El Género Biográfico y La Construcción Del Sujeto Autorreferencial

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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN

COMISIÓN DE ESTUDIOS DE POSTGRADO

MAESTRÍA EN MUSICOLOGÍA LATINOAMERICANA

El género biográfico y la construcción del sujeto autorrefencial

Prof. Luis González


.

Caracas, julio 2014


UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN
MAESTRÍA DE MUSICOLOGÍA LATINOAMERICANA
LUIS ENRIQUE GONZÁLEZ APONTE C.I. 13.893.179

#1. El género autobiográfico y la construcción del sujeto autorreferencial. Rodríguez,


Francisco.

Siguiendo el planteamiento de Manfred Schmeling (1984), el objetivo de este artículo, es


analizar de manera diacrónica el género autobiográfico, a partir de la visión de cuatro
autores. Wilhelm Dilthey, quien plantea la autobiografía como la reconstrucción de la vida
y medio para la interpretación histórica en que vive el autor de la autobiografía, Georges
Gusdorf y su polémica contra el supuesto positivista que es posible reconstruir el pasado
objetivamente e indica que la autobiografía es más bien la reconstrucción de recuerdos,
pasando de la relación entre texto e historia a texto y sujeto. Philippe Lejeune y la relación
entre sujeto y lenguaje y Paul de Man quien intenta penetrar en la autobiografía misma y
trata de comprender los espejismos del yo y el poder cognoscitivo de la autobiografía.

Según James Olney (1991), la historia de la autobiografía se puede dividir en tres etapas, la
primera de ellas da cuenta del “Bios”, que es la relación de texto-historia, el “Autos” que
interpreta la relación texto sujeto y la última “Grafe” que da cuenta de la relación texto-
sujeto-lenguaje. El concepto de autobiografía según el crítico alemán Bernd Neumann
puede entenderse en comparación con la memoria, y se inicia con San Agustín en sus
Confesiones. El primero, narra el relato de acontecimientos privados, mientras que la
memoria comprende su vida social. Neumann plantea que la distinción
autobiografía/memoria surge por la incorporación del individuo a los procesos
económicos-productivos del sistema capitalista. Siendo su infancia, adolescencia o la vejez
parte de su vida privada y sus relatos del período productivo sus memorias.

Karl J. Weintraub (1991) coincide con Neaumann que la autobiografía surge con el
desarrollo de la burguesía. Afirma que en las sociedades clásicas lo social estaba por
encima de lo individual y no es hasta que cristianismo que se hace un giro importante hacia
la personalidad interior. Sin embargo, según Weintraub no fue sino hasta finales del siglo
dieciocho que surge una visión total de la individualidad.

Dilthey uso el género biográfico como método para el entendimiento de los principios
organizativos de la experiencia considerando que la biografía es la forma “más suprema y
más instructiva en que se nos da la comprensión de la vida”. La escritura se realiza en un
momento de madurez donde el sujeto intenta comprenderse así mismo y a la vez la historia
de su periodo vital. Este pensador se acerca a la idea de la autobiografía como reflejo,
reconstrucción verídica, objetiva y comprobable de la vida a quienes lo leen.

Esta idea de Dilthey, sujeto de la escritura/autor del texto, se extiende hasta


aproximadamente los años 50, específicamente hasta que en 1956 George Gusdorf plantea
su identificación sujeto de enunciación/autor del texto en su artículo “Condiciones y límite
de la autobiografía”.

Gusdorf plantea al igual que Dilthey, que las primeras referencias de la autobiografía son
las Confesiones de San Agustín, sin embargo refiere a que su verdadero origen esta en el
Renacimiento y tienen que ver con la preocupación del hombre occidental. Surge en el
transitar de la idea del mito al logos, a al despertar de la autoconciencia. El yo
autobiográfico surge de los recuerdos y no de un recuento verídico de la vida, ya que la
memoria falla. En este sentido, la ilusión autobiográfica comienza cuando se intenta darle
lógica a esa percepción de la realidad a través de una racionalidad que no es real. Para
Gusdorf el auto se construye como mejor se recuerda y se esfuerza en darle sentido a su
historia del pasado.

Lejeune, un obsesivo estructuralista pasa de la idea antropológica de Gusdorf a una visión


más jurídica: El pacto autobiográfico. Plantea que la biografía es real en relación a la firma
de la portada: “Lo que define la autobiografía para quien la lee es, ante todo, un contrato de
identidad que es sellado por el nombre propio”. Para este autor la autobiografía no es un
texto de ficción, su veracidad esta determinada por el pacto que se debe mantener hasta el
final del texto, el lector establece un contrato de veridicción con el sujeto que firma el texto.

Más allá de la visión legal que plantea Lejeune nos encontramos con el cuestionamiento de
carácter tropológico planteado por Paul de Man en su ensayo “La autobiografía como
desfiguración”. Donde se desplaza de la visión del texto legalizad hacia el análisis de la
textualidad denominada “autobiografía”, construido sobre cimientos retóricos y ficticios
más que reales, entendiendo que lo expuesto no sería una situación o un acontecimiento
que puede ser ubicado sino una manifestación de estructura lingüística. En conclusión la
autobiografía sería antes que nada una construcción discursiva de enunciados históricos.

Al recorrer estas distintas perspectivas del género biográfico se debe considerar que cada
argumento ha estado adscrito a una comunidad histórica que ha validado de acuerdo a
ciertas reglas epistemológicas. Esto nos lleva a considerar que los registros previos no
pierden veracidad solo por el hecho de ser cuestionados por nuevos textos que confronten
sus reglas de veridicción. Lo interesante del género autobiográfico es su desplazamiento
histórico de lo referencial a la ficción donde se intenta encontrar la identidad del escritor,
ese sujeto-escritor, su yo-proyección, su “autos” deseado para su lector. Según Celia
Fernández Prieto (1994:30), “se alcanza precisamente cuando el lector acepta esa versión
del yo y la valora como cierta, esto es, como la incierta verdad de la autobiografía”. Esta
misma autora plantea un poco ilusorio tratado de determinar esta identidad como algo fijo
porque “lo que consideramos realidad y lo que consideramos ficción depende de
convenciones culturales y sistemas de creencias” (1994:121).

A partir de esta reflexión es conveniente quizás no fijar un ámbito para la autobiografía


sino seguir sus maneras de interrelación y desplazarnos reflexivamente a través de su
intertextualidad comprendiendo la escritura como un artificio y su narrativa como un
enunciado histórico-social. Como este género se establece una red entre lo real y lo ficticio,
lo semántico y lo sintáctico, es necesario ampliar la manera de analizarla.

Bajtín presente una reflexión importante al respecto es sus trabajos “Autor y personaje de la
actividad estética”, escrito en 1920 y 1924 e incluido en su Estética de la creación verbal;
y la segunda en Problemas de la poética de Dostoievski (1929).

En el primero, coincidiendo con Neumann, que la autobiografía aparece durante el


Renacimiento e indica que no hay una frontera brusca entre la autobiografía y la biografía.
En ambos discursos, la actitud hacia uno mismo (yo-para-mi) no es el elemento básico que
si lo es para el género confesional. La autobiografía, para Bajtín; es un conjunto de
enunciados que presentan la constitución de la autoconciencia de un sujeto ficcional,
textualizado que se prefigura como un sujeto heroico en una construcción enunciativa.

A partir de estas cuatro perspectivas del género biográfico podemos concluir que su origen
es en el Renacimiento Occidental, debido al interés que se suscito por la figura humana, por
el concepto de individualidad. La autobiografía es la conciencia individual que se considera
digna de interés tanto para los demás como para la historia. Independientemente de los
reproches y las apologías, las autobiografías constituyen una parte, siguiendo los términos
de Francoise Pérus (1982:23), de nuestra formación ideológica estético-literaria.

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