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E

l plagio académico.
Experiencias y algunas ideas
para desalentarlo de manera
más efectiva1
Ana Cristina Ramírez Barreto

Facultad de Filosofía, UMSNH

Resumen
El plagio académico es una de las expresiones de falta de ética profesional y
científica que más retos presenta a las instituciones de educación superior, centros
de investigación y revistas académicas en todo el mundo. Este trabajo, basado en
amplia experiencia directa, expone la problemática de dicha falta en sus múltiples
matices, desde cómo es cultivada por el mismo sistema educativo que prescinde
del diálogo honesto, así como por la cultura académica que no atina a desalentar a
la simulación como procedimiento normalizado para la obtención de beneficios de
diversa índole. Además de retomar la propuesta de construir un Acuerdo Nacional

1
Este escrito forma parte de un informe más amplio correspondiente a mi proyecto de investigación Ética en la
docencia y la investigación en la UMSNH. Diagnóstico y propuestas, apoyado por la Coordinación de la
Investigación Científica 2014-2015. Se ha nutrido con las reflexiones de colegas y estudiantes de la Facultad de
Filosofía que sería injusto pretender nombrar exhaustivamente; no obstante, destaco las orientaciones de Adriana
Sáenz y Jaime Vieyra. Una versión previa de este texto fue presentada el 18 de marzo de 2016 en el Seminario de
Filosofía, Historia y Sociología de la Antropología de la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS) del
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Agradezco las preguntas, comentarios y sugerencias de los
asistentes al mismo: Andrés Medina, Hugo López, Carlos García Mora, Ignacio Rodríguez, Mette Wacher, Teresa
Romero, Nicanor Rebolledo, Claudia Harriss y, muy especialmente a su coordinadora, Mechthild Rutsch. Gracias
también a Itzia y Zacil Vieyra por sus revisiones y comentarios.
Ciencia Nicolaita # 70 7 Abril de 2017
El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
para el establecimiento de una política de tolerancia cero frente al plagio académico,
concluyo que es necesario actuar en al menos tres frentes de campaña para
desalentarlo: 1. Estudiantes con valor para usar su propia voz; 2. Trabajos escolares
con sentido para ser conversados o utilizados en conversaciones futuras; 3. Un
entorno institucional que toma en cuenta los principios básicos (dar referencia
correcta y completa de lo que no sea el/la autor/a fuente directa) pero pone atención
a los casos y sus contextos. En esto último, destaco la importancia de lo que llamo
“aparatos para la ética” o “ética con aparatos”, es decir, cuerpos colegiados, comités
de ética y similares, que ayuden a cultivar el sentido de la ética en el trabajo
científico y académico y a combatir la autoabsolución por las faltas cometidas.

Palabras clave: Plagio académico, ética, educación superior, comité de ética

Abstract
Academic plagiarism is one of the expressions of lack of professional and scientific
ethics which presents the most challenges to institutions of higher education,
investigation centers and academic magazines throughout the world. This work,
based on a wide array of direct experience, exposes the problematic that conveys
such fault in its numerous shades, from how it is cultivated by the same educational
system that dispenses with honest dialog, and also by the academic culture that fails
to discourage simulation as a normalized procedure for the attainment of different
benefits. Besides from taking in the proposal of building a National Agreement for
the establishment of a zero-tolerance politic in case of academic plagiarism, I
conclude that it is necessary to act from at least three different fronts to discourage
it: 1. Students with the courage to use their own voices; 2. Meaningful school work
to be talked about or used in future conversations; 3. An institutional environment
that takes in account the basic principles (to give correct and complete references
to everything that does not belong to the author), but that also pays attention to
specific cases and their contexts. On this last point, I highlight the importance of what
I call “artifacts for ethics” or “ethics with artifacts”, that is, ethics committees based
at academic institutions, which would help to cultivate the meaning of ethics in
scientific and academic work, and to fight the self-absolution for the faults made.

Keywords: Academic plagiarism, ethics, higher education, ethics committee

Ciencia Nicolaita # 70 8 Abril de 2017


El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…

...en vez de eso, debemos tratar de


comprender las revoluciones que están
ocurriendo en la tecnología, el sentido
de sí, la educación. Entonces, resolver
el problema del plagio tendrá que
darse desde un nuevo entendimiento,
como uno de los muchos objetivos de la
educación superior y la sociedad en su
conjunto.
Susan D. Blum (2009:175).

“¡Basta!” Una larga historia


de personas, animales, cosas y normas desfasadas
¿Por dónde empezar? En los últimos años he sostenido un marcado interés en la
bio/ética en su más amplio espectro, pero muy especialmente en el ámbito
universitario, pues estoy convencida de que el solo hecho de tratar de averiguar
algo, de alumbrar con preguntas asuntos que no están del todo claros, puede ayudar
a resolver algunos problemas bio/éticos. El preguntar propio de la etnografía
(distinto de la inquisición policiaca o eclesiástica) puede remover los gérmenes de
procesos reflexivos y poner bajo escrutinio las formas de autoabsolución. Confío
más en los cambios a largo plazo que esto logre que en la estrategia correctiva del
castigo ejemplar a quien sea pescado incurriendo en malas prácticas académicas,
pues tal estrategia tiende a limitarse a dar el mensaje de que lo único malo del plagio
académico es que te pesquen... sin tener un abogado o sin alguna autoabsolución.2

Mi expectativa para cambiar esta miseria ética está puesta en la consolidación de


un campo académico donde converjan, por una parte, entendimientos, voluntades,
recursos y líneas de acción institucional y, por otra, información suficiente, de fuente
directa, que oriente esas líneas de acción, permita revisarlas y modificarlas. Lo

2
Aquí ya hay varios fardos de justificaciones que he ido recabando a lo largo de los años: 1) Tenía muchos problemas
y se me hizo fácil; 2) Por qué a mí, si todos lo hacen, de uno u otro modo; 3) Es una venganza de mis enemigos
políticos; 4) Fue un error y no tan grave porque es un trabajo que no se va a publicar, no es mi tesis; 5) Sí es mi
supuesta tesis pero es que mi asesor/a no me enseñó a escribir; 6) Realmente nadie es original, toda(o)s somos
plagiaria(o)s; 7) Qué esperaban que hiciera en este sistema neoliberal, de algún modo le tenía que hacer para
conseguir…
Ciencia Nicolaita # 70 9 Abril de 2017
El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
primero podría tomar la forma de un comité institucional de bio/ética.3 Lo segundo,
bien podría ser una sostenida observación que ayude a documentar
cualitativamente qué está pasando y qué dicen que está pasando al respecto.
Mi involucramiento en la observación del plagio académico en mi universidad no es
un asunto que yo haya ido a buscar. Me cayó encima como un tsunami, en todas
las formas y presentaciones posibles, desde la más frecuente, cometida por algún
alumna(o)4 que lleva ya una década sacando buenas calificaciones (o al menos
aprobando primaria, secundaria y preparatoria) porque aprendió muy bien a
copiarypegar páginas de Internet (y él/ella no sabe que esto no es propiamente
hacer un trabajo escolar), hasta aquellas donde se me solicita confrontar textos de
académicos profesionales5 y, efectivamente, constatar que hubo plagio total y
doloso6, pasando por hallar plagio en el proyecto de investigación con el cual un
aspirante al posgrado pretende ingresar, plagio en la tesis para obtener el grado de
licenciatura, maestría o doctorado, e incluso ”radiopasillo” anunciando que seré
acusada por plagiar a una estudiante.

El inventario es muy amplio y me recuerda el juego de ¡Basta! Éste consiste en


enlistar la mayor cantidad posible de nombres de personas, animales, cosas… que
empiecen con la letra del alfabeto donde cayó la orden de detenerse: ¡basta! Gana
quien tenga más ítems en su lista. Pero no voy a hacer aquí un inventario así. Me
limitaré a exponer los elementos básicos de mi experiencia impuesta en tres

3
Entendido éste como un instrumento para incidir de manera transpersonal, duradera, plural y en constante revisión
de resultados. Es cierto que el instrumento puede convertirse en un fin en sí mismo, un absurdo Moloch que no sólo
no resuelve los problemas para los que fue creado sino que crea otros, otras formas de burocracia, simulación y
corrupción. Con todo, creo que el riesgo podría contrarrestarse si la gente de la academia participa en el cuerpo
colegiado y no delega lo esencial del trabajo (i.e., la revisión de casos, la deliberación, la discusión y el acuerdo
puntual, aquí y ahora) en burócratas de quienes luego habrá de quejarse porque hacen las cosas sin criterio ni
deliberación racional.
4
Utilizo * para satisfacer la voluntad de visibilización de al menos una persona de sexo femenino. El llamado género
“neutro” no las visibiliza. Nota del Editor: Para esta edición y en concordancia con la intención de la autora de
visibilizar a ambos géneros, se ha optado por suplir el * por la terminación a(o).
5
Se me solicitó mi parecer sobre si Rodrigo Núñez Arancibia (doctor en historia por El Colegio de México A.C., y,
en su momento, coordinador del Programa de Maestría en Historia en la Facultad de Historia de la UMSNH) había
plagiado el artículo de Rosario Sevilla Soler (ver más en Opazo y Zunino 2015; Aguilar 2015). También si Farly
Heredia había plagiado la tesis de Silvana Casal (ver Casal 2016a y 2016b).
6
Destaco un par de instrumentos entre el creciente universo de bibliografía que apoya para detectar, calificar y
corregir el plagio académico: por su brevedad y claridad, la hoja de la editorial Elsevier Plagio, qué es y cómo
evitarlo. Por su incomparable utilidad, accesibilidad incluso estando en inglés y permanente mejoría y actualización,
es totalmente recomendable la página del Código de derechos, responsabilidades y conducta ética de los estudiantes
de la Universidad de Indiana; y, vinculada con artículos de dicho Código sobre lo inaceptable del plagio, está
también el test diseñado por Theodore Frick desde 2003. Con más elementos de análisis cultural, el libro de Blum
(2009) sobre el plagio y la cultura estudiantil en Estados Unidos de Norteamérica es también de gran interés. Ojalá
que pronto se traduzca y se haga una versión de bolsillo o un video de Youtube, aunque esté limitada al plagio que
hacen los estudiantes.
Ciencia Nicolaita # 70 10 Abril de 2017
El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
apartados más. En el primero (Frutos de una noche larga) hago referencia a qué se
me ha ocurrido hacer para enfrentar el tsunami de plagios académicos y presento
opciones al viejo procedimiento de trabajo académico que ha propiciado el actual
estado de cosas. En el segundo (Tras el sentido) pretendo clarificar qué es plagio
enfatizando que, además de una ofensa grave, con víctimas y ofensores, es un
desperdicio existencial; cómo evitarlo alentando el uso de la voz propia, en primera
persona (desinflar los espejismos de objetividad y discurso científico), subrayando
el sentido de “borrador en proceso” que tienen todos nuestros escritos, y destacando
la pertinencia de la pregunta por yo-qué-digo/hago-aquí; también es preciso
declarar falaz que mayor cantidad (de páginas en el trabajo de graduación o de
sustentantes asesorada(o)s), mayor mérito, más dinero. El tercer apartado (Ética
con aparatos) está dedicado a exponer las razones por las que creo que debe
combinarse una triple fuerza (estudiantes, docentes y entorno institucional y social)
cuya sinergia se encomiende a un “aparato” muy especial: un comité de ética
institucional; es decir, un cuerpo colegiado articulado en red con otros análogos a
nivel local, nacional e internacional; que tenga claro que trabaja para fortalecer una
cultura académica que se halla sumamente debilitada y amenazada por múltiples
frentes.7

Finalmente, se requiere hacer sistemático el mensaje antiplagio y sus


consecuencias, definitivamente no mediante castigo ejemplar o la ocasional “muerte
académica” del infractor (Howard en Blum 2009:172); o vinculado a determinadas
circunstancias (como el tipo de trabajo: con la tesis sería inaceptable pero no con
los trabajos escolares); o vinculado a quién eventualmente leería el trabajo (“con
esa pinche vieja mejor no plagies. Con los otros, sí”).

Con esto estoy acercando la conversación en progreso a experiencias directas que


podrían enriquecer las actuales propuestas, por ejemplo, el Acuerdo Nacional para
las buenas prácticas académicas (en adelante abreviado como el Acuerdo, ver
Cárdenas et al. 2015).

7
En nuestro contexto mexicano la integración de dichos cuerpos colegiados es un asunto sumamente delicado que
se ha venido frenando sistemáticamente en las instituciones de educación superior. Comprendemos las reticencias
de confiar el trabajo del “humus” de la ética científica y profesional a seres humanos, concretos, situados y
eventualmente alentados por los beneficios materiales que suelen corromper el sentido de su misión, por ejemplo:
obtener puntos en el Programa de Estímulos al Desempeño (que se traducen en mejor salario); participar en el
Comité no por convicción sino porque esa “burocracia académica” es una forma en que las autoridades castigan o
“congelan” a un académico en particular; participar porque desde esa instancia se tendrá el “podercillo” para juzgar
moralmente a otros miembros de la comunidad universitaria. Los peligros son reales y deben ser conjurados con
trabajo efectivo, crítica y autocrítica. Seguir evitando el funcionamiento real, no simulado, de los Comités, no abona
en lo más mínimo a mejorar el desastre actual.

Ciencia Nicolaita # 70 11 Abril de 2017


El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…

Frutos de una noche larga


Habiendo dictaminado favorablemente para que un trabajo se presentara a examen
de grado de maestría, el 12 de marzo de 2007, la noche anterior al examen, me
encontraba haciendo mis notas y preguntas para la sustentante. Llego entonces a
un apartado de su trabajo donde no entendía yo nada. Dos cuartillas completas en
que no veía el sentido del asunto. El primer dilema que enfrenta un lector en esas
condiciones es o bien seguir avanzando en la pretendida lectura (al fin y al cabo es
filosofía, suele suceder que no entendamos muchas partes de lo escrito) o bien
detenerse ahí y meter algún fragmento en, por ejemplo, el buscador de Google. Hice
lo segundo y resultó que el contenido de esas cuartillas había sido copiado de una
página de Internet que poco tenía que ver con el asunto y pegado tal cual en el
trabajo, sin dar la debida referencia. Es decir, había plagio doloso.

Esa noche estuve cavilando sobre qué había pasado, cómo, por qué y qué debía
yo hacer en las siguientes horas. Recordé que un mes antes el asesor del trabajo,
que no podría estar en el examen, se había quejado porque la tesista había tenido
un contratiempo en su trámite de graduación. El entonces coordinador de la
maestría le había devuelto el manuscrito porque no llegaba al mínimo de extensión
que en aquel entonces se establecía en el Plan de estudios (85 cuartillas, si mal no
recuerdo). Le faltaban 10 páginas o algo así para llegar a esa extensión. Este
requisito, ajeno al contenido, obligaba a la tesista a replantear o añadir algo sólo
para lograr la extensión establecida convencionalmente desde 1993, cuando se
abrió el Programa de Maestría.

Para hacer corta la historia de una larga noche de reflexiones, esto fue lo que hice:
redacté un comentario al trabajo comentando lo presentado que, con bastante
seguridad era autoría de la tesista, y extrañándome de las dos páginas copiadas de
fuente no referida que, lamentablemente, demeritaban lo logrado. Ahí mismo, hacía
sugerencias a la coordinación del Programa (que también estaría en la mesa de
sinodales) para que reformáramos inmediatamente el reglamento de titulación y
dejásemos de pedir un mínimo de cuartillas, concentrándonos, mejor, en el
contenido de los trabajos de graduación. Que se estipulara que estos debían tener
la extensión necesaria y suficiente para sostener el argumento del trabajo, sin “paja”
ni plagio. Envié este documento por correo al asesor, lo imprimí en cinco tantos: uno
para la sustentante, dos para mis colegas sinodales, otro para el director de la
Facultad y el último para mí, el cual leí cuando me tocó en turno en la palabra

Ciencia Nicolaita # 70 12 Abril de 2017


El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
durante el examen. Ella no dijo nada al respecto ni tuvo reacción emocional alguna.
Supongo que estaba nerviosa por el riesgo de no aprobar el examen. En la
deliberación a puerta cerrada con mis colegas, coincidimos en la gravedad del
asunto, lo penoso que era, lo lamentable que sería no aprobarla, y, lo que a mí más
me inquietaba: qué hicimos y qué dejamos de hacer para que esto pasara.
Decidimos aprobarla y tomar acciones correspondientes.

A pesar de que pronto modificamos el reglamento quitando la especificación de


cantidad de papel como mínimo para un trabajo de titulación, lamentablemente en
el habitus de los docentes8 el número de páginas siguió siendo un referente más
claro que el qué-sotienes,-cómo-y-por-qué, hacia el que acordamos orientar el
asunto. Las expresiones frecuentes de asesores a asesorada(o)s (y que a mí al
oírlas me daba urticaria, recordando aquella larga noche de culpa y expiación) eran:
“mete a Platón, mete a Spinoza, mete a Kant… esto sí te da para una tesis”. Decidí
que el mensaje de privilegia-el-sentido-por-encima-de-la-extensión debía llegar más
oportuna y contundentemente a los estudiantes. Sacrificando los cursos de
contenido de mi agrado, solicité dar los espantosos cursos del eje metodológico:
seminario de tesis e investigación en el último año de la licenciatura en Filosofía,
Taller de investigación en el primer año, cuando los grupos son más numerosos y,
dada la naturaleza de la asignatura, las revisiones de trabajos escritos son casi
insufribles.

Con los años, a una lentitud que me apena reconocer, he mejorado el procedimiento
en el curso de Taller: el estudiante debe tener claro qué se le pide, confiar en que
puede hacerlo y demostrárselo lográndolo. Debe tener oportunidades de
equivocarse, notar sus errores, recibir con buen ánimo observaciones y críticas y
corregir, sin que esto lo afecte en su calificación (es decir, hacer borradores y que
sean calificados con una rúbrica que le resulte clara, para luego entregar el trabajo
definitivo, que sí será calificado). Debe pensar que su escrito es para dialogar, por
escrito o en vivo, con quien lo lea. Ese diálogo debe ocurrir realmente.

Puesto que no hay vida que alcance para revisar varios borradores de ejercicios en
grupos de 30 estudiantes, aliento a que cada quien se esfuerce por aprender a
autocorregirse y corregir a otros colegas. Para ello les pido “revisión cruzada” y que

8
La mayoría formados profesionalmente en tiempos previos a las computadoras personales y sus programas para
edición de textos y, desde luego, a la Internet. Hacíamos trabajos mecanografiados. Las modificaciones leves a una
página eventualmente obligaban a reteclear todo de ahí en adelante. La cantidad de páginas era un indicador de
dedicación y esfuerzo. Hacia finales de los años 90, con los editores de textos y el acceso a Internet, la cantidad de
páginas realmente dejó de ser significativa, pues en minutos se podía producir una variante de un texto de cualquier
cantidad de cuartillas.
Ciencia Nicolaita # 70 13 Abril de 2017
El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
el revisor también vaya mejorando sus revisiones, advirtiendo errores, redacciones
poco claras, haciendo sugerencias y preguntas incómodas. Aliento a que
agradezcan por escrito a sus colegas revisores, con la esperanza de que, a la larga,
por una parte se vayan formando buena(o)s revisores, “crítica(o)s despiadada(o)s”
que puedan “golpear con toda sinceridad”9 un escrito y, por otra, autores que,
también con sinceridad, lo agradezcan. Para la revisión definitiva solicito que cada
estudiante me entregue su último borrador y la versión final. En ésta debo ver ahí el
agradecimiento a quien/es haya/n revisado el borrador. A veces llamo la atención
de revisores que dejaron pasar horrores (ya no sólo errores ortográficos). A veces
felicito al estudiante autor porque remonta un enorme trecho entre un borrador
existencialmente preocupante y un trabajo final aceptable.10

El suelo nutricio para alentar el plagio y las malas prácticas académicas es el viejo
método de trabajo en Taller de Investigación (quizá incluso cualquier asignatura),
a saber: pontificar a los estudiantes qué es investigación documental y cómo se
reporta en una serie de sesiones orales (basadas en el libro de Umberto Eco, Cómo
hacer una tesis... de doctorado o cualquier otro libro de texto parecido) y luego
pedirles un “ensayo final” de, por ejemplo, no menos de 12 cuartillas, con no menos
de 10 referencias bibliográficas, lenguaje “objetivo” en el mayestático y masculino
“nosotros” (la esquizofrenia en filosofía) y desvanecimiento total del estudiante
autor; ensayo que los estudiantes saben que, cual Atenea naciendo adulta de la
cabeza de Zeus, debe quedarles de un jalón y a la primera, en la última noche antes
de entregarlo, sin discutirlo, revisarlo ni mucho menos pensar en corregirlo… Llenan
las hojas (la extensión mínima es lo único que tienen claro) a sabiendas de que el/la
profesor/a no leerá las 360 páginas de todo el grupo. Sólo mirará por encima y
pondrá la calificación que sus propios prejuicios le indiquen. El estudiante asume

9
Usando la expresión de “Golpéame”, canción de José Cruz Camargo en Una razón para vivir (2012).
10
A pesar de que los resultados son mucho mejores que con el viejo sistema de trabajo final único, sólo para nuestros
ojos (los del autor y los míos) y calificación como punición sin remedio, en este procedimiento que sigo es
inquietante 1) la casi nula disposición para hacer correcciones a fondo en los trabajos (teniendo editor de textos e
Internet ¡se limitan a corregir sólo lo señalado, sin plantearse ir más lejos que el revisor o la profesora!); 2) la
reiteración de los mismos errores en trabajos subsecuentes; 3) la automatización del gesto de simular que revisa (sin
meterse en la bronca de revisar realmente) y del gesto de simular que se agradece por escrito; y 4) que eventualmente
incurren en plagio estudiantes bien advertida(o)s, bastante capaces de hacer un trabajo digno y que parecieran dar
muestras de que están comprometida(o)s con su formación y con el sentido social de ésta, pero que, al parecer, se
han montado ya en rieles de un habitus que les hace ocupar su tiempo en otras cosas, copiarypegar para salir del
paso, no revisar lo que hicieron y entregar ese bodrio quizá confiando en que la profesora ya tiene una idea de
ella(o)s como “buen estudiante”, calificará bien y no tendrá reparo (es decir, una variante del cría fama y échate a
dormir).
Ciencia Nicolaita # 70 14 Abril de 2017
El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
esto como algo muy probable gracias a su experiencia previa o la que ha visto que
ya tienen sus colegas.11

La principal medida para darle vuelta a este suelo nutricio del plagio es, a mi
entender, que se busque sentido en el trabajo académico desde el inicio de la
carrera (si es antes, mejor) y desde los ejercicios más básicos. Que se trate de
entender qué se está haciendo, con qué y para qué. Nunca más un resumen “de las
fotocopias de la página X a la Z” (expresión que indica que la(o)s estudiantes no
identifican plenamente el texto que resumen) para satisfacer oscuros deseos del
docente que lo solicita: “que lo quiere de un 10% de la extensión del original… pues
hago la cuenta, copio y pego algunas líneas de arriba, otras de enmedio, quito
algunas palabras, cambio otras por sinónimos, le pongo un margen bonito con
plumón de color y ya está. Si quiero sacar 10 me meto al Rincón del vago, Frases
célebres, Buenas tareas o así y de ahí copioypego algunas otras líneas”. Y esto,
¿para qué sirve?

Tras el sentido
Hay que empezar por ahí. No debemos pedir trabajos que no podremos leer con
atención y con ánimo de dialogar con su autor/a ahí mismo, en el trabajo, o en un
momento posterior. El sentido de un trabajo escrito es servir al estudiante como una
herramienta para algo, idealmente, para expresarse ante otras personas o decir
algo, generalmente, aludiendo a lo que alguien más ha dicho.
Este es el punto neurálgico. En la definición que más me cuadra les digo: incurres
en plagio toda vez que fracasas en dejarle bien claro a quien te lee o escucha quién
dice qué. Es doloso o mal intencionado si lo haces a sabiendas de que no estás
reconociendo debidamente esas otras voces (o ideas, imágenes, datos,
esquemas…). Será nesciencia (no sólo ignorancia, sino ignorancia culposa de lo
que se debería saber) si después de cursar un año de Taller de Investigación en la

11
Otra posibilidad, más siniestra aún, es que las escuelas estén siendo terreno propicio para un tipo de empresa
“ilegal”: la venta de trabajos hechos. Sospecho que en mi Facultad ha llegado a ocurrir por la cara de asombro que
tenía un estudiante a quien confronté por haber cometido plagio ¡por tercera ocasión consecutiva! en los ejercicios
de mi curso de Taller de Investigación I. Él no estaba enterado de lo que decía “su” trabajo ni de las fuentes que
había copiadoypegado. El suyo era un caso de analfabetismo funcional grave como pocos en una carrera que
demanda comprender bien los escritos en castellano y las formas convencionales de escritura académica, combinado
todo esto con un convencimiento total de que él no debía regresar a su pueblo a enfrentar los señalamientos de
fracaso y reprobación. Por tanto, este alumno hacía lo que podía: se pasaba el tiempo en las instalaciones solicitando
la asesoría de cuanto docente pasaba por ahí para realizar el performance del desdichado con enormes ganas de
superarse; pero, finalmente, recurría al plagio o, me temo, a la compra de (pésimos) trabajos hechos.
Ciencia Nicolaita # 70 15 Abril de 2017
El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
carrera de Filosofía sigues sin saber cómo dejarle claro a quien te lee quién dice
qué.

Adviértase el problema: se le pasa el micrófono al estudiante para que diga algo y


se espera que ya hable en un idioma que no ha aprendido bien o quizá nunca ha
escuchado: cita directa, paráfrasis (¡esta palabreja les da pesadillas!), comillas,
fuente, nota a pie, llamada a nota a pie de página, bibliografía, referencia precisa…
En la escuela Normal de Morelia ha de haber un profesor que sistemáticamente le
enseña a sus estudiantes (que habrán de ser profesores de mis estudiantes) que
las comillas sirven para destacar algo importante, igual que poner negritas,
subrayado o cursivas. Mucha(o)s estudiantes no reconocen el uso de las comillas
para marcar el inicio y fin de una cita directa. La fuente siempre “es de Internet,
maestra”; la bibliografía, “pues la antología de fotocopias del profe de Lógica,
maestra”.

Las convenciones de la escritura académica les son desconocidas, hostiles, llenas


de vericuetos y asegunes.12 Luego temen incurrir en plagio por no saberlas manejar.
“¿Cómo sé si lo que yo pienso decir no lo ha dicho ya alguien más?”. A lo cual suelo
responder: “No lo sabes. Por eso es importante investigar qué se ha dicho al
respecto al día de hoy y, si hallas a alguien con afinidad a lo que tú piensas, no
enmudezcas. Ubica las divergencias y entra en la conversación. Que alguien más
lo haya dicho no es lo importante, sino que lo reconozcas debidamente si así lo
ubicas”.

Tengo por seguro que ninguna perorata magistral es realmente útil. Lo mejor es que
el estudiante ponga manos a la obra y se enfrente a los problemas de pensar qué
le interesa, saber qué se ha publicado al respecto, elegir sus fuentes; de ahí qué va
a citar o parafrasear y por qué, cómo insertar una nota a pie, cómo poner la
bibliografía, y, desde luego, qué está haciendo en su trabajo.

Todo esto lleva como estribillo que no plagien, ni no dolosa ni nescientemente. Les
suelo decir: a diferencia de otras carreras donde les indican que “por respeto” deben
vestirse de tal o cual manera (usar corbata, usar medias, por ejemplo) o declarar su

12
¡Suponen que existe algo así como un estilo de presentación de referencias y creen que pueden aprenderlo de
memoria! Hay quien se angustia cuando les muestro que, manteniendo ciertas constantes (informar quién es el/la
autor/a, cuándo se publicó, qué título, dónde y quién paga para que lo veas --editorial--) las normas de estilo las
establece cada editor o cada revista académica de los miles de revistas que hay en nuestra área, en castellano, y que
pueden variar de un año a otro. Lo importante es que ya se hagan lectores de las revistas que gusten; se irán
familiarizando con los estilos de referencia. Cuando en un futuro vayan a enviar alguna contribución, deberán revisar
las normas que tenga establecidas la publicación a la que elijan enviar su trabajo.
Ciencia Nicolaita # 70 16 Abril de 2017
El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
fe en santones (jurar por Hipócrates), filosofía es una carrera para decir lo que
piensas y, como profesión, sólo tenemos un crimen: el plagio.

Simular que tú dices lo que no dices para que otra persona (yo, en este caso) crea
que sabes y que piensas de determinada manera es un desperdicio existencial. Al
plagiar, haces que fracase el improbable y casi milagroso encuentro con alguien
que tiene más años que tú, quizá algo de conocimiento en esa “lengua” que dices
querer aprender (filosofía, en este caso), le pagan para leerte y dialogar contigo ¡y
está dispuesta a hacerlo! Y tú no te apareces en tu escrito. Tú no eres tú. “Tú” eres
un ahora doctor en filosofía de la Complutense o un editor de la Wikipedia. El
encuentro real, del que podríamos haber aprendido algo ambos, ha fracasado. El
nuevo doctor de la Complutense o el editor de la Wikipedia jamás se enterarán de
lo que pienso de su trabajo presentado por ti como tuyo. Sin necesitar que nos
hubiera estallado una granada en la plaza Melchor Ocampo un 15 de septiembre de
2008, nuestro improbable y casi milagroso encuentro aquí y ahora ha sido
desperdiciado.

Ahora bien, más allá de este enfoque didáctico queda el reto de comprender el
plagio académico de los que no son mis estudiantes en mi Taller de Investigación.
Puesto que moralizar y pregonar valores no sólo es realmente inútil sino horroroso,
estoy convencida de que necesitamos reforzar el músculo de la ética con aparatos.
Para ello, como bien ha escrito Gustavo Ortiz Millán sobre los Códigos ética (2015),
necesitamos conocer sus limitaciones y también sus funciones efectivas.

Ética con aparatos (comités de ética y afines)


Son muchas las circunstancias que se combinan para facilitar el desarrollo de las
formas leves y graves de malas prácticas académicas: hay montañas de material
para leer y revisar por deber y casi con disgusto; el tiempo se escurre como agua
entre los dedos; preferiríamos no estar presentes en donde estamos ni tener que
hablar con quienes hablamos; se han multiplicado las maquinitas (software) para
contar los productos académicos y los méritos13; y hay mucho que leer, ver,
escuchar y hacer sólo por el gusto de hacerlo.

Con este panorama, coincido con Blum en que moralizar y penalizar sin
conocimiento directo de qué es lo que está sucediendo en el campo escolar y en la
sociedad en general no sólo no es la solución sino que agrava el problema.

13
Cada entidad burocrática quiere la suya, con unos detalles más o menos: Promep-Prodep, Conacyt, CVNicolaita...
Ciencia Nicolaita # 70 17 Abril de 2017
El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
Tampoco ayudan las miradas nostálgicas a un pasado donde había integridad
académica, agua pura, vacas cuerdas y calles seguras para salir a jugar. Esta vía
sólo nos desconecta del único presente que tenemos y no nos envía ni medio
centímetro hacia el pasado ilusoriamente limpio en todo sentido.

Sí necesitamos depurar y deshacernos al menos de algunos (o unificarlos) de los


muchos “aparatos” que supuestamente miden mérito, productividad o desempeño
para dejar sólo lo que no nos robe tiempo y sentido a lo que hacemos. Luego de su
exploración el en campo universitario, Blum hace once recomendaciones para que
las universidades (docentes, autoridades y administrativos) desalienten de manera
más efectiva las varias formas de plagio entre los estudiantes. De esas once, diez
tienen que ver con hablar francamente entre nosotra(o)s y con los estudiantes sobre
el valor efectivo de los grados académicos y la educación superior, reconocer el
carácter histórico, situado, de las convenciones de escritura y propiedad intelectual
con las cuales nos tratamos de poner de acuerdo, admitir limitaciones, reconocer
habilidades que no tienen que ver con la escritura académica, mostrar y admitir los
desacuerdos que hay sobre la integridad académica y el plagio y comprometerse
realmente a educar a los jóvenes y no sólo tratarlos como niños a disciplinar. La
recomendación número once es “No entres en pánico” (Blum, 2009:176). Su
penúltimo párrafo: “La única solución genuina es drenar la inundación [de
información y deberes que su atención dispersa no entiende para qué son] y
regresar a los jóvenes de nuestra sociedad a un terreno más seco y más calmado
donde puedan impulsarse, saltar y lanzarse en vez de copiar, pegar y graduarse”
(177). Lo comparto plenamente, así expresado. Es preciso recuperar el sentido de
qué estamos haciendo en la educación superior.

En una línea semejante, la(o)s proponentes del “Acuerdo Nacional para el


establecimiento de una política de tolerancia cero frente al plagio académico”
(Cárdenas et. al., 2015) solicitan abrir un debate serio que revise y actualice las
normativas universitarias, ayude a definir el “plagio” en sus varias formas, se
establezcan y difundan ampliamente los parámetros para su detección, que se
hagan públicos los CV de los académicos, especialmente de los miembros del
Sistema Nacional de Investigadores (SNI), que se diseñen mecanismos adecuados
para la publicación de los casos comprobados de plagio, que se valore “como es
debido” el trabajo de revisión y dictaminación de manuscritos propuestos para
publicación.

El último párrafo de Cárdenas et. al. podría desagregarse provechosamente como


propuestas IX y X. La propuesta IX consistiría en poner bajo control deliberado a las
Ciencia Nicolaita # 70 18 Abril de 2017
El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
máquinas de cuantificar y reconocer que los parámetros numéricos que hoy día dan
la medida objetiva de la buena producción académica y científica e, ilusoriamente,
de que se están haciendo bien las cosas. Nos dicen Cárdenas et. al.: “... parece
innegable que la tendencia generalizada a incrementar la cantidad de productos, el
número de alumnos por programa, el número de tesis dirigidas y la eficiencia
terminal (todas ellas tendencias que el CONACYT fomenta en su sistema de
evaluación actual) ha terminado por jugar en contra de la calidad académica”.

Luego enuncian lo que creo que puede ser su recomendación X: “A este respecto,
proponemos que en un plazo razonable algunas de las instituciones de investigación
más importantes del país, junto con el propio CONACYT, la SEP y la ANUIES,
convoquen a una serie de reuniones de trabajo en la que participen los académicos
mexicanos interesados, así como expertos internacionales, con el fin de diseñar
políticas que, sin desechar todo lo que se ha avanzado al respecto en los últimos
años y sin perder de vista la viabilidad, pongan sobre la mesa maneras distintas,
novedosas, de evaluar el trabajo académico en nuestras universidades y centros de
investigación” (Cárdenas et. at., 2015).

Vemos, pues, que tanto Blum como la(o)s proponentes del Acuerdo enfatizan el
diálogo honesto y abierto con, en el primer caso, los estudiantes, académicos y
funcionarios universitarios y, en el segundo, las instancias nacionales e
internacionales que han puesto como autoridad a los múltiples aparatos de medición
(bajo el supuesto de que más es mejor) mismos que, como efecto colateral no
buscado pero lógicamente esperado, han potenciado el avasallador tsunami de
faltas a la integridad académica.

Desde luego, las diferencias son dignas de mencionarse: el trabajo y propuestas de


Blum están referidas a la formación en el primer nivel universitario; la(o)s
proponentes del Acuerdo, en cambio, al último nivel de la escala laboral y de méritos
institucionales. La recomendación IV de la(o)s proponentes del Acuerdo pareciera
enfocada al punto de engarce de estos dos niveles de enfoque. Piden “que el
CONACYT apoye técnica y financieramente a los comités académicos de los
posgrados inscritos en el padrón nacional, así como a los comités editoriales
(incluidos los de las revistas arbitradas) de las instituciones de investigación
registradas ante el mismo Consejo, para la adquisición y puesta en uso de software
lo más sofisticado posible para la detección del plagio” (Cárdenas et. al., 2015,
recomendación IV).

Ciencia Nicolaita # 70 19 Abril de 2017


El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
Es aquí donde creo que, con más claridad, se puede mostrar que el software para
detectar el plagio, por sí solo es o bien inútil o bien tremendamente generador de
nuevas injusticias y corrupciones (Howard 2003). Nuevamente el sentido de la vida
académica quedará anulado, enajenado, si esperamos que un software nos diga si
hay un determinado porcentaje de plagio en los productos académicos de un
aspirante a posgrado porque el Acuerdo nacional estableció que ningún candidato
a Programa reconocido por CONACYT será admitido si el software S en su versión
V detecta X porcentaje de plagio y un X-5 de autoplagio. ¿Qué podría hacer alguien
antes de aceptar su “muerte académica”? Su margen de acción es sumamente
amplio y la inundación de la que habla Blum no se va a detener. ¿Podríamos
considerar ética la aplicación automática de principios generales? Estoy segura de
que no.
Por ello creo que sí que necesitamos fortalecer la ética no con sermones a la(o)s
jóvenes pre/postadolescentes o espadas de Damocles a los colegas “pescados”,
sino un “aparato” (cuerpo colegiado) que ayude a revisar colegiada, abierta, sincera
y deliberativamente los casos, las circunstancias y las posibles soluciones. Un
aparato que pueda ir aprendiendo de los errores propios y ajenos y adaptándose a
lo que más importaría no perder de vista: el rostro cambiante de cómo los deseos
humanos se configuran en el roce con las instituciones y sus cuerpos colegiados.
Este “aparato” es un comité de ética institucional que efectivamente fortalezca los
tres apoyos o fuerzas que dan sentido al trabajo académico: 1) estudiantes que no
temen usar su propia voz; 2) docentes que dan sentido a los trabajos que solicitan,
los revisan, comentan; y 3) un entorno institucional y social que busca conocer el
saber universitario y que confía en sus resultados de investigación, sus
exploraciones, cuestionamientos o expresiones artísticas en tanto formas de
orientar la acción, enriquecer la experiencia y cultivar la civilidad con lo que vive.

El Acuerdo nacional podría apoyar estrategias educativas como las que propone
Blum y también una red de cuerpos colegiados (Comités de Ética Institucional) que
se conciban a sí mismos como entidades que ayudan a construir buenas prácticas
académicas, de preferencia, sin necesidad de sanciones y penas. Desde luego,
estos aparatos (Comités de Ética) no pueden ser la ventanilla de sellado en la cual
arrinconar al empleado que resulta indeseable en cualquier otro puesto; o al que
utilizará ese lugar para maniobrar desde la oscuridad de sus muy personales
criterios, sin dialogar ni dar cuentas a nadie.

Una red nacional de Comités, bien arraigados en su función de tal forma que no se
conviertan en otra carga burocrática más, que asuman urgentemente una tarea de
Ciencia Nicolaita # 70 20 Abril de 2017
El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
divulgación del sentido de la integridad académica para que realmente “baje” a las
manos de estudiantes y profesores sin hipocresías o aspiraciones a la santidad14,
podría ser una instancia de formación, comunicación, análisis, deliberación y
propuestas situadas. Necesitamos Comités de Ética como nodos en una red,
amplia, global, en crecimiento y en aprendizaje. Estos cuerpos colegiados en red
son los aparatos que, aunados al Acuerdo y a estrategias didácticas centradas en
el sentido, como bombas hidráulicas o canales de conducción, ayudarían a ese
necesario drenado de la inundación que nos ahoga, haciendo respirable tanto la
educación de los estudiantes como la convivencia con los colegas.

Referencias15
Aguilar Rivera, José Antonio. 2015. "El extraño caso del pirata Arancibia", Nexos,
13 de julio de 2015, <www.nexos.com.mx/?p=25571%3A%3A%3A>.
Aluja, Martín y Andrea Birke (Coords.). 2004. “Panorama general sobre los
principios éticos aplicables a la investigación científica y la educación
superior”, en Aluja, M. y Birke, A., El papel de la ética en la investigación
científica y la educación superior. México: Fondo de Cultura Económica,
2004, pp. 87-145. Texto en PDF y vulgata en https://prezi.com/ uhykohrksroc/
vulgata/
Arellano, José Salvador, Robert T. Hall y Jorge Hernández (Coords.). 2015. Ética
de la investigación científica. Querétaro: Universidad Autónoma de
Querétaro/CISAV.
Blum, Susan D. 2009. My Word! Plagiarism and College Culture Ithaca, NY: Cornell
University Press.
Cárdenas, Elisa, Daniela Gleizer, Benjamín Arditi, José Antonio Aguilar, Marco
Antonio Landavazo, Roberto Breña, Adriana Acevedo, Gabriel Negretto,
Antonio Azuela, Catherine Andrews, Tomás Pérez Vejo, Iván Escamilla,
Soledad Loaeza, Fausta Gantús, Alfredo Ávila, Rafael Rojas, Eugenia

14
Contamos con muy buenos documentos sobre ética en la investigación y la educación superior, por ejemplo,
Arellano, Hall y Hernández (2015) y el libro coordinado por Martín Aluja y Andrea Birke (2004). Por varios años
trabajé en Seminario de Investigación de séptimo y octavo semestres de la licenciatura en Filosofía usando el
capítulo de estos autores como material de lectura obligatoria; algo escandalizaba a la(o)s estudiantes el estado de
cosas ahí descrito, pero el texto les resultaba tremendamente aburrido, especializado, distante, sin conexión directa
con su práctica cotidiana. En 2014 se me ocurrió una mejor idea: pedirle a mis estudiantes de primer semestre que
hicieran una vulgata de ese capítulo [¿cómo se lo explicarías a alguien como tú y que le resultara interesante?],
tratando de que luego sirviera como material didáctico. La vulgata es pública, a la menor provocación la difundo
(https://prezi.com/uhykohrksroc/vulgata/) --aunque todavía espero el permiso escrito de los autores, que no me han
respondido.
15
Todos los accesos a documentos en línea son del 3-6/03/2016.
Ciencia Nicolaita # 70 21 Abril de 2017
El plagio académico. Experiencias y algunas ideas para desalentarlo…
Roldán, Ignacio Almada Bay, Jesús Rodríguez Zepeda, Juan Ortiz Escamilla,
Erika Pani, Gilles Serra. 2015. “Por una cultura académica distinta:
propuestas contra el plagio”, El País. Madrid, 29 de julio.
<http://elpais.com/elpais/2015/07/28/opinion/1438120670_934990.html>.
Casal, Silvana. 2016a. “Plagio en la Universidad Industrial de Santander, Colombia”
Mundo Digital <http://www.plagios.info/UIS/UIS.htm>.
---. 2016b. “La plagiaria y sus asesores”. El presente del pasado 2.0,
<http://elpresentedelpasado.com/2016/02/15/la-plagiaria-y-sus-asesores/>.
Elsevier. (2015). “Guía sobre el plagio y cómo evitarlo” https://www.publishing
campus.elsevier.com/websites/elsevier_publishingcampus/files/Guides/Quic
k_guide_PLA02_ES_2015.pdf
Frick, Theodore, et. al. 2016 (2003). “How to recognize plagiarism. Tutorials and
Test”. Indiana University Bloomington. https://www.indiana.edu/~academy/
firstPrinciples/choice.html.
Martínez, Gerardo y Alida Piñón. 2015. “Nuevo caso de plagio serial en la academia”
El Universal, México, 6 de julio. <http://www.eluniversal.com.mx/articulo/
cultura/letras/2015/07/6/nuevo-caso-de-plagio-serial-en-la-academia>.
Howard, Rebecca Moore. 2003. “The Search for a Cure: Understanding the
‘Plagiarism Epidemic.'” McGraw-Hill. http://www.mhhe.com/socscience/
english/tc/howard/HowardModule03.htm
Opazo, Tania y Noelia Zunino. 2015. "Confesiones de un plagiador", La tercera.
Tendencias, 1 de agosto de 2015. <httpa//httpa//www.latercera.com/
noticia/tendencias/2015/08/659-641025-9-confesiones-de-un-plagiador.
shtm>.
Ortiz Millán, Gustavo. 2015. “Limitaciones y funciones de los códigos de ética”,
Dilemata 7, 19: 83-102. http://www.dilemata.net/revista/index.php/
dilemata/article/view/402
University Faculty Council. 2009. “Indiana University Code of Student Rights,
Responsibilities, and Conduct”, Indiana University Bloomington. http://college.
indiana.edu/plagiarism/student-responsibilities.shtml.

Ciencia Nicolaita # 70 22 Abril de 2017

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