Sesión 14 2019 1 RILDO
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En filosofía política y filosofía del derecho, la teoría de la justicia es una teoría que pretende
fijar criterios legítimos para definir en qué consiste la justicia y cómo se alcanza la igualdad
entre los seres humanos.
Ante la problemática de construir una sociedad justa han surgido teorías en donde los criterios
de uno y de otros toman forma en el desempeño y comportamiento de la estructura básica de la
sociedad, entonces ¿Qué papel juega la justicia en una sociedad? Diversos autores coinciden
desde diversos enfoques que son: las obligaciones, el sistema de libertades y la distribución de
los ingresos.
John Rawls fue un destacado filósofo del siglo XX, su libro más influyente “A Theory of Justice”
(1971) relanzó el debate sobre la filosofía política. En él se construyen dos principios sobre los
cuales basa la noción de justicia social a partir de una posición original equivalente al contrato
social de los filósofos políticos clásicos.
John Borden (Bordley) Rawls nació en Baltimore, Maryland el 21 de febrero, 1921. Fue
el segundo de cinco hijos entre William Lee Rawls y Anna Abell Stump. Rawls asistió a la escuela
en Baltimore durante un corto tiempo antes de transferirse a la Kent School, una escuela
preparatoria episcopalia en Connecticut. Una vez graduado, en 1939, Rawls estuvo en la
Universidad de Princeton, donde comenzó a interesarse en la filosofía, y fue electo para el The
Ivy Club. En 1943, completó su Bachelor of Arts y se unió a la Armada de los EE.UU. Durante la
Segunda Guerra Mundial, Rawls sirvió como un infante en el Pacífico, donde estuvo en Nueva
Guinea, las Filipinas, y Japón; en Japón, él presenció las secuelas del bombardeo sobre
Hiroshima. Tras esta experiencia, Rawls rechazó una oferta para convertirse en un oficial y deja
la armada como privado en 1946. A partir de entonces, retorna a Princeton para obtener el
doctorado en filosofía moral.
Rawls se casó con Margaret Fox, quien se había graduado de la Universidad Brown en
1949. Margaret y John compartían un mismo interés en crear índices; ellos utilizaron su primer
verano juntos escribiendo en índice para un libro de Nietzsche. De hecho, Rawls escribió el
índice para su Teoría de la Justicia por sí mismo. Luego de obtener su Ph.D. de Princeton en
1950, Rawls se dedica a enseñar hasta 1952, cuando recibe un Programa Fulbright para la
Universidad de Oxford, donde fue influenciado por el teórico político liberal e historiador Isaiah
Berlin y, más fuertemente, por el teórico jurídico H.L.A. Hart. Después de retornar a los Estados
Unidos, sirvió como asistente y luego como profesor asociado en la Cornell University. En 1962,
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En 1964 se transfirió a la Harvard University, donde enseñó por al menos cuarenta años,
y donde preparó a muchas de las contemporáneas figuras que lideran hoy en día la filosofía
política y moral, incluyendo a Thomas Nagel, David Lyons, Thomas Hill, Joshua Cohen,
Christine Korsgaard, Elizabeth S. Anderson, y Bárbara Herman. Rawls sufrió el primero de
muchos accidentes cerebrovasculares en 1995, el que le despojó de su habilidad para continuar
trabajando. Sin embargo, aun en este estado le fue posible completar un trabajo titulado El
Derecho de Gentes, que contiene la declaración más completa de sus perspectivas sobre la
justicia internacional, Falleció en su casa de Lexington (Massachussets, USA), el domingo 24 de
noviembre de 2002, víctima de una insuficiencia cardiaca, dejando viuda a Margeret Warfield
Fox Rawls.
Justicia
La pregunta sobre cómo se construye una sociedad justa ha encontrado una variedad de
respuestas. En consecuencia, se han elaborado un conjunto de teorías que intentan explicar,
cómo los criterios sostenidos por unos y otros toman forma en el desempeño y comportamiento
de la estructura básica de la sociedad. Pero, ¿Qué es exactamente lo que las teorías de la justicia
regulan? Una de las más importantes es la teoría de justicia del filósofo norteamericano John
Rawls.
Durante gran parte del siglo xx, a muchas personas les parecía contradictorio un
pensamiento político centrado a la vez en la libertad y la igualdad. Los igualitarios, indignados
por las grandes diferencias que hay entre la vida de los ricos y la de los pobres, rechazaron el
liberalismo clásico de John Locke y Adam Smith, por considerar que concedían una importancia
indebida a los derechos jurídicos y las libertades, sin tomar en cuenta el destino de las personas
comunes y corrientes.
El problema que enfrenta Rawls es ¿Cómo los individuos con intereses particulares
pueden escoger criterios justos para todos? Por ello, plantea un experimento mental así, imagina
una situación hipotética en que los individuos tienen que escoger criterios de justicia, cubiertos
por un velo de ignorancia. En esta situación hipotética, los individuos no pueden saber qué les
puede beneficiar, por eso, su elección seguirá el criterio de beneficio a todos. A esta situación,
Rawls llamó posición original.
El objetivo de Rawls es combatir y superar el utilitarismo planteando que una teoría, por
más elocuente que sea, debe ser rechazada o revisada si no es verdadera y que lo único que nos
permite tolerar una teoría errónea es la falta de una mejor. Sin embargo, tampoco se plantea que
su teoría es la más perfecta, sino que más bien se asume desde el comienzo mismo que se trata
2
Caballero García, Francisco. La Teoría de la Justicia de John Rawls. Iberóforum. Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana,
vol. I, núm. II, 2006, pp. 1-22 Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Distrito Federal, México
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de una teoría más y que de ninguna manera es la única que prevalece, o que esté por encima de
las demás.
A grandes rasgos la teoría de Rawls considera que los principios de justicia que son objeto
de un acuerdo entre personas racionales, libres e iguales en una situación contractual justa,
pueden contar con una validez universal e incondicional. Él mismo denominó a su teoría de
justicia como: imparcial, apoyado en la idea de que solamente a partir de condiciones
imparciales se pueden obtener resultados imparciales. El tema preeminente en la elaboración
teórica de Rawls es la justicia, además de insistir en el principio de libertad a lo largo de su obra.
Para el filósofo, la justicia es “la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo
es de los sistemas de pensamiento”.
Teoría de Justicia
Previo a explicar los argumentos que constituyen la “Teoría de la Justicia” de Rawls, se señala
que, con esta obra, salida a luz en 1971, se propone como objetivo ofrecer, en el contexto de la
filosofía moral moderna una concepción moral alternativa a la derivada del utilitarismo clásico,
el perfeccionismo y la opción intuicionista. Una Teoría de la justicia (A Theory of Justice), de
John Rawls, profesor de Filosofía en la Universidad de Harvard, fue considerada en el momento
de su aparición como una obra revolucionaria. Ciertamente, se ha convertido ya en un clásico de
la filosofía política, traducido incluso a varias lenguas orientales, como el coreano y el japonés.
El primero es el que establece la misma libertad para todos los miembros de la sociedad
“Cada persona ha de tener un derecho igual al sistema total más amplio posible de iguales
libertades básicas, que sea compatible con un sistema similar de libertad para todos”. Este
principio prima sobre el otro, de manera que la libertad sólo puede ser restringida en aras de la
propia libertad.
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condición consiste en que estén vinculados a posiciones y cargos accesibles para todos, es decir,
que respeten el principio de igualdad de oportunidades.
El principio de utilidad termina por identificar las nociones de lo bueno y de lo justo, al ver como
justa la distribución de beneficios que maximice el bien, el cual el utilitarismo clásico asocia con
la satisfacción del deseo. Así como un hombre, para realizar su propio bien, hace siempre un
balance de pérdidas y ganancias de modo que en un momento pueda resultarle racional
imponerse un sacrificio para obtener ganancias en el futuro, de la misma manera sería racional
para una sociedad maximizar su bien, aun cuando en aras de lograr el mayor balance neto de
satisfacción posible imponga sacrificios a una parte de sus miembros. Al hacer extensivo a la
sociedad el principio utilitarista de elección individual, este principio se vuelve indiferente al
modo de distribución de la suma de satisfacciones entre los individuos, lo que terminaría por
justificar instituciones como la esclavitud, si los sacrificios de unos cuantos se vieran
compensados ampliamente por la satisfacción de otros en el balance total3.
3 Caballero García, F. (2006). La Teoría de la Justicia de John Rawls. Ibero fórum. Revista de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana,
I (II), pg.3
4 Ídem pg. 4
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1. Admite que los ciudadanos tengan cada uno una idea de lo que es una vida buena
diferente, opuesta y hasta inconmensurable.
2. Considera que los ciudadanos cooperan juntos en una sociedad porque comparten
principios de justicia, no porque comparten concepciones del bien.
Por tanto, la cuestión que tiene que resolver Rawls para defender la utilización del
criterio de los bienes primarios en contra de un criterio utilitarista es: ¿establecen los bienes
primarios más adecuadamente que la utilidad los modos de reclamar justicia a los ciudadanos,
haciéndose cargo del hecho de que los ciudadanos cooperan por adhesión a principios de justicia
y no porque compartan concepciones del bien? Su respuesta consiste en decir que todos ellos
tienen ciertos intereses en común y los bienes primarios son asimismo de común necesidad para
todos.
Lo que interesa a Rawls señalar es que para hacer comparaciones entre ordenamientos
individuales de preferencias se requiere que tengamos un patrón común de valores que nos
permita decir con seguridad que “ser el individuo i con la política A es mejor que ser el individuo
j con la política B”. Ese patrón común de valores es lo que Rawls llama “función de preferencia
compartida de orden supremo”, que si, por un lado, tiene la ventaja de facilitar el cálculo de qué
política sería la que produciría mayor bienestar en la sociedad, por otro significa que hay una
unanimidad en considerar que ciertas cosas son buenas y que la justicia consiste en tener más
de ellas que menos.
Lo que molesta a Rawls de esta manera de realizar los juicios de justicia es que obliga a
todos los individuos a querer lo mismo y esto es contrario a la tesis liberal que él defiende de que
todos los individuos tienen una concepción diferente de lo que es deseado. La noción de
preferencia compartida de orden supremo es claramente incompatible con la concepción de la
sociedad bien ordenada propia de la concepción de la justicia como equidad. En la sociedad bien
ordenada de la concepción de la justicia no existe por tanto una preferencia compartida de orden
supremo sobre cuya base pudiera hacerse una evaluación compartida de las situaciones globales
de las personas.
Rawls señala que si el utilitarismo puede operar de esa manera imponiendo una
concepción de lo valioso es porque no tiene una concepción adecuada de lo que es ser persona.
Pues, esta depende de tener una identidad; y tener una identidad es equivalente a tener una
concepción del bien propia, puesto que, en primer lugar, la noción de preferencia compartida de
orden supremo implica que tales personas no tienen una determinada concepción del bien con
la que estén comprometidos, sino que consideran sus distintos deseos y capacidades como
rasgos que han de ser ajustado a la búsqueda del lugar más alto posible de la jerarquización
pública.
Las personas de la concepción utilitarista en realidad son “personas vacías”, puesto que
no tiene convicciones o carácter, algo que es permanentemente valioso, sino que solamente tiene
deseos que pretenden satisfacer. Pero lo que más preocupa a Rawls es que cuando las personas
son tratadas como si no tuvieran identidad, al mismo tiempo son tratadas como si no tuvieran
autonomía o estructura moral. Esto puede llevar a configurar una sociedad democrática y
pluralista, pero inaceptable. Rawls pretende por tanto, señalar la diferencia filosófica de
concepción de la persona y de la sociedad que hay tras su propuesta de la justicia como equidad
y la del utilitarismo, destacando que su teoría de la justicia como equidad es una teoría liberal,
mientras el utilitarismo no lo es5.
5
Universitas. Revista de Filosofía, Derecho y Política, n°11, enero 2010, ISSN 1698-7950
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Rawls y su teoría tiene como propósito esclarecer, criticar y orientar nuestro sentido de justicia,
definiéndolo él como la capacidad moral que tiene el hombre para juzgar algo como justo o
injusto, apoyado en razones, y sirviendo como forma de actuar en una determinada sociedad.
Según Rawls una sociedad es una asociación casi autosuficiente que por sus relaciones
entre sus individuos siguen ciertas reglas de conducta y actúan de acuerdo a ellas. Estas reglas
son para su conjunto mediante la cooperación un plan para promover el bien de aquellos que
forman parte de él, es como si se tratase de una empresa cooperativa para obtener ventajas
mutuas, caracterizada por el conflicto y la identidad de intereses. Dichos conflictos se forman
debido a que cada uno tiene un interés y desean el mayor beneficio, a diferencia de la identidad
que tiene que ver con reconocer que la cooperación posibilita un mejor modo de vida que si
tuviéramos que valernos por nosotros mismos.
Diversos autores tales como Margarita Cepeda consideran que Rawls admite dos limitaciones
de su teoría. La primera es la presunción de la sociedad como un sistema cerrado, aislado de
otras sociedades. La segunda es la de su carácter ideal ya que sólo contempla los principios que
regularían una sociedad bien ordenada, es decir, una sociedad en que todos actúan justamente
y cumplen con el mantenimiento de instituciones justas. Como teoría ideal parte de la pregunta:
¿cómo sería una sociedad perfectamente justa? Rawls considera que la teoría ideal proporciona
una base adecuada para una comprensión sistemática de problemas, ya que sólo una vez
formulados los principios que caracterizan una sociedad justa, puede uno preguntarse por
principios para afrontar las inevitables limitaciones y contingencias de la vida humana y la
injusticia. Una teoría de un estado ideal de los hechos es entonces relevante en la medida en que
proporciona un cuadro claro de lo que es justo, a partir del cual pueden juzgarse las instituciones
existentes.
Para concretar tal estado ideal Rawls recurre a un marco contractual. Así pues, la idea
principal de su teoría es la de que los principios de justicia son el resultado de un acuerdo
original. El acuerdo reemplaza a la noción tradicional de contrato, y no se lleva a cabo
efectivamente, sino que es hipotético. Se trata de un acuerdo al que llegarían personas libres y
racionales interesadas en promover sus propios fines en una situación inicial de igualdad. A esta
situación hipotética equitativa Rawls le da el nombre de posición original. La mejor manera de
entender el sentido de la posición original, es la de verla como un conjunto de restricciones
impuestas a favor de principios de justicia. La pregunta que debemos hacernos es, entonces ¿qué
principios escogeríamos si nos encontráramos sujetos a las condiciones de la posición original?
Estos principios estarían justificados ya que las restricciones de la posición original en la cual
serían escogidos incluyen razones morales. Serían principios que personas racionales, libres e
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iguales acordarían en una situación inicial justa y que son fruto de un acuerdo colectivo que
refleja la integridad y autonomía de las personas racionales contratantes. Y es precisamente en
esta noción de acuerdo en donde radica la importancia de la formulación de la teoría en términos
contractuales, ya que el acuerdo implica una pluralidad de personas y una elección voluntaria
por parte de todas ellas, de donde resulta una escogencia justa, que no iría en detrimento de
nadie.
El velo de la ignorancia.
El velo de la ignorancia es un concepto utilizado por Rawls para llegar a los dos principios de la
justicia. El velo de la ignorancia consiste en que cuando las personas eligen los principios de la
justicia no saben cuáles van a ser sus circunstancias específicas (que posición social ocuparán).
Como los principios que emergerán no son diseñados para la ventaja o desventaja de los
individuos en un particular escenario, los principios que emergen del velo de la ignorancia
pueden ser considerados justos.
El objetivo de la idea del velo de la ignorancia es el de utilizar este concepto como un test
sobre la equidad de los principios de la justicia. Los principios que no emergieran del velo de la
ignorancia no serían aceptables. Los principios que se propondrían si las circunstancias futuras
de un individuo se supieran, se deben excluir. Las personas en la posición original están
interesadas en alcanzar sus propios objetivos y como seres racionales buscan los mejores medios
para ello. Además de ello no están interesadas en los intereses de los otros, es decir, no son ni
envidiosas ni altruistas, sino sencillamente personas que no están dispuestas a sacrificarse por
el bien de los demás. A esto lo llama Rawls el mutuo desinterés.
Todas ellas se encuentran cubiertas por un velo de ignorancia, que les impide conocer
sus circunstancias particulares, entre estas, su propia concepción del bien, sus atributos
naturales y su posición social, si bien les permite conocer hechos generales como leyes de
psicología, de economía, teoría social, etc. Los individuos saben que tienen intereses y fines que
quieren fomentar, pero ignoran cuáles sean. Así, al escoger principios para el fomento de sus
propios intereses elijen aquellos principios que protegen todo tipo de intereses, pues no saben
cuáles sean los suyos. Actuar tras el velo de ignorancia en ventaja propia implica actuar en
ventaja de todos. De esta manera nadie desatiende sus propias pretensiones, pero tampoco
pisotea las de los demás, no por razones altruistas sino por razones del cálculo general que se
aplica. El velo de ignorancia sitúa así a las personas en pie de igualdad y asegura que las
contingencias naturales y sociales no den a nadie ventajas ni desventajas al escoger los
principios.
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El papel de la Justicia
Una sociedad es una asociación, más o menos autosuficiente, de personas que reconocen ciertas
reglas de conducta como obligatorias en sus relaciones y que actúan, en su mayoría, de acuerdo a
ellas. La justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los
sistemas de pensamiento. Una teoría, por muy atractiva, elocuente y concisa que sea, tiene que
ser rechazada o revisada si no es verdadera; de igual modo, no importa que las leyes e
instituciones estén ordenadas y sean eficientes: si son injustas han de ser reformadas o abolidas.
Cada persona posee una inviolabilidad fundada en la justicia que ni siquiera el bienestar de la
sociedad en conjunto puede atropellar. Es por esta razón por la que la justicia niega que la
pérdida de libertad para algunos se vuelva justa por el hecho de que un mayor bien es compartido
por otros. Por tanto, en una sociedad justa, las libertades de la igualdad de ciudadanía se dan
por establecidas definitivamente; los derechos asegurados por la justicia no están sujetos a
regateos políticos ni al cálculo de intereses sociales6.
6
RAWLS, John, Teoría de la justicia, México, F.C.E., 1979, p. 17.
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son indiferentes respecto a cómo han de distribuirse los mayores beneficios producidos por su
colaboración, ya que con objeto de perseguir sus fines cada una de ellas prefiere una
participación mayor a una menor. Se requiere entonces un conjunto de principios para escoger
entre las diferentes disposiciones sociales que determinan esta división de ventajas y para
suscribir un convenio sobre las participaciones distributivas correctas7. Estos principios son los
principios de la justicia social: proporcionan un modo para asignar derechos y deberes en las
instituciones básicas de la sociedad y definen la distribución apropiada de los beneficios y las
cargas de la cooperación social.
El objeto de la Justicia
El tema que Rawls trata es la justicia social. El objeto de la justicia es la estructura básica, es
decir, de las instituciones más importantes de una sociedad. Las instituciones de una sociedad
favorecen ciertas posiciones iniciales frente a otras, por tanto, una concepción sobre la justicia
social ha de ser considerada como aquélla que proporciona una pauta con la cual evaluar los
aspectos distributivos de la estructura básica de la sociedad.
De diferentes tipos de cosas se dice que son justas o injustas: no sólo las leyes,
instituciones y sistemas sociales, sino también las acciones particulares de muchas clases,
incluyendo decisiones, juicios e imputaciones. Llamamos también justas e injustas a las
actitudes y disposiciones de las personas, así como a las personas mismas. Para nosotros, el
objeto primario de la justicia es la estructura básica de la sociedad o, más exactamente, el modo
en que las grandes instituciones sociales distribuyen los derechos y deberes fundamentales y
determinan la división de las ventajas provenientes de la cooperación social 8.
La justicia como imparcialidad son los principios que las personas libres y racionales interesadas
en promover sus propios intereses aceptarían en una posición inicial de igualdad. La posición
original corresponde al Estado de naturaleza en la teoría tradicional del contrato social. Estos
principios son elegidos tras un velo de ignorancia. Las personas elegirán:
7
Ídem, p. 18.
8
Ídem, p. 20.
9
Ídem, pp. 20-23.
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de que los principios de la justicia se acuerdan en una situación inicial que es justa. El nombre
no significa que los conceptos de justicia y equidad sean los mismos. Un rasgo de la justicia como
imparcialidad es pensar que los miembros del grupo en la situación inicial son racionales y
mutuamente desinteresados. Esto no quiere decir que sean egoístas, es decir, que sean
individuos que sólo tengan ciertos tipos de intereses, tales como riqueza, prestigio y poder. Sin
embargo, se les concibe como seres que no están interesados en los intereses ajenos10.
La posición original es el status quo inicial apropiado que asegura que los acuerdos
fundamentales alcanzados en ella sean imparciales. El “equilibrio reflexivo” está sujeto a ser
transformado en virtud de un ulterior examen. Consiste en revisiones y modificaciones de las
condiciones contractuales como de los juicios para conformarlos a los principios. Es
un equilibrio porque finalmente nuestros principios y juicios coinciden. Y es reflexivo porque
finalmente nuestros principios se ajustan a nuestros juicios reflexivos y conocemos las premisas
de su derivación.
Parece razonable suponer que en la posición original los grupos son iguales, esto es, todos
tienen los mismos derechos en el procedimiento para escoger principios; cada uno puede hacer
propuestas, someter razones para su aceptación, etc. Obviamente el propósito de estas
condiciones es representar la igualdad entre los seres humanos en tanto que personas morales,
en tanto que criaturas que tienen una concepción de lo que es bueno para ellas y que son capaces
de tener un sentido de la justicia. Como base de la igualdad se toma la semejanza en estos dos
aspectos. Los sistemas de fines u objetivos no están jerarquizados en cuanto a su valor, y se
supone que cada quien tiene la capacidad necesaria para comprender y actuar conforme a
cualesquier principios adoptados11.
El utilitarismo clásico.
Está basado en la satisfacción del deseo y su principio es el de la elección racional del individuo.
La decisión correcta es esencialmente una cuestión de administración eficiente. El utilitarismo,
cabe decir, no considera seriamente la distinción entre personas. El propósito es elaborar una
teoría de la justicia que represente una alternativa al pensamiento utilitario en general y, por
tanto, a todas sus diferentes versiones.
Lo primero que debemos observar es que realmente existe una manera de pensar acerca
de la sociedad que hace fácil suponer que la concepción de justicia más racional es la utilitaria.
Para comprobarlo consideremos que cada hombre, al favorecer sus propios intereses, es
ciertamente libre de equilibrar sus propias pérdidas con sus propias ganancias. Puesto que el
principio para un individuo es promover tanto como sea posible su propio bienestar, esto es, su
propio sistema de deseos, el principio para la sociedad es promover tanto como sea posible el
bienestar del grupo, esto es, realizar en la mayor medida el sistema general de deseos al que se
llega a partir de los deseos de sus miembros.
10
Ídem. pp. 25-26.
11
Ídem, p. 31.
12 Ídem, p. 35.
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La justicia niega que la pérdida de libertad para algunos se justifique por el hecho de que
un bien mayor sea así compartido por otros. Por tanto, en una sociedad justa, las libertades
básicas se dan por sentadas, y los derechos, asegurados por la justicia, no están sujetos al regateo
político ni al cálculo de intereses sociales. La prioridad de la justicia se explica, en parte,
sosteniendo que los intereses que exigen la violación de la justicia carecen de valor. Al no tener
méritos para empezar, no pueden sobreponerse a sus derechos. Esta prioridad de lo justo sobre
lo bueno en la justicia como imparcialidad se convierte en un rasgo central de nuestra
concepción13.
Intuicionismo.
Consideraré el intuicionismo de un modo más general del habitual, esto es, como la doctrina que
mantiene que existe una familia irreductible de primeros principios que tienen que ser
sopesados unos con otros preguntándonos qué equilibrio es el más justo según nuestro juicio.
El rasgo distintivo del intuicionismo no es entonces el ser teleológico o deontológico, sino el
lugar especialmente prominente que le da el recurrir a nuestras capacidades intuitivas sin
guiarnos por criterios éticos constructivos y reconocibles. El intuicionismo niega que exista
ninguna solución útil y explícita al problema de la prioridad14.
El problema de la prioridad.
El sentido de justicia es la facultad mental que implica el ejercicio del pensamiento bajo
condiciones favorables a la deliberación y al juicio en general. Supongamos que cada persona,
después de cierta edad y dotada de la capacidad intelectual indispensable, desarrolla, en
condiciones sociales normales, un sentido de la justicia. Adquirimos una habilidad para juzgar
las cosas como justas e injustas y para apoyar estos juicios en razones. Más aún, comúnmente
tenemos un deseo de actuar conforme a estos pronunciamientos y esperamos un deseo
semejante por parte de los demás. Es claro que esta capacidad moral es extraordinariamente
compleja. Una concepción de la justicia caracteriza nuestra sensibilidad moral cuando los juicios
13
Ídem, pp. 39-42.
14
Ídem, p. 50.
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cotidianos que formulamos son acordes con sus principios. Estos principios pueden servir como
parte de las premisas de un argumento que conduzca a los juicios correspondientes15.
El principio de libertad
Este primer principio es de libertades o dicho de otra forma como la igual distribución de
número de esquemas de libertades para todos. Cada persona debe tener derecho a toda la
extensión de libertades básicas que sea compatible con la libertad de los demás.
Todos debemos tener igual derecho a estas libertades, ya que son prerrequisito para
lograr modificar o hacer cualquier plan de vida y estas son una condición necesaria para el auto
respeto. Sin ellas una persona no podría tener el sentido del valor propio tampoco la
determinación realizar las propias intenciones. El autor considera que las libertades básicas son
un bien de vital importancia, que las personas comunes no las arriesgarían. Es por ello que, dada
su ignorancia de sus casos particulares, establecen libertades que son iguales para todos. La regla
de prioridad de la libertad tiene su origen en el hecho de que nadie aceptaría una libertad que
no vaya acorde de mayores beneficios económicos. Solo en caso de un conflicto con otras
libertades básicas sería restringida una libertad, esto quiere decir, se haría desigual o menos
extensa de lo que podría ser.
Con este segundo principio notaremos que desigualdades de carácter económico y social habrán
de conformarse tal que:
Según Rawls, las personas optarían, una vez una vez que tengan la garantía de poseer
libertades básicas y una justa igualdad de oportunidades, por una repartición desigual de
diferentes recursos primarios tales como el ingreso, la autoridad o la, si luego de esta
distribución de bienes notamos que favorecen de alguna u otra forma a lo que más la
necesitaban, alcanzarían un mayor bienestar en el que considerarían una distribución
equitativa. Este principio aclara que las desigualdades estarían justificadas si se da mayor
beneficio a los que están en peor situación.
15
Ídem, p. 55.
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sistema de libertad natural se da una igualdad de oportunidades, que consiste en que la personas
con capacidades similares deben tener cargos y puestos por igual. Rawls es un crítico por no
proponerse una igualdad de condiciones sociales. Ya que nuestras capacidades son habilidades
que vamos adquiriendo de acuerdo al ámbito social, el sistema de libertad natural se ve muy
determinado por temas sociales y también naturales.
Este segundo principio da, además, prioridad a la justicia sobre la eficacia, aunque es
compatible con ella. El principio de eficacia nos dice que el bienestar de un grupo está en su
punto óptimo y que es imposible que un integrante del grupo tenga un mejoramiento sin
perjudicar a otro miembro. Este principio de eficacia conlleva a grandes desigualdades y a
injustas distribuciones que se darían.
Ahora bien, es esencial observar que las libertades básicas se dan a través de la
enumeración de tales libertades. Las libertades básicas son la libertad política (el derecho a votar
y a ser elegible para ocupar puestos públicos) y la libertad de expresión y de reunión; la libertad
de con-ciencia y de pensamiento; la libertad de la persona que incluye la libertad frente a la
opresión psicológica, la agresión física y el desmembramiento (integridad de la persona); el
derecho a la propiedad personal y la libertad respecto al arresto y detención arbitrarios, tal y
como está definida por el concepto de estado de derecho. Estas libertades habrán de ser iguales
conforme al primer principio.
Ahora bien, por institución se entiende que es un sistema público que tiene reglas que
definen cargos con sus respectivos derechos y deberes. Existen reglas en las que nos define qué
cosas son permisibles o cuales son prohibidas y también castiga para cuando no se cumplan
estas reglas. Como ejemplos de instituciones sociales más generales, podemos señalar los ritos
y los juegos, procesos judiciales y parlamentos, mercados y sistemas de propiedad.
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Ahora bien, una institución puede pensarse de dos maneras: en primer lugar, como un
ente abstracto, es decir, una posible forma de conducta que se expresa con sistemas de reglas; y
segundo, cuando se realizan las acciones especificadas por estas reglas, que se dan en la forma
de comportarse de individuos determinado tiempo y lugar. Luego, hay una ambigüedad respecto
a lo que es justo o injusto, la institución como un objeto, o la institución que realiza las acciones.
Diremos que la mejor manera de ver a una institución, que actúa de manera imparcial es la que
es justa o injusta.
Más aún, en una sociedad bien ordenada, regulada de modo efectivo por una concepción
compartida de la justicia, existe también un acuerdo público acerca de lo que se considera como
justo e injusto. Los principios de la justicia son elegidos con la condición de que han de ser
públicos. Esta condición es natural en una teoría contractual.
Es necesario saber la distinción entre las reglas que constituyen una institución que
establecen los diversos derechos, deberes, y las estrategias y máximas de cómo se puede sacar el
mejor bastante provecho para propósitos particulares. Las máximas y las estrategias regionales
se fundamentan en acciones permisibles que decidirán los mismos individuos y los grupos desde
su conveniencia en cuanto a sus intereses y creencias, y las conjeturas acerca de los planes de los
otros. Estas máximas y estas estrategias no forman parte de la institución. Más bien pertenecen
a una teoría que es estudiada por la política parlamentaria. Normalmente, la teoría de una
institución, así como la de un juego, consideran las reglas que ya están dadas como fijas, y analiza
cómo se distribuye el poder explicando la probabilidad en que se aprovechen de sus
oportunidades los que participan dentro de ella.
Cuando se planean o se quieren realizar los arreglos sociales, se tienen que examinar, por
supuesto, ciertas pautas, esquemas y las tácticas que permiten, y las formas de conducta que
tienden a promover. Idealmente, las reglas deberán ser dadas de tal manera que los hombres
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sean guiados por sus intereses que predominan, de tal forma que promuevan fines socialmente
deseables. La conducta de los individuos que se guían por su razón debiera ser coordinada en
todo lo posible, de manera que se obtenga resultados que, aun cuando no sean los que se
esperaban o quizá ni siquiera previstos por ellos, sean los mejores desde el punto de vista de la
justicia social.
De igual manera, una institución puede ser injusta, aunque el sistema social en conjunto
no lo sea. No sólo existe la posibilidad de que las normas únicas y las instituciones no tengan en
sí mismas bastante importancia, sino que también puede ocurrir que, dentro de la estructura de
una institución o sistema social, una aparente injusticia se vea compensada por otra. El todo es
menos injusto de lo que sería si no contuviese más que una de las partes injustas. Más aún, es
concebible que un sistema social pueda ser injusto aun cuando ninguna de sus instituciones sea
injusta considerada aisladamente: la injusticia es una consecuencia del modo en que están
combinadas dentro de un sistema único. Una institución puede promover y parecer que justifica
expectativas que son negadas o ignoradas por otras. Estas distinciones son bastante obvias y
simplemente reflejan el hecho de que al evaluar las instituciones podemos considerarlas en un
contexto más amplio o menos amplio.
REFERENCIAS
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ACTIVIDADES SESIÓN 14
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2. Organice en un esquema numérico las ideas relevantes del tema: La justicia como
imparcialidad. Aborde todos los temas que implican identificando las ideas relevantes que
la sustentan. Utilice una hoja adicional para este fin.
3. En un texto explicativo, resuma los fundamentos relevantes del tema: Los principios del
contrato social. Realice una redacción coherente y analítica.
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4. Explique los aspectos e implicancias del tema: Una Institución Justa. En este caso, es
posible relacionarlo con ejemplos que se vincularían a la realidad peruana.
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