Fintech vs Sistema Financiero Tradicional ¿Cuál es su Destino?

¿Colaboración o

Rivalidad?

Roberto Varas

El campo tecnológico, especialmente el de las telecomunicaciones ha presentado en

los últimos años un crecimiento singular. El desarrollo del internet, así como el incremento

del mercado de los dispositivos móviles, ha creado las condiciones para que negocios,

extensivos en tecnología se desarrollen con mayor rapidez. Asimismo, el mundo de las

finanzas cada vez se ha tecnificado más, a tal punto que es ahora casi imposible realizar

actividades financieras prescindiendo de computadoras portátiles o teléfonos móviles

cargados con aplicaciones financieras o de banca. Este ecosistema ha creado las condiciones

necesarias para que surjan empresas que ofrezcan productos y servicios financieros, pero

soportados amplia y profundamente en tecnologías de la información; éstas son las llamadas

Fintech, las cuales se han erigido como competencia de la banca tradicional, generándole, a

esta última, perdidas económicas importantes. Sin embargo, que es lo que se espera de las

Fintech; logrará desplazar a la banca tradicional o terminará la banca tradicional por

adquirirlas y desaparecerlas.

Este ensayo propone que el futuro delas Fintech se encuentra más relacionado a una

coexistencia con el sistema financiero tradicional, donde prime la alianza entre las mismas,

pero sin perder la competencia. Para ello se presentará una breve reseña sobre su origen y

factores que desencadenaron su aparición. Posteriormente se expondrá el contexto actual en

el que se desarrollan, para finalmente evaluar las variables de las cuales depende el futuro de

estos emprendimientos basados en el pensamiento disruptivo.

No cabe duda que una de las ramas del saber que ha pasado por un intenso desarrollo

y transformación es el campo de la tecnología; especialmente la relacionada al de las

telecomunicaciones. A partir de 1970 se dio inicio a la era digital, la misma que abrió paso al

procesamiento de grandes volúmenes de datos, a la puesta en marcha del internet

aproximadamente en el mismo año, a la comercialización de las computadoras personales en

el año 1977, y a la aparición de los teléfonos celulares en Japón a finales de 1970. El avance

vertiginoso de la tecnología, y específicamente de la tecnología digital, ha provocado un giro

de 360 grados en la forma como ahora se producen y se brindan bienes y servicios y, dentro

de ellos, los de tipo financiero; razón por la cual la industria financiera ha sido fuertemente

propulsada por el avance de este tipo de tecnología. Es así como han surgido nuevas

empresas, en principio no financieras y que, basándose en tecnologías de la información, han

empezado a ofertas productos y servicios financieros, pero con diferencias marcadas con las

que ofrece el sistema financiero tradicional; estás son las llamadas Fintech. Pero que son en

esencia las Fintech; veamos.

El término Fintech proviene de dos vocablos ingleses: Financial y Technology,

haciendo referencia a aquellas empresas relacionadas al campo financiero y al de las

tecnologías. Al respecto Rojas (2016) señaló que las Fintech son aquellas empresas, en

principio no financieras, que soportan su oferta de productos y servicios en tecnología de tipo

digital, prestando servicios de tipo financiero a personas naturales y empresas. En

concordancia con lo antes indicado, Boone (2016) manifestó que el vocablo Fintech es

utilizado para definir los progresos tecnológicos, así como también, para describir las

transformaciones que ha sufrido la industria financiera bancaria. Asimismo, Varga (2017)

declaró que, a pesar de las múltiples de definiciones que existen en relación a las Fintech,

todas tienen en común que se refiere a firmas que promueven el desarrollo de productos y

servicios, basando en el uso extensivo de las tecnologías de la información. En síntesis, es

pertinente decir entonces que las Fintech son emprendimientos que han ingresado a ofrecer

productos y servicios en el sistema financiero; y que tienen como su más fuerte aliado el uso
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de la tecnología; especialmente, la relacionada al campo de las telecomunicaciones. Sin

embargo, estas empresas deben de poseer elementos que las diferencien o gocen de ventajas

competitivas que las distingan de las empresas de la banca tradicional y, ¿bajo qué contexto

surgen?

En principio, Las Fintech se erigen bajo el concepto de innovación; es decir, como

aquella acción que altera lo usual, introduciendo algo novedoso; y, para poder crear aquello

que es novedoso, se requiere de ideas que terminen generando un quebrantamiento de lo

usual; dicho de otra forma, se requiere de ideas que terminen por trasgredir dogmas, haciendo

uso del pensamiento disruptivo. Al respecto, Williams (2011) indicó que imaginar cosas que

aún no han pasado es una forma de habilidad de un buen ejecutivo; buscar la forma de pensar

fuera de la caja y de dar solución de una forma distinta a los mismos problemas son formas

de poseer un pensamiento disruptivo. En la misma línea, Jiménez (2016) manifestó que el

pensamiento disruptivo se constituye como el motor del pensamiento innovador y, para poder

obtenerlo, era necesario salir del estado de confort. En consecuencia, las Fintech nacen como

iniciativas innovadoras que buscan dar una solución distinta al mismo problema; siendo uno

de los principales, la deficiente inclusión financiera. Por tanto, uno de los objetivos que

buscan estas empresas es llegar a aquellos mercados que, a través del tiempo, no han sido

atendidos por el sistema financiero tradicional, llámese bancos, financieras, cajas o cualquier

empresa perteneciente al sistema financiero.

Ahora bien, en esencia son dos los factores por las que se caracterizan estas empresas:

el uso extensivo de la tecnología y la segmentación de mercados o la creación de nichos de

mercado. Las Fintech utilizan las tecnologías de la información; por tanto, de modo general,

no cuentan con espacios físicos; no realiza inversión en equipamiento físico; toda su

plataforma de trabajo es virtual; es decir, a través de internet. Aprovechan el mundo virtual

para crear sus empresas, las mismas que pueden ser vistas y utilizadas a nivel mundial.
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Actualmente la tecnología cada vez es más asequible y, por tanto, menos costosa; razón por

la cual sus costos son sumamente reducidos en comparación a la banca tradicional;

generando, finalmente, ahorro entre sus usuarios. A su vez, las Fintech desagregan la cadena

de valor de la banca, y toman solo un negocio de dicha cadena; es decir, se especializan solo

en unos de los servicios que actualmente ofrece el sistema financiero tradicional. Una vez

elegido el producto y/o servicio a brindar, realizan la búsqueda del nicho de mercado que se

encuentra desatendido por la banca; haciendo que éstos servicios sean diseñados más a la

medida de su segmento de mercado. Esta particularidad les confiere la capacidad de ser

mucho más ágiles en lo que respecto a su modelo de negocio; a diferencia de un banco, el

cual, al gestionar muchos negocios, dentro de su cadena de valor, lo hace más proclive a una

respuesta tardía o ninguna respuesta ante un mercado cada vez más ávido de adquirir

servicios más acordes a sus necesidades y no a las necesidades de la banca. En relación a este

último punto, se relaciona con la Encuesta Nacional de Demanda de Servicios Financieros y

Nivel de Cultura Financiera en el Perú (2016) en la que se evidencia que del 67% de personas

que ahorran en el Perú, solo el 17% lo hace en el sistema financiero; en consecuencia, existe

un mercado desatendido por la banca tradicional que puede y está siendo aprovechado por las

empresas Fintech. Es así como estos emprendimientos surgen en una coyuntura global en la

que el sistema financiero es poco ágil, costoso y no cuenta con la capacidad de atender nichos

de mercados con necesidades específicas; problemas que las Fintech las han tomado como

ventajas competitivas para salir al mercado financiero como una alternativa rápida, de bajo

costo y acorde con las necesidades financieras puntuales de las personas y empresas. Ahora,

es conveniente colocar en contexto la actualidad de estos emprendimientos en el Perú y en el

mundo.

Desde el año 2011, las Fintech han tenido en crecimiento vertiginoso alrededor del

mundo; haciendo que las inversiones privadas en estas empresas disruptivas pasen de
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alrededor de 2.1 billones de dólares en dicho año, a 16.6 billones de dólares para el cierre del

año 2017; es decir, un crecimiento de unos 800% en los últimos 7 años; mostrando un pico

durante los años 2013 a 2014, en los que crecieron alrededor del 200%. Estas cifras

demuestran el gran interés en los inversionistas privados en apostar cada vez más en estas

firmas; especialmente bajo la modalidad de capital de riesgo; sin embargo, se ha presentado

un ligero retroceso en la inversión en Fintech durante el tercer y cuarto trimestre del 2017.

Uno de los crecimientos más importantes, durante el año 2017, se dio en Europa alcanzando

cifras por encima del 120% de incremento, en relación al año anterior; pasando de los US$

1,210 millones a los US$ 2,676 millones; mientras que en Asia se presentó una caída del 10%

(la primera en cuatro años), pasando de los US$ 6,438 millones a los US$ 5,794 millones

durante el mismo periodo. Es necesario señalar un evento importante, que es el de la

presentación de una contracción en la oferta de estas start-up, especialmente en los Estados

Unidos; país en que la aparición de nuevas empresas ha caído en un 23% durante el año

2017; sin embargo, la inversión en las 35 Fintech más grandes a nivel mundial asciende a los

US$ 7.76 billones. Resulta interesante resaltar que la literatura actual acuña el término

Fintech Unicornio a aquellas start-up que se encuentran valorizadas en más de US$ 1,000

millones; siendo que éstas, a nivel mundial, se cuentan en 25 al cierre del año 2017;

valorizándose en total en US$ 75.9 billones. Las Fintech Unicornio se encuentran en mayor

proporción en Estados Unidos (64%), seguido de Asia (20%) y finalmente en Europa (16%)

("Fintech Trends to Watch in 2018", 2018).

Como fuera mencionado en párrafos anteriores, las Fintech segmentan la cadena de

valor de la banca tradicional, especializándose en uno de sus eslabones, tomando como base

la tecnología y ofreciendo una oferta de valor diferenciada a un segmento específico de

mercado. La mayor concentración de empresas Fintech se da en Estados Unidos (25%),

seguido de Reino Unido (12%), Australia (9%), China (8%) y Canadá (7%) (Silva, 2017); y
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los negocios financieros en los que se especializan se encuentran dirigidos a los rubros

préstamos (46%), pagos (23%), manejo de fondos personales (10%), seguros (10%), moneda

digital (3%), transferencia de dinero (3%), herramientas institucionales (3%) y crowdfunding

(2%) (Rojas, 2016). Específicamente en el caso del Perú, al cierre del año 2017 se tenían 47

empresas Fintech que ofrecen servicios relacionado a préstamos, pagos y remesas, gestión

financiera, crowdfunding, comercio, ahorro e inversión, y tecnología (Silva, 2017). Ejemplo

de estas empresas son Andy (producto de Latin Fintech) y Rextie, empresas peruanas que

brindan servicios de préstamos y compra y venta de divisas respectivamente. No cabe duda

que estas firmas basadas en la innovación se han establecido en el mundo financiero y su

crecimiento parece asegurado, sin embargo, a pesar que entran a competir con las empresas

financieras tradicionales, ¿qué se espera en el futuro para estas empresas?

La banca ha tenido una respuesta tardía ante el crecimiento de las Fintech,

subestimando el impacto que podrían tener éstas dentro de sus modelos de negocio. Las

Fintech están llevando a cabo una tarea que la banca dejó de lado por tardía y débil respuesta,

que es la inclusión financiera. La banca posee modelos de negocios estandarizados a las

grandes corporaciones o grupos de interés; siendo éstos poco atrayentes, complejos y

costosos para las pequeñas y medianas empresas. Las Fintech convirtieron este problema en

una oportunidad y una ventaja competitiva sobre sus fuertes adversarios; tal es así que una

encuesta realizada a los consumidores digitales, éstos manifestaron que la razón más

importante por la cual utilizaban servicios Fintech fue la facilidad para abrir y manejar una

cuenta (43%), seguida de tasas y comisiones más atractivas (15%), acceso a variedad de

productos (12%) y mejor calidad en la experiencia online (10%). Asimismo, la velocidad con

la que se irán creando estos negocios dependerá de los hábitos de consumo, el porcentaje de

penetración de la telefonía celular, el porcentaje de penetración del internet, porcentaje de la

población bancarizada, y de la presencia o ausencia de regulaciones relacionadas a su

existencia (Rojas, 2016). La banca ha tratado de reaccionar adquiriendo algunos de estos

emprendimientos, como es el caso de la compra de Openpay, una Fintech mexicana dedicada

al comercio electrónico, por parte de BBVA Bancomer (Peña, 2017); otra forma de respuesta

que ha tenido la banca, es la creación de departamentos o laboratorios de innovación en base

al pensamiento disruptivo, como en el caso del Banco de Crédito del Perú a través de su

llamado Centro de InnovacXión (García, 2017). Lo que queda claro es que la banca, tal como

la conocemos ahora, cada vez ve con mayor preocupación el avance y desarrollo de las

Fintech en razón a que aquella concentró su negocio en la consecuención de su propio

beneficio, dejando de lado los intereses de sus clientes. Sin embargo, tanto las Fintech como

la banca tradicional tiene mucho que aprender uno del otro. El formar alianzas entre la banca

tradicional y las Fintech, en lugar de una franca y abierta competencia, generará para la

banca, en el tiempo, un recorte en la curva de aprendizaje, reclutamiento de talento

innovador, promoción de cultura basada en la innovación, reducción de costos, identificación

de nuevas oportunidades de negocios, etc.; y las Fintech aprovecharían mejor un riesgo que

los bancos manejan muy bien, el cual es el riesgo crediticio, además de acceso a una inmensa

base de datos que posee la banca tradicional, además de su cadena de distribución y presencia

multinacional. En consecuencia, el futuro de las Fintech se vislumbra como generadoras de

alianzas estratégicas junto a la banca tradicional, pero sin perder rivalidad y competencia, que

los impulse a ambos, finalmente, a seguir en la pugna por la innovación y, en consecuencia,

se amplié cada más la llamada inclusión financiera.

Uno de los campos en donde también las Fintech ha hecho su ingreso es el campo de

los seguros; campo que también es considerado dentro de los negocios de la banca

tradicional. Los seguros, tal como los conocemos hasta ahora, son ofertados como paquetes

estándar, diseñados de tal forma que la rentabilidad sea mayor para dichas compañías, en

perjuicio de sus asegurados. El autor de este ensayo gestiona los paquetes de seguros
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patrimoniales y humanos de la institución donde labora durante los últimos cuatro años y, en

la mayoría de los casos, se basan en coberturas pre establecidas, con limitado o restringido

espacio para le negociación de coberturas específicas, más acorde con las necesidades propias

del giro de negocio de la institución. Sin embargo, ya se encuentran en el mercado Fintech

que han ingresado en el mundo de los negocios de los seguros. Un ejemplo de estas empresas

es Anivo, una plataforma de seguros que se desarrolla en Suiza. Anivo se comporta como una

plataforma que buscará ofrecerte el plan de seguros y la cobertura más apropiada a las

necesidades y particularidades del asegurado. Esta Fintech se presenta con un abanico de

alternativas más direccionadas a las particularidades propias del solicitante.

El crecimiento vertiginoso de la tecnología, y con éste, el del internet y de los

smartphone ha generado la condición necesaria para que surjan empresas que se especialicen

en determinados rubros de la cadena de valor de la banca tradicional, estas son las llamadas

Fintech. Desde el año 2011 estos emprendimientos han empezado a crecer a un ritmo que

muchos han considerado que terminarán por sepultar al sistema financiero tradicional. Cada

día surge nuevos start-up con ideas de negocios innovadores y que le están generando

grandes y constantes dolores de cabeza a la banca. Estas empresas basan su desarrollo en la

tecnología, son de gestión ágil, además de ser de bajo costo y se concentran en un

determinado nicho de mercado, generalmente desatendido por el sistema financiero;

ofreciendo productos y servicios ajustados a las necesidades reales de sus clientes. Bajo este

escenario, la banca ha tratado de responder de forma tardía ante la crecida de este tipo de

emprendimientos. Su respuesta inicial fue la de adquirir, de ser el caso, a estas empresas;

mientras que algunas otras han tratado de formar alianzas con aquellas, con la finalidad de

aprender más de ellas. Por tanto, el futuro de las Fintech se vislumbra como la formación de

un ecosistema donde éstas y los bancos coexistan bajo los principios de colaboración, pero

sin perder la competencia entre éstos; competencia finalmente repercutirá en la generación de

mejores productos y servicios financieros; además de incrementar de manera significativa la

llamada inclusión financiera.

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