INSTRUCTIVO USO FUERZA POLICÍA DE ECUADOR 5 de 5

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INSTRUCTIVO PARA EL USO DE LA FUERZA POR LA POLICÍA DE ECUADOR EN EL MARCO

DE LOS DERECHOS HUMANOS

Dr. Gabriel Armas Pérez


Docente, materia Procedimientos Policiales

INTRODUCCIÓN

En los últimos meses del año anterior y en lo que va del presente año, se han producido varios
hechos de sangre lamentables para la sociedad ecuatoriana, que se siente temerosa ante el aumento
de la violencia en el otrora país de paz. Revisemos brevemente algunos hechos que impactaron en la
retina ciudadana.
El 23 de agosto del 2018, varios Policías tuvieron un serio enfrentamiento con pobladores del
Valle del Chota, en el Control de Mascarilla, provincia de Imbabura. Como consecuencia de estos
incidentes, un Policía del GOE hizo uso de su arma de dotación y fue acusado de causar la muerte a
una persona participante en esta alteración del orden. Dos policías resultaron heridos con traumas y
cortes luego de ser golpeados con palos y adoquines, un patrullero fue incinerado y el destacamento
policial atacado.
El 17 de octubre del 2018, en Posorja, tres presuntos infractores de la ley fueron aprehendidos
por los Policías de ese sector y recluidos en la UPC, porque posiblemente habían intentado secuestrar
a unos niños del sector. Sin embargo, la muchedumbre enardecida los sacó de las instalaciones
policiales y luego de golpearlos, los quemaron; acto seguido, incendiaron las instalaciones de la UPC
de Posorja. Solamente la presencia militar logro tranquilizar a la gente. Los servidores policiales fueron
investigados por la Policía Nacional por una supuesta negligencia al momento de actuar.
El miércoles 28 de noviembre del 2018, a eso de las 04h00, en la intersección de la Av. Simón
Bolívar con la autopista General Rumiñahui, a la altura del Quicentro Sur, al sur de la ciudad de Quito,
se produjo el asalto a un bus inter cantonal por parte de 4 individuos que portaban un arma de fuego y
tres cuchillos. Este hecho fue repelido por un Sargento de la Policía que hirió a uno de ellos en el pecho
con su arma de fuego. Los antisociales intentaron fugar, pero tanto el herido, como dos sujetos más
fueron aprendidos por los pasajeros. Un cuarto logro huir.
El día sábado, 19 de enero del 2019, se produjo el femicidio de la señora Diana Carolina en la
ciudad de Ibarra. Al parecer Diana convivía con un ciudadano venezolano que hace poco tiempo había
ingresado a territorio ecuatoriano, quedándose a residir en la ciudad de Ibarra, donde conoce a la
señora ecuatoriana y se unen para vivir como pareja. No se conocen realmente los motivos que
condujeron a que esta persona agreda físicamente con un cuchillo a Diana en plena vía pública;
empero, lo que sí se conoce es que registraba tres detenciones en el estado venezolano de Trujillo. En
el 2015 había sido detenido por violación, en el 2016 por lesiones y en el 2017 por violencia sobre
funcionarios públicos. Es decir, se trataba de una persona muy violenta y tal vez con problemas
psicológicos. Los Policías comunitarios que acudieron al lugar poco o nada pudieron hacer para
solventar este impase.
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Sobre este último caso, mucho se ha cuestionado a la Policía Nacional. Se vertieron criterios
como que los Policías no están debidamente preparados, que no tienen municiones, que les da miedo
actuar, no hay respaldo del mando institucional, las leyes no les apoyan, etc.
Mucho de lo aseverado por especialistas en este tema tan complejo, tiene una base de verdad,
en lo que no me detendré pues lo que me interesa es analizar el uso de la fuerza por la Policía
ecuatoriana, a la luz de los Derechos Humanos.
Argumentaré, con bases jurídicas, lo que se entiende como uso de la fuerza, qué es el
uso progresivo de la fuerza, el uso de las armas no letales y letales, y, por sobre todo,
demostraré que los Policías si pueden hacer uso de su arma de dotación, así como determinaré
un procedimiento para su uso.

MARCO LEGAL ECUATORIANO

El Código de Conducta para Funcionarios Encargados de hacer cumplir la ley, adoptado


por la Asamblea General de las Nacionales Unidas en su resolución 34-169, de 17 de diciembre de
1979, en el artículo 3, manifiesta lo que sigue:

“Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podrán usar la fuerza sólo cuando
sea estrictamente necesario y en la medida que lo requiera el desempeño de sus tareas”.
(La negrilla es mío)

Dice la norma que el uso de la fuerza se lo realizará cuando sea estrictamente necesario, es
decir cuando sea la última opción, o sea en casos excepcionales; empero, esto dependerá de dos
aspectos básicos: a) de las circunstancias en las que se da el hecho; y, b) del criterio del policía que
toma procedimiento.
Recordemos que una vez que un instrumento internacional es ratificado por el estado
ecuatoriano, pasa a formar parte del ordenamiento jurídico del país, y se ubica, dentro de la jerarquía
de las leyes, solamente por debajo de la Constitución, tal como lo estipulan los artículos 417 y 425 de
la Carta Magna.
Es preciso mencionar que no existen dos procedimientos policiales iguales, pues no existen dos
casos o hechos iguales, podrán ser parecidos pero no iguales; por lo tanto, cambian los procedimientos
que desarrolla el funcionario policial. En este sentido, es importante que el policía actué con mucho
criterio, es decir con mucha madurez, pues se entenderá que ante un acontecimiento existirá una o
varias personas afectadas, lo que obliga a que el Policía actúe con diligencia y mucho criterio. Si efectúa
un buen procedimiento obtendrá el reconocimiento esperado, caso contrario puede verse envuelto en
serios problemas, incluso penales.
El término “uso de fuerza”, es lo macro, ya que dentro de este gran título, se encuentra el “uso
del arma de fuego”, pues este acto es la máxima expresión del uso de la fuerza. Es fácil comprender,
por lo tanto, que si un Policía hace uso del arma de fuego, esta haciendo uso de la máxima expresión
de la fuerza.
Dice la Constitución de la Republica, en el art. 163, que la Policía Nacional es una institución
“armada”, por lo tanto tiene la facultad de utilizar armas no letales o letales, es decir, tiene el monopolio
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del uso de la fuerza. Quien ejerce la fuerza dentro de un estado de derecho, es precisamente el estado
ecuatoriano. Empero, al ser un ente ficticio, delega esta responsabilidad a la Policía Nacional para que
a través del uso de la fuerza pueda ejercer la defensa interna, garantizar los derechos de las personas
y protección de sus bienes; y, mantener el orden público dentro del territorio nacional. Así lo estipula el
art.158 de la Constitución al mencionar que la “protección interna y el manteamiento del orden
púbico son funciones privativas del estado y responsabilidad de la Policía Nacional”, es decir,
que esta última, actúa por delegación del estado ecuatoriano. Caso contrario, no se entiende que quien
tiene la potestad de privar de la libertad a una persona (sea aprendiéndola o deteniéndola) es el estado,
pero lo ejecuta la Policía Nacional.

En este orden de ideas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos asegura que:

En todo Estado, particularmente en sus agentes del orden, recae la obligación de


garantizar la seguridad y salvaguardar el orden público. De esta obligación general, nace
la facultad de los Estados de hacer uso de la fuerza, misma que encuentra sus límites
en la observancia de los derechos humanos, pues “[s]i bien los agentes estatales pueden
recurrir al uso de fuerza y en algunas circunstancias, se podría requerir incluso el uso de
la fuerza letal, el poder del Estado no es ilimitado para alcanzar sus fines
independientemente de la gravedad de ciertas acciones y de la culpabilidad de sus
autores1. (La negrilla es mío)

Se debe distinguir entre fuerza y violencia. Para nuestro estudio fuerza (policial) es una acción
desplegada por un miembro policial orientada a conseguir un fin legítimo, dentro de un marco jurídico,
que observe la forma de actuación en una determinada situación. Se entiende también, como el medio
a través del cual el servidor policial logra el control de una situación que atenta contra la seguridad, el
orden público, la integridad y la vida de las personas dentro del marco de la ley.
En consecuencia, por “fuerza” ha de entenderse todo medio físico utilizado contra una persona
con fines de hacer cumplir la ley, en particular para hacer que se obedezca una orden. A este respecto,
el término fuerza ha de entenderse en sentido amplio, desde el mero hecho de tocar a una persona
hasta el uso de armas de fuego, incluido también el uso de medios de coerción. 2
En cambio, la violencia se concibe como un comportamiento deliberado, que provoca, o puede
provocar daños físicos o psicológicos, y se asocia, generalmente con la agresión física.
La fuerza, así definida, debe aplicarse mediante un acto discrecional, legal, legítimo y profesional.
Debemos tomar conciencia que todo empleo “excesivo de la fuerza” se convierte en violencia y es
visto como un acto ilegal, ilegítimo y no profesional, con lo cual debe quedar claro para los servidores
policiales que “fuerza no es violencia”. Esta fuerza se trasforma en violencia cuando el servidor policial
hace uso excesivo de la fuerza, y en estas circunstancias deberá ser investigado, y de ser del caso,
sancionado. El uso indiscriminado de la fuerza pueden, en tal sentido, constituir violaciones del artículo

1 CIDH, 2015. Informe Anual. Capítulo IV. Desarrollo de los derechos humanos en la región. Pág. 468. Disponible
en: http://www.oas.org/es/cidh/docs/anual/2015/doc-es/InformeAnual2015-cap4A-Introduccion-ES.pdf
2 Amnistía internacional. Directrices para la aplicación de los principios básicos sobre el empleo de la fuerza y de

armas de fuego por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. Pág. 12
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4 de la Convención Americana de Derechos Humanos y del artículo I de la Declaración Universal de


Derechos Humanos. El Policía no debe temer usar la fuerza, en la medida que su objetivo sea siempre
garantizar la vida e integridad física de las personas (propia, de la víctima o de terceros).
Con estos antecedentes, es oportuna sugerir que no es prudente referirse al uso de la fuerza por
parte de la Policía, sino al “uso legítimo de la fuerza”. La fuerza lo desplegamos todas las personas,
especialmente como una reacción ante un ataque o agresión; pero el uso legítimo de la fuerza lo
desarrolla únicamente la Policía Nacional dentro del marco de sus competencias.
Así mismo, el instrumento internacional “Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y
de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de hacer cumplir la ley” (en adelante
“Principios Básicos”), adoptado por el Octavo Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención
del Delito y Tratamiento del Delincuente, en La Habana del 27 de agosto al 7 de septiembre de 1990,
contempla disposiciones generales y especiales muy importantes respecto del uso de la fuerza y de las
armas de fuego.

Así, la disposición general No. 4, menciona textualmente lo que sigue:

Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, en el desempeño de sus funciones,


utilizarán en la medida de lo posible medios no violentos antes de recurrir al empleo
de la fuerza y de armas de fuego. Podrán utilizar la fuerza y armas de fuego solamente
cuando otros medios resulten ineficaces o no garanticen de ninguna manera el logro del
resultado previsto. (La negrilla es mío).

Entendiéndose que los Policías del Ecuador podrán hacer el uso legítimo de la fuerza solamente
cuando hayan agotado otros medios menos agresivos en la solución del problema, llámese negociación
o solución pacífica de los conflictos.
El “Reglamento de Uso Legal, Adecuado y Proporcional de la Fuerza para la Policía
Nacional del Ecuador” (en adelante “Reglamento”), vigente desde el 2014 para la Policía del
Ecuador, hace referencia al uso progresivo de la fuerza. En los artículos 11 y 12 se estipula cuáles son
los niveles del uso de la fuerza y cuáles los niveles de resistencia del intervenido. Este uso progresivo
empieza con la presencia policial y termina con la fuerza potencial letal (uso del arma de fuego). Se
comprende, por lo tanto, que el uso progresivo de la fuerza es el USO RACIONAL de los niveles del
uso de la fuerza para neutralizar los niveles de agresión del presunto infractor.

La disposición general No. 5 de “Los principios básicos”, menciona también lo siguiente:

Cuando el empleo de las armas de fuego sea inevitable, los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley:

a) Ejercerán moderación y actuarán en proporción a la gravedad del delito y al objetivo


legítimo que se persiga;
b) Reducirán al mínimo los daños y lesiones y respetarán y protegerán la vida humana;
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c) Procederán de modo que se presten lo antes posible asistencia y servicios médicos


a las personas heridas o afectadas;
d) Procurarán notificar lo sucedido, a la menor brevedad posible, a los parientes o
amigos íntimos de las personas heridas o afectadas.

Si analizamos esta disposición entenderemos que cuando el miembro policial deba hacer uso
del arma de fuego, luego de haber agotado otras alternativas para neutralizar la amenaza, debe
imperiosamente proceder con mucho criterio y madurez emocional; con proporcionalidad; deberá
hacer uso del arma causando el menor daño posible; si ha hecho uso del arma le corresponderá dar
los primer auxilios inmediatamente, pues el Policía no sale a matar a la gente sino a proteger su vida y
su integridad personal; luego pedirá la presencia de una ambulancia para trasladar al herido a una casa
de salud; y, por último, y por lógica, deberá informar a su superior jerárquico lo ocurrido mediante un
parte policial o parte informativo debidamente detallado.
Vale entender lo que significa el principio de proporcionalidad. La Corte Interamericana de
Derechos Humanos, explica el alcance de este principio de una manera más detallada, al establecer
que:

Debe evaluarse la gravedad de la situación que enfrenta el funcionario. Para ello, se debe
considerar, entre otras circunstancias: la intensidad y peligrosidad de la amenaza; la
forma de proceder del individuo; las condiciones del entorno, y los medios de los
que disponga el funcionario para abordar una situación específica. Además, este
principio exige que el funcionario encargado de hacer cumplir la ley busque en toda
circunstancia reducir al mínimo los daños y lesiones que pudieran causarse a cualquier
persona, así como utilizar el nivel de fuerza más bajo necesario para alcanzar el objetivo
legal buscado.3 (La negrilla es mío). Más adelante ahondaremos respecto de este tema

La disposición especial No. 9 de los “Principios Básicos”, de suprema importancia para el


accionar policial, menciona que los servidores policiales NO EMPLEARÁN ARMAS DE FUEGO
CONTRA LAS PERSONAS SALVO EN LOS SIGUIENTES CASOS:

1. En defensa propia o de otras personas.

Por lo tanto, si el servidor policial o una tercera persona están siendo agredidos, y su vida o
integridad física están en serio riesgo, este instrumento internacional le faculta para que pueda hacer
uso del arma de fuego. Si actúa tal y como está preceptuado, lo está haciendo dentro de los límites de
la legítima defensa. Siendo así, su proceder se configura como una causa de exclusión de la
antijuricidad establecido en el art. 30 del Código Orgánico Integral Penal, por lo que no existirá
infracción penal y no podrá ser condenado.

3 Corte IDH. Landaeta Mejía c. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas, párr. 136.
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Lo importante es que los miembros policiales conozcan perfectamente cuando pueden actuar
en legítima defensa, es decir bajo los mandatos del artículo 33 del COIP. Más adelante se analizarán
los requisitos que configuran esta norma.

2. En caso de peligro inminente de muerte o lesiones graves

El policía deberá usar su arma de fuego solamente cuando la agresión ponga en riesgo
inminente la vida o la integridad física del Policía, de la víctima o de terceras personas.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha manifestado:

[…] En situaciones de paz, los agentes del Estado deben distinguir entre las personas que,
por sus acciones, constituyen una amenaza inminente de muerte o lesión grave y
aquellas personas que no presentan esa amenaza, y usar la fuerza sólo contra las
primeras.4 (La negrilla es mío)

En el caso de Ibarra con Diana, la Policía, con base en esta disposición, bien pudo haber hecho
uso de sus armas letales para neutralizar la amenaza. Pero no ocurrió así y se permitió que este
ciudadano venezolano la hiera mortalmente causando la muerte de ella y su hijo.
“Las Directrices para la Aplicación de los Principios Básicos sobre el empleo de la fuerza
y de armas de fuego por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley” (en adelante
Directrices), emitidas por Amnistía Internacional en el 2016, que para dar practicidad a las
disposiciones contenidas en “Los Principios Básicos”, menciona:

El principio de protección de la vida exige que no se utilice intencionalmente la fuerza letal


solo para proteger el orden público u otros intereses similares (por ejemplo, no se podrá
usar solo para reprimir protestas, detener a un sospechoso de un delito o salvaguardar
otros intereses, tales como una propiedad). El objetivo principal debe ser salvar una vida.
En la práctica, esto significa que solo la protección de la vida puede cumplir el
requisito de la proporcionalidad cuando se utiliza una fuerza letal intencionalmente,
y solo la protección de la vida puede ser un objetivo legítimo para usar dicha fuerza
(…)5 (La negrilla es mío)

También dice:

“c) El mero hecho de que una persona eluda la detención o escape de la custodia no
justifica el uso de un arma de fuego, a menos que esa persona constituya una amenaza

4 Corte IDH. Retén de Catia vs. Venezuela, Excepción Preliminar, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 5 de
julio de 2006, Serie C Nº150, párr. 85
5 Amnistía internacional. Directrices para la aplicación de los principios básicos sobre el empleo de la fuerza y de

armas de fuego por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. Pág. 17
7 de 15

grave y continua para la vida de otra persona, que pueda materializarse en cualquier
momento6. (….)”

Si usted servidor policial debe aprehender o detener a un ciudadano por cualquier motivo, se le
acerca y en ese instante esta persona huye, no debe hacer uso del arma de fuego, salvo que se trate
de una persona muy peligrosa para la sociedad. Supongamos que está buscado por terrorismo. Si es
así, no se olvide de neutralizar causando el menor daño posible e inmediatamente dar los primeros
auxilios. Nótese lo vital que es actuar con mucho criterio.

3. Con el propósito de evitar la comisión de un delito particularmente grave que entrañe una
seria amenaza para la vida

Si el policía puede evitar que se cometa una infracción grave que amenace la vida de cualquier
persona, como por ejemplo impedir un asalto con armas letales a un negocio cualquiera, una entidad
bancaria, un trasporte público o privado, etc., bien puede hacer uso de sus armas de fuego.

4. Con el objeto de detener a una persona que represente peligro y oponga resistencia a su
autoridad.

Esta disposición es importantísima pues faculta a la policía usar la fuerza letal para aprehender
o detener a una persona que representa un real peligro para los policías o terceras personas, así como
cuando se resiste violentamente al procedimiento policial.
No son pocos los casos que los medios de comunicación social o las redes sociales difunden
imágenes de personas que se opone violentamente al procedimiento o agreden físicamente a los
policías. En estos casos, dice esta disposición, se puede hacer uso de arma de fuego, como última
instancia, siempre neutralizando con el menor daño posible. No existe un criterio uniforme entre los
operadores de justicia para juzgar y sancionar las agresiones físicas a los miembros policiales, pues
unos lo hacen como una contravención penal de segunda clase (art. 394 COIP7) y otros como delito
por ataque o resistencia (art. 283 COIP8). Creo firmemente que se debería investigar y sancionar como
un delito, pues el agredir físicamente no solo que afecta la integridad del servidor policial, sino que

6 Ibídem. Pág. 24
7
Será sancionada con pena privativa de libertad de cinco a diez días: (…) 2. La persona que maltratare, insulte o
agreda de obra a los agentes encargados de precautelar el orden público en el ejercicio de sus funciones.
8
(…) La persona que ataque o se resista con violencias o amenazas a los empleados públicos, a los depositarios
o agentes de la fuerza pública, a los comisionados para la percepción de los impuestos y contribuciones, a los
ejecutores de los decretos y fallos judiciales, a los guardas de las aduanas y oficinas de recaudación y a los agentes
de policía, cuando obran en ejecución de las leyes, o de las órdenes o reglamentos de la autoridad pública, serán
sancionadas con pena privativa de libertad de seis meses a dos años.
Si la conducta prevista en el inciso anterior ha sido cometida por muchas personas y a consecuencia de un
concierto previo, serán sancionadas con pena privativa de libertad de uno a tres años.
En los casos de los incisos anteriores, si las personas, además, están armadas, serán sancionadas con pena
privativa de libertad de tres a cinco años.
La persona que incite a la Fuerza Pública a ejecutar las conductas anteriores, será sancionada con pena privativa
de libertad establecida para cada caso incrementada en un tercio. Si como consecuencia de la incitativa resulta un
conflicto en el cual se producen lesiones, será sancionada con pena privativa de libertad de cinco a siete años y si
se produce la muerte, será sancionada con pena privativa de libertad de veintidós a veintiséis años.
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transgrede ostensiblemente el principio de autoridad. Si en un país no se respeta la autoridad y la ley,


cundirá el caos y el desorden.

5. Para impedir su fuga, y sólo en caso de que resulten insuficientes medidas menos
extremas para lograr dichos objetivos.

Faculta al policía usar su arma de dotación para evitar la fuga de los diferentes Centros de
privación de libertad, o cuando las personas sentenciadas están con vigilancia policial en una casa de
salud, por ejemplo. En esos casos bien puede el servidor policial utilizar su arma de fuego para evitar
esta acción.
En todo caso, sólo se podrá hacer uso de armas letales cuando sea estrictamente necesario y
no se pueda evitar su uso para proteger la vida o la integridad personal del policía o de terceras
personas.
Es importante tener en cuenta lo que dice Amnistía Internacional en “Las Directrices”:

“No se podrá matar a un ladrón que está huyendo y no supone un peligro inmediato,
aunque ello suponga que se escape.”9 (La negrilla es mío)

La disposición especial No. 10 de los “Principios Básicos”, menciona:

En las circunstancias previstas en el principio [disposición] 9, los funcionarios encargados


de hacer cumplir la ley se identificarán como tales y darán una clara advertencia de
su intención de emplear armas de fuego, con tiempo suficiente para que se tome en
cuenta, salvo que al dar esa advertencia se pusiera indebidamente en peligro a los
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, se creará un riesgo de muerte o daños
graves a otras personas, o resultara evidentemente inadecuada o inútil dadas las
circunstancias del caso. (La negrilla es mío).
El policía al momento de intervenir y si considera que debe hacer uso de su arma de fuego,
ineludiblemente debe gritar “ALTO POLICIA” y ADVERTIRÁ de que va hacer uso de este instrumento
en caso de que no desista de su actitud. El momento que grita “ALTO POLICÍA”, le está informando a
la persona (al agresor, al que está huyendo, al que va a ser detenido, etc.) que quien está actuando es
un funcionario policial en representación del estado ecuatoriano y, por lo mismo, tiene dos opciones,
colaborar con el policía o continuar con su actitud de rechazo a las advertencias incoadas. En este
último caso, está aceptando el riesgo, y la posibilidad de que el policía use su arma de dotación.
Estos cinco casos y la advertencia, están claramente mencionados en el “Reglamento”, vigente
desde el 2014, específicamente en el artículo 14.
Estaría incompleto este análisis si no se estudiara un tema que tiene relación directa con el uso
legítimo de la fuerza, y es la legítima defensa tipificado en el art. 33 del COIP. Esta norma manifiesta
que existe legítima defensa cuando se cumplen los siguientes presupuestos o requisitos:

9Amnistía internacional. Directrices para la aplicación de los principios básicos sobre el empleo de la fuerza y de
armas de fuego por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. Pág. 17
9 de 15

a. Agresión actual e ilegitima

Significa que el servidor policial o una tercera persona esté sufriendo una agresión física ese
instante y esta sea ilegítima. Nótese que dice ilegitima, no ilegal. Agresión ilegitima es la ejercida por
cualquier persona sin una justa razón o una razón lógica, de manera abusiva o arbitraria. En estas
circunstancias, si es ilegítima, necesariamente será ilegal.
Este tema se complica un poco cuando tiene que ver con la agresión con un arma de fuego o
un objeto parecido. Pues puede pasar que la agresión se dé con una arma de fuego verdadera pero
descargada, o una arma verdadera pero dañada, o una arma de juguete, o de balines o de aire.
En estas circunstancias, y no en pocos casos, el policía al sentirse agredió con “una arma de
fuego”, ha usado su pistola causando heridas o la muerte del agresor. Como es lógico ha enfrentado
un juicio penal, en donde unos Jueces entienden que como el arma estaba descargada o dañada, o es
de juguete, no se ha configurado el requisito de agresión actual e ilegítima, condenando al Policía; en
cambio, otros jueces han considerado que basta que una apersona blanda una arma sea verdadera o
no, existe agresión actual e ilegítima, justificando la legitima defensa y han procedido a absolver al
Policía. En este tema hay que trabajar mucho.
Al respecto, hay mucha doctrina que defiende el último criterio. Así, el Doctor Luis Guillermo
Salazar Otero, magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Colombia10, manifiesta textualmente lo
siguiente:

El argumento del apoderado de víctimas para descalificar la causal invocada no es


admisible, pues sostener que era necesario un grado de materialización física no es
fundado, porque eso sería tanto como aceptar que quien se defiende tendría que
dejarse herir por ejemplo y ahí sí repeler el ataque. Por eso basta la inminencia y en
este evento con el solo hecho de esgrimir el arma ya se estaba ante la agresión y a
la vez era inminente que esta se concretara materialmente en desmedro de algún bien
jurídico tutelado en cabeza del indiciado o de quienes ocupaban junto a él el vehículo. (La
negrilla es mío)

También dice este letrado:

Que después se haya determinado que el instrumento utilizado por el agresor no


correspondía a un arma de fuego, sino a una imitación, tal circunstancia no
desnaturaliza la legítima defensa, como quiera que no es dable exigir a quien
reacciona que establezca primero la condición del arma con la cual se busca
intimidarlo y dentro de ese contexto decida si ejecuta un acto de repulsa o no, toda vez
que es claro que las circunstancias apremiantes del momento no son las apropiadas para
llevar a cabo procesos de reflexión de esa índole. (La negrilla es mío)

10 SALAZAR L, 2018. Sentencia AP979-2018, Radicación No. 50095. Acta 72, aprobada el 7 de marzo de 2018
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Continúa mencionando:

Por eso según lo ha sostenido la Corte, el funcionario judicial, al abordar el estudio de


la legítima defensa, está obligado a realizar una «verificación ex ante de lo ocurrido,
para efectos de examinar el contexto especial que gobernó el caso concreto, pues,
son precisamente esas circunstancias las que permiten apreciar si la reacción operó
o no adecuada y proporcional al hecho». (La negrilla es mío)

Por ultimo estipula:

De ahí que sea válido lo aseverado por el señor Fiscal en el sentido que el procesado no
tenía una opción de reacción menos lesiva para repeler el ataque, pues razonable es que
ante una situación de tal naturaleza crea que su vida se encuentra en verdadero
peligro y entonces es legítimo rechazar una acción de semejante envergadura,
utilizando los mismos medios de la agresión como un arma de similar apariencia.
(La negrilla y subrayado es mío)

Por otro lado, el distinguido escritor, investigador y jurista argentino Eugenio Zaffaroni, respecto
de lo que es la agresión, en estas circunstancias, indica:

(…) si el sujeto es consciente del peligro que causa con su acción imprudente y se le ha
advertido que deponga su actitud y, no obstante, continúa con su conducta, ésta
deviene agresiva.11 (La negrilla es mío)

Manifiesta también que:

(…) la agresión es inminente cuando es susceptible de percibirse como amenaza


manifiesta, dependiendo su realización sólo de la voluntad del agresor: cuando un sujeto
extrae un arma, poco importa que demore dos segundos o una hora en disparar.12
(La negrilla es mío)

En conclusión, y si analizamos la doctrina emitida por Eugenio Zaffaroni y la justicia colombiana


en la sentencia de la Corte Suprema, claramente advierten como se debe entender la agresión y
concluyen que hay agresión actual e ilegítima en los siguientes casos:

 Cuando el agresor esta alterado y a pesar del pedido que deponga su actitud agresiva, no
lo hace.
 Cuando el agresor extrae una arma de fuego (verdadera o no) amenazando con hacer uso.

11 Eugenio Raúl Zaffaroni. (2002). Derecho Penal. Parte General. Buenos Aires. Ediar. pág. 619.
12 Ibídem. Pág. 624
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b. Necesidad racional de la defensa

Producida la agresión actual e ilegítima, el servidor policial está en su derecho de defenderse,


pero no podrá desplegar cualquier defensa, sino una DEFENSA RACIONAL.
Y aquí aparece el problema. Pues es muy difícil establecer o identificar cuando es “racional”
la defensa que utilice el Policía para neutralizar la amenaza. Esto tiene relación directa con el principio
de proporcionalidad.
Se entiende a este como el equilibrio racional que debe existir entre el nivel de uso de la
fuerza utilizado para neutralizar el nivel de agresión del presunto infractor, dependiendo claro está, de
las circunstancias del hecho y del criterio del policía.
Una tema, es la fuerza utilizada por una mujer policía para detener a un hombre de estatura
alta y fornido, y otra la fuerza utilizada por un policía hombre, alto y corpulento para detener a esta
misma persona. Un caso, es el uso de la fuerza utilizada en contra de un agresor que está ebrio, con
un arma blanca en mano y en una zona de tolerancia, y otra la detención de una persona que esta
sobria, sin arma y en una zona residencial. O, la privación de la libertad de una persona con boleta de
detención y acusado de asesinato o la detención de una persona con boleta de apremio.
Como se notará, en estos casos la “necesidad racional” que habla la ley, difiere
notablemente, por lo que es de suma importancia contar con el criterio del Policía (madurez emocional
y experiencia)
El Doctor Luis Guillermo Salazar Otero, magistrado de la Corte Suprema de Justicia de
Colombia13, manifiesta textualmente lo siguiente:

Así mismo, la proporcionalidad de la resistencia es igualmente clara. Ante un


acometimiento con un arma que se consideró de fuego en atención a las
circunstancias en que se produjo la acción, se acudió a un instrumento similar para
repelerla, lo cual concreta esta exigencia de la figura en el caso específico que ocupa la
atención de la Sala, aunque conviene precisar que la proporción no se determina
exclusivamente por la correspondencia de los medios que se utilicen, pues habrá
casos en que por ejemplo por la notoria inferioridad de una persona respecto de
quien la agrede, aquella acuda a instrumentos que desde una óptica netamente
objetiva no resulten similares o equivalentes a los que se utilizan en su contra. (La
negrilla y subrayado es mío)

Se entiende, por lo tanto, que la proporcionalidad no es el uso de la fuerza en igualdad de


condiciones que la agresión. Siendo así, el Policía debería salir a cumplir su trabajo con una gran
mochila llevando en él, palos, piedras, fierros, cuchillos, etc., a la espera de que si alguien le agrede
con una piedra se defienda con una piedra, o si alguien le agrede con un fierro, se defienda con un
fierro. Así no se entiende el principio de proporcionalidad. Este principio indica que debe existir un

13 Salazar L. 2018. Sentencia AP979-2018, Radicación No. 50095. Acta 72, aprobada el 7 de marzo de 2018
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“equilibrio racional” entre el uso de la fuerza y el nivel de agresión. Por lo tanto, tal como dice el
Doctor Luis Guillermo Salazar Otero, la defensa dependerá de las circunstancias.
Además, como ya anotamos en líneas anteriores sobre el alcance del principio de
proporcionalidad, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, explica que se debe evaluar la
gravedad de la situación que enfrenta el funcionario policial. Para ello, se debe considerar, entre otras
circunstancias, las siguientes:

 La intensidad y peligrosidad de la amenaza


 La forma de proceder del agresor
 Las condiciones del entorno, y
 Los medios de los que disponga el Policía para abordar una situación específica.

Desgraciadamente en el país los medios no letales para enfrentar una agresión, “tratando de
neutralizar a una persona causándole el menor daño posible”, no son los idóneos, ni los más
sofisticados. Los Policías ecuatorianos apenas poseen el gas, el tolete PR 24 y nada más. En caso de
agresión letal, la pistola glock 17.
Si miramos otras Policías como de Chile o de Perú, es común el uso por ejemplo de municiones
de goma, municiones de gas lacrimógeno, o municiones pestilentes; también el uso de pistolas
eléctricas. Lo que se garantiza con estas armas no letales es precautelar la vida y la integridad fisca
del agresor, y por su puesto de la víctima.
Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, manifestó:

(…) En la región se han verificado reiterados casos de violaciones al derecho a la vida


por parte de miembros de las fuerzas de seguridad estatales que pudieron haberse
evitado si los integrantes de éstas hubieran llevado en su dotación reglamentaria
medios de disuasión no letales y equipo defensivo adecuado, en lugar de contar
exclusivamente con armas de fuego para el cumplimiento de la misión asignada. 14 (La
negrilla es mío)

c. Falta de provocación suficiente por parte de quien actúa en defensa del derecho

No debe haber por parte del Policía provocación. De haberla no se podría aducir que hubo
legítima defensa.
En caso de que un ciudadano sujeto a la intervención policial reaccione violentamente y agreda
físicamente a un servidor policial, se configuraría la agresión actual e ilegítima, facultando al Policía
para que haga uso progresivo de la fuerza y reducirlo. En estas circunstancias, si su vida o integridad
física, o de terceros, están en real peligro, y hiere o causa la muerte al agresor, bien se puede decir
que actuó en legítima defensa.

14Comisión Interamericana de Derechos Humanos. 2009. Informe sobre Seguridad Ciudadana y Derechos
Humanos. Párrafo 115
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CONCLUSIONES

1. El Policía ecuatoriano si puede usar su arma de dotación, dentro del marco de la Constitución,
los instrumentos internacionales relacionados con el uso de la fuerza, y la ley; cuando su vida o
integridad personal, así como de la víctima o de terceras personas, estén en inminente peligro
2. Debe hacer uso de la fuerza (arma de fuego) respetando los principios para el uso de la fuerza,
dentro del marco de los derechos humanos, esto es: a) legalidad, b) necesidad, c)
proporcionalidad, d) precaución y e) rendición de cuentas.
3. Debe hacer uso de la fuerza cuando sea estrictamente necesario, es decir, cuando sea la última
opción, cuando sea un caso excepcional.
4. Siempre deberá agotar otras alternativas al uso de la fuerza letal, como la negociación,
persuación, mediación o la solución pacífica de las controversias
5. Debe hacer uso progresivo de la fuerza, empezando con la presencia policial, el contacto
visual, la verbalización, el control físico, el uso de armas no letales, terminado con el uso de su
arma de dotación, como arma letal.
6. Debe hacer uso de su arma tratando de causar el menor daño posible. Esto significa que deberá
disparar a zonas no vitales del cuerpo y, en lo posible, el mínimo de veces posible. El Doctor Luis
Guillermo Salazar Otero, magistrado de la Corte Suprema de Justicia de Colombia 15, manifiesta
lo siguiente:

“De igual modo, la reacción no emerge exagerada. El atacado se limitó a disparar una sola vez
su arma de fuego para neutralizar a quien lo ponía en riesgo, luego es dable aseverar: que
cuantitativa y cualitativamente existió la proporcionalidad que exige la causal en estudio”.
(La negrilla es mío)

7. Si usó su arma y hay lesionados, deberá dar los primeros auxilios, llamar una, ambulancia y
verificar el estado de salud del infractor. Siempre tener presente que el Policía sale a garantizar
derechos, no a violar derechos; por lo mismo, debe garantizar la vida y la integridad física del
posible infractor.
8. Posterior deberá efectuar el parte policial o informativo detallando minuciosamente lo ocurrido.

RECOMENDACIONES

1. La Institucion policial debería coordinar con el Consejo de la Judicatura para que los jueces y
fiscales sean capacitados permanentemente sobre este tema tan complejo y siempre de
actualidad. Hoy en día los Fiscales suelen nombrar peritos para que efectúen pericias sobre el
uso de la fuerza, a los cuales se allanan sin pleno conocimiento de su contenido.
2. Adoptar procedimientos objetivos de convocatoria y selección de personas que integrarán la
institución policial y que permitan el ingreso de individuos idóneos para la función

15 Salazar L. 2018. Sentencia AP979-2018, Radicación No. 50095. Acta 72, aprobada el 7 de marzo de 2018
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3. Capacitar a los servidores policiales en el uso de la fuerza con armas no letales y letales, dentro
de los estándares internacionales; especialmente el Código de Conducta para los funcionarios
encargados de cumplir la ley; los Principios Básicos sobre el Uso de la Fuerza y de las Armas de
Fuego; y, el Reglamento de Uso Legal, Adecuado y Proporcional de la fuerza pata la Policía
Nacional del Ecuador
4. Actualizar el Reglamento de Uso Legal, Adecuado y Proporcional de la fuerza para la Policía
Nacional del Ecuador, pues contiene disposiciones muy laxas, reiterativas y confusas
5. Capacitar a los servidores policiales en temas como negociación, solución pacífica de los
conflictos, estudio del comportamiento de las multitudes y técnicas de persuasión.
6. Diseñar y actualizar los protocolos o procedimientos para el uso de la fuerza no letal y letal, y
socializarlos en forma permanente a todos los servidores policiales, especialmente del sub
sistema preventivo y disuasivo (POLCO), considerando que es el último recurso que debe aplicar
en el marco de los principios de legalidad, necesidad, proporcionalidad, precaución y rendición
de cuentas.
7. Es sumamente importante que el servidor policial, de manera regular y planificada, practique
“polígono” con su arma de dotación para que desarrolle las habilidades y destrezas que permitan
el uso de la fuerza letal de manera eficiente y efectiva.
8. Diseñar un procedimiento adecuado que hagan efectiva la rendición de cuentas (información e
investigación) una vez que el servidor policial hizo uso de la fuerza letal o no letal
9. Dotar a los servidores policiales de los equipos o medios de fuerza letal y no letal, y la
infraestructura necesaria para el cumplimiento de sus cometidos institucionales en forma eficaz
y eficiente.
10. Adecuar la doctrina institucional a los estándares y principios internacionales sobre derechos
humanos en su relación con el uso de la fuerza
11. Motivar y reconocer al personal policial cuando realice un excelente procedimiento,
especialmente cuando del uso de la fuerza se trata
12. Establecer como una política institucional el efectuar permanentemente análisis de casos para
visibilizar el mal procedimiento y corregirlo, a la par de potenciar lo bueno
13. Poner en ejecución los Códigos de Ética Policial, en el marco general del Código de Conducta
para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley.

PROCEDIMIENTO

Se sugiere el siguiente procedimiento a seguir en caso de que el servidor policial deba hacer uso de
su arma de dotación:

1. Recibir la llamada del 911


2. Acudir con la debida urgencia, con sirenas y luces encendidas
3. Una vez en el lugar, discernir qué clase de acontecimiento es
4. Informe al 911 sobre el hecho
5. Si es un hecho grave que pueda afectar la vida o la integridad física del servidor policial, de la
víctima o terceras personas, pida la presencia de los grupos especiales (GIR o GOE)
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6. Si el problema amerita una intervención urgente trate de verbalizar con el infractor


7. Si hay tiempo espere la llegada de los grupos tácticos
8. Si no hay tiempo o no existen los grupos tácticos, o estos se demoran, deberá discernir si debe
hacer uso progresivo de la fuerza (uso del arma de fuego)
9. Para ello identificará si existe un riesgo inminente en contra de su vida o su integridad personal,
y/o en contra la vida o integridad personal de la víctima o terceras personas
10. Si el presunto infractor no depone su actitud agresiva, deberá advertir que va a ser uso de su
arma de dotación.
11. En atención a lo estipulado en la disposición especial 9 de “Los principios básicos” y el art. 14
del “Reglamento”, podrá usar el arma de fuego, tratando de no afectar a la víctima o terceras
personas, sino solamente al agresor.
12. En lo posible deberá neutralizar con el menor número de disparos y tratando de causar el menor
daño posible al presunto infractor
13. Si hirió al agresor inmediatamente deberá dar los primeros auxilios y llamar una ambulancia
14. Luego deberá realizar el parte policial o parte informativo, detallando lo ocurrido.
15. Si han llegado los grupos tácticos, ellos deberán tomar procedimiento, de acuerdo a sus
protocolos.

SE RECOMIENDA:

1. Ante una persona agresiva que no acata las disposiciones de la Policía, siempre que se pueda,
ésta sea tumbada al piso, y en el lugar, con el apoyo de otros policías, se logre su neutralización
mediante el uso de esposas.
2. En estas circunstancias, el servidor policial PODRÁ HACER USO DE LA FUERZA PERO
NUNCA DE VIOLENCIA, ES DECIR QUE NO DEBERÁ AGREDIR (VERBAL O FÍSICA) al
intervenido. Caso contrario podrá ser sometido a una investigación por el uso excesivo de la
fuerza.
3. Una vez que esté NEUTRALIZADO, EL POLICÍA NO DEBERÁ AGREDIR DE NINGUNA
MANERA AL CIUDADANO.
4. Luego se deberá hacer un registro personal y ubicar alguna evidencia
5. Con la persona en pie y una vez que este calmada se le deberá comunicar sus derechos
constitucionales.
6. Si es aprehensión, los que constan en el Art. 77.4 de la Constitución.
7. Si es detención, los que están en el Art. 77.3.4 de la Carta Suprema.
8. Luego proceder con lo que sigue en la fiscalía o juzgado de contravenciones.

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