Capacidad Fidelidad y Productividad
Capacidad Fidelidad y Productividad
Capacidad Fidelidad y Productividad
(Primera parte)
Tenemos un Dios que es muy generoso, pero que también es exigente. Todos los hijos de
Dios tenemos la responsabilidad de producir. Ninguno de nosotros tenemos derecho a no
producir.
La mayoría de personas tiene un problema. Siempre están viendo que producen otros, y no
que produce él. Existen algunas personas que esperan recibir mucho de parte de Dios, pero
no le dan al Señor nada de lo que tienen, y menos los intereses que producen.
Todos nosotros debemos ser productivos delante de Dios. Para lograrlo es importante que
entendamos y estemos consientes que todo lo que tenemos, Dios no lo ha dado y que a Él
le pertenece.
La mayor parte de veces, decimos que todo lo que tenemos es de Dios, pero actuamos de
una forma diferente. A varias personas les es difícil cumplir con los diezmos y las ofrendas
porque no entienden claramente que todo lo que poseemos es de Dios. Debemos ser
conscientes y dar a Dios lo que le pertenece.
La Palabra del Señor en Mateo 25:14-30 dice: “Porque el reino de los cielos es como un
hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco
talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue
lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y gano otros cinco
talentos. Así mismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había
recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho
tiempo vino el Señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que
había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos diciendo: Señor, cinco talentos me
entregaste; aquí tienes he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien,
buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu
señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me
entregaste; aquí tienes he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien,
buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu
señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que
eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo
cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.
Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no
sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los
banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el
talento, y dadlo al que tiene 10 talentos. Porque al que tiene le será dado, y tendrá más; y
al que no tiene, lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de
afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.”
Como varias personas, yo he leído este pasaje muchas veces. Pero quiero compartir algo
que me impactó. En esta parábola, pude ver tres cosas muy notables y que van de la mano.
La primera de ellas es la capacidad, la segunda cosa es la fidelidad y la última de ellas es la
productividad.
Como puedes ver, en esta parábola, Dios dio talentos a algunos de sus siervos, pero no los
dio al azar. Él dio a cada uno de ellos según su capacidad. Por lo tanto, nosotros no
podemos presumir de lo que tenemos, ya que Dios es el dueño de todo y hasta la capacidad
que tenemos para producir las cosas que poseemos nos la ha dado Él.
Dios nos da la capacidad, y junto a ella nos da una oportunidad. En algunos casos, tenemos
la capacidad de hacer muchas cosas, pero lo que nos falta para poder desarrollar esa
capacidad es una oportunidad. Debes estar atento a las oportunidades que se te presentan
en la vida.
En el mundo existen dos clases de personas, las que ven pasar las oportunidades, y otras
que las toman. Por ejemplo, en el caso de los goleadores. Hay gente que les tienen envidia
y dicen: “Ese no juega bien, lo que pasa es que es un oportunista”. Yo pienso diferente,
creo que no es un oportunista sino que un goleador. Creo que todos los que piensa de esa
manera deberían volverse igual a ellos, porque de nada sirve jugar bien y no meter goles.
No tiene caso que una persona valla corriendo de un lugar a otro sin meter un gol. Al
parecer, Ronaldo es el jugador que menos toca la bola en un partido, pero al final es quien
siempre esta a la altura y es el que mete el gol. Él siempre sabe tomar la oportunidad para
meter un gol. De la misma forma debes de ser tu, debes estar atento para tomar las
oportunidades que se te presente para poder desarrollar la capacidad que Dios te ha dado.
Hay otra cosa que me llamo la atención, al principio de esta parábola dice que el señor se
fue lejos. Es ahí donde esta lo malo, se fue lejos y sus siervos no sintieron su presencia. En
este pasaje dice que el señor se fue lejos dándoles talentos a cada uno de ellos y que no les
dijo que debían hacer, sólo se fue.
Este hombre estaba confiando en la inteligencia que había en cada uno de ellos. Por esa
razón, al siervo que no hizo nada con el talento que le había dejado le dijo que lo mínimo
que debería hacer pensado, era meter el dinero al banco para que ganara intereses.
Además el dinero hubiera estado más seguro ahí que en un hoyo bajo la tierra.
Es importante entender que el dueño de los bienes, se los confió a las personas que eran
sus siervos. Él los llamó, les confió sus cosas, se fue, no les dijo que hacer con ellos y
regresó a pedir cuentas.
Mucha gente argumenta que no toma las oportunidades que se le presentan y que no hacen
las cosas, porque Dios no le dijo que hacer. Pero, eso no debe ser así. Dios no te va a decir
siempre lo que debes hacer. Él te da la capacidad y las oportunidades para producir. Puede
que no te hable para decirte que hacer, pero cuando regrese, te va pedir cuentas a cerca de
lo que produjiste con lo que te dio. No esperes a que Dios venga y te pregunte: ¿Qué hiciste
con lo que te di?, para justificarte respondiendo: “Es que tú no me dijiste que hacer, no me
hablaste”. Dios te ha dado capacidad, y lo único que debes de hacer es estar atento a la
oportunidad.
Esta parábola también habla de productividad. Dios nos manda a producir. Él nos ha dado la
capacidad y las oportunidades para hacerlo.
Mucha gente no es productiva y se justifica diciendo que no ha escuchado la voz de Dios
para hacer algo. Existen personas que siempre están esperando oír algo de primero para
hacer las cosas, en lugar de oírse a sí mismos y ver la capacidad que Dios les ha dado para
hacer las cosas.
Mientras leía este pasaje lloraba y se me conmovía el corazón, porque el Señor se fue lejos
y no se sentía su presencia. Esto podemos verlo en el versículo 14 de Mateo 25, donde dice:
“El reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos...” La Palabra del Señor nos
repite esto en el versículo 15, que dice: “...dio a cada uno conforme a su capacidad; y se
fue lejos”. En los dos versículos dice que el Señor esta lejos.
Estoy seguro que para algunas personas existe un rema en la frase “Se fue lejos”; porque
cuando alguien se va lejos no lo sientes cerca. Cuando no sientes cerca a Dios cometes
errores, porque ya no te sientes responsable de lo que Dios te confió.
En algunas ocasiones, pensamos que Dios no esta con nosotros porque no responde a todo
lo que le pedimos. Pero el no tiene porque hablar siempre. Si bien es cierto Él nos guía,
pero no debe decirnos todo lo que debemos hacer.
Todos tenemos algo que le pertenece a Dios y estamos obligados a producir con lo que nos
ha confiado. El que escuches o no su voz no te justifica para no hacer nada. El que sientas ó
no la presencia de Dios no te da el derecho de no trabajar y no esforzarte para producir
cosas con lo que te ha dado.
Algunas veces las personas cometemos un error. Si no sentimos la presencia de Dios,
pensamos que no tenemos responsabilidad de hacer algo, ni de rendirle cuentas de lo que
hemos producido. Cómo no lo siento, concluyó que ya no soy responsable de lo que me
confió. Creemos que como Dios no nos habla no somos responsables de nada, y eso no es
así. Ese pensamiento es una mentira del diablo. Por ejemplo: Muchas veces, tú quieres que
la gloria de Dios se sienta en tu oficina y que los clientes te compre. Pero, de no ser así
piensas que la presencia de Dios no esta ahí; y como no la sientes le dices a Dios: “Me
dejaste sólo, ya no me hablaste y por eso no hago nada”. Dios no tiene porque decirte que
debes hacer siempre. El Señor no esta obligado a hablar cuando nosotros queremos. El
hecho de que no te hable en el momento que tú quieres, no significa que no valla a pedirte
cuentas. Él puede llegar y decirte: “Hola, ya vine y quiero mis talentos y algo más”.
Que no oigas que debes de hacer con lo que Dios te dio, no te exime de producir algo más
allá de lo que Él te dio. Claro que hay momentos en la vida, donde Dios es específico, te
habla y te da ideas; pero produciríamos más si fuéramos más sensatos y objetivos en
nuestro trabajo y en nuestra manera de ser. En otras palabras, existen cosas que hace
Dios, y otras cosas que haces tú. Dios no se puso a producir Él. Dios te da el talento y
espera que tú produzcas.
Capacidad, fidelidad y productividad
(Segunda parte)
Durante el desarrollo del estudio anterior, estuve hablando acerca de la capacidad y las
oportunidades que Dios nos da para producir todo lo que tenemos. Dios nos da la capacidad
y junto a ella la oportunidad de producir las cosas que queremos y que necesitamos.
Es importante entender que Dios es el dueño de todo lo que tenemos y somos nosotros
quienes tenemos la responsabilidad de producir con lo que Él nos ha dado. El Señor nos ha
dado capacidad e inteligencia para que hagamos las cosas que necesitamos.
Existen personas que no hacen nada justificando su falta de productividad en que Dios no
les ha hablado. Pero, el Señor no tiene porque decirnos todo lo que debemos hacer. Dios no
tiene porque hablar cada vez que nosotros queremos. El que oigamos o no su voz no nos da
el derecho de elegir si hacemos producir lo que Él nos ha dado.
En algunas ocasiones, queremos sentir la presencia de Dios en todo lo que hacemos. A
veces deducimos que no debemos hacer las cosas porque no sentimos la presencia de Dios
ahí. Eso no debe de ser así, ya que Dios nunca nos deja solos, y el hecho de que no lo
sintamos no nos da el derecho a no producir. Existen cosas que Dios hace, pero hay otras
que debemos hacer nosotros mismos.
Para ilustrar mejor este mensaje, he estado utilizando un pasaje que se encuentra en Mateo
25:14-30 donde dice: “Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos,
llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro
uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco
talentos fue y negoció con ellos, y gano otros cinco talentos. Así mismo el que había
recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra,
y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el Señor de aquellos
siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo
otros cinco talentos diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes he ganado
otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has
sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que
había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes he ganado
otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido
fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que
había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde
no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu
talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo
y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto,
debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío
con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene 10 talentos. Porque al que
tiene le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, lo que tiene le será quitado. Y al siervo
inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.”
Esta parábola nos muestra varios aspectos importantes. El primero de ellos es que Dios nos
da la capacidad y junto a ella la oportunidad para desarrollar y producir lo que nos ha dado.
Debes estar atento a las oportunidades que se te presenten en la vida para salir adelante.
Hay otra cosa que me llamó la atención, en el principio de esta parábola dice que el señor
se fue lejos. En lo personal, yo pienso que para algunas personas existe un rema en la frase
“Se fue lejos”; porque cuando alguien se va lejos no lo sientes. Cuando no te sientes cerca
de Dios, cometes errores porque ya no te sientes responsable de lo que te confió.
Algunas veces pensamos que no tenemos ninguna responsabilidad para con Dios, porque no
sentimos su presencia y no escuchamos su voz. Pero, el hecho de que no sientas la
presencia del Señor y que no lo oigas decir que debes hacer, no es un pretexto para no
producir más allá de lo que te ha dado.
Otra cosa que veo en este pasaje es : cuando no se produce cómo debería de ser, las
personas siempre encuentran una excusa que dar. Y las excusas más infantiles que una
persona puede dar, son aquellas que involucran sus sentimientos. Algunas personas se
excusan diciendo: “Me ofendiste, me dolió, no me hablaste, no me lo pediste, entonces no
lo hice.” Eso no esta bien, porque sin importar la excusa que se use, ya se quedo mal.
Existen personas que se vuelven expertas en dar excusas para no producir, y son capaces
de echarle la culpa a Dios para justificarse por lo que no han hecho. Por ejemplo: El hombre
que no produjo nada con el denario que el señor le dejo, argumento que había tenido
miedo. Yo me imagino a este hombre diciendo: “Como se que eres un hombre duro, que
recoges donde no cosechaste, tuve miedo. Así que tu tienes la culpa. “
Al parecer la excusa perfecta para no producir es decir “Tuve miedo”. Pero, ¿Miedo de qué?
Miedo de intentar algo y fracasar. Miedo de producir cómo lo hacen los demás y me
comparen. ¿Qué miedos tienes cuando se trata de producir algo? ¿Qué temor llevas dentro
cuando se trata de arriesgar algo?
Hay gente que quiere llegar a hacer riquezas pero tiene miedo y se justifican diciendo: “Ya
estoy cómodo, estoy bien con lo que tengo, ¿Para qué me voy a arriesgar?” El primer
enemigo que puede llegar a tener un hombre para hacer riquezas, es el miedo a quedarse
más pobre de lo que ya es.
Si vemos las cosas partiendo del momento en que Dios te dio algo, no te dijo que hacer, se
fue y ahora no lo sientes; es difícil producir. Pero, la Palabra de Dios, en contraparte a lo
que sentimos, en Proverbios 6:20 nos dice: “Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,
y no dejes la enseñanza de tu madre”.
Lo que la Biblia nos esta diciendo aquí es que no importa si no tienes alguien cerca que te
diga que hacer en ese momento, porque las enseñanzas que haz recibido están en ti y son
ellas las que van a hablarte. Por lo tanto, si tu eres padre o madre, debes estar seguro que
la enseñanza que les estas dando a tus hijos es buena. El hecho de que seas papá o mamá
no quiere decir que tus enseñanzas sean buenas, correctas y efectivas.
En los versículos 21 y 22 dice: “Átalos siempre a tu corazón, enlázalos a tu cuello. Te
guiaran cuando andes; cuando duermas te guardarán; hablaran contigo cuando te
despiertes”. Ahora bien, ¿Qué es lo que te esta guardando, tus padres o la enseñanza y las
instrucciones? Lo que te guarda son las enseñanzas y las instrucciones. En otras palabras,
aunque Dios se fue lejos te dejo su Palabra, te dejo sus instrucciones.
Cuando Josué entró a la tierra prometida, Dios estuvo con el, sien embargo no se manifestó
como con Moisés. No hubo ni una nube que se le apareciera, no hubo ninguna columna de
fuego que lo guiara, pero él debía conquistar la tierra con o sin columna, con o sin la nube.
Talvez el Señor no te va hablar como lo hace con otro, pero el siempre esta contigo como
esta con él.
¿Cuántas veces hemos dicho: Como decía mi papá, mi mamá, mi abuelita; y talvez los tres
ya pasaron a la presencia del Señor y ya están lejos? Ellos ya no están contigo, no te dan la
mano, ni un abrazo, pero cuando abres los ojos, sus enseñanzas y refranes, te hablan. Igual
es con Dios, hay días en los que no se siente a Dios, pero el hecho de que no sientas su
presencia y no lo escuches hablarte, no significa que no te guíe.
Tú llevas la Palabra de Dios dentro de tu corazón y esa enseñanza es la que te guía. Puede
ser que ese día no lo sientas o no lo escuches, pero tu ya has sido formado por su Palabra y
ésta te dirá que hacer. Él te dio los talentos y se fue lejos, talvez no está contigo y no lo
sientes, pero su Palabra esta contigo y cuando te despiertas te habla y cuando te duermes
te guarda.
Capacidad, fidelidad y productividad
(Tercera parte)
Muchas veces pensamos que Dios no esta con nosotros porque no sentimos su presencia, o
porque no lo escuchamos hablar. Pero en realidad, Dios siempre esta con nosotros, nos
cuida y nos guía.
La Biblia en Proverbios 6:20-22 dice: “Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no
dejes la enseñanza de tu madre. “Átalos siempre a tu corazón, enlázalos a tu cuello. Te
guiaran cuando andes; cuando duermas te guardarán; hablaran contigo cuando te
despiertes.” El Señor nos ha dejado su Palabra para que siempre sepamos que hacer. Es
Palabra nos guardará y nos hablará siempre que no sepamos que hacer.
En los estudios anteriores he estado hablando en base a la parábola de los talentos. Este
pasaje habla de un señor que se fue lejos, confiando a sus siervos los bienes que poseía. Él
dio talentos a cada uno de sus siervos conforme a su capacidad. A uno de sus siervos dio
cinco talentos, este produjo sobre estos cinco más. Otro de sus siervos recibió dos talentos,
los cuales invirtió y produjo dos más. El último de ellos recibió un talento, pero tuvo miedo
y lo enterró. Cada uno de los siervos debía entregar cuentas a su señor cuando regreso, los
dos primeros fueron encontrados buenos y fieles ante su señor, pero el último de ellos fue
considerado necio y negligente. (Mateo 25:14-30)
Como podemos ver ilustrado en esta parábola, tenemos un Dios comprensivo y amoroso,
que también es exigente para pedirnos cuentas, acerca de lo que hemos producido con las
cosas que nos ha dado. Pero el hecho que Dios siempre nos comprende, no es motivo para
que pensemos que va a justificarnos por las cosas que no hacemos bien. Por ejemplo: En la
parábola de los talentos, hubo un hombre que enterró el talento que le había sido dado. Él
estaba seguro que Dios iba a comprender que tenía miedo y esperaba que le consolara. Este
hombre pensó que el Señor iba a decirle: “Pobrecito, por el miedo que sentías no hiciste
nada. No te preocupes.” Pero el Señor no lo hizo así, le pidió el talento que tenía para
dárselo al que poseía más y le mandó a las tinieblas. Dios te comprende, pero eso no
justifica que no te esfuerces para producir el doble de lo que ya te ha dado.
Cuando la Biblia habla de talentos se refiere a dinero. Todos nosotros hemos tenido más de
una vez un dólar o un quetzal para poder producir algo con el. Dios te da la oportunidad de
producir algo más con las cosas que te ha dado. Por ejemplo, te da la oportunidad de
estudiar para que saques buenas calificaciones y puedas conseguir un buen trabajo. Todos
tenemos la responsabilidad de hacer algo con las cosas que Dios nos da.
Dios nos da los talentos para que produzcamos y no acepta una justificación ante nuestra
improductividad. Todos tenemos la responsabilidad de producir. Aunque en ocasiones
sientas que Dios no esta contigo y no le escuches hablar, tienes la obligación de producir. A
pesar de que no escuches a Dios hablarte en una forma específica, tienes la Palabra de Dios
en tu corazón. Esta enseñanza te guardará cuando duermas y te va hablar cuando
despiertes. En esos momentos debes decirle al Señor: “Aunque hoy no te sienta pero tengo
tu palabra tus proverbios tus salmos y evangelios y lo que dice la escritura yo lo voy hacer.”
Por lo regular, siempre hablamos de permitirle a Dios hacer algo. Pero eso no debe ser así,
debemos ver las cosas desde la perspectiva de Dios, ya que es Él quien nos esta
permitiendo hacer algo a nosotros. No argumentes que no esfuerzas para producir algo por
el miedo que sientes. Debes ir y hacer las cosas con todo y el miedo. Si Dios te la
oportunidad, va a respaldarte en tu inversión..
En lo personal, nunca entenderé por qué la parábola de los talentos termina con un hombre
que se va a las tinieblas. ¿Dios puede dejar ir a una persona a las tinieblas solo por no ser
productiva? No me atrevo a contestarlo, pero lo que leí ahí me dice que sí.
Dice la Biblia en Deuteronomio 8:17 dice: “y dígase en tu corazón. Mi poder y la fuerza de
mi mano me han traído esta riqueza. Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque Él te da el
poder para hacer las riquezas...” Dios te da el poder para hacer riquezas.
La mayoría de personas le pide al Señor que le riquezas, pero Él no te va a dar las riquezas
como tales, porque ya te dio el poder para hacerlas. Esfuérzate por producirlas tú. Dios te
da la capacidad y el poder.
¿Por qué no usas el poder que Dios te dio para hacerlas riquezas? Quítate los prejuicios que
tienes en tu corazón para producir. Si el hacer riquezas fuera malo, Dios no te daría el
poder para hacerlas. Tu tienes el poder para hacer riquezas. Prodúcelas.
Dios te dio la capacidad y el poder para hacer riquezas. No podemos quejarnos de hacer las
cosas. No tienes motivos para decir que Dios no te ha dado medio para producir, no seas de
las personas que ponen mil excusas para no hacer las cosas. Dios te ha dado con que
hacerlas.
Dios te da el talento y la capacidad, lo que tu produzcas ya depende de tu esfuerzo. Dios no
le dijo al que produjo los cinco talentos que produjera eso. Este hombre dijo me diste cinco
talentos y sobre ellos produje otros cinco. Eso fue lo que logre. Pero, ¿De dónde sacó la
capacidad para hacerlo? Ya la tenía porque Dios se la había dado.
En el griego la palabra capacidad se define como fuerza, poder moral, poder e influencia que
pertenece a gente rica, poder interno o potencial. Potencial es lo que somos capaces de ser
y que todavía no somos, pero que lo llevamos dentro. El problema no es quien eres tu, es
quien puedes llegar a ser, npo es que tienes, es lo que puedes llegar a tener.
La Palabra de Dios, en el libro de Hechos dice que Pero y Juan vieron al cojo que estaba
sentado a la puerta de La Hermosa, y que este se les quedo viendo esperando recibir algo
de parte de ellos. Los apóstoles le dijeron: No tenemos oro, ellos reconocían lo que no
tenías, sin embargo no se quedaron viendo eso. Le dijeron: Mas lo que tengo te doy.
Levántate. Ellos no tenían oro ni palta, pero empezaron a dar lo que sí tenían. Capítulos
más adelante dice que las personas empezaron a llevar lo que tenían a los pies de los
apóstoles. Ellos consiguieron tener oro y plata dando lo que si poseían. Si tu siempre estas
hablando acerca de lo que no tienes estas equivocado, habla acerca de lo que tienes y
puedes dar.
En la congregación, hay una mujer a la que su esposo siempre había querido ponerle un
negocio. Cierto día esta persona empezó a hacer pulseras, y empezó a venderlas por un
lugar y otro. Conforme pasó el tiempo empezó a salir a brote el buen gusto que ella tenía.
Puede que ella no tuviera estudios, pero tenía buen gusto y creatividad que el Señor le
había dado. Ella siempre había tenido eso dentro de sí, sin embargo no la había dejado salir.
Actualmente ella gana más de tres mil dólares a base de las pulseras que hace. ¿Dónde
estaban esos tres mil dólares antes? Dentro de ella. Esta mujer no se dijo a si misma y a los
demás lo que no podía dar, ella dio lo que tenía.
Yo estoy seguro que tu también puedes hacer muchas cosas, lo que pasa es que te da
vergüenza lo que la gente puede decir, pero de todas formas, la gente siempre va a decir
algo de ti. Quítate los prejuicios que tengas, deja de decir: “Yo no nací para eso”. El pensar
cosas así no te va a servir de nada.
Conozco a una persona que a base de hacer tostadas, logró hacer que sus hijos se
graduaran de médicos. Esta persona no se sentó en un lugar a ver que le daban porque no
tengo. Yo estoy seguro que esa mujer un día pensó: “Lo que tengo les voy a dar”.
Podría pasar durante mucho tiempo constándoles casos de personas que al igual que los
apóstoles decidieron dar lo que tenían. Para llegar a tener algo debes empezar a dar lo que
sí tienes.
En el griego fidelidad quiere decir digno de confianza, alguien que confía en las promesas de
Dios. Muchas veces el Señor no le ha dado mucho a alguien pero le ha dado una promesa, y
esa promesa que son palabras, si son fieles y le creen a la promesa la convierten en cosas.
Todo nace en una palabra. Por ejemplo: La gente que dice que de una palabra se agarra
esta en lo correcto, por que esa palabra se va a convertir en algo.
Nosotros debemos ser fieles. Si Dios te ha dado debes de ser responsable con eso. Si eres
responsable con las cosas que Dios te ha dado estas siendo fiel. Y de ahí parte la
productividad, ya que si eres fiel con lo que te dio puedes producir más. Pero, el
sentimiento de responsabilidad que uno puede llegar a tener nace de la fidelidad. Dios va a
bendecir gente fiel.
La fidelidad te obliga a ser responsable, y la responsabilidad te lleva a ser productivo. Y la
productividad es la que te lleva a un mejor lugar.
La productividad que muestres depende el lugar que un día llegues a tener. Tu posición
futura esta directamente ligada a tu producción actual. Debes ser productivo si quieres que
Dios te ponga en otra posición.
Los enemigos como el miedo, las excusas, el no ver de que eres capaz y el no aceptar que
tienes una capacidad que debes desafiar no te llevarán a nada. El Señor te da la capacidad,
pero eres tu que debes producir con ella.
Si tu quieres una gerencia, trabaja como si fuera gerente, no cuando lo seas. Cuando en
una empresa hacienden a alguien no lo hacen por lo que vas a hacer, lo hacen porque ya lo
eres.
El Señor llamo a sus siervos, el les entrego a todos algo y por último se fue lejos. Al
regresar pidió cuentas, después premió a quien produjo y castigó a quien no.
Pareciera que no, pero ser improductivo es pecado. ¿Piensas seguir pecando así? No
producir es pecado. Si tu puedes producir 100 y estas produciendo 80, tienes un pecado de
20. Resuélvelo, porque la Biblia dice que el que tiene una falta ya la confiesa y se aparta de
ella alcanza misericordia, pero el que no la confiesa no prospera. La prosperidad esta ligada
a la confesión de nuestras faltas y apartarnos de ellas.
Pídele a Dios que borre de tu mente lo que no tienes y no puedes hacer, y que traiga a ella
lo que si tienes, puedes hacer y puedes dar. Pédele a Dios que te prospere según tu
capacidad y tu fidelidad en ella.