Pasado, Presente y Futuro de La Educación en México

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El presente trabajo hace referencia a una síntesis de la filosofía de la educación en

México, intentado responder a dos interrogantes de esta: ¿Cómo es el presente de la


educación en México? ¿Cómo será la educación en el futuro de México?

Pasado, presente y futuro de la Educación en México

México tiene 119,938,473112 habitantes (INEGI, 2015), ocupa aproximadamente el


onceavo lugar entre los países más poblados del mundo, en un país donde casi la mitad
de la población, 52 millones según el CONEVAL, vive en condiciones de pobreza, la
educación pública es la única vía para que muchos jóvenes tengan acceso al
conocimiento y a la superación como personas y como ciudadanos. Por eso nos urge
diseñar y poner en práctica una política de Estado en materia de educación superior,
ciencia y cultura.

México ha contado con educadores que destacaron por su visión y porque lograron
traducirla en proyectos, en derechos, en programas y en resultados evaluables (Navarro,
2012), Benito Juárez, Justo Sierra, José Vasconcelos, entre muchos otros hombres que
se caracterizaron tanto por sus logros, como por su conocimiento y sabiduría desde
las aulas y desde diversas trincheras, fueron conformando un proyecto educativo
nacional con una identidad propia que dio cohesión a nuestra sociedad. Este proyecto
educativo se ha venido diluyendo en las últimas décadas sin que se logre sustituir por
uno nuevo acorde a las características de la desigual sociedad mexicana, ni de la
necesidad de dar mayor competitividad al país.

Tenemos necesidad de replantear y dar consistencia a los principios filosóficos, sociales,


éticos y pedagógicos del proyecto educativo mexicano del siglo XXI y dar cumplimiento a
la norma constitucional, que sitúa a la educación como un derecho social fundamental.

El sistema educativo mexicano es sumamente complejo, se trata de un amplio conjunto


de instituciones y subsistemas que se han ido creando y modificando a lo largo del tiempo
con la finalidad de responder a un entorno social cambiante y que, de la mano de políticas
públicas, han desarrollado poco a poco el contenido de diversos proyectos educativos.
Es en los últimos años de los 90 cuando, obligada a responder a la vorágine de la
revolución tecnológica y los cambios producto de la globalización, la educación sufre una
profunda transformación de fondo.

En el caso particular de México, el lento abandono de las condiciones de inestabilidad


política dio paso a una política de desarrollo que situaba a la educación como un derecho
social fundamental, capaz de marcar la diferencia en el desarrollo y acceso a
capacidades de los individuos.

Tras diversos periodos históricos y distintos enfoques de atención, el sistema educativo


enfrenta el reto de convertirse en uno competitivo, capaz de dotar a las y los estudiantes
de las herramientas necesarias para acceder a mejores condiciones de vida y resultar
más provechosos para sus comunidades. Factores como la igualdad de oportunidades,
la inclusión y la calidad educativa son hoy los grandes temas de la educación mexicana
que a pesar de todo se constituye como punta de lanza en su región.

Hoy día los retos son enormes: incrementar sustancialmente la educación preescolar,
acrecentar el logro de una secundaria completa para todos, hacer realidad la educación
media superior obligatoria y mejorar la cobertura, la equidad, la calidad y la pertinencia
de todos los tipos educativos incluyendo, de manera significativa, la educación superior
y la correspondiente a la población en rezago educativo (Navarro, 2012).

Partimos de la idea de que los mexicanos deseamos vivir en un país más desarrollado
y menos injusto, que haya solucionado los niveles de pobreza y desempleo que nos
aquejan, mejor ubicado en el contexto internacional y con un rumbo que nos lleve a
instaurar una sociedad del conocimiento. Lograr tales propósitos requiere concebir la
educación, la ciencia, la tecnología y la cultura como los pilares de la transformación de
la sociedad (Navarro, 2012).
La tarea es compleja porque sólo se puede realizar cabalmente a lo largo de varias
generaciones, aunque con la nuestra hay que empezar. Es muy laboriosa porque las
tendencias nacionales y globales sugieren escenarios difíciles de enfrentar para una
auténtica renovación económica, política, social y educativa.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)


la desigualdad y la pobreza en México es 1.5 veces superior a la de un país promedio de
esa organización y dos veces mayor a la de naciones con baja desigualdad como
Dinamarca (OCDE, 2008).

Los indicadores educativos mencionados se disparan si comparamos, por ejemplo,


el Distrito Federal o Nuevo León con Guerrero, Oaxaca o Chiapas, o si revisamos rangos
de edad y sexo, o si nos detenemos en la situación de la población indígena, o en las
condiciones de infraestructura, equipamiento y personal docente de las escuelas
urbanas o las multigrado (PNUD, 2009).

En las últimas décadas, el federalismo como forma de organización política ha adquirido


un fuerte impulso en el ámbito internacional, pues se concibe como alternativa a los
regímenes centralistas y autoritarios. No aboga sólo por la mayor soberanía y la
autonomía de las partes en el federalismo clásico, sino como un movimiento
descentralizador y democratizador en el que adquieren un peso relevante ideas como
interdependencia, cooperación, transferencia y relaciones horizontales de colaboración.
Bajo este marco, el nuevo federalismo se finca en procesos sustentados en la
descentralización de programas, reducción del papel regulatorio del gobierno central y la
disminución de la burocracia federal (Ornelas, 2003).

Conclusiones

Se vislumbra un sinfín de posibilidades para la educación en México, como un lienzo en


blanco para un pintor, para tantos educadores que tienen ideas innovadoras, didácticas
y de verdadera enseñanza; sin embargo, las políticas y leyes de la educación es aún tan
deficiente que no se puede hacer mucho o por mucho tiempo algo.

No se trata de mencionar solo lo malo, pero es lamentable que se intenten tomar modelos
educativos de otros países o seguir pautas de organismos internacionales; que está bien
que se intente seleccionar solo aquello que realmente sirva, pero es lamentable que se
le intente poner una camisa talla L a una persona que es S.

Seria utópico que todo lo que se intente implantar en el Modelo Educativo Mexicano
resulte de la mejor manera, no sin antes observar que la educación de Chiapas no es la
misma que en Baja California.

Se necesita comenzar por el inicio, suena repetitivo, pero realmente se necesita revisar
a profundidad lo que se ha hecho con la educación en México; es decepcionante que la
política y la economía del país sean las que lleven el causar de lo que se enseña en las
aulas, en las mentes del futuro.

Cabe destacar que las corrientes, modelos, enfoques, métodos y todo lo que se intenta
implementar en la educación en México es hermoso e increíble, pero hace falta algo más
y, no solo “bajar” el nuevo modelo o plan a los docentes a través de supuestas
capacitaciones o talleres y que ellos se las arreglen en los salones de clase.

Desde las instituciones dedicadas a crear profesionistas de la educación se tiene que


iniciar, ahí donde se crean a los futuros docentes, profesores, maestros que enseñarán
al prójimo, ahí donde se capacita a los guías e intermediarios del conocimiento, creo que
ahí es donde todo debe de dar inicio.

Se es consciente que la educación comienza en el hogar, en la familia es donde se


aprenden necesidades indispensables para vivir; sin embargo, como dice la frase de
Genoveva Hi González: “Mi escuela es mi segunda casa, pero mi casa es mi primera
escuela”, tomando de pauta la primera oración si la escuela es la segunda casa, por
ende, los que custodian la segunda casa deben de ser profesionistas capacitados,
consientes y responsables del papel que juegan.

Retomando y respondiendo la pregunta final: ¿Cómo será la educación en el futuro de


México? Considero que aún faltan muchos años (espero no décadas) para que vean con
ojos de atracción la Educación en México, con esos ojos como se ve hoy en día la
educación en Finlandia, Japón, Singapur o Canadá, que llevan los primeros rankings en
desempeño estudiantil.

Pero todo tiene un trasfondo; México tiene tanta riqueza en tantas formas diversas, que
si la educación se dirigiera a esos ámbitos todo sería diferente; claro que se intenta
implementar por medio de alguno de tantos modelos que se han llevado a cabo, pero
lamentablemente como se menciona anteriormente la política no permite dar un
seguimiento a estos modelos.

Solo espero que la educación de México en un futuro no decepcione, ya que en los


últimos años no se ha venido promoviendo de la mejor manera; intento creer que hay un
gran porcentaje de profesionales de la educación que realmente desean y están
decididos a realizar un cambio, un cambio para bien de todos.

Referencias
 Aguirre, M. (2014). Educación en México. México: Centro de Estudios Sociales y de
Opinión Publica. Recuperado de:
http://www5.diputados.gob.mx/index.php/esl/content/download/9422/48009/file/Carp
eta-24-Educacion-en-Mexico.pdf
 CONEVAL (2019). Pobreza 2018. Recuperado de:
https://www.coneval.org.mx/Medicion/MP/Paginas/Pobreza-2018.aspx
 INEE (2012). Panorama educativo de México 2011. Educación básica y media
superior, INEE, México.
 Narro, J., Martuscelli, J. y Barzana, E. (2012). Plan de diez años para desarrollar el
Sistema Educativo Nacional. México: Dirección General de Publicaciones y Fomento
Editorial, UNAM. Recuperado de:
http://www.planeducativonacional.unam.mx/index.html
 OCDE (1997). Exámenes de las políticas nacionales de educación. México
educación superior, OCDE, París.
 Ornelas, C. (2003). “Las bases del federalismo y la descentralización en
educación”, Revista Electrónica de Investigación Educativa, vol. 5, núm. 1.
 PNUD (2009), Informe sobre desarrollo humano 2007-2008.

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