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Gabriel Perez-Salazar
Autonomous University of Coahuila
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© Plaza y Valdés, S. A. de C. V.
Manuel María Contreras 73. Colonia San Rafael
México, D. F. 06470. Teléfono: 50 97 20 70
[email protected]
ISBN: (pendiente)
Prólogo ............................................................................................................. 9
Introducción ..................................................................................................... 13
L
a revolución digital iniciada a mediados del siglo pasado desemboca en un
proceso de innovación constante en materia tecnológica que propicia un cam-
bio sustantivo en la vida cotidiana de los individuos. Como resultado, el
conjunto social experimenta transformaciones que llegan a abarcar un espectro muy
amplio, aunque referido a las actividades básicas de los ciudadanos: trabajar, estu-
diar, relacionarse, entretenerse, expresarse y organizarse. Su fuerza transformadora
la posiciona como uno de los ejes del modelo político-económico que, en pos de una
sociedad de la información y el conocimiento, basa su desarrollo en intercambios
info-comunicacionales y en la disponibilidad creciente de información.
No obstante, es apenas en la última década del siglo XX cuando algunas de las
tecnologías insignia de esta asonada digital terminarían impactando profunda y masi-
vamente a los ciudadanos. Entre ellas Internet ocupa un lugar fundamental porque se
sitúa como eje indiscutido de los cambios que propicia el nuevo modelo: permite replantear
una nueva dimensión espacio-temporal; es la ventana más impresionante para acceder
al dato, a la información que procesada puede convertirse en conocimiento; es el re-
curso que oscila entre la comunicación masiva y la personalizada; es la posibilidad de
representar al pensamiento construido mediante asociaciones, disperso, con caminos
hipertextuales a veces impredecibles; es también la convergencia de lenguajes que
lo definen como hipermedio o la convergencia de tecnologías que une en red a las
industrias audiovisuales, la informática y las telecomunicaciones. Y por qué no, es
la posibilidad de acariciar por fin el sueño de una comunicación horizontal, mediada
tecnológicamente, que da a los interlocutores la posibilidad de expresarse.
Para quienes tienen la posibilidad de acceder a este nuevo medio, Internet constituye
un parte-aguas, es el recurso posmasivo a partir del cual ya nada sería igual. De ello
devendrían procesos diversos que abarcan desde una transformación profunda de las
industrias de la información y el entretenimiento, hasta la función de acompañamiento
que la red despliega ante muchas actividades nodales para los usuarios. Llega incluso
a desplazar la omnipresencia de otros medios, como la televisión por ejemplo, haciendo
de la navegación en el ciberespacio una actividad cuya frecuencia aunque a veces resulte
excesiva, casi siempre es necesaria.
En términos comunicativos el ímpetu social de Internet se antoja como una utopía
entendida como lo hace Eduardo Galeano: un horizonte, ya que en la medida en que
avanzamos hacia él se aleja buscando y fijando nuevos e inalcanzables límites.
Como es admisible, la potencia de este nuevo medio trae consigo dudas, suspicacias,
críticas y también muchos halagos. Al campo de conocimiento de la comunicación lo
intercepta de manera plena y lo hace impactando directamente en un camino teórico
que con esfuerzos se venía construyendo desde hacía tan sólo 80 años. Ya se había
percibido que la mediatización de lo social era creciente, sobre todo en ámbitos tan
específicos como la comunicación política. Por ello para la comunicación, una disci-
plina permanentemente puesta en entredicho desde las ciencias exactas, pero también
desde el ámbito más próximo de las ciencias sociales, enfrentar el reto de un proceso
de cambio como el digital, significó abrirse teórica y metodológicamente para renovar
una mirada aún joven, y poder buscar de este modo, explicaciones a un fenómeno que
replanteaba lo construido hasta el momento.
¿Es o no Internet un medio de comunicación?, fue tal vez una de las preguntas
más frecuentes, pero no la más debatida. Como suele ocurrir ante lo nuevo, hubo
alineaciones por el sí y por el no. Quienes se pronunciaron por el no, basaron sus
razonamientos en las aportaciones del campo de conocimiento de la comunicación
acerca de los medios masivos, su sentido, pertinencia social, características, función,
requisitos que deben cumplir para ser considerados como tales. Quienes en cambio
apoyaron el sí, buscaron sustento teórico en el análisis de las transformaciones que
la cultura digital ha propiciado en el mundo actual.
La obra de Gabriel Pérez Salazar, como su propio autor lo enuncia desde las primeras
páginas, defiende decididamente que Internet es un medio de comunicación. Pero llegar
a esta conclusión implicó para su autor partir de dos vertientes que son producto de su
formación profesional: abrevó tanto de sus conocimientos de informática como de su
amplia formación en comunicación. Estos pilares, más numerosas y acuciosas lecturas,
sumadas a discusiones con colegas, le permitieron sustentar adecuadamente el sí. No se
trata entonces de tomar partido, sino de explicar, referir la historia, brindar argumentos
y debatirlos y también se trata en su momento de indagar en la realidad, de preguntarse
y preguntar a la red por su propia condición de medio de comunicación.
Esta indagación permitió al autor sostener con argumentos teóricos su posición,
tejer los hilos de la historia y describir los recursos de expresión y comunicación
que Internet ofrece a sus usuarios. En su exposición presenta a aquellos que poseen
10
capacidad para gestionar y producir contenidos, pero también a quienes tienen menos
habilidades para hacerlo, inclinándose por intercambios más sencillos pero no por
ello menos importantes: explorar y navegar a veces sin rumbo fijo, repitiendo visitas
o inaugurando nuevas búsquedas, pero siempre con la posibilidad de ir creciendo
como interlocutor en este nuevo espacio social.
En suma, se trata de un libro que analiza desde una mirada amplia a este nuevo
objeto cultural que llamamos Internet así como las actividades que concentra este
instrumento. Enuncia asimismo algunas características del régimen de prácticas
específico que conlleva su uso y el cambio cultural asociado con este objeto. Toma
postura y lo define como un medio de comunicación nuevo, que debe ser mirado y
analizado a partir de parámetros nuevos. Abre, finalmente, el debate sobre un tema
que aún merece ampliar las reflexiones, aumentar el trabajo empírico y como siempre,
potenciar el diálogo.
DELIA CROVI DRUETA
11
E
l actual escenario de los medios de comunicación ha cambiado de manera muy
importante, a partir de la introducción de las Tecnologías de la Información
y la Comunicación (TIC), tanto en sus aspectos prácticos como teóricos. Ante
este panorama, creemos que es necesario revisar varios conceptos básicos de nuestra
disciplina, con el fin de poder ubicar algunos de los fenómenos derivados de los
usos comunicativos de Internet.
La presente obra se deriva de un trabajo de investigación de más de cuatro años y
tiene dos objetivos principales: en primer lugar, hacer una construcción teórica que
permita ubicar a Internet en el contexto de los medios de comunicación. Para lograrlo,
presentamos un amplio recorrido a partir del cual definiremos qué entendemos por acto
comunicativo, y de qué manera se ve modificado por la introducción de mediaciones
tecnológicas. Una vez hecho esto, con base en la teoría del hipertexto, identificaremos
la manera específica en que tales actos comunicativos tienen lugar en un conjunto de
servicios y herramientas de comunicación mediadas por computadora. De esta manera,
haremos una construcción conceptual que permita señalar las principales categorías
que sustenten nuestra hipótesis; esto es, que Internet puede ser usado como un medio
de comunicación interpersonal, grupal y masivo, con características interactivas que
le distinguen de los llamados “medios tradicionales” (prensa, radio, cine, y televisión,
principalmente), a partir de los recursos hipertextuales que lo posibilitan técnica y
expresivamente.
Como es posible apreciar, proponemos un trabajo en el que no sólo fundamentaremos
que Internet es, entre otras cosas, un medio de comunicación; sino que profundiza-
remos en algunas de sus aplicaciones comunicativas. A partir de ellas, plantearemos
algunos rasgos que dan cuenta de su empleo como un medio sumamente complejo, que
implica tanto un espacio de convergencia de otros medios, como un medio que está
desarrollando códigos y lenguajes comunicativos que le son propios.
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Obertura
C
omo ya ha sido planteado en la introducción, el propósito central de esta obra
es identificar a partir de qué mecanismos y categorías, Internet puede ser
considerada como un medio de comunicación, con características específicas
que le distinguen de otros medios. Para lograrlo, en este primer capítulo haremos un
recorrido por algunas temáticas que hemos considerado pertinentes en nuestra cons-
trucción argumentativa. En primer lugar, buscaremos precisar qué entenderemos por
comunicación dentro del marco de estudio de las Ciencias Sociales, principalmente
a partir de las propuestas hechas desde las Ciencias de la Comunicación. Este primer
punto nos llevará a la caracterización de lo que identificaremos como acto comuni-
cativo, proceso que más adelante buscaremos observar en Internet.
Dado que nuestra hipótesis postula a Internet como un medio de comunicación,
revisaremos qué características tienen los dispositivos que pueden entrar dentro de esta
categoría, luego de haber establecido las principales diferencias entre los procesos de
comunicación mediados y no mediados. En esta revisión destacaremos la influencia
que tienen los artefactos tecnológicos involucrados, así como algunos mecanismos
sociales de producción y recepción de la información.
En esta senda, definiremos a los medios de comunicación a partir de varios abor-
dajes hechos desde principios del siglo XX, en torno al proceso de la comunicación
y desde diversas disciplinas académicas. La amplitud con que la teoría de la comu-
nicación ha sido construida, se reflejará en cierta medida en nuestro trabajo, de tal
manera que recurriremos a conceptos, nociones y categorías planteadas desde diversos
enfoques, entre los que destacan (sin ser exclusivas) la tradición estadounidense
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Qué es la comunicación
El primer concepto a revisar con miras a la posible identificación de Internet como
un medio de comunicación, es lo que entenderemos por comunicación, noción pro-
fundamente polisémica.3 En este apartado inicial, luego de establecer los límites de
nuestro objeto de estudio, veremos que dentro de las múltiples propuestas conceptuales
de la comunicación, es posible reconocer la existencia de una serie de característi-
cas básicas y aceptadas de forma más o menos generalizada, entre las que destacan
Evidentemente, se trata de una revisión inevitablemente sesgada y que de ninguna manera pretende
1
ser exhaustiva.
2
Con base en la argumentación que haremos en las siguientes páginas, entenderemos a los actos
comunicativos como un proceso intencional de transmisión de información simbólica, que implica una
transaccionalidad entre emisores y receptores, y que puede estar mediado por diversos dispositivos
socio-técnicos, que permitan ampliar su alcance a distintos tiempos y espacios.
3
Como lo establecen autores como Austin (1978), Mattelart (1995), Ferrer (1997), Miller (2005),
Rizo (2005) y Castro y Moreno (2006), entre otros.
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4
A pesar de este acercamiento inicial, de ninguna manera nos limitaremos a la concepción que parte
de la teoría de la información, como podrá verse más adelante.
19
Este autor propone que, si acaso es posible una definición, ésta debe ser de tipo
descriptiva y pragmática; es decir, una que sin importar los antecedentes forma-
tivos y el área en la que se desenvuelven quienes la empleen, permita un diálogo
inteligente entre ellos. No es de sorprender que se trate de un término que, como ya
adelantábamos, haya sido abordado en numerosas ocasiones y que siga causando
controversia en varios de sus aspectos. No obstante, repasar algunos de los caminos
que han sido tomados en la búsqueda por llegar a un entendimiento compartido de lo
que es la comunicación, puede permitirnos identificar algunos de sus componentes
esenciales y que podrán ser reconocidos en los procesos de comunicación mediados
por computadora.
En el trabajo de Ferrer encontramos un amplio recorrido por las definiciones más
importantes sobre la comunicación, en el que destaca un análisis etimológico de la
palabra misma:
En unos apuntes dedicados por mi maestro Arrigo Cohen Anitúa, precisa éste el camino
filológico de la voz latina munus hasta la palabra comunicación […] El prefijo com-, con
asimilada la n a la m del radical, más mun (us) ―servicio civil, aportación-más― is,
suman communis, común, lo perteneciente a todos o a muchos; lo corriente, lo aceptado
o frecuente, hasta encerrar la idea básica de intercambio […] Esta trama de significados
conduce a comunicar, comunicarse y comunicación, término este último que explica a los
otros, en su confluencia esencial: tener o poner en común (Ferrer, 1997: 30).
sistémico: “Comunicación es la acción que mueve a poner en común algo entre en-
tidades que participan de esa configuración”. La mayor parte de los elementos que
componen esta definición, coinciden con otros planteamientos que revisaremos en
este apartado. Por ejemplo, el término acción hace referencia a los constantes cam-
bios de estado que supone el proceso, así como al papel de los sujetos participantes.
El algo que es puesto en común, lo abordaremos principalmente desde un punto de
vista relacionado con la construcción de sentidos compartidos; aunque Galindo es más
amplio en su concepción y habla de aspectos que van desde complejas cogniciones,
hasta la transmisión de emociones y sentimientos.5
A pesar del amplio campo que plantean las definiciones revisadas, en nuestro
trabajo, resaltaremos el ya mencionado sentido etimológico original de la palabra
comunicación, y de la cual parten Ferrer y Galindo. De esta manera diremos que
comunicar refleja, ante todo, la idea central de poner en común.
Planteamos que los entendimientos compartidos ―lo que es puesto en común― se
refiere a la posibilidad de que emisor y receptor construyan activamente significados
a partir de la transmisión de información contenida en un mensaje. El grado con que
tales sentidos guarden paralelismos entre sí, determina la efectividad del acto comu-
nicativo. Si hay semejanzas significativas en las ideas que hay entre quien emitió
el mensaje y quien lo recibió, hablaremos de actos comunicativos plenos. En caso
contrario, si se presentan grandes divergencias diremos que en realidad no hubo una
comunicación efectiva.
Basados en una distinción hecha por la escuela de Palo Alto, y basándonos de forma
más específica en el trabajo de Birdwhistell, diremos que la codificación de dicho
mensaje puede ser hecha de forma digital,6 cuando se emplea un sistema de símbolos
que han sido aprendidos (y que usualmente tienen características verbales, aunque
no siempre), o de manera analógica, cuando el sujeto inconscientemente da lugar a
señales no verbales que manifiestan tales emociones y sentimientos. Por ejemplo,
un sujeto puede expresar de forma digital: “me duele la cabeza”, y analógicamente
5
En torno a este amplio sentido que da Galindo a la comunicación, creemos necesario puntualizar
que cuando emociones y sentimientos son expresados, se recurre a códigos verbales y no verbales para
hacerlo. De esta manera, consideramos que lo que es puesto en común, en realidad es una expresión
(tanto consciente como inconsciente), de tales emociones y sentimientos, y que en algunos casos, puede
llevar a que los receptores den lugar a estados similares a los del emisor. En un estricto sentido entonces,
no se puede transmitir una emoción de forma directa, sino sólo expresarla.
6
Lo digital se refiere fundamentalmente al uso de un código para la transmisión de información.
Como veremos más adelante, en los sistemas de cómputo la información se maneja de forma digital,
precisamente por el uso de un código de representación numérico. Por esto el concepto de “digital” de
Palo Alto en realidad también puede aplicarse en los procesos informáticos.
21
mostrar un ceño fruncido y los ojos entrecerrados. Idealmente, debería haber co-
incidencias en lo digital y lo analógico, aunque evidentemente, esto no siempre es
así. Un sujeto entrenado para ello (como un actor), podría incluso manipular de
forma intencional señales comúnmente analógicas que refuercen el sentido de lo
que expresa digitalmente. En tal caso, podríamos hablar de una digitalización de
lo habitualmente analógico, dependiendo de las intenciones de los emisores. Para
el análisis comunicativo de Internet, habría entonces que identificar qué elementos
son digitales (en cuanto a la naturaleza del mensaje) y cuáles analógicos.
Como veremos más adelante, el hecho que el receptor coincida con el emisor, in-
cluso al nivel emotivo sugerido por Galindo, depende de una gran cantidad de factores
que no operan de forma unívoca, lineal ni universal, y que a pesar de su complejidad,
finalmente permiten el entendimiento entre los sujetos. Resaltamos esto en función
de que, cuando se presentan actos comunicativos mediados por alguna tecnología
como Internet, pese a que puede presentarse un aumento en la incertidumbre sobre el
sentido de lo que se transmite, la realización de actos comunicativos, incluso los que
buscan expresar emociones y sentimientos, sigue siendo factible, y de hecho ocurre
a diario.
Volviendo a la amplitud conceptual que implica la comunicación, desde una
perspectiva histórica, resultan interesantes los datos encontrados por Dance y
Larson (en Miller, 2005: 3), acerca de las abundantes nociones que han sido pro-
puestas. Estos autores llevaron a cabo una revisión sobre algunas definiciones para
este término en las referencias especializadas, donde observaron 126 distintas.
Como es posible apreciar en la tabla 1, mientras que algunas de las definiciones
tienen que ver con aspectos muy abstractos de la comunicación, otras son suma-
mente específicas:
Definición Autor
Todos aquellos procedimientos mediante los cuales una mente puede influir Weaver
en otra. (1949)
Comunicación significa que la información se traslada de un lugar a otro. Miller
(1951)
Se relaciona con el uso de símbolos (acto), bajo determinadas circunstancias
Babcock
(escena), por un individuo o individuos (agente), usando medios específicos,
(1952)
con propósitos definidos.
22
23
En este extenso abanico de definiciones revisadas por Dance y Larson, así como
en el mismo Dance (1970), podemos identificar tres aspectos en los que coinciden la
mayor parte: la comunicación como un proceso de características transaccionales y
simbólicas. Podemos sugerir entonces que tales podrían ser las características funda-
mentales de la comunicación, y que deben ser reconocibles en cualquier medio, para
considerarlo como tal (incluyendo a Internet). Enseguida haremos una presentación
inicial y sintética de estas tres categorías, con el fin de que nos permitan introducir
las bases necesarias para la construcción de una definición de lo que en este trabajo
entenderemos por comunicación. Más adelante ampliaremos esta discusión.
24
Esto significa que hay un constante cambio en el estado que guardan los ele-
mentos que intervienen en los actos comunicativos. Como comentaremos más
adelante, el mensaje, el emisor y el receptor cambian en varios sentidos en la
medida en que la información se traslada de un punto a otro. A pesar de que en
algunos casos pueda darse la intervención de un mecanismo mediador, y que
tal elemento actúe como “conservador” del mensaje en cuestión, el proceso
implica una relación dinámica en esta configuración.
Basada en esta idea de Berlo, dice Miller: “Tal vez el punto de convergencia más
extendido en las definiciones de la comunicación, es que se trata de un proceso.
Esta orientación procesal sugiere que es continua y compleja, y que no puede
ser aislada de forma arbitraria” (Miller, 2005: 5), lo cual agrega un problema
epistémico que ya había sido advertido por el mismo Berlo: la necesidad de
observar tal proceso como si fuera estático, aunque en realidad no lo sea, con
el fin de hacerlo metodológicamente abordable. Aunque Berlo no lo expresa
exactamente de esta manera, podemos decir que el análisis de la comunicación,
usualmente implica un nivel de abstracción que permita observar a los elementos
que intervienen en los actos comunicativos, y que tal abstracción consiste justa-
mente en esta separación y fijación analítica de lo que en realidad se encuentra
inherentemente unido y continuo.
Con el fin de establecer mayores precisiones en torno al proceso de la comunicación,
a partir de algunos de los conceptos mostrados en la tabla 1, diremos de manera
preliminar que la comunicación se trata de una relación que se establece entre al
menos dos sujetos, dada por la construcción de sentidos razonablemente similares,
a partir del intercambio de información contenida en un mensaje, que va de quien
lo emite a quien lo recibe, en una configuración compleja que implica una inte-
racción que procede de un pasado y se proyecta hacia un futuro por actualizarse.
Este “mensaje” al que hemos hecho referencia, debe ser entendido en un sentido
amplio, y con base en Palo Alto, no se limita a la enunciación explícita, sino a todos
los elementos que influyen en la construcción de dicho sentido, y entre los que es
posible mencionar aspectos como la proxémica, la gestualidad, el contexto, entre
otros significantes no lingüísticos.
En concordancia con Barnlund (1962: 200), diremos que en estos sujetos
participantes tienen lugar procesos mentales7 (interpretativos, constructivos,
simbólicos, cognitivos, etc.), que se generan a partir del establecimiento de
7
Desde una perspectiva basada en la psicología, Mucchielli (1995: 19) hace un recuento de algunas
de las principales perspectivas que abordan el acto comunicativo, y en los que destaca los deseos, moti-
vaciones y valores fundamentales que se hallan detrás de la emisión y construcción de mensajes.
25
una relación comunicativa entre los participantes del acto, más que de la mera
transferencia de información; según la continuidad y la complejidad que hemos
mencionado, y que por lo tanto, se trata de sujetos activos en el proceso. En este
sentido, queremos resaltar la idea de que la simple transmisión de información
es condición necesaria pero no suficiente para que haya comunicación, así
como tampoco lo es la recepción por sí sola. Así, pretendemos reconocer y dar
crédito a algunas de las más importantes aportaciones que históricamente se
han hecho en torno al concepto de comunicación, y que permiten proponer una
noción holística que reconoce la importancia que tienen todos los elementos
que la integran, así como la complejidad del acto social al que aluden.
b) La comunicación es transaccional: Es un fenómeno complejo que implica una
acción y una reacción. La acción está dada, en principio, por esta transmisión
de información, es decir, el acto comunicativo inicial; sin embargo, puede dar
lugar a otras reacciones en otros momentos del proceso de la comunicación,
sean éstas directa o indirectamente observables.
Si bien se plantea que siempre hay alguna respuesta, no creemos que esto nece-
sariamente implica una modificación directa e inmediata en las acciones de los
receptores, lo que a juicio de autores como Berlo (2004) y Miller (2005), permite
superar modelos conductistas como el de la aguja hipodérmica y la bala mágica.8
Incluso, podemos agregar que esto nos lleva a reconsiderar el legado de la
tradición aristotélica9 de la comunicación centrada en la retórica y que ha sido
tan recurrente en algunos enfoques funcionalistas, como abundaremos más
adelante. No consideramos, por lo tanto, que la persuasión sea un elemento
esencial de la comunicación, aunque ciertamente puede encontrarse presente
en muchos actos comunicativos, incluyendo aquellos que tienen lugar en
Internet.
Desde una perspectiva basada en la interacción, el análisis no sólo se cen-
tra en la emisión del mensaje, sino también en la respuesta del receptor, y en
general, en la situación espacio-temporal completa en la que tiene lugar el acto
Como Wolf (1994) plantea, estas posturas que concedían un amplio poder de influencia a los media
8
sobre los receptores, partían más de la intuición y el sentido común, que de propuestas sociológicas
fundamentadas. Tanto la teoría de la aguja hipodérmica como la de la bala mágica suponían que los
medios masivos eran capaces de colocar ideas específicas en las mentes de los receptores y modificar
con ello su conducta de forma directa, bajo el modelo de Estímulo-Respuesta.
9
Alrededor de 350 años a.n.e., este filósofo de la Grecia clásica presentó un modelo triangular de
la comunicación basado en 4 elementos: el emisor, la audiencia y el mensaje (como sus tres vértices),
unidos por la forma. Aristóteles centró su análisis en la importancia del mensaje y de su construcción
con fines persuasivos (Castro y Moreno, 2006: 29).
26
10
Conjunción de las palabras en francés émetteur (emisor) y récepteur (receptor).
27
28
esta forma, podemos decir que no existe una comunicación perfecta, y todo
proceso de comunicación implica un cierto grado de incertidumbre, sobre
todo, como veremos más adelante, cuando se agrega un dispositivo que sirve
como puente para la transmisión de sentidos entre los sujetos participantes.
Con base en estos argumentos, sugerimos que existe un consenso más o menos
general en torno a que la comunicación es un proceso transaccional, en el que
tiene lugar un intercambio simbólico de información. Sin embargo, debemos
apuntar que la disciplina está lejos de haber llegado a una concepción mayo-
ritariamente aceptada, y que abarque todo lo que implica el fenómeno de la
comunicación. Por mencionar un ejemplo, Miller plantea dos asuntos que han
sido ampliamente discutidos por los especialistas y en los que hay posturas
muy distintas: los procesos de comunicación intrapersonal y la intencionali-
dad del acto. A continuación revisaremos algunos de los planteamientos más
destacados en torno a estos debates, en los que necesariamente deberemos
definir nuestra propia postura.
La comunicación intrapersonal
A partir de un conjunto de textos especializados de la disciplina, 11
podemos distinguir distintos tipos de comunicación, con base en la cantidad de sujetos
que participan en ella, y que resulta pertinente revisar, a partir de nuestra consideración
de Internet como medio de comunicación:
11
Como los escritos por Cloutier (1973: 172), Ruesch y Bateson (1968), Lucas, García Galera y Ruiz
(2003), Pavlik y McIntosh (2004), Castro y Moreno (2006) y Straubhaar y LaRose (2006).
29
Esta taxonomía que comienza con una sola persona como partícipe en el proceso
comunicativo, ha generado una gran polémica, principalmente porque en este primer
caso ―la comunicación intrapersonal― no se considera al entorno social como el
espacio en el que ocurre el fenómeno en cuestión. Scott sugiere que, aunque se trata
de un término atrayente a partir del sentido común y de la experiencia de “hablar con-
sigo mismo” (1977: 259), se pierde el enfoque fundamental de toda disciplina social:
estudiar el comportamiento humano en su relación con los otros. Algunos puntos de
vista contrarios como los de Washburn (1964: 132), se basan en antecedentes ajenos
a la tradición sociológica para defender la idea de la comunicación intrapersonal. A
partir del trabajo de Jung en torno al supuesto diálogo que existe entre consciente e
inconsciente, Washburn parte de una perspectiva basada en la psicología y cita el caso
de Platón, quien recurría a su voz interna como fuente de sabiduría.
Desde un punto de vista funcionalista, Barnlund sostiene que este es un tema
central en la investigación de la comunicación, y argumenta lo siguiente en torno a
su forma de entender el acto comunicativo:
12
Es importante apuntar que en el presente trabajo entenderemos tales dispositivos de la comuni-
cación, no en el sentido abordado por Foucault (1991) y Deleuze (1989) ―en el que son relacionados
de forma muy importante con los sistemas de control social― sino más bien como mecanismos socio-
técnicos que sirven para la transmisión y recepción de información. En otras palabras, haremos referencia
a ellos tanto en su dimensión de objetos (radiotransmisor, receptor de televisión, etc.), como de ambientes
de interacción social, tal como lo plantea Cloutier (1973).
13
Desde la pragmática, el destinatario puede ser entendido como la persona a la que el emisor dirige
un enunciado, y con quien puede intercambiar su rol en los procesos de comunicación; es a quien se le
dirige un mensaje de forma intencional (Escandell, 2002: 26).
30
Todos estos elementos pueden ser combinados en una sola persona, y frecuentemente lo
son (Barnlund, 1964: 201).
31
ha asignado un papel y, por otro, la audiencia debe ella misma ficcionalizarse; en otras
palabras, el lector debe desempeñar el papel que el escritor le ha asignado, el cual a menudo
coincide con su papel en su vida real, incluso cuando el escritor es alguien que escribe
un diario de vida, porque, primero, una persona generalmente no se habla a sí misma y,
segundo, porque al pretender hablar consigo mismo, el escritor también debe pretender
no estar de alguna manera allí (Ong en Benítez, 2000).
Incluso, estos actos en los que se “habla consigo mismo”, creemos que tienen
implícita una dimensión social, en varios niveles. Uno de ellos está dado por los
receptores a los que podría estar dirigido el mensaje que se está manifestando, como
lo plantea Ong. Por otro lado, tenemos lo que hay de socio-cultural en dicho proceso.
En los códigos lingüísticos involucrados tanto en estos procesos mentales como en
los soliloquios, se emplean sistemas de símbolos construidos y aprendidos en relación
con los demás. Como Vigotsky (1964) plantea, la capacidad de razonamiento misma
está mediada por el lenguaje, que es un producto social.
Si dicho mensaje nunca es hecho público, jamás alcanza a esta audiencia (imagi-
nada o no), y el feedback 14 del que Berlo habla queda en un solo sujeto. Reiteramos
que en realidad el mensaje en cuestión no ha sido puesto en común, sino que ha
permanecido en un nivel absolutamente cerrado. No se ha emitido nada que genere
entendimientos en otros. Si bien, como proponía Washburn, hay procesos mentales
en los que una persona puede llevar a cabo reflexiones que le permitan generar ideas
nuevas, en los que el soliloquio puede usarse como herramienta, éstos son más bien
procesos cognitivos, no comunicativos, al menos no desde la concepción que de
“comunicación” hemos construido. En virtud de lo anterior, desde nuestra postura
no consideramos que la comunicación intrapersonal, pueda ser catalogada como un
acto comunicativo.
Comunicación e intencionalidad
La intencionalidad de los actos comunicativos, es otro aspecto en el que creemos ne-
cesario abundar, en este planteamiento teórico que hemos construido en relación con
Internet como medio de comunicación. Como veremos, se trata de una discusión que
no es menor, ya que permite establecer una distinción entre comunicar y significar,
14
Berlo define este término de la siguiente manera, a partir de una base inconfundiblemente ciber-
nética: “Si una fuente de comunicación decodifica el mensaje que encodifica, si dicho mensaje vuelve
a ser colocado dentro de su sistema, tenemos lo que se llama feedback” (2004: 89).
32
siendo este último un acto de quien se ubica unilateralmente como receptor, indepen-
dientemente de que se haya construido un mensaje con un propósito determinado.
En otras palabras, a partir de Internet (y en realidad, de cualquier otro medio, objeto
y situación) potencialmente podrían construirse actos significativos,15 que no necesa-
riamente son los actos comunicativos que caracterizamos anteriormente.
Haciendo referencia al planteamiento de Watzlawick, Beavin y Jackson de que
“no se puede no comunicar” (1967: 49), autores como Nwankwo (1973: 207) y Scott
(1977: 263) han tocado el asunto de la intencionalidad, y establecieron la necesidad
de considerarlo como un elemento indispensable en los procesos comunicativos. En
una entrevista publicada en 1978 en el Journal of Communication, Watzlawick reitera
su posición y da el siguiente ejemplo en su argumentación:
Trabajos como los de Roberts y Watson (1989), y Vocate (1994), siguen el sentido
de lo planteado por Waltzlawick e insisten en la existencia de actos comunicativos,
en los que puede no haber una intencionalidad específica en el emisor. De forma
contraria, Miller (2005) argumenta lo dicho por Brugoon y Rufner, quienes sostienen
que la comunicación sólo ocurre cuando se tiene la intención expresa de comunicar
algo, incluso, de ejercer una influencia sobre el receptor, como plantean algunos
estudios desde el conductismo. De forma similar, López Veneroni incorpora esta
intencionalidad en su planteamiento del proceso de comunicación ―asunto que
Cloutier (1973: 19) ya había señalado anteriormente:
15
Evidentemente, aludimos a su sentido de significación, no de relevancia.
33
Es un hecho que, algunos autores muy leídos pero poco científicos, aseguran que “todo
comunica”. Esto es falso, pero produce la impresión plausible de que todo cuanto nos rodea
está enviando “mensajes” que más o menos podemos comprender […] Asegurar que “todo
comunica”, aparte de ser falso, no tiene ningún sentido.
La confusión parte del hecho de que, lo que nos es comunicado ―ya sea por el diseño, el
escrito o las imágenes― son finalmente significados. Los elementos que utilizamos para
ello: signos y símbolos, tienen la capacidad de significar cosas ausentes, que no están ellas
mismas en el mensaje y entre las cuales y su receptor humano, el mensaje actúa como
mediador.
Pero esto no implica que los significados sean materia exclusiva de comunicación, entendien-
do la comunicación en su sentido funcional [no poético o artístico] Lo cierto y comprobable
es que, fuera de lo que nos es comunicado, encontramos también significados. Así que no
todo comunica, pero sí todo significa.
Ruesch (1967: 276) habla de las señales como un impulso en tránsito que tiene la intención de
16
comunicar algo, y que puede ser de una naturaleza muy variada, como una corriente eléctrica, un sonido
vocal o señales de humo.
17
Itálicas en el original, el énfasis no es nuestro
34
El significado, tal como nos lo enseña la Semiótica, es una producción unilateral y autónoma
del individuo ante los estímulos de su entorno sensible. Todo significa potencialmente para
el individuo. Incluso lo que no significa, significa que no significa (Costa, 2003: 52).
18
Ruesch (1967: 276) sostiene que, a diferencia de las señales, los signos no tienen una intención
expresa de comunicar. Depende del sujeto iniciar un proceso interpretativo a partir de un signo, el cual
puede ser prácticamente cualquier elemento al que se le pueda dar un sentido.
35
Nuestro fin básico es alterar la relación original existente entre nuestro organismo y el medio
que nos rodea. Más exactamente, nuestro principal propósito es reducir las probabilidades
de ser un sujeto a merced de fuerzas externas, y aumentar las probabilidades de dominar-
las. Nuestro objetivo básico en la comunicación es convertirnos en agentes efectivos. Es
decir, influir en los demás, en el mundo físico que nos rodea y en nosotros mismos, de tal
modo que podamos convertirnos en agentes determinantes y sentirnos capaces de tomar
decisiones, llegado el caso. En resumen, nos comunicamos para influir y para afectar
intencionalmente19 (Berlo, 2004: 10).
Podemos decir que la visiones conductistas y funcionalistas bajo las cuales fueron
llevados a cabo algunos de los primeros estudios sobre comunicación a partir de la
19
Itálicas en el original.
36
década de 1930, tuvieron una destacada influencia sobre muchos autores posterio-
res, como algunos de los ya mencionados. Cisneros (2002) plantea que dentro de la
escuela instrumental norteamericana (instaurada por autores como Lasswell, Lazars-
feld, Lewin y Hovland, entre otros), tuvo lugar la construcción de una corriente en la
que la comunicación fue relacionada de manera muy importante con la persuasión,
a partir del enfoque dado por estos teóricos, muy cercanos a la investigación de los
efectos propagandísticos de los media. En sintonía con Habermas, Cisneros cuestiona
tal visión y sugiere reconocer el sentido que la comunicación tiene como medio de
entendimiento, más que como herramienta persuasiva:
El concepto de comunicación […] no se asume como una sustancia que puede asociarse
a otras entidades, sino como una acción generada por los seres humanos que tienen la vo-
luntad de entenderse, por lo que establecen un acuerdo de principio en el cual se reconocen
recíprocamente como seres humanos valiosos, se respetan en cuanto tales y valoran sus
diferencias y autonomía ética, desarrollan un intercambio recíproco de mensajes que los
lleva a crear un nuevo conocimiento (Cisneros, 2002: 18).
En este mismo sentido, planteamos que desde la perspectiva del emisor, las inten-
ciones no siempre deben tener este alcance persuasivo para que exista la comunicación.
En todo caso, a partir de lo que Cisneros dice, podemos mencionar que posiciones
como las de estos teóricos estadounidenses, se refieren más bien a una reinterpretación
de la retórica aristotélica construida en los ámbitos académicos no críticos, como es
posible observar en algunos de sus trabajos a los que ya hemos hecho referencia.
El proceso cognitivo existente a partir de un acto comunicativo, que genere una
influencia determinada en el receptor (independientemente de que ésta haya sido la
intención del emisor), depende en buena medida de la forma en que la información sea
interpretada; es decir, de la significación que el mensaje haya tenido para el receptor. A
partir de los Estudios Culturales, principalmente por autores como Hall (1980) y García
Canclini (1980), es claro que un discurso puede ser decodificado de diversas formas;20
algunas pueden dar lugar a algún tipo de efecto directamente observable en el receptor
que aparentemente coincida con las intenciones manifiestas o latentes del emisor, pero
otras no. A riesgo de ser reiterativos diremos que si un acto comunicativo ha tenido
lugar, ha sido más bien porque se han construido significados comunes y no necesa-
riamente influencias en los receptores. Como es posible observar, nuestra postura más
20
Recordemos que una de las aportaciones más citadas de los Estudios Culturales se refiere a los
modos de recepción de los mensajes, en los que los autores de esta corriente identifican básicamente
tres formas: lectura hegemónica, lectura de oposición y lectura negociada.
37
Comunicación no mediada
A partir de lo que dicen numerosos autores,21 planteamos que cuando la comunicación
ocurre en un entorno en el que hay una relación espacio-temporal inmediata entre el
emisor y el receptor, se puede hablar de un acto comunicativo directo, no mediado.
Esto sucede, por ejemplo, en los diálogos cara a cara, o en situaciones en las que
un orador se dirige directamente a una audiencia relativamente poco numerosa. En
estos escenarios, el emisor recibe una retroalimentación inmediata de los receptores,
a partir de códigos y señales verbales y no verbales, aun antes de que la transmisión
de la información haya concluido. Esta retroalimentación instantánea ―que Cloutier
(1973: 74) identifica como un elemento inherente al ciclo de la información―, permite
21
Entre los que podemos mencionar a Cloutier (1973), Pavlik y MacIntosh (2004), Lochard y Bo-
yer (2004), DeFleur, Kearney, Plax, y DeFleur (2005), Castro y Moreno (2006) y Straubhaar y LaRose
(2006).
38
39
Los códigos simbólicos de los que hemos hablado son parte del entorno cultural
en el que se ubican los sujetos, y son transmitidos a través de varios mecanismos,
todos ellos relacionados de alguna manera con la comunicación. Basado en Bredemir
y Stephenson, Nwankwo (1973) lo expresa de la siguiente forma:
Cultura, como la usamos en este trabajo, es un conjunto de símbolos compartidos y sus
definiciones que se manifiestan en patrones colectivos de comportamiento y en sus arte-
factos, que incluyen arreglos institucionales de tipo tecnológico, político y económico, que
constituyen constructos situacionalmente disponibles para la comunicación (1973: 199).
40
emisor aparentemente tiene el papel principal en esta parte del proceso, sugerimos que
durante este lapso inicial, el receptor de ninguna manera permanece pasivo. Al ubicarse
ambos participantes dentro de un espacio social preciso y determinado, comienza en
ellos una serie de procesos valorativos simbólicos, en los que se definen las posiciones
interpretativas que ambos aplicarán durante su interacción. En otras palabras, al mismo
tiempo que ocurre la codificación del mensaje en el emisor, el destinatario prepara
una selección de los marcos interpretativos que le permitirán enfrentarse a la posterior
decodificación del mensaje y reconstruir el sentido dado por el emisor.
Un ejemplo de ello sería un par de personas que se conocen previamente y que se
encuentran por casualidad en la calle. Al percatarse cada uno de la presencia del otro,
es de esperarse que ambos se reconozcan y que evoquen en su interior las interacciones
previas en las que han participado, así como los contextos en los que tuvieron lugar.
Sus nombres propios, las circunstancias en las que se conocieron, los momentos que
han compartido y muchos otros elementos, influyen en la preparación inicial de estos
marcos interpretativos. En caso de que llegara a producirse un acto comunicativo, éste
será diferente si entre ellos hay una relación jerárquica asimétrica, o si ambos se ubican
en el mismo nivel. En este sentido, Mucchielli (1995) detalla una serie de procesos que
tienen lugar en tales configuraciones que hemos identificado como pre-comunicativas,
entre las que destacan: reacción de alerta, categorización del otro, categorización del
yo en relación con el otro y predisposición general hacia el interlocutor.
Sin embargo, creemos que tales posiciones interpretativas y los marcos de codificación
y de decodificación específicos, son continuamente ajustados por ambos participantes
a partir del inicio de la transmisión del mensaje, lo cual identificamos como el segundo
momento. Los mecanismos de adecuación se encuentran directamente relacionados
con elementos basados tanto en señales lingüísticas como no lingüísticas (que pueden
ser tanto digitales como analógicas), dando lugar a una retroalimentación que a su vez
se inicia justo al comenzar a moverse en el espacio la información construida por el
emisor. Por lo tanto, en estas situaciones no mediadas el mensaje difícilmente es un
producto estático y acabado durante el proceso comunicativo.
Siguiendo este mismo ejemplo, digamos que se trata de un empleado y su empleador,
con una evidente relación jerárquica entre ellos. A partir de sus interacciones previas,
el empleado puede predisponerse para un episodio cordial, si han tenido buenas re-
laciones, o receloso y precavido en caso contrario; independientemente de lo que su
comportamiento muestre. Supongamos que éste es el escenario. Aunque el proceso
pueda iniciarse con una posición más bien reservada, los marcos interpretativos pueden
modificarse radicalmente ante una posición de su empleador que, en esta ocasión, no
muestra beligerancia, sino precisamente lo opuesto. Nuevas posiciones se establecen
y el acto comunicativo va tomando distintos rumbos a cada momento.
41
Como Martínez Ruiz (2003) plantea, la teoría de sistemas –según la entiende Luhmann–, implica
22
42
24
Desde una perspectiva filosófica, PiérreLèvy (1997: 18) plantea que un proceso se actualiza cuando
tiene lugar sólo una de todas la posibles formas en que podría haber ocurrido.
43
Comunicación mediada
Cuando el proceso de la comunicación tiene lugar en escenarios donde se emplea algún
tipo de artefacto o dispositivo para transmitir la información a receptores que se encuen-
tran en lugares y/o tiempos distintos en los que se inicia el mensaje que la contiene, se
puede decir que se trata de un acto comunicativo mediado, como reconocen diversos
autores.26 En virtud de esta superación espacio-temporal, es que Cloutier (1973: 37) les
llama “medios de amplificación”, en coincidencia con el planteamiento macluhiano de
los medios como extensiones de los sentidos. Es justamente éste el caso de los actos
44
45
46
códigos, en este caso se suman aquellos relativos al medio específico utilizado. Por
ejemplo, en una conversación telefónica, existe una serie de convenciones que facilitan
iniciar, mantener y terminar el acto comunicativo, y que han sido socialmente cons-
truidas a partir de las características del medio en cuestión. Ante la reducción en los
canales perceptuales disponibles y el aumento en la incertidumbre en la transmisión
de la información, tales códigos informan a los interlocutores que se está listo para
dar lugar al intercambio de mensajes (mediante palabras como bueno, aló y otras
equivalentes), que se está recibiendo el mensaje (a través de expresiones como ajá,
uhm y similares) y, finalmente, que la conversación ha llegado a término (con frases
como hasta luego, adiós, bye, etcétera).
Con base en lo anterior, podemos decir que la finalidad de este tipo de actos co-
municativos sigue siendo poner en común sentidos con los receptores potenciales,
sólo que en este caso, no ocurre de manera directa, sino a través del uso de un dis-
positivo capaz de extender el alcance de dicho mensaje en el tiempo y/o el espacio.
Dependiendo de sus características técnicas, el uso de tal mediación implica una
cierta limitación sensorial, la cual afecta tanto la calidad con que el emisor es capaz
de recibir una retroalimentación, como la posibilidad de intercambiar roles, de forma
que el emisor se convierta en receptor y viceversa.
Además de los ajustes que emisor y receptor deben hacer, al utilizar un medio ar-
tificial con el fin de transmitir información, la forma en que es producido el mensaje
mismo, es afectada por dicho dispositivo. Si en el caso de la comunicación cara a
cara, hablábamos de que los mensajes son continuamente ajustados en función de la
inmediata respuesta verbal y no verbal, al limitarse esta posibilidad, de igual forma
es lógico suponer que el proceso de construcción del mensaje no será realizado de
la misma forma.
En este punto, creemos que se presentan dos situaciones distintas, derivadas de la
sincronía o diacronía con que se lleve a cabo el acto comunicativo. En el caso en que
existan procesos de transmisión de comunicación interpersonal mediada, donde los
sujetos se encuentren en espacios distintos, pero compartan una unidad temporal (como
es el caso de una llamada telefónica o en un chat o videoconferencia por Internet), el
efecto de la mediación sobre la construcción del mensaje se limita principalmente a
la adaptación de los participantes a las limitaciones técnico-sensoriales ya apuntadas.
Sin embargo, el mensaje se sigue produciendo y ajustando continuamente, de forma
similar a como sucedía en la comunicación cara a cara.
Caso distinto es el de aquellos procesos comunicativos interpersonales mediados, en
los que los momentos de producción y recepción de los mensajes son distintos, como
sucede en las situaciones epistolares ―tercera situación en el ya mencionado modelo
de Cloutier. Al igual que un correo electrónico, una carta contiene un mensaje íntegramente
47
codificado, cuya construcción pasó por un proceso de cierre definitivo, antes de ini-
ciar su viaje desde el emisor al destinatario. Este último recibe el mensaje e inicia la
decodificación e interpretación, sin que el emisor pueda hacer nada al respecto de ese
mismo mensaje. El cambio de roles supuesto por la transaccionalidad, generalmente
es llevado a cabo en forma mucho más lineal que en las situaciones comunicativas
cara a cara. Usualmente, el emisor debe esperar a que el receptor complete el proceso
de decodificación e inicie un nuevo mensaje, para recibir retroalimentación sobre la
información originalmente referida.
Comunicación masiva27
Esta segunda definición propuesta, es lo suficientemente amplia (aunque ciertamente
no específica) como para incluir procesos de comunicación mediados, en los que un
número reducido de emisores se dirige a grandes cantidades de receptores; esto es,
para abordar los procesos de comunicación masiva. Una adecuada caracterización
de este tipo de configuraciones, tendrá una importancia muy destacada al momento de
identificar las formas en que pueden presentarse los actos comunicativos en Internet.
A partir de los planteamientos de Cloutier (1973: 172), Ferrer (1997: 51), Pavlik y
McIntosh (2004: 7) y DeFleur, Kearney, Plax y DeFleur (2005: 324) y otros; hemos
hecho un recuento de las particularidades definitorias para este tipo de comunicación,
desde la teoría clásica de la comunicación:
27
En un sentido similar a lo discutido por Corner (1979) y Huertas (2002), cabría preguntarse sobre
la pertinencia de este término. Pese al replanteamiento que ha habido en relación con las características
de las audiencias (en buena medida a partir de los Estudios Culturales), y de que se ha superado la visión
relativamente simplista de los primeros estudios de la comunicación; optamos por emplearlo en lugar de
otros que han sido propuestos como “comunicación social” o “comunicación colectiva”, en virtud de su
uso generalizado al interior de nuestra disciplina. Evidentemente, esto no significa que concibamos a los
receptores como un grupo más o menos indiferenciable, pasivo y altamente influenciable.
48
49
Influencias Mediaciones
individuales cognoscitivas
Sin embargo, debemos señalar que no hay consensos sobre todo lo que implica la
comunicación de masas entre los autores consultados. Mientras que para Ferrer y Escarpit,
el sentido central de la comunicación de masas está puesto en lo disperso y heterogéneo
de la audiencia, para Pavlik y McIntosh también se trata de flujos unidireccionales
de información. DeFleur, Kearney, Plax y DeFleur realizan un planteamiento más
amplio, en el que, adicionalmente a estos dos aspectos, agregan la especialización de
los emisores y sugieren su institucionalización en entidades concretas.
Por otro lado, consideramos que podemos agregar un aspecto más a estas seis ca-
racterísticas encontradas: las posibles diacronías con que cada uno de los integrantes
de la audiencia participa en un acto comunicativo relacionado con un mensaje especí-
fico. Esto significa que en ciertas situaciones donde ocurren actos de comunicación de
masas, un mensaje en particular puede ser recibido por distintos sujetos ubicados en
lugares y momentos diferentes de aquellos en los que la emisión dio inicio. Creemos
que estas recepciones subjetivas rompen la simultaneidad planteada por Blumler y
Katz. Por ejemplo, una película puede ser exhibida en una sala de cine, donde un grupo
relativamente pequeño comparte la experiencia de la recepción. Sin embargo, esta
misma película podría permanecer varias semanas en cartelera, con un cierto número
de proyecciones por día. En cada una de ellas, las interpretaciones derivadas del acto
comunicativo variarían en diversos grados, en función de aspectos como la interacción
entre cada conjunto de espectadores y los contextos socio-culturales particulares a
cada uno de ellos. Siguiendo con este ejemplo, la misma película puede luego ser
transmitida por televisión, vendida y/o rentada en DVD para su consumo privado, e
incluso ilegalmente duplicada y distribuida en medios físicos. En el caso de Internet,
50
este filme puede ser re-codificado en algún formato electrónico audio-visual,28 y ser
reproducido un número indeterminado de veces, a partir de intercambios y transfe-
rencias, controladas o no por el titular de los derechos de explotación de la obra.
El elemento central que queremos plantear, es que cada acto de recepción que ac-
tualiza el proceso comunicativo, sucede en lugares y tiempos subjetivos, en relación
con cada persona que lo lleva a cabo. Cada medio y cada formato dan lugar a situa-
ciones espacio-temporales específicas de emisión y recepción;29 en cuyo conjunto
finalmente puede alcanzarse una considerable cantidad de receptores. En programas
de radio y televisión transmitidos en vivo, donde las audiencias usualmente sólo
comparten la dimensión temporal, generalmente se encuentran físicamente alejados
entre sí y el emisor, ocurre la ya mencionada simultaneidad. Sin embargo, ante la
disponibilidad de dispositivos capaces de grabar estos mensajes radiotransmitidos,30
los receptores adquieren el poder de romper también con dicha barrera temporal, y
consumir tales productos culturales de acuerdo con su conveniencia. En Internet,
esto se conoce como “consumo bajo demanda”, y es la lógica bajo la cual operan
grandes sitios web como YouTube y la distribución de contenidos a través de los
llamados podcasting ―de los que hablaremos en el cuarto capítulo.
Sí bien estas circunstancias ya habían sido contempladas cuando nos referimos a
los rompimientos espacio-temporales que pueden ocurrir en las situaciones de comu-
nicación interpersonal mediada; en el caso de la comunicación de masas, los mensajes
pierden además el carácter personal con que son dirigidos; por lo que en lugar de “des-
tinatarios” nos hemos estado refiriendo a ‘audiencias’. En los modelos comunicativos
masivos, prácticamente cualquier sujeto puede convertirse en un receptor potencial,
con respecto a un mensaje que es dirigido de forma más o menos amplia. En todo
caso, es necesario precisar que para que un receptor se actualice como tal, es necesario
que cuente con las habilidades y circunstancias que le permitan recibir e interpretar
el mensaje en cuestión. Por ejemplo, para leer un periódico no basta con saber leer;
además hay que estar en un lugar en el que este medio se encuentre presente, y se
Como pueden ser MPEG (Moving Pictures Expertgroup) o AVI (Audio Video Interleave).
28
Por esto que algunos países desarrollados como Japón, más que de la Sociedad de la Información,
29
se habla de la Sociedad de la Ubicuidad. Esta noción fue caracterizada por Kunio Nakamura, presidente
de Matsushita Electric Industrial Co. (corporativo del que forma parte Panasonic), de la siguiente manera:
“Se refiere a una sociedad en la cual cualquiera puede disfrutar, en cualquier tiempo y lugar, una amplia
gama de servicios a través de diversos dispositivos, terminales y redes- Ahora es común que la gente
intercambie correos electrónicos o acceda a la información en la red a través de computadoras móviles,
teléfonos móviles o sistemas de navegación para automóviles” (Nakamura en Islas, 2008).
30
A partir del uso de aparatos como grabadoras de audio, videocaseteras y otros mecanismos de
almacenamiento de productos audiovisuales (quemadores de DVD de video, discos duros, etcétera).
51
debe contar con posibilidades de acceso a éste, tomando en cuenta aspectos como la
economía (¿se tiene el dinero suficiente para comprarlo?) y la política (¿se encuentre
en un ambiente que posibilita su distribución y adquisición?). En lo que se refiere
a Internet, esto se relaciona con las dimensiones de la brecha digital31 que hemos
abordado en trabajos previos (Pérez Salazar, 2004) y en las que no abundaremos por
rebasar los alcances de la presente obra.
En su modelo de comunicación masiva, Maletzke (1976) plantea tres dimensiones
en su análisis de los actos comunicativos, adicionales a la sincronicidad que hemos
propuesto. En nuestros propios términos, éstas son: mediación, transaccionalidad y
el carácter público o privado con que tengan lugar. Para este autor, la comunicación
puede darse de forma directa (cara a cara) o indirecta (mediada). La transaccionali-
dad se refiere a la posibilidad de que haya un intercambio de papeles entre emisor y
receptor (recíproca), o si se manifiesta sólo del emisor hacia el receptor (unilateral).
Finalmente, si el acto comunicativo es dirigido de forma abierta y generalizada, Ma-
letzke lo identifica como “público”, y “privado” en caso contrario. De esta manera,
el autor plantea ocho niveles dentro de su análisis:
52
53
32
Por ejemplo, dados por los canales de televisión abierta.
54
Alfaro (2000) identifica a la comunicación alternativa, como una corriente teórica que tuvo lugar
33
en Latinoamérica, durante las décadas de 1970 y 1980, en la que se destacaba el papel que tenía el
surgimiento de canales de expresión distintos a los dados por los medios hegemónicos, y en los que la
participación comunitaria era un elemento fundamental.
55
56
Salvo, por supuesto, en aquellos regímenes que han impuesto estrictos controles técnicos sobre
34
el acceso y los contenidos disponibles para sus ciudadanos, entre los que destacan el caso de China.
Para más información sobre la regulación de Internet en nuestro país, sugerimos el trabajo de Durán
Padilla (2008).
57
En lo que tiene que ver con la recepción en las situaciones de comunicación ma-
siva, podemos decir que tienen lugar procesos muy complejos de interpretación,
los cuales están relacionados con aspectos como el manejo de los códigos sim-
bólicos, los contextos específicos en los que se ubica la audiencia, sus relaciones
interpersonales e incluso, los medios mismos a través de los cuales reciben la
información; tal como Lozano (1995: 33) muestra en el modelo que ya hemos
mencionado anteriormente. A continuación plantearemos algunas reflexiones
sobre algunos elementos que influyen en tales procesos de recepción, principal-
mente en lo que se refiere a los medios empleados para llevar a cabo esta amplia
diseminación de mensajes.
Con respecto a la influencia de los medios en los procesos de recepción, pro-
ponemos que pueden existir en la audiencia valoraciones simbólicas previas hacia
tales medios. De forma similar a lo que ya ha sido planteado en los modelos de
comunicación no mediada, los receptores establecen posiciones interpretativas
continuamente ajustables, en el espacio dado por la interacción con un medio
a través del cual el emisor plantea el proceso comunicativo. Dependiendo de
aspectos como la credibilidad (Lavine y Wackman, 1992: 68) y los referentes
inmediatos disponibles que señala Lozano (dados por las mediaciones cogniti-
vas, institucionales y sociales), puede haber un impacto en la interpretación que
los receptores construyen, un poco en el sentido macluhiano de que el medio es
el mensaje; es decir “que las consecuencias individuales y sociales de cualquier
medio […] resultan de la nueva escala que introduce en nuestros asuntos cual-
quier extensión o tecnología” (McLuhan, 1996: 29). En otras palabras, los marcos
interpretativos empleados por la audiencia pueden ser distintos para cada medio,
aunque el sentido de la información transmitida pueda ser básicamente el mismo
en cada caso.
Por otro lado, además de que los medios no son neutrales en su actuación dentro
del proceso comunicativo ―como ya se había sugerido―, también hay un impacto
de las competencias que cada sujeto tenga para manejar el código del medio que se
trate, y que constituyen un factor determinante en que los entendimientos del emisor y
el receptor puedan alcanzar una cierta correspondencia. De esta manera, proponemos
que los procesos de significación asociados a los actos comunicativos de masas, se en-
cuentran en buena medida determinados por características atribuibles a los receptores,
entre las que destacan sus antecedentes, contextos socioculturales y las negociaciones
simbólicas que establecen con los medios masivos y con los emisores.
Como es posible observar, sugerimos que, así como ocurre una doble codificación
en la emisión, en la recepción tienen lugar determinadas valoraciones simbólicas que
pueden influir en la significación que se atribuye a los mensajes. Estas interpretaciones se
58
derivan tanto de los medios mismos en su dimensión sociotécnica,35 como de los emisores
en todos sus niveles: la institución que produce el mensaje (en caso de serlo) y del sujeto
que emite el mensaje a partir de la codificación primaria de la que ya hemos hablado.
En los procesos comunicativos de masas, la información misma implica una ma-
yor complejidad, tomando en cuenta los mecanismos sociotécnicos bajo los cuales
se produce y transmite. En este punto creemos que resulta oportuno revisar la noción
dada por las formas simbólicas,36 como son entendidas por Thompson (1998), para
caracterizar este elemento desde otra perspectiva. Este autor emplea tal término
para referirse a “un amplio campo de fenómenos significativos, desde las acciones,
gestos y rituales, hasta los enunciados, los textos, los programas de televisión y las
obras de arte” (1998: 205). Al igual que lo identificado por Ferrer (1997) y Miller
(2005) con respecto a la comunicación, Thompson da a las formas simbólicas un
carácter intencional, situación que da mayor pertinencia a su incorporación dentro
de nuestra propuesta conceptual para la comunicación de masas:
Las formas simbólicas son producidas, construidas o empleadas por un sujeto que, al
producirlas o emplearlas, persigue ciertos objetivos o propósitos y busca expresar por
sí mismo lo que “quiere decir”, o se propone, con y mediante las formas así producidas
(Thompson, 2002: 206).
Como el mismo nombre de este concepto sugiere, el plano simbólico tiene una
importancia destacada en los planteamientos de este autor:
De esta manera, los mensajes que son elaborados por el emisor en los actos
comunicativos de masas, en algunos casos pueden ser identificados como formas
35
En la presente obra hablaremos de sistemas socio–técnicos, para denotar la importancia que tiene
la interrelación entre los dispositivos tecnológicos abordados y los entornos sociales en lo que éstos son
creados, usados e interpretados.
36
Reconocemos que la caracterización que hace Thompson de las formas simbólicas es relativamente
sencilla y que el concepto ha sido trabajado con mayor profundidad por Cassirer (1971). Sin embargo,
consideramos que es suficiente para los propósitos de la presente obra, que no se centra en esta noción,
sino que sólo recurre ella para apoyar algunas de sus argumentaciones.
59
simbólicas. Con base en tales aspectos, sugerimos ahora una tercera concepción de
la comunicación que refleje las particularidades de la comunicación masiva:
Igual que en la comunicación no mediada y en la interpersonal mediada, planteamos
que se trata de un proceso transaccional en el cual un emisor inicia un mensaje para
poner sentidos en común. Este emisor puede rebasar en su cantidad la singularidad de
los casos anteriores, por lo que autores como Vivian (2001) y López Veneroni (2005)
incluso le otorgan un nivel de institucionalidad, o de industria cultural (Cloutier, 1973),
y a los que podemos agregar los de tipo artesanal propuestos por Kaplún (1983). En
muchos casos, se trata de configuraciones en las que el emisor puede convertirse en
un elemento sumamente complejo, en virtud de que los procesos de selección, codi-
ficación y emisión suelen ser llevados a cabo por más de una persona, así como de
las redes, estructuras legales, técnicas y sociales a las que están sujetos. Sin embargo,
es posible que también puedan establecerse procesos comunicativos de masas, en los
que conjuntos reducidos de personas, e incluso una sola, sean capaces de alcanzar
a numerosas y heterogéneas audiencias localizadas en posiciones espacio-temporal
distintas al emisor, como suele suceder en la WWW.
Este proceso en el que se comparten sentidos, involucra en la comunicación de
masas, diversos códigos simbólicos que se sobreponen, y que, como ya se ha dicho,
corresponden tanto a la codificación primaria de la información, generalmente expre-
sada por medio de señales lingüísticas y no lingüísticas, como a la secundaria, que
corresponde al medio específico que se emplee para tal efecto. Por ejemplo, en el
caso de un noticiario de televisión, la codificación primaria puede ser realizada por un
presentador que lee las notas informativas (lo que constituye una codificación verbal),
empleando además todos los recursos expresivos no lingüísticos a su alcance en la
construcción del mensaje, como su postura corporal, el movimiento de sus manos
y las inflexiones de su voz. La codificación secundaria puede tener lugar a partir de
otros participantes, entre los que podemos mencionar el director de escena, que indica
los planos, cortes, secuencias y movimientos de cámara; el musicalizador, que uti-
liza estos recursos auditivos para resaltar algún segmento en particular, y todos los
demás involucrados en el uso de formas simbólicas que se incorporan al mensaje, en
esta segunda capa de significantes. Evidentemente, la intención del emisor es que se
construyan sentidos razonablemente paralelos en la audiencia, a través del uso eficaz
de dispositivos capaces de extender su alcance en el tiempo y/o el espacio.
Si en el caso de la comunicación interpersonal mediada, hablábamos del impacto
que tales dispositivos pueden tener en los procesos de construcción del mensaje, en las
situaciones de comunicación de masas, tal efecto es en principio igualmente dependiente
de la sincronicidad con que se lleve a cabo. Sin embargo, dadas las estructuras jerár-
quicas que los medios institucionales implican, incluso en aquellas emisiones que son
60
37
Que pueden estar basados tanto en Internet, con sistemas como el Messenger y el ICQ, como en la
telefonía móvil, a partir de mensajes de texto que se transmiten bajo SMS (Short Message Service).
61
38
Es, en relación con el total de trabajos teóricos revisados. De ninguna manera decimos que no
existan, pero su cantidad es más bien reducida y justamente en este apartado presentamos los trabajos
que consideramos más importantes a este respecto.
62
63
El medio:
Amplifica
Conserva
64
65
mientras que los medios de difusión puede ser igualmente recibidos en dispositivos
cuyas características sociotécnicas posibilitan modelos de comunicación personal.
Otra tipología igualmente limitada, es la de Tomita (en De Moragas, 1985), quien,
como dice De Moragas, basándose con cierta arbitrariedad tan sólo en las unidades
griegas de medida, propone cuatro ámbitos de la comunicación: la megacomunicación,
la macrocomunicación, la mesocomunicación y la microcomunicación. Este mismo
autor desestima tal propuesta al afirmar que “no resiste la prueba de ser sometida a
la verificación de la relación medios-ámbito” (1985: 25).
Ante estas fallidas aproximaciones hacia una nueva tipología de los medios, De
Moragas propone la existencia de distintos ámbitos comunicativos; es decir, de aque-
llos entornos “de la recepción inmediata y simultánea de la información en un marco
determinado y limitado, espacial y temporalmente” (1985: 26). El alcance de difusión
sería entonces, aquel que tiene lugar en ámbitos espacio-temporales distintos. Tales
ámbitos planteados por este autor son:
Como es posible ver, las principales diferencias entre los planteamientos de To-
mita y de De Moragas, tienen que ver con esta noción de ámbito. Sin embargo, esta
tipología pareciera estar basada más en los usos sociales de los medios, que en las
características de los medios mismos. Así, un periódico podría pertenecer al menos a
dos de estas categorías sugeridas: mesocomunicativo si la nota o sección sólo impacta
a un sector específico de la audiencia, o macrocomunicativo si alcanza a los grupos
hegemónicos. Incluso, este mismo medio impreso podría alcanzar el ámbito micro-
comunicativo si se piensa en la forma en que algunas personas establecen procesos
de comunicación interpersonal a través de la sección de clasificados.
Creemos que esta consideración de De Moragas basada en los ámbitos plantea un
rompimiento radical con las estructuras conceptuales derivadas de los Communication
Research. De esta forma, el tipo de medio de que se trate, no depende tanto de sus
66
Jodelet (1984) entiende por representaciones sociales a los sistemas de referencia socialmente
39
construidos, que permiten interpretar y dar sentido a las experiencias. Dicha construcción alude a com-
plejos mecanismos en los que se crean significados a partir de la interacción comunicativa y simbólica
de los sujetos, de manera que se atribuyen sentidos colectivamente creados y compartidos en relación
con un referente específico, en este caso, los media.
67
68
que conduzca los mensajes entre estos participantes; podemos hablar de la presencia
de diversos mecanismos físicos naturales que permiten que el acto comunicativo
tenga lugar. Estos mecanismos están directamente relacionados con el cuerpo huma-
no (Angus y Lannamann, 1988: 71) y sus sentidos perceptuales (o “canales”, como
les llama Berlo); donde los estudios que se han hecho a partir de las Ciencias de la
Comunicación destacan dos: el oído y la vista.
Es importante mencionar que en los actos comunicativos cara a cara, evidentemente
pueden darse interacciones a través de otros canales, principalmente el tacto. DeFleur,
Kearney, Plax, y DeFleur citan diversos trabajos que han abordado la forma en que es
posible transmitir mensajes que tienen la intención de generar o reforzar diversos tipos
de sentidos, dentro del conjunto de estudios sobre comunicación háptica40 (2005: 70).
Algunos ejemplos del uso del tacto como forma de expresión, están dados por autores
como Morris (1968), quien desde la antropología aborda el significado comunicativo
del apretón de manos; y Nguyen, Heslin y Nguyen (1975) y Jones (1986), quienes a
partir de los estudios sobre comunicación no verbal exploran las diferencias en el uso
del tacto como canal expresivo, desde una perspectiva de género.
En lo que tiene que ver con el olfato, es posible encontrar autores como Cowley
y Brooksbank (1991) y Weller (1998), quienes sugieren la existencia de procesos
sígnicos basados en compuestos químicos, que inconscientemente se transmiten a
través del olfato; y que desde nuestra perspectiva no pueden considerarse como actos
comunicativos per se, precisamente dada su falta de intencionalidad, con base en lo
que ya hemos planteado. En la publicidad y la mercadotecnia, podemos observar la
inclusión de páginas aromatizadas41 en anuncios de perfumes (García y Yang, 2006)
en las que, si bien no reconocemos una intención comunicativa plena de construir
sentidos similares entre los participantes (sino el instrumental objetivo de impulsar la
venta de un producto); pueden ser la base experimental para el posterior desarrollo de
medios impresos multisensoriales en los que los estímulos olfativos contribuyan a un
proceso narrativo que involucre una mayor cantidad de dimensiones perceptuales.42
Como hemos sugerido, la mayor parte de los estudios sobre la comunicación se cen-
tran en los dos canales sensoriales ya mencionados. Si bien una exploración profunda
de las razones de esta selección sensorial rebasaría los alcances de esta obra, creemos
que la construcción sociotécnica de los medios de comunicación, ha tenido un factor
En la jerga publicitaria estos recursos son conocidos como scentstrips (bandas perfumadas).
41
42
Considérese, por ejemplo, un relato en un medio impreso en el que la acción tenga lugar en un
bosque. Esta página bien podría estar aromatizada de forma apropiada con esencia de pino, y proveer al
lector un estímulo adicional a la narración lingüística.
69
de peso en tal limitación. En este sentido, podemos decir que el desarrollo de otros
medios de comunicación que pudieran extender el número de canales perceptuales y
vayan más allá de lo audiovisual,43 está sujeto tanto a las complejidades técnicas que
involucran, como a lo que podría considerarse como pertinente dentro de las comu-
nidades que desarrollan innovaciones tecnológicas en los medios de comunicación, y
que es parte de lo que Bijker identifica como marco tecnológico.44 En otras palabras,
la posibilidad de dedicar una considerable cantidad de recursos al desarrollo de, por
ejemplo, un dispositivo capaz de transmitir aromas de forma similar a como la radio
transmite sonidos, estaría restringida por tales elementos sociales y tecnológicos.
De esta forma, cuando DeFleur, Kearney, Plax, y DeFleur (2005) hablan del mo-
vimiento de la información a través del espacio en los procesos comunicativos no
mediados, se refieren casi exclusivamente a la propagación de ondas de dos clases:
sónicas (dentro del rango audible) y electromagnéticas (dentro del espectro visible).
Creemos oportuno hacer un breve paréntesis en este aspecto, en virtud de que son
justamente estos canales los que han sido la base para la mayor parte de los estudios
llevados a cabo desde de las Ciencias de la Comunicación y son en los que se basan
los actos comunicativos que tienen lugar a través de Internet.
Una explicación desde la Física nos dice que el sonido (vehículo portador de
las formas simbólicas de tipo verbal) se transmite en el aire a través de ondas que
hacen vibrar progresivamente sus moléculas, hasta que al rebasar cierto umbral, son
recibidas por el tímpano, el cual se encarga de traducirlas en señales neuronales que,
a partir de los códigos culturalmente construidos, son interpretadas por el cerebro.
Desde esta misma perspectiva, la información visual (que da lugar principalmente a
formas simbólicas no verbales, así como a verbales escritas), se transmite con base en
señales luminosas. Estas señales son posibles gracias a una franja muy específica de
ondas electromagnéticas que componen la luz visible para el humano (cuyas fronte-
ras externas están dadas por el infrarrojo y el ultravioleta), y que en última instancia
están formadas por fotones que, a través del ojo, son traducidos en señales que viajan
a través del nervio óptico hasta el cerebro, donde son interpretadas. A continuación
abordaremos lo que sucede en procesos de comunicación en los que se introducen
Al respecto se han hecho algunos intentos, de manera más bien limitada, en innovaciones como
43
70
71
45
Una excepción ocurre bajo situaciones de emergencia, cuando la radio y otros medios masivos
pueden ser usados bajo modos de comunicación interpersonal en dos pasos. Durante desastres naturales
como terremotos e inundaciones, suelen transmitirse mensajes en los que una persona se dirige específi-
camente a otra, para hacerle saber de su situación durante este contexto. Sin embargo, esto usualmente
constituye casos excepcionales en los que las influencias sociológicas de producción y recepción habi-
tuales, son alteradas de forma temporal.
72
73
significa que es capaz de convertirse en una portadora de señales que son propias
de otros medios, principalmente de la prensa, la radio, la televisión y el cine; en el
caso de los medios masivos. Pero al mismo tiempo, también posibilita la realización
de actos comunicativos interpersonales, a través del chat, el correo electrónico y la
telefonía IP.
Sin embargo, eso no es todo. Además, dicha multimedialidad puede ser simultánea
en dos dimensiones; es decir, pueden presentarse posibilidades comunicativas tanto
en dinámicas masivas como en interpersonales, al mismo tiempo. Por ejemplo, en un
portal de noticias como el de CNN, además de una nota periodística escrita, es posible
tener acceso a material audiovisual relacionado con el tema, y al mismo tiempo se
puede tener un blog en el que se discuta el contenido de la nota con el autor de la
misma y con otros usuarios. De esta manera, en un mismo espacio virtual pueden
darse actos comunicativos unidireccionales, bidireccionales y mutidireccionales; que
además pueden ser directos o diferidos, así como públicos y privados.
Como ya se ha planteado, los esquemas de transaccionalidad cambian de forma
muy importante, así como el papel que tienen los receptores, quienes adquieren el
nivel de emerecs que planteaba Cloutier, o lecto-escritores, en nuestros propios tér-
minos. La unilateralidad puede convertirse en reciprocidad, y la simultaneidad que
tiende a prevalecer en los medios de radiodifusión colectiva, se puede subjetivar en
tiempos y lugares específicos, de acuerdo a las posibilidades disponibles, así como a
las competencias de los usuarios.
Si Internet ha llegado a contar con estas posibilidades comunicativas, ha sido en
parte por la forma en que fue construida, desde una perspectiva sociotécnica. Este
el tema que desarrollaremos en el siguiente capítulo, y en el que destacaremos el
papel que jugaron algunos de los actores involucrados en su diseño y evolución, y
que impactaron en su construcción como medio de comunicación. Por otro lado, estas
características interactivas de las que hemos hablado, se deben a uno de sus aspectos
más destacados: la hipermedialidad. Este es el asunto central del tercer capítulo, y en
el que abordaremos sus principales categorías, hacia la identificación de las especifi-
cidades de Internet como medio de comunicación en el cuarto.
74
A
partir de lo que planteamos en el capítulo anterior, Internet es una tecnología
que posibilita actos comunicativos mediados por computadora. Desde un punto
de vista sociotécnico, se trata de una innovación que ha involucrado diversos
componentes, redes y actores ubicados en varios niveles, cuyas interacciones han dado
como resultado tales posibilidades comunicativas (entre muchas otras aplicaciones).
El propósito central de este segundo capítulo es hacer una presentación del desarro-
llo que tuvo Internet desde sus orígenes y destacar las circunstancias y actores que
favorecieron su aplicación como medio de comunicación.
Como veremos, no se trata de presentar una historia más de Internet, sino de hacer
énfasis en la forma en que un conjunto de tecnologías que inicialmente habían sido
concebidas sólo para enlazar computadoras ―y que éstas pudieran compartir sus
recursos― llegó a convertirse en lo que es hoy; es decir, una red de alcance mundial
que permite la realización de actos comunicativos de muchas clases.
De esta manera, delinearemos en primer lugar el contexto socio-histórico en el cual
surgió el antecedente directo más remoto lo que después se transformaría en Internet.
Veremos que a pesar del enfrentamiento de diversas interpretaciones en torno a la tec-
nología que se estaba gestando, hubo actores que contemplaron los usos comunicativos
de estos dispositivos entre seres humanos, desde etapas muy tempranas. En segundo
lugar, haremos una revisión de algunas de las principales herramientas de software, que
paulatinamente fueron ampliando las posibilidades comunicativas de Internet y entre las
que destacan el Telnet, el correo electrónico y el chat. En este punto creemos necesario
señalar que revisaremos someramente algunas de sus características técnicas, para lograr
una mejor comprensión de cómo es que tales elementos actúan como mediadores en los
procesos de comunicación mediado por computadora, sin realmente profundizar en este
aspecto más allá de los objetivos del presente trabajo.
75
Como nota metodológica es importante apuntar que muchas de las fuentes emplea-
das para la elaboración de este capítulo, fueron recogidas de documentos electrónicos,
elaborados en muchos casos por los mismos protagonistas del desarrollo de esta red,
por lo que en dicho contexto adquieren la doble condición de autores–actores.
En la parte final de este capítulo, destacaremos uno de los servicios de Internet que
ha adquirido mayor importancia: la World Wide Web (WWW). A grandes rasgos, vere-
mos la forma en que fue desarrollada y cómo ha integrado muchas de las herramientas
de Internet que anteriormente se encontraban dispersas y que permiten el intercambio
de mensajes entre una amplia variedad de emisores y receptores.
Contexto sociotécnico
Existe una gran cantidad de trabajos que han abordado la historia de Internet, desde
muy diversas perspectivas. Mientras algunos se centran fundamentalmente en sus
elementos técnicos,1 otros presentan relatos en los que además de la infraestructura,
se abordan aspectos sociales y económicos de la evolución de la red.2 El primer grupo
generalmente corresponde a especialistas en el área de la informática y las ciencias
de la computación, muchos de ellos a partir de su propia experiencia como protago-
nistas directos en estos desarrollos. En el segundo caso, se trata de investigadores
formados en las ciencias sociales, principalmente en la sociología y ciencias de la
administración, que han hecho de las Tecnologías de la Información y la Comunicación
(TIC) su área de estudio. A diferencia de estos autores, nosotros nos centraremos en el
contexto sociotécnico en el cual tuvo lugar el desarrollo de Internet como herramienta
comunicativa.
Para lograrlo, creemos que es fundamental describir el contexto social y político
que permitió el desarrollo de un conjunto de tecnologías, que posteriormente llevaron
a la aparición de Internet. Nos ubicaremos entonces unos pocos años después del
final de la Segunda Guerra Mundial, en los albores de la Guerra Fría, y en torno a lo
sucedido en algunos laboratorios, centros de investigación, universidades y empresas
privadas de Estados Unidos y Europa Occidental.
Entre quienes destacan Berners-Lee (2000); Leiner, Cerf, Clark, Kahn, Kleinrock, Lynch, Postel,
1
76
El desarrollo de la red
En esta primera parte de los antecedentes de Internet, haremos referencia al desarro-
llo tecnológico identificado por prácticamente todos los autores consultados3 como
el primer antecedente directo de Internet: ARPANET. Esta red surgió al interior de la
Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada (ARPA,4 por sus siglas en inglés), que
había sido fundada en 1958 por el Departamento de Defensa (DD) de Estados Unidos.
Creemos pertinente apuntar que el conjunto de actores relacionados con dicha agencia
es sumamente complejo, tanto en intenciones como en antecedentes. Con base en
Hauben (1995), Castells (1996 y 2001), Mowery y Simcoe (2002) y DARPA (2003);
es posible identificar a diversas agencias gubernamentales (entre las que destacan las
militares), universidades y empresas privadas.5
ARPA había sido creada con un propósito muy claro: recuperar el liderazgo norte-
americano en el desarrollo de tecnologías de punta con aplicaciones militares. Su fun-
dación fue una de las respuestas directas del gobierno estadounidense al lanzamiento
del Sputnik I, ocurrido el 4 de octubre de 1957 (DARPA, 2003). Como Butts (2005)
y Griffiths (2002) narran, este satélite artificial había causado en Estados Unidos un
episodio de profunda conmoción entre sus líderes y ciudadanos. Simbólicamente,
la causa de este desconcierto no era tanto la presencia de la pequeña esfera metálica
dando una vuelta a la Tierra cada 95 minutos, y cuya señal de radio podía ser captada
casi con cualquier sintonizador de la época, sino la capacidad soviética de colocar
una carga nuclear en prácticamente cualquier lugar del planeta, a partir de los cohetes
R-7Semyorka (Villain, 1996) usados en dicho lanzamiento.
Esta agencia del DD, pronto inició una serie de proyectos de investigación y de-
sarrollo de tecnología, en áreas muy variadas. Una de ellas, consistió en lo que se
conoce como informática interactiva o procesamiento distribuido. En aquella época,
los recursos de cómputo eran escasos y de muy alto costo. Una manera de lograr
un mejor aprovechamiento de ellos, era la posibilidad de que pudieran establecerse
enlaces interactivos entre estas computadoras para la ejecución de procesos de forma
3
Entre los que destacan: Hardy (1993), Ruthfield (1995), Hauben y Hauben (1996), Leiner, Cerf,
Clark, Kahn, Kleinrock, Lynch, Postel, Roberts y Wolff (1997 y 2005); Castells (1996 y 2001), Mowery
y Simcoe (2002) y Sherman (2003).
4
En la actualidad, las siglas de esta agencia han cambiado a DARPA (Defense Advanced Research
Projets Agency).
5
Mattelart señala que al término de la Segunda Guerra Mundial, en Estados Unidos se dio la ins-
titucionalización de una sinergia, caracterizada por una “estrecha coordinación de las tres ramas de las
fuerzas armadas; acercamiento entre el sector privado y el Pentágono, producción industrial-investigación
militar, investigación universitaria-necesidades de la seguridad nacional” (2000:329).
77
• La Universidad Carnegie-Mellon.
• El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
• RAND Corporation.8
• El Instituto de Investigación de Stanford (SRI).
6
Nos referimos a las fabricadas durante la Segunda Guerra Mundial, como la alemana Z3 (1941),
la inglesa Coloso (1944) y la norteamericana Mark I (1944).
7
Hoy se identifica como BBN Technologies, y las siglas corresponden a las iniciales de los apelli-
dos de sus fundadores Richard Bolt, Leo Beranek y Robert Newman. Se trata de una empresa privada
dedicada al desarrollo de tecnología de punta (Castells, 2001). Destacados personajes de la historia de
Internet han trabajado en algún momento para BBN, como Tomlinson, inventor del correo electrónico,
además del ya mencionado Licklider.
8
Castells (2001) identifica a esta organización como un think-tank (es decir, una entidad que se
dedica principalmente a la investigación y análisis de temas sociales, estrategia política, tecnología y
armamento) estrechamente relacionado con el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
78
Esta trayectoria marcada por Licklider en la que privilegiaba a los sectores acadé-
micos por encima de los contratistas usuales del gobierno estadounidense, dio lugar a
importantes resistencias al interior del DD, según señala Hauben (1995). Sin embargo,
podemos decir que la red de apoyos agrupada en torno al liderazgo de Licklider,
prevaleció ante la posibilidad de desarrollar tecnologías realmente vanguardistas e
innovadoras en las que el aspecto informático-comunicativo tuvo un papel central.
Las universidades y centros de investigación se constituyeron en fértiles campos en
los que el talento y la creatividad brotaban de las interacciones entre los especialistas,
ingenieros y científicos participantes. Decanos y directores de numerosos departamen-
tos académicos cultivaron cercanas relaciones de colaboración, tutoría y formación,
de las que ARPANET incorporó sus frutos.
Documentos de la DARPA (2003) confirman que la intención original de lo que
posteriormente sería ARPANET, era establecer una red tecnológica que permitiera la
creación de estos modelos que ya hemos comentado y que actualmente se conocen
como sistemas de cómputo distribuido en tiempo real (Castells, 2001:24; Mowery y
Simcoe, 2002; DARPA, 2003) y que, a decir de Hauben (1995), este proyecto iba en un
sentido totalmente distinto a los usos de los contratistas habituales en el DD, expresados
en proyectos en los que se daba prioridad a los modelos de procesamiento por lotes.10
Esta red interactiva propuesta permitiría ejecutar programas de cómputo y compartir
información entre distintos sistemas ubicados en puntos remotos (Roberts, 1967).
Desde inicios de la década de 1960, Licklider había introducido algunos conceptos
teóricos en torno a la creación de una red de comunicación entre computadoras, gracias
a la cual los seres humanos pudieran superar algunas de sus limitaciones físicas en
cuanto a capacidad de memoria y alcance de sus sentidos. En 1962, este autor planteó
la idea de una Red Galáctica, la cual es considerada como la primera descripción de
un modelo de interacciones sociales mediadas por computadora (Leiner, Cerf, Clark,
9
Empresa dedicada al desarrollo de software que se desprendió del Departamento de Sistemas de
la RAND Corporation para perseguir fines de lucro (Faigin, 2000).
10
Bajo dicho modelo, que imperó mientras los recursos de cómputo fueron escasos y costosos,
los usuarios no tenían una interacción en tiempo real con las computadoras: todos los datos eran enviados
para su procesamiento, el cual tenía lugar en un momento distinto, y cuyos resultados eran conocidos por
el usuario tiempo después.
79
Kahn, Kleinrock, Lynch, Postel, Roberts, y Wolff, 1997). Como es posible apreciar,
hubo un decidido apoyo al desarrollo de aplicaciones comunicativas que iban más
allá de los sistemas de cómputo, y que alcanzarían una dimensión humana, con la
posibilidad implícita de realizar actos comunicativos, como los definimos en el capí-
tulo anterior. Se estaban dando los primeros pasos hacia la construcción de Internet
como un medio de comunicación.
Las ideas de Licklider se conjuntaron con una serie de conceptos de Leonard Klein-
rock (ambos egresados del MIT), quien en 1961 había propuesto el modelo teórico del
envío de información por conmutación de paquetes.11 Por otro lado, como Griffiths
(2002) plantea, equipos de trabajo en el MIT, el Laboratorio de Física del Reino Unido
y la RAND Corporation; habían estado trabajando de manera paralela en torno a una
serie de nociones que finalmente fueron incorporadas dentro del desarrollo de una red
interactiva de cómputo. De esta manera, para 1966 ya se habían sentado las bases
para la construcción de tal red que sería conocida como ARPANET, cuyo proyecto fue
aprobado en junio de 1968 bajo el nombre de Resource Sharing Computer Networks
(Hauben, 1995).
En este contexto, creemos pertinente abordar un mito muy extendido, que dice
que ARPANET había sido construida con la intención de establecer un sistema de co-
municación capaz de soportar un ataque nuclear. Contrariamente a lo que plantean
autores como Anderson (1996), Petrie (1997), Vouillamoz (2000: 59) y Wimmer y
Dominick (2001) ―entre otros―, ésta no fue la razón para el desarrollo de ARPANET,
sino el ya mencionado modelo de cómputo interactivo y distribuido. Es verdad que
existe un estudio de Paul Baran (1964) de la RAND Corporation, en el que se plantea
que, ante un eventual ataque nuclear en Estados Unidos y para mantener un operati-
vo sistema de comunicación gubernamental, sería necesaria la construcción de una
red de telecomunicaciones distribuida. Sin embargo, nunca tuvieron ni ARPANET ni
la posterior red de Internet esta estructura distribuida sugerida por Baran, sino más
bien descentralizada, en la que persisten puntos de enlace vulnerables, desde una
perspectiva militar.
Otra aportación importante en la definición de las posibilidades comunicativas de
ARPANET, se deriva del trabajo de Lawrence G. Roberts.12 Involucrado en el desarrollo
de esta red, publicó un artículo titulado Multiple Computer Networks and Intercom-
puter Communication (Roberts, 1967), en el que desarrolla las principales categorías
para la creación de una red de cómputo. Más allá de sus méritos técnicos, lo que nos
interesa destacar de este texto, es que abre la posibilidad de que ARPANET pueda servir
11
Packet switching, en el original.
12
Egresado del MIT, igual que Licklider y Kleinrock, y con quienes tenía contactos académicos.
80
13
Interface Message Processor. Como Roberts describe (1967), se trataba de una mini-computadora
dedicada principalmente al redireccionamiento de la información que recibía, de manera que ésta al-
canzara su destino final. El tipo de hardware más frecuentemente usado para la construcción de los IMP
fue la Honeywell modelo DDP-516.
14
Network Control Program.
15
Entre quienes destacan Griffiths (2002), Mowery y Simcoe (2002) y Zakon (2005).
81
16
Específicamente, Pouzin colaboró en el desarrollo de sistemas de correo en computadoras multiu-
suario a finales de la década de 1960, los cuales fueron la base para la posterior introducción del correo
electrónico por Ray Tomlinson (Vleck, 2004).
17
American Standard Code for Information Interchange. Uno de los principales sistemas de repre-
sentación de caracteres informáticos de base numérica, en el que a cada valor entre 0 y 255, corresponde
un símbolo gráfico o alguna ejecución programática.
82
Salvo cuando un usuario esperaba los resultados de un proceso llevado a cabo por lotes, es decir,
18
83
21
Egresado de la Universidad de Stanford y de la UCLA, donde contó con la asesoría académica de
Leonard Kleinrock en sus estudios de posgrado.
22
Cerf, V.G., y Kahn, R.E. A protocol for Packet Network Interconnection. IEEETrans. Comm. Tech
5 (mayo de 1974), pp. 627–641.
23
Debemos subrayar que esto no significa que aun hoy en día no se presenten transferencia de datos
en los que emisor y receptor son máquinas; y con más razón en esta época cercana al funcionamiento
inicial de ARPANET.
84
Para la implementación del TCP, 24 la ARPA involucró de manera directa a tres actores
principales: VintonCerf desde la Universidad de Stanford, Raymond Tomlinson de BBN
y Peter Kirstein del UniversityCollege de Londres. La configuración resultante desem-
bocó en un protocolo diseñado para los sistemas de cómputo multiusuario de la época
(Leiner, Cerf, Clark, Kahn, Kleinrock, Lynch, Postel, Roberts y Wolff; 1997).
En 1980, el TCP/IP fue adoptado como estándar de comunicación mediada por
computadora por el DD, permitiendo a toda la comunidad de usuarios de este sector,
comenzar a aprovechar la tecnología de Internet desarrollada en ARPA. Sin embargo, el
proceso de migración del IMP/NCP hacia el TCP/IP no culminó sino hasta 1983 (Leiner,
Cerf, Clark, Kahn, Kleinrock, Lynch, Postel, Roberts y Wolff, 1997), momento que es
señalado por autores como Hardy (1993), Ruthfield (1995) y Griffiths (2002), como
el nacimiento operativo de Internet como tal.
Este año marcó además otro hecho importante en la historia de Internet: la sepa-
ración del grupo de agencias relacionadas con el DD (Ruthfield, 1995; Leiner, Cerf,
Clark, Kahn, Kleinrock, Lynch, Postel, Roberts y Wolff, 1997). Todas las infraes-
tructuras, redes y aplicaciones de índole militar se separaron de la red por motivos
de seguridad, y se creó una nueva totalmente independiente llamada MILNET,25 que
también funcionaba basada en el protocolo TCP/IP.
Es tal la importancia del TCP/IP como influencia en la historia de Internet, que en
1991 el Federal Networking Council (FNC)26 propuso una definición formal de esta
red, precisamente con base en dicho protocolo de comunicación:
Internet se refiere al sistema de información global que:
Como Leiner, Cerf, Clark, Kahn, Kleinrock, Lynch, Postel, Roberts y Wolff (2005) aclaran, este
24
protocolo fue llamado simplemente TCP en la propuesta de Cerf y Kahn, aunque en realidad hacía refe-
rencia a ambos protocolos especificados en el TCP/IP.
25
MILNET evolucionó posteriormente en dos sistemas separados: NIPRNet (Non-classified Internet
Protocol Router Network), que actualmente sirven para enviar información no clasificada dentro del
ámbito militar estadounidense, y SIPRNet (Secret Internet Protocol Router Network) que se emplea para
el envío de documentos de carácter reservado.
26
El consejo estaba encargado de establecer puentes de colaboración entre los sectores públicos y
privados relacionados con el desarrollo de Internet. Participaban algunos de los actores más importantes
en el desarrollo de la Red, como Vint Cerf (inventor del protocolo TCP/IP), Steve Crocker (uno de los
principales desarrolladores de ARPANET) y Jon Postel (quien hizo grandes aportaciones en el desarrollo
de estándares para Internet), entre otros.
85
La expansión de la red
La interacción de una serie de elementos, como la arquitectura abierta de la red, el
desarrollo de protocolos de comunicación, el impulso dado a la industria de las tele-
comunicaciones, y la intensa participación de grupos de académicos en diversas partes
del mundo; contribuyó a que se agregaran más redes técnicas y sociales en torno a
lo que ya empezaba a conocerse como ARPANET–Internet (Castells, 2001). Influidas
por estas redes sociotécnicas surgidas en la ARPA, desde mediados de la década de
1970 comenzaron a formarse otras redes de cómputo independientes principalmente
en Estados Unidos, como MFENET27 y HEPNET,28 del Departamento de Energía;
SPAN de la Administración Nacional Aeroespacial (NASA); NSFNET, de la Funda-
ción Nacional para la Ciencia; JANET.29 BITNET, USENET y CSNET de los grupos
académicos; así como las redes comerciales SNA de IBM, XNS de Xerox, DECNET de
Digital Equipment Corporation y Compuserve (Leiner, Cerf, Clark, Kahn, Kleinrock,
Lynch, Postel, Roberts y Wolff, 1997 y 2005; Castells 2001).
27
Magentic Fusion Energy Net.
28
High Energy Physics Net.
29
Esta red operaba en el Reino Unido.
86
Con base en lo que Leiner, Cerf, Clark, Kahn, Kleinrock, Lynch, Postel, Roberts
y Wolff (2005) señalan, es posible decir que con excepción de BITNET y USENET,
la mayor parte de estas primeras redes fueron el resultado de una serie de proyectos
en los que inicialmente prevalecieron los modelos cerrados, con pocos elementos a
favor de la compatibilidad y la interconexión. Sin embargo, como ya ha sido señalado,
los lineamientos de Kahn fungieron como facilitadores para la apertura de ARPANET
que, junto con el desarrollo del TCP/IP, contribuyeron a abrir la puerta a la paulatina
incorporación de la mayor parte de estas redes a ARPANET–Internet.
Otros factores señalados por estos mismos autores como detonantes del crecimiento
de Internet durante la década de 1980, fueron el desarrollo de las computadoras perso-
nales y estaciones de trabajo de menor costo que las computadoras multiusuario, así
como la introducción de tecnologías para el manejo de redes locales. En relación con
estas últimas, se concede una especial importancia a las redes Ethernet,30 desarrolladas
por Robert Metcalfe en el Palo Alto Research Center (PARC) de Xerox (Leiner, Cerf,
Clark, Kahn, Kleinrock, Lynch, Postel, Roberts y Wolff; 1997).
La Fundación Nacional para la Ciencia (NSF) desempeñó un papel muy impor-
tante dentro del desarrollo de Internet durante esta época. Con base en lo apuntado
por Castells (2001), es posible reconocer su influencia desde que en 1984 establecen
su propia red basada en el TCP/IP. En 1988 la NSFNET comienza a utilizar ARPANET-
Internet como su eje troncal y en 1990, luego de haber retirado de servicio los nodos
de ARPANET por su obsolescencia tecnológica, el DD transfiere la administración de
la red a la NSF. A partir de lo dicho por Leiner, Cerf, Clark, Kahn, Kleinrock, Lynch,
Postel, Roberts y Wolff (2005) se puede agregar que dicha Fundación promovió la
integración de una gran cantidad de instituciones de educación superior a la red, me-
diante el financiamiento de la conectividad, siempre que éstas garantizaran el acceso
de todos los usuarios calificados. Toda esta red de elementos contribuyó a un cada
vez mayor uso de la red como medio de comunicación interpersonal y grupal, a partir
de las aplicaciones que enseguida revisaremos.
30
Ethernet se refiere a un conjunto de tecnologías desarrolladas con el fin de establecer redes locales;
es decir, que no suelen rebasar los límites físicos de un edificio. Su nombre se deriva de éter.
31
Las aplicaciones son programas de software que se ejecutan con un propósito específico.
87
En este apartado haremos referencia a algunas de las más destacadas, desde una perspectiva
comunicativa humana. Se trata entonces de herramientas que permiten el desplazamiento
de información entre al menos dos sujetos, usuarios de estos sistemas de cómputo. Debe-
mos hacer notar que las tres aplicaciones que abordaremos (Telnet, correo electrónico y
Usenet), fueron las principales herramientas de comunicación usadas en Internet durante
varias décadas, hasta la invención de la World Wide Web, entorno al que nos referiremos
en de forma más detallada en el siguiente capítulo.
Como ya hemos señalado, varios de los actores relacionados directamente con el
desarrollo inicial de ARPANET (en especial Licklider, Roberts y Clark), veían en esta
tecnología la posibilidad de emplearla como un medio de comunicación entre perso-
nas; más allá de la intención inicial de construir una red informática que contribuyera
a lograr la supremacía tecnológica militar de Estados Unidos sobre la Unión Soviética.
Licklider y Roberts plantearon en un artículo definitorio titulado The computer as
communication device (1968), la posibilidad de dar lugar a redes de computadoras
a través de las cuales los seres humanos puedan establecer modelos comunicativos
completos, como medios de intercambio simbólico con todas las potencialidades de
otros medios de comunicación e incluso, cercanos a la comunicación cara a cara:
Nuestro énfasis en la gente es deliberado […] estamos convencidos de que estamos entran-
do a una era tecnológica en la que tendremos la posibilidad de interactuar con la misma
riqueza que da la información en el mundo real, como participantes activos en un proceso
continuo, en el que interactuemos con él, más allá de simplemente recibir pasivamente el
resultado de estar conectados a este proceso (Licklider y Roberts, 1968: 21).
88
Telnet32
Desarrollado de manera colectiva a partir de 1969 dentro del proyecto ARPANET (Davidson,
Hathaway, Postel, Mimno, Thomas y Walden: 1977), y documentado dentro de los RFC,33 su
propósito fue proveer de un sistema de comunicación bidireccional entre dos nodos, dentro
de una interfase de texto. El sistema Telnet tiene una destacada importancia comunicativa,
como explicaremos enseguida. Hasta antes de la invención de la WWW, Telnet era el sistema
más usado en los enlaces entre distintos sistemas remotos, y se basaba en una serie de
comandos de UNIX34 que eran tecleados directamente por el usuario. Al iniciar una sesión,
la computadora se convertía en una terminal del sistema al que estaba teniendo acceso, y
desde ella el usuario se podía ejecutar cualquier comando u operación autorizada, como
si se encontrara físicamente en ella, en lo que se conoce como terminal virtual (Postel,
1980; Davidson, Hathaway, Postel, Mimno, Thomas y Walden, 1977).
Desde una perspectiva basada en los procesos de comunicación humana mediados
por computadora, una vez iniciada una sesión de Telnet, además de la operación remota
de procesos y aplicaciones, este protocolo permitía la ejecución de los comandos talk y
write, ambos con destacados usos comunicativos. Mientras que este último comando de
UNIX posibilitaba a un usuario escribir un mensaje en línea a otro usuario dado de alta
en el sistema con el que se había establecido el enlace Telnet (presente o no en ese mo-
mento), talk daba lugar al intercambio de mensajes de texto en tiempo real con un usuario
conectado en ese momento al sistema. A partir de la puesta en operación de Telnet, es
posible la realización de procesos comunicativos remotos entre usuarios, tanto sincrónicos
Request For Comment. Serie de documentos publicados a finales de la década de 1960 por el
33
Network Working Group, que tenían como intención facilitar la discusión pública de las propuestas
técnicas que darían forma a ARPANET. Tales documentos fueron establecidos por Steve Crocker y Jon
Postel (Crocker, 1987; Hauben, 1995; Internet EngineeringTask Force, 2007). Los RFC fueron editados
por Postel desde 1969 hasta su muerte en 1998, y en ellos se registraron algunos de los momentos más
destacados del desarrollo de Internet:
• RFC 1, 1969: Construcción de ARPANET.
• RFC 700, 1975: Construcción del protocolo TCP/IP.
• RFC 830, 1983: Nacimiento de Internet.
34
UNIX es uno de los principales sistemas operativos usados en computadoras multiusuario a partir
de las década de 1960.
89
(talk) como asincrónicos (write). Es posible incluso que el comando talk sea uno de los
primeros antecedentes sociotécnicos de lo que actualmente se conoce como chat. En todo
caso, tomando en cuenta las categorías propias de la teoría de la comunicación que son
planteadas en el capítulo anterior, se trataba de un modelo estrictamente interpersonal.
Hoy en día, Telnet es menos usado que hace dos décadas, tanto por la masificación
de la WWW, como por diversas fallas de seguridad inherentes al protocolo; sin embargo,
sigue siendo empleado por entusiastas de los ambientes MUD,35 y existen diversas
versiones para sistemas operativos actuales como Windows, Linux y Macintosh.
El correo electrónico
Como ya ha sido descrito, el comando write de UNIX permitía a un usuario dentro
de una sesión de Telnet, escribir un mensaje a otro dado de alta en la computadora a
la cual estaba conectado el primero. Dolotta (1970) detalla en su artículo Functional
Specifications for Typewriter-Like Time-Sharing Terminals, que esta era la única opción
de dejar un mensaje electrónico, para los usuarios de sistemas de tiempo compartido.
Dicho mensaje no era propiamente enviado, sino que más bien era colocado por el mismo
remitente dentro del buzón del destinatario, como se muestra en la siguiente imagen:
2. El usuraio A
establece una
sesión telnet con
la computadora 2 Computadora de
Computadora de tiempo
tiempo compartido compartido
1 2
El usuario A deja
1. El usuario A un mensaje al
ingresa a la usuario B mediante
computadora 1 write
Usuario Usuario
A B
35
MUD significa Multi User Domain (o Dungeon, o Dimension; dependiendo de la fuente que se
consulte); y se refiere a espacios virtuales de interacción en tiempo real, donde una gran cantidad de
usuarios de todo el mundo se reúnen en torno a juegos de rol, como Calabozos y Dragones.
90
Este proceso era relativamente complejo e implicaba que quien enviaba el men-
saje, debía tener privilegios de acceso36 a la computadora donde el destinatario esta
ba registrado. La interacción de diversos actores entre los que destaca el colaborador
de BBN, Ray Tomlinson, 37 se tradujo en el desarrollo de un nuevo sistema de envío
de mensajes, que no requiriera de tales privilegios de acceso, y cuyo funcionamiento
fuera mucho más sencillo: el correo electrónico.
En 1971, Tomlinson adaptó una aplicación de colocación de mensajes dentro de
un mismo sistema multiusuario llamada SNDMSG, para que fuera capaz de enviar
mensajes dentro de ARPANET a otros sistemas remotos (Griffiths, 2002; Castells, 2001:
32; Sherman, 2003: 17). El mismo Tomlinson38 señala que al combinar el código de
este programa con un protocolo de transferencia de archivos llamado CPYNET, sentó
las bases para el envío de mensajes entre dos o más sistemas de cómputo distintos,
requiriendo sólo que el remitente ingresara al sistema del que era usuario. Mediante
el empleo del símbolo @,39 este autor estableció el formato que hasta hoy se sigue
empleando: usuario@computadora en la que está registrado.
El primer mensaje de prueba fue enviado por Tomlinson entre dos computadoras
PDP-10,40 que se encontraban situadas una al lado de la otra en las instalaciones de BBN,
enlazadas únicamente por medio de una conexión a ARPANET. Cuando Tomlinson estuvo
satisfecho, dio aviso al resto de los usuarios de ARPANET usando su recién desarrollada
aplicación, para explicar su uso.
Como es posible apreciar en la imagen 4, mediante el uso del correo electrónico el
proceso de envío de mensajes se simplificó notablemente para los usuarios, en compa-
ración con el comando write aplicado a través de Telnet. Todas las negociaciones de
acceso a los sistemas remotos, así como los procedimientos de envío y colocación de
mensajes, eran ahora manejados automáticamente por el protocolo de envío de men-
sajes, en un proceso que resultaba absolutamente transparente41 para los usuarios.
definidas como públicas, prácticamente a cualquiera que lo deseara. En el nombre de usuario y contraseña,
bastaba poner “anonymous”, para ingresar a estos espacios virtuales públicos.
37
En el Apéndice A del RFC 808 (Postel, 1982: 6), es posible encontrar una lista de los principales
actores relacionados con el desarrollo inicial del correo electrónico. Como es posible apuntar, Tomlinson
se basó en el trabajo de muchos de ellos.
38
Información disponible en http://openmap.bbn.com/~tomlinso/ray/firstemailframe.html
39
Mientras que español este símbolo recibe el nombre de “arroba”, en inglés significa “at”, literal-
mente “en”; sentido mucho más cercano a su uso en las direcciones de correo electrónico.
40
Fabricadas por Digital Equipment Corporation.
41
En las Ciencias de la Computación, el término transparente es usado para referirse a procesos
que se llevan a cabo sin que el usuario se percate de su complejidad técnica ni la totalidad de los pasos
91
2. La computadora 1
envía el mensaje del
Computadora usuario A Computadora
de tiempo de tiempo
compartido compartido
1 2
1. El usuario A 3. El usuario B
ingresa a la recibe el correo
computadora 1 y electrónico del
envía un correo ususario A en su
electrónico al buzón de entrada
usuario B
Usuario Usuario
A B
Fue tal el impacto social que causó el correo electrónico introducido por Tomlinson,
que Licklider y Vezza (1988) destacan que ARPANET pronto se convirtió en un medio de
comunicación humano con importantes ventajas sobre el correo postal y el teléfono,
sobre todo en lo relativo a la combinación que hace de velocidad, alcance e informalidad.
En el RFC 1336 se cita lo que David Clark declaró acerca de la importancia comunicativa
del correo electrónico:
No es apropiado pensar en las redes como dispositivos que conectan computadoras. Más
bien, ellas conectan personas a través de computadoras como mediadoras. El gran éxito de
Internet no es técnico, sino de un impacto humano. El correo electrónico puede no ser un
avance fabuloso para las Ciencias de la Computación, pero es una forma completamente
nueva de comunicar a la gente (Malkin, 1992: 14).
Licklider y Vezza sugieren que una vez que se dispuso del correo electrónico como
herramienta comunicativa, quienes participaban en la implementación de la red, la apro-
vecharon de tal manera que la velocidad con que ocurrieron muchos de los desarrollos
posteriores sólo puede explicarse en función del impacto que tuvo esta herramienta.
Usenet
El creciente uso del correo electrónico posibilitó novedosas interpretaciones de esta
tecnología en desarrollo, de manera que se rompiera con los modelos de comunicación
92
interpersonal que habían prevalecido en la red en su etapa inicial. Una de estas formas
alternativas de aplicar el correo electrónico tuvo que ver con la posibilidad de enviar
un mensaje a más de un usuario a la vez, en lo que se conoce como listas de correo,
y que dio lugar al surgimiento de procesos de comunicación intergrupales.
Bajo tal esquema de comunicación de uno a muchos, un usuario podía integrar un
grupo de receptores a partir de las direcciones contenidas en su propio directorio, y
luego, enviar un mensaje al grupo. Para que los usuarios receptores pudieran comuni-
carse con el resto del grupo, era necesario que recibieran la lista completa del mismo,
para ser agregada una a una, a su propio directorio. Como es evidente, este modelo
era altamente dependiente de los usuarios, quienes debían asegurarse de aplicar en
sus directorios, todas las altas y bajas de los integrantes del grupo integrado por ellos.
A pesar de ello, desde una perspectiva sociotécnica, esto representó una solución a la
necesidad de enlazar a grupos de usuarios, en lugar de sólo pares de usuarios.
En 1979, Tom Truscott y Jim Ellis, dos estudiantes de posgrado de la Universidad
de Duke, propusieron otra trayectoria de solución a dicha necesidad. Retomando la
metáfora de los tableros de anuncios presentes en muchos campus universitarios, de-
sarrollaron una nueva red que en sus inicios era totalmente independiente de ARPANET
y cuyo propósito expreso era enlazar personas unas con otras. De esta manera, Usenet
constituyó el primer sistema organizado de grupos de discusión, en el que la adminis-
tración de los grupos y la distribución de mensajes, estaba totalmente automatizada
(Erickson, 1993; Sherman, 2003).
Una de las características más destacadas de Usenet, es que permitió el intercam-
bio de artículos42 entre los usuarios suscritos en sus grupos de discusión, a través de
direcciones de correo electrónico. En marzo de 1986 se adoptó el protocolo TCP/IP, lo
que permitió emplear nodos de Internet. Es a partir de este momento, cuando Usenet
paulatinamente deja de existir como red independiente, para transformarse en un
servicio más de Internet (Spafford, 1999).
Desde la perspectiva de los usuarios, Usenet posibilitó interpretaciones de esta tec-
nología que no sólo actuaron como una nueva herramienta comunicativa intergrupal
entre el conjunto de usuarios ya presentes, sino que permitieron la creación de grupos
de discusión sobre los temas más variados. Una vez que estuvo a la disposición de quie-
nes eran usuarios de Internet, éstos se apropiaron43 de ella y se facilitó el surgimiento
de nuevas redes de participantes. En algunos casos, se alcanzó tal cantidad de lectores
y autores de artículos, que es posible hablar de un sistema de comunicación mediado
Posts en el original.
42
93
por computadora entre grandes grupos que rompían por completo las dimensiones de
tiempo y espacio.
En 1995 la empresa DejaNews empezó a ofrecer el servicio de búsqueda vía WWW
sobre una amplia colección histórica de artículos de Usenet; y en 2001, la empresa
Google adquirió esta base de datos e incorporó sus contenidos a los resultados de su
motor de búsqueda, de manera que actualmente es posible consultar algunos de los men-
sajes más importantes en la historia de Internet, como el artículo de Richard Stallman
anunciado la creación del proyecto GNU44 (septiembre de 1983), el inicio del proyecto
Linux,45 por Linus Torvalds (octubre de 1991) y la liberación de la primera versión del
navegador Mosaic, por Marc Anderseen (marzo de 1993); entre otros.46
Usenet cobró una gran importancia dentro del desarrollo de Internet, en función
de las amplias facilidades comunicativas que brindaba a los grupos de participantes
en su desarrollo, particularmente en el establecimiento de “conversaciones”,47 en las
que se desarrollaba algún tema en particular citando comentarios anteriores y dando
lugar a complejas discusiones. De esta forma, estos académicos pudieron comunicarse
en estructuras intergrupales a partir de redes sociotécnicas altamente flexibles, poco
burocráticas y con acomodos jerárquicos fundamentalmente horizontales; dando lugar
a una verdadera zona de desarrollo próximo virtual.
De esta forma, es posible observar cómo los participantes en el desarrollo de
Internet dieron lugar a acomodos en los que se modificaron las posibilidades comuni-
cativas de esta red. A partir del surgimiento de nuevos recursos como Telnet, el correo
electrónico y Usenet; el campo de interacciones sociotécnicas estuvo en constante
transformación, posibilitando modelos de comunicación interpersonal y grupal. Para
poder comenzar a hablar de una dimensión masiva, fue necesaria la aparición de un
nuevo entorno que habría de modificar para siempre la estructura, usos e impacto social
de Internet: la World Wide Web (elemento al que nos referiremos más adelante).
Hasta antes de la masificación de la WWW, destacan las siguientes características
comunicativas de Internet (entre 1971 a 1991, aproximadamente, periodo que com-
prende la aparición de las aplicaciones que hemos explicado):
44
Siglas recursivas que significan GNUis Not Unix, y que son la base del movimiento de software
libre.
Principal sistema operativo elaborado bajo el proyecto GNU.
45
94
48
Sistema de búsqueda de información elaborado en 1990 por Alan Emtage, Bill Heelan, y Peter J.
Deutsch, estudiantes de la Universidad McGill en Montreal. Basado en el protocolo FTP (File Transfer
Protocol), era capaz de construir una base de datos en la que se hallaban indexados los nombres de las
carpetas y sus archivos, accesibles por FTP (Deutsch, 1992).
49
Sistema de búsqueda de información desarrollado en la Universidad de Minnesota en 1991, que era
capaz de construir bases de datos indexadas, a partir del contenido de los documentos en línea (Anklesari,
McCahill, Lindner, Johnson, Torrey y Alberti, 1993).
50
Internet Relay Chat. Sistema de comunicación interactiva en tiempo real desarrollado por Oikarinen
en 1988, y que funciona dentro de una interfase de sólo texto, entre muchos usuarios organizados dentro
de canales (Oikarinen y Reed, 1993).
95
Mediante el uso de caracteres del código ASCII en arreglos matriciales, era posible la elaboración
51
de complejos diseños monocromáticos de baja resolución que reproducían prácticamente cualquier tipo
de imagen.
52
Smileys en el original. A partir de la combinación de unos cuantos caracteres ASCII en secuencia
horizontal, era posible expresar emociones, como la alegría :) o la tristeza :( , entre otros.
96
lectura no lineal en los que el enlace y el destino son relacionados de manera lógica
por quien haya construido esta correspondencia hipertextual.53
Desde una perspectiva técnica, la WWW se encuentra limitada a toda aquella in-
formación que circula con base en el protocolo HTTP y que la distingue de la que es
transmitida por otros protocolos que componen el resto de Internet. En este apartado
abordaremos algunos elementos de su historia, desde una perspectiva en el que desta-
caremos sus aspectos más importantes, en relación con su construcción como un medio
de comunicación. Como plantearemos, además de constituir una nueva interfase para
las principales aplicaciones de Internet (dado su carácter multimediático), actualmente
la WWW conduce también formatos y soportes relacionados con los medios masivos
tradicionales, como la prensa, la radio, la televisión y el cine (y que serán abordados
en nuestro trabajo de campo). Es en la WWW donde, además de los modelos de comu-
nicación interpersonal y grupal observados en Internet hasta antes de su invención,
en muchos casos es posible reconocer audiencias y estructuras cercanas a los medios
de comunicación de masas.
• El carácter académico del Centro, así como el uso de los mecanismos sociales
de producción del conocimiento ya descritos.
• La necesidad de establecer un sistema que optimizara la colaboración entre
los distintos proyectos llevados a cabo en el CERN; esto es, que facilitara el
intercambio de información entre sus responsables.
Desde la teoría de la comunicación, esta persona puede ser considerada como el emisor del
53
mensaje.
54
Específicamente, Berners-Lee trabajaba en el desarrollo de software para un dispositivo conocido
como Proton Synchrotron Booster (Berners-Lee, 2000:9).
97
55
Nombre de una publicación inglesa que editada desde finales del siglo XIX y que reúne una amplia y
variada colección de datos y fuentes. Berners-Lee se inspiró en su título para bautizar el sistema Enquire
construido durante su primera estancia en el CERN.
56
Información disponible en http://public.web.cern.ch/Public/Content/Chapters/AboutCERN/Wha-
tIsCERN/WhatIsCERN-en.html
57
Información disponible en http://www.w3.org/People/Berners-Lee/Kids
98
58
Bajo la figura de fellowship.
59
Remote Procedure Call.
99
Berners-Lee (2000) señala que, desde una perspectiva técnica, Internet y el proto-
colo TCP/IP representaban un enfoque adecuado para el desarrollo de este sistema. Sin
embargo, desde una perspectiva social, se enfrentaba a una fuerte resistencia al interior
del CERN. A pesar de los esfuerzos de actores internos como Ben Segal, Internet aún
no había sido incorporada a los recursos de este Centro de investigación por varias
razones, entre las que Berners-Lee destaca el origen fundamentalmente estadounidense
de esta red, que se enfrentaba a la entonces intensa participación de una gran cantidad
de científicos europeos en la definición de otra red internacional de cómputo bajo la
coordinación de la Organización Internacional de Estándares (ISO).
A pesar de los esfuerzos de Berners-Lee, la primera propuesta no consiguió generar
el interés suficiente dentro de los grupos sociales relevantes al interior del comité de
aprobación. Aunque no fue expresamente rechazado, tampoco recibió respuesta algu-
na. Al ser un Centro de investigación en Física, Berners-Lee sugiere la inexistencia
de una red social capaz de apoyar proyectos ajenos al eje central del CERN. En mayo
de 1990, Berners-Lee vuelve a presentar esta iniciativa, y nuevamente, no cuenta con
el apoyo social suficiente para ser aceptado.
No obstante de estos inconvenientes, hubo un inesperado elemento que ayudó
a Berners Lee a impulsar el desarrollo de la WWW. Mike Sendall, su jefe inmediato,
autorizó a mediados de 1990 la adquisición de una computadora personal marca
NeXT60 a Berners-Lee. Esto le permitió dedicar parte de su tiempo a la codificación e
implementación de la WWW, justificando su trabajo como un proyecto de investigación
hecho en torno al sistema operativo y el ambiente de programación de este nuevo
modelo de computadora.
A decir de Berners-Lee (2000), Robert Caillau se convirtió en uno de los más
entusiastas apoyos al avance de este sistema hipertextual, especialmente por la solu-
ción que representaba al problema de la incompatibilidad de sistemas operativos y
formatos dentro de la heterogénea base de cómputo instalada en el Centro. Caillau
reescribió la propuesta en los términos que ―con base en su mayor antigüedad en el
CERN―, consideró que podrían ser más significativos para el comité de aprobación.
Asimismo, recurrió a su red social presente en este sitio y llevó a cabo labores de
cabildeo a favor de la WWW, los cuales se tradujeron en la obtención de recursos de
apoyo, como ayuda de becarios, computadoras y un espacio de oficina.
Estación de trabajo desarrollada a finales de la década de 1980 por Steve Jobs, cofundador de
60
Apple Computers, y que salió a la venta en 1990. Sus capacidades permitían operaciones multitarea,
reproducción de documentos multimedia y velocidades de operación que estuvieron disponibles en las
computadoras personales compatibles con el sistema PC, casi una década después.
100
Bajo este nombre se conoce a las aplicaciones o programas de red que son empleados por los
61
101
Expansión de la WWW
Una vez que los principales componentes de la WWW se encontraron disponibles, fue
necesario para Berners-Lee y sus colaboradores, difundir su existencia y caracterís-
ticas entre los usuarios de Internet. Para lograrlo, este autor señala haber recurrido
de forma muy intensa a algunas de las aplicaciones comunicativas que ya hemos
descrito, principalmente el correo electrónico y Usenet. Por ejemplo, la noticia de
la existencia del proyecto de la WWW por Tim Berners-Lee, fue anunciada el 20 de
agosto de 1991 en los grupos usenet<comp.sys.next.announce> y <alt.hypertext>.
La reproducimos a continuación de forma íntegra tanto por su importancia histórica,
como por algunos de los elementos que incluye, entre los que destacan la optimista
visión del autor sobre su propuesta:
102
El énfasis es nuestro.
68
70
Hecho por Nicola Pellow para la plataforma Macintosh.
71
Programado por Marc Andreessen y Eric Bina del Centro Nacional para Aplicaciones de Super-
cómputo (NCSA) para PC.
72
Por sus siglas en inglés General Public License. Se trata de una figura jurídica que impide a cual-
quier individuo o institución la explotación exclusiva de un código de cómputo. Es una de las principales
bases del movimiento de software libre GNU, como es definido por Stallman (2002).
103
misma figura, el 30 de abril de ese año, el CERN optó por dar su autorización oficial
a cualquier persona para usar el conjunto de aplicaciones desarrolladas en torno a
la Web, de forma totalmente gratuita y libre, con cualquier propósito, incluyendo la
explotación comercial (Berners-Lee, 2000: 74).
Desde una perspectiva sociotécnica, es posible sugerir además la importancia que
tuvieron los protocolos desarrollados por Berners-Lee, en el proceso de popularización
de la WWW. Como este mismo autor señala (2000: 36), hubo tres elementos sin los
cuales no se hubiera podido lograr la construcción de una red de proporciones globales:
los identificadores universales de recursos (URL), el protocolo para la transferencia de
hipertexto (HTTP) y el lenguaje de marcado de hipertexto (HTML).
La influencia de estos tres elementos se tradujo en el ya mencionado diseño de
una red de estructura abierta y descentralizada. Tanto el URL, como el HTTP fueron
propuestos como protocolos que se incorporaban sin obstáculo alguno al TCP/IP, por lo
que su implementación dentro del existente conjunto de tecnologías dadas por Internet
no planteaba mayores complejidades técnicas. Por otro lado, su descentralización
permitía que se fueran agregando nuevos nodos, sin necesidad de la aprobación de
entidad alguna.
Gracias a estos elementos técnicos y en el espíritu del ya citado mensaje de Bernes-
Lee, cada usuario que lo deseara podía establecer sus propios servidores sin tener
que esperar la aprobación de ningún comité encargado de supervisar las operaciones
cotidianas de la WWW. Por otro lado, los documentos colocados en estos dispositivos
podían ser accesados por cualquier usuario, sin importar su tipo de conexión a Inter-
net, modelo de computadora, sistema operativo o aplicación empleada. Cualquiera
podía además establecer enlaces a tales contenidos electrónicos, de manera que otros
usuarios pudieran localizarlos.
El crecimiento de la WWW se dio de forma más o menos simultánea a la expansión
de Internet ocurrida a inicios de la década de 1990. Planteamos que tal sincronicidad
estuvo influida por la evolución de tres elementos relacionados con los sistemas de
cómputo que ya hemos mencionado: las interfases gráficas (GUI)73 con los usuarios
en los sistemas de cómputo personales, la introducción al mercado de computadoras
personales a precios relativamente accesibles y el papel de los ISP74 en la facilitación
del acceso a Internet.
Como ya señalamos, a inicios de la década de 1980, las interfases con los usuarios
disponibles en la mayoría de los sistemas de cómputo, sólo eran capaces de desplegar
información en formato de bloques de texto, y además requerían competencias
73
Graphic User Interface.
74
Por sus siglas en inglés, Internet Service Providers (proveedores de acceso a Internet).
104
tecnológicas considerables por parte de los usuarios. Como lo hemos dicho, el manejo
de Internet en su primera etapa de existencia implicaba un conocimiento, al menos
básico, de sistemas operativos multiusuario como Unix, lo que frecuentemente limita-
ba su uso a los ámbitos académicos y, más específicamente, a los relacionados con la
ingeniería, las matemáticas y las ciencias de la naturaleza,75 dentro de computadoras
de tiempo compartido. El lanzamiento comercial masivo de las primeras computado-
ras con interfases gráficas ocurrió en 1984 con la Apple-Macintosh,76 contribuyendo
a lo que Castells denomina una “informática fácil para el usuario” (1996: 70). Sin
embargo, por varios motivos, el uso de las computadoras Macintosh permaneció li-
mitado a un sector muy específico de usuarios, y no fue sino hasta el lanzamiento del
sistema Windows de Microsoft (con su primera versión en 1985) para computadoras
compatibles con el modelo de IBM-PC, cuando las interfases gráficas realmente se
popularizaron, dada la posición crecientemente dominante de este modelo en el mer-
cado de las computadoras personales a nivel mundial.
En lo relativo al acceso mismo a Internet, a finales de la década de 1980, éste era
relativamente escaso y por lo general, sólo era posible en los campus universitarios,
centros de investigación y algunas entidades gubernamentales; al menos mientras
esta red fue operada con recursos públicos de Estados Unidos, a través de la agencia
ARPA. Aquellos usuarios con las habilidades suficientes para tener acceso a las redes
de cómputo que no pertenecían a los ámbitos académicos o militares, participa-
ban en redes independientes de usuarios como FIDONET77 o en servidores BBS78
Estas ciencias se relacionan con disciplinas como la química, la física y las ciencias biológicas.
75
Es importante precisar que las interfases gráficas son un desarrollo anterior al lanzamiento de
76
la Macintosh. Algunos de sus antecedentes más remotos pueden ser encontrados en sistemas como el
SAGE, usado por la Fuerza Aérea estadounidense para el seguimiento de misiles balísticos en la década
de los 1950. Sin embargo, las GUI desarrolladas específicamente para computadoras personales pueden
ubicarse en el Palo Alto Research Center de Xerox, entre finales de la década de 1970 y principios de
la de 1980.
77
La red FIDONET se basó en un software escrito por Tom Jennings y que permitía a distintos BBS
establecer contacto entre sí por vía telefónica. De esta manera, cualquier usuario de cualquier BBS que
fuera parte de FIDONET podía establecer contacto con sus pares bajo este entorno, permitiéndole enviar
correos electrónicos, participar en foros de discusión o intercambiar archivos. Cerca del final de su
operación, FIDONET se había convertido en una red de alcance mundial; y fue la popularización de
Internet la que provocó el abandono por parte de sus usuarios, quienes migraron en su mayor parte a la
llamada Red de Redes (Jennings, 1985).
78
Por sus siglas en inglés, Board Bulletin System. Eran servidores que contaban con interfases de texto
y que eran habilitados por usuarios particulares, a los que otros usuarios podían conectarse mediante los
módems telefónicos de sus computadoras. Muchos de estos sistemas operaban con una sola línea telefó-
nica, por lo que sólo podía haber un máximo de dos usuarios a la vez: el administrador del sistema, si se
105
encontraba presente, y el usuario remoto. Cada conexión sincronizaba los archivos del servidor BBS con
los de la computadora del usuario, de manera que era posible el manejo de foros de discusión asincrónicos
y el intercambio de todo tipo de archivos.
79
Algunos de estos primeros ISP son America On Line (1991) y Mind Spring (1994), sin embargo,
destaca el caso de Compuserve que, desde finales de la década de 1970 ya ofrecía una amplia variedad
de servicios en línea, incluyendo correo electrónico y chat, dentro de su red privada.
80
Peer to peer, o de persona a persona.
106
Grupo de navegadores que han sido desarrollados a partir del código del navegador Netscape,
81
convertido en software de código abierto en 1998. El más conocido de este grupo es Mozilla/Firefox
(D´souza, Hildebrand e Israeli; 2004).
82
El segundo modo se conoce como webcast y está inspirado en el término broadcast, que es usado
para referirse a las transmisiones de la radio y la televisión abiertas.
107
En la actualidad, los estudios HCI (Human–Computer Interaction) constituyen uno de las principa-
83
les enfoques académicos dedicados al análisis de las interfases de los sistemas de cómputo, en relación
con su diseño y el impacto que tienen en diversos procesos cognitivos humanos (percepción, memoria,
etcétera).
108
A
lgunas de las particularidades en el empleo de Internet como medio de comu-
nicación, pueden entenderse a partir de la presencia del lenguaje hipertextual
empleado en aplicaciones como la WWW, el correo electrónico, las redes P2P,
los servicios de mensajería instantánea de última generación y las herramientas para
la administración de redes sociales en línea. Como planteamos en el primer capítulo,
en Internet tienen lugar actos comunicativos en los que los emisores y receptores
pueden desempeñar simultáneamente ambos papeles, en lo que Cloutier identifica
como emerecs y que nosotros hemos llamado lecto-escritores. Esta condición deriva
de una gran cantidad de factores, entre los que podemos mencionar los usos sociales
de la tecnología y las habilidades técnico-comunicativas de los usuarios. Sin embargo,
creemos que la complejidad con la que tienen lugar ciertos actos comunicativos media-
dos a través de Internet, se posibilita precisamente por su dimensión hipertextual. Esto
nos lleva a plantear que, si Internet es un medio de comunicación con características
que la distinguen de otros medios electrónicos, esto se relaciona con la presencia y
aplicación del hipertexto en tales entornos.
Por esto en el presente capítulo buscaremos desarrollar el hipertexto como cate-
goría de análisis, a partir de una revisión de los principales aspectos del corpus teórico
que ha sido construido al respecto. De esta manera, podremos identificar algunas de
sus características más notables en el análisis que haremos de Internet como medio
de comunicación en el siguiente capítulo, y que nos permitirán entender con mayor
profundidad cómo es que se llevan a cabo ciertos actos comunicativos en este entorno.
En otras palabras, trataremos de establecer que el hipertexto posibilita la realización
109
Como Lister, Dovey, Giddings, Grant y Kelly (2003: 19) lo señalan, la interactividad es un término
1
ampliamente usado, que puede referirse a muchos fenómenos. Nosotros entenderemos la interactividad
a partir de los diversos grados de control, manipulación y modificación, que los usuarios pueden tener
con respecto a 1) un sistema de cómputo y 2) los elementos simbólicos que es capaz de representar.
110
2
Bardini (1997) señala que, además de este artículo de Bush, tanto Nelson como Engelbart, recono-
cen haberse inspirado también en el trabajo del lingüista Benjamin Lee Whorf, quien en 1927 introdujo
el concepto de la conexión de ideas en los procesos de comunicación. Bardini sugiere que la principal
contribución de Whorf al posterior desarrollo del hipertexto fue la idea de que se dan saltos conceptuales
producidos a partir de correspondencias semánticas.
3
Delisle y Schwartz, 1987; van Dam, 1988; Landow, 1997; Bianchini, 1999; Whitehead, 2000;
Legget y Shipman, 2004; Wardrip-Fruin, 2004.
111
4
Nelson tomó este nombre del poema Kubla Khan de Samuel Taylor Coleridge, en el que se refiere
a “un lugar mágico para la memoria literaria” (Conklin, 1987: 23).
5
Traducción propia. En su trabajo original, Nelson se refiere a enlaces entre distintas listas y no
documentos, sin embargo, este segundo término es más cercano al concepto que actualmente se tiene
del hipertexto y sus enlaces.
6
Entre los que destacan Delisle y Schwartz, 1987; Nielsen, 1987; Van Dam, 1988; Bianchini, 2000;
Toshniwaly Agrawal, 2004 y Lamarca, 2006.
112
7
El Hypertext Editing System funcionaba en una computadora multiusuario IBM 360/50 de forma aislada;
es decir, no formaba parte de una red de cómputo (Carmody, Gross, Nelson, Rice, y van Dam: 1969).
8
Dispositivo del que Engelbart fue el propio inventor.
9
Como se mencionó en el capítulo anterior, se trata de la entidad académica encargada de la mayor
parte de la investigación que derivó en el desarrollo de la red ARPANET.
10
Sólo como referencia, diremos que fue el mismo año en el que se establecieron los primeros nodos
de ARPANET.
11
Hasta finales de la década de 1960, los distintos sistemas hipertextuales funcionaban de manera
completamente independiente unos de otros, y los archivos generados por ellos eran casi siempre in-
compatibles entre sí.
113
A partir de lo planteado por De Rose, Durand, Mylonas y Renear (1990: 4), podemos decir que
12
este marcado se refiere a un proceso en el que a un texto se le agregan indicaciones sobre la manera
en que será representado visualmente en un dispositivo de despliegue, generalmente una pantalla de
computadora, de acuerdo con su tipo de letra, tamaño, espaciamiento y márgenes; entre otros atributos
expresivos.
13
Como lo señalamos en el capítulo anterior, SGML significa Standard General Markup Language,
por sus siglas en inglés.
14
Generalmente estos dispositivos consistían en pantallas de computadoras e impresoras.
15
Hyper Text Markup Language.
114
Con base en las categorías que planteamos en el capítulo I para los actos comunicati-
vos, podemos decir que la WWW no fue el primer sistema en posibilitar la realización de
16
En HTML, las indicaciones del lenguaje o comandos se escriben entre los signos < y >.
115
este tipo de procesos en línea. Tanto las sesiones de Telnet como el correo electrónico,
ya lo permitían. Sin embargo, se trató de la primera aplicación que admitía la interac-
ción de emisores y receptores, a partir de un conjunto de documentos multimediáticos17
que podían ser modificados18 y relacionados entre sí a partir de los enlaces definidos
por Nelson (1965).
Luego de la primera versión del HTML publicada por Berners-Lee en 1991, Raggett,
Lam, Alexander, Kmiec y Alexander (1997) sostienen que ante la aparición de nuevos
navegadores web que aportaban el uso de etiquetas que ampliaban sus posibilidades
expresivas, el HTML sufrió diversas modificaciones. A lo largo de dos décadas (1991-
2011), este lenguaje ha presentado varias versiones, siendo la más reciente19 la versión
5 (W3C, 2011). De esta forma se pasó de tener un lenguaje que sólo mostraba un tipo
de contenido por ventana (texto e imágenes estaban separados en la versión original
de Berners-Lee), a complejos esquemas de marcos, tablas, y de varios formatos en
un mismo nodo.
De forma paralela al HTML, se han desarrollado otros sistemas de representación
hipertextual para la Web, como el XHTML. Con base en documentos del Consorcio
W3C, en su versión 2.0, este lenguaje es definido como una herramienta para la
representación de una amplia variedad de documentos en la WWW. Se trata de un com-
plemento a los lenguajes de marcado actualmente utilizados, y cuenta con atributos
que lo hacen más flexible en la presentación de información, independientemente de
los dispositivos de acceso, plataformas, sistemas operativos o navegadores utilizados
(W3C, 2006).
Es importante aclarar que el surgimiento de XHTML no implica la desaparición del
HTML. Este último es un lenguaje ampliamente usado y sigue siendo reconocido por
las más recientes versiones de los navegadores hoy en día. Incluso, desde una pers-
pectiva técnica, se trata de lenguajes de marcado que pueden coexistir en el código de
un mismo documento web. Dentro de este tipo de archivos, es usual que el marcado
inicial indique que se trata de uno de tipo HTML, aunque posteriormente sea posible
incrustar otra clase de códigos hipermediáticos, entre los que es posible mencionar el
XHTML y subrutinas Java;20 entre otras (Neumüller, 2000). Serán las comunidades de
Esto es, a partir de diversos formatos además del texto, como imágenes estáticas (inicialmente) y
17
116
Informática
Dentro de este grupo destacan los trabajos de autores que se desenvuelven en el área
de las ciencias informáticas y de la computación. La mayoría de los estudios aquí
citados han sido escritos por algunos de los actores más destacados en la implemen-
tación práctica descrita en la sección anterior, y que desde sus primeros momentos
propusieron diversas definiciones conceptuales en las cuales basaron su trabajo prác-
tico. Como ya apuntamos, la primera propuesta presentada hacia una definición del
hipertexto, corresponde a Theodor Nelson:
Con base en esta definición inicial, una gran cantidad de autores de esta corriente,
han presentado diversas reelaboraciones en las que el significado del término ha sido
independiente por los navegadores que cuentan con esta extensión (plugin).
117
el resultado de más o menos complejas negociaciones entre ellos (Bardini, 1997). Por
ejemplo, para Smith y Weiss (1988) el hipertexto consiste en una estrategia derivada
de la administración de la información, en la cual existen datos almacenados en una
red de nodos conectados por enlaces. Estos nodos pueden contener texto, gráficas,
audio y video, así como otras clases de datos. Tal red de nodos fue identificada pre-
viamente por Conklin (1987) como una base de datos, otorgándole a este elemento
el nivel de condición sine qua non para la existencia de un sistema hipertextual. Este
mismo autor destaca la dimensión técnica del hipertexto, y lo define como una serie
de enlaces manejados por una máquina, noción que es retomada por Balasubramanian
(1993), quien subraya que tales enlaces pueden ser colocados tanto dentro, como entre
distintos documentos, y que permiten una organización no lineal de sus contenidos.
Para Nielsen, el hipertexto es: “El enlazado no secuencial entre distintos elementos
de texto u otro tipo de información. Si el foco de tal sistema o documento es de tipo
no textual, entonces con frecuencia se emplea el término ´hipermedia´” (1987: 27).
Otras definiciones como las presentadas por Conklin (1987), Delisle y Schwartz
(1987), Oren, (1987) y Halasz (1988), son hechas en el mismo sentido general, donde
el elemento clave está dado por el sistema informático que posibilita la existencia de
tales enlaces y documentos referenciados/referenciantes, como podemos apreciar en
sus respectivas citas:
Quizá una buena descripción del hipertexto debería centrarse en su capacidad de conver-
tirse en un sistema de cómputo usado para potenciar el pensamiento y la comunicación
(Conklin, 1987: 32).
La idea central del hipertexto consiste en un texto que puede ser lineal o no lineal. En un
sistema hipertextual, los documentos consisten en una colección de nodos conectados por
enlaces directos […] El contenido de tales nodos no se restringe al texto. Pueden representar
imágenes, gráficas, una combinación de ambos, sonidos digitales o incluso animaciones
(Delisle y Schwartz, 1987: 169).
El hipertexto se define como una lectura y escritura no secuencial. Los documentos alma-
cenados en un sistema hipertextual tienen la propiedad de posibilitar referencias cruzadas
activas. Esto significa que es posible tener acceso al documento citado, siguiendo el enlace
en la pantalla de la computadora […] Tales documentos son llamados nodos. Un conjunto
de enlaces forman una red hipertextual (Oren, 1987: 291).
Hipermedia es un estilo de construcción de sistemas de representación y administración
de información hecha alrededor de una red de nodos multimedia conectados entre sí por
enlaces (Halasz, 1988: 836).
118
Corriente social-humanística
La teoría social crítica, la teoría literaria, la lingüística, la semiótica y la filosofía
―entre otras disciplinas―, han abordado el fenómeno del hipertexto con una pro-
fundidad conceptual que es interesante resaltar. Como veremos, las aportaciones
hechas desde estos enfoques, destacan la influencia del hipertexto en los procesos de
percepción y de construcción de sistemas de símbolos (Moulthrop, 1991; Neumüller,
2000) generados en estos medios electrónicos, con características no secuenciales que
superan las limitaciones del papel planteadas por Nelson (1965).
El presente apartado inicia con un breve recorrido por algunas definiciones del
hipertexto desde esta perspectiva. Posteriormente, hablaremos de algunas caracterís-
ticas generales del hipertexto, como la no linealidad y la interactividad que posibilita,
para después pasar al abordaje de las principales categorías que permiten describir
este tipo de sistemas, a partir de sus elementos más destacados, como son los nodos,
119
120
El hipertexto consiste en temas y sus conexiones: tales temas pueden ser párrafos, oraciones
o palabras simples. Un hipertexto es como un libro impreso en el cual el autor tiene dis-
ponible un par de tijeras para cortar y pegar pedazos de redacción de tamaño conveniente.
La diferencia es que el hipertexto electrónico no se disuelve en una desordenada carpeta
de anotaciones: el autor define su estructura definiendo conexiones entre esas anotaciones
(Bolter en Bianchini, 2000).
No linealidad e interactividad
Como hemos planteado, el hipertexto presenta características distintivas a partir de
la posibilidad que tiene de conectar un determinado conjunto de nodos, en estructuras
y contenidos que pueden ser modificadas por sus usuarios (Bieber, Vitali, Ashman,
Balasubramanian y Oinas-Kukkonen, 1997). La no linealidad y la interactividad
presentes en estos ambientes, cambian la forma en que tales usuarios pueden rela-
cionarse con los textos. Enseguida abundaremos en torno a estos aspectos, con base
tanto en lo que Landow (1994) identifica como Teoría del hipertexto, como en las
aportaciones de otros autores.
121
Estos rizomas21 a los que hemos hecho referencia, surgen de una metáfora que fue
planteada como parte del discurso del postestructuralismo, y que mencionaremos
brevemente debido a sus acercamientos a la teoría del hipertexto, desde los puntos de
vista social-humanísticos. Ante los procesos de descentralización planteados por esta
corriente, Deleuze y Guattari (en Moulthorp, 1994) hacen una serie de reflexiones en
las que exploran nuevas formas de organización social y cultural. El concepto central
planteado por estos autores consiste en la construcción de un nuevo orden definido
por los cruces y encuentros transversales, en lugar de la objetivación y las estructuras
jerárquicas rígidas que han prevalecido en la cultura occidental. De esta forma, el
rizoma es propuesto como una red distribuida y caótica, con conexiones que pueden
ir de y hacia cualquier punto. La mente humana, dicen Deleuze y Guattari, está llena
de rizomas, más que de esquemas jerárquicos inconexos y, desde esta perspectiva, el
lenguaje se concibe como un inusual juego de paralogias,22 como una estrategia que
busca trascender el tradicional orden logocéntrico.
Podemos señalar que estas apreciaciones postestructuralistas en torno a las es-
tructuras rizomáticas cognitivas y lingüísticas, presentan grandes semejanzas con las
problematizaciones que identificamos en Bush (1945), Engelbart (1962) y Nelson
(1965) en torno al hipertexto. Como fue mencionado, las conexiones y asociaciones
que se establecen entre distinto nodos, dan lugar a estructuras relacionales que no
necesariamente pueden ser ordenadas taxonómicamente y que, dicho en términos de
los social-humanísticos, son de tipo rizomático.
Por otro lado, como Landow (1994) sugiere, estos esquemas conectivos implican
para los usuarios, la posibilidad de actuar sobre una estructura hipertextual más allá
de la simple lectura; lo que constituye una indiscutible interactividad con el texto. A
partir de lo propuesto por Bettetini (en Estebanell, 2000), Dix, Finlay, Abowd y Beale
(2004) y Ficarra (2006), es posible entender esta cualidad del hipertexto como un
proceso de intercambio de información que tiene lugar entre el usuario y un sistema
de cómputo. Tal intercambio se posibilita a través de diversos mecanismos, como son
las líneas de comando, los menús, las peticiones de información,23 los formatos y el
click hecho a través de dispositivos apuntadores, como el ratón.
21
Conviene recordar que en la botánica, los rizomas se refieren a intrincadas estructuras horizontales
extendidas, en las que se desarrollan algunas plantas, como el lirio y el césped.
22
Esta palabra no se encuentra en el Diccionario de la Lengua Española, sin embargo, como Diéguez
(2006) plantea, ha sido usada desde el posmodernismo por Lyotard para referirse a una exhortación al
disenso, al abandono de las viejas reglas metodológicas, a la aceptación de nuevas ideas contrarias a
las vigentes.
23
Query, en el original.
123
24
Landow cita específicamente un ensayo de Foucault sobre el papel del autor, que es posible con-
sultar en Language, countermemory, practice: selectedessays and interviews (1977).
25
Wreaders, en el original.
124
125
Un aspecto que estos autores destacan es que, tanto en lo relativo a los enlaces
como los nodos, los niveles de interacción más altos están dados por posibilidades
en las que se modifican las estructuras del sistema hipertextual, con la creación de
nuevos enlaces, en el primer caso, y de nuevos nodos, en el segundo.
Con base en estas características del hipertexto, Aarseth (1997) señala que una de
las principales diferencias entre los textos tradicionales y el hipertexto radica en el
papel que desempeña el usuario. Según este autor, en una narración lineal-impresa,
no importa cuán intensa sea la actitud del lector ante el texto, éste puede especular,
hacer conjeturas y extrapolaciones, pero como en un juego de futbol, no dejará de
ser un espectador impotente. En cambio, en el hipertexto, el lector se convierte en un
actor, en un protagonista. Si el texto tradicional puede implicar seguridad y estabili-
dad, en el hipertexto el riesgo y la tensión son constantes ante las posibles elecciones
y acciones del lecto-escritor.
Este cambio en la relación entre el lector y el escritor en un sistema hipertextual, es
planteado por Legget y Shipman (2004) como una característica básica de los medios
interactivos. Ambos proponen siete categorías para describir tal interactividad en un
sistema de este tipo:
126
Esto guarda una estrecha relación con lo ya comentado por Aarseth (1997) sobre la no linealidad.
26
Indirection, en el original.
27
28
Es necesario apuntar que las versiones más recientes de aplicaciones como el Messenger de Mi-
crosoft, sí posibilitan la construcción de un registro de las conversaciones que ocurren entre los usuarios
que llevan a cabo este tipo de intercambios comunicativos.
127
Podemos decir que si bien es cierto que puede haber relaciones más dinámicas en-
tre el texto y el usuario lecto-escritor, esto no se halla implícitamente presente en
todos los sistemas hipertextuales por el simple hecho de serlo, y la WWW es uno de
los ejemplos más claros. La interactividad puede ser anulada casi por completo en
hiperdocumentos que sean construidos con la misma linealidad y monomedialidad,
que si fueran textos impresos. Creemos que el entusiasmo de algunos autores sobre
el papel del usuario pudiera ser moderado en función de lo ya dicho.
Sistema hipertextual
A partir de los trabajos revisados en la primera parte del capítulo, entenderemos por
sistema hipertextual aquél que, mediante el uso de un sistema de cómputo en red, permite
128
Anclaje
Nodo
Enlace
Fuente: elaboración propia
Nodos
A partir de las aportaciones de Codina (1998), Whitehead (2000) y Lamarca (2006), los
nodos pueden ser definidos como las unidades básicas del hipertexto que contienen una
cantidad discreta29 de información bajo diversos formatos, y que pueden ser relacionados
unos con otros por medio de enlaces. Whitehead (2000) sostiene que en algunas imple-
mentaciones de software hipertextual, se han asignado diversos nombres para referirse
29
Entendido este término en su sentido matemático, es decir, como un conjunto limitado y cuantificable.
129
30
Frames, en el original.
31
Cards, en el original, en clara alusión al ya mencionado sistema Hyper Cards.
130
Aarseth (1997), estos contenidos ciertamente dan lugar a estructuras verbales, pero
también agregan una dimensión paraverbal que amplía sus posibilidades expresivas.
Rebasando lo que Landow llama un logocentrismo en los textos impresos, este autor
señala las posibilidades que el hipertexto tiene de trascender tales limitaciones expre-
sivas: “Porque los sistemas hipertextuales enlazan pasajes de texto verbal e imágenes
con la misma facilidad, con que enlazan dos o más pasajes verbales, el hipertexto
implica hipermedia” (Landow, 1997: 59).
Refiriéndose a esta variedad de formas simbólicas presentes en el hipertexto, Díaz
Noci (en López García, 2005), menciona algunos de los principales elementos de lo
que identifica como un “incipiente discurso multimedia” (2005: 46):
• Texto escrito.
• Sonido.
• Imágenes fijas y en movimiento, reales o animadas.
• Bases de datos consultadas por el usuario mediante formatos de búsqueda.
• Programas autoejecutables.
• Elementos interactivos (foros de discusión, chats, encuestas, juegos, etcétera).
Una característica destacada de los nodos, sobre todo de aquellos que forman parte
de un sistema hipertextual en línea, como la WWW, se relaciona con la posibilidad de
cambio o alteración tanto de su contenido, como del nodo mismo. En la dimensión
de base de datos que en algunos casos posee el hipertexto, y que ya ha sido establecida
a partir de Conklin (1987), cada uno de sus elementos puede ser accesado, agregado,
eliminado o modificado (Murdick y Munson, 1988).
131
Como es posible apreciar, a diferencia de lo que ocurre con los documentos que
de alguna manera han pasado por un proceso de cierre ―como en el caso de los im-
presos o incluso algunos digitales como los CD-ROM― esta clase de documentos
hipertextuales en red, pueden ser objeto de modificaciones en prácticamente cualquier
momento. En muchos sitios web, es frecuente observar que los emisores reporten
la fecha en que fue hecha la más reciente modificación de los contenidos. En sitios
de creación colectiva, como la Wikipedia,32 incluso es posible tener acceso a todo el
historial de modificaciones que ha sufrido una página en particular, desde que fue
creada y hasta su última versión. Esta propiedad del hipertexto en línea es identificada
como dinamismo por Lamarca (2006).
Por otro lado, una característica del hipertexto en la que consideramos oportuno
insistir, es que no pueden existir mensajes que no se encuentren al interior de un nodo.
Por lo tanto, elementos básicos como los anclajes y enlaces, no pueden existir per se
en este contexto, sino sólo al interior de estas unidades. De forma similar, un nodo no
equivale a las formas simbólicas que pudieran hallarse en su interior, sino que éste es
únicamente la estructura lógica que las delimita; en otras palabras ―reiteramos―,
un nodo es el continente del contenido. De esta manera, no es posible ver un nodo,
sino sólo su hiperdocumento correspondiente.33
En relación con el contenido de los nodos, es posible distinguir dos clases. Puede
haber nodos cuyo contenido sea no-relacional, es decir, que no presenta anclajes ni
enlaces, y que conceptualmente guardan cierta relación con lo que Lamarca (2006)
llama nodos de información. La otra posibilidad está dada por nodos que sí incorporan
en su contenido anclajes y enlaces, y que esta autora llama nodos de distribución, dado
que permiten navegar por la estructura hipertextual de la que forman parte.
A partir de lo planteado por Lamarca (2006) acerca del origen de los nodos, po-
demos sugerir que con base en este criterio existen básicamente dos tipos: estáticos y
dinámicos. Planteamos que la diferencia entre ambos es que, mientras los estáticos
son creados directamente por los usuarios de un sistema hipertextual, y contienen
información predeterminada por tales lecto-escritores; los dinámicos surgen a partir
32
Información disponible en: www.wikipedia.org; se trata de una enciclopedia en línea de acceso libre,
construida de manera colectiva por voluntarios que participan en ella como colaboradores, editores o pa-
trocinadores. Su funcionamiento se basa en la estructura de “wikis” que son documentos hipertextuales en
la WWW que pueden ser modificados por cualquier usuario, en cualquier momento, sin otra mediación que
la revisión de sus pares, razón por la cual se lleva un registro completo de todos los cambios hechos.
33
En este sentido, Lamarca (2006) habla de que si en las obras impresas, el soporte físico de un
documento está dado por el papel, entonces el soporte del hipertexto es la pantalla de la computadora.
132
El hipertexto no utiliza como soporte el papel, sino que la información aparece en la pan-
talla. La unidad básica de un documento hipertextual es lo que se visualiza en la pantalla.
La información que aparece en una pantalla debe tener sentido por sí misma y su ubicación
en un contexto parcial y en el contexto general, debe también ser coherente conceptual y
estructuralmente (Lamarca, 2006).
34
Searchengine, como es manejado en inglés, y cuyos ejemplos están dados por servicios como
Google y LiveSearch; entre una amplia variedad.
133
y sobre el hipertexto en lo general. Sin embargo, es interesante recalcar que estas dos
perspectivas suelen coincidir en los aspectos más relevantes.
Enlaces
Los enlaces35 son uno de los elementos de nuestra concepción del hipertexto que serán
precisados. En la parte relativa a los antecedentes históricos, ya hemos mencionado que
Nelson (1965: 90) hablaba de un conector establecido por el usuario del sistema infor-
mático, que conecta dos entradas en particular. Estos enlaces, sugiere Conklin (1987: 33),
proveen una interfase en la que, con unos pocos movimientos del ratón, un usuario puede
ir fácilmente de un nodo a otro, como si se tratara de “botones mágicos”.
Desde una perspectiva técnico-operativa, tales conectores no se agregan propia-
mente al texto mismo, sino que son parte de una estructura relacional situada en un
plano lógico más allá de dicho texto.36 En otras palabras, un enlace no está físicamente
presente en los nodos, sino que sólo los relaciona. Los puntos a partir de los cuales
se marcan estos enlaces dentro del nodo, y que han sido mencionados anteriormente,
se conocen como anclajes (Codina, 1998; Larseny Higgason, 2004; Lamarca, 2006)
y serán abordados detalladamente más adelante. Basándonos en Conklin (1987), en
la imagen 6 ilustramos esta relación.
Con base en la notación usada por Codina (1998),37 en esta ilustración, {A, B
…n}, representan un conjunto de nodos dentro de un sistema hipertextual. Existe un
enlace que lleva de un anclaje situado en el nodo A, a otro en el nodo B, y que puede
expresarse como A (inicio) / anclaje-inicioÎ B (destino) / anclaje-destino, y que está representado por
el número . Los enlaces están señalados por los números y , representan
otras posibles relaciones que hipotéticamente podrían establecerse con los n-ésimos
nodos de dicho sistema.
35
Link, en el original. Otros términos usados para referirse a los enlaces son vínculo y liga (este
último resultante de una traducción literal del original en inglés).
36
Siendo aún más precisos a este respecto, un enlace corresponde a lo que en las ciencias de la
computación se conoce como apuntador, y que básicamente consiste en un vector lógico cuyo origen
está dado por el marcado del enlace, llamado anclaje. Su destino conduce a una posición especificada
por una dirección unívoca, administrada por el sistema hipertextual de que se trate (Shields, 2000).
37
Es importante mencionar que Codina (1998) no hace una explicación formal de su notación, y se
limita a decir que un enlace que va del nodo A al nodo B, puede expresarse como: A (inicio)ÎB (destino).
Los otros casos abordados en esta sección, se basan en una adaptación que hacemos de tal notación, para
indicar situaciones más precisas, como los enlaces que van de anclaje a anclaje, y que serán explicadas
más adelante.
134
2
3
2
n
A
1 3
B
Sistema lógico
Creemos necesario mencionar que entre algunos usuarios de Internet, esta termi-
nología es empleada de manera distinta. Coloquialmente hablando, es muy frecuente
que se llame enlace a lo que en la teoría del hipertexto denomina como anclaje. De
acuerdo con lo desarrollado en la teoría del hipertexto y que ya ha sido argumentado,
un enlace es invisible para el usuario, en virtud de ser un elemento lógico-relacional.
Entonces, lo que hace un usuario es dar click sobre un anclaje, que activa su corres-
pondiente enlace y el cual conduce a otro lugar dentro de la estructura hipertextual
en la que se encuentre.
Por otro lado, es interesante señalar que Nelson se refería originalmente a
los enlaces como conectores entre segmentos ubicados “en diferentes documentos”38
(Nelson, 1965: 90). Estos documentos pueden ser entendidos como las unidades en
las cuales están marcados dichos enlaces, y que han sido identificadas como nodos en las
ya citadas definiciones.39 Resulta evidente que la definición originalmente planteada
por Nelson en 1965 (antes de que se llevara a la práctica un sistema operativo de esta
Traducción propia. Originalmente, Nelson se refiere a enlaces entre distintas listas y no docu-
38
mentos, sin embargo, este segundo término es más cercano al concepto que actualmente se tiene del
hipertexto y sus enlaces.
39
De autores como Conklin (1987), Delisle y Schwartz (1987), Oren (1987), Smith y Weiss (1988)
y Halasz (1988).
135
Enlace
A (inicio) B (destino)
136
Con respecto a las posibilidades que se presentan entre las unidades que son
relacionadas por los enlaces, Landow (1997: 12) propone una taxonomía en la cual
nos hemos basado, y a la que hemos realizado algunas adiciones, a partir de los plan-
teamientos de autores como Codina (1998) y Lamarca (2006). Además, en cada una
de estas posibilidades, presentamos un breve comentario sobre la forma en que han
sido implementadas en la WWW.
Según la notación empleada por Codina (1998), estos enlaces pueden expresarse
como A (inicio)Î B (destino). En la WWW pueden observarse cuando se establece una
secuencia de páginas web que son mostradas de forma sucesiva y automática,
de manera similar a una presentación de diapositivas.41 Bajo este esquema, el
usuario- lector no tiene más opción que seguir el orden establecido por el usua-
rio- escritor. Es necesario aclarar que el uso de los botones de avance (forward)
y retroceso (back) de los navegadores web, no corresponde exactamente a esta
categoría, en virtud de que son relaciones efímeras, que no son establecidas por
usuario alguno, sino que corresponden a la secuencia de navegación que se haya
Landow emplea el término lexia en el original, sin embargo, usamos la palabra nodo para mantener
40
137
Con base en Codina (1998), estos enlaces pueden expresarse como: A (inicio)↔
B (destino), y son explicados de la siguiente manera:
[…] según Nielsen y otros autores, la bidireccionalidad de los enlaces debería signi-
ficar que, de cada nodo de un hipertexto, es posible conocer a), la lista de los otros
nodos a los que apunta y b), la lista de otros nodos que apuntan a él. En concreto,
este segundo tipo de bidireccionalidad está ausente en el modelo del hipertexto
que suponen el HTML y la WWW, aunque prestaciones recientes de los motores de
búsqueda pueden suplir, parcialmente, esta carencia. (Codina, 1998).
c) Enlaces de anclaje42 a nodo: Un determinado anclaje marcado en el contenido del
nodo, sirve como un indicador del enlace que conduce a un nodo independiente.
Como Lamarca (2006) precisa, la morfología de estos puntos puede variar, y tales
anclajes pueden estar dados por cadenas de caracteres, o algún tipo de imagen.
42
Originalmente Landow habla de strings, que podría traducirse como “cadenas de caracteres”. Sin em-
bargo, optamos por llamarles anclajes, en virtud de la terminología construida en la teoría del hipertexto.
138
43
Aunque por omisión un anclaje no visitado aparece de color azul, y uno que ya ha sido seguido
anteriormente aparece en color púrpura, esto puede ser modificado por los lecto-escritores del código
hipertextual, sin que haya técnicamente restricción alguna, dentro del rango de poco más de 16 millones
(2563) de colores posibles en HTML.
44
Cascading Style Sheets: Es un lenguaje desarrollado por el Consorcio W3C, usado para modificar
la forma en que la información aparece en la pantalla de un navegador web. Permite ampliar las posibi-
lidades expresivas (en cuanto a tipografías [color, tamaño, énfasis], espaciado, interlineado, márgenes,
párrafos, entre otros) de los textos empleados en los contenidos de los nodos, y suelen emplearse al
interior de páginas codificadas en HTML.
139
Nodos distintos
Mismo nodo
140
Tales son las categorías propuestas por Landow (1997) con respecto a los enlaces.
Sin embargo es importante mencionar que teóricamente, pueden establecerse nodos
que sean de punto a nodo o de punto a punto, de tipo bidireccional. Bajo este mismo
esquema, Nelson (1999) contempla también el establecimiento de enlaces de sentido
multidireccional, y que resultan técnicamente imposibles de implementar en HTML
de manera directa.
En cuanto a las funciones de los enlaces que hemos descrito, Conklin (1987: 33)
identifica las siguientes:
• Conectar una referencia dentro de un documento, con otra sección del mismo.
• Ligar un comentario o una anotación hecha por un usuario, con respecto al
documento al que hacen referencia.
• Proveer información sobre la organización de los contenidos disponibles
dentro de un sistema hipertextual (por ejemplo, entre un índice o tabla de
contenidos y éstos).
• Conectar dos secciones sucesivas de texto, o un texto y todos sus sucesores
inmediatos.
• Relacionar segmentos de una tabla o figura, con explicaciones más amplias
sobre ellos, o con otras tablas o secciones.
141
sección del sitio, con unos pocos clicks y parten de una lógica posicional; es decir,
qué contenidos es probable que se encuentren bajo una categoría determinada.
Los enlaces de presentación son aquellos que suelen ser usados para mostrar formas
simbólicas específicas, como pueden ser formatos hipermedia (películas, animaciones,
sonidos), o bien, nodos adyacentes (que frecuentemente toman la forma de botones de
avance y retroceso), o distintas porciones del nodo activo. En tercer lugar, los enlaces
relacionales permiten establecer correspondencias entre dos lexias que guardan algún
tipo de relación semántica o lógica. Si tales relaciones establecen algún tipo de jerar-
quía entre los nodos, Conklin (1987: 34) les da el nombre de enlaces organizacionales.
Algunos aspectos de estas categorías propuestas por Fagerjord (2001), guardan ciertas
semejanzas con algunos tipos de anclajes que abordaremos más adelante.
Tal como propusimos en nuestra definición de un sistema hipertextual, los enla-
ces posibilitan el establecimiento de relaciones lógico-conceptuales entre distintas
unidades. Es importante destacar que estas asociaciones tienen lugar en un plano
fundamentalmente semántico y, en principio, son los usuarios lecto-escritores quienes
llevan a cabo estas acciones.45 Por ende, la valoración hecha en torno a si un enlace
determinado realmente atiende a estos criterios, es de carácter subjetivo. Como ya
hemos mencionado, desde una perspectiva meramente técnica, no existe ninguna
restricción en este sentido, y por lo tanto es posible establecer enlaces que no cum-
plan con esta condición; es decir, pueden existir enlaces entre dos nodos o anclajes,
construidos a partir del mero azar, por ejemplo. Sin embargo, los usos sociales de la
tecnología llevan a que en la mayoría de los casos, efectivamente haya algún tipo de
relación entre los puntos de origen y destino de un enlace, en concordancia con la
lógica relacional de la mente humana señalada por Bush (1945). Si tales enlace son
útiles o eficaces, como extrapola Slatin (en Vouillamoz, 2000: 46), corresponde des-
de nuestra perspectiva, a un juicio de valor difícil de establecer, y que más bien puede
derivarse de una visión instrumental en la aplicación de esta tecnología.
En todo caso, Larsen y Higgason (2004) sostienen que desde una perspectiva se-
miótica existen varios criterios en el establecimiento de estas relaciones de sentido
y significado dadas por los enlaces. Ambos plantean que los lecto-escritores de un
documento hipertextual, pueden tener al menos dos intenciones con respecto a sus
45
Si bien es cierto que en la WWW existen entidades no humanas capaces de establecer relaciones de
este tipo entre diversos nodos (como en el caso de los motores de búsqueda) existe un amplio margen
de error en los resultados de tales dispositivos, derivados de la dificultad de automatizar los procesos de
identificación semántica. Algoritmos de calificación de relevancias como los aplicados por Google, se
basan en cierta medida en la capacidad de discernimiento humana, privilegiando aquellos resultados que
han sido seleccionados con mayor frecuencia por sus usuarios (Senior y Vertegaal, 2005).
142
interacciones con tales enlaces: las eferentes, en las que los usuarios esperan obtener
alguna información específica de los contenidos del nodo, y las estéticas, en las que el
proceso mismo de lectura es el asunto central. De esta forma, las interpretaciones que
los usuarios de un sistema hipertextual puedan hacer de los mensajes contenidos en un
nodo, pueden situarse en un continuo dado por lo eferente en un extremo, y lo estético
en el otro. El sentido que finalmente otorgue cada sujeto que interactúe con el sistema,
será el resultado de la yuxtaposición de anclajes, contenidos, contextos y estructuras;
todo ello en un sistema en el que además puede haber modificaciones por estos mismos
sujetos, en virtud de las posibilidades de lecto-escritura ya han sido establecidas.
Anclajes46
Larsen y Higgason (2004) han abordado en su trabajo una definición teórica suma-
mente precisa de los anclajes. Dada la estrecha relación entre estos elementos y sus
enlaces correspondientes, presentamos las seis categorías que estos autores proponen
para su descripción:
46
La palabra originalmente usada en inglés para llamar a este elemento es anchor, que literalmente
significa “ancla”. Sin embargo, en español el término empleado por todos los autores consultados es
“anclaje”. A pesar de que este término denota más una acción que un objeto, creemos que se trata de
un elemento que cumple con ambas funciones: es un objeto discreto y puntual que aparece dentro de un
nodo, pero que al mismo tiempo lleva a cabo una acción, que es servir como punto de acceso a un enlace
relacionado. Por otro lado, es conveniente aclarar que éste es un sentido distinto al dado por Barthes
(1976), quien al referirse a las funciones del lenguaje, habla de los anclajes como elementos que ayudan
a reducir la polisemia de las formas simbólicas contenidas en un texto.
47
Ergodics, en el original. En la literatura, se refiere a una participación activa del usuario en la
búsqueda del sentido de un texto. Aarseth (1997) explica que el término proviene de la física, derivado
del griego ergon y hodos, que significan “trabajo” y “recorrido”, respectivamente.
143
b) Selectivos: Los anclajes sólo son visibles cuando el usuario lleva a cabo
alguna acción específica, como puede ser, presionar una combinación
particular de teclas.
c) Modestos: Son anclajes que aparecen sutilmente visibles al interior de un
nodo, pero cuyas características de contraste fondo-forma, no alcanzan
diferencias tan marcadas como el usado en los valores predeterminados de
un navegador web, ya mencionados. Larsen y Higgason (2004) sugieren
que pueden ser usados para dar al usuario una pista sobre su existencia,
pero sin que haya una distracción que los aparte del texto principal.
d) Moderados: Permiten una identificación clara de la presencia de los anclajes
colocados en el contenido de un nodo. Los autores identifican dentro de
esta categoría los colores manejados por omisión en los navegadores web
(fondo blanco, texto negro y anclajes azules), y a partir de sus planteamien-
tos, podemos sugerir que se trata del resultado de un determinado acomodo
sociotécnico, más que de criterios universalmente válidos y óptimos en su
desempeño.
e) Llamativos: Manejan colores y diseños radicalmente notorios, que van
más allá de los convencionalismos usualmente aplicados en el manejo de
anclajes.
f) Selectivamente animados: De forma similar a lo ya dicho sobre los anclajes de
cadena de caracteres de tipo dinámico, éstos tienen alguna transformación en sus
características visuales cuando el usuario lleva a cabo una acción determinada.
Por ejemplo, en la Web es posible observar algunos botones que cambian de
color y/o forma cuando el usuario coloca el apuntador sobre ellos.
g) Animados: Son anclajes dados por elementos gráficos que presentan algún tipo
de movimiento de forma constante, desde el momento mismo en que el con-
tenido del nodo es desplegado en la pantalla de la computadora del usuario.
2. Formato: Larsen y Higgason (2004) plantean que los anclajes toman una forma
específica, que los hace distintos al resto del contenido de un nodo, otorgándoles
una significación semiótica en la narrativa visual del documento hipertextual.
Son cuatro las clases que estos autores identifican bajo este criterio:
144
48
Los autores hablan literalmente de texto (text), sin embargo, empleamos el término cadena de
caracteres (que proviene de strings, usado en la programación para definir variables que aceptan cual-
quier combinación alfanumérica en su contenido), con el fin de ser más específicos y superar cualquier
confusión que pudiera haber con el mayor sentido que la palabra texto puede tener en nuestro medio
académico.
49
Clusters, en el original.
145
4. Función: Bajo esta categoría, Larsen y Higgason (2004) presentan tres dife-
rentes posibilidades de uso de los anclajes. Cada una de ellas representa un
distinto nivel en la interpretación y en la interacción de los usuarios con el
hipertexto:
a) Ser punto de acceso al enlace: Según los autores, se trata del uso más
básico de los anclajes; es decir, servir como un lugar a partir del cual se
puede tener acceso (o conmutar, según la terminología antes empleada) a
contenidos o nodos distintos a los actuales. A partir de los planteamientos
de Park (1998) y Rosenberg (2001), el mero acto de dar click en un anclaje,
representa un nivel de actividad básico por parte del usuario de un sistema
hipertextual, y tal acción recibe el nombre de acteme.50
b) Ser punto de enlace entre contenidos: Larsen y Higgason (2004) plantean que
más allá de servir como simple punto de acceso a los enlaces, los anclajes
además pueden tener una función que alcanza un mayor nivel cognitivo, y
que está dada por una relación entre dos nodos. Con base en Burbules,51 estos
autores sugieren que de un acteme (que como ya dijimos es el mero acto de
hacer click en un enlace) se pasa a un episodio, en el que los usuarios
50
Hemos tomado la decisión de dejar este término en el original, al no encontrar ninguna palabra
conceptualmente equivalente en español. La referencia más próxima encontrada está dada por el vocablo
francés actème, que se refiere a las manifestaciones verbales de los actos, pero que tampoco corresponde
del todo con lo planteado por Rosenberg.
51
Los autores se refieren específicamente a la obra Rhetorics of the Web: Hyperreading and Critical
Theory (1998).
146
52
Al contrario de lo aplicado en narrativas hipertextuales de ficción como Samplers, donde sí es
posible hacerlo (Larsen, 1998).
147
ser analizado en función del contexto en el que los anclajes se ubiquen dentro del
conjunto de nodos que componen un sitio. Estos autores sugieren que, de acuerdo
con esta característica, pueden existir cuatro alternativas de uniformidad:
a) Sencilla: Los sitios diseñados dependen en gran medida de una sola forma
de anclajes, con el fin de ajustarse a las expectativas de los usuarios y dis-
minuir el tiempo que les toma deducir la forma en que se lleva a cabo el
proceso de navegación. Por ejemplo, un ícono con la imagen de una casa,
que conduce siempre a la página de inicio del sitio en cuestión.
b) Primaria: Los sitios se basan principalmente en un solo esquema de anclajes,
pero eventualmente también pueden presentarse otros anclajes distintos,
con el fin de introducir nodos que de alguna forma se salgan de lo esta-
blecido. Los autores sugieren que estas excepciones contribuyen a que los
usuarios modifiquen sus percepciones hacia tales anclajes, en relación con
la estructura general.
c) Múltiple: Un sitio puede contar con diversos esquemas de anclajes, pero
todos ellos consistentes, de acuerdo al manejo de varios propósitos navega-
cionales, como son los menús, los botones de avance y retroceso, etcétera.
Por ejemplo, el símbolo (<<) puede indicar al usuario la posibilidad de
regresar al nodo anterior, mientras que (>>) podría conducir al siguiente
nodo propuesto en la estructura hipertextual.
d) Inconsistente: No hay ningún manejo estable en la forma y ubicación de los
anclajes empleados en un sitio determinado. Mientras que Nielsen (2000)
lo señala como un factor contrario a la usabilidad de los nodos hipertex-
tuales, Larsen y Higgason (2004) señalan que una estrategia de este tipo
puede relacionarse a experiencias más estéticas que eferentes, en las que
los lecto-escritores pueden buscar experiencias ergódicas, y que reclaman
del usuario una participación cognitiva mucho más intensa que la que suele
ocurrir en la lectura de textos impresos.
Estructuras
Como ya hemos mencionado, el conjunto de nodos y enlaces que se establecen entre
ellos, dan lugar a diversas estructuras en red,53 que pueden tomar muy diversas formas
53
Por esto lo consideramos como un cuarto elemento del hipertexto, adicional a los tres mencionados
por Codina (1998), que son el nodo, el enlace y el anclaje.
148
La estructura hipertextual es una estructura [sic] bastante compleja que puede integrar en sí
misma diferentes tipos distintos de organización de la información. Un hipertexto no sólo
puede presentar una estructuración en forma de red por medio de nodos encadenados los
unos a los otros mediante relaciones asociativas o semánticas, sino que junto a esta estructura
reticular asociativa, puede presentar ―y suele presentar como verdadera armazón estructural,
formal, navegacional y discursiva― una organización secuencial o multisecuencial [esto es,
lineal con alternativas] y/o una estructura jerárquica (Lamarca, 2006).
149
b) Estructura asociativa: Lamarca (2006) sugiere que los nodos son relacionados
unos con otros sin que exista un acomodo secuencial en la forma en que los
enlaces establecen conexiones entre sí. Codina (2000) propone que este tipo
de estructuras son el resultado de relaciones potencialmente heurísticas, dadas
a partir de asociaciones semánticas por los usuarios lecto-escritores.
Codina plantea que la genuina filosofía del hipertexto consiste en que, además
de la secuencialidad que hemos expuesto en la estructura anterior, exista la
posibilidad de relacionar nodos no consecutivos. Por ejemplo y a partir de la ya
mencionada notación usada por Codina (1998), en un conjunto de nodos dado
por {A, B, C, D … n}, no sólo pueden presentarse relaciones del tipo A (inicio)Î
B (destino), B (inicio)Î C (destino), C (inicio)Î D (destino); sino también puede existir la
posibilidad de ir directamente de A (inicio) ÎD (destino), sin pasar previamente por
B y C. Expresado de forma general, desde un nodo activo cualquiera N´(inicio),
debería ser posible conmutar a un nodo de destino cualquiera N´´(destino), dentro
de la red disponible: N´ (inicio) ÎN´´ (destino).
150
Por otro lado, Lamarca (2006) sugiere que las estructuras posibles dentro de un
sistema hipertextual, pueden referirse a tres niveles distintos del hipertexto:
151
152
54
Bajo este término, el autor identifica un conjunto de formatos literarios electrónicos, entre los que
se encuentra el hipertexto, los videojuegos, etcétera. Dice al respecto: “[…] se trata de un amplio rango
de textualidades que son posibles con base en una topología informática, como en las varias clases de
sistemas de comunicación, en las que las diferencias funcionales entre las partes mecánicas juegan un
papel definitorio en el proceso estético” (Aarseth, 1997: 17).
55
En este modelo, el sentido se construye no a partir de una selección de opciones (que, según el
autor, corresponden al operador booleano “O” –or–), sino a una secuencia de lexias (que se relacionan
con el operador booleano “Y” –and–).
153
indicadores que hagan saber al lector la cantidad de lexias que debe recorrer en función
de la argumentación propuesta (Rosenberg, 2001: 55).
Sugerimos que estas estrategias planteadas por Carter (2000) y Rosenberg (2001),
pueden formar parte de lo que Park (1998: 180) describe como la gramática de un sistema
hipertextual. Si se considera que los elementos del hipertexto pueden ser enlazados con
otros componentes, como símbolos abstractos; la estructura del hipertexto, plantea este
autor, es muy similar a la estructura de las palabras de una lengua. El conjunto de com-
ponentes hipertextuales funciona como un grupo de símbolos abstractos, y los enlaces
entre tales elementos operan como las palabras que pueden ser producidas.
Un posible problema derivado de esta libertad con que el usuario puede construir
sentidos a partir de la hiper-lectura, es la desorientación (Conklin, 1987: 38). Ante la po-
sibilidad de seguir distintos recorridos a través de una serie de hiperdocumentos, nodos,
anclajes y enlaces no secuenciales, Conklin habla de la tendencia que puede surgir al
extraviar el sentido de la localización, y de la sensación de estar perdido en el espacio.
Además, puede presentarse otro fenómeno, que Conklin llama saturación cognitiva56
y que define como el esfuerzo adicional que debe realizar un usuario, para mantener
la concentración en la realización de varias actividades o caminos que pueden ser
seguidos de forma simultánea y paralela. En este sentido, podemos mencionar el tra-
bajo que autores como Nielsen (2000), Brink, Gergle y Wood (2002) y Aykin (2004)
han hecho en torno a la usabilidad, y que ha destacado el desarrollo de estrategias
que minimicen tales inconvenientes.
P
r
o
f
u
n
d
i
d
a
d
56
Cognitive overhead, en el original.
154
Extensibilidad
Es importante mencionar que las fuentes consultadas se encuentran en inglés, y que emplean
57
términos que no pueden ser traducidos de forma literal. Hemos optado por hacer una traducción que
conceptualmente se acerque lo más posible al sentido originalmente planteado por estos autores, pero
indicando en estos casos al pié de página, el término usado en el idioma original.
155
• Anillo web:58 Es un gran ciclo que enlaza toda una colección de nodos e hiper-
documentos en torno a un tema determinado. Generalmente proveen enlaces
directos a referencias sumamente precisas, difíciles de localizar de otra manera
(Bernstein no ilustra esta estructura).
• Contorno:59 Rosenberg (2001: 57) sugiere que esta posibilidad tiene lugar
cuando varias estructuras cíclicas se tocan tangencialmente, permitiendo al
usuario conmutar fácilmente entre los nodos ubicados dentro de tales ciclos.
58
Web Ring, en el original.
59
Contour, en el original
156
60
Mirrorworld, en el original.
157
61
Tangle, en el original.
62
Sieve, en el original.
158
63
Neighborhood, en el original.
64
Navigational feint, en el original.
159
Es importante mencionar que, con base en el trabajo hecho por Barthes sobre
Sarrasine en S/Z, Fagerjord (2001) hace un análisis sobre la narrativa en páginas web,
que contempla la identificación de los elementos que enlazan las secuencias entre
diversas lexias que forman parte de una estructura hipertextual.
Desde esta perspectiva, un texto –incluso un hipertexto, sugiere Fagejord– puede
ser entendido como un tejido en el que se cruzan cadenas de acciones, enigmas en la
trama y el establecimiento de conflictos iniciales. Aunque estas estrategias prevalecen
en aplicaciones hipertextuales literarias, sugerimos que este planteamiento puede
ser aplicado en otras formas de expresión en la Web, para entender los mecanismos
que pueden facilitar la construcción de los ya mencionados sentidos conjuntivos de
Aarseth (1997).
A partir de la definición que Aarseth (1994) hace de los textos no lineales en el
ámbito de la teoría literaria crítica, sugerimos que es posible extrapolar su modelo
explicativo a uno mucho más extenso que abarque también a los fenómenos comu-
nicativos que tienen lugar dentro de la WWW. De esta manera, se puede entender la
no linealidad, en un sentido amplio, como aquella condición presente en los mensa-
jes comunicacionales en los que no existe una sola secuencia posible de lectura de
las formas simbólicas presentes en el texto, sino que se presentan varias formas en
las que estos elementos pueden ser leídos o escritos, de acuerdo con el diseño, las
convenciones o con los mecanismos que soporten dicho mensaje; así como de los
intereses y necesidades que conduzcan el recorrido particular que un usuario realice
en un momento determinado.
Como recapitulación y con base en lo planteado en torno a las estructuras de red
que pueden presentarse en la forma en que los nodos son relacionados (a partir de los
enlaces establecidos entre ellos) presentamos las siguientes posibilidades:
Por su relación general, se tienen:
• Estructuras lineales.
• Estructuras asociativas.
• Estructuras jerárquicas.
• Estructuras lineal-jerárquicas.
160
• Nivel conceptual.
• Nivel formal.
• Profundidad.
• Extensibilidad.
Por las trayectorias que se pueden seguir en los procesos de lecto-escritura, puede
haber estructuras de tipo:
• Cíclicas.
• Cíclicas de Joyce.
• Anillo web.
• Contorno.
• Contrapunto.
• Espejo.
• Enredadera.
• Bifurcaciones.
• Montaje.
• Vecindad.
• Separaciones-uniones.
• Sugerencias de navegación.
Como es posible apreciar, el conjunto dado por estas categorías representa una
compleja matriz multidimensional, a partir de la cual es posible llevar a cabo obser-
vaciones sistemáticas de los elementos que componen un sistema hipertextual dado.
Además de identificar el tipo de nodos, enlaces y anclajes presentes, se posibilita el
análisis de las conexiones a las que dan lugar, con base en determinadas estructuras
de red y trayectorias de lecto-escritura, con diversos grados de multisecuencialidad,
multimedialidad y gradualidad.
Es importante destacar que lo abordado hasta este punto, representa apenas un
recorrido general sobre dicho corpus teórico. El hipertexto ha dado lugar a estudios
y planteamientos que pueden alcanzar niveles sumamente específicos y que rebasan
los alcances del presente trabajo. En todo caso, planteamos que con lo aquí revisado,
se dispone de un marco conceptual suficiente para poder emprender el análisis de la
identificación de Internet como un medio de comunicación, que en algunos casos se
encuentra técnica y expresivamente posibilitado por el hipertexto. En la parte final de
161
este capítulo, haremos un breve análisis sobre la forma en que tales posibilidades han
sido implementadas en uno de los sistemas de hipertexto en línea más ampliamente
usados en el mundo: la WWW.
Hipertextualidad en la WWW
Como parte final del presente capítulo, analizaremos brevemente la forma en que
la WWW ha retomado algunas de las principales características de los sistemas hi-
pertextuales.
El hipertexto, entendido en su dimensión de innovación tecnológica, ha recibido
una gran cantidad de elogios y alabanzas, sobre todo de autores del área de la infor-
mática (como en Trigg, 1988 y Baird, 1991), debido a las posibilidades interactivo-
relacionales que plantea. Tales apreciaciones optimistas alcanzaron un entusiasmo
tan evidente en este sector, que en 1991, Norman Meyrowitz publicó un conjunto de
reflexiones sobre los verdaderos alcances de este dispositivo, en un sarcástico artículo
titulado Hypertext-does it reduce cholesterol, too?
En términos ideales, Bianchini (2000) propone que un sistema hipertextual debería
cumplir con las siguientes características:
Proveer un medio adecuado para organizar y presentar información poco o nada estructu-
rada, no ajustada a esquemas tradicionales y rígidos como es el caso de las bases de datos
[…] Tener asociada una interfaz de usuario muy intuitiva, pues se pretende imitar el funcio-
namiento de la mente humana, haciendo uso de modelos cognitivos […] La información se
encuentra distribuida y puede ser accesada en forma concurrente por varios usuarios […] Es
un ambiente colaborativo: un usuario puede crear nuevas referencias entre dos documentos
cualesquiera en forma inmediata e independiente de los tipos de contenido, haciendo crecer
su hiperdocumento, sin generar cambios en el hiperdocumento referenciado […] Tener
asociados varios mecanismos de recuperación y búsqueda de información […]
Del original What You See Is What You Get. En este contexto se trata de sistemas capaces de generar
65
automáticamente códigos HTML, a partir del acomodo que el usuario haga en una pantalla, de los elementos
que desea incorporar en una página web. De esta manera, dicho usuario no necesitaría saber programar en
HTML, sino sólo acomodar tales elementos, de manera parecida a como actualmente funcionan programas
generadores de páginas web como Front Page.
163
164
Si bien en la actualidad es posible el hospedaje de páginas web en sitios gratuitos, esto ha sido
68
facilitado más por un conjunto de aplicaciones que se han agregado a la WWW, que por las características
técnicas del protocolo asociado al HTML. Tal situación puede dar indicios sobre la flexibilidad con que
diversos actores han interpretado y modificado la trayectoria de esta innovación tecnológica.
165
69
Wiki Wiki es un término hawaiano que significa “rápido”.
70
Autores como Lassila y Hendler (2007) llaman a este desarrollo Web 3.0.
71
Para más detalles información disponible en http://www.w3.org/2001/sw/
166
que, a partir del uso de agentes de software, sea posible la localización de información
con mayor eficacia. Debemos agregar que esta perspectiva tiene una estrecha relación
con algunos de los planteamientos de Engelbart y Nelson mencionados al inicio del
presente capítulo, y que es posible señalar como una reiterada temática hecha desde
la corriente de la informática: la búsqueda de información en línea.
A pesar de las funcionalidades planteadas para la Web Semántica, es importante
mencionar que se trata de un proyecto que ha atravesado por muchas dificultades, sobre
todo de índole social. Su nivel de aplicación es aún incipiente, y los estándares pro-
puestos desde esta visión, son usados con menor frecuencia que otras trayectorias con
objetivos similares. Por ejemplo, Dumbill (2000) menciona la resistencia de muchos
programadores para el uso del RDF,72 así como la dificultad que implica la inclusión de
este recurso en los miles de millones de páginas actualmente disponibles en la WWW.
En virtud de esto, debemos señalar que la Web Semántica no será analizada en nuestro
trabajo de campo por dos razones. La primera, tiene que ver con esta aún muy reducida
aplicación cotidiana ―situación que ha sido señalada contundentemente por McCool
(2005 y 2006)―. En segundo lugar, tal como ha sido definida, la Web Semántica hace
alusión a una visión que nos parece poco relevante desde nuestro enfoque comunicativo,
y que tiene que ver con la dimensión que tiene la WWW como sistema de información.
Como Berners-Leey otros autores señalan,73 su objetivo central es el de facilitar el pro-
cesamiento automatizado de contenidos, y su posterior recuperación. En otras palabras,
la Web Semántica no se trata exactamente de buscar formas novedosas o más eficientes
para trasladar mensajes intencionalmente creados a través de Internet, sino permitir que
sus usuarios puedan encontrar información de manera más eficiente.
Más allá de las otras posibles trayectorias hipertextuales, la WWW ha presentado
una evolución destacada, dentro de sus propias fronteras. La Web parece haber
dado lugar a una particular sinergia en su desarrollo, en la que sus usuarios han
participado activamente en su avance. De esta forma, aplicaciones como las ya
mencionadas en la Web 2.0, así como el desarrollo de interfases que facilitan la
interacción entre usuarios e hiperdocumentos; han dado lugar a que las limitacio-
nes del HTML, sean cada vez menores en sus posibilidades expresivo-relacionales
y se pueda plantear su uso como base para un sistemas de comunicación de no-
vedosas características.
relaciones semánticas entre tales categorías (que corresponden al contenido de una página web), y que
facilitarían el manejo automatizado de información en línea.
73
Cfr, Berners-Lee, Hendler y Lassila (2001).
167
Hecha esta revisión de algunas de las más destacadas categorías del hipertexto,
como ya lo hemos adelantado, en el siguiente capítulo presentaremos los resultados
del trabajo de campo que hemos realizado, y en el que aplicamos muchos de los
conceptos y nociones aquí señaladas. Como veremos, Internet es una tecnología
que posibilita el establecimiento de actos comunicativos, con características que la
distinguen de otros medios, en parte, precisamente por el uso de tales herramientas
técnico-expresivas hipertextuales.
168
Introducción
E
n los tres primeros capítulos hemos establecido el marco teórico del aná-
lisis que realizaremos en torno a la identificación de la manera en que en
Internet es posible la realización de actos comunicativos. En primer lugar,
identificamos en qué consiste un acto comunicativo, y a partir de qué mecanismos
sociotécnicos mediadores pueden llevarse a cabo en sus distintos niveles: interper-
sonal, grupal y masivo. Luego, hicimos una revisión de cómo en esta red se han
desarrollado dispositivos que permiten la realización de tales actos comunicativos,
bajo distintas configuraciones espaciales, temporales y de sujetos participantes.
En tercer lugar, presentamos algunas de las principales categorías de análisis del
hipertexto, y lo identificamos como unelemento técnico-expresivo posibilitador de
actos comunicativos, con altos niveles de interactividad y que le dan características
distintivas de otros medios de comunicación.
El propósito central de este cuarto capítulo, es llevar a cabo diversas observaciones
de campo, que permitan señalar la manera general en que en Internet actualmente se
realizan actos comunicativos. Con base en estas observaciones, plantearemos una serie
de reflexiones en torno a las transformaciones que se están presentando en las posibi-
lidades comunicativas de los medios electrónicos en línea, así como de la pertinencia
de algunos de los esquemas teóricos contemporáneos usados para su abordaje.
De manera específica, analizaremos tres de los principales elementos del acto
comunicativo: el emisor, el mensaje y el receptor. En el primero, buscaremos hacer
un recuento de algunas de sus características específicas en relación con este medio
electrónico, así como observar varios de los principales factores que intervienen en
la construcción de mensajes en este contexto particular. En segundo lugar, el mensaje
será analizado principalmente a partir de los códigos empleados en su elaboración,
su temporalidad y su ajustabilidad a lo largo del proceso comunicativo. Sin embargo,
169
dadas las peculiaridades que Internet brinda como una tecnología mediadora, hare-
mos énfasis en aspectos como su multimedialidad y su hipertextualidad. En tercer
lugar, el receptor será abordado a partir de elementos que nos permitan entender de
qué manera se expone a la información contenida en dichos mensajes, entre los que
destacan sus capacidades tecnológicas y sus posibilidades de relación con el mensaje
y con el emisor. No obstante este enfoque modular, buscaremos además señalar las
interacciones que se presentan entre estos tres elementos, dada la procesualidad de
los actos comunicativos. Como veremos, tales modelos conceptuales tradicionalmente
empleados por el campo académico de la comunicación, no siempre se ajustan com-
pletamente a algunas formas en que se realizan actos comunicativos en Internet, por
lo que haremos las consideraciones que sean necesarias en cada caso.
Desde una perspectiva metodológica, es importante mencionar que para la realiza-
ción de este análisis hemos realizado observaciones participantes y no participantes
en diversos espacios y servicios en línea, que han sido seleccionados de acuerdo a
su pertinencia con respecto a cada una de las temáticas que desarrollaremos más
adelante.
Creemos necesario aclarar que de ninguna manera pretendemos desacreditar a este autor, quien
1
desde una comprometida perspectiva crítica, ha hecho notables contribuciones al campo académico
de la comunicación, especialmente en lo que tiene que ver con algunas de las implicaciones sociales y
culturales derivadas de los usos de las tecnologías de la información y la comunicación.
170
claridad al asunto y de distinguir algunos de los usos de Internet, que sin dar lugar
actos comunicativos, pueden presentarse de forma simultánea y/o paralela a éstos.
Establecido esto, diremos que en pocas palabras, Wolton sostiene que Internet no
es un medio de comunicación, sino en todo caso, un medio de información. Este ar-
gumento lo encontramos reiteradamente en dos de sus obras: “Internet ¿y después?”,
de 1999 y “Sobrevivir a Internet” de 2000. En este primer libro, este autor dice que
no se trata de un medio de comunicación, en lo que respecta a la construcción de una
audiencia:
[…] no hay medios de comunicación sin representación a priori de un público. Esta carac-
terística fundamental de la comunicación mediática permite comprender por qué un gran
número de actividades en Internet no surge de una lógica de los medios de comunicación.
Efectivamente, una de las condiciones de su éxito es que se trata de una red donde no
hay un público predefinido. Un periódico, igual que una emisión de radio o de televisión,
supone una intencionalidad ―algunos dicen «una construcción del público a priori»―
[…] (Wolton, 1999: 110).
Como es posible apreciar, este planteamiento de Wolton hace referencia a una de las
categorías revisadas en el capítulo I sobre la comunicación de masas y las audiencias a
las que se dirigen los mensajes. En torno a este asunto, hablábamos de la complejidad
que implican los procesos de recepción en este tipo de fenómenos comunicativos,
sobre todo en contextos que presentan notables rompimientos espacio-temporales
entre los momentos de emisión y de consumo, y de la dificultad que implica definir
de antemano quiénes actualizarán el acto comunicativo mediante la recepción. Como
sugerimos en su momento, la imprecisión del público es una característica común hoy
en día a varios medios de comunicación tradicionales. Particularmente en algunos de
los actuales escenarios de distribución global de productos culturales, como películas
y series de televisión, es igualmente difícil establecer con precisión la audiencia que
Wolton menciona.
Esto no significa que creamos que estos productos comunicativos que se distribuyen
por buena parte del mundo, han sido construidos sin una idea de las características
más básicas de aquellos que habrán de recibirlos. Como planteamos en el capítulo
I, hay en los emisores una problematización de la audiencia; es decir, una represen-
tación que puede ser más o menos abstracta de sus preferencias, intereses y perfiles
demográficos; asunto que también guarda una estrecha relación con lo que ya hemos
discutido sobre Ongy la noción de la “audiencia imaginada”. Sin embargo, de conformidad
con lo que establecimos anteriormente, no creemos que sea esta predeterminación
de la audiencia lo que caracteriza la esencia de un medio de comunicación de masas,
sino más bien, la amplitud y heterogeneidad de la misma. En un momento dado, las
171
audiencias que se exponen a mensajes en Internet, sobre todo aquellas que corres-
ponden a la versión en línea de los medios tradicionales; son tan amplias y diversas
como en sus contrapartes offline. A este respecto,coincidimos con lo dicho por Sabbah
(en Castells, 1999: 372):
2
Sin perjuicio de otros grupos de interés agrupados en torno a la discusión de la reforma energética
planteada por el ejecutivo federal, encabezado por Felipe Calderón Hinojosa, presidente constitucional
mexicano.
172
No es la intención ni el propósito de esta libro hacer un análisis de discurso de este tipo de mensajes,
3
tan solo citamos el contenido expreso del video que forma parte de esta campaña.
4
Yahoo (http://mx.yahoo.com/) es uno de los principales portales de la WWW; es decir, un sitio web
a partir del cual es posible tener acceso a distintos contenidos y servicios. En marzo de 2008, ocupaba
la 5a., posición en visitas registradas en México, según el índice de Alexa.com
173
5
Tal enlace apuntaba al URL ; información disponible en <http://mx.video.yahoo.com
watch/2160436/6835939>
174
175
Al respecto, consultar de este autor, La comunidad virtual. Una sociedad sin fronteras, Barcelona,
6
Gedisa.
7
Foro dedicado a la discusión de diversos temas, entre los que destaca el intercambio de enlaces
de descarga directa de contenidos audiovisuales (películas, música, etcétera). Según el ya mencionado
ranking de Alexa, este sitio ocupaba la posición número 26 en marzo de 2008, en su índice de sitios
mexicanos. En agosto de 2008, este sitio cambió brevemente su nombre a bakunos.com, manteniendo
el mismo formato, contenido y diseño gráfico; para regresar a Ba-k.com en septiembre del mismo año,
conservando actualmente ambos dominios (www.ba-k.com y www.bakunos.com), para el mismo foro.
176
con un diseño inspirado en el ganado vacuno, y del cual su nombre resulta en un juego
fonético:8
8
Ba-K, que fonéticamente corresponde a “vaca”.
177
9
Los ejemplos pertenecen a temas, conversaciones y usuarios distintos. Fueron agrupados en una
sola imagen para clarificar la ejemplificación. Los términos se encuentran resaltados en rojo, al ser el
resultado de búsquedas hechas con tales palabras como criterio (query).
178
La selección se realizó mediante una navegación secuencial (por el orden cronológico de los post),
10
hecha el día 4 de julio de 2008, en aquellas discusiones con más de 10 respuestas de los usuarios, y con
menos de 3 días de antigüedad, en los sub-foros de “Películas” y “Series de TV”. Se hizo una captura
de pantalla por cada usuario que cumpliera con el criterio de mostrar algún elemento gráfico relacionado
con el tema general del sitio. Esta imagen muestra una edición de tales capturas, en la que se agrupan
los nombres de estos usuarios, sus avatares, la clasificación que el sitio les da por actividad y antigüedad
(“bovino adolescente”, “becerro”, etc.), y su estado en línea en el momento de la observación (on/off).
11
El autor de este trabajo es usuario habitual de este sitio desde noviembre de 2007, y basa sus
comentarios en la aplicación de la observación participante.
179
tales posturas; sin embargo, son valores que pueden ser reconocidos en muchos de
los intercambios comunicativos que tienen lugar al interior del foro, y que hemos
observado de forma sistemática entre los meses de enero a julio de 2008.
En una tercera línea argumental ―que es publicada en el segundo de los libros
a que hemos hecho referencia―, Wolton insiste en que Internet es un medio de in-
formación y no de comunicación, aduciendo ahora que un medio de comunicación
“descansa sobre tres dimensiones: tecnológica, profesional [oferta, construcción de
programas] y comercial [representación del público] [...] Internet, sistema de infor-
mación automatizado interactivo, obtiene su fuerza del hecho de no ser un medio de
comunicación: se trata de mensajes en todos los sentidos, enviados por cualquiera,
captados por cualquiera y organizados por nadie” (Wolton 2000: 66)
En torno a esta tercera argumentación de Wolton, Crovi señala que este autor hace una
lectura parcial de Internet, ya que en este sistema conviven tanto los modelos en los que
no hay aparentemente organización alguna, como aquellos perfectamente estructurados,
“que es el de los grandes medios en sus versiones digitales, así como sitios y portales
que responden a ’una oferta construida por profesionales’” (2006: 3).
El ejemplo de Yahoo México que hemos presentado, corresponde a estos modelos
estructurados, en los que un conjunto de nuevos actores, se convierte en mediadores12
de mensajes entre quienes llevan a cabo los procesos de codificación, y quienes actua-
lizan el acto comunicativo mediante la recepción. Hay una evidente participación de
especialistas, en prácticamente todos los pasos del proceso de emisión del menciona-
do video, que van desde la casa productora de este mensaje, los agentes encargados
de distribuirlo y aquellos involucrados en la mediación por parte de Yahoo México.
Retomando la categoría de Kaplún (1983) que planteamos en el capítulo I, podemos
sostener que en este caso, se trata de un emisor-generador de tipo institucional
(Pemex), mediado por otra institución que es Yahoo México.
De forma adicional a lo señalado por Crovi (2002b), creemos que este argumento
de Wolton, sugiere que Internet opera de forma similar a un sistema de información, en
el que los usuarios interactúan con una base de datos. Debemos admitir que, con base
en lo que planteamos en el capítulo anterior, efectivamente en algunos casos ésa puede
ser una forma de uso de esta tecnología, por ejemplo, al consultar algunos diccionarios
en línea con bajos niveles de interactividad o al recurrir a motores de búsqueda como
Google; lo que constituye operaciones que identificaremos como ‘actos informativos’.
12
En este ejemplo en particular, Yahoo es un mediador; sin embargo la categoría de “emisores emer-
gentes” de Crovi (2002b) incluye también a aquellos actores que son capaces de generar contenidos para
los medios en línea, como son los grandes grupos multimedia.
180
181
cantidad de flujos de datos e información que se presentan en esta red. Ante este reto,
hemos establecidodos estrategias complementarias, que nos permitirán identificar
cuáles pueden ser los servicios y entornos de Internet más representativos para nuestro
análisis: los antecedentes académicosy los usos sociales de la red. Con base en ellas,
seleccionaremos una muestra de aplicaciones y servicios en línea, y observaremos
en ella la manera en que tienen lugar actos comunicativos.
Antecedentes académicos
En esta primera estrategia, hemos recurrido a la revisión de lo que algunos autores13
del campo académico de la comunicación han escrito al respecto en trabajos recien-
tes; es decir, cuáles son los principales servicios de Internet que pueden dar lugar
a actos comunicativos. En este conjunto, destacamos el trabajo de López García
(2005), quien identifica las siguientes aplicaciones de Internet, dentro de su modelo
de comunicación:14
Creemos que es necesario mencionar que no estamos del todo de acuerdo con la
clasificación que López García hace de algunos elementos en esta taxonomía. Más
allá de la heterogeneidad y amplitud que puedan tener las audiencias y grupos de
usuarios de algunos de estos servicios ―y que ciertamente pueden ser muy variables,
fluctuando desde unos cuantos sujetos, hasta quizá millones de ellos―, este autor
13
Como será posible observar, hay grandes semejanzas en los planteamientos de los autores revisados,
en virtud de lo cual, sólo revisamos un número reducido de ellos. Por ello reconocemos que no se trata
de una recapitulación exhaustiva, y que por otro lado, jamás pretendió serlo.
14
La diferencia que López García señala para distinguir entre modelos de comunicación de masas
y modelos de comunicación interpersonal en Internet, es que en estos últimos, las interacciones ocurren
principalmente entre usuarios, mientras que en los primeros, son fundamentalmente relaciones de los
usuarios con contenidos en línea.
182
incluye al menos dos tipos que no creemos que puedan dar lugar primordialmente a
actos comunicativos: los buscadores y directorios. Como ya hemos explicado, en estos
dos ejemplos nosotros identificamos usos de Internet como medio de información,
no de comunicación.
A diferencia de López García, Straubhaar y La Rose (2006: 275), ubican la mayor
parte de los actos comunicativos que ocurren en Internet, sólo en la WWW. Con base en
lo que llaman ‘géneros’ de contenidos, estos autores identifican: publicación electró-
nica (relacionados de forma muy importante con los medios informativos en línea),
entretenimiento (es decir, presencia de la industria del entretenimiento en Internet),
juegos en línea,15 portales web, motores de búsqueda, comunidades virtuales, descarga
de contenidos, weblogs y comercio electrónico. Como es posible observar, existen
algunas coincidencias con la propuesta de López García, sin embargo, esta taxonomía
está basada en usos y aplicaciones muy generales, y no en modelos de comunicación
interpersonal-masivo, como en el primer caso.
Con una perspectiva muy parecida, Pavlik y McIntosh (2004), otorgan una gran
importancia a la WWW en su trabajo, y señalan algunos servicios comunicativos que
tienen lugar en este contexto, entre los que destaca la presencia de los medios tradi-
cionales en línea. Sin embargo, también reconocen otros servicios comunicativos que
no necesariamente pueden hallarse sólo dentro de la Web, como la telefonía IP, las
aplicaciones P2P y las comunidades en línea, donde distinguen las que tienen lugar
en los weblogs, los grupos de discusión, el chat y el correo electrónico.
Como es posible apreciar, hay algunas coincidencias generales en estos tres trabajos
que hemos revisado, y a partir de las cuales podemos hacer una primera identificación
de servicios a través de los cuales pueden tener lugar actos comunicativos en Internet:
• Correo electrónico.
• Telefonía IP.
• Foros y grupos de discusión.
• Chat y sistemas de mensajería instantánea.
• Redes P2P.
• Wikis.
• Weblogs.
• Juegos en línea.
• Páginas web personales e institucionales.
• Medios tradicionales en línea.
15
Que curiosamente estos autores separan de lo que ellos identifican como “entretenimiento” en
general, posiblemente debido al creciente uso de este tipo de aplicaciones lúdicas en línea.
183
Actividad Porcentaje
Enviar o recibir correo electrónico 92
Usar un motor de búsqueda para encontrar información 87
Buscar mapas o indicaciones para conducir 82
Buscar información sobre pasatiempos o intereses 83
Buscar información sobre salud 83
Buscar información sobre un producto que se piense adquirir 78
Revisar el estado del tiempo 78
Buscar noticias 78
Usar redes sociales 61
Fuente: Pew Internet & American Life Project (mayo de 2011).
184
Actividad Porcentaje
Correo electrónico 90
Enviar / recibir mensajes instantáneos 75
Ver / bajar fotos y/o videos 68
Acceder a redes sociales 61
Enviar postales electrónicas 38
Subir fotos y/o videos para compartirlos 33
Crear / mantener /acceder sitios propios 22
Crear / mantener /acceder weblogs 21
Fuente: AMIPCI: Hábitos de los usuarios de Internet en México
(mayo de 2011).
Como es posible observar en estas dos tablas, algunos de los principales servicios
comunicativos empleados por los usuarios de Internet, son los siguientes:
• Correo electrónico.
• Chat y sistemas de mensajería instantánea.
• Consumo de contenidos.
• Uso de redes sociales.
Con base en estas referencias, podemos decir que existe una amplia variedad de
actividades comunicativas que es posible realizar en Internet, identificadas tanto por
los autores consultados, como por los estudios estadísticos que hemos revisado. De
manera consistente, observamos varios servicios que se repiten en uno y otro grupo;
esto es: correo electrónico, chat y sistemas de mensajería instantánea, weblogs y con-
sumo de contenidos en línea. A partir de estas coincidencias, tal es el universo en el
que nos basaremos para nuestro trabajo de campo. Evidentemente, no consideraremos
aquellas actividades que suponen un uso de Internet primordialmente como sistema
de información, entre los que destacan las búsquedas de cualquier tipo. Creemos
necesario mencionar además, que hay otros servicios comunicativos mencionados
en estos estudios que no abordaremos de forma explícita, debido principalmente a su
menor frecuencia de uso reportada. Sin embargo, algunos de ellos como la telefonía
IP, las aplicaciones P2P y los wikis, serán tomadas en cuenta en nuestro análisis, dada
su relación con los servicios que ya hemos mencionado.
185
El correo electrónico
Como ya hemos explicado en el capítulo II, el correo electrónico es una aplicación que
permite el intercambio de mensajes entre dos o más personas. En la actualidad, puede ser
usado a partir de dos modalidades: vía cliente y vía WWW. En el primer caso, el usuario
requiere de una aplicación especializada16 en el manejo de mensajes electrónicos. En el
segundo, la Web es usada como una interfase de este servicio, en la que el usuario puede
emplear alguno de los numerosos servicios de correo electrónico disponibles.17
Sin importar la forma específica en la cual sea empleado, se trata de una herramienta
que permite actos comunicativos asincrónicos; es decir, la emisión y la recepción ocurren
Entre los que podemos mencionar Outlook o Eudora (en plataforma Windows), X Mail (para Mac OS) y
16
Thunderbird (usado de manera muy importante en Linux, aunque también ofrece versiones para otros sistemas
operativos).
17
Entre los que destacan Gmail, Yahoo y Hotmail.
186
en momentos distintos. El emisor construye un mensaje, y una vez que está listo, es envia-
do al receptor. El rompimiento temporal ocurre porque, dicho en términos sencillos, este
mensaje debe ser recuperado18 por el receptor para que se actualice el acto comunicativo,
y dicha recuperación es posterior al envío, dentro de un lapso indeterminado.19
Desde una perspectiva técnica, esto se explica porque el mensaje es almacenado en una deter-
18
187
El anuncio “ad tech chicago” ―columna derecha, fondo azul―, era originalmente una imagen en
21
188
Un análisis más profundo de cómo estos formatos de diseño gráfico modifican la expresión del
24
mensaje, podría hacerse desde un punto de vista basado en la semiótica de la imagen, asunto que rebasa
los alcances del presente libro.
25
Es interesante comentar que, en la jerga usada por algunos cibernautas angloparlantes, el correo
tradicional recibe el nombre de snailmail (que traducido literalmente es “correo caracol”) haciendo
énfasis en la abismal diferencia en su velocidad con respecto al correo electrónico (e mail).
26
Sin entrar en muchos detalles técnicos, tan solo diremos que la información es dividida en un
cierto número de paquetes, que gracias a los protocolos TCP/IP, y SMTP (Simple Mail Transfer Protocol),
siguen distintas rutas, hasta ser reunidos en la computadora de destino.
189
el acto comunicativo, para que los roles emisor- receptor puedan intercambiarse.
No hay, como en la comunicación cara a cara, ninguna posibilidad de que el emisor
reciba una retroalimentación inmediata y simultánea a la construcción y emisión del
mensaje. Toda respuesta es a posteriori.
Una vez que el receptor ha recibido el mensaje en cuestión, y ha llevado a cabo
todos los pasos necesarios para exponerse a su contenido, puede iniciar el tercer mo-
mento del acto comunicativo. La decodificación activamente realizada por el receptor,
permite la construcción de un sentido o significación, que más o menos debe coincidir
con la idea que el emisor tenía en mente durante la elaboración del mensaje, para que
podamos hablar de un acto comunicativo pleno. Igual que en el proceso de emisión,
durante la recepción se aplican un conjunto de marcos interpretativos, en función de
–como lo señalamos en el capítulo I–, aspectos como la identificación del emisor, la
posición relativa del receptor con respecto a éste y el contexto cultural en el que tiene
lugar el acto comunicativo (entre otros). Pero esto no es todo, hay otros elementos en
este acto, que podemos observar con más atención.
Dado que en el capítulo I hacíamos referencia a los‘ruidos’ que pueden presentarse
durante estas tres fases que hemos planteado ―en términos del modelo de la comuni-
cación de Shannon―, brevemente mencionaremos algunos de ellos que pueden ocurrir
de manera específica en el correo electrónico y que pueden afectar la similitud de los
sentidos construidos entre los sujetos participantes en el acto comunicativo. Básica-
mente distinguiremos dos clases: los ruidos que tienen que ver con los participantes
humanos, y los que se relacionan con el sistema de cómputo.
Dentro del primer grupo, podemos hablar principalmentede las carencias en las
capacidades tecnológicas de cualquiera de los participantes.27 Si no se sabe bien a bien
cómo operar un sistema de correo electrónico, puede ser que el acto comunicativo no
se actualice en su totalidad. Por ejemplo, si dentro del cuerpo del mensaje el emisor
hace referencia a un contenido que se halla en un archivo adjunto al mismo, pero el
receptor no sabe cómo tener acceso a éste ―a pesar de haber abierto exitosamente el
mensaje principal―, la comunicación tiene un problema: los participantes no com-
parten los mismos referentes.
Dadas las reducciones en los canales perceptuales de los sujetos que participan
en la elaboración y recepción del correo electrónico, otro ruido originado en los par-
ticipantes ―que en este caso también es parte del llamado analfabetismo digital―,
puede estar dado por un manejo inadecuado del código empleado en este medio. En
27
Estas carencias se relacionan con la dimensión cognitiva de la brecha digital que hemos señalado
en trabajos previos (Pérez Salazar, 2004).
190
28
Una representativa recopilación de estas normas de conducta que algunos usuarios siguen y reco-
miendan dentro de Internet, puede hallarse en el sitio http://www.albion.com/netiquette/
29
Entre los que podemos mencionar a Scheuermann y Taylor (1997) y Noblia (2001).
30
Por mencionar sólo una posibilidad, aún existen algunos sistemas de cómputo que únicamente
pueden procesar correctamente caracteres correspondientes al código ASCII (de 256 valores), y no los
actuales códigos UNICODE de representación de caracteres especiales (como tildes, cedillas y otros
sistemas de escritura no románicos). Cuando un mensaje codificado en UNICODE es recibido por uno
de estos sistemas antiguos ―pero todavía presentes en Internet―, usualmente estos caracteres especiales
aparecen desplegados de forma incorrecta para el receptor.
31
Específicamente, un problema muy frecuente era la incapacidad de algunos de estos sistemas
antiguos para manejar caracteres ajenos al idioma inglés. En el caso de mensajes en español, la eñe, las
vocales acentuadas y algunos signos como los de apertura de admiración (¡) e interrogación (¿); eran
cambiados por otros, de manera que un mensaje como “¡Hola! ¿Cómo estás este año?” podía ser desple-
gado como “½Hola! ÁC¬moest¯s este a±o”, dando lugar a los ruidos que hemos mencionado.
32
O simplemente colocando varios destinatarios en un mensaje de este tipo.
33
Técnicamente, no hay límite a este número, y puede ir desde menos de una decena, hasta varios
millones (por ejemplo en las listas de distribución usadas por quienes envían menajes comerciales no
solicitados, conocido como spam).
191
de los cuales pueden dar lugar a una respuesta dirigida sólo al emisor (a un nivel
interpersonal), o a todo el grupo (en un acto comunicativo de muchos a muchos).
Como es posible apreciar, el uso del correo electrónico puede implicar actos
comunicativos sumamente complejos, en función de la cantidad de actores partici-
pantes, los intercambios que ocurran entre ellos, los códigos expresivos empleados
y las fragmentaciones que pueda presentar el mensaje que se envía. Sin embargo,
se trata de una herramienta que generalmente corresponde a la categoría indirecta-
recíproca-privada, según el modelo de Maletzke (1976) que mencionamos en el
primer capítulo. Los mensajes usualmente se difunden sólo dentro de un grupo más
o menos definido de usuarios y salvo que sean reproducidos en otra herramienta
comunicativa ―como una página personal o un weblog―, sus contenidos no pasan
a ser del conocimiento público.
No obstante, consideramos que hay un elemento adicional que agrega otro nivel de
complejidad a los actos comunicativos llevados a cabo a través el correo electrónico: el
hipertexto. Una de las funcionalidades que ha sido incorporada de manera relativamente
reciente al correo electrónico, tiene que ver con la posibilidad de construir mensajes
hipertextuales dentro de este sistema. Como planteamos en el capítulo anterior, esto
puede modificar sensiblemente los actos comunicativos que se establezcan, en térmi-
nos de los referentes empleados y la interpretación de la información contenida en un
mensaje de esta naturaleza.
Cuando dentro de un mensaje de correo electrónico se agregan enlaces que con-
ducen a otros contenidos, podemos decir que este mensaje se convierte en un hiper-
documento contenido en un nodo que usa tal sistema como interfase. En la imagen
39 podemos ver un ejemplo de ello:
En concordancia con los estándares del HTML que señalamos en el capítulo anterior
–elemento que se encuentra incrustado dentro de tal correo electrónico–, los anclajes
dados por cadenas de caracteres en este mensaje, aparecen subrayados y en color azul.
192
Tal como ha sido establecido por el emisor de este ejemplo,34 el primero (la palabra
“Wall-E”) conduce a la página oficial de esta película en el sitio disneylatino.com;
“Pixar” lleva a un artículo sobre esta casa productora en la Wikipedia; “MacIntosh”
conduce al artículo sobre la Macinstosh Classic en esta misma enciclopedia en línea y
“Steve Jobs” lleva a la biografía oficial de este personaje en el sitio de Apple.com.
Los enlaces hipertextuales en un mensaje de esta naturaleza, pueden cumplir varias
funciones. En primer lugar, podemos hablar de la existencia de un anclaje semiótico,
en términos de lo que mencionamos en el capítulo anterior. En otras palabras, cumplen
una de las funciones del lenguaje planteadas por Barthes (1976), que es la de limitar
la polisemia de los signos lingüísticos empleados. Por ejemplo, cuando el mensaje
dice “suena idéntico a la una MacIntosh que tenía a inicios de los 90s”, el enlace que
lleva al señalado artículo de la Wikipedia sobre esta computadora personal, limita
considerablemente las interpretaciones que el receptor pueda hacer de dicha oración.
Esta “MacIntosh” no es otra cosa, sino lo que el referente explícito dado por el hi-
perenlace señala. No se trata por ejemplo, de una persona con un apellido así, que
pudiera haber emitido un sonido particular.
En el capítulo dedicado al hipertexto, revisamos lo que ―no sin cierto entusias-
mo― algunos autores señalaban sobre el “nuevo poder” del hiperlector, que con base
en estos enlaces, era ahora capaz de crear sus propias narrativas, a partir de un conjunto
de documentos enlazados entre sí que pueden ser seguidos en forma no lineal. Sin
embargo, desde la perspectiva del emisor, planteamos que el uso de estos recursos
parece llevar también a un efecto contrario: limitar las posibilidades interpretativas del
receptor. Dicho de otro modo, cuando el emisor estableció un enlace para el anclaje
“Steve Jobs”, independientemente de lo que el receptor pueda deducir por el contexto
del mensaje mismo, el emisor eliminó como referentes a cualquier otra persona que
tuviese ese nombre, que no fuese justamente el cofundador de Apple Inc.
Un aspecto que creemos importante destacar, es que no consideramos que estos
escenarios sean mutuamente excluyentes. Dependiendo del uso social de la tecnolo-
gía, ésta puede ser usada en un sentido o en el otro; es decir, si bien puede limitar la
interpretación de ciertos referentes, también es posible que permita a los receptores
romper con la linealidad de los procesos de hiperlectura. No debemos olvidar que
se trata de un recurso permanentemente sujeto a las interpretaciones de los usuarios,
quienes en sus interacciones con la tecnología, dan lugar a las trayectorias que ésta
presenta.35
Que evidentemente es el autor del presente trabajo, y que se ha hecho con fines ilustrativos.
34
Esperamos que esta consideración ponga en evidencia nuestros esfuerzos por alejarnos –hasta donde
35
nos es posible–, de las sombras proyectadas por el tecnodeterminismo; es decir, este punto de vista que
193
Como podemos observar en este ejemplo, desde el punto de vista del emisor, la
inclusión de tales hiperenlaces puede ayudar a reducir la incertidumbre que en el
capítulo I señalamos que puede presentarse en muchos de los modelos de comuni-
cación mediados tecnológicamente. Ante la reducción de los canales perceptuales,
este recurso permite que los referentes asociados a los signos empleados, sean mucho
más precisos. Pero como ya lo planteábamos, al mismo tiempo los receptores tienen
la posibilidad de ampliar el sentido de tales referentes, al seguir algunas de las di-
versas instancias propuestas por el emisor en los enlaces marcados. En virtud de la
reticularidad que se presenta en muchas estructuras hipertextuales, cada uno de estos
enlaces puede representar un punto de acceso a múltiples recorridos derivados del acto
comunicativo inicial. Este doble efecto del hipertexto, que acota sentidos a la vez que
puede abrir nuevas posibilidades, parece plantear una paradoja comunicativa, difícil
de abordar desde la mayor parte de los esquemas teóricos clásicos.
Por otro lado, en referencia a la reproductibilidad de los contenidos de los me-
dios de comunicación a los que hacíamos referencia con base en Thompson en el
capítulo I, esta característica puede llevar a la construcción de mensajes colectivos y
acumulativos. Tales mensajes de autoría colectiva, pueden construirse a partir de las
referencias citadas que pueden hacerse de otro mensaje de correo electrónico, dentro
de uno nuevo, en lo que podemos identificar como una conversación asincrónica. El
siguiente es un ejemplo36 de este tipo de mensajes (donde las entradas más recientes
aparecen primero):
--- On Fri, 6/20/08, Neo wrote:
Subject: Re:Re: Duda
To: Trinity, Morpheus
Date: Friday, June 20, 2008, 10:29 PM
No, mi querida Trinity, no es una realidad virtual, es una prisión!
sostiene que las tecnologías propician cambios y transformaciones sociales, prácticamente a partir de su
mera presencia, como lo señalan autores como Chandler (1995), Daly (2000) y Warschauer (2003).
36
Nuevamente, se trata de un ejemplo hipotético, construido por el autor de este trabajo con fines
ilustrativos.
194
Estimados amigos:
¿Alguno de ustedes sabe lo que es Matrix?
37
Por ejemplo, en mensajes masivos comerciales conocidos como spam.
195
38
Sin entrar en muchos detalles técnicos, marcaremos algunas diferencias entre
estos dos sistemas, cuando sea oportuno hacerlo. En todo caso, como hicimos con
en el correo electrónico, no haremos una reconstrucción histórica de la evolución de
estas aplicaciones, ni discutiremos aspectos como su impacto social o sus aspectos
regulatorios; antes bien, nos centraremos en la forma en que tienen lugar procesos de
comunicación mediados por ellas.
Tanto el chat como los sistemas de mensajería instantánea permiten la realización de
actos comunicativos de manera sincrónica, es decir, con los participantes interactuando al
mismo tiempo y de forma más o menos alternada, como en una conversación telefónica;
con la diferencia que usualmente se emplean códigos lingüísticos escritos, en lugar de
hablados.39 Existen muchas aplicaciones para estas herramientas, tanto dentro como
fuera de la Web; sin embargo la mayor parte operan de forma muy similar: un emisor
construye un mensaje ―generalmente breve y utilizando principalmente cadenas de
caracteres―, que es enviado a un receptor que debe encontrarse presente en línea en
ese momento,40 para que tenga lugar la transaccionalidad propia de este tipo de sistemas
y los roles puedan intercambiarse.
Este tipo de sistemas comparte muchas de las características del correo electrónico
que ya hemos abordado. Usualmente, posibilitan el establecimiento de intercambios
comunicativos de tipo indirecto-recíproco-privados, según el ya citado modelo de Ma-
letzke. Igual que en el caso anterior, puede haber más de dos participantes en este tipo
de actos comunicativos, dando lugar a las conversaciones a las que ya hemos hecho
referencia, y que en este caso son el resultado del encadenamiento sincrónico, secuen-
cial y más o menos temático de mensajes enviados y recibidos alternativamente. Por
lo general, mientras que algunos usuarios participan activamente en una conversación,
actuando unas veces como emisores y otras como receptores; otros pueden decidir
permanecer sólo como espectadores o participar en intercambios privados con otros
usuarios. En la siguiente imagen podemos ver el ejemplo de una conversación de chat,
donde hemos señalado algunos de sus principales elementos:
Debemos dar cuenta de la observación que hemos hecho de la migración de ciertos sistemas de chat
38
(sobre todo de algunos presentes en la web), hacia los sistemas de mensajería instantánea. El cierre de los
chat rooms de Yahoo en la WWW y su integración en su versión del Messenger, son un ejemplo de ello.
39
Aunque, como veremos más adelante, recientes aplicaciones posibilitan el establecimiento de
conversaciones orales por este conducto.
40
Algunas aplicaciones recientes permiten el envío de mensajes a usuarios que se encuentran
desconectados, sin embargo, es evidente que la transaccionalidad no ocurre de manera inmediata y se
tiene entonces un acto comunicativo que más bien se parece al que tiene lugar por medio del correo
electrónico.
196
Chat de Latinoamérica
Conversación Usuarios
Modificadores
Canales públicos de texto
y privados
Emoticones
disponibles
Fuente: captura de pantalla del servicio web chateagratis.net, realizada el 15 de julio de 2008.
Una diferencia que resulta conveniente destacar entre los sistemas de chat y los
de mensajería instantánea, es que los primeros usualmente tienen lugar dentro de un
espacio virtual pre-existente, que se conoce como chat room o canal41 (por ejem-
plo, en la gráfica anterior el nombre del canal es “Latinoamérica”). Estos espacios
constituyen el ‘sitio’ en el que tienen lugar los actos comunicativos, y a ellos pueden
agregarse otros usuarios, previo proceso de ingreso. Muchos chat rooms y canales
pueden existir de forma más o menos estable, incluso sin la presencia de ningún
usuario.42 Por el contrario, en los sistemas de mensajería instantánea, estos espacios
no tienen una existencia previa, sino que se crean y desaparecen en función de los
actos comunicativos que se establecen y cierran entre los participantes, respectiva-
mente. En relación con la visibilidad propuesta por Salavarría, podemos decir que
los chat rooms corresponden a la categoría de“públicos”43 ―esto es, entre el grupo
de usuarios registrados en un momento dado, en un sistema particular―; mientras
que los sistemas de mensajería instantánea son privados (sólo pueden ser vistos por
los usuarios participantes).
Este nombre se aplica particularmente a los chats basados en el IRC (Internet Relay Chat).
41
197
En todo caso, en la imagen anterior podemos además ver que es posible hacer ma-
nipulaciones en los formatos de las cadenas de texto que componen los mensajes, de
manera muy similar a lo que ya referimos en el correo electrónico. De esta manera, los
usuarios tienen la posibilidad de cambiar diversas características del texto que ―como
ya lo indicamos―, pueden modificar la significación de los mensajes emitidos. El sentido
enfático que es posible alcanzar de esta manera, resulta claro en el siguiente ejemplo,
en el que una moderadora del foro que observamos 44 hace un señalamiento a uno de
los usuarios (se muestran destacados los mensajes en cuestión):
Específicamente, realizamos observaciones participantes en este servicio de chat durante los meses
44
198
46
Y partir de la experiencia del autor de este trabajo como usuario de estos sistemas, podemos decir
que incluso esto tampoco es del todo infrecuente.
47
Smileys, en el original. Aunque profundizar en este tema superaría los alcances del presente traba-
jo, podemos mencionar algunos autores que han estudiado estos nuevos códigos comunicativos, como
Marcoccia (1997) y Sanderson y Dougherty (1993).
199
Sin embargo, estos signos expresivos también obedecen a otra característica distin-
tiva de los procesos de comunicación que tienen lugar a través de este tipo de sistemas:
la alta velocidad con que tienen lugar las transacciones comunicativas. Usualmente,
las conversaciones se construyen a partir de una rápida sucesión de mensajes enviados
por los participantes ―sobre todo cuando participan en varias al mismo tiempo―,
sin tiempo para escribir palabras completas y corregir errores de dedo y ortografía;
como expresa uno de los usuarios en el chat que observamos:
200
48
A pesar de su origen en inglés In My Humble Opinion, este acrónimo es frecuentemente empleado
por usuarios que escriben en otros idiomas, dado su extendido uso y reconocimiento. Para mayores de-
talles, información disponible en http://www.gaarde.org/acronyms/; que contiene una extensa colección
de acrónimos en inglés usados en Internet de forma más o menos generalizada.
49
Estas últimas serán revisadas con mayor detalle más adelante.
50
Podemos hacer esta inferencia a partir de las tablas previamente mostradas, en las que se señala
la actividad “Descargar música / programas / películas”.
51
Los nombres de los usuarios han sido cambiado para proteger su privacidad. La captura de pantalla
se deriva de las observaciones participantes que realizamos en estos sistemas, entre los meses de mayo
y julio de 2008.
201
en ellos. Igual que como ocurre con otras aplicaciones comunicativas en Internet, la
incorporación de recursos hipermediáticos, puede tener diversos efectos sobre la refe-
rencialidad de los signos empleados en la construcción de los mensajes. Sin embargo,
dada su inmediatez, estos elementos pueden ser relativamente menos frecuentes que en
mensajes correspondientes a otros servicios de Internet, en los que el emisor dispone
de más tiempo para la construcción de mensajes.
52
Ver información disponible en http://www.skype.com/
202
Por otro lado, debemos señalar que las conversaciones de tipo telefónico a través de
Internet ―conocidas con el término técnico VoIP―, no son exclusivas de los sistemas
de mensajería instantánea. Pueden tener lugar a partir tanto de aplicaciones exclusi-
vamente dedicadas a este propósito, que requieren de una computadora conectada a
Internet; como de sistemas que no precisan de este equipo. En este segundo caso, suele
contarse con dispositivos muy similares a los aparatos telefónicos tradicionales, que en
lugar de conectarse a una red telefónica, se enlazan a un punto de acceso a Internet de
alta velocidad, como un módem. En todo caso y más allá de estos detalles técnicos, se
trata de modelos de comunicación interpersonal indirecto-recíproco-privados, según
la propuesta de Maletzke, donde sólo suele haber dos participantes que intercambian
constantemente los roles de emisor y receptor.
Sin embargo, la multimedialidad que es posible alcanzar a través de los sistemas
de mensajería instantánea, no se limita únicamente a mensajes escritos y de voz. Si
se cuenta con el software y hardware necesarios,53 también es posible la realización
de actos comunicativos en los que puedan establecerse interacciones audiovisuales
en tiempo real, en sesiones de lo que se conoce como ‘videoconferencia’. Bajo estos
esquemas, los canales perceptuales involucrados en la codificación y decodificación
de mensajes, dan lugar a escenarios mucho más complejos, y a la incorporación de una
mayor cantidad de señales analógicas ―en términos de la Escuela de Palo Alto.
De esta manera, podemos observar varios niveles en el manejo consciente de
los códigos en los actos comunicativos que es posible establecer bajo la mediación
de los sistemas de mensajería instantánea. En situaciones donde los mensajes son
elaborados fundamentalmente a partir de códigos escritos, observamos una mayor
conciencia en el manejo de los recursos expresivos meta-lingüísticos, como el
tipo de letra empleado, su color, tamaño; así como de elementos cuasi-iconográ-
ficos, como los emoticones. Esto significa que el emisor necesita ejecutar activa e
intencionalmente,una serie de acciones que den una mayor dimensión expresiva a lo
que tiene la intención de comunicar. Sugerimos entonces que, dada la reducción en
los canales perceptuales disponibles, los sujetos comunicantes deben emplear códi-
gos que ayuden a darle una mayor expresividad a lo digitalmente codificado. Como
lo veíamos en alguno de los ejemplos anteriores, no es lo mismo decir: “Desactiva
las mayúsculas por favor”, que: “Desactiva las Mayúsculas por favor”.
Por el contrario, en situaciones comunicativas mediadas por computadora donde
la multimedialidad agrega nuevos canales perceptuales, sugerimos que hay un uso
menos consciente de tales recursos expresivos meta-lingüísticos. Si en los mensajes
53
Además del equipo necesario para establecer enlaces de VoIP, generalmente solo se necesita agregar
una pequeña cámara de video de baja resolución, conocida como “webcam”.
203
escritos hay que realizar una serie de pasos para poner en negritas y subrayar, con el
fin de enfatizar algún referente; al usar la voz (en una llamada de VoIP) o establecer
una sesión de videoconferencia, basta con hacer una inflexión que refuerce lo que se
intenta comunicar de forma digital.
Tonos vocales, posturas corporales y gestos faciales son recursos expresivos que
han sido empleados por los seres humanos en sus actos comunicativos cara a cara
desde siempre, de maneras generalmente automáticas y más o menos inconscientes.54
Sin embargo, cuando se emplean mediaciones tecnológicas que dejan fuera estos
recursos, observamos el desarrollo de códigos que de alguna manera buscan traspasar
las limitaciones sensoriales del medio en cuestión. Esto nos lleva a hacer un plan-
teamiento muy evidente. Como lo han expresado algunos autores,55 los procesos de
comunicación mediados por computadora no son necesariamente menos expresivos
que los no mediados, sino que sus características los hacen simplemente distintos y no
necesariamente menos ricos en cuanto a su capacidad comunicativa; esto es, siempre
que los sujetos conozcan estos códigos y los apliquen de manera adecuada en función
de sus intenciones expresivas.
Weblogs
Los weblogs (también llamados simplemente ‘blogs’) pertenecen ―como su nombre
lo sugiere―, al ámbito de la WWW, este entorno hipertextual de Internet que abordamos
en diversas secciones de los dos capítulos anteriores. Como Sánchez Badillo (2006)
señala, se trata de sitios cuyos contenidos se encuentran ordenados cronológicamente,
lo que constituye su principal característica definitoria. Estos contenidos pueden pre-
sentar elementos multimedia muy variados, aunque usualmente, la mayor parte está
construida a partir de códigos escritos. Es precisamente esta forma de ordenamiento,
una de sus principales características definitorias.
Proponemos que los actos comunicativos que de manera típica se presentan en
estos sitios, pueden ser divididos en dos grupos: los iniciales y los secundarios. En
el primer caso, el emisor56 construye un mensaje57 con un tema específico, y lo hace
Salvo en los casos que señalamos en el capítulo I, con un actor, por ejemplo.
54
Entre los que podemos mencionar a Boucouvalas (2002), Persson(2003); Sheese, Brown, y Gra-
55
ziano (2004).
56
Que es el administrador del sitio, y cuenta con privilegios únicos en este espacio particular, como
la posibilidad de agregar nuevas entradas, editar comentarios, etcétera.
57
Este mensaje es conocido con el nombre de post o artículo.
204
público para cualquier usuario de la Web que pueda tener acceso a éste y actualice58
el acto comunicativo mediante su recepción. Los actos comunicativos secundarios,
se derivan del mensaje inicial, y consisten básicamente en las respuestas que algu-
nos usuarios deciden elaborar con respecto al tema planteado originalmente, y que
corresponden a la indirección planteada por Legget y Shipman (2004), que menciona-
mos en el capítulo anterior. Como podemos observar, en general se trata de procesos
comunicativos indirecto-recíproco-públicos, según la taxonomía de Maletzke que ya
hemos mencionado.
La acumulación cronológica de estos actos comunicativos iniciales, constituye la
estructura principal del weblog. Usualmente, estos contenidos se encuentran ordena-
dos en archivos que corresponden a su fecha de publicación (por día, mes y/o año),
aunque también pueden ser ordenados de acuerdo a los términos clave ―tags― que
el emisor haya definido para cada entrada. En todo caso, esta conservación de los
mensajes, da cuenta del grado de fijación que el medio puede alcanzar, en términos
de lo planteado a este respecto por Thompson (2002).
Con respecto a los procesos de construcción del mensaje en los actos comunicativos
iniciales, dado el carácter abierto con que se suelen publicar sus contenidos, sugeri-
mos que intervienen muchos de los aspectos que ya hemos comentado con respecto
a la noción de audiencia. A diferencia del correo electrónico, el chat y los sistemas
de mensajería instantánea, en este caso el emisor no sabe a ciencia cierta quiénes
recibirán e interpretarán su mensaje.59 Hay entonces una apriorística indefinición de
la audiencia, en la que sin embargo, se aplica la representación que Ong planteaba en
el concepto de la audiencia imaginada. Esto significa que, aunque algunos weblogs
puedan semejar diarios 60 en línea; suelen ser escritos con la idea que alguien los leerá.
Sin entrar en el análisis de lo que el carácter público de este tipo mensajes implica
en función de la autorrepresentación del emisor, podemos sugerir que puede tener
una influencia notable en su proceso de construcción. Creemos que no es lo mismo
elaborar mensajes que tienen carácter público que privado.
En este mismo sentido, tal “audiencia imaginada” implica una activa selección de
los marcos interpretativos con los que se construye el mensaje, particularmente en la
Esto es, en el sentido que Piérre Lèvy emplea para este término y que hemos comentado.
58
A partir de las interacciones con sus lectores frecuentes, un emisor-administrador puede construir
59
una imagen más precisa de algunos de los sujetos que reciben sus mensajes. Sin embargo, reiteramos
que dada su apertura, cualquier otro usuario en un momento dado puede convertirse en receptor, en tales
actos comunicativos.
60
Diario entendido en este caso no en el sentido de prensa escrita, sino como un documento en el
que una persona hace anotaciones, comentarios y reflexiones personales.
205
Este artículo en particular, fue escrito por alguien que firma como “Editora de
Finanzas”, y que de acuerdo a su posición dentro de la empresa61 que actúa como
61
Esmas.com es el principal sitio hecho por la empresa Televisa, relacionado con los contenidos
que produce.
206
207
62
Esto es, creando contenidos directamente a partir de codificaciones en HTML (o cualquier otro
lenguaje hipertextual), y administrando de forma manual las actualizaciones y aportaciones hechas por
otros usuarios.
63
En algunos casos, usuarios con altas capacidades tecnológicas pueden superar estas limitaciones
mediante modificaciones introducidas de manera directa al código empleado para su construcción, sin
embargo, esto no sucede en la gran mayoría de los weblogs actualmente disponibles en línea, que han
sido elaborados y construidos en servicios como Blogger y Word Press.
208
otras palabras, esto significa que los elementos gráfico-expresivos que componen un de-
terminado weblog (como su acomodo espacial, tipos de letra disponibles, incorporación
de contenidos de audio y video, etc.), no pueden ser configurados de cualquier manera,
sino sólo dentro de las posibilidades marcadas por dicha herramienta. Si bien tales
posibilidades suelen ser abundantes en la mayor parte de las aplicaciones actualmente
disponibles, pueden no satisfacer plenamente los deseos y necesidades comunicativas
de todos los usuarios, algunos de los cuales pueden verse forzados a constreñirse a una
de estas opciones preestablecidas, si es que desean publicar su propio weblog apoya-
dos en tales herramientas.Como podemos apreciar, la influencia de estos dispositivos
tecnológicos, no es despreciable en la forma en que pueden construirse sitios de esta
clase, así como en los actos comunicativos que se deriven de ellos.
Analizado desde una perspectiva hipertextual, un weblog puede ser visto como un nodo
que contiene diversos hiperdocumentos, ordenados cronológicamente, e integrados –al
menos parcialmente– dentro de un macro-hiperdocumento, que da forma a su página prin-
cipal. Usualmente, cada uno de estos hiperdocumentos puede integrar diversos formatos
expresivos, por lo que podemos decir que cuentan con características multimediáticas.
Generalmente, los contenidos de esta página principal incluyen anclajes cuyos
enlaces correspondientes conducen a cada una de las entradas cronológicas de las que
hemos hablado. En la imagen 46, podemos observar un ejemplo en el que hemos seña-
lado algunos de sus principales elementos:
Motor
de búsqueda
Archivo de
entradas
Detalle
comentarios
209
2
1 Página de inicio
3
4
5 8
6 Entrada 1 9 Entrada n
7 10
Respuesta 1 11
13 12
Respuesta n
Weblog
Para este modelo ―que está basado en la estructura lineal con jerarquía planteada
por Lamarca (2006)―, hemos considerado un weblog con un número indeterminado
de entradas (n), y cada una de ellas, con n respuestas. Partiendo de la profundidad
(Lamarca, 2006) de un sitio de esta naturaleza, podemos encontrar tres niveles prin-
cipales de contenidos: a) la página principal (o de inicio), b) el nivel de entradas y c)
el nivel de respuestas a las entradas. Estos niveles, se encuentran relacionados entre
sí por diferentes tipos de enlaces:
A nivel de página principal:
64
Esto en función de los enlaces que más frecuentemente hemos observado a partir de nuestra ex-
periencia como usuarios y creadores de blogs.
210
1. Enlaces unidireccionales que conducen a este weblog, desde otros sitios externos.
El weblog no necesariamente conduce a todos los sitios que apuntan hacia él.
2. Enlaces bidireccionales que conducen a este weblog, desde otros sitios exter-
nos. Al seguir estos enlaces, siempre es posible regresar al punto de partida.
3. Enlaces unidireccionales que conducen a sitios externos. Una vez que se sale
del weblog, no hay un enlace directo de regreso.
A nivel de entradas:
A nivel de respuestas:
65
Estos enlaces de regreso (linkbaks) pueden ser colocados tanto de manera directa sobre la estructura
de hiperdocumentos, como de manera indirecta a través de recursos adicionales, como pueden ser los
administradores de etiquetas.
66
Aunque en la estructura hipermediática no se haya establecido una ruta directa de regreso por parte
del autor de esta respuesta, algunos servicios de weblogs permiten el rastreo de enlaces colocados por
otros usuarios, hacia estas secciones; a través de recursos como refback, trackback y pingback.
211
Es importante mencionar que las anteriores son sólo algunas de las posibilidades
que identificamos como las más frecuentemente usadas para establecer enlaces entre
los distintos niveles que hemos señalado en los weblogs. Por ejemplo, aunque es
técnicamente posible establecer un enlace desde un sitio externo que conduzca a una
respuesta que se haya dado a una entrada en particular, esto es poco frecuente, en
función de que muchas de las herramientas automatizadas usadas para la creación
de weblogs, suelen agrupar todas estas respuestas en un macro-hiperdocumento bajo
un solo URL (caso 7). Esto significa que aunque consideramos tales respuestas como
unidades independientes de acuerdo a su función comunicativa; en muchas ocasiones
no hay un sistema de direccionamiento que los maneje como páginas web separadas
(cada una con su propio URL).
En todo caso, este modelo nos permite dar cuenta de la referencialidad interna y
externa que es posible establecer en sitios de esta naturaleza. Por ejemplo, en los enla-
ces señalados con los números 8, 9 y 10; podemos hablar de una auto-referencialidad
en los mensajes construidos; esto es, el emisor-administrador se cita a sí mismo. En
cambio, en los indicados con los números 1, 2, 5 y 7; son otros autores externos los
que se refieren al weblog en cuestión.
Por otro lado, es interesante destacar que la estructura referencial de un weblog en
su conjunto, no depende exclusivamente del emisor-administrador (enlaces número 2,
3 y 6). Dado que los usuarios visitantes usualmente también pueden agregar enlaces
en las respuestas que hacen a una entrada en particular (indicados con el número 12
en la gráfica anterior), la estructura hipertextual de un weblog muchas veces es un
producto multi-autoral.67
Si bien algunos autores68 han señalado a los weblogs como sitios caracterizados
por sus altos niveles de interactividad entre los emisores-administradores y sus usua-
rios; esto no necesariamente es siempre así. Como hemos planteado anteriormente,
las herramientas tecnológicas pueden tener un cierto impacto en sus usos sociales,
mas no los determinan. Como parte de nuestro trabajo de campo, hemos observado
la presencia de emisores-administradores que no posibilitan el registro de comenta-
rios por parte de sus usuarios, y en los que por lo tanto no se aplican los enlaces que
67
En el que sin embargo, el emisor-administrador tiene privilegios exclusivos, como es la edición
y/o eliminación de respuestas y enlaces externos (por ejemplo, para el borrado de spam).
68
Como Kennedy (2004) y Kuhn (2007).
212
213
el creador del weblog, a partir de muy variados criterios que finalmente tienen una
destacada influencia sobre manera en que la transaccionalidad queda registrada en
estos espacios. Por ejemplo, cualquier comentario que de alguna manera pueda ser
percibido como un ataque u ofensa, puede ser eliminado, sin que quede evidencia de
su existencia (por supuesto, salvo para aquellos usuarios que logren leerlo antes de
su borrado). La eliminación de mensajes publicitarios no solicitados (spam), también
puede ser otra razón para llevar a cabo acciones de este tipo. El efecto que podemos
observar en los actos comunicativos realizados a través de este tipo de aplicaciones,
consiste en que el emisor-administrador, puede convertirse en un gatekeeper que se-
lecciona qué mensajes habrán de formar parte de las conversaciones asincrónicas que
se generan. El nivel de fijación del medio, no está por lo tanto, sujeto sólo a aspectos
técnicos, sino también sociales.
Como hemos podido ver en este apartado, los weblogs son sitios web de acomodos
cronológicos en los que es posible establecer actos comunicativos con características
hipertextuales, con diversos niveles de multimedialidad e interactividad. Dependiendo
de los usos que se hagan de las herramientas tecnológicas que los posibilitan, podemos
observar modelos que van desde esquemas prácticamente lineales y unidirecciona-
les, hasta complejas estructuras de significación multidireccionales y multiautorales
(específicamente en sus espacios conversacionales).
214
análisis, de forma similar a como tal vez no lo sería la observación de los camiones
que reparten discos de DVD o Blu-Ray en una cadena de tiendas de contenidos au-
diovisuales, para el análisis de los actos de consumo comunicativo del cine en casa.
Un ejemplo en Internet de este modelo distributivo sería lo que se conoce como
IPTV; y que básicamente consiste en la distribución de señales de televisión restrin-
gida, en la que en lugar de emplear una red privada de cable o microondas para hacer
llegar la señal a la audiencia, se emplea el protocolo TCP/IP y accesos de banda ancha a
dicha red. En función del consumo que los tele-espectadores hacen de los contenidos
transportados de esta manera, no reconocemos diferencias significativas con respecto a
los sistemas de cable tradicionales: la señal es usualmente decodificada por un dispo-
sitivo tipo set-top-box, del que pasa a un aparato televisor normal, a partir del cual es
consumida (Viloria, Freja y Donoso, 2008). En casos como este, no observamos una
presencia notable de elementos propios de los procesos de comunicación mediados
por computadora que ya hemos abordado, y entre los que destacan la multimedialidad,
hipertextualidad, e interactividad disponible para los usuarios.
De esta forma, para nuestro análisis tomaremos en cuenta principalmente el con-
sumo que se haga en línea y de manera interactiva, de formatos propios de los ya
mencionados medios tradicionales, a través del uso de una computadora personal ―o
algún otro aparato de características similares― como dispositivo de acceso e inte-
racción. Abordaremos tal observación a partir de dos formatos generales: aquellos en
los que predominen los mensajes escritos (y que se relacionan de manera importante
con la prensa), y los de tipo audio-visual (que tienen que ver con la radio, el cine y
la televisión). Como en los apartados anteriores, buscaremos hacer un análisis de la
manera en que típicamente tienen lugar actos comunicativos bajo estos esquemas, a
partir de las observaciones participantes y no participantes que realizamos entre los
meses de enero y julio de 2008.
La mayor parte de este tipo de contenidos tiene lugar en la WWW, entorno al que limi-
taremos nuestro análisis.69 Aunque puede haber notables diferencias en los distintos
sitios web que ofrecen información periodística ―entre los que de manera amplia
podemos distinguir sitios institucionales y personales―, en general, podemos decir
69
Esto, por supuesto, sin que dejemos de reconocer la posible existencia de actos comunicativos de
esta clase fuera de la WWW.
215
70
Entre las que podemos mencionar su edad, intereses, antecedentes educativos, sociales, económicos,
culturales ideológicos y religiosos; su ubicación geográfica y temporal, etcétera.
71
Como puede ser la oportunidad del momento y lugar en el que se originen. Por ejemplo, diversos
especialistas en el tema de los weblogs ―como Sánchez Badillo (2006) y Haas (2005)― mencionan el
caso de Salam Pax, quien mantuvo su publicación electrónica durante la invasión estadounidense a Irak
en 2002, y que alcanzó grandes niveles de audiencia en buena parte del mundo durante esta época.
216
En lo que respecta a los casos en que los emisores están constituidos por más de
una persona, podemos hablar de las clases propuestas en el primer capítulo: los ins-
titucionales y los personales. Adicionalmente a esta taxonomía, también es posible
distinguirlos a partir de su presencia fuera de la red; es decir, aquellos que responden
a la incursión en línea de los ya mencionados grupos multimedia por un lado, y por el
otro, a los que surgen sólo en Internet, en lo que Crovi (2003) llama “emisores emer-
gentes”. Cualquiera que sea su naturaleza, estos emisores responden a un complejo
conjunto de influencias en los procesos de construcción de sus mensajes periodísticos,
derivados del campo de interacciones en los que se desenvuelven y que ya hemos
planteado cuando hablamos de los weblogs.
Existe una tercera categoría de esta clase de sitios, de acuerdo a la forma en que son
construidos: aquellos en los que los procesos de selección de noticias se encuentran au-
tomatizados.72 Gracias a la distribución en línea de noticias bajo el formato de feeds,73
portales de noticias como el de Google (mostrado en la imagen 26), se convierten
en nodos de conmutación cuyos enlaces conducen en todos los casos a hiperdocu-
mentos externos. De esta manera, esta clase de portales sirven como concentradores
de titulares, cuyos contenidos son producidos por terceros. Tal esquema implica que
estos sitios adquieren el nivel de mediadores al que nos referimos en la última parte
del capítulo anterior, y que siguiendo a Crovi, llamaremos “mediadores emergentes”,
dadas sus características novedosas. Es importante recalcar que los portales de este
tipo en realidad no generan los contenidos que dan lugar a sus correspondientes ac-
tos comunicativos, sino que sólo los agrupan en un nodo dinámico. De producirse
un acto de esta naturaleza, para el análisis del emisor, deben tomarse en cuenta las
consideraciones que ya hemos hecho sobre estos actores originales.
Sin importar si los emisores son grupales o individuales, generalmente podemos
observar mensajes con características semejantes a los weblogs; es decir, la mayor
parte de su contenido suele estar dado por cadenas de caracteres ―posiblemente de-
rivado de sus antecedentes impresos. Sin embargo, dada la multimedialidad presente
en la WWW, muchos de estos sitios presentan contenidos periodísticos bajo diversos
formatos, como podemos observar en los siguientes ejemplos:
72
Información disponible en http://news.google.com/intl/en_us/about_google_news.html; se explica
que las noticias que aparecen en este portal, son constantemente seleccionadas de entre miles de fuentes, a
partir de un algoritmo que toma en cuenta tanto la frecuencia con la que aparece una noticia determinada,
como la relevancia del sitio de origen. En la versión mexicana, información disponible en http://news.
google.com/news?ned=es_mx; se menciona la existencia de sólo 700 de estas fuentes.
73
Se trata de resúmenes de noticias que contienen enlaces a las notas completas en los sitios web donde
se publican originalmente. Por su uso, destacan los feeds RSS (Really Simple Syndication) y Atom.
217
Fuente: captura de pantalla del sitio < http://news.bbc.co.uk/>, hecha el 23 de julio de 2008.
218
Otra coincidencia que podemos señalar con respecto a los weblogs, está dada por
su estructura hipertextual. Esta página principal de la que hemos hablado, usualmente
contiene anclajes y enlaces que llevan a hiperdocumentos independientes en los que se
amplía el titular ―y que cumplen con la función de asociación lógico-semántica que
mencionamos en el capítulo anterior. Esto generalmente implica un tratamiento más
profundo y extenso de la nota, tanto en lo relativo al número de palabras, como al uso
de diversos formatos y anclajes que llevan a otras notas relacionadas. Por ejemplo,
al seguir el anclaje “Karadzik aims to defend himself” (nota principal mostrada en la
imagen anterior), podemos observar tal ampliación referencial:
Informacion contextual
Nota expandida
Contenidos
audiovisuales
relacionados
Anclajes a sitios
externos relacionados
(otros emisores)
Desde una perspectiva comunicativa, podemos decir que los usuarios que deciden
seguir estos anclajes ―que también son puntos de enlace entre contenidos, según la
taxonomía de Larsen y Higgason (2004)―, amplían la variedad de referentes a partir
de los cuales pueden elaborar una significación derivada de este tipo de contenidos.
Como lo señalábamos anteriormente, tal significación se encuentra influida por las
valoraciones simbólicas que se tengan de los emisores que puedan ser identificados.
219
De cualquier manera, debemos señalar que los actos comunicativos derivados de esta
clase de configuraciones, implican la realización de una serie de operaciones ―o actos
intencionales― por parte del receptor: En primer lugar necesitan ubicarse ante un
dispositivo de acceso, y ejecutar en éste las aplicaciones necesarias para tener acceso
a la Web. Luego, de entre todas las posibilidades, deben seleccionar aquel sitio al que
deseen tener acceso. Derivado del ingreso a tal sitio, realizan luego la selección de las
noticias a las que desean exponerse. En este punto, los receptores pueden disponer de
una relativamente amplia variedad de contenidos adicionales, que implican nuevas
selecciones y recorridos hipertextuales. Estos recorridos pueden dar lugar a algunas
de las estructuras relacionales a las que nos referimos en el capítulo anterior. Por
ejemplo, si un usuario entra a un portal de noticias, abre una nota y luego regresa a
la página de inicio, podríamos hablar de una estructura cíclica:
Por el contrario, si el usuario entra a una nota específica, luego regresa a la página
de inicio, entra a otra nota y desde ésta sigue un enlace externo, se puede hablar de
un ciclo de Joyce:
Más allá de analizar cada posible recorrido hipertextual, lo que queremos enfati-
zar es que estas estructuras no están dadas tanto por el conjunto de nodos, anclajes y
220
La presencia de este tipo de contenidos por Internet alude básicamente a dos clases:
1) aquellos que son de naturaleza exclusivamente acústica ―sólo hay audio― y 2)
de saltar de una nota a otra, bajo esquemas que pueden no ser necesariamente lineales, en los que se
van construyendo las trayectorias interpretativas de las que hemos hablado. Un televidente haciendo
zapping puede ser otro caso similar.
221
en los que hay audio y video sincronizados. Aunque implican un distinto número
de canales perceptuales involucrados, hemos tomado la decisión de realizar nuestro
análisis de forma conjunta, en virtud de que los actos comunicativos derivados de su
producción, distribución y consumo en línea, se realizan de formas muy semejantes.
Sin embargo, cuando sea pertinente, haremos algunos señalamientos que sean espe-
cíficos a alguno de estos formatos.
Desde una perspectiva basada en la sincronicidad con que estos contenidos pueden
ser accesados, distinguiremos dos tipos: los disponibles en tiempo real y los diferidos.
En el primer caso, nos referimos a la codificación de información que es transmitida
de forma continua, y que el receptor empieza a captar a partir de un momento especí-
fico, dando inicio con esto a la actualización del acto comunicativo. En general, este
tipo de emisiones no presentan muchas diferencias con respecto a las transmisiones
de radio y televisión tradicionales, salvo por los mecanismos de recepción, que en
Internet generalmente implican el uso de una computadora personal.75
En lo que respecta a los contenidos diferidos, éstos pueden ser almacenados en
archivos bajo diversos formatos,76 y ser colocados en distintos sitios para su descarga
y consumo. Algunos de estos esquemas, dan lugar a lo que comúnmente se conoce
como podcasts y descarga “bajo demanda”; esto es, a petición del usuario. Creemos
interesante señalar que estos podcasts,77 también pueden ser distribuidos por medio
de los ya mencionados feeds, de manera que un usuario se puede suscribir a un sitio
con estas funcionalidades, y recibir de forma automática estos contenidos que serán
consumidos en el tiempo y lugar que el receptor lo determine. En la imagen 54 pode-
mos ver la oferta de podcasts de audio y video que ofrece CNN internacional. Usando
una de las categorías de Maletzke, podemos decir que habitualmente se trata de actos
comunicativos de naturaleza pública.
Otro esquema de distribución de contenidos diferentes al podcast, está dado por
los mecanismos de intercambio de archivos78 entre usuarios. Este tipo de situaciones
dan lugar a distintos tipos de actos comunicativos que creemos oportuno describir de
75
Evidentemente, esta recepción también puede ser llevada a cabo a partir de algún otro tipo de
dispositivo de acceso con capacidades de reproducción multimedia.
76
Generalmente bajo formatos comprimidos como MP3 (en audio) y AVI y MPG (en video).
77
El término resulta de la palabra broadcast ―que puede traducirse como “radiotransmisión”― y
del frecuente uso de dispositivos iPod para su consumo: podcast.
78
Desde una perspectiva radical, aceptamos que tal transferencia puede constituir una forma de
comunicación, en el sentido del intercambio de información. Sin embargo, para nosotros no alcanza el
nivel de “acto comunicativo” como lo definimos en el primer capítulo, en virtud de que no consideramos
que sea suficiente tal intercambio informativo, sino que debe haber un sentido compartido al menos entre
dos sujetos, con respecto a un mensaje intencionalmente codificado.
222
manera más detallada. Bajo este esquema, identificamos al menos dos posibilidades:
1) cuando la transferencia ocurre a través de los ya mencionados sistemas P2P y 2)
cuando los enlaces a los contenidos son publicados en algún sitio, entre los que des-
tacan los foros y los weblogs. En ambos casos, aunque reconocemos que pudieran
ocurrir tanto operaciones de búsqueda de información como actos comunicativos;
éstos últimos pueden presentarse cuando tales operaciones rebasan las fronteras de lo
meramente informático, y se establecen interacciones en las que los usuarios inter-
cambian mensajes. Cuando hablamos del chat, en uno de los ejemplos señalamos
precisamente esta posibilidad bajo el uso de un sistema P2P. Y en el caso de los foros,
estos actos comunicativos pueden ser observados en el ejemplo que expusimos sobre
los mensajes que algunos de sus usuarios pueden intercambiar, cuando nos referimos
a las comunidades en línea.
223
individual de los que este autor hablaba ―como los reproductores portátiles de LPs
y audiocassettes―, actualmente dan lugar a actos comunicativos a partir de compu-
tadoras personales y diversos reproductores multimedia.79
Bajo estos esquemas de transmisión y consumo de contenidos audiovisuales, los
emisores pueden presentar características muy variadas. Como en el apartado anterior,
podemos observar tres posibilidades generales: 1) productores y emisoras tradicio-
nales ―principalmente de radio y TV― que buscan tener presencia en Internet, 2)
emisores emergentes y 3) individuos que llevan a cabo sus propias producciones y
que ponen a la disposición de los usuarios.80 Dependiendo de estas condiciones, po-
demos hablar de la existencia de emisiones audiovisuales por Internet que son tanto
de tipo institucional-profesional, como personales y artesanales, según lo ya citado
en torno a Kaplún.
Entre los que actualmente destaca el iPod por su popularidad, pero que también puede hacerse a
79
224
81
En julio de 2008, ocupaba el tercer lugar global en tráfico de usuarios, según el ranking de Alexa.com
225
Nombre del video Subido por Número de veces que ha sido visto
Charlie bit my finger - again ! HDCYT 355 446 615
Hahaha (laughing baby) BlackOleg 192 492 516
Evolution of dance judsonlaipply 177 063 220
Best ever!! kicesie 135 543 216
Fuente: información disponible en http:// http://www.youtube.com/charts/videos_
views?gl=US&t=a; consultada el 22 de julio de 2011.
Con base en estos ejemplos, podemos identificar al menos dos modelos bajo los
cuales tiene lugar la selección de los contenidos que son ofrecidos en línea. En el
caso de KYOURadio, observamos la figura del gatekeeper en su versión más clásica.
Es decir, existe un grupo de personas que llevan a cabo la selección de podcasts que,
La fuente originalmente muestra una tabla de posiciones de los videos más vistos en toda la
82
historia de YouTube. La mayor parte son videos musicales producidos de manera profesional, aunque
pueden haber sido subidos por terceras personas. Estos videos no fueron considerados en la tabla que
presentamos.
226
como lo explican ellos mismos, atiende83 una serie de criterios para decidir qué se
transmite y qué no. En el caso de YouTube, el mecanismo es distinto. Aunque hay
un conjunto de normas que el usuario debe aceptar para poder subir un video,84 en la
práctica este mediador no supervisa de forma activa y sistemática que tal condición
se cumpla. Sin embargo, esto no quiere decir que no haya mecanismos sociotécnicos
que actúen en este sentido. Cada nodo en el que se ubica cada video, cuenta con un
anclaje que permite reportarlo como “inapropiado”.85 Si un usuario desea tener acceso
a tal material, debe registrarse y señalar su mayoría de edad. Como podemos observar
a partir de las controversias legales86 en las que este servicio se ha involucrado, puede
haber restricciones a posteriori en el acceso a videos subidos por usuarios, tanto por
la violación a los derechos de autor, como por cuestiones políticas e ideológicas.
Como podemos apreciar, ante la ausencia de un gatekeeper tradicional en YouTube,
entran en operación otras instancias que a fin de cuentas, tienen una influencia sobre
los contenidos disponibles en este servicio.
En cualquiera de los dos casos, es evidente que las mediaciones de este tipo de
material, de una u otra manera dan lugar a instrumentos que controlan los contenidos.
Sin embargo, no todos los contenidos audiovisuales disponibles en Internet tienen
mediaciones de este tipo. Es técnicamente posible ―y de hecho así sucede― la
instalación de servidores que distribuyan de manera más directa contenidos de toda
índole.87 El control y selección en este caso se vuelven más difíciles, a partir de las
configuraciones técnicas y legales que pueden presentarse.
Más allá de estas consideraciones regulatorias, estossitios webson un ejemplo
de cómo se presentan algunos procesos de remediación88 que creemos interesante
destacar. En ellos, no sólo hay medios tradicionales que se trasladan a los entornos
83
En su sitio http://www.kyouradio.com/; se explica que se cuidan principalmente dos aspectos: la
calidad de audio del podcast y que no se violen las normas del organismo regulador estadounidense (la
Federal Communications Commission). Habría que realizar un análisis de contenido que diera indicios
si hay otra clase de influencias sobre tal selección (políticas, religiosas, ideológicas, etcétera).
84
Entre los que destaca que se tengan los derechos de distribución sobre tal contenido y que no haya
escenas sexualmente explícitas.
85
Aunque la percepción de lo que puede ser “inapropiado” es absolutamente subjetiva, usualmente
son marcados bajo esta etiqueta aquellos con contenido violento y/o sexual.
86
Smith (2007) reportala presentación de denuncias contra YouTube por la presencia de material
que expresa posturas antisemíticas.
87
Por ejemplo, en sitios conocidos genéricamente como warez.
88
A partir de los planteamientos de autores como Bolter y Grusin (1999) y Levinson (2004), enten-
deremos la remediación como el proceso de reacomodo que tiene lugar dentro del ecosistema de medios,
así como la reutilización y transferencia de lenguajes y códigos entre distintos medios.
227
en línea, sino que esto también puede ocurrir en sentido opuesto, con contenidos
distribuidos a través de Internet que son luego transmitidos por canales tradicionales
de radio y TV.
En relación con la noción de mediadores que hemos empleado anteriormente,
sitios como KYOURadio y YouTube pueden ser identificados como instituciones
profesionales que, sin generar contenidos, sirven como puente entre quienes generan
los mensajes y quienes los consumen. Puede haber por lo tanto, mediaciones en más
de un sentido; es decir, aquellas implícitas en el uso de un dispositivo tecnológico
como es Internet, y las derivadas de aquellos servicios que seleccionan, almacenan,
distribuyen y transmiten tales contenidos audiovisuales.
En lo que tiene que ver con los procesos de construcción de esta clase de mensajes,
los emisores que producen contenidos acústicos y audiovisuales para ser distribuidos
228
y/o consumidos por Internet, se encuentran sujetos a las influencias que ya hemos
abordado. A pesar del carácter generalmente abierto de este tipo de materiales, poten-
cialmente disponibles para cualquier usuario de Internet que cuente con los recursos
necesarios;89 es razonable pensar que han definido una audiencia específica a la que
dirigen sus mensajes. Por ejemplo, en señales producidas por los servicios de noticias
internacionales para ser consumidas de forma global, los códigos lingüísticos son
adaptados para ajustarse a estos perfiles específicos, principalmente en lo relativo al
idioma, como podemos observar en la imagen 57.
Sin embargo, éstos no son los únicos códigos que podrían ser ajustados en función
de las características propias de Internet como dispositivo mediador. Consideramos
que, dados los distintos niveles de codificación presentes en estos actos comunicativos;
puede haber adecuaciones en los lenguajes audiovisuales producidos específicamente
para Internet. Particularmente en el caso de los contenidos audiovisuales ―transmi-
tidos tanto de forma continua, como bajo demanda―, es común que las aplicaciones
y reproductores empleados para este fin, desplieguen estos materiales en pantallas de
tamaño relativamente pequeño, sobre todo cuando se trata de dispositivos móviles.
En la tabla 6 se muestra la evolución que han tenido las resoluciones de pantalla
utilizadas en computadoras personales.
89
En cuanto al hardware, además de un dispositivo de acceso y un enlace a Internet, esto implica
capacidades de reproducción multimedia; esto es, una tarjeta de sonido instalada y unos altavoces o
auriculares. En cuanto al software, debe contarse con las aplicaciones capaces de decodificar y reproducir
los formatos bajo los que se transmiten este tipo de señales.
90
La fuente sólo se refiere a usuarios que tienen acceso a Internet desde computadoras personales.
Hay que recordar que tal acceso también es técnicamente posible a través de dispositivos móviles con
pantallas de menor tamaño, como teléfonos celulares y PDA. A pesar de que estos tamaños pueden ser
más adecuados a las resoluciones ofrecidas por quienes distribuyen contenidos audiovisuales por Internet,
a fin de cuentas, consideramos que siguen siendo aplicables las adecuaciones que deban hacerse a los
códigos y lenguajes de estos medios.
229
...continuación
ene-06 17% 57% 20% 0% 6%
ene-05 12% 53% 30% 0% 5%
ene-04 10% 47% 37% 1% 5%
ene-03 6% 40% 47% 2% 5%
ene-02 6% 34% 52% 3% 5%
ene-01 5% 29% 55% 6% 5%
ene-00 4% 25% 56% 11% 4%
Fuente: W3Schools (2011).
230
e imágenes estáticas y en movimiento—, entre los que se encuentran los anclajes que
conducen a los contenidos mismos, como podemos observar en la imagen 58:
Aunque es posible reproducir señales acústicas en una página Web de forma automática, este no
92
es un recurso que se emplee frecuentemente, posiblemente debido a la baja usabilidad que implican, en
términos de lo dicho por Nielsen (2000).
231
Como es evidente, no se puede dar click sobre un sonido; en principio porque no se le puede mos-
93
trar de forma gráfica de forma directa en la pantalla de los usuarios. En el mejor de los casos, se puede
construir un referente más o menos inmediato, que no es otra cosa que un elemento simbólico que lo
representa, más no lo constituye.
232
40%
35%
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
Facebook Twitter Hi5 Badoo Sonico Linkedl Myspace
Fuente: AMIPCI (2011).
En coincidencia con lo dicho por Mayfield (2008: 11), podemos decir que las
HARSEL son un mash-up (es decir, una integración ad hoc) de un conjunto de tec-
nologías socio-comunicativas previamente existentes, y de las que ya hemos hablado
en este capítulo. Por ejemplo, el muro en Facebook, el timeline en Twitter y el stream
en Google+, tienen estructuras que corresponden a los weblogs, en tanto que se trata
de entradas de carácter público generadas por el administrador de la cuenta y sus
contactos, que tienen un acomodo cronológico, y que posibilitan la construcción de
conversaciones a partir del encadenamiento asincrónico de comentarios dados con
base en un acto comunicativo inicial. De hecho, la presentación de las actualizaciones
233
de los estados de los contactos que un usuario tiene, funciona de manera muy parecida
a la sindicación de publicaciones que se hace en la blogósfera a través de RSS.
De manera similar, la mayor parte de las HARSEL actualmente en uso posibilitan
el establecimiento de intercambios sincrónicos de cadenas de caracteres entre dos
o más usuarios; en lo que se conoce como ventanas de chat. Estas conversaciones
además pueden tener lugar en Facebook y Google+ a través de videoconferencias,
posibilidad que modifica los códigos que se emplean en dichas transacciones comu-
nicativas. En aquellos servicios que permiten el envío de mensajes privados, es decir,
que sólo pueden ser vistos por el destinatario (como los Direct Messages de Twitter
y el llamado inbox de Facebook), se hace referencia al correo electrónico.
La posibilidad de colocar en línea álbumes de fotografías y videos, también existía
de manera previa a muchas de las HARSEL que hemos mencionado. Servicios como
Flickr, Picassa y hostings de imágenes como ImageShack, ImageVenue y PhotoBucket,
todos ellos con interfases gráficas con el usuario y considerados dentro de la llamada
Web 2.0 (Cobo y Pardo, 2007); permitían desde hace tiempo compartir imágenes
dentro de la WWW, sin la necesidad de pagar por este servicio. De igual forma, sitios
como YouTube, Metacafe y Vimeo permitían la colocación en línea de contenidos
audiovisuales, disponibles bajo demanda.
Así, para la mayor parte de las interacciones que es posible tener en las HARSEL,
se aplican prácticamente las mismas consideraciones que ya hemos hecho en este
mismo capítulo. Es decir, los actos comunicativos que tienen lugar a través de estas
plataformas, responden a las dinámicas y procesos que hemos descrito anteriormente,
con la diferencia de que sus alcances se encuentran limitados a lo definido por cada
usuario en cada publicación, en aquellos servicios en los que es posible establecer el
nivel de difusión de cada mensaje. Por ejemplo, un acto comunicativo en Twitter
es visible para prácticamente cualquier usuario de la WWW, independientemente de si
es usuario de este sistema o no. Por el contrario, para poder tener acceso a los mensa-
jes publicados por un usuario de Facebook, es necesario en primer lugar ser usuario
de dicho sistema, y en segundo, haber sido incorporado como un contacto94 por el
emisor. En Google+, es posible delimitar con mayor precisión el grupo de usuarios
que pueden tener acceso en un momento dado a un post en particular. Si se elige que
sea público, puede leerlo cualquier usuario de la WWW, aunque no tenga cuenta en
este sistema; pero si se restringe a alguno de los círculos95 de contactos, sólo quienes
formen parte de estos grupos definidos por el emisor, tienen la posibilidad de llevar
Los contactos de un usuario, recíprocos o no, pueden ser agrupados en conjuntos definidos por
95
234
Chat /
Blogging Mensajes Mensajes
mensajes Publicación de Publicación Publicación
/micro- Videochat directos directos
instantáneos imágenes de videos de enlaces
blogging privados públicos
(texto)
Facebook Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí
Sólo a través de Sólo a través de
Twitter Sí Sí No Sí Sí Sí
hipervínculos hipervínculos
Google+ Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí Sí
Una de las características comunicativas más destacadas de las HARSEL está dada
entonces por el nivel de difusión que tienen los mensajes generados a través de estos
sistemas. Mientras que la mayor parte de los sitios Web en general, los contenidos
se encuentran usualmente disponibles para prácticamente cualquier usuario (salvo,
96
Estos son los principales recursos de interacción que proporcionan las HARSEL en cuestión. No se
incluyen aplicaciones y plug-ins desarrollados por terceras partes, como los llamados “juegos sociales”,
entre los que destaca Farm Ville.
235
por supuesto los que se dirigen a grupos específicos, como son los suscriptores de un
servicio o los miembros de una comunidad relativamente cerrada); en las HARSEL
la transmisión de la información obedece a una lógica de usuarios relacionados entre
sí. No se trata exactamente de modelos de uno a muchos o de muchos a muchos, sino
más bien de la mezzo-comunicación de la que hablábamos en el capítulo uno.
Desde el punto de vista de los emisores, esto puede tener importantes modifica-
ciones en los procesos de construcción de las formas simbólicas disponibles. Las
audiencias imaginadas de las que ya hemos hablado, resultan en estos sitios mucho
más específicas. Salvo que se trate de usuarios institucionales, en general en estas
plataformas los mensajes se construyen para grupos muy precisos de usuarios que
estarían en posibilidades tener acceso a ellos. E incluso en el caso de dichos emisores
institucionales, es posible hablar de destinatarios, más que de receptores, en tanto que
hay elaboraciones mucho más precisas en este sentido (por ejemplo, en grupos de
usuarios de una marca o servicio). Los códigos empleados son por lo tanto, aquellos
que el emisor sabe con mucha mayor certeza que se comparten con sus contactos.
Gracias a estas estructuras relacionales, la brevedad en los mensajes no necesariamente
resulta en un incremento en la incertidumbre resultante de los actos comunicativos,
dado que es muy probable que se compartan una gran cantidad de referentes comunes
con quienes completen los actos comunicativos en la recepción.
De forma similar, en los procesos de recepción de los mensajes transmitidos a
través de las HARSEL, la identificación de los emisores resulta en la preparación de
marcos interpretativos con mayores posibilidades de llegar a la “puesta en común”
de la que hemos hablado en el primer capítulo. A diferencia de los medios masivos
en línea, la estructura relacional existente entre emisores y destinatarios contribuye
a la realización de actos comunicativos con menores índices de entropía, puesto en
términos sistémicos. Con base en lo ya discutido en torno a Palo Alto, los participan-
tes en estas configuraciones generalmente tienen un conocimiento previo mutuo y es
precisamente ésto lo que suele constituir la sustancia relacional a partir de la cual en
primer lugar el contacto ha sido reproducido en las HARSEL.
Por otro lado, en coincidencia con lo que ya hemos discutido sobre el uso de los recur-
sos hipermediáticos, los referentes a los que se hace alusión pueden ser anclados a partir
de las posibilidades que estos sistemas tienen de compartir hipervículos. En Twitter, la
limitación de los 140 caracteres puede ser rebasada en términos de sentido a partir de estos
recursos.97Un usuario no necesita elaborar profundas explicaciones, en tanto pueda estable-
cer un anclaje que lleve a aquello que se expresa de manera más amplia en otro nodo.
97
Existen incluso servicios de abreviación de hipervínculos, como bit.ly y TinyURL.com
236
Como hemos planteado, las HARSEL representan una mediación comunicativa que
usualmente no tiene alcances masivos en la elaboración de sus contenidos, sin impor-
tar que algunos usuarios o entidades puedan tener grandes cantidades de seguidores.
Como lo hemos planteado, la lógica que prevalece es la de los grupos relacionales. Por
otro lado, aunque en estos sitios es posible la construcción de conversaciones a partir
de encadenamiento de mensajes autorreferenciales, prevalecen estructuras jerárquicas
muy claras en cuanto a las acciones que los usuarios pueden establecer en función de
sus roles. Un usuario en Facebook tiene un control absoluto de lo que se publica en su
muro y tiene la posibilidad de eliminar cualquier publicación que desee. Sin embargo,
en cuanto a la construcción de nodos en los que haya modos de relación verdaderamente
horizontales, esto no es posible en las HARSEL. Para ello, es necesario el uso de otro
tipo de sitios web que serán analizados a continuación: los wikis.
Wikis
Hasta este punto, hemos analizado diversos tipos de aplicaciones y servicios en Inter-
net, que posibilitan actos comunicativos con distintos niveles de complejidad. Hemos
visto que en algunos de ellos, se pueden establecer diferentes interacciones entre
emisores y receptores, derivadas de estructuras que van desde las que son altamente
jerárquicas y verticales, hasta otras mucho más horizontales y en las que hay mayores
posibilidades de transaccionalidad. Sin embargo, incluso en aquellos servicios carac-
terizados por la alta participación de los usuarios, como pueden ser los weblogs y las
herramientas para la administración de redes sociales en línea, consideramos que no
se alcanza del todo el potencial para establecer actos comunicativos resultantes de la
actuación de lecto-escritores plenos. Como lo hemos reportado, aún en estos sitios hay
estructuras jerárquicas sociotécnicas muy evidentes. Por ejemplo, las entradas sólo
pueden ser creadas por quien hemos llamado “emisor-administrador”, y los usuarios
que no cuentan con este grado, sólo pueden ejercer su capacidad expresiva en las res-
puestas a tales posts. Si bien tales usuarios efectivamente llevan a cabo procesos de
lectura y escritura, esto no ocurre a partir de exactamente los mismos documentos,
sino de contenidos interrelacionados, en el mejor de los casos. Es por esto que hemos
decidido cerrar nuestro análisis de los actos comunicativos en Internet, con una breve
reflexión en torno a un conjunto de sitios en los que sí observamos una construcción
colectiva de documentos, y en los que las nociones clásicas de emisor y receptor han
de ser necesariamente ajustadas: los wikis.
Como lo establecimos al final del capítulo anterior, los wikis son aplicaciones
web que permiten la creación colectiva de documentos. Tal vez el ejemplo más
237
emblemático esté dado por la enciclopedia en línea Wikipedia, uno de los sitios con
mayor tráfico de usuarios en Internet en el mundo, según el ordenamiento hecho por
Alexa.98 Sin embargo, y a pesar de la popularidad de este sitio, no haremos un análisis
específico de la Wikipedia. Antes bien, y de manera similar a como lo hemos hecho
con las aplicaciones y servicios anteriores, nos referiremos a la forma típica en que
tienen lugar actos comunicativos a partir de los wikis en general. En todo caso, la
Wikipedia será usada para mostrar algunos ejemplos particulares.
Con base en las categorías del hipertexto que abordamos en el capítulo anterior,
un wiki puede ser entendido como un documento hipertextual ubicado dentro de un
nodo. El contenido de este documento puede estar dado por diversos formatos, a
partir de la multimedialidad de la que ya hemos hablado; y entre los que destacan las
cadenas de caracteres, las imágenes fijas y en movimiento, así como unidades expre-
sivas audiovisuales. Sin embargo, su principal característica definitoria está dada por
la posibilidad de construir colectivamente su contenido.
Dado que resulta difícil hablar en este caso de emisores y receptores en su acepción
clásica,99distinguiremos en primer lugar a quienes actúan como posibilitadores-mediadores
de los wikis. En otras palabras, esto significa que cada wiki existe dentro de un con-
texto muy preciso, y que constituye el principal elemento que influye en su dinámica
constructo-comunicativa. En este sentido, podemos sugerir que cada wiki responde a
una necesidad u objetivo específico. Por ejemplo, la Wikipedia ha sido creada con el
fin de construir una enciclopedia de acceso gratuito. El wiki de Creative Commons,100
tiene el propósito fundamental de documentar este tipo de licencia y promover su uso.
Sin importar de qué wiki se trate, es su propósito el que da lugar a los dispositivos
sociotécnicos que definen su contenido.
De esta manera, las reglas y normas de lo que puede ser considerado como ‘acep-
table’ dentro de un wiki, se derivan directamente de tales posibilitadores-mediadores.
Estos mecanismos sociotécnicos reguladores a que hemos hecho referencia, suelen
tener un componente social fundamental, pero también pueden ser apoyados por
elementos de naturaleza exclusivamente técnica.101 El asunto más importante en
Ocupaba la posición No. 7 dentro de la tabla “Global Top 500” el 14 de agosto de 2008; disponibe
98
en http://www.alexa.com/site/ds/top_sites?ts_mode=global&lang=none
99
Orihuela (2003) ya lo señalaba: algunos usos de Internet implican la necesidad de replantear
categorías clásicas de la comunicación, como “emisor” y “receptor”.
100
Información disponible en http://wiki.creativecommons.org/; se trata de una licencia que permite
a un autor, decidir sobre los derechos que desea mantener sobre su obra, y aquellos que puede liberar a
favor del dominio público.
101
Específicamente, en la Wikipedia existen pequeñas aplicaciones conocidas como bots, que re-
corren todos los artículos de forma autónoma y verifican que cumplan con los estándares desarrollados
238
239
102
Algunos de estos mecanismos reguladores han sido ampliamente abordados por autores como
Kriplean, Beschastnikh, McDonald y Golder (2007); Viégas, Wattenberg y McKeon (2007) y Butler,
Joyce y Pike (2008).
240
más amplio; esto es “hiperleer”), sino también modificar (creando, editando o elimi-
nando) hiperdocumentos.
Se trata de una aplicación de la llamada Web 2.0,103 que acerca a los usuarios más
que ninguna otra, a las definiciones teóricas originalmente planteadas para las apli-
caciones hipertextuales por autores como Ted Nelson, Douglas Engelbart y Vannevar
Bush; particularmente en lo que respecta a las posibilidades de los usuarios para esta-
blecer estas operaciones de lecto-escritura a las que nos hemos referido. Sin embargo,
y a pesar de sus altos niveles de interactividad, como hemos observado, estos sitios
no están exentos de la aparición de estructuras jerárquicas. Los wikis son, como cual-
quier otra innovación tecnológica, aplicacionessociotécnicas sumamente complejas,
en las que parece inevitable que tiendan a surgir relaciones de poder; incluso cuando
los dispositivos estrictamente técnicos han sido diseñados para dar lugar a esquemas
de interacción fundamentalmente horizontales. El conjunto de administradores de la
Wikipedia son un buen ejemplo de ello.
Con estas reflexiones cerramos este último capítulo. Como lo indicamos al prin-
cipio, hemos hecho una revisión de algunos de los más representativos servicios y
aplicaciones que posibilitan el establecimiento de actos comunicativos mediados por
Internet. Como en cualquier trabajo de esta índole, ha sido inevitable dejar fuera de
nuestro análisis un número indeterminado de casos y ejemplos, que tal vez hubieran
dado una mayor amplitud a nuestras observaciones. Sin embargo, hemos hecho nuestro
mejor esfuerzo por hacer planteamientos más allá de lo meramente descriptivo, y a
partir de los cuales se puedan identificar configuraciones y operaciones generales.
Internet es un medio de comunicación, con base en todo lo que hemos abordado
a lo largo de este capítulo. Esto no impide que además pueda ser empleado con otros
propósitos, paralelos o no, a su dimensión comunicativa. Como lo hemos sugerido
en varios momentos, consideramos que presenta algunas características que obligan a
reflexionar sobre los marcos teóricos que han sido tradicionalmente aplicados para la
comprensión de los medios de comunicación, particularmente en aquellos capaces de
llegar a grupos relativamente numerosos, y que presentan disposiciones heterogéneas
y dispersas ―los comúnmente llamados “medios de comunicación de masas”. En el
siguiente y último apartado de esta obra, recogeremos algunas de las consideraciones
que nos parecen más relevantes del análisis que hemos hecho, y plantearemos algunas
reflexiones en torno a las perspectivas teóricas que pudieran ser las más adecuadas
para el estudio de los medios de comunicación mediados por computadora.
103
Concepto al que nos referimos al final del capítulo anterior.
241
E
l presente libro nació a partir de una idea bastante general: establecer de qué
manera Internet puede ser considerado como un medio de comunicación, en
el contexto dado por los medios tradicionales. A pesar de lo aparentemente
sencillo de este planteamiento, el recorrido teórico que emprendimos no estuvo exento
de más o menos amplias revisiones documentales y de campo, así como devariadas
reflexiones, derivadas del asunto en cuestión. Tal sendero nos llevó a hacer varios
ajustes en relación con la idea original, siendo quizá el más importante, el ir más
allá de si Internet es o no un medio de comunicación (que consideramos que sí lo es,
al menos como hemos definido a la comunicación y a los medios), hasta llegar a la
identificación de la manera en que tienen lugar actos comunicativos en esta red, con
base en las posibilidades técnico-expresivas dadas por el hipertexto.
El objetivo fundamental de esta última parte, es hacer un escrutinio de algunas
de las ideas que nos parecen más importantes, encontradas a lo largo de este camino
exploratorio, y que han sido presentadas en los capítulos previos. No haremos un
recuento punto a punto de lo ya dicho, antes bien, buscaremos relacionar algunos de
los conceptos más relevantes que hemos empleado, de manera que podamos precisar
esa idea primaria: qué posibilita a Internet ser empleado como una herramienta co-
municativa, qué aspectos la distinguen del resto de los medios de comunicación y de
qué manera específica ocurren actos comunicativos mediados por esta tecnología.
Como ha sido posible apreciar, iniciamos con una inquietud teórica que nos pare-
cía fundamental: ¿qué es ―en principio― un medio de comunicación? Nos parecía
evidente que, si deseábamos ubicar a Internet bajo esta etiqueta, primero deberíamos
definir con toda precisión qué entenderíamos por acto comunicativo, y de qué manera
esta configuración puede ser modificada a partir de la introducción de dispositivos ar-
tificiales que sirvieran como puente entre los participantes de tal acto. De esta manera,
planteamos nuestras primeras definiciones. Bajo el cobijo de McLuhan y muchos otros
243
244
entre dos personas, hasta la puesta en común de ideas entre grandes grupos de personas
que pueden interactuar y generar elementos simbólicos de muy diversa índole; se trata
de un proceso inacabable, de una operación continua, presente en todo acto social.
En un segundo momento, desde la perspectiva sociotécnica que adoptamos a lo
largo de este trabajo, hicimos énfasis en que Internet no posibilitó el desarrollo de
diversas herramientas comunicativas, porque estuviera técnicamente predestinada a
ello. Por el contrario, su empleo para la transmisión de mensajes entre seres huma-
nos, se debió a un cruce de actores y situaciones muy específicos.Internet es lo que
sus usuarios y diseñadores han hecho de ella, con base en sus intereses, necesidades,
ideologías y agendas. Consideramos que tal proceso ha estado caracterizado por la
inestabilidad y el continuo enfrentamiento de interpretaciones; donde prevalecen las
trayectorias que logran agrupar en torno suyo a la red social más fuerte, y no nece-
sariamente las que representan una mejor solución técnicamente hablando, por lo
menos desde un punto de vista abstracto.A partir de este contexto, consideramos que
Internet dio lugar al correo electrónico, al chat y a la WWW (con toda su pléyade de
aplicaciones hipertextuales), justamente como son ahora y no de otra forma; de manera
que en un mismo espacio virtual pueden darse actos comunicativos unidireccionales,
bidireccionales y mutidireccionales; que además pueden ser directos o diferidos, así
como públicos y privados. Por lo mismo, las innovaciones que se siguen presentando
de forma constante, irán en la dirección que las conduzca tal entramado que es ―in-
sistimos―, indisolublemente social y tecnológico, como en el conjunto de servicios
de la llamada Web 2.0.
Es en el tercer capítulo donde abordamos uno de los elementos que creemos que
da a Internet posibilidades expresivas e interactivas únicas ―al menos hasta donde
alcanza su estado actual de desarrollo―: el hipertexto. Siendo también el resultado
de complejas interacciones sociales y técnicas, se convierte en un recurso comuni-
cativo que modifica algunas concepciones tradicionales, sobre todo en lo relativo al
rompimiento de la linealidad que suele implicar el consumo de algunos productos
mediáticos. La revisión hecha en torno a la teoría del hipertexto, nos permitió identifi-
car muchos de los elementos que posibilitan actos comunicativos a través de Internet.
Figuras como la del usuario lecto-escritor y la posibilidad de llevar a cabo procesos
colectivos de construcción de elementos simbólicos; resultaron claves durante las
observaciones de campo que realizamos y su posterior análisis. Con base en estos
aspectos, la parte final de este tercer capítulo nos ha servido tanto para la reflexión en
torno a algunas de las actuales trayectorias de desarrollo de esta innovación tecnológica,
como espacio introductorio a la última parte del presente libro: el análisis de algunos
de los más representativos actos comunicativos que actualmente es posible llevar a
cabo en Internet.
245
246
a muchos, con una audiencia que incluso puede ser potencialmente global (sujeta,
nuevamente a lo que ya hemos señalado sobre la influencia de los códigos empleados
en la construcción del mensaje para el establecimiento de un conjunto posible de re-
ceptores). Esta es una situación que difícilmente se presenta en los medios masivos
offline, donde incluso en tal eventualidad (con el dueño de un medio dirigiéndose
directamente al público, por ejemplo), prevalecen las influencias institucionales a
que ya hemos hecho referencia.
Por otro lado, observamos en Internet la presencia de mediadores emergentes
(como YouTube, KYOURadio y otros similares), que agregan otra capa adicional
de influencias que pueden modificar la forma en que los mensajes se encuentran a
disposición del resto de los usuarios. Como lo hemos planteado, en algunas ocasio-
nes, observamos el surgimiento de mecanismos sociotécnicos reguladores. A pesar
de la aparentemente caótica disponibilidad de contenidos que Wolton acusa, una
observación más cuidadosa permite identificar ciertos controles, que al menos en
áreas específicas, tienen un impacto en la disponibilidad de elementos significantes
elaborados de forma intencional. Esto de ninguna manera significa que todos los
contenidos de Internet se encuentran sujetos a tales mecanismos, y la sabida dispo-
nibilidad de contenidos ilegales es un buen ejemplo de ello.
Abundando en estas influencias que pueden modificar la realización de actos co-
municativos en Internet, luego de las observaciones que realizamos a los sistemas de
mensajería instantánea y las herramientas para la administración de redes sociales en
línea, confirmamos un aspecto que ya habíamos sugerido: la importancia que tiene tal
dispositivo mediador en el empleo consciente de códigos expresivos, cuando hay una
reducción significativa en los canales perceptuales. La observación de los tres tipos de
actos comunicativos que estas aplicaciones posibilitan (intercambio de mensajes se
texto, de audio y audiovisuales), nos han permitido observar que, tal como lo habíamos
planteado, hay una relación inversamente proporcional (evidentemente no cuantificable,
sino de tipo cualitativo), entre la cantidad de canales perceptuales que un medio puede
reproducir, y el empleo intencional de recursos expresivos. En otras palabras, esto signi-
fica que, cuando hay más canales perceptuales disponibles, tiende a haber un uso menos
consciente de lo que la Escuela de Palo Alto identifica como señales de tipo analógico.
Por ejemplo, cuando una persona escribe un correo electrónico y hace un broma, debe
indicar de manera absolutamente evidente, la intención de lo expresado a través de los
códigos establecidos (como puede ser la inclusión del emoticón correspondiente que
señale esta intención); para que haya coincidencias entre su idea original, y la interpre-
tación que el receptor construya. Al no haber una interacción cara a cara, el emisor no
puede transmitir un guiño o alguna otra señal gestual que deje en claro que está haciendo
una broma. Debe recurrir conscientemente a estos elementos de tipo digital.
247
La sincronía con que ocurre un acto comunicativo, también tiene una notable
influencia en el proceso de construcción del mensaje. Como lo planteamos en su
oportunidad, actos sincrónicos (como el chat y las conferencias de audio y video a
que hacíamos mención anteriormente) pueden posibilitar ajustes simultáneos a la
emisión del mensaje; mientras que actos diacrónicos (correo electrónico, podcasts,
publicaciones en el muro de Facebook, etc.), generalmente dan lugar a mensajes que
pasan por un cierre previo a su transmisión.
Otra particularidad de Internet que creemos conveniente destacar, es que, deri-
vado de lo que identificamos como convergencia hipermediática, observamos que
es posible que en un mismo espacio técnico-simbólico (usualmente dado por la
WWW, pero no necesariamente), pueden coincidir diversos servicios, aplicaciones
y formatos comunicativos; dentro de lo que Trejo (2006a) ha llamado “medio
de medios”. Dicho en otras palabras, esto significa que en una misma ventana
de un navegador Web, es posible tener simultáneamente disponibles recursos de
interacción tan diversos como una nota periodística, mensajes audiovisuales tipo
podcasts, y conversaciones asincrónicas entre el autor de la nota y algunos de
sus lectores ―dentro de estructuras típicas de weblogs―; todo dentro del mismo
medio de comunicación.
Si además tomamos en cuenta la influencia derivada del empleo de los recursos
hipertextuales para la construcción de documentos electrónicos de esta naturaleza, nos
parece que puede haber implicaciones comunicativas muy relevantes. Principalmente,
nos referimos a la manera en que, al mismo tiempo que es posible superar la linealidad
en los procesos de lecto-escritura; el empleo de enlaces hipertextuales puede servir
como un anclaje semiótico que limite las interpretaciones que estos actores pueden
hacer de los elementos simbólicos a los que se exponen.
Como lo hemos sugerido, consideramos que los alcances relacionados con el uso de
los recursos hipertextuales, dependen no exclusivamente de esta tecnología por sí misma,
sino de sus usos sociales. Esto significa que ante un determinado hiperdocumento, un
usuario puede tener el poder de construir un sentido subjetivo, al establecer su propia
secuencia de lectura. Esta secuencia puede darse de varias maneras, ya sea siguiendo los
enlaces propuestos por un autor-emisor, o incluso, si cuenta con las capacidades tecnoló-
gicas necesarias, construyendo sus propios recorridos, a partir de la búsqueda activa de
nuevas relaciones lógico-semánticas en otros nodos. Sin embargo, el hipertexto puede
tener un doble efecto simultáneo en los actos comunicativos realizados de esta manera:
acotar sentidos (mediante los anclajes semióticos propuestos por Barthes) y abrir nuevas
posibilidades interpretativas a partir de la realización de lecturas no-lineales.
De manera adicional a estos efectos del hipertexto, podemos sugerir que, par-
ticularmente en aquellos sitios que se caracterizan por presentar altos niveles
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250
Por mencionar sólo un ejemplo, el programa infantil “Dora la exploradora” habitualmente presenta
1
lo que podríamos llamar una cuasi-interacción hipertextual, mediante el uso de apuntadores similares a
los de un navegador web, que son empleados por los emisores para motivar a la audiencia meta a hacer
selecciones entre diversas opciones que se les presentan, y sobre las que hay que hacer un click virtual
(que evidentemente no realiza la audiencia, pero que es una acción que es simulada en el programa).
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Alexa: Sitio Web en el que se publican diversas mediciones con respecto al tráfico de
usuarios en la WWW. Una de estas mediciones es una tabla ordenada (ranking) en la que
se muestran los 500 sitios más visitados por usuarios que tengan instalado en su nave-
gador, una aplicación complementaria (plugin) conocida como “barra de alexa”.
Analfabetismo digital: Carencias cognitivas y/o funcionales que un individuo puede
presentar con respecto al uso de un sistema de cómputo.
Analógico (código): Forma de representación en la que hay una correspondencia entre
cada valor con su equivalente no codificado. Se trata de datos de tipo continuo.
Ancho de banda: Cantidad de información que un determinado canal es capaz de
transportar en un momento determinado.
Aplicación: Programa de cómputo que realiza una función específica. Por ejemplo,
“Word” es una aplicación desarrollada por Microsoft que permite el procesamiento
de textos.
Archie: Sistema de búsqueda de información elaborado en 1990 por Alan Emtage,
Bill Heelan, y Peter J. Deutsch, estudiantes de la Universidad McGill en Montreal.
Basado en el protocolo FTP (ver), era capaz de construir una base de datos en la
que se hallaban indexados los nombres de las carpetas y sus archivos, accesibles
por este sistema.
Arpanet: Red militar de computadoras creada por la agencia estadounidense ARPA
(Advanced Research Projects Agency), que sentó las bases para la posterior apa-
rición de Internet.
Artículo: Ver “post”.
ASCII: American Standard Codefor Information Interchange. Código de representa-
ción de caracteres en un sistema de cómputo. Actualmente ha sido reemplazado
en muchos sistemas por Unicode.
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GPL (General Public License): Se trata de una figura jurídica que impide a cualquier
individuo o institución la explotación exclusiva de un código de cómputo. Es una
de las principales bases del movimiento de software libre (ver).
GUI (Graphic User Interface): Sistemas de interfase gráfica que posibilitan al usuario
la realización de muchas acciones a través de dispositivos señaladores.
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de información. Algunos modelos pueden ser usados para navegar por Internet,
dadas las condiciones necesarias (software instalado, encontrarse en un área de
cobertura, ser suscriptor de algun servicio de acceso, etcétera).
Pixel: Unidad mínima de representación de información en una pantalla de compu-
tadora. Es un punto que es posible manipular de acuerdo a diversas cualidades,
entre las que destacan: color, brillo y contraste.
Plataforma: Se refiere al sistema operativo (ver) que tiene instalada una computadora.
Podcasting: Sistema descentralizado de distribución de contenidos, usualmente de tipo
sonoro o audiovisual, a los que es posible tener acceso a petición del usuario. El
término resulta de la integración de las palabras broadcast ―que puede traducirse
como “radiotransmisión”― eiPod, uno de los dispositivos más frecuentemente
usados para su consumo.
Post: Artículo, tema o “entrada” que es colocada (publicada) en sistemas como we-
blogs y foros de discusión. En un foro, generalmente cualquier usuario registrado
puede publicar un post. En un weblog, normalmente esto sólo lo puede hacer el ad-
ministrador del sitio y el resto de los usuarios pueden “responder” a tal entrada.
Procesamiento por lotes (batch): Esquema que trata un determinado conjunto de infor-
mación de manera automatizada, posibilitando sólo dos momentos de interacción con
el usuario: al ingresar los datos y al recibir la respuesta del sistema sobre éstos. Era
el modelo bajo el cual operaban la mayor parte de los sistemas multiusuario durante
las primeras décadas de desarrollo de las computadoras electrónicas.
Proceso distribuido: Esquema que permite el tratamiento paralelo y simultáneo de
información en distintos sistemas de cómputo.
Protocolo (de comunicación): Conjunto de operaciones y procedimientos que per-
miten el intercambio de datos entre dos sistemas distintos.
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SMS: Short Message Service. Sistema que permite el intercambio de mensajes de texto
a través de la telefonía celular.
Software: Elementos intangibles (lógicos) que en conjunción con el hardware, per-
miten el manejo de información.
Software libre: Esquema que posibilita la creación colectiva de aplicaciones, basado
en las aportaciones voluntarias de los participantes. Ha sido definido por Richard
Stallman a partir de cuatro libertades: 1) ser usado con cualquier propósito, 2) saber
cómo está construido, 3) poder hacerle modificaciones y 4) poder ser distribuido
sin ninguna restricción.
Spam: Mensaje electrónico no deseado, de carácter usualmente comercial. Puede
presentarse en mucha de las principales herramientas comunicativas de Internet,
entre las que destacan el correo electrónico, los sistemas de mensajería instantánea,
los foros y los weblogs.
Súper: Rótulo que puede ser sobrepuesto a una imagen de televisión.
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