TOXOPLASMOSIS
TOXOPLASMOSIS
TOXOPLASMOSIS
UNIVERSIDAD NACIONAL
“SAN LUIS GONZAGA” DE ICA
FACULTAD DE MEDICINA
HUMANA
“DANIEL ALCIDES CARRION”
TEMA:
TOXOPLASMOSIS
DOCENTE: Dr. Díaz López Benito
CURSO: Parasitología
INTEGRANTES:
Tataje Villena Alessandro
Taype Sumén Katheryne
Trejo Valdez Adi
Vasquez de la Torre José Marvin
Vega Ruiz Lisbet
Vilcamiza Munayco Karen
Yauca Quintanilla María
Yarazca Gutierrez Sergio
Yerén Chacón Luis
Yupanqui Zamora Rocío
Zevallos Medrano Rafael.
Facultad de Medicina Humana “Daniel Alcides Carrión”
TOXOPLASMOSIS
Definición:
Infección parasitaria del hombre y de diversas especies de mamíferos y de aves,
producida por el protozoo coccidio, el Toxoplasma gondii. En el hombre, la
toxoplasmosis habitualmente es asintomática y las formas clínicas son variables
y dependen del órgano o sistema donde se multiplica de preferencia el parásito.
Biología:
El toxoplasma gondii es un protozoo del subphylum Apicomplexa y de la
subclase Coccidia. Está formado por dos familias: La familia Eimeridae con los
géneros Eimeria e Isospora, y la familia Sarcocystidae, con los géneros
Toxoplasma y Sarcocystis.
El T. gondii presenta ciclos de multiplicación sexuada, o esporogónica, en el
intestino del gato y de otros felinos salvajes, y un ciclo de multiplicación asexuada
o esquizogónica en los tejidos de una multitud de mamíferos, incluido el hombre,
y las aves. El gato y los otros felinos salvajes son los únicos animales en los
cuales el parásito se multiplica tanto en el intestino como en los tejidos. De allí
que se distinga al gato como el huésped completo (en él se presenta tanto el
ciclo de multiplicación intestinal como el ciclo tisular) o definitivo (en él ocurre la
reproducción sexuada del parásito); en cambio los demás mamíferos, incluido el
hombre, y las aves, se consideran como huéspedes incompletos (en ellos solo
se observa el ciclo de multiplicación tisular) o intermediarios (el parasito solo se
multiplica por ciclos asexuados o esquizogónicos).
PARASITOLOGÍA
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Ciclo Tisular
En los tejidos de los mamíferos y de las aves se puede observar al T. gondii
como zoitos libres o en multiplicación endocelulares (endozoitos) y formas
enquistadas (quistozoitos).
Los zoitos libres tienen el típico aspecto semilunar o en arco (de allí el nombre
toxoplasma: toxo = arco), con un polo anterior más aguzado, una cara convexa
y la otra generalmente cóncava. Miden de 4 a 6 micrones de largo y de 2 a 4 de
ancho; es decir que tienen, aproximadamente el tamaño de un eritrocito. Teñidos
con Giemsa se les puede distinguir el núcleo rosado, de ubicación central o
paracentral y el citoplasma coloreado de azul. Cuando se los observa con el
microscopio electrónico, presentan una ultraestructura compleja, la membrana
envolvente del parásito se interrumpe por una abertura o micropila. En el
citoplasma, se observa, en su polo anterior, un anillo polar y una formación
cónica hueca, cuya base está dirigida hacia el interior del parásito. Corresponde
al conoide, el cual parece continuarse en los roptries, estructuras alargadas,
cilíndricas, homogéneas y divergentes en dirección al centro del parásito. El
conoide puede ser prominente y, en este caso, representar un organelo
apropiado para perforar la membrana de la célula huésped. Además en el
citoplasma, se distinguen mitocondrias, granulaciones osmófilas, fibras delgadas
y el aparato de Golgi. El núcleo, redondo u oval, es semicentral y está algo
desplazado hacia el polo posterior, tiene una doble membrana y posee un
nucléolo.
Los toxoplasmas, para multiplicarse, deben penetrar obligadamente en una
célula. Son capaces de parasitar cualquier célula nucleada, pero de preferencia
se los encuentra en las células del sistema retículo endotelial, en las del sistema
nervioso central y en las células musculares. La penetración celular puede ocurrir
por movimientos propios del parásito o por fagocitosis. La multiplicación
intracelular es compleja. Se trata de un proceso asexuado en el cual los
individuos hijos son formados en el seno de la célula materna antes de llegar a
ser libres. Esta multiplicación ocurre en la vacuola parasitófora de la célula
huésped y se inicia por un proceso de brote interno o endogenia, que remata con
la formación de dos individuos hijos (endodiogenia), los cuales prosiguen su
proliferación en forma sucesiva, mediante este mismo mecanismo.
La multiplicación intracelular acelerada de toxoplasmas (taquizoitos), concluye
con la formación de pseudoquistes, es decir, de células huéspedes repletas de
parásitos. El proceso culmina con la destrucción de estas células parasitadas u
con la liberación de nuevos zoitos, los cuales localmente, en el mismo tejido, o a
distancia, por vía hemática o linfática, se diseminan por todo el organismo,
invadiendo nuevas células.
Si el ritmo de reproducción es más atenuado, el proceso terminará con la
formación de quistes. Los parásitos de multiplicación lenta, quistozoitos o
bradizoitos. Segregan precipitados granulares que se adosan la membrana
vacuolar circundante. Esta membrana se expande lentamente, a medida que se
multiplican en su interior los quistozoitos. Por último, al fusionarse las
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Ciclo intestinal:
En el intestino del gato el toxoplasma se comporta en forma similar a los
coccidios del género Isospora. Los parásitos penetran en el epitelio de las
vellosidades de la porción baja del intestino delgado y una vez dentro de las
células, crecen adquiriendo un aspecto ameboide, el trofozoito, que pronto divide
su núcleo y cada porción nuclear se rodea con una parte citoplasmática. Así
queda constituido el esquizonte inmaduro, que luego madura hasta formar
numerosos merozoitos. Es probable que esta fase esquizogónica sea precedida
de otros mecanismos de reproducción asexuada, como son la endodiogenia y la
endopoligenia. La célula huésped estalla y libera los merozoitos. Al cabo de tres,
cinco o más días, algunos merozoitos evolucionan hacia formas sexuadas o
gametos. El microgametocito masculino madura hasta producir entre 12 y 32
microgametos. La fecundación del macrogameto ocurre dentro de la célula
huésped y el cigoto resultante sale al intestino recubierto por una envoltura
traslúcida, el ooquiste, que es expulsado al exterior con las heces del gato. El
gato comienza a eliminar ooquistes de tres a cinco días después de haberse
infectado con los quistes de T. gondii y a las dos o tres semanas, si la infección
se hizo mediante ooquistes del párasito.
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Epidemiología
La toxoplasmosis es la zoonosis parasitaria más difundida en la naturaleza. Se
ha demostrado en todas las latitudes, tanto en poblaciones humanas como en
más de trecientas especies de mamíferos domésticos y silvestres y en alrededor
de treinta especies de aves de corral y silvestres. Las encuestas serológicas,
efectuadas en diferentes países, indican una infección del 40 al 50 % de los
adultos sanos entre los 30 y 40 años de edad. Estas cifras varían de un lugar a
otro, lo que se atribuye a factores geográficos y climáticos, a hábitos
alimentarios, al tipo de trabajo, a la higiene ambiental, a la presencia de gatos
infectados. La tasa de prevalencia es relativamente baja en los niños pequeños
y aumenta en forma paulatina con la edad.
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El gato y otros felinos son los eliminadores de ooquistes, formas infectantes para
otras especies de animales y hasta para el mismo gato (figura 31-4). Además,
estos felinos se infectan por quistes a través del carnivorismo y, ocasionalmente,
por taquizoitos al devorar pequeños animales con infección aguda. Un gato
infectado elimina ooquistes durante una a dos semanas y una sola deyección
puede contener millones de ellos. Si estos elementos encuentran condiciones
favorables en el ambiente externo (agua, terreno húmedo, temperaturas de
alrededor de 25° C y suficiente oxígeno), alcanzan su estado infectante en un
lapso de uno a tres días. Los ooquistes esporulados son extremadamente
resistentes a los desinfectantes comunes y pueden permanecer viables por
períodos muy prolongados, en un ambiente que les sea favorable. Se ha
demostrado una supervivencia de hasta dos años en el agua, y de más de seis
meses, en la tierra húmeda.
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Patología
La penetración del toxoplasma, por medio de cualquier vía produce rápidamente
una infección generalizada. Los procesos de multiplicación inicial determinan un
daño tisular localizado. A partir de estos focos iniciales, los zoitos libres o
incluidos en los leucocitos son transportados a todos los órganos por la sangre
y la linfa, penetran en nuevas células y continúan su multiplicación, Las lesiones
se deben a la destrucción de las células parasitadas por los endozoitos y a la
reacción inflamatoria que se produce a base de linfocitos, monocitos y
macrófagos estas lesiones curan por fibrosis y, a nivel del SNC por gliosis. La
sintomatología clínica de estas fases dependen de la intensidad de la infección
y de la susceptibilidad de los tejidos invadidos. En el hombre, corresponden a
esta etapa los casos de toxoplasmosis generalizada, los cuales preferente mente
son de tipo congénito, y las primoinfeciones en inmunocomprometidos.
Con la aparición y el
aumento progresivo de
las defensas
inmunitarias, los
parásitos extracelulares
desaparecen de la
sangre y de los tejidos y,
al mismo tiempo se frena
su multiplicación
intracelular. En el
individuo dotado de
adecuadas defensas
inmunitarias se produce,
durante esta etapa, un
equilibrio entre parásito y huésped. Las formas intracelulares que persisten en
algunos tejidos se transforman paulatinamente en quistes. Estas "formas de
resistencia" pueden desarrollarse en cualquier órgano, pero se encuentran con
mayor frecuencia en el sistema nervioso central. En el hombre, esta etapa
corresponde a cuadros clinicos más localizados encefalitis, afecciones oculares,
linfoadenitis, neumonia intersticios,etc.
Superadas las fases activas, la infección persiste durante toda la vida. En los
individuos portadores se han observado secuelás de toxoplasmosis en el de los
ojo y en el cerebro, así como la persistencia de los quistes en los tejidos sanos.
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Sintomatología
Se revisarán sucesivamente los cuadros clínicos de la toxoplasmosis adquirida
y de la toxoplasmosis congénita. Entre ambos, y sólo por razones didácticas, se
insertará el proceso a nivel gineco-obstétrico, por participar de facetas de uno
como de otro cuadro.
Toxoplasmosis adquirida
El período de incubación, estimado por las infecciones humanas de laboratorio,
varía entre 8 y 21 días. La fase inicial, o reciente, se caracteriza por molestias
vagas y mal definidas, entre las que se destacan una profunda astenia, febrícula,
cefalea, eritema cutáneo fugaz, mialgias, artralgias, náuseas y, ocasionalmente
diarrea. Este cuadro puede prolongarse por una o más semanas. En raras
ocasiones se presenta en el adulto inmunocompetente un cuadro inicial
fulminante, generalizado y fatal, con compromiso simultáneo de varios órganos
o sistemas.
La fase reciente, que corresponde una parasitemia inicial, puede continuar con
diferentes aspectos clínicos, según el dueño preferente en determinados
territorios, los que, de acuerdo con su frecuencia, se distinguen de la siguiente
forma:
a) forma linfoadenopática o ganglionar: es la más frecuente, la mejor estudiada
y de más fácil diagnóstico. Su cuadro clínico es semejante al de la
mononucleosis infecciosa. Tal vez la puerta de entrada más frecuente sea la
orofaríngea, por el compromiso casi infaltable de los ganglios cervicales. Puede
haber otros puntos de entrada a lo que se advierte por el infarto de otros grupos
ganglionares, especialmente en los mesentéricos. El cuadro comienza con una
astenia muy marcada, anorexia, cefalea y fiebre no muy elevada en un tercio de
los casos, dolor abdominal y, rara vez, vómitos. Los ganglios más
comprometidos son los cervicales y le siguen los axilares, los inguinales y los
mesentéricos. El compromiso puede ser uni o bilateral, afecta un ganglio único
o grupos ganglionares, o manifestarse como una micropoliademia generalizada.
Los ganglios se palpan duros, no adheridos, no supuran y, en la mitad de los
enfermos son dolorosos espontáneos o a la palpación. Su tamaño habitual es de
12 cm de diámetro, aunque puede haber los mayores y menores. La
esplenomegalia es rara.
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Toxoplasmosis de la embarazada
Para que se produzca la toxoplasmosis congénita, la futura madre debe tener la
infección durante el embarazo en el período inmediatamente anterior a él. En la
actualidad, se considera que no habría transmisión congénita en embarazos
sucesivos, a lo menos en mujeres inmunocompetentes. La infección materna,
durante el embarazo, rara vez ha sido sintomática y, en estos casos, son en la
forma de una linfoadenopatías de molestias tan específicas como fiebre, astenia,
dolores musculares. En estas infecciones, con o sin sintomatología, ocurre
siempre una parasitemia temporal, para lo cual lo está Quisiera saber la Barrera
placentaria e infectar al nuevo ser. Sin embargo, según de Desmont y otros
autores sobre un tercio de las madres con toxoplasma si recién te llegan a tener
niños infectados y, de esto sólo un tercio presentaría síntomas a nacer.
En la mayoría de los casos, la transmisión se produce el final de la gestación y
en otras circunstancias las infecciones en los niños son leves y suelen
manifestarse después nacimiento. En cambio el daño en el feto Severo si la
infección congénita suele estar en el comienzo del embarazo, lo cual es poco
frecuente.
Mucho se discute la relación entre el aborto y la toxoplasmosis. El peligro de este
accidente que puede ocurrir en el primer trimestre del embarazo, se limita
infecciones maternas adquiridas recientemente y ese fenómeno sucedería en
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Toxoplasmosis congénita
La toxoplasmosis congénita es una infección que puede presentar graves
secuelas, pero con la particularidad de que se pueden evitar con un correcto
diagnóstico y un adecuado tratamiento. Sin embargo, el diagnóstico de la
enfermedad es difícil y el tratamiento se realiza con fármacos tóxicos, por lo que
frecuentemente el pediatra debe decidir si tratar a un recién nacido sin infección
evidente, con el riesgo de provocar efectos secundarios, o esperar a ver cómo
evoluciona, con el peligro de que aparezcan secuelas tardías. Por eso resulta
indispensable un buen conocimiento de la enfermedad para poder establecer un
criterio lo más acertado posible, entendiendo, sin embargo, que la toxoplasmosis
congénita presenta aún demasiados puntos oscuros que hacen que en
ocasiones sea una enfermedad de manejo complicado y de debate científico
abierto en determinados aspectos, como puede ser la necesidad o no de realizar
controles serológicos a la mujer embarazada.
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Diagnóstico
Valoración del recién nacido
El niño recién nacido que ha padecido infección fetal puede presentar las
siguientes formas clínicas2: formas neurológicas, formas oftalmológicas,
afectación sistémica y presentación asintomática. No vamos a detallar la clínica
de la infección congénita por estar suficientemente recogida en los textos de
pediatría. Sin embargo, conviene señalar que la clínica de la toxoplamosis
congénita, si bien es muy característica, no es específica y se solapa con otras
infecciones congénitas como la infección por citomegalovirus, por lo que también
debe estudiarse al niño en este sentido.
Estudio del recién nacido
El estudio del recién nacido se realizará exclusivamente en los casos en que se
ha determinado que existe riesgo de infección fetal, o cuando presenta algún
síntoma propio de la enfermedad. Al recién nacido se le realizarán hemograma
y bioquímica general, determinación de IgG, IgM e IgA en sangre de cordón (o
en los primeros días de vida), fondo de ojo, bioquímica y celularidad del líquido
cefalorraquídeo, ecografía cerebral o tomografía computarizada craneal8. Se
aconseja efectuar también una PCR de Toxoplasma en sangre, orina y líquido
cefalorraquídeo.
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Tratamiento:
En el momento actual el
tratamiento de elección en la
acción combinada de la
pirimetamina y de la sulfa terapia,
Medicamentos que provocan un
bloqueo metabólico de la síntesis y
utilización de los ácidos para
aminobenzoico, fólico y folinico.
Mientras la sulfaterapia bloquea la
síntesis del ácido
paraaminobenzoico Y por
consiguiente de los acidos folicos y
folinico. La pirimetamina bloquea la conversión del ácido folínico en fólico. Estos
fármacos actúan sinérgicamente sobre las formas libres y los taquizoitos. Pero
la membrana envolvente de los quistes intactos impide la destrucción delos
bradizoitos contenidos en su interior.
Los esquemas de tratamiento son variables, Pero habitualmente se prescriben
curas por el plazo de 4 a 6 semanas en el paciente inmunocompetente y de 6 a
12 meses en los inmunocomprometidos. La continuidad de la terapia está
condicionada por la evolución del cuadro clínico y por la posible aparición de
alguna intolerancia. En los casos de toxoplasmosis ocular, es recomendable
asociar corticoides por el mismo periodo que los otros medicamentos.
Infinidad de otros fármacos se han ensayado para el tratamiento de la
toxoplasmosis, sin embargo, no han demostrado la superioridad de su acción
farmacológica en estudios experimentales, al compararse sus resultados con los
de la pirimetamina y sulfas. La más comprometida hasta el momento ha sido la
espiramicina que es recomendable durante el embarazo. Recientes estudios con
clindarmicina indican una acción favorable en la infección, experimental con el
T.gondii; sin embargo, faltan evidencias para su uso en la clínica, además de las
racciones adversas que produce, sobre todo la colitis pseudomenbranosa.
En la toxoplasmosis congénita, además de los niños con síntomas y tratamiento
está justificado en los siguientes casos: el hijo de una madre con infección activa
durante la gestación; todo recién nacido lactante con títulos serológicos más
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PROFILAXIS:
La profilaxis debe centrarse En aquellos grupos que presenta mayor
susceptibilidad para desarrollar la enfermedad de toxoplasma feto se
inmunocomprometidos.
La infección congénita de recién nacido se puede prevenir a través de la
pesquisa serológica de las embarazadas con toxoplasmosis reciente y su
eventual tratamiento o evitando que la mujer se infecte durante el embarazo
mediante una adecuada educación sanitaria.
La pesquisa de las infecciones maternas agudas en todas las embarazadas
constituye un método engorroso y de alto costo que requiere al de la
Organización de Laboratorios regionales de diagnóstico. La utilidad y factibilidad
de este tipo de estudio es discutible y debe ser calculada en cada país de
acuerdo con la magnitud que el problema clínico reviste y las facilidades técnicas
que dispone. En este sentido resulta más sencillo y económico instruir a las
mujeres que traten de evitar infectarse durante el embarazo a través del
fecalismo (ooquiste) o carnivorismo (quiste).
Evitar infección por ooquiste: Los quistes son designados por las heces de los
gatos. La profilaxis visual debe tener a cuidar y alimentar adecuadamente a los
gatos del hogar, limpiar el sitio de sus deyecciones, y evitar su contacto con la
mujer embarazada. Las medidas para evitar el contacto con las heces del gato
son similares a las que deben observarse en las enteroparasitosis lavado
cuidadoso de las manos antes de comer ingestión de verduras y frutas lavadas
y peladas controles de basura, moscos y cucarachas que pueden actuar como
vectores mecánicos infección.
Evitar infección por quistes: Como los quistes del parásito se encuentran en las
carnes y en las vísceras se aconseja evitar la ingestión cruda o semi cruda.
Para prevenir la infección de los individuos inmunocomprometidos rigen los
mecanismos concepto se ha mencionado con respecto a los riesgos de infección
natural por ooquistes y quistes. Sin embargo, En estos casos existe además el
peligro de una transmisión iatrogénica a través de transfusiones repetidas de
sangre o elementos sanguíneos y por transplante de órganos infectados. Esto
implica practicar estudios serológicos para toxoplasmosis en los donantes
utilizándose en lo posible sólo aquellos con serología negativa además se
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