Cuento Las Vocales

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“LAS VOCALES NOS INVITAN A…”

Las vocales se reunieron un día en su bosque para saber cuál era la más
importante de todas. Así que se citaron a las “a”, “e”, “i”, “o” y las “u” que como
siempre fueron las últimas de las vocales escritas y habladas en llegar.

Todas las vocales llegaron, y al ver la “a” tan segura de ganar, decidieron las
demás hacerle una trampa.
Llegó el día de escoger la vocal ganadora y la “e”, “i”, “o” y la “u” se pusieron de
acuerdo para escoger a la “u”.

Así, por más que la “a” se esforzó en demostrar su importancia desde las primeras
palabras de los niños –mamá, papá- le tocó ver, entre sollozos y llantos, como las
otras vocales celebraban el triunfo de la “u” y decidieron irse de casa internándose
en el bosque durante la noche.

Las demás vocales no se dieron cuenta que la “a” se había marchado.

Mientras tanto, los niños de los países lejanos y cercanos no encontraban una
sola “a” ni en sus cuadernos ni en sus palabras.

La “e”, la “i”, la “o” y la “u”, vieron a los niños llorar y se conmovieron, así que se
reunieron nuevamente. Decidieron buscar a la “a” en todas las partes del mundo.

Salieron todas con afán de la casa del bosque donde vivían y decidieron que lo

más importante era hallar a la “a” pronto y se repartieron su búsqueda

La “e” viajó por los mares a bordo de un barco pesquero, que tenía grandes velas
y por capitán a un camarón marinero.
Arreciaron fuertes vientos, y el mar enfurecido se meció sin cesar.

La “e” muy asustada no paraba de llorar, el camarón le dijo a ella que se pusieran
a rezar; que Dios los podría auxiliar, así que muy juiciosas empezaron a orar.

Pronto las aguas dejaron de bailar, pero la “e” se dio cuenta, que ni por encima, ni
debajo se encontraba la “a”.

Por su parte la “i”, mientras la “e” casi se ahogaba en medio del mar, buscaba bajo
su puntito tras cada duna de un desierto y otro.

Viajó al Sahara en Egipto, a la Tatacoa en Colombia y así recorrió por todo el


mundo en cada desierto que en el mapa encontró.
El terrible sol abrazaba con fuerza a su fina garganta y le parecía que de sed la iba
ahorcar. Gritaba y gritaba y nadie la podía escuchar. Pocas personas pasaban por
allá y el agua y la comida empezaba a escasear.

Encontró en uno y otro desierto pequeños paraísos de agua. Unos eran cierto, y
su vida podía refrescar, ganando la batalla al sol que como a un pollo la quería
asar.

Otros espacios de agua vistos, no eran real, reflejos se llamaban o espejismos


para ser fiel a la verdad. Eran producto de su imaginación y del deseo de agua
tomar.

Uno que otro camello y mercaderes en África pudo hallar, las bellas estrellas en
Colombia pudo observar, pero de la “a”, nada pudo encontrar.

La “o” no corrió mejor suerte en la “a” buscar. Se decidió por el espacio, y a tan
lejos llegó a parar.

Subió en un cohete hecho de metal. Cinco, cuatro, tres, dos, uno, cerooooo fue lo
último que en la tierra pudo escuchar, pues, como un bólido de Montoya empezó
pronto a viajar.

Llegó sola a la luna, y a nadie, nada pudo preguntar. Pasó a Marte, y los
marcianos no se dejaron ni mirar. Saltó al gran Júpiter que por ser tan grande, se
demoró en esculcar. Luego a Saturno, que con sus anillos la recibió sin nada al fin
encontrar. Pasó a Urano, luego a Neptuno, y muy solo a Plutón, pudo divisar.

Al sol no pudo ir, porque sentía que su calor la iba a quemar ni al pequeño
Mercurio que muy cerca del sol está, puesto que en él su calor era al sol igual.
Llegó a la dulce Venus, pero sola la pudo hallar, y así muy triste a la tierra, tuvo
que regresar.

Sin otro lugar para buscar a un río la “u” se lanzó a nadar. Pero que terrible
infortunio, que a una cueva la corriente la arrastró y por aguas subterráneas a la
“a” buscó.

Dentro, muy dentro de la tierra, otra vida la “u” encontró. Animales y cuevas con
agua, piedra y hasta lava la “u” con fuerza superó.

Gritaba incansable Llamando a su amiga la “a”. Y muy triste se sentía, por haberse
permitido participar en una trampa muy fea que nunca se debió fraguar.

Temió que entre la lava la “A” se vino a quemar, pero Dios en ese momento le hizo
recordar el inmenso amor que la “a” a la vida le sabía profesar. Que no se
preocupara y que como “a” debía pensar, si en verdad la quería hallar.
Tristes y desconsoladas La “e”, la “i” y la “o” se encontraron nuevamente en su
hogar, pero con cara de contenta la “u” frente a ellas se llegó a parar.

Todas estaban ofendidas y empezaron a pelear; una culpaba a la otra por el plan
que a esa tristeza las hizo llegar. Creían que la “u” se alegraba porque siempre
habría de ganar.

Con gran sorpresa vieron a un pequeño niño llegar, que entre lágrimas y llantos a
la “a” llegó a su casa buscar.

Ellas contaron sus travesías al pequeño que encontró en el espeso bosque el


hogar de las envidiosas vocales que tanto lo hicieron llorar.

La “u” les contó a todos lo que en su corazón Dios le permitió aclarar. Y así, sin
más ni más, David, el niño, la habitación buscó sin preguntar, y con escoba en
mano debajo de la cama empezó a hurgar.

Una a una salieron las A de su lugar, que como escondite había servido desde
que de la fiesta se decidieron fugar.

Contaron de su tristeza y no pararon de llorar, y a todos les quisieron explicar que


al intentar huir de casa, solas, indefensas y tristes se sintieron y decidieron
regresar, y que se escondieron bajo la cama porque pensaron que sus amigas, las
otras vocales, no las querían más.

Con inteligencia David el conflicto empezó a solucionar; y les aclaró que no tenían
que concursar. Todas eran importantes, eso estaba entendido ya; pero que con
todos los niños y las niñas del mundo se debían disculpar.

En un rincón de un salón de clases, las “A” mayúsculas y minúsculas, se


empezaron a agrupar, con ellas las demás vocales para con los niños y niñas
conversar.

Ellos no sabían si las debían abrazar, y demostrarles su alegría de poder con


todas ellas contar; O si en cambio, ponerse a llorar, para así por su ausencia
poderles reclamar. Entre todos decidieron con ese problema terminar, perdonarse
unos a otros para poderse respetar y como un equipo empezar a trabajar. A Dios
le dieron gracias, por un bonito final que a través de David a esta historia Dios le
quiso dar, y prometieron sin disculpa empezar a sí mismos y a los otros valorar.

ACTIVIDAD
1. Describa los diferentes espacios recorridos por las vocales.
2. ¿Qué actitudes descritas en esta historia has demostrado con quienes te
rodean?
3. ¿Por qué crees que de todos los lugares del mundo la “A” escogió debajo
de la cama para esconderse?
4. ¿Cómo crees que David supo cuál era el escondite de las “a”
5. ¿Qué piensas de la trampa que las vocales usaron para que la “a” perdiera
el concurso?
6. ¿Por qué las vocales se dividieron la búsqueda de la “a”? ¿Crees que fue
una buena decisión? ¿Por qué?
7. ¿Cuál fue el lugar más divertido de donde estuvieron las vocales? ¿Por
qué?
8. ¿Cómo crees que Dios participó en la búsqueda de las “a”
9. ¿Qué mensaje te deja la lectura de esta historia?
10. ¿Crees que el trabajo en equipo puede ser importante para el desarrollo de
las labores diarias?
11. Según David, todas las vocales son importantes. ¿Qué Piensas de ello?
12. ¿Qué ha sido lo más triste que hayas vivido?
13. Cuando estás triste o solo, ¿buscas a Dios para animarte?

PIENSA QUE TU ERES LA PERSONA MÁS VALIOSA PARA TI MISMO, ERES


IMPORTANTE PARA LOS QUE TE AMAN Y ERES ÚNICO PARA DIOS.

VIVE PARA SER FELIZ HACIENDO FELIZ A QUIENES TE RODEAN.

Karoll L.

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