluación de la
intervención
2.-Fortalecer 2.1.- Lograr que las familias o Indicador de Eficacia 90 % Carpetas
competencias/recursos adultos a cargo cuentan con 2.1.1 % de familias con Individuales
parentales y/o marentales de evaluación inicial de evaluación inicial de
las familias o adultos a cargo de competencias/recursos parentales competencias/recursos Senainfo
los niños, niñas o adolescentes. y/o marentales10. parentales y/o
marentales
9
Se solicita que el colaborador cuente con instrumento de evaluación de recursos considerando el contexto
socio-cultural en el cual se inserta el proyecto.
10
Para la implementación de la evaluación parental /marental se tendrá considerar los lineamientos técnicos
y resguardos éticos establecidos en el acápite en que se aborda este tema.
11
Revisar en anexo tabla de Medios de Verificación
8
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vulnerados en sus derechos
3.2.- Lograr que los niños, niñas y Indicador de Eficacia 80% Carpetas
adolescentes con identificación 3.2.1.- Nº de planes de Individuales
positiva de co-garantes, registran intervención de los
en sus planes de intervención niños, niñas y Senainfo
acciones con los actores que adolescentes con
aportan a la restitución de identificación positiva de
derechos y/o la sustentabilidad de co-garantes registran
los cambios. acciones que aportan a
la restitución y/o
sustentabilidad de los
cambios
3.3- Lograr que los niños, niñas, Indicador de Eficiencia 100% Carpetas
adolescentes y sus familias que lo 3.3.1 Nº de niños, niñas, Individuales
requieran sean derivadas a redes adolescentes y sus
sectoriales. familias que lo requieran Senainfo
son derivadas
oportunamente a redes
sectoriales
80% NNA egresados en el periodo por cumplimiento de los objetivos del Plan de
Intervención Individual (PII)
Fórmula de cálculo:
(Número de niños (as) y adolescentes egresados por cumplimiento del PII/Número de niño (a)s
y adolescentes atendidas)*100
Fórmula de cálculo:
(Sumatoria de los subtotales de las categorías oportunidad, información del proyecto sin dato,
diagnóstico no registrado, e información de ingreso si dato)/4
Fórmula de cálculo:
(Número de niño(as), adolescentes y/o familias atendidas que califican la atención de
buena/número de niño(a)s, adolescentes y/o familias atendidas)*100
60% del Recurso Humano del Programa muestra estabilidad para el desarrollo de sus
funciones y logro de objetivos
12
El índice de calidad de la información será definida por el Servicio Nacional de Menores anualmente y será
monitoreada a través de la plataforma SENAINFO.
9
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vulnerados en sus derechos
Fórmula de cálculo:
(Número de trabajadores que se mantienen desde el inicio del proyecto/número de
trabajadores inicialmente contratados en el proyecto)*100
El enfoque de derechos de la niñez se enmarca dentro del enfoque de derechos humanos que
son aplicables a todas las personas y que se expresa en la Declaración Universal de Derechos
Humanos, firmada en 1948, por los Estados miembros de Naciones Unidas, en la cual se
reconocen los derechos fundamentales de todas las personas y se “basa en el principio de que
los derechos humanos se fundamentan en la "dignidad intrínseca” de todas las personas. Esa
dignidad y los derechos a la libertad y la igualdad que se derivan de ella son indisputables”13.
“Esta Declaración, junto con el "Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos”, el "Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales” y sus respectivos protocolos
opcionales, conforman la "Carta Internacional de los Derechos Humanos"14. Los cuales funcionan
como un marco ético-político para los países firmantes. Estos documentos reconocen derechos
fundamentales como la dignidad humana, la libertad en todas sus expresiones (de conciencia,
religión, expresión, entre otras), la participación en la vida pública, el derecho al trabajo, a la
seguridad social, a un nivel de vida adecuado, a los niveles más altos posibles de bienestar físico
y mental, el derecho a la seguridad social, a la educación y el disfrute de los beneficios de la
libertad cultural y el progreso científico, entre otros (Sename, 2005) 15.
En este contexto es que la Cepal, conceptualiza el enfoque de derecho como “un marco
conceptual para el proceso de desarrollo humano que está basado normativamente en
estándares internacionales de derechos humanos y operacionalmente dirigido a promover,
proteger y hacer efectivos los derechos humanos... Un enfoque de este tipo integra la
normativa, principios y estándares del sistema internacional de derechos humanos en la
legislación, programas, planes y procesos del desarrollo” 16
Con la Declaración Universal se abre las discusión a nivel internacional, acerca de cómo generar
las condiciones para grupos específicos que se encuentra en una situación de mayor inequidad y
que, por tanto, se requiere acciones específicas para asegurarles su pleno desarrollo. En este
contexto se enmarca, la Convención de los Derechos del Niño (CDN), que “abarca los derechos
específicos de las personas menores de 18 años”17 y ”transforma necesidades en derechos
colocando en primer plano el problema de la exigibilidad, no sólo jurídica sino también político –
social de los derechos”18 “Los Estados que han ratificado la CDN se obligan a tomar las medidas
necesarias en el aspecto legal, administrativo o de otro tipo, a fin de lograr su implementación.
Esto podría significar cambios en la legislación, capacitación de funcionarios, establecimiento de
mecanismos de monitoreo o elaboración de nuevas prácticas y políticas”19 en torno a la niñez.
El Estado de Chile ratifica la CDN en el año 1990 y a partir de su firma, generó un intenso
proceso de reforma para adecuar su legislación y prácticas al espíritu de la Convención,
transitando de la Doctrina de la Situación Irregular o Enfoque de Necesidades, a una Doctrina de
Protección Integral a la Infancia y Adolescencia o también denominada Enfoque de Derechos
(Contreras, Unicef, 2007). La Doctrina de la Situación Irregular, considera a los niños/as como
objetos de protección, las políticas sociales que primaban antes de la CDN eran asistenciales y
de beneficencia. En cambio, el Enfoque de Derechos contempla una visión de los niños/as como
sujetos plenos de derechos (idem).
Comprender a niños y niñas como sujetos, significa considerarlos como personas con
capacidades, con posibilidades de comprender su contexto, de ser parte activa de la sociedad,
interviniendo, aportando, demandando. Considera, también, entenderlos como agentes de
transformación social, en una relación activa con su entorno que le permite producir cambios en
él y en ellos mismos. Y de Derechos, comprende que niños y niñas tienen la titularidad de dichos
derechos y su vinculación con los adultos no les impide ejercerlos. Además, reconoce su
capacidad para tener opinión propia y sus posibilidades de expresarla en consideración de su
edad (Instituto Interamericano del Niño, Niña y el Adolescente, 2011).
13
http://www.cinu.org.mx/onu/documentos/_ciddh.htm
14
http://www.cinu.org.mx/onu/documentos/_ciddh.htm#
15
Documento interno “Sistemas Locales de Protección de Derechos de la Infancia-Adolescencia: Una
Aproximación Conceptual y de Aplicación Práctica”. Deprode, Sename, 2005.
16
“La incorporación del concepto de derechos económicos, sociales y culturales al trabajo de la Cepal”,
Carmen Artigas para CEPAL, septiembre de 2003.
17
http://www.scslat.org/search/publi.php?cod=6&lang=s
18
http://www.iin.oea.org/2004/SMD.pdf
19
http://www.scslat.org/search/publi.php?cod=6&lang=s
10
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
El cuadro anterior muestra claramente una situación que ya se había señalado anteriormente, es
decir que, el Paradigma de la Situación Irregular concibe a los niños y niñas como objetos de
protección y la Doctrina de la Protección Integral, como sujetos de derechos. Es por ello, que se
señala a la Convención de Derechos del Niño como un hito que produce un cambio radical en el
tratamiento de la niñez, puesto que a partir de su proclamación y ratificación se comienza a
considerar a niños, niñas y adolescentes como personas con capacidades y en igualdad de
derechos que los adultos. No obstante, este cambio de visión es reciente en comparación al
largo período en que el abordaje fue desde un paradigma que comprendía a los niños y niñas
como personas “incompletas” o “menores”, carentes de derechos, que requerían la intervención
del mundo adulto para protegerlos, pero sin considerar su opinión. De allí, que subsisten
concepciones y prácticas en distintos ámbitos de la sociedad (familia, escuela, comunidad, entre
otros) provenientes de ambos paradigmas, que colisionan, quedando muchos desafíos en los
cuales seguir avanzando hacia la instalación de una doctrina de la protección integral de
derechos (Quilodrán, 2012).
El Comité de Ministros del Consejo de Europa en su recomendación 19 del año 2006, adhiere
como marco para el desarrollo de políticas públicas dirigidas a la familia, la parentalidad positiva.
Con el propósito de alcanzar “las condiciones necesarias para el fomento del ejercicio positivo de
la parentalidad, garantizando que todas aquellas personas que han de educar niños tengan
acceso a los recursos adecuados (materiales, psicológicos, sociales y culturales) y que las
actitudes y patrones sociales más extendidos se adapten a las necesidades de las familias con
hijos y a las necesidades de padres y madres” (Rec 19, 2006 p. 1). España, considera esta
recomendación y su Ministerio de Sanidad y Política Social y la Federación Española de
Municipios y Provincias (FEMP), establecen un convenio con la finalidad de desarrollar políticas
de apoyo a la familia con enfoque de parentalidad positiva. Para apoyar este proceso María José
Rodrigo y otros académicos españoles realizan publicaciones21 e investigaciones con el propósito
de desarrollar programas basados en evidencia que fomenten dicha parentalidad positiva.
La parentalidad positiva se encuentra en concordancia con los principios de la CDN. Y se define
como el “comportamiento de los padres fundamentado en el interés superior del niño, que cuida,
desarrolla sus capacidades, no es violento y ofrece reconocimiento y orientación que incluyen el
establecimiento de límites que permitan el pleno desarrollo del niño” (Rec 19, 2006 p. 3). Uno
de los supuestos de los modelos de trabajo con familia desde la parentalidad positiva, es que
todos los padres, madres necesitan apoyos para ejercer adecuadamente su
parentalidad/marentalidad (Rodrigo, y otros, 2010).
20
Kuhn (1970) define paradigma como "una completa constelación de creencias, valores y técnicas, etc.
compartidas por los miembros de una determinada comunidad”.
21
María José Rodrigo y su equipo elaboran los siguientes documentos: “Parentalidad Positiva y Políticas
Locales de apoyo a las Familias” (Rodrigo21, Maiquez y Martín, 2010) y “La Educación Parental como Recurso
para Promover la Parentalidad Positiva” (Rodrigo, Maiquez y Martín, 2010).
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Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
En síntesis, se espera que el quehacer del Programa se enmarque dentro de una ética que
promueve la Doctrina de Derechos Humanos y su aplicabilidad a través del Enfoque de Derechos
de la Niñez en la intervención con los niños, las niñas, los adolescentes y sus familias.
Entendiendo que su accionar se enmarca dentro de políticas restitutivas porque apunta a
restablecer derechos vulnerados de la niñez y adolescencia, pero también, es preventiva porque
evita que dichas vulneraciones se cronifiquen en la vida de los niños/as y, es a la vez, promocional
porque promueve el desarrollo de una cultura de derechos y una parentalidad/marentalidad bien
tratante.
En coherencia con lo anterior, las perspectivas teóricas que guían la intervención del programa
están basadas en enfoques de la resiliencia, que invitan a visibilizar y movilizar los recursos de los
niños/as, las familias, los contextos e incluso del propio equipo interventor. Y desde estas
fortalezas y características contextuales de las familias y, no ideales, se promueve el
fortalecimiento de la parentalidad y marentalidad de los adultos a cargo que favorezcan la
restitución de derechos.
“La tarea de ser padres y madres no se ejerce en un vacío, ni depende exclusivamente de las
características de los progenitores. Se ejerce dentro de un espacio ecológico…” (Rodrigo y otros,
2010, p.13). Un modelo ecológico de parentalidad positiva, considera tres factores: 1) el
contexto psicosocial en el cual vive la familia, que puede tener factores de riesgo que son
estresores para la tarea de ser padres, o bien, factores protectores que apoyan el ejercicio de la
parentalidad; 2) las necesidades evolutivas/educativas de los niños/as (edad, situación de salud,
características de personalidad, necesidades especiales), también, se plantea que los padres
moldean la vida de los hijos y los hijos, también permean a sus padres, contribuyendo a sus
propio desarrollo22 3) las capacidades parentales, de madres y padres para la crianza y
educación de los niños/as también modelan fuertemente el ejercicio de la parentalidad positiva.
Estos factores que constituyen la diversidad de ecologías en las cuales se ejerce la
parentalidad/marentalidad tendrían que considerarse en la entrega de apoyos sociales a las
familias. Puesto que, “no hay dos tipos de padres/madres, los buenos y los malos, sino múltiples
ecologías en las que los padres y las madres construyen su tarea con diversos grados de
dificultad” (idem, p.15).
Los mismos autores son críticos a los programas de atención que se han desarrollado
tradicionalmente con las familias, porque se ejecutan de manera tardía cuando las problemáticas
están cronificadas, son individualistas y han sido asistenciales. Por el contrario se propone, un
nuevo modelo de intervención con las familias basado en el fomento de la parentalidad
positiva, el cual debería contemplar, en primer lugar, un perfil de usuario más amplio y no solo a
las familias en situación de pobreza. En segundo lugar, un modelo que parta del supuesto de
que todas las familias tienen capacidades que pueden promoverse, en tercer lugar, diversificar
las metodologías de atención en función de las necesidades de las familias. Y por último, en
cuarto lugar, el proceso de identificación de las potencialidades de las familias requiere una
exploración cooperativa con la familia, que considere su propia experiencia para enfrentar las
dificultades en el pasado, en vez de un diagnóstico realizado solo desde el punto de vista del
experto.
Save The Children España (2012), propone 10 principios para la parentalidad positiva y buen
trato, los que deben ser incorporados en la mirada de los profesionales de este Programa a nivel
de diagnóstico y de intervención. Estos son:
Los enfoques teóricos planteados anteriormente tendrán que estar en coherencia con la
propuesta metodológica de intervención que desarrolle el programa y que se expone en el
siguiente acápite.
22
Palabras extraídas de la presentación de María José Rodrigo, en el Seminario “La Parentalidad Positiva: Un
Nuevo Enfoque para el Trabajo con Familias”. Santiago de Chile, 25 de marzo del 2013
12
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
La resiliencia es “la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida,
aprender de ellas, superarlas e inclusive ser transformados por estas. Nadie escapa de las
adversidades” (Henderson, 2006). Esta capacidad es el resultado de la interacción del individuo
con otras personas, de sus condiciones de vida y del ambiente vital (Barudy, 2005)
Para Boris Cyrulnik, neuropsiquiatra francés “La resiliencia es el arte de navegar en los
torrentes” (2001, p.213). Y la explica a través de la siguiente metáfora: “Un trauma ha
trastornado al herido y le ha orientado en una dirección en la que le habría gustado no ir. Sin
embargo, y dado que ha caído en una corriente que le arrastra y le lleva hacia una cascada de
magulladuras, el resiliente ha de hacer un llamamiento a los recursos internos que se hallan
impregnados en su memoria, debe pelearse para no dejarse arrastrar por la pendiente natural
de los traumas que le impulsan a correr mundo y a ir de golpe, en golpe hasta, el momento en
que una mano tendida le ofrezca un recurso externo, una relación afectiva, una institución social
o cultural que le permita salir airoso” (idem, p.213).
Paul Bouvier, en Cyrulnik (2001) aclara que la resiliencia “no es una vacuna contra el
sufrimiento, ni un estado adquirido e inmutable, sino un proceso, un camino que es preciso de
recorrer (idem, 215). Par recorrer este camino se requiere un guía o tutor de resiliencia que es
una persona significativa que ayuda a que la otra persona le dé sentido a lo vivido, le permita
salir airoso, tejer vínculos y reorganizar la imagen de sí mismo, entre otros aspectos (Cyrulnik
2001, Milicic, 2011). Desde esta mirada, los profesionales y técnicos que trabajan en programas
que abordan problemáticas relacionadas con niñez, adolescencia y familia, pueden contribuir a
generar contextos resilientes, poniendo al servicio de la intervención sus propios recursos
(resilientes) (Barudy, 2005), favoreciendo así que los padres, madres o adultos a cargo pueden
ejercer una parentalidad y marentalidad bien tratante hacia sus niños y niñas.
El propósito de que los programas sociales, trabajen desde un enfoque de la resiliencia le otorga
a la intervención una mirada esperanzadora desde distintos ángulos. Por un lado, permite que el
Estado asuma un rol de generador de oportunidades de emergencia o fortalecimiento de la
resiliencia, aportando a la equidad con personas o grupos sociales que no han tenido dichas
oportunidades. De este mismo modo, a los equipos técnicos, les contribuye a darle sentido a su
intervención, porque ve a los sujetos con los que trabaja, no solo como personas con dificultades
(que frecuentemente son muchas y diversas), sino que también, desde sus recursos, fortalezas
y, también, desde las posibilidades de ser permeados por el proceso de ayuda. A los niños, niñas
y sus familias, les permite elaborar las situaciones dolorosas vividas, salir fortalecidos y en el
caso, del maltrato, evitar o interrumpir la violencia transgeneracional.
El enfoque de la Resiliencia, también ha sido abordado en el estudio con familias que ejercen
adecuadamente el cuidado de sus niños y niñas, aún en contexto de gran estrés psicososial.
María José Rodrigo, Doctora en Psicología, académica que ha desarrollado una serie de
investigaciones en parentalidad en España, plantea que la Resiliencia Parental, es “un proceso
dinámico que permite a los padres desarrollar una relación protectora y sensible ante las
necesidades de los hijos/as a pesar de vivir en un entorno potenciador de comportamientos de
maltrato”. (2009a, p.52). Un factor protector que aporta a las familias a hacer frente a los
estresores es el apoyo social informal y/o institucional.
Para la autora, la Resiliencia Parental es una invitación a ver las potencialidades de las familias y
cuestiona la forma que se ha tenido de nombrar a las que se encuentran en riesgo psicosocial y
que son usuarias frecuentes de la oferta pública, esto es “multiproblemáticas”, “disfuncionales”,
“desintegradas”. Por otro lado, convoca a abandonar como modelos ideales que guían la
intervención, aquellos que se basan en familias normalizadas y propone cambiarlos por aquellos
que presentan las resilientes, ya que indican cómo han podido salir adelante en determinados
entornos. Otro aporte muy relevante de esta perspectiva, es que dado que hay una diversidad
de situaciones familiares y de posibles formas de resiliencia, hay que sustituir el “dar recetas” a
los padres y madres, por ayudarlos a que “hagan de su parentalidad un traje a la medida y no el
traje estándar que se supone deben realizar” (2009a, p.65).
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vulnerados en sus derechos
Sename, en tanto Organismo Público, asume el rol de generar el marco de acción de su oferta
programática, es así, que se establecen claramente los objetivos, resultados e indicadores que
deberán alcanzar a través de la ejecución los proyectos. Asimismo, se invita a los Organismos
Colaboradores de Sename (OCAS), a que generen innovación en la implementación del
programa acorde a los contextos territoriales en los cuales se inserta. Es decir, el Servicio señala
que se debe conseguir (objetivos y resultados) y se espera que las Colaboradores en conjunto
con sus equipos técnicos, desarrollen sus propuestas de cómo lograrlo, a través del desarrollo de
metodologías que recojan los aprendizajes, la experticia y las características particulares de los
niños, niñas, adolescentes, sus familias y el entorno socio-cultural en cual se intervendrá, por lo
cual, lo que se presenta en las presentes orientaciones, constituye un marco metodológico que
debe ser complementado con los matices y particularidades de cada Institución y de la realidad
especifica según el diagnóstico efectuado.
El Modelo transteórico del cambio se hace cargo de la respuesta a la pregunta ¿qué es lo que
hace cambiar a una persona?. Los psicólogos Prochaska y Diclemente (1982), intentan
responder esta interrogante y realizan una serie de estudios para comprender cómo y porqué
cambian las personas, llegando a la conclusión de que se presentaban ciertas constantes en los
procesos de cambio que efectuaban los individuos, por sí mismos, o, en contextos terapéuticos;
a estas contantes las denominaron etapas del cambio. Dichas etapas son: Pre-Contemplación,
Contemplación, Preparación, Acción, Mantenimiento, Recaída Y Finalización. Dentro de este
enfoque, la motivación se puede comprender como el estado presente de una persona o la etapa
de preparación para el cambio. Es un estado interno influido por varios factores externos (Miller,
W. 1999 y Paréntesis 2012). El aporte de este modelo es que reconoce que el cambio es un
proceso y que parte del son las recaídas, las cuales no son significadas como fracasos sino como
una acción esperable. Otro elemento positivo, es que la identificación de la etapa del cambio en
el cual se encuentre una persona, ayuda a utilizar las estrategias de intervención adecuadas
para el proceso que está viviendo el individuo en ese momento.
El rol que asume el terapeuta o interventor no es autoritario, ni de experto que tiene que
decirles a las personas lo que tienen que hacer en sus vidas. Por el contrario, la responsabilidad
del cambio radica en las personas y tiene los siguientes principios de intervención (Paréntesis,
2012):
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vulnerados en sus derechos
Las estrategias de la Entrevista Motivacional (Parks, 2009), están orientadas a promover una
conversación orientada al cambio, a través de:
Preguntas Abiertas
Respaldar a la persona
La Escucha Reflexiva
El Resumen
Este modelo se ha empleado en el ámbito de la terapia clínica con familias. Es así, que el
Instituto Chileno de Terapia Familiar, adhiere a este modelo para desarrollar su trabajo
terapéutico, porque es un enfoque que propone una forma de mirar en la que ponemos atención
no sólo en el individuo, sino que, especialmente en las relaciones que establece con las demás
personas con las cuales interactúa. Por lo tanto, “el comportamiento de una persona no lo
entendemos sólo como determinado por sus características individuales (biológicas y
psicológicas), sino que lo entendemos (sic) en el contexto relacional en el que ocurre (familia,
trabajo, comunidad, etc)” (Bernales, 2012, p.56).
Dicho de otra manera, lo Contextual Relacional es apreciar las relaciones en sus contextos y, es
también, reconocer los contextos que están siendo a su vez producidos por esas relaciones. La
relación se da siempre en un entorno y éste se modifica por efecto de la relación. Desde esta
lógica, cuando un profesional interviene, lo hace desde un nuevo evento posible, con el propósito
de articular lo nuevo con lo tradicional y conocido23.
Un modelo centrado en los recursos, tiene el supuesto a la base de que todos los sistemas,
incluidas las familias, poseen los recursos necesarios para solucionar sus problemas. Para Walsh
(2004), este enfoque tiene como objetivo “construir intervenciones sobre la base de áreas de
competencia y recursos de la familia, de manera de generar en ella capacidad de acción”
(Bernales, 2012, p.61). En este sentido, se comprende que la familia desarrolla
comportamientos adaptativos a sus contextos y que el interventor o terapeuta “alienta la
búsqueda de alternativas, desde ellos, más que enfatizar sus limitaciones o déficits.
Desde el enfoque centrado en los recursos, (Walsh, 2004 en Bernales 2012) la intervención
es más eficaz si:
Se centra en pequeños logros, con el objetivo de que la familia vuelva a tener control
sobre su vida y recupere la confianza en sus capacidades.
Para que lo anterior ocurra, se requiere acoger la historia de la persona y/o familia como
legítima y no como una serie de faltas. Además, se reconoce que sí han podido enfrentar
situaciones complejas, dando cuenta de la resiliencia familiar.
Se amplía el foco a la red de relaciones familiares y sociales, para identificar aportes que
contribuyen a la solución del problema.
Se realizan intervenciones que realcen las interacciones positivas, así como también, se
identifican y valoran las estrategias que han utilizado para salir adelante. Hay que
amplificar estos momentos, pautas y recursos, puesto que resultan reparadores de la
confianza.
Se estimulan las áreas libres de problema. Consultar por las excepciones al problema,
por ejemplo preguntar ¿qué hacen bien?, ¿qué les ha resultado?
El Instituto Chileno de Terapia Familiar (2013)24, agrega los siguientes aspectos a considerar en
la intervención centrada en los recursos:
23
Apuntes de las presentaciones del Curso “Estrategias de Intervención para el Desarrollo de Competencias
Parentales”, dirigido a equipos PIB-Programa Vida Nueva (actual 24 Horas), dictado por el Instituto Chileno
de Terapia Familiar en el año 2013 por encargo de Deprode, Sename.
24
Idem.
15
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vulnerados en sus derechos
El Modelo Contextual Relacional, basado en los recursos muestra una forma de intervención
terapéutica con las familias que es coherente con los enfoques teóricos del programa, aportando
estrategias interventivas que se apoyan en el reconocimiento de los recursos de la familia,
establece un foco claro para intervenir y establece un vínculo terapéutico, en cual, las personas
tienen un rol activo, entre otros aspectos que se constituyen un aporte a la intervención del
programa.
Flexibilidad:
“Las prácticas humanas tienen siempre lugar en un contexto determinado, definido por
dimensiones espaciales y temporales: todas las prácticas son prácticas situadas, localizadas,
territorializadas, se dan en un aquí y ahora específicos, concreto e irreversible”. Por lo tanto, “El
contexto es dinámico ya que está siendo construido, reconstruido y deconstruido
constantemente (Martínez, 2006, p.21). Es así, que las presentes bases de licitación son el
marco de acción que tendrán que considerar las OCAS y equipos técnicos, pero, como ya se ha
señalado, se espera que los ejecutores propongan metodologías en coherencia con su
experiencia práctica, su formación, sus aprendizajes y, especialmente con las características
del territorio y sus habitantes.
Esto implica reconocer el territorio donde se encuentra instalado el programa, identificar las
características socio-culturales del entorno en cual habitan los niños/as, sus familias y los
actores comunitarios o institucionales relevantes. También, se requiere visualizar los factores de
vulnerabilidad/estresores específicos, que impactan a las familias, así como también, los
recursos o factores protectores del contexto.
Una situación concreta que fue discutida en la Mesa técnica Nacional de los Programas de
Intervención Breve para la Prevención Focalizada-PIB (2012-2013), y que son útiles de
considerar es por ejemplo, el ejercicio de la parentalidad/marentalidad en regiones de la zona
norte de Chile, en que muchos padres trabajan en faenas mineras y se ausentan períodos
prolongados de tiempo del hogar, sobrecargando a las madres en las tareas de crianza.
Entonces, una mirada contextualizada sería no determinar que existe un padre ausente, sino que
considerar que la parentalidad se ejerce en esas condiciones e incluir estas consideraciones en
los objetivos del plan y las metodologías para llevarlo a cabo. En este mismo sentido, tendría
que considerarse el criterio de flexibilidad cuando se interviene con una familia que es parte de
una determinada cultura, como en el caso del pueblo mapuche en la región de la Araucanía o
Aymara en la zona norte, Rapanui, por ejemplo.
Desde esta mirada, también, cobran sentido las intervenciones en los espacios cotidianos o
naturales de la familia. La experiencia de programas psico-sociales y la literatura indica que
las intervenciones en los domicilios porque les han resultado más efectivas para generar nuevas
dinámicas relacionales, que aportan a la restitución de derechos de los niños/as y adolescentes,
o bien, han sido útiles para la incorporación de figuras de la familia que se encontraban en una
posición más periférica de la intervención, como ocurre en ocasiones con los padres. Otra buena
práctica de equipos ejecutores, que tienen un amplio radio de acción han adecuado espacios de
la comunidad: escuelas, juntas de vecinos, entre otros, para facilitar el acceso a la atención a
sus usuarios/as y/o para involucrar a dichos actores como un recurso en la intervención.
16
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Otro aspecto, señalado por los equipos interventores y familias como positivo para generar
adherencia y la participación de los usuarios/as, especialmente de los adultos, en el proceso, es
la flexibilidad de los horarios de atención, adecuándolos a sus tiempos disponibles,
atendiendo a los adultos luego de que culminan su jornada laboral.
Promocional:
La estrategia promocional, tiene un doble efecto, por una parte contribuye a generar un contexto
protector para el niño, niña y/o adolescente, y por otra, va propiciando el reconocimiento de sus
derechos por parte del mundo adulto, que no sólo va repercutiendo en la situación particular de
ese niño/a, sino que en las relaciones que las personas adultas establecen con el mundo infanto-
adolescente y viceversa.
Participación:
Con la firma de la CDN, el Estado de Chile no solo se obliga a promover el buen trato hacia la
niñez y adolescencia y a establecer servicios de apoyo a las familias, sino que también, tiene que
considerar el derecho a la participación que está consagrado en diversos articulados,
especialmente en el 12 referido a la consideración de la opinión del niño y la niña en los diversos
asuntos que le afectan.
En congruencia con lo anterior, se espera que el Programa, desarrolle una intervención que
involucre activamente a los niños, las niñas, los adolescentes, sus familias y los co-garantes de
derechos, considerando su opinión, haciéndolos partícipes del proceso de intervención y actores
en la restitución de derechos.
Es necesario entregar algunos aspectos conceptuales que orienten el quehacer del Programa, sin
perjuicio de que las Ocas y sus equipos técnicos desarrollen sus apuestas para operacionalizar el
derecho a la participación.
Por su parte, el Instituto Interamericano del Niño, Organismo Especializado de la OEA25 (IIN,
2010, pág. 14-20), plantea ciertas consideraciones respecto de la participación y a continuación
se señalan las que parecen como orientadoras para el trabajo del Programa de Prevención
Focalizada PPF, estas son:
La Participación como un eje del paradigma niño, niña como sujeto de derecho.
Los diversos artículos contenidos en la Convención que aluden al derecho a la participación
“desmiente la concepción tradicional de la niñez como estado de incompletitud o deficiencia para
instalar una nueva perspectiva en que el niño es un ser pensante, capaz de formarse juicios, de
tener ideas propias en función del grado de desarrollo alcanzado (principio de autonomía
progresiva). En suma: se abre a la consideración de un niño persona”.
25
Organización de los Estados Americanos.
17
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Por lo tanto, se puede señalar que se da una participación sustantiva, cuando hay un ajuste
entre las capacidades para participar y las oportunidades que se brindan. Traducido al
Programa de Prevención Focalizada PPF, el equipo ejecutor, tendrá que generar las condiciones y
diseñar mecanismos acordes a las características específicas de sus sujetos participantes, como
género, edad, etnia, características culturales, entre otras.
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Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Es importante, tener claridad respecto de que cada nivel de intervención tiene sus objetivos y un
contenido a trabajar con determinada metodología. No obstante, las intervenciones tendrán
que desarrollarse de manera articulada y con un foco común, cual es restituir el o los
derechos vulnerados que justificaron el involucramiento del programa.
Nivel Personal:
Tiene como propósito fortalecer los recursos personales de los niños, niñas y
adolescentes en consideración a la etapa del desarrollo en la que se encuentran. Para
ello, se requiere identificar los factores protectores y o recursos que ha utilizado para hacer
frente a la vulneración y que requerirían ser potenciados para superar dicha vulneración. Como
también, los factores de riesgo presentes en el niño, niña o adolescente que han contribuido a la
mantención de la o las vulneraciones de derecho.
La intervención con los niños/as y adolescentes, tiene como sentido promover sus recursos
resilientes, ayudándoles a comprender las situaciones que han vivido, en consideración a la
etapa del desarrollo en la cual se encuentren, trabajando sus dificultades y desarrollando un
proceso en conjunto con ellos que les permita identificar y potenciar sus fortalezas.
Los recursos resilientes específicos que se trabajarán con cada niño, cada niña o adolescente,
dependerán del motivo de ingreso al programa, sus características personales, sus necesidades
evolutivas, su género, su pertenencia a alguna etnia o grupo social, entre otras (estas
consideraciones hacen alusión al criterio metodológico de flexibilidad). Estos aspectos, también,
tendrán que tomarse en cuenta para definir en conjunto con el niño/a o adolescente si es más
pertinente que participe de una modalidad individual o grupal o en ambas.
Entre los resguardos que habría que considerar para la intervención grupal, es que el niño/a o
adolescente esté dispuesto a participar de esta modalidad y que el programa le ofrezca esta
alternativa cuando cada uno lo requiera y, por ningún motivo, que la intervención se tenga que
prolongar más allá de lo necesario a la espera de que funcione una instancia grupal.
Nivel familiar:
En consideración al objetivo del programa, en este Modelo la intervención con familia centrada
en el fortalecimiento de competencias parentales y marentales es crucial e ineludible para lograr
la reparación del daño y la restitución de los derechos vulnerados de los niños/as y adolescentes.
Para tal efecto, se conceptualizará las competencias parentales y marentales como el “conjunto
de capacidades que permiten a los padres (o adultos a cargo) afrontar de modo flexible y
adaptativo la tarea vital de ser padres (o madres), de acuerdo con las necesidades evolutivas y
educativas de los hijos e hijas y con los estándares considerados como aceptables por la
sociedad, y aprovechando todas las oportunidades y apoyos que les brindan los sistemas de
influencia de la familia para desplegar dichas capacidades” (Rodrigo,y otros 2008 en Rodrigo, M
y otros 2009b p, 115).
Para White (2005), en Rodrigo (2009b), son el resultado de un ajuste entre diversas variables:
las condiciones psicosociales en las que vive la familia, el escenario educativo que los padres,
madres o cuidadores han construido para realizar su tarea vital y las características de los niños,
niñas o adolescentes. Esta mirada ecológica de concebir las competencias es coherente con el
marco conceptual del programa, ya que se comprenden de una manera multidimensional y
relacional. Es decir, como plantea Rodrigo no se dan en el vacío, sino que el ejercicio de la
parentalidad y marentalidad tiene que mirarse en función de las necesidades vitales y
características particulares de los niños y niñas, y a su vez, como éstos influyen en la
parentalidad y marentalidad de sus padres y madres. Es decir, debería producirse un ajuste
entre lo que el niño o niña requiere y los que el padre o madre puede y tiene que entregarle. No
19
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
es lo mismo ser un padre o madre de una guagua, que de un adolescente o de un niño/a con
necesidades especiales.
Otra dinámica en juego son las propias características de los padres, madres o cuidadores, sus
expectativas respecto de su parentalidad o marentalidad, sus recursos resilientes, su historia
como hijo o hija (si fue cuidado o no cuando niño o niña), sus creencias acerca de la formas
adecuadas de ejercer la crianza, entre otros aspectos que influyen en dicha
parentalidad/marentalidad. También, es importante considerar si tienen lugar relaciones
afectivas y de cooperación entre el binomio madre y padre, e incluso presencia de violencia
conyugal, (Barudy 2005, Rodrigo 2009 b). También, es importante considerar las concepciones
de género que tienen los adultos que influyen en el ejercicio de su parentalidad o marentalidad,
por ejemplo, observar si las tareas de crianza son compartidas, identificar quién o quienes
asumen el rol normativo y/o nutricio, las expectativas que se tienen respecto de los hijos/as,
dependiendo de si es niño o niña entre otros aspectos a problematizar. Otra dimensión a
considerar, como ya se ha señalado, es el contexto en cual se ejerce la parentalidad y
marentalidad, identificando los factores estresores y/o protectores del entorno. En este mismo
sentido, es importante reconocer, también, las creencias culturales y las formas validadas de
ejercer la crianza en el entorno en el cual están insertas las familias.
Desde otra mirada, se asume el convencimiento señalado por el biólogo chileno Humberto
Maturana26, respecto de que los seres humanos “somos en nuestro origen seres biológicamente
amorosos y que la historia de nuestro origen en el devenir de los seres vivos en la tierra, se
funda en el surgimiento de la familia como un espacio acogedor de convivencia en el bien-estar
el placer de la compañía, la cercanía corporal, la caricia, el jugar y la ternura” (2013, p.4). No
obstante, en ocasiones el entorno familiar se transforma en un espacio de mal-estar para el niño
o la niña y se requiere una intervención externa para que recuperen su bien-estar. Asimismo, el
Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes vulnerados en sus
derechos, puede aportar para que los niños y niñas puedan desarrollar sus vidas en entornos
familiares amorosos y respetuosos de sus derechos.
El tipo de instrumentos o pautas que se utilicen será de opción de las OCAS en conjunto con sus
equipos técnicos, no obstante, deberá tener como objetivo la evaluación parerental/marental y
tendrán que considerar las orientaciones que se exponen a continuación y que fueron extraídas
del documento “Recomendaciones, desde la Práctica, acerca de la Evaluación de
Competencias Parentales y Marentales en Programas de Prevención Focalizada
(PIB)28”.
26
Co-Fundador con Ximena Dávila de la Escuela Matríztica de Santiago.
27 Fundación La Frontera que ejecuta su oferta programática en la región de la Araucanía.
28
Entre los años 2012 y 2013, se desarrolló una Mesa Técnica Nacional de los Programas de Intervención
Breve para la prevención Focalizada (PIB), con participación de equipos ejecutores, asesoras técnicas de las
OCAS, supervisores/as técnicos regionales y profesionales del Departamento de Protección de Derechos,
cuyos integrantes elaboraron el documento “Recomendaciones, desde la Práctica, acerca de la Evaluación de
Competencias Parentales y Marentales en Programas de Prevención Focalizada (PIB)” 28, el cual tuvo como
finalidad establecer orientaciones comunes para que los equipos interventores realicen una evaluación de
calidad y respetuosa de sus usuarios/as. Se sugiere revisar este documento el cual se encuentra disponible
en la página web del Servicio.
20
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
este impacto es, pre-estableciendo ámbitos de evaluación común para todos los
usuarios/as, y no, basar el diagnóstico de la parentalidad/marentalidad, en la intuición u
opinión personal del interventor respecto de lo que se requiere evaluar en cada familia.
También, se plantea que contar con un sistema de evaluación ayuda a reconocer
factores de riesgo/vulnerabilidad, en el contexto familiar y en el entorno, pero también,
invita a reconocer factores protectores y recursos, en los cuales se pueda apoyar y
potenciar en la intervención. Además, contar con esta información de una manera
ordenada y clara, favorece la toma de decisiones en diversos ámbitos, entre ellos se
puede mencionar: determinar si la situación corresponde a las temáticas que aborda el
programa, la intensidad de la intervención que se requiere, los actores y co-garantes de
derecho que se requiere involucrar en el proceso, las medidas de urgencia a tomar,
entre otros aspectos.
Por otra parte, en relación a las estrategias de Intervención Familiar, se sugiere que las
metodologías que se escojan estén en coherencia con los planteamientos conceptuales del
modelo, esto es la Resiliencia Parental y La Parentalidad Positiva. Así como también, con el
Modelo Transteórico del Cambio y el Enfoque Contextual Relacional Centrado en los recursos,
que fueron desarrollados en acápites anteriores.
Las estrategias de Intervención Familiar, se deben definir en función de los focos y objetivos que
se establezcan en el plan de intervención co-construido, el cual a su vez tendría que ser
coherente con la causal de ingreso y resultados de la evaluación parental/marental. Todo lo
anterior, más las características de las familias y sus necesidades determinarán en que espacios
de intervención se incorporarán, esto es espacios de intervención individuales y/o espacios
grupales.
Es importante generar espacios diferenciados para los niños, niñas, adolescentes y para las
personas adultas significativas, puesto que según la información recogida tras el monitoreo de
los PIB, ellos valoran estas instancias, no sólo en función de resolver las situaciones que afectan
a los niños y niñas, sino que también como un espacio de desarrollo personal para ellos y ellas,
lo cual impacta positivamente en la superación de la o las vulneraciones de derecho. En el caso
de que los adultos presenten problemáticas específicas (como violencia intrafamiliar, consumo
problemático de alguna sustancia, trastornos de salud mental, entre otros) se tendrá que derivar
a la instancia intersectorial pertinente.
Los espacios individuales para las familias, pueden ser útiles para trabajar con cada una los
temas específicos asociados a las vulneraciones de derecho que dieron origen al ingreso al
programa y fortalecer sus recursos particulares para la superación de la problemática. Estas
21
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
De manera complementaria, las técnicas grupales para y con adultos, son un aporte puesto que
éstos logran visualizar que otros padres y/o madres presentan dificultades en el ejercicio de su
parentalidad o marentalidad, pero también, son instancias en las que se pueden compartir
experiencias que han dado resultado para enfrentar situaciones problema y, a su vez, pueden
surgir nuevas estrategias de vinculación con los hijos e hijas. Incluso estas instancias, para los
adultos podrían constituirse en espacios de contención y apoyo, que muchas veces se proyecta
más allá de las acciones del programa, y que de hecho apuntan al desarrollo de habilidades
tendientes a generar redes comunitarias de apoyo a la crianza.
Al igual como se planteó en el nivel personal, se tendrá que tener como resguardo para la
intervención grupal con familias, es que es importante que los adultos tenga disposición a
participar de esta modalidad y que el programa le ofrezca esta alternativa cuando cada familia lo
requiera y, por ningún motivo, que la intervención se tenga que prolongar más allá de lo
necesario a la espera de que comience a funcionar una instancia o taller grupal.
Claramente la utilización de cualquier metodología, requiere que los equipos técnicos cuenten
con formación y práctica guiada o acompañada por el Organismo Colaborador Acreditado,
responsable de la ejecución del proyecto, con la finalidad de asegurar estándares de calidad en
la intervención con los usuarios/as.
Por otra parte, es altamente relevante vincular a los referentes adultos significativos de los niños
y niñas, desde un enfoque de resiliencia parental, en todo el proceso de intervención,
no sólo para recabar antecedentes sobre las situaciones de vulneración, sino que más bien,
favorecer su participación activa desde el ingreso, diagnóstico, pasando por la construcción
del plan de intervención, hasta su ejecución y evaluación. Para ello, se requiere que sean
informados de las acciones realizadas por el equipo, sean partícipes de las decisiones que se
tomen en el proceso de intervención29. Así como también, se incluyan activamente en las
acciones para superar la situación de vulneración y evaluación de los avances.
El supuesto es que los adultos al sentirse parte del proceso, logran comprender que las
situaciones que viven los niños y niñas, están conectadas con las situaciones que les suceden a
ellos, lo cual favorece el desarrollo de la empatía, capacidad que los autores señalan que está
directamente ligada con el desarrollo de competencias parentales/marentales. Asimismo, es
importante que los adultos tengan la oportunidad de tener espacios donde se trabaje el enfoque
de derechos de la niñez y adolescencia, para que puedan mirar a sus hijos y/o hijas como
sujetos de derechos y se genere sintonía con el proceso de aprendizaje que viven los niños/as y
adolescentes en el programa.
Nivel Socio-comunitario:
Desde un enfoque ecológico se comprende que los niños, niñas, adolescentes y sus familias se
encuentran insertos en un contexto socio-comunitario que es importante de considerar en la
intervención del programa.
A nivel socio-comunitario, el aporte que realiza este Programa es identificar y potenciar recursos
o posibles recursos que, por un lado, apoyen en el ejercicio de la parentalidad/marentalidad a
los adultos a cargo de la crianza y, por otro, que los niños/as puedan contar con otros adultos
significativos que puedan protegerlos y a quienes puedan recurrir. Los cuales además puedan
apoyar la sustentabilidad de los cambios producidos, una vez que los usuarios/as egresen del
programa.
Un estudio realizado por María José Rodrigo (2009), en España en temas de resiliencia parental,
plantea entre sus hallazgos, que las madres resilientes, en comparación con las que tienen
comportamientos de maltrato hacia sus hijos/as, presentan un balance más equilibrado entre
riesgos y apoyos sociales30. Y dentro de los apoyos sociales los más relevantes son los que
provienen de su comunidad. Asimismo, las prácticas de intervención de los PIB indican el aporte
29
Siempre que no constituya una amenaza para el bien superior del niño/a. De no ser posible considerar la
opinión de la familia, se tendrá que al menos informarles de la decisión que se va a tomar y sus razones.
30
Lin y Ensel 1989 en Rodrigo 2009, definen el apoyo social “como el proceso por el cual los recursos
sociales que proporcionan las redes formales o informales de apoyo, permiten satisfacer a las personas
necesidades instrumentales y expresivas en situaciones cotidianas y de crisis” (p. 53).
22
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
que ha significado la incorporación de otros adultos del entorno que apoyen en la crianza y
protección de los niños/as y adolescentes.
Entonces, se espera que el programa identifique o visibilice adultos de la familia extensa y/o del
entorno socio-comunitario que puedan ser co-garantes de derechos de los niños, niñas o
adolescentes usuarios/as del programa, aportando al ejercicio de una parentalidad/marentalidad
social que -sin desconocer el rol protagónico que tienen los padres/madres- los apoyan en la
desafiante tarea de la crianza bientratante, disminuyendo la sobre-responsabilización que hace
la sociedad hacia las familias.
Entonces, la identificación y el trabajo con los co-garantes, debe ser en función del motivo de
ingreso, los resultados de la evaluación parental/marental y objetivos del plan de intervención
co-construido. Se requiere involucrarlos en todo el proceso de intervención de una manera
activa, que tienda a que ellos comprendan su rol y sepan como ejercerlo de una manera
respetuosa con los niños/as, con las madres y padres, sin deslegitimar a estos últimos.
En este sentido, es importante identificar y trabajar con personas concretas que actualmente son
un factor protector en la vida de los niños/as o adolescentes, o bien, son un recurso potencial.
Estas personas pueden ser personas de la familia extensa como abuelas/abuelos, tíos/tías,
hermanos/hermanas mayores, padrinos, madrinas entre otros, o bien, recursos de la comunidad
como profesores/as, asistente social del consultorio que derivo el caso o en el cual se atiende el
niño/a o adolescentes, vecinos/as, dirigentes sociales, o bien, adultos significativos en espacios
en los cuales participa el niño/a (scout, iglesia, clubes deportivos, entre otros).
Para ello, se pueden utilizar diversas técnicas, tales como entrevistas, relato sobre los avances
de los niños/as y sus familias, grupos de discusión, talleres de sensibilización, mapa de actores
significativos realizada por los niños/as, entre otras.
Específicamente, para aquellos proyectos que se ejecutan en el marco del Programa 24 Horas,
se incluye la coordinación con equipos OPD (en caso que hubiera acciones complementarias en
la atención de niños/as o adolescentes), equipo ambulatorio de salud mental del Ministerio de
Salud y otros equipos del circuito 24 horas, para la atención preferente de población proveniente
del PSI 24 horas; como también, considera la participación en la Mesa Comunal de Gestión de
Casos, como soportes básicos del Programa 24 Horas.
23
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Problema:
Respuesta: Presencia de vulneraciones
Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y de derechos asociadas a
adolescentes vulnerados en sus derechos mediana complejidad, que
afectan niños, niñas y
Objetivo General: adolescentes en el contexto
Restituir derechos vulnerados asociados a situaciones a familiar, tales como
mediana complejidad, que afectan a niños, niñas y negligencia moderada,
adolescentes en el contexto familiar, evitando su cronificación. testigo de violencia
intrafamiliar no constitutiva
de delito, maltrato físico
y/o psicológico moderado,
entre otras.
Niveles de Intervención
Con la finalidad de dar un orden y claridad, se aludirá a cinco momentos de intervención, en los
cuales en cada uno se señalan, tiempos estimados, los propósitos y acciones mínimas a realizar,
en el entendido de que las OCAS, en conjunto con sus equipos técnicos, los irán enriqueciendo a
partir de sus prácticas. Por lo tanto se entiende, que el proceso de intervención no es lineal, en
términos de sus momentos de intervención, sino que éstos se pueden ir superponiendo de
manera dinámica.
24
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
permanencia total de los sujetos participantes en el programa no debiese exceder los 16 meses
de intervención, considerando este como plazo máximo.
Propósitos:
Despejar que la causal de ingreso sea perfil de atención del programa.
Establecer un vínculo de ayuda en que la familia y el niño/a o adolescente, en
consideración a su etapa del desarrollo, tengan claridad respecto de lo que el
programa les puede aportar y los aspectos generales del proceso de
intervención.
Motivar al proceso de cambio.
Acciones mínimas:
Establecimiento de un clima de acogida escucha activa, de no enjuiciamiento, y a
la vez, clarificadora de los objetivos del programa, desde la primera vez que
concurren los niños/as o adolescentes y sus familias al proyecto, o bien, que el
equipo tome contacto con ellos/as.
Una vez determinado que la situación corresponde a las temáticas que aborda el
programa, es importante efectuar el rito de ingreso al programa con el niño/a o
adolescente y su familia. Asimismo, indagar acerca de la motivación ambos
(niño/a y familia) por participar del programa, sus resistencias, sus inquietudes,
su motivo de consulta, entre otros aspectos, en vistas de favorecer la adherencia
a la intervención.
Tiempo Estimado: Hasta dos meses y medio. Se entiende que en la fase de acogida
surgieron antecedentes, por lo tanto, en esta etapa ya se debería contar con alguna
información diagnóstica que se profundiza.
Propósitos:
Realizar un diagnóstico de la vulneración de derechos.
Efectuar una evaluación parental/marental del o los adultos a cargo del cuidado
de los niños/as o adolescentes.
Co-construir un motivo de consulta consensuado con la familia.
31
Oficina de Protección de Derechos, OPD; Programa de Diagnóstico Ambulatorio, DAM.
25
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Acciones Mínimas:
Organización Doméstica
Satisfacción de necesidades básicas y condiciones de habitabilidad.
Relaciones o Interacciones Familiares
Educación/Formación y Estimulación al Aprendizaje.
Rol Parental o Modelos de Crianza.
Afectividad y Vínculos.
Empatía o Adecuación del Rol Parental a las Necesidades y Características
del niño/a.
Auto-Estima o Auto-Percepción de Rol Parental/Marental
Relación con el Entorno/Vinculación con las Redes
Identificación de Factores Estresores y Protectores de la Familia y el
Entorno.
La evaluación debería efectuarse desde un enfoque de género. Revisar, al
menos, las conceptualizaciones que tiene la familia y los niños/as de lo que
“es ser padre y madre”. Así como, también las prácticas de crianza de los
hijos e hijas.
También, realizar la evaluación desde un enfoque de pertinencia cultural32
con la finalidad de comprender de manera contextualizada el ejercicio de la
parentalidad/marentalidad.
Respecto del apego, no existe consenso33, respecto de la pertinencia de
evaluarlo, tal vez, habría que determinar su necesidad dependiendo del
motivo de ingreso y otros antecedentes de que disponga el programa.
También, es importante considerar los recursos del propio equipo
interventor, puesto que evaluar apego requiere formación y entrenamiento.
32
Concepto aportado por la Fundación La Frontera.
33
Ni entre los autores y en los integrantes de la Mesa Técnica Nacional de Programas de Prevención
Focalizada (PIB), que funcionó entre septiembre del año 2012 y abril del 2013.
26
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Propósitos:
Co-construir un plan de intervención con objetivos y resultados esperados en el
ámbito personal, familiar y socio-comunitario, considerando la etapa del
desarrollo del niño, niña o adolescente.
Co-Ejecutar el plan de intervención, involucrando al niño, niña o adolescente, su
familia y los co-garantes del entorno familiar y/o socio-comunitario.
Acciones Mínimas:
Construcción participativa del plan en conjunto con la familia y los niños/as o
adolescentes, en coherencia con el diagnóstico de la vulneración de derechos del
niño/a y los resultados de la evaluación parental/marental.
Es importante tener siempre presente que el plan debe estar enfocado a restituir
el o los derechos vulnerados. Considerando los factores estresores/dificultades y
protectores/recursos, se establecen focos a trabajar, con objetivos dentro del
marco de acción del programa y resultados esperados en el ámbito personal
(niño, niña o adolescente), familiar y socio-comunitario, consensuado con los
distintos actores que participan del plan.
27
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
28
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Acciones Mínimas:
Evaluar con el niño/a o adolescente, su familia y los co-garantes en conjunto o
por separado, la ejecución general del plan de intervención. Revisar que logros
perciben, si se han encontrado con obstaculizadores y reflexionar acerca de
29
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Propósitos:
Evaluar con el niño/a o adolescente, su familia y los co-garantes los objetivos y
resultados esperados propuestos al término de la ejecución del plan de
intervención.
Evaluar con el conjunto del equipo del programa los avances y dificultades para
el logro de los objetivos y resultados propuestos al término de la ejecución del
plan de intervención.
Monitorear la sustentabilidad de los cambios en conjunto con el niño/a o
adolescente, su familia y los co-garantes.
Efectuar rito de egreso con el niño/a o adolescente, su familia y los co-garantes.
Acciones Mínimas:
Al igual que como se efectuó en la evaluación de proceso, se requiere revisar con
el niño/a o adolescente, su familia y los co-garantes en conjunto o por separado,
la ejecución general del plan de intervención. Revisar que logros perciben, que
dificultades y que aprendizajes han surgido, entre otros aspectos. Es importante,
efectuar la evaluación, desde el enfoque centrado en recursos, planteado
en el acápite referido al Modelo Contextual Relacional. Es decir, relevar los
cambios producidos y las estrategias que se han utilizado para salir adelante,
fortaleciendo la auto-confianza y la capacidad de resiliencia del niño/a o
adolescente y su familia. También, es importante reforzar esta mirada positiva
de resolver los problemas en los co-garantes de derechos, con la finalidad de
que puedan apoyar en la sustentabilidad de los cambios desde un enfoque de
recursos.
También, evaluar, nuevamente en esta etapa con el niño, niña o adolescente y
los adultos si se requiere la inserción en instancias comunitarias otros programas
institucionales. O bien, si las derivaciones efectuadas se concretaron y su
resultado.
Además, es importante que el equipo interventor revise el caso en reunión de
equipo con la finalidad revisar el logro de los objetivos y resultados que se
establecieron para cada ámbito de intervención (personal, familiar y socio
comunitario). Así como también los indicadores de logro que se establecieron en
el plan de intervención.
Se sugiere, también, que el equipo revise la pertinencia de las metodologías
utilizadas, los actores que se involucraron en la intervención, como también
otros aspectos que pudieron haber contribuido o no al logro de los objetivos, con
30
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Co-garantes de derechos
del Entorno Familiar y
Socio-Comunitario a) Acogida, Ingreso y Encuadre:
Tiempo Estimado: 2 semanas
Familias
b) Análisis de la Situación del Niño/a o
adolescente, la familia y el entorno:
Tiempo estimado: 2 meses y medio
Niños,
Niñas
Adolescentes c) Co-construcción y Co-ejecución del Plan de
Intervención de cada niño, niña o adolescente:
Tiempo Estimado 6 a 10 meses.
31
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Definiciones Conceptuales:
Así como el género alude a lo que se espera del ser mujer y ser hombre en cada sociedad,
también refiere a las relaciones entre ambos. Es importante entender que estas expectativas
han estado cargadas de estereotipos que limitan las posibilidades de actuación y de desarrollo
para hombres y mujeres. Los estereotipos son ideas o creencias que dictan lo que es apropiado
y no para cada género, estableciendo ámbitos de desarrollo y limitando la intervención en otros
espacios (Obach y otros, Sename 2011). Estos estereotipos y mandatos sociales se han
traducido en inequidades de género, es decir, que a partir de diferencias biológicas entre
hombres y mujeres se otorga una valoración distinta a cada uno. Produciéndose una
sobrevaloración de lo masculino y una subvaloración de lo femenino (idem).
La equidad de género, hace referencia a que hombres y mujeres, con independencia de sus
diferencias biológicas, tienen derecho a acceder con justicia e igualdad, al uso, control y goce de
los bienes y servicios de la sociedad, como también, a participar de la toma de decisiones en los
distintos ámbitos de la vida y de la sociedad. Asimismo, la equidad de género implica, por un
lado, la aceptación de las diferencias, y por otro, de la igualdad en derechos; buscando un
equilibrio en que ningún sexo se benefició en perjuicio del otro (Obach y otros, Sename 2011).
Se puede señalar a partir de las conceptualizaciones entregadas que, este caso, equidad e
igualdad de género apuntan a la igualdad en derechos en la sociedad entre hombres y mujeres,
y por lo tanto, también, de niños y niñas.
Para la modalidad se entenderá que el enfoque de género es una categoría de análisis para ser
incorporada de manera transversal durante todo el proceso de intervención que realiza el equipo
con los niños, niñas, adolescentes y sus familias, pero también, involucra al propio equipo y la
vinculación con las redes. Todo ello, con la finalidad de contribuir con prácticas a la igualdad o
equidad de género.
Por otra parte, si se parte del supuesto que las construcciones de género son culturales, habría
que reconocer que todas las personas de la sociedad están influenciadas por los mandatos,
expectativas y estereotipos de ser hombre y ser mujer, esto incluye a profesionales que se
desempeñan en Sename, a los equipos interventores de los programas, a las redes sectoriales,
32
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
como a las propias familias, niños, niñas y adolescentes con las cuales se interviene, entre otros.
Es por ello, que es interesante conocer las representaciones sociales presentes en el país, para
lo cual se señalarán algunos resultados del informe “Desarrollo Humano en Chile. Género: Los
Desafíos de la Igualdad”, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD, 2010).
El PNUD, investigó acerca de las representaciones que tienen personas adultas acerca de ser
mujer y hombre. Entendiendo que dichas representaciones “son la cultura transformada en
mapas de acción para personas reales en situaciones concretas… que evocan emociones,
valoraciones y maneras de organizar el mundo (p.55)”.
Respecto de las representaciones asociadas a mujer, los resultados generales (que incluye a
hombres y mujeres de todas las edades) arrojaron que en un 75% las respuestas hacen alusión
a atributos positivos y sólo en un 2% a negativos. Las representaciones más frecuentes fueron,
en primer lugar las asociadas a la maternidad y la familia, en segundo lugar, a la imagen de
luchadora, y en tercer lugar a la mujer con un carácter positivo y afectuoso. Resultados muy
distintos arrojaron las respuestas asociadas a las representaciones del hombre, puesto que en
general, los consultados/as definieron, en primer lugar una imagen negativa, referidas a rasgos
de su carácter o del tipo de relaciones que establecen (machista, flojo, irresponsable, mentiroso.
En segundo lugar, lo definieron de acuerdo a los vínculos familiares (padre, hijo, hermano); y en
tercer lugar, como proveedor.
El PNUD, reconoce en su informe del año 2010 que se ha avanzado en cambios políticos e
institucionales en el ámbito público. No obstante, en el ámbito privado persisten prácticas
difíciles de erradicar. Más aún, en sus conclusiones plantea que uno de los núcleos duros que
impiden mayores avances es la violencia de género. La “estructura tradicional otorga a los
hombres el recurso a la violencia física y psicológica para ejercer el mandato de sostener el
orden jerárquico basado en las diferencias sexuales. Esta violencia ha sido legitimada a lo largo
de la historia por el peso de las costumbres, de los discursos sociales o códigos legales
permisivos, y también por el silencio de víctimas y testigos. Una forma básica de esta
legitimación ha sido situar la violencia como asunto propio del ámbito privado y personal, fuera
del alcance de las regulaciones públicas. Sin embargo, dicha imagen tradicional ha sido
cuestionada profundamente durante las últimas tres décadas y el silencio ha empezado a dar
paso a las denuncias” PNUD 2010 .p99.
34
Se entenderá por socialización “un aprendizaje social dinámico, que implica una constante interacción y
búsqueda de equilibrio entre las necesidades personales y las demandas del ambiente, se constituye en un
proceso de vital importancia para la formación de la identidad de género” (Navas en Meza, L y Mata,L sin
año.)
33
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Se espera que las OCAS, en conjunto con los equipos, implementen estrategias transversales
con enfoque de género, que recojan sus aprendizajes y formación en la temática. No obstante, a
continuación se plantean recomendaciones a realizar por el programa, las cuales deben ser
considerados como mínimos sugeridos:
Definiciones Conceptuales
34
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
para que exista un real diálogo es necesario previamente resolver las asimetrías de poder que se
dan entre sujetos culturalmente distintos. Para ello, en la medida en que se avanza en la
aplicación de los derechos humanos y de los derechos de los pueblos indígenas —especialmente,
en el derecho al reconocimiento cultural, a la no discriminación y el derecho a la preservación de
la identidad cultural—, se construye una ciudadanía que convive a partir de relaciones cada vez
más horizontales, se generan espacios de participación igualitarios y se promueve el intercambio
de saberes. En suma, la cohesión social, en términos del enfoque intercultural, permite avanzar
en la disminución de las desigualdades económicas, sociales y políticas (y de poder), generadas
por diferencias culturales” (p.5).
Siguiendo Unicef (2013), este organismo plantea que para la construcción de relaciones
interculturales, se distingue un nivel discursivo, referido a la relativización de las concepciones,
representaciones y paradigmas propios, por los del otro culturalmente distinto, que implica un
proceso consciente de reflexión y análisis. Y un segundo nivel operativo, referido a las prácticas,
que incluye un proceso de interrelación verbal, escrita, emocional y afectiva.
En este sentido, lo intercultural, mediará el ejercicio de una parentalidad positiva, puesto que su
expresión da cuenta de matices, que son necesarios de considerar al momento de diseñar
metodologías de intervención diferenciadas.
Honneth (1996) plantea que la autoconciencia de los hombres depende de la experiencia del
reconocimiento social y que la percepción de realización de vida requiere necesariamente del
respeto o de la valoración práctica de su contraparte en interacción. Son parte de este
reconocimiento, las acciones que se desarrollan en los contextos de intervención, las cuales dan
cuenta de una acción que se ajusta a necesidades y requerimientos propios de un pueblo, por
ejemplo en el caso de los pueblos mapuches, se diseñan acciones en conjunto, de manera tal
que, ésta les haga sentido y responda a sus cosmovisiones.
35
Este concepto se recoge de la presentación realizada por Alejandra Aburto, Trabajadora Social y Directora
Ejecutiva de la Fundación la Frontera en Jornada de Programas de Prevención Focalizada (PIB) Vida Nueva
(actual 24 horas) de la región metropolitana (2011).
35
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Consideraciones como las descritas, llevan a plantearse la necesidad de una política pública en
materia de niñez y adolescencia, que incluya nuevas prácticas en la intervención social, que de
respuesta a las necesidades de los pueblos originarios de nuestro país, incorporando las
cosmovisiones de Aimarás, Atacameños, Quechuas, Rapa Nui y Yagán, entre otros, de familias
que se ubican en distintas regiones del país.
El año 2005 se dio a conocer el Estudio Nacional de la Discapacidad, informe desarrollado por
Fonadis y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el cual señala que en nuestro país, en uno
de tres hogares hay algún miembro de la familia, que presenta algún tipo de discapacidad.
Lo anterior, porque la visión actual de la discapacidad, exige que dicha condición no sea
visualizada como una limitante para la inclusión social, reducida sólo a una limitante de tipo
físico, o relacionada con una condición de salud, sino que desafía, entender la discapacidad como
el resultado de la interacción de esa diferencia con los elementos contextuales, propios de
algunos entornos, que restringen su participación en la sociedad, limitando las posibilidades de
quienes tienen algún tipo de discapacidad, de contar con igualdad de oportunidades.
Desde esta visión centrada en la persona, el respeto de sus derechos se logra contribuir a su
independencia y autonomía, obliga a que se incorporen en las intervenciones sociales, las
condiciones para el ejercicio pleno de derechos de quienes presentan algún tipo de discapacidad,
de manera que cuenten con las mismas oportunidades de cualquier otra persona que recibe un
servicio.
Sename asume la definición actual de la discapacidad conceptualizada como una situación que
se produce debido a “las barreras y a la actitud del entorno que evitan la participación plena y
efectiva en la sociedad, de las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones con las
demás"36. Por ende, se pone en el centro a este grupo objetivo en el sentido de que debe ser
visibilizado como personas que aportan; ya no es un problema de salud y rehabilitación radicado
en sí mismos/as, más bien un imperativo de equidad social que debe resolverse incorporando a
los niños/as y adolescentes, particularmente cuando son vulnerados en sus derechos en igualdad
de condiciones con los demás, se entiende que la responsabilidad de la inclusión ya no es sólo
del sujeto discapacitado/a si no que está basada en la responsabilidad social de toda una
comunidad que lo protege” (F. Vidal 2012). De esta forma, se espera que los programas
sociales, faciliten la restitución de derechos vulnerados y proporcione posibilidades reales de
inserción social.
En ese contexto, 9.469 niños, niñas y adolescentes con discapacidades de distinto tipo y grado,
vulnerados en sus derechos, se encontraban vigentes al 31 de agosto del 2012, en la red de
programas Sename que incluye de manera transversal a esta población, los cuales reciben
36
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Diciembre 2006. (Preámbulo, inc. e)
36
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
prestaciones en las cuatro (4) líneas de acción que desarrolla el Servicio; a saber: Oficinas de
Protección de Derechos (OPD), Programas de Diagnóstico Ambulatorio (DAM), Centros
Residenciales y Programas ambulatorios preventivos y especializados en reparación, de manera
que el enfoque de integración se convierte en una herramienta para visualizar una condición
distinta en la intervención.
Los niños y niñas vulnerados con discapacidad en la red de Sename, son cercanos al 13%37, lo
cual sumado a situaciones de maltrato y vulneración de derechos, agudiza la situación de
desprotección de quienes la padecen, por tanto es esencial, dar respuesta desde lo proteccional,
en coordinación con otros sectores.
En este sentido, las coordinaciones intersectoriales con los sectores de salud y educación, son
prioritarias para garantizar una respuesta oportuna para el abordaje de la vulneración de
derechos de niños/as que presentan algún tipo de discapacidad, dado que mediante esta
articulación, pueden ser incluidos integralmente.
La Ley 20.422 (Igualdad de oportunidades e Inclusión social) plantea en su artículo 4º que “los
programas destinados a las personas con discapacidad que ejecute el Estado, deberán tener
como objetivo mejorar su calidad de vida, principalmente, a través de acciones de
fortalecimiento o promoción de las relaciones interpersonales, su desarrollo personal, la
autodeterminación, la inclusión social y el ejercicio de sus derechos”. Para ello, los niños/as
podrán ingresar a los programas ambulatorios para recibir una atención como cualquier otro
niño/a y los equipos hacer posible la intervención usando metodologías adecuadas para ellos, sin
ninguna discriminación o limitante de tipo espacial o técnica.
Además, la mencionada ley en su artículo 9º señala, que “el Estado adoptará las acciones
conducentes a asegurar a los niños con discapacidad el pleno goce y ejercicio de sus derechos,
en especial el respeto a su dignidad, el derecho a ser parte de una familia y a mantener su
fertilidad, en condiciones de igualdad con las demás personas” de manera que ante una
vulneración de derechos, los niños discapacitados y sus familias puedan acceder a un programa
que los incluya como sujetos participantes.
De esta forma, considerar que “reconociendo también que los niños y las niñas con discapacidad
tienen derecho a gozar plenamente de todos los derechos humanos y las libertades
fundamentales en igualdad de condiciones con los demás niños y niñas, y recordando las
obligaciones que a este respecto asumieron los Estados Partes en la Convención sobre los
Derechos del Niño” que establece la no discriminación de ningún tipo y que tienen derecho a la
protección y cuidados que aseguren su bienestar, así como a la obligación que les compete a los
padres de garantizar estos cuidados”.
Es así como los cuidados y protección por parte de los padres y/o adultos significativos,
cuidadores, les competen las tareas de crianza, en las que pueden requerir apoyo, pero que por
sobretodo va a privilegiar la protección del interés superior del niño.
37
Fuente: Departamento de Planificación del Servicio Nacional de Menores (Senainfo). El total de la
población vigente en la red de Sename al 30 de agosto del 2012 alcanza 67.922 niños/as, de los cuales
9.469 (13,9%) registran en su diagnóstico algún tipo de discapacidad.
37
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
cooperación que fueran adecuados, como lo son las instancias planificadas desde la concepción
de intersectorialidad.
La intersectorial puede ser entendida en dos niveles distintos, uno que tiene que ver con las
intervenciones que se desarrollan en un contexto, donde se coordinan acciones con otros actores
del ámbito público o privado para la obtención de bienes y servicios de las redes conectadas, y
por otro lado, la intersectorialidad, como la articulación de los sectores que son parte de la
política pública. Ambas son estrategias que se diferencian, dado que las primeras son necesarias
y existen en la medida que sirven para que alguien reciba una atención específica o la obtención
de un bien o servicio, la otra se relaciona con una oferta que es permanente en el tiempo y que
se traduce en convenios, protocolos, y acuerdos de cooperación mutua.
b) Que la integración entre sectores permite que las diferencias entre ellos puedan
ser usadas productivamente para resolver problemas sociales.
Para lo señalado, plantea que “todas las políticas públicas que persigan estrategias globales de
desarrollo, tales como la modificación de la calidad de vida de la población, deben ser
planificadas y ejecutadas intersectorialmente”.
En relación a la evaluación de los usuarios/as se requiere generar procesos en dos sentidos: por
un lado, que les permita evaluar su proceso de intervención, y por otro, la atención recibida.
Para los cual se solicita generar instrumentos diferenciados para niños/as y adultos. Incluso con
los niños/as considera la etapa del desarrollo en la cual se encuentran.
38
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
La evaluación puede definirse como “el proceso sistemático de observación, medición, análisis e
interpretación de una intervención estatal, ya sea esta una norma, programa, plan, servicio o
política, de modo de formarse un juicio cualitativo basado en la evidencia respecto de su diseño,
implementación, resultados e impacto. La evaluación pretende apoyar a los decisores de
38
políticas públicas e informar a la ciudadanía .
El monitoreo “hace un seguimiento de las acciones de la iniciativa que se evalúa y los productos
de dichas acciones. El propósito del monitoreo es detectar de manera oportuna las fortalezas y
deficiencias de los procesos de ejecución, para hacer ajustes dirigidos a una óptima gestión de
las iniciativas, optimizar los resultados esperados y responder a las expectativas. En el
monitoreo, el punto de referencia es el plan de trabajo o plan de acción del programa y se
analiza la ejecución del programa con respecto a dicho plan. El monitoreo hace un
39
acompañamiento de la ejecución de actividades, la entrega de productos y el uso de recursos ”
38
CEPAL - Serie Gestión pública No 64 Evaluación de programas. Notas técnicas Marcela Guzmán Instituto
Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES), 2007
39
Banco Interamericano de Desarrollo, Instituto Interamericano para el Desarrollo Social (INDES) "Diseño y
gerencia de políticas y programas sociales", agosto 2000 © INDES 2002 disponible en
http://decon.edu.uy/100jovenes/materiales/sgNC-20.pdf
39
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
b.- Ex post: esta modalidad de evaluación, se podrá focalizar en los resultados o impactos del
programa, pudiendo incluir algunos de los aspectos siguientes: evaluación de procesos,
evaluación de resultados, evaluación de impacto y una aproximación a los efectos del programa,
a partir de la perspectiva de los distintos actores involucrados, especialmente de los niños, niñas
y adolescentes.
Para el desarrollo de las acciones de evaluación y monitoreo, es crucial que los equipos
ejecutores completen adecuadamente y actualicen la información de Senainfo, que es la fuente
de información secundaria más relevante con que cuenta del Servicio para realizar los procesos
de monitoreo y evaluación. Los resultados de las evaluaciones son la base para proponer
recomendaciones específicas a las autoridades institucionales para la toma de decisiones en
torno a los modelos programáticos. Por tanto se medirá la calidad de la información mediante un
índice de calidad de acuerdo a los criterios de oportunidad, información del proyecto sin datos,
diagnósticos no registrados, información de ingreso sin datos.
Un aspecto técnico a considerar dentro de la intervención, tiene que ver con la salud laboral de
los equipos que intervienen, dado el desgaste que presentan las intervenciones sociales
40
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
complejas, es así como la asunción del estrés, en su aspecto disfuncional, que se ha hecho
evidente como un concepto vinculado a nuevas problemáticas de salud laboral, especialmente
para profesionales y funcionarios/as que reciben altas demandas emocionales en su labor
cotidiana, en establecimientos de salud y educacionales, en sus roles de operadores sociales,
tutores, facilitadores de proceso, entre otros, los que en la red de programas de SENAME, tienen
su manifestación debido a las características propias de la intervención, las cuales se dan en
contextos altamente vulnerables, en entornos caracterizados situaciones de marginalidad y
exclusión social, pobreza, delincuencia, entre otras, características de los territorios.
A ello, se agrega la relación vincular con los usuarios/as de los programas, la cual en ocasiones,
conlleva un involucramiento emocional para el que interviene o asl distanciamiento con el
usuario, El llamado burn-out (quemado-fundido) es el nombre de esta nueva problemática de
salud. Se define como una respuesta al estrés laboral crónico integrado por (i) actitudes y
sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja (despersonalización), (ii) hacia
el propio rol profesional (falta de realización personal en el trabajo), así como (iii) la vivencia de
encontrarse emocionalmente agotado/a.
Para contrarrestar los efectos del síndrome se ha postulado como estrategia central, el
Autocuidado, en adelante Cuidado de Equipos aunque también puede ser asumido como una
estrategia que fomenta estilos de vida saludables.
Las estrategias para afrontar el estrés crónico, desde la óptica del Cuidado de equipos, pueden
agruparse en (a) estrategias personales, (b) interpersonales y (c) organizacionales.
Dentro de las personales se destacan el entrenamiento en asertividad, el uso eficaz del tiempo,
entre otras; en tanto en (b) las estrategias de carácter interpersonal, que bien pueden ser
formales como informales, pero apuntan al mismo objetivo, considerar la existencia de otros/as
como un recurso que la organización tiene para cuidar sus recursos humanos, que se traducen,
por ejemplo, en: escuchar en forma activa a compañeros/ as de trabajo, dar apoyo técnico. Y en
(c) la realización de programas de socialización anticipatoria, desarrollo organizacional.
El compromiso con la propia salud y con dotar de herramientas a quienes interactúan con otros
seres humanos con altas demandas, se transforma en un bien preciado, en una “buena práctica”
institucional y una positiva actitud individual para mejorar la calidad de nuestras intervenciones
(A. Cáceres, 2009).
Por tanto, se propone que los equipos de intervención, contemplen como parte una política de
autocuidado institucional, estrategias de autocuidado para que los equipos, puedan realizar su
trabajo bajo condiciones laborales más sanas, tales como:
La configuración del equipo debe responder y ser coherente a los objetivos, estrategias
formuladas y características de la población atendida por el Programa.
XIV.1. Perfil general del equipo: los y las profesionales y técnicos/as integrantes del equipo
deben contar con experiencia en:
41
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Intervención familiar
Trabajo con grupos socio-comunitarios.
Trabajo de red.
Trabajo en terreno, entendido como el desplazamiento del equipo por el territorio, donde
viven los niños, niñas, adolescentes y sus familias.
Trabajo interdisciplinario
Manejo de técnicas de desarrollo grupal, que favorezca el abordaje de las vulneraciones
en dichos contextos.
Manejo de situaciones de crisis.
Evaluación en parentalidad/marentalidad.
En al menos un integrante del equipo formación en el enfoque de género. Deseable que
al menos un integrante del equipo, posea formación o experiencia en enfoque
intercultural y de inclusión.
a) Director/a, que deberá contar con título profesional del área de las Ciencias Sociales con
jornada completa40 para este proyecto, con experiencia en la conducción de equipos,
gestión intersectorial. Como también, formación y experiencias laborales con enfoque
de derechos de la niñez y adolescencia e intervención familiar.
b) Profesionales Psicólogo/as con formación y experiencias laborales con enfoque de
derechos de la niñez y adolescencia e intervención familiar. Como también, en
intervención clínica.
c) Profesionales Trabajadores Sociales con formación y experiencias laborales con enfoque
de derechos de la niñez y adolescencia e intervención familiar. Como también, en
articulación y trabajo en redes.
d) Con formación técnica en el área social y/o de la educación, titulados o egresados de
carreras reconocidas por establecimientos educacionales a nivel nacional. Se requiere
experiencia en al menos uno de los siguientes ámbitos: intervención familiar, trabajo en
redes, animación sociocultural y metodología participativa individual/grupal.
e) Secretaria Contable, con experiencia en administración y nociones básicas contables.
A excepción del Director se entiende que son jornadas laborales, por lo tanto, los
profesionales y técnicos será posible, no deseable, que se desempeñen en jornadas
parciales42, siempre y cuando se complete el estándar de atención descrito
anteriormente y no afecte la calidad de la atención a los usuarios/as.
Si la cobertura del proyecto es menor a 80 cupos subvencionados el Director/a puede
cumplir laborales de atención directa de usuarios/as.
Tanto el director/a, como el equipo profesional y técnico del proyecto deberán conocer
y manejar el contenido de la propuesta presentada por el colaborador acreditado a la
licitación respectiva y aprobada por Sename. Lo anterior con el objetivo de que se conozcan
40
Se entenderá por jornada completa un rango de 40 a 45 horas semanales.
41
Teniendo que contar un equipo con al menos un Psicólogo y un Trabajador Social.
42
Se entiende como Jornada parcial entre 22 y 45 horas semanales. En caso de que el proyecto no pueda
contar con un profesional de media jornada y necesite contratar por una jornada menor a 22 horas, deberá
ser autorizado por su Supervisor/a Técnico.
42
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Tal como se instituye en los convenios celebrados conforme a la Ley n°20.032, que establece el
sistema de atención a la niñez y adolescencia que se prestan a través de la red de colaboradores
acreditados y su régimen de subvención, debe estar destinada al cumplimiento de los objetivos
de los respectivos proyectos y al financiamiento de aquellos gastos que origina la atención de los
niños, niñas y adolescente, resultando del todo necesario que los derechos de los trabajadores
que se desempeñan en los proyectos respectivos, sean debidamente garantizados por los
organismos colaboradores, de acuerdo a la normativa que resulte aplicable, lo que incidirá en la
mejora de la atención que se debe prestar. Se espera que como una buena práctica laboral se
propenda a la estabilidad laboral del recurso humano, considerando que el desarrollo vincular
con los/as usuarios es de “alto impacto en la intervención”. No obstante lo anterior, debe velarse
por el cumplimiento de los derechos laborales establecidos en el Oficio Circular Nº 8 del 11 de
agosto de 2014, que establece: “Asegurar los derechos laborales mínimos a sus trabajadores:
feriado legal, permiso con goce de remuneraciones, viáticos, pasajes y demás gastos de
traslado, capacitación, licencias médicas por enfermedades común y por descanso pre y post
natal, y beneficios de fiestas patrias y navidad, sí correspondieren43”.
Tasa de rotación del personal contratado para el desarrollo y funcionamiento del programa:
Fórmula de cálculo:
((Xn – Xn- 1)/Xn-1)*100 o (Xn / Xn – 1) * 100
De la misma forma, el organismo colaborador acreditado debe asegurar que el recurso humano
presentado en la postulación será el que ejecutará el proyecto en caso de adjudicación. En caso
de existir eventuales modificaciones, éstas deberán ser justificadas al momento de firmar el
convenio, presentando la propuesta a SENAME, con antecedentes curriculares equivalentes o
superiores al o la integrante que se esté reemplazando.
XIV.4 Capacitación
Por otra parte, es relevante incorporar en la planificación anual del proyecto, instancias de
capacitación/formación, de forma que el equipo que ejecuta la intervención, mejore y actualice
sus competencias en los temas inherentes al desarrollo de sus funciones y cuenten con
conocimientos actualizados acerca de nuevas concepciones teóricas, estrategias metodológicas,
principalmente en el entrenamiento para la evaluación de competencias parentales,
contemplando el desarrollo técnico como parte del cuidado de los equipos, de manera de
optimizar la intervención profesional y técnica.
43
Oficio Circular N° 8. Instruye sobre las obligaciones laborales.
44
El presente indicador pretende medir la tasa de rotación del personal de la Modalidad PDC, por lo cual su
finalidad es el monitoreo anual por parte del Servicio. Tal como se menciona en el punto 5.2 “Se espera que
como una buena práctica laboral se propenda a la estabilidad laboral del recurso humano, considerando que
el desarrollo vincular con los/as usuarios es de “alto impacto en la intervención”.
45
Oficio Circular N°15. Imparte Instrucciones sobre obligación contenida en los convenios que se suscriben
con los organismos colaboradores de las funciones del Servicio Nacional de Menores. 19 de octubre 2012
43
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Finalmente, es importante señalar que el organismo colaborador acreditado debe asegurar que
el recurso humano presentado en la postulación será el que ejecutará el proyecto en caso de
adjudicación. En caso de existir eventuales modificaciones, éstas deberán ser justificadas al
momento de firmar el convenio, presentando la propuesta a SENAME, con antecedentes
curriculares equivalentes o superiores al o la integrante que se esté reemplazando.
Por otra parte, es relevante incorporar en la planificación anual del proyecto, instancias de
capacitación, de forma que el equipo que ejecuta la intervención, mejore y actualice sus
competencias en los temas inherentes al desarrollo de sus funciones y cuenten con
conocimientos actualizados acerca de nuevas concepciones teóricas, estrategias metodológicas,
principalmente en el entrenamiento para la evaluación de competencias parentales,
contemplando el desarrollo técnico como parte del cuidado de los equipos, de manera de
optimizar la intervención profesional y técnica.
Los recursos financieros para ejecutar esta modalidad, deben calcularse sobre la base del Programa
de Intervención Breve según establece la Ley 20.032, que asciende a 4,5 USS mensual más zona
por niño o niña atendida.
1.- Respecto del inmueble de funcionamiento, se considera necesario que el proyecto cuente
con:
44
Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Procesador Intel Pentium Dual Core E5400 a 2.7 GHZ, o equivalente, capacidad de disco
duro no inferior a 320 GB, memoria RAM mínimo de 2 GB, Unidad DVD-RW, tarjeta de
red Fast Ethernet 10/100/1000 Mbps, deseable conectividad inalámbrica.
Impresora.
Sistema Operativo Microsoft Windows 7 Profesional en español, Microsoft Office
Profesional 2007 (Access incluido). Navegador Internet Explorer 7.0 o superior, Solución
Antivirus, Visualizador de archivos PDF.
Conexión a Internet: ADSL mínima de 1024 Kbps.
45
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Orientaciones Técnicas Programa de Prevención Focalizada para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos
Objetivo General
Objetivos Específicos
46
Revisar en anexo tabla de Medios de Verificación
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