Cívica, Octavo, Mier.
Cívica, Octavo, Mier.
Cívica, Octavo, Mier.
Afirmar que alguien no es capaz de lograr ciertos proyectos por el simple hecho
biológico de su sexo, es desmerecer todas las capacidades humanas que puede
llegar a desarrollar. Cuando sometemos a un niño que le gusta jugar muñecas, a
usar carros y bolas, le estamos quitando la posibilidad de desarrollar su
paternidad, e incluso ser sentimental, una de las características más
extraordinarias que tenemos como seres humanos. En el momento que no le
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permitimos a una niña jugar fútbol o realizar cualquier deporte, le estamos
prohibiendo desarrollar todas sus habilidades físicas.
Pensemos por un momento cómo sería la sociedad sin los estereotipos sexuales
Así, uno de los aspectos de la vida humana donde la intolerancia resulta más
perniciosa es, precisamente, el de la sexualidad, pues allí se manifiesta como la
guerra del ser humano contra sí mismo, del varón contra la mujer y de la mujer
contra el varón. Nacemos en una sociedad que prescribe las conductas y los
comportamientos que considera idóneos para cada sexo. La familia, la televisión e
inclusive la escuela, enseñan a los individuos a comportarse de una forma que
consideran típica de cada sexo, y ello induce a que cada persona asuma un papel
sexual: un estereotipo masculino o femenino.
Estos estereotipos son adoptados por niños y niñas, pues están ahí como las
expectativas familiares y sociales a las que deberán ajustarse si quieren ser
aceptados: es lo que se espera de ellos y de ellas. En todas las sociedades han
regido ciertos estereotipos dominantes y, a pesar de que varían de lugar en lugar y
de tiempo en tiempo, todos se caracterizan por presentarse como la norma
promulgada, como lo que debe de ser sin que se consideren las tendencias
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particulares de cada individuo: "Los niños no lloran" o "Tú eres niña: no puedes
hacer eso" son fórmulas conocidas en las que se resumen los estereotipos
dominantes que nuestra sociedad prescribe para cada sexo desde la infancia.
A partir de concepciones de este tipo se establece un trato diferente para cada
sexo: en nuestra sociedad, de manera muy extendida, a las niñas se les enseña a
ser hacendosas y se les prepara para la crianza y el hogar; la maternidad se les
ofrece como su realización absoluta en la vida y, por el otro lado, a un gran
número de niños se les induce a considerarse fuertes, decididos para que lleguen
a ser los proveedores económicos, los jefes de sus futuras familias. Estos
estereotipos son la base de muchos desajustes de la sociedad, pues condicionan
las oportunidades, los deberes y los derechos no a partir de la capacidad real de
cada individuo, ni a partir de lo que cada quien elige para su vida.
El sexismo
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Sexismo contra las mujeres
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Sexismo contra los hombres
Este concepto nos lleva a pensar, además, en el respeto hacia las diferencias.
Como seres humanos que somos, existen un sinnúmero de cualidades que hace
diferente a cada persona, y aunque muchas veces no estemos de acuerdo con lo
que alguien puede hacer, al menos, debemos respetar su espacio. Claro está que
si estamos ante un anti valor como un caso de corrupción, pues no vamos a
tolerarlo y se tiene que denunciar.
La diversidad lo que exige es que antes de juzgar a una persona nos demos la
oportunidad de conocerla, sin menospreciarle por su nacionalidad, género, etnia,
acento, etc.
Es importante que los seres humanos logremos analizar los estereotipos que nos
imponen en la actualidad para no repetirlos. La libertad no consiste únicamente
en ejercer el sufragio, o trasladarnos de un lugar a otro, estudiar o expresarnos.
La libertad es actuar más allá de los estereotipos, que los hombres puedan
expresar sus sentimientos y las mujeres su intelectualidad, sin temor a ser
juzgados por gente, muchas veces llena de miedos interiores y dispuestas a
burlarse de aquellos que rompen la norma del estereotipo.
Existen hombres y mujeres que no han aprendido a tolerar las diferencias, esas
formas de ser afectan nuestras vidas, en el sentido de que a través de burlas y
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bromas descalifican a otros que se salen de la ―norma‖, pretendiendo denigrar a
uno u otro sexo si no siguen las reglas culturales de la sociedad. Por ejemplo, una
mujer que decidió no casarse es una ―solterona amargada‖ y a través de ―chismes‖
o comentarios la descalifican. Un hombre que llora o es vanidoso ―podría ser
homosexual y se le hace a un lado.
7. Ciudadanía y sexismo.
En esta realidad es difícil que tanto mujeres como hombres logren vivir su
ciudadanía de forma plena, sin que medien los estereotipos sexuales o las
relaciones de poder.
En este sentido, es importante reflexionar que una persona vale por las
habilidades y capacidades que tiene, no es justo juzgarla solo por su género o
elección sexual.
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