C-238 2012 Resumen

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 11

Sentencia C-238/12

I. ANTECEDENTES

En ejercicio de la acción pública de inconstitucionalidad, el ciudadano Juan Carlos Marín


Quiceno demandó la expresión “cónyuge” contenida en los artículos 1040, 1046, 1047 y
1233 del Código Civil.

II. LOS TEXTOS DEMANDADOS: CODIGO CIVIL

ARTICULO 1040. PERSONAS EN LA SUCESIÓN INTESTADA.

Son llamados a sucesión intestada: los descendientes; los hijos adoptivos;


los ascendientes; los padres adoptantes; los hermanos; los hijos de éstos; el
cónyuge supérstite; el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

ARTICULO 1046. SEGUNDO ORDEN HEREDITARIO - LOS


ASCENDIENTES DE GRADO MÁS PRÓXIMO.

Si el difunto no deja posteridad, le sucederán sus ascendientes de grado


más próximo, sus padres adoptantes y su cónyuge. La herencia se repartirá
entre ellos por cabezas.

ARTICULO 1047. TERCER ORDEN HEREDITARIO - HERMANOS Y


CONYUGE.

Si el difunto no deja descendientes ni ascendientes, ni hijos adoptivos, ni


padres adoptantes, le sucederán sus hermanos y su cónyuge. La herencia
se divide la mitad para éste y la otra mitad para aquéllos por partes iguales.

A falta de cónyuge, llevarán la herencia los hermanos, y a falta de éstos


aquél.

Los hermanos carnales recibirán doble porción que los que sean
simplemente paternos o maternos.

ARTICULO 1233. CARENCIA DE BIENES POSTERIOR AL


FALLECIMIENTO DEL CONYUGE. El cónyuge sobreviviente que al tiempo
de fallecer el otro cónyuge no tuvo derecho a porción conyugal, no lo
adquirirá después por el hecho de caer en pobreza.

III. LA DEMANDA

El demandante estima que la expresión “cónyuge”, contenida en las disposiciones


acusadas contraviene lo dispuesto en los artículos 1, 2, 5, 13, 42 y 85 de la Constitución
Política.

Considera que esa mención de “cónyuge” no comprende a “los compañeros permanentes


que formen una unión marital de hecho” y que constitucionalmente debería
comprenderlos, “con independencia de la orientación sexual de la respectiva pareja”, por
lo cual solicita que, en cada uno de los casos, la exequibilidad se condicione, a fin de que
el derecho a heredar, establecido en los artículos 1040, 1046 y 1047 del Código Civil, y
el derecho a la porción conyugal, en la forma como está regulado en el artículo 1233,
sean aplicables a los referidos compañeros permanentes, “con independencia de la
orientación sexual de la pareja”.

El demandante considera que la exclusión del compañero permanente, trátese de la unión


de hecho de parejas heterosexuales o de la conformada por parejas del mismo sexo,
vulnera los artículos 1º, 2º, 5º, 13, 42 y 85 de la Constitución, porque, en su criterio,
implica el desconocimiento de la dignidad humana, de la solidaridad de las personas, de
la prevalencia del interés general, de la igualdad, de la vigencia de un orden justo, del
deber de amparar a la familia como institución básica de la sociedad y del derecho de ser
iguales ante la ley, sin discriminaciones por razones de origen familiar, derecho que, de
conformidad con lo previsto en la Carta, es de aplicación inmediata.

Señala que lo resuelto en la Sentencia C-174 de 1996 no constituye cosa juzgada, pues a
su juicio, “en dicha oportunidad la Corte Constitucional no analizó los derechos del
cónyuge equiparables al compañero permanente, cuando se forma unión marital de
hecho entre parejas del mismo sexo, [y] tampoco analizó la naturaleza jurídica de los
hechos herenciales ni las equivalencias que existen entre las uniones maritales de hecho
y las uniones matrimoniales, lo que permite vislumbrar que no resulta objetivo ni
razonable darles un tratamiento diferente”.

V. CONCEPTO DEL PROCURADOR GENERAL DE LA NACION

Solicita a la Corte Constitucional que declare la existencia de cosa juzgada constitucional


respecto de la disposición acusada y que, en consecuencia, se éste a lo resuelto en las
Sentencias C-105 de 1994 (declaró exequible “en su integridad” el artículo 1047 del
mismo Código) y C-174 de 1996.

Frente a la afirmación del demandante de que lo resuelto en la Sentencia C-174 de 1996


no constituye cosa juzgada, el Procurador General de la Nación señaló que “basta revisar
las sentencias aludidas, para constatar que allí la Corte sí hizo una comparación entre el
matrimonio y la unión marital de hecho, y que precisamente al hacerlo fue que concluyó
que “[l]a ley determina una situación jurídica diferente de los cónyuges y de quienes viven
en unión libre”, existiendo, por ejemplo, algunas prohibiciones y restricciones para los
primeros que no existen para los segundos.

VI. CONSIDERACIONES DE LA CORTE

De la cosa juzgada constitucional


1. La Sentencia C-105 de 1994 y la demanda en contra del artículo 1047 del Código
Civil

Ciertamente en la Sentencia C-105 de 1994 la Corporación examinó la constitucionalidad


del artículo 1047 del Código Civil y, en el numeral 3º de la parte resolutiva de esta
providencia, decidió declararlo exequible “en su integridad”.

Sin embargo, dado que la cosa juzgada puede ser aparente si la declaración de
exequibilidad no se encuentra fundada en un análisis efectivo de la disposición a la luz de
la Carta o relativa de forma implícita cuando su referencia a algunas acusaciones no se
hace explícita en la sentencia, resulta claro que la sola revisión de la parte resolutiva es
insuficiente para establecer, a cabalidad, si el asunto puesto a consideración de la Corte
ha entrado o no en autoridad de cosa juzgada constitucional, siendo indispensable, por
consiguiente, examinar lo efectivamente considerado en la sentencia previa y confrontarlo
con la nueva demanda para determinar si hay cosa juzgada y, en caso afirmativo, cuál es
su alcance.

Así las cosas, en la demanda resuelta mediante la Sentencia C-105 de 1994, el artículo
1047 del Código Civil fue acusado bajo el cargo de prever una discriminación en contra
del hermano medio, por disponer que éste solo tiene derecho a la mitad de la porción
hereditaria que le correspondería al hermano carnal, discriminación que tendría
fundamento en los lazos afectivos que se presentan entre los hermanos carnales y que,
según el entonces demandante, implicaría la inconstitucionalidad de la disposición, debido
a no tener en cuenta que entre un hermano medio y uno carnal puede existir el amor y el
cariño predicable de los hermanos carnales.

Al despachar el cargo, la Corte precisó que el demandante confundía a los hermanos


carnales con los hermanos legítimos y, a la vez, equiparaba los hermanos maternos y
paternos a los hermanos extramatrimoniales, e indicó que en nada resulta contrario a la
igualdad que en una sucesión intestada los hermanos carnales reciban el doble de la
porción correspondiente a los simplemente paternos o maternos, pues se ajusta a la
lógica y a la justicia que el hermano carnal herede toda la herencia, “porque no es
hermano medio, sino hermano completo”, teniendo presente “que se trata de la herencia
entre hermanos, es decir, cuando alguien hereda a quien es su hermano”.

La cosa juzgada es, entonces, relativa y de modo implícito, porque, a pesar de la


expresión vertida en la parte resolutiva, no se extiende a aspectos diferentes a la porción
que en la herencia le corresponde al hermano medio del causante, cuestión
completamente distinta a la planteada por el actor en la presente demanda que no fue
analizada en esa ocasión y que, en consecuencia, no puede tenerse por fallada de
manera definitiva.

2. La Sentencia C-174 de 1996 y la demanda en contra de los artículos 1040, 1046 y


1233 del Código Civil

Quien en aquella oportunidad presentó la demanda solicitó que se hicieran extensivos a


los compañeros permanentes los derechos de los cónyuges en relación con la vocación
hereditaria, porque la exclusión de los compañeros vulneraba la igualdad, en cuanto
implicaba discriminación por razones de origen familiar, así como la libertad de conciencia
“por constreñirse a las personas a contraer matrimonio para poder ser titular de dichos
beneficios”.

Al estudiar los cargos formulados, la Corporación indicó que (i) el matrimonio es diferente
2de la unión libre y, por lo mismo, difieren entre sí las situaciones jurídicas de los
cónyuges y de los compañeros permanentes, que (ii) en razón de las diferencias que la
Constitución y la ley establecen entre el matrimonio y la unión libre, la ley establece
obligaciones y derechos diferentes para los cónyuges y compañeros permanentes, que,
en consecuencia, (iii) la Corte no podía asignar los derechos y obligaciones de quienes
tienen el estado civil de casados a quienes no tienen ese estado, sino uno diferente y que
(iv) como se trata de derechos y obligaciones recíprocos, los mayores derechos que la ley
asigna a los cónyuges, están en relación con los mayores deberes que les impone.
Ciertamente una aproximación inicial permitiría sostener que se está ante una cosa
juzgada de carácter absoluto, porque, además, en la parte considerativa de la sentencia
C-174 de 1996 se advierte que la constitucionalidad de las disposiciones que asignan
derechos y obligaciones a quienes tienen el estado civil de casados “no se discute y ni
siquiera se pone en duda”, por lo que se anunció la declaración de constitucionalidad de
“todas las normas demandadas, porque no contrarían en nada la Constitución”.

Sin embargo, no se puede perder de vista que en la reciente Sentencia C-283 de 2011, al
estudiar una demanda referente a la expresión “cónyuge”, contenida en preceptos
referentes a la porción conyugal, que también fueron demandados en el libelo que dio
lugar a la sentencia C-174 de 1996, la Corte consideró que no se configuraba cosa
juzgada constitucional en relación con las disposiciones sobre porción conyugal.

Después de efectuar una referencia a la ratio decidendi de la Sentencia C-174 de 1996, la


Corporación encontró que la declaración de exequibilidad se fundó en una consideración
general referente a la manera como surgen a la vida jurídica el matrimonio y la unión
marital, para destacar que las dos figuras jurídicas no eran iguales en lo atinente a su
manera de surgir a la vida jurídica y a las reglas que las desarrollaban, sin que el análisis
hubiera versado sobre la institución concreta de la porción conyugal.

Por lo anterior, no resultaba suficiente un análisis “en bloque de la normatividad


demandada”, criterio que fue retomado en la Sentencia C-283 de 2011 y que en la
presente causa debe ser reiterado, ya que, en la medida en que no se adelantó un
examen específico de la porción conyugal o de la vocación hereditaria del cónyuge a la
luz de los elementos comunes al matrimonio y a la unión marital de hecho, no cabe
predicar que la aproximación general realizada en la Sentencia C-174 de 1996 implique la
existencia de cosa juzgada constitucional sobre estos aspectos que ahora son objeto del
debate constitucional propuesto por el actor.

En segundo lugar, en la Sentencia C-283 de 2011 se estimó que no podía entenderse que
hubiese operado el fenómeno procesal de la cosa juzgada constitucional, en razón del
evidente cambio de contexto que, de acuerdo con la jurisprudencia, debe ser apreciado. Y
la cuestión relativa a las uniones de hecho de parejas del mismo sexo no fue planteada ni
considerada en la Sentencia C-174 de 1996 y que, con posterioridad, también ha sido
objeto de decisiones de constitucionalidad integradoras de una jurisprudencia que, en
determinados eventos, les ha reconocido como sujetos de derechos, de beneficios y
prerrogativas.

4. Lo que se debate

Conforme ha quedado expuesto, el vocablo “cónyuge”, contenido en los artículos 1040,


1046, 1047 y 1233 del Código Civil, ha sido demandado por considerar que excluye a los
compañeros permanentes que conformen una unión marital de hecho, trátese de parejas
de distinto sexo o de las integradas por personas del mismo sexo, exclusión que en el
caso de los tres primeros artículos tendría por consecuencia el privarlos de la vocación
hereditaria, mientras que, respecto del último, los dejaría por fuera de la regulación allí
plasmada sobre el derecho a la porción conyugal.

En el fundamento de la vulneración aducida tiene especial importancia la invocación del


derecho a la igualdad y fácilmente se advierte que alrededor de él se estructuran las
posibles violaciones de los artículos 1, 2, 5, 42 y 85 de la Constitución, pues la solicitud
que se formula consiste en que, en relación con los artículos 1040, 1046 y 1047 del
Código Civil el derecho a heredar, respectivamente establecido para el orden hereditario
en cada uno de ellos previsto, también sea aplicable al “compañero permanente, con
independencia de la orientación sexual de la respectiva pareja” y, tratándose del artículo
1233, se pide que “la condición establecida frente al cónyuge sobreviviente para que
tenga derecho a la porción conyugal al momento de fallecer el otro cónyuge, sea aplicable
también al compañero permanente, con independencia de la orientación sexual de la
respectiva pareja”.

La Corte debe determinar si el entendimiento de la palabra cónyuge restringido a


las parejas de heterosexuales unidas por el vínculo matrimonial resulta contrario al
derecho a la igualdad y si procede la aplicación a los compañeros o compañeras
permanentes del derecho a heredar, contemplado en los artículos 1040, 1046 y 1047
del Código Civil y de la condición prevista en el artículo 1233 del mismo
ordenamiento en relación con el derecho a la porción conyugal.

5. La vocación hereditaria del compañero o compañera supérstite en uniones de


hecho integradas por heterosexuales

El demandante solicita la declaración de exequibilidad condicionada de la expresión


“cónyuge”, contenida en los artículos 1040, 1046 y 1047 del Código Civil a fin de que el
derecho a heredar actualmente reconocido al miembro supérstite de una pareja unida por
el vínculo matrimonial sea también reconocido al compañero o compañera sobreviviente
que haya vivido en unión de hecho con el causante.

La Corte debe “constatar que la entrada en vigencia de la Carta de 1991 trajo consigo un
replanteamiento de la legislación anterior frente al nuevo ordenamiento superior, dados
los novedosos contenidos incorporados en él”. Si bien es cierto que, al entrar en vigencia,
la Constitución de 1991 no derogó en bloque la legislación preexistente, no lo es menos
que cuando son demandados preceptos vigentes pero anteriores a la Carta que ahora
rige, resulta “viable confrontar materialmente esa legislación con la nueva preceptiva
superior”.

Corresponde a la Corte determinar si en el caso que ahora ocupa su atención se


presenta una insuficiencia de regulación o se ha dado lugar a una omisión
legislativa de carácter relativo para, en caso afirmativo, pasar a determinar si la
falencia hallada es o no inconstitucional y, si llega a serlo, determinar cuál es el
remedio.

La referencia al cónyuge contenida en los artículos 1040, 1046 y 1047 del Código Civil no
incluye a la persona que en vida del causante conformó con él una unión de hecho y, por
lo tanto, el compañero o la compañera permanente que le sobreviva carece de vocación
para heredarle, por cuanto se ha interpretado que esa vocación está expresamente
contemplada en la ley a favor de quien sobrevive y fue esposa o esposo del fallecido, de
conformidad con el contrato matrimonial entre ellos celebrado.

A efectos de establecer si la exclusión de la vocación hereditaria de quien sobrevive a su


compañera o compañero permanente configura una omisión, resulta indispensable
destacar que el artículo 42 de la Constitución prevé distinta maneras de dar origen a la
familia al hacer referencia a vínculos jurídicos, a vínculos naturales y a la voluntad
responsable de conformarla, de modo que la familia surgida del contrato matrimonial
celebrado entre los contrayentes no es la única y que, junto a ella, se reconoce también
como familia la conformada por el hombre y la mujer que conviven en unión marital de
hecho.

En este sentido cabe observar que, habida cuenta del fundamento constitucional que
tiene la familia originada en la unión marital de hecho, es evidente que la ausencia de un
soporte textual que expresamente prevea la vocación hereditaria del compañero o
compañera permanente que sobrevive al causante constituye una omisión de carácter
relativo, configurada en razón de la entrada en vigencia de la Carta de 1991 en la que
tiene su base el reconocimiento de este tipo de familia.

Ahora bien, conforme expuso la Corte en la citada Sentencia C-891A de 2006, no toda
omisión de carácter relativo es inconstitucional, luego corresponde ahora establecer si
la exclusión de la compañera o del compañero permanente de la vocación para
heredar al causante quebranta alguna exigencia superior o resulta contraria al
derecho a la igualdad y a la protección integral que, según el artículo 42 de la Carta,
el Estado y la sociedad deben garantizarle a la familia.

En contra de la posible inconstitucionalidad de la omisión relativa que ha sido verificada y


de la exclusión que ella comporta respecto del compañero o compañera permanente en lo
que hace a la vocación hereditaria, se suelen poner de manifiesto las diferencias
existentes entre la familia originada en el vínculo matrimonial y la que surge de la
convivencia en unión marital de hecho, a fin de destacar que esas diferencias justifican un
trato distinto.

No obstante lo anterior, tanto el matrimonio como la unión libre dan origen a la familia y,
con independencia de la respectiva forma de constitución, así como existen aspectos que
implican diferenciación, los hay también que comportan similitud, por lo cual la sola
consideración de las diferencias no puede dar lugar a aceptar, prima facie, que todo trato
diverso deba ser aceptado, debiéndose, entonces, analizar si en relación con una
concreta materia cabe la asimilación o se justifica el tratamiento dispar otorgado por el
legislador.

Así pues, aunque la Corte ha reiterado que el vínculo originado en el matrimonio y el que
surge de la unión marital de hecho no son iguales, también ha reconocido que no existe
razón constitucionalmente atendible que impida extender a los compañeros permanentes
determinados derechos o ciertas garantías u obligaciones previamente reconocidas por el
legislador a la pareja unida mediante el vínculo matrimonial.

Puesto que no todas las situaciones ameritan la igualdad de trato, la Corte ha precisado
que cuando se pretenda la igualdad entre el tratamiento dispensado a los cónyuges y el
que debería conferírsele a los compañeros permanentes, es indispensable demostrar que
las situaciones son equiparables y que la diferencia implica discriminación en el derecho,
garantía u obligación que se radique en cabeza de los cónyuges y del cual se encuentren
excluidos quienes conviven en unión de hecho.

Así, en el ámbito patrimonial, la Corte estimó que los derechos de esta índole deben ser
reconocidos a los compañeros permanentes, quienes requieren una protección similar a la
que, en el caso de los cónyuges, brinda la sociedad conyugal y, a propósito de la porción
conyugal, la Corporación consideró que, si se entiende como una forma de compensar y
equilibrar las cargas propias de compartir una vida en común, no hay motivo válido para
estimar que solo se predica de los cónyuges, mas no de los compañeros permanentes,
pues estos, al igual que aquellos, actúan con la convicción y en la libertad de compartir un
proyecto de vida, prodigándose solidaridad, cuidado y apoyo mutuo.

En este orden de ideas, resta decidir si los artículos 1040, 1046 y 1047 del Código Civil
que únicamente reconocen al cónyuge sobreviviente la vocación hereditaria de la que, en
cambio, privan al compañero o compañera supérstite del causante incurren en
inconstitucionalidad a causa de esta exclusión derivada de una regulación cuya
insuficiencia, según lo visto, se ha tornado patente a partir de la entrada en vigencia de la
Constitución de 1991.

La organización de la vocación sucesoral obedece, entonces, a un claro criterio familiar y,


siendo de esta manera, el reconocimiento al cónyuge de la vocación hereditaria no agota
la protección constitucionalmente ordenada a favor de la familia y de sus miembros, pues
si bien es cierto que la familia conformada por la pareja que ha celebrado el contrato de
matrimonio debe ser protegida, también lo es que la Carta no limita a ella el mandato de
protección, sino que comprende en él a otros tipos de familia.

Así entonces, al reconocer el derecho a suceder, en los respectivos órdenes, solo a quien
en vida haya estado unido con el causante en virtud del vínculo matrimonial se priva de
esa concreta medida, de innegable base familiar, a la unión marital que, según se ha
visto, comparte con el matrimonio el efecto de dar lugar a una familia y, desde luego, al
compañero o compañera permanente que en vida del fallecido conformó con él una
familia de hecho.

El silencio del legislador deviene, entonces, en una omisión relativa


inconstitucional y su contrariedad con la Carta sobreviene en razón de la
ampliación del ámbito de protección de la familia en la Constitución de 1991,
ampliación que torna insuficiente la previsión de la vocación hereditaria únicamente
como derecho del cónyuge que sobrevive al causante con quien celebró el contrato
de matrimonio.
El déficit de protección que así se evidencia carece de justificación objetiva y razonable,
ya que, conforme se ha expuesto, la pauta organizativa de los distintos órdenes
hereditarios y de la vocación sucesoral no es el contrato de matrimonio, sino la familia,
concepto en el cual se encuentra comprendida la que surge de la unión marital de hecho,
luego la protección que constitucionalmente se ordena ha de cobijar a sus miembros de
cuyas relaciones también cabe predicar, en términos de la Carta, que se basan en la
igualdad de derechos y deberes de la pareja y en el respeto recíproco entre todos sus
integrantes.

Si como lo ha sostenido la Corte Constitucional el amor, el respeto, la comprensión y la


solidaridad que unen a los cónyuges y a los compañeros permanentes son, en muchos
casos, más fuertes y sólidos que los existentes entre consanguíneos, es más razonable
que, para efectos sucesorales, sean equiparados los compañeros a los cónyuges que
permitir que, por excluir al compañero permanente, los tíos o los sobrinos del causante
recojan una herencia, pese a la alta probabilidad de que su vínculo con el causante no
sea tan intenso como el que, en condiciones normales, se establece con la persona con
quien se comparte un proyecto de vida.

El compartir un proyecto de vida suele implicar, además, la contribución del compañero


permanente en el mantenimiento y hasta en el acrecentamiento del patrimonio personal
del miembro de la pareja, razón de más que justifica que en materia sucesoral la
protección de la familia comprenda al compañero o compañera permanente del causante,
de la misma manera como comprende al cónyuge supérstite.

6. La vocación hereditaria del compañero o compañera permanente en uniones de


hecho conformadas por personas del mismo sexo

La Corte ha destacado en su jurisprudencia una consideración a la persona del


homosexual, como parte de un grupo situado en condición minoritaria y sometido a
prejuicios, en la medida en que, su unión de hecho corresponde a una opción válida que
comporta “una relación íntima y particular entre dos personas, fundada en el afecto, de
carácter exclusivo y singular y con clara vocación de permanencia”.

En ejercicio de sus competencias, la Corporación le ha brindado protección a las parejas


del mismo sexo y primordialmente lo ha hecho con base en los derechos, garantías u
obligaciones que previamente ha reconocido a las parejas de heterosexuales que
conviven en unión de hecho.

Así las cosas y habida cuenta de que el matrimonio no es la razón sobre la que descansa
la vocación hereditaria, resulta indispensable determinar si la unión de hecho entre
personas del mismo sexo constituye una familia y si, como tal, es merecedora de la
protección que la Constitución ordena a favor de la familia y de sus miembros
individualmente considerados.

Al respecto procede recordar que ya la Corte señaló que los miembros de la pareja
homosexual que conviven en forma permanente forman una familia, porque el elemento
que confiere identidad a la familia no es la heterosexualidad o la consanguinidad, sino el
afecto que da lugar a su existencia, fundada “en el amor, el respeto y la solidaridad” y en
la conformación de una “unidad de vida o de destino que liga íntegramente a sus
miembros e integrantes más próximos”.

No hay, entonces, motivo constitucionalmente atendible que justifique negar al compañero


o compañera del mismo sexo que sobrevive al causante el derecho a recoger la herencia
de la persona con quien conformó una familia, menos aún si, con el propósito protector
que inspira la regulación superior de la familia, ese derecho ya ha sido reconocido al
compañero o compañera permanente que sobrevive tratándose de la unión de hecho
integrada por heterosexuales, también reconocida como familia y, por este aspecto,
equiparable a la unión de hecho entre personas del mismo sexo.

7. El artículo 1233 del Código Civil y el compañero o compañera supérstite en


uniones de hecho conformadas por personas de distinto sexo o por personas del
mismo sexo

En cuanto al artículo 1233 del Código Civil, de acuerdo con cuyas voces, el cónyuge
sobreviviente que al tiempo de fallecer el otro cónyuge no tuvo derecho a porción
conyugal no lo adquirirá después por el hecho de caer en pobreza, el demandante estima
que también es insuficiente la alusión al cónyuge, por lo cual debería conferírsele un
sentido amplio que comprendiera, de una parte, al compañero o compañera permanente
que sobreviva a su pareja heterosexual con quien conformó una unión de hecho y, de la
otra, al compañero o compañera del mismo sexo que en vida del causante haya integrado
con él una unión de hecho.
De la porción conyugal ya se ha ocupado la Corte en la Sentencia C-283 de 2011 y, tras
entenderla como una figura de índole compensatoria que afecta el patrimonio del
causante mediante una asignación forzosa que le permita al supérstite contar con un
patrimonio adecuado, teniendo como referente el patrimonio del fallecido, la
Corporación juzgó que no existe razón válida para sostener que esa protección, de
carácter patrimonial, no pueda ser reconocida al compañero o compañera que sobreviva a
su pareja del otro sexo, con quien en vida integró una unión marital de hecho y de idéntica
manera, decidió que el miembro supérstite de la pareja del mismo sexo tiene derecho a
que se le llame como titular de la porción conyugal dentro de la sucesión de su
compañero o compañera.

Tratándose de las parejas conformadas por personas de distinto sexo la Corte indicó que
no existe sustento constitucional para considerar que a la porción conyugal solo tiene
derecho quien haya sido compañero o compañera del causante y, en el caso de las
parejas del mismo sexo, puntualizó que la posibilidad de obtener esa porción no puede
estar condicionada por la orientación sexual de quienes deciden vivir en pareja, en la
medida en que la finalidad de esta figura consiste en equilibrar las cargas propias de la
decisión de compartir una vida en común.

VII. DECISION

En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional, administrando justicia


en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,

RESUELVE:

Primero.- Declarar EXEQUIBLE, por los cargos analizados en esta sentencia, la


expresión “cónyuge”, contenida en los artículos 1040, 1046 y 1047 del Código Civil,
siempre y cuando se entienda que ella comprende al compañero o compañera
permanente de distinto sexo o del mismo sexo que conformó con el causante, a quien
sobrevive, una unión de hecho.

Segundo.- Declarar EXEQUIBLE, por los cargos analizados en esta sentencia, la


expresión “cónyuge”, contenida en el artículo 1233 del Código Civil, siempre y cuando se
entienda que ella comprende al compañero o compañera permanente de distinto sexo o
del mismo sexo que conformó con el causante, a quien sobrevive, una unión de hecho.

GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO


Presidente
Con aclaración de voto

MARIA VICTORIA CALLE CORREA


Magistrada

MAURICIO GONZALEZ CUERVO


Magistrado

JUAN CARLOS HENAO PEREZ


Magistrado
JORGE IVAN PALACIO PALACIO
Magistrado

NILSON PINILLA PINILLA


Magistrado
Con salvamento de voto

JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB


Magistrado
Con aclaración de voto

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO


Magistrado

LUIS ERNESTO VARGAS SILVA


Magistrado

MARTHA VICTORIA SACHICA DE MONCALEANO


Secretaria General

ACLARACIÓN DE VOTO DEL MAGISTRADO


GABRIEL EDUARDO MENDOZA MARTELO
A LA SENTENCIA C-238/12

Estimo necesario aclarar mi voto, habida cuenta que en un pronunciamiento anterior, es


decir en la sentencia C-283 de 2011, a través de la cual, la Corte se refirió reconocimiento
de la porción conyugal al compañero o compañera permanente que sobreviva a la pareja
de otro o del mismo sexo, me aparté de lo decidido en dicho fallo, pues consideré que en
esa ocasión, el demandante no realizó una integración normativa que incluyera todas las
normas que regulan el régimen sucesoral, por el contrario, se limitó a formular cargos en
relación con normas que solo son parte aislada de la amplia regulación existente, en
desconocimiento de los precedentes de la corporación sobre la integración normativa,
motivo por el cual estimé que la decisión ha debido ser inhibitoria.

ACLARACIÓN DE VOTO DEL MAGISTRADO


JORGE IGNACIO PRETELT CHALJUB
A LA SENTENCIA C-238/12

Motivo de la Aclaración:
No se deriva de una omisión relativa por parte del legislador, toda vez que, como lo
expresé en la sentencia C-238 de 2011, se presenta una inconstitucionalidad
sobreviviente en relación con lo normado en los artículos 5, 13 y 42 de la Carta, que
obliga a esta Corporación a un pronunciamiento que elimine dicho tratamiento
discriminatorio. Complementando lo anterior, considero pertinente traer a colación varios
aspectos relativos a la extensión derechos patrimoniales para los compañeros
permanentes que no fueron tenidos en cuenta dentro de la ponencia.

Para sustentar que no se trata de una omisión relativa legislativa, en lo concerniente a la


expresión "cónyuge ", en la sentencia C-238 de 2011, se estableció que para la época en
la cual fueron dictadas las disposiciones del Código Civil en la materia, el Estado y más
específicamente el legislador, no tenía consagrado en su cabeza el deber de desarrollar el
artículo 13 Superior, sumado al hecho de que al Congreso de la República no le era
obligatorio regular la situación de los compañeros permanentes, ya que no eran sujetos
de protección, como sí lo eran los cónyuges.

Consecuencialmente, se reconoció que el contexto social y cultural, para la época en la


cual fueron dictadas las normas que regulan el tema de la porción conyugal, hasta cierto
punto legitimaban que todas las personas que no sellaran sus proyectos de vida mediante
el contrato matrimonial, no debían ser equiparadas con aquellas que sí tomaran dicha
decisión. Sin embargo, para esta Corporación, tal como se expresó en la sentencia objeto
de aclaración, actualmente dicho panorama ha cambiado drásticamente por la adopción
de la Constitución de 1991 y la notoria prevalencia de la dignidad humana, propia de
todos los ciudadanos frente a la voluntad del legislador.

De esta forma se deja en claro que, si bien la decisión de declarar las normas
demandadas exequibles condicionalmente fue totalmente acertada, la determinación
adoptada por la Sala con respecto a la supuesta omisión relativa por el legislador, no fue
la mejor calificación jurídica que se pudo dar a la situación, toda vez que, en últimas, se
trasgredió el precedente constitucional al respecto, consagrado en la sentencia C-238 de
2011.

Siguiendo la misma línea argumentativa, se hace necesario reiterar que la decisión de


reconocer o no los derechos que se radican en cabeza de las parejas que ostentan la
condición de cónyuges en el sentido más literal de la palabra, sean estas de igual o
diferente sexo, radica en cabeza del legislador y por ende, no debería ser labor del juez
constitucional, ya que es el Congreso de la República donde realmente se puede hablar
de representación democrática, por cuanto es este el escenario donde se sientan a
debatir los diferentes representantes de los diversos grupos sociales que conforman
nuestra sociedad, que adicionalmente han sido elegidos por la ciudadanía en general,
para que amplia y prolijamente debatan temas de tal relevancia como el de los derechos
de las parejas del mismo sexo.

También podría gustarte