Ensayo 2 - Dios en La Persona Del Hijo

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Dios en la persona del Hijo

Dios Hijo, es Dios hecho carne, el Verbo eterno que era Dios y estaba con Dios (Jn.
1:1-2). Creador de todas las cosas que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e
invisibles, tronos, dominios, principados y potestades, así como el que hace posible que
todo subsista (Col. 1:15-17). Su eternidad, es decir, su preexistencia previa a su encarnación
es un principio que puede ser sostenido en pruebas en dos líneas de revelación como lo
explica Chafer mediante “declaraciones directas e implicaciones de la escritura” 1.

Las declaraciones directas fueron hechas por Jesucristo en su ministerio y las


segundas registradas en las escrituras en pasajes como Jn. 1:1-2 y Miq. 5:2 respecto al
hecho de que “de Belén saldría el que será Señor en Israel y sus salidas son desde el
principio, desde los días de la eternidad”. También encontramos su revelación directa en Jn.
8:58 refiriéndose a el mismo como “Antes que Abraham fuese, yo soy”, con una gloria con el
padre como lo declara en Juan 13:3 “Padre, glorifícame tú para contigo, con aquella gloria
que tuve contigo antes que el mundo fuese” y más explícitamente en Col. 1:15-19 donde
Jesucristo es declarado como “antes de toda la creación, el Creador mismo, y la imagen
exacta del Dios invisible”2

Las implicaciones de su eternidad son también “constante y consistentemente”


implícitas en la eternidad de Jesús al adjudicársele las obras de la creación (Jn. 1:3; Co. 1:16;
He. 1:10), como el ángel de Jehová en el Antiguo Testamento en teofanías (Gn. 16:7; 18:1;
22:11-12, 48:15-16, 31:11-13; Exodo 3:2,14; Jos. 5:13-14; Jue. 13:19-22; Zac 14:1-4), con los
títulos que le son adjudicados como lo describe Chafer “Alfa y Omega, el Cristo, Admirable,
Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Dios con nosotros, gran Dios y Salvador” 3. En el nuevo
Testamento se confirma su preexistencia en el hecho de que Jesús tiene los atributos de la
Deidad: Vida (Jn. 1:4), Amor (1 Jn. 3:16), Santidad (He 7:26), Eternidad (Col 1:17, Heb. 1:11),
Ominpresencia (Mt 28:20), Omnisiciencia (1 Co 4:5; Col 2:3) y Omnipotencia (Mt 28:18; Ap.
1:8). Un último factor, es que el es adorado como Dios (Jn 20:28); Hch. 7:59-60; He. 1:6) 4

El siguiente aspecto de Dios en la persona de Hijo, es subrayado en su poder,


soberanía y propósito de entrar en el tiempo del hombre, manifestarse visible y
públicamente a la humanidad para convivir y revelar plena e indudablemente su intensión
de ser conocido por el hombre dejando así nula la posibilidad de ignorancia respecto a Dios
y su voluntad declarada para la humanidad.

Su divinidad y poder le permitieron tomar la forma de hombre, despojándose


voluntariamente de sí mismo, para tomar forma de siervo (Fil 2.7). La simultaneidad de su
encarnación es importantísima ya que como lo escribe Chafer “Si El no hubiera sido hombre,
no podría haber muerto; si Él no hubiera sido Dios, su muerte no hubiera tenido tan infinito
valor”5.

1
Lewis Sperry Chafer, Grandes Temas Bíblicos, 61
2
Ibid,61
3
Ibid, 62
4
Ibid, 63
5
Ibid, 64.
Entra a la tierra en el tiempo perfecto a través de la concepción del Espíritu Santo
mediante María para venir a cumplir el propósito de mostrarnos como es el Dios Padre (Mt
1:23, Jn 14:9), el camino que debemos seguir para ir hacia Él mediante su ejemplo, palabra y
vida (Jn 14:6-7). Como parte de su ministerio terrenal, cumplió en su persona con el acto
sacrificial necesario para la redención de pecados para la humanidad posible únicamente
mediante el derramamiento de su cuerpo completo, sangre y vida como el Cordero de Dios,
capaz de quitar el pecado del mundo(Jn 1:29).

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