El Pensamiento Filosofico y Religioso de Leopoldo Alas Clarin 0
El Pensamiento Filosofico y Religioso de Leopoldo Alas Clarin 0
El Pensamiento Filosofico y Religioso de Leopoldo Alas Clarin 0
EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO Y
RELIGIOSO DE LEOPOLDO ALAS, CLARÍN
(1875-1901)
EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO Y
RELIGIOSO DE LEOPOLDO ALAS, CLARÍN
(1875-1901)
Presentación de
LAUREANO BONET
GEA
OVIEDO
ASTURIAS-ESPAÑA
G R I T O EDITORIAL ASTURIANO
Dirección y Coordinación General:
José Manuel Gómez-Tabanera
N.I.F. "36"48-N
Apartado de Correos. 99
Oviedo. Asturias
ESPAÑA
PRESENTACIÓN 7
I INTRODUCCIÓN 15
La raíz de la cuestión 15
CONCLUSIONES 273
APÉNDICE 277
La Escuela de Estudios Superiores del Ateneo de Madrid
(1896-1908) 277
La colaboración de Leopoldo Alas con la Escuela de
Estudios Superiores 279
ÍNDICE 337
PRESENTACIÓN
textos librescos del autor, ya un tanto desgastados por el uso—, ignorando así el
material periodístico disperso por las hemerotecas. Por ello las ligaduras existentes
entre la presente obra y las dos antologías son abundantes y permiten —en pala-
bras del autor— «dos ritmos de lectura»: uno rápido, ceñido únicamente al texto
del libro, y otro, al contrario, más lento, más totalizador, que abarque también
ambas antologías, mediante un enriquecimiento mutuo entre la parte documental
y la parte teórica, remontando así los «múltiples hilos que posibilitan el contacto
entre el pensamiento filosófico y religioso (de Clarín) y el mundo político, social y
cultural que le rodea»\
La tesis que esgrime nuestro crítico determina el desarrollo fundamental-
mente sincrónico de este libro, mediante un montaje de textos extraídos de
muy diversas épocas en el trabajo literario de Alas, eludiendo así un escaloña-
miento cronológico de las citas. En efecto, Yvan Lissorgues rehuye el tradicio-
nal enfoque por desglosar el ideario clariniano en etapas sucesivas, a modo de
rebanadas ideológicas apenas fusionadas entre sí: esto es, la vieja tesis de
Pedro Sainz Rodríguez, empobrecida más tarde en manos de Marino Gómez
Santos con su empeño por enfrentar un Alas juvenil, revolucionario, contra
un presunto Alas maduro y ya más bonancible. El planteamiento del investi-
gador francés es, bien al contrario, más fluido y elude tales enfrentamientos
por considerarlos artificiales, capturando el pensamiento clariniano en su
espontáneo transcurrir, sin violentarlo con imposiciones doctrinarias. De este
modo, Yvan Lissorgues se decanta por el análisis de las diversas preocupacio-
nes filosóficas, éticas, religiosas, estéticas conviviendo a lo largo de la carrera
intelectual del autor ovetense, ya sean de índole racionalista o, por contra, ide-
alista. A lo sumo —y aquí hallamos una de las claves del libro— cabría hablar
de sucesivas intensidades en el esplritualismo clariniano. Así, apunta el pro-
fesor Lissorgues, la «vena espiritualista» —tan ostensible tras la publicación
de Su único hijo— estaría ya «latente» en el joven Alas de los años setenta4.
O dándole otra vuelta a la tuerca: en su momento, un testigo tan valioso como
Adolfo Posada ya demostró que con la madurez no disminuye en el escritor
asturiano el contraste entre una sutil religiosidad y un anticlericalismo siem-
pre alerta. Como matiza el mismo Yvan Lissorgues, «la crítica al catolicismo
español es (en Clarín) constante» y si en los últimos años de su vida «el tono
es en general menos violento, la crítica es (también) más profunda», siendo a
la par las preocupaciones espiritualistas «más vivas»'.
Al trasluz de esta última cita no resulta difícil vislumbrar en Alas una
lacerante tensión entre la inquietud espiritual, el afán de interiorización cris-
3. Op. cit. en nota 1, pág. 1.
4. Ibid., pág. 134.
5. Ibid., pág. 29.
Pwsentocion 9
LAUREANO BONET
Y. L.
ADVERTENCIA DEL AUTOR
Y. L.
* Clarín político l, Barcelona, Lumen, 1989. (Primera edición: Clarín político l: Leopoldo
Alas, Clarín, periodista, frente a la problemática política y social de ¡a España de su tiempo
(1875-1901). Estudio y antología. Toulouse, France. Librairie Recherche, 1980.)
** Clarín político 11, Barcelona, Lumen, 1989. (Primera edición: Clarín político 11: Leo-
poldo Alas, Clarín, periodista, frente a la problemática literaria y cultural de la España de su
tiempo (1875-1901). Estudios y artículos. Toulouse, France, Librairie Recherche, 1981.)
Á
INTRODUCCIÓN
La raíz de la cuestión
;
Vid. Bibliografía de Clarín político I, y sobre todo Clarín político II.
' Vid. la introducción de Carolyn Richmond a la edición de Austral, n.° 67 (Madrid,
Espasa-Calpe, 1979) y la importante recensión crítica de esta edición hecha por Laureano
Bonet (ínsula, n.° 406, septiembre de 1980).
' Vid. la reciente edición d e las cartas de Clarín a sus editores, Fernando Fe y
Manuel Fernández Lasante, realizada por Josette Blanquat y Jean-Francois Botrel (Leo-
poldo Alas Clarín y sus editores, Rennes, Universite de Haute-Bretagne, 1981).
I tí irán /,issorj>i4es
1
Entre estos pioneros citamos sobre todo a Jean-Francpis Botrel, Ramos Gascón,
Simone Saillard,... Vid. Bibliografía.
El (K'nsíimiento de Clarín 19
* * *
* Vid. Bibliografía.
" Francisco Pérez Gutiérrez, El problema religioso de la generación de Í868 (V'alera, Alar-
cón, Pereda, Pérez Galdós, «Clarín», Pardo Bazán...), Madrid, Taurus, 1975. La parte reser-
vada a Clarín ocupa las páginas 269 a 338.
?
Jean Bécarud, «La Regenta», de Clarín y la Restauración, Madrid, Cuadernos Taurus,
1964, p. 20-21.
JO Yran Lissorgiws
" Pedro Sainz Rodríguez, La obra de -Clarín», Discurso de apertura del Curso Académico
1921-22 en ¡a Unizvrsidad de Ck'iedo. Publicado en: Evolución de las ideas sobre la decadencia
española y otros estudios de crítica literaria, Madrid, Rialp, 1962, pp. 337-380.
'•* Juan Antonio Cabezas, «Clarín», el provinciano universal, Madrid, Espasa-Calpe,
Austral, n.° 1.313, 1962.
:
Adolfo Posada, Leopoldo Alas, Clarín, Universidad de Oviedo, 1946. Marino Gómez-
Santos, Leopoldo Alas «Clarín», ensayo bio-bibliográfico, Oviedo, Instituto de Estudios
Asturianos, 1952. Laura de los Ríos, Los cuentos de Clarín, Madrid, Revista de Occidente,
1965. Francisco Pérez-Gutiérrez, o. cit.
El pensamiento de Clarín 21
,:
Sainz Rodríguez, o. cit., p. 349.
11
Ibid., p. 351.
14
Vid. Clarín político 11, cap. 3, pp. 149-170.
'" Sainz Rodríguez, p. 351.
lr
Vid. el cuento Zurita, en La Ilustración Española y Americana, almanaque para 1885
(diciembre de 1884). Publicado en Pipa, Madrid, Fernando Fe, 1886. Edición reciente de
Pipa por Ramos Gascón (Madrid, Cátedra, 1980).
22 Yvan l.issurgues
:
' Es lo que ha demostrado muy acertadamente Carlos Clavería en su artículo «Cla-
rín y Renán (Cinco estudios de literatura española moderna, Salamanca, Colegio Trilingüe
de la Universidad, 1945, pp. 31-45): Cambio de luz «no significa que Alas descubriera
repentinamente un día en el bosque de Carbayeda un yo idealista, sentimental y reli-
gioso...» (p. 34)
:<
Cambio de luz, publicado en Los Lunes de El Imparcial (3/IV/1893). Incluido después
en El sefwr y lo demás son cuentos (Madrid, Manuel Fernández Lasante, 1892). Libro ree-
ditado en la colección «Austral»: l'1 edición en 1944; 2a en 1947.
;
'~ Cuentos morales (Madrid, La España Editorial, 1896. Edición reciente: Madrid,
Alianza Editorial, 1973). Páginas 8-9 de la edición de Alianza.
:
" J. A. Cabezas, o. cit., pp. 185-186.
¡:l pensamiento de Clarín
r
José F. Montesinos, Galdós, Madrid, Castalia, 1968, p. 241.
s
Adolfo Posada, o. cit., p. 35.
* Ibíd., p. 23.
26 Yvati Lissorgues
1
Ibíd., pp. 36-37.
" Ibíd., p. 221.
,:
Marino Gómez-Santos, o. cit. El capítulo III de la 2'1 parte está consagrado a la reli-
giosidad de Leopoldo Alas, pp. 140-175. Un primer borrador de este capítulo se publicó
como artículo («La religiosidad de Leopoldo Alas. Dos cartas inéditas de 'Clarín'») en el
Boletín del instituto de Estudios Asturianos, XIII, agosto de 1951, pp. 240-244. Hay que
incluir en este capítulo III la publicación completa de la inestimable correspondencia
entre Alas y Martíne2 Vigil, obispo de Oviedo.
El pensamiento de Clarín £J
!:
Ibid., p. 144.
M
Ibíd., p. 146.
,r
Ibíd., p. 141.
v
Ibíd., p. 143.
,?
Ibíd., p. 142.
28 yvan Lissur^ncs
Oviedo. Después, una vez canónigo, se hizo famoso por sus intentos
de crear en la línea de la Rerum Novarum, un sindicato obrero católico
en Asturias. El canónigo Arboleya consideraba que las masas obreras
se pasaban al socialismo por culpa de la jerarquía católica que mante-
nía e incluso reforzaba su alianza con la burguesía^4. Espíritu abierto,
uno de los raros católicos que en España había comprendido real-
mente el mensaje innovador y conciliador de León XIII y captado en
toda su importancia el espíritu de la Rerum Novarum para el bien de la
propia Iglesia, Arboleya supo ganarse fácilmente la simpatía de Clarín.
Su artículo es un testimonio directo; Arboleya deja para otros el tra-
bajo de deducir de sus escritos la personalidad religiosa de Clarín: «El
examen de sus ideas religiosas, tal como aparecen en sus libros, folle-
tos y artículos, podría y seguramente merecería ser objeto de otro
estudio, del cual, acaso y con sorpresa de muchos espíritus superficia-
les y muy fácilmente impresionables por ciertas subidas de tono se
sacarían conclusiones muy parecidas a las que no será difícil sacar de
los pocos datos que paso a resumir» 45 . El reproche que se le podría
hacer a M. Arboleya sería el de no aportar fechas. En base a los acon-
tecimientos que evoca, y en primer lugar la creación en Oviedo de una
academia de Santo Tomás de Aquino, es fácilmente deducible que su
relación con Alas es posterior a 1891. No obstante, molesta comprobar
cómo se privilegia el período 1890-1891, durante el cual se afirman cla-
ramente las ideas religiosas de nuestro autor, mientras que todo lo
precedente se ventila por medio de calificaciones como «estridencias
volterianas» o «lamentables errores». En resumen, y siguiendo a Arbo-
leya, podríamos pensar que Clarín tuvo siempre frente a la religión
católica una actitud más o menos parecida a la posterior a 1890 salvo
que a veces, debido a su temperamento, se dejó arrastrar a algunas
«estridencias volterianas en sus estudios críticos» o «algunas lamenta-
bles equivocaciones de pésimo gusto e insigne injusticia en sus nove-
las»^. En suma, estos errores no serían más que pasos en falso que no
podrían hipotecar una religiosidad más o menos constante pero siem-
pre cierta. Es verdadero y falso a la vez, pues la crítica de Clarín frente
a la Iglesia de su tiempo es cualquier cosa menos un error, aunque
M
Sobre esta interesante cuestión vid. la obra de David Ruiz, Asturias contemporánea
(1868-1936), Madrid, Siglo XXI, 1975, y el artículo de Elviro Martíne2 «El testamento
espiritual de Maximiliano Arboleya», en Boletín del Instituto de Estudios Asturianos,
Oviedo, enero-abril 1970.
45
Maximiliano Arboleva, art. cit., p. 45.
* Ibíd., p. 44.
iO Yratt l.issorgm-s
visión clara, y menos aún total, pues Pérez Gutiérrez, cansado segura-
mente de «pasar revista» tanto tiempo, resuelve en pocas líneas el
libro Siglo pasado, de capital importancia.
Estos defectos metodológicos no son defectos menores, puesto que,
en primer lugar, revelan, a pesar de la pertinencia de los análisis de
ciertos artículos, una insuficiente reflexión de conjunto y, sobre todo,
no dejan percibir la imagen total de la dimensión filosófica y religiosa
de Leopoldo Alas. Y el hecho de afirmar que sea necesario «establecer
una cierta compartimentación en lo que fue un proceso de crecimiento
interior y maduración ininterrumpidos»^ no añade nada si no se esta-
blecen estas divisiones.
Existe algo más grave aún y queremos creer que los tres juicios que
vamos a comentar y refutar brevemente se justifican por una falta de
información. Si es así, hubiera sido preferible no presentarlos de una
forma tan perentoria.
Veamos el primero: «por lo que se refiere al catolicismo, podemos
dejar establecido lo siguiente: Clarín sostuvo siempre el valor positivo
de la Iglesia como institución, y en particular —lo que podrá resultar
más sorprendente— como ingrediente de la historia y cultura españo-
las»57. No, Clarín no sostuvo siempre el valor positivo de la Iglesia, y
menos como institución, incluso combatió, a veces agresivamente, y
durante toda su vida, algunos aspectos de esta institución, como vere-
mos en el capítulo siguiente. Lo único que Clarín proclamó siempre
fue su apego a la civilización cristiana, que él juzga superior a todas
las demás, pero convendremos en que eso es otra cosa v \ Es verdad
que en 1889 escribe un artículo donde subraya que la historia española
es inseparable del catolicismo (lo cual no s o r p r e n d e ) y d o n d e se
declara solidario, como español, con este pasado (lo que es quizás más
sorprendente teniendo en cuenta el combate permanente que libra
contra la institución católica de su época). Será necesario, aquí tam-
bién, contemplar el asunto de más cerca, para aclarar a medias que no
se trata de que Clarín asumiese un pasado histórico católico-hispánico,
sino de sentirse solidario con la esencia de ese pasado.
v
' ¡bíd., p. 312.
57
Ibíd., p. 281.
56
Desde 1876, Alas afirma su convicción de que la civilización cristiana tiene ante sí un
largo porvenir de perfeccionamiento: «Creo que la civilización cristiana europea está lla-
mada a transformarse por modificaciones lentas y de sucesión rítmica, por aluvión cons-
tante, por selección acaso; no creo en su muerte, no es ya uno de aquellos cielos cerrados
de las antiguas civilizaciones, que dejaban una herencia, pero cuya vida terminaba al apa-
recer otros más dignos pueblos en el cuadro de la historia». (£/ Solfeo, 163, 1 l-IT-1876).
34 Yvan Lissorgiws
5
" Carta publicada por Gómez-Santos, o. cit., p. 174.
"" Pérez Gutiérrez, o. cit., p. 281.
E¡ pensamiento de Clarín
* * *
"n La Mmavlle Revue Internationale, n° enciclopédico especial dedicado a España, París, 1900.
~ Es evidente que las fechas sólo poseen valor indicativo.
40 Yvan ¡issorgues
r
El Solfeo, 796, 31-111-1878.
'* La España Moderna, XI, XI, 1889; Ensayos y revistas, p. 204.
* El Solfeo, 796, 31-IIT-1878.
SJ
Ibíd. '
*' £/ Mundo Moderno, 6, 27-11-1881.
s:
Epistolario, 1943, o. cit., pp. 54-56.
•Í2 Yt'im l.issorgues
* * *
^ Carlos Cía vería, art. cit. Este estudio comedido, juicioso, es ciertamente uno de los
mejores acercamientos al pensamiento religioso de L. Alas. La prudencia reflexiva de la
cual hace gala Carlos Clavería ha sido para nosotros la propedéutica adecuada para pro-
fundizar en una cuestión tan rica como compleja.
u
CRÍTICA DE LA INSTITUCIÓN
CATÓLICA ESPAÑOLA
Iglesia y política
Valeriano Bozal, La ilustración gráfica del siglo XIX en España, Madrid, Alberto Cora-
zón, pp. 120-122.
1
Clarín político 11, capítulo 2, pp. 47-65.
a
José Manuel Cuenca, Aproximación a la historia de la Iglesia contemporánea en España,
Madrid, Rialp, 1978, p. 283.
4X Yvan Lissorgues
* * *
'' José Várela Ortega, IJOS amigos políticos, Madrid, Alianza Universidad, 1977, pp. 94-98.
~ Vid. Clarín político I, «El periodista militante», pp. 30-52.
0 pensamiento
Ibíd., «Introducción».
* Citado por Antonio Jutglar, Ideologías y clase* en la España contemporánea, Madrid,
Cuadernos para el diálogo, 1971, tomo 2, p. 123.
Sobre el catolicismo de esta época es muy pertinente la opinión de José Luis Aran-
guren: «El catolicismo como actitud aparecía siempre ligado al reaccionarismo, a la
defensa de los 'intereses' de la Iglesia, a la alianza del Trono y del Altar, al paterna-
lismo, al régimen de cristiandad, etc. Era, pues, en el sentido fuerte de la expresión un
catolicismo político, particularmente (...) un catolicismo antiliberal». (Moral y sociedad. La
moral social española en el siglo XIX, Madrid, Cuadernos para el diálogo, 1970, p. 177).
* Clarín político II, pp. 49-52. Recordemos que el artículo 11 estipula. «La religión cató-
lica, apostólica, romana es la del Estado. La nación se obliga a mantener el culto y sus
ministros». «Nadie será molestado en territorio español por sus opiniones ni por el ejerci-
cio de su respectivo culto, salvo el respeto debido a la moral cristiana. No se permitirá,
sin embargo, otras manifestaciones públicas que las de la religión del Estado (...)».
50 Yian Lissorgues
U. Publicidad, 6637, 5-IV-1897. Vid. Clarín político II, pp. 51-53 y 119-129.
1
La Unión, 115, 4-1-1879. «¿Piensa La Fe que nosotros que hemos abandonado el
catolicismo no tenemos moralidad?».
£/ t)ensamiento de Clarín y3
* * *
" Para ampliar detalles sobre el cacique asturiano Pidal, vid. Clarín político l, pp. 132-141.
* Vid. nota 24.
El pensamiento ele Clarín 59
Clarín siente más respeto por los carlistas, de los que combate el
absurdo fanatismo, porque son sinceros dentro de su extravío mientras
que los ultramontanos de Pidal, aparentemente más conciliadores, son
en su mayoría unos «eucólogos», unos intrigantes. Por eso, en 1885, des-
pués de la entrada de Pidal en el gobierno de Cánovas, escribe: «El Siglo
Futuro representa una causa muy española aunque sea funesta para la
patria». Mientras que «la Unión (católica) representa una podredumbre
espiritual más funesta que todo». Y añade irónicamente que, por tanto,
es la Unión quien está en lo cierto: «es decir, en el Ministerio»35.
* * *
Hay una manifestación que Clarín sigue con mucho interés, sobre
todo a partir de 1890: los congresos católicos. Se podría pensar que
estas asambleas de prelados y laicos competen a la religión y no tie-
nen cabida en el presente capítulo, pero después de haber leído los
artículos de Clarín a este respecto nos percatamos de que sólo pueden
agruparse bajo el epígrafe: Iglesia y política.
¿Qué solicitan los obispos reunidos en Zaragoza en noviembre de
1890? Entre otras cosas, el restablecimiento de la censura eclesiástica,
no sólo en la prensa católica, sino también en los demás periódicos. Es
probable que la medida no tuviera ningún efecto, pero si se hubiera
aplicado, dice Clarín, habríamos regresado a los tiempos de Recaredo.
Medidas de esta clase evidenciaban que «los obispos prefieren a los
temperamentos de tolerancia y habilidad, la pasión de mando y los
preceptos absolutos». El origen de tales ukases sacerdotales es aún el
Syllabus, pues los obispos españoles prefieren a Pío IX antes que a
León XIII. Para Clarín, la política de Pío IX era la de un creyente apre-
ciado en su fe profunda pero débil y poco sagaz. «Hasta su cuasi mis-
ticismo es de forma negativa, como suele serlo el de las medianías que
tienen siempre en los límites de su horizonte estrecho una recóndita
55
Madrid Político, 14, 7-V-1885. En 1897, el obispo de Sión, que acaba de ser elevado a
la cabeza de la diócesis de Madrid, le rinde homenaje postumo a Cánovas. Su discurso,
parecido al de un conservador incondicional, suscita el siguiente comentario en Clarín:
«Da pena ver mezclar la religión, el Evangelio en estas cosas. Da pena... y causa un poco
de indignación. Para el de Sión, Cánovas era una especie de Constantino (...).
»Malos son los obispos que tiran al monte, y sacan el trabuco en vez del báculo;
pero a mí me repugnan más estos otros que adulan al poder constituido y que, con pre-
texto de seguir las instrucciones de León XIII y las teorías teológico-políticas de Santo
Tomás, medran que es un gusto v se arriman al sol que más calienta».(La Publicidad,
6.783, 30-V1I1-1897).
El petisíifniento d° Clarín 67
*' Ibid.
4!
La Publicidad, 7.522, 14-IX-1899.
t:
La declaración final adoptada por los congresistas, y cuyos términos fueron sin
duda alguna meticulosamente sopesados, no deja ninguna duda al respecto. Resulta
chocante constatar que los prelados españoles se refieren todavía, en 1899, a las disposi-
ciones más herméticas de Pío IX, como si León XIII no existiera, como si ignoraran la
encíclica Rerum Novarum (1891).
«Una vez más que nuestra aspiración constante es el restablecimiento de la unidad
católica, gloria antes de nuestra patria, y cuya ruptura es origen de muchos males,
declaramos asimismo que deploramos todos los errores condenados por el Vicario de
Jesucristo en sus constituciones, encíclicas y alocuciones, especialmente los comprendi-
dos en el Syllabus y todas las libertades de perdición hijas del llamado derecho nuevo o libe-
ralismo, cuya aplicación al gobierno en nuestra patria es ocasión de tantos pecados, y
nos condujo al borde del abismo» {Crónica del V Congreso católico español celebrado en Bur-
gos el año 1899, Burgos, 1899, p. 638. Citado por J. M. Cuenca, o. cit., p. 297).
p¡ pensamiento de Clarín 6J
* * *
El clero
Resulta evidente que la Iglesia es lo que es, con sus vicios y defec-
tos, porque los hombres que la integran son como son, con sus vicios
y defectos. Este esquema parece irrefutable y, sin embargo, resulta
d e m a s i a d o simplista, p r e c i s a m e n t e p o r q u e no tiene en cuenta la
45
La España Moderna, XI, XI, 1889; Ensayos y Rwistas, pp. 192-204.
* Madrid Cómico, 31, 5-V-1900. «Pues, señor, estamos frescos. Por un lado obispos y
canonges que cobran un dineral; nos cuesta la piedad del Estado muchísimo más que la
Instrucción Pública; además, si le dice Vd. a cualquier presbítero con buenas aldabas,
que nunca llama a Dios bueno hasta después de comer, se expone Vd. a ir a la cárcel.
Y por otro lado, tiene Vd. a esa juventud literaria e impía que sólo cree en la paz de
los sepulcros, o a todo más en Kropotkine».
pj nef isa miento de Clarín 65^
apreciará que este fugaz retrato prefigura ya en 1876 los rasgos físicos
esenciales de don Fermín de Pas, el Magistral de La Regenta.
En cuanto al tipo de sermón requerido por tal sociedad, merece la
pena detenerse un instante en lo que afirma nuestro autor.
«No importa que nuestro curita sepa menos que medianamente las
Sagradas Escrituras(...). No, no es la severidad del Antiguo Testamento
ni la sencillez práctica del Nuevo lo que al buen predicador de boudoir
le hace falta; para él sirven de Evangelio El genio del cristianismo y otras
obras eiusdem fúrfur isr donde se dicen cosas tan estupendas como aqué-
lla de que debemos tragar los misterios, aunque sólo sea por el incen-
tivo de la curiosidad no satisfecha; obras donde lo cristiano sólo pasa a
condición de ser bonito; obras donde la religión se hace entrar por los
ojos y los oídos como si fuéramos caribes (y ni aun así). El orador de
este género debe propender al misticismo, pero sin llegar a esas últimas
moradas donde se ve a Dios cara a cara, y nada más que a Dios.
»En este gradus ad Parnasum del misticismo, hay lugares y escalones
mucho más cómodos, compatibles con los salones de las marquesitas y
las bomboneras de las duquesas.(...) El orador describe un cielo a
medida del deseo del auditorio femenino que le escucha. Cielo de rui-
dos y colores, músicos responsos, tramoya y encantamiento, molicie
espiritual, voluptuosidad suprasensible... en una palabra, una bombo-
nera mucho más grande». Y la fina sátira prosigue en el mismo tono iró-
nico con unos consejos para los que quisieron incluirse en el círculo de
los elegidos para disfrutar de semejante dicha50.
Este tipo de sacerdote que se adapta a su medio para servir a una
religión a la moda será siempre objeto de censura para Clarín. Mas
resulta interesante observar que en 1876 la crítica se emprende bajo el
manto de una graciosa ironía, como si Alas se divirtiera viendo un
espectáculo que le queda bastante lejos, mientras que más tarde men-
ciona la misma categoría de personajes pero con un tono de grave
reprobación. Ignoremos el retrato que hace de los hombres de Iglesia
50
«¿Cómo se logra tanta felicidad? Pues es muy sencillo: se hace Vd. cofrade del
'Amor Hermoso' y del 'Dulcísimo Corazón', paga Vd. a tocateja el dinero de San Pedro
y los dineros del Sacristán, que son los que cantando se vienen y cantando se van...
Compra Vd. libritos místico-estúpidos sensuales, cuyo título suele ser: Lavativa espiritual
(histórico), Jesús, Hostia, Itinerario de Jesús (histórico) (...) y con todo esto firmar la unidad
católica y almacenar media docena de botellas de agua de Lourdes, ya no tiene Vd. más
que caerse muerto, porque vendrán los angelitos enseguida y le llevarán de justicia en
justicia a la presencia del Padre Eterno, al cual no le queda más que refrendar y poner
el visto bueno a lo acordado por el presbítero, su representante, acerca de los míseros
mortales...» (£/ Solfeo,US, 17-1-1876; Preludios, pp. 45-47)
El fx-'isrtmiento de Clarín 67
' Ll Heraldo, 22-11-1901. Podemos encontrar también una crítica de las monjas confi-
teras en Armando Palacio Valdés, amigo de Clarín: Obras completas, I, Madrid, 1968, p.
516. Crítica divertida y benévola, bien distinta de la acerba ironía empleada por Clarín
para denunciar tales actividades económico-religiosas.
* Vid. Clarín político II, pp. 60-62.
Prueba de la existencia de Dios en 1875: «Así como Descartes dijo: " Pienso luego
soy' y Heine con más profundidad: 'Beso, luego soy', los curas pueden decir: 'Cobro,
luego hay Dios'» (£/ Solfeo, 67, 6-X1-1875).
• Vid. en qué sentido consultando Clarín político II, pp. 95-101.
70 Y van Lissorgues
" El Globo, 23-IV-1894. Sobre Ireland y el catolicismo en los EE.UU., vid. pp. 362-364.
M
La Publicidad, 6.783, 30-VIII-1897.
«* Ibíd.
fl ru»^amienlo de Clarín 77
No se las dé de profundo,
siquiera en diminutivo,
porque es un espumarajo
teológico somerísimo.
popular, de las clases humildes del campo y del taller, la que acude al
seminario; es la parte más ambiciosa, la que en vez de luchar por el
interés común de los suyos, aspira a dejar su clase y llegar a la de los
señoritos poniéndose la sotana que tiene categoría de levita.
Cuando estos aldeanos, cuando estos pobres que quieren ser seño-
res no [aspiran] a elevar a la clase, sino elevarse a ellos, llegar a canó-
nigos, a obispos, son... como todos los de su índole. Gozan con el seño-
río lo que no pueden gozar los que han nacido entre las comodidades
de la clase burguesa o de la aristocracia.
Estos obispos que fueron criados, labriegos, que tuvieron hambre,
son luchadores por la existencia terribles, porque gozan mucho más que
nosotros con ser amos, con tener jurisdicción, dinero, honores...»7".
No nos es posible abandonar esta última parte de la cita sin comen-
tarla. Quizás Clarín esté obnubilado por algunos ejemplos concretos
por él conocidos. Querer explicar la decadencia del espíritu religioso
ante todo por la entrada de las clases «bajas» en la institución reli-
giosa, por la invasión de los bárbaros, no parece suficiente. Este espí-
ritu de dominación puede, a título compensatorio, encontrarse en el
nuevo rico, como es sabido, pero ¿no es algo natural en el burgués o
en el aristócrata? ¿Estos obispos o arzobispos de los que Clarín denun-
cia su espíritu de dominación y que se llaman C á m a r a , Moreno,
Pozuelo..., surgen todos de las gentes del campo? ¿Acaso ha olvidado
que San Francisco de Asís, el santo a quien Clarín más venera —qui-
zás no por haber sido canonizado sino porque lo fue ya en vida— era
hijo de un pañero?
Algunos prejuicios de clase, cierto espíritu elitista, desagradable en
algunos casos por estar fuera de lugar, y sobre el cual volveremos,
desvirtúan a veces el juicio de nuestro autor. Sin duda sería éste uno
de ios raros reproches que podríamos hacerle... si nuestra tarea consis-
tiera en juzgarlo.
Todas estas críticas sin concesión que Clarín le hace a la Iglesia
católica pueden hacernos pensar que se trata de un reformador cató-
lico que quiere purificar la institución, y, sin embargo, se declara no-
católico, incluso en la última parte de su vida. Veremos que hay un
margen dogmático en el catolicismo que su razón no llega a franquear.
Desde un punto de vista estrictamente histórico, la Iglesia se com-
porta como una institución que defiende su posición y sus privilegios
y no es de extrañar, después de lo que acabamos de decir, que con-
Secuelas inquisitoriales
* * *
Clarín fue siempre atacado por los neos pero las críticas son cada
vez m á s fuertes y m a l i n t e n c i o n a d a s , sobre t o d o d e s p u é s de La
Regenta, y alcanzan los mayores índices de acidez después de 1890.
Por parte de Clarín, la denuncia de la falsa religión y del fanatismo
se hace tan viva que precisa en él los contornos de una religiosidad
auténtica. Por otra p a r t e , Clarín es en ese m o m e n t o u n h o m b r e
célebre en toda España, lo que acentúa singularmente el alcance de
los tiros.
En una carta de 1891, Clarín confiesa a Rafael Altamira que en
Oviedo está siempre «luchando a brazo partido con obispos y curas y
periódicos neos que me insultan, calumnian, etc., etc.»":.
Era atacado sobre todo, desde las columnas del periódico ovetense
La Cruz de la Victoria, por el canónigo Ángel Rodríguez Alonso, que,
según Maximiliano Arboleya, estaba encargado de los «asuntos inquisi-
toriales» y atacaba a los católicos liberales, mestizos y obispos incluidos.
Don Ángel, Angelón, emprende una virulenta y tenaz campaña contra
Clarín a la que éste último respondió con indiferencia y desprecio1*3.
En 1897, nos revela que ha recibido numerosas cartas anónimas de
mujeres o más exactamente de jovencitas. Aquí no se trata de ninguna
polémica pero el hecho merece ser señalado pues nos informa sobre la
notoriedad de Clarín y la idea que se tenía de él en los círculos católi-
cos. Estas cartas que, por lo general, llegaban acompañadas de devo-
cionarios le rogaban en su mayoría que se convirtiera. Sin d u d a ,
habían sido escritas por niñas que habían abandonado momentánea-
mente sus juegos «para lanzarse, en el papel blanco, sin rayar, a la
temeraria empresa de convertir a un impío». Si estas cartas no se escri-
bían «por consejo de alguna monja fea, vieja y rutinaria», sino que
habían sido «espontánea valentía de alguna colegiala inocente ¡qué
ternura en el fondo de la piadosa equivocación!». Y Clarín se dirige a
su Beatriz, a su Gretchen desconocida: «yo no soy un impío; tu reli-
gión y la mía tal como serán en el fondo nuestras almas vienen a ser
la misma (...). No pidas más a Dios que me convierta sino que cada
día me haga mejor».
Por otra parte, nuestro autor se ha enterado de que en algunos cole-
gios de chicas se rezaba por la conversión de Clarín, que debía apare-
cer a los ojos de estas jovencitas como un temible energúmeno...'*4.
' : «Trece cartas d e Leopoldo Alas a Rafael Altamira». Edición de José María
Cachero, Archrcum, Universidad de Oviedo, n" XVIII, 1968.
": Maximiliano Arboleva, art. cit. pp. 47-48 (Edit. Martínez Cachero).
44
La Publicidad, 6.806, 22-IX-1897.
El (ensarmentó de Clarín
(...) ¿Por qué es Vd. tan necio, Sr. Clarinete, que se apropia
en todo y para todo la patente de maestro y de crítico en lo
humano, en lo divino, y, si fuera posible plus ultra?
¿ Q u i é n es v d . , imbécil m a m a r r a c h o , p a r a p r e t e n d e r la
reforma de la sociedad ecca?
¿Se le antoja a Vd. tan fácil ese papel como el uso del man-
dil? ¿Quién le da a Vd., sopaboba, bela* para criticar las oracio-
nes del obispo de Sión, cuya elocuencia y hermosura de palabra,
alaban Tirios v Tróvanos?
C o m o la p r o v i d e n c i a conocía ab aeterno la p e q u e n e z d e
alma de vd. so mamarracho, dispuso encerrarla en ese cuer-
pecillo raquítico y enclenque, incapaz de abrigar sino rastre-
ras y malignas intenciones, de envidiar a los h o m b r e s bien
formados y cuya alma es, en la mayor parte de las cosas m u y
grande.
Cuídate de enseñar lo que no sabes —esos son los efectos de
la anarquía, dar maestros incapaces a la juventud— aprende,
imbécil, el catecismo y recuerda que eres polvo, que esa úlcera
venenosa que te roe el alma del estómago te ha de matar pronto
y no tengas una pluma y una lengua tan malvadas para acrimi-
nar y despreciar a todo ser viviente.
(...). Aquí no hay Fermos sino quien te dice que eres un m...
y que está dispuesto a probarte que como escupe en tus nefan-
dos escritos, lo hace también en esa cara horriblemente fea.
Un estudiante de cura que no aspira a ser Srto (señorito).
Francisco Arguelles.
Escribe lista de correos y nos entenderemos!
*Sic, con v (n. de c.)"\
* * *
•" Ibíd.
El pensamiento de Clarín S^
Un nacional catolicismo
individuos en nombre del Estado; que quiere que en España todos sean
católicos porque el catolicismo es la religión nacionall».
Clarín recuerda nuevamente lo que ya ha dicho muchas veces: que
el nacionalismo religioso pertenece a la historia remota; que era propio
de los pueblos primitivos. Fue el cristianismo quien liberó la sustanti-
vidad individual del colectivismo. «El cristianismo, d a n d o positiva
finalidad ultratelúrica a la vida individual, arranca al hombre de su
esclavitud, en el fondo materialista, que le somete a colectivismos
pasajeros, temporales y en rigor abstractos». Obviemos la afirmación
según la cual sólo el cristianismo habría dado a la vida una finalidad
ultraterrena, cuando esta finalidad es, por naturaleza, la de toda reli-
gión v preguntémonos lo que puede ser un colectivismo abstracto. En
realidad, Clarín no quiere decir que haya colectivismos abstractos,
cosa que casi no tendría sentido, sino que el colectivismo responde a
una abstracción. Mas, ¿qué es una abstracción sino una ideología?
Para Clarín, el nacionalismo religioso es en el siglo XIX «un ata-
vismo irritante», o sea un residuo de «colectivismo abstracto» ances-
tral, es decir, una ideología. Para justificar nuestro título de nacional-
catolicismo basta con escuchar a Clarín y poner las palabras (y los
conceptos) en su sitio. A d e m á s , nuestro autor nos proporciona la
explicación histórica del desarrollo de la ideología nacional-católica
siguiendo muy de cerca la exégesis de Renán. Hay que señalar que el
pensamiento de Clarín se orienta hacia la noción de Dios nacional, sin
duda después de haber leído la obra de Renán, lo que creemos que
explica la aparición relativamente tardía, posterior a 1890, de su refle-
xión sobre el nacionalismo religioso101.
Renán muestra cómo las necesidades y aspiraciones p u r a m e n t e
temporales hicieron que predominara una religión patriótica y nacio-
nal por encima de una piedad de tendencia universal realmente reli-
giosa. En la Historia del pueblo de Israel explica cómo la gran misión
religiosa de los hebreos se acentúa cuando el pueblo adora a Elohim,
dios del aire y cómo el culto de Jehová, dios de un pueblo, exclusiva-
mente judío, pone en peligro el destino de esta r a z a 2 . Es Jesús, dice
Clarín, quien ha venido a restaurar esta universalidad, el verdadero
" Parece ser que el punto de partida de la reflexión de Clarín sobre el nacionalismo
religioso fue la Historia del pueblo de Israel (Taris, Calman Lévy, 5 tomos, 1887-1893). Pero
nunca escondió Clarín la enorme influencia que sobre su pensamiento ejercieron La vida
de Jesús (1863) v Los apóstoles (1866), obras que, con la Historia del pueblo de Israel, confor-
man el impresionante fresco de la historia de una religión.
" : La Publicidad, 7.683, 25-11-1900. Vid. Clarín político l, p. 296.
HH Yvan Lissorgues
'• 4 Madrid Cómico, 25-X-1890; Ramos Gascón, Clarín, obra olvidada, Madrid, Júcar,
1973, p. 92.
:
* La Publicidad, 5.244, 24-XII-1893.
:
-* La Publicidad, 6.742, 20-VII-1897. Hemos publicado esta Revista mínima en Clarín
político l, pp. 219-223.
90 Yvan l.issorgues
Vid. Apéndice.
FJ pensamiento de Clarín 97
infinitos capellanes que no suelen tener cosa más grave en que ocu-
parse que tomar el sol que más calienta(...). Entre todos formaremos el
ejército de la paz y la caridad que irá a América a predicar la concor-
dia en la manigua y a las Iglesias hermanas de los EE.UU.».
Y Clarín pone en boca de San Pablo el horror que significa la gue-
rra: «La guerra es la injusticia de los ateos, porque es entregar a la
fuerza la balanza que debe estar en manos del Espíritu Santo». El que
defiende la causa de Dios hace la guerra «para que las armas no ven-
zan a la razón»116.
¿Cómo explica Clarín una actitud tan contraria a los Evangelios por
parte del clero español? Según uno de sus colegas, el periodista Fer-
nández Bremón, los instintos belicosos del clero, que en otros países
han cambiado, son tradicionales en España. Clarín alega que esto no
es ninguna excusa, lo que en la Edad Media era justificable no puede
extrapolarse a la época actual. Clarín hubiera podido añadir que una
actitud semejante tendría la misma explicación en la Edad Media que
en la actualidad: la desviación totémica de la religión, es decir el
nacional catolicismo.
Para Clarín, la explicación ha de hacerse a título individual: estos
prelados «no tienen una vocación, sino que representan un papel y a
veces se olvidan de él». Y añade: «Un alma pura, verdaderamente evan-
gélica, sin dejar de amar la justicia temporal(...) huiría, por instinto, de
los apasionamientos sanguinarios, de las crueldades de la venganza, y
no confundiría jamás el patriotismo que puede tener un cristiano con el
egoísta instinto de colectividad, de rebaño, que puede tener un sal-
vaje»"". Aunque tales aseveraciones son ciertas, la institución en su con-
junto, sin embargo, obedece a un instinto de colectividad. ¿Por instinto?
Mejor por un reflejo ideológico condicionado por la historia secular. Y
eso es lo que dice nuestro autor cuando menciona, citando a Renán, «los
grandes defectos de la política y de la religión que se fundan en el
nacionalismo», y afirma que «esta resurrección pagana de la finalidad
política como la suprema, es vicio, y a veces crimen»118.
Es necesario, pues, combatir la concepción del Dios «ante todo
español». Si se piensa —escribe Alas siguiendo siempre a Renán— que
Dios es parcial, «tiene Cristo que bajar otra vez al mundo para hacer
ver lo que los judíos no quisieron ver, que el Padre Celestial lo es de
todos los hombres, de los gentiles lo mismo que de los israelitas. No
'•'•" El Heraldo, 29-X11-1896. Clarín político I, nota 1, p. 431-432.
":r Madrid Cómico, 722, 19-XII-1896.
"•' La Publicidad, 7.683, 25-11-1900; Clarín político l, p. 296.
94 Y van l.issorgues
olviden los católicos que por eso se llaman católicos, porque venció San
Pablo a los que querían el cristianismo nacional, judaico; y la Iglesia
llegó a ser universal, católica»'".
* * *
::w
Madrid Cómico, 711, 19-XII-1896.
120
Sobre El Motín y Los Dominicales, vid. nota 71.
£¡ pensamiento de Clarín <^>
'--' He aquí el texto completo del poema: «La aldea III. El paganismo»:
Venid a la romería.
¿Qué predica el padre austero?
Que es pecado la alegría.
Y el pueblo coge el pandero
y lo toca todo el día.
Ya sale la procesión;
bajo el augusto pendón
va la rolliza ternera(l)
como si el buey Apis fuera,
recibiendo adoración.
(...)
Ibíd.
£/ pensamiento de Clarín W5_
Conclusión
rín de la palabra viva de la Iglesia no queda más que una doctrina que
sólo es el «alma» del espíritu reaccionario, es decir, como afirma Clarín,
n o queda más que una abstracción que funciona como en tiempos del
«colectivismo primitivo», o sea, para decirlo de otro modo, que funciona
como una ideología en simbiosis con la ideología reaccionaria.
El catolicismo español aparece hasta tal punto como el enemigo de
todo progreso que, durante años, Clarín defendió, enérgicamente, la
idea de que catolicismo y liberalismo eran irreconciliables. Incluso en
1878 las propuestas abiertas y conciliadoras de León XIII no le hacen
olvidar el Syllabus y critica a los liberales españoles de El Imparcial y El
Globo que aplauden el cambio de tono de la Santa Sede. Acuerda que
las cosas sean claras, dice, y que los terrenos estén bien delimitados:
«La libertad de conciencia es incompatible con quien la niega, y en
esta parte El Siglo Futuro tiene razón: el Papa podrá no ser ultramon-
tano, pero no puede ser liberal». En esta época, Alas considera que las
abdicaciones del.poder de la Iglesia en favor de las ideas modernas
pueden verse como un avance, pero sería absurdo y pernicioso para la
causa de la libertad pensar en una asimilación. La unión entre el libe-
ralismo y el catolicismo que antiguamente podían soñar los liberales
es una utopía.1"8. Sin embargo, un librepensador, mejor aún, un católico
liberal, cuando piensa en la ciudad ideal debería poder imaginar el
encuentro en la puerta del Sol de varias procesiones de cultos diferen-
tes. ¡Desgraciadamente, sólo puede ser un sueño! Y Clarín se entregará
con humor a tal posibilidad en un artículo que transcribimos 1 ^.
:
'- El Solfeo, 792, 27-111-1878. Idea que encontramos de nuevo en La Unión del 1-V-
1879: '<Bien sé que hay católicos liberales, que todavía algunos insisten en conciliar la
autonomía de la libertad y la Iglesia».
1?i
«Por la Carrera de San Jerónimo (estamos en Madrid) viene a desembocar a la
Puerta del Sol el cortejo pomposo y abigarrado de los sectarios de Buda; allí se ve el
imperturbable santón (en el buen sentido de la palabra), representado en sus diferentes
encarnaciones y agobiando bajo su peso de conservador a los miserables indios o chi-
nos, que sudan la gota gorda. Pero que suden, están en su derecho: un trancazo por un
gustazo, y sarna con gusto no pica, a u n q u e sea mala comparación. Por la Calle de
Alcalá desciende majestuosamente, y también en volandas un ídolo otentote [en el cual
quieren ver los malintencionados un gran parecido con un célebre intransigente (Cán-
dido Nocedal sin ninguna duda)]; por la calle de Carretas, y colocada en su correspon-
diente andamio, se ve venir una tortuga descomunal, modernísima diosa, adorada por
los empleados de Correos y, por último, de la calle de la Montera, desgájase una nube
de católicos y católicas, (...). Esas cuatro procesiones se encuentran en mitad de la calle
de la Puerta del Sol; crúzanse sus apiñadas filas... y nada; exhórtanse, es cierto, al pasar
recíprocamente, con el fin piadoso de arrancar a sus semejantes de las tinieblas del
error, pero no pasa de ahí; a lo más, algún distraído trueca las filas por equivocación y
se va con los sectarios de Laó-Tseu en vez de seguir tras las hopalandas de San José (...)
¡Qué espectáculo más edificante!» (£/ Solfeo, 53, 22-X-1875; Preludios, pp. 26-28).
l(»i Yian Lissorgues
>:
Vid. Clarín político l, pp. 30-52, y Clarín político II, pp. 137-148.
:w
Sin embargo, él lamentó, al menos una vez, y oralmente, esta actitud radical y sus
primeros años como periodista. «Haciendo justicia de lo que alguna vez combatí arras-
trado por el psitacismo de mis amigos, confieso paladinamente que existen grandezas
espirituales superiores a todo lo que podamos inventar nosotros» («Teorías religiosas de
la filosofía novísima», El Globo, l-XH-1897. Vid. Apéndice).
rp
«¿.i» <LL tí_i,
RELIGIÓN Y SOCIEDAD
:
La Ilustración Ibérica, 157 (2-1), 159 (16-1), 162 (6-II), 175 (8-V), 179 (5-VI), 1886;
Nuroa Campaña pp. 371-397
El tx'iisatniento de Clarín J13
N e c e s i d a d social d e la religión
•"' Un discurso, Folleto literario VIH, Madrid, Enrique Rubinos, 1891, p. 59.
- Jean Marie Guvau, Educación y herencia: estudio sociológico, 2 a edición, París, F.
Alean, 1886, p. 136.
E¡ pensamiento de Clarín 7/9
-: Vid. Clarín político l, pp. 47-48 y 85-107; Clarín político II, pp. 24-25 y 75-84.
:4
Un discurso, o.cit., p. 103.
:
" Vid. Clarín político ¡I, pp. 95-104.
- Vid. Clarín político ¡, pp. 46-47, 347-350 y 351-353.
120 Yvan lissorgues
Literatura y religión
tí
Vid, Clarín político 11, pp. 175-176, v pp. 204-208.
" La Publicidad, 5.007, 29-1V-1893.
44
Ibíd.
I
0pungimiento de Clarín 725
<?
El Globo, 10-111-1894; Vid. Clarín político II, pp. 181-182, v pp. 209-214.
* Ibíd. p. 212.
4r
Ibíd.
126 Yvan Lissorgues
* Ibíd.
4
- Ibíd.
"' Emile Gebhart, profesor y escritor francés (1839-1908). Sus obras hacen revivir,
bien en forma didáctica o novelesca, la Italia de la Edad Media y del Renacimiento. De
entre sus aportaciones, podríamos citar: De l'Italie (1876), Origines de la Renaissance en Ita-
lie (1879), Introduction á l'histoire du sentiment religieux en Italie depuis la fin du XUIe siécle
jusqu'au Concile de Trente (1884), L'Italie mystique (1890), Autour d'une tiare (1894)...
M
Extracto que hubiéramos podido citar y comentar en nuestro artículo: «Concep-
ción de la historia...».
5
- La Ilustración Española y Americana, 8-III-1897; Siglo pasado, p. 109.
pj pensamiento de Clarín 12~
* * *
debía ser aún más cierto en la época de Clarín que hoy día*\ Lo que quere-
mos destacar de la cita es ante todo la postura de Clarín, generosa y desin-
teresada, aunque sea discutible.
En su conjunto, se caracteriza por la convicción de que el espíritu
humano (o sea la sociedad) avanza por el camino de su perfecciona-
miento. Esta fe, que recibió de los krausistas o en todo caso que com-
parte con ellos, da a su concepción del papel de la élite un aspecto
progresista que no tienen, desde luego, las teorías aristocráticas de un
Carlyle o de un Renán.
Algunos adeptos al «espíritu nuevo» piensan que el renacimiento
espiritualista que se inicia nunca será popular y otros —como RenanM—
proclaman incluso que no debe serlo. Clarín, por su parte, afirma sin
titubeos: «Yo creo que sí debe llegar a ser patrimonio de todos, o de los
más, por lo menos, esta anhelada restauración progresiva de la vida
ideal, que hoy muchos no pueden llegar a comprender más que como
una reacción vulgar». Es cierto que hoy, añade Clarín, esta «tendencia
cuasi-mística a la comunión de las almas separadas por dogmas (...),
esta tendencia a efusiones de inefable caridad que van, como efluvios,
de campo a campo, de campamento a campamento, (...); estos presenti-
mientos de aurora, que se vaticina por los estremecimientos de muchas
almas, (...) no son signos generales del tiempo»^. Mientras esperamos
que la espiritualidad habite en todos los corazones, y no será mañana,
dice Alas, es necesario que todos los que puedan se esfuercen de una u
otra forma en educar las almas, Y algunos rituales, por sus formas estéti-
cas, sus hábitos familiares, pueden favorecer la renovación espiritual66.
"• Vid. Clarín político II, pp. 98-104.
M
Para destacar bien la diferencia, sobre este particular, entre el pensamiento de
nuestro autor y el de Renán, estimamos necesario reproducir un pasaje que el autor de
la Vie de Jésus consagra a la religión en la conciencia popular:
«¡Qué encanto ver en las chozas y en las casas ordinarias donde todo se aplasta bajo
la preocupación por lo útil, unas figuras ideales, unas imágenes que no representan
nada real! ¡Qué dulzura para el hombre agobiado por un trabajo de seis días acudir el
séptimo para descansar de rodillas, contemplar unas altas columnas, una bóveda, unos
arcos, un altar, oír y saborear unos cantos, escuchar una parábola moral y consoladora!
La religión es la única encargada de dar al hombre analfabeto el alimento que la ciencia,
el arte y el ejercicio superior de todas las facultades da al hombre cultivado.
Esta educación elemental, naturalmente conducida a creerse superior, tiene como
efecto a menudo, lo sé, empequeñecer los espíritus que se encierran en ella. Pero la
mayoría de los que la religión empequeñece eran ya chicos antes de entregarse a ella:
limitados y de cortos alcances con la religión, quizá hubieran sido perversos sin ella. (...)
La nobleza intelectual estará siempre reservada a unos pocos».
(Études d'histoire religieuse, 7'' edición. París, Calman Lévy, 1880, Prólogo, p. XVI).
"5 La España Moderna, IX, IX-1889; Ensayos y revistas, p. 215.
"" Leopoldo Alas, «Teorías religiosas...», Conferencia citada. Vid. Apéndice.
¿7 pensaniií'
"" Vid. párrafo del artículo sobre La Unidad Católica en el que Clarín nos revela lo
que siente, él que no es católico, en la «catedral edificada por sus antepasados», nota 17.
t-
" Epistolario a Clarín, 1941, o.cit. p.49-56. Carta del 31-V-1895. «Hasta que tenga el
hombre el cristianismo en la médula no tendrá otro remedio que conservar sus formas,
sin forma no hay conciencia y por éstas tiene que pasar lo que haya de organizarse en el
hondón del espíritu».
•" Introducción a Los héroes, o.cit., tomo 2. p. 31.
"c Paul Sabatier, pastor e historiador francés. Durante los últimos años de su vida
fue profesor de historia eclesiástica en la facultad de teología protestante d e Estras-
burgo. Su obra Vie de Saint Francois d'Assise (1893) obtuvo gran éxito.
132 Yirin Lissorgues
che non abbia pietra o ferro. O bel fratello, fammi una cittade che non
abbia pietra e légame». Clarín ve en estas palabras el profundo símbolo
de la verdadera Iglesia: «Castillo y ciudad sin hierro ni piedra ni
madera es la Iglesia para las almas grandes que han sabido ver en ella
su idealidad pura y no su vulgar cuerpo de carácter político».
Sin embargo, la acción de San Francisco se apoya siempre sobre la
autoridad exterior, sobre la autoridad pontifical, sobre la ortodoxia,
sobre la Iglesia para procurar que pase al «mundo de los sentidos» al
menos un reflejo de la íntima bondad cristiana, de la conciencia espiri-
tual, inefable, invisible. Y concluye nuestro autor: «¡Cuánto hay que
decir de la necesidad, trátese de individuos o de sociedades, de aten-
der, para bien del alma, al mundo natural de los sentidos!»71. Lo abso-
luto no es perceptible más que por medio de los sentidos. Para el
hombre, lo absoluto depende de lo relativo. Así es, en todo caso, el
dilema en el que se inscribe la b ú s q u e d a religiosa de L. Alas. Lo
importante es que para él la religión positiva, incluso el catolicismo,
no es necesariamente un obstáculo para la verdadera religiosidad.
Sea como fuere, la verdadera religiosidad es la que permite la
comunicación entre las almas. Y en este capítulo debemos subrayar
que, para Clarín, el impulso hacia Dios está siempre más o menos
ligado a la comunión horizontal con el alma de los hombre.
Se trata, por lo tanto, d e una religiosidad ante todo cordial, y
entonces se entiende, que Clarín actúe guiado por el convencimiento
de que la autenticidad de las relaciones sociales tienen como base,
esencialmente, la noción evangélica de la caridad.
En nombre de esta autenticidad, que es ante todo búsqueda, ha
combatido, y con fuerza, a partir de 1889-90, las falsas certezas de los
que se llaman libre-pensadores, pues, para él, el pensamiento no es
más libre que lo que sabe o más exactamente, que lo que busca.
71
La Publicidad, 836, ll-VI-1880; Revista de Asturias, 3, 15-11-1881; Solos, p. 84.
••' Ibíd., p. 82.
74
El Motín era un hebdomadario satírico y anticlerical cuya fama rayaba en lo mítico
en el ocaso del siglo XIX. Estaba dirigido por José Nakens, antiguo carabinero de pluma
vivaz y sin matices, y «animado» por las caricaturas del dibujante satírico Demócrito.
Este periódico tuvo una larga carrera que se inició el 10 de abril de 1881, y que aún
duraba a finales de siglo. Semejante longevidad no deja de ser significativa.
Los Dominicales del Libre Pensamiento era también un periódico anticlerical. Dirigido
por Ramón Chíes, contaba entre sus colaboradores con Odón de Buen, Rafael Delorme...
y... el cura José Fernández. A la muerte de Ramón de Chíes, la prensa neo y carlista se
ensaña, una vez más, contra él. Clarín levantó, entonces, su pluma contra la indecencia
de semejante campaña, poco digna de gentes tenidas por católicas. Él mismo, decla-
rando que no compartía las ideas del periodista difunto, se atuvo a rendir homenaje a
su sinceridad. (La Publicidad, 5.244, 24-XII-1893).
134 Yvan Lissorxues
7,1
Ernest Renán, Souvenirs d'enfance et de jeunesse, París, Calman Lévy, 1893. (V edi-
ción: 1883).
76
Ernest Renán, Feuilles détachées faisant suite aux «Souvenirs d'enface et de jeunesse»,
París, Calman L e w , 1892.
77
El Día, 4.362,' 16-VI-1892; Palique, pp. 184-188.
751
La España Moderna, XI, XI-1889; Ensayos y Revistas, p. 196.
w
s:
La Ilustración Española y Americana, 8-1II-1897; Siglo pasado, pp. 118-119.
" Ensayos y Revistas, p. 60.
M
Vid. «El libre examen y nuestra literatura presente», Solos, pp. 65-78.
fj pensamiento de Clarín 7.?T
N e c e s i d a d de una e n s e ñ a n z a religiosa
En la crítica del folleto de Clarín: Un di>cur>o (1891), Juan Yalera había suscitado la
objeción: ¿Cómo definir un curso de religión que está por encima de todas las religiones?
*• El Heraldo, 24-IV-1901.
"'• Vida Sunta, 71, 15-X-1899.
* El Heraldo, 24-1V-1901.
El pensamiento de Clarín 141
1
- Un discurso, p. 99. En 1889, había dicho lo mismo: «A una estupidez por el estilo
tienden nuestras costumbres actuales, que han hecho hasta de buen tono, y como signo de
distinción, esa neutralidad religiosa, que consiste en no hablar nunca de las cosas de tejas
arriba (...). Éste es el mejor término medio que se ha sabido encontrar para huir los dos
extremos viciosos que se pueden cifrar en El liberalismo es pecado (...) por el lado de los
fanáticos a la antigua, y en las lucubraciones de El Motín y de Las Dominicales, por el lado
de los fanáticos a la moderna». {La España Moderna, XI, art. cit.; Ensayos y Revistas, p. 193.
"» Ibíd., p. 101.
^ El Día, 4.362, 16-VI-1892; Palique, pp. 184-188.
!>
Vid. con respecto a esto la evocación humorística del encuentro de procesiones, la
católica, la budista, etc, en la Puerta del Sol. Nota 159, capítulo II.
ir
La España Moderna, XI, art. cit.; Ensayos y Revistas, p. 194.
" Ibíd., p.194. «Que en esta España que ha vertido tanta sangre, propia y ajena, por
la religión católica, de la noche a la mañana, dejemos de pensar en el catolicismo, y en
El pensamiento de Clarín 143
Conclusión
Estas reflexiones de Clarín sobre los diversos aspectos de lo que
nosotros hemos dado en llamar Religión y Sociedad aparecen dispersas
en sus escritos, a partir de los años 1889-90. Son, sin duda, el fruto de
un examen profundo tanto del carácter específico hispano como de la
idea de religión, ahondamiento que se enriquece de todas las aporta-
ciones del pensamiento europeo del momento. Sobre este aspecto, hay
que subrayar la importancia determinante de Renán y también, en
menor grado y a otro nivel, de Carlyle y de Tolstoí. Pero este ahonda-
miento no parece conducir a un cambio sustancial con respecto al perí-
odo anterior, pues si durante ésta la crítica aguda de la situación, tanto
política como religiosa, superaba la búsqueda de una síntesis construc-
tiva, es evidente que esta crítica se hacía a partir de una concepción
religiosa que, aunque no formulada de manera explícita, no dejaba de
estar latente, como lo confirman, por otra parte, ciertos elementos dis-
persos en sus artículos y en la obra de creación.
Se puede decir que el pensamiento religioso de Clarín llega a su
perfecta coherencia a partir de los años 1889-90. El hecho de que apa-
rezca disperso durante los 10 ó 12 últimos años de su vida, en sus
diversos escritos, se debe a la actividad fundamentalmente periodística
general en toda religión positiva y aun en toda religión; que cada cual guarde sus creen-
cias para el retiro de su alcoba, como si fuesen enfermedades secretas, y ante el mundo
practiquemos la tolerancia de la neutralidad de la escuela belga, que consiste en prescindir
del cristianismo en la historia, mutilando el espíritu propio, y a y u d a n d o a la mutilación
de los demás espíritus... es absurdo; es una pretensión grotesca, que, como se saliera con
la suya, convertiría a los españoles en una clase de africanos bastante terribles».
" Las ideas de la educación religiosa contenidas en Un discurso recibieron la calu-
rosa aprobación de Mcnéndez Pelayo, quien, olvidando las restricciones sobre la educa-
ción estrictamente confesional que formula Clarín, escribe a éste último: «Se me ensan-
cha el alma cuando veo a un libera! como usted coincidir conmigo en lo esencial del
terrible problema de la enseñanza, que nadie, ni liberal ni conservador, se atreve a plan-
tear aquí en sus verdaderos términos, es decir, la absoluta necesidad d e la educación
religiosa, no ya sólo para que la vida colectiva no acabe de disolverse, sino, lo que
importa más, para la salvación del alma propia». {Epistolario, 1941, o.cit., carta del 26-X-
1891. p. 28 y Epistolario, 1943, o.cit., pp. 56-57.
l-í-1 )t(in Lissorgues
* * *
Vid. Llarín político I, pp. 85-107 v Clarín político 11, pp. 175-176.
:,:
Vid. Clarín político U, pp. 175-176 y pp. 204-208.
1
Vid, por ejemplo, «Teorías religiosas de la filosofía novísima», Apéndice.
JÍ6 Ytati Lissorgnes
:
Vid. Clarín político l, pp. 40-64.
So/os, pp. 66-67.
i so Yvan Lissorí>ties
* * *
1
Vid. a este respecto la polémica suscitada con los intelectuales anarquistas a los
que aconseja fundamentar su reflexión en lugar de repetir la teorías autoritarias y faná-
ticas de los «sociólogos (no filósofos)» que ignoran todo de las cosas delicadas y profun-
das {Madrid Cómico, 16-20-1-1900; Clarín político I, pp. 375-378).
:1
luí Ilustración Española y Americana, 8-1-1896; Siglo pasado, pp. 152-154. Los juicios
que da sobre Nietzsche, Schopenhauer,... son interesantes.
«Nietzsche, cuyo sistema (?) de repugnante aristocracia intelectual poco faltó para
que anduviera por las cajas de cerillas».
«Schopenhauer debe su popularidad relativa, no a lo que tal vez haya de fuerte en
su sistema, sino a sus célebres salidas pesimistas».
«Max Nordau, una adocenada medianía, se ha hecho célebre por decir que todo es
mentira, y que casi texios, menos él, están locos».
«Lombroso, maestro de Max Nordau, que reniega de sus discípulo porque éste exa-
gera, se hizo conocer gracias a análogas exageraciones».
/-./ jK'nsamiento de Clarín 153
14
La publicidad, 6.411, 19-VIII-1896.
" Ibid.
El ¡K'nsamiento de Clarín 155
" Ibíd.
,?
La Nouuelle Reznie Internationale. Número especial España, París, 1900. Artículo
publicado en francés.
'" Todo lo más se pueden hacer variaciones sobre el tema.
«El neotomismo aquí no llegó nunca a neo; fue y es, más que otra cosa, un caldo
en que Pidal y los obispos cultivan microbios carlistas para atenuar la plaga. No se
lo pagará Dios porque ya se lo paga bien el presupuesto» {La Publicidad, 6.411, 19-
VIII-1896).
«En España se toma el término en sentido etimológico. ¿De dónde viene tomismo?
De tomar. Es claro, de tomar; no de escribir tomos. Y nuestros tomistas no son conoci-
dos en el extranjero pero lo que es en su casa, ¡se toman cada toma! Cuenten ustedes:
tomismo de ministerios, presidencias, distritos, diócesis, cacicatos, capelos, consejos de
ferrocarriles, contratos, cátedras, categorías, tribunales. En España todo está tomado por
los tomistas» (El Heraldo, 1904, 25-1-1896).
156 Vían Lissorgues
El krausismo
* * *
" La Unión, 166, 19-111-1879. Podríamos citar otros artículos referidos a González
Serrano. Por ejemplo, uno de El Porvenir del S-XI-1882, en el que Clarín dice que el
joven filósofo era «uno de los pocos jóvenes que seguían el krausismo con plena con-
ciencia de lo que hacían» y que luego supo coger lo mejor del positivismo.
K
Prólogo de Clarín para Idean pedagógicas modernas, de Adolfo Posada (Madrid, Vic-
toriano Suárez, 1892).
41
£/ Solfeo, 817, 25-IV-1878; Preludios, p. 153.
El pensamiento de Clarín 163
4:
Adolfo Posada parece encontrar la medida exacta de lo que fue, en su conjunto, el
krausismo al escribir: «El krausismo fue, por fin, un movimiento de renovación ética y
de significación pedagógica, y que llegó a su hora, y por eso arraigó en el espíritu colec-
tivo; un movimiento más que de escuela, de tendencia, o bien de escuela, si ésta no se
traduce en la elaboración de una dogmática controlada o de unos cánones, y se limita a
ser una común orientación de pensamiento, y una manera de considerar los problemas
del pensar y del vivir. El krausismo, sobre todo en Giner, que formará su espíritu
abriéndolo a los cuatro vientos, era más que nada una actividad mental y ética; aquella,
la mental, de austeridad, de reserva y de calurosa simpatía hacia todo esfuerzo sincero
en los campos de la ciencia, y ésta, la ética, de austeridad también, de serena estimación
de la vida, que debe ser en todo momento expresión práctica de un ideal» (citado por
Elias Díaz, La filosofía social del krausismo español, Madrid, Cuadernos para el diálogo,
1973, p. 50).
*' Vid. Clarín político II, pp. 47-49.
164 Yrati í.issargtws
44
Prólogo de Ideas pedagógicas modernas, o. cit., p. XVI.
*' Ibíd.
*" Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de los Heterodoxos, Madrid, Biblioteca de
Autores Cristianos, 1956, p. 1.008.
4
~ La Nouvelie Revue Internationale, 1900, art. cit.
tí
La Publicidad, 6.411, 19-VIII-1896.
/;"/ fK'nsamiento de Clarín 76*
* Prólogo de Ideas pedagógicas modernas, 1892, o. cit. Vid. nota 44 de este mismo capítulo.
v
El Porvenir, 8-XI-1882.
51
El Solfeo, 815, 23-IV-1878; Preludios, p. 152.
K
Vid. capítulo I.
M
Zurita se publicó en el Almanaque de La Ilustración Española y Americatia para el año
de 1885. Posteriormente, se recogió en el libro Pipa (Madrid, Fernando Fe, 1885). Reedi-
ción moderna de Pipa a cargo de Antonio Ramos Gascón (Madrid, Cátedra, 1980).
166 Vían Ussorgnes
* * *
Dos textos escritos con 12 años de diferencia, uno de 188XF, cuando Cla-
rín estaba muy próximo a las enseñanzas de Giner, y otro de 1892*, cuando
nuestro autor se encuentra resueltamente inclinado hacia la búsqueda espi-
ritualista, deberían permitir despejar lo que hay de perdurable en la pos-
tura del autor de La Regenta con respecto al krausismo. Ambos escritos
ponen de relieve la oportunidad que brinda el movimiento en un momento
en el que la filosofía española, reducida a la práctica secular de una escolás-
tica desgastada, estaba completamente decrépita. Donoso Cortés y Jaime
Balmes, los únicos filósofos católicos de cierta envergadura del período
anterior, no podían aportar una renovación: el primero, por la simple razón
de que dirigía sus miras hacia el pasado, y el segundo, porque lo que había
de «progresista» en su pensamiento era un sueño imposible.
"•* El buen Zurita es, en definitiva, el representante de esos jóvenes que, en 1862, hacién-
dose krausistas para ir a la moda, despiertan las prevenciones de Sanz del Río, quien,
escribe López Morillas, «veía con desaliento que había otros que krausistizaban, como enton-
ces se decía, sencillamente por darse tono, endosándose, como llamativa vestimenta, lo más
superficial de la doctrina reducido a un puñado de slogans» 0uan López Morillas, £/ krau-
sismo español, México, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1956, p. 64).
s
- «El libre examen y nuestra literatura presente», Solos, p. 69.
"* Prólogo de Clarín para Ideas pedagógicas modernas, de Adolfo Posada, 1892, o. cit.
El pensamiento de Clarín 767
Desde entonces, «la filosofía del siglo, la única que podía ser algo
más que una momia, un ser vivo, entró en España con la influencia de
las escuelas idealistas i m p o r t a d a p o r el filósofo citado [Sanz del
Río]»?r, escribe Clarín en 1880. En 1892, Clarín repite que el resultado
de la estancia de Sanz del Río en Heidelberg fue «el único renaci-
miento de la vida filosófica que en España ha habido en el presente
siglo»*8. Además, con respecto a otras corrientes que penetraron en la
península en la segunda mitad del siglo XIX (el positivismo, el hege-
lianismo, el neokantismo), el único que «ha d a d o frutos dignos de
consideración» fue el krausismo, dice nuestro autor en 1878sy; así como
en 1900, cuando proclama: «La única escuela moderna que desde hace
pocos años empezó a prosperar fue la de Krause»60.
Por otro lado, en 1892, Clarín se alegra de que «los primeros vien-
tos del modernismo intelectual y de independencia filosófica hubieran
sido en España idealistas, de un idealismo bien noble, generoso y poé-
tico como es el krausismo». Y precisamente una de las razones que
favorecieron el arraigo del krausismo fue que se trataba de una filoso-
fía idealista-1. Es una lástima que Clarín no desarrolle sus opiniones a
este respecto. ¿Quiere esto decir que el espíritu español (el alma espa-
ñola como dicen algunos) estaba más preparada para recibir una filo-
sofía idealista que de otro tipo? Es probable, pues en el texto de 1880
escribe: «Cuando ya por el mundo corrían con más crédito que los sis-
temas de los grandes filósofos idealistas de Alemania las derivaciones
de la izquierda hegeliana e : y el positivismo francés y el inglés, en
"7 Vid. nota 55.
58
Prólogo, de Ideas pedagógicas..., XIV.
"*' El Solfeo 815, 23-IV-1878; Preludios, p. 151. En dicho artículo, precisa: «¿Qué otra
filosofía ha entrado en España? ¿Las vaguedades hegelianas a m p a r a d a s por algunos
profesores más eruditos y artistas que filósofos? No, por cierto. Eso no merece el nom-
bre de corriente filosófica. ¿El neo-escolasticismo medio digerido, medio traducido y ter-
giversasdo del Padre Ceferino? Tampoco eso es seria filosofía. ¿Lo serán los rapsodas de
la filosofía italo-escolástica introducida por Ortí y Lara? Nada hay en ellos de original e
independiente. ¿Volveremos los ojos a Pidal, aprovechado discípulo del Padre Ceferino
(..)? \Risum teneatisl ¿Qué queda? Queda la novísima filosofía positivista catalana, y
queda, por último, el pesimismo perezoso del Sr. Revilla».
*} La Nouvelle Revue Internationale, art. cit.
"' Vid. nota 58 del presente capítulo.
"- Según Elias Díaz, que retoma y desarrolla en este sentido las ideas de Fernández
de la Mora, la ausencia de Hegel fue perjudicial para el pensamiento y la historia espa-
ñola. «La ausencia de Hegel —escribe Fernández de la Mora— nos impidió incorporar-
nos a una de las mejores filosofías europeas y desvió las ideologías proletarias hacia el
anarquismo infecundo (...). El krausismo ocupó indebidamente un espacio precioso del
espíritu español». Citado por Elias Díaz, La filosofía social del krausismo español, o. cit. pp.
15-16. Acerca de tan interesante y compleja cuestión, vid. también pp. 11-38.
16S Yrtin l.issorgnes
Vid. Clarín político /, pp. 95-98 y Clarín político II, pp. 171-176 y pp. 184-185.
"' Vid. Clarín político 1, Introducción, v Clarín político II, pp. 171-175. En concreto, la
página 155, donde se lee: «Ese movimiento de fuera a dentro, sin que se olvide nunca lo
que fuera, es, creemos, la característica fundamental del período 1890-1901».
~ «El libre examen...», art. cit., pp. 69-70.
7 72 Yran Lisson>ues
* * *
Durante cuatro años, de 1871 a 1875, Clarín fue alumno de los pro-
fesores krausistas: Giner, Salmerón, Canalejas, Azcárate, Camús, Gon-
zález Serrano, y durante este período vivió la agitación revolucionaria
o al menos la efervescencia política e ideológica del momento histórico
que precede a la Restauración. Esos cuatro años fueron decisivos para
la formación de su pensamiento, en un momento de la vida, de los 19
a los 23 años, en el que se alcanza la «edad de la razón»; propicio para
poner en tela de juicio bastantes de las costumbres experimentadas
hasta entonces como leyes naturales, y donde permanece intacta la
capacidad de entusiasmo.
Para José del Perojo: «los sistemas (...) son moldes que encierran v esclavizan; con
ellos pierde el pensamiento espontaneidad» (Rrcista Europea, 27-VI-1875). A propósito de
Perojcquien se había formado en Heidelberg como Sanz del Río, y que era más bien
neokantiano, he aquí lo que escribe López Morillas: «A su manera de ver, lo que hacía
falta para poner a España en concordancia con Europa no era lo propuesto por los krau-
sistas a saber reemplazar una ortodoxia por otra, sino abrir el cerebro español a los cua-
tro vientos cardinales(...)» (Juan López Morillas, o. cit., p. 104).
" Prólogo de Liras pedagógicas..., p. XVII.
F.l pensamiento de Clarín 173
Este ideal de ofensiva, hasta, por lo menos, los años 1881-1882, se ali-
menta esencialmente de la filosofía krausista.
En el terreno político y social hemos ya caracterizado la ideología
de Clarín en la Introducción de Clarín político l, señalando, aunque sin
ejecutar un análisis sistemático, lo que le debía al krausismo. Ahora
trataremos de observar el tema desde este ángulo, sin retomar, no obs-
tante, el camino seguido por el pensamiento de Alas. Ahora bien, si
nos quedamos en el estudio de los grandes principios, podemos cons-
tatar que éstos: búsqueda de la armonía social y nacional, lucha por la
libertad y la justicia (el derecho), deseo de contribuir a la «redención»
jurídica e intelectual del pueblo... son intangibles, a pesar de que con
los años el ardor por defenderlos disminuya, y a u n q u e los medios
para realizarlos no sean precisamente los mismos en 1878 y en 1900.
Ahora bien, estos grandes principios son los que estructuran la filo-
sofía social del krausismo. No es posible examinar aquí, de una forma
exhaustiva, esta filosofía, a la que han dedicado sus esfuerzos otros
investigadores, como son los casos de M a Dolores Gómez Molleda y
sobre todo Elias Díaz. A menudo, estos trabajos son los que nos pro-
porcionan los elementos de referencia, tanto para el estudio de la ideo-
logía social de Clarín como para la vertiente religiosa en la que muy
pronto nos adentraremos.
El krausismo propone una transformación progresiva de los orga-
nismos humanos para la educación y la instrucción del pueblo. Los
objetivos del orden social preconizado son, de hecho, los tres elemen-
tos de base del liberalismo progresista: 1) la libertad religiosa, polí-
tica, intelectual, económica; 2) la igualdad de todos ante la ley; y 3) la
defensa de la p r o p i e d a d p r i v a d a . Se trata, p u e s , ante todo, de un
reformismo social q u e tiende a una m á s justa distribución d e las
riquezas y, en consecuencia, a una mejora d e la situación social. A
esta reforma se llegará no por una modificación de las estructuras y
de los medios de producción, sino por una reforma ética del hombre.
En resumen, el krausismo pretende corregir por la moral el libera-
lismo salvaje del laissez-faire, laissez-passer. Para él, las injusticias socia-
les p r o c e d e n b á s i c a m e n t e d e factores m o r a l e s : e g o í s m o , codicia,
ausencia de amor por el prójimo. El único defecto de la sociedad es
carecer de conciencia ética, y sólo p u e d e dársela el desarrollo de la
educación moral v del sentido cívico. El sistema social krausista se
propone la disolución en la moral de los conflictos reales, es decir, de
la lucha de clases. La ética krausista hace inflexión en la necesaria
armonía entre los intereses particulares y los generales, a los cuales se
/:'/ [yensamiento de Clarín 175
'" Prólogo de La lucha por el derecho, o. cit., p. XVI; Clarín político i, nota 2, p. 157.
'" Según Elias Díaz, hay en Giner y en Azcárate cierto temor ante los mecanismos
económicos (u otros) capaces de producir una sociedad más igualitaria.
"* Vid. Clarín político l, pp. 79-85.
^ Prólogo de La lucha por el derecho, o. cit., p. LVIII-LIX; vid. Clarín político l, nota 2,
p. 260.
El fx>nsamiento de Clarín 181
1,7
Ui Umón, 47, 19-IX-1878; Preludios, p. 182.
ns
Ibid.
7 «6 Yrctri l-issorgiies
El p o s i t i v i s m o
* * *
•'"' La Nouvelle Rrsue Internationale, n" especial, L'Espagne, 1900, art. cit..
1V
Prólogo de Ideas pedagógicas..., de Adolfo Posada, 1892, o. cit., p. XV.
n
" La Publicidad, 6.411, 19-VIII-1896.
'* El Solfeo, 830, 10-V-1878.
'* La Unión, 401, 17-1-1880.
'*• La Unión, 408, 25-1-1880.
192 Yran lissorf>ncs
paga ahora a todas las naciones y pretende dar «el tono a la corriente
general de la vida moderna»14". Clarín considera que es un grave error
proclamar como una tendencia natural de toda civilización contempo-
ránea «lo que p u e d e ser, a lo sumo, temperamento especial de una
gran nacionalidad, carácter de una raza»14". Este espíritu utilitarista ya
se ha desarrollado sobradamente en Francia, donde cuenta con apasio-
nados partidarios, como Raoul Frary, quien no cesa de repetir que «lo
que importa en primer lugar es hacerse rico», y que, desde entonces,
desprecia, en el terreno de la educación, todo aquello que no es prepa-
ración urgente para las carreras de comercio o similares pero buscando
en todas el rápido enriquecimiento. Para Clarín, ni las preocupaciones
del patriotismo nacional, ni el comercio, ni la inmigración colonial
pueden constituir el ideal de una nación civilizada. Sin embargo, el
utilitarismo conduce a eso, dice nuestro autor, porque no es más que
la degradación del positivismo en el ámbito de las aplicaciones prácti-
cas e inmediatas.
Hay que manifestar (lo cual no hace Clarín) que el utilitarismo
representa claramente la mentalidad de una burguesía mercantilista
que, tanto en Inglaterra como en Francia, es la fuerza social domi-
nante. Es cierto que una filosofía no especulativa que pretende que-
darse en los hechos, como es el positivismo, es la que, en principio,
más se adapta a su mentalidad. Además, atenerse a los hechos, sin
buscar su explicación profunda,sea ésta histórica u otra, cuando éstos
demuestran la supremacía efectiva de cierta clase y de ciertas nacio-
nes, puede inducir a dichas clase y naciones a atribuirse una superiori-
dad casi ontológica, fundamento de todas las concepciones antiiguali-
tarias v colonialistas.
N o p a r e c e q u e Clarín j u z g u e q u e las cosas h a y a n l l e g a d o en
España a tal punto, lo cual es representativo de la debilidad timorata
de la burguesía española. Por el contrario, según Clarín, el espíritu
positivo se apoderó de la mentalidad de multitud de farmacéuticos,
médicos y demás, es decir, se desarrolló en algunos espíritus medio-
cres de la clase media. El positivismo es una filosofía que «tiene el
inconveniente de que se enamoran de ella casi todos los boticarios y
médicos de partido, y la multitud de aficionados que filosofan como
los comisionistas de sobremesa»1*8. El positivismo es, pues, responsable
en buena parte de esta mediocridad de pensamiento preponderante en
l
* Ibíd., p. 11.
U7
Ibíd., p. 20.
l
" La Ilustración Española y Americana, 8-1-1896; Siglo pasado, pp. 149-151.
194 Y tan Lissorgues
que las vulgaridades empíricas con que unos pocos quisieron enterrar
vivo el idealismo del único arranque de pensamiento filosófico inde-
pendiente que hubo en España durante el siglo» 1 ".
* * *
1,1
Prólogo de Ideas pedagógicas..., o. cit., p. XV.
ISí
Una parte de la carta fue publicada por Adolfo Posada (Leopoldo Alas, Clarín, o.
cit., p. 130). Fue publicada íntegra por Francisco García Sarria, Clarín o la herejía amorosa,
Madrid, Gredos, pp. 254-255, con la variante: «lo considero muy aceptable», en vez de
«muy respetable», que recogía Posada.
1,5
Vid. las primeras páginas de este mismo epígrafe.
796 Yvan l.issorgnes
"* El Solfeo, 228, 17-1 V-l876; Preludios, pp. 66-99; vid. Clarín político II, p. 139.
'** Rnústa Europea, 141, 5-XI-1876; Solos, p. 91.
'"* La Unión, 118, 8-1-1879; Solos, pp. 248-249.
,w
Ibíd.
1
"° Hippolyte Taine, L'idealisme anglais, en la obra en 5 volúmenes: Histoire de la litté-
rature angkise (1856-1863).
!
" Prólogo de Los Héroes..., 1893, o. cit., tomo II, pp. 13-14.
El pensamiento de Clarín 197
hav que subrayar que en estas líneas reside una vibración nostálgica
que es infinitamente más ilustrativa de una exigencia de espiritualidad
que la «narración» misma. Hay en ellas como un eco, aún no articu-
lado, de la tristeza que embarga a Fray Luis cuando se siente abando-
nado en este valle «triste y oscuro». Sí, ya en 1876 se comprende que
Alas haya podido escribir un día, en 1889, que Fray Luis era el antepa-
sado de sus «tendencias místico-artísticas», mientras que Quintana no
era para él más que «un compatriota»1**.
Este texto, pues, de 1876 sobre Recuerdos de Italia testimonia la pos-
terior búsqueda espiritual...
Y sin embargo, Clarín se encuentra en el período militante. Porque
la batalla político-literaria, la lucha por el libre examen, contra la insti-
tución católica, el combate por la cultura son una cosa, pero el ser
guarda en el fondo de sí mismo aspiraciones profundas, aspiraciones
de lo absoluto, presencia del misterio, sin que haya por ello contradic-
ción, y aunque la razón conserve sus derechos... y sus deberes.
No creemos que en el período 1875-80 haya habido en Clarín un
deslizamiento hacia el positivismo como sugiere Sergio Beser170, o si
acaso hay que prestar atención en distinguir el método racional de
investigación de lo real que el positivismo ha puesto al servicio del
sistema mismo, el cual es negación de lo que no se puede discernir
y de lo absoluto. Que Clarín tuviera respecto a lo real una actitud
q u e p r i v i l e g i a r a a la r a z ó n es i n d i s c u t i b l e , y así será h a s t a su
muerte 1 7 1 , p e r o su r e c h a z o al p o s i t i v i s m o c o m o filosofía n o es
menos absoluto.
Por otro lado su naturalismo no tiene nada que ver con el positi-
vismo filosófico. Ya lo hemos explicitado suficientemente1"2.
Después de 1880, sus posicionamientos contra las negaciones posi-
tivistas son idénticas a como eran antes de tal fecha. Carecería de inte-
rés su cita completa.
En 1897, repite que el hombre no puede eludir el problema de su
destino. A este respecto, el positivismo es una engañifa, pues no con-
cede la menor importancia a lo desconocido. «En rigor, lo que hace el
positivismo es lo que dicen que hace el avestruz ante el peligro, escon-
der la cabeza...» I7 \
Para terminar, escogeremos una sátira irónica del m u n d o positi-
vista, de 1886. Muchas almas, dice Clarín, se sienten acorraladas en el
universo cerrado del positivismo, en «un m u n d o abuhardillado, sin
más cielo que un cielo de raso hecho por albañiles como Comte, Spen-
cer, Haeckel». Por el contrario, los «sabios positivos y prácticos» están
satisfechos con este mundo porque están seguros de no golpearse con-
tra el techo «de cal y canto de esta miserable casa de vecindad, porque
jamás tendrán el antojo de volar, ni siquiera de dar un salto». Clarín
propone una fábula que ilustra maravillosamente su visión de la men-
talidad positiva opuesta al ideal. «Encerrad a una golondrina y a un
ratón en una despensa bien provista de alimentos que roer. El ratón
será un optimista prudentísimo y le dirá a la golondrina, que no hace
más que quejarse: —¡Chist!... no se te puede sufrir; eres una pesimista
bien sosa (...). Me aburre tu amaneramiento. ¿Qué echas de menos? ¿El
aire? ¿La luz? Tonterías: aquí se ve lo suficiente para dar con los man-
jares; y en cuanto a respirar... nos sobra casi todo el aire. Cría dientes,
cría dientes y córtate las alas, y tú encontrarás al cabo en esta des-
pensa el mejor de los mundos posibles»174.
* * *
zón del complejo existencial es también una realidad, igual que la aspira-
ción de lo absoluto que resulta de ello ^. Esta concepción sincrética de lo
real, en el sentido que posee en el siglo XIX la palabra de aprehensión
global y más o menos confusa de un todo, explica la búsqueda espiritual
de Leopoldo Alas, así como las grandes líneas de lo que podríamos lla-
mar el problema del conocimiento tal como él se lo plantea.
Veremos cómo este sincretismo, en cuanto que no aporta una solu-
ción definitiva, cerrada, positiva, explica también un eclecticismo que
es lo contrario del diletantismo, pues fundamentalmente es búsqueda.
Los p r o b l e m a s del c o n o c i m i e n t o
* * *
:
' Los Lunes de El imparcial, 11-III-1895.
r
La Ilustración Ibérica, 238, 23-V1MS87; 241, 13-VI1I; 246, 17-IX; 247, 24-IX; 251, 27-X;
253, 5-XI, 256, 26-XI; Mczclilla, 18S9, <>. al., pp. 55.98; Epistolario, 1943, o.cit. pp. 148-185.
' : Josette Blanquat, '«Clarín et Baudelaire», Rerue de Littérature Comparte, 401, enero-
mar/o, 1959, pp. 10-11.
La Ilustración Ibérica, 246, 17-IX-1887; Mezclilla, o. cit., pp. 67-68.
210 Yvan Lissurgues
^ Prólogo de La lucha por el derecho, o. cit., p. XLIV. Vid. Clarín político l, nota 5, p.
273-274.
*p La Publicidad, 7.602, 4-XII-1899; vid. Clarín político I, p. 290.
av
Un discurso, 1891, o. cit., p. 39.
>l7
- Prólogo de Ideas, pedagógicas..., o. cit., p. XII.
El pensamiento de Clarín 211
* * *
fondo de los seres. Cabe anotar que en este punto Clarín, desde 1878 ó
1882, está muy próximo a la concepción que Bergson formulará a partir
de 1889. Es, pues, difícil afirmar, aunque coincidan, que el filósofo fran-
cés haya ejercido sobre Clarín una influencia directa.
No obstante, para Clarín como para Bergson, si el hombre es a la
vez razón y alma, si las cosas son apariencia y profundidad, si todo en
este mundo se destaca sobre un fondo de misterio, es que hay necesa-
riamente un principio unitario, un orden superior y divino del uni-
verso que hace que la realidad sea una. No se trata, para Clarín, de un
postulado racionalista, sino de una creencia íntima, de una fe de la
cual es muy consciente: «Fe por fe, es preferible la fe religiosa», dice
en 1897 : ". Ahora bien, la aproximación intuitiva hacia los seres y las
cosas, particularmente a través del arte, permite en el fondo de las
cosas y de los seres, un reflejo de este orden divino.
El verdadero conocimiento, que es ante todo simpatía y comunión,
es también una forma de vivir esta espiritualidad, reflejo de un orden
superior, que une a los seres y las cosas. En estas condiciones, el amor
a los seres (al prójimo, pues), el amor a la vida que se desprende de
esta aproximación intuitiva, viva y vivida horizontalmente, a la altura
del hombre, no tiene más que una lejana relación con el acatamiento
del mandato de amor, dogmático y absoluto, que frecuentemente no se
cansan de repetir la religiones positivas.
Para vivir realmente este humanismo espiritualista hay que tener
siempre una conciencia profunda del misterio.
La muerte y el misterio
:
" El Día, 4.362, 16-VI-1892; Palique, 1894, o. cit., pp. 184-188.
::?
Marino Gómez-Santos, o. cit., p. 162 (Carta al obispo de Oviedo del 28-X-1892).
:,h
El Día, 4.362, art. cit.
:7
' Un discurso, o. cit., p. 6.
: s
" La Publicidad, 836, ll-VI-1880; Solos, p. 82.
-Iw Un discurso, o. cit., p. 6.
El pensamiento de Clarín 215
La muerte de los seres queridos, entre los que figuran los grandes
hombres con los cuales entró en comunión espiritual a través de sus
obras, es siempre, para Clarín, ocasión de una profunda meditación.
Schopenhauer, por más que demuestre, escribe en 1889 cuando muere
Camús, que la muerte no existe, que no hay sensación, sea ésta lo
dolorosa que sea, que no pertenezca a la vida, pues la muerte no se
siente, el talento del filósofo no llega a demostrar que no se siente la
m u e r t e d e los o t r o s . «Y en los d e m á s v en lo d e m á s n o s v a m o s
muriendo nosotros»--.
Una cosa es aceptar la muerte como necesidad lógica y ontológica,
y otra ver morir a los que te rodean. «Otra cosa es ir viendo la muerte,
alrededor nuestro, cómo va matándonos la parte de corazón que tene-
mos desparramada por el mundo, y cómo se va acercando, acercando,
afinando la puntería, hasta herir en el misterioso centro en que lo sen-
timos todos»-'. De tal modo que a la muerte de Renán, en 1893, llega
a escribir una vibrante y patética meditación sobre la muerte de estos
grandes pensadores como Renán, Víctor Hugo, etc.-2:, que son en cierta
m a n e r a p a r t e d e sí m i s m o . « C u a n d o m u e r e u n Víctor H u g o , u n
Renán, siente el alma como una especie de parálisis intelectual (...),
sentimos que se muere algo que venía de fuera, pero que tenía espe-
cial resonancia en nosotros, y despertaba en nuestro espíritu un modo
de espontaneidad sugerida». Pues, «para el subjetivismo absoluto, un
Renán, un Víctor Hugo, son partes de nosotros mismos a quienes atri-
buimos una figurada existencia exterior». Por eso, concluye Clarín, «se
puede decir que se muere, se paraliza algo en nosotros, algo incons-
ciente por el origen, por la procedencia, cuando calla para siempre uno
de esos grandes maestros de nuestra alma» : : \
La muerte de los seres queridos es, para el hombre, una especie de
experiencia de su propia muerte, pero, a un nivel estrictamente perso-
nal, el i n d i v i d u o no debería olvidar que está c o m p l e t a m e n t e solo
frente a su destino. Es por esto por lo que, para Clarín, todas las filo-
sofías de alcance exclusivamente social como el utilitarismo o el socia-
lismo marxista son un error. ¿Se puede reducir la cuestión social «a la
-° La Ilustración Ibérica, 325, 23-111-1889; Ensayos y Revistas, p. 6.
-• Ibíd. p . 5.
122
En 1898, redacta la lista de sus héroes, de sus maestros invisibles pero admirados
con entusiasmo: Chateaubriand, Leopardi, Victor Hugo, Alejandro Humboldt, Quinet,
Musset... Luego están Campoamor, Giner, Castelar, Menéndez Pelayo, Moreno Nieto,
Renán, Carlvle, Goethe, v también Homero, Cervantes, Platón, Kant..., sin olvidar a
Zola. (Madrid Cómico, 12-IÍ-1898).
rí
La Ilustración Ibérica, 554, 12-VIII y 556, 25-MII-1893.
216 yvan l.issorgues
cuestión del pan»? No, les responde a los socialistas, pues en la vida
hay otras cuestiones más importantes que la meramente material:
«¿Cómo se intenta comparar esas pequeñas cuestiones con el problema
capital de la vida y de la muerte?»^ 4 .
En cuanto al utilitarismo, tiende a «engañar al mísero mortal», inci-
tándolo a unas actividades ajenas a la idea de la muerte. La felicidad
no puede residir exclusivamente en la acumulación de riquezas, ya
que el que sabe que va a morir se siente lejos de la colectividad y del
progreso material. «El mismo progreso general, los adelantos materia-
les y las formas sociales que los facilitan, tienen para todo el que no es
un necio, un valor relativo, transitorio», puesto que todos los elemen-
tos de la vida social interesan menos al individuo que el problema de
su propio destino, el problema de su muerte- 5 .
El hombre que no quiera negar la evidencia deberá convenir que
«la idea de la muerte (...) nos aisla del mundo» y, parece decir Clarín,
nos hace recogernos en nosotros mismos pero para abrirnos a otros
horizontes ideales, para obligarnos a acordar «un valor substantivo,
como simbólico, de toda la realidad virtual que no vivimos». Clarín
piensa que todo hombre llega a considerar la existencia sub specie aeter-
nitatis. Esto es evidente para el creyente, pero aquél que no cree en
otra vida necesita concentrar en ésta «toda la capacidad poética y
soñadora, toda la idealidad que su alma alimenta». La muerte es, por
ello, fuente de idealidad para todos los hombres: «Por la muerte la
vida es artística, es dramática»-'.
* * *
* * *
"" Vid. Clarín político I y ¡l, y especialmente, en el tomo II, pp. 171-173.
218 Yt an I.issorfjues
;:íl
El Español, 457, art. cit.
« Ibíd.
111
Ibíd. Pompeyo Gener, antes de descubrir a Nietzsche, fue positivista y es por esto,
según Gonzalo Sobejano, por lo que no comprende m u y bien al autor de Zaratustra.
«Que Pompeyo Gener comprendiera mal a Nietzsche, escribe Sobejano, no es sólo con-
secuencia de su muy incompleta lectura de las obras de éste: es, también y sobre todo,
explicable efecto de su formación tenazmente positivista» (Gonzalo Sobejano, Nietzsche
en Es-paña, Madrid, Gredos, 1967, p. 159. Obra casi exhaustiva sobre la cuestión a la que
se refiere su título. Alvarez Junco retoma a Nietzsche en su estudio sobre la ideología
anarquista: La ideología política del anarquismo español (1868-1910). Madrid, Siglo XXI,
1976, pp. 146-163).
Para Clarín, Pompeyo Gener podría ser muy bien el paradigma de estos filósofos «de
lecturas apresuradas y de segunda mano» que él fustiga sin tregua durante los últimos
diez años de su vida. En sus artículos, las alusiones satíricas a Gener, positivista o nietzs-
chiano, son frecuentes de 1893 a 1901. Un ejemplo: Pompeyo Gener «plagió a Max Nor-
dau y ahora se atreve con Nietzsche y ni siquiera le comprende» (Heraldo, 17-11-1900).
ZM
Ya hemos abordado esta cuestión bajo un ángulo más bien sociológico en el capí-
tulo III: «Contra los librepensadores superficiales».
220 Yvan Lissorgues
2,5
La España Moderna, XIII, enero de 1890; Ensayos y Rroistas, p. 253.
:v
La Ilustración Española y Americana, 8-1-1896; Siglo pasado, pp. 156-157.
El pensamiento de Clarín ¿21
-*" Maximiliano Arboleva, «Alma religiosa de 'Clarín'», art. cit. (vid. nota 43 del capí-
tulo I).
Citamos aquí según la edición más accesible para el lector: la de José M"" Martínez-
Cachero, Leopoldo Alas «Clarín», El escritor y la crítica. Gredos, o. cit., pp. 49-51.
2i
" Es interesante constatar que el Dios de Renán está muy próximo al de Krause, y
prefigura un poco la concepción dinámica de Teilhard de Chardin. Renán ve a Dios
como una creación continua. No es, pero llegará a ser, mediante el progreso de la huma-
nidad, progreso que concluirá con el triunfo del espíritu sobre la materia. La concepción
de Clarín está lejos de ser tan rotunda. La humanidad es perfectible, cierto, pero Dios
existe, aunque sea incognoscible, y éste es el misterio fundamental.
226 Yvati Lissorgues
El Jmparcial, 7-XI-1895.
El pensamiento de Clarín 22~
* * *
Así pues, Leopoldo Alas, que niega o pone en duda los dogmas
fundamentales del catolicismo, se declara con justa razón no católico,
y, desde un estricto punto de vista ortodoxo, a Luis Balbín Victorero,
en su refutación del artículo de Maximiliano Arboleya, le asiste toda la
razón cuando dice, en 1927, que Clarín estaba fuera de la Iglesia de
Roma1'-. El espíritu religioso de nuestro autor no se satisface con una
religión estereotipada y aún menos con dogmas que el juzga más o
menos pueriles. Resulta inútil insistir en esto.
Lo que importa es la búsqueda de la verdad, y quienes se internan
por esta vía, sea cual sea el camino que tomen, coinciden. Para él, la
búsqueda de Fray Zeferino González, las de Salmerón o Taine van en
el mismo sentido: «¿Que importa el hábito blanco de Fray Zeferino o
la toga negra de Salmerón o el frac de Taine? Todos meditan, todos
-'• Francisco García Sarria, Clarín o la herejía amorosa. Madrid, Gredos, 1975.
Josette Blanquat hace un fino análisis de la presencia de la Virgen María en determi-
nados escritos de Clarín y en particular en el cuento Cuesta abajo (publicado en La Ilus-
tración Ibérica del 15-111 al 25-VII-1890). Josette Blanquat se pregunta, en definitiva, si el
pensamiento de la Virgen, «oasis del alma para ciertos hombres de acción, no ha sido
también para Clarín (como dice Mauriac en Mémoires intérieures, París, 1959, p. 143) uno
de estos puntos de agua conocido por él sólo que le ayudaron a remontar la temible
aventura que representa vivir entre lo más espeso de los hombres» (Vid. Josette Blan-
quat, «La sensibilité religieuse de Clarín. Reflets de Goethe et de Leopardi», en Revue de
Littérature Comparée, n° 2, abril-junio, 1961, París, pp. 177-196).
^ : En el artículo «Sonetos, por Anthero de Quental», aparecido en El Día, del 24-IV-
1882, Clarín pasa revista a las distintas composiciones del libro, y: «¡Cosa extraña! El
mejor de todos los sonetos, sin duda, es el que este poeta ateo consagra a la Virgen San-
tísima: 'Cheia de graca, Mae de Misericordia'» (artículo publicado también en Nuroa
Campaña, 1885, o. cit., p. 335).
:
" De cómo desfigura el señor Arboleya «las grandes figuras». Covadonga, 1927. Obra
citada por Gómez-Santos, quien publica dos párrafos: nota 1, p. 161, y nota 1, p. 173.
228 Vían I.issorgues
Conclusióné
Introducción
Rafael Altamira, Cosas del día. Valencia, Madrid, F. Sempere v Compañía, 1907, pp.
87-88.
El pensamiento de Clarín 231
Clarín confiesa que Sanz y Forés fue, sin saberlo, uno de los maes-
tros de su alma, y es consciente de la sorpresa que puede acarrear esta
confidencia tardía. Él, que luchó siempre contra la intransigente orto-
doxia católica, conservaba en el fondo de su corazón el recuerdo de su
obispo, como un ejemplo de caridad y de integridad moral y religiosa.
«¡Quién le diría al riguroso ortodoxo, al severo defensor de las tradi-
cionales intransigencias del catolicismo español, que en un espíritu
i n q u i e t o , p e r o a su m o d o creyente, a d o r a b a su i m a g e n , la d e D.
Benito, acompañada de otras como la de Renán, Giner, krausista, la de
Moreno Nieto, liberal, la de Tolstoi, hereje!»*.
La confidencia revela que las profundas simpatías pueden sobrepa-
sar el marco de las elecciones políticas o de los compromisos ideológi-
cos. En el caso de Sanz y Forés, Clarín considera que hay algo más
p r o f u n d o : u n a especie d e r e c o n o c i m i e n t o hacia u n h o m b r e q u e ,
habiendo sabido encontrar una unidad entre su vida y su fe, ha sido
un ejemplo, si no a imitar, al menos reconfortante. Además, la perso-
nalidad religiosa de este obispo muestra que el catolicismo no es nece-
sariamente un obstáculo para una verdadera religiosidad. Esta es una
idea importante que otros ejemplos apuntalarán.
Moreno Nieto es uno de ellos. Es laico, buen católico y próximo al
partido conservador de Cánovas. A este respecto, puede extrañar el que
Clarín lo califique de liberal en el artículo citado anteriormente; sin duda
quiere representar mediante este calificativo más su apertura de espíritu
que su compromiso político. Clarín lo conoció personalmente cuando era
estudiante en Madrid, de 1871 a 1880, en la Universidad donde Moreno
Nieto enseñaba, y en el Ateneo, del cual fue durante mucho tiempo presi-
dente. Sin que se pueda hablar de amistad entre los dos hombres, separa-
dos por la edad y las filiaciones políticas, es cierto que la personalidad de
Moreno Nieto fascinaba al joven Leopoldo Alas, lo cual el asturiano no
ocultaba, incluso desde las columnas de periódicos del radicalismo demo-
crático como £/ Solfeo o La Unión. En una carta a Pepín Quevedo del 27
de septiembre de 1877, menciona el examen que acaba de hacer de filoso-
fía del Derecho. La víspera, en el Ateneo, dice, encontró a Moreno Nieto,
uno de los miembros del jurado, quien le dijo que sería interrogado sobre
difíciles cuestiones de escolástica. En el transcurso del examen, Moreno
Nieto, al ver que Leopoldo «le había cogido la manera» de medio cura del
otro examinador, se echó a reír y se fue...''. La anécdota puede parecemos
• El Imparcial, 7-XI-1895.
" Carta publicada por Francisco García Sarria, Clarín o ¡a herejía amor<7>a, o. cit., p. 269.
234 Yrati Lissorgt4es
:>
El Globo, 12-XT-1897; vid. Apéndice, pp. 346-347.
" Ibtd.
"•* El Solfeo, 382, 24-X-1S76; Preludios, pp. 88-90.
236 Yrcm Lissorgues
ción y al que defendió contra las crueldades de los tiranos y las inva-
siones de los bárbaros.
El resto del artículo parece ser una simple exposición de los hechos;
el comentario de Clarín revela una concepción, que nuestro autor está
encantado de discutir, encarnada en este sabio prelado, pero que no le
resulta enteramente novedosa. «Creía en Dios, no creía en el Infierno,
aborrecía el dolor francamente pero no lo rehuía c u a n d o venía en
forma de deber. Alma noble, clara, leal, abierta, amaba la felicidad del
mundo supeditándola a otra más alta». No exigía ni torturas, ni supli-
cios, ni cilicios. Se colocaba en «simpático término medio de ideali-
dad», que hacía de él una especie de Horacio, de Cristo y de Platón, y
su virtud tenía algo de una áurea mediocritas... «Quería la virtud y la
dicha a ser posible». En sus hymnos, canta su fe, sus esperanzas y su
deseo de felicidad humana legítima y honesta. «Es —repite Clarín—
un Horacio religioso».
En esta actitud, o más bien en esta concepción de la religión que se
armoniza con la vida. Clarín encuentra algo de sí mismo, de su propia
aspiración. Sinesios ofrece el ejemplo de una religiosidad que no exige
la escisión del ser, sino que, por el contrario, favorece la unidad.
Se puede admirar «la virtud de los grandes ascetas, de los místicos
s u p e r i o r e s , de c a s t i d a d a b s o l u t a , e n a m o r a d o s del d o l o r q u e los
prueba, que mueren porque no mueren», ahora bien, esta otra virtud que
muestra Sinesios puede ser menos culta pero es también edificante,y
sobre todo más humana. «Esta vida buena, que si no es la buena vida
tampoco es el camino de cabras, único del cielo, según muchos, tiene
cierta simpática moral que la hace atractiva, insinuante» 1 ".
En 1895, Clarín piensa que el ascetismo es quizás sublime, pero no
el mejor camino para llegar a Dios. En todo caso, hay en este despre-
cio del mundo, en este desprecio del cuerpo postulado por el asce-
tismo, algo de antinatural que quizás vaya contra la esencia del cristia-
nismo, que es ante todo amor. En el fondo, la postura de nuestro autor
" Clarín transcribe un pasaje de la oración que Sinesios dirige al Señor, oración que
es también un himno a la vida:
«Consérvame días exentos d e males, ¡oh, rey!; una vida cerrada al dolor día y
noche, que brille en mi alma una luz emanada de la fuente espiritual; da a mi juventud
el vigor de un cuerpo sano y robusto v la gloria del bien obrar. Concédeme años prós-
peros hasta la veje/ alegre, aumentando en mí la prudencia y la salud(...).
«Consérvame también a mi hermana y esta abundancia de hijos pequeñuelos. La
compañera de mi hogar consérvame siempre sana, siempre fuerte v alegre: ámela vo
siempre en santo himeneo, inviolable v puro (...)».
Y Clarín concluye: «Así ama y desea conservar la dicha legítima de la tierra este
obispo casado y lleno de hijos; pero bien seguro de amar a Dios sobre todas las cosas».
23$ Yvan I.issorgues
Religión y moral
la que mejor ilustra esta lucha patética (¿trágica?) entre dos elementos
contrarios del ser. «Hay que ver en él aquel dolor cierto de un alma
educada en un espiritualismo cristiano y metida en un cuerpo que es
un pólipo de sensualidad». Pero lo que la obra de Baudelaire drama-
tiza hasta el patetismo porque su autor lo vive de una manera exacer-
bada es, de hecho, «el tormento oculto de muchas almas sinceras y
muy seriamente preocupadas con las grandes incógnitas de la vida»~\
La idea de que el mal no es eterno implica la fe consoladora en la
perfectibilidad del hombre. Pero ya analizamos cómo, según Clarín, la
fe en el progreso no debe ser para el individuo una huida del pre-
sente, de su presente, sino que la idea de progreso, sólo es abstracción.
Ahora bien, «cada día tiene su ideal; cada hora tiene su ideal». Hay
que vivir cada instante en función de este postulado progreso que,
desde ese momento, se convierte en Dios sensible al corazón. «Asi lo
entienden los santos que en todos los momentos de su vida procuran
ser perfectos»^.
Es por ello por lo que la Leyenda de Oro es una obra rica en ense-
ñanzas. Un artículo de 1897, de homónimo título, analiza en qué puede
beneficiar la lectura de la vida de los santos al espíritu y a la con-
ducta". Esta leyenda se presenta bajo la original forma de un intercam-
bio de cartas entre una joven, Elisena, que se siente vieja a sus veinti-
séis años, y Elíseo que, no cabe duda, representa a Clarín, que inter-
preta el papel, si no de profeta, sí al menos de sabio. Elisena pide que
le aconseje unas lecturas, pues se siente desamparada en el campo;
éste, desde el punto de vista «poético, transcendental, simbólico, literario,
estético, meta físico», le asusta: «Me hace sentir cosas muy hondas, muy
tristes, por su misma grandeza... nebulosa. Me hace pensar dema-
siado... estar poco contenta de mí misma». En cierto modo, la natura-
leza la humilla. No siente ya ese placer intenso de abandonarse a la
meditación y al ensueño que se incrementaba con el sentimiento de
cierta superioridad. Se siente invadida por un sentimiento de insatisfac-
ción que nada puede llenar. En pocas palabras, está en un estado en el
que la sensibilidad profunda del ser busca una dimensión superior que
le permita sentirse en armonía con el mundo y consigo misma.
En su respuesta, Elíseo indica que el libro que conviene a su estado de
ánimo es la Leyenda de Oro, pues sólo la búsqueda del bien, cuya máxima
ilustración es la vida de los santos, puede conducir al ser a la armonía.
:
- Ibui.
"' Un discurso, o. cit.; p. 39.
" La ilustración Española y Americana, 30-1, 8-II, 8-III-1897; Siglo pasado, p p . 87-127.
242 Yt a ti I. issorgiies
Conclusión
" josette Blanquat, «La sensibilité religieuse de Clarín...», art. cit., p. 195.
i.¡ jK'iisamieiito de Clarín 245
* * *
Introducción
vier, Boutroux, Guyau, Spir, pero es probable —no es más que una
hipótesis— que Clarín haya extraído lo esencial de sus conocimientos,
principalmente, de los artículos de las revistas. Lo que sí es cierto es
que nuestro autor, a partir de 1890, sigue muy de cerca el movimiento
que se desarrolla en Europa y particularmente en Francia. A menudo,
menciona una obra aparecida en París apenas unos meses atrás.
Pero, para Clarín, el espíritu nuevo es más que una corriente filosó-
fica, es una tendencia que llega a todos los sectores de la actividad
humana, tanto la literatura como la política, tanto la religión como la
filosofía... A ello se debe el hecho de que, al interés por las obras de
escritores y pensadores, se añada una atención particular por las nue-
vas orientaciones que descubre en el seno mismo de la Iglesia, inicia-
das con León XIII, y también entre ciertos prelados católicos de los
Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, pues el espíritu nuevo, tal como
lo entiende Clarín, es antes que nada una renovación espiritualista.
Se puede, pues, adelantar, sin excesivo temor a errar, que Leopoldo
Alas fue, durante los diez últimos años de su vida, el mediador entre
la corriente espiritualista europea y España o, si se prefiere, el repre-
sentante (más bien único) de esta corriente en su país.
Deberemos pues, en primer lugar, mostrar cómo ve Clarín, cómo
juzga el desarrollo de este espíritu nuevo, después de lo cual nos reserva-
remos el derecho de preguntarnos por el sentido histórico profundo de
dicha renovación idealista y espiritual. En resumen, Clarín nos dirá cua-
les son, a su parecer, las características de este movimiento, lo que nos
ayudará igualmente a profundizar en su propia concepción religiosa.
Los precursores
"' Vid. Clarín político I, Introducción, y Clarín político 11, pp. 171-176.
24H Yrcm Lissorgues
En este artículo, anuncia que tiene previsto escribir un Folleto: Mi Renán, que se ins-
pirará en la lectura de la obra, lectura «hecha con toda el alma, con el corazón abierto a
los efluvios de simpatía que de estas páginas emanan como un perfume».
Clarín hace partícipe de su proyecto a Menéndez Pelayo y llega incluso a pregun-
tarle su opinión sobre Renán (Epistolario, 1943, o. cit., p. 66. Carta del 12-X-1892). Por lo
que sabemos, la misiva no tuvo contestación.
Desgraciadamente, el Folleto, como muchos otros títulos anunciados por Clarín,
nunca vio la luz.
" Siglo pasado, o. cit., p. 51.
* Carlos Clavería, art. cit., p. 44.
-'• Vid. Josette Blanquatt v Jean-Francois Botrel, Clarín y sus editores, p. 62, 65, 67, 69,
70, 71, 76, 77 y 78.
^ Vid. Clarín político l, pp. 61-66.
252 ) / an l.issorgues
Razones históricas
"'• Vid. Clarín político II, pp. 134-135, 143-144, 153-154, 158, 162 y todo el capítulo tercero.
": La Ilustración Española y Americana, 8-IV-1896; Siglo pasado, p. 163.
*' «El que quiera juzgar por lo que pasa en las letras españolas(...), no podrá enten-
der bien este enlace de los versos, las novelas, las comedias y las críticas de los franceses
jóvenes con la religión y aun la teología, con la metafísica, la filosofía, el idealismo, el
positivismo, el socialismo, etc., etc.»
M
Ferdinand Brunetiére, La renaissance de l'Idéalisme, Librairie de Firmin-Didot, París, 18%.
* Vid. Clarín político II, pp. 150-153 y 171-176.
** Roger Fayolle, La critique, Collection U., París, Armand Colin, 1964, p. 127.
/;'/ ¡xtnsaniieutu de Clarín 255
Por un lado, están los partidarios del poder, los viejos republicanos
burgueses y positivistas, sin duda «contemporáneos de Homais», «fir-
mes y como inmovilizados en su intolerancia; satisfechos de sí mismos
v llevando siempre un aire de suficiencia y superioridad, no dudan que
todo ha cambiado en veinticinco años a su alrededor y que ya no son
más que los representantes de una especie que pronto se extinguirá, los
fósiles del anticlericalismo, el cuerpo muerto de la República y el obstá-
culo que se opone al progreso social»74. Son los que todavía proclaman,
como los economistas del liberalismo, que «el interés, las necesidades,
los apetitos individuales son el verdadero resorte de las sociedades, el
único factor del progreso en todos los campos de acción»75.
Del lado contrario, se sitúa la fuerza que Brunetiére y su audito-
rio bisontino no miden m u y bien pero que deben considerar temi-
ble, ya que el orador pregunta: «Señores, ¿cuál es, según su opinión,
no sólo en España sino en Europa entera, el alcance del movimiento
socialista?».
Frente a este movimiento que solivianta a las masas y las subleva,
¿qué actitud hay que tener? Los viejos burgueses, siempre conquista-
dores pero ciegos, le declaran la guerra al socialismo, cuyo ideal,
denuncian, «es la expoliación violenta de la riqueza adquirida por el
trabajo o conservada por el ahorro»7p. No quisiéramos malinterpretar a
Brunetiére pero pensamos que no andamos muy descaminados si afir-
mamos que él no cree que esta burguesía que ostenta el poder econó-
mico-político sea capaz de contener en el futuro a las inmensas fuerzas
de subversión que pueda movilizar el socialismo.
Así pues, hay que acudir al terreno del socialismo: «La verdadera
fuerza del socialismo, que la hace terrible y de la cual sólo podremos
salvarnos oponiéndole una fuerza de la misma naturaleza, es decir, un
idealismo»77.
Brunetiére cita a Liebknecht, el amigo de Marx («Tenemos lo que
constituye la fuerza de la religión... la fe en la victoria de la justicia y
de la idea...»), y subraya que se subleva más a las masas con ideas que
recurriendo a sus apetitos. Lo que propone Brunetiére (como defensa)
no es ni más ni menos que crear un ideal e introducirse en el propio
terreno del socialismo con el fin de desactivar la lucha de clases. Efec-
tivamente, «algunos socialistas no constituyen todo el socialismo. Los
"' Ferdinand Brunetiére, o. cit., pp. 68-70.
" Ibíd., nota 1, p. 69.
r
" Ibíd., nota 1, p. 73.
77
Ibíd., p. 72.
258 Yvan Lissorgues
lista del arte, pues desde un punto de vista ético no abandona nunca
su noble y sinceramente reformadora misión de intelectual. Representa
una diferencia notable con respecto a ciertos teóricos del idealismo, que
pretenden modificar la realidad a partir de la idea con una finalidad
necesariamente determinada y no forzosamente honesta. Brunetiére,
por ejemplo, exige que la novela sea idealista, es decir, que el autor
siga una idea previamente determinada. Clarín se rebela contra esto:
«La morfología de la vida no tiene por leyes las que el subjetivismo
pretende imponerle». La realidad que se debe imitar se opone a la idea
preconcebida. Clarín reafirma así su fe en la realidad y, al mismo
tiempo, una postura que se podría calificar de deontológica con res-
pecto a ésta. Por eso, permanece siempre fiel al método naturalista 80 .
Clarín manifiesta de este modo su desacuerdo en relación a deter-
minadas reacciones idealistas contra la ciencia. Denuncia con vehe-
mencia «la escandalosa campaña contra la ciencia moderna» llevada a
cabo por Brunetiére (¡otra vez!). Le tilda de reaccionario y se extraña
de verle alabar las novedades neoidealistas. «Con más fuerza todavía
que a los neomísticos decadentes hay que rechazar en cuanto pretendi-
dos apóstoles de lo que nace, a esos literatos maduros, reaccionarios,
con barniz de modernismo técnico que hablan de la bancarrota de la
ciencia con muy sospechosa sensiblería, empleando de mala manera el
razonamiento para calumniar a la razón»*1.
Si los evangelistas de la «nueva predicación» deben ser hombres
como Brunetiére, Clarín confiesa que preferiría seguir a Marcelin Bert-
helot, que, aunque tiene algo de Monsieur Homais, al menos es un
gran químico. Lejos del positivista Berthelot y del humanista reacciona-
rio Brunetiére, Clarín quiere buscar lo que hay de nuevo y fecundo en
la tendencia filosófica actual. Para él, el problema capital que se plantea
es el siguiente: «que sean las que sean (y aún no se han estudiado bien)
las dificultades que el hombre de hoy puede encontrar para el estudio y
racional culto del misterio original, estos inconvenientes de método, de
doctrina de la ciencia (...), no le quitan al objeto de este estudio(...) la
importancia que tiene, la capital en la vida»82.
En 1897, Clarín concede a la ciencia un papel positivo, incluido en
el terreno religioso, donde demostró que algunos dogmas eran inacep-
tables. «La ciencia ha contradicho las afirmaciones rotundas de los
dogmatismos religiosos, declarándose con ellos incompatibles, y como
s
La España Moderna, XV y XVI, marzo-abril de 1890; vid. Clarín político II, pp. 180-184.
M
La Ilustración Española y Americana, 8-IV-1896; Siglo pasado, o. cit., pp. 169-170.
K
Ibíd., p. 171.
/;"/ pensamiento de Clarín 267
ria de San Francisco de Asís, por el cura León Le Monnier, y desde luego,
Paul Sabatier, erudito, pensador original, liberal que «se lleva la palma
entre los historiadores del héroe cristiano de Asís»*'.
A título ilustrativo examinemos cómo enjuicia Clarín el libro de
Gabriela C. Graham. Su Santa Teresa... añade a una información escru-
pulosa y perspicaz el mérito de una caritativa imparcialidad y de un
gusto piadoso que desecha lo mismo la superchería de una devoción
irreflexiva que «la crudeza de cierta fisiología, de buen grado impía
que pretende sean equivalentes los designios de la santidad más origi-
nal y misteriosa y las tristes expansiones del histerismo»" 1 .
En cuanto a la obra Histoire de Saint Francois d'Assise, del cura León
Le Monnier, párroco de Saint Ferdinand-des-Terres, reúne todas las
cualidades de imparcialidad y tolerancia, de rigor histórico y noble
realismo que caracteriza a la historia actual. El autor «sabe dar a la fe
lo que es de la fe, a la leyenda lo que es de la leyenda y a la verdad
siempre lo suyo». ¡Qué lejos estamos con el cura Le Monnier «del apo-
logista fanático, rutinario intransigente, pedante, ávido de polémicas,
cruel con el enemigo, que impone su creencia como una especie de
coacción moral; que se vale de la superstición, del miedo, de la igno-
rancia, de la sugestión secular por ciertas doctrinas ejercidas»*2!
Para Clarín, esta recuperación del interés por la historia religiosa es
sintomática del nuevo estado de ánimo que vuelve, resueltamente, sus
ojos hacia lo espiritual. Pero la forma de tratar los temas por los sacerdo-
tes y librepensadores que se ocupan de ellos revela básicamente un gran
progreso en el rigor y la comprensión, un progreso de la razón y la tole-
rancia. Semejante evolución, ¿no es una manifestación del espíritu nuevo?
Es la misma Iglesia católica la que evoluciona, piensa Clarín, y en pri-
mer lugar gracias a la sensatez, apertura espiritual y sentido de la cari-
dad de León XITT. El Papa recomienda a los sacerdotes que se dediquen
a los pobres y a los desheredados del mundo moderno 0 '. Apoya la acción
de Lavigerie en favor de los esclavos africanos*4 o la de los prelados que
Conclusión
Que Clarín siga apasionadamente el movimiento de renacimiento
espiritualista que se desarrolla a partir de los años 90, sobre todo fuera
de España (aunque en su país haya algunos síntomas evolucionistas,
en literatura y en d e t e r m i n a d a s personalidades católicas), no causa
sorpresa. La vena espiritual, siempre presente en el fondo de su ser,
a u n q u e d u r a n t e u n tiempo p u d o p e r m a n e c e r adormecida, se hace
cada vez más fuerte, hasta transformarse en el «anhelo ferviente de
una renovación, no ya idealista, sino religiosa, de la vida del alma»,
según el juicio de José Enrique Rodó1"".
El hecho de que Clarín sea particularmente sensible a los indicios de
evolución que cree descubrir, fuera de España, en el catolicismo es tam-
bién fácilmente comprensible, pues esta gran religión que le hace tanto
daño porque entiende que se ha desviado de su origen, la siente como
un elemento más de su identidad. Además, piensa que si no hubiera
perdido la pureza original de la palabra de Jesús, sería un extraordina-
rio medio de armonía y concordia entre los hombres. Así pues, para él
no se trata de renegar del cristianismo para «hacer» otra religión, pues
«toda novedad absoluta en religión es negación de la religión»1,lf\
Es necesario, entonces, rehacer el cristianismo. Para ello, no basta
con derribar los iconos d e un d o g m a t i s m o e m b a r r a n c a d o , hay que
encontrar el camino de la religión del corazón. Esta idea aparece de
m a n e r a explícita en Clarín, al m e n o s a p a r t i r d e 1887. Existe u n
párrafo, al final de Apolo en Pafos, que debe mencionarse. Apolo y
Venus encuentran un mendigo en la playa de Pafos; es San Pablo que
regresa, tras haber estado en ese mismo lugar hace casi dos mil años.
Entonces, él había convertido a mucho paganos. «El m u n d o fue cris-
tiano, pero de mala manera». El mensaje de Cristo no se comprendió y
toda la labor desarrollada por San Pablo debe repetirse. Por eso, él
sigue el mismo camino para predicar de nuevo el amor de Jesús. Si la
palabra de Cristo fuera un día bien entendida, incluso los «falsos dio-
ses» como Apolo y Venus podrían vivir, a su manera, en la nueva reli-
gión. «No hace falta que muera nadie». El nuevo cristianismo será de
amor y de tolerancia104. Curiosamente, las palabras de San Pablo tienen
~ José Enrique Rodó, «La Crítica de Clarín», artículo publicado en la Rroista Nacio-
nal de Literatura y Ciencias Sociales, Montevideo, 20-1V y 5-V-1895. Obras completas, Mon-
tevideo, 1945, p. 756.
:K
El Globo, 19-XI-1897; vid. Apéndice.
'"" Leopoldo Alas, Apolo en Pafos, Folleto Literario III, Madrid, Fernando Fe, 1887, p. 99.
1:1 pensamiento de Clarín 2~1
puntos en común con los consejos que Apolo daba, algunos momentos
antes, a las musas Caliope y Clio: «Amad y comprenderéis, amad e
inspiraréis», pues «tolerar es fecundar la vida»110.
Ahora bien, a partir de 1890, Clarín cree apreciar que el catolicismo
cambia y se transforma en el sentido de una comprensión más grande,
de una tolerancia mayor. Para él, eso es ante todo el espíritu nuevo: la
búsqueda de una «vida sustancialmente religiosa»111. Desde entonces,
lo que en 1887 se expresaba como un deseo a través de una ficción en
Apolo en Pafos, se convierte en una esperanza. El regreso a la fuente
viva del cristianismo quizás ya ha comenzado, y se ha originado en el
mismo seno del catolicismo.
Hay que subrayar de nuevo el lado humano, altruista, cristiano en
una palabra, de la concepción y del sentimiento religioso de Leopoldo
Alas. La religión es, evidentemente y en primera instancia, un ele-
mento necesario y vital de la unidad del ser; es sentida como «una
digna postura, la postración ante el misterio sagrado y poético» más
que vista como «una solución concreta, cerrada, exclusiva»"2. Pero, por
la misma razón de que la religiosidad de Clarín es búsqueda, abierta y
no exclusivista, desemboca naturalmente sobre lo otro y es sentida
como el fundamento ontológico de la concordia y de la fraternidad113.
«Me parece más bien la fraternidad, el amor al prójimo por amor al
padre común». La frase es de Antonio Machado, antiguo alumno, él
también, de Giner114, y que es como el eco de la de Clarín: «Para que al
llamarnos entonces [mañana] todos hermanos podamos hacerlo racional-
mente, es decir, sabiendo que existe un padre, un Dios, o una madre,
una idea. Así sea»u'\
1,1
ibíd., p. 95.
1,1
El Globo, 13-XIMS97. Vid. Apéndice.
1;:
Artículo escrito poco después de la muerte de Renán en 1S92. Siglo pasado, o. cit., p. 48.
ni
José Enrique Rodó había percibido admirablemente este sentido fraternal de la reli-
giosidad de Clarín desde 1895: «Una generosa aspiración de armonía o inteligencia entre
los espíritus separados por parcialidades de escuela y confesiones, pero vinculados,
desde lo hondo del alma, por el mismo anhelo de una nueva vida espiritual, un senti-
miento profundo de concordia que une el respeto del pasado y de las tradiciones de la fe
con el amor de la verdad adquirida, y como inspiración de este grande impulso de fra-
ternal acercamiento, la idea cristiana en su pureza esencial, en su realidad íntima y pura:
así podríamos formular la nueva tendencia que convierte al satírico implacable en propa-
gador de un ideal de tono místico». José Enrique Rodó, art. cit., Obras completas, p. 757.
114
Antonio Machado, carta a Unamuno del 16-1-1918. Los complementarios, Buenos
Aires, Losada, 1957, p. 176.
Entre la concepción religiosa de Leopoldo Alas y la de Machado se dan importantes
coincidencias que sería interesante v fructífero estudiar.
"* La Publicidad, 4.436, 14-V-189Ó. Vid. Clarín político II, p. 208.
CONCLUSIONES
' Adolfo Buylla, «Discurso leído en la solemne apertura del Curso Académico de
1901-1902», por Adolfo Buylla y Alegre, Decano de la Facultad de Derecho, Oviedo, 1901.
Discurso reproducido parcialment * en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza,
n° 498, 30-XI-1901, pp. 263-274, bajo el íítulo: «Leopoldo Alas: sus ideas pedagógicas y
su acción educativa». Reproducido asimismo en Leopoldo Alas «Clarín», El escritor y la crí-
tica, o. cit., pp. 15-22.
276 Yvan Ussorgues
Vid. Clarín político I, pp. 398-404 y nota 1, p. 402, y Clarín político II, pp. 95-104.
2~'H Y van Lissorgues
* * *
Es, sin duda, esta marcha precipitada lo que explica que de las diez
conferencias programadas por la Escuela de Estudios Superiores, Alas no
confirmase más que seis: las del 9, 16, 23 y 30 de noviembre, y las del
4 y 7 de diciembre.
La notoriedad del conferenciante o el interés suscitado por el tema
anunciado había llevado a gran número de personas (103) a inscribirse
en este ciclo de conferencias'. Entre los asistentes figuraban González
Serrano, José Gálvez, Julio Echegaray, Benavente, Rueda, Valle-Inclán,...
Parece que Clarín no redactó el texto de su conferencia sobre las
Teorías religiosas de la filosofía novísima10; en todo caso, sólo tenemos
conocimiento del contenido de su intervención (aparentemente impro-
visada) por las reseñas de la misma publicadas por la prensa. La
reseña más completa es la de El Globo, ya que las seis conferencias
conforman otros tantos artículos publicados bajo el título «Ateneo:
conferencia de D. Leopoldo Alas», y con las fechas siguientes: 12 y 19
de noviembre, 1, 8, 13 y 15 de diciembre de 1897.
Desgraciadamente, la transcripción es muy defectuosa, hasta el punto
de que la reseña de las tres últimas conferencias es casi ilegible, pues el
periodista que se oculta bajo el pseudónimo de Mínimo se contenta con
reproducir, a menudo parcialmente, algunas frases sin tratar de hilvanar-
las dentro de un discurso. De tal modo que el conjunto sólo nos ofrece
unos fragmentos del pensamiento de Clarín sin gran coherencia.
No, Mínimo no supo sintetizarlas. Hay que decir en su favor que el
pensamiento de Leopoldo Alas no debía ser fácil de seguir.
A pesar de sus imperfecciones, hemos tratado, sin embargo, de
publicar el conjunto de estos textos, incluso los que se refieren a las
tres últimas conferencias que, a pesar de todo, ofrecen, aquí y allá,
algunas frases bien perfiladas y que parece que no alteran demasiado
lo que debió ser la disertación de Clarín.
Estas reseñas, a pesar de sus defectos, nos retratan al Clarín orador.
Lo que llama aquí la atención es que, sin abdicar de sus ideas, da
muestras de cierta moderación, lo cual sorprende un tanto si se com-
para con el estilo directo y vivo de su articulario. Por ejemplo, nunca
ataca frontalmente al catolicismo español, como hacía en la prensa por
aquel entonces11. ¿Pretendía evitar al elemento ortodoxo?
* * *
[Carta 1]
1
Recodemos que es gracias a Jean-Fran^ois Botrel a quien debemos la cortesía de
poder publicar estas cartas.
284 Yvan Lissorgnes
' ' - * f7
Leopoldo Alas
Dirección: Oviedo
[Carta 2]
[Carta 3]
Leopoldo Alas
El pensamiento de Clarín ~&
[Carta 4]
Oviedo 4 de octubre-1897
Sr. D. José V[aleriano] de la Cuesta
Secretario del Ateneo de Madrid
De Vd. Aftmo s. s.
q. 1. b. 1. m.
Leopoldo Alas
TEORÍAS RELIGIOSAS DE LA FILOSOFÍA NOVÍSIMA
RESEÑA DE EL GLOBO
I
ATENEO
3
Para sacar a España de su aislamiento y preparar la regeneración del país, p r o
pone, desde 1894, enviar grupos de estudiantes y profesores a las Universidades france-
sas, alemanas, inglesas, para que, a su regreso, den a conocer las últimas novedades
científicas, culturales y filosóficas. Es un elaborado proyecto que Clarín pone en conoci-
miento del público en dos artículos de El Globo (31-111 y 23-IV-1894). Sobre este punto,
vid. Clarín político 11, pp. 96-98 y 108-116.
El pensamiento de Clarín 291
Mínimo
' El Progreso del 10-XI-1897 dio cuenta brevemente de esta primera conferencia:
><'Clarín' en el Ateneo. Lo interesante de la materia que ha de tratar en la cátedra del
Ateneo, y el justo renombre del conferenciante, llevaron ayer a aquel Centro numeroso
y escogido público.
»E1 Sr. Alas (D. Leopoldo), con palabra fácil v elocuente, redujo su primera confe-
rencia a la exposición clara y detallada del plan que se propone seguir y desarrollar en
sucesivas lecciones, haciendo notar que sus trabajos, en parte, habrán de inspirarse en
las tendencias filosóficas que representan estos dos nombres: Moreno Nieto y Ciner de
los Ríos.
»E1 ilustre conferenciante ajustó su palabra en términos precisos v concretos al
asunto tratado en su discurso, mereciendo la aprobación del auditorio, que no regateó
sus plácemes al orador cuando éste hubo acabado la conferencia.
«Profesores como Clarín hacen honor a la Escuela de Estudios Superiores del Ate-
neo, y hasta, en lo que a la «enseñanza» se refiere, hácenla también provechosa».
294 Y van Lissorgues
ir
ATENEO
' Esta visión de la historia de España como una sucesión de períodos de grandeza y
otros de abatimiento es la que desarrolla Unamuno en En torno al casticismo.
296 Vían Lissorgues
Mínimo
'" El filósofo Jean-Marie Guyau publicó en 1881 un libro de poesía titulado Vers d'un
philosophe. Bastante próximo a Bergson, buscó en la espontaneidad vital las raíces y los
principios de la moral, la estética y el sentimiento religioso. Sus obras más conocidas son:
Esquisses d'une inórale sans obligation ni sanction (1884) y L'Irreligión de l'avenir (1887)...
El pensamiento de Clarín 299
III
ATENEO
Mínimo
~ Eugéne Roberty de la Cerda (1843-1915), sociólogo y filósofo ruso, descendiente de
españoles. Reside varios años en París, d o n d e colabora en la Revue Philosophique d e
Ribot. También evoluciona del positivismo al idealismo: Pourquoi je ne suis pas positiviste
(París, 1900).
F.l pensamiento de Clarín 303
IV
ATENEO
:4
Etienne Vacherot (1809-1897). Filósofo francés, profesor en La Soborna, publicó de
1846 a 1851 una Hiatoire critique de l'école d'Alexandrie, cuyas ideas panteístas fueron
d u r a m e n t e d e n u n c i a d a s por los católicos. En 1852, habiendo r e h u s a d o prestar jura-
mento, fue destituido. Autor de La Démocratie (1859) y del Nouveau Spiritiialisme (1884).
:s
La anfictionía era un conjunto de ciudades griegas, con carácter religioso, ampa-
rado por la protección de un dios.
El pensamiento de Clarín 105
Mínimo
:K
Vid. en el capítulo IV de la presente obra el apartado «Negación del espíritu de
sistema y duda dogmática».
?fJW )'iai¡ Lissorjiíies
ATENEO
Mínimo
/;'/ iK'iisamiento de Clarín 313
VI
ATENEO
Mínimo
4
Los trabajos del joven filósofo Fréderic Rauh (1861-1909) eran muy justamente
conocidos en 1897; su obra más importante, L'Expéríence morale, se publicó en 1903.
i:
Sobre Rehmke, vid. nota 3 del epígrafe del Apéndice titulado «Cartas de Leopoldo
Alas a Segismundo Moret...».
f'l ¡wisamiento de Clarín M7
RESEÑA DE EL PROGRESO
Clarín en el Ateneo
Leopoldo Alas habla con facilidad, con palabra sobria, con frase
exacta y expresiva. Da calor al discurso cuando la materia lo exige, y
llega a la elocuencia, no ruidosa y de aparato, como aquí se entiende,
pero sí conmovedora, que es lo que importa. Anoche estuvo feliz al
expresar, por ejemplo, sus impresiones de los cantos religiosos aludidos.
Se aplaudió sinceramente.
J. Martínez Ruiz
BIBLIOGRAFÍA
Folletos literarios
Cartas y prólogos
Cuentos y novelas
OBRAS C O N S U L T A D A S
PRESENTACIÓN 7
I INTRODUCCIÓN 15
La raíz de la cuestión 15
CONCLUSIONES 273
APÉNDICE 277
La Escuela de Estudios Superiores del Ateneo de Madrid
(1896-1908) 277
La colaboración de Leopoldo Alas con la Escuela de
Estudios Superiores 279
ÍNDICE 337
COLECCIÓN ANAQUEL CULTURAL ASTURIANO
A. VALDIVIESO MONTANO. Jasé Tomás Bares.
ISBN 8 4 - 4 0 4 - 2 6 1 - "
GONZALO SOLÍS DE MERAS. La Florida de Pedro Ménendez de Arilés.
ISBN 8 i - i ( ) i - 8 0 7 4 - l
CONSTANTINO CABAL. Covadonga. Ensayo Histórico-Crítico.
ISBN 84-4Ü4-8352-X
CONSTANTINO CABAL. Alfonso II El Casto.
ISBN 84-404-8512-13
C O N D E DI-: CAMPOMANES. EÍl fomento de la industria popular.
ISBN 84-404-9822-5
LF.OPOLIX) AJAS «CLARÍN» / Lns B O N A I O I X . Hijas de la Crítica, Una
a
polémica que hizo historia. (Edición de José XI Martínez Cachero).
ISBN 84-404-9823-3
TIRSO DK AVILES. Armas y Linajes de Asturias y Antigüedades del
Principado. (Edición de J. M. Gómez-la ha nera).
ISBN 84-88071-01-9
RAMÓN DE CAMPOAMOR Colón CIRO BAYO La Colomhiada.
ISBN 84-88071-02-7
NARCISO SANTOS YAGUAS, Roma en Asturias.
ISBN 8 4 - 8 8 0 " 1-00-0
ARMANDO COTARELO YALLEDOR, Alfonso III El Magno. Ultima Rey de
Oviedo y primero de Galicia.
ISBN 84-88071-10-8
LAL'RENT VITAL. Primer viaje a España de Carlos I. con su desembarca
en Asturias.
ISBN 84-88071-11-6
GONZALO FERNÁNDEZ DE OYIEIXX Florilegio histórico de Indias. (Edición
de J. M. Gómez-I allanera).
ISBN 84-88071-07-8
MIGUEL PÉREZ FERRERO, IXIS Mocedades de Ramón Pérez de Aya la.
ISBN 84-88071-06-X
ARMANDO PALACIO VALDÉS. La Fe. (Novela).
ISBN 84-88071-05-1
CONSTANTINO CABAL. Las Trtadiciones Populares Asturianas I. Indi-
viduo y Sociedad en la Asturias Rural (1925).
ISBN 84-880*1-12-4
34C) )ran /.issorgues
Se terminó de imprimir
en Imprenta Rogar, Navalcamero, Madrid,
el 21 de febrero de 1995,
Miércoles de Ceniza del Santoral Católico
LAVS DEO